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presentada ante
Universidad Michel de Montaigne -Bordeaux 3
para el título de
Doctor de la Universidad Michel de Montaigne Bordeaux 3
FÍSICA DE ARCHÉOMATÉRIAUX
Por
CAROLE FRARESSO
Maestro de Letras
Ponentes
Sr. Santiago UCEDA, Profesor, Universidad Nacional de Trujillo, Perú
Sra. Anne-Françoise GARÇON, Profesora, Universidad de París I Panthéon-
Sorbonne
Evaluadores
Sr. Claude CHAUCHAT, investigador del CNRS
Sra. Françoise BECHTEL, Profesora, Universidad Michel de Montaigne - Burdeos 3
Sr. Michel PERNOT, Director de Investigación C.N.R.S.
2007
SUMARIO
Introducción (1)
PARTE I
EL MUNDO MOCHICA EN EL ANTIGUO PERÚ
Introducción (11)
Capítulo 1 - Espacio y tiempo, adaptación y evolución de las sociedades mochicas
()
I. Espacio y Adaptación
II. Tiempo y Cronologías
II.1. La tipografía-cronología mochica de Rafael Larco Hoyle
II.2. Secuencia estilística mochica de la región de los Mochicas del Norte
II.3. Citas físicas y cronología absoluta de sociedades mochicas: estado de
juego
Capítulo 2 - Organización política de los Estados Mochicas
1. Una secuencia y una entidad política mochica
2. Dos secuencias, dos fenómenos geopolíticos mochicas
3. Múltiples entidades políticas, organizaciones regionales complejas
Capítulo 3 - Religión Mochica
1. Un enfoque material e inmaterial de la religión mochica
2. Religión e ideología (s) mochica (s)
3. Religión e iconografía mochica
3.1. Religión monoteísta o politeísta?
3.2. Hacia un enfoque temático de las actividades religiosas mochicas
3.3. La narrativa de la religión: una reconstrucción de mitos y rituales
4. La materialización de la religión mochica
4.1. Religión Mochica en templos y espacios ceremoniales
4.2. Prácticas funerarias y rituales mochicas
4.3. La religión mochica como "fuerza integradora"
Capítulo 4 - Estructura y organización social
1. Funerales y organización social
2. Contextos domésticos y organización social
3. Iconografía y sistema social
3.1. El señor reinante: un intermediario con el mundo de los antepasados
3.2. Élites Mochicas: identidades y funciones
3.3. La gente mochica
3.4. La clase baja mochica
PARTE II
METAL EN EL SISTEMA TÉCNICO MOCHICA
Introducción
Capítulo 5 - Naturaleza fisicoquímica de metales preciosos y aleaciones y cuproso
1. El enlace de metal
2. La estructura cristalina
3. La microestructura
Capítulo 6 - Origen y características de metales y aleaciones de la cultura mochica
1. Principales culturas metalúrgicas de la costa norte peruana
2. Importancia de los metales en la corteza terrestre
3. Minerales y paisaje geológico de la costa norte del antiguo Perú
4. Características de los metales
4.1. Metalurgia Mochica: tres metales y cuatro categorías de aleaciones
4.2. Oro
4.3. Plata
4.4. Cobre
5. Transformación de metales y aleaciones
1. La etapa de preparación: refundición (es) por fusión
2. Aleaciones
3. Características técnicas de los tocados tumbaga mochicas de la Colección
Rafael Larco Herrera
Capítulo 7 - Hacia una definición del sistema técnico Mochica
1. La noción de sistema técnico por la etnología de las técnicas
1.1. Una escuela etno-técnica de pensamiento
1.2. ¿Qué es un "sistema técnico"?
2. ¿Sistema técnico o mochica de "bloqueo técnico"?
II.1. Adquisición y consumo: la técnica omnipresente
II.2. Artesanía y conocimiento olvidado
3. Cadenas operacionales para definir los conjuntos técnicos
Capítulo 8 - La etapa de transformación en el subsistema metalúrgico Mochica
Fabricación: un conjunto coherente de técnicas y herramientas ...
1. Deformación plástica, el tecnicismo del martilleo
1.1. Conformado de chapas metálicas: martilleo
1.2. Conformación de formas huecas: estampación y estrechamiento
1.3. Varias herramientas para uso específico
1.4. Restos arqueológicos de trabajo de deformación plástica
2. La fundición: otro mundo de competencia
2.1. Las herramientas técnicas de la fundición: hornos de fusión, sopletes,
crisoles y moldes
2.2. Procesos y variantes de fundición: dos categorías de moldes
2.3. Restos arqueológicos de trabajo de fundición
3. ¿Qué pasa con el reciclaje?
4. Decoraciones y acabados, elecciones culturales
4.1. Decoraciones en relieve: repujado y cincel / calado y grabado
4.2. Montajes mecánicos y térmicos
4.3. Tratamientos superficiales: cuestiones económicas y políticas
4.4. ¿Oro o dorado (s) para los "adoradores" de Huaca de la Luna?
4.5. Dorado por fusión del tiempo de los Mochicas: caso de los protectores
coxales de la Colección Rafael Larco Herrera
... más allá de las técnicas de recursos humanos y culturales
5. Testimonios de una embarcación especializada en la costa norte de Perú
6. Metalúrgico, orfebre, artesanos: ¿debemos diferenciarlos?
6.1. El trabajo de metales preciosos en manos del orfebre
6.2. Artesano de cobre y aleaciones de cobre
6.3. Especialistas: tipos de habilidades
PARTE III
METALES, CULTURAS Y SOCIEDADES
ARTEFACTOS Y CONTEXTOS: UN ENFOQUE DE METALURGIA MOCHICA
Introducción
Capítulo 9: Correlación y restauración mediante una metodología multidisciplinaria
1. Correlacionar por la convergencia de disciplinas
2. Restaurar por objetos de "lectura tecnológica"
2.1. Exámenes preliminares
2.2. Elección de objetos
3. Métodos de ciencia de los materiales
3.1. Exámenes de superficie con una lupa binocular
3.2. Exámenes por radiografía de rayos X
3.3. Protocolo de preparación de muestra
3.4. Exámenes microscópicos
3.5. Composición elemental por espectrometría de rayos X de energía
dispersiva
Capítulo 10 – Objetos y técnicas: caso del cencerro de la plataforma Uhle, Huaca de
la Luna
1. Música para establecer ceremonias rituales mochicas
2. La existencia material de metales sonajeros en contextos funerarios
3. Huacas de Moche: capital regional del territorio mochica del sur
3.1. La plataforma Uhle
3.2. Distribución espacial y contextos funerarios
4. Descripción y contextos arqueológicos de cencerros
4.1. Tumba 27
4.2. Tumba 29
5. Estudio iconográfico
CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS
1. Conclusiones
1.1. Un "subsistema" metalúrgico integrado en la esfera ideológico-política
1.2. Uso de metales y aleaciones estandarizados en todo el territorio Mochica
1.3. Un subsistema metalúrgico común mochica estandarizado por poder
1.4. Evidencia de "territorios técnicos" regionales
2. Perspectivas
2.1. Desarrollar el estudio de "territorios técnicos"
2.2. Correlacionar la "Técnica" con los fenómenos sociopolíticos de la costa
norte del Perú.
Bibliografía
Anexos (Base de datos de File Maker, Cd)
Agradecimientos
Este trabajo se ha beneficiado del apoyo y la amistad de muchas personas en Francia y
Perú, sin los cuales el logro de este emocionante y apasionado no hubiera sido posible.
Deseo expresar mi sincera gratitud a los miembros del jurado que han podido hacerme el
honor de leer y dar una opinión sobre este trabajo de investigación. Gracias Sr. Santiago
UCEDA, Profesor de la Universidad Nacional de Trujillo, Perú y Anne-Françoise
GARÇON, Profesora de la Universidad de Paris I Panthéon-Sorbonne, haber aceptado el
importante papel de los ponentes,Sra. Françoise BECHTEL, profesora de la Universidad
Michel de Montaigne - Bordeaux 3 y Claude CHAUCHAT, investigador del CNRS.
En Francia
También agradezco muy afectuosamente a todo el equipo del laboratorio, que desde
ahora seis años siguen, entre dos planos, los viajes de esta aventura y de los cuales
muchos de ellos, con su apoyo, su ayuda, su amabilidad y su competencia diferentes
científicos, han contribuido significativamente al éxito de este trabajo. Gracias a los
"investigadores permanentes": Françoise BECHTEL (una sola mujer) de excepción llegas
al tobillo: Madame Mora), Floréal DANIEL (siempre presente en momentos de relajación y
"bloqueo técnico". Gracias.), Ayed BEN AMARA (una amistad...), Pierre GUIBERT,
Stéphane DUBERNET, Pierre SELVA y Guy SALIGNIERE, Rémy CHAPOULIE, Nicole
PLATEL, Gerard POUPEAU, Claude NEY, Françoise PETIT y finalmente a nuestro
arrepentido Gerard VILLENEUVE. Gracias a todos.
En Perú
Nuestros contactos con el mundo arqueológico mochica y Perú han sido generoso y
fructífero. Esta tesis muestra un verdadero trabajo de investigación. Equipo
multidisciplinario franco-peruano, en el cual muchas habilidades, personas y las
instituciones han contribuido de una manera u otra. Que encuentren, aquí, el testimonio
de mi sincera gratitud.
Queremos darte las gracias, en primer lugar, Sra. Paloma CARCEDO DE MUFARECH,
Profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, gracias a quien todo
comenzó y que me ha seguido alentando en la búsqueda de un pasión singular que es
común para nosotros: la metalurgia andina. Su preciosa ayuda al comenzar el estudio de
las colecciones de metales mochicas, su consejo y su la amistad es para muchos en la
realización de este trabajo.
También me gustaría dar las gracias al Sr. Jean muy calurosamente JOINVILLE VACHER,
ex director del Instituto Francés de Estudios Andinos, en Lima, quien abrió las puertas de
esta institución y me permitió comenzar este trabajo de busca dándome los medios
necesarios para despegar. Gracias por tu apoyo, tu confianza y especialmente por tu
amistad.
Quiero expresar de una manera muy especial mi más profunda y sincera agradecimiento
al Sr. Luis Jaime CASTILLO BUTTERS, Profesor Principal de Pontificia Universidad
Católica del Perú, Lima y Director de Proyecto Instituto Arqueológico de San José de Moro
(PUCP-PASJM) notable este trabajo de investigación. Es a él a quien debo el tono
singular de este trabajo que se basa en la técnica y su uso sociocultural en arqueología
Mochica peruana; en resumen, una verdadera escuela de pensamiento "franco-peruano".
El tiene Puedo transmitir el conocimiento teórico y metodológico con entusiasmo, dame su
confianza, y me ofrece la calidad de sus referencias bibliográficas y científicas, formas de
conocer a nuestros compañeros arqueólogos, ingenieros, metalúrgicos todos como los
medios logísticos necesarios para el buen funcionamiento de este trabajo. Luis Jaime,
gracias por tu presencia, tienes ayuda constante y nos enseñas. ENCUENTRA, aquí,
poner agradecimientos - inalienables.
Me gustaría agradecer al equipo del Proyecto Arqueológico de San José Moro que
innegablemente contribuyó a este trabajo y en particular: Katiusha y Jacquelyne BERNUY
QUIROGUA, Martin CARPIO, Gabriel PRIETO BURMESTER y Carlos BUSTAMENTE con
quienes intercambios, discusiones y nuestra las amistades eran ricas y productivas.
Durante cuatro meses consecutivos, mi investigación dentro del equipo del Proyecto
arqueológico Huaca de la Luna y Huaca del Sol, estaba rodeadas de atención, apoyo
excepcional, apoyo logístico y humano. Quiero agradecer manera especial a los números
miembros, arqueólogos y conservadores, del Proyecto por la constante ayuda cariñosa y
peculiar de Nadia GAMARRA CARRANZA, Carol ROJAS VEGA y Henry GAYOSO
RULLIER quienes entraron mi vida.
Gracias a la Sra. Heidi KING, Directora del Departamento de Artes de África, Oceanía y
América del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, que una cálida bienvenida en
esta institución, durante dos meses, y que facilitó acceso a la investigación bibliográfica y
mobiliario de metal de la Colección Loma Negra.
Gracias a la Sra. Cecilia BAKULA, ex directora del Museo del Banco Central Nación del
Perú, quien me recibió en su institución y me permitió completa mis datos de
investigación.
Sra. Lutgarda REYES ALVAREZ, Directora del Instituto Nacional de Cultura del
Departamento de la Libertad - INC, que autorizó el acceso y estudio de la colección
arqueológica de muebles de metal en el sitio Dos Cabezas. Que se agradece a César
GALVEZ MORA, Victor PIMINCHUMO y al equipo del Museo Chan-Chan, Trujillo por
facilitar este trabajo.
Gracias a Walter ALVA, Director del Museo Tumbas Reales de Sipán y Carlos WESTER
LA TORRE, Director del Museo Brüning, por su disponibilidad y bondad.
El mío, mi madre, mi hermano, mi abuelo y el clan MORA. Mis amigos, y mucho más,
pienso particularmente en Virginie, Manue, Véro, Syssoue, Maylis, Elsy, Alex, Anne-Laure,
Agnes, Claire, Ayed, François-Xavier y Anouck, sin los cuales ...
Prefacio
Los estudios tecnológicos de metales y aleaciones de culturas antiguas son uno de los
ejes de investigación desarrollados, desde 2000, por el equipo de Michel Pernot en el
Instituto de Investigación de ArcheoMaterials - Centro de Investigación de Física Aplicada
en Arqueología (IRAMAT) - CRP2A), Unidad de Investigación Mixta UMR-5060 CNRS y
Universidad de Michel de Montaigne de Burdeos 3. Este tema, centrado en los restos
arqueológicos del trabajo, es dirigido principalmente a través del estudio de aleaciones y
procesos para la fabricación de objetos de bronce producidos por los artesanos de las
sociedades de Europa occidental, la última Edad de Bronce en el período romano.
El presente trabajo de tesis, sobre "El uso de metal en adorno y los ritos de la cultura
Mochica, Perú (150-850 dC) ", por lo tanto, se ubican en un área - cultural, cronológica y
técnica - las antípodas de la de Europa occidental, pero encaja sin embargo,
perfectamente en este tema que se centra en la artesanía cuprosa. Ante todo, destacar
por la exploración del entorno natural, sociopolítico y técnico, aspectos desconocidos de
la producción metalúrgica de esta sociedad precolombina, que sin embargo tuvo un papel
clave en el desarrollo el "sistema técnico" metalúrgico de la costa norte de Perú. Luego
tratamos con preguntas relacionadas con el tipo (s) de organización (es) de las cadenas
operativas para la fabricación de objetos ceremoniales y ornamentales de esta sociedad
mediante la restauración, a través de los métodos de la ciencia de materiales, de las
elecciones técnicas y artesanos culturales mochicas.
Varias misiones, entre 2001 y 2003, en Perú y en los Estados Unidos, financiadas
respectivamente por una beca de "Áreas culturales", bajo los auspicios del Ministerio de
Investigación de Educación Superior, y la financiación del Departamento de Relaciones
Internacionales de La Universidad de Burdeos 3, formó el punto de partida para este
proyecto.
Luego, esta tesis asumió una "otra dimensión" al integrar un programa de investigación
financiado por el Ministerio de Relaciones Exteriores en el marco de un Voluntariado Civil
Internacional realizado en el Instituto Francés de Estudios Andinos, en Lima. (IFEA) entre
2004 y 2006.
Introducción
“Adorno” es un término que incluye no solo vestimenta sino también joyas, agregaremos
cualquier otro accesorio espectacular de ceremonia o guerra como tocados, cetros,
platos, estándares, instrumentos musicales, etc. La antropología nos informa sobre la
infinita variedad de materiales involucrados en la fabricación de adornos y adornos en
todo el mundo y nos proporciona modelos analíticos dignos de interés en la función de
adorno: protección, iniciación, intercambio, marcador de una identidad dentro de un grupo,
una región, un país, una ideología, una religión, etc. Por lo tanto, podríamos abordar el
estudio del adorno metálico centrándonos en la naturaleza y el simbolismo de los
materiales involucrados en la fabricación de ciertas categorías de adornos que afirman el
sistema formal o normativo de una sociedad. Todavía podríamos centrarnos en el
concepto de funcionalidad que gobierna sistemáticamente a las sociedades occidentales,
pero que, por el contrario, no es una prioridad para las culturas antiguas; por ejemplo, el
peso o la fragilidad de los adornos y la incomodidad física que pueden causar los
volúmenes de ciertos adornos no son las principales preocupaciones de estos últimos. Sin
embargo, para comprender los criterios que guían la elección de materiales y técnicas de
fabricación para ciertas categorías de ornamentos, cuya función "singular" o "regular"
debe distinguirse, implica, de antemano, la consideración de un espacio geográfico,
técnico, cultural y cronológico dado que el control y uso de materiales se correlaciona
fuertemente con el tipo de estructuración social, económica y política de una sociedad. La
discusión en esta tesis, titulada "El uso del metal en el vestido y los ritos de la cultura
Mochica, Perú (150-850 dC)", se refiere a una de las civilizaciones preincaicas más
prestigiosas del mundo. la costa norte de Perú, donde un conjunto de prácticas
metalúrgicas avanzadas se desarrolló de forma independiente y se centró principalmente
en la fabricación de objetos y ornamentos ceremoniales inusuales y sorprendentes. De
hecho, entre las grandes civilizaciones de la costa norte del antiguo Perú sobresale
notablemente la cultura Mochica con la que se manifiesta arqueológicamente, entre 150 y
650 d. BC, el uso recurrente de muchos adornos metálicos de cobre y aleaciones
preciosas de cualidades, estéticas y técnicas, excepcionales. La aparición de estos
prestigiosos objetos e innovaciones relacionadas con la introducción del cobre en las
actividades metalúrgicas de esta sociedad coincide con el desarrollo de la metalurgia en
un área geográfica y cultural considerada. En ella, desde la civilización Chavín (1200 -
200 a. C., que solo practica la metalurgia del oro) hasta la anexión del territorio al Imperio
Inca (1450 d. C.).), muestra un aprendizaje técnico dinámico, durante 2000 años, marcado
por fases de evolución, mutación, crisis e innovación.
En su lugar, nos proponemos enfocarnos en este estudio sobre los recursos tecnológicos
y los recursos humanos implementados en las cadenas de fabricación de los objetos
metálicos de la cultura Mochica. Por lo tanto, se trata de definir las técnicas conocidas por
los artesanos mochicas, que son conscientemente dominadas y dirigidas, colocándolas en
su contexto cultural de desarrollo, simplemente porque consideramos que caracterizan el
componente metalúrgico del sistema técnico mochica.
Hasta finales de la década de 1980, las dificultades del análisis cultural de los adornos y
objetos metálicos de esta notable sociedad "artística" se relacionaban principalmente con
el saqueo y la desaparición de los contextos culturales y religiosos del descubrimiento de
estos objetos prestigiosos. Excavaciones arqueológicas llevadas a cabo, en los últimos
veinte años, en los principales sitios arqueológicos mochicas y el descubrimiento de
varias tumbas "reales" en todo el territorio Mochica, en los sitios de Dos Cabezas, El
Brujo, Sipán, San José de Moro, Desde entonces, Pacatnamú y Huaca de la Luna y del
Sol han proporcionado información invaluable sobre las clases de consumidores, los
contextos de uso y el papel de los adornos metálicos. Todos los estudios iconográficos y
estilísticos realizados hasta ahora han demostrado que los elementos ornamentales y los
objetos ceremoniales metálicos, descubiertos principalmente en contextos funerarios y
rituales, están esencialmente dedicados a la representación de la identidad social de los
actores políticos de esta sociedad, la materialización de las ideologías dominantes y la
teatralización de las ceremonias rituales emprendidas para el legítimo mantenimiento de
la autoridad política. La función y el papel de los adornos metálicos no solo eran
ostentosos o estéticos, sino también un medio para que esta sociedad sin escritura
justificara, comunicara y transmitiera las ideas y símbolos de las diferentes potencias
dominantes que constituían esta sociedad compleja.
Este trabajo está completamente en los campos de la Historia de las Técnicas y Ciencia
de los Materiales. Está organizado en doce capítulos agrupados en tres partes: la historia
arqueológica de la cultura Mochica, las características del metal en el "sistema técnico" y
el conjunto de resultados e interpretaciones obtenidas de los estudios tecnológicos que se
articulan alrededor de objetos, lugares de producción y artesanos.
Primero fue necesario ubicar el mundo mochica en el antiguo Perú para presentar las
peculiaridades geográficas y temporales en las que los Mochicas se desarrollaron y
evolucionaron. Los dominios dominantes, políticos y religiosos, que constituyen el edificio
y la estructuración de esta sociedad fueron luego expuestos para considerar las
realidades socioculturales con las cuales nos enfrentamos.
PARTE I
EL MUNDO MOCHICA EN EL ANTIGUO PERÚ
CAPÍTULO 1 - ESPACIO Y TIEMPO, ADAPTACIÓN Y EVOLUCIÓN DE LAS EMPRESAS
DE MOCHICAS
Introducción
Los Mochicas o Moche1, que singularizan la civilización precolombina del mismo nombre,
se desarrollaron en los valles de la costa norte del Perú durante nuestro primer milenio,
entre 150 y 850 d. BC, en un área cultural y geográfica en las antípodas de nuestras
referencias históricas europeas (civilización romana y alta edad media). Los Mochicas no
formaron una sociedad centralizada por un único centro de poder (liderazgo) que se
hubiera administrado desde un único capital. Esta sociedad parece haber sido más la
combinación de un conjunto de comunidades regionales independientes e interactivas,
entidades políticas de diversa naturaleza, que se adaptaron a diferentes condiciones y
oportunidades, pero con una historia común y singular. Su historia arqueológica es, por lo
tanto, la narración de las interacciones entre estas entidades, tanto en lo que les es
común, es decir, la "Gran Historia Mochica" (Benson 1972, Donnan 1978, Bawden 1996,
Larco [1938-1939] , reeditado en 2001) solo sobre la evolución particular y característica
que cada entidad ha desarrollado en su región respectiva (Willey 1953, Shimada 1994a,
Castillo, de próxima aparición). La historia arqueológica de Mochica se basa en datos
empíricos, disponibles o no en un momento y lugar determinados; luego, por los
supuestos y las correlaciones que construimos a partir de ellos. Sin embargo, esta historia
se reescribe constantemente, incorporando nueva información (arqueológica, histórica,
teórica o arqueométrica) y reconciliando nuevas interpretaciones (Quilter 2002). El
fenómeno de adaptación de los Mochicas a su entorno costero es ejemplar. Al igual que
las sociedades que los precedieron, los mochicas sabían cómo explotar las riquezas
marítimas, los recursos de las llanuras y las laderas de los Andes; sin embargo, se
destacan de sus predecesores mediante el desarrollo de una agricultura a gran escala
basada en técnicas de riego innovadoras (Eling 1986). Estaban obteniendo los recursos
que no tenían a través de intercambios con empresas vecinas. Los grandes valles del
extremo norte de Piura, Lambayeque y Jequetepeque, con sus enormes cuencas y sus
múltiples ríos (Fig. 1), contrastan con los valles del sur, Chicama, Moche, Virú, Santa y
Nepeña, menos extensos y menos rico (Delavaud 1984). La disparidad de los factores
ambientales, como las diferencias cuantitativas y cualitativas en el acceso a los recursos,
así como los procesos históricos y las interacciones dentro y fuera de la comunidad,
obviamente han determinado diferentes líneas de desarrollo. Por ejemplo, estas
diferencias en el desarrollo nos permiten diferenciar la cultura Mochica de otras
sociedades contemporáneas (Nasca, Recuay, Cajamarca, Vicús, Maranga, etc.) pero
también permiten distinguir los desarrollos regionales de esta sociedad.
Así, los datos y las interpretaciones arqueológicas, que desarrollaremos a lo largo de este
trabajo, muestran la existencia de dos grandes regiones mochicas con distintos modelos
de desarrollo y evolución. La región de South Mochica formó un estado territorial y
expansionista que estaba gobernado por un poder centralizado desde la capital de Las
Huacas de Moche (Larco [1938-1939], reeditado en 2001, Chapdelaine et al., 2000,
Castillo y Uceda, en prensa); mientras que en la región norteña de Mochica, varias
entidades políticas mochicas o "estados oportunistas", independientes pero en contacto
constante (Castillo, de próxima aparición), parecen haber evolucionado en los tres
principales valles del norte (Piura, Lambayeque y Jequetepeque). Este panorama
complejo, formado por numerosas identidades que son configurables y evolucionan a su
propio ritmo y con condiciones de desarrollo únicas, ha sido recientemente establecido e
interpretado gracias a la investigación a largo plazo de proyectos arqueológicos ubicados
a lo largo de la costa norte.
1
Estos dos términos se usan regularmente en la literatura para denominar a la misma
cultura. De acuerdo con el nombre del idioma Muchik, hablado por personas en las
regiones costeras y andinas del norte de Perú, el arqueólogo Julio Tello nombró, a fines
de la década de 1920, la llamada cultura Moche. Mochica (reportado en Uceda y Mujica
1994: 12). Este idioma ahora está extinto. El término Moche (pronunciado Motché)
predomina fuertemente en los autores de inglés o incluso de habla hispana. Los autores
francófonos usan ambos nombres. Privilegiaremos en este trabajo de tesis el término
Mochica (pronunciado Motchica).
Las expresiones culturales que asociamos con el fenómeno Mochica, es decir, las ricas
tumbas de "reyes" y "reinas", la arquitectura monumental de las Huacas (templos)
decoradas con relieves policromos, cánones artísticos y estéticos, cerámicas Las
innovaciones técnicas del riego relacionado con la agricultura o el desarrollo de la
metalurgia de las aleaciones de cobre y los tratamientos superficiales no se han
desarrollado espontáneamente, pero gracias a de una larga tradición cultural legada por
las culturas anteriores de la costa norte de Perú (Quilter 1997, 2001).
2
Esta nueva y reciente concepción del fenómeno Gallinazo o Virú como componente de la
tradición Mochica, que convivió con ella y que habría sido su sustrato popular, fue
propuesta simultáneamente por Donnan; Uceda, Galloso y Gamarra; Del Carpio, y otros
investigadores en la "Conferencia sobre la Cultura Gallinazo" organizada por Jean-
François Millaire, en julio de 2005, en Trujillo (inédito).
En esta sociedad sin sistemas de escritura, el conocimiento que tenemos para construir la
historia de los Mochicas se basa esencialmente en la investigación arqueológica. Es por
lo tanto una historia reconstruida a través de las excavaciones arqueológicas que se
llevan a cabo en diversos sitios mochicas, por las ideas de muchos investigadores que
trabajaron durante cien años en la región y por los restos materiales que se encuentran.
hoy contextualizado por investigaciones de campo confiables o disponible en colecciones
de museos. La historia intelectual de la arqueología de la costa norte peruana ha
moldeado nuestra comprensión de la antigua sociedad Mochica y la investigación futura
continuará moldeándola una y otra vez. Durante los últimos veinte años, la arqueología
Mochica ha sido una de las áreas de investigación más activas en la costa norte del Perú,
con la aparición de proyectos arqueológicos peruanos e internacionales a largo plazo en
los sitios de Sipán (Alva). 2004) y Pampa Grande (Shimada 1994a) en el Valle de
Jequetepeque; Huaca de la Luna (Uceda 2001) y Galindo (Bawden 1982) en el valle de
Moche; El Castillo y Guadalupito (Chapdelaine et al., 2000, 2002, 2003) en el Valle de
Santa; Pacatanamú (Donnan y Cock 1986, 1997), San José de Moro (Castillo et al., En
preparación) y Dos Cabezas (Donnan 2001b, 2003) en el Valle de Jequetepeque; El Brujo
(Franco et al., 2003) y Mocollope Mayal (Russell y Jackson 2001) en el Valle de Chicama
y Huancaco (Bourget 2003) en el Valle de Virú. La gran cantidad de información y datos
recopilados, sin embargo, hace que sea extremadamente difícil actualizar de forma
precisa y actualizada la historia de los Mochicas (Figura 2).
Se trata de presentar, en esta primera parte, una visión del estado actual de nuestros
conocimientos sobre la sociedad Mochica, centrándonos en primer lugar en su origen y su
organización sobre la naturaleza del poder político. lo que permitió el desarrollo de su
organización y finalmente, sobre la estructura social a partir de la cual esta sociedad se
afirmó. Esta primera parte pretende dar una imagen dinámica de la sociedad Mochica y su
organización a lo largo del tiempo.
Figura 2: Ubicación de los principales sitios arqueológicos mochicas citados en
este trabajo.
Capítulo 1
1. Espacio y adaptación
El territorio ocupado por los mochicas está definido por tres componentes geográficos
principales: en el oeste, el océano Pacífico rico y frío con su abundante biomasa; al este,
la Cordillera de los Andes se eleva abruptamente, y en el medio, la llanura costera. Existe
amplia evidencia de que las sociedades costeras siempre han estado explotando el mar,
no solo en la franja costera por su abundante cantidad y variedad de peces y crustáceos,
sino también en áreas de pesca más alejadas de la costa a unas pocas islas de “guano” 3
donde se han destacado las evidencias de la presencia Mochica (Kubler 1962). Como
parte de esta actividad, los Mochicas desarrollaron un sistema de navegación basado en
la fabricación de pequeñas embarcaciones en cañas acuáticas, de unos cinco metros de
largo y un metro de ancho, llamadas "caballitos de totora" 4. No fue posible determinar si
durante ese tiempo se usaron embarcaciones más grandes y duraderas, construidas con
tablones de madera. Maria Rostworoski (1977a, 1977b, 1981) señala que en la costa de
la costa existieron, durante el período colonial, pueblos pesqueros con su propio idioma
Yunga (o probablemente un dialecto, Cerrón Palomino 1995), a los que se les
reconocieron los derechos, características distintivas y alta movilidad que les permitió
participar en el comercio y el cabotaje 5. Estas observaciones permitieron al autor afirmar
que la especialización de las actividades relacionadas con el mar también había definido
indudablemente las condiciones sociales especiales y las funciones especializadas de
ciertos pescadores mucho antes del período colonial.
Más que una política de control y explotación sostenida, la interacción de las sociedades
costeras con las primeras laderas de los Andes parece haber estado ligada al uso
estratégico de los recursos de esta área, como la coca que se producía en los valles
aislado de las laderas andinas o chaupiyunga, cazando animales como el venado
(Odocoileus sp., [Donnan 1982a]) y la adquisición de plumas de colores de algunas aves
exóticas que se encuentran en las laderas de esta región. La escasez de restos
arqueológicos de las sociedades costeras sobre las primeras laderas de los Andes
proporciona un panorama significativo. De hecho, estos raros datos parecen indicar que el
desarrollo de algunas empresas centrales andinas habría sido extremadamente
especializado en la explotación de los recursos naturales. Esto es particularmente notable
en el caso de las sociedades costeras, muchas de las cuales (Mochica, Lambayeque,
Chimú, Chancay, etc.) se han agrupado en las llanuras costeras.
3
Guano (quechua "wanu") es el nombre dado al excremento de aves marinas y se utiliza
como un fertilizante orgánico altamente eficiente debido a su alta concentración de
compuestos nitro.
4
Traducción: "pequeño caballo de caña".
5
El cabotaje se refiere a un tipo de navegación marítima que consiste en moverse de un
puerto a otro mientras permanece cerca de la costa. Este término se refiere inicialmente a
una actividad de transporte comercial.
Este no fue el caso de las empresas que se desarrollaron en las sierras (yunga, quechua,
suna, puna y janca: ver Fig. 1), para lo cual fue más interesante y frecuente establecer
enclaves estratégicos que les permitieran para garantizar el acceso a los productos que
comercializaban (Espinoza Soriano 1987). Se ha informado con frecuencia que hay
poblaciones cuya función es establecer interacciones en forma de comercio entre la Sierra
y las poblaciones de llanuras costeras. Por ejemplo, la iconografía mochica a menudo
representa personajes con aretes discoidales grandes asociados con escenas del "Culto
de la coca" (Benson 1976, 1984, Hocquenghem 1987, Makowski y Rucabado 2000,
Uceda 2004a y 2004b). En general, están representados en plena invocación bajo un arco
de dos cabezas y en estado de éxtasis, lo que sugiere que estos caracteres estaban
probablemente bajo la influencia de sustancias alucinógenas (figura 3). Hocquenghem
(1987) piensa que su función corresponde a la de los sacerdotes que ofician en los
rituales propiciatorios. Están representados con grandes canastas que contienen coca,
pieles de animales y envases de coca, más comúnmente conocidos como "caleros"
(Hocquenghem 1987, Donnan y McClelland 1999, Uceda 2004a y 2004b).
Dos adornos de la colección del Museo Arqueológico Larco Herrera, estudiados en este
trabajo (Fig. 4), confirman que existían relaciones entre la costa y las montañas. De
hecho, estas dos partes tienen las mismas características formales y funcionales, así
como la aplicación de procesos y técnicas de formateo idénticos; sin embargo, mientras
uno de ellos incluye imágenes específicas de Recuay como el "perro lunar", el segundo
exhibe representaciones realistas, como una cabeza felina rodeada por dos loros,
característica del período Mochica Initial (100-400 AD) o Larco6 Phase I o II (Larco 1948).
Figura 3: Escena que ilustra el ritual de la coca (c). Fase de cerámica IV. 27.3
cm x 15.5 cm. Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera, Lima (ML004112). a -
Figura antropomórfica en adoración con pendientes discoidales, un adorno
metálico en forma de felino y una canasta en la que se almacena un calero.
Frente a él hay cestas, envases de coca y varios adornos. b - Oficiantes que
ingieren coca bajo el arco de doble cabeza.
Dos adornos de la colección del Museo Arqueológico Larco Herrera, estudiados en este
trabajo (Fig. 4), confirman que existían relaciones entre la costa y las montañas. De
hecho, estas dos partes tienen las mismas características formales y funcionales, así
como la aplicación de procesos y técnicas de formateo idénticos; sin embargo, mientras
uno de ellos incluye imágenes específicas de Recuay como el "perro lunar", el segundo
exhibe representaciones realistas, como una cabeza felina rodeada por dos loros,
6
característica del período Mochica Inicial (100-400 AD) o fase I o II de Larco (Larco
1948).
Figura 4: Elementos de tapa frontal hechos de placas de acero con rebarbar (<1
mm) en aleación ternaria (Au-Ag-Cu). El primer adorno representa una cabeza
felina coronada con una pluma en forma de media luna y rodeada por dos loros
(ML100770: 22.4 cm x 25.6 cm, peso 78g). El segundo elemento, que presenta
muchas pruebas de reparación antigua (grapas, soldadura), representa un rostro
humano con patas. Está decorado con una pluma en forma de media luna y la
cara está rodeada por dos animales míticos de tradición Recuay con cuerpo
puntiagudo y cabeza felina (ML100769: 26.6 cm x 29.5 cm, peso 100g). Museo
Arqueológico Rafael Larco Herrera, Lima.
6
No conocemos el lugar de origen de estos adornos para tocados, ni siquiera su contexto
original. Por lo tanto, si provinieran de una región del norte, corresponderían al período
inicial de Mochica. Por otro lado, si provenían del Valle de Chicama o de otro valle en la
región de Mochica del Sur, donde Larco desarrolló su investigación, estos adornos
corresponderían a la Fase I o II de su secuencia.
De estos dos adornos de lujo es posible entrever la interacción directa entre las
tradiciones costeras y las de la Sierra, donde uno de estos objetos probablemente ha sido
copiado en el otro, y donde es posible Considera que los grandes artesanos de cada
cultura compartían conocimientos y tradiciones técnicas y, por lo tanto, estaban sujetos a
la coevolución. Desafortunadamente, no conocemos los contextos geográficos,
cronológicos y culturales de estas dos joyas de prestigio, por lo que nunca sabremos si
sus similitudes fueron el resultado de interacciones culturales y / o influencias culturales.
Sin embargo, las relaciones entre estos dos grupos no parecen haber sido siempre
pacíficas. Entre las escenas iconográficas de combate, los mochicas a veces se
representan en la batalla con individuos que usan largos pendientes colgantes y
generalmente luchan con los clubes cuya parte activa es la piedra (Donnan y McClelland
1999: 87, Fig. 4.24). ). Estos últimos están adornados con tocados en forma de cactus o
representando armas con manos humanas. A primera vista, parece que los valles de la
costa norte peruana tenían configuraciones y características homogéneas. La altitud no
parece haber sido una variable muy particular, ya que no hay una gran diferencia en la
elevación entre valles. Por otro lado, obviamente tres factores han desempeñado un papel
determinante en el desarrollo del medio ambiente y el ecosistema específico de cada
valle: la latitud, es decir, la distancia desde un valle hasta el valle línea ecuatorial, la
extensión de la extensión de la tierra regable y la disponibilidad de agua. El primer factor
determinará el promedio anual de luz solar y la propensión de la tierra a recibir una mayor
cantidad de agua durante los raros eventos de precipitación intensa llamados ENSO 7. El
segundo factor está determinado por la capacidad de extensión de las tierras irrigables de
un valle, este último dependerá de la topografía de la costa y la naturaleza del suelo. Por
ejemplo, en el Valle de Santa, la tierra disponible para la agricultura es muy limitada,
mientras que el agua disponible, que proviene directamente de los glaciares que se
derriten en el Callejón de Huaylas, es abundante. En la parte norte del Valle de
Jequetepeque, una cadena de montañas paralelas al océano, Cerros Catalina y San
Idelfonso, impide que las tierras irrigables lleguen al océano. Los valles de Lambayeque y
Chicama tienen una combinación ideal: agua abundante y muchas tierras irrigables. La
disponibilidad de agua puede ser variable y depende principalmente de la lluvia y las
cuencas hidrográficas8. Entre los fenómenos citados principalmente para explicar la
variabilidad del régimen de lluvias y la disponibilidad de agua, los fenómenos ENSO son
los más estudiados. Los fenómenos del Niño con sus lluvias devastadoras, especialmente
en los valles más septentrionales, se citan con frecuencia como un factor alterativo y
determinante en el desarrollo de las sociedades de la costa norte (Moseley y Richardson,
1992). Con base en observaciones previas, se puede concluir que los factores
geográficos y climáticos y el impacto impredecible del fenómeno Niño (ENOS) han hecho
que los valles costeros sean relativamente heterogéneos. Por un lado, en el extremo norte
de la costa norte, encontramos grandes valles (Piura, Lambayeque y Jequetepeque) que
incluyen varios ríos y cuencas o que tienen un régimen fluvial más grande. Por otro lado,
en la parte sur de la costa norte, por otro lado, tenemos valles más pequeños (Chicama 9,
Moche, Virú y Chao), cuyas tierras irrigables y el agua disponible no llegan, incluso si son,
las mismas valores de un valle norte individual. El Valle de Santa, como hemos visto, es el
valle que presenta el único régimen en aguas estables gracias al origen de sus recursos
abundantes y regulares; y aunque era pobre por falta de tierra, esta tierra debía ser una
zona segura pero también extremadamente deseable. Es interesante señalar cómo los
Mochicas, al incorporar este valle al territorio Mochica del sur (Castillo y Donnan, 1994b)
iniciaron su extensión hacia el sur (en el área de Lacramarca), a través de un gran
programa de riego en el desierto (Wilson 1987). 1988, Chapdelaine et al., 2000, 2002,
2003).
7
ENSO es un acrónimo que consiste en los términos El Niño y Oscilación del Sur
(Oscilación del Sur). Es un fenómeno climático y oceanográfico que vincula el fenómeno
de El Niño y la Oscilación del Sur de la presión atmosférica.
8
El tamaño de las cuencas de los valles de la costa es muy variable. Así, mientras que
los valles de Santa, Jequetepeque y Chicama tienen cuencas de 10, 500, 5800 y 4800
km2, las cuencas de los valles de Virú y Moche tienen solo un área de 1500 y 1959 km2
(Kroeber 1930: 76).
9
El Valle de Chicama es un caso particular debido a su ubicación en los territorios
Mochicas. Es un valle casi tan grande como el valle de Jequetepeque que se integró a la
región de South Mochica. Todos los datos obtenidos durante las excavaciones
arqueológicas de El Brujo (Franco et al., 2003 y Williams 2006) y Mocollope-Mayal
(Russell y Jackson 2001) indican que el inicio de la ocupación de la Huaca El Brujo fue
estrechamente asociada formas y decoraciones originarias de la región norteña de
Mochica. En este momento corresponden los murales donde predominan las
representaciones de "lifes" (Poissonchat) y las tumbas de "Lady of Chao" (Williams 2006).
Luego, durante las fases III y IV (Larco 1948), parece que el valle incorpora el estado
Mochica Sur cuya capital está ubicada en "Huacas de M che" o "Huaca de la Luna y del
Sol". El templo se re-decora en el modelo del sur con representaciones del "Tema
complejo", escenas de enfrentamientos y prisioneros, así como pinturas murales en
relieve decoradas con diamantes y la cabeza del matadero. Finalmente, probablemente
alrededor del 600 dC BC, el Valle de Chicama parece volverse autónomo; es en este
punto que se desarrolla un estado independiente que es lo suficientemente fuerte como
para asegurar una presencia en Galindo (Bawden 1996) y Pampa Grande (Shimada
1994a). Esta entidad se convierte identificable por la presencia de un nuevo estilo de
estado, los Moche V. Por lo tanto, el estilo de este valle sería mucho más que el valle de
Jequetepeque, la bisagra de estado entre el norte y el sur (Castillo próximamente Castillo
y Uceda, de próxima aparición).
Por lo tanto, parece que la variabilidad de los recursos ha sido un factor determinante en
el destino de los diferentes territorios mochicas. Mientras los mochicas de Lambayeque y
Jequetepeque se dedicaron a expandir la frontera agrícola en sus valles ricos y bien
abastecidos, los mochicas del sur, con menos tierra disponible, pronto se vieron obligados
a conquistar los territorios pequeños pero fértiles de sus vecinos del sur. (Chapdelaine et
al., 2000). Por lo tanto, cada región se habría enfrentado al crecimiento natural de sus
poblaciones al adoptar estrategias muy diferentes que requerían el desarrollo de técnicas
hidráulicas o la garantía de importantes capacidades militares. Estos factores explicarían
las diferencias en el desarrollo de los grandes valles y darían lugar a la suposición de que
existían en cada valle entidades políticas y sociales independientes y diferenciadas. Sin
embargo, estas diferencias no parecen haber ocurrido todas entre las entidades que
existieron en los grandes valles de la costa norte. Trabajos recientes en el Valle de
Jequetepeque (Dillehay 2001, Castillo, de próxima publicación) han demostrado que las
relaciones dentro de los valles, entre las localidades en que se dividieron, eran tan
importantes como las que se establecieron entre los valles. En el caso del Valle de
Jequetepeque, por ejemplo, la dinámica intra-valle parece haber sido mucho más
importante que las influencias o interacciones que los Mochicas de Jequetepeque
desarrollaron con sus vecinos del norte y del sur. Estas interacciones han generado una
forma singular de organización, variable y circunstancial, que Castillo (en prensa) llama
"Estado oportunista". Para el sur, las interacciones dentro de los valles desde el final de la
fase IV y durante la fase V de Larco (600-850 dC) parecen haberse convertido en
enfrentamientos entre dos modelos de organización. La primera organización, urbana y
políticamente centralizada, tenía fuertes relaciones de intercambio pero con grandes
desigualdades sociales. La segunda organización, rural y con mucha independencia
política, se basaba en principios ancestrales de reciprocidad. El enfrentamiento entre
estas dos organizaciones políticas lógicamente opuestas se convirtió, según Garth
Bawden, en una "estructura paradójica" que es en gran parte responsable de la caída del
estado Mochica (Bawden 1996, 2001). En conclusión, y en vista de las observaciones
anteriores, es posible argumentar que existía una división natural 10 entre los valles norte y
sur de la costa norte del Perú y que estas regiones tenían condiciones de desarrollo
particulares y diferenciadas. En términos de recursos y condiciones ambientales, parece
que hubo dos regiones de gran homogeneidad, una en el norte (Piura, Lambayeque y
Jequetepeque) y la otra en el sur (Moche, Virú, Chao, Santa y Nepeña). El Valle de
Chicama, ubicado en el medio de estos dos territorios, parece haber oscilado
estratégicamente entre estas dos regiones.
2. Tiempo y Cronologías
10
Esta división natural se materializa geográficamente en el desierto de Paíjan (Castillo y
Donnan, 1994b).
Figura 5: Tipocronología de las cinco fases propuestas por Rafael Larco Hoyle,
en 1948, a partir de la forma de los cuellos de las cerámicas del estribo (Dibujo:
Donnan y McClelland 1999: 21). Cerámica de la colección del Museo
Arqueológico Rafael Larco Herrera, Lima.
También es importante destacar que Rafael Larco Hoyle fue un arqueólogo meticuloso y
sensible a los detalles. Primero definió las fases estilísticas en el campo de la distribución
de los tipos de jarrones y estratigrafías asociadas, pero la gran diferencia entre los
sistemas cronológicos propuestos y la tipocronología de Larco radica en el estudio de la
enorme colección Cerámica ensamblada por el propio Rafael Larco. Larco no solo definió
la cronología mochica a partir de la forma única del estribo de cerámica fina mochicas,
sino que también se basó en otros aspectos característicos, como las técnicas
decorativas, el tipo de línea y de la decoración utilizada, la composición de la decoración,
el tipo de tema representado o incluso aspectos más técnicos como el tipo de cocción o el
pulido para configurar su tipografía en cinco fases (Castillo 2001b). De hecho, para Rafael
Larco Hoyle, la caracterización de las cinco fases de la evolución de la sociedad Mochica
no se basó exclusivamente en la forma de la cerámica, sino mucho más en una
comprensión general de la evolución de esta sociedad que era imposible sin la integración
de otros aspectos específicos de esta cultura.
11
Los valores numéricos, específicos de cada período, se dieron a partir de la correlación
de los datos tipográficos y estratigráficos. Estos valores son aproximados dada la falta de
fechas de radiocarbono. Cabe señalar que la presencia de contextos arqueológicos
correspondientes al período inicial Mochica es extremadamente débil en San José de
Moro, pero documentada arqueológicamente y fechada por el método de radiocarbono en
el sitio de Dos Cabezas, del mismo valle.
A. Evidencia arqueológica
De los tres mochicas que forman la secuencia de ocupación del Valle de Jequetepeque, el
período inicial Mochica es el menos documentado (Castillo 1997). El período inicial
Mochica corresponde a las fases Larco I y II de la región sur (Castillo 2003: 67). La
evidencia arqueológica específica para este período existe en cuatro sitios en el Valle de
Jequetepeque: Pacatnamú, La Mina, Tólon y Dos Cabezas. Lamentablemente, la mayoría
de la información específica de este período no se encuentra en el contexto arqueológico
y se ha recuperado como resultado del saqueo de tumbas importantes. Tenga en cuenta
que los sitios correspondientes a este período se encuentran en la desembocadura del río
Jequetepeque, a excepción del sitio de Tolón que se encuentra dentro del Valle de
Jequetepeque, a 33 km del Océano Pacífico. En el sitio de Pacatnamú y entre las 126
tumbas mochicas excavadas, Ubbelohde-Doering (1983: 63) solo registró una cerámica
de eslabones en espiral fina afiliada con Mochica Initial y modelada un período de
lechuza. Sin embargo, su descubrimiento en una tumba con un frasco Mochica medio y la
ausencia de tipos característicos indican que el sitio Pacatnamú no fue ocupado durante
el período inicial Mochica (Castillo 2000a, Del Carpio, de próxima publicación). La Mina
es probablemente el sitio más representativo del período inicial de Mochica. Este sitio
ubicado a 5 km del mar se caracteriza por el descubrimiento de una gran cámara
funeraria cuyo interior había sido decorado con murales (Narváez 1994). La búsqueda de
rescate12 reveló un conjunto de seis cerámicas de estribo fino que escaparon a los
saqueadores (Fig. 6). Estos pueden ser formados en forma de figuras sentadas que se
representan con un tocado en forma de copa y más comúnmente llamados "ingenieros"
(los ingenieros), o en forma de animales, aves especialmente un búho idéntico a cerámica
descubierta por Ubbelohde Doering en Pacatnamú. Entre los objetos funerarios que son
particularmente significativos en la riqueza del principal ocupante de esta tumba se
encuentran los adornos de tocado de oro o de oro que componen las colecciones
privadas (figura 12).
12
Este cementerio saqueado fue objeto de una búsqueda de rescate, realizada en 1988
por Alfredo Narváez en colaboración con Christopher Donnan y Alana Cordy-Collins.
A mediados de la década de 1970, el sitio de Tolón, que también había sido saqueado en
gran medida, reveló que la mayoría de las tumbas contenían cerámicas idénticas a las de
La Mina; estas piezas están inspiradas en felinos, guerreros arrodillados y aves como
cóndores y búhos (Castillo y Donnan 1994b: 162-169). Ejemplos de cerámica inicial de
Mochica específica para el sitio Tolón son notablemente reconocibles en la colección
Oscar Rodriguez Razetto en Pacasmayo.
La mayoría de las cerámicas del período inicial Mochica tienen una pasta roja a rosa. De
acuerdo con los trabajos preliminares de Agnès Rohfritsch13 (2006), las cerámicas de
pasta roja del sitio Dos Cabezas son pulpas silíceas (del 52 al 59% de SiO2), ricas en
hierro (del 5 al 8% de Fe2O3) y calcio (5 a 12% de CaO). El color final dependerá, por un
lado, del tipo de arcilla seleccionada de acuerdo con las propiedades y el resultado
deseado y, por otro lado, las temperaturas y los métodos de cocción elegidos por los
ceramistas. Por lo tanto, los jarrones rojos o rosados parecen haber sido sometidos a una
cocción reductiva y una cocción post-cocción oxidante (o cocción reductiva abierta) y los
jarrones de color negro se habrían cocinado en una atmósfera reductora seguida de una
reductiva después de la cocción (o cocción reductor cerrado). Algunas cerámicas
específicas para el período inicial Mochica son cerámicas blancas finas. Los análisis de
composición elemental llevados a cabo por Rohfritsch sobre la cerámica Dos Cabezas
DC3, revelaron contenidos que difieren de los promedios observados en la cerámica de
pasta roja, con un contenido de SiO2 de menos del 50%, Al 2 O 3 de menos del 15% y un
aumento significativo en Fe2O3 (10%) y CaO (casi 20%), en comparación con otras
muestras de Dos Cabezas. Según las interpretaciones de Rohfritsch, el color blanco de la
cerámica Mochica Inicial se explica por su alto contenido de CaO y no por la presencia de
caolín (no detectado). También señala que a altas temperaturas (más de 850 ° C), el
hierro puede quedar atrapado por los silicatos de calcio formados durante la cocción, lo
que impide la formación de hematita (rojo) o La magnetita (negra) da a la masa un color
blanco o verdoso (Rohfritsch 2006: 77).
La cerámica roja generalmente está decorada con una decoración blanca y roja para
resaltar los detalles y crear decoraciones adicionales. La cerámica inicial de Mochica
también suele estar decorada con piedras semipreciosas incrustadas (crisocola, sodalita,
turquesa, etc.), conchas (strombus o spondylus) u ornamentales en hueso y metal (oro,
cobre o cobre dorado) para enfatizar detalles como los ojos, colmillos de felinos o para
resaltar los elementos de adorno de ciertos personajes. Finalmente, aunque la forma del
lazo del estribo de la cerámica Mochica Inicial de la región de North Mochica es similar a
la de la cerámica Larco fase I en la región South Mochica, el cuerpo principal de la
cerámica es claramente diferente (Fig. 11).
13
El trabajo de Agnès Rhofritsch, en el marco de un doctorado en arqueomateriales, se
encuentra actualmente en curso en el Instituto de Investigación ArchéoMATériaux,
Universidad Michel de Montaigne Bordeaux 3 (IRAMAT-CRP2A). Su trabajo de
investigación, que comenzó en 2005, se enfoca en el estudio técnico y físico-químico de
cerámicas finas de los períodos Mochica Inicial y Mochica Tardío en el Valle de
Jequetepeque.
Los sitios de San José de Moro y Pacatnamú muestran claras evidencias de ocupación
durante el período Mochica Medio. Este período corresponde a la construcción de Huaca
31 con carácter ceremonial y cementerios en Pacatnamú (Ubbelohde-Doering 1987).
Cuando Castillo y Donnan propusieron en 1994, la secuencia cronológica del Valle de
Jequetepeque, solo dos tumbas afiliadas al período Mochica Medio habían sido
excavadas en el sitio de San José de Moro (M U32 y M-U39 [Castillo y Donnan 1994a]).
En 2006, la existencia de aproximadamente sesenta tumbas adicionales valida la
ocupación del sitio y las características estilísticas relacionadas con este período. Las
cerámicas Mochica medianas encontradas en estos dos sitios se encuentran
principalmente en contextos funerarios y se dividen en tres categorías: cerámicas finas,
cerámicas de calidad media y cerámicas domésticas o gallinazo (Fig. 8). El período
Mochica Medio corresponde a la fase III y al comienzo de la fase IV de Larco en la región
sur (Castillo 2003: 67). Así, la cerámica fina está constituida por jarrones con asa de
estribo con un cuerpo generalmente achatado y lenticular, su base es de forma anular y
las decoraciones en relieve o pintadas son ocre, crema o malva. Este último color es
particularmente inexistente en los ejemplares de la región de South Mochica. Los
conjuntos consisten típicamente en la representación de seres sobrenaturales como el
matadero o animales estilizados14 o patrones geométricos. Aunque estas cerámicas se
parecen a las de la fase III de Larco, los arqueólogos insistieron en que las cerámicas
encontradas en los diferentes sitios de los valles del norte (Pacatnamú, San José de
Moro, Sipán, Cerro Vicús) eran muy diferente de las cerámicas de fase III de los sitios de
los valles de Chicama y Moche en el sur (El Brujo, Huaca de la Luna). La cerámica, que
se encuentra comúnmente en la región norteña de Mochica, no presenta decoraciones de
color granate sobre un fondo crema, ni siquiera la forma clásica de la cerámica de fase III
de la región de South Mochica. Las cerámicas de la región septentrional de Mochica son
generalmente de calidad media, con decoraciones con motivos raros y se caracterizan por
la aplicación de colores, púrpura y naranja, sobre un fondo blanco y opaco (Castillo y
Donnan 1994b: 169; Castillo 1999a, 2003b).
14
Por ejemplo, aves marinas con cuellos largos escalonados y peces estilizados con
cabeza triangular.
Las cerámicas de calidad media durante este período son simples jarras o jarras con
cuellos con efigie humana o decoradas con figuritas. Por lo general, están formados por
un cuerpo globular u ovalado con un cuello recto o ligeramente curvado. En algunos
casos, el cuerpo de los frascos está decorado con motivos pintados en blanco y rojo o
muestra decoraciones en relieve que representan rostros de seres humanos, personajes
sobrenaturales o animales. Otros a veces tienen patrones largos de forma triangular que
parten de la base del cuello de los frascos y probablemente representan pectorales
metálicos o de concha, ejemplos de los cuales se han encontrado en las tumbas de
Sipán. Este tipo de cerámica se registró en la tumba del antiguo señor en Sipán (figura
26), pero también en Pacatnamú y San José de Moro (Del Carpio, de próxima aparición).
Las cerámicas simples son "ollas" (olla) con un borde corto curvo o recto. Son cerámicas
sin decoraciones con una amplia abertura. Otras formas de cerámicas más pequeñas
comúnmente conocidas como "crisoles" (crisoles) generalmente aparecen agrupadas en
las tumbas del período Mochica Medio, y continuarán siendo observadas en las tumbas
del período Mochica Tardío15.
15
Debe observarse que estos pequeños recipientes, aunque tienen una forma y textura
similares, no definen recipientes para fundir o mezclar metales. Estas son pequeñas
cerámicas utilizadas para calentar la shisha (cerveza de maíz). De acuerdo con las obras
etnográficas de Narváez, en Tucume, en el valle de Gambayeque, los pequeños "crisoles"
se calientan en un incendio; luego, se introdujo en los frascos grandes que contienen
chicha (Uceda, comunicación personal 2007).
La ocupación Mochica tardía del Valle de Jequetepeque parece haber sido más intensa
que las anteriores y correspondería al final de la fase IV y la fase V de Larco en la región
sur de Mochica (Castillo 2003: 67). A excepción de Pacatnamú, todos los sitios con
ocupación Mochica Tardía se encuentran en el interior y en la parte norte del Valle de
Jequetepeque, en los márgenes del río Chamán. Los sitios más significativos se
encuentran alrededor o en las montañas de Chepén y Colorado en el área de Chérrepe y
San José de Moro. Numerosos sitios han mostrado evidencia de ocupación durante este
período, que incluye frascos con cuello llamados "Nuevo Rey" y grandes cámaras
funerarias que contenían muchas ofrendas. En Pacatnamú, por ejemplo, Ubbelhohde-
Doering desenterrado cerca de Huaca 31, un pequeño número de tumbas ricas
correspondientes a este período, incluida la tumba MXII (Ubbelhode-Doering 1983). Las
tumbas de este período son de tres tipos. Las llamadas tumbas de "bota" cuya entrada
está sellada por una pared de adobe y que generalmente contienen un solo individuo y
pocas ofrendas. El segundo tipo de tumba es similar al primero, pero tiene más
enterramientos que los que se ofrecen en las ofrendas de cerámica, espondilo y metal.
Finalmente, el tercer tipo de tumba corresponde a grandes cámaras funerarias,
construidas con paredes de adobe y cubiertas con vigas de madera. Estas cámaras
funerarias están reservadas para un individuo principal y sus acompañantes;
generalmente están llenas de ofertas raros y exóticos finamente dibujados spondyle
metal, cuarzo, hueso, lapislázuli o cerámica veces obsidiana y finos producidos
localmente o importados (Fig. 9). San José de Moro es también el sitio que se presenta en
un conjunto complejo de datos sobre este período mochica final. Es un centro ceremonial
y funerario regional donde se descubrieron cinco grandes cámaras funerarias del período
Mochica Tardif16. Una de las características de este complejo período es la aparición de
muchas cerámicas de diversos estilos hasta ahora desconocidas en las prácticas
mochicas funerarias de los valles del sur pero también del norte. Por ejemplo, en las
famosas cámaras funerarias de las sacerdotisas de San José de Moro, las cerámicas de
los estilos Huari, Conchopata, Chaquipampa y Viñaque, Atarco, Nievería, Pachacamac y
Cajamarca han evidenciado los estrechos contactos que tuvieron lugar pueblos del Valle
de Jequetepeque y áreas de la costa central y la sierra sur (Castillo 1993, Donnan y
Castillo 1994a, Castillo 2004a, 2004b). 16
16
Muchas otras tumbas asociadas con este período fueron saqueadas en el sitio de San
José de Moro. La impresionante colección cerámica de "Fine Lines" de la colección Óscar
Rodríguez Razetto es la más representativa del número de saqueos sufridos por el sitio
ya que este tipo de cerámicas, como veremos, solo se encuentra en las tumbas Mochicas
del sitio San José de Moro.
mmmmm,mmm
Figura 10: Cerámica llamada "Líneas Finas" característica del período Mochica Tardío
de San José de Moro, valle de Jequetepeque. Una Representación de la "Escena del
Entierro", Tumba M-U41, Proyecto Arqueológico San José de Moro (foto: Castillo). b -
Representación de "Batallas rituales" entre dos criaturas míticas, Museo de Historia
Cultural UCLA Fowler, Los Ángeles (Fuente: Donnan y McClelland 1999).
Representación de la sacerdotisa en un bote en forma de media luna, Museo
Arqueológico Rafael Larco Herrera, Lima. ML002305. (Fuente: Donnan y McClelland
1999).
Dos características se destacan de este estilo de cerámica: la producción limitada de
estos objetos con función ceremonial y su ubicación exclusiva en las cámaras funerarias
de San José de Moro (Castillo y Donnan 1994a, Donnan y McClelland 1999). La cerámica
"Línea Fina", producida exclusivamente durante el período Mochica Tardío (AD 650-850),
refleja el apogeo artístico, ideológico y político de la élite del Valle de Jequetepeque. Estas
cerámicas generalmente acompañan a hombres y mujeres adultos con acceso a un
entierro pomposo (Castillo 2004a: 14).
Todas las cerámicas con estribo de Mochica Tardif tienen un cuello ligeramente cónico con
una manija invertida en forma de triángulo. El cuerpo de este tipo de cerámica puede ser
esférico, aerodinámico o con forma ojival. Las decoraciones pintadas son particularmente
finas y cargadas, lo que refleja claramente la culminación artística de los artesanos de
Jequetepeque durante este período (Castillo y Donnan 1994b: 172).
La cerámica de calidad media descrita anteriormente a veces está presente durante este
período. Por lo tanto, las jarras con cuello de efigie continúan produciéndose durante el
período Mochica Tardío; sin embargo, su decoración es cada vez menos detallada y
gradualmente serán reemplazados por tarros de formas más simples. Finalmente, las
cerámicas simples y domésticas son muy similares a las descritas anteriormente para el
período Mochica Medio.
Los estilos de cerámica que aparecen en las tumbas de San José de Moro, han permitido
a los arqueólogos hacer dos grandes distinciones en comparación con otros sitios
mochicas. En primer lugar, parece que la cerámica mochica "tradicional" no aparece en el
sitio, y que las cerámicas tienen diferentes formas y decoraciones de las de otros sitios
conocidos en el sur.
Esta diferenciación se observa tanto para la cerámica Mochica V como para la cerámica
Mochica III, que son totalmente diferentes de las de los valles Chicama y Moche; Por
último, la cerámica Mochica IV, que es más frecuente en la región Mochica del Sur y
corresponde al pico de la dominación y el control del sistema político Moche (Shimada
1994a), está totalmente ausente en San José de Moro y de manera más general en el
Región norte Los arqueólogos han llegado a la conclusión de que se había desarrollado
un estilo diferente y una secuencia cerámica en San José de Moro y, en general, en la
región norte. Esta diferencia y la presencia de cerámica importada son, por lo tanto, el
resultado de un proceso cultural muy diferente e independiente del desarrollo de otras
áreas mochicas (Castillo 2004a: 15). Con el fin de facilitar la lectura cronológica relativa
descrita anteriormente, hemos presentado en la Figura 11 las dos secuencias cerámicas
correspondientes a las respectivas tipocronologías de las regiones Mochica del Sur y
Mochica del Norte.
Figura 11: Marco comparativo entre la secuencia cerámica de Rafael Larco Hoyle
propuesta en 1948 (región Sur de Mochica) y la secuencia cerámica del Valle de
Jequetepeque propuesta por Luis Jaime Castillo y Christopher Donnan en 1994 (región
norte de Mochica).
Citas físicas y cronología absoluta de sociedades mochicas: estado de juego
Fechas relacionadas con el origen de la cosecha Mochica, es decir, durante la fase I para
Huaca de la Luna, en la región Sur Mochica, y el período inicial Mochica para el sitio Dos
Cabezas, en el La región de North Mochica fluctúa, respectivamente, entre 150 AD. J. - C.
(Uceda 2004c, para aparecer) y 480 ap. J.-C. (Donnan 2003). Las excavaciones de
Donnan en Dos Cabezas y la datación por radiocarbono (Donnan 2001, 2003: 76 [edades
de radiocarbono 1580 ± 50 AP y 1530 ± 60 AP]) se realizaron en dos fragmentos
orgánicos17 de Grave 2, revelaron fechas notablemente tardías para la ocupación inicial
Mochica del valle inferior de Jequetepeque. Donnan, también informa la existencia de una
segunda serie de datación del sitio de Dos Cabezas, cuyas fechas calibradas oscilan
entre 420 y 610 ap. Sin embargo, estas únicas fechas absolutas, que corresponden a la
última fase de construcción de la Huaca Dos Cabezas, parecen paralizar el final de la
ocupación del sitio con un margen de error de 200 años 18, es decir, entre 400 y 600 d. . J.-
C. Por lo tanto, si las fechas obtenidas son correctas, como la atribución estilística, el
período inicial Mochica o la producción del estilo cerámico Inicial Moche se habría
mantenido hasta V, o incluso el comienzo del siglo VII d. C . BC, en Dos Cabezas; sin
embargo, no sabemos cuándo comenzó su ocupación (Donnan y Cock 1997, Donnan
2003). Para el período Mochica Tardío, se debe notar que las fechas para la desaparición
de la cultura Mochica en la región de South Mochica también varían dentro de la misma
región. Hacia el sur, oscilan entre 700 DC. BC para Galindo (Lockard, de próxima
publicación), y 800 850 AD. En Huaca de la Luna (Uceda et al., 2001, Uceda 2004c). En el
norte, se observa el mismo escenario, las fechas de radiocarbono obtenidas para el sitio
de San José de Moro colocarían el final del período Mochica Tardío hacia 800-850 d. J.-C.
(Castillo 2001) y entre 650-750 AD. BC a Pampa Grande (Shimada 1994a: 4-5). En el
período Mochica Medio, las fechas también se usaron para evaluar la cronología de los
eventos que ocurrieron durante el desarrollo real de la sociedad Mochica y se usaron para
establecer subdivisiones ubicando la transición entre las fases III y IV. Región de South
Mochica alrededor del año 600 DC AD en Huaca de la Luna (Uceda 2004c). En la región
norteña de Mochica, las fechas de radiocarbono indican la ocupación del cementerio
H45CM1 en el sitio Pacatnamú atribuido a la Mochica Medio entre 500 y 700 d. J.-C.
(Donnan y McClelland 1997: edad de radiocarbono [1260 ± 80 AP, 1480 ± 80 AP y 1350 ±
80 AP]). En San José de Moro, una fecha calibrada (95%), asociada con una tumba del
Mochica Medio, es entre 540 y 730 d. AD.
17
La primera muestra corresponde a un fragmento del cráneo seco del individuo principal.
La segunda muestra fue tomada de un fragmento de tejido que constituye su carga
funeraria.
18
Fechas calibradas a 2 Sigma (95% de probabilidad).
En el famoso sitio de Sipán, una única fecha de radiocarbono hecha sobre un fragmento
de madera de la tumba 1 del "Señor" (Alva 1988) era conocida antes de la realización de
una serie de dataciones físicas por termoluminiscencia (Roque 2001; al 2002). La fecha
de radiocarbono Beta 23147, realizada en el laboratorio estadounidense Beta Analytic
Inc., Radiocarbonato de Servicios de Citas de Miami, contiene la tumba del "Señor de
Sipán" a 260 ± 90 d. C, es decir durante el período inicial Mochica de la región North
Mochica. Roque enfatiza, sin embargo, que esta única fecha física sin escala corresponde
a un resultado bruto no convencional cuya validez debe ser cuestionada (Roque 2001:
163). Las edades determinadas por termoluminiscencia, en el contexto de las obras de
Roque, paralizan la ocupación de las tumbas reales de Sipán en el período Mochica
Medio, o Mochica Tardío de la región Norte Mochica, es decir entre 400 y 750 d. C. Así,
para la tumba 3 del "Viejo Señor" se obtuvo una fecha de 565 ± 70 d. C (en 1σ), para la
tumba 2 del "Sacerdote" la fecha obtenida es 750 ± 50 d. C (en 1σ) y la fecha obtenida
para la tumba del "Guerrero" es 770 ± 65 AD (a 1σ). Finalmente, una datación OSL
(luminiscencia óptica estimulada) de la denominada tumba "Joven" produjo 860 ± 55 AD a
1σ (Roque 2001: 268). Sin embargo, los resultados adicionales de la datación por
radiocarbono en dos fragmentos de haz de la tumba del "Sacerdote" (BDX 5138: [770-
960] AD en 1σ; BDX 5139 [350-170] BC (en 1σ) son problemáticos (Roque 2001). Aunque
la fecha obtenida para la muestra BDX 5138 da un resultado en buen acuerdo con las
fechas adquiridas por termoluminiscencia, los resultados contradictorios de la segunda
fecha de radiocarbono BDX 5139 aún no permiten validar estos resultados. Todos estos
resultados sugieren que la ocupación de Mochica Medio de la región norteña de Mochica
se concentró alrededor del siglo VII d. C, extendiéndose ligeramente hacia el siglo VIII
d.C.
19
Aunque las características iconográficas de la tradición cultural Recuay también pueden
sugerir su origen en los valles de la región sur.
Este método, menos preciso y confiable que la datación absoluta es, paradójicamente, el
que se usa con mayor frecuencia porque la gran mayoría de los objetos metálicos se
presentan al arqueólogo completamente privado de información relacionada con su
contexto o lugar de procedencia20. Aunque las similitudes estilísticas pueden ser
cuestionables al establecer la cronología de un artefacto, este tipo de análisis se ha
utilizado, siempre y en todas partes, para establecer grupos estilísticos, es decir artefactos
superpuestos que comparten las mismas características. Estas unidades analíticas, que
pueden verificarse mediante el análisis de sus aspectos tecnológicos, parecen menos
cuestionables que sus dimensiones cronológicas. Los investigadores, por ejemplo, todos
coinciden en la existencia de grupos e incluso regiones, en los que los artefactos
comparten características comunes de forma, iconografía, simbolismo, estilos decorativos
y ciertamente técnicas de fabricación. Por ejemplo, los objetos metálicos hechos de oro,
cobre o aleaciones de cobre dorado en el valle inferior de Jequetepeque, donde se
concentran los sitios La Mina y Dos Cabezas, tienen características muy similares. Un
análisis más detallado puede incluso conducir a distinguir el origen de las partes de un
sitio a otro. Dadas las variaciones regionales observadas en la evolución de la cultura
material, la hipótesis de Rafael Larco (1948) sobre la existencia de una secuencia única,
subdividida en cinco fases que explicaría el modo único de desarrollo de la cultura
mochica fue rechazado en 1994 (Castillo y Donnan 1994a y 1994b). Desde entonces ha
habido consenso entre los especialistas (Quilter 2002); habría habido al menos dos
secuencias principales: una para la región de South Mochica, donde las cinco fases de
Larco continúan operando (Larco [1938-1939], reeditado en 2001, Uceda 2004c), y una
para la región de North Mochica, propuesto por Castillo y Donnan (1994b) sobre la base,
como hemos visto, de una división en tres períodos principales: Mochica Inicial, Mochica
Medio y Mochica Tardío. Recordemos que las distinciones claras aparecen entre las
tradiciones cerámicas de cada región. En la región de Mochica Nord, por ejemplo, los
arqueólogos observan la ausencia casi total de las llamadas cerámicas "floreros" y
"cancheros", luego las cerámicas correspondientes a la fase estilística IV de Larco, así
como cerámicas de retratos o "huacos retratos" (Fig. 5), todos los cuales son específicos
de la región sur de Mochica (Castillo y Donnan 1994b). En otras palabras, las cerámicas
del período Mochica Medio no son cerámicas Larco Fase III y las cerámicas de las
"Líneas Finas" del Período Mochica Tardío no son las cerámicas de las Fases IV y V
conocidas en el arte. Región de South Mochica (Castillo Ms).
20
Antes de las excavaciones arqueológicas de las tumbas "reales" de Sipán, en 1987, la
mayoría de los objetos de metal conocidos por los arqueólogos eran los que formaban
colecciones privadas y colecciones de museos internacionales cuyos contextos son
generalmente desconocidos.
Si seguimos este
nuevo modelo, queda
claro que las tumbas
de Sipán tienen
características
contextuales y
estilísticas del
período mochica medio típicas de la región norte de Mochica, en desacuerdo con la fecha
obtenida por radiocarbono. De hecho, nótese en primer lugar, la ausencia casi total de
Figura 12: Ejemplo de correspondencia estilística entre artefactos de metal y
cerámicas finas representaciones
del período inicialiconográficas
Mochica, como las cerámicas
de cerámica. encontradas
a - Cabezal de oro en las
o cabeza de oro de la
tumba saqueada del sitio de La Mina en el valle inferior de
tumbas de Dos Cabezas (Donnan 2003: 53-54) o La Mina (Narváez 1994: 76). Fig. 2.7). Jequetepeque. 41 cm x 28 cm,
peso desconocido. Colección privada Leonardo Patterson (Fuente: Donnan 1992a). b -
Luego, hay muchos jarrones de estilo Gallinazo mediano (Gallinazo modelado), que
Cerámica del período inicial Mochica encontrado en la tumba 2 del sitio Dos Cabezas
parecen ser la cerámica
(Fuente:casera mochica
Donnan 2003).(Alvac 2001, Del Carpio,
- Cerámica del de próxima
período publicación:
inicial Mochica probablemente
8, 2005, Donnanproveniente
2005, Ucedadeet laal.,tumba
2005).saqueada de cerámica
Este tipo de La Mina.deColección
grado medioprivada
es Oscar Razetto
Rodriguez, en Pacasmayo (Foto: Castillo). d - Detalle del tocado de un gran señor.
idéntica al material enumerado
Cerámica enfase
Larco las tumbas
IV que de los cementerios
representa de Mochica
un componente de Moyen de "Ceremonia del
la escena
Pacatnamú y San sacrificio".
José deMuseo
Moro. Arqueológico Rafael Larco
Finalmente, cuando Herrera,
se mira Lima (ML010850).
el material metálico de
Sipán, aparecen características estilísticas y tecnológicas muy representativas del período
de apogeo de la metalurgia mochica (Fraresso, al aparecer 1) que se ubica durante el
período Medio Mochica y durante Fases III-IV de Larco para la región Mochica del Sur.
Entre estas representaciones de animales, los cérvidos y el pato pico cuchara21 (Anas
Platalea) aparecen respectivamente en dos de los tres pares grandes de aretes circulares
(Fig. 25) encontrados en ambos lados del cabeza del "Señor" (Alva 1988, 1994: 44 45,
Alva y Donnan 1993), o la representación de la rana modelada en silbato de cobre dorado
o decorando la parte central de un collar circular de perlas doradas (Alva 1994 : 53 y 201,
Fig. 370).Las representaciones iconográficas observadas en la mayoría de los adornos de
adorno de metal de Sipán corresponden principalmente a los cánones artísticos del
período mochica medio. Por ejemplo, pocas representaciones de animales están aisladas
y generalmente se observan en soportes cerámicos de las fases I y II de Larco (Larco
[1938-1939] volvió a emitirse en 2001) o el período inicial de Mochica (Donnan y
McClelland 1999, Donnan 2001a, 2003; Narváez 1994). La representación realista y
aislada de los animales en el adorno mochica solo se observa al comienzo de los
períodos evolutivos de las sociedades mochicas, como lo evidencia una gran parte de las
piezas provenientes del sitio saqueado de Loma Negra, en el valle de Piura, y que
constituye la colección del Museo Metropolitano de Nueva York.
21
Traducción: "Pato con pico en forma de cuchara". Es un pato del bosque cuyo pico
negro, 6 cm de largo y forma ensanchada es la principal característica de la
diferenciación. Esta especie sudamericana vive principalmente en áreas de vegetación
acuática: lagunas, lagos y estuarios de agua dulce.
Entre los objetos metálicos de esta colección se encuentran arañas, cóndores, gatos,
langostas, cangrejos y escorpiones finamente detallados y realistas (Schaffer 1983,
Schorsch et al., 1998). Paradójicamente, con la ilustración de motivos naturalistas,
muchos componentes del adorno, descubiertos en Sipán, incluyen personajes
antropomórficos complejos, como el dios del corte; o seres sobrenaturales zoomorfos que
representan al hombre cangrejo, el hombre araña o el pulpo (figura 13).
Figura 13: Elemento de adorno de cobre dorado que representa un ser sobrenatural
con atributos de gato con un arco de dos cabezas sobre la cabeza. Este adorno
consiste en al menos siete piezas hechas de delgadas láminas de metal decoradas con
repujado y ensambladas mecánicamente. La cara ha sido decorada con mosaicos
finamente tallados en conchas spondylus prínceps de varios tonos anaranjados y
piedras turquesas semipreciosas para realzar las características amenazantes de este
símbolo de culto. (Fuente: Alva 1994 y Alva y Donnan 1993).
A esta complejidad simbólica e interpretativa se suma la complejidad de los procesos
técnicos de conformación de las numerosas hojas que constituyen cada objeto, de sus
meticulosos ensamblajes y de la configuración de decoraciones opulentas y variadas
como colgantes y mosaicos. Los ornamentos encontrados en la tumba del "Viejo Señor"
de Sipán son ejemplos particularmente representativos de la complejidad iconográfica y
técnica que caracteriza a los objetos metálicos del período Mochica Medio (Alva y Donnan
1993, Alva 1994). En el valle de Lambayeque, el manejo de los símbolos sociopolíticos
está en su apogeo. La asociación de motivos complejos en la ornamentación de metal ya
no refleja el establecimiento del poder político y religioso, sino todo lo contrario, el poder
de las elites de Lambayeque que controlan perfectamente la materialización de su
ideología mediante la metalistería. Las fechas obtenidas por termoluminiscencia en Sipán,
relativamente tardías en cuanto a las hipótesis cronológicas iniciales basadas en una
única fecha de radiocarbono, y las observaciones presentadas anteriormente muestran
claramente que cada valle del norte no ha experimentado un desarrollo único y lineal en el
tiempo. . Por lo tanto, Sipán habría sido un lugar de ocupación Mochica Medio con
características tanto estilísticas como tecnológicas propias de los cánones artísticos y
ceremoniales de estos períodos, e intrigantes similitudes iconográficas y técnicas con los
ornamentos de la colección de Loma Negra en general afiliados al período inicial de
Mochica (Lechtman et al., 1982, Kaulicke 1992: 885). Sin embargo, es concebible que
cada uno de estos dos sitios tenga una secuencia ocupacional que va desde el período
Mochica Inicial al período Mochica Medio22. Lechtman enfatiza además, a partir de las
observaciones de Donnan, que entre los elementos metálicos de Loma Negra "muchos de
23
chapa tienen cánones artísticos que son más similares al dibujo final de Moche III o IV"
(Lechtman et al., 1982: 5). Sin embargo, las grandes similitudes técnicas y formales de los
objetos metálicos de Sipán y Loma Negra reflejan la complejidad de las relaciones intra y
extra valles de las sociedades mochicas. Es obvio que los artefactos metálicos de los
valles de Lambayeque y Piura reflejan la existencia de vínculos estrechos, intercambios
de conocimiento y técnicas entre estos dos valles; quizás incluso reflejen el hecho de que
ciertos personajes enterrados en Loma Negra y Sipán pertenecen al mismo grupo étnico.
22
La colección del MET de Loma Negra proviene del sitio saqueado en 1969 de Loma
Negra (Valle de Piura), en la región de Cerro Vicús. La desaparición de los contextos de
estos objetos metálicos, por lo tanto, solo nos permite emitir hipótesis simples.
23
Traducción: "muchas láminas de metal tienen cánones artísticos que son más similares
al diseño de las cerámicas finas Mochica III o IV".
Capítulo 2