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EDITORIAL CONTENIDO
Pedernales más que un cantón 2
DIRECTOR GENERAL: una Leyenda
Eduardo Andrade Rodríguez 487 Años de Historia 3
La Provincia del cacique Coaque 5
EDITORIALES:
Doctor Carlos Guerrero Bermúdez Primer acentamiento hispano 6
Doctor Manuel Eduardo Andrade Palma Bartolomé Ruiz 10
La misón Géodesica y el Nombre 13
PORTADA: del Ecuador
Mapa De La Condamine 1736 Cédula Real del 14 de Agosto 14
de 1734
DIAGRAMACIÓN: Promontorio del Palmar, inscripción 15
bajo el Ecuador
David Valdiviezo
Un Patrimonio inigualable 17
IMPRESIÓN: El Vitral del Cristo Resucitado 18
Imprenta ACPPRINT Los últimos acontecimientos para 19
rescatar el olvido
Teléfono: 0993 223 688 Pedernales, ¡Un patrimonio 21
histórico amenazado!
E-mail: nombredelecuador@hotmail.com
Mi delirio en el Chimborazo 22
PEDERNALES MÁS QUE UN
CANTÓN UNA LEYENDA
El pueblo de Coaque les hizo olvidar los trabajos pasados. Parece que los indios o se
hallaban desprevenidos o no temieron nada de parte de los españoles, porque, dan-
do éstos de súbito en el pueblo, se apoderaron de cuanto tenían sus habitantes, los
cuales, asustados, huyeron a esconderse en los bosques cercanos. Entradas a saco las
casas del pueblo recogieron mantas, tejidos y en piezas labradas de oro y de plata
como veinte mil castellanos y, sobre todo, un número muy considerable de esmeral-
das. Había entre ellas una muy valiosa del tamaño de un huevo de paloma, la cual
6 fue adjudicada a Pizarro. Para poner orden en la división del botín, se mandó que
todos entregaran cuanto habían cogido, sin reservar nada para sí, bajo pena de la vida
al que ocultara alguna cosa, por pequeña que fuese. Hecho un montón de todo cuanto
se había recogido, se dedujo el quinto para el Rey; lo demás se distribuyó proporcio-
nalmente entre los soldados, estableciéndose esta práctica como ley inviolable para
lo futuro en todo el tiempo que durara la conquista.
Además de estas joyas de tanto valor, la mal parada hueste de Pizarro halló en el
pueblo de Coaque mantenimientos en grande abundancia, para reponerse de las mo-
lestias del camino.
El curaca del pueblo se había escondido en su propia casa. Saqueada ésta por los
soldados de Pizarro, el indio fue descubierto y llevado a la presencia del capitán,
quien le reconvino por haberse ocultado. No he estado oculto, contestó el curaca,
porque me he estado en mi propia casa, y no os salí a ver, porque entrasteis en mi
pueblo contra mi voluntad y la de los míos, y temí que me mataseis. No tenéis por
qué temer, le repuso Pizarro, pues venimos de paz y, si nos hubierais salido a recibir,
no os habríamos tomado cosa alguna. Mandad ahora, añadió, que vuelvan los indios
a sus hogares, que no les haremos daño. El curaca hizo, en efecto, volver a los indios
para que se ocuparan en el servicio de los españoles; pero como -38- los tratasen muy
duramente, dentro de poco, cuasi todos volvieron a huirse a los montes. Con la pre-
sa del oro y esmeraldas acordó Pizarro de enviar dos navíos, uno a Panamá y otro a
Nicaragua, para estimular la codicia de los moradores de esas dos colonias y obtener
quienes viniesen en su auxilio, pues conocía que entonces no contaba con fuerzas su-
ficientes para acometer la conquista. Así se hizo en efecto; mas, mientras aguardaba
la vuelta de los navíos pasaron siete meses.
Aquí en Coaque sucedió, cuando se hallaron las esmeraldas, aquel chasco de echar
a perder una gran parte de ellas, majándolas en yunques con martillos, porque los
rudos soldados pensaban que las verdaderas esmeraldas no se podían quebrar de
ningún modo.
Tomado de la Historia del Ecuador
Federico Gonzales Suárez
PRIMER ASENTAMIENTO HISPANO
Pronto las influencias del clima vinieron a quebrantar el ánimo, ya bastante perturba-
do de los hombres de la conquista. Muchos se acostaban sanos y amanecían baldados
de miembros, con los brazos y las piernas encogidos: a otros muchos les nacían pús-
tulas o verrugas en todo el cuerpo, sin que ningún remedio fuera eficaz para sanarlas,
pues los que se las picaban con lanceta morían desangrados, y los que se las cortaban,
las veían a pocos días reproducirse en todo el cuerpo con mayor abundancia.
Pero, ¿tal vez las medidas tomadas por el conquistador del Perú no eran más que repre-
salias justas y arbitrios legítimos, empleados para la propia defensa? Difícil parece y
hasta moralmente imposible, asegurar con certidumbre cuáles fueron las verdaderas
intenciones de Atahuallpa, respecto de los conquistadores. No obstante, hay graves
fundamentos para conjeturar que no procedió con traición, sino con sinceridad: no
conocía el esfuerzo personal de los conquistadores, y, aunque le constaba que dispo-
nían de armas mucho
mejores que las de los
indios, y de caballos,
en los cuales cabal-
gaban y corrían con
celeridad asombro-
sa; con todo, el corto
número de ellos y la
escasez de sus armas
de fuego le inspiraban
confianza de arrollar-
los y vencerlos con la
muchedumbre de sus
tropas, aguerridas y
victoriosas. Sus men-
sajes amistosos, sus
declaraciones de bue-
na voluntad no pudie-
ron menos de ser sin-
ceros, aunque, como
príncipe cauteloso,
no dejase de preve-
nirse para el caso, en
que los extranjeros se
presentaran con pro-
yectos hostiles; pero
nunca pudo ni imagi-
narse siquiera el Inca,
que Pizarro, con pro-
testas de amistad y
con invitaciones tan
reiteradas, pretendiera
apoderarse a traición
de su persona, y adue-
ñarse de su imperio, quitándole la vida. La conducta de Atahuallpa en Cajamarca
fue calificada de desatino, de locura por los mismos conquistadores: la conducta de
Pizarro ¿cómo se calificará? Quien absolviera a los conquistadores o siquiera discul-
para o tratara de cohonestar su conducta, manifestaría que era indiferente respecto
de la moral, que los crímenes no le inspiraban horror y que abrigaba en su corazón
simpatías secretas para con los perversos.
Pizarro muy bien merecería ser llamado héroe, si en su valor extraordinario y en su
pecho sereno y magnánimo encontráramos siempre justicia y moralidad. Aquello
no era solamente el triunfo de un puñado de intrépidos castellanos sobre millaradas
de indios; sino el vencimiento
de una raza por otra, el cho-
que de dos civilizaciones, que
se habían puesto de repente en
contacto, para quedar la una
vencida por la otra; pues en el
continente suramericano, des-
de ese momento, ya no sería
la raza indígena bárbara la que
dominara, sino la raza ibérica
civilizada.
Los restos del ejército de Ata-
huallpa se dispersaron ponién-
dose en fuga, con acelerada pre-
cipitación: sus cuerpos de tropa
huyeron, volviendo cada uno
a su provincia; y así, la noticia
de la espantosa catástrofe de
Cajamarca se comunicó enun
momento a todos los puntos
del imperio, llegando sin tar-
danza hasta a los más remotos
y distantes. Los conquistadores
se felicitaban unos a otros, por
la completa victoria que en tan
breve tiempo habían alcanza-
do: Pizarro no podía disimular
el gozo que henchía su alma,
viendo realizados sus planes, y
excitaba a todos sus compañeros a dar gracias al cielo, por los beneficios de que en
aquel día los había colmado; pero, como soldado experto en cosas de guerra, y como
jefe prudente, disponía y daba órdenes severas para que también esa noche no dur-
miesen descuidados sino con las armas a punto, haciendo las rondas acostumbradas
y manteniendo las centinelas vigilantes, como en tiempo de campaña.
La ancha plaza de Cajamarca se había convertido en campo de batalla, cuyos horro-
res estaban ocultos por las sombras de la noche; y, cuando en el real de los conquis-
tadores, todos se entregaron al descanso, todavía se percibían los quejidos débiles y
casi apagados, con que los indios agonizantes perturbaban tristemente el silencio que
reinaba en todas partes. Jamás habido triunfo más completo, alcanzado tan pronto y
con tanta facilidad.
En 1524 Francisco Pizarro y Diego de Almagro se asocian e inicia con 112 hom-
bres, entre los cuales se encontraba el piloto BARTOLOMÉ RUIZ, la conquista de
los reinos situados al sur. Navegan por espacio de sesenta días por el actual litoral
colombiano, soportando duros enfrentamientos con los indígenas de la costa sur de
Panamá, Pizarro llega a recibir hasta siete lanzadas y Almagro pierde un ojo que le
quebraron de un flechazo.
Bartolomé Ruiz avistó en su nave la Isla del Gallo frente a la actual Tumaco en las
costas ecuatorianas, visitó la punta de Manglares, el río Santiago, Puma Lagartos,
Punta de Ostiones, islas del Corcovado, el cabo de San Francisco, así llamado en
honor a Pizarro, EL MORRO DE JAMA, LA PUNTA PEDERNALES O PALMAR,
EL POBLADO DE SAN JUAN DE COAQUES, donde halló a los indígenas que
fueron tan amigables, que pidieron que les dejara al soldado Bocanegra con ellos y
de regreso le recogieron enjoyado y cubierto de oro. De Coaques partió hacia la línea
equinoccial que cruzó sin problemas, y más adelante por la derrota del poniente a la
altura del hoy Cantón Jama encontró una valsa de comerciantes indígenas de Salan-
gone, los cuales dieron informaciones de gran valor sobre las costas hasta el norte
llegando hasta el cabo de la vuelta hoy cabo pasado Cantón san Vicente de donde
regresó a donde estaba pizarro.
14 de Agosto de 1734,
CONTANDO LA HISTORIA
Para los habitantes de América, Colón es su inicial explorador; para Europa el descu-
bridor fue la Condamine y ello porque España cerró para Occidente el acceso a Amé-
rica, monopolizando los beneficios que creía poseer por el develamiento, la conquista
y la colonización. A partir del regreso a Francia, de La Condamine, se esgrimió otra
verdad. Fue entonces cuando para Europa tuvo lugar el hallazgo del “nuevo mundo”.
Esta misión llegó a la Real Audiencia de Quito, (en Sudamérica, era el único punto
accesible en la línea equinoccial, al rodear ésta la tierra, en el que pudiera trabajar
una expedición de esta índole); la misma que estaba integrada por los académicos:
Charles Marie de la Condamine, Pierre Bouguer, Louis Godín y otros. A esta mision
se unió (en tierras manabitas) el científico ecuatoriano Pedro Vicente Maldonado.
Es copia del original, por lo tanto, los deslices en la escritura son propios de la época.
Facsímil de la firma de Rey Felipe V
Este es el primer mapa del Equador, a partir de él; se identificó este territorio como las
tierras del Ecuador, dice la Condamine: “los errores que el conocimiento de la figura de la
tierra puede evitar a los navegantes, son menores, aunque queden otros que actualmente no
tienen remedio. He seguido la ortografía española y la portuguesa en lo que se refiere a los
nombres indios de los países
sometidos al dominio de las
dos coronas, queriendo de
este modo evitar el incon-
veniente de que aparezcan
desconocidos en los autores
originales”.
El autor PELI ROMARÁTEGUI, uno de los misioneros vascos (del norte de Es-
paña), que trabajaron acá en Manabí durante muchos años. Ellos atendieron a los
fieles cristianos de la zona norte de Manabí, desde Bahía hasta Pedernales. Peli, un
misionero artista, nacido en 1922, se pasó muchos años de su vida dándole colorido y
vida a los templos parroquiales de Bahía, San Vicente, San Isidro, Jama y Pedernales,
aparte de las demás obras en Guayaquil, Babahoyo y Quito.
EL VITRAL DE CRISTO RESUCITADO
Aunque los vitrales sur-
gen en el arte gótico (s
XII-XIV), este vitral es
distinto; pues no es sólo
una pieza de vidrio sino
innumerables piezas de
un vidrio grueso que se
llama “dalla”. El grosor
de cada dalla puede ser
entre los 4 y 5 centíme-
tros, y el grosor del vidrio
recoge mejor la luz que
al atravesar por ella toma
distintos matices. La masa
en la que están pegados
los vidrios para formar las
imágenes es un cemento
especial, y éste a la vez,
está sostenido por una es-
tructura metálica. Las di-
mensiones del vitral son
de 5 metros de ancho por
5.50cm de alto. La belleza
del vitral se aprecia mejor
con la luz natural en el
día, o con la luz artificial
en la noche.
El contenido es cultural
y religioso, en la parte
central superior del vitral
aparece Cristo Resucitado, ascendiendo al cielo y siendo esperado por las manos del
Dios Padre. El está subiendo en una especie de lenguas de fuego que representan al
Espíritu Santo y el triunfo de Jesucristo sobre los poderes terrenos. Debajo del Cristo
Resucitado está el Sagrario, el lugar donde reposan las reservas eucarísticas. En los
dos extremos del vitral está reflejada la experiencia de los misioneros vascos en Pe-
dernales. Sabemos que el cantón cuenta con comunidades netamente costeras y otras
comunidades campesinas y agrícolas, y justamente son las dos realidades que están
reflejadas en el vitral. Hace falta sentarse delante del vitral y contemplarlo un rato
para constatar lo que el artista quiso plasmar con los pedazos de vidrio.
LOS ÚLTIMOS
ACONTECIMIENTOS
PARA RESCATAR EL
OLVIDO
nuel Andrade Palma, quienes se esmeran y proponen junto con los comuneros del
sitio, develar, investigar, conservar, preservar, restaurar, exhibir y promocionar el
Patrimonio Cultural de Coaque; así como, elaborar el inventario de todos los bienes
que constituyen estas heredades, ya sean propiedad pública o privada y seguir si así
lo permiten las instancias correspondientes, efectuando investigaciones paleontoló-
gicas, arqueológicas, antropológicas y etnohistóricas de acuerdo a la Ley que regula
estas actividades.
Vale la pena indicar que por el momento, se ha ubicado el sitio donde se replegaron
nuestros indígenas expoliados por los españoles en las montañas colindantes, tam-
bién urge identificar el (los) yacimiento principal donde se dio el asentamiento o
Real hispano, entre abril y septiembre de 1531 y el posible cementerio donde fueron
amortajados los españoles que fenecieron en esta localidad, además el sitio de asen-
tamiento inicial de los aborígenes; claro está, que esto requiere del apoyo responsable
de las Instituciones involucradas, INPC y GAD de Pedernales. La intencionalidad es
rescatar información arqueológica - etnohistórica que sirva de fundamento para el
conocimiento atávico de Manabí Septentrional; así como propiciar el rescate de la
identidad ancestral de la zona norte de la provincia. Propender y fomentar el turismo
del sector de Coaque y Pedernales en base al estudio sistematizado del mencionado
sitio y su puesta en valor, dada su importancia, con la finalidad de elevarlo a la ca-
tegoría de Coaque: Patrimonio Histórico - Cultural del Ecuador. Incentivar median-
te este Proyecto de intencionalidad al INPC, al Gobierno Municipal, instituciones
culturales, empresas promotoras o ejecutoras de obras de infraestructura, para que
tomen conciencia de la importancia de preservar y conservar el Patrimonio Cultural
-tangible e intangible- e incluyan en sus planes de desarrollo los estudios de inves-
tigación propuestos. No tiréis el futuro, él está en vuestras manos. El patrimonio es
suyo y de todos.
De repente se me presenta el Tiempo bajo el semblante venerable de un viejo cargado con los des-
pojos de las edades: ceñudo, inclinado, calvo, rizada la tez, una hoz en la mano…
«Yo soy el padre de los siglos, soy el arcano de la fama y del secreto, mi madre fue la Eternidad;
los límites de mi imperio los señala el Infinito; no hay sepulcro para mí, porque soy más podero-
so que la Muerte; miro lo pasado, miro lo futuro, y por mis manos pasa lo presente. ¿Por qué te
envaneces, niño o viejo, hombre o héroe? ¿Crees que es algo tu Universo? ¿Que levantaros sobre
un átomo de la creación, es elevaros? ¿Pensáis que los instantes que llamáis siglos pueden servir
de medida a mis arcanos? ¿Imagináis que habéis visto la Santa Verdad? ¿Suponéis locamente que
vuestras acciones tienen algún precio a mis ojos? Todo es menos que un punto a la presencia del
Infinito que es mi hermano».
«Observa —me dijo—, aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja a los ojos de tus
semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo moral; no escondas los secretos que el cielo
te ha revelado: di la verdad a los hombres».
La fantasma desapareció.
Absorto, yerto, por decirlo así, quedé exánime largo tiempo, tendido sobre aquel inmenso diamante
que me servía de lecho. En fin, la tremenda voz de Colombia me grita; resucito, me incorporo, abro
con mis propias manos los pesados párpados: vuelvo a ser hombre, y escribo mi delirio.
Simón Bolivar
3 1 D E M AR Z O D E 1 9 9 2
GOBIERNO AUTÓNOMO
DESCENTRALIZADO
MUNICIPAL DEL
CANTÓN PEDERNALES
N U E L PA N E Z O
C O N M A E C E
R N A L E S C R
PEDE Cristóbal Colon, Bartolomé Ruiz, Francisco Pizarro,
Diego de Almagro, Luis XV, Felipe V, La Condamine,
Bouguer, Pedro Vicente Maldonado y Simón Bolívar.
Todos ellos contribuyeron para determinar el Nombre
del Ecuador.