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Estudiante: Nicolás Antolínez Parrado

Lo que se buscará en este escrito, es analizar y realizar un balance o comparación entre los escritos
sobre historiografía colombiana e hispanoamericana durante el siglo XIX, de Alexander Betancourt
Mendieta y Germán Colmenares respectivamente. Para esto, primero es necesario explicar sus
concepciones sobre lo que es la historiografía, sus argumentos y finalmente aquellos ejemplos que
dan base a la argumentación.

En el caso de Alexander Betancourt Mendieta, su libro “Historia y nación. Tentativas de la escritura


de la historia en Colombia” busca abordar “textos innovadores” dentro de la historiografía
colombiana, definiendo a estos como aquellos que constituyen la síntesis de un desarrollo o
“inauguraron” una tendencia en el quehacer histórico del país1; Además realiza un “balance critico
de carácter global” haciendo énfasis en los factores metodológicos como también de los diversos
usos políticos de la escritura de la historia2, como en el caso de los primeros años de la vida
republicana y desde el triunfo de La Regeneración.

En primera instancia, Betancourt define a la historiografía como el estudio de la literatura dentro de


un “marco de acción”, como lo son las instituciones y los respectivos contextos y coyunturas
históricas. A partir de ahí, el primer caso para analizar, al cual corresponde el primer capitulo, es el
referente a las “Porfías de la historia nacional”. Desarrollando primero el contexto correspondiente
del siglo XIX, el autor caracteriza a los intentos de crear historia como “Escritura fundacional de la
Independencia”, a partir de los siguientes pilares: 1) La historia como base para el desarrollo de
proyectos políticos, es decir la historia de la mano con la política; 2) El especial énfasis que se hacía
en la búsqueda de la unidad nacional y 3) La participación de la historia en la creación de la
institucionalidad estatal.

Esta idea, posteriormente se ve apoyada en obras consideradas canónicas dentro de la Academia


Colombiana de Historia, “La historia de la Revolución Colombiana” de José Manual Restrepo, el
“Compendio histórico del Descubrimiento y Colonización de la Nueva Granada en el siglo
decimosexto” del coronel Joaquín Acosta y las “Memorias para la historia de la Nueva Granada
desde su Descubrimiento hasta el 20 de Julio de 1810” de José Antonio de Plaza. El primero, escrito
por el “fundador de la Historia en Colombia”, posee en primera instancia un claro carácter militante,
pues no hay que olvidar que José Manuel Restrepo no solo participó en la lucha independentista,
sino que también tuvo conocimientos directos por haber ocupado diversos cargos de alto
funcionario dentro del Estado. Esta obra, es a su vez la madre de la concepción de “”la esclavitud
degradante” de los pueblos americanos durante los trescientos años de dominio español.”3 Desde
allí, recordando los múltiples atropellos y situaciones opresivas que vivieron durante tanto tiempo
los recién liberados pueblos, Restrepo buscaba mostrar los múltiples beneficios que traía el nuevo
sistema republicano, legitimando de esta forma las instituciones recién creadas. Se crea, a partir de
aquí, la necesidad imperiosa de los “hombres cultos” de la sociedad, escribir desde sus vivencias, o
“datos de archivo” en el caso de Joaquín Acosta y de Plaza, sobre el pasado pre colonial y la época
colonial, siempre respetando la temporalidad creada por Restrepo, es decir, sepultando todo lo que
significó el periodo hispano bajo la bandera del “oscurantismo” y mostrando a la Republica como el

1
(Mendieta, 2007)
2
(Mendieta, 2007)
3
(Mendieta, 2007)
tiempo ideal de los hombres civilizados. Sería esta metodología, extremadamente rígida y
parcializada, con claros fines políticos y con una gran carga ideológica, lo que Colmenares definiría
como una “prisión historiográfica”

No se vería hasta mediados de siglo, en respuesta a de Plaza, con la “Historia eclesiástica y civil de
la Nueva Granada” una nueva propuesta de metodología más allá de las memorias o los datos
usados de forma parcializada como en el caso de Restrepo; José Manuel Groot, apelando al uso
responsable de los datos, buscó por primera vez de forma efectiva la creación de una identidad
nacional, rescatando del “oscurantismo” lo más valioso, según él, de la tradición hispana, la Iglesia
y la religión católica. La época colonial era en efecto el pilar desde donde se fundó la Republica, y
por lo tanto, era la antesala de la civilización. Sería esta apelación a la religión, lo que influiría
fuertemente en el tejido social de todas las clases de la sociedad colombiana, y de forma definitiva,
justificaría la implementación de La Regeneración en el ámbito político, y el canon “Colonia –
Republica” en el quehacer histórico.

En cuanto a Colmenares, en su libro “Las convenciones contra la cultura”, se revive el debate


historiográfico sobre los fines políticos del quehacer histórico, el rígido canon “Colonia – Republica”
y la metodología de fuentes o memorias; pero ya no en Colombia, aunque se hace mención a esta,
sino en un amplio recorrido por el siglo XIX hispanoamericano, en especial Chile y Argentina. El
principal, y el punto de partida para el dinámico conflicto sería el debate Bello – Lastarria,
caracterizado por la cuestión de la lucha maestro – estudiante y filológica – filosófica.

Lastarria, joven idealista, fiel creyente del nuevo Estado chileno, buscaba, a partir de sus
concepciones filosóficas importadas de Europa, explicar porque era necesario la destrucción de las
viejas costumbres del pueblo, arraigadas en ellos por el pesaroso y extenuante periodo de opresión
española, atribuyendo a la filosofía histórica el merito total para el desarrollo de la Historia, Lastarria
puede ser considerado el Restrepo del cono sur, por su incansable esfuerzo por la destrucción del
pasado colonial, es el vivo ejemplo de lo que Colmenares llamó “prisión historiográfica”, solo que
en el caso de Chile, su visión no se extendió ni perduró de la misma forma; su maestro, Bello, si bien
estuvo de acuerdo en la necesidad de resaltar el nuevo orden Republicano, creía fielmente en la
metodología minuciosa del análisis concienzudo de los datos, de la misma forma que lo hizo Groot
en el contexto colombiano.

Asimismo, encontramos “el problema del héroe”, y como, para el caso chileno, existe la creación
del héroe patriótico a partir de la historia, de la misma forma que en la Historia de Restrepo y la
exaltación de los héroes colombianos.

Los textos de ambos autores, a pesar de contar con una gran distancia temporal entre uno y otro,
además de tener enfoques geográficos diferentes y diversas metodologías, son en resumidas
cuentas, intentos de ciertos sectores de la Academia para problematizar la cuestión historiografica
del siglo XIX, hasta cierto punto olvidado. Reviven los viejos debates sobre el uso político del
quehacer histórico y el papel, ya relegado, de la historia en la construcción del mito patrio y la
creación y fundamentación de las institucionalidad y una unidad nacional.

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