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1. Introducción
“La sistematización nos permite reflexionar sobre nuestra práctica, aprender de ella,
conceptualizarla y potenciarla. Puede aportar al desempeño profesional de un trabajo social
comprometido con la transformación y la disminución de condiciones de inequidad, injusticia,
discriminación, pobreza, que cotidianamente miramos en nuestras calles, en nuestros
contextos laborales. Necesitamos darle contenido, claridad, profundidad, relevancia social y
proyección política a nuestras intervenciones...” (Cifuentes Gil, 1999; 13)
Esta narración reflexiva de mi experiencia intercultural con niños en el Barrio La Esperanza, no
lleva consigo la pretensión de una sistematización rigurosa como enseñan Natalio Kisnerman y
David Mustieles (1997),lejos está de responder a tales exigencias. Simplemente se trata de
un relato cronológico con reflexiones sobre el proceso desarrollado, sus inicios y obstáculos,
logros obtenidos y presento algunas consideraciones que creo importantes para aquellos
trabajadores comunitarios que desarrollen experiencias con niños en los espacios barriales.
Acciones que siempre deben estar contextualizadas y desarrolladas no aisladamente, sino
integradas al movimiento comunitario. Articulados e integrados también a las acciones de
los equipos o profesionales que posean arraigo en el lugar y conocimiento de sus redes
significativas.
Nada existe en este mundo sin una historia, tampoco surgen por casualidad, creamos y
recreamos la vida a cada momento, en tiempos y espacios que no siempre son
comprensibles para nosotros. Nuestras vidas saltan de un lugar a otro, y hacen que nos
encontremos construyendo en todo momento, una nueva historia.
El grupo de niños del Barrio La Esperanza con los que trabajamos en el año 2006, comenzó su
aventura vital en enero del año 2003, concurriendo al servicio de apoyo escolar creado por el
Equipo de Salud Comunitaria del Centro de Rehabilitación Dr. Vicente Arroyabe y los vecinos
del barrio. El apoyo escolar se constituyó en una de las acciones ejes en la inserción al barrio,
de dicho equipo en el marco del Proyecto de Salud Comunitaria y Promoción del Desarrollo
“LA ESPERANZA”.[2]
En el año 2005, además del apoyo escolar, los niños distribuían su tiempo cotidiano
concurriendo a Talleres de Prosocialidad desarrollados en el Ropero Comunitario, talleres que
formaban parte de un conjunto de acciones comunitarias financiadas por una empresa del
medio, sensibilizada por la problemática socio-familiar de la región.[3]
Cerca del mes de agosto del mismo año, soy convocada desde el Equipo de Salud Comunitaria
a participar de dichas acciones y desarrollar acciones específicas relacionadas con mi
formación académica, durante dos meses, Septiembre y Octubre.
Integrantes del equipo me acompañaron en mi primer día de visita al barrio, más
específicamente al Ropero Comunitario “La Esperanza” donde conocí a las vecinas que
trabajaban allí y daban cuenta en sus narrativas, de su compromiso frente a problemas
comunitarios. Era consciente que mi trabajo consistía en una actividad de “entrada y salida”,
no era quedarme, aunque debo reconocer que me tentaba la idea de continuar trabajando
junto a la gente y al equipo que venía hace años trabajando en el barrio.
Mi trabajo se limitó durante un mes a participar junto al Trabajador Social y a la Psicóloga, en
aquellas acciones donde fuera útil lo que yo sabía hacer, era lógico y razonable, aunque debo
reconocer que en otras experiencias pude vivenciar lo contrario; los técnicos se ponían a hacer
lo que no sabían.
Durante varios encuentros, construimos parte de nuestras biografías, la gente, los niños, el
equipo y yo. Todos habilitamos un tiempo y un lugar donde jugamos, cortamos y pegamos
papeles, dibujamos y pintamos, conversamos, compartimos chistes, etc., hasta llegar a la idea
de “hacer máscaras”, máscaras a las que luego dimos vida, las hicimos hablar y contar
historias, la idea se llamó; ¡Manos a la obra!
Para los niños el proceso fue divertido y contenedor, pude leer esto en su masiva concurrencia
a los encuentros, en sus rostros, en sus modos de comportarse en dicho espacio (diferente al
descrito por sus docentes de escuelas, cuando se referían a ellos) en ese ámbito aprendieron a
cooperar, ser solidarios, encontraron un espacio de contención, superaron dificultades,
descubrieron potencialidades, desarrollaron la creatividad, en muchos casos escaparon de
palizas, tareas domésticas forzosas u obligaciones del hogar, impuestas por los adultos y sus
condiciones concretas de existencias.
En algunos casos, los encuentros, permitieron identificar diferentes problemáticas hacia el
interior de sus sistemas familiares, que la Psicóloga, Trabajadora Social, Prof. De Educación
Especial y la red vecinal abordaron junto a cada familia, en sus domicilios y en una instancia
mas adecuada. Todo esto se dio a partir de que los niños comenzaron a darle voz a las
máscaras, éstas relataron historias reales que necesitaban ser trabajadas por el equipo
intercultural[4].
Mi tiempo y trabajo llegaban a su fin y tuve que marcharme de su vida cotidiana, de la que
también fui parte. Las máscaras quedaron todas colgadas en el Ropero, saludándome,
despidiéndome. En ellas estaban representados los saludos de todos, un abrazo comunitario
me despedía. Después me enteré que los niños habían regalado sus máscaras al equipo, a las
madres del Ropero Comunitario, otros se llevaron la propia a sus casas, como un “lindo
recuerdo”, dijo uno de ellos. Otras aún adornan el Ropero Comunitario.
En Julio del año 2006, el proyecto “La Esperanza” y las madres protagonistas, nuevamente son
premiadas por la misma empresa que las había apoyado el año anterior, reconociendo sus
acciones de interés comunitario. En esta oportunidad, el aval institucional lo brindó una
fundación local[5].
Como la experiencia 2005 caló profundo en el corazón de los niños, padres, vecinas y
profesionales. Las madres acordaron que sería importante retomar este tipo de acciones con
los niños, máscaras, juegos, títeres, etc. pues la experiencia había sido alentadora en cuanto a
su impacto en la vida cotidiana de los niños y las familias que fueron visitadas por los
profesionales.
Es así que para esta oportunidad, maduramos la idea de acercar el teatro a los niños. La idea –
acción se llamó“Recreadores en escena”, Tratamos de poner a rodar, a transitar por las calles
y espacios barriales, el complejo arte del teatro. Arte que conjuga lo corporal, sensorial,
sentimental y lo escénico, integrado a un programa de aprendizajes sociales en movimiento.
El teatro posibilita la apropiación técnica – creativa de la dramatización, teniendo en cuenta la
edad cronológica y psicomotora de cada niño/a participante.En la actuación cada niño
es responsable de darle vida a su personaje, apelando a los recursos que puedan capitalizar de
si mismos: vista, oído, gusto, tacto, olfato, expresión facial (gestual), movimiento corporal,
fantasía, imaginación, intelecto, recreados en un espacio escénico que ellos mismos
construirán para tal fin.La dramatización de los personajes ficticios, creadores imaginarios, así
como la construcción del espacio escénico ayudarán a los niños y niñas a acercarse a sí
mismos, pues les permitirá salirse de si mismos
La dramatización creativa que propone el arte teatral moviliza la emotividad en el niño,
ocupa activamente su mente, su espíritu, al mismo tiempo que le provoca precisas vibraciones
fisiológicas de la vista, el oído.Es decir, motiva al uso de todo su ser (mente, cuerpo, sentidos,
sentimientos, espíritu) para alcanzar los objetivos planteados.
El teatro estimula facultades creadoras y afina la emoción del pequeño/a, a través de un clima
de juego, de espontaneidad, de desarrollo de su personalidad infantil; cumpliendo la triple
función de recrear- educar- instruir al permitir ensayar nuevas formas de ser, en el ámbito del
teatro.
“En la forma de dramatización creativa, los niños pueden aumentar la auto percepción de que
disponen. Pueden desarrollar una total toma de conciencia del yo – el cuerpo , la imaginación,
los sentidos.El drama se convierte en una herramienta natural para ayudarlos a encontrar y
dar expresión a partes ocultas y perdidas de si mismos”(OAKLANDER, VIOLLET (2003; 139).
Para todo lo anterior consideramos que la apropiación técnica del arte teatral es un paso
importante hacia el crecimiento socio -cultural en los niños y niñas del Barrio La Esperanza.
4. Nuestros Objetivos
Con los niños y niñas que participaban del apoyo escolar y otros que eligieron pasar su tiempo
libre respetando roles, jugando, trabajando, y descubriéndose a si mismos, nos fijamos como
objetivos, los siguientes:
5. Acciones Pensadas
Materiales
• Materiales de desecho (diarios, cartón, botellas etc.)
• Muebles/almohadones,(alfombras)
• Herramientas para la elaboración de los elementos de utilería entre otros (tijeras,
martillos, plasticotas, reglas, etc.)
• Pinturas de colores diferentes (primarios)
• Pinturas para maquillaje
• Telas, prendas de vestir (para realizar cosas o bien para el vestuario de los personajes a
interpretar)
• Música adecuada para cada representación y o sonidos
• Elementos sonoros (maracas, palos de escoba, grabador, CD musical etc.
Físicos
• Habitaciones amplias y espacios al aire libre (veredas, patios)
• Escenarios (realizados por los mismos niños)
Apelamos a nuestros registros de campo para caracterizar a la población infantil con la que
trabajamos. Dicha descripción la realizaremos con la transcripción textual de expresiones de
profesionales, alfabetizadoras en experiencias anteriores, y fundamentalmente de las madres
del Ropero Comunitario y el Comedor Municipal.
8. El Proceso de la Experiencia
Por tratarse de niños que se conocían entre ellos y nos conocían del apoyo escolar y las
relaciones de confianza construidas, el nivel de ocultamiento en las conductas individuales y
recelosas fue muy tenue, de todos modos nos presentamos nuevamente. Si bien emergieron
las vergüenzas, los miedos iniciales, algunos silencios propios de la nueva tarea, no
constituyeron obstáculos importantes.
El primer encuentro lo hicimos en el Ropero Comunitario; asistieron 20 niños, jugamos
e interpretamos diferentes voces y sonidos. Ubicados en ronda, todos emitimos algún sonido
extraño o de animales. Participaron de esta actividad, miembros del equipo de apoyo escolar,
las madres que trabajan en el Ropero Comunitario y los profesionales. Durante las reuniones
posteriores los niños mostraron puntualidad y entusiasmo con los personajes que trajeron,
algunos inventados, otros tomados de las series de televisión u otras historietas Tal era el
entusiasmo que deseaban hacer “¡todo ya!”, fue dificultoso contener estas ansiedades
iniciales. Emergieron algunas conductas conflictivas en algunos niños, agresiones
verbales, juegos violentos, peleas, donde nos resultó útil frenar el desborde, sujetar niño,
tranquilizarlo afectuosamente. Explicar después del descontrol, no durante el mismo, en ese
momento las palabras caían al vacío, el niño no las escuchaba.
Estas situaciones nos llevaron a construir juntos, dialogando y por consenso; las normas de
funcionamiento para el grupo de teatro que emergía Dichas normas incluían escucha
respetuosa y no interrumpir cuando el compañero está hablando, ayudar y estimularse
mutuamente, cumplimiento de los horarios y de las responsabilidades asumidas, buscamos
enseñar a pedir, a esperar, a tolerar, a disculpar y a pedir disculpas, a defenderse y reclamar
sus derechos sin apelar a conductas violentas.
Luego de compartir los personajes traídos, durante algunos encuentros fuimos trabajando
emisión de sonidos, imitaciones, las primeras interpretaciones libres. El clima en todo
momento fue distendido, y los niños se divertían, a la vez que rompían barreras que impedían
en los inicios una comunicación mas fluida.
Grupo Actoral
Obra: La Caperucita Roja.
Grupo Actoral
Obra: el Hombre Araña
Efraín S. (8 años- Hombre Araña)
Santiago (9 años -Hombre Verde)
Diego C. (10 años - El oso)
Escenógrafos
Verónica Angela V. (9 años)
Gabriel Ivan F. (11 años)
Marisa Ines V. (8 años)
Interpretaciones Individuales
Marisol F. (8 años- personaje barbie)
Liliana Ester V. (9 años)
Diego P. (8 años-Hombre araña)
Walter Pereyra (7 años-Tortuga)
Ítalo Ch. (7 años)
Yésica C. (9 años)
Angelica C. (6 años)
Camila M. (12 años - Mi asistente)
La preparación para la interpretación de sus personajes incluyó progresivamente ejercicios de
lectura de cuentos clásicos y algunos de los preferidos de los niños. Dicha lectura se hacía con
diferentes tipos de expresiones y uso de la voz (modulación, voces graves expresiones
gestuales exageradas etc.) con el objetivo de que vayan perdiendo la timidez. Realizamos
ejercicios de relajamiento con música y movimientos gestuales. Los niños fueron ganando
confianza, desarrollando el respeto mutuo, descubriendo sus capacidades y descubriéndose
ellos, a la vez que fueron potenciando el trabajo cooperativo y la comunicación hacia el
interior del grupo. La espontaneidad y creatividad en la tarea de interpretar y jugar roles
demostrada por los niños, hizo necesario pasar de inmediato a otro momento de expresión y
creatividad. De este modo llegamos a la expresión escrita, al dibujo y la pintura, temperas y
pinceles plasmaban la libertad de las ideas de los niños en papeles de diferentes tipos, hojas
comunes, hojas de dibujo, papeles de diarios y otros recursos desfilaban por el espacio
construido, ibamos cultivando el arte de la escenografía. Trabajamos también con material
graso como es el caso de las “velas”. Una vez trabajados algunos ejercicios libres de expresión
verbal y corporal, de plasmar ideas libres a través del dibujo y la pintura, entramos en el
camino de la integración de ambos aspectos de una obra teatral, y entramos en el proceso
de realizar una obra, con personajes en juego en el marco de una escenografía construida por
ellos. La tarea los convocaba, los entusiasmaba cada vez más evidenciamos su pertenencia al
grupo de teatro, diferenciándose del apoyo escolar. Cada uno sabía lo que le correspondía
hacer, el lugar que había elegido, aquellos lugares en una obra donde sentían más cómodos,
“pertinentes” dirían algunos.
El primer intento de actuación grupal, integrando actuación y escenografía fue durante un
festejo del día de la primavera, donde hicimos ejercicios de relajación y juegos. Los resultados
no fueron los esperados, los niños se encontraron con obstáculos como la vergüenza y el
miedo. La obra “iba” en serio, durante la práctica parecía fácil pero a la hora de ponerse en
situación pensando en el público, costó. Esto no significo para nada decaimiento, por el
contrario, mostraron ansias de superar esta experiencia, observando mayor integración.
En enero 2007, el grupo “estable” de teatro era de 9 nueve niños. Durante ese mes, hicimos
los últimos ensayos, emergieron nuevamente los nervios pues se acercaba la presentación en
público de sus creaciones, pero los niños contaban con mayores recursos,
sus aprendizajes ayudaron a superar esos obstáculos. Aún así no resultaría fácil la aparición
escénica callejera por lo tanto intensificamos las prácticas poniendo en la mesa todo lo
aprendido. Ensayamos una vez más las obras, mejoramos algunas técnicas, los chicos estaban
preparados. En ese ensayo general, festejamos los cumpleaños de algunos de sus integrantes.
El lunes 22 de Enero a horas 18 se presentamos las obras en el Ropero Comunitario, con
presencia de niños del barrio, madres del Ropero y vecinas a horas 18:00. Se presentaron dos
obras “Vecinas Amigas” y “Almas de Peces”.
Toda disciplina que despliegue acciones en el campo de lo social debe asumir el compromiso
de compartir los éxitos y los resultados no deseados de su acción. Quisiera en estas
consideraciones finales no incluir lo subjetivo, pero soy artista y es lo que menos he aprendido
durante mi formación ¿acaso se puede dejar de lado lo emocional cuando trabajamos con
personas?. Aquel día 22 de enero de 2007 dimos por concluido los encuentros de teatro
callejero, me sentí orgullosa por el trabajo de los niños, satisfecha por lo construido en el
desarrollo individual de cada uno de ellos, y en los diferentes grupos.
La evaluación realizada en “lo teatral”, es predominantemente cualitativa, teniendo en cuenta
los ejercicios corporales y verbales, la expresividad, la creatividad, las producciones y
construcciones espontáneas, la puesta en escena, etc. Desde allí podemos leer e inferir
nuestros logros, fracasos, aprendizajes y consideraciones sobre nuestro trabajo.
Progresivamente los niños en el teatro fueron
• Incorporaron nuevos modos de comunicación y nuevas formas de “ser y hacer” en el
ámbito del teatro y su vida cotidiana.
• Aprendieron a utilizar expresiones, “permiso”, “por favor” y “gracias”
• Se apropiaron de habilidades manuales y expresivas
• Desarrollaron la espontaneidad, la creatividad, su capacidad organizativa.
• Ejercitaron la responsabilidad grupal necesaria para la puesta en escena de sus
creaciones.
• Vivenciaron de modo “nutritivo” la labor en equipo
• Desarrollaron el respeto por las normas y los límites como muestra de afecto
• Incremento de comportamiento respetuosos, cooperativos y solidarios, mejorando su
modo de relacionarse en general con los “otros”.
• Dieron sus primeros pasos en instropección, pensamiento crítico, expresión de sus
sentimientos.
En el Momento de Inserción
• Rescato la importancia operativa de un Co-visor con experiencia en el terreno donde
nos insertamos, que conozca el campo social, de cuentas de sus juegos de poder, sus redes
vecinales, la vida cotidiana, y que acompañe “in situ” nuestro modo de vincularnos y construir
relaciones de confianza con las redes vecinales.
• Un Co-visor que nos ayude a observar, a leer los acontecimientos comunitarios, a
construir planes de acción equivalentes con las demandas articulando dichos planes con las
redes vecinales.
• La figura del Co-visor difiere de lo que comúnmente llamamos en el campo de la
educación y la salud “Supervisor” rol que a nuestro modo de ver, no encaja en este tipo de
trabajo en espacios locales. Rol que queda descalificado de la vida cotidiana; por la misma
etimología de la palabra “Super – visor”, es decir que tiene una visión superior, desde lejos sin
estar en el terreno. Sabemos que puede tratarse de un juego conceptual, pero la realidad nos
dice que en el ámbito de la educación, la salud y lo social, la mayoría de los supervisores dan
contenido real a esta concepción; miran de lejos, desconocen el terreno de lo social donde se
desarrollan las acciones, terreno que visitan esporádicamente a modo de turistas.
· Nuestro Co-Visor se transformó al momento de la inserción, en lo que llamamos una
persona “llave”, nos ayuda a superar la situación de confianza deteriorada, de sospecha mutua
y la desconfianza generalizada. El Co-visor acompaña la construcción de relaciones de
confianza, abriendo constantemente profundas posibilidades de vinculación con los
vecinos. “para el campo necesitamos un baqueano, no un turista”
· El apoyo escolar fue una estrategia válida y validada en el terreno fundamental para
tomar contacto con los niños y tener real acercamiento afectivo a los niños, fue la respuesta de
la realidad a la pregunta existencial que nos hicimos ¿Qué hacemos haciendo apoyo
escolar? ¿es éste nuestro rol? Se puso en desequilibrio nuestro “rol” de artista, de actor o
cualquier profesional que muchas veces ingresamos al campo popular con roles instituidos,
rígidos, cautivos de un rol y pretendemos promover libertad y creatividad.
· Otros, ingresamos sin saber que el “rol” se juega no se intelectualiza. En el campo
popular, los roles se juegan, se ejercen, se construyen y se legitiman en la acción con otros.
Durante la Formación
· En este momento aparecen los primeros conflictos entre los niños por sus características
particulares: conductas agresivas y modos violentos de comunicarse, los juegos bruscos, etc.
Comprobamos la importancia del vínculo afectivo creado con los niños en el apoyo escolar,
favoreciendo dicho vínculo la puesta amorosa de los límites y la construcción compartida de
las normas de funcionamiento grupal que orientarán el proceso.
· En esta instancia resultó importante los aportes de la red vecinal, quienes actuaron como
orientadores de nuestros planes de acción, ello debido a su caudal de saber sobre los niños y
sus familias, (vida cotidiana).Planificar acciones fuera del saber popular nos conducirá a
resultados no deseados.
· También los profesionales, en reuniones de equipo realizaban su aporte a nuestra acción.
Así confluyeron el saber popular y el de las distintas disciplinas, psicología, trabajo social,
educación especial, el saber popular, teatro. Contar con diferentes miradas promueve el
crecimiento, fortalece y contiene.
· Nuestro trabajo fue articulado con vecinas del comedor, del ropero comunitario y el
equipo de profesionales, conformando entre todos equipos interculturales. A su vez, el
proyecto articuló con el sector salud, educación, organizaciones de la sociedad civil, empresas
con responsabilidad social. No es una acción aislada ni descontextualizada.
· La convocatoria o invitación debe dejar en libertad de elección a los niños, que un día
quieren ir otro día no. Algunos niños que demostraron interés, estaban limitados por sus
condiciones concretas de existencia; tareas del hogar, cuidando a sus hermanos pequeños,
ayudando a sus padres en tiempos del “tabaco” en las fincas, tareas domésticas, tareas de la
escuela, etc. Desconocer aspectos de la vida cotidiana en los espacios locales, puede llevar
a cometer errores.
Momento de Organización
· Identificar capacidades e intereses en los niños favoreció la conformación de subgrupos,
facilitando a su vez la organización de la tarea y la coordinación.
· Las normas de funcionamiento construidas entre todos favorecieron la organización, el
trabajo grupal y promovieron nuevos modos de comunicación y de relación entre los niños, y
entre estos y la coordinación.
· En un espacio de libertad, juegos, ejercicios de comunicación no tan complejos, los niños
fueron ganando confianza, desarrollando el respeto mutuo, descubriendo sus capacidades y
descubriéndose ellos, potenciando el trabajo cooperativo y la comunicación.
· Las acciones organizadas, las motivaciones de los niños, sus nuevos modos de
comunicación entorno a la tarea, fueron construyendo mayor integración y pertenencia.
Durante la Consolidación e Integración
• La experiencia compartida con los niños, los registros de campo, estar en la vida
cotidiana me dieron la posibilidad de acceder a un conocimiento sensible de los niños y sus
familias, con quienes el proceso de vinculación desde este modo de trabajo, es permanente. Se
consolidan relaciones y afectos.
• El número de miembros del grupo de teatro fue variable durante los encuentros
iniciales, esto dificultó y retrasó la aparición de la mutua representación interna, situación que
se consolidó a casi tres meses del proceso.
• Las primeras tareas de teatro con niños deben ir de los mas simple a lo mas complejo,
las metas fácilmente alcanzable para estimularlos y motivarlos en el proceso grupal, hacia
metas mas complejas.
• Observamos nuevamente la importancia de las normas de funcionamiento, ya
internalizadas por los niños.
• Debemos basar nuestro trabajo con niños de los sectores populares, en sus aspectos
sanos y sus capacidades. Resulta una estrategia fundamental cambiar la mirada, es lo que nos
compete como operadores comunitarios, ello posibilita cambios reales, aun con grupos
pequeños y tiempos limitados.
• Dicha mirada diferente no elude la emergencia de situaciones problemáticas que son
necesarias abordarlas profesionalmente, es por ello que también consideramos igual de
importante, contar con aporte de psicólogos, trabajadores sociales, estimuladores tempranos,
que junto a los vecinos, puedan atender dichos emergentes en sus lugares, es decir en el
barrio, haciendo visitas domiciliarias.
• Dicho abordaje también nos involucra, por ello participamos de las reuniones de
equipo, donde nos realimentamos de los profesionales que hacía atención domiciliaria, del
equipo de apoyo escolar y especialmente de las vecinas y madres del ropero comunitario,
quienes ponían en la mesa su saber popular.
• Los malos entendidos y sobreentendidos fueron trabajados rápidamente,
transmitiendo mensajes claros.
• Las técnicas y ejercicios utilizados convocaron, estimularon a la creatividad, dejaron
crecer en libertad. Desarrollaron capacidades de salud en los niños.
• Los medios audiovisuales, se constituyeron en un recurso válido en nuestra
experiencia.
• El encuadre de trabajo se construye en el espacio barrial de modo flexible,
acoplándose a la dinámica barrial (horarios, lugares, etc.)
• Si bien siempre esta presente la errónea idea de que a mayor numero de miembros
en un proceso grupal mayor es la calidad del mismo, considero que debemos poner los pies
sobre la tierra y reflexionar críticamente sobre este supuesto. Al momento de trabajaren el
contexto comunitario, vienen los que desean no los que nosotros queremos. En esta
experiencia el número de participantes se redujo considerablemente, no así la calidad del
vínculo con los niños y sus padres.
• El vínculo con los que no continuaron en teatro siguió intacto, pues siguieron
concurriendo al apoyo escolar o son visitados por los profesionales del equipo psicosocial, en
sus domicilios.
• Las obras realizadas, los temas trabajados, las conversaciones sobre la vida cotidiana
junto a los niños, se sumergieron en la cultura barrial de un modo reflexivo y crítico, la obra
que representa fielmente el espíritu del Pyto La Esperanza la obra presentada: “ Vecinas
amigas”, pues es desde allí que se trabaja en dicho proyecto, desde las relaciones de
confianza, desde sus redes socioafectivas (Bertucelli; 1998)
En el Cierre
• La retirada debe ser estratégica, progresivamente sincera y afectuosa, dejando claro y
en vos alta; el valor de lo realizado, la importancia de su protagonismo, el crecimiento
logrado y la capacidad de crear y construir nuevas alternativas de salud y educación en
circunstancias socialmente difíciles. En otras palabras, fortalecer la esperanza de nuestros
pueblos.
Bibliografía