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UNIDADES, MARCADORES DISCURSIVOS Y POSICIÓN

Chapter · January 2010

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Salvador Pons Bordería


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1

UNIDADES, MARCADORES DISCURSIVOS Y POSICIÓN*

ANTONIO BRIZ
SALVADOR PONS BORDERÍA
Grupo Val.Es.Co., Universidad de Valencia

1. INTRODUCCIÓN

El estudio de la interrelación entre marcadores discursivos y posición es uno de


los huecos descriptivos más sorprendentes en el estudio de esta categoría pragmática.
Excepción hecha de trabajos puntuales como Vicher y Sankoff (1986), es difícil
encontrar estudios que aborden de forma sistemática este problema, que no se menciona
en tutoriales sobre el mismo (Schourup 1999) ni en trabajos de conjunto (Fischer 2006).
Por ello, autores como Cortés Rodríguez y Camacho Adarve (2005) o Bruce Fraser
(comunicación personal) han abogado por la necesidad de estudiar la combinación de
los marcadores discursivos, lo que, a nuestro entender, obliga a considerar la unidad en
que operan y la posición que ocupan en esta.
Para poder dar una respuesta a esta cuestión, es necesario disponer, en primer
lugar, de una definición clara de las unidades del discurso. A partir del modelo de la
Escuela de Ginebra ( Roulet y otros 1985, Roulet y otros, 2001), el Grupo Val.Es.Co. ha
desarrollado una propuesta de análisis de la conversación que permite reconocer
unidades y niveles de análisis (Briz y Val.Es.Co. 2003). El presente trabajo utilizará
nuestra propuesta de unidades para desarrollar tres objetivos. En primer lugar, se
definirá el concepto de posición. Ciertamente, la posición de un marcador, uno de los
criterios fundamentales para definir y determinar las funciones de los marcadores y,
curiosamente, uno de los peor manejados, se aclara a partir del reconocimiento exacto
de la unidad y el tipo de unidad en que opera. Obsérvense los siguientes ejemplos, en
los que aparecen ¿eh? y bueno:
(1) Yo nunca he visto una persona tan enrollada como el Andrés ¿eh?
(2) La disyuntiva es dura, ¿eh?: o Felipe estuvo alelado, o Felipe es un incapaz.
(3) Iremos mañana bueno iremos si podemos.
En (1) a (3) es difícil determinar cuál es la posición de tales marcadores. Si se considera
que, en (2), ¿eh? ocupa posición final, se puede apreciar que dicho valor es diferente al
de esta misma forma en (1), donde también se podría hablar de posición final. Por el
contrario, si se considera que ocupa posición interior, se observará que dicha posición es
diferente a la de bueno en (3). ¿Con respecto a qué unidad consideramos que un
marcador ocupa posición inicial, interior o final? ¿Es posible captar las semejanzas y las
diferencias de uso de bueno y de ¿eh? en los ejemplos anteriores? La propuesta
desarrollada por el Grupo Val.Es.Co. intenta dar respuesta a tales preguntas.
En segundo lugar, se analizará la relación entre posición y marcadores del
discurso y se comprobará cómo el valor del marcador discursivo, su función, se vincula
a una cierta posición en un tipo de unidad determinado.
Por último, la interrelación entre unidades y posición permitirá establecer límites a
las posibilidades combinatorias de los marcadores discursivos, así como establecer
distintos paradigmas funcionales.

*
Dicho análisis se enmarca dentro de los proyecto de investigación “Diccionario de partículas discursivas
del español” (DPDE), subvencionado por el Ministerio de Educación y Ciencia en 2000 (BFF2000-1438)
y en 2004 (HUM2004-01453), así como por fondos FEDER. Asimismo, parte de la investigación ha sido
financiada por el proyecto GV2007-160 de la Generalitat Valenciana.
2

Así, pues, nuestro acercamiento al problema de la relación entre marcadores y


posición se puede resumir en la siguiente hipótesis: la variación funcional de los
marcadores del discurso está limitada por su posición discursiva y por el tipo de unidad
en que se integran. Ello quiere decir que, en nuestra opinión, la unidad y la posición
están en correlación en gran medida con la función de los marcadores discursivos. De
esta idea se deriva que una explicación adecuada a este problema debe basarse en tres
elementos: una nómina de marcadores discursivos, un listado de funciones discursivas y
una teoría de unidades propias de la conversación. El primero de estos requisitos está
ampliamente documentado en la bibliografía; el segundo suscita controversias y el
último es prácticamente inexistente.

2. EL SISTEMA DE UNIDADES DEL GRUPO VAL.ES.CO.

El sistema de unidades del Grupo Val.Es.Co. pretende una división sin residuo de
las conversaciones coloquiales. El punto de partida se sitúa en el eje entre lo dialógico y
lo monológico, distinguiendo así la unidad máxima monológica (intervención) y la
unidad mínima dialógica (intercambio). Por encima de ambas habrá unidades
superiores, como la que denominamos diálogo o secuencia dialógica, y por debajo,
unidades inferiores, como el acto y el subacto.
Obsérvese el ejemplo (4):
(4) ((…))
P1: a ese paso no adelgazarás ¿eeh?
C1: síi↓ he perdido un poquito↑
P1 y C1 son intervenciones, dado que cada una de ellas corresponde a un emisor
distinto. La combinación de dos intervenciones de distintos interlocutores da lugar a un
intercambio. Así pues, el intercambio es la unión de una intervención iniciativa
(intervención que intenta provocar o provoca habla posterior), y otra intervención
reactiva (la respuesta o reacción) o reactivo-iniciativa (intervención que consta de
reacción e inicio a la vez)1. En el ejemplo anterior, la intervención de P1 es iniciativa y
la de C1, reactiva2.
No todas las intervenciones tienen el mismo impacto sobre la estructura de una
conversación. En (5),
(5) 1G1: een ese sentido pues/ eres conservadora yy§
E1: § claro↓ por eso te digo [que→]
1L1: [conservadora]
para ella↑ pero admite la postura de los demás§
1E2: § admito la postura de los demás§
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 93, líneas 478-484)
la intervención E1 no es tenida en cuenta por el resto de los participantes, mientras que
el resto, sí. Esto significa que es necesario distinguir, dentro de las intervenciones,
aquellas que contribuyen al avance temático del discurso y aquellas que no. Las
primeras se denominarán turnos y, en nuestro sistema, se caracterizan por ser
intervenciones aceptadas por el resto de los participantes en una conversación. Quiere
esto decir que el turno es una unidad que pertenece a un nivel social (frente a la
intervención, que pertenece al nivel estructural) y que entre turno e intervención existe

1
Una intervención, desde el punto de vista monológico, es un acto o conjunto de actos. Desde el punto de
vista dialógico, es inicio, reacción, o reacción e inicio a la vez.
2
En nuestro sistema, la letra y el número identifican cada una de las intervenciones de un mismo
interlocutor. Así, P1 y C1, son la primeras intervenciones de P y C en el fragmento analizado.
3

una relación de inclusión, ya que todo turno es, a su vez, una intervención, pero no toda
intervención es un turno3.
Uno o varios intercambios conforman un diálogo. El límite de tales secuencias
dialógicas lo constituye una intervención-turno solo iniciativa por arriba y una
intervención solo reactiva por abajo. Por lo general, dicha intervención iniciativa supone
un cambio de tópico, y la reactiva, el final del mismo (ver Briz 2006 y 2007).
Cada una de las intervenciones del ejemplo (4), reproducido como (6), está
formada por un acto (P1) o por varios (C1). Marcamos los actos con el signo de
sostenido (#) al principio y al final de cada acto:
(6) P1: # a ese paso no adelgazarás ¿eeh? #
C1: # síi↓ # # he perdido un poquito↑ #
El acto es el constituyente inmediato de las intervenciones; se trata de una unidad que
representa por sí misma una acción comunicativa y que es, por tanto, aislable. Dicha
aislabilidad se corrobora cuando cada uno de esos segmentos puede constituirse en
intervención, esto es, puede ser inicio o reacción.
Por ejemplo, C1 está formada por dos actos, ya que cualquiera de ellos, de forma
aislada, puede constituir la reacción a P1, como puede observarse en (7a) y (7b):
(7a) P1: # a ese paso no adelgazarás ¿eeh? #
C1: # síi↓ #
(7b) P1: # a ese paso no adelgazarás ¿eeh? #
C1: # he perdido un poquito↑ #
Las unidades informativas mínimas que forman los actos son los subactos; se trata
de los segmentos mínimos en que puede quedar dividido un acto (Hidalgo y Padilla
2007). Así, el acto único constituyente de la intervención de P1 en (8) puede quedar
segmentado en dos partes, un subacto que denominamos sustantivo, ya que es soporte
de la acción ejecutada y constituye una proposición, y un subacto adyacente. Los
subactos se indicarán mediante llaves:
(8) P1: # {a ese paso no adelgazarás} {¿eeh?} #
En (8), el subacto sustantivo es a ese paso no adelgazarás, el subacto adyacente es
¿eeh?
A su vez, los subactos sustantivos pueden ser directores o subordinados (Roulet
1985):
(9) A: # {Déjame el ordenador} {para acabar la comunicación} #
En (9), el subacto sustantivo director es déjame el ordenador; el subacto sustantivo
subordinado, para acabar la comunicación. Los subactos sustantivos directores tienen
la propiedad de poder prescindir de los subactos adyacentes y subordinados, como
puede notarse en (10a) y (10b):
(10a) A ese paso no adelgazarás.
(10b) Déjame el ordenador.
En efecto, al suprimir ¿eh? y para acabar la comunicación de los actos anteriores se
pierde información respecto a (8) y (9), pero se mantiene el núcleo del contenido
proposicional. En cambio, ni el subacto adyacente, ni el subacto sustantivo subordinado
pueden funcionar sin el subacto sustantivo director, el único, además, que podría ocupar
el acto en su totalidad:
(10c) *¿eh?
(10d) *para acabar el ordenador.
Más concretamente, los subactos adyacentes son modificadores de la acción y
presentan, como tales, información subsidiaria, que se sitúa al margen de la proposición.
Se distinguen cuatro tipos de valores para estos subactos: subactos adyacentes

3
En nuestro sistema, el turno se marca con un número a la izquierda de la inicial del hablante, de modo
que la secuencia 1G1, en el ejemplo (5), se lee como “el primer turno e intervención del hablante G”.
4

modalizadores (establecen una relación entre el emisor y su mensaje), interpersonales


(establecen una relación entre hablante y oyente), textuales (organizan y distribuyen el
flujo de habla) y topicalizadores (incluyen constituyentes dislocados a la derecha o a la
izquierda). La supresión de un subacto adyacente supone una pérdida de información
(precisión informativa, grado de contacto interpersonal), pero la comunicación puede
continuar, como se ha visto en el caso de ¿eh?

3. LOS MARCADORES DENTRO DE UN SISTEMA DE UNIDADES

3.1. Marcadores y tipo de unidad

Dentro de nuestro sistema de unidades, los marcadores discursivos se pueden


clasificar siguiendo un primer criterio: el tipo de unidad que conforman. De este modo,
algunos marcadores pueden formar acto por sí mismos, mientras que otros forman parte
de un acto. En el ejemplo de (11), el marcador claro funciona de modo autónomo como
respuesta única de la intervención de B1, constituyendo, por ello, un acto:
(11) A1: # ¿te vienes en mi coche, María? #
B1: # claro #
Esta posibilidad, sin embargo, le está vedada a porque en (12),
(12) A: # Déjame el ordenador #
B: # No puedo dejártelo porque lo necesito #
puesto que forma parte de un constituyente que funciona, a su vez, como justificación
del rechazo. Desde el punto de vista estructural, existe, pues, una diferencia entre ambos
marcadores: el primero constituye acto, mientras que el segundo forma parte de un acto.
Una vez establecida esta primera distinción (ser acto o parte de acto), se puede
introducir un segundo criterio para los marcadores que no constituyen acto: cuando
forman parte de una unidad pueden ser subactos (esto es, segmentos informativos
divisibles) o pueden no serlo. Es la diferencia entre porque en el ejemplo de (12), que
ahora reproducimos como (13), y bueno en (14):
(13) B: # {no puedo dejártelo} {porque lo necesito} #
(14) A: vas a venir, ¿no?
B: {bueno} {no lo sé}
En (13), el marcador porque no es segmento divisible del subacto en el que se integra y
constituye, por ello, parte del mismo; en cambio, en (14), bueno sí es un segmento
divisible del subacto sustantivo que le sigue, por lo que adquiere el rango de subacto
adyacente. La diferencia entre ambos marcadores viene marcada por su grado de
integración, como se puede observar en los siguientes diagramas:
Acto Intervención

Subacto sust. dir. Subacto sust. sub. Acto

pporque q Subacto ady. Subacto sust.


bueno p
Figura 1: Diferencias estructurales entre un marcador parte de unidad
y un marcador que constituye unidad
En el ejemplo de (13), porque ocupa posición inicial con respecto al subacto que
lo hospeda; en (14), por el contrario, bueno constituye un subacto por sí mismo, que
ocupa, a su vez, posición inicial de acto y de intervención.
5

Según esto, habrá marcadores que solo pueden aparecer unidos a un segmento
informativo, por lo que no se puede afirmar de ellos aisladamente que sean subactos. Es
el caso de porque, y, pero y, posiblemente, de todas las conjunciones de coordinación y
de subordinación. Estos conectores tienen ámbito o dominio sobre el constituyente
situado a su derecha, al igual que sucede en sintaxis, según puede notarse en (15):
(15) A: vendrá Juan
B: y Pedro
Entre la conjunción y lo conectado puede intercalarse, como se ve en (16), algún
otro marcador que, en este caso, sí que formará un subacto adyacente como por ejemplo
claro, mira, ves, etc.:
(16) C: y {claro} también vendrá su mujer
En general, puede afirmarse que los conectores argumentativos, esto es, las
formas que predominantemente poseen una función de conexión argumentativa, así
como la mayor parte de las conjunciones de subordinación, son parte de subacto,
mientras que los reformuladores, modalizadores y controladores del contacto son
subactos adyacentes. Esto no quita que algunos modalizadores y controladores del
contacto puedan formar también acto por sí mismos. Generalizando, y de modo
provisional, se puede establecer el siguiente esquema:
constituyen acto
modalizadores (claro)
conectores (por tanto)
Marcadores discursivos no constituyen acto forman subacto controladores (¿sabes?)
modalizadores (bueno)

forman parte de subacto conjunciones (pero, porque)

Figura 2: Descripción estructural de los marcadores discursivos


según el sistema de unidades Val.Es.Co.
Si el marcador aparece al inicio o al final de una intervención que está constituida
por un solo acto, inicio de acto y de intervención, evidentemente, coinciden, pese a lo
cual la función desempeñada por el marcador puede variar en virtud de que se considere
su carácter monológico –que se determina por relación al acto– o su carácter dialógico –
por relación a la intervención–.

3.2. Posiciones y movilidad en unidades

Si el tipo de unidad en el que aparezca un marcador es importante para distinguir


tipos de marcadores, un segundo criterio lo constituye la posición que un determinado
marcador ocupe dentro de una unidad. Con respecto a este criterio se distinguen tres
posibilidades: posición inicial, intermedia y final. Evidentemente, cada unidad
impondrá sus restricciones, de modo que, por ejemplo, el concepto de posición inicial
asumirá matices distintos vinculados a la unidad que lo hospeda. Por ello, resultará más
exacto hablar de posición inicial de diálogo, posición inicial de intervención iniciativa o
reactiva, posición inicial de acto o posición inicial de subacto. Lo mismo vale para el
resto de las posiciones. Decir, por ejemplo, que un determinado uso de pues aparece en
posición inicial no es productivo, a no ser que se especifique si se trata de posición
inicial de intervención, de acto o de subacto, puesto que cada una de estas unidades
modulará los valores que el marcador puede desempeñar. Obsérvense los siguientes
ejemplos:
(17) C: =ella no/ ella es más mirada/ es más a su madre// mi madre↑/ era otra triqui-triqui/ y
entonces como yo soy muy cascada a mi padre↑ pues claro// a mi m´importa un pito
6

(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 199, líneas 335-336)


(18) G: el carné así o seaa pero yo me apunto a la autoescuela↑ porque claro me tiene que
llevar ellos a examinar ¿no? los de la autoescuela/// puess/ eso hace dos semanas que se
apuntó a la autoescuela// no↓ tres semanas hace↓ creo que m- sí- me lo dijo su madre/
sí↓ tres semanas yy [¿cuándo fue?=]
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 113, líneas 1292-1296)
(19) C: histeriquita perdida/ porque me dijo/ ¡sí senyora!/ ¡esta xiqueta!/ ¡se fica en tot!/ es
que/ es que/ ¡tú no comprendes que no era guapa!/ ella me quería explicar que no era
guapa↓/ y yo digo ya lo sé que no soy guapa/ pero me da lo mismo↓/ mamá/ a mí me
hacen la foto y me sacan en la revista Clima ↑/ y me conoce todo el mundo// [y me
importa un rábano↑ =]
P: [pues no sé qué quería
tu madre]
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 210, líneas 772-779)
(20) C: y -y la -la enagua era d´éstas/ que lleva un poco de vo/ de- de vuelo↑ §
P: § pues el otro día
hablando [así→ ]
C: [y aún] tengo la enagua en casa §
P: § el otro día hablando (así) Mari Angeles↑ / (pues nada
está allí conmigo)/ (dice) el otro día estuvo la tía Carmencín en casa/ digo ¿sí?
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 290, líneas 583-590)
En ausencia de una teoría de unidades, el valor de pues sería intermedio en (17) y
(18), e inicial en (19) y (20). En nuestro acercamiento, por el contrario, pues aparece
siempre en posición inicial; el tipo de unidades en las que se inserta es, sin embargo,
distinto: en (17) pues ocupa posición inicial de subacto (de ahí que su valor pueda
asimilarse al de introductor de apódosis en una estructura procondicionante, Montolío
Durán 1991). En (18) aparece en posición inicial de acto, con valor continuativo; en
(19) se sitúa en posición inicial de intervención, con valor de refuerzo en una réplica
conversacional y, por último, (20) muestra un caso en el que pues, en posición inicial de
diálogo, introduce un cambio de tópico. La posición confiere unidad a todas estas
descripciones; la unidad en la que aparecen explica su diversidad. El problema de la
interrelación entre posición y unidad puede ser así abordado de forma productiva.
Queda claro, así, que el concepto de posición no tiene sentido desgajado de un sistema
de unidades. En las secciones siguientes ejemplificaremos las consecuencias de este
acercamiento.
Cuando el marcador es parte de una unidad puede aparecer en posición inicial,
intermedia o final de la misma; el grado de movilidad de un marcador permitirá
establecer ulteriores diferencias en el comportamiento de cada unidad. Ciertos
marcadores poseen una mayor movilidad posicional, mientras que otros tienen una
movilidad más restringida o nula. En general, suele haber una relación entre mayor
libertad posicional y mayor diversidad funcional. No es casualidad que un marcador
como porque (véase el ejemplo 13), cuya variación posicional es nula, posea una única
función (la conexión causal, ya sea del enunciado, ya sea de la enunciación). Por otra
parte, en los casos en que la movilidad es muy restringida, función y posición van de la
mano y, por tanto, un cambio de posición suele acarrear un cambio de función. En la
intervención A1 de (21), un marcador como no aparece en posición inicial de
intervención reactiva con su valor fundamental “preludio modalizador concesivo que
adelanta en este caso cortésmente el acuerdo que sigue” (es buena gente). Este es su
valor más característico (Briz 2006b):
(21) S1: # yo nunca he visto una persona tan enrollada como el Andrés #
J1: # ¿tan enrollá ? #
7

S2: # sí #
A1: # no/ es buena gente #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 164-165, líneas 897-900)
Un cambio en la posición prototípica de este marcador, que muestra una libertad
posicional mínima, es una marca inequívoca de cambio de función. En (22), el no en
posición interior de acto desempeña un valor formulativo, relacionado con la
producción del mensaje:
(22) L: # ¿pero tú no lo haces↓? #
E: # ¡pero yo no lo hago # !/ # o s(e)a↑/ yo estoy pensando quién está delante↓ # porque
para mí hay cosas más importantes que pasar una noche guay// y enrollarme con un tipo
# /// # o sea↑/ yoo- yo/ no↓ verás- yo es que tengo muy claro con quién me voy a enrollar
# / # para mí eso es muy- muy importante #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 93, líneas 472-477)
Se deriva de lo dicho hasta ahora que la combinación de los criterios de posición y
de unidad abre una nueva vía de estudio para el tratamiento de una de las características
más recurrentes de los marcadores discursivos: su polifuncionalidad. Así, hablar de
concesividad en el caso de bueno como preludio a un rechazo solo se puede explicar por
relación a la unidad intervención (reactiva) en que aparece; por su parte, su valor de
minimización de la aseveración se mide con respecto a la unidad acto:
Intervención Acto
bueno Concesividad ante rechazo o desacuerdo Valor atenuador
Figura 3: Relación entre valores de bueno y unidades
Al igual que sucede en sintaxis, el concepto de ámbito se puede aplicar al estudio
de los valores de un marcador discursivo. Cuando un valor de bueno, o de cualquier otro
marcador, se adscriba a la intervención, dicho valor podrá tener ámbito, alcance o
dominio sobre los actos situados a su derecha dentro de la misma unidad. De ahí la
tendencia observable a la precedencia de valores dialógicos, propios de la intervención,
sobre valores monológicos, propios del acto.
La sección 4 desarrollará las ideas generales explicadas hasta ahora mediante su
aplicación a cuatro marcadores discursivos diferentes: ¿eh?, bueno, no y oye.

4. APLICACIONES

4.1. ¿Eh?

El marcador ¿eh? se asocia a dos unidades discursivas: por un lado, puede ser un
acto que constituye una intervención y, por otro, puede formar un subacto adyacente
interpersonal (Montáñez 2007; Briz, Pons y Portolés 2006; Briz y Montáñez 2008).
Como acto constituye una pregunta, generalmente aclaratoria, sobre algo que no
se ha comprendido o escuchado. ¿Eh? es, en (23), el único acto que contiene la
intervención de E1:
(23) L1: ¿no erais cuatro?
E1: # ¿eh? #
L2: ¿no erais cuatro?
E2: síi
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 86, líneas 188-191)
En (24), ¿eh? constituye el primero de los tres actos que forman la intervención
de F1 y tiene un valor de recriminación:
(24) (se está brindando, pero alguien protesta el comienzo del brindis al tener la copa vacía)
J1: # ¡por nosotros! #
F1: # ¿¡eh!? # # ¿¡y nosotros qué!? # / # ¿¡y yo qué!? #
8

J2: # por nosotros #


(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 285, líneas 406-408)
Por el contrario, en (25) y en (26), ¿eh? es un subacto adyacente:
(25) S: # {yo nunca he visto una persona tan enrollada como el Andrés} {¿eh?} #
J: # ¿tan enrollá↓? #
S: # sí #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 164, líneas 897-899)
(26) (C disfruta comiendo y hablando de comida)
C: # ¡AY QUÉ ILUSIÓN ME HACE COMER! # / (RISAS) /// # ¡qué idiota soy! # y
quiero adelgazar #
P: # {noo}/ {a ese paso no adelgazarás}/ {¿eeh?} #
C: # síi↓ # # he perdido un poquito↑ #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 220, líneas 1168-1172)
Cuando ¿eh? presenta esta función, ocupa prototípicamente posición final; ya sea
posición final de intervención y de acto, como en los ejemplos anteriores, según muestra
la Figura 4,
Intervención

Acto

p ¿eh?
Figura 4: Posición final de intervención y de acto en ¿eh?
ya sea posición final solo de acto, como en (27) y (28), según muestra la Figura 5:
(27) A1: # ¿qué cambios has notado tú en los alumnos/ en estos dieciocho años? #
B1: # ¡uuf! # # MUCHÍSIMOS/ muchísimos # // # ¡bueno! # # el nivel ha baja(d)o
muchísimo # // # ya sé que es un tópico/ que todos lo decimos/ que to(do) el mundo lo
dice// pero bueno las diferencias soon... # # yoo// creo que son abismales ¿eh? # / # lo
que no sé es hasta dónde vamos a llegar #
(Gómez Molina, 2001, 55, líneas 157-162)
(28) S1: # y este año también vamos a ganar ¿eh? # # lo que pasa que lo– hemos tenido la– la
desgracia de los dos primeros partidos↑/ no hacerlos muy bien # // # pero que ya nos
estamos empezando a poner ¿eh? # / # también lo– siempre los primeros partidos↑ el año
pasao igual # / # los cinco primeros partidos↑ los perdimos todos # (…)
J1: # mm #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 155, líneas 491-501)
Intervención

Acto Acto

p ¿eh? q
Figura 5: posición final y de acto en ¿eh?
En ausencia de una teoría de unidades, la explicación que recibirían los ejemplos (26) a
(28) sería diferente; se hablaría de posición final para (26) y de posición interior para
(27) y (28). Sin embargo, nuestro análisis hace ver que la posición es idéntica en ambos
casos; la diferencia radica en la unidad en que se sitúa dicha posición final. Mientras en
el esquema correspondiente a (26) la posición final de acto y de intervención coinciden,
en (27) y (28) el acto al que afecta ¿eh? es un constituyente de una intervención al que
siguen otro u otros actos. Dicho de otro modo, ¿eh? aparece en su posición habitual,
posición final, pero la unidad afectada, como puede verse en la visualización de las
relaciones jerárquicas, es un acto dentro de una intervención compleja.
9

¿Eh? se ha documentado también, aunque con escasa frecuencia, en posición


interior de acto, como en (29) y (30):
(29) S: # el de allí también ¿eh? subía un piso o dos #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 153, línea 429)
(30) V: # no/ sí # / # si ya está// yaa/ prácticamente con el proyecto↑/ ya– yaa/tiene que haber
salido de servicios jurídicos↑ un día de estos # /// # hombre/ si SALE/ en los términos
que está redactao→// no está mal #
J: # está mejor qu’el otro/ me [dijeron a mí] #
V: # [mejor qu’el otro] # / # mejor qu’el otro # / # mm– lo de
amortizar fuera↑ # // # se nos integra→// ¿eeh? con tod– con las mismas funciones # //
# eso es mucho/ ¿eh?/ decir // ¿eh? # / # con las funciones y tal↑// y– ¿eeh? sin
PERJUICIO/ dee// la integración al cuerpo de profesores de secundaria/ POR los
procedimientos que se ESTABLEZCAN # // # NO por los procedimientos legales/ que
eso también lo habíamos comentado alguna vez→ #
G: # hombre #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 174, líneas 251-264)
Nótese que en ambos ejemplos el marcador aparece en posición intermedia de una
misma unidad acto.
Desde el punto de vista funcional, la información posicional se correlaciona en
buena medida con el tipo de unidad que ocupa y con la posición que ocupa dentro de
esta. En efecto, cuando ¿eh? aparece en posición final de acto e intervención, como en
(26), por relación al acto, ¿eh? actúa de refuerzo (a veces minimización) del mismo y,
por relación a la intervención, es un marcador de control del contacto. Se trata del que
denominamos ¿eh? apelativo, que requiere una respuesta verbal o un cambio de
actuación (Briz y Montáñez 2008, Montáñez 2007). Si nos situamos en la unidad turno
–más concretamente, en la alternancia de turnos–, ¿eh? en posición final de
intervención constituye un lugar de transición pertinente, un lugar que favorece el
cambio de hablante.
Por su parte, si ¿eh? aparece en posición final solo de acto (lo que, en ausencia de
una teoría de unidades se podría entender como posición intermedia), el marcador,
como en (28) y (29) posee ahora un valor de refuerzo autorreafirmativo. Se trata del que
hemos denominado ¿eh? fático, el cual no reclama respuesta alguna (Briz y Montañez
2008). En tal caso, desde la unidad turno no es un lugar de transición pertinente aunque
pueda servir de lugar o espacio donde el otro muestre su alianza con una emisión de
paso, colaborativa (sí sí, claro claro, mm), que no interrumpe por ello la intervención
del hablante, la cual continúa.
Por último, si aparece en posición interior de acto, lo que sucede en (29) y (30),
adquiere un valor formulativo, actúa como una pausa léxica u oralizada.
Así pues, un marcador de posición final como ¿eh? altera su función cuando
aparece en una posición que no es la prototípica. En otras palabras, de un valor
dialógico de ¿eh? en posición final de acto (como refuerzo) y de intervención (como
refuerzo apelativo) se pasa a otro monológico (de refuerzo y, a veces, meramente
formulativo) cuando solo es final o interior de acto dentro de aquella.
En suma:
a) La posición final de acto e intervención o final solo de acto delimita los dos
valores o funciones reconocidas en los distintos análisis realizados por
diversos autores, el apelativo y el fático (ver estas dos acepciones en el
Diccionario de Partículas Discursivas del Español: <http://www.dpde.es>).
b) Y más aún, el tipo de unidad precisa dichas funciones: si es un acto, ¿eh? es
un refuerzo ilocutivo; si es intervención, es un marcador de control del
contacto. Es decir, en la intervención reactivo-iniciativa es o representa la
10

parte iniciativa de la misma. Además, en el ámbito de los turnos, es un lugar


de transición pertinente.
c) Cuando el marcador altera su posición prototípica, su valor cambia
también. Situado en posiciones interiores de acto, adquiere valores no tanto
relacionados con el control del contacto como con la regulación del flujo de
habla, esto es, con valores de carácter formulativo.

4.2. Bueno

Bueno (Martín Zorraquino 1994, Martín Zorraquino y Portolés 1999, Travis


2005), aparece en subactos, en actos, en intervenciones y en diálogos. Comenzando por
las unidades monológicas, bueno puede constituir acto por sí mismo, como se observa
en (32):
(32) (L está a dieta para adelgazar)
L: # si lo que no quiero es comer # / # yo creo que es→/ peor #
E: # sí↓ # # bueno #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 107, líneas 1046-1047)
También se puede encontrar formando parte de un acto, sin constituir un subacto,
como en (33):
(33) J: [tiene] añoo/ casi y medio§
P: § no/ dee- catorce meses§
J: § (( )) §
C: § faltan dos- bueno fa- faltan
cuatro/ [para dieciocho meses] #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 196, líneas 221-226)
Por último, bueno puede formar un subacto por sí mismo, como sucede en (34):
(34) P: […] pero ella está de baja casi dos meses/ con -lo de las cervicales
C: ¿Mari Angeles? §
P: § Mari Angeles/ en[ton(( ))]
C: ¿[de cuál]? ¿de estar tanto en la caja y coger o
eso↑/ o→? §
P: § #¨{bueno}/ {ella ya lo lleva eso↓/ no saben si de un golpe que se dio/ o de
nacimiento/ o de qué # // # tiene como un esguince #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 193, líneas 80-88)
En el ámbito dialógico, bueno puede aparecer en intervenciones reactivo-
iniciativas o en intervenciones iniciativas. En el primer caso, como en (35), bueno se
sitúa en la parte reactiva de la intervención, prototípicamente en posición inicial:
(35) S: ¿cómo que iban a una velocidad?
A: que corrían MÁ(S)
S: bueno sí// porque ellos tenían más fondo que tú↓ porque tú-tú noo-no has corrido
desde hace mucho tiempo§
A: §yo me quiero meter a natación
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 150, 295-300)
En el segundo, como en (36), bueno se encuentra en una intervención iniciativa,
tanto simple:
(36) D: eso e- sí e- eh comer en la naturaleza propia/ een (RISAS) la misma selva (RISAS)
B: en la misma mierda (RISAS)
C: bueno↓ hemos ganao al fútbol ¿a qué nos vas a invitar?
A: os invito↑ [a un bocao↑=]
B: [eh toma ahí la botella]
A: = de tortilla de patatas con ajoaceite
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 67, líneas 672-678)
11

como compuesta (ejemplo 37)4:


(37) M: °(ahora voy a despertarla a ver qué dice)°/// que me ayude aa limpiar un poquito///
bueno ee ayer/ °(me llamó Lorenzo –¿se ha enterado de lo del ascensor?)°
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 125, líneas 85-87)
En estos casos, la unidad pertinente para la descripción y análisis de bueno no es
exactamente la intervención, sino el diálogo. En (36), la intervención iniciativa simple
de C marca el comienzo de un nuevo diálogo que introduce un nuevo tópico discursivo.
Y lo mismo puede decirse de (37), a partir de la intervención iniciativa introducida por
bueno dentro en este caso de una intervención compuesta.
Con respecto a las posiciones pertinentes para el estudio de bueno, distinguiremos
tres, con diferente grado de importancia: la posición inicial (de acto o de intervención),
la posición intermedia de acto y la posición final de acto o de intervención. En posición
inicial, bueno se asocia a la expresión del acuerdo (real o estratégico) cuando se vincula
a la intervención reactiva, esto es, cuando aparece al inicio de acto y de intervención de
reacción, como en (35). En posición inicial de diálogo se asocia, como en (36) y (37), al
cambio de tópico. En posición inicial de acto, en (34), posee valor modal de atenuación
(en este caso, parece intentar evitar responsabilidades sobre lo dicho). Y, por último, en
posición inicial de subacto en el interior de acto, en (33), se vincula a valores
reformulativos que pueden ser, como en este ejemplo concreto, de tipo correctivo.
Es de destacar que la relación entre funciones y unidades es coherente: al diálogo,
que es la unidad máxima en nuestro modelo, se asocia una función estructuradora de la
información; en la intervención, que es la unidad máxima monológica y la unidad
mínima dialógica, se hospeda la función interactiva de acuerdo; por último, en el acto se
manifiesta una función modal, que hace referencia a la relación entre contenido
proposicional y actitud del hablante.
En posición intermedia, bueno se relaciona con valores formulativos, en los que
constituye un subacto adyacente (carente, por ello, de contenido proposicional), como
se puede observar en (38):
(38) E : mes y medio→ pero ¿sabes qué fue? es- ¿sabes lo que me pasó? todos los veranos
me voy a I. con A
G : mm
E : y este verano nno me fui// entonces fue- me quedé en Valencia / me ví aquí↓ que no
había nadie/ con R. en su casa/ dando una o dos clases al día↓ sin pegar ni chapa↓
entonces me quemé/ ¿sabes? yo personalmente me decía- al final acabé↑ bueno
agobiadísima↓
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 110, líneas 1195-1203)
Por último, aunque mucho más escasos desde el punto de vista cuantitativo, los
ejemplos de posición final se asocian a valores modales de atenuación/intensificación,
como en (39):
(39) E : y este verano nno me fui// entonces fue- me quedé en Valencia / me ví aquí↓ que no
había nadie/ con R. en su casa/ dando una o dos clases al día↓ sin pegar ni chapa↓
entonces me quemé/ ¿sabes? yo personalmente me decía- al final acabé↑ bueno
agobiadísima↓ [que esto no tenía=]
G: [aburrida]

4
Sobre las intervenciones compuestas, véase Briz (2007: 22-25). En la serie de intercambios siguientes:
D: hasta luego
B: hasta luego/ hasta luego/// oye ¿cómo te fue la entrevista de trabajo?
A: no lo sé/ no lo sé
la emisión de B está formada por un segmento (hasta luego/hasta luego) que es claramente reactivo en
relación con la intervención anterior de D, y por otro segmento iniciativo (oye ¿cómo te fue la entrevista
de trabajo?) vinculado ahora con la reacción de otro interlocutor, A. Tales segmentos pertenecen, así
pues, a diálogos distintos. La reacción marca el fin de una secuencia dialógica y el inicio señala el
comienzo de otra diferente.
12

E : = sentido↓ que bueno§


G: §normal es lógico§
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 110, líneas 1199-1205)
De la descripción de bueno se puede extraer una conclusión interesante,
relacionada con las funciones conversacionales: cuando lo que bueno expresa es la
función dialógica del acuerdo (o falso acuerdo), la información dada por el marcador
domina el acto o actos posteriores; esto es especialmente visible en las secuencias del
tipo bueno pero o bueno porque, ya que, aquí, el acuerdo (categoría dialógica) permite
iniciar un movimiento de oposición o justificar la razón de dicho acuerdo. Oposición y
causalidad son categorías semánticas, vinculadas a la conexión de contenidos
proposicionales. La combinatoria con bueno sugiere que, en la conversación, al igual
que ocurre en la gramática entre categorías léxicas y funcionales, las categorías
dialógicas, vinculadas con lo modal y con lo interpersonal, tienen alcance sobre las
categorías monológicas, vinculadas a la unión de elementos proposicionales5. Esta
generalización parece mantenerse también en el caso de que bueno forme un acto por sí
mismo.
Asimismo, la superposición de unidades permite distinguir la pertinencia de cada
nivel en la explicación final. Obsérvese el ejemplo (40):
(40) A: [no↓ pero eso es la tela que ahora se lleva]
R: [uun– un hijo de] unos amigos
E: síi
R: mm
E: # {bueno}{chicas}/ {me subo} #
A: bueno pos yo también me vooy↑
M: pos nada yaa– yaa– [si hay noticias↑]
R: [yo voy a hacer la cama] que aún la tengo por hacer/ si quieres
subir a hacerla↑
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 274, líneas 631-639)
En este ejemplo, bueno es un subacto adyacente seguido de otro subacto adyacente de
carácter apelativo, chicas; ambos, dependientes informativamente del subacto
sustantivo me subo. Con respecto a la unidad acto, el subacto constituido por bueno
ocupa posición inicial; el acto marca el alcance del acuerdo expresado por bueno.
Subiendo un peldaño en la jerarquía de unidades, se puede observar que el acto
constituye, asimismo, una intervención iniciativa en la que el acuerdo marcado por
bueno sirve para establecer un cambio de tópico. Toda intervención-turno solo iniciativa
marca el inicio de un diálogo; en este caso, y por situarse dicho diálogo al final de la
conversación, bueno funciona a modo de precierre conversacional.
De todas estas nociones –acuerdo, cambio de tópico y precierre–, la primera
describe el valor propio del marcador, que deberá ser estudiado, como nivel más
adecuado, en la intervención reactiva en la que se hospeda. Los valores de cambio de
tópico y de cierre conversacional, por el contrario, dependen de la interacción entre
dicho significado básico y la posición del marcador dentro de un diálogo marco y se
considerarán, por ello, contextuales.

4.3. No

Al considerar no como marcador, nos referimos al no que no niega y no al


adverbio de negación. Se trata del marcador discursivo que aparece en expresiones

5
Sin embargo, y a diferencia de la gramática, parece más ajustado en el ámbito conversacional hablar de
una tendencia que se manifiesta en términos de preferencia cuantitativa y no como una regla sin
excepciones, cuyo alcance último solo se entenderá con la ayuda de trabajos posteriores.
13

como no, tienes razón (Briz 2006 y Briz, Pons y Portolés 2007). Este no, que
convencionalmente llamaremos no-concesivo, no puede ser nunca un acto por sí mismo;
es siempre un subacto adyacente modalizador que, no por casualidad, ocupa
prototípicamente la posición inicial de intervención reactiva o reactivo-iniciativa (41):
(41) S: yo nunca he visto una persona tan enrollada como el Andrés ¿eh?
J: ¿tan enrollá ?
S: sí
A: # {no}/ {es buena gente} #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 164-165, líneas 897-900)
Al inicio de dicho tipo de intervención funciona como preludio cortés del acuerdo que
se manifiesta inmediatamente después en el subacto sustantivo al que afecta. También
puede manifestar la búsqueda del acuerdo que se resiste o no existe y, en tal caso, su
función pragmática más concreta es la de ser minimizador de los obstáculos, las
objeciones o, incluso, del desacuerdo, más o menos explícitos; por tanto, se trata de una
estrategia vinculada ahora a las actividades de imagen; en concreto, a la denominada
cortesía atenuadora:
(42) B: ¿es que te quito mucho tiempo?§
A: § no↓ yo SÉ que debería darte más tiempo↑ del que te
doy
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 76, líneas 156-157)
El que vaya precedido de otro marcador no altera su rasgo posicional (ejemplo
43):
(43) M: # {°(mira)°}/ {no}/ {es ma– es que (( ))} {porque// Manolo tiene un suéter muy
parecido} #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 131, líneas 340-341)
Se trata, en (43), de dos subactos adyacentes contiguos al principio de intervención
(mira y no) y antes del subacto sustantivo.
En ocasiones, se documenta en el inicio de un acto en posición interior de
intervención. En tal caso, aprovechando ese valor de acuerdo y de alianza interpersonal
que manifiesta la partícula no, puede aparecer como elemento regulador de los papeles
comunicativos, en concreto, para robar o mantener el turno, como en el caso de (44),
tras el solapamiento competitivo de P1:
(44) C1: ahora que se- te haces mayor se hace más fea/ pero→ entonces era-/ porque/ si nos
aquí tienes una/ [de perfil/ # {no/ no}/ {pero=]
P1: [((y que- y que/ (( ))]
C: = espérate} # / # que tienes una de perfil y verás// como es una nariz bonita/ ¿eh?/ #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 210, líneas 794-799)
Se ha documentado algún caso en posición interior de acto e intervención,
combinado a menudo con otros marcadores (o sea yo no verás…). En tales casos, su
función es formulativa; permite al interlocutor, entre otras, continuar de otro modo o
rectificar el plan sintáctico.
(45) L: # ¿pero tú no lo haces ? #
E: # ¡pero yo no lo hago! # / # {o s(e)a→/ yo estoy pensando quién está delante}
{porque para mí hay cosas más importantes que pasar una noche guay}// {y enrollarme
con un tipo }# /// # {o sea→/ yoo- yo/ no verás}- {yo es que tengo muy claro con quién
me voy a enrollar} # / #para mí eso es muy- muy importante#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 93, líneas 472-477)
Por tanto, el cambio a la posición de inicio de acto dentro de la intervención o a la
posición interior de acto convierte al marcador no en un mecanismo a veces de
construcción del discurso (continuador, rectificador, recuperador del hilo discursivo).

4.4. Oye
14

Oye es un marcador que se realiza de modo predominante como subacto


adyacente, con distintos valores6 (textual, interpersonal, topicalizador y modalizador) y
marginalmente como acto.
Cuando se realiza como subacto dentro de una intervención mantiene
preferentemente su valor fático, más cercano a su significado originario. En concreto,
asume el valor de subacto adyacente interpersonal, vinculado, como en el caso de ¿eh?,
a la relación entre hablante y oyente, tanto si la intervención es simple (46):
(46) V: Ángel/ si a éstos los dejan de solteros↑/ pues vamos a hacer una timba allí→ algún día
S: éstos que se jodan (risas)// ¡oye! ¿cómo va la vida?
V: pero no los dejarían
G: bien/ yoo/ como tengo noticias [tuyas=]
A: [oye]
G: = a menudo↑
S: ¿de quién? ¿del Ribó?§
A: § {¡oye!} {pe-pero no te dejarán a TI}§
G: § del López
S: ¡ah!/ el [López]
V: [bueno]/ yooo/ [yo estoy hablando↑]
S: [sobre todo si ((tenéis))] suegra
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 181, líneas 539-552)
como compleja (47)7:
(47) A: es qu' eso de colapsar los presupuestos/ es-eeeh- es un poco también difícil/ según el-
según el plan eeeh/ [como se plantee]
V: [te digo yo] que como se plantee/ según cómo se plantee
A: según cómo se plantee la ley de los presupuestos
V: ¿eeh? o sea que/ de momento↑/ eso/ la idea es ésa/ qu'el alcalde sea mayoritario//
[para evitar ((eso))// {oye} {¿este coñac?}]
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 185, líneas 701-707)
Si la intervención en la que aparece oye es solo iniciativa –y se erige, por tanto, en
inicio de diálogo– el marcador señalará el cambio de tópico y se realizará como subacto
adyacente textual, sin perjuicio de que se mantenga el valor fático de una forma más o
menos clara (48):
(48) G: sí/ peroo-pero son-son cosas distintas/ ee-en Estados Unidos con la tradición que
tienen↑/ es// mm/ son muy cuidadosos con los asuntos de las libertades individuales/
siempre que↑ no esté↑/ eeh los intereses de estado→ [la cía por medio→]
V: [((…))]
G: entonces↑/ naturalmente↑
S: {oye↓} {vamos a jugar/ una partidica}§
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 169, líneas 866-872)
Cuando la unidad pertinente para la descripción es el acto, oye se realizará de
forma estructural como un subacto modalizador, vinculado, por ello, a la relación entre

6
Es posible encontrarlo como único elemento de una intervención; es decir, constituyendo acto por sí
mismo que, a su vez, es el único constituyente de una intervención. Sin embargo, en estos casos mantiene
su valor literal y constituye una invitación a oír. Por ello, esta posición no será tenida en cuenta para la
descripción del marcador.
7 El hecho de que, en este caso, oye introduzca una intervención iniciativa que se constituye en inicio de
diálogo no es relevante para lo que pretendemos ilustrar. Obsérvese, de paso, que en nuestro acercamiento
funcional ambas informaciones no son incompatibles, sino complementarias. Con respecto a la unidad
intervención es un subacto adyacente interpersonal; con relación a la unidad diálogo, introduce un cambio
de tópico. Ambos valores, pues, coexisten en el ejemplo (47).
15

el hablante y su mensaje; en concreto, a la intensificación de un determinado


constituyente8 (ejemplo 49):
(49) J: pues sí que iré algún jueves↓ porque asíi me quedo a comer aquí↑
S: y te pegas una duchita [(( ))=]
J: [allí se puede duchar uno ¿no?]
S: = (( )) de agua caliente/ # {nos tomamos la cervecita↑}// {y {oyee}/ y a la
marcha} #
V: Antonio// ¿qué más?/ ¿qué cuentas? (4")
A: bueno↓ [¿mañana vas a C.?]
V: [pues ayeeer/ allí en A. ]/ presentan una moción de censura contraa-contra el
alcalde
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 168, líneas 602-611)
Cuando el constituyente afectado por oye esté topicalizado, el marcador ejercerá
de subacto adyacente topicalizador (ejemplo 50):
(50) A: [muy bonito] te digo también que estos temas son peligrosos cuando estás casada que
es mii situación/ porquee si intoxicas mucho a la familia puede que te manden fuera o
sea↑ # porque tengo amigas que se han separao↑
C: ¿sí?§
A: § por temas de este tipo # # {¡oye!} {de mi edad}↑ {quiero decir que no es que
tenían veinte años} # ¿eh?
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 364, líneas 559-565)
Puede observarse la estrecha relación existente entre las funciones fática, modal y
topicalizadora; el que oye reciba la misma descripción estructural en nuestro análisis es
prueba de la cercanía entre todas estas funciones –explicable por una relación de
parecido de familia–.
Los datos posicionales revelan una marcada preferencia de oye por la posición
inicial, ya sea de intervención (valor fático), ya sea de acto (valor modal intensificador),
ya sea de diálogo (ordenador discursivo), como se observa en los ejemplos anteriores.
También se documenta en posición final, de acto e intervención o solo de acto, con
función modalizadora de intensificación (ejemplo 51):
(51) A: § y ya se me ha cumplido/ pero yo espero que más [o sea por esperar eso que
dices tú=]
C: [nada nada/un décimo]
A = por ilusión yo la sigo teniendo y si no→//pues mira§
C: § # di que sí {oye↓} # # yo
estoy de acuerdo contigo #
A: pues ya está
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 368, líneas 719-726)
En este caso, el rango de la unidad no altera su valor.
Por último, los usos independientes –dejando aparte los enunciados truncos, en los
que oye mantiene su significado literal–, son escasos; en ellos, el marcador asume el
valor interactivo de desacuerdo y se realiza como acto (ejemplo 52):
(52) D: ¿dónde están las fotos? ¿las tienes en tu casa? (2”)
[…]
D: no me refiero a las fotos de la boda
[…]
A: están en mi casa (2”)
B: yo quería un par (( )) de cada/ mujer ¿eh?
A: ¿cuál? ¿la que estás llorando ?
B: ¡oye!
C: claro que sí
B. ¿eh?

8
La diferencia entre estos dos valores se hace evidente cuando se confrontan a sus posibles paráfrasis. La
correspondiente al valor fático sería “escucha”; la propia del valor fático interno sería “fíjate” (Pons
Bordería 1998b: 216).
16

D: (( ))
B. no
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 374, 1íneas 166-184)

5. CONCLUSIONES

Era objetivo del presente capítulo el demostrar la interrelación existente entre las
posiciones que ocupan los marcadores discursivos y la función que desempeñan.
Esperamos haber mostrado cómo, a partir de los casos particulares analizados, se puede
postular dicha relación, que resulta difícilmente apreciable, sin embargo, en ausencia de
una teoría sobre las unidades conversacionales. Creemos que es imposible profundizar
en este problema sin dicha teoría y, asimismo, estamos convencidos de que su
desarrollo permitirá establecer, en el futuro, una relación sistemática que cubra el
funcionamiento de todos los marcadores discursivos. De nuestra investigación se
desprenden las siguientes conclusiones:
a) Los marcadores discursivos (excepción hecha de los incluidos en el
apartado b) abajo) pueden ser actos o subactos adyacentes; esta última
posibilidad es la más frecuente y, posiblemente, sea la marca estructural o
constitutiva de esta categoría pragmática. Cuando son actos aparecen de
modo autónomo como inicios o reacciones; cuando son subactos adyacentes
son elementos dependientes de un segmento sustantivo al que afectan de
algún modo.
b) Los marcadores discursivos más prototípicos (pero, y, que, pues…) se
suelen realizar estructuralmente como parte de un subacto. Esta diferencia
apoya la conclusión en Pons (1998: 59-60) sobre el doble núcleo categorial
de la categoría conexión, que contendría, por un lado, conjunciones básicas,
como las mencionadas arriba, y, por otro, conjunciones ilativas, como por
tanto o por consiguiente.
c) Los marcadores se integran dentro de los actos, ya que el marcador aparece
vinculado por lo general a uno de ellos. Se desprende de esto que la noción
posición interior solo es relevante con respecto a la unidad acto y referida
únicamente a valores formulativos.
d) Hay marcadores que poseen una gran libertad posicional (por ejemplo, sin
embargo). En cambio, la libertad posicional de otros marcadores es bastante
menor –tal es el caso de bueno–, incluso casi nula –caso de no–, o nula –
pero, al menos, en el español actual (cfr. el però catalán)–.
e) En relación con lo anterior, cabe señalar que la modificación funcional no
afecta a todos los marcadores por igual ni en el mismo grado. Así, los
conectores (cfr. Martín Zorraquino y Portolés 1999), o bien están totalmente
fijados en una posición en la que presentan, además, unos valores
gramaticalmente también fijados (pero, porque, etc.), o bien los cambios
posicionales, como en el caso de sin embargo, se vinculan factores como la
tradición discursiva o al estilo, es decir, afectan más a la forma que a la
función. Por el contrario, los cambios de posición de otros marcadores,
como los reformuladores, son estructurales, de ahí que afecten totalmente o
en mayor grado su función. Un marcador de control del contacto como oye
desarrolla su valor apelativo cuando aparece en posición inicial de una
intervención, que es su función prototípica. Y si en algún caso aparece en
posición final de acto/intervención se convierte en modalizador; en
concreto, con valor de refuerzo.
17

f) Los modalizadores que pueden aparecer tanto en posición inicial como en


posición final afectan tanto a la unidad superior, la intervención, como a la
unidad inferior, el acto. El valor dialógico se añade con frecuencia si
hablamos de la función de estos en la intervención; así, el marcador no es un
modalizador atenuante que refuerza o minimiza el acto (valor modal) a la
vez que atenúa el desacuerdo por relación a la intervención (valor
dialógico). Y lo mismo sucede con los reguladores del contacto, que pueden
aparecer al inicio o al final de un acto o de un acto/intervención. En posición
final solo de acto, ¿eh? es un reafirmador o refuerzo de lo que se está
diciendo, por lo que posee un valor meramente fático; en posición final de
acto/intervención, reafirma el acto y es apelativo por relación a la unidad
intervención.
g) Existe una fuerte tendencia al orden en la combinación de los valores de los
marcadores discursivos, de modo tal que los valores dialógicos suelen tener
ámbito sobre los monológicos y los modales sobre los conectivos. O,
revirtiendo este argumento, que el nivel más apropiado para estudiar
categorías como acuerdo o desacuerdo es la intervención, mientras que el
nivel propio de la categoría conexión será el acto. Esta hipótesis está sujeta a
comprobación y deberá contrastarse con investigaciones posteriores.

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¿eh? en la conversación coloquial española”, ELUA 21, 261-280.
Pons Bordería, S. (1998): Conexión y conectores: estudio de su relación en el registro
informal de la lengua. Valencia, Cuadernos de Filología.
Portolés Lázaro, J. (1998): Los marcadores del discurso. Barcelona, Arco Libros.
Roulet, E. (1991): “Vers une approche modulaire de l’analyse du discours”, Cahierd de
Linguistique Française, 12, 53-81.
Roulet, E. (2000): “Un modèle et un instrument d'analyse de la complexité de
1'organisation du discours” en De Bustos, J. J. et alii (eds.) (2000), Lengua,discurso,
texto (I Simposio Internacional de Análisis del Discurso, Madrid, abril de 1998).
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Mouton, Walter de Gruyter.
Vicher, Anne y D. Sankoff, 1986. The emergent syntax of pre-sentential turn openings.
Journal of Pragmatics 13, 81.

SISTEMA DE TRANSCRIPCIÓN VAL.ES.CO.*

: Cambio de voz.
A: Intervención de un interlocutor identificado como A.
?: Interlocutor no reconocido.
§ Sucesión inmediata, sin pausa apreciable, entre dos emisiones de distintos interlocutores.
= Mantenimiento del turno de un participante en un solapamiento.
[ Lugar donde se inicia un solapamiento o superposición.
] Final del habla simultánea.

*
Las incorrecciones gramaticales (fónicas, morfosintácticas y léxicas) no aparecen marcadas por
lo general. Así pues, según el usuario del corpus (p. e., si este es utilizado por un estudiante de
español como segunda lengua), puede ser recomendable el soporte explicativo del profesor.
**
Los antropónimos y topónimos no se corresponden por lo general con los reales.
19

– Reinicios y autointerrupciones sin pausa.


/ Pausa corta, inferior al medio segundo.
// Pausa entre medio segundo y un segundo.
/// Pausa de un segundo o más.
(5”) Silencio (lapso o intervalo) de 5 segundos; se indica el nº de segundos en las pausas de
más de un segundo, cuando sea especialmente significativo.
↑ Entonación ascendente.
↓ Entonación descendente.
→ Entonación mantenida o suspendida.
Cou Los nombres propios, apodos, siglas y marcas, excepto las convertidas en “palabras-
marca” de uso general, aparecen con la letra inicial en mayúscula**.
PESADO Pronunciación marcada o enfática (dos o más letras mayúsculas).
pe sa do Pronunciación silabeada.
(( )) Fragmento indescifrable.
((siempre)) Transcripción dudosa.
((...)) Interrupciones de la grabación o de la transcripción.
(en)tonces Reconstrucción de una unidad léxica que se ha pronunciado incompleta, cuando pueda
perturbar la comprensión.
pa’l Fenómenos de fonética sintáctica entre palabras, especialmente marcados.
°( )° Fragmento pronunciado con una intensidad baja o próxima al susurro.
h Aspiración de “s” implosiva.
(RISAS, Aparecen al margen de los enunciados. En el caso de las risas, si son simultáneas a lo
TOSES, dicho, se transcribe el enunciado y en nota al pie se indica “entre risas”.
GRITOS…)
aa Alargamientos vocálicos.
nn Alargamientos consonánticos.
¿¡ !? Interrogaciones exclamativas.
¿? Interrogaciones. También para los apéndices del tipo “¿no?, ¿eh?, ¿sabes?”.
¡! Exclamaciones.
és que se pareix a mosatros Fragmento de conversación en valenciano. Se acompaña de una nota donde
se traduce su contenido al castellano.
Letra cursiva Reproducción e imitación de emisiones. Estilo directo, característico de los
denominados relatos conversacionales.
Notas a pie de página Anotaciones pragmáticas que ofrecen información sobre las circunstancias
de la enunciación. Rasgos complementarios del canal verbal. Añaden
informaciones necesarias para la correcta interpretación de determinadas
palabras (la correspondencia extranjera de la palabra transcrita en el texto
de acuerdo con la pronunciación real, siglas, marcas, etc.), enunciados o
secuencias del texto (p. ej., los irónicos), de algunas onomatopeyas; del
comienzo de las escisiones conversacionales, etc.

SIGNOS DE SEGMENTACIÓN DE UNIDADES:


# Inicio y final de la unidad Acto.
L1 Primera Intervención del interlocutor identificado como L. Toda letra identificadora de un
participante con un número a la derecha indica Intervención.
1L Primer Turno de un fragmento.
4M1 Primera intervención de M y cuarto turno de la conversación. Toda letra identificadora de un
participante con un número a la izquierda indica Intervención-Turno.

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