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GUILLERMINA BAENA PAZ REDACCIÓN PRÁCTICA

ANÉCDOTA

Cuéntase que un poeta era asediado por tres jóvenes casaderas continuamente. Un día,
ante tantas presiones, el poeta mandó el siguiente verso a las bellas sin ninguna
puntuación:

Tres bellas que bellas son


me han exigido las tres
que diga de ellas cuál es
la que ama mi corazón
Si obedecer es razón
diré que amo a Soledad
no a Pura cuya bondad
persona humana no tiene
no inspira mi amor Irene
que no es poca su beldad.

Soledad afirmó ser la elegida y leyó así el verso:

Tres bellas, que bellas son,


me han exigido las tres
que diga de ellas, cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
diré: que amo a Soledad;
no a Pura, cuya bondad
persona humana no tiene;
no inspira mi amor Irene,
que no es poca su beldad.

—Se equivocan —dijo Pura—, la elegida soy yo—, y así leyó el verso:

Tres bellas, que bellas son,


me han exigido las tres
que diga de ellas, cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
diré: ¿que amo a Soledad?
¡No!... ¡A Pura!, cuya bondad
persona humana no tiene.
No inspira mi amor Irene,
que no es poca su beldad.

Pero Irene, refutando a las dos anteriores, dijo que era ella la elegida y leyó así el verso:

Tres bellas, que bellas son,


me han exigido las tres
que diga de ellas, cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
GUILLERMINA BAENA PAZ REDACCIÓN PRÁCTICA

diré: ¿que amo a Soledad?


¡No! ¿A Pura, cuya bondad
persona humana no tiene?
¡No!... Inspira mi amor Irene,
que no es poca su beldad.

Ante la duda, las tres bellas decidieron preguntar al poeta quién era la elegida y el
poeta, bohemio y poco amante del matrimonio, les envió de nuevo el verso ahora
con puntuación:

Tres bellas, que bellas son,


me han exigido las tres
que diga de ellas, cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
diré: ¿qué amo a Soledad?
¡No! ¿A Pura, cuya bondad
persona humana no tiene?
¡No! ¿Inspira mi amor Irene?
¡Que no!, ¡es poca su beldad!

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