Verdades Ancestrales

LA HUERTA AL PEREJIL
Verdades ancestrales: La huerta al perejil
Verdades Ancestrales
LA HUERTA AL PEREJIL
Proceso de sanación ancestral afrocolombiana,
de las heridas ocasionadas por el conflicto armado
VERDADES ANCESTRALES * La Vuelta la Perejil / Defensoría del Pueblo / Jorge Armando Otálora
Gómez Defensor del Pueblo / Alfonso Cajiao Cabrera Secretario General / Susana Rodríguez Caro
Delegada para los Derechos de los Derechos de las Mujeres y los Asuntos de Género / Carmen
SISTEMATIZACIÓN DE LA EXPERIENCIA DE LA ASOCIACIÓN DE MUJERES AFRO POR LA PAZ [AFROMUPAZ]
Ximena Marciales Coordinación editorial / Carolina Tejada Bermúdez Revisión de textos / Juan
Pablo Salamanca - Imagologo Diseño Diagramación / Torre Blanca - Agencia Gráfica Impresión.
Embajada del Reino de los Países Bajos / © Defensoría del Pueblo / El presente texto se puede
reproducir, fotocopiar y replicar, total o parcialmente, siempre que se cite la fuente. ISBN:
xxxxxxxx / Bogotá, Julio de 2014
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
Presentación
4 zación y realización de algunos talleres complementarios, lograron la elaboración de
Coordinación general del proceso de sanación ancestral / Verdades ancestrales: La Huerta
al perejil / María Eugenia Urrutia Representante Legal Afromupaz / Grupo de sanadoras
afrocolombianas de apoyo: Julisa Del Carmen Mosquera · Luz Marleny Arcos ·Yensis Alicia Bolaño ·
Darmaneisy Urrutia Sanadora juvenil · Briyith Jabsleidy Urrutia Sanadora juvenil /
Reconocimiento a algunas mujeres cuyas Huertas siguen dando fruto: Marcela Vargas · Francia
Ibargüen ·Flor María Cubillos · Yolanda Angulo · Liliana Ortega · Ana María Perea · Nancy Penagos ·
Yamilé Angulo · Yolanda Luna · Sandra Angulo · Liliana Rozo · Rocío Angulo · Emily Jiménez · Delfina
Palacios · Libia Rios · Ermila Cuesta · Cristina Galindo · Luz Janeth Martínez · Josefina Sanabria
· Yasmina María Jordán · Carmen Castañeda · Juliana Salas · Aneira Garay · Cenobia Mosquera ·
Diana Piedrahita · Rubiela Chaguala · Edelmira Chaguala · Nilsa Chaguala · Sandra García · Efigenia
Perlaza · Luz Ester Rosales · Yenis Álvarez · Martha Moreno · Rosalía Rojas · Nasly Díaz · Jenfa Copete
· Luz Estela Palacios · Lorenza Copete · Rocío Llanes · Gladys Sánchez · Lilia Ortega · Justina Copete
· Ana Mayorga · Adriana Trujillo · Sara Castro · Graciela Riascos · Doris Berrío Liga de Mujeres el
Pozón / En memoria de nuestra compañera y amiga Basilia Riascos, quien dejó muchos frutos en
nuestros corazones y cuyo recuerdo nos anima a seguir cultivando con alegría nuestros proyectos
de vida.
El presente documento recoge la experiencia de un grupo de aproximadamente se-
tenta mujeres de la Asociación de Mujeres Afro por la Paz [Afromupaz], quienes a par-
tir del mes de diciembre de 2013, contando con el apoyo de la Delegada para los Dere-
chos de las Mujeres y los Asuntos de Género de la Defensoría del pueblo, iniciaron un
proceso comunitario de sanación de los daños que les fueron ocasionados por causa
del conflicto armado, particularmente en hechos de violencia sexual.
Dicho proceso nació por iniciativa de María Eugenia Urrutia, representante legal de la
organización, una mujer afrocolombiana, quien a partir de su experiencia personal de
sanación a través de los alabaos y prácticas tradicionales de las comunidades negras,
tras vivir en repetidas ocasiones hechos de violencia sexual, diseñó una propuesta de
trabajo colectivo para superar el dolor e iniciar un nuevo proyecto de vida, a través
del reconocimiento de las fortalezas de cada una de las mujeres de Afromupaz y de las
oportunidades con que cuentan.
Para su sistematización se contó con el apoyo del equipo in situ Bogotá1 del proyecto
“Adecuación institucional para el acceso a la justicia de las mujeres víctimas”, finan-
ciado por la Embajada del Reino de los Países Bajos, y vinculado a la Delegada para los
Derechos de las Mujeres y los Asuntos de Género de la Defensoría del pueblo.
A través de su acompañamiento, revisión de documentos entregados por la organi-
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las memorias que soportan esta sistematización. Por supuesto, todo el proceso fue
realizado en permanente diálogo con las mujeres de la organización, especialmente
con María Eugenia quien lideró el diseño de cada uno de los momentos de la sanación,
por lo que es escrito de la manera más cercana a sus relatos.
Este material se convierte entonces en una oportunidad para muchas otras mujeres
que desean iniciar un proceso propio de sanación. “Verdades ancestrales: la Huerta
al perejil”, nombre que dieron las mujeres al proceso de sanación, se presenta a tra-
vés de la adaptación del cuento: “Esta Huerta es tuya” autoría de María Eugenia Urru-
tia. En el desarrollo de esta historia, se va mostrando una ruta de sanación recorrida
por las mujeres de la Asociación, donde el desarraigo generado por el desplazamiento
se va transformando gracias a la recuperación de las raíces ancestrales que contienen
en sí misma una memoria que intentó ser acallada por la violencia.
1
Carmen Ximena Marciales – abogada, y Esperanza González – Psicóloga.
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
Asociación de Mujeres Afro por la Paz – AFROMUPAZ
Afromupaz es una organización social que desarrolla un trabajo social y humanitario por la defensa de los de-
6 rechos de la población víctima del conflicto armado, especialmente de las mujeres. Generan alternativas para 7
mejorar sus condiciones de vida y reconstruir el tejido social comunitario afectado por causa de la violencia,
a partir de los saberes étnicos y ancestrales afrocolombianos.
En la actualidad, las principales líneas de acción de Afromupaz son:
• Desarrollo de acciones de exigibilidad e incidencia política en pro de los derechos de la población en
situación de desplazamiento, especialmente de las mujeres afrocolombianas víctimas de la violencia
sexual en el conflicto armado.
• Denuncia y resistencia frente a las acciones violentas dirigidas contra la organización.
• Reconstrucción de los proyectos de vida afectados por causa de la violencia, a partir de la realización de
ejercicios colectivos de sanación y apoyo de pares, desde los saberes y costumbres afrocolombianas.
• Creación y fortalecimiento de iniciativas productivas y desarrollo de estrategias de promoción y
comercialización de las mismas, a partir de los saberes de la comunidad.
• Formación política de la comunidad.
• Sensibilización frente a la violencia contra las mujeres y prevención de la misma.
• Rescate y divulgación de la cultura de las comunidades negras, afrocolombianas, como estrategia
transversal en todos sus ejes de trabajo.
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
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El día en que Agustina pisó suelo Chocóano, se enamoró perdidamente de
sus tierras, de sus ríos, sus playas y la tranquilidad que allí se respiraba.
Aunque llevaba consigo la tristeza por la pérdida de sus padres, en medio de
su familia y amigos, entre rondas, esteras, tambores, marimbas, juegos en
la playa, excursiones al río, historias y alabaos, pronto Agustina descubrió
que su corazón estaba sanando y que el canto tenía un poder aliviador…
Cada vez que Agustina cantaba, su corazón se hinchaba de alegría, el dolor
parecía desvanecerse, los niños y niñas bailaban, los mayores sonreían, las
plantas reverdecían y el río se movía al mismo compás…
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
Verdades Ancestrales: La Huerta al perejil…
Es un proceso individual y colectivo de sanación integral de las he-
10 ridas ocasionadas por el conflicto armado y la violencia sexual, que
un grupo de aproximadamente setenta mujeres de Afromupaz ini-
ciamos en diciembre de 2013, a partir del reconocimiento y fortale-
cimiento de nuestras capacidades y cualidades, contando con el res-
paldo de la Delegada para los Derechos de las Mujeres y los Asuntos
de Género de la Defensoría del pueblo.
Sanar significa para nosotras poder sentirnos bien con nosotras
mismas y con quienes nos rodean, poder expresarnos, abandonar
el resentimiento, recuperar la autoestima, la confianza en nosotras
mismas y el respeto por los demás. Es por ello que Verdades ances-
trales: La huerta al perejil es un espacio dedicado a nosotras mismas
y a nuestra espiritualidad, donde podemos experimentar la solidari-
dad, reflexionar, aprender, escuchar y compartir con otras mujeres.
Creemos además que un proceso de sanación integral debe generar
además de alivio emocional, mejores condiciones de vida y bienes-
tar para nosotras y nuestras familias, por lo cual debe ir de la mano
del acceso a la salud, a la justicia, a la reparación y a oportunidades
de generación de recursos para el restablecimiento de nuestras con-
diciones socioeconómicas de vida. Es por ello que además hemos
invitado y buscado alianzas con otras organizaciones e institucio-
nes como la Alta Consejería Distrital para las Víctimas, la Paz y la
Reconciliación, la Unidad Administrativa Especial para la Atención
y Reparación Integral a las Víctimas y el Hospital de Usme, para que
desde su misión fortalezcan nuestro trabajo.
Nuestro grupo está conformado por mujeres provenientes de dife-
rentes ciudades y departamentos del país, a saber: Bogotá, Huila,
Caquetá, Meta [Villavicencio], Arauca [Tame], Chocó [Quibdó, Bebe-
dó, Bebará, Baudó, Istmina, Condoto], Valle del Cauca [Buenaventu-
ra y Cali], Boyacá [Ráquira y Turmequé], Cundinamarca [Cáqueza y
Ubalá], Bolívar [Cartagena], Antioquia – Región Urabá [Apartadó],
Nariño [Tumaco] y Cauca [Guapi], campesinas, indígenas, negras,
afrocolombianas, palenqueras, raizales y mestizas, víctimas de di-
ferentes formas de violencia en el conflicto armado.
Aunque no todas las mujeres que participan del proceso se iden-
tifican como afrocolombianas, Verdades ancestrales: La huerta al
perejil, tiene como punto de partida el reconocimiento del aporte
histórico, económico, social y cultural que nuestras comunidades
negras han hecho al país, y el convencimiento de que desde allí es
posible construir una sociedad sana y en paz. Es por ello que la pro-
puesta reivindica los saberes y costumbres ancestrales de nuestros
pueblos como herramientas de sanación, y se desarrolla bajo el lide-
razgo de María Eugenia Urrutia, contando con el apoyo de un grupo
de sanadoras afrocolombianas, quienes hacen las veces de cuente-
ras, orientan las reflexiones, realizan danzas, obras de teatro y ejer-
cicios de relajación.
a
Preparando la Huerta
Nuestro proceso inicia con la preparación del espacio en el que mi-
nutos más tarde nos encontraremos con las demás compañeras.
Aseamos el salón, organizamos las sillas en círculo y más hacia el
centro disponemos varias colchonetas también en forma circular.
En medio del aula instalamos el “Baúl de los buenos recuerdos”, el
cual está conformado por diferentes objetos que tratan de evocar
nuestros territorios afrocolombianos, entre los cuales encontramos
una estera, algunas velas aromáticas, vasijas de mimbre llenas de
frutas frescas, ollas de barro, algunas hierbas, instrumentos musi-
cales como maracas y guasá, y un espejo que representa nuestros “...hasta el último detalle es importante y por
ríos. Alrededor de la estera ubicamos algunas varas de madera, que lo cual nos esmeramos en ofrecer alimentos
emplearemos unas veces como palanca y canalete, y otras como
soporte para la danza y los ejercicios de relajación que desarrolla- saludables y de calidad, de generar un ambiente 11
remos. agradable para todas”
Paralelamente algunas compañeras preparan una rica comida,
otras se alistan para empezar a cantar y todas nos disponemos para
participar. Es un día que nos vamos a regalar, en el que no vamos a
trabajar, ni a hacer oficio, es un día para disfrutar, para relajarnos,
para bailar y cantar, para reír y sanar, es por ello que hasta el último
detalle es importante y por lo cual nos esmeramos en ofrecer ali-
mentos saludables y de calidad, de generar un ambiente agradable
para todas.
Ahora que todas hemos llegado, estamos dispuestas a participar y
apoyar a nuestras compañeras. Tal y como lo hacíamos en nuestros
lugares de origen, estamos listas para cantar, bailar, jugar, descan-
sar, escuchar historias maravillosas, dejar el dolor atrás y empezar
a vivir por nosotras.
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
¡Ya llegó la huerta!
b Una vez nos hemos organizado alrededor
del “Baúl de los buenos recuerdos”, inicia-
mos cada sesión de Verdades ancestrales: La
huerta al perejil, cantando y bailando juntas
al son de la canción ¡Ya llegó la Huerta!:
¡Ya llegó la Huerta!
María Eugenia Urrutia
Coro:
Llegó la huerta, llegó la huerta,
llegó la huerta pa’mi no má’,
Llegó la huerta, llegó la huerta
llegó la huerta pa’mi no má’.
I me siento tan libre y soy muy feliz,
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que aquí en la huerta yo sí puedo hablar,
que aquí en la huerta me puedo integrar,
que aquí en la huerta me van a escuchar,
que aquí en la huerta no me tratan mal
Coro:
Llegó la huerta, llegó la huerta,
llegó la huerta pa’mi no má’,
Llegó la huerta, llegó la huerta
llegó la huerta pa’mi no má’.
II
Es que aquí en la huerta no voy a lavar,
Es que aquí en la huerta no voy a barrer,
Es que aquí en la huerta no voy a cocinar,
Es que aquí en la huerta no voy a planchar.
Coro:
Llegó la huerta, llegó la huerta,
llegó la huerta pa’mi no má’,
Llegó la huerta, llegó la huerta
llegó la huerta pa’mi no má’.
III
Es que aquí en la huerta yo vine a bailar,
es que aquí en la huerta yo voy a saltar,
es que aquí en la huerta me voy a mimar,
es que aquí en la huerta yo voy a cantar,
Coro:
Llegó la huerta, llegó la huerta,
llegó la huerta pa’mi no má’,
Llegó la huerta, llegó la huerta
llegó la huerta pa’mi no má’.
IV
Es que aquí en la huerta,
es que aquí en la huerta
es que aquí en la huerta,
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es que aquí en la huerta,
cuando vuelvo a casa,
esa huerta buena ha empezado ya
Coro:
Llegó la huerta, llegó la huerta,
llegó la huerta pa’mi no má’,
Llegó la huerta, llegó la huerta
llegó la huerta pa’mi no má’.
En cada paso del proceso, además del “Baúl de los bue-
nos recuerdos” y de la instalación de la huerta con el
canto ¡Ya llegó la huerta!, en ocasiones usando mantas
y turbantes, realizamos rondas, ejercicios de relaja-
ción, música, danza y canto, a través de los cuales nos
sentimos identificadas con las demás, unidas a ellas y
acompañadas. Este proceso parte además del recono-
cimiento de la diversidad de las mujeres que participa-
mos en él, por ello en cada sesión invitamos compartir,
a integrarnos y a respetar a las demás compañeras, sin
distinción alguna.
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
Agustina creció cantando... cantaba al lavar su ropa en el río, camino a la
14 escuela, en las fiestas del pueblo, hasta en las protestas. Cantó cuando 15
conoció su primer amor, cuando nacieron sus hijos, cuando estuvo triste y
cuando fue feliz.
Agustina y sus amigas se encontraban en el río, en las escalinatas del
pueblo o en cualquier casa a conversar y pasar un rato alegre, y juntas
cantaban a sus preocupaciones, alegrías y dolores. Cantando y trenzando sus
cabellos organizaron desfiles, ayudaron al hijo de la vecina y embellecieron
el parque.
Pero un día, la muerte y el temor entraron al pueblo, llegaron tumbando
puertas, barriendo calles y silenciando voces. Agustina y sus amigas bajaron
la voz para cantar con dolor la partida de los paisanos que se perdían en
brazos del río y la de aquellos que pedían a los matorrales cerrar la boca
para no revelar su paradero.
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
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Primer paso de sanación: La Tierra
Nuestro punto de partida es la tierra, de ella venimos y a ella retor-
naremos. La tierra es nuestra conexión con la naturaleza y la vida,
es ella quien nos entrega alimento y medicina, y es además nuestro
sostén y soporte en el mundo. El primer paso del proceso de sana-
ción ancestral consiste pues en preparar la tierra para recibir las
semillas que posteriormente vamos a sembrar, en afirmarla de tal
modo que podamos afincarnos sobre ella con seguridad.
Así, después de la instalación de la Huerta y del “Baúl de los buenos
recuerdos”, iniciamos la sesión con una ronda llamada “La Huerta al
perejil”, la cual tiene como objetivo facilitar la integración, el com-
pañerismo y el reconocimiento de cada una de las mujeres partici-
pantes. La actividad inicia con el canto del siguiente estribillo:
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“Vamos a dar la huerta, la huerta al perejil,
Digámosle a Mariana quién’estamos aquí”
Con esta ronda, por pequeños grupos nos presentamos diciendo
nuestro nombre y lugar de origen, intercalando el estribillo con la
presentación. En seguida hacemos la misma ronda pero variando
las frases finales con las preguntas: por qué estamos aquí y qué es-
peramos de aquí. En adelante hemos de utilizar este mismo ejercicio
en las sesiones siguientes, con el fin de fortalecer nuestros lazos de
amistad.
Para afirmar la tierra y prepararla para el sembrado, es necesario
presentar la propuesta a las demás compañeras e invitarlas a ini-
ciar un proceso personal de sanación. Para animar esta reflexión,
se nos ha entregado un espejo normal y un espejo de aumento, los
cuales representan ríos de aguas claras y turbias. Cuando vivíamos
en nuestros territorios y nos encontrábamos enojadas, rabiosas,
disgustadas o haciendo mala cara, los mayores nos llevaban al río
para ver nuestro reflejo. Al vernos en las aguas claras observábamos
el malestar que mostrábamos, pero al enturbiarlas el reflejo se dis-
torsionaba, haciéndonos reír.
Al vernos en el espejo podemos apreciar lo que estamos reflejando:
la tristeza, el dolor, la depresión y el temor. Pero al observar nuestro
reflejo en aumento, notamos que la imagen se distorsiona, que pue-
de cambiar y hasta generarnos risa. Si nos lo permitimos, también
podremos transformar nuestra apariencia, transformar el dolor,
aprovechar las oportunidades y ver el mundo de una manera distin-
ta, objetivo de Verdades ancestrales: La huerta al perejil.
Después de reflexionar y sintiéndonos animadas a iniciar el proceso,
tomando las varas de madera y poyándolas en el suelo para sostener-
nos firmemente sobre la tierra, empezamos juntas a bailar, a cantar
alabaos y a disfrutar de la música del pacífico colombiano, como es-
trategia de relajación y símbolo de la preparación del terreno.
Pintan santos
(Canto popular chocoano Alabao)
En el cielo pintan santo
Yo también los sé pintar
Pintemos a San Antonio
Que hoy lo vamo’a celebrar
Ay píntalo
Ay píntalo
Ay píntalo, Ay píntalo
Que hoy lo vamo’a celebrar
Que hoy lo vamo’a celebrar
Segundo paso de sanación: La semilla
La semilla siendo la parte más pequeña de una planta, concentra
toda la vida que ha de germinar y es a partir de ella que esta se desa-
rrolla, crece y da frutos, del tipo de semilla que sembremos depende
nuestra cosecha. Es por eso que tras aceptar la invitación a iniciar un
camino personal de sanación, nuestro segundo paso consiste en re-
visar y seleccionar las semillas que utilizaremos en nuestra siembra. El punto
(Canto popular chocoano - Contradanza)
Para ello se realiza un ejercicio que tiene como objetivo la descarga
de las energías, pensamientos y sentimientos negativos que trae- No me toque en ese punto
mos, y llenarnos por el contrario de cosas positivas. Después de ins- Porque me les desconyonto
talar la Huerta y el “Baúl de los buenos recuerdos”, nos organizamos Si me vuelven a tocar
de pie en una rueda, donde cada una menciona en voz alta las cosas Me vuelvo a descoyontar
negativas que va a dejar como por ejemplo la tristeza, la rabia, el
llanto, el miedo, los malos pensamientos, los odios, el mal genio, la Punto con el medio punto
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angustia, etc. Punto con el punto entero
Una vez todas hemos descargado estos sentimientos negativos, No me toque en ese punto
acompañadas con música del pacífico, repetimos el ejercicio pero El corazón se me revienta
ahora mencionando las cosas positivas que nos queremos llevar Si me vuelven a tocar
como la alegría, la tranquilidad, la libertad, el amor etc. Poco a poco El corazón se va a estallar
y tras sentirnos más livianas, cantamos y danzamos con alabaos
como “el punto” y “las vigoronas”, con el propósito de relajarnos, de Ay punto con el medio punto
descargar energías y llenarnos de vitalidad. Punto con el punto entero
“nos organizamos de pie en una rueda, donde Para finalizar la selección de nuestras semillas, organizadas en gru-
cada una menciona en voz alta las cosas pos pequeños, compartimos las preguntas ¿por qué vengo? Y ¿qué
espero de Verdades ancestrales: La huerta al perejil? En este mo-
negativas que va a dejar como por ejemplo mento muchas de nuestras compañeras manifiestan que se sienten
la tristeza, la rabia, el llanto, el miedo, los bien en este espacio porque es un día que se dedican a sí mismas,
porque quieren ser mejores seres humanos, mejores mujeres, ma-
malos pensamientos, los odios, el mal genio, la dres, hermanas, amigas y lideresas. Porque quieren dignificar y me-
angustia, etc.” jorar sus condiciones de vida, porque quieren aprender cosas nue-
vas, porque quieren compartir, ayudar y ser solidarias con otras y
porque quieren sanar sus heridas, vivir tranquilas y ser felices.
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
3 Para continuar limpiando nuestra Huerta y sus raíces, organi-
zadas en grupos pequeños, compartimos los sentimientos que
nos han generado las situaciones y hechos difíciles y dolorosos
que hemos tenido que afrontar. Conversamos sobre las afec-

Al finalizar la sesión, charlamos sobre el trabajo que hemos

realizado hasta ese instante, momento en el cual varias com-
pañeras expresaron:
taciones y la manera en que hemos enfrentado estas circuns- • “Lo siento como un espacio propio en el que se puede construir.
Tercer paso de sanación: La Raíz tancias y escribimos algunas de las ideas compartidas en fichas Quisiera que el tiempo no corriera”.
bibliográficas.
A medida que nuestras semillas empiezan a echar raíz, debemos • “No se siente uno como desconocido, por el contrario se siente
ir limpiando la tierra y arrancando la maleza que pueda afectarla, en familia, como en casa”
para lograr tener así una buena cosecha. Esto significa enfrentarnos
con nuestras emociones, ir desprendiéndonos de los sentimientos • “Hubo un ambiente muy bonito, todas queríamos compartir”
negativos, ir enterrando el dolor sin olvidar, y prepararnos para per-
donar en el momento en que así lo deseemos y sintamos. Para no- • “Me sentí feliz, liberada y acompañada, sentí mucho compañe-
sotras, perdonar es una decisión personal que depende del proceso rismo”
que cada una desarrolla.
“ La Huerta que estamos empezando a cultivar, • “Me permitió conocerme a mí misma”.
La Huerta que estamos empezando a cultivar, simboliza nuestra Las Vigoronas simboliza nuestra vida a nivel individual y
vida a nivel individual y colectivo, entendida como un espacio en el (Autora: María Eugenia Urrutia - Son) • “Estos momentos de esparcimiento, el lugar, el ambiente, ha-
que las emociones positivas y negativas nutren o debilitan la raíz colectivo, entendida como un espacio en el que cen más ligera la carga,
del proyecto de vida que cada una de nosotras desea cultivar. Con el ¿Dónde están las Vigoronas? las emociones positivas y negativas nutren o
18 fin de arrancar la maleza que puede estar afectando nuestro cultivo, ¿Dónde están? • “Me sentí identificada como mujer con las demás, indepen- 19
después de instalar la Huerta y el “Baúl de los buenos recuerdos”, se ¿Dónde están? debilitan la raíz del proyecto de vida que cada dientemente del color de la piel o de la creencia”.
realiza el siguiente ejercicio. una de nosotras desea cultivar.”
Ellas están en su casita • “Me siento feliz de ver rostros de hermanas afro, indígenas,
El grupo se organiza de pie, formando un círculo, con las varas de ¿Dónde están? mestizas y poder construir con ellas desde la diversidad”.
madera en las manos. En seguida algunas de las lideresas de la or- ¿Cómo hiciéramos pa`verlas?
ganización entran al salón representando sentimientos negativos Ya vendrán • “Venía con una carga, pero ahora me siento como un papel, has-
como rabia, envidia y tristeza e ingresan al círculo tratando de atra- Ya vendrán ta el dolor de cabeza que traía se me quitó”.
par a las participantes. Con las varas de madera tratamos de cerrar
el círculo evitando que entren al grupo, como expresión del recha- Que entren las Vigoronas • “Se siente uno más liviano de poder sacar lo que uno tiene
zo a este tipo de sentimientos, para finalmente transformarlos en Entren ya adentro”.
lo positivo. Al finalizar el ejercicio, las lideresas que representaron Entren ya
dichos sentimientos regresan al círculo transformadas en alegría y • “Me siento motivada y quiero continuar. Yo soy hermética,
compañerismo. Que entren las Vigoronas pero el proceso llegó en un momento importante para mí”.
Entren ya
Posteriormente todas cantamos y bailamos en torno a la canción Entren ya • “Muchas mujeres hemos sido violadas y violentadas, pero hubo
“las vigoronas”, utilizando los bastones de madera como soporte e confianza para hablar sobre la violencia sexual”.
instrumentos musicales. Muévanse las vigoronas
Bailen ya
Muévanse las vigoronas
Bailen ya
Bailen ya
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
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Cuarto paso de sanación: Abono
Además de limpiar las raíces es necesario alimentarlas, darles nu-
trientes para que las plantas crezcan sanas y fuertes y para que den
buenos frutos. Nuestro abono en Verdades ancestrales: La huerta al
perejil es escuchar, aportar, construir conjuntamente, solidarizar-
nos, y apoyarnos. Así, en el cuarto paso de sanación ancestral, com-
partimos con nuestras compañeras los sentimientos y afectaciones
que identificamos en nuestra Huerta individual en el paso anterior,
a través de la elaboración de una Huerta colectiva de las emociones
negativas.
En cada paso de sanación, se instala la Huerta y el “Baúl de los bue-
nos recuerdos”, después se escucha en voz de la palabrera un frag-
mento del cuento “Esta Huerta es tuya”, a partir del cual conversa-
20 mos sobre la forma como el dolor impacta en nuestra vida personal
y familiar, haciendo que veamos todo desde la rabia y el sufrimiento,
sin darnos cuenta de todas las cosas bonitas y oportunidades que se
nos ofrecen. Además, estamos cargadas de tanto sentimiento que
incluso maltratamos a nuestros hijos e hijas sin razón. Pero también
reflexionamos sobre nuestras capacidades, sobre los valiosos apor-
tes que desde nuestro trabajo hemos hecho frente a los derechos
de las víctimas y la construcción de una sociedad en paz, y sobre la
importancia de dejar de culparnos, de abandonar estos sentimien-
tos negativos, de valorar nuestras capacidades y construir desde las
oportunidades.
Paralelamente, en el fondo del salón hemos dispuesto un gran mural
de papel periódico, en el cual ahora vamos a elaborar la Huerta de
las emociones negativas, usando colores, esferos, revistas, tijeras y
pegante. Al finalizar conversamos en torno a la pregunta: ¿Cómo me
sentí construyendo la huerta colectiva de las emociones negativas?,
a partir de la cual reconocemos que aunque aún sentimos dolor,
nostalgia y tristeza al recordar, cuando trabajamos con las demás
nos sentimos identificadas, acompañadas y unidas como en una
red, y que la mejor forma de sanar es estando juntas, sintiendo soli-
daridad, hermandad, respaldo, reconstruyendo nuestros proyectos
de vida colectivamente y luchando por una nueva sociedad sana en
la que todas y todos nos respetemos.
Para finalizar la jornada, nos organizamos en pequeños grupos en
los cuales mutuamente nos damos masajes relajantes, para generar
un espacio de bienestar físico y emocional.
Quinto paso de sanación: Pasando el puente
Pasar el puente representa simbólicamente el tránsito de la Huerta
negativa a una nueva Huerta cultivada con nuevas emociones, bue-
nas ideas, sentimientos y planes del futuro. Pasar por el puente no
significa olvidar, sino hacer el duelo, dejar pasar el dolor, no aferrar-
se a los recuerdos negativos, sino comenzar un nuevo proyecto de
vida.
Una vez instalamos la Huerta y el “Baúl de los buenos recuerdos”,
con el propósito de destruir la huerta de las emociones negativas
para pasar la página e iniciar la siembra de una nueva Huerta, con-
juntamente compartimos historias personales de dolor con el fin de
desahogarnos y de hacer colectivamente duelo a esos sufrimientos,
para dejarlos ir y reiniciar un nuevo camino. A partir de la narra-
ción de estos dolorosos hechos reconocemos que más que víctimas
somos sobrevivientes, que podemos pasar el puente, que podemos
continuar y reconstruir nuestros proyectos de vida unidas.
En seguida recordamos que en nuestras comunidades, cuando al-
guien muere se reza el novenario, acompañado de alabaos y cantos
fúnebres de despedida al alma que parte de este mundo. Así que con
el fin de dignificarnos ante tanto dolor y humillación vividos, ento-
namos algunos alabaos para hacer duelo por el pasado, por los sufri-
mientos y violencias sufridos, con el fin de dejar ir los sentimientos
negativos que no nos dejan seguir adelante.
Una vez entonamos los alabaos, para representar el duelo por nues-
tros dolores individuales y colectivos, nos ubicamos en el centro del 21
salón y juntas destruimos el dibujo que representa la huerta de las
emociones negativas que elaboramos conjuntamente en la sesión
anterior. Ahora estamos listas para pasar el puente hacia un nuevo
proyecto de vida, por lo cual somos invitadas a identificar oportuni-
dades y a resembrar desde ellas.
En el piso del salón encontramos un puente construido con varas de
madera, el cual no es fácil de cruzar sin perder el equilibrio, por esta
razón todas nos ubicamos a lado y lado del puente para ayudar a pa-
sar a cada una de las participantes, lo cual simboliza que para poder
resembrar una Huerta nueva necesitamos contar con el apoyo de las
demás, de las amigas de Afromupaz y de las instituciones que tam-
bién nos tienden la mano, quienes no sólo nos ayudan a cruzar sino
que evitan que caigamos. Al otro lado del puente nos esperan con los
brazos abiertos las compañeras que ya cruzaron.
Al finalizar nos abrazamos entre todas para celebrar que logramos
cruzar el puente, que pudimos sobrevivir y que seguiremos juntas
hacia adelante.
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
Agustina tuvo que abandonar su casa y su tierra para ir a una ciudad
desconocida. Días después llegó a mi casa, estaba entristecida. De pronto me
miró y me dijo: - “Un tiempito déjeme en su casa, ¡por favor!, aunque sea
un ratico”. Yo le dije: - “Pase, no tenga cuidado. Está en su casa, siéntase
tranquila. Bienvenida usted, también su familia”.
22 23
Ella me preguntó un poco angustiada: - “¿y con qué le ayudo?, si en esta
casa no le hace falta nada?” Yo le dije: “Claro, écheme una mano. Aquí está
la huerta, mire que bonita. Roséele con agua, háblele a las flores, límpiele
las hojas, barra la maleza y al pasar el tiempo, usted simplemente recoja
los frutos”.
Agustina se quedó mirándome asombrada y me dijo: “oh doña Mariana, ¿a
usted no le importa que yo tan dañada y tan lastimada, acabe la huerta y
no le quede nada?...”
Pasó el tiempo y Agustina muy enojada por todo lo que le había ocurrido
antes, no roció las plantas y por el contrario se sintió humillada. Y aquella
huerta que le dio la bienvenida se fue marchitando, ¡ya no quedaba nada!
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
6 7
Sexto paso de sanación: La canoa
En el sexto paso de sanación ancestral “La Canoa”, nos embar-
24 camos en la construcción de una nueva Huerta de buenos senti-
mientos, de las nuevas ideas, emociones y planes para el futuro.
La Canoa simboliza nuestro medio de transporte, que al recorrer
el río nos pone en contacto con el agua y la naturaleza. Este nuevo
navegar en Verdades ancestrales: La huerta al perejil parte de la
construcción de una embarcación hecha a base de las cualidades
y fortalezas de cada una, reforzada con una sólida autoestima.
Iniciamos el ejercicio con la continuación del relato “Esta Huerta
es tuya”, por parte de la palabrera, a partir de esta se habla sobre la
importancia de expresarnos para desahogarnos, aliviar el dolor y
sentirnos descargadas, para dejar atrás el odio y el rencor que nos
hacen infelices y que afectan la forma como nos relacionamos con
otras personas. También reconocemos la importancia de nuestro
proceso de sanación, porque nos permite compartir nuestras car-
gas con otras mujeres que se identifican con nosotras y crear lazos
de amistad y solidaridad, por lo cual debemos aprovecharlo y lu-
char por mantenerlo fuerte y sólido en el tiempo.
En seguida se realiza una actividad inspirada en una costumbre
practicada por una tribu africana: cuando un miembro de la co-
munidad hace algo equivocado, es puesto en el centro de la aldea
donde toda la tribu lo rodea durante dos días, diciéndole todas
sus cualidades y recordándole la cosas buenas que ha hecho,
con el fin de ayudarlo a reconocer y reencontrarse consigo mis-
mo. Nos organizamos entonces en un círculo donde ayudamos a
nuestras compañeras a recordar y reconocer lo valiosas que son
para el grupo. Así, una a una vamos pasando al centro, para que
las demás nos digan por qué somos importantes para ellas y para
Afromupaz.
El ejercicio se llama SAWABONA, que quiere decir: “Yo te respeto,
yo te valoro. Eres importante para mí”, el cual es un saludo africa-
no, al cual se responde con la palabra SHIKABONA, que significa:
“Entonces, yo existo para ti.”
Séptimo paso de sanación: El tronco
El tronco es la parte más sólida de un árbol, la cual da sostén a las
ramas, flores y frutos. En el séptimo paso de sanación, el tronco
simboliza nuestras cualidades y fortalezas a las cuales nos vamos a
aferrar fuertemente para construir nuestro proyecto de vida y para
buscar día a día motivos para vivir.
Después de instalar la Huerta y el “Baúl de los buenos recuerdos”,
nos organizamos en círculo y al igual que en el paso anterior, pasa-
remos una por una al centro para decir esta vez cuáles son mis cua-
lidades y fortalezas, y cuál es mi aporte a Afromupaz, con el fin de
valorar lo importantes que somos, para posteriormente aferrarnos
a todas nuestras virtudes en la construcción de la nueva Huerta.
Este ejercicio se llama SHIKABONA, porque al reconocer nuestras 25
fortalezas y nuestra importancia frente a la organización, estamos
respondiendo al saludo SAWABONA, que nuestras compañeras nos
dieron en el paso anterior.
Para finalizar la sesión, después de bailar y cantar algunos alabaos,
recibimos una libreta a la que hemos llamado “Diario: Motivos para
vivir”, en la cual cada noche escribimos o dibujamos o pegamos,
aquellas frases, pensamientos, ideas o momentos que nos impulsan
a vivir día a día.
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
8
Octavo paso de sanación: La noche
La noche es el momento en que todo se silencia, en el que todas
regresamos del trabajo, cesamos nuestras actividades cotidianas
y nos vamos a descansar. La noche es el momento para relajarnos,
ponernos ropa cómoda, contemplar, reflexionar y soñar. Cuando es-
tábamos en nuestras tierras esta era la hora precisa para ir a la playa Ratón de espinas
junto al rio, a escuchar a nuestros abuelos contar historias y jugar. (Ronda infantil chocoana)
En Verdades ancestrales: La huerta al perejil, la noche es el instante Decime ratón de espinas
previo antes del amanecer, por lo cual es el momento preciso para ¿Por qué estás tan asustado?
pensar en el futuro que queremos construir. Ahora que hemos com- Si sabe que el gato es bravo,
partido nuestra carga con otras y reconocido nuestras fortalezas y lo mantienen amarrado
las oportunidades con que contamos, empezamos a sentirnos más
tranquilas, y aunque aún experimentamos miedo o tristeza, ya no Pisagarsito pisagarson
26 vivimos con ellos, ya no van a impedir que continuemos adelante, Por encima del palo se va el ratón 27
estamos listas para empezar a tejer nuevos sueños individual y co-
lectivamente. Decime ahora gato bravo
¿Por qué estás tan angustiado?
En el octavo paso de sanación, después de instalar la Huerta y el Siendo el ratón tan pequeño,
baúl de los buenos recuerdos, vamos a empezar la construcción de no has podido atraparlo
la Huerta de los nuevos propósitos y metas por alcanzar. Así, orga-
nizadas en grupos pequeños, contando con retazos de tela, hilos de Pisagarsito pisagarson
diferentes colores, pinceles, vinilos, tijeras y lápices, dibujamos en Por encima del palo se va el ratón
las telas nuestros sueños, el futuro que queremos para nosotras,
nuestras familias y la organización, para después cortarlas y bor-
darlas sobre un gran mural de tela.
Después de construir y exhibir nuestra gran Huerta colectiva, com-
partimos los sueños que deseamos alcanzar, cómo vamos a lograr-
los y manifestamos cómo nos sentimos elaborándola. Al finalizar la
sesión, realizamos ejercicios de danza y jugamos la ronda infantil
“el ratón de espinas”.
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
Un día Agustina se levantó un poco más temprano que de costumbre, se
dirigió a la huerta y al ver su agonía, lloró tristemente sobre las ramas
marchitas…
28 Adolorida, comenzó de nuevo a cantar. De pronto las flores empezaron a 29
reaccionar al canto y al riego de sus lágrimas, entonces Agustina corrió
deprisa y las empezó a rociar.
En los días siguientes, Agustina limpió la huerta, recogió la maleza, abonó
la tierra, resembró y junto a sus hijos cantó con todas sus fuerzas, hasta
que todas las plantas y flores renacieron. Agustina entonces las besaba,
acariciaba y les cantaba dándoles de nuevo la bienvenida.
Agustina y sus hijos estaban emocionados, corrían, gritaban y cantaban.
Agustina entonces decidió llamarme y preguntar: ¿Con tantos frutos, granos
y hortalizas que hacemos doña Mariana?”, y yo le respondí: “esa huerta es
tuya, la haz construido desde tu experiencia, desde tus enojos, hasta tus
tristezas. Tus propias lágrimas, tus recuerdos y cantos la abonaron. Querida
Agustina, siempre habrá motivos para vivir”
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
9
Noveno paso de sanación: La madrugada
La madrugada simboliza la esperanza, la llegada de un nuevo ama-
necer, de un nuevo día. Cuando estamos tristes, angustiadas o de-
primidas, saber que pronto vendrá un nuevo día, que un futuro di-
ferente está por llegar, nos anima a seguir adelante y a esperar con
paciencia que la noche pase.
30 Una vez instalamos la Huerta y el baúl de los buenos recuerdos, reci-
bimos copias de la reflexión llamada “Víctimas del conflicto dentro
de este universo de diversidad, nuevamente victimizadas”, la cual
leemos colectivamente:
Teniendo en cuenta que ahora estamos empezando a sentirnos me-
jor, que estamos comenzando a reconstruir nuestros proyectos de
vida, que estamos avanzando en un proceso personal de sanación
a través de las buenas experiencias y las oportunidades con que
contamos. A partir de la lectura de la reflexión, nos preguntamos
¿Qué sociedad vamos a construir para el mañana y cómo podemos
a lograrlo?
Víctimas del conflicto dentro de este universo Conversamos sobre nuestro deseo de construir una nueva socie-
de diversidad, nuevamente victimizadas dad en paz, caracterizada por el amor y el respeto por las demás
(María Eugenia Urrutia) personas, sin importar su condición social, su lugar de origen, sus
creencias religiosas, sus prácticas culturales o su color de piel, y re-
I conocemos que tenemos mucho que aportar, ya que cada día somos
¿Qué excusa ha inventado el hombre para no vivir en paz? mejores seres humanos, mejores ciudadanas, madres, amigas y ve-
Se rechazan entre humanos sin ninguna necesidad. cinas. Además, como sobrevivientes de la violencia, consideramos
Que si porque se es indio, negro, blanco, mestizo, amarillo que tenemos un papel muy importante en el logro de dicho anhe-
y hasta por la misma edad. lo, ya que no sólo hemos venido trabajando por superar el dolor y
reconstruir nuestras vidas, sino que desde nuestras luchas y sufri-
II mientos hemos venido construyendo un mejor país. Mi compadre carpintero
Otros que han ido más lejos, porque en donde me congrego, a qué (Ronda popular chocoana)
santo es que rezo y hasta la forma de amar o a quien amar. En seguida compartimos algunas de las ideas que hemos escrito en
Hasta por ser mujer y la diferencia de opinar. el diario “motivos para vivir”, y que nos impulsan a continuar avan- Mi compadre carpinero,
zando en nuestros Huertas personales, en nuestros procesos de sa- carpintiaba de rodillas,
III nación, en nuestros proyectos, en el fortalecimiento de la organiza- cuando estaba cansado, 31
Esta es nuestra Colombia, el país más alegre del mundo. ción y en la consolidación de una Colombia mejor. se sentaba en una silla.
Eso han dicho los demás y lo creemos en verdad,
pero se pone en entredicho por nuestra forma de actuar, Finalizamos la sesión cantando y bailando con la ronda “Mi compa- Y el cuerpo le daba,
ya que no reconocemos lo que nos hace una mejor sociedad: dre carpintero”: como una anguila.
en este nuestro país es toda esta diversidad. Y le daba y le daba,
la rabadilla
Reflexión:
Este es un país de buenos seres humanos, los malos son muy pocos. Y las manos las movía,
Sea usted parte de la transformación positiva. como una anguila.
Y le daba y le daba,
la rabadilla
Y la cabeza la movía…
Y las piernas las movía…
Y la cara la movía…
Y todo el cuerpo lo movía…
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
10
Décimo paso de sanación: La Sobreviviente
En este paso de Verdades ancestrales: La huerta al perejil, recono-
cemos que aunque fuimos víctimas de la violencia en el conflicto
armado, somos mujeres valiosas, fuertes y capaces, que hemos so-
brevivido al dolor, a la tristeza y a la pérdida de lo más querido, que
no nos hemos detenido, ni nos vamos a detener, sino que vamos a
continuar juntas construyendo, cantando y soñando.
Después de instalar la Huerta y el baúl de los buenos recuerdos,
en una mesa ubicada en el centro del salón, ponemos muestras de
nuestras empresas productivas, las cuales hemos preparado previa-
mente para compartir con nuestras compañeras. Posteriormente,
organizadas de nuevo en círculo, juntas empezamos a leer detenida-
mente y a comentar paso a paso el poema “Decidí no ser la víctima”:
32
Reflexionamos sobre la importancia del proceso de sanación an-
cestral en nuestras vidas, gracias al cual hemos fortalecido nuestra
autoestima y reconocido todas nuestras cualidades y capacidades,
nos sentimos liberadas y tranquilas. Conversamos sobre el perdón
como una decisión personal que contribuye a nuestra sanación per-
sonal, pero que no significa olvidar.
A continuación, con música del pacífico de fondo, compartimos los
alimentos que hemos traído, que además representan las cualida-
des y fortalezas que tenemos para ofrecer a las demás personas y a
la organización.
Decidí No Ser La Victima.
(María Eugenia Urrutia)
El día que decidí no ser la victima me miré al espejo,
me desnudé, me vi en cuerpo y cara de mujer y me deje de culpar
El día que decidí no ser la víctima,
dejé de llorar por mí y lloré por las demás
El día que decidí no ser la víctima, claro que alcé mi voz
y denuncié públicamente mí malestar
El día que decidí no ser la víctima no olvidé,
pues es imposible olvidar lo que en el cerebro está,
pero con toda mi alma aprendí a perdonar
Cuando decidí no ser la víctima,
Me levanté, me amé, me embellecí, me puse tacones,
me puse el mejor vestido.
Nuevamente me paré al espejo en cuerpo y cara de mujer…
Creo que ya he sanado,
Por fin me perdoné
Cuando decidí no ser la víctima,
Unimos voces con otras que pensaban igual.
Que el fuego no apaga el fuego,
y aquellos que nos violentaron con el fin de destruirnos,
por nuestras diferencias de construir y de pensar,
se lo hemos revertido aportándole a la paz
Cuando decidí no ser la víctima,
Me puse en pie con otras
y hoy somos AFROMUPAZ.
Asociación de mujeres afro por la paz, somos todas.
Somos todas las mujeres de Colombia que le apostamos a la paz,
por eso hoy simplemente quiero decir gracias, gracias, gracias.
Decidí no ser la victima
11
Décimo primer paso de sanación: Resistencia
Los aportes de las mujeres y de nuestras comunidades negras, afro-
colombianas, en la construcción del país han sido históricamente
invisibilizados. En el pasado nuestras ancestras resistieron a los
colonizadores españoles, quienes trataron de esclavizarlas y violen-
tarlas sexualmente, en el presente seguimos resistiendo la explo-
tación de nuestros territorios, la discriminación, la desigualdad so-
cial y económica y muchas otras formas de violencia, y en el futuro,
nuestras hijas e hijas continuaran haciéndolo.
Esta sesión de Verdades ancestrales: La huerta al perejil, está de-
dicada a homenajear a nuestras ancestras, en reconocimiento a su
contribución social, económica, política y cultural al país. Se bus-
ca reconocer la forma como han aportado en la construcción de
una sociedad sana y en paz. Pero teniendo en cuenta además que
nuestro proceso es incluyente y que cuenta con la participación de
mujeres diversas, vamos a homenajear a todas nuestras ancestras
indígenas, campesinas, negras, afrocolombianas o mestizas.
Después de instalar la Huerta y el baúl de los buenos recuerdos, el
grupo de sanadoras de Afromupaz, presenta la obra corta: “Mujeres
no a la guerra”, la cual concluye con el canto del coro de la canción
popular “A la mina no voy”:
Mujeres no a la guerra
(María Eugenia Urrutia)
Mujer 1: - Buenos días tenga usted mi estimada Serafina.
Despierte si está dormida, llegaron sus amigas aquí.
Mujer 2: - Despierta estoy, no duermo. Siempre vivo prevenida,
desde que llegó esta guerra a nuestras casas, a nuestras vidas.
Mujer 1:- Ayer vine y la encontré con un gran desasosiego,
hoy quiero que me diga ¿por qué vive con recelo?.
Mujer 2: - Si quieren que se los diga se los empiezo a decir:
me dieron 24 horas para marcharme de aquí.
Que abandonara mis campos, mi casa, mi cultura;
utilizaron mi cuerpo sin importar esposo e hija,
33
este puso resistencia, que de aquí no se iba.
Por eso lo asesinaron,
hoy está enterrado en el patio, muy cerca’la cocina.
Pero como el ave fénix me volveré a levantar,
Uniré mi voz con otras, donde los derechos humanos de las mujeres
sean su prioridad.
Mujer 1: - Pero esta nuestra cultura no podemos abandonar,
la estrategia de las trenzas un camino pa’ mostrar
a esos cimarrones que querían atrapar.
Por eso hoy a nuestras ancestras vamos a homenajear:
A la mina no voy
(Versión Afromupaz)
Coro:
Y aunque mi amo me mate
a la mina no voy
yo no quiero morirme
en un socavón.
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
Después juntas leemos y comentamos detenidamente esta obra Mi comadre Bonifacia
corta. En seguida, para hacer un homenaje a todas nuestras ances-
tras, cada una de nosotras mencionamos una mujer que sea o haya
sido ejemplo de resistencia y explicamos por qué.

(Canción popular)
H: Mi comadre Bonifacia
De dónde viene usted?
12 13
Finalizamos la sesión cantando y bailando: M: Yo vengo de la Mojarra
Y voy para Beté Décimo segundo paso de sanación: Vida Décimo tercer paso de sanación: Reconciliación
H: Una mujé taba enferma
¿Qué jué lo que pasó? Este paso de sanación simboliza la llegada de un nuevo año. En Ver- Este paso del proceso de sanación, apunta a la reconciliación total
M: Una paliza bien dura dades ancestrales: La huerta al perejil representa los cambios, los con nosotras mismas y el resto de la sociedad. Es el momento de se-
Su marido le dio compromisos, los propósitos, las metas que individual y colectiva- guir avanzando en la construcción de una nueva sociedad en paz,
H: Mi señora Bonifacia mente queremos alcanzar y los frutos que esperamos recibir de la con tranquilidad y perdón.
Vengo de la mar Huerta nueva.
M: Y aunque sea por media arepa Después de instalada la Huerta y el Baúl de los buenos recuerdos,
María despavilá Para dar la bienvenida a nuestra nueva vida venimos vestidas de reunidas en círculo y contando con la participación de dos perso-
H: Mi señora Bonifacia rojo o con alguna prenda roja, que represente alegría. Después de nas desmovilizadas de grupos armados al margen de la ley y rein-
¿Usted sabe bailá? instalar la Huerta y el Baúl de los buenos recuerdos, al son de música sertadas en la vida civil, conversamos en torno a la pregunta ¿Qué
M: Y al son de la tambora del pacífico, juntas organizamos el salón para celebrar: lo decora- podemos aportar para la reconciliación en nuestra localidad, en la
El cuerpo a yo me da mos, ponemos mesas, sillas, manteles y arreglos florales y le damos ciudad, en el país?
la bienvenida al grupo musical.
A continuación, escribimos en un pequeño papel nuestra respuesta
34 En seguida juntas reconstruimos el proceso que hemos realizado personal y una a una, la vamos depositando en una matera, en la que 35
paso a paso hasta la fecha, identificando nuestros aprendizajes, los al final del ejercicio sembraremos una nueva planta como símbolo
momentos más gratos y lo que más nos gustó. En seguida una por de reconciliación.
una decimos cuál es nuestro motivo para vivir, mencionamos un
propósito para nuestro nuevo inicio y la forma en que lo vamos a Al finalizar la sesión, con música del pacífico de fondo, compartimos
lograr. los alimentos.
Este día celebramos con música, baile, cena, torta y un brindis, el
comienzo de nuestra nueva vida.
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
14
Himno de Afromupaz Décimo cuarto paso de sanación:
(Yencis Alicia Bolaño)
Recoger la siembra
Currulao
Hemos llegado al último paso del proceso de sanación, es el momen-
to de recoger la cosecha de la Huerta.
Estribillo:
Afromupaz te saluda
Después de instalar la Huerta y el baúl de los buenos recuerdos ini-
y te quiere apoyar,
ciamos la sesión con el himno de Afromupaz.
mujer no tardes en venir
/que te queremos escuchar/
• “Este es un escenario en el que hablo y me escuchan”. • “Mi madre murió en mayo y yo detestaba mayo, pero
Reunidas en círculo y contando con la participación del equipo in • “Nos identificamos, nos parecemos. Nos ponemos en después del proceso de sanación, después de 18 años,
I
situ Bogotá de la Delegada para los derechos de las Mujeres y los los zapatos de las demás” por primera vez disfrute el día de las madres. Aprendí
María Eugenia la gerente,
Asuntos de Género de la Defensoría del pueblo, hacemos una eva-
en Chocó era que vivía • “Para sanar es necesario hacer este trabajo colectivo, que no puedo estar encerrada, enfrascada en el dolor”.
luación del proceso que hemos desarrollado, comentando cómo está
y se fue pa’Bogotá,
nuestra Huerta personal ahora y cómo estaba al inicio del proceso. no sólo con el psicólogo”. • “Mi compañero dice que se me nota el cambio”.
36 /sus experiencias vividas
Por su parte, las compañeras de la Defensoría del pueblo, quienes • “Este es un escenario de confianza, de amigas”. • “Duermo más tranquila, sin pesadillas”. 37
ella no’las trajo acá/ • “Me siento feliz. He sanado acá”
acompañaron todas nuestras sesiones de trabajo, comparten con
nosotras sus apreciaciones sobre el proceso y las transformaciones A nivel personal y familiar, las mujeres comentaron que gra-
II
que percibieron en el grupo. cias al proceso de sanación ancestral lograron diferentes En cuanto a los aspectos positivos del proceso se destaca:
Víctimas de la violencia
no se dejen apabullar,
cambios positivos:
Dentro de este balance, uno de los aspectos más importantes del • “Es un espacio para venir a aprender, escuchar, compar-
/María Eugenia y su grupo
proceso de sanación Verdades ancestrales: La huerta al perejil, • “Siento que soy un mejor ser humano, más amable, me- tir en la diversidad, relacionarse con las demás compa-
sus sueños pueden lograr/
que nos ayudó a fortalecer a nivel personal y colectivo, es que nos jor madre, mejor hija, más amorosa, más humana, más ñeras”
permitió encontrarnos con otras mujeres, identificarnos con ellas,
III comprensiva, tolerante”. • “Somos mujeres diversas, pero podemos compartir y
experimentar la solidaridad, sentirnos escuchadas, poder hablar y
Mujer si te sientes sola,
expresarnos: • “Mejoré mi temperamento” ponernos de acuerdo con las otras desde el respeto”
no te pongas a llorar, • “He mejorado mucho con mi familia y las personas que • “Lo mejor es el bienestar que se brinda con la comida, la
acércate a un espejo, me rodean. He sentido paz a nivel familiar y personal” música, la danza y las reflexiones que se hacen”
tu expresión puede cambiar, • “Me siento más tranquila, después de cada sesión salía • “La mente se libera y nos olvidamos de los problemas
/con lágrimas y abrazos
relajada” que tenemos”.
tu dolor puedes sanar/
• “Las mujeres de Afromupaz estamos más unidas e inte- • “Este espacio permite mejorar el alma, es un espacio de
gradas”. fraternidad”.
• “Me siento mejor” • “Las amigas de Afromupaz han sido la familia”.
• “Este espacio ha sido muy importante, mi vida ha cam- • “Yo vengo a dejar las cargas del mes para salir renovada
biado”. y feliz”.
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
Las mujeres de Afromupaz consideran necesario dar continuidad al
proceso, mantener los espacios de encuentro y reflexión, y trabajar
por mantener la organización unida y sólida.
Posteriormente cada una de nosotras compartimos al grupo por qué
después de realizar todo el proceso hemos decidido no ser las víc-
timas. A continuación proyectamos un pequeño video con música
e imágenes que recoge el proceso realizado, como un homenaje a
todas las mujeres que participaron del mismo.
La sesión finaliza con el canto de varios alabaos, danzas y música del
pacífico colombiano en vivo.
38
Que distinta soy
Despues de la huerta
I
Que distinta soy de la que por primera vez fui a la huerta, no me
había dado cuenta que estaba encarcelada dentro de mis temores,
rabias y tristezas.
II
Que distinta soy de la que por primera vez fui a la huerta, no me
había dado cuenta de lo que había afuera, tanta libertad, calles tan
abiertas, gente que reía sin ningún problema.
III
Que distinta soy de la que fui a la huerta, y fue en sawabona donde
me di cuenta que importante soy para mucha gente eso me dijeron
los allí presentes.
IV
Que distinta soy de la que fui a la huerta, eso me enseñaron
también en chicavona. Reconocer mis aportes y mis cualidades, en 39
esta ocasión era yo quien tenía que decir cuáles eran y porque era
importante ser parte de esa huerta.
Desde entonces, Agustina volvió a cantar, encontró nuevas y antiguas amigas que también
V
Que distinta soy de la que fui a la huerta, por fin comprendí que era
habían silenciado sus voces, junto a ellas y a sus hijos siguió cantando, incorporaron los
hablando, llorando, contandole a otras y escuchando a otras, que sonidos de la ciudad, los instrumentos que traían otras mujeres de diferentes tierras y
me perdonaría para perdonar a otros. culturas, que también habían sido acalladas.
VI
Que distinta soy de la que fui a la huerta, hoy también sonrió como Juntas empezaron a sanar. Volvieron a jugar, a bailar, a compartir los alimentos, a
aquella gente que había visto afuera y me siento libre, llena de es-
peranza, estoy tan confiada de mis fortalezas, aunque en el futuro
sentarse en las esteras, a contar historias, a reír, a llorar, a soñar, a cantar…
no falten tristezas
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
Herramientas de sanación
40 Rondas, Cantos y Alabaos 41
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
LAS SETENTA DE LA HUERTA Himno de Afromupaz Las Vigoronas
(María Eugenia Urrutia) Autora: Yencis Alicia Bolaño Autora: María Eugenia Urrutia
Currulao Son
I VI
Por aquellas setenta que aquel día llenas de emociones fuertes con Por aquellas setenta que decidieron quedarse aquí, por que espe- Estribillo: ¿Dónde están las Vigoronas?
sus esperanzas rotas. Tristes miedosas, llenas de iras y hasta de raban ser mejores personas porque soñaban con un futuro mejor, Afromupaz te saluda ¿Dónde están?
rencores. porque creían que este era el espacio para sanar porque querían y te quiere apoyar, ¿Dónde están?
volver a confiar y compartir. mujer no tardes en venir
II //que te queremos escuchar// Ellas están en su casita
Por aquellas setenta que un día llenas de malos pensamientos y con VII ¿Dónde están?
el cuerpo repleto de heridas, porque fueron torturadas, humilladas, Por aquellas setenta que confiaron y compartieron aquellas situa- I ¿Cómo hiciéramos pa`verlas?
y su cuerpo un botín de guerra además desarraigadas. ciones que las ha llevado a tanto dolor y tristeza. Que se abrieron María Eugenia la gerente, Ya vendrán
lloraron, pero también se desahogaron. en Chocó era que vivía Ya vendrán
42 III y se fue pa’Bogotá, 43
Por aquellas setenta que un día se acercaron tímidas a la huerta, VIII //sus experiencias vividas Que entren las Vigoronas
escépticas, no hablaban, no confiaban, no reían, no cantaban, ni Por aquellas setenta que después de compartir se relajaron, baila- ella no’las trajo acá// Entren ya
mucho menos bailaban. ron, cantaron y rieron, escucharon y las escucharon. Entren ya
II
IV IX Víctimas de la violencia Que entren las Vigoronas
Por aquellas setenta que un día simplemente se dieron el permiso Por aquellas setenta que hoy son tan diferentes, valientes, traba- no se dejen apabullar, Entren ya
de escuchar a las otras y que las otras las escucharan con una ronda jadoras, comprometidas, se levantan día a día, luchan, identifican //María Eugenia y su grupo Entren ya
de cómo me llamo, de descargas de emociones negativas; y decidie- oportunidades, y se enfrentan desde sus fortalezas, proponen sus sueños pueden lograr//
ron dar un regalo de emociones positivas, y de la huerta se les da la producen vida y dignifican lo que son; sanar no es riqueza pero Muévanse las vigoronas
bienvenida con la ronda “llego la huerta pa’ mi no más” tampoco es pobreza, solo es sentirme bien conmigo misma y con III Bailen ya
los demás Mujer si te sientes sola, Muévanse las vigoronas
V no te pongas a llorar, Bailen ya
Por aquellas setenta que dijeron estoy aquí porque me siento mal, acércate a un espejo, Bailen ya
porque quiero compartir, quiero sentirme acompañada, porque me tu expresión puede cambiar,
gusta, porque me siento bien, por sanar todos mis dolores, rabias, //con lágrimas y abrazos
tristezas, llantos y heridas. tu dolor puedes sanar//
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
El punto
Canto popular chocoano
Contradanza
Pintan santos
Canto popular chocoano
Alabao No me toque en ese punto
Porque me les desconyonto
Si me vuelven a tocar
En el cielo pintan santo
Me vuelvo a descoyontar
Yo también los sé pintar
44 Pintemos a San Antonio
Que hoy lo vamo’a celebrar Punto con el medio punto
Punto con el punto entero
Ay píntalo
No me toque en ese punto
Ay píntalo
El corazón se me revienta
Ay píntalo, Ay píntalo
Que hoy lo vamo’a celebrar Si me vuelven a tocar
El corazón se va a estallar
Que hoy lo vamo’a celebrar
Ay punto con el medio punto
Punto con el punto entero
Mi compadre carpintero
Ronda popular chocoana
Ratón de espinas. Mi compadre carpinero,
carpintiaba de rodillas,
Ronda infantil chocoana
cuando estaba cansado,
se sentaba en una silla.
Decime ratón de espinas
¿Por qué estás tan asustado?
Y el cuerpo le daba,
Si sabe que el gato es bravo,
como una anguila.
lo mantienen amarrado
Y le daba y le daba,
la rabadilla
Pisagarsito pisagarson 45
Por encima del palo se va el ratón
Y las manos las movía,
como una anguila.
Decime ahora gato bravo
Y le daba y le daba,
¿Por qué estás tan angustiado?
la rabadilla
Siendo el ratón tan pequeño,
no has podido atraparlo
Y la cabeza la movía…
Pisagarsito pisagarson
Y las piernas las movía…
Por encima del palo se va el ratón
Y la cara la movía…
Y todo el cuerpo lo movía…
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
Historias y poemas
Esta huerta es tuya
María Eugenia Urrutia
I VI
Ayer a mi casa llegó una mujer llamada Agustina, estaba entriste- Un día se levantó un poco más temprano que de costumbre. Cuando
cida. Sin razón alguna la habían desplazado a ella y su familia, to- de repente miró la huerta, lloró sobre lo que quedaba: “Oh, no me
Mi comadre Bonifacia cándole a esta abandonar la finca; de pronto me mira y me dice: “un había dado cuenta, ¡se acabó la huerta!”. Pero en ese rincón donde
Canción popular ella lloraba se vuelven a recuperar de nuevo las plantas y Agustina
tiempito déjeme en su casa aunque sea un ratico”.
con mucho júbilo ante lo que observaba de pronto reaccionó: “¡Hay
H: Mi comadre Bonifacia que rociarle agua a todas las plantas!”.
II
De dónde viene usted?
Yo le dije: “pase no tenga cuidado, está en mi casa, siéntase tranqui-
M: Yo vengo de la Mojarra VII
la. Bienvenida usted también su familia”, ella me pregunta un poco
Y voy para Beté Salieron las hojas; ella empezó a limpiarlas, recogió la maleza, em-
angustiada: -“¿y con que le ayudo?, si aquí en esta casa no le hace
H: Una mujé taba enferma
46 ¿Qué jué lo que pasó?
falta nada”. pezó a triturarla y se la hecho a las raíces para que se mejoraran. Un 47
día cualquiera salieron las flores, ella se acercó y empezó a besarlas,
M: Una paliza bien dura las acariciaba y empezó a hablarles: “Bienvenidas flores, ¡Qué bien
III
Su marido le dio se ven!, hoy las veo más lindas que cuando llegué, no me cansaré de
Yo le dije: “claro, eche una manita; aquí está la huerta mire que boni-
H: Mi señora Bonifacia darles la bienvenida, no saben lo feliz que hacen mi vida”.
ta. Roséele agua, háblele a las flores, límpiele las hojas, barra la ma-
Vengo de la mar
leza y cuando pase el tiempo usted simplemente recoja los frutos”.
M: Y aunque sea por media arepa VIII
María despavilá Y así poco a poco llegaron los granos, también muchos frutos y las
IV
H: Mi señora Bonifacia hortalizas. Esta vez Agustina estaba tan emocionada que llamó a
Ella se quedó mirando asombrada, de repente dijo: “oh doña Maria-
¿Usted sabe bailá? sus hijos: “Vengan, corran a la huerta”, ellos y Agustina corrían y co-
na, ¿a usted no le importa nada que yo tan dañada y tan lastimada,
M: Y al son de la tambora rrían, gritaban tan emocionados: “¡Volvió a nacer la huerta! Y ¿con
acabe la huerta y no le quede nada?.
El cuerpo a yo me da tantos frutos, granos y hortalizas que hacemos doña Mariana?”, pre-
V guntó Agustina, y yo le respondí: “esa huerta es tuya, la haz cons-
Pues paso el tiempo. Ella muy enojada no roció las plantas y por el truido desde tu experiencia, desde tus enojos, hasta tus tristezas;
contrario se sintió humillada: “Por un plato de caldo dizque hablarle con tus propias lágrimas, también tus recuerdos y alegrías la abo-
a las plantas, eso cuando se ha visto siento tanta rabia”. Y aquella naron. Aunque en el futuro no faltarán las tristezas, siempre habrán
huerta que dio la bienvenida se fue marchitando, y no queda nada… motivos para vivir”.
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
Decidi no ser la victima.
María Eugenia Urrutia
El día que decidí no ser la victima me mire al espejo,
me desnude, me vi en cuerpo y cara de mujer y me deje de culpar Víctimas del conflicto dentro de este
Mujeres no a la guerra tipo universo de diversidad, nuevamente
El día que decidí no ser la víctima,
María Eugenia Urrutia
deje de llorar por mí y lloré por las demás victimizadas
María Eugenia Urrutia
Mujer 1: - Buenos días tenga usted mi estimada Serafina.
El día que decidí no ser la víctima, claro que alce mi voz
Despierte si está dormida, llegaron sus amigas aquí. I
y denuncie públicamente mí malestar
¿Qué excusa ha inventado el hombre para no vivir en paz?
Mujer 2: - Despierta estoy, no duermo. Siempre vivo prevenida, Se rechazan entre humanos sin ninguna necesidad. Que si porque
El día que decidí no ser la víctima no olvidé,
desde que llegó esta guerra a nuestras casas, a nuestras vidas. se es indio, negro, blanco, mestizo, amarillo y hasta por la misma
pues es imposible olvidar lo que en el cerebro esta,
pero con toda mi alma aprendí a perdonar edad.
Mujer 1:- Ayer vine y la encontré con un gran desasosiego,
hoy quiero que me diga ¿por qué vive con recelo?. II
Cuando decidí no ser la víctima,
Me levanté, me amé, me embellecí, me puse tacones, Otros que han ido más lejos, porque en donde me congrego, a que
Mujer 2: - Si quieren que se los diga se los empiezo a decir: santo es que rezo y hasta la forma de amar o a quien amar.
me puse el mejor vestido.
48 me dieron 24 horas para marcharme de aquí.
Nuevamente me paré al espejo en cuerpo y cara de mujer… Hasta por ser mujer y la diferencia de opinar. 49
Que abandonara mis campos, mi casa, mi cultura;
Creo que ya he sanado,
utilizaron mi cuerpo sin importar esposo e hija, III
Por fin me perdoné
este puso resistencia, que de aquí no se iba. Esta es nuestra Colombia, el país más alegre del mundo. Eso han
Por eso lo asesinaron, dicho los demás y lo creemos en verdad, pero se pone en entredi-
Cuando decidí no ser la víctima,
hoy está enterrado en el patio, muy cerca a la cocina. cho por nuestra forma de actuar, ya que no reconocemos lo que
Unimos voces con otras que pensaban igual.
Que el fuego no apaga el fuego, nos hace una mejor sociedad: en este nuestro país es toda esta
Pero como el ave fénix me volveré a levantar, diversidad.
y aquellos que nos violentaron con el fin de destruirnos,
Uniré mi voz con otras, donde los derechos humanos de las mujeres
por nuestras diferencias de construir y de pensar,
sean su prioridad. Reflexión:
se lo hemos revertido aportándole a la paz
Este es un país de buenos seres humanos, los malos son muy pocos.
Mujer 1: - Pero esta nuestra cultura no podemos abandonar, Sea usted parte de la transformación positiva.
Cuando decidí no ser la víctima,
la estrategia de las trenzas un camino pa’ mostrar
Me puse en pie con otras
a esos cimarrones que querían atrapar.
y hoy somos AFROMUPAZ.
Por eso hoy a nuestras ancestras vamos a homenajear.
Asociación de mujeres afro por la paz, somos todas.
Somos todas las mujeres de Colombia que le apostamos a la paz,
por eso hoy simplemente quiero decir gracias gracias, gracias.
Decidí no ser la victima
La mejor reparación que se les puede dar a las víctimas es la paz. Si
pagamos tanto por la guerra ¿por qué no pagarlo por la paz?
 Verdades ancestrales: La huerta al perejil
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