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INTIMIDAD
Por
ana.gude@usc.es
RESUMEN: Este trabajo tiene por objeto examinar los conflictos que se plantean con el
derecho a la intimidad cuando se colocan videocámaras en el ámbito laboral. En él se analiza la
legislación, la doctrina y la jurisprudencia más relevante. Hemos comprobado que los tribunales
laborales acuden con carácter general al juicio de proporcionalidad para determinar la licitud de la
videovigilancia instalada por los empresarios.
ABSTRACT: This work focuses on workplace video surveillance and its implications from the
viewpoint of the right to privacy. The article analyses the main legal materials, particularly
legislation and case law, and the most relevant doctrine. We have seen that labor courts apply the
principle of proportionality in order to determine the legality of the use of video surveillance in
workplace.
Desde finales del siglo pasado la globalización y la tecnología han pasado a formar
parte de las organizaciones empresariales, transformando el mundo de las relaciones
laborales a nivel global. Los apoyos informáticos y técnicos se han incorporado a un
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ISSN: 1886-6212, núm. 20, Enero (2015) Iustel
1
RIVERO, J., "Les libertéspubliques dans l´entreprise", Droit Social, nº 5, 1982, pág. 424. Según
GÁRATE CASTRO, F. J., “el contrato de trabajo, no constituye, por sí sólo título hábil para la
introducción de limitaciones de los derechos fundamentales que corresponden al trabajador como
tal y como ciudadano”. “Proceso laboral y reproducción, como medio de prueba, de imágenes,
sonidos, palabras y en general, datos obtenidos a través del recurso de aparatos proporcionados
por las nuevas tecnologías”, Estudios de Derecho judicial, nº 63, 2004.
2
SEGOVIANO ASTABURUAGA, M. L., “El difícil equilibrio entre el poder de dirección del empresario y
los derechos fundamentales de los trabajadores”, Revista jurídica de Castilla y León, nº 2, 2004,
pág. 149.
2
Gude Fernández - La videovigilancia en el ámbito laboral y el derecho a la intimidad
3
BOQUETA BUJ, R., “El derecho a la intimidad de los trabajadores en el ámbito de la empresa”, pág.
6. En http: //mural.uv.es/…/El%20derecho%de%20i…
3
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4
ORTIZ LALLANA, C., "Derechos fundamentales y relación laboral", Revista Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales, nº 13, 1998, pág. 20.
5
MERCADER URGUINA, J. R., Derecho del trabajo. Nuevas tecnologías y sociedad de la información,
ed. Lex Nova, Valladolid, 2002, págs. 101 y 102.
6
SSTC 88/1985, de 19 de julio; 106/1996, de 12 de junio y 197/1998, de 13 de octubre.
4
Gude Fernández - La videovigilancia en el ámbito laboral y el derecho a la intimidad
7
Vid. La introducción en el Documento de trabajo relativo a la vigilancia de las comunicaciones
electrónicas en ellugar de trabajo, aprobado el 29 de mayo de 2002 por el Grupo sobre protección
de datos del artículo 29. El Grupo de Trabajo se creó en virtud del artículo 29 de la Directiva
95/46/CE. Se trata del órgano consultivo independiente de la UE sobre protección de los datos y la
vida privada. Sus tareas se definen en el artículo 30 de la Directiva 95/46/CE y en el artículo 14 de
la Directiva 97/66/CE.
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8
ARIAS DOMÍNGUEZ, A. Y RUBIO SÁNCHEZ, F., “El derecho a los trabajadores a la intimidad”,
Cuadernos de Aranzadi Social (Estudios), nº 26, 2006, pág. 76.
9
MONTOYA MELGAR, A., El poder de dirección del empresario, Estudios de Trabajo y Previsión,
Madrid, 1965, págs. 192-194. GOÑI SEIN, J. L., El respeto a la esfera privada del trabajador: un
estudio sobre los límites de poder de control empresarial, ed. Civitas, Madrid, 1988, págs. 263-273.
10
ARIAS DOMÍNGUEZ, A. Y RUBIO SÁNCHEZ, F., “El derecho de los trabajadores a la intimidad”, op. cit.,
pág. 77.
6
Gude Fernández - La videovigilancia en el ámbito laboral y el derecho a la intimidad
laboral. En este trabajo nos vamos a ocupar del estudio de los problemas que plantea
uno de esos instrumentos avalados por la jurisprudencia: la videovigilancia, así como de
sus problemas de colisión con el derecho a la intimidad.
1. Concepto de intimidad
7
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STC 292/1993, de 18 de octubre, FJ 4º.
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12
SEGOVIANO ASTABURUAGA, M. L., “El difícil equilibrio entre el poder de dirección del empresario y
los derechos fundamentales de los trabajadores”, Revista jurídica de Castilla y León, nº 2, 2004,
pág. 154.
13
MONTOYA MELGAR, A., "Dirección y control de la actividad laboral", en AA.VV Comentarios a las
Leyes Laborales. El Estatuto de los Trabajadores (Borrajo Dacruz, E. director), T. V, ed. Edersa,
Madrid, 1985, págs. 143 y ss. DURÁN LÓPEZ, F., "Inviolabilidad de la persona del trabajador", en
AA.VV., Comentarios a las Leyes Laborales. El Estatuto de los Trabajadores, T. IV, ed. Edersa,
Madrid, 1983, págs. 531 y ss.
14
LÓPEZ AHUMADA, E., “Derecho a la intimidad del trabajador”, Cuadernos electrónicos, nº 3, enero-
junio 2006, pág. 205.
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SALA SÁNCHEZ, T., “El derecho a la intimidad y a la propia imagen y las nuevas tecnologías de
control laboral”, Trabajo y Libertades públicas (editado y dirigido por Borrajo Dacruz), ed. La Ley,
Madrid, 1999, pág. 205.
16
ARIAS DOMÍNGUEZ Y RUBIO SÁNCHEZ, F., “El derecho de los trabajadores a la intimidad”, op. cit.,
pág. 76.
17
ARIAS DOMÍNGUEZ Y RUBIO SÁNCHEZ, F., “El derecho de los trabajadores a la intimidad”, op. cit.,
pág. 81.
10
Gude Fernández - La videovigilancia en el ámbito laboral y el derecho a la intimidad
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lesivo del derecho a la intimidad de los empleados ; y asimismo en locales o
dependencias en donde se reúnen los representantes de los trabajadores y en los que,
además, podría lesionarse, como insinúa la STC 98/2000, de 10 de abril, el derecho a su
libertad sindical. Por el contrario, no ha considerado atentatorio contra el derecho a la
intimidad personal de los asalariados que un miembro de la policía autonómica filmara
las actividades que en un lugar público realizaba un piquete informativo, aunque dicho
proceder podría estimarse intimidatorio, y, por tanto, vulnerar el ejercicio del derecho a la
huelga, entre otras razones, porque quedaba acreditado en el supuesto concreto que los
integrantes del piquete se habían identificado para solicitar que se dejase de grabar sus
actuaciones y, además, se desconocía cuál iba a ser el uso que se iba a dar a las
referidas cintas videográficas (STC 37/1998, de 17 de febrero).
Inicialmente la jurisprudencia laboral vino admitiendo sin dudas y con muy pocas
reservas que los empresarios podían acudir a las cámaras y videocámaras para controlar
el cumplimiento por el trabajador de las obligaciones y los deberes laborales. En sus
pronunciamientos los tribunales afirmaban que el centro de trabajo era un lugar público
en el que los trabajadores no tenían derecho a la intimidad y en los que en consecuencia
la instalación de estos sistemas de control no planteaba ningún problema.
Ejemplificativas de esta tendencia son las palabras pronunciadas por el Tribunal Superior
de justicia de Cataluña en la sentencia de 25 de abril de 1994 o las del Tribunal Superior
de Justicia de Galicia en la sentencia dictada dos años más tarde, el 25 de enero de
1996:
“La utilización de cámaras para la filmación de la actividad de los trabajadores, ya sea
en la recepción, en el bar, en el restaurante o en la cocina del hotel, no puede suponer
una invasión de su intimidad ni una lesión de su derecho a la intimidad, pues de
entenderlo así, supondría extender la protección de tales derechos a instalaciones que
suponen la práctica totalidad de espacios públicos del hotel en el que éste presta sus
servicios a los clientes, y en consecuencia en donde los trabajadores desarrollan su
actividad” (FJ 3º).
…”Partiendo de dichas premisas la Sala llega a la conclusión contraria que el Juzgador
de instancia, en cuanto entiende que se produjo una vulneración del derecho a la
intimidad de los trabajadores. Para ello ha de partirse de una premisa básica cual es que
el centro de trabajo no constituye por definición un espacio en el que se ejerza el referido
18
GOÑI SEIN, J. L., La videovigilancia empresarial y la protección de datos personales, ed. Aranzadi,
Pamplona, 2007, págs. 53-54.
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MONTOYA MELGAR, A., Derecho del Trabajo, ed. Tecnos, Madrid, 2010, pág. 367.
20
DESDENTADO BONETE, A. Y MUÑOZ RUIZ, B., Control Informático, Videovigilancia y Protección de
Datos en el Trabajo, ed. Lex Nova, Valladolid, 2012, pág. 20.
12
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21
MERCADER URGUINA, J. R., Derecho del trabajo. Nuevas tecnologías y sociedad de la Información,
op. cit, págs. 1004-105.
22
GOÑI SEIN, J. L., El respeto a la esfera privada del trabajador, ed. Civitas, Madrid, 1988, págs. 151
y 154; SAGARDOY BENGOECHEA, J. A., Los derechos fundamentales y contrato de trabajo, ed. Civitas,
Madrid, 2005, pág. 41.
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RAY, J. E., “Avant-Propos”, DS, nº 1, 2004, pág. 7.
14
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24
DESDENTADO BONETE, A. Y MUÑOZ RUIZ, B., Control Informático, Videovigilancia y Protección de
Datos en el Trabajo, op. cit., pág. 25.
25
DESDENTADO BONETE, A. Y MUÑOZ RUIZ, B., Control Informático, Videovigilancia y Protección de
Datos en el Trabajo, op. cit., pág. 25.
15
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BERNAL PULIDO, C., El principio de proporcionalidad y los derechos fundamentales: el principio de
proporcionalidad como criterio para determinar el contenido de los derechos fundamentales
vinculante para el legislador, ed. CEPC, Madrid, 2003; GONZÁLEZ BEILFUSS, M., El principio de
proporcionalidad en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, ed. Aranzadi, Pamplona, 2003;
GÁVARA DE CARA, J. C., "El principio de proporcionalidad como elemento de control de la
constitucionalidad de las restricciones de los Derechos Fundamentales", Repertorio Aranzadi del
Tribunal Constitucional, nº 16, 2003; MEDINA GUERRERO, M., La vinculación negativa del legislador a
los derechos fundamentales, ed. McGraw-Hill, Madrid, 1996; BARNÉS VÁZQUEZ, J., "Introducción al
principio de proporcionalidad en el Derecho comparado y comunitario", Revista de Administración
Pública, nº 135, sep.-dic., 1994, págs. 496 y ss.
27
En el derecho laboral alemán, francés, portugués e italiano también el juez acude al juicio de
proporcionalidad para determinar si un sistema de videovigilancia es o no conforme a derecho.
16
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28
GONZÁLEZ BEILFUSS, M., El principio de proporcionalidad en la Jurisprudencia del Tribunal
Constitucional, ed. Aranzadi, Navarra, 2003. pág. 125.
29
CARRIZOSA, E., “El principio de proporcionalidad en el Derecho del Trabajo”, Revista Española de
Derecho del Trabajo, n° 123, 2004, pág. 488.
30
GOÑI SEIN, J. L., “Los criterios básicos de enjuiciamiento constitucional de la actividad de control
empresarial: debilidad y fisuras del principio de proporcionalidad”, Revista Derecho Social, nº 32,
2005, pág. 83.
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intervención en el derecho fundamental, por una parte, y, por otra, el peso de las razones
31
que la justifican” . Según ha manifestado el Alto Tribunal, una medida restrictiva de un
derecho fundamental es proporcionada “siempre que de la misma se deriven más
beneficios o ventajas para el interés general que perjuicio sobre otros bienes o valores
en conflicto” (STC 66/1995, de 8 de mayo, FJ 5º). En otros términos, es preciso, que
exista un cierto equilibrio entre los beneficios que se obtienen por la protección del
derecho, valor o fin que motiva la limitación del derecho fundamental y los perjuicios que
32
derivan para el derecho que se ha visto limitado .
En definitiva, la STC 186/2000, como ya adelantábamos, consideró adecuada la
instalación del dispositivo de vigilancia por el empresario. Fundamentalmente, primero,
porque optaba por establecer un circuito cerrado de televisión enfocando el puesto del
trabajador sospechoso, y segundo porque la grabación de imágenes se reducía a una
duración temporal limitada, la suficiente para comprobar que no se trataba de un hecho
aislado o de una confusión sino de una conducta ilícita reiterada, dando a entender que
la instalación de cámaras de forma permanente en el centro de trabajo no estaría
permitida. La intimidad del trabajador no resultó agredida por el mero hecho de filmar
cómo desempeñaba las tareas encomendadas en su puesto de trabajo. La ausencia de
lesión se produjo porque la medida -grabar la ejecución de la prestación de trabajo- no
era arbitraria ni caprichosa, ni tampoco se pretendía con la misma divulgar la conducta
del trabajador, sino que se trataba de obtener un conocimiento de cuál era su
comportamiento laboral.
En la sentencia se dejaron sin resolver dos cuestiones fundamentales. La primera
consistente en determinar qué hubiera sucedido si la grabación se hubiese realizado sin
existir sospechas, es decir simplemente para controlar la prestación de trabajo, sin
aclarar si la simple filmación durante la actividad laboral lesionaría la intimidad. Tampoco
se detuvo en el hecho de que no se comunicara previamente, ni a los afectados ni al
Comité de empresa, la presencia de videocámaras. Únicamente precisa que la falta de
información a aquel órgano carece de transcendencia desde la perspectiva
33
constitucional .
Los tribunales laborales ordinarios a partir de este pronunciamiento han acudido, para
valorar la licitud de las cámaras de seguridad en el lugar de trabajo al principio de
proporcionalidad sometiendo su utilización a un juicio de ponderación, que consiste
31
BOROWSKY, M., La estructura de los derechos fundamentales, ed. Universidad del Externado de
Colombia, Bogotá, 2008, pág. 131.
32
CARRIZOSA, E., “El principio de proporcionalidad en el Derecho del Trabajo”, op. cit., pág. 489.
33
DESDENTADO BONETE, A. Y MUÑOZ RUIZ, B., Control Informático, Videovigilancia y Protección de
Datos en el Trabajo, op. cit., pág. 24.
18
Gude Fernández - La videovigilancia en el ámbito laboral y el derecho a la intimidad
básicamente, como hemos descrito, en asignar por parte del aplicador del derecho, peso
o fuerza a un derecho fundamental sobre otro con el que se encuentra en conflicto,
estableciendo para ello una jerarquía axiológica cuya aplicación da como resultado que
“un principio (el considerado superior en dicha jerarquía valorativa) desplaza al otro (u
34
otros) y resulta aplicable” .
De modo ejemplificativo podemos traer a colación dos pronunciamientos
representativos de esta línea jurisprudencialen los que se ha actuado de acuerdo con
este procedimiento.
El primero que aquí mencionamos es el dictado por la Sala Social del Tribunal
Superior de Justicia de las Islas Baleares, de 4 de diciembre de 2009. El origen del
mismo se produce como consecuencia de la colocación de unas videocámaras fijas en
los puntos de venta del aeropuerto de Palma al haberse detectado irregularidades en el
funcionamiento de las cajas. El órgano judicial tras sopesar entre el interés legítimo de la
empresa en salvaguardar de mermas, desvíos y apropiaciones los ingresos que nutrían
su negocio y el de los empleados en no ser grabados en el puesto de trabajo, consideró
que la medida era justificada, idónea y equilibrada. En esta ocasión el órgano juzgador
tras comprobar que los bares y restaurantes del aeropuerto se encontraban sometidos a
la mirada constante de las cámaras por razones de seguridad pública y que la venta de
productos de restauración se llevaba a cabo en zonas de mucha afluencia de público,
concluyó que “el ámbito de intimidad personal que conservan los trabajadores mientras
realizan las operaciones de cobro de productos y manejo de cajas registradoras” era muy
reducido y, en consecuencia, la intromisión en la esfera de lo íntimo también muy leve.
Como es obvio, no siempre el emplazamiento de cámaras en el lugar de trabajo ha
sido declarado ajustado a la ley. En ocasiones los órganos juzgadores han entendido
que no se habían observado los criterios constitucionales. El Tribunal Supremo, por
ejemplo, a través del auto 1215/2013, de 9 de enero, confirmó una sentencia dictada por
la Sala Social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid en la que se había declarado
ilegal el emplazamiento de un sistema de videovigilancia. Los hechos fueron los
siguientes: La empresa recurrente colocó una cámara de grabación en un lugar de paso
del centro de trabajo que estuvo en funcionamiento 24 horas. En la grabación aparecía el
demandante acercándose a una mesa y abriendo determinadas cajas que se
encontraban allí, una de ellas contenía un reloj de un cliente. Al desconectarse la cámara
el reloj ya no estaba. En la carta de despido al actor no se le imputaba la apropiación del
reloj sino «su extraña actitud, removiendo una serie de enseres existentes encima de la
mesa». La sentencia recurrida, revocando la de instancia, declaró improcedente el
34
MORESO, J. J., “Conflictos entre principios constitucionales”, AAVV. Neoconstitucionalismo, ed.
Trotta, Madrid, 2007, pág. 103.
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35
DESDENTADO BONETE, A. Y MUÑOZ RUIZ, B., Control Informático,Videovigilancia y Protección de
Datos en el Trabajo, op. cit., pág. 30.
20
Gude Fernández - La videovigilancia en el ámbito laboral y el derecho a la intimidad
laboral, sino en otros muy diversos, por lo que, se trata de un filtro que podría resultar
insuficiente al no tomar como referente la particularidad del conflicto originado por el
empleo de las nuevas tecnologías, sin embargo, parece el único posible aplicable en
36
estos supuestos a la vista de las soluciones aportadas por el derecho comparado .
36
GOÑI SEIN, J. L., “Los criterios básicos de enjuiciamiento constitucional de la actividad de control
empresarial: debilidad y fisuras del principio de proporcionalidad”, op. cit., pág. 84.
37
AGUSTINA SANLLEHÍ, J. R., “Prevención del delito en la empresa. Límites ético -jurídicos en la
implementación de los sistemas de videovigilancia”, Revista Electrónica de Ciencia Penal y
Criminología, nº 11-10, 2009, pág. 10: 37.
21
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que puedan pensar los demás- ajustar su comportamiento cuando sabe que le están
contemplando terceras personas y recurre para ello al siguiente ejemplo: Un trabajador
que tiene la costumbre de hablar en voz alta de cosas íntimas con su esposa difunta
mientras realiza un trabajo manual, si desea no dar la impresión a los demás de que está
loco, deja de hacerlo en el momento en que se acercan a él otras personas. No se trata
de que la conducta sea inocua, lícitao legal, o de que tenga una justificación. En ese
momento, ese espacio constituye una prolongación de la esfera personal,
38
exclusivamente porque se da la expectativa de hallarse uno a solas .
La «observación oculta» presenta, según Von Hirsch, problemas de legitimidad por
dos razones. En primer lugar, debido a que se registra la conducta de la persona
estando esta desprevenida, pudiendo razonablemente pensar para sí misma que está
libre de miradas por parte de terceros cuando en realidad no es así. Y en segundo lugar,
porque puede producir un efecto intimidatorio en las personas «chilling effect», en tanto
que una vez se es consciente de que se están llevando a cabo observaciones de forma
encubierta, se puede generar una sensación general de control cuando se está
circulando por espacios públicos. Si se permitiera con carácter general una vigilancia
encubierta, no sólo la privacidad de las personas quedaría seriamente comprometida
39
sino que afectaría a todo el régimen de libertades y derechos fundamentales .
En líneas generales puede afirmarse que mientras la videovigilancia señalizada tiene
una finalidad preventiva, orientada a evitar la comisión de delitos por los propios
trabajadores de la empresa, por terceras personas ajenas a la misma, o para controlar la
40
actividad laboral. La videovigilancia oculta , por el contrario, tiene carácter represivo,
38
AGUSTINA SANLLEHÍ, J. R., “Prevención del delito en la empresa. Límites ético-jurídicos en la
implementación de los sistemas de videovigilancia”, op. cit., pág. 10: 37.
39
AGUSTINA SANLLEHÍ, J. R., “Prevención del delito en la empresa. Límites ético-jurídicos en la
implementación de los sistemas de videovigilancia”, op. cit., pág. 10: 37.
40
La máxima instancia judicial laboral alemana, el Bundesarbeitsgericht, en una sentencia de 21
de mayo de 2012 consideró lícita la instalación de cámaras ocultas en un lugar de trabajo de
acceso público, contradiciendo así a un sector doctrinal que interpretaba que en ningún caso
debían ser admitida este tipo de videovigilancia por contradecir el § 6b 2 de la BDSG, en donde se
establece con carácter general la obligación de señalización de estas cámaras en los lugares de
acceso público. El Tribunal, por el contrario, entendió que la legalidad de la videovigilancia no
puede hacerse depender del cumplimiento de este requisito. Si la videovigilancia secreta no fuera
permitida en ningún supuesto esto supondría colocar al empresario en el juicio de ponderación de
intereses en una posición de desventaja lo que chocaría frontalmente con los principio básicos de
esta valoración. La introducción de cámaras ocultas es en muchas ocasiones el único instrumento
efectivo a disposición del empleador para esclarecer una conducta delictiva. A través de la
prohibición de cámaras secretas de manera absoluta no podría el empresario proteger sus
derechos de forma suficiente. Los instrumentos de vigilancia serían seriamente limitados
independientemente de la intensidad con que fueran afectados sus intereses entre lo que se podría
encontrar el esclarecimiento de los hechos delictivos en la empresa. Todos estos aspectos no se
tomarían en consideración si la videovigilancia secreta fuera prohibida por sí misma. A través del
juicio de ponderación hay que determinar antes si la videovigilancia secreta en el caso concreto se
considera proporcionada y en consecuencia la colocación de las cámaras está justificada. PRACKA
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GOÑI SEIN, J. L., La videovigilancia empresarial y la protección de datos personales, op. cit.,
pág.129.
24
Gude Fernández - La videovigilancia en el ámbito laboral y el derecho a la intimidad
siendo el campo de visión de estas últimas la zona de cajas (STSJ de Cataluña, Sala de
lo Social, de 23 de febrero de 2011).
En circunstancias similares, el dueño de un bar, antelas razonables sospechas de la
comisión por parte de algunas camareras de conductas delictivas en su puesto de
trabajo instaló un sistema de grabación por video. La finalidad de la investigación era la
de examinar si se habían cometido irregularidades y en su caso adoptar las medidas
disciplinarias correspondientes, circunscribiéndose la grabación de las imágenes
espacialmente a la zona de la caja registradora y a la de almacenamiento dentro de un
espacio temporal que permitía comprobar que no se trataba de un hecho aislado o de
una confusión sino de una conducta ilícita reiterada (STSJ de Navarra, Sala de lo Social,
de 28 de septiembre de 2010).
En estas dos últimas sentencias el órgano juzgador consideró que la intimidad de los
recurrentes no había sido agredida por el mero hecho de filmar cómo desempeñaban las
tareas que les habían sido encomendadas en su puesto de trabajo. La medida no era
arbitraria ni caprichosa ni tampoco se pretendía con la misma divulgar la conducta de los
trabajadores, se limitaba exclusivamente a obtener un conocimiento de cuál era su
comportamiento laboral, pretensión originada por la circunstancia de haberse constatado
alteraciones en su actuación profesional que trasgredían la buena fe contractual. El
propósito era, en suma, comprobarlas fundadas sospechas de la empresa sobre la
conducta de sus empleados, temores que efectivamente resultaron confirmados por las
grabaciones videográficas, y asimismo, obtener una prueba fehaciente de la comisión de
tales hechos para el supuesto de que el trabajador impugnase la sanción de despido
disciplinario impuesto por la empresa.
Por último, quiero mencionar la sentencia de 3 de mayo de 2012 del Tribunal
Superior de Justicia de Valencia (sala de lo Social), en la que se analizaron los efectos
que puede tener el emplazamiento por el empresario en el centro de trabajo, en este
caso de una farmacia, de cámaras de vigilancia sin advertir de su presencia a los
trabajadores y sin que estos tuvieran conocimiento, por tanto, de que sus imágenes iban
a ser grabadas. Esta actitud empresarial constituyó un incumplimiento grave encuadrable
dentro del artículo 50.1 c) del ET y provocó que el trabajador afectado pudiera solicitar la
extinción indemnizada del contrato de trabajo. Según afirmó el órgano juzgadorla
instalación de estas cámaras de vigilancia con la única intención de controlar la actividad
laboral realizando la grabación continuada e indiscriminadamente vulneraba el derecho a
la intimidad, ya que la mera utilidad o conveniencia para la empresa no legitima sin más
la instalación de estos aparatos porque existen medios alternativos para comprobar si los
trabajadores cumplen adecuadamente con su deber de prestar servicios, como son por
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V. CONCLUSIONES
El ET, en su artículo 20.3 , habilita al empresario para que adopte las medidas que
estime más oportunas de vigilancia y control “para verificar el cumplimiento por el
trabajador de sus obligaciones y deberes laborales, guardando en su adopción y
aplicación la consideración debida a su dignidad humana…”. Dos son, en consecuencia,
los límites claros que podemos deducir del ejercicio de esta actividad fiscalizadora. En
primer lugar, el objetivo de los controles, que ha de centrarse en comprobar la ejecución
de la obligación laboral sin inmiscuirse en cuestiones que excedan del desempeño de la
26
Gude Fernández - La videovigilancia en el ámbito laboral y el derecho a la intimidad
misma. No puede ir, por tanto, más allá de los extremos vinculados directamente con el
trabajo como prestación básica de la relación contractual. En segundo lugar, el respeto a
la dignidad humana.
La irrupción de las tecnologías en el mundo empresarial ha transformado las
relaciones laborales provocando efectos de todo tipo: reduciendo los costes,
incrementando la rapidez en la ejecución de las prestaciones, modificando las
costumbres y, sobre todo, introduciendo nuevos mecanismos de inspección, como las
videocámaras. Su frecuente empleo, al que han contribuido básicamente su bajo coste
económico y su alto grado de efectividad, origina no pocos conflictos con el ejercicio de
derechos fundamentales tan importantes como la intimidad, la propia imagen o la
protección de datos. La primera, en concreto, ha de proporcionar, según el Tribunal
Constitucional, “un ámbito propio y reservado frente a la acción y el conocimiento de los
demás, necesario, según las pautas de nuestra cultura, para mantener una calidad
mínima de la vida humana”. Se trata de un derecho complejo, porque su concepto y
límites son muy difíciles de precisar y, además, varían con el transcurso del tiempo.
Los tribunales laborales han sido los que, en ausencia de una regulación normativa
expresa en la materia, se han ocupado de resolver las diferentes cuestiones surgidas por
el empleo de la videovigilancia. Desde un primer momento tuvieron claro que en ningún
caso se podían instalar aparatos de grabación de la imagen en dependencias dedicadas
al esparcimiento, actividad sindical, aseos, vestuarios, duchas, taquillas, o a reservados
de uso particular de los empleados. Inicialmente afirmaban, asimismo, que el centro de
trabajo era un espacio en el que no podía ejercerse el derecho a la intimidad, no
representando, en consecuencia, las cámaras de vídeo ninguna amenaza a ese
respecto.
Este criterio se mantuvo hasta las SSTC 90/2000 y 186/2000, en las que sí se
materializó un cambio claro de tendencia. A partir de ellas se va a acudir a la técnica de
la ponderación, valorando si se ha producido o no una intromisión ilegítima en la
privacidad de los trabajadores a la vista de circunstancias como la ubicación de las
cámaras, la visibilidad de los sistemas de reproducción, la finalidad de su instalación, etc.
Se eliminará, con ello, la distinción entre “libertad del ciudadano en su vida personal
versus subordinación del trabajador en su vida profesional”, afirmándose que también en
este último ámbito pueden producirse actuaciones lesivas a estos derechos.
Para enjuiciar si la medida de videovigilancia es conforme con el ordenamiento
jurídico, la jurisprudencia acude al principio de proporcionalidad examinando los tres
siguientes requisitos o condiciones: si es adecuada para conseguir el objetivo propuesto
(juicio de idoneidad); si es necesaria, en el sentido de que no existan otras alternativas
más moderadas para la consecución de tal propósito con igual eficacia (juicio de
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RGDC
ISSN: 1886-6212, núm. 20, Enero (2015) Iustel
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