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P R E'P A C"1 O

Sería preciso excusarse por el "Manifiesto" y pre~


venir contra los peligros del "personalismo". No sin
(. vacilaciones hemos colocado estas primeras indaga,,'
ciones bajo un titulo en el que algunos podrían ver
cierta pretensión fuera de lugar y otros apoyar un
nuevo conformismo. Pero una necesidad se sobrepo-
nía a estos escrúpulos: la de dar un peso, una can-
dencia, una fuerza viva a unas tendencias todavía
confusas que aquí intentamos concretar.
Un mes cmtes de aparecer en un volumen, estas
páginas han sido objeto de un número especial de
la revista Esprit 1. Por lo que concierne a la revista,
donde mar.•aban el jalón al cabo de cuatro años de
trabajo, éstas tenían el mismo carácter que queremos
conserven bajo esta forma más independiente: la de
una primera agrupación de pensamiento, de un fren-
te provisional de indagaciones, no de un marco rí-
gido, de un formulario definitivo en sus menores fór-
mulas, que estableciese, con los resultados de una me-
ditación, .los errores y las incertidumbres de los que
en verdad· aún no se ha librado.
Si ante todo dedicamos a los ¡óvene~ este mani-
fiesto nacido de sus preocupacio?~s, de su situación
hi:¡tÓJ'iCtb-y, es obligadp. decirlo, de su colaboración
cotidiana desde hace cuatro años, es para que, como
verdaderos jóvenes, lean en él una llamada a la in-
ventiva, y le libren de todos los que creerían nece-
sario encontrar en el mismo un sustitutivo al pensa-
miento o a la acción.

Octubre de 1936.
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MEDIDA DE NUESTRA AccrüN

, , Llamamos personalista a toda doctrina, a todaci-


vilización que anrnla el primado de la persona huma-
na sobre las necesidades materiales y sobre los me-
canismos colectivos que sostienen su desarrollo.
Al agrupar bajo la idea de personalismo aspiracio-
nes convergentes, que buscan hoy su camino más
allá del fascismo, del comunismo y del mundo bur-
gués decadente, no se nos oculta la utilización desi-
diosa o brillante que muchos harán de esta etiqueta
para tapar el vacío o la incertidumbre de su pensa-
miento. Prevemos las ambigüedades, el conformis-
mo, que no dejarán de infectar la fórmula persona-
~} lista como cualquier fórmula verbal sustraída a una
reacción continua. Por esto precisamos sin tardanza
o. ' ... ~-:,." que:
I El personalismo no es para nosotros más que un
,I santo y seña significativo, una cómoda designación
colectiva para doctrinas distintas, pero que, en la si-
tuación histórica en que estamos situados, pueden
ponerse de acuerdo en las condiciones elementales,
físicas y metafísicas de una nueva civilización. El
personalismo no anuncia, pues, la creación de una
escuela, la apertura de una capilla, la invención de
un sistema cerrado. Testimonia una convergencia de
voluntades, y se pone a su servicio, sin afectar su
diversidad, para buscar los medios de pesar eficaz-
mente sobre la historia.
.Por tanto, es, en plural, "de los personalismos" de
quienes deberíamos hablar. Nuestra finalidad inme-
10 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 11

diata es definir, frente a unas c,oncepciones masivas " 1


y parcialmente inhumanas de la civilización, el con- NI DOCTRINARIOS NI MORALISTAS J
junto de primeras aquiescencias que pueden dar fun- ~". J
damento a una civilización dedicada a la persona hu- •Ncr 11aeemos solidatlos de 'los futuros charlatanes
mana. Estas aquiescencias deben estar lo bastante del personalismo es pedir que, en última instancia,
fundadas en la verdad para que este nuevo orden no seamos juzgados por nuestros actos. Pero toda ac-
se divida contra sí mismo; lo suficientemente com- ción no es un a~to. Una acción no es válida y eficaz
prensivas, también, para agrupar a todos los que, dis- más que si, en principio, ha tornado la medidh de la
persos en diferentes filosofías, participan de este nue- verdad que le da su sentido y de la situación históri-
vo espíritu. Precisar con todo rigor las verdades úl- ca que le da su escala al mismo tiempo que sus con-
timas de estas filosofías no es materia de la carta co- diciones de realización. En el instante en que de to-
mún que aquí delineamos: es un trabajo que parti- dos sitios, bajo el pretexto de la urgencia, se nos
cipa de la meditación o de la adhlosión voluntaria de impulsa a actuar, no importa cómo, y no importa
cada uno. Y si esta precisión, corno es normal, lleva hacia qué, la primera necesidad ¡¡:s recordarystas dos
a unos y otros a ver de forma distinta los fines su- exigencias fundamentales de la acción y darles cum-
premos de toda civilización, nuestra misma inspira- plimiento. Ellas, nOS enfrentan tanto con los idyólogos
ción nos prohíbe el querer reducir estas posiciones como con los políticos. '
vivas a una ideología común, extraña a cada uno y Desde la óptica de los políticos, que se ríen de la
peligrosa para todos. Es suficiente con que sea posi- verdad o del error y tornan por realidad histórica los
ble un acuerdo entre ellas sobre la estructura de la hechos cotidianos, el resultado visible e inmediato, o
ciudad donde libremente actuará su concurrencia; el suceso cargado de unas pasiones sin futuro, es fá-
contra todas las ciudades donde ellas serían ahogadas cil distinguir una concepción de la civilización que
conjuntamente. comienza por dibujar sus perspectivas en un cierto
Por lo demás, las verdades de base sobre las que absoluto espiritual. Más bien existirá la tentación de
apoyaremos nuestros conclusione:, y nuestra acción arrojarla entre las ideologías y las utopías. Es aquí
no han sido inventadas ayer. Tan sólo puede y debe donde será preciso librar a nuestro método dyl error
ser nueva su inserción histórica sobre nuevos datos. congénito de la mayoría de los espiritualismOs.
Es a la búsqueda, aun a tientas, de esta salida histó- Unas veces han tornado la fopua de un raciona-
rica, que d~mos corno señal de unión el nombre sin- lismomás o menos rígido. Construyen entonces con
gular de personalismo. Estas páginas tienen por obje- ideaLo, más recientemente, con Iconsideraciones téc-
to el precisarlo. nicas-ere teóricos un sístema que piensan im¡Joner a
la historia mediante la fuerza exclusiva de la idea.
Cuando la historia viva o la realidad del hombre les
oponen resistencia: creen ser tanto más fieles a la
"verdad en cuanto se aferran a su sistema; tarito más
MANIFIESTO .. , DEL PERSONALISMO 13
EMMANUEL MOUNlER
l
12
una amalgama de técnicas, de estructuras y de ideas
¡Jurasen cuanto mantienen en su utopía su inmovili- realizadas por hombres, es decir, por libertades crea-
'dad geométrica. En ello se reconoce a estos doctrina- doras. Es solidaria en todos sus elementos: si uno
rios que infectan la revolución del mismo modo que solo llega a faltar o se corrompe, su carencia com-
la conservación. promete a todo el edificio.
: No menos peligrosos son los moralistas. Extraños, Así, pues, las técnicas y las estructuras están re-
igual que los doctrinarios, a la realidad viva de la his- pletas de determinismos, residuos muertos del pasa-
toria, le oponen no un sistema de razón, sino unas do, fuerzas extinguidas que continúan su carrera y
exigencias morales tomadas en su más amplia ge- arrastran la historia. Las ideas están sobrecargadas
neralidad. En lugar de hacer gravitar sobre la histo- de ideologías, abstracciones inmovilizadas y simplifi-
ri~ una fuer!(?> estructu,"'¡ espiritual que, mediante un cadas por un amplio consumo, que moldean los espí-
conocí miento prOfUll(k'" de las necesidades y las téc- ritus y oponen resistencia dentro de ellos a la crea-
nicas del momento, se hubiese creado un mecanismo ción espiritual. Frente al idealismo o al moralismo
preciso de acción, difunden una energía de gran va- denunciados, damos una gran importancia, en el
lor con una elocuencia de buena voluntad, pero inefi- juicio que hacemos de una civilización y en la t&:-
caz. 'Algunos buscan el ir más allá del discurso mo- nica de acción que propon,,',,!"": frente a uno u otro,
ral. Llegan fácilmente a una crítica espiritual de las a estos elementos de base y a jos determinismos que
fuerzas, del mal. Pero cuando abordan la técnica ofen- encierran. El descubrimiento de este realismo, del
siva parece que no poseen m~s que fuerza~ Elo_rale¡; y, que están demasiado desacostumbrados, es la lección
sobre todo, fuerza¡; morales' individuales. Ai'iñonizan que los defensores de lo espiritual han recibido de
suposiciones muy/ puras con una forma de arte sul- las exageraciones del marxismo.
piciano de la realidad social. Exhortan, con razón, a Una vez despiertos de nuestro sueño dogmático,
los individuos a cultivar las virtudes que crean la lejos de comprometer la solidez de nuestra posición
fuerza de las sociedades. Pero olvidan que estas fuer- final, la asentamos sobre un terreno firme. Pode-
zas históricas, desencadenadas de su sunüsión a 10 mos decir entonces, sin que ello parezca una evasión
e;;piritu::J, han creado estructuras colectivas y necesi- de los problemas inmediatos, que ni el alma ni el
dades materiales que no pueden estar ausentes de estilo esencial de una civilización dependen del ex-
nuestros cálculos si "lo espiritual es, al mismo tiem- clusivo desarrollo de las t&:nicas, ni de la faz exclusi-
po, carnal". Es un peligro permanente el hacer pasar va de las ideologías dominantes, ni incluso de un logro
por encima, es decir, al margen de la historia, a es- feliz de las libertades conjugadas. Una civilización
tas fuerzas espirituales con las que precisamente que- es, ante todo, una respuesta metafísica a una llama-
remos animar la historia. da metafísica, una avent.ura en el orden de lo eterno,
El hacer referencia a unos valores espirituales, y propuesta a cada hombre en la soledad de su elec-
afirmar su primacía, no puede ser, por tanto, para ción y de su responsabilidad.
nosotros, continuar el error doctrinario o moralista. <precisemos nuest.ra terminología. Llamamos civili-
Tomamos la civilización en toda su profundidad. Es
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 15

14 EMMANUEL MOUNIER Históricamente, la crisis que nos solicita no tiene


las proporciones de una simple crisis política, ni in-
zaGÍón, en sentido estricto, al progreso coherente de cluso de una crisis económica profunda. Asistimos
.J al derrumbamiento de una era de civilización nacida
la adaptación biológica y social del hombre a su cuer-
po y a su medio; cultura, a la ampliación de su con- a fines de la Edad. Media, consotidada al mismo
ciencia, a la soltura que adquiere en el ejercicio del tiempo"gye minada por la época inJtustrial, capitalis-
espíritu, a su participación en cierta forma de reac- ta en suéttructura, libertiI en su ideología, burguesa
cionar y pensar, particular de una época y de un en su ética. Participamos en el alumbramiellto de una
grupo, aunque tendente a 10 universal; espiritualidad, civilización nueva, cuyos datos y creencias aún están
al descubrimiento de la vida profunda de su ser o de confusos y mezclados con las formas desfaIlecielltes
su persona. De esta forma, hemos definido las tres o con los productos convulsivos de la civilización" que
mesetas ascendentes de un humanismo total. Pensa- se borra. Cualquier acción que no se eleve a las pro-
mos -y aquí nos acercamos al marxismo- que una porciones de este problema histórico, cualquier doc-
espiritualidad encarnada, cuando es amenazada en trina que no se ajuste a estos datos no son sino labor
su carne, tiene como primer deber liberarse y liberar servil y vana. Cinco siglos de historia se tambalean, y
a los hombres de una civilización opresiva en lugar cinco siglos de historia comienzan, indudablemente, a
de refugiarse en los temores, en las lamentaciones o cristalizar. En este punto crítico compete a nuestra
en las exhortaciones. Pero afirmarnos contra el mar- sagacidad el que nuestros gestos inmediatos se pier.
xismo que no existe ninguna civilización ni cultura dan en el remolino o neven lejos sus consecuencias. Si
humana más que metafísicamente orientadas. Tan no se debe rehusar a ninguna angustia, medicina
sólo un trabajo que se refiera a algo por encima del provisional en l~medida en que ésta aparezca más
esfuerzo y de la producción, una ciencia que se refie- eficaz que peligrosa, y si es necesario conservar el
ra a algo por encima de la utilidad, un arte por enci- sentido de la lentitud y de las transiciones de la his-
ma del pasatiempo y, finalmente, una vida personal toria, no es menos preciso convencer a los que hoy
dedicada por cada uno a una realidad espiritual que emplean todas sus fuerzas en evitar o ignorar elcam- "
le lleva más aIlá de sí mismo, son capaces de sacudir bio que éste es fatal y que, si ellos no lo dirigen, les
las cargas de un pasado muerto y alumbrar un orden aplastará.

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verdaderamente nuevo. Por esto, al borde de la ac- Nuestra ambición espiritual no debe ser menor que
ción, pensarnos, ante todo, en tomar una medida nuestra ambición histórica. ¿Hablaremos también nos-
del hombre y de la civilización. otros de crear un hombre nuevo? No, en un sentido,
pero sí, en otro. I
No, si se piensa que cada época /.le la historia pro-
MEDIDA DE NUESTRA ACCIÓN
I duc~ ~..hQmbre radicalmente gistinto al hombre de
las edades anteriores, por efecto exclusivo de las
Esta medida, contrariamente a 10 que de eIla pien- 1\ c5mdiciones de vida en que ella ~e sitúa y de la evolu-
san todos los reformistas, debe ser ampliamente per~;
filada.
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16 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 17

Clon colectiva de la Humanidad. Creemos que las más evidente que él puede fecundar al mundo con el
estructuras exteriores favorecen o impiden, pero' no perpetuo milagro de su creación; que él está muy le-
crean al hombre nuevo, quien nace por el esfuerzo jos aún de haber agotado los recursos de su natura-
personal. Pensamos que estas estructuras no tienen leza incompletamente ejercida y explorada, y que la
dominio sobre todo el hombre. Creemos en ciertas historia tiene más de una cara en reserva, aunque se
realidades permanentes y también en ciertas vaca·· le hayan fijado ciutos cálculos y ciertos límites.
ciones permanentes de la naturaleza humana. Para Una civilización nueva, un hombre nuevo: arries-
fijarles unos límites, ciertamente somos modestos. gamos más al disminuir la ambición que al abrazarla
Tantos siglos nos han acostumbrado a nuestras fla.. un tanto por encima de nuestro alcance. Sabemos
quezas históricas que ya no sabemos de ordinario bien que cada edad no realiza una obra casi humana
distinguir la naturaleza de nuestras viejas enferme- si no ha escuchado la llamada sobrehumana de la his-
dades. Será preciso un número indefinido de ensa- toria. Nuestro fin a largo plazo sigue siendo el que
yos, de. errores y de aventuras; para saber los límites nos habíamos asignado en 1932: tras cuatro siglos
de lo humano y de lo inhumano. Donde se creía que de errores, paciente y colectivamente, volver a hacer
el terreno era maleable se tropezará con la roca. el Renacimiento.
Esta resistencia q~lC :,i"l'!'lWS atribllían~Jeyes eter- Según el método propuesto, nos apoyaremos, en
nas del univefso, cc'tkrá de manera ine·sperada. Pre- primer término, en un estudio crítico de las formas
sunción o ing~nuidad de pensar que todo sea natura- de civilización que culminan su ciclo o de aquéllas
leza, o de rechazar que nada lo sea. Esta última que, mediante sus primeras realizaciones, quieren su-
negativa alimenta cierto mesianismo, tan impreciso cederlas. En un examen tan breve, estamos obligados
como utópico, del Hombre Nuevo histórico que nos- a sistematizar ~ a deducir, de la mezcolanza de la
otros rechazamos. .,' historia y de las ideas, formas puras, doctrinas-lími-
Sin embargo, mucho nos cuidarnos de rechazarlo tes. El genio o la habilidad de sus defensores, la
de la misma forma que esos satisfechos queconfun- complejidad de la materia histórica en que ellas se
den el servicio de lo eterno con la conservación de realizan, la resistencia o el expediente de los seres
sus privilegios o la triste impotencia de su imagina- vivos, les dan en la realidad mil matices y acomoda-
ción .y que asimilan la naturaleza del hombre a la ciones. Ellas siguen siendo, sin embargo, las tres o
condición accidental a que el desorden de cada época cuatro líneas de mayor pendiente que se disputan la
la obliga. No cabe duda de que ya nos sería imposible dirección de la historia. Una cosa es el accidente de
renovar considerablemente el aspecto de la mayoría superficie y la realidad de los hombres, otra el peso
de las vidas al liberar al hombre moderno de todas global de una civilización que excava bajo los remo-
las servidumbres que pesan sobre sus v9caciones. de linos y las efervescencias de su carrera la pendiente
hombre. Si le asignamos un destino espiritual, es':'áún qoe le conduce hacia la inmovilidad de la muerte. Al
2
18 EMMANUEL MOUNIER

subrayar en cada ocasión esta pendiente más o me-


nos disimulada, no deformaremos nuestro objeto mu-
cho más que al dar de nuestra concepción un esque-
ma del que esperamos con confianza que el porvenir
le enriquecerá con la enseñanza irreemplazable de
su realización en la práctica. I

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EL MUNDO MODERNO CONTRA


LA PERSONA
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1

LA CfVILIZAC!ON BURGUESA
E INDIVIDUALISTA

La civilización burguesa e individualista, dueña


hace pocos años de todo el mundo occidental, aún
se halla en él firmemente instalada. Las mismas socie-
o. , -"\":~"
dades que la han proscrito oficialmente siguen todas
I impregnadas de ella. Adherida a los cimientos de una
,I cristiandad a la que contribuye a dislocar, mezclada
con los vestigios de la época feudal y militar, con
las primeras cristalizaciones socialistas, produce con
c,
los unos y las otras amalgamas más o menos homo-
géneas, el estudio de cuyas variedades sería demasia-
do extenso hacer. Nos contentaremos con examinar
su último estadio histórico y destacar sus líneas do-
minantes, sin perjuicio de las temperanzas más o me-
nos felices que le aportan aquí y allá el azar de las
mescolanzas o el ingenio de los seres vivos.
Hemos escogido para designar a esta civilización
un término significativo, pero con el que no queremos
cometer ninguna injusticia. Una forma de caricaturi-
zar a cualquier burguesía, como ciertos venenos de
la pluma y del dibujo, familiares a la prensa de iz-
quierda, descienden muy a menudo a una mayor vul-
garidad que sus modelos. No desconocemos, en lo
que a nosotros respecta, las virtudes y, sobre todo,
las virtudes privadas que impregnan aún algunos ho-
gares privilegiados de la sociedad burguesa. Ni mu-
22 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 23
cho menos ignoramos el sentido vivo de la libertad bre que combate solo contra potencias masivas y, en
·y de la dignidad humana que anima a ciertas apolo- su combate singular, hace estallar los límites del
gías a favor del individualismo más profundamente hombre. Sus tipos viriles son: el conquistador, el
que los errores cuyas fórmulas propagan. Pero, en el tirano, el reformador, el Don Juan. Sus virtudes: la
perfil límite que dibujaremos de la civilización bur- aventura, la audacia, la independencia, la fiereza, la
guesa, todas las resistencias secundarias poco a poco disposición natural también, pero sólo en la medida
son arrastradas, y en ello radica su realidad tiránica. en que duplica la audacia.
Bajo este ángulo, la concepción burguesa es la cul- Bajo formas llenas de prudencia, civilizadas -la
·minación de un período de civilización que se des- defensa de la iniciativa, del riesgo, de,la emu1ación-, .
arrolla desde el Renacimiento hasta nuestros días. los últimos fieles del liberalismo int<Jntan actuar aún'
Procede ella, en su origen, de una rebelión del indi- con ¡ll ~igio de sus 0rígenes.,Nd pueden hacerlo
viduo contra una estructura social que se hizo de- más que disimulando, con ello, el desamparo o la
masiado pesada y contra una estmctura espiritual degradación en que la ciudad burguesa ha abandona-,
cristalizada. Esta rebelión no era en su totalidad do estos valores. A veces, efectivamente, el jefe de .•
desordenada y anárquica. En ella latían unas exigen- empresa, incluso ciertos aventurerOG de las finanzas,!.
cias legítimas de la persona. Pero pronto se desvió han continuado mediante operaciones que nosotros
hacia una concepción tan estrecha del individuo que no defenderemos una tradición de grandes vuelos.
llevaba en sí desde el comienzo su principio de de- Mientras lucharon con cosas. y con hombres, es de-
cadencia. La atención orientada hacia el hombre sin- cir, con una materia resistente y viva, templaron en
gular no es, como a veces pan:ce creerse, disolvente ellos una virtud innegable, hecha de astucia y a me-
en sí misma de las comunidades sociales; pero la ex- nudo de ascetismo. Al extender a los cincoconti-
periencia ha mostrado que toda descomposición de nentes el campo de sus conquistas, el capitalismo
estas comunidades se establece sobre un hundimiento industrial les dio provisionales unas posibilidad(ls de
del ideal personal propuesto a cada uno de sus miem- aventura; pero, cuando inventó la fecundidad auto-
bros. El individualismo es una decadencia del indi- mática del dinero, el capitalismo financiero les abrió
· viduo' antes de ser un aislamiento del individuo; ha al mismo tiempo un mundo de facilidades donde
aislado a los hombres en la medida en que les ha toda tensión vital iba a desaparecer. Las cosa~ con
envilecido. su ritmo, las resistencias, el paso del tiempo, se di-
suelven bajo el poder infinitamente multiplicado que
confiere no ya un trabajo a la medida de las fuer,
DECADENCIA DEL INDIVIDUO: DEL HÉROE zas naturales, sino un juego especulativo, el de la
AL BURGUÉS ganancia obtenida sin prestar ningún servicio, "tipo
al que tiende a asimilarse toda ganancia capitalista.
La edad individualista ha partido de una fase he- A las pasiones de la aventura se sustituyen entonces,
roica. Su primer ideal humano, el héroe, es el hom- p.Iogresivamente, los blandÓ'~goces del confort; a la
A"" . "',;; . .

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24 EMMANUEL MONUIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 25

conquista, el bien mecánico, impersonal, distribuidor !'


hombres. El dinero separa. Separa al hombre del
automático de un placer sin exceso ni peligro, regu- combate con las fuerzas al nivelar las resistencias;
lar, perpetuo: el que distribuye la máquina y la ren- le separa de los hombres al comercializar toda re-
ta. Una vez que se ha lanzado por los. caminos de laci6n, al falsear las palabras y las conductas, al ais-
esa facilidad inhumana, una civilizaci6n no crea ya lar en sí mismo, lejos de los vivos reproches de ia
para susdtar nuevas creaciones, sino que sus mismas miseria, en sus barrios, en sus escuelas, en sus vesti-
creaciones fabrican una inercia cada vez más tran- dos, en sus vagones, en sus hoteles, en sus relaciones,
quila. Dos atletas, con ayuda de la publicidad, llevan en sus misas, al que no sabe ya soportar más que el
a veinte mil individuos a tomar asiento creyéndose espectáculo cien veces pensado de su propia segu-
amantes del. deporte Un Branly, un Marconi, hacen ridad. Henos aquÍ! lejos del héroe. El rico de la vieja
posible que veinte 'enes de personas estén clava- época, incluso, está en vías de desaparecer. No hay
dos. en sus sillones; un"ejército de ~4stas, de ya sobre el altar de esta triste iglesia más que un
rentistas, de fupcionarios viven de,una indústria que, dios sonriente y horriblemente simpático: el Burgués.
por otra parte, ,cada día quiere menos manos de obra El hombre que ha perdido el sentido del Ser, que no
y, salvo un número pequeño, menos cualificada. se mueve más que entre cosas, cosas utilizables, pri-
Es así cómo la sustitución de la ganancia indus- vadas de su misterio. El hombre que ha perdido el
trial por el beneficio de especulación, y de los valo- amor, cristiano sin inquietud, incrédulo sin pasi6n,
res de creación por los valores de la comodidad, han hace tambalear el universo de las virtudes en su loca
usurpado poco a poco el ideal individualista, y abier- carrera hacia el infinito, alrededor de un pequeño
to el camino en las clases dirigentes primero, des- sistema de tranquilidad psicol6gica y social: dicha,
pués, por descensos sucesivos, hasta en las clases po- salud, sentido común, equilibrio, placer de vivir, co-
pulares, a este espíritu que llamamos burgués a causa modidad. La comodidad es, en el mundo burgués, 10
de sus orígenes y que se nos presenta corno el más que el heroísmo era en el Renacimiento y la santidad
exacto antípoda de toda espiritualidad. en la Cristiandad medieval: el valor último, m6vil
¿Cuáles son sus valores? Por un gesto de orgullo de la acci6n.
viril, ha conservado el gusto por el poder, pero por La comodidad pone a su disposici6n a la conside-
un poder fácil, ante el cual el dinero suprime el ración y a la lTi·inc'icación. La consideración es la
obstáculo, ahorra una conquista de frente; un po- suprema aspiracíuiJ social del espíritu burgués; cuan-
der, además, garantizado contra todo riesgo, una se- do ya no encuentra gozo en su comodidad encuentra
guridad. Tal es la victoria mediocre soñada por el al menos una vanidad en la reputaci6n que posee con
rico de la Edad Moderna; la especulaci6n y la me- ella. La reivindicaci6n es su actividad fundamental.
cánica la han puesto al alcance del primer recién Del Derecho, que es una organizaci6n de la justicia,
llegado. No es ya el dominio del señor feudal, unido él ha hecho la fortaleza de sus injusticias, de ahí su
a sus bienes y a sus vasallos, ni es incluso, en el pyor radical juridicismo. Si ama menos las cosas que aca-
de los casos, la opresi6n de un hombre sobre unos para, es más susceptible en la conciencia de su de-

...
26 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 27

recho presunto, que es para un hombre de orden sarniento y de la acción. Desde los jóvenes revolucio-
la más alta forma de conciencia de sí mismo. No narios de extrema derecha a los mismos marxistas,
existiendo más que en el Haber, el burgués se defi- defensores y adversarios de lo espiritual, todos se
ne, ante todo, como propietario. Está poseído por sus han unido en nuestro tiempo en una crítica unánime,
bienes: la propiedad ha sustituido a la posesión 2. aunque indistintamente fundada, de este idealismo
Entre este espíritu burgués, satisfecho de su segu- exangüe y ansioso de provecho que se halla en la
ridad, y el espíritu pequeño-burgués, inquieto por al- base de las concepciones burguesas 3.
canzarla, no existe diferencia alguna de naturaleza, Puede establecerse su origen, o al menos su cris-
silla únicamente de grado y de medio. Los valores talización, en este punto en que el dualismo cart,,-
deI pequeño-burgués son los del rico, deformados siano ha introducido decisivamente su fisura en el
por la indigencia y la envidia. Roído hasta en su edificio cristiano. Lo espiritual, en un, mundo centra-
vida privada por la preocupación de ir más allá, igual do sobre la Encarnación cama el nuestro lo está so-
que el burgués está roído por la preocupación de la bre 1", ~dad o la má}lJlina, ~st:iba presente en
consideración, no tiene más que un pensamiento: lle- todo el universo, en la naturaleza y en el hombre. El
gar. y para llegar, un medio que él erigirá en supre- mundo sensible se ensanchaba en los atrios de las
mo valor: la economía; no la economía del pobre, catedrales, se enrollaba en los capiteles, lanzaba sus
débil garantía contra un mundo en que todo mal es arabescos a las tapicerías y sus colores a las vidrie-
para él, sino la economía avara, llena de preocupa- ras, se mezclaba en la oración; los edificios, las id~as
ciones, de una seguridad que avanza paso a paso, de y la oración se enviaban mutuamente sus símbolos
fantasía, de bondad, la lamentable avaricia de su de un lado a otro de la nave, y los hombres estªban
vida miserable y vacía. próximos a su experiencia. No construyamos una
Edad Media convencional: esta época fue también
la de la esclavitud, del feudalismo, de la guerra y, .
UN ESPÍRITU DESENCADENADO allí donde se acuñaba moneda, de los primeros sín-
tomas del capitalismo. Pero el principio de un or- •
Habiendo separado de esta forma al hombre del den entre el espíritu y la carne dominaba el tumulto
viejo individualismo heroico, igual que éste le había bárbaro de igual forma que un campanario señála la
separado de la santidad, el individualismo burgués no presencia de un pueblo, e incluso las casas que no le
ha dejado de pretender la herencia espiritual de todo pertenecen se unen Con las casas propias para pres-
el pasado. Pero él no defendía a su "espíritu" más tarle un contorno. La idea servía a la oración, que
que apartándole tanto de cualquier realidad espiri- se juntaba con la herramienta, la corporación y el
tual como de la carne viva del hombre y de los com- pan cotidiano. La materia era ya carne viva, y hu-
promisos de la acción. biese sido imposible pensarla al margen de su fami-
El humanismo burgués está esencialmente basado liaridadcon el hombre.
en el divorcio del espíritu y de la materia, del pen- Desde entonces hemos conocido la definición, en

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28 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 29
idea primero, en acero y cemento más tarde, de una un poder absoluto, sin peligro y sin responsabilidad,
Materia inerte, dócil, inhumana. Una industria ágil justificando o trastornando el mundo ante su tintero.
le ha dado una virtuosidad que simula la inmateriali- No es únicamente una limitación voluntaria de la
dad de la vida espiritual. A medida que su explota- vida del espíritu en una casta minoritaria y privile-
ción en pro de las comodidas del hombre sobrepasa- giada la que se ha consolidado de esta forma. No es
ba y más tarde hacía retroceder a la preocupación sólo su sosería en la preciosidad, 10 pintoresco, la dis-
por esta vida espiritual, escindía de nuevo el mundo persión enciClopédica: Es un derrumbamiento masivo
surgido de fCJS obras. Iba dejando poco a poco fuera de la cultura; es la esterilización de la misma vida
de la línea ce la humanidad a una Clase de hombres espiritual. Vemos cómo proliferan sus sucedáneos;
atéados al trabajo de sus mal:1ós, desposeíóoFd€ esa a veces, cualquier habilicL :"mal o verbal, ase-
g~';mdeza obrera q~ existe en el dominio de la obra gurada en cualquier suficienCia universitaria; a veces,
realizada o en la j!larticipación de lasinanosen un un vago estado de sueño, subproducto del pensamien-
amplio proyecto del hombre; más duramente daña- to, de la imaginación y del sentimiento, que se cree
dos en sI¡ di:',é\ ;thd que en su sllbsi:stencia; expulsados con derechos sobre la experiencia; otras, estancada
de la cultura, de la vida libre, de la humilde alegría h:1bre millones de almas, el agua insípida de las opi-
del trabajo ), para muchos, expulsados y alienados nio"es que sale de la prensa a caños llenos, extenso
de sí mismos. pantano público sobre el cual hierven las charlatane-
Lo espiritual cercenado de sus amarras no es ya rías fétidas de los salones y los cafés.
más que una tripa al viento vagando sobre este pun- Ante esta decadencia preciosa, ¿quién se asombra-
to brutal, para vigilarlo y, a veces, distraerlo. "Espí- ría de que los hombres que llevan una vida dura de
ritu" inflado de vacío, ligero y egoísta; "razón" or- trabajo y de lucha, un combate sin elocuencia con
gullosa y perentoria, ciega al misterio de la existencia la inseguridad, el desprecio, el aislamiento, vomiten
real; juego exquisito y c,:v.!lplieado de la "inteligen- este estilo de vida y, torpes en sus palabras, se unan
cia": de esta forma se ha creado una raza de hom- a una bandera materialista? ¿Qué leen en ello con
bres sorda al sufrimiento de los hombres, insensible frecuencia, tras las fórmulas aprendidas, si no es su
a la dureza de los destinos, ciega ante las desgracias voluntad de presencia en un mundo sano, su sed de
que no son desgracias íntimas. autenticidad? Tan bien se les ha colocado que hoy
En la realidad viva, estos espíritus benos sienten no saben tocar, imaginar 10 real, más que un univer-
el temor de una especie de poder del mal que hace so de trabajo obrero, cuya dignidad habría de ser re-
tambalear sus juegos de bolos ideológicos. Encuen- conquistada. El materialismo que profesan no es, con
tran grosera a esta realidad porque es la que les hace frecuencia, más que el 'exceso de su desagrado por
interrumpir conti:nuamente este juego. Amlln las ideas <;:;te mundo liso, lacado, inhumano, que les propo-
como un refugio, un olimpo sin riesgo. Elpensamien- nen la Palabra, lo Impreso y la Moral burguesa. Un
to, en la medida en que conserva en ellos a\go de reconocimiento ingenuo del esplendor del mundo, un
voluntad ofensiva, les sirve como medio de ejercer manantial Ik'1o de iuventud y de simplicidad; una

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30 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 31

necesidad de reintegrar a todo el universo en una escritores encargados de ponemos al corriente de sus
vida desde hace mucho tiempo carente de consisten- emociones Íntimas e incomunicables. Algunos seaga-
cia; un desdén colérico para el vacío engañador de rran aún a la idea de una verdad nacional y com-
las palabras y el preciosismo donde acaban por pros- baten dentro de sus fronteras a un individualismo al
tituirse los últimos vestigios del espíritu; una nece- que ellos sostienen ferozmente a escala nacional.
sidad de compromiso, de solidez, de: fecundidad, su- Otros se retiran a la soledad de su relativismo, jue-
bida de las entrañas de la vocación humana; un gan con sensaciones raras o con ideas agudas y en-.
irresistible instinto de presencia. Todo ello se pierde cuentran en este reflejo cambiante una seducción su-
-y volveremos sobre el tema- en una especie de ficientepara llenar el aburrimiento de una vida bien
primitivismo doctrinal muy peligroso para la cultu- abrigada. Para la masa que sufre, el mejor medio de
ra y para el hombre. Pero en estos semiesclavos, a aislarla de cualquier universalidad, salvo la de su do-
quienes se les ha hecho imposible cualquier otra ex- lor, ha sido el hacerle inaccesible el ejercicio mismo
periencia espiritual, este exceso no es solamente el del pensamiento y heroico el de la vida espiritual.
signo de su servidumbre; marca ya por su reacción La evolución jurídica confirma pn las costumbres
contra la hipocresía del Espíritu el comienzo de la lo quiLla evolución filosófica prepara en las ideas.
resurrección, el primer aire fresco que sopla sobre Ell1i íhvrcté con una soberana 'dignidad a una· espe-
nuestro viejo mundo. cie de individuo abstracto, buen salvaje pacífic;g, pa-
seante solitario, sin pasado, sin futuro, sin vínculos,
sin carne, provisto de una libertad sin norte, ineficaz
DISLOCACIÓN DE LA COMUNIDAD juguete embarazoso con el que no se debe dañar al
vecino y que no se sabe cómo emplear si no es para
Disociando interiormente al hombre de sus lazos rodearse de una red de reivindicaciones que le ama-
espirituales y de sus alimentos materiales, el indivi- rran aún con mayor seguridad a su aislamiento. En
dualismo liberal ha dislocado de rechazo las comu- tal mundo, las sociedades no son más que individuos
nidades naturales. agigantados, igualmente replegados sobre sí mismos,
Ha negado, en primer término, la unidad de voca- que encierran al individuo en un nuevo egoísmo y
ción, de estructura, del hombre, este principio uni- le consolidan en su suficiencia. El siglo XIX s(j afana
versal de igualdad y de fraternidad que el cristianis- en soldar sus miembros dispersos en una concepción
mo había establecido contra el particularismo de la mitad ingenua, mitad hipócrita de la sociedad con-
ciudad antigua. Primera etapa: no existe la verdad, tractual: unos individuos que se supone;l libres, se
sino solamente la forma abstracta de la razón; los dan "libremente" una industria, un comercio, unos
hombres no tienen una unidad de vocación, sino sólo gobiernos, y se les reputa como capaces de medir
de estructura. Segunda etapa: no existe unidad de por sí mismos las sujeciones con las que se quieren·
la razón; hay solamente profesores que creen en la vincular voluntariamente.
causalidad, unos negros que no creen en ella y unos Mejor que cualquier otra cosa -:y "s la parte
32 EMMANUEL MOUNlER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 33

esencial de su obra-, Marx ha mostrado la ilusión hecho de ellos el. desorden para usurpar su prestigio.
de esta pseudo-libertad en un mundo regido por las Se ha constituido así, de manera lenta y difusa, un
n,ecesidades de mercancías y de dinero, en el que la humanismo burgués, una moral burguesa y aun, por
libertad inorgánica del liberalismo ha sido el camino una suprema paradoja, un cristianismo burgués. Im-
abierto a la lenta infiltración de los poderes ocultos posibles de disociar ahora de su uso farisaico, en la
en todo el organismo social. Uno a uno, el poder anó- memoria de muchos -y de muchos simples en pri-
nimo del dinero ~a ocuPlldo todos IOIi .JW~~tos de la mer lugar- estos valores espirituales no pueden vol-
vida económiq.; después se ha deslizado;"'Sin quitarse verse a tomar sin que el que los alce del suelo no
el velo, hacia nos puestos de la vida pública; ha al- aparezca como solidario de este fariseísmo.
canzado, finaHnente, la vida privada, la cultura y la Por ello, nuestra última posibilidad contra el mun-
misma religión. Al reducir al hombre a una indivi- do burgués es arrancarle el uso y la interpretación
dualidad abstracta, sin vocación, sin responsabilidad, unilateral de estos valores y volver contra él las ar-
sinresistencia, el individualismo burgués es el aposen- mas que ha usurpado.
tad()r responsable del reino del dinero, es decir, como
las palabras lo expresan perfectamente, de la socie-
d8d anónima de las fuerzas impersonales.
Las "fuerzas cspirituales" se han resistido, aquí y
allá, a esta tiranía que se elevaba de las fuerzas eco-
nów,!icas. En su totalidad, es preciso confesarlo, éstas
se k::! ,;ometido. Su excusa quizá esté en el hecho de
.que, desacostumbradas a necesidades y a poderes tan
masivos como los engendrados por el mundo del di-
nero, durante mucho tiempo na han descubierto el
mal más que bajo su aspecto moral e individual. Y
un díaie han encontrado desbordadas. Su resurgir
tiene hoy, como primera condición, el confesar su
fracaso y sus complacencias.
Nosotros no pretendemos aquí denunciar única-
mente los compromisos groseros, más o menos deli-
berados, de los que apelan a lo espiritual, con lo que
hemos llamado un día 4, mediante una palabra que
ha logrado éxito: el desorden establecido. Son de to-
dos los tiempos y están visibles. Pensamos más bien
en esta corrupción pernkiosa de los ¡¡;¡~ valo[~s
espirituales por¡ el uso demasiado prolongado que ha
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¡ LAS CIVILIZACIONES FASCISTAS
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Es fuerte la tentación de agrupar bajo una misma


especie, pese a sus divergencias notables, a las con-
t cepciones fascistas, nacional-socialistas" y comunistas.
Desde el punto de vista de las exigencias de la perso-
na humana, la que en ultima instanc~a decide, S11S
incompatib.ili.dades más radicales desaparecen, efecti-
vamente, "tras su pretensióri ··cómlÍñ de someter las
personas libres y su destino singular a disposición ele
un poder temporal, centralizado, que, habiendo asu-
mido en él todas lasa~tividades técnicas de la nación,
pretende por añadidura ejercer su dominio espiritual
hasta en la intimidad de los corazones. Esta teocracia
nueva y vuelta al revés que otorga el poder espiri-
tual al poder temporal, sobrepasa en amplitud histó-
rica las circunstancias que la han vinculado, en 11P
caso, a la causa del anticomunismo, en otro, al m.o-
vimiento proletario. Como tal la abordareITlos, sin
comprometer, por tanto, las valoraciones de hecho
que haremos sobre las realizaciones materiales o las
místicas de segunda clase de uno u otro sistema. Sí~
a pesar de todo, clasificamos aparte el comunismo,
es para respetar unos orígenes humanos, claramente
demasiado distintos pese a esta identidad caracterís-
tica'dé' sU proceso histórico.
36 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 37
ejército, fuerzas del dinero, con las cuales es injusto
EL HECHO FASCISTA confundirle, aunque sea frecuentemente su prisio-
nero.
Hemos escuchado durante demasiado tiempo --co- Los fascismos han nacido en distintos países de
mo para no quer.er precisar este vo~io-- lla- situaciones históricas completamente parecidas, de
mar fascistas fa todos los movimientos' que no eran las que no han hecho la síntesis y' deducido la doc-.
ni comunismos ni capitalismos y a los antifascismos trina más que a posteriori. Pero estas doctrinas hoy
de agrupaciones hostiles a todas las dictaduras, salvo tienden a una sistematizaci6n progrcsiva, definen a
a las dictaduras de extrema izquierda. una ciudad, un tJÍpo de hombre y un estilo de vida
En su s~ntido más estricto, el fascismo cualifica al que, bajo las modalidades de los temperamentos na-
régimen que Italia ha dado en 1922, y únicamente cionales, ofrecen una indudable analogía de aspecto.
a d. Pcro se acostumbra a emplearlo para designar Lo que permite hoy hablar de fascismo en un senticjo
más ampliamente a un fenómeno histórico muy de- amplio, a condición, sin embargo, de no aplicar la
terminado de la posguerra que puede resumirse así: palabra más que con rigor.
en. un país agotado o decepcionado, en todos los
casos poseído por un sentimiento potente de inferio-
ridad, un acuerdo secreto se· produce entre un prole- PRIMACÍA DE LO IRRACIONAL Y DE LA FUERZA
tariado desesperado, tanto económica como ideológi-
camente, y las clases medias dominadas por la angus- El fascismo, a prJÍmera vista, opone a la primacía
tia de. su proletarización (que ellas asimilan al éxito de lo espiritual el primado de la fuerza. "Cuando es-
del comunismo). Una ideología cristaliza por el po- cucho la palabra espíritu -decía Goering-, prepa-
der intuitivo de un Jefe; actúa, a la vez, sobre un
arsenal histórico de virtudes ausentes: honestidad, re-
conciliación nacional, patriotismo, sacrificio a una
,
~
ro mi rev6Iver." Al fascismo le gusta la afirmación
de este pragmatismo en términos provocativos. Se
vanagloria de no pensar, de marchar sin otro fin que
cansa, consagración a un hombre; sobtc una afirma- ¡k
"
la marcha. "¿Nuestro programa? -declara Mussoli-
ción revolucionaria que arrastra .a los más j6venes ,. ni-o Nosotros queremos gobernar Italia." Y a un
y a los más radicales; y para templada, sobre una 1\ diputado que le pide ingenuamente que precise su
mística esencialmente pequeño burguesa: prestigio na- ¡,'
1,
concepción del estado, responde: "El honorable Gron-
cional, "retornos" sociales (a la tierra, al artesanado, chi me ha pedido que defina al estado; yo me contento

,~
a la corporaci6n, al pasado histórico), culto del sal- con gobernarlo."
~.
vador, amor al orden, respeto por el poder. Según El lado simpático de estas salidas de tono es la ne-
que s¡¡a, aunSlue' s610 'flrovisionalmeñféT'máS o me- gación revolucionaria del racionalismo burgués, de la
nos conservaqlor, y en cuanto nacional, el movimien- república de los profesores, de los que descubren a
to así ~reado'agrupa, por las buenas o por las Il).[llas, veces, como uno de ellos decía un día, que "la acci6n
ciertas fuerzas tangenciales: viejos nacionalismos, también es creadora". y no podemos por menos que
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 39
38
sentimos de acuerdo con la verdad confusamente ex- auténticos, aunque turbios, con lacrimosas fidelida-
presada en estas fórmulas: que el hombre está hecho des a un mundo decadente o a virtudes de bolsillo;
para comprometerse y abnegarse, no para analizar el oponer una incomprensión de mílitante o exhortacio-
mundo desligándose de sus responsabilidades. nes de sedentarios a los países que han vuelto a en-
Pero la afirmación fascista va mucho más lejos. contrarel sentido de la dignidad, a unas juventudes
La búsqueda misma de la verdad mediante el ir y a las que se ha arrebatado la d,ílsesperación, a unos
venir del espíritu que opone tesis y antítesis, la atri- hombres que acaban de descubrlr, tras años de indi-
buye a un liberalismo estéril que envenena a los pue- ferencia pequeño burguesa, la dedicación, el sacri-
blos. La razón es 10 que divide: es la abstracción, ficio, la amistad viril, es impulsar aun COI; mayon
teórica o jurídica, que inmoviliza al hombre y la vi- violencia dentro de los errores que se condenan a una
da; es el Judío y su dialéctica disolvente; es el ma- generosidad mal orientada pero llena de vigo~.
quinismo, que mata el alma y engendra la miseria; es Si se juzga el nivel espiritual de un pueblo sólo
el marxismo, que descompone la patria. Pero se va ~
por la exaltación que hace dar a cada hombre más
más allá. Se acostumbra al joven 'fascista a confun- I allá de sus fuerzas y le impulsa violentamente por en-
dir racionalismo con inteligencia y espiritualidad, aun- I cima de la mediocridad, si se mide únicamente por
los valores del heroísmo, es cierto que los fa,cismos
que una legítima reacción contra el racionalismo bur-
gués le lleve a desconfiar de toda aplicación de la pueden reivindicar el mérito de un despertar espiri-
inteligencia a la dirección de la acción y a rechazar, tual, tanto más auténtico, sin duda, en¡cuanto se aleo,
en nombre del "realismo", cualquier jurisdicción so- ja de las vi.Qlencias y de las intrigas ¡del organismo
bre la política de los valores espirituales universales. central'pam'"it1eanzarlas capas profundas de un país
Es cierto que el fascismo pretende realizar también que ha vuelto a tener confianza en sí mismo. Más de
una revolución espiritual. "No se comprendería al una de sus' reacciones --contra las desviaciones del
fascismo -escribe Mussolini 5__ en muchas de sus racionalismo, del liberalismo, del individualismo--
manüestaciones prácticas, como organización de par- son sanas en su origen. De los valores propios que
tido, como sistema de educación, o como disciplina, han vuelto a poner en vigor hay incluso varios de •
si no se le considerase en función de su concepción eUos que al comienzO ofrecen una indicación jus,ta,
general de la vida. Esta concepción es espiritualis- aunque su realización sea deplorable. Despojemos la
ta." Cualquiera que haya visitado sin prejuicio los mística del jefe de la idolatría que la corrompe para
países fascistas o haya tomado contacto con sus or- volver a encontrar en ella la doble necesidad de la
ganizaciones y sus juventudes no ha dejado, en efec- autoridad basada en el mérito y la dedicación per-
to, de quedar sorprendido por la auténtica fuerza es- sonal; quitemos a la disciplina su coacción y sin di-
piritual que mueve a estos hombres violentamente ficultades volveremos a encontrar, aquí y allá, un
arrancados a la decadencia burguesa, cargados de to- alma personalista cautiva por realizaciones opresivas.
do el ardor que da el haber encontrado una fe y un No reprochamos al fascismo 'el descuidar o negar
sentido a la vida. Negarlo, o combatir estos valores lo espiritual, sino más bien' el limitarlo a una embria-
40 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 41

guez permanente de los ardores vitales y, por ello, el antiguo: porque un sistema puede hacerse con ele-
eliminar implícitamente los valores superiores a fa. mentos instintivos igual que con elementos raciona-
vor de las "espiTitualidades" más tosca~<!e' las les; sin dejar de ser menos artificiales, rígidos e inhu-
"místicas" más ~biguas 6. El fascismo rorriano, en manos. Cuando unos legistas hábiles como Ugo Spi.
la tradición del Imperio, se embriaga más bien con rito o Panunzio se esfuerzan en demostrar que en el
la disciplina un pocq ruda de un Es.tado que se cons· Estado fascista todas las contradicciones humanas se
tituye él mismo en Un poder lírico. El nacional-sacia- anulan "espontáneamente" mediante la gracia infa-
lismo, tornando también, por su parte, la herencia lible del régimen; cuando Rosenberg se ocupa con
histórica del romanticismo germánico, se construye pesadez de explicar toda la historia humana median-
una metafísica más confusa de las fuerzas telúricas te la lucha de los nórdicos y los negroides, no vemos
y del lado oscuro de la vida. Mientras que el racio- lo que se haya ganado con ello en comparación con
nn1isnío aparece como una especie de fuga hacia el el profesor liberal o ell dialéctico marxista. Que no
progreso, de horror instintivo hacia todos los ele- se diga que éstas son justificaciones sin importancia
mentos primarios del hombre, el misticismo nazi, por de unos filósofos encargados a posteriori de la de-
el contrario, como escribía Tillich en vísperas de la coración metafísica del régimen: varios centenares
revolución, es un retorno apasionado del hombre ha- de miles de soldados y de obreros, en Etiopía, o las
cia sus orígenes. Debil{"io, enervado por la civiliza- víctimas del 30 de junio de 1935, en Alemania, sa-
ción contemporánea, el hombre se repliega de esta ben sobre qué yunque se forja la soldadura espontá-
forma sobre sí mismo, sube a las fuentes de su carne nea entre las voluntades individuales y los proyectos
y busca en ellas ayuda y protección, mediante este del Estado imperial.
reflejo del adulto desamparado que va a buscar abri· El prestigio nacional, los ardores vitales, estos vi-
go en su infancia. El suelo, la sangre, la nación son nos agradables, si los que los vierten no tienen como
para él un nuevo le/J('i.lsraum, un nuevo espacio or· finalidad el apartar al hombre de sí mismo, no dejan
gánico de vida. Ya no está perdido, aislado en las de tener efecto: un delirio colectivo que adormece en
grandes soledades modernas. A este espacio vivo pue· cada individuo su mala conciencia, embrutece su sen-
de tocarlo con sus manos, lo mide con su mirada o sibilidad espiritual y ahoga en emociones primarias
con su trabajo, 10 siente latir dentro de sí al ritmo su vocación suprema. Cárcel más dura, más secreta,
de su sangre puramente germánica. más terrible por sus seducciones que la de las ideolo-
Una reacción tan brutal de las fuerzas oscuras no gías. Y si esta exaltación dirigida despierta, pese a
debe sorprendeJ¡llos tras rá larga y trisle:-~scdmpo­ todo, algunas regiones profundas del hombre, un de-
sición del idealismo burgués.· El exceso mismo sería seo insaciado de wrnunión, de servicio, de fidelidad,
comprensible si' fuese provisional. Pero el peligro es... es tanto más cruel el verles esclavizados por una nue-
tá en que estos instintos aspiran a darse la dignidad va opresión de la persona.
de un sistema. Entonces vemos nacer, sin que lo s~ •.
pan sus autores, un nuevo racionalismo más duro que
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42 EMMANUEL MOUNIER ;1 MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 43

J cie (Rocco), es sobre la biología social, y no sobre la


PRIMADO DE LO COLECTIVO NACIONAL ¡ p<lrsona donde ellos basan su doctrina. Curndo se
i esfuerzan en mostrar que él es la necesidad espiritual
Paralelamente a su afirmación anti-íntelectualista, I central del individuo (Panunzio), "la expresión com-
el fascismo es una reacción anti-individualista. Aquí I pleta del devenir del espíritu", "la síntesis de lo uni-
también no tendríamos por menos que felicitamos de
la reacción, si al rechazar el individualismo ésta no ¡I
versal y de lo individual", y que, de esta forma, "en-
cierra en' sí .tanto las razones de nuestro derecho
comprometiese al mismo tiempo las garantías inalie- como de nuestro deber, tanto las razones de la ex-
\
nables de la persona humana y, al querer restaurar tensión de nuestra individualidad como de sus lími-
1
la comunidad social, no la estableciese sobre la opre- tes" (Giuliano), no queda duda de la ontología anti-
sión. personalista que anima al sistema. En el lenguaje de
Señalemos inmediatamente que, tanto para el fas- Mussolini, y de muchos de sus comentaristas, es pre-
cismo italiano como para el nacional-sindicalismo, la ciso denunciar que !la sólo Un riguroso estatismo jurí-
idea de una comunidad humana y de un paso hacia dico, sino un verdadero panteísmo religioso, en su
la universalidad, aunque fuese con todas las garantías sentido más estricto, es el que inspira sus fórmulas. El
que se pueden tomar en una senda donde ideologías Estado está más identificado conmigo que yo mismo.
prematuras han sembrado el destrozo, no llega a La verdadera li1;¡ertades la adhesión y la fusión total
plantearse. en su voluntad, que engloba y anima a mi voluntad;
Abramos la "Carta del Trabajo", que es la Decla- 1 el fin del individuo es su identificación en el Estado,
ración de Derechos del Fascismo italiano. En ella ve-
mos sucesivamente (art. 1) al individuo subordinado .~
I
,
igual que el fin de la persona para el cristiano es la
identificación (en este caso sobrenatutal y elevada)
a la nación "dotada de una existencia, de unos fines l· de la pers2,l!acon Dios. Tal es, por ejemplo, la dia-
r
y medios de acción superiores en poder y duración", léctica tle'~ -Spirito; y si se le hate una reivindica-
y a la nación identificada con el Estado fascista en el ción en defensa de la persona, os contestará con la
cual "ella se realiza íntegramente". ¿Simple ficción ingenuidad de los dogmáticos que Un conflicto entre
jurídica? Mussolini no nos haría pensarlo así al pro- la persona y el Estado no es formulable más que en
clamar que "el Estado es la verdadera realidad del el lenguaje, y no es posible más que en el régim~n
individuo", que "todo está en el Estado y que nada liberal; y que el simple hecho de contemplar esta po-
humano existe ni a fortiori tiene valor fuera del Es- sibilidad es ya ceder a la terminología extrínseca, que
tado". Esto es claro. Varias escuelas de juristas y es común al liberalismo y al socialismo.
pensadores se han ocupado de establecer este abso- El individualismo nietzcheano, que aparece en cier-
luto del Estado fascista en la sociología, en la psico- tas palabras de Mussolini; la complacencia del fas-
logía y en la mística. Cuando demuestran que el Es- cismo de los primeros momentos por el liberalismo
tado-N ación es la única fracción de la especie que económico, no' deben ilusionarnos. El antipersonalis-
está organizada para alcanzar los fines de·la espe,.·; mo.,del fascismo italiano/es radicaJ."El individuo
44 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 45

vive en la naci6n; de-la que' es un element~ni'tesi­ de una minoría actuante, ayudada por una policía.
mal y pasajero ~ de cuyos fines debe conSiderarse Si aún no ha alc:anzado esta total disolución de los
como órgano e Ü¡lstrumento" 7 (Gino Arias), La per- individuos en la realidad estatal, el trabajo de la "vo-
sona no s610 es despreciable, sino que es el enemigo, luntad nacional de identificación" (Spirito) se con-
el mal t Aquí es donde actúa el profundo· pesimismo tinúa a través de los individuos, incluso sin saberlo,
sobre el hombre que se halla en la base de los fas- y la frase de Mussolini "El Estado no sólo es el pre-
cismos, igual que en todas las doctrinas totalitarias sente, es sobre todo el futuro" está ahí para recordar-
desde Maquiavelo y Hobbes: el individuo tiende in- nos que el Estado, como la humanidad de Renán, es
evitablemente al atomismo y al egoísmo, es decir, al \[ un Dios que se hace.
estado de guerra, a la inseguridad y al desorden. El nacionalsocialismo se nutre de concepciones me-
,unicamente el artificio de la raz6n, ajustado a una ! nos cesaristas y más wagnerianas de la comunidad so-
habilidad lllocánica de las pasiones (como dirán los I
!
cial. La realidad primera, la sustancia mística, no es
latinm), o exclusivamente la afirmación incondicio- ya el Estado, sino la "comunidad del pueblo", el
nal de! poder público (como dirán los germanos), Volkstllm, la Volksgemeinschaft, noción orgánica
pueden engendrar el orden civil que se impone al opuesta a la noción estática (como su nombre indi-
mal y organiza el caos. Y para imponerse a él, muy ca) del Estado. La nación no se reabsorbe en la uni-
lejos de aquel "mínimo de gobierno", según la exi- dad jurídica del Estado, porque el Estado nacional
gencia liberal inspirada en el optimismo roussoniano, no es más que una estructura entre muchas otras al
es un máximo de Gobierno lo que necesita el in- servicio del pueblo alemán. El Estado romano puede
dividuo. Este orden civil es indiscutible, ya que anexionar un Imperio heterogéneo al pueblo de Roma
únicamente él es humano y espiritual. E incluso es si su poder lo exige, ya que él es expansivo. El Es-
Uil orden divino, puesto que el Estado en la litera- tado alemán no puede decretar arbitrariamente las
tura fascista se afirma frecuentemente como una condiciones de sangre y de comunidad histórica que
Iglcsia, incluso más que una Iglesia, puesto que no constituyen al pueblo alemán: el Reich. El no es más
reconoce realidad a las personas y a los grupos inter- que irredentista, al menos en cuanto permanezca fiel
medios más que en su propia sustancia. El individuo a su mística, pero lo es con toda la fuerza del instinto.
no debe pretender que se le atribuyan "unos derechos Tierra, sangre, comunidad del pueblo, tales son los
localizados en el círculo de Sú propia perso~a que' tres ingredientes con los que se puede caracterizar
él no es más que ~n socius y no posee existencia más una realidad tan densa, peligrosamente inaprehensi-
que en la totalidad" (Chimienti, Volpic:elli). El Esta- ble, como el V olkstllm. Establecen una mística co-
do reclama el dominio absoluto de la vida privada, munitaria que se junta a la mística de los orígenes
de la economía, de la vida espiritual, para sí y me- en un naturalismo que encuentra su analogía en cier-
diante su órgano activo, el Partido, en manos de su tos medios reaccionarios franceses.
Jefe. De esta forma, la dictadura colectiva se con~ "La naturaleza es de derechas", escribe Ramuz.
vierte en dictadura personal mediante la dictadura," La mística del campesino y del retorno a la tierra que
,
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"~~'" , 'o

46 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 47

desarrolla la Alemania nacionalsociaIista no es única- mediante su vida subyacente, el socialismo comuni-


mente un medio de lucha contra el obrerismo mar- tario que ha sustituido al socialismo científico; de'
xista. Se vincula con la mística de ]a raza que el igual forma que la religio a la ratio. Ella es la que
campesino contribuye más que cualquier otro a man- anima al Partido, donde no se debe ver el instru-
tener pura, lejos de las ciudades, porque él es la mento del Estado, sino el corazón y el alma de la
fuente intacta de la sangre alemana, el depositario nación. Es ella la que inspira esta extraña economía
de sus virtudes y de su fecundidad. Contrariamente feudal apoyada completamente no en el Contrato de
al obrero, no ha surgido del capitalismo (W. Darre) , trabajo o de asociación, sino en la confianza persa·
y más aún, se le considera como una especie de sa- na] en un sentido, en la fe jurada en el otro, entre el
cerdote en participación sagrada con ]a tierra nutri- Führer de ]a fábrica, representando a la comunidad
cia. Muy próxima está la concepción de la mujer, por nacional y su "séquito".
naturaleza destinada a vivir más cercana que el hom- El nacionalsocialismo no incluye en su doctrina
bre del ritmo secreto de la vida, y de ahí la impor- respecto a la persona humana este desprecio que es
tancia que le otorga el régimen, no para liberarla o inherente al juridicismo romano. Aquí,:! allá, en el
desarrollarla como persona, sino para vincularla muy sistema, al contacto mismo de los hombres, los gér-
íntimamente a su exclusiva función generadora. menes del personalismo son mucho más fáciles de
Sobre la raza no existe nada que ya no se haya di- descubrir que en el estatismo mussoliniano. Una es-
ého. La seriedad con la que se continúa la propagan- pecie de optimismo biológico y nacional a la vez le
da racista, mientras que la ciencia universal, sin dis- sostiene. Un "encanto del Viernes Santo" se alza so-
tinción de ideologías, no llega a dar un sentido al bre el buen pueblo alemán, bueno entre las fuerzas
concepto de raza pura, y mientras muchos de los buenas. Estamos lejos· de Maquiavelo y del Levia-
mismos sabios alemanes han cerrado discretamente than, del ídolo frío ymaligno del Estado superando
al racismo las puertas de su laboratorio, es un tes- el caos de los individuos. Paganismo talmbién, pero
timonio del carácter religioso de esta propaganda su- un pagaI1is~.JJºriclo Y confi¡¡.do en .el hombre.. Una
puestamente científica. No era necesario, para resol- corriente de amor circula del pueblo a su Führer, y
ver algunas situaciones indudablemente difíciles, que la dulzura es aquí completamente distinta del delirio
Rosenberg sobrepasase los límites últimos del ridícu- romano. Si queréis asombrar a un nazi, deciclle que
lo. Pero la comllnidad alemana estaba necesitada de vive bajo una dictadura; el fascista italiano, al con-.
mitos poderosos para creer en sí misma. trarío, se vanagloria de ello. Sin embargo, sólo la
Se ha señalado que el racismo no es tanto un dog- materia ha cambiado, la forma permanece idéntica. ~.
matismo teórico como un medio accesorio de refor- El Volkstum llama a sus miembros a la fidelidad en
zar la afirmación del pueblo alemán como comuni- la alegría. Pero el que se resiste es rechazado de la
dad histórica. Esta es la verdadera divinidad inma- comunidad connna brutalidad que no se llega a sos-
nente que se corresponde en dignidad sagrada con el pech\lr,..suandouno se ha q~eclado detenido en la
Estado del fascismo italiano. Ella es ]a que dirige, sonrisa' del régimen. La grandeza de la nación ale-
",,' ...
~~ ~" "
I
48 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO
,I 49
mana sigue siendo el valor supremo de todas las más que una efervescencia de la vida. Las elecciones
energías, Un solo hombre, enviado pore! Todopode- últimas, las que únicamente forjan al hombre en la
roso (obsérvese esta forma impersonal que siempre libertad, permanecen a merced de la colectividad. La
tiene de llamar a Dios), descifra los caminos subte- persona sigue estando desposeída. Lo estaba en el
rráneosde la naci6n predestinada. Avanza ("como desorden, lo está ahora en un orden impuesto. Se ha
un sonámbulo") con la sola luz de su estrella infali- cambiado de aspecto, pero no de plano..
ble que se reflej a sobre todos los sistemas satélites
de führers locales, igual que se extendía, del uno al
otro, la fidelidad feudal. Es juez divino e infalible
de los desl~nos del pueblo alemán. Fuera de él, en el
interior, no existe ::,d vaci6n; y,en el cxterior, nadie
posee autoridad sobre lo que él ha decidido de una
vez como justo e injusto. La exigencia totalitaria de
esta mística tenía que conducir a la creaci6n de una
religión humana al servicio del Estado.
De esta forma, tanto de un lado como de otro,
vemos la independencia y la iniciativa de la persona,
o bien negadas, o bajo el peso de las. exigencias de
una colectividad que está ella misma al servicio de
l,¡n régimen. Los fascismos no salen, sin embargo,
del plano individualista. Han nacido dc las democra-
cias agotadas cuyo proletariado, por lo demás, se
hallaba muy poco personalizado. Ellos son su fiebre
y su delirio. Una masa de hombres desamparados y,
ante todo, de~amparados de sí mismos"Jífullfegado a
este extremo Ide desorientación en el que no les que-
daba más qu'e un solo poder de deseo: la voluntad,
frenética a fuerza de agotamiento, dedesembarazar-
se de su voluntad, de sus responsabilidades, de su
conciencia, en un Salvador que juzgará por ellos,
querrá por ellos, actuará por ellos. Todos, cierta-
mente, no han permanecido como instrumentos pa.-
sivos de este delirio. Al azotar el país, ha despertado
energías, suscitado iniciativas, elevado el tono de'los
corazones y la caridad de los actos. Pero esto no es
4
,
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I
...~ .. ,'"

III

EL HOMBRE NUEVO MARXISTA

El antimarxismo es una actitud no menos confusa'


ni menos falaz que el .antifascismo. Según la amenaza
inmediata, el personalismo puede regular de forma
diversa su conducta hacia uno u otro de estos blo-
ques, sin tener porqué fijarse en unas concentracio-
nes vinculadas ambas a dos regímenes que él re-
I chaza.
I Nuestra negativa de elegir entre estas formaciones
al margen de situaciones tácticas dadas no es ni inde-
cisión ni duplicidad de pensamiento. El personalismo
\ es el único terreno sobre el cual puede trabarse un
combate honrado y.eficaz contra el marxismo. Pero
t el bloque antimarxista, tal como lo hemos visto hasta
~ ahora constituido, es un órgano de defensa del capi-
talismo. No se combate un error con el desorden
que lo engendra. Los que -y nosotros' conocemos a •
algunos- se adhieren a este bloque po/. móviles sin-
cerametlte."1~iIituales, frecuentemente lo disimulan,
sin tener ellos mismos conciencia de sus temores, de
sus egoísmos, de sus reflejos de clase que les vincu-
lan sin saberlo al desorden establecido. Finalmente,
como toda coalición dirigida por intereses e instintos
R más que por ideas, el antimarxismo confunde de ordi-
nario una serie de realidades que no siempre coinci-
den y que divergen frecuentemente.: el movimiento
proletario, su sistematización eh ·el pensamiento de
., ' .. \":-==,."
I
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.52 EMMANUEL MOUNlER ¡¡ MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 53
Marx, la desviación de este pensamiento por el mar- que los partidos marxistas, pese a ciertas objeciones
xismo circulante, la corrupción de segundo grado de capitales que puedan hacérseles, hayan ayudado en
este marxismo vulgar por las cxposiciones notables gran medida a la inteligencia y al progreso de la
de incompetencia o de mala fe que hacen de él sus organización social. Cualquier flecha dirigida con-
adversarios,' el comunismo ruso, lo que en él es co- tra ellos hiere, tras ellos, a hombres justamente re-
munista y 10 que es ruso, y, finalmente, la direc- I beldes y compromete nuestra causa en regiones de
ción dada al comunismo por nuevos equipos de di·· i su corazón en que las heridas son largas de curar.
rigentes. 1 Nuestras polémicas más radicales, desde este ángulo,
En cuanto a los diversos socialismos, mezclan tan- adquieren, por ello, una gravedad singular. También
tas tradiciones y espíritus diferentes, unos rígidamen-
te marxistas, otros pequeño-burgueses, otros, por úl-
timo, pe:sonalistas en más de un aspecto, que escapan
aún en mayor medida a una condenación sin matices.
I se nos exige más que a los otros por esto. Sólo una
ruptura total, sin ambigüedad y sin arrepentimiento,
tanto en nuestra vida privada como en nuestras doc-
trinas, con las fuerzas de la opresión y del dinero,
La hon~adez y la eficada misma de la crítica nos puede dar autoriclad a la doble y necesaria disocia-
ordena separar estos problemas. Es preciso añadir ción que hemos emprendido: la de los valores es-
que el método de polémica, de refutación, que subes·· pirituales y del desorden establecido; la del marxis-
tima al adversario 'i rechaza en bloque con el error mo y de la revolución necesaria.
la,s verdades que él pi)Sce en rehén, es el método más
apto para consolidar la fuerza que el· error saca de EL HUMANISMO MARXISTA
estas verdades cautivas.
Más importante que todas estas consideraciones de Durante largo tiempo, el marxismo oficial ha re-
método, un hecho convierte en trágica la batalla que chazado en el mañana de la construcción socialista
deben librar cfiln' s¡urxismo aquello's-q3ma quienes el tomar en consideración el problema del hombre.
la línea centnlI del destino de los hombres no debe- Esta posición la tenía incluso por imposible anterior-
ría tener otro 'eje que el destino de los más dolorosos mente, ya que las condiciones que debían clecidir el
y los más necesitados de entre ellos: los pobres y nacimiento del hombre nuevo aún no se habían dado.
los oprimidos. En todas partes donde puede expre- "Durante cincuenta años -se escribía entonces- los
sarse, el marxismo posee la confianza del mundo de problemas del hombre no se plantearán" 8. Cuando
la miseria. Aunque estas raíces sean en él poco pro- intentábamos, en esta época, deducir por nuestros
fundas -y ciertos cambios 10 han mostrado sufi- propios medios la metafísica de las realizaciones so-
cientemente-, simboliza para este mundo, actual- viéticas, se nos podía reprochar, y nosotros mismos
mente, la liberación. El da a las más legítimas rei- podíamos temerlo, el sistematizar lo provisional o
vindicaciones, a la mayor riqueza humana de este anticiparse a lo d(;sconocido.
tiempo, una' forma que ellos creen solic1 aria dt'l,~uS La situación no es ya la misma desde que el mar-
esperanzas. No puede dudarse, por otra parte,ele xismo ha renunciado a esta abstención y, volviendo a
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 55
54
ción mecánica de la segunda por la ¡:jrimera cómo
sus fuentes, ha tratado de precisar su punto de vista nace la "sínt,e,sis" e (comunismo). Y c~mo una gran
sobre el hombre. Recordémosl o en su parte esen- parte de it'Í'iféi'onalismo se introduce- en la formación
, cial. de. B y de C,únicamente la experiencia histórica pue-
de, dárnosla, y no una deducción abstracta. Por lo de-
más, la interacción de la Naturaleza y de.la Idea, de
LA DIALÉCTICA MATERIALISTA la infraestructura (económica) y de la supraestructu··
ra (ideológica: filosofía, moral, religiones, derecho,
Después de Hegel, Marx concibe la Historia como etcétera), no es en sentido único. Marx y Engels
el producto de una dialéctica, de una fecundación han afirmado varias veces que los "reflejos ideológi-
recíproca y progresiva entre la Idea y la Naturaleza. cos" (10 que nosotros ,llamamos lo espiritual), auI1-
Señalemos que el problema fundamental del marxis- que no poseen realidad propia y no son más que un
mo se plantea dentro de unos términos eh los que producto del proceso económico, sin embargo vuel-
la persona humana, como realidad existencial prima- ven a actuar a su vez sobre estos procesos materiales.
ria, no tiene cabida. No es muy importante, por Algunos textos han aparecido recientemente, en los
tanto, que Marx, como él se jacta nlidosamente, que Marx y Engels se excusan de no haber podido,
haya dado la vuelta a la jerarquía hegeliana y que por necesidades. de la acción,insistir más amplia-
la haya, como él dice, vuelto a poner sobre sus mente sobre está acción de regreso del hombre y de
pies. Y que dé a la Naturaleza la prepotencia y la sus ideas.
preexistencia sobre la Idea. Es de esta Naturaleza, 2. ° La dialéctica no es una filosofía de la catás-
y principalmente de la Naturaleza organizada por trofe total, de una discontinuidad absoluta de la Hisc
el hombre en la Economía, de donde hace él nacer toria en el sentido radical de la palabra revolución.
efectivamente las ideologías, las que, lanzadas de En el término aufheben, que marca el paso a la
nuevo a la Naturaleza (materia e industria), se en- síntesis, aparece el triple sentido de una supresióI1
riquecen, y la enriquecen, a la vez, trazando una nue- (elemento revolucionario), de una conservación y de
va etapa del progreso humano. Todo el drama ocurre una progresión. La nueva política comunista se ocu-
entre generalidades de las que el hombre personal pa de recoger y salvaguardar, transformándola, la
no es más que el testigo y el instrumento. herencia cultural de los siglos pasados;
El nuevo humanismo marxista, nacido alrededor 3.° LaJilosofía dialéctica, en oposición cÓn el
de 1935, acentúa tres aspectos hasta ahora descui- Idealisn'lO" ourg'ués, y sobrd '"todo con el Idealismo
dados de esta doctrina: hegeliano, que hace de la realidad "una calcomanía
1.0 Esta doctrina no es un fatalismo o un deter- adherida a la Idealidad", es una filosofía de la ac-
minismo absoluto, una apología de la pasividad en ción y del hombre concreto. Son conocidas las fór-
la acción, En efecto, cuando una "tesis" A (por ejem- mulas famosas "El búho de ,Minerva no aparece má¡;
plo, el capitalismo) produce una "antítesis" B (el pro- qu~>.~l. caer la noche", "Los filósofos tio han hecho
letariado) es de su interacción Y no de la determina-
I
,I

56 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 57


más que dar del mundo diferentes interpretaciones, de las ideologías que inventa para justificarse y com-
10 que importa es transformarlo". Tal es el funda- placerse. El explotado cae, a su vez, en las mixtifi-
mento del "realismo socialista" que se halla en el caciones que le fabrica el explotador. Tomemos al in-
centro del nuevo humanismo. Se ha opuesto radical- dividuo proletario. Realiza un trabajo. Pero el capi-
mente al racionalismo burgués. Este hace de la Ia- talismo le despoja progresivamente del fruto de su
~ón un ídolo tranquilizador y protector, destinado a trabajo, del señorío mismo de su actividad de tra-
ocultar· al burgués de las fuerzas en estado de vio- bajo. No anima, con ello, una realidad humana en
lcnciamediante un sistema coherente de formas que la que todos podrían comunicar, sino un mundo de
encierre su ruda realidad; o, aún más, él la emplea eosas y de mercancías que ya no se estiman más que
para justificar sus situaciones adquiridas y para mix- como dinero. Los hombres no tienen ya relaciones
t,ificarsc a sí mismo los verdaderos móviles de su entre ellos más que mediante estos intermediarios
(lcción. El neo-realismo marxista, sin. renegar de es- inhumanos. Están todos como vacíos, "alienados" de
tfls crítieas, busca hoy, sin embargó, rehabilitar el sí mismos por el régimen. El burgués lo está dos ve-
racionalismo burgués en la medida en que éste fue ces por su culpa al liberarse de la ley del trabajo y
un esfuerzo hacia la totalidad y la universalidad. No al renunciar a cualquier humanidad en su ideología.
le queda más, piensa él, para fundar la Internacional El trabajador 10 está una primera vez contra su vo-
que .¡¡band0nar el plano de la vida intelectual abs- luntad, cuando se le arranca su trabajo que es su sus-
tracta para descender al plano de la ereación, es de- tancia. Lo está una segunda vez, con su consenti-
cir, en su terminología, de la producción. miento, cuando, corno vacío de sí mismo, se evade
mediante unos ideales mixtificadores (espíritu, vida
'" .. ' "~-:,.,.
interior, Dios) que le desligan de su destino concre-
LA CONDICiÓN HUMANA to y le desvían de la conciencia revolucionaria de su
¡ opresión. El realismo socialista no se plantea siste-
o
¿Cuál es el lugar del hombre personal en tal des- máticamente el problema de la conversión del bur-
arrollo de la Historia? gués; hacia él no vuelve más que su arma: la lucha
SI] existencia, para el marxismo, está completa- de clases. En cuanto al trabajador, al llevarle a la
mente enraizada en la infraestructura' eeonómica de conciencia justa de su situación y de su destino me-
su medio y de su tiempo. Pero él ignora hoy esta fi- diante la destrucción de los "ideales" que le apartan
liación secreta, y su conciencia, ideológicamente fal- de él, cree darle la volunt¡¡d necesaria para transfor-
seada, le mixtifica su verdadera condición. No hay mar el mundo en lugar de adormecerse interpretán-
más que dos clases de hombres: los explotadores y dole y rehuyéndole.
los explotados. Y todo hombre se define por el El O1:Jjeto inmediato de esta transform¡¡ción es de-
lugar que ocupa en una u otra clase. El explotador rroc¡¡r el capitalismo y establecer una nueva infra-
nutre sl1 poder de la sustancia del explotado y llama estructura económica. El trabajador,. de objeto se
vida del espíritu a la adoración un tanto repugnante,,, convertirá así en el sujeto de la Historia. Pero aquí
58 EMMANUEL MOUNIER I MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 59

comienza otra historia. Más allá de esta operación les, nos remontaremos más allá de los NEP metafí-
técnica, la transformación está orientada sobre una 1 sicos a este centro de la doctrina en que el marxismo
nueva concepción del hombre. ¿Cuál es la estructura es una concepción total del hombre, un~ religión.
\ Restauraciooes recientes del marxisIlJlo' auténtico,
de este nuevo sujeto? ¿Cómo se le despertará a la
existencia? ¿Qué ideal se le dará? ¡

tras las f6rrhU"nts-demasiado usadas del marxismo vul-
gar 9, le han sabido distinguir, con justicia, ya de un
fatalismo perezoso, ya' de un materialismo elemen,
¡

EL HOMBRE NUEVO l tal que no hace actuar más que a determinismos me-
!
¡ cánicos y lineales, o de un simple racionalismo. Pero'
Cuando se reprocha al comunismo el no plantearse
el problema del hombre singular, e1el hombre como I estas correcciones no hacen más que devolver a un
pensamiento original la flexibilidad que había per-
persona, él nos recuerda, sobre todo recientemente *, dido al catequizarse. Y no modifican su orientación
que la dictadura colectiva y minoritaria delproleta- \ final.
riada no es más que una necesidad provisional, y que
el marxismo ha puesto siempre como fin último de la
I Oueda, en efecto, en la base del marxismo una ne-
gación fundamental de lo espiritual chmo realidad
revolución "la liberación del individuo", el "reinado autónoma, primera y creadora. Esta negación adop-
de la libertad" y la desaparición del Estado. Efectiva- ta dos formas. En primer lugar, el marxismo rechaza
mente, estas fórmulas, mucho más vivas y orgánicas la existencia de verdades eternas y valores trascen-
en el marxismo primitivo que en los defensores de dentes al individuo, en el espacio y en el tiempo; es
una dictadura "provisional" que dura desde hace casi decir, que rechaza esencialmente, en función de su
veinte años, testimonian que el problema de la per- postulado primario, nO ,sólo al cristianismo y la creen-
sona ha sido entrevisto por él * *, mientras que un cia en Dios, sino cualquier forma de realismo espi-
fascismo consciente se niega a plantearlo. Pero estas ritual. No ve en la realidad espiritual más que "refle-
fórmulas no dejan de ser muy vagas en el mismo jos ideológicos", en el menor de los casos, un estado
Marx y en todos sus discípulos. Ninguna antropolo- secundario del ser. En segundo lugar, no ,da ningún
gía sólida las sostiene, y durante mucho tiempo in- sitio en su visión o en su organización del mundo ,1l
cluso han prescindido de esta antropología con toda esta forma última de la existencia espiritual, q'.lC es
tranquilidad de espíritu. Comenzamos a poseer hoy la persona, y a. sus valores propios: la libertad y el
sobre el contenido de estas fórmulas generales algu- amor.
nas indicaciones precisas y nosotros las utilizaremos; Ciertamente que admite una acción ¡propia de lo
pero, para no modificar las perspectivas profundas espiritual ....id~ologías y voluntades- len el progre-.
del marxismo al compás de las variaciones tempora- so dialéctico ere -la historia. Pero si las ideas y volun-
tades que pone en movimiento "ejercen una influen-
" La obra está escrita en 1936. (N. del T.) cia que vuelve a actuar sobre la; evolución total de
•• Cf. recientemente la aportación al terna del hombr~ la sociedad, e incluso de la economía", "sin embargo
en el pensamiento de Bloch, o Kolakowsky. (N. del T.)'" '
60 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 61
siguen estando bajo la influencia del desarrollo eco-- , hacer del hombre, siguiendo el ideal cartesiano (pri-
nómico" 10. Aquí y allá, el pensamiento, como aún vado de la trascendencia cristiana), dueño y poseedor
escribirá Engels, puede tomar el papel de primer de la naturaleza. He aquí el dios inmanente, a la vez
violín en un país económicameIlte.atrasado, pero es espíritu (físico-matemático), técnica, hierro y cemen-
un pensamiento que ha nacido, por otra parte, de un to. Es en este momento donde el marxismo se in-
determinismo económico: por ejemplo, la filosofía troduce como religión. Este dios, que se hace poco
burguesa rige los hechos en la Francia del XVIII, pero a poco, como el Estado italiano o el pueblo alemán,
es originaria de Inglaterra, donde ha sido formada es, efectivamente, el objeto de una fe indiscutida y
por la nueva cconomía. En último análisis, por tan- fanática. Es un dios bueno: la imperfección de las
to, el pcns8miento es una irrealidad secundaria, in·· condiciones económicas es la única causa del mal
manente al 'proceso económico. En cuanto a otras ,
~.
entre los hombres y en el hombre mismo. Desarrolle-
formas de lo espiritual, ni siquiera eS necesario ha.. mos la ciencia, organicemos el trabajo, Gracia obre-
blar. . Respecto a la "producción" ·.delpensamiento ra de salvación colectiva, y poco a poco serán reab-
por el proceso económico, el marxismo no aporta en sorbidas la miseria, la enfermedad, el odio y quizá
este tema más que una especie de .mística materia.. la muerte. La insuficiencia de las condiciones mate-
lista lamentablemente primitiva y confusa. Su indi- riales de vida es el único obstáculo a la expansión del
gencia aparece aquí en plena evidencia: oscila entre Hombre Nuevo. No existe el hamo duplex, ni el mal
dos .términos vagos: "reflejo", "esfuerzo"; diga lo irresistible. La tecnicidad general reemplaza en el
que diga, vuelve a -caer en' un racionalis~uy cer·· orden de los mitos a la voluntad general, el buen ci-
cano al viejo r~cionalismo burgués, sin ver que él se vilizado al buen salvaje.
niega la facultad para hacerlo si permanece fiel a De esta forma, el humanismo marxista prolonga la
un franco materialismo. La reciente opción de los expresión de Bebel: "El socialismo es la ciencia apli-
intelectuales neo-comunistas franceses a favor de la cada a todos los dominios de la actividad humana."
herencia cultural del siglo XVIII ha marcado fuerte- Hubiera podido poner Ciencia con mayúscula y pre-
mente esta proximidad, y al mismo tieq:po la inde- cisar lo que todo el mundo sobreentendía en la épo-
cisión filosófica --o, para decirlo francamente, la ca: el humanismo marxista aparece, efectivamente,
pobreza filosófica- del marxismo desde el momento como la filosofía última de una era histórica que ha
en que sale del campo de la ciencia social. vivido bajo el signo de las ciencias filosófico-matemá-
Es en este reducto, del que algunas conciliaciones ticas, del racionalismo especial y muy estrecho que
exteriores no le harán salir, donde podemos sacar ha surgido de ella, de la forma de industria, inhuma-
a la luz ~Cl que es para el marxismo la fuerza esencia! na, centralizada, que en ella encarnan provisional-
de la historia. No es una realidad espiritual. No es la mente las aplicaciones técnicas. La asimilación, fre-
razón berguesa, de la que él ha destronado la so- cuente en los espíritus marxistas, entre lo espiritual,
lemne fatuidad. Es el trabajo infalible. de la razón. lo eterno o lo individual con lo biológico, es signifi-
científica prolongada por el esfuerzo industrial para cativa de este prejuicio de base. Sin salir incluso del
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 63
62
plano científico y técnico, en el momímtoen que ser, una aportación considerable al humanismo que
las ciencias biológicas y las ciencias del hombre ini- buscamos. Constituía una indicación capital sobre la
cian la salida hacia un desarrollo que sin duda du- cual los cristianos principalmente sentían con ella
rará varios siglos y nos conducirá mucho más allá una fraternidad histórica. El marxismo ha profun-
del rígido industrialismo de los siglos pasados, el dizado en esto mucho más que el fascismo. Ha to-
marxismo pone como fórmula la tensión extrema de mado al hombre en su centro de miseria I allí donde
una civilización que muere. Sólo que es una lástima pasa el eje de.sll destino. Ha comprendido la impor-
para su dios inmanente el que sea un dios tan 1880 11 • tancia histór1C'ff"i:lel movimienta'proletario y ha dado
de él la primera justificación global, apoyándola fre-
cuentemente, parlo demás, sin saberlo, en postulados
VERDAD Y MENTIRA DEL COMUNISMO morales más duraderos que ciertas deducciones cien-
tíficas. Sobre la formación de las ideologías, soLre la
"Lo que de tan temible tiene el comunismo --es- alienación del hombre moderno, marcha por un te-
cribía Berdiaeff en el primer número de Esprit- es rreno sólido.
esta combinación de la verdad y del error. No se tra- Pero con el pretexto de resolver la oposición entre
ta de negar la verdad, sino de separarla del error." el espíritu y la materia no hace más que invertir los
Precisemos: lo que el comunismo tiene de temible es términos. Sin duda, tiene razón frecuentemente en el
este entrecruzamiento de errores radicales con pun- plano en que se sitúa, en la medida misma en que
tos de vista parcialmente exactos e indudablemente el hombre hace abandono· de las realidades espiri-
generosos, esta anexión por el error de unas causas tuales y de la libertad: las ideologías son mucho ~más
dolorosas cuya urgencia nos oprime. No se destruye frecuentemente producidas por los intereses que es-
el error mediante la violencia o la mala fe, sino con tos intereses influidos por las ideologías. Al menos
la verdad. Y la verdad más apta para dislocar un se intercambia una ÍI1lteracción constante, una de CU"
error dado es precisamente esta parte de verdad que yas fases, históricamente fundamental, ha sido man-
está prisionera de él. Por ella vive el error, se pro- tenida en la oscuridad por la sociología y la psico~
.paga, gana los corazones. Ella está como revestida logía idealistas. Sin duda, como hemos dicho más
de una misión especial. Desolidarizando esta alma arriba, no somos insensibles a todo lo que hay dt? "
de verdad del error que hasta ahora la monopoliza, sano, bajo la provocación de las palabras, en una
dándole una continuación histórica, quitaremos al cierta reacción "materialista". Se ha podido haplar
error su poder de proselitismo. justamente de una "apercepción vengadora de la
causalidad material" 12 y de la explicación que en-
cuentra en la irritante parcialidad de la ideología
UN REALISMO TRUNCADO
burguesa. Pero, para nosotros; se trata ¡de salvar la
La denuncia por el marxismo del idealismo bur- realidad eSI?iri.t:¡;¡al del hombre, no una ¡lierta ideolo-
gués y de su hipocresía social era, o habría podid,?, gía. Y lis reaccíonesmás extüsables,hastalas.más
64 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 65
sanas, deben UII día ser retiradas al instinto e ilumi- de un pueblo que se construye en el trabajo una
nadas por la verdad. salud y una libertad. Repitamos que ninguna de
El hecho exclusivo de que el marxismo, en su nuestras críticas se dirigirá contra las necesidades
reacción polémica, no haya sabido distinguir mate- técnicas exigidas por esta lucha radical contra la
rialismo y realismo y oponer a un espiritualismo des- miseria y la proletarización, sino exclusivamente con-
encarnado un realismo espiritual integra! del que la tra una mística sistemática del trabajo, de la razón
filosofía clásica, anterior a su desviación idealista, le científica y de la indusl'rializaci6n. Una vez más: no
ofrecía las líneas maestras, muestra hasta qué punto nos atrevemos a juzgar a los hombres a los que el
era estrecha la imagen que se hacía de la realidad del sufrimiento desconcierta, a los que exaspera la hu-
hombre. . millación, nosotros, los que gozamos del privilegio
Pero esta realidad del hombre nosotros la enrai- de no estar aplastados por la búsqueda de los medios
zamos de una forma muy distinta acamo él 10 hace. elementales de existencia. Pero no vemos qué cosa
La vocación central del hombre nO es la dominación mejor podríamos hacer en su favor que mantener y
de las fuerzas de la naturaleza." O si se prefiere una madurar con ellos, gracias a nuestro privilegio de li-
fórmula más amplia: la dominación de las fuerzas bertad, esta visión del mundo mediante la cual, una
de la naturaleza nQ es ni,f,1 medio infa1jq1&J!J t;l me- vez superada su miseria, se convertirán solamente en
dio principal para el hombre de realizar; 'ríi aun de hombres.
descubrir, su vpcació¡1. . Tampoco sentimos ningún gusto por ciertos des-
precios aristocráticos (de raíz idealista) por el trabajo
Eliminemos algunos malentendidos. obrero ni por la mística de la inviolabilidad de la
Sabemos que millones de hombres se hallan aún naturaleza cuyo origen es preciso buscar en el primi-.
encadenados; el trabajo es su yugo, y he aquí que se tivismo facticio de las edades decadentes.
les llega incluso a n~gnr en masa; la escasez de los Es innegable, por último, que el problema del su-
productos de primera necesidad es su preocupación frimiento y del mal está completamente falseado cuan-
cotidiana; les falta, en resumen, el mínimo de con- do toda la vida de los hombres, hasta su vida privada
diciones materiales necesarias a unas fuerzas medias y su vida interior, sufre el peso de un régimen eco-
para una eclosión de la vida espiritual. Esta condi- nómico y social que no deja a la libertad más que un
ción de las masas pNletarias basta para excusar, si mínimo de ejercicio. Lo que se ha extraído de la na-
no para justificar, el desdén brutal de estas masas turaleza y del ingenio de:l hombre es, sin duda, algo
por una cultura o por unos valores espirituales que ínfimo en comparación con 10 que aún se puede ob-
no se les presentan desde hace mucho tiempo más tener. No es presuntuoso el imaginar cuántos sufri-
que como un paraíso artificial e inaccesible de Sus mientos elementales serían suprimidos, cuántas exi-
.explotadores.. Esta misma condicióu basta todavía gencias espirituales serían liberadas, cuántos proble-
para justificar, sobre todo en los nuevos países, Y? mas humanos despejados por nuevos descubrimientos
considerable esfuerzo de producción y el:entusiasmO<' científicos o por una distribución mejor de las condi-
a
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO... DEL PERSONALISMO 67
66
ciones de existencia de los hombre,s. Torcer el gesto del execrable ideal pequeño-burgués más que () una
al progreso científico o social bajo el pretexto de que auténtica liberación espiritual. Una Sociedad en sí
no resolverá todos los problemas del hombre es cu- misma más justa, hoy urgente, es para el mañana una
brir con una mala razón un defecto de imaginación o facilidad dada a un mejor juego de las actividades hu-
una inercia culpable. Creyendo qUl~ el mal y el sufri- manas, con unos riesgos disminuidos. Como toda fa-
miento permanecerán siempre en el hombre, estamos cilidad, en el plano moral se convierte en un peligro
situados más cómodamente para colaborar sin reser- de relajamiento. Es en este sentido en el que denun-
vas en la reconstrucción de las instituciones Y los or- ciamos a un humanismo del confort y de h\. abundan-
ganismos: éstos son, efectivamente, mecanismos más cia materi,!l, }l;~l<n nombre de, un asce.tistbo sistemá-
o menos materiales, en los que se: pueden fijar unas tico, que, para establecer una norma colectiva, sería
técnicas que son más fácilmente purificables o pro- puramente exterior y sin valor formativo. Cuando afir-
gresivas que los hombres considerados individual- marnos que el hombre se salva siempre por la pobreza,
no queremos hipócritamente perpetuar la miseria, la
mente.
La actividad científica e industrial del hombre no degradante miseria. Queremos únicamente significar
es, pues, inútil, ni siquiera para 10 espiritual. No está que, una vez vencida la miseria, cada uno debe estar
contaminada por no sabemos qué tara originaria. Pero desprovisto de apegos y de tranquilidad: cada uno
que acapare su vida y su metafísica, esto es lo que no debe conocer sus fl1erzas y su medida.
podemos admitir. Es decir, nosotros no oponemos la revolución espi-
No hay más que mirar alrededor para darse cuen- ritual a la revolución material; afirmamos únicamente
ta de que la desaparición de la angustia primitiva, el que no existe revolución material fecunda sin que esté
acceso a mejores condiciones de vida, no suponen in- enraizada y orientada ~spiritualmente. Hay marxistas
faliblemente la liberación del hombre, sino ordinaria- que quieren con todo su fervor una renovación espi-
mente su aburguesamiento y su degradación espiritual. ritual del hombre. Nosotros no lo dudamos. Pero no
La conquista de la naturaleza y de unas condiciones por ello dejamos de creer que de un brote puramente
mejores de vida es algo propio de la adaptación: económico pueda salir, sino se les coloca en él, y
la adaptación es necesaria a la vida, incluso a la vida aunque así se quiera, otrqs valores que el confort y el
. espiritual, pero hasta un cierto límite; más allá de poder. Y colocarlos en él es invertir todo el mecanis-
él se convierte en un proceso de muerte. Por ello, mo de los métodos. El· trabajo revolucionariamen.te
nosotros no esperamos de todo progreso material más profundo no es, por tanto, despertar en el hombre
que el soporte y la condición necesaria, pero en modo oprimido la conciencia de su única opresión, volvien-
alguno suficiente, de una vida más humana y no su do así alodio y a la reivindicación exclusivos, y conse-
culminación y su alimento. Una revolución por la cuencia de ello, a una nueva evasión de sí mismo; es
abundancia, el confort y la seguridad, si sus móviles el mostrarle, ante todo, como fin último de esta re-
no son más profundos, conduce con mayor seguridad, vuelta, la aceptación de una responsabilid~d y la vo-
tras las fiebres de la revuelta, a una universalización luntad de una s~peración, sin lo cual los nJejoresme-
..4 ~ ... , ..
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68 EMMANUEL MOVNlER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 69


1
canismos no serán más que buenas herramientas en I
I bre; una distracción nueva, una civilización que pasa:
manos de malos obreros; y educarle desde ahora para se ha aplazado el vencimiento y las cadenas única-
una acci6n responsable y libre en lugar de disolver su mente han cambiado.
energía humana en una buena conciencia colectiva, y
en la espera, incluso exteriormente activa, del milagro
de las "condiciones materiales". Junto a las oposicio- EL MARXISMO CONTRA LA PERSONA
nes doctrinales, este "desde ahora" es la principal di-
vergencia táctica que nos separa del mejor de los Resulta, pues, a fin de cuentas, que la laguna
marxistas. esencial del marxismo es e:l haber desconocido la rea-
Finalmente, cuando el dominio del hombre sobre lidad íntima del hombre, la de su vida personal. En
la naturaleza se haya alcanzado, pensamos que él· no el mundo de los determinismos técnicos, igual que en
estará curado de sí mismo y de todas sus viejas do- el de las ideas claras, la Persona no tiene sitio.
lencias. A nada nos habituamos más rápida,m~,te.que Parece que, en un momento de su pensamiento,
a las comodidade~, y la soledad vuelve a ap·a:recer. Es Marx se ha aproximado tan cerca como le era posible
lícito a aquellos 4ue la miseria ciega el tomar el bien- a una dialéctica personalista en su análisis de la "alie-
estar por la dicha y la revolución social por el reino nación". Alienación del obrero en un trabajo extraño,
de Dios. Para los demás, es ingenuidad o pobreza de del burgués en unas posesiones que le poseen, del
corazón el pensar que los problemas del mal y del usuario en un mundo de mercancías deshumanizadas
odio"de la miseria y de la muerte, no serán tanto más por la valoración comercial, formas todas, desde nues-
acuciantes cuando hayan sido halladas unas condicio- tro punto de vista, de una despersonalización, es decir,
nes menos estrechas. de una des-espiritualización progresiva que sustituye
El viejo racionalismo científico parecía en vísperas a un mundo de libertades vivas por un mundo de ob-
de la guerra haber alcanzado su gran época, haber jetos.
probado su cortedad de mira y no ser ya capaz incluso Pero aquí llamamos la atención sobre nuestra opo-
de añadir una distracción seria a la saciedad de una sición: el optimismo que el marxismo profesa, a la
civilización en declive. Al ofrecer al hombre contem- inversa del fascismo, sobre el porvenir del hombre es
poráneo, bajo las formas de posibilidades técnicas in- un optimismo del hombre colectivo, que recubre un
definidas, lo que le negaba en certeza sobre el ser, la pesimismo radical de la persona. Toda la doctrina de
explosión científica e industrial de la postguerra le ha la alienación presupone que el individuo es incapaz de
devuelto, bajo una forma nueva, la embriaguez de to- transformarse a sí mismo, de escapar a sus propias
dos los grandes conquistadores: los de los imperios, mixtificaciones: en un esfuerzo vano, él se desliza, se
de las tierras fabulosas y los más cercanos de los co- escapa., se alinea con su poco de realidad. Las masas,
mienzos entusiastas de la ciencia positiva. Pero la ex- por el contrario, son firmes, grávidas y creadoras: re-
periencia vuelve siempre a ser la misma:.ni el pod~r tienen al individuo contra el suelo y le. transforman al
ni la raz6n razonante satisfacen la vocación del hom- digerirlo, por así decir, en sus estructuras.
70 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 71
Esto es suponer que se puede imponer a una per- Es preciso añadir que no es individualizando los
sona la ideología que se quiere. Es suponer que se datos de una ciencia más flexible como se pasará del
puede encerrar en una masa la ideología que se quie- plano de las condiciones de existencia a este centro
re. La masa es, de esta forma, considerada colI)o un inaccesible de la Persona de donde toda acción recibe
instrumento de adiestramiento de la persona, y la significación y responsabilidad. Es muy por el contra-
ideología como un instrumento de conformación para rio la Persona la que imprime el signo del hombre a
la masa. Pero ni la persona ni la masa soportan esta todas las astucias de su mano y de su cerebro. Existe,
conformación, aunque se quiera; y ni la persona ni la pues, un erraren los términos cuando el marxismo
masa llevan una ideología: la ponen a prueba única- nos responde que su régimen futuro es un régimen in-
mente, codo con codo, pero persona a persona. La dic- dividualizado, que dará a cada uno según ~us necesi-
tadura marxista no puede ser más que una dictadura dades científíca,rpente detenninadas. No Jb negamos
racionalista, porque no conoce más que la adhesión la preocupac~or organizar, tras el ascetismo revo-
que está al final del proceso de formación y desconoce lucionario, una higiene inteligente del individuo. Con
la colaboración radical de la persona, el valor de la ello, muestra aún más claramente que su comunismo
prueba. Partiendo de un racionalismo reforzado por la no es más que un individualismo más malvado. Nos
sustitución en la masa de las fórmulas del partido, la queda por demostrar cómo la persona a favor de la
desviación marxista está inspirada en un desprecio ra- cual reivindicamos es algo distinto de un Individuo
dical de la persona. Nosotras afirmamos contra ella mejor informado.
que la persona es la única responsable de su salvación
y que sólo ella posee la misión de aportar el espíritu
allí donde el espíritu desaparece. La masa no aporta
más que las condiciones de existencia y de medio, ne-
cesarias, pero no creadoras. Si posee un valor, es me-
diante las personas que la componen y por la comu-
nión cuya realización por cada una es la condición
previa. La revolución marxista se afirma, por el con-
trario, como revolución de masas, no sólo en el senti-
do evidente de que es necesario, para derrocar un po-
der considerable, reunir una potencia similar, sino en
el sentido más significativo de que la masa exclusiva-
mente es la creadora de los valores revolucionarios y,
más ampliamente, de los valores humanos. Estamos
aquí, con toda la experiencia espiritual de los siglos
pasados, en los antípodas de este imperialismo espiri-
tual del hombre colectivo.
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PRINCIPIOS DE UNA CIVILIZACION


PERSONALISTA

Una civilización personalista es una civilización cu-


yas estructuras y espíritu están orientados ~ la realiza-
ción como persopa de cada uno de los individuos que
la componen:1:'ilt colectividad('~ 'f1aturates son recono-,~
cidas en ella en su realidad y en su finalidad propias,
distinta de la simple suma de los intereses individuales
y superior a los intereses del individuo considerado
materialmente. Sin embargo, tienen como fin último el
poner a cada persona en estado de poder vivir como
persona, es decir, de poder acceder al máximum de
iniciativa, de responsabilidad, de vida espiritual.

¿QUÉ ES UNA PERSONA?

Sería salirnos de nuestro propósito el querer dar


de la persona, al comienzo de este capítulo, una defi-
nición a priori. No se podría evitar el comprom(;ter,
con ello, estas direcciones filosóficas o religiosas delas
que hemos dicho que deberían ser separadas de toda
confusión, de todo sincretismo. Si se quiere una de-
signación lo bastante rigurosa para el fin que nos pro-
.ponemos, diremos que:
Una persona es un ser espiritual constituido como
tal por l.{/:la forma de subsistencia yde independencia

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I
76 EMMANUEL MOUNIE8, MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 77

en su ser; mantiene esta subsistencia mediante su ad- del valor absoluto de la persona humana. Nosotros no
hesión a una jerarquía de valores libremente adopta- decimos que la persona del hombre sea el Absoluto
dos,'asimilados y vividos en un compromiso responsa- (aunque para un creyente el Absoluto sea Persona y
ble y en una constante conversión; unifica así toda su en el rigor del término no sea más espiritual que
actividad en la libertad y desarrolla, por añadidura, a personal). También pedimos que se tenga cuidado de
impulsos de actos creadores, la singularidad de su va- no confundir el absoluto de la persona humana con
cación. el absoluto del individuo biológico o jurídico (y pron-
Por precisa que pretenda ser,no se puede tomar to veremos la diferencia infinita entre uno y otro).
esta designación colPa un~. verdadera d~llilLciól1' La Queremos decir que, tal como la designamos, la perso-
persona, efectivamente, siendo la presencia·IDlílma del na es un absoluto respecto de cualquier otra realidad
hombre su caradterística última, no es susceptible de material o social y de cualquier otra persona humana.
definición riguro'sa. No es tampoco objeto de una ex- Jamás puede ser considerada como parte de un todo:
periencia espiritual pura, separada de todo trabajo de familia, clase, Estado, nación, humanidad. Ninguna
la razón y de todo dato sensible. El1a se revela, sin otra persona, y con mayor razón ninguna colectividad,
embargo, mediante una experiencia decisiva, propues- ningún organismo puede utilizarla legítimamente co-
ta a la libertad de cada ,uno; no la experiencia inme- mo un medio. Dios mismo, en la doctrina cristiana,
diata de una sustancia, sino la experiencia progresiva respeta su libertad, aunque la vivifique desde el inte-
de una vida, la vida personal. Ninguna noción puede rior: todo el misterio teológico de la libertad y del
sustituirla. A qu¡~n al menos no se ha acercado, o ha pecado original reposa sobre esta dignidad conferida
comenzado esta experiencia, todas nuestras exigen- a la libre elección de la persona, Esta afirmación de
cias le son incomprensibles Y cerradas. En los límites valor puede ser en algunos el efecto de una decisión
que nos fija aquí nuestro campo no podemos más que que no es ni más irracional ni menos rica de expe-
describir la vida personal, sus modos, sus caminos, y riencia que cualquier otro postulado de valor. Para el
hacer una llamada a ella. Ante ciertas objeciones que cristiano, se funda sobre la creencia de fe de que el
se hacen al personalismo, es preciso. admitir que hay hombre está hecho a imagen de Dios, desde su cons-
gentes quc son "ciegas a la persona", como otras son titución natural, y que está llamado a perfeccionar esta
ciegas a la pintura o sordas a la música, con la dife- imagen en una participación progresivamente más ín-
rencia de que éstos son ciegos responsables, en cierto tima en la libertad suprema de los hijos de Dios.
grado, de su ceguera: la vida personal es, en efecto, Si no se comienza por situar todo diálogo sobre la
una conquista ofrecida a todos, y una experiencia persona en esta zona profunda de la existencia, si
privilegiada, al menos por encima de un cierto nivel nos limitamos a reivindicar las libertades públicas o
los derechos de la fantasía, se adopta una posición
de' miseda.
,Digaraos imnediatamente que a esta exigencia de sin resistencia profunda, ya que entonces se corre el
una experiencia fundamental el personalismo añade riesgo de no defender más que privilegios del indivi-
una afirmación de valor, un acto de fe: la·afirmacióll duo, y es cierto que estos privilegios deben ceder en
., ' . ~-::;.~
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78 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 79

diversas circunstancias en beneficio de una cierta posesión. Ofrece comO actitud primera al individuo
organización del orden colectivo. que cede a ella, el envidiar, el reivindicar, el acaparar,
Cuando hablamos de defender la persona, gustosa- el asegurar después sobre cada propiedad que se ha
mente se sospecha que queremos restituir, bajo una hecho de esta forma una. fortaleza de seguridad y de
forma vergonzosa, el viejo individualismo. Es, pues, egoísmo para defenderla contra las sorpresas del
hora de distinguir con mayor precisión la persona del amor.
individuo. Esta distinción nos lleva por su propio peso Dispersión, avaricia, he aquí los dos signos de la
a describir la vida personal del exterior al interior. individualidad. La persona es señorío y elección, es
Descubriremos en ella cinco aspectos fundamentales. generosidad. Está, pues, en su orientación íntima, po-
/arizada justamentt a la inversa del individuo.
Sin embargo, no se debería inmovilizar en una ima-
,1. ENCARNACIÓN Y COMPROMISO. gen espacial esta distinción necesaria entre persona e
PERSONA E INDIVIDUO individuo. Para hablar un lenguaje al que no atribui-
mos otro valor que el de la comodidad, no existe, sin
No existe, hemos dicho, experiencia inmediata de duda, en mí un solo estado aislado que yo esté en
la persona. Cuando intento, por vez primera, encon- cierto grado p~sonalizado,' ninguna zona! donde mi
trarme, lo hago ante todo difusamente en la superficie persona no' es1tlfu' cierto grado 'individuahzada (; lo
de mi vida, y es más bien una multiplicidad lo que se que es lo mismo, materializada. En el límite, la indi-
me aparece. Me vienen de mí imágenes imprecisas y vidualidad es la muerte: disolución de los eleme'1tos
cambiantes que me dan por sobreimpresión actos ais- del cuerpo, vanidad' espiritual. La persona despOjada
lados, y veo circular en ellos los distintos personajes, de toda avaricia, y reCOgida completamente sobre su
.entre los cuales floto, en los cuales me distraigo o me esencia, sería aún la muerte en otro sentido, en el
escapo. Gozo con complacencia y avaricia esta dis- sentido cristiano, por ejemplo, del P'\.f0 a la vida eter-
persión que es para mí una especie de fantasía inte- na. En esta oposición del individuo " la per,~)na no
rior, fácil y excitante. Esta dispersión, esta disolución es preciso ver más que una bipolaridad, una tCIl5ión
de mi persona en la Materia, este reflujo en mí de la dinámica entre dos movimientos interiores, el uno de
multiplicidad desordenada e impersonal de la materia, dispersión, el otro de concentración. Es decir, que la
objetos, fuerzas, influencias en las que me muevo, es, . persona,' en el hombre, está sustancialmente encarna-
en primer término, lo que llamaremos el individuo. da, mezclada con su carne, aunque trascendiepd() de
Pero sería erróneo imaginar la individualidad como ella, tan íntimamente como el vino se mezcla con el
este simple abandono pasivo al flujo superficial de agua. De ello se deducen varias consecuencias impor-
mis percepciones, de mis emociones y de mis reaccio- tantes.
nes. Existe en la individualidad una exigencia más - Ningún espiritualismo del Espíritu imperson~,
mordiente, un instinto de propiedad que en el dominio ningún racionalismo de la idea pura interesa al desti-
de sí mismo es lo que la avaricia para la verdadera no del hombre; Son juegos inJ:lUrU¡¡nos de pensadores
"-"~";',~':;;: .. " . , , ;.'
80 EMMANUEL MOUNlE[{. MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 81
inhumanos. Desconociendo la persona, aunque exal- dos por una especie de causalidad mecánica. El rea-
ten al hombre, un día se estrellarán. No existe tiranía lismo socialista, para restaurar contra este monstruo
má,s cruel que la que se realiza en nombre de una de dos caras la solidez del hombre encarnado, afirma
ideología. una universal autoridad y determinación de la mate-
_ La íntima confusión de la persona espiritual y ria. El personalismo vuelve a encontrar la encarnación
de la individualidad material hace que el destino de la de la persona en el sentido de sus servidumbres mate-
primera dependa estrechamente de las condiciones riales, sin renegar, por ello, de su trascendencia en el
que se dan a la/segunda. 'Somos Jos priiJier& en pro- individuo y en la materia. Unicamente él salva, a la
clamar que el Bespertar de una vida personal no es vez, la realidad viva del hombre y sus verdad rectora.
posible fuera de las vías heroicas más que a partir de
un mínimo de bienestar y de seguridad. El mal más
pemic:ioso del régimen capitalista y burgués no es el U. INTEGRACIÓN Y SINGULARIDAD.
hacer morir a los hombres, es el ahogar en la mayor PERSONA Y VOCACiÓN
pnrte de ellos, por la miseria, o por el ideal pequeño-
burgués, la posibilidad y el gusto mismo de ser perso- Sin embargo, si es conveniente recordar las servi-
nas. El primer deber de todo hombre, cuando los dumbres de la persona, bases necesarias de su des-
ho¡nbres por millones son separados de esta forma de arrollo-quien quiere hacer de ángel hace de bestia-,
la vocación humana, no es salvar su persona (puesto no es preciso olvidar que la persona está polarizada
que más bien piensa en una forma delicada de su indi- en el sentido opuesto de la individualidad. La indivi-
vidualidad al apartarse de esta forma), sino compro- dualidad es dispersión, la persona es integración. El
meterla en cualquier acción, inmediata o lejana, que individuo encarnado es la cara irracional de la per-
pennita a estos proscritos hallarse de nuevo situados sona, por donde le llegan sus alimentos oscuros y
frente a su vocación con un mínimo de libertad ma- siempre más o menos mezclados con la nada. Nas-
terial. La vida de la persona, como se ve, no es una o otros la tomamos en su esencia, no digamos por su
~eparación, una evasión, una alienación, es presencia aspecto racional, porque la palabra es ambigua, sino
y compromiso. La persona no es una retirada interior, por su actividad inteligente y ordenadora.
un dominio circunscrito en el que se acotase desde Es sabido, en efecto, en qué manera incluso la
fuera mi actividad. Es una presencia actuante en el individualidad biológica, mucho mejor caracterizada
volumen total del hombre, y toda su actividad está ya que la individualidad física, es difícilmente deter-
interesada en ello. minable. El individuo humano, animal superior, no
Taine, Bourget, han creído descubrir el hombre es más que el encuentro azaroso y precario de un
concreto yuxtaponiendo un dominio regido por una conglomerado inestable, el soma, y de una continui-
causalidad biológica o social al dominio de las actitu- dad difusa, el germen, ambos en distintos grados so-
des morales o de los actoS' propiamente. ~manos, lo~ metidos a un medio del que nunca están separados
dos dominios, 1eparada y recíprocamenteFJetermit);;F por un contorno preciso de fenómenos.
, 6
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 83
82
Saltemos al plano de la conciencia por encima de personajes o de mis situaciones, es el acto propio de
la dispersión de mi individualidad; si avanzo un poco, la persona. No es una unificación sistemática y abs-
vienen hacia mí lo que pueden aparecérseme como tracta, es el desenvolvinlÍento progresivo de un prin-
bosquejos superpuestos de mi personalidad: persona- cipio espiritual de vida, que no reduce 10 que integra,
jes que yo represento, nacidos de las nupcias' de mi sino que 10 salva, 10 realiza al recrearlo desde el inte-
temperamento y de mi capricho, que frecuentemente rior. Este principio creador es lo que nosotros Ilama-
han permanecido ahí o han vuelto a aparecer por sor- mas en cada persona su vocación. Que no tiene CO.':lO
presa; personajes que yo fui, y que sobreviven por valor primario el ser singular, porque, aunque carac-
inercia, o por cobardía; personajes que yo creo ser, terizándole de manera única, acerca al hombre a la
que los envidio, o los repito, o los dejo imprimirse en humanidad de todos los hombres. Pero, al mismo
mí por efecto de la moda; personajes que yo querría tiempo que unificadora, es singular {'I':! añadidura. El
ser, y que me aseguran una buena conciencia porque fin de la persona le es así, en cierto modo, interior:
creo serlos. Tan pronto uno como otro me dominan: y es la búsqueda ininterrumpida de esta vocación.
ninguno me es extraño, porque cada uno aprisiona De aquí que el fin de la educación no sea talLlr
una llama tomada del fuego invisible que arde en mí; al niño para una función o amoldarle a cierto confor-
pero cada uno me sirve de refugio contra este fuego mismo, sino el de madurarle y de anflarle (a veces,
más secreto que iluminaría todas las pequeñas his- desarmarle) 10 mejor posible para cr ~d,~scu1primiento
torias, que dispersaría todas las pequeñas avaricias. de esta vocaci~GLue es surnismo ser y el Centro de
Despojemos a los personajes, avancemos más pro- reunión des'us responsabilidades' de hombre.
fundamente. He aquí mis deseos, mis voluntades, mis Toda la estructura legal, política, social o econó-
esperanzas, mis llamadas. ¿Es ya éste mi yo? Los mica no tiene otra misión~ltima que asegurar, en pri-
unos, que se presentan bellamente, surgen de mi san- mer término, a las personas en formación la zona de
gre. Mis esperanzas, mis voluntades, se me aparecen aislamiento, de protección, de juego y de descanso,
rápidamente como pequeños sistemas testarudos Y ce- que le permitirá reconocer, en plena libertad espiritual
rn::dos contra la vida, el abandono Y el amor. Mis ac- esta vocación; a continuación, ayudarles sin violen-
'ciones, en donde yo creo, por fin, encontrarme, he cia a liberarse de los conformismos y de los errores
aquí que también hacen su discurso y las mejores me de dirección; finalmente, darles, mediante la dispo-
parecen las más extrañas, como s'i otras manos, en el sición del organismo social' y económico, los medios
último instante, hubieran sustituido a las mías. materiales necesarios para conceder a esta vocación
Un esfuerzo aún y deshago estos nudos resistentes el máximum de fecundidad. Es necesario precisar que
para llegar a un orden más interior. Una organización esta ayuda es debida a todos sin excepción; que no
celular se dibuja, pero aún anárquica; unos centros de debería ser más que una ayuda discreta, que dejase
iniciativa, pero todavía desorientados Y encubriendo a) riesgo y a la iniciativa creadora todo el terreno ne-
una orientación más profunda. Esta unificación pro- cesario. La persona sola encuentra su vocación y hace
gresiva de todos mis actos, y mediante ellos, dern,jsi su destinq.;.Nil1gunQ otra persona, n/hombre, ni co-
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 85
EMMANUEL. MOUNlER
84. Su realización, pues, lejos de ser esta crispación
del individuo o de la personalidad propietaria sobre
lectividad puede por ello usurpar esta carga. Todos sus riquezas adquiridas, es, por el contrario, a conse-
los conformismos privados o públicos, todas las opre~ cuencia de esta trascendencia (o, si se quiere ser mo-
siones espirituales, encuentran aquí su condenación. desto en la expresión, de este "trascender") de la
.. "'.'~ ,- '0"""""..... •
¡ ' ~~ persona, un esfuerzo constante de superación y de
r desprendimiento; por tanto, de renunciamiento, de
Ill. SUPERACIÓN. PERSONA Y DESPRENDIMIENTO desposesión, de espiritualización. Nos acercamos aquí
al proceso de espiritualización característico de una
Una primera aproximación nos ha hecho definir a ontología personalista; es, al mismo tiempo, un proce-
la persona como una vocación unificadora. La expre- so de desposesión y un proceso de persol1alización.
sión parece designar un modelo que nos es dado com- No decimos interiorización, porque la palabra sigue
pletamente constituido como una cosa. Pero nosotros siendo confusa, y no indica cómo este desprendimien-
no experimentamos directamente la realidad consuma- to conduce, por el contrario, a un más amplio poder
da de esta vocación. Mi conocimiento de mi persona de compromiso y comunión. Se podría decir, con
y su realización son siempre simbólicos e inacabados. Berdiaeff, que vivir como una persona es pasar con-
Mi persona no es la conciencia que yo tengo de tinuamente de la zona en que la vida espiritual está
ella. Según las profundidades que mi e~[uerzo perso- objetivada, naturalizada (esto es, del exterior al in-
nal ha descubierto en esta conciencia, ella se une con terior: las zonas de lo mecánico, de 10 biológico, de
los caprichos del individuo, más profundamente con 10 social, de lo psicológico, del código moral), a la
los personajes que interpreta, más profundamente aún realidad existencial del su;eto.
con mis voluntades, mis acciones, más o menas orien- También aquí es preciso deshacerse de la ilusión de
tadas, contra mi vocación. Si yo llamo personalidad las palabras: el sujeto, en el sentido en que lo usamos
no a la cara múltiple y sin cesar cambiante de la indi- aquí, es el modo del ser espiritual; el racionalismo nos
vidualidad, sino a esta construcción coherente que se ha acostumbrado durante demasiado tiempo a em-
presenta en cada momento como la resultante provi- plear en el lenguaje corriente subjetividad como sinó-
.sional de mi esfuerzo de personalización, esto no es nimo de irrealidad. El sujeto es, a la vez, una deter-
todavía mi persona, sino una quiebra más o menos minación, una luz, una llamada a la intimidad del
inestable de mi persona que ahí he encontrado. Inte- ser, un poder de trasc'cndencia interior al ser. Lejos de
gra los reflejos y las proyecciones del individuo, 101; confundirse con el sujeto biológico, social o psicoló-
distintos personajes de los que me he encargado y las gico, disuelve continuamente sus contornos provisio-
más finas aproxim¡;¡ciones"a veces conscientes apenas, nales para convocarles a reunirse, al menos a apro-
que cierto instimto agudo"me da sobre níí-flirsona. p~: ximarse sobre una significación siempre abierta. Bajo
ro mi persona,; como tal, está siempre más allá de su su impulso, la vida de la persona es, pues, esencial-
objetivación actual, supraconsciente y supratemporal, ment~ una historia, y una historia irreversible.
más amplia que las visiones que de ella tengo, más in~
terior que las construcciones que de ella intento.
86 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 87
Es esta vida íntima de la Persona, vibrando en to- ba soberana de toda experiencia. Debemos luchar
dos nuestros actos, la que constituye el ritmo sólido de contra cualquier injusticia, contra cualquier desor·
la existencia humana. Sólo eDa responde a las necesi- den que le abra la puerta. Debemos prohibirnos todo
dades de autenticidad, de compromiso, de plenitud comercio mórbido con ella, esta tentación fácil con-
que el materialismo marxista y el naturalismo fascista tra la Alegría, que identifica lo espiritual y lo ater-
pretenden establecer en las realizaéiones objetivas del mentado. Pero sabemos que continúa indomable, por-
hombre. Y es irreemplazable. que está clavada en el corazón de nuestra Persona,
"El error de los matemáticos --escribía Engels~ más allá de nuestros estados psicológicos y de nuestra
ha sido el creer que un individuo puede realizar por conciencia. Ella da la mano a la presencia de la muer-
su propia cuenta lo que puede hacer únicamente toda te. Reconocemos a los nuestros en los que no sucum-
la humanidad en su desarrollo continuo." Afirmamos ben a la tentación de la dicha.
que el error del marxismo y del fascismo es el de creer No los reconocemos menos, y esto no es contradic-
que la nación, o el Estado, o la Humanidad, puede y torio con lo anterior, en aquellos que aman la Alegría,
debe asumir en su desarroDo colectivo lo que puede la plenitud e incluso, si les es dada, esta serenidad que
y debe únicamente asumir cada persona humana en es una paz deslumbrante y fecunda. Ni optimistas, ni "
su desarrollo personal. mediocres. Ni avaros de posesiones, ni turbulentos de
La experiencia fundamental que tenemos de esta gozos. Pero generosos con todo lo que es generoso,
realidad personal es la de un destino desgarrado, de sin estimar que es pagano el estar ávido de la singula-
un destino trágico o, como se ha dicho, de una situa- ridad de los hombres y de la belleza de las ,cosas, al
ción-límite. La inquietud, la movilidad, no son valores mismo tiempo que de la verdad amada por jí misma.
en sí. Pero a fuerza de desconcertar nuestros pactos, y buscando. cu~r luz de la que irradie un orden
nuestras prudencias, nuestras astucias, nos revelan vivo, una gratuidad distraída y liberal en la abundan-
que, para nuestro tormento, nuestras manos no tienen cia del mundo yde su· corazón. El mundo de la
ningún remedio, que no encontraremos la tranquili- Persona no es, escribe con suficiencia un joven co-
dad ni en la abundancia de los deseos contradictorios, munista, aquel que el hombre alcanza cuando ha
ni siquiera en una ordenación que no hará más que envejecido, cuando ha abandonado o debilitado sus
empujarnos más adelante. El sacrificio, el riesgo, la deseos. No es un universo grosero y un tanto solem-
inseguridad, el desgarramiento, la desmesura, son el ne. Mucho menos aún es esta carrera desesperada
destino ineluctable de una vida personal. Mediante hacia la Nada que quieren ver en él los que no h¡¡n
ellos, la debilidad, que algunos Damarán el pecado, oído hablar del personalismo más que por los articulos
ocupan nuestra experiencia común. Con ellos, el do- de la prensa sobre Kierkegaard. Es resplandor y su-
lor está inviscerado en el corazón de nuestro hu- perabundancia, es esperanza.
manismo. Este dolor no tiene lugar ni en un uni- Contra el mundo sin profundidad de los raciona-
verso de la pura razón ni en un universo científico, lismos, la Persona es la protesta del. misterio. Pero
y, sin embargo, él es, vinculado al sacrificio, la prue- cuidado con
'.':;,.'
""'~,:'.
entenderlo
.
mal. El misterio. !lO es lo
.~',."
88" EMMANUEL MOUNlER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 89
misterioso, ese decorado de cartón donde se compla- equivalencia espiritual que prohibe en absoluto a cual-
ce una cierta vulgaridad vanidosa compuesta de im~ quiera de ellas el tomar a las demás como medio, o
pott11cia !atelectual, ue necesidad fácil de·sfflgijJaFidad clasificarlas según la herencia, el valor y la condición.
y de un horror s~nsual a la firmeza. No es 'fa compli- En este sentido, nuestro personalismo es un anti-aris-
cación de las cosas mecánicas. No es 10 raro y 10 con- tocratismo fundamental, que no excluye en absoluto
fidencial o la ignorancia provisionalmente consagrada. las organizaciones funcionales, pero las rechaza a su
Es la presencia misma de 10 real, tan banal, tan uni- plano, y defiende a sus beneficiarios contra dos tenta-
versal como la Poesía, a la que con más gusto se ciones unidas: la de ejercer el abuso sobre sí y la de
abandona. Es en mí donde yo le conozco, más pura- abusar de otro. Prácticamente, esta actitud nos con-
mente que en otro sitio, en la cifra indescifrable de mi duce a temer en toda organización, en todo régimen,
singularid.ld, porque en ello se revela como un centro al mismo tiempo que una cristalización de los engra-
positivo de actividad y de refle¡¡ión, no sólo como un najes, una ruptura total entre dirigentes y dirigidos,
núcleo de negaciones y de ocultan;JieJJ.tos. una transformación automática de la función en casta.
Reconocemos a los nuestros en aquellos que tienen Unas instituciones deberán prevenir estos defectos
sentido del misterio, esto es, de lo que hay por debajo constitucionales de todo gobierno de los hombres, se-
de las cosas, de los hombres y del lenguaje que les parando el privilegio de la responsabilidad y velando
acerca. En definitiva, vinculando el misterio a su de forma permanente por la flexibilidad de los orga-
debilidad, en los que son humildes, en los que no se nismos sociales.
hacen malvados. El personalismo rechaza, pues, a la vez, a un aristo-
Este esfuerzo de transcendencia personal constituye cratismo que no diferenciase a los hombres más que
la cualidad misma del hombre. Distingue a los hom- según la apariencia, y a un democratismo que ignora-
bres entre ellos no sólo por la singularidad de sus vo- Se su principio Último de libertad y de singularidad.
caciones inconmensurables, sino, sobre todo; por esta Son dos formas de materialización, de objetivación,
cualidad interior que da a cada uno, y que selecciona de la vida personal. El personalismo ofrece la perspec-
alas hombres, mucho más allá de sus herencias, de tiva de lo que son las deformaciones opuestas.
sus talentos o de su condición, ene! corazón mismo
de su existencia. Así restituida desde el interior, la
persona no tolera ninguna medida material o colecti·· IV. LIBERTAD, PERSONA Y AUTONOMÍA
va, que es siempre una medida impersonal. En este
sentido podría ¡decirse del humanismo ~ol1alista, El mundo de las relaciones objetivas y del deter-
con palabras peligrosamente desviadas. por el uso, minismo, el mundo de la ciencia positiva, es, a la vez,
que es anti-igtlalitario o aristocrático. Pero sólo ell el mundo más impersonal, el más inhumano, el más
este sentido. Poseyendo cada persona a nuestros ojos' alejado de la existencia. La persona no encuentra en
un precio inestimable y para nosotros, los cristianos, él su sitio porque, en la perspectiva que tiene de la
un precio infinito, e¡¡iste entre ellas una .especi~.de realidad? no cuenta para nada una nueva dimensión
l>~~'" , ,.

90 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 91


que la persona introduce en el mundo: la libertad. de descubrir por sí misma su vocación y de adoptar
Hablamos aquí de libertad espiritual. Es preciso dis- libremente los medios de realizarla. No es una liber-
tinguirla cuidadosamente de la libertad del liberalis- tad de abstención, sino una libertad de compromiso.
mo burgués. Lejos de excluir toda violencia material, implica en el
Los regímenes autoritarios tienen por costumbre el corazón de su ejercicio las disciplinas que son la con-
afirmar que ellos defienden contra el liberalismo la dición misma de su madurez. Impone igualmente, en
verdadera libertad del hombre, cuyo acto propio no el régimen social y económico, todas las violencias
es la posibilidad de suspender sus actos o de negarse materiales necesarias cada vez que a favor de condi-
indefinidamente, sino de adherirse. ciones históricas dadas la libertad material dejada a
Tienen razón en lo de que el liberalismo, vacío de las personas o los g'tupos c;ae en la esclavitud o coloca
toda fe, ha trasladado el valor de la libertad, de su en situación de inferioridad a alguna otra persona. Ya
fin, a los modos de su ejercicio. La espiritualidad del es decir bastante que la reivindicación de un régimen
acto libre le parece entonces que no es el darse un fin, de libertad espiritual no. tiene ninguna solidaridad
ni incluso elegirlo, sino el estar al borde de la elec- con la prohibición de los fraudes a la libertad y de las
ción, siempre disponible, siempre suspendido y nunca opresiones secretas cuya anarquía liberal ha infestado
comprometido. En el concluir, en el actuar, ve la su- el régimen político y socia.l de las democracias con-
prema grosería. temporáneas.
La condición esclavizada de la persona, sobre la Pero cuanto más necesarias son estas precisiones,
que el marxismo ha llamado la atención, ha dividido, tanto más importa el denunciar este primario y grose-
sin embargo, a los hombres en dos clases en cuanto ro descrédito en el que a]gúnos intentan hoy arrojar a
al ejercicio de la libertad espiritual. Los unos, sufi- la libertad, solidariamente con el liberalismo agoni-
cientemente apartados de las necesidades de la vida zante. La libertad de la persona es adhesión. ipero esta
material para poder ofrecerse el lujo de esta disponi- adhesión no es QLopiamente personal n~5sque si es un
bilidad, hacían de ella una forma de su ocio, llena compromiso' consentido y renovatlo en ulla vida"espi-
de mucha complacencia y totalmente desprovista de ritual liberadora, no la simple adherencia obtenida
amor. Los otros, a los que no se les dejaba ver otra por ]a fuerza o por el entusiasmo a un conformismo
cara de la libertad más que la de las libertades políti- público. Paralizar la anarquía en un sistema totali-
cas, recibían el simulacro de ellas en un régimen que tario rígido, no es organi~ar la libertad.
les quitaba poco a poco toda eficacia y retiraba disi- La persona no puede, pues, recibir desde fuera ni
muladamente a sus beneficiarios la libertad material la libertad espiritual ni la comunitaria. Todo lo que
que les hubiese permitido el ejercicio de una auténtica puede hacer y todo lo que debe hacer por la persona
libertad espiritual. un régimen institucional es nivelar ciertos obstáculos
Los fascismos y el marxismo tienen razón al denun- exteriores y favorecer ciertas vías. A saber:
ciar en esta forma de libertad un poder de ilusión y 1.0 Desarmar cualquier forma de opresión de las
de disolución. La libertad de la persona es la libertad" . personas.
. ~f ~\,';
92 EMMANUEL MOUNLER
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 93
2.0 .Establecrr, :Wrededo.r de l.a persEl~¡ln'mar­
gen de mdepend~ncIa y de vIda pnvada que asegure a minación suprema. Se podrían distinguir aquí varias
su elección una 'materia, un cierto juego y una garan" ramificaciones; estoicas, nietzscheanas, fascistas. El
tía en la red de las presiones sociales. otro conduce a los abismos de la persona autén-
3.0 Organizar todo el aparato social sobre el prin- tica, que no se encuentra más que dándose, y nos in-
cipio de la responsabilidad personal, hacer actuar en troduce en los misterios del ser. El santo está al final
él los automatismos en el sentido de una mayor liber- de esta vía, como el héroe está al final de la primera.
'tad ofrecida a la elección de cada uno. Integra también el heroísmo y la violencia espiritual,
• Se puede así llegar a una liberación principalmente pero transfiguradas; digamos que es la vía de quien
negativa del hombre. La verdadera libertad espiritual valora, ante todo, a un hombre por su sentido de
corresponde conquistarla exclusivamente cada uno. las presencias reales, por su capacidad de recepción
No se p11Cde confundir sin caer en la utopía la mini- y de donación. Nos encontramos en el corazón de la
mizaciór:: de las tiranías materiales con el "Reinado de paradoja de la persona. Es el lugar donde la ten-
la libertad". síón y la pasividad, el tener y el don se entrecruzan,
luchan y se responden. Basta con habemos inclinado
sobre estos abismos y haber señalado su lugar. Sobre
v. COMUNIÓN. PERSONA Y COMUNIDAD las realidades últimas que pueden encontrarse en ellos,
la manera como pueden sellar todo el edificio que aca-
Decimos que el individuo y la personalidad, aspec- barnos de describir, distintos sistemas de pensamiento
tos objdvos y materializados de la persona, tienen que deben realizar un combate común a favor de la
como móvil principal unos sentimiento de reivindica- organización personalista de la ciudad de los hombres,
ción y de propiedad. Ellos se complacen en su seguri- aportan profesiones distintas que no son ya de la in-
dad, desconfían de lo extraño, se niegan. No basta, cumbencia de esta ciudad. Encontramos, pues, la co-
pues, haber salido de la dispersión del individuo para munión inserta en el corazón mismo de la persona,
alcanzar la persona. Una "personalidad" a la que se integrante de su misma existencia.
haya rehecho una sangre y un rostro, un hombre al
que se haya vuelto a poner de pie, del que se haya
tensado su ac~iviaad, püéde que no of~ más que
un alimento mayor y una mayor energía a su avaricia
interior. '
Dos caminos se abren, efectivamente, al salir del
individualismo a la obra ambigua de nuestra persona-
lización. Uno conduce a la apoteosis de la "persona:·
lidad", a unos valores que van de abajo a arriba, de
la agresividad a la tensión heroica. El héroe es Sil""'.';>',cul..
-, ',,-,' -,..
,
I
..olI,~...., .,. I

II

LA CIVILIZACIóN PERSONALISTA, PRINCI-


PIO DE UNA CIVILIZACIóN COMUNITARIA

~',

Hoy, cuando la elocuencia abandona las virtudes


del liberalismo para cantar las alabanzas de lo colec-
tivo, es conveniente subrayar a la vez todas las ilusio-
nes que se preparan de este lado, tras haber vaciado la
copa de las ilusión de la libertad 13. Ni la multipli-
cación de los grupos, ni su adensamientctnos aseguran
que el espíritu comunitario haga progresos sólidos y
reales. Una riqueza abundante puede enmascarar una
profunda decadencia orgánica. Una cierta prolifera-
ción puede ser incluso, como sugiere Bergson, la se-
ñal del absurdo, y un cierto gigantismo el signo de la
debilidad. Se ha visto después de la guerra cá,mo va-
rios de estos cuerpos imponentes, que se creíajn cons-
truidos a cal y C'!1!!Q.se han desm,qronadq ud día de
golpe. Tras haber despejado los CImientos de la per-
sona, nos es preciso buscarlas condiciones orgánicas
de una verdadera comunidad.

LOS GRADOS DE LA COMUNIDAD

La despersonalización del mundo moderno y la


decadencia de la idea comunitaria .son para nosotros
una sola ymisrna disgregación, .
" , -~ ...
o ~ ",:""..,."
¡ MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 97
EMMANUEL MOUNIER
96 ,I
El primer acto de mi iniciación a la vida personal
Ambas conducen al mismo subproducto de huma~ es tener conciencia de mi vida anónima. El primer
nidad : la sociedad sin rostro, hecha de hombres si]) p~ correlativo, .de-.mLinic1aciÓn a la vida comnni-
rostros, el mundo del se 14, donde flotan, entre indi- .taria es...J.en.er conciencia...Jk mi vida indiferente: in-
viduos sin carácter, las ideas generales y las opiniones ºjJ_eren~.ª-IQLQ\<mg\§.,,_.Rorqu.í< ella está Ü1.diW.ren_-
vagas, el mundo de las posiciones neutrales y del co- .ciada.deJos..dem.ás. Estamos aquí por debajo del um-
nocimiento objetivo. Es en este mundo, reino del "se bral en que comienza la vida solidaria de la persona
dice" y del "se hace", donde surgen las masas, aglo- y de la comunidad.
merados humanos sacudidos a veces por movimien- Las masas, a veces, son poseídas por una violenta
tos violentos, pero sin responsabilidad diferenciada 15. necesidad de autoafirmación y se transforman en 10
¿Cu{mdo abandonarán nuestros políticos esta palabra que ya hemos llamado "las sociedades en nosotros".
injuriosa de la que hacen una mística? Las masas son Ejemplo: un "público", una sociedad fascista, una
desperdicios y no comienzos. Despersonalizada en ca- clase militante, un partido viviente, un "bloque" o un
da uno de sus miembros, y, en consecuencia, desper- "frente" de batalla. Aquí tenemos el primer grado de
sonalizada como totalidad, la masa se caracteriza por la comunidad. El mundo del se no tenía dibujo: el
una mezcla singular de anarquía y de tiranía, por la mundo del nosotros se da unas referencias, unas cos-
tiranía del anónimo, la más vejatoria de todas en tumbres, unos entusiasmos definidos. El mundo del se
cuanto que oculta todas las fuerzas, aqlfcllas auténti- carecía de voluntad común: el mundo del nos-otros
camente innominadas, que se recubren de su imperso- posee unas fronteras y se yergue en ellas con vigor. EJ~
nalidad. Es hacia la masa donde tiende el mundo de mnndo del ~e_ . es...eLu1llndo del dejar-ir y de la-indi-
los . proletarios, perdido en la triste servidumbre de las .ten:ncia: el mundo del nos-otros se templa por una
grandes ;;iudades, de los inmuebles-cuarteles, de los abnegación consentida y a menudo heroica a la causa
conformismos políticos, de la múquina económica. Es común. Pero este "nosotros" violentamente afirmado
hacia la masa donde tiende la desolación· pequeño- no es, para cada uno de los miembros que lo profesa,
burquesa. Es haciaJa ma§,'l donde se desliz~ una de- un pronombre personal, un compromiso de su libertad
mocracia liberal¡y parlamentaria olvidacfiZ!f.-cte que la responsable. Demasiado frecuentemente le sirve para
democracia era Iprimitivamente una reivindicación de huir de la angustia de la elección y de la decisión en
la persona. Las \'sociedades" pueden multiplicarse, las las comodidades del conformismo colectivo. Se atri-
"comunicaciones" "acercar" a sus miembros, pero buye las victorias del conjunto y arroja sobre él los
ninguna comunidad es posible en un mundo donde no errores. Esta forma elemental de comunidad, para ser
hay ya prójimo, donde no quedan más que "semejan- ardiente y llevar a cada individuo a un grado elevado
tes" que no se miran. Cada uno vive en sí mismo, de exaltación, se constituye,· pues, si no se está en
en una soledad que se ignora incluso como soledad e guardia, contra la persona. Tiende a la hipnosis, como
ignora la presencia de otra: a lo más, llama "sus ami- la masa anónima tiende al sueño. Es incluso, y lo he-
gos" a algunos dobles de sí mismo, con los que pueci e mos visto en los fascismos y lo comprobaremos en
satisfacerse y tranquilizarse. .
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¡~j.
I

EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO J 99


98 ...~~ ... , ,.
los frentes políticos, la última fiebre de una sociedad ideas que segregan los intereses de la asociación o sus
que se disuelve. Tiende por su propia tensión a la intereses en la asociación. Las piensa bajo la forma de
concentración, al gigantismo: es decir, al mecanismo una afirmación agresiva, sin que busque extraer los
y a la opresión. valores objetivos que podrían servir o el drama propio
Una forma más flexible, más viva, de las socieda- de cada uno de sus miembros. La persona no gana -
des en nos-otros que la sociedad del tipo "bloque" es nada todavía en esta forma de asociación. Toda socie-
la que nos ofrece la camaradería y el compañerismo. dad vital se inclina hacia una sociedad cerrada, egoís-
Una vida privada abundante circula por ella, de una ta, si no está animada desde el interior por otra comu-
amplitud lo bastante corta coma para animar con ella nidad espiritual en la que ella se injerta. La vida no es
a toda la extensión, para que se toque el alma del capaz de universalidad y de entrega, sino únicamente
_grupo en el momento mismo en que se realiza. Cnn:m- de afirmación y de expansión. Se percibe aquí la ilu-
.nidad 9ue es ya mucho má:LhJ,unana-..q:ue..las prece- sión y el peligro de todo despertar comunitario que no
dentes: un e9 ui pO de trª~ub_..d.ep.ortiyo, una se funde más que sobre una exaltación de los poderes ~,

.escuadra, un grupo de jóvenes. Sin embargo, eferves- vitales o sobre una organización científica de la
cente y animada, puede ilusionar sobre su propia soli- ciudad.
dez; la vida, el dinamismo, habrán sido tomados por La sociedad razonable, que _apela a la razón imper-
una realidad más profunda. Entrenamiento maravi- sonal del racionalismo burgllés o del cientifismo ma-
lloso, ella no es aún más que una comunidad de su- terialista, cree escapar a este peligro. Nosotros la
_perficie, donde se corre el riesgo de apartarse de sí vemos oscilar entre dos polos:
mismo, sin presencia y sin relación verdadera. - Una sociedad de intelilJencias, donde la sereni-
Inferiores, sin duda, en espiritualidad, pero supe- dad de un pensamiento impersonal (en el límite de un
riores en organización son las sociedades vitales. La lenguaje lógico riguroso) aseguraría la unanimidad en-
unión reside en el hecho de llevar una vida en común tre los individuos y la paz entre las naciones. ¡Como
y de organizarse para vivirla lo mejor posible. Es, si este esperanto de elevado lujó pudiese reemplazar
pues, en sentido amplia, biológica. Los valores que la al esfuerzo personal y sustituirse a la realidad ~iva! De
rigen son la tranquilidad, el vivir bien, la dicha: a algunas pinceladas.ejel pasado cabe imaginar qué furh
saber, lo útil, más o menos lejanamente dirigido a lo tiránica podría a'l'eamar, bajo una máscara de impar-
agradable. Ejemplo: una patria local, una economía, cialidad universal, o bajo un fanatismo confesado, tal
una familia, que ningún otro lazo espiritual mantiene sociedad. Creyendo en la infalibilidad automática de
más que una especie de lecho construido por los hábi- su lenguaje, los dogmáticos están dispuestos adara
tos y una división, que se ha convertido en automáti- los hombres el tiempo necesario, la libertad necesaria,
ca, de los trabajos domésticos. Las funciones están re- para acceder a la verdad. Aristócratas por añadidura,
partidas, pero no personalizan a los responsables: en son ellos los que instalan férreas policías .sobre el con--
rigor, son intercambiables. En ellas cada uno vive'una formisjl1(). Xsobre la hipocresía leg!Ues. -
especie de hipnosis difusa; si él piensa, piensa -laS - Las' sociedades jurídicas contractuales, que nC'
., '
I "~"':'."
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100 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 101


son más que ec;o, no sólo no miran a las personas, a. de prescindir del aprendizaje del yo. El le acompaña
las nlOdalidades de su compromiso, a la evolución de y le sigue en sus vicisitudes: el anonimato de las ma-
su voluntad, sino que ni siquiera contemplan el conte- sas está hecho de la disoludón de los individuos; la
nido del contrato que las vincula. Es decir, que, fuera crispación de las sociedades en nosotros responde a
de una organización viva de la justicia, de la que el este estadio en el que la personalidad está obstinada
derecho no debe ser más que un simPle servidor, ellas en la afirmación de sí o cerrada. sobre su tensión he-
llevan un germen de opresión incluso en su juridi- roica. Pero cuando comienzo a interesarme en la pre-
cismo. sencia real de los hombres, a reconocer esta presencia
Así se comprueba definitivamenté la"iJ:lJ./lo.s.ibi1.idJ,¡¡j ... frente a mí, a aprehender la persona que ella me
.,de..Jul1dar.-Ja-f:f2l11IlllidfJd.Jw/)m.ando)a. persona,aun- revela, el tú que ella me propone, a ver en ella, no
<jilldwmUQbre pretendidos va.lores.1mmanos,-deshu- una "tercera persona", un no importa qué, una cosa
manizado5 porque están despermnalizadas...Reservare- viva y extraña, sino un otro yo mismo, entonces he
mos, pues, el nombre de comunidad ala única comu- realizado el primer acto de la comunidad, sin la cual
nidad válida y sólida, la comunidad personalista, la ninguna institución tendrá solidez.
que es, más que simbóli9amente, una persona de per- Es, pues, la exclusiva miseria del lenguaje la que
sonas. obliga a definir con dos palabras un régimen, una
Si fuese preciso dibujar su utopía, describiríamos revolución personalista y comunitaria. Lo social obje-
a una comunidad, en la que cada persona se realizaría tivado, exteriorizado, considerado separadamente en
en la totalidad de una vocación continuamente fecun- una comunidad de personas, no es ya un valor huma-
da, y la comunión del conjunto sería una resultante no ni espiritual: a lo más es un organismo necesario y,
viva de estos logros,particulares. El lugar de cada uno en ciertos momentos, peligroso para la integridad del
sería, en ella, iqsustituible', al mismo tiempe.'que ar- hombre. Lo Público está corrompido si se opone a lo
monioso con ell:odo. El amor sería.su....v.fnc.u1u prim.¡;- privado, y si, en lugar de apoyarse sobre él, 10 com-
...L lhS no cua Iqmer,. mecaJJlsmo. ,
extrmsec.o. e ad a per- prime y rechaza. Hay entonces un desorden simétrico
sona encontraría alli, en los valores comunes, trascen- de esta búsqueda de la personalidad o de esta vida
dentes al lugar y al tiempo particular de cada uno, el privada que encierran al hombre en unos egoísmos
vínculo que los religaría a todos. cerrados. La humanidad no es más que una abstrac-
Sería sumamente peligroso el suponer este esque- ción impensable y mi amor a la Humanidad, más que
ma históricamente realizable. Pero que se le tome co- una pedantería, si yo no testimonio a mi alrededor 10
mo un mito director, o que se crea como el cristiano que es el gusto activo y atento de las personas singu-
que, realizado más allá de la historia, no deja de dar ~.'i' lares, una puerta abierta a todo extranjero.
la historia una dirección fundamental, es él quien debe·· Naturalmente que la organización de la ciudad, en
orientar el ideal comunitario de un régimen persona- la práctica, debe anticiparse a este crecimiento in-
lista. . terno de la comunidad en la medida exacta en que la
El ap:'endizaje del nosotros, efectivamente, no pue- indiferertcía y el egoísmo la retardan y en que los acer-
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 103
102

camientos materiales, al multiplicarse sin descanso, pi- I
I
den a los hombres una unión cada vez más orgánica SOLEDAD Y CO~DAD
...~... _~ , ..
allí donde parecen poner cada vez menos placer en
prepararse a ello.J'TQ puede espera® que todos los En esta lucha, la persona no puede alcanzar nunca
hombres consientan en convertirse en.. personas par: la libertad y la comunión perfecta a la que aspira.
.constmir una ciudad. No se puede esperar que la re- Ninguna sociedad humana, por tanto, puede eliminar
volución espiritual esté terminada en los corazones los dramas y las grandezas de la soledad. A un escri-
para comenzar las revoluciones institucionales que tor de izquierdas que impetraba recientemente una
pueden, al menos, ahorrar la catástrofe en los meca- organización de la sbciedad destinada a hacer olvidar
nismos exteriores e imponer una cierta disciplina insti- al hombre, una voz de extrema derecha le respondía
tucional a los individuos desfallecient(:s. Nosotros no justamente que el problema central del humanismo
hemos elevado el problema para arrancarlo a la rea- es, quizá, el enseñar al hombre cómo conocer y llevar
lidad. Las ciudades humanas no se organizan según su soledad. Pese a la apariencia, es también un proble-
unos tipos puros Y una situaciont:s ideales. Los hom- ma de acción. Desconfiemos del político que ignora la
bres que las componen están allí I~ompletamente ence- soledad, que no le da un lugar en su vida, en su cono~
nagados en la materia de su individualidad; las socie- cimiento de los hombres yen sus visiones del futuro:
dades que tienen, para el bien de todos, unos derechos es corno el burgués absorbigo, materjaljzado por S\!S
sobre su individualidad, son ellas mismas más o me- ac.tiYiQªdes exteriores; y DO trabaja ya para el hembre,
nos inorgánicas, más lejanas de una comunidad per- allngue se crea rQY.Qlucionaria El septimjento de la
fecta y, en consecuencia, no usan de sus derechos ..soledad es tomar conciendade todo:..el-margen na-es~
sobre los individuos, incluso en período normal, sin ...:piritu.alizado, no per.s.onaJizado, par.1antQ, de mi..Yida_.'
que opriman a las personas. Entre la inalienabilidad )nterior y de mÜiQ;Lge relación. No mÜkmi insocia-
teórica de la persona y los deberes del individuo res- bilidad (nosotros no hablamos del sentümento nC~i1ti­
pecto a las sociedades cercanas, cada caso impondrá vo del aislamiento), sino la suma de. las indigencias de
un desgarramiento: la historia de la ciudad estará he- mi persona: en ningún sitio, quizá, lo siento más áspe-
cha de subordinaciones abusivas, de com promisos, de ramente que cuando huyo de mí mismo y yerro mi
choques. En lugar de una armonía, una tensión presta .sed de comunión al multiplicar mis relaciones. objeti-
siempre a romperse. Pero esta tensión es fuente de vas con los hombres. No es desde fuera como 'ecom.
vida. Preserva al individuo de la anarquía y a las so- bate la soledag, ~a.nte el cúmulq .de rela.ciones, por
cidades del conformismo. Los regímenes totalitarios la inflación de la vida pública; ni es mucho menos,
que piensan eliminarla no conocen los recursos explo- como lo creían nuestros ingenuos sociólogos, por el
sivos que existen en el corazón del hombre y que un estrechamiento de la solidaridad funcional. Todos es-
día se volverán contra ellos. tos medios pueden romper los obstáculos, crear re-
flejos" oc~par atención. A menos, de que nos. insta-
lemos' en"úna distracción pavorosa, no ahogan esta
,
,I

104 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO lOS


queja interior. Cuanto más alta es la cualidad de nues- los que han sido empleados más arriba, dfLY.oli(,eceL
tra vida espiritual, más ampliamente la soledad abre h9mbre a los QbktQ.s..Jlll~ él puede manejar como si
sus abismos. Por ello, el lugar que se le da es, quizá, . .u.m;stióp no fuese el elevarlo a los gue.. jJ_J.m~,C!il
la mejor medida del hombre. realment~JillL}'.,-ªmpliar su círculo: vu~tLª_lª .".......
Muchos imaginan la sociedad de sus sueños sobre Jierra...cruzada...cLeLartesanad,Q.....ddensa. c.klpequciío.
el modelo del ideal burgués que se han hecho de su cQI!lrrQ.iQJ.~illJlali;;.m.Qj!1~nuº,. tantas tq"tIP.9-.§.,c1~.lln_
vida personal. Para ésta, una dicha modesta, pero sin C!crto,,~p.r.Ql~imismQ'~1!x.ª-...qL~eI!.\=.~i!:!9jp¡¡l_.eLqtl.s:..
."cíos, es permanecer "rodeados"" hasta el último 1ª-C.QillJJnid.aQ.....~.~J1!,I}s;j9.n deu~er"am~n~o--D2ª,teri"ª'l
momento. Para el organismo social, una pirámide de deLhombre y....de.J.as....co.sauLde los hombres entre sí.
tapujos donde el individuo estétra.nquilizado desde Transformando en sistema 10 que son unos correcti-
todos los puntos por unos "contactos" sociales, unas vos, como veremos, necesarios, es preciso denunciar
familiaridades "concretas" que le enrtlascaran su dra- en ello otras tantas tentativas para neutralizar la so-
rna y le ahorran el esfuerzo de elevar su imaginación ledad y volver a sus proporciones honradas la aventu-
o de extender su aventura. Se olvida que la abstrac- ra humana. La tensión necesaria, que una visión
ción/ bajo sus diversas formas, es también un hecho heroica del hombre debe: mantener, entre la soledad
humano, es decir, un hecho espiritual. EL.conu.ci· y la comunidad, debería tenerse aquí presente. La
Jllií:nto de las Qosas y de los bombres por contacto y~ persona no es una potencia de envergadura infinita.
familiaridad sensible es el más bajo grado del cono- Pero tampoco está hecha para inspirar sistemas me-
cimien.!º--y' de la comunión; él crea la...JKciÓJL1Uás diocres de garantía contra la grandeza.
•.Jlli¡uitiva y la ml'n~s humanizada. Del ar~o,o q.ue
abarca tres operacIOnes elementales, al jefe de m·
dustria, y nosotros entendemos el jefe que lleva real·
mente en él, en su pensamiento y en su autoridad,
1a' "ida compleja de su empresa, hay un progreso y
uo una regresión, Lo que se quiere. expresar y que
se discierne insuficientemente cuando se denuncia la
abstracción del mundo moderno es que una forma
particular, y particularmente inhumana, de abstrac-
ción, la abstracciÓn matemática, se ha apoderado de
su dirección y de sus mecanismos. Esta, tm,J:,uanto nQ.
~.Q.LllL seres ni fQnn.as..-1i.ende.. efectivamentea
.,JlUQS logros qlJe el hombre no sabe....y a,abarcar...con,su
, acción, y que le aplastan. AJIDJ119Jl"aJq.s.queJSllSta
.est!e,J;lj.~s borQamiento__(1~J....h9.ill!?L~. PW,S\lS .. sr.e<tc.iQJ:l~s ~
)lablan.J:ntonces,. eil.términos, falsamente. próximoS 'á .
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1°9

EL FAVOR DE LA INIC]IATIVA HISTÓRICA

La creencia de que lo espiritual, sea cual sea la for-


ma última en que se lo conciba, sigue siendo "asunto
privado" de moralidad individual, es común a todas
las doctrinas que hemos rechazado: al idealismo bur-
gués, que abandona lo social a las "leyes de bronce";
al realismo fascista, que rechaza, hasta en la vida pri-
vada, cualquier otra autoridad espiritual que la del
Estado; al materialismo marxista, para quien las pseu-
do-realidades espirituales y personales no tienen ini-
;~
ciativa primaria en los asuntos humanos.
E! personalismo que hemos circunscrito .coloca al
0' ' ", ~-::"."
I contrario Ull..YaJor espirituaL la persona, receptáculQ Q.
,I raíz del conjunto de los demás, en el corazón mi~mo
de la realidad bumana....La persona no es, como algu-
nos conceden a veces, un coeficiente entre otros mu-
chos de la aritmética social. No acepta el estar relega-
da al papel de simple correctivo de una espiritualidad
que le extraña, En las doctrinas de aquellas civiliza-
ciones de las que nosotros renegamos hemos señalado
por espíritu de justiciia cualquier traza, incluso confu-
sa, de inspiración personalista. Esta atención a los nú-
cleos del personalismo en cualquier sitio donde apare-
cen escombros del mundo moderno, este gusto de la
diversidad misma de sus aspectos, está tan justamente
dominado por erespíritu mismo del personalismo que
no pensamos que podamos nunca tener la tentación de
renunciar a ello por cualquier nuevo dogmatismo en
el que nos negaríamos a nosotros mismos. Unicamen-
te nos interesa que esta atención no se disperse. Optar
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 1.1
110 EMMANUEL MOUNIER
en toda usurpación de competencia, no resulta de ero
por el conjunto de valores que hemos resumido bajo más que la anarquía. Se aplican, pues, a las enferme-
el. nombre de personalismo es optar por una inspira- dades colectivas medicamentos individuales ineficaces,
ción que debe colocar su acento sobre las estructuras en los que se desvían tantas energías útiles para una
fundamentales e incluso en el detalll~ de todos los defensa colectiva contra el mal social. ,
organismos de iniciativa humana. En segundo término, se aplica a unas realid~des na-
.EI personalismo, desde hoy, debe tomar conciencia
turales, que yV~Jlan según up.as necesidades y
de su misión histórica decisiva. Ayer no era más que unas leyes propias, consideraciones ideales sin ningu-
un impulso difuso y a menudo excéntrico en unos mo- na fuerza sobre ellas, puesto que las mismas proceden
vimientos culturales, políticos y sociales muy distintos. ya de una fraseología sentimental vacía, ya de un
Como todo valor que busca un nuevo camino histó- universo sobrenatural qti<: ha se mezcla en absoluto
rico, ha inspirado durante cierto tiempo más indeci- con las bajas realizaciones de la historia. Resultado
siones que líneas de conducta, más abstenciones que
nulo o pernicioso: no se hace más que "debilitar un
iniciativas. Hoy ha agrupado bastantes voluntades,
ha elucidado suficientemente sus principios de base y
poco lo que es fuerte, degradar un poco lo que es só- ¿
,1
lido, desconsiderar un poco lo que es noble en las ac- ~~
sus deberes próximos para mostrar con toda claridad
ciones y en las instituciones terrestres en nombre de i[
su propia oportunidad, que es la Q[lQI1l111idad deL1J.am..-. la moral ideal" 16. I
J2re-fl'e/ite (llmundo bi;¡:gués. al mao:.ÜmCl,.y...aJos..fas- ,I
Finalmente se piensa que si el poder llega a caer .
.s:ismfJs. A 1 inspirar también una concepción total de ••
en manos de los ideólogos, ode sus discípulos, no de- '\1
-II
la civilización, vinculada al destino más profundo del
hombre real, no tiene por qué mendigar un lugar en
jarán de hacer de él una especie de teocracia o de l'
clericalismo espiritual, traducción en las instituciones 11
ninguna fatalidad histórica, y aún menos en ninguna
de la primacía de lo espiritual que gobierna sus doc- 1I
baraúnda política; ahora, con la simplicidad y el des- 11
trinas. I1
interés de los que sirven al hombre, debe tomar en los
Estas críticas y estas prevenciones se dirigen par- 11
sitios que están preparados a ello la iniciativa de la I

historia. cialmente contra un cierto idealismo doctrinario o mo- . i"


ralizante del que nos distinguimos con bastante clari- jr
Sabemos que todas las formas de positivismo, re- dad. Nuestro personalismo, puando enraíza sus inves- !H
accionario, tecnócrata, fascista o marxista rehusarán j~
tigaciones, incluso técnicas, "sobre la primacía de la "
a priori toda competencia al personalismo. Para ellos
persona, se mueve en un universo completamente dis- ;~
son determinismos políticos, técnicos o económicos tinto del mundo de los espiritualismos inconsistentes.
,~
1.,
los que gobiernan la Historia. Hacer preceder una !t
"l
Porque es un realismo integral, atento a lo inferior

,
ciencia de la ciudad, o de la economía, o de 'la acción, ~i:¡
de un prejuicio "teórico" o "sentimental" es, dicen
como a 10 superior, acepta e integra la exister-cia de ,H
¡:\
las colectividades naturales y de las necesidapes his- ~\
ellos, injertar tres peligros sobre tres errores. tóricas que la t~a moral individual -lo hemos ¡
En primer lugar, se extienden indebidamente a la i~
afirmado' en el encabezamiento del manifiesto-· no "
materia social las leyes de la moral individual: como
"
112 EMMANUEL MOUNIEIJ" MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 113
tiene competencia para resolver únicamente por si El sentido del hombre personal supone el sentido de
misma. Hemos señalado, y nunca 10 señalaremos bas- la existencia y el sentido de la historia. Es decir, que
tanttt, que los problemas colectivos requieren un m.i- el "ideal" personalista es un ideal histórico concreto,
nimo de soluciones colectivas, que el perfeccionamien- que no hace pareja nunca con el malo con el error,
to moral, radicalmente necesario para la solidez de las pero que se aúna con la realidad histórica siempre
instituciones, no basta para dar la competencia técnica mezclada en la que se han comprometido personas
y la eficacia histórica; que las instituciones, por últi- con vida, para obtener de ella en cada ocasión, según
mo, se transforman más rápidamente que los hombres, los tiempos y los lugares, el máximo de realización.
y deben dp,tener las debilidades de los individuos, tan- Respecto a la última objeción, la concepción del
to como Sea posible, esperando los frutos de su buena Estado que expondremos más adelante aclarará la re-
voluntad. Pero decimos que los determinismOs deben pugnancia que sentimos por cualquier régimen que
plegarse, en toda la extensión en que 10 permite su imponga a las personas, por via de órdenes colectivas,
resistencia, a los fines humanos superiores, y que las 10 que pertenece a la libre adhesión de cada una.
mismas colectividades naturales no se consuman en Volvemos así a nuestra gran profesión de fe del
sus propias leyes, sino que están subordinadas por la comienzo: ni doctrinarios ni moralizantes. El campo
eclosión y la realización dl!'las personas ............."._ ' de la ideología y del discurso moral es precisamente
Hemos denun~iado, y"jamás lo denunciaremos bas- el terreno impreciso y etéreo que marxistas y burgue-
tante, las fechadas de estas ideologías rígidas y sepa- ses tienden a colocar a medio camino de un cielo va-
radas de toda realidad que usurpan la representación cio y de una tierra extranjera: es una prudencia viva
de lo espiritual y tJponen a la historia, creyendo servir la que el personalismo quiere infundir en las estruc-
la verdad, unos discursos morales, unas recetas para turas sometidas al hombre, una prudencia que no las
todo o unos esquemas lógicos. Este rigorismo orgu- aborda desde el exterior, sino desde el interior modi-
lloso no tiene nada que ver con el realismo espiritual. ficado de su materia, que orienta su mecanismo e
Los que incluso consideran la verdad como metafísi- impulsa su movimiento.
camente trascendente a la historia, profesan la fe de
que se halla encarnada y de que lleva una misma al-
ma, unas mismas expresiones, bajo caras históricas ORIENTACIONES GENERALES
que cambian con el espacio, con el tiempo y con los
hombres, La primacia de lo espiritual sobre lo técni- Debemos tener tan sólo el cuidado de no preci-
co, 10 político y lo económico no tiene ninguna ana- pitar las conclusiones de esta sabiduría. El mnndo
logía con la rigidez lógica o el moralismo formal que moderno ha imaginado,..probado y usado mucho de
desde fuera pretenden imponer en la historia y eIl las. J.os,..;>istema s po1arizados..erJ....!a..omnipoteucia de! Esta-
instituciones unos esquemas trazados de antemano, un .dQ,la anarquía del indillid.lJ.(U) el primado de lO eco·
formulario que hay que tomar o dejar. En este senti- ~pensadQ_ap.ellas.,..oi..apenas,.ha.hos.que.
do, ni siquiera los personalistas son gentes~'morales1'; 'd
..,¡a df f .
oeormaragmen1.alJa..llDa ''1'''
C1VlJZaClonque, a1
8
114 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 115
integrar todas sus adguisiciouí:.S.....pQiliiY.as..._cstnyjese .f" cualquier nivel y en todo lugar la iniciativa, la respon-
orientada a la protecciÓn y a la .eclosióll de.-peIWRas sabilidad, la descentralización.
homanas. Todo está por hacer para determinar, ante Las indicaciones que aquí daremos, que han sido
todo, con cierto conjunto y rigor de concepción, las pensadas en Francia, y teniendo como principal base
instituciones de una ciudad personalista para ponerlas experimental unas realidades francesas, no ocultamos
a prueba a continuación. Trabajo, pues, esperémaslo, que han de llevar, en el ejemplo e incluso en el estilo,
e historia de largo impulso. Es una labor, una historia la huella de su orilla. A la universalidad engañosa de
que confiamos en que requerirá un esfuerzo prolonga- las fórmulas intempórales preferimos la uni~ersalidad
do y sería presuntuoso querer hacer aquí algo más que viva que fácilmen(@ se deduce de un testimonio sin-
indicar las condiciones previas y las exigencias gene- gular. Que btr'osl'"emperamentos' 'hacionllles encuen-
rales, evitando vincular a unos resultados provisiona- tren la misma inspiración en formas más apropiadas a
les lo que debe seguir siendo inspiración de los inten- su temperamento, sobre una materia institucional y
tos que ahora comienzan. humana distinta. Unos primeros síntomas, que confir-
El personalismo debe imprimir a las instituciones man una larga tradición, nos hacen pensar que la ela-
una doble orientación: boración de una ciudad personalista será la aportación
1.0 Un condicionamiento negativo: no hacer nun- original a las revoluciones del siglo XX de los países
ca de alguna persona una víctima de su pesadumbre occidentales, donde el sentido de la libertad y de la
o un instrumento de su tiranía; no usurpar la parte 'persona está particularmente vivo: Francia, Inglate-
propiamente personal del dominio privado y del do- rra, Bélgica, Suiza, España, principalmente. Siendo
minio público de los particulares; proteger esta parte un principio tan próximo al hombre, nada obsta a que
sagrada contra las opresiones posibles de otros indivi- lleve a continuación su fecundidad, multiplicada por
duos o de otras instituciones; limitar las violencias unas riquezas inesperadas, mucho mús aIl<i de este
necesarias a las exigencias de las condiciones natura- cantón del universo. •
les y a las de un orden público dotado de un régimen En el boceto siguiente, seguiremos no el orden de
flexible de control, de revisión y de progreso. urgencia táctica, sino el orden que va de las institu-
2.0 Una orientación positiva:...Qm: a un número ciones más próximas a la persona a aquellas institu-
cada vez mayor de personas, y m defjnitiva dar a ciones de alcance más aIl1 plio.
cada Jlno los instmmentQs apropiJl.do s a las ljbertades
•• , Tea rlZars.e COOJO personas;
e f leaces que 1e permJ1Jran
revisar a fondo la totalidad de unas estructuras o de
,una vida colectiva que desde hace un siglo se han
desarrollado con una rapidez prodigiosa al margen de
la preocupación por las personas, y, por tanto, contra
ellas; colmar todos los engranajes de la ciudad de las I
virtudes de la persona, desarrollando al máximo, en J
I
"~~Q 4''''
1

LA EDUCACION DE LA PERSONA

,
PRINCIPIOS DE UNA EDUCACIÓN PERSONA LISTA 17

Para una ciudad que quiera favorecer la eclosión


de la persona, igual que para una ciudad que quiera
" , -\~~
esclavizarla, la obra esencial comienza en el despertar
I de la persona: desde la infancia. Las instituciones
I educativas, como las instituciones que rigen la vida
privada, están entre aquellas a las que los personalis-
mos dan la mayor importancia. Ellos las basan sobre
unos principios tan opuestos a una "neutralidad" im-
personal como a un dominio de la colectividad sobre
la persona del niño.

I. La educación no tiene por finalidad el made-


.lar el niño al coufullnimw de un medio ,wcial Q @.
,una doctrina de EstadtL, No se debería, por otra par-
te, el asignarle como fin último la adaptación del in-
dividuo, sea a la función que cumplirá en el sistema
de las funciones sociales, sea al papel que se entrevé
para él en un sistema cualquiera de relaciones pri-
vadas.
La educación no mira esencialmente ni al ciuda-
dano, ni al profesional, ni al personaje social. No
tiene por función dirigente el hacer unos ciudadanos
conscientes, unos buenos patriotas o pequeños fas-
cistas, o pequeños comunistas o pequeños munda-
118 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 119
nos. Tiene como misión el "despertar" seres capaces por razones evidentes, los no cristianos en nombre
de vivir y comprometerse como personas. de la grandeza y de la eficacia humanas que desean
Nos oponemos, por tanto, .aJ::ualquier....régimen.to•. para la escuela laica. ~Presupone que puedas.eparar-
talitario de escuela que, en lugaLne..preparar..,pro- s.e sin daño la instrucción de la educación :.1ª.sl:gup.-
gresivamente a la persona parLllSa[de._su.libertad .c!.a sel:íih.._C9!Qº-. Jª reJigiÓI4-asunto pri\'lldo...que..co-
y de sus responsabilidades, la -e.s1e.rilizlL-C.Il.eLini¡:¡0 rr.eSP.Qude..aJaiamilia, con lo que la escuela, deslas-
..doblegando al niño al triste...hábito de..pensar por trada así, RQ.driaasegurar la primera en la jndife-
delegación, de actuar por órdenes--y dc.noteneLotra. te.ncia espiritual Pero tal separación aprovecharía
ambición que es1.l.u:s.Q1Q.cado, tranquiloy. considerado únicamente a las familias que posean los medios ma-
. en un mundo satisfecho. teriales y 1:1 tiempo suficil:ntl: para aSl:gumr al niño
Si por añadidura la posesión de una profesión es una educación continuada y comp(:t·ente. J
necesario a este mínimum de libertad material sin Por lo cje~~ta separacióJl la creerrÍos -y no
la cual toda vida personal se encuentra ahogada, la sin reservas- más o menos legítima y posible para
preparación a la profesión, la formación técnica y ciertas materias de enseñanza: las ciencias exactas y
funcional no debería constituir el centro o el móvil las técnicas. Pero no para otras. Así, pues, la escue-_
de la obra educativa. .~ desde el grado primario,..tiene·eomo funoién-el
I:nseñar a vivir Y- no el acurnular.. ,tnOS-COnOcímien-
n. La actividad de la persona es libertad y con- tos.ex.actos .Q..cirJ:tas.JJabilidades, Y es lo propio en
versión a la unidad de un fin y de una fe. Ya que un mundo de personas que la vida no se enseñe en
una educación' fundada sobre la persona no puede ella mediante una instrucción impersonal suminis-
ser totalitaria, es decir, materialmente extrínseca y trada en forma de verdades codificables. Tal concep-
coercitiva, asimismo, no podrá ser más que total. In- ción de la enseñanza reposa sobre el presupuesto
teresa al hombre en su totalidad, en toda su concep- racionalista de una verdad completamente justifica-
ción y en toda su actitud ante la vida. Y en esta pers- ble mediante la evidencia positiva y comunicable en
pectiva no puede concebirse una educación neutra. forma académica, sin la sanción de la prueba per-
Para evitar todo equívoco, se hacen necesarias sonal que lo integra, en el sujeto que la recibe, en
ciertas precisiones. La idea de neutralidad envuelve una vida finalizada por unos valores. Ignorando por
al menos tres actitudes distintas de). espíritu 0, si se decisión el fin último de la educación -el compro·
quiere, divergentes. miso vivo de una persona- y los medios que son
Para algunos, implica una abstención completa de apropiados, una escuela así concebida corre el rÍes-
la escuela en todas las materias que comprometen go de limitarse a los fines prácticos del organismo
una concepción de vida positiva, esto I~S, en materia social: la preparación técnica del productor y la for-
de educación en el sentido pleno que hemos dado a la mación cívica del ciudadano. Ella debilita su de-
'palabra 18. Tal es precisamente la concepción de la fensa contra las intromisiones de este organismo,
neutralidad que nosotros rechazamos; los cristianos, cuando,p'O se abandona simplemente, por salvar una

J
I
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120 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 121

apariencia de cultura, a la acumulación sin sentido de justificar o encubrir la explotación del hombre
de "materias" de enseñanza. por el hombre, la prevalencia del conformismo social
Finalmente, la práctica de la neutralidad así cono, o de la razón de Estado, la desigualdad moral y cí-
cebida se encuentra arrinconada contra una serie de vica de las razas o de las clases, la superioridad, en
callejones sin salida. O la escuela que pretende ser la vida privada o pública, de la mentira sobre la ver-
neutra deja filtrar, difundida en la enseñanza, cierta dad, del instinto sobre el amor y el desinterés. Por
doctr}na hecha con el espíritu del tienrpo: hoy la mo- esto decimos que la escuela laica incluso no puede
ral burguesa con sus valores de clase o de dinero, ser, no debe ser, educativamente neutra. Esta con-
su nacionalismo, su concepción del trabajo, del or- cepción del hombre (y más allá de él, del niño) de-
den, etc.; o ve su neutralidad desbordada por unos berá eventualmente defenderla contra un Estado que
maestros que son hombres convencidos, que no acep- confundiría el laicado con la indiferencia educativa,
tan verdades mutiJadas y qüe hacen, ,abier¡;;rente o o el control con el monopolio. En esta perspectiva,
no, conscientemetite o no, explícita o implícitamente, es neutra únicamente, en el sentido de que no pro-
proselitismo católico, marxista, relativista, etc. No pone, aunque sea implícitamente, una preferencia por
deberíamos escandalizarnos de ello: es la rcvancha ningún sistema de valores objetivos más allá de esta
del hombre sobre la abstracción del sistema. No dando formación de la persona.
a la persona, finalmente, más que el senJido de una Que esta segunda especie de neutralidad pueda
libertad vacía, le prepara a la indiferencia o al jue- por sí regir la escuela de lo que hemos llamado la
go, no al compromisCLIesponsahle-* a la .fc--viva, familia agnóstica de una ciudad personalista, parece
mJs:...s.Qn.m.xespiración misma de Ja...persona. que creyentes e incrédulos pueden ponerse de acuer-
Hay, por el contrario, otros dos sentidos en los do sobre ello. De distinta manera, ciertamente. .E1
que unas ideas que se designan comúnmente bajo el 9ristiano, y con él tod.Qjlombre que crea en una ver-
nombre de neutralidad son aceptables para nosotros. .dad total soQ.t.e~-ºmbre, piensa que su libertad
La división metafísica de los espíritus en la ciu- no es jndifcrente,-·sino--tJtue·..e,'it~.ll¡m¡ad\l.".Q., un cLmo
dad moderna crea un derecho para la familia ag- ..destiuo...que" sl;ujjyeISÍfka,. por lo demás, en cada
nóstica, como para las demás, de recibir, en una vocacióu"personal: ¿Cóm.Q.PQdrͪJ:l.ªdmiJirqge fuese.
_escuela hecha para ella, no sólo una instrucción, sino mejor el dej~xar...e.s1aJlawad.lup.w~.cl"pI.QPO­
una educac:ón. Esta educación no será neutra en el nérsela desde la infancÜL~ntQ.díLS1Lamplitl,ld7 ¿CÓ-
sentido de que se .abstendrá detoda-afumacióu-so- .l!1Q.j¡~par.aúanJa, libertad,.de~las.al'lación? No se de-
lm:...cl..hQwbre y de toda sugestión reliP.ec!Q_al niño. bería, pues, prohibir a estos creyentes que conside-
El personalismo, fundamento inmediato de la liber- ren como superior en sí una escuela que es a sus ojos
tad de enseñanza, define también una primera posi- más total; de la misma forma, por lo demás, que el
ción global sobre el hombre y sobre las relaciones incrédulo considera su escuela como un edificio rea-
entre, los hombres,global, pero ya rigurosa. En una lizado. Entre los mismos católicos, unos no con-
ciudad que le toma como base ninguna escuela pue"-,' cederán a la escuela llamada neutral más que una

... "'~~"
I
I
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 123
EMMANUEL MOUNlER
122
IIl. El niño debe ser educado como una persona
existencia de "hipótesis" 19, y, de hecho, otros pen- por las vías de la prueba personal y el aprendizaje
sarán que no sólo la persistencia histórica de la del libre compromiso. Pero si la educación es un
división de los espíritus erige la hipótesis en una es- aprendizaje de la libertad, es precisamente porque no
pecie de derecho prescriptivo, sino que el respeto la encuentra completamente formada desde sus co-
mismo de las vías propias de la persona crea un ver- mienzos. En el niño toda educación como en el adul-
dadero derecho, para todo agnóstico,. aunque sea en }o toda inf!u«ncia. procede mediante la tutela' de
un régimen de mayoría católica, a un estatuto de _!J.na autoridad cuya enseñanza es progresivamente in-
igualdad civil. En cualquier caso, el amor que dedi- teriorizada por eLrujeto que la recibe ¿Cuál es esta
can a la escuela laica sus defensores debe conducir- •autoridad en materia de educación?
les, más allá de la neutralidad concebida como una En primer lugar no es, de ninguna forma, la auto-
indiferencia educativa, al personalismo que hemos ridad del Estado, porque al Estado no atañe la vida
definido más arriba, no dogmático, pero con todas personal como tal. En tanto que la person~ no es
sus consecuencias en materia de educación. y los.cris- mayor, pertenecea las comunidades natural~s en las
.t.iarJ.as, por su parte, deberían akgrarse..-SiJa._~c.ucla que se encuent~k)cada por nacimiento, es decir,
qpe «l1os no controlan en absolu~.L..f!!.1ugar~~J:ln
j"

la familia, cualquier autoridad espiritual reconocida


'"
. sectarismo, desarrolla Jo qJJlLlJ.lLe5.-llL-IlllJcbome- por la familia, y ayudándola, o en su ausencia su-
nos un-ª-postura tan maja ante.Jas-llamadas-de-la pliéndola, el cuerpo educativo. Rechazamos, pues, el
,.,ji,
',xerdad' una vida personal mayill_y_ no evitada monopolio del Estado sobre la educación, igual que
Una tercera intención está encubierta frecuente- cualquier medida que tienda a asegurar, de hecho,
mente por la mística de la neutralidad. Esta expre- este monopolio, incluso si éste no está proclamado.
sa entonces una voluntad de separar la enseñanza, No debe interpretarse falsamente esta prerrogativa
en cualquier sitio en que se da, de unas afirmaciones de la familia. Como prerrogativa de la familia sobre
partidistas, ,de proteger la verdad contra sus desvia- el Estado, no es un derecho arbitrario e incondicio-
ciones polémicas, de eliminar la falta de honradez nado del predominio de la familia sobre la persona
consciente o inconsciente, respecto del adversario, y el del niño. Está subordinado, en primer término, al
odioso simplismo de la refutación escolar, de pre- bien del niño; en segundo lugar, al bien común de la
.parar progresivamente al niño a comprender antes ciudad. No debe hacernos olvidar la incompetencia,
de juzgar. Es, en suma, un esfuerzo para eliminar la indiferencia o el egoísmo lamentable de mucha1
los sectarismos en la enseñanza dondequiera que se familias, de la mayor parte, quizá, en materia de edu-
dé: aquí, para hacerla más auténticamente cristiana, cación. Aquí,..cl..Estado puede y debe tener, con ayu-
allí, más auténticamente liberal. Esta voluntad, este ga de los. ed1Jº-ªgºn,,~,_lln~doble .p¡¡'I1eL91l. PrQlecciór1
esfuerzo, representan una postura de purificación, dda_persona y.. de ..orgaui;¡;adQulelJÚílIL ¡;;9rmJ.!!,_ A él
capital para el futuro de la escuela. No nos parece corresponde, por lo demás, el asegurar 1a unidad ci-
que sea puesto en duda por ningún personalista. vil de la ciudad en la diversidad espiritual de sus
124 EMMANUEL MOUNIER
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 125
miembros y el garantizar al bienestar común lacua-
Iidad técnica de cada miembro de la ciudad en su 1.0 Que el Estado organice con su iniciativa y
tarea social. Le pertenece, por estos varios títulos, mantenga con el impuesto común una escuela no
un servicio público de control que actúe sobre la aprc- dogmática para los que no quisieran vincularse a
ciación y la concesión de títulos, las condiciones de ninguna de las familias espirituales. A consecuencia
aptifud para enseñar, la calidad de la enseñanza, la de la prolongación de la escolaridad obligatoria, pue-
neutralidad política en el interior de la escuela y el de esperarse que los padres de las clases no instruidas
respeto de la persona. Ese control debe al mismo confíen cada vez en mayor número el cuidado de edu-
tiempo hacerse efectivo y estar garantizado contra la car moral e intelectualmente a su hijo a estas escuelas
arbitrariedad me4ian1e un °estatutoflexi15l~~nrá no neutras. Importaría, pues, que en estos estableci-
tomar un caráct~r inquisidor o cesarista, debe ha- mientos, donde se encontrarán reunidos maestros de
cerse en cólaboración con los cuerpos docentes y las todas las opiniones, éstos no sean distribuidores de
familias. "materias" yuxtapuestas las unas a las otras, sino
Las fronteras de estos diversos poderes, unos con que adquieran una conciencia, cada vez más com-
otros, y de todos con los derechos del niño, son in- pleta, de su persona, tras su función y se den cuenta
ciertas, peligrosas y discutidas. A la experiencia co- de la necesidad de formar entre ellos una comuni-
n:esp?nde su trazado, asegurando con ello las comu- dad educativa, para ordenar con eIJo su enseñanza.
mcaclOnes. 2.° No menos normal es que el Estado ejerza
sobre las escuelas distintas de la Escuela del Estado
el servicio público de control definido más arriba,
y tome las medidas necesarias para que este control
POR UN ESTATUTO PLURALISTA DE LA ESCUEL.A sea efectivo. Lo ejercerá en colaboración con el mu-
nicipio, las comunidades de maestros, las agrupacio-
En la diversidad de las familias espirituales, s6lo nes de padres y las agrupaciones espirituales orga-
una estmctura pluralista de la escuela puede salvar- nizadoras de estas escuelas. Como es esencial para
nos a Ja vez de los peligros de la escuela "neutra" y control que éste a su vez no se halle subordinado,
de la amenaza de la escuela totalitaria. la legislación de la escuela definirá con precisión suS
límites, al mismo tiempo que los puntos sobre los
.L __.El.EstqdQ...I1Q.. Jiene.·el-derecho de imponer, me- cuales decidirá en última instancia.
.dianle...JJ,;¡ mOMpoliof·una.doctrina y una educaci6n. Todos los establecimientos privados, incluso los
Tiene derecho a las medios eficaces de asegurar a que vivan de sus recursos propios, son tributarios
los . niños la educación de su elección cada familia de este control mínimo. El Estado podría, por otra
espiritual que justifique localmente un mínimo de ni- parte, dotar de una "escuela reconocida" a cada co-
ños que educa¡-y un acuerdo mínimo con los fun- munidad espiritual, bajo las condiciones más arriba
damentos de lududad personaJista. Es normal: definidas. Ejercería sobre esta escuela, libre de su
o> ,
inspiración metafísica, un control técnico más estre-
~~....:;.,.
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,I
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 127
EMMANUEL MOUNIER
126
de control. Si, por 10 demás, realizamos una profun-
cho, exigiría la igualdad de títulos para los maes- da transformación pedagógica de la escuela, con un
tros y la igualdad de condiciones de entrada de los predominio de la educación, y de la educación perso-
alumnos con las escuelas del Estado, y sin mantener- nal, sobre la erudición, la preparación a la profesión
la en sentido propio, la compensaría de los gastos o la educación de clase, etc., toda escuela tenderá,
que ahorra a la escuela del Estado 20. por su mismo impulso, a establecerse dentro 'de este
La actividad política de los cuerpos docentes, fue- espíritu.
ra de la escuela y de sus problemas propios, es libre Pero esto no es todo. El pluralismo jurídico re-
dentro de los límites de la ley. quiere como contr;.partida indispensable que todo sea
Las colectividades espirituales, familiares y profe- puesto en práctica para asegurar el contacto entre
sionales interesadas en la escuela estarán provistas las distintas familias espirituales de la ciudad, para
de recursos eficaces contra los abusos posibles del consolidar no una unidad dogmática imposible, salvo
Estado en el ejercicio de su control. violencia espiritual, sino .la unidad fraterna y orgá-
nica de la ciudad. Ahí. también tiene un papel el es-
n. Al esbozar el esquema de una escuela plura- tado personalista, y él podrá estudiar con 1,Us distin-
lista no disimulamos la dificultad central a donde tas colectivida~, espirituales los. medios materiales
nOs arrastran las realidades mismas del problema. ¿No de realizar ~ste- c'élñtacto, tanto 'eh la escuela como
se corre el riesgo, sustrayendo al nirlo al dogmatis- en la profesión.
mo del Estado, de entregarlo a los dogmatismos par- La solución que se presenta inmediatamente al '_'s-
ticulares que no tendrán un cuidado tan escrupuloso píritu es la unidad de los instrumentos de educación
con las exigencias de la persona, Y I~on ello dividir en todos los sitios en qlle esto es posible: elabon-
el país en varias juventudes, cuya separación se pro- ción de ciertos manuales comunes, ,.redactados en
longaría hasta la edad adulta? En una palabra, ¿no colaboración, con un esfuerzo de imparcialidarJ por
se corre el riesgo de suscitar la aparición de varias los miembros de las distintas escuelas y adoptados
escuelas totalitarias, o si se quiere de legalizar, bajo por todas ellas; quizá unidad de local al menos para
el pretexto de la libertad, su dominio sobre el niño? ciertos cursos y para los recreos correspondiente~,
El peligro sería efectivamente real si no se reco- mientras que otros cursos más vinculados a la edu-
nociese la necesidad, en un régimen personalista, de cación general (como historia, moral, filosofÍl¡) sean
unos organismos cuya competencia es el asegurar autónomos, con un personal, y al menos para el in-
eficazmente las garantías de la persona. A ellos co- ternado, con edificios distintos. Esta última solución
rresponde, mediante las condiciones impuestas a la sin.duda no está madura. Pero el pluralismo de la
formación de los maestros, gracias al espíritu de las escuela se volvería indefendible si no viniese acompa-
oposiciones de ingreso y mediante la inspección, ga- ñado de un esfuerzo institucional (y no solamente
rantizar, sea cual sea la doctrina enseñada, que 10 sea privado) que facilite la amistad fraterna de las dis-
de acuerdo con los métodos que respetan y educan tintasJamilias de la ciudad. .
a la persona. Todo este cuidado pertenece a su poder
II

., , Q,~~" LA VIDA PRIVADA


I
I
~,

APOLOGÍA DE LA VIDA PRIVADA


I
J:
El lenguaje identifica frecuentemente vida perso- I
j'
nal y "vida interior". La expresión es ambigua. Ex- JI
presa claramente que la persona tiene necesidad de P
un retiro, de meditación; que la espiritualización de ,1
la acción se acomoda mal con una preponderancia lj
l'
dada a la sensación, a la diversión, a la agitación, al l.!
suceso visible. .esen:u2\l.~d.uillr.JUntendl:I~1-t(), la vida
1,,~ 1
D.JlL!lla~,ª.perS,Qna.,se~ ",lIle..mediante.,J;Jertlb--<lI~:La
d~'" . .I- jI
..J1licl:llg...QrgilllQso _º~tlJ.LkQ!1lPjacencia eg,g!sta. Aho- ',1
,'j
ra bien, hemos visto que la persona se encuentra al
darse, mediante el aprendizaje' de la comunidad.
Pero también sabemos que esta comunidad no es "t
alcanzada por la persona al primer impulso, ni nun-
ca perfectamente. A fin de prevenirse contra la ilu-
sión es bueno que lo aprenda en su alrededor, con un
rigor exigente, sobre relaciones próximas y limitadas.
Aunque preparando a la vida colectiva, estas tenta-
tivas modestas contribuirán a formar un conocimien-
to directo del hombre y de sí mismo, sin intermedia-
rios ,ni sucedáneos. La vida privada recubre exacta-
mente esta zona de ensayo de la persona, en la con-
" , -~""':;''1 fluencia de la vida interior y de la vida colectiva, la
I zona vital más confusa donde una y otra hunden sus
r
raíces.
,
tI'·.

130 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO, .. DEL PERSONALISMO 131


Más de una vez en su historia el marxismo ha _JQ,....CLeg9isillº._<:le_ l as ca§!ªs. Hoy no es posible de-
deshonrado a la vida privada como fortaleza central fenderla honradamente sin haber decidido de ante.
d<l la vida burguesa, que interesa desmantelar para mano desinfectarla de toda esta pestilencia.
establecer la sociedad socialista, de igual forma que Si no fuese más que la pestilencia, muchos senti-
las bastillas del dinero. La pres<lnta entonces como rían an te la crítica una conciencia feliz. Es preciso
una vida de círculo' estrecho y de estilo mediocre, perseguir la decadencia del heroísmo y de la santidad
vinculada a la economía pasada de moela e1el artesa- hasta este círculo encantado de dulzura e intimidad
nado profesional o doméstico. Ve aún en ella la re- donde están situados, con sus miedos y sus niñerías,
sistencia del empirismo a la racionalización social, del todos los que cubren de un amor idólatra la calma
individuo a la penetración del Estado, el refugio en- de las atmósferas tihias, todos los que no conocen ni
venenado de las influencias "reaccionarias", una or- el hambre, ni la sed, ni la inquietud.;' todos los que
ganización celular de resistencia a la revolución co- están sin agonías, los ungidos, los protegidos, los se-
lectivista. parados. La mortal seducción del alma burguesa les
Nos adheriríamos de todo corazón a una parte im- ha cazado al reclamo de algunos pseudo valores; me-
portante de esta crítica si se contentase con descubrir sura, paz, retiro, intimidad, pureza; unos pintores
este foco de pudridero y de fariseísmo que recubre "sensibles", unos poetas "delicados" ,algunos filóso-
frecuentemente el honrado ropaje de la vida privada. fos de salón, le ha dotado de amaneI,~las grecias; 8e
Que <m la zona "Q¡¡:Qffipidap9:r.Ja_decadenciabur- ha. fabrica.do incluso una religión para andar por ce..
gu"s_ª.Jº-iLJliiiº;¡,~_empleando _los. términos'.. del. Mani- sa, bonachona ~lgente, una, ¡;eligión de domin-
tiestQ_<2Ql11Jmis!(l, ..se," cou-vierten en "simples objetos gos, una teología de las familias. Es justamente en
,de comer.>:io" o J~n ~ls¡rnplesinstrumentos de traba- estos cálidos refugios donde debemos perseguir el
jo", que ,ill muj~Lnº tenga en ella otra función qu<:" mundo privado burgués si queremos desintoxicar de
ladíLSeLtaDlbiérL~un.instrumento de producción;', él a sus mejores víctimas: allí es donde la ternura
que, en un cierto mundo, "~l matrimonio burgués es. nlata al amor, donde la dulZura de vivir ahoga el sen-
.en realidad,~ª_~uAiºªd __<:l~_mujeres casadas" ,. todo tido de la vida.
esto ofrece poca duda. Por debajo de .:sta podredum- Pero este rigor debe proceder de un sentido más
bre elegante se encharca aún de fO,rma más triste el exigente de la auténtica vida privada, no de una in-
pantano pequeño-burgués, mundo sin amor, incapaz sensibilidad a los valores privados. Nuestra crítica,
tanto de la dicha como de la desesperación, con su incluso cuando denuncia los mismos males, continúa
avaricia sórdida y su lamentable indiferencia. f,em... estando a cien leguas de este racionalismo pedante
tOstas no son más que contaminJl&lQm~Lde la vida para quien la vida privada, al mismo tiempo que la
privada por la mediocridad del hOlllbl:c__y_la.descom- vida interior, es una supervivencia reaccionaria o, co-
posición del régimen: tarada..desd<l d(~ntro .porlain". mo dicen nuestros pedantes, una forma de "onanismo
dige)l~il!...lleLillro.aJ}).lrguesa,¡;:llarecibe, desde fuera místico" .
I~g\lJ,\u_ucias.~~Lt~gim.eIl,la corrupción deLdine- .- Por su,.,corto radio, que la expone al particularis.
\1·,
11<'

132 EMMANUEL MOUNlE¡{ MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 133


mo y a la mediocridad, y la mantiene bajo la domina- a.1,Í¡LQ..l!!LlJLmi.s~riJL material...esj~~casilo.das.
ción directa de los ,egoísmos individuales, la vida pri- las mujeres, ricas...Y._PQbI~o-hurguesa4-Qbr.eras.d~am'
vada ciertamente está siempre amenazada de intoxi- .p..I:<sj.ll.aJ-,-Mu9hª.Ghªs... ~1~Lha_poblado su mundo de
cación. No vale más queoopor la cualid~d d,e l~ vida
interior y la vitalidad del medio. En no mM5t' medida
.mÍllim.. . de...temore.s,-de..tabÍIs reserva ~ar'a~~ej]as___
Después, sobre este universo angustioso que nunca
es el campo de! ensayo de nuestra libertad, la zona las abandonará, se ha deslizado de una vez para siem-
de prueba en la que cualquier convicción, cualquier pre la cortina frágil, la prisión florida, pero sellada,
ideología, cualquier pretensión, debé atravesar la ex- de la falsa feminidad. La mayoría no encontrará
periencia de la debilidad y despojarse de la mentira, nunca la salida de ella. Desde este momento viven
el verdadero lugar en que se forja, en las comunida- en la imaginación, no como los muchachos, una vida
des elementales, el sentido de la responsabilidad. En de conquista, una vida abierta, sino un destino de
eso ella es también indispensable tanto para la for- vencidas, un destino cerrado, fuera del juego. Se las
mación dé! hombre como para la solidez de la ciu- ha instalado en la sumisión: no la que puede coronar
dad. Ella no se opone ni a la vida interior ni a la el más allá de la persona, el don de sí mismo hecho
vida pública, prepara a una y otra a comunicarse sus por un ser libre, sino la que es, por debajo de la
virtudes. persona, renuncia anticipada a su vocación espiritual.
i!l Quince años, veinte años: un milagro las invade;
durante dos, o tres, o cinco años, su plenitud les da
21
LA MUJER TAMBIÉN ES UNAPERSONA una especie de autoridad recobrada, a menos que,
insuficientemente preparadas para dirigir su llama,
La deforrn<lción política que subyuga nuestra épo- no tengan miedo de ella y la ahoguen. Algunas, pri-
ca no ha desvalorizado únicamente los problemas de vilegiadas o más audaces, llegan a escaparse en el
la vida privada, sino que ha falseado todas sus pers·· momento preciso hacia un destino personal elegido i¡
pectivas. La opinión pública no parece plantearse amado. La masa de las demás se aglomera en la ma-
más que problemas de hombres, en los que sólo los deja oscura y amorfa de la feminidad. Su pobre vida
hombres tienen la palabra. Unas centenas de miles apenas se distingue como un hilo que cuelga y flota
dé obreros en cada país trastornan el sentido de la sin uso. "!-,QLUQIDQ.ressabel1..Ja qne se les va . a..-pedir
historia porque han tomado conciencia de su opre- .~p la yida;...se.I:..buenclS,.J;éoCniws._d.e"aJg~"huenos.ccCiu~
sión. Un proletariado espiritual cien veces más nu- c1a<iªno~. Los que no piensan o no pueden pensar
meroso, el de la mujer, continúa, sin que eJloproduz- en su persona, al menos tienen desde la adolescencia
ca asombro,.rf.1j1era d.e la:' historia. Su g.i~
...' .ón moral algunos datos seguros sobre su porvenir. Siglos de
no es, sin empargo, mucho más envidiáble, pese a experiencia y de endurecimiento en los puestos de
las más brillantes apariencias. Esta imposjbilidad pa- mando han determinado el tipo viril. ¿Ouién habl¡l
J1l la persona dI: nacl:r a su :Úda..pmpia.que.... s~pún 9(;: misterio masculinaLEllas., ellas son las errantes.
nosot.ws, define eLproletariad.o.-más... esenciaJniente Errantes en sí mismas, a la busca de una desconocida
134 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 135
naturaleza. Giran en tomo a la ciudad cuyas puertas Esta inercia de las. interesadas no es, por otra par-
les están cerradas. Seres perpetuamente: a la espera, te, la prinCipal dificultad. Sobre la naturaleza de la
.
desonenta dos. ~liIs...~.Y"lliLS.e._.~-
Ua ~nn( nnn6110 :rln t' 1 persona femenina sabernos bastante poco: el "eterno
rededor de JJna aguja, de jos bordJ!!;IoL!.L~ ªJ}.9Ji), a l'. femenino", los "trabajos propios de su sexo", tem as
las ropas ds: ..IT.iliJ:Lnacido (30años)..y.a los.zurci- salidos del egoísmo yla sentimentalidad masculinas.
.das (6Q añas).. He aquí a las que, carentes del poder En una descendencia que durante milenios ha sido
de constituirse en persona, se dan e.sta ilusión exas- apartada de la vida pública, de la creaci6n intelectual
perando una feminidad vengadora, y....f.Qrr_e!LylLPpS y muy a menudo de la vida simplemente, que se ha
. de la belleza como en pos .de.-Dios-He aquí estas acostumbrado en su relegación a la oscuridad, a la
máquinas limpias y perfectas que han dado su alma timidez, en un sentimiento tenaz y paralizador de su
a las cosas y entregado a la mitad de la humanidad inferioridad, en una descendencia donde de madre a
al triunfo titánico sobre el polvo, a la creación del hija ciertos elementos esenciales del organismo espiri-
bien comer. He aquí el ejército de desequilibradas tual humano han sido dejados en baldío, han podido
arrastradas al doble vértigo de su vientre vacío y de atrofiarse durante siglos, ¿c6mo discernir 10 que es
su cabeza vacía. He aquí la fila muy olvidada, muy naturaleza, 10 que es artificio, ahogo o desviación por ,~
sin trabajo, de las solas. Y a través de este caos de la historia? NQ§..Q.lIQS~,..saQí;)mos. que la."mujeL.. está
destinos hundidos, de vidas en la vejez, de fuerzas .fuertemente marc.~.eqlliljbrio . psjcológicQ.,..y.
perdidas, la reserva más rica de la humanidad sin e~iritual, por una f\I..DSjQn"...s;L¡;¡art.Q_:\LP.Or...ll~vl)ca­
duda, una reserva de amor capaz de hacer estallar ción, la maternidM. Esto es todo. ;~s1(Lili:Jlues­
la ciudad de los hombres, la ciudad dura, egoísta, tras afirmaciones es una mezcla de ignomncill Q~sQr-
avara y embustera de los hombres. gs:n¡¡'Q¡¡ y &le mU~pre~lJnci9n.. }
Fuerza aún casi intacta. No se cree hacer justicia ¿Vamos ª' aflmtar por esto la Jáentidad de la mu-
cuando se habla de disipación. De este milagro del jer y del hombre? Esto sería abusar, en sentido in-
amor que tiene su sede en la mujer, en lugar de des- verso, de la misma igno~ancia. Digamos tan s6lo
arrollarlo, de realizarlo en cada una para que ella que, dejando a un lado la maternidad, de la que ade-
pueda a continuación darlo a la comunidad, se ha más conocemos mal las consecuencias generales, no
hecho una mercancía cualquiera, una fuerza cualquie- sabemos a cienciá cierta ni si existe una feminidad
ra en el juego de las mercancías y de las fuerzas ..Mtr:: que sería un modo radical de la persona, ni lo que
,s;ancía para,.e l repasa aparaeLomato del guerrero. ella es.. Sería un grave error el tomar por atributos.
Mercancías para el desarrollo de los asuntos familia- esenciales unos caracteres sexuales secundarios, m-
res. pbjelo (corno se dice exªctlll®)le) de placer y c1uso psicológicos, que no son más que aspectos de
de inteu:ambÜ,. ¿Qué necesitan para convertirse en la individualidad biológica de la mujer. Un error
personas? Quererlo y recibir un estatuto de vida que práctico más grave sería creer que se desarrolla su
se lo permita. ¿Ellas no lo desean? ¿No es este preci- vocación espiritual acentuando artificialmente lo pin-
samente el síntoma del mal? toresco femenino. Laperson~.de la mujer no está
-g¡¡¡~ MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 137
136 EMMANUEL MOUNIER

ciertamerte separada de sus funciones, pero la per- ", quedad de corazón y de su brutalidad de estilo: ha
sona se constituye siem~re m~á-d.e.JQS datos.luIe., 1; estado tentada de hacerlo, y no parece que haya te-
~~¡ik~i a 11?-fDJ1:t!Ct epo~Dlc~a":c9n~erroY.:?Ji éxiste nido éxito. Pero ella puede también franquearlo del
en el universo ijumano un pnnclplo femenmo, com- lado de esta inmensa zona que el hombre moderno
plementario o antagónico de un principio masculino, ha desdeñado, y de la cual el amor es el centro. Si
es necesa,ia aún una larga experiencia para deducir- se atreviese a hacerlo, sl~ría ella quien hoy trastorna-
lo de sus superestructuras histórisas, y' ella apenas ría la historia y el destino del hombre. Soñamos en
com ienza. Serán precisas generaciones: habrá nece- la ciudad donde ella colaboraría con la riqueza de
sidad de tantear, de alternar la audacia, sin la cual una fuerza sin emplear. Se trata de la papeleta de
la p!llcba se retrasaría con la prudencia, que exige voto y de ciertas reivindicaciones pretenciosas a unos
que las personas no se sacrifiquen aunas ensayos de despojos que el mismo hombre ya no quiere. La mu-
laboratorio; será preciso algunas yeces apostar con- jer, entonces, no sólo habrá conquistado su parte
tra 10 que se llama "la naturaleza", para ver dónde en la vida pública, sino que habrá desinfectado su
se detiene la verdadera naturaleza. vida privada, y elevado a millones de seres desorien-
Entonces, poco a poco, sin duda, la feminidad se tados a la dignidad de personas; asegurando, quizá,
separará del artificio, se colocará ,en caminos que no el relevo del hombre desfalleciente, habrá vuelto a
sospechamos, abandonará los caminos que creíamos encontrar en ella los valores primeros de un huma-
trazados hasta la eternidad. Al encontrarse, se perde- nismo integral.
rá: queremos de\;ir que ella no se constituirá ya, co-
mo hoy, en un J1l1.r.ndo cerrado, artificial en gran parte,
falsamente místico por su reclusión. Deslastrada de DE LA FAMILIA CELULAR A LA FAMILIA
fáciles misterios equívocos, llegará a alcanzar quizá COMUNITARIA
alguIlos grandes misterios metafísicos, desde donde
ella comunicará con toda la humanidad, en lugar de Si la persona es sospechosa al racionalismo, por-
ser,una digresión en toda la historia de la humanidad. que presiente en ella lo irracional fundamental, la fa-
Al hO))lQXY._~,ªli~b.,u;QIU1U_fá\;iLr.adona!ismo ella milia, irracional de irracionales, no debe satisfacerle
le enseñará quj¡>;á que..!:! "misieriq,fem,enino':",es..más mucho más. Una sociedad anudada por el simple azar
.0lg.eEtegue_~~.tÜllli!~!2_"01~1ª<::jent~qlI~.él,,~, ha del nacimiento, mitad artesanal, que la mezcla de hi-
.formado ; ';¡--
)lia mujer ...
le effimJiará-en.-su,,-nroníe-mis-
", .r--'r"'"""""
,Q ~"'",' q
jos y adultos convierte en rebelde a toda sistematiza-
,.te.rio. I ."7"" ción, no debe ser sino irritante para la razón pura.
De paso, cHal habrá roto el círculo encantado de Por el contrario, una civilización más sensible a los
este mundo artfficial y aún turbio, extraño a la ciu- valores de la persona que a los de la razón geométrica
dad de los howbres, donde el hombre la mantiene> ve en la institución familiar una adquisición defini·
contra sus instill tos. Puede romperlo del lado de la tiva, el medio humano óptimo para 'la formación de
suficiencia viril, de su corto racionalismo" de SU se", .,,',,;.'.
lapersopa,.
i
I
"~~'. , '0

EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 139


138
Tal es, al menos, la familia en su perfección rea- fesional; y las cualidades de invención que puedan
lizada. De esta comunidad viviente él la familia que emplear en la complicación de su cocina treinta amas
nos ha sido históricamente dada, hay una separación de casa de un gran inmueble o de un grupo de habi-
suficiente para justificar un proceso. taciones, difícilmente nos harán creer que la espiri-
De hecho, supone dos procesos. tualidad total del inmueble se habrá alcanzado si unos
El primero es un proceso histórico trivial. Alrede- servicios comunes liberasen a favor de obras más per-
dor de un tema esencial la institución familiar ha co- sonales este agotador gasto de energías. Los novelis-
nocido en el curso del tiempo diversas estructuras. tas no nos han enseñado del bien de la familia que
Cada época siente la tentación de confundir un mo- sea especialmente llenerador de solidaridad familiar.
do transitorio, el que ella encubre cOn los valores Cuando el amor y la verdadera autoridad no han sido
permanentes, a los que ella da un nuevo rostro. Es alcanzados, la mujer y el bija lo han ganado todo en
lo que hacen hoy un número elevado tanto de fieles el declive del autoritarismo familiar. ¿Y entonces?
como de adversarios de la familia. A los unos y a los Entonces es preciso tener presente el no confundir
otros, la famjlia se presenta como"vinculada,3.una conservadurismo y fidelidad, y la familia, en lugar de
~conomíaartesanaLiahoIr~inanY,cuidados fami:: comprometerse en restauraciones académicas, encon-
.!iflF-"s), Qn¡LyªJºI~, deJa,tierra.(lacasa de la familia), trará en nuevas formas una consolidación de sus es-
"S,i s,e quiere feudales (un cierto autoritarismo paterno tructuras fundamentales.
en la ele.cción de la profesión, del matrimonio, etc.). Pero no se ha dicho todo al contemplar esta adap-
Si una evolución de las costumbres y de las institu- tación histórica normal. Los defensores de la familia
¡ciones llega a afectar a estas supervivencias puramen- parecen admitir de ordinario en su exuberancia apolo-
te sociológicas, las buenas almas sienten pavor y gética que la familia es, por sí misma, por uní! especie
creen que la institución se desmorona en sus funda- de gracia automática, unm~dio favorahle a ]¡a expan-
:mentas. Entonces, para salvarla, se arrojan sobre sión espiritual Q~s.us miembros. 4.Poc\¡ué /iparFntar
ideologías defensivas, o hablando en propiedad, reac- que sea así, 'meClThñ'ie unprivileipo inesperado, una
cionarias, condenadas por el desarrollo de la historia, sociedad espiritual pura? Sociedad funcional en su
sin imponerse en la verdad. Y con ello comprometen base puede, como cualquier sociedad incluso natural,
realmente lo que desean conservar, con mayor bene- engendrar el conformismo, la hipocresía y la opresión.
ficio para los verdaderos adversarios de la familia. la familia "régimen celular": la palabra escandalizó
Los defensores de lo eterno ban pecado siempre en otro tiempo. Se ha fingido creer que no alcanzaba
por defecto de. imaginación. ¿En qué reconocer lo más que a los monstruos. ¡Pero, no! Es preciso tener
eterno si no es en lo que él pervive, contra las previ- el valor de decir que la familia, y a menudo la mejor,
siones de los espíritus estrechos, bajo las diferencias mata espiritualmente tantas y quizá más personas por
materiales de apariencia radical que le impone el pa- °
su estrechez o su avaricia, y sus temores sus auto-
so del tiempo? Bajo estas viejas formas el artesanado matismostiránicos que no hacen más que ens()llIbre-
familiar está acabado, igual que el artesanadO pr()~, ..::er la descomposición de los nogares. Es preciso tener
140 . EMMANUEL MOUNIE.fJ MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 141
......, ~-.:;.,. .
la lucidez de c~statar que una vigilancia heroica le la pareja más que los problemas de adaptación, y no
es necesaria paFa no hacer del conglomerado de sus esta lucha que mantienen dos personas, una con otra,
hábitos un peso que ahogará con él, a veces bajo la una contra otra, hacia una invención nunca definitiva,
misma ternura, las vocaciones divergentes de sus es no encontrar en ella otra forma que una técnica
miembros. Este valor, este heroísmo, raramente lo de selección sexual y de eugenesia. En esta perspec-
posee. Forzando la apología de las virtudes familiares tiva de biologistas filósofos, 1)0 hay problemas más
sin denunciar con tanto ardor espiritual los peligros que con relaci61l a la_especie, no con rel ación a las
de las inercias familiares, se asegura, quizá, el respeto p.er§Q.ll.as,;•..~c,ogeLhiQlógjcaOlente a la pareja, haccrla
, público de la familia, se la abandona a una lenta des- .prol!f~ra.LJULt~Le_cd.onaLeLpmduet~_par~asegurar _el
composición a cargo de sus enemigos interiores. predominio cualitativc~Y".<:J1.ªntitatiYQ--=dda_razasobre..
Esta forma de celo es una especialidad de la deca- las-.r~iasYºncüirentes,.o,.aLcontraclo,-limitar-losna-
dencia burguesa. Yer.o_~~s.u,"Jamilia no está lejos de ciníiel1JQs.para asegurar.. al. conjunto..odg,.-Ia. especie· un-
J¡ aberla-.eonvertido_.elLllllaJiQciedad ,. comercial >. todos mínima..de., confort,-.éstoS----son._.problernas_ee-cría·· de
cuyos aetas. decisi=-están regulados.. por interéses ganaQ.o....La ley que prevalece es evidentemente la ley
rleLdinen,. El amor se determina en ella a nivel de la del más fuerte, en este caso concreto, la del hombre.
clase social, y según el volumen de la dote; la fideli- Él se reservará las nobles tareas, dejando a la mujer
dad al c¿ Jigo de la consideración y del confort. El todos los trabajos serviles por virtud de la "ley natu-
matrimonio oscila en ella de la transferencia de cuen- ral de su sexo", de un "genio femenino" que por azar
ta a la extensión de un negocio, de la operación publi- es complementario exactamente del confort y de la
citaria al salir a flote. La mujer, siempre ella, sirve satisfacción del hombre, culinario, hogareño, amoroso.
de mercancía. Los mismos que se libran así de sus Para "este orden es bueno que la mujer no tenga otra
fidelidades a las tradiciones pagan salarios obreros vocación que la vocación --o el capricho- del mari-
que obligan a la mujer a hacer su jornada completa en do, que ella no aspire a otra vida espiritual, en el me-
la fábrica para alimentar a los hijos con los que se la jor de los casos, que por delegación y mediante perso-
ia; o unos salarios femeninos que llevan a cierta na interpuesta. El punto de vista biológico, puro, de-
forma de prostitución a la mayor parte del proletaria- semboca siempre en una opresión.
do femenino de lrs tiudad1!s. Una acción-siñirlemente Además de estas funciones internas la familia es,
moral, que exclqyese de su campo, en la defensa de la por función externa, una célula de la ciudad. Nueva
familia, las rp.sponsabilidades aplastantes de una eco- dominación del funcionalismo sobre las personas que
nomía inhumana y de la moral farisaica proveniente ella cobija. Todos los regímenes totalitarios, estatistas
de las clases ricas, no puede ser más que una acción o nacionalistas la reducen así a una sociedad política
de burgués satisfecho. Nosotros le negamos toda auto- al servicio de la nación. Y ellos no son los únicos.
ridad. Aveces se escucha alabar, en los mismos medios bien
La familia no se reduce a una asociación comercial pensantes, que además quieren proceder del persona-
ni a una asociación biol6gica o funcional. No veten lismo cristiano, su "poIítica de la familia", su "política
I

J
142 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO.. JdEL PERSONALISMO
. . . _ ~ .. , 6, ..
I 143
Q

de la natalidad". ¿Qué quiere decir esto? Hacer bijas _ razón erizado de odio, de desprecio, vuestros retiros
é&"Jlote,JíldQ"hac.eLpersonas,_yno en primer término, hormigueantes de celos, de vigilancias, de conjuras, de
o exclusivamente, hacer p¡:queñosL:ontribuyentes,anó- idiotez, de despechos, ¿es esto el viejo tesoro de la
,JÜlllos,...que multiplicarán sUL:¡1r~.sllP:U.e.stOS,_12~eños civilización, que nosotros tenemos que salvar? Algu-
soldados anónimos.-que..Y.endrán..areforzar losejérci- "'_i nos hijos pródigos han escupido a la cara de estos fari-
. _tos~"peqlleños-iascistas ..o.comunistas que perpetuarán seos la rebelión de una infancia oprimida durante de-
el conformismo establecido El natalismo de los mi- masiado tiempo. Su consejo no siempre es seguro, ni
.'ilistros, de los militares y de los dictadores, si puede su requisitoria siempre mesurada: ¿el desorden engen-
detener el malthusianismo, subvierte radicalmente el dra otra cosa que el desorden? Pero ellos son el signo
sentido de una comunidad que está orientada prime- que advierte una presión secreta: en nuestras ciuda-
ramente a las personas que la componen y no a la sa- des, adornadas para el extraño, hay cien prisiones os-
ciedad nacional que la utiliza. Un resultado utilitario curas donde un sinnúmero de personas bn asesinadas
no ha excusado jamás una desviación ;~spiritual. a fuego lento bajo la protección de la ley; las infancias
¿Qué decir, finalmente, del juridicismo avaro, tota- son abortadas sin que hayan tenido tiempo siquiera
litario, rastrero que regula los asuntos exteriores de la . de presentir la llamada de su vida. No hay ninguna
familia burguesa? Anárquica y tiránica a la vez, ella dictadura visible, sino una dictadura invisible, la del
es el más elemental de esos productos sociales, agresi- espíritu burgués, de la avari~ia burguc:<G,. de la "hipo-
vos hacia fuera, opresores hacia dentro, que forman cresía burguesa. Salvar la familia, sí, p<:ro, para sal-
egoísmos al aglutinarse. Constituida en sociedad ce- varla, descubrir estas plagas hormigueantes que se
rrada, se construye a imagen del individuo que le pro- prolongan al tenerlas ocultas, y llevar el fuego rojo
pone el mundo burgués: el sentido de la vocación y allí donde las hierbas más carentes de olor han mos-
del servicio están en ella parejamente ahogados por trado su inefectividad.
la preocupación igualitaria y el espíritu de reivindica- Ninguna de las críticas que preceden tienden a
ción; cualquier mística es igualmente expulsada de disolver la familia en no sé qué sociedad anárquica
ella por el interés, la voluntad de poder o, más co- ideal. ;La familia está.~a como la.persbna;en
. múnmente, la complicidad en el confort; las traicio- .J.Ula...fu nCIOD¡O
"h']" Qg:&:a, en unos marpos SOCl·¡¡.Jd
e~ eouna.
nes están enmascaradas por una rigidez hipócrita. To- <:indad. No es, pues, únicamente un grupo accidental
dos los medios convergen a estre~har estos egoísmos de,' individuos, o incluso de personas. Por su carne,
sobre la fuerza que les da su asociación: espiríritu de ella es una cierta realidad; por tanto, una cierta aven-
. familia, honor de familia, tradiciones de familia, todas tura que se ofrece, una cierto servicio mandado, cier-
, las grandes palabras se usan para disimular el nudo de tas limitaciones también pedidas a estas personas. Los
víboras que no se quiere desatar. Ciudades de pro- individuos tienen que sacrificarle su particularismo,
vincia, vestidas de blancor y de lino para el turista como ella tiene que sacrificar el suyo al bien de un
, enternecido, protectoras ciertamente de heroicas fide- mayor número. Únicamente una frontera continúa in-
lidades, ¡cuántos desesperados encerráis! Vuestro co~ tangible:.!¡tde las personas y depu vocación. Lejos de
'1>'

144 ,
I
" , .. ~-.:::,."
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 145
tener que sometérsele, la familia es, por el contrario, todo. Si tantos matrimonios, de la pequeña y gran bur-
un instrumento a su servicio, y ella deroga si les guesía, se anudan en una precipitación desconsiderada
detiene, los desvia o les hace marchar más despacio para acabar en tantos fracasos lamentables, es en par-
en el camino que ellos tienen que descubrir. La auto- te debido al hecho dc que la muchacha, en lugar de

ridad incluso, que le es orgánicamente necesaria como SeLJ;~º!!<;aºa._para sí misma... estLcondenada. por la
a toda sociedad, sigue siendo allí un servicio más que educación burgu.es.a..JLak.anzar del matrimQnio.__ su_
una relación de estricto derecho. Función biológica y • subsistenci-ª material y sqsub.sistencia espiritual. Alen-
función social la enraízan en una materia, viva o tada por la institución bárbara de la dote, un cálculo
muerta, scgún el vigor de su alma. Y esta alma se re- inevitable viene a desviar entonces la libertad de elec-
vcla cn la libre búsqueda, por dos personas en primer ción. Una condición primaria, para que en cualquier
Iugar, por varias luego, y a medida que la persona de hipótesis esté asegurada la indepcndencia de esta
los hijos se constituye, de una comunidad dirigida ha- elección respecto de las presiones económicas, es la
cia la realización mutua de cada uno. Esta comuni- adqnisición por toda muchacha de un saber eventual-
dad de personas no es automútica ni infalible. Es un mente remunerador. Con ello no ganará únicamente la
riesgo que hay que correr, un compromiso que hay autonomía material. Si el trabajo es una disciplina in-
que fecundar. Pero es a condición de tender a ella con dispensable para \a formación y el equilibrio de la
todo el esfuerzo, de resplandecer ya 51)1 gracia, y con persona;. si la ociosidad ~ como se dice, la madre. de
esta co;;dición únicamente es c!?mo la familia puede ttQ92..§Jos vício~.J!Qse ve la razón de que la mujer es-
ser llamada sociedad espiritual. cape a esta JeY-COmún. El mal de la mayoría de las
mujeres ha fermentado en primer térmíno en la des-
ocupación: lenta tentación tras el miedo a la vida so-
LA PERSONA DE LA MUJER CASADA litaria, el desarrollo del celibato, hasta la apatía lenta
en las tareas materiales o en la diversión mundana.
Llamada a su misión .ae persona, lª"~~~Lc.a~ El ejercicio de un oficio por la mujer casada se pre-
no puede seql;iLCl)..J:tJ¡llpjliael simple' instrumento senta bajo aspectos mucho más complejos que su
oelreflléjQ...Qasivo_.gi;U1LJD_aDdo. Nosotros no pensa- aprendizaje por la muchacha. Hasta la maternidad po-
mos que su "liberación" tenga "como primera condi- drá serie un excelente antídoto contra el egoísmo de la
ción la entrada de todo el sexo femenino en la indus- pareja y la sen ti mentalidad confinada del aislamiento.
tria pública" (Engels), ni que las tareas del hogar es- Si generalmente el hijo le hace el pleno ejercicio im-
tén afectadas de no sé qué coeficiente especial de in- posible, es conveniente que la mujer guarde el contac-
dignidad. -':¿s incl\lsQAdículo en una unión que sella to con el exterior mediante un oficio de mitad o de
el amor eL~Lcicrta_dependencia intolerable en eL un cuarto de jornada (a los que la legislación y la or-
hecep-º----deque j¡¡p¡ujcoiva,si es necesario, del salario ganización profesional deberán dar un lugar) o, si se
de Su_marido. _._ _.-.... quiere, mediante una ocupación benévola. La inhuma-
Pero el amor no está siempre -ahí, ni 10 resúelve nidad del régimen actual, que coacciona a la mujer
10
146 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 147
I

pobre al trabajo forzado, y la arranca de su hogar, y el dominio doméstico. El autoritarismo masc~lino que
los excesos de una cierta concepción marxista, no jus- rige aún nuest~tl. familiar sufrirá quizá con ello,
tifican en absoluto la reacción idiota de una "vuelta pero no la verdadera autoridad; y la familia esen-
al hogar" materialmente concebido y sistemáticamen- cial, comunidad de personas, comenzará únicamente
te aplicado, que apartaría más comp1etamente aún a entonces, para el mayor número, a surgir de las for-
la mujer del mundo; ello sacrificaría la adaptación mas inferiores de asociación.
viva de la mujer a su marido y con sus hijos a la ilu-
sión de una promiscuidad material aumentada. La...
presens;ia fíJiJs:.ª-.de l¡Un.l,lj~L~!L et h.9gar, ¿no se alivia- LA PERSONA DEL NIÑO
ría_ .c.onsiderablemente .si ~eJüciese un esfuerzo para
pmp-agflUas.JJ1.aQ].!!Dariasdomésticas, un reparto. más La educación del niño es un aprendizaje de la
e.quitativo d~s..s.argas-materiales aceptado por el·.· Iibert.ad mediante una colaboración de la tutela y de
Jll.fl.rido , ~~hecho 9~d"r Illeno~ importancia a los refi- sus poderes espontáneos. Lo que hemos dicho de la
namientos de cierto .cQJ'lfortblHgués y una mejor con- protección del niño contra el Estado es válido con
c,epción extendida de la nece.sidad, por.elbien.de-la relación a la familia en la medida en que ésta, ele '>
.j?areja como por el c1!'.l()s.hii9s,.de no confundir la comunidad personal, tiende a degradarse en una so-
intimidad con la promiscuidad p~.rI])a!1e!1te? ciedad cerrada. Igual que la mujer, el niño no es un
En cualquier hipótesis, la mujer casada debe go- instrumento de la continuidad social o comercial de
zar plenamente de los ingresos ele su trabajo, en igual- la fa,mília o de las voluntades que ésta se forma a su
dad de derechos y cargas con su marido: salario igual respecto. La familia no tiene otra misión que la de
a trabajo igual, y libre disposiGiÓ.!LdeLsalario,...J:on. tutora de su vocación. Todos sus esfuerzos deben ser
.lill.0rtjlciónp'or igual a las_~_.ºel matrimemkt ep orientados a hacerla surgir sin ilusión y a estimularla
E~~.':..t!_a~.ajs:>~~teri()rremu.nerado; derecho al sala- sin repugnancia. La ciencia y las costumbres domi-
,,~rio matrimonial tomado del salario del marido, en nantes hoy, que son una ciencia y unas costumbres de
~ caso de trabajo matrimonial en el domicilio. Es desea- hombres y de adultos, desconocen el mundo de la
ble, ciertamente, que la comunidad matrimonial esté infancia, su maravillosa realidad, sus exigencias, su
tan bien establecida que se burle de cualquier jurisdic- fragílidad, y aún lo desconocen algo más qUf: el mun-
ción. Pero la ley debe colocarse del lado del máximo do ele la mujerJllos lo desconocen y lo desprecian.
riesgo, no de Jos logros felices. y su papel es el de Guardémonbs '¡f¡UCno de idealizáf ingenuamente ala
aportar un orden allí donde el amor la haría inúti1. infancia; nos acerca a formas brutas del instinto y a
Es a partir de estas garantías mínimas, sancionadas una naturaleza que no es totalmente "angelical". Es,
por la legislación, como la mujer cesará de tener un sin embargo, el milagroso jardín donde podemos
destino a merced de su poder ele compra, y que su aprender y preservar al hombre antes de que haya l1'al
vinculación a su hogar dejará de significar para ella la conocido su libertad, la gratuidad, el abanelono. Cada
renuncia a cualquier vida personal, el repliegue sobr~. infanciague protegemos, que fortificamos, despoján-
",""',, ,',
"J.,

148 EMMANlJEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 149

dala al mismo tiempo de sus puerilidades, que 11eva~


mas hasta la edad adulta, es una persona más que LA FAMILIA EN EXTENSIÓN
I
arrancamos a las invasiones del espíritu burgués, y,
en cualquier sociedad que sea, a la muerte del con- rt
El predomi~de la propiedad de la tielita ha po-
formismo. Es una fuente que guardamos viva. Igual dido justific'ar fiico"ncepción patrlarcal de la familia,
para la familia que para el Estado, el interés puesto en englobando ramas numerosas bajo la autoridad legal,
el niño no debe ser un proyecto de apoderarse del o simplemente' moral, de un mismo jefe. Laevolu-
niño. El liberalismo ha visto bien el problema, pero ción que ha estrechado a la familia sobre la descen-
dando la vuelta al error deja al niño a merced de los dencia en la línea directa, aliviando el núcleo familiar,
determinismos de su instinto y de su medio con el es un progreso feliz en el activo de la persona. Las
pretexto de no intervenir respecto a él. Una educación supervivencias del régimen patriarcal en una sociedad
personalista es "intervencionista", pero con la finali- en la que ha perdido su alma, manifiestan bastante
dad constante del desarrollo de la persona como tal. el peso con el que estos confonnismos colectivos
La mejor protecció.r!.~¡;:L!Üií(). contra las sociedades gravitan sobre estos dramas individuales.
cerradas gu¡;:Je aII!e.I!!l.~¡¡I1_¡;:stará en hacer actuar con- Una familia viva, en un régimen vivO, en unas
-currentemente con títulos y gra,g()scliyersos,!\Ja {a- condiciones económicas humanas, es fecunda natural-
milia. la escuela, el cuerpo educativo) .el Estado, a fin roentl:. No es con medios exteriores y con primas al
de asegmar la limitación recíPJo(;.!l_dl~S.llS ª-bus()s. interés como surge la natalidad de ,Un país, sino dán~
El medio familiar es el más natural para la expan- dale una economía equitativa y una fe. Precisemos
sión del niño. Es importante, sin embargo, que se li- todavía que, si la natalidad no debiera encontrar un
mite el contacto del niño con el adulto, organizándole límite en el egoísmo de la pareja, ella está subordina~
una vida propia en la sociedad de los niños de su da a la salvaguardia de la persona física y moral de
edad; de a érancarle al egoísmo y a la promiscuidad de .los padres y de cada uno de los hijos. Una concep-
la familia como sociedad cerrada, sin apartarle en ción puramente cuantitativa de la maternidad, que no
absoluto de familia-comunidad. Es importante, para tuviera en cuenta los problemas difíciles que plantea
asegurar desde muy temprano esta aireación de la esta exigencia primordial, un natalismo únicamente
vida privada, el regularizar la vida pública del niño inspirado por el poder del Estado o la fuerza de la
en unos organismos libres cuya afectación será esco- raza (elementos no despreciables, pero de carácter
gida por la familia (guarderías infantiles, jardines de secundario) serían concepciones puramente materia-
la infancia, exploradores, etc.). La educación velará listas, pese a los equívocos de las propaÚndas.
también sobre ese momento crítico en que el adoles- La fami1i~una comunidad natural de personas;
cente debe largar la amarra que le vinculaba dema- es, pues, superior al Estado, que no 'es más que un •
siado estrechamente al puerto familiar, a fin de apren- poder de jurisdicción. Sus derechos, posteriores a los
der una libertad que será su virtud de adulto. de sus miembros, son anteriores a los del Estado en
todo lo que respecta a su existencia como comunidad
., ' "~-.;. ..
I
r

EMMANUEL MOUNlER
150
Y al bien de sus miembros como personas, Está, sin
embargo, limitada por el Estado, regidor de la na-
ción, y eventualmente por el representante jurídico de
la Comunidad internacional, en todala medida yen la III
exclusiva medida en que ella y s~s miembros no son,
con relación a estas sociedades, más que individuos LA CULTURA DE LA PERSONA
partes de un todo. En virtud de un a función que de-
finiremos más adelante, estos poderes superiores en
extensión llenen un derecho de vigilancia e interven-
ción sobre S~IS actos, en los límites arriba indicados, Y LA CULTURA BURGUESA
paralelamente un derecho de protección sobre las per-
sonas CO.ltra los posibles abusos interiores de la fa- No es simplificar arbitrariamente el complejo so-
milia. . ciológico de la cultura. en una época dada, ni desco-
nocer todo lo que, muy felizmente, trasciende así del
sociologismo el deducir de ella la dirección dominante
a la que, en un período de decadencia continua, tien-
de' a deslizarse el conjunto die estas realizaciones.
La cultura de los últimos ciento cincuenta años
está así marcada por el choque de la sociedad y del
espíritu burgués. La huella se nos presentará mucho
",-r .
_~~ . más clara cuando descendamos hacia las formas de
I cultura más relajadas o las más cristalizadas.
r El mal es evidente si consideramos a la cultura en
esta zona de gran difusión en que ella se materializa
" en hecho social: opiniones comunes, ideas dominan-
tes, sistemas, estilos, modas, materias de enseñanza.
Sobre este plan, desarmacÍa, subyugada hasta ser som-
bra de sí misma, ella no refleja más que los cuadros
de la sociedad que la acepta. Sirve aún, está aún com-
prometida, pero al modo y, en el espíritu de los maes-
tros, de igual forma que una sirvienta que recibe un
salario por los trabajos de su oficio: o bien los pode-
rosos del día la emplean para justificarse a sus propios
()jos; yllos :adquieren entonces entre los intelectuales
algunOs lacayos sin ilusión sobre su tarea e impregnan
152 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 153

el nivel medio de los demás de sus hábitos de pensar; tinto divino, el demiurgo del mundo. Ha aceptado
o bien la desvían hacia los sueños, las evasiones, las todo de sí, los caprichos, las extravagancias, las per-
fantasmagorías, que no tienen ya por función, como versidades, hasta encerrarse en la exploración de esta
la verdadera poesía, regocijar al hombre a la cúspide torre de marfil donde el marxismo finge ver la iglesia
de su tarea, sino adormecer y desviar su voluntad. misma de Jo espiritual. El cree vomitar al ~urgués y
Funcionarios tolerantes e irresponsables, coleccionis- consiente en el m.i~mo individualismo con elpual él ha
tas sin peligro de la pequeña historia (véanse nuestras motejado al? b'lirgttés. Es por lo, tIue el, burgués que
grandes revistas), de erudición (véanse nuestras tesis conserva un poco de imaginación se encuentra en su
de la Sorbona) o de viejos libros (véanse nuestros aca- casa tanto en Montparnasse como por el camino de
démicos), he aquí el cuerpo elegido que distribuye SWann. ¿Cómo no le agradará el sitio donde reina,
hoy la cultura. bajo la dictadura de la fórmula y del gusto del día, un
El mundo burgués esclaviza así, directa o confusa- arte cuyo recurso último es la habilidad o la sorpresa?
mente, una zona cada vez mayor de la cultura que Sólo algunos artistas tienen una conciencia bastante
ha heredado y de la que ya no es capaz. Su acción lúcida para escaparse, pero no lo bastante viril para
disolvente es tanto más rápida y profunda en cuanto salir de la desesperación; ellos no se vuelven a algu-
que, por instinto, relega la cultura al último escalón nas fuentes dispersas de la cultura más que en las em-
de sus jerarquías. Sigamos siempre el mal del exterior briagueces debidas más a la hipnosis que al compro-
. al interior. Si no los grandes oficinistas, los creadores, miso decidido y honrado en una vocación.
¿resisten ellos al menos? Al mismo tiempo que al pensador o al artista, el
La condición que se da por el mundo del dinero mundo burgués envilece progresivamente al público
al intelectual y al artista les apartarían claramente de que podría aún darles audiencia. A la parte más nu-
su vocación salvo por heroísmo 22. Ellos no tienen merosa, y originariamente la más sana, el elemento
nigún lugar en su sociedad, a menos que la sirvan, popular, le ha impuesto un régimen de gran capitalis-
renunciando al trabajo honrado por un pensamiento mo en tales condiciones de vida que la preocupación
de buena situación, o por un arte minoritario, de cas- por el pan cotidiano expulsa de ella cualquier preocu-
ta y snobismo, destinado al gusto de los salones y de pación desinteresada. Para los demás, él ha reabsor- •
las capillas financieras. En rigor, el burgués es indul- bido todo ya!or..e.u.Ja cam:ra.por el dinero.baju..sus
gente respecto a ellos cuando le distraen, aunque sea form.as...~ras.. o insolentes Subre la vida, sobre..las
a su costa, si no estima la audacia demasiado peli- cosas, ha co.l.ocadn, finalmente, sn visjón utilitarilL
grosa. A los demás, él los rechílza corno desperdicios esquemática. y cuantitatjya que las desllOja de su es-
de su orden y los ignora. La desgracia es que, im- plen.dm. Qprima.JLlQS bombres. Q les favorezca, ¿qyé
pregnado por el individualismo ambiente, el artista luga.r...ks....dcja,~g,ué gusto. CJ.J1é pQsjbj1jd~es para la
ha encontrado placer en este aislamiento y se ha de- meditación_d~_verdad o la contemplaciób deloJ1e:-
jado embriagar por su demonio interior hasta creerse 11D? Es de 'esh'r 'Mrma como un 'público' cada vez más
el dueño todopoderoso de su arte, el profeta de i)ls- envilecido acelera a su vez el movimiento que arras-
154 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 155

tra al creador al servilismo o le condena al aisla- insidiosamente. a un público envilecido y sin defensa.
miento alentando a su lado todas las pretensiones El "tema" corrompe mucho menos al creador y al
de los fabricantes. consumidor de la cultura por lo límites en que le en-
Si pasamos de ·Ios hombres a las obras, descubri· cierra que por la desaparición de los valores que
mas ya .la intrusión de los valores burgueses en el acompaña a esta limitación. No es principalmente
material de problemas, de ideas, de materias que tien- desde fuera, por estos motivos, cómo la sociedad bur-
den a imponerse a la fabricación y.al consumo ordina· ·,t: guesa golpea de muerte a la cultura. Es desde el in-
rios. No es preciso contentarse en este punto con una terior, expulsando la realidad que le da su medida y
observación fácil. QUe el novelista o el pintor de esta el esfuerzo que requiere.
época hayan escogido sus modelos más constantes en Esta realidad es en sentido propio metafísica, tras-
la sociedad burguesa, el hecho eS más significativo cendente a toda física, a la física social incluso, o aun
que temible: se puede hacer una gran novela (o un ~'!
sublime, como decía Kant: para desconocerla, asisti-
\t:· mos a un derrumbamiento masivo y lento de la meta-
gran cuadro) con un tema mediocre, y la primera lite-
ratura de los regímenes nuevos,demasiado próxima física en la historia y la psicología; de las artes mayo-
~;~,
de su materia, es frecuentemente inferior en calidad a ,'.'\(
res en las artes menores; de la contemplación en la
las mejores obras de la decadencia que la precede. El! emoción; de la ciencia en la erudición; del sentido
más grave el hecho de que el tema deforma, por las de la verdad en el gusto del análisis; de los gobiernos
pasiones que pone el1 acción, la libertad misma de la en las combinaciones; de la vida privada en los suce-
creación y la independencia de la búsqueda. Esta es- sos. Estos saberes separados de la sabiduría son pre-
terilizac:ón de la obra, mediante el temad"iene testi· rrogativas de las que se disfraza una pretendida "éli-
monios muy di~tinteJs: simplificación dogmática de los te" para sentar su suficiencia y cerrar sus fronteras.
persona;-;s y & las ideas en las obras de justificación En los últimos grados de este abatimiento, l~c~Jltlfa
como la novela de Bq;urget o la crítica de Massis; des- burguesa no tiende ya a 10 universaL humano, a Ja
abrimiento de la inspiración en las sentimentalidades grande];a.JÓvial que unen, sino a lo raro, a lo distin-
o "virtudes" burguesas; idealización de los problemas guido, a .10 . oscuro, a 10 pintoresco. y lo decorativ()•.
en el filósofo o el ensayista, que se abstrae de la q\J.~si.!!gl,!Iªrizan y separan, No ya a 10 sólido y a lo
"grosera realidad", y frecuenta con mayor gusto el real, sino a los reflejos de lo psicológico y pronto de
tcatro universitario de las ideas de su drama vivo; o lo patológico y de 10 anonna!. No ya a la ascesis in-
aun en el novelista especializado en los problemas que telectual, una de las grandezas del mismo racionalis-
vegetan por los placeres de la ociosidad. El arte de mo que combatimos, sino al juego de la sensación
evasión, al que se pide el hacemos olvidar la vida pura, golosa de sus efectos. Al final de la decaden-
cotidiana, en el momento mismo en que la vivimos, y cia, ella se desinteresa de. todo contenido para no
la rebelión de los inmoralistas, quena tiene el valor actuar más que. con las formas y los procedimientos.
de desemi:loc;ar en una f~, no hacen más que girar al- Tras haber rehusado el comprometerse para no plan-
rededor de'la misma deScómposicióh; que transmiten tear ya.más qtie preguntas, ni siquiera abre ya las
156 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 157
interrogantes. Lahabilidád, el oficio y el oficio que tantes 24. Se siente el desolador abandono de la crea-
consiste en disfrazar el oficio, ocupan el lugar de la ción y de la circulación culturales en el mundo
creación y del simple trabajo honrado del espíritu. La moderno. Se las ve en servidumbre de un cuasi mo-
crítica no trabaja más que sobre estos instantes y so- nopolio de los poderes y del espíritu capitalista, com-
bre el rumor de los cenáculos. En este momento, ser prometidos por la desafección del público en el
cultivado consiste esencialmente en ser cobarde con momento incluso en que su actividad continúa siendo
elegancia. . . libre. De ello viene a la mente el que una organización
Es mediante esta vida interior cómo la cultura bur- poderosa, edificada fuera del orden capitalista, podría
guesa se inclina del lado del poder. Como escribía De- competir en su dominación y despertar los intereses
nis de Rougemont 23; "No hay ejemplos en la historia dormidos del público.
de que una literatura sin necesidad interior no haya Esta es una idea que nos lleva a un laberinto. Parte
sido finalmente utilizada... I.odo lo que no está ya ,al de tres realidades exactas. Primera verdad; compete
~ervicio ge los hombres está ya al servicio de aquello a amplias organizaciones, y principalmente al Estado,
_qu~,}~s..~rim~." poner en ::l.cción unos instrumentos eje cultura (edifi-
cios, laboratorios, impresiones o manifestaciones cos-
tosas, etc.) que sólo ellas tienen los medios suficiente-
ALERTA A LA CULTURA DIRIGIDA mente poderosos para edificar. Segunda verdad: cuan-
Q' .....::,¡.... o

I
f

. '.
", ........
do el público ya no va a la Gltltura, es preciso qu¡:la
Que el acto últ;mo de la cultura sea comprometerse cultura vaya al público y le estimuJ~".Tercera verdad:
y servir, no suspender el juicio y aislarse de la acción, la cultura sólo es general y unificadof::l. Pero cuando
ello no impide que este compromiso y este. servicio se da al Estado, o no importa a qué academicismo
sean únicamente concebibles como un intento de la centralizado, al mismo tiempo que la realización ma-
perso!1a organizando conjunta y progresivamente el terial de ciertos instrumentos poderosos, la dirección
terreno de su conocimiento y el de su· acción. No es sistemática del movimiento cultural; se pierden estas
así como la concibe cierto antiliberalismo. Nos referi- dos verdades de base en un laberinto fatal de contra-
mos aquí expresamente a cualquier estatismo cultu- verdades y trampas.
ral, fascista o marxista,que hace de la distribución En primer término, el consumo cultural descansa
de la cultura un monopolio del Estado o una función en la creación cultural, y la creación cultural es la
de la colectividad. obra, madurada en libertad, de personas singulares, o,
Hemos conocidos formas radicales. de esta servi- para ciertas obras menores, de pequeñas comunidades
dumbre: la ortodoxia de Estado, que doblega directa de personas. Un organismo un poco pesado viene a
o indirectamente todas las actividades culturales co- presionar sobre esta espontaneidad creadora, a impo-
mo en la Alemania nazi o en la Rusia comunista, riel' al creador direcciones trazadas de antemano en
igual que todas las formas de intolerancia civil. lugar (je la ascesis personal de la que sólo él conoce
Pero existen otras más limitadas y no menos inquie- los cairiipos y el ritmo, y se verá reproducir, en el me-
158 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO... DEL PERSONALISMO • 159

jor de los casos, buenos objetos en serie, pero obras, habrá despojado de sus vanidades y estará lleno de
en absoluto. Está de moda desde hace cierto tiempo caridad por los hombres, su arte tendrá quizá la dicha
en los escritores marxistas el oponer a Prometeo, que de llegar a un número mayor de hombres, pero lo ha-
roba el fuego del cielo y con ello pierde la libertad a rá mediante un exceso de gracia, y nunca mediante
Hércules, que vence las fuerzas de la tierra y vive te- una intención premeditada. El vínculo del artista a
mido. Nosotros defenderemos a Prometeo. ¿Dónde la obra y de la obra al público es demasiado misterio-
iría a buscar el fuergo si no es por encima de sus so, demasiado distinto, demasiado imprevjsible para
fuerzas espirituales? Es por encima o más allá de si que pueda ser opjeto de premedit;:¡ción iU¡Cluso indi-
mismos como el artista, el pensador, el sabio, van a vidual. Se tiel1?razón al decir €Itle el creador hallará
reconocer la realidad pictórica, musical, etc., que siempre más riqueza en un contacto con el pueblo
transmitirán en sus obras. Entre esta realidad y el auténtico que en la atmósfera confinada de los ce-
hombre, la meditación personal es la única vía. dI;: náculos. Pero este contacto afecta a la preparación del
f.9_I11JlJ1icaciónposible ..Cualquier obra, cualquier cul- hombre para su obra, no a "la ejecución misma de la
tura que dirige su impulso hacia un fin situado por obra, que noobecede .a otras leyes más que a las
debajo de esta realidad, sigue siendo una obra o una leyes propias de la obra. Los críticos socialistas, in-
cultura menor. cluso, no tienen dificultad en reconocer que el pueblo,
En ello precisamente está el peligro de una cultura y especialmente el proletariado de las ciudades, está
dirigida que se apoya, o sobre la utilidad social, o hoy demasiado aburguesado y desinteresado por la
sobre un sistema ideológico, o sobre un arte de ma- cultura para orientar sólo hacia él las perspectivas de
sas. La utilidad social entra eIl juego en las artes me- la cultura nueva. Es necesario ir más allá. Las colec-
nores, en las artes utilitarias (como la arquitectura) o tividades no crean la cultura. Ellas la obstaculizarán
en las realizaciones técnicas: en cualquier otro sitio siempre, bajo el mejor régimen, por su propensión
compromete sus obras, que se envilecen desde que no natural a las. simplificaciones, a las ampliaciones, a
están ori;:ntadas hacia su propia perfección sino hacia la facilidad. Por 10 demás, ellas le dan su tejido, unos
la función económica. Los sistemas ideológicos no temas, una vitalidad, son la savia y el terreno de los
hacen más que someter al creador deficiente a unos que el creador no debefía aislarse; pero sin él, ellas
conformismos exteriores y reducirlo a un fabricante no irían más allá del folklore, de una sabiduría más
sobre modelos dados: es en este momento cuando . o menos utilitaria, de l/na mitología. Es el creador
unos creen ser artistas cristianos porque pintan igle- personal el que da el arranque mediante el cual estas
sias, y otros ser artistas socialistas porque muestran riquezas se hacen universales. Hemos hablado de la
hombres en camisa. importancia que concedemos al renacimiento comu-
La preocupación por la comunidad plantea proble- nitario. Más adelante sostendremos una concepción
mas cada vez más difíciles: es al hombre que lleva el federalista de la organización politica. Con ello, no
artista a quien corresponde adquirirla; aferrado sobre somos sino más libres para denunciar ahora las tenta-
una humanidad que habrá expulsado el egoísmo,.:;!: ciones del. '~ecolectivo", que subordina todas las
',- -':" .", ..,.,;il•..l\,; .. -'.:;r.-;'''.''
160 EMMANUEL MOUNIERli M,ANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 161

artes a las utilitarias o a las artes menores, y espe-


cialmente a la arquitectura; alcanzaríamos así el peli- DE UNA CULTURA PERSONALISTA
gro de un federalismo cultural que sacrificaría la uni-
versalidad de las grandes culturas a unas dependencias En nuestra crítica de la cultura burguesa y de la
más o menos íntimas con el folklore regional. cultura dirigida hemos expresado, de pasada, todos
No pensamos solamente en el riesgo corrido por los elementos de una cultura personalista. Basta con
los obras cuando damos el grito de alerta a la cultura volverlos a mostrar brevemente.
dirigida. No hay necesidad de una clarividencia ex-
1.0 El valor inicial de los intelectuales que quie-
cepcional para prever el ejército de párvulos que nos
ran colaborar es abandonar y hundir el opulento navío
darían unas medidas masivas y precipitadas de "edu-
cación popular". ¿Aristocratismo? Es todo lo opues- de la cultura burguesa. No hay nadie entre nosotros
to. Conocemos, por el contrario, el igual reparto de que no haya luchado por ello y que no conserve de la
las "élites" en todas las clases sociales, y que los lucha ciertas huellas, ciertas deformaciones. Primera
hombres del pueblo son la mayoría de las veces más tarea: llevar el fuego a todos los rincones. La educa-
ricos de saber real que los profesores y los críticos ción no se vuelve a hacer: nosotros seguiremcs sien- i' ~
~
que vendrán a enseñarles: y 'por ello quer~ pre- do, sin duda, seres híbridos. Es una razón para no
servar estos brotep o estos gérmenes de una cultura estar tan orgullosos de nuestra pretendida "élite", pe-
fresca contra los designios de los semisabios. Con las ro no es una razón para quemar nuestras impurezas y
mejores intenciones del mundo, se hará avergonzarse trabajar a caballo sobre dos mundos, a favor de los
a estos hombres simples de su sabiduría informe o herederos más jóvenes que nos llegarán mañana.
de sus gustos primitivos, se les dará el respeto de to- 2.° Hoy, como siempre, el recurso de la cultura
do, el bagaje de los vendedores de instrucción, de la está en. el pue~lo. Montaignl~ YR.abelais -lo sabían, y ,¡
cantidad de cosas sabidas, de la habilidad, de la elo- pascalY·Péguy, que no por ello eran comunistas. El
cuencia. Crcerán que conocen realmente cuando ha- deber de los intelectuales personalistas no es el de "ir
yan sido maravillados por la coherencia lógica del al pueblo" para enseñarle sus saberes más o menos :: ~,
primer sistema recién llegado, y que realmente pala- contaminados, ni alabar sus insuficiencias, sino colo-
dean porque han aprendido las admiraciones recono- "
carse, con la experiencia que ellos puedan tener del
cidas y los comentarios apropiados. No son las inten-
hombre y del verdadero saber, al acecho de todas las
ciones 10 que nosotros atacamos. El fin último del
personalismo es también darle a todo hombre sin fuentes de cultura que buscan ciegamente su camino
excepción el máximo de verdadera cultura que pueda en la inmensa reserva popular. En ella discernirán con
soportar. Sólo estamos contra los medios, exteriores y modestia las promesas, y, sin violentarlas, les ayuda-· •
masivos, que irían en sentido inverso al fin propuesto. rán a encoiltrarse siguiendo su propio impulso. Creer :;:¡
que toda la fracción del pueblo que no está alcanzada 1
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parla decadencia burguesa Uleva en sí las promesas de
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162 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 163

la cultura nueva, no es sancionar la incultura, la vul- locales y las colectividades de trabajo, quienes con-
garidad y la indiferencia de la fracción contaminada. tribuirán a romper, mediante su efervescencia, cual-
Esto no es, como ocurrió durante largo tiempo en la quier tentativa de estatismo cultural.
URSS, reducir toda la cultura a 10 que sigue estando 4.° Metafísica: la cultura nueva encuentra así un
cerca de la actividad técnica y encerrarla en las direc- principio de totalidad; debiendo someterse siempre a
tivas de un partido todopoderoso. Es sacar a la luz las los puntos de vista de la persona, escapa al mismo
"éJites" obreras, campesinas, universitarias, etc., en tiempo al totalitarismo.
las zonas más sanas de cada grupo humano, y mante- I
ner su diversidad. Marce! Martine!, Víctor Serge, 1 ,
Henri PoulailIe, Henri de Manx, han expresado sobre
esto ideas en 'l;'cee un pen:onalísmo socialista encontra-
"...:;--....J,. ... , .. I
¡
i

ría fácilmente dónde in¡"" l.i1rse: se desearía únicamen-


te, en algunos, que fuesen menos exclusivamente
obreristas.
¡¡
3.° Tomando su savia en el pueblo, la cultura
nueva no debe eludir esta exigencia fundamental de
toda cultura que le transmite lo mejor de la herencia !
¡
cultural: no hay más cultura que la metafísica y per-
1
sonal. :rvretafísica, esto es, que mira por encima del :'~,
hombxe, de la sensación del placer, ele la utilidad, de
.Udu.nción social. Personal, esto es, que sólo un enri- ; 1 ,~

gll.ecimie~!9 interior del sujeto y no un acrecenta- ,


miento d(lsU saber hacer o de su saber decir merece I
. el nombre. de cultur.a. Esta condición impone que el I
despertar cultural de los tiempos nuevos sC"haga por
irradiaciones progresivas de unos núcleos indepen. ,1
, '1
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dientes, y no con medidas administrativas centraliza- H\11'1
1

das; por lenta formación, y no mediante acumulación (;·11


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apresurada. ·""1
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El régimen de los grupos de iniciativa cultural debe , •.'1

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seguir siendo un régimen de libre concurrencia. Entre "j'!
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ellos, el Estado no tiene por función más que el sus- ,I',;!
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citar la emulación, alentar, excitar: y aún deben ha-
cerle concurrencia en este cuidado las comunidades . . .:!I.I'
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IV
UNA ECONOMIA PARA LA PERSONA

¿LO ECONÓMICO ANTE Tono?

La importancia exorbitante que hoy posee el pro-


" , ... \"':'..;;."
blema económico en las preocupaciones de todos es
I signo de una enfermedad social. El organismo econó-
f mico ha proliferado bruscamente a finales del si-
glo XVIII y como un cáncer ha cambiado o ha ahoga-
do el resto del organismo humano. Carentes de pers-
pectiva o de filosofía, la mayor parte de las críticas y
de los hombres de acción han tomado el accidente ror
un estado normal. Han proclamado la soberanía de lo
económico sobre la historia y regulado su acción so-
bre este primado, de igual forma que un cancerólogo
que decidiese que el hombre piensa con sus tumores.
Una visión más justa de las proporciones de la per-
sona y de su orden nos fuerza a romper tal deforma- ,
ción de perspectiva. Lo económico no puede resolv('r-
se separadamente de lo político y de lo espiritual a
los que está intrínsecamente subordinado, y en el es-
tado normal de las cosas no es más que un conjunto
de basamentos a su servicio.
El accidente histórico no es menos real y determi-
nante. Ha afectado tan malignamente todo el orga-
nismo de la persona y de la sociedad, que todas las
formas del desorden, incluso espiritual, tienen una
componel1te Y a veces hoy una dominante económica.
:"

166 EMMANUEL MOUNlER MANIFIESTO... DEL PERSONALISMO 167

Con miras a reabsorber esta monstruosa inflación de que fuerzan alas cosas. Se han separado de la persona
lo económico en el orden humano, debemos restituirle y se han soldado a las fuerzas impersonales del me-
urgentemente a su propio lugar para desembarazar de dio; pero un personalista sabe bien que el hombre no
él a todos los problemas a los que todavía falsea. está determinado por su medio, pero igualmente sabe
Esta interferencia de lo económico y de lo espiri- . que está condicionado por él. El discurso moral que
tual en las situaciones humanas nos da la medida y los "eleva el problema" hasta despojarle de susservidum-
límites de un juicio de orden "moral" en una materia bres de la realidad conduce habitualmenfe a dos ca-
que aparentemente sólo depende de una técnica rigu- llejones sin salida. O frena las fuerzas de indignación
rosa y de las determinaciones de la historia. y de renovación sobre las formas visibles y escanda-
Existen, efectivamente, leyes económicas, procesos losas del desorden, enervando o desviando su sensi-
históricos determinantes, tanto más estrictos cuanto i
bilidad de los desórdenes de estructuras que por sí
más les abdicamos completamente nuestra libertad. solos han pe~itido el nacimiento de los/escándalos:
Una vez que se han impuesto, a veces es posible dis- tales son 'toaanas agrupaciortes centralistas "contra
locarlos, más frecuentemente enderezarlos, pero no se los corrompidos"; o bien, sensibles al conjunto del
les exorciza negándolos. Nos oponemos aquí a mu- desorden, equilibran los conceptos y armonizan los
chos moralistas cuya inspiración, en sus fórmulas opuestos en una especie de reino moral que corres-
generales, puede parecer vecina de la nuestra. Inte- ponde a cada uno alcanzar por sus propios medios.
lectuales desacostum~',rados a la rudeza de ciertas rea- Como este reino pone en marcha a seres de razón más
lidades, hombres con demasiado tiempo libre que no .que a realidades históricas constituidas, su seducción
conocen el poder de las violencias materiales se han sigue siendo ineficaz <:ontra las parcialidades que no
formado, además, en una época donde el individua- son únicamente ideol(¡gicas, sino inscritas en las fuer-
lismo y el idealismo impregnan sin saberlo las mismas zas y las instituciones vivas, con las cuales es preciso
concepciones de lo e;;piritual que les son formalmente contar y emplear tácticas apropiadas.
opuestas. Se obstinan en pensar y en actuar como si Ante un desorden así, doblemente enraizado en una
los problemas que tocan al hombre, porque interesan dimisión espiritual y dentro de fuerzas consolidadas,
a un ser personal y espiritual, nO fuesen parte más el juicio y la acción deben ser realizados solidaria,
que de la moral, y de la moral individua!' Olvidan que mente sobre dos planos distintos. Pero estos planos
las iniciativas de los individuos se inscriben en insti- están tan fuertemente aislados por este mismo desor-
tuciones, sus desfallecimientos l~n determinismos, y den, que los puntos de comunicación no son nunca
que estos objetos nuevos exigen una ciencia nueva. evidentes. Una crítica integral, una acción total, están
Sobre las estructuras así constituidas que, "buenas" o colocadas de esta forma en una situación tensa de la
"malas", son siempre una amenaza de opresión para que no debemos renunciar a ninguna de sus exigen-
las personas, no se puede actuar, pasando un cierto cias. Constantemente debemos recordar a los técnicos,
grado de cristalización, según la técnica que arrastra conservadores o revolucionarios, que ni un solo pro-
a los hombres, sino únicamente mediante las técnicas blemahumano es soluble ni siquiera definible, en

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"~~:,, , ,.
'¡',

168 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 169

técnica pura; de este lado tendremos que mantener


contra los tecnócratas de cualquier obediencia la su~
bordinación de lo económico a lo humano y, por este A. EL CAPITALISMO CONTRA LA PERSONA
camino, a lo político. Pero constantemente también y
desde el mismo punto de vista central, deberemos re- ANTICAPITALISMO
cardar, a lasque creen salvar el espíritu sin tallar en
la carne y al individuo sin intervenir en los mecanis- La historia idesignará sin duda al anticapitalismo
mos colectivos, que la lucidez de los principios no como el luga~ común más afortunado de los años
basta para dar una competencia erila búsqueda de las 1930. Import~ elucidar este mito y separarnos de las
soluciones técnicas; y que es una lucidez vana y peli- falsificaciones. La similitud de las soluciones o de las
grosa si no se aplica III estusIjo de la realig~ pistqrica críticas no depe ilusionarnos: cuando la inspiración
y de los determi~¡jsmos que la impulsan, 'snus tác- difiere en la r¡lÍz, el punto de convergencia no puede
ticas no tienen as4deros. ser más que e~ímero y superficial.
Es importante', por ello, distinguir claramente los En una primera categoría, rechazamos las formas
problemas técnicos y tratarlos como tales, desembara- reaccionarias, en sentido propio, de amicapitalismo:
i

zándolos de las pseudo-evidencias de un moralismo de reacción cont~a el capitalismo actual, intereses vincu-
cortas miras. Importa precisar en cada ocasión bajo lados a las fqrmas de economía precapitalista (opo-
qué aspecto un régimen económico es susceptible de sición artesanal); o prejuicios sociales que sobrevi-
un juicio moral, y bajo qué aspecto lo es de una con- ven en las ~Jases destronadas por el capitalismo
denación técnica, incluso cuando lo~dos juicios se en- (mística más o menos feudal de ciertos medios tradi-
trecruzan sobre un mismo terreno,. como frecuente- cionalistas). S~ puedc agregar a ello el anticapitalismo
mcnte sucede. Esa crítica técnica no tendrá más que bucólico que Duhamel representa en la Academia
un lugar reducido en las páginas que siguen; aquí se Francesa. Vinculadas a menudo a fidelidades conmo-
trata únicamente de trazar las líneas principales de vedoras, y pl~nteando problemas concretos delicados,
cualquier régimen económico personalista, sin pre- estas resisten~ias no tienen ningún interés hi,tórico
juzgar las investigaciones que se desarrollarán sobre vivo, no tienen, hablando con propiedad, lugar algu-
ello. No hay ni qué decir, tras lo anterior, que no la no en las condiciones del mundo moderno.
haremos independientemente de la realidad histórica Otras forlI\as de "anlicapitalismo", mucho más im-
contemporánea. portantes y actuales, se reducen a pleitos de familia.
No son una negación formal de la ética y de las es-
tructuras fundamentales del capitalismo, sino la pro-
testa de una 'forma declinante o abandonada del ca-
pitaliSmO contra la forma hoy dominante. Así, el anti-
capitalismo c\e los "pequeños" contra los grandes (pe-
queños come'rciantes, pequeños industriales, pequeños

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I
170 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 171
rentistas); el anticapitalismo de los capitalistas orde- la decadencia de los socialismos 10 ha mostrado; o
nados (cap:talismo del ahorro) contra el capitalismo bien, más allá de una limpieza mucho más radical de
de aventura (capitalismo de la especulación): el anti- las ideas y de los mecanisrnos, como en el comunismo
capitalismo de los industriales contra el capitalismo de guerra, volvemos a encontrar en una ética sobre la
financiero. Pueden añadirse a ellos los distintos movi- que decirnos en otro lugar nuestro sentimiento, la per-
mientos de orden moral que, actuando sobre la con- petuación de toda una herencia de desorden capitalis-
fusión común del Orden y del orden establecido, ta: centralización intensiva, prejuicio industrialista,
arrastran importantes energías espirituales hacia una racionalismo cientifista, junto con un cierto número de
acción "en favor de la limpieza", a saber, de la de- desórdenes inéditos.
fensa de las reglas del juego, las que en sí mismas no Nuestra oposición al capitalismo debe distinguirse
se discuten. Estas diversas fórmulas de oposición al radicalmente de estas críticas truncadas o falseadas en
capitalismo más reciente denuncian unos abusos, unas la base.
excrecencias, unos factores propios internos al capita- No parte en absolutoge una nostalgia d}:l pasado,
lismo, pero no ponen en discusión ni por un instan- sino de un deseo de inventar el porvenir con todas las
te los principios de fondo que arrastran infaliblemente adquisiciont:s 'iiü-reñticas •del presente. "No denuncia
lo que ellas consideran como el juego normal (u hon- únicamente los. abusos, los desfalIecimientos indivi-
rado) del capitalismo hacia 10 que miran como una duales de un régimen que se reputa justo en su con-
aventura (o una corrupción) accidental. Su finalidad junto, o el predominio de una categoría de intereses
es sencillamente la salvación y la elevación del capi- sobre otra categoría de, intereses; inás alIá del buen o
talisméf. Su espíritu sigue siendo un espíritu capitalista. del mal uso individual del capitalismo, nuestra oposi-
Sus correctivos, cuando los hay, no son más que arre- ción se dirige contra las estructuras fundamentales
pentimientos fragmentarios. Y la altcza de miras no que, en un sistema moralmente indiferente en su defi~ 1
i
está siempre del lado de los rebeldes. nición teórica, han sido el agente principal de la opre~
Hay, finalmente, formas de oposición al capitalis-
'mo que, por las soluciones económicas propuestas, no
sión de la persona huma,na en el curso de un siglo
de historia. ¡
¡
dejan ninguna duda sobre su voluntad colectiva de Tras las estructuras, fÍ11almente, se dirige contra los
modificar radicalmente la estructura económica y so-
cial del capitalismo. Pero si contemplamos su concep-
valores sobre los que reP'lSa el mecanismo capitalista,
y se separa de cualquier forma del anticapitalismo
I~
ción de la vida, las voluntades individuales que las que la volviese a llevar a él por una desviación, o ,,
sostienen, o bien volveremos a hallar, como en una que, carente del reconocimiento de los únicos valores "1,
,
amplia fracción de la social-democracia, una ética liberados del hombre, engendrase nuevos modos de ;1
"!
burguesa o si se quiere pequeño burguesa, que reduce opresión.
,
la revolución a un cambio de personas en el mundo lf:layqu~L di~til1guir_treselementºLen. . eLC::-ªRit.alis:: . '1,:
,
del confort, de la riqueza y de la consideración, cuan- mo: una técnica industr:ial,un orden jurídiºº, una.
do no detiene incluso el impulso revolucionario como etjca.

)
172 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO... DEL PERSONALISMO 173
se ha entendido la noción de progreso ilimitado fpera
CAPITALISMO Y TÉCNICA de su campo. Su dominio es muchísimo más amplio y
sus fórmulas mucho más variadas que la explotación
pI capitalismo se ha hecho posible mediante un de las fuerzas materiales por las ciencias fisicom )te-
-nr.Qgr¡;)s.Q..técrlÍco que no está más que incidentalmente máticas: tiene un lugar hasta en la vida espiritual. En
vinculado a su mecanismo jurídico y a su ética. Este cualquier sitio donde se desarrolla, le viene este papel
progreso ha sustituido, a la explotación directa de las capital de organizar al esfuerzo humano una economía
riquezas naturales propias del trabajo del hombre por de fuerzas o de circulación y un aumento de eficacia.
una acumulación de bienes intermedios, .,m~uinas y A condición de seguir estando al servicio de la perso-
.creaito~,· que pe/miten, con una economía' de fuerzas na, ella la libera constantemente, mediante su activi-
..crS'ciente, una eficacia productiva cada vez mayor. La dad, de la complicación, del azar, del despilfarro, del
constitución de este capital técnico, el desarrollo de la espacio y del tiempo. La técnica da al hombre, colec-
pwducción especializada y mecánica que de él resul- tivamente, los mismos servicios que individualmente
ta, son una adquisición de la técnica moderna. le da la costumbre. Es, por tanto, par:ol .dJlQmbre, si
Unas ideologías pueriles se unen desde hace años litclomina, una poderosa posibilidaq.-º~libe~ª.c:ión.,
en la condena de esta técnica. Tienen la deplorable Lo que es preciso, pues, reprochar a In 'civilización
costumbre de hacerlo en nombre del hombre v de su técnica no es el ser inhumana en sí, sino el hecho de
vocación espiritual. Ideologías de pereza y de refugio: no estar aún humanizada y de servir a un régimen
aquí darnos un lugar menos honorable al arcadismo inhumano.
de Duhamel que a las empresas, fnásingenuas que pe- Pero cabe preguntarse: lIlü e§e.!lala abstracción.
ligrosas, a favor de la generalización del artesanado. misma y, por tanto, la negación misma de la persona?
Singulares humanistas que creen al hombre compro- Más arriba hemos denunciado la peligrosa idolatría
metido porque sus instrumentos se complican, y que que confunde lo "concreto" con lo sensible: el esfuer-
no dan al hamo sapiens, o mejor a la persona, el eré· zo mediante el cual el aviador intenta pasar, para
dito global de poder asimilar y dominar las más suti· guiar su ruta, de la visión directa del país sobre el que
les invenciones del hamo faber. vuela, ¿es una disminución de su humanidad? ¿Es tan
El personalismo no puede tener más que irrisión distinto del esfuerzo mediante el cual la filosofía inten-
para .las ideologías progresistas: el hombre no está ta despojar las percepciones confusas que recibe de los
automáticamente purificado por el progreso de la civi. sentidos? No es su abstracción lo que hay que repro-
lización material, sino que se sirve de él sell'ún su char a la técnica modema, es el no haber desarrollado
doble naturaleza, y según las condiciones sociaíes que la abstracción más que bajo su forma físicomatemáti.
tolera, para el bien y para el mal. Pero el personalis- ca, que conduce directamente a la supremacía de los •
mo tampoco tiene ninguna complacencia para las valores contables (y por tanto del dinero) y a la de un
ideologías antiprogresistas. La técnica es el lugar mis. racionalismo mezquino. Algunos presienten ya zs un
mo del progreso indefinido; y es indebidamente corno enorme e imprevisible desarrollo de la técnica en el
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174 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DELPERSONALISMO 175

momento en que explore el campo de las relaciones na, y que la máquina no es automáticamente produc-
biológicas. Nada impide el impulsarla también desde tora de paro y destructora de calidad. El romanticismo
ahora al estudio de las relaciones propiamente espiri- fácil que proclama la eminente dignidad del objeto
tuales, sociales y, sobre todo, personales, que la hu- único y la fealdad o la mala realización inevitables del
manizarían más directamente aún. Dejando cada vez objeto en serie, ha debido ceder ante los hechos.. Es
detrás de ella alguna forma nueva de racionalismo cierto, por el contrario. (y el marxismo .en esJo ha
como residuo de su conquista, está llamada así a un tepic\o una visión mucho más precisa), que el capita"
destino mucho más amplio que la fabricación de los Iismo ha desviado constantementepara"su provecho
tan famos!'s cuartos de baño donde muchos de los los resultados más claros del progreso técnico. l.eJUa-
movimientos llamados avanzados ven aún el punto bricación en serie ha sido, un pretexto . para Jabricar
final de la m<'l[cha 11 adelante de la humanidad. ." :fápi<!o y menos costoso;,la raºionali,z.ación, pataau-
Lejos de limitar arbitL?¡iamente el progreso técnico, mentar su margen de beneficio,h,a ..estimado como
nosotros le damos un campo ilimitado al servicio de la despreciable la psicología del oQrerQ, queveía.eLpro-
persona. A nosotros corresponde más bien reprochar dueto de su trabajo, a veces de su invención,absorbi-
al marxismo el estrecho racionalismo fisicomatemáti- dopar el capital irrespons;j,P]i::j por indeseable la co-
ca, al que sus más recientes intérpretes parecen afe- laboración del trabajo, qUe debería estar ¡asociado
rrarse. Por nuestra parte, no tememos nada de una tanto más íntiqlalJ'l.ente a la inteligencia global de la
ocupación por la técnica de todo cl campo que le obra 'de proaucciOñ 'cuanto más e'special1zado es. La
corresponde. La libertad no tiene nada que perder de . mayor parte de lascríticas¡que de ordinario se dirigen
una técnica de la libertad; la creación, de una técnica a la técnica es preciso reenviarlas hacia una organiza-
de la creación. Lo espiritual no puede más que desa- ción del trabajo viciada .por el capitalismo. Este sis-
creditarse permaneciendo representado en materias tema reposa sobre un desprecio, consciente o implíci-
técnicas por la ignorancia, la pasión y la confusión de to, del ejecutante.. La frase de Taylor es bastante
idea: a medida que la técnica vuelve a tomar sus fue- conocida : ";No se os pide. que...penséis...para eso b.a.J'-_
ros, los verdaderos problemas, que trascienden de ella, aquí otros que están paga.posparaello'~.•. La_t~cnic.a_
aparecen en su verdadera luz. Y pese a que no tenga ha sido puesta al servició.!ii::_un Q¡:d.e!1. Illes:ªnico de
competencia respecto a ellos, la técnica se les presenta clase_donde la' persona obrera ha sidocoD-siderada
como libertadora. como,un simple instrumento ,de la. efica.cia..Y.di:: Ja
Los pretendidos males de la civilización técnica proc!l,lcción. La técnica también es esclava: naJa b.a-
proceden, en segundo lugar, de la organización eco- gamos responsable de su servidumbre.
nómica y social de la que la técnica moderna ha de- Allí donde sería verdaderamente necesario hacer la
bido servirse desde sus primeros progresos; Está hoy crítica del tecnicismo, el marxismo se halla una vez
día demostrado que el trabajo "mecánico" no es tan más desbordado. El pensamiento técnico, y sobre todo
uniforme e impersonal como se dice, que la máquina sus aplicaciones, han hecho desde hace un siglo unos
lo reabsorbe desde que ya no implica iniciativa huma.." PFogreso~,tan rápidos y unas c()nquistas tan smpreu"
176 EMMANUEL MOUNIER
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 177
',í:

dentes que el hombre contemporáneo no podía dejar


de ceder a su prestigio hasta el punto de distraerse con que debe animar, reinventándola a su nivel, a toda ci-
ello' de todas las demás posibilidades de su naturaleza. vilización.
Se ha acostumbrado a restringir lo real al objeto sen- A los técnicos que tengan nuestra preocupación es-
sible, el valor a la utilidad, la inteligencia ala fabri- piritual corresponde el trazar los caminos de esta téc-
cación, la acción a la táctica. Ahí sin duda, desde el nica nueva. Se pueden prever desde hoy dos direccio-
punto de vista del hombre;'está el peligf(}~i1a'cier­ nes en las que ella deberá comprometerse: la amplia-
ta hipertrofia def. tecnicismo: es la tarea de la visión ción de la estructura de la que hablamos más arriba, la
capitalista del mundo. La volvemos a encontrar en los asimilación de las estructuras orgánicas y de las es-
marxistas, que alegremente asimilan para disminuir su tructuras espirituales; el cambio de agujas del maqui-
influencia, lo biológico y lo espiritual 26, es decir, todo nismo y de la organización en sentido contrario del
lo que en el hombre escapa a la. matemática y a la impulso que conduce aún a la centralización, al gigan-
industria. Pero este tecnicismo que ellos idolatran no tismo industrial, a la ciudad tentacular.
es más que la expansión juvenil, y en el sentido pro-
pio de la palabra, primaria, fuera de su campo propio,
de un modo, aún nuevo, de pensar y de actuar. No LA SUBVERSIÓN CAPITALISTA
durará más que el tiempo del asombro. No es me-
diante un espíritu polémico, bromeando con el espíritu En el plano de la técnica hemos visto al capitalis-
técnico, como se limitarán sus desbordamientos, sino mo intervenir únicamente de sesgo. Será necesario sa-
dando testimonio de todo lo qUtJqueda del hombrtJ car a la luz ahora su fuerza centraL En efecto, no le
ante estos bárbaros sin inquietud que produce la más reprochamos únicamente algunos defectos técnicos, al-
reciente civilización. gunos desfallecimientos morales, sino una subversión
La PJ<.fsonll J1Qge1:Je, pues, buscar su fundamento total del orden económico.
económico detrás de la civilización técnica, sino de- Una economía orientada en sus fines por la persona
lante de ella. Ampliar y diversificar la técniCa a la humana daría en su fundamento a las necesidades
económicas el lugar que les corresponde en el conjun- ,
~mplitud del hombre, liberarla dtJ la organización eco-
nómica y social del capitalismo, velar, por último, to de las necesidades de la persona, y regularía cons-
. para qUe ella no absorba o no deforme la vida perso- tantemente su mecanismo, tanto en su funcionamien-
nal, tates el único camino razonable, al margen de las to como en su orientación sobre esta referencia a la
utopías reaccionarias y de las utopías tecnocráticas. persona y a sus exigencias. .La economía capitalista
No tenemos ninguna idtJa, mtJnos aún alguna imagen tiende a ()rganizarse completamente fue~(l de la per-
dtJ las posibilidades dd mañana; la técnica está aún en sona, sobre un fin cuantitativo, imperso.r¡(¡ly exclusi-
su infancia. DtJ lo qutJ tJstamos seguros es de qutJ la yº.: la g(mancia.
persona no es un/ jardín cerrado en el qul!~ifizado
se refugia de laqivilización, sino el principio espiritual
,
la
~I¡1 ',¡
i.:¡j
¡
178 EMMANUEL MOUNIER '::' MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 179 I

LA GANANCIA CAPITALISTA: EL BENEFICIO


Y LA FECUNDIDAD DEL DINERO
el acuñado, el día en que los Príncipes han comenzado
a disminuir la garantía del metal precioso; formas mo-
!:1

dernas de inflación en la emisión y en la circulación. :1


La ganancia capitalista no se regula sobre la retri-
Se ha ampliado bajo todas las formas del préstamo l
con intereses fijo y perpetuo, que permite al presta-
bución normal del servicio prestado o del trabajo 1
aportado: seguiría siendo entonces un motor legítimo
de la economía. Tiende por naturaleza a aproximarse
mista, sin realizar el menor trabajo, el doblar al cabo
de un cierto número de años el capital prestado. A
ello es preciso añadir la renta, que consagra la legali-
¡
al beneficio o ganancia sin trabajo. Tal ganancia no dad del interés, grava el capital social con una carga
conoce ni medida ni límite humano: cuando se da una 1
regla, se refiere a los valores burgueses: confort, con-
sideración social, representación, y continúa indife-
rente tant0 al bien propio de la economía como al de
enorme e improductiva y procede a una desviación
legal y regular de la riqueza pública desde que los
Estados han apoyado su sistema financiero sobre la
¡
las personas que ella pone en movimiento.
sucesión de empréstitos irreembolsables y deconver-
siones ruinosas. la finanza moderna ha desarrollado !
El primado de la ganancia ha nacido el día en que
del dinero, simple signo de cambio, el capitalismo ha
finalm~iJl~tºdasJªsJQ[mª"Lde..J.¡sura en la banca:--ÍJl.
flaGiº.!l..d~gJ~_ditQ,..Jaozam.iento-de empresM-inexis-
I
hecho una riqueza que,puede encerrar fecundidad en
el tiempo del cambio, una mercancía susceptible de
tent~.~;",y._c1e us,urUn ta bolsa: «§.Reculación, sobre.Ja
moneda y sobre Jaª" mercancías, r:i.g!Jrosam~J;e, aiel1as_

compra y de venta. Esta fecundidad monstruosa del en sumaym ~a la realidad ,@,conómicea.
dinero, ql'e constituye lo que el viejo idioma llama Sobre el trabajos6Ciaf,---elcaplfáTismo ejerce varias
usura o beneficio *, es la fuente de lo que llamamos formas de usura:
propiamente ganancia capitalista 27. Adquirida ésta (en 1
la medida en que es e,1 ¡-¡talista) con el mínimo de tra-
bajo aportado, de servicio real o de transformación de
- la detracci6n que. realiza el capital sobre el sa-
lariado por insuficiencia de los salarios, detracción
que se multiplica por diez en períodos de prosperidad
¡,
materia, no puede ser descontada más que sobre la -prosperidad y' racionalizaci6n actuando en prove- ;,
acción propia del dinero o sobre el fruto del trabajo de cho exclusivo del capital- y que es salvaguardada en
otro. La ganancia capitalista vl've de un doble parasi- período de crisis por la deflagración de los salarios;
tismo, el uno contra naturaleza, sobre el dinero; el - en el seno del capital, la detracción de ganan-
otro contra el hombre, sobre el trabajo. Ha multipli- cia y de poder del gran capital sobre el pequeño capi-
cado y sutilizado sus formas; aquí no evocaremos más tal que ahorra en las sociedades de capitales; no
que las principales: tenemos por qué denunciar la pseudo-democracia de
La acción del dinero, aislado de su función econ6- las sociedades' anónimas, la situaci6n todopoderosa
mica, ha nacido con la usura en la moneda: usura en que puede adquirir en ellas una minoría de accionis-
tªs, mediante las acciones de fundador, mediante el
~ A ubaine. (N. del T.) voto pitúal, mediante la indiferencia cómplice de la
,

,,~,t
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 181
'180 . EMMANUEL MOUNIER
Es conocido eL principio de la remuneración capi-
masa de pequeños accionistas que consienten a las talista: el capital participa en los riesgos y, por tanto,
bancas el monopolio de sus poderes, que estas bancas en los beneficios. El trabajo está garantizado de los
disponen en beneficio de sus intereses finan- riesgos mediante una retribución fija: el salario. ¿Qué
cieros; ni los me~o;¡ variaij'os diSíjéih~n' los sucede en realidad? Acabamos de nombrar las de-
consejos de admiJ1listración para desnatar la ganancia tracciones por diversos nombres que van a los tene-
mediante los tantÓS por cientos, las participaciones in- dores de fondos,' accionistas y, sobre todo, adminis-
dustriales, el trucaje de los balances; tradores, en las sociedades anónimas de capitales. Se
- añadamos, finalmente, la usura en el comercio satisfacen, en primer lugar, en cualquier circunstan-
en cualquier sitio donde la multiplicidad de los in- cia, bajo formas directas o indirectas, sin que la atri-
termediarios grava el precio entre el productor y el bución, por lo demás, esté subordinada al pago previo
consumidor. de un salario hu¡nano. Más aún, mientras el contra-
to de crédito descansa en la participación en los ries-
gos normales de la empresa, el accionista se ve cada
EL CAPITAL CONTRA EL TRABAJO vez más retribuido con un interés fijo "estatutario":
Y LA RESPONSABILIDAD en cualquier eventualidad es el dinero el primer ser-
vid.:;. ¿Cómo atreverse, por último, a hablar de riesgo
La ganancia, así deslastrada de cualquier servi- cuando las empres;, apitalistas en penuria, me-
dumbrc y liberada de cualquier medida, se ha con- diante el recurso al bslado, se han habituado a una
vertido en una simple variante matemática. No sigue regla que se ha formulado felizmente corno "indivi-
ya el ritmo del trabajo humano, sino que se acumula dualización de las ganancias, colectivización de las
y se hunde en una escala fantástica, fuera de las coor- pérdidas"? El ~alario, por su parte, privado de todo
denadas económicas reales. Es completamente ajena 10 que el capital ha detraído del beneficio social (las
a las funciones económicas de la persona: trabajo estadísticas io muestran), es lento en progresar cuan-
y responsabilidad social. do los negocios van bien, y siempre es' afectado en
Esta separación entre el capital y el trabajo y la caso de crisis, frecuentemente en primer lugar. So-
responsabilidad, progresivamente. co~sagrada por el bre todo, el salario no asegura a su titular este in-
capitalismo, es la segunda tara característica del ré- greso perpetuo. y cierto que se quiere expresar, ya
gimen. Es ingenuo o hipócrita definir al capitalismo que mientras el interés es obligatorio e intangible, él
corno un orden entre el capital y el trabajo. Aunque siempre está amenazado por el paro en su misma
incluso los colocase.. en un. pie de iguald~~,,"sta ,ecua- existencia.
ción entre el dilfero y el trabajo de los hoiiíBres bas- El dinero, en tal sistema, es la llave de los pues-
taría para caracterizar el materialismo que le inspira. tos de dirección y de autoridad. La prepotencia del
Pero, de hecho, en el conjunto del sistema, es el ca- patrono individual sobre el obrero aislado de los co-
pital quien tiene sobre el trabajo primacía de remu- mienzos del capitalismo parece incluso humana al
neración y primacía de poder.
, ,.

182 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 183

lado del enorme potencial de opresión y del mono- tica de la ganancia a la mística del servicio. La teoría
polio de iniciativa que es acumulado por las concen- es conocida: la producción impulsada en cantidad y
traciones financieras, mucho más rápidamente que en calidad. conducida por la racionaUzación, a las
la concentración industrial, en manos de una oligar- condiciones más econÓmicas, cma...1a.Jlec.esiºªº:.JQs
quía. Este poder minoritario posee los centros y las salarios elevados' crean' el poder de co.mpra .Y._Ia
encrucijadas y hace siervos a los gobiernos y a la opi- .rueda gira. ¿Servicio del consumidor? ¿Qué consu-
nión. El proletariado no es para él más que una ma- midor? ¿El hombre real, tomado en la generalidad de
teria prima que hay que comprar al mejor precio, la sus exigencias? En absoluto: es el cUente; fuente de
fuente de un despilfarro que hay que reducir al mÍ- ventas y por tanto de ganancia. t!Ets, pese a las
nimo. Está dentro de sus reglas que expropie no so- apariencias, el consumo pumanole interesa aL~
lamente el producto legítimo de su trabajo, sino el ~apitalista productor, sino la operaci6n-comercial.-de.
dominio mismo de su actividad. Jamás le ha venido la venta El consumidor queda también reducido a
al pensamiento que pueda haber en todo este pro- una coordenada de la curva-ganancia, a una posibi-
ceso una persona obrera, una dignidad obrera, un lidad indefinida de actos de compra. El "servicio" de
derecho obrero; "las masas", "el mercado del tra- Ford es el servicio que hace el ganadero al ganado
bajo", le disimulan al obrero. El le niega a la fábrica con el que se enriquece. Aunque el circuito fordista
el derecho de pensar y de colaborar y no acepta más conozca una circulación sin fallos, no sería en él la
que por la fuerza el reconocerles una voluntad común producción la que giraría en torno al hombre, sino el
en el sindicato. Al separarle de los puestos en los que hombre alrededor de ,la producción y ésta en torno
se educa la autoridad y de las condiciones de vida a la ganancia. La experiencia ha dado el ¡íltimo gol-
que 'permiten a la persona el formarse, es el capita- pe al optimismo del sistema. Las operaciopes del ca-
lismo mismo quien ha condenado al proletariado a pitalismo fin,¡rnyiero arruinan al ahorro I de día en
aglutinarse en una masa de choque y de resistencia día. El circu{toproducción-consümo se frena por sus
pasiva, r. endurecerse con una voluntad de clase. propios mecanismos; el poder de' compra arrastra
Constituido en tiranía, engendra por sus propios mé- hacia atrás a la producctón; la ganancia a su vez dis-
todos al tiranicida que vendrá un día a reivindicar minuye, se roen las reservas o se mantienen única-
frente a él la herencia del orden. mente mediante la especulación; la circulación está
frenada en todos sitiosp¡¡.jo el efecto de los desarre-
glos monetarios y de lasnacionaIizaciones~<::onóllli­
EL CAPITAL CONTRA EL CONSUMIDOR caso Es entonces cuando el capitalista habla de super-
producción: que pueda pronunciar esta palabra cuan-
Si los apologjstas del capjt¡¡1i~1IlºJ:Jan_º~~C;Qpocido do se queman sus mercancías ante treinta millones
las necesidades del trabajacl.m:.-aLmenos han preten- de parados es una prueba bastante de que él otorga
dido poner su sistema al senicio del consumidor. al sistema toda la atención que correspondería al
Ford, principalmente, ha intentado subordinar la mís- hombre.
184 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL, PERSONALISMO 185

EL CAPITALISMO CONTRA ¡;'l\ LIBERTAD -"':":"';:'" •


I EL CAPITALISMO CONTRA LA PROPIEDAD
PERSONAL
Nos queda pJr denunciar la mixtificación que recu-
bre la mística central del capitalismo: la de la liber-
tad en la· competencia y de la selección de los me- Si llamamos propiedad al modo general de com-
jores mediante la iniciativa individual. La mixtifica- portamiento económico 'de un mundo de personas,
ción es tanto más grave cuanto que se trata de una vemos en resumen que el mecanismo capitalista:
mística de fórmula personalista dotada de una gran
fuerza de seducción. No es, como pretende el libe- 1.0 desposee al trabajador asalariado de la ganan-
ralismo económico para su defensa, una intrusión ex- cia legítima, de la propiedad legal y del dominio
terior de medidas antiliberales la que .ha desviado la personal de su trabajo;
competencia de los comienzos a un régimen de con- 2.° desposee al empresario libre de su iniciativa en
centración y de monopolios privados. Es la pendiente beneficio de los trusts centralizados;
misma del sistema. El capital, siguiendo las leyes de 3.° desposee al director técnico del dominio de su
su estructura, que es matemática yno orgánica, anó- empresa bajo la amenaza permanente de las de-
nima y nD calificada, tiende infaliblemente a la acu- cisiones de la especulación y de las ententes fi-
mulación de masa, c<.'ww consecuencia de la concen- nancieras;
tración de poder. El mecanismo financiero raciona-
lizado, apoderándose del dominio .de una economía 4.° desposee al consumidor de su poder de com-
primitivamente organizada, debía acelerar su des- pra, debilitando regularmente al ahorro median-
personalización. El capitalismo ha actuado así con- te especulaciones catastróficas.
tra la libertad de los mismos capitalistas; cualquier
actividad libre queda 'c' progresivamente reservada a Todo ello en beneficio del dinero anónimo e irres-
los dueños todopoderosos de ciertos centros neurál- ponsable.
gicos. Han orientado el maquinismo hacia la cen- Tales son la doctrina oficial y los resultados de los
tralización, a la que, de esta forma, han consolidado "defensores de la propiedad privada" y de sus valo-
técnicamente. Si un golpe de varita mágica suprimie- res humanos. De hecho, mantienen su apariencia de
se hoy ententes industrialeS'; 'trusts, subveñéi'5frés, 'con- la misma forma que mantienen la ilusión de la sobe-
tingentaciones, efc., conservando las bases del siste- ranía popular: para mejor disfrazar el monopolio
ma, la misma plendiente conduciría pronto a iguales oculto de la propiedad, de la libertad, del poder eco-
resultados. nómico y del poder poJitico.
•. ,,-2.:;~.~. J'"''
, J

186 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 187

Buscaremos, por tanto, las exigencias modernas de


una economía al servicio de la persona integral, uno
B. PRINCIPIOS DE UNA ECONOMIA tras otro, en el consumo y en la producción.
AL SERVICIO DE LA PERSONA 2ll

La economía capitalista es una economía corriple>- EL CONSUMO Y LA PERSONA


tamente subvertida, donde la persona está som~tida
al consumo y éste a la producción, que, asu ¡vez, El liberalismo pretende estar fundado en la satis-
está al servicio de la ganancia especu lativa. Una ¡eco- facción de necesidades. De hecho, deja generalmen-
nomía personalista regula, por el contrario, la, ga- te su estimación al azar, y se rige mucho menos sobre
nancia sobre el servicio prestado en la producCión, las necesidades reales que sobre la expresión mone-
la producción sobre el consumo y el consumO ~obre taria, que las falsea, sin preguntarse eh absoluto cuál
una ética de las necesidades humanas. replanteada es el volumen ocupado por las necesidades económi-
en la perspectiva total de la persona. Mediante in- cas en la generalidad de las necesidades humanas.
termediarios, la persona es la piedra maestra del Una economía personalista; por el contrario:
mecanismo, y ella debe hacer sentir este primado en 1.0 Parte de una ética de las necesidades. Siendo
toda la organización económica, la persona un ser encarnado, la mayoría de sus ne-
La economía contempla desde dos lados la activi- cesidades tienen una incidencia econLimica. Su es-
dad de la persona, como productora y como cOnsu- tructura nos conduce ah~cer dos partes en ellas, o
midora. Algunas corrientes personalistas han i\lten- más bien a distinguir dos polarizaciones que pueden
tado reducirla a uno u otro de estos dos papeles! "El a veces entrecruzarse sobre una misma necesidad.
consumidor lo es todo -dice Charles Gide-i-,y su Las necesidades más elementales son las necesida-
continuación el cooperativismo. Para 61 está hecha la des del consumo o de gozo. Implican, a su I vez, bs
sociedad." Error, porque el hombre está hecho, más ~as ..' J
para crear que para consumir. Pero es un error si- La 'zona de ~6esidad vital estrícta,.es 'decir, elel
métrico el reservar el derecho de ciudadanía econó- mínimo indispensable para mantener la vida física
mica al productor, tal como pretende la tra~ición del individuo es· poco comprensible y poco extensi-
sindicalista: en este caso, estamos· en buena disposi- ble. Marca el umbral por debajo del cual ningún
ción para aventurarnos en el productivismoy yl in- hombre debería caer. Es un derecho primario de la
dustrialismo. No podemos tampoco entre estos dos persona: cuando el mecanismo económico y social
polos aceptar el fetichismo de la circulación: ll,\ cir- se ha desarrollado de forma que la compromete, tie-
culación es un instrumento, y no un valor en ,sí; al ne el deber de garantizarle una seguridad que los
menos es oportuno recordar a una economía esclero- medios individuales no pueden ya prestarle. Le es
tizada por la tesaurización la vieja fórmula medie- tanto más fácil asegurar sin violencia esta reserva, en
val: "el dinero está hecho para ser gastado". cuanto que la casi fijeza de estas necesidades las
188 EMMANUEL MOUNlER
". ~ "', ~-..:,." ~ ,.c'¡··"

I MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 189


somete al cálculb estadístico. El primer derecho de
la persona econl5mica es, por. tanto, un derecho al mas que una cierta pobreza es el estatuto económico
mínimo vital. Exige la institución de un servicio pú- ideal de la persona : por pobreza no entendemos un
blico destinado a satisfacerle. ascetismo indiscreto, o cierta avaricia vergonzosa, si-
Este servicio, el más fácil de calcular y, por tanto, no una desconfianza en el peso de las ataduras, un
el más fácil de centralizar, será el organismo más ri- gusto por la simplicidad, un estado de disponibili-
r,lJrCSO de la economía nueva, dada además la ,ur- dad y de ligereza que no excluye ni la magnificencia,
gencia de las necesidades a que se refiere. Sin em- ni la generosidad, ni incluso un importante movi-
bargo, se le deberá garantizar una total libertad e miento de riqueza si es un movimiento garantizado
independencia política, sobre todo respecto al poder contra la avaricia. La extensión de tal ética pertenece
político, que tendría en él un medio temible de coer- a la acción individual y únicamente a ella. La inven-
ción. Será el medio de abolir uno de los dos aspec- ción, desde .Ia invención técnica hasta la moda, tiene
tos esenciales de la condición proletdria; la relegación sus propias fatalidades de regulación. Sería ridículo
a un estado permanente y hereditario de inseguridad el fijarle unos límites en nombre de una concepción
vital. rígida del estatuto de vida. La economía humana es
La segunda zona de los bienes de consumo es la una economía inventiva; por tanto, una economía pro-
que puede llamarse en sentido amplio de lo superfluo, gresiva. Una vez reabsorbido el sector especulativo
en cuanto estas necesidades no se requieren esencial- y garantizado el sector vital, la economía humana no
mente para la conservación de la vida física. No cons- puede comprometer sus propios poderes de creación
tituye<~ una zona de "naturaleza" definible de una mediante una voluntad deliberada; a cada persona
vez para siempre. Su orientación es más fácil d~ de- corresponde regular su estilo de vida a medida que
terqlinar que su volu:nc:J.. Estas necesidades pueden se le proponen seducciones más variadas, y quizá de
desarrollarse en dos direcciones: ·inventar, en la abundancia y por la abundancia, nue-
O bien según los caprichos variables e insaciables vas formas de desprendimiento. Sería curioso que lo
de la individualidad: en este caso, crean estas mito- espiritual fuese indigente hasta el punto de no saber
logías de la abundªncia g\:mde la ecollQJ¡lLa. f\,ltura asegurar su predominio más que limitando de ante-
toma el aspecto Ide Jardín de los Placeres-:-Y de re- ·mano la fecundidad de la materia. Es mediante un
volución del impudor. Nova1e la pena insistir sobre esfuerzo de invención propia, no por una contingen-
la puerilidad lamentable de estas utopías. Pero no cia de la aventura, como chasqueará las amenazas
iremos a caer tampoco, corno reacción, en las utopías ·de la abundancia. La saciedad hará todo lo demás.
regresivas y un poco pobres del malthusianismo eco- Al lado de las nccesidades del consumo, las nece-
nómico. De igual forma que ni al arte ni a la polí- sidades de creación son propiamente, y sin mezcla
tica se puede imponer una moral desde el exterior, alguna, personales. No deben conocer otros límites,
tampoco puede imponerse una regla moral a la eco- económicamcnte hablando, que las capacidades indi-
nomía. Sobre el plano de la ética individual, pem~a-. · viduales,.y las posibilidades de la riqueza pública. En
·un régimen de abundancia ilimitada, la fórmula "a
I
190 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO~~
... DEL PERSONALISMO II 191
, '
• .. _.;,;;,...r.. '..' d 'D ..

cada uno según sus necesidades" debería englobar- categorías de bienes, de influir incluso sobre los pre-
las. Una economía humana, en cualquier supue·sto, en cios (salvo, quizá, sobre los precios de los productos
lugar de satisfacer "lo que es necesario a la condi- vitales) y de imponer sus deseos. Los organismos
ción" según los códigos convencionales de la' clase coordinadores de la economía centralizarán las esta-
social, debería, en primer lugar, sostener esta condi- dísticas locales y combatirán el monopolio publicita-
ción primaria del hombre, que es su condición de rio sin perjuicio de la iniciativa comercial no especu-
persona creadora. Se ha dicho que la necesidad de lativa: una publicidad automáticamente igual para
Cristóbal Colón era América: su pasión creadora todos los productos se convertirá en servicio público,
por la América desconocida le creaba una forma de y no se hará uso de la manipulación monetaria de los
derecho personal sobre los medios de satisfacerla. Si precios más que como recurso último del equilibrio
e~ una necesida? para la economía medir la ganan- económico entre la oferta y la demanda: un seguro
CJa por el trabajo prestado, al menos mientra<i viva- de solidaridad entre las empresas de la misma pro-
m()~ (:11 un régimen de escasez de bienes, una econo- ducción puede neutralizar en sus consecucncias ~)cr­
IJlfa per~ollali~la, :;in embargo, debe tener en cuenta judiciales los bruscosll1ovimientos del capricho pú-
en :;us per:;pr:ctivas de rr:parto a la nccesidad creado- blico. " "
ru, (jur: es un elcmento radical dc la persona y prin- Esta libertad en el consumo, es decir, cn la afecta-
cipalmente de la vocación que algunos tienen c\e rea- ción de la ganancia, es la primera forma del dere-
lizar una parte de la aventura humana en el! plano cho de propiedad personal: hoy no está aún más
económico. que teóricamente proclamado y un gran número de
2.° La economía personalista regulará su produc- personas no tienen su ejercicio efectivo. No hay más
ción mediante una estimación de las necesidades rea- que dos límites: uno interior, perteneciente a la con-
les de las personas consumidoras. No se limitará, por ciencia personal: es la ley ya natural (y para algun.os
tanto, a su expresión en la demanda comercial, fal- más propiamente cristiana) que hace uso de los bie-
seada por la rareza de los signos monetarios o, por la nes virtualmente comunes y ordena a cada uno el
limitación del poder de compra, sino sobre las ne- asegurar libremente esta comunidad pe~siguiendo con
cesidades vitales estadísticamente calculadas y sobre
,:1 ahínco la avaricia congénita en la prople~d; el otro,
,t exterior, p'erfCñetiente a la organizaci6¡,¡ colectiva, que
las necesidades personales expresadas directamente '.

por los consumidores. regula el consumo en la coyuntura económica lo me-


3.° El consumo es una actividad personal; debe
',;.,
jor posible para el bien de todos.
continuar libre, si no siempre en su volumen, que de-
pende de la riqueza general, al menos en su j afecta-
ción. Por ello, en una economía personalista, 'el con- LA PRODUCCIÓN Y LA PERSONA
sumo no es objeto de un plan autoritariamente im-
puesto por los .0rganismoscentra1es. Sigue sknd,o li: Puede decirse, en breves trazos de la vieja concep-
bre, por el contrario, de elegir entre los bienes y las' ción Hberal de. la producción, que es una concepción
., ' v~";;'''

I
¡ MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 193
, EMMANUEL MOUNIER
192 ticipa en la vida de la empresa mediante el trabajo
idealista, que sacrifica la realidad a una afirmación de su poseedor y a su propio riesgo. En la remune-
ideal no sostenida por los hechos; y de la concepción ración de este último no se trata de un capital que
colectivista pura, que es una concepción radonalis- recibe un dividendo, sino de un título de copropiedad
ta, que sacrifica la realidad a un mecanismo lógico que participa en. los beneficios de igual forma que
que se desarrolla en un sistema cerrado, al margen de participa en los riesgos: la ganancia sigue siendo per-
la condición humana, Ellas tienen su punto de contac- sonal, como el compromiso. Muy distinto es el capi-
to en el hecho de que ambas desprecian el tomar co- tal exterior e irresponsable, producto de un ahorro
mo clave el único ideal y la única razón aceptables anterior, venido del tenedor de fondos ajeno a la
para el hombre: la persona. Una concepción perso- empresa, Este, cuando no pueda ser evitado, no ten-
nalista de la .nroducción se caracterizará por la pre- drá ningún derecho sobre la gestión o sobre las ga-
potencia que dé a J()'7~ f:wtores personales sobre los nancias de la empresa; darle un interés fijo transfor-
factores impersonales, Resultan de ello muchos true- mando su título de acción en título de obligación es
ques de jerarquías que producirán sus consecuencias contrario a nuestro primer principio. No le queda
en todo el aparato económico. otro derecho que a una débil indemnización por la
inmovilidad.
No se trata, como puede verse, de "suprimir el
1. Primado del trabajo sobre el capital, capitlll", sino de restablecer una relación de valor
esencial: el capital no es más que "material" econó-
Este primado descansa en dos postulados: mico. Y un material ni gobierna ni prolifera. El tra-
1.0 El capital (entendemos el capital del dinero) bajo es el único agente propiamente personal y fe-
no es un bien productivo susceptible de. fecundidad cundo de la actividad económica; el dinero no puede
automática, sino una materia de cambio y un ins- ser ganado más que en vinculación personal con un
trumento cómodo, pero estéril, de la prud.1J cc tó n. La trabajo,' la responsabilidad no puede ser asumida más
economí.a persontlista suprime la fecundidád' ~el ~i­ que por un trabajador.
nero baJO todas ,sus formas. Rechaza el 'mteres fIJO ¿Nos lanzamos con ello en la ideología obrerista?
de los préstamos y de la renta. Elimina toda forma No 29. El trabajo no es el valor primero del hombre,
de especulación y reduce las Bolsas de valores o de ya que no es toda su actividad, ni su actividad esen-
mercancías a un papel reguladór. Reglamenta colec- cial: la vida de la inteligencia y la vida del amor le
tivamente el crédito, privando de su disposición a superan en dignidad espiritual, Aunque se pueda y se
los Bancos y a las Sociedades de crédito parasitarias. deba eliminar notablemente en él el elemento de fa-
2.0 El capital-dinero, como tal, no tiene ningún tiga mediante el progreso técnico y la liberación de
derecho directo sobre el producto del trabajo en el Jos trabajadores, la fatiga continúa siendo esencial en
que colabora. Aquí es necesario hacer una distinción él, porque siempre es más o menos forzado, penoso y
entre el capital de complemento, cuyo detentador "¡:"~ mónótono;inopuede, pues, constituir un gozo sin
extraño a la empresa, Y el capital personal, que par- 13
194 EMMANlJEL MOlJNIER
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 195
mezcla ni constituir la beatitud suprema del hombre. I
El posee, sin embargo, su dignidad y su alegría. No caciones especiales a determinar, sólo ql1édan ex-
le vienen ni del rendimiento, ni del sudor, ni de la . cluidos de e~ta~~s físicament¡:..incapaces en todas
riqueza que produce; sino, ante todo, de que es en 1,: las categorías.
sí un ejercicio natural de la actividad y no una escla- ii 2." El trabajo no es una mercancía, sino una ac-
vitud vejatoria 30; todo trabajo, incluso el más ingra- ~. tividad personal..
to, es además un notable instrumento de disciplina; " 3." El derecho al trabajo es un derecho inaliena-
arranca el individuo a sí mismo y desarrolla la ca- ble de la persona. La propiedad más elemental debe
maradería en la obra y la comunión cn el servicio ser la propiedad del oficio. La sociedad tiene obli-
prestado, que preparan a unas comunidades más pro- gación de asegurarJ.'! a todo el mundo y en cualquier
fundas; en la medida en que es creador; se enriquece circunstancia.
con un gozo más alto, que puede expansionarse en 4." En todos los puestos de la vida econ6micc::
canto, o en teatro; recibe, finalmente, una última luz ganancia, responsabilidad, autoridad, el trabajo tiene
de las vidas que mantiene y del reposo por la obra una prioridad inalienable sobre el capital.
re~lizada, que refluye del ocio al instrumento del
OCIO.
Pero para que el trabajo desarrolle también sus 2. Primado de la responsabilidad personal sobre
riquezas humanas sin reivindicar por resentimiento el mecanismo an6nimo.
la totalidad del hombre y de la sociedad, es indispen-
sable que se le presten unas condiciones humanas, Este segundo postulado no es más que un coro-
que no sufra como hoy el aplastamiento y la humi- lario del carácter personal del trabajo hUmano. Rei-
llación por el poder materialista del dinero y de las vindica no contra la gªnancia usuraria del capital
castas creadas por el dinero; que no sea tratado por O público, sino contra el acaparamiento de los pues-
el capital como una mercancía sometida a la bolsa tos de autoridad y de iniciativa del C""l:ilal anón,.imo,
de la oferta y la demanda, eliminado de los puestos irresponsable y omnipotente. A este. régimen subver-
de autoridad y frustrado en los frutos de su acti- sivo oponemos los principios siguientes:
vidad. l." El anonimato debe desaparecer del conjunto
El "obrerismo" establece un primado del trabajo de la economía. El capital de complemento; extraño
(o del productor) sobre el hombre total y sobre to- a la empresa, v~~á sus títulos al portador¡ transfor-
das sus actividades sociales. El personalismo afirma mados en títu~"minativos o ,de endoso. La lista
el primado del trabajo sobre el capital, en su domi- de los tenedores de fondos y de Jos presupuestos de
nio propio, que es el dominio económico. Este pri- cualquier empresa se harán públicas. Las sociedades
mado se condensa en tres leyes: . anónimas, llamadas por antífrasis sociedades de ca-
1.0 El trabajo es una obligaci6n universal. Quien pitales, serán suprimidas.
no trabaje, y pueda hacerlo, que no coma. Salvo vo- 2." El capital, incluso nominalmente frenado en
la empresa, no tiene sobre lagesti6n de ista más
"_': . '-:',',;'<;.,_,,1,••",.
--;¡-~"7~"
I
I
1

MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 197


196 EMMANUEL MOUNlER
mosna que cae de un poder arbitrario y puramente
que un poder de control sin voto deliberante, median- material y no se tomen ningún interés en unas empre-
te sus representantes designados. No tiene derecho a sas dirigidas por manos extrañas a las que las hacen
parcela alguna de la autoridad o de la gestión. Au- marchar, ~n las que cualquier esfuerzo suplementa-
toridad y gestión pertenecen exclusivamente al tra- rio irá a engrosar la ganancia y el poder de los due-
bajo, responsable y organizado. Esta exigencia tira ños ilegítimos del trabajo.
por tierra las dos columnas del desorden capitalista: El salariado capitalista es el primer y principal res-
el gobierno de los bancos y el de los consejos de ad- ponsable de la lucha de clases. Consagra un dominio
ministración, el salariado capitalista. del dinero sobre el trabajo que es la fuente primaria
Sobre el primer punto, es inútil insistir. En un ré- del resentimiento obrero y de la solidaridad de clase
gimen personalista, el crédito anónimo, difuso entre de los trabajadores. El personalismo no puede ser
unos accionistas incompetentes e" irresponsables y "partidario de la lucha de clases". Pero la lucha de
unos bancos' especuladores, es reemplazado por el clases es Uf! hecho que la moral puede reprobar, pero
crédito personal de los trabajadores y por el crédito que no eliminará más que atacando sus causas. Si la
corporativo, que no tiene sobre la empresa más que clase repr~senta la sustitución de una comunidad so-
el derecho más alto asignado al capitaL cial viva por una masa despersonalizada y tensa sobre
¡,,! condenar el salariado capitalista, no proclama- un resentimiento, es la clase capitalista, en el sentido
mere; cUino inmoral e"~ principio de la remuneración estricto de la palabra, la que primeramente se ha
fija y garantizada contra cualquier riesgo de un tra- constituido en solidaridad opresiva y ha constituido
bajo prestado, pero frente a ella al proletariado revolucionario. Los agi-
a) denunciamos la mentira de un régimen de he- tadores, los políticos, han podido mantener o apro-
cho que no responde a la' definición te~ del sa- vecharse de esta situación, pero no la han creado. Es,
lario capitalista¡. muy a menudo inferior' 'al mínimo pues, una ilusión, extendida desgraciadamente entre
personal que llUeden" reivindicar sobre la ganancia las personas mejor intencionadas, creer que la "cola-
social los artesanos principales de esta ganancia, a boración de las clases" es posible en este estado con-
veces es incluso inferior al mínimo vital; y no está tra naturaleza. Lo que es posible, y deseable, es la
garantizando al trabajador como unseguro contra to- colaboracion de los intereses, incluso divergentes, en
do riesgo, ya que desaparece con el paro; una sociedad económica constituida humanamente.
b) pero ante todo denunciamos un régimen en
Pero es preciso, ante todo, una sociedad, y no hay
que el salario del trabajo es una concesión del capital
sociedad posible entre personas, individuales y co-
al trabajo. El capital no sólo está desprovisto de to-
do dereeho a sustraer con anterioridad al trabajo su lectivas, y una fuerza anónima de opresión como el
parte de ganancia, sino que carece de autoridad al.. capital, aunque esté representado por hombres, que
guna para de.finir y distribuir la remuneración del la desborda. Un único interés continúa siendo común
trabajo. Es inevitable que los trabajadores tengJln a los Cilpitalistas y a los trabajadores: que la empre-
I
conciencia de ello, que sean humillados por esta li-
~'
"r'
'l,'
198 EMMANUEL MOUNIER
MANIFIESTO ... DELPERSONALlSMO 199
sa se mantenga. Esto puede unirles en tiempo de cri-
sis, pero de una forma provisional e inorgánica. del reconocimiento de su mayoría econ6mica. En s;;
I
Reclamar para el trabajo todos los puestos de au- esencia, esta vuelta de la historia no es, conlo pien-
toridad y de iniciativa y proclamar al mismo tiempo san ciertos críticos .radicales, la última ola /destruc-
la obligación que todos tienen al trabajo es la única tora del tumulto1fehtocrático, sinó"en un' plano ver-
manera de hacer "colaborar" no ya las clases, sino daderamente secundario, aunque ya no lo sea, una
10$ intereses vivos y creados, personales y colectivos, etapa de la personalizaci6n progresiva de la humani-
de los hombres y de las comunidades orgánicas. dad, es decir, de la espiritualización del hombre.
Una palabra aparece entonces en la mente: la de- La emancipación dej]n adulto exige que haya al-
mocracia económica. Pero es p'reciso entenderse so- canzado esta madurez en la que adquiere, ante todo,
bre ella. ¿Se trata de transportar a la economía todas el sentimiento de su mayoría; despué:<. la capacidad
las taras de la democracia parlamentaria: irresponsa- de comportarse como persona autónoma. El senti-
bilidad, falso igualitarismo, reino de la opinión in- miento precede siempre un poco a la capacidad, y en-
competente y de las bellas palabras? ¡Cien veces no! tonces surge el conflicto de la adolescencia.
Si se trata de restaurar la economía al modo de una Este sentimiento está hoy indudablemente estable-
democracia orgánica tal como definiremos más aba- cido, y de forma definitiva,én la clase obrera 31. Está
jo la democracia política, hacemos nuestro el término. gravado por un resentimiento y una pfcsunción que
¿Qué incluimos en él? no son más que superestructuras psicológicas de la
Continuemos refiriéndonos a la definición que más exasperación. Pero en sucoraz6n, esta conciencia
adelante daremos de la democracia. Esta no es el por parte de los trabajadores más oprimidos, de la
reino del número desorganizado y la negación de la dignidad de la persona .pumana en su función de
{"
autoridad, sino la exigencia de una personalización trabajadores, donde estáalÍn lo esencial de su vida,
indefinida de la humanidad. En el dominio de la representa una ganancia espiritual indudable y es el
producción, la exigencia democrática así concebida datdespiritual central del problema económico. Con-
quiere que cada trabajador sea colocado en condi- dena irremediablemente, toda forma de paternalismo,
ciones de ejercer al máximo las prerrogativas de la es decir, cualquier tentativa~e las clases actualmente
persona: responsabilidad, iniciativa, dominio, crea- dirigentes para aportar desde fuera y desde lo alto de
ción y libertad, en el papel que le e~,'tá asignado por la clase obrera algún mejoramiento de su suerte;
sus capacidades y por la organización colectiva. Esta aunque esta tentativa fuese,como sucede, qesínte-
exigencia no es, pues, únicamente una prote<;ta ne- resada, hecha con la preocupación sincera <ile ser-
gativa contra la sumisión del trabajador al mecanis- vir a unos valo,!!i'. espirituales y, ..realm~nte apro-
mo capitalista. Es una reivindicación a favor de la vechable para 'el blJrero 32. El obrero tiene hoy una
emancipación (en sentido propio) de los trabajadores, conciencia demasiado viva de la ilegitimidad del po-
su paso de la categoría de instrumentos ala categoría der capitalista, ha acumulado demasiado rencor y
de asociados de la empresa, en una palabra, a favor, humillación.para.. queno se sienta en estado de. 4e~ l'
pendencia'''éhvilecedora respecto a cualquier intento I
.~ i
(1

';,(
200 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 201
de la clase capitalista tomada en su totalidad, que no es aún más que fraccionario. No basta, pues, con
con él se relacione: unos casos individuales no pue- mantener en los trabajadores el sentimiento de una
den nada contra esta experiencia histórica y estas mayoría no ejercida, es necesario que en lugar de
cristalizaciones colectivas. Fara da se. Igual que to- dispersarse en la agitación política la clase obrera
dos los oprimidos, ha adquirido en su opresión el trabaje en madurar unas élites obreras constantemen-
deseo un tanto feroz e insuprimible de ser el mismo te renovadas.
instrumento de su emancipación.. Como toda reivin- Este trabajo no está acabado. Sin duda seguirá
dicación por una autonomía, sobre todo cuando ha habiendo siempre unos hombres que, por la pobreza
sido durante mucho tiempo violentada, esta preten- de sus dones, no deberán ser no digamos los instru-
sión puede perderse en una presunción orgullosa. mentos, sino los órganos de ejecución de la sociedad
Aquel que no la haya impulsado en este camino que económica. De la misma forma, no se trata de lla-
tire la primera piedra. Puede trabajarse en corregir mar a la categoría de asociados directos de la pro-
estos excesos y en prevenir el exclusivismo de este ducción a la masa global e informe de los trabaja-
sentimiento, pero no se tendrá ninguna esperanza dores. Todo trabajador de una empresa tendrá la
de lograr éxito en la empresa si no es dando salida propiedad de su salario vital, y una participación
al im pulso histórico que la mueve y que lleva con él, proporcional en los beneficios, 10 que basta para sa-
mezclado con toda clase de impurezas, el humanis- carle de la condición proletaria stricto sensu. El acce-
mo del mañana. so al título y a las funciones de asociado a la gestión
¿I"a capacidad obrera está al nivel de..la--;c;;ol1cien- deberá ser una promoción obrera decidida por los
cia obrera? Est~ es el problema de que' se olvidan organismos obreros responsables, con serias garan-
los políticos, pára quienes las fuerzas cuentan más tías de valor personal, de competencia y de vincula-
que las realidades. Es un honor para el sindicalismo, ción a la empresa (no siendo la competencia en el
por el contrario, el habérselo planteado y haber tra- mando la misma, por lo demás, que la competencia
biljado para resolverlo. Es necesario responder que en la fabricación, esta última autoriza una forma de
la mayoría de los proletários, a consecuencia preci- promoción mucho más automática) 33.
samente de su no ser social y económico en el que En cuanto al resto de obreros no asociados a la
han sido mantenidos, no están a la altura de su am- gestión, sacados de la miseria, pero representando el
bición: así se explica el éxito de muchas dictaduras, residuo irreductible de cualquier organización, hay
que se han aferrado a la pasividad de las masas po- que conservar la idea de que se constituyan en poder
pulares, que han permanecido social, política y a de base 34, distinto del poder de gestión, el que ten-
menudo hasta espiritualmente despersonalizadas en dría como misión:
una civilización que no ha hecho nada para condu- a) trabajar en el mantenimiento de su dignidad y,
cirlas al ejercicio de su persona, En¡;l proletariado en la medida de lo posible, en su propia emancipa-
francés incluso, uno de los más maduros, el trabajo ción;
de educación obrera comenzado por el sindicalismo b) organizar toda protesta contra la cristalización
~~,
.,
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 203
202 EMMANUEL MOUNIER
un podler exterior a la comunidad económica, como
del sistema económico' yla formación de nuevas cas- el que vemos en Alemania, Italia, URSS, donde el
tas: se les darán los medios eficaces de publicidad representante del Partido estatizado tiene el control
y de recurso para ejercer esta vigilancia a la cual el sobre las autoridades económicas centrales o lo-
pobre, ya lo sea por desfavor natural, por indepen- cales *., .
dencia o -es preciso prever el caso- por alguna ;ó'
b) estar garantizado contra la demagogia ipterior:
opresión del sistema, es más sensible que cualquier únicamente 10$ tNlliajadores que !}ayan dado mues-
otro; tras de su competencia, de su valor personal y de su
c) accesoriamente, colaborar en cualquier orga- vinculación a la empresa deben participar en la elec-
nización en torno a la empresa, de higiene y asisten- ción del jefe;
cia social. c) estar inmunizado contra la formación de una
Sobre estas dos zonas de la colectividad obrera casta die mando, mediante un sistema riguroso de res- .
se erigirán unos puestos de mando. La democracia ,l
ponsabilidad sancionada, una ventilación constante ,j'
personalista, en efecto, se opone a ese autoritaris- desde los puestos inferiores a los puestos superiores .!
¡,
mo que consolida la autoridad en un individuo o en de dirección y unas relaciones reales y concretas entre
una casta cuya dominación exterior, opresiva e in-
controlada, es un aliento para la pasividad de los
los trabajadores y estos jefes investidos de su cort- '. .~
i
.~
.,.
fianza.
administrados. En una organización personalista exis- Sería una locura pensar y hacer pensar que un ,
.'
te responsabilidad en cualquier sitio, creación en cual- organismo puede funcionar sin fallos y sin crisis, in- ,,!
quier parte, colaboración en todos los lugares: en cluso sin una tensión interna permanente. Ladirec-
ella no hay gente que esté pagada para pensar, otros ción entre dirigidos y directores crea inevitablemen-
para ejecutar y los más favorecidos para no hacer te, por íntima que sea laco¡nunidad, una tensión en-
11
nada. Pero esta organización no excluye la verdadera tre dos maneras de ver las cosas, e incluso dos grupos Il.
autoridad, es decir, el orden a la vez jerárquico y vivo, de intl~reses. Esta tensión es fecunda: es entonces, si i
donde la facultad de mandar nace del mérito perso- el organismo no está subvertido, cuando es preciso
nal; y es sobre todo una vocación por despertar per- hablar de una voluntad de 'Colaboración. Ya que esta
sonalidades, que aporta a su titular no un cúmulo de tensión subsistirá siempre, el sindicalismo debe tam-
honores, o de riqueza, o de aislamiento, sino un cú- bién subsistir, bajo cualquier régimen, como repre- '1
mulo de responsabilidades. sentante libre e independiente de los trabajadore~
El mando económico, distinto de la propiedad ca- asociados 35. .
pitalista, no pertenece a una casta irresponsable y La democracia' orgánica asl consolidada estaría
hereditaria, sino al mérito personal, constantemente constantemente amenazada si la acumulación' capita-
extraído de la élite de los trabajadores y escogido . J
.• I
por ella. Mediante mecanismos que la experiencia
guiará, debe: • El lector 'recdr"áltrlí que la obra 'éstáesctita en 1936.
(N. del T.)
a) estar protegido contra cualquier intrusión de
204 EMMANUEL MOUNIER j
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 205 I
I
lista pudiera reconstituirse. La experiencia o la téc-
nica dirán si la supresión de los mecanismos de fe- rechazado a su lugar secundario, con preferencia pa-
cundidad del dinero basta para hacer imposible una ra los demás intereses humanos y principalmente de
acumulación peligrosa de capital. Si es así, debe de- ,} este sentido de servicio social que una economía li-
jarse plena libertad al ahorro individual, que no berada puede dar a cualquier trabajador.
tiene ya m¡¡teria para realizar operaciones fraudulen-
tas y peligrosas para la economía. Si no, deberán to-
marse medidas para limitar al máximo la concentra- 4. P~imado de los organismos sobre lo¡~ meca-
ción de fonunas.
.
/llsmos. ....;.;..
"-.~:.. , .. I

, La centralización, como hemos visto, es un arma


3. Primado del se•.,,· iO social sobre la ganancia. de dos filos. Con las técnicas actuales ha sido el me-
<lio de una gran produceión barata, teóricamente fa- ¡.1
A los principios que rigen el estatuto de la perso- vorable a la generalización de un nivel de vida nor- :,1
;.!

na en la economía personalista añadiremos otros dos mal. El capitalismo, además, ha neutralizado parcial-
que afirman su carácter comunitario. mente este resultado, y la técnica, reconociendo los
Se ha hablado a veces de reemplazar la "noción de errores del gigantismo, no ha dicho aún su última 1;
ganancia", corno se dice, por la "noción de servicio" pahihra. Pero estos méritos están ampliamente des- ji:
','
como principio animador de la economía. Bajo esta bordados por el peligro intrínseco a la centralización
forma absoluta, ello sería un grave error psicológico inorganizada, que conduce directamente a la opresión 1'
1:
de naturaleza idealista. No se hace una economía con
.espíritus puros, sino con móviles medios. Y es cierto
estatal.
Por ello, el movimiento propio de una economía
¡;
, !

que un acrecentamiento de la ganancia, tanto para personalista es un movimiento descentralizador. Si


¡
I
los individuos como para las colectividades de pro- se hubiese mostrado incluso que ciertos servicios pú-
ducción, es un móvil poderoso para excitarlos a acre- blicos deben 'ser de todas' formas estatizados, esto no Il'
cer su producción en calidad o en cantidád. Los so- sería más que hacerse auna neeesidad: es todo lo
viets 10 han comprendido muy bien cuando han sido contrario de una economía colectivista (en el sentido
obligados a abandonar la igualdad de salarios. Será clásico) en donde la estatización es el movimiento
preciso, pues, que continúe aetuando la atracción de propio y cuyos planes de economía mixta para un
la gani1ncia mientras no se realice el "reino de la "período de transición" no son más que las paradas
abundancia" que debe suprimir todo signo monetario, transitorias en un movimiento de fondo. Una econo-
es decir, durante algunos lustros todavía... mía personalista es una economía descentralizada has-
Pero si no es preciso que la ganancia desaparezca, ta el nivel de la persona. La persona es su principio y
es el primado de la ganancia en el mccanismo econó- su modelo. Es decir, que una descentrali~aeión que
mico y en los móviles económicos el que debe ser no fuese más que la fragmentaeiónde lar economía
en bloques: s~rios no pueg!< ser csms4derada co-
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 207
206 EMMANUEL MOUNIER

mo una verdadera descentralización. La descentrali- UNA ECONOMÍA PLURALISTA, SÍNTESIS DEL


zación personalista es, más que un mecanismo, un LIBERALISMO Y DEL COLECTIVISMO
•espíritu que sube de las personas, base de la econo-
mía. Tiende no a imponer, sino. a hacer surgir de No nos proponemos aquí más que trazar unas
cualquier sitio personas colectivas, que posean ini- orientaciones válidas para cualquier economía per-
ciativa, autonomía relativa y responsabilidad. No hay sonalista. No produciremos, por tanto, un Plan téc-
que engañarse con las. imágenes.pe<:;ir que la eco- )Ji nico, ya que ésteIlo es su lugar. Mostraremos única-
nomía (como la sociedad entera) está animada des- mente cómo una economía personalista resuelve el
de abajo, que la creación debe subir desde la ba- conflicto pendient<; 'entre liberalismo y colectivismo.
se, es decir, en una perspectiva personalista, que la El liberalismo (teórico) tiene su fuerza espiritual en
animación le viene del hogar mismo de la realidad una defensa de los valores personales de libertad y de
espiritual: de la persona. De esta orientación general iniciativa y de una justa crítica de las maldades del
resultan dos consecuencias: .. estatismo; pero entrega sus realidades personales a
1. a La unidad económica primarIa no es el indi- la opresión capitalista que priva de él a la mayoría
viduoproductor, como en un régimen individualista, de los hombres. El colectivismo tiene razón cuando
ni la nación o la corporación nacional,como en un proclama la necesidad de colectivizar ampliamente la
régimen estatizado, sino la. .célula económ.i€!l.",o em- , economía para salvarla de la dictadura de los inte-
presa. La economía no es un gran cuerpo c'úyo órga- reses particulares, pero entrega la libertad, atada de
no es la empresaJ Es, o debe tender a ser, una fede- pies y manos, a la dictadura estatista de un partido o
ración de empresas 36. de un cuerpo de funcionarios. El personalismo con-
2. a El "plan" económico no debe ser la militari. serva la colectivización y salvaguarda la libertad apo-
zación de la economía en un sistema. dictado desde yándola en una economía. autónoma ji flexible en
el centro. Debe apoyarse sobre un censo de las eva· lugar de adosarla al estatismo. ~ "
luaciones y las propuestas locales, estudiadas en cada Una economía de inspiración centralista es una
lugar, transmitidas tras estudio y aprobación local, economía de tendencia unitaria. No admite una plu-
para dlversificarse de nuevo, sobre la realidad viva, ralidad de sectores, como hemos dicho, más que co-
en su aplicación. mO necesidad de transición. Una economía de inspi-
Debe tenerse cuidado en no desviar estas indicacio- ración personalista es una economía pluralista, que
nes hacia una. concepción artesanal a mayor escala realiza entre la colectivización y las exigencias de la
del organismo económico, o hacia imágenes grosera- persona tantas fórmulas como sugieren las condicio-
mente organicistas. Bástenos remitir aquí a lo que nes diferentes de la producción. Este pluralismo no
decíamos más arriba del campo ilimitado ofrecido debe ser concebido como un eclecticismo. En período
a la técnica, y a la técnica organizado: toda centra- de transición, la economía personalista puede tam-
lización que libep en lugar de oprimir y sirve en bión admitir la yuxtaposkión o amalgama de estruc-
lugar de ser una carga, sigue siendo válida.
208 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 209

turas nuevas y de supervivencias provisionales. Pero mientras que el corporativismo reformista quiere ig-
su pluralismo descansa en una distinción de funcio- norarlos.
nes, no en una concesión.
Los primeros trabajos bosquejados bajo esta inspi-
ración 37 distinguen dos sectores: . UNA SOCIEDAD PLURALISTA
1.0 Un sector planificado, esenciálmente destina-
do a la producción del rnínimo- vital, relativamente in- Hemos contemplado hasta aquí el problema econó-
diferenciado e invariable, reconocido' por la sociedad mico y social bajo su aspecto industrial. Ahora bien,
personalista, como un derecho absoluto de la persona. el pluralismo personalista es hostil al primado del
Se le ha podido calificar de servici9 público de las industrialismo, que implica la opresión por una cla-
necesidad(;s vitales. Es esta urgencia social la que se, por un modo de vida, de todas las demás clases
hace de él un servicio público, autoriza en él la coer- y de todos los demás modos de vida. El proletariado
ción y una colectivización avanzada, que se justifica industrial, impulsado por su desenlace, ha trabajado
ya que se. trata de construir las bases mismas de toda más que otras clases en tomar conciencia del desor-
propiedad privada. Sobre 'Su naturaleza~en di- den económico y social, y (~stá más maduro que otros
vergencias entre {los personalistas. Unos 38 desconfían para las transformaciom~s necesarias: en este sentido
hasta el final d(Jl Estado, distinguen planificación de se puede hablar de su misión histórica sin someter la
nacionalizución y conG;rn la ejecución del plan a em- historia al particularismo de una clase. Es preciso, sin
presas cooperativas libres bajo la dirección de un embargo, plantearse por sí mismos, a partir de sus
Consejo económico central independiente del Estado. datos propios, los problemas de los demás grupos so-
Otros 39 piensan poder confiar al EstadO o a socieda- ciales y darles también la posibilidad de ser los ins-
des, en las que el Estado entra como parte, un nú- trumentos de sn propia liberación.
mero mínimo de indllstrias-clave. El campesino sufre cada vez más la expoliación
capitalista: prestamistas, establecimientos de crédito,
2. ° Un sector libr;f, donde actúan, sin amenazar
grandes trust, se han llevado sns economías; después
ya el mínimo vital de cualquiera, la libre creación y
ha restringido su consumo, hoy se endeuda. En igual
la libre emulación. Este sector no está además aban- medida ha sufrido intervenciones contradictorias del
donado a la anarquía, sino organizado según una fór- Estado, y el proteccionismo, si le trae nna tranquili-
mula de cooperación o de corporativismo post-capita- dad provisional, conduce a la anarquía económica y
lista. Su libertad organizada es el principal elemento de aHí a la guerra. Finalmente, el campesino se halla
de resistencia de la colectividad del trabajo contra obstaculizado,'e{1 Francia,sobre todo, por un indivi-
la opresión política. No es una concesión, sino un d~alismo tenaz qne, coJÍJa parcelación y la anarquía
ide.al soste.nido. como tal y conservado únicamente de la propiedad de la tierra, somete la producción
contra los peligros que puede desarrollar: la desapa- agrícola a un despilfarro considerable. Esta anarquía
rición de los mecanismos capitalistas los elirnil1.~' no puede durar: nos precipita hacia una revolución
14
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 211
210
desmaterializarse los hombres y su actividad.lJn úni-
que sobrepasará quizá en violencia a la revolución
co medio: restituirles el riesgo y la responsabilidad.
obrera. Sería desastrosO, además, el intentar en Fran-
La supresión del ascenso por antigüedad dislocará
cia una industrialización masiva de la agricultura. El
campesino deberá, por su parte, contribuir al sector este bloque de tranquilidad y de inercia que pesa sobre
planificado, lo que no ocurrirá sin una explo~ación la vida de una nación. La responsabilidad del funcio-
nario ante sus iguales o con control de sus iguales eH-
colectiva de una parte rigurosamente limitada de la
tierra. Fuera de éste sector, para sustituir a los trusts minará el temor de desagradar o el deseo de compla-
y a los intermediarios capitalistas, los campesinos se cer a sus jefes, que son una de las causas esenciales
agruparán en asociaciones cooperativas de base co- de parálisis y de cobardía en los subordinados y ase-
munal, respetando la vinculación personal del hombre guran la opresión del poder central. El desarrpllo del
a la tierra, aunque eliminando poco a poco el indivi- gobierno local descongestionará por último á la ad-
ministración itre~lllisable. ' ,. " -
dualismo reaccionario al que se ha aferrado.
Las profesiones llamadas liberales defienden con
SUs tradiciones unos valores reales, pero también unos
LOS MEDIOS. LA TRANSICIÓN
simples monopolios y prestigios de clase. Estando re-
conocido y asegurado el carácter "liberal" de todo
trabajo, ninguna razón subsiste para preservar me- Para pasar de la economía antigua li la economía
diante aparatos impresionantes Y pasados de moda nueva, hay dos caminos cerrados a una acción'perso-
unos privilegios de la burguesía. No hay que decir que nalista radical: el reformismo, que nO llega a alcanzar
las últimas huellas de venalidad de los cargos deben las causas del desorden, y la revolución anarquista,
desaparecer 40. Allí también un "sector plan~ficado" que le prolonga. Dos camillaS se abren ante él: .
debe descargar el trabajo creador de cualquier parte Uno, de inspiración federalista, consiste en orga-
de automatismo: el médico de las operaciones que nizar desde ahora, bajo una forma embrionaria, las
pertenecen al practicante 41, el abogado de las que instituciones de la sociedadpersonalista, ya extender·
pertenecen al escribiente, y asegurar el "mínimo vi- las progresivamente hasta la ruptura del antiguo "or-
tal" de cuidado, de justicia, etc., monstruosamente den" 43.
dependientes hoy de desigualdades ele fortuna. Pero, Pero el orden capitalista resistirá, sin duda, hasta el
al mismo tiempo, esta organización necesaria elebe último aliento. Pertenece entonces al Estado, custodio
salvaguardar la libre elección del cliente, y, fuera del del bien común, no de sustituirse a la economía.c1eca-
servicio social que él debe al sector planificado, la li- dente, ya que él no es una persona colectiva, y, en
bre actividad del práctico en oficios que, más que consecuencia, no tiene ningún dominio sobre los bie-
otros, requieren facultades creadoras. nes con anterioridad a su usurpación por el capita-
El funcionario incluso 42 debe ser personalizado en lismo, sino de intervenir con su derecho de jurisdic-
su función. No. se puede desestatizar el mando en el ción a favor del bien común del que es tutor, en nom-
bre de las ..personas dañadas, y en nombre de su mis-
aparato mismo del Estado. Al mellaS en él pueden
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212 EMMANUEL MOUNIER MA.fV1FlESTO... DEL PERSONALISMO 213

ma autoridad, incidida por los interes.es económicos. 2.° El pseudo-corporativismo, que no es más que
Su derecho de intervención debe ejercerse, ante todo, una forma sistemática de reformismo 44. Prevé, sin to-
para imponer una nueva legislación económica, apo- car la situación recíproca del trabajo y del capital, la
yándose sobre las fuerzas vivas de la nación que la constitución libre de corporaciones propietarias que
habrán alimentado y anunciado. En cuanto a los aseguren la coordinación de 1I0s intereses profesionales
"derechos adquiridos" de los individuos, el Estado en la colaboración de las clases. Ahora bien, en las
posee, contra aquellos que no hayan· sido adquiridos estructuras actuales del capitalismo incluso tras un
más ,que por la fuerza de la opresión, un derecho de enderezamiento de sus abusos más sangrientos, tal
cxpropiación con indemnización; con los que deberá corporativismo:
hacer, en provecho de la economía nueva, un uso a) continúa apoyado en la prepotencia del capital
humano pero riguroso. Por lo demás,. reconocerá los en los puestos de autoridad, y consagra así la subordi-
servicios prestados p'or los., ¡:mpresarios~~p~teptes nación del trabajo al dinero, que es la definición exac-
que acepten servi~ lealmente al orden econotii"teo. To- ta del materialismo económico; la misma igualdad de
das las demás resistencias deben ser rotas por las representación entre trabajo y capital en los consejos
fuerzas de la ley; al servicio de la persona contra la corporativos, si no fuese ilusoria, sería escandalosa;
opresión, doble y una, de la riqueza y de la miseria. b) creyendo realizar la "colaboración de las cla-
ses", no hace más que yuxtaponer el antagonismo irre-
ductible del dinero y del trabajo y descansa así sobre
TUMBA DE LAS PSEUDO-SOLUCIONES una base quebrada en todo su espesor, sobre una
r:;'.\ pseudocomunidad;
Es superfluo detenernos más tiempo cn la. ocupa- e) fundada sobre un antagonismo fundamental,
ción vana de demostrar unas construcciones económi- implica en cualquier caso la intervención dictatorial
cas ya condenadas de antemano por la crítica que del Estado o de un poder corporativo centralizado que
hemos hecho de su inspiración de base. Bástenos de- sufriría necesariamente la atracción del Estado centra-
signar, pm a que se las reconozca, tres seducciones a lizado. Una cosa es, en efecto, el arbitrar los conflic-
1\IS que no podemos oponer más que una negación tos orgánicos normales en una sociedad de intereses
categórica. Éstas son: divergentes, y otra cosa es juntar el agua con el fuego.
1.0 El reformismo simplemente, bajo sus dos as- El dominio estatal sería tanto más rápido en cuanto
pectos: el reformismo de los técnicos que disimula las que la mayor parte de los corporativismos se propo-
grietas y el reformismo moralizante, parecido al médi- nen reabsorber el sindicalismo, hogar de la resistencia
co que encontraría más espiritual exhortar al enfermo y de la iniciativa de base;
a curarse que usar "groseramente" ciertos remedios. d) finalmente, incluso desde el punto de vista de
El reformismo, impotente contra las fatalidades ma- la producción, en un régimen en el que todas las
sivas de la economía moderna, las consoUda al en- fuerzas están orientadas para salvar el máximo de ga-
mascarar su peligro. nancia, el corporativismo, cuando no se desgarre por

., . ..~~~
214 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 215

su dualismo interior,' no podrá ser más que la dicta- y acelera las reinversiones; este desequilibrio impulsa
dura de salvación pública de la ganancia agonizante, a la conquista de los mercados exteriores: la centrali-
y por una limitación de la producción, de la concu- zación capitalista así acelerada y frenada de repente .
rrencia y del progreso técnico, la inauguración de una segrega un nacionalismo y un imperialismo económico
economía regresiva y autárquica. que conducen directamente al estado totalitario y a
3.° Las economías autoritarias. Entendemos bajo la guerra.
este nombre, que opone a la autoridad viva el autori- Igual que Marx para hacer comprender la sociedad
tarismo de la fuerza, cualquier forma de "dirigismo" del siglo XIX se refirió a Inglaterra, que era entonces
o de "estatismo" que paraliza el conjunto de la eCo- el país más desarrollado industrialmente hablando, es
nomía, directamente o a través de sus centros vitales, bacia los países típicos de nuestra época: Alemania
bajo una autoridad centralizada con una autoridad Italia, URSS, hacia donde sería preciso volver la mi-
exclusivamente descendente. rada para aprehender en su esencia la sociedalldel si-
El estatismo económico es su forma más peligrosa. glo xx, tal COij1o,~pitalismo centralizador I~ ha im-
Descama sobre la cesión de una usurpación: él des- puesto a sus pretendidos herederos. Se halla en el1c~ ~~

plaza, efectivamente, el poder económico del dinero una sociedad híbrida, ni capitalista ni comunista, don-
bacia el Estado, quien, mucho menos que el dinero, no de las fuerzas del dinero libre están en vías de desapa-
posee dominio o autoridad sobre las riquezas. Sobre rición, pero donde, mediante la absorción por el Es·
.todo, con la libertad económica de los ciudadanos, co- tado, director de un nacionalismo económico de
loca en manos del Estado, centralizador por esencia y alcance universal, la oposición opresores-oprimidos,
siempre tentado de abusar de su poder, el más temible trabajo-capital, está en vías de convertirse en la opo-
medio de coerción sobre las personas que haya nunca sici(ín trabajo-Estado. EnJugar de ver al proletario
poseído. A costa de una auténtica o de una pretendida elevarse a la condición debombre, como Marx espe-
revolución popular se erige entonces sobre el mundo raba de la revolución proletaria, es toda la sociedad
del trabajo una dictadura de Estado. que subvierte to- la que comienza a deslizarse hacia una nueva condi-
talmente su espíritu. En todos los organismos de la ción proletaria, hecha más'de opresiones que de mi-
economía es al representante del poder centralizador, serias económicas, bajo la mirada de los funcionarios,
generalmente (Alemania, Italia, la UR$S) del Partido tecnócratas y militares. Los medios de producción que
de Estado, al que pertenece la autoridad suprema, y detentaban los capitalistas pasan a manos del Estado;
usa de ella en exclusivo interés de la política del y la condición de los trabajadores no ha sido mejora-
Estado. da. Marx pudo decir, en el siglo XIX, que el Estado
Esta centralización no se hace, como podría creerse, era un instrumento de opresión en manos de la clase
mediante una influencia exterior al viejo estado libe- dominante: son los funcionarios del estado totalitario
ral. Nace de él, antes de que consiga con ella hacer quienes se convierten hoy en la clase dominante tanto
saltar las estructuras. La absorción por el capital de la en la URSS como en los países fascistaS. Es la opre-
mayor parte de la ganancia frena el consumo interior. sión del capitalismo, privado del dinero, la que se

,
J
I
-,-"
216 EMMANUEL MOUNlER

intenta estabilizar mediante el poder del Estado en el


momento en que el dinamismo interior de este régi-
men le arrastra a la ruina. Esta estructura del Estado,
salvador de la economía, naturalmente, no es aparen- v
te. Se disimula bajo los mitos: raCismo, naCionalismo,
indl;1strialización. Regímenes, programas de "izquier- LA SOCIEDAD POLlTICA
da" y de "derecha", convergen hacia este materialis-
mo desencadenado que es el verdadero Leviathan de
nuestra época. Si la fórmula "ni izquierdas ni dere-
chas" tiene otra fUllción qlle la de unir_~f!pel te- DESCRÉDITO DE LO POLÍTICO
meroso de io,~ im¡eguros, es la de preparar 'una fuerza
inteligente contrh eSÜi "unenaza quenas llega a toda Toda la Edad Media ha repetido, tras la Antigüe-
velocidad desde 'los dos extremos del horizonte. dad clásica, que el hombre es un animal político. Nin-
guno de los pensadores deJl siglo XVII dejaba de aña-
dir una Política a su Teodicea y a su Lógica. Puede
medirse su decadencia si se compara este prestigio de
una época en que la política no ocupaba siempre la
mejor parte de 'la vida de 10f: hombres, al descrédito
en el cual ha caído la vida política entre los mejores.
Arrastrándose en las zonas más bajas de la ideología,
del sentimentalismo y' de la componenda, se ha con-
vertido en el más vulgar aspecto del desorden. La
"vida pública" es, con los mismos títulos que la "vida
privada", una forma vital de la vida personal. Hela
, aquí rechazada, como la vida privada, a un terreno
cerrado, tan ajeno al hombre interior que aquellos que
conservan el sentido de la persona y 10 que hemos lla-
mado el sentido del prójimo, han adquirido poco a
poco respecto a ella una invencible repugnancia.
Para devolver a la vida política su espiritualidad, y
devolvérsela' desde su interior, nos es preciso recons-
truir la vida política sobre organismos que expresen,
sin envilecerla, ,a la persona integral. Restituiremos
asía la política su bello sentido lleno del aprendizaje
total del hombre hacia las cosas de la comunidad.

... ~.~~,.

I
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218 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 219

Recordemos que la vida personal nace de una ten- parece hecho para sociedades muy pequeñas. En sen-
sión entre dos polos: el de la individualidad y el de tido estricto, despojado de todos los conocimientos y
la persona espiritual. Un individualismo puede condu- de toda la elocuencia con que se le encubre, el amor
cir a la dispersión de la sociedad política en la anar- a la patria es un amor cercano y de corto alcance. Por
quía. Un idealismo puro conduce a la apatía de una esto, forzando apenas los sentimientos reales de hs
tranquilidad agradable de satisfechos; un racionalismo hombres, algunos han podido restringir el sentido de
puro a la cristalización de un aparato inmóvil y opre- la palabra a la patria local 45, bretona, provenzal, fla-
sor. El realismo de la persona considera estas solu- menca, catalana, genovesa. Es bien sabido que, inela-
ciones truncadas como otros tantos abandonos. Sigue so en Francia, en la nación más unificada de Europa,
el dibujo mismo de la persona: equilibrio tenso entre los regimientos meridionales han estado a punto de
dos planos de realidad, posee posibilidades deno con- desinteresarse en un momento crítico de la guerra de
ducir a una expresión unitaria de su vocación política, .la defensa "del Narte". Por eso mismo, la patria tier-
sino a dos expresiones divergentes, mezcladas, cruza- de a ser una sociedad cerrada, cuyo movimiento prc·
das sobre unas realizaciones mix.tas, donde una y otra pio es cerrarse sobre sí. I

predominarán sucesivamente. I
J
,,~~~ ¡ 'Q.

LAS FALSAS UNIVERSALIDADES: NACIONALISMO,


EL INDIVIDUO CONCRETO. ESTATISMO
SU SOCIEDAD: LA PATRIA
Ahora bien, la persona es exigencia de espirituali-
El individuo -no el individuo abstracto del racio- dad y de universalidad. Si ella rechaza la aceptación
nalismo jurídico, sino el individuo vivo, lugar de en- de su simulacro en unos ideales vagos o en unos sis-
raizamientos carnales y de ternuras cercanas a la vida temas opresores, no puede estar sad'¡'(.Gha con una
ibstintiva- tiene como sociedad natural el conjunto sociedad puramente física y.afectiva, inciuso cuan~¡o la
de sus vínculos afectivos con el medio social que le transfigura bajo el reflejo de su vida total. Ella aspira,
rodea inmediatamente, cuyas influencias circulan a su mediante unas sociedades cada vez más espirituales, a
alCance. La persona desborda infinitamente esta vida esta comunidad límite de las personas que sería la más
Sensible. Sin embargo, aunque integre al hombre en concreta al mismo tiempo que la más universal.
su totalidad, ella no la desprecia en modo alguno. Se Las colectividades, como las personas, buscan la
puede reservar a esta sociedad elemental del individuo universalidad en dos direcciones falsas. En un caso, se
el nombre de patria, que señala mejor que ningún otro la figuran según Jos sentidos la sugieren, imaginando
la parte que en ella tienen la sangre y el Jugar de na- más espacio o mayor poder en su vida sensible. O
cimiento. bien, apercibiéndose de lo grosero del procedimiento
Se ha hecho observar frecuentemente, después de pasan al otro extremo, y persiguen la unidad en una
Bergson, que el hombre, por sus vínculos sensibles, representación abstracta e indiferenciada del espíritu.
220 EMMANUEL MOUNlER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 221

Tan sólo entonces reconocen en este, orgullo exangüe dad: nada le es 'exterior, sea en el ámbito nacional,
una nueva fonna de inhumanidad y piensan en juntar local o privado. Él se da a sí mismo la administración
desde el interior el espíritu con la vida. directa de toda 1ft realidad nacional, que un largo es-
Los regímenes fascistas, de carácter más bien racial fuerzo centralizador ha concentrado en sus manos.
y nacionalista que militar o estatista, han buscado una N adie tiene facultad para invocar frente a él la ineje-
salida para el animal político de las grandes naciones cución de una obligación. No residiendo ninguna so-
modernas en el organicismo biológieo<' que denuncia- beranía en la nación, ningu.na representación real as-
mos al comienzo. Estas afectividades instiljf1V~, que ciende de ella. Cualquier autoridad es autoridad de
p,ueden ser una vÍ!ftud a escala del individuo y de su gobierno, y desciende del poder central, de los hom-
sociedad propia, bajo la autoridad y la vigilancia bres audaces que se han apoderado del Estado. Es un
constante de la vida personal, las han inflado a es- gran error, dice un teórista facista, Rocco, el confun-
cala nacional. Espiritualizar la sociedad, para ellos, es dir la nación y el' pueblo, y reabsorber aquélla en éste.
agrandar a escala de la vida pública, entorpecidos, El gobierno pertenece por posesión natural a una
desmesurados, los sentimientos que unen a un hombre especie de clase predestinada que se rehace constan-
a toda Ir¡ carne de sus relaciones cercanas. Tal es, ha- temente en el seno de la nación: la de las élites diri-
blando con propiedad, aunque expresado en términos gentes. Su voluntad, deducida por un jefe, anima con
fascistas, la concepción individualista de la nación. Es una virtud descendente a un partido de Estado, que
plOpuesta al hombre la comunidad espiritual es el "elemento dinámico del Estado", el que le pre-
suprerr:a, al mismo tiempo que como lo supremo con- serva de continuar, como su nombre querría, "estáti-
creto. Sin embargo, es el Estado fascistá quien final- ca". Admitido como infalible en su función de ma-
mente lo expresa, con 10 que llegamos, a fin de cuen- nifestar la voluntad y el destino del Estado, es el
tas, a la segunda aberración. intermediario entre él y la nación pasiva; propagador,
Se trata del estatismo. lIemos denlOstrado cómo el en un sentido, de la doctrina del Estado; en otro, "ór-
estatismo fascista consagrrtba la renuncia de las per- gano capilar" que infiltra el pueblo entero en la vida
sonas, en un régimen liberal, mediante un conglome- del Estado. Al ser el carisma que le inspira la divini-
rado violento de los residuos del individualismo. dad inmanente de la nación, detenta el monopolio de
R"procha al Estado liberal el ser una simple represen- la opinión; todas las demás opiniones, incluso la pro- ;¡
tación del espíritu, pero él es un simple engrandeci- pia indiferencia, son subversivas. El interés general es
miento del individuo abstracto y reivindicador. Poco el interés del Estado. Incluso, decía un día un fascista
importa la concepción, jacobina, racista o imperialis- de renombre, si doce miJllones de sí se transformasen
ta, sobre la cual el estatismo apoya sentimentalmente en veinticuatro millones de no, el Estado fascista con-
su poder, puesto que identifica finalmente la nación tinuaría: sería preciso admitir que el pueblo había
con el Estado. No hay realidad, ni derechos anterio- sido atacado de :locura colectiva.
res al Estado que éste deba' respetar, ni Derec)lO S1,1- Nada por debajo del Estado, nada por encima. Él ,
.I!

perior al que deba ~ometerse:' Coincide con' ra:-:s5cie~ no encuentra más que en sí mismo su límite y su ley. i
i
I
'11j.)
222 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 223
No se rige por lo honesto, sino en lo útil y 10 eficaz. diferencias se borran entre el primado germánico de la
Así, todo sus atributos se concentran en su fuerza. nación, el primado latino del Estado, el estatismo libe-
La debilidad es su pecado capital. No es un "mínimo ral "al servicio" de la nación, la dictadura políti~a
de gobierno", sino un "máximo de gobierno" lo que del proletariado "al servicio" de la nación proletaria.
para ello se requiere. Su institución fundamental· no Estos distintos aspectos del estatismo bordan varian-
es la representación o el control, sino la policía 46. tes ideológicas alrededor de una realidad maligna que
No pintamos únicamente bajo estos rasgos al esta- pertenece a la patología social: el desarrollo cancero-
do-totalitario límite. El cáncer del Estado se forma en so .del Estado sobre las naciones modernas, sea cual
el seno mismo de nuestras democracias. Desde el día sea su forma política. Cuando por añadidura él se
que privaron al individuo de todos sus enraizamientos haya anexionado la economía, este Estado-Nación,
vivos, de todos sus poderes próximos, desde el día que con o contra el capitalismo, con o C01¡,trfi la democra-
proclamaron que "nada existe entre el Estado y el in. cia, se convertirá en la amenaza má:; temible que el
dividuo" (Ley Le Chapelier), qUl~ no se permite la aso- personalismo debe afrontar en el terreno político.
ciación de los individuos de acuerdo con "sus preten-
didos intereses comunes" (íd.), el camino estaba abier-
to para los Estados totalitarios modernos. La centrali- DEL ESTADO OE INSPIRACIÓN PLURALISTA I
¡,;
zación extiende poco a poco su poder, con ayuda del J
racionalismo, que repugna a toda diversidad viva: el Ninguna c¡on~~ón media pUr,oe luc4ar 1con sufi-
"estatismo" democrático se desliza hacia el Estado to- ciente poder contra esta forma masiva de la opresión
talitario como el río hacia el mar. que seduce progresivamente a todos los pueblos des-
Se ve muy bien qué complicidades le sostienen. ilusionados y debilitados Bar los parcos alimentos de
Los poderes próximos y las sociedadl~s locales tienen, la civilización liberal. Sólo una mística viva del hom-
decimos, una tendencia a cerrarse sobre sí mismos, a bre integral puede suscitar la defensa heroica que se
ahogar el impulso personal en la afectividad sensible, impone hoy alrededor de las últimas zonas parcial-
a triturar la sociedad. Una cierta pas.ión de lo univer- mente incontaminadas. Volvamos, pues, a partir de
sal y de la grandeza se irrita por este "proximismo" la base.
vital donde el individuo busca comodidadés y refugios La realidad política está compuesta de personas
en lugar de aventuras. Comienza a'desviarse cuando que buscan ,encarnar su voluntad comunitaria, y de
cree que el Estado y su sistema abstracto. pueden sociedades, que agrupan a hombres unidos en la bús-
airear la vida pública, y liberar una vida demasiado queda de un fin humano cualquiera o simplemente en
oculta, ya que ante todo parecen indiferentes a los in- la expresión de una afinidad afectiva o espiritual.
dividuos y hostiles a las atmósferas cerradas. Dan cier- La patria, descrita más arriba, es la más primaria,
to descanso al individuo únicamente para cogerle de la más instintiva de estas sociedades. Sobre eUa se
nuevo con más seguridad. superponen las socíedadeseconómicas, culturales o
. Desde el punto de vista del personalismo, todas l.as .. es~Jritu~¡~"~.
224 Ely!ly!ANUEL MOUNIER, MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 225
La nación es el abrazo que reúne a esta abundan- es la jurisdicción del Estado.. Por lo demás, cuando
cia" espontánea de sociedades diversas alrededor de un cierto número de sociedades manifieste una volun-
las personas, bajo la unidad viva de una tradición his- tad nacional común, el Estado protegerá su seguridad.
tórica y de una cultura particularizada en su expre- El Estado no ti~ne únicamente este papel negativo.
sión, pero con poder de universalidad. Es, como se Las personas bus¡¡:an su realización en sociedades di-
ve, una realidad miXta y "ha cristalizad¡f~ abajo, . versas. Estas sociedades trabajan en orden frecuente-
receptáculo de qna multiplicidad de. sociedades a las mente disperso. El Estado, servidor de las personas,
que no tiene que' digerir, sino que mantener con vigor; tiene como funcipn el poner a disposición de estas
por arriba, si no comunidad en el sentido perfecto de iniciativas los meGanismos de coordinación que facili-
la p~1Iabra, si al menos entidad comunitaria, vínculo tarán sus esfuerzqs. Pero es necesario precaverse aquí
flcxiblc y vivo entre la universalidad que únicamente de dos peligros.
cada persona como tal puede alcanzar y llevar, y las El primero sería el reintroducir, por la desviación
sociedades carnales que rodean y retienen al indi- de este servicio, el imperialismo del Estado: se le evi-
viduo. tará cuando, sin quitar a esta función del Estado el
Por encima de la patria y de la nación, mantene- rigor de un derecho, se le niegue la autoridad espiri-
mos la prioridad de la comunidad espiritual persona~ tual. El poder del! Estado, en su misma función políti-
liSIa, que se realiza más o menos perfectamente entre ca, está limitado por abajo, no exclusivamente por la
. personas, más frecuentemente a pequeña escala, pero autoridad de la persona espiritual, sino por los pode-
que permanece como el modelo lejano de todo el des- res espontáneos Ji consuetudinarios de todas las socie-
arrd1.0 social. dades naturales que componen la naci6n. Como dice
El Estado no es una comunidad espiritual, una per- Georges Gurvitch, la soberanía del Estado no es más
sona colectiva en el sentido propio de la palabra 47. No que un pequeño lago perdido en el inmenso mar de las
está por encima de la patria ni de la nación, ni con soberanías particulares. Por arriba, el Estado está
mayor razón de las personas. Es un instrumento al sometido a la autoridad espiritual, bajo la forma aquí
servicio de las sociedades, y a través de ellas --contra competente, que f!s la soberanía suprema del derecho
ellas si es preciso- al servicio de las personas. Ins- personalista. A fifl de guardarse contra los abusos' del
trumento artificial y subordinado, pero necesario. poder del Estado, estas dos soberanías autorizadas
:personas y sociedades, por la fuerza disolvente del deben poseer, frente al Estado, sus órganos propios
individualismo, y por la gravidez de las necesidades de iniciativa y de, defensa: las primeras se encarnarán
materiales, sucumbirían a la anarquía si fuesen deja- en los organismos completos y ampliamente autóno-
das a la deriva. El optimismo del individuo liberal y mos de los gobiernos locales, de los grupos económi-
el utopismo anarquista
"l
no se apoyan más que en un
o,p .. ~ .", .~
cos y de los grupos espirituales; la segunda podrá ser
conocimiento siJpphsta de la persona. Es' preclso un confiada a la custodia de un Consejo supremo, a ima-
recurso último~ara arbitrar los conflictos de las per- gen del Tribunal Supremo de los Estados Unidos o
sonas y de los individuos entre sí: este último recurso del Consejo de Estado francés, pero de un Consejo
15
EMMANUEL MOUNlER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 227
· 226
supremo joven y progresivo, elegido por las fuerzas es propio más que de las personas y de las comunida..
vivas de la nación, y que no sea, como el primero, el des espirituales. Las fuerzas espirituales no tienen
refugio de las inercias conservadoras, o, como el se- nada que perder cantal concepción del Estado: 10
gundo, un simple órgano jurídico de solución de li- que ellas le mendigarían hoy para apoyarlas, él se 10
volvería a arrebatar para combatirlas, si cambian las
tigios. circunstancias, con la excusa falaz, pero difícilmente
Así, el personalismo estrecha y fuerza al Estado,
igual que el Estado estrecha y fuerza hoya la persona. puesta en duda, de los compromisos de la víspera.
Esta inversión de términos es normal, ya que el Esta- Nosotros no somos liberales. Unos y otros, creemos
do es el instrumento, Y no la persona. Sin embargo, en una verdad, humana o sobrehumana, y pensamos
si es necesario negar al Estado cualquier atisbo de que. ella no debe penetrar como "asunto privado", sino
autoridad espiritual, sería un nuevo peligro el rehusar- que debe penetra, en las instituciones igual que en los
le un servicio de orden espiritual. La actividad del Es- individuos. Pero únicamente debe penetrarles por in-
tado no es formalmente material; vinculada al hom- fluencia directa; el papel del Estado se limita, de una
bre, es formalmente espiritual, por limitado que sea parte, a garantizar el estatuto fundamental de la per- ,~

su alcance. Ciertas fórmulas, que hacen del Estado sona; de otra, a no poner obstáculos a la libre concu-
una especie de empleado para los trabajos serviles, de rrencia de las comunidades espirituales.
"ejecutor de las tareas sin importancia", suponen el Por ello, el Estado debe garantizar de igual forma
riesgo, sea cual sea su intención, de prestarse a con- este estatuto fundamental, que es un estatuto personal.
fusión. El Estado personalista no es una Iglesia, o un Este servicio justifica el empleo de la violercia en
sustituto de la Iglesia, ni mucho menos un simple me- unas circunsta.nc~efinidas. •,. _
¡;anismo técnico, filosófkamente neutro como es, al El Estado tiene el derecho de coerción sobre los
menos en teoría, el Estado liberal. El Estado persona- individuos o sobre los cuerpOs sociales, en los casos,
lista no es neutro, es personalista. y únicamente en los casos en que
¿Quiere esto decir que él se atribuye el derecho
de imponer por la fuerza el "personalismo" como LO un individuo o un grupOamenaze la independen-
()tros imponen el fascismo o el comunismo? Esto sería cia material o la libertad espiritual de una sola
una contradkción en los términos. La tradición clásica persona: es así cómo el Estado tiene el deber de
gustaba de decir que el poder del Estado no es de luchar contra la tiranía' de los trusts, o de las
naturaleza despótka, como el del hombre sobre las bancas, o de un partido armado, hasta la e1ifui-
cosas, sino de naturaleza política: es un poder flexible, nación completa del peligro;
tal como 10 requieren unas personas que no obedecen 2." un individuo o un grupo, cediendo a su anarquía
a un gesto, sino a una adhesión libre. El Estado, en natural se niegue a las disciplinas sociales que se
sentido estricto, no siendo ni una pl~rsona ni una co- juzguen necesarias por los Cuerpos organizados
munidad de personas, es absurdo pensarlo como el de la nación, de acuerdo con él, para asegurar la
portador de una verdad y su propagandista, lo que no jndependencia material o la libertad espiritual de
228
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 229

las personas que componen la comunidad una fuerza de la fuerza, una presión contra la opre-
nal: por ejemplo, juzgando que la independencia sión.
material de las personas está comprometida por En toda la zona de las actividades sociales y espiri-
un modo qeterminad'ó de la econoiri1'5~>tieÍ1e de- tuales libres, el Estado personalista colabora de una
recho a irlstituir un· servicio público .encargado doble forma con las sociedades. Suscita, anima las ini.
de asegurar a todos este mínimo vital y de forzar ciativas, ofrece organismos de colaboración, coordina
a có.ja uno a colaborar en su consecución. y arbitra los conflictos. Además, al mismo tiempo que
reprime sin piedad cualquier ataque al estatuto de la
Cuando haya conflicto entre el Estado y el indivi- persona, otorga dentro de la inspiración general del
duo o los cuerpos interesados, habrá de juzgarlos el estatuto, un estatuto jurídico propio y autónomo a
Tdbllnal S,~.)(emo de garantías. Lo esencial es que todas las familias espirituales que respeten este estatu-
el E;tado se borre d'.~ipués de cada iniciativa, y pon- to fundamental 48. Su derecho es un derecho vivo y
ga en manos de los organismos constituidos de la vario, fuertemente apoyado en la costumbre, contra-
nación la ejecución de las iniciativas que haya adop- riamente al derecho racionalista de los regímenes es-
tado para la salvaguardia del estatuto común. tatistas.
Ahora se ve de qué forma somos antiestatistas. Re- Si no se identifica con la nación, no por eso es
ducimos considerablemente el espacio y el poder del menos el guardián de la nación; si no es el autor de
Estado, pero, por el contrario, allí donde él es compe- su ullidad flexible, no por eso es menos el protector
tente, su poder de jurisdicción, por la misión que le de su paz interior. El estado de inspiración pluralista
conferimos, con una autoridad acrecentada, debe dis- tiene como función, al mismo tiempo que asegurar la
poner de todos los recursoS de la ley, incluida la diversidad y la autonomía de las familias espirituales
fuerza. Esta nueva fuerza dada al Estado legítimo nos agrupadas bajo su incumbencia, el velar por la paz y
amistad entre estas distintas sociedades. Absteniéndo-
ahorra el ceder a la idea peligrosa de las dictaduras
se de transformar la nación en sociedad cerrada, debe
excepcionales ("dictaduras de transición") en perío- preparar los caminos hacia la universalidad, impidien-
dos de desorden excepcionales. Una dicKadura incon- do a las sociedades componentes el replegarse sobre
dicionada no es nunca una dictadura transitoria,· ya sí mismas y dividir la ciudad. Las modalidades de este
que el poder tiene la tendencia normal, cuando no equilibrio entre el pluralismo de los estatutos y la
está limitado, de abusar sin límites de su situación de unidad de la ciudad no serán siempre fáciles de deter-
hecho. El Estado persona~ista es dictatorial allí donde minar: en más de una circunstancia, una fórmula
la persona está¡ amenazaCla, y sólo lo es "iitfir"erl virtud directriz pudiera ser ésta: estatutos autónomos, meca-
de su control {lel derecho. Este rigor impide desde el nismos comunes. El senlido de la persona, en cual-
origen la formación de desórdenes de tal extensión quie caso, crea el clima más favorable a esta búsque.
que, en un momento dado, únicamente resulten posi·· da: él es el vínculo entr<: la sociedad controlada y el
bies ciertas operaciones de cirugía. No es más que: organismo de control.
"~,, , ,.

230 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 231

la sobenirff<i popular, que se basá a su vez en el mito


A FAVOR DE UNA DEMOCRACIA PERSONALISTA deja voluntad del pueblo. ¿Es para oponer una fuerza
mística igual a la del poder absoluto de derecho divino
Estas posiciones nos separan radicalmente de cual- de los reyes que los primeros teóricos de la demo-
quier forma de fascismo. Al mismo tiempo, están lejos cracia han construido esta imagen simétrica del poder
de solidarizarnos con la defensa de la democracia libe- divino de los pueblos, absoluto e infalible como el de
ral y parlamentaria. Es necesario precisar aquí un de- los reyes? Ya no es preciso hacer la critica de este
bate entre dos generaciones que no ha dejado de ser m~to, lo que no le impide que siga actuando. ¿Qué es
confuso. el "pueblo"? ¿El conjunto del pueblo? Pero el pueblo
Distinguiremos, en primer término, la democracia na se expresa más que a través de las democracias di-
del régimen republicano. Lo que importa hoy no son rectas, que se han convertido en imposibles al consti~
los regímenes formales, sino las estructuras político- tuirse las grandes naciones. ¿Es el sector del pueblo,
sociales. La monarquía persiste en Inglaterra con la y esta parte de su voluntad, la que interviene activa-
más personalista de las constituciones; la república, mente en el poder? ¿Pero qué representan?
en Alemania, ampara al Estado totalitario. "Lo que ,Desde los ciudadanos aJa ley que pretende expresar
importa no es que Rusia se haya. convertido en repu- sus decisiones surge la primera abdicación cuantitativa
blicana y que Italia haya seguido siendo una monar- de su soberanía: se ha calculado que, hecha la elimi-
quía: es que Rusia se ha convertido en comunista e nación de los no votantes en la minoría electoral y en
Italia en fascista" 49. Un régimen personalista puede la minoría parlamentaria, una ley puede ser valorada
vivir en tan buenas condiciones bajo la monarquía , en el Parlamento francés por una "mayoría" que re-
belga como bajo una república renovada. El problema presente a un millón de ,franceses sobre cuarenta. Al
del régimen formal en la actualidad se reduce, pues, menos sería sana, aunqu~.Illinoritaria, si tradpjese au-
para nosotros, a un problema de oportunidad. Una t()máticamente ,IDla voluntap precisa. P,f!oes sabido a
.agitación que lo adopte como motivo es doblemente .través de qué prísID-as se ejerce 'l se expresa h,py la
condenable si es desesperada y si desvía la atención voluntad popular. Comienza, a formarse en estaespe-
del desorden de las estructuras que no poseen con el cie de hipnosis, a veces de locura colectiva, que le
régimen un vínculo esencial. Nos hemos acostumbra- impone una prensa masivamente dirigida. Acontinua-
do desde hace un siglo, en Francia principalmente, a ción, es interrogada sobrellIlos programas tan genera-
una concepción romántica de los problemas de go- les, tan bien lustrados y patinados por años de uso
bierno: es preciso, ante todo, reducidos a su verdade- que cada vez poseen menos influjo sobre eLmismo
ra escala. acto electoral. Se acaba perdiéndola en ,los engaños
Distinguiremos a continuación, radicalmente, la de- de las circunscripciones electorales y de la industria
mocracia personalista de la democracia liberal y par- electoral. Entonces, es depositada en un anfiteatro
lamemaria. cerrado; que vive encerrado en sus costumbres y en
La democracia liberal reposa sobre él postulado de ,sus combinaciones, y es enterrada durante un númf'{O
'j'
.'
',)
,~'i:

,
232 EMMANUELMOUNIER. MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 233

fijo de años por, la- voluritád parlamenfat'Í¡r:"qúe se ricos, royendo, de un lado, la voluntad electoral; del
coloca en su lugár. otro, invadiendo el ejecutivo, sometido por la combi-
Supongamos que se pudieran eliminar las pantallas nación de los ministerios y por los caprichos de la
que hacen deformar el reflejo de esta voluntad profun- Asamblea a una inestabilidad, a una debilidad, a una
da (suposición gratuita, porque el sistema, impersonal incompetencia y a una discontinuidad congénitas. El
en su principio, volvería a formarlas inmediatamente mundo del dinero, si no temiese su caída próxima,
por reflejo propio). Entre la expresión mediante un podría ahorrarse el lujo d~ un fascismo: no existe te-
voto únicp, nacional y global de esta "voluntad gene- rreno de maniobra más libre que el desorden liberal.
ral", media abstracta de intereses g~nerales y locales, Toda esta crítica, utilizada por los movimientos mo-
de sociedades heterogéneas, de creencias divergentes, nárquicos y por las ligas fascistas, es una adquisición
de doctrinas profundas y de juicios apresurados sobre definitiva del personalismo, y debería haberse hecho
hechos mal conocidos, y estos intere~es, estas socieda- en nombre de la persona para no estar comprometida
des, estas creencias, estos juicios, ¿qué relación autén- por unos orígenes tan turbios. Estos orígenes, sin em-
tica y viva existe? ¿Qué parte hay que dejar al com- bargo, no deben ocultarnos sU! valor. Si los demócra-
promiso r':sponsab1e? He aquí a un pobre hombre que tas se obstinan en defender las "libertades republica-
debe dar su opinión sobre todo: siendo campesino, nas", abortadas desde el origen por la complicidad
debe conocer la diplcnnacia; siendo intelectual, debe de la abstracción individualista y de la abstracción
y
conocer al campesino; un representante de recambio capitalista, sin darse cuenta que tienen primero que
que cae sobre una circunscripción artificial desde el construirlas; que no se asombren si se despiertan una
otro extremo del país y se la aprende en dos meses, mañana con sus libertades c:onvertidas en polvo: ellos
como una materia de examen; que a continuación mismos habrán alimentado el germen de la descompo-
debe representar al mismo tiempo los intereses de una sición.
rerJón, la doctrina partido y el interés general
de la nación. ¿Dónde podría la realidad abrirse camino
a través de su poder? "Representante del pueblo": LA DEMOCRACIA MAYORITARIA
este intelectual caído entre los vinateros, este abogado
perdido en los cultiyos de"olivos, ¿qué s~J.Uiqo preciso Es preciso buscar más allá de la forma actual de
pueden dar a esta pretensión? '.~' las instituciones parlamentarias la desviación original
Viene a injettarse en este malentendido el parla- de la democracia. Por no haberse apoyado en una
mentarismo, con su vida propia, sus gmpos sin víncu- idea completa de la persona, la democracia ha dudado
los en el país, con sus calificativos interminables, su desde el comienzo entre dos místicas: la de la autono-
alejamiento de las provincias, sus deformaciones de. mía de las conciencias y de las voluntades, que, aun
óptica, sus combinaciones de pasillos. Este régimen, siendo concebida al modo individualista y liberal, tes-
del que se ha podido decir que no era una .democr¡¡- timoniaba no obstante una intención personalista; y la
cía sino una aristocracia de hombres ambiciosos y mística mayoritaria, que llevaba en germen no un fas-
,
I
234 EMMANUEL MOUNlER MANIFlESTO.:~L PERSON;JLISMQ I 235

cisma totalitario, sino una forma de fascismo relativis- La estructura de los partidos que se presentan como
ta de igual naturaleza. Con ayuda del estatismo, la los mecanismos normales de tal democracia no hace
segunda ha ido superando a la primera, y no considera sino precisar esta orientación. Rigurosamente centra-
ya al individuo como un fin en sí. La consecuencia es lizados ellos también, descansan sobre la opresión de
grave. Al identificar la democracia con el gobierno :;, .... '
la minoría por la mayoría. Destinados a ser instru-
mayoritario, se la confunde con la supremacía del nú- mento de libre educación política, se hallan organiza-
mero, o sea, de la fuerza. Nada importa que Ingla- dos sobre métodos de irresponsabilidad sistemática,
terra haya neutralizado esta vuelta dictatorial de las sobre masas en las que cada cual se honra con el éxito
democracias, al concebir el gobierno de la mayoría de la generalidad y rechaza los fracasos de una vecin-
como un servicio gracioso prestado a la nación. En dad difusa; en lugar de dirigirse al hombre total, no
nuestras democracias centralizadas, el gobierno mayo- piden al militante más que recitar un formulario a
ritario tiende y pronto culmina en un dominio abso· menudo vacío de su primitiva fe, una ngitación aluso-
luto de la mayoría por la minoría. La mayoría no ria, frecuentemente desvinculada de toda voluntad
reconoce ningún derecho por endma de ella: este profunda de llegar; la consigna reemplaza en él a la
carácter exclusivo se aplica a los derechosheredita- verdad, el triunfo del partido ha st\stituido al servicio
rios, pero afecta también a los derechos de las perso- social. Destinados al c0rltro! subversivo de los elegi-
nas o de las sociedades minoritarias. Efectivamente, dos, se polarizan poco a poco en el .f\stado, vuelven
como se ha observado 50, la mayoría, así canonizada, todas sus fuerzas para asegurar su conquista, demasia·
no es soberana más que en el Estado: ella es despre- do feliz si éstas se les ofrec.en por complacencia y sin
ciada o tomada a risa cuando se expresa en el seno de riesgo vital. Al final de esta evolución, todos ellos
las sociedades particulares, como por ejemplo, una estarán dispuestos a enWegarse en manos de un par-
empresa, una Iglesia. Se constituye así un "pueblo del tido de Estado, que es her~dero natural, igual que el .
Estado", de derecho divino 51 que posee poder abso- fascismo es el heredero de una cierta "pseudo-demo-
luto y sin apelación sobre la vida de la nación. La in- cracia" mayoritaria.. Es así cómo lospartido$, en lugar
dolencia de las costumbres democráticas ha limitado de formar, haIJ.-®formado; .en lugar de mad{¡rar colec-
frecuentemente su exceso, pero entre él y el despotis- tivamente fa acCít>ñ un 'tanto de'Sarmada y un tanto
mo que durante largo tiempo ha. detestado, no hay anárquica de los individuos, la han desviado hacia la
límites, y permanece abierta una puerta que el primer mística del éxito visible e. inmediato. Hoy son el prin-
ave.nturero podrá franquear. Cuando Mussolini acla- cipal agente de envilecinüento de la acción.
ma en el fascismo "la forma más absoluta de demo-
cracia", y cuando Goering declara "en el· comienzo;
LA DEMOCRACIA .IGUALITARIA
era el pueblo, y es él quien Se ha dado el derecho y el
.Estado", ellos vuelven a situar la democracia "masi- No hay para nosotros más que una definición váli-
va" (Guy-Grand) de la concepción mayoritaria en su da de la demacrada: es, en el plano político, la exi-
verdadera perspectiva: la del fascismo. .gencia cl.e una personalizaci6r¡ ind~finida de la huma-
"~,''':!
·236 EMMANUEL-"M7fuNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 237
I
r
nidad. Los demÓcratas han tenido muy a menudo un (para un no cristiano); el deber que tiene de servir a
sentimiento exacto de este espíritu de la democracia, las personas Predomina sobre los poderes que el dere-
pero se han embrollado explicándolo hasta el límite cho positivo pueda concederle en sus funciones; es
de defenderlo rnediante tesis que le han sido fatales. esencialmente una vocación de despertar a otras per-
La democracia no es la dicha del pueblo: los fascis- sonas. El personalismo restaura la autoridad, organiza
mos pueden asegurarla también, materialmente, e in- el poder, pero también lo limita en la medida en que
cluso subjetivamente en un pueblo cansado y privado desconfía de él.
de libertad. La democracia no es la supremacía del Él es un esfuerzo --y una técnica- para extraer
'número, que es una forma de opresión. No es más constantemente de todos los medios sociales la mino-
que la búsqueda de los medios polítÍcos destinados a ría espiritual con capacidad de autoridad; al mismo
asegurara todas las personas, en una ciudad, el dere- tiempo, es un sistema de garantía contra la pretensión
cho al libre desarrollo y al máximo de responsabi- de poder de las élites (según la época, el régimen y el
lidad. lugar: "élites" de nacimiento, de dinero, de función o
Aquí se ha alzado una segunda desviación de la de inteligencia) de atribuirse un dominio sobre las per-
f'
exégesis democrática. Del hecho de que las personas sonas en virtud del poder que ellas poseen en su ser-
son espiritualmente iguales como tales, a veces el indi- vicio. Toda una tradición proudhoniana opone en esta
vidualisnto ha llegado a la conclusión de una especie línea de ideas una concepción "an-árquica" de la
de iguald"d matemática de los individuos material- democracia a la "democracia de masas". Sea cual sea, {
menti: considerados, que excluiría cualquier clase de '¡: aunque se precisase incluso que se trata de "anarquía ,

positiva", la ambigüedad de la fórmula es en muchos /;


autori'Uad en la organización política y social y en la 'i
vida.espiritual de cada uno. k; demócratas una aproximación viva de esta "lucha 'Ij
Es un error el vincular a la idea democrática este !~ contra los poderes", de esta "soberanía del derecho , i~
I

igualitarisnJo que la ha marcado accidentalmente. El sobre el poder" (Gurvitch), en la que está centrada la 'r·
:1
personalismo distingue la autoridad del poder 52. El democracia personalista. Con mayor precisión diremos
poder no eL únicamente una·autoridad sobr~ndivi­ que para esta última no es el derecho el que nace del
duo, sino ,un do~inio que supone el riesgo, por su poder, sino que es el poder, elemento extraño al dere-
l,
ejercicio mismo, 4e amenazar a la persona en los su- cho, quien debe incorporarse a éste para convertirse o

bordinados y en el jefe; por naturaleza tiende al abu- en derecho. En este momento, la democracia no equi-
so, por naturaleza también está tentado a degradarse vale ya a una desconfianza de la autoridad espiritual,
del poder al gozo, a concederse progresivamente más o una resistencia sistemática al poder normalmente
honores, riqueza, irresponsabilidades yacio que res- ejercido. Su desconfianza no mira más que a esta pen-
ponsabilidades, y a cristalizarse en casta. La autori- diente fatal del poder, de la que Alain ha podido decir
dad, políticamente considerada, es una vocación que que "el poder vuelve loco". Su control no pretende
la persona recibe de Dios (para un cristiano), () de su más que prevenir los efectos de "esta locura endémica, ",.
misión personalista, que desborda su función social aunque sea la locura de una mayoría "democrática". ..
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238 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO , 239
I
locales alentarí~'particularismGs, de.lo¿ que las
EL EQUILIBRIO DE LOS PODERES naciones modernas apenas se han librado, y llevaría a
las comunidades nacionales adultas a cierto estado so-
No podemos adherirnos ni al optimismo democrá- cial pueril. El personalismo debe guardarse de realizar
tico ni al optimismo individualista que con él está apresuradamente no sabemos qué concepción granular
vinculado. Nuestra concepción de la democracia no es de la sociedad que no sería más que una expresión
en forma alguna subjetivista, en el sentido normal de totalmente exterior de sus exigencias. No por' ello los
la palabra. La "voluntad del pueblo" no es divina ni poderes locales y regionales, que están cercanos a su
infalible para juzgar sobre el interés real del pueblo. objeto y próximos del control deben ser ampliamente
Si nosotros aceptamos que lo sea, tendremos que desarrollados para una descongestión del Estado~ Con
aplaudir al fascismo cuando la mayoría de un pueblo ello, la persona encontrará nuevas posibilidades y una
aclama al dictador, y dejar en su mugre a los que, se- nueva protección.
gún una fórmula de moda, "no tienen necesidades". Un cierto estatismo parece ser una fase necesaria
No estamos obligados a ello si fundamos la democra- en la unificación de las naciones. Si el fascismo ha
cia en la realidad de la persona. La consulta de las podido tan fácilmente injertarse en Italia y en Alema- .'"
voluntades personales conserva el mismo papel fun- nia, es por ser el primero que les traía la unidad. Los
damental, pero todo se ha dispuesto, en la base, para países como Francia, que han conocido hace más de
que sean voluntades personales personalmente expre- un siglo esta fase inevitable y han reabsorbido en
sadas, y no pasiones dirigidas y explotadas desde el ella la anarquía complicada de los poderes espon~á­
lado del poder para que la suma masiva de estas vo- neos, no tienen nada que esperar de que se refuerce la
luntades en las grandes naciones, y su pérdida en los centralización: al contrario, es ahora, al haber elimi-
caminos que la unen al Estado, no alienten la dicta- nado las realidades locales de las subestructuras feu-
dura del Estado. dales, cuando pueden, sin abandonar los beneficios de
La democracia personalista es un régimen para pe- una cierta universalidad adquirida, mitigar el poder
queñas naciones. Las grandes naciones no pueden sobre las realidades con~retas de la nación.
realizarla más que 'disociando el poder, a fin de frenar I

a los poderes unos con otros. J


I
La ciudad pluralista se constituirá en su cúspide EL NUEVO ÉST~' , ,.
sobre un conjunto de poderes autónomos: poder eco-
nómico, poder judicial, poder educativo, etc. En este El Estado nuevo que contemplamos estará, pues,
parcelamiento vertical deberá actuar una articulación descargado mediante las grandes comunidades nacio-
horizontal de inspiración federalista. Lo que hemos nales (económica, educativa, judicial, etc.) de las ta-
dicho de la doble orientación de la persona, hacia los reas de organización que no pertenecen directamente
poderes próximos y hacia la universalidad, debe pre- al Estado. Entre todas ellas, entre los poderes locales
venirlos ante el sistema. Dar demasiado a los poderes o regionflles,
....
el Estado no es II).á"s que un vínculo de
... ""';"~"',.,. .. " . ' ,',
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"' , -~-.:;... .
,I EMMANUEL MOUNJER
240 MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 241
coordinación y de arbitraje supremo, custodio de la directa, pero debe escapar a las intrigas y a los ca-
nación en el exterior, garante en el interior de las per- prichos del Parlamento: por ejemplo 54, un gobierno
sonas contra las rivalidades o los abusos de los po~ elegido por el Parlamento, puesto a puesto (para evi-
deres. tar los repartos y la incompetencia) para un período
Cada comunidad nacional está regida por un siste- fijo. Irresponsable ante las cámaras, lo sería ante el
ma de democracia personalista y descentralizada. El país, quien podría juzgar mediante referéndum las
Estado, que se ve arrebatar el dominio de las perso- decisiones importantes de su política, y resolvería, en
nas, no se reduce al dominio de las cosas: ni totalita- última instancia, los conflictos con el Parlamento.
rio ni simplemente técnico. Siendo su servicio princi-
pal el garantizar y ayudar a las personas, en él lo
político tiene:. 'prim'·,íc1 sobre lo técnico, Debe, por
tanto, continuar exi.: ""mIo un cauce para la repre-
sentación política de las opiniones mediante el sufra-
gio universal y ella regirá las grandes orientaciones de .,
la política del Estado. ~~
~!
Descargada de los intereses locales y de los grandes "
intereses nacionales que serán propios de unos pode-
res especiales, esta representación volverá a ser, sin j
ninguna confusión, estrictamente política. Todo el
problema de la democracia política se limita entonces
a ascgurar su fidelidad garantizando la independencia
de la información mediante la reorganización de la
prensa 53, ?e la radiQ y la Q..Qnes~~dad del.s-Wl:<rpa .~lec­
toral mcdIante una representaclOn proporcRffial mte-
gra1. En cualq{üer momento, entre dos' períodos
electorales, el referéndum de iniciativa popular (radi-
calmente distinto del plesbicito, cuya iniciativa perte-
nece al Estado) podrá poner término a las libertades
que la "voluntad parlamentaria" esté tentada de to-
marse con la "voluntad electoral".
Limitado en sus atribuciones técnicas por los po-
deres cOll'ltituidos a su lado, el poder parlamentario
debe ser limitaqo, en el Estado miSmo, del lado del
ejecutivo al que tiende hoy a reabsorber. El ejecuti-
vo debe permanecer controlado por la democracia
\6
I

J
I
.
~ .... ,"
VI

LA SOCIEDAD INTERNACIONAL
E INTERRACIAL

"
EL NACIONALISMO CONTRA LA NACIÓN

Al nivel de las sociedades de granamplitnd, vol-


veremos a encontrar los mismos problemas, los mis-
mos errores que a escala de la persona. Casi no ten-
dremos más que designarlos por referencia.
El individualismo ha cerrado las naciones ¡¡mal
que el individuo sobre unas reivindicaciones de lnte-
réso de prestigio, sobre una voluntad de desconocer
10 extranjero, sobre una avaricia e irritabilidad que
constituyen propiamente' el fenómeno nacionalista.
Aún ayer era habitual qü~se clasificase al naciona-
lismo como de derechas. Se olvida qUé;'::;e ha consti.
tuido como tal con la Revolución francesa, y. ¡ne-
diante ella; el 'jacobinismo de Moscú nos lo recuerda
a este propósito. El nacionalismo de los tiempos mo-
dernos es un fenómeno independiente de los parti-
dos. Nace de unacivilizaci6n a la Vez anárqbica por
sus principio~ Y-Ji:W!Jalizadora PRf sus ,estfucturas,
principalmente por sus estructuras económicas. La
anarquía no ha actuado más que haciendo un vacío
en la frontera, en primer término mediante el nacio·
nalismo cultural, a continuación mediante elnacio. "
nalismo económico. La centralización ha dado a la
exasperacjqn nacional este carácter abstracto y ma·,
I
¡

244 EMMANUEL MOUNIER


MANIFIESTO •.. DEL PERSONALISMO 245
sivo que la separá tan claramente del patriotismo
recto de las personas; y sobre todo ella ha forjado nacional" que les impone no es más que el interés
sus armas asegurando el dominio del Estado, me- del Estado, la razón de Estado, la verdad de Estado,
diante la conscripción sobre la nación armada, y la y a fin de cueMas, bajo la máscara del patriotismo,
sumisión de todas las energías de un pueblo, y pron- se reduce a los jntereses que detentan abierta u ocul-
to de todos sus pensamientos, desde el pretendido tamente al Est¡1do, a su razón, a su verdad. Es la
"estado de paz", al imperialismo militar y económi- nación-estado l~ que me impone no amar hacia ade-
co, última etapa de la dominacióIi de la nación por lante más que, amando c;ontra, la que me impone
el Estado, y del Estado por el capital. combatir más allá de las fronteras las mismas fuer-
El patriotismo se eleva de las. personas a la na- dla sostiene en el interior, la que me impone
l¡.hh,-"a¡íllc con,tra los fascismos "enemigos", alaban-
ción, el nacionalismo desciende dd Estado a las
personas, e históricamente, de las grandes naciones do los fascismqs "aliados", la que impone concertar
a las pequeñas. El nacionalismo se sirve del patrio- por razones militares unas alianzas que ella rechaza
tismo como el capital se sirve del sentimiento natural por razones morales. Tras la cultura dirigida, tras la
de la propiedad personal, a fin de dar a un sistema economía dirigida, he aquí el sentimiento dirigido, el
de intereses o a un egoísmo colectivo un alimento amor y el odio masivo ele los pueblos fabricados con
sentimental al mismo tiempo que una justificación la misma racionalización intensiva que la producción
mofal. centralizada. Se preguntaba al director ele una gran
¿Quién puede "negal' laPatria", si no es por char- agencia de infOrmación si (~ra cierto que él se jactaba
latanería? Escalón necesario para la persona, igual de poder cambiar la opinión elel país en tres meses.
que la vida privada, en el camino de las comuniones "No, en tres semanas", respondió. Algunos despojan
más amplias, merece esta lernura misma~'va a lo al ahorro, otros despojan a la opinión; el procedimien-
particular y a 10/ efímero.. Pero este .sentimiento in- to es el mismo.' El hombre moderno no posee su pa-
mediato carece "<le cJ .. ~')encia, de exclusivismo y de tria en mayor medida que posee sus bienes; él se en-
cerrazón. y está más al abrigo del mismo si una vida tusiasma, lucha y muere por la mentira, que se ha
personal profunda Jo mantiene en su lugar preciso convertido en el móvil oc:u1to de las guerras modernas.
bajo el sentimiento de todo 10 que caracteriza al
hombre mucho más profundamente que sus vínculos
EL PACIFISMO CONTRA LA :f!AZ
nacionales. No es él, es la nación-estado quien hace
de patria divina y sagrada, exige para sí un culto,
una devoción, unos mártires y propaga todo este len- No se crea, que nosotros equilibramos términos
guaje idólatra hasta el mismo corazón del mundo cris- contrarios. Hemos visto la sociedad idealista de las
. tiano. Es la nación-estado quien coloca a la patria buenas inteligencias y el reino burgués del confort
por encima de la verdad, de la justicia y de los de- injertarse sin cambiar de plan en el ideal conquista-
rechos imprescriptibles de la persona.: eJ . "jl1ter~ dor del primer' liberalismo. Así vemos aún un cierto
pacifismo alzarse, como el nacionalismo, en un mun-
246 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 247

do despersonalizado, pero por otros medios. En lugar contra sí mismos y a una sociedad que suda su in-
de detener en las fronteras de la nación el racionalis- justicia, esto poco importa al pacifismo burgués. Y si
mo del Estado y allí frenarlo sobre un instinto, lo cualquier otro pacifismo se preocupa de ello, es con
continúa más allá de la nación. Ha suprimido en el la ilusión de que, .siempre exterior a la r~a1idad de
individuo el drama personal, la tensión fecunda entre las persona~ s~tares y colect}yas, p¡;>drá asegurar
sus ataduras sensibles y sus aspiraciones espiritua- bajo la égida de la paz científica una justicia cielJtí-
les, para no hacer de él más que un sujeto de dere- fica entre individuos racionalizados.
chos impersonales. La nación, también, es una especie El pacifismo cosmopolita y juridicista es la doctri-
de persona dramática, un conflicto vivo entre las rea- na internacional del idealismo burgués. Igual que el
lidades carnales de la patria, que tiende a replegarse nacionalismo es la del individualismo agresivo. Uno
sobre sí misma, y el universalismo de una cultura. y otro son dos productos complemer¡farios del desor-
Pero el juridicismo no ve en estas realidades de base den liberal, injertados en dos fases distintas de su
más que supervivencias irracionales, y a este univer- descomposición. Son dos maneras de envilecer y de
salismo se lo figura a la manera de un sistema uni- oprimir a la persona.
ficado de contactos entre unas partes indiferenciadas.
Su internacionalismo es un cosmopolitismo de Esta-
dos-individuos, soberanos, esterilizados de cualquier NADA DE POLÍTICA "EXTERIOR" •
otra vida colectiva distinta de sus relaciones jurídi-
cas. A él le complacería mucho que estas relaciones No existe para el personalismo política exterior:
pudiesen ser de una vez para siempre codificadas: la ni política nacional que pueda' jugar su juego pro-
.intangibilidad del derecho garantizaría la paz contra pio, utilizando en su beneficio las personas y las co-
la movilidad de la historia, y unos mecanismos auto- .munidades que componen1a nación; ni política inter-
máticos suprimirían al fin la angustia humana. nacional que se imponga a unos Estados existentes
No dejemos acaparar la paz y el derecho por este corno una reglamentación impersonal, voluntariamen-
pacifismo de satisfechos, de temerosos y de tranqui- te ignorante de su contl::riido. La paz, como todo or-
los, suprema expresión del ideal burgués del confort den, no puede brotar más que de la persona espiri-
y de la seguridad. Desde aquí vemps su ciudad, bue- tual, que es la única que aporta a las ciudades los
na proveedora del comercio y de la industria, con elementos de universalidád.
sus "seguridades" tan bien distribuidas y racionaliza- Es decir, que la paz no es solamente la ausencia
.das que no quedará en ella ni una grieta para el he- de guerra visible y confesada, y el "estado de paz"
roísmo, el riesgo, la grandeza. La perfecta ciudad de un simple intúvalo entre dos guerras. }\mbos re-
las almas muertas y de los profesores de derecho, posan, ante ~,"sobre el orden intedo.r de la per-
asépticos contra cualquier drama, climatizada, como sona. El estado de guerra está en potencia allí mismo,
dicen los cinematógrafos, contra cualquier inquietud. donde, bajo Un orden exterior aparente, el resen-
Que ella cubra con su sonrisáahombres· divididos timientg, el instinto de pod~r, la agresividad o la.
".
248 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO .. ! DEL PERSONALISMO 249

codicia permanecen como resorte principal de las de la revolución ¡espiritual, no podía reemplazar al
actividades individuales y de la aventura humana. esfuerzo colectivo respecto a las estmcturas y las ne-
Está más peligrosamente latente aún bajo esta paz cesidades colectivias. La paz "exterior" no puede, por
que no es más que un apaciguamiento mediocre tanto, descansar tlampoco en un régimen social y eco-
de los instintos y del drama del hombre. Comprimir nómico estableciqo sobre la injusticia. La paz no es
el instinto en lugar de sublimarlo en unas luchas en un absoluto; es l~ serenidad del orden en la justicia;
las que el hombre no tiene nada que perder, esteri- de igual forma qlIe la "colaboración de las clases",
lizar la inquietud en lugar de comprometerla en el la "sociedad de naciones", no ¡puede constituirse con
riesgo espiritual, es preparar en unos corazones jó- unos organismos ~nvenenados. El problema de la paz
venes el despertar infalible de un heroísmo bmtal en no es, ante todo, 'un problema diplomático, es en pri-
el que buscarán una salida a su disgusto. No es la mer término, y alimismo tiempo que un problema mo-
mueca de la guerra, como creen los sedentarios, 10 ral, un problema ¡económico y social. Es en este sen-
que la hace sobre todo odiosa, no es que mate y haga tido en el que nosotros decimos que la paz es indi-
sufrir a los cuerpos, es, ante todo, como decía Pé- visible.
guy en términos cristianos, que hasta en la paz mata Si la ideología Ipacifista carece de asidero sobre la
las almas, hasta en la paz establece todas las relacio- historia es porqu~ ella se pierde en imaginar un es-
nes humanas en la hipocresía y en la mentira. La tado de paz, en jugar de hacer los actos de paz re-
fuerza que puede vencerla no es una "paz" concebida queridos hoy y e~ este lugar por el mundo tal como
como un receptáculo' de todas las. mediocri:&fdes' del va: y, ante todo, ¡iberar las personas y las comunida-
homb~r, es una IÍaz a la medida del heroísmo, que des de la opresióp. conjunta del dinero y del Estado.
precisamente una' guerra engañosa, mecánica, inhu- Invocar una senthnentalidad vaga o unos sueños utó-
mana, no puede pretender satisfacer. Una paz que picos en lugar d~ limpiar estas armas de combate:
vuelve a engendrar en ella la grandeza de 3lma y las esta es la maner'a en que el idealismo moraliz;Eite
virtudes viriles que se atribuyen a la guerra. La paz malbarata los ho~bres y la acción en unas satisfac-
/10 es un estado débil; es el estado que solicita de ciones de concie~cia y en un mundo "espiritual" sin
los individuos el máximo de entrega, de esfuerZo, de eficacia. Los nacionalismos tienen sobre ello toda la
compromiso y de riesgo. La exaspera9ión de la indi- ventaja de su p:¡trte al negar a la ideología cual-
vidualidad es el primero de los actos de guerra; la quier pretensión pe los valores espirituales para in-
disciplina de la persona y el aprendizaje de este mo- tervenir en la dirección de las colectividades, y al
vimiento de comprensión del prójimo (de caridad, di- sentimentalismo, ,cualquier llamamiento de las exi-
cen los cristianos) en el que la persona sale de sí gencias humanas Imás fundamentales que las astucias
para desapropiarse en el otro, es el primero de los del instinto. Nuestro pacifismo comenzará por ser
actos de paz. una vuelta a la re~lidad.
Hemos dicho con insistencia que, en cualquier
campo, la reforma personal, fundamento indispensable
250 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 251
de las alianzas encubiertas. Seguridad colectiva y asis·
LA COMUNIDAD INTERNACIONAL tencia mutua, no serán hasta este momento más que
bellos pretextos para el conservadurismo de los sa-
Realidad, tras la nación-estado, de la nación-pa- tisfechos.
tria; realidad, progresiva como ella, tras la fachada t 3.° Desarme general y controlado, acompañado
del jurisdicismo burgués, de la comunidad interna· ,1 de una eliminaci6n progresiva del servicio militar obli-
cional orgánica, tales son las dos bases que 'el inter· gatorio., . I
nacionalismo personalista opone al individualismo na- 4.° Sobre' urla'"'S'ociedad en donde la -mentira de
cionalista y al pacifismo racionalista. No se trata de la paz armada habrá sido de esta forma vaciada de
equilibrar un "justo nacionalismo" y un "justo inter· sus principales puestos, el establecimiento por etapas
nacionalismo". Tenemos tareas más serias. Se acerca de ,una, sociedad jurídica de naciones, dotada de un
el tumulto que empujará, los unos contra lps otros, organismo flexible de adaptaci6n y revisi6n. En un
a los imperialismos de los estados-naciones; ya hacen régimen de fuerza fundado sobre la injusticia, el "de-
estallar en todas partes, en una Europa que j se aban· recho" pierde su autoridad porque no es más que un
dona a sus fa~alídades, los vestigios carcomidos de derecho declarativo, nacido de la fuerza y mantenido
, una "pseudo-democracia" y de una "pseudo~sociedad .poi' ella. Es únicamente, en un orden de justicia pro-
('
de naciones". La "reforma de la Sociedad de Nacio· visto de los órganos necesarios para adaptar conti-
nes", igual que la "reforma del Estado", no pos aparo nuamente la situación internacional a la justicia viva
tarán de las fuerzas históricas que nos oprimen. El yal desarrollo de la historia como la intangibilidad
servicio de la paz debe golpear al desorden, en el co- de la palabra dada posee toda su autoridad contra los
razón e imponer: . recalcitrantes. '
1.0 El derrumbamiento del Estado-Nafi6n, bajo En esta nueva perspectiva, los miembros de la so-
su forma fascista-comunista o pretendidaTúente de- ciedad internacional no son Estados soberanos, sino
mocrática. Desde dentro, la atacaremos en sus em- comunidades vivas de pueblos directamente represen-
presas políticas y económicas; desde fuera/en la for- tados al margen y junto a los Estados. El derecho
taleza de la soberanía que aún permanece intacta, internacional que tiende 'ya a tener como sujetos a
por una contradicción paradójica, en la, definición las personas y no a los Estados 56, se convierte en
misma de la Sociedad de Naciones. Si no son así so- una fórmula' de protección de la persona contra la
cavados por ambos lados, los bloques de r).aciones se arbitrariedad de los Estados, mediante la definición
volverán a constituir sin descanso sobre' la misma de un estatuto internacional de la persona, de carác-
materia esclerosada que forma en el interior de las ter pluralista.
naciones los bloques políticos. , ,
2.° La disociaci6n de la paz y de suS institucio-
nes de todo el desorden de la civilización moderna; I
del desorden capitalista, según los tratados de paz ss,
..~~ ... I
MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 253
EMMANUEL MOUNIER>
252
servicio militar. Que sea una civilización "superior".
o una civilización "inferior" --cuántas veces la civi-
LA COMUNIDAD INTERRACIAL lización del colonizado es más antigua y más espi-
ritual que la del colonizador-- saber cuáles son las
La igualdad espiritual de las personas, su derecho posibilidades de contactos y de influencias reales en-
natural a realizarse en las comunidades de su elección, tre dos civilizaciones heterogéneas, son otros tantos
no desborda exclusivamente las fronteras de las na- problemas que no están próximos a ser resueltos.
ciones, sino que desborda las fronteras de las razas: Aunque los distintos pretextos expuestos hubiesen le-
el personalismo ataca al imperialismo del Estado-Na- gitimado algunas intervenciones, no justifican bajo
ción en un último frente: el imperialismo colonial. ningún título la desposesi6n de soberanía, ni la larga
La coloniz~~ción 57, bajo ciertas formas, no hubiese historia de codicia, de sangre: y de opresión que recae
sido injustificable. m '~parto de riquezas es desigual sobre las naciones colonizadoras. Si, pese a todo, los
en la superficie del globo: si la propiedad es una colonizados han obtenido de ello en ocasiones dos
delegación para el bien de todos,un pueblo puede bienes esenciales: el sentido de la persona y el sen-
ser invitado, incluso forzado, por la comunidad inter- tido de las comunidades nacionales, esta adquisición
nacional, a explotar racionalmente las suyas. Los pue- muestra claramente el deber actual de los países co-
blos "menos des~rróllados"; además, estárr.-d~sgarra­ lonizadores: purificar el pasado favoreciendo este ser-
dos por la guerr¡t, la barbarie y la enfermedad. Espi- viciG fraterno del hombre por el hombre, preparar
ritual y materialmente, son menos avanzados que lealmente el final de la colonización, disponer las eta-
otros cn los caminos de la civilización. Una misión pas necesarias para llegar a ella sin desorden *.
fraterna de ayuda mutua y de tutela puede ser enco- En esta evolución futura hay que contemplar dos
mendada a los pueblos más favorecidos. Toda esta casos:
argumentación es seductora, es propia de una inspi- 1. 0 Las colonias poco desarrolladas (ejemplo: el
ración auténticamente comunitaria, y define un ser- Africa oriental francesa). La retirada de la nación
vicie quc podría ser, sin duda, un servicio de la co'onizadora sería en ellas, en la actualidad, t1f>a dis-
,
minución de garantías y de dignidad para las perso-
Desgraciadamente, bajo el pretexto de la explota- nas. Para ellas, la marcha no puede sino ser lenta; el
ción racional del globo, es el imperialismo capitalista primer trabajo de la colonia es sacar a la luz las mi-
quien se ha precipitado sobre el trabajo barato, las norías indígenas que poco a poco prepararán un or-
materias primas abundantes y los mercados nuevos, ganismo vivo en países aún anárquicos.
en aras de la mayor prosperidad de su ganancia, sin 2.° Las colonias mayores. Unas están asimiladas
consideración por los derechos de los primeros ocu- a las metrópolis, hasta el punto de que su federación
pantes. Librándoles de algunos males reales, les ha
entregado en abundancia el alcohol, los estupefa- " El lector tendrá presente que la obra está escrita en
cientes, la sífilis, la despoblación, lo~beneficios dyl 1936. (N.d~l T.)
trabajo forzado, del recaudador de impuestos Y del
254 EMMANUEL MOUNIER

pura y simple, espontáneamente decidida, parece ser


la vía normal de su emancipación (por ejemplo: el
Africa Francesa del Norte). Otras (ejemplo: India,
IndQchina) tienen tal madurez espiritual y política, en
las posibilidades mismas que les han sido medidas,
que en ellas debe prepararse activamente la indepen-
dencia. Pueden establecerse ciertas :formas de transi-
ción (mandatos, dominios) a fin de preservar a los I

pueblos emancipados de las feudalidades interiores y J


I
de los imperialismos extranjeros. Es evidente que en ."~'''' , ,o
esta evolución ninguna de las fidelidades vivas que IV
se han anudado con la metrópoli debe perderse; tan-
to menos lo serán cuanto que la metrópoli se muestre
clarividente y generosa en la obra .de emancipación. PRINCIPIOS DE ACCIÓN PERSONALISTA
El problema colonial tiene \In último aspecto, éste
mundial, y más económico que político. El final del
individualismo colonial debe marcar, mediante una
redistribución de las riquezas del globo, y principal-
mente de las materias primas, el final del nacionalis-
mo económico. Cualquier ataque realizado .contra el
capitalismo metropolitano, por 10 demás, tendrá sus
repercusiones en la vida colonial. Una vez más, to-
dos los problemas de emancipación de la persona ~

aparecen como solidarios. '';¡'

J
".....:..
I
....
~ ..... , 00
1

¿CÓMO HACER?

y ahora, sí, ¿cómo hacer para salir de todo ello?


Porque no basta con comprender, es preciso hacer.
Nuestra finalidad, el fin último, no es desarrollar en
nosotros o alrededor die nosotros el máximo de con-
" ' .. , .
,......-~" ciencia, el máximo de sinceridad, sino el asumir el
I máximo de responsabilidad y transformar el máxi-
I mo de realidad a la luz de las verdades que hayamos
I
reconocido. '
" Se nos responderá: "Verdad, responsabilidad, rea-
lidad, ¡todo eso está muy bien! Pero el tiempo apre-
mia, la catástrofe será este año, este mes, esta sema-
na. Necesitamos soluciones inmediatas. ¿A qué es-
peráis?"
Esperamos que aqueIlos que podrían ayudarnos to-
"~
men en serio su deseo de hacer. Hacer no es 10 mis-
mo que agitarse. Es, a la vez, hacerme a través de
mis actos y moldear la realidad de la historia. Es
siempre, en el doble sentido de la expresión, hacer
lo difícil.
Veamos ahora 10 que ellos Ilaman hacer.

CONTRA LA ILUSIÓN DE ACTUAR

.El liberalismo ha descompuesto la acción, al diso-


ciar en la persona espíritu y materia, inteligencia y
17
.,
258 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 259
-, .
eficacia, ideal y real. Consecuencias: los unos acep- mando: pienso en estos intelectuales que encuentran
tan las comodidades de la vida material, otros las co- siempre muy complicados los problemas o no quieren
modidades de la vida del espíritu; las dos dimisiones comprometerse; no es menos rápido en precipitarse
son iguales, aunque los segundos sean respetados co- COn la cabeza baja donde su instinto le lleva, libre de
mo una minoría por el fariseísmo burgués. Otras dos tener azoramientos retrospectivos cuando la lucidez
categorías de descompasados creen actuar: son los le vuelve. Los mismos que hacen oficio de espíritus
"realistas", que reducen la acci6n a una táctica im- críticos y de analistas de sangre fría, cuando· los re-
provisada, y los idealistas, que creen en la fecundi- flejos hablan, se ven poseídos por una psicología
dad automática de la tinta de la estilográfica. La ac- de novela por entregas.
ción se desliza entre una agitación inútil y una cogi- Adhesi6n que no es más que adherencia. Sin inte-
tación ineficaz. Para luchar contra las necesidades rés por la persona. El primer acto de una aqCi6n per-
masivas, cuya sombra se extiende sobre la historia, sonalista, tras ):¡aber tomado conci(,;fícia de toda la
todavía no tenemos para escoger más que entre ges- parte indiferente ct;; mi vida, es el'tener conciencia de
~
ticuladores y predicadores. todo aquello que, sin yo saberlo, es instintivo o inte-
Sin embargo, los veis ardientes, buHiciosos, tensos. resado en mis adhesiones y en mis repugnancias.
¿No se adhieren a los partidos, a las ligas, a la acción . Otros se adhieren siguiendo la inclinaci6n del en-
revolucionaria? tusiasmo. El entusiasmo puede recuhrirlo todo. Con
Entendámonos sobre el adherir. demasiada frecuencia no cubre nada, y, por su volu-
Hay los que se adhieren según la inclinaci6n del men, ahoga toda la vida personal. Disfraza enton-
instinto. El temperamento es lo que cuenta ante todo: ces a un instinto que adopta aires de grandeza; así,
si tranquilo, se está a favor de la reconciliación na- el joven burgués que se excita en una mística de la
cional; si violento, se corre a los extremos; de gusto propiedad y de la patria; cobija incluso a menudo un
delicado, se presta uno a la revoluci6n aristocrática; espíritu de generosidad, pero que, en lugar de madu-
inestable, se sigue el viento que sopla. Después vie- rar, se infla con las primeras apariencias que le vie-
Den los hábitos de familia y los reflejos de clase. Des- nen. El entusiasmo tiene prestigio. Da a las agitacio-
pués el interés. El instinto (o el hábito cristalizado nes más fútiles un tono, una amplitud y una fuerza.
en instinto, de la misma manera) se mallifiestaen una Ningún estado se halla más dispuesto al desánimo, a
especie de aspecto masivo de la adhesión y de irrita- la ingenuidad o a la servidumbre. Frecuentemente es
bilidad rápida en la defensa. El único que no lo una forma euf6rica de la pereza. Hele aquí como due-
reconoce es el que cede. Lo cubre de ideas aproxi- ño desde que el mito o la "mística" rigen cualquier
madas, de sentimientos generosos, de: historia expur- pensamiento político y añaden a las seducciones de
gada. Si es abierto de espíritu, algunas de sus "posi- la elocuencia las delicias de la confusi6n.
ciones" incluso irán en sentido distinto de suspre- Segundo acto revolucionario: la revoluci6n contra
jucios, pero viene la decisi6n, el momento en que hay los mitos.
que tomar partido, y el instinto vuelve a tomar el Adherirse es, Para muchos todavía, registrar un SIS-

I
.a..-:. ~ I
O;t_~'_ , ,.
,

260 EMMANUEL .. MOUNIElf MANIFIESTO ... DEL PERSONALiSMO 261

tema de ideologías o de "soluciones". Un orden ló- resultado sea para cada uno una verdadera resultante.
gico, por su misma regularidad, da una ilusión de Tercera decisión revolucionaria: dar a las actitu-
verdad. El primero que se presenta se impone por des directoras la primacía sobre las "soluciones"
el prestigio de su coherencia, a poco que la víctima aprendidas.
carezca del hábito de la crítica. Satisface la necesidad Quedan los agitados, que leen los periódicos y to-
pueril de una ordenación exterior en laque todas las man el suceso de la mañana por un giro de la histo-
piezas se ajusten (en lugar de obligarme a que me ria. Si parece que no se interesan más que mediocre-
ajuste yo), necesidad de la que no se duda que es mente en sus perros atropellados, y que aún dudan si
una necesidad de la imaginación má,s que de la inte- se acordarán de ellos mañana, se desesperan por no
ligencia. A menos que no sea simplemente una nece- poder daros jamás el sentido de 10 real.
sidad de sentarse, el1' un sistema desmont'!lb!f:;..,riguro- Cuarta resolución revolucionaria: hacer retiro, ser
so, tranquilizado!, que no. deja ningún margen a la antes que hacer, conocer antes que actuar.
ignorancia, al riesgo, a la libertad. Algunos tienen Instintos, entUSIasmos, ideologías, agitaciones, otras
por cstos diagramas el gusto que el pequeño burgués tantas diversiones de la persuila, otros tantos medios
posee po;: ver las cosas limpias de polvo' en el inte- para escapar de ella. Y cuando huye, entonces es
rior de su casa. Otros unen a ello su dolorosa incer- cuando está dispuesta para las servidumbres y para
tidumbre: los que adquieren la neceiidad de la certe- las ilusiones. Como consecuencia de los partidos, y
.za-dice-Gide, por la necesidad de la verdad; los según su modelo, todos los movimientos confusos de
que l~an acabado la revolución cuando han ordenado una época agitada actúan sobre esta "alienación" de
los conceptos. Sobre las ideas que aún ofrecen alguna la persona para arrastrarla allí donde quieren los po-
dificultad y algún riesgo, los espíritus más "franca- líticos y las fuerzas qUl: están detrás de los políticos.
men modernos", interrogan ahora a los técnicos. ¿No
son precisJs "soluciones concretas a los problemas de
la hora"? Y siguen creyendo firmemente que ellos CONVERSIÓN INTEGRAL
son marxistas, que son republicanos, que son fascis-
tas, que hacen un trabajo "constructivo". Que las No se compromete en una acción quien no com-
consignas cambien, que les llene el bolsillo un poco promete en ella al hombre en su totalidad.
de dinero, que la crisis se aleje, y veréis en qué pro- No son los tecnócratas los que harán la revolución
fundidad estaba enraizado todo esto. necesaria. Ellos no conocen más que unas funciones:
El personalismo no aporta unas "soluciones". Da y son unos destinos los que están en juego; ellos pro-
un método de pensar y de vivir, y aquellos a quienes ducen unos sistemas, pero los problemas se les es-
ha conducido a ciertos resultados piden que no se les>' capan.
lla!!1e para felicitarse de tal dicha, sino que se unan No son los llamados aquellos que tan sólo llegan
los esfuerzos sobre el suyo, y que se vuelva a hacer el a ser sensibles a las formas políticas del desorden,
camino con sus dificultades propias, a fin de que el y no creen más que en los remedios políticos: se

., . ..~-...:;."
262 EMMANUBL MOUNlER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 263

dejan cazar al reclamo de estos juegos favoritos de ducta en los caminos que hayamos descubierto. La
Jos adultos machos, como si toda la historia radicase "revolución espiritual", que coloca la inteligencia
en ello. en el, comienzo de la. acción, no es ya una revo-
No serán tampoco los que acepten el ser clasifica- lución "de intelectuales"; cualquiera que se haya
.dos por las fatalidades según ellas se presenten. y emocionado con ella puede desde ese mamen to
.quienes, intimidados por unas alternativas insolentes, comenzar una realización local en las acciones de
se dejan amputar, para formar un bloque, la mitad su vida cotidiana y apoyar así sobre una disciplina
de sí mismos. Hemos querido decir desde el comien- personal libremente decidida, una acción colectiva
.zo "ni derechas ni izquierdas". Entonces arriesgá- renovada.
bamos el atraer a los indecisos, o aquellos para quien
,"no ser ni de derechas ni de izquierdas'" era aún una
forma inteligente de ser de derechas. Los hemos eli-
minado, y hemos mantenido esta doble negativa no CONTRA LA CONFUSIÓN I

porque fuese hábil, sino porque era vital. La mitad I


.s-;" , J
de nuestros valores estaba en rehenes en los dos cam- Ser para nace-r-:Conncer para ác"tuar; la revolución ,~
pos, con la mitad del desorden. Hemos abierto un personalista, entre la espiritualidad de la persona, el
tercer camino, que únicamente reconciliará todas pensamiento y la acción, renueva el vínculo interior
nuestras exigencias. Lo fácil sería abandonarla por que el idealismo había cortado, y que el marxisrlo
soluciones inmediatas; el compromiso radica en con- se niega a restablecer. A fllerza de haberse refugiado
sagrarnos completamente a su apertura. La negativa en el pensamiento y de, haber suspendido su juicio,
a aglomerarse en los bloques existentes no es una co- el idealismo ha extendidgla creencia de que el pen-
bardía para los que intentan hasta en la desespera- samiento es inútil para la acción, que la búsqueda de
ción una nueva salida hacia el futuro. la verdad es unadistracci¡)n, y no un acto. La acción
Por último, no son los llamados aquellos que da- ha proseguido desde entonces su camino a ciegas, y
rán a su compromiso tan sólo una adhesión de los los hombres se han puesto a pensar con todos sns
.labios o del pensamiento. No sufrimos únicamente poderes confusos, con sus datos heredados, con S!!S
errores doctrinales y contradicciones 'lógicas. La re- . reflejos, con sus gestos, cOllsus emociones, salvo con
.volución no se limita a remover unas ideas, a resta- el pensamiento. Ya no hay lenguaje común, ni pala-
blecer unos conceptos, a equilibrar unas soluciones. bra que diga lo que quiere decir, ni explicaci6nqlle
Vivimos entre las fatalidades de una decadencia, y .no confunda aún más las mentes. Nuestro primer de-
aplastados por las propias fatalidades de nue,tra vida ber de acción es una cruzada contra la confusión.
individual que hemos abandonado a los hábitos de Cruzada contra los bloques, que cimentan linos
esta decadencia. Carecemos de un apoyo lo bastante errores contradictorios y hacen una pantalla ante las
firme para derribar las fatalidades exteriores si es realidades y ante los hombres.
~con la condición de comprometer toda nuestra con- Cruza~ta contra las uniones~agradas queenmasca-

,
.
J
····11
...
)'1
264 EMMANUEL MOUNIER· MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 265
ran los desórdenes profundos bajo unas reconcilia- si se puede llamar aún odio a esta desazón de baja
ciones interesadas. calidad que hace refluir hoy la violencia política has-
Cruzada contra los conformistas, parásitos del pen- ta en nuestras vidas privadas. El rigor que adopta-
samiento y del carácter. rnos en denunciar los mecanismos y los actos visibles
Uha unión personalista debe ser una unión plura- no debe igualar más que a nuestra voluntad de com-
lista, que respete, alentando la verdad total de los prender una a una a las personas y de no forzar
hombres que la componen, los compromisos en el es- nunca a un hombre o a una idea mediante su cari-
fuerzo directo, en la autocrítica y en esta conversión catura.
ininterrumpida que es la más estricta ficl~ a la
verdad. • f
~

CONTRA EL amo
La confusión de ideas, que paraliza la compren-
',,:
sión, contribuye a exasperar en un sitio la acción ~,j

que aplaca en otro. Las ideas confusas son ideas fe-


roces, cargadas de rencor, enloquecidas por el des-
orden. Agravando un desorden que no llega a morir, ')1

vemos a IQs partidos endurecerse sobre unas pasiones


cada vez más provocadoras, sobre unas ideas cada
vez más sumarias, y abrir poco a· poco sobre unos
malentendidos el foso que cada día se hace más in- ;1
salvable. El odio se hace virtuoso, puritano. La ima-
ginación se habitúa a encontrar faltos d\~ vigor los
compromisos que no adoptan este aire crispado y
esta máscara guerrera. Las verdades masivas, los blo-
ques exasperados, son los únicos que atraen la aten-
ción y la estima.
Pese a fU aspecto decisivo, el odio es otra forma
de la confusión. Hoyes el instrumento más podero-
so.Tanto debernos rechazar las "reconciliaciones"
impotentes de las baraúndas sentimentales, tanto más
exige la salvaguardia del compromiso . personas que
llevemos a cabo una lucha sin piedad contra el odiO:
.. ~, ~ ' ", 'T""'"'-"::""" o
I ..
t
11

¿QUl? HACER?

Es a esta convers~6n total del hombre en su ac-


ción, a esta voluntad de reconstrucción total de la ci-
.vilización, a la que llamamos revolucionaria. Una re·
,volución como la que tenemos presente no puede re-
chazar la violencia a costa de la justicia: la violencia
ha venido de más arriba, su destino es tanlo más
amenazador en la lP.edidaen ,que el desorden };e pro-
¡,O
longa. La agitaC'1~Y la algarada ·{an sólo pueden
,hacerla inoperante o desviarla. Tiende mucho más
allá que a la c()nquistadelpoder y a la subversión
social: es la reconstrucción en profundidad de toda
una época de la civilizaci§n. Sus consecuencias po-
líticas o económicas s()nsus incidentes necesarios,
pero no son más que incidentes. Su radio de acción
es amplio y lejano su alcance, lo que ll(1 le impklí: el
ser actual y ofensiva.
Esta revolución puede desde ahora prepararse en
,cuatro direcciones;

.1. EL COMPROMISO PERSONAL

Ella comienza a instalarse en cada persona me-


diante una inquietud. Este hombre no vive ya en se-
guridad en un mundo simplista; cesa de confundir
,sus pensamientos perezosos con el sentido común.
EMMANUEL MOUNlER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 269
268
Duda de sí, de sus reflejos; su irritación a veces tra- como los partidos parlamentarios bajo sus modos ac-
duce su malestar. Ha comenzado a tener conciencia tuales. En este sentido, una ruptura con los mecanis-
mos del desorden es una condición previa de la cla-
de ella. ridad y de la eficacia de nuestra acción. Deberemos
Modificando la fórmula habitual, yo diría que la
revolución personal comienza por un tener mala con- buscar sus modalidades en cada puesto del desorden.
ciencia revolucionarja. ES"menos eLten<e~Qnci¡,:ncia Pero esta ruptura debe ser radical, y no exclusiva-
de un desorden exterior, científicamente establecido, mente ostentatoria o superficial: desconfiemos de los
que el tener conbencia el sujeto de su propia partici- signos exteriores, que con tanta presteza restablecen
pación en el desorden, hasta aqui il)consciente, hasta la buena conciencia turbada por un instante; debe ser
en sus actitudes espontáneas, en su personaje coti- una ruptura con los mecanismos, y nunca con las
personas, que no se reducen ni a los mecanismos que
diano. las engloban ni incluso a las palabras que pronuncian;
Entonces viene la negativa, y trás las negativas, no
una estructura de "soluciones", sino el descubrimien- . no debe a ningún precio suponer rigorismo fariseo
to dc un centro de convergencia de las claridades par- alguno, o cierta codificación rigurosa: la vida de la
ciales que despiertan una meditación proseguida, las persona es gratuidad y libertad profundas en el com-
voluntades parciales que nacen deuna voluntad nue- promiso mismo.
va, una conversión c',;;:,inua dc todiila persona soli-
daria, actos, palabras,' gestos y principios en la uni-
dad siempre más rica de un único compromiso. Tal m. A FAVOR DE UNA TÉCNICA DE LOS MEDIOS
acción está orientada al testimonio y no al poder o ESPIRITUALES

al éxito individual.
Una revolución a favor de la persona no puede em-
., plear más que unos medios proporcionados a la per-
sona. Esta es una ley fundamental de método que
tenemos que defender contra todos los que creen
poder alcanzar una finalidad sin extraviarse, median-
te medios contrarios al espíritu de la finalidad. Estos
medios, como todo método, deben ser objeto de de-
finición y de técnica. La técnica de acción propia
del personalismo deberá ser probada en dos planos:
1.0 Una técnica de medios espirituales individua-
les. Es, propiamente hablando, una ascesis de la ac-
ción, basada en las exigencias primarias de la per-
sona. La acción personalista supone:
270 EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO ... DEL PERSONALISMO 271

el sentido de la meditación y del retiro necesa- adherentes en masa igual que todos los demas millones
rios para limpiar la acción de la agitación; de adherentes de todas las agrupaciones del mund(.,
el sentido del despojo, que es una ascesis del in. como el personalismo agrupará sus fuerzas. No es ni
dividuo: ídolos y acarreos del lenguaje, pseudo- mucho menos con la "única fuerza de la idea" gene·
sinceridades, personajes' fingidos, adhesiones su~ ral, separada del compromiso que le aportan unos
perficiales, ilusiones del entusiasmo, resistencias hombres vivos. Es mediante la extensión personal y
del instinto, persistencia de los hábitos, sedimento progresiva de todo su testimonio en torno a volunta·
de los reflejos adquiridos. des convencidas e irresistibles. A los bloques de ad-
hesiones sustituiremos la cadena de compromisos, a la
2.° Este retiro y este despojo podrían fácilmente propaganda masiva y superficial, el brote celular.
extraviarse en la búsqueda altiva de una "pureza" es· b) La táctica central de toda revo]1),ción persona-
téril, que llegaría con presteza a una negativa ante lista no será, pues, reunir fuerzas incoherentes para
cualquier compromiso. Contra esta tentación, es pre. atacar de frente el poder coherente de la civilización
ciso recordar que no se realiza la salvación en la sale. burguesa y capitalista. Consiste en colocar en todos
dad cuando hay hombres que están tan encerrados en los órganos vitales, hoy bajo la esclerosis de la civili-
la miseria que no pueden salir de ella sin "mancharse zación decadente, los gérmenes y el fermento de una
las manos" de alguna forma. La purificación de los civilización nueva. ."' I

medios es una coordenada de la acción, que entra en 'Estos gérmenes.s.erán unas comunidades otgánicas,
composición con el máximo de caridad (o don de si a
formadas en toi'ñcr "Una institución personalista em-
mismo) y la ciencia directa de las necesidades compro. brionaria, o de un acto cualquiera de inspiración per-
metidas en cada lucha particular. Ahora bien, estas sonalista, o simplemente .del estudio y de la difusión
necesidades son, con mucha frecuencia, de origen y de las posiciones personalistas. De esta forma, algu-
de alcance colectivos. No es, pues, únicamente una nos hombres se unen para formar una empresa libera-
purificación individual, una técnica de acción indivi. da de las leyes capitalistas, para crear una sociedad
dual, es una técnica personalista de medios colectivos de crédito personal, paratomar conciencia de las exi-
la que tenemos que poner en marcha. Está apenas gencias de sus posiciones en su actividad profesional,
bosquejada, pero vemos ya claramente los principios para organizar una casa de cultura, para sostener con
que han de guiarla. . sus contribuciones personales una revista o un perió-
a) No se domina a una sociedad mala con unos dico que mantendrá su testimonio.
medios de igual naturaleza que los suyos. A la violen- Esta fecundación orgánica de una civilización nue-
cia sistemática no opondremos la violencia sistemáti- va mediante células discontinuas no puede, como el
ca, ni al dinero el dinero, ni a las masas despersonali- monacato en la alta Edad Media, dar sus frutos más
zadas unas masas igualmente impersonales. No es, que en un largo período de la historia. Así, será de-
pues, mediante medios suntuosos, mediante capitales plorable que estas células, por una espede de rigoris-
poderosos, mediante partidos amorfos que reclutan mo sistel11ático, se desgajen de -las fuerzas vivas que
')
\
272 EMMANUEL MOUNlER

han sobrevivido más o menos intactas a través del


desorden establecido. En los medios más permeables á
las posiciones aquí expresadas, el personalismo deberá
ejercer una accióll de P\i.lJ.etración prog~iva, ,de ele- III
vación interioll, que prepara madureceS-Vreagrupa-
mientos futurcls. Esto es lo que queremos señalar aI ¿CON QUIEN?
decir que todo movimiento persol1alista debe realizar
su acción no exclusivamente mediante unos gérmenes
con la riqueza de toda su savia, sino en una segunda
zona, a modo de fermento, que ,hace levantar una Hemos definido hasta aquí una acción homogé-
masa aún maleable. Pensamos,por ejemplo, en 10il nea, estrictamente orientada, que necesitará, como
apoyos que el personalismo pUéde encontrar y des.. toda acción ofensiva, un cuerpo franco de dedica-
arrollar en el sindicalismo, en el cooperativismo, etc. ción sin reserva. Si se piensa en los que desde ahora
Sería un grave peligro confundir el rigor del com- se entregarían a esta tarea por entero, o en aquellos
promiso personal y la rigidez de una ortodoxia ce- . a los que deberán en primer término dirigirse con las
rrada, el constituir en torno de la acción a favor de esperanzas más ciertas de ser escuchados, en los dos
la persona un muro de conformismo y de puritanis- casos se plantea un problema de aplicación de fuer-
mo; sería desconocer los "alores de la libertad y de zas. Entendámosle bien. Por definición, una acción
esta gratuidad superior que permanecen como indi- personalista está al servicio de todas las personas;
so@iables de la acción personal. no puede cubrir ningún interés parcial, ningún egoís-
c) Un mundo de personas excluye la violencia mo de clase, aunque sea de la clase más necesitada.
considerada como un medio de coerción exterior. Pero cualquier acción, si debe ser inspirada por va-
Pero unas necesidades cristalizadas por el desorden lores espirituales, se apega a unos intereses, a unas
anterior realizan la violencia cClntra las persona.~. situaciones colectivas, a unos sentimientos dominan-
Nuestra acción debe agotar todos los medios suscep- tes. Debe morder sobre una situación histórica de la
tibles de reducirles por las vías normales. Si se com- que ella no ha elegido las realidades. Es en este
prueba, a fin de cuentas, estando las formas de punto de inserción donde la acción espiritual se con-
reemplazo lo suficientemente maduras para pretender vierte en acción histórica. Debe buscar la realización
la herencia del desorden agonizante, que solamente en un mundo dado, mediante las tácticas apropia-
la violencia, como es probable, llevará adelante .la das, del máximo de sus intenciones últimas.
decisión última, ninguna razón válida..p¿€t,(mderá er.- ¿Dónde se mantiene vivo hoy el sentido de la
tonces excluifla. Pero ella no debe llegar más qu~ person~?
como necesi¿¡ad última; prematuramente empleada, Si leemos únicamente las fórmulas de la prensa,
o sistemáticamente alentada, no haría más que. de- los pasquines electorales y los escritos polém icos,
formar a los hombres y comprometer el resultado sería necesario responder: en los intelectuales, en el
final. 18
EMMANUEL MOUNIER MANIFIESTO.". DEL PERSONALISMO 175
274
~\:

mundo burgués y pequeño burgués. Propicd~d, va- reflejos nacionalistas, un "antimarxismo" que no en-
lores privados, protección de la iniciativa, r~staura­ cubriese más que el temor vago de las operaciones de
ción de la responsabilidad y de la autoridad! reuni-
',i'
justicia necesarias frenarían de esta forma el auténtico
das, es en estos tres medios y en sus por~avoces despertar que nosotros preparamos.
habituales donde encontramos, efectivamente, ¡procla- Lo que hemos dicho más arriba de la mayoría so-
mados estos valores. Si se mira de cerca, pronto se cial de la clase obrerá nos conduce a la conclusión de
percibe que los intelectuales están la mayoría ~e ellos que una acción que no se integrase a el1a, que no inte-
podridos por un falso liberalismo y muertos! de co- grase su madurez política, su experiencia fraterna, su
bardía. La persona que piensan preservar eS su pe- audacia de miras, su capácidad de sacrificio, está hoy
queña y preciosa personalidad, cortada por! grandes condenada al fracaso, o incluso a la esterilización.
corrientes humanas y dedicada a su propia a<¡1oración ¿Quiere esto decir que el personalismo debe plan-
o a sus queridas ocupaciones. El bu:rgués o ~l peque- tearse el problema global de la conquista de la clase
ño burgués, cuando se dice persona, piensa len la li- obrera? No, él no se propone ni una acción de clase
bertad de enriquecerse y en el mantenimien,to de su ni una acción de masas. Pero al ir a enlazar en el mo-
autoridad privilegiada en la vida cconómic~. Partir vimiento obrero, y especialmente en el movimiento . .
de estos malentendidos sería exponerse a l~s peores obrero francés, con viejas tradiciones., peEsonalistas'
desviaciones: El personalismo no es un salvador del que han tomado otro~ nolPbres y otras caras, tiene co-
último minuto, destinado a acabar con lo~ temores mo misión propia el lograr la unión entre los valores
y a salvar los muebles. Bl pide más al hojnbre, en espirituales, desconsiderados a sus ojos por la utiliza-
energías espirituales y en sacrificios materjales, que ción que ha hecho deeUos el mundo del dinero, y las
los tem idos regímenes del fascismo y del cofilunismo. auténticas riquezas, también espirituales, que se han
Mientras la idea personalista no haya ganado a un conservada eh:1il alma popular, .con m(J.ydT autentici-
número suficiente de fieles desinteresados,! mientras dad que en cualquier otro sitio.
corra el riesgo de no agrupar más que I¿s últimas De esta forma, una doble columna debe avanzar
avaricias del mundo individualista, a los veleidosos contra la civilización decadente.
y los temerosos, a los extenuados de los 40s frentes Una, ligera en cuanfo al número, es la de la mi-
extremados, ella debe continuar su trabajio en pro- noría de intelectuales y de burgueses que una conver-
fundidad, esperando merecer las tropas ~e su elec- sión espiritual Profunda ha separado de las formacio-
ción y formando sus dirigentes. Una "terc~ra fuerza" nes de su cultura o de los intereses de su clase para
~! conducirles a la revisión general de los valores que
prematura, que no hiciese más que rejulvenecer la
cara de una burguesía agotada, comprome~iendo para esboza este pequeño volumen: cristianos que toman
siempre los valores que queremos salvar, d!ebe ser mi- conciencia de las exigencias heroicas de su fe frente a
rada como el principal peligro que acecha! inmediata- la mediocridad de su vida o la carencia de su sentido
mente a nuestra acción. Un "despertar na~ional" que colectivo; "espiritualistas" que se dan cuenta de la
no fuese más que la forma vergonzosa de!los últimos vanidad de su "espíritu" sin obligaciones ni sanciones;
· 276 EMMANUEL MOUNIER

solitarios c;ue se han negado hasta ahora a alistarse


en un partido por escrúpulQ$ de pensamiento u odio
del odio. / ' "':":..;. .
La otra, que supone desde ahora importantes re-
servas, se encuentra difusa en las filas del verdadero
p"eblo, el que, moldeado por el trabajo y el riesgo vi-
tal, ha conservado el sentido directo del hombre y ha
salvado lo mejor de sí mismo de la deformación polí-
tica.
Desde ahora, este problema de unión debe plan-
tearse. La !¡Uf/iJ así formada será la .lanza ofensiva de
un movimiento dirigió'''.. con todas las voluntades que PERSONAUSMO y CRISTIANISMO
se ofrecen, contra la tiranía que avanza desde los dos
extremos del horizonte. Debe ser concertada, probada
en todas las formas de la acción, desde la amistad per-
sonal y las obras de cultura hasta el testimonio políti-
co. El camino quizá sea largo hasta la salvación, pero
la salvación de la persona no pasa por ningún otro
sitio.

... ~.~ ... ,.


.-:->
/

---
I

PERSONALlSMQ. Y CRISTIANISMO I
280 EMMANUEL MOUNIER • .. _.;;....1. ... ' I,Q
I 281

nadie sabe 10 que es ni 10 que vale. Permanece quizá olvidar que este absoluto es un absoluto vivo, una
algún tiempo en reposo, estira de alguna forma sus prueba histórica permanente: no hay tiempo que pue.
miembros, prueba la suerte que la soporta, y tantea su da ser eximido de inventar su respuesta a los enigmas
camino. De tiempo en tiempo, hace algunos intentos de la historia, a las iniciativas profanas, a las creacio-
que fracasan, y que, en consecuencia, son abandona- nes y a los errores de las civilizaciones. Tal es la ac-
dos. Parece indecisa sobre el camillo que debe seguir, tualidad que evocaremos aquí más detenidamente.
vacila, para, finalmente, lanzarse: en una dirección de-
finida. Mientras tanto, entra en un terreno extraño,
unos puntos de controversia alteran su marcha, unos
partidos se alzan y caen en torno de ella, el peligro y v
el espacio se le aparecen entonces como en una rela-
ción nueva, y viejos principios reaparecen bajo nuevas
formas. Cambia con ellos, a fin de permanecer la mis-
ma. En un mundo superior, quizá sea de otra forma,
pero aquí abajo, vivir es cambiar, y para ser perfecto
es preciso haber cambiado frecuentemente."
Lo que es cierto de una idea aislada por reflexión,
10 es más aún de estos impulsos históricos concretos
que, en ciertos momentos, arrastran en una dirección
.global un conjunto de pensamientos y de fuerzas aún
confusas. Tales impulsos tienen su unidad virtual en
una exigencia poderosa y oscura, sorda, a través de la
conciencia de una época; pero en la mayoría no sobre. w
pasa el nivel de los presentimientos y de las veleida~ I ..
des, y se descompone al contacto de sus costumbres I
anteriores en tantos ersatz o alteraciones de la idea ~ .
.. ... ,;;;;"...1. ...
, ,. I
madre. Es entonces cuando conviene realizar un
filtraje, aislar las corrientes nutricias de estas aguas
turbias por su mezcla y precisar las aportaciones y las
intolerancias de cada uno.
¿El catolicismo tendrá, pues, que medirse sobre una
novedad (si es que la novedad existe, aparte del acen-
to puesto sobre la solicitación más urgente de la épo-
ca)? ¿Qué le reportaría, se piensa, si no es sus propias
riquezas, cierta tendencia hacia la izquierda? Esto. es
,,' .""~~"
I

"La eterna aristocracia de la naturaleza
La edición francesa de 1946, que insertaba este estu- humana: la libertad."
dio en el volumen "Liberté sous conditions" (Ed. Du
(KARL MARX, Gazelte Rhénane)
Seuil, colección Esprit), contenía la siguiente nota del
autor, que estimamos indispensable recoger aquí:
"Este estudio, redactado en Diciembre de 1939 Se ha podido reprochar a las tendencias que de~de
y cuyo original, en inglés, ha sido publicado en hace algunos años, principaJimente en Francia, se
el Libro del Centenario de la Universidad Ca- agrupan bajo la. enseña del "personalismo", una di-
tólica de Washington, se titulaba primitivamen- versidad y una imprecisión que suponía el riesgo de
te "Personalismo católico". Se corría el riesgo implicar en la metafísica de la persona unas extrañas
de dar a un estudio personal un tinte de orto- responsabilidades. De hecho, cada día un individualis-
doxia que el autor no tiene la autoridad de con- mo impenitente se rehace, con las fórmulas del "per-
ferir. De esta forma, hemos preferido finalmen- sonalismo", una conciencia comodona. Pudimos ver
te darle un título más modesto."-E. M. así esta infatigable "persona" volver a salir, como un
diablo complaciente, tan~o en una revista alemana,
lf' donde aprendíamos que era la primera etapa de la
conciencia racista, como "al. servicio de la Inteligen-
cia" bajo la pluma de un intelectual comunista.
¿Por qué la idea "personalista", como se dice, no
habría de seguir la suerte común de todas las ideas
vivas, y no habría de llevar la carga ordinaria de mal-
entendidos, casis, facilidades y errores que marcan a
.. , ", "7':""';;'''' todo estado de conciencia¡ naciente?
I "Necesariamente -leemos en Newman-, la Idea
,r nace en un orden establecido, y conserva durante
cierto tiempo el sabor del terruño. El elemento vital
que le es propio tiene necesidad de separarse de lo que
es extraño y temporal y se dedica a conquistar su li-
bertad mediante unos esfuerzos cuyo vigor y seguridad
crecen con los años. Sus comienzos no son las medidas
ni de su capacidad ni de su alcance. En el principio,
PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 285
284 EMMANUEL MOUNIER, 1

alguna sorda necesidad, para que· cié origen'. a seres


Aristóteles elimina más rigurosament(: aún del uni- autónomos. Plo~encuentra la, ocasión db dar un
verso todo valor personal. Su Dios es un Dios infinito fundamento racional a la individualidad personal ad-
que no puede conocer las esencias singulares ni querer mitiendo la existencia de tantas Ideas como seres sin-
voluntades particulares. No conoce, pues, a ningún ser gulares; sus individuos inconscientes encarnan a su
por sí mismo, no opera ninguna providencia, y fírma- vez a varios personajes singulares, Y reúnen de esta
ría su deposición si consintiese en verter "esta gota de forma una memoria múltiple a la cual no hay que de-
sangre, por mí", en un rincón de Judea. ¿Entonces sear más que ella se despersonalice un día, librándose
para qué saber que "no existe en el mundo real más de sus pasividades y elevándose más allá de la falta
que lo individual", ya que este individuo, tomado primitiva que es la fuente de toda individualización.
como tal, no puede ser ni objeto, ni sujeto, ya sea de La conciencia individual, y fIlás profundamente que la
Un conocimiento pleno, o de amor elegido? conciencia, nuestra memoria y nuestro', ::lempo, no son
No es sorprendente que el platonismo haya edifica- más que relajaciones de la contemplación impersonal.
do una ciudad más integralmente comunista que lo No hay salvación más que para el que vuelve a esta
que se ha atrevido a hacer un comunismo que trabaja contemplación. Pero cómo esto no es, hablando en
sobre la resistencia (o sobre la aportación) de veinte propiedad, en este universo deslizante, ni un suceso
siglos de urdimbre cristiana. No es, pues, sorprenden- ni un acto que está en el origen del s~.r individual, su
te que el aristotelismo, que basa su ciudad sobre la yuelta de más allá del pecado no será 'una conversión,
amistad, acabe en la apología de la esclavitud. una unión y una transfiguración suprema de todo su
Es cierto que esta razón impasible de los filósofos ser actual, sino un éxtasis, una evasión adormecida del
se encuentra contrapesada, en una expresión más dra- tiempo hacia lo intemporal l.
mática del alma griega, en el teatro, por las decisiones Tales eran los grandes puntos en los que afloraba
sorprendentes del Destino. Pero el Destino antiguo no la conciencia pagana cuando el cristianismo vino a dar
es, frente a la razón inmanente, más que otro poder a cada hombre, tomado uno a uno, el mensaje libera-
impersonal y ciego, y si golpea a los individuos en su dor. Aquí y allá encontramos (sería necesario aún
individualidad, es por un accidente sin intención. evocar el estoicismo) acercamientos, anticipaciones,
No hemos de dejarnos engañar en lo que un que son com.o las primeras claridades del lIJundo nue-
cierto lenguaje plotiniana (que aún no es extraño a las vo. Sin emba~. para q\l~ hagan estallar l'as cadenas
influencias cristianas) puede tener dé sugestivo y que de pensitmiento:f'que les obstaculizan, falta allí justa-
introduce adecuadamente una historia en el mundo. mente la afirmación de una Persona inefable, sellando
¿Pero qué historia? Por una especie de flaqueza que la imprevisible· alianza.
responde a las seducciones de la materia, el alma del El mensaje cristiano no ha comenzado, como las
mundo se ha dejado deslizar hacia una caída que la escuelas morales de la antigüedad, por una filosofía
fragmenta en almas individuales: pero esta caída es dirigida a los doctos, sino por una llamada lanzada a
todavía muy poco voluntaria y temporalmente decisi" cada hombre: llE'CO:VOYj1:E, cambiad el corazón de vues-
va, y se parece demasiado a un abandono solicitado, a
00' ~.~~,.
I
f
286 EMMANUEL MOUNlER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 287
r'·,

tro corazón; Di! estis, mediante lo cual, cada uno os na y elevando al individuo infinitamente por encima
convertiréis en un Dios. de los valores pasajeros de la ciudad.
Pero, al mismo tiempo que se transmitía a un pu- ¿Cómo expresar ahora mediante una deducción pu-
ñado de apóstoles y de discípulos, esta llamada vino a ra lo que tiene como origen una elección, una crisis,
herir de frente las formas de pensamiento y las ma- un acto de amor? ¿Cómo mantener la supremacía de
neras de sentir que desde hacía seis siglos la civiliza- la Idea intemporal, del desarrollarse necesario, en un
ción griega había tan perfectamente ajustado al alma mundo sembrado de mmnentos esenciales: una crea-
antigua. Precisamente los Griegos tropezaban dos ve- ción, una culpa, una Encarnación, en un mundo cuya
ces cuando abordaban el problema del hombre: la explicación se centra ahora en una historia con per-
primera vez, con la multiplicidad de las almas, que les sonajes? Se ha librado al hombre del destino cósmico.
parecía fragmentar en. el espacio la pura esencia del Porque ha habido un comienzo absoluto fundado en
pensamiento; la segunda, con el comienzo de las al- un acto de amor es por lo que ahora parecerán posi-
mas, que les parecía un golpe al curso de la eternidad. bles estos comienzos absolutos que son el nacimiento
La afirmación cristiana ataca al alma pagana en de un alma, un acto libre. ,
estos dos puntos sensibles.
Más tarde, cuando se desarrolle la ciencia de la
De un pequeño texto oscuro, en torno al cual ha- contingencia tras la ciencia de la necesidad, la pre-
bía montado la guardia un pueblo durante milenios, historia del universo, la que precede a la aparición del
levanta la presa y an~)ja al asombro de los gentiles hombre, del cristal al vertebrado, iluminará esta onto-
la afirmación de la creación ex nihilo. La idea nos es logía: mostrará una vasta curvatura del espacio-tiem-
hoy tan familiar, que resulta difícil imaginar la estu- po hacia la formación de centros de conciencia y de
pefacción que debió de causar a un espíritu de forma- autonomía cada vez más independientes, cuyo sentido
ción helénica. Basta con evocar este mundo sin suce- no se dará más que el día en que se conviertan en los
sos, desenrollándose ,;in C1éscanso, sincom1n~0 ni instrumentos de la vida personal.
fin, una necesidap sin dirección que se reproduce per- La Antigüedad no concebía tampoco que un Dios
petuamente en sí misma; este mundo antropomórfico perfectamente simple e inmutable pudiese tener una
e inhumano en el que la menor disimetría no compen- parte, aún menos un interés,en la creación de seres
sada haría eternamente rechinar a la armonía, donde múltiples. El Dios de Aristóteles ignora una multipli-
los contrarios se responden, donde el azar es aleanza- cidad de la que él no es responsable. El de Plotino no
do siempre por el concierto infalible de las esferas, consiente en emanar más que una única imágen de sí
aunque sea después de siglos, en la vuelta de los ci- mismo, imitándole tan perfectamente como le sea po-
clos; e imaginarse tal universo roto por el rayo del sible. En plena Edad Media, Averroes no llegaba to-
davía a justificar ante la razón la pluralidad de las
acto creador contingente y absoluto, dein ontado por
ll
el escándalo de un tiempo creado, IJar t¡tnto finito, de
almas: siendo el mundo eterno, pensaba él, sería neo
cesario admitir la existencia de una infinitud actual de
un orden universal suspendido en una p:sicología divi.. '. almas, lo que es absurdo. Con lo que imaginaba una
288 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 289

única alma, común para la especie humana. ¿Por qué He aquí, pues, un mundo donde no s610 se hacen
los individuos se sucedían en lugar de que un solo plausibles unos centros de acción libre y alJt6noma,
hombre existiese eternamente? Es porque la Especie sino donde su mUltiplicaci6n es requerida por la natu-
no puede deslizarse de una vez, y así cada individuo raleza misma cfuf-4icto· creador. J:'lo se piensé que este
no existe más que con miras a esta realización global, breve examen histórico está aquí s610 para ·satisfa-
y es una consecuencia efímera de esta forma de ava- cer un rito. Cada vez que sorprendemos a una épo-
ricia del Ser. ca o a una escuela aceptando una concepción de-
El Dios cristiano, al contrario, es un Dios suntuoso masiado s6rdida de la divinidad, como el janse"ismo,
y pródigo de a['1or. Si su superabundancia ha multi- o entregando eluniverso a algún ídolo de lo necesario
plicado infinitamente los universos, ella se complace y lo impersonal, como ciertas formas del racionalismo
mucho más esencialmente aún en multiplicar indefini- y colectivismo contemporáneos, veremos en ello en
damente, y de forma indefinidamen((~ variada, esta igual medida debilitarse el sentido y las costumbres de
imagen más perfecta de la divinidad que es el alma hu- la persona.
mana. Esto es lo que ya San Buenaventura respondía Importa tanto más hacerresaltar esta cosmología de
a la espiritualidad un tanto altiva y parsimoniosa de la generosidad que supone el personalismo cristiano, ~
un Averroes. El Lagos de la tradición johánica es fe- cuanto que las formas de irreligión con las que ha sido '
cundidad y generación. Habiéndose expresado íntegra- marcada con más fuerza, por ejemplo, la mentalidad
mente en el Verbo con toda eternidad, no ha agotado obrera contemporánea, proceden del prejuicio comple-
ele una vez todo su poder de creación. Uniéndose a su tamente contrario. Elfurtdamento de toda religión,
bondad, este poder quiere darse aún en una infinidad dice Proudhon, es "la pérdida de la personalidad en
pe imágenes de las que cada uno no será un pedazo nombre. de la divinidad"; su esencia, volverá a decir
roto del espejo universal, sino una imagen única y Bakunin, es "el empobrecimiento, la anulaci6n y' la
total de su divinidad. Cuantas más almas haya para servidumbre sistemática, absoluta, de la humanidad en
recibir las formas inagotablemente nuevas de su gra- beneficio de la divinidad" . Dios es el "expoliador ab-
cia, más su bondad se glorificará y se regocijará en el soluto". Parece a estos teóricos de la tradici6n anar-
darse. Esta multiplicidad de personas llamadas a la quizante que la suma de las perfecciones realizables
vida divina, que no encontraba ninguna justificación esté estrictamente medid~, de suerte que la infinidad
racional en un mundo entregado a la eternidad impla- concedida a Dios por lospristianos está tomada sobre .
cable de un Dios impersonal, hela aquí justificada por las reserv.as del hombre, que ella reduce ~cero. La
el Amor. Los doctores y los poetas católicos, desde misma perspect.iya aparece en Feuerbach /y en Marx
los Padres griegos hasta Péguy y Claudel, han recor- cuando descr1bett la religión como una -alienación, !ue
dado esta vinculación en la caridad y en la gracia de absorbe la realídad del hombre para disolverla, por
una especie de exuberancia divina cada vez que la' encima de su cabeza, en un mundo de nubes, deján-
vuelta de una cierta avaricia intelectual amenazaba dole impotente y resignado ante su destino.
con empobrecer la visi6n cristiana. Estos hombres que hablaban sinceramente de la
19
,
r

EMMANUEL MOUNr¡:;R. PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 291


290
"eminente dignidad" del hombre, ¿tenían alguna idea Las mentes habituales a abordar los problemas de
de la supereminencia que le confieren la vida y la otra forma podrían sorprenderse de que, al enunciar
doctrina católicas? Ella no es un azar o un refina~ aquí unas reflexiones principalmente orientadas sobre
miento de la evolución. Imagen de Dios, concebida y problemas de civilización, hayamos ido a tomar tan
querida individualmente por Él, rescatada individual- alto nuestro punto de partida. Y es que, a decir ver-
mente ~or Él, cada persona está, por añadidura, lla- dad, las exigencias temporales del personalismo no
mada a recibir mediante la vida de la gracia una par- son apremiantes, en rigor, más que si la persona es
ticipación íntima y efectiva en ht misma vida divina. trascendente a lo biológico y a lo social, y sólo una
Contrariamente a todas las demás "naturalezas" crea- metafísica cristiana asegura esta trascendencia. Nos
das, ella está en relación inmediata con Dios, nul/a es preciso, pues, adentramos en el contenido del per-
illterposita natura (San Agustín). Ninguna filosofía an- sonalismo cristiano.
tigua se ilabía atrevido a imaginar esta especie de cor- No esperarnos de él que nos aporte sobre la per-
tocircuito espiritual, y Averroes,conio Orígenes en sona el privilegio de una identificación directa e intui-
sus teof:o.nías, sentía aún la necesidad de colocar, entre tiva de la cual otras filosofías no serían capaces. Muy
el alma y Dios, una especie de tapón, el. "intelecto al contrario, al confirmar más que cualquier otra, no
agente". Aunque siendo el principal. obrero de cada sólo su trascendencia sobre el universo material, sino
operación, de toda criatura, Dios hadado, sin embar- sobre cualquier condencia objetiva que yo pudiese
go, a la persona un poder de actuar que le permite aprehender en él, hace retroceder su misterio. Todo
afirmarse como verdadero· autor de su acción. La personalismo incluye una crítica de las filosofías que
aprTciación de los límites de este poder ha variado colocan sólo en la conciencia el testimonio de la ver-
entr'e los teólogos. 'El tOIfli'smo le ha coñcecl1t1o 'el má- dad. Si la persona del cristiano está constituida por la
ximo. Y puede{ve~se a los mismos agustinos, que tien- vida de una intención divina singular prolongándose
den a disminuir la actividad propia del hombre, man- en un diálogo inexpresable de anticipos y respuestas
tencr esta posición fundamental. San Buenaventura, entre una voluntad libre y la insondable acción de la
por ,~jCl11 plo, se niega a escribir que Dios sea él mismo Providencia, su sabor será por definición inaccesible
] q ilJ 7. de nuestra inteligencia, nuestro "intelecto agen- y la esencia inexpresable. Es lo que expresa la teolo-
te"; él quiere que la actividad de la inteligencia, igual gía moral al colQcar en lo más íntimo de cada uno
que su pasividad, le pertenezcan en propiedad. Final- de nosotros "un secreto del corazón", al que nadie
mente, mediante sus virtualidades, que son como si- tiene acceso, ni ángel ni hombre, sino únicamente
militudo luminis creati 2, el alma humana 3 se pierde Dios. La conciencia misma del interesado puede recu"
en el infinito, es capaz de hacerse cualquier cosa, de brir este secreto, hasta la plena luz que seguirá inme-
mostrarse en cualquier sitio donde surge una forma de diatamente a su muerte, con una niebla ciega en su
ser, deasimilársele de alguna manera y de colocar así propia mirada espiritual. Es el misterio que el Evan-
a cada uno en posición de poseer lo infinito 4: perfec- gelio nos invita a no "juzgar". La misma Iglesia le
ción suprema del universo creado 5. . respeta, hasta en Judas. En nuestro siglo de análisis
292 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 293
significa, sobre todo, que las determinaciones psico- por la irradiación de los que, cerca de nosotros, dan
lógicas más sutiles podrán indefinidamente llenar testimonio de ella.
nuestro conocimiento empírico de las manifestaciones ¡Qué no se imagine que es un conocimiento en ple-
de la persona, aun dejando escapar el hogar inexpre- na calma! La noción cartesiana de "conoc9niento os-
sable de donde parten las únicas decisiones que la curo" nos lle~a creer que el conocimientp que tene-
comprometen sin falta. Este secreto pertenece a cada mos de las' realfetaaes que desbordan las capacidades
uno, sea quien sea, tanto al incrédulo como al santo. de nuestra experiencia o los asideros de nuestro en-
Es incluso para el cristiano una excelente prueba de tendimiento, no difiere del conocimiento intuitivo y
su sentido de la persona su actitud frente al incrédulo: claro más que por un oscurecimiento, una disminución
escándalo de estos devotos que profesan la infinita va- de la luz. El conocimiento, incluso natural, de cual-
riedad de la santidad, que están al acecho de los me- quier trascendencia, se agita de una forma distinta:
nores movimientos de la gracia o de la santidad reli- tan pronto sorprende por la certeza, como confunde
giosa en la vida de las almas piadosas, y que se por ambigüedades y ambivalencias, entrecortado de
satisfacen ante el misterio de la incredulidad con los vértigos, de noches, de sequedades, de desprecios.
slogans morales masivos y los prejuicios pueriles. Nada es más irritante que esta seguridad con la cual
¿Cómo podremos conocer, pues, la persona si ella el primer llegado hace profesión de "personalismo".
escapa a toda determinación formulable de la sensibi- "Nadie sabe si es digno de amor o de odio", dice el
lidad o de la conciencia? Con un conocimiento, preci- Eclesiastés. Nadie debería vanagloriarse con demasia-
samente, carente de relación con los asideros de los da prisa de saber lo que él protege, con una vehe.nen-
datos objetivos y de los signos exteriores que nos cia sagrada, contra las. amenazas de los tiranos. Nadie
abren el acceso del mundo sensible. La existencia per- más astuto que J uanade Arco: "Si lo tengo, que Dios
sonal pertenece a este tipo de realidades que captamos me lo conserve; si no, que me lo dé." Es significativo
únicamente en un acto de adhesión vivida, a través de que la palabra que indica en latín hl~pcrsona, persona,
las acciones mediante las cuales les conferimos poco a indica al mismo t¡empola máscara del ac~or, esta
poco en nosotros una existencia por añadidura. ¿Dón- máscara que tanto puede disimular el personaje como
de está el problema de la muerte mientras no sea el sostener la expresión. Si intento cogerme, verá c6mo
problema angustioso de mi muerte, o el problema de me escapo a mí mismo; la materia que creía poseer se
"mis muertes", de la muerte de los seres queridos? ¿Y degrada entre mis manos y vienen a interponerse in-
el problema del mal, mientras yo no haya sufrido o divisiblemente los velos sin forma de la mentira inte·
pecado? Como todo lo que "no es de este mundo", la rior. Todos conocemos esos días en que nuestro mo-
realidad trascendente de cada una de nuestras perso- nólogo más íntimo está herido de una ~esconfianza
nas se nos escapa en su esencia; pero la podemos co- radical P9r ~eJligencia aún más secretá: es en estas
nocer "en enigma y como en un espejo", mediante la confusiones del conocimiento' 'aonde 'se señala la in-
prueba de una vida que se cOllfomla a sus llamadal;, troducción de una trascendencia.
JI
A D S U M

La exigencia más inmediata de una vida personal,


~
la que se dirige tanto al incrédulo como al creyente, al
ateo como al fiel, es la de nuestro compromiso: "De-
cid sí, sí, o no, no; 10 demás viene del demonio."
Cuando Pascal quiere abordar su alopogética, no se
dirige al perseguidor, sino al indiferente, al que no
quiere apostar y cree que puede permanecer en este
¡¡alanceo entre el sí y el no; conducir al borde del
"' ' Q,~ ,;>",
I
...

"Non serviam", al que no quiere decir ni sí ni no. es


r sin duda hacerle más capaz para los milagros de la
gracia que lo estaba bajo su cobertura de irresponsa-
bilidad. Es una opción la que ha decidido para la
eternidad la suerte de los ángeles, otra un destino dis-
tinto del hombre, y otra, el de la pequeña judía, de
la Encarnación del Hijo; es su acto para todos lo que
" se nos pide cada día repetir, en sí o en no. A dsum,
dice el joven diácono que recibe las órdenes: "Estoy
aquí y soy tal"; he luchado contra el fariseísmo, las
ilusiones del amor propio, las cobardías más sutiles;
si no he aceptado el compromiso, yo no he negado
mis circunstancias; quizá pueda comenzar a ofrecer
un ser consistente al ministerio de Cristo.
De esta forma, la primera acción de la vida cris-
tiana es, en nosotros, la reducción de esta zona que
Heidegger llama "el mundo del Se". Entendemos el
mundo de irresponsabilidad y de los espejismos, que
296 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 297
1:.,

se establece con tanta facilidad en la psicología colec- que hay hombres y mujeres que están "hechos para"
tiva de los grandes cuerpos sociales, el mundo del se cortar todos los días que Dios anima la misma pieza
dice, el mundo de lo que se hace. A medida que nos de hierro. Cuando reduzco a la mujer a su función de
despersonaliza más profundamente, mediante la pren- ama de casa, o asu función erótica, o incluso a su
sa, los conformismos públicos, los slogans baratos, la más alta función, a su función maternal, sin plantear-
práctica de la irresponsabilidad, coagula nuestras co- me la cuestión de la vocación espiritual que 'le llega a
munidades vivas de hombres incomparables e inalie- través y más al1~. de tantos cuidados y se~ucciones.
nables en estas especies de concreciones sociales que Cuando consid'ero-'a'mis obreros eemo Ul'l elemento de
se llaman la opinión, los hábitos, la rutina 6. En len- mis maquinarias, y cuando la fragilidad de sus Cl'er-
guaje cristiano es muy necesario llegar a hablar de pos, sus cargas familiares, no se me aparecen más que
una especie central y grave de pecado contra la per- como un sector del gasto. Cuando d,¡:signado parla
sona. suerte entre estos campesinos cerca de los que p:¡SO
Yo peco contra la persona cada vez que me aban- mis vacaciones, entre estos soldados con los que duer-
dono a este anonimato y a esta irresponsabilidad. Se mo en el cuartel, por el hecho de que entre ellos tienen
sosprendería a muchas gentes "sinceras" que dicen ser un sistema de signos que difieren bastante notable-
marxistas, fascistas, liberales, si se llegase a dudar mente de el que se acostumbra a usar en mi medio
ante ellos que el verbo ser conserva en su boca un social, yo acepto la renuncia, tras p8<:0 esfuerzo, de
sentido. En un asunto donde estuvieran en juego sus toda comunicación auténtica entre ellos y yo. Cuando
intereses o sus afectos más queridos, ¿aceptarían el del fondo de mi corazón íntegro repruebo a los malos
basar una decisión cualquiera en una garantía tan dé- muchachos que, hasta su último soplo, estarán llenos
bil de la experiencia, en un consentimiento tan pere- de la gracia proveniellt~>de Cristo. En una palabra,
zoso del pensamiento? Un empresario tiene su punto peco contra la persona cada vez que llctúo como si
de vista sobre un mercado; arriesga su negocio, falla desesperase de un hombre, ya que, sin mandato, le ex-
la oportunidad y pierde su dinero. Un obrero tiene comulgo de las más altas virtudes de hombre, o le
su idea sobre una operación; la inicia, rompe su má- reduzco al estado de objeto y de instrumento.
quina y es objeto de una sanción: he aquí lo que es El pensamiento también puede cometer este peca-
sano, lo que enseña a pensar rectamente; no se podría do. Por ejemplo, cuand(jplantea los problemas del
decir otro tanto de los casi sin consetuencias qüe for- hombre en los que "le va en ello todo" en términos
man la opinión de la gente, ¡y Dios sabe que el li- objetivos, imitando la impersonalidad de los proble-
bre examen democrático les debe todos los problemas mas científicos. Podría creerse que la aportación de la
imaginables! antropología y de la teología cristianas al pensamien-
Yo peco contra la persona cada vez que empujo to occidental habían hecho imposible tal actitud del
a un hombre vivo a identificarse con una de sus fun- espíritu. Pero la impregnación de los modo~ de pensar
ciones, o cuando me comporto con él como si de he- heredados de k,Antigüedad, más tarde la polarización
cho se redujese a esto. Cuando esúmo, por ejemplO, de la refleltiólnñ50erna por las técnicaS- científicas, fi-
298 EM'MANUEL MOUNIEil PERSONALISMO Y CRiSTIANISMO 299
nalmente el racionalismo de las Luces, bastardo de económica:comb el mundo del dinero transforma en
estos dos impersonales, han constituido sólidos bas- "cosas" primero las mercancías vivas, y a través de
tiones de resistencia al impulso cristiano, hastaen el ellas, a los hombres que las manipulan. Igual que en
mismo Corazón de las filosofías denqmbre cristiano. amenazas de opresión, la vida moderna ábunda en ta-
Sea la "materia", disponiendo necesariamente sus me- les seducCiones 'yen mixtificaciones, en "opios": el
didas impasibles; "la vida", trastornando las especies cine en una alta' dosis, las sociedades, los clubs y los
y los individuos en su río sin orillas; lo "económico", partidos, los mitos colectivos, el erotismo, todos los
determinando sordamente las voluntades humanas, o alcoholes volátiles de la vida urbana y social.
el "espíritu", desarrollando sus procesos ,lógicos; el Uno de los más peligrosos, sobre todo en un pe-
"Ideal", haciendo un discurso al acontecimiento, o los ríodo confuso, es la tentación de la pureza. La bús-
,"PrinCipios", aplastando a un alma inquieta, de todas queda de la pureza de los medios al servicio de la
partes, "espiritualismos" y "materialismos" convergen pureza abso 1utaidel fin último es uno de los elementos
en todas las iniciativas del pensamiento moderno sus de la tragedia humana. Pero este elemento no es nun-
amenazas contra la persona. y no son únicamente ca aislable, y dta pureza nunca realizable, porque el
amenazas ideológicas. Tode,s las dictadumf!l"<.:m~dernas Reino no esde ¡este mundo. La pureza absoluta soña-
han nacido de el¡as: la,',', de la diosa Razón','en Fran- da como posibilidad actual es un ídolo asesino; o bien
cia, en 1793, la~ más ,recientes de la Raza y de la suscita fanáticqs, hijos ele Savonarola o hijos de Ro-
Economía o del Estado. Todas las debilidades de sus bespierre, que moldearán para ella los instrumentos
adversarios idealistas son aún sus consecuencias. del peor imperialismo espiritual, o bien crea impoten-
El pecado contra la persona supone también un tes, que se retitan con su cuerpo y sus bienes de su si-
pecado de omisión. Está en el corazón de toda eva- glo, para proteger una "vida interior" o una integri-
sión, incluso sublime, que me aparta, en favor de unas dad preciosamente cultivada. No ven que realizan
quimeras, de asumir I)l'! destino concreto. Marx, tras de esta forma un acto positivo que agrava el desorden
Feuerbarch, reprochaba a la Religión el tener Como al que ellos pretenden no mezclarse, al mismo tiempo
esencis (;jI "vDsión, el vaciar al hombre de sus pode- que niegan Í1llplícitamente la condición dramática y
res de futuro para proyectarlos en un espejismo intem- opuesta de nuestra acción, fuera de la cual no existe
porai, el alienarle de esta forma en sí mismo y de más que desvarío.
someterle, pasivo, a las fuerzas cotidianas. Su crítica Adsum.¡Presente! El cristiano es un ser que asu-
se dirigía contra una imagen del cristianismo, que, me. La última precaución de Cristo antes de su muerte
por frecuente que ella sea, no es menos la negación es un alerta al renegar, y la ha dado al jefe de la Igle-
,misma del sentido cristiano. Pero su dialéctica de la sia: "Yo no conozco a este hombre", "Yo no conozco
alienaCión, si no hubiera partido de presupuestos tan este acto", palabras de muerte voluntaria; la imagen
impersonales como lo económico,la materia, el valor, de Dios renuncia en ello, con su responsabilidad, a
podría con un ligero giro mudarse en una crítica pcr~, su privil~gio .• Mientras más se profundiza la esencia
sonalista. Se le ve bien cuando describe la alienación de la moral cristiana, más se ve en ella confirmado,
300 EMMANUEL MOUNIER

en el centro de cualquier pecado, este fariseísmo pri-


mordial mediante el cual el pecador, solidario de mil
vínculos, se descarga de su peso sobre su vecino, so- III
bre la colectividad, sobre unos mitos, para darse la
dicha sin esfuerzo de una conciencia satisfecha. El NIHIL HABEN1ES ET OMNIA POSSlDEN1ES
cristiano es un ser que se acusa en el doble sentido de
la palabra: él se siente parte en cualquier culpa, y no
le obsesiona el terror de sobresalir, de no ser corno I

todo el mundo. nI se compromete. No sólo aquí o allí, Tocamos aq\lí lo que puede llamarsejel punto de
sino completamente en cada acto, aunque cada uno de Ambigüedait-frrndamental de hr persona cristiana. La
sus actos, en el límite, y si él respondiese a 10 que ;~
ambigüedad, como hemos diC;ho, no es más que uno
Dios y el mundo esperan de él, debiera ser como la i
"~ de los signos sensibles de la inefabilidad de una traS-
reunión de toda su vida; y su vida tiende a reproducir cendencia, y es funda,lI!~ntal, sin embargo, porque ella
mímicamente el impulso de un único y exclusivo acto. nos coloca en el camino, no de la confusión, sino de.
Su "sinceridad" no es esta seguridad sentimental cie-
ga, pasiva, cambiante, que ha he,cho tomar a algunos
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Al
una cierta inteligencia de, esta trascendencia.
La persona,en la perspectiva cristiana, es presen-
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contemporáneos por una fuente profunda de vida la cia, afirmación.. Pero no es presencia en sí, afirma-
efusión de su complacencia más superficial. Es esta ción en sí, sino respuesta. En lenguajebérgsoniano,
unidad a la vez trabajada y recibida, menos buscada esta perspectiva, opone a un personalismo cerrado un
que merecida por el que siempre dice yo pensando ~ personalismo abierto. Tonifieay viriliza a la persona,
en mí 10 menos posible; porque este yo que se com- "
pero la desarma. Sl1elt~sus voluntades para abrirla al
promete está tan directamente ligado a la realidad a la Abandono. Desaprueba sus proyectos para lanzarla á
cual se da, que se borra, con un desaparecer esta vez la Esperanza,
superior, como un mediador, alguien que respon- Abandono y Esperanza, es decir, don de sí a un
diese y que careciese totalmente de respuesta. Lo que *
11
Ser trascendente y bueno, no se encuentran, como
el yo así transfigurado recibe de la vida cristiana es el creía Nietzsche, en la fe de ciertos comportamientos
precio de una respuesta también cada vez más perso- ;;-
empíricos, en una' dimisión enmascarada, que ofrec¡;:
nal, que no es la consigna tiránica de una colectividad, una especie de pasividad femenina a los combates y a
ni siquiera la débil réplica de una lógica ode un Prin- las contradicciones de la vida. Esta religiosidad' son-
cipio, extraños a sus angustias, sino una palabra úni- riente, este optimismo bendecidor, o este borrarse sin
ca con un único don: "Esta gota de sangre que he ,"
batallas, vecinos cercanos del concordismo liberal, tan
vertido por ti .. ." característicos todos juntos de cierto siglo XIX, están
en el origen de ciertas relaciones sistemáticas, pero sa-
nas, de las que la antropología cristiana no debería re-
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302 EMMANUEL MOUNlER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 303


negar en bloque. Pienso, por ejemplo, en la crítica bordea el vertigo de una nada real y no mística; la
hecha por Heidegger de esta trivialidad cotidiana (el anulaciqn de todo ser ante el infinito, que es la sustan-
"mundo del se") que se le aparece como una fuga cia profética del mensaje de San Juan de la Cruz.
ante la angustia esencial de una vida que afronta la .~'
Afronta' en él la presencia cotidiana de la muerte,
muerte y se constituye en este afrontamiento. Pienso, ,
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que le arroja a la angustia de la perdición, más te-
en la misma línea, en este personalismo del rigor que mible que la angustia de la destrucción, también el
un joven filósofo francés 7 señalaba hace tiempo en peso de un Destino nutrido de insondables proyectos
una serie de valorizaciones características: el acto de Dios; en él está arrastrado a la desesperanza inin-
irrevocable, que se opone a la marcha disolvente del terrumpida de sus esperanzas calculadas, a la expe-
tiempo; la lucidez; una cierta .forma de dureza y' de riencia irresoluble de los conflictos que constituyen
violencia que se opone a toda coi!fusión; el horror de los nudos trágicos de su situación.
las acomodaciones, de la satisfacción de sí misl1lO. Sin embargo, este combate del cristiano difiere de
Esta moral del afrontamiento está en el corazón de una doble manera del que I1eva a cabo el héroe hei-
Malraux y h~ rii1ucadó' 'fuertemente ü~ del joven .j"'"
deggeriano. Bste se haIla crispado sobre su lucha, y
personalismo¡ francés 8•. .¡~!
su lucha define su ser, ya que sin eIla se deslizaría
La degenetación que ha provocado estas reacciones hacia la muerte del tiempo; por lo demás, su lucha es
vitales y estos endurecimientos defensivos no ha de·· ~.,
realmente desesperada; la única trascendencia que co-
jada intacto, ni mucho menos, al mundo católico, ha·· noce es' la trascendencia de una amenaza, la de la
ciendo refluir sobre él vagas religiosidades subromán.. nada y la muerte del ser en el tiempo, siempre dis-
ti&as. Se podría señalar por kilos la literatura de: puesto a minar las defensas de la vida. El cristiano, en
pseudo-piedad que mantiene el estrago; se sorprende.. ;1f:1 lo más duro de la lucha, conserva este escape pro-
ría en la lengua de cada uno de nosotros las compla- fundo que se halla en los hábitos de la Caridad, y
cencias de lenguaje (y a menudo, con él, de los cara·· como una salud, una flexibilidad esencial del alma.
zones), al confort espiritual, a la sosería, a la facilidad La lucha no es para él la manera de ser esencial de la
elocuente. Una religión de personas distinguidas tien.. existencia; eIla no se cierra sobre sí, va más allá y se
de a evacuar de la memoria cristiana la soledad irrevo.. sobrepasa en la Esperanza y la acogida.
cable, la presencia continua de la angustia y de la ;~l
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En eIlo no hay más que un aspecto particular de
muerte (que, por el contrario, exasperaba a la sensibi. la segunda acción del personalismo cristiano: la des-
lidad medieval), el mordisco del sufrimiento y de la lu- posesión, el despertar a la disponibilidad.
cha, que está en el centro no sólo de cualquier vida. Estas. fórmulas suenan extrañas para un pseudo
sino de cualquier amor. Por su teología, por su sensi- personalismo que se presenta sobre todo como una
bilidad, el catolicismo es la antítesis misma de tal reivindicación de autonomía o una expansión sin do-
ablandamiento del sentido religioso. La aspereza de su lor de todas las solicitaciones vitales.
clima,. tan cercano a la ternura, nutre, también, una Es superfluo recordar cómo una desposesi6n y,
ética de la lucha, del afrontamiento 9; En él, el homl:>re paFa decirlo de una vez, una especie de expropiación

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EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 305
304

total de sí mismo por sí mismo, bajo el poder progre- fernal, completamente purificada del pecado de apro-
sivo de la gracia, se halla en el mismo corazón de la piación. Os equivocaríais si vieseis en este rigor alguna
espiritualidad cristiana. Bástenos evocar algunas sublimación del'finstinto de la muerte", que es tan
fórmulas del profeta de la Nada * que ha dibujado con caro a los freudianos, o algún masoquismo desatina-
trazos de fuego este ideal de la vida cristiana que es do. Toda esta ascesis no es más que aspiración al Ser
San Juan de la Cruz. y a la plenitud, a este estado del que San Pablo ya
Medios para conservar el todo: decía que en él nos hallaríamos "no teniendo nada y
poseyéndolo todo". Y, entonces, el santo exulta:
Para venir a saberlo todo, "Míos son los cielos y mía es la tierra. Míos son los
no quieras saber algo en nada. hombres, los ju~tos son míos y míos los pecadores, los
Para venir a gustarlo lodo ángeles son míos; y la Madre de Dios y todas lasco-
no quieras tener gusto en nada. sas son mías;yDios mismo es mío y par~ mí; porque
Para venir a poseerlo todo, el Cristo .es.~ y todo para qú. Y entonces, ¿qué pi.
no quieras poseer algo en nada. des, qué buscas tú, alma mía? Tuyo es todo esto y
Para venir a serlo todo, todo es para ti" 10.
no quieras ser algo en nada. Del primer mío al segundo existe el infinito de una
transfiguración crucifkadora. Cupio dissolvi et esse,
Medios para no obstaculizar el todo: tecum, dice Juan de la Cruz al Cristo. Ser disuelto
hasta los huesos y luego,ser, pero en este mundo su-
Cuando reparas en algo, perior desertan un Seia quien se le dice tú, partici-
dejas de arrojarte al lodo. pación ontológica que San Pablo ya designaba con
Para venir del todo al todo un solo verbo comp4~st().
has de dejarte del todo en todo. Es la resistencia y, en su esencia.)a oposición fun" .
y cuando lo vengas del todo a tener, damental del espíritu burgués, nacidu del Inl.¿ndo del
has de tenerlo sin nada querer. dinero, a este cristiani~mo fundamental, lo que los
jóvenes personalistas franceses han sentido más viva-
Nada, nada, nada, San Juan de la. Cruz repite ra- mente en su crítica de las costumbres. El Anticristo
biosamente esta palabra, como si rompiese un ídolo. del mundo modefl16, les decía Péguy cuando tenía
Empuja a este fuego devorador del amor no solamen- veinte años, con esta burla que era en él más seria
te las ligaduras sensibles del alma perdida, sino los que una sentencia, no son los libros de pornografía,
gozos y las apropiaciones espirituales de la que busca que no son lo bastante perversos;. el Anticristo del
en los bienes del cielo unas satisfacciones de criatura. mundo moderno es la libreta de la Caja de Ahorros.
El da a consumir la sustancia misma dc su ser espiri- Esta libreta, que se ofrece a los niños franceses con
tual, para que se encuentre, al salir de esta agonía in- una mística de la economía que se les propone COmo
la moral misma, le parecía ser la primera huella de la
• En español en el original (N. del. T,)
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306 EMMANUEL MOUNlER'
PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 307
Bestia sobre su inocencia, el arma directa contra lalef""
evangélica del "lirio que no teje ni hila". Él la veía de inocencia y pecador, es a veces la misión del nove-
)1
como el Tentador dando la mano al niño para su
.,,:' lista cristiano. Sólo la indisponibilidad puede entonces
'primer paso en el camino de esta avaricia "dilapida- acusarla de complacencia en el mal. Si uno u otro
dora y pródiga de su alma, que ha vendido por nada, nunca han cedido a cualquier cosa parecida, esto no
por dinero" ,de esta "moral de enclenques" que es ~:l
debería hacernos olvidar lo esencial de su testimonio:
una propiedad, un régimen y un cierto gusto de pro- que el pecado de debilidad puede cerrar de una forma
pied,ad, que nos hace propietarios de nuestras pobres menos definitiva el <:orazón que una virtud altanera;
virtudes; de esta "honradez" que es una puerta cerra- que ciertas inclinaciones culposas no son más que ge-
da a la' gracia. "Las gentes más honradas, o simple- nerosidad desviada; que a ciertas virtudes hinchadas
mente las gentes honradas, o, por último, lós que se de orgullo conviene recordarles aún una frase de Pé-
les llama COllll' tal¡;:s,'y que"sjenten placer.~ll~m,arse guy: "No es necesario salvar su alma como se salva
como tales, no ti~nen .¡j"fectos en la armadii?a ... Su un tesoro.,. Es necesario salvarla como se pierde
piel de moral constantemente intacta les crea un cuero un tesoro. Gastándolo" 12. '
y una coraza sin 'defecto... Lo que se llama moral es Esta antítesis del orden cristiano y del mundo del
un caparazón que hace al hombre impenetrable a la "tener", nadie la ha expresado mejor desde Péguy que
gracia" 11. Gabriel Marcel 13.
El profetismo cristiano se ha alzado siempre contra Desde el momento en que transformo el Ser vivo
la cristalización sociológica de esta apropiación de la on un dato inerte que coloco y expongo frente a mi
vida moral, la constitución de la secta de los puros y, como una cosa desespiritualizada o desvitalizada, ex-
más generalmente, el establecimiento difuso de una teriormente captable e inventariable, y, por tanto, a
especie de conciencia colectiva de "los Buenos". mi disposición, manipulable y capaz de ser regida por
"¿Por qué me llamáis bueno? -decía el mismo Cristo mí, en ese momento salgo del reino luminoso del Ser y
¡¡ sus discípulos-o Nadie es bueno más que vuestro me coloco, mediante un acto responsable de abandono
Padre que está en los cielos" (Lucas, XVIII, 2), El espiritual, en el reino ciego del Tener.
lona cristiano señala el estrecho pafeptes~o del pe- Este ser' que envilezco de esta forma puede ser
cador y del hombre "normal", la superioridad pro- uno de los mútiples bienes sensibles que me solicitan;
funda, incluso, que le viene al primero de retener lo es, quizá una persona a la que trato como un ob,jeto
que se tiene, sobre el segundo, no por su pecado, ~ino "en tercera persona"" a mi merced; es, quizá, no im-
por la mayor disponibilidad que él conserva entonces porta qué riqueza espiritual (Jacques Riviere ha ex-
en el seno de uno de estos pecados que Péguy llamaba presado magníficamente un día, en sus "Carnets",
los "pecados agraciados", oponiéndolos a los pecados esta especie de vergü(:nza que sigue al escritor en una
de endurecimiento. Separar esta división secreta entre cierta manera de aprovecharse de cualquier "materia
la disponibilidad y la indisponibilidad a la gracia que, literaria", de poner la mano, mediante su arte, en
sin destruirse en forma alguna, no cubre la partición cualquier riqueza virgen). Quizá sea yo mismo cam-
pletam~nte y cada uno, en los actos que provienen de

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308 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 309
mí aunque este yo se interponga e!1tre mi Ser y el la persona no fuera más allá de ellas; una cierta fiebre
Ser como una pantalla opaca, que mi conciencia em- de ascenso social, que es el deseo de un nivel más que
paña con una bruma imborrable, que mis voluntades de un estado; un cierto· demonio de conocimiento,
me oscurecen cualquier significación y cualquier donde se agitan el deseo de acumular y el deseo de
comprensión del suceso. igualar, la inquietud de las codicias y el tormento de
No basta, pues, con hablar de "expansión" de la abrazar las experiencias más inauditas y contradicto-
persona cuando se desea oponerse a los endurecimien- rias; un cierto fanatismo ideológico o espiritual proce-
tos sórdidos del mundo moderno. Ciertamente, el ca- de de esta fiebre profesional. tanto como el sentido
tolicismo no ama en absoluto ese mal humor jansenis- burgués de la propiedad. Giran juntos hacia el mismo
ta que acoge frecuentemente esta fórmula en los vacío de apariencias robustas: el instinto de poder se
medios llamados cristianos. Vueltas a colocar más pierde en una especie deenfermed '1:1 donde el tener
allá del punto de encuentro de la Cruz, todas las se roe a sí mismo, donde el poseedor se convierte en
fórmulas expansivas, superabundantes, un poco triun- poseído de sus bienes, .el prisionero de este enorme yo
fales, .del naturalismo moderno, vuelven a hallar un que ha querido. &er rico y libre 14. /
sentido -los cantos de San Juan de la Cruz, de Fran- Gabriel MhrctJ: na visto con mucha exactitud cómo
cisco de Asís- y más verdad cristiana que esa espe- la reivindicación moderna de .autonomía moral o polí-
cie de avaricia tosca e íntegra. Pero se ve cuán ambi- tica fracasa, pese a las apariencias, el personalismo,
güa es la imagen de la expansión; puede designar la si la autonomía, que no.es, a fin de cuentas, más que
superabundancia soberana que está más allá del tener, el derecho de dirigirse por uno mismo sin control, es
pero también -y aquí nos separaríamos radicalmente decir, de separarse como una cosa entre unas cosas
de la vía cristiana- un crecimiento del tener que cu- extrañas y aplicarse adirigir sus ganancias reforzando
bre el alma de esta maleza florida de la que Cristo de- esta separación. El mismo aliento se da a la indispo-
cía a sus Apóstoles que ella ahoga la palabra de Dios nibilidad en cualquier impulso social basado radical-.
con tanta seguridad como un campo de piedras. mente sobre sentimientos de reivindicación. O aún en
El que de esta forma se halla completamente cu- el anarquismo, cuya negativa vehemente de no perte"
bierto,.completamente protegido por sus posesiones, necer a nadie es una.especie de reivindicación brutal
de su preciosa "persona", se hace progresivamente de posesión absoluta.Ae sí mismo (frecuentemente
indisponible, impermeable a la grada. No tiende a ser, vinculada a esta forma de "expansión" que denunciá-
lo que equivale a estar revestido, sino únicamente a bamos más arriba).
tener la reputación de ser, o la apariencia o la ilusión l'uede verse cómo se unen desde todos los horizon-
de ser lo que socialmente goza de estima: referencia tes del mundo nloderno unas desviaciones política-
social que no supone una medida absoluta, sino úni- mente clasificadas en sectores muy distintos: unas aca-
camente relativa; concurrencia y no aspiración: un rreadas por la corriente democrática, otras por el
cierto igualitarismo, más pequeño burgués quepopu- mundo de los Poseedores y los Fuertes, otras por las
lar, cuyas exigencias serían gustosamente mediocres si tiranías; todas agrupadas, sin embargo, en una misma
310 EMMANUEL MOUNIER" PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 311
corrupci6n del hombre cristiano. La acción común al tianismo); pero .ellas son, en la línea de la significación
'poseedor y al reivindicador, al anarquista y al dicta- cristiana, yalores de: "expansión" o, mejor aún, de
dor, es un gesto de acaparamiento, señal y medio de la realización, porque nos desacostumbran de nosotros
infatuaci6n. La acci6n natural de la persona cristiana mismos, y'hacen saltar a grandes golpes implacables
es tJ'na distracci6n de sí mismo, traicionando una dis- de su buril' el caparazón que nos cierra la Vida. El Ser
ponibilidad de doble sentido, que acoge y que se en- absoluto se define como El que es, completamente, y
trega perpetuamente. Caras infatuadas, hombres- co- no tiene nflda. Sum qui sumo Adsum, le responde el
mo expresa tan exactamente el lenguaje-"llenos de sí santo: yo ~oy, ya no tengo nada, ya soy una oración
mismos", hinchados Úe nada, a la "ez ause'fireS.'y ótus- hacia Ti.
pados. Caras distvaídas, caras abiertfls, miradas lejanas
que, por no habérselo propuesto, no se dejan ya olvi-
dar: he ahí el verdadero duelo de la fealdad y de la
pelleza. Si se quiere otra imagen de la misma relación
fundamental, confrontemos la entorpecedora persona-
lidad del talento mediocre, del fabricante de sistemas
o de especulaciones intelectuales,. del fanático, del
hombre de principios y del predicador de sentencias,
t:'n el oscurecimiento ü'Lai del verdadero creador de
creaci6n, del testigo en su testimonio, del ser espiritual
en la luz que hace resplandecer.
Por ello, cualquier situación que doblegue el poder
del tener para liberar la fecundidad del ser, es una
situaci6n fundamenta! del personalismo cristiano: el
sufrimiento, el riesgo, 'ia exposici6n", la inseguridad
que desarma nuestra tranquilidad; el sacrificio, que
inmola a un tener para abrirse a un progreso del ser;
la muerte, que significa el despojo definitivo de todo
tener; el definitivo desnudarse de nuestro ser real, y
que nos propone "la tentaci6n de pensar que no tener
ya nada es no ser ya nada" (G. Maree!); la humildad,
en fjn, que las resume a todas. Todas ellas han sido
tomadas, por quien confunde verdaderas y falsas ri-
quezas, por valores de disminuci6n (y cuyo gustopue-
de dar lugar, es cierto, a muchas desvia,ciones m6rbi...
das de las que está ltena la.historia margi.n¡ll...f!.~l cris':
I ..
I
IV

INTIMIUS INTIMO MEO

Está en boga hoy presentar como pasada de mo-


da la vieja distinción entre persona e individuo, que
volvió a ponerse en circulación hace algunos años.
Sigue siendo, sin embargo, uno de los puntos de vista
decisivos sobre el problema que nos ocupa, a condi-
ción de no materializar en un corte espaci:¡¡luna dis- e,'
tinción que busca más bien describir un pllr de fuer-
zas sobre un"'tlils.mo campo, u}l¡¡ distQrsH'm interna.
"Individuo" y "Persona" na pueden en modo alguno
designarse separadamente, pero en nosotros se super-
pone un proceso degradante en individuación, que
es una derrota, y un prpceso enriquecedor de personac
lización que responde auna llamada trascendente. La
aberración del groserod\lalismo, que es necesario evi-
tar aquí, alcanza su máximo de nocividad cuando ca-
balga sobre la escisión clásica del idealismo, dando al
"individuo" todo lo que es del cuerpo, particular, tem-
poral, mundano, y haCiendo de la persona una especie
de virtud abstracta o de existencia angélica, soberana
nada más encarnada, un pie plantado sobre la punta
de nuestra alma, que ata al "individuo" como ser 'idor
de los trabajos ordinarios. Más adelante veremos có-
mo la antropología cristiana excluye tal escisión. El
hombre, en todo "individuo" y "persona", está pre-
sente y actuante en cada una de sus acciones 15. Pero
desde.,que se aparta del principio de unidad que ase-.
PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 315
314 EMMANUEL MOUNIER··
católico repudia siglo tras siglo las tentaciones mani-
gura toda coherencia y comunicación, se produce en queas y este celo avaro que tiende a limitar los antici-
sí mismo una especie de postración de ser que le des- pos de la gracia, a excluir de ella el encanto del arte,
compone, le separa y le dispersa. Hemos descrito dos o del mundo sensible, o el ardor del conocimiento.
efectos de esta degradación. En la paradoja viva de Pero todo, hasta los gestos de santidad, pueden estar
una presencia tanto más rica cuando que más radical- afectados por el signo negativo que le desvía de la uni-
mente ha renunciado a impbnerse,ella sn~~e la pa- dad y del amor. Todo ello, gozos, pensamientos, virtu-
radoja inerte d1 un yo tanto más ostensible cuanto des, cae entonces en la órbita de este "hombre ani-
más nivelado es<tá con los elementos impersonales del mal", en esta "carne'" que San Pablo y toda la tradi-
mundo d,'.! "se". Bajo este primer aspecto, la indivi- ción mística tras él oponen globalmente al hombre
duación aparece como un proceso ación dis- espiritual.
fraz¡1co) :' de endurecimiento. Su. inconsistencia, que La individualización aparece aún como una disper-
es su mismo ser, le presta aún otras caras, cuya con- sión, mientras que la personalización es un movimien-
tradicción manifiesta la inestabilidad. .to de concentración y de recogimiento. El hombre que
Con gusto se hace acompañar de un cierto oropel, no está ya entre las manos de Dios es el mismo que
de algo pintoresco que designa bastante bien el uso "no tiene ya la vida en sus manos", cuyo ser se frag-
peyorativo de la palabra "originalidad", y que se pre- menta en un crecimiento de fuerzas divergentes. Si yo
scnta como una especie de desfile destinado a encubrir sé, por el contrario, que una gota de sangre única, y
la pobreza de los elementos que se.han puesto en ac- no cualquier otra, ha brotado por mí en el Gólgota,
ción.para arrastrarnos bajo la calma de una imitación del seno d~ la Trinidad, sé que este don del ser de
cambiante de las verdaderas riquezas. La espirituali- Dios debe tener en mí su Verbo, una palabra única y
dad de los Santos hace mostrar mediante un lenguaje trascendente que el Cristo intenta deslizarme íntima-
riguroso este abuso de confianza· de las seducciones mente en el corazón de la comunión de los fieles, a
sensibles, que con tanto placer invocan el prestigio de través del tumulto de las palabras de abajo: mi vo-
lo espiritual. No hay para el cristiano más que una es- cación.
piritualidad en el sentido riguroso de la palabra: la La palabra está gastada por el abuso que corriente-
que da el Espíritu Santo; ella supone, y supone exclu- mente se ha hecho de ella. Lo que se llama una :'voca-
sivamente, todo lo que está orientado· orgánicamente ción". profesional puede entrar, como cualquier apor-
hacia la Caridad. Al estar el universo entero llamado a tación en mi destino en el plan general de mi voca-
la salvación, el pensamiento y las cosas, la naturaleza ción, pero en él toma entonces un sentido distinto de
y el arte, la gracia de los cuerpos, el trabajo y la cien- esta feliz adaptación de mis actitudes que significa en
cia, nada está excluido a priori de esta asunción, salvo boca de la gente. Todas mis determinaciones -desde
::'. el mal, la negativa ,a ser. o~s preciso añ~~ _'lU¡¡ muy las más groseras a las más delicadas: temperamento,
frecuentemente ignoramos los caminos indi?ectos de aptitudes, componentes de constitución física, carác-
esta consagración, que comienza siempre allí donde ter- son objeto de una fina adaptación; ninguna de-
reina una cierta'cualidad incorruptible. El humanismo
316 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 317

fine una vocación. Ellas invisten un orden, susceptible una perspectiva cristiana si no integra algo de ];.1 gran-
de reglas más o menos generalizadas; la vocación no deza del fracaso, no compensado en heroísmo verbal
es nunca realizable. La vocación de Abraham era y en lirismo interior, sino orgánicamente transfigurado
el conducir a su hijo hacia la hoguera para testimoniar en ofrenda. No es como una Idea totalmente acabada
su fe. No se dijo: "Inmolarás a tus hijos por el simple que ya no tendré más que descifrar y realizar. Ella
placer de Dios". La vocación de Job era soportar la trasciende mi existencia como lo eterno trasciende a
miseria en su estercolero, descubriendo en ello el per- lo temporal, y, no obstante, anudada sobre el misterio
fecto despojo del corazón. No se ha ordenado a todos, de la libertad, está modelada muy realmente por mí
para ser buenos cristianos, que adopten la miseria y el mismo en colaboración con la intención divina; sufre
estercolero. Toda vocación es inimitable. Y, sin em- retrocesos, variacJones, desviaciones, aceleraciones,
bargo, ella no realiza su faz única más que fuera de según las respuestas que doy a los acontecimientos, a
cualquier búsqueda de la singularidad. Cada santo di- los anticipos divinos. El último trazo no le será dado
fiere infinitamente de cualquier otro, y, sin embargo, más que por el acto de mi muerte.
todos han buscado el imitar a un solomodelo, Cristo. La llamada permanente de la vocación implica una
Solidabor in te, Deus meus, exclama San Agustín, actitud permanente de ruptura respecto a todo lo que
en ti me soldaré interiormente, y San Ildefonso de To- puede ahogar su voz o desviar su sentido: ruidos del
ledo, haciéndose eco, nos invita a confirmar lo que mundo, egoísmos de las familias, conformismospúbli-
somos en la unidad de la Iglesia, in unitate ips¡'us Ec- cos, usurpaciones de las colectividades que, se arroga-
clesiae solidario Esta confirmación por y en la Iglesia ban sobre esta intocable un derecho de insptcción y de .
distingue la noción católica de la concepción protes- dirección. En"UW.no hay aún znp.s que.un/:¡ condición
tante y liberal de la vocación. Pero esta intersección negativa a la libertad de vocación; pero ella requiere
no quita nada a la diversidad infinita que hace bablar algo más que ciertas protecciones; esta atención del
a San Pedro, en su primera epístola, de la "multiforme corazón, este hábito de recogimiento que educa la
gracia de Dios". La Iglesia es una, y, sin embargo, se virtud natural y sobrenatural del siíC"flcio a fin de que,
ha podido hablar de un "paulinismo", de un "juanis- de ilusión en ilusión, me acerque a esteintimilAt: intimo
. mo" y existen familias franciscanas, dominicanas, meo, este corazón inaccesible de mi corazón, donde
benedictinas, oratorias, etc. La asunción final sancio- "Dios ha querido", ha sido del agrado de Dios, que
nará esta multiplicidad de vocaciones, la que integra- me ha discernido desde el seno de mi madre, y que
rá, como nos dice el Apocalipsis, todo lo que procede me ha llamado mediante su gracia, a revelar a su Hijo
"de toda tribu, de toda lengua, de todo pueblo y de , en mí" (Gal. l, 15-16).
toda nación". Si se toma esta palabra de San Pablo en su pleni-
Mi vocación puede ser el desarrollo de mis talentos tud, da un sentido desmesurado a esta "eminente dig-
naturales, de mis iniciativas incluso espirituales, y nidad", única eminente a decir verdad, única indiscu-
puede estar también en su ,fracaso temporal total, por- tiblemente liberada de la naturaleza; la .diguidad de
que, a decir verdad, una vocación es inimaginable en este secreto del alma 16 que no sólo la imagen y el
,.,
318 EMMANUEL
-
MOUNIER.. -w~

p"arecido de Dios, sino la vida íntima de la Trinidad


viene a ocupar cuando respondemos a su anticipación.
Con un mismo golpe hace saltar los límites del santua- V
rio; con la presel1cia d~. ,Dios el univ_e~..9;.,entero se
devora en ella ¡comenzando por la presencIa total de NON ESTIS SUB LEGE
la Iglesia, de su tradición, de sus, Santos, de su Cuer-
po. La concentración de la "vida interior" no debería
ser de forma alguna una separación, un retroceso ante
el combate y el riesgo, o una complacencia refinada; Esta revelación a sí misma de la persona, o, lo que
en una vida cristiana recogimiento y apertura van al es igual, de su vocación, no es el resultado de una
unísono. '1, alma exteriorizada esun alma endurecida especie de fenómeno más o menos necesario, como el
y cerrada, mientrm: un ser en recogimiento conoce de un cliché que la vida oscureciese progresivamente,
y lleva en sí "la altura, la extensión, y la profundidad" . sino un acto de libertad.
Apenas se ha pronunciado esta palabra, cuando he-
nos conducidos al corazón del drama contemporáneo.
Jacques Maritain señalaba hace tiempo que el mito de
la libertad ha sustituido en los tiempos modernos al
mito medieval de la fuerza al servicio del derecho. Las
naciones se enfrentan desde hace treinta años en su
favor y contra él. Dejando a un lado las verdades de
la primera aproximación, debemos preguntarnos si la
faz de la libertad cristiana no está lacerada en el com-
bate por unas infidelidades que se complementan,
aunque no se equilibren.
.' El liberalismo que poco a poco ha ido informando
los espíritus, las instituciones y las costumbres en el
curso de la edad moderna, arde en la impaciencia de
una libertad sin limites; no implica con ello únicamen-
te la posibilidad de elegir nuestras conductas sin sufrir
"' . ,",~-:,. ..
la presión de una violencia exterior, sino la ausencia
radical de necesidad interna, venga ésta de una voca-
,
,
I
ción trascendente del individuo o pe unas fidelidades
que progresivamente él ha ido anudando en torno a sí.
En esta aspiración existen dos elementos muy distin-
• o,:';;:-~~

,
320 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 321
tos. Ante todo, y es necesario no desconocerlo, una tido vivo de la responsabilidad y' del servicio. Ellos
nostalgia de la ligereza y de la independencia absoluta dicen, con razón, que la libertad no nos ha sido dada
del Espíritu puro, un hombre pervertido a las llama- para que permanezcamos en suspenso, sino para que
das de la vida divina en nosotros. El movimiento de nos comprometamos: nosotros diríamos que la liber-
la persona como tal está orientado hacia la aseidad tad no es nada si no es un campo abierto a una libe-
absoluta de Dios, y la impulsa a unos grados cada vez ración. Únicamente el compromiso no es. liberador
más elevados de espontaneidad y de independencia; el más que dedicado a una. realidad donde la' persona
presentimiento ciego de este Absoluto está vivo tanto vuelve a encontrarse al perderse; mientras que los to-
en la poesía como en la reflexión y en la política ac- talitarios la arrojan a una movilización donde ella
tuales; en este sentido, no son tan relativistas como a enajena su ser mismo en poderes que le están subordi-
menudo se cree. Pero si Dios puede bastarse a sí mis- nados, sea la raza, el Estado o la producción.
mo porque él es el Ser, y separarse de toda dependen- ¿Qué luz puede arrojar la ética "cristiana en este
cia porque es la interioridad pura, el hombre es capaz debate?
de liberarse de todas las cosas salvo del Ser. Tal es, Todas las confesiones cristianas están de acuerd'l en
sin embargo, la aspiración titánica del liberalismo; se la imagen del destino final de los hijos de Dios. No es
ha apegado tan fuertemente a los valores de liberación la libertad infinita, indeterminada y soberana absoluta
pura y simple, sea cual sea su finalidad, que ha llega- del liberalismo, que es la dotación d()] Ser perfecto. :SI
do a colocar la negativa por encima de la elección, la participa, sin embargo, en cierta m,ínera en la Beati-
indeterminación por encima de la adhesión, el capri- tud, en esta ligereza imponderable del Espíritu del que
cho por encima de la fidelidad, el acto inmotivado por nadie "sabe de dónde viene ni a dónde ,va". Eu el
encima del acto pleno de sentido como el fruto de su hombre que vive todavía en el tiempo, est¡¡C libertad es
savia. Conocemos estas reuniones de pensamiento, aspirada ~n ~POL\lna fuerzí\ interi5'r 60mo la co-
donde la elegancia del espíritu parece estar en no lle- rola hacia el sol. Pero como esta dirigida hacia alguien
gar a conclusiones; esta generalización en el vocabu- distinto de sí mismo, es en él una especie de peso:
lario social y político, de la reivindicación de libertad; Amor meus, pondus meus. En la Beatitud, ella irá
esta piedad de gran señor que afectan unas inteligen- hacia Dios por una necesidad íntima, sin dej ar de ser
ciasdistinguidas por una fe viva, por una ortodoxia, libre. El Cristianismo da, por tanto, una salida, po~
por un pensamiento que lucha. La reacción debía lle- encima del tiempo, a este deseo de gratuidad que so-
gar, brutal, en esta intemperancia que volatilizase el cava al mundo contemporáneo.
sentido de la libertad en la exaltación misma de su Sin embargo, nuestra acción se desarrolla en el
dignidad. Ha llegado, y no es nada simple. Estos sar- tiempo. Allí nuestro corazón desea todavía a Dios con
casmos que los regímenes totalitarios distribuyen sin un deseo fascinante aunque parcialmente ciego y que
tasa a la libertad de los liberales" por no hablar, sin no sabe reconocer infaliblemente a su objeto. Éste lo
más, de las injurias que hacen sufrir a la libertad to- buscará en la soledad, aquél en la acción, este otro en
dos los días, han despertado al mismo tiempo un sen- el arte, o en el amor, o en los combates. A la libertad
",:
21
322 EMMANUEL MOUNIER . ,',;-~,
PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 323

suprema, libertad de "espontaneidad", de "exalta- temor la Ley de Dios, la siento pesar como una escla-
ción", digamos ir¡chiso de ~"autonomía", 1>'I1!t.fiuyendo vitud sobre las inclinaciones de mi naturaleza perver-
el sentido paulinljl al sentido kantiano de la palabra 17, tida. "Pero he aquí que el Espíritu Santo inclina por
esta indigencia ..L-¡no se trata de una perfección!--. amor la voluntad hacia el verdadero bien; por amor,
aporta una libertad de elección, que debe descubrir, él hace que la voluntad pese actualmente por comple-
en un acto preparado P9r un hábit9 del alma y pro- to hacia eso mismo que está en la línea de su deseo
movido por la gracia, la relación de cada conducta más profundo. Quit:}, pues, a la vez, esta doble escla-
posible con el deseo infinito e ineficaz de nuestro co- vitud; la esclavitud en la que, siervo de la pasión y
razón. Este acto, cuando nosotros 16 planteamos, com- del pecado, el hombre actúa contra la ordenación na-
promete a toda la persona; más exactamente, es en tural de su voluntad; y la esclavitud en la que, siervo
tales actos y mediante ellos como la persona surge y de la ley, y no su amigo, actúa de acuerdo con la ley
se hace. Pero la elección, y menos aún la indetermina- ~

contra el movimiento de su voluntad. Donde está el


ción, no son unos fines; el primero no es más que un espíritu del Señor, dice el apóstol Pablo, allí está la
remedio para la segunda yel instrumento de una dig- libertad; y Si sois conducidos por el Espíritu, no estáis
nidad que no posee su razón últimámás que en su ya bajo la Ley 18. La gratitud y la independencia han
adhesión a la fuente de toda vida. sido conquistadas mediante la renuncia previa a la
Aun aquí el cristiano camina sobre la arista de una gratuidad y a la independencia reivindicadas.
paradoja. La esponta.ü*;idad, la gr;atuidad, la disponi- Esta teología de la libertad; igual que la ética libe-
bilidad de los hijos de Dios es nuestra vocación termi- ralo totalitaria, no deja de tener consecuencias prác-
nal, y es cierto que sus vías no son siempre las más ticas. En el seno mismo del impulso cristiano posee
voluntarias ni las más aplicadas. "Es por la gracia la dura tarea de eliminar dos peligros opuestos que
como habéis sido salvados mediante la fe. Es un don constantemente, y bajo nuevas formas, vuelven a ame-
de Dios. No es mediante las obras, para que nadie se nazarla de flanco.
glorifique" (Efes. II, 8;. Pero estos caminos más cor- El primero es el de un pesimismo religioso que tiene
tos, incluso, no quieren ser queridos: "¿DestnlÍmos la a la libertad humana como inexistente en la condición
ley por la fe? Lejos de esto, la confirmamos, por el de pecado. En él se reconoce la posición de Lutero 19.
contrario" (Rom. III, 29). El reinado de la ley debe, La única libertad posible para el hombre es la libertad'
pues, pre:mar el r«inado .P.e la libertad,.Y.JI~eg~rarla, tomada de Cristo, puramente interior y, sin embargo, .
sin destruirse, p@ro haciéndose olvidarmedmnte cier- revestida más que asimilada, totalmente inactual e in-
ta transfipuraciSn interna. Cuando sigo las solicitacio- eficaz en la masa de perdiciones que son las obras hu-
nes de mis voluntades empíricas y discordantes me manas 20. No existe: desde este momen.to lugar alguno
siento libre, aunque actuando realmente como esclavo, para la libertad en el orden temporal. Solamente una'
puesto que me aparto de la verdad libertadora. Sucede autoridad rigurosa puede hacer conservar una cierta
que mi corazón está entonces modelado a imagen de· cohesión en una humanidad corrompida hasta la raíz.
mis deseos; y en el mismo estado, cuando yo sigo con Cualquier autoridad, iric1uso tiránica, es legítima y di-
,
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,'"
324 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 325

vina, y el cristiano debe someterse a ella completa- él al fundador del Kulturstaat, del Estado que tiene
mente. Ninguna insurrección es legítima. Si el Príncipe como función propia unos fines espirituales 21.
es un tirano, es el pueblo quien le ha merecido por sus El catoliCÍi¡mo ha" sido garantizado contra esas abe-
pecados. Al mismo tiempo que clesarma cualquier re- rraciones en su línea de ortodoxia central por la afir-
sistencia del individuo frente al poder, Lutero le quita mación de una libertad positiva de la person<o que
el contrapeso del poder de la Iglesia. El sacerdocio, es aeusa de ilegitimidad a ciertas usurpaciones del Esta-
decir, en el espíritu de la época el poder espiritual, do, y por el equílíbrio que aporta a la fuerza expansi-
está en poder de todos los cristianos, pero como su va de los poderes teniporales el poder indirecto de la
masa es estúpida y pasiva, piensa Lutero, no existe Iglesia. Sin embargo, esta. síntesis no se ha formado en
para recoger este poder más que una sola organización un día, y ella no elimina cualquier infiltración del es-
que sea lo bastante fuerte: el poder temporal de los píritu contrario en la catolicidad. De esto, la historia
Estados. Dándoles así la totalidad de poder ysu con- ofrece abundantes testimonios.
sagración espiritual, Lutero hace a los Estados sobe- Se ha definido justamente un "agustinismo político'~
ranos, material e interiormente, sobre el cuerpo del que San Agustín es mucho menos responsable qlle
podrido de la cristiandad. Tiende a darles una compe- cierto endurecimiento sociológico de. su doctrin a, :i
tencia directa hasta en la organización sacerdotal y la que consiste, mediante un deslizarse de 10 teológicp a
vida religiosa de los fieles. Afirma que, aunque el 10 político, en "una tendencia a. abs().rber el derecho
príncipe no tiene como misión el cristianizar a la sa- natural en la justicia sobrenatural, el derecho del Es...
ciedad, porque no puede hacerse una libertad con tado en el de la Iglesia" 22. Es sabido que la tradición
servidumbre, él le da como función, sin embargo, el agustiniana se car¡¡cteriza por un sentido tan vivo del
reprimir las malas tendencias del pueblo y obtener de abrazo eje todas las cosas mediante la gracia de Di9s
él la realización de obras exteriormente buenas, lo que que tiende a consumir la naturaleza en ,el fuego des,~
en buena política conduce de esta forma directamente bordante de la sobrenaturaleza, cualqpier realidad
al cesaro-papismo. Calvino afirmará igualmente que viva en la mti:dad ylaaspirac~Qn de a,eluln, sin que na-
el papel de la autoridad civil es el organizar la socie- die pueda sustraerse a ello. Si la persona no tiene otro
dad y facilitar su ascensión hacia Dios, y él inspirará interés próximo ni otro modo de realidad que su aspi-
a Zuirlglío, el reformador de Zurich, que concebirá el ración. hacía Dios, 110gueda ya lugar a lo profanolli
servicio de Dios como una epopeya guerrera. Puede a su gobierno. El Estado posee una directa atención
verse claramente que sólo muy a la ligera sabe unir por los fines de la vidácontemplativa Y está enc:arg!i'-
protestantismo e individualismo como dos términos do de la salvación de sus súbditos, para promover el
equivalentes. Lutero es el fundador de un verdadero bien y refrenar el mal. Él se convierte en un órgano de
totalitarismo religioso. Pesimismo, escepticismo sobre la Iglesia, la fuerza al servicio del poder espiritual.
las masas, providencialismo político, bastará con ha- Esta concepción ministerial del poder secular era ex-
.cer laicas estas fórmulas para derivar de ellas el tota- traña, como ha demostrado Arquillere, a la época
litarismo moderno, y no sin razón los alemanes vlln.eJ:l apostólica, que no se ocupaba más que de la justicia

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326 " EMMANUEL~UNIER
,. . PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 327
- I
sobrenatural, nb pensaba entonces aplicarla a la vida sensibilidad política de los católicos, la herencia del
pública y no reconocía al Estado desde el punto de cesaro-papismo es reivindicada hoy por este mismo
vista espiritual, incluso después de Constantino, sino poder laico que luchaba ayer por su liberación. Y que
para resistirJecuando él quería imponerle su culto; 'la Iglesia, manteniendo la permanencia de su mensaje
predicando, además, como continuador de San Pablo, bajo las vicisitudes de las cristiandades históricas y de
el respeto absoluto de su dominio propio. Es a Grega- las desviaciones de sus fieles, aparece ahora en el
rio el Grande, a finales del siglo VI, al que se debe una mundo entero como un bastión de la libertad espiri.
con¿~rción que debía dominar soberanamente durante tual contra la arbitrariedad de los poderes.
toda la Alta Edad Media. Es él quien piensa y suscita En el, extremo opuesto, una concepción exaltada
el Imperio cristiano, en el que el Emperador está en- de la libertad soberana del hombre rescatado puede
cargado de velar por la Iglesia yde propagar la feP; consumir el contrato social y la autoridad del sobera-
el peder temporal, escribirá en el siglo siguiente San no en beneficio de una especie de anarquismo religio-
Isidoro de Sevilla, no sería necesario "si él no impu- so. ¿Quizá fuera ésta la tendencia naciente de un cier-
siese mediante el terror de la disciplina lo que los sa- to erasmismo, la que explicase la fuerza de la tradición
cerdotes son impotentes para hacer prevalecer me- erasmiana en un pueblo de temperamento tan anár~
diante la palabra" 24. La institución de la consagración quico como el pueblo español? En cualquier caso, este
incorporará la institución real a la Iglesia, a partir de profetismo asocial, que lIJa dejado más de una vez su
finales del siglo VII. Poco después, Carlomagno va a huella en la historia religiosa, faltó poco para que do-
soldar los dos poderes en su persona de fiel ministro minase a Europa en el momento de su extensión, en
del "'Papado, absorbiendo al Estado en sus funciones el siglo XVI, con los Begardos y Anabaptistas 25. Los
sagradas y preparando la gran época de la teocracia Hermanos Moravos, que les abrieron los caminos,
de los siglos IX al XI. veían en el Estado el principio del mundo anatemati~
Frenado por la síntesis tomista, y además hecho zado por Cristo. Profesaban la creencia de que no es
fracasar por los poderes nacientes (feudalismo, más lícito a un cristiano el cumplir servicio de espada bajo
tarde de los Estados y las Comunas), la corriente teo- forma alguna, no sólo militar, sino administrativa,
crática se agot~rá 'en el eúrso de los stg~ighientes 'Para ridiculizarlos, llevaban al costado un pequeño
y la doctrina cfltólica del poder se constituirá, en de- sable de madera. "Los fieles son un pueblo elegido,
finitiva, sobrerotras bases. Pero este pasado tiene tal separado del mundo --dice uno de sus discípulos po-
peso, y supone tanta grandeza en la memoria de la lacos-.Para entrar en el gobierno deberían de nuevo
Iglesia, que incluso hoy no se reduce en modo alguno entrar en el mundo que los desprecia y los detesta".
a un simple objeto histórico. Es de toda evidencia, sin 'Ellos se apresuraron, por lo demás, para asegurar esta
embargn, que si incluso a lo largo del siglo XIX una libertad obligatoria, a establecer allí donde asumieron
cierta tensión teocrática, una confianza excesiva en la el poder una autoridad más despótica que aquella a
salvación masiva de los fieles mediante la autori<;iad la que combatían ...
del Estado, han seguido siendo corrientes vivas de la Por su mismo espíritu, estas sectas, a lo largo de la
I

J
., I
328 EMMANUEL MOUNIER PERSONA:1:NrMO y CRIS;¡-"¡ANISMO 329

historia religiosa, se han separado de una Iglesia con- glo XVI sobre la insurrección y el tiranicidio. La toma-
siderada por ellas como culpable de haber cometido el remos en la proximidad de la síntesis más caracterís-
pecado de sociedad, y de haberlo agravado por su tica, la de Suárez.
complacencia y a veces su participación en el poder El Estado no eS una comunidad artificial, sino una
temporal. No obstante, no faltan aún hoy, sobre todo communitas, y, como se dirá más tarde (Rommen), un
después de estos años de confusión, católicos que lle- "organismo mora!". De algunos textos de San Agustín
van en sí esta herejía virtual. Nos damos cuenta al fi- se ha creído obligado llegar a la conclusión de que.la
nal de que muchos jóvenes que hoy son hombres, institución política está vinculada con el pecado origi-
principalmente en los países democráticos, han sido nal aunque ella no pertenezca a la condición humana
nutridos de una especie de jansenismo político que .más que desde el exterior y accidentalmente. Suárez
ahora produce sus tristes efectos. ¿Es esto así porque rechaza esta tesis. Admite solamente que sin el pecado
los nuevos poderes en principio se constituyeron en original la autoridad política, que es natural, hubiese
una cierta persecución de los privilegios adquiridos sido únicamente directiva y no coercitiva. En fOfJ:n.a
por la Iglesia, que separó a los educadores cristianos alguna ha sido suprimida por la nueva ley, como pien-
del sentido del Estado? ¿No es también una infiltra- san los "espirituales". "La autoridad civil ha seguido
ción rOmántica e individualista en la concepción de la siendo la misma bajo.la ley de la gracia" 26.
vida interior, concebida como algo que debe ser cui- Sin embargo, Suárez toma grandes precauciones pa-
dadosamente protegido de los contactos impuros y de ra no "objetivar" esta comunidad de naturaleza hasta
las obras demasiado prácticas? El hecho es que la re- un punto en queella . llmenazase el margen de indepell-
novación espiritual católica se ha orientado con fre- dencia inalienable dela persona. Le repugna empleár
cuencia en el sentido de un apoliticismo, cuando no de la palabra corpus parll caracterizarla, porque nO es
un antipoliticismo, que se deja llevar con demasiada conveniente, dice él, para individq,ps autónomos y do-
rapidez hacia la protesta individual solitaria e ineficaz tados de libre arbitrio. Cualquier monismo político
o a la resistencia de las catacumbas en la hora difícil desde Platón (el imperialismo de Alejapdro, del que
en que el deber del cristiano es el de estar presente, de se ha dich2.Eue era el primero de los limperialismos
tomarla herramienta y ponerse a la obra, sobre todo racistas,' ef'ftJ1'tQ-romano de la: 'i'midacf de la potestasi;Jll
lo que le rodea, con todas las fuerzas sanas de su el Universo conocido) se ha basado en esta aberración
tiempo. primaria que coloca en un ser colectivo la upidad per-
La teología católica está tan alejada de este anar- fecta, objeto de las más fuertes aspiraciones del hom-
quismo religioso como de un totalitarismo espiritual. bre. Suárez prefiere, tocante a la autoridad política',
Como se verá más adelante, ella posee, para dejarse hablar de persona ¡icta. Por lo demás, esta comunidad
seducir por ello, un sentimiento demasiado vivo de la no es una especie de natur;'lleza necesaria que venga a
condición humana, de sus ataduras y de sus límites. imponerse al hombre desde el exterior, Para consti-
. Su doctrina definitiva de la autoridad política se h ll tuir,se requiere un acto mor::¡!, una intervención activa
constituido en el curso de los largos debates del' si- de vÓluntades humanas agrupadas. Que no se hable
" , .. ~-..;" !
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330 E!vtMANUEL MOUNIEit PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 331
de voluntarismo. Este consensus no es, como en Rous- objeto entre otros, nos lanzamos por la pendiente de
seau,un contrato salido de la exclusiva decisión de las este naturalismo que, por un descenso progresivo de
voluntades individuales y creador de un ser colectivo nivel, a partir de los jusnaturalistas cristianos condu-
ex nihilo; es una adhesión libre y creadora a una ne, cirá a la visión completamente laica del siglo XVIII.
ce

cesidad natural que posee una estructura ya proyecta- Pero es preciso no materializar esta "naturaleza" ra-
da con anterioridad a este acto, pero que espera de zonable en un universo que existe por sí mismo. Con-
este acto una consagración y una facilidad que sin él viene ver en ello más bien un intermediario, un
no podría poseer. En pocas palabras, esta "adhesión" universo de relación entre la animalidad y la espiri-
es totalmente extraña a la alienación y a la masifica- tualidad . .Éste es el lugar mismo del derecho.
ción,está her~¡¡l según el modelo del acto personal qu~ De este orden proceden el Estado y su finalidad.
actúa sobre realidade" .., cOlldicionespreviamente exis" El Estado no es un ministro de Dios, es una sociedad
tentes. Se vueive a encontrar una perspectiva muy pa- natural destinada a asegurar un bien común temporal.
recida en las investigaciones actualmente realizadas En cualquier otra esfera su poder es ilegítimo. Su fin
para sustituir por una concepción institucional la con- no es la felicidad solbrenatural de las personas, sino
cepción contractual del Derecho Público, y en una su felicidad política: porque el perfeccionamiento es-
perspectiva menos inmóvil, para determinar la génesis piritual es una acción interior que no puede asegurar-
de un "derecho social" (Gurvitch) c¡ue sigue siendo el , se desde fuera 27, nii mucho menos las absorbe. De esta
derecho de un mundo de voluntades libres sin que esté forma evitamos do~, fuentes de totalitarismo. El Estado
constituido sobre su arbitrariedad. no puede seguir siendo autónomo y dejar a las perso-
La persona, en sus relaciones con el poder público, nas trascendentalmente libres más que persiguiendo
se halla así protegida desde tres lados. un fin propio, aunque subordinado, al fin último de las
Dar una finalidad al Estado es la primera garantía. personas: la conservación de la paz exterior y de la
y ladebe al reconocimiento por el huma~ t@mis- justicia legal, entendiendo por este nombre la justicia
ta y renacentista de una "naturaleza" indíYldual y co- que concierne a la realización del bien común. "El
lectiva, que, aupque íntimamente subordinada a 10 Estado no hace directamente hombres buenos, sino
sobrenatural (yen ello está el legad() inalienable del buenos ciudadanos" 28. Y si el "buen ciudadano", co-
agustinismo), posee, sin embargo, su valor propio y rre el riesgo de ahogar al cristiano, si tiende a hacerle
constituye un orden determinable, aunque siga siendo tomar la utilidad por la justicia, la tranquilidad por el
'inacabado y abierto. orden y un cierto conformismo hereditario por espíritu
Sobre la formulación filosófica de esta noc:Íón y so- de obediencia, esto no se produce sino mediante un
bre las amenazas que ella encierra, puede hacerse más deslizamiento, aunque sea el más fácil, pero que no
de una reserva. Desde que la articulación vital del es fatal.
'orden natural al orden sobrenatural es, por poco que Si la Iglesia ha podido abusar en ciertas épocas de
sea, tensa (desde que en el orden "natural" olvidamos" su poder temporal, e incluso de su poder espiritual in-
'la imagen o los vestigios de Dios para ver en él un directo, es justo señalar cuánto ha servido a la libertad
332 EMMANUEL MOUNIER PEBSONALlSMO YCBISTIANISMQ 333
J
de los hombres el control y la moderación que ella confianza Q1!.~.sepresiente surgida de 16 más profun-
ha ejercido siempre en lo espiritual, mediante este do, olemos -algún rastro de íansenismo (tan vivo aún
poder indirecto que se arroga sobre las actividades de en Francia, por ejemplo) que permanece en el confín
los Estados. Contra la arbitrariedad de los Príncipes de la sensibilidad· católica como cierta contaminación
y de sus legistas, desviando más tarde la Reforma al luterana difusa y crónica. Es la misma visión avara de
servicio de sus nacionalismos, ella luchará, a la vez, a la obra de Dios en los corazones que muestran tantaS
favor de la libertad y de los individuos, y, a falta de falsas prudencias, pusilanimidades, acciones sin senti-
una cristiandad desaparecida, por la cohesión religiosa do. Para un cristiano, el desarrollo de la civilización
y espiritual de las naciones. Pese a los múltiples com- toma su sentido en un aprendizaje progresivo de la li-
promisos nacidos de la confusión de las situaciones bertad, en un esfuerzo sostenido para ampliar sus con-
espirituales y de ciertos reflejos sociológicos, en con- dicionesde ejercicio. Cualquier afíticipo en este senti-
junto ha adoptado la misma posición respecto a los do (no mediante una ficción cómoda, como muchas
fascismos. de las "libertades" liberales) es una adquisición espi-
La cristiandad medieval no ha sido más que una ritual. Santo Tomás describe y condena bajo el nom-
primera aproximación de este universalismo. Nuevas bre de "servidumbre" un estado que no se halla lejos
realizaciones históricas son posibles tras el desarrollo de la "alienación" de Marx, en el (Jne el dirigente, vol-
de los cuatro o cinco siglos que han marcado la libe- viendo hacia su propia utilidad la autoridad que de-
ración de las naciones modernas y de los ciudadanos tenta, trata al hombre, por decirlo así, como una parte
en el seno de estas naciones. Todo personalismo im- y un órgano de esta utilidad 29. Del siglo XIII al xv la
plica un cierto pluralismo institucional que trata de teología católica hapliesto en pie una doctrina hoy
salvar la cohesión necesaria a la dudad en una adap- clásica del derecho ~1~ insurrección y de la legitimi-
tación para las familias de ideas que componen esta dad del tiranicidio en circunstancias· urgentes y con
ciudad. Sería necesario a nuestra época un nuevO San- todas las garantías necesarias: es decir, que sin teqer
to Tomás o un nuevo Suárez para extraer de las difi- como fin propio la vocación última de las personas,
cultades que ella plantea la teología de esta ciudad la autoridad se destruye a sí mismo cuando ataca a
nueva, Aquí no hacemos más que indiear la dirección aquélla. Se vuelve así a la relación entce el homb¡;e
y señalar el lugar. privado cristiano y los poderes públicos,la la tradición
Por último, si el catolicismo profesa la cr~encia, misma qe ~~ªd apostólica" precisada ~or quince si-
como es cierto, de que la libertad de la persona está, glos de vicisitud y reflexiones. Si las "libertades de-
a la vez, limitada en su naturaleza por la crea~ión y mócratas" han suscitado una desconfianza tenaz en
herida en su ejercicio por el pecado original, no pue- muchos teólogos, ya sea por las vinculaciones políticas
de sino tener una gran solicitud por todo lo que ¡puede e ideológicas de algunos de ellos, ya sea por el efecto
curar y realzar esta dignidad afligida. Cada vez, que a de las filosofías dudosas y las instituciones precarias a
un hombre que se llama católico se le escapa, cuaJ1qo las que ()riginariamente se h¡:u~ unido, los grandes dra-
se habla de libertad, una de estas reacciones de des- mas "de la civilización occidental desde hace alguno.
., ' ~.~~

I
,1
334 EMMANUEL MOUNIEl{

años han mostrado suficientemente de qué lado se en-


contraba el espíritu de la iglesia cuando se plantean
las cuestiones fundamentales tras la máscara de la
época e independientemente de las opciones políticas VI
y libres de cada uno.
Es sin duda superfluo recordar, para acabar, qué UN HOMBRE IBA DE JERUSALBN A JERICO
defensa interior inexpresable opone ,una formación
cristiana auténtica á las idolatrías de la tribu, a las
seducciones, a las violencias sistemáticas que abren el
camino a las empresas totalitarias, Allí donde el cris- Todos los análisis que preceden convergen en su-
tiano se somete, no lo hace a un impersonalismo o a gerir, en torno a la idea de persona, la imagen de la
un no ser, a esta "totalización de lanada" en la que apertura, de la acogida. Nos apartan radicalmente de
Bakunin veía la única realidad de Dios. BI se da a todos los casi, mediante los cuales, bajo el nombre de
una Persona que ha dicho a los que aceptan su ser- personalismo, podría reconstruirse un individualismo
vicio: "Que el que quiera ser el más grande de vos- enmendado', pero no transformado. Nos conducen des-
otros sea vuestro servidor", y "Yo no os llamo mis de allí auna nueva perspectiva fundamental del Evan-
servidores, sino mis amigos". BI se promete a una gelio: la reyelación del prójimo.
persona que le llama i+ desarrollar en él, más allá de Marchemos aún, pero en una nueva direcci6n, de
cualquier esperanza humana, una participación en la este mundo del "se" que evocamos más arriba. Los
libertad de Dios; y que le educa poco a poco esta li- hombres en.él aparec:en desvestidos de su ser personal,
bertad en el curso de la historia mediante una pedago- degenerados en objetos. Es como si toda la naturaleza
gía de preparación; de alIficipaciones, de:-m~atrollo, estuviera minada por esta sorda tentaci6n de disolu-
directamente cofltrarias a la distribución de una con- ci6n, por este desalentarse del esfuerzo que ha lanzado
signa. ,'" a la vida al encuentro de una idea divina 30. El movi-
Al liberalismo y al espíritu totalitario el catolicismo miento por ¡el que me libero de esta muerte y me con-
opone una actitud cuyos dos elementos constituyentes quista a contra corriente de su inercia puede no
no han aléanzado quizá al mismo tiempo la conciencia parecer a ::\lgunos más que como un enfrentamiento
hist6rica de sus exigencias y de su solidaridad, pero solitario y desesperado. La Antigüedad no conocía,
que son inseparables: un compromiso total en una li- tampoco, ninguna salida para la muerte espiritual más
beración continua. que el conocimiento aristocrático de sí mismo o la
tensi6n contra el destino: ella no se abre sobre un
anuncio de ]a Nueva Ley más que por el canto muy
puro de la amistad que atraviesa de vez en cuarido su
soledad sinperd6n.
""'"
¿Es esto el mensaje cristiano? Una simple observa-
336 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 337
ojón permitiría creerló. Tras el flujo de una primera que era doctor de la ley, le hizo esta pregunta para
cristiandad, de la que aún no discernimos las aparien- tentarle: 'Maestro, ¿cuál es el primer mandamiento?'
cias y la realidad profunda, la invasión cristiana ha re- Jesús le respondió : 'Amaréis al Señor} vuestro Dios
fluido ampliamente del mundo moderno, dejando una con todo ,~tro corazón, con toda vuestra alma y
situación peor en muchos aspectos que la que: encon- todo vuestro Espíritu. Éste es el primero y mayor
tró en sus comienzos en cuanto la negación les más mandamiento. Y he aquí el segundo, que es parecido
maliciosa que la ignorancia. De una parte, progresiva- al anterior: Amaréis a vuestro prójimo como a vos-
mente establecida en su reinado por el liberalismo, por otros mismos'." He aquí, pues, que el hombre que
el juridicismo, por la aspereza del combate económi- pasa frente a mí no es ya estanada móvil y opaca, a
co, por la multiplicación de los intermediarios entre el l¡: la que se reduce para el hombre de la indiferencia,ni
hombre y el hombre: la indiferencia, ceguera que pue- ,
"

este receptáculo de sus amarguras y este blanco de su


de leerse en tantas caras, en los seres que se debaten, desesperación en que se convierte para el hombre del
en los dramas que andan rondando su puerta. Í\. su odio, sino, hablando propiamente, una hostia, un s,a-
lado, y quizá como una consecuencia, por una, especie cramento, un milagro a la vuelta de la esquina, 11pa
de resentimiento contra el amor, el crecimiento del presencia inédita de Dios, un templo de "Jesucristo".
odio: de vecindad, de clase, de partido, de nación, de No es aún correcto imáginar la revelaCión del prójimo
ideología. Los mecanismos de alienación y de auto- definiéndole de esta forma fuera de mí como una rea-
mixtificación descritos por Marx, Freud, Scheler, se lidad separada, por alta que sea. Su realidad no es
unen aquí a los análisis de la ética cristiana. El peca- únicamente él, frente a mí es nosotros dos; el vínculo
dor, agobiado por su mal y sin notarlo, siente una que nos une es Jaexclusiva carne espiritual en¡;:l
oscura necesidad de arrojarle de sí e imputarlo todo,
Cuerpo místico de Cristo y esta relación única qlÜ~
complaciéndose en su inocencia. Lo carga entonces en
su vecino, su padre, su hijo, una clase social, luna na- tengo con un ser con el que no hablo en tercera per-
ción, un mito, y feliz por explicar sus desgraCias me- sona, como de una cosa, sino a quien comienzo a
diante una culpa en la que no ha tenido parte, escupe deCir tú.
su odio (el odio que comienza en el humor) contra No es, por tanto, en un aislamiento altanero, sino
esta cara hipertrofiada de las larvas que se arrastran en el descubrimiento de este tú como yo aprendo a
en él. conocer a la persona,mi persona y Dios, el uno por el
Un teórico del nacionalsoCialismo, Karl Schmidt, da otro. La búsqueda solitaria del yo, trooandomi vida
como rasgo fundamental del instinto político 'la facul- espiritual, por su mismo gesto, en una dImensión vital,
tad de discernir sus enemigos. Puede decirse,: dándole me hac¡: ~rme inmediat¡unente lcjds de m', hacia
la vuelta a la fórmula, que el rasgo fundamental de la los aspectos más decepcionantes de mi individualidad.
:vida cristiana es la facultad de descubrir al. prójimo. Le falta a mi búsqueda la ascesis fecunda y dura de la
'i Peligrosa trivialidad secular de la fórmula! ¿Es ,nece- comprensión de otro, el aprendizaje del amor, el en-
,sario recordar el sentido subversivo? "Y uno,deelios, cuentro de la libertad conocida no ya como esponta~
22
338 EMMANUEL MOUNIER

neidad vaga, o como gozosa plenitud, sino como resis-


tencia y como llamada.
No basta con decir que la experiencia del prójimo
es una acción fundamental de la vida cristiana: es su VII
acción previa. Y es el campo principal de la vida de
la persona el que nos descubre: noe$ sin() el campo LA CONDICION HUMANA
de la religión. La religión, escribe Gabriel Marcel,
comienza en cualquier lugar donde yo transformo un
él en un tú. y agrega: "Si un tú empírico puede
ser convertide) en un él, Dios es eL tú absoluto .:¡ue Cruz¡¡da, sentido ele 10 absoluto. ¿Va a reducirse
no puede nunca llegar a ser un él" 31. Si la vocación el persqnalismo cristiano a un quijotismo? Una de las
suprema de la persona es divinizarse divinizando al tentaciqnes más embriagadoras del que haya tomado'
mundo, su Pan cotidiano no es el penar, o divertirse, contacto, aunque sea mal recibido, con la fuerza cris-
o acufIlular bienes, sino crear, hora ahora, en torno tiana, e~. olvidar la condición concreta que da a esta
a ella, al prójimo. Su cotidianidad no tornará en este fuerza su medida, su campo de acción, su tempo, que
momento el aspecto de la negativa, de, la amargura, le cons$.gra en presencia carnal. La Edad Media ha
de la reivindicación, de la hostilidad o simplemente de prOducido periódicamente estas sectas de iluminados
la frialdad y de la cerq!Zón, sj,I)o que será dj~l1¡bili­ que cre'yeron inminentes la Parusía, o la venida de
dad, acqgida, prese\1cia, respuesta, comprensráñ;' ale- un rein¡¡do del Espíritu Santo, de un tercer tiempo de,
gría del encuentro.! La hipertrofia del se se nos ha
mostrado como la dlUsa de la indisponibilidad; la cari-
I
,1
la Historia (el cual, a decir verdad, habría vencido al
tiempo); en el que la Nueva Ley reinaría sin oposición
dad cristiana es "presencia, disponibilidad absoluta'" en los cpfazones y en las ciudades. Sin duda vale más
(O. Marcel), cruzada permanente contra la indiferen- embriagarse de Esperanza que satisfacerse con la Indi-
cia y el odio. ferencia!. Pero tales entusiasmos generalmente acaban
mal. Falta de puntos de aplicación, la caridad se mez-
cla con i todas las exaltaciones desencadenadas de los
trasfoncjos del espíritu y de la carne, y este doble tu-
i multo h'ace caer al organismo espiritual.
i
, . De e~te iluminismo a unas tentaciones más serenas
,1 no hay ¡separación esencial. Es significativo que por
la fuerz¡¡ de las cosas hayamos ya casi escrito lo que
:1 nos quecja por decir. Hemos podido poner en su lugar
lo que yo llamaría la persona en expansión, su trabajo
de la trascendencia y su impulso hacia lo eterno, sin
ij
determinar, al mismo tiempo, las situaciones que la
:1'
I

'1
340 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 341

ligan y la retienen. Es 10 que nos ha llevado ya a ¿Qué nos dice, en primer lugar, la antropología
evocar los destrozos de una cierta tentación de pureza cristiana?
a partir del momento en el que, desconociendo la con- Ella afirma, en primer término, por creación y por
dicion humana, se aventura en el no man's land que elección libres de Dios, la trascendenc,ia de la persona
existe entre el hombre y Dios y del que el hombre está respecto de sus condiciones empíricaS. Sin embargo,
ausente, sin que en él sea encontrado Aquél que nos
ha sido dicho que reposa en lo más íntimo de nuestra
. , . ~ .., a la. pelrsona a unarea-
la situación-de. criatura somete
",._~

lidad infimta, que la desborda, de la que ella depen-


carne y en el tabernáculo del prójimo. de, de la que se nutre. Sobre sus relaciones el pénsa-
La palabra "absoluto" puede aquí perdernos. miento cristjano· no es rígido, y varía entre ciertos
La persona es, por la voluntad creadora de Dios, límites, como lo testimonia, por ejemplo, en teología,
un absoluto, en cuanto que, por su modelo y por la el margen de separación entre la tradición agustiniana
perfección ontológica que ella está llamada a realizar y la tradición suareziana. Queda el hecho de que toda
plenamente más allá del tiempo, es "lo más perfecto filosofía crístianano puede sino reconocer la condi-
que hay en la naturaleza", perfección que la vida de ción bastante miserable de nuestra inteligencia, de
la gracia $obreeIeva aún al infinito. Es tal, que no sólo nuestra sensibilidad, de nuestra acción 32.
nada en la naturaleza puede prevalecer contra ella, A esta primera dependencia el descuartizamiento
sino que el mismo Dios, habiéndola superacabado y entre la trascendencia de mi vida personal y sus liga-
hecho en potencia como connatural a lOJ, se vincula duras concretas añade un elemento de incomodidad y
por su creación, por su Redención, y no puede ni des- de angustia ontológica queimministra uno de los te'-
truirla ni tratarla de otra forma que como persona. mas esenciales d('j}lareflexión religiosa, desde latra-
Pero el!a no es un absoluto en el sentido de que . dición pascaliana~a,sta las filosofías de Kierkegaa.rd,
este eminencia estuviese libre de todas las condiciones de Heidegger y delaspers. Tales son los límites onto-
de servidumbre, de tiempo y de lugar, y llamada a lógicos que se oponen a la exp;:~;;¡ón indefinida de las
realizar, al instante y sin condiciones, todas sus virtua- aspiraciones de la persona. Llevar a Dios dn poder
lidades. La persona del hombre está colocada, ontoló- ser Dios, en esto quizá esté la aceptación primera que
gica e históricamente, en una cierta situación que for- se le pide al hombre.
Esta derrota se agentúa con la situación en la que
ma parte de su misma defínición, igual que de sus
se le coloca por el pecado original. Se podría decir
virtualidades últimas. Unas costumbres, una política incluso a éstos que tal cuestión sorprende tanto: dime
y, de ahí, una antropología personalista, no son deter- euál es tu concepción del pecado y te diré cuál es tu
minables más que en función de esta situación, fuera concepción de la política. Las doctrrnas que ignoran
de la cual abandonamos lo real y, con él, la eficacia. el pecado basan en un optimismo sin lmoderación una
De esta forma, la existencia concreta de la persona políti~a ~nfianza i1imit¡¡.da en el libre desarrollo de
está particularizada en un doble registro: su estatuto la actividad humana. Condorcet es su prototipo, y sa-
ontológico y su estatuto histórico. bido es qué influencia ejerce desde hace dos siglos el
342 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 343

mito del progreso infalible e infinito sobre el desarro- corrientes democráticas, durante el siglo XIX, se expU-
llo del liberalismo y del socialismo modernos, en este ca parcialmente por la vinculación que habían adopta-
punto profundamente emparentados. Las doctrinas do con ellas. Sin embargo, no da impulso a una
que, por el contrario, parten de un pesimismo riguro- civilización triste y suficiente. Funda un humanismo
so sobre el hombre, como el Luteranismo, la filosofía político siempre inquieto, pero siempre abierto, por-
de IIobbes y la mayoría de las políticas autoritarias, que nada de 10 que: nace del hombre rescatado puede
buscan en la autoridad inflexible del poder un recurso detenerse sobre el camino recorrido; y abre a su acti-
contra el peligro permanente de anarquía. que fomenta vidad un crédito del cual debemos cuidarnos de anUD-
este animal turbulento. En la actividad privada del ciar demasiado pronto los límites. A cada generación
cristiano el ll\~,imismo luterano, al romper el lazo de asistimos en este frente estrecho, cuya posición con-
la piedad ·:on la mora\i.:¡::d, consagra al demonio todo creta raramente es evidente, a un debate siempre
el campo ve su actividad moral y de sus obras. Igual- reanudado en el interior del catolicismo entre los que
mente, lanza el anatema sobre esta obra de la colecti- sienten más vivamente las generosidades ya inagota-
vidad cristiana que puede ser, si no la realización esta- bles de una naturaleza hecha a imagen de Dios y las
blecida de un "orden temporal cristiano", al· menos el posibilidades inestimables que el fermento cristiano
esfuerzo por insertar orgár1Ícamen\e 10 es.p.ilitual,cris- despierta en ella, y los que, poniendo el acento sobre
tiano en 10 temgoral: el Evangelio ignora"'TI(ley de las mutilaciones de esta naturaleza y sobre el pequeño
los hombres, igu,&l que ignora sus obras; la abandona número de los elegidos, desde esta tierra, siguen sien-
a la voJumad de los poderosos. do siempre sensibles a la fragilidad de los edificios
La antropología católica no es, como aveces se ha creados, a la enorme eficacia de la malicia, a la debili-
intentado presentar, una síntesis, una especie de tér- dad perpetua del hombre sin Dios. La vida del catoli-
mino medio entre estas dos utopías. Es mediante unas cismo como fermento de civilización está hecha, sin
aberraciones divergentes como ha surgido de ella, de duda, de esta tensión entre dos temperamentos, en la
forma secundaria y forzadamente, el optimismo y el que cada uno dl:be: ser retenido constantemente sobre
pesimismo social. El hombre que ella nos "presenta es la pendiente del sistema que le separaría de la verdad
un ser cuya naturaleza no ha sido radicalmente vicia- viva.
da, que sigue siendo capaz de realizar actos santos y Este debate práctico está unido a uno teórico sobre
merecedores. Él lleva, sin embargo, en la intimidad de la idea de naturaleza 33. "La naturaleza es de dere-
esta naturaleza, una profunda herida ontológica que, chas" ,escribía Ramuz. Al menos, una cierta concep-
privándole de los dones preternaturales a los que es- ción estática de la naturaleza, concebida como una
taba, antes de la caída, íntimamente injertada, la ha realidad definitiva en la que es muy grande la tenta-
dejado en sus mismos atributos como poseída de una. ción de colocar las determinaciones demasiado huma-
debilidad que sólo la gracia puede volver a alzar. . nas y provisionales de las situaciones adquiridas,
Esta teología condena todas las utopías del optimj~ restablecer los derechos de la incomodidad y del ab-
mo moral y social, y la resistencia deja Iglesia a las soluto cristiano.
344 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 345

La noción tomista de la naturaleza ha podido pres- preciso no olvidarlo, tenía ante él la potente fuerza del
tarse a esta visión demasiado estrecha, incluso si su aristotelismo panteizante, y más de una nota demasia-
responsabilidad se ha separado finalmente de ella. La do fuerte se explica en él por la necesidad de definir
naturaleza tomista no posee nada que no posea de en la criatura un ser, un terreno que le detenga de
Dios, pero, una vez constituida por Dios y asistida por pretender al ser divino (aún señala él, en su definición
f:J, contiene en sí misma la razón suficiente de sus as- de la naturaleza, la superioridad del fin animador so-
piraciones; que una única forma no pueda unirse más bre la forma animadora). San Buenaventura, más pre-
qlJe a una única materia, de suerte que, cuando se ocupado por evitafque la naturaleza sr atribuya una
hayan unido, la materia "ha satisfecho completamente suficienci~lpleta,la Ilena,de sombras, de vestigios,
el apetito de la forma, la forma finaliza íntegramente de símbolos y de imágenes de Dios, de las que Dios
todas las posibilidades de esta materia y de ella sale sabe cuáles son los ejercicios in,'~gotables y no previ-
un ser completo, saturado, que no contiene ya en re- sibles.
.serva ninguna posibilidad de desarrollo" (Gilson), y Dos grupos de mentalidades, dos grupos éj filóso-
el. paso hacia un conservadurismo integral será fácil de fos, dos grupos de políticos, ambos cristianos y cató-
dar. Será dado por varios teóricos del "derecho natu- licos, saldrán de estas. dos nociones madrer. Según
ral", qlJe se ha construido parcialmente contra el de- sus vicisitudes, loS teólogos levantarán barreras tan
recho revelado, y por los hombres del siglo XVIII. pronto hacia el naturalismo, tan tiranto hacia el sobre-
Separada del Dios de Abraham y de Jaeob, la natura- naturalismo. Y cada edad volverá a tomar a su cargo,
leza tiende rápidamente a aparecer en mayúscula y a sobre nuevas realidades, la misma búsqueda bífida, la
detenerse en justificaciones del orden establecido. misma síntesis inestaple. ..
Pero esta concepción no es la única que podemos Lo que la Iglesia conservará siempre del "natura~
encontrar en la tradición católica. Para San· Buena- lismo" de Santo Tomás es, en primer término, la aJir-
ventura, por ejemplo, la naturaleza no ha recibido mación de humanismo cristiano que es su alma,qtle
una "entrega de fondos" suficiente para que con la mantiene contra elhlteranismo, para quien la natu-
única influencia general de Dios pueda rendir cuenta raleza es una masa de perdición, contra la Ortodol}ia,
de todas sus operaciones. De esta forma, ella está mu- para la que es, en sí, un proceso de corrupción, y con-
cho más abierta que en Santo Tomás a las iluminacio- tra el pesimismo de. los políticos "realistas". En·se-
nes y a la intervención imprevisible 'de Dios. Su esta- gundo lugar, la idea· de que las construcciones más
tuto, por lo demás, facilita esto. Para San Buenaven- aventuradas del hombre deben basarse sobre un suelo
tura, la unión de una materia a una forma da impulso primario, sobre lo natural. La antropología raciona-
al compuesto, en cuanto que la forma considerada po- lista del siglo XVIII, que reduce al hombre a una razón
see unas virtualidades en reserva, las razonessemma- -;, fabricadora de conceptos y máquinas, ha dado a toda
les, que las materias a las que ella se ha unido no le 1 la edad contemporánea una .especie de convicción es-
han permitido desarrollar, y q¡ue son la materia posi- pontánea de que la actividad creadora ~el hombre, sea
ble de una organización más elevada. Santo Tomás, es enelpen~iento, en el arte, en la ~cnica o en la
a ".,.;~ ..., 4' C ' "

C•• '
346 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 347
acción, es, capaz de una infinidad de combinaciones el camino a las nociones de libertad creadora y de
sin fundamento, y que, en consecuencia, ninguna es- progreso (que se han desviado inmediatamente y se
tructura viene a limitar su dinamismo. La antropolo- han vuelto contra él) y de las que la Antigüedad no
gía cristiana, incluso cuando disputa sutilmente sobre tenía idea. alguna. Que dota a la inteligencia de una
la idea de naturaleza o su contenido, conserva siempre amplitud infinita, capaz como es de todo lo cognos-
algo de la fórmula de Santo Tomás de que "lo volun- cible. Que con la potencia del amor introduce en el
tariotiene su fundamento en Jo ,natural" 34, y que es alma humana una fúerza de renovaCión y de creación
necesario que cualquier cosa de modo apropiado a la que, ayudada por la fe, puede curar la enfermedad y
naturaleza participe por medio de la voluntad, de la mover las montañas. ¿Cómo podríamos preCipitada-
mis lI1 a forma que una causa que tiene prioridad sobre mente poner límites -,humanos, demasiado huma~
otras influye sobre ellas. Las instituCiones soCiales han nos- ,a la actividad de éstos que la Primera a los
comenzado siempre por un núcleo de iniciativas en el Corintios •llama Dei adjutores, y San Dionisia Dei
plano de las costumbres, el derecho explícito por unas coope~atores, los cooperadores de Dios? También la
costumbres espontáneas,Ja reflexión por .una, expe- más "estática" de las antropologías cristianas a la pri-
riencia condicipnada. En este sentidol1nll política mera aproximación de sus fórmulas, la de Santo To-
católica recordará siempre a las lltCJpías evangélicas o más, lo es mucho menos de lo que aparenta. Puede
racionalistas el valor de las ataduras, el peso del vérsele afirmar que de la unidad de una "naturaleza"
tiempo, los límites del sueño. no se puede deducir por simple análisis la norma de
¿Quiere esto deCir que ella pesará siempre en sen- su actividad. Como las naturalezas dependen de la
tido inverso de la imaginaCión o de la generosidad, materia. para su realización, no basta con contemplar
que se r.ontentará, en la marchá de la historia, con lo que ellas son, sino que es necesario verlas actuar
unas funciones de detenCión? Santo Tomás, del que a para aprehender todas sus posibilidades: ¿cómo limi-
menudo se olvida C!!y,;, estuvo adelantado con relación tar de antemano las revelaciones de esta observa-
a su época, sería el primero en protestar, puesto que Ción? 3S. Nosotros ignoramos si, antes de que el tiempo
nos pone en guardia contra este "natural" y "espon- deje su lUgar a la eternidad, el plan providencial es el
táneo" '(¡ue es ya un producto, secundario del libre de dar su oportunidad a un "superhombre" que sería
arbitrio, o al menos una naturaleza ya degradada por '1 aún un hombre, y de: probarnos en la abundanCia, la
él. Los innovadores encuentran generalmente en su paz, la desapariCión de todos los terrores temporales,


camino a estos apóstoles vehementes de la "natura- o bien dejar precipitarse en un apocalipsis las con-
leza" y del "sentido común" que bautizan con estos secuencias del pecado. Nada autoriza a ello, ni el ca-
nombres respetables a las costumbres dominantes de tastrofismo de unos ni la alegría de otros. Todo es
su época. No sería conveniente olvidar que si él b.!l: posible (y todo puede ser materia de prueba), una vez
podido integrar en una perspectiva completamente salvadas Ciertas condiciones fundamentales de la ac-
nueva algo de la noción griega de la, naturaleza,. el ciónhumana.
cristianismo ha abierto mucho más aún por sí misiDÓ Hablar de condiCión hUmana más que de naturaleza
348 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRiSTIANISMO 349

humana es dejar, quizá, más libertad a las virtualida- lencias, procede de ahí. Es sabido cómo ha sido ex-
des indeterminables del hombre, aun afirmando la pulsado del mundo moderno por las, corrientes del
permanencia de un marco de acción. Quedan así por pensamiento cartesiano, que ha triunfado finalmente
precisar, tras las realidades ontológicas, las realidades sobre otras en proliferación histórica 36: la dIstinción,
empíricas. más allá de toda elasticidad posible de un espíritu
Et incarnatus esto Toda la teología católica, toda puro y de una materia reducida a las determi naciones
la vida cotidiana católica no se comprende más que del espacio, la ruina del realismo de la encarnación,
por la Encarnación continuada. La Encarnación no es el que iba dUrante los siglos posteriores a perderse en
un mito exterior a la Historia. Misterio que trasciende dos aventuras sin salida; la aventura fíle una materia
de la Historia, se desarrolla, sin embargo, en plena al servicio exclusivo de la técnica, de~arrollando cie-
historia. La Encarnación no es una fecha, un punto, gamente LUla virtuosidad sin finalidad l alguna, pronto
sino un hogar de la historia del mundo, sin límites en subyugactapor laspasionés tranquilas o inquietas,
el espacio o en el tiempo. Cada día la Iglesia la prosi- pero igualmente feroces, del confort y del poder; la
gue en el tiempo mediante su existencia continuada. carrera de un espíritu desencarnado, sin objeto;"sin
Cada uno de nuestros actos está llamado a prolongar memoria, puntillosóde su independencia, maravillMo
sus efectos y, más aún, a colaborar con ella .enalguna por el éxito de la ciencia y de la técnica, dándose a'sí
forma. Que la condición humana sea la condición de mismo, por mimetismo, ··la imagen de un mecanismo
un ser encarnado: en ningún sitio este resultado del para construir conceptos sin objeto, cada vez más su-
análisis reflexivo encuentra un soporte más sólido con tiles; o bien entregándose a unos sueños venidos a su
tantas posibilidades de extrapolación como en la Reli- modo de la oscuridad de esta carne rechazada; o, sim-
gión del Verbo Encarnado. plemente, dándose a:la elocuencia.
La condición carnal de la persona humana, que El día que Mairie de Biran escribía "El Yo no es
varios teólogos cristianos han desconocido, es ún tema la sustancia abstracta que tiene como atributo el pen-
dominante del pensamiento y de la sensibilidad cató- samiento, sino el individuo completo del que elcuer-
licas. No niegan únicamente el platonismo del Fed6n, po es una parte esencialmente constituyente", reanu-
para quien el alma está accidentalmente presente en daba, desconocido por todos, la tradición cristiana
este cuerpo como un capitán en su navío, un cadáver perdida en la algarabía del mundo' moderno desde
en su tumba, un prisionero en su prisión. Afirman que hace más de dos siglos.
, la única sustancia completa es la unión alma-cuerpo, "Mi hermano cuerpo" decía San Francisco de este
tan íntima como la mezcla indisociable del agüa y del cuerpo que San Pablo llamaba el templo del Espíritu
vino. Alma y cuerpo separadamente no son, dice, por Santo. Es preciso repetirlo, pues tan resistentes son
ejemplo, el vocabulario tomista, más que "sustancias ciertas supervivencias malsanas, que lo que el catoli-
incompletas", puntos de vista sobre la unidad de lo cismo me enseña de mi cuerpo no supone la menor
compuesto. Todo el realismo medieval, desde ¡la filo- huella de puritanismo. La noción de "cuerpo", en este
sofía hasta este arte hirviente de símbolos y de truCll- sentjdo habitual en que se dice "mi cuerpo", no es,
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350 EMMANUEL MOUNIIZ~ PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 351
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por lo demás, una noción primaria de la antropología " cas, un espectáculo objetivo e indiferente. Muchos
y de la espiritualidad católicas. La primera se liga ál f. '
cristianos se han hecho insensibles a esta traición, tan
compuesto indisociable alma-cuerpo; la segunda habla dóciles son, con la sensibilidad moderna, a la influen-
de la "carne", poder de inercia que supone tanto las I1
! cia delobjetivismo científico y del idealismo. Recor-
complacencias del "Espíritu" o de la "Vida interior" demos, sin embargo, en nuestra memoria a las cate-
como la de los sentidos. Mi cuerpo puede recibir un drales y a los imagIneros, a esta asunción del mundo
castigo o ser conducido, pero como un objeto, un me- vegetal en el edificio de piedra, desde la decoración
dió de algo, un instrumento para algo, y entonces se ,,
hasta la estructura de las partes maestras, estas zara-
convierte en la más gravosa, la m.ás opaca de mis pro- bandas animales, estas edades de la tierra afrontadas
piedades, la que me ofusca, a lavez, la percepción de a las edades de la vida: afirman una perspectiva cós-
las cosas de Dios, la comprensión de otro, el conoci- mica del catolicismo a la que nuestra literatura teoló-
miento de mí mismo y el. placer de la. x.ida.personal, gica no siempre ha dado su justo valor, que nuestra
O bien elijo er arrastrarlo a título .de c<loperador en sensibilidad ha abandonado 37. Así corno un suceso o
mi esfuerzo de,liberación, mediante un actó que le sal- una culminación personal nos hacen alcanzar frecuen-
va y que le hace participar en todas las dignidades que temente la clave de todo nuestro pasado, así el cono-
alcanzo. Entonces no es ya un est;lavo, está confundi- , cimiento del hombre nos permite lanzar sobre Sil
do completamente en mí mismo, avanzando o retroce- génesis una hipótesis de interpretación que alumbra
diendo en el camino de la santidad. El dogma de la . la concentración progresiva de la indeterminación de
resurrección de los cuerpos no tiene otro sentido. Fre- " la materia en espontaneidad, después en poder de
Cui-Tllemente se le recibe como un vago regalo de su- "
,ji elección, con una emergencia final en la trascendencia
pererogación, se le imagina con la reviviscencia de una t, recibida de la Persona. Pensemos en este vasto cuerpo
,
imagen; la resurrección de los cuerpos es la resurrec- ¡, que nOs propone (:1 universo. A él también estarnos
ción del hombre total, que ha participado totalmente 1, íntimamente mezclados, desde las influencias de los
en los actos de salvación, y esta salvación no es com- Ir elementos sobre nuestros humores hasta los ritmos de
pleta hasta que no haya recibido esta consagración. p la vida que laten bajo nuestra piel en unión con él, en
No es únicamente a mi cuerpo próximo al que
arrastro en la actividad de mi persona, sino al univer- ~• esta película de materia organizada que ponernos a
nuestro servicio. No es por azar que la flor de la
so entero, que, como anexo de mi cuerpo, lo hago por Edad Media ha producido a San Francisco de Asís, o
mi parte cooperar en la obra de la Redención, o que el siglo del atomismo social sea también el del
lo utWzo contra ella. De igual forma que puedo trai- atomismo físico, o que la eventualidad de una tiranía
cionar a mi cuerpo inmediato y dejar ir a los automa- tecnocrática emerja en un mundo en el que la materia
tismos de la materia a esta modesta encrucijada del cartesiana, habiendo reabsorbido a cualquier divini-
mundo que se me ha propuesto salvar conmigo, igual- dad, reine como tilrana.
mente puedó traicionar al universo;todo, tomá~dolo " Vinculado a un universo, yo soy aún un ser vivo
tomo un simple decorado mudado por leyes mecáni- en el tiempo. En el tiempo bautizado por Cristo, cier-

"' . - ~-.::;."
I
352 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 353
1

" tamente, que no es ya comparable a ningún otro. La (Heidegger). Es, como cualquier carne, posibilidad de
eternidad, engolfándose en él por la herida de la En- muerte y posibilidad de salvación. Cuando es salvado
carnación, le conmueve con una presencia trascenden- I desde esta tierra, está salvado en la sustancia de nues-
te que le llama desde los cuatro rincones de la historia, tros días y de nuestras horas. Esta salvación de, las
y le reagrupa totalmente, con la duración singular de horas cristianas aparta de ellas el aburrimiento y la
cada uno de nosotros, en el acto salvador del Gólgota, pesadez, nos lo hace amar con una ternura nueva, que
punto de unión de la historia total del universo hu- lucha directamente, en el mismo terreno, y no enlll-
mano. Pero esta transfiguración, que nosotros debe- gún mundo imaginario, con la angustia del hundimien~
mos mantener, no arranca el tiempo a su esencia pro- too El tiempoencatI1 ado toma su verdadero sentido en
gresiva. La Encarnación, que le da una promoción el mundo moral: el tiempo visto desde abajo es el
infinita, al mismo tiempo le conforma en su realidad esfuerzo espiritual, la perseverancia pesada del hom~
terrestre. Algunas sectas se han sentido impacientes de bre sobre sus realidades, la fidelidad Hue de un acto
esta carne temporal, igual que otras-a menudo las a otro le.,yLncula eIl sí mismo y en la ¡Unidad del uni-
mismas-lo han hecho de las servidumbres corporales. verso;' ví'sf()Üesdearriba, eS' la paciencia de Dio~; la
Ellas han querido que la Encamación y la Parusía no imagen móvil de III Caridad, el acto divino de con-
sean más que una descarga instant.ánea, que pulverice fianza en 'la libertad o, más exactamente aún, la sus~
al horizonte de sus lentitudes; y creyendo realizado el tanda de la liber'tad; y,visto desde en medio dellm~
final de los tiempos, han marchado a los campos a , bos, es la aspiración del mundo y del hombre hacia
instalar con ingenuidad pequeños paraísos terrestres, Dios, el amplio movimiento de conversión sobre el
en los que la dicha se ha hecho esperar. Otras no han cual lentamentehac~ crujir el universo. Hasta el día
olvidado la condición habitual del hombre, pero han en que sea definitiVamente arrastrado a la eternidad,
querido que sus relaciones con la divinidad no se hi- el tiempo participa: corno cualquier carne en la egifi-
ciesen, de tiempo en tiempo, más que en esta instan- cación del universo de las personas, y entonces, cómo
taneidad orgullosa, mediante iluminaciones violentas e cualquier carne, será asumido. Desde e:.te momento
infalibles. La justificación para Lutero, es igualmente hasta entonces, sus', servidumbres me comprolllet.en,
un ,favor intemporal, global e instantáneo, en el que igual que sus prómesas: "Estad en el mundo colllo si
el tiempo, igual que las obras, no tiene parte alguna. no fuerais de él". Pero estad en el mundo.
La teología católica es, por el contrario,como decía No sería conveniente que estas generalidades nos
Péguy en una frase que aquí tiene toda su resonancia, engañasen. Cuando decirnos que la ética católica. nos
una teología de la salvación temporal. El tiempo no es liga ineluctablemente con el universo y el tiempo, no'
en ella únicamente un soporte tan extraño a su conte- es hacia unas abstracciones hacia donde ella nos diri-
nido como a la creación del escritor las líneas del cua- ge, sino que es hacia este trozo del universo del cual
derno en que escribe. No es una' forma del mal yo he recibido mi sangre, mi lengua, mis padres, mi
cuya ascesis espiritual consist.iera en evadirse (Plotino) condición; hacia esta época que me ha moldeado, ha':
o que un acto liberador deba negar con violencia <;ia esta fecha incluso en la que, habiendo cambiado el
2'
I

J
I
354 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 355
mundo, nada es como hace dos años, como dos días No se entenderán sin error las fórmulas tomistas
antes. Adsum. Estoy presente. La ética de la Encarna"' sobre la concepción del hombre más que proyectándo-
ción no me lleva a estas realidades para fijarme a ellas las constantemente sobre la perspectiva de la distin-
como a un fin o a un sentido último de mi vida; y en ción tomista entre naturaleza y sobrenaturaleza. No
eso ella está a cien leguas, pese a las interferencias de es un teólogo cristiano quien puede renunciar al valor
lenguaje, del racismo, nacionalismo, providencialismo. absoluto del orden sobrenatural; también, en una fra~
espíritu de clase, de tribu o de campanario. Me lleva se que evoca los "órdenes" pascalianos, Santo Tomás
a ello, por así decir, hacia atrás, como aun punto de nos dice que "el bien sobrenatural de uno solo es su-
partida, a una base de aprovisionamiento y de refresco perior al bien natural del todo". "Sin e¡¡lbargo -aña-
fuera del contacto- de la"cual me per~omo en de él-, el bien del todo es superior al bien particular
país enemíf1'/!e lki"' a ello en el movimIento gene- de uno solo, a condición de que uno y otro se tomen
ral de la encariJaciói;.~Dios ha aceptado, para salvar- dentro del mismo género" 39. La fórmula no es aplica-
nos, el. revestir este cuerpo singular de esta especie ble en e! interior de! orden sobrenatural más que con
particular creada por él entre las legiones de seres unas precisiones que la transformarían radicalmente,
espirituales existentes y posibles, en este trozo de Ju~ ya que es seguro que las imágenes de parte y de todo
cIea; él no pide más, incluso para comunicarse, que son perfectamente inadecuadas a las relaciones del
este pequeño fragmento de pan ácimo, ¿y tú recha- Cuerpo Místico y de las Personas que le componen, si
zarías este lugar, aquí, en este momento? no es cuando evocan en las segundas una cierta limi-
Finalmente, en esta carne que de cualquier parte tación de condición. Santo Tomás, por el contrario,
compone mi carne, es preciso contar a la sociedad. no dudaba en subordinar la persona natural y su bien
Hablamos de carne porque aquí ya no se trata de una individual a la ciudad sobrenatural y al bien común.
relación espiritual expresada en el tú o en el nos- Si, efectivamente, la persona, en lo absoluto, es lo que
otros, sino de la realidad temporal que es a estos va- no puede ser en parte, no olvidemos que el hombre
lores lo que mi cuerpo es a la trascendencia de mi participa en la persona en condiciones bastante indi-
persona. Los autores tomistas han expre",ado frecuen- gentes para que no sostenga su coherencia sin el auxi-
temente la fuerza de esta vinculación diciendo del in- liar de la vida social. En este sentido, la sociedad per-
dividuo que es '.'una parte" de la sociedad" 38. ¿La ex- tenece a la carne, como los sentidos y el cuerpo, sin la
presión, no es chocante después de lo que hemos mediación de los cuales no accedería a las verdades
afirmado d¡:L d<:stif1O'-,_~nmensurable de la persona espirituales. Y aquí el vocabulario "parte-todo" sería
rescatada? Hemos visto a Suárez tener cuidado con una dolencia más marcada aún que la simple posi-
cualquier expresión organicista en la relación de la ción de criatura de la persona espiritual.
persona con la colectividad por el temor de alentar la, Evoca, sin embargo, con demasiada facilidad, la
cdagulación de los ídolos masivos: ¿no es más bien simple inclusión especial, para que pueda considerár-
en este sentido en el que debe inclinarse una visión sele corno la mejor posible. Hemos señalado ya cómo
auténticamente cristiana? una materialización perpetuamente inminente amena-
" , "~.~"
I
,I
EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 357
356

za a la distinción naturaleza-sobrenaturaleza, si no se tocar con el dedo una de las dificultades centrales del
tiene a la vista, como hacía la teología de Santo To- personalismo católico, igual que de cualquier política
más, y más completamente quizá que su filosofía, la de inspiración cristiana, o, más generalmente, de cual-
unidad del hombre cristiano. Las indicaciones de esta quier polítíca de acento filosófico o espiritual. La di-
teología nos permiten más de una vez unir orgánica- rección de las Ciudades es un arte que supone sus
mente lo que el análisis ha distinguido hasta los límites reglas, y a cada momento no puede detenerse la¡¡c-
de la separación. La "persona natural", como hemos ción más que sobre la indicación de un baremo de
l.;
visto, es lo que la naturaleza "ha producido de mayor fuerzas, de influencias de determinismos y de volunta-
perfección" ¿es posible, por tant.o, desde entonces, in- des empíricas 43. Una política como la que aquí evoca-
cluirla estadísticamente como un número es una cifra, mos corre el riesgo de no proporcionar a la acción
en el organismo social? A mayor abundamiento, este más que unos principios extremadamente generales y
"bien común temporal" del que el bien de la persona en consecuencia ineficaces, y cuya generalidad servirá
es una parte, no es en sí mismo más que un fin media- de coartada a todas las políticas realistas: ¿qué tirano,
to subordinado a los intereses eternos de la persona 40; qué conquistadOr nO ha dicho que se' inspira en "la
desde entonces, no es ya una suma cerrada de perso- naturaleza", el buen .sentido o el Dere't:ho de Gentes?
nas, sino un apoyo necesario (de ahí su dependencia O, por e~etmtrario, si quiere ir más adelante, ¡:sta
con relación a él) del que ellas se proyectan hacia su política correrá el riesgo de.una rntrusión indiscreta: de
único fin inconmensurable. Es, por esto, por lo que él sus elementos normativos ,en el terreno propio de las
escribe en otro lugar que el hombre (horno, pues no reglas del arte, y de ahí que se produzcan peligrosos
se trata del alma rescatada) no puede estar ordenado cortocircuitos entn::l() espiritual auténtico y lo tempo-
hacia la comunidad política "según él mismo en su tO" ral sincero. Esta segunda tentación ha sido siempre la
talidad y en todo lo que le pertenece" 41. Algo de la de las políticas de inspiración cristiana, y ;a reacción,
"persona natural" escapa ya, pues, a la subordinación perfectamcnte legítima y sana, contra el positivismo
social, en un sesgo que Santo Tomás no ha definido ,de Action Franr;aise, ha arrastrado en ello, a veces; al
aún, en cuanto el pensamiento cristiano no había to- más reciente en la fecha de estos movimientos, 'que
mado en su tiempo una conciencia agudizada, y que nos interesa especialmente a causa de sus intenciones
aparece ya en Vitoria, al decir qu~ en la Iglesia inclu- personalistas, al, m()vimiento "demócrata cristiano".
so, el bien particular no se ordena principalmente al La simple fórmula es típica. No se puede ser en el
bien del todo 42. En esta perspectiva restablecida,en mismo plano demócnlta y cristiano. Escierto,algul1as
esta organización viviente desde, la naturaleza a la polémicas lo han olvidado muy injustamente, que, tras
sobrenaturaleza, 10 que era rígido se hace flexible, y lo ciertas conclusiones originales, este movimiento -es-
que estaba próximo al malentendido vuelve j a cobrar tos movimientos, más bien- han señalado con rigor
un sentido sano. la mayoría de las veces, en el plano doctrinal, la dis-
Este último ejemplo, si se quiere vincular a otros tinción de los dos órdenes. Pero esto no impide que la
momentos de las reflexiones que preceden,nos hace sensibilidad de la mayoríª de entre ellos haya sido
358 EMMANUEL MOUNIER PERSONALISMO Y CRISTIANISMO 359
formada en lo que la reacción agustiniana, y princi· sentante, igual que cualquier otro oficio, con honradez
palmente blondeliana, de comienzos de. siglo, tenía
y sometimiento a la realidad. Tratar de someter este
un tanto de crispado, en el momento en que unos po· dato histórico al máximo de servicio cristiano de que
lemistas carentes de mandato dejaban caer con gusto es actualmente capaz, pero a partir de una visión lúci.
la sospecha de modernismo sobre hombres que no lo
da y de una paciencia igual a la de los ángeles. Ahí
merecían de ninguna forma. Y estos mismos demó- está nuestro realismo. Pero no lo presentemos como
cratas, que no se llaman ya demócratas en cuanto son una evidencia, cómo un haber: tiene casi todo por ha-
cristianos, sino cuyas reacciones políticas se unen ínti- ~'

cer, en teología, en técnica, ante las cuestiones ele este


mamente a la vida cristiana, están tentados constante-
mente en abordar directamente y resolver con un poco
de rapidez los problemas temporales mediante consi-
I mundo al que ya conmueven sordos crujidos.

deraciones morales y religiosas, en lugar de hacer, en


primer término, el balance necesario del juego de
fuerzas, de las posibilidades técnicas, de las exigencias
políticas, en suma, del conjunto de las realidades de
orden tem poral. ,
La generaciór¡,,¡" ha comenzado a volver a pensar J

sobre las políticas cristianas hacia los años de 1930, ,,~.~


, .. I

ha sido especialmente sensible a esta confusión. No


cree que sea necesario, para salir de ella, el abandonar
este "agw;tinismo eterno" en el.que el cristiano volve-
rá siempre; a prender la exigencia unitaria de su fe y
sus recursos conl":; cualquier forma de naturalismo.
Pero ella cree que aquí, como en cualquier otro sitio,
es necesario, expurgando a la vez las dos facilidades
extremas y el compromiso intermedio, restablecer la
tensión de toda condición cristiana. Restaurar y pro·
fundizar con rigor la antropología y la teología, únicas
que nos darán la regla fundamental y el sentido último
de cualquier acción de civilización; y después, sin
acercamientos prematuros, sin intrusión intempestiva
de lo sagrado, cuidándose elel moralismo o elel simple
movimiento ele elocuencia que cubre el escamoteo de
una elificultad, aprender su oficio de hombre de ac-
ción, de sindicalista, de hombre de estado, de repre-
Vl
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MANIFIFSTO AL SERvrCI0
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DEL ]'CRSCiNALISMO
¡
Prefacio

1. Se han incluido en la presente edición algunos reto


ques que no hallaron hueco en el número de la revistá por
estar ya definitivamente ajustadas sus páginas cuando se en·
tregaron.

l. E1 mund (> moderno eontra 1a persona

2. CL E.' MOUNlER, De la propriété eapitaliste iJ la


propriété humaine. (CEuvres de Mounier, Éditions du Seuil,
París, 1961, pág. 417.)
3. E. MOUNIER, "Refaire la Renaissance", Esprit, octu~
bre 1932, y Révoluaon personnaliste el eommunautaire, 1935
'" (mUyres de Mounier, Éditions du Seuil, Paris, 1961, pági-
na 127). "Notre Humanisme", Esprit, n.o 37, oel. 1935.-
GUTERMANN y LEFEBVRE, La conscienee mystifiée, 1935.-
THIERRY M~ULNIER, Les mylhes socialisIes, 1936.-1. MA-
RITAIN, Humanisme inlégral, 1936. '
4. Esprit, n.o 6, marzo 1933. Ruplure enlre l'ordre ehré-
lien el le désordre établi (muYres de Mounier, f:ditions du
Seuil, París, 1961, pág. 371).
5. Le fascisme, DENOEL & STEELE.
6. CL Esprit, "Des pseudo-valeurs spirituelles fascistes";
número especial, enero de 1934.
7. Discurso del la de marzo de 1929.
I 8. HENRl LEFEBVRE, N. R. F., diciembre de 1932.
9. Espril contribuyó a ello antes que nadie. Por el lado
" , ... ~-:;.." I no marxista, con la serie de artículos que Mareel Moré (ju-
nio de 1932; abril, junio, agosto-setiembre, octubre de 1935;
I
¡ enero de 1936). Por el lado marxista, citemos entre otros a
I GUTERMANN y LIEFFBVRE, La eonseienee mystifiée, Gal"imard.
10. Cartas de Engels aCamad Schmidt, 27 de octubre
de 1890.
364 NOTAS AL MANIFIESTO NOTAS AL MANIFIESTO 365
11. Un marxista nos responderá que él no se limita en '20. Cf. P.-H. SIMON, L'Ecole et la Nation, Ed. du Cerf.
absoluto ni la historia ni la ciencia. De acuerdo. Pero parece ~
21. CL n.o especial de Esprit, junio de 1936.
llegada la hora de pasar más alit'unte. Y por otra parte pue-' 22. Número especial de Esprit, "VArt et la révolution
dc estar tranquilo: le dejaremos campo libre, seguros de spirituelle", octubre de 1934; L'Ordre nouveau, De la cul-
que en los siglos por venir él o sus herederos no dejarán ture, febrero de 1935.
de inventar un racionalismo biol6gico, y hasta lm raciona-
lismo moral oue nos resultarán' de inmensa utilidad para
23. Esprit, "Preface a une Iittérature", octubre de 1934,
pág. 28.
a
separar poco poco la realidad espiritual de todos las ídolos 24. Esprit, "Alerte 11 la' culture dirigée", noviembre de
de la raz6n. 1936. "
12. J. MARITAIN, Humanisme intégral, ed. Montaigne. 25. Véanse los primeros trabajos de Jacques Lafitte, 'eh
pecialmentc' sus Réflexions sur la science' des machines.
n. ¿ Qué e s e I p e l' s o n a lis m o ? 26. FRIEDMANN, La crise du progres: "En el hombre,
la acci6n de lo biológico -o, traducido en términos religio-
13. Esprit, diciembre de 1934, "Révolution peersonna- sos, de 10 "eterno"- es mucho menos omnipotente de lo
liste", enero de 1935, "Révolution communautaire". que comúnmente se ha venido creyendo hasta ahora" (pá-
14. eL MAXIME CHASTAING, "L'on", Esprit, agosto-se- gina 226).
tiembre 1934. 27. Esprit, número especial: "L'Argent, misere du pau"
15. Definimos aquí un sentido técnico de la masa. No vre, misere du dche", octubre de 1933.
pretendemos que toda realidad a la que se apliea este nom- 28. Sobre todo lo que sigue, véase: Esprit, passim,
bre se reduzca a esta imagen-límite, aunque tienda siempre especialmente enero de 1933 ("Le prolétariat"); julio de 1933
a ella. ("Lctravail el l'homme"); octubre de 1933 ("L'Argent, mi-
sere du pauvre. misere du ríehc"); ap,ril de 1934 ("La pro-
priété"), agosto-setiembre de 1934 ~ 'Duplicité du, corpora-
nI. E s t l' U e tUl' a s f u n el a m e n tal e s d e u n tis~ noviembre de, .1934 e'L'or, fausse monnaie'!");
régimen persortalista agosto:setiembre de 1935 ("Projet G. Zerapha"); marzO de
1936 ("La personne ouvriere"); junio de 1936 ("Oll va le
16. Thierry Maulnier. syndicalisme?"). - L'Gre/re no/()'ellu, passim, especialmente
17. Habíamos redactado estas conclusíones de forma muy número 7 ("La crise agraire"); Húmero 1() ("Lacorpora-
parecída, a la vista de los trabajos de una comisión de ami- tíon"); número 12 ("De la banque a l'c~.croquerie"); nú-
gos de Esprit de Bruselas, merecedora de que hagamos mero 16 ("La propriété"); número 20, ("Service civil");
constar aquí lo mucho que nY~,l(Ió a su elaboración; fueron número 21 ("Comment sortir du capitalism~"); números
incluidas entonces en un artículo cuya responsabilidad global 22-3 ("Planisme et plan"); número 25 ("Du prolétariat");

¡
asumieron 1. Lefrancq y Léo Moulin, investigadores del número 28 ("Du mouvement corporatif"). - CL asimismo
problema escolar belga (Esprit, febrero de 1936: "Pour un E. MOUNl "R, De la propriété capitaliste a la proprlélé hu-
statut plural:ste de l'école). maine «(1:':uvres de Moullier, Editions du Seuil, París, 1961,
18. La higiene, psíquica y mental, no es la educáci6n. pág. 417). Estos diversos estudios no son homogéneos ni
Huelga recalcal' que nosotros dejamos voluiltariamente fuera !: pretenden serlo. Con titubeos y no sin algunas desviaciones,
de estas definiciones semejante neutralidad dogmática y par- son una aproxinlación progresiva a los principios aquí ex-
tIdista, a la que más bien ha'bría que llamar, con la desinen-
cia de un sistema, neutralismo, y que se deriva, por liberales
que sean sus defensores, de las doctrinas totalitarias.
I puestos.
29. Cf. Esprit, "Le travail et l'homme", julio de 1933.
30. Para el cristiano no es el trabajo consecuencia del
19. En el sentido en que la "hipótesis" se opone a la castigo. sino tan sólo el aspecto de esíuerzo que le aCOm-
tesis como una solución histórica óptima a la solución ideal. paña..,
366 NOTAS AL MANIFIESTO NOTAS AL MANIfIESTO 367

31. F. PERROUX, "La personne ouvrícre et le droit du 49: . ALOO DAMI, Esprit, junio de 193( pág; 377.
travail", Esprit, marzo de 1936. 50. LE FUR, "La Démocratie et la crise de !'État", Ar-
32. F. PERROUX, "Les l'aternalismes contr~ la personne",
Esprit, íd. ..~. ..~~"
l chives de philosophie de droil, 1934, números 3.4.
51. Vox poplln...
52. lEAN LAcROIx, "La souverainété du droit", P:S
33. No h'llblamos aquí de' posibles regímenes de tran-
sición, esperarido la completa formación de 'la competencia marzo de 1935; Ordre nOllvcall, número 31, junio de ¡Y.,
obrera, incluso en régimen capit·alista. Desde ahora mismo 53. Cf. Esprit, "Prósentation de l'Agence Hav'js", abr;
se puede prever, por ejemplo ("Esprit", setiembre de 1936, y agosto-setiembre de 1933. .'
p(¡g. 6R2), 'o
constitución en cada empresa de comités obre- 1 54. ALDO DAMI, arlo cil; No queriendo vincular a nin·
gún sistema estas líneas de posiciones fundamentales, damos
ros de colaboración a los que pasarían todos los votos de los
accionistas no presentes en las Asambleas generales. La bi.s- tales indicaciones únicamente a título de sugerencias.
toria y le experiencia decidir(¡n las transiciones. 55. Las agrvpaciones personalistas fueron las primeras
34. O 7.' PPHA, E"nr;¡, ibid., 684, 694. en exigir la liquidación de los tratados de guerra y su sepa,·
35. Espnt, "üü va ;.~ 'yndicalisme?", julio.de 1936. ración .del Pacto. Véase especialmente en Esprit, ALDO DAMI.
36. Esprit, f:MILE I1AMURESIN, "La propriété des ¡nstro- "Morl des traités", julio de 1935, y "Adresse des vivants j,
quelques survivants", abril de 1936.
menls de production" ,. octubre de 1936; Ordre nouveau,
56. Espril, H. DUPEYROUX, "Les transformations de l'idéc
números 22-3, "Planisme et Plan". de souveraineté" , noviembre de 1935.
37. Véase especialmente los números citados de Esprit 57. Esprit, marzo de 1933 y número especial de di·
y del Ordi" nouveau. ciembre de 1935.
38. Ordre nouveau.
39. Entre ellos André Philip. ,
40. M.' BOULlER, HFaut-i! fonctionnariser le notariat?,
Esprit, agosto-setiembre de 1936.
41. DR. VrNcENT, "La médecine dans le monde de rar- PERSONALISMO Y CRISTIANISMO
gent", Esprit, marzo a julio de 1934.
42. Esprit, "Le fonctionnaire et l'homme", enero de
19J6. l. J. OUIITON, 1,e temps el l'élemité clrez Plolin el
43. En Francia, por ejemplo, la Société de Saint-Louis ~. S. Augustitl, Boivin,
y sus primeras organizaciones agrícolas; en un plano algo 2. SANTO TOMÁS, Sumo TIz., La '1'., q. 84, a. 5.
diferente se sitúan las tentativas del Ordre llollVeau: or- 3. El intelecto, dice Santo Tomás. Pero se sabe que
ganizaciones embrionarias de ServicioCivily~le Minimum designa con eso la manera de ser intrínseca del alma, y no
mta! europeos; las células.de los Amis d'Esprit: la "razón" en los diversos sentidos más o menos particu.
44. Esprit, "Duplicités du corporatisme", agosto-setiem- Iarizados y estrechos que ha adquirido la palabra en el len-
bre de 1934. Ordre nouveau, número ID, "LaCorporation". guaje moderno. Ese mens (l.a p., q.76, a. 3, ad 4; 77, a. 1,
~ ad.7; La U.ne, q. 110, a. 4, ad 4; Iu.a, q. 18, a. l) es
45. Por ejemplo, el Ordre nouveau.
46. Véase ANDRÉ ULMANN, Police, qu'!jJ;j,hne ,pouvoir, i
I
la esencia del alma, su principio espiritual. Está orgánica-
mente vinculado además a todas las otras "partes" del alma
Colección "Esprit":ed. Mórttaigne. - ,-::--" . 1'1 (vegetativa, sensitiva) y las informa. Esta' inteligencia no está
47. DiferentJ de la ficción jurídica de la "personalidad por tanto. separada; abarca todo lo "concreto", toda la ma·
moral". Véase I:ap. JI.
48. Un planteamiento más especialmente cristiano de la J teria de la persona.
4. De Veril. 92 a. 2; Sum Th. J.R p., q. 14, a. 1;
concepción pluralista del Estado puede hallarse en: J. MA- u.an.ne, q. 66, 1 sej.; Sumo con Ir. genl., L. In, ch. 112
RITArN, Humanisme inlégral, pág. 176, que no hace sino i 114. '
iniciar en este aspecto el enfoque de¡ "pluralismo".
""~'" , 00
,

jj8 NOTAS AL MANIFIESTO NOTAS AL PERSONALISMO 369

5. Persona significal in quod esl pe~feetissimum in lola 16. Cf. GARDEIL, La slruclure de Nime el ['experience
nalura, scilicel subsislens in rationali nalura. myslique, Gabalda.
6. Todas las filosofías' personalistas contemporáneas han 17. J. MARITAIN, "L'idée thomiste ¡}",I" liberté", Revue
descrito este universo de la despersonalizaciqn. Es el on Thomiste, julio-setiembre de 1939.
(el se como ente colectivo, indefinido e impersonal), que 18. J. MARITAIN, Du régime temporel et de la liberté,
Heidegger opone, en el Dasein, el Ser-arrojado-en-el-mundo, y SANTO TOMÁS, Conlr. Genl., IV, 22.
al ser que se enfrenta con el mundo; es el Essein, el eso, 19. Acerca de la génesis de esta. política, véase MES-
frente al yo y al tú (Buber); el mundo de la objetiva. NARD, L'Évolulion des idées politiques au XVI- siecfe, Doi-
ci6n, frente al del Espíritu y la Libertad (Berdiaeff); el vino
mundo espacializado o de la moral cerrada, frente al mundo 20. Volveremos a hallar en Kant esta fisura entre la,
de la moral abierta (BergsOl)). libertad interior y las servidumbres exteriores y esta indife·
7. CLAUDE CHIlVALLEY, '¡'Le temps de }¡\ rigueur", Ordre renda (¿germánica 1) por las segundas.
nouveau, 15 dé julio de 1938. . 21. No dudo que en el lua,ulluoso Lutero diez pensa-
P. Especialmente la que' se expresa entre 1932 Y 1938 mientos luchan con aquél. Hay !endencias de peso, sin em-
en el movimiento Y el Boletín del Ordre Ilouveau. hargo, que, al simplificarla, traicionan algo de la esencia
9. Cf. E. MOUNIER, L'affronlemenl chrétien, Cahiers du de una doctrina. ,
22. ARQUILlERE, L'A ugustinisme politiqueo
Rhune, 1945 (véase el tomo Ill).
23. El. poder temporal, escribe, ad hoc dala esl.
10. A visos y sentencias, cit. por J. MARlTAIN, Degrés
24. Citado en ARQUILLERE, op. cit., 1, 94.
du savoir, pág. 7 2 6 . ' 25. Sobre la i~cidencia polí,~"" de estos Jnovimientos,
11. Son constantes los equívocos entre el lenguaje pro- . cf.MESNARO, op. eit.
fético del escritor y el lenguaje técnico del teólogo. No esta- :tú. De Legibus, ch. v. 5.- VéaseMEsNARD, op. cit.
rá de más recordar aquí, para tmtender a Péguy rectamente~ 21. SANTÓ TOMÁS, Sam. ril., La JI?C, q. 3,a. 2, ad 3
que _su último escrito, como toda su obra. es una apología et Comm. Eth.,. n. 13. . .
de la norma y del orden viviente. "No solamente 'el poder público no f,onsidera la felicidad
12. J ACQUES RIVJERE, en sus notas de guerra A la Irace ,eterna en la vida futura como su verpadero fin particular,
de Dieu, destacaba la oposición en el Confiteor de la com- sinp ~L siqlliera en e,sta vida _persigue directamente la
parecencia del pecador ante la totalidad del universo, y el felicidad .espiritual de sus miembros" (SUÁREZ, De Legibus).
posesivo repetido de la falta: mea culpa. El único acto ver- 2H. Lex ergo civilis fadt bonum civem sed flOIl sim-
daderamente InÍa. Para los griegos, en cambio. la culpa era plidler bOllam virum (ihid.).
una especie de fatalidad exterior. ' 29. JACQUES MARJTAIN, en l/umanisme inlégral, ha efee-
13. Etre el Avoir (Edit. Montaigne), ¡oumal métaphy- ttiado una primera tentativa. La unidad de esta ciud,¡¡d, se·
sique. y Du refus iJ ['invucalion (Gallimard). gún él, será renl, al, contrario de la ciudad liberal, pero,
14. Poco antes de la aparición de Etre et A volr, un~ re- "minimale", en el sentido de que está situada en la vida de
flexión sobre la teología cristiana de la propiedad nos llevó la persona en el plano temporal y no al nivel de sus intereses
a consideraciones parecidas a las de M. Gabriel Maree!. espirituales. Por [o tanto no requiere, por su naturaleza, la
(E. MOUN!ER, De la propriété capltaliste iJ la propriélé hll- unidad de fe o de religi6n, y puede agrupar a cristianos con
maine, (Euvres de Mounier, Éditions du Seuil, Paris, 1961, no cristinnos. La tolerancia 'dogmática es una contradicción
pág. 417.) en SIIS propios términos, pero no hay que confundirla con la
15. La acción pertenece a los agentes y a los todos y tolerancia civil, que será inscrita en la base misma de tal
no, a decir verdad, a las .partes o las 'potencias: en efecto, ciudad. .
no decimos que mata la mano" sino el hombre por su No obstante, tiene una especificación ética y en defini·
mano" (ShNTO TOMÁS. Sumo Til., 1l." 11."', q, 8. a. 2). tiva n:ligiosa "en tanto que el elemento religiosos impregna
94

,
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'"~-...20''' ,00

374 INDICE

PERSONALISMO y CRIsr ANI5MO

I. La buena nueva '" .., .. , '.. .., 283


lI. Adsmn . 295
m. Nihil habentes et omnia possidentes . 301 ',( ~
IV. Intimius illtimo meo .. o '" 0. 313 ~;
V. N,)n estis sub lege ... ,,, .. , '" . 319 Ir
V1. Un 'lOmbre· iba de J'~rusalén a Jericó 335
VII. l . a condición humana .. " 339
NOTAS 361

Se te~minó de imprimir
el día 18 de junio ,de,¡Q§7,
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M~ría d~ Zayas, 15,


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