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Lo que se buscará en este escrito, es analizar y realizar un balance o comparación entre los escritos
sobre historiografía colombiana e hispanoamericana durante el siglo XIX, de Alexander Betancourt
Mendieta y Germán Colmenares respectivamente. Para esto, primero es necesario explicar sus
concepciones sobre lo que es la historiografía, sus argumentos y finalmente aquellos ejemplos que
dan base a la argumentación.
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(Mendieta, 2007)
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(Mendieta, 2007)
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(Mendieta, 2007)
tiempo ideal de los hombres civilizados. Sería esta metodología, extremadamente rígida y
parcializada, con claros fines políticos y con una gran carga ideológica, lo que Colmenares definiría
como una “prisión historiográfica”
No se vería hasta mediados de siglo, en respuesta a de Plaza, con la “Historia eclesiástica y civil de
la Nueva Granada” una nueva propuesta de metodología más allá de las memorias o los datos
usados de forma parcializada como en el caso de Restrepo; José Manuel Groot, apelando al uso
responsable de los datos, buscó por primera vez de forma efectiva la creación de una identidad
nacional, rescatando del “oscurantismo” lo más valioso, según él, de la tradición hispana, la Iglesia
y la religión católica. La época colonial era en efecto el pilar desde donde se fundó la Republica, y
por lo tanto, era la antesala de la civilización. Sería esta apelación a la religión, lo que influiría
fuertemente en el tejido social de todas las clases de la sociedad colombiana, y de forma definitiva,
justificaría la implementación de La Regeneración en el ámbito político, y el canon “Colonia –
Republica” en el quehacer histórico.
Lastarria, joven idealista, fiel creyente del nuevo Estado chileno, buscaba, a partir de sus
concepciones filosóficas importadas de Europa, explicar porque era necesario la destrucción de las
viejas costumbres del pueblo, arraigadas en ellos por el pesaroso y extenuante periodo de opresión
española, atribuyendo a la filosofía histórica el merito total para el desarrollo de la Historia, Lastarria
puede ser considerado el Restrepo del cono sur, por su incansable esfuerzo por la destrucción del
pasado colonial, es el vivo ejemplo de lo que Colmenares llamó “prisión historiográfica”, solo que
en el caso de Chile, su visión no se extendió ni perduró de la misma forma; su maestro, Bello, si bien
estuvo de acuerdo en la necesidad de resaltar el nuevo orden Republicano, creía fielmente en la
metodología minuciosa del análisis concienzudo de los datos, de la misma forma que lo hizo Groot
en el contexto colombiano.
Asimismo, encontramos “el problema del héroe”, y como, para el caso chileno, existe la creación
del héroe patriótico a partir de la historia, de la misma forma que en la Historia de Restrepo y la
exaltación de los héroes colombianos.
Los textos de ambos autores, a pesar de contar con una gran distancia temporal entre uno y otro,
además de tener enfoques geográficos diferentes y diversas metodologías, son en resumidas
cuentas, intentos de ciertos sectores de la Academia para problematizar la cuestión historiografica
del siglo XIX, hasta cierto punto olvidado. Reviven los viejos debates sobre el uso político del
quehacer histórico y el papel, ya relegado, de la historia en la construcción del mito patrio y la
creación y fundamentación de las institucionalidad y una unidad nacional.