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TESIS

presentada ante
Universidad Michel de Montaigne -Bordeaux 3
para el título de
Doctor de la Universidad Michel de Montaigne Bordeaux 3
FÍSICA DE ARCHÉOMATÉRIAUX
Por
CAROLE FRARESSO
Maestro de Letras

EL USO DE METAL EN ADORNO Y RITOS DE LA CULTURA MOCHICA (150-850 DC,


J-C.), PERÚ

Ponentes
Sr. Santiago UCEDA, Profesor, Universidad Nacional de Trujillo, Perú
Sra. Anne-Françoise GARÇON, Profesora, Universidad de París I Panthéon-
Sorbonne

Evaluadores
Sr. Claude CHAUCHAT, investigador del CNRS
Sra. Françoise BECHTEL, Profesora, Universidad Michel de Montaigne - Burdeos 3
Sr. Michel PERNOT, Director de Investigación C.N.R.S.

2007
SUMARIO
Introducción (1)
PARTE I
EL MUNDO MOCHICA EN EL ANTIGUO PERÚ
Introducción (11)
Capítulo 1 - Espacio y tiempo, adaptación y evolución de las sociedades mochicas
()
I. Espacio y Adaptación
II. Tiempo y Cronologías
II.1. La tipografía-cronología mochica de Rafael Larco Hoyle
II.2. Secuencia estilística mochica de la región de los Mochicas del Norte
II.3. Citas físicas y cronología absoluta de sociedades mochicas: estado de
juego
Capítulo 2 - Organización política de los Estados Mochicas
1. Una secuencia y una entidad política mochica
2. Dos secuencias, dos fenómenos geopolíticos mochicas
3. Múltiples entidades políticas, organizaciones regionales complejas
Capítulo 3 - Religión Mochica
1. Un enfoque material e inmaterial de la religión mochica
2. Religión e ideología (s) mochica (s)
3. Religión e iconografía mochica
3.1. Religión monoteísta o politeísta?
3.2. Hacia un enfoque temático de las actividades religiosas mochicas
3.3. La narrativa de la religión: una reconstrucción de mitos y rituales
4. La materialización de la religión mochica
4.1. Religión Mochica en templos y espacios ceremoniales
4.2. Prácticas funerarias y rituales mochicas
4.3. La religión mochica como "fuerza integradora"
Capítulo 4 - Estructura y organización social
1. Funerales y organización social
2. Contextos domésticos y organización social
3. Iconografía y sistema social
3.1. El señor reinante: un intermediario con el mundo de los antepasados
3.2. Élites Mochicas: identidades y funciones
3.3. La gente mochica
3.4. La clase baja mochica
PARTE II
METAL EN EL SISTEMA TÉCNICO MOCHICA
Introducción
Capítulo 5 - Naturaleza fisicoquímica de metales preciosos y aleaciones y cuproso
1. El enlace de metal
2. La estructura cristalina
3. La microestructura
Capítulo 6 - Origen y características de metales y aleaciones de la cultura mochica
1. Principales culturas metalúrgicas de la costa norte peruana
2. Importancia de los metales en la corteza terrestre
3. Minerales y paisaje geológico de la costa norte del antiguo Perú
4. Características de los metales
4.1. Metalurgia Mochica: tres metales y cuatro categorías de aleaciones
4.2. Oro
4.3. Plata
4.4. Cobre
5. Transformación de metales y aleaciones
1. La etapa de preparación: refundición (es) por fusión
2. Aleaciones
3. Características técnicas de los tocados tumbaga mochicas de la Colección
Rafael Larco Herrera
Capítulo 7 - Hacia una definición del sistema técnico Mochica
1. La noción de sistema técnico por la etnología de las técnicas
1.1. Una escuela etno-técnica de pensamiento
1.2. ¿Qué es un "sistema técnico"?
2. ¿Sistema técnico o mochica de "bloqueo técnico"?
II.1. Adquisición y consumo: la técnica omnipresente
II.2. Artesanía y conocimiento olvidado
3. Cadenas operacionales para definir los conjuntos técnicos
Capítulo 8 - La etapa de transformación en el subsistema metalúrgico Mochica
Fabricación: un conjunto coherente de técnicas y herramientas ...
1. Deformación plástica, el tecnicismo del martilleo
1.1. Conformado de chapas metálicas: martilleo
1.2. Conformación de formas huecas: estampación y estrechamiento
1.3. Varias herramientas para uso específico
1.4. Restos arqueológicos de trabajo de deformación plástica
2. La fundición: otro mundo de competencia
2.1. Las herramientas técnicas de la fundición: hornos de fusión, sopletes,
crisoles y moldes
2.2. Procesos y variantes de fundición: dos categorías de moldes
2.3. Restos arqueológicos de trabajo de fundición
3. ¿Qué pasa con el reciclaje?
4. Decoraciones y acabados, elecciones culturales
4.1. Decoraciones en relieve: repujado y cincel / calado y grabado
4.2. Montajes mecánicos y térmicos
4.3. Tratamientos superficiales: cuestiones económicas y políticas
4.4. ¿Oro o dorado (s) para los "adoradores" de Huaca de la Luna?
4.5. Dorado por fusión del tiempo de los Mochicas: caso de los protectores
coxales de la Colección Rafael Larco Herrera
... más allá de las técnicas de recursos humanos y culturales
5. Testimonios de una embarcación especializada en la costa norte de Perú
6. Metalúrgico, orfebre, artesanos: ¿debemos diferenciarlos?
6.1. El trabajo de metales preciosos en manos del orfebre
6.2. Artesano de cobre y aleaciones de cobre
6.3. Especialistas: tipos de habilidades
PARTE III
METALES, CULTURAS Y SOCIEDADES
ARTEFACTOS Y CONTEXTOS: UN ENFOQUE DE METALURGIA MOCHICA
Introducción
Capítulo 9: Correlación y restauración mediante una metodología multidisciplinaria
1. Correlacionar por la convergencia de disciplinas
2. Restaurar por objetos de "lectura tecnológica"
2.1. Exámenes preliminares
2.2. Elección de objetos
3. Métodos de ciencia de los materiales
3.1. Exámenes de superficie con una lupa binocular
3.2. Exámenes por radiografía de rayos X
3.3. Protocolo de preparación de muestra
3.4. Exámenes microscópicos
3.5. Composición elemental por espectrometría de rayos X de energía
dispersiva
Capítulo 10 – Objetos y técnicas: caso del cencerro de la plataforma Uhle, Huaca de
la Luna
1. Música para establecer ceremonias rituales mochicas
2. La existencia material de metales sonajeros en contextos funerarios
3. Huacas de Moche: capital regional del territorio mochica del sur
3.1. La plataforma Uhle
3.2. Distribución espacial y contextos funerarios
4. Descripción y contextos arqueológicos de cencerros
4.1. Tumba 27
4.2. Tumba 29
5. Estudio iconográfico

5.1. Uso de cencerros en ceremonias de guerra y fertilidad


6. Identidad (es) social (es) de los individuos de las tumbas 27 y 29
6.1. Entierro de un guerrero o noble cazador en la tumba 27
6.2. El oficiante religioso de la tumba 29
7. Procesos para formar cencerros mochicas
7.1. Lectura de tecnología de cencerros
7.2. Importancia de la elección del metal y su tratamiento
8. Línea operativa para la fabricación de cencerros
9. Conclusiones
Capítulo 11 - Ubicaciones de fabricación: el taller metalúrgico CA-27 de Huaca de la
Luna
1. Situación actual de la cuestión de los talleres metalúrgicos
1.1. Taller de producción de Pampa Grande, valle de Lambayeque
1.2. El taller metalúrgico de Galindo, valle de Moche
1.3. El taller metalúrgico de Castillo de Huancaco, Valle de Virú
1.4. Taller metalúrgico Chan-Chan Chimú, Valle de Moche
1.5. Algunas observaciones
2. Artesanía Mochica en el área urbana de La Huaca de la Luna
2.1. Taller metalúrgico del complejo residencial CA-27
2.2. Resumen de los primeros exámenes realizados en 2003
3. Evidencia física de actividad (s) metalúrgica (s)
3.1. Estructuras de calefacción
3.2. Los restos de "cerámica": refundición de cobre y preparación de aleaciones
3.3. Muebles de metal
3.4. Muebles líticos
4. Discusiones y conclusiones
4.1. Taller de transformación: actividades de fundición y post-fundición
4.2. La organización del taller 27-30 de Huaca de la Luna
5. Comentarios
Capítulo 12 - Hombres y habilidades: El artesano "decorador" de San José de Moro
1. Un cementerio de élites mochicas en el Valle de Jequetepeque
1.1. Cementerio Mochica Medio A: descripción y características
1.2. Tumba MU-725
2. Ofrendas e identidad social de un ex orfebre
2.1. Ofertas de cerámica
2.2. Objetos líticos y metálicos: ¿herramientas especializadas?
2.3. Lectura tecnológica de herramientas e instrumentos metálicos
2.4. Una oferta singular de estado simbólico
3. Identidad (es) social (es) del individuo de la tumba M-U725
3.1. Un técnico de los emblemas del poder "unido" a la élite
3.2. Papel del orfebre en actividades religiosas
4. Conclusiones

CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS
1. Conclusiones
1.1. Un "subsistema" metalúrgico integrado en la esfera ideológico-política
1.2. Uso de metales y aleaciones estandarizados en todo el territorio Mochica
1.3. Un subsistema metalúrgico común mochica estandarizado por poder
1.4. Evidencia de "territorios técnicos" regionales
2. Perspectivas
2.1. Desarrollar el estudio de "territorios técnicos"
2.2. Correlacionar la "Técnica" con los fenómenos sociopolíticos de la costa
norte del Perú.
Bibliografía
Anexos (Base de datos de File Maker, Cd)

Agradecimientos
Este trabajo se ha beneficiado del apoyo y la amistad de muchas personas en Francia y
Perú, sin los cuales el logro de este emocionante y apasionado no hubiera sido posible.

Deseo expresar mi sincera gratitud a los miembros del jurado que han podido hacerme el
honor de leer y dar una opinión sobre este trabajo de investigación. Gracias Sr. Santiago
UCEDA, Profesor de la Universidad Nacional de Trujillo, Perú y Anne-Françoise
GARÇON, Profesora de la Universidad de Paris I Panthéon-Sorbonne, haber aceptado el
importante papel de los ponentes,Sra. Françoise BECHTEL, profesora de la Universidad
Michel de Montaigne - Bordeaux 3 y Claude CHAUCHAT, investigador del CNRS.

En Francia

Agradezco al Sr. Gérard POUPEAU, antiguo director del Instituto de Investigación en


ArcheoMaterials - Centro de Investigación de Física Aplicada a la Arqueología (IRAMAT -
CRP2A), Unidad de Investigación Conjunta UMR-5060 CNRS y la Universidad de Michel
de Montaigne Bordeaux 3 y Pierre GUIBERT que lo tiene tuvo éxito, por haberme
apoyado logística y administrativamente cuando sido necesario.

Mi primer agradecimiento es para quien, desde el comienzo de este aventura, eligió


confiar en mí alentándome y apoyándome con paciencia y amistad a lo largo de mi
aprendizaje. Expreso mi gratitud y mi estima a Michel PERNOT, Director de Investigación
en C.N.R.S, quien dirigió este tesis con un requisito benévolo y que me transmitió
conocimientos teóricos y metodología necesaria para la correcta realización de este
estudio. Yo siempre podría contar con su disponibilidad, su escucha y sus preciosos
consejos en los diferentes etapas operativas de este trabajo. El rigor científico que es el
sello de su enfoque y las cualidades humanas de este notable metalúrgico de las culturas
seguirá siendo, para mí, un modelo de conducta ejemplar.
Agradezco, señor Denis LÓPEZ, exdirector del servicio de la Relaciones internacionales
de la Universidad de Burdeos 3 para apoyo financiero durante una misión al Museo
Metropolitano de Arte en 2002 Nueva York para estudiar los objetos metálicos que
componen la colección Loma Negra. Gracias también Sr. Alain BRESSON, Director de la
Historia de la Escuela de Doctorado-Geografía de la misma universidad, que permitió
financiación para una misión a Berlín en 2006 como parte del quinto Simposio de la Grupo
de estudio sobre arqueología musical, pero también por su bondad y disponibilidad.

También me gustaría agradecer sinceramente a la señora Danièle LAVALLÉE y Jean-


François BOUCHARD, ambos Directores de Investigación en la CNNR para el apoyo y el
apoyo que brindaron en la difícil implementación de este proyecto.

También se le puede agradecer calurosamente al Sr. Claude CHAUCHAT, Oficial de


Investigación en el CNSR y Director del Programa Internacional de Moshe, Francia-Perú,
quien me dio su confianza al darme acceso al estudio de muebles de metal, sino también
para su disponibilidad en Perú y Francia.

Gracias también a Maria Filomena GUERRA, Oficial de Investigación en C.N.R.S, por su


cálida bienvenida al Centro de Investigación y Restauración de Museos de Francia -
C2RMF tomó en su tiempo de investigación, y por su amistad.

También agradezco muy afectuosamente a todo el equipo del laboratorio, que desde
ahora seis años siguen, entre dos planos, los viajes de esta aventura y de los cuales
muchos de ellos, con su apoyo, su ayuda, su amabilidad y su competencia diferentes
científicos, han contribuido significativamente al éxito de este trabajo. Gracias a los
"investigadores permanentes": Françoise BECHTEL (una sola mujer) de excepción llegas
al tobillo: Madame Mora), Floréal DANIEL (siempre presente en momentos de relajación y
"bloqueo técnico". Gracias.), Ayed BEN AMARA (una amistad...), Pierre GUIBERT,
Stéphane DUBERNET, Pierre SELVA y Guy SALIGNIERE, Rémy CHAPOULIE, Nicole
PLATEL, Gerard POUPEAU, Claude NEY, Françoise PETIT y finalmente a nuestro
arrepentido Gerard VILLENEUVE. Gracias a todos.

Me gustaría expresar mi profunda y sincera gratitud a Emmanuelle VIEILLEVIGNE y Ayed


BEN AMARA que dedicaron su tiempo a la corrección y correcciones de este texto con
entusiasmo y valentía. Gracias.

No me olvido de todas estas personas, estudiantes de doctorado y estudiantes, que


cruzaron mi camino y quien me acompañó al principio, al final o a lo largo de este viaje:
Carole MOTHE, Delhia CHABANNE, Mathieu DUTTINE, Claire PATCHECO, Christelle
LAHAYE, Sophie DESGOUILLE, François-Xavier LE BOURDENNEC, Sophie BLAIN, mis
dos colegas trabajadores del acero Céline LAGARDE y Frédéric ADAMSKI y Agnès
ROHFRITSCH, que continúa hoy "leyendo tecnología "de la fascinante cultura Mochica.
Gracias por tu aliento, tu buen humor y tu amistad, en momentos de alegría como
desaliento.

En Perú

Nuestros contactos con el mundo arqueológico mochica y Perú han sido generoso y
fructífero. Esta tesis muestra un verdadero trabajo de investigación. Equipo
multidisciplinario franco-peruano, en el cual muchas habilidades, personas y las
instituciones han contribuido de una manera u otra. Que encuentren, aquí, el testimonio
de mi sincera gratitud.

Queremos darte las gracias, en primer lugar, Sra. Paloma CARCEDO DE MUFARECH,
Profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, gracias a quien todo
comenzó y que me ha seguido alentando en la búsqueda de un pasión singular que es
común para nosotros: la metalurgia andina. Su preciosa ayuda al comenzar el estudio de
las colecciones de metales mochicas, su consejo y su la amistad es para muchos en la
realización de este trabajo.

Deseo expresar mi gratitud y mi sincero agradecimiento a Sra. Isabel LARCO DE


ÁLVAREZ CALDERÓN y Sr. Andrés ÁLVAREZ CALDERÓN, quien me dio la bienvenida,
en 2002, durante cuatro meses en el Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera, en Lima,
para estudiar y participar en el realización del catálogo virtual de la colección metálica de
esta gran institución, quien me dio su confianza al permitirme tocar, manipular y tomar
algunos de los más bellos tesoros precolombinos y que me incorporaron en su historia.
Durante tres años, este lugar mítico ha sido una fuente de aprendizaje, búsqueda, citas y
comodidad. Andrés, gracias por tu hospitalidad, tu soporte. Gracias por tu amistad. .

Me gustaría agradecer a todo el equipo y la gente reunida en el Museo que han


contribuido a este trabajo, sin reservas y en toda amistad: David DIESTRA que por sus
habilidades y conocimientos de conservador me enseñaron a mirar objetos metálicos bajo
otro ojo, Paloma MANRIQUE, Jacquelyne BERNUY QUIROGA, Jahl DULANTO, Ula
HOLMQUIST y Claudio HUARACHE, Mariana WATSON, Rocio AGUILAR, Marcela LEON
y Gloria LAY por su ayuda, su disponibilidad y su amabilidad.

También me gustaría dar las gracias al Sr. Jean muy calurosamente JOINVILLE VACHER,
ex director del Instituto Francés de Estudios Andinos, en Lima, quien abrió las puertas de
esta institución y me permitió comenzar este trabajo de busca dándome los medios
necesarios para despegar. Gracias por tu apoyo, tu confianza y especialmente por tu
amistad.

Mi más sincero y sincero agradecimiento también va al Sr. Henri GODARD que lo


sucedió, y a todo el equipo del Instituto Francés de Estudios Andinos que apoyó logística
y administrativamente, pero también humanamente misiones de campo para garantizar el
buen funcionamiento de este trabajo de investigación. Trabajar contigo ha sido una gran
experiencia en descubrimiento científico, cumplimiento y amistad. Que todos,
permanentes, estudiantes de doctorado e investigadores visitantes, ser agradecido: Anne-
Marie BROUGERE, Alina WONG, Nora ARAUJA, Véronique LAMBERT, Cecilia
BALDASSARI, Zaida LANNING, José OLIVER, Anne-Marie HOCQUENGHEM, Thérèse
BOUYSSE-CASSAGNE, Gerald TAYLOR, François PUJOS, Xavier BELLENGER, Elsy
HUBOUX, Laure PASQUIER, Pierre DELEAGE Fanny MUSTARD, Nicolas GOEPFERT y
nuestro querido Javier.

Quiero expresar de una manera muy especial mi más profunda y sincera agradecimiento
al Sr. Luis Jaime CASTILLO BUTTERS, Profesor Principal de Pontificia Universidad
Católica del Perú, Lima y Director de Proyecto Instituto Arqueológico de San José de Moro
(PUCP-PASJM) notable este trabajo de investigación. Es a él a quien debo el tono
singular de este trabajo que se basa en la técnica y su uso sociocultural en arqueología
Mochica peruana; en resumen, una verdadera escuela de pensamiento "franco-peruano".
El tiene Puedo transmitir el conocimiento teórico y metodológico con entusiasmo, dame su
confianza, y me ofrece la calidad de sus referencias bibliográficas y científicas, formas de
conocer a nuestros compañeros arqueólogos, ingenieros, metalúrgicos todos como los
medios logísticos necesarios para el buen funcionamiento de este trabajo. Luis Jaime,
gracias por tu presencia, tienes ayuda constante y nos enseñas. ENCUENTRA, aquí,
poner agradecimientos - inalienables.

Me gustaría agradecer al equipo del Proyecto Arqueológico de San José Moro que
innegablemente contribuyó a este trabajo y en particular: Katiusha y Jacquelyne BERNUY
QUIROGUA, Martin CARPIO, Gabriel PRIETO BURMESTER y Carlos BUSTAMENTE con
quienes intercambios, discusiones y nuestra las amistades eran ricas y productivas.

También me gustaría agradecer de una manera muy especial Santiago UCEDA


CASTILLO, Profesor de la Universidad Nacional de Trujillo y Director del Proyecto
Arqueológico Huaca de Luna y Huaca del Sol (UNT-PAHL) quien, desde nuestra primera
reunión, ha mostrado gran amabilidad y hospitalidad. Siempre presente, me permitió, con
confianza, florecer en un entorno de investigación científica y humana ideal, rica en
intercambios y comentarios relevantes. Yo le debe acceso a una colección de objetos
metálicos no publicados y a la documentación arqueológica esencial para la
argumentación de este trabajo. Darme la responsabilidad del estudio tecnológico, de
estos restos de primer orden, es una honor de lo cual no puedo traducir mi gratitud.
Santiago, gracias por tu confianza tu hospitalidad, gracias por tu amistad.

Durante cuatro meses consecutivos, mi investigación dentro del equipo del Proyecto
arqueológico Huaca de la Luna y Huaca del Sol, estaba rodeadas de atención, apoyo
excepcional, apoyo logístico y humano. Quiero agradecer manera especial a los números
miembros, arqueólogos y conservadores, del Proyecto por la constante ayuda cariñosa y
peculiar de Nadia GAMARRA CARRANZA, Carol ROJAS VEGA y Henry GAYOSO
RULLIER quienes entraron mi vida.

Varias instituciones peruanas y extranjeras también deben agradecer por la cálida


bienvenida y confianza que me demostraron al darme acceso al estudio de las principales
colecciones de mochicas de metal:

Gracias a la Sra. Heidi KING, Directora del Departamento de Artes de África, Oceanía y
América del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, que una cálida bienvenida en
esta institución, durante dos meses, y que facilitó acceso a la investigación bibliográfica y
mobiliario de metal de la Colección Loma Negra.

Gracias a la Sra. Cecilia BAKULA, ex directora del Museo del Banco Central Nación del
Perú, quien me recibió en su institución y me permitió completa mis datos de
investigación.

Sra. Lutgarda REYES ALVAREZ, Directora del Instituto Nacional de Cultura del
Departamento de la Libertad - INC, que autorizó el acceso y estudio de la colección
arqueológica de muebles de metal en el sitio Dos Cabezas. Que se agradece a César
GALVEZ MORA, Victor PIMINCHUMO y al equipo del Museo Chan-Chan, Trujillo por
facilitar este trabajo.

Mi amabilidad y sinceramente gracias a Christopher DONNAN, quien Colección Moche


Metálica de Huaca Dos Cabezas. Muchas gracias por su apoyo, entrevistas y
conversaciones personales.

Gracias también a la Sra. RODRÍGUEZ RAZETTO y a su familia, quienes Bienvenido a


Pacasmayo para estudiar su colección.

Gracias a Walter ALVA, Director del Museo Tumbas Reales de Sipán y Carlos WESTER
LA TORRE, Director del Museo Brüning, por su disponibilidad y bondad.

También me gustaría agradecer muy afectuosamente a la Sra. Maria Iñes VELARDE y la


Sra. Pamela CASTRO DE LA MATA, Colecciones Curatoriales del Museo Nacional de
Arqueología, Antropología e Historia del Perú, Lima, quien me dijo, sin reservas y en la
amistad, de sus resultados de investiga y que han hecho ciertas radiografías necesarias
para este estudio. Ambos, gracias.

Gracias al equipo del Instituto de Corrosión y Protección de Pontificia Universidad Católica


del Perú, Lima (ICP-PUCP), y en particular el lic. Isabel DIAZ e Ing. Gonzalo ROCHA. Me
dieron una calurosa bienvenida su laboratorio donde pude hacer las muestras, las
observaciones y los pasos preparación preliminar de muestras.

Nuestro agradecimiento también al equipo del Laboratorio de Ingenería Mecánica, de esta


misma Universidad, cuyo Ing. Roberto LAZARTE, me abrió las puertas y me permitió
acceder al microscopio metalográfico. Agradezco particularmente Ing. Sócrates CUTIPA e
Ing. Jesús RUIZ, por el tiempo concedido y las discusiones enriquecedoras.

Finalmente, cuando las palabras no son suficientes ...

El mío, mi madre, mi hermano, mi abuelo y el clan MORA. Mis amigos, y mucho más,
pienso particularmente en Virginie, Manue, Véro, Syssoue, Maylis, Elsy, Alex, Anne-Laure,
Agnes, Claire, Ayed, François-Xavier y Anouck, sin los cuales ...

Este trabajo les pertenece.

Prefacio
Los estudios tecnológicos de metales y aleaciones de culturas antiguas son uno de los
ejes de investigación desarrollados, desde 2000, por el equipo de Michel Pernot en el
Instituto de Investigación de ArcheoMaterials - Centro de Investigación de Física Aplicada
en Arqueología (IRAMAT) - CRP2A), Unidad de Investigación Mixta UMR-5060 CNRS y
Universidad de Michel de Montaigne de Burdeos 3. Este tema, centrado en los restos
arqueológicos del trabajo, es dirigido principalmente a través del estudio de aleaciones y
procesos para la fabricación de objetos de bronce producidos por los artesanos de las
sociedades de Europa occidental, la última Edad de Bronce en el período romano.

El presente trabajo de tesis, sobre "El uso de metal en adorno y los ritos de la cultura
Mochica, Perú (150-850 dC) ", por lo tanto, se ubican en un área - cultural, cronológica y
técnica - las antípodas de la de Europa occidental, pero encaja sin embargo,
perfectamente en este tema que se centra en la artesanía cuprosa. Ante todo, destacar
por la exploración del entorno natural, sociopolítico y técnico, aspectos desconocidos de
la producción metalúrgica de esta sociedad precolombina, que sin embargo tuvo un papel
clave en el desarrollo el "sistema técnico" metalúrgico de la costa norte de Perú. Luego
tratamos con preguntas relacionadas con el tipo (s) de organización (es) de las cadenas
operativas para la fabricación de objetos ceremoniales y ornamentales de esta sociedad
mediante la restauración, a través de los métodos de la ciencia de materiales, de las
elecciones técnicas y artesanos culturales mochicas.

Varias misiones, entre 2001 y 2003, en Perú y en los Estados Unidos, financiadas
respectivamente por una beca de "Áreas culturales", bajo los auspicios del Ministerio de
Investigación de Educación Superior, y la financiación del Departamento de Relaciones
Internacionales de La Universidad de Burdeos 3, formó el punto de partida para este
proyecto.

El objetivo principal fue iniciar un programa de investigación, en cooperación con nuestros


socios peruanos, sobre aspectos científicos que mezclan estrechamente el estudio
tecnológico de las prácticas metalúrgicas y los actuales problemas arqueológicos de
restitución de la organización política y social de esta sociedad preincaica compleja.

El éxito de estas misiones se reflejó en la cálida bienvenida de nuestros socios


institucionales en Perú y Nueva York, que resultó en el estudio y la producción de un
catálogo computarizado de las principales colecciones de metales mochicas:

 Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera, Lima.


 Museo Nacional del Banco Central del Perú, Lima.
 Proyecto Arqueológico San José de Moro de la Pontificia Universidad Católica del
Perú, Lima - PUCP.
 Proyecto arqueológico Huaca de la Luna y del Sol, de la Universidad Nacional de
Trujillo - UNT, Trujillo.
 Proyecto Arqueológico Dos Cabezas, Museo Chan-Chan del Instituto Nacional
Departamento de Libertad - INC, Trujillo.
 Colección privada Oscar Rodríguez Razetto, Pacasmayo.
 Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, Departamento de Artes de África,
Oceanía y las Américas.

Luego, esta tesis asumió una "otra dimensión" al integrar un programa de investigación
financiado por el Ministerio de Relaciones Exteriores en el marco de un Voluntariado Civil
Internacional realizado en el Instituto Francés de Estudios Andinos, en Lima. (IFEA) entre
2004 y 2006.

Un marco científico relevante, esencial para el buen funcionamiento de este campo y


trabajo de laboratorio pero también necesario para el desarrollo de un campo de
investigación desconocido en Francia, fue proporcionado por dos especialistas. Michel
Pernot, Director de Investigación en el CNRS y especialista en arqueometalurgia de
Cobre, dirigió este trabajo de tesis y aspectos relacionados con el campo de la metalurgia
y la historia de las técnicas antiguas. Luis Jaime Castillo, Profesor Principal de la Pontificia
Universidad Católica del Perú en Lima y Director del Proyecto Arqueológico San José de
Moro, supervisó y guió las preguntas relacionadas con las realidades socioculturales
planteadas por la arqueología Mochica.

Este trabajo es el resultado de una estrecha colaboración "franco-peruana". Los


problemas desarrollados en esta tesis han sido definidos y reevaluados a lo largo de
nuestro trabajo en base a las preguntas y perspectivas actuales de investigación conjunta
en dos disciplinas principales.

El primero es en el campo de las Ciencias Humanas (Arqueología, Antropología e Historia


de la Tecnología): nos hemos propuesto definir el papel y el lugar del metal y las técnicas
en el desarrollo y la organización sociopolítica y económica de la cultura Mochica, entre
150 y 850 dC AD. El segundo se refiere al campo de la Ciencia de los Materiales y más
específicamente a la arqueometalurgia: incluye el estudio tecnológico de productos,
herramientas de los artesanos de aleaciones de cobre. Esto necesariamente implica la
cuestión de la elección de los materiales (propiedades físicas y mecánicas) porque los
conocimientos en el campo de las prácticas del antiguo Perú son todavía muy limitados.

Este trabajo multidisciplinario no pretende responder completamente las preguntas


formuladas. Los resultados presentados en esta tesis, cuyos materiales y técnicas son
prometedores, abren sin embargo nuevas vías de investigación para la definición y
comprensión de las "culturas técnicas" andinas del pasado.

Introducción

“Adorno” es un término que incluye no solo vestimenta sino también joyas, agregaremos
cualquier otro accesorio espectacular de ceremonia o guerra como tocados, cetros,
platos, estándares, instrumentos musicales, etc. La antropología nos informa sobre la
infinita variedad de materiales involucrados en la fabricación de adornos y adornos en
todo el mundo y nos proporciona modelos analíticos dignos de interés en la función de
adorno: protección, iniciación, intercambio, marcador de una identidad dentro de un grupo,
una región, un país, una ideología, una religión, etc. Por lo tanto, podríamos abordar el
estudio del adorno metálico centrándonos en la naturaleza y el simbolismo de los
materiales involucrados en la fabricación de ciertas categorías de adornos que afirman el
sistema formal o normativo de una sociedad. Todavía podríamos centrarnos en el
concepto de funcionalidad que gobierna sistemáticamente a las sociedades occidentales,
pero que, por el contrario, no es una prioridad para las culturas antiguas; por ejemplo, el
peso o la fragilidad de los adornos y la incomodidad física que pueden causar los
volúmenes de ciertos adornos no son las principales preocupaciones de estos últimos. Sin
embargo, para comprender los criterios que guían la elección de materiales y técnicas de
fabricación para ciertas categorías de ornamentos, cuya función "singular" o "regular"
debe distinguirse, implica, de antemano, la consideración de un espacio geográfico,
técnico, cultural y cronológico dado que el control y uso de materiales se correlaciona
fuertemente con el tipo de estructuración social, económica y política de una sociedad. La
discusión en esta tesis, titulada "El uso del metal en el vestido y los ritos de la cultura
Mochica, Perú (150-850 dC)", se refiere a una de las civilizaciones preincaicas más
prestigiosas del mundo. la costa norte de Perú, donde un conjunto de prácticas
metalúrgicas avanzadas se desarrolló de forma independiente y se centró principalmente
en la fabricación de objetos y ornamentos ceremoniales inusuales y sorprendentes. De
hecho, entre las grandes civilizaciones de la costa norte del antiguo Perú sobresale
notablemente la cultura Mochica con la que se manifiesta arqueológicamente, entre 150 y
650 d. BC, el uso recurrente de muchos adornos metálicos de cobre y aleaciones
preciosas de cualidades, estéticas y técnicas, excepcionales. La aparición de estos
prestigiosos objetos e innovaciones relacionadas con la introducción del cobre en las
actividades metalúrgicas de esta sociedad coincide con el desarrollo de la metalurgia en
un área geográfica y cultural considerada. En ella, desde la civilización Chavín (1200 -
200 a. C., que solo practica la metalurgia del oro) hasta la anexión del territorio al Imperio
Inca (1450 d. C.).), muestra un aprendizaje técnico dinámico, durante 2000 años, marcado
por fases de evolución, mutación, crisis e innovación.

Por supuesto, aquí no se trata de "reconstruir" la historia de la metalurgia andina; tal


historia, de ser posible, implicaría primero que identifiquemos materiales, técnicas y
procesos consistentes con el desarrollo sociopolítico y económico y la evolución de cada
sociedad involucrada en espacios geográficos y temporales altamente variables; en
resumen, un objetivo utópico. Recién estamos empezando a conocer la historia cultural y
las prácticas metalúrgicas de las sociedades de la costa norte peruana; de hecho,
sabemos poco sobre la organización de las artesanías, pero también sobre las técnicas,
los materiales y los ritos que entran en las cadenas de fabricación de los objetos; la
historia de la difusión de las técnicas presenta, a su vez, brechas considerables.

En su lugar, nos proponemos enfocarnos en este estudio sobre los recursos tecnológicos
y los recursos humanos implementados en las cadenas de fabricación de los objetos
metálicos de la cultura Mochica. Por lo tanto, se trata de definir las técnicas conocidas por
los artesanos mochicas, que son conscientemente dominadas y dirigidas, colocándolas en
su contexto cultural de desarrollo, simplemente porque consideramos que caracterizan el
componente metalúrgico del sistema técnico mochica.

Hasta finales de la década de 1980, las dificultades del análisis cultural de los adornos y
objetos metálicos de esta notable sociedad "artística" se relacionaban principalmente con
el saqueo y la desaparición de los contextos culturales y religiosos del descubrimiento de
estos objetos prestigiosos. Excavaciones arqueológicas llevadas a cabo, en los últimos
veinte años, en los principales sitios arqueológicos mochicas y el descubrimiento de
varias tumbas "reales" en todo el territorio Mochica, en los sitios de Dos Cabezas, El
Brujo, Sipán, San José de Moro, Desde entonces, Pacatnamú y Huaca de la Luna y del
Sol han proporcionado información invaluable sobre las clases de consumidores, los
contextos de uso y el papel de los adornos metálicos. Todos los estudios iconográficos y
estilísticos realizados hasta ahora han demostrado que los elementos ornamentales y los
objetos ceremoniales metálicos, descubiertos principalmente en contextos funerarios y
rituales, están esencialmente dedicados a la representación de la identidad social de los
actores políticos de esta sociedad, la materialización de las ideologías dominantes y la
teatralización de las ceremonias rituales emprendidas para el legítimo mantenimiento de
la autoridad política. La función y el papel de los adornos metálicos no solo eran
ostentosos o estéticos, sino también un medio para que esta sociedad sin escritura
justificara, comunicara y transmitiera las ideas y símbolos de las diferentes potencias
dominantes que constituían esta sociedad compleja.

La importancia de estos "dispositivos ideológicos" metálicos dentro de la sociedad


Mochica y el acceso a las principales colecciones de metal arqueológico y museográfico
de esta sociedad ofrecieron la posibilidad de continuar los raros exámenes tecnológicos
emprendidos en la década de 1970 por Heather Lechtman y perseguido por una línea de
investigadores; luego, integrarlos en los contextos geográficos y sociopolíticos en los que
se desarrollaron los grupos mochicas regionales. A pesar de la extrema variabilidad del
conocimiento arqueológico adquirido de un sitio a otro, pareció interesante intentar
comparar los resultados observados en los diferentes sitios arqueológicos mochicas para
reflejar, en el sentido de Bertrand Gille (1978), sobre el componente o subsistema
metalúrgico del "sistema técnico" en la cultura Mochica. En resumen, ¿el reclamo de este
autor sobre el "bloqueo" técnico de las sociedades precolombinas aún se justifica hoy en
día?

A lo largo de esta disertación hemos intentado definir, a partir del conocimiento


arqueológico y metalúrgico actual, en qué contexto y en qué realidad sociocultural se
produjo la fabricación de objetos metálicos mochicas. Este primer aspecto implicó
necesariamente una discusión sobre y alrededor de las técnicas de fabricación y las
cadenas operativas que constituían la (s) organización (es) metalúrgica (s) en esta
sociedad. Por lo tanto, nuestro estudio se basó en varias preguntas: ¿Cuáles son los
metales y las aleaciones utilizados por los metalúrgicos mochicas? ¿Cómo se hacen los
objetos? ¿Dónde están hechos? ¿Cómo está organizado el trabajo de los artesanos?
¿Cuáles son las técnicas, procesos, estructuras y herramientas involucradas en el
proceso de fabricación del objeto? ¿Cuál es el grado de tecnicismo de los artesanos?
¿Cuál es su lugar y estado en la sociedad? ¿El proceso de fabricación es realizado por un
solo hombre o grupos de hombres especializados? Finalmente, ¿hay coherencia en el uso
de técnicas, procesos, metales y aleaciones en todo el territorio Mochica? La
reconstrucción de la historia del conocimiento y las técnicas metalúrgicas requiere un
método de investigación multidisciplinar que asocie el estudio tipológico de los objetos
(forma, iconografía, etc.), el examen y análisis arqueometalúrgicos y la consideración del
discurso de la técnica. Con el fin de proporcionar algunas respuestas a estas preguntas, a
lo largo de este trabajo hemos optado por considerar cuatro tipos de documentación
arqueológica: los objetos terminados (funerarios o rituales), el taller de materiales
vestigios, las herramientas y los contextos funeral. Todos los objetos que constituyen las
colecciones arqueológicas y museísticas fueron observados e integrados en una base de
datos computarizada (hecha con el software File Maker y anexada a esta nota). El
desarrollo de este sistema implicó la evaluación del estado de conservación de los
objetos, el inventario y la catalogación de los datos relacionados con la fabricación, la
observación de defectos y vestigios de fabricación, montaje, reparación, uso y registro de
datos iconográficos, métricos, fotográficos y arqueológicos de objetos. La verificación
cruzada de los datos también nos permitió seleccionar el material para llevar a cabo el
estudio tecnológico de unos cincuenta objetos metálicos a través de la ciencia de los
materiales. La selección y muestreo de muestras se realizó de acuerdo con las
autoridades peruanas competentes del Proyecto Arqueológico Huaca de la Luna y del Sol,
la Universidad Nacional de Trujillo (UNT) y el Proyecto Arqueológico de San José de
Moro, de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima (PUCP) pero también del
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera, Lima. Los resultados obtenidos se colocaron
luego en el contexto arqueológico particular de los objetos y, cuando fue posible,
intentamos correlacionarlos con la documentación antropológica.

Este trabajo está completamente en los campos de la Historia de las Técnicas y Ciencia
de los Materiales. Está organizado en doce capítulos agrupados en tres partes: la historia
arqueológica de la cultura Mochica, las características del metal en el "sistema técnico" y
el conjunto de resultados e interpretaciones obtenidas de los estudios tecnológicos que se
articulan alrededor de objetos, lugares de producción y artesanos.

Primero fue necesario ubicar el mundo mochica en el antiguo Perú para presentar las
peculiaridades geográficas y temporales en las que los Mochicas se desarrollaron y
evolucionaron. Los dominios dominantes, políticos y religiosos, que constituyen el edificio
y la estructuración de esta sociedad fueron luego expuestos para considerar las
realidades socioculturales con las cuales nos enfrentamos.

La segunda parte, quiere colocar el metal en el subsistema técnico mochica. Comprender


la elección del artesano de usar un metal en lugar de una aleación, por ejemplo, implicó
necesariamente la presentación de las principales propiedades intrínsecas de los metales
y aleaciones utilizados por los metalúrgicos mochicas, porque sus propiedades son a
menudo propiedades de uso; esta elección también puede estar vinculada a la ubicación
de las materias primas. Los últimos dos capítulos de esta sección proponen una definición
del sistema técnico mochica a partir de la presentación ilustrada y didáctica de las tres
categorías de técnicas de procesamiento de metales. Estos últimos forman el subsistema
metalúrgico que se institucionaliza con esta sociedad: deformación plástica, fundición,
decoración y acabado.

La última parte, titulada Metales, Culturas y Sociedades, presenta tres ejemplos de


estudios tecnológicos en diferentes contextos, donde los objetos terminados, los lugares
de producción y las habilidades de los artesanos mochicas se discuten a partir de los
resultados obtenidos a través de la metodología multidisciplinaria elegida.

PARTE I
EL MUNDO MOCHICA EN EL ANTIGUO PERÚ
CAPÍTULO 1 - ESPACIO Y TIEMPO, ADAPTACIÓN Y EVOLUCIÓN DE LAS EMPRESAS
DE MOCHICAS

CAPÍTULO 2 - ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS DE MOCHICAS

CAPÍTULO 3 - LA RELIGIÓN MOCHICA

CAPÍTULO 4 - ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN SOCIAL

Introducción

Los Mochicas o Moche1, que singularizan la civilización precolombina del mismo nombre,
se desarrollaron en los valles de la costa norte del Perú durante nuestro primer milenio,
entre 150 y 850 d. BC, en un área cultural y geográfica en las antípodas de nuestras
referencias históricas europeas (civilización romana y alta edad media). Los Mochicas no
formaron una sociedad centralizada por un único centro de poder (liderazgo) que se
hubiera administrado desde un único capital. Esta sociedad parece haber sido más la
combinación de un conjunto de comunidades regionales independientes e interactivas,
entidades políticas de diversa naturaleza, que se adaptaron a diferentes condiciones y
oportunidades, pero con una historia común y singular. Su historia arqueológica es, por lo
tanto, la narración de las interacciones entre estas entidades, tanto en lo que les es
común, es decir, la "Gran Historia Mochica" (Benson 1972, Donnan 1978, Bawden 1996,
Larco [1938-1939] , reeditado en 2001) solo sobre la evolución particular y característica
que cada entidad ha desarrollado en su región respectiva (Willey 1953, Shimada 1994a,
Castillo, de próxima aparición). La historia arqueológica de Mochica se basa en datos
empíricos, disponibles o no en un momento y lugar determinados; luego, por los
supuestos y las correlaciones que construimos a partir de ellos. Sin embargo, esta historia
se reescribe constantemente, incorporando nueva información (arqueológica, histórica,
teórica o arqueométrica) y reconciliando nuevas interpretaciones (Quilter 2002). El
fenómeno de adaptación de los Mochicas a su entorno costero es ejemplar. Al igual que
las sociedades que los precedieron, los mochicas sabían cómo explotar las riquezas
marítimas, los recursos de las llanuras y las laderas de los Andes; sin embargo, se
destacan de sus predecesores mediante el desarrollo de una agricultura a gran escala
basada en técnicas de riego innovadoras (Eling 1986). Estaban obteniendo los recursos
que no tenían a través de intercambios con empresas vecinas. Los grandes valles del
extremo norte de Piura, Lambayeque y Jequetepeque, con sus enormes cuencas y sus
múltiples ríos (Fig. 1), contrastan con los valles del sur, Chicama, Moche, Virú, Santa y
Nepeña, menos extensos y menos rico (Delavaud 1984). La disparidad de los factores
ambientales, como las diferencias cuantitativas y cualitativas en el acceso a los recursos,
así como los procesos históricos y las interacciones dentro y fuera de la comunidad,
obviamente han determinado diferentes líneas de desarrollo. Por ejemplo, estas
diferencias en el desarrollo nos permiten diferenciar la cultura Mochica de otras
sociedades contemporáneas (Nasca, Recuay, Cajamarca, Vicús, Maranga, etc.) pero
también permiten distinguir los desarrollos regionales de esta sociedad.

Así, los datos y las interpretaciones arqueológicas, que desarrollaremos a lo largo de este
trabajo, muestran la existencia de dos grandes regiones mochicas con distintos modelos
de desarrollo y evolución. La región de South Mochica formó un estado territorial y
expansionista que estaba gobernado por un poder centralizado desde la capital de Las
Huacas de Moche (Larco [1938-1939], reeditado en 2001, Chapdelaine et al., 2000,
Castillo y Uceda, en prensa); mientras que en la región norteña de Mochica, varias
entidades políticas mochicas o "estados oportunistas", independientes pero en contacto
constante (Castillo, de próxima aparición), parecen haber evolucionado en los tres
principales valles del norte (Piura, Lambayeque y Jequetepeque). Este panorama
complejo, formado por numerosas identidades que son configurables y evolucionan a su
propio ritmo y con condiciones de desarrollo únicas, ha sido recientemente establecido e
interpretado gracias a la investigación a largo plazo de proyectos arqueológicos ubicados
a lo largo de la costa norte.

1
Estos dos términos se usan regularmente en la literatura para denominar a la misma
cultura. De acuerdo con el nombre del idioma Muchik, hablado por personas en las
regiones costeras y andinas del norte de Perú, el arqueólogo Julio Tello nombró, a fines
de la década de 1920, la llamada cultura Moche. Mochica (reportado en Uceda y Mujica
1994: 12). Este idioma ahora está extinto. El término Moche (pronunciado Motché)
predomina fuertemente en los autores de inglés o incluso de habla hispana. Los autores
francófonos usan ambos nombres. Privilegiaremos en este trabajo de tesis el término
Mochica (pronunciado Motchica).
Las expresiones culturales que asociamos con el fenómeno Mochica, es decir, las ricas
tumbas de "reyes" y "reinas", la arquitectura monumental de las Huacas (templos)
decoradas con relieves policromos, cánones artísticos y estéticos, cerámicas Las
innovaciones técnicas del riego relacionado con la agricultura o el desarrollo de la
metalurgia de las aleaciones de cobre y los tratamientos superficiales no se han
desarrollado espontáneamente, pero gracias a de una larga tradición cultural legada por
las culturas anteriores de la costa norte de Perú (Quilter 1997, 2001).

Los vestigios de ocupación más recientes se encuentran desde el 12,000 a. C J.-C.;


pequeños grupos nómadas viven como parte de una economía de caza y recolección. Los
grupos humanos crecen en número y gradualmente se vuelven sedentarios entre el 7000
y el 3000 a. C J.-C.; la horticultura primitiva comienza a practicarse ya en 6000 a. C Fue
solo durante el período Pre-Cerámico Tardío (3500 - 1800 a. C) que grupos de hombres
comenzaron a desarrollar una economía productiva a través de la agricultura, en particular
gracias a la introducción de nuevas especies, como el maíz. La transición de una forma
de vida rural y rural a otra, de carácter urbano, desarrollada durante el período Cupisnique
(1800-900 a. C) y a través de una serie de pequeñas sociedades localmente circunscritas
como Salinar y Virú; las técnicas de cerámica y modelado no tuvieron lugar hasta el final
del segundo milenio antes de Cristo, especialmente con la cultura Vicús (Lavallée 1988:
24). Los Mochicas, que se derivan de este desarrollo progresivo, ponen en práctica
muchas técnicas. Se manifiestan a través de la creación de canales de riego, lo que está
relacionado con el desarrollo de la agricultura a gran escala y el desarrollo de las "artes"
de la cerámica, murales y orfebres, que se desarrolla gracias a la introducción del cobre
en las prácticas metalúrgicas de la costa norte de Perú. El establecimiento de esta
sociedad "estatal" con una economía que implica la existencia de reservas de alimentos
debe compararse con el desarrollo de la maestría metalúrgica porque nuestro
conocimiento de las sociedades antiguas muestra que la metalurgia se encuentra en las
sociedades fuertemente jerárquicas. Veremos que la sociedad Mochica ha seguido una
historia de éxitos y fracasos, adaptaciones, desastres naturales y avances técnicos. Sin
embargo, debido a que no son una sino varias sociedades independientes, sus
características o características artísticas y tecnológicas no pueden atribuirse a la
totalidad de los Mochicas, sino a una o más expresiones regionales (Castillo y Uceda, de
próxima publicación).
Figura 1: Mapa y
región natural (Costa,
Sierra y Selva) de la
región norte del Perú
(Según Peñaherrera
del Aguila 1989).
Ubicación de los
valles de la costa
norte donde se
desarrollaron las
"sociedades"
mochicas. En
morado, se indican
las áreas culturales
de las sociedades
vecinas y
contemporáneas que
interactúan con las
entidades mochicas.
Por otro lado, es evidente que los Mochicas no evolucionaron solos en la costa norte;
interactuaban de acuerdo con comportamientos internos y externos con poblaciones
culturalmente diferentes (Castillo 1999a, Larco [1938-1939] reeditado en 2001, 1948,
1966). De hecho, incluso dentro de los territorios que dominaron, los Mochicas, a lo largo
de su historia, coexistieron con poblaciones locales firmemente establecidas en los valles
del norte, cuyos orígenes son generalmente anteriores a la sociedad Mochica. Estas
comunidades, que generalmente llamamos Virú o Salinar (Larco 1944, 1946, Strong y
Evans 1952, Willey 1953) y cuyo nivel socioeconómico y cultural parece haber sido
relativamente inferior e incluso subordinado2, constituyen el substrato popular del cual el
Empresa Mochica. Los Mochicas aparentemente surgieron de este antiguo y popular
sótano, cuando el riego a gran escala aumentó el área de explotación de los valles de la
costa, creando nuevas fuentes de riqueza y poder que permitieron el privilegio social se
divide y desarrolla su propia identidad (Castillo, de próxima aparición). En este proceso de
evolución, se ha desarrollado una nueva lógica de producción y creación cultural que
incluye todo tipo de obras, materiales, procesos y conocimiento: una verdadera "cultura
técnica mochica" (Fraresso, de próxima aparición 1). Esta nueva forma de transformar la
naturaleza en beneficio de un modelo sociopolítico, es decir, la materialización de la
ideología (DeMarrais et al., 1996), involucró formas únicas de gestión de recursos,
conocimiento y habilidades saber-hacer, la aplicación de procesos y técnicas, lógica
estandarizada de fabricación, uso, distribución y acceso a productos. Fuera de sus
territorios, los mochicas también interactuaron, aunque a menor escala, pero con
relaciones tan importantes para su configuración e identidad cultural, con las sociedades
desarrollándose al mismo tiempo (Fig. Recuay en las alturas vecinas del Callejón de
Huaylas, ubicado en el departamento de Ancash (Makowski y Rucabado 2000),
Cajamarca y Chachapoyas en el norte de la Sierra (Bernuy Quiroga y Bernal, de próxima
aparición) y Vicús en el extremo norte de la costa (Makowski y otros 1994).

2
Esta nueva y reciente concepción del fenómeno Gallinazo o Virú como componente de la
tradición Mochica, que convivió con ella y que habría sido su sustrato popular, fue
propuesta simultáneamente por Donnan; Uceda, Galloso y Gamarra; Del Carpio, y otros
investigadores en la "Conferencia sobre la Cultura Gallinazo" organizada por Jean-
François Millaire, en julio de 2005, en Trujillo (inédito).
En esta sociedad sin sistemas de escritura, el conocimiento que tenemos para construir la
historia de los Mochicas se basa esencialmente en la investigación arqueológica. Es por
lo tanto una historia reconstruida a través de las excavaciones arqueológicas que se
llevan a cabo en diversos sitios mochicas, por las ideas de muchos investigadores que
trabajaron durante cien años en la región y por los restos materiales que se encuentran.
hoy contextualizado por investigaciones de campo confiables o disponible en colecciones
de museos. La historia intelectual de la arqueología de la costa norte peruana ha
moldeado nuestra comprensión de la antigua sociedad Mochica y la investigación futura
continuará moldeándola una y otra vez. Durante los últimos veinte años, la arqueología
Mochica ha sido una de las áreas de investigación más activas en la costa norte del Perú,
con la aparición de proyectos arqueológicos peruanos e internacionales a largo plazo en
los sitios de Sipán (Alva). 2004) y Pampa Grande (Shimada 1994a) en el Valle de
Jequetepeque; Huaca de la Luna (Uceda 2001) y Galindo (Bawden 1982) en el valle de
Moche; El Castillo y Guadalupito (Chapdelaine et al., 2000, 2002, 2003) en el Valle de
Santa; Pacatanamú (Donnan y Cock 1986, 1997), San José de Moro (Castillo et al., En
preparación) y Dos Cabezas (Donnan 2001b, 2003) en el Valle de Jequetepeque; El Brujo
(Franco et al., 2003) y Mocollope Mayal (Russell y Jackson 2001) en el Valle de Chicama
y Huancaco (Bourget 2003) en el Valle de Virú. La gran cantidad de información y datos
recopilados, sin embargo, hace que sea extremadamente difícil actualizar de forma
precisa y actualizada la historia de los Mochicas (Figura 2).

Se trata de presentar, en esta primera parte, una visión del estado actual de nuestros
conocimientos sobre la sociedad Mochica, centrándonos en primer lugar en su origen y su
organización sobre la naturaleza del poder político. lo que permitió el desarrollo de su
organización y finalmente, sobre la estructura social a partir de la cual esta sociedad se
afirmó. Esta primera parte pretende dar una imagen dinámica de la sociedad Mochica y su
organización a lo largo del tiempo.
Figura 2: Ubicación de los principales sitios arqueológicos mochicas citados en
este trabajo.
Capítulo 1

Espacio y tiempo, adaptación y evolución de las empresas de mochicas

Como ya hemos señalado, los Mochicas se desarrollaron en los diferentes valles de la


costa norte de Perú entre 150 y 850 d. BC, pero no todos los valles son los mismos
(demográficos, fluviales, climáticos, de área, de recursos, etc.) y los modelos de desarrollo
no han sido homogéneos a lo largo de 700 años de existencia de estas sociedades dentro
del mismo valle. Para comprender las particularidades geográficas de cada valle ocupado
por los Mochicas, es decir, para aprehender la disponibilidad de tierras explotables o
irrigadas, la división en sectores o localidades o para estudiar la disposición de los
sistemas de riego y otros recursos, interpretará por qué ciertos procesos ocurrieron en
áreas específicas. Por ejemplo, los sitios de Pampa Grande y Galindo, dos sitios tardíos
(alrededor del 700 d. C), se construyeron en los pasos que separan los valles superior y
medio de Lambayeque y Moche, respectivamente; mientras que muchos sitios mochicas
del período inicial Mochica (100-400 d. C.) tales como Úcupe, Dos Cabezas, El Brujo y
Huaca de la Luna, están ubicados en los valles más bajos cerca del río. Océano Pacífico
(Fig. 2). De manera similar, la cronología mochica, que ha sido recientemente objeto de
un intenso debate en la comunidad científica, requiere que restauremos los sitios y los
restos en su secuencia de desarrollo singular. Es necesario discutir, antes que nada, la
naturaleza de las fechas que se les atribuyen, ya sean absolutas o relativas; luego
pregunte, si es necesario, los métodos de datación utilizados y especialmente para
establecer correspondencias cronológicas, aparentemente confusas, entre los desarrollos
que han tenido lugar de un valle a otro.

1. Espacio y adaptación

El territorio ocupado por los mochicas está definido por tres componentes geográficos
principales: en el oeste, el océano Pacífico rico y frío con su abundante biomasa; al este,
la Cordillera de los Andes se eleva abruptamente, y en el medio, la llanura costera. Existe
amplia evidencia de que las sociedades costeras siempre han estado explotando el mar,
no solo en la franja costera por su abundante cantidad y variedad de peces y crustáceos,
sino también en áreas de pesca más alejadas de la costa a unas pocas islas de “guano” 3
donde se han destacado las evidencias de la presencia Mochica (Kubler 1962). Como
parte de esta actividad, los Mochicas desarrollaron un sistema de navegación basado en
la fabricación de pequeñas embarcaciones en cañas acuáticas, de unos cinco metros de
largo y un metro de ancho, llamadas "caballitos de totora" 4. No fue posible determinar si
durante ese tiempo se usaron embarcaciones más grandes y duraderas, construidas con
tablones de madera. Maria Rostworoski (1977a, 1977b, 1981) señala que en la costa de
la costa existieron, durante el período colonial, pueblos pesqueros con su propio idioma
Yunga (o probablemente un dialecto, Cerrón Palomino 1995), a los que se les
reconocieron los derechos, características distintivas y alta movilidad que les permitió
participar en el comercio y el cabotaje 5. Estas observaciones permitieron al autor afirmar
que la especialización de las actividades relacionadas con el mar también había definido
indudablemente las condiciones sociales especiales y las funciones especializadas de
ciertos pescadores mucho antes del período colonial.

Más que una política de control y explotación sostenida, la interacción de las sociedades
costeras con las primeras laderas de los Andes parece haber estado ligada al uso
estratégico de los recursos de esta área, como la coca que se producía en los valles
aislado de las laderas andinas o chaupiyunga, cazando animales como el venado
(Odocoileus sp., [Donnan 1982a]) y la adquisición de plumas de colores de algunas aves
exóticas que se encuentran en las laderas de esta región. La escasez de restos
arqueológicos de las sociedades costeras sobre las primeras laderas de los Andes
proporciona un panorama significativo. De hecho, estos raros datos parecen indicar que el
desarrollo de algunas empresas centrales andinas habría sido extremadamente
especializado en la explotación de los recursos naturales. Esto es particularmente notable
en el caso de las sociedades costeras, muchas de las cuales (Mochica, Lambayeque,
Chimú, Chancay, etc.) se han agrupado en las llanuras costeras.

3
Guano (quechua "wanu") es el nombre dado al excremento de aves marinas y se utiliza
como un fertilizante orgánico altamente eficiente debido a su alta concentración de
compuestos nitro.

4
Traducción: "pequeño caballo de caña".
5
El cabotaje se refiere a un tipo de navegación marítima que consiste en moverse de un
puerto a otro mientras permanece cerca de la costa. Este término se refiere inicialmente a
una actividad de transporte comercial.

Este no fue el caso de las empresas que se desarrollaron en las sierras (yunga, quechua,
suna, puna y janca: ver Fig. 1), para lo cual fue más interesante y frecuente establecer
enclaves estratégicos que les permitieran para garantizar el acceso a los productos que
comercializaban (Espinoza Soriano 1987). Se ha informado con frecuencia que hay
poblaciones cuya función es establecer interacciones en forma de comercio entre la Sierra
y las poblaciones de llanuras costeras. Por ejemplo, la iconografía mochica a menudo
representa personajes con aretes discoidales grandes asociados con escenas del "Culto
de la coca" (Benson 1976, 1984, Hocquenghem 1987, Makowski y Rucabado 2000,
Uceda 2004a y 2004b). En general, están representados en plena invocación bajo un arco
de dos cabezas y en estado de éxtasis, lo que sugiere que estos caracteres estaban
probablemente bajo la influencia de sustancias alucinógenas (figura 3). Hocquenghem
(1987) piensa que su función corresponde a la de los sacerdotes que ofician en los
rituales propiciatorios. Están representados con grandes canastas que contienen coca,
pieles de animales y envases de coca, más comúnmente conocidos como "caleros"
(Hocquenghem 1987, Donnan y McClelland 1999, Uceda 2004a y 2004b).
Dos adornos de la colección del Museo Arqueológico Larco Herrera, estudiados en este
trabajo (Fig. 4), confirman que existían relaciones entre la costa y las montañas. De
hecho, estas dos partes tienen las mismas características formales y funcionales, así
como la aplicación de procesos y técnicas de formateo idénticos; sin embargo, mientras
uno de ellos incluye imágenes específicas de Recuay como el "perro lunar", el segundo
exhibe representaciones realistas, como una cabeza felina rodeada por dos loros,
característica del período Mochica Initial (100-400 AD) o Larco6 Phase I o II (Larco 1948).

Figura 3: Escena que ilustra el ritual de la coca (c). Fase de cerámica IV. 27.3
cm x 15.5 cm. Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera, Lima (ML004112). a -
Figura antropomórfica en adoración con pendientes discoidales, un adorno
metálico en forma de felino y una canasta en la que se almacena un calero.
Frente a él hay cestas, envases de coca y varios adornos. b - Oficiantes que
ingieren coca bajo el arco de doble cabeza.
Dos adornos de la colección del Museo Arqueológico Larco Herrera, estudiados en este
trabajo (Fig. 4), confirman que existían relaciones entre la costa y las montañas. De
hecho, estas dos partes tienen las mismas características formales y funcionales, así
como la aplicación de procesos y técnicas de formateo idénticos; sin embargo, mientras
uno de ellos incluye imágenes específicas de Recuay como el "perro lunar", el segundo
exhibe representaciones realistas, como una cabeza felina rodeada por dos loros,
6
característica del período Mochica Inicial (100-400 AD) o fase I o II de Larco (Larco
1948).

Figura 4: Elementos de tapa frontal hechos de placas de acero con rebarbar (<1
mm) en aleación ternaria (Au-Ag-Cu). El primer adorno representa una cabeza
felina coronada con una pluma en forma de media luna y rodeada por dos loros
(ML100770: 22.4 cm x 25.6 cm, peso 78g). El segundo elemento, que presenta
muchas pruebas de reparación antigua (grapas, soldadura), representa un rostro
humano con patas. Está decorado con una pluma en forma de media luna y la
cara está rodeada por dos animales míticos de tradición Recuay con cuerpo
puntiagudo y cabeza felina (ML100769: 26.6 cm x 29.5 cm, peso 100g). Museo
Arqueológico Rafael Larco Herrera, Lima.
6
No conocemos el lugar de origen de estos adornos para tocados, ni siquiera su contexto
original. Por lo tanto, si provinieran de una región del norte, corresponderían al período
inicial de Mochica. Por otro lado, si provenían del Valle de Chicama o de otro valle en la
región de Mochica del Sur, donde Larco desarrolló su investigación, estos adornos
corresponderían a la Fase I o II de su secuencia.

De estos dos adornos de lujo es posible entrever la interacción directa entre las
tradiciones costeras y las de la Sierra, donde uno de estos objetos probablemente ha sido
copiado en el otro, y donde es posible Considera que los grandes artesanos de cada
cultura compartían conocimientos y tradiciones técnicas y, por lo tanto, estaban sujetos a
la coevolución. Desafortunadamente, no conocemos los contextos geográficos,
cronológicos y culturales de estas dos joyas de prestigio, por lo que nunca sabremos si
sus similitudes fueron el resultado de interacciones culturales y / o influencias culturales.
Sin embargo, las relaciones entre estos dos grupos no parecen haber sido siempre
pacíficas. Entre las escenas iconográficas de combate, los mochicas a veces se
representan en la batalla con individuos que usan largos pendientes colgantes y
generalmente luchan con los clubes cuya parte activa es la piedra (Donnan y McClelland
1999: 87, Fig. 4.24). ). Estos últimos están adornados con tocados en forma de cactus o
representando armas con manos humanas. A primera vista, parece que los valles de la
costa norte peruana tenían configuraciones y características homogéneas. La altitud no
parece haber sido una variable muy particular, ya que no hay una gran diferencia en la
elevación entre valles. Por otro lado, obviamente tres factores han desempeñado un papel
determinante en el desarrollo del medio ambiente y el ecosistema específico de cada
valle: la latitud, es decir, la distancia desde un valle hasta el valle línea ecuatorial, la
extensión de la extensión de la tierra regable y la disponibilidad de agua. El primer factor
determinará el promedio anual de luz solar y la propensión de la tierra a recibir una mayor
cantidad de agua durante los raros eventos de precipitación intensa llamados ENSO 7. El
segundo factor está determinado por la capacidad de extensión de las tierras irrigables de
un valle, este último dependerá de la topografía de la costa y la naturaleza del suelo. Por
ejemplo, en el Valle de Santa, la tierra disponible para la agricultura es muy limitada,
mientras que el agua disponible, que proviene directamente de los glaciares que se
derriten en el Callejón de Huaylas, es abundante. En la parte norte del Valle de
Jequetepeque, una cadena de montañas paralelas al océano, Cerros Catalina y San
Idelfonso, impide que las tierras irrigables lleguen al océano. Los valles de Lambayeque y
Chicama tienen una combinación ideal: agua abundante y muchas tierras irrigables. La
disponibilidad de agua puede ser variable y depende principalmente de la lluvia y las
cuencas hidrográficas8. Entre los fenómenos citados principalmente para explicar la
variabilidad del régimen de lluvias y la disponibilidad de agua, los fenómenos ENSO son
los más estudiados. Los fenómenos del Niño con sus lluvias devastadoras, especialmente
en los valles más septentrionales, se citan con frecuencia como un factor alterativo y
determinante en el desarrollo de las sociedades de la costa norte (Moseley y Richardson,
1992). Con base en observaciones previas, se puede concluir que los factores
geográficos y climáticos y el impacto impredecible del fenómeno Niño (ENOS) han hecho
que los valles costeros sean relativamente heterogéneos. Por un lado, en el extremo norte
de la costa norte, encontramos grandes valles (Piura, Lambayeque y Jequetepeque) que
incluyen varios ríos y cuencas o que tienen un régimen fluvial más grande. Por otro lado,
en la parte sur de la costa norte, por otro lado, tenemos valles más pequeños (Chicama 9,
Moche, Virú y Chao), cuyas tierras irrigables y el agua disponible no llegan, incluso si son,
las mismas valores de un valle norte individual. El Valle de Santa, como hemos visto, es el
valle que presenta el único régimen en aguas estables gracias al origen de sus recursos
abundantes y regulares; y aunque era pobre por falta de tierra, esta tierra debía ser una
zona segura pero también extremadamente deseable. Es interesante señalar cómo los
Mochicas, al incorporar este valle al territorio Mochica del sur (Castillo y Donnan, 1994b)
iniciaron su extensión hacia el sur (en el área de Lacramarca), a través de un gran
programa de riego en el desierto (Wilson 1987). 1988, Chapdelaine et al., 2000, 2002,
2003).

7
ENSO es un acrónimo que consiste en los términos El Niño y Oscilación del Sur
(Oscilación del Sur). Es un fenómeno climático y oceanográfico que vincula el fenómeno
de El Niño y la Oscilación del Sur de la presión atmosférica.

8
El tamaño de las cuencas de los valles de la costa es muy variable. Así, mientras que
los valles de Santa, Jequetepeque y Chicama tienen cuencas de 10, 500, 5800 y 4800
km2, las cuencas de los valles de Virú y Moche tienen solo un área de 1500 y 1959 km2
(Kroeber 1930: 76).

9
El Valle de Chicama es un caso particular debido a su ubicación en los territorios
Mochicas. Es un valle casi tan grande como el valle de Jequetepeque que se integró a la
región de South Mochica. Todos los datos obtenidos durante las excavaciones
arqueológicas de El Brujo (Franco et al., 2003 y Williams 2006) y Mocollope-Mayal
(Russell y Jackson 2001) indican que el inicio de la ocupación de la Huaca El Brujo fue
estrechamente asociada formas y decoraciones originarias de la región norteña de
Mochica. En este momento corresponden los murales donde predominan las
representaciones de "lifes" (Poissonchat) y las tumbas de "Lady of Chao" (Williams 2006).
Luego, durante las fases III y IV (Larco 1948), parece que el valle incorpora el estado
Mochica Sur cuya capital está ubicada en "Huacas de M che" o "Huaca de la Luna y del
Sol". El templo se re-decora en el modelo del sur con representaciones del "Tema
complejo", escenas de enfrentamientos y prisioneros, así como pinturas murales en
relieve decoradas con diamantes y la cabeza del matadero. Finalmente, probablemente
alrededor del 600 dC BC, el Valle de Chicama parece volverse autónomo; es en este
punto que se desarrolla un estado independiente que es lo suficientemente fuerte como
para asegurar una presencia en Galindo (Bawden 1996) y Pampa Grande (Shimada
1994a). Esta entidad se convierte identificable por la presencia de un nuevo estilo de
estado, los Moche V. Por lo tanto, el estilo de este valle sería mucho más que el valle de
Jequetepeque, la bisagra de estado entre el norte y el sur (Castillo próximamente Castillo
y Uceda, de próxima aparición).

Por lo tanto, parece que la variabilidad de los recursos ha sido un factor determinante en
el destino de los diferentes territorios mochicas. Mientras los mochicas de Lambayeque y
Jequetepeque se dedicaron a expandir la frontera agrícola en sus valles ricos y bien
abastecidos, los mochicas del sur, con menos tierra disponible, pronto se vieron obligados
a conquistar los territorios pequeños pero fértiles de sus vecinos del sur. (Chapdelaine et
al., 2000). Por lo tanto, cada región se habría enfrentado al crecimiento natural de sus
poblaciones al adoptar estrategias muy diferentes que requerían el desarrollo de técnicas
hidráulicas o la garantía de importantes capacidades militares. Estos factores explicarían
las diferencias en el desarrollo de los grandes valles y darían lugar a la suposición de que
existían en cada valle entidades políticas y sociales independientes y diferenciadas. Sin
embargo, estas diferencias no parecen haber ocurrido todas entre las entidades que
existieron en los grandes valles de la costa norte. Trabajos recientes en el Valle de
Jequetepeque (Dillehay 2001, Castillo, de próxima publicación) han demostrado que las
relaciones dentro de los valles, entre las localidades en que se dividieron, eran tan
importantes como las que se establecieron entre los valles. En el caso del Valle de
Jequetepeque, por ejemplo, la dinámica intra-valle parece haber sido mucho más
importante que las influencias o interacciones que los Mochicas de Jequetepeque
desarrollaron con sus vecinos del norte y del sur. Estas interacciones han generado una
forma singular de organización, variable y circunstancial, que Castillo (en prensa) llama
"Estado oportunista". Para el sur, las interacciones dentro de los valles desde el final de la
fase IV y durante la fase V de Larco (600-850 dC) parecen haberse convertido en
enfrentamientos entre dos modelos de organización. La primera organización, urbana y
políticamente centralizada, tenía fuertes relaciones de intercambio pero con grandes
desigualdades sociales. La segunda organización, rural y con mucha independencia
política, se basaba en principios ancestrales de reciprocidad. El enfrentamiento entre
estas dos organizaciones políticas lógicamente opuestas se convirtió, según Garth
Bawden, en una "estructura paradójica" que es en gran parte responsable de la caída del
estado Mochica (Bawden 1996, 2001). En conclusión, y en vista de las observaciones
anteriores, es posible argumentar que existía una división natural 10 entre los valles norte y
sur de la costa norte del Perú y que estas regiones tenían condiciones de desarrollo
particulares y diferenciadas. En términos de recursos y condiciones ambientales, parece
que hubo dos regiones de gran homogeneidad, una en el norte (Piura, Lambayeque y
Jequetepeque) y la otra en el sur (Moche, Virú, Chao, Santa y Nepeña). El Valle de
Chicama, ubicado en el medio de estos dos territorios, parece haber oscilado
estratégicamente entre estas dos regiones.

2. Tiempo y Cronologías

Si el espacio es una variable multidimensional en el estudio del desarrollo de las


sociedades en la costa norte del Perú, el "tiempo" es un parámetro que resulta aún más
complejo. A priori, los criterios cronológicos deberían poder responder a tres preguntas
básicas: ¿cuándo aparecieron los Mochicas? ¿Cuándo desaparecieron? ¿Y en cuántas
fases está el desarrollo de la sociedad Mochica? Si el espacio es una variable
multidimensional en el estudio del desarrollo de las sociedades en la costa norte de Perú,
el "tiempo" es un parámetro que resulta ser aún más complejo. A priori, los criterios
cronológicos deberían poder responder a tres preguntas básicas: ¿cuándo aparecieron
los Mochicas? ¿Cuándo desaparecieron? ¿Y cuántas fases dividen el desarrollo de la
compañía Mochica?

2.1. La tipografía-cronología mochica de Rafael Larco Hoyle

Estas tres preguntas de la arqueología clásica seguramente tendrían respuestas


relativamente simples y obvias si aún consideráramos, como Rafael Larco (1948), que
había un solo origen para la cultura Mochica, un solo final fue el resultado de una
Declinación única y simultánea y una sola secuencia de evolución, que él mismo
estableció y que se divide en cinco fases. Recordemos que la secuencia de Larco se basa
en el estudio de la superposición de tumbas, las asociaciones de objetos contenidos en
cada una de ellas y la variación estilística entre objetos cerámicos (Larco [1938-1939],
reeditado en 2001).

10
Esta división natural se materializa geográficamente en el desierto de Paíjan (Castillo y
Donnan, 1994b).

Es una tipografía-cronología definida en términos de fases estilísticas numeradas de I a V


que se basa en la morfología de la cerámica (Fig. 5). Por lo tanto, las cerámicas de las
fases I y II estarían de acuerdo con el establecimiento de Mochica, las fases III y IV
corresponderían al período de apogeo y la fase V, que Larco agregó a su publicación de
1948, coincidiría con el período de decadencia de la sociedad Mochica. El estudio se basa
en la evolución estilística perceptible en forma de cerámicas cerámicas tipo cuello: la
manija del estribo de la botella. Esta evolución estilística de las formas de cerámica a lo
largo del tiempo también va acompañada de un enriquecimiento de decoraciones pintadas
o incisas que obedecen a cánones muy rigurosos (Lavallée y Lumbreras 1985). Incluso
hoy, sesenta años después de su presentación en agosto de 1946 en la mesa redonda de
Chiclín, la secuencia de cinco fases de Larco es el sistema cronológico de citas relativas
más utilizado en la arqueología de Mochica. Aunque el estudio de Larco se basó en
excavaciones que había llevado a cabo en muchos cementerios en los valles del sur,
particularmente en el Valle de Chicama, pero también en Moche, Virú, Chao, Santa,
Nepeña y Casma, su trabajo ha sido muy criticado. Por un lado, porque su modelo se
basa únicamente en la evolución de la llamada cerámica "Fina", cuyo único elemento
distintivo es la forma y el tipo de mango y cuello. Por lo tanto, su clasificación no es
aplicable a la caracterización cronológica de formas más simples, es decir a la cerámica
mochica doméstica a la que los arqueólogos también se enfrentan, en contextos
domésticos y funerarios. Por otro lado, la tipocronología propuesta por Larco no se
consideró viable porque no se basa en un soporte estratigráfico sólido, es decir que no
sabemos si las diferentes fases corresponden a diferentes períodos de tiempo de
ocupación (Castillo 2001b). Aunque algunos autores han tratado de adaptar y luego
"deshacer" la secuencia tipográfica de Laroch (Strong and Evans 1952, Kaulicke 1992,
1998, Shimada 1994a y Roque et al., 2002), otros han propuesto secuencias estilísticas
que se aplicaría a diferentes regiones mochicas (Makowski 1994b, Castillo y Donnan
1994a y 1994b), su validez y uso todavía son fuertes hoy en los valles del sur.

Figura 5: Tipocronología de las cinco fases propuestas por Rafael Larco Hoyle,
en 1948, a partir de la forma de los cuellos de las cerámicas del estribo (Dibujo:
Donnan y McClelland 1999: 21). Cerámica de la colección del Museo
Arqueológico Rafael Larco Herrera, Lima.

También es importante destacar que Rafael Larco Hoyle fue un arqueólogo meticuloso y
sensible a los detalles. Primero definió las fases estilísticas en el campo de la distribución
de los tipos de jarrones y estratigrafías asociadas, pero la gran diferencia entre los
sistemas cronológicos propuestos y la tipocronología de Larco radica en el estudio de la
enorme colección Cerámica ensamblada por el propio Rafael Larco. Larco no solo definió
la cronología mochica a partir de la forma única del estribo de cerámica fina mochicas,
sino que también se basó en otros aspectos característicos, como las técnicas
decorativas, el tipo de línea y de la decoración utilizada, la composición de la decoración,
el tipo de tema representado o incluso aspectos más técnicos como el tipo de cocción o el
pulido para configurar su tipografía en cinco fases (Castillo 2001b). De hecho, para Rafael
Larco Hoyle, la caracterización de las cinco fases de la evolución de la sociedad Mochica
no se basó exclusivamente en la forma de la cerámica, sino mucho más en una
comprensión general de la evolución de esta sociedad que era imposible sin la integración
de otros aspectos específicos de esta cultura.

2.2. Secuencia estilística mochica de la región de North Mochica

Hoy, nuestra visión de la naturaleza de la sociedad Mochica es más dispares y, por lo


tanto, nuestra aproximación a su cronología en el tiempo requiere un nuevo análisis más
detallado. Hablar de la organización política de los Mochicas, implica, como veremos, que
estamos atentos porque la existencia de varias entidades políticas y sociales de nivel
regional supone, por un lado, la existencia de varios orígenes y decadencias que tienen
sin la duda ocurrió en diferentes momentos y, por otro lado, que hubo varias secuencias
de desarrollo (Castillo y Uceda, de próxima aparición). Este párrafo no pretende abordar
las inconsistencias de los estudios realizados sobre la cronología de la cultura Mochica. El
objetivo aquí es presentar los datos cronológicos recientes y reformular las estrategias
metodológicas de aproximación a la cuestión crucial de la cronología mochica según los
nuevos modelos de organización sociopolítica de estas sociedades. Luego de los
descubrimientos y proyectos arqueológicos que se desarrollaron en los valles del norte
(Jequetepeque, Lambayeque y Piura) y en respuesta a numerosas críticas a la tipografía
de Larco, Luis Jaime Castillo y Christopher Donnan (1994b) propusieron una cronología
regional específico para la región norteña de Mochica. Así, utilizando los conceptos de
Larco Hoyle y basados en un estudio estratigráfico completo del sitio de San José de
Moro, en el valle de Jequetepeque, estos dos autores propusieron una cronología relativa
dividida en tres períodos principales: Mochica Inicial, Mochica medio y Mochica tardío. Las
excavaciones en San José de Moro y el estudio estratigráfico del sitio se basan en
evidencia arqueológica directa de ocupaciones continuas: 11 Mochica Inicial (100-400 AD),
Medio Mochica (400-650 AD) Mochica Tardío (650-850 AD), Transición (750-900 AD),
Lambayeque (900-1150 AD), Chimú (1150-1440 d. C) y Chimú Inca (1440-1535 d. C).

11
Los valores numéricos, específicos de cada período, se dieron a partir de la correlación
de los datos tipográficos y estratigráficos. Estos valores son aproximados dada la falta de
fechas de radiocarbono. Cabe señalar que la presencia de contextos arqueológicos
correspondientes al período inicial Mochica es extremadamente débil en San José de
Moro, pero documentada arqueológicamente y fechada por el método de radiocarbono en
el sitio de Dos Cabezas, del mismo valle.

Período inicial de Mochica (100-400 d. C)

A. Evidencia arqueológica

De los tres mochicas que forman la secuencia de ocupación del Valle de Jequetepeque, el
período inicial Mochica es el menos documentado (Castillo 1997). El período inicial
Mochica corresponde a las fases Larco I y II de la región sur (Castillo 2003: 67). La
evidencia arqueológica específica para este período existe en cuatro sitios en el Valle de
Jequetepeque: Pacatnamú, La Mina, Tólon y Dos Cabezas. Lamentablemente, la mayoría
de la información específica de este período no se encuentra en el contexto arqueológico
y se ha recuperado como resultado del saqueo de tumbas importantes. Tenga en cuenta
que los sitios correspondientes a este período se encuentran en la desembocadura del río
Jequetepeque, a excepción del sitio de Tolón que se encuentra dentro del Valle de
Jequetepeque, a 33 km del Océano Pacífico. En el sitio de Pacatnamú y entre las 126
tumbas mochicas excavadas, Ubbelohde-Doering (1983: 63) solo registró una cerámica
de eslabones en espiral fina afiliada con Mochica Initial y modelada un período de
lechuza. Sin embargo, su descubrimiento en una tumba con un frasco Mochica medio y la
ausencia de tipos característicos indican que el sitio Pacatnamú no fue ocupado durante
el período inicial Mochica (Castillo 2000a, Del Carpio, de próxima publicación). La Mina
es probablemente el sitio más representativo del período inicial de Mochica. Este sitio
ubicado a 5 km del mar se caracteriza por el descubrimiento de una gran cámara
funeraria cuyo interior había sido decorado con murales (Narváez 1994). La búsqueda de
rescate12 reveló un conjunto de seis cerámicas de estribo fino que escaparon a los
saqueadores (Fig. 6). Estos pueden ser formados en forma de figuras sentadas que se
representan con un tocado en forma de copa y más comúnmente llamados "ingenieros"
(los ingenieros), o en forma de animales, aves especialmente un búho idéntico a cerámica
descubierta por Ubbelohde Doering en Pacatnamú. Entre los objetos funerarios que son
particularmente significativos en la riqueza del principal ocupante de esta tumba se
encuentran los adornos de tocado de oro o de oro que componen las colecciones
privadas (figura 12).

12
Este cementerio saqueado fue objeto de una búsqueda de rescate, realizada en 1988
por Alfredo Narváez en colaboración con Christopher Donnan y Alana Cordy-Collins.

A mediados de la década de 1970, el sitio de Tolón, que también había sido saqueado en
gran medida, reveló que la mayoría de las tumbas contenían cerámicas idénticas a las de
La Mina; estas piezas están inspiradas en felinos, guerreros arrodillados y aves como
cóndores y búhos (Castillo y Donnan 1994b: 162-169). Ejemplos de cerámica inicial de
Mochica específica para el sitio Tolón son notablemente reconocibles en la colección
Oscar Rodriguez Razetto en Pacasmayo.

Figura 6: Conjunto de seis cerámicas encontradas entre los restos de la


cámara funeraria saqueada de La Mina, en el valle de Jequetepeque. Cerámica
característica del período inicial Mochica (Fuente: Narváez 1994). Los
personajes con forma de copa se llaman "ingenieros".
Finalmente, el sitio de Huaca Dos Cabezas es el único sitio que ha sido científicamente
excavado por Christopher Donnan y que ha mostrado el contexto original de la cerámica
inicial Mochica (Fig. 7). Las tres cámaras funerarias contemporáneas de los "Gigantes",
ubicadas en la esquina suroeste de la Huaca, contenían un conjunto de cerámicas
particularmente representativas de la artesanía de los artesanos del período inicial
Mochica (Donnan 2003). Finalmente, Castillo y Donnan (1994b) también notaron que
muchas cerámicas de cementerios saqueados en la década de 1960 del Cerro Vicús y
Loma Negra en el Valle de Piura son muy similares a las cerámicas Mochica Initial en el
Valle de Jequetepeque.

Figura 7: Distribución de cerámica inicial Mochica en la cámara funeraria de la


tumba 2 del sitio Huaca Dos Cabezas, en el valle de Jequetepeque. La cerámica
C6 corresponde a un "cántaro", un tipo de jarra característica de la cerámica
doméstica mochica o gallinazo (después de Donnan 2003).
B. Características de la cerámica inicial Mochica
La cerámica del Período Mochica Inicial del Valle de Jequetepeque generalmente
constituye un conjunto homogéneo con formas y decoraciones extremadamente realistas
y frecuentemente repetidas que son, por lo tanto, tipográficas. La particularidad de esta
cerámica radica en la alta calidad de ejecución de las formas modeladas pero también en
la variedad de arcillas, procesos de fabricación y cocción utilizados en su fabricación.

La mayoría de las cerámicas del período inicial Mochica tienen una pasta roja a rosa. De
acuerdo con los trabajos preliminares de Agnès Rohfritsch13 (2006), las cerámicas de
pasta roja del sitio Dos Cabezas son pulpas silíceas (del 52 al 59% de SiO2), ricas en
hierro (del 5 al 8% de Fe2O3) y calcio (5 a 12% de CaO). El color final dependerá, por un
lado, del tipo de arcilla seleccionada de acuerdo con las propiedades y el resultado
deseado y, por otro lado, las temperaturas y los métodos de cocción elegidos por los
ceramistas. Por lo tanto, los jarrones rojos o rosados parecen haber sido sometidos a una
cocción reductiva y una cocción post-cocción oxidante (o cocción reductiva abierta) y los
jarrones de color negro se habrían cocinado en una atmósfera reductora seguida de una
reductiva después de la cocción (o cocción reductor cerrado). Algunas cerámicas
específicas para el período inicial Mochica son cerámicas blancas finas. Los análisis de
composición elemental llevados a cabo por Rohfritsch sobre la cerámica Dos Cabezas
DC3, revelaron contenidos que difieren de los promedios observados en la cerámica de
pasta roja, con un contenido de SiO2 de menos del 50%, Al 2 O 3 de menos del 15% y un
aumento significativo en Fe2O3 (10%) y CaO (casi 20%), en comparación con otras
muestras de Dos Cabezas. Según las interpretaciones de Rohfritsch, el color blanco de la
cerámica Mochica Inicial se explica por su alto contenido de CaO y no por la presencia de
caolín (no detectado). También señala que a altas temperaturas (más de 850 ° C), el
hierro puede quedar atrapado por los silicatos de calcio formados durante la cocción, lo
que impide la formación de hematita (rojo) o La magnetita (negra) da a la masa un color
blanco o verdoso (Rohfritsch 2006: 77).

La cerámica roja generalmente está decorada con una decoración blanca y roja para
resaltar los detalles y crear decoraciones adicionales. La cerámica inicial de Mochica
también suele estar decorada con piedras semipreciosas incrustadas (crisocola, sodalita,
turquesa, etc.), conchas (strombus o spondylus) u ornamentales en hueso y metal (oro,
cobre o cobre dorado) para enfatizar detalles como los ojos, colmillos de felinos o para
resaltar los elementos de adorno de ciertos personajes. Finalmente, aunque la forma del
lazo del estribo de la cerámica Mochica Inicial de la región de North Mochica es similar a
la de la cerámica Larco fase I en la región South Mochica, el cuerpo principal de la
cerámica es claramente diferente (Fig. 11).

13
El trabajo de Agnès Rhofritsch, en el marco de un doctorado en arqueomateriales, se
encuentra actualmente en curso en el Instituto de Investigación ArchéoMATériaux,
Universidad Michel de Montaigne Bordeaux 3 (IRAMAT-CRP2A). Su trabajo de
investigación, que comenzó en 2005, se enfoca en el estudio técnico y físico-químico de
cerámicas finas de los períodos Mochica Inicial y Mochica Tardío en el Valle de
Jequetepeque.

Periodo Mochica Medio (400-650 d. C)

A. Evidencia arqueológica y características

Los sitios de San José de Moro y Pacatnamú muestran claras evidencias de ocupación
durante el período Mochica Medio. Este período corresponde a la construcción de Huaca
31 con carácter ceremonial y cementerios en Pacatnamú (Ubbelohde-Doering 1987).
Cuando Castillo y Donnan propusieron en 1994, la secuencia cronológica del Valle de
Jequetepeque, solo dos tumbas afiliadas al período Mochica Medio habían sido
excavadas en el sitio de San José de Moro (M U32 y M-U39 [Castillo y Donnan 1994a]).
En 2006, la existencia de aproximadamente sesenta tumbas adicionales valida la
ocupación del sitio y las características estilísticas relacionadas con este período. Las
cerámicas Mochica medianas encontradas en estos dos sitios se encuentran
principalmente en contextos funerarios y se dividen en tres categorías: cerámicas finas,
cerámicas de calidad media y cerámicas domésticas o gallinazo (Fig. 8). El período
Mochica Medio corresponde a la fase III y al comienzo de la fase IV de Larco en la región
sur (Castillo 2003: 67). Así, la cerámica fina está constituida por jarrones con asa de
estribo con un cuerpo generalmente achatado y lenticular, su base es de forma anular y
las decoraciones en relieve o pintadas son ocre, crema o malva. Este último color es
particularmente inexistente en los ejemplares de la región de South Mochica. Los
conjuntos consisten típicamente en la representación de seres sobrenaturales como el
matadero o animales estilizados14 o patrones geométricos. Aunque estas cerámicas se
parecen a las de la fase III de Larco, los arqueólogos insistieron en que las cerámicas
encontradas en los diferentes sitios de los valles del norte (Pacatnamú, San José de
Moro, Sipán, Cerro Vicús) eran muy diferente de las cerámicas de fase III de los sitios de
los valles de Chicama y Moche en el sur (El Brujo, Huaca de la Luna). La cerámica, que
se encuentra comúnmente en la región norteña de Mochica, no presenta decoraciones de
color granate sobre un fondo crema, ni siquiera la forma clásica de la cerámica de fase III
de la región de South Mochica. Las cerámicas de la región septentrional de Mochica son
generalmente de calidad media, con decoraciones con motivos raros y se caracterizan por
la aplicación de colores, púrpura y naranja, sobre un fondo blanco y opaco (Castillo y
Donnan 1994b: 169; Castillo 1999a, 2003b).

14
Por ejemplo, aves marinas con cuellos largos escalonados y peces estilizados con
cabeza triangular.

Figura 8: Ejemplos de cerámica característica del período mochica medio de


San José de Moro. Material encontrado en las tumbas M-U813 y M-U725.

Las cerámicas de calidad media durante este período son simples jarras o jarras con
cuellos con efigie humana o decoradas con figuritas. Por lo general, están formados por
un cuerpo globular u ovalado con un cuello recto o ligeramente curvado. En algunos
casos, el cuerpo de los frascos está decorado con motivos pintados en blanco y rojo o
muestra decoraciones en relieve que representan rostros de seres humanos, personajes
sobrenaturales o animales. Otros a veces tienen patrones largos de forma triangular que
parten de la base del cuello de los frascos y probablemente representan pectorales
metálicos o de concha, ejemplos de los cuales se han encontrado en las tumbas de
Sipán. Este tipo de cerámica se registró en la tumba del antiguo señor en Sipán (figura
26), pero también en Pacatnamú y San José de Moro (Del Carpio, de próxima aparición).
Las cerámicas simples son "ollas" (olla) con un borde corto curvo o recto. Son cerámicas
sin decoraciones con una amplia abertura. Otras formas de cerámicas más pequeñas
comúnmente conocidas como "crisoles" (crisoles) generalmente aparecen agrupadas en
las tumbas del período Mochica Medio, y continuarán siendo observadas en las tumbas
del período Mochica Tardío15.

15
Debe observarse que estos pequeños recipientes, aunque tienen una forma y textura
similares, no definen recipientes para fundir o mezclar metales. Estas son pequeñas
cerámicas utilizadas para calentar la shisha (cerveza de maíz). De acuerdo con las obras
etnográficas de Narváez, en Tucume, en el valle de Gambayeque, los pequeños "crisoles"
se calientan en un incendio; luego, se introdujo en los frascos grandes que contienen
chicha (Uceda, comunicación personal 2007).

Período Mochica tardío (650 - 850 d. C.)

A. Evidencia arqueológica y características

La ocupación Mochica tardía del Valle de Jequetepeque parece haber sido más intensa
que las anteriores y correspondería al final de la fase IV y la fase V de Larco en la región
sur de Mochica (Castillo 2003: 67). A excepción de Pacatnamú, todos los sitios con
ocupación Mochica Tardía se encuentran en el interior y en la parte norte del Valle de
Jequetepeque, en los márgenes del río Chamán. Los sitios más significativos se
encuentran alrededor o en las montañas de Chepén y Colorado en el área de Chérrepe y
San José de Moro. Numerosos sitios han mostrado evidencia de ocupación durante este
período, que incluye frascos con cuello llamados "Nuevo Rey" y grandes cámaras
funerarias que contenían muchas ofrendas. En Pacatnamú, por ejemplo, Ubbelhohde-
Doering desenterrado cerca de Huaca 31, un pequeño número de tumbas ricas
correspondientes a este período, incluida la tumba MXII (Ubbelhode-Doering 1983). Las
tumbas de este período son de tres tipos. Las llamadas tumbas de "bota" cuya entrada
está sellada por una pared de adobe y que generalmente contienen un solo individuo y
pocas ofrendas. El segundo tipo de tumba es similar al primero, pero tiene más
enterramientos que los que se ofrecen en las ofrendas de cerámica, espondilo y metal.
Finalmente, el tercer tipo de tumba corresponde a grandes cámaras funerarias,
construidas con paredes de adobe y cubiertas con vigas de madera. Estas cámaras
funerarias están reservadas para un individuo principal y sus acompañantes;
generalmente están llenas de ofertas raros y exóticos finamente dibujados spondyle
metal, cuarzo, hueso, lapislázuli o cerámica veces obsidiana y finos producidos
localmente o importados (Fig. 9). San José de Moro es también el sitio que se presenta en
un conjunto complejo de datos sobre este período mochica final. Es un centro ceremonial
y funerario regional donde se descubrieron cinco grandes cámaras funerarias del período
Mochica Tardif16. Una de las características de este complejo período es la aparición de
muchas cerámicas de diversos estilos hasta ahora desconocidas en las prácticas
mochicas funerarias de los valles del sur pero también del norte. Por ejemplo, en las
famosas cámaras funerarias de las sacerdotisas de San José de Moro, las cerámicas de
los estilos Huari, Conchopata, Chaquipampa y Viñaque, Atarco, Nievería, Pachacamac y
Cajamarca han evidenciado los estrechos contactos que tuvieron lugar pueblos del Valle
de Jequetepeque y áreas de la costa central y la sierra sur (Castillo 1993, Donnan y
Castillo 1994a, Castillo 2004a, 2004b). 16

16
Muchas otras tumbas asociadas con este período fueron saqueadas en el sitio de San
José de Moro. La impresionante colección cerámica de "Fine Lines" de la colección Óscar
Rodríguez Razetto es la más representativa del número de saqueos sufridos por el sitio
ya que este tipo de cerámicas, como veremos, solo se encuentra en las tumbas Mochicas
del sitio San José de Moro.

mmmmm,mmm

Figura 9: Cámara funeraria de la sacerdotisa de San José de Moro (M U41). Los


numerosos barcos pequeños, especialmente ubicados a la izquierda de la sacerdotisa,
corresponden a "crisoles". Arriba, izquierda: cerámica tardía de "Líneas finas" que
representa a la sacerdotisa en un bote. Abajo, cerámica al estilo Nievería. Derecha:
Detalle del cráneo de la sacerdotisa con collares de cuentas de lapislázuli (Fotos:
Castillo).
La segunda gran característica del período Mochica Tardío es la aparición de la
enigmática cerámica llamada "Línea Fina" o "pintura pictórica Línea Fina", que solo estaba
presente en colecciones privadas y cuyo origen era totalmente desconocido (Fig. 10). ).
Este tipo de cerámica aunque similar a la de la fase V Larco presenta claras diferencias
en la ejecución de decoraciones y temas representados. Estas cerámicas en forma de
botella con asas de estribos están decoradas con dibujos extremadamente finos y
detallados cuyas escenas retranscriben las ceremonias y las actividades rituales de esta
compleja sociedad. Entre los más significativos están la escena del "Tema del entierro",
que describe los rituales funerarios y el entierro de una figura de alto rango (Donnan y
McClelland 1979, Donnan y McClelland 1999), o las escenas de "Luchas rituales" entre
las deidades del panteón mochica o la escena de la "Mujer mítica" navegando en una
totora (caña) o en una luna creciente.

Figura 10: Cerámica llamada "Líneas Finas" característica del período Mochica Tardío
de San José de Moro, valle de Jequetepeque. Una Representación de la "Escena del
Entierro", Tumba M-U41, Proyecto Arqueológico San José de Moro (foto: Castillo). b -
Representación de "Batallas rituales" entre dos criaturas míticas, Museo de Historia
Cultural UCLA Fowler, Los Ángeles (Fuente: Donnan y McClelland 1999).
Representación de la sacerdotisa en un bote en forma de media luna, Museo
Arqueológico Rafael Larco Herrera, Lima. ML002305. (Fuente: Donnan y McClelland
1999).
Dos características se destacan de este estilo de cerámica: la producción limitada de
estos objetos con función ceremonial y su ubicación exclusiva en las cámaras funerarias
de San José de Moro (Castillo y Donnan 1994a, Donnan y McClelland 1999). La cerámica
"Línea Fina", producida exclusivamente durante el período Mochica Tardío (AD 650-850),
refleja el apogeo artístico, ideológico y político de la élite del Valle de Jequetepeque. Estas
cerámicas generalmente acompañan a hombres y mujeres adultos con acceso a un
entierro pomposo (Castillo 2004a: 14).

Todas las cerámicas con estribo de Mochica Tardif tienen un cuello ligeramente cónico con
una manija invertida en forma de triángulo. El cuerpo de este tipo de cerámica puede ser
esférico, aerodinámico o con forma ojival. Las decoraciones pintadas son particularmente
finas y cargadas, lo que refleja claramente la culminación artística de los artesanos de
Jequetepeque durante este período (Castillo y Donnan 1994b: 172).

La cerámica de calidad media descrita anteriormente a veces está presente durante este
período. Por lo tanto, las jarras con cuello de efigie continúan produciéndose durante el
período Mochica Tardío; sin embargo, su decoración es cada vez menos detallada y
gradualmente serán reemplazados por tarros de formas más simples. Finalmente, las
cerámicas simples y domésticas son muy similares a las descritas anteriormente para el
período Mochica Medio.

Los estilos de cerámica que aparecen en las tumbas de San José de Moro, han permitido
a los arqueólogos hacer dos grandes distinciones en comparación con otros sitios
mochicas. En primer lugar, parece que la cerámica mochica "tradicional" no aparece en el
sitio, y que las cerámicas tienen diferentes formas y decoraciones de las de otros sitios
conocidos en el sur.

Esta diferenciación se observa tanto para la cerámica Mochica V como para la cerámica
Mochica III, que son totalmente diferentes de las de los valles Chicama y Moche; Por
último, la cerámica Mochica IV, que es más frecuente en la región Mochica del Sur y
corresponde al pico de la dominación y el control del sistema político Moche (Shimada
1994a), está totalmente ausente en San José de Moro y de manera más general en el
Región norte Los arqueólogos han llegado a la conclusión de que se había desarrollado
un estilo diferente y una secuencia cerámica en San José de Moro y, en general, en la
región norte. Esta diferencia y la presencia de cerámica importada son, por lo tanto, el
resultado de un proceso cultural muy diferente e independiente del desarrollo de otras
áreas mochicas (Castillo 2004a: 15). Con el fin de facilitar la lectura cronológica relativa
descrita anteriormente, hemos presentado en la Figura 11 las dos secuencias cerámicas
correspondientes a las respectivas tipocronologías de las regiones Mochica del Sur y
Mochica del Norte.

Figura 11: Marco comparativo entre la secuencia cerámica de Rafael Larco Hoyle
propuesta en 1948 (región Sur de Mochica) y la secuencia cerámica del Valle de
Jequetepeque propuesta por Luis Jaime Castillo y Christopher Donnan en 1994 (región
norte de Mochica).
Citas físicas y cronología absoluta de sociedades mochicas: estado de juego
Fechas relacionadas con el origen de la cosecha Mochica, es decir, durante la fase I para
Huaca de la Luna, en la región Sur Mochica, y el período inicial Mochica para el sitio Dos
Cabezas, en el La región de North Mochica fluctúa, respectivamente, entre 150 AD. J. - C.
(Uceda 2004c, para aparecer) y 480 ap. J.-C. (Donnan 2003). Las excavaciones de
Donnan en Dos Cabezas y la datación por radiocarbono (Donnan 2001, 2003: 76 [edades
de radiocarbono 1580 ± 50 AP y 1530 ± 60 AP]) se realizaron en dos fragmentos
orgánicos17 de Grave 2, revelaron fechas notablemente tardías para la ocupación inicial
Mochica del valle inferior de Jequetepeque. Donnan, también informa la existencia de una
segunda serie de datación del sitio de Dos Cabezas, cuyas fechas calibradas oscilan
entre 420 y 610 ap. Sin embargo, estas únicas fechas absolutas, que corresponden a la
última fase de construcción de la Huaca Dos Cabezas, parecen paralizar el final de la
ocupación del sitio con un margen de error de 200 años 18, es decir, entre 400 y 600 d. . J.-
C. Por lo tanto, si las fechas obtenidas son correctas, como la atribución estilística, el
período inicial Mochica o la producción del estilo cerámico Inicial Moche se habría
mantenido hasta V, o incluso el comienzo del siglo VII d. C . BC, en Dos Cabezas; sin
embargo, no sabemos cuándo comenzó su ocupación (Donnan y Cock 1997, Donnan
2003). Para el período Mochica Tardío, se debe notar que las fechas para la desaparición
de la cultura Mochica en la región de South Mochica también varían dentro de la misma
región. Hacia el sur, oscilan entre 700 DC. BC para Galindo (Lockard, de próxima
publicación), y 800 850 AD. En Huaca de la Luna (Uceda et al., 2001, Uceda 2004c). En el
norte, se observa el mismo escenario, las fechas de radiocarbono obtenidas para el sitio
de San José de Moro colocarían el final del período Mochica Tardío hacia 800-850 d. J.-C.
(Castillo 2001) y entre 650-750 AD. BC a Pampa Grande (Shimada 1994a: 4-5). En el
período Mochica Medio, las fechas también se usaron para evaluar la cronología de los
eventos que ocurrieron durante el desarrollo real de la sociedad Mochica y se usaron para
establecer subdivisiones ubicando la transición entre las fases III y IV. Región de South
Mochica alrededor del año 600 DC AD en Huaca de la Luna (Uceda 2004c). En la región
norteña de Mochica, las fechas de radiocarbono indican la ocupación del cementerio
H45CM1 en el sitio Pacatnamú atribuido a la Mochica Medio entre 500 y 700 d. J.-C.
(Donnan y McClelland 1997: edad de radiocarbono [1260 ± 80 AP, 1480 ± 80 AP y 1350 ±
80 AP]). En San José de Moro, una fecha calibrada (95%), asociada con una tumba del
Mochica Medio, es entre 540 y 730 d. AD.

17
La primera muestra corresponde a un fragmento del cráneo seco del individuo principal.
La segunda muestra fue tomada de un fragmento de tejido que constituye su carga
funeraria.

18
Fechas calibradas a 2 Sigma (95% de probabilidad).

En el famoso sitio de Sipán, una única fecha de radiocarbono hecha sobre un fragmento
de madera de la tumba 1 del "Señor" (Alva 1988) era conocida antes de la realización de
una serie de dataciones físicas por termoluminiscencia (Roque 2001; al 2002). La fecha
de radiocarbono Beta 23147, realizada en el laboratorio estadounidense Beta Analytic
Inc., Radiocarbonato de Servicios de Citas de Miami, contiene la tumba del "Señor de
Sipán" a 260 ± 90 d. C, es decir durante el período inicial Mochica de la región North
Mochica. Roque enfatiza, sin embargo, que esta única fecha física sin escala corresponde
a un resultado bruto no convencional cuya validez debe ser cuestionada (Roque 2001:
163). Las edades determinadas por termoluminiscencia, en el contexto de las obras de
Roque, paralizan la ocupación de las tumbas reales de Sipán en el período Mochica
Medio, o Mochica Tardío de la región Norte Mochica, es decir entre 400 y 750 d. C. Así,
para la tumba 3 del "Viejo Señor" se obtuvo una fecha de 565 ± 70 d. C (en 1σ), para la
tumba 2 del "Sacerdote" la fecha obtenida es 750 ± 50 d. C (en 1σ) y la fecha obtenida
para la tumba del "Guerrero" es 770 ± 65 AD (a 1σ). Finalmente, una datación OSL
(luminiscencia óptica estimulada) de la denominada tumba "Joven" produjo 860 ± 55 AD a
1σ (Roque 2001: 268). Sin embargo, los resultados adicionales de la datación por
radiocarbono en dos fragmentos de haz de la tumba del "Sacerdote" (BDX 5138: [770-
960] AD en 1σ; BDX 5139 [350-170] BC (en 1σ) son problemáticos (Roque 2001). Aunque
la fecha obtenida para la muestra BDX 5138 da un resultado en buen acuerdo con las
fechas adquiridas por termoluminiscencia, los resultados contradictorios de la segunda
fecha de radiocarbono BDX 5139 aún no permiten validar estos resultados. Todos estos
resultados sugieren que la ocupación de Mochica Medio de la región norteña de Mochica
se concentró alrededor del siglo VII d. C, extendiéndose ligeramente hacia el siglo VIII
d.C.

Problemas recurrentes con la cronología absoluta mochica

No es una cuestión en este trabajo abordar en profundidad el problema de la cronología


mochica. Nos limitaremos a proponer una reflexión general y a ubicar ciertos criterios
cronológicos reveladores para el estudio de los restos de material metálico estudiados en
este trabajo. Los problemas cronológicos se derivan en parte de tres factores: 1) la
aplicación de distintos métodos de datación, 2) el uso de materiales de naturalezas muy
diferentes y 3) el carácter lacunar de las correlaciones entre los materiales fechados y sus
contextos. Aunque los arqueólogos prefirieron el método de datación como radiocarbono,
también se usaron otros métodos de datación física como la termoluminiscencia (TL) y la
luminiscencia ópticamente estimulada (OSL) (Roque 2001, Roque et al., 2002). Estos
métodos se aplican a materiales arqueológicos de naturaleza muy diferente. Por lo tanto,
se han favorecido materiales como el carbón y la madera, restos humanos y restos
orgánicos de diversos tipos (algodón, juncos, textiles, cuerdas, huesos de animales y
peces, etc.). 14C datación y cerámica en el caso del uso de luminiscencia. Sin embargo,
recientemente se ha cuestionado la exactitud de las fechas obtenidas de muestras de
madera o carbón (Mustard, comunicación personal 2005) a través de un estudio detallado
de una variedad de algarrobo americano, llamado algarrobo ( Prosopis sp.). De hecho, su
larga vida útil, el uso prolongado en el tiempo y la reutilización en función de las
condiciones ambientales de la costa no fueron previamente parámetros informados que
podrían explicar por qué ciertas fechas de radiocarbono son inciertas. El descubrimiento,
en el sitio de El Brujo, de tumbas mochicas (Tumbas 1 y 2) selladas con unos diez rayos
de algarrobo, en perfecto estado de conservación durante aproximadamente 1500 años
(Franco et al, 1999, Galvez et al., 2003: 90, fig.3.5), nos da una idea de la vida hipotética
de esta madera dura y, en consecuencia, de su posible uso prolongado, incluso de su
reutilización, incluso antes de su uso en forma de carbón o en un contexto funerario.
Finalmente, la naturaleza de los materiales utilizados para la datación física a menudo no
ha sido suficientemente enfatizada o tomada en cuenta. Hasta la fecha, una madera
implicaría a priori que fechamos el tiempo del corte del árbol, pero para árboles viejos o
larga vida (efecto "ojos de madera") esta datación no puede correlacionarse
cronológicamente con el evento arqueológico de interés (Uceda et al., 1994, Uceda y
Canziani 1998). Hasta la fecha los restos cerámicos de luminiscencia implican que el
último disparo de este último está fechado, y no el momento en que la pieza fue
depositada en la tumba o abandonada (Roque 2001, Roque et al., 2003). Todas estas
consideraciones se complican aún más si tomamos en cuenta la variabilidad cronológica y
estilística descrita anteriormente entre las regiones de South Mochica y North Mochica
(Castillo y Uceda, en prensa).

El caso especial de la asociación de objetos metálicos

Los objetos de metal no se pueden fechar directamente mediante un método de datación


física. Paralizarlos en una fase o un período cronológico requiere un paralelo con la
atribución de fechas absolutas obtenidas de otros materiales asociados con su contexto
arqueológico o, en el caso de una tumba, gracias a los elementos que constituyen su tipo
funeral (tipo de construcción, tipo de ofrendas, posición del difunto, etc.). Así, por ejemplo,
la fecha de radiocarbono de 260 ± 90 d. C, publicada por Alva (1988) para la tumba del
"Señor de Sipán", se llevó a cabo para la interpretación cronológica de los objetos
metálicos desenterrados en esta tumba, situándolos automáticamente en el período inicial
de Mochica. Además, cuando los objetos metálicos se ven privados de su contexto
arqueológico, la datación relativa de los artefactos metálicos se lleva a cabo desde sus
características estilísticas y técnicas. Por ejemplo, las dos piezas frontales del Museo
Arqueológico Rafael Larco Herrera discutidas anteriormente (ver página 23), podrían
corresponder al período Inicial Mochica ya que son estilística y tecnológicamente muy
cercanas a las piezas del sitio La Mina (Donnan 1992a, Fig. 116 y 179), que está asociado
19
con el período inicial Mochica del Valle de Jequetepeque (Narváez 1994) . Además,
siempre utilizando criterios estilísticos y funcionales, se pueden establecer coincidencias
entre partes metálicas y representaciones iconográficas ilustradas en cerámica, murales u
otros medios. Un ejemplo representativo es, sin duda, el gran parecido entre los adornos
frontales del tocado de la tumba saqueada de La Mina con sus representaciones de
figuras de alto rango en la cerámica Mochica Inicial. Sin embargo, también se presenta en
una cerámica Mochica IV de la colección Larco Herrera (Fig. 12). Una de las botellas
modelo en forma de lazo se encontró en la Tumba 2, durante las excavaciones de Donnan
en Huaca Dos Cabezas (Donnan 2003: 54); el segundo, sin contexto pero probablemente
proveniente de la tumba saqueada de La Mina o la Huaca de Dos Cabezas, forma parte
de la colección Oscar Razetto Rodríguez, en Pacasmayo, en el valle de Jequetepeque. La
tercera cerámica representa un componente de la "Ceremonia del Sacrificio" donde el
personaje principal de la escena usa un tocado frontal idéntico al adorno metálico de La
Mina. En los tres casos, existe la representación de una placa frontal semicircular que
constituye la parte ornamental de una tapa. Son tentáculos, garras curvas y distintivas
representadas en la parte inferior y en el centro de la habitación está unida, por un
sistema mecánico, un elemento decorativo en forma de cabeza de búho o un rostro
humano representado con colmillos felinos y orejas bilobulares. Es a partir de este tipo de
similitud y superposición que es posible decir que las partes metálicas en cuestión
corresponden al período inicial de Mochica. Sin embargo, cabe destacar que su
representación en una cerámica de la fase Mochica IV, de la región de South Mochica,
podría ser un factor adicional a los resultados tardíos de la datación por radiocarbono y
termoluminiscencia, llevada a cabo en Dos Cabezas y Sipán, que están estancando el
final del período inicial Mochica de la región norteña de Mochica entre 400 y 650 d. AD.

19
Aunque las características iconográficas de la tradición cultural Recuay también pueden
sugerir su origen en los valles de la región sur.

Este método, menos preciso y confiable que la datación absoluta es, paradójicamente, el
que se usa con mayor frecuencia porque la gran mayoría de los objetos metálicos se
presentan al arqueólogo completamente privado de información relacionada con su
contexto o lugar de procedencia20. Aunque las similitudes estilísticas pueden ser
cuestionables al establecer la cronología de un artefacto, este tipo de análisis se ha
utilizado, siempre y en todas partes, para establecer grupos estilísticos, es decir artefactos
superpuestos que comparten las mismas características. Estas unidades analíticas, que
pueden verificarse mediante el análisis de sus aspectos tecnológicos, parecen menos
cuestionables que sus dimensiones cronológicas. Los investigadores, por ejemplo, todos
coinciden en la existencia de grupos e incluso regiones, en los que los artefactos
comparten características comunes de forma, iconografía, simbolismo, estilos decorativos
y ciertamente técnicas de fabricación. Por ejemplo, los objetos metálicos hechos de oro,
cobre o aleaciones de cobre dorado en el valle inferior de Jequetepeque, donde se
concentran los sitios La Mina y Dos Cabezas, tienen características muy similares. Un
análisis más detallado puede incluso conducir a distinguir el origen de las partes de un
sitio a otro. Dadas las variaciones regionales observadas en la evolución de la cultura
material, la hipótesis de Rafael Larco (1948) sobre la existencia de una secuencia única,
subdividida en cinco fases que explicaría el modo único de desarrollo de la cultura
mochica fue rechazado en 1994 (Castillo y Donnan 1994a y 1994b). Desde entonces ha
habido consenso entre los especialistas (Quilter 2002); habría habido al menos dos
secuencias principales: una para la región de South Mochica, donde las cinco fases de
Larco continúan operando (Larco [1938-1939], reeditado en 2001, Uceda 2004c), y una
para la región de North Mochica, propuesto por Castillo y Donnan (1994b) sobre la base,
como hemos visto, de una división en tres períodos principales: Mochica Inicial, Mochica
Medio y Mochica Tardío. Recordemos que las distinciones claras aparecen entre las
tradiciones cerámicas de cada región. En la región de Mochica Nord, por ejemplo, los
arqueólogos observan la ausencia casi total de las llamadas cerámicas "floreros" y
"cancheros", luego las cerámicas correspondientes a la fase estilística IV de Larco, así
como cerámicas de retratos o "huacos retratos" (Fig. 5), todos los cuales son específicos
de la región sur de Mochica (Castillo y Donnan 1994b). En otras palabras, las cerámicas
del período Mochica Medio no son cerámicas Larco Fase III y las cerámicas de las
"Líneas Finas" del Período Mochica Tardío no son las cerámicas de las Fases IV y V
conocidas en el arte. Región de South Mochica (Castillo Ms).

20
Antes de las excavaciones arqueológicas de las tumbas "reales" de Sipán, en 1987, la
mayoría de los objetos de metal conocidos por los arqueólogos eran los que formaban
colecciones privadas y colecciones de museos internacionales cuyos contextos son
generalmente desconocidos.
Si seguimos este
nuevo modelo, queda
claro que las tumbas
de Sipán tienen
características
contextuales y
estilísticas del
período mochica medio típicas de la región norte de Mochica, en desacuerdo con la fecha
obtenida por radiocarbono. De hecho, nótese en primer lugar, la ausencia casi total de
Figura 12: Ejemplo de correspondencia estilística entre artefactos de metal y
cerámicas finas representaciones
del período inicialiconográficas
Mochica, como las cerámicas
de cerámica. encontradas
a - Cabezal de oro en las
o cabeza de oro de la
tumba saqueada del sitio de La Mina en el valle inferior de
tumbas de Dos Cabezas (Donnan 2003: 53-54) o La Mina (Narváez 1994: 76). Fig. 2.7). Jequetepeque. 41 cm x 28 cm,
peso desconocido. Colección privada Leonardo Patterson (Fuente: Donnan 1992a). b -
Luego, hay muchos jarrones de estilo Gallinazo mediano (Gallinazo modelado), que
Cerámica del período inicial Mochica encontrado en la tumba 2 del sitio Dos Cabezas
parecen ser la cerámica
(Fuente:casera mochica
Donnan 2003).(Alvac 2001, Del Carpio,
- Cerámica del de próxima
período publicación:
inicial Mochica probablemente
8, 2005, Donnanproveniente
2005, Ucedadeet laal.,tumba
2005).saqueada de cerámica
Este tipo de La Mina.deColección
grado medioprivada
es Oscar Razetto
Rodriguez, en Pacasmayo (Foto: Castillo). d - Detalle del tocado de un gran señor.
idéntica al material enumerado
Cerámica enfase
Larco las tumbas
IV que de los cementerios
representa de Mochica
un componente de Moyen de "Ceremonia del
la escena
Pacatnamú y San sacrificio".
José deMuseo
Moro. Arqueológico Rafael Larco
Finalmente, cuando Herrera,
se mira Lima (ML010850).
el material metálico de
Sipán, aparecen características estilísticas y tecnológicas muy representativas del período
de apogeo de la metalurgia mochica (Fraresso, al aparecer 1) que se ubica durante el
período Medio Mochica y durante Fases III-IV de Larco para la región Mochica del Sur.
Entre estas representaciones de animales, los cérvidos y el pato pico cuchara21 (Anas
Platalea) aparecen respectivamente en dos de los tres pares grandes de aretes circulares
(Fig. 25) encontrados en ambos lados del cabeza del "Señor" (Alva 1988, 1994: 44 45,
Alva y Donnan 1993), o la representación de la rana modelada en silbato de cobre dorado
o decorando la parte central de un collar circular de perlas doradas (Alva 1994 : 53 y 201,
Fig. 370).Las representaciones iconográficas observadas en la mayoría de los adornos de
adorno de metal de Sipán corresponden principalmente a los cánones artísticos del
período mochica medio. Por ejemplo, pocas representaciones de animales están aisladas
y generalmente se observan en soportes cerámicos de las fases I y II de Larco (Larco
[1938-1939] volvió a emitirse en 2001) o el período inicial de Mochica (Donnan y
McClelland 1999, Donnan 2001a, 2003; Narváez 1994). La representación realista y
aislada de los animales en el adorno mochica solo se observa al comienzo de los
períodos evolutivos de las sociedades mochicas, como lo evidencia una gran parte de las
piezas provenientes del sitio saqueado de Loma Negra, en el valle de Piura, y que
constituye la colección del Museo Metropolitano de Nueva York.

21
Traducción: "Pato con pico en forma de cuchara". Es un pato del bosque cuyo pico
negro, 6 cm de largo y forma ensanchada es la principal característica de la
diferenciación. Esta especie sudamericana vive principalmente en áreas de vegetación
acuática: lagunas, lagos y estuarios de agua dulce.

Entre los objetos metálicos de esta colección se encuentran arañas, cóndores, gatos,
langostas, cangrejos y escorpiones finamente detallados y realistas (Schaffer 1983,
Schorsch et al., 1998). Paradójicamente, con la ilustración de motivos naturalistas,
muchos componentes del adorno, descubiertos en Sipán, incluyen personajes
antropomórficos complejos, como el dios del corte; o seres sobrenaturales zoomorfos que
representan al hombre cangrejo, el hombre araña o el pulpo (figura 13).

Figura 13: Elemento de adorno de cobre dorado que representa un ser sobrenatural
con atributos de gato con un arco de dos cabezas sobre la cabeza. Este adorno
consiste en al menos siete piezas hechas de delgadas láminas de metal decoradas con
repujado y ensambladas mecánicamente. La cara ha sido decorada con mosaicos
finamente tallados en conchas spondylus prínceps de varios tonos anaranjados y
piedras turquesas semipreciosas para realzar las características amenazantes de este
símbolo de culto. (Fuente: Alva 1994 y Alva y Donnan 1993).
A esta complejidad simbólica e interpretativa se suma la complejidad de los procesos
técnicos de conformación de las numerosas hojas que constituyen cada objeto, de sus
meticulosos ensamblajes y de la configuración de decoraciones opulentas y variadas
como colgantes y mosaicos. Los ornamentos encontrados en la tumba del "Viejo Señor"
de Sipán son ejemplos particularmente representativos de la complejidad iconográfica y
técnica que caracteriza a los objetos metálicos del período Mochica Medio (Alva y Donnan
1993, Alva 1994). En el valle de Lambayeque, el manejo de los símbolos sociopolíticos
está en su apogeo. La asociación de motivos complejos en la ornamentación de metal ya
no refleja el establecimiento del poder político y religioso, sino todo lo contrario, el poder
de las elites de Lambayeque que controlan perfectamente la materialización de su
ideología mediante la metalistería. Las fechas obtenidas por termoluminiscencia en Sipán,
relativamente tardías en cuanto a las hipótesis cronológicas iniciales basadas en una
única fecha de radiocarbono, y las observaciones presentadas anteriormente muestran
claramente que cada valle del norte no ha experimentado un desarrollo único y lineal en el
tiempo. . Por lo tanto, Sipán habría sido un lugar de ocupación Mochica Medio con
características tanto estilísticas como tecnológicas propias de los cánones artísticos y
ceremoniales de estos períodos, e intrigantes similitudes iconográficas y técnicas con los
ornamentos de la colección de Loma Negra en general afiliados al período inicial de
Mochica (Lechtman et al., 1982, Kaulicke 1992: 885). Sin embargo, es concebible que
cada uno de estos dos sitios tenga una secuencia ocupacional que va desde el período
Mochica Inicial al período Mochica Medio22. Lechtman enfatiza además, a partir de las
observaciones de Donnan, que entre los elementos metálicos de Loma Negra "muchos de
23
chapa tienen cánones artísticos que son más similares al dibujo final de Moche III o IV"
(Lechtman et al., 1982: 5). Sin embargo, las grandes similitudes técnicas y formales de los
objetos metálicos de Sipán y Loma Negra reflejan la complejidad de las relaciones intra y
extra valles de las sociedades mochicas. Es obvio que los artefactos metálicos de los
valles de Lambayeque y Piura reflejan la existencia de vínculos estrechos, intercambios
de conocimiento y técnicas entre estos dos valles; quizás incluso reflejen el hecho de que
ciertos personajes enterrados en Loma Negra y Sipán pertenecen al mismo grupo étnico.

22
La colección del MET de Loma Negra proviene del sitio saqueado en 1969 de Loma
Negra (Valle de Piura), en la región de Cerro Vicús. La desaparición de los contextos de
estos objetos metálicos, por lo tanto, solo nos permite emitir hipótesis simples.

23
Traducción: "muchas láminas de metal tienen cánones artísticos que son más similares
al diseño de las cerámicas finas Mochica III o IV".

En estos paisajes regionales complejos, es necesario ubicar los restos arqueológicos de


metal tomados en cuenta en este trabajo de tesis. Para la Región Norte, los restos
metálicos funerarios estudiados corresponden a los sitios de Loma Negra (Piura); Sipán y
Pampa Grande (Lambayeque); y Dos Cabezas, La Mina y San José de Moro
(Jequetepeque). Para la región sur, el metal permanece, viene específicamente del valle
de Moche. Un primer conjunto consiste en objetos que están asociados con contextos
funerarios del sitio Huaca de la Luna y uno de sus componentes, la Plataforma Uhle; el
segundo conjunto corresponde a una serie de desechos de un taller metalúrgico en el
área urbana de Huaca de la Luna y del Sol. De acuerdo con las consideraciones
discutidas anteriormente y considerando que los objetos metálicos estudiados en este
trabajo corresponden a dos grupos: a) Materiales Mochica Inicial y Medio de la Región
Mochica Norte (Sipán, Dos Cabezas, La Mina y San José de Moro); y (b) material de Fase
III-IV y IV de la región de South Mochica de los sitios de la Plataforma Huaca de la Luna y
Uhle, parece necesario proponer una cronología simplificada aplicable a este muestreo. El
primer grupo de objetos correspondería a los periodos medio mochica de la región norte y
tendría una atribución cronológica entre 400 y 650 d. El segundo grupo de objetos y
restos materiales corresponden a las fases III-IV y IV de la región sur y tienen una
atribución cronológica entre 600 y 850 d. AD.

Capítulo 2

Organización Política de los Estados de Mochicas

A la gran heterogeneidad espacial se agrega, como hemos visto, la variabilidad


problemática de las cronologías. Por lo tanto, si tomamos en cuenta las diferencias en las
estrategias de adaptación, dada la geografía y los recursos naturales de cada valle que se
impuso a los Mochicas; así como la existencia de diferentes procesos de desarrollo de
grupos regionales, esperaríamos que los Mochicas se desarrollaran en una multitud de
entidades culturales altamente diferenciadas y regionalmente circunscritas. Sin embargo,
las similitudes materiales, iconográficas, arquitectónicas, o incluso la analogía de las
prácticas funerarias, el sistema ritual y, finalmente, la existencia de un panteón colectivo
de divinidades, muestran que existía en la costa norte del Perú una tradición común a los
Mochicas, desde el valle de Piura hasta el valle de Nepeña, entre 150 y 850 d. Tal
paradoja alienta hoy a definir cuáles fueron los mecanismos que permitieron,
simultáneamente, la existencia de una variabilidad regional y un impulso compartido
durante este largo período de tiempo y en un territorio tan vasto. El enfoque tradicional
utilizado para mapear los desarrollos regionales ha sido estudiar cronologías y luego
establecer correspondencias cronológicas entre varios sitios (Kaulicke 1992). Sin
embargo, este método tropieza con los problemas cronológicos descritos anteriormente e
incluso parece que este enfoque metodológico ha impedido el acceso a una comprensión
más precisa del desarrollo de la sociedad Mochica. Por ejemplo, si los Mochicas se
habían organizado según el modelo de una sociedad teocrática y unificada, como postuló
Larco en 1938 y 1939 (reeditado en 2001), ¿por qué encontramos ricas tumbas de
gobernantes y sacerdotes (Sipán, Loma Negra) en territorios aparentemente periféricos?
Del mismo modo, si los Mochicas centralizaron la producción de artefactos rituales en
grandes complejos de producción (Uceda y Armas 1997, Russell et al 1994a y 1994b),
¿por qué no hay cerámica de estilo Mochica IV, pero omnipresente? en la región sur, en
los valles de la región norte como Jequetepeque o Lambayeque? Finalmente, si los
Mochicas tenían un sistema ritual centralizado, ¿por qué los objetos metálicos de Sipán y
Dos Cabezas presentan diferencias iconográficas y formales tan marcadas como sus
artefactos análogos en la región sur? Estas preguntas no pueden responderse hasta que
se mejore nuestra comprensión de la relación entre estas unidades territoriales. ¿Estaba
la sociedad mochica compuesta de entidades políticas diferenciadas, o estaba sujeta a un
sistema de organización que todavía no es fácil de entender? Los expertos acordaron
recientemente la necesidad de definir los aspectos organizativos de la sociedad mochica
(Quilter 2002, Castillo y Uceda, de próxima publicación, Quilter y Castillo, de próxima
publicación), y particularmente sobre la organización política de estas sociedades. En
agosto de 2004, se realizó una conferencia internacional en el Museo Rafael Larco
Herrera en Lima, organizada por el Museo, la Pontificia Universidad Católica del Perú
(PUCP) y el Dumbarton Oaks, para enfocar las discusiones sobre los modelos
organizacionales. La política de Mochicas. La reunión, en la línea tradicional de las
principales conferencias sobre la cultura Mochica (Willey 1946b; Uceda y Mujica 1994
2003 Pillsbury 2001), surgió como una necesidad ya que era necesario aclarar los
términos y proponer nuevos modelos organización política al conciliar datos arqueológicos
e interpretaciones que responderían a dos preguntas básicas: ¿cuántas unidades políticas
mochicas existían? ¿Y cómo se organizaron? Los modelos considerados para responder
a la primera pregunta fueron: a) que los Mochicas estaban organizados alrededor de un
solo estado centralizado que incluía todo el territorio de la costa norte (Larco [1938-1939],
reeditado en 2001); b) que estaban divididos en dos grandes estados regionales que
incluían los Mochicas del Norte y los Mochicas del Sur (Castillo y Donnan 1994b, Shimada
1994a) que habría habido un Mochica de "reino" en cada valle (Castillo, de próxima
aparición) ). En cuanto a la segunda pregunta, sobre las formas de organización, surgió
un consenso general, ya que todos los especialistas enfatizan el uso innegable de la
ideología y el ritual como la principal fuente de poder, control y legitimidad para esta
sociedad. La poderosa e ilustre religión Mochica, encarnada en la construcción de
imponentes templos decorados, la construcción de grandes y ricas cámaras funerarias, la
escenificación de diversas ceremonias y rituales, y la producción de artefactos de lujo,
fueron restringido a las élites que usaron todos estos aparatos religiosos e ideológicos
para definir la identidad y la posición de los oficiantes en el nivel político (DeMarrais et al.,
1996). Los siguientes párrafos pretenden presentar brevemente el avance del
pensamiento arqueológico durante el siglo XX sobre los modelos de organización política
mochica.

Una secuencia y una entidad política mochica (Fig. 15: Mapa A)


El comienzo del siglo 20 marca el comienzo de la arqueología científica en el Perú. Los
primeros investigadores que publicaron, basados en sus resultados de excavación,
trabajos correspondientes a la cultura Mochica (Uhle 1915, Kroeber 1925, 1927, 1930),
centraron su atención en primer lugar en la descripción del fenómeno mochica, que
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llamaron "Proto-Chimú" o "Principiante Chimú" . Intentaron diferenciarlo de otros
fenómenos de estilos artísticos, incluido el estilo Chimú. De estas numerosas obras,
Rafael Larco Hoyle, un rico agricultor y arqueólogo escolar, fue el primero en definir y
postular que la sociedad mochica era un estado centralizado omnipotente o una entidad
política unificada y monolítica que estaba controlada por una clase real de gobernantes,
de una capital ubicada en Huacas de Moche25.

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