Вы находитесь на странице: 1из 3

Será moralmente ético que los canales de televisión emitan programas con una baja calidad de

contenido, influyente en la formación moral de los televidentes; teniendo en cuenta que, existe
gran sintonía de telespectadores que aceptan su transmisión.

Con el paso a la modernidad y los distintos movimientos que se establecieron en el


tiempo, el cual no solo trajo consigo beneficio al ser humano con grandes avances
tecnológicos para su desarrollo, sino le proporcionó la libertad como ser. Libertad que obtuvo
a nivel social, el cual le generó la libertad de raciocinio, desembocando en la ilustración, la
cual se continúa desarrollando, y a la dignidad humana que ésta provee.

Son diversos factores los que intervienen en la proyección de contenidos degradantes,


vacíos y culturalmente regresivos en los canales de televisión, los cuales cabe resaltar, son
parte de las actividades de recreación, necesarias en la vida diaria de las personas. Y
actualmente, basándonos en el horno videns de Giovanni Sartori, la sociedad recae en el
“video-niño”, una persona que está siendo educada delante de un televisor, incluso antes de
saber leer y escribir.

El mundo ha pasado de ser una sociedad represiva a una permisiva; sin embargo,
como señalaba Giusti debe existir la conciencia de límites, los cuales son reguladores de la
conducta, tomando en cuenta que en la actualidad las personas tienden a la reproducción por
excelencia de los comportamientos. El ser humano está perdiendo la decisión de valerse por
su propio razonamiento e inteligencia. Actualmente, vivimos en un mundo donde estamos
expuestos a la sobre comunicación, por lo tanto, la diferencia ahora radica en el
planteamiento de interrogantes que tenemos, frente a la diversidad de respuestas que están a
nuestra disposición, es decir, ser conscientes de qué contenidos tomamos y cuáles no.

Tener sólida una matriz intelectual nos conducirá a la toma de decisiones acertadas
en cuanto a la elección y uso de los recursos que nos provee la tecnología y el mundo
globalizado, en este caso el consumo de programas que no solo no adicionan algún aporte al
intelecto o desarrollo del raciocinio, sino proyecta la desvalorización de la dignidad del ser
humano y la deformación social, presentando los vicios, término al que acude Hume. Vicios
como sexismo, violencia, prejuicios, racismo de todo tipo, homofobia y falta de tolerancia
ante la libertad del ser. Sin embargo, nos encontramos ante el Homo Videns de Sartori, aquel
televidente que halla la felicidad con los cuatro ismos que trae consigo la era digital: el
inmediatismo, el fragmentarismo, el superficialismo y el facilismo.

Según Hume, la moralidad es determinada por el sentimiento. Se basa en analizar


todas las circunstancias que rodean y se relacionan, para determinar qué deber u obligación
es superior, es decir, el actuar de los decisores en primera instancia, en este caso las empresas
que brindan este servicio de entretenimiento, sólo buscan su propio beneficio, siendo un
aspecto irrelevante el desarrollo intelectual de la sociedad, base del desarrollo del país y de
las generaciones futuras.

Como señalaba Hume, ni las leyes generales del universo pueden excluir todo mal o
inconveniencia en cada operación particular; sin embargo, pueden ser una gran herramienta
para establecer el orden que acompaña a la justicia, necesaria para el bienestar de la
humanidad. Podemos señalar que uno de estos factores es el Estado, dado que, como
propietario del espectro electromagnético posee una responsabilidad social frente a la
propagación de dichos contenidos, en vista que afectan el nivel emocional, intelectual y
conductual, los cuales desembocan en una degradación de valores en la sociedad. Así mismo,
la elección de consumo de dichos contenidos que hacen los espectadores recae en el nivel
educativo que poseen, debido a que, es la base para la toma de decisiones que realizan en
cada accionar.

La educación y cultura en las personas son el puente para revalorarnos a nosotros


mismos. Como señalaba Mujica, la adquisición de conocimiento debe llegar a un punto que
pasa a ser un placer para el ser. Por ello, todo empieza en poner dichos manjares a disposición
de toda la gente, de tal manera que al ofrecer consumos intelectuales sean adquiridos y
realmente disfrutados. Medida que beneficia a las futuras generaciones. A lo que hace
mención Kant, sería un crimen contra la naturaleza humana no avanzar en el estado de su
ilustración y por el contrario colocar a la siguiente generación en una situación en la que le
sea imposible ampliar su conocimiento y con ello su cultura, dado que, ellos son la identidad
del futuro.
Es así como podemos apelar y renombrar el lema que nos trae la Ilustración ¡Sapere
aude!

Necesitamos un uso de razón pública, una cultura que se propague y contagie, cuando
alcancemos ese nivel habremos quebrado la ignorancia esencial, punto débil en muchas
sociedades y principio de los vicios de las personas.

Вам также может понравиться