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Desarrollo Econdmico, vol. 44, N? 175 (octubre-diciemibre 2004) REVISITANDO A GERMANI: LA INTERPRETACION DE LA MODERNIDAD Y LA TEORIA DE LA ACCION JOSE MAURICIO DOMINGUES y MARIA MANEIRO* Introducci6n La sociologia fue originalmente un emprendimiento europeo y norteamericano que consistié en una respuesta a los cambios de largo alcance que barrian el mundo occidental. La sociologia clasica, 0 almenos el cuerpo clasico de la sociologia clasi- ca, esta por lo tanto vinculado a esta region, y se la puede ver como una extension desde la obra de Marx, Weber y Durkheim hasta la de Parsons y el interaccionismo simbdlico, por ejemplo. Ya en el siglo XX, la llamada América “Latina” se unié a la linea del frente de expansi6n de la sociologia, incluyendo nombres como los de Pa- blo Gonzalez Casanova, Florestan Fernandes y Gino Germani, entre otros. En este trabajo nos detendremos fundamentalmente en algunas ideas pioneras de este Ultimo. Alrededor de la década de 1950 Germani produjo algunos analisis hist6ricos y varias herramientas analiticas que sdlo recientemente fueron desarrollados por ja sociologia contemporanea. La libertad, la “accion electiva” y la contingencia se tor- naron los ejes en los cuales se concentré su teorizacién mas original. Ciertamente, estas ideas estaban estrechamente articuladas a una perspectiva funcionalista es- tructural y a un abordaje préximo a la teoria de la modernizacién, problematicas que han sido el principal foco de atencién en relacién a la obra de Germani, aunque ciertos aspectos de su proyecto mas general ya fueron destacados, especialmente por Alejandro Blanco (1998, 1999, 2003a y 2003b). Después de esbozar este cuadro mas general de su perspectiva sociolégica, en este articulo nos concentraremos en algunas de sus ideas tedricas mas heterodoxas, muchas de las cuales parecen ser una contribucién todavia, en ciertos aspectos sutiles, incomparable a la teoria socio- logica, ala teorfa de la acci6n y a la interpretacién de la modernidad. Procederemos por medio de tres pasos. Primero nos aproximaremos, una vez més, a su discusién -funcionalista~ de la modernidad, en la cual la nocién de * Instituto Universitario de Pesquisas de Rio de Janeito (IUPERW) y IUPERJ - Universidad de Buenos Aires, respectivamente. Direccién electrénica: . 398 JOSE MAURICIO DOMINGUES Y MARIA MANEIRO “populisno” ocupa un lugar destacado, localizandose alli su cara mas conocida. Luego nos ocuparemos de su comprensi6n dela libertad dentro de una perspectiva historica y sociolégica, principalmente en lo que se refiere a cémo la cuestién se coloca en la sociedad argentina de su época, articulando esto a su proyecto intelec- tual mas amplio. Trataremos, entonces, su contribucién tedrica original, especial- mente su concepto de “accién electiva”. Este seré relacionado con las contribucio- nes mas recientes, tales como la teoria de la estructuracin de Anthony Giddens, extendiéndolas a su vez a su concepto de “desencaje” asi como con la teoria neopragmatista de la accion de Hans Joas. Nuestra intencién es demostrar que exis- ten aun ciertos aspectos del abordaje de Germani que pueden ser utiles para la construccién de teorias de la accién y para la conceptualizacién de la modernidad Pero antes de esto, vale destacar algunos aspectos fundamentales de la trayectoria de Germani, puesto que este autor pasé por un cierto ostracismo que de modo alguno hace justicia con su obra y con las diversas intuiciones importantes que legé ala sociologia. Germani nacié en Roma, en 1911. Comenzé a estudiar en Italia, pero después decidié emigrar a la Argentina, luego de su detencién por el gobierno fascista de Mussolini debido a sus inclinaciones socialistas. En 1938 ingres6 a la Universidad de Buenos Aires para estudiar filosofia. Alli particip6 activamente de la vida estudiantil =mientras trabajaba en el Ministerio de Agricultura~ y conocié a Ricardo Levene, historiador y profesor de sociologia en la Facultad de Filosofia y Letras, quien estaba organizando el Instituto de Sociologia y proyectaba estudios sobre la Argentina con- temporénea. Germani trabajé con Levene hasia 1945. Durante el periodo peronista, fuera de la universidad, se dedicé a leer y preparar una gran cantidad de traduccio- nes y publicaciones de autores desconocidos en el pais y en la regidn, entre los cuales se destacan Raymond Aron, Margaret Mead, Erich Fromm, Bronislaw Malinowski y Kurt Lewin. Ademés de dictar conferencias y seminarios, en este periodo comenz6 a trabajar en su gran obra, Estructura social de la Argentina, de curio esencialmente empirico (Germani, 1955). El origen de la sociologia en la Argentina, en términos institucionales, estuvo fuertemente vinculado al retorno de Germani a la Universidad. Es en 1956 que co- mienza un proyecto sélido y coherente de construccién de conocimiento cientifico, solamente posible gracias a la energia de un grupo de jévenes investigadores que trabajaron bajo su direccion. Germani, segun Giarraca, estaba convencido de que se estaba creando una sociologja universal, nueva, guiada por las pautas del procedi- miento cientifico y por estrictas reglas internacionales; en este sentido, 6! reconocia en a sociologia norteamericana la configuracién mas avanzada de la sociologia cien- tifica (Giarraca, 1991; ver también Ana A.Germani, 2004). Sin embargo, susmatrices tedricas fueron bastante amplias e incluyeron un especiro bastante plural. No obstante que la sociolagia cientifica no haya nacido, en el sentido cabal del término, con su intervenci6n (Di Tella, 1979; Roig, 1985; Giarraca, 1991), es a partir de su actividad en la Universidad y como editor que cambiaron los temas y el voca- bulario (Blanco, 2003b), asi como los métodos y las técnicas de investigacién y me- dici6n (Di Tella, 1979), constituyéndose un “campo” intelectual especifico (Neiburg, 1997). Sin embargo, Germani no s6lo es importante porque constituye una personifi- caci6n fundamental de la institucionalizacion de la sociologia en la Argentina, sino REVISITANDO A GERMANI 399 fundamentalmente porque se puede reconocer en él a un importante tedrico. Muchas veces, no obstante, s6lo fue percibido como un ejemplo de aplicacién de la teorla Pparsoniana; de hecho, Parsons esta bastante presente en su produccidn intelectual a partir de un cierto momento; a pesar de ello, algunos trabajos recientes demistificaron una supuesta relacién mecanica y univoca entre los abordajes de Parsons y de Germani, asi como contribuyeron a comprender como el primero fue recibido por el segundo (Blanco, 2003a y 2003b). Germani no sélo fue reconocida socialmente como el fundador de la sociologia “cientifica” en ta Argentina, sino que también fue considerado como la personifica- cién de un tipo especifico de construccién de una perspectiva seguin la cual las ciencias sociales asumirian el papel de la generacién del conocimiento de los me- dios de la acci6n social, de la producci6n de la racionalidad instrumental, o sea, en palabras de Mannheim, de las herramientas para la planificacion yla “reconstrucci6n racional de la sociedad”. Sin embargo, sus preocupaciones irfan mucho ms alla de ese limite: el propio Germani afirma que el problema de la racionalidad final encierra nada menos que él futuro de la civilizacion moderna y de la libertad, sin que él sea capaz de percibir si el andlisis de este tema serA enfrentado por la sociologfa, ja filosofia 0 un espacio propio de conocimiento no racional (Germani, 1946). Emerge, asi, un Germani mas complejo que el que las lecturas que enfatizaban su vinculacion con el funcionalismo estructural permitian discernir’. Si ésta es la imagen que 6! creé de si mismo, a partir de un determinado momento, marcando una posicién especifica en el campo intelectual mas amplio, sus preocupaciones son mucho mas vastas y heterogéneas de lo que esto permitia suponer. Rumbo a las sociedades industriales Es importante inicialmente delinear la teoria de Germani en sus términos gene- rales, en los que la influencia del funcionalismo es suficientemente clara. Primero, porque fueron esas ideas las que se establecieron como el legado mas visible de Germani. Y, en segundo lugar, porque el propio lector podra contrastarlas con otros elementos, de distinto color, que mas tarde introduciremos. Antes de dar ese paso, se debe precisar el papel del funcionalismo en el curso de la evoluci6n intelectual de Germani. En realidad, previamente al encuentro con las corrientes principales del funcionalismo norteamericano, centralmente con Parsons, resulta patente la influen- cia del funcionalismo mas simple de Durkheim en su pensamiento. Fue en gran me- dida con ese modelo tedérico que é! abord6, ya en 1956(Germani, 1965: cap. 9), la crisis y la supuesta anomia de la sociedad argentina de mediados del siglo XX y la emergencia del peronismo, cuestiones sobre las cuales nos detendremos en el proximo apartado. Continuidades ¢ inflexiones, de caracter tedrico y politico, pueden ser encontradas en esta evolucién. Por ahora, para delinear su teoria general y de la transicién hacia la modernidad, no nos detendremos en mayores precisiones en lo que refiere a la fecha de publicaci6n de sus trabajos, una vez que ya a mediados de la década de 1960 el modelo mas general del funcionalismo estructural organizaba " Entre los autores que relacionan las interpretaciones de Germani con el funcionalismo estructural se destacan Dennis (1964), Delich (1977), parcialmente Verén (1974) y De Ipola (1989), 400 JOSE MAURICIO DOMINGUES Y MARIA MANEIRO palmariamente sus argumentos. En otras circunstancias, al contrario, el orden de publicacién de sus trabajos se mostraré decisivo. Segun Germani, se debia abordar la estructura social como una totalidad, ala cual define como mundo “sociocultural”. Este, a su vez, es un conjunto de partes vinculadas entre si e interdependientes. La noci6n de interdependencia no supone, sin embargo, necesariamente la integracién, el equilibrio o la armonia entre las dife- rentes partes. En las relaciones entre ellas 0 en si mismas, como construcciones sociohistoricas en continuo cambio, existe la posibilidad de desarticulaciones, con- tlictos, tensiones, desintegraciones y asimetrias. La idea de interdependencia enfatiza que las modificaciones en alguna de las partes afectaran, aunque no de forma inme- diata, a las otras partes y a la estructura social en general (1965: 37). Germani (1965: 19-23) sugiere analizar la estructura social a partir de tres planos que no pueden ser considerados ni de manera separada, ni disociados unos de los otros, sino como tres momentos inseparables; éstos son: el plano dela organizaci6n social, el de la morfo- logia social y el de la psicologia social. El primero esta constituido por la dimensién inmaterial y no manifiesta del mundo sociocultural: las normas, los valores, los cono- cimientos en si, abstraidos de los portadores humanos. EI segundo plano, el de la morfologta social, tiene como punto focal la superficie material del mundo sociocultural, implicando a los grupos sociales. El tercero es el plano de la psicologia social, que enfoca los contenidos psiquicos; su foco central de andlisis es la indagacion respec- to de las pautas de comportamiento, las normas y los valores, tal como son incorpo- rados por los individuos y por los grupos sociales (Maneiro, 2002: 67-9). Resulta evidente que el modelo presentado en lo que fue probablemente el Ultimo texto escrito de los que figuran en Politica y sociedad en una época de transi- cién, con el objeto de analizar la estructura social, posee grandes similitudes con aquel que propone Talcott Parsons en The Social System ([1951] 1979), que Germani sin embargo cita solamente con referencia a la definicién de sociedad como delimi- tada por el estado-nacidn y en relacién con la cuestion de los status y roles, yno en lo vinculado con sus distinciones analiticas fundamentales (Germani, 1965: 20-4). El plano de la organizaci6n social tiene muchas semejanzas con la cultura, el de la morfologia social con el sistema social, y el plano de la psicologia social con la personalidad. Porlo demas, las relaciones entre ellos también tienen muchas afinida- des, ya que ambos autores enfatizan las vinculaciones del plano de la organizacién social (la cultura) con el piano de la psicologfa social (la personalidad), definiéndolo como un proceso de internalizacién, aunque la direccién opuesta no se encuentre totalmente ausente. Este proceso de internalizaci6n de la cultura por la personalidad es uno de los principales elementos en el mantenimiento de la integracién en una estructura social; no obstante no es el Unico. Sin embargo, en toda sociedad empiri- ca se registra cierto grado de “desintegracién”, habiendo periodos en que ésta es particularmente intensa o abarca areas fundamentales de la actividad humana. Este es el caso de la transicion de las sociedades “tradicionales” a las sociedades “indus- triales” (Germani, 1965: 117-26). El modelo teérico de Germani intentaba comprender e interpretar las transfor- maciones de su época. EI pretendia utilizarlo para dar cuenta de lo que llamaba la emergencia del populismo, cuya matriz de andlisis sera, luego, profundizada. EI populismo constituye, seguin él, un tipo particular de movimiento social y politico que REVISITANDO A GERMANI 401 es producto de una modalidad asincrénica de los procesos de transicién de la socie- dad. El concepto de asincronia (Germani, 1965: 17; més precisiones en 98-109) se refiere ala co-presencia de grupos sociales, actitudes, formas culturales, institucio- nes y tipos de personalidades correspondientes a las diversas fases entre los polos de la oposicién entre la sociedad caracterizada por la accion adscriptiva y la socie- dad industrial. Toda transici6n social incluye un proceso de movilizacion social. Esta implica para Germani (1969: 59-69) una serie de momentos que pueden producirse en forma sucesiva o simultanea. El ciclo comienza con un estado de integracién en direccién aun proceso de quiebra o desintegracion, que resultara finalmente en una nueva integracion, pasando por un dislocamiento de les individuos 0 grupos sociales, puestos en “disponibilidad", y una respuesta a este proceso (que puede ser tanto una retrac- cién, como una movilizacién psicolégica y una movilizacion objetiva). En el momento ‘en que la disponibilidad se traduce en participacién mas intensa de la que se produ- cia anteriormente, se debe hablar de movilizacion. Cuando por fin se hayan produci- do los cambios que permitan legitimar y ofrecer posibilidades efectivas de realiza- cién del aumento agregado de la participacién de los grupos movilizados se hablaré de integraci6n. A partir del proceso de movilizacién social se puede producir ya una transformacion en la estructura del mundo sociocultural como una asimilaci6n de este proceso que inhiba su potencialidad de transformacion. Se percibe, entonces, que el resultado es contingente, esto es, no esta garantizado (Germani, 1969: parti- cularmente 67). Frecuentemente se supone que en los procesos de movilizacién social las elites asumen un papel mas activo que las masas, tanto en relacion con la iniciativa como en el liderazgo y en la organizacion. Pero, sin embargo, no todo proceso de moviliza- cién social trae consigo la existencia de una elite. Por lo menos analiticamente se deben delinear tres situaciones posibles: la movilizacién como intervencién activa de una elite externa a las masas, la movilizaci6n con intervencién de una elite interna al grupo dislocado y la movilizacion sin elites. Concretamente, estas tres posibilidades No se presentan en forma pura, sino articuladas y combinadas. En esta perspectiva, la articulacion entre elites disponibles y masas disponibles podria ofrecer elementos més favorables al surgimiento de movimientos en pro de una transformacién social. Si bien en las tipologias en las que se establecen los elementos de diferencia- cién entre las sociedades de tipo ‘tradicionales” y las sociedades “industriales" Germani presenta una gran pluralidad de aspectos, tres de ellos juegan un papel fundamental en el proceso de cambio social: el tipo de accion y la preponderancia, en la modernidad, de las acciones electivas; la institucionalizacion del cambio (ver- sus la institucionalizacion de la tradicion); y la diferenciacion y la especializacion creciente de las instituciones (1965: 71-5). Cierlamente, estos tres elementos derivan de fuertes tradiciones tedricas, sur- giendo del legado de las grandes escuelas dela sociologia clasica. Las dos uitimas, sin duda, poseen resonancias de la obra de Parsons, aunque no es correcto identifi- car en é1 al Unico portavoz de esa recuperacién de la sociologia clasica. La especia- lizaci6n y la diferenciacion crecientes ya se encontraban presentes, por ejemplo, en la referencia de Durkheim al pasaje de la solidaridad mecanica a la organica -tema que posteriormente las corrientes funcionalistas adoptaron como decisivo (Domingues, 402 JOSE MAURICIO DOMINGUES Y MARIA MANEIRO 1999: cap. 4)-. En el segundo punto, la proximidad con Parsons también es fuerte, aunque la idea de institucionalizacién del cambio no alude sdlo a él, sino a toda una forma de comprender este tipo de proceso, caracteristico de su época, y que encon- traba diversos referentes en la sociologia y, especialmente, en la antropologia norte- americana, entre ellos Robert Redfield, Ralph Linton y Melvile Jean Herskovits (Blan- co, 2003b). Aun con respecto a aquel primer elemento, vale la pena notar que, a pesar de que se puede percibir cierto aire de familia con una de las “variables de orientacion” (pattern variables) parsonianas (como herramientas eficaces para las distinciones entre tipos de acciones), es claro que Germani también se distancia de esto cuando afirma explicitamente que, en relaci6n a las variables de orientaci6n, solamente la diferenciaci6n entre las formas adscriptiva -particularista~ y de desem- pefio universalista parece ser convincente en lo que refiere a su aplicabilidad a otras. formas historicas de sociedades industriales (Germani, 1965: 79). Cabria agregar que la teoria de las elites, como actores colectivos, tiene un papel crucial en la interpretacion de Germani de la transici6n y del peronismo, aun- que 61 no elabore el tema. Posiblemente ésta haya sido incorporada mas directamen- te de la obra de Pareto y Mosca, autores italianos que escribieron ya en la primera mitad del siglo XX y le eran ciertamente familiares en las publicaciones originales. Es a partir de esta perspectiva, también, que él introduce el tema del totalitarismo, tan en boga en aquel momento entre los opositores liberales del fascismo. De cualquier forma, aunque el modelo que le sirve de medida para la realidad especifica latinoa- mericana haya sido dado por el desarrollo de la sociedad moderna liberal europea, Germani se distancia, en parte, de la teoria del totalitarismo al percibir que la partici- pacién de las masas populares se constituye en un factor central para el surgimiento y la legitimacién del “populismo” (ver Barboza Filho, 1980). Se sabe que el andlisis del peronismo, la preocupaci6n con el problema de los totalitarismos y las relaciones de éstos con las clases trabajadoras, son inquietudes primarias en el pensamiento de Germani. Para intentar dar cuenta de esas cuestio- nes es que él buscaré un modelo tedrico que, como fue dicho, encuentra sus puntos de apoyo en el funcionalismo estructural. Sin embargo, parece posible creer que sus preocupaciones criginarias no consiguen encajarse totalmente en él. En realidad, la interpretacién hisiérica de Germani ya estaba en gran parte armada y terminada cuando 61 introduce el funcionalismo estructural en su discusién, Germani superpone aquella inierpretaci6n historica, en cierta forma confun- diendo un poco al lector, en la medida en que el cuadro tedrico del funcionalismo termina abriendo Politica y sociedad en una época de transicién, localizando sus discusiones mas directamente atinentes al imaginario y a la historia en los capitulos posteriores de la organizaci6n del volumen, mientras que no condicen con las fechas originales de publicacién (ver Blanco, 2003b). En verdad los articulos -transforma- dos en capitulos en este libro- son los siguientes, por orden de publicacién o prepa- raci6n original: capitulo 9 (1956), capitulo 4 (1957), capitulo 6 (se basa en un articulo de 1960), capitulo 3 (reelaboracién de diversos trabajos que fueron escritos entre 1958 y 1960), capitulo 8 (1961), capitulo 7 (1961), capitulo 5 (se basa en un articulo de 1961). Los capitulos 1 y 2 -mas tardios- antes de su publicacion en el libro circu- laban sélo privadamente entre los estudiantes de los cursos dictados por Germani. Aunque esta disparidad de fechas se encuentre camuflada, de cierta forma, en la REVISITANDO A GERMAN! 403 disposicién sin mayores detalles de los articulos del libro, se debe notar que una cierta tension en lo que hace ala interpretacion del peronismo en términos estructu- rales y politicos se pone de manifiesto en sus paginas. Cuanto mas se impone el funcionalismo estructural, por encima de la matriz funcionalista durkheimiana origi- nal, mas Germani interpreta al peronismo de forma univocamente negativa, produ- ciendo una cierta heterogeneidad en su argumentacién. Si bien son estas razones de orden tedrico las que pueden haber influenciado esta inflexion, es posible acrecentar otros motivos, de orden propiamente politico, que remiten al endurecimiento del de- bate sobre el peronismo y probablemente a las disputas practicas que dividieron profundamente a!a sociedad argentina desde el periodo en que se produyjo la publi- cacién de sus primeros trabajos hasta la redaccién de sus textos posteriores sobre el tema. La libertad y la historia, el peronismo y el reconocimiento En términos muy resumidos y esquematicos se podria traducir el modelo mas cristalizado y duro de explicacion del peronismo propuesto por Germani (1965: caps. 5, 7 y 8) de la siguiente manera. Inicialmente, se produce una situacién de brutal dislocamiento de la poblacién, generada por voluminosas migraciones internas de! campo 4 la ciudad, lo que genera una radical “disponibilidad” de estas masas popu- lares. Como efecto de ese proceso tiene lugar una movilizacion psicolégica de esas masas, que termina en una movilizaci6n objetiva, esto es, en una irrupcién en la vida social y en la busqueda de espacios en la vida politica. Simultaneamente ocurren enormes cambios en el mundo, como resultado de la crisis econémica de 1930, la cual impacta fuertemente en la Argentina, tanto como la expansi6n del fascismo por Europa. La elite conservadora intenta, entonces, volver a limitar la participacion de las masas, buscando retroceder el tiempo a las formas politicas, sociales y econémi- cas excluyentes. No obstante, eso ya no era factible, y “.,.una nueva intervencion militar... con abiertos propositos totalitarios, interrumpié la experiencia conservadora de «democracia limitada por medio del fraude»" (Germani, 1965: 231). Incudablemente que, si bien la participacién era “inevitable”, no existia una sola forma de que ésta fuera ejercida. Se podrian definir diversos equivalentes fun- cionales de “integracin” de estos agentes a la vida politica. Este proceso de integra- cién podria haberse producido en el contexto de una via democratica, lo que hubiera sido deseable y esperable en una situaci6n ‘normal de transicién a la sociedad industrial. Sin embargo esono sucedié. En la Argentina se produce por medio de una via “nacional-popular” especifica, sin que se haya generado, en ese marco, una verdadera integracién. Para Germani la problematica argentina presenta entonces una extrema complejidad, porque esta otra via no es propiamente un equivalente funcional de integracién social. Se origina as{ una “integracién” de las masas popu- lares en el contexto del totalitarismo, constituyéndose de esta forma, para Germani, ta tragecia argentina. El régimen peronista, como tipico movimiento “nacional-popu- lar", por el origen, por el caracter de su lider, por las circunstancias de su surgimien- to, estaba destinado a representar un ersatz de participaci6n politica para las clases populares, representando una manipulaci6n por parte de las nuevas elites argenti- nas. Su caida slo fue posible por sus limitaciones internas, y la principal de ellas es 404 JOSE MAURICIO DOMINGUES Y MARIA MANEIRO que debia transformar la participacién ilusoria en una intervencién real, transforman- dose profundamente, lo que implicaba problemas insuperables debido a su propia naturaleza. Dados esos problemas y limites, Germani estaba lejos de creer que esta segunda vertiente operara de forma similar a las funciones de integracién posible a través de la via democratica?. Se debe notar, no obstante, que en otros pasajes del libro, escritos anteriormen- te, menos categéricos en la critica contra el peronismo y menos marcados por el funcionalismo norteamericano, Germani ofrece una interpretacion mas compleja y sutil de aquel régimen. En estos trechos ya encontramos la interrogacion posterior sobre las funciones de este tipo de “integracién tragica”, mas ésta no es la pregunta exclusiva. Por el contrario, entran en escena otras indagaciones ~acerca de posibles determinaciones hist6ricas-, dando espacio para pensar cémo operan las memorias que abren, pero también limitan, las posibilidades politicas y sociales en las socieda- des concretas -y temas,- como los efectos de los procesos rpidos de industrializa- cién, migracién y urbanizacién masiva, y los factores que afectan a las caracteristi- cas fundamentales de los grupos sociales, tanto de las clases populares (con esca- sas experiencias sindicales) como de las clases medias (sin tradiciones de prestigio, aunque todavia no proletarizadas) (Germani, 1965: 241-2). Al mismo tiempo, en fo que respecta a la cuesti6n de la integracion de jas masas populares, Germani incluye en su exposicion la importancia y la necesidad de reconocimiento, prestando una particular atenci6n ala problematica de la construcci6n de la propia libertad de esas masas. Para Germani, las masas populares no obtuvieron ningun avance en lo que se refiere ala necesidad de realizacion de reformas estructurales durante el peronismo, Sin embargo, el balance es muy diferente en relacion con los otros dos elementos centrales del proceso de integracién real: la adquisicién de la conciencia de su po- der y el reconocimiento de sus derechos como trabajadores. Tomando como matriz los escritos de Simone Weil -La conaition ouvriére-, Germani desarrolla interesantes teflexiones acerca del ejercicio del poder de los trabajadores y de su autoconciencia, tanto en el contexto del 17 de Octubre. como en general en las luchas sindicales y especialmente en las huelgas?. 2 Murmis y Portantiero (1969) ofrecieron la principal critica, tedrica y empirica, a la interpretacion de Germani sobre e! peronismo, en referencia particularmente a sus 18sIs sobre las migraciones imemas. Vease también Ramos (1957), Pefia (1971), Di Tella (1965), Laclau (1978) y Torre (1989), entre atros. Aparentemente el propio Germani, por razones politicas y tal vez por la polarizacicn del debate, enfatizaria la cuestion de ias migraciones y las limitaciones de la nueva clase trabajadora, abrazando también caca vez mds los aspectos funcionalisias de su argumento y aproximandose después ala “teoria de la modernizacién” (Germani, 1969, 1973a, [1973b] 1992 1978). En contrapartida, otros elementos que destacaremios mas adelante, fundamental- mente la litertad “concreta” que el peronismo significé para los trabajadores, son olvidados 2 E117 de Octubre tue considerado a menudo fa fecha de “fundacién” del peronismo, el dia de tos descamisados y de la fealtad. Fue entonces que se sucediercn escenas jamas vistas en Buenos Aires. Subita- ‘mente llegaron de los barrios suburbanos los trabajadores pobres, que fueron concentrandose en ios puntos mas importantes del centro de la ciudad bajo el grito de libertad a Perén, que habia sido encarceiado pocos dias, antes. La oposicién llamé a esa multitud que tomé el espacio publico como “aluvién zocl6gico”. En e' imaginario de éstos, aquellos acontecimientos no encontravan parangén, El cardcter y la manulactura de los episodios fueron durante anos temas de debate entre los historiadores y os cientiticos sociales. Acerca de este tema, en Un polo se encuentran ios autores que enfatizan el caracter esponténeo de la jornada y la poca experiencia Politica de los participantes y en el otro estan aquellos que priorizan el papel de los sindicatos y sus cuadros en. ese dia REVISITANDO A GERMANI 405 Las masas han ganado la libertad -Ia libertad inmediata de los trabajadores de poder afirmar sus derechos ante los patrones, de vivir la organizaci6n sindical, de sentirse duefios de si mismos, de ser reconocidos comoiguales-. Este es e| elemen- to central de la tesis de Germani, en aquel momento, acerca del peronismo. Posicionandose contra la interpretaci6n que denomina como Ia teoria del ‘plato de lentejas’, segun la cual el apoyo de las masas a los movimientos nacionales-popula- res, concretamente al peronismo, derivaba de la supuesta prioridad de intereses y ventajas materiales para los trabajadores, Germani afirma que los resultados mas importantes se deben buscar en el reconocimiento de los derechos y en la circuns- tancia fundamental de que desde ese momento las masas populares tuvieron que ser escuchadas. Lo que importa realmente es su “experiencia de participacion”. Por eso ellas apoyaran con tanto entusiasmo al régimen de Perén. Para los intelectuales y para las clases medias e! régimen se evidenciaba, en cambio, como sumamente autoritario; y esto era particularmente importante para los primeros, ya que para ellos la libertad de expresi6n era una “libertad concreta”. Pero éste no era el caso de los trabajadores, para quienes la libertad queria decir poco. La limitacién de la libertad de expresin podia coexistir como otras “significativas experiencias de libertad”. Finalmente, los trabajadores nunca habian participado realmente de la “alta politica” y ahora sentian, en contrapartida, que habian ganado la ‘libertad concreta de afirmar sus derechos contra los capataces y los patrones....”. Eso no deriv6 slo, por lo tanto, de una “pseudo libertad” oriunda de la demagogia del dictador. EI peronismo, por ello, no tuvo la “perfeccion técnica de! totalitarismo” (el nazismo y el fascismo italiano, deben suponerse) (Germani, 1965: 161 y 240-4)4. En realidad, en la comparacién y diferenciacién que Germani construye entre el fascismo y los movimientos nacionales-populares latinoamericanos, es este tipo de cuestion la que lo hace considerar que la opcién de las masas populares en estos ultimos casos no fue efectivamente “irracional”, como fue la opcidn de las clases medias en aquellos. A pesar de reconocer que en esos movimientos nacionales- populares existia un cierto grado de irracionalidad, y que la opcién racional mas profunda deberia haber sido la democratica en sentido mas amplio, admitia que, como se ha observado més arriba con referencia a los elementos de “libertad con- creta" que expresaban, esos movimientos contenian algunos aspectos de democra- cia sustantiva -ausentes en los regimenes europeos-. Ademas, una via democratic efectiva, en las condiciones en las que se encontraba la Argentina después del golpe de estado de 19305, era imposible (Germani, 1965: 251). Germani teje este argu- mento a partir de las caracteristicas subjetivas que presentaban las clases populares en la década de 1940, su ingreso reciente a la vida urbana y a las actividades indus- triales, su débil o nula experiencia politica, su bajo nivel educativo, sus precarias * Es en este sentido que Inés Izaquirre afirma que “Quizds porque la busqueda de libertad lo habia ‘obsesionaco desde su adolescencia, Germani supo ver estos signiticados diferentes del peronismo para las Gistintas clases: reconocié siempre, y Io dejé escrito, el contenido liberador que tenia la legislacién peronista para el obrero y para e| militante sindical frente a los patrones y cémo les permitia sentirse no sometidos, a diterencia ce lo que ocurria con las capas mediasy particularmente con sus fracciones iustradas.” (Solari, 2000: 498) 8 En septiembre de 1930 se produce en la Argentina un golpe de estado luego del cual asume la presi- dencia Jose Félix Uriouru, dando comienzo a lo que seria conacido como la “década infame*, caracterizada por el autoritarismo y por el aude electoral 406 JOSE MAURICIO DOMINGUES Y MARIA MANEIRO posibilidades de informacion y los limites que las circunstancias objetivas oponian a su accién politica, asi como las resistencias ofrecidas por las elites tradicionales, ciegas ante la necesidad de cambios y contrarias a la democracia. Nos encontramos aqui con un tema central en la obra de Germani, el cual permeaba todas las discusiones intelectuales de la época, en el contexto del ascen- 80 del peronismo, y para el cual, él, como tantos otros, buscé una respuesta especifi- ca, produciendo uno de sus textos, en rigor de verdad, més citados: la crisis de las sociedades modernas. Publicado, también, mucho antes del encuentro de Germani con Parsons, y que terminaria incluyendo en Politica y sociedad en una época de transicién, como su capitulo 9 (Neiburg, 1997: cap. 5). Vale notar que Germani (1946: 12) ya habia inclusive anteriormente definido la sociologia como la “ciencia de las épocas de crisis’. Y, en aque! contexto, se trataba en verdad de una crisis total, individual y colectiva (Germani, 1965: 233): Las tensiones psiquicas a que se esta sometiendo el hombre contempordneo, la llama- da crisis de la personalidad, se vincula sin duda a esta necesidad de elegir en condi- ciones demasiado cambiantes, sin poser, por otra parte, una formacidn espiritual adecuada para esa eleccidn. Esto no significa... que el trénsito de lo tradicional a un sistema que tequiere del individuo una creciente capacidad de autodeterminacion no deba ser considerado un avance... Al comienzo esta libertad s6lo fue patrimonio de las elites... ella se extiende a la gran mayoria, al hombre comin, y esto representa un Progreso magnitico. Mas al mismo tiempo significa un grave peligro, pues para que esa libertad pueda ser efectivamente ejercida es necesario contar con las condiciones objetivas y subjetivas adecuadas, y tales condiciones en la actualidad no existen... (Germani, 1965: 234), Enun mundo en mutacion constante, en que la tradicién perdié su poder sobre las personas, la reflexividad -que 61 trata como sindénimo de racionalidad, como suele suceder en toda la tradicién occidental- pasa a tener una importancia enorme, sin que pueda ser, sin embargo, efectivamente ejercida por todos. Aun la democracia politica no ofrecia en forma generalizada las posibilidades reales “...de utilizar efec- tivamente la libertad y de ejercer los derechos que formalmente pertenecen a todos", dejando de lado una concepcién abstracta y retorica. Al contrario, era necesario que ella fuese sentida como algo “real y concreto”. La comunidad local, solucién de sabor tocquevilliano, surge entones en su argumento como siendo de fundamental impor- tancia para esto. Ademas la empresa se impone como un dominio crucial para que la libertad y la responsabilidad asuman un carécter de experiencia concreta, eficaz, fundamentalmente mediante la participacion de los trabajadores en su direccion, junto, pero de forma mds avanzada, al aspecto meramente sindical (con el que, ademés, anticipalas ideas de Mitbestimmung que la socialdemocracia alemana ven- dria a adoptar). Las elites argentinas debfan admitir esos pasos si no querian la perpetuacién del peronismo, caracterizado al mismo tiempo por un ersaiz de partici- pacidn y una posibilidad de participacion efectiva, aunque limitada, y un ejercicio de una libertad concreta para los trabajadores (Germani, 1965: 236-7). La caracterizacion de las condiciones objetivas y subjetivas de la libertad se Propone de forma mas amplia en textos que él introduce, es decir en obras tales como las de Erich Fromm y de Harold Laski -con lo que Ia correccin de la tesis de Blanco (2003a) respecto de la relevancia de su actividad editorial se evidencia clara- REVISITANDO A GERMANI 407 mente-. En relacién con la traduccién al castellano del libro de Laski, La libertad en el estado moderno, Germani instalaba el tema de la crisis total de la sociedad occi- dental. No obstante, en vez de conformarse con la decadencia y el ocaso, ¢| deman- daba la ampliacién més alla de la sociedad y del estado liberal. Se trataba ahora de conquisiar la “libertad positiva” del socialismo, basada no en la propiedad, sino en los derechos propios de !a personalidad, compatibilizandola con la planificacion (Germani, 1966: cap. XI). Ya en el prélogo a Las condiciones subjetivas de la libertad, de Fromm, Germani (1966, cap. XII) sefialaba que, desde el punto de vista de la personalidad, la democracia s6lo podia expandirse si se desarrollaba de modo de tornarse auténoma y capaz de decisiones racionales. Habla muchas posibilidades abiertas, pero se estaba cerca también de una catastrofe, una vez que se vivia una crisis de la individualizacién y se imponian fuertes tendencias a lahomogeneizaci6n, de retorno alas actitudes adscriptivas y de entrega de los individuos a un lider fuerte. Es interesante observar que esta tematica marcé desde siempre el abordaje de Germani, en confluencia con su funcionalismo originario de corte durkheimiano. En su primer texto relevante sobre la modernidad de modo general, Germani enfrenté el problema de la anomia y de la desintegraci6n social que resultaban de la transicién hacia una sociedad diferenciada, en la cual la “atomizaci6n" de los indivi- duos era un sintoma y una consecuencia de una integracion social incompleta. Sin embargo, la crisis era primordialmente de “crecimiento”, pues el proceso de indivi- duacién generado por fa evolucién social era en si positivo, debiendo ser noobstante “arménico”, lo que no ocurria en aquel momento en funci6n de los ritmos diversos que le eran impresos a las distintas partes del organismo social en el proceso de transicién. Apoyaéndose en Mannheim, Germani afirmaba que en particular las facul- tades humanas se habian desarrollado desigualmente: la técnicay la ciencia habian avanzado mucho mas que el orden moral y social, sin que el dominio racional de la sociedad se estableciese; tampoco era el individuo capaz de controlar sus impulsos y sustentar una “personalidad autonoma”. Se encontraba, asi, en disponibilidad, pues jas estructuras sociales, en particular la educacién, no se mostraban todavia capa- ces de prepararlo para lidiar con los cambios extremadamente raépidos. Ademas de ello, oscilaciones profundas y problemas de la técnica y de la economia generaban fendémenos comoia inflacion y el desempleo en masa, como también inestabilidad e inseguridad. Las personas se veian privadas de “mapas” capaces de guiarlas so- cialmente; una gran angustia, sin “objeto definido”, derivaba de esa situacion de desorientaciOn. Asf la “masa de los hombres «comunes»” era obligada a “elegir”, en condiciones mas 0 menos libres, “...consciente y deliberadamente los valores y las normas que han de regirlos*, sin recursos adecuados para una tarea tan complicada. Esa situaci6n, por otro lado, se volvia dramatica al estar expuestos a las ‘técnicas tipificadoras”, tema que descubrira en Fromm (citado aun en la edicién original) y complementaba su lectura de Mannheim (Germani, 1945: 55-62), Esos temas serfan retrabajados a lo largo del desarrollo de su obra. Germani tejia asi, a medida que avanzaba intelectualmente, su perspectiva sociolégica to- mando como punto de partida uno de los temas centrales, sino el mas importante, del imaginario moderno: la libertad (ver Domingues, 2002: caps. 1-2) Metodolégicamente, aunque no discutiese la cuestin, se puede pensar que, en lugar de, o al menos paralelamente a, una descripci6n estructural, lo que realiza es 408 JOSE MAURICIO DOMINGUES Y MARIA MANEIRO un abordaje hermenéutico de cardcter general. Por otro lado, si bien no avanzé real- mente en direccién al existencialismo, por ejemplo, un cierto colorido casi sartreano se puede divisar en sus textos. Es verdad que el propio funcionalismo parsoniano, como veremos mas adelante, no desconocié esta cuestién. No obstante, la dejo en segundo plano, al abrazar con mas impetu la problematica del orden. Germani no da ese paso, sino que realiza lo contrario. Es en su discusion sobre el pasaje de la sociedad “tradicional” a la “industrial” en donde se hallan las referencias, por otro lado en modo alguno descabelladas, al tema de la integracion social (que en su caso podria ser traducido por un otro término, también crucial para el imaginario moderno: la solidaridad) y, mucho més problematicas, al “populismo”. Pone allf el énfasis en la cuestion de la libertad, esto es, de la contingencia aumentada que caracteriza a esta civilizacion y de la demanda de autodeterminacién por parte de individuos y grupos, no obstante los problemas que amenazaban estos desarrollos. Inclusive su propia tipologia de la accién social, que seria utilizada decisivamente en su esquema funcionalista, tiene en su nucleo el tema de la libertad, referida de otra forma cuando él menciona la cuestion de la “acci6n electiva’. Es precisamente a ella a la que nos debemos remitir ahora. Acci6n electiva y libertad La influencia de Parsons en el esquema general de la accion de Germani es, explicitamente, bastante grande. El define ala accion con énfasis, para comenzar, en el “marco normativo"; este tema siempre es de gran peso en la obra parsoniana, si bien cabe destacar también que el “fin” de la accién es decisivo y que todaaccién al final tiene resultados. Tres lineas conceptuales organizan el esquema de Germani: 1) el actor, que seria el “individuo" o el “grupo”; 2) la situacién, que se compondria de fines, medios y condiciones; 3) y el marco normativo, incluyendo normas y pautas, valores y conocimientos. En relacién con el actor individual, en lo que parece ser un plano mas concreto de andlisis, se trata por un lado de una persona, de un ser socializado -donde él explicitamente reconoce la relevancia de las formulaciones de George Mead, cuya obra hizo publicar en castellano y escribio su pretacio-; y, por otro, de un espacio de status y roles -1o que se aproxima ala categorizacion parsoniana en el plano analitico (Germani, 1965: 49-53). Antes de seguir con la exposicién de ese esquema analitico, algunas pondera- ciones se hacen necesarias. Inicialmente, se debe observar que éste es muy simple en comparacién con el esquema parsoniano, mucho mas completo y sofisticado®, Curiosamente, ademas, en este pasaje decisivo Germani cita del autor norteameri- cano solo The Structure of Social Action ([1937] 1949) y Toward a General Theory of Action ([1951] 1962), escrito en colaboracin con varios otros autores. Ahora bien, si en el primero el esquema de la accién parsoniano es todavia incipiente, aunque algunos de sus elementos permanentes ya estuviesen introducidos en la definicion analitica dei “acto unidad”, en el segundo se presenta solamente un resumen de los argumentos de la teoria de la accién. Se encuentra ausente, principalmente, The Social System {[1951] 1979), en el cual el esquema de la accién de Parsons halla su © Para la obra de Parsons, ver Domingues (2001). REVISITANDO A GERMANI 409 formulacién mas completa. Ademés, es en este libro que el funcionalismo estructural se propone en forma sistematica como un “second best’ inspirado en la biologia, ya que la “fisica social" postulada en su primer libro se mostraba ya inalcanzable. En contrapartida, es preciso notar que las formulaciones de la accion de Parsons al comienzo de la década de 1950 incorporaban fuertemente el pragmatismo y el “interaccionismo” de Mead. Si Parsons no menciona a esos autores, con excepcién de Thomas, las razones son del orden de la disputa académica en el campo de la sociologia, en el cual, en ese momento, se oponia el funcionalismo de Harvard al “interaccionismo simbdlico" de Chicago, capitaneado por Herbert Blumer. En fin, se debe notar que -al contrario de! concepto de “actor colectivo” parsoniano, pese a su excesivo “centramiento” a priori- la nocién de “grupo” es poco clara en el contexto general de la teoria germaniana, tendiendo tedricamente a un concepto descriptivo, no obstante poder disfrutar de una identidad colectiva (Germani, 1965: 29-30) y referirse en su obra con frecuencia a actores de este tipo (como las elites), aunque sin elaboracién conceptual. La contribucién realmente decisiva e innovadora de Germani se expresa en la introduccién del concepto de “accidn electiva", que él opone, l6gicamente, al de “accion prescriptiva’. Inclusive es por medio de éste que Germanirecupera, dandole centralidad en su esquema propiamente tedrico, la cuestién de fa libertad, tema crucial en su interpretacién original de la modernidad, el cual permanece vigente a pesar de su evaluacion mas severa, tendencialmente unilateral acerca del peronismo. La accién prescriptiva se incluiria en el marco normativo “rigido”, al tiempo que en la accidn electiva la normatividad seria mas flexible. En la accion prescriptiva, los me- dios, las condiciones y los fines son “internalizados" por el actor. En cambio, en la acci6n electiva se impone una cierta eleccién en lugar de un trazado preestablecido para la accidn, aunque las condiciones en que se procesa este acto tengan siempre que ser tomadas en cuenta por el actor; es por eso que no se puede hablar de “libertad absoluta’ para la eleccién. La eleccién se torna asi un “mandato normativo”. De hecho hay una cierta variabilidad en la propia acci6n prescriptiva, ya que concre- tamente las adaptaciones y los desvios son necesarios e inevitables. Sin embargo, nada se compara en ella alo que en ia accion electiva se deriva de “una prescripcion Para elegir, una alirmacién de la libertad individual (y de la responsabilidad en cuan- to al ejercicio de esa libertad), como un valor sostenido por la cultura (el ‘individualis- mo’)" (Germani, 1966: 57). Esto no tendria nada que ver con la anomia, que se carac- teriza por la ausencia de normas, la cual emerge como consecuencia estructural y psicolégica del cambio social rApido (Germani, 1965: 58-60). Presentada su distincién entre los dos tipos de accién, Germani se lanza, en- tonces, a buscar los antecedentes de su proposici6n. Los encuentra principalmente en Weber, sugiriendo una lectura bastante curiosa y heterodoxa de su tipologia de la accién (Germani, 1965: 60-4). El retoma la oposicién weberiana entre “acci6n tradi- cional” y “accién racional”, con relaci6n a valores y a fines. Esta seria, considera Germani, un tipo de accion electiva. La accion racional con relaci6n a fines implicaria una evaluacién “racional” y “consciente” de los medios que se deben utilizar para alcanzar ciertos objetivos, mientras que en la accién tradicional con relacién a valo- res predominaria un mandato ético, religioso, estético, que debe ser elaborado cons- cientemente por el actor ante la situacién. Esto demanda reflexion, una racionalidad, 410 JOSE MAURICIO DOMINGUES Y MARIA MANEIRO al contrario de lo que sucede con la accién tradicional”. La diferencia entre la formu- lacion de Weber y la suya, dice Germani, es que ésta partiria del marco normativo, no explicito en aquélla. En lo que respecta a la “accion habitual” weberiana, Germani observa que ella implicarfa un cierlo automatismo y la ausencia de reflexi6n. No obstante, diferentemente de la acci6n tradicional, muchas acciones habituales se incluyen en el marco electivo, mientras que otras se confinan al prescriptivo. Cuando ocurre el primer caso, tiene lugar un desarrollo “por debajo del nivel consciente, sin una etapa reflexiva o deliberativa”, con la accion electiva habiendo sido repetida, tor- nandose habito después de que una elecci6n ha sido realizada por primera vez. En verdad, dice Germani, las acciones habituales corresponden a la mayoria de las accio- nes humanas. A su turno, la accion afectiva es paralela a la distincién entre eleccion y prescripci6n, implicando “afectos y estados sentimentales” (Germani, 1965: 61-5). ZEn qué consiste la novedad y la relevancia de la formulacién de Germani? Hay de hecho un aspecto trivial, cuando se toma la sociologia clasica y también la socio- logia de buena parte del siglo XX, en la tipologia y en la oposicién que Germani propone entre la accion electiva -tipica de las “sociedades industriales"- yla accion prescriptiva —que remite a lo que en principio convencionalmente se llamé “sociedad tradicional", a pesar de que Germani no utilice este término, hablando en lugar de ello de posiciones y status “adscriptas” y no adquiridos (Germani, 1965: 56-7)-. Cier- tas invocaciones son, no obstante, bastante interesantes y fructiferas. Si la compara- cién se realiza con la discusi6n weberiana, a la cual el propio Germani atribuye rele- vancia, un fuerte dislocamiento puede ser percibido. Weber estaba interesado fun- damentalmente en el proceso de racionalizaci6n de “Occidente" y en las formas de dominacién a las que ello daba origen, brindando poca atencién a la cuestion de la libertad, inclusive en su evaluacién del protestantismo y de las religiones mundiales de una manera general (ver Domingues, 2002: 76). Es precisamente la racionaliza- ci6n la que sobresale en su tipologia de la accion (Weber, [1944] 1992: vol. 1, Parte |, cap. 1). Germani, por el contrario, construye su tipologia con aquella problematica ocupando el centro de su preocupaci6n. Finalmente, suinterpretacion historicamen- te orientada de la modernidad ya habia destacado exactamente la libertad. Si comparamos, por otro lado, la tipologla de Germani con el esquema de la acci6n parsoniano en su forma mas sofisticada, o sea, aquel presente en The Social System ([1951] 1979: cap. 1), vemos que, de una forma subrepticia, la cuestion dela libertad, de cierto modo anteriormente nombrada comola “cuestiOn de la accién” en The Structure of Social Action ({1937] 1949: caps. II-I!l), acaba subordinada a lo que en este libro también definira como /a “cuestién del orden", constituyéndose, en la formulacién de aque! momento, en la mas importante para la sociologia. Parsons percibe de hecho que la vida social y la interacci6n entre los actores —individuales y colectivos- esta permeada por lo que llamé de “doble contingencia”. Sin embargo, la estabilidad social, relativa por cierto, estaria garantizada por la socializacién de los actores y la internalizacién de las normas sociales, con lo que las posibilidades 7 Mas adelante él nota que en la modernidad la accién econdmica es electiva, pero que se prescribe ‘como elegirla, y que esto fija el “principio de la racionalidad instrumental" (German, 195: 73). Se debe conside- rar que al referirse a Weber, la indefinicién de los ines en las dos formas de accién racianal implica sin duda una ‘ampliacién de la libertad del actor. Esto no se halla, no obstante, en el centro de su tipologia, mas preocupada por la cuestion de la racionalizacién, REVISITANDO A GERMAN! 4i1 disruptivas se vuelven de antemano reducidas y la libertad presente potencialmente en la accion se encuentra controlada con antelaci6n (ver Domingues, 2001). Germani, no obstante, elige otro camino: vinculando fuertemente -tal vez excesivamente- la accién electiva a la modernidad; asi, mantiene en su esquema la libertad del actor ‘como esencial para ese tipo de formacién social. Seria s6lo mas recientemente que ese tipo de problema y su solucién emergeria, en forma clara, en la teoria social®. Desde un punto de vista general, la teoria de la estructuracion de Giddens (1976, 1979 y 1984), no por casualidad influenciada por Sartre, buscé una sintesis propia de teorias que él llamé “objetivistas” y “subjetivistas”. En su “dualidad de la estructura”, mediante la cual articularia aquellos dos campos, la acci6n implica siem- pre la posibilidad, para el actor, de actuar de una otra manera. Es decir, paraGiddens el actor mantiene siempre cierto grado de autonomia y libertad ante las “estructuras”, que son un “limite” (constraint), pero que él, por otro lado, utiliza como un “recurso” para forjar su propia conducta. No obstante, fue solamente mas tarde que Giddens articuld esta cuestion, de forma difusa de hecho, a la modernidad. Los mecanismos de “desencaje” de la modernidad (sistemas de peritos y objetos simbdlicos como el dinero) retiran a las personas de los contextos inmediatos de su existencia, obligan- dolas a un trabajo mas sustentado en términos reflexivos (que é! describe de forma cabalmente cartesiana, implicando una “duda radical” yuna cuasitransparencia del actor para si mismo) como forma de situarse en el mundo (Giddens, 1990 y 1991). Su teoria de la accién, y la relacién de ésta con la estructura, cumple no obstante un Papel vacante en su teoria de la modernidad, aunque la atmésfera de la libertad -si bien nunca realmente nombrada- envuelva sus argumentos tanto aqui como en sus trabajos anteriores. Por otra parte, Joas ({1992] 1996) busca dar cuenta dela “crea- tividad de la acci6én”, contra el normativismo de Parsons, recurriendo para eso al pragmatismo. No teoriza sobre la modernidad ni tampoco se refiriere a la libertad, Pero la posibilidad permanente del actor de cambiar sus cursos de accién permea su teorizacién, abriéndose a la contingencia, lo cual tiene la ventaja de avanzar mas alla del cartesianismo presente en la teoria de Weber y en parte enla de Parsons. Eso es verdadero aunque él no considere que Parsons tienda a sustituir el “acto unidad” de The Structure of Social Action por algo como una “unidad de acci6n” mas difusa en The Social System ([1951] 1979: 8-9), cuando entonces los fines se tornan, bajo la influencia oculta del pragmatismo, en muchos casos, difusos e imprecisos. Es, en- tonces, en la “situaci6én” concreta donde se encuentra, con su cuerpo, lidiando con otros actores y condiciones materiales, que el actor navega con poca claridad de si mismo y de aquellos a los que involucra, con fines y medios confundiéndose, tenien- do una conciencia puntual de su hacer concreto. Ambos autores, Giddens y Joas, a pesar del didlogo inevitable -y fructifero- con Parsons, descartan totalmente el funcionalismo. En relacién con esos dos abordajes, a pesar de sus limitaciones, en el sentido de reivindicar la claridad de los fines y los medios, de poner énfasis en la racionali- 8 La excepcién en este sentido se podria encontrar en algunos aspectos de la obra de Simmel ({1900} 1978), que enfatiza el tema de la libertad, sin considerar una relacién sistematica conceptual con respecto ala teoria de la accién, lo que, por otro lado ocurre en lo referido a la contingencia y a la creatividad en la obra de ‘Slumer (1969), sin que la discusién de la modernidad vis a vis a libertad sea tomada en consideracién. De todos ‘mods, estes autores no aparecen en la bibliogralia germaniana,

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