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“INSTITUTO ARTURO E.

SAMPAY”
DOCUMENTO FUNDACIONAL

“La Constitución y el Proyecto Nacional”


Es imprescindible que en estos primeros años del siglo XXI y en el marco del
Proyecto Nacional y Popular en curso los sectores mayoritarios de la Nación afiancen su
participación protagónica en la definición de los altos objetivos del país. No pueden estar al
margen de fundantes cuestiones que hacen al conocimiento preciso de sus derechos fundamentales
y a la Constitución. En tal sentido, cabe señalar que durante gran parte del siglo XX en nuestro
país el contenido global de la Constitución no contó con la voz del pueblo. Al tema se lo tuvo
como una cuestión inoportuna y fastidiosa, y además se creó la falsa imagen de que ocuparse del
mismo es un esfuerzo inútil y que hay que dejarlo para otros tiempos y otras personas. Así, lo que
se refiere a la Constitución fue postergado ante otras exigencias de la vida cotidiana. Por cierto,
ello parte del falso dilema de encarar a la Constitución sólo como un instrumento jurídico y no
entenderla como un elevado documento político que institucionaliza un Proyecto de Nación.
También encubre la intención de marginar al pueblo en la definición de los objetivos y medios
para realizarlo, en especial sobre las normas de política económica constitucional que los abarca.
Esa actitud reitera la concepción elitista que durante el siglo XIX tuvo la definición del contenido
de la Constitución escrita o jurídico-formal.

Es que la Constitución real es la suma de los factores de poder -tanto internos como
externos- que predominan en una sociedad determinada, y que en Argentina todavía no hemos
podido modificar definitivamente. Nostálgicos del neoliberalismo de las décadas finales del siglo
XX utilizan diversos medios y caminos para tratar de frustrar la senda que el país emprendió en los
albores del 2003, e impulsan retornar a esos nefastos tiempos pasados. Las extorsiones que sufre el
país por los fondos buitre y las aviesas actitudes del contubernio formado por algunos sectores
políticos, sindicales y del poder económico concentrado que le hacen el juego son una clara
muestra de ello.

Es que Gobierno del Estado y poder real no son sinónimos. Sin embargo, como el
anhelo de Justicia es inherente a la índole humana pese a la terca resistencia de los derechos
adquiridos, en la infraestructura sociológica de la Constitución subyace la lucha por el predominio
político y pugnan los ideales que surgen del pueblo por una Constitución mejor contra la
obstinación oligárquica en resistir su transformación.

* * *

La Argentina se encuentra en un momento determinante de su desarrollo social y


político. En esta circunstancia histórica que estamos viviendo es imprescindible profundizar el
debate político alrededor de estas cuestiones; que por otro lado no son lejanas del que se debe dar
sobre las políticas que se ejecutan desde los poderes de gobierno. Lo cual es necesario, no sólo
para lograr la difusión de las políticas en marcha y de sus razones, sino también para encarar un
debate que no debemos tener temor a enfrentar. Sólo así, a través del pleno conocimiento y
participación podrá lograrse una acción consciente de los distintos sectores que son quienes

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finalmente las habrán de apoyar y sostener. Es el único camino para que las expresiones
mayoritarias de la Nación estén compenetradas con ellas, se amplíe la base de sustentación del
modelo y así confluyan orgánicamente en una nueva alternativa de poder político que logre
cambiar definitivamente las bases de la Constitución real que nos llevó a la crisis del 2001.

El modelo “neoliberal” de la década del noventa del siglo XX dejó en evidencia


sus perjudiciales consecuencias para el país y su pueblo. El marco político e ideológico del
discurso único del modelo neoliberal y del mercado como panacea, fue la senda que nos llevó a ese
doloroso trance. Por otra parte, el mismo tuvo su germen en el plan económico del gobierno de
facto que derrocó al gobierno constitucional el 24 de marzo de 1976 y que fuera enunciado el 2 de
abril de 1976 por el responsable económico de la dictadura cívico-militar, José Alfredo Martínez
de Hoz. Ciertamente, dichas políticas contaron con la promoción y apoyo del “Consenso de
Washington” y de los organismos financieros internacionales (llámese F. M. I., Banco Mundial,
etc.), de organizaciones intelectuales de la ortodoxia económica, de retrógrados sectores
representativos de la derecha local e internacional; y de grandes conglomerados económico-
financieros que lucraron con esas políticas a través del control de los resortes del poder económico,
de la actividad financiera; de posiciones dominantes que alcanzaron en el comercio interior y
exterior; y de otras expresiones de la actividad económica que ejercieron en su provecho,
marginando a grandes sectores nacionales y populares. Fue la expresión del poder concentrado
ejercido por los sectores dominantes. El egoísmo y el individualismo fueron incorporados como
pautas de conducta, llevando a la pérdida de la solidaridad social.

* * *

Con la asunción del Presidente Néstor Kirchner en 2003 se inicia otra etapa en la
República Argentina, que es continuada actualmente por Cristina Fernández de Kirchner. Sus
logros manifiestos fueron una alta política en defensa de los derechos humanos y del derecho a la
verdad, el desendeudamiento, morigerar las desigualdades sociales impulsando una justa
distribución de la riqueza, igualdad de oportunidades en educación, abrir fuentes de trabajo y
efectivizar los derechos laborales, posibilitar la movilidad social ascendente, recuperar los fondos
de los trabajadores que estaban retenidos por las AFJP, lograr la Asignación Universal por Hijo, y
entre otros resultados trascendentes, una política de medios de comunicación para todos y con
vocación emancipadora impulsar al proyecto de integración latinoamericana.

Un modelo de desarrollo social y económico, y de recuperación de valores


perdidos, que se contrapone al modelo neoliberal Así es que actualmente se observa la
confrontación entre quienes representan dos modelos de carácter económico, social y cultural muy
distintos. Estamos predispuestos a apoyar las iniciativas del Gobierno nacional que tienen en
común la continuidad de una visión a favor de una intervención activa del Estado en la economía,
y efectivizar la transferencia de ingresos a favor de los sectores populares.

Estamos encarando un proyecto nacional y popular, con la inserción masiva de la


juventud. En la Argentina hay un proyecto exitoso que tiene que ser continuado y profundizado, el
que por cierto cuenta con la necesaria legitimidad política. El camino es consolidar la democracia
y el modelo puesto en marcha en el 2003, como también acentuar los cambios estructurales
realizados y la presencia del Estado activo que promueva y consolide el desarrollo socioeconómico
nacional.

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Por eso una nueva emancipación social, cultural y económica. Economía y
política no están separadas. Un Proyecto tiene objetivos políticos, y a través de la política
económica designa los instrumentos o medios requeridos para alcanzar su meta, a la vez que va
postulando nuevas bases para dotarlo de permanencia.

* * *

Y porqué entendemos que es relevante impulsar el debate sobre la Constitución? En


el plano académico y desde determinados sectores políticos argumentando que primero se deben
resolver los problemas más inmediatos de la gente y que lo constitucional se debe tratar con
posterioridad, conduce a que se lo veda como tema a debatir. Ello evidencia desconocimiento de la
naturaleza de la Constitución y esconde la intencionalidad de marginar al pueblo en tan importante
cuestión. Es su manifiesta intención de sostener los intereses de los grupos concentrados de poder
económico y mediático, y de tal forma, poner una valla sobre el progreso social en la Argentina.

Es que la Constitución más que un instrumento jurídico es la institucionalización al


más alto rango normativo de un Proyecto de Nación definido, compartido y apoyado por los más
amplios sectores de la población. El pueblo no puede estar ausente de esta problemática. Estamos
en el siglo XXI donde debe tener plena vigencia la democracia social y participativa. No cabe
sostener procedimientos y métodos del siglo XIX para lo que fue una sociedad simple y no
participativa. Con la participación protagónica del Pueblo se podrán pensar y delinear nuevos
caminos.

Es necesario impulsar acciones que posibiliten a los distintos sectores de la


población un pleno conocimiento de la Constitución escrita vigente y su relación con la
Constitución real contemporánea, a fin de examinar cual sería la mejor Constitución para el país
acorde a las condiciones sociales y políticas del siglo XXI. Como vimos, la Constitución no sólo es
un instrumento jurídico, sino que en esencia es un proyecto político compartido por una Nación.

En la etapa que se encuentra transitando la Argentina entendemos necesario definir


y proponer las bases esenciales para un nuevo Proyecto Nacional del país de los Argentinos, que
oportunamente se institucionalice al más alto rango normativo por una futura Asamblea
Constituyente, con la más amplia participación popular. Los derechos sociales y las normas de
política económica constitucional, cual nuevos medios institucionales que posibiliten superar el
condicionamiento socioeconómico y afianzar la vigencia efectiva de esos derechos deben contar
con la voz del pueblo.

* * *

Se debe poner atención en ciertas interpretaciones constitucionales que se emiten


desde distintos ángulos con pretensiones de rescatar la “verdad” jurídica; ellas generalmente se
realizan desde una definida posición política, aunque con dicho disfraz encubren el origen desde el
cual parten. Por ello, cabe resaltar que el espacio que va desde la Constitución “escrita” a la
Constitución “real” se nutre con la “interpretación” de la Constitución. Hay que tener muy en
claro que cuando se tratan estos temas estamos en un ámbito eminentemente político. Una
Constitución puede recibir una interpretación “estática” que sostenga el statu quo, o una
interpretación “dinámica”, que mira hacia el futuro y sostenga la aspiración de un sector de la
sociedad por el progreso social. Cuando ese sector social adquiere el predominio político, adopta
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la interpretación “revolucionaria” o de mutativa y después institucionaliza su proyecto político en
un nuevo texto constitucional. Tal es lo que sucedió en nuestro país con la Constitución Nacional
de 1949. Por ende, la cuestión de una interpretación constitucional avanzada para sostener los
derechos del pueblo será una de las tareas que vamos a asumir.

O sea, hablar de la Constitución es encontrarse en el plano político, y


recíprocamente cuando se adopta una actitud política o una decisión institucional, se está
utilizando un criterio de interpretación constitucional acorde a determinados intereses. El punto
pasa entonces en saber a qué intereses defiende esa interpretación de la Constitución: si a
satisfacer los intereses de unos pocos en base a una concepción oligárquica o al progreso de la
Justicia, que en realidad es la finalidad natural de la Constitución.

Los sectores que usufructuaron el poder político, a través de sus “juristas” a quienes
auto-adjudicaron la cualidad de ser los habilitados para “decir el derecho”, o también mediante los
políticos que lo aplicaron por intermedio de las instituciones del Estado que detentaban, sólo
realizaron la defensa de sus intereses sectoriales, y no los del país y su pueblo. Actuaron en
contra del fin primordial de la Constitución, que es el “bienestar general”, es decir la Justicia
Social en su más alta expresión. Por consiguiente, corresponde ahora ingresar decididamente a un
debate abierto e inteligible para que el pueblo conozca dicha circunstancia, como asimismo las
razones de las medidas que se adoptan por el Gobierno Nacional en pos del nuevo País de los
Argentinos. Ello será un soporte de máximo rango para su efectiva vigencia.
Remarcamos que el tema constitucional no pasa sólo por la Constitución escrita, que está sujeta
férreamente por la Constitución real, ni es exclusivamente un tema jurídico, sino que
principalmente se encuentra en el ámbito del poder político y de un Proyecto de Nación
compartido por un pueblo organizado y partícipe directo de su institucionalización al más alto
rango normativo.

* * *

Entendemos necesario lograr un ámbito político orgánico donde participen los


distintos sectores de la vida nacional -tanto políticos, como sociales o económicos-, pues la
desunión del pueblo argentino impedirá que se modifiquen los factores reales y efectivos de
poder -tanto internos, como en especial los externos-, que predominaban en la Argentina
incrementados enormemente en la pasada década del noventa del siglo XX. Para erradicar las
causas que frenan el desarrollo económico y el bienestar social, modificar la Constitución “real”
que lo impidió, y acabar definitivamente con la política del pasado, es prioritario diseñar y hacer
funcionar al motor del proceso social, la alternativa efectiva de poder político nacional y así
concluir definitivamente con las políticas económicas “neoliberales”.

Para el logro de este objetivo es primordial conocer la Constitución real que


predomina en el país, como también la que estuvo vigente en la época que fue sancionada la
Constitución histórica de 1853 y la que existió durante los períodos en que se le efectuaron las
reformas incorporadas a su texto. Es necesario que se sepa el significado de la Constitución de
1949 y las circunstancias que llevaron a su sanción y posterior derogación; lo que directamente
lleva al tema de los gobiernos de facto y la supraconstitucionalidad que pretendieron
institucionalizar con dictámenes de constitucionalistas y de opiniones políticas trasmitidos con

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toda la aureola que le otorgaban complacientes medios periodísticos e instituciones académicas,
con lo cual ponían un disfraz al régimen que instauraban y así confundir a la población.

El debate que proponemos va a contribuir a formular la interpretación


constitucional que se ajuste mejor a la realidad contemporánea y al logro de la vigencia de los
derechos humanos básicos. Es que bregamos por consolidar formas superiores de Justicia Social,
que se logra plenamente cuando todos los habitantes pueden participar del progreso técnico y
científico de nuestros días, y así gozar los bienes materiales y culturales que les permitan realizarse
en su plena dignidad humana. Por ello, la experiencia de los procesos histórico-políticos de los
pueblos que luchan por acceder a un nuevo estado de desarrollo socioeconómico, debe ser
conocida y analizada acorde a las circunstancias particulares de la Argentina. En forma particular,
la de los avanzados tiempos políticos de naciones latinoamericanas, en los que se
institucionalizaron en el marco constitucional nuevas concepciones socioeconómicas para
efectivizar el “buen vivir” de sus pueblos.

* * *

Quizás la mayor de las dificultades a vencer, casi insalvable hasta el presente, son
las actitudes que llevan al enfrentamiento del campo popular con los dogmatismos de aquellos que
porfían imponer ideas abstractas o alejadas de los problemas de nuestra realidad. Es imprescindible
erradicar las falsas antinomias o sectarismos estériles, y evitar un nuevo desencuentro en las
filas del pueblo.

La difícil tarea es delinear un espacio donde se puedan superar epidérmicas y


circunstanciales diferencias, y contribuir así al examen y debate de los más serios problemas
nacionales, para lograr el objetivo primordial de instituir y consolidar un Proyecto Nacional,
Popular y Democrático acorde con las aspiraciones y necesidades actuales de nuestro Pueblo. En
la senda hacia ese alto objetivo, el accionar de los sectores mayoritarios otorgará la legitimidad y la
fuerza requerida para efectivizar las decisiones a fin de alcanzar el desarrollo socioeconómico
autónomo, lo que permitirá obtener los bienes materiales y culturales que todo argentino de bien
desea y merece.

Para esta nueva etapa que está transitando la Argentina adquiere vital relevancia la
participación popular protagónica en todos los órdenes, y es necesaria la presencia de hombres y
mujeres identificados con el pensamiento nacional y popular. Ello es indispensable para salir
definitivamente de la profunda crisis a que nos condujo el neoliberalismo “salvaje” y “corrupto”,
que se aplicó en el país y que aún agonizante, cuenta con el férreo apoyo de las minorías
oligárquicas y no se resigna a desaparecer. Sabemos cómo penetró y se impuso tal ideología en los
sectores dirigentes. Ese resultado se produjo al amparo de las políticas que se aplicaron en la
Argentina, con el diseño y bajo la supervisión de los organismos internacionales de crédito, y con
el auspicio y apoyo de los países de alto desarrollo; como también de los enormes conglomerados
del capital financiero internacional y la connivencia de grandes grupos económico-financieros
nacionales (la “patria financiera”). Así, fue que en los últimos veinticinco años del siglo XX, el
país funcionó de manera casi en forma continua prácticamente bajo las directivas y el estrecho
seguimiento de un programa respaldado por el F.M.I., el B.M y otras instituciones financieras
internacionales.

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* * *

Los objetivos, estrategias, planes y proyectos más adecuados a cada situación,


lugar y circunstancias, sólo pueden ser bien elaborados por personas consustanciadas con un claro
sentido nacional y compromiso de servicio en función de los intereses del país y de su comunidad.
Pero, para su debida ejecución no alcanza con la inteligencia, compromisos y conocimientos de
quienes los preparen, porque es indispensable también que el mismo pueblo reconozca la
importancia de esa acción, valorice sus propuestas y se integre en los distintos roles que
requiere la construcción mancomunada de una nueva realidad política, económica y social que
comprenda a todos los sectores populares. Para ello será necesario ir definiendo los
procedimientos y la metodología para lograr esa participación.

Las diversas campañas que se ejecutan para torcer el rumbo iniciado, sólo son
actitudes recientes de la vieja táctica de los sectores dominantes, que la oligarquía nativa usó y
sigue usando en forma solapada. Cuando saben que peligran sus intereses, intentan o pretenden
confundir para que no hagan mella a su poder real. Su trama tiene estos tiempos: primero
disuaden con la astucia y luego someten por la violencia, institucionalizada o no. El golpe de
Estado y el terrorismo que desde allí aplicó fue su último recurso. Por ello es imprescindible
recordarlo y confrontar políticas. Hacer llegar al Pueblo las razones que impulsan el nuevo
Proyecto es el arma más potente que existe para vencer esa trama perversa y enfrentar a los
sectores que se oponen al cambio social en la Argentina.

Por lo tanto, es necesario realizar un amplio debate con organicidad compromisos y


garantías. Es imprescindible fijar la metodología más adecuada para ello, sus tiempos, las
asambleas y cómo se evaluarán todas las opiniones, a fin de plasmar el Proyecto Nacional que
debe ser la esencia de una futura Constitución Nacional. Recién después llegará el momento de
la expresión parlamentaria que la autorice, cuando se adopte la decisión institucional sobre la
oportunidad, necesidad y contenido de la reforma.

El cambio de la Constitución real producirá -recién en ese momento- la necesidad


de una nueva Constitución escrita, oportunidad en que una Asamblea Constituyente Soberana
ha de institucionalizar el nuevo Proyecto Nacional para el país de los argentinos, con
procedimientos y metodología adecuados y propios para ello, acordes a nuestra realidad del siglo
XXI. Hacia ese alto objetivo es la convocatoria que realizamos.

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“METODOLOGÍA Y PAUTAS
PARA UN NUEVO PROYECTO DE PAIS”

Aportes desde una perspectiva multidisciplinaria y pluri-sectorial.

(La trascendencia del tema lleva a descartar la alternativa que sostenga que el mismo sea
encarado solamente por un sector social o por un partido político)

PROGRAMA DE ACCION PARA SU REALIZACIÓN


(Proponer el debate sobre cómo se diseña, quiénes lo definen, en dónde se apoya)

- Ámbitos de participación para lograrlo:


• Político
• Sectorial
• Local, regional, nacional

- Vías para debatir su contenido:


• Encuentros
• Asambleas
• Encuestas

- Criterios de organización para definirlo:


• Quién convoca para su análisis temático y
para la definición de su contenido
• Acción para recopilar, sintetizar y circular
propuestas a nivel local, regional y
nacional de:
• Organismos oficiales: Adm.
Pública

Universidades
• Instituciones sociales: Cámaras
Gremios
Partidos
ONG

Organizaciones

Comunitarias.

• Composición del organismo que evaluará


y definirá las pautas del proyecto:
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• Estructura
• Integración
• Criterios de evaluación

- Medios de comunicación e información:


• Su acción como difusores de la iniciativa y
del proyecto
• Su presencia como vía para el apoyo social a
la iniciativa y el proyecto
• Canales para hacer conocer publicaciones y
documentos del ente que organiza

- Antecedentes y experiencias similares:


• En el país
• En el exterior:
• En países de alto desarrollo
• En países emergentes

II

CONTENIDOS DEL PROYECTO

(Temas esenciales que habrán de contemplarse para resolver los problemas del presente y
crear las condiciones para el pleno desarrollo económico y político de la Nación).

- Qué país deseamos para los argentinos de hoy:


• En lo social
• En lo económico
• En lo cultural

- Puntos esenciales a resolver para lograrlo:


• En lo inmediato
• A mediano plazo
• A largo plazo

- Estructura institucional para su ejecución:


• Función del Estado
• La acción con los países de la
UNASUR
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• Otras relaciones internacionales

- Apoyos del proyecto:


• En lo interno
• A nivel internacional
• Especialmente en la UNASUR

III

LA CONSTITUCIÓN COMO MARCO DEL NUEVO PROYECTO

(Su institucionalización como etapa final del proceso: las cuestiones determinantes a
considerar y debatir para lograr el objetivo)

• Necesario debate con organicidad,


compromisos y garantías.
Establecer la metodología más
adecuada, sus tiempos, asambleas,
y como se evaluarán todas las
opiniones
• La Constitución escrita vigente y
su relación con la Constitución
real.
• La necesidad de la reforma amplia
de la Constitución para elevar la
dinámica constitucional a nuestra
realidad contemporánea.
• La Constitución como instrumento
jurídico de la Nación y como
Proyecto Nacional compartido.
• La mejor Constitución para la
Argentina acorde a las condiciones
sociales y políticas del siglo XXI.
• La Constitución Nacional de 1949
y la vigencia de sus principios
básicos.
• El Estado como instrumento para el
cambio. Su función en el campo de
la economía.
• Oportunidad de definir las bases
esenciales de un Nuevo Proyecto
Nacional de los argentinos.
• Fines del Proyecto Nacional y la
planificación democrática.
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• La Constitución Jurídica. Su
defensa y aplicación.
• Consolidación de la democracia en
Argentina y las vías de
participación protagónica del
Pueblo.
• La Justicia Social como
fundamento del régimen
económico.
• Las normas de política económica
constitucional y su naturaleza.
• La integración como vía para
lograr la Patria Grande de nuestros
Pueblos.
• La Constitución real y el factor
externo en la estructura de poder.

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En la Argentina del siglo XXI los sectores mayoritarios de la Nación no pueden estar apartados de
cuestiones que hacen al conocimiento preciso de sus derechos fundamentales y a la Constitución. Al
tema se lo tuvo como una cuestión inoportuna y fastidiosa, y además se creó la falsa imagen de que
ocuparse del mismo es un esfuerzo inútil y que hay que dejarlo para otros tiempos y otras personas. Por
cierto, ello parte del falso dilema de encarar a la Constitución sólo como un instrumento jurídico y no
entenderla como un elevado documento político que institucionaliza un Proyecto de Nación. Esa
actitud reitera la concepción elitista que durante el siglo XIX tuvo la definición del contenido de la
Constitución escrita o jurídico-formal.
Con la asunción del Presidente Kirchner en 2003 se inició otra etapa en la República Argentina, que
es continuada por Cristina Fernández de Kirchner. Un modelo de desarrollo social y económico, y de
recuperación de valores perdidos, que se contrapone al modelo agro-exportador. Así es que se observa
la confrontación entre quienes representan dos modelos de carácter económico, social y cultural muy
distintos. Estamos encarando un proyecto nacional y popular, con la inserción masiva de la juventud.
El camino es consolidar la democracia y el modelo puesto en marcha en el 2003, como también
acentuar los cambios estructurales realizados y la presencia del Estado activo que promueva y consolide
el desarrollo socioeconómico nacional. Por eso una nueva emancipación social, cultural y económica.
Con la creatividad popular se podrán pensar y delinear nuevos caminos.
Entendemos imprescindible definir y proponer las bases esenciales del nuevo Proyecto Nacional
del País de los Argentinos que oportunamente se institucionalice al más alto rango normativo por una
futura Asamblea Constituyente con la más amplia participación popular. Los derechos civiles y
políticos, como los económicos, sociales y culturales, y asimismo nuevas normas de política económica
constitucional indispensables para concluir con el condicionamiento socioeconómico que impide la
vigencia efectiva de esos derechos, deben ser de pleno del conocimiento del pueblo.
El tema constitucional no pasa sólo por la Constitución escrita, que está sujeta férreamente por la
Constitución real, ni es exclusivamente un tema jurídico, sino que principalmente se encuentra en el
ámbito del poder político y de un proyecto de nación compartido por un pueblo organizado y partícipe
directo de su institucionalización al más alto rango normativo. Los objetivos, estrategias, planes y
proyectos más adecuados a cada situación, lugar y circunstancias, sólo pueden ser bien elaborados por
personas consustanciadas con un claro sentido nacional y compromiso de servicio en función de los
intereses del país y de su comunidad. Pero, para su debida ejecución no alcanza con la inteligencia,
compromisos y conocimientos de quienes los preparen, porque es indispensable también que el mismo
pueblo reconozca la importancia de esa acción, valorice sus propuestas y se integre en los distintos
roles que requiere la construcción mancomunada de una nueva realidad política, económica y social.
Hacer llegar al Pueblo las razones que impulsan el nuevo Proyecto es el arma más potente que
existe para vencer y enfrentar a los sectores que se oponen al cambio social en la Argentina. Entendemos
necesario diseñar y sostener una interpretación constitucional avanzada de normas del texto vigente, e
imprescindible determinar la metodología más adecuada para efectivizar la participación protagónica del
pueblo, sus tiempos, las asambleas y cómo se evaluarán todas las opiniones, a fin de plasmar el
Proyecto Nacional que debe ser la esencia de una nueva Constitución Nacional. Después llegará el
momento de la expresión parlamentaria que la autorice, cuando se adopte la decisión institucional sobre
la oportunidad, necesidad y contenido de la reforma; y finalmente llegará el momento en que una
Asamblea Constituyente institucionalice un nuevo Proyecto Nacional para el país de los Argentinos,
con procedimientos y metodología adecuados y propios para ello, acordes a nuestra realidad del siglo
XXI. Hacia El logro de tan alto objetivo es la convocatoria que realizamos desde la “Cátedra
Nacional Arturo Enrique Sampay”.

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INSTITUTO ARTURO E. SAMPAY. OBJETIVOS:

Crear un ámbito de estudio, debate, análisis y difusión de la Constitución Nacional


Argentina y su relación con la Constitución real contemporánea a efectos de coadyuvar con
la elaboración de un Proyecto Nacional, a fin de ser institucionalizado al más alto rango
normativo como proyecto socio-político compartido por la Nación.
A los efectos del cumplimiento del objetivo podrá desarrollar las siguientes actividades:
Impulsar al pleno conocimiento de la Constitución Nacional escrita y vigente y su relación
con la Constitución Nacional real contemporánea;
Analizar cuál podría ser la mejor Constitución para la Nación Argentina, acorde a las
condiciones sociales y políticas del siglo XXI;
Considerar a la Constitución Nacional como instrumento jurídico fundamental de la
Nación en el marco de nuestra América y como proyecto político compartido por el Pueblo
Argentino;
Profundizar el análisis del texto de la Constitución sancionada por la Asamblea Nacional
Constituyente de 1994 y su cotejo con las propuestas de reforma que hayan sido
presentadas o que puedan presentarse;
Evaluar la conveniencia, oportunidad y necesidad de definir las bases esenciales para un
nuevo Proyecto Nacional del País de los Argentinos, y en cumplimiento del objeto social
proponer al Pueblo de la Nación el resultado de esta actividad, e impulsar que se
institucionalice al más alto rango normativo por una futura Asamblea Constituyente con la
más amplia participación popular, para el logro de una nueva emancipación social, cultural
y económica.
Analizar y debatir la existencia de condicionamientos socioeconómicos que impidan la
vigencia de los derechos civiles y políticos, y económicos, sociales y culturales, como así
también las normas de política económica que propendan a superar dicho impedimento para
el goce efectivo de los derechos;
Examinar la Constitución real que predomina en la Nación Argentina, como así también la
vigente en la época que fue sancionada la Constitución histórica de 1853 y la que existió
durante los períodos en que se efectuaron las reformas incorporadas en su texto;
Promover la formulación de una interpretación constitucional que se ajuste mejor a la
realidad contemporánea y al logro de la vigencia de los derechos humanos y de la soberanía
nacional;
Conocer la evolución de los procesos históricos-políticos de los Pueblos que luchan por
acceder a nuevos estados de desarrollo socio-económicos;
Promover los alcances del concepto de “Justicia Social” propendiendo y colaborando para
que todos los habitantes del territorio de la Nación Argentina puedan gozar de los bienes
materiales y culturales, contribuyendo y facilitando con ello al logro de la plena dignidad
humana;
Crear un consejo Académico interdisciplinario;
Analizar, debatir y colaborar con la UNASUR y los procesos de integración que se están
concretando en Sudamérica o pueden encaminarse, en la senda iniciada por los Patriotas
Americanos en su lucha por lograr la Patria Grande de nuestros pueblos; como así
también con los procesos de complementación entre la Nación Argentina y/o las
organizaciones de las cuales forma parte con otras naciones y organizaciones de naciones,
pudiendo proponer a las autoridades nacionales acciones que se consideren útiles para el
funcionamiento de los organismos y/o el avance de los procesos mencionados;
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Impulsar el conocimiento y análisis de la Constitución Nacional de 1949 y las
circunstancias que llevaron a su sanción y derogación, o sea, la revisión histórica de la
Constitución negada;
Análisis del eclipse de la Constitución escrita cuando se produce su resurgimiento al
fenecer el poder de hecho de los gobiernos de facto; y debatir el concepto de la
supraconstitucionalidad de facto examinando las etapas y formas que las facilitaron, como
también las consecuencias que ello ocasionó a la Nación Argentina y su Pueblo;
Coadyuvar a la consolidación de la democracia en la Argentina y a lograr las necesarias
vías de participación protagónica del Pueblo para su efectiva vigencia.

Buenos Aires, 17 de octubre de 2015.

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