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TEMA: DELITO DE TORTURA

CURSO:

SEMINARIO DE DERECHO PENAL INTERNACIONAL Y


HUMANITARIO

PROFESORA:

VEGA INFANTAS MARIBEL

ESTUDIANTES:

NIZAMA MONTALVÁN, LEONARDO

QUIROZ ADRIANZÉN, JUAN ALBERTO

CICLO:

XI

CHICLAYO, 2018

1
ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN
2. DEFINICIÓN
3. BIEN JURÍDICO PROTEGIDO
4. NORMAS INTERNAS
5. OTROS INSTRUMENTOS INTERNACIONALES
6. CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA PREVENIR Y SANCIONAR LA
TORTURA 1985
7. LA CONVENCIÓN CONTRA LA TORTURA Y OTROS TRATOS O PENAS
CRUELES, INHUMANAS O DEGRADANTES
8. TIPOS DE TORTURAS
9. CONSECUENCIAS EN LAS VÍCTIMAS
10. CASO PRÁCTICO
11. CONCLUSIÓN
12. BIBLIOGRAFÍA

2
1. INTRODUCCIÓN

Al momento de que se nos menciona el término “tortura” creemos que estamos


frente a un medio que se utilizó muchos años atrás, sin embargo la actualidad nos
ha demostrado que estas prácticas siguen teniendo presencia en el mundo; hay que
dejar sentado que la comunidad internacional ha señalado en todas sus formas
acerca del reproche que se le tiene a esta práctica a través tanto de las legislaciones
como de la propia jurisprudencia internacional.

De la normativa internacional se desprenden una serie de obligaciones para los


Estados, con el fin de prevenir, erradicar y sancionar la tortura.

En el presente trabajo monográfico vamos a desarrollar todo lo concerniente acerca


del tema tomando como base a la Convención Interamericana para prevenir y
sancionar la tortura además de la Convención contra la tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanas o degradantes; las cuales conforman los principales
instrumentos universales que tratan el tema en estudio.

Como mencionaba la prohibición de la tortura es una cuestión muy relevante al igual


que sus efectos y también los tratos inhumanos, crueles y degradantes, son tan
terribles, que ya desde hace mucho tiempo la comunidad internacional ha asumido
un consenso básico en su prohibición. Incluso los internacionalistas señalan que es
una norma de ius cogens, que obliga en el derecho internacional a todos los Estados
que se han comprometido a prevenir y sancionarse adonde fuere que se cometiese
actos de tortura. Sobre esto, afortunadamente hoy día nadie puede seriamente
discutir.

A continuación pasaremos a desarrollar en concreto el tema asignado.

3
2. DELITO DE TORTURA

La palabra tortura viene a ser significado de crueldad, tormento o martirio; de una


búsqueda realizada podemos definirla como grave dolor físico o psicológico infligido
a alguien, con métodos y utensilios diversos, con el fin de obtener de él una
confesión, o como medio de castigo1. De una manera general podemos sostener que
se trata de la aplicación de dolores con el fin de obtener ciertas declaraciones.

La fórmula más idónea para prevenir la tortura dentro de las investigaciones


penales es una jurisdicción cautelar firme y fuerte; es el Derecho Internacional quien
presenta crecientes avances para combatir la tortura con mayor eficacia.

Es así que el artículo 5 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dispone


que “nadie debe ser sometido a tortura u otros tratos, crueles, inhumanos o
degradantes”2 y sin perjuicio de esta disposición que data de 1948, la tortura se
sigue practicando en el mundo contemporáneo.

Tenemos un concepto más acerca de la tortura en la doctrina y se le entiende por,


según expresa connotado el jurista argentino Dr. Rogelio Moreno Rodríguez, en su
magna obra titulada “Diccionario de Ciencias Penales”: “Tormento, sufrimiento cuya
intensidad de dolor físico o moral supera en su gravedad a las severidades y
vejaciones”.3

3. BIEN JURÍDICO PROTEGIDO

Algunos de nuestros compatriotas juristas mencionan que el delito de tortura es


pluriofensivo ya que afecta a varios bienes jurídicos, como señalan los juristas
peruanos, tales como la vida, la integridad física, la libertad, el honor, ya que la
tortura no es otra cosa que infligir sufrimiento a alguien, temor, humillación, ahí
aparecen implicados varios bienes jurídicos, desde luego la dignidad o la integridad
moral de la persona sometida a tortura.4

1
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
2
Declaración Universal de los Derechos Humanos.
3
MORENO RODRÍGUEZ, Rogelio: Diccionario de Ciencias Penales, Ed. Ad Hoc, Buenos Aires, Argentina,
2001, pág. 395.
4
BRAMONT-ARIAS TORRES Luis Alberto y GARCÍA CANTIZANO, María del Carmen: Manual de Derecho
Penal, Parte Especial 4ta Edición, Lima, 1998, pág. 645.

4
4. NORMAS INTERNAS

Para empezar con esta parte del trabajo haremos mención a nuestra Constitución
Política en la cual se encuentra establecida en el artículo 2° inciso 24 parágrafo h en
el cual se establece que:

“Nadie debe ser víctima de violencia moral, psíquica o física, ni sometido a tortura o a
tratos inhumanos o humillantes”.5
Mientras que nuestro Código Penal regula el delito de tortura, específicamente en el
Título XIV-A el cual regula los delitos contra la humanidad; este artículo el cual ha
sufrido su última modificación en enero del año pasado regula el delito de la
siguiente manera:

Artículo 321

El funcionario o servidor público, o cualquier persona con el consentimiento o


aquiescencia de aquel, que inflige dolores o sufrimientos graves, sean físicos o
mentales, a otra persona o la somete a cualquier método tendente a menoscabar su
personalidad o disminuir su capacidad mental o física, es reprimido con pena privativa
de libertad no menos de ocho ni mayor de catorce años.
La pena privativa de libertad es no menor de quince ni mayor de veinte años, cuando
la víctima:
a. Resulte con lesión grave.
b. Tiene menos de dieciocho años o es mayor de sesenta años de edad.
c. Padece de cualquier tipo de discapacidad.
d. Se encuentra en estado de gestación.
e. Se encuentra detenida o recluida y el agente abusa de su condición de
autoridad para cometer el delito.
Si se produce la muerte de la víctima y el agente pudo prever este resultado, la pena
privativa de libertad es no menor de veinte ni mayor de veinticinco años.6

Pues bien, vemos como en estos importantes cuerpos normativos del país menciona
la proscripción y sanción respectivamente a la tortura, e inclusive se establecen
penas elevadas para quien la comete, entonces nuestro país no es ajena a la lucha
por repeler esta aberración a los derechos de la persona.

5
Constitución Política del Perú.
6
Código Penal Peruano. Jurista Editores. Abril.2018.

5
5. OTROS INSTRUMENTOS INTERNACIONALES

Hay que dejar claro que no solo los dos instrumentos en el presente trabajo son los
únicos que regulan el delito de tortura sino por el contrario existen muchos más, a
saber:

Declaración Universal de los Derechos Humanos.


El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Convención sobre los Derechos del Niño.
Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Convención Internacional sobre la Protección de los derechos de todos los
Trabajadores Migratorios y sus Familias.
Convención Interamericana para Prevenir Sancionar y Erradicar la
Violencia contra la Mujer.
Los cuatro convenios de Ginebra.
Entre otros.

Tal como lo venimos mencionando no solo se trata de un solo país sino que existe
todo un concierto de países que tienen por misión prevenir y sancionar este delito,
es por ellos que existen convenciones ligadas al tema las cuales vamos a pasar a
desarrollar para establecer la forma como trata al tema.

Empezaremos por la Convención Interamericana para prevenir y sancionar la


tortura la cual fue celebrada en Cartagena de Indias, Colombia en 1985; la cual
regula a este delito de la siguiente manera:

Se entiende al delito de tortura como todo acto realizado intencionalmente por el


cual se inflijan a una persona penas o sufrimientos físicos o mentales, con fines de
investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo personal, como
medida preventiva, como pena o con cualquier otro fin. Se entenderá también como
tortura la aplicación sobre una persona de métodos tendientes a anular la

6
personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física o mental, aunque no
causen dolor físico o angustia psíquica.7

De igual manera nos brinda un alcance para saber quiénes pueden cometer este
delito los cuales son:

Los empleados o funcionarios públicos que actuando en ese carácter


ordenen, instiguen, induzcan a su comisión, lo cometan directamente o que,
pudiendo impedirlo, no lo hagan8.

Aquí es necesario mencionar que el hecho de haber actuado bajo órdenes superiores
no eximirá de la responsabilidad penal correspondiente.

Además no será justificación del delito de tortura la existencia de circunstancias


tales como estado de guerra, amenaza de guerra, estado de sitio o de emergencia,
conmoción o conflicto interior, suspensión de garantías constitucionales, la
inestabilidad política interna u otras emergencias o calamidades públicas.

Por tanto los Estados partes tomarán medidas efectivas para prevenir y sancionar
la tortura en el ámbito de su jurisdicción.

Es importante mencionar que dentro de esta Convención se señala que todos los
Estados partes garantizarán a toda persona que denuncie haber sido sometida a
tortura en el ámbito de su jurisdicción el derecho a que el caso sea examinado
imparcialmente.

Asimismo, cuando exista denuncia o razón fundada para creer que se ha cometido
un acto de tortura en el ámbito de su jurisdicción, los Estados partes garantizarán
que sus respectivas autoridades procederán de oficio y de inmediato a realizar una
investigación sobre el caso y a iniciar, cuando corresponda, el respectivo proceso
penal. Una vez agotado el ordenamiento jurídico interno del respectivo Estado y los
recursos que éste prevé, el caso podrá ser sometido a instancias internacionales
cuya competencia haya sido aceptada por ese Estado.

7
Artículo 2 de la Convención Interamericana para prevenir y sancionar la tortura.
8
Artículo 3 de la Convención Interamericana para prevenir y sancionar la tortura.

7
De igual manera los Estados partes se comprometen a incorporar en sus
legislaciones nacionales normas que garanticen una compensación adecuada para
las víctimas del delito de tortura.

Tan similar que lo que sucede en nuestro proceso penal esta Convención señala que
ninguna declaración que se compruebe haber sido obtenida mediante tortura podrá
ser admitida como medio de prueba en un proceso, salvo en el que se siga contra la
persona o personas acusadas de haberla obtenido mediante actos de tortura y
únicamente como prueba de que por ese medio el acusado obtuvo tal declaración.

Todo Estado parte tomará las medidas necesarias para establecer su jurisdicción
sobre el delito descrito en la presente Convención en los siguientes casos:

Cuando la tortura haya sido cometida en el ámbito de su jurisdicción;


Cuando el presunto delincuente tenga su nacionalidad; o
Cuando la víctima sea nacional de ese Estado y éste lo considere apropiado.

6. CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA PREVENIR Y SANCIONAR LA


TORTURA 1985

Los Estados Americanos signatarios de la presente Convención, han convenido en


lo siguiente:

Artículo 1

Los Estados partes se obligan a prevenir y a sancionar la tortura en los términos de


la presente Convención.

Artículo 2

Para los efectos de la presente Convención se entenderá por tortura todo acto
realizado intencionalmente por el cual se inflijan a una persona penas o sufrimientos
físicos o mentales, con fines de investigación criminal, como medio intimidatorio,
como castigo personal, como medida preventiva, como pena o con cualquier otro fin.
Se entenderá también como tortura la aplicación sobre una persona de métodos
tendientes a anular la personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física o
mental, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica.

8
No estarán comprendidos en el concepto de tortura las penas o sufrimientos físicos
o mentales que sean únicamente consecuencia de medidas legales o inherentes a
éstas, siempre que no incluyan la realización de los actos o la aplicación de los
métodos a que se refiere el presente artículo.

Artículo 3

Serán responsables del delito de tortura:

a. los empleados o funcionarios públicos que actuando en ese carácter


ordenen, instiguen, induzcan a su comisión, lo cometan directamente o que,
pudiendo impedirlo, no lo hagan.

b. las personas que a instigación de los funcionarios o empleados públicos a


que se refiere el inciso a. ordenen, instiguen o induzcan a su comisión, lo
cometan directamente o sean cómplices.

Artículo 4

El hecho de haber actuado bajo órdenes superiores no eximirá de la responsabilidad


penal correspondiente.

Artículo 5

No se invocará ni admitirá como justificación del delito de tortura la existencia de


circunstancias tales como estado de guerra, amenaza de guerra, estado de sitio o de
emergencia, conmoción o conflicto interior, suspensión de garantías
constitucionales, la inestabilidad política interna u otras emergencias o calamidades
públicas.

Ni la peligrosidad del detenido o penado, ni la inseguridad del establecimiento


carcelario o penitenciario pueden justificar la tortura.

Artículo 6

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 1, los Estados partes tomarán


medidas efectivas para prevenir y sancionar la tortura en el ámbito de su
jurisdicción.

9
Los Estados partes se asegurarán de que todos los actos de tortura y los intentos de
cometer tales actos constituyan delitos conforme a su derecho penal, estableciendo
para castigarlos sanciones severas que tengan en cuenta su gravedad.

Igualmente, los Estados partes tomarán medidas efectivas para prevenir y


sancionar, además, otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes en el
ámbito de su jurisdicción.

Artículo 7

Los Estados partes tomarán medidas para que, en el adiestramiento de agentes de


la policía y de otros funcionarios públicos responsables de la custodia de las
personas privadas de su libertad, provisional o definitivamente, en los
interrogatorios, detenciones o arrestos, se ponga especial énfasis en la prohibición
del empleo de la tortura.

Igualmente, los Estados partes tomarán medidas similares para evitar otros tratos
o penas crueles, inhumanos o degradantes.

Artículo 8

Los Estados partes garantizarán a toda persona que denuncie haber sido sometida
a tortura en el ámbito de su jurisdicción el derecho a que el caso sea examinado
imparcialmente.

Asimismo, cuando exista denuncia o razón fundada para creer que se ha cometido
un acto de tortura en el ámbito de su jurisdicción, los Estados partes garantizarán
que sus respectivas autoridades procederán de oficio y de inmediato a realizar una
investigación sobre el caso y a iniciar, cuando corresponda, el respectivo proceso
penal.

Una vez agotado el ordenamiento jurídico interno del respectivo Estado y los
recursos que éste prevé, el caso podrá ser sometido a instancias internacionales
cuya competencia haya sido aceptada por ese Estado.

10
Artículo 9

Los Estados partes se comprometen a incorporar en sus legislaciones nacionales


normas que garanticen una compensación adecuada para las víctimas del delito de
tortura.

Nada de lo dispuesto en este artículo afectará el derecho que puedan tener la víctima
u otras personas de recibir compensación en virtud de legislación nacional
existente.

Artículo 10

Ninguna declaración que se compruebe haber sido obtenida mediante tortura podrá
ser admitida como medio de prueba en un proceso, salvo en el que se siga contra la
persona o personas acusadas de haberla obtenido mediante actos de tortura y
únicamente como prueba de que por ese medio el acusado obtuvo tal declaración.

Artículo 11

Los Estados partes tomarán las providencias necesarias para conceder la


extradición de toda persona acusada de haber cometido el delito de tortura o
condenada por la comisión de ese delito, de conformidad con sus respectivas
legislaciones nacionales sobre extradición y sus obligaciones internacionales en esta
materia.

Artículo 12

Todo Estado parte tomará las medidas necesarias para establecer su jurisdicción
sobre el delito descrito en la presente Convención en los siguientes casos:

a. cuando la tortura haya sido cometida en el ámbito de su jurisdicción;

b. cuando el presunto delincuente tenga su nacionalidad; o

c. cuando la víctima sea nacional de ese Estado y éste lo considere apropiado.

La presente Convención no excluye la jurisdicción penal ejercida de conformidad


con el derecho interno.

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Artículo 13

El delito a que se hace referencia en el artículo 2 se considerará incluido entre los


delitos que dan lugar a extradición en todo tratado de extradición celebrado entre
Estados partes. Los Estados partes se comprometen a incluir el delito de tortura
como caso de extradición en todo tratado de extradición que celebren entre sí en el
futuro.

Todo Estado parte que subordine la extradición a la existencia de un tratado podrá,


si recibe de otro Estado parte con el que no tiene tratado una solicitud de
extradición, considerar la presente Convención como la base jurídica necesaria para
la extradición referente al delito de tortura. La extradición estará sujeta a las demás
condiciones exigibles por el derecho del Estado requerido.

Los Estados partes que no subordinen la extradición a la existencia de un tratado


reconocerán dichos delitos como casos de extradición entre ellos, a reserva de las
condiciones exigidas por el derecho del Estado requerido.

No se concederá la extradición ni se procederá a la devolución de la persona


requerida cuando haya presunción fundada de que corre peligro su vida, de que será
sometido a tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes o de que será juzgada
por tribunales de excepción o ad hoc en el Estado requirente.

Artículo 14

Cuando un Estado parte no conceda la extradición, someterá el caso a sus


autoridades competentes como si el delito se hubiera cometido en el ámbito de su
jurisdicción, para efectos de investigación y, cuando corresponda, de proceso penal,
de conformidad con su legislación nacional. La decisión que adopten dichas
autoridades será comunicada al Estado que haya solicitado la extradición.

Artículo 15

Nada de lo dispuesto en la presente Convención podrá ser interpretado como


limitación del derecho de asilo, cuando proceda, ni como modificación a las
obligaciones de los Estados partes en materia de extradición.

12
Artículo 16

La presente Convención deja a salvo lo dispuesto por la Convención Americana


sobre Derechos Humanos, por otras convenciones sobre la materia y por el Estatuto
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto del delito de tortura.

Artículo 17

Los Estados partes se comprometen a informar a la Comisión Interamericana de


Derechos Humanos acerca de las medidas legislativas, judiciales, administrativas y
de otro orden que hayan adoptado en aplicación de la presente Convención.

De conformidad con sus atribuciones, la Comisión Interamericana de Derechos


Humanos procurará analizar, en su informe anual, la situación que prevalezca en los
Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos en lo que respecta
a la prevención y supresión de la tortura.

Artículo 18

La presente Convención está abierta a la firma de los Estados miembros de la


Organización de los Estados Americanos.

Artículo 19

La presente Convención está sujeta a ratificación. Los instrumentos de ratificación


se depositarán en la Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos.

Artículo 20

La presente Convención queda abierta a la adhesión de cualquier otro Estado


americano. Los instrumentos de adhesión se depositarán en la Secretaría General de
la Organización de los Estados Americanos.

Artículo 21

Los Estados partes podrán formular reservas a la presente Convención al momento


de aprobarla, firmarla, ratificarla o adherir a ella, siempre que no sean incompatibles
con el objeto y propósito de la Convención y versen sobre una o más disposiciones
específicas.

13
Artículo 22

La presente Convención entrará en vigor el trigésimo día a partir de la fecha en que


haya sido depositado el segundo instrumento de ratificación. Para cada Estado que
ratifique la Convención o se adhiera a ella después de haber sido depositado el
segundo instrumento de ratificación, la Convención entrará en vigor el trigésimo día
a partir de la fecha en que tal Estado haya depositado su instrumento de ratificación
o adhesión.

Artículo 23

La presente Convención regirá indefinidamente, pero cualquiera de los Estados


partes podrá denunciarla. El instrumento de denuncia será depositado en la
Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos. Transcurrido un
año, contado a partir de la fecha de depósito del instrumento de denuncia, la
Convención cesará en sus efectos para el Estado denunciante y permanecerá en
vigor para los demás Estados partes.

Artículo 24

El instrumento original de la presente Convención, cuyos textos en español, francés,


inglés y portugués son igualmente auténticos, será depositado en la Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos, la que enviará copia
certificada de su texto para su registro y publicación a la Secretaría de las Naciones
Unidas, de conformidad con el artículo 102 de la Carta de las Naciones Unidas.

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7. LA CONVENCIÓN CONTRA LA TORTURA Y OTROS TRATOS O PENAS
CRUELES, INHUMANAS O DEGRADANTE

La Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o


degradantes es uno de los principales tratados internacionales en materia de
derechos humanos contra la tortura. Fue adoptada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1984, y entró en vigor el 26 de junio de 1987,
al haber sido alcanzado el número de ratificaciones necesario. Su antecedente más
inmediato fue la Declaración sobre la protección de todas las personas contra la
tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes aprobada por la
Asamblea General de Naciones Unidas el 9 de diciembre de 1975.

La Convención está antecedida por una serie de considerandos o motivos, e


integrada por 33 artículos divididos en tres partes.

La Convención busca impedir absolutamente el uso de las torturas por parte de los
Estados, sin admitir ninguna excusa ni situación extraordinaria, como la guerra o
cualquier otra emergencia.

8. TIPOS DE TORTURAS

Cuando pensamos en torturas generalmente tendemos a asociarla a algún


sufrimiento físico, no obstante la tortura va más allá de cualquier dolor corporal que
se le puede causar a una persona, abarcando también el dolor psicológico que pueda
ocasionar. Dichosamente, este concepto ha quedado claro para los legisladores
quienes, por ejemplo en la Convención contra la Tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanas o degradantes establecen en su artículo 1 como parte de la
definición de la tortura que ésta es “todo acto por el cual se inflija
intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o
mentales”.

Los métodos de tortura han sido definidos habitualmente en métodos físicos y


métodos psicológicos. Los primeros serían aquellos aplicados por agresión y/o
provocación de efectos de sufrimiento físicos. Los segundos los que, sin agresión
física, producen una alteración en el estado mental de la persona. Sin embargo, hay

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que tener en cuenta que todo sufrimiento físico conlleva un sufrimiento psicológico
y que muchos métodos de tortura pueden considerarse combinados; además, que
habitualmente se utilizan varias técnicas sobre una misma persona de forma
simultánea.

9. CONSECUENCIAS EN LAS VÍCTIMAS

La tortura, además de cumplir con el objetivo de obtener información en un breve


plazo de tiempo, intentaría también promover la desorganización afectiva
emocional-ideológica del torturado, en la que se basa todo tipo de tortura. Bajo este
punto, no podemos negar, que aquellas personas que han sido víctimas de tortura o
tratos crueles inhumanos o degradantes acarrearán consigo una serie de
consecuencias, tanto físicas como emocionales, por el sufrimiento que se les infligió.
Pretender establecer en forma taxativa las consecuencias generadas en las víctimas
de tortura, sería un error de nuestra parte, ya que debemos considerar y estar
conscientes además, que existen distintos factores que influyen en la percepción y
por lo tanto en los efectos que pueden ocasionar los distintos métodos de tortura a
los que fueron expuestos.

10. CASO PRÁCTICO

En el caso del Penal Miguel Castro Castro, la Corte Interamericana de Derechos


Humanos en adelante “la Corte Interamericana”, “la Corte” o “el Tribunal”, integrada
por los siguientes jueces∗ : Sergio García Ramírez, Presidente; Alirio Abreu Burelli,
Vicepresidente; Antonio A. Cançado Trindade, Juez; Cecilia Medina Quiroga, Jueza; y
Manuel E. Ventura Robles, Juez, presentes, además, Pablo Saavedra Alessandri,
Secretario, y Emilia Segares Rodríguez, Secretaria Adjunta; de acuerdo con los
artículos 62.3 y 63.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos en
adelante “la Convención Americana” o “la Convención” y con los artículos 29, 31,
53.2, 55, 56 y 58 del Reglamento de la Corte en adelante “el Reglamento”, dicta la
siguiente Sentencia.

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17
11. CONCLUSIÓN

El Derecho Internacional presenta crecientes avances para combatir la tortura con


mayor eficacia. Es necesario actualizarnos para emplearlo a nivel local en los casos
que podamos asesorar o patrocinar y para una estrategia más general de
prevención. Es clave conocer la ley peruana en sus aciertos y límites para ayudar a
las personas, víctimas o sus familiares. Es también cierto que los tratados de
derechos humanos en general y de tortura en particular, son parte del Derecho
nacional. Es esencial conocer la ley peruana para actuar con seguridad ante las
autoridades y exigir su respeto al derecho esencial a la integridad personal. Es
recomendable apreciar las consecuencias favorables a la víctima que pueda quejarse
o denunciar un acto de tortura, para su mayor protección y para evitar que suceda
con otras personas.

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12. BIBLIOGRAFÍA
MORENO RODRÍGUEZ, Rogelio: Diccionario de Ciencias Penales, Ed. Ad Hoc,
Buenos Aires, Argentina, 2001.
BRAMONT-ARIAS TORRES Luis Alberto y GARCÍA CANTIZANO, María del
Carmen: Manual de Derecho Penal, Parte Especial 4ta Edición, Lima, 1998.
La Tortura en el Derecho Internacional, 2008, Asociación para la Prevención
de la Tortura (APT) y Centro por la Justicia y el Derecho Internacional
(CEJIL).
Seminario Internacional. Prevención e Investigación de la Tortura,
dificultades y desafíos actuales, Santiago de Chile. 2014.

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