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Correr está de moda, es una actividad física completa y, según los que la practican con asiduidad,
“engancha”. Sus beneficios son incuestionables pero, en ocasiones, pensar en calzarnos las zapatillas
deportivas y lanzarnos a las calles puede resultar un reto demasiado ambicioso para algunos. Si ni
física ni mentalmente te sientes preparada para afrontarlo no desesperes, porque hay otras muchas
actividades físicas idóneas para mejorar tu estado de forma con un esfuerzo menor o, al menos,
diferente.
2. Caminar es una de las actividades físicas más saludables que existen. Hacerlo de forma constante y a
una velocidad moderada -que nos obligue a sudar un poco- una media de entre veinte minutos al día
reduce en un 8% la posibilidad de sufrir un infarto entre grupos de riesgo. Hacerlo treinta puede ayudar
a adelgazar más que otras actividades como correr o montar en bicicleta y si elevamos nuestra
caminata hasta los cuarenta minutos actuaremos positivamente sobre nuestro colesterol, la diabetes o
la tensión alta.
3. Bailar nos invita a ejercitarnos casi sin darnos cuenta y de una forma tremendamente divertida. Quizás
ese sea el punto fuerte de una actividad que, como el resto de acciones aeróbicas, también
tiene beneficios incuestionables sobre nuestra salud cardíaca, contribuye a quemar calorías con la
consiguiente pérdida de peso y previene enfermedades como el colesterol. De la misma forma, bailar
aumenta nuestra fortaleza, resistencia y flexibilidad, así como la salud de nuestros huesos.
4. Hacer actividades que cotidianamente no apreciamos o incluso evitamos, como subir y bajar
escaleras, pueden ser nuestras aliadas para mejorar la condición física y hacer ejercicio -casi- sin
enterarnos. Ya que se trata de una actividad aeróbica, resulta eficaz para tonificar los músculos de las
piernas, quemar grasa en la parte inferior del cuerpo y gastar energía. Evidentemente, el tiempo y la
intensidad con la que nos prodiguemos en esta actividad determinarán estos beneficios pero, en líneas
generales, con un mínimo de constancia podemos rebajar también la celulitis acumulada en nuestros
muslos.

5. Gracias a internet podemos encontrar rutinas adecuadas a todo tipo de necesidades -glúteos,
abdomen, brazos, piernas, para recuperarnos de una cesárea, para luchar contra la celulitis, para pulir
la grasa localizada…-, intensidad y, sobre todo, tiempo disponible. Es cierto que afrontar una rutina de
ejercicios es una actividad mucho más consciente que las anteriores y requiere de una buena
predisposición previa pero, una vez que nos concienciamos de ello, es fácil encontrar una que se
adapte a nuestras necesidades y disponibilidad.

6. Sin duda alguna, recurrir a un gimnasio, es una de las mejores alternativas para lograr mejorar
la figura; allí existen los aparatos adecuados, el asesoramiento de profesionales en el tema, y
el entorno, en su gran mayoría, tiende a ser bastante ameno.
7. Iniciar día a día con una rutina sencilla de ejercicios, de esta forma tu cuerpo se va
acostumbrando al constante movimiento y la quema de grasas innecesarias, esto te ayudara
en tu salud y evitara que adquieras sobre peso. Se puede iniciar con un leve calentamiento
con la elevación de pulsos cardiacos para predeterminar el organismo en una actividad.
8. Al hacer sentadillas pones en movimiento muchos músculos de tu cuerpo: cuádriceps (parte de
enfrente de la pierna) aductores (parte de adentro), glúteo, femorales (parte de atrás de la pierna),
pantorrillas y la parte baja de la espalda. No muchos ejercicios mueven tantos músculos en un
solo movimiento, por lo que hacerlas todos los días te brinda grandes beneficios.
9. Trotar es un ejercicio fantástico para ponerse en forma y mejorar la salud. La gran ventaja de trotar en lugar de
caminar es que requiere menos tiempo para obtener los mismos beneficios, así que es una forma más eficaz de
mejorar el estado cardiovascular. Además, quema más calorías, lo que puede ayudar a controlar el peso.Al
tratarse de una actividad de alto impacto, trotar requiere un mayor esfuerzo de los músculos y articulaciones que
caminar. Por consiguiente, el riesgo de lesiones es mayor. Pero con calzado adecuado y una buena
preparación, podrá reducir en gran medida el riesgo de lesiones y de dolor muscular.
10. Trabajar la zona abdominal afecta indirectamente al resto del cuerpo y mejora, por
ejemplo, nuestra postura corporal. Trabajar los abdominales ayuda a prevenir lesiones,
dolores y molestias; sin embargo es importante que no te obsesiones con estas, ya que
puede provocar que sobreentrenemos esa zona.

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