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República Argentina

Revista de
Criminología
Número II - Año 2016

Instituto de Criminología
Servicio Penitenciario Federal
Revista de
Criminología
Número II - Año 2016
ISBN: 978-987-46389-2-2

Edición 2016. Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Federal


Lavalle 2705 C1190AAA Ciudad Autónoma de Buenos Aires República Argentina
(54 11) 4964-8300 www.spf.gob.ar consultas@spf.gob.ar

Diseño y maquetación: Departamento de Estadística, censo e investigación operativa del SPF

Todos los derechos reservados. Prohibida su venta. Distribución gratuita. Se permite la reproducción total o parcial de este libro, su almacena-
miento en su sistema informático, su transmisión en cualquier forma, o por cualquier medio, electrónico, mecánico, fotocopia u otros métodos,
con la previa autorización de la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Federal.
SERVICIO PENITENCIARIO FEDERAL
INSTITUTO DE CRIMINOLOGÍA

DIRECTOR
Emiliano Blanco

COORDINADOR
Juan Pablo De Feo

Equipo de investigación y redacción:


Juan Ambrogi, Pablo Ambrogi, Emiliano Blanco,
Juan Pablo De Feo, Genaro Hijós, Fernanda Koser y Diego Dominguez.

Equipo de trabajo de campo:


Mariano Arrigo, Gonzalo Beneitez Castro,
Andrea Cardazzo, Daniela Díaz, Daniela Fernández,
Genaro Hijós, Guillermo Saba y Gustavo Sese.

Colaboraciones específicas:
Sandra Cristobal, Ramón Figueredo, Jorge Galli,
Vicente Lupis, Juan Ignacio Manchiola, Carlos Marchese,
Fernando Martínez, Santiago Méndez, Cristian Suriano,
Mariano Tello, Marcela Reganzani y Federico Sarudianky.
ÍNDICE

Capítulo I
Midiendo la calidad de vida en tres establecimientos del
Servicio Penitenciario Federal ......................................................................................................11

Capítulo II
Violencia entre internos en establecimientos penitenciarios federales del interior del país:
una aproximación de la problemática desde la perspectiva de los internos...................................45

Capítulo III
Reducción de violencia y conflictividad: políticas y acciones
implementadas por el SPF.............................................................................................................71

Capítulo IV
Corrupción y sistemas penitenciarios: ¿Cómo prevenirla?............................................................89

Capítulo V
Análisis cuantitativo del perfil de la población penal..................................................................111

Capítulo VI
Perfiles de internos según delito: secuestro extorsivo, homicidio, agresión sexual....................121

Capítulo VII
Midiendo Reincidencia: relevancia de un criterio adecuado
y dificultades para su construcción...............................................................................................133

Capítulo VIII
¿Pueden rehabilitarse los agresores sexuales?: lo que funciona de acuerdo
con la evidencia empírica existente..............................................................................................151

Capítulo IX
Aspectos relevantes desde la perspectiva de la “green criminology”.........................................163
.
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

PRÓLOGO

La Revista de Criminología, al igual que el Instituto de Criminología del Servicio Penitenciario


Federal (SPF), en cuyo seno se produce aquella, han nacido con una idea central: generar conoci-
miento e investigaciones, tanto cualitativas como cuantitativas, que permitan sustentar mejor los
procesos de reforma y toma de decisiones en materia de política penitenciaria.

El desarrollo de conocimiento aplicado y orientado a la praxis penitenciaria es fundamental para


sustentar científicamente el trabajo de los funcionarios penitenciarios. El conocimiento aplicado
existente en la actualidad se desarrolla, sobre todo, en el mundo anglosajón –Inglaterra, Canadá,
Australia, Estados Unidos, por mencionar algunos países–. En Latinoamérica, por el contrario, el
desarrollo de la criminología se encuentra dominado, casi en su totalidad, por una mirada crítica;
la cual, si bien resulta sumamente rica y relevante, debe ser completada, de acuerdo con nuestro
entender, con otro tipo de miradas más orientadas a lo que efectivamente funciona para lograr los
objetivos que le son asignados a las administraciones penitenciarias de forma de dotar de herra-
mientas a quienes deben tomar decisiones y llevar adelante las políticas penitenciarias en cada uno
de los países.

El problema que surge entonces, y que ha sido el motivo principal para la refundación del Instituto
de Criminología del Servicio Penitenciario Federal, es que el material criminológico disponible,
especialmente aquel que se basa en investigación de campo y está orientado a la praxis específica,
si bien es sumamente útil y orientador, no contempla las especificidades de la región. Las diferen-
cias culturales y lingüísticas, las diferencias en los recursos existentes e, incluso, las diferencias
en los marcos legales, obligan a que, para lograr estudios que tengan verdadera utilidad para la
administración penitenciaria, se deban desarrollar, sobre la base del conocimiento existente, estu-
dios específicos.

Ese es el objetivo de la Revista de Criminología que, en su segunda edición, aborda temáticas tales
como el desempeño moral en cárceles del Servicio Penitenciario Federal, la reducción de la vio-
lencia y la conflictividad, la prevención de la corrupción, las metas de gestión e, incluso, la “green
criminology”, entre otros temas de relevancia y actualidad.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Los artículos de esta revista abordan diversas temáticas desde un plano operativo teniendo en cuenta,
particularmente, acciones concretas de política penitenciaria que deben desarrollar- se para un ade-
cuado funcionamiento de las administraciones penitenciarias, en general, y del Servicio Penitenciario
Federal, en particular.

Recordemos, en ese sentido, que las principales líneas de gestión delineadas por la Dirección Na-
cional del SPF son las siguientes: implementación del principio de normalidad o normalización,
reducción de la violencia y la conflictividad; prevención de la corrupción; modelo de riesgo/nece-
sidad/responsividad; reducción de las probabilidades de reincidencia o reiterancia y desistimiento
del delito; clasificación objetiva por riesgo y necesidad; sustento de base empírica para la toma de
decisiones; seguridad dinámica, en articulación con la física y procedimental, y manejo adecuado
de los datos y la información.

Precisamente, el plano operativo de la revista ha redundado en la elección de temáticas fuertemen-


te ligadas a las acciones y políticas de reformas llevadas adelante por el SPF.

También ha influido en la elección de los temas investigados el compromiso –establecido como


objetivo– que la gestión actual del Servicio Penitenciario Federal tiene con dos metas fundamenta-
les: la protección pública, la reducción de la reincidencia y reiterancia y el desistimiento del delito
de la carrera criminal, que, incluso, tienen un abordaje específico en la presente revista.

El trabajo sobre desempeño moral ha sido realizado en base al modelo de investigación desarro-
llado por la Dra. Alison Liebling, del Instituto de Criminología de la Universidad de Cambridge,
a quien agradezco tanto en el plano personal como institucional el apoyo y colaboración brindada,
junto con Ben Crewe y Bethany Schmidt, para que este estudio –por inicial que sea– haya sido
posible en nuestro medio. Del estudio empírico realizado, surgen importantes datos que podrían
utilizarse para desarrollar políticas en materia de desistimiento y reducción de reincidencia. Así,
surgen gran cantidad de datos útiles, que a su vez replican resultados de investigaciones realizadas
en otros países. Este trabajo sobre desempeño moral también reviste especial interés para conocer
más acerca de la problemática de la violencia y la conflictividad, la fase humana y relacional de
nuestras cárceles, el cumplimiento de las metas de gestión y, en definitiva, el diseño de políticas
públicas que efectivamente funcionen en el medio penitenciario, como así también reformas que
permitan corregir el estándar moral de nuestras prisiones e incentivar aquellas cosas que son po-
sitivas en tal relación.

En el capítulo orientado a la violencia se hace, por una parte, un análisis conceptual, basado en
bibliografía y en el análisis de políticas públicas que se han llevado adelante en otros países; y,
por otra parte, una evaluación empírica cuyo objetivo es determinar la percepción de las personas
privadas de su libertad acerca de este fenómeno. Estos dos análisis posibilitan integrar distintas
dimensiones para el análisis e implementación de políticas públicas tendientes a la reducción de
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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

la violencia y la conflictividad, y al mismo tiempo poder intervenir de otra forma, mejorando la


racionalidad de las acciones realizadas a estos fines.

Otro de los aspectos más destacables y relevantes de la presente publicación es el dedicado a la


reincidencia y reiterancia. Este aspecto es de gran relevancia práctica, ya que involucra una de las
metas centrales, sino la más importante, de todo el sistema. Este capítulo se conforma con un aná-
lisis de las problemáticas que se generan en nuestra jurisdicción para medir la reincidencia, tanto
en lo conceptual como así también respecto de las cuestiones materiales específicas que rodean
al Servicio Penitenciario Federal y, por qué no, al medio latinoamericano. Un aspecto importante
que toma en cuenta respecto de esta última cuestión, es que en nuestro medio, a diferencia de otras
jurisdicciones, nos toca administrar una tasa cercana al 60% de personas privadas de su libertad
bajo el instituto de prisión preventiva. Tal cuestión genera que las administraciones deban enfo-
carse en lógicas de custodia e intervenciones específicas que se distancian de un objetivo concreto
que puede plasmarse en una planificación de sentencia o pena. Así las cosas, la reiterancia como
indicador relevante en términos de medición deviene imprescindible de cara a la reincidencia. Es
decir lo medible es la reiterancia y no la reincidencia.

También tienen especial relevancia los trabajos sobre las políticas de prevención de la corrupción
y de green criminology, que abordan de forma teórica y práctica estas problemáticas, brindan una
mayor capacidad de análisis y, sobre todo, el poder compartir las buenas prácticas con otras admi-
nistraciones penitenciarias.

En relación al primero, debemos señalar que muchas veces, tanto por su figura omisiva y/o comi-
siva, una de las consecuencias de la corrupción es la incidencia negativa que la misma tiene en los
procesos y en la gestión, y por ende redunda en un perjuicio en el cumplimiento de los fines de los
sistemas de prisión.

De esto se trata la Revista de Criminología. Esperando que disfruten su lectura, entendemos puede
contribuir a la discusión criminológica y, a su vez, ser de gran utilidad para aquellos a quienes nos
compete, también, la difícil misión de llevar adelante políticas penitenciarias con la convicción
que podemos mejorar e innovar para transformar vidas y cambiar futuros.

Dr. Emiliano Blanco


Director Nacional
Servicio Penitenciario Federal
Argentina

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.
Capítulo I
Midiendo la calidad de vida en tres
establecimientos del
Servicio Penitenciario Federal
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Midiendo la calidad de vida en tres establecimientos


del Servicio Penitenciario Federal

En la evaluación de establecimientos penitenciarios, suele ponerse el acento en el cumplimiento


de normas, ratios y protocolos de tratamiento. Pero las prisiones son también comunidades donde
conviven personas, y un determinado régimen puede tener mayor o menor legitimidad a los ojos
de quienes viven y trabajan en él. Mucha de la literatura comparada muestra que esta dimensión
moral, en sentido amplio, de la vida intramuros, puede tener tanta o más influencia que la dimen-
sión normativa, en el éxito del tratamiento penitenciario y, en definitiva, en la efectiva reducción
de reincidencia o desistimiento del delito.

El presente trabajo consiste en un estudio realizado en los meses de julio y septiembre del año
2016 acerca de la calidad de vida y el desempeño moral de tres establecimientos penitenciarios del
Servicio Penitenciario Federal de la Argentina.

El concepto de desempeño moral fue construido por la Dra. Alison Liebling a partir de un conjunto
de investigaciones desarrolladas con el Centro de Investigación de Prisiones de la Universidad de
Cambridge (Reino Unido) en las que se intentaba comprender la complejidad del mundo carcela-
rio a partir del rol de los valores y la calidad de vida en un contexto de encierro.

A través de una serie de conversaciones y entrevistas en profundidad con internos y personal del
Her Majesty’s Prison Service (HMPS) de Inglaterra y Gales, los investigadores buscaron identifi-
car qué factores tienen mayor incidencia en la calidad de vida dentro de la cárcel y qué hace de la
experiencia carcelaria algo más o menos tolerable. Tomando en cuenta este extenso trabajo cua-
litativo, se desarrolló un cuestionario estructurado sobre calidad de vida que tenía como objetivo
funcionar como un instrumento estandarizado, permitiendo obtener resultados y trazar compara-
ciones entre distintos establecimientos, respecto de su performance moral.

En un contexto donde predomina el paradigma gerencialista en el Reino Unido, de corte instru-


mental y focalizado en la evaluación de metas a partir de tasas estadísticas, la incorporación de
una dimensión “moral” al análisis carcelario ha representado un desafío importante tanto para los
investigadores como para las autoridades penitenciarias (Liebling, 2004).

¿Cómo medir estos aspectos de la calidad de vida utilizando indicadores fiables, que reflejen con
la mayor nitidez posible este concepto? ¿Cómo incorporar el debate sobre la calidad de vida y los
valores en un mundo atravesado por explícitas relaciones de poder? ¿De qué modo se pueden ex-
plorar las relaciones sociales intramuros y lograr comparaciones entre establecimientos sin perder
rigor científico?
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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Liebling aclara que el estudio no se concentra, como tantos otros, en medir sólo aquello que puede
ser medido, sino en indagar sobre aquello que realmente importa, para los actores sociales que vi-
ven día a día en los establecimientos. Esta pequeña diferencia orienta la brújula que guía la inves-
tigación y se convierte en la piedra angular para construir y trabajar sobre una agenda de calidad
de vida que busca “reincorporar el lenguaje de justicia y moralidad al modelo instrumental y de
evaluación de metas con que se rigen las cárceles modernas.” (Liebling, 2004)

Desempeño moral

La experiencia que vive una persona que se encuentra privada de su libertad dependerá de una
gran diversidad de factores, relacionados principalmente con el establecimiento penitenciario que
se le asigne: las condiciones materiales y el acceso a derechos básicos, las relaciones entre las
personas que lo habitan y la posibilidad de mantener contacto con la familia, entre otros, marcarán
importantes diferencias en la ejecución de la pena y el modo en que ésta es experimentada.

De acuerdo a diversos autores, las cárceles representan “lugares morales especiales” (Liebling,
2004; Goffman, 1987; Sparks, 1996) en los que las relaciones sociales y el trato entre los agentes
y los internos revisten una importancia crucial en un contexto de encierro fuertemente reglamen-
tado. Una vez garantizado un umbral de acceso a derechos básicos de índole material, la trama
de convivencia que se desarrolla en los establecimientos desempeña un rol principal en cómo se
experimenta la calidad de vida dentro de la cárcel (Liebling, 2002).

El análisis empírico llevado a cabo en este estudio busca indagar acerca de las formas y parti-
cularidades de las relaciones entre agentes e internos en diversos módulos penitenciarios, con
el objetivo de conocer con mayor profundidad la trama moral de la cotidianeidad carcelaria. La
necesidad de comprender con mayor detalle la vida como es vivida en los establecimientos desde
la perspectiva de los internos, puede aportar una perspectiva más rica en matices, para diseñar
políticas públicas específicas para cada establecimiento. El principal objetivo radica en encontrar
un lenguaje apropiado para describir la experiencia de la cárcel y sus efectos (Liebling, A. 2004).

¿Es pertinente pensar el universo carcelario a partir del concepto de calidad de vida? ¿Cómo se
conceptualiza y de qué forma se puede medir? ¿Cuál es el rol que asumen las relaciones entre
agentes e internos en el transcurso de la pena ejercida? ¿Acaso la forma de esta relación puede
influir en los índices de violencia y la tasa de suicidios dentro de las cárceles? ¿Puede tener éxito
el objetivo de reducir la reincidencia en establecimientos donde la cotidianeidad y las relaciones
entre las personas son vividas negativamente?

Algunas de estas preguntas han servido de base para desarrollar el estudio de desempeño moral
que aquí presentamos.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Como explica Liebling en su trabajo “Prisons and their moral performance: a study of Values,
Quality and Prison Life”:

“Algunos argumentan que los criterios para desarrollar una buena calidad de vida en prisión tienen que ver
con las condiciones de vida y los bienes materiales –acceso a duchas y teléfonos, tiempo pasado fuera de la
celda, higiene. No menospreciamos la importancia de estas condiciones (…) Sin embargo, nuestra preocu-
pación no está relacionada con aspectos fácilmente reconocibles de la experiencia carcelaria sino con per-
cepciones y experiencias subjetivas de “justicia”, “seguridad”, “trato justo”, entre otras (…) Llamamos a
esas dimensiones en conjunto como el “desempeño moral” de la cárcel (…) Cómo son entregados los bienes
materiales, de qué forma es vivida la vida, constituyen, por encima de un mínimo umbral de derechos, dimen-
siones clave de la vida en la cárcel. Esto es lo que los internos y el personal penitenciario nos dijeron en
las entrevistas realizadas. Es en estas áreas de la vida carcelaria donde encontramos diferencias significa-
tivas a través del tiempo y entre distintos establecimientos. Estas son las cosas que importan.”

Adaptación de la muestra para Argentina

Basándonos en el trabajo de Liebling, hemos realizado una adaptación local del cuestionario a
partir de grupos focales con internos, entrevistas con agentes y reuniones con autoridades para
discernir aquellos factores realmente importantes (what matters) en la cotidianeidad de los esta-
blecimientos penitenciarios federales argentinos. Las entrevistas se realizaron en los módulos 2, 3
y 5 del Complejo Penitenciario Federal I - Ezeiza.

Si bien algunas dimensiones pierden peso respecto a la realidad británica –especialmente aque-
llas ligadas a los problemas étnico-religiosos y a la problemática del terrorismo-, la mayoría
de las presentadas en el trabajo del Centro de Investigación de Prisiones de la Universidad de
Cambridge resultan ser significativas en la realidad local: la importancia del respeto en las re-
laciones entre agentes e internos, la posibilidad de desarrollo personal y de sostener el contacto
familiar, la organización y el orden dentro de la cárcel, entre otras, aparecen frecuentemente en
las entrevistas realizadas. Estas dimensiones tienen que ver en definitiva con conceptos cen-
trales que sostienen la filosofía penitenciaria: respectivamente, dimensiones humanitarias, de
rehabilitación y de custodia.

La encuesta consiste en una serie de dimensiones empírico-conceptuales, y se divide en dos sec-


ciones principales: dimensiones de régimen y dimensiones relacionales. Al tratarse de un primer
trabajo sobre la materia en Argentina, decidimos conservar gran parte de las dimensiones que
utiliza Liebling en pos de sostener teóricamente el análisis, las conclusiones y realizar, dentro de
los límites de lo posible y con atenta cautela, una evaluación comparativa con los resultados eu-
ropeos. En el desarrollo futuro que esperamos tenga este estudio, algunas dimensiones podrán ser
descartadas y otras nuevas incluidas luego de analizar nuestros resultados. El trabajo cualitativo
con internos y personal penitenciario debe mantenerse continuamente para sostener el espíritu de

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

la investigación: trabajar sobre los factores que son realmente importantes para los protagonistas
principales del mundo carcelario.

Una serie de pruebas estadísticas relacionadas con la validez interna de las escalas construidas
demuestran que la adaptación local del cuestionario mantuvo vigente el poder explicativo de cada
dimensión construida. El análisis de fiabilidad demuestra que los ítems seleccionados mantienen
una coherencia interna y logran medir lo que se proponen.

Este trabajo busca explorar los “climas morales y emocionales” que transcurren cotidiana y dife-
rencialmente entre diversos establecimientos penitenciarios con el afán de identificar las fortalezas
y debilidades de cada uno y trazar un marco para la elaboración de políticas públicas que incidan
sobre la convivencia en el medio penitenciario.

Selección de la muestra

Uno de los objetivos principales que nos propusimos fue confirmar si el instrumento de medición
puede dar cuenta de las diferencias entre establecimientos y analizar en qué medida lo hace. Por
ello, hemos seleccionado tres unidades dentro del Servicio Penitenciario Federal que presentan di-
ferencias muy marcadas en cuanto a las características de la población, ya sea en relación al nivel
de riesgo inicial, el rango etario y el género que se registra en cada una de ellas.

El Complejo Penitenciario Federal I (CPF I) está ubicado en Ezeiza, fue habilitado en 1999 y tiene
capacidad para 2.193 internos. Es un complejo de máxima seguridad, organizado en seis unidades
residenciales con un promedio de ocho pabellones cada una, conformados por celdas individuales
y un patio compartido para los internos allí alojados. Si bien existe un director general del comple-
jo, cada Unidad cuenta con su propio jefe y personal subalterno, permitiendo un funcionamiento
polivalente y autónomo de las Unidades que alojan internos con distintos tipos de perfiles.

Del CPF I fueron seleccionadas para este estudio la Unidad Residencial 3 y la Unidad Residencial 5.

La Unidad Residencial 3 está dividida en diez pabellones de alojamiento celular y cuenta con ca-
pacidad para 348 personas.

Alberga internos de alto riesgo en términos de fuga, conflictividad y elevadas tasas de reincidencia
(14%) y reiterancia (60%)1.

Asimismo, se alojan internos procesados y condenados vinculados, sobre todo a delitos contra la
propiedad (77%) y Ley 23737 (9%).

1. Fuente: Departamento de Estadística, Censo e Investigación Operativa del SPF.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Al momento de tomar la encuesta, en el módulo se alojaban 304 internos; para la muestra se selec-
cionaron al azar 71 internos de distintos pabellones.

La Unidad Residencial 5 tiene capacidad para 120 personas, está distribuida en cuatro pabellones
de alojamiento celular de 30 celdas cada uno. La población se compone en su mayoría de internos
anglo parlantes e internos nativos mayores de 50 años, con bajo índice de fuga, conflictividad y
reincidencia (1%) y reiterancia (20%).

Los delitos que promedian son la infracción a Ley 23737 (45%) y contra la libertad (13%).

Al momento de realizar la encuesta, en el módulo se alojaban 107 internos; para la muestra se


seleccionaron al azar 50 internos de distintos pabellones.

Por último fue seleccionado el Centro Federal de Detención de Mujeres -Unidad 31-, con capa-
cidad para 250 internos/as. Es un establecimiento polivalente, habilitado en 1996, integrado por
dos sectores de alojamiento: uno que funciona como anexo residencial para internos másculinos
de edad avanzada y otro para el alojamiento de internas mujeres. Posee un Jardín Materno Infantil
para niños hasta 4 años que se alojan con sus madres y una Casa de Pre egreso.

La tasa de reincidencia promedio es del 4% y de reiterancia del 28%. Los delitos predominantes
son la infracción a la Ley 23737 (53%) y contra la propiedad (20%).

Dentro del sector de alojamiento femenino, todas las plazas consisten en alojamiento individual2.
Al momento de tomar la encuesta, en el módulo se alojaban 90 internas mujeres; para la muestra
fueron seleccionadas en forma aleatoria, 50 internas de distintos pabellones y casas de pre egreso.

Cuestionario

El cuestionario consistió en 59 ítems agrupados en trece dimensiones, que a su vez se dividían en


dos grandes grupos: dimensiones relacionales y dimensiones propias del régimen. Para evaluar
el nivel de acuerdo con cada ítem, se utilizó una escala de Likert con el objetivo de construir un
índice numérico para cada dimensión y poder comparar entre los distintos módulos y entre las
dimensiones entre sí.

Para cada ítem del cuestionario existían cinco opciones de respuesta que variaban en relación al
nivel de acuerdo: 5) muy de acuerdo, 4) algo de acuerdo, 3) ni en acuerdo ni en desacuerdo, 2)
poco de acuerdo y 1) nada de acuerdo, con una puntuación regular en el medio. A cada una de estas
opciones le correspondía un número del 5 al 1, de mayor a menor, que luego fue utilizado para
2. El hecho de que las internas cuenten con la posibilidad de convivir con sus hijos de hasta 4 años dentro de la Unidad convierte este estableci-
miento en un caso particular de convivencia, tanto entre las propias internas, como en la relación entre ellas y el personal.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

construir los promedios de cada interno en cada ítem y cada dimensión. Una medida superior a 3
representó una percepción positiva de la dimensión y menor a 3 una percepción negativa3. Para la
construcción de las escalas, aquellos ítems que fueron redactados en forma negativa fueron luego
invertidos para poder calcular los promedios en la misma dirección.

En pos de evitar sesgos en las respuestas, personal de este Instituto de Criminología que no man-
tiene relación periódica con los internos seleccionados se encargó de organizar el operativo de
campo. La metodología utilizada fue auto-administrada, entregando los formularios a cada interno
para que fueran completados por ellos y luego depositados en una urna, garantizando el anonimato
de cada respuesta.

Análisis de los resultados

Presentamos aquí los resultados obtenidos para cada conjunto de dimensiones en los diferentes
módulos estudiados. La información fue procesada con el paquete estadístico SPSS con el que se
obtuvieron las tablas y los gráficos presentados.

Todos los resultados obtenidos serán presentados en formato tabla. Cada fila se compone de un
ítem frente al cual los internos debían responder cuán de acuerdo se encontraban con cada frase.

Los números están expresados en porcentaje de niveles de “acuerdo” y “muy de acuerdo” para
cada categoría. Luego, se presenta el promedio general de las valoraciones de los internos de cada
módulo presentado. Las puntaciones van del 1 al 5 en donde 1 representa “nada de acuerdo” y
5 “muy de acuerdo” con la frase. Un puntaje promedio de 3 equivale a una puntuación regular,
mientras que los números que figuren por encima del 3 se acercan a percepciones positivas, y por
debajo, demuestran insatisfacción con la dimensión analizada.

La última fila –fiabilidad de la escala– es una prueba estadística utilizada para conocer la consis-
tencia interna de la escala, es decir, en qué medida los ítems que la componen guardan una lógica
interna y reflejan correctamente el concepto que busca ser medido. La gama de puntaciones va de
0 a 1, donde 1 representa el máximo nivel de consistencia y 0 el menor.

3. La escala de Likert es un tipo de escala diseñada para la medición de actitudes. Su nivel de medición es ordinal, donde cada ítem representa
distintos niveles de acuerdo respecto a una frase, expresados en números, y por ello se trabaja -con todas las limitaciones del caso- como si
fuera un nivel de medición intervalar. Esto permite realizar una serie de operaciones matemáticas tales como sumar las puntuaciones y obtener
las medias de cada conjunto de respuestas, pero debemos tener en cuenta que nos encontramos en un ámbito de interpretación sociológica de
comportamientos y actitudes, y no en un universo de diferencias numéricas reales. Por ello, si la dimensión “respeto” para el módulo 3 obtiene
una puntuación media de “2,2”, eso significa que nos encontramos -en promedio- con puntuaciones por debajo de un nivel regular, donde los
internos consideran –en promedio- no estar de acuerdo con la idea de que en su módulo se desarrollan relaciones humanas respetuosas. Sin
embargo, es imposible afirmar que existe la “mitad de respeto” que en un establecimiento que tenga un puntaje de “4,4”, ya que esta diferencia
es construida y sirve para interpretar los resultados, pero no es empíricamente verificable –como pueden serlo, por ejemplo, las diferencias de
altura entre distintas personas.

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Dimensiones relacionales

Las siguientes dimensiones buscan dar cuenta de la forma en que los internos perciben su vida
dentro de la cárcel tomando en cuenta ciertos valores morales fundamentales de toda convivencia,
dado que la trama moral es un aspecto fundamental en todo ámbito de relación humana.

Las dimensiones seleccionadas fueron:

• Respeto
• Humanidad
• Relación agente-internos
• Confianza
• Apoyo

Respeto

“Los agentes nos tratan con respeto y a cambio nos piden que no haya peleas, que nos comportemos”.
Interno módulo 5, CPF I

“Tenés que tratar de llevarte bien con todos. El respeto lleva al respeto” Interno módulo 3, CPF I

“Es importante la experiencia de cómo hablar. La labia. Primero escuchar.” Agente penitenciario
módulo 3, CPF I

En las entrevistas con grupos focales previas a redactar el cuestionario, tanto los internos como el
personal habían expresado la importancia que tiene el respeto en la relación de convivencia, especí-
ficamente reflejada en la forma de dirigirse a la otra persona.

La dimensión se compone de dos ítems que buscan evaluar cuán respetados se sienten los internos en
el trato recibido de los agentes. Como toda relación involucra necesariamente a más de una persona,
los valores que se ponen en juego se construyen mutuamente a partir del intercambio social incluso
en una relación asimétrica de poder, donde la autoridad y la obediencia juegan un rol central.

La tabla 1.1 nos muestra el porcentaje de internos que manifestó estar “de acuerdo” con los ítems
que conforman la dimensión respeto. Como se verá en todas las dimensiones presentadas en este
estudio, se sostendrá una tendencia en la que el módulo 5 presenta los niveles más satisfactorios,
luego la Unidad 31 y finalmente el módulo 3.

Los promedios obtenidos, calculados a partir de la construcción de una escala donde 1 es muy negati-

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

vo y 5 muy positivo, muestran que las tres unidades analizadas se encuentran por encima del puntaje
medio, siendo el respeto una de las variables con mejor puntuación a lo largo de todo el estudio.

% de internos que manifestó estar de acuerdo/muy de acuerdo con los ítems sobre “Respeto”.
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
1. Estoy siendo tratado con respecto por los agentes 52,1 89,1 69,2
2. Los agentes se dirigen a mí y me hablan en forma respe-
60,0 80,4 72,5
tuosa
Media 3,3 4,2 3,8
Fiabilidad de la escala 0,871 0,869 0,842
Tabla 1.1

Si bien ambos ítems se proponen medir el mismo concepto, el ítem 2 busca ser más específico en
cuanto a que se centra en la idea de respeto a patir de la forma en la que los agentes se dirigen y le
hablan al interno, mientras que el primero da cuenta de la variable respeto de un modo más genérico.

Con respecto al ítem 1, las diferencias entre el módulo 3 y el módulo 5 son muy notorias: en el
primero, solo la mitad de los internos consideran que son tratados con respeto, mientras que en el
módulo 5, prácticamente la totalidad de los internos perciben un trato respetuoso.

En cuanto a la Unidad 31, el 70% de las internas consideran que son tratadas con respeto por el
personal penitenciario.

Humanidad

Acá es distinto, acá sí te tratan como persona.” Interno, módulo 5, CPF I

“El personal conoce a los internos. Tiene un alto compromiso con ellos. Hay un vínculo con ellos.
Está ligado a los sentimientos.” Agente penitenciario, módulo 2, CPF I

“Conocemos personalmente a la mayoría de los internos. Los internos valoran mucho que se
conozca su nombre. Es muy importante solucionar temas y decir buen día. Hacer un trabajo pro-
fesional en cada área.

Pero tener mucha comunicación.” Agente penitenciario módulo 3, CPF I

La idea de “ser tratado como una persona” implica aspectos más complejos que trascienden el pri-
mer paso del respeto. Cercano al concepto de dignidad personal, involucra la percepción del otro
como un sujeto igual-a-uno, en tanto se comparte la capacidad de sentir y sufrir, como así también
el reconocimiento de derechos civiles inalienables más allá de la condición de privación de libertad.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Así como el mundo fuera de la prisión se construye a partir del respeto y la consideración del otro
como un igual, la ausencia de este tipo de vínculos dentro de los muros puede debilitar el ideal de
rehabilitación social que promueve la cárcel. ¿Cómo aprender a vincularse de distinta forma con el
otro si uno siente que no lo tratan dignamente?

Porcentaje de internos que manifestó estar de acuerdo/muy de acuerdo con los ítems sobre “Humanidad”
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
1. Los agentes acá me tratan con amabilidad 31,4 78,2 50,0
2. Soy tratado como una persona digna acá adentro 35,7 80,9 49,0
3. Parte del tratamiento que recibo en este módulo es humi-
43,5 15,2 42,9
llante*
4. No me tratan como una persona acá adentro* 40,6 27,3 20,8
Media 2,8 4,0 3,3
Fiabilidad de la escala 0,716 0,710 0,771
Tabla 1.2 *Los valores fueron invertidos para obtener la media de la escala

Si bien los cuatro ítems componen la dimensión sobre la que se obtiene el promedio de califi-
caciones, cada frase puede ser analizada por separado ya que denota aspectos que tienen pesos
conceptuales distintos: no es lo mismo sentirse humillado que expresar que uno no está siendo
tratado con amabilidad. Es importante señalar que este estudio refleja sensaciones y percepciones
subjetivas de las personas privadas de su libertad; así, el sentido de los conceptos de amabilidad
o humillación puede variar de acuerdo a la forma como experimenta cada persona esa sensación.

La idea de formular las frases de la escala alteradamente en forma positiva y negativa y redactarlas
en formas muy similares, busca evitar lo que se conoce como “sesgo de aquiescencia” propio de
las escalas Likert, donde los encuestados tienden a expresar acuerdo con el ítem, independien-
temente del contenido del mismo (Ray, 1990). Por ello, es interesante analizar ítem por ítem y
tratar de obtener conclusiones en base a ello y no solo a través de la media, que en este caso es un
número “construido” por el investigador que sirve para comparar a grandes rasgos las diferencias
existentes entre módulos.

Como dato para prestar atención, la Unidad 31 mantiene niveles significativamente altos en lo que
respecta a la sensación de sentirse humillada por el trato recibido, lo que puede ser problemático
en un ambiente con niños y menores que busca fortalecer la idea de un clima más familiar que
otros establecimientos. Sin embargo, tiene puntuaciones menores a los otros dos establecimientos
en el ítem “no me tratan como una persona acá adentro”. Al calcular la media de la dimensión, la
puntuación recibida es más bien positiva y se mantiene el esquema que la ubica en niveles más
bajos que el módulo 5 y mejores que el módulo 3.

21
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

En cuanto a los promedios de calificación, los internos del módulo 5 se encuentran bastante con-
formes respecto al trato recibido por los agentes y pueden reconocerlo como parte de una relación
que los involucra a ellos en tanto respetar y tratar con la misma consideración al personal. Un
interno del módulo mencionaba en las entrevistas cualitativas.

“Los agentes de otros módulos nos tratan mal, pero es porque están acostumbrados a que los
internos los atacan más, entonces se defienden con ese maltrato. Es normal, comprensible”.

El módulo 3 presenta los guarismos más bajos en todos los ítems. Esto se condice con el hecho de
que el mismo aloja a los internos con más alto riesgo de conflictividad, y, en el que precisamente
por esas razones, las normas de trato y los procedimientos son más estrictos.

Relación agente - interno

“La relación con el interno depende si el agente lo ve como un ´tipo aceptable´ o no. Se buscan refe-
rentes para ayudar. Hay un rechazo a los que no son ´aceptables´, los violentos, que eligen el camino
más corto.” Agente penitenciario, módulo 3.

“Los agentes del módulo nos tratan de ayudar pero muchas veces está fuera de su alcance. Por ejemplo in-
sistieron para que a uno de los entrevistados lo operen de la rodilla y lo lograron.” Interno, módulo 5, CPF I

“Un día sin novedades es un buen día. Lograr los traslados art.166, los internos lo agradecen mu-
cho. Es gratificante. Un interno le quiso presentar el nieto al agente! Es duro cuando no pueden ir al
velorio a despedirse de sus familiares. Un buen día es poder dar una solución, gestionarle algo a los
internos.” Agente penitenciario, módulo 3, CPF I

La mayor parte de este estudio está abocado a desentrañar y conocer en profundidad qué sienten y
cómo viven los internos la interacción con el personal penitenciario.

Los ítems de esta dimensión se basan en percepciones generales sobre lo que es tener una buena
relación con el otro, quedando a discreción del encuestado cuál es el significado de ese concepto.

Se pueden apreciar diferencias significativas en la tabla 1.3 entre el módulo 3 y el módulo 5 del
CPF I. Casi se podría entrever que funcionan dos modelos de cárcel distintos en esos módulos,
posiblemente ligado al nivel de conflictividad de los internos alojados y a las características parti-
culares de las normas que regulan el trato y las cuestiones de seguridad. Mientras que en el módulo
5 la gran mayoría de los internos declara tener buenas relaciones con los agentes, tanto a nivel
genérico como a nivel personal, en el módulo 3 sólo un tercio de los alojados declara que las rela-
ciones son buenas en términos generales, mientras que a nivel individual este número sube a casi
la mitad de los internos. Los números parecen indicar que la tensión en la relación con los agentes
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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

tiene características más bien colectivas, ya que al indagarse sobre la experiencia individual, los
números mejoran sensiblemente.

A niveles comparativos, el nivel de diálogo con los agentes parece ser más fluido en la Unidad 31
de mujeres, un universo con particularidades que quizás debería ser estudiado en más profundidad
en otro estudio específico.

Porcentaje de internos que manifestó estar de acuerdo/muy de acuerdo con los ítems sobre
“Relación Agente-Internos”
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
Las relaciones con los agentes en este módulo son buenas 31,3 81,9 52,9
Personalmente tengo buenas relaciones con los agentes del
47,8 80,9 61,2
módulo
Los agentes de este módulo son confrontativos con los inter-
31,3 24,4 32,7
nos*
En este módulo hay poco diálogo con los agentes* 56,5 43,2 37,2
Media 2,9 3,7 3,3
Fiabilidad de la escala 0,544 0,630 0,802
Tabla 1.3 *Los valores fueron invertidos para obtener la media de la escala

En cuanto a los promedios de la dimensión, se mantienen los valores relativos entre los distintos
módulos. El mantenimiento de esta tabla de posiciones jerárquica, conjuntamente con nuestros
conocimientos sobre las interacciones existentes en estos establecimientos, nos lleva a pensar que
el instrumento de medición es confiable, y que los resultados no se deben a errores de tipo muestral
ni al sesgo de aquiescencia.

Confianza

“Existe una relación de respeto. Por ejemplo, vine solo a esta sala de entrevistas, no custodiado.”
Interno, módulo 5.

La confianza representa un valor fundamental en una relación periódica entre personas al permitir
construir una interacción más compleja y productiva. En este caso lo que se busca evaluar es la
confianza en relación a las personas y no al sistema en general (Liebling, A. 2004).

Sin embargo, el concepto presenta serias dificultades para ser evaluado en un contexto de encierro.
La particularidad de los roles que tienen las personas dentro de la cárcel constituye un caso de asime-
tría de poder manifiesta donde la confianza puede convertirse en una ficción instrumental, tanto desde
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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

el lado de los internos para conseguir beneficios como del personal para obtener cierta información.

Si bien existen distintos niveles de confianza entre las personas, y un mínimo de ella es necesaria
para poder articular una relación constructiva, los indicadores buscan evaluar en forma muy gene-
ral el concepto y queda a interpretación del encuestado lo que se entiende por “confianza”.

Observando los promedios volcados en la tabla 1.4, el módulo 3 presenta uno de los niveles más
bajos de toda la serie, mientras que la Unidad 31 se encuentra por debajo del umbral de aprobación.

Porcentaje de internos que manifestó estar de acuerdo/muy de acuerdo con los ítems sobre “Confianza”
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
Confío en los agentes que trabajan en este módulo 17,4 65,9 34,7
Siento que los agentes confían en mí en este módulo 36,8 63,8 33,3
Media 2,5 3,5 2,9
Fiabilidad de la escala 0,591 0,822 0,815
Tabla 1.4

Apoyo

Con la dimensión “apoyo” se busca indagar en la sensación de sentirse acompañado, o cuidado en


algunas ocasiones; pensar que el otro se preocupa por mi bienestar. Está muy relacionado con el
concepto de confianza aunque involucra un nivel de compromiso algo menor ya que el apoyo es
brindado por los agentes penitenciarios mientras que la confianza es un atributo más sensible que
necesita de mayor involucramiento por parte del interno.

En la tabla 1.6 podemos ver las importantes diferencias entre los internos del módulo 3 y el módu-
lo 5 en relación al “apoyo recibido cuando lo necesitan”. Para el primero, puede interpretarse una
convivencia dificultosa que estaría proyectándose solamente en términos de seguridad y custodia.

Distinto es lo que sucede con el módulo 5 y la Unidad 31, donde se observan niveles más altos
también reflejados en los promedios, en ambos casos por arriba del puntaje de aprobación. Es
destacable lo que sucede con el ítem 2. La claridad en la redacción de la frase genera una com-
prensión inmediata por parte de los internos y remite a situaciones muy personales que pueden
llegar a independizarse del contexto general del módulo, dando como resultado niveles similares
en las respuestas.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Porcentaje de internos que manifestó estar de acuerdo/muy de acuerdo con los ítems sobre “Apoyo”
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
Cuando lo necesito recibo apoyo de los agentes en este mó-
27,9 69,6 61,2
dulo
Un agente de este módulo me ayudó mucho con un problema
48,6 45,5 43,8
que yo tenía
En general en este módulo los agentes están dispuestos a con-
42,6 76,6 52,1
versar
Media 2,7 3,5 3,3
Fiabilidad de la escala 0,737 0,536 0,711
Tabla 1.6

Dimensiones del régimen

El conjunto de dimensiones que analizaremos a continuación busca indagar en aspectos que hacen
a la rutina diaria formal de un establecimiento penitenciario y en las formas en que ésta es percibi-
da por los internos. Las dimensiones se encuentran íntimamente relacionadas con las “relaciona-
les”, y damos por sentado que la experiencia carcelaria se vive como “un todo” que luego puede
ser analizado por separado por los investigadores. La división entre dos grupos de dimensiones
busca conocer y comparar datos de cada establecimiento en base a algunos criterios teóricos sig-
nificativos para pensar el estándar de vida y las relaciones humanas en un análisis de la calidad de
vida dentro del establecimiento.

Las dimensiones seleccionadas fueron:

• Trato justo
• Orden
• Seguridad
• Bienestar

Trato justo

“Los agentes no te exigen las cosas, siempre te dan una pequeña explicación” Interno, módulo 5.

“Los internos aprovechan cualquier intercambio con el personal para hacer demandas. Son constantes
las demandas a todas las áreas. Es necesario responder a ellas con fundamento. No se acepta el simple
‘no’, hay que explicar. Se busca hacer el esfuerzo” Agente penitenciario, módulo 2, CPF I.

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“Cuando se tramita un pedido judicial, es importante no generar falsas expectativas porque aumenta
la ansiedad y decir la verdad si viene un resultado negativo.” Agente penitenciario, módulo 3, CPF I.

La idea de trato justo remite a una comunicación basada en la honestidad y la no discriminación en confor-
midad con reglas y estándares claros. La idea central es que, más allá de los cambios de personal, las reglas
existentes permitan sostener la capacidad de proyectar ciertos actos en el tiempo, en conformidad con un
trato imparcial y que no va a cambiar discrecionalmente de un día para otro. Que el trato sea considerado
“justo” no refiere al sentido de poder obtener todas las demandas exigidas, si no a la idea moral de lograr
convivir en un universo de reglas sostenidas en un nivel de legitimidad tanto por los internos como por el
personal que lo habita.

Porcentaje de internos que manifestó estar de acuerdo/muy de acuerdo con los ítems sobre “Trato Justo”
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
1. Los privilegios son otorgados en forma equitativa en este
30,4 61,4 44,0
módulo, no hay “favoritismo”.
2. Las autoridades me han explicado claramente las reglas que
57,1 64,4 42,6
rigen en este módulo
3. En este módulo, no te dan explicaciones de por qué toman
55,9 28,9 42,9
algunas decisiones*
4. En este módulo los agentes me dicen las cosas como son 36,8 71,7 50,0
5. Los agentes me tratan distinto por el barrio de dónde vengo,
por el delito del que estoy acusado, o por alguna otra carac- 34,8 21,7 29,8
terística*
6. No todos los agentes de este módulo aplican las reglas de
63,2 52,2 62,0
la misma forma*
7. Los agentes en este módulo son muy claros en decirte que
62,3 76,6 58,3
podés y que no podés hacer
Media 2,9 3,5 3,1
Fiabilidad de la escala 0,567 0,736 0,801
Tabla 1.7

Si bien a primera vista el patrón de resultados es el mismo que en las dimensiones anteriores, en-
contramos que las diferencias de medias entre los módulos son menos drásticas.

En cuanto a los diferentes ítems, los resultados más homogéneos se encuentran en aquellos que
refieren a la explicación y aplicación de las reglas y procedimientos por parte del personal peni-
tenciario –items 2, 6 y 7– y al que refiere en forma explícita a la discriminación por origen étnico
o geográfico –ítem 1–, el cual se mantiene en niveles relativamente bajos y homogéneos para los
tres establecimientos.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Encontramos diferencias importantes en la percepción de favoritismo en el trato y en la honestidad


y claridad en la comunicación especialmente entre el módulo 3 y el módulo 5. Consideramos que
teóricamente ambos ítems se encuentran altamente correlacionados con el concepto de confianza,
ya que percibir un trato desigual y falto de honestidad en la comunicación impactaría negativa-
mente en la construcción de un lazo mínimo de confianza entre ambos actores.

Orden

El concepto de orden en el estudio de desempeño moral busca conocer hasta qué punto la vida
dentro del establecimiento se desarrolla en un marco estructurado, previsible o estable en el que
se puede saber cómo actuar.

En relación a las medias generales, encontramos una de las diferencias más significativas entre el
módulo 3 y el módulo 5 y un puntaje por debajo de la aprobación para la Unidad 31.

La idea de organización y buen funcionamiento es crítica en el módulo 3. Dado el carácter de alto


riesgo de la población penal del módulo, es interesante reflexionar acerca de la posible existencia
de una cultura al interior del módulo que pone énfasis en las ideas de custodia y seguridad, pero
que, como resultado, brinda una percepción del orden y organización muy defectuosa.

La Unidad 31 también presenta porcentajes de acuerdo bajos, mientras que el módulo 5 presenta
una heterogeneidad en los resultados de los dos ítems, valorándose de modo más negativo la idea
de que las cosas funcionan en desmedro de la organización del establecimiento.

Porcentaje de internos que manifestó estar de acuerdo/muy de acuerdo con los ítems sobre “Orden”
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31

Este módulo está bien organizado 23,5 64,4 34,0

En este módulo las cosas funcionan, está bien ordenado 22,9 45,5 33,3

Media 2,3 3,4 2,7

Fiabilidad de la escala 0,581 0,500 0,858

Tabla 1.8

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Seguridad

La dimensión de seguridad busca medir la sensación de protección ante posibles daños, amenazas
o peligros, tanto por peleas entre internos así como con los agentes, y la posibilidad de sentirse
seguro y confiado donde uno vive.

Es notable observar en este estudio las diferencias que existen en la percepción de los internos por
establecimiento respecto a esta variable4.

El módulo con peores índices de percepción de seguridad es el módulo 3, que aún así mantiene una
calificación regular, muy por encima de otras variables en este estudio. Es importante recordar que
la dimensión mide percepciones de las personas y no indicadores materiales objetivos.

En el módulo 3 se dan los guarismos más bajos en términos de sentir temor a ser lastimado por
otros internos o agentes –ítems 2 y 8–. La crítica más fuerte, relacionada con la forma de organi-
zación y orden del módulo, se puede ver en el ítem 5: sólo el 25% de los internos se manifestó de
acuerdo con la idea de que la seguridad personal de los internos está bien resguardada.

Porcentaje de internos que manifestó estar de acuerdo/muy de acuerdo con los ítems sobre “Seguridad”
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
1. Hay muchas amenazas y maltratos acá adentro* 46,3 11,1 28,3
2. Aquí no soy amenazado ni molestado por otros internos 59,1 60,0 42,9
3. Temo ser lastimado por otro interno en este módulo* 46,3 11,4 33,3
4. Aquí no soy amenazado ni molestado por los agentes penitenciarios 49,3 77,3 56,9
5. En este módulo se resguarda bien la seguridad personal de los internos 24,6 68,9 60,0
6. En general, temo por mi integridad física en este módulo* 37,1 27,3 27,7
7. El nivel de uso de drogas en este módulo es muy alto* 37,7 2,4 31,8
8. Temo ser lastimado por agentes penitenciarios en este módulo* 45,1 22,2 12,5
Media 3,0 4,0 3,6
Fiabilidad de la escala 0,668 0,757 0,835
Tabla 1.9 *Los valores fueron invertidos para obtener la media de la escala

En cuanto a las medias generales, el módulo 5 se encuentra en niveles muy buenos de percep-
ción de seguridad.

4. Cabe destacar que durante la gestión actual se dispusieron sistemas de seguridad dinámica, la que consiste en la creación de una interacción
positiva entre el personal y las personas privadas de la libertad, lo que permita la prevención de amenazas a la seguridad que beneficien simultá-
neamente a la población penal y al personal.

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Bienestar

“Algunas cárceles son vividas mucho más dolorosamente que otras” Liebling, A. (2004)

“La única libertad que no tenemos es la de salir” Interno, módulo 5, CPF I

“Lo mejor es la actividad. Salida al campo. Futbol dos veces por semana. Es bueno salir, te des
pejás la mente mucho” Interno, módulo 2, CPF I

La dimensión de bienestar está relacionada principalmente con aspectos psicológicos de tensión,


stress y miedo experimentado por los internos. El objetivo penitenciario general de reinserción
social y la obtención de efectos positivos de cualquier programa están supeditados a la creación
de una atmósfera sana.

Junto con las dimensiones de confianza y condiciones generales de vida, la experimentación de


bienestar en el módulo 3 es la dimensión con valores más negativos de la serie.

En la tabla 1.10 se observa que siete de cada diez internos experimentan niveles de stress altos en
el módulo y más de la mitad expresan sentir dolor en el día a día y temen por la preservación de
su salud mental. La convivencia conflictiva es reflejada en el ítem 5, donde la gran mayoría no
percibe que se encuentre en un lugar que permita estar relajado.

Al comparar con las opiniones vertidas por los internos del módulo 5, emergen las diferencias
que este estudio puede visibilizar. Las puntuaciones promedio reflejan la mayor distancia entre un
módulo y otro, demostrando las diferencias entre los establecimientos y cómo la experiencia del
encierro en cada uno de ellos puede ser percibida y vivida en formas radicalmente distintas.

La Unidad 31, continuando con el orden de puntuación visto hasta ahora, se ubica en un punto
medio entre ambos.

Porcentaje de internos que manifestó estar de acuerdo/muy de acuerdo con los ítems sobre “Bienestar”
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
1. Mi experiencia en este módulo es dolorosa* 55,9 22,7 46,8
2. Mi experiencia de encarcelamiento en este módulo en par-
70,0 35,6 57,4
ticular ha sido muy estresante*
3. Tengo miedo de perder mi salud mental acá adentro* 55,9 28,3 51,1
4. Puedo ser yo mismo en este lugar 33,3 71,8 42,0
5. El ambiente en este módulo es relajado y amigable 28,6 78,3 52,9
Media 2,5 3,7 2,9
Fiabilidad de la escala 0,787 0,661 0,774
Tabla 1.10 *Los valores fueron invertidos para obtener la media de la escala

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Desarrollo personal

“El trabajo está muy bueno. Al principio no tenía idea como manejar las herramientas, pero de a
poco fui aprendiendo y ahora ya la tengo re clara. Me gusta poder trabajar acá así te despejas y
aprendés algo nuevo”. Interno, módulo 2.

La dimensión refiere a “la posibilidad de pasar el tiempo de manera constructiva dentro de la pri-
sión, donde haya oportunidades para el desarrollo personal y los internos puedan desarrollar su
potencial, encontrar un objetivo o una meta para cuando tengan que salir nuevamente al mundo”.
(Liebling, A 2004)

Como objetivo principal de la doctrina penitenciaria, la reinserción social se apoya principalmen-


te en la posibilidad de desarrollar un trabajo y aprender un oficio, así como en cursar niveles de
estudio, tanto inicial, secundario o terciario/universitario. Los internos en cárceles federales en su
mayoría realizan una o ambas actividades; en este caso se busca indagar acerca de la percepción y
el valor que le otorgan a estas actividades que realizan.

Es notable que a nivel de promedios generales, si bien la disposición del ranking entre los módu-
los se mantiene invariable, los tres tienen valoraciones por encima del nivel regular. Sin embargo,
podemos notar que en general sólo la mitad de los internos consideran que el trabajo que realizan
los ayuda a desarrollarse personalmente.

La educación recibe puntuaciones similares, si bien en el módulo 5 es valorada con mejores pun-
tuaciones por los internos.

Sólo la mitad de los internos del módulo 3 valoran positivamente las actividades que realizan; sin
embargo, al observar la media cercana al puntaje regular, podemos intuir que no existe un rechazo
muy amplio a estos ítems sino más bien una indiferencia, reflejada en el valor ni de acuerdo ni en
desacuerdo que provee cada opción de respuesta de los ítems.

Es interesante observar que de los tres establecimientos, dos tercios de los internos consideran que
la estadía en la cárcel es una oportunidad para poder cambiar. La obtención de este dato es impor-
tante para considerar que existe una predisposición general a intentar transformar ciertos hábitos,
y queda la difícil tarea de lograr conectar esta predisposición con actividades que los internos
sientan productivas para atravesar el período de encierro y funcionen como herramientas para el
momento en que salgan en libertad. Los niveles de aburrimiento y el descreimiento en las activi-
dades realizadas en el módulo 3 por la mayoría de los internos demuestran el constante desafío que
implica diseñar incentivos adecuados para este perfil de internos.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Porcentaje de internos que manifestó estar de acuerdo/muy de acuerdo con los ítems sobre
“Desarrollo Personal”
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
1. La educación que recibo estando acá me ayuda a desarro-
48,6 80,8 53,1
llarme personalmente
2. El trabajo que hago acá me ayuda a desarrollarme perso-
50,0 59,1 55,1
nalmente
3. La realización de cursos acá me ha ayudado a desarrollarme
40,6 65,1 58,3
personalmente
4. Aprendo mucho con las actividades que realizo acá 40,6 64,4 44,9
5. En general, estoy “dejando pasar el tiempo” en vez de estar
51,5 47,7 37,0
“usando el tiempo” para algo*
6. Me aburro muy seguido acá* 67,7 50,0 52,0
7. Me están ayudando a llevar una vida respetuosa de la ley
47,8 80,9 58,0
para cuando salga en libertad
8. La actividad principal que hago en este módulo es intere-
40,6 62,2 46,0
sante
9. El tiempo que estoy acá es una oportunidad para poder
70,4 84,1 66,0
cambiar
10. Lo que hago en este módulo me ayuda a pensar en planes
55,9 60,0 56,0
para cuando salga en libertad
11. Me siento motivado a involucrarme en actividades en este
50,7 73,9 35,4
módulo
Media 3,1 3,6 3,4
Fiabilidad de la escala 0,878 0,847 0,894
Tabla 1.11

Visita y contacto familiar

“Cuando vino mi familia de Portugal, pedí 5 días consecutivos de visita y me los concedieron. Eso lo
valoro mucho” Interno, módulo 5, CPF I

“Un buen día: el día de visita. Lo esperás con ansia, preparás cosas para la visita” Interno, módulo 3, CPF I.

“El teléfono es prácticamente todo” Interno, módulo 3, CPF I

En todas las conversaciones previas llevadas a cabo con internos, la temática de las visitas y el
contacto familiar adquirió una relevancia muy importante. Al analizar esta dimensión, se busca
conocer el grado en que la cárcel les permite y ayuda a mantener contacto con la familia y fomenta
el desarrollo de los vínculos con ella.

31
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Una de las pautas de la filosofía penitenciaria es garantizar el contacto con la familia como medio
para el desenvolvimiento emocional del interno y el favorecimiento de las posibilidades de edu-
cación y trabajo en pos de la reinserción social. A su vez, diversas medidas judiciales operan para
lograr la proximidad del interno con la familia. En situaciones en las que la distancia y la imposi-
bilidad de viajar de los familiares dificultan el contacto, se pueden realizar traslados periódicos de
internos a un establecimiento cercano a donde reside la familia para que no se pierda el contacto.
Al observar las medias generales –tabla 1.12–, vemos que la Unidad 31 y el módulo 5 no pre-
sentan diferencias significativas. No así el módulo 3, que presenta una calificación más baja
respecto a los demás.

La queja más frecuente en los tres establecimientos es la duración del horario de visita5; si bien
es importante profundizar sobre este tema para cada módulo, hay que tomar en consideración la
particularidad de la situación de encierro; parafraseando a un interno en una reciente entrevista,
“el horario de visita siempre será breve”.

El ritmo de frecuencia de las visitas es mejor percibida entre el módulo 5 y la Unidad 31 que el
módulo 3. Lo mismo sucede con el trato recibido por los agentes así como la sensación de poder
mantener la relación con la familia estando encerrado.

Porcentaje de internos que manifestó estar de acuerdo/muy de acuerdo con los ítems sobre
“Visitas y Contacto Familiar”
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
Puedo recibir visitas bastante seguido acá 29,9 56,8 51,1

Mis visitas son tratadas bien por los agentes 17,6 46,6 47,9

La duración del horario de visita es suficiente 7,3 46,7 33,3


Puedo mantener la relación con mi familia estando en este
52,9 81,8 80,0
módulo
Media 2,4 3,5 3,3

Fiabilidad de la escala 0,734 0,776 0,726


Tabla 1.12

Decencia
La dimensión busca conocer las posibilidades de aseo personal, la limpieza de la celda y las posi-
bilidades de tener privacidad o pasar tiempo fuera de la celda.

Nos encontramos aquí con la dimensión mejor calificada en todos los establecimientos penitencia-
5. Cabe destacar que desde el SPF se está trabajando en la optimización del proceso de ingreso de visitas, a los fines de mejorar los controles y
dotando al procedimiento de agilidad, transparencia y rapidez y así lograr mayores niveles de eficiencia y eficacia.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

rios estudiados: los internos en su gran mayoría aprueban las posibilidades de aseo y limpieza que
se les ofrece. La idea de “decencia” se encuentra muy ligada a la de condiciones generales de vida
ya que involucra disponibilidad de recursos materiales como duchas y la posibilidad y acceso para
usarlas y productos de aseo y limpieza, entre otros.

En lo referido a la privacidad es donde se encuentra la mayor diferencia. El módulo 3 posee ni-


veles significativamente más bajos que los otros dos establecimientos. Los niveles de acuerdo del
módulo 5 son los más altos para toda la serie.

Porcentaje de internos que manifestó estar de acuerdo/muy de acuerdo con los ítems sobre “Decencia”
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
Tengo la posibilidad de mantener mi celda limpia y decente 78,9 95,7 88,7
En este módulo tengo la posibilidad de mantenerme limpio e
71,6 91,5 80,8
higiénico
Siento que tengo la suficiente privacidad en este módulo 39,7 71,1 53,2

Media 3,6 4,2 4,0

Fiabilidad de la escala 0,637 0,399 0,760


Tabla 1.13

Condiciones generales de vida

De acuerdo a los estudios realizados por el Centro de Investigación de Prisiones de la Universidad de


Cambridge, los aspectos morales son fundamentales para comprender la calidad de vida de cada esta-
blecimiento. Sin embargo, esto es así una vez que existe un umbral que garantiza ciertas condiciones
básicas materiales de vida. Nos pareció pertinente dada la realidad latinoamericana, incorporar una
dimensión por fuera del ámbito estrictamente moral que busque conocer las percepciones respecto a las
condiciones materiales de vida dentro de la cárcel.

Se mantiene el orden que posiciona al módulo 3 como aquel con indicadores más bajos, si bien ninguno
de los tres logra superar la puntuación media. La dimensión muestra los resultados más bajos para todos
los establecimientos del estudio realizado. La crítica a los modos de las requisas, problema persistente
que surge en una gran cantidad de entrevistas con internos, resulta ser peor valorado en el módulo 5 que
en la Unidad 31 de mujeres.

En cuanto a la comida ofrecida se han implementado mejoras desde el SPF6 que consideramos podrán
6. Desde el SPF se comenzó a trabajar en la aplicación de benchmarking, que consiste en un proceso de evaluación continuo y sistemático de la
gestión de calidad de la administración. Asimismo respecto de la metodología empleada para el suministro de alimentos se pasó de la compra
de la materia prima en crudo para la elaboración de la comida y su posterior distribución una vez elaborada a la implementación de un sistema
de viandas en cocido. Posteriormente, se creó el Sistema de Monitoreo del Servicio de Alimentación -SiMSA- , que consiste en una herramienta
informática que tiene como finalidad mantener un eficiente control y monitoreo de la cantidad de comidas.

33
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

verse reflejadas en el siguiente estudio de desempeño moral que realizará el Instituto de Criminología.

Porcentaje de internos que manifestó estar de acuerdo/muy de acuerdo con los ítems sobre
“Condiciones Generales de Vida”
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
La cantidad y calidad de comida recibida por día es buena 5,8 19,6 24,1

Sufro de calor o frío extremo dentro de la celda* 67,2 37,6 36,7


Los agentes son cuidadosos con mis pertenencias durante la re-
13,2 29,8 40,8
quisa
En este módulo los internos en celdas de aislamiento son trata-
14,7 66,7 22,5
dos correctamente
Media 1,9 2,8 2,6

Fiabilidad de la escala 0,528 0,172 0,733


Tabla 1.14 *Los valores fueron invertidos para obtener la media de la escala

Aspectos positivos y negativos de la experiencia en prisión

Las últimas dos preguntas del cuestionario fueron redactadas en formato abierto y buscaban
conocer la opinión de los internos respecto a los aspectos más positivos y negativos de su ex-
periencia en el módulo. En la tabla 2.1 se grafican los resultados de la totalidad de menciones
obtenidas por establecimiento.

En cuanto a las características positivas, en las tres unidades los internos mencionan que la po-
sibilidad de estudiar, realizar cursos y trabajar son los aspectos más valorados dentro de la expe-
riencia carcelaria.

Para los internos del módulo 3 y en consonancia con los resultados esgrimidos en las páginas ante-
riores de este estudio, el segundo aspecto más positivo se relaciona con el tiempo transcurrido con
las visitas y el uso del teléfono, mientras que para las mujeres alojadas en la Unidad 31, el segundo
lugar de importancia lo ocupa la posibilidad de estar con sus hijos menores de 4 años viviendo con
ellas en los pabellones.

En cuanto al módulo 5, el segundo aspecto más valorado son las condiciones de detención y el
trato recibido por los agentes penitenciarios; en consonancia con los resultados anteriores, este
aspecto es muy bajo para el módulo 3.

La situación es más dispar cuando observamos los aspectos negativos. En el módulo 3 el factor
más negativo está relacionado con las condiciones de detención y el trato recibido por los agentes.
El porcentaje de menciones en este aspecto es similar al de las mujeres en la Unidad 31, quienes

34
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

expresaron dificultades en el trato con parte del personal penitenciario.

Sin embargo, tanto para las internas de la Unidad 31 como los del módulo 5, el principal aspecto
negativo radica en la tristeza y la soledad de encontrarse privada de su libertad.

En el cuadro se vuelcan otros aspectos negativos expresados por los internos tales como la calidad
de la comida recibida, el trato a las visitas durante el ingreso, la insuficiencia de actividades y la
imposibilidad de pasar más tiempo al aire libre fuera del pabellón.

En cuanto a la cantidad de respuestas, es interesante observar que tanto el módulo 3 como la Uni-
dad 31 tienen mayores tasas de respuesta en los factores negativos que en los positivos. Es decir,
hay mayor interés en volcar aspectos ligados a insatisfacciones y problemas, que a cuestiones
percibidas como positivas.

El módulo 5 en cambio tiene la tasa de respuesta más baja en cuanto a los factores negativos y
el ratio más alto de respuesta/interno para los factores positivos, con casi tres respuestas por en-
cuestado. En consonancia con lo observado durante todo el estudio, son los internos del módulo 3
quienes ostentan una mayor ratio de respuesta en las preguntas negativas.

Aspectos positivos. Total de menciones


“En tu opinión, ¿cuáles son los tres aspectos más positivos de tu vida en este establecimiento penitenciario?”
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
Posibilidad de estudiar/trabajar/realizar cursos 42% (1) 32% (1) 36% (1)
Visita / teléfono 20% (2) 12% 5%
Reflexionar / cambios personales / futuro 12% (3) 13% (3) 2%
Trato del personal/ condiciones de detención 4% 18% (2) 8%
Posibilidad de mantener el vínculo familiar con los hijos - - 11% (2)
Buena convivencia - 8% 10% (3)
Atención de profesionales de la salud - 4% 8%
Posibilidad de salir al patio / deporte al aire libre 5% - 5%
Ninguna / nada 4% 3% 1%
Otros 13% 10% 14%
Total de respuestas 150 120 118
Cantidad de internos que respondieron al menos un aspecto 61/73 43/50 47/54
positivo (84%) (86%) (87%)
Ratio cantidad de respuestas/interno que contesto 2,5 2,8 2,5

Tabla 2.1

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Aspectos negativos. Total de menciones


“En tu opinión, ¿cuáles son los tres aspectos más negativos de tu vida en este establecimiento penitenciario?”
Ítem Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
Condiciones de detención / Trato del personal 22% (1) 8% 24% (2)
Comida 15% (2) 10% 4%
Trato a visitas en ingreso / Poco tiempo de visita 13% (3) 8% -
Estar preso / Soledad / Extrañar familiares 12% 23% (1) 29% (1)
Falta de actividades / Aburrimiento 9% 18% (2) 7%
Encierro / No poder salir 7% 12% (3) 3%
Mala convivencia 2% - 9% (3)
Discriminación - - 5%
Demoras / Burocracia / Encomiendas - 9% -
Mala atención médica 3% 2% 2%
Drogas / Alcohol 2% - -
Otros 15% 10% 17%
Cantidad de respuestas 170 91 98
Cantidad de internos que respondieron al menos un aspecto 66/73 38/50 48/54
negativo (90%) (76%) (89%)
Ratio cantidad de respuestas/Interno que contesto 2,6 2,4 2,0
Tabla 2.2

Evaluación general

En la última pregunta donde los internos debían calificar su Unidad en relación a la calidad de vida
percibida por ellos en una escala del 1 al 10. Luego de haber visto las dimensiones anteriores, no
sorprenden los resultados obtenidos.

El Módulo 3 resulta ser el peor evaluado: solo dos de cada diez internos consideran que hay un
ambiente favorable y positivo. Solo un interno calificó la calidad de vida existente con la nota 10.

En cuanto a las puntuaciones negativas, del 54% que calificó con menos de 4 al establecimiento, el
20% lo hizo con 1, mostrando un rechazo rotundo a los niveles de convivencia del módulo.

En cuanto a la Unidad 31, las puntuaciones se ubican en niveles más bien regulares, donde la per-
cepción negativa es significativamente baja: solo el 20% puntúa con menos de 4, y casi la mitad de
las internas percibe la calidad de vida en forma positiva. En relación a las puntuaciones extremas,
un 12% calificó con la nota más baja al establecimiento –1– , mientras que otro 12% calificó con
diez al establecimiento.

36
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

El módulo 5 presenta los guarismos más elevados, casi el 80% está satisfecho con la calidad de
vida que existe en su experiencia de privación de libertad y solo uno de cada diez se muestra in-
satisfecho. La calificación más baja existente es un 3, lo que demuestra que no existen posiciones
negativas extremas respecto al desempeño de la Unidad.

Positiva 19%
(7-10) 46%
27% 77%
Regular
(5-6) 30%
30%

54%
Negativo 15% 24%
24%
(1-4) 8%
Unidad

Gráfico 1.1

Escala del 1 al 10 de calidad de vida - desagregado por calificación

Gráfico 1.2

40%

30% Módulo
ulo 3 3

20%
Módulo
ulo 5 5
10%

0% Unidad
ad 31 31

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Resultados generales

“Lo que vemos en nuestro trabajo, ahora terminado, nos recuerda que los seres humanos desean estar en am-
bientes sociales que contienen ciertas virtudes –como la justicia y el respeto– y que la experiencia de estar en
ambientes punitivos donde no existe el respeto es una experiencia traumática y perturbadora. (…) A la opinión
pública se la induce a creer que los “programas de reinserción” son el santo grial en cuanto tratamiento para
la reinserción, pero no se considera el contexto en el que son realizados. Sin respeto, dignidad o trato justo
¿Cómo es posible el desarrollo personal?” (Liebling, 2004)

Dimensiones relacionales

Las dimensiones relacionales son aquellas que describen especialmente las particularidades y la
forma de la relación entre agentes e internos. Observando la tabla 3.1 notamos en primer lugar
que el módulo 5 tiene una media de calificación alta –3,8–, cercano a un puntaje que traducido al
valor cualitativo expresaría que en promedio los internos del módulo 5 se mostraron de acuerdo
con las frases afirmativas realizadas en el cuestionario. Recordemos que la escala del cuestio-
nario está conformada por frases que requieren una calificación por parte de los internos, con
niveles que van desde muy en desacuerdo (1) a muy de acuerdo (5). Tomando en cuenta que mu-
chos de los ítems contenían aseveraciones muy positivas, estar cerca de un nivel de acuerdo (4)
general, expresa una percepción muy buena de lo que son las relaciones entre internos y agentes
en ese módulo.

Dimensiones relacionales Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31


Media 2,9 3,8 3,4
Tabla 3.1

Dimensiones relacionales M.3 /M.5 M. 3 / U.31 M. 5 / U31


Diferencias de medias 0,9 0,5 0,6
Tabla 3.2

La diferencia más grande se encuentra entre el módulo 5 y el módulo 3, que indica una media por
debajo del umbral regular. De las dimensiones que componen este grupo, solo respeto se encuen-
tra por arriba del puntaje regular, mientras que confianza y apoyo son evaluadas como las más
negativas.

En el caso de la Unidad 31, el promedio se encuentra por arriba del puntaje regular, y por debajo

38
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

de los guarismos del módulo 5. Solo la dimensión de confianza se encuentra por debajo del puntaje
de aprobación.

Es interesante observar las variables distribuidas en el gráfico 3.1 incluido a continuación. Las
dimensiones se comportan prácticamente igual para los tres módulos, independientemente de los
valores más altos o bajos que tienen. Es decir, respeto fue la dimensión más alta en todos, y con-
fianza el más bajo en los tres –salvando el decimal de apoyo para el módulo 5–.
5,0

4,5 4,5 4,2


4,0 4,2
4,0
4,0 3,8
4,0 3,7 3,6
3,3
3,5
3,5 3,7 3,6
3,5 3,3
3,3 3,8
3,5
3,0 3,3 3,3 3,3
3,3 3,3 2,9
2,9
3,0 2,8 2,9
2,5
2,7
2,9 2,5
2,8 2,7
2,0 2,5
2,5
1,5
2,0 Hum anidad Respeto Apoyo Relación Confianza
Humanidad Respeto Apoyo Relación Agente- Confianza
Age nte/Interno
Internos
Módulo 5 Módulo 3 Unidad 31
Módulo 5 Módulo 3 Unidad 31
Gráfico 2.1

Dimensiones de Régimen

Las dimensiones que conforman este grupo están relacionadas principalmente con la estructura
formal en la que se pauta la convivencia dentro de una cárcel. Como hemos mencionado anterior-
mente, más allá de la distinción analítica, ambos grupos de dimensiones se encuentran íntimamen-
te relacionados entre sí.

En primer lugar, vemos que los tres establecimientos tienen puntajes sensiblemente menores en
comparación con los obtenidos en las dimensiones relacionales. Nuevamente en el orden se pre-
senta primero el módulo 5, luego el módulo 3 y finalmente la Unidad 31. Las diferencias entre los
extremos son levemente inferiores (0,8), entre el módulo 5 y la Unidad 31 es igual (0,4) y entre el
módulo 3 y la Unidad 31 la diferencia se achica un decimal. Sin embargo, en términos generales,
los puntajes se parecen mucho a los obtenidos en las dimensiones relacionales.

39
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Dimensiones del régimen


Dimensiones de Régimen Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31
Media 2,8 3,6 3,2
Tabla 3.3

Diferencia de medias
Dimensiones de Régimen M.3 /M.5 M. 3 / U.31 M. 5 / U31
Diferencias de medias 0.8 0.4 0,6
Tabla 3.4

En el gráfico 2.2 podemos apreciar el mismo patrón que primaba en el de dimensiones relaciona-
les: las variables se comportan de forma muy similar para los tres establecimientos. Los niveles
de decencia son los más altos, en segundo lugar los de seguridad (salvo para módulo 3 por un
decimal), mientras que las condiciones generales de vida representan los números más bajos. Con-
sideramos que el cuestionario fue comprendido por los internos, ya que es muy difícil que este tipo
de patrones queden liberados al azar. Los niveles de orden y el tema de las visitas para el módulo
3 presentan los peores guarismos, mientras que desarrollo personal y decencia se encuentran por
encima del puntaje regular.

En cambio, el módulo 5 contiene dimensiones con puntuaciones realmente altas, lo que confirma
una posible situación de excepcionalidad en comparación con otros establecimientos que integran
centros de detención de máxima seguridad.

Nuevamente la población de internas mujeres de la Unidad 31 se encuentra fluctuando por encima


y debajo del nivel de aprobación para distintas dimensiones.
4,5 4,2
4,0
4,0 3,7 3,6 4,2
3,5 3,6 3,5 4,0
3,4 4,0
3,54,0
3,13,5 3,7 3,4 3,6
3,03,5 3,4 2,9 3,3 3,6 4,0 2,8
2,7 3,1
2,93,1 3,0 3,6 2,9 3,4
2,53,0 3,3 3,6 2,8
2,7 2,5
2,6
2,9 2,3 3,0 3,1 2,4
2,02,5
2,5 2,4 1,9
1,52,0
2,3
Trato Justo Orden Seguridad Bienestar Desarrollo Visitas Decencia Condiciones
1,5 Persona l de Vida
Trato Justo Orden Seguridad Bienestar
Módulo 5 Módulo 3 Unidad 31
Módulo 5 Módulo 3
Gráfico 2.2

40
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Conclusiones

Este estudio es una primera aproximación al concepto de desempeño moral en Argentina, adap-
tando un instrumento diseñado por el grupo de investigación que dirige Alison Liebling en la
Universidad de Cambridge (Reino Unido).

Los resultados de esta prueba piloto nos permiten concluir que se lograron los objetivos de la me-
dición y la adaptación del cuestionario fue satisfactoria, en el sentido de que logró medir lo que se
buscaba, y eso se puede verificar tanto en los resultados estadísticamente significativos como en la
diferencia exhibida en los números para los tres módulos. Estas diferencias eran esperables por in-
vestigadores y participantes del estudio, debido a las características y particularidades de cada uno
de los espacios de alojamiento evaluados:

Módulo 3, CPF I: internos de alta conflictividad y porcentajes altos de reincidencia,

Módulo 5, CPF I: internos extranjeros anglo parlantes, 65% de la población mayor de 59 años.

Unidad 31, Centro Federal de detención de mujeres: internas mujeres, residentes con hijos de
hasta 4 años en la celda.

Los resultados nos muestran diferencias estadísticamente significativas entre los establecimientos,
y esas diferencias se encuentran en la dirección que uno podría esperar, tomando como preconcepto
una relación directamente proporcional entre niveles de conflictividad del módulo y dificultades en
la convivencia entre internos y personal penitenciario.

El instrumento cumplió su primer objetivo y nos encontramos en condiciones de utilizarlo para


medir el desempeño moral de otros establecimientos para, de ese modo, trazar comparaciones en-
tre ellos. Es importante realizar un trabajo cualitativo previo en las unidades que sean estudiadas
para conocer si hay especificidades que deban ser incluidas o corregidas en el cuestionario.

En cuanto a los resultados generales, en primer lugar podemos afirmar que el módulo 5 está calificado muy por
encima de un criterio regular. Le sigue, en calificación, la Unidad 31 y, por último, el módulo 3 (ver tabla 4.1).

Dimensiones generales Módulo 3 Módulo 5 Unidad 31


Media 2,8 3,6 3,3
Tabla 4.1

Dimensiones generales M.3 /M.5 M. 3 / U.31 M. 5 / U31


Diferencias de medias 0,8 0,5 0,7
Tabla 4.2

41
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

En segundo lugar, al analizar los datos de todas las dimensiones para cada módulo, podemos
detectar una tendencia general en los patrones de respuestas (gráfico 4.1) que podría indicar un
comportamiento general de dimensiones morales que se repita a lo largo de varios establecimien-
tos en Argentina. Por supuesto, es una hipótesis que debe ser contrastada con nuevos estudios en
diferentes establecimientos del país.

El patrón revela que, en general, aquellas dimensiones que mantienen puntuaciones altas para una
unidad también lo hacen –relativamente– para las otras. Es decir, tanto los niveles de decencia,
–que involucra la capacidad de mantenerse a sí mismo y a su celda limpia e higiénica–, como los
niveles de respeto en la relación con el personal, son los más altos en las tres unidades.

Lo mismo sucede con las dimensiones calificadas en forma negativa para las tres unidades. Los
niveles de “condiciones de vida” existentes, la confianza hacia el personal y la percepción del “or-
den” dentro de la unidad son las dimensiones que mantienen puntuaciones más bajas.

Asimismo, para las tres unidades los resultados de las dimensiones “relacionales” –confianza,
respeto, apoyo, entre otras–, recibieron puntuaciones más altas que las que tienen que ver con el
“régimen” formal de cada unidad –trato justo, orden, seguridad–.

4,5 4,2 4,2


4,0 4,0
4,0 3,8 3,7 3,7 3,6
3,5 3,5 3,5
3,3 3,3 3,3 3,4 4,0
3,5
2,9 3,6 3,4
3,0 3,3 3,3 2,9 3,3 2,8
3,1 2,7
2,9 3,0 3,1
2,5 2,8 2,9 2,6
2,7 2,7
2,5 2,5 2,4
2,0 2,3
1,9
1,5

Módulo 5 Módulo 3 Unidad 31



Gráfico 3.1

Es interesante evaluar si estos datos pueden contribuir a comprender mejor los modos de funcio-
namiento y los valores imperantes dentro del personal del SPF y el modo de relación que tienen
con los internos. Si bien todas las instituciones se transforman a lo largo de la historia, es posible
que existan algunos valores que están inscriptos con más vehemencia en la identidad penitenciaria
y entren en tensión cuando se plantean cambios en la forma de trabajo.

42
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Asimismo, queda pendiente extender el estudio de desempeño moral a la mayor cantidad de uni-
dades posibles para poder trazar un mapa comparativo de todos los establecimientos y comprender
mejor las fortalezas y debilidades que resguarda cada unidad, y determinar si existen diferencias
significativas en base a la ubicación geográfica, la población alojada y el nivel de seguridad de
cada establecimiento estudiado, perfil criminológico, tipología delictiva.

Esperamos que este tipo de estudios ayuden a conocer con mayor profundidad algunos aspectos
difíciles de identificar en evaluaciones cuantitativas, y que constituyan un aporte para mejorar las
condiciones de vida dentro de los establecimientos penales de la Argentina a través de la ejecución
de políticas penitenciarias específicas.

43
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

44
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Capítulo II
Violencia entre internos en establecimientos
penitenciarios federales del interior del país:
una aproximación a la problemática
desde la perspectiva de los internos

45
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

46
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Violencia entre internos en establecimientos penitenciarios federales


del interior del país: una aproximación a la problemática
desde la perspectiva de los internos

El trabajo que presentamos a continuación pretende ser un aporte empírico al complejo problema
de la violencia entre internos dentro de los establecimientos penitenciarios federales argentinos. La
perspectiva de abordaje elegida en este caso es la percepción del interno sobre la problemática, con el
objetivo de que este análisis pueda convertirse en una herramienta conceptual para analizar los mo-
dos, las causas y las implicancias que la violencia adquiere en los contextos particulares de encierro.

La encuesta fue diseñada con el fin de obtener un panorama general de la situación de violencia entre
internos en los establecimientos penitenciarios del interior del país. Esta tarea conlleva grandes difi-
cultades en un mundo tan heterogéneo como las prisiones federales, donde los niveles de violencia son
muy disímiles, tanto a nivel de la Unidad Residencial como del pabellón al interior de cada Unidad.

Cabe destacar, en primer lugar, que de la cantidad de casos analizados es posible obtener con-
clusiones generales, pero el estudio no permite analizar unidades en particular debido a que la
cantidad de casos y la variabilidad a su interior no serían estadísticamente significativos para ob-
tener conclusiones válidas1. Una prueba piloto de este cuestionario fue realizado por el Instituto
de Criminología en el año 2015 en el Complejo Penitenciario Federal I, Complejo Penitenciario
Federal II y Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el cual fue
publicado en la primera edición de la Revista de Criminología.2

Son varios los factores asociados con la violencia en los que se ha hecho hincapié en estudios
sobre los sistemas penitenciarios. Como mencionan Homel y Thompson, las principales líneas
argumentativas exploran “las características preexistentes de los internos (por ejemplo, la edad y
el sexo); factores estructurales o situacionales (el diseño arquitectónico y el nivel de seguridad del
establecimiento) prácticas de gestión (modelos de manejo y distribución de personal, conocimien-
tos y capacitación del personal, cultura de la prisión y estilo de gestión); influencias ambientales
(por ejemplo, las presiones políticas sobre los administradores de prisiones y las tensiones racia-
les) (…) La mala gestión de las prisiones, que resulta en formas de control disfuncionales, surge
como una de las principales causas de la violencia interpersonal”.3

1. Para generar una base de datos confiable se encuentra en desarrollo un instrumento de relevamiento de indicadores que permitan cuantificar
el coeficiente de riesgo de cada establecimiento en relación al perfil de internos que aloje y la combinación de variables objetivas, de seguridad
dinámica, procedimental y física que aplique.
2. Revista de Criminología del Servicio Penitenciario Federal—Instituto de Criminología. Número I, Año 2015, Instituto de Criminología- Servicio
Penitenciario Federal. Disponible en línea: http://www.spf.gob.ar/drive/repo/general/revista_de-criminologia_n1_2015.pdf .
3. HOMEL, R. & THOMSON, C. (2005). Causes and prevention of violence in prisons. In Sean O’Toole & Simon Eyland (Eds.), Corrections crimino-
logy (pp. 101-108). Sydney: Hawkins Press.

47
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

La violencia intramuros es abordada por algunos autores en relación a las interacciones entre las
personas que conviven al interior de las unidades. Como menciona Liebling en su estudio sobre
las relaciones sociales entre internos: “Algunos estudiosos de la prisión han sugerido que existe
una relación causal entre la naturaleza y la calidad de las relaciones de los reclusos con el personal
y los tipos de relaciones sociales que se forman entre los presos. El personal vigila el ambiente de
la prisión en diferentes grados y de diferentes maneras, lo que permite diferentes tipos de intensi-
dades de vida social entre internos.(…) Una contribución significativa a este análisis fue hecho en
1996 por Sparks, Bottoms y Hay, quienes mostraron que los regímenes y los “estilos de vigilancia
y control” en funcionamiento en dos cárceles de máxima seguridad (Albany y Long Lartin) dieron
lugar a ritmos y tipos de violencia radicalmente diferentes entre presos”.4

Es posible que cada perspectiva aporte reflexiones originales y productivas a la hora de analizar el
fenómeno de la violencia intramuros. Para el desarrollo de este estudio nos interesa destacar que
todas estas aproximaciones sociológicas consideran a la violencia intramuros como un problema
complejo que excede la mera interacción amenazante entre dos o más personas y que debe ser
analizado como un fenómeno interrelacionado con una gama de variables más amplia, ajenas en
principio a la observancia empírica de dos internos enfrentándose dentro de un pabellón.

El objetivo del presente estudio es analizar en detalle las dinámicas, formas y usos de una faceta
de lo que representa la violencia en los establecimientos penitenciarios. Sólo a nivel conceptual y
con fines analíticos la violencia interpersonal entre internos puede ser separada para su análisis y
construida como objeto de investigación autónoma. Para comprender con mayor claridad su des-
envolvimiento y características, debe ser luego reinscrita en la trama de relaciones que configuran
el sistema penal actual y sus prácticas. Sin reconocer el entramado de relaciones con el personal,
las características de cada institución y las agencias de control penal que intervienen en la realidad
carcelaria, estaríamos aislando una problemática que es comprensible ante todo de manera holís-
tica y que responde y se interrelaciona con una gran variedad de factores.

La posibilidad concreta que tiene un interno para ser trasladado de pabellón por amenazas o coer-
ción, la cantidad y calidad de programas terapéuticos en la unidad, la aplicación virtuosa del
concepto y conducta como criterios para la progresividad de la pena, la infraestructura y el nivel
de hacinamiento, el accionar de la justicia en cuanto a la persecución de delitos intramuros, entre
otros aspectos, pueden modificar sustancialmente los límites y las características de la violencia
entre las personas privadas de su libertad.

En el presente estudio nos ocuparemos de la violencia en el sentido que la define Michaud (1978),
como “una situación de interacción, donde uno o varios actores actúan de forma directa o indirecta,
masiva o dispersa, dirigiendo su ataque contra uno o varios interlocutores en grado variable, sea en su
4. LIEBLING, A. (2012) Social relationships between prisoners in a máximum security prison: Violence, faith, and the declining nature of trust.
Journal of Criminal Justice, 40 (1), pp 413-424.

48
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

integridad física, integridad moral, en sus posesiones o en sus participaciones simbólicas y culturales”.5

Los niveles de violencia en los establecimientos penitenciarios difieren en forma notable, en canti-
dad y en sus formas, entre distintos pabellones, unidades y complejos. Con este estudio intentare-
mos aportar evidencia empírica que contribuya a la reflexión y a la ejecución de políticas públicas
en pos de la disminución de los índices de violencia carcelaria en la Argentina. Cabe destacar, que
se ha creado bajo la órbita de la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Federal, el Servicio
de Reducción de Violencia, con el objetivo de desarrollar, implementar y coordinar acciones en
pos de reducir los riesgos de conflictividad y violencia en los establecimientos penitenciarios.

Este tipo de estudios debe ser continuado a través del tiempo para poder medir longitudinalmen-
te el nivel de éxito o fracaso de las políticas destinadas a reducir la violencia. También debe ser
complementado con trabajos de índole cualitativa, y con la incorporación de la percepción de los
agentes penitenciarios, los organismos de control y las autoridades que trabajan diariamente en los
penales. Lo que sigue es una selección y análisis de los resultados más salientes de la encuesta.

Metodología

La presente encuesta a internos de establecimientos del SPF fue realizada entre los meses de junio
y octubre de 2016, con el objetivo de conocer su percepción en cuanto a los hechos de violencia
que ocurren en los pabellones y el modo en que experimentan la idea de seguridad personal en el
establecimiento penitenciario en que están alojados.

La encuesta fue realizada a un total de 833 internos distribuidos en los siguientes establecimientos
penitenciarios:

Unidad Localidad Provincia Población encuestada Casos (n) Capacidad


6 Rawson Chubut Masculina 55 525
9 Neuquén Neuquén Masculina 90 236
7 Resistencia Chaco Masculina 100 370
14 Esquel Chubut Masculina 58 129
15 Rio Gallegos Santa Cruz Masculina 88 98
CPF III Güemes Salta Masculina y Femenina 202 494
5 General Roca Rio Negro Masculina 104 313
17 Candelaria Misiones Masculina 89 211
11 Roque Sáenz Peña Chaco Masculina 47 180
Total 833 2556

5. MICHAUD, Y. (1998). La violencia. Acento.

49
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Los datos fueron ponderados tomando en cuenta el peso proporcional de la población de cada
unidad con el fin de obtener resultados representativos a nivel general.

El error muestral se ubica en 2,8% para un nivel de confianza del 95%.

La técnica de recolección de datos utilizada consistió en un cuestionario estructurado con pregun-


tas cerradas y abiertas. El trabajo de campo estuvo bajo la dirección de personal del Instituto de
Criminología, dependiente de la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Federal.

El criterio de selección de los establecimientos se realizó tomando en cuenta la clasificación del


nivel de seguridad de la unidad/complejo, las características de conflictividad de la población pe-
nal y la cantidad de internos alojados.

La selección de los internos fue realizada de modo aleatorio dentro de los establecimientos, to-
mando en cuenta la heterogeneidad en cuanto a niveles de conflicto de cada pabellón dentro de las
Unidades y la voluntad del interno para responder a la encuesta.

Aquellas preguntas del cuestionario que ofrecían múltiples respuestas para el encuestado se pre-
sentan en los cuadros de acuerdo a la totalidad de menciones, es decir, la suma total de respuestas
no totaliza 100%. En caso de observar un guarismo del 90% debe interpretarse que 9 de cada 10
encuestados respondió por esa opción.

Los testimonios de internos y agentes que se incluyen a modo ilustrativo fueron tomados de en-
trevistas abiertas realizadas en 2016/17 en el Complejo Penitenciario Federal I, el Complejo Peni-
tenciario Federal II y el Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
A pesar de tratarse de internos o personal penitenciario que no están alojados o trabajando actual-
mente en las unidades indagadas en esta encuesta, se incluyen porque ayudan a comprender desde
esta perspectiva, con mayor profundidad, la forma en que se desenvuelven algunos conflictos en
forma genérica al interior de los pabellones y describen las formas y el sentido general que le dan
los actores involucrados a su acción, más allá de la ubicación geográfica de los establecimientos
en particular.

Niveles de violencia intramuros

Las dos preguntas que presentamos a continuación indagan sobre los niveles de padeci-
miento de violencia física de los internos, como así también de amenazas y la consecuente
sensación de temor expresada en relación a ser víctima de hechos de violencia por parte de
otro/s interno/s.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

¿Ha sufrido en el último año episodios de violencia por parte de otros internos?
%
Si 18,6
No 77,0
Ns/Nc 4,4
Total 100,0

¿Ha temido o teme sufrir hechos de violencia por parte de otros internos?
%
Si 29,3
No 62,6
Ns/Nc 8,1
Total 100,0

Dos de cada diez internos mencionan haber sido víctimas de la violencia por parte de otro inter-
no. Sin embargo, los porcentajes son muy disimiles al compararlos por Unidad. Por ejemplo, en
la Unidad 11 en Chaco, casi el 45% menciona haber sido víctima de violencia mientras que la
Unidad 17 en Misiones, solo lo hace el 5%. Si bien la muestra presenta algunas limitaciones al
momento de extraer conclusiones particulares, los datos obtenidos en las entrevistas nos inclinan
a confirmar que existe una diferencia de acuerdo al lugar de alojamiento respecto de los niveles
de violencia que pueden existir.

Interno CPF I “En los pabellones villa es complicado... acá en el pabellón 6 no hay pelea,
no hay apriete”.

Otro modo de sufrimiento asociado a la violencia que afecta la calidad de vida de los internos es
la sensación de temor permanente a ser víctima de un hecho violento.

Interno CPF II “Apenas llegué estuve encerrado dos días en la celda solo. Los otros inter-
nos pasaban y espiaban, me tocaban la puerta y me amenazaban, me decían que me iban
a explicar cómo son las cosas acá...”

Episodios de violencia + temor por rango etario


Edad
TOTAL
18-30 31-45 46 y más
Ha sufrido episodios 24,6% 22,0% 8,7% 18,6%
violentos: Sí
Teme sufrir episo- 31,5% 29,7% 27,0% 29,3%
dios de violencia

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Al analizarlo por rangos etarios, son los más jóvenes quienes sufren mayormente la propensión a
ser víctimas de violencia de otros internos.

Violencia en el momento de ingreso

¿En qué momento de la detención cree usted que se generan con mayor frecuencia los proble-
mas de violencia entre los internos?
%
Durante el primer mes 39,3
Durante el primer año 17,6
Posteriormente al primer año 0,6
Ns/Nc 42,5
Total 100,0

De acuerdo con los testimonios de los internos, el ingreso a una prisión suele ser un momento
crítico en el que se mezclan sensaciones como la angustia, el temor y la incertidumbre. La unidad
residencial designada y el grado de conflictividad y la forma de organización al interior de cada
pabellón serán cuestiones determinantes relacionadas con la experiencia del ingreso.

Cabe destacar, que los conflictos en el interior de un pabellón están íntimamente relacionados
con la red de interacciones vigentes en su interior, con sus códigos, jerarquías y niveles de orga-
nización. Dependiendo de las características del grupo formado, puede resultar en prácticas tan
disimiles como la ayuda y protección de la integridad física del recién llegado o la extorsión y el
hostigamiento permanente.

Varios internos coinciden en que hay factores que influyen en la menor probabilidad de sufrir ataques
y amenazas al momento del ingreso. En primer lugar, contar con un interno conocido y con el cual
hay buena relación dentro del pabellón facilita la inserción en una “ranchada” (grupo de internos que
comparten sus actividades dentro del pabellón) con la consecuente protección frente a los demás que
otorga ser una persona respetada dentro de un grupo. Como mencionó un celador del CPF CABA en
una entrevista “es muy raro que venga un interno primario que no conozca a nadie”.

Sin embargo, la ubicación del interno en uno u otro pabellón depende de una serie de decisiones,
que comienzan en la Unidad 28, ubicada en los Tribunales de Justicia, donde se decide en qué es-
tablecimiento penitenciario será alojado en base al cupo existente. Una vez en la unidad, el interno
es alojado en el sector de ingresos, donde una junta de clasificación compuesta por psicólogos,
médicos, trabajadores sociales, jefes de personal, entre otros, realizará el Dictamen Único Integral
(DUI), para conocer las características de la persona y el modo de abordaje del tratamiento. En
forma correspondiente, se le asigna un pabellón de acuerdo a su perfil en pos de evitar posibles
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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

conflictos con otros internos. En algunos complejos penitenciarios se está comenzando a utilizar
un instrumento objetivo de clasificación de riesgo (CIR) en base a diversas variables que orientará
la decisión de la junta.

Paralelamente, la justicia también puede intervenir a través de un pedido formal por parte del
abogado del interno para definir en qué unidad o pabellón debe alojarse. Esta situación frecuente-
mente trae inconvenientes en la gestión eficiente del establecimiento. Como mencionaba un oficial
de alto rango dentro de una unidad:

“Los jueces no analizan nuestros argumentos, y nos mandan de vuelta internos que acá
no pueden estar porque son muy conflictivos, a pesar que nosotros les avisamos que no
pueden estar acá porque van a generar conflicto. Todos quieren estar acá en esta cárcel
porque está en Ciudad Autónoma de Buenos Aires y tenés mejor acceso para las visitas y
para conseguir temas burocráticos”.

La tensa relación con la justicia aparecerá en reiteradas oportunidades durante la conversación con
las autoridades de las unidades. Consultados acerca de las estrategias del personal penitenciario
ante internos que cometen actos de violencia, abusos e intimidación a otros internos, las autorida-
des remarcan en primer lugar los obstáculos que impone la justicia para que ellos puedan tomar
medidas disciplinarias:

“Existe un garantismo total que dificulta la aplicación de sanciones y dificulta las ta-
reas de control por parte del servicio. No se llegan a terminar de elaborar los sumarios
disciplinarios que ya llega un oficio de un juzgado o defensoría mandando suspender la
sanción”.

“Los hechos de violencia no son investigados por las fiscalías. Las lesiones graves o, in-
cluso, homicidios dentro de la cárcel no tienen sanción penal. Se hace difícil trabajar y
explicar el valor vida si no hay reproche de las acciones violentas e ilícitas”.

De acuerdo a su opinión, esto desmotiva al personal a proceder con este tipo de sanciones formales
ante algún incidente. Las sanciones pueden abarcar desde separar al interno de la población común
hasta una disminución en la calificación conceptual que afectará su régimen de progresividad.

Otro factor que influye en contar con mayores probabilidades de sufrir o no violencia, es el tipo de
delito por el cual se ingresa. De las conversaciones informales con personal penitenciario e inter-
nos podemos concluir que existe un sistema de jerarquías propias de la llamada cultura carcelaria
relacionadas, por ejemplo, con el tipo de delito cometido o la modalidad delictiva empleada que
haya tenido el hecho, entre otros. Dependiendo de dicha escala uno podrá ser más propenso de ser
víctima o victimario.
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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Finalmente, las personas con alto poder adquisitivo, o que por sus características particulares
podrían no compartir códigos socio-culturales de un importante conjunto de personas pri-
vadas de su libertad, tienen alto riesgo de sufrir consecuencias de conductas violentas como
amenazas o extorsiones. Al mismo tiempo, esas personas podrían aprovecharse de las vulnerabi-
lidades del sistema y recurrir a medios económicos para obtener beneficios indebidos y poner en
riesgo el sistema.

Para abordar estas cuestiones, se ha creado un sistema de Intervención para la Reducción de Índi-
ces de Corruptibilidad (IRIC), el cual constituye un abordaje de personas privadas de la libertad
que por ciertas características –como alto poder adquisitivo o pertenecer a grupos de criminalidad
organizada–, tienen mayor vulnerabilidad para ser sujetos pasivos o activos de actos de corrup-
ción. El abordaje diferenciado intenta prevenir hechos de corrupción, amenazas o violencia por
parte de otros internos.

Al momento del ingreso, es donde los internos reconocen que existen los mayores problemas de
violencia en los pabellones. En la prueba piloto de este estudio, realizada en 2015 en complejos
penitenciarios del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), se detectó la misma relación
para las variables “edad” y “momento de ingreso” y el índice de victimización sufrido.

A partir de la evidencia recogida en ambos trabajos de investigación, se identifica que existe un


grupo de internos más vulnerable y con mayor propensión a ser víctimas de violencia dentro de
los pabellones conformado por jóvenes –especialmente aquellos que ingresan por primera vez a
un establecimiento penitenciario– durante su primer mes de detención.

Es importante desarrollar políticas destinadas a trabajar sobre esta problemática que busquen dis-
minuir las situaciones de violencia al interior de las unidades penitenciarias, en las que se está
trabajando desde el SPF.

Frecuencia de hechos violentos

¿Con qué frecuencia observa violencia física dentro de su sector de alojamiento?


%
Todos los días 5,1
Aprox. una vez por semana 5,3
Aprox. una vez por mes 20,9
Nunca 51,4
Ns/Nc 17,3
Total 100,0

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

¿Cuál es el modo más frecuente de violencia entre internos? (Respuestas múltiples)


%
Peleas con facas 33,5
Peleas a golpes 31,0
Peleas grupales 9,2
Otras 9,4
Ns/Nc 20,5
Total 103,6

El 30% de los internos menciona que ve violencia física dentro de su sector de alojamiento
como mínimo una vez al mes. En cuanto a la modalidad de los hechos violentos, el uso de ele-
mentos caseros corto punzantes parece ser el más utilizado en los enfrentamientos entre internos.
En cambio, las peleas grupales, parecen ser esporádicas.

Definitivamente, la modalidad de los hechos violentos está relacionado con el pabellón del cual se
trate, siendo que, de acuerdo a las entrevistas realizadas, en los sectores de bajo índice de conflic-
tividad se busca solucionar los problemas mayormente mediante el diálogo, sin llegar a enfrenta-
mientos físicos visibles.

Las peleas pueden darse entre miembros de un mismo grupo o distinto, habiendo un consenso en
que las peleas más violentas son las que se dan entre distintos ranchos. Si bien en general las pe-
leas surgen por temas de convivencia interna, a veces pueden darse por la toma del poder dentro
del pabellón. Como mencionaba un interno,

“Hay peleas entre gente del mismo rancho y entre distintos ranchos. Cuando es del mismo rancho
nos vamos a un lugar alejado de los demás, detrás de una manta, para aclarar las diferencias ahí,
en general es verbal y por ahí algún que otro cachetazo, pero no hay que mostrarse frente a los
demás porque es mostrar debilidad. Las peleas entre los ranchos son mucho mas violentas”.

La violencia se distribuye de formas muy disímiles al interior de los pabellones, y la cantidad de


enfrentamientos físicos no necesariamente refleja los índices de violencia y abusos a su interior.

Si bien la encuesta está enfocada hacia los niveles de violencia física explícita, dentro de los pa-
bellones se esconde frecuentemente una red de relaciones de poder entre los internos que puede
funcionar como violencia silenciosa, en la cual una ranchada domina a un interno extorsionándolo
por dinero o por ingreso de drogas a través de su visita, sin resultar esto en un enfrentamiento físico.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Abuso sexual

¿Ud. Sufrió intentos de abuso sexual por otros internos?


%
Si 4,8
No 89,7
Ns/Nc 5,5
Total 100,0

¿Ud. supo si algún interno fue abusado sexualmente por otro/s interno/s?
%
Si 11,2
No 80,1
Ns/Nc 8,7
Total 100,0

Debido a la peculiar sensibilidad que guarda este tema, es muy difícil conocer con certeza la pro-
porción de internos que sufren abusos de tipo sexual en los pabellones.

Ante esto, agregamos también la pregunta acerca de si el entrevistado ha escuchado que otro in-
terno fue abusado sexualmente. Sin embargo, los resultados no difieren en demasía de la primera
pregunta. Este es un trabajo de aproximación cuantitativo que debe ser complementado con entre-
vistas en profundidad para comprender mejor la dinámica de este tipo de hechos.

Es muy importante escuchar los testimonios tanto de internos como de agentes respecto de la mo-
dalidad en la que este fenómeno existe actualmente intramuros, bajo qué circunstancias aumenta
la probabilidad de abusos, y cuáles son los principales significados que los internos le otorgan a
este tipo de acciones.

¿Sus visitantes fueron víctimas de hechos de violencia?


%
Si 7,0
No 84,9
Ns/Nc 8,1
Total 100,0
(Aquellos que contestaron sí a la pregunta anterior)
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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

¿De quiénes?
%
De otras visitas 32,8
De otros internos 6,8
De otros 23,6
Ns/Nc 36,8
Total 100,0

El fenómeno de las visitas en los establecimientos penitenciarios es un hecho central en los mis-
mos. La expectativa de los internos al conectarse nuevamente con el afuera, con sus seres queri-
dos, genera sentimientos muy intensos y así como es fuente de alegría también puede ser motivo
de disputa y conflictos graves.

Se identificaron problemas que relacionan la violencia, el conflicto y la visita. Por ejemplo, la for-
ma en que se lleven adelante los procedimientos de control de ingreso de visitas - fundamentales
para garantizar adecuados niveles de seguridad-, que podrían generar demoras o, incluso, senti-
mientos de trato inadecuado, pueden repercutir negativamente en los niveles de conflictividad y
violencia al interior del establecimiento penitenciario.

En el marco de esta encuesta, cuando se les preguntó a los internos por qué motivo agrediría a otro,
un porcentaje importante mencionó: “si le faltan el respeto a su visita o familia”.

Por otro lado, como nos mencionaban en las entrevistas, una de las dificultades de mezclar in-
ternos primarios con reincidentes o de un perfil más agresivo en el mismo pabellón, radica en la
extorsión realizada a través de las visitas, a quienes obligan a que traigan drogas, dinero o tarjetas
telefónicas bajo amenaza a su familiar dentro de la cárcel. Es importante señalar que el horario y
lugar de visitas está organizado exclusivamente para cada pabellón. Mencionaba un interno alo-
jado en el CPF II:

“El capo del pabellón tiene sus soldados, el que se ocupa de las tarjetas de teléfono, el
que limpia, el que recolecta la guita… En un caso, recuerdo un pibito que parecía pri-
mario, pibe bueno, educado, no era de la calle, lo agarraron y le dijeron que ahora en la
visita a su mamá le iban a entregar droga desde afuera y él la tenía que meter adentro del
pabellón. Cuando estoy en la parte de visita veo que el pibe se metía en el baño y salía
lagrimeando...”

57
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Sus visitantes o usted, ¿sufrieron extorsiones de parte de otros internos?


%
Si 6,3
No 87,6
Ns/Nc 6,1
Total 100,0

Imitando la actividad de la mula, el interno era obligado a ingresar la droga al pabellón escon-
diéndola dentro de sus partes íntimas o ingiriéndola. Este relato demuestra una de las tantas facetas
que asume la violencia interpersonal dentro de los pabellones, en el que no se presenta un enfren-
tamiento manifiesto ni se visibilizan heridas físicas, sino la existencia de relaciones de subordi-
nación y humillación afianzada en un rígido orden jerárquico interno que demanda obediencia y
sometimiento a una parte de los habitantes de un pabellón.

Las dinámicas que asumen estas relaciones con el tiempo, cuan estables son y cómo son vividas
por los internos, merecen un estudio aparte dedicado a indagar acerca de las características de la
cultura dentro de los pabellones.

De acuerdo al estudio realizado, de la modalidad extorsiva dentro de un pabellón de alta con-


flictividad, la familia o conocidos del interno entregan dinero, en cuentas bancarias o efectivo, o
algún bien en mano a un contacto por fuera del establecimiento. Estas situaciones ocurren en pos
de obtener algún tipo de beneficio, como por ejemplo, no ser violentado ni maltratado dentro del
pabellón o poder tener el derecho de sentarse en una mesa6.

Los conflictos con los visitantes en el horario pautado para cada pabellón no parecen ser demasia-
do frecuentes, pero sí es un tema muy sensible que puede generar grandes problemas al interior de
los pabellones y debe ser atendido para evitar mayores problemas7.

Causas de la violencia

Interno, CPF CABA: “El conflicto viene por la situación del encierro… Cualquier pavada
es una excusa para una pelea, se te cayó la birome, puede llegar a haber un conflicto…
necesitamos más tiempo en el patio, solo un día por semana podemos salir...”

6. El Servicio Penitenciario Federal se encuentra trabajando en reformas estructurales para cambiar estas lógicas extorsivas.
7. En este sentido, el Servicio Penitenciario Federal se encuentra trabajando en una reforma del procedimiento de visitas, a los fines de agilizar y
hacer más eficiente y eficaz el mismo.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

¿Por qué motivo cree usted que surgen los problemas de violencia entre los internos?
(Respuestas múltiples)
%
Problemas de convivencia 44,8
Uso de drogas / sustancias psicoactivas 29,6
Problemas pre existentes al ingreso 6,3
Deudas 5,7
Otros 8,2
Ns/Nc 13,1
Total 107,7

Los problemas de convivencia en general son indicados por los internos como la causa principal
de la existencia de violencia dentro del pabellón. De por si, el contexto de encierro y la imposibili-
dad de llevar una vida en libertad aumenta los niveles de tensión y hace más constante la presencia
del conflicto en la convivencia.

De acuerdo a las entrevistas realizadas, los problemas de convivencia son los más habituales en
cuanto a los motivos de conflicto, como el uso de los teléfonos, el volumen de la música, etc. En
un pabellón de conducta, mencionaba un interno:

“¡Discusiones hay! Somos 40, como no va a haber problemas. Pero estoy hace un año y
todavía nunca vi que se agarren a piñas”

En el cuestionario figuraba un espacio para que los internos expresen abiertamente por qué motivo
se daban los conflictos, más allá de las opciones presentadas. De las cerca de 100 declaraciones,
las siguientes son las que más se repetían y muestran un ejemplo específico de los problemas al
interior del pabellón.

Encuesta: “¿Por qué motivo cree usted que surgen los problemas de violencia entre los
internos?” Selección de respuestas: “El uso del teléfono, el uso de sustancias, se pelean
por nada, por robar, por chismes, por malestar generalizado, por el contexto de encierro”

En el caso de los pabellones más conflictivos, donde se alojan perfiles de alto riesgo de conflicti-
vidad, el personal considera que los conflictos tienen que ver con que ellos se conocen de afuera,
no necesariamente a nivel personal, pero sí saben de qué barrio viene, con qué “ranchada” estuvo
detenido anteriormente, que tipo de delito cometió y con quien. Esto puede ser específicamente
un problema en los pabellones donde se alojan este tipo de internos con una larga experiencia en
diversos establecimientos penitenciarios del país.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

A ello se le suma, de acuerdo a los propios internos, la problemática ligada al uso de drogas den-
tro de los establecimientos penitenciarios, principalmente referenciadas en el consumo de mari-
huana, pastillas legales o ilegales mezcladas con bebidas alcohólicas, logradas del contrabando, o
fermentadas de fruta.

El uso de drogas en los establecimientos penitenciarios es un tema muy complejo. En este caso, los
propios internos son quienes alertan que el consumo es uno de los mayores problemas que afectan
la calidad de vida y obstaculizan las posibilidades de alcanzar una convivencia pacífica y tolerante
dentro del pabellón.

Interno, CPF II “Los días de visita, yo cortaba clavos… ya sabía la que se venía…”.

Las drogas más frecuentes en los establecimientos son las pastillas –psicofármacos– y la mari-
huana; la cocaína es menos frecuente. Es mayormente ingresada a través de la visita, a la cual,
de acuerdo a un oficial penitenciario, “no se le pueden realizar los controles necesarios por las
restricciones legales... todo lo que es control, para los jueces, es vejación” (...)”hay controles
básicos que se aplican en cualquier aeropuerto que nosotros no podemos aplicarlos”.

¿Por qué motivo agrediría a otro interno?


%
Defensa ante una agresión 25,2
Falta de respeto 8,8
Falta de respeto a familia / visita 5,8
Robo 2,5
No agrediría 21,5
Otros 5,7
Ns/Nc 30,5
Total 108,0

A grandes rasgos, el cuestionario está estructurado en torno de la victimización, es decir, en


qué medida el interno ha sido víctima de una agresión o amenaza. En este caso, la pregunta está
relacionada con los motivos que pueden impulsar a un interno a realizar una acción violenta en
contra de otro.

Si bien el primer ítem de respuesta es claro en torno al motivo de la violencia como reacción
ante una agresión, todas las opciones mencionadas representan una defensa ante un primer ata-
que de otro, ya sea hacia la persona, o hacia la familia, en forma verbal o material. El dilema no
es la utopía de erradicar en su totalidad los conflictos dentro de los pabellones, sino cómo resol-

60
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

verlos por vías que no comprometan la integridad personal de los internos y terminen generando
mayor sufrimiento y temor dentro del pabellón, afectando la calidad de vida y las posibilidades
terapéuticas de reinserción social.

No agrediría “sexo + detenido primario + situación procesal”


Sexo Detenido Situacion procesal
Total
M F Si No Procesado Condenado
No agrediría 18,3% 48,8% 15% 28% 27% 20% 21,5%

Tanto las mujeres, como aquellos que no estuvieron detenidos anteriormente y los que están
procesados, tienen mayor tendencia a no utilizar la violencia dentro del establecimiento.

Existen diferencias muy importantes si tomamos en cuenta el sexo del entrevistado: las muje-
res manifiestan niveles mucho más elevados en cuanto a no utilizar la violencia para solucionar
problemas. Asimismo, es importante señalar que en esta muestra casi el 90% de la población de
mujeres proviene en su totalidad del CPF III, por lo que los datos básicamente se atienen a las
percepciones de las internas alojadas en ese módulo y no representan la percepción del género en
general de los establecimientos penitenciarios federales argentinos. En el venidero, se efectuará un
estudio en todos los establecimientos que alojan internas a los fines de comprobar esta hipótesis.

No agrediría “tiempo que lleva detenido”


Menos de 1 año Entre 1 y 5 años Más de 10 años Total
No agrediría 30,5% 21,6% 12,0% 21,5%

Características del segmento “tiempo detenido”


Menos de 1 año Entre 1 y 5 años Más de 5 años Total
Sexo: femenino 25% 11% - 12,2%
Sit procesal: condenado 14% 53% 79% 48,37%
Detenido anteriormente. Sí 29% 39% 52% 39,6%

Por otra parte, es necesario conocer la constitución de los grupos al interior de la dimensión para ob-
tener un cuadro más completo de la situación. Como en la gran mayoría de los fenómenos sociales,
son múltiples las causas que influyen en la consecución de determinadas acciones. Nuestro trabajo
intenta ser una contribución al estudio de un problema complejo que debe ser abordado por diversas
herramientas de investigación para sumar al estado del arte existente en los estudios de la problemática.

61
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Robos intramuros

¿Usted ha sufrido robos por parte de otros internos?


%
Sí 23,2
No 71,4
Ns/Nc 5,4
Total 100,0

(Aquellos que afirmaron haber sufrido robos) ¿En qué momento sufrió el robo?
%
En el primer mes 46,8
Durante el primer año 28,8
Posteriormente al primer año 16,1
Ns/Nc 8,3
Total 100,0

Dentro de los problemas analizados anteriormente referidos al ingreso al sistema penitenciario,


el robo es uno de los métodos más comunes de “bienvenida” de los internos. Los resultados de la
prueba piloto realizada en 2015 también aseveran esta información: el primer mes de detención
es reconocido por los internos como el momento en el que suceden la mayor parte de los robos e
incluso donde suceden los mayores problemas de violencia entre ellos8.

Muchos internos han declarado que los robos “se dan al momento del ingreso, donde los internos
se encuentran mezclados, es decir, sin una previa clasificación, antes de ser enviados al pabellón
donde cumplirán la sentencia”.

El robo dentro de un establecimiento penitenciario asume una modalidad que se extiende más allá
de la faceta utilitaria en el sentido de beneficiarse con las pertenencias ajenas, sino que se desarro-
lla como una forma de dominación sobre otro interno, demostrando quién manda en el pabellón y
evaluando así la integridad del recién llegado. Esto funciona especialmente con los internos que
no tienen ningún conocido dentro de la Unidad, que son primarios, jóvenes y han ingresado por
delitos que son poco respetados en su propia jerarquía, como el tráfico de drogas.

Interno CPF CABA “tenés que plantarte sino te comen de una... Yo entré con la ropa que
usaba, tenia unas Nike piola, un jean, y lo primero que hacen los otros es mirarte de abajo
para arriba a ver cómo sos, si tenés guita, de donde venís, se fijan si tenés conocidos”.
8. De allí, que las políticas más eficientes al respecto, radiquen en centralizar los ingresos en un centro de transferencia y cárcel de distribución,
en ello se encuentra trabajando el SPF.

62
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Una vez ingresados, los robos son mucho más frecuentes en los pabellones más conflictivos que
en los restantes.

El problema del robo de pertenencias entre internos es un factor que aumenta la violencia y el
conflicto en los pabellones. Casi un cuarto de los internos declara haber sido víctima al menos una
vez de un robo de pertenencias y la mitad de ellos mencionan que fue durante el primer mes de
ingreso. Sin embargo, es poco frecuente la denuncia de estos hechos, y mucho menos la condena
por los mismos. La solución administrativa es trasladar a los internos, pero con orden de perma-
nencia es imposible.

Cómo disminuir la violencia intramuros

Interno, 65 años “Acá (en este pabellón), es tranquilo, si hay quilombo lo paramos de to-
que... los conflictos se arreglan hablando, como corresponde... (…) En los pabellones del
módulo 2, ahí sí, a veces todos los días hay lastimados. Hay módulos en los que hay presos
con perpetua u homicidio, y esos son los que organizan la violencia”.

¿Cree usted que existen otros modos de resolver los conflictos que no sea violentamente?
%
Sí 81,4
No 7,5
Ns/Nc 11,1
Total 100,0

(Aquellos que contestaron sí al cuadro anterior) ¿Cuáles?


%
Diálogo / acuerdo 67,0
Evitar el conflicto / aislarse / pedir traslado de pabellón 1,9
A través de un mediador 0,6
Separar internos conflictivos 0,6
Otros 4,8
Ns/Nc 25,1
Total 100,0

Existe una alta predisposición por parte de los internos para trabajar sobre los problemas de vio-
lencia y resolverlos en forma pacífica a través del diálogo. El tiempo que llevan en el penal parece
influir en esta percepción: aquellos que llevan más tiempo encerrados son más escépticos a la
posibilidad de erradicar la violencia y descreen más del diálogo como forma de solucionar algu-

63
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

nos problemas. Asimismo, son las mujeres quienes se inclinan más por la resolución pacífica de
los conflictos a través del diálogo. Estos resultados aparecen consistentes con los observados más
arriba respecto de los internos que “no agredirían” bajo ninguna circunstancia.

En la mayoría de los pabellones de bajo riesgo de conflictividad los internos entrevistados han
declarado que los problemas se resuelven a partir del diálogo y que raras veces han escalado a
violencia física.

¿Cree usted que existen otros modos de resolver los conflictos que no sea violentamente?

Sí “tiempo detenido”
Menos de 1 año Entre 1 y 5 años Más de 5 años Total
Sí 86% 84% 77% 81,4%
Cuadro 1.5

Sí “sexo”
Sexo
M F Total
Sí 80% 94% 81,4%
Cuadro 1.6

Diálogo “tiempo detenido”


Menos de 1 año Entre 1 y 5 años Más de 5 años Total
Diálogo 76% 69% 65% 67%
Cuadro 1.7

Diálogo “sexo”
Sexo
M F Total
Diálogo 65% 86% 67%

Respecto del momento en que los internos se encontraban en libertad, la mayoría menciona que
los conflictos en general los resolvían por modos no violentos. Aquellos internos que han pasado
más tiempo detenidos manifiestan menor uso del diálogo como medio para resolver sus conflictos
en la vida cotidiana. Recordemos que aquellos que llevan más tiempo detenidos han pasado en
mayor proporción por otras cárceles del país y son en su mayoría, condenados.

64
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

¿Cuándo estaba en libertad, de qué manera resolvía generalmente sus conflictos?


%
Hablando 67,5
Evitando el conflicto 9,6
Violencia 6,4
Depende el tipo de conflicto 1,8
Otros 4,2
Ns/Nc 10,5
Total 100,0

¿Cuándo estaba en libertad, de qué manera resolvía generalmente sus conflictos?

Hablando / violencia “tiempo detenido”


Menos de 1 año Entre 1 y 5 años Más de 5 años Total
Hablando 77% 71% 61% 67%
Violencia 3% 5% 12% 6%

Hablando / violencia “detenido primario”


¿Estuvo detenido más de una vez en establecimientos carcelarios?
Sí No Total
Hablando 60% 74% 67%
Violencia 10% 4% 6%

¿Cree usted que es posible reducir la violencia dentro de su sector de alojamiento?


%
Sí 64,7
No 12,0
Ns/Nc 23,3
Total 100,0

En las entrevistas y las recorridas realizadas, tanto internos como personal penitenciario han coin-
cidido en que el modo más eficaz de disminuir la violencia dentro de los pabellones es separar a los
internos por su grado o riesgo de conflictividad, o bien identificando los posibles enfrentamientos
entre algunos de ellos.

65
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

En términos generales, ¿Ud. se siente protegido / seguro dentro de su sector de alojamiento…


%
Siempre / frecuentemente 60,7
A veces / nunca 31,1
Ns/Nc 8,2
Total 100,0

Si bien el número de personas que se sienten seguras dentro de los establecimientos pe-
nitenciarios es posiblemente más elevado que el que la imaginación popular concibe, es
importante desarrollar con mayor profundidad en qué consiste la convivencia dentro de un
pabellón y qué implica sentirse seguro y protegido, cuáles son los códigos jerárquicos y
culturales vigentes y en qué medida afectan el desenvolvimiento de la estructura de perso-
nalidad y los valores de tolerancia y respeto por el otro.

La posibilidad de sentirse protegido puede relacionarse con estar otorgando algún servicio
o un bien a cambio, bajo amenaza de violencia, o puede tratase de un pabellón tranquilo
donde no hay extorsiones.

Respuesta institucional ante hechos de violencia

¿A quién puede recurrir en caso de sufrir un hecho de violencia o intimidación por parte de
otros internos? (Respuestas múltiples)
%
Celador 39,9
Jefes penitenciarios 13,8
Otros internos 10,3
Autoridades judiciales 7,5
Procuración penitenciaria 3,4
Otros 14,6
NS/NC 14,9
TOTAL 104,4

El rol del celador es central en la dinámica penitenciaria. Es quien debe estar en contacto con las
problemáticas diarias de los internos y escuchar sus demandas, analizar las interacciones coti-
dianas, en qué caso sospecha que alguien está siendo amenazado y si entiende que va a haber un
conflicto en poco tiempo, poder dar aviso a sus superiores.

En la encuesta, más de la mitad de los internos reconoce que ante una intimidación o hecho de

66
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

violencia con otro interno recurre en primer lugar al personal del servicio penitenciario. Es im-
portante observar que para una porción importante de los internos, existe la idea según la cual la
institución a través de su personal puede y debe brindar una solución al problema de la violencia
o la intimidación dentro de los pabellones y que la vía de acceso está abierta para canalizar la de-
manda. Creemos que la diferencia más importante en la relación con el celador y las autoridades
penitenciarias va a radicar en el tipo de pabellón en el que se encuentre alojado y la dinámica y los
códigos que allí imperan.

Conclusiones

De acuerdo a los datos volcados en la presente investigación se ha podido arribar a las siguientes
conclusiones que dan cuenta de la complejidad que atraviesa el fenómeno de la violencia entre
personas privadas de la libertad al interior de los establecimientos penitenciarios federales del país.

El nivel de violencia dentro de una unidad está íntimamente relacionado con el sector de aloja-
miento donde se encuentra el interno. Como mencionaron las entrevistas, la diferencia entre dos
unidades o dos pabellones dentro de la misma unidad pueden ser determinantes en cuanto a la
calidad de vida y los índices de violencia que prevalezcan en los vínculos entre internos9.

Si bien dos de cada diez internos manifiestan haber sido víctimas de violencia en el último año por
parte de otro/s interno/s, el concepto no evalúa la totalidad de la violencia existente, ya que los en-
frentamientos entre pares pueden no ser asumidos en calidad de víctima de una agresión. Sin em-
bargo, la cifra nos arroja algo de luz sobre la percepción de abusos y humillaciones sufridas como
víctimas de una agresión en la que uno de los actores involucrados no busca ser parte del hecho.

Al analizar los índices de violencia física, observamos que el 30% de los internos manifestaron ser
testigos de hecho de violencia al menos una vez por mes. Más allá de la violencia explícita exis-
ten otros modos silenciosos de violencia como la coerción, el abuso y la extorsión entre internos
que pueden no desembocar en un enfrentamiento físico. La intensidad y dinámica de este tipo de
conflictos –así como la mayoría de las variables analizadas aquí– dependen en gran medida del
pabellón donde el interno esté alojado.

La mitad de los internos considera que los problemas de violencia surgen principalmente por
motivos de convivencia en el pabellón, y en cuanto a la modalidad de las peleas, el uso de facas
representan en general la forma más habitual de enfrentamiento.

Sin embargo, el modo va a depender principalmente del nivel de conflictividad del pabellón del

9. Selección de entrevistas a internos “En los pabellones villa hay quilombo todos los días”, “Acá no hay extorsión ni apriete”, “Este complejo
comparado con Marcos Paz es el Sheraton” “Esto es un jardín de infantes comparado con las cárceles de provincia”.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

cual se trate, siendo que en los pabellones de conducta los enfrentamientos no suelen pasar de
agresiones verbales o pelea a puños.

En cuanto a los motivos de la agresión, casi la totalidad de los internos declaró que agrediría a
otro solo si es provocado o agredido en primer lugar . La gran mayoría declara estar de acuerdo en
resolver los problemas al interior del pabellón sin violencia. Tanto las mujeres, como los internos
primarios y los procesados, muestran mayor predisposición a no utilizar la violencia dentro del
establecimiento.

En cambio, aquellos que llevan más tiempo detenidos son más escépticos a la posibilidad de erra-
dicar la violencia y descreen más del diálogo como forma de solucionar algunos problemas.

Un tema que conlleva muchas dificultades es el de los robos intramuros. En el último año, casi el
25% de los internos declaró haber sido víctima de un robo, y la mayoría menciona que sucedió
durante el primer mes de estadía. Los pabellones de ingreso frecuentemente son asociados con
este tipo de problemas ya que los internos allí alojados no han sido clasificados y se encuentran a
la espera de que se les asigne un pabellón definitivo.

En las entrevistas y las recorridas realizadas, tanto internos como personal penitenciario han coin-
cidido en que el modo más eficaz de disminuir la violencia dentro de los pabellones es organizar a
los internos por su grado de conflictividad.

Una vez que los internos ingresan a un pabellón, la posibilidad del personal penitenciario de inter-
ceder en los conflictos o funcionar como mediadores en los problemas se atenúa. Si bien el interno
puede pedir al celador o al personal penitenciario ser trasladado de pabellón por conflictos allí
suscitados, la realización de esta acción va a depender de una diversidad de factores que pueden de-
morar o complicar la integridad física o el ser víctima de una extorsión por parte de otros internos.

El fenómeno de la violencia entre internos en los establecimientos penitenciarios federales no se


comporta de modo uniforme. Si bien todo establecimiento penitenciario puede ser, en potencia o
en los hechos, un ambiente hostil; que obliga a las personas a estar alertas y en posición defensiva,
muchos internos han relatado que hay convivencias dentro de los pabellones que funcionan en
base al orden y el respeto, y otras que se rigen por la extorsión y la violencia. El nivel de violencia,
analizado a partir de la lógica de la violencia entre los internos, y no incluyendo otros tipos de
violencia que se desarrollan dentro de los penales, dependerá principalmente de las características
de los internos y de la configuración de relaciones que se dé a su interior.

El segmento de los jóvenes, primarios y recién ingresantes son los más tendientes a sufrir este tipo
de violencia.

68
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Jóvenes y recién ingresantes

Los primeros días de ingreso a las unidades son críticos para el interno y para la convivencia
futura. Los más jóvenes, y quienes menor tiempo llevan detenidos, son más propensos a sufrir
violencia y robos por parte de otros internos.

En este sentido, aquellos que se encuentran detenidos hace menos de un año exhiben una mayor
predisposición a querer solucionar problemas a través del diálogo y sin el uso de la violencia. Esta
categoría incluye mayormente internos procesados y primarios.

Es importante trabajar con este segmento crítico –jóvenes, primarios–, en sus primeros días de
ingreso que muestra una predisposición mayor a resolver problemas sin violencia y son quienes
en mayor medida reconocen haber sido víctimas de hechos de violencia o robo.

Datos de la muestra

Unidad penitenciaria
N %
Unidad 5 – Río Negro 104 12,5
Unidad 6 – Rawson 55 6,6
Unidad 7 100 12,0
Unidad 9 90 10,8
Unidad 11 47 5,6
Unidad 14 58 7,0
Unidad 15 88 10,6
Unidad 17 89 10,7
Complejo Penitenciario Federal III - Femenino 101 12,1
Complejo Penitenciario Federal III – Masculino 101 12,1
Total 833 100,0

Sexo
%
Masculino 87,8
Femenino 12,2
Total 100,0

69
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Edad
%
18 a 21 2,1
22 a 25 13,7
26 a 30 19,4
31 a 40 36,9
41 a 50 15,3
51 y más 12,6
Total 100,0
Edad promedio 36 años

Situación procesal
%
Condenado 48,3
Procesado 36,0
Ns/Nc 15,7
Total 100,0

Tiempo que lleva detenido


%
Menos de 1 mes 2,3
Entre 1 y 3 meses 4,1
Entre 3 meses y 1 año 19,6
Entre 1 y 5 años 49,6
Entre 5 y 10 años 9,5
Más de 10 años 7,3
Ns/Nc 7,6
Total 100,0

¿Ha estado detenido en este u otro penal por otra causa anteriormente?
%
Sí 39,6
No 57,8
Ns/Nc 2,6
Total 100,0

70
Capítulo III
Reducción de violencia y conflictividad:
políticas y acciones implementadas por el SPF
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Reducción de violencia y conflictividad:


políticas y acciones implementadas por el SPF

La reducción de la violencia y conflictividad como enfoque transversal, integral y priori-


tario de la administración penitenciaria

El abordaje adecuado de los riesgos de conflictividad y violencia dentro de los establecimientos


penitenciarios es un objetivo central del Servicio Penitenciario Federal como organismo responsa-
ble del cumplimiento de estándares internacionales y nacionales vinculados con la calidad de vida,
aseguramiento y seguridad en prisiones, y como encargado de promover cambios positivos en las
personas privadas de la libertad, de reducir la reincidencia y de proteger la seguridad pública.

En este sentido, la mirada de reducción de la violencia y la conflictividad fue incorporada como


eje transversal e integral de la actual gestión penitenciaria, en el entendimiento de que es esencial
que tanto los organismos, los actores del sistema y los programas y acciones que se desarrollen
deben integrarse y complementarse entre sí para la toma de decisiones sobre todo en el ámbito de
actuación de la institución.

Para desarrollar esos objetivos, el Servicio de Reducción de Violencia (SRV), dependiente de la


Dirección Nacional del SPF, fue creado mediante Resolución DN N° 2167 de diciembre de 2016,
con el objetivo de intervenir en espacios y con personas con riesgo de conflictividad alto y muy
alto, coordinando y articulando transversalmente con los distintos actores del sistema –orga-
nismos, institutos, unidades y servicios– las acciones, programas y abordajes necesarios para la
disminución de los niveles de violencia, aunando los esfuerzos de las distintas dependencias a fin
de lograr resultados eficientes y eficaces en la materia, contribuyendo con las personas privadas
de la libertad en su camino hacia la integración social. El SRV es el encargado del desarrollo,
implementación, coordinación, control y seguimiento de las líneas de acción del plan de acción
estratégico general. Esto permitirá darle unidad y uniformidad al abordaje y el cumplimiento de
las medidas establecidas.

Como ejemplo de programas que deben integrarse en pos de la reducción de la violencia, pode-
mos mencionar la clasificación objetiva por riesgo y necesidades, la objetivización del sistema, la
generación de evidencia empírica para la toma de decisiones, la promoción de una comunicación
positiva, la prevención de la corrupción, la aplicación del modelo de riesgo-necesidad y respon-
sividad, la reducción de fallecimientos, el manejo adecuado de la información, la promoción de
los derechos humanos, la generación de estadística y datos confiables, las acciones vinculadas al
bienestar del personal, entre otros.

73
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Es indispensable, para ello, incorporar un enfoque preventivo y no solo reactivo ante hechos de
violencia. Es decir, el sistema todo debe enfocarse en evitar que hechos de violencia tengan lugar,
reduciendo de esta forma la posibilidad de que los daños se produzcan.

Marco conceptual

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la violencia como “el uso deliberado de la
fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona
o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte,
daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones1.”

Este organismo presenta una clasificación de los actos violentos basándose en categorías, depen-
diendo de quién ha cometido el acto, quién es la víctima y a qué tipo de violencia ha sido sometida.
A saber:

a. Violencia dirigida contra uno mismo: esta categoría incluye actos auto lesivos y conduc-
tas suicidas, que comprenden desde el pensamiento de quitarse la vida hasta la consumación
del acto, pasando por la búsqueda de medios para llevarlo a cabo y la tentativa de lograrlo.

b. Violencia interpersonal. Esta categoría se subdivide en otras dos:


I. Violencia intrafamiliar o de pareja: Se produce entre miembros de una familia o
pareja. Esto incluye formas de violencia tales como el maltrato a los niños, maltrato a
la pareja y maltrato a los ancianos
II. Violencia comunitaria: Es decir, la que ocurre entre individuos no relacionados
(familiar ni conyugalmente), se conozcan o no. Esta categoría involucra la violencia
juvenil, los actos violentos azarosos, las violaciones y agresiones sexuales por parte
de extraños y la violencia en establecimientos como escuelas, lugares de trabajo, pri-
siones, hospitales y residencias de ancianos.

c. Violencia colectiva: Esta categoría refiere a episodios que involucran el uso de la vio-
lencia por personas que se identifican como pertenecientes a un grupo frente a otro grupo
o conjunto de individuos, como medio para conseguir objetivos políticos, económicos o
sociales. Ejemplos de ésta categoría son los conflictos armados entre Estados o dentro de un
mismo Estado, genocidio, represión y otras violaciones de los derechos humanos, terrorismo
y crimen organizado.

1 Organización Mundial de la Salud – Informe Mundial sobre la violencia y la salud - http://apps.who.int/iris/bits- tream/10665/67411/1/
a77102_spa.pdf.

74
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Conforme a la clasificación realizada por Bell2, la violencia podría distinguirse, también, en ex-
presiva –se recurre al hecho violento como forma de manifestar algo–, instrumental –se recurre al
hecho violento para lograr otra finalidad– y de bandas –se da en el caso de ejercicio de la violencia
contra otro grupo–. Esta clasificación es importante debida a que, tal como expresa el autor, cada
uno de estos supuestos requieren una intervención de naturaleza diferente.

Las causas asociadas a la violencia

En cuanto a sus causas, es necesario partir de la base de que nos encontramos ante un fenómeno
complejo. Existen causas vinculadas con el sujeto, tales como sus habilidades, características y
rasgos de personalidad, problemas de salud mental, adicciones, modalidades aprendidas de inte-
racción social, valores e, incluso, hasta el miedo a las sanciones. Existen causas vinculadas con
la cultura, la más importante, son los valores reinantes en el medio donde se desarrolla el sujeto.
Y, por último, existen causas vinculadas al ambiente, tales como los modos de interacción social
existentes, las presiones, las oportunidades y posibilidades de los sujetos y el nivel de tolerancia
del medio a la violencia.

Así, de la definición de violencia3 se deduce que esta no es simplemente una conducta, ni una res-
puesta emocional, ni un síntoma psicopatológico, ni un instinto o impulso irrefrenable, sino una
estrategia psicológica para alcanzar un fin determinado. El agente causal sería el individuo que ac-
túa en un contexto que facilita y estimula su aparición y posee 5 propiedades: la complejidad, por
ser una estrategia psicológica que incluye componentes cognitivos, actitudinales, motivacionales
que se interrelacionan con finalidades específicas; la heterogeneidad, por su manera de ejercerla;
la multicausalidad, por la necesidad de coincidencia en el tiempo de muchas variables que no
suelen combinarse con mucha frecuencia; la intencionalidad, la decisión de actuar violentamente
viene influida, no causada, por factores biológicos, psicológicos y sociales, y la infrecuencia del
fenómeno, de ahí la dificultad para predecirla.

De esta manera, si bien el enfoque social/cultural –conductas aprehendidas, valores, etc.– es de


vital importancia para entender sus causas, en la actualidad se están desarrollando investigaciones
que también estudian la vinculación con factores biológicos. A partir de la neurocriminología,
en los últimos tiempos se ha profundizado en el análisis de la psicobiología. Es decir, el posible
marco genético, molecular y/o estructural cerebral de las conductas agresivas4. Se ha comenzado

2 Bell; “Violence prevention 101: implications for policy development”; en “perspectives on crime and justice: 2000-2001. Lecture Series”; V;
65-94; 2002.
3 Andrés Pueyo y Redondo 1, (Andrés Pueyo A, Redondo Illescas S. Predicción de la violencia: entre la peligrosidad y la valoración del riesgo de
violencia. Papeles del Psicólogo. 2007;28:157-73.; 2004.
4 En este sentido: Cloninger C. Predisposition to Petty Criminality in Swedish Adopters: II. Cross Fostering Analy- sis of Gene Enviromental Inte-
ractions. Arch Gen Psychiatry 1982; 39: 12421247, Marcela Jara V. y Sergio Ferrer D. (2005) Genética de la Violencia. Rev. chil. neuro-psiquiatr.
v.43 n.3, entre otros.

75
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

a plantear si los individuos violentos o agresivos poseen características psicobiológicas que los
predisponen para una conducta violenta.

En tal sentido, si partimos desde una perspectiva biopsicosocial, la violencia es entendida como
el resultado de una compleja interacción entre factores biológicos, psicológicos y sociales. El
avance de investigaciones sobre el conocimiento de las causas que desencadenan la violencia
desde esta perspectiva ha reconocido la incidencia de los factores biológicos en el comporta-
miento de las personas. La agresión sería el resultado de una compleja interacción de diversas
sustancias neuroquímicas y otros factores (ambientales, neuroanatómicos, hormonales, genéticos
y moleculares)5.

A mayor número de factores relacionados con la violencia o factores de predisposición vulnera-


ble (alteraciones en circuitos neurales, baja serotonina, alta testosterona, etc.), mayor probabilidad
de desarrollarla. Mientras que el desarrollo de factores protectores como el trabajo en empatía, las
técnicas de control de impulsos, etc., disminuiría la incidencia de actos violentos6.

En tal sentido, surge el concepto utilizado actualmente de riesgo de violencia, que se refiere a
un modo dinámico de evaluarla que permite tomar decisiones graduadas de pronóstico futuro de
violencia a diferencia del concepto de peligrosidad que se caracteriza por ser estático y genérico.
Hart7 define la valoración del riesgo de violencia como “el proceso de evaluación de sujetos para
caracterizar la probabilidad de que cometan actos violentos y el desarrollo de intervenciones para
gestionar o reducir dicha probabilidad”.

Las características particulares de los establecimientos penitenciarios

Esta realidad, es decir la del uso de la fuerza o el poder de un grupo o una persona contra sí mismo
u otros con la finalidad de generar un daño, es un fenómeno que se da, en distintas medidas, en
todos los ámbitos de relación del ser humano. La cárcel, en consecuencia, no es una excepción y,
por ello, es un fenómeno que debe ser adecuadamente entendido y abordado.

La PSO 2750 del Servicio de Prisiones de Inglaterra y Gales, por ejemplo, define la violencia en el
ámbito penitenciario como “todo incidente en que una persona es abusada, amenazada o agredida;
lo que incluye amenaza implícita o explícita a su seguridad, bienestar o salud. El daño resultante
puede ser físico, emocional o psicológico”.8

5 Ver: Moya Albiol Luis, Neurocriminología. Psicología de la violencia, Ediciones Pirámide, 2015.
6 Ver: Moya Albiol Luis, Neurocriminología. Psicología de la violencia, Ediciones Pirámide, 2015, pág. 26.
7 Hart SD. The role of psychopathy in assessing risk for violence: Conceptual and methodological issues. Legal and Criminological Psychology.
1998;3:121-37.
8 HM Prison Service; PSO 2750 “Violence Reduction”; 2007; punto 9.1.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

El penitenciario, debemos tener presente, es un ambiente cerrado en el que deben convivir, obliga-
damente, muchas personas desconocidas que, en un gran porcentaje, además, poseen características
particulares que las hacen proclives a la realización de actos de violencia: baja tolerancia a la frustra-
ción, bajo control de impulsos, inadecuado manejo de las emociones, conductas aprehendidas rela-
cionadas con la violencia, bajos recursos simbólicos, etc. Se generan, así, dinámicas que favorecen
autoagresiones, violencia interpersonal y violencia colectiva. Por ello, las manifestaciones de violen-
cia dentro de la población penal son mucho más frecuentes que en la población general. En efecto,
las publicaciones que abordan los tipos de violencia dentro de la prisión, suelen hacer referencia a
niveles de violencia elevados en relación con la vida extramuros.9

La necesidad de reducir los riesgos de violencia en los establecimientos penitenciarios

Habida cuenta de estas circunstancias, es necesario el desarrollo de políticas y programas de ac-


ción adecuados para prevenir y reducir la conflictividad y la violencia. Este debe ser un objetivo
central de cualquier administración penitenciaria.

La centralidad del trabajo sobre la cuestión de la violencia se deriva de dos de las obligaciones
principales de las administraciones penitenciarias: es esencial para garantizar la integridad psico-
física de las personas privadas de su libertad y para la reducción de los índices de reincidencia.

Respecto de la segunda cuestión, cabe destacar que, de acuerdo a los estudios realizados interna-
cionalmente, uno de los factores dinámicos –es decir, que puede trabajarse y mejorarse– que influ-
yen en el riesgo de reincidencia, es aquel relativo al manejo de impulsos y a los graves problemas
de salud mental –sobre todo aquellos que repercuten en conductas violentas–.

De ahí que la existencia de dispositivos y programas para el adecuado abordaje sea indispensable
para lograr un trabajo serio de rehabilitación de las personas privadas de su libertad.

En el mundo se han desarrollado experiencias exitosas y sostenibles en materia de abordaje de


la violencia. En relación con el medio libre, es destacable la experiencia de las Unidades de Re-
ducción de Violencia implementadas en Escocia10; y, en relación con los ámbitos penitenciarios,
la PSI 275 (Violence Reduction) y la 6411 (Safer Custody) del servicio de prisiones de Inglaterra
y Gales.

Además, debe destacarse que las investigaciones han demostrado que los programas desarrollados
para dispositivos clínicos son aplicables a los dispositivos de justicia criminal.
9 Al respecto ver la obra: Kimmett Edgar, Ian O’Donnell, Carol Martin, “Prison Violence - The Dynamics of Conflict, Fear and Power”, Routledge,
Londres, Reino Unido, 2012. ISBN-10: 041562794X.
10 Violence Reduction Unit: Creadas hace más de 10 años en Escocia con la finalidad de reducir los índices de hechos violentos que, en ese
momento, jaqueaban a ese país. Los resultados fueron exitosos.

77
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Enfoques para la reducción de la violencia

El abordaje de la reducción de violencia, en ámbitos como el penitenciario, debe realizarse desde


tres ópticas:

a. Seguridad: mantener bajos índices de conflictividad y violencia es indispensable para


garantizar la integridad psicofísica de las personas privadas de su libertad y adecuadas con-
diciones de vivienda y alojamiento.

b. Salud: el abordaje de las problemáticas de salud y salud mental, sobre todo aquellas re-
lacionadas con la conducta, es indispensable para garantizar los derechos y saludables con-
diciones de vida a las personas privadas de su libertad.

c. Tratamiento: el manejo de impulsos y emociones y las conductas violentas son factores


de gran relevancia en orden a la probabilidad de reincidencia. El trabajo sobre los mismos,
en los casos que ello es necesario, es indispensable a efectos de reducir las mismas y lograr
adecuadas condiciones para la rehabilitación de las personas privadas de su libertad.

Desde esa triple óptica, los ejes de trabajo que debe poseer una política de reducción de violencia
en ámbitos penitenciarios deben ser los siguientes:

a.Prioridad: Habida cuenta de las características del medio y de las obligaciones de la ad-
ministración penitenciaria, la política de reducción y prevención de violencia es prioritaria.

b.Medidas de seguridad: en cuanto al desarrollo de medidas de seguridad para prevenir y


evitar hechos de estas características, se aplicarán los principios derivados de la seguridad di-
námica: es decir, cercanía entre el personal y los internos y manejo adecuado de información
en orden a prevenir los conflictos o la escalada de los mismos.

c.Cambio actitudinal: uno de los factores centrales en el abordaje es el cambio actitudinal


de todos los actores del sistema, interviniendo sobre las pautas culturales reinantes.

d. Prevención primaria: si bien no es el principal objeto de intervención de una adminis-


tración penitenciaria, la actuación de la misma debe abarcar, en la medida de lo posible y a
partir de la interacción con los organismos públicos responsables de cada una de las áreas, el
abordaje de la problemática de la violencia a partir de incorporar en el trabajo a los familiares
de la persona privada de su libertad. Esto es necesario debido a que existe una alta vincu-
lación entre la cultura y los modos de interacción –en este caso violentos- de los sujetos y,
además, la persona privada de su libertad volverá, cuando sea liberada, a vivir en ese ámbito.

78
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

e. Prevención secundaria: consiste, en lo que se refiere al ámbito de actuación de las ad-


ministraciones penitenciarias, en el desarrollo de acciones específicas para contrarrestar los
riesgos generados por personas con conductas violentas. Es fundamental en esta instancia,
además, la detección adecuada de esta situación.

f. Prevención terciaria: esta es la función más importante y más relacionada con la activi-
dad de una administración penitenciaria: el abordaje, a partir de programas de tratamiento
específicos, de los problemas de personas privadas de su libertad con conductas violentas.
Este aspecto incluye, también, el abordaje de las problemáticas que presentan las víctimas
de hechos de violencia. La mirada tratamental, en este sentido, implica el conocimiento y
adecuado abordaje de las causas de la violencia que, como hemos manifestado, tiene raíces
o características distintas según las particularidades de los sujetos.

Plan de acción específico de reducción de violencia

Como se mencionó, la reducción de la violencia, en todas sus formas, es un objetivo central de


toda administración penitenciaria, tanto en lo referido a la seguridad como en lo que se refiere a
los objetivos de rehabilitación.

Para lograr ese objetivo es indispensable el desarrollo de un plan de acción específico. Ahora bien,
¿cuáles deberían ser los lineamientos generales?

De acuerdo con la experiencia comparada y las investigaciones realizadas, los lineamientos ge-
nerales de un programa de reducción de violencia en ámbitos penitenciarios contemplarían los
siguientes puntos:

a. Debe haber un plan de acción general que contemple los riesgos de violencia y desarrolle
las acciones mediante los cuales se abordarán los mismos. Cada establecimiento, a su vez,
puede desarrollar un plan específico que contemple los principios y acciones establecidos
en el plan general y lo adapte a sus riesgos, necesidades y posibilidades. Los programas de
acción deben, además, contemplar y tratar de incluir los programas que existan en la comu-
nidad donde se encuentra el establecimiento penitenciario.

b. Debido a las características del medio y a que la violencia es un fenómeno vinculado con
los procesos de interacción social, las políticas de reducción de la violencia deben ser un
objetivo prioritario en los programas de acción de los establecimientos penitenciarios, lo que
implica que se tengan presentes en todas las acciones y programas que se desarrollen.

79
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

c. La información y su adecuado manejo es fundamental.

d. Los procedimientos deben ser adecuadamente monitoreados.

e. El abordaje de la problemática deberá ser preventivo, para lo que es indispensable recurrir


a una lógica de seguridad dinámica.

f. La intervención deberá realizarse integralmente sobre las causas de la violencia y se debe


tener en cuenta los aspectos vinculados al sujeto, a la cultura y al ambiente.

g. Los objetivos generales del programa de acción deben ser: la promoción de una cultura
no violenta; la promoción de ambientes seguros y saludables; la contribución a la seguridad
pública; la restauración, en la medida de lo posible, de los vínculos dañados por el delito.

h. Los objetivos específicos del programa deben ser: el aumento de las habilidades persona-
les de los actores que intervienen en el sistema como la aplicación de técnicas vinculadas
a la mediación penitenciaria; el mejoramiento del manejo de los riesgos vinculados con la
problemática de la violencia; la reducción de las acciones violentas y la prevención de la
victimización; el garantizar una custodia segura; el abordaje adecuado de las necesidades
criminógenas vinculadas con los delitos violentos; la investigación para conocer lo que fun-
ciona para abordar más efectiva y eficientemente esta problemática.

La reducción de violencia en el Servicio Penitenciario Federal

Basándose en esas máximas, y habida cuenta de los problemas específicos que se han detectado,
tal como se señaló en el punto I del presente documento, el Servicio Penitenciario Federal ha
desarrollado un programa de reducción de la conflictividad y la violencia. Se describen, a conti-
nuación, cuáles son esas problemáticas y cuáles son las acciones que se implementarán a corto,
mediano y largo plazo en el marco del mismo.

Problema: Falta de coordinación y uniformidad de las acciones y políticas desarrolladas en torno


a la prevención de la violencia.

Una de las principales cuestiones detectadas es que no existe una coordinación adecuada entre las
acciones llevadas adelante por los establecimientos penitenciarios federales en torno a reducir los
índices de conflictividad y violencia.

Para abordar esa problemática se están desarrollando las siguientes acciones:

a. Creación del Servicio de Reducción de Violencia: es un órgano dependiente de la Direc-


80
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

ción Nacional cuya función es el desarrollo, implementación, coordinación, control y segui-


miento de las acciones llevadas adelante en el marco del presente programa. Esto permitirá
darle unidad y uniformidad al abordaje y, además, el cumplimiento de las medidas estable-
cidas en el plan de acción estratégico general.

b. Plan de Acción Estratégico General, desarrollado por el Servicio de Reducción de Violen-


cia; y un programa específico de reducción de violencia, que deben confeccionar cada uno
de los establecimientos penitenciarios, adaptando el plan de acción estratégico general a sus
riesgos, necesidades, posibilidades y recursos específicos disponibles.

c. Protocolos para unificar y dar mayor eficacia y eficiencia al abordaje de situaciones que se
encuentran vinculadas con la reducción de índices de violencia y conflictividad, tales como
intento de suicidio, muerte, agresión entre internos, incendios y otros eventos con gran ca-
pacidad de causar daños en la vida e integridad física de las personas privadas de su libertad.

Problema: Falta de detección de factores de riesgo asociados y asignación inadecuada de recursos.

La detección y evaluación de los riesgos de conflictividad y violencia es fundamental para asignar


adecuadamente los dispositivos necesarios para su neutralización y abordaje adecuado.

Esta situación, por ello, deberá ser tomada particularmente en cuenta en el desarrollo e implemen-
tación de un sistema de clasificación por riesgo y necesidad. El sistema de clasificación, en este
sentido, debe ser adecuado para detectar el nivel de riesgo y las necesidades criminógenas de las
personas privadas de su libertad y, así, establecer adecuadamente la categoría del interno y los
dispositivos tratamentales.

Problema: Cultura favorable a la resolución violenta de los conflictos.

Según los datos de investigaciones realizadas, debido a diversos motivos –características y rasgos
del sujeto, cultura en la que se ha desarrollado, y ambiente que lo circunda, por citar algunos–,
las personas privadas de su libertad en establecimientos del Servicio Penitenciario Federal son
proclives a recurrir a la violencia para resolver los conflictos que plantea la convivencia en los
establecimientos penitenciarios.

Esos modos se encuentran, en gran medida, vinculados a determinados modos aprendidos de in-
teracción social y pautas culturales que les asignan validez. La intervención sobre esas pautas cul-
turales, por ello, es esencial para desarrollar un programa de acción serio en materia de reducción
de la conflictividad y la violencia.

Esa intervención debe realizarse a partir de la capacitación y concientización de las personas pri-
81
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

vadas de su libertad, a fin de que reconozcan la naturaleza de sus actos y aprendan modos no vio-
lentos para relacionarse. Es importante que estos programas de capacitación tengan un abordaje
vinculado a la lógica de la justicia restaurativa.

Problema: Prevalencia de necesidades criminógenas relacionadas con un accionar violento.

La bibliografía especializada11 atribuye la etiología del accionar violento, entre otras, a:

a. Los valores de los sujetos.


b. Conductas aprendidas.
c. Problemas socioeconómicos o de integración social.
d. La violencia como medio para obtención de otros fines.
e. Problemas psíquicos o psicológicos.
f. Abuso de alcohol o drogas.

El grado de afectación de estas variables respecto de las personas privadas de su libertad en esta-
blecimientos del Servicio Penitenciario Federal es, en general, alto:

a. La mayoría de los sujetos ingresan con modos relacionales aprendidos y pautas cultu-
rales favorables a la resolución violenta de los conflictos.

En este sentido, destacamos que la persona que es encarcelada trae consigo un conjunto de con-
ductas, creencias y comportamientos provenientes del entorno extramuros donde se desarrolló.
En el caso específico de gran parte de las personas privadas de su libertad, esas conductas, creen-
cias y comportamientos son favorables a la resolución violenta de las situaciones conflictivas;
consecuentemente, y de acuerdo con lo señalado por la literatura, el comportamiento dentro de
la institución penitenciaria no es más que una extensión de los valores motivaciones y actitudes
mantenidas anteriormente y aprehendidas en la vida en libertad del sujeto12.
Por ello, en alguno de los casos, la violencia no es generada por el espacio de encierro, sino que
es traída al medio cerrado desde el exterior. Esas características deben, necesariamente, ser abor-
dadas por las administraciones penitenciarias, a través de la implementación de estrategias orien-
tadas a la reducción de la conflictividad y la violencia, con el objeto de mejorar las condiciones de
vida de las personas privadas de su libertad, las condiciones de trabajo del personal penitenciario
y, sobre todo, reducir las probabilidades de reincidencia del sujeto.

b. Gran parte de las personas privadas de su libertad provienen de sectores socioeconómicos


bajos o tienen grandes problemáticas vinculadas con la integración social.
11 Ver, por ejemplo, Organización Mundial de la Salud; “Violence prevention. The evidence”.
12 Poole, E., & Regoli, R. (1980). Race, institutional rule-breaking, and disciplinary response: A study of discretio- nary decisionmaking in prison.
Law and Society Review, 14, 931-946. Cfr. Irwin, J., & Cressey, D. (1962). Thieves, convicts, and the inmate culture. Social Problems.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

c. Existen miembros de bandas criminales o vinculados al delito violento para la obtención


de dinero u otros bienes.

d. Un gran porcentaje de la población penal tiene problemas psíquicos o de salud mental.

e. Un gran porcentaje de la población penal declara consumir estupefacientes y alcohol13.

La alta prevalencia general en el medio penitenciario de esos factores produce, necesariamente, la


existencia de altos niveles de conflictividad y violencia que deben ser adecuadamente abordados.
Ahora bien, debido a la diferencia de las causas, y el necesario distinguir en cuanto a su modo
de abordaje, deben desarrollarse e implementarse programas específicos para el abordaje indivi-
dualizado de las necesidades de las personas privadas de su libertad en lo que se refiere a estas
problemáticas. Esos programas deben ser capaces de abordar cada uno de estos factores y otros
que pudieran detectarse como causa de conductas violentas.

Problema: Internos con alto riesgo de conflictividad y violencia.

Existe un grupo particular de internos que tiene alto riesgo de conflictividad y violencia. Por
ello, para el abordaje de los riesgos y necesidades de este colectivo es necesario el desarrollo e
implementación de un programa específico que los contemple y aborde adecuadamente. El abor-
daje específico comenzó en el Módulo III del Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza a partir
de la implementación del dispositivo grupal Espacio de Reflexión Activo-Constructiva (ERAC),
que se realiza a partir de la intervención de un equipo interdisciplinario integrado por la División
Seguridad Interna, la División Servicio Criminológico, la Sección Asistencia Social y la Sección
Sanidad. Este comenzó en 2015 como una prueba piloto y tuvo resultados positivos. Entre ellos
se destacan:

a. En el Pabellón A se redujo en un 21.4% los hechos de violencia.


b. En el Pabellón B se redujo un 28.5% la violencia física.

Durante su implementación en 2016 se obtuvieron los siguientes resultados:

a. Pabellón A: se redujo un 57.4% la violencia física.


b. Pabellón B: se redujo un 100% la violencia física.

Habida cuenta de los buenos resultados de ese programa piloto, el ERAC será utilizado como base
para la generación de programas específicos de reducción de la conflictividad y la violencia en el
Módulo IV del CPF I y en el Módulo I, II, III y V del CPF II.

13 Ver Capítulo V de la presente revista.

83
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Problema: Lógica reactiva ante hechos de violencia.

El sistema, respecto de las lógicas de seguridad estática, funciona con una base reactiva; es decir,
reacciona a partir del hecho de violencia ya ocurrido.

Es indispensable modificar esa dinámica debido a que, una vez ocurrido el hecho de violencia, los
daños ya se han ocasionado y es más difícil de manejar adecuadamente. Por ello, los hechos de
violencia deben ser prevenidos; es decir, el sistema debe funcionar de tal manera de prevenir los
hechos a partir de abordar los conflictos en sus etapas iniciales, evitando la escalada.

Así, si bien es necesario reaccionar adecuadamente ante una situación de conflicto que ha escalado
y sostener dispositivos de seguridad estática funcionales, debe también recurrirse a la seguridad
dinámica, entendiéndose esta en base a las siguientes características: cercanía entre el personal
penitenciario y las personas privadas de su libertad, recurso al diálogo, abordaje de los conflictos
en sus etapas iniciales y manejo adecuado de la información.

Problema: Ausencia de datos fiables.

Toda política pública debe estar asentada en datos fiables. Por ello, ante su ausencia, desde 2014 se
está trabajando para construir una base estadística confiable que, entre otras cuestiones, permita el
manejo adecuado de las temáticas vinculadas con la prevención de la conflictividad y la violencia.

Problema: Inadecuada sistematización y manejo de información.

La detección de riesgos y el abordaje preventivo es fundamental para una política seria de reduc-
ción de conflictividad y violencia.

Para cumplimentar ese fin es necesaria la existencia de adecuados sistemas de recolección, análisis
y manejo de la información. Esto, además, se complementa con las políticas de seguridad dinámi-
ca, de clasificación por riesgo y necesidad y de datos.

Problema: Ausencia de conocimiento de causas de muertes.

La reducción de las muertes es uno de los objetivos centrales de las políticas de reducción de vio-
lencia y conflictividad y de manejo adecuado de riesgos.

Para lograr ese objetivo es necesario conocer las causas de las muertes de personas privadas de su
libertad.

Con ese objetivo, se establecieron comisiones que evalúen, con una mirada preventiva, las muer-
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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

tes ocurridas y, así, pudiendo tener un mejor conocimiento de las causas estructurales o coyun-
turales asociadas a ellas, desarrollar acciones y políticas para abordarlas adecuadamente. En este
sentido, a partir del año 2014, se crearon comisiones de estudio sobre los decesos ocurridos en las
prisiones durante los años 2014 a 2016 dentro del ámbito del Servicio Penitenciario Federal. Allí
se realizó un análisis de los fallecimientos por causas naturales (o no traumáticas), las causas por
suicidios, por homicidio u homicidio en riña y las manifestaciones violentas seguidas de muerte.
La finalidad, más allá de la comparación cuantitativa, fue indagar sobre las modalidades y parti-
cularidades, con el objetivo de buscar patrones comunes y, así, poder generar políticas adecuadas
para prevenir y reducir decesos14. Cabe destacar que durante el año 201615 se ha registrado una
baja en la cantidad de muertes de personas privadas de la libertad bajo custodia del Servicio Peni-
tenciario respecto de los años anteriores, registrándose el menor guarismo de los últimos 5 años;
mostrando una clara tendencia a la disminución desde el año 2012.

Problema: Falta de abordaje de las consecuencias que producen los hechos traumáticos.

Las muertes por agresiones entre internos, los suicidios y los hechos de violencia con graves
consecuencias producen altos niveles de estrés en los internos, el personal que se desempeña
en la unidad y los familiares de las personas privadas de su libertad que sufren esos hechos de
violencia. Deben desarrollarse, por ello, mecanismos de intervenciones profesionales adecua-
das para abordar las consecuencias que pudieran ocasionar ese estrés, de forma de evitar que
redunden en una fuente de conflictividad o violencia y de garantizar un mejor nivel de vida
para las personas vinculadas a la dinámica penitenciaria, ya sea agentes del SPF o personas
privadas de su libertad.

Problema: Necesidad de espacios de alojamiento adecuado.

En el caso de internos con alto riesgo de conflictividad o violencia, y sobre todo cuando ese riesgo
se encuentra vinculado al manejo de los impulsos o a graves problemas de salud mental, es nece-
sario el alojamiento en espacios que cuenten con celda individual.

Problema: Trabajo difícil y desgastante.

El trabajo en contacto con las personas privadas de su libertad es, tanto por el medio como por la
dificultades de sus fines, particularmente difícil y desgastante. Por ello, a fin de lograr que no re-
dunde en el aumento de la conflictividad, deben abordarse sus consecuencias adecuadamente. Ese
abordaje implica el establecimiento de un sistema especial de horario, la existencia de bene- ficios
en relación con otras áreas de trabajo y la prevención de patologías o situaciones que pueden llevar
a que no se realice adecuadamente.
14 Servicio Penitenciario Federal, revista de Criminología, Número I, “Reducción de muertes en contexto de encierro” pág. 111.
15 Datos al 31/12/2016, Dirección de Sanidad.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Un elemento clave para cumplir con esa finalidad es la profundización de la actividad que, desde
el año 2013, viene realizando el gabinete de bienestar del personal.

También deben realizarse estudios sobre burnout en el medio penitenciario, que permitan la poste-
rior implementación de políticas y acciones adecuadas para abordarlo. Al respecto, a partir del año
2016 se comenzó a implementar un programa de prevención y atención del burnout, el cual tuvo
las siguientes características:

• En primer lugar, se presentó la temática y se detectó a través de tests indicadores de des-


gaste psicofísico y emocional en los agentes penitenciarios. Se les propuso a los agentes la
expresión de las principales dificultades con las que se encuentran día a día en el desempeño
de sus funciones, siempre en el marco de resguardo del secreto profesional amparado por la
Ley Nacional Nº 23277.

• Posteriormente, se realizaron reuniones con los encargados generales de los establecimien-


tos junto a especialistas, pues tras los estudios se observó que los más afectados son quienes
trabajan en áreas de requisa y celadurías.

• Por último, se consideró dar apoyo externo y dictar un taller de prevención del burnout y
prevenir las consecuencias dañosas en la salud de los afectados, con objetivos y logros a corto
y mediano plazo, otorgando herramientas individuales y grupales en la detección temprana.

Durante el desarrollo del programa, se generaron propuestas para que los agentes penitenciarios
identifiquen, reconozcan y registren sus puntos de conflicto, sus recursos de afrontamiento, sus
fortalezas y sus debilidades. Ello requiere de un esfuerzo vital para la afronta diaria laboral. Asi-
mismo se brindaron técnicas que permitieron conocer cómo ayudar a resolver las situaciones que
propician el estado de burnout.

Problema: Inadecuada distribución de incentivos.

A partir de las continuas anulaciones de sanciones a personas privadas de su libertad por infraccio-
nes al régimen de convivencia entre internos, se ha generado un sistema que carece de capacidad
para instrumentar incentivos razonables para la buena conducta.

Debe desarrollarse, por ello, un sistema de sanciones e incentivos que sea adecuado para cumplir
con esa finalidad.

Problema: Falta de conocimiento sobre lo que funciona para reducir violencia y conflictividad.

Para llevar políticas adecuadas es necesario saber qué acciones son adecuadas para los fines pro-
86
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

puestos. Por ello, deben realizarse estudios con experiencia comparada y estudios basados en
evidencia empírica. Se destaca, en cuanto este punto, la actividad que al respecto debe desarrollar
el Instituto de Criminología.

Problema: Falta de coordinación con el resto de los actores del sistema.

Como hemos manifestado en el presente documento, la conflictividad y la violencia no son proble-


máticas exclusivas de los sistemas penitenciarios, sino que se encuentran altamente vinculadas
con el medio libre. Además, la propia función de la administración penitenciaria tiene la función
de afectar esas problemáticas de tal forma que cuando la persona recupere su libertad no recaiga
en el delito.

Los dispositivos del medio libre son herramientas fundamentales para ello, sobre todo cuando
los altos niveles de conflictividad y violencia se encuentran vinculados a problemas de salud o de
inclusión social. Para ello, el plan a desarrollar por cada una de las unidades debe contemplar los
programas locales existentes, sobre todo aquellos de los ministerios de Desarrollo Social, Educa-
ción, Salud y los recursos que pudiera ofrecer la Dirección Nacional de Readaptación Social.

Problema: Falta de un abordaje integral anclado a la lógica de funcionamiento del sistema.

La problemática de la conflictividad y la violencia es transversal a todo el funcionamiento del


sistema penitenciario y, por ello, la propia lógica de funcionamiento del sistema debe contemplar-
la. La mirada sobre la violencia, así, debe ser global e integral. Para ello, es indispensable que el
sistema funcione sobre la base de los siguientes principios:

• La reducción de la violencia debe operar tanto para mejorar las condiciones de vida intra-
muros, como para favorecer la reducción de las probabilidades de reincidencia.
• Implementación de seguridad dinámica.
• Manejo adecuado de información.
• Justificación criminológica de las acciones y programas que se implementen.
• Basar el trabajo en el modelo de riesgo, necesidad y responsividad.
• Objetivización de la función penitenciaria: sistemas de clasificación por riesgo y necesi-
dad y protocolos adecuados.
• Prevención de la corrupción.
• Lógica de justicia restaurativa.

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Capítulo IV
Corrupción y sistemas penitenciarios:
¿Cómo prevenirla?
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Corrupción y sistemas penitenciarios:


¿Cómo prevenirla?

Concepto y tipos de corrupción1

La corrupción es un fenómeno amplio y complejo, con manifestaciones no uniformes, que impacta


tanto en la administración pública como en el ámbito privado. Sin perjuicio de ello, podemos de-
cir que la corrupción es la acción u omisión de un funcionario público o miembro de una entidad
privada quien, teniendo poder o facultades, los utiliza de manera irregular o desviada de los fines
para los que le fueron otorgados con el fin de beneficiarse a sí mismo o a un tercero. En lo que se
refiere al ámbito público, podemos encontrar entonces tres elementos:

• Poder o facultades: El poder, las facultades y los deberes de los funcionarios surgen a partir
de la confianza que se deposita en ellos en el manejo de los fondos públicos –transparencia– y
en el cumplimiento de los fines institucionales para los que han sido designados o contratados.

• Utilización irregular o desviada del poder: A través del incumplimiento de los deberes
y obligaciones encomendados, se utiliza el poder para fines distintos que para los que les
fueron otorgados.

• Beneficio particular o de un tercero: Pueden ser dádivas, regalos, favores, dinero, valo-
res, etc. En general, este elemento tiene como correlato el menoscabo del bien público.

Dentro de los escenarios más relevantes en que podemos analizar este fenómeno nos encontramos
con dos, la corrupción marginal y la corrupción estructural2:

Corrupción pequeña o marginal: se da cuando el sistema funciona correctamente y los hechos


de corrupción se presentan de forma aislada. En general, los funcionarios respetan las reglas for-
males y, en caso de no hacerlo, son sancionados. Se dan en un marco de organismos de control que
detectan y sancionan los actos de corrupción.

Corrupción estructural o sistémica: es la utilización sistemática y generalizada de la corrupción, de modo


que se naturaliza e institucionaliza, a tal punto que se reemplazan los fines de la institución afectada por fines

1 El presente artículo ha sido publicado previamente como parte integrante del MANUAL ANTICORRUPCIÓN DEL SERVICIO PENITENCIARIO FEDE-
RAL. Una introducción a la prevención de la corrupción en las administraciones penitenciarias, editado por el SPF en 2017.
2 Cfr. GÓMEZ, Nicolás (coordinador) y BELLO, María Alejandra (recopiladora) (2009). Ética, transparencia y lucha contra la corrupción en la
administración pública: manual para el ejercicio de la función pública. Buenos Aires: Oficina Anticorrupción, Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos de la Nación, tomado y editado de: MORENO OCAMPO, Luis (1993).En Defensa Propia. Cómo salir de la corrupción. 2ª edición. Buenos
Aires: Sudamericana.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

privados. Esto provoca un sistema paralelo de funcionamiento, en el que los sobornos se producen como
forma habitual de actuación. De esta forma, se genera una distorsión en la calidad, eficiencia, eficacia y
efectividad del servicio prestado. En general, en los actos corruptos toman participación todos los niveles de
funcionarios, existe impunidad y los organismos de control existentes no actúan adecuadamente.

Las nociones de corrupción sistémica y corrupción marginal deben entenderse como los dos extre-
mos de una línea con distintos grados. En el análisis de cada realidad institucional concreta (país,
institución específica, etc.) se puede ver la tendencia de ella hacia alguno de los dos extremos y en
qué grado se da el mismo. Puede suceder, también, que coexistan ámbitos de corrupción marginal
y ámbitos de corrupción estructural en el mismo momento histórico3.

La corrupción en el sistema de justicia criminal

Los sistemas de justicia criminal son el entramado institucional destinado a abordar la problemáti-
ca del delito, tanto el aspecto preventivo como el represivo. Los organismos que lo componen son,
principalmente: las policías y fuerzas de seguridad o investigación, el Ministerio Público Fiscal, el
Poder Judicial, la administración penitenciaria y otros organismos destinados a ejecutar o supervi-
sar la ejecución de penas y los responsables de ejercer la defensa de personas sometidas a proceso.

Al igual que en muchos ámbitos de la vida social e institucional, la corrupción tiene su expresión
dentro del sistema de justicia criminal. A grandes rasgos, se manifiesta en dos formas diferentes:

1) el enriquecimiento de los funcionarios aprovechándose de las ventajas o beneficios que le


brindan sus cargos (por ejemplo un funcionario que desvía, indebidamente y en su provecho,
dinero público que le ha sido confiado en base a su función).

2) la búsqueda por parte de alguno de los actores del sistema, de influir en los resultados o los
procesos a través de la corrupción (por ejemplo, un funcionario judicial que acepta dinero a
cambio de desvincular un imputado; o, en otro caso, un funcionario penitenciario que acepta
dinero para alojar a un interno en un determinado lugar u otorgarle otro beneficio).

En tal sentido, es importante destacar que, según el informe Without fear or favour. A review of
police relationships4 , el corazón de la confianza pública en el sistema de justicia criminal radica
en que la policía, sean sus miembros individuales o como servicio en general, no sólo actúen co-
rrectamente, sino que también sean percibidos haciendo lo correcto.

La ocurrencia de escenarios de corrupción incide en la disminución de la credibilidad y confiabi-


3 Ibid.
4 HM GOVERNMENT OF THE UNITED KINGDOM - HOME OFFICE (2011). Without fear or favour. A review of police relationships. Londres: HMIC.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

lidad sobre el sistema de justicia criminal y afecta su capacidad de disminuir y abordar adecua-
damente la problemática del delito. Por ello, podemos afirmar que una de las características de la
corrupción en este ámbito es que perjudica los fines propios de las instituciones que componen
el sistema de justicia criminal. En varios de los países de la región existe una percepción de altos
niveles de corrupción5.

Las formas concretas en que ésta se manifiesta varían según el área y los actores dentro de cada
uno de los subsistemas que, en su conjunto, regulan la vida en sociedad. En tal sentido, podemos
partir de la base de que los actos de corrupción que más afectan negativamente el funcionamien-
to de los sistemas de justicia criminal, podrían ser la asociación y protección de delincuentes,
el cohecho, extorsión y otras prácticas de ese tipo, la influencia en procedimientos de arrestos o
investigaciones; el direccionamiento de investigaciones, la “venta” de decisiones; el tráfico de
influencia; la desidia; y la protección a determinadas personas. La confluencia de estos factores de
corrupción en los distintos estamentos del sistema de justicia criminal, socava las bases mismas
de la organización social y mina el funcionamiento y la legitimidad del mismo. En consecuencia,
la corrupción puede demoler la capacidad del sistema de servir de instrumento adecuado para su
función: abordar la problemática del delito.

La corrupción en el ámbito penitenciario

El sistema penitenciario es una institución de gran complejidad a la que, tanto desde lo legal como
del medio social y político, se le exige el cumplimiento de una amplia variedad de finalidades
propias, a saber: reducción de la reincidencia, seguridad pública, rehabilitación, garantizar un de-
terminado nivel de vida y acceso a derechos de las personas privadas de su libertad. La corrupción,
sobre todo en escenarios de corrupción estructural, conspira contra el cumplimiento de estos obje-
tivos específicos, dado que estas finalidades solo pueden lograrse en el marco de una organización
que funcione adecuadamente.

Tal como mencionamos anteriormente, la corrupción, en el ámbito de las administraciones peni-


tenciarias, puede manifestarse de tres formas esenciales: una relacionada con el manejo irregular
de los fondos públicos, otra con el manejo de los recursos humanos, y otra vinculada con los ilíci-
tos que pueden desarrollarse en el marco de la función penitenciaria propiamente dicha y que tiene
que ver con el manejo de las personas privadas de la libertad.

Esas formas de corrupción implican distintas dinámicas entre los tres grandes grupos de personas
que intervienen en la dinámica penitenciaria: el personal de la administración penitenciaria, las
personas privadas de la libertad y las personas externas al sistema que interactúan con él.

5 Ver Índice de percepción de la Corrupción en: http://transparencia.org.es/indice-de-percepcion-de-la-corrupcion

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

En primer lugar, las características del desempeño del personal penitenciario están relacionadas con su
modo de organización. Los países más avanzados en materia penitenciaria y de cumplimiento de derechos
humanos –Inglaterra y Gales, Australia, Nueva Zelanda o Alemania, por citar algunos– optan por siste-
más de gestión orientados hacia las responsabilidades especificadas en cabeza de cada uno de los agentes.
Para ello, se establecen protocolos de actuación que determinan obligaciones y competencias.

En nuestra región, la organización del personal tiende a realizarse en lógicas más asociadas a lo
castrense, de modo vertical y rígido, con una gran cantidad de funciones superpuestas, lo que difi-
culta la toma de decisiones y la atribución de responsabilidades.

Además, convergen realidades y posibilidades muy distintas entre el personal que se desempeña
en la cima de la pirámide y el que se ubica en la base. Por eso, las expresiones concretas de la
corrupción tienen matices muy diferentes entre estos grupos y requieren un manejo adecuado de
los riesgos y medidas de prevención específicos.

En segundo lugar, el universo de los internos también combina realidades muy distintas y por
lo tanto riesgos de corrupción de naturaleza disímil. En este sentido, es importante destacar los
riesgos complejos que presentan las personas privadas de su libertad por delitos de criminalidad
económica, criminalidad organizada o terrorismo.

Por último, aparecen otros actores que, si bien son ajenos al sistema penitenciario propiamente di-
cho, se encuentran vinculados con su dinámica: los familiares, las personas que realizan activida-
des en la cárcel, los integrantes de ONGs, etc. Dentro de este grupo se puede considerar otro actor
de gran relevancia en relación con los riesgos de corrupción, que son los proveedores de bienes,
productos y servicios de la administración penitenciaria.

Siguiendo el Handbook on anti-corruption measures in prisons6, podemos establecer las principa-


les características de la corrupción en los ámbitos carcelarios, las cuales complejizan su preven-
ción y obligan a un abordaje particular:

• Nos encontramos en ámbitos cerrados, lo que conspira contra la idea de transparencia.


• Se alojan personas vinculadas al delito, por lo que el espacio está forjado en relación a él.
• La población penal y el personal encargado de su guarda, debido a numerosas circunstan
cias, son vulnerables a la corrupción o a corromper a otros individuos.
• El incremento constante del recurso a la prisión genera sobrepoblación o sobredemanda
del sistema carcelario, lo que socava las bases para su adecuado funcionamiento y favore
ce, entre muchas otras situaciones dañinas, el crecimiento de la corrupción.
6 Es destacable lo realizado en la Reunión de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) en la ciudad de Viena, Repú-
blica de Austria, los días 15 y 16 de septiembre de 2014, donde se puso a discusión el documento preliminar redactado por John Podmore, Han-
dbook on anti-corruption measures in prisons, con intervención del director nacional del Servicio Penitenciario Federal Argentino, Dr. Emiliano
Blanco, que fue uno de los expertos participantes.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

• Existe una mutua y cercana interrelación, si no interdependencia, entre las personas priva
das de su libertad y el personal penitenciario.

En el ámbito penitenciario la corrupción posee características particulares. Una de ellas se debe a


la dinámica entre los actores del sistema: las personas privadas de su libertad, el personal peniten-
ciario y las personas del mundo exterior con las que se relacionan ambos.

Actos de corrupción

Dentro de la compleja dinámica anteriormente relatada, pueden identificarse algunas acciones con-
cretas clasificadas como “de corrupción” en el ámbito penitenciario y son las siguientes7:

• Aceptación de sobornos para brindar tratos preferenciales –por ejemplo, determina-


do alojamiento– o privilegios especiales o para abstenerse de hacer cumplir regulacio-
nes específicas.
• Aplicación selectiva de incentivos, recompensas y sanciones.
• Uso incorrecto de las salidas transitorias y los programas de salidas laborales.
• Manipulación imprudente de las condiciones penitenciarias: cambio de las condiciones de
seguridad, cambio de las condiciones generales o especiales.
• Uso incorrecto de los mecanismos de informes que puede llevar a la liberación temprana o
al alargamiento del alojamiento en prisión.
• Uso incorrecto de los recursos.
• Inclusión de gastos no autorizados.
• Inversiones de dinero público a cambio de beneficios indebidos para los funcionarios en-
cargados de su administración.
• Archivos contables con vacíos de información, o con información inexacta o dudosa, sin
debido respaldo documental.
• Pliegos de condiciones hechos a la medida de una firma en particular.
• Tráfico de celulares, drogas, alcohol, armas y dinero.
• Extorsión; es decir, exigir un pago a cambio de protección.
• Facilitación de fugas.
• Uso incorrecto de las formas de contratación y adquisición de recursos para el estableci-
miento penitenciario.
• Relaciones inapropiadas, explotación sexual y abuso.
• Enriquecimiento ilícito.
• Lavado de las ganancias procedentes de actividades ilegales.
• Falla en hacer cumplir los reglamentos.
• Falla en informar los delitos cometidos por terceros.
7 La mayoría de los ejemplos surgen del ya citado Handbook on anti-corruption measures in prisons de John Podmore.

95
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

• Encubrimiento: ocultar deliberadamente o por negligencia los delitos cometidos por terceros.
• Falla en la transparencia en el ingreso, promoción y egreso del personal.
• Situaciones de nepotismo y amiguismo.

Las causas de la corrupción

Ya se ha mencionado que el problema de la corrupción, y de la corrupción en el ámbito penitencia-


rio, es sumamente complejo y debe abordarse desde una perspectiva multidisciplinaria.

En sentido estricto, la causa eficiente de la corrupción siempre es la decisión del sujeto que realiza
el acto de corrupción. El hecho de que exista discrecionalidad en la toma de decisiones por parte
de un funcionario público no es en sí un factor determinante de corrupción, en tanto el funcionario
puede mantenerse dentro de sus deberes y actuar con principios de ética, honestidad y probidad.
En esta línea, si tomamos como ejemplo el factor de que el funcionario público tenga problemas
económicos o financieros, esa situación no acarrea de por sí un riesgo de corrupción, ya que puede
mantener su integridad y ética en el ejercicio de la función pública y hasta procurar especialmente
conservar su empleo.

Por eso, las causas de la corrupción no son factores determinantes sino factores cuya presencia
facilita la ocurrencia de un hecho de corrupción. Estos factores pueden ser estudiados desde un
enfoque que tenga en cuenta puntos de vista éticos y morales, jurídicos, culturales, sociológicos,
criminológicos, psicológicos, antropológicos, económicos, políticos, personales, sociales, institu-
cionales, filosóficos e históricos.

Estos elementos facilitadores pueden estar relacionadas con aspectos personales o individuales
(valores del sujeto, estado anímico, etc.), aspectos organizacionales de la institución (alto nivel
de burocracia, salarios insuficientes para cubrir las necesidades básicas, entre otros), o aspectos
externos, como las presiones de terceros ajenos a la institución.

En líneas generales podemos mencionar los siguientes:8

• Ausencia de normas, reglamentos, políticas y leyes.


• Debilidad de los sistemas de aplicación.
• Debilidad de los sistemas de control y supervisión.
• Falta de responsabilidad ante el público.
• Falta de transparencia.
• Falta de mecanismos de equilibrio entre los poderes del Estado.
8 La mayoría de las causas fueron tomadas de: OFICINA DE LAS NACIONES UNIDAS CONTRA LA DROGA Y EL DELITO–UNODC y CÁMARA DE
COMERCIO DE BOGOTÁ-CCB (2014). Guía Anticorrupción para las empresas. Basada en el Estatuto Anticorrupción. Bogotá D.C.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

• Falta de integridad.
• Monopolio del poder.
• Alto grado de discrecionalidad.
• Salarios bajos.
• Ganancias altas en comparación con los riesgos.
• Una baja tasa de detección y sanción.
• Contexto favorable a la corrupción.
• Sistemas normativos engorrosos y de imposible cumplimiento.

Es el funcionario, en definitiva, el que opta por actuar de forma corrupta o por atenerse a la ley.

Todos esos factores favorecedores de la corrupción tienen una expresión particular en relación a
los ámbitos penitenciarios. En este sentido, teniendo en cuenta las particulares formas de relación
que se generan en estos ámbitos, existen ciertos riesgos –aquellas situaciones que favorecen o
generan que el personal penitenciario puede corromperse o corromper– que, además de las causas
descriptas anteriormente, son propios de este medio.

De acuerdo con la experiencia internacional9 y el ya citado Handbook on anti-corruption measu-


res in prisons de John Podmore, esos riesgos serían:

• Problemas financieros y presiones familiares.


• Envidia y resentimiento respecto de las condiciones de los internos o del resto del personal,
sobre todo el personal superior.
• Codicia o deseo de enriquecimiento personal.
• Realización de un fin «altruista» o bueno por medio de una acción corrupta.
• Presión del grupo de pares o de la «cultura» en la que se desenvuelve.
• Necesidad de realizar el acto corrupto por supervivencia, ya sea en lo que se refiere a su
integridad psico-física, como en lo relativo a su carrera.
• Cuestiones ideológicas.
• Falta de reglas claras o incumplimiento de las mismas. Esto se da, sobre todo, en sistemas
donde no existen protocolos o reglas objetivas escritas, brindando un gran margen de discre-
cionalidad a los funcionarios.
• Falta de capacitación.
• Falta de ejemplo por parte del personal superior.
• Ausencia de compromiso en la dirección estratégica establecida por las autoridades de las
administraciones penitenciarias.
9 En cuanto a este punto, dos referencias importantes son el documento Anti-FraudStrategyde HM PRISON SERVICE (2008) PSO 1310 (disponible
en: www.justice.gov.uk/downloads/offenders/psipso/pso/PSO_1310_anti_fraud_strategy.doc) y la Opinión Técnica Consultiva No. 004/2013 sobre
Corrupción en el contexto penitenciario en la República de Panamá dirigida a la Autoridad Nacional de Transparencia y Acceso a la Información y a la
Dirección General del Sistema Penitenciario de la República de Panamá, de la OFICINA REGIONAL DE LAS NACIONES UNIDAS CONTRA LA DROGA Y EL
DELITO PARA CENTROAMÉRICA Y EL CARIBE – UNODC ROPAN – EQUIPO DE JUSTICIA CRIMINAL Y REFORMA PENITENCIARIA (2013).

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Los factores más influyentes y difíciles de abordar por su complejidad, son los relativos a la cul-
tura que se desarrolla en el mundo carcelario y al modo de interacción entre los actores que se
desempeñan en ese medio. En efecto, la presión cultural del entorno puede generar que las institu-
ciones burocráticas de gran magnitud –de la naturaleza que fueran– sufran riesgos de altos niveles
de corrupción causados por la propia dinámica del sistema. El factor que tiene mayor influencia en
este punto sería la presión del ambiente sobre el personal y los internos para que accedan a estas
prácticas y no las denuncien. En esta situación, se generan condiciones ideales para la reproduc-
ción y expansión de la corrupción al interior del sistema. Y, en un marco de estas características, el
abordaje de la situación sólo puede realizarse a través de un cambio cultural progresivo, basado en
el desarrollo de una nueva conciencia y cultura ética de trabajo del personal, con especial atención
a los futuros funcionarios

Las consecuencias de la corrupción

Los daños que genera la corrupción no son siempre detectados inmediatamente, lo que refuerza la
necesidad de actuar antes de que se manifiesten, es decir en el momento de la prevención.

Para dar cuenta de la magnitud de los daños, puede establecerse una relación con el grado de co-
rrupción existente. A mayor grado de corrupción, mayores son los daños que generan los actos de
esta índole. Pensemos en una línea con dos extremos: en uno, estarían los sistemas que funcionan
éticamente, donde un acto de corrupción resulta un incidente excepcional (corrupción aislada). En el
otro, tenemos los sistemas que, de alguna forma u otra, se encuentran estructurados sobre la base de
la corrupción (corrupción sistémica).

Como ya se ha mencionado, casi todos los sistemas se ubican con algún grado de corrupción, en una
posición de esta escala: con tendencia hacia la corrupción aislada o con tendencia hacia la corrupción
sistémica. La evaluación consiste entonces en establecer el grado de corrupción concreta que poseen.

Sin perjuicio de esta ecuación, también puede ocurrir que un solo acto de corrupción tenga consecuencias
y daños de gran importancia (piénsese, por ejemplo, en un caso de malversación de fondos públicos, que
estaban destinados a la compra de tomógrafos y que son utilizados para la compra de calculadoras o,
peor aún, que son desviados en beneficio del funcionario que tiene la función de realizar la compra; o, si
lo pensamos desde el punto de vista de la administración penitenciaria, un ejemplo sería un acto aislado
mediante el cual se ingresa un arma a un establecimiento penitenciario con los riesgos que ello conlleva).
Más allá de estas consideraciones y de la cuantificación que pueda hacerse, es importante destacar
que la corrupción siempre produce daños graves, al generar desigualdad, falta de credibilidad, in-
seguridad, ineficiencia, ineficacia e injusticia, y por lo tanto, un impacto negativo en el desarrollo
económico, social y político.

98
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

En lo que se refiere específicamente al servicio público que deben brindar las administraciones
penitenciarias, los daños que la corrupción causa directamente son los siguientes:

• Afectación de derechos humanos: por ejemplo, en caso que el dinero destinado a la


construcción o mantenimiento de nuevos espacios de alojamiento sea desviado en beneficio de
algún funcionario público, se producen indignas condiciones de detención para las personas pri-
vadas de la libertad.

• Afectación de la función de seguridad pública de la administración penitenciaria: las


personas privadas de su libertad, en contextos de alto índice de corrupción, podrían obtener a cam-
bio de dinero lugares de alojamiento con menor seguridad de la que requieren sus riesgos, que les
permitan la evasión o, incluso, tener acceso a seguir manejando la actividad ilícita desde la cárcel.

• Aumento de los niveles de violencia: a partir de la extensión de la corrupción –compra


de alojamiento, regalos, venta de estupefacientes, etc.–se puede generar la pérdida de control, por
parte de la administración penitenciaria, de los espacios donde se alojan las personas privadas de su
libertad. Esa pérdida de control derivará, casi con seguridad, en arbitrariedad y trato desigual que,
a su vez, fomentará la existencia de conflictos y de altos niveles de violencia. Una institución que
funciona en base a la arbitrariedad, la coima o la prebenda es incapaz de brindar seguridad sobre el
futuro de las personas que forman parte de ella, lo que redunda en el aumento de la ansiedad y la
tensión en el ambiente.

• Afectación de la confianza pública en la institución penitenciaria: las personas que se


involucran en actos de corrupción esconden sus acciones. Cuando esa actividad se generaliza, la
organización afectada se cierra en sí misma y es cada vez menos transparente. La falta de transpa-
rencia produce la pérdida de la confianza del público sobre su accionar.

• Perjuicio sobre la finalidad rehabilitadora de la administración penitenciaria: la afec-


tación a esta función se da de múltiples formas. Por una parte, por una indebida asignación de re-
cursos, que dejan de destinarse a abordar las necesidades criminógenas. Por otra parte, porque el eje
central de la función de rehabilitación es la intervención en la conducta de las personas privadas de
su libertad, y una institución insana desde el punto de vista moral, debido a la propagación de prác-
ticas corruptas o reproductoras de delitos, carecerá de esa capacidad.

• Perjuicio sobre el apego del personal a una conducta basada en estándares pro-
fesionales: si el principio en base al cual se asignan las recompensas –ascensos, aumentos de
sueldos, etc.– y las sanciones –traslados, despidos– está centrado en la corrupción, el personal no
se sentirá inclinado a su mejor profesionalización para desarrollar su carrera, sino a cumplir con
las demandas del sistema.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

• Generación de condiciones para el aumento de la corrupción: la existencia de altos


niveles de corrupción es el caldo de cultivo para incrementarla, debido a la naturalización de esas
prácticas y, al no existir parámetros objetivos legítimos, para poder sobrevivir en el sistema los
actores se ven tentados u obligados a cubrir sus necesidades o deseos a través de actos de corrup-
ción. En este sentido, por su propia dinámica la corrupción tiende a aumentar tanto cualitativa
como cuantitativamente y termina por abarcar todo el funcionamiento de las organizaciones si no
es manejada adecuadamente.

• Pérdida de legitimidad del sistema penitenciario: si la organización penitenciaria es


corrupta, pierde el reconocimiento de usuarios y operadores sobre la autoridad pública de la que
está investida y, como consecuencia, de autoridad moral para exigirles cambios de conducta.

• Generación de responsabilidad penal, administrativa y civil individual del personal y


de la institución, tanto nacional como internacional: los actos de corrupción están prohibidos
por las leyes y, a quienes los realizan, se les atribuye una sanción, que puede ser una pena. Además
de la responsabilidad penal, la comisión de actos de corrupción puede derivar en la responsabi-
lidad civil de los funcionarios –con una obligación de indemnización en dinero a las víctimas– y
también responsabilidad administrativa, que puede traducirse en la cesantía o exoneración del
responsable, así como también en la pérdida de beneficios de retiro.

Asimismo, puede comprometer la responsabilidad del Estado, tanto ante la comunidad internacional,
por la violación de convenciones, como responsabilidad civil por la actuación de sus dependientes.

• Perjuicio para el personal: los altos niveles de corrupción producen una modificación de
las reglas de juego, afectando el bienestar y los derechos del personal. Además, debido a la inciden-
cia de la corrupción en los niveles de conflictividad se generan condiciones de trabajo estresantes
que afectan también al bienestar de los agentes.

• Alteración de las reglas legítimas establecidas por la normativa aplicable: la existencia


de altos niveles de corrupción genera que los beneficios, sanciones o reglas establecidas por las
normas no sean adecuadamente aplicados. Por ejemplo, si una persona privada de su libertad no
cumple con los requisitos legales para acceder a un beneficio como podría ser la prisión domicilia-
ria, podría hacerlo a través del pago de una suma de dinero.

• Riesgo de facilitar el crimen organizado y autogobierno en los establecimientos pe-


nitenciarios: una alta prevalencia de corrupción en los establecimientos penitenciarios genera
riesgo de autogobierno10. Se produce como consecuencia de la existencia de un sistema informal,
10 Cfr. OFICINA REGIONAL DE LAS NACIONES UNIDAS CONTRA LA DROGA Y EL DELITO PARA CENTROAMÉRICA Y EL CARIBE – UNODC ROPAN –
EQUIPO DE JUSTICIA CRIMINAL Y REFORMA PENITENCIARIA (2013). Opinión Técnica Consultiva Nº 004/2013 sobre Corrupción en el contexto
penitenciario en la República de Panamá dirigida a la Autoridad Nacional de Transparencia y Acceso a la Información y a la Dirección General del
Sistema Penitenciario de la República de Panamá.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

creado a partir de la diseminación de prácticas corruptas, que regla la vida en la prisión de forma
contraria a lo que establecen las normas. Esto genera un sinnúmero de desbalances en la dinámica
de los establecimientos penitenciarios. El riesgo se potencia en el caso del crimen organizado. Un
ejemplo de este caso sería el siguiente: a partir de reglas informales, el personal penitenciario, a
cambio de dinero, permite a un grupo de internos manejar libremente los espacios, e incluso le
otorga protección. De esta forma se podría generar una situación de abuso constante y el estableci-
miento de nuevas reglas de convivencia contrarias a las normas legales; por ejemplo, que el resto
de las personas privadas de su libertad deban tener que pagar al grupo dominante una determinada
cantidad de dinero a cambio de que ellos no los agredan o maten.

Nuevos desafíos de la administración penitenciaria: la criminalidad económica y la crimina-


lidad organizada

Un caso particular lo constituye la vinculación de la corrupción con la criminalidad económica y


el crimen organizado. Estos fenómenos delictivos, sumamente dañinos, conforman una realidad
compleja y difícilmente asible en la que convergen poder político, económico e, incluso, militar.
Uno de los grandes obstáculos para su abordaje es que en algunos casos estos poderes igualan o
superan a las capacidades de los Estados.

Las principales manifestaciones del crimen organizado son el tráfico de armas o de drogas, el
tráfico de personas o de órganos y los delitos vinculados a los grandes negocios con los Estados.
Para su funcionamiento, estos grupos recurren constantemente a diversos delitos (la mayoría de
los cuales se encuentran vinculados con el concepto de corrupción): extorsión, cohecho, defrauda-
ción a la administración pública, lavado de activos de origen ilícito, entre otros. También pueden
recurrir al homicidio por encargo (sicarios) o al denominado ciberdelito o delito informático.

La bibliografía distingue cinco niveles en los que las organizaciones criminales pueden infiltrase
en el sector público: 1) actos esporádicos de soborno; 2) actos regulares de soborno; 3) infiltración
en agencias gubernamentales; 4) infiltración en altos niveles de gobierno; 5) infiltración en la are-
na política11.

La Argentina ha suscripto la Convención contra el Crimen Organizado Transnacional (Conven-


ción de Palermo) que, a su vez, tiene tres protocolos facultativos. Esos compromisos obligan a
todas las instituciones que forman parte del Estado Argentino –entre las cuales se encuentra el Ser-
vicio Penitenciario Federal y las demás administraciones penitenciarias–, a tomar medidas capaces
de abordar adecuadamente esa problemática, tanto en lo que se refiere a evitar los efectos hacia

11 SERVICIO PENITENCIARIO FEDERAL (2015). «Crimen organizado transnacional». Revista de Criminología del Servicio Penitenciario Federal—
Instituto de Criminología. Número I, Año 2015, Instituto de Criminología- Servicio Penitenciario Federal, p. 103. Disponible en línea: http:// www.
spf.gob.ar/drive/repo/general/revista_de-criminologia_n1_2015.pdf

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

afuera del sistema, así como también a prevenir que la corrupción afecte el desempeño del personal.

En el ámbito penitenciario, este tipo de organizaciones generan un particular escenario de riesgo,


como consecuencia de la relación entre el personal penitenciario y los sujetos privados de la li-
bertad que son miembros de organizaciones de crimen organizado. Debido a que tienen acceso a
altos niveles de poder y manejan grandes cantidades de dinero e información, poseen innumerable
cantidad de formas de influir en el personal.

Uno de los casos de mayor gravedad, se da en el supuesto de internos con capacidad, derivada
de sus recursos, de reclamar al personal determinados beneficios a través de amenazas o acciones
directas contra ellos o sus familiares.

Por otro lado, se encuentra la criminalidad económica propiamente dicha. Contempla los delitos
financieros cometidos por bancos, evasión tributaria, fuga ilícita de capitales al exterior, lavado de
activos, delitos de funcionarios públicos (cohecho, enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias,
negociación incompatible con el ejercicio de la función pública, aceptación de dádivas, exacción
ilegal, peculado, entre otros), y muchas otras formas de delincuencia.

Lógicamente, los delitos de corrupción son frecuentes en el marco de criminalidad económica,


que suele ser desarrollada por actores poderosos, ligados al poder político y al poder económico12.

En esta categoría se pueden ubicar los delitos de cuello blanco13, cuya característica destacada es
la violación a las normas cometida por personas de nivel socioeconómico elevado en virtud de
actividades profesionales (abusando de una confianza que se le ha otorgado) y con el objetivo de
obtener una ganancia. En este perfil podemos identificar a profesionales y hombres de negocios o
funcionarios públicos de altas esferas.

El desafío que representan la criminalidad organizada y la criminalidad económica es central en


cualquier política de prevención de la corrupción. En los establecimientos penitenciarios, genera al-
tos riesgos para la seguridad y el orden: riesgos de fuga, riesgos de hechos de violencia o conflictivi-
dad –con la disponibilidad de dinero o estupefacientes, pueden comprar voluntades de otros internos
para cometer delitos– como también riesgo de suicidio, riesgo de que el interno sea autor o víctima
de extorsiones, riesgos de actos de corrupción para obtener beneficios, entre los más importantes.

En caso de que las administraciones penitenciarias tengan internos vinculados a estos dos tipos de
criminalidad, sería necesario un abordaje específico, entre otras medidas evaluando su corruptibi-
lidad dentro del sistema, es decir, la posibilidad de ser víctima de corrupción o, por el contrario, de
ser una amenaza contra el sistema.
12 Una definición útil sobre criminalidad económica es brindada por el CIPCE, disponible en: http://www.cipce.org.ar/que-es-criminalidad-eco- nomica.
13 Ver: SUTHERLAND, Edwin H. (2014).El Delito de Cuello Blanco. Argentina: Euros Editores, p. 9. (Original en inglés, 1983).

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

La corruptibilidad debe entenderse, por una parte, como la capacidad de los sujetos privados de su
libertad de vulnerar, por medio de hechos de corrupción, el adecuado funcionamiento del sistema
penitenciario y, por otra parte, los riesgos de que estos sujetos sean víctimas de actos de corrup-
ción. En ese marco, el alto nivel adquisitivo, por ejemplo, constituye un riesgo de que la persona
privada de su libertad sea sujeto activo o víctima de un hecho de corrupción. Por eso es necesario
el desarrollo de políticas específicas, entre las que se incluyen la selección y capacitación del per-
sonal que está en contacto directo con este tipo de internos.

El abordaje adecuado se encuentra vinculado, también, con el recurso a la seguridad dinámica.


La seguridad dinámica, que es fundamental en orden a la prevención, se alcanza a partir de la
construcción de relaciones positivas y profesionales entre los sujetos privados de la libertad y el
personal penitenciario, a través de la interacción, comunicación y un trato fluido entre ellos. El
acento está tanto en la cercanía como en el adecuado manejo de la información. De este modo, se
busca conocer y canalizar los conflictos y las preocupaciones de los internos, así como también
supervisar y canalizar los conflictos del personal. Esto redunda en el desarrollo de un ambiente
seguro y sano de trabajo, que influye positivamente en la rehabilitación de los internos. El enfoque
dinámico de la seguridad es más eficiente y eficaz a efectos de lograr los objetivos propuestos.

Cabe destacar que, si bien las políticas de seguridad dinámica son un componente central para
el adecuado manejo de los riesgos que se presentan en el caso de la criminalidad organizada y
criminalidad económica, tampoco es menos cierto que el nivel de cercanía y confianza que se
debe dar entre los internos de este tipo y el personal penitenciario puede generar otros riesgos de
corrupción derivados, justamente, de esa cercanía. Es esencial, por ello, establecer criterios claros
que determinen el grado de confianza y cercanía y el vínculo que debe existir entre los internos y
el personal penitenciario y tomar medidas preventivas particulares que sean adecuadas a cada una
de las situaciones que se presentan, generando las condiciones para la promoción de un vínculo
positivo y de confianza en un marco de profesionalismo y equilibrio. Un aspecto central para lo-
grar esta cuestión es la adecuada capacitación del personal.

El control de la corrupción: el abordaje desde el Servicio Penitenciario Federal

A partir de analizar la definición, causas y consecuencias de la corrupción en el ámbito de las ad-


ministraciones penitenciarias surge la necesidad de desarrollar mecanismos adecuados para abor-
dar, tanto en clave preventiva como punitiva, la problemática de la corrupción.

Además, nuestro país asumió el compromiso de promover y fortalecer los mecanismos necesarios
para prevenir, detectar y sancionar la corrupción adhiriendo e incorporando a su derecho interno
los postulados de la Convención Interamericana Contra la Corrupción de la OEA de 1996, de la
Convención de las Naciones Unidas Contra la Corrupción, de 2003, y del Código de Conducta
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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

para los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley –aprobado por Resolución 34/169
de la Asamblea General de Naciones Unidas de 1979–, entre otras normativas internacionales. A
nivel nacional, rige la Ley Nº 25188 sobre Ética en el Ejercicio de la Función Pública, y a nivel
institucional se ha aprobado el Código de Ética para el Personal del Servicio Penitenciario Federal.

Las aristas principales que, en nuestra opinión, debería tener un programa que pretenda esa fina-
lidad son las siguientes:

En primer lugar, debemos tomar en consideración que la idea de que la sanción de la corrupción
es insuficiente para abordar eficientemente el problema de los riesgos de la corrupción. Por ello,
se deben combinar dos tipos de enfoque: el preventivo y el punitivo. El primero busca reducir las
posibilidades de que exista corrupción, evitando que el daño se produzca, y el segundo busca in-
vestigar y sancionar a los responsables del daño generado por un hecho de corrupción.

Históricamente, el primer y más extendido modo de abordaje ha sido el enfoque punitivo. Con-
siste en la sanción de los hechos de corrupción a través de distintas penas. En la actualidad, su
expresión más importante es la consagración de tipos penales y el recurso al derecho criminal y al
derecho administrativo sancionador como medio de reacción ante la realización de algún acto de
corrupción. Su lógica de abordaje es reactiva: se aplica una sanción cuando el hecho de corrupción
ya ha ocurrido. La finalidad de esa sanción es doble: penalizar al responsable de la conducta y en-
viar un mensaje público al resto de las personas para que eviten realizar tal acto o, de lo contrario,
sufrirán esas consecuencias.

En cambio, el enfoque preventivo se sustenta en un paradigma más amplio: la corrupción genera


tantos perjuicios en la vida pública que es necesario evitar que se produzca. Esta perspectiva se fue
desarrollando al calor del avance de las nuevas ideas sobre los efectos dañinos de la corrupción y
de los distintos compromisos internacionales que los Estados fueron suscribiendo en los últimos
20 años sobre la materia. Ya no es suficiente la sanción de los hechos de corrupción, porque ello
indicaría que el hecho corrupto tuvo lugar y, en consecuencia, sus nefastos efectos sucedieron; y
porque la práctica demuestra que un muy bajo porcentaje de delitos son descubiertos y sanciona-
dos adecuadamente. Por eso, desde el enfoque preventivo se trabaja en el desarrollo de políticas y
acciones tendientes a evitar que los actos de corrupción ocurran o, cuanto menos, a reducirlos lo
máximo posible.

Es importante destacar que estos dos enfoques no son antagónicos, sino complementarios del
control de la corrupción. La perspectiva punitiva se refiere al descubrimiento y atribución de res-
ponsabilidades penales en relación con hechos de corrupción y, para ello, investiga y revela quién
los comete, cómo y dónde. Esos datos contribuyen a la perspectiva preventiva, ya que posibilitan
la instrumentación de acciones para evitar su realización en el futuro. Además, por medio de la
aplicación de sanciones, se favorece la prevención porque, por un lado, impide nuevos hechos de
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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

corrupción por parte del sujeto condenado y, por otro, desalienta a otros ciudadanos a cometerlos
al constatar las consecuencias penales. Se influye, así, en la motivación de los sujetos.

En segundo lugar, es necesario adoptar políticas concretas de reducción de los riesgos de corrup-
ción, promoviéndose una cultura basada en valores y principios de cumplimiento de la ley, la de-
bida gestión de los asuntos y los bienes públicos, la integridad, la transparencia y la obligación de
rendir cuentas. Las acciones que el Servicio Penitenciario Federal ha realizado con esa finalidad
son las siguientes:

1) Creación del Servicio de Prevención de la Corrupción (BPN Nº 552/2014): Con el ob-


jetivo de proyectar, formular e implementar políticas, planes, programas y acciones para prevenir
la corrupción en el ámbito del Servicio Penitenciario Federal. Los ejes principales de actuación
son: el análisis y medición de los riesgos y vulnerabilidades que pueden darse al interior de los
complejos, unidades, organismos y servicios; la definición de estrategias adecuadas para abordar
esos riesgos; y la coordinación de las actividades que todos los actores del sistema deben llevar
adelante para prevenir la corrupción.

2) Aprobación del Plan de Acción del Servicio de Prevención de la Corrupción: A los


fines de identificar, diagnosticar y evaluar los riesgos que se presentan en el ámbito institucional
que permitan desarrollar iniciativas de prevención. Además, contempla la promoción de la trans-
parencia en la gestión penitenciaria y del personal, y la implementación y el refuerzo de los cana-
les de comunicación e intercambio con otras instituciones nacionales e internacionales. El Plan de
Acción está basado en cinco ejes estratégicos: «Declaración de Principios Éticos Institucionales»,
«Evaluación de la situación institucional», «Capacitación y concientización del personal en ética,
transparencia y prevención de la corrupción», «Cambios normativos y mejoras en los procedi-
mientos» y «Acciones conjuntas de detección, control y evaluación».

3) Código de Ética para el Personal del Servicio Penitenciario Federal: Ha sido aprobado
mediante resolución DN Nº 1867/2015 (BPN Nº 583/15). En él se plasman los valores, principios
y deberes del personal, teniendo en cuenta la especificidad de los contextos de encierro, con el
objetivo de fomentar una cultura institucional en la que se afiancen los principios de integridad,
legalidad, honradez, eficiencia y transparencia. El Código busca ser un instrumento eficaz para
prevenir la corrupción y las conductas contrarias a la ética pública dentro de la institución, me-
diante la orientación del personal penitenciario en el desempeño de sus funciones ante situaciones
concretas que se le presenten.

4) Mapa de Riesgos de la Corrupción: Las medidas de acción de prevención y lucha contra


la corrupción deben partir de un diagnóstico situacional, sincero, objetivo y mensurable. En este
sentido, en el Centro de Detención Judicial (Unidad 28) se llevó a cabo un programa piloto con
el objetivo de localizar aquellos sectores que sean riesgosos o vulnerables a prácticas de abuso
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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

o corrupción. Otro de los objetivos perseguidos fue fomentar la participación del personal que
cotidianamente presta servicios en la Unidad 28, procurando romper el tabú que en general rodea
a la temática de la corrupción, y crear un documento consensuado mediante el cual se integre al
personal de la institución en el proceso de cambio.

5) Creación de la línea directa de recepción de denuncias (BPN N° 608/2016). Se creó


una línea directa (abonado 0800-222-7738), con la finalidad de contribuir con herramientas efec-
tivas de detección y denuncia de irregularidades, de comportamientos contrarios a la ética pública
penitenciaria, o de sospecha de casos de corrupción por parte de agentes de la institución. Ello
sin perjuicio de las denuncias que se realicen ante otros organismos administrativos o judiciales
competentes. La línea directa es atendida por personal de Asuntos Internos. Cabe aclarar que las
denuncias pueden hacerse en forma personal en la sede de Asuntos Internos, en forma telefónica,
vía correo electrónico o por carta, o mediante el sitio web del SPF, y en todos los casos deben
registrarse en el respectivo formulario de denuncia.

6) Protocolo de trámite de denuncias (BPN N° 608/2016): A través de este instrumento se


establece, de forma exhaustiva, el procedimiento a seguir una vez que se inicia una denuncia por
posibles comportamientos contrarios a la ética pública penitenciaria, de irregularidades o posibles
hechos de corrupción dentro de nuestra institución. Uno de sus propósitos centrales es velar en
todo momento por la confidencialidad de las denuncias, el resguardo de los datos personales del
denunciante y el denunciado. Por otro lado, el protocolo fija categorías para la clasificación de las
denuncias, lo que asegura objetividad y transparencia. Dichas categorías son: 1. Altamente proba-
ble: cuando existe verosimilitud y consistencia en los hechos denunciados; 2. Probable: contempla
los casos en los que, si bien la denuncia es circunstanciada y razonable, es necesario llevar a cabo
una investigación interna a fin de evaluar la cuestión y poder esclarecerla; 3. Inadmisible: cuando
no pueden determinarse las circunstancias de tiempo, modo y lugar del hecho, o exista una insufi-
ciencia probatoria, o el hecho denunciado no encuadre en una conducta contraria a la ética pública,
a una falta administrativa o a un delito penal. Debemos destacar que para su diseño se ha contado
con la colaboración de la Oficina Anticorrupción.

7) Normas de protección del personal que denuncia (BPN N° 609/2016): A los fines de
cumplir con los estándares internacionales en materia de denuncia y protección de denunciantes
o whistleblowers, mediante este acto resolutivo se ratifica la obligación de denunciar de los fun-
cionarios públicos, y se establece una protección de la fuente laboral de aquellos funcionarios que
de buena fe y con motivos fundados denuncien irregularidades o delitos por parte de funcionarios
penitenciarios. Se extiende dicha protección a los funcionarios que investiguen, o desarrollen sus
tareas en áreas vinculados con la prevención y lucha contra la corrupción.

8) Capacitación y formación en materia de ética pública, transparencia y prevención de la co-


rrupción: La formación y la capacitación deben reforzar los valores e ideales democráticos, generando un
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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

compromiso individual en la prevención y lucha contra la corrupción; este eje debe estar presente desde la
instancia de selección del personal. Con esta perspectiva se han realizado los siguientes cursos:

• Jornadas de capacitación sobre lineamientos y estrategias para prevenir, identificar y


detectar hechos de corrupción dentro del SPF. Se realizaron entre el 3 y el 7 de octubre de
2016, y fueron dictadas por los expertos internacionales John Podmore y Robert Evans. Estu-
vieron destinadas a ofrecer estrategias a directores superiores para identificar, detectar y preve-
nir la corrupción dentro del Sistema Penitenciario Federal. John Podmore es autor y consultor
de la justicia penal, trabajó en el Servicio Penitenciario de Inglaterra y Gales durante 25 años
y gobernó tres prisiones –Belmarsh, Swaleside y Briston–. Pasó tres años como inspector de
prisiones y es autor del Handbook on anti-corruption measures in prisons, obra que está sien-
do discutida en el marco de Naciones Unidas. Robert Evans es experto internacional en todos
asuntos relacionados con las actividades penitenciarias vinculadas con organismos encargados
de hacer cumplir la ley o policiales, en especial en relación con prevención de la corrupción.

• Jornadas sobre lineamientos y estrategias para la prevención de la corrupción en los


establecimientos penitenciarios. En ellas también participó el experto John Podmore, quién
realizó una supervisión de las acciones implementadas para el control de la corrupción en el
SPF y, asimismo, una jornada de capacitación al personal de la Institución los días 9 y 13
de noviembre de 2015 sobre las herramientas y procedimientos anticorrupción. Las primeras
estuvieron dirigidas a los ingresantes al SPF y las segundas, a personal directivo.

• Curso de Formación para Capacitadores sobre Ética, Transparencia y Prevención de


la Corrupción en Contexto Penitenciario. Su objetivo fue aportar conocimientos básicos
para desempeñar funciones como capacitadores en los Institutos de Formación y Capacitación
del Servicio Penitenciario Federal, brindando las competencias y habilidades pedagógicas y
didácticas necesarias para el diseño, la planificación, la gestión y la implantación de los cursos
de formación, aunada a una sólida formación en políticas públicas orientados a la temática de
la ética, transparencia y prevención de la corrupción en el ejercicio de la función pública. Los
contenidos del curso fueron dictados por funcionarios de la Oficina Anticorrupción dependien-
te del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con funcionarios expertos en materia de
control de la corrupción del Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, y con el equipo docente de
la Dirección Principal de Institutos de Formación y Capacitación del Personal, del Servicio de
Prevención de la Corrupción y del Departamento de Inteligencia del Servicio Penitenciario
Federal, articulando una capacitación de jerarquía en cuanto a conocimientos y experiencia.

• Incorporación de materia obligatoria para la formación del personal penitenciario


con contenidos sobre ética pública, transparencia y prevención de la corrupción. Se de-
sarrolla en los cursos de ingreso para el personal suboficial y oficial y de perfeccionamiento
en el grado de alcaide mayor y en el grado de adjutor principal, así como también cursos de
107
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

ascensos del personal suboficial. Asimismo, se reformularon los contenidos en la materia


Ética y Responsabilidad Profesional de la Licenciatura en Tratamiento Penitenciario, con la
incorporación de material específico sobre la prevención de la corrupción en el ámbito peni-
tenciario. También se organizan cursos específicos en distintos destinos.

• Cursos de la Oficina Anticorrupción. Personal del SPF se ha formado en dos cursos


dictados por la Oficina Anticorrupción a través del Sistema Online del Instituto Nacional de
la Administración Pública: «Derecho Penal y Corrupción» y «Ética, transparencia y lucha
contra la corrupción en la función pública».

9) Creación del Sistema de «Intervención para la Reducción de Índices de Corruptibili-


dad (IRIC)» (Resolución DN N° 443/2016 y 491/2016). Constituye un abordaje diferenciado de
sujetos privados de la libertad que, por ciertas características particulares –alto poder adquisitivo,
vinculaciones a criminalidad económica, crimen organizado, crimen organizado transnacional o
con acceso a personas con alto poder político– presentan alto grado de corruptibilidad. El concepto
de corruptibilidad indica, por un lado, la capacidad de algunas personas privadas de su libertad de
vulnerar, por medio de actos de corrupción, el adecuado funcionamiento del sistema penitenciario y
por otra parte, los riesgos de que éstos sean víctimas de actos de corrupción durante su privación de
libertad. Se busca crear un índice objetivo que permita determinar el grado de corruptibilidad de los
sujetos privados de la libertad. En tal sentido, para abordar esos riesgos y necesidades específicas
se estableció un espacio de alojamiento diferenciado y se dispusieron medidas para manejarlos ade-
cuadamente, tanto respecto al régimen interno, como en relación al personal que prestará funciones
con esos internos. Asimismo, se procedió a brindarle mejores herramientas al personal que presta
funciones en el marco de ese programa mediante el «Curso de Capacitación Intensivo en Preven-
ción de la Corrupción», a fin de que pueda cumplir adecuadamente su tarea.

10) Sistema de Clasificación Objetiva por Riesgo y Necesidades. Una de las políticas cla-
ve del Servicio Penitenciario Federal, que representa un eje transversal indispensable para abordar
adecuadamente los riesgos y necesidades de las personas privadas de su libertad, es el estableci-
miento de sistemas de clasificación objetivos14. En lo que respecta a la prevención de la corrupción,
los sistemas de clasificación son indispensables, por una parte, para reducir las posibilidades de
discrecionalidad en la asignación de alojamiento y nivel de seguridad al que debe ser sometida la
persona privada de su libertad; por otra parte, para detectar los riesgos y necesidades y garantizar
su abordaje adecuado en términos de tratamiento. La clasificación es el procedimiento por el cual
se determina el nivel de seguridad que requiere la persona privada de la libertad (categorización) y
el plan de tratamiento individual para abordar sus necesidades criminógenas (alojamiento). En lo
posible, los sistemas de clasificación deberían contemplar los riesgos y necesidades específicas re-
lacionadas con la corrupción. El IRIC, que se encuentra en etapa de desarrollo dentro del Servicio
14 Para ver los avances en dicha materia, ver el articulo «Hacia un sistema de clasificación inicial y evaluación de riesgo y necesidad», en: Ser-
vicio Penitenciario Federal (2015). Revista de Criminología del Servicio Penitenciario Federal—Instituto de Criminología, Número I, año 2015, p.
93. Disponible en: http://www.spf.gob.ar/drive/repo/general/revista_de-criminologia_n1_2015.pdf.

108
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Penintenciario Federal, es parte de los esfuerzos destinados al logro de esa finalidad.

11) Implementación de seguridad dinámica. Como se ha afirmado anteriormente, para


abordar adecuadamente los factores de riesgo de corrupción es indispensable el viraje de la lógica
de seguridad estática hacia la seguridad dinámica. A partir de esta última perspectiva, se están
desarrollando acciones que posibiliten mayor cercanía e interacción entre el personal y los sujetos
privados de su libertad y el manejo de información. De esta forma, es posible prevenir cualquier
clase de hecho que contravenga el normal funcionamiento del sistema; entre ellos, los hechos de
corrupción. La seguridad dinámica y el adecuado manejo de la información son las otras dos polí-
ticas transversales implementadas por esta gestión para mejorar la calidad del servicio público que
brinda el SPF y, por ello, ambas son centrales para la prevención de la corrupción.

12) Servicio de Monitoreo e Inspección de Establecimientos Penitenciarios y Compliance.


Su función es el monitoreo, inspección y control interno de gestión en los establecimientos peni-
tenciarios y, también, el control de gobierno, administración y orden del resto de las unidades y
organismos que conforman el Servicio Penitenciario Federal. Es fundamental a la hora de detectar
irregularidades.

13) Jerarquización de Asuntos Internos e Inteligencia Penitenciaria. Son responsables de


la investigación de irregularidades internas y de la recolección, análisis y manejo de la informa-
ción, y resultan esenciales para detectar los riesgos de corrupción y poder prevenirlos.

14) Trabajo conjunto con otros organismos. Se han desarrollado tareas con la Oficina Anti-
corrupción, con el Poder Judicial, con otras fuerzas de seguridad y con expertos en corrupción.

15) Incentivos y mejoras para el personal. Las principales medidas de prevención de la


corrupción son aquellas que abordan los riesgos vinculados con el personal penitenciario. Por eso,
la motivación para que las personas actúen con ética y transparencia son políticas eficaces. En este
sentido, se ha fortalecido el encuadre legal salarial, a la vez que se han otorgado aumentos y se ha
efectuado un re-escalonamiento. De forma complementaria, se ha puesto en marcha una Oficina
de Bienestar del Personal y se ha promovido la capacitación constante de los funcionarios.

109
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

110
Capítulo V
Análisis cuantitativo del perfil
de la población penal
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Análisis cuantitativo del perfil


de la población penal

El conocimiento de las características de la población penal alojada en el SPF es central para po-
der desarrollar acciones y políticas adecuadas de cara al cumplimiento de los complejos fines que
tiene la administración penitenciaria.

Por ello, y a partir de la recopilación de datos realizada para el desarrollo e implementación del
sistema de clasificación inicial por riesgo, categorización y clasificación en torno a necesidades,
se obtuvo un perfil general de la población penal alojada en el SPF en relación con las variables
principales a tener en cuenta en materia de seguridad y tratamiento.

Debemos mencionar, en tal sentido, que este trabajo está sustentado en las entrevistas realizadas
durante 2016 al total de la población penal del SPF (10.051 internos). Además, deben sumarse los
datos provenientes de las entrevistas realizadas en 2015. Ese volumen de muestra resulta suficien-
te para brindar un panorama adecuado del cuadro actual de situación del sistema.

Los resultados de esa investigación sobre la totalidad de la población penal alojada son los siguientes:

Datos generales

• La edad promedio de las personas privadas de su libertad es 36 años.


• 35% de los internos tienen hijos menores.
• 61,3% se encuentran procesados.

Riesgo

De 10.051 registros se obtuvieron valores de riesgo para 9.333 casos (93%). El cuadro a
continuación sintetiza los resultados de la distribución de riesgo.

Distribución de Riesgo en el SPF (datos a enero 2017)


Suicidio Conflictividad Fuga
Bajo 65,3% 54,0% 76,4%
Medio 28,1% 31,6% 16,7%
Medio Alto 4,2% 11,2% 5,0%
Alto 1,7% 2,9% 1,4%
Muy Alto 0,8% 0,4% 0,5%

113
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

80,00%
75,00%
70,00%
65,00%
60,00%
55,00%
50,00%
45,00%
40,00%
35,00%
30,00%
25,00%
20,00%
15,00%
10,00%
5,00%
0,00%
Bajo Medio Medio Alto Alto Muy Alto

Suic idio Conflictividad Fuga

Historial delictivo

• 29,9% tuvo detenciones previas a la actual por delitos violentos.

• 6,5% tuvo detenciones siendo menor (1,3% más de una detención).

• 30,4% tuvo condenas previas siendo mayor (7,2% tres ó más condenas).

• Un 78,5% habría estado en prisión menos de 5 años, 13,8% entre 5 años y 8 años y un 7,7% más
de 8 años.

• Sólo un 5,4% incumplió medidas alternativas a la prisión.

• Un 5,4% tiene antecedentes de delitos intramuros.

• Un 70% de los internos del SPF, aproximadamente, cometieron un solo tipo de delito.

114
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Cantidad de delitos
4 o más
3 Delitos; Delitos;
8,76% 3,97%

2 Delitos;
17,30% consultar
1 Delito;
69,97%

• De aquellos que estuvieron en prisión en forma previa un 24,1% estuvo en libertad menos de 6
meses, el 25,2% entre 6 meses y un año. El 50,4% estuvo más de 2 años.

Tiempo en libertad previo a la detención

menos de 6
meses; 24,31%

2 años o más;
50,44%

6 meses a 2
años; 25,25%

Trabajo y habilidades laborales

• 50% de los internos no tenían problemas de empleo.


• 36% tenía problemas para insertarse en el mundo laboral.
• Prácticamente un 14% presenta serios problemas.

En el siguiente gráfico podemos observar el tiempo transcurrido desde el último trabajo estable; a saber:

• Un 19% nunca trabajó.


• Un 26% lleva más de 2 años sin un trabajo estable.

115
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

• Un 55% hacía menos de dos años que no tenía un trabajo estable.


Tiempo desde el último trabajo estable

Nunca ;
19,00%

M enos de 2
años ;
55,00%

M ás de 2
años; 26,00%

• Un 16,3% de los individuos alojados en el SPF no tiene capacidades ni experiencia laboral.


• Un 22% presenta largos períodos inactivos.
• El 62%, aproximadamente, no presenta largos períodos inactivos.

En lo relativo a la actitud hacia el trabajo:

• Un 60% presenta una buena actitud.


• Un 34% una actitud intermedia.
• El 6% restante rechaza el trabajo abiertamente.

Estilo de vida y sociabilidad

• En casi el 52% de los casos, los ingresos no provienen de actividades delictivas, en un 35% los
ingresos de actividades delictivas son parciales y en un 13% de los casos los ingresos provienen ex-
clusivamente de actividades delictivas.
• Un 18% de los individuos se vinculan regularmente en el medio libre con infractores, mientras que
un 37% tiene vínculos esporádicos. Por otra parte, un 44% no tiene vínculos.
• El 90% posee domicilio fijo y un 7% se encontraba en situación de calle al momento de la deten-
ción (la mitad de este grupo llevaba más de seis meses viviendo en la calle).
• Un 7,7% de los individuos presenta rasgos de manipulación fuertes y un 35,5% rasgos intermedios.
• Un 44,7% integra grupos no delictivos en el medio libre, mientras un 30,2% no participa. El resto
presenta una participación intermedia.

Infancia y adolescencia

En lo que hace a las variables vinculadas a la infancia y la adolescencia de los individuos alojados
en el SPF destacan los siguientes datos:
116
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

• 43,1% provienen de hogares con padres separados.


• 23,1% abandonó el hogar (sólo 7,8% durante breves períodos).
• 18,5% fueron víctimas de violencia doméstica (8,8% situaciones graves).
• 16,1% no finalizó el primario, 58,2% lo terminó y sólo el 25,3% finalizó el secundario.
• 74,3% tuvo vínculos con el padre hasta la adultez (12,4% nunca).
• 90,4% tuvo vínculos con la madre hasta la adultez (2,9% nunca).

Relaciones interpersonales y familiares

• Un 79,3% mantiene relación con los miembros de su familia (5,7% tiene vínculos inexistentes con
la familia) lo que podría interpretarse como un aspecto positivo.
• Del total que indica tener pareja, en el 21,7% de los casos se trata de parejas con antecedentes delictivos.
• Por otra parte, un 22,7% tienen familiares con antecedentes penales.
• En total, un 30% tienen pareja o familiares con antecedentes delictivos.
• El 64,6% tiene apoyo familiar para el abandono del delito y un 13,8% no cuenta con ningún apoyo.
En el grupo restante el apoyo es intermedio.

Variables de conflictividad

• Un 20% de los individuos presentan heridas con armas y un 10% heridas auto-agresivas.
• Del total de heridos, 21,3% presentan una herida con arma de fuego y 20,9% más de una.
• En lo que hace a armas blancas, 17,4% presentan una herida y 40,8% más de una.
• Un 21,7% de la población penal tiene sanciones graves (8,4% en más de tres oportunidades), 6,1%
ha destruido materiales y 22,7% ha participado en peleas con otros internos.
• Un 6,2% participó en agresiones al personal penitenciario.
• La agresión a visitantes es sólo del 0,65% de los casos analizados.

Vulnerabilidad

• Un 19,1% de los internos manifiestan haber sido abordados hostilmente por otros internos y en un
56,1% de los casos puso fin a la situación. Sin embargo, en el 72,5% hubo confrontación física y sólo
el 31,1% de los agredidos solicitó ayuda a las autoridades.
• En el 50% de los casos la percepción del daño recibido es leve (18,2% grave, el resto moderado).
• Un 12,3% presenta síntomas de trastorno de personalidad (2,2% síntomas muy marcados).
• Sólo un 10% pertenece a grupos por criterio de raza, religión, origen étnico u otra característica.

Actitudes

• Un 50% no apoya las conductas delictivas, un 35,6% presenta una actitud intermedia y el 14,4%
apoya las mismas.
• Un 3,6% rechaza a la autoridad, 25,1% tiene una actitud intermedia, mientras que el 71,2% la acepta.
• Un 65,3% acepta las reglas de la comunidad, mientras un 4,2% las rechaza totalmente.

117
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

• Prácticamente un 10,9% no reconoce sus motivaciones para cometer delitos ni reconoce el proble-
ma. Un 30,4% tiene una posición intermedia y el 66,6% reconoce las motivaciones.

Variables de personalidad

• Sólo un 56,2% no presenta tendencia a actuar sin pensar en las consecuencias de sus actos a me-
diano o largo plazo. Un 10% presenta frecuentemente una tendencia a actuar sin pensar.
• En lo que refiere a aplazar satisfacciones, los resultados son preocupantes. Sólo un 11% de los
internos presenta capacidad de aplazarlas. A su vez, un 41,2% es incapaz de aplazar satisfacciones
inmediatas. Esto es consistente con la capacidad de establecer objetivos de mediano y largo plazo
donde se observa que el 47% es incapaz de hacerse este planteo y sólo el 15% presenta una actitud
positiva en este sentido.
• En contraposición, el 81% no se muestra agresivo ni irritable (sólo 3,3% se mostraron en extremo irritables).

Consumo de drogas

Como podemos observar en el cuadro a continuación, el consumo de drogas está liderado por ma-
rihuana, seguida de cocaína, alcohol, paco y psicofármacos. Es importante destacar que mientras
el porcentaje de consumidores por droga en general cae antes del último año, el consumo de paco
aumenta durante el último año.

Consumo
Droga Total Internos
Antes del último año Durante el último año
Marihuana 3.186 59% 41%
Cocaína 2.280 66% 34%
Alcohol 1.271 51% 49%
Paco 1.037 41% 59%
Psicofarmacos 1.086 60% 40%
Inhalantes 216 70% 30%
Anfetaminas 207 78% 22%
Alucinógenos 122 81% 19%
Opiáceos 36 75% 25%
Otros 108 81% 19%

• Un 52,6% declara haber consumido drogas.


• El total de individuos que consume drogas asciende a un total de 5.288, pero se presentan casos
donde consumen más de una droga.
• Del total que indican consumir drogas, un 18,4% consume diariamente, 27,7% una o dos veces por
semana. El resto, menos de una vez por semana.
• Entre los 5.288 consumidores un 7,9% “se ponen violentos” bajo el consumo de drogas y en un
20,2% de los casos no es posible determinarlo.

118
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

• Un 31,6% no reconoce el problema ni sigue tratamiento, 29,3% reconoce el problema pero no


sigue tratamiento, mientras que la minoría reconoce el problema y sigue tratamiento.

Conductas y pensamientos suicidas

• Un 11,6% presenta síntomas de depresión (1,6% síntomas severos).


• Porcentaje similar, 11,4%, reúne actualmente criterios diagnósticos de algún trastorno del
estado de ánimo, trastorno psicótico o trastorno de la personalidad.
• En un 13,3% de los casos se trata de tipologías delictivas que podrían implicar riesgo de suicidio.
• Sólo 4,7% tiene antecedentes familiares de suicidio.
• 20,2% han tenido pérdidas de familiares cercanos.
• 3% manifestó intenciones suicidas.
• Entre los que han manifestado intenciones suicidas, un 8,5% tiene pensamientos constantes y un
14,5% pensamientos prolongados (67 individuos)
• Un 15,3% acepta los pensamientos suicidas y un 42% presenta una actitud ambivalente. Sólo el
37,6% los rechaza.
• En un 50,5% de los casos, la motivación radica en escapar de los problemas.
• Sólo un 21,4% expresa un plan y el 6,7% han llevado a cabo intentos de suicidios.
• De los 662 individuos que habrían realizado intentos de suicidio, 30,5% lo habría hecho en el último año.
• Estos 202 individuos representan el 2% de la población penal relevada.

Variables de fuga

En lo que hace a variables a considerar como determinantes para definir el riesgo de fuga, encon-
tramos los siguientes resultados:

• 4,4% pertenece a alguna fuerza de seguridad.


• 2,4% tiene familiares en alguna fuerza de seguridad.
• 13,6% es miembro de grupos organizados (26,2% con participación alta, 50,3% con participación
intermedia).
• 11,8% es miembro de grupos armados (36,5% con participación alta, 48,2% con participación in-
termedia).
• 0,5% presenta tatuajes de pertenencia a organizaciones criminales.
• 3,4% presenta antecedentes de fuga o evasión.
• 1,9% manifiesta tener deseos de fuga o evasión.
• 3,8% de los internos tienen familiares detenidos en el SPF. Totalizan 364 internos que implican
un total de 434 vínculos familiares. Principalmente se trata de hermanos (37%); 25% otro familiar;
pareja con una participación del 16%; primo 8%; padre y tío, 5% ambas variables; y madre, 3%.
• Un 0,9% de los individuos tienen familiares detenidos en otros servicios penitenciarios de Argen-
tina, el 50% serían hermanos.

119
Capítulo VI
Perfiles de internos según delito:
secuestro extorsivo, homicidio,
agresión sexual
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Perfiles de internos según delito:


secuestro extorsivo, homicidio, agresión sexual

En términos de opinión pública suele sostenerse que los delitos de homicidios y agresión sexual
son aquellos que generan el mayor daño social.

Por tal motivo, se presenta a continuación una investigación cuantitativa de los perfiles y carac-
terísticas de los internos condenados y/o procesados por estos delitos alojados en el SPF. Dicho
trabajo nutre, como base empírica, el desarrollo de políticas adecuadas para el abordaje de riesgos
y necesidades específicas de estos colectivos de personas privadas de su libertad.

En la investigación realizada hemos podido detectar, como dato general, que la gran mayoría de
estos delitos son cometidos por internos hombres y, también, que existe una mayor participación
de internos con hijos menores en el caso de agresores sexuales. En contrapartida, la participación
de mujeres en esta clase de delitos es reducida.

Promedio SPF Secuestro Extorsivo Homicidio Agresores Sexuales


Total a 10.051 180 744 248
Hombres b 9.344 174 718 238
Mujeres c 707 6 26 10

Hombres/Total b/a 93% 97% 97% 96%


Hijos menores g 2.335 41 208 85
Detenidos c/Hijos menores g/a 23% 23% 28% 34%

Homosexuales h 139 3 15 2

Riesgo de fuga

El grupo de individuos que compone la tipología de secuestro extorsivo presenta un riesgo de


fuga sustencialmente superior al promedio de riesgo del SPF y, también, respecto a los otros dos
segmentos observados. En contraposición, vemos que en el caso de agresores sexuales el riesgo
de fuga está muy por debajo del promedio.

123
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Riesgo de conflictividad

Aquí también encontramos al segmento de secuestro extorsivo muy por encima del promedio. Sin
embargo, en este aspecto el grupo que compone a internos condenados por homicidio también
presenta mayores niveles de conflictividad.

En riesgo de conflictividad, los agresores sexuales también presentan un nivel inferior de riesgo.

124
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Riesgo de suicidio

En lo que hace a riesgo de suicido, homicidas y agresores sexuales presentan un riesgo sustantivamente
superior al promedio. Mientras que los internos alojados por secuestro extorsivo se ubican levemente por
debajo del promedio.

Principales características de las personas condenadas por secuestro extorsivo

• Destacan por su elevada participación en alteraciones al régimen disciplinario, peleas con


internos y destrucción de materiales y bienes.

• Presentan una participación superior al promedio en grupos organizados y grupos


armados (con mayor cantidad de individuos de participación alta en dichos grupos).

• Ostentan una mayor inclinación a participar de fugas y evasiones.

• Tienen alta participación en familiares detenidos en el SPF.

• Son propensos al apoyo de actividades delictivas junto con una menor capacidad al prome-
dio para reconocer el delito que cometieron, así como un porcentaje superior en lo que hace
a parejas y familiares con antecedentes delictivos.

• Registran elevados índices de consumo de drogas, en relación con el promedio (aunque no


tan fuerte como en el caso de los agresores sexuales).

125
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

• Tienen una tasa de intención suicida superior al promedio del SPF (medida en función de
los intentos en el último año sobre los intentos de suicidio generales).

• Si bien presentan mejores antecedentes laborales, es mayor el porcentaje que tiene ingre-
sos parciales o totales por actividades delictivas. Además, tienen mayor vínculo con personas
que infringen la ley.

• Se diferencian en aquellos rasgos en los que habría una mayor propensión a manipular.

• Es mayor la cantidad de individuos que estuvieron en prisión previamente por un período


superior a cinco años, así como su participación en cuatro o más delitos. Sin embargo, es
menor la presencia de casos que estuvieron menos de seis meses en libertad en forma previa
a la detención actual.

• Habrían sido abordados hostilmente por otros internos en un porcentaje superior al promedio.

Principales características de las personas privadas de su libertad condenadas por delitos


de homicidio

• En principio, este grupo, destaca en las variables específicas de suicidio. Presenta el mayor
nivel de intenciones suicidas. Si bien en el 60% de los casos los períodos de pensamiento son
breves, es muy bajo el porcentaje de rechazo a esos pensamientos y muy elevado el total de
casos que expresó un método o plan para suicidarse.

• Este grupo también se diferencia negativamente en su participación por encima del pro-
medio en alteraciones al régimen disciplinario, peleas con internos, agresiones al personal
penitenciario y destrucción de bienes pertenecientes a la administración penitenciaria.

• Presenta un porcentaje elevado de participación en heridas con armas, principalmente


de fuego.

• Es mayor la cantidad de individuos que estuvieron en prisión previamente por un período


superior a cinco años, así como la participación en cuatro o más delitos. Sin embargo, es
menor la participación de casos que estuvieron menos de seis meses en libertad en forma
previa a la detención actual.

• En lo que hace a variables vinculadas al trabajo, así como en relación al consumo de dro-
gas, estan dentro del promedio.

• Habrían sido abordados hostilmente por otros internos en un porcentaje superior al promedio.
126
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Principales características de las personas privadas de su libertad condenadas por delitos de


agresión sexual

• Este grupo tiene mejores indicadores de trabajo y habilidades laborales que el promedio y
también en comparación con los otros grupos analizados.

• Presentan mejores ratios en estilo de vida y sociabilidad, excepto en lo referido a rasgos de


manipulación.

• En contraposición, presentan peor performance en lo que hace a infancia y adolescencia


así como también en lo relativo a las relaciones interpersonales y familiares.

• Profesan respeto hacia la autoridad y las reglas de la comunidad, pero tienen menor capa-
cidad para reconocer las motivaciones que los llevaron a cometer ese delito.

• Presentan una elevada propensión a actuar sin pensar, a consumir drogas y ponerse violen-
tos bajo sus efectos.

• Poseen un alto índice de intenciones suicidas (aunque la tasa en el último año es menor al
promedio y a los otros grupos bajo análisis).

• Tienen mayor cantidad de heridas con armas blancas que se originarían principalmente en
heridas autoinfligidas.

A continuación, presentamos, en términos cuantitativos, los resultados de las investigaciones.


Historial Delictivo Promedio SPF Secuestro Extorsivo Homicidio Agresores Sexuales

Detención o Enc. Previo por delito violento Sí 30% 30% 30% 22%

Detención siendo Menor Sí 7% 8% 7% 3%

Condenas Previas Siendo Mayor Sí 30% 30% 30% 22%

Detención Anterior Inferior a 5 años Inf 5 A 79% 60% 65% 70%

% con Detención Anterior 25% 26% 25% 19%

Incumplió Medidas Alternativas No 95% 96% 92% 97%

Diversos Delitos 1 70% 49% 55% 61%

Diversos Delitos 4ó+ 4% 7% 6% 12%

Antec. Delitos Intra Muro No 95% 89% 88% 97%

Tiempo en Libertad previo Det. Actual 2A ó + 50% 41% 59% 52%

Tiempo en Libertad previo Det. Actual - 6M 24% 10% 19% 24%

127
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Trabajo y Habilidades Laborales Promedio SPF Secuestro Extorsivo Homicidio Agresores Sexuales

Historial de Empleo S/Prob 50% 62% 52% 72%

Prob
Historial de Empleo 14% 10% 14% 5%
Serios
Menos
Tiempo desde último trabajo estable 55% 52% 47% 52%
2A

Tiempo desde último trabajo estable Nunca 19% 17% 24% 10%

Experiencia/Capacidad Laboral Regular 62% 56% 58% 69%

Actitud frente al Trabajo Buena 60% 59% 57% 75%

Estilo de Vida y Sociabilidad Promedio SPF Secuestro Extorsivo Homicidio Agresores Sexuales
Ingresos Actividad Delictiva No 52% 40% 52% 72%
Vínculo con Infractores No 44% 30% 46% 72%
Rasgos Manipulación No 57% 44% 50% 41%
Domicilio Fijo Sí 89% 97% 90% 82%
Situación de Calle No 93% 94% 95% 93%
Integra grupos No Delictivos Sí 45% 43% 44% 36%

Infancia y Adolescencia Promedio SPF Secuestro Extorsivo Homicidio Agresores Sexuales


Separación Padres No 57% 55% 53% 63%
Violencia Doméstica No 81% 84% 81% 75%
Abandono del Hogar No 77% 74% 77% 72%
Abandono Escolar Prim Completo 59% 59% 61% 47%
Vínculo Padre Adultez 74% 82% 72% 76%
Vínculo Madre Adultez 90% 96% 92% 88%

Relaciones Interpersonales y Familiares Promedio SPF Secuestro Extorsivo Homicidio Agresores Sexuales

Relación con la Familia Si 79% 81% 81% 70%

Pareja con Antec. Delictivos No 78% 68% 71% 60%

Familia con Antec. Delicitivos No 77% 70% 75% 85%

Apoyo Familiar Abandono del Delito Si 65% 65% 68% 61%

128
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Conflictividad Promedio SPF Secuestro Extorsivo Homicidio Agresores Sexuales

Heridas con Armas Sí 20% 20% 31% 15%

Heridas Autoagresivas Sí 10% 5% 13% 7%

Cantidad Heridas Armas Fuego + de 1 21% 30% 26% 13%

Cantidad Heridas Armas Blancas + de 1 41% 50% 41% 31%

Alteraciones Graves Reg. Disciplinario No 78% 48% 60% 77%

Agresión Visitantes No 99% 98% 97% 98%

Peleas Internos No 77% 50% 61% 79%

Agresión Personal Penitenciario No 94% 86% 84% 92%

Destrucción Materiales No 94% 83% 86% 83%

Vulnerabilidad Promedio SPF Secuestro Extorsivo Homicidio Agresores Sexuales

Abordado Hostilmente Internos Sí 19% 32% 29% 24%

Puso Fin Situación Hostil Sí 56% 58% 60% 71%

Confronto Físicamente No 28% 23% 27% 47%

Solicitó Ayuda Autoridades Sí 31% 39% 28% 43%

Magnitud Perjuicio Leve 51% 54% 48% 48%

Trastorno Personalidad Dependencia No 88% 89% 84% 79%

Grupo Criterios Raza No 90% 93% 90% 84%

Actitudes Promedio SPF Secuestro Extorsivo Homicidio Agresores Sexuales

Apoya Conducta Delictiva No 50% 39% 45% 53%

Rechaza Autoridad Respeta 71% 67% 62% 71%

Acepta Reglas de la Comunidad Respeta 65% 61% 56% 60%

Reconoce Problema Comprende 67% 57% 57% 49%

Variables de Personalidad Promedio SPF Secuestro Extorsivo Homicidio Agresores Sexuales


Actua Sin Pensar No 56% 50% 45% 44%
Aplazar Satisfacciones Sí 11% 10% 13% 17%
Objetivos Mediano Plazo Sí 15% 13% 13% 15%
Comportamiento Agresivo No 81% 79% 70% 73%

129
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Fuga Promedio SPF Secuestro Extorsivo Homicidio Agresores Sexuales


Pertenece a alguna Fuerza Sí 4% 3% 4% 3%
Tiene familiares en alguna Fuerza Sí 2% 4% 2% 2%
Miembro de Grupos Organizados Sí 14% 54% 6% 4%
Grado de Participación en G. Organizado Bajo 23% 6% 7% 33%
Miembro de Grupos Armados Sí 12% 76% 18% 6%
Grado de Participación en G. Armado Bajo 15% 1% 5% 23%
Tiene Tatuajes de Organización Criminal No 100% 98% 99% 99%
Antecedentes de Fuga o evasión No 97% 81% 88% 98%
Deseos de Fugarse No 97% 69% 90% 99%
Grupo Fuga o Evasión No 96% 89% 96% 99%
Familiar Detenido en el SPF Sí 4% 11% 4% 1%
Hermano 37% 44% 41% 67%
Primo 8% 0% 11% 0%
Pareja 16% 11% 7% 0%
Padre 5% 11% 4% 0%
Madre 3% 0% 4% 0%
Tío 5% 0% 4% 0%
Abuelo 0% 0% 0% 0%
Otro 25% 33% 30% 33%

Consumo de Drogas Promedio SPF Secuestro Extorsivo Homicidio Agresores Sexuales


No Consume 53% 44% 55% 37%
Uso de Drogas en el Presente (*) No Consume 27% 44% 35% 29%
Uso de Drogas en el Presente (*) Diariamente 18% 5% 11% 13%
Violento con el Consumo de drogras (*) No 56% 63% 51% 38%
Reconoce Problemática y Tratamiento (*) Ambas 22% 18% 24% 30%
Drogas Ha sido su Mayor Actividad (*) Nunca 48% 59% 49% 42%
Dependencia o Abuso (*) No 60% 90% 66% 54%
(*) Tomando como base el total que manifiesta alguna vez haber consumido drogas. Es alto el porcentaje de falta
de respuesta

130
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Consumo de drogas

El promedio de individuos que no consume drogas en el SPF es del 53%. En el caso de los condenados por
secuestro extorsivo este porcentaje cae al 44%. No obstante, cae el consumo de drogas durante el último año en
todas las categorías.

Secuestro extorsivo: Consumo de drogas


Consumo
Droga Total Internos
Antes del último año Durante el último año
Marihuana 47 66% 34%
Cocaína 31 87% 13%
Alcohol 9 67% 33%
Paco 5 80% 20%
Psicofármacos 20 90% 10%
Inhalantes 4 100% 0%
Anfetaminas 5 100% 0%
Alucinógenos 3 100% 0%
Opiáceos 3 100% 0%
Otros 3 100% 0%

En el caso de homicidas, el 55% no consume drogas. También cae el consumo de drogas durante
el último año. Este grupo presenta una mayor diversificación de consumo.

Homicidas: Consumo de drogas


Consumo
Droga Total Internos
Antes del último año Durante el último año
Marihuana 268 76% 24%
Cocaína 171 86% 14%
Alcohol 112 76% 24%
Paco 40 70% 30%
Psicofármacos 99 77% 23%
Inhalantes 17 88% 12%
Anfetaminas 13 85% 15%
Alucinógenos 10 90% 10%
Opiáceos 2 100% 0%
Otros 11 73% 27%

En el grupo de los agresores sexuales, encontramos el menor porcentaje de individuos que no con-
sumen de drogas (37%). No obstante, también cae el consumo en todas las drogas.

131
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Agresores sexuales: Consumo de drogas


Consumo
Droga Total Internos
Antes del último año Durante el último año
Marihuana 48 77% 23%
Cocaína 44 95% 5%
Alcohol 28 89% 11%
Paco 11 91% 9%
Psicofármacos 21 76% 24%
Inhalantes 2 100% 0%
Anfetaminas 1 0% 100%
Alucinógenos 9 0% 0%
Opiáceos 9 0% 0%
Otros 1 100% 0%

132
Capítulo VII
Midiendo Reincidencia:
relevancia de un criterio adecuado
y dificultades para su construcción
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Midiendo Reincidencia: relevancia de un criterio adecuado


y dificultades para su construcción

Introducción

La reincidencia, de forma general, es un concepto criminológico que describe el fenómeno de la


propensión a la actividad criminal.1 De acuerdo con el mismo, un ofensor reincidente es general-
mente identificado como alguien que repetidamente se involucra en la actividad criminal.

Este concepto, cuya definición varía en los distintos sistemas penitenciarios y de justicia criminal,
posee un rol central: es uno de sus objetivos principales de dichos sistemas. Asimismo, en lo que
específicamente se refiere al ámbito penitenciario, es un indicador que sirve para evaluar la efica-
cia del tratamiento que reciben las personas privadas de su libertad en virtud de haber sido encon-
tradas responsables de la comisión de algún delito. En efecto, tal como expresa la Oficina Contra
la Droga y el Delito de la Organización de Naciones Unidas (ONDUC): “La reducción de la
reincidencia delictiva sigue siendo el mejor indicador de un programa de reintegración exitoso”.2

Este es el motivo por el que, en cuanto sistema, es tan relevante tener datos y criterios adecuados para
medir los índices de reincidencia. La comparación entre los mismos, por ejemplo, permitirá determi-
nar la eficacia de los programas de tratamiento y el funcionamiento general del sistema. Complemen-
tariamente, el concepto de reincidencia y sus estadísticas son una herramienta útil por la capacidad
de servir como punto de apoyo para la discusión sobre las estrategias de prevención del delito.

Modelo teórico de abordaje para la reducción de reincidencia

El sistema de justicia criminal, es la red de agencias cuyo objetivo es la prevención y sanción de


los delitos, por ello, las administraciones penitenciarias, forman parte del mismo.

Los objetivos generales del sistema de justicia criminal, son los siguientes:

a. Incrementar la seguridad comunitaria mediante la prevención, detección e investigación


del delito.
b. Aplicar y ejecutar penas adecuadas.
c. Proveer custodia segura y tratamiento adecuado orientado a reducir las probabilidades
de reincidencia.

1. En este punto compartimos y seguimos lo expuesto en Payne, Jason; “Recidivism in Australia: findings and futureresearch” en Research and Public
Policy Series N° 80. AustralianInstitute of Criminology. AustralianGovernment; 2007.
2. UNODC; “Guía de introducción a la prevención de la reincidencia y la integración social de delincuentes”; 2013; New York; p. 10.

135
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Dentro de ese marco general, cada uno de los estamentos que forman parte del sistema de justicia
criminal (Policía, Poder Judicial, Ministerio Público, Administración Penitenciaria) tienen obje-
tivos específicos. La determinación adecuada de cada uno de ellos es central para la fijación de
acciones y políticas públicas y la medición del impacto de las mismas.

En consonancia con el modelo What Works, debe tenerse presente que la finalidad de los sistemas
de justicia criminal es múltiple y compleja: seguridad pública, rehabilitación y, consecuentemente,
reducción de la reincidencia. Este modelo ha sido tomado para desarrollar las reformas de los sis-
temas penitenciarios y los sistemas de justicia criminal en una gran cantidad de países –Inglaterra
y Gales, Canadá, Australia, por nombrar algunos– y, a su vez, ha sido reconocido por la Oficina de
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito3.

Desde 2014, siguiendo esa línea de acción, la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Fede-
ral ha establecido que el modelo What Works sea el marco teórico sobre el cual se base el trabajo
del sistema penitenciario, que la reducción de la reincidencia sea uno de los objetivos fundamen-
tales del sistema, y que la evaluación empírica y el análisis de datos objetivos sean las guías de las
decisiones a tomar.

El concepto de reincidencia y su medición

Siendo que el objetivo del trabajo de la administración penitenciaria es la reducción de reinci-


dencia, la utilización adecuada de su concepto como indicador es de gran utilidad para evaluar el
adecuado funcionamiento del sistema.

Ahora bien, los problemas aparecen en la utilización y definición adecuada del concepto de reinci-
dencia, ya que para su construcción se entrecruzan tanto en Argentina como en el resto de los paí-
ses, cuestiones normativas y descriptivas que afectan la uniformidad de los criterios estadísticos y
por ende, la posibilidad de compararlos y utilizarlos adecuadamente para la toma de decisiones en
relación con la política penitenciaria y criminal.

En efecto, existe una dificultad inherente a la definición de reincidencia en los ambientes científicos
y políticos, y esto imprime complejidades a la hora de elaborar estadísticas. Se alcanzaron conclu-
siones similares en el estudio –Recidivism in Australia: findings and futureresearch–4, en el cual se
analizaron diversos estudios sobre reincidencia en ese país y se puso de manifiesto la complejidad y
dificultad para definir el concepto de “reincidencia”, dado que, entre otras cuestiones, al igual que en
la mayoría de los conceptos criminológicos, se encuentra constantemente redefinido.

3. UNODC; “Prevención de la reincidencia y reintegración social de delincuentes”; 2013; New York.


4. Payne, Jason (2007).

136
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Como consecuencia de esta situación respecto de su relevancia, en los distintos países se han en-
sayado estudios y criterios para medir la reincidencia.

En el citado trabajo realizado en Australia, se han destacado tres elementos centrales que con-
forman el concepto de reincidencia determinando la selección y clasificación de la información a
utilizar para realizar la medición5:

a. La muestra: el grupo de “ofensores” cuya reincidencia será evaluada.


b. El evento indicador: son usados para indicar la ocurrencia de la reincidencia, las espe-
cificaciones son determinadas por la fuente de los datos y las reglas de conteo usadas para
identificarlos y cuantificarlos.
c. El período de observación: tiempo sobre el cual el evento indicador es observado y cuantificado.

Por su parte, a partir de lo que surge de las estadísticas penales del Consejo de Europa –donde
se analiza y compara la reincidencia6–, se han tomado metodologías diversas para su medición y
definición; veamos algunos ejemplos:

Dinamarca define reincidencia como una nueva sentencia, sea a prisión o comunitaria, dentro de
los dos años de liberado de la cárcel o de cumplida la sanción comunitaria. El mismo sistema se
presenta en Islandia y Noruega.

En Alemania se realiza un monitoreo sobre un periodo de tres años para determinar si la persona
ingresa nuevamente en el Registro Federal de Condenas Judiciales.

En Italia7 se realizó un estudio longitudinal cuantitativo entre las personas que culminaron sus
asignaciones a servicios de probation en 1998 para evaluar si habían cometido nuevos delitos
hasta 2005. El resultado fue que de los que fueron asignados a servicios de probation solo el 1%
reincidió, mientras aquellos que estuvieron en prisión lo hicieron en un 68%.

Letonia, por su parte, ha utilizado dos definiciones de reincidencia: a) nueva sentencia contra
una persona liberada después de cumplir una sentencia en custodia o en la comunidad y, en una
segunda explicación como b) una nueva sentencia o procedimiento criminal contra una persona
con posterioridad a ser liberada después del cumplimiento de una sentencia, ya sea en custodia o
en la comunidad.

El Reino Unido define reincidencia como algún delito cometido en el período de un año después de la
5. Payne, Jason (2007).
6. Ver Strategic Targeting of Recidivism Through Evaluation & Measurement (STREAM) en http://wp.unil.ch/space/publications/recidi-
vism-stu-dies/
7. Leonardi, The measures alternative to detention between social reinsertion and the knocking down of recidivism, in Rassegna Penitenziaria e
Criminologica 2007, vol. 2, págs. 7-26.

137
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

liberación. Después de ese periodo, en algunos casos hay un plazo de seis meses de periodo de espera.

La reincidencia en Argentina

Los estudios realizados sobre reincidencia, en Argentina no están al margen de las problemáticas
y cuestiones que se dan en el resto de los países.

Habría que destacar que, casi la totalidad de los mismos, se refieren a la evaluación de la reinci-
dencia de las personas que han estado privadas de su libertad; es decir, la muestra se restringe a
esa clase de individuos.

En cuanto al evento indicador, existen distintos criterios. Los más utilizados, por lo menos oficial-
mente8, se relacionan con los conceptos de “reiterancia” –es un concepto descriptivo que podría
definirse como la entrada y salida del sistema penitenciario de personas involucradas en varios
hechos delictivos, que no fueron declarados judicialmente como reincidentes– y “reincidencia”,
concepto normativo establecido en el artículo 50 del Código Penal9, el cual consta en la condena
por la comisión de un delito posteriormente a la fecha de una condena firme anterior. En este últi-
mo caso, incluso, debe verificarse la declaración judicial de reincidencia.

Ahora bien, a los efectos de la administración penitenciaria, las definiciones jurídicas de reinci-
dencia colisionan con los conceptos criminológicos, y a su vez impiden o afectan a una correcta
clasificación inicial y categorización. Asimismo, cabe destacar que dicha situación se agrava ante
la realidad imperante de administrar un 60% de procesados.10

En tal sentido, y para una mejor administración, se debe contar con estadísticas fehacientes, con-
cretas y firmes que le den sustento a las políticas penitenciarias ejecutadas.

Así las cosas, uno de los problemas de registro a los que se enfrenta el Servicio Penitenciario
Federal, tiene relación con aquellos condenados que ingresan nuevamente al sistema, sea como
procesados o condenados que no fueron declarados judicialmente reincidentes.

Un estudio preliminar de datos en el Servicio Penitenciario Federal

Sin perjuicio de ello, desde el SPF se ha realizado un estudio preliminar de personas que han sido
condenadas y que vuelven a ingresar al sistema penitenciario, sean reiterantes o reincidentes.
8. Ver Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución Penal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en http://www.jus.gob.ar/ me-
dia/3202709/Informe_20ejecutivo_20del_20Sneep_202015-Sistema_20Nacional_20de_20Estad_C3_ADsticas_20sobre_20Ejecuci-C3_B3n_
20de_20la_20Pena-.pdf.
9. “Habrá reincidencia siempre que quien hubiera cumplido, total o parcialmente, pena privativa de libertad impuesta por un tribunal del país co-
metiere un nuevo delito punible también con esa clase de pena…”
10. Datos a Diciembre 2016 SPF.

138
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

En este análisis se ha considerado como plazo el de 12 años y como universo a aquellos conde-
nados que egresan del SPF cada año (desde 2004) y que vuelven a ingresar al SPF (condenados o
procesados) hasta noviembre de 2016.

Como dato adicional, se calculó cuántos individuos reingresaron en menos de 6 meses y antes de
los 12 meses de haber egresado, discriminando entre los reiterantes y los reincidentes.
Para la confección del presente trabajo, se han tomado las bases de egresos disponibles en el De-
partamento de Estadísticas, Censo e Investigación Operativa del Servicio Penitenciario Federal y
de la Dirección de Judicial.

Cabe destacar que este trabajo consiste en el análisis de una población de internos reincidentes
y reiterantes, sin ponderar la prevalencia de los fenómenos de reincidencia y/o reiterancia en la
población penitenciaria general.

Descripción de la población analizada

Con el objeto de delimitar el objeto de estudio, se dividió la muestra entre los internos condenados egre-
sados desde el año 2004 hasta el año 2016. Esto dio como resultado un total de 2.255 internos condenados
egresados con declaración de reincidencia, y de 6.579 internos egresados condenados reiterantes.

Cuadro1. Egresos anuales desde el año 2004 al 201511.


Total Egresos (condenados Total Egresos (condenados
Año %
y procesados) Reiterantes y Reincidentes)
2004 9.925 741 7%
2005 10.754 952 9%
2006 10.686 891 8%
2007 10.255 896 9%
2008 10.232 812 8%
2009 9.887 765 8%
2010 9.612 742 8%
2011 10.012 889 9%
2012 10.296 770 7%
2013 10.281 679 7%
2014 9.426 547 6%
2015 9.698 532 5%

11. Fuente: Dirección de Judicial y Departamento de Estadística, Censo e Investigación Operativa.

139
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Gráfico 1. Egresos anuales desde el año 2004 al 2015.

14000

12000 9% 8%
7% 9% 8% 8% 9% 7% 7%
8% 6% 5%
10000

8000

6000

4000

2000

0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015

Egresos parciales Egresos Reit./Reinc.

El gráfico representa la totalidad de internos egresados (tanto condenados como procesados) du-
rante el período 2004/2015. Asimismo se contrasta con la cantidad de los internos condenados
reiterantes y reincidentes que egresaron dentro del mismo período y que en promedio conforman
el 8 % del total de los egresados.

Cuadro2. Tasa de reingreso de reiterantes egresados entre el año 2004 al 2016.


Periodo Cantidad %
Antes de los 6 meses 2.560 39%
Entre los 6 meses y los 12
1.235 19%
Reingreso (reiterantes) .
12
meses
Después de 12 meses 2.784 42%
TOTAL 6.579 100%

Reingreso (reiterantes)12.
Para este estudio, a los internos condenados reiterantes se los dividió en tres grupos de acuerdo al
tiempo transcurrido desde que egresaron hasta que se produce el reingreso al sistema penitencia-
rio. El primer grupo, está formado por aquellos que reingresan antes de los 6 meses. El el segundo
grupo está formado por aquellos que reingresan entre los 6 meses y 12 meses, y un tercer grupo
conformado por los que reingresan al Servicio Penitenciario Federal con posterioridad los 12 me-
12. Herramienta estadística utilizada: Chi - cuadrado, utilizado para comparar o relacionar dos variables categóricas. El valor arrojado en esta
muestra fue de 5637,523, con un nivel de significancia P=,000 (se considera que las variables están correlacionadas cuando el valor de P. es menor
a 0,05).

140
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

ses. Esto permite avalar la hipótesis de que el promedio en cantidad de días de reingreso en los
reiterantes, es distinto en cada uno de los grupos analizados.

Gráfico 2. Reiterantes según período de reingreso13.

3000

2500

2000

1500

1000

500

Antes de los 6 meses Entre los 6 meses Despues de 12 meses


y 12 meses

Así, del análisis de los datos expuestos surge que para el primer grupo, formado por 2.560 inter-
nos, la media en días para su reingreso antes de los 6 meses, es de 7914 días. Es decir que estamos
en condiciones de afirmar que los condenados reiterantes cuyo reingreso se produce en los prime-
ros 6 meses de libertad, en general tiene lugar a los de 2 meses y 19 días.

Los condenados reiterantes cuyo reingreso se produce en el período de los 6 hasta los 12 meses
inclusive de haber egresado, lo hacen a los 262 días.15Este grupo reingresa, en promedio, a los 8
meses aproximadamente.

El tercer grupo formado por aquellos condenados reiterantes (2.784 internos) cuyo reingreso al

13. Datos obtenidos de la Dirección de Judicial y Departamento de Estadística, Censo e Investigación Operativa.
14.Con un Intervalo de Confianza (en adelante I.C.) del 95%, mínima de 77 días y máximo de 81 días.
15.Con un I.C. del 95%, mínimo de 259 días y máximo de 264 días

141
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

sistema penitenciario se produce después de los 12 meses, presentan una media de 1.149 días16,
con un promedio general para el grupo de 38 meses, equivalente a unos 3 años aproximadamente.

Cuadro 3.Tasa de reingreso de condenados reiterantes en meses17


Periodo Tiempo

Antes de los 6 meses 2 meses


Tasa de REINGRESO
Entre los 6 meses y los 12 meses 8 meses
(REITERANTES)
Después de 12 meses 3 años

Análisis temporal de reingreso para los condenados reincidentes.

Cuadro 4. Tasa de reingreso de los egresados condenados con declaración judicial de reincidencia comprendi-
dos entre los años 2004 / 201618
Periodo N %

Antes de los 6 meses 863 38%


Tasa de REINGRESO Entre los 6 meses y los 12 meses 438 19%
(REINCIDENTES) Después de 12 meses 954 43%
Total 2.255 100%

Para el caso de los internos declarados reincidentes judicialmente, se realizó una tabla cruzada
para contrastar la hipótesis de si existe diferencia en el tiempo que transcurre entre el egreso y el
reingreso al sistema penitenciario. Del análisis surge que los tiempos de reingreso son distintos
para los grupos de reincidentes medidos.

En este sentido, un grupo de 863 reincidentes tiene un reingreso antes de los 6 meses con prome-
dio de 80 días.19Por lo tanto este grupo reingresa a la órbita del Servicio Penitenciario Federal en
promedio a los 2 meses y 20 días desde su egreso.

Aquellos reincidentes cuyo reingreso se produce entre los 6 hasta los 12 meses de haber egresado,
lo hacen a los 264 días20. Los internos pertenecientes a este grupo vuelven al Servicio Penitencia-
rio Federal, en promedio a los 8 meses aproximadamente.

El tercer grupo de egresados condenados reincidentes, mayoritario de 954 internos (43%), rein-

16. Con un I.C. del 95%, mínimo de 1119 días y máximo de 1179 días.
17. Fuente: Dirección de Judicial y el Departamento de Estadística, Censo e Investigación Operativa.
18. Fuente: Dirección de Judicial y el Departamento de Estadística, Censo e Investigación Operativa.
19.Con un I.C. 95%, mínimo de 77 días y máximo de 83 días.
20.Con un I.C. 95%, mínimo de 259 días y máximo de 269 días.

142
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

gresan al sistema penitenciario después de los 12 meses, presentando una media de 1.077 días21
El reingreso se produce, en promedio, a los 38 meses, que equivale a 3 años aproximadamente
contados desde su egreso.

Gráfico 3. Reingreso en días de condenados reincidentes22

1200

1000

800

600

400

200

0
Antes de los 6 meses Entre los 6 meses Despues de 12 meses
y 12 meses

Análisis temporal de reiterantes según el delito por el cual egresaron

Para el análisis del tipo de delito por el cual estuvieron condenados y egresaron, en relación al
tiempo en volver a ser encarcelados respecto de los internos condenados reiterantes, se muestran
solo aquellos delitos que en el análisis resultaron ser significativos en cantidad a los otros delitos
analizados de la muestra.

21.Con un I.C. 95%, mínimo de 1032 días y máximo de 1123 días.


22.Fuente: Dirección de Judicial y Departamento de Estadística, Censo e Investigación Operativa

143
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Cuadro 5.Tiempo de los reiterantes en ser encarcelados en relación al delito cometido23 .


Delito Tiempo en reingresar al sistema penitenciario en meses.24
25
Propiedad 16
26
Administración pública 20
Seguridad pública 22 27

28
Libertad 23
29
Ley 23737 36
242526272829

Del cuadro expuesto puede observarse que dentro del universo de reiterantes, aquellos que egresa-
ron luego de haber sido condenados por delitos contra la propiedad, volvieron a ser encarcelados
en promedio a los 494 días, mientras que el de mayor lapso es el de aquellos que egresaron y fue-
ron condenados por haber cometido un delito por infracción a la Ley 23737.

Gráfico 430 . Tiempo de los reiterantes en ser encarcelados en relación a los delitos contra la propiedad y por
infracción a la Ley 23737.

Reiterancia en meses

36
40
16
20

Delitos contra la Infracción a la Ley 23737


propiedad

De la lectura de los cuadros, puede observarse que el reingreso de aquellos que habían egresado
y que habían sido condenados por un delito contra la propiedad se efectúa dentro de los 494 días
contados desde la salida de los reiterantes del establecimiento penitenciario, lo que equivale a 1
año y 4 meses.
23. Fuente: Dirección de Judicial y el Departamento de Estadística, Censo e Investigación Operativa
24. Fuente: Prueba de Kruskal Wallis. Chi-cuadrado= 452,560, Sig. Asintótica P=,000
25.Con un I.C. 95%, mínimo de 15 meses y máximo de 17 meses
26. Con un I.C. 95%, mínimo de 16 meses y máximo de 25 meses
27.Con un I.C. 95%, mínimo de 17 meses y máximo de 27 meses
28.Con un I.C. 95%, mínimo de 18 meses y máximo de 30 meses
29.Con un I.C. 95%, mínimo de 34 meses y máximo de 39 meses

30. Fuente: Dirección de Judicial y Departamento de Estadística, Censo e Investigación Operativa

144
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Como contrapartida, surge que en el extremo opuesto, el delito que presenta mayor plazo en la
reiterancia en relación a los otros delitos analizados es la infracción a la Ley 23737, (infracción a
la ley de estupefacientes) estableciendo un plazo temporal promedio de 1.097 días, equivalente a
3 años.

Cuadro 5. Promedio de edad de reiterantes para los delitos contra la propiedad y por infracción a la Ley 23737.
Delitos Edad promedio

Delitos contra la propiedad 31

Ley 23737 39

Gráfico 631 . Edad promedio.

39
40
31
35
30
25
20
15
10
5
0
Delitos contra la Ley 23737
propiedad

En relación a la edad de los grupos más significativos, esto es el conformado por los reiterantes
que volvieron al sistema penitenciario federal y que habían sido condenados por delitos contra la
propiedad, el promedio de edad es de 31 años, en tanto que el promedio de edad de aquellos reite-
rantes por infracción a la Ley 23737 es de 39 años.

31. Fuente: Dirección de Judicial y Departamento de Estadística, Censo e Investigación Operativa.

145
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Edad promedio de egreso de los condenados reiterantes y de los condenados reincidentes.

Por otra parte, se procedió a realizar un contraste no paramétrico a muestras independiente para
evaluar si las edades en que los internos salen en libertad, son menores para el grupo de reiterantes
que para los reincidentes.

Del análisis realizado se desprende que la edad media de egreso de los condenados reiterantes32 es
de 30 años de edad, mientras que para los reincidentes la media de edad es de 33 años.

Gráfico 6. Edades de egreso en reiterante y reincidentes33

Si bien ambos conforman dos grupos diferenciados, puede observarse que la edad de egreso no
varía entre las medias, lo que nos permite afirmar que la edad de egreso de ambos grupos de con-
denados, reiterantes y reincidentes, promedia los 30 años de edad aproximadamente.

Análisis comparativo entre la reincidencia y la reiterancia.

Para tal objetivo, se ha tomado como base de análisis al total de las personas privadas de la libertad

32. Con un I.C. 95%


33. Fuente: Dirección de Judicial y Departamento de Estadística, Censo e Investigación Operativa

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

que tras el cumplimiento de una primera condena, han recaído nuevamente en el sistema peniten-
ciario, durante el período comprendido entre los años 2004 al 2016.

El total de la población analizada está conformada por 8834 internos, de los cuales 2.255 (25,5%)
internos fueron declarados reincidentes y 6.579 (74,5%) fueron reiterantes.

El promedio de edad (reincidentes y reiterantes) de quienes salieron en libertad en el período ana-


lizado (2004/2016) es de 30 años. El interno de menor edad tenía 18 años, y el de mayor edad tenía
80 años.34 La edad que más se repite (moda) es de 26 años, dándose en 561 internos.

En la totalidad de los reincidentes (2.255 internos) la edad promedio del egreso por libertad ha
sido de 33 años. La edad más frecuente en el grupo fue de 29 años (143 internos). En los reiterantes
(6.579 internos), la edad promedio en alcanzar la libertad fue de 30,4 años. Las edades más fre-
cuentes de las analizadas han sido las de 26 años en 456 internos y 23 años en 455 internos.

Gráfico 735. Curva de tiempo. Días en retornar al Servicio Penitenciario Federal en cada año
para la muestra de reincidentes y reiterantes.

Año de seguimiento reiterante

reincidente

600 proyección
Media tiempo hasta reingreso (días)

reiterante
proyección
reincidente

400

200

0 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016

34. Con un I.C. 95%, mínimo de 22,9 años y máximo de 39,28 años.
35. Fuente: Dirección de Judicial y Departamento de Estadística, Censo e Investigación Operativa.

147
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Del gráfico surge la siguiente observación: los internos reincidentes que egresan, a partir del año 2011
han disminuido notablemente, continuando con una tendencia decreciente. En contraposición, la
reiterancia se ha elevado sucesivamente año tras año hasta el 2010, donde presento un leve descenso
para continuar propiamente con una tendencia ascendente ininterrumpida. Esto en la práctica se
traduce como un aumento del egreso de internos condenados reiterantes, es decir, internos que con-
forme este análisis han sido condenados pero no declarados judicialmente reincidentes.

Se puede observar una separación abrupta entre las dos tendencias a partir del año 2013, de allí en
adelante, ambas tendencias se bifurcan. Resulta importante destacar que las personas egresadas como
reincidentes previamente a su declaración como tal, fueron reiterantes.

Una explicación a la gran diferencia entre los egresados condenados reincidentes y reiterantes podría
obedecer al hecho de una merma en la declaración judicial de reincidencia, asimismo desde otra
perspectiva, en los últimos años analizados puede ocurrir que las personas egresadas todavía no vol-
vieron a reingresar al sistema penitenciario; ya que si tomamos como ejemplo la media de reingreso
al sistema penal por infracción a la Ley 23737, la misma es de aproximadamente 3 años, por lo tanto,
quien egreso en el año 2015 estaría reingresando al sistema penitenciario en el año 2018.

Conclusión

Vemos a partir de este pequeño ensayo, cómo influyen en los resultados de las investigaciones los
parámetros y criterios que se elijan para medir reincidencia o reiterancia.

1. El promedio de edad de reincidentes y reiterantes que salieron en libertad en el período analiza-


do (2004/2016), es de 30 años aproximadamente.

2. En relación a la edad de los delitos contra la propiedad, y por infracción a la ley de estupefacien-
tes, en los reiterantes es de 31 y 39 años respectivamente.

3. El promedio de reingreso para un reiterante, antes de los 6 meses, es de 79 días. Es decir, son
encarcelados dentro de los 2 meses y 19 días de su egreso.

4. La tasa de reiterancia conformada por aquellos que han sido encarcelados entre los 6 meses y
hasta los 12 meses posteriores a su egreso es de 262 días, retomando al sistema penitenciario a los
8 meses aproximadamente.

5. Asimismo, aquellos egresados condenados que reingresan al sistema penitenciario después de


los 12 meses, presentan un promedio de 1.149 días, lo que se traduce en 38 meses o lo que es igual
a 3 años aproximadamente.
148
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

6. Respecto a la relación entre el tipo de delito y la reiterancia, el menor plazo temporal de rei-
terancia es para los internos que egresaron y que habían sido condenados por delitos contra la
propiedad, con un promedio de 494 días desde el egreso del establecimiento penitenciario, esto es
equivalente a 1 año y 4 meses; y el de mayor plazo es la infracción a la Ley 23737 (Drogas ilícitas),
con un plazo temporal de 1.097 días, o 3 años.

7. De lo expuesto, surge como hipótesis de investigación que lo descripto puede obedecer al hecho
de que, a diferencia de lo que podría ocurrir en los delitos contra la propiedad, en los delitos por
infracción a la ley de estupefacientes (según la tipología delictiva) se obtendrían réditos económicos
más importantes, razón por la cual, y desde la perspectiva de la elección racional, la comisión de
nuevo delito podría aplazarse temporalmente.

8. Un hecho destacable, es el que surge del cuadro comparativo de la reincidencia en relación a la


reiterancia de los condenados en el período comprendido entre el año 2004 al 2016. En el mismo,
puede observarse claramente que la línea de reincidencia desciende, mientras que la de reiterancia
asciende diametralmente de manera opuesta en el período analizado. Esta tendencia da surgimiento
a diversas hipótesis, una de ellas está configurada por el hecho de que podría determinar que no se
reduce el delito. Otro aspecto a considerar es el aumento de la tasa de reiterancia en detrimento de
la de reincidencia; esto podría ocurrir como consecuencia de una disminución en las declaraciones
judiciales de reincidencia de las personas privadas de la libertad por parte de los magistrados in-
tervinientes en el periodo analizado, lo que en la práctica se traduce en el hecho de que el interno
egrese del sistema penitenciario sin haber sido declarado reincidente.

Del análisis expuesto, queda en evidencia la complejidad que atraviesa el sistema penitenciario y
sus altas tasas de internos procesados que se traducen a la postre en un aumento significativo de la
reiterancia, problema no muchas veces expuesto socialmente y que representa el eje del problema.

Desde la administración penitenciaria, y habida cuenta de la relevancia que este indicador posee
para evaluar la efectividad y eficiencia de los programas y tratamientos implementados, abogamos
por poder construir un indicador más adecuado y preciso que los que se utilizan actualmente.

Este pequeño trabajo, en el que se analizan los criterios utilizados alrededor del mundo y en el que
se dan a conocer los resultados de una investigación –acotada solo al ámbito del Servicio Peni-
tenciario Federal –, es un esfuerzo poder incentivar la discusión académica y el trabajo sobre esta
importante cuestión.

149
Capítulo VIII
¿Pueden rehabilitarse los agresores sexuales?
Lo que funciona de acuerdo con
la evidencia empírica existente
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

¿Pueden rehabilitarse los agresores sexuales?


Lo que funciona de acuerdo con la evidencia empírica existente

El concepto de ataque o agresión sexual (en inglés, sexual assault) es utilizado en el ámbito de la
criminología para describir aquellos actos de violencia que presentan una motivación de carácter
sexual. Todo acto de este tipo, por naturaleza, constituye un fenómeno violento en la medida en
que es perpetrado sin el consentimiento pleno de la víctima y, en la mayoría de los casos, bajo
condiciones de extrema vulnerabilidad. El agente de tal acción puede ser tanto un hombre como
una mujer1, y la misma puede estar dirigida a niños, adolescentes o adultos, independientemente
del género en cuestión.

Una definición que resulta útil para describir mejor el problema es la que ofrece la Organización
Mundial de la Salud (OMS):“todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los co-
mentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de
cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, indepen-
dientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el
lugar de trabajo”2

Teniendo en cuenta dicha concepción, el fenómeno puede ser analizado en función del vínculo que
existe entre la víctima y el ofensor, las características del acto (la forma en que se consuma) y el
ámbito en el cual se desarrolla la agresión.

Cabe mencionar que cualquier tipo de modalidad descrita constituye un hecho punible en la medi-
da que atenta contra la integridad física o psíquica de una persona. Por otra parte, se trata de prácti-
cas rechazadas y repudiadas por la sociedad, que no se adecúan a los valores y normas establecidas.

En nuestra cultura, los ofensores sexuales, como agentes de tales comportamientos ilícitos, forman
parte de un amplio universo que abarca desde actos preparatorios no consumados hasta compor-
tamientos más complejos que involucran el contacto sexual manifiesto. Por esta circunstancia, es
importante que los sistemas de justicia criminal, y el Servicio Penitenciario en particular, tomen
conocimiento de esta realidad y desarrollen políticas que posibiliten la rehabilitación de las perso-
nas condenadas por estos delitos y la seguridad pública.

1 Los delitos sexuales son ejecutados mayormente por hombres. Las estadísticas indican que hay diferencias significativas respecto de hombres y
otros géneros. El HMPS de Inglaterra y Gales, por ejemplo, durante el año 2001 reportó un total de 25 mujeres encarceladas por delitos sexuales
frente a 4.840 casos de hombres.

2 Organización Mundial de la Salud. Violencia contra la mujer: violencia de pareja y violencia sexual contra la mujer. Nota descriptiva N°. 239.
Actualización de septiembre de 2011. Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 2011.

153
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

En respuesta al presente asunto, la corriente criminológica What Works3 ha surgido como una
propuesta viable para dar solución al problema. Dicha doctrina ha contribuido al abordaje de la
problemática, proporcionando estudios e investigaciones fundados en evidencia empírica.

Otro aspecto importante del modelo “What Works” es la necesidad de gestión efectiva de riesgo.
Con ello hacemos referencia al diagnóstico de la población penal en función de las probabilidades
de cometer un nuevo delito (en la actualidad se utilizan cinco categorías: nivel alto, muy alto,
medio, bajo y muy bajo); así como la identificación de necesidades criminógenas a las cuales se
debe atender, es decir, aquellos aspectos del sujeto –circunstancias, motivaciones o características
de personalidad–, que pueden vincularse con la reincidencia.

Al referirnos a este tema, es importante hacer mención del Offender Assessment System (OASys ),
un sistema de clasificación por riesgo/necesidad que comenzó a implementarse en el año 2002 por
Her Majesty’s Prison Service y The National Probation Service del Reino Unido.

A través de investigaciones científicas basadas en la técnica estadística de metaanálisis, fue po-


sible determinar cuáles eran los factores que tenían más incidencia en el delito. Algunos de estos
factores estaban asociados con causas sociales, familiares y ambientales; otros, en cambio, se
relacionaban con aspectos más íntimos del sujeto, es decir, referían a características individuales
de la personalidad.

A continuación se describen los factores criminógenos que contempla el OASys:

- Historia de comportamiento antisocial: inicio temprano de la actividad delictiva, de-


tensiones previas, incumplimiento de las pautas establecidas por la unidad, entre otros.

- Patrón de personalidad antisocial: incluye impulsividad, conflictos generalizados (ya


sea con diferentes personas y situaciones), violencia, agresión y falta de empatía.

- Cogniciones antisociales: nuclea la presencia de actitudes, creencias, racionalizaciones


e identificaciones que son favorables al crimen. Dentro de los aspectos emocionales se in-
cluyen ira e irritación.

- Asociación con grupos pro criminales: alude tanto al vínculo con otros sujetos que es-
tán inmersos en el ambiente criminal como así también el aislamiento hacia personas que
rechazan el delito.

- Circunstancias familiares: remite tanto a la naturaleza de los vínculos interpersonales con


los integrantes de la familia de origen como aquellos vínculos familiares adquiridos poste-
3 “Lo que funciona” para reducir la reincidencia.

154
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

riormente (marital, hijos, etc.). Debe tenerse en cuenta la familia de origen en los casos de
individuos que no han formado su propia familia. Además, es importante conocer las caracte-
rísticas de la crianza y de la supervisión de parte de padres en el caso de los sujetos más jóve-
nes, como así también el modo en que buscan o se vinculan con figuras paternas adecuadas.

- Educación/trabajo: nivel de compromiso con el estudio, nivel de satisfacción en su vida


laboral, etc.

- Recreación: nivel de involucramiento y satisfacción respecto de actividades sociales no


criminales.

- Abuso de sustancias: Incluye problemas vinculados con el abuso de alcohol y de drogas.


Los problemas en el presente ligados al consumo de sustancias indican mayor riesgo que
aquellos que no consumen o tienen dificultades en este ámbito.

Tal como sugiere la literatura What Works, toda administración penitenciaria debe centrar su po-
lítica en un sistema que promueva la disminución de la reincidencia, el desistimiento del delito
y brinde seguridad pública. Y, en el específico caso de los ofensores sexuales, debe implementar
acciones adecuadas para lograr esos objetivos.

Lo primero, entonces, es definir a qué nos referimos cuando hablamos de agresores sexuales.

El Servicio de Prisiones de Inglaterra y Gales, por ejemplo, parte de una clasificación que distin-
gue dos grandes grupos:

- Ofensores sexuales que mantienen contacto físico con la víctima: en esta categoría se
incluyen los casos de abuso sexual (con y sin acceso carnal) y las violaciones. Es importan-
te distinguir aquí las manifestaciones violentas (lesiones internas o externas) que culminan
en un delito sexual y no presentan una motivación de esta índole. En estos casos, los ofen-
sores se ven impulsados a comportarse cruelmente con la víctima para de mostrar el poder
y el dominio que pueden tener sobre ella.

- Ofensores que no mantienen contacto físico con la víctima: este grupo está integrado
por exhibicionistas y ofensores sexuales que operan a través de internet. Vale decir que esta
última modalidad implica el uso de internet para la comercialización de material pornográ-
fico y la navegación en sitios web que promueven el sexo con menores de edad, como así
también distintas parafilias4 penadas por la ley.
4 La parafilia es definida como un patrón de comportamiento sexual, en la que la fuente de placer se encuentra en objetos, actividades o indivi-
duos atipicos.

155
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Dentro del primer grupo descrito hallamos al violador, quien presenta algunas particularidades;
a saber:

1. En consonancia con la ley, se define como violación al ataque ejercido por un individuo sobre
otro con intenciones de provocar un acto sexual que involucre la penetración, y en la cual no hay
expreso consentimiento de la víctima. El acto en cuestión puede ser ejecutado sobre una persona
conocida o desconocida.

Respecto de ofensores que conocen a la víctima, es importante considerar la violencia que se con-
suma en el propio ámbito marital.

Este tipo de violencia es ejercido preferentemente por hombres, y surge habitualmente en períodos
críticos de la pareja o ante una repentina disolución del matrimonio. De acuerdo a las estadísticas,
es muy frecuente la manifestación sexual descripta, aunque pocas las denuncias que se registran
por este tipo de agresiones.

Dentro de la “violencia marital” Groth5 distingue tres maneras distintas que comprenden estados
de ira, hostilidad y poder, y que pueden presentarse de forma combinada. Describe los siguientes
patrones:

- Violación sádica: lo que provoca la gratificación sexual es la ejecución de lesiones y la


humillación hacia la víctima, se trata de un acto premeditado.
- Violación de hostilidad: hay más violencia de la necesaria para consumar el acto, de
modo que la excitación sexual es consecuencia de la propia exhibición de fuerza. Se consi-
dera expresión de hostilidad y rabia hacia las mujeres.
- Violación de poder: la meta es la conquista sexual como compensación a la vida rutina-
ria del agresor. La violación es el medio por el cual el ofensor afirma su identidad personal
y su adecuación sexual.

En lo que refiere a factores de riesgo dinámicos (aquellos aspectos que pueden mejorar con el
tratamiento), investigaciones internacionales hallaron características similares entre violadores y
aquellos que cometen delitos graves no sexuales. En su mayoría, estos sujetos presentaban serios
problemas de empleo, bajo rendimiento escolar, dificultades de aprendizaje e incapacidad para
desarrollar habilidades sociales.

En la misma dirección, el comportamiento de los violadores es interpretado por los expertos como
medio para expresar sentimientos de ira y hostilidad hacia las mujeres, como así también para
compensar sentimientos de frustración, desamparo y ansiedad.

5 Groth, A.(1979). Men who rape. Nueva York, plenum press.- Dialnet-PsicologiaDeLaViolacion-66041.pdf.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Desde una perspectiva cognitivo conductual, el comportamiento del violador se vincula con fallas
cognitivas que presenta al momento de percibir e interpretar la realidad. Estas anomalías, definidas
como distorsiones cognitivas, generalmente van ligadas a temas de género, identidad y estatus.
Así, un individuo puede llegar a cometer un delito sexual en la medida que piensa o siente, por
ejemplo, que las mujeres deben satisfacer en todo momento las necesidades del hombre, o creer,
entre otras cosas, que el sexo forzado es natural y socialmente aceptado.

Otra categoría que se enmarca en el primer grupo descrito por el HMPS refiere a los ofensores que
abusan sexualmente de menores de edad:

2. Abusadores de menores: dentro del primer grupo descrito, junto con los violadores, se ubican
los ofensores que abusan sexualmente de menores. La clasificación de los delitos en función de la
edad, es clásica y permite comprender la naturaleza del problema. Se contemplan los siguientes
aspectos:

- Edad de la víctima: refiere a individuos que tienen menos de 18 años.


- Edad del ofensor: sirve para evaluar las implicancias jurídicas en términos de sentencia y
para conocer el tipo de intervención que se requiere.
- Género de la víctima: se incluyen varones, mujeres y otros géneros que contempla la
ley.
- Contexto de relación entre la víctima y el ofensor: refiere al abuso intrafamiliar o extra
familiar.

Dentro del segundo grupo mencionado también se incluyen los exhibicionistas:

3. Exhibicionista: es un término utilizado para describir a individuos que exponen sus genitales a
otros. La motivación que subyace a la exposición divide a este grupo en dos categorías: narcisistas y
sádicos. Se define a los primeros como “exhibicionistas absolutos” en la medida que obtienen placer
por mera exhibición de los genitales. En el caso de los sádicos la ofensa se origina con intenciones
de intimidar y horrorizar a la víctima, dando lugar muchas veces a delitos más graves.

En términos de evaluación y tratamiento, los exhibicionistas sádicos necesitan de intervenciones


más intensivas, ya que presentan niveles de riesgo más elevados.

La pregunta que surge, una vez delimitado el grupo de acciones que componen la tipología de
“agresor sexual”, es: ¿Qué funciona para lograr reducir las probabilidades de reincidencia de este
tipo de delincuentes?

157
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

Tal como lo han indicado Andrews y Bonta en su libro “Psicología de la conducta criminal”6,
las intervenciones basadas en el modelo de Riesgo/Necesidad/Responsividad son las que mejores
efectos tienen para reducir las probabilidades de reincidencia. Los principios que rigen esas inter-
venciones son los siguientes:

- Principio de riesgo: existe un amplio cuerpo de evidencia que sugiere que los tratamien-
tos deben adherir a este principio (Andrews y Bonta, 2003). Esto significa que, los servicios
más intensivos deben estar reservados a ofensores que presenten los niveles más elevados
de riesgo, es decir, a individuos que tengan más probabilidades de cometer un nuevo hecho
delictivo ya sea sexual o no sexual. El nivel de riesgo de reincidencia es el que condicionará
la intensidad de la intervención.

- Principio de necesidad: de acuerdo con este principio, el tratamiento debe estar adaptado
a las necesidades criminógenas que presente el ofensor sexual. En este caso, se hace referen-
cia a los predictores dinámicos, es decir, aquellos aspectos de la personalidad del individuo,
circunstancias o motivaciones que pueden variar en el transcurso del tiempo y se vinculan
con la reincidencia.

- Principio de responsividad: indica que el tratamiento debe adaptarse al estilo de apren-


dizaje, habilidades y características de cada ofensor. La responsividad, entendida como la
capacidad particular de respuesta al tratamiento, depende de factores específicos entre los
cuales se encuentran la motivación y el estilo de tratamiento que se implemente. Particular-
mente, con esta población penal, se utilizan técnicas basadas en el modelo cognitivo-con-
ductual, destacando ejercicios de role playing, discusión en grupo, resolución alternativa de
conflictos, control de impulsos y reducción de fantasías sexuales, entre otros. Lo relevante,
de acuerdo con este principio de intervención, es la adaptación de la intervención a las ca-
racterísticas individuales del sujeto, sobre todo en el caso de delitos tan complejos como los
referidos a las agresiones sexuales.

El otro modelo de abordaje que la evidencia empírica ha demostrado que funciona en el abordaje
de delincuentes condenados por delitos de agresión sexual es el denominado Good Life Model,
desarrollado por Ward7.

Para esta teoría, Ward se basó en la evidencia originada en la noción de Maslow de que las perso-
nas tienden hacia su autosuperación –self-actualization–. De acuerdo con esta idea, las personas
intentan maximizar su potencial a través de nueve dominios: buscar la salud metal, física y sexual
óptima; perseguir conocimiento de algún tipo; intentar obtener maestría en su trabajo o función;
intentar lograr algún grado de autonomía; buscar la paz interior; esforzarse en ser creativo; buscar

6 Andrews, D. A. and Bonta, J.(2010) The Psychology of Criminal Conduct. Fifth Edition.
7 Ward, T.(2002)“Good Lives and the rehabilitation of offender: promises and problems” Agression and Violent Behavior, 7, 513-528

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

relacionarse; establecer alguna clase de espiritualidad y desear felicidad. Según Ward, estos aspec-
tos, que son perfectamente compatibles con el Modelo de R/N/R, podrían proveer un marco para el
tratamiento basada en la pujanza o características positivas de los ofensores y, de este modo, evitar
la aproximación tradicional enfocada únicamente sobre los déficits y las problemáticas pasadas de
las personas sometidas a tratamiento.

El Good Life Model, conjuntamente con el modelo de R/N/R, son las teorías más relevantes
para establecer la evaluación de los delincuentes. Y la evaluación –clasificación–, recordemos,
es imprescindible para el cumplimiento de una multiplicidad de propósitos, de los cuales los más
relevantes son la provisión de una base inicial adecuada para el análisis y formulación del caso en
particular, y la evaluación de los beneficios del tratamiento8.

Tal como se mencionó en los párrafos anteriores, la población penal alojada por delitos sexuales
presenta características específicas que difieren de la población penal general.

De acuerdo a investigaciones internacionales realizadas en Reino Unido, Canadá, Estados Unidos,


y España, entre otros, se ha determinado que la problemática de agresión sexual (definida en el
código penal argentino como delitos contra la integridad sexual) se define exclusivamente por un
patrón de intereses sexuales desviados, en el que intervienen emociones, impulsos y pensamientos
que no se ajustan a los valores y normas sociales.

El programa Sexual Offender Treatment Programme (SOTP), que se aplica en Gran Bretaña, reú-
ne algunas variables de riesgo dinámicos que sirven de referencia para el tratamiento con ofenso-
res sexuales en prisión; es importante hacer énfasis en estos aspectos, ya que son susceptibles de
mejorar con el tratamiento.

En la actualidad, para el abordaje de dichos factores se utilizan dos sistemas: The Sex Offenders
Treatment Evaluation Project Test Battery (STEP), empleado por el servicio de probation para medir
la desviación sexual en abusadores de menores, y Structured Assessment of Risk and Need (SARN)
utilizado en establecimientos penitenciarios para evaluar el comportamiento sexual general.

Este último destaca 16 predictores de riesgo, los cuales se agrupan en cuatro áreas específicas:

-Interés sexual desviado


-Actitudes desviadas
-Funcionamiento social/emocional
-Gestión de sí mismo.
8 Marshall y otros (2013). “What Works in Reducing Sexual Offending” en What Works in Offender Rehabilitation. An evidence-based approach
to assessment and treatment, 178.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

En el primer grupo (interés sexual desviado) se incluyen una serie de patologías o problemáticas,
a saber: preocupación sexual –refiere a la obsesión por la actividad sexual–, preferencia sexual por
niños o preadolescentes, tendencia a la actividad sexual forzada, y otras manifestaciones vincula-
das con intereses sexuales que son relevantes en la comisión del delito.

En el segundo grupo (actitudes desviadas) hallamos actitudes sexuales adversas (el sujeto tiene
una representación del hombre como dominante en la pareja), derecho sexual (creencia egocéntri-
ca en el cual el hombre tiene derecho de mantener sexo cuando lo desea) creencias que sustentan
el abuso infantil (aquellos pensamientos o ideas que justifican o minimizan la actividad sexual con
menores), y creencias que justifican la violación.

En el área social y emocional se incluyen: inadecuación (sentimientos subjetivos de soledad, baja


autoestima y locus de control externo), distorsión de intimidad (el sujeto opta por satisfacer las
necesidades íntimas con menores de edad), pensamientos agraviantes (prevalece un estilo de pen-
samiento basado en la ira, suspicacia y falta de empatía), y, por último, ausencia de intimidad
emocional que refiere a dificultades para conseguir intimidad con adultos.

El último eje refiere a gestión de sí mismo. En esta dimensión se ubican: estilo de vida impulsivo
caracterizado por un patrón de conductas impulsivas e irresponsables, así como dificultades en la
resolución de conflictos, en las que hay una falla en el empleo de habilidades cognitivas y, por últi-
mo, control emocional insuficiente, que hace alusión a las descargas emocionales descontroladas.

A partir de experiencias en el Servicio Penitenciario Federal vemos que, de acuerdo a lo que


indica la evidencia empírica y las investigaciones realizadas en otros países, la rehabilitación,
entendida como reducción de las probabilidades de reincidencia de las personas condenadas por
delitos sexuales es posible. Para lograrlo, es necesario el desarrollo de dispositivos de abordaje
de los riesgos y necesidades específicos de las personas condenadas por esos delitos, que posean,
en términos generales, las características mencionadas anteriormente y, a su vez, que sean lo sufi-
cientemente adaptables en términos de responsividad al caso particular al que se vayan a aplicar,
debido a la variedad de causas y tipologías de explicaciones etiológicas de la conducta en los
sujetos concretos.

En este sentido, en el contexto del Marco General para el Diseño y Ejecución de Programas de
Tratamiento (BPN 575/2015), el Servicio Penitenciario Federal diseñó un Programa Específico
para Ofensores Sexuales (POS) con el fin de reducir la reincidencia, promover el desistimiento del
delito y garantizar la seguridad pública.

El POS comenzó a desarrollarse en el Anexo de la Prisión Regional del Sur, en Senillosa (U9), Neuquén,
espacio previamente seleccionado para el alojamiento y tratamiento de esta población específica.

160
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Esta condición particular ha permitido que los internos condenados por delitos sexuales tengan un
espacio común y no se encuentren dispersos en diferentes establecimientos, en los cuales resultaba
difícil unificar criterios para su abordaje. En este sentido, de acuerdo a estas características, resultó
conveniente designar un equipo técnico especializado en la materia que se abocara exclusivamen-
te a evaluar y supervisar el trabajo realizado en la unidad.

El programa de tratamiento se desarrolla en tres etapas, las cuales tienen una duración aproximada
de un año cada una. Tal como se ha mencionado, el tiempo estipulado para cada fase puede variar
en función de las características del interno, su nivel intelectual, motivación y estilo de aprendi-
zaje. Durante el proceso, se trabajará con técnicas y actividades correspondientes al modelo cog-
nitivo conductual pretendiendo modificar pensamientos, emociones y conductas disfuncionales;
además, el tratamiento se sustenta en un estilo de intervención psicoeducativo. Esto significa que
los participantes tendrán la posibilidad de incorporar y gestionar nuevos hábitos de conducta a los
efectos de lograr una adecuada reinserción social.

La primera etapa del programa tiene dos aspectos, uno de “Evaluación Diagnóstica Individual”
donde se realizan entrevistas para conocer la dinámica de cada sujeto, conciencia de enfermedad
y potencial con el que cuenta cada uno, y otro que plantea un abordaje grupal, donde se busca
generar un rapport adecuado entre el equipo tratante y los participantes. Es importante que en esta
etapa se cumplan los siguientes objetivos: reconocer distorsiones cognitivas, ubicarse en el lugar
de la víctima, hablar del delito cometido, evaluar debilidades y fortalezas en relación a los demás,
y mejorar la autoestima.

En segundo lugar, se aborda puntualmente la implicancia subjetiva de la conducta transgresora.


Aquí se trabaja con la historia personal de cada individuo y se analizan las cogniciones y conduc-
tas que lo llevaron a cometer el delito. Esta es, quizá, la etapa más delicada del tratamiento porque
apunta a generar un verdadero cambio subjetivo, es decir, si acepta genuinamente la responsabi-
lidad del delito. Los objetivos específicos de esta etapa son: trabajar la impulsividad y las emo-
ciones que determinaron la conducta transgresora, profundizar el trabajo respecto a la empatía, y
continuar tratando las distorsiones cognitivas de la fase anterior.

Por último, la tercera etapa refiere a la prevención de recaídas. Esta fase final del tratamiento tiene
un abordaje individual y grupal. Los internos incorporados deberán profundizar los contenidos de
la fase anterior aunque también trabajarán otros aspectos relevantes, entre ellos: factores de riego
asociados a la recaída, identificación de fantasías sexuales en el medio libre, y evaluación de lazos
familiares y sociales.

Entendemos, de acuerdo a la evaluación realizada en conjunto con los profesionales que operan el
POS, que se deberán enfatizar los siguientes puntos:

161
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario Federal

- Diseño de instrumentos de evaluación y medición objetivos que permitan predecir la


probabilidades de reincidencia sexual.

- Reevaluar el programa de manera periódica trabajando conjuntamente con el equipo in-


terdisciplinario que se desempeña en los centros de pre-admisión.

- Desarrollar políticas que promuevan la participación de los internos al Programa POS.

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Capítulo IX
Aspectos relevantes desde
la perspectiva de la Green criminology
Revista de Criminología - Número II - Año 2016

Aspectos relevantes desde


la perspectiva de la Green criminology

Introducción

Una de las tendencias actuales en el ámbito de las políticas públicas es el enfoque ambiental. Ello
se debe a que lentamente aumenta el consenso sobre las gravísimas consecuencias de sostener el
modo de vida actual y sus principales consecuencias: el calentamiento global, el agujero en la capa
de ozono, la contaminación, la deforestación descontrolada que arrasa con las selvas vírgenes y la
constante extinción de especies, entre otras calamidades que afectan el equilibrio y las condiciones
de vida de la humanidad.

Con estas finalidades, desde la Comunidad Internacional se han realizado esfuerzos por lograr
que los países tengan políticas adecuadas para abordar estas problemáticas. Desde el Protocolo
de Kyoto hasta los Acuerdos de París, suscriptos en el año 2015, se han creado documentos con
obligaciones internacionales relativas al abordaje de estas cuestiones.

Se ha pretendido lograr, así, nuevos esquemas para el desarrollo de políticas públicas que en-
tiendan su impacto en el ambiente y logren garantizar que las acciones llevadas adelante como
también los modelos de vida sean sustentables en el tiempo y permitan entregar a las generaciones
futuras un ambiente en el que se puedan desarrollar.

Este modo de abordar la realidad a través de las políticas públicas es comúnmente denominado
green –verde, en inglés–. El ambiente comienza a jugar un rol central tanto en las consecuencias
que el accionar humano causa como, de forma inversa, en la influencia del ambiente sobre las
acciones o políticas públicas que se pretenden desarrollar.

Principales características de la perspectiva criminológica verde

La criminología no está al margen de esta tendencia y, por ello, actualmente se encuentra en de-
sarrollo la green criminology, cuyos primeros estudios datan de los años ‘70. Estudios que se han
expandido a numerosas áreas donde se enfocan las relaciones entre ambiente, crimen y justicia,
aportaron muchos nuevos puntos de discusión.

En ese sentido, se ha ampliado el marco de la criminología mediante formas de abordaje que toman
en cuenta el delito que daña el ambiente, excluido de los estudios de la criminología ordinaria.

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Las principales características de este novedoso enfoque son las siguientes:

- Involucra violación de regulaciones criminales, pero también civiles y administrativas.


- Ha permitido establecer que el delito verde -o contra el ambiente- causa daños directos e
indirectos (los directos contra el ecosistema causan, por ejemplo, perjuicios indirectos con-
tra las distintas especies que lo habitan)
- Ha permitido visualizar la expansión del daño ambiental, incluso más extensa que la del
daño del delito común.
- Ha puesto de manifiesto las “injusticias ambientales”, es decir, la inequitativa distribución
de toxinas y polución según las características y la composición étnica de las comunidades;
la relación entre la exposición a la contaminación y determinadas toxinas y el delito.
- Ha dejado en evidencia la necesidad de que las políticas orientadas al control y prevención
del delito y aplicación de la ley penal –en todas sus instancias–, estén orientadas a reducir la
polución y la influencia negativa en el ambiente1.

Así construida, más que tener una definición formal, la green criminology ha sido conformada por
estudios que identificaron como relevante una perspectiva verde. Esta nueva forma de criminolo-
gía ha demostrado flexibilidad, desde varios puntos de vista, en el examen de delitos ambientales,
víctimas, daños y cuestiones vinculadas a la justicia –o los procesos judiciales–.2

Como hemos visto, el concepto central sobre el que trabaja esta perspectiva es el de ambiente,
entendido de forma amplia como el ecosistema natural que rodea la vida en el planeta. De esta
forma, el centro de atención de la “green criminology” es la incidencia dañina de las acciones del
hombre sobre el entorno.

Alcances de esta perspectiva

La perspectiva verde, definida como la incidencia dañina de las acciones humanas sobre el entor-
no, genera una ampliación y modificación del marco de trabajo de la criminología tradicional. Al
igual que lo que sucede con los delitos de mayor impacto moderno –corrupción, cibercrimen, nar-
cotráfico–, en el delito verde se da una perspectiva de mayor complejidad que el delito tradicional
–homicidio, violación, secuestro, robo, etc.–. Además, en el específico caso del delito ambiental
se agrega una situación más: como realidad humana, el sistema de justicia criminal impacta en el
ambiente –el funcionamiento de la policía, de los tribunales y de las cárceles, por ejemplo– y, a
su vez, el ambiente impacta en el funcionamiento del sistema de justicia criminal –los desastres
vinculados con fenómenos naturales, por citar un ejemplo, impiden que la justicia o las cárceles

1. Cfr. Lynch y Stretesky; “Green Criminology”; en: Cullen y Wilcox; “The Oxford Handbook of Criminological Theory”; Oxford University Press;
New York; 2013; pags. 625/626.
2. Cfr. Lynch y Stretesky; “Green Criminology”; en: Cullen y Wilcox; “The Oxford Handbook of Criminological Theory”; Oxford University Press;
New York; 2013; pag. 629.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

puedan funcionar normalmente–. Esta última, entendemos que no debe ser ajena a la perspectiva
de la green criminology.

En tal inteligencia, vemos que el marco de estudio de esta perspectiva criminológica es muy am-
plia e involucra las siguientes áreas:

1. El primer ámbito es el del delito ambiental. Este, que es el más relevante en lo que se refiere al
ámbito de estudios de la criminología, involucra las acciones de las personas que violan las nor-
mas regulatorias en materia ambiental, tanto penales como civiles y administrativas. La vigencia
de esta perspectiva, y la importancia que está cobrando la protección del ambiente, han llevado al
dictado de normas que regulan, por ejemplo, desde lo relativo a la calidad del aire y del agua, hasta
incluso incentivos para el desarrollo de tecnologías que generen menor impacto.

Como mencionamos anteriormente, si bien la cuestión del delito verde no tiene el mismo impacto
en la opinión pública que el delito común, sobre todo el delito violento, en varios de sus aspectos
es incluso más grave y dañino.

En este sentido, esta perspectiva involucra, de acuerdo con la clasificación realizada por Rob White,
una triple tipología de delitos: marrón, verde y blancos. Los primeros son los que afectan la vida
urbana y la polución y contaminación. Los verdes son los que afectan las cuestiones relativas a la
conservación de áreas y especies. Y los blancos son los que se refieren al impacto de las nuevas
tecnologías y las prácticas de laboratorio, destacándose organismos genéticamente modificados,
irradiación de alimentos, procesos in vitro, clonación de tejidos humanos, enfermedades transmisi-
bles relacionadas con el medio ambiente, entre otros.

El delito ambiental involucra cuestiones relacionadas con las acciones a gran escala que afectan el
clima a nivel global; acciones que dañan la economía y los recursos naturales; acciones que ponen en
riesgo la salud de los ciudadanos, tales como las afectaciones a la comida o el agua. Todo ello se vin-
cula con las cuestiones del crimen organizado, crimen organizado transnacional y el delito corporativo.

En el plano del derecho criminal y del derecho administrativo sancionatorio se han establecido
además distintos tipos de delitos relativos al ambiente. Algunos de los más relevantes son las vio-
laciones a la emisión de contaminantes al agua, el aire o la tierra; y las violaciones a las normas
sobre caza o daños directos contra el ecosistema.

A partir del derecho penal, o el derecho administrativo sancionador, se pretende intervenir en la


motivación de los sujetos para que eviten realizar acciones lesivas del ambiente. Máxime cuando,
en general, en este tipo de delitos nos encontramos ante decisiones vinculadas con actividades em-
presarias o económicas. Es por ello que la intervención en el costo de la acción, a través de la pena,
juega un papel muy importante para la evitación de estas acciones y de los daños que ocasionan.
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Otra cuestión vinculada al delito ecológico, que se enmarca dentro del concepto de green crimi-
nology, es la adecuación de los procesos penales en torno a las particularidades de este tipo de
delitos, y el tratamiento que debe darse a las personas responsables, de forma de reducir las pro-
babilidades de reincidencia.

2. El segundo punto es central, habida cuenta de lo novedoso y de las características de los delitos y
los delincuentes ambientales. Es vasta, hoy en día, la bibliografía sobre what works3 en relación con
el delito en general y qué es lo que funciona para reducir la reincidencia. Ahora bien, la introducción
de la perspectiva verde nos lleva a plantearnos la necesidad de determinar qué es lo que funciona
para reducir las probabilidades de reincidencia en esta clase de delitos, muy diferente al tradicional.

En lo que se refiere a este aspecto, la prevención y adecuada sanción del delito ambiental –o el
daño ambiental– representa un gran desafío para el sistema de justicia criminal, que no está pre-
parado ni pensado para abordar estas temáticas. Los procedimientos son inadecuados; los criterios
de análisis y juzgamiento, creadas para otras realidades delictuales, se encuentran desfasados y
las intervenciones sobre personas encontradas responsables de la comisión de un delito no son ni
eficaces, ni eficientes y, en muchos casos, ni siquiera cumplen con el valor justicia.

Es por esto que el desarrollo de estudios y la profundización sobre estas cuestiones es un objetivo
de suma importancia para la criminología actual.

3. El otro aspecto que hemos mencionado es el de la relación entre el ambiente y el sistema de


justicia criminal.

Como toda actividad humana, el conjunto de procedimientos que conforman el sistema de justicia
criminal afectan el ambiente. La actuación de la policía, de la justicia y de las cárceles, por mencio-
nar a algunos de los organismos que lo componen, genera consecuencias en el medio circundante.

Esta relación no es unidireccional, sino bidireccional: no sólo el funcionamiento de estos organis-


mos afectan el ambiente, sino que también el ambiente afecta el funcionamiento de estos organis-
mos. Por ello, la perspectiva verde implica que en el desarrollo de las políticas públicas vincu-
ladas a estos aspectos se tome en cuenta el “ambiente”; es decir, sus características y riesgos; el
impacto de éste sobre el servicio público que se pretende brindar; y el impacto del servicio público
brindado sobre el ambiente.

¿Qué quiere decir esto? Por una parte, que el servicio público que se brinda a través del sistema de
justicia criminal, y de las distintas instancias que lo componen, debe ser sustentable en cuanto a su
impacto en el ambiente. Y, por otra parte, que, independientemente del nivel de impacto sobre el
ambiente del ámbito específico donde se desarrolla el servicio público, el mismo debe continuar
3. “¿Qué funciona para reducir la reincidencia?”.

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Revista de Criminología - Número II - Año 2016

brindándose, sobre todo en aspectos tan centrales como el relativo al sistema de justicia y, más
particular y críticamente, al que deben prestar las administraciones penitenciarias. De esta forma,
la continuidad del servicio es uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta al estudiar la
relación entre las administraciones penitenciarias y el ambiente.

Se ponen de manifiesto, así, dos importantes campos de estudios que deben ser contemplados den-
tro del marco de la green criminology: la sustentabilidad ambiental del sistema de justicia criminal
y el manejo de los riesgos ambientales.

El primero de esos objetivos implica el desarrollo de estudios que garanticen condiciones para que
el funcionamiento de todas las instancias y agencias que componen el sistema de justicia crimi-
nal –tribunales, policía, administraciones penitenciarias– puedan desarrollar políticas y líneas de
acción que reduzcan el impacto negativo de los mismos sobre el ambiente, como objetivo mínimo,
o impacten positivamente en el mismo como objetivo máximo.

Respecto del impacto del ambiente en la continuidad y regularidad del servicio que brinda el sistema
de justicia criminal, también se presentan cuestiones que deben ser tratadas, estudiadas y analizadas.

Aunque ocurran terremotos, inundaciones o cualquier otro desastre natural, la policía, la justicia
y las administraciones penitenciarias deben seguir garantizando la prestación de determinados
servicios básicos. Para que ello ocurra, deben existir políticas y acciones que contemplen estas
posibilidades y permitan un adecuado manejo de esas situaciones.

Además, esto obliga, por ejemplo, a que las acciones y políticas llevadas adelante por las adminis-
traciones penitenciarias tomen en cuentan los riesgos ambientales de los lugares donde se ubican
los establecimientos penitenciarios y, consecuentemente, desarrollen programas de acción que
posibiliten un adecuado abordaje, logrando el menor impacto posible en la continuidad y regula-
ridad del servicio público.

Acciones vinculadas desarrolladas en el Servicio Penitenciario Federal

Vemos, de esta forma, que se abren dos nuevos enfoques operativos distintos en lo que se refiere a
la green criminology: la sustentabilidad ambiental del sistema y el manejo de los riesgos ambien-
tales. En este sentido, podemos describir algunas de las acciones que ha desarrollado el Servicio
Penitenciario Federal para abordar las problemáticas relacionadas con esta visión:

Para lograr esos objetivos se creó, por medio de la Resolución DN Nº1088 (2014), el Servicio de
Sustentabilidad Ambiental y Gestión del Riesgo de Desastres, cuya responsabilidad primaria es la
elaboración de políticas que promuevan un ambiente sustentable y la generación de acciones que

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contribuyan a la prevención, mitigación y respuesta ante situaciones de emergencia o desastre.


Algunas de las acciones más relevantes realizadas para garantizar la sustentabilidad ambiental
fueron las siguientes:

- Intervención en el proyecto de modelo de un establecimiento penitenciario adecuado a las


características particulares del Servicio Penitenciario Federal. Esa intervención ha tenido
como finalidad garantizar la sustentabilidad ambiental del mismo, tanto en lo que se refiere
al impacto del establecimiento penitenciario en el ambiente, como, en sentido contrario, al
impacto del ambiente en el establecimiento penitenciario y en la continuidad del servicio
público. Así, además de lo estructural, se introdujeron criterios de gestión prospectiva del
riesgo y manejo ambiental.
- Reducción progresiva del impacto sobre la huella de carbono producida por los estableci-
mientos penitenciarios, para lo cual se realizaron capacitaciones y evaluaciones en los distin-
tos establecimientos penitenciarios.
- Realización de un mapa de vientos a fin de evaluar la posibilidad de desarrollar energía
eólica para abastecer a los establecimientos penitenciarios. Ese mapa determinó que la po-
tencialidad es “excelente” en las unidades de Esquel, Rawson y Río Gallegos.

El otro eje de abordaje es el impacto del ambiente en la continuidad y regularidad del servicio que
brinda el sistema penitenciario.

Esto obliga a que las acciones y políticas llevadas adelante por las administraciones penitencia-
rias tomen en cuenta los riesgos ambientales de los lugares donde se ubican los establecimientos
penitenciarios y, consecuentemente, desarrollen programas de acción que posibiliten un adecuado
abordaje, logrando el menor impacto posible en la continuidad y regularidad del servicio público.

Pese a la evidente vulnerabilidad intrínseca y extrínseca de los establecimientos penitenciarios y


su población, los foros de debate históricamente han focalizado la atención en otras instituciones
como escuelas4 y los hospitales5.

La existencia de fenómenos ambientales potencialmente críticos puede poner en riesgo el normal


funcionamiento del sistema penitenciario y ello debe ser contemplado en las decisiones que se
tomen al respecto, a fin de lograr la prevención de consecuencias indeseadas y, en caso que sea
imposible su prevención, la reducción de los daños asociados.

En ese sentido, una serie de consideraciones deben ser tenidas en cuenta para lograr la continuidad
del servicio público en los términos referidos; a saber:

4. http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/FIELD/Santiago/pdf/iniciativa-mundial-para-escuelas-seguras.pdf.
5.http://www.paho.org/cor/index.php?option=com_content&view=article&id=130:hospitales-seguros-frente-a-desastres&catid=718&Itemid=280.

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- Es necesario realizar un mapa de riesgo ambiental o de desastre ambiental.


- Es necesaria la confección de protocolos específicos para estas contingencias.
- En tanto sea posible, en los establecimientos penitenciarios que posean alto riesgo de de-
sastre ambiental no se deben alojar internos dentro de las categorías más altas; de esta forma,
en caso de que ceda su estructura, se minimizarían las consecuencias en caso de fugas6.
- En caso de alto riesgo de desastre ambiental, se deben contemplar acciones adecuadas que ga-
ranticen que, en si suceden eventos catastróficos, se garantice la continuidad del servicio público.

La adopción de gestión integral del riesgo de desastres como política institucional, significó un
importante salto cualitativo para el sistema. A la ya mencionada creación del Servicio de Susten-
tabilidad, se sumaron diferentes acciones.

Mediante la Resolución 276/14 se conformó una comisión para la elaboración de un informe que
analizó la normativa vigente en materia de reducción del riesgo de desastres. En ese contexto, se
analizaron los potenciales riesgos de desastre ambiental en distintas Unidades del Servicio Peni-
tenciario Federal y, en el marco del servicio anteriormente mencionado, se realizaron informes
técnicos sobre la emergencia hídrica y los riesgos en esos establecimientos.

Asimismo, se llevaron a cabo acciones coordinadas para prevenir y responder ante desastres y se
confeccionó el manual “Riesgo de desastres en el ámbito penitenciario federal. Buena información
para una mejor gestión”, que fue difundido entre tomadores de decisión y referentes nacionales e
internacionales.

También se organizó el Seminario sobre Gestión del Riesgo de Desastres, dirigido a las autoridades
penitenciarias y dictado por referentes de la protección civil, la gestión del riesgo y la meteorología.

Conclusión
Por último debemos concluir que una criminología verde no es una teoría verde sino que es más
útil como una perspectiva (South, 1998).

La perspectiva verde, entonces puede definirse como el estudio teórico y empírico de las activi-
dades y acciones que impactan de manera perjudicial sobre el medio natural, diversas especies y
el planeta (White y Heckenberg, 2014, Sur y Brisman, 2013), o bien, la violación de las normas
que intentan prevenir o regular los daños ambientales y respuestas a los desastres (incluyendo nu-
merosos casos en que los Estados violan sus propias regulaciones) (Sur, Brisman y Beirne, 2013).

La criminología verde también abarca la diversidad. Proporciona un marco suelto para la unión
6. Al realizar la categorización de los espacios de alojamiento, en el SPF se ha establecido que los establecimientos penitenciarios con mayor ries-
go de desastre ambiental no alojen internos de categoría A. De esta forma se ha vinculado el proceso de clasificación con los riesgos de desastre
ambiental.

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de orientaciones intelectuales, empíricas y políticas hacia los daños, delitos y delitos relacionados
con el medio ambiente, las diferentes especies y el planeta.

En tal inteligencia, y ponderando las relaciones entre el servicio público de prisiones y el ambiente
son bidireccionales, complejas y, por sobre todas las cosas, abarcan un sinnúmero de aspectos.
La perspectiva criminológica verde, como visión de la criminología, y los cambios ocurridos en
los últimos años, vienen a traernos muchos interrogantes sobre el servicio público que prestan las
administraciones penitenciarias.

Este artículo es, en esa línea, un intento de mostrar de qué forma el Servicio Penitenciario Federal
está encarando algunas respuestas a esos desafíos desde este plano y, al mismo tiempo, comen-
zar a debatir el interés sobre estos aspectos que son centrales para el mundo que viene y en otro
sentido, las propuestas en términos de evaluación de riesgos y necesidades, como así también en
programas de tratamiento específicos que incentiven el desistimiento del delito y reduzcan las
probabilidades de reincidencia.

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