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En primer lugar, cabe recordar ciertos aspectos importantes que influyen en este caso sobre la
libertad de información y sus límites constitucionales, como que sólo aquella información que es
objeto de la atención de los profesionales de la información y es noticiable, al poseer relevancia
para la opinión pública, y, además, es veraz y está diligentemente contrastada con los cánones de
la profesión, es aquella que va a estar amparada por el derecho fundamental de que estamos
hablando. Por tanto, por la falta de ética de las profesionales que grabaron a Doña Ángela, no se
puede considerar que tal información pueda publicarse por varias razones tales como que
ocultaron su condición de periodistas, grabaron con un cámara oculta, además de no contar con el
consentimiento de Doña Ángela, la cual no era consciente de estar siendo grabada. Con esto
vemos como la libertad de información traspasa sus límites hasta entrar en conflicto con el honor,
la intimidad y la propia imagen de esta persona, por lo que no se puede considerar tal información
publicada como digna de ser ampara por este derecho.
Por otra parte, hay que saber que el derecho a la intimidad (artículo 18 de la Constitución) tiene
por objeto “garantizar al individuo un ámbito reservado de su vida, vinculado con el respeto de su
dignidad como persona, frente a la acción y conocimiento de los demás, sean éstos poderes
públicos o simples particulares”. Asimismo, el Tribunal Constitucional reitera que “no cabe duda de
que ciertos sucesos que pueden afectar a familiares tienen tal trascendencia para el individuo que
su indebida publicidad o difusión incide directamente en la propia esfera de su personalidad”.
Analizando esto, vemos como el derecho a la intimidad de la demandante ha sido vulnerado en
cuanto a que, como bien decían varios testigos, a pesar de haber velado parcialmente la cara de
Doña Ángela, era reconocible por su voz y su imagen desnuda de cintura para arriba, lo que
afectaba a varios ámbitos sociales de su vida privada. También hay que incidir en que este derecho
se ha visto transgredido al no ser ella una persona de relevancia pública que pueda tener una
información que merezca la atención de los ciudadanos al no tratarse de un tema de interés
general pues la imagen e información que fueron utilizadas las usaron en un contexto diferente al
que era pues se emplearon como forma de aportar a los ciudadanos supuestos “datos relevantes”
sobre el turismo sexual femenino.
Otro derecho que se ha visto quebrantado por el canal demandado por Doña Ángela al emitir
imágenes de ella en top-less sin su consentimiento, es el derecho a la propia imagen, es decir, “ el
derecho a determinar la información gráfica generada por los rasgos físicos personales de su titular
que puede tener difusión pública”. Además de esto, este derecho “asegura la indisponibilidad
ajena de aquello que socialmente evoca a la persona hasta constituirse en su representación”, o lo
que es lo mismo, protege “ los atributos más característicos, propios e inmediatos de la persona
como son la imagen física, la voz o el nombre, cualidades definitorias del ser propio y atribuidas
como posesión inherente e irreductible a toda persona”.
Con esto, reitero algunas cosas dichas anteriormente como que a pesar de que el rostro estuviera
cubierto o tapado parcialmente, a través de la voz o la propia imagen del cuerpo era reconocible la
figura de la demandante por personas de su ámbito cotidiano de vida, como son los familiares,
vecinos, compañeros de trabajo, etc. Además de esto, debemos saber que el derecho a la propia
imagen es, también, “la defensa frente a los usos no consentidos de la representación pública de la
persona que no encuentren amparo en ningún otro derecho fundamental, muy destacadamente
frente a la utilización de la imagen con fines puramente lucrativos”, es por esto que Doña Ángela, al
demandar al canal, es la que lleva toda la razón pues fue grabada sin consentimiento e incluso sin
conocimiento de ello por lo que se ha visto violada su propia dignidad y por tanto, cuando el canal
argumenta que la emisión del reportaje no produjo ninguna intromisión ilegítima en el derecho a
la propia imagen de Doña Ángela, se equivocan pues fue el reportaje fue ilegítimo desde el minuto
uno al no consultar a la demandante. También hay que ahondar, aunque ya lo haya nombrado o
mencionado antes, en que si se tratase de una persona pública y cuya información fuera veraz y
relevante públicamente, el canal estaría en todo su derecho de utilizar tales imágenes
independientemente de que esa persona de tal importancia no diera su consentimiento al
pertenecer estas a la opinión pública, pero como no es el caso no tiene ningún derecho a utilizar
dicha información.
En cuanto al derecho a la propia imagen, me parece que una de las cosas más importantes que ha
infringido el canal es el uso de las cámaras ocultas pues el Tribunal Constitucional ha avanzado
una jurisprudencia especialmente estricta con respecto al uso de estas para la realización de
reportajes periodísticos. En este sentido, ha interpretado que incluso cuando el contenido de la
información pueda considerarse relevante públicamente, el mero uso de estas está excluido por la
Constitución en tanto implica una lesión de los derechos a la intimidad y a la propia imagen por lo
que cualquier credibilidad que tuviesen los argumentos del canal, se ha esfumado ya que según la
Constitución, como bien he mencionado antes, está prohibido y todo lo que se grabe mediante ese
uso de las cámaras no es legal y su propietario/a es quien tiene el derecho sobre esa información.