Вы находитесь на странице: 1из 2

La Escuela de Bellas Artes en el Quito de inicios del siglo XX:

liberalismo, nación y exclusión

de Mireya Salgado Gómez y Carmen Corbalán de Celis

El presente artículo aborda el proceso de refundación de la Escuela de Bellas


Artes durante el período de 1904 y 1920, coincidiendo con la Revolución
Alfarista que supuso un intento de construcción de la idea de nación, con el
Estado como eje central del proyecto. Se toma además en consideración que la
actividad artística y sus actores fueron protagonistas social y políticamente
importantes en dicho proceso. El arte forma parte importante en el proceso de
formación identitaria y en la construcción de un imaginario quiteño que luego
sería posible ampliar a nivel nacional.

La idea de crear una institución para la enseñanza de arte se remonta hasta la


colonia, cuando fray Jodoco Ricke crea una escuela de artesanías y oficios para
enseñar a los indios, mestizos y españoles pobres. Luego en la Gran Colombia,
Bolívar la Escuela de Artes y oficios en Cuenca. Ya en 1849 Charton fundó el
Liceo de Pintura Miguel de Santiago, donde se intentó por primera vez que los
estudiantes tuvieran un interés por su tierra y sus costumbres. En este Liceo se
formaron grandes referentes como Joaquín Pinto, Juan Pablo Sanz, Luis Cadena
y Rafael Salas. En 1852 se creó la escuela Democrática Miguel de Santiago, con
la cual se inaugura el ideal de perseguir lo moderno.

En 1872 se fundó la Escuela de Bellas Artes de Quito en el gobierno de García


Moreno, pero duró sólo hasta la muerte del mandatario. Posteriormente en
1904, bajo el gobierno Eloy Alfaro se refunda dicha institución que posee todo
el apoyo estatal al igual que en el mandato de Leonidas Plaza. Se tenía
presente que el arte conformaría parte integral en el desarrollo y evolución de
la nación.

La Escuela de Bellas Artes de Quito atravesó dos etapas diferentes como


resultado de quienes estuvieron a cargo de su funcionamiento. Primero, bajo la
dirección fue Víctor Puig la institución se enmarcó en la enseñanza
academicista, tomando como referentes los cánones europeos de la Antigüedad
y el Renacimiento, ya que la idea de Puig era la de acercar el arte ecuatoriano a
la corriente europea. Y posteriormente con la designación de José Gabriel
Navarro. La escuela de Bellas Artes tomó un rumbo diametralmente opuesto, ya
que la intención de Navarro era de crear un arte nacional propio, alejado de las
convenciones europeas tradicionales, para lo cual integró a la planta docente a
Paul Bar, quien trajo las ideas y técnicas impresionistas al país.

La formación de la escuela de Bellas Artes de Quito, la creación de la Revista,


las exposiciones, los Premios, la Ley de las Bellas Artes, los museos y las
galerías no supusieron una ingenua creación enfocada únicamente en fines
artísticos sino que perseguía la consolidación de la idea de nación, la
construcción de una realidad unitaria y formación de una historia común que
buscaba concretar el proyecto modernizador. Todo país que pretendiera ser
moderno, civilizado y progresista, debería necesariamente tener incorporada la
noción de arte en sus esquemas mentales.

Cabe destacar que a diferencia de la concepción tradicional europea, en Quito


de inicios del siglo XX, las artes aplicadas como el fotograbado, litografía y otras
artes decorativas, se incorporaron al conjunto de las Bellas Artes, que según las
autoras, refleja la intención de incorporar la producción serial y la
industrialización en la vida de la nación. Cabe resaltar que la distinción entre
bellas artes y artesanías, no dependía de unicidad ni forma de producción de
las obras, sino del origen social de quien las generaba, es decir que las
artesanías fueron relegadas a ser producidas por indígenas que no eran
incorporadas al nivel de arte.

Bibliografía
Salgado, M., & Corbalán, C. (2013). La Escuela de Bellas Artes en el Quito de
inicios del siglo XX: liberalismo, nación y exclusión. Cuestiones urbano
regionales, 135-160.

Вам также может понравиться