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INTRODUCCIÓN

La presente monografía aborda el tema referido a la APLICACIÓN DEL

PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN EL DELITO DE CONDUCCIÓN EN

ESTADO DE EBRIEDAD EN EL MARCO DEL NUEVO CÓDIGO

PROCESAL PENAL, PERIODO – 2016.

El nuevo Código Procesal Penal introdujo como novedades la figura jurídica

del Principio de Oportunidad conforme quedo redactado en su artículo segundo,

siendo el Ministerio Público, Titular de la Acción Penal se puede abstener de seguir

ejercitando la acción punitiva antes y después de aperturarse la instrucción siempre

en cuando se cumplan los requisitos esenciales que señala dicho dispositivo legal.

Pero, este principio jurídico desde su publicación estuvo divorciado y distante

para su total aplicación en la praxis procesal, debido fundamentalmente a la poca

difusión y confusión que existía por los Abogados y Litigantes por la no entrada en

vigencia de la integridad del Código Procesal Penal, tan sólo vigente algunos

artículos del cuerpo de leyes acotado, lo que originaba la marcada confusión con el

vetusto Código de Procedimientos Penales del año 1940.

Bajo este contexto, el Ius Puniendi con el objetivo específico de desintoxicar

la administración de justicia y darle la eficacia jurídica procesal al Principio de

Oportunidad se promulgo en el Diario Oficial "El Peruano" el día 23 de Febrero del

año 2002 la Ley 27664, que modifica y moderniza el “Artículo 2° del Código

Procesal Penal”, incluyendo en el segundo párrafo el término siguiente: "Si el acuerdo

con la víctima consta en instrumento público o documento privado legalizado por

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Notario, no será necesario que el Juez cite a las partes a que presten su

consentimiento expreso para la aplicación del principio de oportunidad".

La aplicación de este principio puede ser “extra proceso” – antes del inicio de

una investigación judicial – e “intra proceso” – durante el proceso judicial

Este trabajo de investigación académico está dividido en diez capítulos: el

primer capítulo está referido a los antecedentes; el segundo capítulo aborda el tema

de la revisión de la literatura o marco teórico; el tercer, cuarto y quinto capítulo están

referidos a la legislación nacional, la jurisprudencia y el derecho comparado

respectivamente; finalmente en los capítulos seis, siete, ocho , nueve y diez se

presentan los temas referidos a las conclusiones, recomendaciones, resumen,

referencia bibliográfica y los anexos.

Lo descrito, líneas arriba nos ha permitido que en la presente investigación

planteamos la siguiente interrogante:

¿Cuáles son los fundamentos jurídicos dogmáticos de la aplicación del

principio de oportunidad en el delito de conducción en estado de ebriedad en el

marco del nuevo código procesal penal?

Objetivos del estudio.-

Los enunciados que pretendemos alcanzar en la investigación con relación al

objeto de estudio son:

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Objetivo General.-

Describir y analizar los fundamentos jurídicos dogmáticos de la institución jurídica

procesal del principio de oportunidad y su aplicación en el delito de conducción en

estado de ebriedad.

Objetivo Especifico.-

1. Analizar y explicar, los criterios de la doctrina peruana y el derecho

comparado respecto a la institución jurídica procesal penal del principio de

oportunidad y su aplicación en el delito de conducción en estado de ebriedad.

2. Analizar y explicar la normatividad sustantiva que regula la institución

jurídica procesal penal del principio de oportunidad y su aplicación en el

delito de conducción en estado de ebriedad

Variables de estudio.-

Una variable no es otra cosa que una propiedad o condición que puede variar y

cuya variación es susceptible de ser medida. (Hernández, 2010). Las variables

adquieren valor para la investigación científica cuando pueden ser relacionadas entre

sí.

Las variables están ligadas con un concepto muy importante dentro de la

investigación científica, con el de operacionalización; ahora bien este proceso

consiste en establecer las variables y hacerlas susceptibles de un mejor manejo; esto

es posible a través de dividir las variables en elementos para que puedan ser mejor

utilizados en la investigación. (Ramos, 2014)

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Empero, el uso de las variables en el campo de las investigaciones jurídicas, es

pertinente cuando se tata de trabajos de campo, a saber, la medición de la población

penitenciaria, el establecimiento estadístico de la violencia doméstica en cierta área

geográfica , la magnitud de la causa de adulterio en algún juzgado de familia.

(Ramos, 2014)

El uso de variables en investigaciones como la nuestra, que es de índole dogmático

- filosófico es un despropósito, que solo satisface las exigencias de esquemas de

proyectos e informes de tesis de algunas universidades, que son el reflejo de un

marcado positivismo inmaduro. Como lo puntualiza además Hernández (2010) que

el uso de variables dependientes e independientes se da en el caso de hipótesis

causales.

- Variables.-

Las variables de la presente investigación son:

 Principio de Oportunidad
 Delito de conducción en estado de ebriedad
 Jurisprudencia
 Doctrina
 Derecho Comparado

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CAPÍTULO I

ANTECEDENTES

1.1. Antecedentes. -

- Benites Tangoa Jimmy Alexander (2010), señala que la dilación en los

procesos penales causada por diversos factores como por ejemplo el

excesivo formalismo o ritualismo, la falta de unificación dela normativa

procesal penal y la inconstitucionalidad del proceso sumario, y cómo ello

se puede solucionar con la aplicación de los mecanismos de celeridad

procesal, especialmente el de terminación anticipada que sumado al

principio de oportunidad hemos denominado mecanismos de celeridad

procesal en tanto coadyuvan a la celeridad del proceso penal resolviendo

rápidamente los procesos menos complejos para otorgarle mayor tiempo

a los procesos de mayor complejidad.

Sin duda, alguna el mayor aporte que vislumbra el ciudadano común

en la reforma del proceso penal peruano es la celeridad con que se

realizan los procesos penales con la aplicación del código procesal penal

de 2004, la misma que no debe ser irrestricta sino que debe lograrse sin

violentar el derecho. Esta cualidad ha sido alagada innumerables veces y

resaltada por muchos hombres y mujeres de derecho pero debemos

entenderla como creación humana y por tanto falible y modificable, esto

es, que a nuestro humilde entender, creemos que deben existir unas

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pequeñas modificaciones en tanto que buscamos al igual que la

comunidad jurídica, un proceso penal moderno, respetuoso de los

derechos fundamentales de la persona humana, célere y que responda a

las expectativas del ciudadano para evitar la búsqueda de la justicia por

mano propia; adelantándonos diremos que a pesar del acuerdo plenario

Nº 5-2008/CJ-116, no estamos de acuerdo en que solamente se pueda

aplicar el proceso de terminación anticipada hasta antes de que el fiscal

formalice acusación porque ello es contrario al espíritu del nuevo modelo

procesal penal.

- Agencia Peruana de Noticias Andina (2012) manifiesta que la

aplicación del principio de Oportunidad con el Nuevo Código Procesal

Penal (CPP), permitió que en distritos judiciales como Arequipa, el

número de acuerdos reparatorios haya alcanzado en el 2009 los 4 mil 87

casos y en lo que va del año (2012), esta cifra bordea ya los 5 mil. Lo que

evidencia la confianza de la ciudadanía hacia la aplicación de estas

fórmulas de decisión temprana.

- Tasayco Gilberto (2010) en el texto “El Principio de Oportunidad en el

Nuevo Código Procesal Penal”, concluye: sí, existen problemas de

estructura así como la aparente falta de compromiso de una parte de los

fiscales de la república con los beneficios que otorgan los criterios de

oportunidad, si somos conscientes de la existencia del asesoramiento

convenido de algunos abogados y que rige la “cultura del litigio” que

impera en el sistema, que son el botón que muestra algunos obstáculos

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que impiden una aplicación exitosa del principio en comentario, parece

plausible indicar que los extraordinarios resultados obtenidos en países

latino americanos con el nuevo sistema acusatorio, abogan para que se

insista en dar a conocer a los fiscales peruanos lo beneficioso que resulta

aplicar este principio y reformular con eficacia y eficiencia el sistema de

administración de justicia en el país. No obstante ante la vigencia del

Nuevo Código Procesal Penal iniciado en Huaura en el 2006 y que

concluirá con Lima, Lima Norte y Callao en el año 2012 (fecha

modificada), se considera como primera medida, que el Ministerio

Público debe tomar decisiones inmediatas para racionalizar recursos y

convertir o crear fiscalías especializadas en Salidas Alternativas o de

Terminación Temprana en los Distritos Judiciales donde aún no se ha

implementado el nuevo sistema acusatorio oral, con la finalidad que,

desde ya, se coadyuve a la descongestión de la sobrecarga procesal actual

y a la mejora de la persecución penal, en el sentido de contribuir

eficazmente a la solución de los conflictos y al logro de la paz social.

- Bazán Barrera S. & Vergara Cabrera E. (2014), sostiene que la sobre

la aplicación del principio de oportunidad en el Perú va a mostrar una

decepción en números en lo que se refiere a su vigencia práctica. Los

resultados son nada significativos pues no se alcanza siquiera el 4 % de

aplicación sobre las denuncias que ingresan al Ministerio Público a nivel

nacional. Esto debe llamar la atención para no caer en el fetichismo legal

que no es más que creer que la norma o en este caso un Código Procesal

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Penal moderno va a cambiar todo lo negativo del sistema. Concluyen en

que en las Fiscalías Provinciales Penales Corporativas de la Provincia de

Maynas del Distrito Judicial de Loreto de Octubre de 2012 – Abril de

2013, siempre se aplicó el principio de oportunidad y recomiendan que a

los operadores de justicia de las Fiscalías Provinciales Penales

Corporativas de la Provincia de Maynas del Distrito Judicial de Loreto,

continuar con la aplicación facultativa del principio de oportunidad en los

casos que le corresponde.

- Benavides Vargas Rosa Ruth (2014), manifiesta que el principio de

oportunidad. Sostiene que la crisis de la Administración de Justicia por

la que viene atravesando nuestro País desde épocas pasadas, ha obligado

a las personas entendidas en la materia buscar mecanismos de solución

tendientes a disminuir la elevada carga procesal de la Instancia Judicial,

es así que mediante Decreto Legislativo N°638 (C.P.P.) expedido en el

año 1991, se incluyó en el artículo 2° el “Principio de Oportunidad”, que

si bien no ha llegado a tener los alcances esperados con la puesta en

vigencia del mismo, al menos constituye una puerta de acceso que

permite resolver las conductas tipificadas como delito de escasa

relevancia social en instancia preliminar, impidiendo que los mismos

lleguen a instancia jurisdiccional, donde también es factible su

aplicación, es decir, el Principio de Legalidad –que dispone que toda

acción ilícita debe merituar una persecución punible del Estado -, ha

dado paso a la puesta en vigencia de los “criterios de oportunidad”

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colocándose a la altura de las nuevas corrientes procesales imperantes en

el mundo que buscan una solución más rápida y efectiva en la solución

de conflictos. A fin de que en nuestro País el Principio de Oportunidad

tenga una aplicación más amplia a la que viene efectuándose en la

actualidad, requiere la realización de una reingeniería que permita a los

operadores jurídicos y la comunidad en general tener una visión más

amplia de lo que a la fecha puede existir y entender los reales alcances y

bondades de esta institución procesal como es el Principio de

Oportunidad.

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CAPÍTULO II

REVISIÓN DE LA LITERATURA

2.1. El principio de Oportunidad.-

2.1.1. Criterios en el marco del principio de legalidad.-

La Ley constituye el marco infranqueable en donde se desenvuelve la


aplicación de los criterios de oportunidad. Esta es la opinión más aceptada en la
doctrina del proceso penal. Sobre todo en la elaborada por autores en cuyo país rige
la codificación propia del sistema europeo-continental.

Desde esta perspectiva, el uso de los criterios de oportunidad se encuentra


incluido en el principio de legalidad. Suponen la atribución al fiscal, por parte del
ordenamiento jurídico, de un margen de disponibilidad de la acción penal,
configurado por una pluralidad de soluciones, todas ellas válidas en la medida que se
adecuan a la legalidad. El Ministerio Público se halla sujeto a la Ley tanto si ejercita
la acción penal como cuando se abstiene de hacerlo. (García del Rio,1993)

En la doctrina española es donde esta postura doctrinaria tiene mayor


aceptación. Así, Díez (1990) indica que la oportunidad no arbitraria, sino “reglada”
(esto es, concebida no como una facultad libre del fiscal, sino sujeta a normas
preestablecidas cuyo acatamiento puede ser controlado por el órgano jurisdiccional),
no supone contradicción alguna con la legalidad. (De Riego, 1990)

En forma similar opina Moreno (1990), para quien la legalidad no impide ni


contradice la posibilidad de una reglada en el proceso penal, sobre todo para la
persecución de los delitos menos graves.

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Al igual de lo que acontece en el derecho hispano, con la introducción de una
institución tan novedosa como la oportunidad, mayoría de ordenamientos procesales
basados en la legalidad acogen el uso de la discrecionalidad fijándose diversos
límites (Gimeno, 1988).

Estos últimos se plasman, por ejemplo, en una taxativa determinación legal de


los supuestos en los que el fiscal se puede abstenerse de ejercitar la acción penal, en
la posibilidad de aplicar esta institución solo para delitos que merecen una pena
mínima de dos años o estableciendo un control jurisdiccional sobre la decisión de no
denunciar a la que está facultado el Ministerio Público.

Como dice Ada Pellegrini, se trata de una discrecionalidad regulada en la


selección de casos, la misma que es confiada enteramente al arbitrio del fiscal.
Asimismo, esta discrecionalidad debe estar vinculada con la idea general de
proporcionalidad. El ejercicio del poder discrecional debe ser igual en casos iguales.

Este ejercicio no es más el reflejo ciego y automático producido por el


quebrantamiento de la ley penal. El Estado ha establecido legalmente los supuestos
en los cuales puede renunciar a su pretensión represiva.

No podemos dejar de mencionar la opinión de algunos autores que consideran


ya superada la discusión acerca de si la oportunidad reglada se opone o no a la
legalidad. Así, Da Costa Andrade sostiene que lo esencial es establecer un control
para evitar desviaciones y asegurarse de que la legalidad se cumple, esto es que la
decisión del Ministerio Publico está dentro de los límites del arbitrio que la propia
ley le concede. (Andrade,1988)

La denuncia es el medio de promoción de la acción. El “promover” la acción


no significa necesariamente investir al Juez con acto que exija el castigo del
imputado, sino simplemente requerir del Juez una decisión “positiva” o también

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“negativa” sobre la imputación, o sea sobre la pretensión punitiva. (Magalhaes,
1995)

La promoción de la acción penal se llevará a cabo luego de discriminar los


diferentes hechos delictivos conforme a razones de oportunidad.

La necesidad de promover la acción penal, consecuencia del principio de


legalidad entendido de manera restringida no es la regla actualmente. Sin embargo,
no se puede decir de manera tajante que el principio de legalidad y el uso de criterios
de oportunidad colisionen de manera frontal. Podría llegarse a esta conclusión, si es
que se interpreta mal el principio de legalidad, tal como se lo comprendía durante la
vigencia del modelo procesal inquisitivo o mixto conforme a los cuales, cometido un
hecho delictuoso, debía iniciarse la acción penal irremediablemente.

En el estado actual del desarrollo de la doctrina procesal penal, no se concibe


que el proceso esté al servicio de la comunidad antes que del individuo. Por el
contrario, es el interés individual frente al colectivo el que ha hecho variar la
concepción que del principio de legalidad de la acción penal pública se había
manejado. El uso de criterios de oportunidad en base a los cuales el fiscal se
abstendrá de promover la acción penal supone la exención de la obligación de acusar
que antaño se le imponía al Órgano encargado de la investigación. Así, ya no debe
iniciarse un proceso penal siempre que se presente un hecho aparentemente delictivo
en vista de que el uso de los criterios de oportunidad parte de reconocer la autonomía
de la voluntad del imputado, el interés reparatorio de la víctima, la procura de la
celeridad procesal derecho subjetivo constitucional del ciudadano envuelto en un
proceso punitivo y la necesidad de economizar el esfuerzo del aparato judicial para
dirigirlo a la lucha de la criminalidad más grave.

Naturalmente el principio de legalidad ha sufrido diferentes configuraciones


en el campo legislativo y doctrinal. No se entendía del mismo modo en todos los
modelos procesales que se fueron sucediendo, por ello la constante disyuntiva entre

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la preponderancia del interés del Estado frente al ciudadano, en sus roles de
acusador-Juzgador y acusado o acusador e inculpado dentro del proceso penal, se
resolvería de manera diferente a como procura hacerse actualmente.

De esta manera, los que abogan por la introducción de criterios de


oportunidad en nuestro proceso penal sostienen hoy que éstos deben ser legislados
para lograr autorizaciones que permitan prescindir de la persecución penal en
aquellos casos definidos por la ley, casos que solo se pueden definir por
características del hecho en sí utilitarias, en todo caso; sin crear prerrogativas
personales, raza, religión sociales o económicas. (Maier, 1989)

Es muy precisa la profesora Ada Pellegrini cuando dice que el modelo


procesal penal clásico de América latina se aferraba rigurosamente al principio
estricto de legalidad (obligatoriedad en el ejercicio de la acción penal pública), sin
excepciones. También la doctrina defendió de modo intransigente el principio de
obligatoriedad, por encima de cualquier demostración especulativa (fin de las teorías
absolutas para justificar la pena y acogimiento de las teorías utilitarias), o empírica
(imposibilidad de perseguir todos los delitos y métodos de ocultos de selección que
en la práctica se empleaban). (Maier, 1989)

Con todo, estas disposiciones innovadoras, en el ámbito de la pequeña y


mediana criminalidad que permite al Ministerio Público omitir o no la acusación en
los casos o presupuestos establecidos legalmente, están en función del programa
político criminal subyacente al derecho penal sustantivo, traducen la adopción de una
nueva y más rica concepción del principio de legalidad, una concepción abierta del
mismo programa y una solución político criminal de diversión.

En suma, un principio de legalidad que deja de ser comando por una idea de
igualdad formal, típica de los estados liberales, para pasar a ser dirigida por las
intenciones político criminales básicas del sistema penal. (De Figueiredo, 1989)

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El contraste entre un principio de legalidad formalista y la oportunidad ha
sido resaltado por Goldschmidt para quien el principio de legalidad sigue siendo el
que garantiza la legalidad estrictamente de la justicia punitiva y frente a ello, el
principio de oportunidad puede justificarse de dos medios distintos, “por un lado
partiendo de un enfoque que favorece un flujo político de gobierno sobre la justicia
penal, por otro lado, en el interés de la verificación de la justicia material en contraste
a un formalismo legal”, y que “hoy en día el principio de legalidad tiene que ceder a
un principio de la oportunidad en el segundo sentido, es decir a favor de la justicia
material” (Goldschmidt, 1961).

En conclusión, la oportunidad reglada no quebranta el principio de legalidad.


Por el contrario, se trata de una singular manifestación de este último, pues al
aplicarse se hace uso de lo que la ley dispone. Se actúa dentro de las parcelas legales.
Lo que se presenta realmente en su atenuación del principio de obligatoriedad de la
acusación.

Únicamente habría mella al principio de legalidad si es que el titular de la


acción penal se abstiene de ejercitar ésta sin tomar en cuenta el consentimiento del
imputado o aplicando los criterios de oportunidad sin ningún control jurisdiccional.
(Sánchez, 1993).

2.1.2. El principio de Oportunidad: concepto y características.-

Nuestro ordenamiento procesal penal se rige por el principio de legalidad.


Solo algunas manifestaciones de este principio se han visto alterados con la
introducción de los criterios de oportunidad, sobre todo aquellas que tienen que ver
con las facultades que la ley asigna al fiscal en el inicio del proceso. Así, el principio
de obligatoriedad estricta, conforme al cual el Ministerio Publico estaba obligado a
ejercitar la acción penal ante toda notitia criminis que llegaba a su conocimiento. Por
otro lado, la institución de la oportunidad repercute en el carácter indisponible de la

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acción penal, cuya base teórica se identifica con el principio de legalidad en el
sistema de justicia criminal europeo continental.

Sin embargo, tanto el principio de obligatoriedad como el carácter


indisponible de la acción penal de mantienen como una regla general en el accionar
del Misterio Publico. Lo que ha hecho el legislador al introducir las pausas de
oportunidades fijar legalmente el caso es que la regla de obligatoriedad que ya no
debe entenderse en forma estricta puede ser dejada de lado por el fiscal y además
circunscribir la disponibilidad de la acción penal tratándose de delitos de escasa
relevancia social. (Chocano, 1991)

Por esta razón, el denominado “principio de oportunidad” que tiene vigencia


parcial en nuestro sistema de justicia penal, solo se puede conceptuar en forma
restringida, (Sánchez, 1993) teniendo como punto de referencia el principio de
legalidad y todo lo que éste implica en el modelo de proceso acusatorio garantista.

La definición del principio de oportunidad que más se amolda a las


exigencias arriba señaladas es la que ofrecen GIMENO SENDRA y CLAUS
ROXIN. Así, el primero considera el principio de oportunidad como: facultad, que al
titular de la acción penal asiste, para disponer, bajo determinadas condiciones, de su
ejercicio con independencia de que haya acreditado la existencia de un hecho punible
contra un autor determinado.
A su vez, ROXIN da una definición que coincide en los sustancial con la
ofrecida por GIMENO SENDRA “por Principio de oportunidad debemos entender
aquél que permite al fiscal elegir entre accionar o archivar cuando la investigación ha
puesto de manifiesto que el acusado ha delinquido con una probabilidad rayana en la
certeza”.

En forma amplia Cafferata (2000) dice que por principio de oportunidad debe
entenderse la atribución que tienen los órganos encargados de la promoción de la
persecución penal, fundada en razones diversas de política criminal y procesal, de no

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iniciar la acción pública o de suspender provisionalmente la acción iniciada o de
limitarla en su extensión objetiva y subjetiva, o de hacerla cesar definitivamente
antes de la sentencia aun cuando concurran las condiciones ordinarias para
“perseguir y castigar”.

La característica principal del uso de los criterios de oportunidad se halla en


el hecho de que su implementación corresponde a un modelo “integrador”. Conforme
a éste, debe integrarse en el sistema de respuesta al delito la satisfacción de otras
expectativas sociales: la solución conciliadora del conflicto que el crimen exterioriza,
la reparación del daño causado a la víctima y a la comunidad y aquel, y aquella
pasificación de las relaciones sociales. Puede hablarse, por ello, de un modelo
integrador, ya que procura contemplar los intereses, expectativas y exigencias de
todas las partes implicadas en el problema criminal, con armonía y ponderación.

El modelo “integrador” indica García Pablos (1999) redefine el propio ideal


de justicia. Concibe el crimen como conflicto interpersonal concreto, real, histórico,
rescatando una dimensión de éste que el formulismo jurídico había neutralizado.
Orienta la respuesta del sistema más a la reparación del mal que el infractor causó a
su “víctima, a las responsabilidades de éste y las de la comunidad, que el castigo
mismo. Se propone, pues, intervenir en dicho conflicto constructiva y solidariamente,
sin metas represivas, buscando soluciones.

2.1.3. El Modelo Procesal Acusatorio Garantista y la Utilización de los


Criterios de Oportunidad.-
En el modelo acusatorio garantista de proceso penal, se mitigan principios de
obligatoriedad e indisponibilidad para la adopción de las pautas de oportunidad
regulados por ley y sujetos al control jurisdiccional. (Pellegrini, 1994) El fiscal
tiene a su cargo la utilización de los criterios de oportunidad, pues ostenta la
titularidad exclusiva de la acción penal. Esto porque en donde rige el principio
acusatorio dice Baumann (1997) no ha de ser la misma persona quien realice las
averiguaciones y decida después al respecto. La división de los roles de los órganos

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estatales de persecución penal (el Ministerio Público averigua y acusa; el Juez
juzga) es fruto del derecho procesal francés. Esta división de los roles no impide tan
solo la parcialidad del Juez, sino que también suprime la necesaria posición de
objeto del acusado en el derecho procesal común. La circunstancia de que el
acusado enfrente a alguien que se le opone (el Ministerio Público) da mayor
libertad a su posición jurídica. Ya no es simplemente objeto de una inquisitio por el
Juez omnipotente a quien debe de guardarse de atacar, sino un sujeto procesal y un
contrincante del fiscal, contra el cual puede arremeter enérgicamente, sin temer los
convenientes y la parcialidad del Juez. (Baumann, 1977)

La nueva posición jurídica del imputado y la delimitación legal de la función


del Ministerio Público en el proceso, traen como consecuencia no solo la
denominada “igualdad de armas” en el plan confrontacional, sino además la
posibilidad de que el fiscal y el autor o participe en un delito lleguen a un acuerdo
en torno al no ejercicio de la acción penal a cambio de la tácita aceptación de los
hechos delictivos y la efectiva satisfacción de los intereses reparatorios de la
víctima.

Para que opere el uso de los criterios de oportunidad en un proceso penal


acusatorio y garantista, además de las condiciones que previamente hemos señalado,
debe atribuírsele un rol de primer orden al imputado. El Código procesal Penal así lo
prevé. El fiscal no podrá abstenerse de ejercitar la acción penal sin el consentimiento
expreso del imputado. Se toma en cuenta que un consentimiento en ese sentido
significa, implícitamente, la aceptación de los hechos punibles y el que no sea
necesario recurrir a él implicaría una inaceptable violación al derecho de defensa y al
estado jurídico de inocencia.

En el ámbito de un proceso penal garantizador, el derecho de defensa, como


derecho subjetivo del imputado, función durante toda la sustanciación del proceso.
Debe ser reconocido desde el instante mismo en que la libertad queda amenazada por
cualquier acto inicial del procedimiento.

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El imputado no puede ser obligado a declarar contra sí mismo ni a aceptar el
no ejercicio de la acción penal, puesto que una vez promovida ésta, la posibilidad de
que en su desarrollo o finalización el reo obtenga una decisión jurisdiccional
favorable que lo exima de cualquier responsabilidad penal y además, que lo libere
del pago de la reparación civil que supone la aceptación para que se utilicen los
criterios de oportunidad, se mantiene vigente.

El derecho a ser Juzgado para poder exponer las razones (alegar) en juicio,
que le asiste al imputado, permanece. La introducción de criterios de oportunidad a
efectos de lograr una justicia pronta y cumplida no puede soslayar estas garantías
básicas. La sociedad tiene interés efectivo en que se respete el derecho de defensa, en
la represión del verdadero culpable y en la absolución del inocente, es decir, en el
imperio de la verdad, la que resulta generalmente favorecida por la defensa.(Vélez,
s/a)

La conformidad del imputado es una declaración unilateral de voluntad que


constituye la manifestación del principio de oportunidad y responde a razones de
economía procesal. Cuando el imputado acepta los hechos, la calificación jurídica y
la responsabilidad penal y civil exigida, se debe poner fin al proceso penal para evitar
la ineficacia de la justicia penal y las “dilaciones indebidas”. (Gimeno s/a).

El prolongar la investigación, sin hacer caso a los criterios de oportunidad


aplicables, conllevaría una manera torpe de mantener en ciernes la situación jurídica
del imputado. En el proceso penal garantista el principio de celeridad se yergue como
un derecho fundamental con base constitucional. A todo ciudadano le asiste el
derecho a un proceso sin dilaciones indebidas.

Se trata de un derecho subjetivo constitucionalidad, que tiene todo sujeto que


es parte de un proceso penal. El legislador ha decidido tratar de alcanzar la deseada
celeridad a través de la introducción de un proceso ordinario de trámite más corto.

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La política de aceleración del proceso penal se lleva a cabo, también a través de la
potenciación de la figura del fiscal y del uso de los criterios de oportunidad.

2.1.4. Los criterios de Oportunidad Abstención en el Marco Proceso Penal


Peruano: el art. 2° del Código Procesal Penal.-

a) Falta de necesidad de pena:

El criterio de oportunidad por falta de necesidad está contenido en el inciso 1°


a) del código procesal penal. faculta al Ministerio Público, de oficio o a pedido
del imputado y con su consentimiento, para abstenerse de ejercitar la acción
penal: “cuando el agente haya sido afectado gravemente por las consecuencias de
su delito, culposo o doloso, siempre que este último sea reprimido con pena
privativa de libertad no mayo de cuatro años y la pena resulte innecesaria”. A este
supuesto se le denomina, también “poena naturalis”. En este caso la pena se hace
innecesaria, pues en base al principio de proporcionalidad, de imponerse una
sanción al imputado, se acrecentaría innecesariamente el sufrimiento que él
mismo se ha causado al cometer el delito.

El delito cometido puede ser de carácter doloso o culposo. Las consecuencias


del ilícito penal cometido deben afectar gravemente al autor, de tal manera que
éstas deben verificarse como daño corporal (grave daño a l salud o integridad
física), daño económico (produciéndose un evidente perjuicio a su patrimonio); o
también, de carácter psicológico o emocional (manifestándose en un notorio
sufrimiento y angustia).

El daño grave pierde recaer tanto sobre el autor como sobre una tercera
persona vinculada directamente a él. Por ejemplo, el sujeto que al incendiar el
automóvil de otro, se quema gravemente el cuerpo quedando minusválido o el
caso en el que el chofer, al retroceder negligentemente su vehículo, atropella a su
hijo menor de edad que lo iba a despedir. En el primer ejemplo, la conducta

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delictiva afecta directamente al autor, en el segundo se puede afirmar que el autor
también resulta afectado, pero no de forma "directa” en la medida que se ha
afectado, involuntariamente, un bien jurídico ajeno: la vida o la salud de su hijo.

Se descarta, para los efectos de la aplicación de este criterio de oportunidad,


las consecuencias que el implicado o denunciado quiso causarse en sí mismo o al
menos previó como posibles. Por ejemplo, casos de automutilación o de
utilización de artefactos explosivos a sabiendas de su impericia o del riesgo
excepcional que genera su utilización empírica. Lo más importante es llegar a la
conclusión de que la grave afectación que el delito ha Producido en el propio
denunciado o implicado hace innecesario acudir a la sanción penal. Se debe
considerar que las razones que fundamentan y legitiman la aplicación de la pena,
vinculadas tanto a la compensación jurídico penal por el delito perpetrado y el
grado de culpabilidad puesto en su comisión, cuando a la prevención general y
especia, resultan inaplicables en el presente caso: la pena, en virtud al
padecimiento del imputado por su propia conducta resultaría manifiestamente
desproporcionada.

Sostiene otro punto de vista, Chocano Núñez, quien considera que si el agente
se autolesionado como consecuencia de la acción delictiva, ya no tiene sentido
que se le imponga adicionalmente una sanción penal, porque le agente se ha auto
sancionado con su propio accionar. Desde una perspectiva retribucionista en la
autolesión está la compensación por el daño causado y desde una perspectiva
relativista si se ha producido una autolesión, el derecho penal no tendrá fines
preventivos que cumplir. Si por ejemplo el agente pretendía provocar una
explosión en la bóveda de un banco y como consecuencia de ello se vuela las
piernas, el aplicarle sobre ello una pena no tiene más fundamente que la más vil
venganza que ya ha sido refutada desde el punto de vista, oral y desde el punto de
vista jurídico. Algunos han pretendido encontrara el fundamento de este caso en
razones humanitarias, pero es obvio que se trata más que nada de razones
utilitarias.

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b) Falta de merecimiento pena:

La falta de merecimiento opera como una pauta de oportunidad aplicable en


cados donde el delito cometido no afecta gravemente el interés público o cuando
conforme a las circunstancias de hecho el fiscal puede aprecias que ocurre los
supuestos atenuantes de los art. 14, 15, 16, 21, 22 y 25 del código penal, y se
advierta que no existe ningún interés público gravemente comprometido en su
persecución (art. 2, inc. 1. b.)) Y 1.c)). La aplicación de esta pauta de oportunidad
dependerá de que el imputado haya satisfecho el interés reparatorios de la víctima
(reparación de daños y perjuicios ocasionados por el delito) o que exista acuerdo
con el agraviado en ese sentido (art. 2, inc. 2)

b.1) Delitos Bagatela:


La compresión de los delitos insignificantes o de bagatela, como uno de
los presupuestos necesarios para la aplicación del principio de oportunidad,
responde a la necesidad de hacer frente a la pequeña criminalidad masificada
o aquella que no produce una grave afectación los bienes jurídicos
penalmente tutelados. Se trata de una forma de descongestionar la labor de
una administración de justicia, dirigiéndola, en cambio a ala efectiva
persecución y sanción de la criminalidad más grave. Por otro lado la
abstención del ejercicio de la acción penal en el caso de los delitos de
bagatela es un mecanismo a través del cual se procura tratar
proporcionalmente los conflictos sociales generados por el delito. En estos
casos resulta innegable que la apertura automática de una investigación penal-
en aras de asegurar el principio de la obligatoriedad en el ejercicio de la
acción penal sería totalmente desproporcionada y dejaría de lado los intereses
reparatorios de la víctima para satisfacer los intereses del estado en la
persecución del delito y la aplicación del ius puniendi.

21
Tomando en cuenta estas consideraciones, el legislador nacional ha
establecido para que el fiscal aplique esta pauta de oportunidad que se
requiere:
1.- Que el delito sea insignificante o poco frecuente
2.- Que no afecte gravemente el interés público la renuncia a su persecución.

El interés público en la persecución, en este supuesto, existe cuando la


comisión del delito perjudique la paz jurídica por encima del círculo vital del
agraviado y su entorno inmediato y por tanto, ocasione fundada alarma
social /art. 9, b) de la circular N° 006-95-MP-FN)

El interés público se entiende como opuesto al interés privado, por lo que no es


relevante la afectación a bienes jurídicos del directamente agraviado, sino los
valores de toda la sociedad.

Los elementos que deben ser ponderados a efectos de aplicar los criterios
de oportunidad por “falta de interés público en la persecución” con: a) el grado
de prevención fe la necesidad de sanción y la carga o gravamen que supone para
el acusado el cumplimiento de las condiciones o mandatos, en relación con el
grado de interés que exista en la persecución; b) las circunstancias penalmente
relevantes del caso, así como otras atañentes a perspectivas de la prevención
general (como, por ejemplo, que no se pierda la confianza de los ciudadanos en
la inviolabilidad del ordenamiento jurídico-penal) o especial (la conformidad
previa del acusado, no en cuanto requisito, sino por su significado de
colaboración); c) por otra parte, sin olvidar el aspecto esencial a tener en cuenta,
esto es que la finalidad preventiva sancionadora no se vea perjudicada por la no
imposición de la correspondiente medida, deberá calibrarse igualmente: la falta
de preparación del delito, la compensación de los daños producidos y en sentido
negativo, determinados antecedentes penales, precedentes o especificas formad
delictuales que evidencian una determinada intensidad criminal.

22
Como indica Chocano (1999), la afectación del interés público tendría que
suponer un menoscabo, una lesión, un daño o perjuicio en bienes jurídicos
públicos, porque la ley no dice que se ponga en peligro el interés público, sino
que sea menoscabado. Ahora la dificultad, que los fiscales y jueces ya han
resuelto, es sobre la forma cómo es posible afectar el interés público y se nos
ocurre que el interés se afecta cuando disminuye cuantitativamente, se modifica
cualitativamente o desaparece. Entonces si un delito de bagatela logra disminuir
o hacer desaparecer un hecho considerado de interés público, no es aplicable el
principio de oportunidad.
3.- Que, la pena mínima no sea mayor a los dos años de privación de libertad o
que no se trate de un delito cometido por funcionario público en el ejercicio del
cargo.1

Los delitos insignificantes son aquellos que tienen un mínimo contenido de


injusto o escasa lesividad. Para que el fiscal pueda definir la insignificancia del delito
ha de tener en cuenta la conminación penal respectiva, que constituye un primer
marco de definición y fundamentalmente, debe apreciar, siguiendo lo dispuesto en el
art. 46 del Código Penal, los principios de determinación de la pena, es decir,
aquellos factores vinculados a la determinación de la magnitud del injusto, tales
como:
a) La naturaleza de la acción: importancia y afectación del bien jurídico tutelado
por el tipo penal;

b) Los medios empleados en la comisión del delito, observando la entidad lesiva


de los mismos o su capacidad para vulnerar bienes jurídicos.

c) La extensión del daño o peligros causados; y

d) Las circunstancias agravantes y específicas contenidas en el Código Penal.

1
Ver art. 6, 6.2 del reglamento elaborado por el Consejo transitorio del Ministerio Público N° 200-
2001 (24-4-01).

23
La poca frecuencia del delito es otro motivo para que el Fiscal se abstenga de
promover la acción penal. Se trata de un criterio cuantitativo que persigue garantizar
que el fiscal, siempre que la reiteración delictiva origine fundada alarma social,
promueva la acción penal. (San Martín, 2000).

Requisito común para los supuestos de insignificancia y poca frecuencia es la


falta de interés público en la persecución. El art. 10 de la circular N° 006-95-MP-FN
establece que para valorar el interés público en la persecución, el fiscal considerara
aquellas circunstancias que determinan la finalidad de la pena, es decir, los elementos
ponderativos fijados en el art. 46 del código penal, especialmente debe advertir el
modo de comisión del delito, la habitualidad del mismo o razones similares (incisos
1, 2, 3, 4 y 7 del art. 46 del Código penal); así como el grado de los deberes
infringidos, el móvil del delito y los antecedentes o la habitualidad del agente
(incisos 3, 6, 8 y 11 del art. 46 del Código Penal). también debe valorar aquellas
causas justificativas incompletas, previstas en los incisos 3, 4, 8, 9 y 10 del art. 20
concordante con el Art. 21 del código Penal.

Solo si se dan esos supuestos restrictivos, puede calificarse que el interés


público en la persecución del delito no se afecta gravemente.

En la jurisprudencia alemana se ha venido sosteniendo que existe interés


público cuando la paz jurídica se ve perjudicada por encima del “circulo vital” del
perjudicado y la persecución penal se constituye en un objetivo actual de la
generalidad.

En nuestra legislación el principio de oportunidad se aplica solo para los


“delitos insignificantes” pero no a las faltas. En este último caso la ley prevé la
posibilidad de que el fiscal o el Juez se abstengan de iniciar o proseguir el proceso ya
iniciado. Nos hallamos ante un vicio normativo pues lo lógico y proporcionado sería
incluir a las faltas entre los presupuestos necesarios para la aplicación de criterios de
oportunidad. Además, la distinción entre “delitos insignificantes” y faltas no ha sido

24
determinada legal o doctrinariamente. En ambos casos se trata de ilícitos penales de
poca monta que bien podrían fundamentar la abstención de la aplicación de las penas
o medidas de seguridad por no existir razones suficientes para diferenciarlos
cuantitativa o cualitativamente. (Chocano, s/a )

b.2) Mínima Culpabilidad: el inc. 1 c) del art. 2 del código procesal penal dispone
que el Ministerio Público puede abstenerse de ejercitar la acción penal “cuando
conforme a las circunstancias del hecho y a las condiciones personales del
denunciado, el fiscal puede apreciar que concurren los supuestos atenuantes de los
arts. 14, 15, 16, 21, 22 y 25 del Código Penal y se advierte que no existe ningún
interés público gravemente comprometido en su persecución”. Aquí encajan varios
casos en los que el agente ha actuado con mínima responsabilidad o culpabilidad.
Como india Armenta (s/a) la culpabilidad será mínima o escasa “cuando puede
quedar situada por debajo de la línea intermedia común de supuestos de hecho
similares”. (Armenta, s/a)

En la legislación alemana indica Baumann (s/a) en el caso de culpabilidad leve,


donde no existe interés público en la persecución, puede omitirse la acción penal. En
el caso de culpabilidad leve, pero con interés público, este puede suprimirse por cuasi
contrato entre el Ministerio Público y el imputado, imponiéndose deberes. En todo
caso a diferencia del Perú, siempre debe haber consentimiento del Poder Judicial.

2.2. El delito de Conducción en Estado de Ebriedad.-

2.2.1. Los Elementos de la Acción.-


El artículo 274° del Código Penal, al tipificar la conducción de vehículo

motorizado en estado de ebriedad por ingesta de sustancias alcohólicas, señala que

incurre en el mismo quien conduce encontrándose en ese estado con presencia de

alcohol en la sangre en proporción mayor a 0.5 gramos-litro. De esto se deduce que

son varios los elementos que conforman la conducta típica:

25
- La conducción.

- Que esa conducción este referida a la de un vehículo motorizado

- Que tal conducta se realice en la vía pública

- La ingestión de sustancias alcohólica que genere ese grado de intoxicación

etílica

- La influencia de esa ingestión en el organismo del conductor, por tanto, en la

capacidad para conducir sin peligro.

De lo anterior se puede apreciar que los elementos que configuran la conducta

típica la convierte en una particularmente especial, en tanto que le añaden

características que la hacen abandonar su riesgo inherente o socialmente tolerado

y la introducen en un ámbito en el que, al haberse superado el nivel de riesgo

permitido, se justifica su regulación por el Derecho Penal.

2.2.2. La Conducción. Concepto.-

Solo puede incurrir en delito quien conduce, por lo tanto, la conducta

penada consiste en conducir. Desde el punto de vista gramatical, conducir

significa llevar, transportar, trasladar algo de un lugar a otro, en este caso

trasladar el vehículo de un sitio determinado a otro. Esto significa que la

conducta de conducir supone un desplazamiento, por lo que ella precisa de un

elemento temporal (duración de recorrido) y uno espacial (distancia

recorrida). Por ello no existe conducta de conducir, al menos en un sentido

penalmente relevante, y por tanto tampoco la presencia de este delito, cuando

26
el vehículo ha recorrido un espacio bastante corto y durante un tiempo muy

reducido.

2.2.3. Significado del término vehículo motorizado.-

En primer lugar, es preciso destacar que el término de conducción en

estado de ebriedad tiene en el vehículo motorizado a su único medio posible

de comisión. Es, pues, un delito de instrumento limitado ya que el tipo penal

solo se configura cuando el sujeto se vale para realizar su conducta de un

determinado medio, que en este caso resulta ser el vehículo motorizado.

Desde el punto de vista gramatical, vehículo motorizado es aquella

máquina provista de un sistema mecánico que le da movimiento, por tanto,

una primera restricción del concepto vehículo motorizado nos lleva a excluir

del mismo todos aquellos “vehículos” cuyo movimiento obedezca a la acción

proveniente de la fuerza animal o humana.

2.2.4. Lugar de realización de la conducta. La vía pública.-

Si bien el artículo 274° del CP no exige de manera expresa este requisito, una

interpretación teleológica del mismo nos lleva a concluir que, en tanto se trata

de un delito contra la seguridad pública, específicamente, dentro de ese

género, contra la seguridad del tráfico, la conducción debe realizarse en la vía

27
publica pues es en ella donde realmente existe un tráfico susceptible de ser

protegido penalmente.

En otras palabras, la conducción debe darse en la vía pública

justamente porque la finalidad del citado artículo es proteger la seguridad de

tráfico rodado, a través de la represión de una conducta peligrosa para todo

aquel que interviene en el mismo. Si la conducta que nos ocupa implica un

atentado contra la seguridad del tráfico rodado, es necesario que la misma se

realice en la vía pública pues sólo hay puede ponerlas en peligro.

28
CAPÍTULO III

LEGISLACION NACIONAL

3.1. Naturaleza jurídica del principio de oportunidad.-

Para Montero Aroca, el principio de oportunidad parte de reconocer la autonomía de

voluntad y los derechos privados y subjetivos, de forma que si alguno de los mismos

desaparece, el principio carece de razón de existir al haberse anulado la distinción

entre intereses al haberse anulado la distinción entre intereses colectivos y privados.

La persecución penal viene argumentada por un interés público, pero cuando el

titular del bien jurídico vulnerado concilia con el agresor en términos reparatorios, el

derecho privado colmado significa la ausencia de interés social en el castigo.

En cuanto su naturaleza jurídica refiere, la doctrina asume una doble comprensión

normativa: a. En sentido estrictamente procesal, como criterios que permiten

funcionalizar la administración de justicia penal, descargando la carga procesal y

edificando un modelo procesal constitucional que se enmarca en un debido proceso

sin dilaciones indebidas y con celeridad procesal. b. En un sentido argumentativo

más laxo, abarcando instrumentos de derecho procesal y del derecho material, su

aplicación tiene incidencia directa con el Derecho penal, pues el códice punitivo

engloba una serie de conductas que el legislador ha considerado penalizar y en un

sentido ambivalente ese mismo legislador bajo consideraciones netamente político-

criminales utilitaristas puede también discriminizarlas, evitando la imposición de una

pena cuando a criterio del Fiscal, el hecho punible o el autor se encuadran dentro del

ámbito legal que regula su aplicación. La abstención de su ejercicio significa sustraer

29
de la jurisdicción penal determinados hechos punibles en razón del injusto o de la

culpabilidad.

3.2. El Principio de Oportunidad en el Código Procesal Penal.-

Artículo 2 Principio de oportunidad.-

1. El Ministerio Público, de oficio o a pedido del imputado y con su

consentimiento, podrá abstenerse de ejercitar la acción penal en cualquiera de

los siguientes casos:

a) Cuando el agente haya sido afectado gravemente por las consecuencias de su

delito, culposo o doloso, siempre que este último sea reprimido con pena

privativa de libertad no mayor de cuatro años, y la pena resulte innecesaria.

b) Cuando se trate de delitos que no afecten gravemente el interés público, salvo

cuando el extremo mínimo de la pena sea superior a los dos años de pena

privativa de libertad, o hubieren sido cometidos por un funcionario público en

ejercicio de su cargo.

c) Cuando conforme a las circunstancias del hecho y a las condiciones

personales del denunciado, el Fiscal puede apreciar que concurren los supuestos

atenuantes de los artículos 14, 15, 16, 18, 21, 22, 25 y 46 del Código Penal, y se

advierta que no existe ningún interés público gravemente comprometido en su

persecución. No será posible cuando se trate de un delito conminado con una

30
sanción superior a cuatro años de pena privativa de libertad o cometido por un

funcionario público en el ejercicio de su cargo.

2. En los supuestos previstos en los incisos b) y c) del numeral anterior, será

necesario que el agente hubiere reparado los daños y perjuicios ocasionados o

exista acuerdo con el agraviado en ese sentido.

3. El Fiscal citará al imputado y al agraviado con el fin de realizar la diligencia

de acuerdo, dejándose constancia en acta. En caso de inasistencia del agraviado,

el Fiscal podrá determinar razonablemente el monto de la reparación civil que

corresponda. Si no se llega a un acuerdo sobre el plazo para el pago de la

reparación civil, el Fiscal lo fijará sin que este exceda de nueve meses. No será

necesaria la referida diligencia si el imputado y la víctima llegan a un acuerdo y

este consta en instrumento público o documento privado legalizado

notarialmente.

4. Realizada la diligencia prevista en el párrafo anterior y satisfecha la

reparación civil, el Fiscal expedirá una Disposición de Abstención. Esta

disposición impide, bajo sanción de nulidad, que otro Fiscal pueda promover u

ordenar que se promueva acción penal por una denuncia que contenga los

mismos hechos. De existir un plazo para el pago de la reparación civil, se

suspenderán los efectos de dicha decisión hasta su efectivo cumplimiento. De no

producirse el pago, se dictará disposición para la promoción de la acción penal,

la cual no será impugnable.

31
5. Si el Fiscal considera imprescindible, para suprimir el interés público en la

persecución, sin oponerse a la gravedad de la responsabilidad, imponer

adicionalmente el pago de un importe a favor de una institución de interés social

o del Estado y la aplicación de las reglas de conducta previstas en el artículo 64

del Código Penal, solicitará la aprobación de la abstención al Juez de la

Investigación Preparatoria, el que la resolverá previa audiencia de los

interesados. Son aplicables las disposiciones del numeral 4) del presente

artículo.

6. Independientemente de los casos establecidos en el numeral 1) procederá un

acuerdo reparatorio en los delitos previstos y sancionados en los artículos 122,

185, 187, 189-A primer párrafo, 190, 191, 192, 193, 196, 197, 198, 205 y 215

del Código Penal, y en los delitos culposos. No rige esta regla cuando haya

pluralidad importante de víctimas o concurso con otro delito; salvo que, en este

último caso, sea de menor gravedad o que afecte bienes jurídicos disponibles.

El Fiscal de oficio o a pedido del imputado o de la víctima propondrá un acuerdo

reparatorio. Si ambos convienen el mismo, el Fiscal se abstendrá de ejercitar la

acción penal. Si el imputado no concurre a la segunda citación o se ignora su

domicilio o paradero, el Fiscal promoverá la acción penal. Rige en lo pertinente

el numeral 3) del presente artículo.

7. Si la acción penal hubiera sido promovida, el Juez de la Investigación

Preparatoria, previa audiencia, podrá a petición del Ministerio Público, con la

aprobación del imputado y citación del agraviado, dictar auto de sobreseimiento

32
-con o sin las reglas fijadas en el numeral 5)- hasta antes de formularse la

acusación, bajo los supuestos ya establecidos. Esta resolución no será

impugnable, salvo en cuanto al monto de la reparación civil si esta es fijada por

el Juez ante la inexistencia de acuerdo entre el imputado y la víctima, o respecto

a las reglas impuestas si estas son desproporcionadas y afectan irrazonablemente

la situación jurídica del imputado.

8. El Fiscal podrá también abstenerse de ejercer la acción penal, luego de la

verificación correspondiente, en los casos en que el agente comprendido en la

comisión de los delitos previstos en los artículos 307-A, 307-B, 307-C, 307-D y

307-E del Código Penal, suspenda sus actividades ilícitas de modo voluntario,

definitivo e indubitable, comunicando este hecho al Organismo de Evaluación y

Fiscalización Ambiental mediante instrumento de fecha cierta. Si la acción penal

hubiera sido ya promovida, se aplican, en lo pertinente, las mismas reglas

establecidas en el presente artículo.

9. No procede la aplicación del principio de oportunidad ni del acuerdo

reparatorio cuando el imputado:

a) Tiene la condición de reincidente o habitual, de conformidad con los artículos

46-B y 46-C del Código Penal;

b) Sin tener la condición de reincidente o habitual, se hubiera acogido al

principio de oportunidad o acuerdo reparatorio en dos ocasiones anteriores,

dentro de los cinco años de su última aplicación, siempre que se trate, en todos

33
los casos, de delitos de la misma naturaleza o que atenten contra un mismo bien

jurídico;

c) Sin tener la condición de reincidente o habitual, se hubiera acogido al

principio de oportunidad o acuerdo reparatorio dentro de los cinco años

anteriores a la comisión del último delito; o,

d) Sin tener la condición de reincidente o habitual, se hubiera acogido con

anterioridad al principio de oportunidad o acuerdo reparatorio y no haya

cumplido con reparar los daños y perjuicios ocasionados o lo establecido en el

acuerdo reparatorio.

En estos casos, el Fiscal promueve indefectiblemente la acción penal y procede

de acuerdo con sus atribuciones. Lo dispuesto en el numeral 9) es aplicable

también para los casos en que se hubiere promovido la acción penal."

34
CAPÍTULO IV

JURISPRUDENCIA

4.1. Jurisprudencia respecto a la aplicación del Principio de Oportunidad.

La jurisprudencia

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE MOQUEGUA

SALA PENAL DE APELACIONES DE MOQUEGUA

Expediente: 69-2010-62-2801-SP-PE-01-SECUENCIAL SALA Nº 62-2010-62

Jueces: Salinas Mendoza, Najar Pineda

Voto en discordia: De Amat Peralta

Ministerio Público: Primera Fiscalía Superior Penal

Acusado: Flores Castillo Jorge Cesar

Agraviado: El Estado peruano

Especialista: Víctor David Cuellar Salas

Delito: Prevaricato

CRITERIO DEL TRIBUNAL

Resulta evidente que el fiscal acusado tenía como objetivo archivar, de cualquier

forma, la causa y así se lo ordenó al servidor, habiendo admitido ambos tal

hecho en el juicio oral. Así, fue dicho servidor quien proyectó la Disposición

Fiscal y pese a que éste le advirtió, que la Disposición estaba mal por cuanto no

podía aplicarse la norma legal relacionada con el Principio de Oportunidad al

35
ser el denunciado un funcionario público, el fiscal acusado le contestó de mala

manera que él era el Fiscal y que procediera como se lo había ordenado. En

consecuencia se condena al acusado por prevaricato.

36
CAPÍTULO V

DERECHO COMPARADO

5.1. El Principio de Oportunidad del Derecho Comparado. -

El Maestro Sánchez (2009) nos ilustra más claramente de la connotación que


tiene el Principio de oportunidad en el derecho comparado:

- Alemania: En Alemania los criterios para el uso de la oportunidad son


variados. Puede obedecer:

a.- A la ausencia de un "interés suficiente" en la persecución penal, ya sea por


tratarse de un delito o asunto de poco importancia o de reducida culpabilidad
del agente. El artículo 153º de la STPO considera que tratándose de
infracciones castigadas con pena inferior a un año, la Fiscalía prescindirá de la
persecución penal, con aprobación del Tribunal competente, cuando la
culpabilidad del autor sea considerada ínfima y no existiera interés público en
la persecución.

b.- A la satisfacción de determinados presupuestos. Es decir, la Fiscalía con


aprobación del Tribunal y del inculpado, puede prescindir provisionalmente"
del ejercicio público de la acción a cambio de que el inculpado:

. Repare el daño causado.

. Otorgue prestación de utilidad pública

. Cumpla determinadas obligaciones (y de carácter alimenticio)

c.- A la prevalencia de los intereses Estatales, como el sobreseimiento por


"arrepentimiento activo" de ciertos delitos contra la seguridad del Estado.

Los criterios regulados en la legislación alemana han de guiar la decisión


Fiscal, pero están sometidos a un control judicial, en cuanto es obligatorio

37
cumplir con la aprobación del Tribunal, salvo cuando se tratara de delitos
contra el patrimonio ajeno cuya pena sea inferior a un año y los daños causados
sean ínfimos; en los cuales el Ministerio Publico actúa con absoluta libertad.

Cometario. - En el caso Alemán es interesante el control judicial que existe


para la aplicación del principio de oportunidad, así el Ministerio Público actúa
en los supuestos que la ley determina para el uso de la potestad discrecional
con la aprobación del Tribunal competente, ello debido a que ciertas facultades
exclusivas del órgano judicial son necesarias para la validez de tal acto.

En el caso b que plantea la legislación alemana, se habla de una


abstención provisional de la acción penal, siempre y cuando el imputado
cumpla con realizar ciertas condiciones impuestas, el cual puede ser la
reparación del daño, lo que implica una de las finalidades de la reparación
civil, pero sin embargo, a pesar de la aparente semejanza existente con nuestro
normatividad sobre el tema, ello resulta muy diferente aún, por las garantías
para el imputado que implica la aprobación judicial de los actos de la autoridad
fiscal. Lo que resulta cuestionable es que, si la condición para la aplicación del
criterio de oportunidad se remite a la reparación del daño, sería más adecuado
para tal efecto, acudir a la vía civil para reclamar una indemnización por daños
y perjuicios por responsabilidad extracontractual.

- Italia: En Italia, la legislación procesal establece mecanismos de "acuerdo"


entre las partes a fin de evitar el juzgamiento. Así por ejemplo, en el juicio
abreviado un acuerdo entre el imputado con el Ministerio Público sobre la
forma, hace que el proceso sea definido en la audiencia preliminar, con una
sentencia anticipada "reducida a un tercio".

El procedimiento de aplicación de la pena a pedido de las partes


(patteggiamento) es el más parecido al Plea bargaining; en él, el acuerdo entre
el imputado y el Ministerio Público se manifiesta sobre la pena, en cuanto a la
aplicación de la sustitución de la misma, igualmente reducida a un tercio, sea
en los casos de penas pecuniarias y de privativas de libertad.

38
Comentario.- En el caso italiano se trata de un principio de oportunidad
aplicado en instancia judicial, lo que resulta más conveniente, dado que los
acuerdos convenidos por las partes, es materia de convalidación por el órgano
judicial, lo que legitima y valida el acto, posibilitando de esta forma la
terminación rápida del proceso, a través de una sentencia anticipada, que
materializa los términos del referido acuerdo; Sin embargo no olvidemos que
dicho convenio va a tratar principalmente de una reducción de la penalidad ha
favor del imputado, quien a cambio asume su responsabilidad penal en hecho
punible, de lo cual puede surgir la responsabilidad civil (reparación civil), pero
ese no es el objeto principal de dicho acto.

- Portugal: La nueva legislación procesal penal de Portugal ha incorporado


dentro de sus normas diversos supuestos que condicionan el inicio o la
persecución penal. En tal sentido, se establece el "archivamiento del proceso"
cuando el hecho punible le corresponde dispensa o exención de la pena (art.
280º). El archivamiento ha pedido del Ministerio Público y se decide por el
Juez de Instrucción, sin intervención del imputado. Si la acusación ya ha sido
formulada, es posible también el archivo, si se dan los presupuestos y existen
conformidad del Ministerio Público.

También se establece la "suspensión provisional del proceso" cuando el delito


es castigado con prisión no superior a tres años o con sanción distinta. En estos
casos, el Ministerio Público puede decidir, en concordancia con el Juez de la
Instrucción, la suspensión del proceso a cambio de determinadas obligaciones
o reglas de conducta impuesta al imputado.

Estas reglas de conducta u obligaciones son:

a.- Indemnizar al lesionado u ofendido por el delito

b.- Dar al ofendido la satisfacción moral adecuada

c.-Entregar de cierta cuantía al Estado o instituciones de solidaridad social

39
d.- No ejercer determinadas profesiones

e.- No frecuentar determinados lugares o residir en ciertos lugares

f.- No acompañar, alojar o recibir a ciertas personas

g.- No tener en su poder determinados objetos que puedan facilitar la práctica


de otros delitos.

h.- O cualquier otro comportamiento especialmente exigido para el caso.

Otra cosa característica es que la suspensión de la acusación puede ser hasta


dos años, y si el inculpado cumple las condiciones interpuestas, el proceso
será archivado; en caso contrario el proceso seguirá su curso.

En suma, el código procesal penal portugués estatuye un tratamiento especial


en cuanto a los casos de pequeña criminalidad, con previsión de los supuestos
por la ley, que en esencia constituye un sistema "Probation" previo a la
formulación de la acusación, con finalidades predeterminadas en el ámbito de
celeridad procesal y prevención de la pena.

Comentario.- El criterio de discrecionalidad es aplicado en la legislación


portuguesa, en el curso del proceso penal, por medio de la figura del
archivamiento ya sea de forma definitiva o provisional, a pedido del
Ministerio Público y sin la intervención del imputado, ello resulta muy
conveniente, dado que quien decide sobre la procedencia del mismo, es el
Juez, con lo cual da validez al acto, por la facultad que tiene de imponer.

40
VI. CONCLUSIONES

 PRIMERA: El nuevo código procesal penal es un código moderno que


contiene una serie de mecanismos como los que tratamos en el presente
trabajo de investigación para el mejor desarrollo del proceso; es decir de
muchos, un código excelente; sin embargo, no por eso deja de ser
creación humana; lo que implica que debemos contribuir con aportes
para lograr un mejor proceso penal. Sin embargo, no podemos dejar de
mencionar el invaluable aporte del NCPP que es la unificación en un solo
cuerpo normativo de la legislación procesal penal bajo la dirección de un
único sistema: el acusatorio. Esto implica el medio necesario para el
correcto funcionamiento de un sistema penal moderno.

 SEGUNDA: Respecto a la aplicación de principio de oportunidad en el


delito de conducción en estado de ebriedad concluimos que: constituye
un mecanismo de celeridad procesal, brindadas por el NCPP para lograr
un proceso penal célere y respetuoso de las garantías y principios que
inspiran un sistema acusatorio garantista. Su aplicación e
implementación en el distrito judicial de Ancash ha dado a todas luces
muy buenos resultados que se ven reflejados en la disminución de la
carga procesal.

 TERCERA: Respecto al reconocimiento del principio de oportunidad


como un Derecho Fundamental, concluimos que: como una garantía
fundamental de la Constitución y la ley procesal a favor del ciudadano
frente al poder estatal, su reconocimiento en el ordenamiento jurídico
nacional, obedece a un interés social, de protección de
la libertad y seguridad de la persona humana en concordancia a
un Estado Social y Democrático de Derecho, el cual consagra a la
persona como fin supremo de la sociedad y del Estado, y es aquel donde
el poder público está limitado por los derechos individuales

 CUARTA: Respecto al rol que cumple el Ministerio Público, concluimos


que: la aplicación del Criterio de Oportunidad la figura del Fiscal obra

41
reconocida dimensión. y ello principalmente por tratarse del órgano
público al que constitucionalmente, se le encomienda la función de
acusar, siendo tal atribución en muchos países considerado inclusive
como un monopolio y en dicho contexto, la materialización de este
mecanismo consensual, y que es nuestra propuesta, debe extenderse a la
generalidad de las Fiscalías Provinciales Penales a nivel nacional,
configura una innovación positiva y saludable que expresa la búsqueda
urgente de respuestas y soluciones ante pautas básicas pre-determinadas
del sistema, y que se manifiesta a través de la aplicación cabal y
garantista del principio de oportunidad en dos aspectos fundamentales:
la descriminalización de hechos punibles, evitando la aplicación del
poder punitivo del Estado allí donde otras formas de reacción frente
al comportamiento desviado pueden alcanzar mejores resultados o
donde resulte innecesaria su aplicación, y la eficiencia del sistema penal
en procura del descongestionamiento de una justicia penal
sobresaturada de casos inocuos, lo cual no permite obviamente, el
tratamiento preferencial a aquellos que deben ser solucionados indiscu-
tiblemente por el sistema judicial peruano.

 QUINTA: El delito de Peligro Común - Conducción en Estado de


Ebriedad al ser visto que es muy frecuente su comisión, los legisladores
han dado una Ley que contiene penas un poco más severas, pero no
drásticas, dado a que a pesar de la publicación de la Ley N° 29439 la
comisión del delito en comento no ha disminuido más al contrario
parece que sea incrementado, lo que a mi parecer se debe tal vez a la
permisibilidad de la ley penal en esta clase de delito que inclusive
permite que se aplique el Principio de Oportunidad, cuando por ser un
delito que pone en riesgo a la sociedad no debe tener este tipo de
privilegio sino debe ser más drástica en caso de reincidencia.

El delito de Peligro Común – Conducción en Estado de Ebriedad, se


encuentra regulado y penado en el Artículo 274 del Código Penal

42
VII. RECOMENDACIONES

- A los representantes del Ministerio Público.

 Promover la aplicación del principio de oportunidad en instancia


jurisdiccional, de oficio o a pedido de parte (Ministerio Público, imputado)
siempre y cuando exista reconocimiento de culpabilidad por parte del
imputado.

 Dar potestad al fiscal para negociar con el imputado, el arrepentimiento


activo y reconocimiento judicial de su responsabilidad penal, a cambio de
una reducción considerable de la pena.

 Promover la aplicación del principio de oportunidad, en sede fiscal, en


caso de violencia familiar, con control jurisdiccional, a efecto de propiciar
acuerdo de carácter conciliador entre las partes, en el cual debe
convalidarse mediante sentencia anticipada, emitida por el juez
competente.

 Buscar mediante el principio de oportunidad la confesión sincera, el


arrepentimiento activo y el reconocimiento judicial de culpabilidad como
medio para que el imputado acceda a beneficios de una penalidad benigna

 Del reconocimiento de culpabilidad del imputado nace la obligación de


resarcir el daño, por el cual el agraviado podrá beneficiarse de la
reparación civil o en su defecto acudir a la vía civil, reclamando una
indemnización de daños y perjuicios.

 La descriminalización de los delitos patrimoniales de escaso entidad de


daño o mínimo quebrantamiento del orden público, a fin de que, el
resarcimiento de los daños y perjuicios causados sean reclamados en la vía
civil.

43
 Considerar al principio de oportunidad como un conjunto de mecanismos
político criminal, para dotar a la justicia penal de celeridad y eficacia
procesal.

- A los autoridades que dirigen las Facultades de Derecho y Ciencias


Políticas

 El problema planteado en el presente trabajo de investigación debe ser


objeto de estudio por todos los sectores académicos dedicados a la
investigación y al que hacer científico – catedráticos y estudiantes – para
lo cual deben considerar en sus planes de estudio- cursos electivos-
plantear el desarrollo de temas actuales como la aplicación del principio de
oportunidad generar espacios de capacitación y actualización permanente.

44
VIII. RESUMEN

El presente trabajo tiene como propósito principal analizar APLICACIÓN DEL


PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN EL DELITO DE CONDUCCIÓN EN
ESTADO DE EBRIEDAD EN EL MARCO DEL NUEVO CÓDIGO
PROCESAL PENAL.

Se trata de una investigación jurídica dogmática, desarrollado en el ámbito de la

doctrina y jurisprudencia peruana. Entre los método empleados tenemos al exegético,

dogmático y hermenéutico. La investigación ha podido concluir en lo siguiente:

Respecto a la aplicación de principio de oportunidad en el delito de

conducción en estado de ebriedad concluimos que: constituye un mecanismo

de celeridad procesal, brindadas por el NCPP para lograr un proceso penal

célere y respetuoso de las garantías y principios que inspiran un sistema

acusatorio garantista. Su aplicación e implementación en el distrito judicial

de Ancash ha dado a todas luces muy buenos resultados que se ven reflejados

en la disminución de la carga procesal.

45
IX. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Marco Teórico


 Agencia Peruana de Noticias: Andina (2012). Aplicación del Principio de
Oportunidad. Separata, Perú, P

 Aranzamendi, N. L. (2013) Guía de Redacción Científica. Editorial Grijley,
Lima – Perú.

 Aranzamendi. N. L. (2010) La investigación jurídica: Diseño del proyecto de
investigación y estructura y redacción de la tesis. Editorial Grijley, Lima –
Perú.

 Aranzamendi. N. L. (2011) Fundamentos epistemológicos de la investigación
básica y aplicada del Derecho. Editorial Grijley, Lima – Perú.

 Armenta, D. T. (2010). Lecciones de Derecho Procesal Penal. Madrid:


Marcial Pons.

 Bazán Barrera Samanta y Vergara Cabrera, Elma (2014) .Principio de

oportunidad aplicado por los operadores de justicia en las fiscalías

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 Benites Tangoa Jimmy Alexander (2010), Tesis sobre Mecanismos de

Celeridad Procesal. Publicado por la Universidad Mayor de San Marcos.

Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, escuela de Derecho. Lima

 Benavides Vargas Rosa Ruth (2014) [artículo jurídico] titulado: el principio

de oportunidad

46
 Cafferata, N. J. (2004). Manual de Derecho Procesal Penal. Córdoba: Ciencia,
Derecho y Sociedad.

 Hernández, S., & Otros. (2006). Metodología de la Investigación (4ta Edic.


ed.). DF, México: McGRAW HILL.

 Maier, J. B. (2003). Derecho Procesal Penal. Buenos Aires: Editores del


Puerto.

 Peña, C. F. (2016). Manual de Derecho Procesal Penal. Lima: Instituto


Pacífico.

 Pérez- Cruz, Martín Agustín, Ferreiro, Bahamonde Xulio-Xosé, Piñol,


Rodriguez José Ramón, Seoane, Spielglberg José Luis. (2009). Derecho
Procesal Penal. Pamplona: Civitas.

 Ramos N. C. (2010) Cómo hacer una tesis de Derecho y no envejecer en el


intento. Gaceta Jurídica. Lima – Perú.
 Robles, T. L. y otros (2012). “Fundamentos de la Investigación Científica y
Jurídica” Editorial: Ffecaat. 1° Edición.

 San Martín, C. C. (2015). Derecho Procesal Penal- Lecciones. Lima: Jurista


Editores.

 Sánchez Velarde, P. (2009). El proceso Inmediato. Nuevo Codigo Procesal


Penal.


 Solis, E. A. (2001) Metodología de la investigación jurídica social. 2° Ed.
Lima. Fecat

 Tasayco Gilberto (2010) El Principio de Oportunidad en el Nuevo Código
Procesal Penal. Perú. Revista Justicia y Derecho. 2010.

47
IX ANEXOS

48
ANEXO 01

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE


MOQUEGUA
SALA PENAL DE APELACIONES DE
MOQUEGUA
Expediente: 69-2010-62-2801-SP-PE-01-SECUENCIAL SALA Nº 62-2010-62

49
ANEXO 02

APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DE


OPORTUNIDAD EN EL DELITO DE
CONDUCION EN ESTADO DE EBRIEDAD

50
ANEXO 03

TABLA DE ALCOHOLEMIA

51

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