Вы находитесь на странице: 1из 113

INFORME FINAL

CONVENIO SENDA - MINSAL:

EVALUACIÓN DE PERFILES DE INTEGRACIÓN SOCIAL DE LOS


USUARIOS DE LOS CENTROS DE TRATAMIENTO

Santiago / Diciembre de 2011

1
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 4
OBJETIVOS 5
METODOLOGÍA 6

A. FASE 1: PROPUESTA DE MODELO Y PERFILES DE INTEGRACIÓN SOCIAL PARA LOS 6


USUARIOS DE LOS CENTROS DE TRATAMIENTO Y REHABILITACIÓN EN
CONVENIO SENDA-MINSAL
I. Propuesta de Modelo de Integración Social 6
II. Propuesta de Perfiles de Integración Social 8

B. FASE 2: EVALUACIÓN DE PROPUESTA DE MODELO Y PERFILES DE INTEGRACIÓN 8


SOCIAL PARA LOS USUARIOS DE LOS CENTROS DE TRATAMIENTO Y
REHABILITACIÓN EN CONVENIO SENDA - MINSAL

C. FASE 3: EVALUACIÓN DE PERFILES DE INTEGRACIÓN SOCIAL EN LAS REGIONES 10


DE ANTOFAGASTA, METROPOLITANA Y BÍO BÍO: ANÁLISIS ESTADÍSTICO

I. Participantes 11
II. Mediciones 12
III. Procedimientos 16
IV. Análisis de Datos 17
V. Aspectos éticos y Consentimiento Informado 18

RESULTADOS 19

A. ANÁLISIS DE LA EVIDENCIA DE INVESTIGACIÓN Y DE POLÍTICAS PARA LA 19


CONSTRUCCIÓN DEL MODELO Y PERFILES DE INTEGRACIÓN SOCIAL
I. Antecedentes Nacionales e Internacionales 19
II. Propuesta de Modelo y Perfiles de Integración Social 27

B. EVALUACIÓN DE PROPUESTA DE MODELO Y PERFILES DE INTEGRACIÓN SOCIAL 32

I. Introducción 32
II. Resultados por Categorías y Sub-categorías 32
III. Síntesis y discusión de resultados 41

2
C. MODELO DE INTEGRACIÓN SOCIAL AJUSTADO 47

I. Introducción 47
II. Modelo de Integración Social 48

Esquema 2: Modelo de Integración Social para usuarios de centros de 53


tratamiento en convenio SENDA-MINSAL

D. DISEÑO Y EVALUACIÓN DE PROTOCOLO DE INTEGRACIÓN SOCIAL 54

I. Introducción 54
II. Descriptivos 54

1. Variables Sociodemográficas y de información general 54


2. Principales variables psicológicas para evaluar Integración Social 61

III. Análisis Inferenciales: validez discriminante de la escala 66

1. Estructura de relaciones entre las variables psicológicas de interés 66


2. Grupos naturales que componen la población, basado en el criterio de los 68
centros
3. Grupos naturales que componen la población, basado en los datos del 69
instrumento empleado para medir integración social
4. Algunos cruces de interés 89

CONCLUSIONES, DISCUSIÓN Y MODELO Y PERFILES DE INTEGRACIÓN SOCIAL 94

RECOMENDACIONES 101
REFERENCIAS 103

ÍNDICE DE TABLAS Y FIGURAS 109

3
INTRODUCCIÓN

En estas páginas se presenta el informe final del proyecto “Evaluación de perfiles de


integración social de los usuarios de los centros de tratamiento del convenio SENDA-MINSAL”.

Este proyecto surge de la necesidad de contar con un sistema de evaluación


– conceptualmente sólido y empíricamente validado –, que permita identificar perfiles de
integración que consideren las diferencias individuales de los usuarios y, en
consecuencia, faciliten el establecimiento de trayectorias diferenciadas de recuperación
para cada persona en tratamiento.

Con este propósito, la Universidad Diego Portales (UDP) buscó generar un material
teórico-conceptual referido a la temática – manuales didácticos de aplicación y del
instrumento mismo de evaluación – con el fin de ser aplicado y entregado a los centros de
tratamiento del convenio CONACE-MINSAL (actualmente SENDA-MINSAL),
inicialmente de las regiones de Antofagasta, Bío Bío y Metropolitana.

Este proyecto constó de tres fases de ejecución: una primera, de revisión y análisis
teórico-bibliográfico; una segunda, basada en consultas a expertos integrantes de los
equipos de tratamiento de los centros de las regiones de Antofagasta, Bío Bío y
Metropolitana; y una tercera, consistente en el diseño y elaboración de un protocolo de
evaluación, del pilotaje del instrumento y su posterior aplicación y evaluación en las
regiones mencionadas.

El presente informe se estructura de la siguiente manera:

• Objetivos del proyecto

• Metodología utilizada

• Resultados generales de cada etapa

• Conclusiones y discusiones generales en torno al modelo y a los perfiles de


integración social construidos como resultado de la ejecución e integración de las
fases previas.

4
OBJETIVOS

Objetivo General:

• Entregar a los centros de tratamiento en convenio SENDA-MINSAL de las


regiones de Antofagasta, Bío Bío y Metropolitana, una herramienta de evaluación
de perfiles de integración social para personas con consumo problemático de
drogas.

Objetivos Específicos:

1. Generar un marco teórico referencial respecto a la temática de integración social de


los usuarios de los centros de tratamiento en convenio SENDA-MINSAL,
concordante con la actual política de SENDA (Servicio Nacional para la Prevención
y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol).

2. Describir perfiles de integración social para los usuarios de los centros de


tratamiento y rehabilitación en convenio SENDA-MINSAL.

3. Diseñar un sistema de evaluación de perfiles de integración social para el


diagnóstico del nivel de integración social de los usuarios de los centros de
tratamiento y rehabilitación en convenio SENDA-MINSAL.

4. Evaluar los perfiles de integración social en usuarios de los centros de tratamiento


de las regiones de Antofagasta, Bío Bío y Metropolitana.

5. Entregar a los centros de tratamiento de las regiones de Antofagasta, Bío Bío y


Metropolitana una herramienta de Evaluación de Integración Social para sus
usuarios.

5
METODOLOGÍA

El desarrollo de este proyecto contempló una metodología mixta que permite responder a
los objetivos planteados en tres fases sucesivas de ejecución del proyecto. A continuación
se describen cada una de ellas:

La primera teórica-bibliográfica; la segunda, basada en consulta a expertos de las


regiones de Antofagasta, Bío Bío y Metropolitana. Ambos aspectos – revisión
bibliográfica y grupos focales – constituyeron fundamentalmente la evidencia de validez
de contenido del instrumento final.

Y, la tercera, correspondió a la elaboración y/o ensamblaje del protocolo de integración


social, el pilotaje del instrumento y la posterior aplicación del protocolo en las regiones
mencionadas.

A. Fase 1: Propuesta de Modelo y Perfiles de Integración Social para los usuarios de


los Centros de Tratamiento y Rehabilitación en convenio SENDA-MINSAL

I. Propuesta Modelo de Integración Social:

En esta primera etapa del proyecto se construyó la propuesta de un Modelo de


Integración Social. Para ello, se realizó una extensa revisión de los antecedentes teóricos y
empíricos disponibles a nivel nacional e internacional. Con el fin de establecer una guía
para el análisis, se formuló la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los elementos centrales de
la integración social cuya evaluación permite discriminar distintos perfiles de integración
social que orienten el proceso de recuperación futura?

Específicamente, la metodología utilizada contempló una revisión bibliográfica


exhaustiva, la que – sin tener la pretensión de ser una revisión sistemática – utilizó
cuestiones claves de este concepto. Considerando los recursos y plazos disponibles, se
adaptó dicha metodología con fines prácticos, incorporando elementos metodológicos del
Análisis documental y Análisis de información (1). Subdividiéndose en tres fases:

1. Búsqueda Bibliográfica: Se realizó una búsqueda extensa, en inglés y español, entre


los años 2000 y 2011, en relación a las temáticas vinculadas con integración social. En
primera instancia, se efectuó una búsqueda general en ‘google.scholar’ con el objeto de
conocer la cantidad de publicaciones disponibles en la web sobre el concepto de
integración social. Como consecuencia del alto número de artículos encontrados

6
(3.327.130), se acotó la indagación utilizando como criterio de búsqueda la utilización
del término clave, más droga o adicción, al menos en resúmenes y/o frase exacta,
entre los años 2000-2011, con lo cual se llegó a 12.394 artículos (ver Anexo 1).

En segunda instancia, se indagó a través de bases de publicaciones científicas:


EBSCOhost, PubMed y JSTORE (ver Anexo 2), para lo cual se usó el Software Endnote
(X4). Además, se revisaron los sitios web y publicaciones de organismos
internacionales y nacionales vinculados con la temática de integración social en
tratamiento de drogas, tales como: SENDA (Servicio Nacional para la Prevención y
Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol, ex CONACE); CICAD (Comisión
Interamericana para el Control de Abuso de Drogas); ONU (Organización de
Naciones Unidas); CAMH (Centre for Addiction and Mental Health); NIAAA
(National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism); NIDA (National Institute on
Drug Abuse); EMCDDA (European Monitoring Centre for Drugs and Addiction);
UNODC (United Nations Office on Drug and Crime); y USPSTF (U.S. Preventive
Services Task Force).

En un tercer momento, se analizaron en profundidad experiencias internacionales


relacionadas con el diseño de estrategias y planes nacionales de drogas y alcohol,
tales como Brasil, Argentina, Costa Rica, Canadá, Estados Unidos, Australia, España
y Reino Unido.

En una etapa posterior – y como sugerencia de la contraparte SENDA – se incluyó la


revisión del sitio web del SAMHSA (Substance Abuse and Mental Health Services
Administration USA), con el objeto de incorporar el enfoque Sistemas de Cuidado
orientados a la Recuperación.

En síntesis, del total de artículos encontrados (10 mil) se redujo la búsqueda a 85.
Éstos relacionaban los conceptos claves específicamente con la temática de consumo
de drogas y tratamiento/integración, y con la evaluación mediante escalas, test o
instrumentos de medición de los constructos. Se revisaron los resúmenes de los
artículos, los cuales se organizaron en una base de datos bibliográfica (ver Anexo 3).

2. Sistematización de la información: De los 85 artículos encontrados en la búsqueda


bibliográfica, se seleccionaron un total de 70 relevantes para cumplir el objetivo
propuesto en esta etapa del estudio, mediante una lectura metódica y discriminatoria

7
del material, a fin de identificar los documentos de utilidad. La selección de estos
artículos se realizó a partir de criterios de relevancia: Criterio Conceptual,
Pertinencia Temática y Diseño Metodológico (Ver Anexo 4).

3. Análisis de Información: El análisis de información tuvo por objeto analizar la


temática de integración social en profundidad con el fin de construir un Modelo y
Perfiles de Integración Social. En esta etapa, se realizaron Fichas Resumen (ver
Anexo 5) de los artículos o textos seleccionados, para posteriormente elaborar y
analizar las denominadas Fichas de Contenido (ver Anexo 6). A partir del estudio de
las fichas de contenido, se elaboró un marco referencial que incluyó el análisis de la
evidencia nacional e internacional. En total, se realizaron 60 fichas resumen y 4 fichas
de contenido, respectivamente: exclusión social, integración social, recuperación y
políticas públicas nacionales e internacionales (ver Anexo 7).

II. Propuesta de Perfiles de Integración Social

La construcción provisoria de los perfiles de integración social, consideró el análisis


realizado para la revisión bibliográfica y el análisis de los elementos claves del Modelo de
Integración Social. Cada perfil describe la situación de cada una de las dimensiones del
modelo de integración social, es decir: Participación en políticas estatales y Capitales de
recuperación. Este último se dividió en sub-dimensiones: capital físico, humano, social y
cultural (3, 4) (ver Anexo 8).

Es relevante destacar que los perfiles de integración social propuestos constituyeron


constructos teóricos, lo que significa que en la práctica no se presentan de forma pura. Un
usuario en particular, en algunas dimensiones, tendrá características de distintos perfiles,
pero de modo grueso se podrá identificar el perfil al que corresponde y, con ello,
determinar su grado de integración social y los focos prioritarios de acción.

B. Fase 2: Evaluación de propuesta de Modelo y Perfiles de Integración Social para los


usuarios de los centros de tratamiento y rehabilitación en convenio SENDA-
MINSAL

El objetivo de esta segunda etapa fue contrastar el modelo y los perfiles preliminares de
integración social con la opinión de expertos nacionales, incluyendo así el criterio de los
equipos y la variable territorial.

8
De esta forma, se realizaron grupos focales en tres zonas del país: norte (Antofagasta),
centro (Santiago) y sur (Concepción). Esta distribución zonal permitió considerar
distintas realidades, capturar las posibles diferencias a nivel nacional y dotar de
viabilidad la posterior implementación en regiones.

Para esta fase se optó por una metodología cualitativa puesto que su principal
característica es que “intenta identificar la naturaleza profunda de las realidades, su
sistema de relaciones y su dinámica” (5, p.1). Específicamente, se utilizó la técnica de
grupo focal, la cual tiene predominantemente una finalidad práctica (recopilar la mayor
cantidad de información posible sobre un tema definido (6), que en este caso fue sobre el
Modelo y Perfiles de Integración Social). La construcción de estos grupos se caracterizó
por estar constituidos por personas con ciertas características en común (homogeneidad)
que otorgaron datos o información de naturaleza cualitativa mediante su participación en
una discusión focalizada (7).

Los participantes de los grupos focales recibieron con anticipación el material con el
objeto de dar espacio a una evaluación reflexiva de la propuesta recibida para su
posterior discusión. En síntesis, para la ejecución de los cinco grupos focales (ver Anexo
9) se realizó una pauta de grupo focal (ver Anexo 10) conformada por preguntas guías,
estructuradas y abiertas, haciendo uso de cuatro fases (ver Anexo 11). Cabe destacar el
resguardo de aspectos éticos en esta actividad, todos los participantes firmaron una Carta
de Consentimiento Informado (ver Anexo 12).

Por otra parte, se obtuvo registro de audio de la actividad, su transcripción se realizó


omitiendo nombres e información que pudiese facilitar la identificación de los
participantes. La transcripción fue efectuada mediante los señalamientos de la TEI (Text
Encoding Initiative) para facilitar el paralelo análisis de cada entrevista, de modo de
reconstruir no sólo el contenido, sino también la atmósfera.

El material se examinó mediante análisis de contenido, lo que permite “explicar y


sistematizar el contenido de los mensajes comunicativos de textos, sonidos e imágenes y
la expresión de ese contenido con ayuda de indicios cuantificables o no” (8, p.3). En la
misma línea, se define como “una técnica de investigación destinada a formular, a partir
de ciertos datos, inferencias reproducibles y válidas que puedan aplicarse a su contexto”
(9, p.3).

El análisis consideró dos etapas consecutivas: indagar en el contenido de cada grupo


focal (ver Anexo 13) a partir de las preguntas guías que conformaron la pauta de

9
entrevista de los grupos; y categorizar las respuestas de todos los grupos focales en:
Prácticas en Integración Social, Modelo y Perfiles de Integración Social, de modo de
construir distintas sub categorías que ilustren los elementos que emergieron en los
grupos focales (ver Anexo 14).

C. Fase 3: Evaluación de Perfiles de Integración Social en las regiones de Antofagasta,


Metropolitana y Bío Bío: Análisis Estadístico.

En el siguiente apartado se presenta la metodología utilizada en la última fase del


proyecto, donde fue necesario, en primer lugar, una etapa de elaboración y/o ensamblaje
de instrumentos y pilotaje del mismo; y, en segundo lugar, una etapa – de carácter
empírica – basada en un diseño no experimental, correlacional, transeccional, en la que se
puso a prueba el instrumento diseñado, en tres regiones del país (II Región de
Antofagasta, Región Metropolitana y VIII Región del Bío Bío).

Diseño

Esta etapa implicó ensamblar, armar y/o construir un instrumento de evaluación de


Integración Social, para ser probado en la población destinataria. Una primera versión
del instrumento fue piloteada en un pequeño grupo de diez sujetos (ver Anexo 15),
usuarios de dos centros de tratamiento y rehabilitación en convenio SENDA-MINSAL de
la Región Metropolitana, sólo con el fin de evaluar lenguaje, claridad, tiempo de
aplicación de la batería, entre otros aspectos.

El contacto inicial con los centros de tratamiento donde se realizó la aplicación piloto
estuvo a cargo de SENDA Regional y, posteriormente, el equipo de la Universidad Diego
Portales estableció una vinculación directa. Seleccionados por Senda Regional, participó
un centro residencial y uno ambulatorio (para su elección se consideró que contaran con
una población lo más heterogénea posible y que tuviesen una favorable disposición a
colaborar).

Para la selección de la muestra, se les hizo llegar a los encargados de cada centro una
Pauta de Selección de Participantes, en la cual se les solicitó que – utilizando el criterio
clínico – determinaran a grosso modo el perfil de integración social de el/la usuario(a).
Posteriormente recibieron el Apartado I del Protocolo de Integración Social que fue
llenado por los encargados de los centros de tratamiento.

10
El día del pilotaje, se aplicó el Apartado II del Protocolo de Integración Social a cada uno
de los diez participantes, el cual fue auto-aplicado previa lectura y firma de una Carta de
Consentimiento Informado (ver Anexo 16). Con posterioridad al pilotaje, se efectuaron
ajustes al instrumento con el objeto de ser aplicado en tres regiones del país.

A continuación se describe cada uno de los pasos metodológicos necesarios para estudios
correlacionales.

I. Participantes

Se recurrió a una muestra no probabilística, intencionada y por accesibilidad. El total de


participantes correspondió a 153 sujetos, reclutados de centros de tratamiento y
rehabilitación en convenio SENDA-MINSAL de la II Región de Antofagasta (N=30), de la
Región Metropolitana (N=68) y de la Región del Bío Bío (N=55).

Las principales características de la muestra se observan en la Tabla 1:

Tabla 1: Características de la Muestra


Años de
estudio Edad Tipo de Tratamiento
Población Específico
General Mujeres Otro Total
Media Media Recuento Recuento Recuento Recuento
Antofagasta Mujer 10.4 29.2 2 8 0 10
Hombre 11.7 33.9 19 0 1 19
Región Mujer 12.1 36.0 3 17 0 20
Metropolitana Hombre 10.6 34.9 47 0 0 48
Bío-Bío Mujer 10.2 35.4 5 10 0 15
Hombre 10.4 37.3 38 0 2 40
TOTALES 12,29 32,43 114 36 3 153

La muestra presenta una media de edad de 32 años (adulto-joven). Asimismo, el


promedio de años de estudio se ubicó en los 12 años, lo cual equivale a escolaridad básica
y media completa. Cabe señalar que alrededor de un 30% de los entrevistados eran
mujeres, por lo que la muestra estuvo concentrada en hombres (70%).

La Tabla 2 informa respecto al tipo de tratamiento al que el entrevistado adhería al


momento de la evaluación.

11
Tabla 2: Tipo de Plan de Tratamiento
Frecuencia Porcentaje válido % Acumulado
PG-PAB (Plan Ambulatorio Básico de 32 20,8 20,8
Población General)
PG-PAI (Plan Ambulatorio Intensivo de 59 38,3 59,1
Población General)
PG-PR (Plan Residencial de Población 25 16,2 75,3
General)
M-PAI (Plan Ambulatorio Intensivo del 10 6,5 81,8
Específico Mujeres)
M-RP (Plan Residencial del Específico 26 16,9 98,7
Mujeres)
Otro 2 1,3 100,0
Total 154 100,0

El grupo mayoritario se ubica en los planes PG-PAI y PG-PAB (38% y 21%


respectivamente).

Finalmente, se consideraron tres criterios de inclusión y exclusión para este estudio:


hombres y/o mujeres mayores de 18 años; que el usuario(a) estuviera entre los 3 y 6
meses del tratamiento; y que no se encontraran en etapa de desintoxicación.

II. Mediciones

Con el objetivo de construir un instrumento que permitiera evaluar el nivel de


integración social de los usuarios, se elaboró un Protocolo de Integración Social. Éste se
constituyó sobre la base de dos apartados, con el fin de caracterizar y recopilar aquella
información relevante en los procesos de integración social, tanto por parte del propio
usuario como del equipo de tratamiento. Además, se buscó disminuir el número de ítems
que deberían contestar los usuarios, buscando dicha información en los equipos de
tratamiento.

En relación al Apartado I, su propósito fue evaluar Capitales de Recuperación (físico y


humano), mediante el reporte de variables “objetivas” y datos de identificación del
usuario, constituyendo así la Ficha de Integración Social del Usuario. Este apartado
surgió de la inclusión de las variables consultadas a través del Sistema de Gestión de
Tratamiento SISTRAT (10), destinado a recopilar diversa información referente a los
usuarios de los centros de tratamiento. En esta misma línea, se extrajeron y adaptaron
preguntas del programa Abriendo Puertas (11).

12
Para la elaboración de la propuesta del Apartado II, se emplearon un conjunto de escalas,
tendientes a evaluar los aspectos subjetivos de la integración social, ensamblados en un
instrumento único. Dichas escalas se presentan a continuación:

1) I-E de Levenson (Romero & García, 1983) (12). Este instrumento consta de 24 reactivos
que evalúan locus de control interno y externo. El recorrido de la escala es de 6 puntos
(tipo Likert), donde las opciones van desde “1= completamente en desacuerdo” a “6=
completamente de acuerdo”.

Para la dimensión “locus de control interno”, el instrumento contenía 8 reactivos, tales


como “El que yo llegue a ser un líder depende principalmente de mis habilidades”; “El
hecho de tener un accidente cuando voy manejando, depende principalmente de mí
mismo”; “Cuando hago planes, estoy casi seguro de que los llevaré a cabo”, entre otros.
La consistencia interna alcanzada para este dimensión fue de α=.67, eliminándose
previamente el ítem “La cantidad de amigos que tengo está determinada por mi propia
simpatía”, puesto que la correlación ítem-escala (correlación biserial) era menor a .25 (r=
.14)1.

En relación a la dimensión “locus de control externo”, el instrumento distinguía entre


“locus de control externo dado por el azar” y “locus de control externo dado por otras
razones poderosas”. La primera de ellas estaba compuesta por 8 reactivos, tales como
“Mi vida ha sido influenciada en gran medida por eventos inesperados”; “Ciertamente, a
veces no puedo evitar tener mala suerte en mi vida personal”; “Si tengo un accidente
automovilístico se debe a mi mala suerte”, entre otros. La confiabilidad obtenida fue de
α=.71, eliminándose previamente el ítem “Como yo tengo buena suerte, siempre las cosas
me salen bien” (r=.21). La segunda subdimensión, estuvo compuesta también por 8
reactivos tales como “Yo siento que lo que pasa en mi vida está muy determinado por la
gente que tiene poder (padres, jefes, políticos, otros)”; “A pesar de estar bien
capacitado/a, no conseguiré un buen empleo a menos que alguien influyente me ayude”;
“Yo creo que los ricos y políticos controlan mi vida de muchas maneras diferentes”, entre
otros. La confiabilidad lograda fue de α=.74, eliminándose previamente el ítem “Si tengo
un accidente cuando voy manejando, toda la culpa es del otro conductor” (r=.24).

2) Life Orientation Test, version Revisada (LOT-R) (13). Este instrumento presentaba 6
ítems dirigidos a evaluar el optimismo disposicional. Cada reactivo fue medido en una

1
Para la selección y eliminación de ítems, se optó por el criterio de mantener aquellos reactivos que
presenten correlaciones biseriales con la escala global iguales o mayores a.25.

13
escala de 1 (“Nunca”) a 5 (“siempre”) en función de afirmaciones respecto a
disposiciones internas, como por ejemplo “En tiempos difíciles, suelo esperar lo mejor”;
“Si algo malo me tiene que pasar, estoy seguro de que me pasará”; “Siempre soy
optimista en cuanto al futuro”, entre otros. Desafortunadamente, el instrumento no
presentó consistencia mínima aceptable, pese a la eliminación sistemática de reactivos (la
confiabilidad fue siempre menor a.60 en todos los cálculos).

3) Escala de Autoeficacia General (Baessler y Schwrzer, 1996) (14). Instrumento


unidimensional que evalúa las creencias estables que las personas tienen sobre su
capacidad para manejar adecuadamente una serie de eventos estresantes en su vida
cotidiana. El instrumento utilizado corresponde a una versión adaptada de Sanjuán,
Pérez y Bermúdez (2000). Esta escala consta de 10 ítems que fueron medidos en una
escala de 1 (“Nunca”) a 5 (“Siempre”), variando la medida original que implicaba un
recorrido de 10 puntos. Los ítems corresponden a afirmaciones tales como “Puedo
encontrar la forma de obtener lo que quiero aunque alguien se me oponga”; “Puedo
resolver problemas difíciles si me esfuerzo lo suficiente”; “Me es fácil insistir en lo que
me he propuesto hasta llegar a alcanzar mis metas”; “Tengo confianza en que podría
manejar eficazmente situaciones inesperadas”, entre otros. La confiabilidad alcanzada fue
de α=.86.

4) Escala de Estilos de enfrentamiento de Lazarus y Folkman (1988) (15), validada y


adaptada por Zavala, Rivas, Andrade, Reidl (2008). Este instrumento evalúa la
capacidad de enfrentamiento que tienen las personas para manejar estrés psicológico.
Para ello, la versión original constaba de 8 estilos de enfrentamiento: “confrontativo”,
“distanciamiento”, “autocontrol”, “búsqueda de apoyo social”, “responsabilidad”,
“escape-evitación”, “trazo de un plan orientado al problema” y “reevaluación positiva”.
Sin embargo, en la validación y adaptación de Zavala et, al, (2008) se encontró evidencia
para tres de ellos y la incorporación de dos nuevos, disminuyendo además de 36 a 20
ítems. De esta forma, la escala mantuvo el estilo de “enfrentamiento evasivo”,
“enfrentamiento de distanciamiento”, “enfrentamiento reevaluación positiva” y, los dos
nuevos que aparecieron, “enfrentamiento análisis cognitivo-reflexivo” y “enfrentamiento
de negación”. Cada ítem fue evaluado en una escala de 5 puntos, donde 1 era “Nunca” y
5 “Siempre”. El estilo de enfrentamiento evasivo (Ej: “Tuve el deseo de que el problema
se acabara o terminara”; “Tuve fantasías o imaginé el modo en que podían cambiar las
cosas”, entre otros) obtuvo un α=.55, eliminado previamente un reactivo por presentar
baja correlación ítem-escala (“Intenté sentirme mejor comiendo, bebiendo, fumando,

14
consumiendo drogas o medicamentos más de lo acostumbrado”, r=.17). Para
enfrentamiento de distanciamiento (ej: “Busqué un poco de esperanza, intenté mirar las
cosas por su lado bueno”; “Me dije cosas que me ayudaron a sentirme mejor”, entre
otros), con un α=.83. En relación al enfrentamiento de reevaluación positiva (“Seguí
adelante con mi destino [simplemente algunas veces tengo mala suerte]”; “Seguí adelante
como si no hubiera pasado nada”, entre otros), se obtuvo un α=.55. Para el estilo
“enfrentamiento análisis cognitivo-reflexivo” (“Esperé a que ocurriera un milagro”;
“Traté de olvidarme por completo del problema”, entre otros) se obtuvo un α=.57.
Respecto al último estilo de afrontamiento –de negación– (“Me negué a creer lo que
estaba pasando”; “Me critiqué o cuestioné a mí mismo”, entre otros), no presentó
consistencia aceptable, aún eliminando ítems (menor a 0.5). Finalmente, llevando la
escala de manera unidimensional, la confiabilidad total del instrumento fue de α=.77,
eliminando previamente los ítems 1, 2, 3, 16, 17 y 18.

5) Escala de Apoyo Social Percibido (Medical Outcomes Study –MOS–) (16). Este
instrumento alude a la percepción que tienen las personas del apoyo social percibido. Ha
sido aplicado en Chile en poblaciones con problemas de adicción a las drogas que se
encuentran en abstinencia (Garmendia, Alvarado, Montenegro & Pino, 2008). El
instrumento, en su versión adaptada y validada en España y previamente utilizada en
Chile (Revilla, Bailón & Medina, 2002; Merino, 2005) permite investigar el apoyo global y
sus cuatro dimensiones: apoyo emocional (ej: “Alguien con quien pueda contar cuando
necesita hablar”, “Alguien que le aconseje cuando tenga problemas”, entre otros); apoyo
instrumental (ej: ”Alguien que le lleve al médico cuando lo necesita”, “Alguien que le
prepare la comida si no puede hacerlo”, entre otros); interacción social positiva (ej:
“Alguien con quien pasar un buen rato”, “Alguien con quien pueda relajarse”, entre
otros) y Apoyo afectivo (Ej.: “Alguien que le muestre amor y afecto”, “Alguien que le
abrace”, entre otros). Cada afirmación es evaluada en una escala de 1 (“Nunca”) a 5
(“Siempre”). Las confiabilidades obtenidas para cada dimensión fueron = .95; α= .89; α=
.82 y α= .81, respectivamente. La confiabilidad global para el instrumento fue de α=.95.

6) Escala de Estilos Culturales del Consumo Problemático (White, 1996) (17). Este
instrumento calcula distintas conductas asociadas a la cultura de consumo, donde cada
acción es evaluada en términos de si se presenta o no (si/no). La confiabilidad lograda fue
de α=.73, y presentaba reactivos tales como “¿La mayor parte de sus amigos consumen
alcohol y/o drogas con la misma frecuencia y cantidad en que usted lo hacía?”; “¿Hay

15
personas con los que usted compartía regularmente que consumían alcohol y/o drogas?”;
“¿Dejó de ver a los amigos que no consumen alcohol y/o drogas?”, entre otros.

7) Otras. Preguntas de orden sociodemográfico, económico, salud, empleo y tareas


domésticas. Finalmente, el instrumento también recogió una serie de indicadores
provenientes tanto de la Encuesta Nacional de Trabajo y Salud (ENETS) (18) como de la
Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo y Salud, del proyecto Policy and Practices
With Regard to Work-Related Mental Health Problems in Chile: A Gender Perspective
(Araucaria) (19). Además se consideraron ítems de elaboración propia del equipo
investigador y SENDA nacional, específicamente este último en relación a empleo,
capacitación, vivienda y uso del tiempo.

III. Procedimientos

La aplicación del Protocolo de Integración Social se realizó de forma simultánea en tres


zonas del país, representadas por las regiones de Antofagasta (Zona Norte),
Metropolitana (Zona Centro) y Bío Bío (Zona Sur). Se planificó y ejecutó de la siguiente
forma:

1. Convocatoria: Fueron convocados 43 centros de tratamiento del país, con el objeto de


conseguir la participación de 180 usuarios (60 por cada región). Dicha convocatoria
fue efectuada por los encargados regionales de SENDA y, luego, mediante el
contacto directo por parte del equipo de la Universidad Diego Portales, a través del
envío de una invitación formal a los/las directores/as de cada centro (ver Anexo 17).
En el caso de Antofagasta y dado lo reducido de su población usuaria, fueron
convocados todos los centros de tratamiento de la región (6). Luego de la primera
convocatoria, se decidió convocar nuevos centros de tratamiento en la Región
Metropolitana y Bío Bío, debido a que el número de usuarios que cumplían con los
criterios de inclusión y exclusión antes señalados era muy bajo. Algunos de los
centros que funcionan en COSAM o CESFAM tuvieron dificultades para participar
debido a obstáculos de carácter administrativos requeridos para permitir la
evaluación. En Bío Bío se realizaron dos convocatorias, y en R.M. tres con el fin de
conseguir la obtención de sobre-muestra.

2. Selección de la muestra: Se les envió a los encargados de los centros de tratamiento


una Pauta de Selección de Participantes (ver Anexo 18), en su versión revisada a
partir del pilotaje efectuado.

16
3. Envío de Apartado I del Protocolo de Integración Social: Correspondiente a una
Ficha de Integración Social, que evaluó variables reportables por los equipos de
tratamiento de los centros de rehabilitación.

4. Aplicación en Terreno: Se efectuó acorde a lo planteado en el “Instructivo de


Aplicación” (ver Anexo 19), donde se indicaba detalladamente la forma de
aplicación, contemplando la firma del consentimiento informado por parte de los
usuarios.

La Tabla 3 resume la participación de centros y usuarios en cada región:

Tabla 3: Aplicación del Protocolo de Integración Social en las Regiones de Antofagasta,


Metropolitana y Bío Bío.
Centros Fechas de Centros que Usuarios Deserciones Usuarios que
Convocados Aplicación Participaron Convocados participaron
Región de 6 17.10.2011 al 6 45 15 30
Antofagasta 21.10.2011
Región 24 17.10.2011 al 21 88 18 70
Metropolitana 11.11.2011
Región del Bío 13 17.10.2011 al 9 79 24 55
Bío 28.10.2011
Totales 43 36 212 57 155

IV. Análisis de los Datos

En virtud de los requerimientos del estudio, todos los datos fueron pasados por “doble-
digitación”, asegurando un 99,9% de confiabilidad de éstos. Los datos fueron luego
exportados al programa Statistical Package for the Social Sciences (SPSS 17 ó superior),
debidamente etiquetados y vinculados. De acuerdo a lo solicitado en las bases del
proyecto, se llevaron a cabo distintas técnicas que dieron cuenta de la validación del
instrumento, además del reporte de estadísticas descriptivas (medidas de posición, de
dispersión y de tendencia central). Los procedimientos estadísticos empleados, basados
en los puntajes globales de cada instrumento fueron:

- Alfa de Cronbach para cada dimensión del instrumento ensamblado y/o construido.
- Medidas de validez predictiva entre el instrumento propuesto y los grupos medidos
(MANOVA).
- Análisis de Cluster.

17
- Medida de validez discriminante entre el instrumento propuesto, a través de sus
diferentes dimensiones, y los grupos previamente intencionados (Análisis
Discriminante).

V. Aspectos éticos y consentimiento informado

En cuanto a los aspectos éticos, este estudio protegió los derechos, privacidad y bienestar
de las personas involucradas entregándoles información respecto a los objetivos de éste,
de forma clara y en un lenguaje comprensible. Asimismo, el proceso investigativo estuvo
a cargo de profesionales responsables, con experiencia en investigación social, avalados
académicamente y respaldados por la Universidad Diego Portales. Se estimó que existió
riesgo potencial para los/as participantes, quienes fueron respetados/as en todo el
proceso investigativo teniendo absoluta libertad para participar y/o retirarse del mismo.
Se garantizó la confidencialidad de su identidad, registrado en el consentimiento
informado que firmó cada uno de los participantes. Se utilizó el protocolo APA y la
declaración de Helsinki para el resguardo de este aspecto.

18
RESULTADOS

A. ANÁLISIS DE LA EVIDENCIA DE INVESTIGACIÓN Y DE POLÍTICAS PARA


LA CONSTRUCCIÓN DEL MODELO Y PERFILES DE INTEGRACIÓN SOCIAL

A partir de la revisión realizada se efectuó un análisis crítico de los principales


resultados, los cuales dan cuenta, por una parte, del estado actual de las políticas
públicas nacionales e internacionales en la temática de drogas y, por otra, de los
antecedentes acumulados teóricos y empíricos que buscan comprender y explicar
procesos de integración social de los consumidores problemáticos de alcohol y/o drogas.

I. Antecedentes nacionales e internacionales:

1. Políticas Públicas sobre drogas lícitas e ilícitas

Respecto a las experiencias internacionales en políticas públicas revisadas2, se han


desarrollado diversos esfuerzos por abordar las dificultades propias del consumo
problemático de alcohol y/o drogas a nivel local, desarrollando políticas públicas que
guíen los esfuerzos estatales y orienten el trabajo multisectorial necesario para dar
solución a dichas problemáticas. De esta forma, una política concreta en esta temática es
parte de una combinación de acciones que implican un actuar en el plano de la salud,
criminal y de las comunicaciones. Planos que se conjugan según los objetivos y metas
propuestas en la política (20), por ende, las acciones y estrategias a ejecutar se
diferenciarán según las prioridades de cada Estado y donde la dependencia sectorial de
la política influirá fuertemente en la estrategia a seguir.

Las preocupaciones de los distintos países, en relación a los problemas de consumo


perjudicial de alcohol y/o drogas e integración social, tienen directa relación con que los
fenómenos estudiados no sólo implican costos individuales, sino que también, refieren a
fenómenos que presentan diversas implicancias desde el nivel psicológico, médico,
bioquímico, sociológico, jurídico, económico, histórico, ético, entre otros (21).

En cuanto a las políticas públicas sobre drogas en Latinoamérica (22, 23, 24) (ver Anexo
20), los países analizados3 difieren respecto a la institución de la cual depende la

2 Costa Rica, Brasil, Argentina, Canadá, Australia, Reino Unido, España y Chile.
3 Costa Rica, Brasil, Argentina y Chile.

19
implementación de la política, lo que implica diferencias en la perspectiva de abordaje de
la problemática, aún cuando varios de ellos sostienen un trabajo multisectorial asociado.
Es así que, mientras para Costa Rica se trata de un problema de salud pública, por ende
el ministerio a cargo es el de Salud; en el caso de Brasil y Chile (2, 23) se entiende
principalmente como una problemática de seguridad pública a cargo de la Oficina de
Seguridad Institucional y del Ministerio del Interior, respectivamente. No obstante, en el
caso de Chile cada vez se le ha otorgado mayor relevancia al trabajo multisectorial al
considerar el problema de drogas como un problema multidimensional con
consecuencias sociales, sanitarias y de seguridad (2).

En el caso de Argentina, los problemas de adicción involucran una articulación de


diversos ministerios, característica que implica un abordaje amplio e intersectorial del
fenómeno, donde participan instituciones de salud, educación, justicia, seguridad y
derechos humanos. En relación a los objetivos de la política, Costa Rica, Brasil, Argentina
y Chile presentan como base los ejes estratégicos de prevención, tratamiento y reducción
de la oferta. La temática de integración social, por su parte, se encuentra en todas las
políticas, sin embargo, las diferencias están en la relevancia y desarrollo que se le otorga a
ésta en el marco de cada una de las estrategias.

Si analizamos el escenario externo a Latinoamérica (Ver Anexo 21), también encontramos


diferencias y similitudes. Las políticas públicas de Australia (25), España (26) y Reino
Unido (27) concentran sus esfuerzos en la reducción de la demanda y la oferta de drogas.
Sin embargo, los dos primeros países se enfocan en la reducción de daños, mientras que
el tercero en los procesos de recuperación. En el caso de Canadá (28), sus esfuerzos se
centralizan en estrategias de tratamiento, diversificando sus programas de atención a las
distintas sub-poblaciones de consumidores. En relación a los presupuestos destinados a
la implementación de las estrategias, sólo en el caso de Canadá se explicita el monto total
de inversión y las principales áreas en que se invierte. En el caso de España el
presupuesto está sujeto a la disponibilidad existente en cada ejercicio de aplicación de la
estrategia, mientras que Australia y Reino Unido no presentan información pública sobre
este asunto.

En síntesis, el abordaje desde los Estados estudiados respecto a los procesos de


integración social, no explicitan un plan de acción específico a dicha temática, sino que se
encuentran implícitamente entre los ejes de acción de sus políticas de drogas y/o alcohol.

20
2. Antecedentes teóricos y empíricos

En relación a los enfoques teóricos-conceptuales utilizados en las políticas revisadas, cabe


destacar que trabajar desde una u otra perspectiva no sólo implica diferencias políticas y
conceptuales – que serán abordadas más adelante – sino diversos efectos en los
individuos que presentan problemas de consumo problemático de drogas, sus familias y,
en un plano más amplio, de la sociedad.

Consecuente con lo anterior, Australia, Canadá, España, Brasil y Argentina enfrentan los
problemas derivados del consumo perjudicial de drogas fundamentalmente desde el
enfoque de reducción de daños, aplicado tanto en el tratamiento implementado, como
en el enfoque ético y pragmático del problema social del consumo de alcohol y/o drogas.
Lo anterior, implica un acercamiento al fenómeno desde el esfuerzo por aminorar los
efectos desfavorables sobre la salud, la sociedad y la economía, producto del consumo de
drogas, sin pretender, necesariamente, la interrupción del consumo. Se destaca entre las
premisas de este enfoque, la consideración de que el consumo es inevitable, siendo rol de
las autoridades regular las condiciones que reduzcan los daños físicos, psicológicos y
sociales que pueda reportar el consumo (21). En el contexto nacional, el foco de la política
chilena está puesto en la reducción del nivel de consumo de drogas ilícitas y alcohol y de
las principales consecuencias sociales y sanitarias asociadas a éstos y no directamente en
la reducción de daños relacionados (2).

Por otra parte, Reino Unido y Chile, se adscriben al enfoque de recuperación (2, 27), el
cual se caracteriza por considerar que la solución de los problemas derivados de la
adicción no sólo implica un trabajo individual, resultando fundamental trabajar a nivel
familiar y de las comunidades locales. Abordaje que se sustenta en un enfoque filosófico
que considera la necesidad de empoderar y fortalecer a las comunidades, con el fin de
maximizar los beneficios individuales, familiares y de las comunidades (29). Los procesos
de recuperación, son entendidos como parte del proceso de integración social, en el que
convergen múltiples recursos (reales o virtuales, condiciones de vivienda, actitud
personal, actitudes y creencias sobre el pasado, presente y futuro, estado mental y otras
características), los que se pueden agrupar en cuatro categorías: capital físico, humano,
social y cultural (30) (ver Anexo 22).

El primero, refiere al capital económico o financiero, que se expresa en los ingresos,


propiedades, ahorros y otros activos tangibles que se pueden convertir en dinero,
otorgando mayores posibilidades de recuperación, en la medida que entregan mayor

21
libertad de decisión (31, 32). El segundo, a nivel personal, es el capital humano,
comprendido como las características personales de un individuo, que pueden ser
utilizadas como recursos en su lucha contra los problemas de dependencia a sustancias
lícitas o ilícitas, en la medida que permiten al individuo negociar, resolver conflictos y
alcanzar metas, en la vida cotidiana (31).

Por otra parte, el capital social involucrado en el nivel familiar, comprende la “suma de
los recursos, reales o virtuales, que se acumulan en una persona o un grupo, en virtud de
poseer una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas, en noción de
mutuo reconocimiento” (33, p.1973). Finalmente, en el nivel de la comunidad, el capital
cultural hace referencia a valores, creencias, disposiciones, percepciones y actitudes que
proceden de la pertenencia a un determinado grupo cultural (33).

Lo anterior, implica una resignificación del concepto de ser humano, como ser social y
cultural, comprendiendo esta problemática como un fenómeno multidimensional, lo que
da como resultado concreto la búsqueda de intervenciones que permitan abordar la
etiología de esta problemática en diferentes niveles de profundidad (individual, familiar
y social), reconstruyendo el consumo de sustancias lícitas e ilícitas como un problema
social (21).

En concordancia con lo anterior, en las últimas décadas ha tenido lugar un cambio de


paradigma en relación a la comprensión de la temática de consumo perjudicial de drogas
y en los procesos asociados a la misma. Transitando de la noción de inclusión social y
pobreza a la de integración y exclusión social, transformación que tuvo como
consecuencia comprender que el Estado cumple un rol fundamental en la medida que
debe garantizar las condiciones y oportunidades que permitan el ejercicio de los derechos
y la participación en la vida política, económica, social y cultural de todos los individuos
(34). Lo anterior se encuentra en concordancia con la presencia de una revalorización del
rol del Estado en materia de políticas públicas a nivel latinoamericano. De esta forma, se
observa un leve aumento del gasto social, un mejoramiento y sofisticación en los
programas orientados a la extrema pobreza que contienen una oferta programática más
integral y una mejora en su diseño y gestión (20).

La revalorización del rol del Estado en este ámbito de acción demanda el diseño de
políticas sociales orientadas al desarrollo de las fortalezas de los individuos en un marco
de derechos de los ciudadanos, con el propósito de favorecer el bienestar e integración
social. Esto implica por parte del Estado, la búsqueda de la participación activa de los

22
diversos actores involucrados, instando a un diálogo ciudadano que los considere como
actores dinámicos y no receptores pasivos de beneficios (20). De este modo, las políticas
han integrado diversas dimensiones, tales como educación, vivienda, empleo, salud
mental y física, habilidades y redes sociales, apoyo social y asistencia jurídica y financiera
(34).

A partir de lo anterior, el concepto de exclusión social es determinante para avanzar en


cuestiones de integración social, pues esta última supone un proceso de cambio tanto en
los individuos como en la sociedad (29). Implica entonces comprender la exclusión como
un resultado social, un proceso interactivo en que un contexto determinado no provee a
un individuo, grupo o familia, oportunidades para su desarrollo. Consecuentemente, los
procesos de integración social tienen lugar a nivel individual, familiar y de la comunidad
y requieren de la participación de todos los actores de la sociedad.

Para comprender en profundidad el rol que cumple la sociedad en los procesos de


integración social, es necesario entender la relación existente entre el consumo de drogas,
la exclusión social y el estigma asociado al consumo de drogas, que perpetúa condiciones
de exclusión social y con ello reduce la posibilidad de un proceso de recuperación
sostenido en el tiempo (51). De esta forma, la estigmatización produce grupos de
personas que ven condicionado su ejercicio de ciudadanía al negárseles el cumplimiento
de derechos, como el derecho a la salud, entre los cuales se encuentran los consumidores
de drogas y los drogodependientes (51). Por ello, la reducción de la estigmatización y la
discriminación asociada al uso de drogas y la drogodependencia, es fundamental para la
elaboración de políticas de integración desde una lógica de respeto a los Derechos
Humanos (51), ya que uno de los principales resultados de la estigmatización y
consiguiente discriminación es el rechazo social – y su expresión en prácticas
discriminatorias – que reproducen condiciones de exclusión social.

Desde esta perspectiva, el estigma social se caracteriza por ser un proceso que implica el
abandono de la condición de ser humano de un grupo y, con ello, de los individuos que
lo componen, de modo que un sujeto que tiene múltiples características, recursos y
dificultades – como todo ser humano – es reducido a una conducta específica. En el caso
de los consumidores de drogas, la persona pierde su calidad de tal y pasa a ser
“drogadicto” con todas las características atribuidas socialmente a dicha etiqueta, entre las
más relevantes se encuentran: “enfermo, delincuente y pobre” (51).

Los contenidos asociados a la etiqueta de “drogadicto” son múltiples, los cuales son
generados y mantenidos por una serie de discursos estigmatizantes sobre el uso de

23
drogas y la drogodependencia. Dichos contenidos cumplen una función de distorsión,
magnificación e invisibilización de algunas dimensiones del problema (51), generando
con ello una serie de prácticas discriminatorias desde múltiples actores sociales, servicios
de salud, y comunidad, entre otros. Prácticas que tienen como principal consecuencia la
prolongación de condiciones de exclusión social, ya que obstaculizan aún más el acceso a
condiciones de vida que posibiliten la recuperación a largo plazo, y su consecuente
integración social (52).

La sociedad chilena presenta, en general, alarmantes indicadores de desigualdad y


exclusión social, varios de éstos están presentes de modo preocupante en los usuarios de
los centros de tratamiento, tales como, el déficit en escolaridad, empleo y vivienda (35), la
complejidad del consumo (Alto a medio Compromiso Biopsicosocial, gran co-morbilidad
y existencia de poli consumo) (35), y la baja inserción y participación en las políticas
sociales y servicios otorgados por el Estado (36). Lo anterior, complejiza el problema y
reafirma la urgente necesidad de integración social en esta población. Situación
particularmente preocupante es el caso de las mujeres, quienes presentan otros factores
de complejidad, exclusión y discriminación por lo que es necesario incorporar la variable
género en las intervenciones realizadas.

En concordancia con la situación nacional, SENDA identificó la necesidad de generar


información que permitiera conocer y sistematizar las acciones exitosas en integración
social en diversos centros de tratamiento a lo largo del país, razón por la cual recopiló y
sistematizó las acciones exitosas en integración social en 22 centros de tratamiento a lo
largo del país (37). Los resultados de esta investigación indican que la mayoría de los
equipos de centros de tratamiento consultados, comprenden los procesos de integración
como transversales al tratamiento. Sin embargo, el 68,2% de los equipos consultados
indicaron que los usuarios deben alcanzar una serie de objetivos previos para participar
en el proceso de integración social, entre los que se cuentan: reconocer su adicción,
desarrollar habilidades sociales, tener adherencia básica al tratamiento, resolver temas
judiciales, entrenarse en habilidades laborales mínimas, entre otros, lo que da cuenta de
diversos puntos de vista en relación a la noción de integración.

Respecto a la dedicación de los profesionales de los centros a la temática de integración


social se observa que los(as) asistentes sociales, técnicos en rehabilitación, psicólogos(as),
son los que dedican mayor tiempo y tienen mayor incidencia o responsabilidad en el
trabajo de integración. Por otra parte, los equipos describen más de 30 instrumentos y
acciones que permitirían conocer las redes personales, familiares y sociales, lo que refleja

24
una gran variedad de prácticas ligadas a la evaluación de los niveles de integración social
en Chile (37).

La investigación antes citada, permitió ampliar el concepto de integración más allá de lo


socio-ocupacional, identificando otros ámbitos relevantes en el proceso de integración
social. Una de las conclusiones generales de la investigación tiene que ver con que, tanto
usuarios como equipos de trabajo, consideran que las áreas o ámbitos laboral,
educacional, salud, redes, familia, participación ciudadana, recreación y tiempo libre,
trascendencia, y cotidianeidad (37), deben ser considerados en el trabajo en integración.

Paralelamente, se aprecian cambios en la conceptualización del fenómeno del consumo


de drogas, observándose una transición desde el enfoque de la patología al de la
recuperación (38), lo que ha implicado una comprensión más amplia, que disminuye el
énfasis puesto en la vulnerabilidad individual para asignarle un rol importante a la
sociedad. Asimismo, el enfoque actual se caracteriza más por la búsqueda de recursos
que por centrarse en los posibles déficits. Tal cambio tuvo consecuencias en las políticas
públicas y en el desarrollo teórico y empírico, comprendiendo los procesos involucrados
tanto en el inicio del consumo, como en el posterior tratamiento e integración social. A fin
de cuentas se asume como una necesidad y responsabilidad de toda la sociedad y, por
ende, del Estado.

Además del enfoque de reducción de daños (39) y el de capital de recuperación (30, 31,
32, 33, 38, 40, 41, 42, 43, 44), surgen como modelos relevantes del análisis de organismos
internacionales el Marco de Gestión de la Recuperación Sustentable (SRMS) (45) y el
modelo de los Sistemas de Cuidados Orientados a la Recuperación (46, 47).

El Marco de Gestión de la Recuperación Sustentable (SRMS) (45), reúne elementos del


enfoque de medios de vida sustentable y el enfoque específico de capital de recuperación,
de modo que posibilita una comprensión compleja de los procesos de integración social
acorde con el paradigma de exclusión. Este enfoque integra en la intervención, la
comprensión de los capitales de recuperación y los servicios otorgados por el Estado y la
sociedad en su conjunto, para hacer frente a los factores de vulnerabilidad,
considerándolos como mediadores y transformadores del contexto y con ello,
posibilitadores de cambio de los niveles de capital de recuperación del individuo. Este
modelo es enfático en señalar que los procesos de recuperación no son posibles sin la
mediación e intermediación de un sistema político y estatal activo en facilitar las
condiciones para el éxito (Ver Anexo 23).

25
A su vez, el modelo de Sistemas de Cuidados Orientados a la Recuperación (46, 47)
tiene como propósito apoyar a los individuos en el camino de recuperación de consumo
problemático de alcohol y/o drogas, entendiendo por recuperación un proceso de cambio
a través del cual un individuo logra la abstinencia y mejora de la salud, el bienestar y la
calidad de vida. Para lograr este objetivo, existen diversas modalidades para comenzar y
mantener los procesos de recuperación que dependerá de diversos factores, dando
especial énfasis en las necesidades particulares de cada uno de los individuos en proceso
de recuperación, característica fundamental para el Modelo propuesto en este proyecto
(Para mayor detalle ver Anexo 24).

La coherencia del Marco de Gestión de Recuperación Sustentable, el Enfoque de


Recuperación y los Sistemas de Cuidados Orientados a la Recuperación, reside en el
énfasis dado en la política actual chilena al Enfoque de Recuperación, y en la
aplicabilidad a la realidad nacional, debido a que los usuarios de los centros de
tratamiento poseen una serie de características que hacen de ellos personas en situación
de exclusión social. Desde esta perspectiva, requieren una intervención en distintos
niveles de complejidad, como es planteado por todos los enfoques antes mencionados, ya
que comprenden a la integración social como un proceso que permitiría que los usuarios
terminaran con su situación de exclusión.

De esta forma, estos modelos implican observar los recursos más que las dificultades;
centrarse en distintos niveles de intervención (individual, familiar y de la comunidad);
focalizarse en la persona como individuo; conocer el nivel de desarrollo de sus capitales
de recuperación (humano, físico, social y cultural); realizar intervenciones
individualizadas concordante con dicha evaluación; y evaluar e intervenir en el grado en
que los sistemas institucionales, estructuras y procesos, facilitan el camino de las
personas dependientes de drogas en potenciar sus capitales de recuperación. Por otro
lado, estos enfoques enfatizan la importancia de un trabajo personalizado que visualice
las necesidades y expectativas de los sujetos en tratamiento, con el fin de generar
trayectorias de integración que contemplen las diferencias individuales en favor de la
autonomía. También se reconoce la relevancia de considerar la dimensión cultural al
momento de abordar las problemáticas derivadas del consumo perjudicial de alcohol y/o
drogas, asumiendo que las creencias y costumbres son diversas y pueden afectar los
resultados de los esfuerzos de la recuperación de cada individuo.

A partir de lo anteriormente expuesto, se describe a continuación la propuesta de Modelo


de Integración Social que rescata e integra elementos del Enfoque de Recuperación, del

26
Enfoque de Gestión de Recuperación Sustentable y del Sistema de Cuidados Orientados a
la Recuperación.

II. Propuesta de Modelo y Perfiles de Integración Social

Considerando el perfil de los usuarios de los centros de tratamiento, se reconoce que una
parte importante de esta población se encuentra en situación de exclusión social, lo que
repercute en la falta de oportunidades a nivel personal y familiar. Esto se vincula
estrechamente con la posibilidad de desarrollar capitales de recuperación que posibiliten
la integración social, siendo fundamental el rol que cumple el Estado en la construcción
de capital de recuperación, mediante la articulación de los distintos programas y
servicios que conforman la red de protección social, de modo de facilitar el camino a la
recuperación de los usuarios. Esta tarea permite a su vez una recuperación a largo plazo.
Desde esta perspectiva, el Estado es considerado como un actor primordial
transformador de cambios en el contexto.

Además, otro vehículo de cambio es el énfasis dado al trabajo personalizado, ya que esta
propuesta tiene como eje articulador las fortalezas y está orientado al usuario con sus
propias expectativas respecto al tratamiento e integración social. Todo lo anterior, radica
en la concepción de la integración social como un proceso que implica cambios tanto en
los usuarios como en la sociedad, de forma que se ve influenciado por el contexto, el
Estado y sus servicios, así como por las expectativas y niveles de capital de recuperación
de los usuarios.

Particularmente cada capital de recuperación en situación de exclusión, presenta diversas


características (ver Anexo 25).

Cabe destacar que los objetivos propuestos para cada usuario respecto a los capitales de
recuperación, involucran tanto el nivel actual de los mismos, como las expectativas que
tiene cada sujeto respecto a las dimensiones involucradas en cada capital. En este sentido,
se vuelve fundamental el trabajo realizado por el equipo de tratamiento y los servicios
otorgados por el Estado, que funcionan como mediadores de los procesos de
recuperación a largo plazo.

En síntesis, la labor de los equipos de los centros de tratamiento es habilitar a los


usuarios con el fin de conseguir sus objetivos autónomamente (mediante trabajo
terapéutico y el desarrollo de diversas habilidades y competencias), e informar a las
instancias responsables de gestionar y articular las redes de protección social –Ficha de

27
Protección Social, Chile Crece Contigo, Programa Puente, Programa Calle, entre otros–
tales como SENDA regionales y PREVIENE comunales, sobre las necesidades de vincular
a los usuarios con dichos servicios.

A continuación se presenta un Esquema del Modelo propuesto:

Esquema 1: Propuesta de Modelo de Integración Social para usuarios de centros de tratamiento en


convenio SENDA-MINSAL

ESTADO TRANSFORMADOR DE CAMBIOS EN EL CONTEXTO

CONSTRUCCIÓN DE CAPITAL DE RECUPERACIÓN

Nivel de la
Comunidad Capital Cultural

CONTEXTO Nivel Familiar


ESTRATEGIAS Y
DE Capital Social
REDES DE RESULTADOS DE
EXCLUSIÓN
PROTECCIÓN REHABILITACIÓN
SOCIAL Y
INTEGRACIÓN
SOCIAL
Nivel Personal

Capital Físico
Capital Humano

EXPECTATIVAS DEL USUARIO

28
Teniendo en consideración y como base el Modelo de Integración Social propuesto se
sugirieron tres perfiles teóricos provisorios sobre la base de diversas dimensiones de
dicho modelo (ver Anexo 8).

La descripción de perfiles debe variar en función de los hallazgos del piloto. Debe notarse
una clara distinción entre perfil de integración bajo, medio o estándar.

PERFIL 1 – NECESIDADES DE INTEGRACIÓN SOCIAL ALTAS


CARACTERÍSTICAS GENERALES

Los individuos que pertenecen a este perfil son aquellos en situación de exclusión extrema,
presentando un déficit en condiciones de vida básica ligadas al capital de recuperación físico. En
lo que respecta a su participación en las políticas estatales, no conocen o no saben cómo participar
en las redes de protección social del Estado, demandan cobertura de necesidades básicas,
requiriendo un uso permanente de estos recursos.

De este modo, se caracterizan por la ausencia de recursos mínimos para desarrollarse, lo que se
traduce principalmente en el ámbito de la vivienda e ingresos.

Son usuarios que generalmente tienen un índice de severidad de la adicción alto. Además
presentan comorbilidad con trastornos psiquiátricos y problemas de salud física, sin recibir
tratamiento para ello.

Sus relaciones familiares son inexistentes y sus principales redes de apoyo están asociadas al
consumo, presentando así un estilo de la cultura de la adicción.

Es posible encontrar en este perfil a individuos que han tenido problemas con la justicia o bien,
que han sido derivados por tribunales a tratamiento de drogas y/o alcohol producto de la
comisión de delitos.

En relación a su nivel de escolaridad, cuentan con un bajo nivel de estudio y capacitación laboral,
lo que está asociado a encontrarse en situación de calle, lo que les impide acceder a un trabajo
formal o se encuentran incapacitados permanentemente para conseguir un empleo.

Cuentan con escasos recursos psicológicos, presentando dificultades en la percepción de auto


eficacia y en sus capacidades de afrontamiento, utilizando generalmente estrategias evitativas.

29
OBJETIVOS BÁSICOS

Se requiere incorporar a los usuarios en políticas de protección social del Estado, que garanticen
las condiciones básicas de vida, tales como un lugar donde vivir y recursos económicos que
permitan garantizar la cobertura de sus necesidades básicas, como objetivo fundamental para
conseguir cualquier meta terapéutica de integración social posterior. Una vez conseguido este
objetivo, será posible trabajar en el desarrollo de los distintos capitales de recuperación.
ACCIONES SUGERIDAS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE ITINERARIOS
PERSONALIZADOS

Se sugiere realizar objetivos y un seguimiento a largo plazo con aquellos individuos que se
encuentren dentro de este perfil, vinculándolos de forma estable con las redes de protección social
pertinentes.
Es fundamental trabajar en sus redes sociales y familiares, retomando contacto con personas
significativas fuera de la cultura de la adicción y diversificando sus redes en la comunidad.

PERFIL 2 – NECESIDADES DE INTEGRACIÓN SOCIAL MEDIAS


CARACTERÍSTICAS GENERALES

Los individuos que pertenecen a este perfil son aquellos que se encuentran en una situación de
exclusión, pero cuentan con herramientas para trabajar por su integración social. Presentan un
nivel mayor de recursos económicos, que le permiten tener mejores condiciones de vida que el
perfil 1.

En lo que respecta a su participación en las políticas estatales, son individuos que participan
irregularmente en las redes de protección social del Estado, presentando una independencia
relativa frente a las mismas.

Los individuos que pertenecen a este perfil, en el ámbito de vivienda se caracterizan por presentar
recursos propios pero inestables, generalmente viven de allegados o en una vivienda cedida por
un familiar, cercano o el Estado.

Son usuarios que presentan un índice de severidad de la adicción moderado, además de presentar
comorbilidad con trastornos psiquiátricos de personalidad o que se encuentran en estudio.

Sus relaciones familiares se caracterizan por ser distantes y frágiles, percibiendo un bajo apoyo por
parte de las mismas. Además, presentan un estilo de cultura de la adicción bicultural, lo que
implica una participación en grupos de consumidores, pero mantienen relaciones y actividades en
ambientes libres de drogas.

Es posible encontrar en este perfil individuos que han tenido problemas con la justicia, por lo que

30
tienen dificultades para conseguir empleo, sin embargo, en general no se encuentran cumpliendo
ningún tipo de pena en la actualidad.

En relación a su nivel de escolaridad, cuentan con un nivel de estudio que alcanza la media
incompleta, situación que implica en el ámbito laboral un pobre currículum y experiencia laboral
diversificada con contratos precarios. En cuanto a sus recursos psicológicos, presentan una mayor
percepción de autoeficacia y capacidad de afrontamiento más adaptativa, sin embargo coexiste la
utilización de estrategias de afrontamiento de tipo evitativo.
OBJETIVOS BÁSICOS

Se requiere mantener y potenciar la participación de los usuarios en políticas de protección social


del Estado, que garanticen las condiciones básicas de vida. Además trabajar en fortalecer las redes
sociales de los individuos.
ACCIONES SUGERIDAS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE ITINERARIOS
PERSONALIZADOS

Se sugiere trazar objetivos y realizar un seguimiento a mediano plazo con aquellos individuos que
se encuentren dentro de este perfil. Es fundamental trabajar en el desarrollo y fortalecimiento de
las habilidades sociales de los usuarios.
PERFIL 3 – NECESIDADES DE INTEGRACIÓN SOCIAL BAJAS
CARACTERÍSTICAS GENERALES

Los individuos que pertenecen a este perfil son aquellos que presentan diversos recursos que
posibilitan el proceso de integración social. Tienen un nivel de ingreso mayor que les permite la
satisfacción de las necesidades básicas. En relación a su participación en las políticas estatales, son
individuos que participan regularmente en las redes de protección social del Estado.

Son usuarios que en el ámbito de vivienda presentan alojamiento estable y generalmente se


encuentran arrendando o pagando dividendo.

Los individuos que pertenecen a este perfil habitualmente no presentan diagnósticos de


comorbilidad asociado al consumo perjudicial de sustancias psicoactivas, y en el caso contrario se
encuentran en tratamiento. Además, tienen un índice de severidad de la adicción de moderado a
leve.

Sus relaciones familiares y sociales, se caracterizan por entregar apoyo por lo que poseen un estilo
de cultura de la adicción acultural, lo que implica una participación en relaciones y actividades en
ambientes libres de drogas. Además, no han tenido problemas con la justicia.

En relación a su nivel de escolaridad, cuentan con un nivel de estudio que va desde la media
completa en adelante, situación que permite un mejor desenvolvimiento en el ámbito laboral, el

31
cual se caracteriza por experiencias previas más estables.

En cuanto a sus recursos psicológicos, presentan una adecuada percepción de autoeficacia y


capacidades de afrontamiento centradas en el abordaje de la situación conflictiva.
OBJETIVOS BÁSICOS
Se requiere mantener y fortalecer sus habilidades sociales y laborales con el objetivo de alcanzar la
integración social.
ACCIONES SUGERIDAS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE ITINERARIOS
PERSONALIZADOS

Se sugiere trazar objetivos y realizar un seguimiento de mediano a corto plazo con aquellos
individuos que se encuentren dentro de este perfil.

B. EVALUACIÓN DE PROPUESTA DE MODELO Y PERFILES DE INTEGRACIÓN


SOCIAL

I. Introducción:

El objetivo de los grupos focales fue evaluar el modelo y perfiles de integración social
para los usuarios de los centros de tratamiento y rehabilitación, con el fin de realizar las
modificaciones pertinentes tanto al modelo, como a los perfiles construidos previamente,
sobre la base del criterio de expertos. Además, se consideró relevante consultar acerca de
las prácticas que ejecutan los expertos en integración social, asumiendo que ellas pueden
dar luces de ciertas variables centrales al momento de intervenir.

Con el fin de organizar la información obtenida en los grupos focales, se construyeron


tres categorías: (I) Prácticas en Integración Social, (II) Modelo de Integración Social, (III)
Perfiles de Integración Social. De cada una de estas categorías se desprenden sub-
categorías, que dan cuenta de todas las dimensiones de integración social involucradas
(ver Anexo 26).

II. Resultados por Categorías y Sub-Categorías:

1. Prácticas en Integración Social

Existe consenso en considerar que el trabajo en integración se pone en marcha desde el


inicio del tratamiento. Asimismo, las prácticas en materia de integración social, se

32
conciben como un proceso único, vinculado a las características personales de los
usuarios, las cuales deberán ser consideradas al momento de planificar el trabajo en esta
materia. Por lo tanto, a partir de las necesidades individuales, es que el proceso de
integración social tomará mayor relevancia en distintas etapas del tratamiento.

Pese a que la integración social abarca todo el proceso de rehabilitación, ésta se presenta
con mayor énfasis en etapas posteriores. En una primera instancia, se reconoce como
necesario realizar un trabajo terapéutico, orientado a resolver temas más prioritarios,
comprendidos por los expertos como la estabilización biopsicosocial, que radica
fundamentalmente en el equilibrio de la condición de salud física y mental del usuario,
que posibilite mayor adherencia al tratamiento. Esto, sin embargo, implica cierta
paradoja al momento de comprender en plenitud el fenómeno de integración social para
los equipos de tratamiento. Ya que por una parte, se sostiene que los procesos de
integración se inician con el tratamiento y por otra parte, se establecen condiciones para
comenzar dicho proceso.

Según el enfoque de cada centro, se comprenderá el fenómeno del consumo


problemático de alcohol y/o drogas, el cual repercutirá en la perspectiva y estrategias a
utilizar en el trabajo de integración social. Por ejemplo, centros que trabajan desde
enfoques terapéuticos sistémicos o con perspectivas más comunitarias, pondrán énfasis
en el trabajo en red y en el involucramiento de múltiples actores en el proceso de
integración social desde el inicio del tratamiento. Asimismo, mientras algunos centros
enfatizan algunas dimensiones particulares de la integración social tales como el ámbito
laboral y la vivienda, todos ellos reconocen la necesidad de un abordaje
multidimensional en el trabajo de integración.

De este modo, se considera necesario incorporar las necesidades del sujeto en el proceso
de integración social, el cual debe seguir a un primer proceso de estabilización
biopsicosocial.

Esta categoría inicial se subdivide en tres sub-categorías:

A. En relación al usuario:

Las prácticas sobre integración social asociadas específicamente al usuario, se


caracterizan por partir del reconocimiento de las fortalezas de los individuos como eje

33
central en el trabajo a realizar, superando con ello el enfoque de déficit que ha primado
en el abordaje del fenómeno. De modo que asume un rol fundamental la identificación de
los factores protectores y de riesgo más allá del consumo, otorgando especial énfasis a los
recursos disponibles a nivel personal, local e institucional. Lo anterior, implica
comprender que la integración social es un proceso que trasciende lo individual,
implicando a la comunidad y a la sociedad en donde se desenvuelve el propio individuo.

La planificación en torno al trabajo de integración, suele estar organizada, en un inicio, a


partir de tareas o actividades estándar, en las cuales todos los usuarios deben participar,
para luego dar paso a un trabajo más personalizado que se expresa en la construcción de
los itinerarios. De lo anterior, se desprende la importancia de involucrar en el proceso de
integración las propias expectativas de los usuarios. Éstas serán una herramienta de
trabajo en la construcción de itinerarios personalizados y mejorarán la eficacia del
proceso de integración social al considerar las necesidades individuales. Así, la
incorporación de expectativas personales debe considerarse como parte de la estrategia
tanto en el trabajo de integración como también en las metas propuestas en su
tratamiento, afectando los resultados.

Se destaca como elemento central en el trabajo en integración social, la asignación que le


otorgan los centros de tratamiento a la utilización del enfoque de reducción de daños, la
cual se plantea como una estrategia realista de trabajo u objetivo intermedio. También se
destaca el desarrollo de la autonomía de los individuos, lo que implica comprender que
el individuo cuenta con recursos propios, que constituyen el punto de partida para
construir y/o retomar su propio proyecto de vida. Por último, otro elemento relevante a
trabajar en integración social es la temática laboral, para lo cual resulta fundamental
desarrollar herramientas y habilidades para desenvolverse en el ámbito del trabajo,
considerándolo como uno de los principales ejes en el proceso de integración, en tanto
factor que permite movilidad social.

B. En relación al equipo de tratamiento:

En relación a los equipos de tratamiento de los centros, se destaca en primer lugar, la


relevancia de realizar un trabajo multidisciplinario y en equipo. Un segundo elemento
destacado es la necesidad de considerar y manejar las frustraciones de los equipos,
ligadas con las expectativas que los equipos de tratamientos tienen de los usuarios, sus
redes de apoyo y el sistema de protección estatal.

34
Por último, se observa la necesidad de contar con un profesional con dedicación
exclusiva en esta temática en los centros de tratamiento, con el objetivo de evitar que esta
tarea sufra lo que los economistas llaman la tragedia de los comunes “si es de todos no es
de nadie”. La factibilidad de implementar adecuadamente el Modelo de Integración
requiere de un análisis de los recursos necesarios y de una organización del trabajo
acorde con este objetivo.

C. En relación a equipos PREVIENE y SENDA regional:

En relación a los profesionales (PREVIENE y SENDA regional), éstos consideran entre


sus actividades el capacitar a los integrantes de los equipos de tratamiento con el fin de
mantener a los equipos de los centros actualizados en el tema de integración social y
vincular a los usuarios de los centros a las distintas redes.

2. Modelo de Integración Social

El modelo de integración social propuesto les hace sentido a los expertos, en cuanto
reconoce y releva dimensiones de los procesos de integración social consideradas como
centrales, interpelando a todos los actores involucrados y comprendiendo a los usuarios
desde sus fortalezas. Este hecho, desde su perspectiva, permitiría mejores intervenciones
y posibilitaría un proceso de integración social que concentra variables susceptibles de
modificación, permitiendo motivar a los usuarios en sus trayectorias.

En cuanto a las variables que incorpora, consideran que genera cierta continuidad
respecto a estrategias utilizadas por ellos, ya que resume de forma adecuada el SISTRAT,
el Compromiso Biopsicosocial y el CIE-10, todas herramientas que, a pesar de ser muy
utilizadas, requerían de la incorporación de variables adicionales, que sí son
contempladas en el modelo propuesto.

Respecto a los actores involucrados, relevan la importancia de incorporar en los procesos


de integración social a todos aquellos actores que deben movilizarse para conseguir los
objetivos propuestos. Además se vuelve relevante, al momento de intervenir en
integración social, considerar por sobre todo los recursos y capacidades de los usuarios.

Esta segunda categoría se divide en tres sub-categorías:

35
A. Variables más relevantes para el éxito:

La articulación de redes se convierte en una variable que posibilita e incrementa las


posibilidades de éxito de procesos de integración, para lo cual los procesos de
sensibilización de diversos actores son fundamentales. En la misma línea, plantean que a
nivel macro el cambio de la sociedad reside en apelar a la ‘responsabilidad social’, por lo
que se requiere un cambio a nivel social y cultural que logre ‘derribar’ los estigmas
asociados al consumo y, con ello, permitir una real articulación de redes. Y a nivel micro,
la articulación y vinculación de redes familiares, que en muchos casos deben ser
recuperadas, es central para el éxito de procesos de integración. La importancia de ello
reside en que se generen o recuperen vínculos que permitan hacer perdurables y
sustentables los logros en integración.

Por otra parte, otras variables que se vinculan con el éxito en el trabajo en integración
social son aquellas respecto al equipo de tratamiento e integración. En este sentido,
resulta crucial la motivación del equipo, la articulación de su trabajo y su
conceptualización de los procesos de integración social como multidimensional. Esto
último, en cuanto permite ampliar el foco de trabajo más allá de la esfera laboral y
posibilita visualizar al usuario como un ser humano integral. En relación a lo anterior,
contemplan como central el establecimiento de objetivos realistas con los usuarios y que
les hagan sentido a los mismos. De este modo, cobran un lugar central las expectativas
de los usuarios para la construcción de itinerarios personalizados.

Respecto a variables vinculadas con los usuarios, son reconocidas como relevantes el
nivel de compromiso biopsicosocial, la ausencia de patología dual y el desarrollo de
competencias, habilidades o destrezas en distintas áreas (laboral, educacional, cuidado de
salud, entre otras). Finalmente, entendiendo el fenómeno de adicción a drogas como un
problema crónico de salud, los expertos sostienen que una de las variables vinculadas
con el éxito en integración social es la posibilidad de seguimiento y acompañamiento.

B. Variables que obstaculizarían el trabajo en Integración Social:

A pesar de que la articulación de redes es una de las variables consideradas centrales


para el éxito, los expertos dan cuenta de una serie de obstáculos al momento de efectuar
una articulación efectiva, en cuanto deben, muchas veces, apelar a redes generadas
personalmente a lo largo de su carrera profesional para conseguir la agilidad de procesos

36
burocráticos que reconocen como lentos y en algunos casos como inoperantes. Al
respecto, los profesionales refieren la necesidad de contar con redes gestionadas de
manera institucional, en la lógica y perspectiva de derechos de los usuarios y no de
buenas intenciones de los operadores, constituyéndose en una demanda al Estado.

En este sentido, uno de los obstáculos que se presentan frecuentemente es el ‘rebote’ de


los usuarios en las redes de protección social, generando mayor frustración y
desesperanza. Los expertos observan una serie de dificultades para acceder a beneficios
sociales, en tanto el usuario no ‘cumple’ con el perfil del beneficiario definido, lo cual
dificulta su proceso de integración social. Se enfrenta entonces un problema
paradigmático entre una política social altamente focalizada en función de ciertos
criterios de inclusión y/o exclusión, y la perspectiva de los centros que requiere una
mirada individual y particular de cada usuario para lograr el éxito de los procesos de
integración social. Adicionalmente, los usuarios de los centros enfrentan procesos de
discriminación desde las políticas estatales, en función de la problemática de alcohol y
drogas como factor vinculado a la exclusión social. Así, el consumo problemático opera
más bien como una variable discriminatoria, la cual viene a perjudicar al momento de
considerar a los usuarios de los centros como candidatos a beneficios sociales, los que
constituyen bienes y servicios limitados para una gran población demandante.

Por otra parte, la falta de protagonismo que tienen los usuarios en el diseño de planes y
servicios de tratamiento, es comprendido como un obstaculizador importante lo que,
bajo el criterio de los expertos, constituye el reflejo de que aún no se consigue tener como
foco al usuario. Esta dificultad, en el caso de las mujeres, se complejiza aún más, como
resultado de invisibilizar aquellas características propias de su género.

Otro obstaculizador está dado por la definición de roles entre los profesionales de cada
programa. Una característica compartida por los profesionales de los centros a nivel
nacional son los conflictos provenientes de la ambigüedad de rol que deben tolerar
cotidianamente, es decir, quién está a cargo y de qué tarea en integración social.

Entre las presiones vividas por el usuario que funcionan como obstaculizadoras del
proceso de integración se encuentran las presiones familiares y las dificultades laborales.
Variables que se cruzan con presiones financieras, ya que el nivel de endeudamiento y,
con ello, la precariedad económica se hace cada vez más tensionante, lo que relatan
puede constituirse como la causa de abandono del tratamiento. En lo que respecta al

37
ámbito laboral, específicamente se presentan dos fuentes obstaculizadoras para los
procesos de integración social. En primer lugar, se encuentran las presiones desde el
mundo del trabajo, que en el caso de tratamientos ambulatorios, el intentar
compatibilizar el tiempo del trabajo con el que exige el tratamiento se vuelve un gran
desafío para los usuarios, llegando incluso a perder el trabajo debido al rechazo de
licencias médicas. En segundo lugar, en el caso que estén buscando trabajo, la existencia
de antecedentes penales se constituye en una gran barrera para el ingreso al mundo
laboral.

Finalmente, variables del entorno ecológico son presentadas por los expertos como
obstaculizadoras del proceso de integración social, en este sentido el nivel de vinculación
que tiene la familia del usuario con el mundo de drogas en su territorio es fundamental,
por lo que muchas veces el trabajo en integración social se dificulta ya que el lugar en que
vive y se desenvuelve el sujeto potencia el consumo de drogas, e incluso lo legitima.

C. Variables a incluir:

Al consultar a los expertos acerca de las variables necesarias de adicionar al modelo


propuesto, se destaca la necesidad de explicitar no sólo la necesidad de ‘pisos mínimos’
para el usuario (ingreso, vivienda, salud) sino también la necesidad de contar con ‘pisos
mínimos’ operativos del sistema que están dados por la efectiva articulación de redes y
garantía de beneficios sociales, de modo que el proceso de integración social tenga mayor
probabilidad de éxito.

Por otra parte, se plantea como fundamental la inclusión del ‘rol’ o ‘lugar’ que tienen los
equipos de tratamiento en el proceso de integración social, evidenciando que el modelo
propuesto deja claro el rol del Estado y del usuario, pero no el de los equipos de
tratamiento. En esta misma línea se planteó como relevante, al momento de definir sus
funciones en los proceso de integración social, conocer las implicancias que como equipo
se tendrá en dichos procesos. En tal sentido, se propone que los equipos jueguen un rol
de agente mediador entre el Estado y los usuarios de los centros de tratamiento.

Por último, se plantea la necesidad de incorporar al mundo privado en el modelo


propuesto, ya que en la realidad nacional no sólo el Estado es transformador del
contexto, sino también el mundo privado, en cuanto es quien otorga oportunidades de
empleo y recreación.

38
3. Perfiles de Integración Social

A. Dimensiones de mayor relevancia para discriminar entre los distintos perfiles


de Integración Social:

Se configuran como dimensiones e indicadores claves para discriminar entre los distintos
perfiles de integración social, en primer lugar, el nivel educacional de los usuarios,
indicador que además permite abandonar el contexto de consumo. En segundo lugar, el
trabajo y las condiciones en las cuales se desempeña, es decir el nivel de
calidad/precariedad del trabajo.

En tercer lugar, se encuentran las variables psicológicas de cada usuario, las cuales
presentan una alta incidencia en la adherencia al tratamiento, a este respecto, se releva la
motivación como una variable influyente. También se plantea como un indicador
discriminante el estado de salud de los usuarios, en la medida que entrega señales de las
diversas esferas comprometidas, sobre las cuales es necesario intervenir. Esta variable, de
acuerdo al criterio experto, es una de las áreas prioritarias de intervención. Por último,
encontramos el apoyo social y de figuras significativas, que brinden sostén en el proceso
de integración social pues, como se mencionó, éstas juegan un rol esencial en la
adherencia al tratamiento.

B. Otras variables y/o indicadores que deban ser incluidos en la propuesta actual:

Se observa la necesidad de incluir diversas variables y/o indicadores, como consecuencia


de su relevancia para discriminar entre los distintos perfiles. Uno de estos es el tiempo en
que el usuario se ha encontrado en situación de exclusión social, debido a las distintas
implicancias que puede tener una vida marcada por ella en comparación con situaciones
de exclusión recientes producto de un evento particular, lo que tiene como consecuencia
distintas formas de intervención.

Otra variable considerada es el patrón de consumo, cómo es la frecuencia y sustancia de


consumo, con el fin de identificar estrategias adecuadas para su proceso de rehabilitación
y, por ende, de integración social. En esta misma línea, se encuentra el indicador de
tratamientos previos por consumo problemático de drogas y/o alcohol.

39
También se considera un indicador relevante el tiempo libre y dedicado al ocio de los
usuarios, como una variable distintiva entre los perfiles de integración, considerando
como un factor de riesgo no contar con alguna actividad que permita un adecuado uso
del tiempo libre. Esta falta de actividades es explicada por los expertos como
consecuencia de la escasez de motivación y recursos para el ejercicio de actividades
recreativas, lo que dificulta a los usuarios encontrar actividades que permitan disfrutar el
tiempo libre fuera de los espacios de consumo.

Entre otros indicadores considerados como necesarios de incluir, se encuentra la variable


motivación de los usuarios, en la medida que se constituye como el aliciente necesario
para que el trabajo en integración social sea efectivo. También los expertos consideran
relevante la inclusión de indicadores relacionados con la situación financiera/comercial
de los usuarios, en la medida que encontrarse por ejemplo en DICOM dificulta la entrada
al mundo laboral y se vuelve un obstaculizador en el proceso de integración social. Por
último, se considera como variable relevante la situación militar, en la medida que los
usuarios se encuentran más excluidos estos temas suelen no encontrarse resueltos,
tornándose obstaculizadores al momento de trabajar en la integración, siendo necesario
considerar al momento de ingreso con el fin de darle pronta solución.

Una inquietud, por parte de los expertos, fue la falta de categorización respecto a las
expectativas de los usuarios en la descripción de cada perfil. En este sentido, los expertos
consideran relevante discriminar entre expectativas difusas, realistas e irreales, entre
otras.

C. Variables que debieran ser eliminadas y/o modificadas:

Al momento de evaluar la necesidad de eliminar o modificar variables y/o indicadores a


la propuesta de perfiles de integración social, surge la necesidad de precisar ciertos
indicadores considerados en la descripción actual, sin considerar pertinente eliminar
alguna de las variables, debido a que se consideran que todas entregan información
relevante para discriminar entre los distintos perfiles.

En esta línea, un primer aspecto que requirió mayor detalle en su descripción fue el
indicador empleo, específicamente la condición ocupacional, debido a que no todo
trabajo es sinónimo de mayor integración social. Al respecto, fue importante identificar
aquellas condiciones ocupacionales que efectivamente otorgan recursos para el trabajo en

40
integración social. De este modo, se volvió relevante contemplar nuevas formas de
trabajo que realizan los usuarios de los centros de tratamiento las cuales, si bien se
encuentran lejos de los parámetros que habitualmente permiten conceptualizar una
actividad como trabajo, tienen la función de contribuir a la subsistencia de los individuos,
lo cual es conceptualizado como “gestión de subsistencia”.

Otro indicador que demandó mayor precisión fue la situación judicial, donde fue
necesario realizar dos ajustes; en primer lugar, explicitar que a pesar de que los usuarios
no presenten problemas con la justicia esto no es señal de que no cometan actos ilícitos. Y,
en segundo lugar, fue necesario contemplar las situaciones judiciales vinculadas a
tribunales de familia, particularmente en el caso de las mujeres, quienes en numerosas
ocasiones ingresan a tratamiento por orden de éstos. Este elemento resulta significativo,
en la medida que suele convertirse en prioridad tanto para los centros de tratamiento
como para las usuarias, quienes buscan de forma prioritaria solucionar las dificultades
asociadas a esta temática, antes de comenzar cualquier otra intervención.

D. Elementos que guían la construcción de itinerarios personalizados

En general, los expertos señalan que los indicadores expuestos en los perfiles constituyen
una guía para el trabajo en tratamiento e integración social. Sin embargo, para el trabajo
en torno a los itinerarios personalizados de integración, manifiestan la necesidad de
contar con lineamientos que les permitan integrar todos esos indicadores. En este
sentido, se consideran los indicadores descritos en los perfiles como pertinentes al
momento de comprender las problemáticas del usuario.

III. Síntesis y discusión de resultados

Una vez construido el modelo preliminar, y siendo testeado tanto por los expertos de los
centros a nivel nacional como por la contraparte SENDA, fue construida la versión
definitiva del modelo, que incorpora la retroalimentación generada en ambas instancias.
La principal diferencia entre el modelo inicial presentado y el actual, radica en la
inclusión de diversas variables no contempladas en la propuesta preliminar, las cuales
fueron consideradas relevantes para los procesos de integración social y planificación de
itinerarios personalizados.

Reiteramos que este modelo de integración social fue construido sobre la base de tres
marcos de análisis: Enfoque de Capital de Recuperación; Recuperación Sustentable; y

41
Cuidados Orientados a la Recuperación. A partir de esta perspectiva combinada, se
considera que la población de los centros presenta una situación de exclusión social, que
repercute en la falta de oportunidades a nivel personal y familiar. Esto se vincula
estrechamente con la posibilidad de desarrollar capitales de recuperación que posibiliten
la integración social, siendo fundamental el rol que cumple el Estado como un
transformador de cambios en el contexto y mediador del desarrollo de dichos capitales.

En este sentido, es rol del Estado, y por ende de SENDA Nacional y Regional, desarrollar
las estrategias y disponer de los recursos necesarios para realizar una adecuada
articulación entre los distintos actores, con el objeto de obtener el máximo beneficio
posible en el horizonte de facilitar los procesos de integración social. De este modo, la
viabilidad de instalar este Modelo de Integración Social requiere contar con una expedita
y eficaz articulación de redes, tanto a nivel nacional, regional y comunal. Asimismo –y en
consecuencia– la efectividad de los procesos de integración social dependerá en buena
medida de una adecuada vinculación de los usuarios con las redes de apoyo.

Los compromisos establecidos por SENDA Nacional en temas de integración social en su


actual política de alcohol y drogas 2011-2014 y la evidencia constatada en el modelo
conceptual propuesto, demandan la organización de un sistema de trabajo en los centros
que contemple el rol de diferentes actores y los recursos necesarios para llevar a cabo
esta tarea.

A partir de la evaluación realizada al modelo preliminar, surge la necesidad de


incorporar un nuevo actor dentro del proceso de integración social: el mundo privado.
Éste es calificado como agente de cambio, en tanto opera como facilitador u
obstaculizador de procesos de integración social, principalmente en la esfera del trabajo.
Así, tanto privados como instituciones públicas, permitirían a los centros de tratamiento
otorgar los “pisos mínimos a sus usuarios”, concepto que se entenderá desde la noción de
“condiciones mínimas” utilizadas por el Ministerio de Desarrollo Social. Éstas serán
concebidas como elementos básicos necesarios para el bienestar, que deben ser
garantizados a toda persona en situación de exclusión, ya que constituyen los mínimos
que permiten a las personas satisfacer sus necesidades básicas y contar con recursos que
posibiliten desarrollar procesos de integración social. De este modo, refieren a los
recursos básicos como a los procesos que se deben desarrollar para que los individuos
obtengan las competencias necesarias para aprovechar efectivamente las oportunidades
disponibles (48).

42
En consecuencia, así como el usuario requiere de condiciones mínimas para lograr su
recuperación, y con ello su integración social, los centros de tratamiento e instituciones
relacionadas también requieren de condiciones mínimas para ofrecer garantías de tales
condiciones básicas.

En relación a lo anterior, surge la necesidad de explicitar aún más el ‘rol’ o ‘lugar’ que
tienen los equipos de tratamiento en el proceso de integración social. Al respecto, se
comprende que los equipos de tratamiento son actores relevantes en los procesos de
integración social y rehabilitación de los usuarios de los centros de tratamiento,
desempeñando un rol central como mediadores en los procesos de integración. Son
precisamente estos equipos, los que guiarán los procesos de integración social de los
usuarios, tarea que implica poner en juego sus propias perspectivas de trabajo,
considerando las características de la población que atiende cada centro de tratamiento.
En esta misma línea, surge como indispensable contar con profesionales a cargo de la
implementación del área de integración social, con el fin de hacer factible en la práctica el
Modelo de Integración Social y, con ello, las distintas dimensiones involucradas en los
procesos de integración de los usuarios, poniendo énfasis en un trabajo personalizado e
individual.

A partir de la necesidad de explicitar el rol que tienen los equipos de tratamiento y de


contar con profesionales a cargo de la tarea de integración social, surge imperantemente
la necesidad de identificar y consensuar los límites y roles de ambos actores. En este
sentido, el actor principal es el usuario, quien necesita para lograr sus objetivos tanto del
equipo de tratamiento como del profesional a cargo del área de integración social. Así,
una clara definición de roles y tareas permitirá a los profesionales otorgar el apoyo
requerido en los procesos de integración social de los usuarios.

La labor a desarrollar por parte de estos equipos, debe caracterizarse por el trabajo
personalizado, ya que este enfoque está orientado al usuario, teniendo como eje
articulador sus fortalezas y sus propias expectativas respecto al tratamiento e integración
social, relevando como objetivo el desarrollo de grados crecientes de autonomía personal.
Todo lo anterior, radica en la concepción de la integración social como un proceso que
implica cambios tanto en los usuarios como en la sociedad, de forma que se ve
influenciado por el contexto, el Estado y sus servicios, el mundo privado y los equipos de
tratamiento, así como por las expectativas y niveles de capital de recuperación de los
usuarios.

43
A partir de lo anterior, destaca la importancia de que los equipos de tratamiento cuenten
con capacitación, entrenamiento y actualización continua en temáticas de integración
social. En este sentido, es responsabilidad de SENDA Nacional y Regional entregar las
oportunidades para que esto suceda.

Como se señaló, este modelo considera que los usuarios de los centros de tratamiento se
encuentran en una situación de exclusión que repercute a nivel personal, familiar y de la
comunidad, por ello las intervenciones consideran tres niveles de recuperación.

A Nivel Personal se encuentra el Capital Físico. En este capital fueron incluidos, en una
primera instancia, las características de vivienda y nivel de ingresos. Sin embargo, se
consideró necesario agregar la situación financiera, entendida como la percepción de
tensión asociada a la cobertura de necesidades de subsistencia básicas. Además, se
sugirió incorporar la historia, trayectoria o relación con la vivienda. No obstante, las
variables de tipo histórica/trayectoria resultan de medición compleja debido a la
heterogeneidad de respuestas posibles, lo que entorpecería la búsqueda de parsimonia
del instrumento, razón por la cual se decidió excluirla como variable de medición. Por
esta razón, fue incluida como variable histórica de la vivienda junto a variables
históricas de empleo (historia ocupacional) en el manual del instrumento4, siendo un
ámbito relevante de integrar en el itinerario personalizado en tanto variable de proceso.

En el Nivel Personal encontramos también el Capital Humano. En este Capital se


consideran como elementos relevantes la salud mental y física, educación, empleo y
recursos psicológicos, tales como percepción de auto-eficacia, capacidad de
afrontamiento y estilos atribucionales. A partir de la evaluación de los expertos, surge
como relevante incorporar, la consignación de tratamientos previos por consumo
problemático de drogas y/o alcohol y patrones de consumo (tipo de droga, frecuencia,
vía de administración, entre otras), ambas variables dan cuenta del estado de salud y/o
de la situación personal en que el usuario/a ingresa a tratamiento.

Respecto a la primera, ésta fue agregada como indicador de estado de salud, en cuanto
posibilita visibilizar los “intentos” de recuperación e integración social que han sido
efectuados anteriormente por el usuario, y la complejidad que ello podría conllevar en
una etapa posterior. En concordancia a ello, este modelo asume la relevancia de realizar
seguimiento por un tiempo prolongado a los usuarios en proceso de recuperación. De lo
contrario, muchos de los logros que se pueden alcanzar en términos de integración social,

4 Manual incluido en el Portafolio de Integración Social (producto final del presente proyecto).

44
no se mantendrán en el tiempo, aumentando las posibilidades de reingresar a
tratamiento. Por otra parte, a pesar de reconocer la relevancia de los indicadores de
consumo para los usuarios, se considera que esta dimensión está vinculada
fundamentalmente con el proceso de tratamiento y rehabilitación, más que con el éxito o
fracaso de procesos de integración.

También relacionada con el estado de salud, se decidió incorporar una variable que diera
cuenta de percepciones subjetivas respecto al mismo, de esta forma se adicionaron los
indicadores: percepción de salud física y psicológica, es decir, la valoración que hacen las
personas respecto a la medida en que el estado de su salud ha afectado su vida cotidiana.

Por su parte, entre las variables psicológicas, una de las variables que los expertos
relacionaron con procesos de integración social, y sugirieron incluir, fue la motivación,
haciendo alusión al modelo “Motivacional Transteórico” también denominado
“Transteórico para el cambio”, marco conceptual que pretende dar cuenta de la
movilización de la acción y los cambios conductuales hacia el cambio terapéutico. Sin
embargo, los estudios que han utilizado el modelo Transteórico de Prochaska para
comprender la adherencia al tratamiento de rehabilitación, desde la motivación para el
cambio, han concluido que los sujetos ya en tratamiento se encontrarían
mayoritariamente en la etapa precontemplativa o de contemplación; es decir, los sujetos,
o bien no considerarían la posibilidad de cambiar a corto plazo, o bien muestran de
forma ambivalente su intención de cambiar (10).

Un estudio nacional de Fierro (2002) (11) sigue la línea de las conclusiones anteriores,
especificando que el mayor porcentaje de sujetos en tratamiento se encontraría en la
etapa contemplativa y luego, en la precontemplativa, de modo que el nivel de motivación
al cambio no estaría necesariamente vinculado con la probabilidad de que un usuario
ingrese y se mantenga en tratamiento, lo que a su vez implicaría una comprensión más
compleja de la adherencia a tratamiento, en cuanto se vería influenciada por múltiples
variables y no exclusivamente por el nivel de motivación al cambio.

Debido a lo anterior, la comprensión de los procesos de adherencia a tratamiento, y con


ello las posibilidades de integración social de los sujetos en tratamiento, fueron
comprendidas en este proyecto como procesos mediados por una serie de variables
psicosociales que, desde la revisión bibliográfica realizada, podría relacionarse con
recursos psicológicos que son necesarios de potenciar para un exitoso procesos de
integración social, tales como, la autoeficacia y la capacidad de afrontamiento, o bien por

45
el apoyo social. Procesos que a su vez podrían incrementar los niveles de motivación de
los usuarios en su recuperación e integración.

Otra inquietud por parte de los expertos de centros de tratamiento y por la contraparte
SENDA nacional, fue la falta de precisión respecto a las expectativas de los usuarios en la
descripción de cada perfil; en este sentido, los expertos consideran relevante discriminar
entre expectativas difusas, realistas e irreales, entre otras. Al respecto, cabe señalar que
las expectativas, tal como han sido presentadas en el esquema, constituyen una
dimensión transversal que cruzan los distintos factores de la integración social. Por tanto,
no pueden ser reducidas a alguna forma de capital particular, debiendo ser evaluada e
integrada en el proceso de recuperación e integración por parte del equipo tratante. Por
ello, se espera que los encargados de integración puedan incorporar siempre la
perspectiva del usuario y sus expectativas para interpretar cada una de las dimensiones y
dirigir los itinerarios personalizados de integración, concibiendo al usuario como
protagonista de este proceso. Para ello se vuelve fundamental no sólo el trabajo con las
expectativas de los usuarios, sino también el contraste de las mismas con la realidad.

Otra variable del Capital Humano que se sugirió modificar fue el empleo, por cuanto la
presencia o ausencia de éste no entregaría suficientes luces respecto del nivel de
integración social de un sujeto determinado, sino más bien de las condiciones del mismo.
Por ello se determinó incorporar el indicador nivel de calidad-precariedad del empleo,
que permitiría comprender de mejor manera la situación de exclusión social de los
usuarios en relación al trabajo y, con ello, sus posibilidades de integración social.

La situación judicial fue complementada a partir de sugerencias de los expertos,


agregándose a ella la posibilidad de considerar aquellos sujetos que, a pesar de nunca
haber tenido problemas con la justicia, sí cometen o han cometido delitos, lo que
implicaría de todas formas barreras para su integración social. Además, se incluyó una
pregunta respecto a causas en tribunales de familia, en cuanto en el caso de mujeres
podría indicar una trayectoria bastante distinta en integración social, debido a que el foco
estaría puesto por sobre todo en la causa vinculada con los hijos.

Finalmente, se decidió incorporar la situación militar, una variable que, a pesar de no


discriminar entre los distintos perfiles de integración social, permite guiar trayectorias de
integración, en cuanto una situación militar pendiente podría dificultar la consecución de
un empleo y con ello, mayores grados de autonomía.

46
Como segundo nivel de intervención se encuentra el Nivel Familiar, el cual considera el
Capital Social, capital que comprende el apoyo social y las redes sociales. Sin embargo, a
partir de la evaluación del modelo preliminar surge la necesidad de incluir el tiempo
libre y dedicado al ocio, como una variable distintiva entre los perfiles de integración,
considerando como un factor de riesgo no contar con alguna actividad que permita un
adecuado uso del tiempo libre. Por ello se incluirá este indicador en el capital social.

Como último nivel de intervención se encuentra el Nivel de la Comunidad, que incluye el


Capital Cultural, en este Capital encontramos el Estilo Cultural del Consumo
Problemático y la variable género. Se considera necesario, sin embargo considerar la
historia de exclusión social, es decir el tiempo que el sujeto lleva viviendo en situación de
exclusión, una variable que aparece como relevante en cuanto podría dar luces respecto a
la cronicidad de la exclusión y las posibles barreras con las que el sujeto podría
encontrarse en su proceso de integración social.

Sin embargo, la exclusión social es entendida desde este modelo como un proceso
transversal que atraviesa e involucra diversos ámbitos de la vida de los sujetos, lo que
dificulta su categorización según distintos perfiles. De este modo, se espera que los
equipos de tratamiento a partir de los diversos indicadores considerados al evaluar la
integración social puedan identificar el grado de participación/oportunidades del sujeto
en sociedad, situar al sujeto en un perfil determinado y en consecuencia dar luces acerca
de la trayectoria de integración posible para dicho sujeto. No obstante, teniendo en
consideración dicho resultado, en el manual se explicitará que una cuestión importante
de indagar son los factores y cómo ha sido el proceso individual de exclusión social.

Por otra parte, la variable género fue incluida en el instrumento mediante dos aspectos: la
conciliación de responsabilidades familiares y laborales y el grado de carga de trabajo
doméstico, indicadores que serán evaluados distintivamente según el sexo del usuario
para poder establecer comparaciones y asociaciones en esta línea.

C. MODELO DE INTEGRACIÓN SOCIAL AJUSTADO

I. Introducción

El modelo que se presenta a continuación contempla todas las variables consideradas


relevantes por la evidencia científica nacional e internacional (Enfoque de Capital de
Recuperación, de Recuperación Sustentable y Cuidados Orientados a la Recuperación), la
Estrategia Nacional de Drogas y Alcohol 2011-2014 (2), la revisión de las Políticas

47
Públicas de Drogas y Alcohol de los países estudiados5, la opinión de los expertos de
Centros de Tratamiento y Rehabilitación de las regiones de Antofagasta, Metropolitana y
Bío Bío, así como de los integrantes del área de integración social de SENDA nacional.

II. Modelo de Integración Social

En el contexto de la actual Estrategia Nacional de Drogas y Alcohol 2011-2014 (1), una de


las principales líneas de acción es la recuperación de las personas que presentan consumo
problemático de drogas y/o alcohol. Así, uno de los grandes desafíos que se presentan en
esta Estrategia, en sus componentes de tratamiento, rehabilitación e Integración Social, es
el desarrollo de un Sistema Integral de Recuperación, entendido como una trayectoria
que tiene como foco las necesidades individuales, que determinan los requerimientos
particulares de acceso a una serie de recursos y servicios que apoyen en el trayecto de
recuperación de una persona.

Para ello, el programa de integración asume la existencia de servicios que apoyen de


forma diferenciada a cada individuo, a partir de los requerimientos particulares de cada
caso en relación con su propio “Capital de Recuperación”. De este modo, el Modelo que
se presenta a continuación tiene como objeto servir como un marco general de
comprensión de procesos de Integración Social y, como todo modelo, se caracteriza por
constituir una reproducción que esquematiza las características de la realidad de forma
operativa, lo cual posibilita y facilita su comprensión e investigación. Sin embargo, los
modelos no deben ser estimados como descripciones exactas de la realidad, sino como
analogías, producto de la concepción de la realidad como un fenómeno complejo que
determina la manera de percibir del individuo, a la vez que delimita la capacidad para
percibir dichos objetos (34).

En este Modelo, los procesos de Integración Social se comprenden como supeditados a la


participación plena en la vida social, económica y política en la sociedad a la que el sujeto
pertenece; es decir, como un proceso interactivo, en que tanto el sujeto en situación de
exclusión, como la sociedad, activamente posibilitan procesos crecientes de integración y
participación.

En relación a este horizonte, es posible asumir que los usuarios de los centros de
tratamiento en convenio SENDA-MINSAL se encuentran en situación de exclusión social,
debido al déficit en educación, vivienda y empleo experimentado, así como por la

5 Costa Rica, Brasil, Argentina, Chile, Canadá, Australia, España y Reino Unido.

48
complejidad del consumo (Compromiso Biopsicosocial, Co-morbilidad y poli consumo),
que repercute en la falta de oportunidades a nivel personal y familiar.

Desde esta perspectiva, el consumo problemático de drogas y/o alcohol es entendido


como una enfermedad crónica, por lo que la Integración Social es un proceso de largo
plazo que se inicia junto al tratamiento y lo trasciende. Por ello, el establecimiento de
objetivos intermedios resulta fundamental debido a la magnitud y complejidad de los
procesos de recuperación involucrados, siendo clave la construcción de objetivos
personalizados, tomando en consideración las expectativas del usuario. De esta misma
forma, entender el consumo problemático como una enfermedad crónica implica asumir
la relevancia de realizar seguimiento por un tiempo prolongado a los usuarios. De lo
contrario, muchos de los logros que se pueden alcanzar en términos de Integración
Social, pueden difuminarse en el tiempo.

Por otra parte, enfatiza la necesidad de establecer “condiciones mínimas de los usuarios”
como la vivienda, ingresos básicos para la subsistencia y salud física, como condiciones
previas a la construcción de cualquier objetivo terapéutico, lo cual exige la consideración
de “pisos mínimos en el sistema”, es decir, que existan redes articuladas que permitan
brindar tales condiciones mínimas a los usuarios. Esto reside en la consideración de que
mientras las condiciones de vida no alcancen el “mínimo” para el desarrollo, la situación
de exclusión social es más difícil de revertir, en cuanto el contexto no brinda los
elementos que posibilitan procesos de integración y participación social.

Esto se vincula estrechamente con la posibilidad de desplegar Capitales de Recuperación


que posibiliten la Integración Social, siendo fundamental el rol que cumple el Estado en
dicho proceso, mediante la articulación de los distintos programas y servicios que
conforman la red de protección social, tarea que permite, a su vez, una recuperación a
largo plazo.

En esta línea y tomando en consideración los principios del Marco de Gestión de


Recuperación Sustentable (SRMS), es fundamental el desarrollo de medios de vida
sustentables que son entendidos como una manera integral de comprender, evaluar y
apoyar los recursos humanos, sociales y profesionales, necesarios para apoyar a las
personas en la construcción de la estabilidad y el bienestar en sus vidas y para reducir las
consecuencias negativas sociales y en la salud, producto del uso de drogas. Esto implica
la consideración que, sin el acceso y vinculación de los usuarios a los sistemas y
estructuras Estatales, el proceso de recuperación no se mantiene en el tiempo y con ello

49
los procesos de Integración Social no son posibles. Es así que, desde esta perspectiva, el
Estado es considerado como un transformador de cambios en el contexto.

Igualmente, pero en menor medida, el mundo privado cumple un rol transformador, ya


que tiene el potencial de incrementar/facilitar (o incluso inhibir) procesos de Integración
Social de los usuarios, principalmente por medio del empleo. Sin embargo, para ello se
requiere que el Estado desarrolle una labor de sensibilización con el mundo de la
empresa apelando a la responsabilidad social empresarial y al rol que les compete en
materia de empleo. Tarea que debe estar orientada a derribar estigmas sociales que
perpetúan prácticas discriminatorias acentuando situaciones de exclusión social. Es decir,
desde este modelo el trabajo en Integración Social tiene múltiples niveles y uno de ellos
apunta al nivel comunitario mediante campañas comunicacionales de sensibilización y
educación que posibiliten mayores oportunidades a los usuarios para potenciar sus
distintos Capitales de Recuperación. En este sentido, es tarea del Estado generar
instancias de debate público y campañas informativas que sensibilicen a la sociedad y
promuevan prácticas en integración al responsabilizar a todos los actores involucrados,
donde se comprenda el problema de consumo de sustancias como un problema social.

De otra parte, el trabajo en integración debe ser concebido como personalizado, ya que
este Modelo tiene como eje articulador las fortalezas y expectativas del usuario respecto
al tratamiento e Integración Social. Lo que radica en la concepción de la Integración
Social como un proceso que implica cambios tanto en los usuarios como en la sociedad,
de forma que se ve influenciado por el contexto, el Estado y sus servicios, así como por
las expectativas y niveles de capital de recuperación de los usuarios.

Cabe destacar que los objetivos propuestos para cada usuario respecto a los Capitales de
Recuperación, contemplan tanto el nivel actual de los mismos, como las expectativas que
tiene cada sujeto respecto a las dimensiones involucradas en cada capital. En este sentido,
se vuelve fundamental el trabajo realizado tanto por el equipo de tratamiento, SENDA a
nivel comunal y regional y los servicios otorgados por el Estado, que operan como
mediadores de los procesos de recuperación a largo plazo. En relación con lo anterior, el
tema de las expectativas de los usuarios de tratamiento es transversal tanto a los distintos
Capitales de Recuperación, como a la participación en las políticas estatales. Dichas
expectativas intervienen en el desarrollo de mayores recursos dentro de los distintos
Capitales de Recuperación y en el nivel de participación en las políticas estatales.

Así, la labor de los equipos de los centros de tratamiento es habilitar a los usuarios con el
fin de conseguir sus objetivos autónomamente (mediante trabajo terapéutico y el

50
desarrollo de diversas habilidades), e informar a las instancias responsables de gestionar
y articular las redes de protección social (Ficha de Protección Social, Chile Crece Contigo,
Programa Puente, Programa Calle, entre otros.), tales como SENDA regionales y
PREVIENE comunales. De esta forma, los equipos de tratamiento actuarían como una
instancia mediadora entre el Estado y los usuarios, siendo el principal actor responsable
de esta tarea SENDA, organismo que debe generar las condiciones necesarias para
facilitar la labor de los equipos en Integración Social. Para alcanzar este fin, es
fundamental que los equipos de tratamiento trabajen de forma conjunta durante todo el
proceso de integración de sus usuarios, sin perder de vista que este proceso es transversal
y se extiende más allá del periodo de tratamiento.

En resumen, los actores principales en los procesos de Integración Social son el Estado,
como transformador de cambios en el contexto; el usuario, como foco y centro del
proceso de Integración Social; los equipos de tratamiento, como mediadores y
facilitadores de cambios en el usuario. La sociedad en su conjunto como posibilitadores
de espacios de Integración Social. Y, en menor medida, los privados como generadores
de espacios de Integración Social.

Como ya se señaló, este Modelo considera que los usuarios se encuentran en una
situación de exclusión, lo cual repercute a nivel personal, familiar y de la comunidad, por
ello las intervenciones consideran estos tres niveles, que se desarrollan a continuación
especificando cada Capital de Recuperación involucrado:

i. Nivel Personal

En relación al nivel personal, el Capital Humano, refiere a aquellas características


personales de un individuo, que pueden ser utilizadas como recursos en su
enfrentamiento a los problemas de dependencia a sustancias licitas o ilícitas, en la
medida que permiten al individuo negociar, resolver conflictos y alcanzar metas, en la
vida cotidiana (12). Este se ve influenciado por los siguientes elementos:

• Salud Mental y Física.


• Educación.
• Empleo.
• Situación Judicial y Situación Militar.
• Recursos Psicológicos, tales como: percepción de auto-eficacia, capacidad de
afrontamiento/enfrentamiento, y locus de control interno y externo.

51
La Estrategia Nacional sobre Drogas y Alcohol 2011-2014 (1) destaca la relevancia de
mantener los logros de abstinencia, reducir los síntomas de la dependencia y los
problemas de salud asociados, aumentar los niveles de capacitación y de estudios, y
desarrollar itinerarios laborales, entre otros.

Por su parte, el Capital Físico refiere al capital económico o financiero, que se expresa en
los ingresos, propiedades, ahorros y otros activos tangibles que se pueden convertir en
dinero, otorgando mayores posibilidades de recuperación (12). Entre los cuales se
encuentran:

• Características de vivienda: Seguridad de la vivienda, Tipo de vivienda, y


Tenencia de la Vivienda.
• Ingresos per cápita
• Situación Financiera
• Situación de Endeudamiento

Al respecto, la Estrategia Nacional de Drogas y Alcohol 2011-2014 (1) releva la


importancia de que el usuario y su núcleo familiar puedan contar con un lugar seguro
para vivir, y con los recursos económicos necesarios para la subsistencia.

ii. Nivel Familiar

En lo que respecta al nivel familiar, el Capital Social implica la “suma de los recursos,
reales o virtuales, que se acumulan en una persona o un grupo, en virtud de poseer una
red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas, en noción de mutuo
reconocimiento” (14, p.1973). De modo que incluye tanto el apoyo entregado por dichos
grupos, como la obligación hacia los grupos a los cuales se pertenece (14). Dentro de los
elementos relevantes considerados en el Capital Social se encuentran:

• Apoyo social, que se desprende en apoyo familiar y el apoyo percibido de la


pertenencia a un grupo de referencia.
• Uso del tiempo libre y de ocio
• Participación en Organizaciones Sociales

La Estrategia Nacional de Drogas y Alcohol 2011-2014 (1) destaca la necesidad de contar


con el apoyo familiar y de la comunidad, como uno de los elementos mayormente
asociado con índices de recuperación sostenida.

iii. Nivel de la Comunidad

52
Finalmente, el Capital Cultural implica que el individuo posea la capacidad de actuar en
interés propio dentro de las normas culturales dominantes, con el objetivo de satisfacer
sus necesidades básicas y maximizar sus oportunidades (12). Dentro de los elementos
relevantes considerados en el Capital Cultural se encuentran (12):

• Estilos culturales del Consumo Problemático de Sustancias


• Género

Las variables asociadas a este capital son los Estilos culturales del Consumo Problemático
de Sustancias, entendidos como patrones con los que personas con problemas de alcohol
o drogas se refieren a una cultura más amplia de la adicción, y la perspectiva de género,
en tanto la pertenencia al género femenino y masculino se asocian con diferentes
problemáticas en torno a la exclusión social, vinculada al consumo de drogas (37). Así, la
Estrategia Nacional de Drogas y Alcohol 2011-2014 (1) pretende elevar el nivel de
participación ciudadana y el involucramiento con el contexto inmediato de los usuarios.

La siguiente figura esquematiza los principales elementos del Modelo de Integración


Social construido:

Esquema 2: Modelo de Integración Social para usuarios de centros de tratamiento en convenio


SENDA-MINSAL

53
D. DISEÑO Y EVALUACIÓN DE PROTOCOLO DE INTEGRACIÓN SOCIAL

I. Introducción

En el siguiente apartado, en la primera parte se presentarán los estadísticos descriptivos


para las principales variables de este estudio, tanto del Apartado I como del II. Para ello,
se emplearán medidas de tendencia central, dispersión y posición. En la segunda parte,
se desarrollarán los análisis estadísticos específicos que den cuenta de la validez
discriminante del instrumento, su procedimiento y fórmula de cálculo para generar las
predicciones futuras de niveles de integración. La tercera sección, finalmente,
desarrollará algunos cruces específicos con las variables de interés.

II. Descriptivos

1. Variables sociodemográficas y de información general

A continuación, se describirán las principales variables informativas, tanto del Apartado I


como del II, que fueron empleadas para la evaluación de los niveles de integración.

Tabla 4: Edad y sexo de la población de estudio, según tipo de plan de tratamiento.


Edad Sexo Tipo de Tratamiento
Población Específico
Mujer Hombre General Mujeres Otro
% del N
% del N de de la % del N de % del N de % del N de
Media la columna columna la columna la columna la columna
PG-PAB (Plan 33.8 15,2% 23,4% 27,8% ,0% ,0%
Ambulatorio Básico de
Población General)
PG-PAI (Plan 35.8 6,5% 51,4% 51,3% ,0% ,0%
Ambulatorio Intensivo
de Población General)
PG-PR (Plan Residencial 32.6 ,0% 23,4% 20,9% ,0% ,0%
de Población General)
M-PAI (Plan 38.5 21,7% ,0% ,0% 27,8% ,0%
Ambulatorio Intensivo
del Específico Mujeres)
M-RP (Plan Residencial 34.3 56,5% ,0% ,0% 72,2% ,0%
del Específico Mujeres)
Otro 66.0 ,0% 1,9% ,0% ,0% 100,0%

54
Total 35.2 46 107 115 36 2

En general se puede observar que del total de mujeres (30% de la población entrevistada),
un 56,5% se encuentran en tratamientos de tipo “residencial”. En cambio, en hombres
(70% del total de casos), un 51,4% están en tratamiento de tipo “ambulatorio”. En relación
a la edad de los participantes, el mayor valor observado (dejando fuera la categoría
“otro”) se ubica en “Plan Ambulatorio Intensivo Específico Mujeres” (38,5 años) y la más
baja en “Plan Residencial de Población General” (32,6 años). En términos generales, la
edad de los participantes alcanzó una media de 35,12 (D.E.=10.62, I.C.95%= 33,43 - 36,80).

Tabla 5: Situación de pareja, según sexo y número de hijos.


Cantidad de
Hijos Sexo
Situación de pareja Mujer Hombre Total
% del N de % del N de % del N de
Mediana la columna la columna la columna
Soltero(a), vive con pareja 1 22,2% 11,0% 14,3%
Soltero(a), vive sin pareja 1 51,1% 50,5% 50,6%
Casado(a) 2 13,3% 30,3% 25,3%
Separado(a) 3 4,4% 5,5% 5,2%
Divorciado(a) 1 6,7% 1,8% 3,2%
Viudo(a) 2 2,2% ,9% 1,3%

En relación a la situación de pareja, el 50,6% de los entrevistados declararon ser solteros y


vivir sin pareja. En cambio, un 39,6% (la suma de “casado” y “soltero vive con pareja”)
indican tener una relación de pareja. El mayor número de hijos está dado para separados
donde hasta un 50% de ellos (mediana) indican tener 3 ó menos hijos.

55
Figura 1: Situación de vivienda.

En relación a la situación de vivienda de los participantes, un 84% indicó vivir en casa y


un 5% en pieza dentro de la vivienda. Fracciones marginales se distribuyeron entre
departamento, mediagua, y hospedería, entre otras.

Figura 2: Situación de ingresos per cápita.

56
En relación a los ingresos declarados, se puede observar una cierta distribución
homogénea por cada quintil. En primer lugar, uno de cada cuatro entrevistados se ubica
en el primer quintil versus un 18% en el más alto.

Figura 3: Severidad del trastorno de consumo de sustancias.

Respecto a la severidad en el trastorno de consumo de drogas, se indicó que un 43% se


encontraba en abstinencia con síndrome de dependencia. En tanto, un 34% precisó
encontrarse en abstinencia en un medio protegido. Finalmente, como dato importante, un
12% fue categorizado en consumo perjudicial.

Figura 4: Situación penal actual del usuario.

57
En relación a la situación penal actual de los entrevistados, el 60% de ellos no declaraba
ninguna historia de conflicto con la justicia. Mientras que el restante 40% si presentaba
algún hecho delictivo, donde se destaca que un 16% había cumplido condenas.

Tabla 6: Prevalencia de algún trastorno físico asociado al consumo de drogas.


% del N de la
Recuento columna
En caso de existir diagnóstico por Trastorno Físico asociado a No 154 100,0%
uso de drogas: Hepatitis alcohólica sub-aguda
En caso de existir diagnóstico por Trastorno Físico asociado a
uso de drogas: Hepatitis crónica Sí 1 ,6%
En caso de existir diagnóstico por Trastorno Físico asociado a
uso de drogas: Enfermedades somáticas Sí 4 2,6%
En caso de existir diagnóstico por Trastorno Físico asociado a
uso de drogas: Hepatitis B, C, D Sí 1 ,7%
En caso de existir diagnóstico por Trastorno Físico asociado a
uso de drogas: Enfermedades de transmisión sexual Sí 2 1,3%
En caso de existir diagnóstico por Trastorno Físico asociado a
uso de drogas: Otras enfermedades o condiciones de riesgo Sí 1 ,6%
vital
En caso de existir diagnóstico por Trastorno Físico asociado a
uso de drogas: Infecciosas relacionadas con uso de sustancias Sí 1 ,6%
En caso de existir diagnóstico por Trastorno Físico asociado a
uso de drogas: Traumatismos y secuelas secundarios Sí 8 5,2%
En caso de existir diagnóstico por Trastorno Físico asociado a
uso de drogas: Otras enfermedades o condiciones físicas Sí 5 3,2%
limitantes
En caso de existir diagnóstico por Trastorno Físico asociado a
uso de drogas: patología de la gestión y del niño intrauterino
En caso de existir diagnóstico por Trastorno Físico asociado a
uso de drogas: Anemia: megaloblástica y ferropénica Sí 1 ,6%
En caso de existir diagnóstico por Trastorno Físico asociado a
uso de drogas: Cardiopatías: miocardiopatía dilatada por Sí 6 3,9%
alcohol, arritmias, Hipertensión Arterial
En caso de existir diagnóstico por Trastorno Físico asociado a
uso de drogas: Patología bucal Sí 18 11,7%
Total alguna patología
48 31,2%

Respecto a algún trastorno físico asociado al consumo de drogas, la mayor prevalencia se


observó en “patologías bucales” (12%), seguido de “miocardiopatía dilatada por alcohol,
arritmias, hipertensión arterial” (3,9%) y “Otras enfermedades o condiciones físicas
limitantes” (3,2%). En general, la prevalencia para esta población en alguna de estas
patologías alcanza al 31%.

58
Tabla 7: Situación actual con servicios otorgados por el Estado, según edad y sexo.
Edad Sexo
¿Cuál de las siguientes frases refleja de mejor
Mujer Hombre Total
modo la situación actual de el/la usuario/a con
los servicios otorgados por el Estado6? % del N de % del N de % del N de
Media la columna la columna la columna
No conoce las políticas estatales 33.4 26,1% 29,0% 28,1%
Conoce las políticas estatales, pero no 36.8 19,6% 25,2% 23,5%
sabe cómo participar
Conoce las políticas estatales y participa 36.0 43,5% 36,4% 38,6%
irregularmente
Conoce las políticas estatales y participa 32.7 10,9% 9,3% 9,8%
regularmente

En relación a la situación de los usuarios respeto a los servicios estatales, sólo alrededor
del 10% de ellos indicaron participar regularmente. En tanto un 52% no conoce o no sabe
cómo participar. Adicionalmente, al parecer, las personas más jóvenes son quienes
declaran no conocer los beneficios (M = 33,4 años) y los hombres en general son los
usuarios que menos los emplean.

Tabla 8: Actividad, según años de escolaridad y sexo


Años de
estudio Sexo
¿Cuál era su principal actividad antes de
Mujer Hombre Total
ingresar al Programa de Rehabilitación?
% del N de % del N de % del N de
Media la columna la columna la columna
Estudiaba 12.3 4,3% 4,6% 4,5%
Trabajaba 10.6 26,1% 66,1% 54,2%
Estudiaba y trabajaba al mismo tiempo 13.8 4,3% 2,8% 3,2%
No tenía trabajo, pero estaba buscando 11.2 8,7% 11,0% 10,3%
No tenía trabajo y no buscaba 10.6 17,4% 9,2% 11,6%
Dedicado(a) a labores del hogar 9.5 32,6% ,9% 10,3%
Otra 12.1 6,5% 5,5% 5,8%

6Por ejemplo: Chile Crece Contigo, Programa Puente, Chile Solidario, y Programas de Formación Laboral
SENCE, entre otros.

59
Del total de participantes, un 54% trabajaba antes de iniciar el programa de
rehabilitación. El promedio de años de estudio para este grupo fue de 10,6 años
(enseñanza media incompleta). Quienes no tenían trabajo (que estaban y no buscando)
fue de un 22%. Las diferencias por sexo, ciertamente, se dan según el patrón tradicional
conocido; del total de hombre un 66% estaba trabajando y del total de mujeres un 32,6%
estaba dedicada a labores del hogar.

Frente a la pregunta si durante el último año el usuario estuvo alguna vez desempleado,
un 67% indicó que sí, en donde hasta el 50% de los casos (mediana) indicó que estuvo
por 8 meses o menos. Un 25% estuvo desempleado por un año.

Figura 5: Percepción sobre el alcance del ingreso total familiar

Respecto a la percepción sobre la cobertura del ingreso total familiar, un 40% de los
participantes señalaron que “no les alcanzaba, teniendo grandes o algunas dificultades”.
El otro 60% de indicó que sí les alcanzaba.

60
Figura 6: Percepción sobre el alcance del ingreso total familiar.

67.10% 66.50%
70.00%
60.00%
50.00% Diría usted que su salud es:
40.00%
30.00% 22.60% 20.60% Cree que su salud psicológica
20.00% (mental) está:
10.30% 9.00%
10.00% 1.90% 1.90%
0.00%
Muy mala Mala Buena Muy buena

En relación a la percepción de salud de los usuarios, un 12% considera que su salud


general no es buena (muy mala y mala) versus el restante 88% que sí considera que es
buena. Respecto a la salud psicológica, en cambio, un 24% indica que no es buena versus
76% que señala que sí lo es.

2. Principales variables psicológicas para evaluar Integración Social

a) Locus de control interno y externo (I-E de Levenson, adaptado por Romero & García, 1983).
Este instrumento, tal como se describe en el acápite metodológico, se expresa en 3
dimensiones; “locus de control interno”, “locus de control externo dado por el azar” y
“locus de control externo dado por otras razones poderosas”. Los descriptivos mostraron
que para la población estudiada, “locus de control interno” (escala de 1 a 6 puntos, a
mayor puntaje, mayor locus) presentó un promedio global de 5.01 puntos (D.E.= 0.79, I.C.
95% = 4.89 – 5.14) versus un 3.27 (D.E.= 1.07, I.C. 95% = 3.10 – 3.44) para “locus de control
externo dado por el azar” y 3.10 (D.E.= 1.21, I.C. 95% = 2.91 – 3.29) para “locus de control
externo dado por otras razones poderosas”. En términos generales, desde una postura
teóricas cognitiva-conductual, considerando que las diferencias entre locus de control
interno versus externo, dado por el azar, y externo, dado por razones poderosas, son
significativas (t (154) = 16.27, p < .001, y t (154) = 16.51, p < .001 respectivamente), podría
indicar que esta población tiene una mayor tendencia a atribuir su condición actual a
cuestiones que están dentro de su manejo o responsabilidad personal más que a factores
externos, donde no se tiene muchas posibilidades (o creencia) para manejar tal situación.
Esto es concordante con el hecho de que la mayoría de los participantes se encuentren
actualmente bajo algún tipo de tratamiento o atención profesional puesto que es

61
altamente probable que estén considerando que su actual estado de salud pueda ser
cambiado, en primer lugar, desde su propia voluntad o recursos individuales.

Adicionalmente, cada una de estas dimensiones presentó una distribución aproximada a


la normal. En la figura 7 se informan las medianas y los cuartiles para cada variable.

Figura 7: Diagrama de caja para locus de control interno y externo

b) Escala de autoeficacia general (Baessler y Schwrzer, 1996). Este instrumento, que evalúa
autoeficacia general, fue medida en una escala de 1 a 5, donde a mayor puntaje, mayor
percepción de autoeficacia. Los estadísticos mostraron que el promedio global alcanzado
fue de 3.83 puntos (D.E.= 0.60, I.C. 95% = 3.73 - 3.92). En la figura 8 se presenta un
histograma donde se puede apreciar que la variable en estudio presenta una
aproximación a la distribución normal.

62
Figura 8: Histograma para autoeficacia general.

c) Escala de Estilos de enfrentamiento de Lazarus y Folkman (1988). Este instrumento, medido


en una escala de 1 a 5 puntos (a mayor puntaje, mayor intensidad para ese estilo de
enfrentamiento) contenía 5 estilos de enfrentamiento, esto es, “enfrentamiento evasivo”,
“enfrentamiento de distanciamiento”, “enfrentamiento reevaluación positiva”,
“enfrentamiento análisis cognitivo-reflexivo” y “enfrentamiento de negación”. De
acuerdo a lo indicado en el apartado metodológico, el último estilo no presentó el
mínimo adecuado de consistencia. La figura 9 exhibe las medianas y los cuartiles para
cada variable y en la Tabla 9 los estadísticos descriptivos.

Tabla 9: Descriptivos para estilos de enfrentamiento.


I.C. 95%
Estilos de enfrentamiento M D.E. Inferior Superior
Estilo de enfrentamiento evasivo 3.86 0.79 3.74 3.99
Estilo de enfrentamiento de distanciamiento 3.36 1.01 3.20 3.52
Estilo de enfrentamiento de reevaluación positiva 3.12 0.88 2.98 3.26
Estilo de enfrentamiento análisis cognitivo-reflexivo 3.28 3.15 3.41 0.83

63
Figura 9: Diagrama de caja para estilos de enfrentamiento.

d) Escala de apoyo social (Medical Outcomes Study –MOS–). Esta escala presentaba 4
subdimensiones, esto es, apoyo emocional; apoyo instrumental; interacción social
positiva y apoyo afectivo. Estos constructos fueron medidos en una escala de 1 a 5
puntos, donde a mayor puntaje, mayor apoyo social. La figura 10 presenta las medianas y
los cuartiles para cada variable y en la Tabla 10 los estadísticos descriptivos.

Tabla 10: Descriptivos para apoyo social.


IC 95%
Apoyo Social M D.E. Inferior Superior
Apoyo emocional 3.89 1.00 3.73 4.05
Apoyo instrumental 3.78 1.13 3.61 3.97
Interacción social positiva 3.87 0.92 3.73 4.02
Apoyo afectivo 4.11 0.97 3.96 4.27
Apoyo social global (el promedio de las anteriores) 3.90 0.88 3.76 4.04

64
Figura 10: Diagrama de caja para apoyo social.

e) Escala de Estilo Cultural del Consumo Problemático (White, 1996). Este constructo,
evaluado en función de presencia o ausencia del atributo que se señala en la afirmación
de la escala, presentó un promedio de 8.58 (D.E.= 2.84, I.C. 95% = 8.13 - 9.04), en un rango
de puntajes entre 1 a 15 (a mayor puntaje, más elementos asociados a contextos de
consumo). La distribución presenta una asimetría importante a la derecha (ver figura 11).

Figura 11: Histograma para Estilo Cultural del Consumo Problemático.

65
III. Análisis Inferenciales: validez discriminante de la escala

El propósito fundamental del instrumento aplicado tuvo como fin proponer medidas que
permitiesen distinguir magnitudes, en un continuo, de integración social (al menos, dos a
tres valores). Para ello, en el proceso en terreno, se les solicitó a expertos –pertenecientes
a centros de tratamiento– que clasificaran a sus usuarios en magnitudes de “bajo nivel de
integración social”, “nivel medio de integración social” y “nivel alto de integración
social”, dentro de la población atendida (entendiéndose que en general es una población
con un nivel de integración más baja que la población normal). A continuación se
presentarán los procedimientos y criterios empleados para la validación del instrumento
final.

1. Estructura de relaciones entre las variables psicológicas de interés.

Con el objeto de evaluar el tipo de relaciones observadas entre las variables de interés, se
hizo un primer análisis de “Componentes Principales” (CP), que permitiera informar si
las variables constituyen un sólo gran componente o bien, su varianza se distribuye en
más factores. Para ello se utilizó como método de extracción CP a través de la matriz de
correlaciones y autovalores mayores que 1 (Kaisser-Guttman), con rotación Varimax. El
indicador de adecuación muestral fue satisfactorio para la realización del análisis (KM0 =
.7) y la prueba de esfericidad de Barlett mostró correlaciones mayores a “0” (x2 (78, N=
154) = 670.37, p < .001). La matriz de estructura y componentes rotados se observa en la
Tabla 11 y 12.

Tabla 11: Matriz de componentes sin rotar


Componente
1 2 3 4
Interacción social positiva. ,867 -,275 -,145 -,066
Apoyo emocional. ,865 -,148 -,136 -,163
Apoyo afectivo. ,839 -,221 -,120 -,015
Apoyo instrumental. ,691 -,152 -,334 ,087
Locus de control externo, dado por ,042 ,707 -,320 -,273
el azar.
Locus de control externo, dado por ,163 ,689 -,277 -,340
razones poderosas.

66
Estilo de enfrentamiento de ,242 ,595 ,027 -,067
reevaluación positiva.
Estilo de enfrentamiento análisis ,362 ,580 ,156 ,266
cognitivo-reflexivo.
Estilo de enfrentamiento evasivo. ,146 ,453 ,373 ,422

Escala de autoeficacia general. ,378 -,101 ,730 -,038

Estilo de enfrentamiento de ,209 ,297 ,563 -,443


distanciamiento.
Locus de control interno. ,347 ,004 ,519 ,132
Escala Estilo Cultural del Consumo ,210 ,333 -,270 ,650
Problemático.
Método de extracción: Análisis de componentes principales.
a. 4 componentes extraídos

Tabla 12: Matriz de componentes rotados.


Componente
1 2 3 4
Interacción social positiva. ,914 -,033 ,129 -,010
Apoyo emocional. ,879 ,117 ,170 -,032
Apoyo afectivo. ,863 -,022 ,137 ,055
Apoyo instrumental. ,767 ,017 -,123 ,124
Locus de control externo, dado por ,056 ,827 -,070 ,047
razones poderosas.
Locus de control externo, dado por el -,050 ,802 -,160 ,082
azar.
Estilo de enfrentamiento de ,050 ,557 ,167 ,278
reevaluación positiva.
Escala de autoeficacia general ,158 -,187 ,789 ,066
Estilo de enfrentamiento de -,038 ,352 ,706 -,143
distanciamiento
Locus de control interno ,155 -,134 ,557 ,235
Escala de cultura de adicción ,148 ,066 -,298 ,732
Estilo de enfrentamiento evasivo -,124 ,108 ,334 ,637
Estilo de enfrentamiento análisis ,109 ,373 ,248 ,591
cognitivo-reflexivo
Método de extracción: Análisis de componentes principales.
Método de rotación: Normalización Varimax con Kaiser.
a. La rotación ha convergido en 7 iteraciones.

La reducción factorial no presentó una solución univariada para este grupo (Tabla 11) y
más bien sugiere la presencia de 4 componentes relativamente independientes que

67
explican en total un 64% del total de la varianza de los datos en esta población (Tabla 12).
Al observar la matriz de componentes rotados se observa que en el primer factor, las
dimensiones que se relacionan con dicho componente son “Interacción social positiva”,
“Apoyo emocional”, “Apoyo afectivo” y “Apoyo instrumental” con cargas superiores a
0.5. El factor 2, en tanto, lo componen “Locus de control externo, dado por razones
poderosas”, “Locus de control externo, dado por el azar” y “Estilo de enfrentamiento de
reevaluación positiva” (también con cargas superiores a 0.5). El componente 3 se formó a
través de “Escala de autoeficacia general”, “Estilo de enfrentamiento de distanciamiento”
y “Locus de control interno”, con cargas por sobre 0.5. Y, finalmente, el cuarto
componente asociado a “Escala de Estilo Cultural del Consumo Problemático”, “Estilo de
enfrentamiento evasivo” y “Estilo de enfrentamiento análisis cognitivo-reflexivo”
(también con cargas por sobre 0.5). Este resultado muestra, por un lado, un aspecto
interesante en la población estudiada ya que sugiere que hay cierta diversidad en función
de las dimensiones que componen el perfil de los usuarios pero, por otro lado, impone un
desafío en el sentido de que lo que se está observando aquí indica que cada una de estas
dimensiones agrupadas en componentes, “no se relacionan” entre sí (ejemplo:
dimensiones basadas en “apoyo social” no se asocian –o son independientes– al “tipo de
locus de control y estilo de afrontamiento”). En este aspecto se habría esperado, quizá,
una estructura unidimensional y no factorial debido a que teóricamente deberían estar
altamente relacionadas las dimensiones entre sí.

2. Grupos naturales que componen la población, basado en el criterio de los


centros

Para poner a prueba la capacidad discriminante de las variables medidas en el protocolo


de evaluación, cada centro de tratamiento clasificó a sus usuarios en “bajo nivel de
integración social”, “nivel medio de integración social” y “nivel alto de integración
social”, basado en su experiencia clínica y en los parámetros teóricos proporcionados a
través de la propuesta de integración social. La distribución quedó de la siguiente
manera:

68
Figura 12: Proporción de casos clasificado en nivel de integración, según centros.

En general se puede observar que hubo un fuerte sesgo de clasificar a los usuarios en
nivel medio (99 sujetos versus 31 en nivel bajo y 24 en alto). De acuerdo a reportes en
terreno, se pudo observar que en variadas ocasiones los expertos tuvieron mucha
dificultad en categorizar a sus usuarios y, frente a la duda, optaron generalmente por el
nivel medio.

Desafortunadamente, esta clasificación redundó en que las evaluaciones tomadas en la


medición no discriminaran entre los grupos (ver Anexo 26). Por ello es que se buscó otro
procedimiento para la propuesta de grupos basada en la propia información recolectada
en la medición.

3. Grupos naturales que componen la población, basado en los datos del


instrumento empleado para medir integración social

Partiendo del supuesto de que los datos levantados con el instrumento de integración
social dan cuenta de las diferencias naturales entre los grupos, se realizó un “análisis de
conglomerados” con el objeto de observar qué grupos emergen de manera natural a
partir de los datos. Previamente al uso de esta técnica, se construyó una nueva variable

69
dentro de la base que tuviese como fin incorporar la dimensión social de los casos a
través de un indicador de exclusión social.

Índice de exclusión social

Para la elaboración de este indicador, se consideraron una serie de sub-índices específicos


que incorporasen los principales aspectos asociados a cuestiones relativas al concepto de
exclusión social.

A continuación se presentan tres índices para ser incluidos en el Indicador de Exclusión


Social, propuesto en el informe final de la “Evaluación de perfiles de integración social de
los usuarios de los centros de tratamiento del Convenio SENDA-MINSAL:

o Índice de situación financiera


o Índice de situación laboral
o Índice de precariedad de la vivienda

Sobre la base de esta información y de ciertos cambios propuestos, se finaliza este


documento con una propuesta al Indicador de Exclusión Social presentado en el informe.

Índice de situación financiera


Escala del índice: 0 a 20 puntos

Variables incluidas en índice de situación financiera:

Número
de
Apartado Pregunta Descripción de Pregunta Variable Escalas (puntajes)
Respecto al nivel de
ingresos per cápita de 0: Quinto Quintil
el/la usuario(a), marque 1: Cuarto Quintil
la alternativa adecuada 2: Tercer Quintil
según los criterios de la 3: Segundo Quintil
1 3 Encuesta CASEN p3_percap 4: Primer Quintil
Pensando en el total del 0: Nos alcanza bien,
2 ingreso familiar ¿Cuál de podemos ahorrar.
22 las siguientes frases p22_ingfam 1: Nos alcanza justo, sin

70
representa mejor la grandes dificultades.
situación de su hogar? 3: No nos alcanza,
tenemos algunas
dificultades.
5: No nos alcanza,
tenemos grandes
dificultades.
2: Mi pareja solamente /
¿Quién o quiénes son Otro
la/as persona/as que más 0: Yo y mi pareja u otro
contribuyen con ingresos integrante por igual
23 económicos en su hogar? p23_contri 1: Yo solamente
p251_casa 0: suma de deudas = 0
p252_disp 1: suma de deudas>=1 &
p253_tienda <3
p254_estud 3: suma de deudas >=3 &
p255_debe <5
¿Qué tipo de deuda tiene p256_pres 5: suma de deudas >=5 &
25 actualmente? p257_otro <=7
0: No
26 ¿Está usted en DICOM? p26_dicom 4: Sí

71
Figura 13: Distribución del índice de situación financiera

.2
.15
Density
.1.05
0

0 5 10 15 20
indice_financiero

Estadísticos de Índice de Situación


Financiera
Válidos 155
N
Perdidos 0
Media 10,2
Mediana 10
Moda 14
Dev. Típ. 4,0
Varianza 16,3
Mínimo 2
Máximo 20
25 7
Percentiles 50 10
75 14

La distribución muestra medidas de tendencia central relativamente agrupadas como se


esperaría en una curva normal y la dispersión permite contar con un nivel de
variabilidad aceptable.

72
Agrupación según cuartil de puntaje:

Puntaje Puntaje Puntaje


Cuartil N mínimo máximo promedio
1 39 2 7 5,1
2 47 8 10 9,0
3 48 11 14 12,6
4 21 15 20 16,7

Índice de Situación Laboral

Escala del índice: 0 a 29 puntos

Variables incluidas en el índice de situación laboral:

Descripción de Pregunta Variable Escalas (puntajes)


0: Sí
¿Trabaja actualmente? P9_trabaja
5: No / Nunca he trabajado
0: Sólo diurna
1: En turnos (rotativos sólo de
día)
2: Sólo nocturna
3: En turnos (rotativos día-
¿Su jornada de trabajo es? p12_jornada noche)
4: En turnos por ciclos (días
de trabajo y descanso) /
Nunca ha trabajado / No
trabaja actualmente
Missing: Otra
En su trabajo actual o pensando en su 0: Sí
último trabajo, ¿usted tiene o tenía p13_contrat
contrato? 5: No / Nunca he trabajado
0: Indefinido
2: A plazo fijo
Su contrato es o era (en su trabajo actual
p14_tipCon 4: Por obra, faena o servicio /
o pensando en su último trabajo):
Nunca he trabajado
Missing: No sabe
0: Permanente, tiene trabajo
¿Su trabajo principal es (o era)?: p15_TrPrin durante todo el año
2: De temporada o estacional

73
4: Ocasional, sólo algunas
veces por semana o al mes /
Nunca he trabajado
Missing: Otro
0: 0 mes
Durante los últimos 12 meses (1 año),
1: 1-2 meses
¿Estuvo alguna vez desempleado/a?
p16_tiempo 3: 3-5 meses
5: 6-7 meses
¿Cuánto tiempo en total?
7: 8 meses o más

Figura 14: Distribución del índice de situación laboral.


.15
.1
Density
.05
0

0 10 20 30
indice_laboral

Estadísticos de Índice de Precariedad Laboral


Válidos 120
N
Perdidos 35
Media 14,1
Mediana 14
Moda 16
Dev. Típ. 6,0
Varianza 36,4
Mínimo 2
Máximo 27
25 10,5
Percentiles 50 14
75 17

74
Si bien es cierto, la distribución presenta una estructura que difiere de una distribución
normal, tanto las medidas de tendencia central como de dispersión, presentan valores
adecuados para observar diferencias individuales

Agrupación según cuartil de puntaje:

Puntaje Puntaje Puntaje


Cuartil N mínimo máximo promedio
1 30 2 10 6,3
2 35 11 14 12,9
3 25 15 16 16,0
4 30 18 27 21,9

Índice de precariedad de la vivienda

Escala del índice: 0 a 32 puntos

Número
de Descripción
Apartado Pregunta de Pregunta Variable Escalas (puntajes)
0: Departamento / Casa
3: Mediagua / Pieza dentro de la
vivienda / Residencial, pensión,
El Tipo de hostal
Vivienda de 5: Hospedería / Choza, rancho,
el/la ruca
1 1 usuario(a) es: p1_tipo_viv 7: Caleta o punto de calle
0: Vivienda propia
1: Vivienda arrendada /
Vivienda de tus padres
5: Allegado
7: Sin lugar donde vivir / En
¿Actualmente situación de calle
2 27 vives en? p27_vives Missing: Otra situación
Escala de
percepción p282_basic
de la a Suma de escala de percepción
2 28 vivienda p87_gusBa de vivienda

75
Escala de Percepción de Muy en En De Muy de
Vivienda desacuerdo desacuerdo acuerdo acuerdo
(2) La vivienda en la que vivo
tiene los elementos básicos
para satisfacer las
necesidades de la vida
cotidiana, tanto mías como
de todos las personas que la
habitan (lugar para dormir;
lugar para cocinar; lugar
para asearse; otros). 3 2 1 0
(3) La vivienda en la que vivo
se encuentra en un barrio que
cuenta con espacios para la
recreación y/o para el
deporte. 3 2 1 0
(4) La vivienda en la que vivo
se encuentra en un barrio que
ayuda a mi proceso de
rehabilitación. 3 2 1 0
(5) La vivienda en la que vivo
se encuentra en un barrio
fácil de llegar en transporte
público. 3 2 1 0
(6) Me gusta la vivienda en la
que vivo. 3 2 1 0
(7) Me gusta el barrio en el
que vivo. 3 2 1 0

76
Figura 15: Distribución del índice de precariedad de la vivienda.

.1
.08
.06
Density
.04
.02
0

0 5 10 15 20 25
indice_vivienda

Estadísticos de Índice de Precariedad de


la Vivienda
Válidos 146
N
Perdidos 9
Media 8,6
Mediana 8
Moda 6
Dev. Típ. 4,9
Varianza 24,3
Mínimo 0
Máximo 23
25 5
Percentiles 50 8
75 12

Este índice presenta una distribución aproximada a la normal con un leve sesgo a la
izquierda. Las medidas de tendencia central y dispersión son adecuadas para la
observación de diferencias individuales.

77
Agrupación según cuartil de puntaje:

Puntaje Puntaje Puntaje


Cuartil N mínimo máximo promedio
1 39 0 5 2,8
2 40 6 8 7,0
3 32 9 12 10,4
4 35 13 23 15,4

Otras variables que constituyen el Indicador de Exclusión Social

Sobre la base de los índices presentados con anterioridad, se expone el Indicador de


Exclusión Social.

Las variables y el criterio usado para la ponderación se presentan a continuación:

o Sexo. Se codificó 1 si era mujer y 0 hombre, considerando un mayor factor de


riesgo en temas de exclusión y consumo de drogas el ser mujer.

o Situación de pareja. Este indicador presentaba las siguientes categorías:

(1) Soltero (a), vive con pareja

(2) Soltero (a), vive sin pareja

(3) Casado (a)

(4) Separado (a)

(5) Divorciado (a)

(6) Viudo (a)

Para este efecto se valoró con 1 punto si el sujeto presentaba cualquier opción en
la que no tuviese pareja (categorías 2, 4, 5 y 6). Las otras categorías registraban 0
puntos.

o Número de hijos. Similar al criterio anterior, se valorizó con 1 punto si el


participante indicaba tener hijo(s) y 0 cuando no los tenía.

o Severidad del trastorno del consumo de drogas. En este caso, también se puntuó
de manera continua de 1 a 7 puntos de acuerdo a las 7 categorías de severidad:

78
(1) Consumo perjudicial

(2) Síndrome de Dependencia: Con consumo actual de la sustancia (dependencia


activa).

(3) Síndrome de Dependencia: Con consumo continuo.

(4) Síndrome de Dependencia: En la actualidad en abstinencia en un medio


protegido (hospital, comunidad terapéutica, prisión, etc.).

(5) Síndrome de Dependencia: En la actualidad en un régimen clínico de


mantenimiento o sustitución supervisado (por ejemplo, con metadona, con chicles
o parches de nicotina), (dependencia controlada).

(6) Síndrome de Dependencia: Con consumo episódico (dipsomanía).

(7) Síndrome de Dependencia: En la actualidad en abstinencia.

El mayor puntaje (7) fue concedido a “consumo perjudicial” y el más bajo (1) a
“en la actualidad abstinencia”.

o Diagnóstico por trastorno físico asociado al consumo de drogas. Este ítem


presentaba 13 patologías (desde “(1) Hepatitis alcohólica subaguda”, “(5)
Enfermedades de transmisión sexual”, “Patología bucal”, entre otras. Se otorgó
“1” punto por la presencia de cada una de ellas y “0” cuando no había presencia
de la enfermedad.

o Situación penal actual del usuario. Este indicador presentaba las siguientes
categorías y fue ponderado como sigue:

(1) Ha cumplido condenas anteriores por hechos delictivos, los cuales aparecen
actualmente en el certificado de antecedentes = 3 puntos.

(2) Presenta detenciones, imputaciones, acusaciones, o bien condenas que ya no


aparecen en el certificado de antecedentes = 2 puntos.

(3) Ha cometido hechos delictivos, los cuales no han sido penalizados = 1 punto

(4) Sin ninguna historia de conflicto con la justicia (detenciones, imputaciones,


acusaciones o condenas en el ámbito penal) = 0 puntos.

79
o Conocimiento y participación en políticas estatales. Esta variable apunta a evaluar
la red estatal de apoyo con el que puede contar el participante. La ponderación
propuesta, fue la siguiente:

(1) No conoce las políticas estatales = 3 Puntos.

(2) Conoce las políticas estatales, pero no sabe cómo participar = 2 Puntos.

(3) Conoce las políticas estatales y participa irregularmente = 1 Punto.

(4) Conoce las políticas estatales y participa regularmente = 0 Punto.

Nota: La variable considerada para este ítem fue la pregunta 40 del Apartado II.

o Último curso aprobado por el usuario. En relación a este indicador se dispuso que
para enseñanza básica completa o incompleta, el puntaje asignado fuera de 3
puntos, seguido de educación media incompleta con 2 puntos, media completa 1
punto y sobre educación media (técnica , profesional o universitaria) 0 punto.

o Principal actividad antes de ingresar al programa de rehabilitación. En relación a


este indicador que presentaba alternativas como “estudiaba”, “trabajaba”,
“estudiaba y trabajaba al mismo tiempo”, entre otros, frente a las categorías “no
tenía trabajo, pero estaba buscando” y “no tenía trabajo y no buscaba”, se le
asignó 1 punto a cualquiera de ellas.

o Estado de salud física y mental. En estos dos indicadores, frente a la opción “Muy
mala” o “Mala”, era asignado 1 punto y “Buena” o “Muy buena”, 0 punto.

o Índice de Situación Financiera. En este índice se considera los cuartiles de puntaje


definidos con anterioridad.

o Índice de Situación Laboral. En este índice se considera los cuartiles de puntaje


definidos con anterioridad.

o Índice de Precariedad de la Vivienda. En este índice se considera los cuartiles de


puntaje definidos con anterioridad.

Nota: Dado que ciertas variables presentan un número importante de valores perdidos
en la base de datos, se procedió a la imputación lineal, considerando determinantes que
pudieran generar una aproximación de esta información.

80
Figura 16: Estadísticas y distribución del indicador final de exclusión social.

.2
.15
Density
.1.05
0

10 15 20 25
indice_final

Rango de la escala 0 - 46

Estadísticos de Exclusión Social Propuesto


Válidos 108
N
Perdidos 47
Media 16,8
Mediana 17
Moda 15
Dev. Típ. 3,8
Varianza 14,7
Mínimo 9
Máximo 26
25 14,5
Percentiles 50 17
75 19

Al observar el gráfico y las medidas de dispersión y variabilidad, se puede observar que


el índice obtenido presenta una distribución con cierta semejanza a una curva normal.
Principalmente, en este sentido, la importancia de los niveles de variabilidad que
presenta dice relación con la capacidad de detectar diferencias individuales entre los
sujetos valorados.

81
Análisis de conglomerado

Una vez calculada toda las variables de interés del instrumento, se dispuso de la técnica
de “análisis de conglomerado” (“cluster analysis”) con el fin de hacer emerger la
taxonomía natural de los datos en función de grupos subyacentes diferenciados por la
combinación de las variables de interés: Locus de control interno, Locus de control
externo dado por el azar, Locus de control externo dado por razones poderosas, Escala de
autoeficacia general, Estilo de enfrentamiento evasivo, Estilo de enfrentamiento de
distanciamiento, Estilo de enfrentamiento de reevaluación positiva, Estilo de
enfrentamiento análisis cognitivo-reflexivo, Apoyo social global, Escala de Estilo
Cultural del Consumo Problemático y Puntaje de exclusión social. La técnica empleada
se basó en la clasificación jerárquica utilizando el método de conglomeración de Ward,
con intervalo de distancia euclídea al cuadrado. El Dendograma presentado sugiere el
número de grupos naturales subyacentes del conjunto de datos.

82
Figura 17: Dendograma para el conjunto de variables de integración social

Leyenda
Conglomerado 4 grupos
Conglomerado 3 grupos
Congremerado 2 grupos

Al trazar la línea para determinar el número de conglomerados, se pueden distinguir 4, 3 y 2 grupos en la medida que se va
ascendiendo en la línea divisoria. Para el presente trabajo se ha optado por 3 categorías, previamente revisando las diferencias
presentes en las escala de interés, y considerando que la distinción entre cada grupo puede ser más bien sutil dado que el grupo
con el cual se trabaja en sí mismo ya pertenece a un extremo de la población (mayor exclusión social).

A continuación, se realizará un análisis discriminante con la finalidad de obtener las ecuaciones entre los 3 clusters, con la
finalidad de contar con un método de clasificación en el futuro al utilizar la pauta de integración social.

82
Análisis de funciones discriminantes multigrupo (ADM)

Análisis discriminante para cluster de 3 grupos.

Una primera aproximación consistió en el uso de análisis de funciones discriminantes


multigrupo (ADM) con el método de introducción de variables independientes juntas,
con el fin de valorar el nivel de discriminación de cada una de las variables empleadas
para la constitución de los 3 clusters obtenidos por el análisis de conglomerado.

Utilizando similar procedimiento, se obtuvieron dos funciones discriminantes


estadísticamente significativas, que se presentan en la Tabla 13.

Tabla 13: Lambda de Wilks.

Lambda de Wilks
Contraste de las Lambda de Chi-
funciones Wilks cuadrado gl Sig.
1 a la 2 ,107 220,997 26 ,000
2 ,458 77,272 12 ,000

Al observar la matriz de estructura obtenida (Tabla 14), es posible apreciar que las
mayores cargas en la función discriminante 1 fueron básicamente Estilo Cultural del
Consumo Problemático (λ = .78) y, someramente, apoyo afectivo (λ = -.14). En cambio, en
la función 2, el mayor peso se lo lleva el índice de exclusión social (λ = .85) y, ligeramente,
Estilo de enfrentamiento de distanciamiento (λ = -.18).

83
Tabla 14: Matriz de estructura

Matriz de estructura
Función
1 2
Escala de Estilo Cultural del Consumo ,799* -,257
Problemático
Apoyo afectivo -,142* -,119
Escala de autoeficacia general -,131* -,025
Estilo de enfrentamiento evasivo ,096* ,012
Locus de control externo, dado por el azar ,096* -,077
Indice de exclusión social (SENDA) ,361 ,849*
Estilo de enfrentamiento de distanciamiento -,096 -,184*
Estilo de enfrentamiento análisis cognitivo- ,136 -,143*
reflexivo
Interacción social positiva -,124 -,142*
Locus de control interno ,023 -,122*
Locus de control externo, dado por razones ,098 -,108*
poderosas
Apoyo emocional -,092 -,105*
Apoyo instrumental -,058 -,084*
Correlaciones intra-grupo combinadas entre las variables discriminantes y las funciones
discriminantes canónicas tipificadas.
Variables ordenadas por el tamaño de la correlación con la función.
* Mayor correlación absoluta entre cada variable y cualquier función discriminante.

Sobre la base de la información previa, se decidió trabajar tan solo con las dos
variables que presentaban las cargas más altas para cada función discriminante y,
de esta forma, proponer las ecuaciones finales de clasificación.

84
Análisis discriminante para cluster de 3 grupos, pero sólo con dos predictores
(incorporados conjuntamente de manera independiente); “índice de exclusión social” y
“escala de Estilo Cultural del Consumo Problemático”.

Incorporando ambas variables de manera simultánea, se obtuvieron dos funciones


discriminantes estadísticamente significativas, que se presentan en la Tabla 15.

Tabla 15: Lambda de Wilks.

Lambda de Wilks
Contraste de las Lambda de Chi-
funciones Wilks cuadrado gl Sig.
1 a la 2 ,150 198,193 4 ,000
2 ,502 71,923 1 ,000

Al observar la matriz de estructura obtenida (Tabla 16), es posible apreciar que la carga
en la función discriminante 1 para Estilo Cultural del Consumo Problemático fue alta (λ =
.93). En cambio, en la función 2, el peso para el índice de exclusión social fue deλ = .89.).

Tabla 16: Matriz de estructura.

Matriz de estructura
Función
1 2
Escala de Estilo Cultural del ,930* -,367
Consumo Problemático
Índice de exclusión social (SENDA) ,461 ,887*
Correlaciones intra-grupo combinadas entre las variables
discriminantes y las funciones discriminantes canónicas
tipificadas
Variables ordenadas por el tamaño de la correlación con la
función.
* Mayor correlación absoluta entre cada variable y cualquier
función discriminante.

85
La Tabla de clasificación (Tabla 17) presenta la capacidad de predicción de cada caso en
función a la pertenencia de su grupo, basado en las funciones discriminantes. La
capacidad de clasificación global llega a un 97% (igual porcentaje para validación
cruzada). El gráfico de discriminación se observa en la figura 18.

Tabla 17: Resultados de la clasificaciónb,c

Resultados de la clasificaciónb,c
Grupo de pertenencia
Ward pronosticado
Method 1 2 3 Total
Original Recuento 1 53 0 1 54
2 2 30 0 32
3 0 0 22 22
% 1 98,1 ,0 1,9 100,0
2 6,3 93,8 ,0 100,0
3 ,0 ,0 100,0 100,0
Validación Recuento 1 53 0 1 54
cruzadaa 2 2 30 0 32
3 0 0 22 22
% 1 98,1 ,0 1,9 100,0
2 6,3 93,8 ,0 100,0
3 ,0 ,0 100,0 100,0
a. La validación cruzada sólo se aplica a los casos del análisis. En la validación cruzada,
cada caso se clasifica mediante las funciones derivadas a partir del resto de los casos.
b. Clasificados correctamente el 97,2% de los casos agrupados originales.
c. Clasificados correctamente el 97,2% de los casos agrupados validados mediante
validación cruzada.

86
Figura 18: Funciones discriminantes canónicas.

Las funciones de clasificación se presentan en la Tabla 18 para la generación de las


predicciones.

Tabla 18: Coeficientes de la función de clasificación.

Coeficientes de la función de clasificación

Ward Method

1 2 3
Índice de exclusión social 2,696 2,316 1,599
(SENDA)
Escala Estilo Cultural del 3,710 1,668 3,353
Consumo Problemático
(Constante) -46,233 -24,038 -26,468

87
Coeficientes de la función de clasificación

Ward Method

1 2 3
Índice de exclusión social 2,696 2,316 1,599
(SENDA)
Escala Estilo Cultural del 3,710 1,668 3,353
Consumo Problemático
(Constante) -46,233 -24,038 -26,468

Funciones discriminantes lineales de Fisher.

La Tabla 18 presenta las funciones de clasificación para generar las predicciones a partir
de las variables de interés seleccionadas por la función discriminante en sujetos futuros,
y basados en esta población normativa. La fórmula es una función lineal simple en la que
se calcula a cada sujeto un puntaje por categoría, clasificándose en aquel en que el valor
sea más alto (en sí mismo, el número no tiene ningún significado directo). Las variables
que fueron seleccionadas y que han quedado en la ecuación son “Índice de exclusión
social” y “Escala de Estilo Cultural del Consumo Problemático”. Las funciones quedan de
la siguiente manera, de acuerdo al nivel de integración social, dada por el análisis de
conglomerados.

Nivel 1 de Integración social (necesidades de Integración Social Altas) = -46,23 + 2,70


(índice de exclusión social) + 3,71 (Escala de estilos culturales del consumo problemático).

Nivel 2 de Integración social medio (necesidades de Integración Social Medias) = -24,04 +


2,32 (índice de exclusión social) + 1,67 (Escala de estilos culturales del consumo
problemático).

Nivel 3 de Integración social (necesidades de Integración Social Medias) = -26,47 + 1,60


(índice de exclusión social) + 3,35 (Escala de estilos culturales del consumo problemático).

En síntesis, cuando se calcule un puntaje por individuo para cada una de las posibles
categorías a la cual podría pertenecer, el mayor puntaje obtenido debe ser asociado a la
categoría a clasificar.

Finalmente, con la finalidad de evaluar la magnitud de las diferencias entre los grupos
obtenido mediante los clusters, se empleó prueba t (dos colas), para evaluar posibles

88
diferencias entre las variables de interés. Aquellas que fueron pesquisadas, se observan
en la figura 19.

Figura 19: Diferencias entre los grupos obtenido mediante los clusters.

Diferencias con p < .05; * Diferencias con p < .06; * *Diferencias con p < .095

Las diferencias observadas son algo más sutiles y requiere de mayor esfuerzo
interpretativo. No obstante, en general, se mueven en la dirección esperada.

4. Algunos cruces de interés

Diferencias por región

Con el fin de explorar algunos resultados, se realizó un ANOVA de una vía entre todos
los predictores de integración social por región. Se pudo observar que solo se encontró
diferencias estadísticamente significativas para “Locus de control externo, dado por el
azar” y “Locus de control externo, dado por razones poderosas”; F (2, 152) = 3.44, p < .05,
y F (2, 152) = 7.06 p < .01 respectivamente. En la Tabla 19 se pueden observar sus
intervalos y medias.

89
Tabla 19: Descriptivos para las variables de interés, según región.
Intervalo de
confianza para la
media al 95%
Desviación Error Límite Límite
N Media típica típico inferior superior Mínimo Máximo
Locus de Antofagasta 30 2,986 1,1388 ,2079 2,560 3,411 1,0 5,1
control Región 70 3,165 1,0141 ,1212 2,923 3,406 1,3 5,7
externo, Metropolitana
dado por el Bío Bío 55 3,556 1,0661 ,1438 3,268 3,844 1,0 5,6
azar
Total 155 3,269 1,0740 ,0863 3,098 3,439 1,0 5,7
Locus de Antofagasta 30 2,481 1,0209 ,1864 2,100 2,862 1,1 4,3
control Región 70 3,069 1,2155 ,1453 2,780 3,359 1,0 5,7
externo, Metropolitana
dado por
Bío Bío 55 3,469 1,1604 ,1565 3,155 3,783 1,0 5,7
razones
Total 155 3,097 1,2058 ,0969 2,906 3,289 1,0 5,7
poderosas

Usando pruebas post hoc (Tukey Test), tanto en el caso de locus de control externo, dado
por el azar como por razones poderosas, las diferencias solo se dieron entre Antofagasta
versus Bío Bío, donde el locus externo es mayor en la VIII región.

Al testear posibles diferencias por región en relación al nivel de severidad de la


integración social, no se encontraron distinciones estadísticamente significativas; χ2(4,
N=108) = 2.58, ns (p=.63). En la Tabla 20 se puede apreciar que el nivel de severidad en
integración social es relativamente homogéneo por región.

Tabla 20: Proporción de nivel de severidad de integración social por Región.


Región
Región
Antofagasta Metropolitana Bío-Bío Total
Nivel se Nivel 1 52,4% 56,0% 40,5% 50,0%
severidad Nivel 2 23,8% 28,0% 35,1% 29,6%
Nivel 3 23,8% 16,0% 24,3% 20,4%
Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%
Nivel 1= Muy severo; Nivel 2= Severo; Nivel 3= Menos severo

90
Diferencias por sexo

Igualmente, al relacionar todas las variables de interés respecto a integración social por
sexo –usando prueba t– se encontraron diferencias significativas para las variables “locus
de control externo, dado por razones poderosas”; “estilo de enfrentamiento de
distanciamiento” y “exclusión social”; t (153) = 2.10, p < .05; t (152) = 2.55, p < .05; t (153) = -
2.48, p < .05 respectivamente.

Tabla 21: Descriptivos para las variables de interés, según sexo.


Error típ. de la
Sexo N Media Desviación típ. media
Locus de control externo, Hombre 109 3,228 1,2005 ,1150
dado por razones Mujer 46 2,787 1,1738 ,1731
poderosas.
Estilo de enfrentamiento Hombre 108 3,496 ,9449 ,0909
de distanciamiento. Mujer 46 3,049 1,1087 ,1635
Puntaje de exclusión social Hombre 109 13,1009 5,06247 ,48490
(a mayor puntaje, mayor Mujer 46 15,2391 4,51262 ,66535
vulnerabilidad).

De acuerdo a los descriptivos de la Tabla 21, se puede apreciar que niveles de locus de
control externo se asocian mayormente a hombres, en cambio, los niveles de exclusión
social están más asociados a mujeres.

Al revisar posibles asociaciones por sexo en relación al nivel de severidad de la


integración social, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas; χ2(4,
N=108) = 4.80, ns (p = .09). En la Tabla 22 se puede apreciar que el nivel de severidad en
integración social es relativamente homogéneo por región, aunque descriptivamente, las
mujeres tienden a mostrarse en una proporción algo mayor en la categoría “muy severo”
(64,3%).

Tabla 22: Proporción de nivel de severidad de integración social por sexo.


Sexo
Mujer Hombre Total
Nivel se 1 64,3% 45,0% 50,0%
severidad 2 28,6% 30,0% 29,6%
3 7,1% 25,0% 20,4%
Total 100,0% 100,0% 100,0%
Nivel 1= Muy severo; Nivel 2= Severo; Nivel 3= Menos severo.

91
Diferencias según tipo de tratamiento ambulatorio o residencial

Finalmente, según tipo de tratamiento, se encontraron diferencias para “locus de control


externo, dado por el azar” ( t (150) = 2.82, p < .01), “locus de control externo, dado por
razones poderosas” ( t (149) = 2.66, p < .05), “estilo de enfrentamiento de distanciamiento”
( t (84) = 2.48, p < .05) y “exclusión social” ( t (150) = -2.21, p < .05).

Tabla 23: Descriptivos para las variables de interés, según tipo de tratamiento.
Tipo de tratamiento,
según si es residencial Desviación Error típ. de
o ambulatorio N Media típ. la media
Locus de control Plan ambulatorio, 101 3,431 1,0907 ,1085
externo, dado por el básico, intensivo
azar Plan residencial 51 2,919 ,9886 ,1384
Locus de control Plan ambulatorio, 101 3,298 1,1673 ,1161
externo, dado por básico, intensivo
razones poderosas Plan residencial 51 2,685 1,2186 ,1706
Estilo de Plan ambulatorio, 100 3,506 ,9186 ,0919
enfrentamiento de básico, intensivo
distanciamiento Plan residencial 51 3,048 1,1460 ,1605
Puntaje de exclusión Plan ambulatorio, 101 13,1188 5,05230 ,50272
social (a mayor básico, intensivo
puntaje, mayor Plan residencial 51 15,0000 4,74552 ,66451
vulnerabilidad)
En general, mayores niveles de locus externo están puestos en personas que se
encuentran en planes de tratamiento ambulatorio. Igualmente, también se observa un
mayor estilo de distanciamiento para este grupo, pero el puntaje mayor de exclusión
social se relaciona al plan residencial.
Finalmente, al revisar posibles asociaciones por tipo de tratamiento en relación al nivel de
severidad de la integración social, no se encontraron diferencias estadísticamente
significativas; χ2(4, N=108) = 2.56, ns (p=.28). En la Tabla 24 se puede apreciar que el
nivel de severidad en integración social es relativamente homogéneo según tipo de
tratamiento, aunque descriptivamente se aprecia un cierto nivel mayor de severidad en
planes residenciales (60,6%).

92
Tabla 24: Proporción de nivel de severidad de integración social, según tipo de
tratamiento.

Tipo de tratamiento, según si es


residencial o ambulatorio
Plan
ambulatorio,
básico, Plan
intensivo residencial Total
Nivel se 1 45,8% 60,6% 50,5%
severidad 2 30,6% 27,3% 29,5%
3 23,6% 12,1% 20,0%
Total 100,0% 100,0% 100,0%
Nivel 1= Muy severo; Nivel 2= Severo; Nivel 3= Menos severo.

93
CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN:

MODELO Y PERFILES DE INTEGRACIÓN SOCIAL SENDA-


MINSAL

Este proyecto buscó comprender en profundidad los elementos claves involucrados en


los procesos de integración social de los usuarios de los centros de tratamiento por
consumo de drogas y/o alcohol, de modo de entregar una herramienta de evaluación de
perfiles de integración social a los centros de tratamiento en convenio SENDA-MINSAL,
inicialmente de las regiones de Antofagasta, Biobío y Metropolitana. Para ello el proyecto
incluyó una extensa revisión de los antecedentes teóricos y empíricos, disponibles a nivel
nacional e internacional sobre la temática. Fueron revisadas las políticas públicas de
Brasil, Costa Rica, Argentina, Australia, Canadá, Reino Unido, España y Chile, y los
antecedentes teóricos y empíricos sobre integración social de consumidores
problemáticos de drogas y alcohol, nacionales e internacionales. Entre los principales
resultados destacan:

- Cambio de Paradigma sobre Drogas: Transitando desde la noción de inclusión social y


pobreza a la de integración y exclusión social, entendiendo la exclusión social como un
proceso de cambio, tanto en los individuos como en la sociedad. Es decir, como un
proceso interactivo en que un contexto determinado no provee a un individuo, grupo
o familia, oportunidades para su desarrollo. Proceso que no sólo ocurre al ser negadas
condiciones físicas de supervivencia, sino también mediante la generación de una serie
de discursos culturales estigmatizantes que tienen como principal consecuencia la
generación de prácticas discriminatorias.

En este sentido, el discurso del crimen asociado a las drogas ilícitas, tiene un fuerte
componente ideológico y produce un efecto de rechazo social basado en la suposición
de peligrosidad de estas personas. En la misma línea, expertos en tratamiento e
integración social de los usuarios de los centros de tratamiento del país7, sostienen que
una de las barreras que observan para la integración social de los usuarios es la
discriminación y estigmas asociados a los mismos, tales como ser delincuentes, sucios,
flojos, entre otros, los cuales generan una serie de resistencias por parte de los

7Para la evaluación del Modelo de Integración Social construido se consultó la opinión experta de integrantes
de equipos de tratamiento de las regiones de Antofagasta, Bio Bío y Metropolitana, en la modalidad de grupo
focal.

94
servicios de salud y todos los actores que se ven involucrados en los procesos de
integración social.

De este modo la criminalización del consumo no sólo favorece la perpetuación de


condiciones de exclusión social, mediante el rechazo social, sino también genera una
serie de resistencias por parte de los consumidores de drogas en relación a los
servicios de salud y a la sociedad en su conjunto, ya que la asociación
“droga=delincuencia”, genera en los consumidores de drogas procesos que
obstaculizan su recuperación, tales como la postergación o rechazo de tratamientos
debido a la desconfianza que les provocan los mismos; la negación y ocultamiento del
hecho de ser consumidores de drogas, por miedo a la sanción penal del mismo; y el
desarrollo de una serie de prácticas de cuidado auto-referenciales que pudiesen
incluso complejizar el tratamiento futuro, como el engaño, la mentira, el aislamiento, y
el consumo de otras drogas consideradas “más inofensivas”, entre otras (50). Todo ello
podría permitir comprender el bajo nivel de participación y conocimiento de
beneficios sociales por parte de los usuarios de los centros de tratamiento del país (en
tanto un 52% no conoce o no sabe cómo participar de beneficios estatales).

- Presencia de indicadores de exclusión social en la población usuaria de centros de


tratamiento del país: esto implicó incorporar un conjunto de indicadores conocidos
que se asocian a la exclusión social, tales como déficit en escolaridad, empleo y
vivienda, alta complejidad del consumo (Alto a medio Compromiso Biopsicosocial,
gran co-morbilidad y existencia de poli consumo), y la baja inserción y participación
en las políticas sociales y servicios otorgados por el Estado.

- Existencia de al menos cuatro enfoques de tratamiento e integración: que tienen por


objeto dar cuenta de procesos de integración social, tales como Enfoque de Reducción
de Daños, Enfoque de Capital de Recuperación, Enfoque de Recuperación Sustentable
y Cuidados Orientados a la Recuperación.

- Creciente énfasis en Integración Social de la Política Nacional de Drogas: en la que


también se evidencia un tránsito hacia concepciones más integradoras y
multisectoriales al reconocer el problema de drogas como social, multidimensional e
intersectorial.

A partir de dichos antecedentes –y en constante retroalimentación con la contraparte


SENDA– se generó una propuesta de Modelo y Perfiles de Integración Social, que en una
segunda fase del proyecto, fueron evaluados por expertos integrantes de equipos de

95
tratamiento y encargados de SENDA nacional y regionales, haciendo uso de la técnica de
grupos focales en las regiones de Antofagasta, Metropolitana y Bio Bío. A partir de ello,
se efectuaron las modificaciones pertinentes al Modelo de Integración Social,
determinando las dimensiones que fueron incorporadas al instrumento que permitió
evaluar el nivel de integración social de los usuarios de las regiones antes mencionadas.

Así, el Modelo de Integración Social contempló todas las variables consideradas


relevantes por la evidencia científica nacional e internacional (Enfoque de Capital de
Recuperación, de Recuperación Sustentable y Cuidados Orientados a la Recuperación), la
Estrategia Nacional de Drogas y Alcohol 2011-2014, la revisión de las Políticas Públicas
de Drogas y Alcohol de los países estudiados8, la opinión de los/las expertos/as de
Centros de Tratamiento y Rehabilitación de las regiones de Antofagasta, Metropolitana y
Bio Bío, así como de los integrantes del área de integración social de SENDA central. El
objetivo fue facilitar la implementación de la actual Estrategia Nacional de Drogas y
Alcohol 2011-2014 en su área de integración social. El modelo tuvo como eje articulador
las fortalezas de los usuarios, considerando sus expectativas respecto al tratamiento y a
los procesos de integración social que lo involucra. Para ello, se consideró central el
establecimiento de objetivos personalizados, que consideren tanto el nivel actual de los
distintos capitales de recuperación, como las expectativas que tiene cada sujeto respecto a
las dimensiones involucradas en cada capital de recuperación (Físico, Humano, Social y
Cultural).

Desde este modelo9 se comprende la intervención en tres niveles de complejidad


(personal, familiar y de la comunidad), todos los cuales son necesarios para desarrollar
procesos de integración progresivos, que permitan a los/las usuarios/as salir de una
condición de exclusión social e incrementar sus niveles de autonomía personal. De esta
forma, reconoce que los procesos de integración social implican un rol activo de todos los
agentes involucrados, siendo responsabilidad de los y las usuarios(as) y de la sociedad en
su conjunto desarrollar mecanismos que permitan una recuperación sostenida en el
tiempo, cuestión fundamental al comprender el consumo de drogas y/o alcohol como una
enfermedad crónica vinculada a la situación de exclusión social que viven los
consumidores, por lo que se requiere seguimiento en procesos a largo plazo.

8Costa Rica, Brasil, Argentina, Chile, Canadá, Australia, España y Reino Unido.
9Incorporando elementos centrales del Enfoque de Capital de Recuperación (base en la Estrategia Nacional
de Drogas y Alcohol 2011-2014), de Recuperación Sustentable y Cuidados Orientados a la Recuperación.

96
De este modo, los actores principales en los procesos de integración social son el Estado,
como transformador de cambios en el contexto; el Usuario, como foco y centro del
proceso de integración social; los Equipos de Tratamiento, como mediadores y
facilitadores de cambios en el usuario. Y, en menor medida, los privados como
generadores de espacios de integración social.

Una vez construido el Modelo de Integración Social, en una tercera fase, se dio inicio a la
generación de un sistema de evaluación de integración social, mediante el ensamblaje y
adaptación de escalas, además de la incorporación de ítems construidos por el equipo de
integración de SENDA nacional y el equipo de la Universidad Diego Portales. De este
modo, se generó un Protocolo de Integración Social estructurado en dos apartados. El
primero, constituyó una Ficha de Integración Social, que evaluaba variables reportables por
los equipos de tratamiento de los centros de rehabilitación; el segundo, fue un
Cuestionario de Integración Social, que consideró variables reportadas por los propios
usuarios, ligadas a percepciones y componentes subjetivos del proceso de integración
social. Este protocolo fue aplicado a 155 usuarios de los centros de tratamiento de las
regiones de Antofagasta, Metropolitana y Bio Bío con el objetivo de evaluar los niveles de
integración social y definir las dimensiones que discriminan de mejor forma entre los
distintos perfiles de integración social.

Se efectuó un análisis estadístico de tipo descriptivo e inferencial. En relación al primero,


este arrojó entre sus resultados que los usuarios entrevistados son en su mayoría
hombres (70%) y la edad promedio es de 35 años. Del total de usuarios entrevistados, el
50,6% indica tener pareja, sin embargo el mayor número de hijos lo declaran personas
separadas. La gran mayoría señaló vivir en casa (84%) y se pudo observar una cierta
distribución homogénea por cada quintil. Respecto al ingreso, el 40% de los participantes
señaló tener dificultades para cubrir sus necesidades, y un 60% no tener dificultad
alguna, lo cual puede asociarse con que el 67% de los usuarios se había encontrado
desempleado durante el último año (el 50% de ellos indicó que estuvo 8 meses o menos y
el 25% todo el año).

En cuanto a la severidad del trastorno de consumo de drogas los usuarios se clasificaron


de la siguiente forma: 43% en abstinencia con síndrome de dependencia, el 34% en
abstinencia en medio protegido y el 12% fue categorizado en consumo perjudicial. El 31%
de los usuarios presentaba alguna patología física asociada al consumo, sin embargo el
88% de los usuarios indican tener una buena o muy buena salud general. Respecto a la

97
situación penal, el 60% no presentaba historia de conflicto con la justicia versus el 40%
que sí la habían tenido, siendo un 16% quienes habían cumplido condena.

Un resultado importante de observar fue que sólo el 10% de los usuarios indicaron
participar regularmente en algún beneficio del Estado, versus un 52% que no conoce o no
sabe cómo participar en dichos beneficios, resultados que relevan la importancia de
contar con un sistema de gestión de redes que permita a los usuarios sostener su
recuperación en el tiempo e integrarse socialmente.

El análisis inferencial, se efectuó a partir de tres procesos: correlación entre las variables
psicológicas de interés, la exploración de grupos naturales que componen la población,
basado en los datos de los diversos instrumentos empleados para medir integración
social y criterios de expertos (profesionales de los centros). A partir de este
procedimiento, el análisis inferencial arrojó en primer lugar que la población estudiada
presenta cierta diversidad en relación a las dimensiones consideradas en los procesos de
integración social, característica que implica una estructura factorial de más de un
componente. En segundo lugar, se observó un fuerte sesgo por parte de los centros al
momento de clasificar a los usuarios en los perfiles de integración social, existiendo una
alta tendencia a clasificar a los usuarios en nivel medio de integración social (99 sujetos
versus 31 en nivel bajo y 24 en alto). Situación que, de acuerdo a reportes en terreno,
responde a la dificultad, por parte de los equipos de tratamiento, en categorizar a sus
usuarios. Esto implicó que frente a la duda, los equipos generalmente optaran por el nivel
medio de integración.

Por último, se realizó un “análisis de conglomerados” con el objeto de observar los


distintos grupos que emergen en función a las variables de interés10. En el presente
trabajo se pudo observar que el número óptimo de clusters que surgieron en el análisis
correspondió a 3, dando lugar a tres niveles de integración evaluados como “necesidades
de integración social altas”, “necesidades de integración social medias” y “necesidades
de integración social bajas” (para mayor detalle respecto a las características de cada
grupo Ver Anexo 27). A partir de estos resultados, se calculó posteriormente una función
lineal simple, por medio de la técnica de análisis discriminante, para generar una
ecuación que permita en el futuro clasificar a los usuarios en estos tres niveles. Las
variables que generan la discriminación (la categorización cada uno de los niveles de

10Locus de control interno, Locus de control externo dado por el azar, Locus de control externo dado por
razones poderosas, Escala de autoeficacia general, Estilo de enfrentamiento evasivo, Estilo de enfrentamiento
de distanciamiento, Estilo de enfrentamiento de reevaluación positiva, Estilo de enfrentamiento análisis
cognitivo-reflexivo, Apoyo social global, Escala de cultura de adicción y Puntaje de exclusión social

98
integración social) fueron el Índice de Exclusión Social y la Escala de Estilos Culturales
del Consumo Problemático.

En resumen se puede concluir que:

A. Los usuarios de los centros de tratamiento se encuentran en situación de


exclusión, característica que les dificulta el desarrollo de los distintos Capitales de
Recuperación, por ende se vuelve fundamental el rol que cumple el Estado, la
sociedad, el mundo privado, los centros de tratamiento y los propios usuarios, en
los procesos de integración social.

B. La exclusión social, es un proceso que no sólo se relaciona con condiciones físicas,


sino también tiene un acervo cultural que impide –mediante procesos de
estigmatización y discriminación– procesos de integración social. En este sentido,
es fundamental comprender que el discurso del crimen asociado a las drogas
ilícitas, tiene un fuerte componente ideológico y produce un efecto de rechazo
social basado en la suposición de peligrosidad de estas personas. De este modo, la
criminalización del consumo no sólo favorece la perpetuación de condiciones de
exclusión social, mediante el rechazo social, sino también genera una serie de
resistencias por parte de los consumidores de drogas en relación a los servicios de
salud y a la sociedad en su conjunto, ya que la asociación “droga=delincuencia”,
genera en los consumidores de drogas procesos que obstaculizan su recuperación,
tales como la postergación o rechazo de tratamientos debido a la desconfianza
que les provocan los mismos; la negación y ocultamiento del hecho de ser
consumidores de drogas, por medio a la sanción penal del mismo; y el desarrollo
de una serie de prácticas de cuidado auto-referenciales que pudiesen incluso
complejizar el tratamiento futuro, como el engaño, la mentira, el aislamiento, y el
consumo de otras drogas consideradas “más inofensivas”, entre otras (50). Lo cual
podría permitir comprender el bajo nivel de participación y conocimiento de
beneficios sociales por parte de los usuarios de los centros de tratamiento del país
(en tanto un 52% no conoce o no sabe cómo participar de beneficios estatales).

C. En concordancia con lo anterior, es que el Modelo de Integración Social reconoce


distintos niveles de intervención: individual, familiar y de la comunidad y
diversas dimensiones.

99
D. El trabajo en integración social, necesita considerar las expectativas de los propios
usuarios, con el objetivo de realizar un trabajo individual sobre la base de
itinerarios personalizados.

E. Un elemento fundamental para el trabajo en integración social corresponde a una


adecuada gestión de redes, beneficios y subsidios que permitan a los usuarios
desarrollar un adecuado proceso de integración, lo cual se vuelve fundamental ya
que este proyecto deja en evidencia que la relación de los usuarios con los
servicios otorgados por el Estado no es expedita y es alto el nivel de
desconocimiento respecto a ellos.

F. A partir del análisis estadístico se pueden extraer 3 grupos, que permiten


clasificar a la población estudiada en tres perfiles de integración social:
necesidades de integración social altas, medias y bajas.

100
RECOMENDACIONES

A la luz de los resultados antes expuestos y con el objetivo de viabilizar y garantizar los
elementos necesarios para su adecuada implementación se recomienda:

• Generar estrategias comunicacionales masivas que tengan como foco sensibilizar


en la línea de exclusión social. En este punto, es central considerar que la sociedad
chilena presenta, y en especial los usuarios de los centros de tratamiento,
alarmantes indicadores de desigualdad y exclusión social. Por ello, requieren de
la participación activa e informada en beneficios estatales y privados, lo que sólo
es posible a través de modificaciones profundas a nivel cultural, que tengan como
centro el hacer frente a estigmas sociales asociados al consumo y, por ende,
busquen acabar con prácticas discriminatorias que perpetúan situaciones de
exclusión social.

• Comprender el consumo de drogas, principalmente, como un problema de salud


crónico con consecuencias individuales, pero con un sustento social que es
innegable. Los estigmas asociados al consumo, que lo relacionan con la
delincuencia generan prácticas discriminatorias sustentadas en la falta de
información respecto al consumo problemático de drogas. Por ello son
fundamentales las campañas informativas y los planes de educación en drogas,
dirigidas específicamente a todos aquellos actores sociales que tienen incidencia
directa en procesos de integración social.

• Identificar las necesidades en términos de recursos humanos y económicos a nivel


central y sobre todo en la estructura organizativa de cada centro para llevar a cabo
los procesos de integración social. Resulta clave idear un diseño que permita
visibilizar la integración social a la par de los procesos de tratamiento.

• Contar – en los equipos de los centros de tratamiento del país– con profesionales a
cargo de la implementación del área de integración social. Esto se vuelve
indispensable para establecer itinerarios personalizados de integración social.

• Fortalecer el rol rector del área de integración social a nivel nacional de SENDA en
la entrega de soporte, lineamientos, directrices y normas técnicas a los equipos de
los centros de tratamiento.

101
• Planificar una estrategia de transferencia de capacidades (capacitación,
entrenamiento y actualización permanente) a los equipos de los centros de
tratamiento, siendo el nivel central con su representación regional quienes
debiesen asumir esta tarea.

• Diseñar un piloto para la instalación de un sistema de integración social


transectorial que permita una expedita y eficaz articulación de redes, tanto a nivel
nacional, como regional y comunal. Una adecuada gestión de redes permitirá
garantizar la efectividad de los procesos de integración social.

102
REFERENCIAS

(1) Dulzaides Iglesias, María Elinor Y Molina Gomez, Ana María. (2004). Análisis
documental y de información: dos componentes de un mismo proceso. ACIMED
[online]. 12, 2, pp. 1-5.

(2) Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y


Alcohol (ex CONACE), Ministerio del Interior y Seguridad Pública. (2011).
Estrategia Nacional de Drogas y Alcohol 2011-2014.

(3) White, W. & Cloud, W. (2008). Recovery Capital: A primer for addictions
professionals. Counselor, 9(5), 22-27.

(4) Área Técnica de Tratamiento y Rehabilitación, SENDA (ex CONACE) (2011).


Informe 2010. Evaluación Técnica. Convenio CONACE-FONASA-MINSAL.
Programa Planes de Tratamiento y Rehabilitación de Personas con Problemas
Derivados del Consumo de Drogas Ilícitas u otras Sustancias Estupefacientes o
Psicotrópicas.

(5) Pita, S y Pértigas, S. (2002). Investigación cuantitativa y cualitativa. Obtenido de


Internet el 15 de septiembre, 2011, del sitio web:
http://www.fisterra.com/mbe/investiga/cuanti_cuali/cuanti_cuali2.pdf

(6) Romo M., Marcela y Castillo D., Carlos. (2002). Social sciences methods applied to
nutritional ISSUES. Rev. chil. nutr. [online], vol.29, n.1, pp. 14-22. Disponible en:
<http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-
75182002000100003&lng=es&nrm=iso>. ISSN 0717-7518. doi: 10.4067/S0717-
75182002000100003.

(7) Krueger, (1991), En Barraza, A. Y Guriérrez, D. (2005). Técnicas e instrumentos para


la detección de necesidades de formación docente. VIII Congreso Nacional de
Investigación Educativa noviembre de 2005.
http://www.upd.edu.mx/librospub/varios/TENECFOR.pdf

103
(8) Abela, J. (2003). Las Técnicas de Análisis de Contenido: una revisión actualizada.
Consultado el 4 de septiembre de 2010 en:
http://public.centrodeestudiosandaluces.es/pdfs/S200103.pdf

(9) Krippendorff (1990, p 28), en Abela, J. (2003, p.3). Las Técnicas de Análisis de
Contenido: una revisión actualizada. Consultado el 4 de septiembre de 2010 en:
http://public.centrodeestudiosandaluces.es/pdfs/S200103.pdf

(10) Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de


Drogas y Alcohol (ex CONACE), Ministerio del Interior y Seguridad Pública
(2010). Glosario Técnico SISTRAT. Convenio CONACE-FONASA-MINSAL.

(11) Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y


Alcohol (ex CONACE). Gobierno de Chile. (2005). Programa Abriendo Puertas.
Programa para la Integración Socio Ocupacional de personas drogodependientes.

(12) Romeo & García (1983). Escala E-I de Levenson, Versión Romero-García. En Y,
Guerrero & G., Perozo (2009). Reactancia psicológica y locus de control ene
estudiantes universitarios opositores. Universidad Rafael Urdanate, Facultad de
Ciencias Políticas, Administrativas y Sociales. Escuela de Psicología.

(13) Vera-Villarroel, P., Córdova-Rubio, N. & Celis-Atenas, K. (2009). Evaluación del


optimismo: análisis preliminar del Life Orientation Test versión revisada (LOT-R)
en población chilena. Univ. Psychol. Bogotá, Colombia, 8, 1, pp. 61-68.

(14) Baessler y Schwarzer (1996). En P, Sanjuán, A.M., Pérez y J, Bermúdez (2000).


Escala de autoeficacia general: datos psicométricos de la adaptación para población
española. Psicothema, 12, 2, pp. 509-513.

(15) Lazarus y Folkman (1998). En L. Zavala, R. Rivas, P. Andrade & L. Reidl (2008).
Validación del instrumento de estilos de enfrentamiento de Lazarus y Folkman en
adultos de la ciudad de México. Revista Internacional de Psicología y Educación.

(16) De La Revilla L, Luna J, Bailón E, Medina I. (2005) Validación del cuestionario MOS
de apoyo social en atención primaria. Medicina de Familia (And), 6, pp. 10-8. En N,
Riquelme y J, Merino (2002). Sistemas de enfrentamiento en familias de enfermos
alcohólicos. Cienc enferm, 8, pp. 37-47.

104
(17) White, W. (en la web). Culture of Addiction Enmeshment Scale. Extraído de
internet el 19/07/2011, del sitio web:
http://www.williamwhitepapers.com/recovery_toolkit/

(18) Ministerio de Salud, Gobierno de Chile. (2010). Encuesta Nacional de Trabajo y


Salud (ENETS).

(19) ARAUCARIA. Encuesta nacional de condiciones de trabajo y salud del proyecto


Policy and practices with regard to work-related mental health problems in chile: a
gender perspective.

(20) Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). (2006) Serie
Políticas Sociales. Cambios de las políticas sociales: políticas de género y familia.
Extraído el 22 de agosto de 2011 del sitio electrónico:
http://www.eclac.org/publicaciones/xml/3/24453/sps119_lcl2519.pdf

(21) Pons, X. (2008). Modelos interpretativos del consumo de drogas. Polis, vol. 4, 2,
pp.157-186.

(22) Ministerio de Salud de Costa Rica. Instituto sobre Alcoholismo y


Farmacodependencia. (2008). Política del sector salud para la Atención de los
problemas derivados del consumo de alcohol, tabaco y otras drogas en Costa Rica.

(23) Gabinete de Segurança Institucional. (2005). "Política Nacional Sobre Drogas”.


Brasília

(24) Presidencia de la Nación Argentina. Secretaría de Programación para la prevención


de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico. (2009). "Plan de Prevención
Integral de la Drogodependencia y de Control del Tráfico Ilícito de Drogas.

(25) Ministerial Council on Drug Strategy. (2010). "NatioNal DrugStrategy 2010–2015: A


framework for action on alcohol, tobacco and other drugs". Australia

(26) Ministerio de Sanidad de Política Social, Gobierno de España. (2009). Estrategia


Nacional sobre Drogas 2009-2014.

105
(27) Gobierno del Reino Unido (2010). Drug Strategy 2010. Reducing demand,
restricting supply, building recovery: Supporting people to live a Drug Free life.

(28) National Anti-Drug Strategy (en la web). Action Plans. Extraído de internet el
25/07/2011 del sitio web: nationalantidrugstrategy.gc.ca

(29) Best, D., Rome, A., Hanning, K., White, W., Gossop, M., Taylor, A. & Perkins, A.
(2010). Research For Recovery: A Review of the Drugs Evidence Base. The Scottish
Government.

(30) Laudet, Alexandre B. and White, William L. (2008). Recovery Capital as Prospective
Predictor of Sustained Recovery, Life Satisfaction, and Stress Among Former Poly-
Substance Users. Substance Use & Misuse, Vol. 43, No. 1 : Pages 27-54

(31) Cloud W, Granfield R. (2004). A life course perspective on exiting addiction: the
relevance of recovery capital in treatment. NAD publication (Nordic Council for
Alcohol and Drug Research); 44:185-202

(32) Laudet, A, Morgen, K., & White, W. (2006); Cloud, W., & Granfield, R. (in press), en
White, W. & Cloud, W. (2008). Recovery capital: A primer for addictions
professionals. Counselor, 9(5), 22-27

(33) Cloud, W. and Granfield, R. (2008) Conceptualizing Recovery Capital, Expansion of


a Theoretical Construct. Substance Use & Misuse,43:pp.1971–1986

(34) Comunidad Terapéutica Talita Kum de la Fundación Cristo Vive, para SENDA (ex
CONACE). (2009). “Buenas Prácticas en Integración Social”.

(35) Área Técnica de Tratamiento y Rehabilitación. SENDA (ex CONACE) (2011).


Informe 2010. Evaluación Técnica. Convenio CONACE-FONASA-MINSAL.
Programa Planes de Tratamiento y Rehabilitación de Personas con Problemas
Derivados del Consumo de Drogas Ilícitas u otras Sustancias Estupefacientes o
Psicotrópicas.

106
(36) Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y
Alcohol (ex CONACE) (2009). Información sobre los usuarios en el Sistema
Intersectorial de Protección Social de los Programas de Tratamiento del CONACE.

(37) Comunidad Terapéutica Talita Kum de la Fundación Cristo Vive, para el SENDA
(ex CONACE). (2009). “Buenas Prácticas en Integración Social”.

(38) Bischof, G. et.al. (2003). Types of natural recovery from alcohol dependence: a
cluster analytic approach. Addiction, Vol. 98 Issue 12, p1737-1746.

(39) Haydée Rosovsky. (2007). Ponencia presentada en el Coloquio Internacional sobre


Políticas de Drogas. Encuentro de Saberes y Experiencias. Prevención, Tratamiento
y Reducción del Daño. 12 y 13 de noviembre de 2007, Escuela Nacional de Trabajo
Social, UNAM.

(40) White, William. And Kurtz, Ernest. (2005). The varieties of recovery experience: a
primer for addiction treatment professionals and recovery advocates. International
Journal of Self Help and Self Care. Volume 3, Number 1-2, 21-61.

(41) Best, D. & Laudet, A. (2010). The Potential Of Recovery Capital. RSA Proyects.
Citizen, Peterborough.

(42) White, W. & Cloud, W. (2008). Recovery Capital: A primer for addictions
professionals. Counselor, 9(5), 22-27.

(43) Granfield y Cloud (2001), Social Context and “Natural Recovery”: The Role of
Social Capital in the Resolution of Drug-Associated Problems’, Substance Use and
Misuse. En Best & Laudet. (2010) The Potential Of Recovery Capital. RSA Proyects.
Citizen, Peterborough.

(44) White, W. (1996). Pathways from the culture of addiction to the culture of recovery:
A travel guide for addiction professionals (2nd ed.). Center City, MN: Hazelden. En
White, W. (en la web.), Culture of Addiction Enmeshment Scale.

(45) United Nations office on drugs and crime UNODC. (2008). Sustained Recovery
Management Good Practice.

107
(46) Substance Abuse and Mental Health Services Administration U.S. Department of
Health and Human Services Center for Substance Abuse Treatment (2005).
National Summit on Recovery. Conference Report.

(47) U.S. Department of Health and Human Services. Substance Abuse and Mental
Health Services Administration. Center for Substance Abuse Treatment
(2009)Approaches to Recovery-Oriented Systems of Care at the State Level and
Local Levels: Three Case Studies

(48) Ministerio de Desarrollo Social (ex MIDEPLAN), Secretaria Ejecutiva del Sistema
de Protección Social Chile Solidario (2008). Orientaciones para la gestión de
condiciones mínimas (Parte Uno): Prog. Calle Chile Solidario. Obtenido de Internet
el 15 de noviembre, 2011, del sitio web:
http://www.ministeriodesarrollosocial.gob.cl/btca/txtcompleto/mideplan/orient.con
d.min_p.1.pdf

(49) Pierre Bourdieu, (1980). The logic of practice. Polity: London. En D. & Laudet, A.
(2010). The Potential Of Recovery Capital. RSA Proyects. Citizen, Peterborough.

(50) Epele, M. (2007). La lógica de la sospecha. Sobre criminalización del uso de drogas,
complots y barreras de acceso al sistema de salud. Cuadernos de Antropología
Social 25, 151–168.

(51) Vázquez, A. y Stolkiner, A. (2010). Procesos de estigma y exclusión en salud.


Articulaciones entre estigmatización, derechos ciudadanos, uso de drogas y
drogodependencia. Facultad de Psicología - UBA / Secretaría de Investigaciones /
anuario de investigaciones / volumen XVI, pp. 295-303.

(52) Epele, M. (2007). La lógica de la sospecha. Sobre criminalización del uso de drogas,
complots y barreras de acceso al sistema de salud. Cuadernos de Antropología
Social Nº 25, pp. 151–168, 2007.

108
ÍNDICE DE TABLAS Y FIGURAS

Tabla 1: Características de la Muestra 11

Tabla 2: Tipo de Plan de Tratamiento 12

Tabla 3: Aplicación de Protocolo de Integración Social en las regiones de 17


Antofagasta, Metropolitana y Bio Bío

54
Tabla 4: Edad y sexo de la población de estudio, según tipo de plan de tratamiento

Tabla 5: Situación de pareja, según sexo y número de hijos


55

Figura 1: Situación de vivienda


56

Figura 2: Situación de ingresos per cápita


56

Figura 3: Severidad del trastorno de consumo de sustancias


57

Figura 4: Situación penal actual del usuario


57

Tabla 6: Prevalencia de algún trastorno físico asociado al consumo de drogas


58

Tabla 7: Situación actual con servicios otorgados por el Estado, según edad y sexo

109
59

Tabla 8: Actividad, según años de escolaridad y sexo

59

Figura 5: Percepción sobre el alcance del ingreso total familiar

60

Figura 6: Percepción sobre el alcance del ingreso total familiar

61

Figura 7: Diagrama de caja para locus de control interno y externo

62

Figura 8: Histograma para autoeficacia general

63

Tabla 9: Descriptivos para estilos de enfrentamiento

63

Figura 9: Diagrama de caja para estilos de enfrentamiento

64

Tabla 10: Descriptivos para apoyo social

64

Figura 10: Diagrama de caja para apoyo social

65

Figura 11: Histograma para Estilo Cultural del Consumo Problemático

65

Tabla 11: Matriz de componentes sin rotar

110
66

Tabla 12: Matriz de componentes rotados

67

Figura 12: Proporción de casos clasificado en nivel de integración, según centros

69

Figura 13: Distribución del índice de situación financiera

72

Figura 14: Distribución del índice de situación laboral

74

Figura 15: Distribución del índice de precariedad de la vivienda

77

Figura 16: Estadísticas y distribución del indicador final de exclusión social

81

Figura 17: Dendograma para el conjunto de variables de integración social

82

Tabla 13: Lambda de Wilks

83

Tabla 14: Matriz de estructura

84

Tabla 15: Lambda de Wilks

85

Tabla 16: Matriz de estructura

111
85

Tabla 17: Resultados de clasificación

86

Figura 18: Funciones discriminantes canónicas

87

Tabla 18: Coeficientes de la función de clasificación

87

Figura 19: Diferencias entre los grupos obtenido mediante los clusters

89

Tabla 19: Descriptivos para las variables de interés, según región

90

Tabla 20: Proporción de nivel de severidad de integración social por Región

90

Tabla 21: Descriptivos para las variables de interés, según sexo

91

Tabla 22: Proporción de nivel de severidad de integración social por sexo

91

Tabla 23: Descriptivos para las variables de interés, según tipo de tratamiento

92

Tabla 24: Proporción de nivel de severidad de integración social, según tipo de


tratamiento.
93

112

Вам также может понравиться