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A. Servidumbre de protección
B. Servidumbre de tránsito
C. Servidumbre de acceso al mar
D. Otras limitaciones de la propiedad
E. Zona de influencia
1. Nacimiento y contenido
2. Sujetos
3. Objeto
4. Contenido
A) Derecho moral de autor
B) Derechos de explotación
C) Otros derechos
5. Duración
7. Extinción
A. Servidumbre de protección.
Se regula en los arts. 23 y sigs.
En virtud del art. 23, la servidumbre de protección recaerá sobre una
zona de 100 metros medida tierra adentro desde el límite interior de la
ribera del mar. La extensión de esta zona podrá ser ampliada por la
Administración del Estado, de acuerdo con la de la Comunidad
Autónoma y el Ayuntamiento correspondiente, hasta un máximo de otros
100 metros, cuando sea necesario para asegurar la efectividad de la
servidumbre, en atención a las peculiaridades del tramo de costa de que
se trate.
El art. 24 determina qué se puede hacer en la zona de protección: En
los terrenos comprendidos en esta zona se podrán realizar sin necesidad
de autorización cultivos y plantaciones, sin perjuicio de lo establecido en
el artículo 27.
En los primeros 20 metros de esta zona se podrán depositar
temporalmente objetos o materiales arrojados al mar y realizar
operaciones de salvamento marítimo; no podrán llevarse a cabo
cerramientos, salvo en las condiciones que se determinen
reglamentariamente.
Los daños que se ocasionen por las ocupaciones a que se refiere el
párrafo anterior serán objeto de indemnización según lo previsto en la
Ley de Expropiación Forzosa.
El art. 25 determina las actividades prohibidas, como edificaciones
destinadas a residencia o habitación o actividades que impliquen la
destrucción de yacimientos de áridos o el tendido aéreo de líneas
eléctricas de alta tensión.
Con carácter ordinario, sólo se permitirán en esta zona las obras,
instalaciones y actividades que, por su naturaleza, no puedan tener otra
ubicación o presten servicios necesarios o convenientes para el uso del
dominio público marítimo-terrestre, así como las instalaciones deportivas
descubiertas. En todo caso, la ejecución de terraplenes, desmontes o tala
de árboles deberán cumplir las condiciones que se determinen
reglamentariamente para garantizar la protección del dominio público.
Excepcionalmente y por razones de utilidad pública debidamente
acreditadas, el Consejo de Ministros podrá autorizar las actividades e
instalaciones a que se refieren las letras b) y d) del apartado 1 de este
artículo. En la misma forma podrán ser autorizadas las edificaciones a
que se refiere la letra a) y las instalaciones industriales en las que no
concurran los requisitos del apartado 2, que sean de excepcional
importancia y que, por razones económicas justificadas, sea conveniente
su ubicación en el litoral, siempre que, en ambos casos, se localicen en
zonas de servidumbre correspondientes a tramos de costa que no
constituyan playa, ni zonas húmedas u otros ámbitos de especial
protección. Las actuaciones que se autoricen conforme a lo previsto en
este apartado deberán acomodarse al planeamiento urbanístico que se
apruebe por las Administraciones competentes.
B. Servidumbre de tránsito
En virtud del art. 27, la servidumbre de tránsito recaerá sobre una
franja de seis metros, medidos tierra adentro a partir del límite interior
de la ribera del mar. Esta zona deberá dejarse permanentemente
expedita para el paso público peatonal y para los vehículos de vigilancia
y salvamento, salvo en espacios especialmente protegidos.
En lugares de tránsito difícil o peligroso dicha anchura podrá
ampliarse en lo que resulte necesario, hasta un máximo de 20 metros.
Esta zona podrá ser ocupada excepcionalmente por obras a realizar en
el dominio público marítimo-terrestre. En tal caso se sustituirá la zona
de servidumbre por otra nueva en condiciones análogas, en la forma en
que se señale por la Administración del Estado. También podrá ser
ocupada para la ejecución de paseos marítimos.
E. Zona de influencia
El art. 30 regula la llamada zona de influencia: La ordenación
territorial y urbanística sobre terrenos incluidos en una zona, cuya
anchura se determinará en los instrumentos correspondientes y que será
como mínimo de 500 metros a partir del límite interior de la ribera del
mar, respetará las exigencias de protección del dominio público
marítimo-terrestre a través de los siguientes criterios:
a) En tramos con playa y con acceso de tráfico rodado, se preverán
reservas de suelo para aparcamientos de vehículos en cuantía suficiente
para garantizar el estacionamiento fuera de la zona de servidumbre de
tránsito.
b) Las construcciones habrán de adaptarse a lo establecido en la
legislación urbanística. Se deberá evitar la formación de pantallas
arquitectónicas o acumulación de volúmenes, sin que, a estos efectos, la
densidad de edificación pueda ser superior a la media del suelo
urbanizable programado o apto para urbanizar en el término municipal
respectivo.
Para el otorgamiento de las licencias de obra o uso que impliquen la
realización de vertidos al dominio público marítimo-terrestre se requerirá
la previa obtención de la autorización de vertido correspondiente.
1. Nacimiento y contenido
El derecho de propiedad intelectual corresponde al autor por el solo
hecho de su creación, como dispone el art. 1º L.P.I. y se halla integrado
integrado, según el art. 2 L.P.I., por derechos de carácter personal y
patrimonial, que atribuyen al autor la plena disposición y el derecho
exclusivo a la explotación de la obra, sin más limitaciones que las
establecidas en la ley.
2. Sujetos
El artículo 5 L.P.I. dice que se considera autor a la persona natural
que crea alguna obra literaria, artística o científica. No obstante, de la
protección que esta ley concede al autor se podrán beneficiar personas
jurídicas en los casos expresamente previstos en ella.
Salvo prueba en contrario, se presumirá autor a quien aparezca como
tal en la obra, mediante su nombre, firma o signo que lo identifique. Pero
si la obra se divulgue en forma anónima o bajo seudónimo o signo, el
ejercicio de los derechos de propiedad intelectual corresponderá a la
persona natural o jurídica que la saque a la luz con el consentimiento del
autor, mientras éste no revele su identidad (art. 6).
La pluralidad de sujetos se manifiesta en las obras en colaboración y
en las obras colectivas, a que se refieren los arts 7 y 8 L.P.I.
3. Objeto
La Ley distingue entre obras originales (art. 10), derivadas (art. 11) y
colecciones y bases de datos (art. 12).
En virtud del art. 10, objeto de la propiedad intelectual son todas las
creaciones originales literarias, artísticas o científicas expresadas por
cualquier medio o soporte, tangible o intangible, actualmente conocido o
que se invente en el futuro, enumerando libros, folletos, escritos,
explicaciones de cátedra, composiciones musicales, obras teatrales,
cinematográficas, esculturas, etc. El título de una obra, cuando sea
original, quedará protegido como parte de ella.
También son objeto de propiedad intelectual, como obras derivadas,
las enumeradas en el art. 11:
1. Las traducciones y adaptaciones.
2. Las revisiones, actualizaciones y anotaciones.
3. Los compendios, resúmenes y extractos.
4. Los arreglos musicales.
5. Cualesquiera transformaciones de una obra literaria, artística o
científica.
Finalmente, el art. 12 se refiere a las colecciones y a las bases de
datos.
En cambio, no son objeto de propiedad intelectual, en virtud del art.
13 L.P.I. las disposiciones legales o reglamentarias y sus
correspondientes proyectos, las resoluciones de los órganos
jurisdiccionales y los actos, acuerdos, deliberaciones y dictámenes de los
organismos públicos, así como las traducciones oficiales de todos los
textos anteriores.
4. Contenido
La L.P.I. distingue entre el derecho moral, los derechos de explotación
y otros derechos.
B) Derechos de explotación
En virtud del art. 17 corresponde al autor el ejercicio exclusivo de los
derechos de explotación de su obra en cualquier forma y, en especial, los
derechos de reproducción, distribución, comunicación pública y
transformación, que no podrán ser realizadas sin su autorización, salvo
en los casos previstos en la presente ley.
Los sucesivos artículos determinan que se entiende por reproducción,
distribución, comunicación pública y transformación.
Los derechos de explotación regulados son independientes entre sí
(art. 23 L.P.I.), renunciables y transmisibles, tanto inter vivos como
mortis causa. Pero, como señala el art. 22 L.P.I., la cesión de los derechos
de explotación sobre sus obras no impedirá al autor publicarlas reunidas
en colección escogida o completa.
C) Otros derechos
La L.P.I. reconoce otros derechos al autor, entre los que cabe destacar
el derecho de participación en el precio de venta de los autores de obras
de artes plásticas (art. 24), el derecho de remuneración por copia
privada, que es irrenunciable para los autores y los artistas, intérpretes o
ejecutantes. (art. 25).
5. Duración
Como regla general, los derechos de explotación de la obra duran, en
virtud del art. 26, toda la vida del autor y 70 años después de su muerte
o declaración de fallecimiento. Si se trata de obras anónimas o
seudónimas durarán 70 años desde su divulgación lícita, pero si antes
de cumplirse este plazo fuera conocido el autor, bien porque el
seudónimo que ha adoptado no deje dudas sobre su identidad, bien
porque el mismo autor la revele, será de aplicación lo dispuesto en el
artículo 26 (art. 27). Los derechos de explotación de las obras que no
hayan sido divulgadas lícitamente durarán 70 años desde la creación de
éstas, cuando el plazo de protección no sea computado a partir de la
muerte o declaración de fallecimiento del autor o autores.
Asimismo, se debe tomar en consideración las reglas de los arts. 28 y
29 para los casos de obras de colaboración, obras colectivas y obras
divulgadas por partes, volúmenes, entregas o fascículos, que no sean
independientes.
Los plazos de protección establecidos en esta ley se computarán desde
el día 1 enero del año siguiente al de la muerte o declaración de
fallecimiento del autor o al de la divulgación lícita de la obra, según
proceda (art. 30).
7. Extinción
En virtud del art. 41 L.P.I., la extinción de los derechos de explotación
de las obras determina su paso al dominio público, es decir, que podrán
ser utilizadas por cualquiera, siempre que se respete la autoría y la
integridad de la obra, sin necesidad de retribución.