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Dos son los textos que lo jalonan: el de Bayona, de 1808, y el de Cádiz, de 1812. La Constitución
de 1812, a su vez, tuvo fases de fugaz vigencia entre largos trechos de absolutismo, con el que
termina este período a la muerte de Fernando VII. Fue una Constitución liberal avanzada para su
época y modelo de liberalismo para Europa.
Abarca, como su denominación indica, el reinado de Isabel II y está jalonado por tres textos:
el Estatuto Real, de 1834, y las Constituciones de 1837 y 1845.
4. Restauración: 1874-1931.
1874: proclamación de Alfonso XII (hijo de Isabel II)
Es el periodo más largo de nuestro constitucionalismo. Su texto, la Constitución de 1876,
buscó una solución política controlada al modo inglés, con bipartidismo y turno en el Gobierno.
Conservadora (doctrinaria) en materia de derechos y libertades, permitió el avance liberal de
éstas.
Fue un nuevo intento de régimen liberal democrático, con cambio de forma política y con una
organización territorial abierta a las autonomías regionales. Su texto fundamental, la Constitución
de 1931. no llevó su vigencia más allá de la sublevación militar de 1936, que daba origen a una
guerra civil de tres años y a un nuevo régimen.
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Después de la batalla de Bailén (1ª derrota del ejército francés. Julio 1808) y
del abandono de Madrid por José Bonaparte, las Juntas llenaron un vacío de poder,
estando como estaba la familia real fuera de España y en manos del invasor. La
legitimidad de las Juntas provenía de su elección popular. Al cabo, estas Juntas acertaron
a elegir una Junta Suprema Central, que asumió el ejercicio de esa soberanía nacional.
PRINCIPIOS POLÍTICOS.
Establece que las Cortes son la reunión de todos los diputados, que representan
la nación y proclama que la soberanía pertenece, por esencia, a la nación. Las Cortes,
como representantes de la nación, ejercen el poder constituyente.
LAS CORTES.
Por temor a que la nobleza y el clero adquiriesen fuerza en una Cámara propia
desde la que pudieran oponerse a la legislación liberal de una Cámara Baja burguesa, se
optó finalmente por unas Cortes monocamerales.
EL REY.
El Rey es el jefe del Ejecutivo y el 1ER magistrado de la nación. Pero nada más. Al
corresponder la soberanía, por esencia, a la nación, todos los demás poderes son
constituidos.
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA.
Ppos:
1) Exclusividad. La potestad judicial pertenece únicamente a los tribunales.
2) Unidad de fuero y uniformidad procesal.
3) Inamovilidad y responsabilidad de los jueces.
Se crea un Tribunal Supremo como centro común del sistema judicial.
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Termina así la primera fase del régimen constitucional. Durante todo el siglo XIX
se asiste a una tensión entre absolutistas y liberales, teniendo éstos por objeto la vuelta a
la Constitución de Cádiz.
La razón de esto es que la vuelta lisa y llana al Antiguo Régimen no iba a resultar
tan sencilla. La tarea de reconstrucción de España desde el absolutismo era
seguramente imposible. Se hacía necesario el concurso de la burguesía comercial,
industrial y financiera. Así las cosas, el retorno de los privilegios sufrió alguna excepción a
favor de la libertad de comercio y Fernando VII de nuevo se acomodaba en las
circunstancias.
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Por otra parte, el nuevo matrimonio de Fernando VII vino a plantear la cuestión
sucesoria. La legislación tradicional española permitía el reinado de las mujeres, pero
Felipe V, en 1713, había implantado la francesa Ley Sálica, que las excluía. Ante su
posible descendencia femenina, Fernando VII publicó una «Pragmática Sanción» y con
ella, los derechos sucesorios de su hija, Isabel II.
A la muerte de Fernando VII, las Cortes juran como heredera a Isabel II, lo que
provoca la guerra de los 7 años o 1ª guerra Carlista, entre:
El Estatuto Real es un texto breve (sólo 50 arts.) que no puede ser denominada
con propiedad Constitución, puesto que ni garantiza la libertad ni, como veremos,
establece la división de poderes. Sólo en un sentido lato e impreciso puede ser llamada
así. Finalmente, es flexible como se desprende del silencio que guarda respecto de su
posible reforma.
PRINCIPIOS POLÍTICOS.
Si bien hemos dicho que el Rey es el único poder propiamente dicho, lo es ya de un modo
distinto al del Antiguo Régimen: comparte su ejercicio – no su titularidad – con órganos
colaboradores. A ésto corresponde, naturalmente, un estatuto regio de inviolabilidad e
irresponsabilidad, pero es novedad que los reglamentos de las Cámaras – no el Estatuto –
consagren, sobre la institución del refrendo, la responsabilidad ministerial por los actos del Rey.
El Estatuto Real habla del Consejo de Ministros, del Gobierno y de su Presidente. No los
regula, sino sólo los menciona; pero se percibe ya que el Gobierno o Ministerio no es tanto un
mero agregado de ministros cuanto un órgano colegiado y homogéneo.
LAS CORTES.
El sistema electoral fue regulado por decreto estableciendo el sufragio censitario pasivo,
que lo extendió al sufragio activo, de manera que en las elecciones de 1834 tenían derecho de
sufragio el 0,15 por 100 de la población. Las funciones de las Cortes eran bien escasas.
La Constitución fue aprobada por las Cortes en mayo de 1837 y aceptada y jurada
por la Reina Gobernadora, en nombre de su hija.
PRINCIPIOS POLÍTICOS.
EL Rey Y EL GOBIERNO.
En efecto, el Rey interviene en la fase de iniciativa, que comparte con cada uno de los
cuerpos colegisladores (aunque la iniciativa regia sería ejercida normalmente por el
Gobierno), y en la de perfección de la ley, con su sanción y promulgación.
EL PODER JUDICIAL.
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Así llamado por primera vez, regulado conforme a las siguientes pautas.
- Principio de exclusividad.
- Principio de publicidad en la jurisdicción criminal.
- Principio de inamovilidad de jueces y magistrados.
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A medida que los moderados habían ido desplazando a los progresistas, cundía el
propósito de reformar la Constitución. Fueron disueltas las cortes y convocadas
elecciones a tal efecto, que arrojaron una considerable mayoría moderada.
Por lo que se refiere al tema de la soberanía, en uno y otro texto estamos ante
ese concepto tan huidizo, incluso equívoco, de la soberanía compartida entre el Rey y las
Cortes, como expresión de una supuesta Constitución histórica interna.
Y por último, frente a la tolerancia religiosa del texto anterior, el que ahora
comentamos establece una explícita confesionalidad católica del Estado.
A) DICTADURA DE NARVÁEZ
En 1854 una de ellas llegó a término. Espartero y O’Donell, como hombres fuertes
del Gobierno, pusieron en marcha las reformas políticas y económicas; se exilió a doña
María Cristina, acusada de intromisiones políticas y de negocios dudosos, y se hizo la
convocatoria a Cortes Constituyentes, pero la Constitución no fue promulgada.
a) Democracia
b) Iusnaturalismo racionalista
De los derechos civiles deben destacarse las garantías que los revisten: junto a la
garantía general y a la especial del habeas corpus se recogen también los principios de
legalidad penal y procesal.
En cuanto a las libertades públicas, el texto de 1869 formaliza por primera vez las
de reunión y asociación. La libertad de expresión está reconocida en sus términos más
amplios.
Finalmente se llegó al texto del artículo 21, con el que se intentaba contentar a
todos. Comienza declarando obligación de la nación el mantenimiento del culto y de los
ministros de la religión católica, precepto en el que quiebra notoriamente el racionalismo
inspirador del título I de la Constitución; continúa garantizando a los extranjeros el
ejercicio de cualquier otro culto, y termina singularmente estableciendo que «Si algunos
españoles profesaran otra religión que la católica, es aplicable a los mismos todo lo
dispuesto en el párrafo anterior».
c) Monarquía Parlamentaria
LAS CORTES.
El Senado era elegido por sufragio universal (masculino) indirecto sobre la base
de unos colegios electorales provinciales y compromisarios en los distritos municipales.
EL Rey Y EL GOBIERNO.
EL PODER JUDICIAL.
Prevé la Constitución el juicio por jurados para todos los delitos políticos y para los
delitos comunes que determine la ley.
Ciertamente era la primera vez que se producía «un cambio de régimen sin
violencia, sin un solo disparo, sin la espada de un militar». Consistió simplemente en la
aprobación de la proposición que presentaron varios diputados.
La República, se ha dicho con razón, no fue traída por unas Cortes republicanas,
sino monárquicas.
Pocos partidos se dieron cita en las elecciones. No es de extrañar, por tanto, que
la mayoría republicana fuera abrumadora, siendo la fracción de Pi y Margall la que, con
mucho, obtuvo más escaños. Pero no podemos desconocer, junto al retraimiento de los
partidos, el dato de la gran abstención electoral, que llegó al 60 por 100.
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En fin, las Cortes federales, reflejando esta estructura territorial, habrían de ser
bicamerales, con un Senado representativo de los Estados miembros.
B) Democracia representativa
C) Liberalismo radical
El Congreso habría de ser elegido por sufragio universal directo, el Senado, por
las asambleas de los Estados regionales, a razón de cuatro senadores cada una. El
mandato de ambas Cámaras era el muy breve de dos años.
EL CONSEJO DE MINISTROS.- El Poder Ejecutivo debía ser ejercido por los ministros,
los cuales, junto a su Presidente, componían el Consejo de Ministros o Gobierno.
El Presidente del Gobierno dirigía a éste y, a su vez, era libremente designado por
el de la República. Únicamente de la confianza de este último dependía el Gobierno, no
de la parlamentaria.
En sesión inicial, Castelar fue objeto de una dura crítica por su gobierno
dictatorial. El Presidente se reafirmó en que su política (atención preferente a la guerra y
liquidación de la experiencia federal) era la única posible. Castelar fue derrotado en el
Congreso. El General Pavía, decidido a impedir un nuevo brote federal, sacó las tropas
de sus cuarteles, rodeó el Congreso, le dio un ultimátum y entró en él disolviéndolo.
En efecto, las amplias facultades del Rey sobre las Cortes mostraban a las claras
que esa Constitución interna consistía realmente en la soberanía regia, no siendo las
Cortes más que un órgano estatal colaborador que, de no someterse al Ejecutivo, al Rey,
sería disuelto o suspendidas sus sesiones.
Pero era aún más posibilista y transaccional que doctrinario, y por eso, aun
revistiendo los derechos y libertades de cautelas, dejó abierta en la Constitución la
posibilidad de su desarrollo legal.
b) Libertad de enseñanza: En esta materia la restricción fue aún mayor, pues mientras
la Constitución de 1869 reconocía libertad para fundar y mantener centros de enseñanza,
la de la Restauración añadía cautelosamente «con arreglo a las leyes» (lo que permitía a
la mayoría gubernamental reducirla).
c) Derecho de sufragio: Para Cánovas, el sufragio más que un derecho es una función;
función que requiere capacidad; y para asegurar dicha capacidad hay que establecer
ciertas limitaciones: silencio y remisión era al mismo tiempo una puerta abierta a la
supresión del sufragio universal reconocido en la Constitución de 1869, como, en efecto,
ocurrió con el restablecimiento del sufragio censitario por la Ley Electoral.
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- Iniciativa legislativa.
- Facultad de disolución de las Cortes.
- Derecho de veto.
- Libre nombramiento del Gobierno.
SENADO.
Tenían un mandato de diez años, renovándose por mitades cada cinco, si bien
ninguna legislatura alcanzó los cinco años, ni los cuatro, dado el profuso ejercicio que
hizo la Corona del decreto de disolución.
El Partido Conservador pudo desarrollar su programa, que apenas era otro que el
mantenimiento de lo establecido y la consolidación de la Monarquía sobre la base de una
legislación muy restrictiva en materia de derechos y libertades. El Partido Liberal acabó
con la distinción entre partidos legales e ilegales al permitir el regreso de los republicanos
y liberalizó la legislación política (Ley de Asociaciones, Ley del Jurado de 1888, Ley
Electoral de 1890).
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Conforme avanza el siglo XX, por consiguiente, los dos grandes partidos se van
fraccionando y aparecen o se estabilizan otros, principalmente en torno al regionalismo y
al socialismo. La política española camina hacia el pluripartidismo.
OLIGARQUÍA Y CACIQUISMO.
Por eso, el mecanismo sólo podía funcionar con el control y manipulación del
sufragio, lo que corría a cargo del político en Madrid, el cacique en cada comarca, el
Gobernador Civil en cada capital de provincia.
LEYES DE DESARROLLO.
PRINCIPIOS POLÍTICOS.
1.- DEMOCRACIA.
REGIONALISMO.
En fin, fueron muchos los procesos autonómicos iniciados, pero sólo llegó a
término, además del catalán, el vasco. El Estatuto Gallego sólo alcanzó a ser aprobado
en referendo, pero no por las Cortes ni promulgado. Los demás quedaron en un estadio
anterior de elaboración.
LAICISMO
Por último, las Cortes podían ser disueltas por el Presidente de la República,
también con ciertas condiciones.
FUNCIONES.
EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.
Era elegido el Presidente por un colegio electoral compuesto por todos los
diputados y un número igual de compromisarios, elegidos por sufragio universal directo.
Este procedimiento comportaba ciertas dependencias parlamentarias de la Jefatura del
Estado.
EL GOBIERNO.
1. El Gobierno estaba sometido a una doble confianza: la del Jefe del Estado y la
parlamentaria: La confianza parlamentaria se regulaba mediante el voto de
censura. Asimismo se indicaba que el Presidente de la República debía
separar necesariamente a los miembros del Gobierno cuando «las Cortes les
negaren de modo explícito su confianza».
protagonismo del Gobierno, que podía impedir todo acto presidencial del que
discrepara.
3. Las Cortes, por su parte, estaban frenadas por las facultades presidenciales
del veto suspensivo, de suspensión de sus sesiones y de disolución.
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA.
c) El recurso de amparo.
e) La responsabilidad criminal del Jefe del Estado, de los miembros del Gobierno,
del Presidente y de los magistrados del Tribunal Supremo y del Fiscal de la
República.
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Llegaba, por otra parte, cuando la Monarquía había agotado totalmente su crédito.
El vuelco del electorado urbano significaba el repudio absoluto de la gestión monárquica,
pero no un cheque en blanco para el Comité revolucionario. Este accedió al poder
precisamente para hacer o completar la revolución liberal burguesa acometiendo
profundas reformas económicas, sociales y políticas.
De lo expuesto hasta ahora se infiere que la II República pasó por cuatro períodos
bien diferenciados:
1. Gobierno Provisional.
2. Gobierno de la izquierda durante dos años a partir de la promulgación de
la Constitución.
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4. Gobierno del Frente Popular, desde esa fecha hasta la sublevación de julio
de 1936, o hasta el término de la guerra civil, según la óptica desde la que
se mire.
4º.- El acuerdo del Frente Popular de 1936 era un programa electoral suscrito por
muchos partidos, que, en caso de victoria, se convertiría en un programa reformista, no
revolucionario.