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De acuerdo al artículo 66° de la Constitución Política del Perú de 1993, los recursos
naturales, renovables y no renovables, son patrimonio de la Nación y el Estado tiene la
soberanía respecto de su aprovechamiento, esto se traduce en la competencia que
tiene para legislar y ejercer funciones ejecutivas y jurisdiccionales sobre ellos.
La legislación nacional establece que los recursos naturales son todos aquellos
componentes de la naturaleza susceptibles de ser aprovechados para la
satisfacción de las necesidades de los seres humanos y que tienen un valor —
actual o potencial— en el mercado.
EL APROVECHAMIENTO DE RR.NN
Como ya se adelantó, los particulares pueden llevar a cabo el aprovechamiento de los recursos naturales
mediante las distintas modalidades contenidas en la legislación de cada sector.
Las concesiones otorgan a su titular el derecho de uso y disfrute del recurso natural objeto de la
concesión y, adicionalmente, la propiedad de los frutos y productos que se derivan de él. Es importante
mencionar que el titular de la concesión no tiene derechos de propiedad sobre los recursos naturales sino
simplemente tiene el derecho de usar y disfrutar de ellos, como objeto de la concesión. La concesión es
irrevocable, en tanto su titular cumpla las obligaciones que la legislación especial exija para mantener su
vigencia, y se otorga a plazo fijo o indefinido. Adicionalmente, la legislación dispone que las concesiones
sean bienes incorporales registrables, pudiendo ser objeto de disposición, hipoteca, cesión y
reivindicación conforme a las leyes especiales. El tercer adquirente de una concesión deberá sujetarse a
las condiciones en que la concesión fue otorgada originariamente. La concesión, su disposición y la
constitución de derechos reales sobre ella se deben inscribir en el registro correspondiente.
Asimismo, se ha establecido que las licencias, autorizaciones, permisos, contratos de accesos, contratos
de explotaciones y otras modalidades de otorgamiento de derechos sobre recursos naturales contenidos
en las leyes especiales, tienen los mismos alcances que la figura de la concesión, en lo que le sea
aplicable.
De otro lado, para el aprovechamiento de los recursos naturales, la legislación exige que este sea
«sostenible». Esto implica el manejo racional de los recursos naturales teniendo en cuenta su capacidad
de renovación, evitando su sobreexplotación y reponiéndolos cualitativa y cuantitativamente, cuando ello
sea posible. En el caso específico de los recursos naturales no renovables (como por ejemplo, los
minerales e hidrocarburos), el aprovechamiento debe considerar una explotación eficiente de los mismos,
evitando o reduciendo el impacto negativo sobre los recursos del entorno y sobre el ambiente en general.
En términos generales, el aprovechamiento de los recursos naturales por parte de los particulares está
sujeto a ciertas condiciones, distintas a las estipuladas en las legislaciones sectoriales, que entre otros,
incluyen los siguientes aspectos:
a. Utilizar el recurso natural de acuerdo al título del derecho conferido y para los fines que fue otorgado,
garantizando el mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales.
b. Cumplir con las obligaciones dispuestas por la legislación especial de cada sector.
c. Cumplir con los procedimientos de evaluación de impacto ambiental y con los planes de manejo de los
recursos naturales establecidos por la legislación sobre la materia.
d. Cumplir con la retribución económica correspondiente, de acuerdo a las modalidades establecidas en
las leyes especiales de cada sector.
e. Mantener al día el derecho de vigencia, definido de acuerdo a las normas de cada sector.
Además, se tiene que tener en cuenta que la legislación vigente contempla una serie de límites al
otorgamiento de derechos para el aprovechamiento de los recursos naturales. En ese sentido, el Estado
tiene la obligación de observar las siguientes consideraciones respecto del aprovechamiento:
De esta manera, el Estado debe regir su actuación principalmente bajo los principios de sustentabilidad,
interés de la nación y bien común.