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La donación y recepción de riñones es un proceso demasiado complejo como

para que tenga lugar en el garaje de una casa de Bombay. Para empezar, el
valor de mercado de un órgano libre es cero. De nada sirve un riñón al que no
se ha realizado, previamente a su extracción, complicadísimos análisis de
histocompatibilidad.

Un tejido no es como el motor de un coche, no puede comprarse libremente y


probar luego si funciona. La extracción de un órgano tampoco es moco de
pavo. La operación puede durar entre seis y ocho horas y requiere un equipo
mínimo de diez personas muy especializadas.

Es imposible reunir masivamente este tipo de personal cualificado sin dejar


rastro. Así si se consiguiera la extracción, el riñón robado ha de ser sometido a
un proceso químico de crío preservación que requiere materiales muy difíciles
de obtener.

Para colmo, estos órganos tienen que ser implantados en un plazo de dos días
y el paciente receptor ha de ser sometido a un control médico tremendamente
especializado tras la intervención. En algunos casos necesita seguimiento
médico de por vida. ¿Quién va hacer este seguimiento una vez regresado a su
país?,¿Creen que le sería fácil al comprador ilegal de órganos encontrar un
doctor que aceptara cuidar su nuevo tejido de por vida sin preguntar siquiera “y
este riñón dónde se lo ha encontrado”?.

Los detalles técnicos son muy esclarecedores, pero todavía lo es más simple
invocación al sentido común.

¿No es extraño que sólo trafique con riñones y otros tejidos no imprescindibles
para la vida? Parece que para las malvadas mafias del trapicheo de vísceras
una vez tienen el cuerpo abierto en calan en la mesa de operaciones, se
encargan de sacar sólo lo prescindible sin pensar en el “negocio” que podrían
hacer con corazones, hígados o pulmones.

No es extraño, también, que un padre desesperado recorra medio mundo para


encontrar un órgano con que pueda salvar a su hijo y, una vez hallado, se
preste a que el crío sea operado quién sabe en qué infecto cuchitril a manos de
quién sabe qué curandero, ¿No sería más fácil adoptar al donante llevárselo a
su país y realizar la operación en condiciones?

El consejo de Europa, órgano de supervisión de los derechos humanos abrirá


una investigación sobre las acusaciones de tráfico de órganos humanos
formulada por la es-procuradora del Tribunal internacional de la Aja, Carla Del
Ponte, en su último libro.

En el 2007, en la India, la policía arrestó a un rico hombre de negocios. En su


patio de la casa de campo, fueron descubiertos los restos de diecisiete niños,
con los cuerpos cortados, sin muchos de los órganos internos.
El 6 de Febrero de 2008, se ha concluido que en Nepal la historia de un médico
cirujano indio que, según la policía, ha organizado el mayor de los negocios
ilegales de trasplantes de riñón descubiertos hasta la ahora.

El arrestado, que contaba más de 500 trasplantes ilegales, que dijo que el
número exacto era de menos tres mil riñones extraídos de los pobres y
trasplantados a los occidentales en su hospital.

Por la autoridad, a cada donante consciente se le paga cerca de 40 mil rupias


(cerca de 1.000 dólares).Pero el incremento de trasplantes de riñón ilegales
verificados en Chennai en los últimos diez años, ha de subrayado el fracaso de
la ley y de la comisión.

En los últimos 13 años en Tamil Nadu han sido donados 8 mil riñones y al
menos el 65% provienen de donantes muy pobres que no tiene lazos familiares
con los pacientes y venden sus riñones porque tiene una desesperada
necesidad de dinero.

En Mayo del 2007, China prohibió cualquier tipo de comercio de órganos


humanos. La decisión del Consejo del Estado ha respondido a la acusación,
formulada de más partes, que funcionarios públicos y médicos extraigan sin
consenso y vendan los órganos de condenados a muerte y de víctimas de
accidentes de tráfico.

Ya en el 2006, China había promulgado una regulación, que dispone que los
trasplantes se deban llevar a cabo sólo en hospitales y con médicos
especializados y prohíbe el aprovechamiento de órganos que no provengan de
donantes. En Pakistán se venden 6.500 riñones al año.

En Febrero de 2004, fue asesinada en Nampula, en Mozambique, la misionera


Luterana, de origen brasileño, Doraci Julita Edinger, de 53 años; que estaba en
África desde hace 6 años. Había roto el silencio sobre el caso de muchos niños
hechos pedazos por traficantes de órganos, Primero la violaron y luego la
asesinaron a martillazos.

En el 2006, en EEUU fue descubierto un tráfico de cadáveres: huesos y tejidos


que se extraían de forma ilegal en los depósitos de cadáveres de Brooklyn y
“se conservaban” en un laboratorio de Biotecnología de New Jersey y se
transferían a decenas de hospitales americanos.
“Organs Watch” nace como una pequeña organización humanitaria no
gubernamental dedicada a la promoción de un programa de sustención en los
casos de violaciones de integridad física de poblaciones vulnerables

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