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FACULTAD: DERECHO

Autor: VILLEGAS AGUINAGA

2018
Introducción

Jorge Canto Burgos y su esposa decidieron mudarse a Lima en abril de 2016 y llegaron medio
año después. Él era conductor de taxis y ella contadora en el Ministerio de Petróleo y Minería
en Punto Fijo, al noroeste de Venezuela. Empezaron por vender su casa, su auto y luego ella
renunció a su trabajo.

Para ellos, la preocupación principal era ofrecerles seguridad a sus hijos, de 11 y 12 años de
edad. Así que esperaron al fin del ciclo escolar y se mudaron a casa de los suegros de Jorge
en Venezuela. En esos meses él viajó a Perú para buscar un lugar donde vivir y comprar un
auto en el que ahora trabaja haciendo Uber. Cuando llegaron a Lima se toparon con una
dificultad: las notas escolares de los chicos no estaban legalizadas y ningún colegio los
admitía.

Migrar implica papeleo: quienes aspiren a estudiar o a un mejor trabajo en el extranjero no


solo debe tramitar pasaportes sino también apostillas y legalizaciones, que en la Venezuela
de hoy puede convertirse en una tarea kafkiana. Desde el año pasado se han reportado
esperas que duran meses. El nivel de demanda, así como la excesiva tramitología crean un
terreno fértil para la corrupción y un mercado negro de documentos que desalienta a algunos.

Teniendo en cuenta esto, el PTP también permite que quienes llegaron con su cédula de
identidad o el pasaporte vencido tengan la alternativa de regularizar su estancia en el país.
De igual manera, Jorge Canto encontró un recurso gracias al cual sus hijos hoy ya están
inscritos en el colegio.

“Me fui al Ministerio de Educación y les dije no me quieren legalizar las notas allá y aquí
ningún colegio me los quiere aceptar”, cuenta. En quince días tenía una resolución oficial
para que los chicos pudieran estudiar. Tomaron un curso de nivelación y ya empezaron la
escuela.

El superintendente Sevilla indica que en asuntos migratorios el gobierno no distingue entre


diferentes nacionalidades, sino en función de su vulnerabilidad. Farid Kahhat,
internacionalista y profesor de la Universidad Católica, ofrece esta explicación sobre el PTP:
“Es una decisión sugerente porque está haciendo una interpretación sobre el país del que
provienen. No solo considera la situación económica calamitosa sino que podrían estar
huyendo de un sistema represivo”. Y agrega: “El propio PPK fue alguien que tuvo que huir
del gobierno militar”.
Desarrollo

La migración masiva de venezolanos que huyen de la crisis en su país los colocó como el
segundo grupo más grande de inmigrantes en República Dominicana, sólo superado por los
haitianos.

El número de venezolanos que se establecieron en República Dominicana se incrementó casi


650% durante los últimos cinco años al pasar de unos 3.500 en 2012 a cerca de 22.500 a
fines de 2017, detalló hoy el ministro de Economía, Isidoro Santana.

Las cifras fueron presentadas como parte de la encuesta nacional de inmigración elaborada
por ese ministerio con el apoyo de Naciones Unidas y la Unión Europea.

El sondeo realizado en el segundo semestre de 2017 estableció que la cantidad de


inmigrantes venezolanos superó por mucho a los estadounidenses, españoles, italianos,
cubanos y chinos, que estaban entre los primeros lugares.

De acuerdo con las cifras presentadas por Santana, tres cuartas partes de los inmigrantes
venezolanos se encuentran en edad laboral, entre 15 y 44 años, mientras que el 15% son
niños menores de 14 años.

La investigación no determinó la cantidad de inmigrantes que permanecen en República


Dominicana sin permiso migratorio y ante el peligro de ser deportados.

Esther Talavera, coordinadora de la Asociación de Inmigrantes Venezolanos, ha solicitado en


varias ocasiones a las autoridades facilidades para que sus compatriotas regularicen su
situación migratoria.

Talavera y otros miembros de su asociación presentaron recientemente una propuesta a la


Dirección de Migración para que cree un programa similar al plan de regularización realizado
por el gobierno en 2014 y que permitió a cerca de 250.000 extranjeros, en su mayoría
haitianos, obtener un permiso de permanencia temporal.

Debido a la falta de permiso de residencia los inmigrantes venezolanos tienen dificultades


para obtener un trabajo formal por lo que muchos de ellos laboran como taxistas, empleadas
domésticas o vendedores ambulantes.

Sonia Vásquez, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas, explicó que
el objetivo de la encuesta nacional de inmigración es proveer información para planificar
políticas públicas que puedan beneficiar a la población migrante.
La cantidad de venezolanos en República Dominicana sólo es superada por los inmigrantes
de Haití, que suman cerca de medio millón.

A raíz del aumento en la tasa de pobreza en el país por primera vez en el milenio, encontrar
las causas de la mala noticia es materia de varios análisis de expertos en el tema, que señalan
a la desaceleración del crecimiento económico y la caída del empleo formal como las
principales causas.

Sin embargo, en múltiples comentarios publicados por usuarios de Internet y redes sociales,
se apunta a otro supuesto factor: la creciente migración venezolana.

La mayoría de migrantes venezolanos que llega a Perú lo hace por razones económicas y
falta de trabajo, según una investigación difundida por la oficina en Lima de la Organización
Internacional de las Migraciones (OIM). La población venezolana que ha llegado al país en
los últimos meses está conformada mayoritariamente por hombres de entre 18 y 39 años,
con estudios técnicos y universitarios.

A abril del 2018, en el Perú había más de 200 mil venezolanos, 36 mil de ellos con permiso
temporal, un documento que les permite trabajar y tributar con todos los derechos laborales,
según la Superintendencia Nacional de Migraciones.

En base a cifras del INEI, si todos los venezolanos que residen en el Perú, ya sea en condición
de turistas o con el permiso temporal, encontraran de pronto un trabajo, estos pasarían a
representar solo el 1,17% de la Población Económicamente Activa en el Perú.

"No veo una causalidad con las cifras del estudio de pobreza. Eventualmente podría tener
efectos, pero solo en la medida que existan impactos significativos en los empleos. Por ahora
no lo veo por ahí", asegura Carlos Oliva, director de la maestría en gestión pública de la
Universidad del Pacífico.

En coincidencia, Hugo Perea, economista principal del BBVA Research, afirma que la fracción
minoritaria de la fuerza laboral de migrantes generalmente desempeña trabajos en el ámbito
del subempleo, es decir, "no quitan trabajos de calidad, realizan trabajos que los peruanos
no desean hacer", sostiene.

Oliva agrega, además, que es necesario revisar las cifras de pobreza de acuerdo a
departamentos. "Seguramente sigue aumentando la pobreza en la sierra o selva, donde no
hay mayor presencia de venezolanos, ¿qué explicación damos para esos casos?", cuestiona.
Según el reporte, la pobreza aumentó en 10 regiones, de las cuales solo tres están en la
costa. Se trata de Pasco, 2,7%; Loreto, 1,2%; Huánuco, 1,6%; San Martín, 2,6%; Cusco,
4,8%; Ancash, 0,7%; Junín, 3,7%; Lambayeque, 3,7%; Ucayali, 1,2%; Lima, 2,4%.

Para Juan Carlos Odar, director de Phase Consultores, el efecto de la migración venezolana
se siente más debido al bajo crecimiento económico que ha tenido el Perú, así como a la
destrucción de empleos formales que se registraron el año pasado.

El perfil del venezolano que llega al Perú, según Odar, es de una persona dispuesta a aceptar
empleos de baja calidad donde el ingreso promedio es relativamente bajo y, en consecuencia,
puede motivar a que este sufra una caída.

"La migración puede haber influido un poco, pero como la pobreza se mide por el lado
monetario, se siente mucho más en la medida que estamos creciendo lentamente. Si esto
hubiera sucedido cuando el empleo formal crecía a 400 mil empleos al año, casi no se hubiera
percibido", concluyó Odar.

Conclusiones

Arepas ‘calenticas’, tizana fresca en una esquina, bombas que desfilan entre los autos
detenidos por el tráfico limeño, mientras cachapas, asado negro y pabellón criollo llegan a la
mesa de comensales peruanos, todo ello ofrecido con inusitada amabilidad por chamos y
chamas en distintas partes de nuestra ciudad –y ya en algunas regiones del país–. Para
algunos peruanos esta sería la estampa de la convivencia que logran los venezolanos que
han llegado en los últimos años al Perú –para 2014 ingresaban anualmente unos 6 mil
venezolanos, a 2017 se superó los 12 mil, según cifras de la Superintendencia Nacional de
Migraciones–; para otros peruanos, sólo sería constatar una amenaza: el Perú está
volviéndose una República Bolivariana.

A lo largo del 2017 se ha constatado dos tendencias en la opinión pública peruana. Por un
lado, quienes respaldan la llegada de venezolanos y aprueban las políticas implementadas
por el Gobierno para la incorporación formal de la población venezolana; y por otro lado,
quienes rechazan el aumento de inmigrantes venezolanos, que desaprueban que el Gobierno
esté dando facilidades a esta migración en desmedro de los peruanos, y que asumen que
están quitando puestos de trabajo e ingresos mientras crece el aumento de ambulantes en
las calles así como la informalidad. No es de extrañar que a este grupo de peruanos se les
escuche respuestas en las cuales vinculan este “problema” con una nacionalidad como origen
de todos los males.

Según el informe de 2011 del Latinobarómetro(1), el 39% de peruanos cree que es


discriminado por su raza, cifra que nos sitúa como uno de los países más discriminadores de
América Latina, ocupando el sétimo lugar de los 18 países estudiados de la región. En un
país con altos índices de discriminación étnica y racial –una encuesta del MINJUS de 2013
reveló que 81% de los encuestados está de acuerdo en que la discriminación ocurre todo el
tiempo y nadie hace nada–, la xenofobia es la otra cara de la moneda de este problema social,
y queda evidente con la llegada de más venezolanos. Ante la creciente tendencia de esta
opinión pública de rechazo a la migración venezolana se hace necesaria abordarla y
plantearle reflexiones para contrarrestarla.

Bibliografía

BAutistA, D. (2007): La polit́ ica venezolana desde 1958 hasta nuestros dia
́ s. Caracas:
Universidad Católica Andrés Bello.
CAnovA, A., & HerrerA-orellAnA, L. (2014): El TSJ al servicio de la Revolu- ción. Caracas,
Editorial Galipán.
CAssArino, J. P. (2000): Tunisian new entrepreneurs and their past experiences of migration
in Europe: Resource mobilization, networks and hidden disaf- fection. Londres, Ashgate
Publishers.

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