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Octubre de 1936.
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MEDIDA DE NUESTRA AccrüN
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verdaderamente nuevo. Por esto, al borde de la ac- Nuestra ambición espiritual no debe ser menor que
ción, pensarnos, ante todo, en tomar una medida nuestra ambición histórica. ¿Hablaremos también nos-
del hombre y de la civilización. otros de crear un hombre nuevo? No, en un sentido,
pero sí, en otro. I
No, si se piensa que cada época /.le la historia pro-
MEDIDA DE NUESTRA ACCIÓN
I duc~ ~..hQmbre radicalmente gistinto al hombre de
las edades anteriores, por efecto exclusivo de las
Esta medida, contrariamente a 10 que de eIla pien- 1\ c5mdiciones de vida en que ella ~e sitúa y de la evolu-
san todos los reformistas, debe ser ampliamente per~;
filada.
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Clon colectiva de la Humanidad. Creemos que las más evidente que él puede fecundar al mundo con el
estructuras exteriores favorecen o impiden, pero' no perpetuo milagro de su creación; que él está muy le-
crean al hombre nuevo, quien nace por el esfuerzo jos aún de haber agotado los recursos de su natura-
personal. Pensamos que estas estructuras no tienen leza incompletamente ejercida y explorada, y que la
dominio sobre todo el hombre. Creemos en ciertas historia tiene más de una cara en reserva, aunque se
realidades permanentes y también en ciertas vaca·· le hayan fijado ciutos cálculos y ciertos límites.
ciones permanentes de la naturaleza humana. Para Una civilización nueva, un hombre nuevo: arries-
fijarles unos límites, ciertamente somos modestos. gamos más al disminuir la ambición que al abrazarla
Tantos siglos nos han acostumbrado a nuestras fla.. un tanto por encima de nuestro alcance. Sabemos
quezas históricas que ya no sabemos de ordinario bien que cada edad no realiza una obra casi humana
distinguir la naturaleza de nuestras viejas enferme- si no ha escuchado la llamada sobrehumana de la his-
dades. Será preciso un número indefinido de ensa- toria. Nuestro fin a largo plazo sigue siendo el que
yos, de. errores y de aventuras; para saber los límites nos habíamos asignado en 1932: tras cuatro siglos
de lo humano y de lo inhumano. Donde se creía que de errores, paciente y colectivamente, volver a hacer
el terreno era maleable se tropezará con la roca. el Renacimiento.
Esta resistencia q~lC :,i"l'!'lWS atribllían~Jeyes eter- Según el método propuesto, nos apoyaremos, en
nas del univefso, cc'tkrá de manera ine·sperada. Pre- primer término, en un estudio crítico de las formas
sunción o ing~nuidad de pensar que todo sea natura- de civilización que culminan su ciclo o de aquéllas
leza, o de rechazar que nada lo sea. Esta última que, mediante sus primeras realizaciones, quieren su-
negativa alimenta cierto mesianismo, tan impreciso cederlas. En un examen tan breve, estamos obligados
como utópico, del Hombre Nuevo histórico que nos- a sistematizar ~ a deducir, de la mezcolanza de la
otros rechazamos. .,' historia y de las ideas, formas puras, doctrinas-lími-
Sin embargo, mucho nos cuidarnos de rechazarlo tes. El genio o la habilidad de sus defensores, la
de la misma forma que esos satisfechos queconfun- complejidad de la materia histórica en que ellas se
den el servicio de lo eterno con la conservación de realizan, la resistencia o el expediente de los seres
sus privilegios o la triste impotencia de su imagina- vivos, les dan en la realidad mil matices y acomoda-
ción .y que asimilan la naturaleza del hombre a la ciones. Ellas siguen siendo, sin embargo, las tres o
condición accidental a que el desorden de cada época cuatro líneas de mayor pendiente que se disputan la
la obliga. No cabe duda de que ya nos sería imposible dirección de la historia. Una cosa es el accidente de
renovar considerablemente el aspecto de la mayoría superficie y la realidad de los hombres, otra el peso
de las vidas al liberar al hombre moderno de todas global de una civilización que excava bajo los remo-
las servidumbres que pesan sobre sus v9caciones. de linos y las efervescencias de su carrera la pendiente
hombre. Si le asignamos un destino espiritual, es':'áún qoe le conduce hacia la inmovilidad de la muerte. Al
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18 EMMANUEL MOUNIER
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LA CfVILIZAC!ON BURGUESA
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26 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 27
recho presunto, que es para un hombre de orden sarniento y de la acción. Desde los jóvenes revolucio-
la más alta forma de conciencia de sí mismo. No narios de extrema derecha a los mismos marxistas,
existiendo más que en el Haber, el burgués se defi- defensores y adversarios de lo espiritual, todos se
ne, ante todo, como propietario. Está poseído por sus han unido en nuestro tiempo en una crítica unánime,
bienes: la propiedad ha sustituido a la posesión 2. aunque indistintamente fundada, de este idealismo
Entre este espíritu burgués, satisfecho de su segu- exangüe y ansioso de provecho que se halla en la
ridad, y el espíritu pequeño-burgués, inquieto por al- base de las concepciones burguesas 3.
canzarla, no existe diferencia alguna de naturaleza, Puede establecerse su origen, o al menos su cris-
silla únicamente de grado y de medio. Los valores talización, en este punto en que el dualismo cart,,-
deI pequeño-burgués son los del rico, deformados siano ha introducido decisivamente su fisura en el
por la indigencia y la envidia. Roído hasta en su edificio cristiano. Lo espiritual, en un, mundo centra-
vida privada por la preocupación de ir más allá, igual do sobre la Encarnación cama el nuestro lo está so-
que el burgués está roído por la preocupación de la bre 1", ~dad o la má}lJlina, ~st:iba presente en
consideración, no tiene más que un pensamiento: lle- todo el universo, en la naturaleza y en el hombre. El
gar. y para llegar, un medio que él erigirá en supre- mundo sensible se ensanchaba en los atrios de las
mo valor: la economía; no la economía del pobre, catedrales, se enrollaba en los capiteles, lanzaba sus
débil garantía contra un mundo en que todo mal es arabescos a las tapicerías y sus colores a las vidrie-
para él, sino la economía avara, llena de preocupa- ras, se mezclaba en la oración; los edificios, las id~as
ciones, de una seguridad que avanza paso a paso, de y la oración se enviaban mutuamente sus símbolos
fantasía, de bondad, la lamentable avaricia de su de un lado a otro de la nave, y los hombres estªban
vida miserable y vacía. próximos a su experiencia. No construyamos una
Edad Media convencional: esta época fue también
la de la esclavitud, del feudalismo, de la guerra y, .
UN ESPÍRITU DESENCADENADO allí donde se acuñaba moneda, de los primeros sín-
tomas del capitalismo. Pero el principio de un or- •
Habiendo separado de esta forma al hombre del den entre el espíritu y la carne dominaba el tumulto
viejo individualismo heroico, igual que éste le había bárbaro de igual forma que un campanario señála la
separado de la santidad, el individualismo burgués no presencia de un pueblo, e incluso las casas que no le
ha dejado de pretender la herencia espiritual de todo pertenecen se unen Con las casas propias para pres-
el pasado. Pero él no defendía a su "espíritu" más tarle un contorno. La idea servía a la oración, que
que apartándole tanto de cualquier realidad espiri- se juntaba con la herramienta, la corporación y el
tual como de la carne viva del hombre y de los com- pan cotidiano. La materia era ya carne viva, y hu-
promisos de la acción. biese sido imposible pensarla al margen de su fami-
El humanismo burgués está esencialmente basado liaridadcon el hombre.
en el divorcio del espíritu y de la materia, del pen- Desde entonces hemos conocido la definición, en
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idea primero, en acero y cemento más tarde, de una un poder absoluto, sin peligro y sin responsabilidad,
Materia inerte, dócil, inhumana. Una industria ágil justificando o trastornando el mundo ante su tintero.
le ha dado una virtuosidad que simula la inmateriali- No es únicamente una limitación voluntaria de la
dad de la vida espiritual. A medida que su explota- vida del espíritu en una casta minoritaria y privile-
ción en pro de las comodidas del hombre sobrepasa- giada la que se ha consolidado de esta forma. No es
ba y más tarde hacía retroceder a la preocupación sólo su sosería en la preciosidad, 10 pintoresco, la dis-
por esta vida espiritual, escindía de nuevo el mundo persión enciClopédica: Es un derrumbamiento masivo
surgido de fCJS obras. Iba dejando poco a poco fuera de la cultura; es la esterilización de la misma vida
de la línea ce la humanidad a una Clase de hombres espiritual. Vemos cómo proliferan sus sucedáneos;
atéados al trabajo de sus mal:1ós, desposeíóoFd€ esa a veces, cualquier habilicL :"mal o verbal, ase-
g~';mdeza obrera q~ existe en el dominio de la obra gurada en cualquier suficienCia universitaria; a veces,
realizada o en la j!larticipación de lasinanosen un un vago estado de sueño, subproducto del pensamien-
amplio proyecto del hombre; más duramente daña- to, de la imaginación y del sentimiento, que se cree
dos en sI¡ di:',é\ ;thd que en su sllbsi:stencia; expulsados con derechos sobre la experiencia; otras, estancada
de la cultura, de la vida libre, de la humilde alegría h:1bre millones de almas, el agua insípida de las opi-
del trabajo ), para muchos, expulsados y alienados nio"es que sale de la prensa a caños llenos, extenso
de sí mismos. pantano público sobre el cual hierven las charlatane-
Lo espiritual cercenado de sus amarras no es ya rías fétidas de los salones y los cafés.
más que una tripa al viento vagando sobre este pun- Ante esta decadencia preciosa, ¿quién se asombra-
to brutal, para vigilarlo y, a veces, distraerlo. "Espí- ría de que los hombres que llevan una vida dura de
ritu" inflado de vacío, ligero y egoísta; "razón" or- trabajo y de lucha, un combate sin elocuencia con
gullosa y perentoria, ciega al misterio de la existencia la inseguridad, el desprecio, el aislamiento, vomiten
real; juego exquisito y c,:v.!lplieado de la "inteligen- este estilo de vida y, torpes en sus palabras, se unan
cia": de esta forma se ha creado una raza de hom- a una bandera materialista? ¿Qué leen en ello con
bres sorda al sufrimiento de los hombres, insensible frecuencia, tras las fórmulas aprendidas, si no es su
a la dureza de los destinos, ciega ante las desgracias voluntad de presencia en un mundo sano, su sed de
que no son desgracias íntimas. autenticidad? Tan bien se les ha colocado que hoy
En la realidad viva, estos espíritus benos sienten no saben tocar, imaginar 10 real, más que un univer-
el temor de una especie de poder del mal que hace so de trabajo obrero, cuya dignidad habría de ser re-
tambalear sus juegos de bolos ideológicos. Encuen- conquistada. El materialismo que profesan no es, con
tran grosera a esta realidad porque es la que les hace frecuencia, más que el 'exceso de su desagrado por
interrumpir conti:nuamente este juego. Amlln las ideas <;:;te mundo liso, lacado, inhumano, que les propo-
como un refugio, un olimpo sin riesgo. Elpensamien- nen la Palabra, lo Impreso y la Moral burguesa. Un
to, en la medida en que conserva en ellos a\go de reconocimiento ingenuo del esplendor del mundo, un
voluntad ofensiva, les sirve como medio de ejercer manantial Ik'1o de iuventud y de simplicidad; una
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necesidad de reintegrar a todo el universo en una escritores encargados de ponemos al corriente de sus
vida desde hace mucho tiempo carente de consisten- emociones Íntimas e incomunicables. Algunos seaga-
cia; un desdén colérico para el vacío engañador de rran aún a la idea de una verdad nacional y com-
las palabras y el preciosismo donde acaban por pros- baten dentro de sus fronteras a un individualismo al
tituirse los últimos vestigios del espíritu; una nece- que ellos sostienen ferozmente a escala nacional.
sidad de compromiso, de solidez, de: fecundidad, su- Otros se retiran a la soledad de su relativismo, jue-
bida de las entrañas de la vocación humana; un gan con sensaciones raras o con ideas agudas y en-.
irresistible instinto de presencia. Todo ello se pierde cuentran en este reflejo cambiante una seducción su-
-y volveremos sobre el tema- en una especie de ficientepara llenar el aburrimiento de una vida bien
primitivismo doctrinal muy peligroso para la cultu- abrigada. Para la masa que sufre, el mejor medio de
ra y para el hombre. Pero en estos semiesclavos, a aislarla de cualquier universalidad, salvo la de su do-
quienes se les ha hecho imposible cualquier otra ex- lor, ha sido el hacerle inaccesible el ejercicio mismo
periencia espiritual, este exceso no es solamente el del pensamiento y heroico el de la vida espiritual.
signo de su servidumbre; marca ya por su reacción La evolución jurídica confirma pn las costumbres
contra la hipocresía del Espíritu el comienzo de la lo quiLla evolución filosófica prepara en las ideas.
resurrección, el primer aire fresco que sopla sobre Ell1i íhvrcté con una soberana 'dignidad a una· espe-
nuestro viejo mundo. cie de individuo abstracto, buen salvaje pacífic;g, pa-
seante solitario, sin pasado, sin futuro, sin vínculos,
sin carne, provisto de una libertad sin norte, ineficaz
DISLOCACIÓN DE LA COMUNIDAD juguete embarazoso con el que no se debe dañar al
vecino y que no se sabe cómo emplear si no es para
Disociando interiormente al hombre de sus lazos rodearse de una red de reivindicaciones que le ama-
espirituales y de sus alimentos materiales, el indivi- rran aún con mayor seguridad a su aislamiento. En
dualismo liberal ha dislocado de rechazo las comu- tal mundo, las sociedades no son más que individuos
nidades naturales. agigantados, igualmente replegados sobre sí mismos,
Ha negado, en primer término, la unidad de voca- que encierran al individuo en un nuevo egoísmo y
ción, de estructura, del hombre, este principio uni- le consolidan en su suficiencia. El siglo XIX s(j afana
versal de igualdad y de fraternidad que el cristianis- en soldar sus miembros dispersos en una concepción
mo había establecido contra el particularismo de la mitad ingenua, mitad hipócrita de la sociedad con-
ciudad antigua. Primera etapa: no existe la verdad, tractual: unos individuos que se supone;l libres, se
sino solamente la forma abstracta de la razón; los dan "libremente" una industria, un comercio, unos
hombres no tienen una unidad de vocación, sino sólo gobiernos, y se les reputa como capaces de medir
de estructura. Segunda etapa: no existe unidad de por sí mismos las sujeciones con las que se quieren·
la razón; hay solamente profesores que creen en la vincular voluntariamente.
causalidad, unos negros que no creen en ella y unos Mejor que cualquier otra cosa -:y "s la parte
32 EMMANUEL MOUNlER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 33
esencial de su obra-, Marx ha mostrado la ilusión hecho de ellos el. desorden para usurpar su prestigio.
de esta pseudo-libertad en un mundo regido por las Se ha constituido así, de manera lenta y difusa, un
n,ecesidades de mercancías y de dinero, en el que la humanismo burgués, una moral burguesa y aun, por
libertad inorgánica del liberalismo ha sido el camino una suprema paradoja, un cristianismo burgués. Im-
abierto a la lenta infiltración de los poderes ocultos posibles de disociar ahora de su uso farisaico, en la
en todo el organismo social. Uno a uno, el poder anó- memoria de muchos -y de muchos simples en pri-
nimo del dinero ~a ocuPlldo todos IOIi .JW~~tos de la mer lugar- estos valores espirituales no pueden vol-
vida económiq.; después se ha deslizado;"'Sin quitarse verse a tomar sin que el que los alce del suelo no
el velo, hacia nos puestos de la vida pública; ha al- aparezca como solidario de este fariseísmo.
canzado, finaHnente, la vida privada, la cultura y la Por ello, nuestra última posibilidad contra el mun-
misma religión. Al reducir al hombre a una indivi- do burgués es arrancarle el uso y la interpretación
dualidad abstracta, sin vocación, sin responsabilidad, unilateral de estos valores y volver contra él las ar-
sinresistencia, el individualismo burgués es el aposen- mas que ha usurpado.
tad()r responsable del reino del dinero, es decir, como
las palabras lo expresan perfectamente, de la socie-
d8d anónima de las fuerzas impersonales.
Las "fuerzas cspirituales" se han resistido, aquí y
allá, a esta tiranía que se elevaba de las fuerzas eco-
nów,!icas. En su totalidad, es preciso confesarlo, éstas
se k::! ,;ometido. Su excusa quizá esté en el hecho de
.que, desacostumbradas a necesidades y a poderes tan
masivos como los engendrados por el mundo del di-
nero, durante mucho tiempo na han descubierto el
mal más que bajo su aspecto moral e individual. Y
un díaie han encontrado desbordadas. Su resurgir
tiene hoy, como primera condición, el confesar su
fracaso y sus complacencias.
Nosotros no pretendemos aquí denunciar única-
mente los compromisos groseros, más o menos deli-
berados, de los que apelan a lo espiritual, con lo que
hemos llamado un día 4, mediante una palabra que
ha logrado éxito: el desorden establecido. Son de to-
dos los tiempos y están visibles. Pensamos más bien
en esta corrupción pernkiosa de los ¡¡;¡~ valo[~s
espirituales por¡ el uso demasiado prolongado que ha
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¡ LAS CIVILIZACIONES FASCISTAS
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a la corporaci6n, al pasado histórico), culto del sal- con gobernarlo."
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vador, amor al orden, respeto por el poder. Según El lado simpático de estas salidas de tono es la ne-
que s¡¡a, aunSlue' s610 'flrovisionalmeñféT'máS o me- gación revolucionaria del racionalismo burgués, de la
nos conservaqlor, y en cuanto nacional, el movimien- república de los profesores, de los que descubren a
to así ~reado'agrupa, por las buenas o por las Il).[llas, veces, como uno de ellos decía un día, que "la acci6n
ciertas fuerzas tangenciales: viejos nacionalismos, también es creadora". y no podemos por menos que
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sentimos de acuerdo con la verdad confusamente ex- auténticos, aunque turbios, con lacrimosas fidelida-
presada en estas fórmulas: que el hombre está hecho des a un mundo decadente o a virtudes de bolsillo;
para comprometerse y abnegarse, no para analizar el oponer una incomprensión de mílitante o exhortacio-
mundo desligándose de sus responsabilidades. nes de sedentarios a los países que han vuelto a en-
Pero la afirmación fascista va mucho más lejos. contrarel sentido de la dignidad, a unas juventudes
La búsqueda misma de la verdad mediante el ir y a las que se ha arrebatado la d,ílsesperación, a unos
venir del espíritu que opone tesis y antítesis, la atri- hombres que acaban de descubrlr, tras años de indi-
buye a un liberalismo estéril que envenena a los pue- ferencia pequeño burguesa, la dedicación, el sacri-
blos. La razón es 10 que divide: es la abstracción, ficio, la amistad viril, es impulsar aun COI; mayon
teórica o jurídica, que inmoviliza al hombre y la vi- violencia dentro de los errores que se condenan a una
da; es el Judío y su dialéctica disolvente; es el ma- generosidad mal orientada pero llena de vigo~.
quinismo, que mata el alma y engendra la miseria; es Si se juzga el nivel espiritual de un pueblo sólo
el marxismo, que descompone la patria. Pero se va ~
por la exaltación que hace dar a cada hombre más
más allá. Se acostumbra al joven 'fascista a confun- I allá de sus fuerzas y le impulsa violentamente por en-
dir racionalismo con inteligencia y espiritualidad, aun- I cima de la mediocridad, si se mide únicamente por
los valores del heroísmo, es cierto que los fa,cismos
que una legítima reacción contra el racionalismo bur-
gués le lleve a desconfiar de toda aplicación de la pueden reivindicar el mérito de un despertar espiri-
inteligencia a la dirección de la acción y a rechazar, tual, tanto más auténtico, sin duda, en¡cuanto se aleo,
en nombre del "realismo", cualquier jurisdicción so- ja de las vi.Qlencias y de las intrigas ¡del organismo
bre la política de los valores espirituales universales. central'pam'"it1eanzarlas capas profundas de un país
Es cierto que el fascismo pretende realizar también que ha vuelto a tener confianza en sí mismo. Más de
una revolución espiritual. "No se comprendería al una de sus' reacciones --contra las desviaciones del
fascismo -escribe Mussolini 5__ en muchas de sus racionalismo, del liberalismo, del individualismo--
manüestaciones prácticas, como organización de par- son sanas en su origen. De los valores propios que
tido, como sistema de educación, o como disciplina, han vuelto a poner en vigor hay incluso varios de •
si no se le considerase en función de su concepción eUos que al comienzO ofrecen una indicación jus,ta,
general de la vida. Esta concepción es espiritualis- aunque su realización sea deplorable. Despojemos la
ta." Cualquiera que haya visitado sin prejuicio los mística del jefe de la idolatría que la corrompe para
países fascistas o haya tomado contacto con sus or- volver a encontrar en ella la doble necesidad de la
ganizaciones y sus juventudes no ha dejado, en efec- autoridad basada en el mérito y la dedicación per-
to, de quedar sorprendido por la auténtica fuerza es- sonal; quitemos a la disciplina su coacción y sin di-
piritual que mueve a estos hombres violentamente ficultades volveremos a encontrar, aquí y allá, un
arrancados a la decadencia burguesa, cargados de to- alma personalista cautiva por realizaciones opresivas.
do el ardor que da el haber encontrado una fe y un No reprochamos al fascismo 'el descuidar o negar
sentido a la vida. Negarlo, o combatir estos valores lo espiritual, sino más bien' el limitarlo a una embria-
40 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 41
guez permanente de los ardores vitales y, por ello, el antiguo: porque un sistema puede hacerse con ele-
eliminar implícitamente los valores superiores a fa. mentos instintivos igual que con elementos raciona-
vor de las "espiTitualidades" más tosca~<!e' las les; sin dejar de ser menos artificiales, rígidos e inhu-
"místicas" más ~biguas 6. El fascismo rorriano, en manos. Cuando unos legistas hábiles como Ugo Spi.
la tradición del Imperio, se embriaga más bien con rito o Panunzio se esfuerzan en demostrar que en el
la disciplina un pocq ruda de un Es.tado que se cons· Estado fascista todas las contradicciones humanas se
tituye él mismo en Un poder lírico. El nacional-sacia- anulan "espontáneamente" mediante la gracia infa-
lismo, tornando también, por su parte, la herencia lible del régimen; cuando Rosenberg se ocupa con
histórica del romanticismo germánico, se construye pesadez de explicar toda la historia humana median-
una metafísica más confusa de las fuerzas telúricas te la lucha de los nórdicos y los negroides, no vemos
y del lado oscuro de la vida. Mientras que el racio- lo que se haya ganado con ello en comparación con
nn1isnío aparece como una especie de fuga hacia el el profesor liberal o ell dialéctico marxista. Que no
progreso, de horror instintivo hacia todos los ele- se diga que éstas son justificaciones sin importancia
mentos primarios del hombre, el misticismo nazi, por de unos filósofos encargados a posteriori de la de-
el contrario, como escribía Tillich en vísperas de la coración metafísica del régimen: varios centenares
revolución, es un retorno apasionado del hombre ha- de miles de soldados y de obreros, en Etiopía, o las
cia sus orígenes. Debil{"io, enervado por la civiliza- víctimas del 30 de junio de 1935, en Alemania, sa-
ción contemporánea, el hombre se repliega de esta ben sobre qué yunque se forja la soldadura espontá-
forma sobre sí mismo, sube a las fuentes de su carne nea entre las voluntades individuales y los proyectos
y busca en ellas ayuda y protección, mediante este del Estado imperial.
reflejo del adulto desamparado que va a buscar abri· El prestigio nacional, los ardores vitales, estos vi-
go en su infancia. El suelo, la sangre, la nación son nos agradables, si los que los vierten no tienen como
para él un nuevo le/J('i.lsraum, un nuevo espacio or· finalidad el apartar al hombre de sí mismo, no dejan
gánico de vida. Ya no está perdido, aislado en las de tener efecto: un delirio colectivo que adormece en
grandes soledades modernas. A este espacio vivo pue· cada individuo su mala conciencia, embrutece su sen-
de tocarlo con sus manos, lo mide con su mirada o sibilidad espiritual y ahoga en emociones primarias
con su trabajo, 10 siente latir dentro de sí al ritmo su vocación suprema. Cárcel más dura, más secreta,
de su sangre puramente germánica. más terrible por sus seducciones que la de las ideolo-
Una reacción tan brutal de las fuerzas oscuras no gías. Y si esta exaltación dirigida despierta, pese a
debe sorprendeJ¡llos tras rá larga y trisle:-~scdmpo todo, algunas regiones profundas del hombre, un de-
sición del idealismo burgués.· El exceso mismo sería seo insaciado de wrnunión, de servicio, de fidelidad,
comprensible si' fuese provisional. Pero el peligro es... es tanto más cruel el verles esclavizados por una nue-
tá en que estos instintos aspiran a darse la dignidad va opresión de la persona.
de un sistema. Entonces vemos nacer, sin que lo s~ •.
pan sus autores, un nuevo racionalismo más duro que
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42 EMMANUEL MOUNIER ;1 MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 43
vive en la naci6n; de-la que' es un element~ni'tesi de una minoría actuante, ayudada por una policía.
mal y pasajero ~ de cuyos fines debe conSiderarse Si aún no ha alc:anzado esta total disolución de los
como órgano e Ü¡lstrumento" 7 (Gino Arias), La per- individuos en la realidad estatal, el trabajo de la "vo-
sona no s610 es despreciable, sino que es el enemigo, luntad nacional de identificación" (Spirito) se con-
el mal t Aquí es donde actúa el profundo· pesimismo tinúa a través de los individuos, incluso sin saberlo,
sobre el hombre que se halla en la base de los fas- y la frase de Mussolini "El Estado no sólo es el pre-
cismos, igual que en todas las doctrinas totalitarias sente, es sobre todo el futuro" está ahí para recordar-
desde Maquiavelo y Hobbes: el individuo tiende in- nos que el Estado, como la humanidad de Renán, es
evitablemente al atomismo y al egoísmo, es decir, al \[ un Dios que se hace.
estado de guerra, a la inseguridad y al desorden. El nacionalsocialismo se nutre de concepciones me-
,unicamente el artificio de la raz6n, ajustado a una ! nos cesaristas y más wagnerianas de la comunidad so-
habilidad lllocánica de las pasiones (como dirán los I
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cial. La realidad primera, la sustancia mística, no es
latinm), o exclusivamente la afirmación incondicio- ya el Estado, sino la "comunidad del pueblo", el
nal de! poder público (como dirán los germanos), Volkstllm, la Volksgemeinschaft, noción orgánica
pueden engendrar el orden civil que se impone al opuesta a la noción estática (como su nombre indi-
mal y organiza el caos. Y para imponerse a él, muy ca) del Estado. La nación no se reabsorbe en la uni-
lejos de aquel "mínimo de gobierno", según la exi- dad jurídica del Estado, porque el Estado nacional
gencia liberal inspirada en el optimismo roussoniano, no es más que una estructura entre muchas otras al
es un máximo de Gobierno lo que necesita el in- servicio del pueblo alemán. El Estado romano puede
dividuo. Este orden civil es indiscutible, ya que anexionar un Imperio heterogéneo al pueblo de Roma
únicamente él es humano y espiritual. E incluso es si su poder lo exige, ya que él es expansivo. El Es-
Uil orden divino, puesto que el Estado en la litera- tado alemán no puede decretar arbitrariamente las
tura fascista se afirma frecuentemente como una condiciones de sangre y de comunidad histórica que
Iglcsia, incluso más que una Iglesia, puesto que no constituyen al pueblo alemán: el Reich. El no es más
reconoce realidad a las personas y a los grupos inter- que irredentista, al menos en cuanto permanezca fiel
medios más que en su propia sustancia. El individuo a su mística, pero lo es con toda la fuerza del instinto.
no debe pretender que se le atribuyan "unos derechos Tierra, sangre, comunidad del pueblo, tales son los
localizados en el círculo de Sú propia perso~a que' tres ingredientes con los que se puede caracterizar
él no es más que ~n socius y no posee existencia más una realidad tan densa, peligrosamente inaprehensi-
que en la totalidad" (Chimienti, Volpic:elli). El Esta- ble, como el V olkstllm. Establecen una mística co-
do reclama el dominio absoluto de la vida privada, munitaria que se junta a la mística de los orígenes
de la economía, de la vida espiritual, para sí y me- en un naturalismo que encuentra su analogía en cier-
diante su órgano activo, el Partido, en manos de su tos medios reaccionarios franceses.
Jefe. De esta forma, la dictadura colectiva se con~ "La naturaleza es de derechas", escribe Ramuz.
vierte en dictadura personal mediante la dictadura," La mística del campesino y del retorno a la tierra que
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comienza otra historia. Más allá de esta operación les, nos remontaremos más allá de los NEP metafí-
técnica, la transformación está orientada sobre una 1 sicos a este centro de la doctrina en que el marxismo
nueva concepción del hombre. ¿Cuál es la estructura es una concepción total del hombre, un~ religión.
\ Restauraciooes recientes del marxisIlJlo' auténtico,
de este nuevo sujeto? ¿Cómo se le despertará a la
existencia? ¿Qué ideal se le dará? ¡
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tras las f6rrhU"nts-demasiado usadas del marxismo vul-
gar 9, le han sabido distinguir, con justicia, ya de un
fatalismo perezoso, ya' de un materialismo elemen,
¡
EL HOMBRE NUEVO l tal que no hace actuar más que a determinismos me-
!
¡ cánicos y lineales, o de un simple racionalismo. Pero'
Cuando se reprocha al comunismo el no plantearse
el problema del hombre singular, e1el hombre como I estas correcciones no hacen más que devolver a un
pensamiento original la flexibilidad que había per-
persona, él nos recuerda, sobre todo recientemente *, dido al catequizarse. Y no modifican su orientación
que la dictadura colectiva y minoritaria delproleta- \ final.
riada no es más que una necesidad provisional, y que
el marxismo ha puesto siempre como fin último de la
I Oueda, en efecto, en la base del marxismo una ne-
gación fundamental de lo espiritual chmo realidad
revolución "la liberación del individuo", el "reinado autónoma, primera y creadora. Esta negación adop-
de la libertad" y la desaparición del Estado. Efectiva- ta dos formas. En primer lugar, el marxismo rechaza
mente, estas fórmulas, mucho más vivas y orgánicas la existencia de verdades eternas y valores trascen-
en el marxismo primitivo que en los defensores de dentes al individuo, en el espacio y en el tiempo; es
una dictadura "provisional" que dura desde hace casi decir, que rechaza esencialmente, en función de su
veinte años, testimonian que el problema de la per- postulado primario, nO ,sólo al cristianismo y la creen-
sona ha sido entrevisto por él * *, mientras que un cia en Dios, sino cualquier forma de realismo espi-
fascismo consciente se niega a plantearlo. Pero estas ritual. No ve en la realidad espiritual más que "refle-
fórmulas no dejan de ser muy vagas en el mismo jos ideológicos", en el menor de los casos, un estado
Marx y en todos sus discípulos. Ninguna antropolo- secundario del ser. En segundo lugar, no ,da ningún
gía sólida las sostiene, y durante mucho tiempo in- sitio en su visión o en su organización del mundo ,1l
cluso han prescindido de esta antropología con toda esta forma última de la existencia espiritual, q'.lC es
tranquilidad de espíritu. Comenzamos a poseer hoy la persona, y a. sus valores propios: la libertad y el
sobre el contenido de estas fórmulas generales algu- amor.
nas indicaciones precisas y nosotros las utilizaremos; Ciertamente que admite una acción ¡propia de lo
pero, para no modificar las perspectivas profundas espiritual ....id~ologías y voluntades- len el progre-.
del marxismo al compás de las variaciones tempora- so dialéctico ere -la historia. Pero si las ideas y volun-
tades que pone en movimiento "ejercen una influen-
" La obra está escrita en 1936. (N. del T.) cia que vuelve a actuar sobre la; evolución total de
•• Cf. recientemente la aportación al terna del hombr~ la sociedad, e incluso de la economía", "sin embargo
en el pensamiento de Bloch, o Kolakowsky. (N. del T.)'" '
60 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 61
siguen estando bajo la influencia del desarrollo eco-- , hacer del hombre, siguiendo el ideal cartesiano (pri-
nómico" 10. Aquí y allá, el pensamiento, como aún vado de la trascendencia cristiana), dueño y poseedor
escribirá Engels, puede tomar el papel de primer de la naturaleza. He aquí el dios inmanente, a la vez
violín en un país económicameIlte.atrasado, pero es espíritu (físico-matemático), técnica, hierro y cemen-
un pensamiento que ha nacido, por otra parte, de un to. Es en este momento donde el marxismo se in-
determinismo económico: por ejemplo, la filosofía troduce como religión. Este dios, que se hace poco
burguesa rige los hechos en la Francia del XVIII, pero a poco, como el Estado italiano o el pueblo alemán,
es originaria de Inglaterra, donde ha sido formada es, efectivamente, el objeto de una fe indiscutida y
por la nueva cconomía. En último análisis, por tan- fanática. Es un dios bueno: la imperfección de las
to, el pcns8miento es una irrealidad secundaria, in·· condiciones económicas es la única causa del mal
manente al 'proceso económico. En cuanto a otras ,
~.
entre los hombres y en el hombre mismo. Desarrolle-
formas de lo espiritual, ni siquiera eS necesario ha.. mos la ciencia, organicemos el trabajo, Gracia obre-
blar. . Respecto a la "producción" ·.delpensamiento ra de salvación colectiva, y poco a poco serán reab-
por el proceso económico, el marxismo no aporta en sorbidas la miseria, la enfermedad, el odio y quizá
este tema más que una especie de .mística materia.. la muerte. La insuficiencia de las condiciones mate-
lista lamentablemente primitiva y confusa. Su indi- riales de vida es el único obstáculo a la expansión del
gencia aparece aquí en plena evidencia: oscila entre Hombre Nuevo. No existe el hamo duplex, ni el mal
dos .términos vagos: "reflejo", "esfuerzo"; diga lo irresistible. La tecnicidad general reemplaza en el
que diga, vuelve a -caer en' un racionalis~uy cer·· orden de los mitos a la voluntad general, el buen ci-
cano al viejo r~cionalismo burgués, sin ver que él se vilizado al buen salvaje.
niega la facultad para hacerlo si permanece fiel a De esta forma, el humanismo marxista prolonga la
un franco materialismo. La reciente opción de los expresión de Bebel: "El socialismo es la ciencia apli-
intelectuales neo-comunistas franceses a favor de la cada a todos los dominios de la actividad humana."
herencia cultural del siglo XVIII ha marcado fuerte- Hubiera podido poner Ciencia con mayúscula y pre-
mente esta proximidad, y al mismo tieq:po la inde- cisar lo que todo el mundo sobreentendía en la épo-
cisión filosófica --o, para decirlo francamente, la ca: el humanismo marxista aparece, efectivamente,
pobreza filosófica- del marxismo desde el momento como la filosofía última de una era histórica que ha
en que sale del campo de la ciencia social. vivido bajo el signo de las ciencias filosófico-matemá-
Es en este reducto, del que algunas conciliaciones ticas, del racionalismo especial y muy estrecho que
exteriores no le harán salir, donde podemos sacar ha surgido de ella, de la forma de industria, inhuma-
a la luz ~Cl que es para el marxismo la fuerza esencia! na, centralizada, que en ella encarnan provisional-
de la historia. No es una realidad espiritual. No es la mente las aplicaciones técnicas. La asimilación, fre-
razón berguesa, de la que él ha destronado la so- cuente en los espíritus marxistas, entre lo espiritual,
lemne fatuidad. Es el trabajo infalible. de la razón. lo eterno o lo individual con lo biológico, es signifi-
científica prolongada por el esfuerzo industrial para cativa de este prejuicio de base. Sin salir incluso del
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 63
62
plano científico y técnico, en el momímtoen que ser, una aportación considerable al humanismo que
las ciencias biológicas y las ciencias del hombre ini- buscamos. Constituía una indicación capital sobre la
cian la salida hacia un desarrollo que sin duda du- cual los cristianos principalmente sentían con ella
rará varios siglos y nos conducirá mucho más allá una fraternidad histórica. El marxismo ha profun-
del rígido industrialismo de los siglos pasados, el dizado en esto mucho más que el fascismo. Ha to-
marxismo pone como fórmula la tensión extrema de mado al hombre en su centro de miseria I allí donde
una civilización que muere. Sólo que es una lástima pasa el eje de.sll destino. Ha comprendido la impor-
para su dios inmanente el que sea un dios tan 1880 11 • tancia histór1C'ff"i:lel movimienta'proletario y ha dado
de él la primera justificación global, apoyándola fre-
cuentemente, parlo demás, sin saberlo, en postulados
VERDAD Y MENTIRA DEL COMUNISMO morales más duraderos que ciertas deducciones cien-
tíficas. Sobre la formación de las ideologías, soLre la
"Lo que de tan temible tiene el comunismo --es- alienación del hombre moderno, marcha por un te-
cribía Berdiaeff en el primer número de Esprit- es rreno sólido.
esta combinación de la verdad y del error. No se tra- Pero con el pretexto de resolver la oposición entre
ta de negar la verdad, sino de separarla del error." el espíritu y la materia no hace más que invertir los
Precisemos: lo que el comunismo tiene de temible es términos. Sin duda, tiene razón frecuentemente en el
este entrecruzamiento de errores radicales con pun- plano en que se sitúa, en la medida misma en que
tos de vista parcialmente exactos e indudablemente el hombre hace abandono· de las realidades espiri-
generosos, esta anexión por el error de unas causas tuales y de la libertad: las ideologías son mucho ~más
dolorosas cuya urgencia nos oprime. No se destruye frecuentemente producidas por los intereses que es-
el error mediante la violencia o la mala fe, sino con tos intereses influidos por las ideologías. Al menos
la verdad. Y la verdad más apta para dislocar un se intercambia una ÍI1lteracción constante, una de CU"
error dado es precisamente esta parte de verdad que yas fases, históricamente fundamental, ha sido man-
está prisionera de él. Por ella vive el error, se pro- tenida en la oscuridad por la sociología y la psico~
.paga, gana los corazones. Ella está como revestida logía idealistas. Sin duda, como hemos dicho más
de una misión especial. Desolidarizando esta alma arriba, no somos insensibles a todo lo que hay dt? "
de verdad del error que hasta ahora la monopoliza, sano, bajo la provocación de las palabras, en una
dándole una continuación histórica, quitaremos al cierta reacción "materialista". Se ha podido haplar
error su poder de proselitismo. justamente de una "apercepción vengadora de la
causalidad material" 12 y de la explicación que en-
cuentra en la irritante parcialidad de la ideología
UN REALISMO TRUNCADO
burguesa. Pero, para nosotros; se trata ¡de salvar la
La denuncia por el marxismo del idealismo bur- realidad eSI?iri.t:¡;¡al del hombre, no una ¡lierta ideolo-
gués y de su hipocresía social era, o habría podid,?, gía. Y lis reaccíonesmás extüsables,hastalas.más
64 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 65
sanas, deben UII día ser retiradas al instinto e ilumi- de un pueblo que se construye en el trabajo una
nadas por la verdad. salud y una libertad. Repitamos que ninguna de
El hecho exclusivo de que el marxismo, en su nuestras críticas se dirigirá contra las necesidades
reacción polémica, no haya sabido distinguir mate- técnicas exigidas por esta lucha radical contra la
rialismo y realismo y oponer a un espiritualismo des- miseria y la proletarización, sino exclusivamente con-
encarnado un realismo espiritual integra! del que la tra una mística sistemática del trabajo, de la razón
filosofía clásica, anterior a su desviación idealista, le científica y de la indusl'rializaci6n. Una vez más: no
ofrecía las líneas maestras, muestra hasta qué punto nos atrevemos a juzgar a los hombres a los que el
era estrecha la imagen que se hacía de la realidad del sufrimiento desconcierta, a los que exaspera la hu-
hombre. . millación, nosotros, los que gozamos del privilegio
Pero esta realidad del hombre nosotros la enrai- de no estar aplastados por la búsqueda de los medios
zamos de una forma muy distinta acamo él 10 hace. elementales de existencia. Pero no vemos qué cosa
La vocación central del hombre nO es la dominación mejor podríamos hacer en su favor que mantener y
de las fuerzas de la naturaleza." O si se prefiere una madurar con ellos, gracias a nuestro privilegio de li-
fórmula más amplia: la dominación de las fuerzas bertad, esta visión del mundo mediante la cual, una
de la naturaleza nQ es ni,f,1 medio infa1jq1&J!J t;l me- vez superada su miseria, se convertirán solamente en
dio principal para el hombre de realizar; 'ríi aun de hombres.
descubrir, su vpcació¡1. . Tampoco sentimos ningún gusto por ciertos des-
precios aristocráticos (de raíz idealista) por el trabajo
Eliminemos algunos malentendidos. obrero ni por la mística de la inviolabilidad de la
Sabemos que millones de hombres se hallan aún naturaleza cuyo origen es preciso buscar en el primi-.
encadenados; el trabajo es su yugo, y he aquí que se tivismo facticio de las edades decadentes.
les llega incluso a n~gnr en masa; la escasez de los Es innegable, por último, que el problema del su-
productos de primera necesidad es su preocupación frimiento y del mal está completamente falseado cuan-
cotidiana; les falta, en resumen, el mínimo de con- do toda la vida de los hombres, hasta su vida privada
diciones materiales necesarias a unas fuerzas medias y su vida interior, sufre el peso de un régimen eco-
para una eclosión de la vida espiritual. Esta condi- nómico y social que no deja a la libertad más que un
ción de las masas pNletarias basta para excusar, si mínimo de ejercicio. Lo que se ha extraído de la na-
no para justificar, el desdén brutal de estas masas turaleza y del ingenio de:l hombre es, sin duda, algo
por una cultura o por unos valores espirituales que ínfimo en comparación con 10 que aún se puede ob-
no se les presentan desde hace mucho tiempo más tener. No es presuntuoso el imaginar cuántos sufri-
que como un paraíso artificial e inaccesible de Sus mientos elementales serían suprimidos, cuántas exi-
.explotadores.. Esta misma condicióu basta todavía gencias espirituales serían liberadas, cuántos proble-
para justificar, sobre todo en los nuevos países, Y? mas humanos despejados por nuevos descubrimientos
considerable esfuerzo de producción y el:entusiasmO<' científicos o por una distribución mejor de las condi-
a
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO... DEL PERSONALISMO 67
66
ciones de existencia de los hombre,s. Torcer el gesto del execrable ideal pequeño-burgués más que () una
al progreso científico o social bajo el pretexto de que auténtica liberación espiritual. Una Sociedad en sí
no resolverá todos los problemas del hombre es cu- misma más justa, hoy urgente, es para el mañana una
brir con una mala razón un defecto de imaginación o facilidad dada a un mejor juego de las actividades hu-
una inercia culpable. Creyendo qUl~ el mal y el sufri- manas, con unos riesgos disminuidos. Como toda fa-
miento permanecerán siempre en el hombre, estamos cilidad, en el plano moral se convierte en un peligro
situados más cómodamente para colaborar sin reser- de relajamiento. Es en este sentido en el que denun-
vas en la reconstrucción de las instituciones Y los or- ciamos a un humanismo del confort y de h\. abundan-
ganismos: éstos son, efectivamente, mecanismos más cia materi,!l, }l;~l<n nombre de, un asce.tistbo sistemá-
o menos materiales, en los que se: pueden fijar unas tico, que, para establecer una norma colectiva, sería
técnicas que son más fácilmente purificables o pro- puramente exterior y sin valor formativo. Cuando afir-
gresivas que los hombres considerados individual- marnos que el hombre se salva siempre por la pobreza,
no queremos hipócritamente perpetuar la miseria, la
mente.
La actividad científica e industrial del hombre no degradante miseria. Queremos únicamente significar
es, pues, inútil, ni siquiera para 10 espiritual. No está que, una vez vencida la miseria, cada uno debe estar
contaminada por no sabemos qué tara originaria. Pero desprovisto de apegos y de tranquilidad: cada uno
que acapare su vida y su metafísica, esto es lo que no debe conocer sus fl1erzas y su medida.
podemos admitir. Es decir, nosotros no oponemos la revolución espi-
No hay más que mirar alrededor para darse cuen- ritual a la revolución material; afirmamos únicamente
ta de que la desaparición de la angustia primitiva, el que no existe revolución material fecunda sin que esté
acceso a mejores condiciones de vida, no suponen in- enraizada y orientada ~spiritualmente. Hay marxistas
faliblemente la liberación del hombre, sino ordinaria- que quieren con todo su fervor una renovación espi-
mente su aburguesamiento y su degradación espiritual. ritual del hombre. Nosotros no lo dudamos. Pero no
La conquista de la naturaleza y de unas condiciones por ello dejamos de creer que de un brote puramente
mejores de vida es algo propio de la adaptación: económico pueda salir, sino se les coloca en él, y
la adaptación es necesaria a la vida, incluso a la vida aunque así se quiera, otrqs valores que el confort y el
. espiritual, pero hasta un cierto límite; más allá de poder. Y colocarlos en él es invertir todo el mecanis-
él se convierte en un proceso de muerte. Por ello, mo de los métodos. El· trabajo revolucionariamen.te
nosotros no esperamos de todo progreso material más profundo no es, por tanto, despertar en el hombre
que el soporte y la condición necesaria, pero en modo oprimido la conciencia de su única opresión, volvien-
alguno suficiente, de una vida más humana y no su do así alodio y a la reivindicación exclusivos, y conse-
culminación y su alimento. Una revolución por la cuencia de ello, a una nueva evasión de sí mismo; es
abundancia, el confort y la seguridad, si sus móviles el mostrarle, ante todo, como fin último de esta re-
no son más profundos, conduce con mayor seguridad, vuelta, la aceptación de una responsabilid~d y la vo-
tras las fiebres de la revuelta, a una universalización luntad de una s~peración, sin lo cual los nJejoresme-
..4 ~ ... , ..
t
J
I
76 EMMANUEL MOUNIE8, MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 77
en su ser; mantiene esta subsistencia mediante su ad- del valor absoluto de la persona humana. Nosotros no
hesión a una jerarquía de valores libremente adopta- decimos que la persona del hombre sea el Absoluto
dos,'asimilados y vividos en un compromiso responsa- (aunque para un creyente el Absoluto sea Persona y
ble y en una constante conversión; unifica así toda su en el rigor del término no sea más espiritual que
actividad en la libertad y desarrolla, por añadidura, a personal). También pedimos que se tenga cuidado de
impulsos de actos creadores, la singularidad de su va- no confundir el absoluto de la persona humana con
cación. el absoluto del individuo biológico o jurídico (y pron-
Por precisa que pretenda ser,no se puede tomar to veremos la diferencia infinita entre uno y otro).
esta designación colPa un~. verdadera d~llilLciól1' La Queremos decir que, tal como la designamos, la perso-
persona, efectivamente, siendo la presencia·IDlílma del na es un absoluto respecto de cualquier otra realidad
hombre su caradterística última, no es susceptible de material o social y de cualquier otra persona humana.
definición riguro'sa. No es tampoco objeto de una ex- Jamás puede ser considerada como parte de un todo:
periencia espiritual pura, separada de todo trabajo de familia, clase, Estado, nación, humanidad. Ninguna
la razón y de todo dato sensible. El1a se revela, sin otra persona, y con mayor razón ninguna colectividad,
embargo, mediante una experiencia decisiva, propues- ningún organismo puede utilizarla legítimamente co-
ta a la libertad de cada ,uno; no la experiencia inme- mo un medio. Dios mismo, en la doctrina cristiana,
diata de una sustancia, sino la experiencia progresiva respeta su libertad, aunque la vivifique desde el inte-
de una vida, la vida personal. Ninguna noción puede rior: todo el misterio teológico de la libertad y del
sustituirla. A qu¡~n al menos no se ha acercado, o ha pecado original reposa sobre esta dignidad conferida
comenzado esta experiencia, todas nuestras exigen- a la libre elección de la persona, Esta afirmación de
cias le son incomprensibles Y cerradas. En los límites valor puede ser en algunos el efecto de una decisión
que nos fija aquí nuestro campo no podemos más que que no es ni más irracional ni menos rica de expe-
describir la vida personal, sus modos, sus caminos, y riencia que cualquier otro postulado de valor. Para el
hacer una llamada a ella. Ante ciertas objeciones que cristiano, se funda sobre la creencia de fe de que el
se hacen al personalismo, es preciso. admitir que hay hombre está hecho a imagen de Dios, desde su cons-
gentes quc son "ciegas a la persona", como otras son titución natural, y que está llamado a perfeccionar esta
ciegas a la pintura o sordas a la música, con la dife- imagen en una participación progresivamente más ín-
rencia de que éstos son ciegos responsables, en cierto tima en la libertad suprema de los hijos de Dios.
grado, de su ceguera: la vida personal es, en efecto, Si no se comienza por situar todo diálogo sobre la
una conquista ofrecida a todos, y una experiencia persona en esta zona profunda de la existencia, si
privilegiada, al menos por encima de un cierto nivel nos limitamos a reivindicar las libertades públicas o
los derechos de la fantasía, se adopta una posición
de' miseda.
,Digaraos imnediatamente que a esta exigencia de sin resistencia profunda, ya que entonces se corre el
una experiencia fundamental el personalismo añade riesgo de no defender más que privilegios del indivi-
una afirmación de valor, un acto de fe: la·afirmacióll duo, y es cierto que estos privilegios deben ceder en
., ' . ~-::;.~
I
,I
78 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 79
diversas circunstancias en beneficio de una cierta posesión. Ofrece comO actitud primera al individuo
organización del orden colectivo. que cede a ella, el envidiar, el reivindicar, el acaparar,
Cuando hablamos de defender la persona, gustosa- el asegurar después sobre cada propiedad que se ha
mente se sospecha que queremos restituir, bajo una hecho de esta forma una. fortaleza de seguridad y de
forma vergonzosa, el viejo individualismo. Es, pues, egoísmo para defenderla contra las sorpresas del
hora de distinguir con mayor precisión la persona del amor.
individuo. Esta distinción nos lleva por su propio peso Dispersión, avaricia, he aquí los dos signos de la
a describir la vida personal del exterior al interior. individualidad. La persona es señorío y elección, es
Descubriremos en ella cinco aspectos fundamentales. generosidad. Está, pues, en su orientación íntima, po-
/arizada justamentt a la inversa del individuo.
Sin embargo, no se debería inmovilizar en una ima-
,1. ENCARNACIÓN Y COMPROMISO. gen espacial esta distinción necesaria entre persona e
PERSONA E INDIVIDUO individuo. Para hablar un lenguaje al que no atribui-
mos otro valor que el de la comodidad, no existe, sin
No existe, hemos dicho, experiencia inmediata de duda, en mí un solo estado aislado que yo esté en
la persona. Cuando intento, por vez primera, encon- cierto grado p~sonalizado,' ninguna zona! donde mi
trarme, lo hago ante todo difusamente en la superficie persona no' es1tlfu' cierto grado 'individuahzada (; lo
de mi vida, y es más bien una multiplicidad lo que se que es lo mismo, materializada. En el límite, la indi-
me aparece. Me vienen de mí imágenes imprecisas y vidualidad es la muerte: disolución de los eleme'1tos
cambiantes que me dan por sobreimpresión actos ais- del cuerpo, vanidad' espiritual. La persona despOjada
lados, y veo circular en ellos los distintos personajes, de toda avaricia, y reCOgida completamente sobre su
.entre los cuales floto, en los cuales me distraigo o me esencia, sería aún la muerte en otro sentido, en el
escapo. Gozo con complacencia y avaricia esta dis- sentido cristiano, por ejemplo, del P'\.f0 a la vida eter-
persión que es para mí una especie de fantasía inte- na. En esta oposición del individuo " la per,~)na no
rior, fácil y excitante. Esta dispersión, esta disolución es preciso ver más que una bipolaridad, una tCIl5ión
de mi persona en la Materia, este reflujo en mí de la dinámica entre dos movimientos interiores, el uno de
multiplicidad desordenada e impersonal de la materia, dispersión, el otro de concentración. Es decir, que la
objetos, fuerzas, influencias en las que me muevo, es, . persona,' en el hombre, está sustancialmente encarna-
en primer término, lo que llamaremos el individuo. da, mezclada con su carne, aunque trascendiepd() de
Pero sería erróneo imaginar la individualidad como ella, tan íntimamente como el vino se mezcla con el
este simple abandono pasivo al flujo superficial de agua. De ello se deducen varias consecuencias impor-
mis percepciones, de mis emociones y de mis reaccio- tantes.
nes. Existe en la individualidad una exigencia más - Ningún espiritualismo del Espíritu imperson~,
mordiente, un instinto de propiedad que en el dominio ningún racionalismo de la idea pura interesa al desti-
de sí mismo es lo que la avaricia para la verdadera no del hombre; Son juegos inJ:lUrU¡¡nos de pensadores
"-"~";',~':;;: .. " . , , ;.'
80 EMMANUEL MOUNlE[{. MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 81
inhumanos. Desconociendo la persona, aunque exal- dos por una especie de causalidad mecánica. El rea-
ten al hombre, un día se estrellarán. No existe tiranía lismo socialista, para restaurar contra este monstruo
má,s cruel que la que se realiza en nombre de una de dos caras la solidez del hombre encarnado, afirma
ideología. una universal autoridad y determinación de la mate-
_ La íntima confusión de la persona espiritual y ria. El personalismo vuelve a encontrar la encarnación
de la individualidad material hace que el destino de la de la persona en el sentido de sus servidumbres mate-
primera dependa estrechamente de las condiciones riales, sin renegar, por ello, de su trascendencia en el
que se dan a la/segunda. 'Somos Jos priiJier& en pro- individuo y en la materia. Unicamente él salva, a la
clamar que el Bespertar de una vida personal no es vez, la realidad viva del hombre y sus verdad rectora.
posible fuera de las vías heroicas más que a partir de
un mínimo de bienestar y de seguridad. El mal más
pemic:ioso del régimen capitalista y burgués no es el U. INTEGRACIÓN Y SINGULARIDAD.
hacer morir a los hombres, es el ahogar en la mayor PERSONA Y VOCACiÓN
pnrte de ellos, por la miseria, o por el ideal pequeño-
burgués, la posibilidad y el gusto mismo de ser perso- Sin embargo, si es conveniente recordar las servi-
nas. El primer deber de todo hombre, cuando los dumbres de la persona, bases necesarias de su des-
ho¡nbres por millones son separados de esta forma de arrollo-quien quiere hacer de ángel hace de bestia-,
la vocación humana, no es salvar su persona (puesto no es preciso olvidar que la persona está polarizada
que más bien piensa en una forma delicada de su indi- en el sentido opuesto de la individualidad. La indivi-
vidualidad al apartarse de esta forma), sino compro- dualidad es dispersión, la persona es integración. El
meterla en cualquier acción, inmediata o lejana, que individuo encarnado es la cara irracional de la per-
pennita a estos proscritos hallarse de nuevo situados sona, por donde le llegan sus alimentos oscuros y
frente a su vocación con un mínimo de libertad ma- siempre más o menos mezclados con la nada. Nas-
terial. La vida de la persona, como se ve, no es una o otros la tomamos en su esencia, no digamos por su
~eparación, una evasión, una alienación, es presencia aspecto racional, porque la palabra es ambigua, sino
y compromiso. La persona no es una retirada interior, por su actividad inteligente y ordenadora.
un dominio circunscrito en el que se acotase desde Es sabido, en efecto, en qué manera incluso la
fuera mi actividad. Es una presencia actuante en el individualidad biológica, mucho mejor caracterizada
volumen total del hombre, y toda su actividad está ya que la individualidad física, es difícilmente deter-
interesada en ello. minable. El individuo humano, animal superior, no
Taine, Bourget, han creído descubrir el hombre es más que el encuentro azaroso y precario de un
concreto yuxtaponiendo un dominio regido por una conglomerado inestable, el soma, y de una continui-
causalidad biológica o social al dominio de las actitu- dad difusa, el germen, ambos en distintos grados so-
des morales o de los actoS' propiamente. ~manos, lo~ metidos a un medio del que nunca están separados
dos dominios, 1eparada y recíprocamenteFJetermit);;F por un contorno preciso de fenómenos.
, 6
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 83
82
Saltemos al plano de la conciencia por encima de personajes o de mis situaciones, es el acto propio de
la dispersión de mi individualidad; si avanzo un poco, la persona. No es una unificación sistemática y abs-
vienen hacia mí lo que pueden aparecérseme como tracta, es el desenvolvinlÍento progresivo de un prin-
bosquejos superpuestos de mi personalidad: persona- cipio espiritual de vida, que no reduce 10 que integra,
jes que yo represento, nacidos de las nupcias' de mi sino que 10 salva, 10 realiza al recrearlo desde el inte-
temperamento y de mi capricho, que frecuentemente rior. Este principio creador es lo que nosotros Ilama-
han permanecido ahí o han vuelto a aparecer por sor- mas en cada persona su vocación. Que no tiene CO.':lO
presa; personajes que yo fui, y que sobreviven por valor primario el ser singular, porque, aunque carac-
inercia, o por cobardía; personajes que yo creo ser, terizándole de manera única, acerca al hombre a la
que los envidio, o los repito, o los dejo imprimirse en humanidad de todos los hombres. Pero, al mismo
mí por efecto de la moda; personajes que yo querría tiempo que unificadora, es singular {'I':! añadidura. El
ser, y que me aseguran una buena conciencia porque fin de la persona le es así, en cierto modo, interior:
creo serlos. Tan pronto uno como otro me dominan: y es la búsqueda ininterrumpida de esta vocación.
ninguno me es extraño, porque cada uno aprisiona De aquí que el fin de la educación no sea talLlr
una llama tomada del fuego invisible que arde en mí; al niño para una función o amoldarle a cierto confor-
pero cada uno me sirve de refugio contra este fuego mismo, sino el de madurarle y de anflarle (a veces,
más secreto que iluminaría todas las pequeñas his- desarmarle) 10 mejor posible para cr ~d,~scu1primiento
torias, que dispersaría todas las pequeñas avaricias. de esta vocaci~GLue es surnismo ser y el Centro de
Despojemos a los personajes, avancemos más pro- reunión des'us responsabilidades' de hombre.
fundamente. He aquí mis deseos, mis voluntades, mis Toda la estructura legal, política, social o econó-
esperanzas, mis llamadas. ¿Es ya éste mi yo? Los mica no tiene otra misión~ltima que asegurar, en pri-
unos, que se presentan bellamente, surgen de mi san- mer término, a las personas en formación la zona de
gre. Mis esperanzas, mis voluntades, se me aparecen aislamiento, de protección, de juego y de descanso,
rápidamente como pequeños sistemas testarudos Y ce- que le permitirá reconocer, en plena libertad espiritual
rn::dos contra la vida, el abandono Y el amor. Mis ac- esta vocación; a continuación, ayudarles sin violen-
'ciones, en donde yo creo, por fin, encontrarme, he cia a liberarse de los conformismos y de los errores
aquí que también hacen su discurso y las mejores me de dirección; finalmente, darles, mediante la dispo-
parecen las más extrañas, como s'i otras manos, en el sición del organismo social' y económico, los medios
último instante, hubieran sustituido a las mías. materiales necesarios para conceder a esta vocación
Un esfuerzo aún y deshago estos nudos resistentes el máximum de fecundidad. Es necesario precisar que
para llegar a un orden más interior. Una organización esta ayuda es debida a todos sin excepción; que no
celular se dibuja, pero aún anárquica; unos centros de debería ser más que una ayuda discreta, que dejase
iniciativa, pero todavía desorientados Y encubriendo a) riesgo y a la iniciativa creadora todo el terreno ne-
una orientación más profunda. Esta unificación pro- cesario. La persona sola encuentra su vocación y hace
gresiva de todos mis actos, y mediante ellos, dern,jsi su destinq.;.Nil1gunQ otra persona, n/hombre, ni co-
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 85
EMMANUEL. MOUNlER
84. Su realización, pues, lejos de ser esta crispación
del individuo o de la personalidad propietaria sobre
lectividad puede por ello usurpar esta carga. Todos sus riquezas adquiridas, es, por el contrario, a conse-
los conformismos privados o públicos, todas las opre~ cuencia de esta trascendencia (o, si se quiere ser mo-
siones espirituales, encuentran aquí su condenación. desto en la expresión, de este "trascender") de la
.. "'.'~ ,- '0"""""..... •
¡ ' ~~ persona, un esfuerzo constante de superación y de
r desprendimiento; por tanto, de renunciamiento, de
Ill. SUPERACIÓN. PERSONA Y DESPRENDIMIENTO desposesión, de espiritualización. Nos acercamos aquí
al proceso de espiritualización característico de una
Una primera aproximación nos ha hecho definir a ontología personalista; es, al mismo tiempo, un proce-
la persona como una vocación unificadora. La expre- so de desposesión y un proceso de persol1alización.
sión parece designar un modelo que nos es dado com- No decimos interiorización, porque la palabra sigue
pletamente constituido como una cosa. Pero nosotros siendo confusa, y no indica cómo este desprendimien-
no experimentamos directamente la realidad consuma- to conduce, por el contrario, a un más amplio poder
da de esta vocación. Mi conocimiento de mi persona de compromiso y comunión. Se podría decir, con
y su realización son siempre simbólicos e inacabados. Berdiaeff, que vivir como una persona es pasar con-
Mi persona no es la conciencia que yo tengo de tinuamente de la zona en que la vida espiritual está
ella. Según las profundidades que mi e~[uerzo perso- objetivada, naturalizada (esto es, del exterior al in-
nal ha descubierto en esta conciencia, ella se une con terior: las zonas de lo mecánico, de 10 biológico, de
los caprichos del individuo, más profundamente con 10 social, de lo psicológico, del código moral), a la
los personajes que interpreta, más profundamente aún realidad existencial del su;eto.
con mis voluntades, mis acciones, más o menas orien- También aquí es preciso deshacerse de la ilusión de
tadas, contra mi vocación. Si yo llamo personalidad las palabras: el sujeto, en el sentido en que lo usamos
no a la cara múltiple y sin cesar cambiante de la indi- aquí, es el modo del ser espiritual; el racionalismo nos
vidualidad, sino a esta construcción coherente que se ha acostumbrado durante demasiado tiempo a em-
presenta en cada momento como la resultante provi- plear en el lenguaje corriente subjetividad como sinó-
.sional de mi esfuerzo de personalización, esto no es nimo de irrealidad. El sujeto es, a la vez, una deter-
todavía mi persona, sino una quiebra más o menos minación, una luz, una llamada a la intimidad del
inestable de mi persona que ahí he encontrado. Inte- ser, un poder de trasc'cndencia interior al ser. Lejos de
gra los reflejos y las proyecciones del individuo, 101; confundirse con el sujeto biológico, social o psicoló-
distintos personajes de los que me he encargado y las gico, disuelve continuamente sus contornos provisio-
más finas aproxim¡;¡ciones"a veces conscientes apenas, nales para convocarles a reunirse, al menos a apro-
que cierto instimto agudo"me da sobre níí-flirsona. p~: ximarse sobre una significación siempre abierta. Bajo
ro mi persona,; como tal, está siempre más allá de su su impulso, la vida de la persona es, pues, esencial-
objetivación actual, supraconsciente y supratemporal, ment~ una historia, y una historia irreversible.
más amplia que las visiones que de ella tengo, más in~
terior que las construcciones que de ella intento.
86 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 87
Es esta vida íntima de la Persona, vibrando en to- ba soberana de toda experiencia. Debemos luchar
dos nuestros actos, la que constituye el ritmo sólido de contra cualquier injusticia, contra cualquier desor·
la existencia humana. Sólo eDa responde a las necesi- den que le abra la puerta. Debemos prohibirnos todo
dades de autenticidad, de compromiso, de plenitud comercio mórbido con ella, esta tentación fácil con-
que el materialismo marxista y el naturalismo fascista tra la Alegría, que identifica lo espiritual y lo ater-
pretenden establecer en las realizaéiones objetivas del mentado. Pero sabemos que continúa indomable, por-
hombre. Y es irreemplazable. que está clavada en el corazón de nuestra Persona,
"El error de los matemáticos --escribía Engels~ más allá de nuestros estados psicológicos y de nuestra
ha sido el creer que un individuo puede realizar por conciencia. Ella da la mano a la presencia de la muer-
su propia cuenta lo que puede hacer únicamente toda te. Reconocemos a los nuestros en los que no sucum-
la humanidad en su desarrollo continuo." Afirmamos ben a la tentación de la dicha.
que el error del marxismo y del fascismo es el de creer No los reconocemos menos, y esto no es contradic-
que la nación, o el Estado, o la Humanidad, puede y torio con lo anterior, en aquellos que aman la Alegría,
debe asumir en su desarroDo colectivo lo que puede la plenitud e incluso, si les es dada, esta serenidad que
y debe únicamente asumir cada persona humana en es una paz deslumbrante y fecunda. Ni optimistas, ni "
su desarrollo personal. mediocres. Ni avaros de posesiones, ni turbulentos de
La experiencia fundamental que tenemos de esta gozos. Pero generosos con todo lo que es generoso,
realidad personal es la de un destino desgarrado, de sin estimar que es pagano el estar ávido de la singula-
un destino trágico o, como se ha dicho, de una situa- ridad de los hombres y de la belleza de las ,cosas, al
ción-límite. La inquietud, la movilidad, no son valores mismo tiempo que de la verdad amada por jí misma.
en sí. Pero a fuerza de desconcertar nuestros pactos, y buscando. cu~r luz de la que irradie un orden
nuestras prudencias, nuestras astucias, nos revelan vivo, una gratuidad distraída y liberal en la abundan-
que, para nuestro tormento, nuestras manos no tienen cia del mundo yde su· corazón. El mundo de la
ningún remedio, que no encontraremos la tranquili- Persona no es, escribe con suficiencia un joven co-
dad ni en la abundancia de los deseos contradictorios, munista, aquel que el hombre alcanza cuando ha
ni siquiera en una ordenación que no hará más que envejecido, cuando ha abandonado o debilitado sus
empujarnos más adelante. El sacrificio, el riesgo, la deseos. No es un universo grosero y un tanto solem-
inseguridad, el desgarramiento, la desmesura, son el ne. Mucho menos aún es esta carrera desesperada
destino ineluctable de una vida personal. Mediante hacia la Nada que quieren ver en él los que no h¡¡n
ellos, la debilidad, que algunos Damarán el pecado, oído hablar del personalismo más que por los articulos
ocupan nuestra experiencia común. Con ellos, el do- de la prensa sobre Kierkegaard. Es resplandor y su-
lor está inviscerado en el corazón de nuestro hu- perabundancia, es esperanza.
manismo. Este dolor no tiene lugar ni en un uni- Contra el mundo sin profundidad de los raciona-
verso de la pura razón ni en un universo científico, lismos, la Persona es la protesta del. misterio. Pero
y, sin embargo, él es, vinculado al sacrificio, la prue- cuidado con
'.':;,.'
""'~,:'.
entenderlo
.
mal. El misterio. !lO es lo
.~',."
88" EMMANUEL MOUNlER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 89
misterioso, ese decorado de cartón donde se compla- equivalencia espiritual que prohibe en absoluto a cual-
ce una cierta vulgaridad vanidosa compuesta de im~ quiera de ellas el tomar a las demás como medio, o
pott11cia !atelectual, ue necesidad fácil de·sfflgijJaFidad clasificarlas según la herencia, el valor y la condición.
y de un horror s~nsual a la firmeza. No es 'fa compli- En este sentido, nuestro personalismo es un anti-aris-
cación de las cosas mecánicas. No es 10 raro y 10 con- tocratismo fundamental, que no excluye en absoluto
fidencial o la ignorancia provisionalmente consagrada. las organizaciones funcionales, pero las rechaza a su
Es la presencia misma de 10 real, tan banal, tan uni- plano, y defiende a sus beneficiarios contra dos tenta-
versal como la Poesía, a la que con más gusto se ciones unidas: la de ejercer el abuso sobre sí y la de
abandona. Es en mí donde yo le conozco, más pura- abusar de otro. Prácticamente, esta actitud nos con-
mente que en otro sitio, en la cifra indescifrable de mi duce a temer en toda organización, en todo régimen,
singularid.ld, porque en ello se revela como un centro al mismo tiempo que una cristalización de los engra-
positivo de actividad y de refle¡¡ión, no sólo como un najes, una ruptura total entre dirigentes y dirigidos,
núcleo de negaciones y de ocultan;JieJJ.tos. una transformación automática de la función en casta.
Reconocemos a los nuestros en aquellos que tienen Unas instituciones deberán prevenir estos defectos
sentido del misterio, esto es, de lo que hay por debajo constitucionales de todo gobierno de los hombres, se-
de las cosas, de los hombres y del lenguaje que les parando el privilegio de la responsabilidad y velando
acerca. En definitiva, vinculando el misterio a su de forma permanente por la flexibilidad de los orga-
debilidad, en los que son humildes, en los que no se nismos sociales.
hacen malvados. El personalismo rechaza, pues, a la vez, a un aristo-
Este esfuerzo de transcendencia personal constituye cratismo que no diferenciase a los hombres más que
la cualidad misma del hombre. Distingue a los hom- según la apariencia, y a un democratismo que ignora-
bres entre ellos no sólo por la singularidad de sus vo- Se su principio Último de libertad y de singularidad.
caciones inconmensurables, sino, sobre todo; por esta Son dos formas de materialización, de objetivación,
cualidad interior que da a cada uno, y que selecciona de la vida personal. El personalismo ofrece la perspec-
alas hombres, mucho más allá de sus herencias, de tiva de lo que son las deformaciones opuestas.
sus talentos o de su condición, ene! corazón mismo
de su existencia. Así restituida desde el interior, la
persona no tolera ninguna medida material o colecti·· IV. LIBERTAD, PERSONA Y AUTONOMÍA
va, que es siempre una medida impersonal. En este
sentido podría ¡decirse del humanismo ~ol1alista, El mundo de las relaciones objetivas y del deter-
con palabras peligrosamente desviadas. por el uso, minismo, el mundo de la ciencia positiva, es, a la vez,
que es anti-igtlalitario o aristocrático. Pero sólo ell el mundo más impersonal, el más inhumano, el más
este sentido. Poseyendo cada persona a nuestros ojos' alejado de la existencia. La persona no encuentra en
un precio inestimable y para nosotros, los cristianos, él su sitio porque, en la perspectiva que tiene de la
un precio infinito, e¡¡iste entre ellas una .especi~.de realidad? no cuenta para nada una nueva dimensión
l>~~'" , ,.
II
~',
.escuadra, un grupo de jóvenes. Sin embargo, eferves- vitales o sobre una organización científica de la
cente y animada, puede ilusionar sobre su propia soli- ciudad.
dez; la vida, el dinamismo, habrán sido tomados por La sociedad razonable, que _apela a la razón imper-
una realidad más profunda. Entrenamiento maravi- sonal del racionalismo burgllés o del cientifismo ma-
lloso, ella no es aún más que una comunidad de su- terialista, cree escapar a este peligro. Nosotros la
_perficie, donde se corre el riesgo de apartarse de sí vemos oscilar entre dos polos:
mismo, sin presencia y sin relación verdadera. - Una sociedad de intelilJencias, donde la sereni-
Inferiores, sin duda, en espiritualidad, pero supe- dad de un pensamiento impersonal (en el límite de un
riores en organización son las sociedades vitales. La lenguaje lógico riguroso) aseguraría la unanimidad en-
unión reside en el hecho de llevar una vida en común tre los individuos y la paz entre las naciones. ¡Como
y de organizarse para vivirla lo mejor posible. Es, si este esperanto de elevado lujó pudiese reemplazar
pues, en sentido amplia, biológica. Los valores que la al esfuerzo personal y sustituirse a la realidad ~iva! De
rigen son la tranquilidad, el vivir bien, la dicha: a algunas pinceladas.ejel pasado cabe imaginar qué furh
saber, lo útil, más o menos lejanamente dirigido a lo tiránica podría a'l'eamar, bajo una máscara de impar-
agradable. Ejemplo: una patria local, una economía, cialidad universal, o bajo un fanatismo confesado, tal
una familia, que ningún otro lazo espiritual mantiene sociedad. Creyendo en la infalibilidad automática de
más que una especie de lecho construido por los hábi- su lenguaje, los dogmáticos están dispuestos adara
tos y una división, que se ha convertido en automáti- los hombres el tiempo necesario, la libertad necesaria,
ca, de los trabajos domésticos. Las funciones están re- para acceder a la verdad. Aristócratas por añadidura,
partidas, pero no personalizan a los responsables: en son ellos los que instalan férreas policías .sobre el con--
rigor, son intercambiables. En ellas cada uno vive'una formisjl1(). Xsobre la hipocresía leg!Ues. -
especie de hipnosis difusa; si él piensa, piensa -laS - Las' sociedades jurídicas contractuales, que nC'
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de un prejuicio "teórico" o "sentimental" es, dicen
como a 10 superior, acepta e integra la exister-cia de ,H
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las colectividades naturales y de las necesidapes his- ~\
ellos, injertar tres peligros sobre tres errores. tóricas que la t~a moral individual -lo hemos ¡
En primer lugar, se extienden indebidamente a la i~
afirmado' en el encabezamiento del manifiesto-· no "
materia social las leyes de la moral individual: como
"
112 EMMANUEL MOUNIEIJ" MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 113
tiene competencia para resolver únicamente por si El sentido del hombre personal supone el sentido de
misma. Hemos señalado, y nunca 10 señalaremos bas- la existencia y el sentido de la historia. Es decir, que
tanttt, que los problemas colectivos requieren un m.i- el "ideal" personalista es un ideal histórico concreto,
nimo de soluciones colectivas, que el perfeccionamien- que no hace pareja nunca con el malo con el error,
to moral, radicalmente necesario para la solidez de las pero que se aúna con la realidad histórica siempre
instituciones, no basta para dar la competencia técnica mezclada en la que se han comprometido personas
y la eficacia histórica; que las instituciones, por últi- con vida, para obtener de ella en cada ocasión, según
mo, se transforman más rápidamente que los hombres, los tiempos y los lugares, el máximo de realización.
y deben dp,tener las debilidades de los individuos, tan- Respecto a la última objeción, la concepción del
to como Sea posible, esperando los frutos de su buena Estado que expondremos más adelante aclarará la re-
voluntad. Pero decimos que los determinismOs deben pugnancia que sentimos por cualquier régimen que
plegarse, en toda la extensión en que 10 permite su imponga a las personas, por via de órdenes colectivas,
resistencia, a los fines humanos superiores, y que las 10 que pertenece a la libre adhesión de cada una.
mismas colectividades naturales no se consuman en Volvemos así a nuestra gran profesión de fe del
sus propias leyes, sino que están subordinadas por la comienzo: ni doctrinarios ni moralizantes. El campo
eclosión y la realización dl!'las personas ............."._ ' de la ideología y del discurso moral es precisamente
Hemos denun~iado, y"jamás lo denunciaremos bas- el terreno impreciso y etéreo que marxistas y burgue-
tante, las fechadas de estas ideologías rígidas y sepa- ses tienden a colocar a medio camino de un cielo va-
radas de toda realidad que usurpan la representación cio y de una tierra extranjera: es una prudencia viva
de lo espiritual y tJponen a la historia, creyendo servir la que el personalismo quiere infundir en las estruc-
la verdad, unos discursos morales, unas recetas para turas sometidas al hombre, una prudencia que no las
todo o unos esquemas lógicos. Este rigorismo orgu- aborda desde el exterior, sino desde el interior modi-
lloso no tiene nada que ver con el realismo espiritual. ficado de su materia, que orienta su mecanismo e
Los que incluso consideran la verdad como metafísi- impulsa su movimiento.
camente trascendente a la historia, profesan la fe de
que se halla encarnada y de que lleva una misma al-
ma, unas mismas expresiones, bajo caras históricas ORIENTACIONES GENERALES
que cambian con el espacio, con el tiempo y con los
hombres, La primacia de lo espiritual sobre lo técni- Debemos tener tan sólo el cuidado de no preci-
co, 10 político y lo económico no tiene ninguna ana- pitar las conclusiones de esta sabiduría. El mnndo
logía con la rigidez lógica o el moralismo formal que moderno ha imaginado,..probado y usado mucho de
desde fuera pretenden imponer en la historia y eIl las. J.os,..;>istema s po1arizados..erJ....!a..omnipoteucia de! Esta-
instituciones unos esquemas trazados de antemano, un .dQ,la anarquía del indillid.lJ.(U) el primado de lO eco·
formulario que hay que tomar o dejar. En este senti- ~pensadQ_ap.ellas.,..oi..apenas,.ha.hos.que.
do, ni siquiera los personalistas son gentes~'morales1'; 'd
..,¡a df f .
oeormaragmen1.alJa..llDa ''1'''
C1VlJZaClonque, a1
8
114 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 115
integrar todas sus adguisiciouí:.S.....pQiliiY.as..._cstnyjese .f" cualquier nivel y en todo lugar la iniciativa, la respon-
orientada a la protecciÓn y a la .eclosióll de.-peIWRas sabilidad, la descentralización.
homanas. Todo está por hacer para determinar, ante Las indicaciones que aquí daremos, que han sido
todo, con cierto conjunto y rigor de concepción, las pensadas en Francia, y teniendo como principal base
instituciones de una ciudad personalista para ponerlas experimental unas realidades francesas, no ocultamos
a prueba a continuación. Trabajo, pues, esperémaslo, que han de llevar, en el ejemplo e incluso en el estilo,
e historia de largo impulso. Es una labor, una historia la huella de su orilla. A la universalidad engañosa de
que confiamos en que requerirá un esfuerzo prolonga- las fórmulas intempórales preferimos la uni~ersalidad
do y sería presuntuoso querer hacer aquí algo más que viva que fácilmen(@ se deduce de un testimonio sin-
indicar las condiciones previas y las exigencias gene- gular. Que btr'osl'"emperamentos' 'hacionllles encuen-
rales, evitando vincular a unos resultados provisiona- tren la misma inspiración en formas más apropiadas a
les lo que debe seguir siendo inspiración de los inten- su temperamento, sobre una materia institucional y
tos que ahora comienzan. humana distinta. Unos primeros síntomas, que confir-
El personalismo debe imprimir a las instituciones man una larga tradición, nos hacen pensar que la ela-
una doble orientación: boración de una ciudad personalista será la aportación
1.0 Un condicionamiento negativo: no hacer nun- original a las revoluciones del siglo XX de los países
ca de alguna persona una víctima de su pesadumbre occidentales, donde el sentido de la libertad y de la
o un instrumento de su tiranía; no usurpar la parte 'persona está particularmente vivo: Francia, Inglate-
propiamente personal del dominio privado y del do- rra, Bélgica, Suiza, España, principalmente. Siendo
minio público de los particulares; proteger esta parte un principio tan próximo al hombre, nada obsta a que
sagrada contra las opresiones posibles de otros indivi- lleve a continuación su fecundidad, multiplicada por
duos o de otras instituciones; limitar las violencias unas riquezas inesperadas, mucho mús aIl<i de este
necesarias a las exigencias de las condiciones natura- cantón del universo. •
les y a las de un orden público dotado de un régimen En el boceto siguiente, seguiremos no el orden de
flexible de control, de revisión y de progreso. urgencia táctica, sino el orden que va de las institu-
2.0 Una orientación positiva:...Qm: a un número ciones más próximas a la persona a aquellas institu-
cada vez mayor de personas, y m defjnitiva dar a ciones de alcance más aIl1 plio.
cada Jlno los instmmentQs apropiJl.do s a las ljbertades
•• , Tea rlZars.e COOJO personas;
e f leaces que 1e permJ1Jran
revisar a fondo la totalidad de unas estructuras o de
,una vida colectiva que desde hace un siglo se han
desarrollado con una rapidez prodigiosa al margen de
la preocupación por las personas, y, por tanto, contra
ellas; colmar todos los engranajes de la ciudad de las I
virtudes de la persona, desarrollando al máximo, en J
I
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1
LA EDUCACION DE LA PERSONA
,
PRINCIPIOS DE UNA EDUCACIÓN PERSONA LISTA 17
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120 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 121
apariencia de cultura, a la acumulación sin sentido de justificar o encubrir la explotación del hombre
de "materias" de enseñanza. por el hombre, la prevalencia del conformismo social
Finalmente, la práctica de la neutralidad así cono, o de la razón de Estado, la desigualdad moral y cí-
cebida se encuentra arrinconada contra una serie de vica de las razas o de las clases, la superioridad, en
callejones sin salida. O la escuela que pretende ser la vida privada o pública, de la mentira sobre la ver-
neutra deja filtrar, difundida en la enseñanza, cierta dad, del instinto sobre el amor y el desinterés. Por
doctr}na hecha con el espíritu del tienrpo: hoy la mo- esto decimos que la escuela laica incluso no puede
ral burguesa con sus valores de clase o de dinero, ser, no debe ser, educativamente neutra. Esta con-
su nacionalismo, su concepción del trabajo, del or- cepción del hombre (y más allá de él, del niño) de-
den, etc.; o ve su neutralidad desbordada por unos berá eventualmente defenderla contra un Estado que
maestros que son hombres convencidos, que no acep- confundiría el laicado con la indiferencia educativa,
tan verdades mutiJadas y qüe hacen, ,abier¡;;rente o o el control con el monopolio. En esta perspectiva,
no, conscientemetite o no, explícita o implícitamente, es neutra únicamente, en el sentido de que no pro-
proselitismo católico, marxista, relativista, etc. No pone, aunque sea implícitamente, una preferencia por
deberíamos escandalizarnos de ello: es la rcvancha ningún sistema de valores objetivos más allá de esta
del hombre sobre la abstracción del sistema. No dando formación de la persona.
a la persona, finalmente, más que el senJido de una Que esta segunda especie de neutralidad pueda
libertad vacía, le prepara a la indiferencia o al jue- por sí regir la escuela de lo que hemos llamado la
go, no al compromisCLIesponsahle-* a la .fc--viva, familia agnóstica de una ciudad personalista, parece
mJs:...s.Qn.m.xespiración misma de Ja...persona. que creyentes e incrédulos pueden ponerse de acuer-
Hay, por el contrario, otros dos sentidos en los do sobre ello. De distinta manera, ciertamente. .E1
que unas ideas que se designan comúnmente bajo el 9ristiano, y con él tod.Qjlombre que crea en una ver-
nombre de neutralidad son aceptables para nosotros. .dad total soQ.t.e~-ºmbre, piensa que su libertad
La división metafísica de los espíritus en la ciu- no es jndifcrente,-·sino--tJtue·..e,'it~.ll¡m¡ad\l.".Q., un cLmo
dad moderna crea un derecho para la familia ag- ..destiuo...que" sl;ujjyeISÍfka,. por lo demás, en cada
nóstica, como para las demás, de recibir, en una vocacióu"personal: ¿Cóm.Q.PQdrͪJ:l.ªdmiJirqge fuese.
_escuela hecha para ella, no sólo una instrucción, sino mejor el dej~xar...e.s1aJlawad.lup.w~.cl"pI.QPO
una educac:ón. Esta educación no será neutra en el nérsela desde la infancÜL~ntQ.díLS1Lamplitl,ld7 ¿CÓ-
sentido de que se .abstendrá detoda-afumacióu-so- .l!1Q.j¡~par.aúanJa, libertad,.de~las.al'lación? No se de-
lm:...cl..hQwbre y de toda sugestión reliP.ec!Q_al niño. bería, pues, prohibir a estos creyentes que conside-
El personalismo, fundamento inmediato de la liber- ren como superior en sí una escuela que es a sus ojos
tad de enseñanza, define también una primera posi- más total; de la misma forma, por lo demás, que el
ción global sobre el hombre y sobre las relaciones incrédulo considera su escuela como un edificio rea-
entre, los hombres,global, pero ya rigurosa. En una lizado. Entre los mismos católicos, unos no con-
ciudad que le toma como base ninguna escuela pue"-,' cederán a la escuela llamada neutral más que una
... "'~~"
I
I
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 123
EMMANUEL MOUNlER
122
IIl. El niño debe ser educado como una persona
existencia de "hipótesis" 19, y, de hecho, otros pen- por las vías de la prueba personal y el aprendizaje
sarán que no sólo la persistencia histórica de la del libre compromiso. Pero si la educación es un
división de los espíritus erige la hipótesis en una es- aprendizaje de la libertad, es precisamente porque no
pecie de derecho prescriptivo, sino que el respeto la encuentra completamente formada desde sus co-
mismo de las vías propias de la persona crea un ver- mienzos. En el niño toda educación como en el adul-
dadero derecho, para todo agnóstico,. aunque sea en }o toda inf!u«ncia. procede mediante la tutela' de
un régimen de mayoría católica, a un estatuto de _!J.na autoridad cuya enseñanza es progresivamente in-
igualdad civil. En cualquier caso, el amor que dedi- teriorizada por eLrujeto que la recibe ¿Cuál es esta
can a la escuela laica sus defensores debe conducir- •autoridad en materia de educación?
les, más allá de la neutralidad concebida como una En primer lugar no es, de ninguna forma, la auto-
indiferencia educativa, al personalismo que hemos ridad del Estado, porque al Estado no atañe la vida
definido más arriba, no dogmático, pero con todas personal como tal. En tanto que la person~ no es
sus consecuencias en materia de educación. y los.cris- mayor, pertenecea las comunidades natural~s en las
.t.iarJ.as, por su parte, deberían akgrarse..-SiJa._~c.ucla que se encuent~k)cada por nacimiento, es decir,
qpe «l1os no controlan en absolu~.L..f!!.1ugar~~J:ln
j"
ciertamerte separada de sus funciones, pero la per- ", quedad de corazón y de su brutalidad de estilo: ha
sona se constituye siem~re m~á-d.e.JQS datos.luIe., 1; estado tentada de hacerlo, y no parece que haya te-
~~¡ik~i a 11?-fDJ1:t!Ct epo~Dlc~a":c9n~erroY.:?Ji éxiste nido éxito. Pero ella puede también franquearlo del
en el universo ijumano un pnnclplo femenmo, com- lado de esta inmensa zona que el hombre moderno
plementario o antagónico de un principio masculino, ha desdeñado, y de la cual el amor es el centro. Si
es necesa,ia aún una larga experiencia para deducir- se atreviese a hacerlo, sl~ría ella quien hoy trastorna-
lo de sus superestructuras histórisas, y' ella apenas ría la historia y el destino del hombre. Soñamos en
com ienza. Serán precisas generaciones: habrá nece- la ciudad donde ella colaboraría con la riqueza de
sidad de tantear, de alternar la audacia, sin la cual una fuerza sin emplear. Se trata de la papeleta de
la p!llcba se retrasaría con la prudencia, que exige voto y de ciertas reivindicaciones pretenciosas a unos
que las personas no se sacrifiquen aunas ensayos de despojos que el mismo hombre ya no quiere. La mu-
laboratorio; será preciso algunas yeces apostar con- jer, entonces, no sólo habrá conquistado su parte
tra 10 que se llama "la naturaleza", para ver dónde en la vida pública, sino que habrá desinfectado su
se detiene la verdadera naturaleza. vida privada, y elevado a millones de seres desorien-
Entonces, poco a poco, sin duda, la feminidad se tados a la dignidad de personas; asegurando, quizá,
separará del artificio, se colocará ,en caminos que no el relevo del hombre desfalleciente, habrá vuelto a
sospechamos, abandonará los caminos que creíamos encontrar en ella los valores primeros de un huma-
trazados hasta la eternidad. Al encontrarse, se perde- nismo integral.
rá: queremos de\;ir que ella no se constituirá ya, co-
mo hoy, en un J1l1.r.ndo cerrado, artificial en gran parte,
falsamente místico por su reclusión. Deslastrada de DE LA FAMILIA CELULAR A LA FAMILIA
fáciles misterios equívocos, llegará a alcanzar quizá COMUNITARIA
alguIlos grandes misterios metafísicos, desde donde
ella comunicará con toda la humanidad, en lugar de Si la persona es sospechosa al racionalismo, por-
ser,una digresión en toda la historia de la humanidad. que presiente en ella lo irracional fundamental, la fa-
Al hO))lQXY._~,ªli~b.,u;QIU1U_fá\;iLr.adona!ismo ella milia, irracional de irracionales, no debe satisfacerle
le enseñará quj¡>;á que..!:! "misieriq,fem,enino':",es..más mucho más. Una sociedad anudada por el simple azar
.0lg.eEtegue_~~.tÜllli!~!2_"01~1ª<::jent~qlI~.él,,~, ha del nacimiento, mitad artesanal, que la mezcla de hi-
.formado ; ';¡--
)lia mujer ...
le effimJiará-en.-su,,-nroníe-mis-
", .r--'r"'"""""
,Q ~"'",' q
jos y adultos convierte en rebelde a toda sistematiza-
,.te.rio. I ."7"" ción, no debe ser sino irritante para la razón pura.
De paso, cHal habrá roto el círculo encantado de Por el contrario, una civilización más sensible a los
este mundo artfficial y aún turbio, extraño a la ciu- valores de la persona que a los de la razón geométrica
dad de los howbres, donde el hombre la mantiene> ve en la institución familiar una adquisición defini·
contra sus instill tos. Puede romperlo del lado de la tiva, el medio humano óptimo para 'la formación de
suficiencia viril, de su corto racionalismo" de SU se", .,,',,;.'.
lapersopa,.
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142 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO.. JdEL PERSONALISMO
. . . _ ~ .. , 6, ..
I 143
Q
de la natalidad". ¿Qué quiere decir esto? Hacer bijas _ razón erizado de odio, de desprecio, vuestros retiros
é&"Jlote,JíldQ"hac.eLpersonas,_yno en primer término, hormigueantes de celos, de vigilancias, de conjuras, de
o exclusivamente, hacer p¡:queñosL:ontribuyentes,anó- idiotez, de despechos, ¿es esto el viejo tesoro de la
,JÜlllos,...que multiplicarán sUL:¡1r~.sllP:U.e.stOS,_12~eños civilización, que nosotros tenemos que salvar? Algu-
soldados anónimos.-que..Y.endrán..areforzar losejérci- "'_i nos hijos pródigos han escupido a la cara de estos fari-
. _tos~"peqlleños-iascistas ..o.comunistas que perpetuarán seos la rebelión de una infancia oprimida durante de-
el conformismo establecido El natalismo de los mi- masiado tiempo. Su consejo no siempre es seguro, ni
.'ilistros, de los militares y de los dictadores, si puede su requisitoria siempre mesurada: ¿el desorden engen-
detener el malthusianismo, subvierte radicalmente el dra otra cosa que el desorden? Pero ellos son el signo
sentido de una comunidad que está orientada prime- que advierte una presión secreta: en nuestras ciuda-
ramente a las personas que la componen y no a la sa- des, adornadas para el extraño, hay cien prisiones os-
ciedad nacional que la utiliza. Un resultado utilitario curas donde un sinnúmero de personas bn asesinadas
no ha excusado jamás una desviación ;~spiritual. a fuego lento bajo la protección de la ley; las infancias
¿Qué decir, finalmente, del juridicismo avaro, tota- son abortadas sin que hayan tenido tiempo siquiera
litario, rastrero que regula los asuntos exteriores de la . de presentir la llamada de su vida. No hay ninguna
familia burguesa? Anárquica y tiránica a la vez, ella dictadura visible, sino una dictadura invisible, la del
es el más elemental de esos productos sociales, agresi- espíritu burgués, de la avari~ia burguc:<G,. de la "hipo-
vos hacia fuera, opresores hacia dentro, que forman cresía burguesa. Salvar la familia, sí, p<:ro, para sal-
egoísmos al aglutinarse. Constituida en sociedad ce- varla, descubrir estas plagas hormigueantes que se
rrada, se construye a imagen del individuo que le pro- prolongan al tenerlas ocultas, y llevar el fuego rojo
pone el mundo burgués: el sentido de la vocación y allí donde las hierbas más carentes de olor han mos-
del servicio están en ella parejamente ahogados por trado su inefectividad.
la preocupación igualitaria y el espíritu de reivindica- Ninguna de las críticas que preceden tienden a
ción; cualquier mística es igualmente expulsada de disolver la familia en no sé qué sociedad anárquica
ella por el interés, la voluntad de poder o, más co- ideal. ;La familia está.~a como la.persbna;en
. múnmente, la complicidad en el confort; las traicio- .J.Ula...fu nCIOD¡O
"h']" Qg:&:a, en unos marpos SOCl·¡¡.Jd
e~ eouna.
nes están enmascaradas por una rigidez hipócrita. To- <:indad. No es, pues, únicamente un grupo accidental
dos los medios convergen a estre~har estos egoísmos de,' individuos, o incluso de personas. Por su carne,
sobre la fuerza que les da su asociación: espiríritu de ella es una cierta realidad; por tanto, una cierta aven-
. familia, honor de familia, tradiciones de familia, todas tura que se ofrece, una cierto servicio mandado, cier-
, las grandes palabras se usan para disimular el nudo de tas limitaciones también pedidas a estas personas. Los
víboras que no se quiere desatar. Ciudades de pro- individuos tienen que sacrificarle su particularismo,
vincia, vestidas de blancor y de lino para el turista como ella tiene que sacrificar el suyo al bien de un
, enternecido, protectoras ciertamente de heroicas fide- mayor número. Únicamente una frontera continúa in-
lidades, ¡cuántos desesperados encerráis! Vuestro co~ tangible:.!¡tde las personas y depu vocación. Lejos de
'1>'
144 ,
I
" , .. ~-.:::,."
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 145
tener que sometérsele, la familia es, por el contrario, todo. Si tantos matrimonios, de la pequeña y gran bur-
un instrumento a su servicio, y ella deroga si les guesía, se anudan en una precipitación desconsiderada
detiene, los desvia o les hace marchar más despacio para acabar en tantos fracasos lamentables, es en par-
en el camino que ellos tienen que descubrir. La auto- te debido al hecho dc que la muchacha, en lugar de
•
ridad incluso, que le es orgánicamente necesaria como SeLJ;~º!!<;aºa._para sí misma... estLcondenada. por la
a toda sociedad, sigue siendo allí un servicio más que educación burgu.es.a..JLak.anzar del matrimQnio.__ su_
una relación de estricto derecho. Función biológica y • subsistenci-ª material y sqsub.sistencia espiritual. Alen-
función social la enraízan en una materia, viva o tada por la institución bárbara de la dote, un cálculo
muerta, scgún el vigor de su alma. Y esta alma se re- inevitable viene a desviar entonces la libertad de elec-
vcla cn la libre búsqueda, por dos personas en primer ción. Una condición primaria, para que en cualquier
Iugar, por varias luego, y a medida que la persona de hipótesis esté asegurada la indepcndencia de esta
los hijos se constituye, de una comunidad dirigida ha- elección respecto de las presiones económicas, es la
cia la realización mutua de cada uno. Esta comuni- adqnisición por toda muchacha de un saber eventual-
dad de personas no es automútica ni infalible. Es un mente remunerador. Con ello no ganará únicamente la
riesgo que hay que correr, un compromiso que hay autonomía material. Si el trabajo es una disciplina in-
que fecundar. Pero es a condición de tender a ella con dispensable para \a formación y el equilibrio de la
todo el esfuerzo, de resplandecer ya 51)1 gracia, y con persona;. si la ociosidad ~ como se dice, la madre. de
esta co;;dición únicamente es c!?mo la familia puede ttQ92..§Jos vício~.J!Qse ve la razón de que la mujer es-
ser llamada sociedad espiritual. cape a esta JeY-COmún. El mal de la mayoría de las
mujeres ha fermentado en primer térmíno en la des-
ocupación: lenta tentación tras el miedo a la vida so-
LA PERSONA DE LA MUJER CASADA litaria, el desarrollo del celibato, hasta la apatía lenta
en las tareas materiales o en la diversión mundana.
Llamada a su misión .ae persona, lª"~~~Lc.a~ El ejercicio de un oficio por la mujer casada se pre-
no puede seql;iLCl)..J:tJ¡llpjliael simple' instrumento senta bajo aspectos mucho más complejos que su
oelreflléjQ...Qasivo_.gi;U1LJD_aDdo. Nosotros no pensa- aprendizaje por la muchacha. Hasta la maternidad po-
mos que su "liberación" tenga "como primera condi- drá serie un excelente antídoto contra el egoísmo de la
ción la entrada de todo el sexo femenino en la indus- pareja y la sen ti mentalidad confinada del aislamiento.
tria pública" (Engels), ni que las tareas del hogar es- Si generalmente el hijo le hace el pleno ejercicio im-
tén afectadas de no sé qué coeficiente especial de in- posible, es conveniente que la mujer guarde el contac-
dignidad. -':¿s incl\lsQAdículo en una unión que sella to con el exterior mediante un oficio de mitad o de
el amor eL~Lcicrta_dependencia intolerable en eL un cuarto de jornada (a los que la legislación y la or-
hecep-º----deque j¡¡p¡ujcoiva,si es necesario, del salario ganización profesional deberán dar un lugar) o, si se
de Su_marido. _._ _.-.... quiere, mediante una ocupación benévola. La inhuma-
Pero el amor no está siempre -ahí, ni 10 resúelve nidad del régimen actual, que coacciona a la mujer
10
146 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 147
I
pobre al trabajo forzado, y la arranca de su hogar, y el dominio doméstico. El autoritarismo masc~lino que
los excesos de una cierta concepción marxista, no jus- rige aún nuest~tl. familiar sufrirá quizá con ello,
tifican en absoluto la reacción idiota de una "vuelta pero no la verdadera autoridad; y la familia esen-
al hogar" materialmente concebido y sistemáticamen- cial, comunidad de personas, comenzará únicamente
te aplicado, que apartaría más comp1etamente aún a entonces, para el mayor número, a surgir de las for-
la mujer del mundo; ello sacrificaría la adaptación mas inferiores de asociación.
viva de la mujer a su marido y con sus hijos a la ilu-
sión de una promiscuidad material aumentada. La...
presens;ia fíJiJs:.ª-.de l¡Un.l,lj~L~!L et h.9gar, ¿no se alivia- LA PERSONA DEL NIÑO
ría_ .c.onsiderablemente .si ~eJüciese un esfuerzo para
pmp-agflUas.JJ1.aQ].!!Dariasdomésticas, un reparto. más La educación del niño es un aprendizaje de la
e.quitativo d~s..s.argas-materiales aceptado por el·.· Iibert.ad mediante una colaboración de la tutela y de
Jll.fl.rido , ~~hecho 9~d"r Illeno~ importancia a los refi- sus poderes espontáneos. Lo que hemos dicho de la
namientos de cierto .cQJ'lfortblHgués y una mejor con- protección del niño contra el Estado es válido con
c,epción extendida de la nece.sidad, por.elbien.de-la relación a la familia en la medida en que ésta, ele '>
.j?areja como por el c1!'.l()s.hii9s,.de no confundir la comunidad personal, tiende a degradarse en una so-
intimidad con la promiscuidad p~.rI])a!1e!1te? ciedad cerrada. Igual que la mujer, el niño no es un
En cualquier hipótesis, la mujer casada debe go- instrumento de la continuidad social o comercial de
zar plenamente de los ingresos ele su trabajo, en igual- la fa,mília o de las voluntades que ésta se forma a su
dad de derechos y cargas con su marido: salario igual respecto. La familia no tiene otra misión que la de
a trabajo igual, y libre disposiGiÓ.!LdeLsalario,...J:on. tutora de su vocación. Todos sus esfuerzos deben ser
.lill.0rtjlciónp'or igual a las_~_.ºel matrimemkt ep orientados a hacerla surgir sin ilusión y a estimularla
E~~.':..t!_a~.ajs:>~~teri()rremu.nerado; derecho al sala- sin repugnancia. La ciencia y las costumbres domi-
,,~rio matrimonial tomado del salario del marido, en nantes hoy, que son una ciencia y unas costumbres de
~ caso de trabajo matrimonial en el domicilio. Es desea- hombres y de adultos, desconocen el mundo de la
ble, ciertamente, que la comunidad matrimonial esté infancia, su maravillosa realidad, sus exigencias, su
tan bien establecida que se burle de cualquier jurisdic- fragílidad, y aún lo desconocen algo más qUf: el mun-
ción. Pero la ley debe colocarse del lado del máximo do ele la mujerJllos lo desconocen y lo desprecian.
riesgo, no de Jos logros felices. y su papel es el de Guardémonbs '¡f¡UCno de idealizáf ingenuamente ala
aportar un orden allí donde el amor la haría inúti1. infancia; nos acerca a formas brutas del instinto y a
Es a partir de estas garantías mínimas, sancionadas una naturaleza que no es totalmente "angelical". Es,
por la legislación, como la mujer cesará de tener un sin embargo, el milagroso jardín donde podemos
destino a merced de su poder ele compra, y que su aprender y preservar al hombre antes de que haya l1'al
vinculación a su hogar dejará de significar para ella la conocido su libertad, la gratuidad, el abanelono. Cada
renuncia a cualquier vida personal, el repliegue sobr~. infanciague protegemos, que fortificamos, despoján-
",""',, ,',
"J.,
EMMANUEL MOUNlER
150
Y al bien de sus miembros como personas, Está, sin
embargo, limitada por el Estado, regidor de la na-
ción, y eventualmente por el representante jurídico de
la Comunidad internacional, en todala medida yen la III
exclusiva medida en que ella y s~s miembros no son,
con relación a estas sociedades, más que individuos LA CULTURA DE LA PERSONA
partes de un todo. En virtud de un a función que de-
finiremos más adelante, estos poderes superiores en
extensión llenen un derecho de vigilancia e interven-
ción sobre S~IS actos, en los límites arriba indicados, Y LA CULTURA BURGUESA
paralelamente un derecho de protección sobre las per-
sonas CO.ltra los posibles abusos interiores de la fa- No es simplificar arbitrariamente el complejo so-
milia. . ciológico de la cultura. en una época dada, ni desco-
nocer todo lo que, muy felizmente, trasciende así del
sociologismo el deducir de ella la dirección dominante
a la que, en un período de decadencia continua, tien-
de' a deslizarse el conjunto die estas realizaciones.
La cultura de los últimos ciento cincuenta años
está así marcada por el choque de la sociedad y del
espíritu burgués. La huella se nos presentará mucho
",-r .
_~~ . más clara cuando descendamos hacia las formas de
I cultura más relajadas o las más cristalizadas.
r El mal es evidente si consideramos a la cultura en
esta zona de gran difusión en que ella se materializa
" en hecho social: opiniones comunes, ideas dominan-
tes, sistemas, estilos, modas, materias de enseñanza.
Sobre este plan, desarmacÍa, subyugada hasta ser som-
bra de sí misma, ella no refleja más que los cuadros
de la sociedad que la acepta. Sirve aún, está aún com-
prometida, pero al modo y, en el espíritu de los maes-
tros, de igual forma que una sirvienta que recibe un
salario por los trabajos de su oficio: o bien los pode-
rosos del día la emplean para justificarse a sus propios
()jos; yllos :adquieren entonces entre los intelectuales
algunOs lacayos sin ilusión sobre su tarea e impregnan
152 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 153
el nivel medio de los demás de sus hábitos de pensar; tinto divino, el demiurgo del mundo. Ha aceptado
o bien la desvían hacia los sueños, las evasiones, las todo de sí, los caprichos, las extravagancias, las per-
fantasmagorías, que no tienen ya por función, como versidades, hasta encerrarse en la exploración de esta
la verdadera poesía, regocijar al hombre a la cúspide torre de marfil donde el marxismo finge ver la iglesia
de su tarea, sino adormecer y desviar su voluntad. misma de Jo espiritual. El cree vomitar al ~urgués y
Funcionarios tolerantes e irresponsables, coleccionis- consiente en el m.i~mo individualismo con elpual él ha
tas sin peligro de la pequeña historia (véanse nuestras motejado al? b'lirgttés. Es por lo, tIue el, burgués que
grandes revistas), de erudición (véanse nuestras tesis conserva un poco de imaginación se encuentra en su
de la Sorbona) o de viejos libros (véanse nuestros aca- casa tanto en Montparnasse como por el camino de
démicos), he aquí el cuerpo elegido que distribuye SWann. ¿Cómo no le agradará el sitio donde reina,
hoy la cultura. bajo la dictadura de la fórmula y del gusto del día, un
El mundo burgués esclaviza así, directa o confusa- arte cuyo recurso último es la habilidad o la sorpresa?
mente, una zona cada vez mayor de la cultura que Sólo algunos artistas tienen una conciencia bastante
ha heredado y de la que ya no es capaz. Su acción lúcida para escaparse, pero no lo bastante viril para
disolvente es tanto más rápida y profunda en cuanto salir de la desesperación; ellos no se vuelven a algu-
que, por instinto, relega la cultura al último escalón nas fuentes dispersas de la cultura más que en las em-
de sus jerarquías. Sigamos siempre el mal del exterior briagueces debidas más a la hipnosis que al compro-
. al interior. Si no los grandes oficinistas, los creadores, miso decidido y honrado en una vocación.
¿resisten ellos al menos? Al mismo tiempo que al pensador o al artista, el
La condición que se da por el mundo del dinero mundo burgués envilece progresivamente al público
al intelectual y al artista les apartarían claramente de que podría aún darles audiencia. A la parte más nu-
su vocación salvo por heroísmo 22. Ellos no tienen merosa, y originariamente la más sana, el elemento
nigún lugar en su sociedad, a menos que la sirvan, popular, le ha impuesto un régimen de gran capitalis-
renunciando al trabajo honrado por un pensamiento mo en tales condiciones de vida que la preocupación
de buena situación, o por un arte minoritario, de cas- por el pan cotidiano expulsa de ella cualquier preocu-
ta y snobismo, destinado al gusto de los salones y de pación desinteresada. Para los demás, él ha reabsor- •
las capillas financieras. En rigor, el burgués es indul- bido todo ya!or..e.u.Ja cam:ra.por el dinero.baju..sus
gente respecto a ellos cuando le distraen, aunque sea form.as...~ras.. o insolentes Subre la vida, sobre..las
a su costa, si no estima la audacia demasiado peli- cosas, ha co.l.ocadn, finalmente, sn visjón utilitarilL
grosa. A los demás, él los rechílza corno desperdicios esquemática. y cuantitatjya que las desllOja de su es-
de su orden y los ignora. La desgracia es que, im- plen.dm. Qprima.JLlQS bombres. Q les favorezca, ¿qyé
pregnado por el individualismo ambiente, el artista luga.r...ks....dcja,~g,ué gusto. CJ.J1é pQsjbj1jd~es para la
ha encontrado placer en este aislamiento y se ha de- meditación_d~_verdad o la contemplaciób deloJ1e:-
jado embriagar por su demonio interior hasta creerse 11D? Es de 'esh'r 'Mrma como un 'público' cada vez más
el dueño todopoderoso de su arte, el profeta de i)ls- envilecido acelera a su vez el movimiento que arras-
154 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 155
tra al creador al servilismo o le condena al aisla- insidiosamente. a un público envilecido y sin defensa.
miento alentando a su lado todas las pretensiones El "tema" corrompe mucho menos al creador y al
de los fabricantes. consumidor de la cultura por lo límites en que le en-
Si pasamos de ·Ios hombres a las obras, descubri· cierra que por la desaparición de los valores que
mas ya .la intrusión de los valores burgueses en el acompaña a esta limitación. No es principalmente
material de problemas, de ideas, de materias que tien- desde fuera, por estos motivos, cómo la sociedad bur-
den a imponerse a la fabricación y.al consumo ordina· ·,t: guesa golpea de muerte a la cultura. Es desde el in-
rios. No es preciso contentarse en este punto con una terior, expulsando la realidad que le da su medida y
observación fácil. QUe el novelista o el pintor de esta el esfuerzo que requiere.
época hayan escogido sus modelos más constantes en Esta realidad es en sentido propio metafísica, tras-
la sociedad burguesa, el hecho eS más significativo cendente a toda física, a la física social incluso, o aun
que temible: se puede hacer una gran novela (o un ~'!
sublime, como decía Kant: para desconocerla, asisti-
\t:· mos a un derrumbamiento masivo y lento de la meta-
gran cuadro) con un tema mediocre, y la primera lite-
ratura de los regímenes nuevos,demasiado próxima física en la historia y la psicología; de las artes mayo-
~;~,
de su materia, es frecuentemente inferior en calidad a ,'.'\(
res en las artes menores; de la contemplación en la
las mejores obras de la decadencia que la precede. El! emoción; de la ciencia en la erudición; del sentido
más grave el hecho de que el tema deforma, por las de la verdad en el gusto del análisis; de los gobiernos
pasiones que pone el1 acción, la libertad misma de la en las combinaciones; de la vida privada en los suce-
creación y la independencia de la búsqueda. Esta es- sos. Estos saberes separados de la sabiduría son pre-
terilizac:ón de la obra, mediante el temad"iene testi· rrogativas de las que se disfraza una pretendida "éli-
monios muy di~tinteJs: simplificación dogmática de los te" para sentar su suficiencia y cerrar sus fronteras.
persona;-;s y & las ideas en las obras de justificación En los últimos grados de este abatimiento, l~c~Jltlfa
como la novela de Bq;urget o la crítica de Massis; des- burguesa no tiende ya a 10 universaL humano, a Ja
abrimiento de la inspiración en las sentimentalidades grande];a.JÓvial que unen, sino a lo raro, a lo distin-
o "virtudes" burguesas; idealización de los problemas guido, a .10 . oscuro, a 10 pintoresco. y lo decorativ()•.
en el filósofo o el ensayista, que se abstrae de la q\J.~si.!!gl,!Iªrizan y separan, No ya a 10 sólido y a lo
"grosera realidad", y frecuenta con mayor gusto el real, sino a los reflejos de lo psicológico y pronto de
tcatro universitario de las ideas de su drama vivo; o lo patológico y de 10 anonna!. No ya a la ascesis in-
aun en el novelista especializado en los problemas que telectual, una de las grandezas del mismo racionalis-
vegetan por los placeres de la ociosidad. El arte de mo que combatimos, sino al juego de la sensación
evasión, al que se pide el hacemos olvidar la vida pura, golosa de sus efectos. Al final de la decaden-
cotidiana, en el momento mismo en que la vivimos, y cia, ella se desinteresa de. todo contenido para no
la rebelión de los inmoralistas, quena tiene el valor actuar más que. con las formas y los procedimientos.
de desemi:loc;ar en una f~, no hacen más que girar al- Tras haber rehusado el comprometerse para no plan-
rededor de'la misma deScómposicióh; que transmiten tear ya.más qtie preguntas, ni siquiera abre ya las
156 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 157
interrogantes. Lahabilidád, el oficio y el oficio que tantes 24. Se siente el desolador abandono de la crea-
consiste en disfrazar el oficio, ocupan el lugar de la ción y de la circulación culturales en el mundo
creación y del simple trabajo honrado del espíritu. La moderno. Se las ve en servidumbre de un cuasi mo-
crítica no trabaja más que sobre estos instantes y so- nopolio de los poderes y del espíritu capitalista, com-
bre el rumor de los cenáculos. En este momento, ser prometidos por la desafección del público en el
cultivado consiste esencialmente en ser cobarde con momento incluso en que su actividad continúa siendo
elegancia. . . libre. De ello viene a la mente el que una organización
Es mediante esta vida interior cómo la cultura bur- poderosa, edificada fuera del orden capitalista, podría
guesa se inclina del lado del poder. Como escribía De- competir en su dominación y despertar los intereses
nis de Rougemont 23; "No hay ejemplos en la historia dormidos del público.
de que una literatura sin necesidad interior no haya Esta es una idea que nos lleva a un laberinto. Parte
sido finalmente utilizada... I.odo lo que no está ya ,al de tres realidades exactas. Primera verdad; compete
~ervicio ge los hombres está ya al servicio de aquello a amplias organizaciones, y principalmente al Estado,
_qu~,}~s..~rim~." poner en ::l.cción unos instrumentos eje cultura (edifi-
cios, laboratorios, impresiones o manifestaciones cos-
tosas, etc.) que sólo ellas tienen los medios suficiente-
ALERTA A LA CULTURA DIRIGIDA mente poderosos para edificar. Segunda verdad: cuan-
Q' .....::,¡.... o
I
f
. '.
", ........
do el público ya no va a la Gltltura, es preciso qu¡:la
Que el acto últ;mo de la cultura sea comprometerse cultura vaya al público y le estimuJ~".Tercera verdad:
y servir, no suspender el juicio y aislarse de la acción, la cultura sólo es general y unificadof::l. Pero cuando
ello no impide que este compromiso y este. servicio se da al Estado, o no importa a qué academicismo
sean únicamente concebibles como un intento de la centralizado, al mismo tiempo que la realización ma-
perso!1a organizando conjunta y progresivamente el terial de ciertos instrumentos poderosos, la dirección
terreno de su conocimiento y el de su· acción. No es sistemática del movimiento cultural; se pierden estas
así como la concibe cierto antiliberalismo. Nos referi- dos verdades de base en un laberinto fatal de contra-
mos aquí expresamente a cualquier estatismo cultu- verdades y trampas.
ral, fascista o marxista,que hace de la distribución En primer término, el consumo cultural descansa
de la cultura un monopolio del Estado o una función en la creación cultural, y la creación cultural es la
de la colectividad. obra, madurada en libertad, de personas singulares, o,
Hemos conocidos formas radicales. de esta servi- para ciertas obras menores, de pequeñas comunidades
dumbre: la ortodoxia de Estado, que doblega directa de personas. Un organismo un poco pesado viene a
o indirectamente todas las actividades culturales co- presionar sobre esta espontaneidad creadora, a impo-
mo en la Alemania nazi o en la Rusia comunista, riel' al creador direcciones trazadas de antemano en
igual que todas las formas de intolerancia civil. lugar (je la ascesis personal de la que sólo él conoce
Pero existen otras más limitadas y no menos inquie- los cairiipos y el ritmo, y se verá reproducir, en el me-
158 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO... DEL PERSONALISMO • 159
jor de los casos, buenos objetos en serie, pero obras, habrá despojado de sus vanidades y estará lleno de
en absoluto. Está de moda desde hace cierto tiempo caridad por los hombres, su arte tendrá quizá la dicha
en los escritores marxistas el oponer a Prometeo, que de llegar a un número mayor de hombres, pero lo ha-
roba el fuego del cielo y con ello pierde la libertad a rá mediante un exceso de gracia, y nunca mediante
Hércules, que vence las fuerzas de la tierra y vive te- una intención premeditada. El vínculo del artista a
mido. Nosotros defenderemos a Prometeo. ¿Dónde la obra y de la obra al público es demasiado misterio-
iría a buscar el fuergo si no es por encima de sus so, demasiado distinto, demasiado imprevjsible para
fuerzas espirituales? Es por encima o más allá de si que pueda ser opjeto de premedit;:¡ción iU¡Cluso indi-
mismos como el artista, el pensador, el sabio, van a vidual. Se tiel1?razón al decir €Itle el creador hallará
reconocer la realidad pictórica, musical, etc., que siempre más riqueza en un contacto con el pueblo
transmitirán en sus obras. Entre esta realidad y el auténtico que en la atmósfera confinada de los ce-
hombre, la meditación personal es la única vía. dI;: náculos. Pero este contacto afecta a la preparación del
f.9_I11JlJ1icaciónposible ..Cualquier obra, cualquier cul- hombre para su obra, no a "la ejecución misma de la
tura que dirige su impulso hacia un fin situado por obra, que noobecede .a otras leyes más que a las
debajo de esta realidad, sigue siendo una obra o una leyes propias de la obra. Los críticos socialistas, in-
cultura menor. cluso, no tienen dificultad en reconocer que el pueblo,
En ello precisamente está el peligro de una cultura y especialmente el proletariado de las ciudades, está
dirigida que se apoya, o sobre la utilidad social, o hoy demasiado aburguesado y desinteresado por la
sobre un sistema ideológico, o sobre un arte de ma- cultura para orientar sólo hacia él las perspectivas de
sas. La utilidad social entra eIl juego en las artes me- la cultura nueva. Es necesario ir más allá. Las colec-
nores, en las artes utilitarias (como la arquitectura) o tividades no crean la cultura. Ellas la obstaculizarán
en las realizaciones técnicas: en cualquier otro sitio siempre, bajo el mejor régimen, por su propensión
compromete sus obras, que se envilecen desde que no natural a las. simplificaciones, a las ampliaciones, a
están ori;:ntadas hacia su propia perfección sino hacia la facilidad. Por 10 demás, ellas le dan su tejido, unos
la función económica. Los sistemas ideológicos no temas, una vitalidad, son la savia y el terreno de los
hacen más que someter al creador deficiente a unos que el creador no debefía aislarse; pero sin él, ellas
conformismos exteriores y reducirlo a un fabricante no irían más allá del folklore, de una sabiduría más
sobre modelos dados: es en este momento cuando . o menos utilitaria, de l/na mitología. Es el creador
unos creen ser artistas cristianos porque pintan igle- personal el que da el arranque mediante el cual estas
sias, y otros ser artistas socialistas porque muestran riquezas se hacen universales. Hemos hablado de la
hombres en camisa. importancia que concedemos al renacimiento comu-
La preocupación por la comunidad plantea proble- nitario. Más adelante sostendremos una concepción
mas cada vez más difíciles: es al hombre que lleva el federalista de la organización politica. Con ello, no
artista a quien corresponde adquirirla; aferrado sobre somos sino más libres para denunciar ahora las tenta-
una humanidad que habrá expulsado el egoísmo,.:;!: ciones del. '~ecolectivo", que subordina todas las
',- -':" .", ..,.,;il•..l\,; .. -'.:;r.-;'''.''
160 EMMANUEL MOUNIERli M,ANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 161
11
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162 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 163
la cultura nueva, no es sancionar la incultura, la vul- locales y las colectividades de trabajo, quienes con-
garidad y la indiferencia de la fracción contaminada. tribuirán a romper, mediante su efervescencia, cual-
Esto no es, como ocurrió durante largo tiempo en la quier tentativa de estatismo cultural.
URSS, reducir toda la cultura a 10 que sigue estando 4.° Metafísica: la cultura nueva encuentra así un
cerca de la actividad técnica y encerrarla en las direc- principio de totalidad; debiendo someterse siempre a
tivas de un partido todopoderoso. Es sacar a la luz las los puntos de vista de la persona, escapa al mismo
"éJites" obreras, campesinas, universitarias, etc., en tiempo al totalitarismo.
las zonas más sanas de cada grupo humano, y mante- I
ner su diversidad. Marce! Martine!, Víctor Serge, 1 ,
Henri PoulailIe, Henri de Manx, han expresado sobre
esto ideas en 'l;'cee un pen:onalísmo socialista encontra-
"...:;--....J,. ... , .. I
¡
i
;1'1'1
seguir siendo un régimen de libre concurrencia. Entre "j'!
.', i
:.,:1)._
ellos, el Estado no tiene por función más que el sus- ,I',;!
. ""11
citar la emulación, alentar, excitar: y aún deben ha-
cerle concurrencia en este cuidado las comunidades . . .:!I.I'
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I
1 ;':: q,
~ .I·,~ ':
""-::-~' . , . I
¡Xi
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IV
UNA ECONOMIA PARA LA PERSONA
Con miras a reabsorber esta monstruosa inflación de que fuerzan alas cosas. Se han separado de la persona
lo económico en el orden humano, debemos restituirle y se han soldado a las fuerzas impersonales del me-
urgentemente a su propio lugar para desembarazar de dio; pero un personalista sabe bien que el hombre no
él a todos los problemas a los que todavía falsea. está determinado por su medio, pero igualmente sabe
Esta interferencia de lo económico y de lo espiri- . que está condicionado por él. El discurso moral que
tual en las situaciones humanas nos da la medida y los "eleva el problema" hasta despojarle de susservidum-
límites de un juicio de orden "moral" en una materia bres de la realidad conduce habitualmenfe a dos ca-
que aparentemente sólo depende de una técnica rigu- llejones sin salida. O frena las fuerzas de indignación
rosa y de las determinaciones de la historia. y de renovación sobre las formas visibles y escanda-
Existen, efectivamente, leyes económicas, procesos losas del desorden, enervando o desviando su sensi-
históricos determinantes, tanto más estrictos cuanto i
bilidad de los desórdenes de estructuras que por sí
más les abdicamos completamente nuestra libertad. solos han pe~itido el nacimiento de los/escándalos:
Una vez que se han impuesto, a veces es posible dis- tales son 'toaanas agrupaciortes centralistas "contra
locarlos, más frecuentemente enderezarlos, pero no se los corrompidos"; o bien, sensibles al conjunto del
les exorciza negándolos. Nos oponemos aquí a mu- desorden, equilibran los conceptos y armonizan los
chos moralistas cuya inspiración, en sus fórmulas opuestos en una especie de reino moral que corres-
generales, puede parecer vecina de la nuestra. Inte- ponde a cada uno alcanzar por sus propios medios.
lectuales desacostum~',rados a la rudeza de ciertas rea- Como este reino pone en marcha a seres de razón más
lidades, hombres con demasiado tiempo libre que no .que a realidades históricas constituidas, su seducción
conocen el poder de las violencias materiales se han sigue siendo ineficaz <:ontra las parcialidades que no
formado, además, en una época donde el individua- son únicamente ideol(¡gicas, sino inscritas en las fuer-
lismo y el idealismo impregnan sin saberlo las mismas zas y las instituciones vivas, con las cuales es preciso
concepciones de lo e;;piritual que les son formalmente contar y emplear tácticas apropiadas.
opuestas. Se obstinan en pensar y en actuar como si Ante un desorden así, doblemente enraizado en una
los problemas que tocan al hombre, porque interesan dimisión espiritual y dentro de fuerzas consolidadas,
a un ser personal y espiritual, nO fuesen parte más el juicio y la acción deben ser realizados solidaria,
que de la moral, y de la moral individua!' Olvidan que mente sobre dos planos distintos. Pero estos planos
las iniciativas de los individuos se inscriben en insti- están tan fuertemente aislados por este mismo desor-
tuciones, sus desfallecimientos l~n determinismos, y den, que los puntos de comunicación no son nunca
que estos objetos nuevos exigen una ciencia nueva. evidentes. Una crítica integral, una acción total, están
Sobre las estructuras así constituidas que, "buenas" o colocadas de esta forma en una situación tensa de la
"malas", son siempre una amenaza de opresión para que no debemos renunciar a ninguna de sus exigen-
las personas, no se puede actuar, pasando un cierto cias. Constantemente debemos recordar a los técnicos,
grado de cristalización, según la técnica que arrastra conservadores o revolucionarios, que ni un solo pro-
a los hombres, sino únicamente mediante las técnicas blemahumano es soluble ni siquiera definible, en
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zándolos de las pseudo-evidencias de un moralismo de reacción cont~a el capitalismo actual, intereses vincu-
cortas miras. Importa precisar en cada ocasión bajo lados a las fqrmas de economía precapitalista (opo-
qué aspecto un régimen económico es susceptible de sición artesanal); o prejuicios sociales que sobrevi-
un juicio moral, y bajo qué aspecto lo es de una con- ven en las ~Jases destronadas por el capitalismo
denación técnica, incluso cuando lo~dos juicios se en- (mística más o menos feudal de ciertos medios tradi-
trecruzan sobre un mismo terreno,. como frecuente- cionalistas). S~ puedc agregar a ello el anticapitalismo
mcnte sucede. Esa crítica técnica no tendrá más que bucólico que Duhamel representa en la Academia
un lugar reducido en las páginas que siguen; aquí se Francesa. Vinculadas a menudo a fidelidades conmo-
trata únicamente de trazar las líneas principales de vedoras, y pl~nteando problemas concretos delicados,
cualquier régimen económico personalista, sin pre- estas resisten~ias no tienen ningún interés hi,tórico
juzgar las investigaciones que se desarrollarán sobre vivo, no tienen, hablando con propiedad, lugar algu-
ello. No hay ni qué decir, tras lo anterior, que no la no en las condiciones del mundo moderno.
haremos independientemente de la realidad histórica Otras forlI\as de "anlicapitalismo", mucho más im-
contemporánea. portantes y actuales, se reducen a pleitos de familia.
No son una negación formal de la ética y de las es-
tructuras fundamentales del capitalismo, sino la pro-
testa de una 'forma declinante o abandonada del ca-
pitaliSmO contra la forma hoy dominante. Así, el anti-
capitalismo c\e los "pequeños" contra los grandes (pe-
queños come'rciantes, pequeños industriales, pequeños
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170 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 171
rentistas); el anticapitalismo de los capitalistas orde- la decadencia de los socialismos 10 ha mostrado; o
nados (cap:talismo del ahorro) contra el capitalismo bien, más allá de una limpieza mucho más radical de
de aventura (capitalismo de la especulación): el anti- las ideas y de los mecanisrnos, como en el comunismo
capitalismo de los industriales contra el capitalismo de guerra, volvemos a encontrar en una ética sobre la
financiero. Pueden añadirse a ellos los distintos movi- que decirnos en otro lugar nuestro sentimiento, la per-
mientos de orden moral que, actuando sobre la con- petuación de toda una herencia de desorden capitalis-
fusión común del Orden y del orden establecido, ta: centralización intensiva, prejuicio industrialista,
arrastran importantes energías espirituales hacia una racionalismo cientifista, junto con un cierto número de
acción "en favor de la limpieza", a saber, de la de- desórdenes inéditos.
fensa de las reglas del juego, las que en sí mismas no Nuestra oposición al capitalismo debe distinguirse
se discuten. Estas diversas fórmulas de oposición al radicalmente de estas críticas truncadas o falseadas en
capitalismo más reciente denuncian unos abusos, unas la base.
excrecencias, unos factores propios internos al capita- No parte en absolutoge una nostalgia d}:l pasado,
lismo, pero no ponen en discusión ni por un instan- sino de un deseo de inventar el porvenir con todas las
te los principios de fondo que arrastran infaliblemente adquisiciont:s 'iiü-reñticas •del presente. "No denuncia
lo que ellas consideran como el juego normal (u hon- únicamente los. abusos, los desfalIecimientos indivi-
rado) del capitalismo hacia 10 que miran como una duales de un régimen que se reputa justo en su con-
aventura (o una corrupción) accidental. Su finalidad junto, o el predominio de una categoría de intereses
es sencillamente la salvación y la elevación del capi- sobre otra categoría de, intereses; inás alIá del buen o
talisméf. Su espíritu sigue siendo un espíritu capitalista. del mal uso individual del capitalismo, nuestra oposi-
Sus correctivos, cuando los hay, no son más que arre- ción se dirige contra las estructuras fundamentales
pentimientos fragmentarios. Y la altcza de miras no que, en un sistema moralmente indiferente en su defi~ 1
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está siempre del lado de los rebeldes. nición teórica, han sido el agente principal de la opre~
Hay, finalmente, formas de oposición al capitalis-
'mo que, por las soluciones económicas propuestas, no
sión de la persona huma,na en el curso de un siglo
de historia. ¡
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dejan ninguna duda sobre su voluntad colectiva de Tras las estructuras, fÍ11almente, se dirige contra los
modificar radicalmente la estructura económica y so-
cial del capitalismo. Pero si contemplamos su concep-
valores sobre los que reP'lSa el mecanismo capitalista,
y se separa de cualquier forma del anticapitalismo
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ción de la vida, las voluntades individuales que las que la volviese a llevar a él por una desviación, o ,,
sostienen, o bien volveremos a hallar, como en una que, carente del reconocimiento de los únicos valores "1,
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amplia fracción de la social-democracia, una ética liberados del hombre, engendrase nuevos modos de ;1
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burguesa o si se quiere pequeño burguesa, que reduce opresión.
,
la revolución a un cambio de personas en el mundo lf:layqu~L di~til1guir_treselementºLen. . eLC::-ªRit.alis:: . '1,:
,
del confort, de la riqueza y de la consideración, cuan- mo: una técnica industr:ial,un orden jurídiºº, una.
do no detiene incluso el impulso revolucionario como etjca.
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172 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO... DEL PERSONALISMO 173
se ha entendido la noción de progreso ilimitado fpera
CAPITALISMO Y TÉCNICA de su campo. Su dominio es muchísimo más amplio y
sus fórmulas mucho más variadas que la explotación
pI capitalismo se ha hecho posible mediante un de las fuerzas materiales por las ciencias fisicom )te-
-nr.Qgr¡;)s.Q..técrlÍco que no está más que incidentalmente máticas: tiene un lugar hasta en la vida espiritual. En
vinculado a su mecanismo jurídico y a su ética. Este cualquier sitio donde se desarrolla, le viene este papel
progreso ha sustituido, a la explotación directa de las capital de organizar al esfuerzo humano una economía
riquezas naturales propias del trabajo del hombre por de fuerzas o de circulación y un aumento de eficacia.
una acumulación de bienes intermedios, .,m~uinas y A condición de seguir estando al servicio de la perso-
.creaito~,· que pe/miten, con una economía' de fuerzas na, ella la libera constantemente, mediante su activi-
..crS'ciente, una eficacia productiva cada vez mayor. La dad, de la complicación, del azar, del despilfarro, del
constitución de este capital técnico, el desarrollo de la espacio y del tiempo. La técnica da al hombre, colec-
pwducción especializada y mecánica que de él resul- tivamente, los mismos servicios que individualmente
ta, son una adquisición de la técnica moderna. le da la costumbre. Es, por tanto, par:ol .dJlQmbre, si
Unas ideologías pueriles se unen desde hace años litclomina, una poderosa posibilidaq.-º~libe~ª.c:ión.,
en la condena de esta técnica. Tienen la deplorable Lo que es preciso, pues, reprochar a In 'civilización
costumbre de hacerlo en nombre del hombre v de su técnica no es el ser inhumana en sí, sino el hecho de
vocación espiritual. Ideologías de pereza y de refugio: no estar aún humanizada y de servir a un régimen
aquí darnos un lugar menos honorable al arcadismo inhumano.
de Duhamel que a las empresas, fnásingenuas que pe- Pero cabe preguntarse: lIlü e§e.!lala abstracción.
ligrosas, a favor de la generalización del artesanado. misma y, por tanto, la negación misma de la persona?
Singulares humanistas que creen al hombre compro- Más arriba hemos denunciado la peligrosa idolatría
metido porque sus instrumentos se complican, y que que confunde lo "concreto" con lo sensible: el esfuer-
no dan al hamo sapiens, o mejor a la persona, el eré· zo mediante el cual el aviador intenta pasar, para
dito global de poder asimilar y dominar las más suti· guiar su ruta, de la visión directa del país sobre el que
les invenciones del hamo faber. vuela, ¿es una disminución de su humanidad? ¿Es tan
El personalismo no puede tener más que irrisión distinto del esfuerzo mediante el cual la filosofía inten-
para .las ideologías progresistas: el hombre no está ta despojar las percepciones confusas que recibe de los
automáticamente purificado por el progreso de la civi. sentidos? No es su abstracción lo que hay que repro-
lización material, sino que se sirve de él sell'ún su char a la técnica modema, es el no haber desarrollado
doble naturaleza, y según las condiciones sociaíes que la abstracción más que bajo su forma físicomatemáti.
tolera, para el bien y para el mal. Pero el personalis- ca, que conduce directamente a la supremacía de los •
mo tampoco tiene ninguna complacencia para las valores contables (y por tanto del dinero) y a la de un
ideologías antiprogresistas. La técnica es el lugar mis. racionalismo mezquino. Algunos presienten ya zs un
mo del progreso indefinido; y es indebidamente corno enorme e imprevisible desarrollo de la técnica en el
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momento en que explore el campo de las relaciones na, y que la máquina no es automáticamente produc-
biológicas. Nada impide el impulsarla también desde tora de paro y destructora de calidad. El romanticismo
ahora al estudio de las relaciones propiamente espiri- fácil que proclama la eminente dignidad del objeto
tuales, sociales y, sobre todo, personales, que la hu- único y la fealdad o la mala realización inevitables del
manizarían más directamente aún. Dejando cada vez objeto en serie, ha debido ceder ante los hechos.. Es
detrás de ella alguna forma nueva de racionalismo cierto, por el contrario. (y el marxismo .en esJo ha
como residuo de su conquista, está llamada así a un tepic\o una visión mucho más precisa), que el capita"
destino mucho más amplio que la fabricación de los Iismo ha desviado constantementepara"su provecho
tan famos!'s cuartos de baño donde muchos de los los resultados más claros del progreso técnico. l.eJUa-
movimientos llamados avanzados ven aún el punto bricación en serie ha sido, un pretexto . para Jabricar
final de la m<'l[cha 11 adelante de la humanidad. ." :fápi<!o y menos costoso;,la raºionali,z.ación, pataau-
Lejos de limitar arbitL?¡iamente el progreso técnico, mentar su margen de beneficio,h,a ..estimado como
nosotros le damos un campo ilimitado al servicio de la despreciable la psicología del oQrerQ, queveía.eLpro-
persona. A nosotros corresponde más bien reprochar dueto de su trabajo, a veces de su invención,absorbi-
al marxismo el estrecho racionalismo fisicomatemáti- dopar el capital irrespons;j,P]i::j por indeseable la co-
ca, al que sus más recientes intérpretes parecen afe- laboración del trabajo, qUe debería estar ¡asociado
rrarse. Por nuestra parte, no tememos nada de una tanto más íntiqlalJ'l.ente a la inteligencia global de la
ocupación por la técnica de todo cl campo que le obra 'de proaucciOñ 'cuanto más e'special1zado es. La
corresponde. La libertad no tiene nada que perder de . mayor parte de lascríticas¡que de ordinario se dirigen
una técnica de la libertad; la creación, de una técnica a la técnica es preciso reenviarlas hacia una organiza-
de la creación. Lo espiritual no puede más que desa- ción del trabajo viciada .por el capitalismo. Este sis-
creditarse permaneciendo representado en materias tema reposa sobre un desprecio, consciente o implíci-
técnicas por la ignorancia, la pasión y la confusión de to, del ejecutante.. La frase de Taylor es bastante
idea: a medida que la técnica vuelve a tomar sus fue- conocida : ";No se os pide. que...penséis...para eso b.a.J'-_
ros, los verdaderos problemas, que trascienden de ella, aquí otros que están paga.posparaello'~.•. La_t~cnic.a_
aparecen en su verdadera luz. Y pese a que no tenga ha sido puesta al servició.!ii::_un Q¡:d.e!1. Illes:ªnico de
competencia respecto a ellos, la técnica se les presenta clase_donde la' persona obrera ha sidocoD-siderada
como libertadora. como,un simple instrumento ,de la. efica.cia..Y.di:: Ja
Los pretendidos males de la civilización técnica proc!l,lcción. La técnica también es esclava: naJa b.a-
proceden, en segundo lugar, de la organización eco- gamos responsable de su servidumbre.
nómica y social de la que la técnica moderna ha de- Allí donde sería verdaderamente necesario hacer la
bido servirse desde sus primeros progresos; Está hoy crítica del tecnicismo, el marxismo se halla una vez
día demostrado que el trabajo "mecánico" no es tan más desbordado. El pensamiento técnico, y sobre todo
uniforme e impersonal como se dice, que la máquina sus aplicaciones, han hecho desde hace un siglo unos
lo reabsorbe desde que ya no implica iniciativa huma.." PFogreso~,tan rápidos y unas c()nquistas tan smpreu"
176 EMMANUEL MOUNIER
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 177
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MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 181
'180 . EMMANUEL MOUNIER
Es conocido eL principio de la remuneración capi-
masa de pequeños accionistas que consienten a las talista: el capital participa en los riesgos y, por tanto,
bancas el monopolio de sus poderes, que estas bancas en los beneficios. El trabajo está garantizado de los
disponen en beneficio de sus intereses finan- riesgos mediante una retribución fija: el salario. ¿Qué
cieros; ni los me~o;¡ variaij'os diSíjéih~n' los sucede en realidad? Acabamos de nombrar las de-
consejos de admiJ1listración para desnatar la ganancia tracciones por diversos nombres que van a los tene-
mediante los tantÓS por cientos, las participaciones in- dores de fondos,' accionistas y, sobre todo, adminis-
dustriales, el trucaje de los balances; tradores, en las sociedades anónimas de capitales. Se
- añadamos, finalmente, la usura en el comercio satisfacen, en primer lugar, en cualquier circunstan-
en cualquier sitio donde la multiplicidad de los in- cia, bajo formas directas o indirectas, sin que la atri-
termediarios grava el precio entre el productor y el bución, por lo demás, esté subordinada al pago previo
consumidor. de un salario hu¡nano. Más aún, mientras el contra-
to de crédito descansa en la participación en los ries-
gos normales de la empresa, el accionista se ve cada
EL CAPITAL CONTRA EL TRABAJO vez más retribuido con un interés fijo "estatutario":
Y LA RESPONSABILIDAD en cualquier eventualidad es el dinero el primer ser-
vid.:;. ¿Cómo atreverse, por último, a hablar de riesgo
La ganancia, así deslastrada de cualquier servi- cuando las empres;, apitalistas en penuria, me-
dumbrc y liberada de cualquier medida, se ha con- diante el recurso al bslado, se han habituado a una
vertido en una simple variante matemática. No sigue regla que se ha formulado felizmente corno "indivi-
ya el ritmo del trabajo humano, sino que se acumula dualización de las ganancias, colectivización de las
y se hunde en una escala fantástica, fuera de las coor- pérdidas"? El ~alario, por su parte, privado de todo
denadas económicas reales. Es completamente ajena 10 que el capital ha detraído del beneficio social (las
a las funciones económicas de la persona: trabajo estadísticas io muestran), es lento en progresar cuan-
y responsabilidad social. do los negocios van bien, y siempre es' afectado en
Esta separación entre el capital y el trabajo y la caso de crisis, frecuentemente en primer lugar. So-
responsabilidad, progresivamente. co~sagrada por el bre todo, el salario no asegura a su titular este in-
capitalismo, es la segunda tara característica del ré- greso perpetuo. y cierto que se quiere expresar, ya
gimen. Es ingenuo o hipócrita definir al capitalismo que mientras el interés es obligatorio e intangible, él
corno un orden entre el capital y el trabajo. Aunque siempre está amenazado por el paro en su misma
incluso los colocase.. en un. pie de iguald~~,,"sta ,ecua- existencia.
ción entre el dilfero y el trabajo de los hoiiíBres bas- El dinero, en tal sistema, es la llave de los pues-
taría para caracterizar el materialismo que le inspira. tos de dirección y de autoridad. La prepotencia del
Pero, de hecho, en el conjunto del sistema, es el ca- patrono individual sobre el obrero aislado de los co-
pital quien tiene sobre el trabajo primacía de remu- mienzos del capitalismo parece incluso humana al
neración y primacía de poder.
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lado del enorme potencial de opresión y del mono- tica de la ganancia a la mística del servicio. La teoría
polio de iniciativa que es acumulado por las concen- es conocida: la producción impulsada en cantidad y
traciones financieras, mucho más rápidamente que en calidad. conducida por la racionaUzación, a las
la concentración industrial, en manos de una oligar- condiciones más econÓmicas, cma...1a.Jlec.esiºªº:.JQs
quía. Este poder minoritario posee los centros y las salarios elevados' crean' el poder de co.mpra .Y._Ia
encrucijadas y hace siervos a los gobiernos y a la opi- .rueda gira. ¿Servicio del consumidor? ¿Qué consu-
nión. El proletariado no es para él más que una ma- midor? ¿El hombre real, tomado en la generalidad de
teria prima que hay que comprar al mejor precio, la sus exigencias? En absoluto: es el cUente; fuente de
fuente de un despilfarro que hay que reducir al mÍ- ventas y por tanto de ganancia. t!Ets, pese a las
nimo. Está dentro de sus reglas que expropie no so- apariencias, el consumo pumanole interesa aL~
lamente el producto legítimo de su trabajo, sino el ~apitalista productor, sino la operaci6n-comercial.-de.
dominio mismo de su actividad. Jamás le ha venido la venta El consumidor queda también reducido a
al pensamiento que pueda haber en todo este pro- una coordenada de la curva-ganancia, a una posibi-
ceso una persona obrera, una dignidad obrera, un lidad indefinida de actos de compra. El "servicio" de
derecho obrero; "las masas", "el mercado del tra- Ford es el servicio que hace el ganadero al ganado
bajo", le disimulan al obrero. El le niega a la fábrica con el que se enriquece. Aunque el circuito fordista
el derecho de pensar y de colaborar y no acepta más conozca una circulación sin fallos, no sería en él la
que por la fuerza el reconocerles una voluntad común producción la que giraría en torno al hombre, sino el
en el sindicato. Al separarle de los puestos en los que hombre alrededor de ,la producción y ésta en torno
se educa la autoridad y de las condiciones de vida a la ganancia. La experiencia ha dado el ¡íltimo gol-
que 'permiten a la persona el formarse, es el capita- pe al optimismo del sistema. Las operaciopes del ca-
lismo mismo quien ha condenado al proletariado a pitalismo fin,¡rnyiero arruinan al ahorro I de día en
aglutinarse en una masa de choque y de resistencia día. El circu{toproducción-consümo se frena por sus
pasiva, r. endurecerse con una voluntad de clase. propios mecanismos; el poder de' compra arrastra
Constituido en tiranía, engendra por sus propios mé- hacia atrás a la producctón; la ganancia a su vez dis-
todos al tiranicida que vendrá un día a reivindicar minuye, se roen las reservas o se mantienen única-
frente a él la herencia del orden. mente mediante la especulación; la circulación está
frenada en todos sitiosp¡¡.jo el efecto de los desarre-
glos monetarios y de lasnacionaIizaciones~<::onóllli
EL CAPITAL CONTRA EL CONSUMIDOR caso Es entonces cuando el capitalista habla de super-
producción: que pueda pronunciar esta palabra cuan-
Si los apologjstas del capjt¡¡1i~1IlºJ:Jan_º~~C;Qpocido do se queman sus mercancías ante treinta millones
las necesidades del trabajacl.m:.-aLmenos han preten- de parados es una prueba bastante de que él otorga
dido poner su sistema al senicio del consumidor. al sistema toda la atención que correspondería al
Ford, principalmente, ha intentado subordinar la mís- hombre.
184 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL, PERSONALISMO 185
cada uno según sus necesidades" debería englobar- categorías de bienes, de influir incluso sobre los pre-
las. Una economía humana, en cualquier supue·sto, en cios (salvo, quizá, sobre los precios de los productos
lugar de satisfacer "lo que es necesario a la condi- vitales) y de imponer sus deseos. Los organismos
ción" según los códigos convencionales de la' clase coordinadores de la economía centralizarán las esta-
social, debería, en primer lugar, sostener esta condi- dísticas locales y combatirán el monopolio publicita-
ción primaria del hombre, que es su condición de rio sin perjuicio de la iniciativa comercial no especu-
persona creadora. Se ha dicho que la necesidad de lativa: una publicidad automáticamente igual para
Cristóbal Colón era América: su pasión creadora todos los productos se convertirá en servicio público,
por la América desconocida le creaba una forma de y no se hará uso de la manipulación monetaria de los
derecho personal sobre los medios de satisfacerla. Si precios más que como recurso último del equilibrio
e~ una necesida? para la economía medir la ganan- económico entre la oferta y la demanda: un seguro
CJa por el trabajo prestado, al menos mientra<i viva- de solidaridad entre las empresas de la misma pro-
m()~ (:11 un régimen de escasez de bienes, una econo- ducción puede neutralizar en sus consecucncias ~)cr
IJlfa per~ollali~la, :;in embargo, debe tener en cuenta judiciales los bruscosll1ovimientos del capricho pú-
en :;us per:;pr:ctivas de rr:parto a la nccesidad creado- blico. " "
ru, (jur: es un elcmento radical dc la persona y prin- Esta libertad en el consumo, es decir, cn la afecta-
cipalmente de la vocación que algunos tienen c\e rea- ción de la ganancia, es la primera forma del dere-
lizar una parte de la aventura humana en el! plano cho de propiedad personal: hoy no está aún más
económico. que teóricamente proclamado y un gran número de
2.° La economía personalista regulará su produc- personas no tienen su ejercicio efectivo. No hay más
ción mediante una estimación de las necesidades rea- que dos límites: uno interior, perteneciente a la con-
les de las personas consumidoras. No se limitará, por ciencia personal: es la ley ya natural (y para algun.os
tanto, a su expresión en la demanda comercial, fal- más propiamente cristiana) que hace uso de los bie-
seada por la rareza de los signos monetarios o, por la nes virtualmente comunes y ordena a cada uno el
limitación del poder de compra, sino sobre las ne- asegurar libremente esta comunidad pe~siguiendo con
cesidades vitales estadísticamente calculadas y sobre
,:1 ahínco la avaricia congénita en la prople~d; el otro,
,t exterior, p'erfCñetiente a la organizaci6¡,¡ colectiva, que
las necesidades personales expresadas directamente '.
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¡ MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 193
, EMMANUEL MOUNIER
192 ticipa en la vida de la empresa mediante el trabajo
idealista, que sacrifica la realidad a una afirmación de su poseedor y a su propio riesgo. En la remune-
ideal no sostenida por los hechos; y de la concepción ración de este último no se trata de un capital que
colectivista pura, que es una concepción radonalis- recibe un dividendo, sino de un título de copropiedad
ta, que sacrifica la realidad a un mecanismo lógico que participa en. los beneficios de igual forma que
que se desarrolla en un sistema cerrado, al margen de participa en los riesgos: la ganancia sigue siendo per-
la condición humana, Ellas tienen su punto de contac- sonal, como el compromiso. Muy distinto es el capi-
to en el hecho de que ambas desprecian el tomar co- tal exterior e irresponsable, producto de un ahorro
mo clave el único ideal y la única razón aceptables anterior, venido del tenedor de fondos ajeno a la
para el hombre: la persona. Una concepción perso- empresa, Este, cuando no pueda ser evitado, no ten-
nalista de la .nroducción se caracterizará por la pre- drá ningún derecho sobre la gestión o sobre las ga-
potencia que dé a J()'7~ f:wtores personales sobre los nancias de la empresa; darle un interés fijo transfor-
factores impersonales, Resultan de ello muchos true- mando su título de acción en título de obligación es
ques de jerarquías que producirán sus consecuencias contrario a nuestro primer principio. No le queda
en todo el aparato económico. otro derecho que a una débil indemnización por la
inmovilidad.
No se trata, como puede verse, de "suprimir el
1. Primado del trabajo sobre el capital, capitlll", sino de restablecer una relación de valor
esencial: el capital no es más que "material" econó-
Este primado descansa en dos postulados: mico. Y un material ni gobierna ni prolifera. El tra-
1.0 El capital (entendemos el capital del dinero) bajo es el único agente propiamente personal y fe-
no es un bien productivo susceptible de. fecundidad cundo de la actividad económica; el dinero no puede
automática, sino una materia de cambio y un ins- ser ganado más que en vinculación personal con un
trumento cómodo, pero estéril, de la prud.1J cc tó n. La trabajo,' la responsabilidad no puede ser asumida más
economí.a persontlista suprime la fecundidád' ~el ~i que por un trabajador.
nero baJO todas ,sus formas. Rechaza el 'mteres fIJO ¿Nos lanzamos con ello en la ideología obrerista?
de los préstamos y de la renta. Elimina toda forma No 29. El trabajo no es el valor primero del hombre,
de especulación y reduce las Bolsas de valores o de ya que no es toda su actividad, ni su actividad esen-
mercancías a un papel reguladór. Reglamenta colec- cial: la vida de la inteligencia y la vida del amor le
tivamente el crédito, privando de su disposición a superan en dignidad espiritual, Aunque se pueda y se
los Bancos y a las Sociedades de crédito parasitarias. deba eliminar notablemente en él el elemento de fa-
2.0 El capital-dinero, como tal, no tiene ningún tiga mediante el progreso técnico y la liberación de
derecho directo sobre el producto del trabajo en el Jos trabajadores, la fatiga continúa siendo esencial en
que colabora. Aquí es necesario hacer una distinción él, porque siempre es más o menos forzado, penoso y
entre el capital de complemento, cuyo detentador "¡:"~ mónótono;inopuede, pues, constituir un gozo sin
extraño a la empresa, Y el capital personal, que par- 13
194 EMMANlJEL MOlJNIER
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 195
mezcla ni constituir la beatitud suprema del hombre. I
El posee, sin embargo, su dignidad y su alegría. No caciones especiales a determinar, sólo ql1édan ex-
le vienen ni del rendimiento, ni del sudor, ni de la . cluidos de e~ta~~s físicament¡:..incapaces en todas
riqueza que produce; sino, ante todo, de que es en 1,: las categorías.
sí un ejercicio natural de la actividad y no una escla- ii 2." El trabajo no es una mercancía, sino una ac-
vitud vejatoria 30; todo trabajo, incluso el más ingra- ~. tividad personal..
to, es además un notable instrumento de disciplina; " 3." El derecho al trabajo es un derecho inaliena-
arranca el individuo a sí mismo y desarrolla la ca- ble de la persona. La propiedad más elemental debe
maradería en la obra y la comunión cn el servicio ser la propiedad del oficio. La sociedad tiene obli-
prestado, que preparan a unas comunidades más pro- gación de asegurarJ.'! a todo el mundo y en cualquier
fundas; en la medida en que es creador; se enriquece circunstancia.
con un gozo más alto, que puede expansionarse en 4." En todos los puestos de la vida econ6micc::
canto, o en teatro; recibe, finalmente, una última luz ganancia, responsabilidad, autoridad, el trabajo tiene
de las vidas que mantiene y del reposo por la obra una prioridad inalienable sobre el capital.
re~lizada, que refluye del ocio al instrumento del
OCIO.
Pero para que el trabajo desarrolle también sus 2. Primado de la responsabilidad personal sobre
riquezas humanas sin reivindicar por resentimiento el mecanismo an6nimo.
la totalidad del hombre y de la sociedad, es indispen-
sable que se le presten unas condiciones humanas, Este segundo postulado no es más que un coro-
que no sufra como hoy el aplastamiento y la humi- lario del carácter personal del trabajo hUmano. Rei-
llación por el poder materialista del dinero y de las vindica no contra la gªnancia usuraria del capital
castas creadas por el dinero; que no sea tratado por O público, sino contra el acaparamiento de los pues-
el capital como una mercancía sometida a la bolsa tos de autoridad y de iniciativa del C""l:ilal anón,.imo,
de la oferta y la demanda, eliminado de los puestos irresponsable y omnipotente. A este. régimen subver-
de autoridad y frustrado en los frutos de su acti- sivo oponemos los principios siguientes:
vidad. l." El anonimato debe desaparecer del conjunto
El "obrerismo" establece un primado del trabajo de la economía. El capital de complemento; extraño
(o del productor) sobre el hombre total y sobre to- a la empresa, v~~á sus títulos al portador¡ transfor-
das sus actividades sociales. El personalismo afirma mados en títu~"minativos o ,de endoso. La lista
el primado del trabajo sobre el capital, en su domi- de los tenedores de fondos y de Jos presupuestos de
nio propio, que es el dominio económico. Este pri- cualquier empresa se harán públicas. Las sociedades
mado se condensa en tres leyes: . anónimas, llamadas por antífrasis sociedades de ca-
1.0 El trabajo es una obligaci6n universal. Quien pitales, serán suprimidas.
no trabaje, y pueda hacerlo, que no coma. Salvo vo- 2." El capital, incluso nominalmente frenado en
la empresa, no tiene sobre lagesti6n de ista más
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na en la economía personalista añadiremos otros dos mal. El capitalismo, además, ha neutralizado parcial-
que afirman su carácter comunitario. mente este resultado, y la técnica, reconociendo los
Se ha hablado a veces de reemplazar la "noción de errores del gigantismo, no ha dicho aún su última 1;
ganancia", corno se dice, por la "noción de servicio" pahihra. Pero estos méritos están ampliamente des- ji:
','
como principio animador de la economía. Bajo esta bordados por el peligro intrínseco a la centralización
forma absoluta, ello sería un grave error psicológico inorganizada, que conduce directamente a la opresión 1'
1:
de naturaleza idealista. No se hace una economía con
.espíritus puros, sino con móviles medios. Y es cierto
estatal.
Por ello, el movimiento propio de una economía
¡;
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turas nuevas y de supervivencias provisionales. Pero mientras que el corporativismo reformista quiere ig-
su pluralismo descansa en una distinción de funcio- norarlos.
nes, no en una concesión.
Los primeros trabajos bosquejados bajo esta inspi-
ración 37 distinguen dos sectores: . UNA SOCIEDAD PLURALISTA
1.0 Un sector planificado, esenciálmente destina-
do a la producción del rnínimo- vital, relativamente in- Hemos contemplado hasta aquí el problema econó-
diferenciado e invariable, reconocido' por la sociedad mico y social bajo su aspecto industrial. Ahora bien,
personalista, como un derecho absoluto de la persona. el pluralismo personalista es hostil al primado del
Se le ha podido calificar de servici9 público de las industrialismo, que implica la opresión por una cla-
necesidad(;s vitales. Es esta urgencia social la que se, por un modo de vida, de todas las demás clases
hace de él un servicio público, autoriza en él la coer- y de todos los demás modos de vida. El proletariado
ción y una colectivización avanzada, que se justifica industrial, impulsado por su desenlace, ha trabajado
ya que se. trata de construir las bases mismas de toda más que otras clases en tomar conciencia del desor-
propiedad privada. Sobre 'Su naturaleza~en di- den económico y social, y (~stá más maduro que otros
vergencias entre {los personalistas. Unos 38 desconfían para las transformaciom~s necesarias: en este sentido
hasta el final d(Jl Estado, distinguen planificación de se puede hablar de su misión histórica sin someter la
nacionalizución y conG;rn la ejecución del plan a em- historia al particularismo de una clase. Es preciso, sin
presas cooperativas libres bajo la dirección de un embargo, plantearse por sí mismos, a partir de sus
Consejo económico central independiente del Estado. datos propios, los problemas de los demás grupos so-
Otros 39 piensan poder confiar al EstadO o a socieda- ciales y darles también la posibilidad de ser los ins-
des, en las que el Estado entra como parte, un nú- trumentos de sn propia liberación.
mero mínimo de indllstrias-clave. El campesino sufre cada vez más la expoliación
capitalista: prestamistas, establecimientos de crédito,
2. ° Un sector libr;f, donde actúan, sin amenazar
grandes trust, se han llevado sns economías; después
ya el mínimo vital de cualquiera, la libre creación y
ha restringido su consumo, hoy se endeuda. En igual
la libre emulación. Este sector no está además aban- medida ha sufrido intervenciones contradictorias del
donado a la anarquía, sino organizado según una fór- Estado, y el proteccionismo, si le trae nna tranquili-
mula de cooperación o de corporativismo post-capita- dad provisional, conduce a la anarquía económica y
lista. Su libertad organizada es el principal elemento de aHí a la guerra. Finalmente, el campesino se halla
de resistencia de la colectividad del trabajo contra obstaculizado,'e{1 Francia,sobre todo, por un indivi-
la opresión política. No es una concesión, sino un d~alismo tenaz qne, coJÍJa parcelación y la anarquía
ide.al soste.nido. como tal y conservado únicamente de la propiedad de la tierra, somete la producción
contra los peligros que puede desarrollar: la desapa- agrícola a un despilfarro considerable. Esta anarquía
rición de los mecanismos capitalistas los elirnil1.~' no puede durar: nos precipita hacia una revolución
14
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 211
210
desmaterializarse los hombres y su actividad.lJn úni-
que sobrepasará quizá en violencia a la revolución
co medio: restituirles el riesgo y la responsabilidad.
obrera. Sería desastrosO, además, el intentar en Fran-
La supresión del ascenso por antigüedad dislocará
cia una industrialización masiva de la agricultura. El
campesino deberá, por su parte, contribuir al sector este bloque de tranquilidad y de inercia que pesa sobre
planificado, lo que no ocurrirá sin una explo~ación la vida de una nación. La responsabilidad del funcio-
nario ante sus iguales o con control de sus iguales eH-
colectiva de una parte rigurosamente limitada de la
tierra. Fuera de éste sector, para sustituir a los trusts minará el temor de desagradar o el deseo de compla-
y a los intermediarios capitalistas, los campesinos se cer a sus jefes, que son una de las causas esenciales
agruparán en asociaciones cooperativas de base co- de parálisis y de cobardía en los subordinados y ase-
munal, respetando la vinculación personal del hombre guran la opresión del poder central. El desarrpllo del
a la tierra, aunque eliminando poco a poco el indivi- gobierno local descongestionará por último á la ad-
ministración itre~lllisable. ' ,. " -
dualismo reaccionario al que se ha aferrado.
Las profesiones llamadas liberales defienden con
SUs tradiciones unos valores reales, pero también unos
LOS MEDIOS. LA TRANSICIÓN
simples monopolios y prestigios de clase. Estando re-
conocido y asegurado el carácter "liberal" de todo
trabajo, ninguna razón subsiste para preservar me- Para pasar de la economía antigua li la economía
diante aparatos impresionantes Y pasados de moda nueva, hay dos caminos cerrados a una acción'perso-
unos privilegios de la burguesía. No hay que decir que nalista radical: el reformismo, que nO llega a alcanzar
las últimas huellas de venalidad de los cargos deben las causas del desorden, y la revolución anarquista,
desaparecer 40. Allí también un "sector plan~ficado" que le prolonga. Dos camillaS se abren ante él: .
debe descargar el trabajo creador de cualquier parte Uno, de inspiración federalista, consiste en orga-
de automatismo: el médico de las operaciones que nizar desde ahora, bajo una forma embrionaria, las
pertenecen al practicante 41, el abogado de las que instituciones de la sociedadpersonalista, ya extender·
pertenecen al escribiente, y asegurar el "mínimo vi- las progresivamente hasta la ruptura del antiguo "or-
tal" de cuidado, de justicia, etc., monstruosamente den" 43.
dependientes hoy de desigualdades ele fortuna. Pero, Pero el orden capitalista resistirá, sin duda, hasta el
al mismo tiempo, esta organización necesaria elebe último aliento. Pertenece entonces al Estado, custodio
salvaguardar la libre elección del cliente, y, fuera del del bien común, no de sustituirse a la economía.c1eca-
servicio social que él debe al sector planificado, la li- dente, ya que él no es una persona colectiva, y, en
bre actividad del práctico en oficios que, más que consecuencia, no tiene ningún dominio sobre los bie-
otros, requieren facultades creadoras. nes con anterioridad a su usurpación por el capita-
El funcionario incluso 42 debe ser personalizado en lismo, sino de intervenir con su derecho de jurisdic-
su función. No. se puede desestatizar el mando en el ción a favor del bien común del que es tutor, en nom-
bre de las ..personas dañadas, y en nombre de su mis-
aparato mismo del Estado. Al mellaS en él pueden
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212 EMMANUEL MOUNIER MA.fV1FlESTO... DEL PERSONALISMO 213
ma autoridad, incidida por los interes.es económicos. 2.° El pseudo-corporativismo, que no es más que
Su derecho de intervención debe ejercerse, ante todo, una forma sistemática de reformismo 44. Prevé, sin to-
para imponer una nueva legislación económica, apo- car la situación recíproca del trabajo y del capital, la
yándose sobre las fuerzas vivas de la nación que la constitución libre de corporaciones propietarias que
habrán alimentado y anunciado. En cuanto a los aseguren la coordinación de 1I0s intereses profesionales
"derechos adquiridos" de los individuos, el Estado en la colaboración de las clases. Ahora bien, en las
posee, contra aquellos que no hayan· sido adquiridos estructuras actuales del capitalismo incluso tras un
más ,que por la fuerza de la opresión, un derecho de enderezamiento de sus abusos más sangrientos, tal
cxpropiación con indemnización; con los que deberá corporativismo:
hacer, en provecho de la economía nueva, un uso a) continúa apoyado en la prepotencia del capital
humano pero riguroso. Por lo demás,. reconocerá los en los puestos de autoridad, y consagra así la subordi-
servicios prestados p'or los., ¡:mpresarios~~p~teptes nación del trabajo al dinero, que es la definición exac-
que acepten servi~ lealmente al orden econotii"teo. To- ta del materialismo económico; la misma igualdad de
das las demás resistencias deben ser rotas por las representación entre trabajo y capital en los consejos
fuerzas de la ley; al servicio de la persona contra la corporativos, si no fuese ilusoria, sería escandalosa;
opresión, doble y una, de la riqueza y de la miseria. b) creyendo realizar la "colaboración de las cla-
ses", no hace más que yuxtaponer el antagonismo irre-
ductible del dinero y del trabajo y descansa así sobre
TUMBA DE LAS PSEUDO-SOLUCIONES una base quebrada en todo su espesor, sobre una
r:;'.\ pseudocomunidad;
Es superfluo detenernos más tiempo cn la. ocupa- e) fundada sobre un antagonismo fundamental,
ción vana de demostrar unas construcciones económi- implica en cualquier caso la intervención dictatorial
cas ya condenadas de antemano por la crítica que del Estado o de un poder corporativo centralizado que
hemos hecho de su inspiración de base. Bástenos de- sufriría necesariamente la atracción del Estado centra-
signar, pm a que se las reconozca, tres seducciones a lizado. Una cosa es, en efecto, el arbitrar los conflic-
1\IS que no podemos oponer más que una negación tos orgánicos normales en una sociedad de intereses
categórica. Éstas son: divergentes, y otra cosa es juntar el agua con el fuego.
1.0 El reformismo simplemente, bajo sus dos as- El dominio estatal sería tanto más rápido en cuanto
pectos: el reformismo de los técnicos que disimula las que la mayor parte de los corporativismos se propo-
grietas y el reformismo moralizante, parecido al médi- nen reabsorber el sindicalismo, hogar de la resistencia
co que encontraría más espiritual exhortar al enfermo y de la iniciativa de base;
a curarse que usar "groseramente" ciertos remedios. d) finalmente, incluso desde el punto de vista de
El reformismo, impotente contra las fatalidades ma- la producción, en un régimen en el que todas las
sivas de la economía moderna, las consoUda al en- fuerzas están orientadas para salvar el máximo de ga-
mascarar su peligro. nancia, el corporativismo, cuando no se desgarre por
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214 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 215
su dualismo interior,' no podrá ser más que la dicta- y acelera las reinversiones; este desequilibrio impulsa
dura de salvación pública de la ganancia agonizante, a la conquista de los mercados exteriores: la centrali-
y por una limitación de la producción, de la concu- zación capitalista así acelerada y frenada de repente .
rrencia y del progreso técnico, la inauguración de una segrega un nacionalismo y un imperialismo económico
economía regresiva y autárquica. que conducen directamente al estado totalitario y a
3.° Las economías autoritarias. Entendemos bajo la guerra.
este nombre, que opone a la autoridad viva el autori- Igual que Marx para hacer comprender la sociedad
tarismo de la fuerza, cualquier forma de "dirigismo" del siglo XIX se refirió a Inglaterra, que era entonces
o de "estatismo" que paraliza el conjunto de la eCo- el país más desarrollado industrialmente hablando, es
nomía, directamente o a través de sus centros vitales, bacia los países típicos de nuestra época: Alemania
bajo una autoridad centralizada con una autoridad Italia, URSS, hacia donde sería preciso volver la mi-
exclusivamente descendente. rada para aprehender en su esencia la sociedalldel si-
El estatismo económico es su forma más peligrosa. glo xx, tal COij1o,~pitalismo centralizador I~ ha im-
Descama sobre la cesión de una usurpación: él des- puesto a sus pretendidos herederos. Se halla en el1c~ ~~
plaza, efectivamente, el poder económico del dinero una sociedad híbrida, ni capitalista ni comunista, don-
bacia el Estado, quien, mucho menos que el dinero, no de las fuerzas del dinero libre están en vías de desapa-
posee dominio o autoridad sobre las riquezas. Sobre rición, pero donde, mediante la absorción por el Es·
.todo, con la libertad económica de los ciudadanos, co- tado, director de un nacionalismo económico de
loca en manos del Estado, centralizador por esencia y alcance universal, la oposición opresores-oprimidos,
siempre tentado de abusar de su poder, el más temible trabajo-capital, está en vías de convertirse en la opo-
medio de coerción sobre las personas que haya nunca sici(ín trabajo-Estado. EnJugar de ver al proletario
poseído. A costa de una auténtica o de una pretendida elevarse a la condición debombre, como Marx espe-
revolución popular se erige entonces sobre el mundo raba de la revolución proletaria, es toda la sociedad
del trabajo una dictadura de Estado. que subvierte to- la que comienza a deslizarse hacia una nueva condi-
talmente su espíritu. En todos los organismos de la ción proletaria, hecha más'de opresiones que de mi-
economía es al representante del poder centralizador, serias económicas, bajo la mirada de los funcionarios,
generalmente (Alemania, Italia, la UR$S) del Partido tecnócratas y militares. Los medios de producción que
de Estado, al que pertenece la autoridad suprema, y detentaban los capitalistas pasan a manos del Estado;
usa de ella en exclusivo interés de la política del y la condición de los trabajadores no ha sido mejora-
Estado. da. Marx pudo decir, en el siglo XIX, que el Estado
Esta centralización no se hace, como podría creerse, era un instrumento de opresión en manos de la clase
mediante una influencia exterior al viejo estado libe- dominante: son los funcionarios del estado totalitario
ral. Nace de él, antes de que consiga con ella hacer quienes se convierten hoy en la clase dominante tanto
saltar las estructuras. La absorción por el capital de la en la URSS como en los países fascistaS. Es la opre-
mayor parte de la ganancia frena el consumo interior. sión del capitalismo, privado del dinero, la que se
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216 EMMANUEL MOUNlER
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218 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 219
Recordemos que la vida personal nace de una ten- parece hecho para sociedades muy pequeñas. En sen-
sión entre dos polos: el de la individualidad y el de tido estricto, despojado de todos los conocimientos y
la persona espiritual. Un individualismo puede condu- de toda la elocuencia con que se le encubre, el amor
cir a la dispersión de la sociedad política en la anar- a la patria es un amor cercano y de corto alcance. Por
quía. Un idealismo puro conduce a la apatía de una esto, forzando apenas los sentimientos reales de hs
tranquilidad agradable de satisfechos; un racionalismo hombres, algunos han podido restringir el sentido de
puro a la cristalización de un aparato inmóvil y opre- la palabra a la patria local 45, bretona, provenzal, fla-
sor. El realismo de la persona considera estas solu- menca, catalana, genovesa. Es bien sabido que, inela-
ciones truncadas como otros tantos abandonos. Sigue so en Francia, en la nación más unificada de Europa,
el dibujo mismo de la persona: equilibrio tenso entre los regimientos meridionales han estado a punto de
dos planos de realidad, posee posibilidades deno con- desinteresarse en un momento crítico de la guerra de
ducir a una expresión unitaria de su vocación política, .la defensa "del Narte". Por eso mismo, la patria tier-
sino a dos expresiones divergentes, mezcladas, cruza- de a ser una sociedad cerrada, cuyo movimiento prc·
das sobre unas realizaciones mix.tas, donde una y otra pio es cerrarse sobre sí. I
predominarán sucesivamente. I
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Tan sólo entonces reconocen en este, orgullo exangüe dad: nada le es 'exterior, sea en el ámbito nacional,
una nueva fonna de inhumanidad y piensan en juntar local o privado. Él se da a sí mismo la administración
desde el interior el espíritu con la vida. directa de toda 1ft realidad nacional, que un largo es-
Los regímenes fascistas, de carácter más bien racial fuerzo centralizador ha concentrado en sus manos.
y nacionalista que militar o estatista, han buscado una N adie tiene facultad para invocar frente a él la ineje-
salida para el animal político de las grandes naciones cución de una obligación. No residiendo ninguna so-
modernas en el organicismo biológieo<' que denuncia- beranía en la nación, ningu.na representación real as-
mos al comienzo. Estas afectividades instiljf1V~, que ciende de ella. Cualquier autoridad es autoridad de
p,ueden ser una vÍ!ftud a escala del individuo y de su gobierno, y desciende del poder central, de los hom-
sociedad propia, bajo la autoridad y la vigilancia bres audaces que se han apoderado del Estado. Es un
constante de la vida personal, las han inflado a es- gran error, dice un teórista facista, Rocco, el confun-
cala nacional. Espiritualizar la sociedad, para ellos, es dir la nación y el' pueblo, y reabsorber aquélla en éste.
agrandar a escala de la vida pública, entorpecidos, El gobierno pertenece por posesión natural a una
desmesurados, los sentimientos que unen a un hombre especie de clase predestinada que se rehace constan-
a toda Ir¡ carne de sus relaciones cercanas. Tal es, ha- temente en el seno de la nación: la de las élites diri-
blando con propiedad, aunque expresado en términos gentes. Su voluntad, deducida por un jefe, anima con
fascistas, la concepción individualista de la nación. Es una virtud descendente a un partido de Estado, que
plOpuesta al hombre la comunidad espiritual es el "elemento dinámico del Estado", el que le pre-
suprerr:a, al mismo tiempo que como lo supremo con- serva de continuar, como su nombre querría, "estáti-
creto. Sin embargo, es el Estado fascistá quien final- ca". Admitido como infalible en su función de ma-
mente lo expresa, con 10 que llegamos, a fin de cuen- nifestar la voluntad y el destino del Estado, es el
tas, a la segunda aberración. intermediario entre él y la nación pasiva; propagador,
Se trata del estatismo. lIemos denlOstrado cómo el en un sentido, de la doctrina del Estado; en otro, "ór-
estatismo fascista consagrrtba la renuncia de las per- gano capilar" que infiltra el pueblo entero en la vida
sonas, en un régimen liberal, mediante un conglome- del Estado. Al ser el carisma que le inspira la divini-
rado violento de los residuos del individualismo. dad inmanente de la nación, detenta el monopolio de
R"procha al Estado liberal el ser una simple represen- la opinión; todas las demás opiniones, incluso la pro- ;¡
tación del espíritu, pero él es un simple engrandeci- pia indiferencia, son subversivas. El interés general es
miento del individuo abstracto y reivindicador. Poco el interés del Estado. Incluso, decía un día un fascista
importa la concepción, jacobina, racista o imperialis- de renombre, si doce miJllones de sí se transformasen
ta, sobre la cual el estatismo apoya sentimentalmente en veinticuatro millones de no, el Estado fascista con-
su poder, puesto que identifica finalmente la nación tinuaría: sería preciso admitir que el pueblo había
con el Estado. No hay realidad, ni derechos anterio- sido atacado de :locura colectiva.
res al Estado que éste deba' respetar, ni Derec)lO S1,1- Nada por debajo del Estado, nada por encima. Él ,
.I!
perior al que deba ~ometerse:' Coincide con' ra:-:s5cie~ no encuentra más que en sí mismo su límite y su ley. i
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'11j.)
222 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 223
No se rige por lo honesto, sino en lo útil y 10 eficaz. diferencias se borran entre el primado germánico de la
Así, todo sus atributos se concentran en su fuerza. nación, el primado latino del Estado, el estatismo libe-
La debilidad es su pecado capital. No es un "mínimo ral "al servicio" de la nación, la dictadura políti~a
de gobierno", sino un "máximo de gobierno" lo que del proletariado "al servicio" de la nación proletaria.
para ello se requiere. Su institución fundamental· no Estos distintos aspectos del estatismo bordan varian-
es la representación o el control, sino la policía 46. tes ideológicas alrededor de una realidad maligna que
No pintamos únicamente bajo estos rasgos al esta- pertenece a la patología social: el desarrollo cancero-
do-totalitario límite. El cáncer del Estado se forma en so .del Estado sobre las naciones modernas, sea cual
el seno mismo de nuestras democracias. Desde el día sea su forma política. Cuando por añadidura él se
que privaron al individuo de todos sus enraizamientos haya anexionado la economía, este Estado-Nación,
vivos, de todos sus poderes próximos, desde el día que con o contra el capitalismo, con o C01¡,trfi la democra-
proclamaron que "nada existe entre el Estado y el in. cia, se convertirá en la amenaza má:; temible que el
dividuo" (Ley Le Chapelier), qUl~ no se permite la aso- personalismo debe afrontar en el terreno político.
ciación de los individuos de acuerdo con "sus preten-
didos intereses comunes" (íd.), el camino estaba abier-
to para los Estados totalitarios modernos. La centrali- DEL ESTADO OE INSPIRACIÓN PLURALISTA I
¡,;
zación extiende poco a poco su poder, con ayuda del J
racionalismo, que repugna a toda diversidad viva: el Ninguna c¡on~~ón media pUr,oe luc4ar 1con sufi-
"estatismo" democrático se desliza hacia el Estado to- ciente poder contra esta forma masiva de la opresión
talitario como el río hacia el mar. que seduce progresivamente a todos los pueblos des-
Se ve muy bien qué complicidades le sostienen. ilusionados y debilitados Bar los parcos alimentos de
Los poderes próximos y las sociedadl~s locales tienen, la civilización liberal. Sólo una mística viva del hom-
decimos, una tendencia a cerrarse sobre sí mismos, a bre integral puede suscitar la defensa heroica que se
ahogar el impulso personal en la afectividad sensible, impone hoy alrededor de las últimas zonas parcial-
a triturar la sociedad. Una cierta pas.ión de lo univer- mente incontaminadas. Volvamos, pues, a partir de
sal y de la grandeza se irrita por este "proximismo" la base.
vital donde el individuo busca comodidadés y refugios La realidad política está compuesta de personas
en lugar de aventuras. Comienza a'desviarse cuando que buscan ,encarnar su voluntad comunitaria, y de
cree que el Estado y su sistema abstracto. pueden sociedades, que agrupan a hombres unidos en la bús-
airear la vida pública, y liberar una vida demasiado queda de un fin humano cualquiera o simplemente en
oculta, ya que ante todo parecen indiferentes a los in- la expresión de una afinidad afectiva o espiritual.
dividuos y hostiles a las atmósferas cerradas. Dan cier- La patria, descrita más arriba, es la más primaria,
to descanso al individuo únicamente para cogerle de la más instintiva de estas sociedades. Sobre eUa se
nuevo con más seguridad. superponen las socíedadeseconómicas, culturales o
. Desde el punto de vista del personalismo, todas l.as .. es~Jritu~¡~"~.
224 Ely!ly!ANUEL MOUNIER, MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 225
La nación es el abrazo que reúne a esta abundan- es la jurisdicción del Estado.. Por lo demás, cuando
cia" espontánea de sociedades diversas alrededor de un cierto número de sociedades manifieste una volun-
las personas, bajo la unidad viva de una tradición his- tad nacional común, el Estado protegerá su seguridad.
tórica y de una cultura particularizada en su expre- El Estado no ti~ne únicamente este papel negativo.
sión, pero con poder de universalidad. Es, como se Las personas bus¡¡:an su realización en sociedades di-
ve, una realidad miXta y "ha cristalizad¡f~ abajo, . versas. Estas sociedades trabajan en orden frecuente-
receptáculo de qna multiplicidad de. sociedades a las mente disperso. El Estado, servidor de las personas,
que no tiene que' digerir, sino que mantener con vigor; tiene como funcipn el poner a disposición de estas
por arriba, si no comunidad en el sentido perfecto de iniciativas los meGanismos de coordinación que facili-
la p~1Iabra, si al menos entidad comunitaria, vínculo tarán sus esfuerzqs. Pero es necesario precaverse aquí
flcxiblc y vivo entre la universalidad que únicamente de dos peligros.
cada persona como tal puede alcanzar y llevar, y las El primero sería el reintroducir, por la desviación
sociedades carnales que rodean y retienen al indi- de este servicio, el imperialismo del Estado: se le evi-
viduo. tará cuando, sin quitar a esta función del Estado el
Por encima de la patria y de la nación, mantene- rigor de un derecho, se le niegue la autoridad espiri-
mos la prioridad de la comunidad espiritual persona~ tual. El poder del! Estado, en su misma función políti-
liSIa, que se realiza más o menos perfectamente entre ca, está limitado por abajo, no exclusivamente por la
. personas, más frecuentemente a pequeña escala, pero autoridad de la persona espiritual, sino por los pode-
que permanece como el modelo lejano de todo el des- res espontáneos Ji consuetudinarios de todas las socie-
arrd1.0 social. dades naturales que componen la naci6n. Como dice
El Estado no es una comunidad espiritual, una per- Georges Gurvitch, la soberanía del Estado no es más
sona colectiva en el sentido propio de la palabra 47. No que un pequeño lago perdido en el inmenso mar de las
está por encima de la patria ni de la nación, ni con soberanías particulares. Por arriba, el Estado está
mayor razón de las personas. Es un instrumento al sometido a la autoridad espiritual, bajo la forma aquí
servicio de las sociedades, y a través de ellas --contra competente, que f!s la soberanía suprema del derecho
ellas si es preciso- al servicio de las personas. Ins- personalista. A fifl de guardarse contra los abusos' del
trumento artificial y subordinado, pero necesario. poder del Estado, estas dos soberanías autorizadas
:personas y sociedades, por la fuerza disolvente del deben poseer, frente al Estado, sus órganos propios
individualismo, y por la gravidez de las necesidades de iniciativa y de, defensa: las primeras se encarnarán
materiales, sucumbirían a la anarquía si fuesen deja- en los organismos completos y ampliamente autóno-
das a la deriva. El optimismo del individuo liberal y mos de los gobiernos locales, de los grupos económi-
el utopismo anarquista
"l
no se apoyan más que en un
o,p .. ~ .", .~
cos y de los grupos espirituales; la segunda podrá ser
conocimiento siJpphsta de la persona. Es' preclso un confiada a la custodia de un Consejo supremo, a ima-
recurso último~ara arbitrar los conflictos de las per- gen del Tribunal Supremo de los Estados Unidos o
sonas y de los individuos entre sí: este último recurso del Consejo de Estado francés, pero de un Consejo
15
EMMANUEL MOUNlER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 227
· 226
supremo joven y progresivo, elegido por las fuerzas es propio más que de las personas y de las comunida..
vivas de la nación, y que no sea, como el primero, el des espirituales. Las fuerzas espirituales no tienen
refugio de las inercias conservadoras, o, como el se- nada que perder cantal concepción del Estado: 10
gundo, un simple órgano jurídico de solución de li- que ellas le mendigarían hoy para apoyarlas, él se 10
volvería a arrebatar para combatirlas, si cambian las
tigios. circunstancias, con la excusa falaz, pero difícilmente
Así, el personalismo estrecha y fuerza al Estado,
igual que el Estado estrecha y fuerza hoya la persona. puesta en duda, de los compromisos de la víspera.
Esta inversión de términos es normal, ya que el Esta- Nosotros no somos liberales. Unos y otros, creemos
do es el instrumento, Y no la persona. Sin embargo, en una verdad, humana o sobrehumana, y pensamos
si es necesario negar al Estado cualquier atisbo de que. ella no debe penetrar como "asunto privado", sino
autoridad espiritual, sería un nuevo peligro el rehusar- que debe penetra, en las instituciones igual que en los
le un servicio de orden espiritual. La actividad del Es- individuos. Pero únicamente debe penetrarles por in-
tado no es formalmente material; vinculada al hom- fluencia directa; el papel del Estado se limita, de una
bre, es formalmente espiritual, por limitado que sea parte, a garantizar el estatuto fundamental de la per- ,~
su alcance. Ciertas fórmulas, que hacen del Estado sona; de otra, a no poner obstáculos a la libre concu-
una especie de empleado para los trabajos serviles, de rrencia de las comunidades espirituales.
"ejecutor de las tareas sin importancia", suponen el Por ello, el Estado debe garantizar de igual forma
riesgo, sea cual sea su intención, de prestarse a con- este estatuto fundamental, que es un estatuto personal.
fusión. El Estado personalista no es una Iglesia, o un Este servicio justifica el empleo de la violercia en
sustituto de la Iglesia, ni mucho menos un simple me- unas circunsta.nc~efinidas. •,. _
¡;anismo técnico, filosófkamente neutro como es, al El Estado tiene el derecho de coerción sobre los
menos en teoría, el Estado liberal. El Estado persona- individuos o sobre los cuerpOs sociales, en los casos,
lista no es neutro, es personalista. y únicamente en los casos en que
¿Quiere esto decir que él se atribuye el derecho
de imponer por la fuerza el "personalismo" como LO un individuo o un grupOamenaze la independen-
()tros imponen el fascismo o el comunismo? Esto sería cia material o la libertad espiritual de una sola
una contradkción en los términos. La tradición clásica persona: es así cómo el Estado tiene el deber de
gustaba de decir que el poder del Estado no es de luchar contra la tiranía' de los trusts, o de las
naturaleza despótka, como el del hombre sobre las bancas, o de un partido armado, hasta la e1ifui-
cosas, sino de naturaleza política: es un poder flexible, nación completa del peligro;
tal como 10 requieren unas personas que no obedecen 2." un individuo o un grupo, cediendo a su anarquía
a un gesto, sino a una adhesión libre. El Estado, en natural se niegue a las disciplinas sociales que se
sentido estricto, no siendo ni una pl~rsona ni una co- juzguen necesarias por los Cuerpos organizados
munidad de personas, es absurdo pensarlo como el de la nación, de acuerdo con él, para asegurar la
portador de una verdad y su propagandista, lo que no jndependencia material o la libertad espiritual de
228
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 229
las personas que componen la comunidad una fuerza de la fuerza, una presión contra la opre-
nal: por ejemplo, juzgando que la independencia sión.
material de las personas está comprometida por En toda la zona de las actividades sociales y espiri-
un modo qeterminad'ó de la econoiri1'5~>tieÍ1e de- tuales libres, el Estado personalista colabora de una
recho a irlstituir un· servicio público .encargado doble forma con las sociedades. Suscita, anima las ini.
de asegurar a todos este mínimo vital y de forzar ciativas, ofrece organismos de colaboración, coordina
a có.ja uno a colaborar en su consecución. y arbitra los conflictos. Además, al mismo tiempo que
reprime sin piedad cualquier ataque al estatuto de la
Cuando haya conflicto entre el Estado y el indivi- persona, otorga dentro de la inspiración general del
duo o los cuerpos interesados, habrá de juzgarlos el estatuto, un estatuto jurídico propio y autónomo a
Tdbllnal S,~.)(emo de garantías. Lo esencial es que todas las familias espirituales que respeten este estatu-
el E;tado se borre d'.~ipués de cada iniciativa, y pon- to fundamental 48. Su derecho es un derecho vivo y
ga en manos de los organismos constituidos de la vario, fuertemente apoyado en la costumbre, contra-
nación la ejecución de las iniciativas que haya adop- riamente al derecho racionalista de los regímenes es-
tado para la salvaguardia del estatuto común. tatistas.
Ahora se ve de qué forma somos antiestatistas. Re- Si no se identifica con la nación, no por eso es
ducimos considerablemente el espacio y el poder del menos el guardián de la nación; si no es el autor de
Estado, pero, por el contrario, allí donde él es compe- su ullidad flexible, no por eso es menos el protector
tente, su poder de jurisdicción, por la misión que le de su paz interior. El estado de inspiración pluralista
conferimos, con una autoridad acrecentada, debe dis- tiene como función, al mismo tiempo que asegurar la
poner de todos los recursoS de la ley, incluida la diversidad y la autonomía de las familias espirituales
fuerza. Esta nueva fuerza dada al Estado legítimo nos agrupadas bajo su incumbencia, el velar por la paz y
amistad entre estas distintas sociedades. Absteniéndo-
ahorra el ceder a la idea peligrosa de las dictaduras
se de transformar la nación en sociedad cerrada, debe
excepcionales ("dictaduras de transición") en perío- preparar los caminos hacia la universalidad, impidien-
dos de desorden excepcionales. Una dicKadura incon- do a las sociedades componentes el replegarse sobre
dicionada no es nunca una dictadura transitoria,· ya sí mismas y dividir la ciudad. Las modalidades de este
que el poder tiene la tendencia normal, cuando no equilibrio entre el pluralismo de los estatutos y la
está limitado, de abusar sin límites de su situación de unidad de la ciudad no serán siempre fáciles de deter-
hecho. El Estado persona~ista es dictatorial allí donde minar: en más de una circunstancia, una fórmula
la persona está¡ amenazaCla, y sólo lo es "iitfir"erl virtud directriz pudiera ser ésta: estatutos autónomos, meca-
de su control {lel derecho. Este rigor impide desde el nismos comunes. El senlido de la persona, en cual-
origen la formación de desórdenes de tal extensión quie caso, crea el clima más favorable a esta búsque.
que, en un momento dado, únicamente resulten posi·· da: él es el vínculo entr<: la sociedad controlada y el
bies ciertas operaciones de cirugía. No es más que: organismo de control.
"~,, , ,.
,
232 EMMANUELMOUNIER. MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 233
fijo de años por, la- voluritád parlamenfat'Í¡r:"qúe se ricos, royendo, de un lado, la voluntad electoral; del
coloca en su lugár. otro, invadiendo el ejecutivo, sometido por la combi-
Supongamos que se pudieran eliminar las pantallas nación de los ministerios y por los caprichos de la
que hacen deformar el reflejo de esta voluntad profun- Asamblea a una inestabilidad, a una debilidad, a una
da (suposición gratuita, porque el sistema, impersonal incompetencia y a una discontinuidad congénitas. El
en su principio, volvería a formarlas inmediatamente mundo del dinero, si no temiese su caída próxima,
por reflejo propio). Entre la expresión mediante un podría ahorrarse el lujo d~ un fascismo: no existe te-
voto únicp, nacional y global de esta "voluntad gene- rreno de maniobra más libre que el desorden liberal.
ral", media abstracta de intereses g~nerales y locales, Toda esta crítica, utilizada por los movimientos mo-
de sociedades heterogéneas, de creencias divergentes, nárquicos y por las ligas fascistas, es una adquisición
de doctrinas profundas y de juicios apresurados sobre definitiva del personalismo, y debería haberse hecho
hechos mal conocidos, y estos intere~es, estas socieda- en nombre de la persona para no estar comprometida
des, estas creencias, estos juicios, ¿qué relación autén- por unos orígenes tan turbios. Estos orígenes, sin em-
tica y viva existe? ¿Qué parte hay que dejar al com- bargo, no deben ocultarnos sU! valor. Si los demócra-
promiso r':sponsab1e? He aquí a un pobre hombre que tas se obstinan en defender las "libertades republica-
debe dar su opinión sobre todo: siendo campesino, nas", abortadas desde el origen por la complicidad
debe conocer la diplcnnacia; siendo intelectual, debe de la abstracción individualista y de la abstracción
y
conocer al campesino; un representante de recambio capitalista, sin darse cuenta que tienen primero que
que cae sobre una circunscripción artificial desde el construirlas; que no se asombren si se despiertan una
otro extremo del país y se la aprende en dos meses, mañana con sus libertades c:onvertidas en polvo: ellos
como una materia de examen; que a continuación mismos habrán alimentado el germen de la descompo-
debe representar al mismo tiempo los intereses de una sición.
rerJón, la doctrina partido y el interés general
de la nación. ¿Dónde podría la realidad abrirse camino
a través de su poder? "Representante del pueblo": LA DEMOCRACIA MAYORITARIA
este intelectual caído entre los vinateros, este abogado
perdido en los cultiyos de"olivos, ¿qué s~J.Uiqo preciso Es preciso buscar más allá de la forma actual de
pueden dar a esta pretensión? '.~' las instituciones parlamentarias la desviación original
Viene a injettarse en este malentendido el parla- de la democracia. Por no haberse apoyado en una
mentarismo, con su vida propia, sus gmpos sin víncu- idea completa de la persona, la democracia ha dudado
los en el país, con sus calificativos interminables, su desde el comienzo entre dos místicas: la de la autono-
alejamiento de las provincias, sus deformaciones de. mía de las conciencias y de las voluntades, que, aun
óptica, sus combinaciones de pasillos. Este régimen, siendo concebida al modo individualista y liberal, tes-
del que se ha podido decir que no era una .democr¡¡- timoniaba no obstante una intención personalista; y la
cía sino una aristocracia de hombres ambiciosos y mística mayoritaria, que llevaba en germen no un fas-
,
I
234 EMMANUEL MOUNlER MANIFlESTO.:~L PERSON;JLISMQ I 235
cisma totalitario, sino una forma de fascismo relativis- La estructura de los partidos que se presentan como
ta de igual naturaleza. Con ayuda del estatismo, la los mecanismos normales de tal democracia no hace
segunda ha ido superando a la primera, y no considera sino precisar esta orientación. Rigurosamente centra-
ya al individuo como un fin en sí. La consecuencia es lizados ellos también, descansan sobre la opresión de
grave. Al identificar la democracia con el gobierno :;, .... '
la minoría por la mayoría. Destinados a ser instru-
mayoritario, se la confunde con la supremacía del nú- mento de libre educación política, se hallan organiza-
mero, o sea, de la fuerza. Nada importa que Ingla- dos sobre métodos de irresponsabilidad sistemática,
terra haya neutralizado esta vuelta dictatorial de las sobre masas en las que cada cual se honra con el éxito
democracias, al concebir el gobierno de la mayoría de la generalidad y rechaza los fracasos de una vecin-
como un servicio gracioso prestado a la nación. En dad difusa; en lugar de dirigirse al hombre total, no
nuestras democracias centralizadas, el gobierno mayo- piden al militante más que recitar un formulario a
ritario tiende y pronto culmina en un dominio abso· menudo vacío de su primitiva fe, una ngitación aluso-
luto de la mayoría por la minoría. La mayoría no ria, frecuentemente desvinculada de toda voluntad
reconoce ningún derecho por endma de ella: este profunda de llegar; la consigna reemplaza en él a la
carácter exclusivo se aplica a los derechosheredita- verdad, el triunfo del partido ha st\stituido al servicio
rios, pero afecta también a los derechos de las perso- social. Destinados al c0rltro! subversivo de los elegi-
nas o de las sociedades minoritarias. Efectivamente, dos, se polarizan poco a poco en el .f\stado, vuelven
como se ha observado 50, la mayoría, así canonizada, todas sus fuerzas para asegurar su conquista, demasia·
no es soberana más que en el Estado: ella es despre- do feliz si éstas se les ofrec.en por complacencia y sin
ciada o tomada a risa cuando se expresa en el seno de riesgo vital. Al final de esta evolución, todos ellos
las sociedades particulares, como por ejemplo, una estarán dispuestos a enWegarse en manos de un par-
empresa, una Iglesia. Se constituye así un "pueblo del tido de Estado, que es her~dero natural, igual que el .
Estado", de derecho divino 51 que posee poder abso- fascismo es el heredero de una cierta "pseudo-demo-
luto y sin apelación sobre la vida de la nación. La in- cracia" mayoritaria.. Es así cómo lospartido$, en lugar
dolencia de las costumbres democráticas ha limitado de formar, haIJ.-®formado; .en lugar de mad{¡rar colec-
frecuentemente su exceso, pero entre él y el despotis- tivamente fa acCít>ñ un 'tanto de'Sarmada y un tanto
mo que durante largo tiempo ha. detestado, no hay anárquica de los individuos, la han desviado hacia la
límites, y permanece abierta una puerta que el primer mística del éxito visible e. inmediato. Hoy son el prin-
ave.nturero podrá franquear. Cuando Mussolini acla- cipal agente de envilecinüento de la acción.
ma en el fascismo "la forma más absoluta de demo-
cracia", y cuando Goering declara "en el· comienzo;
LA DEMOCRACIA .IGUALITARIA
era el pueblo, y es él quien Se ha dado el derecho y el
.Estado", ellos vuelven a situar la democracia "masi- No hay para nosotros más que una definición váli-
va" (Guy-Grand) de la concepción mayoritaria en su da de la demacrada: es, en el plano político, la exi-
verdadera perspectiva: la del fascismo. .gencia cl.e una personalizaci6r¡ ind~finida de la huma-
"~,''':!
·236 EMMANUEL-"M7fuNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 237
I
r
nidad. Los demÓcratas han tenido muy a menudo un (para un no cristiano); el deber que tiene de servir a
sentimiento exacto de este espíritu de la democracia, las personas Predomina sobre los poderes que el dere-
pero se han embrollado explicándolo hasta el límite cho positivo pueda concederle en sus funciones; es
de defenderlo rnediante tesis que le han sido fatales. esencialmente una vocación de despertar a otras per-
La democracia no es la dicha del pueblo: los fascis- sonas. El personalismo restaura la autoridad, organiza
mos pueden asegurarla también, materialmente, e in- el poder, pero también lo limita en la medida en que
cluso subjetivamente en un pueblo cansado y privado desconfía de él.
de libertad. La democracia no es la supremacía del Él es un esfuerzo --y una técnica- para extraer
'número, que es una forma de opresión. No es más constantemente de todos los medios sociales la mino-
que la búsqueda de los medios polítÍcos destinados a ría espiritual con capacidad de autoridad; al mismo
asegurara todas las personas, en una ciudad, el dere- tiempo, es un sistema de garantía contra la pretensión
cho al libre desarrollo y al máximo de responsabi- de poder de las élites (según la época, el régimen y el
lidad. lugar: "élites" de nacimiento, de dinero, de función o
Aquí se ha alzado una segunda desviación de la de inteligencia) de atribuirse un dominio sobre las per-
f'
exégesis democrática. Del hecho de que las personas sonas en virtud del poder que ellas poseen en su ser-
son espiritualmente iguales como tales, a veces el indi- vicio. Toda una tradición proudhoniana opone en esta
vidualisnto ha llegado a la conclusión de una especie línea de ideas una concepción "an-árquica" de la
de iguald"d matemática de los individuos material- democracia a la "democracia de masas". Sea cual sea, {
menti: considerados, que excluiría cualquier clase de '¡: aunque se precisase incluso que se trata de "anarquía ,
igualitarisnJo que la ha marcado accidentalmente. El sobre el poder" (Gurvitch), en la que está centrada la 'r·
:1
personalismo distingue la autoridad del poder 52. El democracia personalista. Con mayor precisión diremos
poder no eL únicamente una·autoridad sobr~ndivi que para esta última no es el derecho el que nace del
duo, sino ,un do~inio que supone el riesgo, por su poder, sino que es el poder, elemento extraño al dere-
l,
ejercicio mismo, 4e amenazar a la persona en los su- cho, quien debe incorporarse a éste para convertirse o
bordinados y en el jefe; por naturaleza tiende al abu- en derecho. En este momento, la democracia no equi-
so, por naturaleza también está tentado a degradarse vale ya a una desconfianza de la autoridad espiritual,
del poder al gozo, a concederse progresivamente más o una resistencia sistemática al poder normalmente
honores, riqueza, irresponsabilidades yacio que res- ejercido. Su desconfianza no mira más que a esta pen-
ponsabilidades, y a cristalizarse en casta. La autori- diente fatal del poder, de la que Alain ha podido decir
dad, políticamente considerada, es una vocación que que "el poder vuelve loco". Su control no pretende
la persona recibe de Dios (para un cristiano), () de su más que prevenir los efectos de "esta locura endémica, ",.
misión personalista, que desborda su función social aunque sea la locura de una mayoría "democrática". ..
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238 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO , 239
I
locales alentarí~'particularismGs, de.lo¿ que las
EL EQUILIBRIO DE LOS PODERES naciones modernas apenas se han librado, y llevaría a
las comunidades nacionales adultas a cierto estado so-
No podemos adherirnos ni al optimismo democrá- cial pueril. El personalismo debe guardarse de realizar
tico ni al optimismo individualista que con él está apresuradamente no sabemos qué concepción granular
vinculado. Nuestra concepción de la democracia no es de la sociedad que no sería más que una expresión
en forma alguna subjetivista, en el sentido normal de totalmente exterior de sus exigencias. No por' ello los
la palabra. La "voluntad del pueblo" no es divina ni poderes locales y regionales, que están cercanos a su
infalible para juzgar sobre el interés real del pueblo. objeto y próximos del control deben ser ampliamente
Si nosotros aceptamos que lo sea, tendremos que desarrollados para una descongestión del Estado~ Con
aplaudir al fascismo cuando la mayoría de un pueblo ello, la persona encontrará nuevas posibilidades y una
aclama al dictador, y dejar en su mugre a los que, se- nueva protección.
gún una fórmula de moda, "no tienen necesidades". Un cierto estatismo parece ser una fase necesaria
No estamos obligados a ello si fundamos la democra- en la unificación de las naciones. Si el fascismo ha
cia en la realidad de la persona. La consulta de las podido tan fácilmente injertarse en Italia y en Alema- .'"
voluntades personales conserva el mismo papel fun- nia, es por ser el primero que les traía la unidad. Los
damental, pero todo se ha dispuesto, en la base, para países como Francia, que han conocido hace más de
que sean voluntades personales personalmente expre- un siglo esta fase inevitable y han reabsorbido en
sadas, y no pasiones dirigidas y explotadas desde el ella la anarquía complicada de los poderes espon~á
lado del poder para que la suma masiva de estas vo- neos, no tienen nada que esperar de que se refuerce la
luntades en las grandes naciones, y su pérdida en los centralización: al contrario, es ahora, al haber elimi-
caminos que la unen al Estado, no alienten la dicta- nado las realidades locales de las subestructuras feu-
dura del Estado. dales, cuando pueden, sin abandonar los beneficios de
La democracia personalista es un régimen para pe- una cierta universalidad adquirida, mitigar el poder
queñas naciones. Las grandes naciones no pueden sobre las realidades con~retas de la nación.
realizarla más que 'disociando el poder, a fin de frenar I
J
I
.
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VI
LA SOCIEDAD INTERNACIONAL
E INTERRACIAL
"
EL NACIONALISMO CONTRA LA NACIÓN
do despersonalizado, pero por otros medios. En lugar contra sí mismos y a una sociedad que suda su in-
de detener en las fronteras de la nación el racionalis- justicia, esto poco importa al pacifismo burgués. Y si
mo del Estado y allí frenarlo sobre un instinto, lo cualquier otro pacifismo se preocupa de ello, es con
continúa más allá de la nación. Ha suprimido en el la ilusión de que, .siempre exterior a la r~a1idad de
individuo el drama personal, la tensión fecunda entre las persona~ s~tares y colect}yas, p¡;>drá asegurar
sus ataduras sensibles y sus aspiraciones espiritua- bajo la égida de la paz científica una justicia cielJtí-
les, para no hacer de él más que un sujeto de dere- fica entre individuos racionalizados.
chos impersonales. La nación, también, es una especie El pacifismo cosmopolita y juridicista es la doctri-
de persona dramática, un conflicto vivo entre las rea- na internacional del idealismo burgués. Igual que el
lidades carnales de la patria, que tiende a replegarse nacionalismo es la del individualismo agresivo. Uno
sobre sí misma, y el universalismo de una cultura. y otro son dos productos complemer¡farios del desor-
Pero el juridicismo no ve en estas realidades de base den liberal, injertados en dos fases distintas de su
más que supervivencias irracionales, y a este univer- descomposición. Son dos maneras de envilecer y de
salismo se lo figura a la manera de un sistema uni- oprimir a la persona.
ficado de contactos entre unas partes indiferenciadas.
Su internacionalismo es un cosmopolitismo de Esta-
dos-individuos, soberanos, esterilizados de cualquier NADA DE POLÍTICA "EXTERIOR" •
otra vida colectiva distinta de sus relaciones jurídi-
cas. A él le complacería mucho que estas relaciones No existe para el personalismo política exterior:
pudiesen ser de una vez para siempre codificadas: la ni política nacional que pueda' jugar su juego pro-
.intangibilidad del derecho garantizaría la paz contra pio, utilizando en su beneficio las personas y las co-
la movilidad de la historia, y unos mecanismos auto- .munidades que componen1a nación; ni política inter-
máticos suprimirían al fin la angustia humana. nacional que se imponga a unos Estados existentes
No dejemos acaparar la paz y el derecho por este corno una reglamentación impersonal, voluntariamen-
pacifismo de satisfechos, de temerosos y de tranqui- te ignorante de su contl::riido. La paz, como todo or-
los, suprema expresión del ideal burgués del confort den, no puede brotar más que de la persona espiri-
y de la seguridad. Desde aquí vemps su ciudad, bue- tual, que es la única que aporta a las ciudades los
na proveedora del comercio y de la industria, con elementos de universalidád.
sus "seguridades" tan bien distribuidas y racionaliza- Es decir, que la paz no es solamente la ausencia
.das que no quedará en ella ni una grieta para el he- de guerra visible y confesada, y el "estado de paz"
roísmo, el riesgo, la grandeza. La perfecta ciudad de un simple intúvalo entre dos guerras. }\mbos re-
las almas muertas y de los profesores de derecho, posan, ante ~,"sobre el orden intedo.r de la per-
asépticos contra cualquier drama, climatizada, como sona. El estado de guerra está en potencia allí mismo,
dicen los cinematógrafos, contra cualquier inquietud. donde, bajo Un orden exterior aparente, el resen-
Que ella cubra con su sonrisáahombres· divididos timientg, el instinto de pod~r, la agresividad o la.
".
248 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO .. ! DEL PERSONALISMO 249
codicia permanecen como resorte principal de las de la revolución ¡espiritual, no podía reemplazar al
actividades individuales y de la aventura humana. esfuerzo colectivo respecto a las estmcturas y las ne-
Está más peligrosamente latente aún bajo esta paz cesidades colectivias. La paz "exterior" no puede, por
que no es más que un apaciguamiento mediocre tanto, descansar tlampoco en un régimen social y eco-
de los instintos y del drama del hombre. Comprimir nómico estableciqo sobre la injusticia. La paz no es
el instinto en lugar de sublimarlo en unas luchas en un absoluto; es l~ serenidad del orden en la justicia;
las que el hombre no tiene nada que perder, esteri- de igual forma qlIe la "colaboración de las clases",
lizar la inquietud en lugar de comprometerla en el la "sociedad de naciones", no ¡puede constituirse con
riesgo espiritual, es preparar en unos corazones jó- unos organismos ~nvenenados. El problema de la paz
venes el despertar infalible de un heroísmo bmtal en no es, ante todo, 'un problema diplomático, es en pri-
el que buscarán una salida a su disgusto. No es la mer término, y alimismo tiempo que un problema mo-
mueca de la guerra, como creen los sedentarios, 10 ral, un problema ¡económico y social. Es en este sen-
que la hace sobre todo odiosa, no es que mate y haga tido en el que nosotros decimos que la paz es indi-
sufrir a los cuerpos, es, ante todo, como decía Pé- visible.
guy en términos cristianos, que hasta en la paz mata Si la ideología Ipacifista carece de asidero sobre la
las almas, hasta en la paz establece todas las relacio- historia es porqu~ ella se pierde en imaginar un es-
nes humanas en la hipocresía y en la mentira. La tado de paz, en jugar de hacer los actos de paz re-
fuerza que puede vencerla no es una "paz" concebida queridos hoy y e~ este lugar por el mundo tal como
como un receptáculo' de todas las. mediocri:&fdes' del va: y, ante todo, ¡iberar las personas y las comunida-
homb~r, es una IÍaz a la medida del heroísmo, que des de la opresióp. conjunta del dinero y del Estado.
precisamente una' guerra engañosa, mecánica, inhu- Invocar una senthnentalidad vaga o unos sueños utó-
mana, no puede pretender satisfacer. Una paz que picos en lugar d~ limpiar estas armas de combate:
vuelve a engendrar en ella la grandeza de 3lma y las esta es la maner'a en que el idealismo moraliz;Eite
virtudes viriles que se atribuyen a la guerra. La paz malbarata los ho~bres y la acción en unas satisfac-
/10 es un estado débil; es el estado que solicita de ciones de concie~cia y en un mundo "espiritual" sin
los individuos el máximo de entrega, de esfuerZo, de eficacia. Los nacionalismos tienen sobre ello toda la
compromiso y de riesgo. La exaspera9ión de la indi- ventaja de su p:¡trte al negar a la ideología cual-
vidualidad es el primero de los actos de guerra; la quier pretensión pe los valores espirituales para in-
disciplina de la persona y el aprendizaje de este mo- tervenir en la dirección de las colectividades, y al
vimiento de comprensión del prójimo (de caridad, di- sentimentalismo, ,cualquier llamamiento de las exi-
cen los cristianos) en el que la persona sale de sí gencias humanas Imás fundamentales que las astucias
para desapropiarse en el otro, es el primero de los del instinto. Nuestro pacifismo comenzará por ser
actos de paz. una vuelta a la re~lidad.
Hemos dicho con insistencia que, en cualquier
campo, la reforma personal, fundamento indispensable
250 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 251
de las alianzas encubiertas. Seguridad colectiva y asis·
LA COMUNIDAD INTERNACIONAL tencia mutua, no serán hasta este momento más que
bellos pretextos para el conservadurismo de los sa-
Realidad, tras la nación-estado, de la nación-pa- tisfechos.
tria; realidad, progresiva como ella, tras la fachada t 3.° Desarme general y controlado, acompañado
del jurisdicismo burgués, de la comunidad interna· ,1 de una eliminaci6n progresiva del servicio militar obli-
cional orgánica, tales son las dos bases que 'el inter· gatorio., . I
nacionalismo personalista opone al individualismo na- 4.° Sobre' urla'"'S'ociedad en donde la -mentira de
cionalista y al pacifismo racionalista. No se trata de la paz armada habrá sido de esta forma vaciada de
equilibrar un "justo nacionalismo" y un "justo inter· sus principales puestos, el establecimiento por etapas
nacionalismo". Tenemos tareas más serias. Se acerca de ,una, sociedad jurídica de naciones, dotada de un
el tumulto que empujará, los unos contra lps otros, organismo flexible de adaptaci6n y revisi6n. En un
a los imperialismos de los estados-naciones; ya hacen régimen de fuerza fundado sobre la injusticia, el "de-
estallar en todas partes, en una Europa que j se aban· recho" pierde su autoridad porque no es más que un
dona a sus fa~alídades, los vestigios carcomidos de derecho declarativo, nacido de la fuerza y mantenido
, una "pseudo-democracia" y de una "pseudo~sociedad .poi' ella. Es únicamente, en un orden de justicia pro-
('
de naciones". La "reforma de la Sociedad de Nacio· visto de los órganos necesarios para adaptar conti-
nes", igual que la "reforma del Estado", no pos aparo nuamente la situación internacional a la justicia viva
tarán de las fuerzas históricas que nos oprimen. El yal desarrollo de la historia como la intangibilidad
servicio de la paz debe golpear al desorden, en el co- de la palabra dada posee toda su autoridad contra los
razón e imponer: . recalcitrantes. '
1.0 El derrumbamiento del Estado-Nafi6n, bajo En esta nueva perspectiva, los miembros de la so-
su forma fascista-comunista o pretendidaTúente de- ciedad internacional no son Estados soberanos, sino
mocrática. Desde dentro, la atacaremos en sus em- comunidades vivas de pueblos directamente represen-
presas políticas y económicas; desde fuera/en la for- tados al margen y junto a los Estados. El derecho
taleza de la soberanía que aún permanece intacta, internacional que tiende 'ya a tener como sujetos a
por una contradicción paradójica, en la, definición las personas y no a los Estados 56, se convierte en
misma de la Sociedad de Naciones. Si no son así so- una fórmula' de protección de la persona contra la
cavados por ambos lados, los bloques de r).aciones se arbitrariedad de los Estados, mediante la definición
volverán a constituir sin descanso sobre' la misma de un estatuto internacional de la persona, de carác-
materia esclerosada que forma en el interior de las ter pluralista.
naciones los bloques políticos. , ,
2.° La disociaci6n de la paz y de suS institucio-
nes de todo el desorden de la civilización moderna; I
del desorden capitalista, según los tratados de paz ss,
..~~ ... I
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 253
EMMANUEL MOUNIER>
252
servicio militar. Que sea una civilización "superior".
o una civilización "inferior" --cuántas veces la civi-
LA COMUNIDAD INTERRACIAL lización del colonizado es más antigua y más espi-
ritual que la del colonizador-- saber cuáles son las
La igualdad espiritual de las personas, su derecho posibilidades de contactos y de influencias reales en-
natural a realizarse en las comunidades de su elección, tre dos civilizaciones heterogéneas, son otros tantos
no desborda exclusivamente las fronteras de las na- problemas que no están próximos a ser resueltos.
ciones, sino que desborda las fronteras de las razas: Aunque los distintos pretextos expuestos hubiesen le-
el personalismo ataca al imperialismo del Estado-Na- gitimado algunas intervenciones, no justifican bajo
ción en un último frente: el imperialismo colonial. ningún título la desposesi6n de soberanía, ni la larga
La coloniz~~ción 57, bajo ciertas formas, no hubiese historia de codicia, de sangre: y de opresión que recae
sido injustificable. m '~parto de riquezas es desigual sobre las naciones colonizadoras. Si, pese a todo, los
en la superficie del globo: si la propiedad es una colonizados han obtenido de ello en ocasiones dos
delegación para el bien de todos,un pueblo puede bienes esenciales: el sentido de la persona y el sen-
ser invitado, incluso forzado, por la comunidad inter- tido de las comunidades nacionales, esta adquisición
nacional, a explotar racionalmente las suyas. Los pue- muestra claramente el deber actual de los países co-
blos "menos des~rróllados"; además, estárr.-d~sgarra lonizadores: purificar el pasado favoreciendo este ser-
dos por la guerr¡t, la barbarie y la enfermedad. Espi- viciG fraterno del hombre por el hombre, preparar
ritual y materialmente, son menos avanzados que lealmente el final de la colonización, disponer las eta-
otros cn los caminos de la civilización. Una misión pas necesarias para llegar a ella sin desorden *.
fraterna de ayuda mutua y de tutela puede ser enco- En esta evolución futura hay que contemplar dos
mendada a los pueblos más favorecidos. Toda esta casos:
argumentación es seductora, es propia de una inspi- 1. 0 Las colonias poco desarrolladas (ejemplo: el
ración auténticamente comunitaria, y define un ser- Africa oriental francesa). La retirada de la nación
vicie quc podría ser, sin duda, un servicio de la co'onizadora sería en ellas, en la actualidad, t1f>a dis-
,
minución de garantías y de dignidad para las perso-
Desgraciadamente, bajo el pretexto de la explota- nas. Para ellas, la marcha no puede sino ser lenta; el
ción racional del globo, es el imperialismo capitalista primer trabajo de la colonia es sacar a la luz las mi-
quien se ha precipitado sobre el trabajo barato, las norías indígenas que poco a poco prepararán un or-
materias primas abundantes y los mercados nuevos, ganismo vivo en países aún anárquicos.
en aras de la mayor prosperidad de su ganancia, sin 2.° Las colonias mayores. Unas están asimiladas
consideración por los derechos de los primeros ocu- a las metrópolis, hasta el punto de que su federación
pantes. Librándoles de algunos males reales, les ha
entregado en abundancia el alcohol, los estupefa- " El lector tendrá presente que la obra está escrita en
cientes, la sífilis, la despoblación, lo~beneficios dyl 1936. (N.d~l T.)
trabajo forzado, del recaudador de impuestos Y del
254 EMMANUEL MOUNIER
J
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¿CÓMO HACER?
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O;t_~'_ , ,.
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tema de ideologías o de "soluciones". Un orden ló- resultado sea para cada uno una verdadera resultante.
gico, por su misma regularidad, da una ilusión de Tercera decisión revolucionaria: dar a las actitu-
verdad. El primero que se presenta se impone por des directoras la primacía sobre las "soluciones"
el prestigio de su coherencia, a poco que la víctima aprendidas.
carezca del hábito de la crítica. Satisface la necesidad Quedan los agitados, que leen los periódicos y to-
pueril de una ordenación exterior en laque todas las man el suceso de la mañana por un giro de la histo-
piezas se ajusten (en lugar de obligarme a que me ria. Si parece que no se interesan más que mediocre-
ajuste yo), necesidad de la que no se duda que es mente en sus perros atropellados, y que aún dudan si
una necesidad de la imaginación má,s que de la inte- se acordarán de ellos mañana, se desesperan por no
ligencia. A menos que no sea simplemente una nece- poder daros jamás el sentido de 10 real.
sidad de sentarse, el1' un sistema desmont'!lb!f:;..,riguro- Cuarta resolución revolucionaria: hacer retiro, ser
so, tranquilizado!, que no. deja ningún margen a la antes que hacer, conocer antes que actuar.
ignorancia, al riesgo, a la libertad. Algunos tienen Instintos, entUSIasmos, ideologías, agitaciones, otras
por cstos diagramas el gusto que el pequeño burgués tantas diversiones de la persuila, otros tantos medios
posee po;: ver las cosas limpias de polvo' en el inte- para escapar de ella. Y cuando huye, entonces es
rior de su casa. Otros unen a ello su dolorosa incer- cuando está dispuesta para las servidumbres y para
tidumbre: los que adquieren la neceiidad de la certe- las ilusiones. Como consecuencia de los partidos, y
.za-dice-Gide, por la necesidad de la verdad; los según su modelo, todos los movimientos confusos de
que l~an acabado la revolución cuando han ordenado una época agitada actúan sobre esta "alienación" de
los conceptos. Sobre las ideas que aún ofrecen alguna la persona para arrastrarla allí donde quieren los po-
dificultad y algún riesgo, los espíritus más "franca- líticos y las fuerzas qUl: están detrás de los políticos.
men modernos", interrogan ahora a los técnicos. ¿No
son precisJs "soluciones concretas a los problemas de
la hora"? Y siguen creyendo firmemente que ellos CONVERSIÓN INTEGRAL
son marxistas, que son republicanos, que son fascis-
tas, que hacen un trabajo "constructivo". Que las No se compromete en una acción quien no com-
consignas cambien, que les llene el bolsillo un poco promete en ella al hombre en su totalidad.
de dinero, que la crisis se aleje, y veréis en qué pro- No son los tecnócratas los que harán la revolución
fundidad estaba enraizado todo esto. necesaria. Ellos no conocen más que unas funciones:
El personalismo no aporta unas "soluciones". Da y son unos destinos los que están en juego; ellos pro-
un método de pensar y de vivir, y aquellos a quienes ducen unos sistemas, pero los problemas se les es-
ha conducido a ciertos resultados piden que no se les>' capan.
lla!!1e para felicitarse de tal dicha, sino que se unan No son los llamados aquellos que tan sólo llegan
los esfuerzos sobre el suyo, y que se vuelva a hacer el a ser sensibles a las formas políticas del desorden,
camino con sus dificultades propias, a fin de que el y no creen más que en los remedios políticos: se
., . ..~-...:;."
262 EMMANUBL MOUNlER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 263
dejan cazar al reclamo de estos juegos favoritos de ducta en los caminos que hayamos descubierto. La
Jos adultos machos, como si toda la historia radicase "revolución espiritual", que coloca la inteligencia
en ello. en el, comienzo de la. acción, no es ya una revo-
No serán tampoco los que acepten el ser clasifica- lución "de intelectuales"; cualquiera que se haya
.dos por las fatalidades según ellas se presenten. y emocionado con ella puede desde ese mamen to
.quienes, intimidados por unas alternativas insolentes, comenzar una realización local en las acciones de
se dejan amputar, para formar un bloque, la mitad su vida cotidiana y apoyar así sobre una disciplina
de sí mismos. Hemos querido decir desde el comien- personal libremente decidida, una acción colectiva
.zo "ni derechas ni izquierdas". Entonces arriesgá- renovada.
bamos el atraer a los indecisos, o aquellos para quien
,"no ser ni de derechas ni de izquierdas'" era aún una
forma inteligente de ser de derechas. Los hemos eli-
minado, y hemos mantenido esta doble negativa no CONTRA LA CONFUSIÓN I
,
.
J
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...
)'1
264 EMMANUEL MOUNIER· MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 265
ran los desórdenes profundos bajo unas reconcilia- si se puede llamar aún odio a esta desazón de baja
ciones interesadas. calidad que hace refluir hoy la violencia política has-
Cruzada contra los conformistas, parásitos del pen- ta en nuestras vidas privadas. El rigor que adopta-
samiento y del carácter. rnos en denunciar los mecanismos y los actos visibles
Uha unión personalista debe ser una unión plura- no debe igualar más que a nuestra voluntad de com-
lista, que respete, alentando la verdad total de los prender una a una a las personas y de no forzar
hombres que la componen, los compromisos en el es- nunca a un hombre o a una idea mediante su cari-
fuerzo directo, en la autocrítica y en esta conversión catura.
ininterrumpida que es la más estricta ficl~ a la
verdad. • f
~
CONTRA EL amo
La confusión de ideas, que paraliza la compren-
',,:
sión, contribuye a exasperar en un sitio la acción ~,j
¿QUl? HACER?
al éxito individual.
Una revolución a favor de la persona no puede em-
., plear más que unos medios proporcionados a la per-
sona. Esta es una ley fundamental de método que
tenemos que defender contra todos los que creen
poder alcanzar una finalidad sin extraviarse, median-
te medios contrarios al espíritu de la finalidad. Estos
medios, como todo método, deben ser objeto de de-
finición y de técnica. La técnica de acción propia
del personalismo deberá ser probada en dos planos:
1.0 Una técnica de medios espirituales individua-
les. Es, propiamente hablando, una ascesis de la ac-
ción, basada en las exigencias primarias de la per-
sona. La acción personalista supone:
270 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 271
el sentido de la meditación y del retiro necesa- adherentes en masa igual que todos los demas millones
rios para limpiar la acción de la agitación; de adherentes de todas las agrupaciones del mund(.,
el sentido del despojo, que es una ascesis del in. como el personalismo agrupará sus fuerzas. No es ni
dividuo: ídolos y acarreos del lenguaje, pseudo- mucho menos con la "única fuerza de la idea" gene·
sinceridades, personajes' fingidos, adhesiones su~ ral, separada del compromiso que le aportan unos
perficiales, ilusiones del entusiasmo, resistencias hombres vivos. Es mediante la extensión personal y
del instinto, persistencia de los hábitos, sedimento progresiva de todo su testimonio en torno a volunta·
de los reflejos adquiridos. des convencidas e irresistibles. A los bloques de ad-
hesiones sustituiremos la cadena de compromisos, a la
2.° Este retiro y este despojo podrían fácilmente propaganda masiva y superficial, el brote celular.
extraviarse en la búsqueda altiva de una "pureza" es· b) La táctica central de toda revo]1),ción persona-
téril, que llegaría con presteza a una negativa ante lista no será, pues, reunir fuerzas incoherentes para
cualquier compromiso. Contra esta tentación, es pre. atacar de frente el poder coherente de la civilización
ciso recordar que no se realiza la salvación en la sale. burguesa y capitalista. Consiste en colocar en todos
dad cuando hay hombres que están tan encerrados en los órganos vitales, hoy bajo la esclerosis de la civili-
la miseria que no pueden salir de ella sin "mancharse zación decadente, los gérmenes y el fermento de una
las manos" de alguna forma. La purificación de los civilización nueva. ."' I
medios es una coordenada de la acción, que entra en 'Estos gérmenes.s.erán unas comunidades otgánicas,
composición con el máximo de caridad (o don de si a
formadas en toi'ñcr "Una institución personalista em-
mismo) y la ciencia directa de las necesidades compro. brionaria, o de un acto cualquiera de inspiración per-
metidas en cada lucha particular. Ahora bien, estas sonalista, o simplemente .del estudio y de la difusión
necesidades son, con mucha frecuencia, de origen y de las posiciones personalistas. De esta forma, algu-
de alcance colectivos. No es, pues, únicamente una nos hombres se unen para formar una empresa libera-
purificación individual, una técnica de acción indivi. da de las leyes capitalistas, para crear una sociedad
dual, es una técnica personalista de medios colectivos de crédito personal, paratomar conciencia de las exi-
la que tenemos que poner en marcha. Está apenas gencias de sus posiciones en su actividad profesional,
bosquejada, pero vemos ya claramente los principios para organizar una casa de cultura, para sostener con
que han de guiarla. . sus contribuciones personales una revista o un perió-
a) No se domina a una sociedad mala con unos dico que mantendrá su testimonio.
medios de igual naturaleza que los suyos. A la violen- Esta fecundación orgánica de una civilización nue-
cia sistemática no opondremos la violencia sistemáti- va mediante células discontinuas no puede, como el
ca, ni al dinero el dinero, ni a las masas despersonali- monacato en la alta Edad Media, dar sus frutos más
zadas unas masas igualmente impersonales. No es, que en un largo período de la historia. Así, será de-
pues, mediante medios suntuosos, mediante capitales plorable que estas células, por una espede de rigoris-
poderosos, mediante partidos amorfos que reclutan mo sistel11ático, se desgajen de -las fuerzas vivas que
')
\
272 EMMANUEL MOUNlER
mundo burgués y pequeño burgués. Propicd~d, va- reflejos nacionalistas, un "antimarxismo" que no en-
lores privados, protección de la iniciativa, r~staura cubriese más que el temor vago de las operaciones de
ción de la responsabilidad y de la autoridad! reuni-
',i'
justicia necesarias frenarían de esta forma el auténtico
das, es en estos tres medios y en sus por~avoces despertar que nosotros preparamos.
habituales donde encontramos, efectivamente, ¡procla- Lo que hemos dicho más arriba de la mayoría so-
mados estos valores. Si se mira de cerca, pronto se cial de la clase obrerá nos conduce a la conclusión de
percibe que los intelectuales están la mayoría ~e ellos que una acción que no se integrase a el1a, que no inte-
podridos por un falso liberalismo y muertos! de co- grase su madurez política, su experiencia fraterna, su
bardía. La persona que piensan preservar eS su pe- audacia de miras, su capácidad de sacrificio, está hoy
queña y preciosa personalidad, cortada por! grandes condenada al fracaso, o incluso a la esterilización.
corrientes humanas y dedicada a su propia a<¡1oración ¿Quiere esto decir que el personalismo debe plan-
o a sus queridas ocupaciones. El bu:rgués o ~l peque- tearse el problema global de la conquista de la clase
ño burgués, cuando se dice persona, piensa len la li- obrera? No, él no se propone ni una acción de clase
bertad de enriquecerse y en el mantenimien,to de su ni una acción de masas. Pero al ir a enlazar en el mo-
autoridad privilegiada en la vida cconómic~. Partir vimiento obrero, y especialmente en el movimiento . .
de estos malentendidos sería exponerse a l~s peores obrero francés, con viejas tradiciones., peEsonalistas'
desviaciones: El personalismo no es un salvador del que han tomado otro~ nolPbres y otras caras, tiene co-
último minuto, destinado a acabar con lo~ temores mo misión propia el lograr la unión entre los valores
y a salvar los muebles. Bl pide más al hojnbre, en espirituales, desconsiderados a sus ojos por la utiliza-
energías espirituales y en sacrificios materjales, que ción que ha hecho deeUos el mundo del dinero, y las
los tem idos regímenes del fascismo y del cofilunismo. auténticas riquezas, también espirituales, que se han
Mientras la idea personalista no haya ganado a un conservada eh:1il alma popular, .con m(J.ydT autentici-
número suficiente de fieles desinteresados,! mientras dad que en cualquier otro sitio.
corra el riesgo de no agrupar más que I¿s últimas De esta forma, una doble columna debe avanzar
avaricias del mundo individualista, a los veleidosos contra la civilización decadente.
y los temerosos, a los extenuados de los 40s frentes Una, ligera en cuanfo al número, es la de la mi-
extremados, ella debe continuar su trabajio en pro- noría de intelectuales y de burgueses que una conver-
fundidad, esperando merecer las tropas ~e su elec- sión espiritual Profunda ha separado de las formacio-
ción y formando sus dirigentes. Una "terc~ra fuerza" nes de su cultura o de los intereses de su clase para
~! conducirles a la revisión general de los valores que
prematura, que no hiciese más que rejulvenecer la
cara de una burguesía agotada, comprome~iendo para esboza este pequeño volumen: cristianos que toman
siempre los valores que queremos salvar, d!ebe ser mi- conciencia de las exigencias heroicas de su fe frente a
rada como el principal peligro que acecha! inmediata- la mediocridad de su vida o la carencia de su sentido
mente a nuestra acción. Un "despertar na~ional" que colectivo; "espiritualistas" que se dan cuenta de la
no fuese más que la forma vergonzosa de!los últimos vanidad de su "espíritu" sin obligaciones ni sanciones;
· 276 EMMANUEL MOUNIER
PERSONALlSMQ. Y CRISTIANISMO I
280 EMMANUEL MOUNIER • .. _.;;....1. ... ' I,Q
I 281
nadie sabe 10 que es ni 10 que vale. Permanece quizá olvidar que este absoluto es un absoluto vivo, una
algún tiempo en reposo, estira de alguna forma sus prueba histórica permanente: no hay tiempo que pue.
miembros, prueba la suerte que la soporta, y tantea su da ser eximido de inventar su respuesta a los enigmas
camino. De tiempo en tiempo, hace algunos intentos de la historia, a las iniciativas profanas, a las creacio-
que fracasan, y que, en consecuencia, son abandona- nes y a los errores de las civilizaciones. Tal es la ac-
dos. Parece indecisa sobre el camillo que debe seguir, tualidad que evocaremos aquí más detenidamente.
vacila, para, finalmente, lanzarse: en una dirección de-
finida. Mientras tanto, entra en un terreno extraño,
unos puntos de controversia alteran su marcha, unos
partidos se alzan y caen en torno de ella, el peligro y v
el espacio se le aparecen entonces como en una rela-
ción nueva, y viejos principios reaparecen bajo nuevas
formas. Cambia con ellos, a fin de permanecer la mis-
ma. En un mundo superior, quizá sea de otra forma,
pero aquí abajo, vivir es cambiar, y para ser perfecto
es preciso haber cambiado frecuentemente."
Lo que es cierto de una idea aislada por reflexión,
10 es más aún de estos impulsos históricos concretos
que, en ciertos momentos, arrastran en una dirección
.global un conjunto de pensamientos y de fuerzas aún
confusas. Tales impulsos tienen su unidad virtual en
una exigencia poderosa y oscura, sorda, a través de la
conciencia de una época; pero en la mayoría no sobre. w
pasa el nivel de los presentimientos y de las veleida~ I ..
des, y se descompone al contacto de sus costumbres I
anteriores en tantos ersatz o alteraciones de la idea ~ .
.. ... ,;;;;"...1. ...
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madre. Es entonces cuando conviene realizar un
filtraje, aislar las corrientes nutricias de estas aguas
turbias por su mezcla y precisar las aportaciones y las
intolerancias de cada uno.
¿El catolicismo tendrá, pues, que medirse sobre una
novedad (si es que la novedad existe, aparte del acen-
to puesto sobre la solicitación más urgente de la épo-
ca)? ¿Qué le reportaría, se piensa, si no es sus propias
riquezas, cierta tendencia hacia la izquierda? Esto. es
,,' .""~~"
I
,¡
"La eterna aristocracia de la naturaleza
La edición francesa de 1946, que insertaba este estu- humana: la libertad."
dio en el volumen "Liberté sous conditions" (Ed. Du
(KARL MARX, Gazelte Rhénane)
Seuil, colección Esprit), contenía la siguiente nota del
autor, que estimamos indispensable recoger aquí:
"Este estudio, redactado en Diciembre de 1939 Se ha podido reprochar a las tendencias que de~de
y cuyo original, en inglés, ha sido publicado en hace algunos años, principaJimente en Francia, se
el Libro del Centenario de la Universidad Ca- agrupan bajo la. enseña del "personalismo", una di-
tólica de Washington, se titulaba primitivamen- versidad y una imprecisión que suponía el riesgo de
te "Personalismo católico". Se corría el riesgo implicar en la metafísica de la persona unas extrañas
de dar a un estudio personal un tinte de orto- responsabilidades. De hecho, cada día un individualis-
doxia que el autor no tiene la autoridad de con- mo impenitente se rehace, con las fórmulas del "per-
ferir. De esta forma, hemos preferido finalmen- sonalismo", una conciencia comodona. Pudimos ver
te darle un título más modesto."-E. M. así esta infatigable "persona" volver a salir, como un
diablo complaciente, tan~o en una revista alemana,
lf' donde aprendíamos que era la primera etapa de la
conciencia racista, como "al. servicio de la Inteligen-
cia" bajo la pluma de un intelectual comunista.
¿Por qué la idea "personalista", como se dice, no
habría de seguir la suerte común de todas las ideas
vivas, y no habría de llevar la carga ordinaria de mal-
entendidos, casis, facilidades y errores que marcan a
.. , ", "7':""';;'''' todo estado de conciencia¡ naciente?
I "Necesariamente -leemos en Newman-, la Idea
,r nace en un orden establecido, y conserva durante
cierto tiempo el sabor del terruño. El elemento vital
que le es propio tiene necesidad de separarse de lo que
es extraño y temporal y se dedica a conquistar su li-
bertad mediante unos esfuerzos cuyo vigor y seguridad
crecen con los años. Sus comienzos no son las medidas
ni de su capacidad ni de su alcance. En el principio,
PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 285
284 EMMANUEL MOUNIER, 1
tro corazón; Di! estis, mediante lo cual, cada uno os na y elevando al individuo infinitamente por encima
convertiréis en un Dios. de los valores pasajeros de la ciudad.
Pero, al mismo tiempo que se transmitía a un pu- ¿Cómo expresar ahora mediante una deducción pu-
ñado de apóstoles y de discípulos, esta llamada vino a ra lo que tiene como origen una elección, una crisis,
herir de frente las formas de pensamiento y las ma- un acto de amor? ¿Cómo mantener la supremacía de
neras de sentir que desde hacía seis siglos la civiliza- la Idea intemporal, del desarrollarse necesario, en un
ción griega había tan perfectamente ajustado al alma mundo sembrado de mmnentos esenciales: una crea-
antigua. Precisamente los Griegos tropezaban dos ve- ción, una culpa, una Encarnación, en un mundo cuya
ces cuando abordaban el problema del hombre: la explicación se centra ahora en una historia con per-
primera vez, con la multiplicidad de las almas, que les sonajes? Se ha librado al hombre del destino cósmico.
parecía fragmentar en. el espacio la pura esencia del Porque ha habido un comienzo absoluto fundado en
pensamiento; la segunda, con el comienzo de las al- un acto de amor es por lo que ahora parecerán posi-
mas, que les parecía un golpe al curso de la eternidad. bles estos comienzos absolutos que son el nacimiento
La afirmación cristiana ataca al alma pagana en de un alma, un acto libre. ,
estos dos puntos sensibles.
Más tarde, cuando se desarrolle la ciencia de la
De un pequeño texto oscuro, en torno al cual ha- contingencia tras la ciencia de la necesidad, la pre-
bía montado la guardia un pueblo durante milenios, historia del universo, la que precede a la aparición del
levanta la presa y an~)ja al asombro de los gentiles hombre, del cristal al vertebrado, iluminará esta onto-
la afirmación de la creación ex nihilo. La idea nos es logía: mostrará una vasta curvatura del espacio-tiem-
hoy tan familiar, que resulta difícil imaginar la estu- po hacia la formación de centros de conciencia y de
pefacción que debió de causar a un espíritu de forma- autonomía cada vez más independientes, cuyo sentido
ción helénica. Basta con evocar este mundo sin suce- no se dará más que el día en que se conviertan en los
sos, desenrollándose ,;in C1éscanso, sincom1n~0 ni instrumentos de la vida personal.
fin, una necesidap sin dirección que se reproduce per- La Antigüedad no concebía tampoco que un Dios
petuamente en sí misma; este mundo antropomórfico perfectamente simple e inmutable pudiese tener una
e inhumano en el que la menor disimetría no compen- parte, aún menos un interés,en la creación de seres
sada haría eternamente rechinar a la armonía, donde múltiples. El Dios de Aristóteles ignora una multipli-
los contrarios se responden, donde el azar es aleanza- cidad de la que él no es responsable. El de Plotino no
do siempre por el concierto infalible de las esferas, consiente en emanar más que una única imágen de sí
aunque sea después de siglos, en la vuelta de los ci- mismo, imitándole tan perfectamente como le sea po-
clos; e imaginarse tal universo roto por el rayo del sible. En plena Edad Media, Averroes no llegaba to-
davía a justificar ante la razón la pluralidad de las
acto creador contingente y absoluto, dein ontado por
ll
el escándalo de un tiempo creado, IJar t¡tnto finito, de
almas: siendo el mundo eterno, pensaba él, sería neo
cesario admitir la existencia de una infinitud actual de
un orden universal suspendido en una p:sicología divi.. '. almas, lo que es absurdo. Con lo que imaginaba una
288 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 289
única alma, común para la especie humana. ¿Por qué He aquí, pues, un mundo donde no s610 se hacen
los individuos se sucedían en lugar de que un solo plausibles unos centros de acción libre y alJt6noma,
hombre existiese eternamente? Es porque la Especie sino donde su mUltiplicaci6n es requerida por la natu-
no puede deslizarse de una vez, y así cada individuo raleza misma cfuf-4icto· creador. J:'lo se piensé que este
no existe más que con miras a esta realización global, breve examen histórico está aquí s610 para ·satisfa-
y es una consecuencia efímera de esta forma de ava- cer un rito. Cada vez que sorprendemos a una épo-
ricia del Ser. ca o a una escuela aceptando una concepción de-
El Dios cristiano, al contrario, es un Dios suntuoso masiado s6rdida de la divinidad, como el janse"ismo,
y pródigo de a['1or. Si su superabundancia ha multi- o entregando eluniverso a algún ídolo de lo necesario
plicado infinitamente los universos, ella se complace y lo impersonal, como ciertas formas del racionalismo
mucho más esencialmente aún en multiplicar indefini- y colectivismo contemporáneos, veremos en ello en
damente, y de forma indefinidamen((~ variada, esta igual medida debilitarse el sentido y las costumbres de
imagen más perfecta de la divinidad que es el alma hu- la persona.
mana. Esto es lo que ya San Buenaventura respondía Importa tanto más hacerresaltar esta cosmología de
a la espiritualidad un tanto altiva y parsimoniosa de la generosidad que supone el personalismo cristiano, ~
un Averroes. El Lagos de la tradición johánica es fe- cuanto que las formas de irreligión con las que ha sido '
cundidad y generación. Habiéndose expresado íntegra- marcada con más fuerza, por ejemplo, la mentalidad
mente en el Verbo con toda eternidad, no ha agotado obrera contemporánea, proceden del prejuicio comple-
ele una vez todo su poder de creación. Uniéndose a su tamente contrario. Elfurtdamento de toda religión,
bondad, este poder quiere darse aún en una infinidad dice Proudhon, es "la pérdida de la personalidad en
pe imágenes de las que cada uno no será un pedazo nombre. de la divinidad"; su esencia, volverá a decir
roto del espejo universal, sino una imagen única y Bakunin, es "el empobrecimiento, la anulaci6n y' la
total de su divinidad. Cuantas más almas haya para servidumbre sistemática, absoluta, de la humanidad en
recibir las formas inagotablemente nuevas de su gra- beneficio de la divinidad" . Dios es el "expoliador ab-
cia, más su bondad se glorificará y se regocijará en el soluto". Parece a estos teóricos de la tradici6n anar-
darse. Esta multiplicidad de personas llamadas a la quizante que la suma de las perfecciones realizables
vida divina, que no encontraba ninguna justificación esté estrictamente medid~, de suerte que la infinidad
racional en un mundo entregado a la eternidad impla- concedida a Dios por lospristianos está tomada sobre .
cable de un Dios impersonal, hela aquí justificada por las reserv.as del hombre, que ella reduce ~cero. La
el Amor. Los doctores y los poetas católicos, desde misma perspect.iya aparece en Feuerbach /y en Marx
los Padres griegos hasta Péguy y Claudel, han recor- cuando descr1bett la religión como una -alienación, !ue
dado esta vinculación en la caridad y en la gracia de absorbe la realídad del hombre para disolverla, por
una especie de exuberancia divina cada vez que la' encima de su cabeza, en un mundo de nubes, deján-
vuelta de una cierta avaricia intelectual amenazaba dole impotente y resignado ante su destino.
con empobrecer la visi6n cristiana. Estos hombres que hablaban sinceramente de la
19
,
r
se establece con tanta facilidad en la psicología colec- que hay hombres y mujeres que están "hechos para"
tiva de los grandes cuerpos sociales, el mundo del se cortar todos los días que Dios anima la misma pieza
dice, el mundo de lo que se hace. A medida que nos de hierro. Cuando reduzco a la mujer a su función de
despersonaliza más profundamente, mediante la pren- ama de casa, o asu función erótica, o incluso a su
sa, los conformismos públicos, los slogans baratos, la más alta función, a su función maternal, sin plantear-
práctica de la irresponsabilidad, coagula nuestras co- me la cuestión de la vocación espiritual que 'le llega a
munidades vivas de hombres incomparables e inalie- través y más al1~. de tantos cuidados y se~ucciones.
nables en estas especies de concreciones sociales que Cuando consid'ero-'a'mis obreros eemo Ul'l elemento de
se llaman la opinión, los hábitos, la rutina 6. En len- mis maquinarias, y cuando la fragilidad de sus Cl'er-
guaje cristiano es muy necesario llegar a hablar de pos, sus cargas familiares, no se me aparecen más que
una especie central y grave de pecado contra la per- como un sector del gasto. Cuando d,¡:signado parla
sona. suerte entre estos campesinos cerca de los que p:¡SO
Yo peco contra la persona cada vez que me aban- mis vacaciones, entre estos soldados con los que duer-
dono a este anonimato y a esta irresponsabilidad. Se mo en el cuartel, por el hecho de que entre ellos tienen
sosprendería a muchas gentes "sinceras" que dicen ser un sistema de signos que difieren bastante notable-
marxistas, fascistas, liberales, si se llegase a dudar mente de el que se acostumbra a usar en mi medio
ante ellos que el verbo ser conserva en su boca un social, yo acepto la renuncia, tras p8<:0 esfuerzo, de
sentido. En un asunto donde estuvieran en juego sus toda comunicación auténtica entre ellos y yo. Cuando
intereses o sus afectos más queridos, ¿aceptarían el del fondo de mi corazón íntegro repruebo a los malos
basar una decisión cualquiera en una garantía tan dé- muchachos que, hasta su último soplo, estarán llenos
bil de la experiencia, en un consentimiento tan pere- de la gracia proveniellt~>de Cristo. En una palabra,
zoso del pensamiento? Un empresario tiene su punto peco contra la persona cada vez que llctúo como si
de vista sobre un mercado; arriesga su negocio, falla desesperase de un hombre, ya que, sin mandato, le ex-
la oportunidad y pierde su dinero. Un obrero tiene comulgo de las más altas virtudes de hombre, o le
su idea sobre una operación; la inicia, rompe su má- reduzco al estado de objeto y de instrumento.
quina y es objeto de una sanción: he aquí lo que es El pensamiento también puede cometer este peca-
sano, lo que enseña a pensar rectamente; no se podría do. Por ejemplo, cuand(jplantea los problemas del
decir otro tanto de los casi sin consetuencias qüe for- hombre en los que "le va en ello todo" en términos
man la opinión de la gente, ¡y Dios sabe que el li- objetivos, imitando la impersonalidad de los proble-
bre examen democrático les debe todos los problemas mas científicos. Podría creerse que la aportación de la
imaginables! antropología y de la teología cristianas al pensamien-
Yo peco contra la persona cada vez que empujo to occidental habían hecho imposible tal actitud del
a un hombre vivo a identificarse con una de sus fun- espíritu. Pero la impregnación de los modo~ de pensar
ciones, o cuando me comporto con él como si de he- heredados de k,Antigüedad, más tarde la polarización
cho se redujese a esto. Cuando esúmo, por ejemplO, de la refleltiólnñ50erna por las técnicaS- científicas, fi-
298 EM'MANUEL MOUNIEil PERSONALISMO Y CRiSTIANISMO 299
nalmente el racionalismo de las Luces, bastardo de económica:comb el mundo del dinero transforma en
estos dos impersonales, han constituido sólidos bas- "cosas" primero las mercancías vivas, y a través de
tiones de resistencia al impulso cristiano, hastaen el ellas, a los hombres que las manipulan. Igual que en
mismo Corazón de las filosofías denqmbre cristiano. amenazas de opresión, la vida moderna ábunda en ta-
Sea la "materia", disponiendo necesariamente sus me- les seducCiones 'yen mixtificaciones, en "opios": el
didas impasibles; "la vida", trastornando las especies cine en una alta' dosis, las sociedades, los clubs y los
y los individuos en su río sin orillas; lo "económico", partidos, los mitos colectivos, el erotismo, todos los
determinando sordamente las voluntades humanas, o alcoholes volátiles de la vida urbana y social.
el "espíritu", desarrollando sus procesos ,lógicos; el Uno de los más peligrosos, sobre todo en un pe-
"Ideal", haciendo un discurso al acontecimiento, o los ríodo confuso, es la tentación de la pureza. La bús-
,"PrinCipios", aplastando a un alma inquieta, de todas queda de la pureza de los medios al servicio de la
partes, "espiritualismos" y "materialismos" convergen pureza abso 1utaidel fin último es uno de los elementos
en todas las iniciativas del pensamiento moderno sus de la tragedia humana. Pero este elemento no es nun-
amenazas contra la persona. y no son únicamente ca aislable, y dta pureza nunca realizable, porque el
amenazas ideológicas. Tode,s las dictadumf!l"<.:m~dernas Reino no esde ¡este mundo. La pureza absoluta soña-
han nacido de el¡as: la,',', de la diosa Razón','en Fran- da como posibilidad actual es un ídolo asesino; o bien
cia, en 1793, la~ más ,recientes de la Raza y de la suscita fanáticqs, hijos ele Savonarola o hijos de Ro-
Economía o del Estado. Todas las debilidades de sus bespierre, que moldearán para ella los instrumentos
adversarios idealistas son aún sus consecuencias. del peor imperialismo espiritual, o bien crea impoten-
El pecado contra la persona supone también un tes, que se retitan con su cuerpo y sus bienes de su si-
pecado de omisión. Está en el corazón de toda eva- glo, para proteger una "vida interior" o una integri-
sión, incluso sublime, que me aparta, en favor de unas dad preciosamente cultivada. No ven que realizan
quimeras, de asumir I)l'! destino concreto. Marx, tras de esta forma un acto positivo que agrava el desorden
Feuerbarch, reprochaba a la Religión el tener Como al que ellos pretenden no mezclarse, al mismo tiempo
esencis (;jI "vDsión, el vaciar al hombre de sus pode- que niegan Í1llplícitamente la condición dramática y
res de futuro para proyectarlos en un espejismo intem- opuesta de nuestra acción, fuera de la cual no existe
porai, el alienarle de esta forma en sí mismo y de más que desvarío.
someterle, pasivo, a las fuerzas cotidianas. Su crítica Adsum.¡Presente! El cristiano es un ser que asu-
se dirigía contra una imagen del cristianismo, que, me. La última precaución de Cristo antes de su muerte
por frecuente que ella sea, no es menos la negación es un alerta al renegar, y la ha dado al jefe de la Igle-
,misma del sentido cristiano. Pero su dialéctica de la sia: "Yo no conozco a este hombre", "Yo no conozco
alienaCión, si no hubiera partido de presupuestos tan este acto", palabras de muerte voluntaria; la imagen
impersonales como lo económico,la materia, el valor, de Dios renuncia en ello, con su responsabilidad, a
podría con un ligero giro mudarse en una crítica pcr~, su privil~gio .• Mientras más se profundiza la esencia
sonalista. Se le ve bien cuando describe la alienación de la moral cristiana, más se ve en ella confirmado,
300 EMMANUEL MOUNIER
todo el mundo. nI se compromete. No sólo aquí o allí, Tocamos aq\lí lo que puede llamarsejel punto de
sino completamente en cada acto, aunque cada uno de Ambigüedait-frrndamental de hr persona cristiana. La
sus actos, en el límite, y si él respondiese a 10 que ;~
ambigüedad, como hemos diC;ho, no es más que uno
Dios y el mundo esperan de él, debiera ser como la i
"~ de los signos sensibles de la inefabilidad de una traS-
reunión de toda su vida; y su vida tiende a reproducir cendencia, y es funda,lI!~ntal, sin embargo, porque ella
mímicamente el impulso de un único y exclusivo acto. nos coloca en el camino, no de la confusión, sino de.
Su "sinceridad" no es esta seguridad sentimental cie-
ga, pasiva, cambiante, que ha he,cho tomar a algunos
'.
,~
Al
una cierta inteligencia de, esta trascendencia.
La persona,en la perspectiva cristiana, es presen-
' '
contemporáneos por una fuente profunda de vida la cia, afirmación.. Pero no es presencia en sí, afirma-
efusión de su complacencia más superficial. Es esta ción en sí, sino respuesta. En lenguajebérgsoniano,
unidad a la vez trabajada y recibida, menos buscada esta perspectiva, opone a un personalismo cerrado un
que merecida por el que siempre dice yo pensando ~ personalismo abierto. Tonifieay viriliza a la persona,
en mí 10 menos posible; porque este yo que se com- "
pero la desarma. Sl1elt~sus voluntades para abrirla al
promete está tan directamente ligado a la realidad a la Abandono. Desaprueba sus proyectos para lanzarla á
cual se da, que se borra, con un desaparecer esta vez la Esperanza,
superior, como un mediador, alguien que respon- Abandono y Esperanza, es decir, don de sí a un
diese y que careciese totalmente de respuesta. Lo que *
11
Ser trascendente y bueno, no se encuentran, como
el yo así transfigurado recibe de la vida cristiana es el creía Nietzsche, en la fe de ciertos comportamientos
precio de una respuesta también cada vez más perso- ;;-
empíricos, en una' dimisión enmascarada, que ofrec¡;:
nal, que no es la consigna tiránica de una colectividad, una especie de pasividad femenina a los combates y a
ni siquiera la débil réplica de una lógica ode un Prin- las contradicciones de la vida. Esta religiosidad' son-
cipio, extraños a sus angustias, sino una palabra úni- riente, este optimismo bendecidor, o este borrarse sin
ca con un único don: "Esta gota de sangre que he ,"
batallas, vecinos cercanos del concordismo liberal, tan
vertido por ti .. ." característicos todos juntos de cierto siglo XIX, están
en el origen de ciertas relaciones sistemáticas, pero sa-
nas, de las que la antropología cristiana no debería re-
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EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 305
304
total de sí mismo por sí mismo, bajo el poder progre- fernal, completamente purificada del pecado de apro-
sivo de la gracia, se halla en el mismo corazón de la piación. Os equivocaríais si vieseis en este rigor alguna
espiritualidad cristiana. Bástenos evocar algunas sublimación del'finstinto de la muerte", que es tan
fórmulas del profeta de la Nada * que ha dibujado con caro a los freudianos, o algún masoquismo desatina-
trazos de fuego este ideal de la vida cristiana que es do. Toda esta ascesis no es más que aspiración al Ser
San Juan de la Cruz. y a la plenitud, a este estado del que San Pablo ya
Medios para conservar el todo: decía que en él nos hallaríamos "no teniendo nada y
poseyéndolo todo". Y, entonces, el santo exulta:
Para venir a saberlo todo, "Míos son los cielos y mía es la tierra. Míos son los
no quieras saber algo en nada. hombres, los ju~tos son míos y míos los pecadores, los
Para venir a gustarlo lodo ángeles son míos; y la Madre de Dios y todas lasco-
no quieras tener gusto en nada. sas son mías;yDios mismo es mío y par~ mí; porque
Para venir a poseerlo todo, el Cristo .es.~ y todo para qú. Y entonces, ¿qué pi.
no quieras poseer algo en nada. des, qué buscas tú, alma mía? Tuyo es todo esto y
Para venir a serlo todo, todo es para ti" 10.
no quieras ser algo en nada. Del primer mío al segundo existe el infinito de una
transfiguración crucifkadora. Cupio dissolvi et esse,
Medios para no obstaculizar el todo: tecum, dice Juan de la Cruz al Cristo. Ser disuelto
hasta los huesos y luego,ser, pero en este mundo su-
Cuando reparas en algo, perior desertan un Seia quien se le dice tú, partici-
dejas de arrojarte al lodo. pación ontológica que San Pablo ya designaba con
Para venir del todo al todo un solo verbo comp4~st().
has de dejarte del todo en todo. Es la resistencia y, en su esencia.)a oposición fun" .
y cuando lo vengas del todo a tener, damental del espíritu burgués, nacidu del Inl.¿ndo del
has de tenerlo sin nada querer. dinero, a este cristiani~mo fundamental, lo que los
jóvenes personalistas franceses han sentido más viva-
Nada, nada, nada, San Juan de la. Cruz repite ra- mente en su crítica de las costumbres. El Anticristo
biosamente esta palabra, como si rompiese un ídolo. del mundo modefl16, les decía Péguy cuando tenía
Empuja a este fuego devorador del amor no solamen- veinte años, con esta burla que era en él más seria
te las ligaduras sensibles del alma perdida, sino los que una sentencia, no son los libros de pornografía,
gozos y las apropiaciones espirituales de la que busca que no son lo bastante perversos;. el Anticristo del
en los bienes del cielo unas satisfacciones de criatura. mundo moderno es la libreta de la Caja de Ahorros.
El da a consumir la sustancia misma dc su ser espiri- Esta libreta, que se ofrece a los niños franceses con
tual, para que se encuentre, al salir de esta agonía in- una mística de la economía que se les propone COmo
la moral misma, le parecía ser la primera huella de la
• En español en el original (N. del. T,)
20
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306 EMMANUEL MOUNlER'
PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 307
Bestia sobre su inocencia, el arma directa contra lalef""
evangélica del "lirio que no teje ni hila". Él la veía de inocencia y pecador, es a veces la misión del nove-
)1
como el Tentador dando la mano al niño para su
.,,:' lista cristiano. Sólo la indisponibilidad puede entonces
'primer paso en el camino de esta avaricia "dilapida- acusarla de complacencia en el mal. Si uno u otro
dora y pródiga de su alma, que ha vendido por nada, nunca han cedido a cualquier cosa parecida, esto no
por dinero" ,de esta "moral de enclenques" que es ~:l
debería hacernos olvidar lo esencial de su testimonio:
una propiedad, un régimen y un cierto gusto de pro- que el pecado de debilidad puede cerrar de una forma
pied,ad, que nos hace propietarios de nuestras pobres menos definitiva el <:orazón que una virtud altanera;
virtudes; de esta "honradez" que es una puerta cerra- que ciertas inclinaciones culposas no son más que ge-
da a la' gracia. "Las gentes más honradas, o simple- nerosidad desviada; que a ciertas virtudes hinchadas
mente las gentes honradas, o, por último, lós que se de orgullo conviene recordarles aún una frase de Pé-
les llama COllll' tal¡;:s,'y que"sjenten placer.~ll~m,arse guy: "No es necesario salvar su alma como se salva
como tales, no ti~nen .¡j"fectos en la armadii?a ... Su un tesoro.,. Es necesario salvarla como se pierde
piel de moral constantemente intacta les crea un cuero un tesoro. Gastándolo" 12. '
y una coraza sin 'defecto... Lo que se llama moral es Esta antítesis del orden cristiano y del mundo del
un caparazón que hace al hombre impenetrable a la "tener", nadie la ha expresado mejor desde Péguy que
gracia" 11. Gabriel Marcel 13.
El profetismo cristiano se ha alzado siempre contra Desde el momento en que transformo el Ser vivo
la cristalización sociológica de esta apropiación de la on un dato inerte que coloco y expongo frente a mi
vida moral, la constitución de la secta de los puros y, como una cosa desespiritualizada o desvitalizada, ex-
más generalmente, el establecimiento difuso de una teriormente captable e inventariable, y, por tanto, a
especie de conciencia colectiva de "los Buenos". mi disposición, manipulable y capaz de ser regida por
"¿Por qué me llamáis bueno? -decía el mismo Cristo mí, en ese momento salgo del reino luminoso del Ser y
¡¡ sus discípulos-o Nadie es bueno más que vuestro me coloco, mediante un acto responsable de abandono
Padre que está en los cielos" (Lucas, XVIII, 2), El espiritual, en el reino ciego del Tener.
lona cristiano señala el estrecho pafeptes~o del pe- Este ser' que envilezco de esta forma puede ser
cador y del hombre "normal", la superioridad pro- uno de los mútiples bienes sensibles que me solicitan;
funda, incluso, que le viene al primero de retener lo es, quizá una persona a la que trato como un ob,jeto
que se tiene, sobre el segundo, no por su pecado, ~ino "en tercera persona"" a mi merced; es, quizá, no im-
por la mayor disponibilidad que él conserva entonces porta qué riqueza espiritual (Jacques Riviere ha ex-
en el seno de uno de estos pecados que Péguy llamaba presado magníficamente un día, en sus "Carnets",
los "pecados agraciados", oponiéndolos a los pecados esta especie de vergü(:nza que sigue al escritor en una
de endurecimiento. Separar esta división secreta entre cierta manera de aprovecharse de cualquier "materia
la disponibilidad y la indisponibilidad a la gracia que, literaria", de poner la mano, mediante su arte, en
sin destruirse en forma alguna, no cubre la partición cualquier riqueza virgen). Quizá sea yo mismo cam-
pletam~nte y cada uno, en los actos que provienen de
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308 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 309
mí aunque este yo se interponga e!1tre mi Ser y el la persona no fuera más allá de ellas; una cierta fiebre
Ser como una pantalla opaca, que mi conciencia em- de ascenso social, que es el deseo de un nivel más que
paña con una bruma imborrable, que mis voluntades de un estado; un cierto· demonio de conocimiento,
me oscurecen cualquier significación y cualquier donde se agitan el deseo de acumular y el deseo de
comprensión del suceso. igualar, la inquietud de las codicias y el tormento de
No basta, pues, con hablar de "expansión" de la abrazar las experiencias más inauditas y contradicto-
persona cuando se desea oponerse a los endurecimien- rias; un cierto fanatismo ideológico o espiritual proce-
tos sórdidos del mundo moderno. Ciertamente, el ca- de de esta fiebre profesional. tanto como el sentido
tolicismo no ama en absoluto ese mal humor jansenis- burgués de la propiedad. Giran juntos hacia el mismo
ta que acoge frecuentemente esta fórmula en los vacío de apariencias robustas: el instinto de poder se
medios llamados cristianos. Vueltas a colocar más pierde en una especie deenfermed '1:1 donde el tener
allá del punto de encuentro de la Cruz, todas las se roe a sí mismo, donde el poseedor se convierte en
fórmulas expansivas, superabundantes, un poco triun- poseído de sus bienes, .el prisionero de este enorme yo
fales, .del naturalismo moderno, vuelven a hallar un que ha querido. &er rico y libre 14. /
sentido -los cantos de San Juan de la Cruz, de Fran- Gabriel MhrctJ: na visto con mucha exactitud cómo
cisco de Asís- y más verdad cristiana que esa espe- la reivindicación moderna de .autonomía moral o polí-
cie de avaricia tosca e íntegra. Pero se ve cuán ambi- tica fracasa, pese a las apariencias, el personalismo,
güa es la imagen de la expansión; puede designar la si la autonomía, que no.es, a fin de cuentas, más que
superabundancia soberana que está más allá del tener, el derecho de dirigirse por uno mismo sin control, es
pero también -y aquí nos separaríamos radicalmente decir, de separarse como una cosa entre unas cosas
de la vía cristiana- un crecimiento del tener que cu- extrañas y aplicarse adirigir sus ganancias reforzando
bre el alma de esta maleza florida de la que Cristo de- esta separación. El mismo aliento se da a la indispo-
cía a sus Apóstoles que ella ahoga la palabra de Dios nibilidad en cualquier impulso social basado radical-.
con tanta seguridad como un campo de piedras. mente sobre sentimientos de reivindicación. O aún en
El que de esta forma se halla completamente cu- el anarquismo, cuya negativa vehemente de no perte"
bierto,.completamente protegido por sus posesiones, necer a nadie es una.especie de reivindicación brutal
de su preciosa "persona", se hace progresivamente de posesión absoluta.Ae sí mismo (frecuentemente
indisponible, impermeable a la grada. No tiende a ser, vinculada a esta forma de "expansión" que denunciá-
lo que equivale a estar revestido, sino únicamente a bamos más arriba).
tener la reputación de ser, o la apariencia o la ilusión l'uede verse cómo se unen desde todos los horizon-
de ser lo que socialmente goza de estima: referencia tes del mundo nloderno unas desviaciones política-
social que no supone una medida absoluta, sino úni- mente clasificadas en sectores muy distintos: unas aca-
camente relativa; concurrencia y no aspiración: un rreadas por la corriente democrática, otras por el
cierto igualitarismo, más pequeño burgués quepopu- mundo de los Poseedores y los Fuertes, otras por las
lar, cuyas exigencias serían gustosamente mediocres si tiranías; todas agrupadas, sin embargo, en una misma
310 EMMANUEL MOUNIER" PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 311
corrupci6n del hombre cristiano. La acción común al tianismo); pero .ellas son, en la línea de la significación
'poseedor y al reivindicador, al anarquista y al dicta- cristiana, yalores de: "expansión" o, mejor aún, de
dor, es un gesto de acaparamiento, señal y medio de la realización, porque nos desacostumbran de nosotros
infatuaci6n. La acci6n natural de la persona cristiana mismos, y'hacen saltar a grandes golpes implacables
es tJ'na distracci6n de sí mismo, traicionando una dis- de su buril' el caparazón que nos cierra la Vida. El Ser
ponibilidad de doble sentido, que acoge y que se en- absoluto se define como El que es, completamente, y
trega perpetuamente. Caras infatuadas, hombres- co- no tiene nflda. Sum qui sumo Adsum, le responde el
mo expresa tan exactamente el lenguaje-"llenos de sí santo: yo ~oy, ya no tengo nada, ya soy una oración
mismos", hinchados Úe nada, a la "ez ause'fireS.'y ótus- hacia Ti.
pados. Caras distvaídas, caras abiertfls, miradas lejanas
que, por no habérselo propuesto, no se dejan ya olvi-
dar: he ahí el verdadero duelo de la fealdad y de la
pelleza. Si se quiere otra imagen de la misma relación
fundamental, confrontemos la entorpecedora persona-
lidad del talento mediocre, del fabricante de sistemas
o de especulaciones intelectuales,. del fanático, del
hombre de principios y del predicador de sentencias,
t:'n el oscurecimiento ü'Lai del verdadero creador de
creaci6n, del testigo en su testimonio, del ser espiritual
en la luz que hace resplandecer.
Por ello, cualquier situación que doblegue el poder
del tener para liberar la fecundidad del ser, es una
situaci6n fundamenta! del personalismo cristiano: el
sufrimiento, el riesgo, 'ia exposici6n", la inseguridad
que desarma nuestra tranquilidad; el sacrificio, que
inmola a un tener para abrirse a un progreso del ser;
la muerte, que significa el despojo definitivo de todo
tener; el definitivo desnudarse de nuestro ser real, y
que nos propone "la tentaci6n de pensar que no tener
ya nada es no ser ya nada" (G. Maree!); la humildad,
en fjn, que las resume a todas. Todas ellas han sido
tomadas, por quien confunde verdaderas y falsas ri-
quezas, por valores de disminuci6n (y cuyo gustopue-
de dar lugar, es cierto, a muchas desvia,ciones m6rbi...
das de las que está ltena la.historia margi.n¡ll...f!.~l cris':
I ..
I
IV
fine una vocación. Ellas invisten un orden, susceptible una perspectiva cristiana si no integra algo de ];.1 gran-
de reglas más o menos generalizadas; la vocación no deza del fracaso, no compensado en heroísmo verbal
es nunca realizable. La vocación de Abraham era y en lirismo interior, sino orgánicamente transfigurado
el conducir a su hijo hacia la hoguera para testimoniar en ofrenda. No es como una Idea totalmente acabada
su fe. No se dijo: "Inmolarás a tus hijos por el simple que ya no tendré más que descifrar y realizar. Ella
placer de Dios". La vocación de Job era soportar la trasciende mi existencia como lo eterno trasciende a
miseria en su estercolero, descubriendo en ello el per- lo temporal, y, no obstante, anudada sobre el misterio
fecto despojo del corazón. No se ha ordenado a todos, de la libertad, está modelada muy realmente por mí
para ser buenos cristianos, que adopten la miseria y el mismo en colaboración con la intención divina; sufre
estercolero. Toda vocación es inimitable. Y, sin em- retrocesos, variacJones, desviaciones, aceleraciones,
bargo, ella no realiza su faz única más que fuera de según las respuestas que doy a los acontecimientos, a
cualquier búsqueda de la singularidad. Cada santo di- los anticipos divinos. El último trazo no le será dado
fiere infinitamente de cualquier otro, y, sin embargo, más que por el acto de mi muerte.
todos han buscado el imitar a un solomodelo, Cristo. La llamada permanente de la vocación implica una
Solidabor in te, Deus meus, exclama San Agustín, actitud permanente de ruptura respecto a todo lo que
en ti me soldaré interiormente, y San Ildefonso de To- puede ahogar su voz o desviar su sentido: ruidos del
ledo, haciéndose eco, nos invita a confirmar lo que mundo, egoísmos de las familias, conformismospúbli-
somos en la unidad de la Iglesia, in unitate ips¡'us Ec- cos, usurpaciones de las colectividades que, se arroga-
clesiae solidario Esta confirmación por y en la Iglesia ban sobre esta intocable un derecho de insptcción y de .
distingue la noción católica de la concepción protes- dirección. En"UW.no hay aún znp.s que.un/:¡ condición
tante y liberal de la vocación. Pero esta intersección negativa a la libertad de vocación; pero ella requiere
no quita nada a la diversidad infinita que hace bablar algo más que ciertas protecciones; esta atención del
a San Pedro, en su primera epístola, de la "multiforme corazón, este hábito de recogimiento que educa la
gracia de Dios". La Iglesia es una, y, sin embargo, se virtud natural y sobrenatural del siíC"flcio a fin de que,
ha podido hablar de un "paulinismo", de un "juanis- de ilusión en ilusión, me acerque a esteintimilAt: intimo
. mo" y existen familias franciscanas, dominicanas, meo, este corazón inaccesible de mi corazón, donde
benedictinas, oratorias, etc. La asunción final sancio- "Dios ha querido", ha sido del agrado de Dios, que
nará esta multiplicidad de vocaciones, la que integra- me ha discernido desde el seno de mi madre, y que
rá, como nos dice el Apocalipsis, todo lo que procede me ha llamado mediante su gracia, a revelar a su Hijo
"de toda tribu, de toda lengua, de todo pueblo y de , en mí" (Gal. l, 15-16).
toda nación". Si se toma esta palabra de San Pablo en su pleni-
Mi vocación puede ser el desarrollo de mis talentos tud, da un sentido desmesurado a esta "eminente dig-
naturales, de mis iniciativas incluso espirituales, y nidad", única eminente a decir verdad, única indiscu-
puede estar también en su ,fracaso temporal total, por- tiblemente liberada de la naturaleza; la .diguidad de
que, a decir verdad, una vocación es inimaginable en este secreto del alma 16 que no sólo la imagen y el
,.,
318 EMMANUEL
-
MOUNIER.. -w~
,
320 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 321
tos. Ante todo, y es necesario no desconocerlo, una tido vivo de la responsabilidad y' del servicio. Ellos
nostalgia de la ligereza y de la independencia absoluta dicen, con razón, que la libertad no nos ha sido dada
del Espíritu puro, un hombre pervertido a las llama- para que permanezcamos en suspenso, sino para que
das de la vida divina en nosotros. El movimiento de nos comprometamos: nosotros diríamos que la liber-
la persona como tal está orientado hacia la aseidad tad no es nada si no es un campo abierto a una libe-
absoluta de Dios, y la impulsa a unos grados cada vez ración. Únicamente el compromiso no es. liberador
más elevados de espontaneidad y de independencia; el más que dedicado a una. realidad donde la' persona
presentimiento ciego de este Absoluto está vivo tanto vuelve a encontrarse al perderse; mientras que los to-
en la poesía como en la reflexión y en la política ac- talitarios la arrojan a una movilización donde ella
tuales; en este sentido, no son tan relativistas como a enajena su ser mismo en poderes que le están subordi-
menudo se cree. Pero si Dios puede bastarse a sí mis- nados, sea la raza, el Estado o la producción.
mo porque él es el Ser, y separarse de toda dependen- ¿Qué luz puede arrojar la ética "cristiana en este
cia porque es la interioridad pura, el hombre es capaz debate?
de liberarse de todas las cosas salvo del Ser. Tal es, Todas las confesiones cristianas están de acuerd'l en
sin embargo, la aspiración titánica del liberalismo; se la imagen del destino final de los hijos de Dios. No es
ha apegado tan fuertemente a los valores de liberación la libertad infinita, indeterminada y soberana absoluta
pura y simple, sea cual sea su finalidad, que ha llega- del liberalismo, que es la dotación d()] Ser perfecto. :SI
do a colocar la negativa por encima de la elección, la participa, sin embargo, en cierta m,ínera en la Beati-
indeterminación por encima de la adhesión, el capri- tud, en esta ligereza imponderable del Espíritu del que
cho por encima de la fidelidad, el acto inmotivado por nadie "sabe de dónde viene ni a dónde ,va". Eu el
encima del acto pleno de sentido como el fruto de su hombre que vive todavía en el tiempo, est¡¡C libertad es
savia. Conocemos estas reuniones de pensamiento, aspirada ~n ~POL\lna fuerzí\ interi5'r 60mo la co-
donde la elegancia del espíritu parece estar en no lle- rola hacia el sol. Pero como esta dirigida hacia alguien
gar a conclusiones; esta generalización en el vocabu- distinto de sí mismo, es en él una especie de peso:
lario social y político, de la reivindicación de libertad; Amor meus, pondus meus. En la Beatitud, ella irá
esta piedad de gran señor que afectan unas inteligen- hacia Dios por una necesidad íntima, sin dej ar de ser
ciasdistinguidas por una fe viva, por una ortodoxia, libre. El Cristianismo da, por tanto, una salida, po~
por un pensamiento que lucha. La reacción debía lle- encima del tiempo, a este deseo de gratuidad que so-
gar, brutal, en esta intemperancia que volatilizase el cava al mundo contemporáneo.
sentido de la libertad en la exaltación misma de su Sin embargo, nuestra acción se desarrolla en el
dignidad. Ha llegado, y no es nada simple. Estos sar- tiempo. Allí nuestro corazón desea todavía a Dios con
casmos que los regímenes totalitarios distribuyen sin un deseo fascinante aunque parcialmente ciego y que
tasa a la libertad de los liberales" por no hablar, sin no sabe reconocer infaliblemente a su objeto. Éste lo
más, de las injurias que hacen sufrir a la libertad to- buscará en la soledad, aquél en la acción, este otro en
dos los días, han despertado al mismo tiempo un sen- el arte, o en el amor, o en los combates. A la libertad
",:
21
322 EMMANUEL MOUNIER . ,',;-~,
PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 323
suprema, libertad de "espontaneidad", de "exalta- temor la Ley de Dios, la siento pesar como una escla-
ción", digamos ir¡chiso de ~"autonomía", 1>'I1!t.fiuyendo vitud sobre las inclinaciones de mi naturaleza perver-
el sentido paulinljl al sentido kantiano de la palabra 17, tida. "Pero he aquí que el Espíritu Santo inclina por
esta indigencia ..L-¡no se trata de una perfección!--. amor la voluntad hacia el verdadero bien; por amor,
aporta una libertad de elección, que debe descubrir, él hace que la voluntad pese actualmente por comple-
en un acto preparado P9r un hábit9 del alma y pro- to hacia eso mismo que está en la línea de su deseo
movido por la gracia, la relación de cada conducta más profundo. Quit:}, pues, a la vez, esta doble escla-
posible con el deseo infinito e ineficaz de nuestro co- vitud; la esclavitud en la que, siervo de la pasión y
razón. Este acto, cuando nosotros 16 planteamos, com- del pecado, el hombre actúa contra la ordenación na-
promete a toda la persona; más exactamente, es en tural de su voluntad; y la esclavitud en la que, siervo
tales actos y mediante ellos como la persona surge y de la ley, y no su amigo, actúa de acuerdo con la ley
se hace. Pero la elección, y menos aún la indetermina- ~
vina, y el cristiano debe someterse a ella completa- él al fundador del Kulturstaat, del Estado que tiene
mente. Ninguna insurrección es legítima. Si el Príncipe como función propia unos fines espirituales 21.
es un tirano, es el pueblo quien le ha merecido por sus El catoliCÍi¡mo ha" sido garantizado contra esas abe-
pecados. Al mismo tiempo que clesarma cualquier re- rraciones en su línea de ortodoxia central por la afir-
sistencia del individuo frente al poder, Lutero le quita mación de una libertad positiva de la person<o que
el contrapeso del poder de la Iglesia. El sacerdocio, es aeusa de ilegitimidad a ciertas usurpaciones del Esta-
decir, en el espíritu de la época el poder espiritual, do, y por el equílíbrio que aporta a la fuerza expansi-
está en poder de todos los cristianos, pero como su va de los poderes teniporales el poder indirecto de la
masa es estúpida y pasiva, piensa Lutero, no existe Iglesia. Sin embargo, esta. síntesis no se ha formado en
para recoger este poder más que una sola organización un día, y ella no elimina cualquier infiltración del es-
que sea lo bastante fuerte: el poder temporal de los píritu contrario en la catolicidad. De esto, la historia
Estados. Dándoles así la totalidad de poder ysu con- ofrece abundantes testimonios.
sagración espiritual, Lutero hace a los Estados sobe- Se ha definido justamente un "agustinismo político'~
ranos, material e interiormente, sobre el cuerpo del que San Agustín es mucho menos responsable qlle
podrido de la cristiandad. Tiende a darles una compe- cierto endurecimiento sociológico de. su doctrin a, :i
tencia directa hasta en la organización sacerdotal y la que consiste, mediante un deslizarse de 10 teológicp a
vida religiosa de los fieles. Afirma que, aunque el 10 político, en "una tendencia a. abs().rber el derecho
príncipe no tiene como misión el cristianizar a la sa- natural en la justicia sobrenatural, el derecho del Es...
ciedad, porque no puede hacerse una libertad con tado en el de la Iglesia" 22. Es sabido que la tradición
servidumbre, él le da como función, sin embargo, el agustiniana se car¡¡cteriza por un sentido tan vivo del
reprimir las malas tendencias del pueblo y obtener de abrazo eje todas las cosas mediante la gracia de Di9s
él la realización de obras exteriormente buenas, lo que que tiende a consumir la naturaleza en ,el fuego des,~
en buena política conduce de esta forma directamente bordante de la sobrenaturaleza, cualqpier realidad
al cesaro-papismo. Calvino afirmará igualmente que viva en la mti:dad ylaaspirac~Qn de a,eluln, sin que na-
el papel de la autoridad civil es el organizar la socie- die pueda sustraerse a ello. Si la persona no tiene otro
dad y facilitar su ascensión hacia Dios, y él inspirará interés próximo ni otro modo de realidad que su aspi-
a Zuirlglío, el reformador de Zurich, que concebirá el ración. hacía Dios, 110gueda ya lugar a lo profanolli
servicio de Dios como una epopeya guerrera. Puede a su gobierno. El Estado posee una directa atención
verse claramente que sólo muy a la ligera sabe unir por los fines de la vidácontemplativa Y está enc:arg!i'-
protestantismo e individualismo como dos términos do de la salvación de sus súbditos, para promover el
equivalentes. Lutero es el fundador de un verdadero bien y refrenar el mal. Él se convierte en un órgano de
totalitarismo religioso. Pesimismo, escepticismo sobre la Iglesia, la fuerza al servicio del poder espiritual.
las masas, providencialismo político, bastará con ha- Esta concepción ministerial del poder secular era ex-
.cer laicas estas fórmulas para derivar de ellas el tota- traña, como ha demostrado Arquillere, a la época
litarismo moderno, y no sin razón los alemanes vlln.eJ:l apostólica, que no se ocupaba más que de la justicia
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326 " EMMANUEL~UNIER
,. . PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 327
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sobrenatural, nb pensaba entonces aplicarla a la vida sensibilidad política de los católicos, la herencia del
pública y no reconocía al Estado desde el punto de cesaro-papismo es reivindicada hoy por este mismo
vista espiritual, incluso después de Constantino, sino poder laico que luchaba ayer por su liberación. Y que
para resistirJecuando él quería imponerle su culto; 'la Iglesia, manteniendo la permanencia de su mensaje
predicando, además, como continuador de San Pablo, bajo las vicisitudes de las cristiandades históricas y de
el respeto absoluto de su dominio propio. Es a Grega- las desviaciones de sus fieles, aparece ahora en el
rio el Grande, a finales del siglo VI, al que se debe una mundo entero como un bastión de la libertad espiri.
con¿~rción que debía dominar soberanamente durante tual contra la arbitrariedad de los poderes.
toda la Alta Edad Media. Es él quien piensa y suscita En el, extremo opuesto, una concepción exaltada
el Imperio cristiano, en el que el Emperador está en- de la libertad soberana del hombre rescatado puede
cargado de velar por la Iglesia yde propagar la feP; consumir el contrato social y la autoridad del sobera-
el peder temporal, escribirá en el siglo siguiente San no en beneficio de una especie de anarquismo religio-
Isidoro de Sevilla, no sería necesario "si él no impu- so. ¿Quizá fuera ésta la tendencia naciente de un cier-
siese mediante el terror de la disciplina lo que los sa- to erasmismo, la que explicase la fuerza de la tradición
cerdotes son impotentes para hacer prevalecer me- erasmiana en un pueblo de temperamento tan anár~
diante la palabra" 24. La institución de la consagración quico como el pueblo español? En cualquier caso, este
incorporará la institución real a la Iglesia, a partir de profetismo asocial, que lIJa dejado más de una vez su
finales del siglo VII. Poco después, Carlomagno va a huella en la historia religiosa, faltó poco para que do-
soldar los dos poderes en su persona de fiel ministro minase a Europa en el momento de su extensión, en
del "'Papado, absorbiendo al Estado en sus funciones el siglo XVI, con los Begardos y Anabaptistas 25. Los
sagradas y preparando la gran época de la teocracia Hermanos Moravos, que les abrieron los caminos,
de los siglos IX al XI. veían en el Estado el principio del mundo anatemati~
Frenado por la síntesis tomista, y además hecho zado por Cristo. Profesaban la creencia de que no es
fracasar por los poderes nacientes (feudalismo, más lícito a un cristiano el cumplir servicio de espada bajo
tarde de los Estados y las Comunas), la corriente teo- forma alguna, no sólo militar, sino administrativa,
crática se agot~rá 'en el eúrso de los stg~ighientes 'Para ridiculizarlos, llevaban al costado un pequeño
y la doctrina cfltólica del poder se constituirá, en de- sable de madera. "Los fieles son un pueblo elegido,
finitiva, sobrerotras bases. Pero este pasado tiene tal separado del mundo --dice uno de sus discípulos po-
peso, y supone tanta grandeza en la memoria de la lacos-.Para entrar en el gobierno deberían de nuevo
Iglesia, que incluso hoy no se reduce en modo alguno entrar en el mundo que los desprecia y los detesta".
a un simple objeto histórico. Es de toda evidencia, sin 'Ellos se apresuraron, por lo demás, para asegurar esta
embargn, que si incluso a lo largo del siglo XIX una libertad obligatoria, a establecer allí donde asumieron
cierta tensión teocrática, una confianza excesiva en la el poder una autoridad más despótica que aquella a
salvación masiva de los fieles mediante la autori<;iad la que combatían ...
del Estado, han seguido siendo corrientes vivas de la Por su mismo espíritu, estas sectas, a lo largo de la
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328 EMMANUEL MOUNIER PERSONA:1:NrMO y CRIS;¡-"¡ANISMO 329
historia religiosa, se han separado de una Iglesia con- glo XVI sobre la insurrección y el tiranicidio. La toma-
siderada por ellas como culpable de haber cometido el remos en la proximidad de la síntesis más caracterís-
pecado de sociedad, y de haberlo agravado por su tica, la de Suárez.
complacencia y a veces su participación en el poder El Estado no eS una comunidad artificial, sino una
temporal. No obstante, no faltan aún hoy, sobre todo communitas, y, como se dirá más tarde (Rommen), un
después de estos años de confusión, católicos que lle- "organismo mora!". De algunos textos de San Agustín
van en sí esta herejía virtual. Nos damos cuenta al fi- se ha creído obligado llegar a la conclusión de que.la
nal de que muchos jóvenes que hoy son hombres, institución política está vinculada con el pecado origi-
principalmente en los países democráticos, han sido nal aunque ella no pertenezca a la condición humana
nutridos de una especie de jansenismo político que .más que desde el exterior y accidentalmente. Suárez
ahora produce sus tristes efectos. ¿Es esto así porque rechaza esta tesis. Admite solamente que sin el pecado
los nuevos poderes en principio se constituyeron en original la autoridad política, que es natural, hubiese
una cierta persecución de los privilegios adquiridos sido únicamente directiva y no coercitiva. En fOfJ:n.a
por la Iglesia, que separó a los educadores cristianos alguna ha sido suprimida por la nueva ley, como pien-
del sentido del Estado? ¿No es también una infiltra- san los "espirituales". "La autoridad civil ha seguido
ción rOmántica e individualista en la concepción de la siendo la misma bajo.la ley de la gracia" 26.
vida interior, concebida como algo que debe ser cui- Sin embargo, Suárez toma grandes precauciones pa-
dadosamente protegido de los contactos impuros y de ra no "objetivar" esta comunidad de naturaleza hasta
las obras demasiado prácticas? El hecho es que la re- un punto en queella . llmenazase el margen de indepell-
novación espiritual católica se ha orientado con fre- dencia inalienable dela persona. Le repugna empleár
cuencia en el sentido de un apoliticismo, cuando no de la palabra corpus parll caracterizarla, porque nO es
un antipoliticismo, que se deja llevar con demasiada conveniente, dice él, para individq,ps autónomos y do-
rapidez hacia la protesta individual solitaria e ineficaz tados de libre arbitrio. Cualquier monismo político
o a la resistencia de las catacumbas en la hora difícil desde Platón (el imperialismo de Alejapdro, del que
en que el deber del cristiano es el de estar presente, de se ha dich2.Eue era el primero de los limperialismos
tomarla herramienta y ponerse a la obra, sobre todo racistas,' ef'ftJ1'tQ-romano de la: 'i'midacf de la potestasi;Jll
lo que le rodea, con todas las fuerzas sanas de su el Universo conocido) se ha basado en esta aberración
tiempo. primaria que coloca en un ser colectivo la upidad per-
La teología católica está tan alejada de este anar- fecta, objeto de las más fuertes aspiraciones del hom-
quismo religioso como de un totalitarismo espiritual. bre. Suárez prefiere, tocante a la autoridad política',
Como se verá más adelante, ella posee, para dejarse hablar de persona ¡icta. Por lo demás, esta comunidad
seducir por ello, un sentimiento demasiado vivo de la no es una especie de natur;'lleza necesaria que venga a
condición humana, de sus ataduras y de sus límites. imponerse al hombre desde el exterior, Para consti-
. Su doctrina definitiva de la autoridad política se h ll tuir,se requiere un acto mor::¡!, una intervención activa
constituido en el curso de los largos debates del' si- de vÓluntades humanas agrupadas. Que no se hable
" , .. ~-..;" !
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330 E!vtMANUEL MOUNIEit PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 331
de voluntarismo. Este consensus no es, como en Rous- objeto entre otros, nos lanzamos por la pendiente de
seau,un contrato salido de la exclusiva decisión de las este naturalismo que, por un descenso progresivo de
voluntades individuales y creador de un ser colectivo nivel, a partir de los jusnaturalistas cristianos condu-
ex nihilo; es una adhesión libre y creadora a una ne, cirá a la visión completamente laica del siglo XVIII.
ce
cesidad natural que posee una estructura ya proyecta- Pero es preciso no materializar esta "naturaleza" ra-
da con anterioridad a este acto, pero que espera de zonable en un universo que existe por sí mismo. Con-
este acto una consagración y una facilidad que sin él viene ver en ello más bien un intermediario, un
no podría poseer. En pocas palabras, esta "adhesión" universo de relación entre la animalidad y la espiri-
es totalmente extraña a la alienación y a la masifica- tualidad . .Éste es el lugar mismo del derecho.
ción,está her~¡¡l según el modelo del acto personal qu~ De este orden proceden el Estado y su finalidad.
actúa sobre realidade" .., cOlldicionespreviamente exis" El Estado no es un ministro de Dios, es una sociedad
tentes. Se vueive a encontrar una perspectiva muy pa- natural destinada a asegurar un bien común temporal.
recida en las investigaciones actualmente realizadas En cualquier otra esfera su poder es ilegítimo. Su fin
para sustituir por una concepción institucional la con- no es la felicidad solbrenatural de las personas, sino
cepción contractual del Derecho Público, y en una su felicidad política: porque el perfeccionamiento es-
perspectiva menos inmóvil, para determinar la génesis piritual es una acción interior que no puede asegurar-
de un "derecho social" (Gurvitch) c¡ue sigue siendo el , se desde fuera 27, nii mucho menos las absorbe. De esta
derecho de un mundo de voluntades libres sin que esté forma evitamos do~, fuentes de totalitarismo. El Estado
constituido sobre su arbitrariedad. no puede seguir siendo autónomo y dejar a las perso-
La persona, en sus relaciones con el poder público, nas trascendentalmente libres más que persiguiendo
se halla así protegida desde tres lados. un fin propio, aunque subordinado, al fin último de las
Dar una finalidad al Estado es la primera garantía. personas: la conservación de la paz exterior y de la
y ladebe al reconocimiento por el huma~ t@mis- justicia legal, entendiendo por este nombre la justicia
ta y renacentista de una "naturaleza" indíYldual y co- que concierne a la realización del bien común. "El
lectiva, que, aupque íntimamente subordinada a 10 Estado no hace directamente hombres buenos, sino
sobrenatural (yen ello está el legad() inalienable del buenos ciudadanos" 28. Y si el "buen ciudadano", co-
agustinismo), posee, sin embargo, su valor propio y rre el riesgo de ahogar al cristiano, si tiende a hacerle
constituye un orden determinable, aunque siga siendo tomar la utilidad por la justicia, la tranquilidad por el
'inacabado y abierto. orden y un cierto conformismo hereditario por espíritu
Sobre la formulación filosófica de esta noc:Íón y so- de obediencia, esto no se produce sino mediante un
bre las amenazas que ella encierra, puede hacerse más deslizamiento, aunque sea el más fácil, pero que no
de una reserva. Desde que la articulación vital del es fatal.
'orden natural al orden sobrenatural es, por poco que Si la Iglesia ha podido abusar en ciertas épocas de
sea, tensa (desde que en el orden "natural" olvidamos" su poder temporal, e incluso de su poder espiritual in-
'la imagen o los vestigios de Dios para ver en él un directo, es justo señalar cuánto ha servido a la libertad
332 EMMANUEL MOUNIER PEBSONALlSMO YCBISTIANISMQ 333
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de los hombres el control y la moderación que ella confianza Q1!.~.sepresiente surgida de 16 más profun-
ha ejercido siempre en lo espiritual, mediante este do, olemos -algún rastro de íansenismo (tan vivo aún
poder indirecto que se arroga sobre las actividades de en Francia, por ejemplo) que permanece en el confín
los Estados. Contra la arbitrariedad de los Príncipes de la sensibilidad· católica como cierta contaminación
y de sus legistas, desviando más tarde la Reforma al luterana difusa y crónica. Es la misma visión avara de
servicio de sus nacionalismos, ella luchará, a la vez, a la obra de Dios en los corazones que muestran tantaS
favor de la libertad y de los individuos, y, a falta de falsas prudencias, pusilanimidades, acciones sin senti-
una cristiandad desaparecida, por la cohesión religiosa do. Para un cristiano, el desarrollo de la civilización
y espiritual de las naciones. Pese a los múltiples com- toma su sentido en un aprendizaje progresivo de la li-
promisos nacidos de la confusión de las situaciones bertad, en un esfuerzo sostenido para ampliar sus con-
espirituales y de ciertos reflejos sociológicos, en con- dicionesde ejercicio. Cualquier afíticipo en este senti-
junto ha adoptado la misma posición respecto a los do (no mediante una ficción cómoda, como muchas
fascismos. de las "libertades" liberales) es una adquisición espi-
La cristiandad medieval no ha sido más que una ritual. Santo Tomás describe y condena bajo el nom-
primera aproximación de este universalismo. Nuevas bre de "servidumbre" un estado que no se halla lejos
realizaciones históricas son posibles tras el desarrollo de la "alienación" de Marx, en el (Jne el dirigente, vol-
de los cuatro o cinco siglos que han marcado la libe- viendo hacia su propia utilidad la autoridad que de-
ración de las naciones modernas y de los ciudadanos tenta, trata al hombre, por decirlo así, como una parte
en el seno de estas naciones. Todo personalismo im- y un órgano de esta utilidad 29. Del siglo XIII al xv la
plica un cierto pluralismo institucional que trata de teología católica hapliesto en pie una doctrina hoy
salvar la cohesión necesaria a la dudad en una adap- clásica del derecho ~1~ insurrección y de la legitimi-
tación para las familias de ideas que componen esta dad del tiranicidio en circunstancias· urgentes y con
ciudad. Sería necesario a nuestra época un nuevO San- todas las garantías necesarias: es decir, que sin teqer
to Tomás o un nuevo Suárez para extraer de las difi- como fin propio la vocación última de las personas,
cultades que ella plantea la teología de esta ciudad la autoridad se destruye a sí mismo cuando ataca a
nueva, Aquí no hacemos más que indiear la dirección aquélla. Se vuelve así a la relación entce el homb¡;e
y señalar el lugar. privado cristiano y los poderes públicos,la la tradición
Por último, si el catolicismo profesa la cr~encia, misma qe ~~ªd apostólica" precisada ~or quince si-
como es cierto, de que la libertad de la persona está, glos de vicisitud y reflexiones. Si las "libertades de-
a la vez, limitada en su naturaleza por la crea~ión y mócratas" han suscitado una desconfianza tenaz en
herida en su ejercicio por el pecado original, no pue- muchos teólogos, ya sea por las vinculaciones políticas
de sino tener una gran solicitud por todo lo que ¡puede e ideológicas de algunos de ellos, ya sea por el efecto
curar y realzar esta dignidad afligida. Cada vez, que a de las filosofías dudosas y las instituciones precarias a
un hombre que se llama católico se le escapa, cuaJ1qo las que ()riginariamente se h¡:u~ unido, los grandes dra-
se habla de libertad, una de estas reacciones de des- mas "de la civilización occidental desde hace alguno.
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334 EMMANUEL MOUNIEl{
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340 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 341
ligan y la retienen. Es 10 que nos ha llevado ya a ¿Qué nos dice, en primer lugar, la antropología
evocar los destrozos de una cierta tentación de pureza cristiana?
a partir del momento en el que, desconociendo la con- Ella afirma, en primer término, por creación y por
dicion humana, se aventura en el no man's land que elección libres de Dios, la trascendenc,ia de la persona
existe entre el hombre y Dios y del que el hombre está respecto de sus condiciones empíricaS. Sin embargo,
ausente, sin que en él sea encontrado Aquél que nos
ha sido dicho que reposa en lo más íntimo de nuestra
. , . ~ .., a la. pelrsona a unarea-
la situación-de. criatura somete
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mito del progreso infalible e infinito sobre el desarro- corrientes democráticas, durante el siglo XIX, se expU-
llo del liberalismo y del socialismo modernos, en este ca parcialmente por la vinculación que habían adopta-
punto profundamente emparentados. Las doctrinas do con ellas. Sin embargo, no da impulso a una
que, por el contrario, parten de un pesimismo riguro- civilización triste y suficiente. Funda un humanismo
so sobre el hombre, como el Luteranismo, la filosofía político siempre inquieto, pero siempre abierto, por-
de IIobbes y la mayoría de las políticas autoritarias, que nada de 10 que: nace del hombre rescatado puede
buscan en la autoridad inflexible del poder un recurso detenerse sobre el camino recorrido; y abre a su acti-
contra el peligro permanente de anarquía. que fomenta vidad un crédito del cual debemos cuidarnos de anUD-
este animal turbulento. En la actividad privada del ciar demasiado pronto los límites. A cada generación
cristiano el ll\~,imismo luterano, al romper el lazo de asistimos en este frente estrecho, cuya posición con-
la piedad ·:on la mora\i.:¡::d, consagra al demonio todo creta raramente es evidente, a un debate siempre
el campo ve su actividad moral y de sus obras. Igual- reanudado en el interior del catolicismo entre los que
mente, lanza el anatema sobre esta obra de la colecti- sienten más vivamente las generosidades ya inagota-
vidad cristiana que puede ser, si no la realización esta- bles de una naturaleza hecha a imagen de Dios y las
blecida de un "orden temporal cristiano", al· menos el posibilidades inestimables que el fermento cristiano
esfuerzo por insertar orgár1Ícamen\e 10 es.p.ilitual,cris- despierta en ella, y los que, poniendo el acento sobre
tiano en 10 temgoral: el Evangelio ignora"'TI(ley de las mutilaciones de esta naturaleza y sobre el pequeño
los hombres, igu,&l que ignora sus obras; la abandona número de los elegidos, desde esta tierra, siguen sien-
a la voJumad de los poderosos. do siempre sensibles a la fragilidad de los edificios
La antropología católica no es, como aveces se ha creados, a la enorme eficacia de la malicia, a la debili-
intentado presentar, una síntesis, una especie de tér- dad perpetua del hombre sin Dios. La vida del catoli-
mino medio entre estas dos utopías. Es mediante unas cismo como fermento de civilización está hecha, sin
aberraciones divergentes como ha surgido de ella, de duda, de esta tensión entre dos temperamentos, en la
forma secundaria y forzadamente, el optimismo y el que cada uno dl:be: ser retenido constantemente sobre
pesimismo social. El hombre que ella nos "presenta es la pendiente del sistema que le separaría de la verdad
un ser cuya naturaleza no ha sido radicalmente vicia- viva.
da, que sigue siendo capaz de realizar actos santos y Este debate práctico está unido a uno teórico sobre
merecedores. Él lleva, sin embargo, en la intimidad de la idea de naturaleza 33. "La naturaleza es de dere-
esta naturaleza, una profunda herida ontológica que, chas" ,escribía Ramuz. Al menos, una cierta concep-
privándole de los dones preternaturales a los que es- ción estática de la naturaleza, concebida como una
taba, antes de la caída, íntimamente injertada, la ha realidad definitiva en la que es muy grande la tenta-
dejado en sus mismos atributos como poseída de una. ción de colocar las determinaciones demasiado huma-
debilidad que sólo la gracia puede volver a alzar. . nas y provisionales de las situaciones adquiridas,
Esta teología condena todas las utopías del optimj~ restablecer los derechos de la incomodidad y del ab-
mo moral y social, y la resistencia deja Iglesia a las soluto cristiano.
344 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 345
La noción tomista de la naturaleza ha podido pres- preciso no olvidarlo, tenía ante él la potente fuerza del
tarse a esta visión demasiado estrecha, incluso si su aristotelismo panteizante, y más de una nota demasia-
responsabilidad se ha separado finalmente de ella. La do fuerte se explica en él por la necesidad de definir
naturaleza tomista no posee nada que no posea de en la criatura un ser, un terreno que le detenga de
Dios, pero, una vez constituida por Dios y asistida por pretender al ser divino (aún señala él, en su definición
f:J, contiene en sí misma la razón suficiente de sus as- de la naturaleza, la superioridad del fin animador so-
piraciones; que una única forma no pueda unirse más bre la forma animadora). San Buenaventura, más pre-
qlJe a una única materia, de suerte que, cuando se ocupado por evitafque la naturaleza sr atribuya una
hayan unido, la materia "ha satisfecho completamente suficienci~lpleta,la Ilena,de sombras, de vestigios,
el apetito de la forma, la forma finaliza íntegramente de símbolos y de imágenes de Dios, de las que Dios
todas las posibilidades de esta materia y de ella sale sabe cuáles son los ejercicios in,'~gotables y no previ-
un ser completo, saturado, que no contiene ya en re- sibles.
.serva ninguna posibilidad de desarrollo" (Gilson), y Dos grupos de mentalidades, dos grupos éj filóso-
el. paso hacia un conservadurismo integral será fácil de fos, dos grupos de políticos, ambos cristianos y cató-
dar. Será dado por varios teóricos del "derecho natu- licos, saldrán de estas. dos nociones madrer. Según
ral", qlJe se ha construido parcialmente contra el de- sus vicisitudes, loS teólogos levantarán barreras tan
recho revelado, y por los hombres del siglo XVIII. pronto hacia el naturalismo, tan tiranto hacia el sobre-
Separada del Dios de Abraham y de Jaeob, la natura- naturalismo. Y cada edad volverá a tomar a su cargo,
leza tiende rápidamente a aparecer en mayúscula y a sobre nuevas realidades, la misma búsqueda bífida, la
detenerse en justificaciones del orden establecido. misma síntesis inestaple. ..
Pero esta concepción no es la única que podemos Lo que la Iglesia conservará siempre del "natura~
encontrar en la tradición católica. Para San· Buena- lismo" de Santo Tomás es, en primer término, la aJir-
ventura, por ejemplo, la naturaleza no ha recibido mación de humanismo cristiano que es su alma,qtle
una "entrega de fondos" suficiente para que con la mantiene contra elhlteranismo, para quien la natu-
única influencia general de Dios pueda rendir cuenta raleza es una masa de perdición, contra la Ortodol}ia,
de todas sus operaciones. De esta forma, ella está mu- para la que es, en sí, un proceso de corrupción, y con-
cho más abierta que en Santo Tomás a las iluminacio- tra el pesimismo de. los políticos "realistas". En·se-
nes y a la intervención imprevisible 'de Dios. Su esta- gundo lugar, la idea· de que las construcciones más
tuto, por lo demás, facilita esto. Para San Buenaven- aventuradas del hombre deben basarse sobre un suelo
tura, la unión de una materia a una forma da impulso primario, sobre lo natural. La antropología raciona-
al compuesto, en cuanto que la forma considerada po- lista del siglo XVIII, que reduce al hombre a una razón
see unas virtualidades en reserva, las razonessemma- -;, fabricadora de conceptos y máquinas, ha dado a toda
les, que las materias a las que ella se ha unido no le 1 la edad contemporánea una .especie de convicción es-
han permitido desarrollar, y q¡ue son la materia posi- pontánea de que la actividad creadora ~el hombre, sea
ble de una organización más elevada. Santo Tomás, es enelpen~iento, en el arte, en la ~cnica o en la
a ".,.;~ ..., 4' C ' "
C•• '
346 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 347
acción, es, capaz de una infinidad de combinaciones el camino a las nociones de libertad creadora y de
sin fundamento, y que, en consecuencia, ninguna es- progreso (que se han desviado inmediatamente y se
tructura viene a limitar su dinamismo. La antropolo- han vuelto contra él) y de las que la Antigüedad no
gía cristiana, incluso cuando disputa sutilmente sobre tenía idea. alguna. Que dota a la inteligencia de una
la idea de naturaleza o su contenido, conserva siempre amplitud infinita, capaz como es de todo lo cognos-
algo de la fórmula de Santo Tomás de que "lo volun- cible. Que con la potencia del amor introduce en el
tariotiene su fundamento en Jo ,natural" 34, y que es alma humana una fúerza de renovaCión y de creación
necesario que cualquier cosa de modo apropiado a la que, ayudada por la fe, puede curar la enfermedad y
naturaleza participe por medio de la voluntad, de la mover las montañas. ¿Cómo podríamos preCipitada-
mis lI1 a forma que una causa que tiene prioridad sobre mente poner límites -,humanos, demasiado huma~
otras influye sobre ellas. Las instituCiones soCiales han nos- ,a la actividad de éstos que la Primera a los
comenzado siempre por un núcleo de iniciativas en el Corintios •llama Dei adjutores, y San Dionisia Dei
plano de las costumbres, el derecho explícito por unas coope~atores, los cooperadores de Dios? También la
costumbres espontáneas,Ja reflexión por .una, expe- más "estática" de las antropologías cristianas a la pri-
riencia condicipnada. En este sentidol1nll política mera aproximación de sus fórmulas, la de Santo To-
católica recordará siempre a las lltCJpías evangélicas o más, lo es mucho menos de lo que aparenta. Puede
racionalistas el valor de las ataduras, el peso del vérsele afirmar que de la unidad de una "naturaleza"
tiempo, los límites del sueño. no se puede deducir por simple análisis la norma de
¿Quiere esto deCir que ella pesará siempre en sen- su actividad. Como las naturalezas dependen de la
tido inverso de la imaginaCión o de la generosidad, materia. para su realización, no basta con contemplar
que se r.ontentará, en la marchá de la historia, con lo que ellas son, sino que es necesario verlas actuar
unas funciones de detenCión? Santo Tomás, del que a para aprehender todas sus posibilidades: ¿cómo limi-
menudo se olvida C!!y,;, estuvo adelantado con relación tar de antemano las revelaciones de esta observa-
a su época, sería el primero en protestar, puesto que Ción? 3S. Nosotros ignoramos si, antes de que el tiempo
nos pone en guardia contra este "natural" y "espon- deje su lUgar a la eternidad, el plan providencial es el
táneo" '(¡ue es ya un producto, secundario del libre de dar su oportunidad a un "superhombre" que sería
arbitrio, o al menos una naturaleza ya degradada por '1 aún un hombre, y de: probarnos en la abundanCia, la
él. Los innovadores encuentran generalmente en su paz, la desapariCión de todos los terrores temporales,
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camino a estos apóstoles vehementes de la "natura- o bien dejar precipitarse en un apocalipsis las con-
leza" y del "sentido común" que bautizan con estos secuencias del pecado. Nada autoriza a ello, ni el ca-
nombres respetables a las costumbres dominantes de tastrofismo de unos ni la alegría de otros. Todo es
su época. No sería conveniente olvidar que si él b.!l: posible (y todo puede ser materia de prueba), una vez
podido integrar en una perspectiva completamente salvadas Ciertas condiciones fundamentales de la ac-
nueva algo de la noción griega de la, naturaleza,. el ciónhumana.
cristianismo ha abierto mucho más aún por sí misiDÓ Hablar de condiCión hUmana más que de naturaleza
348 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRiSTIANISMO 349
humana es dejar, quizá, más libertad a las virtualida- lencias, procede de ahí. Es sabido cómo ha sido ex-
des indeterminables del hombre, aun afirmando la pulsado del mundo moderno por las, corrientes del
permanencia de un marco de acción. Quedan así por pensamiento cartesiano, que ha triunfado finalmente
precisar, tras las realidades ontológicas, las realidades sobre otras en proliferación histórica 36: la dIstinción,
empíricas. más allá de toda elasticidad posible de un espíritu
Et incarnatus esto Toda la teología católica, toda puro y de una materia reducida a las determi naciones
la vida cotidiana católica no se comprende más que del espacio, la ruina del realismo de la encarnación,
por la Encarnación continuada. La Encarnación no es el que iba dUrante los siglos posteriores a perderse en
un mito exterior a la Historia. Misterio que trasciende dos aventuras sin salida; la aventura fíle una materia
de la Historia, se desarrolla, sin embargo, en plena al servicio exclusivo de la técnica, de~arrollando cie-
historia. La Encarnación no es una fecha, un punto, gamente LUla virtuosidad sin finalidad l alguna, pronto
sino un hogar de la historia del mundo, sin límites en subyugactapor laspasionés tranquilas o inquietas,
el espacio o en el tiempo. Cada día la Iglesia la prosi- pero igualmente feroces, del confort y del poder; la
gue en el tiempo mediante su existencia continuada. carrera de un espíritu desencarnado, sin objeto;"sin
Cada uno de nuestros actos está llamado a prolongar memoria, puntillosóde su independencia, maravillMo
sus efectos y, más aún, a colaborar con ella .enalguna por el éxito de la ciencia y de la técnica, dándose a'sí
forma. Que la condición humana sea la condición de mismo, por mimetismo, ··la imagen de un mecanismo
un ser encarnado: en ningún sitio este resultado del para construir conceptos sin objeto, cada vez más su-
análisis reflexivo encuentra un soporte más sólido con tiles; o bien entregándose a unos sueños venidos a su
tantas posibilidades de extrapolación como en la Reli- modo de la oscuridad de esta carne rechazada; o, sim-
gión del Verbo Encarnado. plemente, dándose a:la elocuencia.
La condición carnal de la persona humana, que El día que Mairie de Biran escribía "El Yo no es
varios teólogos cristianos han desconocido, es ún tema la sustancia abstracta que tiene como atributo el pen-
dominante del pensamiento y de la sensibilidad cató- samiento, sino el individuo completo del que elcuer-
licas. No niegan únicamente el platonismo del Fed6n, po es una parte esencialmente constituyente", reanu-
para quien el alma está accidentalmente presente en daba, desconocido por todos, la tradición cristiana
este cuerpo como un capitán en su navío, un cadáver perdida en la algarabía del mundo' moderno desde
en su tumba, un prisionero en su prisión. Afirman que hace más de dos siglos.
, la única sustancia completa es la unión alma-cuerpo, "Mi hermano cuerpo" decía San Francisco de este
tan íntima como la mezcla indisociable del agüa y del cuerpo que San Pablo llamaba el templo del Espíritu
vino. Alma y cuerpo separadamente no son, dice, por Santo. Es preciso repetirlo, pues tan resistentes son
ejemplo, el vocabulario tomista, más que "sustancias ciertas supervivencias malsanas, que lo que el catoli-
incompletas", puntos de vista sobre la unidad de lo cismo me enseña de mi cuerpo no supone la menor
compuesto. Todo el realismo medieval, desde ¡la filo- huella de puritanismo. La noción de "cuerpo", en este
sofía hasta este arte hirviente de símbolos y de truCll- sentjdo habitual en que se dice "mi cuerpo", no es,
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350 EMMANUEL MOUNIIZ~ PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 351
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por lo demás, una noción primaria de la antropología " cas, un espectáculo objetivo e indiferente. Muchos
y de la espiritualidad católicas. La primera se liga ál f. '
cristianos se han hecho insensibles a esta traición, tan
compuesto indisociable alma-cuerpo; la segunda habla dóciles son, con la sensibilidad moderna, a la influen-
de la "carne", poder de inercia que supone tanto las I1
! cia delobjetivismo científico y del idealismo. Recor-
complacencias del "Espíritu" o de la "Vida interior" demos, sin embargo, en nuestra memoria a las cate-
como la de los sentidos. Mi cuerpo puede recibir un drales y a los imagIneros, a esta asunción del mundo
castigo o ser conducido, pero como un objeto, un me- vegetal en el edificio de piedra, desde la decoración
dió de algo, un instrumento para algo, y entonces se ,,
hasta la estructura de las partes maestras, estas zara-
convierte en la más gravosa, la m.ás opaca de mis pro- bandas animales, estas edades de la tierra afrontadas
piedades, la que me ofusca, a lavez, la percepción de a las edades de la vida: afirman una perspectiva cós-
las cosas de Dios, la comprensión de otro, el conoci- mica del catolicismo a la que nuestra literatura teoló-
miento de mí mismo y el. placer de la. x.ida.personal, gica no siempre ha dado su justo valor, que nuestra
O bien elijo er arrastrarlo a título .de c<loperador en sensibilidad ha abandonado 37. Así corno un suceso o
mi esfuerzo de,liberación, mediante un actó que le sal- una culminación personal nos hacen alcanzar frecuen-
va y que le hace participar en todas las dignidades que temente la clave de todo nuestro pasado, así el cono-
alcanzo. Entonces no es ya un est;lavo, está confundi- , cimiento del hombre nos permite lanzar sobre Sil
do completamente en mí mismo, avanzando o retroce- génesis una hipótesis de interpretación que alumbra
diendo en el camino de la santidad. El dogma de la . la concentración progresiva de la indeterminación de
resurrección de los cuerpos no tiene otro sentido. Fre- " la materia en espontaneidad, después en poder de
Cui-Tllemente se le recibe como un vago regalo de su- "
,ji elección, con una emergencia final en la trascendencia
pererogación, se le imagina con la reviviscencia de una t, recibida de la Persona. Pensemos en este vasto cuerpo
,
imagen; la resurrección de los cuerpos es la resurrec- ¡, que nOs propone (:1 universo. A él también estarnos
ción del hombre total, que ha participado totalmente 1, íntimamente mezclados, desde las influencias de los
en los actos de salvación, y esta salvación no es com- Ir elementos sobre nuestros humores hasta los ritmos de
pleta hasta que no haya recibido esta consagración. p la vida que laten bajo nuestra piel en unión con él, en
No es únicamente a mi cuerpo próximo al que
arrastro en la actividad de mi persona, sino al univer- ~• esta película de materia organizada que ponernos a
nuestro servicio. No es por azar que la flor de la
so entero, que, como anexo de mi cuerpo, lo hago por Edad Media ha producido a San Francisco de Asís, o
mi parte cooperar en la obra de la Redención, o que el siglo del atomismo social sea también el del
lo utWzo contra ella. De igual forma que puedo trai- atomismo físico, o que la eventualidad de una tiranía
cionar a mi cuerpo inmediato y dejar ir a los automa- tecnocrática emerja en un mundo en el que la materia
tismos de la materia a esta modesta encrucijada del cartesiana, habiendo reabsorbido a cualquier divini-
mundo que se me ha propuesto salvar conmigo, igual- dad, reine como tilrana.
mente puedó traicionar al universo;todo, tomá~dolo " Vinculado a un universo, yo soy aún un ser vivo
tomo un simple decorado mudado por leyes mecáni- en el tiempo. En el tiempo bautizado por Cristo, cier-
"' . - ~-.::;."
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352 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 353
1
" tamente, que no es ya comparable a ningún otro. La (Heidegger). Es, como cualquier carne, posibilidad de
eternidad, engolfándose en él por la herida de la En- muerte y posibilidad de salvación. Cuando es salvado
carnación, le conmueve con una presencia trascenden- I desde esta tierra, está salvado en la sustancia de nues-
te que le llama desde los cuatro rincones de la historia, tros días y de nuestras horas. Esta salvación de, las
y le reagrupa totalmente, con la duración singular de horas cristianas aparta de ellas el aburrimiento y la
cada uno de nosotros, en el acto salvador del Gólgota, pesadez, nos lo hace amar con una ternura nueva, que
punto de unión de la historia total del universo hu- lucha directamente, en el mismo terreno, y no enlll-
mano. Pero esta transfiguración, que nosotros debe- gún mundo imaginario, con la angustia del hundimien~
mos mantener, no arranca el tiempo a su esencia pro- too El tiempoencatI1 ado toma su verdadero sentido en
gresiva. La Encarnación, que le da una promoción el mundo moral: el tiempo visto desde abajo es el
infinita, al mismo tiempo le conforma en su realidad esfuerzo espiritual, la perseverancia pesada del hom~
terrestre. Algunas sectas se han sentido impacientes de bre sobre sus realidades, la fidelidad Hue de un acto
esta carne temporal, igual que otras-a menudo las a otro le.,yLncula eIl sí mismo y en la ¡Unidad del uni-
mismas-lo han hecho de las servidumbres corporales. verso;' ví'sf()Üesdearriba, eS' la paciencia de Dio~; la
Ellas han querido que la Encamación y la Parusía no imagen móvil de III Caridad, el acto divino de con-
sean más que una descarga instant.ánea, que pulverice fianza en 'la libertad o, más exactamente aún, la sus~
al horizonte de sus lentitudes; y creyendo realizado el tanda de la liber'tad; y,visto desde en medio dellm~
final de los tiempos, han marchado a los campos a , bos, es la aspiración del mundo y del hombre hacia
instalar con ingenuidad pequeños paraísos terrestres, Dios, el amplio movimiento de conversión sobre el
en los que la dicha se ha hecho esperar. Otras no han cual lentamentehac~ crujir el universo. Hasta el día
olvidado la condición habitual del hombre, pero han en que sea definitiVamente arrastrado a la eternidad,
querido que sus relaciones con la divinidad no se hi- el tiempo participa: corno cualquier carne en la egifi-
ciesen, de tiempo en tiempo, más que en esta instan- cación del universo de las personas, y entonces, cómo
taneidad orgullosa, mediante iluminaciones violentas e cualquier carne, será asumido. Desde e:.te momento
infalibles. La justificación para Lutero, es igualmente hasta entonces, sus', servidumbres me comprolllet.en,
un ,favor intemporal, global e instantáneo, en el que igual que sus prómesas: "Estad en el mundo colllo si
el tiempo, igual que las obras, no tiene parte alguna. no fuerais de él". Pero estad en el mundo.
La teología católica es, por el contrario,como decía No sería conveniente que estas generalidades nos
Péguy en una frase que aquí tiene toda su resonancia, engañasen. Cuando decirnos que la ética católica. nos
una teología de la salvación temporal. El tiempo no es liga ineluctablemente con el universo y el tiempo, no'
en ella únicamente un soporte tan extraño a su conte- es hacia unas abstracciones hacia donde ella nos diri-
nido como a la creación del escritor las líneas del cua- ge, sino que es hacia este trozo del universo del cual
derno en que escribe. No es una' forma del mal yo he recibido mi sangre, mi lengua, mis padres, mi
cuya ascesis espiritual consist.iera en evadirse (Plotino) condición; hacia esta época que me ha moldeado, ha':
o que un acto liberador deba negar con violencia <;ia esta fecha incluso en la que, habiendo cambiado el
2'
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354 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 355
mundo, nada es como hace dos años, como dos días No se entenderán sin error las fórmulas tomistas
antes. Adsum. Estoy presente. La ética de la Encarna"' sobre la concepción del hombre más que proyectándo-
ción no me lleva a estas realidades para fijarme a ellas las constantemente sobre la perspectiva de la distin-
como a un fin o a un sentido último de mi vida; y en ción tomista entre naturaleza y sobrenaturaleza. No
eso ella está a cien leguas, pese a las interferencias de es un teólogo cristiano quien puede renunciar al valor
lenguaje, del racismo, nacionalismo, providencialismo. absoluto del orden sobrenatural; también, en una fra~
espíritu de clase, de tribu o de campanario. Me lleva se que evoca los "órdenes" pascalianos, Santo Tomás
a ello, por así decir, hacia atrás, como aun punto de nos dice que "el bien sobrenatural de uno solo es su-
partida, a una base de aprovisionamiento y de refresco perior al bien natural del todo". "Sin e¡¡lbargo -aña-
fuera del contacto- de la"cual me per~omo en de él-, el bien del todo es superior al bien particular
país enemíf1'/!e lki"' a ello en el movimIento gene- de uno solo, a condición de que uno y otro se tomen
ral de la encariJaciói;.~Dios ha aceptado, para salvar- dentro del mismo género" 39. La fórmula no es aplica-
nos, el. revestir este cuerpo singular de esta especie ble en e! interior de! orden sobrenatural más que con
particular creada por él entre las legiones de seres unas precisiones que la transformarían radicalmente,
espirituales existentes y posibles, en este trozo de Ju~ ya que es seguro que las imágenes de parte y de todo
cIea; él no pide más, incluso para comunicarse, que son perfectamente inadecuadas a las relaciones del
este pequeño fragmento de pan ácimo, ¿y tú recha- Cuerpo Místico y de las Personas que le componen, si
zarías este lugar, aquí, en este momento? no es cuando evocan en las segundas una cierta limi-
Finalmente, en esta carne que de cualquier parte tación de condición. Santo Tomás, por el contrario,
compone mi carne, es preciso contar a la sociedad. no dudaba en subordinar la persona natural y su bien
Hablamos de carne porque aquí ya no se trata de una individual a la ciudad sobrenatural y al bien común.
relación espiritual expresada en el tú o en el nos- Si, efectivamente, la persona, en lo absoluto, es lo que
otros, sino de la realidad temporal que es a estos va- no puede ser en parte, no olvidemos que el hombre
lores lo que mi cuerpo es a la trascendencia de mi participa en la persona en condiciones bastante indi-
persona. Los autores tomistas han expre",ado frecuen- gentes para que no sostenga su coherencia sin el auxi-
temente la fuerza de esta vinculación diciendo del in- liar de la vida social. En este sentido, la sociedad per-
dividuo que es '.'una parte" de la sociedad" 38. ¿La ex- tenece a la carne, como los sentidos y el cuerpo, sin la
presión, no es chocante después de lo que hemos mediación de los cuales no accedería a las verdades
afirmado d¡:L d<:stif1O'-,_~nmensurable de la persona espirituales. Y aquí el vocabulario "parte-todo" sería
rescatada? Hemos visto a Suárez tener cuidado con una dolencia más marcada aún que la simple posi-
cualquier expresión organicista en la relación de la ción de criatura de la persona espiritual.
persona con la colectividad por el temor de alentar la, Evoca, sin embargo, con demasiada facilidad, la
cdagulación de los ídolos masivos: ¿no es más bien simple inclusión especial, para que pueda considerár-
en este sentido en el que debe inclinarse una visión sele corno la mejor posible. Hemos señalado ya cómo
auténticamente cristiana? una materialización perpetuamente inminente amena-
" , "~.~"
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EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 357
356
za a la distinción naturaleza-sobrenaturaleza, si no se tocar con el dedo una de las dificultades centrales del
tiene a la vista, como hacía la teología de Santo To- personalismo católico, igual que de cualquier política
más, y más completamente quizá que su filosofía, la de inspiración cristiana, o, más generalmente, de cual-
unidad del hombre cristiano. Las indicaciones de esta quier polítíca de acento filosófico o espiritual. La di-
teología nos permiten más de una vez unir orgánica- rección de las Ciudades es un arte que supone sus
mente lo que el análisis ha distinguido hasta los límites reglas, y a cada momento no puede detenerse la¡¡c-
de la separación. La "persona natural", como hemos ción más que sobre la indicación de un baremo de
l.;
visto, es lo que la naturaleza "ha producido de mayor fuerzas, de influencias de determinismos y de volunta-
perfección" ¿es posible, por tant.o, desde entonces, in- des empíricas 43. Una política como la que aquí evoca-
cluirla estadísticamente como un número es una cifra, mos corre el riesgo de no proporcionar a la acción
en el organismo social? A mayor abundamiento, este más que unos principios extremadamente generales y
"bien común temporal" del que el bien de la persona en consecuencia ineficaces, y cuya generalidad servirá
es una parte, no es en sí mismo más que un fin media- de coartada a todas las políticas realistas: ¿qué tirano,
to subordinado a los intereses eternos de la persona 40; qué conquistadOr nO ha dicho que se' inspira en "la
desde entonces, no es ya una suma cerrada de perso- naturaleza", el buen .sentido o el Dere't:ho de Gentes?
nas, sino un apoyo necesario (de ahí su dependencia O, por e~etmtrario, si quiere ir más adelante, ¡:sta
con relación a él) del que ellas se proyectan hacia su política correrá el riesgo de.una rntrusión indiscreta: de
único fin inconmensurable. Es, por esto, por lo que él sus elementos normativos ,en el terreno propio de las
escribe en otro lugar que el hombre (horno, pues no reglas del arte, y de ahí que se produzcan peligrosos
se trata del alma rescatada) no puede estar ordenado cortocircuitos entn::l() espiritual auténtico y lo tempo-
hacia la comunidad política "según él mismo en su tO" ral sincero. Esta segunda tentación ha sido siempre la
talidad y en todo lo que le pertenece" 41. Algo de la de las políticas de inspiración cristiana, y ;a reacción,
"persona natural" escapa ya, pues, a la subordinación perfectamcnte legítima y sana, contra el positivismo
social, en un sesgo que Santo Tomás no ha definido ,de Action Franr;aise, ha arrastrado en ello, a veces; al
aún, en cuanto el pensamiento cristiano no había to- más reciente en la fecha de estos movimientos, 'que
mado en su tiempo una conciencia agudizada, y que nos interesa especialmente a causa de sus intenciones
aparece ya en Vitoria, al decir qu~ en la Iglesia inclu- personalistas, al, m()vimiento "demócrata cristiano".
so, el bien particular no se ordena principalmente al La simple fórmula es típica. No se puede ser en el
bien del todo 42. En esta perspectiva restablecida,en mismo plano demócnlta y cristiano. Escierto,algul1as
esta organización viviente desde, la naturaleza a la polémicas lo han olvidado muy injustamente, que, tras
sobrenaturaleza, 10 que era rígido se hace flexible, y lo ciertas conclusiones originales, este movimiento -es-
que estaba próximo al malentendido vuelve j a cobrar tos movimientos, más bien- han señalado con rigor
un sentido sano. la mayoría de las veces, en el plano doctrinal, la dis-
Este último ejemplo, si se quiere vincular a otros tinción de los dos órdenes. Pero esto no impide que la
momentos de las reflexiones que preceden,nos hace sensibilidad de la mayoríª de entre ellos haya sido
358 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 359
formada en lo que la reacción agustiniana, y princi· sentante, igual que cualquier otro oficio, con honradez
palmente blondeliana, de comienzos de. siglo, tenía
y sometimiento a la realidad. Tratar de someter este
un tanto de crispado, en el momento en que unos po· dato histórico al máximo de servicio cristiano de que
lemistas carentes de mandato dejaban caer con gusto es actualmente capaz, pero a partir de una visión lúci.
la sospecha de modernismo sobre hombres que no lo
da y de una paciencia igual a la de los ángeles. Ahí
merecían de ninguna forma. Y estos mismos demó- está nuestro realismo. Pero no lo presentemos como
cratas, que no se llaman ya demócratas en cuanto son una evidencia, cómo un haber: tiene casi todo por ha-
cristianos, sino cuyas reacciones políticas se unen ínti- ~'
¡
asumieron 1. Lefrancq y Léo Moulin, investigadores del número 28 ("Du mouvement corporatif"). - CL asimismo
problema escolar belga (Esprit, febrero de 1936: "Pour un E. MOUNl "R, De la propriété capitaliste a la proprlélé hu-
statut plural:ste de l'école). maine «(1:':uvres de Moullier, Editions du Seuil, París, 1961,
18. La higiene, psíquica y mental, no es la educáci6n. pág. 417). Estos diversos estudios no son homogéneos ni
Huelga recalcal' que nosotros dejamos voluiltariamente fuera !: pretenden serlo. Con titubeos y no sin algunas desviaciones,
de estas definiciones semejante neutralidad dogmática y par- son una aproxinlación progresiva a los principios aquí ex-
tIdista, a la que más bien ha'bría que llamar, con la desinen-
cia de un sistema, neutralismo, y que se deriva, por liberales
que sean sus defensores, de las doctrinas totalitarias.
I puestos.
29. Cf. Esprit, "Le travail et l'homme", julio de 1933.
30. Para el cristiano no es el trabajo consecuencia del
19. En el sentido en que la "hipótesis" se opone a la castigo. sino tan sólo el aspecto de esíuerzo que le aCOm-
tesis como una solución histórica óptima a la solución ideal. paña..,
366 NOTAS AL MANIFIESTO NOTAS AL MANIfIESTO 367
31. F. PERROUX, "La personne ouvrícre et le droit du 49: . ALOO DAMI, Esprit, junio de 193( pág; 377.
travail", Esprit, marzo de 1936. 50. LE FUR, "La Démocratie et la crise de !'État", Ar-
32. F. PERROUX, "Les l'aternalismes contr~ la personne",
Esprit, íd. ..~. ..~~"
l chives de philosophie de droil, 1934, números 3.4.
51. Vox poplln...
52. lEAN LAcROIx, "La souverainété du droit", P:S
33. No h'llblamos aquí de' posibles regímenes de tran-
sición, esperarido la completa formación de 'la competencia marzo de 1935; Ordre nOllvcall, número 31, junio de ¡Y.,
obrera, incluso en régimen capit·alista. Desde ahora mismo 53. Cf. Esprit, "Prósentation de l'Agence Hav'js", abr;
se puede prever, por ejemplo ("Esprit", setiembre de 1936, y agosto-setiembre de 1933. .'
p(¡g. 6R2), 'o
constitución en cada empresa de comités obre- 1 54. ALDO DAMI, arlo cil; No queriendo vincular a nin·
gún sistema estas líneas de posiciones fundamentales, damos
ros de colaboración a los que pasarían todos los votos de los
accionistas no presentes en las Asambleas generales. La bi.s- tales indicaciones únicamente a título de sugerencias.
toria y le experiencia decidir(¡n las transiciones. 55. Las agrvpaciones personalistas fueron las primeras
34. O 7.' PPHA, E"nr;¡, ibid., 684, 694. en exigir la liquidación de los tratados de guerra y su sepa,·
35. Espnt, "üü va ;.~ 'yndicalisme?", julio.de 1936. ración .del Pacto. Véase especialmente en Esprit, ALDO DAMI.
36. Esprit, f:MILE I1AMURESIN, "La propriété des ¡nstro- "Morl des traités", julio de 1935, y "Adresse des vivants j,
quelques survivants", abril de 1936.
menls de production" ,. octubre de 1936; Ordre nouveau,
56. Espril, H. DUPEYROUX, "Les transformations de l'idéc
números 22-3, "Planisme et Plan". de souveraineté" , noviembre de 1935.
37. Véase especialmente los números citados de Esprit 57. Esprit, marzo de 1933 y número especial de di·
y del Ordi" nouveau. ciembre de 1935.
38. Ordre nouveau.
39. Entre ellos André Philip. ,
40. M.' BOULlER, HFaut-i! fonctionnariser le notariat?,
Esprit, agosto-setiembre de 1936.
41. DR. VrNcENT, "La médecine dans le monde de rar- PERSONALISMO Y CRISTIANISMO
gent", Esprit, marzo a julio de 1934.
42. Esprit, "Le fonctionnaire et l'homme", enero de
19J6. l. J. OUIITON, 1,e temps el l'élemité clrez Plolin el
43. En Francia, por ejemplo, la Société de Saint-Louis ~. S. Augustitl, Boivin,
y sus primeras organizaciones agrícolas; en un plano algo 2. SANTO TOMÁS, Sumo TIz., La '1'., q. 84, a. 5.
diferente se sitúan las tentativas del Ordre llollVeau: or- 3. El intelecto, dice Santo Tomás. Pero se sabe que
ganizaciones embrionarias de ServicioCivily~le Minimum designa con eso la manera de ser intrínseca del alma, y no
mta! europeos; las células.de los Amis d'Esprit: la "razón" en los diversos sentidos más o menos particu.
44. Esprit, "Duplicités du corporatisme", agosto-setiem- Iarizados y estrechos que ha adquirido la palabra en el len-
bre de 1934. Ordre nouveau, número ID, "LaCorporation". guaje moderno. Ese mens (l.a p., q.76, a. 3, ad 4; 77, a. 1,
~ ad.7; La U.ne, q. 110, a. 4, ad 4; Iu.a, q. 18, a. l) es
45. Por ejemplo, el Ordre nouveau.
46. Véase ANDRÉ ULMANN, Police, qu'!jJ;j,hne ,pouvoir, i
I
la esencia del alma, su principio espiritual. Está orgánica-
mente vinculado además a todas las otras "partes" del alma
Colección "Esprit":ed. Mórttaigne. - ,-::--" . 1'1 (vegetativa, sensitiva) y las informa. Esta' inteligencia no está
47. DiferentJ de la ficción jurídica de la "personalidad por tanto. separada; abarca todo lo "concreto", toda la ma·
moral". Véase I:ap. JI.
48. Un planteamiento más especialmente cristiano de la J teria de la persona.
4. De Veril. 92 a. 2; Sum Th. J.R p., q. 14, a. 1;
concepción pluralista del Estado puede hallarse en: J. MA- u.an.ne, q. 66, 1 sej.; Sumo con Ir. genl., L. In, ch. 112
RITArN, Humanisme inlégral, pág. 176, que no hace sino i 114. '
iniciar en este aspecto el enfoque de¡ "pluralismo".
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5. Persona significal in quod esl pe~feetissimum in lola 16. Cf. GARDEIL, La slruclure de Nime el ['experience
nalura, scilicel subsislens in rationali nalura. myslique, Gabalda.
6. Todas las filosofías' personalistas contemporáneas han 17. J. MARITAIN, "L'idée thomiste ¡}",I" liberté", Revue
descrito este universo de la despersonalizaciqn. Es el on Thomiste, julio-setiembre de 1939.
(el se como ente colectivo, indefinido e impersonal), que 18. J. MARITAIN, Du régime temporel et de la liberté,
Heidegger opone, en el Dasein, el Ser-arrojado-en-el-mundo, y SANTO TOMÁS, Conlr. Genl., IV, 22.
al ser que se enfrenta con el mundo; es el Essein, el eso, 19. Acerca de la génesis de esta. política, véase MES-
frente al yo y al tú (Buber); el mundo de la objetiva. NARD, L'Évolulion des idées politiques au XVI- siecfe, Doi-
ci6n, frente al del Espíritu y la Libertad (Berdiaeff); el vino
mundo espacializado o de la moral cerrada, frente al mundo 20. Volveremos a hallar en Kant esta fisura entre la,
de la moral abierta (BergsOl)). libertad interior y las servidumbres exteriores y esta indife·
7. CLAUDE CHIlVALLEY, '¡'Le temps de }¡\ rigueur", Ordre renda (¿germánica 1) por las segundas.
nouveau, 15 dé julio de 1938. . 21. No dudo que en el lua,ulluoso Lutero diez pensa-
P. Especialmente la que' se expresa entre 1932 Y 1938 mientos luchan con aquél. Hay !endencias de peso, sin em-
en el movimiento Y el Boletín del Ordre Ilouveau. hargo, que, al simplificarla, traicionan algo de la esencia
9. Cf. E. MOUNIER, L'affronlemenl chrétien, Cahiers du de una doctrina. ,
22. ARQUILlERE, L'A ugustinisme politiqueo
Rhune, 1945 (véase el tomo Ill).
23. El. poder temporal, escribe, ad hoc dala esl.
10. A visos y sentencias, cit. por J. MARlTAIN, Degrés
24. Citado en ARQUILLERE, op. cit., 1, 94.
du savoir, pág. 7 2 6 . ' 25. Sobre la i~cidencia polí,~"" de estos Jnovimientos,
11. Son constantes los equívocos entre el lenguaje pro- . cf.MESNARO, op. eit.
fético del escritor y el lenguaje técnico del teólogo. No esta- :tú. De Legibus, ch. v. 5.- VéaseMEsNARD, op. cit.
rá de más recordar aquí, para tmtender a Péguy rectamente~ 21. SANTÓ TOMÁS, Sam. ril., La JI?C, q. 3,a. 2, ad 3
que _su último escrito, como toda su obra. es una apología et Comm. Eth.,. n. 13. . .
de la norma y del orden viviente. "No solamente 'el poder público no f,onsidera la felicidad
12. J ACQUES RIVJERE, en sus notas de guerra A la Irace ,eterna en la vida futura como su verpadero fin particular,
de Dieu, destacaba la oposición en el Confiteor de la com- sinp ~L siqlliera en e,sta vida _persigue directamente la
parecencia del pecador ante la totalidad del universo, y el felicidad .espiritual de sus miembros" (SUÁREZ, De Legibus).
posesivo repetido de la falta: mea culpa. El único acto ver- 2H. Lex ergo civilis fadt bonum civem sed flOIl sim-
daderamente InÍa. Para los griegos, en cambio. la culpa era plidler bOllam virum (ihid.).
una especie de fatalidad exterior. ' 29. JACQUES MARJTAIN, en l/umanisme inlégral, ha efee-
13. Etre el Avoir (Edit. Montaigne), ¡oumal métaphy- ttiado una primera tentativa. La unidad de esta ciud,¡¡d, se·
sique. y Du refus iJ ['invucalion (Gallimard). gún él, será renl, al, contrario de la ciudad liberal, pero,
14. Poco antes de la aparición de Etre et A volr, un~ re- "minimale", en el sentido de que está situada en la vida de
flexión sobre la teología cristiana de la propiedad nos llevó la persona en el plano temporal y no al nivel de sus intereses
a consideraciones parecidas a las de M. Gabriel Maree!. espirituales. Por [o tanto no requiere, por su naturaleza, la
(E. MOUN!ER, De la propriété capltaliste iJ la propriélé hll- unidad de fe o de religi6n, y puede agrupar a cristianos con
maine, (Euvres de Mounier, Éditions du Seuil, Paris, 1961, no cristinnos. La tolerancia 'dogmática es una contradicción
pág. 417.) en SIIS propios términos, pero no hay que confundirla con la
15. La acción pertenece a los agentes y a los todos y tolerancia civil, que será inscrita en la base misma de tal
no, a decir verdad, a las .partes o las 'potencias: en efecto, ciudad. .
no decimos que mata la mano" sino el hombre por su No obstante, tiene una especificación ética y en defini·
mano" (ShNTO TOMÁS. Sumo Til., 1l." 11."', q, 8. a. 2). tiva n:ligiosa "en tanto que el elemento religiosos impregna
94
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374 INDICE
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el día 18 de junio ,de,¡Q§7,
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