EDICIÓN CHILENA
EL SEXAGÉSIMO ANIVERSARIO DE (MUESTRO PARTIDO
(viene de la vuelta)
peñan las Fuerzas Armadas. Dice con todas sus letras
que «cada incremento de los patrimonios individuales
tiene como base y marco de sustentación la presencia
militar». Así pues, ésta ha servido para el fabuloso
enriquecimiento de los Vial, los Cruzat-Larraín, los
Matte Alessandri, los Edwards y otros clanes y para que
el Banco Central pague ahora, mediante emisiones que
afectan a todos los chilenos, las trampas de los bancos
particulares en bancarrota.
¿Hasta cuándo las Fuerzas Armadas van a cumplir
estos menesteres? ¿Van a permitir que nuevos yaci-
mientos de cobre y de otros minerales se entreguen a
la voracidad del capital extranjero? ¿Van a aceptar que
el Estado se desprenda de puertos, ferrocarriles, cami-
nos, correos y telégrafos para que vayan a parar a ma-
nos de particulares del tipo de los Pirañas? ¿Van a de-
jar que Pinochet continúe poniendo en subasta interna-
cional parte del territorio como ya lo han hecho con
cientos de miles de hectáreas de parques nacionales y
reservas forestales? ¿Van a prestarse para que se sigan
anulando más y más conquistas sociales? ¿Van a des-
cargar sus armas contra las nuevas luchas de los tra-
bajadores que no aceptan la superexplotación a que son
sometidos? Nosotros decimos: El deber de las Fuerzas
Armadas no es "matar ni morir por el fascismo. El dere-
cho del pueblo a la rebelión debiera encontrar eco en
sus filas, contribuyendo así a que la lucha no se plantee
entre civiles y uniformados, sino entre el pueblo de
Chile, de una parte y, de la otra, Pinochet y los grupos
que profitan de la tiranía.
La tarea de acabar con el fascismo es una tarea na-
cional, de todo chileno amante de la libertad y de la
justicia social. Cada uno de ellos tiene el deber de con-
tribuir a que se den más vigorosos pasos en el camino
de la lucha y del entendimiento con vista a establecer
un nuevo régimen democrático. Apoyamos cualquiera
iniciativa unitaria sea cual fuere el nivel, la instancia
o la esfera en que se plantee. No somos contrarios a las
convergencias de partidos o grupos afines. La oposición
tiene sus fuerzas un tanto dispersas y cuanto se haga
por agruparlas y simplificar el cuadro lo estimamos
positivo.
Andrés Zaldívar, que ahora cuida cada palabra para
referirse a ia dictadura, proclama, en cambio, a los
cuatro vientos, que los comunistas no deben integrar
un eventual Gobierno de transición. Su opinión no nos
quita el sueño. En este momento lo principal es echar
a Pinochet y no la cuestión de definir la composición
del futuro Gobierno. Además no estamos dispuestos a
participar en cualquier Gobierno. Y, por último, la pa-
labra valedera la dará en su oportunidad el pueblo de
Chile. Nos pronunciamos, en primer lugar, por la uni-
dad de la clase obrera y el entendimiento del pueblo en
la base. Insistimos en la importancia de fortalecer y de-
sarrollar la unidad de todos los partidos de izquierda
que luchan por derribar el régimen fascista y reempla-
zarlo por una democracia avanzada con la perspectiva
del socialismo. Por eso saludamos como un hecho posi-
tivo la reunión que celebraron en septiembre en Méxi-
co. Continuamos siendo partidarios del acuerdo de la
izquierda con la Democracia Cristiana y demás fuer-
zas opositoras.
Precio 4 Kcs
revista
TERNACIOIMAL
NUESTRA ÉPOCA N° 3 MARZO 1982
Nuestro Partido, junto a los demás partidos popula-
res, ha demostrado en la práctica ser capaz de organi-
zar, orientar y conducir al pueblo a grandes victorias
como la del 4 de septiembre de 1970. Esta victoria, que
se obtuvo gracias a la movilización combativa de millo-
nes de hombres y mujeres, hizo posible que bajo el Go-
bierno del Presidente Allende se nacionalizaran todas
las empresas de la gran minería del cobre, del hierro y
del salitre, que estaban en manos de los imperialistas
yanquis, las-del carbón y las del cemento, 70 de las más
grandes empresas industriales monopolistas, 16 de un EXPERIENCIA
total de 18 bancos comerciales, el 90% del comercio de
exportación y el 60% del de importación. Se expropia-
ron 6 millones de hectáreas de tierras cultivables, liqui-
DE LA FORMACIÓN
dando por completo el .latifundio. Se produjo una fuerte
redistribución de ingreso en favor de los trabajadores, DE LOS PARTIDOS
se llevó a cabo una amplia labor en las esferas de la
educación, la cultura, la salud y la vivienda. La clase REVOLUCIONARIOS
obrera alcanzó alta participación en la dirección de IHS
empresas y posiciones de Gobierno y, de otra parte, el
país tuvo por fin una política exterior independiente,
EN ÁFRICA
libre de los dictados del imperialismo. Todo esto no hn
pasado al olvido ni se hizo en vano. El pueblo recuerda
y compara. Y así como hay una gran carga de odio i un
tra la tiranía, hay también un alto aprecio, una rrv¡i
lorización de la obra transformadora del Gobierno de la
Unidad Popular. Este es también un factor que pes». I.»
claro es que, unido, el pueblo de Chile puede y < l r h r
QUE OPINAN
echar abajo al fascismo y volver a la senda de l.i h i » ' i
tad y del progreso social. LOS POLACOS
Nuestro Partido-, el Partido de Recabarren, di: l . . i l l n
te y de Pablo Neruda, el Partido del trabajo y lu c n l i u SOBRE LAS
ra, nació de las entrañas mismas de la claso o b i r m , r n
la región 'del salitre, que Francisco Pezoa llamó AMENAZAS DE LA
proba tierra de maldición» en su Inmortal Canta u lu
Pampa.
En las seis décadas de nuestra ya larga luchn li.m < i i
CASA BLANCA
do miles de comunistas. Constituyen un t!|i!iiipl >|"
recedero las vidas de nuestros héroes, < l r A n . i i i . i i n n
Aedo, Bascuñán Zurita, Juan Leiva Tapia, ¡ l ' - i
que Maripe, Ramona Parra, Isidoro C a r r i l l o , l - m i|n
rís, Víctor jara, Marta Ugarte, entre t a n t o s v i . m í n
munistas que entregaron su sangre a i m r \ i i . i i iuM Mu
chos de nuestros compañeros han dcsiiiurri ¡ < i n i
AMERICA LATINA:
ellos el Subsecretario General del Pnrtidn, n m - . t m ijnc
rido', carnerada Víctor Díaz. Es alto el precio (|iir i DIFÍCIL COMIENZO
mos. Cuidamos y cuidaremos la vida de cml.i r o u i | .
ro como el más preciado bien de lu n u t i i i . i : ' DEL DECENIO
nada nos hace ni nos hará vacilar en la lucho nn
estamos empeñados, que es una lucha a n ii*1 •
el fascismo.
Salvador Allende vivió y amó la vida m i i - i ,
Pero —como lo dijera en sus últimos i n o i n r i r
locado en un trance histórico, no vaciló C M I ;.
la suya la lealtad del pueblo al cunl f u e l c . i l EXPRESANDO LAS
último aliento. Este es un ejemplo de d i x n i d n d v '!•
tereza para todos los revolucionarlos r t i i i c n o - . ASPIRACIONES
¡Viva el Partido Comunista de Chilnl DE LOS
¡Con la razón y la fuerza, vencernniiiKl
¡Viva la inquebrantable amistad milrr <-\ r
Comunista de Chile y el Partido
i.. TRABAJADORES
Comunista de la Unión Soviética!
BRASILEÑOS
F E DE ERRATAS

En la pág. 48, segunda columna de arriba, la lí-

nea 11 debe leerse:
... miento del régimen democrático en el país.
 ra fascista que oprime a nuestro pueblo. Esta dictadura ¡Proletarios de todos los países, unios!
es un engendro del imperialismo yanqui, producto de su
maridaje con la reacción, interna. Sus amigos del alma
son los racistas sudafricanos, los agresores israelíes, los
hegemonistas chinos, los tiranuelos latinoamericanos y,
ante todo, los rabiosos imperialistas que encabeza Rea-
EL SEXAGÉSIMO gan. Este le presta su total colaboración. Por su parte,
Pinochet apoya incondicionalmente la política de Rea-
gan que amenaza con la invasión armada a Cuba, Nica-
ragua, Granada, El Salvador y otros pueblos y pone en
REVISTA 1982•3
MARZO
[283]

ANIVERSARIO peligro la paz mundial.

DE NUESTRO
Consecuentes con todo lo que hemos sido y somos
—junto con manifestarle al Partido Comunista de la
Unión Soviética los agradecimientos más sinceros por
el fraternal saludo de su Comité Central, su permanente
INTERNACIONAL
solidaridad con la causa antifascista del pueblo chile- (Problemas de la paz
no—, queremos subrayar nuestro decidido apoyo a la y del socialismo,
política de paz que lleva adelante el gran País Soviéti-
PARTIDO co, en función de la cual tantas iniciativas despliega su
Gobierno, el Partido de Lenin y personalmente el queri-
do compañero Leonid Ilich Brézhnev. En particular PUBLICACIÓN
agradecemos la presencia en este acto del querido com- TEÓRICA E INFORMATIVA
pañero Andrei Kirilenko, miembro del Buró Político y
del Secretariado del Comité Central del Partido Comu- DE LOS P A R T I D O S
nista de la Unión Soviética, vastamente conocido y COMUNISTAS Y OBREROS APARECE DESDE 1958
apreciado por el pueblo chileno, del cual ha sido hués-
ped en dos memorables ocasiones, con motivo del XIII
Congreso de nuestro Partido y, hace 10 años, durante
nuestro 50 aniversario. Agradecemos también los salu-
dos de los partidos hermanos de numerosos países y
Discurso pronunciado por Luis Corvalán en el acto que reafirmamos
se realizó en Moscú el lunes 4 de enero de 1982. nuestra plena solidaridad con todos los
que luchan contra el imperialismo y están bajo su ase-
dio.
Queridos compañeros Kirilenko y Arismendi: Queremos expresar en esta oportunidad nuestro de-
En estos días, a despecho del tirano, miles y miles de cidido apoyo y simpatía a la Polonia socialista, que está
comunistas, rodeados del afecto del pueblo, celebran en en tren de superar un difícil momento de su historia.
Chile, de una u otra manera, el sexagésimo aniversario
de nuestro Partido. Muchos actos tienen lugar también La vida nos dio a los chilenos una lección amarga.
en los diversos países donde hay chilenos emigrados. Durante el Gobierno revolucionario de Salvador Allen-
Decenas de miles de compatriotas, en especial militan- de, se cometió el grave error de considerar que la li-
tes del Partido y de las Juventudes Comunistas, podrán bertad de amplia expresión que había alcanzado el pue-
escucharnos hoy mismo a través de la Radio. Los salu-. blo debía ser un don del que gozaran, además, no sólo
damos como camaradas y hermanos. Les transmitimos sus adversarios de la oposición democrática, sino tam-
un cordial abrazo. bién sus enemigos de tipo fascista. Estos, ni cortos ni
perezosos, decían cuanto querían en contra del Gobier-
Al fundador de nuestro Partido, Luis Emilio Recaba- no y del Presidente, se dedicaron a orquestar una viru-
rren, se le llama, con toda propiedad, maestro y guía lenta campaña anticomunista, anticubana y antisoviéti-
de los trabajadores chilenos. Su nombre está incorpora- ca, recurrieron al sabotaje y al terrorismo, promovie-
do para siempre a la historia de Chile y a la del movi- ron paros en el transporte y en el comercio, crearon el
miento obrero internacional. Bajo su dirección, el Par- mercado negro, organizaron el caos económico. La con-
tido se lanzó a la lucha por el socialismo haciendo fia- trarrevolución se fue desarrollando a plena luz del día.
mear a todo viento él rojo pendón de las reivindicacio- No agitaba la bandera del fascismo, sino la bandera de
nes del proletariado y la bandera tricolor de nuestra la libertad y de la democracia. Cuando triunfó, se im- FORMAN PARTE DEL COLEGIO Y DEL CONSEJO DE REDACCIÓN DE
Patria, es decir, luchando por los derechos de los tra- plantó una feroz dictadura fascista, cuyas fechorías aca-
jadores y por el reconocimiento de la soberanía chilena ba de condenar, una vez más, la Asamblea General de «REVISTA INTERNACIONAL» REPRESENTANTES DE LOS PARTIDOS
en los feudos imperialistas ya enclavados en nuestro te- la ONU. Tal dictadura lleva ya más de ocho años, du- COMUNISTAS Y OBREROS DE LOS SIGUIENTES PAÍSES: ARGELIA,
rritorio. En su partida de nacimiento están, pues, tanto rante los cuales se impuso violentamente una vuelta
la clase social como el país a los que pertenecemos. atrás en el país que había emprendido rumbo hacia el ARGENTINA. AUSTRIA, BÉLGICA, BOLIVIA, BRASIL, BULGARIA, CA-
Hay un tercer elemento sustantivo. Nuestro Partido sur- socialismo. NADÁ, COLOMBIA, COSTA RICA, CUBA, CHILE, CHIPRE, DINAMAR-
gió cuando el resplandor de la Gran Revolución de No nos cabe la menor duda, a la luz de esa lección
Octubre iluminaba el camino de los proletarios y de los amarga, CA, EGIPTO, ESPAÑA, EE.UU., FILIPINAS, FINLANDIA. FRANCIA.
pueblos oprimidos de toda la Tierra. Recabarren salu- polaco yque la
las medidas que han tomado el Gobierno
dirección del Partido, encabezados por el GRAN BRETAÑA, GRECIA, GUATEMALA, GUYANA, HONDURAS, HUN-
dó la revolución rusa. «Doy, sin vacilar —expresó en- general Jaruzelski, eran absolutamente Indispensables
tonces— mi voto de adhesión a los maximalistas rusos para derrotar la contrarrevolución en ciernes, que en- GRÍA, INDIA, INDONESIA, IRAK, IRÁN, IRLANDA, ISRAEL, ITALIA, JA-
que inician el camino de la paz y de la abolición del traba en una escalada de actos terroristas y anunciaba
régimen burgués, capitalista y bárbaro. Quienes no apo- tomarse MAICA, JAPÓN, JORDANIA, LÍBANO, LUXEMBURGO, MÉXICO, MON-
yan esta causa sostendrán el régimen capitalista con to- didas le el poder a días plazo. En definitiva, esas me-
evitarán a Polonia un baño de sangre como el GOLIA, PANAMÁ, PARAGUAY, PERÚ, POLONIA, PORTUGAL, RDA, RE-
dos sus horrores». que ha sufrido nuestro pueblo o una larga guerra fra- PÚBLICA DOMINICANA, RFA, RSA, RSChS, RUMANIA, EL SALVA-
Los comunistas chilenos celebramos este aniversario tricida, le permitirán corregir los errores que se habían DOR, SENEGAL, SIRIA, SRI LANKA, SUDAN, SUECIA, SUIZA, TUR-
del Partido enfrentando abiertamente la feroz dictadu- cometido y salir de la situación de desquiciamiento y
QUÍA, URSS, URUGUAY, VENEZUELA Y VIETNAM.
(sigue en la contratapa)
 LA DEMENCIA DE LA POLÍTICA «DESDE
POSICIONES DE FUERZA»
W. KASHTAN (Canadá). La demencia de la política «desde posiciones de fuerza» 3
NGUYEN DUY THINH (Vietnam). El camino hacia la paz y la estabilidad en el
Sudeste de Asia 10
LAS MUJERES DEFIENDEN SUS DERECHOS. M. KABRHELOVÁ (Checoslo-
vaquia). Acerca de la solidaridad. E. BALLANTYNE (Canadá). Momento
de clarividencia. N. ASTORGA (Nicaragua). Liberando al pueblo, nos liberába-
mos nosotras. M. MUTTETUWEGAMA (Sri Lanka). Lograr la verdadera indepen-
dencia. M. AMUTENIA (Namibia). Nuestro objetivo es la libertad de Namibia 14
AMERICA LATINA: DIFÍCIL COMIENZO DEL DECENIO. Reseña política 22

VIDA PARTIDARIA
W1LLIAM KASHTAN,
Secretario General del Partido Comunista
del Canadá
I. McKAY (Gran Bretaña). Llevar las ideas de los comunistas a las masas 29
L. BIZARRO (Angola), A. RATSIFEHERA (Madagascar), J. CAUATORZE (Mozam-
bique). Rasgos del partido revolucionario 33
INFORMACIÓN SOBRE LA NUEVA EXPERIENCIA. M. HARMEL (Túnez). Las pri-
meras elecciones. J. STEWART (Irlanda). Cómo estudiamos « De los documen-
tos • En el espejo de la prensa » R. VALBUENA (Colombia). La unidad forja
el futuro 40
DE LOS ANALES DE LA LUCHA. A. dos SANTOS (Brasil). Expresando las aspi-
raciones de los trabajadores brasileños 47
TRAS LA REUNIÓN DE PRAGA 48

INTERCAMBIOS DE OPINIONES e DEBATES

P. LUVSANDORZH (Mongolia). Sin pasar por el capitalismo 49

S. MITRA ( I n d i a ) , G. MIRSKI ( U R S S ) , E. PAHAD (RSA). El Estado y la opción
de la vía a seguir en los países en desarrollo
NUESTRA ÉPOCA • ACONTECIMIENTOS • APRECIACIONES
C. A. PÉREZ (Venezuela). Planeta único, responsabilidad general
DE LOS PROGRAMAS GLOBALES A LOS MÉTODOS DE «ECONOMÍA DE MERCA-
DO». Análisis del Instituto de Estudios Marxistas (RFA)
I. SINHA ( I n d i a ) . Contradicciones del capitalismo agrario
COMENTARIOS Y REPLICAS. W. KLIMCZAK. Pasos insensatos
V. B. Apartheid en el ... éter
PANORAMA BIBLIOGRÁFICO
I. BIRIUKOV. Humanismo real, no de palabra
J. WEST. El camino hacia el abismo
S. BEHAK. Historicismo y contemporaneidad
J. GORJAO DUARTE. Peligro para Portugal
F. ROMERO. Más poderosa que la muerte
M. KASIUP-AS. Lo más sagrado.
LIBROS QUE APARECIERON Reverso de la contraportada
ENSAYOS • CORRESPONDENCIA • INFORMACIÓN
DESTINOS DIFERENTES. La situación de la mujer en las condiciones de dos
sistemas
MECANISMO DEL BLOQUE AGRESIVO
EL PENTÁGONO SE LANZA AL ESPACIO. Hojeando publicaciones
¿HAY SALVACIÓN DEL GOLPE NUCLEAR EN UN REFUGIO SUBTERRÁNEO?. . .
CONTRA LA REPRESIÓN Y LAS PERSECUCIONES. K. KERVAN (Turquía). Por la
vida y la libertad de los patriotas turcos
Dirección de la Redacción y la Editorial: Thákurova 3, Praga 6, Checoslovaquia.
Teléfono 325-132, telex 123 542 WMR.
Firmado para la) edición el 25 de enero de 1982.
Talleres tipográficos de la Editorial «Rudé pravo».
loda reproducción de los materiales de esta publicación debe hacerse señalándose como fuente
«Revista Internacional». I bre de 1981.
El rasgo principal de la política exterior del el Tratado de Varsovia»2. En septiembre de 1980,
55 imperialismo en nuestros días consiste en que otro Secretario de Estado —esta vez E. Muskie—
sus círculos más reaccionarios ponen las miras volvió a confirmar: «En conjunto gastamos en la
insistente y abiertamente en la fuerza militar defensa más que el Tratado de Varsovia, inclui-
como medio fundamental para alcanzar sus pro- da la Unión Soviética»3.
61 pios objetivos; esta fuerza es proclamada factor La Administración Reagan decidió acelerar
decisivo en la política mundial, formulación que aún más los ritmos de preparativos bélicos. En
64 es asegurada con la irrefrenable ampliación y el próximo lustro, el Gobierno estadounidense
70 vigorización de la base material para realizar la se propone gastar en la carrera armamentista
guerra.
76 un billón y medio de dólares: casi tanto como
Ensalzando el papel del poderío militar lo que gastaron para fines militares todos los
en la vida internacional, A. Haig, Secreta- países de la OTAN durante el decenio de 1968 a
rio de Estado de los EE.UU., declaró, por ejem- 1977.
78 plo, el 4 de noviembre de 1981 en la Comisión Todos estos colosales recursos, así como los
79 del Senado para los Asuntos Extranjeros: «El de otros estados del Pacto del Atlántico Norte,
82 arma nuclear tiene una importante función en serán utilizados en renovar y perfeccionar los
83 la diplomacia cotidiana. Si la amplia capacidad sistemas estratégicos de armas, emplazar en Eu-
85 militar constituye el telón de fondo de la polí- ropa nuevos medios coheteril-nucleares de al-
83 tica exterior, el balance nuclear estratégico in- cance medio, modernizar los armamentos con-
cide en1 cualquier decisión geopolítica de impor- vencionales y reequipar las fuerzas terrestres,
tancia» . navales y aéreas.
•
Con el fin de tener el correspondiente «telón Tratando de debilitar la resistencia que los
de fondo» para su política, los círculos gober- pueblos oponen a los planes militaristas, los
87 nantes de los países de la OTAN vienen aplican- gestores de éstos ponen en acción toda una se-
89 do desde hace muchos años enormes esfuerzos rie de argumentaciones y afirmaciones falsas,
92 incrementando las asignaciones militares, las en primer lugar, las invenciones respecto a la
94 cuales —como ellos mismos lo reconocen— su- manoseada «amenaza soviética», que «exige»
peran considerablemente los gastos que hacen adoptar medidas de respuesta para «defender
96 los estados socialistas para su defensa. En octu- Occidente».
bre de 1979, el entonces Secretario de Estado de Es una desinformación premeditada, de la que
los EE.UU., C. Vanee, señaló: «Nosotros y nues- se valen los círculos reaccionarios para disimu-
tros aliados invertimos aproximadamente un lar sus verdaderas intenciones. Como se destacó
25% más en la defensa que la Unión Soviética y
2
1
State Department. Current Policy, M> 339 4 de noviem- Department of State Bulletin, Vol. 79 N- 2033 di-
ciembre de 1979, p. 22.
? Ibíd., Vol. 80, Ns 2044, noviembre de 1980, p. 27.
 en el proyecto de resolución 4 del XXV Congreso
del Partido Comunista del Canadá «recurriendo
al subterfugio de la llamada "amenaza militar
soviética", el imperialismo USA intensifica sus
acciones para amalgamar una alianza mundial
antisoviética y espolear la carrera armamentista
con el fin de alcanzar la superioridad militar
sobre la URSS y sus aliados. El pretexto de la
"amenaza militar" no es más que una cortina de
humo, tras la cual el imperialismo USA socava
la independencia de sus aliados, incluido el Ca-
nadá, y subordina5 la política de éstos a sus
propios objetivos» .
Al fundamentar la necesidad de armarse ca-
da vez más, los líderes de los países de la OTAN
afirman que el poderío militar es imprescindible
para «estabilizar» las relaciones internacionales
y que se debe defender la «paz desde posiciones
de fuerza». Estos amaños no tienen nada de
nuevo. Los apologistas de la guerra engañan
desde hace tiempo a las masas con la charla-
tanería sobre el carácter defensivo de sus pro-
pios preparativos militaristas y sobre sus aspira-
ciones pacíficas. «De. todos los dogmas de la
hipócrita política de nuestro tiempo —escribió
C. Marx—, ninguno ha causado tantas desgra-
cias como el que dice: "Si quieres la paz, pre-
para la guerra". Esta gran verdad, que se distin-
gue fundamentalmente por contener una gran
mentira, es -el grito de 6combate que puso en ar-
mas a toda Europa .. .»
Hoy son también una «gran mentira» las dis-
gresiones acerca de la «paz desde posiciones de
fuerza» mediante la carrera armamentista. Igual
que cualquier mentira en la política, están des-
tinadas a ocultar designios deshonestos y pérfi-
dos, rechazados por las amplias masas. Fortale-
ciendo la máquina de guerra, los imperialistas
esperan asegurarse, «desde posiciones de fuer-
za», el dominio en el mundo, dictar su volun-
tad a otros países y pueblos.
LOS MÉTODOS «DE FUERZA» ocuparon siem-
pre un lugar central en la política exterior del
imperialismo. Al caracterizar la orientación
agresiva de la estrategia imperialista, Lenin
subraya que las guerras engendradas por el ré-
gimen capitalista son la continuación directa y
un medio de la política basada en el empleo de
la fuerza respecto a otros estados y pueblos. Po-
co antes de la Revolución de Octubre, en el fra-
gor de la I Guerra Mundial, escribió: «... bajo el
capitalismo el reparto no puede tener otra base
ni otro principio que la fuerza... Para medir la
fuerza real de un Estado capitalista, no hay ni
puede haber otro medio que la guerra. La gue-
rra no está en contradicción con las bases de la
propiedad privada, es el desarrollo directo e
inevitable de esas bases»7.
4
El artículo fue escrito antes de convocarse el XXV
Congreso del Partido Comunista del Canadá, celebrado en
febrero
5
de 1982. —N. de la Red.
6
Convention 82, W° 1, noviembre de 1981.
C. Marx y F. Engels. Obras, t. 13, p. 464 (en ruso).
7
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Cartago, Buenos
Aires, t. XXII, p. 448.
El primer Estado socialista del mundo, naci-
do del Gran Octubre, desde el mismo comienzo
de su existencia, opuso a la política imperialis-
ta de arbitrariedades, opresión y esclavitud de
los pueblos, una política exterior distinta por
principio, determinada por los intereses de los
trabajadores y no de las clases explotadoras.
Ya en el primer decreto del Poder soviético
—Decreto sobre la Paz—, la guerra imperialista
fue estigmatizada como «el mayor crimen con-
tra la humanidad», fueron rechazadas y conde-
nadas todas las formas de violencia contra los
pueblos. El XXIV Congreso del Partido Comunis-
ta del Canadá (1980) subrayó que «el nuevo ré-
gimen social abrió el camino a la genuina de-
mocracia, democracia al servicio de las masas
trabajadoras y basada en el derecho a la eman-
cipación de la explotación y opresión, en la
igualdad multilateral incluida la igualdad nacio-
nal, en las garantías sociales y económicas y,
sobre todo, en el derecho a vivir en paz»8.
Empero, en los años 20 y 30, la influencia del
socialismo, del movimiento obrero internacional
y de otros movimientos antiimperialistas progre-
sistas era aún muy débil, incapaz de refrenar
a los instigadores de la guerra. El fascismo
—encarnación acabada del espíritu de la violen-
cia inherente a los círculos más reaccionarios y
agresivos del imperialismo— creó un enorme po-
tencial bélico y lo utilizó con fines expansionis-
tas, de rapiña.
La derrota del fascismo desbrozó el camino
para las nuevas relaciones entre los estados, re-
laciones libres de arbitrariedades y violencia,
basadas en la coexistencia pacífica y en la co-
operación. Como piedra angular del orden legal
internacional, en la Carta de la ONU se procla-
mó y refrendó el principio del no empleo de la
fuerza o la amenaza de emplearla.
No obstante, los círculos gobernantes de las
potencias imperialistas, ante todo de los EE.UU.,
comenzaron a violar groseramente este princi-
pio, alarmados por los cambios políticos resul-
tantes de la II Guerra Mundial, por la formación
del sistema mundial socialista y el auge de la
lucha de los pueblos por la liberación nacional
y social. Teniendo como objetivo «rechazar» el
socialismo y aplastar los movimientos de libera-
ción nacional, hicieron suya la estrategia del
«equilibrio al borde de la guerra», el diktat
«desde posiciones de fuerza» y la obtención de
la superioridad militar sobre la Unión Soviética
y otros países socialistas; es decir, todos los ele-
mentos del concepto «guerra fría». Después de
1945, según cálculos del Instituto de Brooking,
los EE.UU. recurrieron 215 veces a la fuerza mi-
litar o a la amenaza de emplearla, incluidas 30
amenazas de utilizar el arma nuclear.
Este rumbo fue asentado en la correspondien-
te base ideológica. Reflejando los intereses y
objetivos de los círculos reaccionarios imperia-
listas y del complejo militar-industrial en cons-
8
Convention 80, Communist Party of Canadá. Toronto,
p. 53.
tante crecimiento, los ideólogos burgueses pro-
movieron concepciones teóricas que justifican y
ensalzan el empleo del poderío militar para al-
canzar objetivos en la política exterior- Henson
Baldwin, conocido politólogo norteamericano,
escribió, por ejemplo: « . . . D e nosotros (EE.UU.
—N. de la Red.j, más que de cualquier otra na-
ción de nuestra época, depende la historia del
próximo siglo... Debemos tener fuerza militar
real y potencial, porque sin fuerza militar el po-
der en el mundo actual no tiene ningún signifi-
cado»9.
Si nos remitimos a la historia de los tres de-
cenios posbélicos, veremos que toda la política
exterior del imperialismo se construyó en
base a semejantes conceptos. No obstante, los
profundísimos cambios socio-políticos que se
operaron en el mundo fueron creando paulatina-
mente una situación nueva por principio, engen-
draron nuevas condiciones que no existían antes
de la I ni de la II Guerra Mundial, lo que obligó
a los adeptos de la línea «desde posiciones de
fuerza» a buscar otras formas de su aplicación.
LA CONSOLIDACIÓN DE LA COMUNIDAD SO-
CIALISTA, la quiebra del sistema colonial, el
auge de la lucha liberadora de los pueblos, la
envergadura del movimiento obrero internacio-
nal y el crecimiento general de la actividad de
las masas populares condujeron, en definitiva, a
que la correlación de fuerzas en la palestra in-
ternacional cambiara en favor del socialismo, la
paz y el progreso. El imperialismo dejó de tener
una influencia predominante en el carácter de
las relaciones internacionales, hecho que creó
posibilidades reales para prevenir las guerras,
excluir de la política mundial los métodos de
coacción militar. Por eso, los participantes de
la Conferencia de los Partidos Comunistas y
Obreros, celebrada en Moscú en 1957, pudieron
declarar: «Hoy, los comunistas decimos que
ahora se puede impedir la guerra, se puede con-
servar la paz. Decimos esto con plena seguridad,
pues ahora existe en el mundo otra situación,
otra correlación de fuerzas»10.
La derrota de la agresión norteamericana en
Vietnam demostró palpablemente que los proce-
dimientos y métodos de fuerza en la política im-
perialista han fracasado, que los anhelos de los
pueblos que defienden su libertad e independen-
cia son invencibles.
La revolución científico-técnica obligó a in-
troducir profundas correcciones en el plantea-
miento de los problemas de la guerra y la paz.
En las nuevas condiciones históricas, el invaria-
ble deseo del imperialismo de lograr la superio-
ridad militar y utilizar con fines bélicos los lo-
gros de la ciencia y la técnica condujo a que
este rumbo, como un boomerang, se volviera
9
H. Baldwin. The Prtce oj Power. New York, 1947,
pp. 321—322.
10 Documentos programáticos de la lucha por la paz, la
democracia y el socialismo. Moscú, 1961, p. 26.
contra sus patrocinadores. Al desatar la carrera
de armamentos nucleares, los círculos imperia-
listas crearon una situación en la que el empleo
del poderío militar acumulado pondría en peli-
gro al propio agresor.
Como resultado, el problema de la correlación
de la política exterior y la guerra se planteó de
una manera nueva. La guerra siempre fue la
continuación de la política exterior, pero con
medios distintos, violentos. Ella dimanaba natu-
ralmente del rumbo que las clases gobernantes
seguían en tiempo de paz. En las sociedades ex-
plotadoras, esta línea política estaba orientada
a lograr objetivos expansionistas, a defender los
intereses de los pudientes.
Con la división del mundo en dos sistemas, la
lucha contra el socialismo pasó a ocupar el lu-
gar central entre los objetivos políticos exterio-
res de las fuerzas imperialistas. Buscando im-
pedir por todos los medios la construcción y el
desarrollo de la nueva sociedad, estas fuerzas
han recurrido no sólo a los métodos políticos,
económicos e ideológicos, sino también a los
métodos militares. Y aunque los cálculos de los
agresores han sido inconsistentes, sólo en el
curso de las cruentas colisiones, en la experien-
cia de la destrucción y de la aniquilación hu-
mana, experiencia que ha causado a los pueblos
incalculables desgracias y sufrimientos, ha que-
dado en evidencia de manera ostensible cuan
profundos han sido sus errores. En un comienzo,
a los imperialistas les parecía que el empleo del
poderío militar podría conducir al objetivo de-
seado, que había que prepararse bien, armarse
mejor, y el socialismo sería destruido. Pero ta-
les designios no llegaron a materializarse-
En la nueva situación histórica, con la apari-
ción del arma nuclear en los dos campos, ya en
tiempos de paz empezó a perfilarse con mayor
evidencia que el uso de la fuerza militar repre-
sentaría un peligro mortal para el propio pro-
motor de la guerra y podría conducir a la des-
trucción de su propio país. El empleo de los me-
dios militares comenzó a considerarse como la
continuación cada vez menos «racional» de la
política. Esta circunstancia planteó de otra ma-
nera el problema de la seguridad nacional. Es
una paradoja de nuestros tiempos el que los
Estados, en busca del poderlo militar —que antes
se consideraba garantía de la invencibilidad y se-
guridad—, lejos de mejorar, empeoran su situa-
ción. Así, los EE.UU. y otros miembros del blo-
que del Atlántico Norte, tratando de lograr la
superioridad y armándose hasta los dientes,
creando los medios más perfectos y modernos
de guerra y acumulando un poderío militar sin
precedente, no han fortalecido sino que han so-
cavado su propia seguridad, suscitando medidas
defensivas de respuesta por parte de los países
socialistas y arriesgándose a ser víctima de sus
propias amenazas.
La comprensión de estos cambios no fue re-
pentina, ni mucho menos. Pasaron muchos años
 antes de que las' realidades del siglo nuclear
fueran comprendidas no sólo por los especialis-
tas, sino también por los estadistas y la amplia
opinión pública, antes de que la conciencia de
estas realidades y la idea sensata y clara acerca
de las posibles consecuencias del conflicto nu-
clear se convirtieran en factor moral y luego en
un factor político. Los dirigentes de las poten-
cias imperialistas se vieron obligados a ir to-
mando en consideración las nuevas circunstan-
cias, a tener en cuenta que los intentos de po-
ner en acción el «gran garrote» es un arma de
doble filo.
A comienzos de los años 70, los círcu-
los gobernantes de los EE.UU. tuvieron que re-
conocer la paridad estratégico-militar con la
Unión Soviética —esta idea no la pudieron ad-
mitir durante mucho tiempo—, y este hecho fue
un importante hito en el desarrollo de las rela-
ciones internacionales posbélicas y una condi-
ción esencial para la distensión. En las Bases
de las relaciones entre la URSS y los EE.UU.,
firmadas en mayo de 1972, se declaró que «las
premisas necesarias para mantener y consolidar
las relaciones de paz entre la URSS y los EE.UU.
son el reconocimiento de los intereses de segu-
ridad de las partes basada en el principio de la
igualdad y la renuncia al empleo de la fuerza
o la amenaza de su empleo». Por primera vez
en la historia de sus relaciones posbélicas, am-
bas partes proclamaron en el documento conjun-
to que «en el siglo nuclear no existe otra base
para las relaciones entre ellas que no sea la
coexistencia pacífica». Partiendo de esto, se
comprometieron a «aplicar todos los esfuerzos
para prevenir la amenaza de la guerra y para
crear las condiciones que contribuyan a la dis-
tensión en el mundo y a la consolidación de la
seguridad general y la colaboración internacio-
nal».
En estos principios se basaron muchos otros
tratados y acuerdos de los años 70, concertados
entre estados con sistemas sociales diferentes
y que configuraron el tejido jurídico de la dis-
tensión, el terreno para el saneamiento ulterior
de todo el sistema de relaciones internaciona-
les. El rumbo hacia la distensión se convirtió en
la vía principal del desarrollo de estas relacio-
nes. Los participantes en la Conferencia euro-
pea de Helsinki se comprometieron a «ampliar,
ahondar y hacer progresivo y sólido el proceso
distensivo», siendo digno de destacar que la re-
nuncia al empleo de la fuerza volvió a procla-
marse como la condición primordial de este pro-
ceso.
En una serie de importantísimos actos jurídi-
cos internacionales de los últimos años, en las
declaraciones de muchos estadistas y en los do-
cumentos de prestigiosas organizaciones políti-
cas, sociales y científicas se expresó reiteradas
veces la idea de que en nuestro tiempo la dis-
tensión, el relajamiento de la tensión, no tiene
ninguna alternativa sensata y que las demás
vías conducen a la catástrofe termonuclear.
En el proyecto de resolución del XXV Con-
greso del Partido Comunista del Canadá se cons-
tataba: «El mundo encara una alternativa clara:
o la perspectiva de la interminable carrera ar-
mamentista, cada vez más incontrolable y cuyo
resultado final puede ser la catástrofe nuclear
mundial y el exterminio de la civilización, o
el camino del verdadero desarme, basado
en la igualdad y la igual seguridad, y la
coexistencia pacífica de estados con sistemas
sociales diferentes»11. Al ser expresión concre-
ta de los principios de la coexistencia pacífica
en nuestra época, la distensión obtuvo amplio
apoyo social en todos los países, creó muchas
esperanzas optimistas.
ESTE DESARROLLO DE LOS ACONTECIMIEN-
TOS suscitó una brusca resistencia de los círcu-
los imperialistas más agresivos y reaccionarios.
Sentían temor de que, en condiciones de disten-
sión y al estar excluidos de las relaciones entre
los estados los métodos de coacción, violencia
y diktat, sus posiciones fuesen socavadas y de
que la libre voluntad de los pueblos condujese
a cambios socio-políticos desfavorables. La dis-
tensión, que requiere la renuncia a esos méto-
dos, vulneraba las bases mismas de la estrate-
gia imperialista y su esencia clasista.
Por eso los golpes que la reacción imperia-
lista asesta hoy a la distensión son, de hecho,
un intento de «rehabilitar» el empleo de la fuer-
za en las relaciones internacionales, de resuci-
tar la política de «mano dura», los métodos de
la diplomacia basada en la intimidación y el
chantaje nucleares.
Ciertos teóricos y estadistas burgueses, ante
todo en los EE.UU., afirmaban y continúan afir-
mando que las potencias capitalistas pueden
arreglárselas perfectamente sin la distensión.
Hace tiempo que los partidarios de la política
«desde posiciones de fuerza» vienen tratando de
demostrar que los países de la OTAN no están
interesados en la disminución de la tirantez y
que ellos pueden conservarla y apoyarla en in-
terés propio, sin perder nada y sin arriesgarse
en nada. Z. Brzezinski, ex secretario del Presi-
dente de los EE.UU., J. Cárter, para los asuntos
de la seguridad nacional, afirmaba, por ejem-
plo, que la alternativa a la política de disten-
sión no es la guerra, sino que toda una serie
de «situaciones intermedias».
Esta idea halló su encarnación en las orienta-
ciones de Washington en la política exterior.
La cosa no se limitó a los intentos de expulsar
del léxico político la propia palabra «disten-
sión». Los círculos más agresivos del imperia-
lismo se empeñan en crear «situaciones inter-
medias» en las relaciones internacionales, que
les brinden la posibilidad de utilizar impunemen-
te el poderío militar, también en las condicio-
nes actuales, para poner en práctica sus de-
11
Proyecto de resolución del XXV Congreso del PCC.
Conventlon 82, Ns 1, noviembre de 1981.
signios en la política exterior. El clima de gue-
rra fría o de «paz candente», del «equilibrio
al borde» del conflicto termonuclear les permi-
tiría, a su modo de ver, oponerse con mayor
eficacia a la lucha liberadora de los pueblos,
contener la aspiración de las amplias masas a
los cambios sociales.
Buscando no la colaboración de los estados,
sino que la confrontación; no el desarme, sino
que la acumulación de armamentos; no el forta-
lecimiento de la confianza y la comprensión
mutua de los pueblos, sino que el aumento de
la frialdad y la hostilidad entre ellos, los círcu-
los reaccionarios piensan asegurarse posicio-
nes más favorables en la lucha contra la demo-
cracia y el progreso. Desearían, alcanzando la
superioridad militar, cambiar en favor suyo la
correlación de fuerzas en la palestra internacio-
nal, neutralizar la incidencia de los factores so-
cio-políticos desfavorable para ellos, solucionar
con «argumentos» coheteril-nucleares la rivali-
dad histórica entre el capitalismo y el socialis-
mo.
Sin embargo, la política «desde posiciones de
fuerza» no puede dar a sus partidarios los resul-
tados que ellos esperan. Sucede, como antes
pasó en más de una oportunidad, que los estra-
tegas imperialistas cometen garrafales errores
de principio. Los intentos de compensar la des-
favorable correlación general de las fuerzas
clasistas, en todo su conjunto, a costa de al-
canzar la superioridad de las fuerzas militares
y poner una barrera nuclear en la vía de los
movimientos sociales liberadores y del progreso
histórico, no pueden tener éxito. Pues no es po-
sible vencer con misiles y bombas la enorme
fuerza material que contienen las ideas de la
liberación social y nacional, ideas que van ha-
ciendo suyas las masas en su incontenible afán
de lograr la justicia social, liberarse de la opre-
sión y explotación, de la amenaza de la guerra
y exterminio total.
En las condiciones actuales también es evi-
dente que son inconsistentes las propias espe-
ranzas de los partidarios de la política desde
posiciones de fuerza de alcanzar la superioridad
militar sobre los países socialistas. No es casual
que la comunidad socialista haya logrado la
igualdad estratégico-militar con las potencias
imperialistas; es el reflejo de las posibilidades
económicas, científicas e industrial-técnicas de
las que dispone hoy el socialismo. Precisamente
por eso no tienen base alguna los cálculos de
los círculos militaristas de utilizar los logros de
la revolución científico-técnica para adelantar-
se en la carrera armamentista, obtener «cartas
de triunfo» en la competición con el socialismo.
En base a semejantes cálculos se construye,
de hecho, toda la política de quienes quisieran
tener la posibilidad de actuar «desde posiciones
de fuerza», disponer de medios para intimidar
y dictar en los asuntos internacionales. En el
comunicado final del Comité de Planes de De-
fensa de la OTAN, que sesionó en Bruselas en
mayo de 1980, se dice abiertamente, por ejem-
plo, que los países del bloque noratlántico se
proponen asegurar a la OTAN las ventajas mi-
litares que dimanan del empleo de la tecnolo-
gía más moderna.
Sin embargo, la realidad y toda la historia de
los últimos decenios muestran cuan vanas son
estas pretensiones. El mundo ha sido testigo de
cómo se han ido disipando una tras otra las
esperanzas que los estrategas imperialistas han
cifrado ora en el monopolio atómico de los
EE.UU., ora en los submarinos nucleares, ora
en los sistemas coheteriles de cargas múltiples
o en otros modernísimos tipos de armamentos.
No tienen fundamentos los cálculos en el éxito
de los nuevos planes vinculados con la bomba
de neutrones o con los misiles Cruise, y en pers-
pectiva, con el arma láser, por ejemplo, o con
el arma de rayos. Todo lo contrario, la Unión
Soviética y otros países socialistas tienen ahora
un potencial económico y científico-técnico mu-
cho más grande que, digamos, el que tenían in-
mediatamente después de la II Guerra Mundial.
Están capacitados para responder a cualquier
desafío del imperialismo y neutralizar sus afa-
nes de lograr la superioridad militar. «¡Seme-
jantes intentos, así como los de sostener con
nosotros negociaciones desde posiciones de
fuerza, carecen en absoluto de perspectivas!»,
señaló Leonid Brézhnev, Secretario General del
CC del PCUS, en el XXVI Congreso de los comu-
nistas soviéticos12.
LOS MEDIOS DE EXTERMINIO MASIVO exis-
tentes han dejado sin contenido al propio con-
cepto «superioridad» militar, pues las partes
opuestas ya disponen de posibilidades para ani-
quilarse repetidas veces la una a la otra, y nin-
gún avance potencial en la cuestión militar podrá
cambiar la situación en un futuro visible. Pre-
tendiendo ignorar estas realidades irrefutables,
los estrategas imperialistas buscan febrilmente
el modo de protegerse de las consecuencias fa-
tales que acarrea el empleo por ellos de la
fuerza con fines políticos exteriores.
A eso sirve, indudablemente, el actual reavi-
vamiento del concepto, en gestación desde hace
tiempo, de guerra nuclear «limitada», «local»
o «pequeña». Su idea es bien clara: limitar el
conflicto nuclear a los territorios de otros esta-
dos, salvaguardando su propio territorio del gol-
pe de respuesta. Precisamente en esta idea se
asientan los planes de dislocar en Europa los
nuevos misiles nucleares norteamericanos. Pre-
cisamente a esta idea está vinculada la tenaz
negativa de Washington a negociar sobre los
medios norteamericanos de emplazamiento
avanzado, instalados cerca de las fronteras de
los países socialistas. Precisamente esta idea
12
L. I. Brézhnev. Informe del Comité Central del PCUS
al XXVI Congreso del Partido Comunista de la Unión So-
viética y las tareas inmediatas del Partido en la política
interior y exterior. Moscú, Editorial de la Agencia de
Prensa Nóvosti, 1981, p. 36.
 yace en la base de los planes del Pentágono
de tener el arma neutrónica, destinada a
ser utilizada, en primer lugar, en territorio
europeo, así como en otras regiones. Es eviden-
te que los EE.UU., encubriéndose con frases
acerca de la «solidaridad atlántica» y la «de-
fensa conjunta», están dispuestos a sacrificar
a sus aliados en aras de la política «desde po-
siciones de fuerza». Pero está muy claro que el
conflicto nuclear, una vez desatado, es imposi-
ble «dosificarlo», mantenerlo en un marco
«aceptable». Sus llamas no respetarían a nadie.
Y aunque surgiese en Europa o en Asia, en Áfri-
ca o en América, y por muy «local» que fuese su
proyecto, sería el detonador de la explosión
general.
Algunos apologistas del rumbo «desde posi-
ciones de fuerza» aseguran, no obstante, que
también en este caso los EE.UU. lograrían sus
objetivos en política exterior. Así, Colín Gray,
colaborador del Instituto Hudson y uno de los
consejeros de Reagan en las cuestiones de po-
lítica exterior durante la campaña electoral, cri-
ticó en la revista Foreign Policy la «tendencia
a considerar el conflicto nuclear estratégico no
como una guerra, sino que como una catástrofe
general»13. Tratando de demostrar que «la victo-
ria es posible», afirmaba que, aunque perezcan
millones de personas, los EE.UU. saldrían victo-
riosos,«eliminando a la Unión Soviética y esta-
bleciendo un orden mundial posbélico compati-
ble con los valores de Occidente»14.
Semejantes puntos de vista encuentran su re-
flejo también en las declaraciones de persone-
ros de gobierno norteamericanos. R. Pipes, co-
laborador del Consejo de Seguridad Nacional
de los EE.UU., afirmó, por ejemplo, que la gue-
rra nuclear es inevitable y que hay que prepa-
rarse para ella. Es de conocimiento público la
tempestad de indignación que desencadenaron
en todo el mundo las palabras del Secretario
de Estado de los EE.UU., A. Haig, de que «hay
asuntos más importantes que preservar la paz».
El sentido de estas monstruosas declaracio-
nes consiste en argumentar la «conveniencia»
del incremento del poderío nuclear, demostrar
la admisibilidad del enfrentamiento nuclear.
Tratando de velar las consecuencias reales del
empleo del arma nuclear, sus promotores de-
searían atenuar las protestas contra la locura
de la estrategia imperialista de la guerra.
¿De qué «victoria» puede hablarse cuando el
empleo de sólo una parte de las 50.000 ojivas
nucleares que existen hoy en la Tierra es sufi-
ciente para poner en tela de juicio la propia
existencia de la civilización humana? ¡Pues la
potencia que tiene la explosión de una sola Car-
ga termonuclear supera en decenas de veces la
potencia total de todas las explosiones realiza-
das durante todas las guerras acaecidas en la
historia de la humanidad! Como se señalaba en
Foreign Policy, Ns 39, Verano 1980, pp. 17—18.
Ibíd., p. 21.
8
el mensaje que enviaron 650 científicos norte-
americanos a los dirigentes de los EE.UU. y la respetar esta decisión. Como es sabido, la URSS este movimiento, muestra que existe la posibi-
URSS, «el intiercambio general de golpes nu- ha declarado en reiteradas oportunidades que lidad real de preservar la distensión, fortalecer
cleares puede conducir, durante una hora, al nunca utilizará el arma nuclear contra un país la paz y la seguridad de los pueblos. Las pro-
casi total exterminio de la vida en el Hemisfe- que renuncie a la producción y adquisición de posiciones constructivas de la Unión Soviética
rio Norte»15. esta arma y que no la Atenga en su territorio. y de otros países socialistas, orientadas a con-
La firma del correspondiente acuerdo con la tinuar las negociaciones multilaterales para
AL TOMAR CONCIENCIA del grave peligro Unión Soviética contribuiría a fortalecer la se- contener y poner fin a la carrera armamentista,
que pende sobre el mundo, capas cada vez más guridad de Canadá. ante todo en el terreno de las armas nucleares,
amplias de la población se suman al creciente En caso de una guerra nuclear entre los abren una perspectiva concreta para sanear la
movimiento de protesta contra el rumbo crimi- EE.UU. y la URSS, los canadienses se encontra- situación internacional y prevenir la guerra.
nal de las fuerzas militaristas. rían en el propio centro de la catástrofe. La «Aunque la amenaza a la paz es grande, no
Este rumbo es extraordinariamente peligroso comprensión de esto da un nuevo impulso a las hay lugar para el pesimismo o el fatalismo en
para el Canadá debido a su proximidad inme- exigencias de que el país se convierta en zona la lucha contra el peligro de la guerra nu-
diata a los EE.UU., cuyos círculos gobernantes libre del arma nuclear. Las apoyan muchos sec- clear ... —se subraya en el proyecto de reso-
se esfuerzan por lograr que los aliados de la tores, incluidos el Nuevo Partido Democrático, lución del XXV Congreso del Partido Comunista
OTAN sigan su política aventurera. Las conse- los liberales de izquierda y la dirigencia del del Canadá—. A pesar de los esfuerzos del im-
perialismo USA para alcanzar la superioridad
cuencias de esta política se manifiestan ya en Congreso Obrero Canadiense, hecho que quedó militar y cambiar el balance de fuerzas a
tiempos de paz. Los canadienses tienen que pa- reflejado en la declaración respecto a la polí- escala mundial, esto no sucederá. El imperia-
gar un alto precio por el hecho de ser su país tica exterior, firmada por 78 destacadas perso- lismo ha perdido irrevocablemente su capacidad
un partenaire de los EE.UU. en la OTAN y el nalidades públicas de Canadá. de decidir los destinos de las naciones según
NORAD (acuerdo sobre el mando unificado de su propio deseo. La superioridad militar es inal-
la defensa antiaérea de América del Norte). Bajo
la presión de la OTAN aumenta el fardo de los LAS PERSPECTIVAS de la paz dependen en canzable. La política "desde posiciones de fuer-
za" aplicada por el imperialismo USA no ha te-
gastos militares, que en el presente año fiscal alto grado de la decisiva opción que hacen hoy nido éxito en el pasado y tampoco ahora lo
ascenderán a 7.000 millones de dólares, contra los pueblos, que van comprendiendo con mayor tendrá»16.
5.900 millones en 1981. ¡Y esto sucede en condi- claridad que los círculos imperialistas reaccio- Los defensores de la paz disponen de sufi-
ciones de impetuosa inflación y de recesión eco- narios empujan al mundo a un camino sin pers- ciente potencial para refrenar a los incitadores
nómica! Durante los dos próximos años, los gas- pectivas, a la destrucción. El auge general del de la agresión y la guerra, para salvaguardar la
tos militares deberán aumentar en un 32,2%, al- movimiento antibélico se va convirtiendo en una distensión y consolidar la causa de la paz.
canzando hacia 1985 la cifra de 9.700 millones poderosa fuerza político-moral, capaz de incidir
de dólares. profundamente en la vida internacional. w Proyecto de resolución del XXV Congreso del PCC.
Los preparativos bélicos del Pentágono ya hoy Nuestro partido, que participa activamente en Conventton 82, fía 1, noviembre de 1981.
afectan directamente la vida de los canadien-
ses. Por ejemplo, las pruebas nucleares subte-
rráneas realizadas en los EE.UU. con frecuencia
van acompañadas de escapes de radiactividad
a la atmósfera. Según comunicados de la pren-
sa canadiense, entre 1963 y 1980 se registraron
40 casos de escapes de ese tipo. Las nubes ra-
diactivas que se forman alcanzan el territorio
del Canadá. The Canadian Press informó, por
ejemplo, el 2 de julio de 1980, que una nube de
ésas llegó hasta la ciudad de Hamilton, donde
la radiactividad, como resultado, superó en 15
veces el nivel habitual. Aparecen noticias de que
los EE.UU. tienen dispositivos nucleares en el
territorio canadiense.
Todos estos hechos suscitan alarma e indigna-
ción entre la opinión pública democrática. El
Congreso Canadiense de la Paz promovió ini-
ciativas que encuentran un apoyo cada vez más
amplio entre la población, incluidos represen-
tantes del Nuevo Partido Democrático, sindica-
tos, Iglesia, científicos e intelectuales. En par-
ticular, se desplegó' una campaña masiva para
recolectar firmas en apoyo de la declaración
«La paz es cuestión de cada uno».
Nuestro partido ha promovido una serie de
importantes proposiciones y exigencias, orien-
tadas a consolidar la paz. Exige que el Canadá
sea declarado zona desnuclearizada y ha dirigido
a los EE-UU. y la Unión Soviética la petición de
15
Canadian Tribune, 22 de diciembre de 1980.
EL CAMINO HACIA LA PAZ
LA ESTABILIDAD EN ELSUDESTE DE ASIA
CADA DÍA QUE pasa recrudece la pugna entre
los dos sistemas sociales opuestos: el socialis-
mo y el capitalismo. Sobre el telón de fondo del
colosal incremento de la potencia de los tres
torrentes revolucionarios mundiales —que se
unen en una gran fuerza única en constante
ofensiva estratégica logrando nuevas victorias
importantes—, el imperialismo y la reacción se
debilitan sucesivamente, se hunden en el abis-
mo de la crisis general y se ven desplazados de
sus posiciones.
Por supuesto, nuestro enemigo, que dispone
de cuantiosos recursos materiales y de un am-
plio arsenal de medios pérfidos y peligrosos de
lucha, no puede conformarse con su derrota. La
correlación de fuerzas en determinadas regio-
nes de la Tierra le permite por el momento de-
sencadenar guerras locales de diverso género,
recurriendo a la instigación, a la provocación de
conflictos locales, que luego se convierten en
guerras «con manos ajenas». Los EE.UU. reali-
zan la política de hostilidad y descaradas
amenazas contra Cuba y Nicaragua en la región
de Centroamérica y del Caribe, abrigan planes
de utilizar a Israel como fuerza de choque para
reprimir a las fuerzas de liberación nacional y
de independencia nacional en el Cercano Orien-
te, estimulan la agresión de la RSA contra An-
gola. En la región del golfo Pérsico, los norte-
americanos concentran grandes contingentes de
«fuerzas de despliegue rápido». Pakistán ha sido
convertido en una cabeza de playa para la agre-
sión no declarada contra Afganistán. Para ha-
cer frente a Vietnam y a otros estados de la pe-
nínsula de Indochina, Pekín mantiene una línea
orientada a formar un bloque con los Estados
Unidos.
Todas esas tentativas y aventuras persiguen
el objetivo de apoderarse de las fuentes de ener-
gía y materia prima, controlar los territorios de
importancia estratégica y reconquistar las posi-
ciones perdidas. Al generar una situación ex-
10
NGUYENDUYTRINH,
miembro del Buró Poli-tico y Secretario del CC
del Partido Comunista de Vietnam
plosiva en las regiones mencionadas, esa polí-
tica expansionista y hegemonista entraña un se-
rio peligro para la independencia y seguridad
de los pueblos. El imperialismo, encabezado por
los EE.UU., indudablemente, seguirá siendo du-
rante un largo tiempo el enemigo principal del
sistema socialista, del movimiento de liberación
nacional y de la causa de la democracia y la
paz.
Un aliado de los imperialistas
norteamericanos
En la realización de sus planes globales con-
tra las fuerzas revolucionarias de la época, el
imperialismo norteamericano se ha ganado a un
nuevo aliado: el expansionismo y el hegemonis-
mo pequinés. El grupo maoísta instalado en la
cúspide gobernante de Pekín, el cual ha traicio-
nado al marxismo-leninismo, es la mayor fuerza
de la reacción internacional que se acopló al im-
perialismo norteamericano, constituyendo ahora
el más peligroso destacamento de choque con-
trarrevolucionario. Por doquier actúa como tal.
oponiéndose a los tres torrentes revolucionarios,
especialmente en el Sudeste de Asia. La asocia-
ción de los reaccionarios chinos con los impe-
rialistas de los EE.UU., rasgo característico de
la actual situación existente en el mundo, au-
menta el peligro de guerra, la amenaza a la paz
y la seguridad en la Tierra, en primer lugar, en
el Sudeste de Asia y en todo el continente asiá-
tico.
Después de la visita de Haig, Secretario de
Estado norteamericano, a la RPCh, Pekín y
Washington dieron otro paso por el camino de
su confabulación que se configura paulatina-
mente. Ese complot se basa en la alianza po-
lítico-militar real, asentada en la comunidad de
intereses estratégicos contra la Unión Soviética
y otros países socialistas. Pekín acaricia nuevos
planes con el propósito de apartar de la URSS
a los países socialistas, de enfrentarlos entre sí.
La punta de lanza de esa política está enfilada
contra la Unión Soviética, Cuba y Vietnam, y
como cobertura propagandística usan la tesis
de lucha contra el «hegemonismo mundial» y el
«hegemonismo regional». La dirección pequine-
sa trata de coquetear con los partidos comunis-
tas de una serie de países capitalistas con el
propósito de indisponerlos contra la URSS, la
comunidad socialista y el movimiento comunis-
ta y obrero mundial. Pekín no repara en medios
para ganarse a los países en desarrollo, encau-
zar al Movimiento de los No Alineados hacia un
camino que dista mucho de ser el de la lucha
real contra el imperialismo y el colonialismo.
Contra la causa revolucionaria
de tros pueblos
EL SUDESTE ASIÁTICO es una de las regio-
nes más «candentes» del mundo contemporá-
neo. Cuanto mayores son los éxitos del movi-
miento revolucionario de los tres pueblos de In-
dochina —Vietnam, Laos y Kampuchea— tanto
más agresivos y furiosos son los contrataques
del enemigo. Al confabularse, nuestros enemigos
atacan las posiciones del socialismo, atentando
contra la independencia nacional de los pue-
blos, la paz y la estabilidad; obstaculizan las re-
laciones de colaboración, la profundización del
entendimiento mutuo en la región. Luego de ser
derrotados en Kampuchea y en la agresión di-
recta antivietnamita en 1979, los círculos gober-
nantes chinos, que cuentan con el apoyo activo
de Washington, despliegan febrilmente contra
Vietnam, Laos y Kampuchea una guerra subver-
siva diversificada. Son las presiones militares
en la frontera, las provocaciones armadas, los
intentos de apoderarse de territorios ajenos y
de combinar la guerra psicológica con el espio-
naje para realizar actividades de zapa entre las
minorías nacionales; es la organización de des-
tacamentos integrados por traidores y de las ac-
ciones subversivas, incluidas las que persiguen
minar la economía. Todas estas acciones hostiles
están encuadradas en la estrategia orientada a
debilitar a Vietnam, Laos y Kampuchea y a crear
condiciones para desatar una guerra agresi-
va de gran envergadura a fin de apoderarse de
los tres estados de Indochina e impulsar la ex-
pansión pequinesa en todo el Sudeste de Asia.
Los hechos revelan que los EE.UU. y China
alcanzaron la coordinación en el agrupamiento
y utilización de reaccionarios vietnamitas, lao-
sianos y kampucheanos, el suministro de armas
y el adiestramiento de ellos para consumar los
planes contrarrevolucionarios.
La actividad subversiva que EE.UU. y China
despliegan en el Sudeste de Asia tiene como fin
debilitar a Vietnam, socavar la unidad combati-
va de los pueblos de los tres países de Indochi-
na y aislarlos de la Unión Soviética y otros esta-
dos socialistas.
Los círculos gobernantes de los países de la
ASEAN, por su naturaleza clasista, su depen-
dencia respecto de los Estados Unidos, así como
por la presión de China y las ilusiones en cuan-
to a las dificultades de Vietnam, no pueden con-
formarse aún con la actual situación en Kampu-
chea. China, EE.UU. y los miembros de ese blo-
que intensifican la interacción, valiéndose de
los polpotianos y de otros grupos reaccionarios
de khmers para combatir a la revolución kam-
pucheana. En el territorio de Tailandia instala-
ron bases de adiestramiento acelerado y arman
a los restos de las tropas polpotianas y otros
destacamentos militares de los reaccionarios;
activan al máximo sus operaciones bélicas con-
tra los patriotas kampucheanos- Al mismo tiem-
po, esos círculos empujan a sus secuaces kam-
pucheanos a formar el cacareado «gobierno de
coalición». En la conferencia internacional so-
bre el llamado «problema de Kampuchea», ellos
usaron la tribuna de la ONU para adoptar reso-
luciones que no son otra cosa que una injeren-
cia grosera en los asuntos internos de la RPK.
Pekín y EE.UU. presionan sobre Vietnam, exi-
giendo que retire sus tropas de ese país, sueñan
con un arreglo político del «problema» que les
beneficie, buscan enfrentar a los países de la
ASEAN con los de Indochina. Esa política peli-
grosa puede convertir el Sudeste Asiático en una
zona extremadamente explosiva.
El rechazar valientemente la agresiva política
subversiva de los expansionistas y hegemonistas
pequineses, confabulados con el imperialismo de
los EE.UU., es para nosotros una tarea inmedia-
ta, cuya realización significa defender la causa
de la construcción socialista. Esto exigirá una
lucha larga y excepcionalmente difícil en todos
los terrenos: político, militar, ideológico y eco-
nómico. Al mismo tiempo, elevando infatigable-
mente la vigilancia revolucionaria y mantenien*
do la disposición de combate en aras de defen-
der la patria, no dejamos de valorar la amistad
con el pueblo chino, nos pronunciamos conse-
cuentemente por continuar las negociaciones a
fin de solucionar los problemas surgidos en las
relaciones entre los dos países y avanzar hacia
su normalización. Sin embargo, hasta la fecha,
la parte china responde invariablemente con ne-
gativas, lo cual hace más evidente aún la esen-
cia belicista del rumbo que siguen los gobernan-
tes chinos.
Junto con los países hermanos de Laos y Kam-
puchea, hemos presentado muchas proposiciones
positivas que prevén crear una zona de paz, es-
tabilidad, amistad y cooperación en el Sudeste
Asiático. Vietnam se pronuncia por normalizar
las relaciones con los países de la ASEAN en
base a los principios de coexistencia pacífica de
estados con diferente régimen social, por desa-
rrollar la tendencia a sostener diálogo, por ha-
cer fracasar la política de Pekín que pretende
atizar la enemistad entre la ASEAN y nuestros
estados. Hace poco, al intervenir en nombre de
los tres gobiernos indochinos, el representante
de la República Democrática Popular de Laos
11
planteó desde la tribuna de las Naciones Uni-
das la nueva iniciativa reíerente a los principios
básicos en que deben descansar las relaciones de
coexistencia pacífica entre esos dos grupos de
países.
El partido y el pueblo de Vietnam están cons-
cientes de que la misión que nos ha encomen-
dado la historia consiste ahora en defender fir-
memente la independencia nacional, edificar
con éxito el socialismo en la tierra patria, con-
tribuir a una paz duradera y a la estabilidad en
la región, lo que permitirá a la RSV hacer su
aporte positivo a la distensión internacional, a
la defensa de la paz en Asia y en el mundo en-
tero.
La nueva situación en nuestra zona
LAS VICTORIAS que los pueblos de Kampu-
chea y de Vietnam alcanzaron a finales de los
años 70 posibilitaron que en el Sudeste Asiático
se configurara una nueva situación, que la alian-
za combativa de tres países de Indochina se
afianzara aún más. Estos países independientes
y libres que edifican el socialismo son parte
significativa del sistema socialista mundial en
esa región, donde la correlación de fuerzas va
cambiando en favor de la revolución.
El Partido Comunista de Vietnam y su pueblo
han logrado notables éxitos en la superación de
las graves consecuencias que causaron las gue-
rras agresivas desatadas por los EE.UU. los he-
gemonistas chinos y sus testaferros, así como
en las transformaciones socialistas y en la cons-
trucción de la nueva sociedad. Hemos defendido
victoriosamente nuestra patria socialista al re-
peler la doble agresión de Pekín, en las fronte-
ras sudoccidental y norte de la RSV. En la
actualidad, el pueblo vietnamita cumple dos mi-
siones estratégicas, ligadas estrechamente entre
sí: edificar exitosamente el socialismo y mante-
ner la disposición para combatir en defensa de
la patria.
No son pocos los éxitos logrados. Pero en este
avance tropezamos con dificultades serias, prin-
cipalmente en la esfera económica y en la vida
de la población. Son dificultades que afronta la
economía nacional, donde por el momento pre-
valece la pequeña empresa y que ha sido seria-
mente dañada por las guerras y las frecuentes
catástrofes naturales. Aún tenemos poca expe-
riencia en la gestión de la economía y de la so-
ciedad; en este dominio hemos cometido errores
que ahora estamos corrigiendo gradualmente- Es
extraordinariamente complicado superar las di-
ficultades, ya que ante todo debemos dedicar-
nos a mantener una alta disposición combativa
para defender la patria, para repeler la política
hostil de Pekín.
En los años transcurridos desde el derroca-
miento de la camarilla de Pol Fot, el pueblo
kampucheano, bajo la dirección de su Partido
Revolucionario Popular, ha logrado éxitos de
12
trascendencia histórica. Sin embargo, a causa de
las nefastas secuelas de la política polpotiana
de genocidio, y sufriendo ahora la injerencia, el
sabotaje y las agresiones de Pekín y de otros
círculos reaccionarios, el país se ve obligado a
superar muchas pruebas. Por eso el pueblo kam-
pucheano necesita toda clase de ayuda de los
países hermanos.
Nuestro partido reafirma resueltamente que
fortalecer las relaciones de cooperación espe-
cialmente estrecha y multilateral entre Vietnam,
Laos y Kampuchea es un postulado estratégico
de vital importancia para los tres estados, cons-
tituye un factor que garantiza al máximo su so-
beranía y la edificación de la nueva vida en ca-
da uno de ellos.
Saludamos calurosamente la estrecha y fruc-
tífera coordinación, establecida en los últimos
tiempos, de la política de los países de la comu-
nidad socialista con Vietnam, Laos y Kampu-
chea. Ese apoyo multilateral y la coordinación
de las acciones en los diversos dominios aporta-
rán resultados cada vez mayores, sobre todo en
la explicación de la justeza de la lucha que sos-
tienen los pueblos vietnamita, laosiano y kam-
pucheano, lucha que los imperialistas y otras
fuerzas reaccionarias intentan tergiversar para
confundir a la opinión pública mundial. Esta
coordinación también ha de contribuir a que los
estados del Sudeste Asiático adquieran plena
conciencia de que la amenaza a la paz y la es-
tabilidad en esta zona nace precisamente de la
política expansionista y hegemonista de Pekín,
confabulado con los EE.UU., de que el maoísmo
(sin Mao) continúa provocando desórdenes en
los países de la región.
La coordinación de nuestras acciones comu-
nes está llamada a hacer fracasar la política de
EE.UU., China y otros reaccionarios, orientada a
aislar a Vietnam. El partido y el pueblo de Viet-
nam siempre tendrán muy presente que sus
triunfos en la guerra de resistencia contra los
agresores norteamericanos y por salvar la pa-
tria, lo mismo que sus éxitos en la edificación
del socialismo y en la defensa de la patria en
el presente, son inseparables del valioso apoyo
brindado por la Unión Soviética y otros países
socialistas hermanos. Nuestro partido, guiado
por su Comité Central con el camarada Le Duan
a la cabeza, subraya constantemente que la
alianza y la multilateral cooperación con esos
países en el espíritu del internacionalismo so-
cialista, es una política fundamental y princi-
pista. Consideramos la alianza con la URSS la
piedra angular de nuestra actividad en el ámbi-
to internacional y de nuestra política exterior,
puesto que partimos de que la Unión Soviética
es el pilar del sistema socialista y de la revolu-
ción mundial, partimos de la esencia revolucio-
naria de nuestros partidos marxistas-leninistas
y de nuestros estados, que se rigen por los mis-
mos ideales comunistas. Tal es nuestra estrate-
gia fundamental y a largo plazo, que es la pren-
da de los triunfos del pueblo vietnamita en la
defensa de la patria y en la edificación del so-
cialismo, garantía del fortalecimiento de sus po-
siciones en la península de Indochina.
Por un amplio frente de paz
LOS CÍRCULOS REACCIONARIOS ENCABEZA-
DOS por el imperialismo norteamericano reor-
ganizan febrilmente sus filas oponiendo una re-
sistencia feroz a los que defienden la causa de
la revolución y la paz. Esto conduce al recrude-
cimiento de la lucha que sostienen las fuerzas
del socialismo, la paz, la democracia y la libe-
ración nacional contra las fuerzas del imperia-
lismo y la reacción, cuya política agresiva e ins-
tigadora es la causa principal de la tensión que
impera hoy en la arena mundial.
Es cada vez más evidente que la brega por la
paz y por hacer fracasar los planes siniestros y
las acciones agresivas del imperialismo y de to-
da la reacción internacional constituye hoy una
tarea de especial importancia. Y es hondamente
natural que el Programa de Paz para los años
80, planteado por el XXVI Congreso del PCUS,
haya encontrado un eco tan hondo en el corazón
de todas las personas honestas de la Tierra. En
los países de Europa Occidental, en Japón y has-
ta en los propios Estados Unidos se ha levanta-
do una nueva ola de manifestaciones, que por
su envergadura no tiene precedente en los últi-
mos decenios. Diversas capas de la población
se pronuncian contra las armas nucleares, la ca-
rrera de armamentos y la guerra. También han
sido aprobadas y respaldadas por la amplia opi-
nión pública las proposiciones e iniciativas pa-
cíficas de la Unión Soviética y de otros países
socialistas, orientadas a relajar la tensión en
Europa, en la región del golfo Pérsico, en el Cer-
cano Oriente, en el Mediterráneo, en el Indico
y en el Lejano Oriente; la proposición de la Re-
pública Popular Mongola de firmar un convenio
de no agresión entre los estados de Asia y del
Pacífico, así como las iniciativas de los tres paí-
ses de Indochina con miras a convertir el Sud-
este Asiático en una zona de paz y estabilidad,
de amistad y colaboración.
La situación actual exige insistentemente
formar un amplio frente que agrupe a los esta-
dos socialistas, a los partidos comunistas y obre-
ros, a las fuerzas nacionales, democráticas y pa-
cíficas y a los círculos de los partidos socia-
listas y socialdemócratas que se pronuncian en
favor de la paz, a fin de luchar contra el curso
instigador y agresivo del imperialismo que for-
ma bloque con otros sectores de la reacción in-
ternacional. Como destacara justamente el ca-
marada Leonid Brézhnev: «Es necesario ahora,
hoy, hacer todo lo posible para cerrar el camino a
los que sienten tanta afición por la acumula-
ción ilimitada de armamentos y por aventuras
bélicas. Hay que hacer todo lo posible para ase-
gurar el derecho de la gente a la vida»1.
Una importancia decisiva para el triunfo en la
batalla por un porvenir pacífico tendrán nues-
tras insistentes acciones dirigidas a fortalecer
de manera multilateral el poderío de la comu-
nidad socialista, a defender firmemente las po-
siciones del socialismo, a mantener constante-
mente la vigilancia y la disposición de repeler
al enemigo que pretenda debilitar nuestras fi-
las y minar su cohesión. Debemos colaborar es-
trechamente, defendiendo los sublimes objetivos
de nuestra época, llevando en alto la bandera
de la paz, de la independencia nacional, de la
democracia y del socialismo.
1
Pravda, 24 de Junio de 1981.
13
LAS MUJERES DEFIENDEN SUS DERECHOS
Cuando en 1911 la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas propuso festejar cada año el Día In-
ternacional de la Mujer, a ese llamamiento respondieron sólo mujeres de algunos países europeos. Hoy, el
movimiento femenino tiene profundas raíces en todos los continentes, se lia convertido en una poderosa
fuerza, sa incorpora de una manera palpable al torrente de la lucha común por la paz, la democracia y
ei progreso social.
En vísperas del 8 de Marzo, la Comisión de Problemas da la Paz y de los Movimientos Democráticos da la
revista solicitó a una serie de destacadas personalidades públicas relatar las tareas que cump'en sus res-
pectivas organizaciones femeninas a escala nacional e internacional. A continuación publicamos los mate-
riales recibidos.
ACERCA
DE LA SOLIDARIDAD
MÁRIE KABRHELOVÁ,
miembro del Secretariado del CC del PCChS
y Presidenta del Comité Central de la Unión
Checoslovaca de Mujeres
EL VIGOR Y LA INSISTENCIA con que las muje-
res de la parte no socialista del mundo defienden su
dignidad humana, luchan contra la discriminación,
por tener iguales derechos que los hombres, y su
creciente participación en la brega por la democra-
cia y el progreso social, en el movimiento antiimpe-
rialista, en la batalla por la paz que se ha desple-
gado en todo nuestro planeta, son rasgos objetivos de
la época en que vivimos.
Las hijas de mi Patria viven en condiciones dis-
tintas, en una sociedad donde rige el principio de
que sin la independencia social e igualdad de dere-
chos de ambos sexos no es posible la plena emanci-
pación y la edificación del comunismo. En nuestro
país, la mujer tiene todos los derechos civiles —po-
líticos, sociales y económicos— y, en primer lugar,
el derecho fundamental al trabajo socialmente útil,
porque la incorporación al proceso laboral y la in-
dependencia económica que de esto se desprende
constituyen la base de la igualdad de derechos y del
I enseñanza técnica. Así, con una perspectiva de largo
desarrollo de todas sus capacidades. Nuestro país
procura lograr que todas las funciones principales de
la mujer se fusionen concreta y armoniosamente, de
modo que tanto el desvelo por la familia como la
perseverante actividad laboral y social sean inheren-
tes a su vida. Consideramos que ninguno de estos
aspectos se puede omitir sin riesgo de provocar
deformaciones indeseables, aunque comprendemos
que la conjugación óptima de ellos es un proceso
muy largo también en las condiciones de la sociedad
socialista.
No es casual que en la RSChS las mujeres consti-
tuyan el 48% de los ocupados y trabajen en todos
los sectores de la economía nacional. Y hace mucho
que su único destino ya no es el trabajo de tempo-
rada, menos calificado y menos remunerado. Ya no
se encuentran en la periferia de la producción. En
esto se deja sentir también el hecho de que las mu-
jeres tienen amplio acceso a la instrucción, la cual
constituye un importantísimo instrumento de desa-
rrollo de su personalidad. En la RSChS, la enseñan-
za es accesible y gratuita para todos y se orienta a
desarrollar los dotes de cada persona; pero también
está coordinada con las necesidades de la economía
nacional, con la posibilidad de emplear a los espe-
cialistas, y por eso es mínimo el riesgo de que los
conocimientos obtenidos no encuentren aplicación.
Tanto los padres y maestros como toda una red de
consultorios especiales, organizados en las escuelas,
empresas y comités nacionales, ayudan a las mucha-
chas a escoger su profesión. Y —¡hecho significati-
vo!— aunque las jóvenes constituyen la mayoría del
alumnado en las carreras humanísticas, en los últi-
mos veinte años ha aumentado en flecha, en más del
doble, el número de muchachas que han preferido la
alcance, se crean en nuestro país las premisas para
que las mujeres trabajen también en los puestos diri-
gentes, en las complejas esferas de la producción
y la ciencia modernas, que antes se consideraban
«exclusivamente para hombres», tales como la elec-
trónica, la construcción de maquinaria y .la química.
Las mujeres trabajan en todos los eslabones de la
producción y en todas las esferas administrativas al
igual ique los hombres; se dedican a las actividades
sociales, pero también disfrutan de amplias posibili-
dades para realizar su misión más importante: la de
ser madre, educadora de la nueva generación. La so-
ciedad procura crearles las más favorables condicio-
nes para que la maternidad no sea causa del aban-
dono del trabajo o los estudios. A principios de los
años 70, el Gobierno de la RSChS adoptó el corres-
pondiente conjunto de medidas para favorecer
el crecimiento demográfico y mejorar las condicio-
nes de vida de las madres. Esto no sólo permi-
tió alcanzar el objetivo planteado, sino que mantener
en el mismo nivel el número de mujeres trabajadoras.
Hoy día, el 8% de la renta nacional se canaliza a la
ayuda financiera a familias con hijos y, en el marco
de las necesidades sociales, el Estado cubre del 40 al
60% (en dependencia del número de hijos) de los gas-
tos relacionados con la educación de la nueva gene-
ración.
Nuestra sociedad se preocupa por que las mujeres
participen ampliamente en la vida política y social,
en el desarrollo de la democracia socialista, lo cual
estimula, a su vez, su actividad masiva en los cargos
electivos. En el presente, en la Asamblea Federal de
la RSChS —órgano legislativo supremo del país— el
28,3% de los diputados son mujeres; en los órganos
de poder local, su número es aún mayor (entre el 30
y el 34%). Miles de mujeres toman parte en las labo-
res de diversas comisiones y comités sociales, apor-
tando su talento de organización, manifestando el des-
velo y la abnegación propios de ellas en la solución
operativa y de largo alcance de los problemas del
sucesivo progreso de nuestra sociedad. Y cuanto más
avanzamos en la edificación del socialismo desarro-
llado, cuanto más complejas son las tareas que abor-
damos, más se eleva el significado político, económi-
co y social que tiene la participación de la mujer en
todos los dominios de la vida del país.
Ahora bien, esto no significa en absoluto que mis
compatriotas, al disfrutar de tan amplios derechos y
posibilidades, hayan dejado de hacer suyas las pre-
ocupaciones de las mujeres de otros países del mundo.
No olvidamos ni por un instante a quienes padecen
aún aguda miseria material y espiritual, el analfabe-
tismo y la desigualdad. Duele el corazón al pensar en
nuestras coetáneas a las que el capitalismo y el colo-
nialismo impiden participar en la vida social y polí-
tica, discriminándolas y condenándolas al atraso.
Las mujeres checoslovacas están conscientes de que
su deber internacionalista es ayudar a las compañe-
ras en todas partes del mundo donde ellas luchan por
sus derechos, la independencia nacional, la libertad,
la democracia y la paz. Nos solidarizamos profunda-
mente con las mujeres de los países capitalistas y en
vías de desarrollo, comprendemos sus preocupacio-
nes y dificultades, compartimos sus anhelos y siem-
pre estamos dispuestas a préstales ayuda.
Testimonio de nuestros sinceros sentimientos es el
aporte de las mujeres checoslovacas a los prepara-
tivos del Congreso Mundial de Mujeres, el más re-
presentativo de la historia, que se celebró en Praga
en octubre último. La Unión Checoslovaca de Muje-
res, que recibió a representantes de 132 países, de
234 organizaciones nacionales y 96 entidades inter-
nacionales, asumió considerable parte de los gastos
relacionados con la celebración del congreso, pues
nuestras mujeres decidieron realizar su derecho a
manifestar la solidaridad con el movimiento femeni-
no mundial también en este caso. El Sello de Soli-
daridad con un valor de 10 coronas, emitido especial-
mente con motivo de este evento, se distribuyó en un
plazo muy breve en una cantidad de casi 1.000.000 de
ejemplares. Se puede afirmar sin caer en exageración
que no hubo organización de nuestra Unión que,
mediante la participación de sus miembros, no con-
tribuyera al éxito del Congreso, aportando a su fondo
donaciones, modestas o generosas. Los recursos
recaudados permitieron asistir al Congreso praguense
a muchas delegadas de los países en desarrollo.
No exageramos al decir que es mucho lo que he-
mos hecho y hacemos para fortalecer el movimiento
femenino internacional. En el pasado, celebramos
con éxito en nuestro país varios seminarios para mu-
jeres de África, Asia y América Latina. Ayudamos a
las mujeres chilenas que viven en la emigración a
celebrar un encuento en la RSChS para dar a cono-
cer a la opinión mundial la verdad sobre el régimen
de Pinochet. El primer acto preparatorio del Año In-
ternacional del Niño tuvo lugar en Checoslovaquia.
Invitamos regularmente a nuestro país a las activis-
tas del movimiento femenino de otros países a cur-
sar estudios, intercambiar experiencias, descansar y
someterse a tratamiento médico . . . Es difícil enume-
rarlo todo cuanto hacemos, pero comprendemos que,
por muy grande que sea nuestro aporte, de todas
maneras resulta insuficiente dadas las necesidades de
nuestra época. Es por eso que seguiremos desarro-
llando nuestras acciones solidarias.
El reciente foro praguense se convertirá, induda-
blemente, en una significativa etapa de la historia
del movimiento femenino mundial. La amplia
plataforma de acciones mancomunadas elaborada
en el Congreso abre grandes perspectivas. Se
adhirieron a nosotros fuerzas que nunca antes ha-
bían cooperado con la Federación Democrática In-
ternacional de Mujeres. Mencionaré, a título de ejem-
plo, el Consejo Internacional de Mujeres. El Congre-
so praguense ha patentizado que en el mundo se es-
tá creando un frente único de lucha por salvaguardar
la paz y que el movimiento femenino es su parte
inalienable. Eso encontró su expresión también en el
llamamiento del Congreso a celebrar el 8 de Marzo
de 1982 como día de lucha de las mujeres de todo el
mundo contra la amenaza de una catástrofe nuclear.
Sólo en condiciones de paz pueden materializarse
los derechos conquistados por las mujeres. Solo la
paz les garantiza a ellas y a sus hijos la realización
del derecho a la vida. En aras de este derecho, nues-
tras amigas de los países capitalistas organizan accio-
nes antibélicas de masas, participan en manifesta-
15

clones y mítines, reúnen firmas en apoyo de llama-
mientos de protesta contra la carrera de armamen-
tos, denuncian los preparativos militaristas.
El socialismo aspira a realizar su actividad creado-
ra por eso necesita una paz firme. Para las mujeres
checoslovacas luchar por la paz significa luchar por
el fortalecimiento y la prosperidad de nuestra Patria,
de toda la comunidad de países socialistas hermanos,
por el cumplimiento do las tareas creativas que plan-
teó el XVI Congreso del PCChS. Significa también no
escatimar esfuerzos en aras del desarrollo multifacé-
tico de la personalidad de la mujer, lo cual está en
consonancia con los-intereses de la edificación del
socialismo desarrollado, con la causa de la sucesiva
emancipación de la mujer a escala mundial.
Quienes visitan nuestro país valoran altamente lo
que hemos realizado en beneficio de la mujer. Esto,
empero, no significa que en dicha esfera no tenga-
mos ningún problema. El afianzamiento de la igual-
dad de los derechos femeninos es un proceso que
dista mucho de ser simple. A medida que se desa-
rrolla, surgen nuevos problemas. Algunos fenómenos,
que antes parecían muy sencillos, de hecho resul-
tan ser muy complicados.
Por ejemplo, hemos avanzado mucho en la supera-
ción de las diferencias sociales que existían en la
situación del hombre y la mujer. Ahora se trata de
que la igualdad de derechos sociales vaya acompa-
ñada de una mayor atención a las peculiaridades fi-
siológicas, psicológicas y de otra naturaleza de la
mujer, lo cual reviste especial importancia al im-
plantar nueva tecnología y resolver los problemas
de la seguridad y protección en el trabajo. Debido
precisamente a esto nuestro Estado no sólo se pre-
ocupa de la mujer como madre, procura también ase-
gurarle condiciones específicas en el trabajo y en la
vida cotidiana. O, por ejemplo, tomemos el proble-
ma de la división del trabajo en la familia. Hasta el
momento, la mujer realiza más trabajo doméstico que
el hombre. A menudo, su llegada al hogar es como
el comienzo de un nuevo turno de trabajo.
¿Y los aspectos morales de la igualdad de dere-
chos? También en este terreno nos queda mucho por
hacer para eliminar los prejuicios, existentes en las re-
laciones entre el hombre y la mujer, engendrados por
formaciones sociales que precedieron al socialismo.
Hasta el momento, por ejemplo, el término eman-
cipación casi siempre se aplica con relación a la mu-
jer. Pero cabe pensar también en la emancipación del
hombre, en liberar su conciencia de la mentalidad
de «señor», de su convencimiento, arraigado durante
siglos, de que la mujer es «débil por naturaleza».
Comprendo que para muchos países son problemas
muy lejanos. Pero confío en que llegará el momen-
to en que se hagan actuales para todas las mujeres
del planeta. Por nuestra parte, vamos a estar orgu-
llosas de que en su tiempo estuvimos entre las pri-
meras que los abordaron y, de la misma forma que
nos hemos remitido y seguimos remitiéndonos a la
experiencia de la URSS, el primer país socialista del
mundo, podremos ofrecer a nuestras amigas expe-
riencias propias comprobadas por la vida diciéndo-
les: escojan las positivas, pero tomando en cuenta
los rasgos específicos de sus respectivos países.
16
Permítanme repetir las palabras que en otoño pa-
sado resonaron en Praga en distintos idiomas del
mundo: ¡hoy, lo principal es hacer todo lo posible
para que predomine la paz! Que nuestras hijas y
nuestras nietas puedan decir a sus hijos y nietos: en
los momentos cruciales de la historia de la humanidad
tuvimos madres y abuelas sabias. Se unieron y, con
su esfuerzo común, ayudaron a defender al género
humano del peligro de exterminio. Fueron lo sufi-
cientemente fuertes y cohesionadas como para con-
tribuir a que nuestro planeta se convirtiera en un
jardín floreciente, para no permitir que las fuerzas
misantrópicas lo convirtiesen en un desierto estéril.
MOMENTO
DE CLARIVIDENCIA
EDITH BALLANTYNE,
Secretaria General de la Liga Internacional de
Mujeres por la Paz y la Libertad ¡Canadá)
EN MI OPINIÓN, ha surgido un nuevo rasgo en la
actitud de las mujeres de diversos países hacia el
problema fundamental de nuestros días: la lucha con-
tra el peligro de guerra. Con claridad creciente com-
prenden quiénes y qué atentan contra la paz, quiénes
y qué minan el proceso de la distensión, cuáles son
las fuerzas que se oponen al progreso. Y esa com-
prensión genera la disposición a realizar acciones di-
námicas y amplias.
Por supuesto, al analizar las causas del agrava-
miento de la situación internacional a veces se emi-
ten juicios que distan mucho de ser unívocos. Pero
la inmensa mayoría de las participantes del movi-
miento femenino coincide en que la culpa del Incre-
mento del peligro de guerra la tienen los círculos mi-
litaristas y reaccionarios. Las mujeres ven cada vez
más claramente la estrecha interrelación de la lucha
por la paz y la lucha por la liberación nacional y so-
cial. Para ellas resulta cada vez más obvio el peligro
que genera la política imperialista de amenazas y
violencia contra los pueblos y países que quieren es-
coger independientemente su vía de desarrollo.
En estas cuestiones no existe un punto de vista es-
pecíficamente «íemenino». Actuando con igual-
dad de derechos en los movimientos por la
paz, las mujeres, junto con otros participantes, re-
chazan los métodos en las relaciones inter-
nacionales, como renunciar al arreglo de los pro-
blemas y conflictos mediante negociaciones, procla-
mar diversas regiones, que se encuentran a decenas
de miles de kilómetros de las fronteras de algún
país, esfera de sus «intereses vitales»; también recha-
zan las amenazas, el chantaje, las presiones políti-
cas y militares. ¿Quién si no las mujeres, preocupa-
das por el bienestar material y moral de la familia,
están más conscientes de las funestas consecuencias
que tiene el hecho de que por culpa del militarismo
en nuestro planeta se gaste cada minuto millón de
dólares en armamentos; de que en todo el mundo,
unos 50—60 millones de obreros y la cuarta parte de
los científicos malgasten sus experiencias, inteligen-
cia y conocimientos en la producción de armamen-
tos?. ..
Es verdad que al conversar con mujeres de distin-
tos continentes y países me convenzo da que el gra-
do en que comprenden la importancia de esos pro-
blemas, el grado de «clarividencia», por así decirlo,
esiá lejos de ser único. Las mujeres europeas, por
ejemplo, sienten el peligro del militarismo de mane-
ra mucho más aguda que las americanas o las austra-
lianas. Y una de las causas de esto estriba en la pe-
culiaridad del desarrollo histórico. Para la mayoría
de los habitantes de mi continente, la guerra es algo
que puede suceder en cualquier parte del mundo, pe-
ro siempre lejos del hogar propio.
Esto no significa, por supuesto, que el movimiento
de los partidarios de la paz en América del Norte
sea amorfo. Es dinámico y combativo. Se encuentra
en constante desarrollo. No se quedan cruzadas de
brazos, sino que están luchando, las personas cons-
cientes de que una nueva guerra mundial en la que
se utilicen medios modernos de excerminio masivo
causaría la desgracia de toda la humanidad, inclui-
dos los pueblos de nuestro continente. Los america-
nos, partidarios de la paz, se pronuncian activamen-
te contra la carrera de armamentos, condenan enér-
gicamente la injerencia de Washington en los asun-
tos iniernos de otros países, en particular, su apo-
yo a la camarilla despótico en El Salvador. Y sería
justo subrayar: un lugar especial y, además, notable
en esta lucha nos pertenece a nosotras, las muje-
res.
El movimiento femenino progresista del Canadá y
de los EE.UU. siempre ha actuado en defensa de la
paz, y estoy segura de que seguirá ejerciendo en lo
sucesivo una poderosa presión antimilitarista sobre
los círculos gobernantes. En los años pasados, las
mujeres del continente han demostrado su fuerza en
reiteradas ocasiones, suscitando la ira y la confu-
sión de los incendiarios de la guerra. Pero no debe-
mos contentarnos con lo logrado. Tenemos que solu-
cionar no pocos problemas para que capas cada vez
más amplias de la población femenina se incorporen
a la lucha activa por la paz.
¿Cuáles son esos problemas? El feminismo es fuer-
te en los Estados Unidos, pero es preciso procurar
que se fusione orgánicamente con el movimiento an-
tibélico, para que todas las mujeres comprendan co-
rrectamente la necesidad de unir la lucha por sus
derechos a la lucha por la paz. Se precisa, si se quie-
re, un salto cualitativo. Las mujeres suelen dejarse
llevar por los instintos y emociones, pero nuestra
época no sólo exige eso, sino que también destreza
para actuar con la razón, analizar con sensatez, re-
velar la esencia de los acontecimientos, calibrar co.
rrectamente el carácter de la situación.
De ninguna manera quiero crear con mis observa-
ciones la impresión de que el movimiento femenino
no tienda a estudiar y confrontar los hechos. Esa ten-
dencia es evidente. Las mujeres de nuestro conti-
nente comprenden cada vez mejor la interrelación
de fenómenos aparentemente independientes unos de
otros. Empiezan a darse cuenta de que si los gastos
militares en el mundo llegan a la cifra de 500 mil
millones de dólares, eso tendrá que afectar, en de-
finitiva, los intereses vitales de sus familias, de sus
hijos. Para las mujeres ya no son abstractos los cálcu-
los que hacen los especialistas de que tan sólo el
8 ó 10% de los recursos que se invierten en el mun-
do en los armamentos bastaría para liquidar el ham-
bre, las enfermedades y el analfabetismo en el pla-
neta. En una palabra, comprenden cada vez mejor
cuan estrecha es la Interrelación de la lucha por la
paz y un porvenir feliz de sus hijos.
Citaré un ejemplo. Las veteranas del movimiento
femenino se acordarán de que hubo tiempos cuando
la propaganda reaccionaria se valía hábilmente de las
diversas Invenciones sobre los «horrores» del comu-
nismo para contener la lucha por la paz. Las mani-
festaciones antibélicas masivas del último tiempo evi-
dencian que han mermado las filas de quienes toda-
vía dan crédito a las invenciones de que la Unión So-
viética persigue objetivos egoístas al defender la
paz. En diversos países la gente ya no se deja inti-
midar con las afirmaciones de que el movimiento de
la paz en que participan es «capitaneado» por los
comunistas. Ellos, naturalmente, saben que en las fi-
las de los partidarios de la paz marchan también los
comunistas. Pero igualmente saben que en ese movi-
miento, y también en su dirección, bajo banderas co-
munes, hombro con hombro actúan representantes
de las más diversas corrientes políticas.
Otro ejemplo. En toda Europa Occidental crece el
movimiento contra la bomba de neutrones. A sus par-
participantes ya no hay que explicarles en qué con-
siste la amenaza de esa bomba. Las mujeres com-
prenden con creciente claridad que la única parte in-
teresada en fabricar la bomba es el complejo militar-
industrial, que se embolsa gigantescos beneficios con
la industria de la muerte. Por eso es natural que las
participantes del Congreso Mundial de Mujeres ha-
yan condenado enérgicamente la decis'ón del Pre-
sidente Reagan de emprender la producción de esta
nueva arma de exterminio masivo.
Si hablamos de las principales orientaciones de la
lucha antibélica, de cómo éstas se nos presentan des-
de las posiciones del movimiento femenino, en pri-
mer término, debemos señalar que hay que evitar la
nueva ronda de la carrera armamentista. Las muje-
res temen que la industria militar se transforme en
algo descontrolado e incontrolable, que la opinión
pública no perciba el volumen y el carácter de las
armas que se fabrican. Precisamente, eso es lo que
puede pasar si se siguen frustrando las negociacio-
nes sobre la limitación de los armamentos. Las muje-
res tenemos buena memoria y jamás dejaremos de re-
cordar la tragedia de Hiroshima y Nagasakl, ciuda-
des aniquiladas por las bombas atómicas norteame-
ricanas hace más de treinta años. Sabemos que los
descendientes de quienes sobrevivieron los bombar-
deos sufren ahora, en su segunda y tercera genera-
ción, las consecuencias de la Irradiación. Por esta
razón las mujeres dicen rotundamente «no» al pe-
ligro de una guerra nuclear. La mayoría está cons-
ciente de que es imprescindible, cueste lo que cueste,
poner coto a la carrera armamentista. Las mujeres de
los países nórdicos, por ejemplo, proponen comen-
17
zar por crear zonas desnuclearlzadas en Europa. Con-
sidero también que esto es muy importane.
Algo más. Durante mucho tiempo, las mujeres es-
tuvieron al margen de la vida social, no se les per-
mitía, simplemente, el acceso a esta esfera. Ahora, se
producen cambios. Las mujeres han comenzado a
actuar con mayor dinamismo. Pero en su actividad
falta a veces consecuencia, y también conocimientos
políticos. Realizan diferentes acciones, organizan
marchas, escriben cartas a las organizaciones Inter-
nacionales, se lanzan al combate, pero no siempre
ven con claridad contra quién están luchando. En
Europa Occidental y América del Norte, donde yo
trabajo con las mujeres, a veces, se pone signo de
igualdad entre la Unión Soviética y los Estados Uni-
dos, y a ambos, de manera no diferenciada, se les
presentan las mismas exigencias. Creo que es nece-
sario explicar pacientemente y con insistencia la di-
ferencia principista que existe en este caso.
Quisiera destacar otro aspecto, si se quiere, pura-
mente femenino: el papel de la mujer en la familia,
que tiene extraordinaria importancia para el futuro
de la humanidad. De las madres depende en gran
medida cómo será la nueva generación. En este sen-
tido debemos ser muy exigentes para con nosotros
mismas.
Tengo cuatro hijos. Desde temprana edad he tra-
bajado mucho, y esto me ha hecho feliz. Pero cuando
mis hijos eran pequeños, y también mientras iban a
la escuela, me dediqué a ellos por completo. No fue
fácil resolverlo, pero con mi marido sopesamos muy
bien los «pro» y los «contra» y decidimos que así
fuera.
Confieso que entonces pensaba que esa situación
duraría un año o dos, pero se prolongó doce largos
años. ¿Tiempo perdido? No. Analizando mi vida,
considero que procedí acertadamente. Mi marido
y yo aspirábamos a formar en nuestros hijos perso-
nas buenas, honradas y progresistas, verdaderos pa-
triotas y ciudadanos. No podíamos confiar su edu-
cación a otra gente, y por eso nos consagramos a
eso nosotros mismos. Ahora nuestros hijos son ma-
yores. Participan activamente en la vida política del
Canadá, luchan por una vida mejor para su pueblo.
La mujer tiene que educar a la nueva generación.
Y esto es responsabilidad personal no sólo de cada
madre, también es nuestro deber cívico y humano.
Pero este problema hay que verlo no sólo a través
del prisma de la familia. En todo el mundo son mu-
chas las mujeres que trabajan en el ámbito de la edu-
cación, de la medicina y en una serie de otras esfe-
ras. Ellas, por su profesión, tienen la posibilidad de
influir en los niños y la juventud. ¡Huelga decir cuan
importante es que cada una de nosotras procure ser
una auténtica educadora, ayude a formar a las jó-
venes generaciones en el espíritu del humanismo,
paz, igualdad, respeto y libertad!
Escritores y pintores han presentado desde antaño
la imagen de la mujer como la protectora del hogar,
plasmando en ella los ideales de la paz y la tran-
quilidad. Desearía que nosotras, las mujeres de fines
del siglo XX, nos convirtiésemos en auténticas defen-
soras de la paz en nuestra morada —la Tierra—, no
tan grande, como antes nos parecía, ni tan ordenada
aún, pero única para todos.
18
LIBERANDO AL PUEBLO,
NOS LIBERÁBAMOS
NOSOTRAS
NORA ASTORGA,
viceminisíro del Exterior de Nicaragua
UNA DE LAS CARACTERÍSTICAS principales de la re-
volución popular sandinista fue la participación masi-
va de la mujer en el proceso de liberación de la ti-
ranía. Nosotras, las mujeres, comprendimos que para
poder lograr nuestra emancipación era necesario que
primero se liberara nuestro pueblo. Por eso lucha-
mos junto con los hombres, de igual a igual, tanto
en la parte política, como en la parte militar, desa-
rrollando, al mismo tiempo, la actividad de organiza-
ciones de mujeres que tuvieron un papel importan-
te en el proceso revolucionario.
Cada una de nosotras recorrió su camino hacia la
revolución. Yo tuve el primer contacto con el Frente
Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en 1969,
cuando regresé de estudiar dos años en los Estados
Unidos. Los contactos personales con los participan-
tes de la resistencia se transformaron rápidamente
en colaboración con el Frente. Yo empecé desarro-
llando una serie de actividades de apoyo: logístico,
transporte de compañeros, correo, viajes que me da-
ban la oportunidad de hablar con la gente.
Debo decir que mi situación entonces era bastan-
te segura. Pertenecía más o menos a la pequeña bur-
guesía. Estaba estudiando y entonces tenía una serie
de condiciones que me permitían tener una movili-
dad bien amplia y sin despertar sospechas. Entonces
me utilizaron también para salir al exterior. Los
compañeros me fueron enseñando el trabajo conspi-
rativo. Así fui adquiriendo una conciencia política, y
lo que al inicio fue una cuestión de tipo afectivo o
sentimental, se convirtió en una efusión de lucha
política.
Pasé a la clandestinidad en 1978. Entonces salí al
Frente Norte, a la montaña, y ahí estuve recibiendo
entrenamiento militar. Me trasladaron posteriormen-
te al Frente Sur donde, además de combatir, fui res-
ponsable política de varias escuadras. En este tiem-
po quedé embarazada y combatí también embaraza-
da, y salí de la montaña a los seis meses del emba-
razo.
Después del triunfo de la revolución he desempe-
ñado las funciones que nuestra dirección política me
ha asignado. Primero fui responsable general de fi-
nanzas del ejército. Luego pasé a ser fiscal especial
de justicia, es decir, la acusadora de todos los crimi-
nales de guerra, de todos los somocistas. En febrero
de 1981 pasé a desempeñar el cargo de viceministro
del Exterior.
Mi vida, sin embargo, no tiene nada de excepcio-
nal. Hay muchísimas mujeres destacadas en la re-
volución y que ésta ha promovido a cargos dirigen-
tes. En Nicaragua la gente conoce bien sus nombres.
Podría mencionar durante horas nombres de compa-
ñeras destacadas.
La comandante Doris Tijerino Haslan se integró a
la lucha desde hace mucho tiempo y sufrió cárceles,
torturas. Actualmente es comandante del Ministerio
del Interior. Tenemos a la comandante Mónica Bal-
todano que durante la guerra fue del Estado Mayor
del Frente Interno. Y la comandante Leticia (Vicky)
Herrera, que fue del Estado Mayor del Frente Occi-
dental, que, entre otras cosas, estaba compuesto sólo
por mujeres; este Frente fue uno de los más com-
bativos. ¡Y cómo dejar de mencionar a nuestra co-
mandante guerrillera Dora María Tellez! El 22 de
agosto de 1978 participó en el asalto al Palacio Na-
cional, combate muy importante para el desarrollo
de nuestra revolución ...
Ahora el país se ha planteado nuevas tareas: afian-
zar las conquistas revolucionarias. También en su
cumplimiento participan activamente las mujeres, a
menudo desde puestos de gran responsabilidad. No-
sotros tenemos a la compañera Lea Guido, que es mi-
nistra de Salud, y tenemos seis compañeras vicemi-
nistros, -que para un país latinoamericano es bas-
tante.
La comandante Mónica Baltodano es miembro del
Secretariado Nacional, de la Dirección Nacional y,
además de eso, es la secretaria política de la Di-
rección de organizaciones de masas a nivel nacio-
nal. Es un cargo de responsabilidad muy grande. La
comandante Dora María Tellez es actualmente vice-
presidente del Consejo de Estado. La comandante
Vicky Herrera es la responsable general de los Comi-
tés de Defensa Sandinistas, organización popular a
nivel de toda Nicaragua.
Por supuesto, las mujeres trabajan en aras de la
revolución no sólo en altos cargos de responsabili-
dad, por cuanto tenemos muchísimas mujeres en el
área productiva, es decir, en fábricas, haciendas, etc.
También en el aparato del Estado hay un alto por-
centaje de mujeres, tanto en posiciones de base, di-
gamos, como en niveles medio, intermedio y supe-
rior. Constituyen una gran fuerza en la reconstruc-
ción del país. También en las brigadas populares de
salud las mujeres son uno de los factores de imple-
mentación de estas jornadas populares de salud, o
en los campos tradicionales, como es el de maestra.
¿Y la campaña de alfabetización? El 60% de los que
participaron en esta campaña eran mujeres.
Además, como datos interesantes, por ejemplo, yo
podría decir que alrededor del 46% de los militantes
del partido son mujeres. Y la mayoría de los secre-
tarios políticos de los comités de dirección departa-
mental del partido también son mujeres. El 40% de
las milicias populares sandinistas son mujeres.
La dictadura mantenía a todo el pueblo en la igno-
rancia, y más aún a la mujer, que sufría una doble
opresión: la explotación capitalista y la desigualdad
en la familia, y, además, no tenía acceso a la edu-
cación. Pero ahora están en marcha una serie de
programas y se están haciendo una serie de proyec-
tos para capacitar a la mujer e integrarla a los di-
ferentes trabajos productivos. Y se están organizan-
do, por ejemplo, cooperativas de costura, cooperati-
vas de calzado, etc. Tenemos pocos recursos mate-
riales, pero de lo poco que tenemos hay una canti-
dad de recursos que se están destinando precisa-
mente a la capacitación de nuestra mujer para con-
vertirla en un miembro de la sociedad como todos.
No queremos que se encierre nuevamente en el di-
minuto mundo del hogar que abandonó para partici-
par en la revolución. No lo quieren las propias muje-
res. La universidad de la lucha revolucionaria nos
ha abierto nuevos horizontes.
LOGRAR LA VERDADERA
INDEPENDENCIA
MANOURI MUTTETUWEGAMA,
Secretaria General del Frente de Mujeres de
Sri Lanka
LA TAREA CENTRAL del movimiento femenino pro-
gresista de Sri Lanka es participar en la lucha por
la verdadera independencia del país. Aunque lo lla-
memos Estado independiente, la soberanía de nues-
tra nación es un espejismo. El hecho de ser miem-
bro de la ONU, la posibilidad de enviar embajadores
plenipotenciarios a todos los países del mundo, la
celebración del Día de la Independencia en nuestra
tierra milenaria no pueden cambiar la esencia de su
situación real en el mundo contemporáneo.
Después de transcurridos más de treinta años des-
de que se proclamara la independencia, cuando ya
han crecido y se han hecho padres y madres los ni-
ños nacidos en aquellos años, tenemos que seguir
luchando aún por la auténtica soberanía nacional,
en condiciones extraordinariamente difíciles, pues el
país se encuentra de hecho en el umbral de la ban-
carrota política y económica. Continúa la infiltra-
ción de las corporaciones transnacionales en la eco-
nomía nacional de Sri Lanka. El Estado está total-
mente endeudado con el Fondo Monetario Interna-
cional, el Banco Internacional de Reconstrucc'ón y
Fomento y otras organizaciones financieras extran-
jeras.
Todo ello no se debe a la ignorancia y al atraso
del pueblo. En Sri Lanka es bastante alto el nivel de
instrucción. Las causas tienen otras raíces, la prin-
cipal de ellas es que no fueron culminadas a su de-
bido tiempo las transformaciones antiimperialistas y
democráticas. El país se detuvo a mitad de camino,
no pasó a la vía de orientación socialista.
Por supuesto, existen también muchas circunstan-
cias concomitantes. Una de ellas —nuestro bien y
nuestro mal— es la situación geográfica de Sri Lan-
ka: en el Indico, en el cruce de importantes rutas
marítimas, que van al Cercano Oriente, África y Su-
19
deste de Asia, hecho que desde tiempos remotos
atrajo a conquistadores de todas las calañas. Cente-
nares de años atrás, nuestra tierra fue ocupada por
los portugueses. Luego llegaron los holandeses. A fi-
nales del siglo XVIII vinieron los ingleses. Y todos
ellos con un solo propósito: controlar las rutas marí-
timas.
La época actual ha imprimido nuevos rasgos a la
lucha por reinar en nuestra región. Sus pueblos aspi-
ran a que el Indico se convierta en zona de paz, y
por eso nos preocupa, lógicamente, el hecho de que
en la Isla de Diego García haya sido creada la base
militar de los Estados Unidos, de que Washington se
empeñe en seguir afianzando sus posiciones en esta
parte del mundo, valiéndose para ello de sus fuer-
zas navales, de regímenes dictatoriales, de la pene-
tración de las transnacionales y de presiones econó-
micas.
La experiencia demuestra que en condiciones de
transformaciones antiimperialistas y democráticas no
terminadas es imposible garantizar la verdadera so-
beranía. En nuestro país se hace sentir por doquier
el dominio imperialista extranjero. Objetivamente, la
política gubernamental está orientada a vincular el
país al imperialismo norteamericano. El Gobierno
trata de establecer relaciones políticas y económicas
con la ASEAN, aunque es evidente que eso no apor-
tará ninguna ventaja sólida; afirma que el volumino-
so déficit de la balanza de pagos, que ha surgido en
los últimos años, le obliga a dar ese paso. Pero, en
fin de cuentas, la vinculación de Sri Lanka a la
ASEAN no hará sino atar aún con mayor fuerza al
país a la economía del imperialismo.
Eso quiere decir que las enseñanzas de la histo-
ria no han servido para nada a las clases gobernan-
tes de nuestro país. El Gobierno se empeña más en
servir a sus socios imperialistas que a su propio pue-
blo. Hace poco ha permitido instalar en el territorio
de Sri Lanka las retransmisores de la Voz de Amé-
rica. Nuestras playas se han convertido en balnea-
rios para militares de los EE.UU. Los buques de gue-
rra norteamericanos entran en nuestros puertos y no
sabemos lo que llevan en sus bodegas y cubiertas.
Las experiencias, en cambio, nos advierten que pue-
den portar armas nucleares.
Es de dominio público que una corporación petro-
lera norteamericana ya ha iniciado la extracción de
crudo en Sri Lanka, pese a que hace un cuarto de
siglo las compañías petroleras extranjeras fueron na-
cionalizadas. ¿Será posible que hayan perdido la me-
moria los que firmaron ese convenio, que hayan olvi-
dado cómo después de eso cesó inmediatamente toda
ayuda al país por parte de los EE.UU.? Los norte-
americanos nos negaron el envío de trigo, leche y
otros productos, que antes se nos suministraban en
virtud de acuerdos bilaterales.
Entonces, ¿hacia dónde vamos? ¿Por qué las auto-
ridades de nuevo dan en arriendo el país y permiten
su saqueo? Al hacerse estas preguntas, toda persona
honrada tiene que llegar a la siguiente conclusión: lo
principal ahora es luchar por la verdadera sobera-
nía nacional, y no ceder poco a poco las posiciones
conquistadas.
20
Nos pueden preguntar, ¿no nos encerramos dema-
siado las mujeres de Sri Lanka en la «gran política»,
no olvidamos acaso las preocupaciones femeninas es-
pecíficas? Mi respuesta sería la siguiente: la con-
quista de la verdadera independencia responde a los
intereses vitales de las mujeres de Sri Lanka.
Veamos qué posibilidades tienen las mujeres en
nuestro país para conseguir empleo. El Gobierno, em-
peñado en atraer el capital extranjero, ha anunciado
la creación de «zonas de libre comercio». Este paso
parecía muy promisorio, porque ofrecía la posibili-
dad, por ejemplo, de crear 50 mil nuevos empleos.
En la configuración de la infraestructura en esa zo-
na se gastaron 130 millones de rupias. ¿Y cuántos
puestos de trabajo recibimos en realidad? Poco más
de diez mil. En esa zona decidieron instalar sus
filiales sólo 43 empresas, 27 de las cuales son em-
presas pequeñas, industrias de la confección y del
tejido. ¿Quiénes invirtieron capitales? Empresarios
de estados imperialistas. ¿Cuánto tiempo se queda-
rán? Lo más probable que sólo algunos años: mien-
tras las mercancías de Sri Lanka tengan acceso a
los mercados de Europa Occidental y de los EE.UU.
Así que el aflujo de capital es similar a la marea del
océano: pronto bajará, dejando las playas llenas de
basura y espuma. Los extranjeros regresarán a casa
con los bolsillos llenos, y nosotros nos quedaremos
sin nada.
Citaré otro ejemplo muy característico. La geren-
cia de la industria electrónica, que se encuentra en
manos de una corporación transnacional, anunció
que abriría una empresa con tres turnos de trabajo
en la «zona de libre comercio». Se hizo amplia pu-
blicidad de que se crearían cinco mil nuevos em-
pleos. Muchos se alegraron, porque en el país, tan
sólo entre los jóvenes, se registra un 25% de cesan-
tes. Pero cuando se empezó a contratar gente, la com-
pañía declaró: «No necesitamos hombres, damos em-
pleo solamente a muchachas jóvenes, con dedos sen-
sibles, que pueden realizar operaciones delicadas».
Inmediatamente se disiparon todas las dudas: las mu-
chachas constiluyen precisamente el contingéntenlas
explotado de los trabajadores. Las mujeres, en gene-
ral, trabajan más tiempo de lo que se señala en los
informes estadísticos, y perciben por su trabajo me-
nos de lo que en ellos se declara.
Al ingresar en la empresa la mujer labora en con-
diciones más duras que el hombre: recibe menos que
el hombre en ese mismo puesto y, además, se queda
sin familia. Lo que sucede es que en Sri Lanka prác-
ticamente no existe transporte público, y las mujeres
no tienen posibilidad de regresar diariamente del tra-
bajo a su casa, como se hace, digamos, en Europa, y
la empresa no les facilita vivienda, comedores
u otros servicios. Claro, siempre hay gente que no
tiene otro remedio que someterse a semejantes con-
diciones. ¡Pero cómo viven! Cinco o seis muchachas
se juntan y alquilan una pequeña habitación. ¡Así que
agradecemos a las transnacionales ese «desvelo» por
la mujerl
Es precisamente por eso que nuestro movimiento
femenino considere tan importante luchar por la so-
beranía real y no imaginaria, lo cual está ligado muy
estrechamente a la lucha contra la explotación del
trabajo femenino.
NUESTRO OBJETIVO ES
LA LIBERTAD DE NAMIBIA
MARÍA AMUTENIA,
miembro del Consejo Femenino de la Organización
Popular del África Sudoccidental ¡SWAPO)
NUESTRO CONSEJO EMPEZÓ a funcionar en 1960,
poco después de que se formara la SWAPO. Pero se
constituyó como organización en tiempos relativa-
mente recientes: su primer congreso se celebró hace
un año. Antes de ser aprobados por ese congreso los
Estatutos del Consejo Femenino y elegidos sus órga-
nos dirigentes, nos regíamos por los Estatutos de la
SWAPO.
El Consejo Femenino ve su misión fundamental en
la cohesión de las mujeres y en impulsar la lucha
contra el yugo colonial de las autoridades de ocupa-
ción, por la verdadera libertad y la independencia
de Namibia. A las mujeres les pertenece un lugar
muy importante en esa lucha, a la que hacen un no-
table aporte. Pero, para elevar aún más su papel
combativo se necesita solucionar una serie de agu-
dos problemas, condicionados por la situación de la
mujer en la sociedad namibia.
Al convertir a Namibia en su colonia, los ocupan-
tes sudafricanos implantan violentamente la discri-
minación racial en sus formas más aborrecibles y
cruentas. En el clima de la opresión colonial y ra-
cial, las mujeres sufren las mayores penalidades por
ser la parte más oprimida y desamparada de la po-
blación. Precisamente sobre sus espaldas recae el
pesado fardo de preocupaciones por la familia, por-
que el sistema de empleo por contrato obliga a los
hombres a buscar medios de subsistencia lejos de su
casa, y las leyes racistas impiden que la mujer y
los niños vivan junto con el cabeza de familia en la
localidad donde trabaja.
En las reservaciones y los «homeland», creados por
las autoridades racistas para la población nativa,
viven fundamentalmente mujeres, niños y ancianos,
que «no son de ningún interés» para la economía del
apartheid. La población de los «homeland» libra, en
realidad, una incesante lucha por sobrevivir. El ham-
bre, la falta de asistencia médica elemental (para
la sanidad se asigna anualmente a la población afri-
cana, 7,8 rands per cápita, frente a los 112 rands
per cápita para la población blanca), la mortalidad
más alta (de cada mil niños africanos mueren 163,
en comparación con el índice de 21 por cada mil
niños blancos; el promedio de vida de los africanos
es poco más de 30 años, mientras que el de los blan-
cos es de cerca de 70 años). Esa es la cruel realidad
que enfrentan los habitantes nativos de Namibia.
Empero, incluso en esas condiciones, los racistas se
las ingenian para que las mujeres sufran una discri-
minación aún mayor. Si la africana logra terminar
la escuela medía (a la que tiene acceso menos del
1% de los namibios), sólo podrá desempeñarse co-
mo enfermera o maestra. Todos los caminos a las
demás profesiones están cerrados para ella. Y si tra-
baja, percibe un salario más bajo que un hombre
o una mujer blanca.
El Consejo Femenino de la SWAPO desarrolla sus
actividades tomando en cuenta todas estas circuns-
tancias. Nos preocupamos especialmente de elevar el
nivel de instrucción general y conciencia política de
las mujeres namibias, lo que constituye una pre-
misa imprescindible para que se incorporen activa-
mente a la lucha de liberación nacional. En las es-
cuelas creadas en nuestros campamentos situados en
Angola y Zambia, los estudiantes reciben no sólo ins-
trucción general, sino también una determinada pre-
paración ideológica y política. Estudian la historia
de su país, la situación internacional, las experien-
cias de otros pueblos que luchan por la liberación
nacional y social. Funcionan también centros de for-
mación profesional, donde las mujeres aprenden ofi-
cios y se preparan para el trabajo creador en bene-
ficio de la sociedad, para construir una Namibia li-
bre e independiente en el día de mañana.
Mucha atención y fuerzas dedica el Consejo Feme-
nino a los niños, el futuro del pueblo namibio. Ha
sido creada y se perfecciona una red de casas-cuna
y de guarderías, que albergan, en particular, a no po-
cos huérfanos cuyos padres fueron asesinados por
los racistas sudafricanos. Nuestra tarea es rodear a
esos niños de calor y ternura, darles la posibilidad
de crecer fuertes y sanos, de convertirse en ciudada-
nos dignos de su Patria y en constructores activos de
la nueva sociedad.
Es necesario activar dentro de Namibia la partici-
pación de las mujeres en la resistencia al orden
impuesto por los invasores, redoblar la ayuda a los
destacamentos del Ejército de Liberación Nacional.
Mis coterráneas dan refugio a los combatientes, les
suministran víveres y les facilitan información sobre
el enemigo. No pocas intrépidas patriotas participan
directamente, junto con los hombres, en operacio-
nes combativas. Son cruelmente perseguidas por las
autoridades. En las mazmorras de los racistas hay
varias dirigentes de nuestra organización.
Pero ninguna represión podrá ayudar a los colo-
nizadores. Los días de su dominio están contados. Ya
no está lejos la hora en que el pueblo namibio logra-
rá la libertad tan esperada, y ante él y, por con-
siguiente, ante las mujeres de Namibia, se plantea-
rán nuevas tareas creadoras.
21
 mente los derechos humanos. En tercer lugar, incor-
RESEÑA POLÍTICA porarlos más decididamente a su política de agresión
y guerra. En cuarto lugar, intentar hacer lo que no
pudieron sus antecesores: trata1™ de detener o, en fin
de cuentas, desacreditar el movimiento de liberación
nacional en Ja región, tomar la revancha por el triun-
fo de las revoluciones en Cuba, Granada y Nicaragua.
nos, el acuerdo tácito de la mayoría de los Esta-
dos latinoamericanos o caribeños. La Administración
Reagan comprende que ahora no se puede lograr al-
go duradero sustentándose en los regímenes reaccio-
narios, el diktat político y la intimidación. Los ata-
ques frontales deben complementarse con las
medidas económicas llamadas a crear la apariencia

AMERICA LATINA: En suma, para escarmiento de todo el mundo dar una

lección a los que no están de acuerdo con la concep-
ción imperialista de los problemas.
de ayuda. Su verdadero objetivo consiste en mejorar
el clima inversionista en la región, asegurar firme-
mente la actividad de los monopolios norteamerica-

DIFÍCIL COMIENZO DEL DECENIO Al declarar el propósito de «poner fin a la influen-

cia comunista en el Hemisferio Occidental», el impe-
rialismo de los Estados Unidos comenzó a ensam-
nos. Uno de estos proyectos es el «miniplan
Marshall» para la cuenca del Caribe, que se presen-
ta como una panacea frente a los desbarajustes eco-
blar en América Latina la alianza más sólida de las nómicos, como un eficiente antídoto del «comunismo
La realidad latinoamericana es tan diversa y abnndante en acontecimientos y fenómenos, incluso en el mar- fuerzas reaccionarias. Renunció a la actitud del soviético y cubano».
co de tan sólo un año, que es extraordinariamente complicado analizarlos en una reseña. El grupo de in- Gobierno Cárter, supuestamente crítica, hacia los re- La política económica de Washington en América
vestigación de la Comisión de la revista para los prob'emas de América Latina y el Caribe examinó sólo as- gímenes fascistas. Fueron reconocidos plenamente Latina, el programa de «ayuda» en la cuenca del Ca-
pectos de la situación en el continente que reflejan algunas tendencias de acción duradera, teniendo en Pinochet, Stroessner, Duvalier y otros estrangulado- ribe persiguen imponer las concepciones monetaris-
cuenta que el proceso revolucionario adquiere particularidades y matices en concordancia con las situacio- res de la libertad de los pueblos. En Argentina han tas, «liberalizar» la vida económica. En otras pala-
nes concretas y la experiencia de los partidas del área. Formaron parte del grupo A. dos SANTOS, miem- impulsado cambio de autoridades para lograr más bras, supeditar plenamente el Estado al capital pri-
bro del CC del Partido Comunista Brasileño; R. VALBUENA, miembro de] CC del Partido Comunista Colom- coherencia en la política exterior e interior de acuer- vado, ante todo foráneo, liquidar el control sobre
biano; F. DIXON, miembro del CC del Partido del pueblo de Panamá; C. ROMERO, miembro del CC del Par- do a sus planes. En octubre de 1981, el Senado de los su actividad, anular la defensa aduanera de la eco-
tido Comunista Paraguaya, y J. BARRIOS, miembro del CC del Partido Comunista de El Salvador. Estados Unidos anuló la prohibición de suministrar nomía nacional, etc. Naturalmente, esta política no
armas y de prestar ayuda militar a la Junta chilena. puede menos que cercenar los intereses de la aplas-
Recibieron análoga posibilidad las dictaduras tante mayoría de la población, en primer término,
El comienzo de los años 80 fue marcado en Amé- fican los métodos de lucha, a ella se incorporan nue- uruguaya, guatemalteca y otras. El Gobierno salva- de los trabajadores asalariados y las capas medias.
rica Latina y el Caribe por el triunfo del pueblo de vas capas sociales y corrientes políticas y del clero doreño, que aplica la política de genocidio, reci- Para imponer la «liberalización» de profundo conte-
Nicaragua y Granada. La vida volvió a demostrar que católico. Se afirma la tendencia a la unidad de las bió —además de los armamentos clásicos— gases tó- nido antinacional y antipopular se necesita la reac-
los oprimidos que luchan consecuentemente terminan fuerzas que se oponen a la reacción interna y exter- xicos y armas bacteriológicas. En circunstancias mis- ción en toda la línea. Y los gobiernos que aceptan
por obtener la victoria sobre los opresores incluso na. Esta tendencia se manifiesta hoy en día con par- teriosas perecieron destacadas personalidades po- las recetas monetaristas de los expertos norteameri-
en las Inmediaciones de la ciudadela imperialista, y ticular nitidez. Y, más que nunca, está ligada estre- líticas que no agradaban a Washington: el general canos se convierten en un arma de represión «apre-
esto es posible gracias a la actual correlación de chamente con los procesos mundiales generales. panameño Ornar Torrijos; el Presidente de Ecuador, tando las tuercas» por doquier.
fuerzas a escala mundial. Jaime Roídos, y jefe del Estado Mayor General de las
Estas victorias son consideradas con razón como La exportación de la crisis económica de los Esta-
Escalada de la agresividad Fuerzas Armadas peruanas Rafael Hoyos Rubio... dos Unidos causa un grave daño a los países de la
importantes acontecimientos contemporáneos, entre En agosto del año pasado, los Estados Unidos or-
otros, que, en la demarcatoria de los dos decenios, región. La primera acción seria de Reagan en la es-
El Presidente de los Estados Unidos, R. Reagan, ganizan los mayores ejercicios militares navales en fera económica estuvo relacionada con la brusca ele-
una vez más han roto de una manera notable el sis- inauguró el «nuevo enfoque» de su política latino- la cuenca del Caribe, «Ocean venture-81», en el cur-
tema de dominio imperialista. vación de la tarifa del interés bancario. Como resul-
americana con la divulgación (23 de febrero de 1981) so de los cuales se ensaya el desembarco en Guantá- tado, se logró consolidar provisionalmente el curso
Tratando de recuperar el terreno perdido en su he- de la voluminosa falacia que se tituló «Libro Blanco namo, territorio de Cuba donde está ubicada la base
gemonía y superar las contradicciones internas, el del dólar, estimular el mercado interno de los capi-
sobre la injerencia comunista en los asuntos de El militar norteamericana. En septiembre, el alarde de tales y mejorar la balanza de comercio exterior de.,
imperialismo de los Estados Unidos tomó el rumbo Salvador». Fue el intento inicial de fundamentar su fuerzas se «traslada» a las extensiones del Atlántico.
de la confrontación total con el socialismo y con el los Estados Unidos. Y esto se produjo en gran medi-
tesis central en política exterior sobre la lucha con- En las maniobras de la OTAN participan las fuerzas da a cuenta de otros Estados, incluidos los países la-
movimiento de liberación nacional. Ve uno de sus tra el «terrorismo internacional», de considerar la navales latinoamericanas (Argentina, Uruguay, Ve-
objetivos primordiales en detener los cambios positi- tinoamericanos. El endeudamiento exterior en Amé-
actitud solidaria hacia los insurrectos salvadoreños nezuela y Colombia). En noviembre se convoca la rica Latina alcanzó la astronómica cifra de 240 mil
vos en América Latina y el Caribe. Formados en los como piedra de toque de la actitud hacia los Estados reunión ordinaria de los comandantes de las fuer-
principios de la «doctrina Monroe», los círculos go- millones de dólares, se aceleró la transferencia de
Unidos. Así fue sentado el fundamento de la «nueva zas armadas de los países miembros de la Organiza- los fondos de los bancos locales a los bancos norte-
bernantes de los Estados Unidos acogen muy dolidos doctrina» para los países de la región que los consi- ción de Estados Americanos (OEA). Se examina el
las derrotas en esta zona «tradicional y natural» que, americanos. Correspondientemente, aumentó la esca-
dera «flanco sur críticamente importante de los Es- problema sobre una mejor coordinación de las accio- sez de capitales en la región. Esto suscitó (junto con
según sus ambiciones, es y debe ser de influencia tados Unidos». En otra exposición más plena de esta nes y la colaboración en la práctica de «la estrategia la elevación de la tarifa del interés en los Estados
norteamericana. doctrina, el llamado documento de Santa Fe1, asigna común de la lucha contra el terrorismo, la agresión Unidos) el encarecimiento de los créditos en el mer-
Las agrupaciones más reaccionarias representadas a América Latina y el Caribe el papel de «escudo del armada y las acciones subversivas». Se dirigen al
por la Administración Reagan se proponen defender cado interior de préstamos, la disminución de los
nuevo sistema internacional de seguridad y de espa- continente uno tras otro altos emisarios del Pentá- precios de los artículos exportables y el empeora-
el «honor del uniforme imperial» desacreditado du- da de los Estados Unidos en la realización de la po- gono, y Washington es visitado por los más fieles miento del intercambio comercial. Comenzó en cade-
rante el Gobierno de Cárter, según ellas mismas lítica de dominio mundial» 2 . aliados de los «halcones» norteamericanos. No cesan na la recesión de la actividad comercial, el creci-
afirman. El objetivo que persigue el Washington oficial es los intentos de ensamblar la Organización del Pacto
Al mismo tiempo, la intensificación de la agresivi- miento de la inflación, la bancarrota de los pequeños
del todo evidente. En primer lugar, conservar, a Suratlántlco con participación de Argentina, Brasil, y medianos propietarios, el aumento del desempleo
dad imperialista va acompañada por el avivamien- cualquier precio, las fuentes latinoamericanas de Uruguay, Chile y la República Sudafricana.
to de las fuerzas más sombrías. El clima político en y la carestía. Asi se cierra el círculo de la influencia
materias primas, de mano de obra barata y de fa- imperialista: los objetivos políticos se logran con me-
la región se agravó bruscamente. Sin embargo, se bulosos beneficios. En segundo lugar, fortalecer las ¿Qué muestra esta actividad? Los estrategas
mantiene y refuerza la confrontación de los pueblos washingtonianos aspiran a intensificar la carrera ar- dios económicos, y viceversa. No es casual que el
relaciones, ya de por sí estrechas, con los regíme- secretario ejecutivo de la Comisión Económica para
con el imperialismo y se eleva el rol de América La- mamentista, activar el sistema militar del imperialis-
nes «aliados», muchos de los cuales violan grosera- América Latina, Enrique Iglesias, manifestó que 1981
tina en la palestra internacional. Sigue cobrando mo en la región, emplear los ejércitos para bloquear
fuerza el movimiento de liberación que se caracte- 1 Véase Revista Internacional, Mi 7 de 1981, pp. 3—10 y la creciente lucha de los pueblos, en particular, de ha sido el peor año por el que ha atravesado la re-
riza por la ampliación de sus filas. Es notable el cre- fíz 2 1 de 1982, pp. 18—24. América Central y del Caribe. gión en la posguerra.
A New Inter-Amerlcan Policy for the Etghties íor El «diálogo Norte-Sur», que se celebró del 22
cimiento del papel de la clase obrera, de los parti- the Councll for Inter-Amerlcan Securlty, Inc. Washing- Para realizar sus planes agresivos, los Estados Uni-
dos marxistas-leninistas. Se profundizan y se diversi- ton, 1980. dos procuran obtener el apoyo directo o, por lo me- al 23 de octubre en la ciudad mexicana de Cancún,

22 23

puso de manifiesto una vez más quiénes son los ami-
gos y quiénes son los enemigos de los pueblos la-
tinoamericanos. La posición de Reagan se redujo a
la repetición de los usuales dogmas del monetarismo,
a la afirmación acerca de que no hay nada mejor
que el sistema autorregulado del mercado libre. El
diálogo volvió a demostrar que los Estados Unidos se
oponen a todos los pasos orientados a establecer un
nuevo orden económico internacional.
El año transcurrido puso de manifiesto que los nue-
vos «capitanes» son movidos por la nostalgia de los
años 50, cuando los gobiernos de la región parecían
una «máquina de votación» bajo la batuta del Departa-
mento de Estado. Los actuales métodos de la presen-
te Administración obligan a recordar al tristemente
célebre Foster Dulles. En esencia, se trata de los In-
tentos de retrotraer el proceso de emancipación his-
tórica de los pueblos del continente.
¿Un nuevo «Vietnam»?
No es casual que el imperialismo manifieste su
mayor agresividad en América Central3. Aquí, como
en ninguna otra región del continente, se observa un
brusco auge de la lucha liberadora. En 1979 triunfó
la revolución sandinista en Nicaragua. Se despliega
la guerra popular revolucionaria en El Salvador. Se
intensifica el movimiento antidictatorial en Guate-
mala. Una situación tensa, que entraña el peligro de
golpe fascista, se creó en la «tradlcionalmente tran-
quila» Costa Rica que atraviesa por una de las crisis
socio-económicas más profundas en su historia. Se
agudizaron también los conflictos socio-políticos en
Honduras, que resultó estar en el centro del pode-
roso torbellino centroamericano.
El capitalismo determina, ya de por si, la fisonomía
del sistema social en los estados del Istmo (incluso
Nicaragua hasta 1979). Sin embargo, el período de
existencia de numerosas estructuras socio-económi-
cas precapitallstas se prolongó por más tiempo que
en muchas otras regiones del continente, y se dejan
sentir, ostensiblemente, los vestiglos de las relacio-
nes preburguesas. De allí dimana un entrelazamien-
to mucho más complicado de las contradicciones so-
ciales (elementos capitalistas y precapitalistas, la
opresión de las corporaciones transnacionales).
Las dictaduras ollgárquico-militares son un pro-
ducto de las estructuras sociales Inestables, de pe-
netración imperialista. No constituyen, como preten-
den, una especie de jueces que están por encima de
las clases dominantes y que resuelven los conflictos
entre ciertos grupos. Así, la camarilla gobernante de
Guatemala de por sí es parte de la burguesía, con
mayor exactitud, de sus crecientes capas monopo-
listas relacionadas estrechamente con las corporacio-
nes transnacionales y que van desplazando del po-
der a los latifundistas tradicionales. Los sectores más
reaccionarios de la burguesía se esfuerzan por que ella
apoye, en su conjunto, a las dictaduras de este tipo
y comparta la idea, que impone por todos los medios
el Pentágono, de que en el siglo del despertar de
las masas a la actividad social sólo los militares
J
Según las tradiciones históricas y las normas geográ-
ficas, Panamá no pertenece a América Central.
podrían asegurar la «estabilidad» y la «tranquilidad».
La mayoría de los trabajadores de América Cen-
tral están en la situación calamitosa que se caracte-
riza por la vandálica explotación, la carencia de de-
rechos, las arbitrariedades de las fuerzas represivas.
Los campesinos arrastran una existencia sobre todo
lamentable por la carencia de tierra, falta de dere-
chos, y son blanco predilecto de la violencia. Las ca-
pas pequeñoburguesas también sufren la opresión
económica y la persecución política.
En esta parte del continente, sobre todo en El Sal-
vador y Guatemala, se crearon condiciones objeti-
vas y subjetivas para las formas más radicales de
protesta, incluida la lucha armada, ya que el camino
hacia la expresión democrática de la voluntad en-
cuentra obstáculos Insuperables. Están a la vista la
desesperación del pueblo y la Incapacidad de la élite
local de gobernar el país observando aunque sea el
mínimo de la legalidad constitucional.
En el análisis de los acontecimientos en América
Central es Importante tener en cuenta la gran in-
fluencia de las revoluciones cubana, nicaragüense y
granadina, la penetración de las ideas de vanguardia
en las masas, cuyas semillas encuentran un terreno
abonado; las viejas tradiciones de las guerrillas, la
existencia de organizaciones revolucionarias comba-
tivas y la creciente solidaridad de los pueblos del
mundo. Todo esto crea condiciones favorables para
la lucha y la victoria de los pueblos.
Por supuesto, el imperialismo de los Estados Uni-
dos hará todo lo que de él dependa para apagar las
llamas de la revolución en América Central, para
conservar sus posiciones económicas, políticas y mi-
litares. SI analizamos atentamente el conjunto de
medidas que toma la Administración Reagan, pode-
mos ver que su estrategia se compone de una serle
de objetivos. Primero, es la tergiversación de los
acontecimientos, el descrédito y difamación de
las organizaciones revolucionarias, así como la
caza de sus dirigentes. Al mismo tiempo, se des-
pliega un masivo ataque sicológico; la Intimida-
ción con el espantajo del totalitarismo, «atadura de
manos» a los que vacilan. Después, la aniqui-
lación física de los rebeldes por los destaca-
mentos punitivos que actúan bajo el mando de
los consejeros militares norteamericanos. Para-
lelamente con la purga, se prevé la celebración de
elecciones «libres». Si los destacamentos punitivos
no justifican las esperanzas depositadas en ellos, y
el pueblo no se deja engañar con las farsas electo-
rales, queda la tercera vía: la intervención armada,
directa y masiva. Con este fin, ya durante dos años
«azuzan» a Honduras contra Nicaragua, tratan de
aplastar la lucha revolucionaria en El Salvador, de
dar un golpe fascista en Costa Rica para cercar a los
sandinistas con regímenes dóciles al imperialismo.
Y la permanente tarea central consiste en aislar y,
en perspectiva, liquidar la supuesta «fuente de la
inestabilidad en la región»: Cuba socialista.
No es casual que A. Haig, Secretarlo de Estado
norteamericano, repitiera por enésima vez en la XI
Asamblea General de la OEA, celebrada en diciembre
del año pasado en Santa Lucía, que Cuba realiza sis-
temáticamente la campaña de una Injerencia cada
vez mayor en los asuntos de los vecinos4. Acusacio-
nes, igualmente absurdas, fueron hechas a Nicara-
gua.
Estas calumnias fueron necesarias para declarar
la disposición de los Estados Unidos a tomar cual-
quier medida, junto con otros países, con el fin de
impedir que algún país de América Central se con-
vierta en arena del terrorismo y la guerra en esta
región5. Así, so pretexto de luchar contra el «terro-
rismo internacional» y la «amenaza militar», Wa-
shington se reserva el derecho —bajo la bandera de
la OEA o sin ella— de inmiscuirse descaradamente, in-
cluida la intervención armada directa, en los asuntos
de los pueblos, es decir, de exportar la contrarrevo-
lución.
Los comunistas no excluyen esta posibilidad. «Uno
podría preguntarse en efecto —dice Manuel Mora
Valverde, Secretario General del CC del Partido Van-
guardia Popular de Costa Rica—, si Estados Unidos
desembarcaría sus tropas en Centroaméríca. Material-
mente puede hacerlo; pero hay que preguntarse tam-
bién si le conviene crear con ello un conflicto de
proyecciones, que no le podrá acarrear otro resulta-
do que desatar otro Vietnam, en el corazón de Amé-
rica Latina»6.
Los planes >que desarrolla el imperialismo llevan
a los pueblos nuevos sufrimientos. Por eso hoy no
existe un objetivo más importante que frustrar estos
planes. Subrayemos, sin embargo, que el factor de-
terminante del rumbo de los acontecimientos —no
sólo en la zona centroamericana— no son las accio-
nes o los propósitos de los Estados Unidos, sino que
la profunda crisis del sistema de dominio existente
que hace necesarios los cambios y genera las fuer-
zas que los impulsan. Este factor tampoco es produc-
to del «terrorismo internacional promovido por la
Unión Soviética y Cuba», como afirman los jerarcas
norteamericanos en procura de pretextos para su in-
tervención. Sin subestimar el poderío del imperialis-
mo, los sectores democráticos no lo consideran
arbitro supremo de los procesos que se operan en la
zona. Las masas aprendieron mucho y, lo más impor-
tante, conocen los factores de los que depende la de-
rrota de la política imperialista y la posibilidad del
triunfo revolucionario.
Alternativa democrática
El Manifiesto del Partido Comunista de Chile, di-
vulgado en el país en septiembre del año pasado, di-
ce: «Para ser libres, no hay otra alternativa que la
unidad y la lucha de todo el pueblo»7. Tal es el im-
perativo de la nueva situación política, el llamamien-
to que tiende a la ampliación del frente de resisten-
cia a la Junta militar fascista y al imperialismo de
los EE.UU. Al mismo tiempo, la consigna de los co-
munistas chilenos refleja la realidad de otros países
de la región que afrontan similar situación.
Hoy en día, la lucha por la unidad tiene una base
objetivamente amplia. Porque el actual rumbo de
Washington y de las dictaduras reaccionarias que le
4 perialista.
Véase International Herald Tríbune, 9 de diciembre de
1981.
5 Ibídem.
8 Bohemia, H> 9, 1981.
1 Partido Comunista de Chile. Boletín del exterior, J6 50,
1981, p. 6.
siguen responde tan sólo a los intereses de una mi-
noría insignificante de la población de América La-
tina. Son la oligarquía financiera y latifundista re-
lacionada con el gran capital, la cúspide de los em-
presarios locales, los militaristas fascistizantes, los
políticos burgueses venales y los reducidos secto-
res de altos burócratas y tecnócratas al servicio de
las dictaduras. En plazos relativamente breves se
pusieron en movimiento una serie de fuerzas políti-
cas, heterogéneas y contradictorias, pero capaces de
unirse en la lucha contra el fascismo, por la renova-
ción democrática, las libertades políticas y sindica-
les, los derechos humanas, etc. Se hizo evidente que
la experiencia acumulada en los movimientos anti-
fascista y antidictatorial es válida para golpear la po-
lítica imperialista en sus formas más agresivas.
Claro está, no basta con analizar la composición
de las fuerzas de una u otra etapa revolucionaria.
Cada etapa requiere su táctica concreta, las formas
orgánicas adecuadas al nivel de las luchas. En los
países con regímenes militar-dictatoriales (Argenti-
na, Brasil, Chile, Guatemala, Paraguay, El Salvador,
Uruguay, etc.), esta táctica pasa por la alternativa
de la democratización política y social, alternativa
que desbroza el camino hacia las transformaciones
sociales, hacia el socialismo. Esto significa crear
condiciones para que a los frentes que se están for-
mando (o existentes ya) se incorporen todas las fuer-
zas de oposición, sin excepción. Son no sólo las que
se manifestaban siempre contra el poder dictatorial,
sino que incluso algunos de los que hace poco le ser-
vían fielmente, pero que ahora se apartan de él tra-
tando de encontrar la salida en base al restableci-
miento de las libertades democráticas. El análisis
de la situación en estos países confirma que existe la
posibilidad de acciones unitarias de diferentes capas
de la sociedad (desde la clase obrera hasta una parte
de la burguesía).
Es sabido que las victorias democráticas (por ejem-
plo, la derogación de algunas leyes represivas, la
amnistía política y otras conquistas en Brasil) se hi-
cieron posibles gracias, en primer término, a las ac-
ciones unitarias y organizadas de la clase obrera. El
proletariado lucha por afianzar y desarrollar las con-
quistas democráticas de modo más consecuente y te-
naz que otras fuerzas opuestas al régimen existente,
ya que sus exigencias específicas constituyen la ba-
se de los intereses nacionales en su conjunto.
Si la posición de la clase obrera y de otros desta-
camentos de trabajadores, ante todo del campesina-
do, es un fenómeno natural, el crecimiento de los
ánimos oposicionistas entre una parte de la clase do-
minante constituye un fenómeno relativamente nue-
vo. Los comunistas subrayaban en todo momento: no
se puede considerar a la burguesía como un todo úni-
co. Determinados círculos suyos (industriales, agra-
rios, comerciales e incluso algunos bancarios) tie-
nen contradicciones objetivas con el imperialismo.
Los enfrentamientos se hicieron particularmente agu-
dos hoy día, cuando se intensifica la agresividad im-
Por otra parte, los representantes de estos círculos
piensan, incluso, en cómo ceder una parte del poder
a las fuerzas de oposición sin perderlo definitiva-
mente. Como dijera Giocondo Días, Secretario Gene-
25
 ral del CC del Partido Comunista Brasileño, ellos com-
prenden <que «les convendría entregar ahora varios
anillos antes que les corten la mano»8.
Naturalmente, nadie espera que una parte de la
burguesía, o algunos gobiernos que se encuentran ba-
lo su control, se conviertan en partidarios del
socialismo y en consecuentes antiimperialistas,
o que los lazos económicos y clasistas que los
unen al imperialismo se debiliten hasta destruirse.
No podemos engañarnos en este sentido9. Pero aun
así, conscientes de que los intereses de los trabajado-
res y de la burguesía se enfrentan y se enfrentarán
en el futuro, hoy por hoy, existe un largo camino
que con ciertos sectores de ella se puede recorrer en
conjunto; la creación de amplias alianzas o la ac-
ción convergente de los demócratas, es vital para
erradicar el fascismo o la dictadura antipopular, en
primer lugar, y también lo es para abrir camino a
verdaderas posibilidades de desarrollo, para defen-
der la dignidad nacional e impedir la realización de
los planes del imperialismo. Es decir, para la clase
obrera la unidad y la convergencia no es un mero
tema táctico, puede cubrir toda una etapa de la vida
de nuestros países.
Este camino no es fácil. En Brasil, por ejemplo, el
Gobierno trata de imponer su proyecto de democra-
tización controlada de la vida social, soltando de es-
te modo el vapor de la «caldera social». Trata de in-
corporar a su realización al máximo número de par-
tidarios. Al mismo tiempo, consecuentes circuios opo-
sicionistas se'manifiestan por profundizar el proceso
iniciado. Entre estas dos fuerzas se libra una tenaz
lucha. En opinión de los comunistas, «la apertura no
del todo se desarrolla como lo desearla el Gobierno,
pero tampoco como se la imaginaba la oposición. Por
el momento, la iniciativa está en manos del Gobier-
no. Si las fuerzas de la oposición no se unen, si no
se logra la unidad de la clase obrera, se impondrá,
sin duda, la posición del Gobierno»10.
El crecimiento de la tensión social y la agudiza-
ción de las contradicciones con el imperialismo no
pueden dejar de repercutir en el ejército (a veces,
el principal apoyo de los regímenes dictatoriales). Al
analizar la situación en Brasil, Uruguay, El Salvador,
Guatemala y otros países, algunos suelen relacionar
este fenómeno con una especie de «cansancio» de los
militares por haberse visto en la necesidad de apoyar
durante largo tiempo a los gobiernos autoritarios de
derecha. En lo esencial, este punto de vista nos pa-
rece incorrecto. Los militares, pese a la aspiración
del Pentágono y de la cúspide militarista de corrom-
perlos, no pueden permanecer indiferentes al creci-
miento de la lucha popular, al constante desenmas-
caramiento de las ferocidades y la violencia.
Los sectores de la Iglesia que tienen en cuenta
las aspiraciones de los creyentes, desempeñan un no-
table papel en el movimiento de liberación. Así, por
ejemplo, el arzobispo de la ciudad de Recite, Helder
Cámara, declaró: «Nos proponemos ayudar como an-
8 ocupan importantes cargos en el Gobierno Popular y en
Die Wahrheit, 15 de octubre de 1981.
8
La experiencia fresca de Nicaragua nos dice que
muchos de los problemas Internos provienen precisamen-
te de la conducta de algunos sectores burgueses que bus-
can conducir el proceso hacia sus posiciones e intereses
de10 clase.
Die Wahrheit, 15 de octubre de 1981.
26
tes a los hombres que viven en condiciones inhuma-
nas y no cristianas. No podemos apoyar el orden
público en un país en que las dos terceras partes de
la población pasan hambre». Por eso no son una ca-
sualidad las represiones contra los sacerdotes que
condenan el terror y la violencia. La mayoría del
clero católico de Chile y El Salvador ocupa esta po-
sición. La participación de las masas en las procesio-
nes y otras ceremonias religiosas se ha convertido
en una de las formas de protesta política y social11.
Todas estas tendencias se ponen de manifiesto no
sólo en los países con regímenes dictatoriales. En
las condiciones creadas, los partidos de la clase obre-
ra ven su tarea en no separar de la unidad a ningu-
na corriente oposicionista, a ninguna organización
política. Lenin señalaba en más de una ocasión que
el partido proletario que «actúa en el terreno de la
sociedad burguesa, no puede participar en la políti-
ca si en algunos casos aislados no va junto a la demo-
cracia burguesa»12. En un clima de creciente movi-
miento democrático, Lenin consideraba que el no de-
seo de participar en amplias coaliciones políticas y los
intentos de luchar de modo aislado, exclusivamente
por los intereses clasistas de los obreros, significa
renunciar a la actividad revolucionaria, pasar a po-
siciones seguidistas, perder la perspectiva política.
La independencia del partido del proletariado, tal co-
mo la entendía Lenin, no se determina por la sepa-
ración respecto a los movimientos democráticos re-
presentados por otras capas, sino que se determina
por la capacidad de influir en estos movimientos, de
imprimir la «huella proletaria» en la lucha común.
Nuevas posibilidades
La experiencia de Nicaragua puso de manifiesto
muchas importantes particularidades del proceso li-
berador en la región. Los sandinistas lograron unir,
«por encima» de las diferencias en los programas y
los objetivos políticos, a todas las fuerzas oposicionis-
tas, prácticamente, y frustrar las maniobras de Wa-
shington orientadas a conservar el sistema entonces
imperante. En la revolución nicaragüense tomó parte
también, aunque en la última etapa, la burguesía.
Sus representantes veían claramente qué son ideoló-
gicamente los sandinistas, pero se unieron con ellos.
Este hecho muestra las crecientes posibilidades de la
colaboración de los círculos democráticos y antiim-
perialistas.
Otra confirmación de ello es el proceso unificador
salvadoreño. En torno al Frente Democrático Revolu-
cionario ( F D R ) se unieron los revolucionarios mar-
xistas-leninistas, los socialdemócratas, militares pro-
gresistas y parte de los democristianos que rechazan
la política antipopular de la Junta democristiana mi-
litar y del imperialismo de los Estados Unidos. Les
unió el interés de la lucha contra el enemigo co-
mún. El FDR abarca prácticamente a toda la nación,
11
La actividad de cuatro sacerdotes nicaragüenses que
las organizaciones masivas de los sandinistas confirma
que a los hombres con sotana no les son ajenos los obje-
tivos de renovación social, y que los principios cristia-
nos son compatibles en muchos aspectos con los ideales
de12 la revolución.
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Cartago Buenos
Aires, t. IX, p. 41.
representando una amplia unidad de las clases y ca-
pas de la población, de las agrupaciones y corrien-
tes políticas.
Se amplía el círculo de las fuerzas antidictatoria-
les en Guatemala. Recibió un nuevo impulso el mo-
vimiento insurreccional, que se extendió a 19 de los
22 departamentos del país. El Pleno del CC del Parti-
do Guatemalteco del Trabajo (febrero de'1981) tomó
una importante decisión. Los comunistas llamaron a
todas las organizaciones revolucionarias a comenzar,
sin condiciones y exclusiones, combativas acciones
coordinadas contra el Gobierno antipopular de Lucas
García. El PGT considera que el punto de partida
del proceso unitario puede ser el acuerdo de dife-
rentes corrientes en los problemas concretos o la
aprobación de una línea táctica conjunta.
Atrae la atención que en Nicaragua y El Salvador
los revolucionarios no habrían podido crear coalicio-
nes tan amplias si no hubieran encontrado previa-
mente una fórmula correcta de su propia unifica-
ción. Tal es la principal garantía del éxito. Y cuan-
to más amplio se hace el frente antidictatorial y an-
tiimperialista —en el plano interno y exterior—,
tanto más poderosamente suena la consigna de la
unidad de las fuerzas de izquierda. El Partido Comu-
nista de El Salvador mostró una actitud nueva hacia
las «organizaciones insurreccionales» de su país.
A veces, se les negaba el derecho de llamarse revo-
lucionas, y sus acciones se consideraban como la
causa de todas las desgracias del movimiento de libe-
ración. En vez de aclarar en el fragor de la lucha
quién tiene la «verdad absoluta», quién es el «oportu-
nista», «reformista» o un izquierdista de verdad, los
comunistas salvadoreños en las condiciones especí-
ficas de El Salvador, partían, a pesar de todas las di-
vergencias, de la necesidad de buscar lo que aproxi-
ma y no lo que desune a las fuerzas de izquierda.
Ocupando, incluso, diferentes posiciones, ellos tenían
por regla, en primer término, librar una lucha ideo-
lógica bien concreta; en segundo lugar, aprender
unos de otros; en tercer lugar, actuar mancomuna-
damente y aspirar a la unidad orgánica.
Igual que los sandinistas, los revolucionarios sal-
vadoreños sacaron enseñanzas de la experiencia de
la lucha de los años pasados. Las formaciones gue-
rrilleras de los años 60 actuaban cada una por su
cuenta y riesgo, principalmente en las montañas y
las localidades rurales. No mantenían contactos estre-
chos con la población y los partidos progresistas. La
izquierda salvadoreña llegó a la conclusión —unos
grupos antes, otros más tarde— de que es imposi-
ble luchar sin la participación activa de las masas.
Ahora combaten contra la Junta las formaciones re-
gulares de los rebeldes dirigidas por la vanguardia
política, que forman un ejército con mando único: el
Frente Farabundo Marti para la Liberación Nacional.
Los comunistas latinoamericanos promueven nue-
vas propuestas concretas en interés de la unidad,
están dispuestos al diálogo y la colaboración. Asi,
el Partido Comunista de Chile publicó, simultánea-
mente con el Manifiesto de septiembre, el Programa
Mínimo, de 20 puntos concretos, propuesto como pla-
taforma para unir a todos los círculos sociales y or-
ganizaciones políticas que exigen restablecer las li-
bertades democráticas.
El Partido Comunista de Solivia y sus aliados de
la Unidad Democrática y Popular se esfuerzan por
ampliar la resistencia antifascista, promoviendo una
convergencia aún mayor de fuerzas políticas y sec-
tores sociales oposicionistas, que permita derrotar a
la dictadura militar, reencauzar el proceso democra-
tizador truncado. La clase obrera boliviana, después
de una gran huelga combinada con otras acciones de
masas y formas de presión, como la huelga de ham-
bre, impuso a la dictadura la legalización del movi-
miento sindical, que en las condiciones del país sig-
nifica una conquista de incalculables consecuencias
para la reactivación del movimiento político y de la
resistencia antifascista. En Colombia, los comunistas
y otras organizaciones de izquierda alcanzaron la
unidad y se manifestaron por la unión democrática
de todos los patriotas para resistir a la vio-
lencia antipopular y a la ofensiva del capi-
tal imperialista y defender los intereses vitales
de las masas. El VI Congreso del Partido Comunista
de Venezuela ha proclamado una política de «amplia
conjunción de fuerzas democráticas». Pese a las com-
plicadas relaciones entre las organizaciones de iz-
quierda, sigue funcionando una comisión coordina-
dora. La coalición «Pueblo Unido» de Costa Rica pro-
puso un claro programa de lucha en defensa y am-
pliación de las libertades democráticas. Se perfiló
un viraje en Paraguay. Como declaró el Partido Co-
munista, ya llegó la hora de crear el frente anti-
dictatorial nacional con el objetivo de crear las con-
diciones para desencadenar luchas más enérgicas,
derrocar al régimen y reemplazarlo por un go-
bierno patriótico. En Argentina fue constituido el
órgano coordinador de las fuerzas que bregan por
una apertura democrática, la «Multipartidaria»,
por lo que durante mucho tiempo luchaban
los comunistas. Se aspira a integrar en él a di-
versos sectores sociales y extender su organización
en cada esfera de la vida nacional. En Uruguay sigue
siendo un factor político real el Frente Amplio, del
cual forman parte los comunistas —a despecho de
años de persecuciones, ahora recrudecidas—, lo que
se expresó en el peso de su apoyo a la Convergencia
Democrática, en la creciente presencia de la oposi-
ción, en movilizaciones públicas de una magnitud no
conocida desde el golpe de Estado.
El año pasado, el Partido del Pueblo de Panamá
obtuvo una gran victoria. En complicadas condicio-
nes, pese al reforzamiento de la propaganda antico-
munista, logró la legalización presentando una lista
con 36.000 militantes y adherentes, mientras que el
mínimo requerido es, según la ley, de 30.000. El re-
conocimiento oficial del PPP mostró que los comu-
nistas aprovecharon las posibilidades favorables pa-
ra reforzar sus posiciones en las masas. Tanto ma-
yor peso adquirió su llamamiento a formar el frente
democrático de liberación nacional. En México se
produjo un importante acontecimiento. Además de
los comunistas, otras cuatro organizaciones anuncia-
ron su unión en el Partido Socialista Unificado. La
cohesión, como dimana de la Declaración Consti-
tuyente, se basa en la comunidad de los objetivos y
las tareas, en el reconocimiento del socialismo cien-
tífico como base ideológica.
27
 La experiencia muestra que en América Latina tu-
vo lugar no sólo la sucesiva profundización del con-
flicto entre el trabajo y el capital, entre las fuerzas
progresistas y .reaccionarias, sino que se robusteció
y adquirió importancia primordial, hablando con pa-
labras de Lenin, el «antagonismo entre la negación
imperialista de la democracia y la aspiración de las
masas a la democracia»13. El éxito de la revolución,
su transición a la perspectiva socialista dependen
cada vez más de la unidad de la izquierda, de la
máxima ampliación del frente de las fuerzas patrióti-
cas, de la disposición de éste a rechazar el antico-
munismo como arma de escisión, de la capacidad
del proletariado y de sus partidos de encabezar el
movimiento democrático general, de aprovechar crea-
dpramente los .factores internacionales favorables.
Causa común de los pueblos
La creciente conciencia de las masas y la intensi-
ficación de la resistencia al diktat imperialista son
el signo del tiempo. Sectores cada vez más amplios
de la opinión pública democrática comprenden que
los pueblos del continente tienen su propio destino,
diferente al que pretende imponerles el imperialismo
de los Estados Unidos.
La defensa de las revoluciones victoriosas, del de-
recho a hacer su propia opción devino una causa ver-
daderamente común de los latinoamericanos. En to-
das partes surgen los comités de solidaridad con Cu-
ba, Nicaragua y Granada, con los patriotas de Chile
y Uruguay, con los rebeldes de El Salvador y Guate-
mala. Se celebran manifestaciones masivas en su
apoyo, así como eventos internacionales incluso en
los centros del imperialismo.
En la campaña internacional de solidaridad se
unen las voces de los comunistas y socialistas, so-
cialdemócratas, liberales, de las corrientes religio-
sas, de las organizaciones juveniles, femeninas y
sindicales. Sin embargo, no se trata sólo de que el
espectro ideológico y conceptual de estas fuerzas sea
amplio. Lo importante es que se cree el terreno real
para su acción conjunta. La experiencia muestra: la
unidad comienza, precisamente, por una causa co-
mún concreta en que se descubren más fácilmente
los puntos de coincidencia y los elementos de una
eventual colaboración. La campaña de solidaridad
ejerce un gran influjo positivo en los participantes
mismos (comunistas y no comunistas, creyentes o
ateos, etc.) que pasan por una gran escuela, en la
cual se liberan de prejuicios, aprenden la flexibili-
dad política. Organizando las acciones de solidari-
dad y trabajando en diversos círculos de la opinión
pública progresista, los comunistas encuentran alia-
dos allí donde antes se enfrentaban con la indife-
rencia e, incluso, la hostilidad. Nacen los gérmenes
de las futuras coaliciones de izquierda y democráti-
cas, se desbroza el camino a la unión en aras de las
transformaciones sociales en su propio país.
La intensificación de la lucha de los pueblos lati-
noamericanos, el fortalecimiento de sus acciones uni-
tarias a escala del continente, todo esto contribuye
a elevar el papel de los estados de la región en la
'i 3 V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Cartago, Buenos
Aires, t. XXIV, p. 22.
28
palestra internacional, a ensanchar sus vínculos y
contactos con las regiones del mundo de las que es-
taban separados por los esfuerzos de la reacción in-
terna y exterior. HfDTA PARfiDARIA
Es éste un proceso histórico objetivo. En América
Latina cobraron sustancial desarrollo las fuerzas pro-
ductivas. Los países más importantes por el volumen
absoluto del potencial económico, adelantaron a al-
gunos países de Europa Occidental, lo que brinda
mejores posibilidades para cierta actuación indepen-
diente en política exterior. En el Hemisferio Occi-
dental están desapareciendo los últimos enclaves co-
loniales por la creciente lucha de los pueblos, como
el de Puerto Rico, que se niegan a seguir viviendo
en semejantes condiciones. A la familia de los esta-
dos soberanos se añadieron nuevos miembros que
hacen el número 31 y 32 (Hélice, en septiembre del
año pasado, y Antigua-Barbuda, en noviembre). Algu-
nos países del continente toman parte activa en el
Movimiento de los No Alineados. Cuba socialista goza
de alto prestigio, ocupando la presidencia de este
movimiento.
En lo que se refiere a la política exterior, el Go-
Un papel significativo desempeñan los factores ex-
ternos: la posibilidad de neutralizar la incidencia del
imperialismo mediante el creciente prestigio y el
LLEVAR LAS IDEAS bierno de Thatcher es el abogado más celoso de la
carrera armamentista y del rumbo de Reagan; es
partidario de aumentar los gastos militares de : Gran
apoyo del socialismo, de apoyarse en la solidaridad
de la opinión pública democrática del mundo. La lu- DE LOS COMUNISTAS Bretaña.
La resistencia a la política de los conservadores
cha de los pueblos latinoamericanos contra las ac-
ciones agresivas de Reagan también encuentra com-
prensión por parte de la socialdemocracia interna-
A LAS MASAS va en aumento. Durante el último tiempo han teni-
do lugar inmensas manifestaciones, las más multitu-
dinarias en muchos años, siendo de destacar la efec-
cional. En su reunión de París (septiembre de 1981),
el Buró de la Internacional Socialista aprobó una tuada el 24 de octubre, en el marco de la Campaña
por el Desarme Nuclear, que ha sido una de las
declaración en que condena a la Administración de
mayores. Sin embargo, no se ha podido hacer que
los Estados Unidos por la amplia ayuda militar a la
los tories renuncien a su rumbo actual. Están obsti-
Junta salvadoreña y se solidariza con el comunicado IAN McKAY, nados en continuar su estrategia basada en las teo-
conjunto mexicano-francés, en el que las fuerzas de- miembro del Comité Político y organizador nacional rías monetaristas y el militarismo, la cual no puede
mocráticas y revolucionarias de El Salvador son re- del Partido Comunista de Gran Bretaña tener más que resultados nefastos para el pueblo
conocidas como «fuerza política representativa».
inglés.
En América Latina desaparece gradualmente la La lamentable experiencia gubernamental de los
inercia del reciente pasado, cuando a muchos les pa- laboristas de derecha, el shock provocado por la
recía que estaban al margen del eventual conflicto elección del rabioso Gobierno antiobrero de los to-
nuclear, cuando no se sentían copartícipes de la se- ries en 1979 y la creciente crisis del imperialismo
guridad general. Ya se perfila un viraje sicológico y británico originaron una serie de importantísimos
político en la conciencia de las masas. Esto se plas- cambios en la historia del Partido Laborista, condu-
ma en el surgimiento de organizaciones sociales EL XXXVII Congreso del Partido Comunista de ciendo a un desplazamiento hacia la izquierda. Estos
adictas a la paz, en la creciente participación de los Gran Bretaña (Londres, 14—17 de noviembre de 1981) cambios, aunque todavía están lejos de afianzarse,
latinoamericanos en las campañas antibélicas inter- se reunió cuando en el país se había creado una han afectado tanto la política como las normas de-
nacionales, en las acciones de apoyo a las más im- situación política vacilante, una de las más inesta- mocráticas en el seno del partido. Parte del ala de-
portantes iniciativas de paz de la Unión Soviética y bles en nuestro siglo. En dos años y medio, el Gobier- recha salió del él y formó el nuevo Partido Social De-
otros países socialistas. En el fondo, nadie, ni si- no de los conservadores condujo a la agudización mócrata (PSD). Los éxitos que el PSD alcanzó en las
quiera ciertas capas de la burguesía, está interesado de la crisis del imperialismo británico, a la catastró- recientes elecciones parciales en alianza con los
en retornar a los viejos tiempos de la guerra fría, ya fica decadencia de la economía, a que cerca de 4 liberales, Imprimieron a la vida política del país un
que estos tiempos se asocian con la política de ple- millones de hombres, mujeres y jóvenes estén sin aspecto nuevo, bastante significativo, cuyo carácter,
na supeditación al imperialismo, con la ausencia de empleo. La política de los lories socava el sistema desde el punto de vista de las fuerzas de izquierda,
perspectivas en el desarrollo independiente. de seguridad social, la sanidad y la enseñan- es negativo. Aunque ese desplazamiento en el Par-
La peculiaridad de América Latina y del Caribe za; dificulta la solución de los problemas de la tido Laborista tiene gran significado y en los sindi-
consiste en que la paz se concibe aquí en una rela- vivienda. Las medidas legislativas previstas por el catos se manifiesta un notable giro a la izquierda, la
ción particularmente estrecha con el combate por la Gobierno amenazan con limitar las normas democrá- derecha, no obstante, continúa conservando las po-
liquidación del hambre, la miseria, el analfabetismo, ticas de trabajo y los derechos de los órganos de siciones clave. Esto obsaculiza el reforzamiento de
la desigualdad política y cívica de las masas y, por autogestión local. Los conservadores no cesan en sus los elementos de izquierda en el movimiento obrero,
consiguiente, está estrechamente ligada con la lucha intentos de reducir los salarios y distintos subsidios; dificulta seriamente la tarea de ganar a las masas
contra el imperialismo, por embridar a sus círculos han comenzado a presentar en el Parlamento proyec- para la política que se les propone, les impide com-
más agresivos. Precisamente en esto ven las fuerzas tos de leyes que prevén reducir las posibilidades de prender y creer que esta política es una alternativa
progresistas y democráticas del continente sus prin- los sindicatos de luchar por el mejoramiento de los real al rumbo de los conservadores, asi como a la lí-
cipales tareas en el presente decenio. salarios y de las condiciones de vida de los trabaja- nea de la alianza PSD—liberales, que vuelve a re-
dores. petir «el pasado».
29
 PRECISAMENTE ESTA SITUACIÓN, descrita aquí
en sus aspectos generales, se ha analizado y evalua-
do en el XXXVII Congreso del PCGB. Los resulta-
dos de la discusión y las resoluciones adoptadas por
el congreso indican claramente al pueblo inglés el
camino a seguir, le ayudan a ver de qué modo se
puede derrotar al Gobierno de los conservadores y
lograr un Gobierno laborista de nuevo tipo. Refirién-
dose al carácter de la lucha necesaria para lograr
este viraje, Gorden McLennan, Secretario General del
PCGB, señaló en su intervención en el congreso: «Co-
mo lo ha demostrado brillantemente la Marcha Po-
pular de Protesta y como lo confirma el movimiento
por la paz, es ante todo en la lucha donde la gen-
te aprende y adquiere experiencia». Esta experiencia
le permite apreciar sus propias fuerzas y también
las de otros, «las posibilidades de alianzas entre las
tendencias políticas en el seno del movimiento obre-
ro y, rebasando sus fronteras, las de valorar la so-
lidez y la capacidad combativa de semejantes alian-
zas desde el punto de vista no sólo de la influencia
en los acontecimientos políticos cotidianos, sino
también de la transformación de la propia socie-
dad»1.
Esta lucha da seguridad clasista y política — se-
ñaló G. McLennan — , permite comprender lo que se
puede hacer cuando se amplían las grandes accio-
nes de masas, en las que la clase obrera y su movi-
miento, desempeñando el papel rector, se enrique-
cen en el sentido organizativo y se inspiran para
nuevas batallas.
A su vez, la envergadura de estas acciones testi-
monia que es necesario y es posible consolidar en
un grado significativo la unidad de las fuerzas de
izquierda: laboristas, comunistas y otros trabajado-
res, que luchan por objetivos comunes. Los comunis-
tas que trabajan en los movimientos sindical y de-
mocrático participan a diario en las acciones uni-
tarias y en las discusiones con otras fuerzas de iz-
quierda.
Las iniciativas del Comité Coordinador del Partido
Laborista —la Conferencia de julio en Londres y la
Conferencia de noviembre de 1981 en Glasgow—
fueron un fenómeno nuevo y significativo en esta
actividad conjunta 2 . La divulgación de seme-
jantes iniciativas en cada ciudad, en cada
rama de la industria y en cada empresa pue-
de influir profundamente en el movimiento obre-
ro, estimular a muchos miembros de los sindicatos
a revisar sus propios puntos de vista, atraer a un nú-
mero mayor de organizaciones sindicales al lado de
las fuerzas de izquierda, y todo esto en un ambiente
en que estas últimas se vuelvan resueltamente de ca-
ra a otras fuerzas. Si este viraje significa también
acciones unitarias con otros participantes del movi-
miento democrático, se crearán las condiciones pa-
ra que a las fuerzas sociales progresistas se aproxi-
men millones de personas no vinculadas con el mo-
vimiento de izquierda y obrero, personas que hay
que conquistar para la causa de ese movimiento. Hay
1 Comment, ífe 24—5, Vol. 19, 5 de diciembre de 1981,
p. 2 5.
Se trata de las conferencias dedicadas al tema Los
sindicatos y el socialismo, en las que participaron, junto
con los laboristas, también los comunistas.
30
que conquistarlas si queremos tener una mayoría
política para poder realizar transformaciones pro-
gresistas, socialistas.
LA CONCEPCIÓN DE LA LUCHA, expuesta por
G. McLennan, es promovida sólo por el Partido Co-
munista. Destaca como tarea fundamental la necesi-
dad de construir un PCGB mucho más numeroso y
de ampliar sustancialmente su Influencia. Al discu-
tirse el principal punto del orden del día, fue exa-
minada también la cuestión relacionada con el in-
greso del PCGB en el Partido Laborista.
Los participantes en el congreso rechazaron la en-
mienda según la cual esto debería ser una de las ta-
reas inmediatas del Partido Comunista, y adoptaron
la siguiente resolución: «A medida que las ideas y
los líderes de derecha se desacrediten progresiva-
mente en el movimiento obrero, una serie de inter-
dicciones y proscripciones se anulen y la unidad de
las fuerzas de izquierda se amplíe y consolide, irán
abriéndose nuevas oportunidades para las formas
más desarrolladas de unidad entre laboristas y co-
munistas —incluida la esfera de las elecciones—
con la posibilidad de la futura afiliación al Partido
Laborista. Pero esta afiliación es una perspectiva a
largo plazo y no es una tarea inmediata. Puede con-
vertirse en realidad sólo a condición de que nuestro
partido despliegue con una amplitud mucho mayor
su participación en la lucha en las empresas y lu-
gares de residencia, su participación en las eleccio-
nes y logre radicales avances en su crecimiento nu-
mérico y en su influencia política, tanto en el seno
del movimiento obrero como entre sectores más vas-
tos de la población. Debemos también responder po-
sitivamente a toda oportunidad que contribuya a la
unidad de laboristas y comunistas»3.
De este modo, volvió a plantearse la cuestión cla-
ve: la composición numérica y la influencia del
PCGB. Después de acalorados pero constructivos de-
bates, los delegados expresaron en la resolución fi-
nal la decisión de mejorar radicalmente el trabajo
del partido en las campañas electorales y de desple-
gar con mayor energía la construcción partidaria.
Se destacó que el aumento de las filas del partido
y la creación de un número mucho mayor de orga-
nizaciones de base activas, sobre todo en las empre-
sas, es importante no sólo para nosotros, sino tam-
bién para todo el movimiento obrero, permitiendo
ampliar considerablemente las acciones públicas en
apoyo de la política y las ideas de los comunistas.
En el congreso anterior se comunicó que desde julio
de 1977 hasta julio de 1979, la composición numérica
del partido se redujo en 4.694 personas. Posterior-
mente, este proceso disminuyó un tanto. En julio de
1979, el partido contaba con 20.590 miembros; en ju-
lio de 1981, con 18.4584. Pero, como señalaran los
delegados, no basta con impedir la reducción numéri-
f De la resolución Por la lucha de masas en aras de la
victoria sobre los conservadores y la creación de un Go-
bierno laborista de nuevo tipo. Comment, Ni 24—5, Vol.
19,4 5 de diciembre de 1981, p. 11.
Estuvieron representados en el congreso por 285 de-
legados con derecho a voz y voto, entre ellos 65 mujeres.
La mayoría de los participantes (146 personas) tenían de
26 a 40 años de edad; la antigüedad de milltancla de más
de la mitad de los delegados no subrepasaba los 10 años.
ca del partido. La cuestión fundamental es cómo rea-
nudar su crecimiento. Para eso es necesario que al
año ingresen, como mínimo, mil miembros nuevos.
Junto con desplegar la lucha de masas, crear la
unidad de la izquierda y consolidar las tendencias
de izquierda en el movimiento obrero, nuestra estra-
tegia exige aplicar de manera constante los máxi-
mos esfuerzos para realizar campañas públicas inde-
pendientes, exponiendo con seguridad y valentía
nuestra política. El objetivo inmediato es lograr que
cada organización de base ponga sus miras en el tra-
bajo en las empresas y en los lugares de residencia.
Nos esforzaremos por desarrollar los éxitos alcanza-
dos en la edición de materiales de propaganda y de
periódicos, por mejorar su contenido y presentación.
Es necesario utilizar con mayor intensidad todos los
medios de propaganda: el periódico Morning Star, la
edición en serie de folletos, octavillas y carteles, las
intervenciones en asambleas públicas, etc.
Los delegados al congreso indicaron a continua-
ción que los órganos dirigentes, concretamente los
comités distritales, deben mejorar radicalmente su
labor, contribuir a que los comunistas participen más
activamente en la vida política y la mayoría de las
organizaciones de base preparen y realicen con ma-
yor eficacia las campañas públicas. En las organiza-
ciones de base debe prestarse particular atención a las
discusiones políticas y a la educación partidaria, pa-
ra que todos los miembros del partido se compene-
tren de las ideas de nuestro programa y de nuestra
estrategia y estén, de este modo, en condiciones de
llevar estas ideas a las masas. Los secretarios de las
organizaciones de base y los miembros de los comi-
tés deben estudiar y recibir ayuda práctica, pues son
los eslabones clave en la dirección política y en la
estructura democrática del partido.
Es preciso profundizar más en las diversas cuestio-
nes de la vida política local, elaborar con mayor pro-
fundidad las posturas respecto al desarrollo de las
más importantes ramas de la industria. Cada organi-
zación de base ha de convertirse en fuerza pública
que aplique la política comunista, en centro de la
formación de la unidad de izquierda y obrera en su
barrio o en la empresa. Sólo así se podrá crear una
base segura para el crecimiento ininterrumpido del
partido.
OTRA RESOLUCIÓN FUNDAMENTAL, en torno a la
cual giró la discusión, estuvo dedicada a las cuestiones
de la paz y el desarme. Al abrir los debates, Pat Mi-
lligan, miembro del Comité Ejecutivo, dijo: «El pro-
blema crucial que encara la humanidad es prevenir
la guerra nuclear. La perspectiva de tal guerra es
terrible, y la creciente comprensión de lo enorme que
es el peligro que se cierne sobre el mundo también
crea condiciones en que se hace posible avanzar ha-
cia la paz mundial y el desarme.
Los comunistas siempre hemos dicho que Inglate-
rra puede hacer una gran contribución al
lagro de este objetivo, y ahora una seria responsa-
bilidad recae sobre nosotros debido a la política
reaccionaria de guerra fría del Gobierno de Thatcher,
que sigue a los incendiarios de la guerra que se en-
cuentran en el poder en los EE.UU. Sin embargo, en
el momento en que se ha reunido nuestro congreso,
existen las posibilidades, más grandes que nunca, pa-
ra prevenir los horrores de la guerra mundial»5.
Muestra de ello son también los significativos cam-
bios en el movimiento por la paz en Inglaterra. Se
tienen en cuenta, en particular, las resoluciones del
Partido Laborista, del Congreso Británico de las Tra-
de Unions y del Partido Liberal en apoyo del de-
sarme nuclear unilateral de Gran Bretaña; la Campa-
ña por el Desarme Nuclear, que se desarrolla rápida-
mente; el enorme crecimiento del número de sus par-
ticipantes y la envergadura de sus acciones, cuyo
punto culminante fue la mencionada manifestación
en Londres del 24 de octubre de 1981, en la que par-
ticiparon 250.000 personas.
Como se señala en la resolución del congreso, pa-
ra que Gran Bretaña pueda aplicar una política exte-
rior de paz, independiente, es necesario luchar por
las siguientes reivindicaciones fundamentales:
— la renuncia a la instalación de misiles Cruise en
Inglaterra; el desmontaje de los misiles Polaris; la
anulación de la decisión sobre los misiles Trident; el
desmantelamiento de todas las bases militares y
nucleares extranjeras en Inglaterra y la evacuación
de las tropas estadounidenses;
— el desarme nuclear unilateral de Inglaterra co-
mo un paso imprescindible para lograr el desarme
multilateral;
— la reducción inmediata de los gastos en los ar-
mamentos en 2.000 millones de libras esterlinas co-
mo primera medida encaminada a reducir en un 50%
el actual presupuesto militar, equivalente a 12.000
millones de libras esterlinas; el paso de la industria
de guerra a la producción socialmente útil;
—• la renuncia a elaborar e Instalar la bomba de
neutrones;
— la oposición a la creación de las «fuerzas de
despliegue rápido»;
— la salida de Inglaterra de la OTAN; la creación
de una zona desnuclearizada en Europa y la auto-
disolución de la OTAN y la Organización del Trata-
do de Varsovia;
— la participación activa de Inglaterra en la or-
ganización de las negociaciones para el desarme;
— el desarrollo del intercambio comercial, cultural
y deportivo con los países socialistas;
- el cese de los suministros de armas al extran-
jero, particularmente a los regímenes fascistas y ra-
cistas;
— el apoyo resuelto a los movimientos de libera-
ción nacional.
Durante los debates sobre estas cuestiones, el con-
greso aprobó por mayoría de votos (157 contra 115)
la resolución del Comité Ejecutivo respecto a Afga-
nistán (enero de (1980). En la resolución se concor-
dó la siguiente formulación:
«El Comité Ejecutivo expresó su disconformidad
con la entrada de las tropas por considerarlo una
interferencia en los asuntos internos de Afganistán,
y exhortó a retirar las unidades militares soviéti-
cas .. .6
5 Comment, J& 24—5, Vol. 19, 5 de diciembre de 1981,
p. 616.
Como es sabido, este punto de vista contradice a la
opinión de la inmensa mayoría de los partidos comunis-
tas y obreros, solidarios al respecto con la posición del
Partido Democrático Popular de Afganistán. El PDPA
31

Apoyamos la revolución afgana y rechazamos ple-
namente la afirmación de que los acontecimientos
allí acaecidos demuestran la agresión soviética y los
objetivos expansionistas de la URSS ...
Lucharemos contra todo Intento de utilizar seme-
jantes afirmaciones como un pretexto para abando-
nar los esfuerzos orientados a alcanzar la distensión
y el desarme y, al mismo tiempo, realizaremos una
campaña contra la injerencia imperialista en forma
de ayuda y apoyo a los sediciosos contrarrevolucio-
narios de Afganistán.
La Unión Soviética desea la paz y ha hecho repe-
tidamente proposiciones sobre las negociaciones para
el desarme y la reducción de los armamentos. Insis-
tiremos en la realización de todas las propuestas co-
mo éstas que pueden conducir a la reducción de la
tensión Internacional y al cese del armamentismo»7.
EL CONGRESO examinó y adoptó la tercera reso-
lución fundamental, sobre el periódico Morning Star.
i beración nacional. Había una contradicción entre la
Al abrir los debates, su redactor, Tony Chater, carac-
terizó el papel de vital importancia que desempeñó y
desempeña el rotativo. Se refirió, en particular, a los
grandes cambios en las posiciones respecto a los tres
problemas políticos clave de la vida del país, que se
patentizaron en las conferencias del Partido Labo-
rista y del Congreso Británico de las Trade Uníons.
Se trata del desarme nuclear unilateral, de la salida
de Gran Bretaña de la CEE y del rumbo económico
alternativo, basado en la renuncia a cualquier forma
de «política de beneficios». Chater señaló que en to-
das estas cuestiones, Morning Star ha venido reali-
zando una incansable campaña cotidiana y ha logra-
do hacer un ponderable aporte a los éxitos alcanza-
dos. El periódico siempre ha apoyado al movimiento
de la paz y desde los tiempos del Llamamiento de
Estocolmo ha venido combatiendo contra el arma-
mentismo nuclear. Informó ampliamente de las mani-
festaciones realizadas en el marco de la Campaña
por el Desarme Nuclear a finales de los años 50 y
comienzos de los años 60, y se pronunció con-
secuentemente por que la conferencia del Partido
Laborista aprobara la idea de este desarme unilate-
ral.
El periódico ocupó una posición de principios en
lo referente al Mercado Común. Desde el mismo co-
mienzo, cuando incluso muchos representantes de las
fuerzas de izquierda vacilaban en su apreciación, de-
senmascaró a la CEE como instrumento del gran bu-
siness. Durante la preparación del referéndum, Mor-
ning Star fue el único diario de Gran Bretaña que
promovió la salida del país del Mercado Común. Tam-
bién de una manera principista abordó la cuestión
cardinal respecto a la «política de beneficios». Entre
todos los periódicos ingleses, sólo Morning Star de-
subraya que el envío de un limitado contingente de tro-
pas soviéticas a Afganistán a petición de su Gobierno
concuerda con la Carta de la ONU y con el tratado en-
tre ambos estados, y lo considera un acto de ayuda ínter-
nacionalista a la revolución afgana. Esta posición se expo-
ne detalladamente en la entrevista al cantarada Babrak
Karmal, Secretarlo General del CC del PDPA (¡El pueblo
de Afganistán defenderá la revolución!, en Revista Inter-
nacional, Wa 4 de 1980).
1 Comment, Ni 24—5, Vol. 19, 5 de diciembre de 1981,
p. 19.
32
nuncio la idea del «contrato social» como un abuso
de la confianza de los trabajadores.
No cabe duda de que sin las consecuentes inter-
venciones de Morning Star habría sido mucho más
difícil el viraje hacia la izquierda en las conferen-
cias del Partido Laborista y el Congreso Británico de
las Trade Unions.
La batalla por aumentar la tirada diaria de Mor-
ning Star es parte inalienable de la lucha por movi-
lizar a la opinión pública, lo que es imprescindible
para el éxito de toda la política de las fuerzas de
izquierda y para crear las bases que permitan abrir
en Inglaterra el camino hacia el socialismo.
Se requiere aumentar la tirada tanto para ampliar
la influencia del periódico como para superar las se-
rias dificultades financieras que tiene en el momen-
to actual. El congreso acordó tomar medidas para
mejorar el contenido del periódico y su divulgación,
de manera que en 1982 la tirada diaria llegue a los
3.000 ejemplares.
MUCHOS DE LOS DOCUMENTOS APROBADOS POR
EL CONGRESO se basan en las resoluciones de las
organizaciones de base y los comités distritales y
tienen un carácter sintetizador, general. Algunos de
ellos, particularmente los referentes a Irlanda, a la
cuestión femenina, al racismo y al desempleo entre
la juventud, se discutieron durante los debates en
torno a los puntos fundamentales del orden del día.
Entre los demás temas que fueron abordados en las
resoluciones de las organizaciones de base, pueden
mencionarse los siguientes: la enseñanza superior, la
salud pública, el problema de la vivienda, las coope-
rativas, los derechos nacionales y democráticos, la
policía y las fuerzas armadas, la representación
proporcional, el trabajo de las organizaciones de ba-
se en las empresas, los barrios pobres y de inmi-
grantes, la agricultura, la seguridad social, el comer-
cio entre el Este y el Oeste, etc.
En el congreso hicieron uso de la palabra delega-
dos de los partidos comunistas de Chile, Irlanda y
Sudafricano, Partido Progresista del Pueblo Trabaja-
dor de Chipre, Congreso Nacional Africano [África
del Sur), SWAPO (Namibia), MPLA-Partido del Tra-
bajo (Angola), Organización para la Liberación de
Palestina y Frente Revolucionario Democrático de El
Salvador. Además, se recibieron cartas de saludo de
46 partidos comunistas y movimientos de liberación.
El congreso aprobó declaraciones en apoyo de los
pueblos de Chipre, África del Sur, Cercano Oriente,
El Salvador y Chile.
RASGOS DEL PARTIDO
REVOLUCIONARIO
En la Redacción de la revista se reunieron dirigentes
de tres partidas revolucionarias afr'canos —Movi-
miento Popular para la Liberación de Angola-Partido
del Trabajo (MPLA-PT), Frente de Liberación de Mo-
zamb'que (FRELIMO) y Partido del Congreso de la
Independencia de Madagascar (AKFM-KDRSM)—,
que actúan en condiciones diferentes, pues mientras
el MPIA-PT y el FRELIMO son partidos de vanguar-
dia gobernantes, con una composición social propia
de su carácter, el partido democrático revoluciona-
rio AKFM-KDRSM participa en la dirección del Esta-
do como miembro de una alianza de partidos pa-
trióticos y agrupa en sus filas a los marxistas y a
otras fuerzas consecuentemente democráticas. La Re-
dacción formuló a los representantes de estos tres
parados una serie de preguntas relacionadas con los
rasgos generales y específicos de la organizac'ón re-
volucionaria. A continuación ofrecemos las respues-
tas de Luis PIZARRO, jefe de la sección de Educa-
ción Política e Ideo ógica del CC del MPLA-PT; Arsé-
ne RATSIFEHERA, Secretario General adjunto del
AKFM-KDRSM, y José CAUATORZE, jefe de sector de
la secc'ón de Trabajo Ideológico del CC del Partido
FRELIMQi.
— ¿Cómo definirían los rasgos fundamentales de
sus partidos? ¿Qué condiciones han injluido en la
formación de los mismos?
L. PIZARRO. El MPLA-PT se define como partido de
vanguardia de la clase obrera. Es un partido marxis-
ta-leninista, que basa sus actividades en el socialis-
mo científico y cuya estructura orgánica correspon-
de a los principios leninistas del partido de nuevo
tipo.
El Movimiento Popular para la Liberación de An-
gola se constituyó en 1956, tras la fusión de las or-
ganizaciones anticoloniales clandestinas. Las distin-
tas etapas de la lucha de liberación nacional fueron
a la vez etapas de desarrollo del MPLA. En el Ma-
nifiesto de 1957 proclamó ya que la lucha revolucio-
naria era el único método de lograr la liberación del
1
Al inaugurar la sección Acerca del carácter de la
organización comunista (véase REVISTA INTERNACIO-
NAL, Nfc 1 y Ni 2 de 1982), expusimos que su propósito era
ofrecer a los lectores la rica experiencia de construcción
del partido en distintos países y en diferentes circuns-
tancias. El presente material constituye una contribu-
ción al desarrollo de este tema.
pueblo angoleño. A diferencia de los distintos gru-
pos de carácter estrictamente étnico y tribal, el
MPLA aspiraba a agrupar a todas las nacionalidades
del país sobre la base de una plataforma antiimpe-
rialista2. Estos dos rasgos —la acción revolucionaria
y el apoyo en las masas— fueron los determinantes
del movimiento y los que le permitieron culminar
victoriosamente la guerra de independencia y acce-
der al poder.
Después de haber sido conquistada la independen-
cia política, la lucha de clases se agudizó. En estas
condiciones, el MPLA manifestó resueltamente su ad-
hesión a la línea revolucionaria. El III Pleno del CC
del MPLA, celebrado en 1976, proclamó que la cons-
trucción del socialismo era el objetivo final del mo-
vimiento. Como vemos, el MPLA, cuando aún era un
movimiento, decidió que el socialismo ofrecía el úni-
co camino posible para librarse de la dependencia
del imperialismo y acabar con el subdesarrollo.
Pero estos objetivos no podían ser alcanzados en
la práctica bajo la dirección del movimiento de li-
meta política fijada y el carácter de la organización.
Surgió la necesidad de formar un partido de clase,
que se situase en las posiciones de la clase obrera
y fuese capaz de encabezar ía lucha por una nueva
sociedad, por una sociedad socialista. En estas cues-
tiones se centró la atención del I Congreso del
MPLA, celebrado en 1977.
«El MPLA cumplió su misión histórica como movi-
miento de liberación nacional —dijo en el Congreso
el ya desaparecido Presidente Agostinho Neto—. La
edificación de la democracia popular y del socialis-
mo exige saltos cualitativos en los planos político,
ideológico y organizativo ...» Ahora bien, ¿cuál era
el mejor camino para resolver este problema? Había
tres' opiniones sobre este particular. La primera era
la de disolver el MPLA y crear un partido totalmen-
te nuevo. La segunda, lormar un partido marxista-
lenínista y mantener el MPLA como organización de-
mocrática. Y la tercera, convertir el MPLA en parti-
do de vanguardia.
Prevaleció la tercera opinión, que era la que mejor
correspondía a nuestras realidades. En efecto, el
MPLA había logrado en el curso de la lucha de li-
beración nacional cohesionar al pueblo y movilizarlo
para la resistencia militar al colonialismo y al im-
perialismo. Posteriormente, una vez conquistada la
independencia, el MPLA respondió a la agudización
de la lucha política en Angola con una radicaliza-
ción de su línea política y se despojó de los elemen-
tos contrarrevolucionarios y de los fraccionalistas.
En el plano orgánico se fueron sentando las bases
estructurales del futuro partido, que se iba configu-
rando de acuerdo con los principios territoriales y
de producción.
La transformación del movimiento de liberación
nacional —del MPLA— en partido de vanguardia no
fue, pues, la consecuencia de una «decisión adminis-
trativa», sino el resultado de un largo proceso y de
cambios cualitativos experimentados por la organiza-
ción a lo largo de dos decenios de lucha revolucio-
2
En Angola viven 11 etnlas y más de 100 tribus. —N.
de la Red.
33
naria. Pero nuestra opinión es que el camino de la
formación de un partido de la clase obrera que, co-
mo se señalara en el I Congreso del MPLA-PT, «agru-
pe en sólida unión a los obreros, campesinos, inte-
lectuales revolucionarios y otros trabajadores fieles
a la causa del proletariado», no ha sido recorrido
hasta el final. Aún queda mucho por hacer, y so-
mos conscientes de ello.
A. RATSIFEHERA. El Partido del Congreso de la
Independencia de Madagascar (AKFM-KDRSM) 3 exis-
te desde hace más de 20 años. Se constituyó en la
lucha de liberación nacional y sobre la base de la
misma consiguió agrupar a gente de convicciones
marxistas, de ideas democráticas progresistas. En
1958, después del referéndum organizado por el Go-
bierno francés en sus colonias y territorios de ultra-
mar, cinco organizaciones políticas, entre ellas la
marxista Unión del Pueblo Malgache (UPM), celebra-
ron un congreso de unificación y constituyeron el
AKFM. Teniendo en cuenta las condiciones reales del
país este partido proclamó como lema programático
la conquista de la independencia nacional sin recu-
rrir a la violencia.
La larga lucha del pueblo malgache, iniciada a fi-
nales del siglo pasado4, condujo en 1960 al fin anhe-
lado: la independencia política de la isla se hizo rea-
lidad. El AKFM saludó este acontecimiento como
culminación de una etapa de la lucha de liberación
nacional y planteó a la vez como objetivo la conquis-
ta de la independencia económica. En su III Congre-
so [1962], el partido marcó su camino: desarrollo no
capitalista rumbo al socialismo. En política exterior
se pronunció por la neutralidad positiva.
El AKFM obtuvo desde el comienzo el apoyo de las
capas más diversas de la población —obreros, cam-
pesinos, intelectuales— y atrajo a sus filas a los par-
tidarios de un desarrollo progresista y a muchos cre-
yentes. Estábamos firmemente convencidos de que el
cumplimiento de las tareas riel movimiento liberador
reclamaba la estrecha cooperación de los marxistas
y los adeptos de los ideales democráticos generales.
La actitud revolucionaria, reflejada en la platafor-
ma conjunta de las organizaciones que se unieron en
el AKFM, y la agudeza de las batallas políticas e
ideológicas libradas durante el Gobierno del Partido
Socialdemócrata, testaferro del neocolonialismo, con-
dujeron lógicamente al AKFM a proclamar que el so-
cialismo era el único camino acertado para nuestro
país. Además, estamos convencidos de que no existe
más que un socialismo, el científico. Fuimos los pri-
meros en decir en nuestro país que el motor del de-
sarrollo social es la lucha de clases, que sólo la
aceptación de los principios y los objetivos del so-
cialismo científico permite conseguir para el país la
plena independencia y el progreso social.
3 vés de una serie de enfrentamientos en el seno del
El Comité Democrático de Apoyo a la Carta de la
Revolución Socialista Malgache (KDRSM) se constituyó
en 1975, sobre la base del Partido del Congreso de la In-
dependencia de Madagascar (AKFM), para participar, en
una época en que estaba prohibida la actividad de los
partidos, en el referéndum nacional que habría de apro-
bar la Carta de la Revolución Socialista Malgache, docu-
mento programático del régimen democrático revolucio-
nario. Los líderes del partido hacen hincapié en que «el
KDRSM es el AKFM». — N. de la Red.
4
Madagascar íue anexionada por Francia en 1895. —N.
de la Red.
Los procesos que han tenido lugar en la vida polí-
tica de Madagascar a partir de 19755 evidencian que
la lucha indesmayable del AKFM contra el colonia-
lismo y el neocolonialismo ha tenido resultados po-
sitivos. Nuestro partido, como es sabido, apoya a la
dirección revolucionaria del Presidente Ratsiraki. Re-
presentantes del AKFM forman parte del Buró Políti-
co del Frente Nacional de Defensa de la Revolu-
ción, del Consejo Revolucionario Supremo y del Go-
bierno de la República Democrática de Madagascar.
El AKFM se atiene a la idea, expuesta por los clá-
sicos del marxismo-leninismo, de que la revolución
la realiza el pueblo y éste debe hacerla suya para
que ella pueda desarrollarse con todo éxito. Recor-
damos muy bien el pensamiento de Lenin de que el
Estado sólo es fuerte cuando las masas lo saben todo
y en todo actúan conscientemente. La política no
puede ser el privilegio de un reducido grupo de per-
sonas.
El AKFM, que surgió como una organización de
masas con objetivos exclusivamente patrióticos, se
fue convirtiendo a través de su desarrollo histórico
en un partido revolucionario que se guía por el so-
cialismo científico. Su papel es cada vez mayor y
por eso atribuimos una importancia primordial al
fortalecimiento de su base social, engrosándola con
obreros y campesinos, intelectuales y pequeños bur-
queses, con todos los que apoyan los objetivos de
nuestra lucha. El AKFM está persuadido de que la
clase obrera malgache, pese a su escasa cuantía nu-
mérica y al insuficiente desarrollo de la conciencia
de clase de muchos de sus integrantes, es la princi-
pal fuerza del proceso revolucionario y llegará a ser
en el futuro el puntal decisivo del socialismo. Pero
en el partido se han agrupado los más vastos sec-
tores de nuestra sociedad, y la base de esta unidad
es la decisión de defender las conquistas de la revo-
lución malgache y la opción socialista de Madagas-
car en la lucha contra el enemigo común: el imperia-
lismo y la reacción.
J. CAUATORZE. ¿Cómo llegamos a crear el partido?
No se trató, desde luego, de una decisión voluntaris-
ta. La idea de su formación había surgido ya durante
la lucha de liberación nacional, cuando el objetivo
principal del Frente de Liberación de Mozambique
(FRELIMO) 6 era la conquista de la independencia.
En sus filas hallaron lugar todos los que se opo-
nían al colonialismo y a la dominación extranjera.
A medida que se iba desarrollando la lucha y aumen-
taba su contenido antiimperialista, se hacía cada vez
más patente la necesidad de cohesionar y organizar
a las fuerzas más conscientes y más fieles a la cau-
sa de las clases trabajadoras e inculcarles la ideolo-
gía científica del proletariado.
La línea revolucionaria se fue abriendo paso a tra-
5
En dicho año y a propuesta del Presidente D. Rat-
siraki, elegido por votación popular, se aprobó la Carta
de la Revolución Socialista Malgache. Un año más tarde
se constituyó el Frente Nacional de Defensa de la Revo-
lución (FNDR), integrado por seis partidos, entre ellos
el AAKFM, y las organizaciones sociales adheridas a
ellos.
6
—N. de la Red.
El FRELIMO fue creado en 1962 mediante la unión de
tres organizaciones patrióticas y los activistas del movi-
miento de liberación nacional. — N. de la Red.
Frente. Así, por ejemplo, en los años 1965 y 1966,
cuando tras victoriosas operaciones militares comen-
zaron a aparecer zonas libres de la administración
colonial, en el FRELIMO surgieron fuertes contradic-
ciones. Los elementos reaccionarios trataron de crear
en dichas zonas un sistema administrativo que recor-
daba al colonial o restablecía arcaicas estructuras de
poder de carácter feudal o tribal. Pero las fuerzas
progresistas estimaban que el Frente luchaba no sólo
para acabar con la explotación en formas coloniales
sino también por objetivos más amplios, concreta-
mente para poner fin a todas las formas de explota-
ción y opresión del pueblo.
En 1968 se celebró el II Congreso del FRELIMO, en
el que se impusieron los partidarios de la línea revo-
lucionaria. También quedó confirmado el carácter
antiimperialista y clasista de la lucha por la libera-
ción nacional. Los escisionistas y oportunistas sufrie-
ron un descalabro y quedaron en minoría.
En medio de estos enfrentamientos se fue forjando
y templando el núcleo del futuro partido. El Frente
estaba dirigido por los activistas mejor preparados,
los cuales pudieron, ya en aquel entonces, imprimir
a la actividad del FRELIMO ciertos rasgos propios
de un partido. De este modo, en el curso de la lucha
por la liberación nacional y de las batallas de clase,
se fue profundizando también el contenido clasista
de la actividad del Frente.
La transformación del FRELIMO en partido tuvo
lugar en 1977, en su III Congreso, o sea, casi dos
años después de haber sido conquistada la indepen-
dencia. Llegamos a la conclusión de que, en lo fun-
damental, los objetivos de la revolución democráti-
co-nacional, inscritos en el programa del Frente, ha-
blan sido alcanzados. Mozambique consiguió la sobe-
ranía nacional, toda la tierra pasó a manos del pue-
blo, los sectores decisivos de la economía fueron na-
cionalizados, la enseñanza, la sanidad, la justicia y
otras importantes esferas de la vida social quedaron
sometidas al control del Estado y puestas a disposi-
ción de la población.
Se planteó entonces la cuestión de cuál habría de
ser la estrategia del avance ulterior, de iniciar una
nueva etapa del desarrollo, la etapa de la revolución
democrática popular. Se comprende que el paso de
la revolución democrática nacional a la revolución
democrática popular no fue cosa de un día, sino que
se vino preparando por toda la actividad anterior,
que nos llevó a la conclusión de que el único cami-
no acertado para Mozambique y el que correspondía
a su experiencia histórica era el camino del socia-
lismo sobre la base de la teoría marxista-leninista.
En vísperas del III Congreso del FRELIMO, el Pre-
sidente del partido, camarada Samora Machel, dijo:
«El Congreso debe decidir si seguimos siendo un
frente o nos convertimos en partido. Mantener el
frente es legitimar la confusión que imperaba antes
en nuestras filas. En la presente etapa de la cons-
trucción nacional necesitamos, más que nunca, cla-
ridad ideológica. Por eso es preciso comenzar por la
creación de un partido de vanguardia.»7 Los repre-
sentantes conscientes del pueblo trabajador compren-
dían que la edificación de la sociedad socialista era
7
Noticias, 5 de noviembre de 1976.
imposible sin un partido revolucionario capaz de
conducir tras de sí, en la lucha económica, política
e ideológica, a las masas obreras y campesinas y a
los demás trabajadores. El FRELIMO es hoy la fuer-
za que dirige todos los procesos sociales en Mozam-
bique. No es el «club de una élite» sino una organi-
zación de personas unidas por los mismos ideales
y que han pasado por la prueba de la lucha revolu-
cionaria. Es un partido marxista-leninista, el partido
de las clases trabajadoras de nuestro país —el pro-
letariado y el campesinado—, que constituyen
la aplastante mayoría de la población.
— ¿Qué podrían decirnos de la relación existente
entre los rasgos cardinales y los rasgos específicos
de un partido revolucionario? ¿Cómo se expresa esa
relación en su composición social, en el carácter de
los vínculos con las masas y sus organizaciones y en
el modo de abordar la formación de las organizacio-
nes del i rtido?
L. FIZAR..O. Lo específico de la construcción del
partido en Angola consiste en que el partido marxis-
ta-leninista se está formando sobre la base del movi-
miento de liberación nacional, todo ello sobre el te-
lón de fondo de la lucha por una sociedad socialis-
ta en un país africano subdesarrollado. Tenemos que
resolver problemas cuyo origen reside, por una par-
te, en la belicosidad del imperialismo, en las agre-
siones armadas del régimen sudafricano, y por otra
parte, en el bajo nivel de desarrollo. A la par de las
relaciones de producción socialistas, subsisten toda-
vía en Angola relaciones precapitalístas, que son
causa de considerables dificultades, particularmente
en el plano ideológico.
En las tesis publicadas en vísperas del I Congreso
del partido se subrayaba que «miles de afiliados al
MPLA no tienen la posibilidad de dominar el mate-
rialismo dialéctico e histórico. Su adhesión al socia-
lismo científico es de carácter empírico y tiene por
base su confianza en el MPLA». Exigir en tales condi-
ciones que en la primera etapa de la formación del'
partido todos sus militantes fuesen convencidos mar-
xistas-leninistas constituiría una utopía y una mani-
festación de sectarismo. Por eso, y teniendo en cuen-
ta los objetivos estratégicos del MPLA-PT, los nuevos
militantes del partido se seleccionan de entre los
activistas del movimiento de liberación, y son los
propios trabajadores los que realizan esa selección.
El Congreso acordó llevar a cabo lo que nosotros
llamamos «movimiento de rectificación» o «movi-
miento por la pureza de las filas del partido», a cuyo
éxito han contribuido en gran medida los trabajado-
res al exponer sus puntos de vista sobre la fisonomía
política y social de los candidatos y sobre la actitud
de los mismos ante el trabajo. La pertenencia al an-
tiguo MPLA no garantizaba el ingreso en el partido
de vanguardia que se estaba creando. En el seno del
movimiento se formaron una comisión nacional y co-
misiones provinciales, y cada dos meses se celebra-
ban seminarios especiales. Como resultado del «mo-
vimiento de rectificación», que duró tres años, el
MPLA-PT cuenta hoy con unos 30.000 afiliados.
Nuestra opinión es que el partido marxista-leninis-
ta no puede ser considerado como una agrupación
de personas que actúan independientemente de las
orientaciones ideológicas de aquél. El MPLA-PT es el
35
partido de la clase obrera, y a él sólo pueden perte-
necer los que viven de su trabajo y son fieles a la
causa del proletariado. Pero ello no quiere decir que
sólo los obreros puedan afiliarse a él. El partido ad-
mite a todos los trabajadores que están de acuerdo
con su programa y sus estatutos. A la vez, como es
natural, el MPLA-PT dedica particular atención a su
composición social. En la actualidad, alrededor del
45% de los miembros del partido son obreros ocupa-
dos directamente en la producción. Estimamos que
esa proporción es plenamente satisfactoria. Para
asegurar al MPLA-PT su carácter de partido de van-
guardia, sus estatutos establecen que el período de
candidato a miembro varía en dependencia del ori-
gen social y del aporte hecho a la lucha por la in-
dependencia, siendo de un año para los obreros y
militares y de dos años para las personas pertene-
cientes a otras clases y capas de la sociedad.
Ahora nos planteamos como objetivo for' lecer las
organizaciones de base del partido y lar estructuras
del escalón intermedio, así como elevar la concien-
cia política de los afiliados. Ahora se están celebran-
do las primeras elecciones a los comités municipa-
les y provinciales del MPLA-PT.
A. RATSIFEHERA. La revolución malgache ofrece
una serie de particularidades características. Por vez
primera en la historia de Madagascar aparece con-
signado en la Constitución el objetivo de edificar el
socialismo. Tenemos un Frente Nacional de Defensa
de la Revoluqión, dentro del cual el AFKM colabora
con otros partidos. Estamos persuadidos de que la
garantía de la creación de la nueva sociedad está en
la unidad de todos los partidos y organizaciones afi-
nes que forman parte del Frente.
Nuestra actitud en el problema de la colaboración
es bien clara. Nosotros decimos a nuestros aliados:
es preciso darse cuenta de que el avance por el ca-
mino elegido no es un juego ni una «feria» en la que
cada uno hace la propaganda de sí mismo. Lo que
aquí se requiere es una disciplina firme y consecuen-
te y no es admisible quemar etapas. El AKFM actúa
con un gran sentido de la responsabilidad al desem-
peñar su misión, como puede verse, en particular, en
las exigencias que plantea a sus representantes en
los órganos locales de poder. El AKFM cuenta con
más de 5.000 diputados, cuya tarea, tal como ha sido
definida en 1980, por el IX Congreso del partido, es
luchar contra la corrupción, el antisovietismo y el
anticomunismo, repeler los ataques contra el AKFM
y sus militantes, contribuir a la formación de coope-
rativas extrapartidistas y acabar con el analfabetis-
mo. Todos los diputados han de tener presente que
responden ante el partido de su actuación y que de-
ben superar la pasividad y no limitarse a una activi-
dad puramente administrativa.
Otro rasgo distintivo de la revolución malgache es
que la construcción de la nueva sociedad no comen-
zó inmediatamente después del triunfo de la lucha
de liberación, sino sobre la base de los éxitos logra-
dos en el curso de la misma y de los resultados de
una votación popular. La opción hecha por el pueblo
fue la determinante de nuestra línea política. Ahora
es preciso consolidarla mediante actos jurídicos y
aplicarla de un modo consecuente. Todo ello exige
una enorme labor esclarecedora entre las masas y
36
una permanente vinculación con las mismas. Dedica-
mos gran atención a la tarea de agrupar a las distin-
tas capas de la población en organizaciones sociales.
La legislación del país establece que sólo tienen de-
recho a desarrollar una actividad política las orga-
nizaciones que íorman parte del FNDR: tanto los par-
tidos como los sindicatos revolucionarios, los movi-
mientos juveniles y las asociaciones creadoras adhe-
ridas a ellos.
Al trabajar entre las masas, el AKFM se apoya en
sus organizaciones sindical, femenina y juvenil. Es-
tas participaron en las labores del IX Congreso del
partido, apoyaron sus acuerdos y propusieron reso-
luciones propias, en las que, además de aprobar la
política del AKFM, se planteaban tareas ideológicas,
educacionales y organizativas. En la lucha por el so-
cialismo no puede haber una actitud neutral con re-
lación a los sindicatos ni a los movimientos juvenil
y femenino. La experiencia de numerosos países mues-
tra convincentemente la necesidad de que las masas
acepten el papel dirigente del partido en las cuestio-
nes políticas.
Los cambios en curso, la responsabilidad que recae
sobre el partido durante la revolución democrática
nacional y la situación internacional nos obligan a
perfeccionar la estructura orgánica para adaptarla a
las nuevas condiciones. Aumenta el número de sec-
ciones del partido (que han pasado de 500 hace diez
años a unas 3.000 en la actualidad) y se ha plantea-
do la tarea de constituir organizaciones locales en
los 110 distritos del país. Pero lo que permanece
inalterable son los rasgos básicos del partido y sus
nietas sociales.
J. CAUATORZE. Algunas particularidades de nuestra
revolución tal vez no puedan ser calificadas de pura-
mente mozambiqueñas, pues se dan también en otros
países. Así, por ejemplo, la conclusión de que la re-
volución democrática popular es una parte y una eta-
pa de la transición revolucionaria al socialismo ya
se ha visto confarmada por la experiencia de los esta-
dos europeos de democracia popular. Nosotros lle-
gamos a esta etapa en condiciones verdaderamente
peculiares: bajo nivel de desarrollo de las fuerzas
productivas, clase obrera poco numerosa y sin una
gran experiencia de lucha, economía débil. Por .eso,
al definir al FRELIMO no decimos que es el partido
de la clase obrera, pues tal definición no correspon-
dería a la realidad. El FRELIMO, repito, es el parti-
do de vanguardia de las clases trabajadoras.
A medida que se vaya avanzando hacia el socialis-
mo, la clase obrera se irá desarrollando y creciendo
numéricamente; irá elevando su conciencia de clase y,
por lo tanto, desempeñará un papel cada vez más de-
terminante en el seno del FRELIMO. Pero es del todo
evidente que el partido, que se llama marxista-leni-
nista, viene luchando desde el comienzo por los obje-
tivos sociales y los intereses de la clase obrera,
independientemente de su influencia en el momento
dado. Como partido de vanguardia, el FRELIMO ya
está cumpliendo en la actualidad la tarea histórica
del proletariado —la construcción de la nueva socie-
dad— y conduce tras de sí por este camino no sólo
a los obreros, sino también a todas las clases traba-
jadoras, a todo el pueblo mozambiqueño.
Según el programa del FRELIMO, «la República Po-
pular de Mozambique es un Estado de dictadura de-
mocrático-revolucionaria de los obreros y los campe-
sinos ... Utiliza el poder contra los enemigos del
pueblo, los capitalistas, y contra el imperialismo y
sus agentes, por el bien y la defensa de las con-
quistas revolucionarias, la soberanía y la integridad
territorial». Al poner así de manifiesto' la esencia
clasista del Estado, el partido subraya que éste es
el instrumento principal para llevar a la práctica la
política revolucionaria del FRELIMO.
Cuando afirmamos el principio del papel dirigente
del partido procuramos evitar que se le identifique
con el Estado. El problema de deslindar las esferas
de actividad de los organismos del partido y del Es-
tado surgió durante la segunda etapa de la construc-
ción del partido8, en la que se procedió a regulari-
zar la estructura de las organizaciones del FRELIMO.
La cuestión era que en los años de la lucha por la
independencia, los órganos del Frente hubieron de
asumir funciones gubernamentales en las zonas li-
beradas, si bien se consideraba que tal situación era
provisional. El partido también se esfuerza actual-
mente por asegurar una actividad normal del poder
estatal. La solución de este problema constituye, a
juicio nuestro, otra de las particularidades del pro-
ceso revolucionario, de la situación y de la actividad
del partido en Mozambique.
La admisión de nuevos miembros en el FRELIMO
tiene un carácter auténticamente abierto. Las
candidaturas de las personas que desean ingre-
sar en el partido se discuten no sólo por
los órganos y las organizaciones correspondien-
tes del partido, sino también por los colectivos
de trabajadores. En las reuniones, los compa-
ñeros de trabajo expresan su opinión sobre la fi-
sonomía política y social del candidato. Nuestro cri-
terio es que si los trabajadores, aun sin ser miem-
bros del FRELIMO, tienen serias objeciones a tal o
cual candidato, el partido no debe aceptarlo en sus
filas. El pueblo es un filtro seguro. Hay cosas rela-
cionadas con el candidato que el partido puede no
saber, pero el pueblo lo sabe todo. Nosotros cree-
mos en él y consideramos que este filtro es la ga-
rantía contra la penetración en el partido de ele-
mentos que le son ajenos.
Si nos referimos a las cualidades que ha de tener
el miembro del partido, en primer lugar figura, na-
turalmente, su buena actitud ante el trabajo social.
Huelga decir que el militante ha de ser un verda-
dero patriota, una persona de elevada conciencia po-
lítica, fiel sin límites a la causa de la revolución y
dispuesto a sacrificios. También exigimos una disci-
plina férrea, pues consideramos .que la disciplina es
el centinela de la línea política.
- Uno de los rasgos característicos del partido re-
volucionario es el de estar pertrechado con una teo-
ría avanzada. ¿Podrían decirnos algo acerca de las
orientaciones y particularidades de la actividad teó-
rica en las condiciones de sus países? ¿Qué se hace
para la formación ideológica de las amplias masas
del partido?
L. PIZARRO. La transformación del movimiento de
liberación en partido marxista-leninista en las con-
8
Para más detalles sobre esta campaña véase REVISTA
INTERNACIONAL, J* 2 de 1982. —N. de la Red.
diciones de un país africano subdesarrollado, dividi-
do en tribus y etnias, suscita, como es obvio, nume-
rosos problemas nuevos y complejos, de índole tanto
práctica como teórica.
El MPLA-PT comprende la importancia de la labor
teórica y le dedica una gran atención. Los estudios
que realizamos se refieren a la construcción del par-
tido y de la sociedad socialista en Angola, a la apli-
cación de la experiencia acumulada por otros parti-
dos en la edificación del socialismo y del comunis-
mo.
La dirección general de la actividad científica co-
rre a cargo del Buró Político del CC del MPLA-PT,
mientras que la dirección inmediata está en manos
de la Sección de Educación Política e Ideológica, una
de cuyas obligaciones principales es asegurar el es-
tudio organizado y colectivo de la teoría marxista-
leninista, pues estimamos que la preparación ideoló-
gica es condición para poder crear el partido de van-
guardia.
El marxismo-leninismo es, para el MPLA-PT, la
única teoría científica que permite realizar la trans-
formación revolucionaria de la sociedad y lograr la
conquista del poder por la clase obrera. Esta teoría,
estamos profundamente convencidos de ello, es apli-
cable en todas partes, ya sea en Europa o Asia, en
África o en América Latina. La práctica de la cons-
trucción socialista en Angola nos ofrece un ejemplo
vivo del valor de actualidad del marxismo-leninls-
mo y refuta las concepciones burguesas según las
cuales sería para nuestro continente un cuerpo ex-
traño. A la vez, la experiencia muestra que la teoría
marxista-leninista no es un dogma ni una aplicación
irreflexiva de «modelos», sino una doctrina creadora
que exige se tengan en cuenta todas las condiciones
concretas de cada país.
A. RATSIFEHERA. Sin teoría revolucionaria no
puede haber movimiento revolucionario. Este postu-
lado de Lenin tiene especial valor de actualidad en
nuestros días, cuando se exacerba la lucha Ideoló-
gica entre las fuerzas del socialismo y del capitalis-
mo. A los miembros del AKFM nos une ideológica-
mente el socialismo científico. Consideramos que las
leyes del desarrollo social descubiertas por esta doc-
trina son científicamente exactas. Esa es la base que
asegura la unidad del partido.
El AKFM estima que su tarea primordial es impul-
sar la formación teórica de los cuadros. El IX Con-
greso del AKFM-KDRSM acordó fundar un centro de
preparación ideológica con el fin de perfeccionar el
sistema de educación ideo-política de los miembros
del partido. Pero la divulgación de los conocimien-
tos científicos no puede quedar reducida a la activi-
dad de dicho centro. Debemos transmitir tales co-
nocimientos a los militantes de filas del AKFM, a
los secretarios de las organizaciones de base. Este
trabajo se realiza principalmente a través de cursillos
breves, en los que se proporciona también una am-
plia información política y se responde a las pregun-
tas relacionadas con la aplicación práctica de los
acuerdos adoptados por los congresos del partido.
Para oponerse con éxito a la ofensiva ideológica
del imperialismo y a sus maniobras subversivas es
preciso cohesionar a todas las fuerzas progresistas
del país, denunciar activamente las patrañas de la
37
reacción, propagar entre las masas las grandes ideas
del socialismo y esclarecer los objetivos de la revo-
lución malgache. En esta tarea, en opinión del
AKFM, corresponde un importante papel a los traba-
jadores intelectuales. En el informe del Buró Na-
cional del partido La intelectualidad y la revolu-
ción socialista malgache, presentado al Congreso, se
exhorta a la intelectualidad a ingresar en el AKFM.
A ello debe contribuir el centro de investigaciones y
estudios marxistas que se está formando y al que
pensamos atraer también a estudiantes, jóvenes y ac-
tivistas del partido. El centro dispondrá de una bue-
na biblioteca, organizará conferencias y seminarios
y realizará investigaciones teóricas.
El partido dedica mucha atención a los medios de
comunicación social, cuyo deber es ayudar a elevar
el nivel de conciencia ideológica y de actividad po-
lítica de la población. Dicho en pocas palabras, nos
guiamos por el principio de que el avance es im-
posible sin un conocimiento preciso del objetivo fi-
nal.
J. CAUATORZE. La universalidad del marxismo-leni-
nismo se expresa en las condiciones específicas de
cada país, en la experiencia irrepetible de la aplica-
ción concreta de la teoría revolucionaria. De ahí la
extraordinaria importancia que tiene para nosotros
el analizar y asimilar nuestra propia experiencia y
destacar entre los múltiples aspectos de la lucha
aquellos que definen nuestra identidad y refuerzan
a la vez nuestro convencimiento ideológico. El parti-
do dice sin vacilar: el marxismo-leninismo triunfará
en Mozambique. No existe un socialismo «africano»
o «mozambiqueño». Hay distintas experiencias de
construcción del socialismo, pero no hay tipos de
socialismo. Claro está que los métodos de creación
de la nueva sociedad son distintos y dependen de las
peculiaridades nacionales. La práctica es una fuen-
te inagotable de la teoría revolucionaria.
Nuestra experiencia no es muy grande, pero el
proceso revolucionario en Mozambique permite cier-
tas generalizaciones que, a nuestro entender, vienen
a enriquecer el pensamiento marxista-leninista.
Hemos llegado a la conclusión de que en la pre-
sente etapa, teniendo en cuenta la correlación de
fuerzas en el ámbito mundial, el movimiento de libe-
ración nacional puede alcanzar sus objetivos si mar-
cha consecuentemente por el camino del socialismo,
que asegura la verdadera independencia económica
y el auténtico desarrollo del país. No hay una terce-
ra vía entre el capitalismo y el socialismo.
Nuestra revolución se enfrenta a tareas muy di-
versas: vencer el subdesarrollo económico, acabar
con el analfabetismo, emprender la creación de una
agricultura mecanizada y sentar las bases de la in-
dustria pesada. El cumplimiento de estas tareas exi-
ge no sólo grandes esfuerzos laborales, sino también
los correspondientes conocimientos. La economía se
va planificando cada vez más sobre una base científi-
ca. El partido necesita cuadros políticamente cualifi-
cados, con sólidos conocimientos técnicos, cultos e
instruidos.
Lns fraternos partidos de los países socialistas nos
prestan una gran ayuda para la formación de tales
cuadros. Pero en su masa fundamental se preparan
en el país. Disponemos de una escuela central del
38
partido y de una red de escuelas provinciales e in-
terprovinciales, en las que los miembros y funcio-
narios del FRELIMO elevan su nivel político e ideo-
lógico y su cultura general. Esto tiene particular im-
portancia, pues permite alcanzar uno de los objeti-
vos a corto plazo: poner fin a la incultura en las
filas del propio partido.
La dirección del FRELIMO, su Comité Central, es
quien se ocupa de la síntesis teórica de nuestra ex-
periencia. Las conclusiones se presentan en forma de
resoluciones o documentos analíticos que se difun-
den entre los miembros del partido. Se publica la re-
vista Voz da Revolugao, órgano del CC del FRELIMO,
que empezó a publicarse ya en el período de lucha
por la liberación nacional y cuya principal misión en
estos momentos es fomentar las investigaciones teó-
ricas. En sus páginas se publican artículos escritos
por dirigentes y funcionarios del partido, en los que
se analizan nuestra experiencia y distintos proble-
mas del proceso revolucionario de Mozambique y se
expone la vida de los países socialistas y de los par-
tidos hermanos.
— ¿Qué es lo que caracteriza a sus partidos desde
el punto de vista de sus posiciones y vínculos inter-
nacionales?
L. PIZARRO. El MPLA-PT, en tanto que partido mar-
xista-leninista, se esfuerza por conseguir que su lu-
cha por la construcción de una sociedad socialista
en Angola no se desvincule de la lucha general con-
tra el imperialismo, por la paz y el progreso social.
Toda nuestra labor ideológica tiende a educar a las
masas trabajadoras en la fidelidad a los principios
del internacionalismo proletario.
El partido y el Estado consideran un deber suyo
prestar apoyo a los pueblos de Namibia y África
Austral, que luchan contra el colonialismo y el racis-
mo. Aunque Angola acaba de convertirse en Estado
independiente y es objeto de constantes actos de
agresión por parte de los racistas sudafricanos, está
firmemente decidida a seguir ayudando por todos los
medios para que los pueblos del continente puedan
conseguir una libertad auténtica. Nuestra solidaridad
con los países en vías de desarrollo es a la vez una
contribución al establecimiento de un nuevo orden
económico internacional.
El MPLA-PT se da cuenta de que el socialismo só-
lo puede ser construido en estrecha unión con los
países socialistas y sus partidos, ante todo con la
URSS y el PCUS. «La realidad —decía A. Neto— es
que, sin la alianza con los países socialistas, los jó-
venes estados independientes no pueden estar a sal-
vo de la presión política, económica y militar de las
potencias imperialistas.» En cuanto a las relaciones
con los países socialistas señalaré de un modo es-
pecial que nuestro partido apoya la lucha de dichos
países por el mantenimiento y la consolidación de la
paz, así como las acciones de todas las fuerzas de-
mocráticas y progresistas enfiladas a la distensión
internacional, el desarme general y la liquidación de
los focos de tensión.
El internacionalismo del MPLA-PT se manifies-
ta en su deseo de colaborar estrechamente con los
partidos comunistas y obreros de los países capita-
listas y con los movimientos de liberación nacional.
La cohesión de estas fuerzas es necesaria para el
éxito de la lucha antiimperialista. Esta postura del tenido. El desarrollo de las relaciones con los par-
MPLA-PT tiene a nuestro modo de ver una gran im- tidos comunistas que se encuentran en el poder en
portancia en la presente situación internacional, que los países socialistas es una preocupación constan-
la política agresiva del imperialismo ha venido a te del FRELIMO. Estas relaciones, no sólo entre los
complicar extraordinariamente. partidos, sino también entre los estados, desempeñan
A. RATSIFEHERA. El llamamiento de Lenin «[Pro- un importante papel en la construcción socialista en
letarios de todos los países y pueblos oprimidos, Mozambique y refuerzan las posiciones de nuestro
unios I» 9 fue escuchado también en Madagascar. La partido.
línea general del desarrollo social está determinada Prestamos gran atención a los contactos con los
en la presente etapa por la alianza de las tres fuer- partidos comunistas y otros partidos y organizacio-
zas principales de nuestra época: la comunidad so- nes revolucionarias. Estos vínculos han recibido un
cialista, la clase obrera internacional y el movimien- nuevo impulso en los últimos tiempos y se han he-
to de liberación nacional. Nuestro partido, que se cho más sólidos y activos.
encuentra en las mismas filas con los países socia- — ¿Cómo se aprovecha en la construcción del par-
listas y las fuerzas de la liberación nacional y el tido la experiencia de otros partidos marxistas-leni-
progreso social, considera importante fortalecer la nistas?
solidaridad con ellos. Así se vio claramente en el IX L. PIZARRO. Al ir formando nuestro partido he-
Congreso del AKFM, que exhortó a los militantes del mos recurrido a la experiencia atesorada en los paí-
partido a mantener en alto la bandera del interna- ses socialistas, cuyas realizaciones prácticas y teóri-
cionalismo proletario, a solidarizarse con la lucha cas en el trabajo organizativo e ideológico, la direc-
de los pueblos de África Austral, Palestina, Guadalu- ción de la sociedad, la política de planificación eco-
pe, Chile, Haití, Angola, Reunión, Martinica y otros nómica, la gestión de la economía nacional, la ela-
países. Se destacó de un modo particular la signifi- boración de los fundamentos de la política exterior
cación de la lucha conjunta y de las relaciones tra- y la lucha por la paz, la distensión y la coexisten-
dicionales del AKFM con el Partido Comunista Fran- cia pacífica tienen para nosotros un gran valor. La
cés. estrecha cooperación entre nuestros partidos y entre
En la Conferencia de La Habana de los jefes de los nuestros estados y el intercambio regular de opinio-
estados y gobiernos de los países no alineados, el nes sobre los problemas más diversos contribuyen al
Presidente de la RDM, D. Ratsiraka dijo: «Debemos esclarecimiento y la mejor comprensión de esa ex-
reconocer solemnemente que los países socialistas periencia.
son nuestros aliados objetivos en la lucha contra el Consideramos que las leyes generales de la cons-
imperialismo, el neocolonialismo y el racismo. Sin el trucción del partido y de la edificación del socia-
apoyo de las fuerzas del socialismo, a los movimien- lismo son aplicables en cualquier continente, a con-
tos de liberación nacional les habría sido increíble- dición de que se tengan presentes las particularida-
mente difícil alcanzar las victorias que han conse- des nacionales.
guido». Estamos de acuerdo con estas palabras. En
A. RATSIFEHERA. Lo que hemos dicho del AKFM
las resoluciones del Congreso quedó expresado, en y de sus rasgos determinantes muestra que es mu-
particular, el apoyo del partido a la política exte- cho lo que hemos tomado de la experiencia de otros
rior de paz de la Unión Soviética, reafirmada por sus partidos que, al igual que nosotros, se guían por el
importantes iniciativas políticas y acciones concre- socialismo científico. Refiriéndonos a las formas uti-
tas.
lizadas para recoger esa experiencia, podemos men-
Nuestro partido considera que la paz y el desarro- cionar entre otras el estudio y las prácticas reali-
llo son inseparables. Por eso seguirá luchando por la zadas por los activistas del AKFM en los países so-
paz y el desarme, por el fortalecimiento de la soli- cialistas. Además, el propio estudio de la teoría re-
daridad con los países socialistas y las otras fuer- volucionaria no es sino la asimilación de cuanto se
zas que determinan el desarrollo del proceso revo- ha hecho y descubierto anteriormente.
lucionario mundial, fieles aliados de Madagascar en
J. CAUATORZE. Los métodos y los principios que
sus esfuerzos para crear una economía independien- están en la base de la actividad del FRELTMO no se
te y en la edificación de la nueva sociedad.
distinguen de los adoptados por los partidos comu-
J. CAUATORZE. En la actualidad, el socialismo se nistas o por aquellos partidos que han hecho suya la
afirma y desarrolla en cuatro continentes. Nuestro ideología marxista-leninista. Podríamos citar como
deber es defenderlo y fortalecerlo. La ayuda mutua ejemplo el centralismo democrático. Es del todo evi-
internacionalista es una sólida base de la edifica- dente que los partidos comunistas han acumulado
ción socialista. «En cuanto a la cooperación interna- una rica experiencia, que nosotros debemos conocer
cional —dijo S. Machel—, contamos ante todo con y asimilar. Muchos carneradas nuestros estudian en
el apoyo de nuestros aliados naturales, los países los países socialistas, donde adquieren valiosos cono-
socialistas. Suponemos que ese apoyo nos permitirá cimientos que luego aplican en su Patria. Numero-
concentrar todas las energías en la tarea de acabar sas e importantes conclusiones de nuestro partido
con la herencia de la dominación imperialista y del están asentadas en argumentos y pruebas proceden-
atraso»10. La existencia de la comunidad socialista tes de la práctica de los países socialistas. Aprove-
ejerce de por sí un enorme influjo en la lucha de li-
chamos la experiencia de los comunistas de otros
beración nacional y contribuye a profundizar su con- países, la asimilamos de un modo creador y la adap-
9 tamos a las realidades concretas de Mozambique. Ello
Véase V. I. Lenin, Obras Completas, 2a ed., Cartago,
Buenos Aires, 1971, t. XXXIV, p. 165—166. nos sirve de firme apoyo para nuestro ulterior
10 L'Unitá, 5 de diciembre de 1976. avance.
39

INFORMACIÓN SOBRE LA NUEVA EXPERIENCIA
LAS PRIMERAS ELECCIONES
MOHAMMED HARMEL,
Primer Secretarlo del CC del [
Partido Comunista Tunecino
• Díganos, por favor, ¿qué signi-
ficado han tenido para el Par-
tido Comunista Tunecino las
elecciones parlamentarlas en
las que ha participado por pri-
mera vez después de salir de
la clandestinidad? ¿Qué pro-
grama ha sido presentado por
los comunistas a los electores
y cómo aprecia Ud. los resul-
tados políticos de las eleccio-
nes? [ gresistas se conjugaba en nuestro
—Para nosotros, las elecciones
han tenido un significado espe-
cial, porque se celebraron cinco
meses después de levantada ofi-
cialmente la prohibición de la ac-
tividad del Partido Comunista Tu-
necino, decretada por las autori-
dades en enero de 19631. Al par-
ticipar en parte o, como decimos,
simbólicamente, en estas eleccio-
nes, el partido presentó sus candi-
datos 'sólo en algunas circunscrip-
ciones. Esto se debió ante todo al
hecho de que el PCT sólo comen-
zaba a reorganizar su trabajo en
consonancia con las 'condiciones
políticas que para :él eran cuali-
tativamente nuevas. Además, esto
se debió también a que las auto-
ridades no dieron garantías de la
Igualdad de derechos para la par-
ticipación de nuestros candidatos
en todas las circunscripciones.
El partido se incorporó en la
campaña electoral a fin de apoyar
el proceso democrático en cuyos
marcos se realizó en Túnez un
conjunto de medidas que contri-
buyeron al saneamiento de la (si-
tuación ipolítica interna. Por ejem-
1
Véase Revista Internacional, N° 9
de 1981. — N. de la Red.
pío, fueron puestos en libertad to-
dos los líderes sindicales, se cele-
bró el Congreso de Ja Unión Ge-
neral Tunecina del Trabajo, que
eligió, por procedimiento demo-
crático, la nueva directiva sindi-
cal; fue ¡reanudada la edición de
varios periódicos; íue reconocido
oficialmente el principio del plu-
ralismo político en el país y lega-
lizado el Partido Comunista. No
obstante, el carácter de la demo-
cratización es limitado y contra-
dictorio. Por eso la consigna de
prestar apoyo a las reformas pro-
programa electoral con la conde-
na de los aspectos negativos de la
actividad política de las autorida-
des, en particular, de la práctica
de represión y procesos políticos
contra la oposición.
Otra orientación importante de
la campaña electoral del PCT fue
la crítica constructiva a la políti-
ca socio-económica del régimen
que, pese a ciertas realizaciones
positivas, no ha impedido el desa-
rrollo del capitalismo parasitario,
ha profundizado la desigualdad
social y provocado el aumento del
desempleo. Adelantamos la pro-
puesta de organizar un referén-
dum nacional a fin de elaborar
un modelo de alternativa para el
desarrollo de Túnez. Por su par-
te, el Partido Comunista preparó
—ya a principios de los años 70,
o sea, mucho antes de su legali-
zación— el programa de '«Alter-
nativa progresista y democrática
general» que, por supuesto, no
contiene recetas milagrosas que
permitan resolver todos los pro-
blemas, jpero 'que puede constituir
una base sólida para dialogar cir-
cunstanciadamente sobre las vías
de desarrollo del país. Una de las
tareas de la campaña electoral
NUESTRAS ENTREVISTAS
del ÍCT consistía en explicar el
contenido de este programa.
Ya he dicho que nuestra parti-
cipación en las elecciones tuvo
un carácter simbólico. Los comu-
nistas presentaron sus candida-
tos en tres circunscripciones de la
capital con mayor número de
electores: en la ciudad de Gafsa,
centro importante de extracción
de fosfatos; en Cabes, ciudad de
petroquímicos, y en la zona agrí-
cola de Gabán. Así el Partido Co-
munista intentó destacar su pre-
sencia en distintas regiones del
país y entre los distintos sectores
de la población tunecina.
En el ¡primer acto relacionado
con las elecciones, declaramos
abiertamente que no nos planteá-
bamos objetivos «electorallstas»
en el sentido estrecho de la pala-
bra, ni aspirábamos a ganar pues-
tos en el Parlamento, como tam-
poco estábamos dispuestos a cam-
biar nuestra política para el perio-
do de la campaña electoral, con-
virtiéndola en una política acep-
table para todos y demagógica.
El partido explicaba a los electo-
res que no se hacía ilusiones en
cuanto a las garantías y posibili-
dades reales de la libre manifes-
tación de la voluntad y que, por
eso, consideraba las elecciones
como una oportunidad para ha-
cer que la población conociera
más a fondo nuestro programa.
Los distintos sectores de la socie-
dad manifestaron comprensión de
esta actitud nuestra.
La participación en las eleccio-
nes obligó al partido a movilizar
todas las fuerzas y medios, 'a apli-
car de manera hábil y (creadora
las más diversas formas y méto-
dos de lucha. En la etapa inicial
de la campaña, los comunistas uti-
lizaron, ¡por ejemplo, 50 automó-
viles equipados con altavoces. En
estos automóviles recorrimos las
ciudades de Túnez y Cabes, expli-
cando a los electores nuestra po-
sición, pronunciando breves dis-
cursos, lanzando consignas. Esta
forma de trabajo era de valor ex-
traordinario: tras 25 años de go-
bierno unipartidista 2 , sin una opo-
sición legal, los electores tuneci-
nos oyeron por primera ¡vez una
abierta crítica a las autoridades.
Pero, lamentablemente, pronto nos
prohibieron utilizar automóviles.
Continuábamos la lucha difun-
diendo volantes y (vistosos carte-
les y anuncios y celebrando mí-
tines, encuentros y concentracio-
nes. Los activistas del partido tra-
bajaban incansablemente, día y
noche. 'Distribuían decenas de mi-
les de volantes en los barrios re-
sidenciales y a las entradas de
las empresas, ¡establecían contac-
tos directos con personas de los
distintos sectores de la sociedad,
aseguraban la protección de los
actos masivos que organizaba el
Partido Comunista contra los ata-
ques de elementos hostiles insti-
gados por las autoridades. Y eran
muchas esas arremetidas antico-
munistas: sobre nuestros carteles
pegaban otros y hasta hubo inten-
tos de apedrear a los manifestan-
tes y ensañarse en los comunistas
y miembros de otras organizacio-
nes opositoras, ipor ejemplo, del
Movimiento de Demócratas Socia-
listas. Sólo después de manifestar
a las autoridades nuestra indigna-
da protesta y de amenazar con
no participar en las elecciones,
comenzó a decrecer un tanto la
campaña de ataques contra el Par-
tido Comunista.
Un grandioso mitin celebrado
en el Palacio de los Congresos, la
sala con mayor capacidad de la
capital, coronó dignamente la cam-
paña electoral del PCT. Supone-
mos que nos concedieron ese in-
menso local con la esperanza de
que el PCT no podría llenarlo por
completo, lo que sería considera-
do como la derrota de los comu-
nistas. (Pero el mitin mostró que
estos cálculos eran infundados y
llegó a ser, en opinión del Parti-
do Comunista, un acontecimiento
histórico en la vida política de
Túnez de hoy. i
El Palacio de los Congresos,
ubicado bastante lejos del centro
2 ción política consta de tres gra-
A partir de 1957, en Túnez el po-
der ha estado en manos del Partido
Socialista Desturiano. — N. de la Red.
de Ja ciudad, fue copado: miles
de tunecinos acudieron a la reu-
nión con los candidatos presen-
tados por leí PCT, y varios miles
no pudieron entrar. Quiero su-
brayar que durante toda la cam-
paña contábamos con una gran
simpatía de la población. Esto pa-
recía inverosímil, habida cuenta de
todo lo que se decía y escribía
sobre el Partido Comunista en los
años precedentes, de todas las ca-
lumnias, infamias y 'acusaciones
que se lanzaron contra los comu-
nistas en el período en que el
PCT estaba prohibido. El mitin fi-
nal fue una brillante demostra-
ción de que, pese a todas las di-
ficultades de la actividad ilegal,
el partido sabía hacer llegar al
pueblo las palabras de la verdad,
supo defender su honor y su pres-
tigio. ¡Todos nosotros, y también
los periodistas extranjeros que
asistían al acto, fuimos testigos
del retorno del Partido Comunista
a la arena política. La vida de-
mostró que el PCT tiene profun-
das raíces en el pueblo y ejerce
considerable influencia en el país.
En cuanto a los resultados de
las elecciones, éstos fueron falsea-
dos burdamente y no reflejan el
lugar que realmente corresponde
al Partido Comunista entre las
fuerzas políticas de Túnez. El icur-
so de la votación y el recuento
de los votos confirmaron nuestros
temores. Para dificultar el control
de la marcha de las elecciones,
las autoridades violaron la legis-
lación ¡creando miles de colegios
electorales menores y presentan-
do exigencias draconianas a los
observadores. En la práctica, mu-
chos representantes de la oposi-
ción no fueron admitidos en los
colegios ¡y se les privó del derecho
COMO ESTUDIAMOS
JAMES STEWART,
Subsecretario General
del Partido Comunista
de Irlanda
• Háblenos, por favor, de cómo
se organiza en su partido la
educación política de los co-
munistas.
— Nuestro sistema de educa-
dos independientes, destinados ca-
da uno a alumnos con cierto nivel
de controlar la apertura de las
urnas. Junto con otros partidos
de oposición, reunimos muchos
testimonios, expresados oralmen-
te y por escrito, de que se echa-
ba a la basura el contenido de
las urnas, de que unas listas fue-
ron sustituidas por otras, de que
se falseaban descaradamente los
resultados. Según las estimacio-
nes más modestas, nuestro parti-
do obtuvo en Túnez del 15% al
25% de los votos y el Movimien-
to de Demócratas Socialistas, un
30—35%. Según los datos a nues-
tra disposición, la mayoría de los
electores de Gafsa votó por los
candidatos del PCT y fueron mu-
chos los electores que votaron por
nuestro partido en Cabes. Tales
son los verdaderos resultados, co-
nocidos en uno u otro grado por
todos. En resumen, si no se hu-
biese violado groseramente la ley,
los resultados de las elecciones
habrían sido distintos.
Entre el pueblo, indignado por
el íraude electoral, se hablaba de
que la votación puso de manifies-
to ;la profunda aspiración a los
cambios, a la consolidación y am-
pliación de las transformaciones
democráticas y a que éstas ad-
quieran un contenido anticapita-
lista. Protestando contra la adul-
teración de los resultados de la
votación y compartiendo la in-
dignación de la opinión pública
por el comportamiento de las
autoridades, el Partido Comunista
Tunecino mantiene una posición
constructiva y está dispuesto a
hacer todo lo que de él dependa
para franquear gradualmente las
barreras que impiden el proceso
democrático, proceso que está en
consonancia con los intereses na-
cionales y los anhelos del pueblo.
de preparación. En el primero cur-
san estudios los nuevos miembros
del partido, muchos de los cua-
les se orientan con dificultad en
cuestiones políticas y teóricas y a
veces conciben sin la debida cla-
ridad los principios y objetivos de
la actividad del Partido Comunis-
ta. En esa etapa Inicial, los co-
munistas estudian los fundamen-
tos de la teoría marxista-leninista
y toman conciencia de las metas y
del modo de actuar de nuestro
partido. ,
 ¿Qué se puede decir de la or-
ganización de las clases que se
Imparten a los «novatos»? For-
mamos grupos de estudio integra-
dos por 20 a 30 personas, tomando
en consideración que en el PCI
ingresa gente de distintas profe-
siones y experiencia de la vida,
sin hablar ya de su madurez ¡po-
lítica. En un mismo grupo pue-
den conincidir compañeros que en
el pasado tenían nexos con orga-
nizaciones protestantes ,o católi-
cas, obreros, egresados de las es-
cuelas, empleados, estudiantes. Sin
embargo, todos ellos estudian jun-
tos. Este es nuestro principio que
nos permite elaborar runa actitud
única hacia los jóvenes comunis-
tas, cohesionarlos y, al , mismo
tiempo, sintetizar su experiencia
en beneficio del partido.
Los grupos estudian, como re-
gla, seis meses, una vez cada dos
semanas. Durante estos estudios
en el sistema del ipartido, que co-
mienzan con una clase de intro-
ducción, se dan conferencias ya
tradicionales y se utilizan amplia-
mente grabaciones de cursos en-
teros de distintas asignaturas, por
ejemplo, la historia del PCI o la
estructura orgánica del partido.
Actualmente preparamos el pri-
mer manual para el eslabón in-
ferior de la educación política.
El segundo grado lo constituyen
los cursillos de las organizacio-
nes de base, cada una de las cua-
les tiene su propio programa de
elevación del nivel ideo-político
de los comunistas. En estos cur-
sillos los militantes del partido
estudian las distintas 'Cuestiones
de la teoría marxista-leninista,
analizan la situación socio-econó-
mica y política en Irlanda y los
aspectos prácticos de la lucha co-
tidiana de los trabajadores, dis-
cuten los problemas internaciona-
les de actualidad. El objetivo (del
segundo grado consiste ,en elevar
el nivel de la preparación teórica
y política general tanto de los
comunistas jóvenes como más ma-
duros. ' inculcarles un jmodo consciente e
Quisiera destacar que los estu-
dios que en ambos grados se cur-
san sin abandonar el trabajo, se
organizan paralelamente en la Re-
pública de Irlanda y en Irlanda
del Norte, porque de hacerlo a
escala nacional habría ¡que supe-
rar muchos obstáculos serios. Esto
es uno de los rasgos específicos
de nuestro sistema de educación
política, que se debe, a la idivisión
artificial del país —por culpa del
imperialismo— en dos partes. Pe-
ro lo cierto es que el PCI 'actúa
en todo el territorio de Irlanda3.
Procuramos superar las diferen-
cias en la manera de abordar la
organización de los estudios polí-
ticos en Irlanda ¡del Norte y en
la República de Irlanda, que exis-
ten en virtud de los factores obje-
tivos. El responsable de la prepa-
ración de los (cuadros del partido
a escala nacional es el Comité Na-
cional de Educación, Propaganda
e Investigaciones, que elabora pro-
gramas de estudio comunes, lleva
el registro (de conferenciantes y
especialistas en distintos proble-
mas y ejerce el control sobre la
actividad de los comités análogos
en las dos partes del país, que ¡le
están subordinados.
Además, tenemos una escuela
nacional, en la que se hace ton
análisis más profundo de los pro-
blemas existentes. A 'ella acuden
compañeros de todas las regiones
de Irlanda: ¡de Dublín, Belfast,
Cork y de otras ciudades. Esta ¡es-
cuela jes el tercer grado de la
educación política. El curso por
el ¡que se ¡paga una modesta (su-
ma es jde una semana; las clases
se dan idos veces al día, por la
mañana y por la ¡tarde. Ante los
alumnos ¡intervienen, í voluntaria-
mente y sin ninguna ¡remunera-
ción, dirigentes del partido y de
los sindicatos, ¡periodistas y ¡cien-
tíficos progresistas. ÍEntre los pro-
fesores de la (escuela figuran
Brian ;Rou, redactor del semanario
Unlty que edita la 'organización
de Irlanda |del ¡Norte del PCI, 'el
economista Tony Moriarty, el sicó-
logo iShay Caffrey, el dirigente
sindical Joe Bowers !y otros.
La tarea principal de la escue-
la iconsiste en dar la los ¡cuadros
del partido conocimientos sólidos
y concretos (de los problemas jmás
agudos, relacionados con el desa-
rrollo político interior de Irlanda,
internacionalista ¡de enfocar los
asuntos internacionales, ¡elevar el
nivel de jsu preparación teórica
marxista. En 1981, por ejemplo, el
3 da en 1981 e integrada por cinco or-
En 1970 se celebró el Congreso
Extraordinario Unificador de los co-
munistas irlandeses, que acordó la
reconstitución del Partido Comunista
de Irlanda único. —N. de la Red.
programa de conferencias conte-
nía temas como La estrategia del
Partido Comunista de Irlanda, La
naturaleza clasista del imperialis-
mo británico, La ¡planificación y
la economía, /La ciencia, la tecno-
logía y desarrollo económico, El
comunismo y los valores humanos,
El socialismo y la democracia, y
otros. ÍEn la discusión final parti-
cipó !el Secretario General del
PCI, Michael O'Riordan.
Especial atención se presta en
las clases la ¡la situación interna-
cional, a las tareas (de la lucha
por ¡la ¡paz, el desarme, el mante-
nimiento y afianzamiento de la
política |de Idistensión, cuestiones
que últimamente han adquirido el
carácter de palpitante actualidad,
debido al rumbo aventurero de la
Administración Reagan.
Pero, al discutir en ¡torno 'a íos
problemas < internacionales, trope-
zamos con cierta dificultad: en un
país /tan pequeño iy (dependiente
del imperialismo como Irlanda, la
cuestión ! nacional [ se (promueve
inevitablemente al primer plano.
Hay íque comprender bien la pe-
culiaridad de la situación irlande-
sa: tratamos de concentrar la aten-
ción de los (alumnos en la situa-
ción imperante en el mundo, pe-
ro la cuestión 'nacional es lo que
más preocupa a ílos comunistas
y ¡simpatizantes ¡del PCI, ¡a todas
las capas de nuestra sociedad. Las
vías para unificar el país ¡y man-
tener su neutralidad, los proble-
mas del desarrollo isocio-económi-
co del futuro Estado irlandés uni-
ficado y otros temas teóricos )y
políticos ¡de importancia ocupan
mucho espacio en los Ciclos de
conferencias (y discusiones que ise
organizan en ía ¡escuela.
En ¡casos necesarios, el PCI ce-
lebra conferencias V reuniones
consagradas .a ,los distintos pro-
blemas específicos o a |los ¡de ac-
tualidad. Así, el comité femenino
del partido organiza seminarios
a fin de analizar la labor que rea-
lizamos entre las 'mujeres ,'y el
enfoque ¡que tiene el (PCI .(del mo-
vimiento (feminista 'en Irlanda.
Esta no es una cuestión simple.
La gente ¡quiere (conocer nuestra
actitud ,hacia este movimiento,
hacia sus ideas y su política. Fue
celebrado también un seminario
especial en torno al problema del
Ejército j Republicano ¡ Irlandés
«provisional» ( E R I J , que analizó
su ¡esencia clasista, su ¡programa y
sus posiciones respecto a distin-
tas cuestiones, los peligros que
entraña su actividad terrorista
tendente a escindir el (movimien-
to obrero.
• ¿Qué lugar en el 'sistema de
estudios del partido correspon-
de a (/a actitud de los comunis-
tas hacia la religión?
— Irlanda, como Ud. Sabe, es un
país ¡de fuertes tradiciones reli-
giosas, donde la Iglesia goza de
un 'gran prestigio. No podemos
ignorar a la Iglesia, no tenemos
ARGENTINA
EN APOYO DE LA
MULTIPARTIDARIA
Con motivo de la publicación
del1 programa de la Multipartida-
ria , el Comité Central del Parti-
do Comunista de la Argentina
aprobó una declaración. La cons-
titución de esa coalición —opinan
los comunistas— es un paso po-
sitivo y exitoso hacia la cohesión
de todas las fuerzas democráticas,
dada la situación dramática que
vive el país. La declaración ex-
presa la idea de que, si en la
alianza participan otras organiza-
ciones políticas, sindicales, socia-
les y culturales, la Multipartidaria
tendrá realmente un significado
histórico. El PCA señala que el
programa de la alianza interpreta
los intereses de la mayoría abru-
madora del pueblo. Su puesta en
práctica —subraya el documento—
originará cambios generales en el
país y contribuirá a la superación
de la grave crisis que ¡sacude a
la República.
Los comunistas argentinos in-
sisten en la necesidad de seguir
avanzando por el camino escogi-
do, y a tal efecto proponen di-
fundir ampliamente el progra-
ma de la alianza, movilizar a las
masas populares en apoyo de las
exigencias que presenta este pro-
grama y crear filiales de la Mul-
tipartidaria en todas Jas provin-
i Multipartidaria: alianza gesta-
ganizaciones: Unión Cívica Radical,
Partido Justicialista, Movimiento para
la Integración y el Desarrollo, Fede-
ración Democristiana y Partido de
Intransigencia. —N. de la Red.
derecho para decir: «Si quieres in-
gresar en el partido, tienes que
ser ¡ateo». Tal actitud ¡aislaría
automáticamente (del partido a
vastas masas populares. Por eso
no «empujamos» a nadie hacia el
ateísmo. Admitimos en el partido
también a creyentes, protestantes
y ¡ ¡católicos, • Observamos, jno
obstante, ¡que los compañeros
creyentes ¡experimentan una no-
toria evolución de sus puntos de
vista, enfoques, de toda su mun-
dividencia a medida que compren-
den más a íondo el marxismo y
la base materialista de nuestra
ideología. En esto reside otro ras-
cías. En opinión del PCA, la alian-
za multipartidaria debe convertir-
se en una organización capaz de
dar impulso a la lucha de todos
los sectores sociales del país, pues
esto garantizaría la realización
del programa y permitiría con-
quistar una auténtica democracia.
La formación de la Multiparti-
daria —destaca el Partido Comu-
nista— es un ejemplo de la po-
lítica tan necesaria para nuestro
pueblo: lograr coincidencia de las
posiciones en lo principal y hacer
concesiones recíprocas en las
cuestiones secundarias. Es por eso
—concluye el documento— por
lo que el Partido Comunista de la
Argentina, que en sran medida ha
contribuido al surgimiento ¡de la
alianza y a la elaboración de su
programa, expresa su solidaridad
con la Multipartidaria y la deci-
sión de ¡impulsar su actividad.
FRANCIA
LOS COMBATIENTES
CONTRA
EL FASCISMO
NECESITAN
LA SOLICITUD
DEL ESTADO
Los 'diputados comunistas han
presentado al examen de la Asam-
blea Nacional de Francia un pro-
yecto de ley sobre el status de los
ex combatientes de las brigadas
internacionales en España y de
los ciudadanos que fueron depor-
tados por los hitlerianos a itraba-
jos forzados en Alemania.
go (peculiar ide la situación en
Irlanda, rasgo que el partido tie-
ne, naturalmente, en cuenta al
elaborar programas de estudios.
Así que Ud. puede apreciar que
nuestro sistema de educación po-
lítica funciona de manera activa
y a toda marcha, pues tal es el
imperativo del tiempo. Ahora
bien, por el momento, no pode-
mos sentirnos satisfechos por lo
que logramos. Vemos nuestras de-
ficiencias, reservas por aprove-
char, y esto nos permite mejorar
todas las formas de educación
teórica y política de los comunis-
tas, i i
" DE LOS DOCUMENTOS
Los comunistas franceses pro-
ponen extender los beneficios de
la legislación sobre las víctimas
de la guerra, vigente en el país,
a los voluntarios que en 1936—
1939 combatieron en las filas del
ejército republicano español y a
sus familias. El proyecto prevé, en
particular, que los ex combatien-
tes de las brigadas internaciona-
les reciban tarjetas de veterano
de la guerra y los privilegios co-
rrespondientes. Señalando los mo-
tivos de esta iniciativa legislati-
va, los diputados constatan en el
proyecto de ley que en las bri-
gadas internacionales combatieron
ocho mil franceses, tres mil de
los cuales cayeron en los frentes
de la guerra civil en España.
Ellos, subrayan los comunistas,
siempre serán «unos de los pri-
meros combatientes de la Resis-
tencia que, con armas en la ma-
no, lucharon contra el fascismo
internacional», se alzaron contra
los que serían sojuzgadores de
Francia y, de esta manera, mani-
festaron su («perspicacia y su pa-
triotismo».
El grupo parlamentario del PCF
atrae la atención de la opinión
pública sobre el hecho de que
hasta el momento no reciben en
Francia ninguna ayuda estatal las
personas que fueron mutiladas
o heridas en España, mientras oue
en la RFA e Italia, los ex comba-
tientes de las brigadas internacio-
nales gozan del mismo status que
los veteranos de los ejércitos re-
gulares, i
El documento contiene asimismo
proposiciones concretas sobre los
derechos de los ciudadanos que
durante la guerra fueron depor-
tados de Francia a trabajos for-
zados. •

Mundo Obrero
CADA BONO
CONTRIBUYE
A LA CAUSA DE LA PAZ,
LA DEMOCRACIA
Y LA LIBERTAD
Bajo esta consigna se celebró
en 1981 la campaña de recauda-
ción de fondos para el Partido
Comunista de España. Los bonos,
como señala el periódico Mundo
Obrero, fueron vendidos durante
tres meses —de octubre a diciem-
bre— por miles de comunistas en
todo el país. En 1981, escribe el
periódico, fueron distribuidos unos
700.000 bonos entre los militantes
y simpatizantes del partido. Tal
como estaba previsto, en la fiesta
popular que tuvo lugar en Valen-
cia se efectuó el sorteo, y los po-
seedores de los bonos premiados
recibieron automóviles, grabado-
ras, bicicletas, calculadoras de
bolsillo electrónicas, libros y otros
objetos de valor.
¿Cómo se utilizan los íondos
reunidos? Se distribuyen, dice el
periódico, de acuerdo a un prin-
cipio bien definido: el 40% se en-
trega al Comité Central del PCE
para compensar los gastos de Ja
LA UNIDAD FORJA EL FUTURO
He conocido con satisfacción que, por primera vez en la historia de Co-
lombia, se han unido las fuerzas izquierdistas del país presentando pa-
ra las elecciones presidenciales de mayo de 1982 un candidato: el pro-
fesor Gerardo Molina. A mi entender, los comunistas han hecho una
contribución valiosa al logro de la unidad. ¿Podría su revista pedir a
los compañeros colombianos que comenten este importante aconteci-
miento?
San José, Costa Rica.
la pregunta es respondida por e] miembro del CC del Partido Comu-
nista Colombiano, RAÚL VALBUENA.
Las organizaciones políticas de
la izquierda colombiana adoptaron
un candidato para el puesto de
presidente de la República, en su
Encuentro Nacional del 28 y 29 de
noviembre de 1981. En torno a un
Programa de Convergencia Demo-
crática, aprobado en el Encuentro,
se han unido, inicialmente, el Par-
44
EN EL ESPEJO DE LA PRENSA
campaña y otros, en particular la
adquisición de los premios, y el
60%, a las organizaciones regiona-
les y provinciales del partido, que
en algunos casos utilizan parte de
esta suma en las respectivas re-
giones y provincias para desarro-
llar campañas de recaudación de
fondos y entregar premios especia-
les. El Partido Comunista del País
Valenciano, por ejemplo, estimula
a los distribuidores más destaca-
dos de bonos o aquellas organiza-
ciones que alcanzan los mejores
resultados en la campaña.
Son muy variadas las formas de
venta de bonos en las distintas re-
giones y provincias. En algunas
organizaciones del partido —escri-
be Mundo Obrero—, la campaña
empieza con la designación de un
responsable, que cumple su come-
tido junto con un tesorero. Hay
provincias en las que se designa
a varios comunistas e incluso se
crean comisio-nes para controlar
la marcha de la campaña.
El periódico destaca el trabajo
de las organizaciones del partido
de Asturias, Valencia y Andalucía,
donde ya es una tradición vender
bonos a la puerta de las fábricas,
en los mercados, en los comercios,
etc. En estas provincias, la campa-
ña es aprovechada activamente pa-
ra explicar a la población la línea
política del partido1.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
Jesús Santiago MELENDEZ
tido Comunista Colombiano, el mo-
vimiento «Firmes», el Partido So-
cialista Revolucionario y el Parti-
do de los Trabajadores, junto a
otras fuerzas como los Comités Re-
gionales por la Paz, el Frente De-
mocrático, la Unión Nacional de
Oposición, organizaciones locales
de la Alianza Nacional Popular, el
Cuba Socialista
NUEVA REVISTA
TEÓRICA
Ha salido a la luz el primer nú-
mero de la revista Cuba Socialista,
órgano teórico del CC del Partido
Comunista de Cuba.
El Buró Político del CC del PCC,
al presentar a los lectores la nue-
va edición trimestral, señala en el
artículo de introducción que la re-
vista debe ser un medio eficaz
para hacer propaganda de las
ideas del marxismo-leninismo, de
la política del partido1, de las con-
quistas y experiencias de Cuba y
de otros países en la construcción
del socialismo, de los éxitos alcan-
zados por el movimiento comunis-
ta, obrero y de liberación nacional.
La revista contribuirá al desarro-
llo de la teoría revolucionaria y a
la educación ideológica y política
de los comunistas y de todos los
trabajadores.
El primer número de la revista
incluye artículos sobre los fun-
damentos estratégicos de la políti-
ca exterior de Cuba, sobre el pro-
ceso de formación del Partido Co-
munista, sobre la mundividencia
de José Martí, apóstol de la inde-
pendencia de Cuba, sobre la pre-
sente etapa de la revolución en Ni-
caragua, y otros materiales.
Frente de Renovación Liberal y
otras. Este nivel alcanzado por la
unidad obedece a un persistente
trabajo de los comunistas y otros
movimientos populares que, desde
hace años, vienen, procesando la
unidad popular.
La izquierda no se ha limitado
a apoyar la plataforma nacional.
En todas las provincias del país,
en muchas ciudades, poblados y
otros puntos habitados, represen-
tantes de los partidos, organizacio-
nes y movimientos populares pro-
gresistas han elaborado sus progra-
mas, muy originales y ricos en
contenido, que reflejan las reivin-
dicaciones de los más distintos
sectores de la población.
¿Cuáles son las premisas para
desarrollar acciones conjuntas?
Primeramente hay que tener en
cuenta que el movimiento popular
está aprendiendo» a recoger la ex-
periencia unitaria que se vive y
desenvuelve en el seno de la clase
obrera. La creciente unidad de los
obreros ha dado no pocos resulta-
dos positivos. Los más significati-
vos de ellos son la creación, en
1977, del Consejo Nacional Sindi-
cal, que acercó a todas las confe-
deraciones existentes en el país, y
la celebración, en agosto de 1981,
del I foro sindical amplío, en el
que participaron representantes de
la mayor parte de las federaciones
y sindicatos nacionales '—confede-
rados y no confederados— de
obreros y empleados, del movi-
miento comunal y campesino. Lo
es también el exitoso II paro cívi-
co nacional (forma de huelga ge-
neral), del 21 de octubre de 1981,
cuyas consignas eran de carácter
no sólo económico, sino también
político (levantamiento del estado
de sitio, amnistía a los presos po-
líticos, ampliación de los derechos
y libertades sindicales). Todos es-
tos acontecimientos tuvieron una
gran resonancia social en Colom-
bia y ejercieron una pujante In-
fluencia en la formación de la
unidad de las fuerzas populares y
democráticas.
Cabe señalar que los aliados de
la coalición ¡promueven al primer
plano las cuestiones y tareas polí-
ticas que interesan a todos y con-
tribuyen a fortalecer la coopera-
ción y la comprensión mutua.
Esto, por supuesto, no quiere de-
cir que haya organizaciones que
renuncian a su propio punto de
vista en las cuestiones de Ja polí-
tica interior y exterior, a su pro-
pio análisis de la situación econó-
mica en el país o a su propia lí-
nea táctica. Cada aliado conserva
su propia personalidad política,
pero acepta los compromisos y
respeta ¡la opinión de otros alia-
dos. | izquierda.
La Plataforma Conjunta de la
Unidad Democrática es el produc-
to de una creación colectiva de
todos los partidos y 'organizacio-
nes que contribuyeron a su elabo-
ración. Contiene ' reivindicaciones
inmediatas, urgentes, de las fuer-
zas progresistas y las tareas de
largo alcance, que habrán de po-
nerse en ejecución en el caso de
que Gerardo Molina triunfe en las
elecciones presidenciales. He aquí
algunos planteamientrxs del docu-
mento.
El primer punto reza: «La mayo-
ría del pueblo colombiano reclama
el cese del baño de sangre con
que el régimen imperante martiri-
za a nuestro país...» Entre los
colombianos existe un frente único
contra la represión y la tortura,
contra la violación de los dere-
chos humanos, pese a que el Go-
bierno afirma ser una democracia
ejemplar. Esta es la razón de que
la Plataforma ponga como tareas
de primer orden el levantamiento
del estado de sitio, el respeto de
los derechos y libertades ciudada-
nos, el cese de la represión, de la
ocupación de las regiones agrarias
tratadas hasta hoy como zonas de
operaciones militares, y la anula-
ción de los consejos de guerra
contra los adversarios políticos de
los monopolios nacionales ty trans-
nacionales. Reclaman también los
demócratas e izquierdistas unáni-
memente el establecimiento de
una amnistía real, sin condiciones,
que favorezca a los alzados en ar-
mas, a los ¡presos y perseguidos
políticos y/o pertenecientes al mo-
vimiento sindical.
En cuanto a otras tareas sobre
las cuales I existe pleno acuerdo,
puedo señalar la nacionalización
de los recursos naturales del país
y de la propiedad de los monopo-
lios que asfixian el desarrollo In-
dependiente de la economía nacio-
nal; medidas de reforma agraria
y urbana que rediman al campesi-
no sin tierra y a la población mar-
ginada; descolonización cultural
y (otorgamiento de derechos reales
a la juventud y a la mujer; demo-
cratización de las fuerzas armadas
y la práctica de una política inter-
nacional independiente y pacífica.
Al hacer uso de la palabra en el
Encuentro Nacional, el candidato
a la presidencia, Gerardo Molina,
destacó que el 38% de los hoga-
res urbanos y el 54% de Jos cam-
pesinos testan en Colombia por de-
bajo de la línea de pobreza absolu-
ta. Y más abajo de ¡esa escala so-
cial, el 37% de los hogares 'están
en condiciones de indigencia. Por
ello, según palabras del mismo
candidato, cada voto por ¡él, lo
mismo que por quienes confor-
man nuestras listas para las cor-
poraciones públicas, es un «voto
de (protesta y de esperanza» al
mismo tiempo.
Estamos plenamente conscientes
de cuan difícil y espinoso es el ca-
mino de la Victoria. Asustada por
la envergadura del movimiento de-
mocrático, la reacción hará sin du-
da todo lo que esté a su alcance
para impedir que Gerardo Molina
ocupe el puesto de presidente.
Opinamos que el significado de la
unidad de la izquierda en Colom-
bia rebasa los marcos del acuerdo
alcanzado sobre las acciones con-
juntas en las elecciones y puede
pasar a ser una coalición capaz de
conducir al país a la indepen-
dencia, la paz y el progreso so-
cial.
Numerosas iniciativas, manifes-
taciones y protestas, organizadas
en los últimos años por proposi-
ción de los comunistas, desempe-
ñaron un papel importante en el
acercamiento recíproco de las po-
siciones de los medios democráti-
cos y, en fin de cuentas, en la for-
mación de la coalición. El Partido
Comunista, que es el iniciador del
amplio movimiento en defensa de
los derechos humanos en Colom-
bia, supo organizar las acciones
conjuntas de la Izquierda en una
serie de municipios y propagó
activamente las ideas de la alian-
za en la prensa y mediante la dis-
tribución masiva de carteles y vo-
lantes. Es grande el aporte de los
comunistas a la elaboración de la
Plataforma Conjunta. Parte consi-
derable de los planteamientos de
ésta corresponde a las proposicio-
nes del XIII Congreso del PCC pa-
ra la democratización del país. El
PCC hizo muchos esfuerzos para
formar los comités coordinadores
locales de la unidad popular en
23 departamentos y 963 munici-
pios. En una palabra, sin la clari-
dad de objetivos y sin el entusias-
mo de nuestros compañeros no se
desarrollaría de manera tan exito-
sa el proceso de cohesión de la
Los comunistas luchan por la
unidad de modo creador, diversifi-
cando los métodos y formas de
trabajo entre las masas, rechazan-
do el dogmatismo, el sectarismo y
el laventurerismo. Actuamos en las
organizaciones sociales y de ma-
sas, 'en los distintos sectores de la
sociedad colombiana, entre la gen-
te cuyo modo de pensar a veces
es sustancialmente diferente en
comparación con el nuestro. Y el
partido no exige que su punto de
vista 'sea aceptado en seguida, en
45
todo y por todo. Estudia atenta-
mente otras posiciones, las compa-
ra con la propia. Y, en esta base,
elabora el programa de acciones
conjuntas. Las amplias masas po-
pulares muestran una creciente
comprensión y aprobación de
nuestra lucha.
Distinguimos ¡tres momentos de
la unidad.
Primero, nos pronunciamos por
los acuerdos limitados hacia una
meta en bien de los intereses ge-
nerales del pueblo que conduce a
la lucha transitoria por reivindica-
ciones de espectro regional, nacio-
CHIPRE
Terminó con éxito la campaña de
finanzas del Partido Progresista del
Pueblo Trabajador de Chipre (AKEL).
El plan fue sobrecumplido en el 76%.
GUINEA-BISSAU
En la capital de la República con-
cluyó sus labores el I Congreso ex-
traordinario del Partido Africano pa-
ra la Independencia de Guinea y Ca-
bo Verde (PAIGC), que adoptó los
documentos que estipulan la eleva-
ción del papel dirigente del partido
en la vida de la sociedad guinea. Los
delegados aprobaron las medidas de
reestructuración orgánica del parti-
do, refrendadas en sus nuevos Esta-
tutos y Programa. Se constituyeron
nuevos órganos dirigentes: el Buró
Político y el Comité Central del
PAIGC. Joao Bernardo Vleira fue ele-
gido Secretario General del partido.
El foro del partido confirmó
el rumbo hacia la construcción en
Guinea-Bissau de una sociedad de
justicia social, donde no exista
la explotación del hombre por el
hombre, señaló la necesidad de in-
tensificar el trabajo ideológico del
partido y observar rigurosamente los
principios del centralismo democrá-
tico, de la democracia revolucionarla
y de la dirección colectiva.
MARTINICA
El Partido Comunista Martinlqués
desarrolla en amplitud su labor en
las empresas, plasmando las resolu-
ciones de su VII Congreso. En una
reunión de las secciones del PCM fue
nal p localizado solamente en al-
gún gremio u organización popu-
lar.
Segundo, concedemos gran im-
portancia a la coordinación de los
programas de los distintos parti-
dos y grupos democráticos. Consi-
deramos que la coincidencia de
opiniones de las partes, aunque
sea en una cuestión o en un nú-
mero reducido de cuestiones; con-
tribuye al acercamiento de sus po-
siciones y crea condiciones favo-
rables para la lucha conjunta.
Tercero, consideramos de parti-
cular importancia las alianzas
acordado abordar la formación de cé-
lulas del partido en empresas donde
existan condiciones.
MARRUECOS
El Partido del Progreso y del So-
cialismo de Marruecos llamó en el
Parlamento a nacionalizar los más
importantes sectores económicos del
país y poner en práctica otras medi-
das tendentes a fortalecer la inde-
pendencia de Marruecos en las esfe-
ras económica y financiera. Se pro-
pone nacionalizar gradualmente las
empresas más grandes del business
extranjero, y también el comercio ex-
terior, los bancos y las compañías de
seguros, que —consideran los comu-
nistas—, a pesar de las medidas pa-
ra su «marroquización», siguen, en
esencia, bajo el control del capital
foráneo.
MÉXICO
En México se celebró la tradicional
fiesta popular del periódico Opo-
sición, organizada esta vez por el
Partido Socialista Unificado de Mé-
xico. Miles de personas visitaron el
Palacio de los Deportes, donde pu-
dieron conocer las exposiciones orga-
nizadas por los periódicos de los par-
tidos hermanos, por las organizacio-
nes progresistas mexicanas y los mo-
vimientos patrióticos de América La-
tina. Durante la fiesta tuvieron lugar
discusiones sobre los temas: El movi-
miento de liberación nacional en la
reglón, Los científicos y la paz, El
arte al servicio del progreso social y
otros. Se expresó unánimemente la
solidaridad con el pueblo combatien-
te de El Salvador.
temporales o permanentes entre
los partidarios de la alternativa
democrática a Ja actual política
del régimen.
La formación de la coalición de
la unidad en Colombia, que se
manifiesta de manera concreta en
la Plataforma de la Unidad Demo-
crática y en la presentación del
candidato único para el puesto de
presidente de la República, hace
nacer la esperanza de todos los
colombianos que luchan por una
más rápida superación de la cri-
sis nacional, por la perspectiva de-
mocrática y revolucionaria.
'NOTAS BREVES
PAÍSES BAJOS
De acuerdo a la resolución del
XXVI Congreso del Partido Comunista
de los Países Bajos, una comisión
especial del Buró Político del CC del
PCPB elaboró el proyecto de su nue-
vo programa. Este proyecto será dis-
cutido en las organizaciones del par-
tido, y en el próximo congreso se
tomará la decisión definitiva.
PORTUGAL
El Partido Comunista Portugués
utiliza las más diversas formas de
trabajo entre la población. En víspe-
ras de la Navidad, por ejemplo, el
PCP organizó de manera Ingeniosa
en muchos centros obreros la venta
de libros, discos, souvenirs con sím-
bolos del partido, Juguetes, golosinas,
cerámica y cristal, obras de arte po-
pular, objetos que se vendían a pre-
cios modestos. Esta actividad —es-
cribe Avantel— tuvo una viva reso-
nancia entre los comunistas y los
simpatizantes del partido. Las utili-
dades percibidas pasaron al Fondo
del PCP.
SUIZA
El Pleno del CC del Partido Suizo
del Trabajo examinó la marcha de los
preparativos para revisar los Estatu-
tos y las tesis programáticas, con-
forme con la resolución del XI Con-
greso del partido. El Comité Central
apoyó la proposición del Buró Políti-
co de celebrar en Junio de 1982 una
conferencia nacional para discutir
las tareas actuales de los comunis-
tas, reexaminar los Estatutos del PST
y organizar la preparación del XII
Congreso del partido, que se propone
celebrar en 1983.
EXPRESANDO LAS ASPIRACIONES DE LOS TRABAJADORES BRASILEÑOS
El 25 de marzo se cumplen 60
años de la fundación del partido
de los comunistas brasileños. Jun-
to con nosotros conmemoran esta
fecha todas las fuerzas democráti-
cas y patrióticas del país.
Nuestro partido nació bajo el in-
flujo de la Gran Revolución Socia-
lista de Octubre, revolución triun-
fante en la patria de Lenin. En
aquel entonces el capitalismo bra-
sileño se encontraba a un nivel
extremadamente bajo de desarro-
llo. La clase obrera era relativa-
mente poco numerosa: según el
censo de 1920, el número de ocu-
pados en las empresas industria-
les se aproximaba a 300.000. Pero
en el país ya actuaban los sindi-
catos. Sobre su base surgió el Par-
tido Comunista Brasileño. Desde
entonces presta gran atención a
la actividad de los sindicatos, de-
fiende consecuentemente la uni-
dad del movimiento obrero viendo
en ella la principal premisa de la
lucha exitosa del proletariado. Es-
ta línea principista constituye la
base de la influencia del PCB en
las masas trabajadoras.
El período de preguerra en la
vida del Partido Comunista Bra-
sileño fue marcado por una acti-
va labor, tanto en el plano nacio-
nal como internacional. Se mani-
festó enérgicamente por la Indus-
trialización del país, en particu-
lar, por la creación de la meta-
lurgia nacional, en defensa del
monopolio estatal del petróleo y
otros yacimientos minerales. En-
cabezando el movimiento patrióti-
co, el Partido Comunista desen-
mascaró los preparativos nazis de
la Segunda Guerra Mundial, exi-
gió que el país rompiese todo tipo
de relaciones con las potencias del
«eje» fascista. En los años de la
Segunda Guerra Mundial, los co-
munistas lucharon por enviar un
cuerpo expedicionario brasileño a
Europa para ayudar a los ejérci-
tos de la coalición antihitleriana.
El cuerpo, formado gracias a la
lucha de las fuerzas democráticas,
fue enviado a Italia, donde tomó
parte en los cambates contra los
fascistas. Más tarde, el partido or-
ganizó amplias acciones de masas
contra la participación de solda-
dos brasileños en la guerra de Co-
rea, contra la proliferación del ar-^
ma nuclear y la carrera arma-
mentista.
En 1945-1947, al actuar en con-
diciones de legalidad, el PCB se
convirtió en un partido de masas
con cerca de 200.000 militantes; en
casi todos los estados del país se
editaban sus periódicos. Tenía di-
putados en el Congreso Nacional
y las asambleas legislativas de los
estados. Era mayoría en cámaras
municipales de ciudades tan gran-
des como Río de Janeiro y Recife.
En este período, muchas conquis-
tas de la clase obrera y del pue-
blo brasileño fueron alcanzadas
con participación de los comunis-
tas. Gracias a ello, el PCB sentó
sólidas raíces en la sociedad bra-
sileña.
Desde sus primeros pasos, el
partido ha venido luchando con-
tra la falsa concepción «golpista»
del proceso revolucionario, con-
cepción que tiene sus raíces en la
influencia de la ideología peque-
ñoburguesa, que todavía se deja
sentir en muchos eslabones parti-
darios. Esto conduce a manifesta-
ciones de impaciencia política, a
subestimar el papel de la clase
obrera y del partido en el movi-
miento revolucionario.
En marzo de 1958, el PCB apro-
bó una declaración que critica esa
interpretación incorrecta de la re-
volución. El documento señala que
la lucha consciente y organizada
de las masas es la principal fuer-
za motriz de la revolución brasile-
ña en todas sus manifestaciones.
Subraya la gran importancia de la
democracia como base de la polí-
tica de los comunistas, formula la
línea política del partido en co-
rrespondiencia con las transfor-
maciones socio-económicas ocurri-
das en el país. Este hecho posibi-
litó al PCB romper decidida-
mente con los puntos de vista
golpistas y sectarios, dar un pode-
roso impulso a la lucha contra el
dogmatismo y contribuir a su par-
ticipación más activa y certera en
la vida de la sociedad brasileña1.
En 1960 se celebró el V Con-
greso del partido. El rumbo polí-
tico elaborado en él permitió a
los comunistas avanzar sustancial-
mente en todas las esferas del
trabajo partidario. Ellos conquis-
taron fuertes posiciones en las
organizaciones de masas de los
trabajadores, hicieron un impor-
ffTrí"?*™"1 **,'--ipt,.i^í-v*7í\'--™¿í'•
1
Véase Suplemento Especial da
«Voz da Unldade», 8 de mayo de
1981 (tese 44).
DE LOS ANALES DE LA LUCHA
tante aporte a los logros demo-
cráticos y progresistas del frente
nacional.
El proceso de reformas demo-
cráticas que tuvo lugar a comien-
zos de los años 60 fue interrum-
pido por el golpe militar en abril
de 1964. En el país se estableció
el régimen dictatorial. La línea po-
lítica del PCB, revolucionaria por
su carácter y contenido, suscitó el
odio de las clases gobernantes
que desataron contra los comunis-
tas crueles represiones militares
fascistas que causaron graves es-
tragos en las filas del partido. Mi-
les de comunistas fueron deteni-
dos y lanzados a las cárceles, en-
tre ellos 26 miembros del Comité
Central del PCB, diez de los cua-
les perdieron su vida. El recrude-
cimiento de las represiones, en
particular en 1974-1976, obligó al
Comité Central a actuar fuera del
país.
Los comunistas condenaron y
desenmascararon el carácter reac-
cionario y antipopular del régimen
fascista dictatorial. En las nuevas
condiciones, el PCB determinó la
táctica política de lucha que se re-
ducía a movilizar, cohesionar y or-
ganizar a la clase obrera y a to-
das las fuerzas patrióticas y de-
mocráticas con el fin de derrocar
el régimen dictatorial y conquis-
tar las libertades democráticas. La
vida confirmó la justeza de esta
táctica, aprobada en el VI Congre-
so del partido en 1967.
En el amplio frente de las fuer-
zas democráticas que se formó en
Brasil, la clase obrera ocupa las
más firmes y consecuentes posi-
ciones en la lucha contra la dicta-
dura, por la democracia, el pro-
greso económico y social. Frente
al creciente movimiento de masas,
el fracaso del llamado «milagro
económico brasileño» y toda una
serie de derrotas asestadas a la
dictadura por la oposición demo-
crática, en particular, durante las
elecciones de 1974 y 1978, las
autoridades se vieron obligadas a
retroceder, hacer algunos cambios
positivos en la política Interior y
exterior del país. Fue derogado
el «Acto Institucional NS 5» (prin-
cipal elemento de la legislación
fascista), disminuyó la censura de
• *..*7* la prensa y se promulgó la amnis-
tía parcial a los presos políticos.
La clase obrera, las masas tra-
bajadoras y los círculos progre-
K7
sistas conquistaron considerable mente, por la legalización de sus tando particular atención a la pre-
espacio político en diferentes es- publicaciones por que los centros paración de cuadros dirigentes de
feras de la vida nacional. Esto les partidarios funcionen libremente, procedencia obrera.
brinda la posibilidad de proseguir en una palabra, lucha por obtener Se trata, de este modo, de tener
en condiciones más favorables la el status del que gozan otros parti- para el momento de la legaliza-
lucha por el establecimiento del dos políticos. Con este fin se deci- ción un partido renovado y activo.
régimen democrático. El pueblo dió iniciar el debate nacional por Debe gozar de reconocido presti-
manifiesta abiertamente el des- la legalización del PCB, por las gio político, estar relacionado in-
contento por las arbitrariedades transformaciones políticas y so- disolublemente con los trabajado-
del Gobierno. Los trabajadores cio-económicas, por el restableci- res, actuar en base a los princi-
realizaron centenares de huelgas. en el país. pios leninistas de dirección colec-
En S3o Paulo se reunió la primera En mayo de 1981, el Partido Co- tiva y del centralismo democráti-
conferencia nacional de la cla- munista divulgó las tesis para el co.
se obrera, en la que se ex- debate nacional, que expresan su El Partido Comunista Brasileño
presaron los intereses vitales de punto de vista sobre numerosos expresa el pensar y el sentir de
unos 26.000.000 de asalariados de aspectos de la vida del país. Las una gran parte de la sociedad,
todas las categorías profesionales. tesis se discuten en las páginas ante todo de la clase obrera. Su
Pero no se puede considerar que objetivo final es la construcción
las conquistas obtenidas son lo su-
ficientemente firmes. El Gobierno
del periódico partidario Voz da
Unidade, en las empresas, institu-
ciones, centros docentes superio-
de la sociedad socialista. En la
presente etapa del proceso revolu-
SIN PASAR ejemplo positivo de la construcción del socialismo
ayuda a muchos pueblos a desembarazarse resuelta-
mente de las arcaicas relaciones que los traban.
puede utilizar como pretexto la cionario, el PCB, vanguardia polí-
agudización de la crisis socio-eco-
nómica y la inestabilidad política,
res, barrios residenciales, en todas
partes donde actúan los comunis-
tas. Los preparativos del deba-
tica de la clase obrera, se pronun-
cia por cohesionar a amplias fuer- POR EL CAPITALISMO D. Suje Bator decía que, en la existencia y prosperi-
dad de nuestro Estado mongol, la fuerza interior es
el pueblo y el apoyo exterior es la Unión Soviética.
provocada por el régimen, para te nacional por la legalización del zas democráticas y antiimperialis-
abolir incluso las escasas liberta- partido se realizan con entusias- tas con el fin de realizar la revo- ALGUNAS CUESTIONES
des que logró conquistar el pue- mo y reportan resultados positi- lución democrática nacional y DE LA ECONOMÍA POLÍTICA EL DESIGUAL nivel socio-económico a partir del
blo. vos. crear en Brasil un régimen pro- cual inician su camino hacia el socialismo los pue-
gresista que desbroce el camino DEL PERIODO DE TRANSICIÓN
Los comunistas brasileños ahora El partido vigoriza sus relacio- blos de los países o sociedades preburgueses, en los
explican abiertamente sus posicio- nes con las masas trabajadoras de hacia el socialismo. En esta lucha,
los comunistas brasileños se guían que las relaciones capitalistas están poco desarrolla-
nes, se desplazan libremente por la ciudad y el campo, atrae a sus das y tienen predominio las formaciones precapita-
el país, han sabido valerse amplia- filas a nuevos militantes. Se ha- invariablemente por las ideas del
mente de la amnistía. Pero, el cen muchos esfuerzos para forta- marxismo-leninismo y del interna- listas, es el que determina la originalidad del ca-
PCB sigue sin tener derecho a ac- lecer sus posiciones en las empre- cionalismo proletario. PUNTSAGDASHIIN LUVSANDORZH, rácter y las formas de las transformaciones. Hay, sin
tuar oficialmente como organiza- sas, mejorar su composición social ARI dos SANTOS, embargo, un conjunto de problemas cuya solución
ción política. Es por eso que lu- representante del Partido miembro correspondiente de la Academia
y elevar el nivel teórico e ideo- de Ciencias de la República Popular Mongola tiene mucho de común. Figuran, entre ellos, la crea-
cha por ser reconocido oficial- lógico de los comunistas, pres- Comunista Brasileño en la revista ción, bajo la dirección del poder popular, de premi-
sas económicas que permitan preparar el terreno pa-
ra la construcción del socialismo, premisas que, se-
gún se señala en el Programa del Partido Revolucio-
nario Popular Mongol, comprenden «... el asegurar
la independencia económica del país mediante el
Cuando Lenin llegó a la conclusión de que los paí- desplazamiento del rapaz capital extranjero, la crea-
planes de las comisiones y, partiendo de ellos, confec- ses atrasados podían, con la ayuda del proletariado ción y el desarrollo de una industria y unos trans-
TRAS LA REUNIÓN DE PRAGA cionó el plan único de trabajo de la Redacción para de los países avanzados, pasar al socialismo sosla- portes modernos y de un sector estatal y otro coope-
1982, que fue aprobado por el Consejo de Redacción. Este yando la fase del desarrollo capitalista 1 , muchos lo rativo de la economía, así como la limitación y el
En noviembre de 1981 se celebró en Praga la Reunión plan prevé las siguientes orientaciones y líneas temáti- llamaron «iluso» y «soñador». También hubo quien
cas fundamentales de las publicaciones: desplazamiento de los elementos capitalistas que van
de representantes de los partidos comunistas y obreros pretendió fundamentar «científicamente» la «incon- surgiendo, la formación de la clase obrera...» Ana-
para examinar la labor de Revista Internacional (véase el — problemas teóricos generales. Elaboración de las
Comunicado de la revista en su Ns 1 de 1982). En la cuestiones del comunismo científico por los partidos. sistencia» de tal conclusión. ¿Qué ha demostrado la licemos esta cuestión más en detalle.
Reunión participaron delegaciones de 90 partidos. Ellas Cuestiones de la lucha ideológica en las condiciones con- práctica, ese criterio de la verdad? Esta importan-
evaluaron la actividad de esta publicación comunista In- temporáneas; El examen de los problemas relacionados con la
— problemas actuales de la lucha por la paz. La acti- tísima previsión teórica de Lenin te vio confirma- economía política del período de transición de las
ternacional colectiva, examinaron sus tareas y expusie- vidad de los partidos hermanos y problemas del desarro- da inicialmente en el multinacional Estado soviéti-
ron sugerencias y observaciones críticas, orientadas a relaciones preburguesas o de las fases iniciales del
mejorar el trabajo de la revista. llo del movimiento antibélico de masas; co, donde una serie de pueblos de la periferia semi-
— política de los partidos hermanos. Las experiencias capitalismo al socialismo, sin pasar por el capitalis-
Por cuanto los representantes de los partidos reco- de lucha de los comunistas; colonial del imperio zarista entró en la época socia- mo, sigue siendo de palpitante actualidad. Sobre to-
mendaron al Consejo y al Colegio de Redacción tomar en — la construcción socialista. Las leyes, realizaciones y lista,' saltándose el capitalismo, gracias a la ayuda do después del hundimiento del sistema colonial
consideración las propuestas presentadas, la Redacción problemas del socialismo real; de la clase obrera rusa y bajo la dirección del par-
sistematizó estas propuestas. Todas las comisiones de la - problemas de la lucha de clases en los países capi- mundial, que dio paso a la formación de decenas de
tido de Lenin. Y más tarde, esta previsión fue lleva- nuevos estados nacionales, en muchos de los cuales
revista, tanto problemático-temáticas como regionales
—de problemas teóricos generales; intercambio de expe-
riencias del trabajo partidario; problemas de la construc-
talistas industrializados. Los partidos comunistas de es-
tos países en la lucha por la democracia y el progreso so- 4 da (y está llevándose) a la práctica por los pue- «se percibe con creciente nitidez el afán de llevar
cial; blos de una serie de estados soberanos en los que a cabo radicales transformaciones socio-económicas.
ción socialista; problemas de la lucha de clases en los
países capitalistas industrializados; problemas del movi-
miento de liberación nacional en los países de Asia y
— el movimiento de liberación nacional, antiimperia-
lista, en los países de Asia, África y América Latina.
Además, fue aprobado el plan de actividades colectivas:
I han llegado al poder partidos revolucionarios de van-
guardia que tienen por plataforma el marxismo-leni-
Así lo evidencia el que un número cada vez mayor
de países emprenda, después de conquistada la inde-
África; problemas de los países de América Latina y el conferencias teóricas, simposios científicos, mesas redon- nismo. pendencia nacional, una senda de orientación socia-
Caribe; problemas de la paz y de los movimientos demo- das, grupos de estudios.
cráticos; problemas de la ciencia y de la cultura; proble- El Consejo de Redacción de la revista confía en que
En el avance hacia el socialismo de sociedades en lista»2.
mas de la prensa comunista, crítica y bibliografía y de la constante solicitud y el apoyo prestado por los parti-
las que dominaban unas relaciones precapitalistas ha
desempeñado y desempeña un papel especial el Como es sabido, el período de transición al socia-
problemas de la información científica y documenta- dos hermanos a su publicación colectiva, la preparación
ción— celebraron sesiones para estudiar los resultados de por ellos de los materiales fundamentales y la ayuda apoyo prestado por la Unión Soviética y los otros lismo resulta necesario en todos los países, tanto en
la Reunión y, sobre esta base, elaboraron sus planes de de los lectores serán, como lo han sido siempre, una fir- países de la comunidad socialista. El influjo del
trabajo. 2
me garantía del cumplimiento de los planes trazados y Y. Tsedenbal. Informe de balance del Comité Central
El Secretariado Internacional de la revista —nuevo or- contribuirán a la continua elevación del prestigio y la 1
del Partido al XVIII Congreso del PRPM y las tareas para
no de trabajo colectivo, creado con la aprobación ex- influencia de la revista, en beneficio de la causa de la Véase V. I. Lenin, Obras Completas, 2a ed., Cartago, los próximos años. Ulan Bator, 1981, p. 14 (ed. en mon-
presa de los participantes de la Reunión— examinó los paz y del socialismo. Buenos Aires, 1971, t. XXXIII, p. 367. gol).
aquellos donde el capitalismo ha alcanzado altos ni-
veles como en los que apenas empieza a manifestar-
se. Una nueva formación económica no se instaura
de golpe, sino que se va creando durante un período
de tiempo relativamente grande, mediante la lucha
de las fuerzas progresistas contra las clases que en
el interior de la sociedad dada y fuera de ella qui-
sieran mantener sus anteriores condiciones de vida.
Cuando se inicia el avance hacia el socialismo, el
principal problema que ha de resolver la sociedad
donde las relaciones capitalistas están bastante
desarrolladas es el de aprovechar las premisas ma-
teriales de la construcción del socialismo estableci-
das por el capitalismo (la gran industria de maqui-
naria, el correspondiente nivel cultural, la existencia
de una clase obrera, etc.). Para llevar a cabo las
transformaciones económicas y sociales que ya han
madurado en una sociedad donde no se dan o casi
no se dan tales premisas, la cuestión central es llevar
a cabo el trabajo que en otros países fue realizado
por el capitalismo. En tales casos adquiere particular
importancia la limitación de los elementos capitalis-
tas que van surgiendo espontáneamen'e, y que en-
cuentran un caldo de cultivo en los restos de las
formaciones socio-económicas anteriores, es decir,
asegurar el desarrollo no capitalista.
A nuestro entender, el período de transición de las
fases iniciales del capitalismo al socialismo se divi-
de, por lo menos, en dos etapas fundamentales.
La primera es la etapa democrática, que en Mon-
golia se extendió de 1921 a 1940. Su principal resul-
tado fue la liquidación de las relaciones económicas
feudales y de las relaciones sociales que tenían aqué-
llas por base, el desplazamiento del capital mercan-
til y usurario extranjero y la aparición del sector
socialista de la economía nacional3.
La segunda etapa del período de transición es la
socialista (que para Mongolia abarcó los años 1940—
1960). Su principal resultado fue la creación de las
bases económicas del socialismo: reestructuración so-
cialista de la economía agropecuaria, total liquida-
ción de la pluralidad de formaciones y transforma-
ción de toda la economía en un sistema económico
socialista único, dirigido y orientado por un plan
único en consonancia con las exigencias objetivas
de las leyes económicas del socialismo4.
En las presentes condiciones, el proceso de desa-
rrollo social por la vía no capitalista ofrecerá mu-
chos aspectos nuevos y originales. Pero en todos los
3
, Como se comprende, las realidades de los diferentes
países durante la etapa democrática del período de tran-
sición serán distintas, en dependencia de las condiciones
concretas. Pero dicha etapa es importante como prepara-
ción inmediata de la construcción de las bases econó-
micas de la sociedad socialista. Como señalaba Leain, lo
principal en la etapa democrática es el reforzamiento del
trabajo del partido y del Gobierno para inculcar las nue-
vas formas de gestión económica y conseguir que en torno
del partido y del Gobierno se cohesionen las masas para
laborar por el desarrollo económico y cultural del país.
«Sólo de los islotes de una nueva formación económica . . .
surgirá el nuevo sistema económico no capitalista . . .»
(V.4 I. Lenin, Obras Completas, t. XXXVI, p. 12).
Como en el artículo se examinan cuestiones de la eco-
nomía política del período de transición, que culminó en
1960, en lo sucesivo utilizaremos en nuestro análisis he-
chos y datos correspondientes fundamentalmente al perío-
do 1921—1960.
50
casos, el período de transición aparece desde el pun-
to de vista de la economía política, como un conjun-
to de distintas formas de relaciones económicas y de
producción que se excluyen entre sí y están en pug-
na.
Después de la instauración del régimen democrá-
tico popular en Mongolia, por ejemplo, había las si-
guientes formaciones económicas: a) la estatal-co-
operativisía, expresada tan sólo en pequeñas em-
presas artesanas, la línea telegráfica transmongola
y los bienes de los órganos estatales y de las coope-
rativas de consumo; b) la de la pequeña producción
mercantil, a la que pertenecían los artesanos, los co-
merciantes nativos y los ganaderos; c) la feudal, tras
la que estaba la clase de los señores feudales, segla-
res y religiosos, privados del poder político pero do-
tados de una gran fuerza económica; d) la capita-
lista, representada por la propiedad de los mercade-
res extranjeros, que controlaban todo el comercio
exterior del país y dominaban el mercado interior.
¿CUAL ES la base material para construir la nue-
va formación socio-económica en una sociedad que
no ha alcanzado los escalones relativamente altos de
las relaciones capitalistas? La clave metodológica
para responder a esta cuestión nos la proporcionó
Marx, quien, al analí/.ar la situación de tal sociedad
y las posibles perspectivas de su desarrollo (toman-
do el ejemplo de la comunidad rural rusa), señalaba
el dualismo inherente a dicha comunidad debido a
la propiedad colectiva de la tierra y la economía
parcelaria con una apropiación privada de los frutos
del trabajo de este tipo de producción. Y decía: «Su
dualismo innato admite dos alternativas: o el princi-
pio de la propiedad se sobrepone al principio colec-
tivo o este último se impone al primero . . . La pro-
piedad común de la tierra le brinda la base natural
de la apropiación colectiva, y su entorno histórico
—la existencia simultánea de la producción capita-
lista— le asegura en forma acabada las condiciones
materiales para el trabajo cooperativista organizado
en vasta escala. Puede, por lo tanto, aprovechar to-
das las adquisiciones positivas del sistema capitalis-
ta sin pasar por sus horcas caudinas ... Llevada pre-
viamente al estado normal de su forma presente,
puede convertirse directamente en el punto de parti-
da del sistema económico al que tiende la sociedad
contemporánea y emprender una nueva vida sin re-
currir al suicidio.»5
Como vemos, la definición de Marx presupone, en
primer lugar, la existencia de una propiedad co-
lectiva que permita asegurar la apropiación colecti-
va de los frutos del trabajo, y en segundo lugar, el
aprovechamiento de las condiciones materiales pa-
ra una cooperación del trabajo en amplia escala, am-
bas como bases del paso del país, en el que las rela-
ciones capitalistas no constituyen el fundamento eco-
nómico, a la creación de las premisas de la edifica-
ción socialista. El logro de tales objetivos constituye,
a nuestro modo de ver, la tarea principal para los
países que se encuentran en fases iniciales de de-
sarrollo del capitalismo y han elegido el camino de
las transformaciones socio-económicas radicales.
5 C. Marx y F. Engels, Obras, t. 19, p. 419—420 (ed. en
ruso).
La economía de la sociedad precapitalista está
asentada principalmente en la desvinculación de las
unidades económicas. En ella no hay o casi no hay
premisas sustanciales de la socialización del trabajo
y la producción. ¿Cómo hay que ver a la luz de esta
particularidad el problema de la base económica del
desarrollo no capitalista?
El problema es bastante serio. Persisten hasta aho-
ra las discusiones teóricas sobre los medios funda-
mentales de producción en la sociedad ganadera pre-
capitalista. Existe la opinión de que en ella debe con-
siderarse el ganado como medio fundamental de pro-
ducción, ya que ha constituido la única fuente de
subsistencia del ganadero nómada y el único objeti-
vo de su trabajo. Según esta misma opción, la propie-
dad del ganado es un factor que en forma decisiva
determina los destinos del feudalismo en un país ga-
nadero.
Según otra opinión, el medio fundamental de pro-
ducción en la sociedad ganadera precapitalista es la
tierra dedicada a pastizales, a la que los señores
feudales dueños de ella adscribían a los arates (nom-
bre que se daba en Mongolia a los pastores nóma-
das), con lo que los privaban del derecho a cambiar
sus lugares de asentamiento y de pastoreo. Y como
confirmación se aduce el argumento de que la gana-
dería resulta imposible sin pastizales.
Creemos que la verdad se sitúa entre estas dos po-
siciones extremas. El problema del medio de produc-
ción fundamental en la sociedad ganadera debería
ser examinado teniendo en cuenta la unidad que
forman los medios de trabajo (tierras dedicadas a
pastizales) y el objeto del trabajo (el ganado), en
consonancia con la metodología marxista 6 .
Admitámoslo, pueden decirnos, pero, ¿tiene la so-
lución de estas y otras discusiones entre teóricos al-
guna importancia para la formación de las premisas
requeridas por la construcción de la base económica
del socialismo? ¿Acaso no da igual el lado desde el
que se aborde la liquidación de la base económica de
una sociedad preburguesa o de capitalismo tempra-
no?
A estas preguntas puede contestarse con el ejem-
plo de las condiciones concretas de Mongolia. En
nuestro país, antes de la revolución, el ganado lo po-
seían en forma privada no sólo los señores feudales,
sino también los arates sometidos a la servidumbre.
Por lo tanto, si aceptamos la opinión de que la pro-
piedad del ganado era la base de las relaciones
feudales, sería preciso, para acabar con ellas, nacio-
nalizar todo el ganado, tanto el perteneciente a los
señores feudales como el de los arates. No cabe du-
da de que tal medida no favorecía a la revolución,
pues apartaría del nuevo poder a muchos miles de
arates trabajadores, así como a aquellos señores
feudales que, persiguiendo ciertamente sus propios
fines, hubiesen participado en la lucha contra la ocu-
pación extranjera y contra el capital mercantil-usu-
rario extranjero.
A la vez, las tierras-pastizales eran propiedad
exclusiva de los señores feudales. Por eso, y con to-
do fundamento, la cuestión de la tierra fue puesta
6
Véase C. Marx. El Capital, Cartago, Buenos Aires, 1956,
t. I, p. 150.
en el centro de las transformaciones socio-económi-
cas más importantes realizadas por el poder revo-
lucionario.
Si nos hemos detenido a examinar pormenorizada-
mente esta cuestión es porque algunos países que
han optado por el desarrollo no capitalista pueden
tropezar también hoy con dificultades análogas. Es
obvio que para poder superarlas es preciso empezar
por determinar con precisión cuál es el apoyo prin-
cipal de las relaciones obsoletas. Este es, según nos
parece, el principio metodológico general para abor-
dar la solución del problema.
Utilizaremos el ejemplo de la RPM para mostrar
algunos resultados de la reforma agraria. En abril
de 1921, el Gobierno Popular Provisional dispuso que
la tierra, patrimonio básico del pueblo mongol, no
podía ser propiedad privada sin ninguna clase de li-
mitaciones. En los años 1923—1924, al suprimirse la
transmisión por herencia de las tierras de los prín-
cipes (joshunes), se puso fin a la propiedad agraria
feudal. Este hecho, quedó consagrado por vía legisla-
tiva en la Constitución de 1924: «Toda la tierra y
sus yacimientos, los bosques, las aguas y sus rique-
zas son, en el territorio de la República Popular Mon-
gola ... patrimonio de todo el pueblo y se hallan a
disposición de él; no se admite la propiedad privada
de los mismos.»
La nacionalización de la tierra fue el primer paso
que introdujo cambios positivos en la ganadería mon-
gola, que en vísperas de la revolución popular pro-
porcionaba más del 90% de la renta nacional y en
la que estaba ocupada directamente-casi toda la po-
blación activa. Desde entonces, los arates trabajan
en tierras que son propiedad de todo el pueblo.
La situación creada era muy peculiar. El medio
fundamental de producción (la tierra-pastizal y el
ganado, tomados en conjunto) apareció dividido por
las formas de propiedad. El objeto de trabajo era
propiedad privada, y el instrumento de trabajo era
patrimonio del Estado. La nacionalización de los pas-
tizales puso un tope a la posibilidad de utilizar la
propiedad de la tierra como instrumento de explo-
tación, lo que significó que la sociedad se había apro-
ximado a la condición básica del desarrollo no capi-
talista hacia la que orientaba Marx; se iban creando
las premisas que permitirían aplicar el principio de
la apropiación colectiva de los frutos del trabajo.
EN ESTA SITUACIÓN (o en otra análoga, que
puede producirse también en la actualidad en un país
que inicie su avance al socialismo a partir de unas
relaciones preburguesas), el problema de la estratifi-
ciación social entre los campesinos adquiere particu-
lar importancia. Como se señala en el Programa del
Partido Revolucionario Popular Mongol, «con la su-
presión del régimen de la servidumbre y la abolición
del orden feudal, los arates emancipados se convir-
tieron en libres productores de mercancías». El po-
der revolucionario está llamado a asegurar un desa-
rrollo en el que la propiedad campesina, aun conser-
mando su carácter de propiedad privada, sea una
forma de ésta basada en el trabajo personal y, por
lo tanto, no se transforme en propiedad capitalista7.
^ Véase C. Marx. El Capital, t. I, p. 611.
51

La limitación y contención del crecimiento del ca-
pitalismo en la producción mercantil fue un proble-
ma que adquirió en Mongolia particular agudeza
cuando, después de la aplicación de medidas anti-
feudales, la clase de los señores feudales empezó a
perder rápidamente posiciones8. Para impedir que en
la sociedad surgiese una nueva capa explotadora, el
Gobierno de la República adoptó en noviembre de
1926 una disposición que reglamentaba los impuestos
y según la cual quedaban eximidas de ellos las explo-
taciones con menos de 5 bodós9, pagaban sólo una
parte las de 20 bodós o menos y abonaban el impuesto
completo las de 21 a 50 bodós. Para las explotacio-
nes mayores el gravamen fiscal aumentaba progresi-
vamente. Al propio tiempo, y con el fin de estimular
la iniciativa económica, quedaban libres de impues-
tos las explotaciones con ganado de raza y las em-
presas estatales de cría de ganado.
Esta disposición fiscal ponía una barrera económi-
ca que impedía el crecimiento de las explotaciones
privadas hasta dimensiones en las que su propieta-
rio hubiese de recurrir a mano de obra asalariada,
por resultar insuficiente su trabajo personal y la
ayuda de sus familiares. A la vez, la entrega a los
arates pobres del ganado expropiado a finales de los
años 20 y comienzos de los 30 a los señores feudales
que todavía subsistían, redujo el número de arates
pobres y acrecentó el de arates medios10. De este mo-
do se fue incrementando la producción mercantil de
la ganadería de pastoreo.
Este tipo de medidas formaban parte de una política
económica de contenido democrático general, encau-
zada a liquidar métodos de gestión objetivamente ca-
ducos. Sin ello es imposible llevar a la práctica los
proyectos de reestructuración socialista y ni siquie-
ra preparar las premisas de la misma, pues el atraso
de la producción mercantil impide elevar la pro-
ductividad del trabajo social. Además, la supresión
de las limitaciones feudales a la producción mercan-
til no conducía al crecimiento de los principios ca-
pitalistas —pues a ello se oponía la política del Es-
tado popular orientada a este fin— sino a un desa-
rrollo no capitalista.
Ahora bien, sólo la socialización del trabajo pue-
de asegurar por entero que el avance siga precisa-
mente este camino, pero a una sociedad que ha opta-
do por la vía no capitalista le resulta particularmen-
te difícil resolver este problema. Una de las causas
reside en que los productores no cooperativistas ca-
recen del positivo ejemplo del trabajo colectivo, no
conviven en la sociedad con una clase obrera organi-
zada y unida.
La cooperación, a nuestro entender, ofrece tres as-
pectos. Uno es el económico, basado en el interés
8
Según ciertos datos, en 1918 había en Mongolia 13.474
explotaciones de señores feudales seglares, que en 1928 se
habían reducido a 6.654.
9
Unidad estadística convencional. Un bodó era el equi-
valente de un toro o un caballo, 7 ovejas o 14 cabras. Un
camello equivalía a 2 bodós.
10
Para ilustrar este hecho citaremos los porcentajes de
las explotaciones de distintos niveles en 1929 y 1940. Ex-
plotaciones de arates pobres: 60,5 y 40,2 respectivamente;
de arates medios: 31,8 y 55,5; de arates ricos: 7,7 y 4,3.
(Véase A. M. Péchnikov. La ganadería en la RPM. Ulan
Bator, 1949, p. 4, ed. en ruso).
52
material del productor individual de mercancías por
unirse a otros productores iguales. El otro tiene por
eje la rigurosa observancia del principio de que la
socialización ha de ser voluntaria. El tercer aspecto
está basado en la necesidad de vencer la resistencia
clasista de los elementos objetivamente hostiles. La
cooperación de los pequeños productores, indispen-
sable para elevar el rendimiento de la producción
agropecuaria, constituye, pues, un largo proceso que
reclama una sólida base material, política e ideológi-
ca.
Así lo demuestra, en particular, la experiencia de
Mongolia. Las primeras asociaciones (cooperativas)
de producción de los arates (APA) surgieron en 1934
y en ellas ingresaron principalmente los ganaderos
pobres. Por esta circunstancia, y a pesar de que el
Estado prestaba a las APA ayuda material y téc-
nica, unas 90 cooperativas, contaban en 1940 con tan
sólo el 0,2% del total del ganado. Y únicamente en
1959, después del ingreso masivo de los arates me-
dios en las APA, el proceso de cooperativización que-
dó culminado en lo fundamental. En 1960 había en el
país 354 asociaciones agropecuarias en lugar de las
210.000 economías de arates individuales de unos diez
años atrás. A la vez, con la culminación de este pro-
ceso se logró superar la pluralidad de formaciones
económicas.
LA NUEVA SOCIEDAD, NO CAPITALISTA, podrá
resolver los problemas económicos que afronta si lo-
gra hallar la necesaria fuente de acumulación y esta-
blecer sobre ella su control. Un país atrasado*1 care-
ce o casi carece de una gran industria cuya nacio-
nalización permitiría a la sociedad obtener recursos
financieros para el desarollo de la economía. Parece
ser que, en tales condiciones ,los recursos requeri-
dos deben sed proporcionados por el sistema de cir-
culación.
Hay ciertas circunstancias que favorecen la for-
mación de este sistema, pero hay otras <que la obsta-
culizan. El pequeño productor está interesado obje-
tivamente en que dicho sistema funcione, y acepta
gustoso la cooperación en la esfera de la circulación,
pues no afecta a la propiedad privada, que es la ba-
se de su existencia. Así, en Mongolia, la primera
cooperativa de arates fue, precisamente, una coope-
rativa de consumo. Pero la ausencia en muchos paí-
ses preburgueses de un instrumental financiero-pre-
supuestario constituye un obstáculo para la aplica-
ción de las medidas requeridas en el ámbito de la
circulación. Y Mongolia, por ejemplo, carecía inclu-
so de moneda propia, hecho que, como es natural,
ayudó al capital extranjero a conservar en el comer-
cio las posiciones dominantes.
Mongolia emprendió la senda de la estructuración
de la circulación, como fuente importante de la acu-
mulación. Para ello fue preciso adoptar una serie de
11
En el mundo no existen, como es obvio, países origi-
nariamente atrasados. En los casos de atraso socio-ecc-
nómico, éste se explica, en primer lugar, por la explo-
tación y opresión secular por parte de las potencias co-
loniales, y en segundo lugar, por el hecho de que los so-
juzgadores foráneos se dedicaron a «congelar» deliberada-
mente unas relaciones económicas y sociales arcaicas. Así
es como, a través de los siglos, se fue originando el atraso
de nuestro país, superado gracias a la política del PRPM.
medidas de tipo organizativo, que consistieron en la
fundación con la Unión Soviética de un banco co-
mercial e industrial por acciones (1924), que habría
de proporcionar los créditos necesarios para la eco-
nomía nacional.
El siguiente paso de importancia fue la puesta en
circulación en 1925 del tugrik, la moneda nacional,
medida que permitió, en primer lugar, desplazar a las
monedas extranjeras que circulaban en el país, y en
segundo lugar, confeccionar el Presupuesto Estatal
de la RPM, como eslabón central del sistema mone-
tario, financiero y crediticio.
Gracias a estas y otras medidas se organizó bajo
el control del Estado, el intercambio de mercancías no
sólo entre los productores, sino también entre los
sectores de la economía privado y público (estatal),
este último en estado embrionario. Esta forma de
vinculación económica, controlada por el Estado,
que no permitía la penetración de los métodos capi-
talistas en la estructura de la circulación, proporcio-
nó al poder revolucionario la posibilidad de utilizar
el potencial productivo de las economías de todo ti-
po para satisfacer las necesidades sociales. El desa-
rrollo de la esfera de la circulación contribuye al
fortalecimiento de las bases económicas del Estado
popular y a elevar el nivel de vida de los trabajado-
res.
El desarrollo del comercio estatal y cooperativo y
la implantación del monopolio estatal del comercio
exterior permiten desplazar al capital comercial y
usurario extranjero, que en Mongolia ejercía prácti-
camente un dominio incompartido tanto en el mer-
cado interior del país como en las relaciones econó-
micas con el exterior. El resultado de tales medidas
proporciona a la sociedad grandes ventajas económi-
cas, que son utilizadas para el progreso de la eco-
nomía pública del país.
Cuando la RPM logró dominar por completo el co-
mercio exterior, los derechos arancelarios percibidos
por el Presupuesto del Estado pasaron de 3,9 millo-
nes de tugriks en 1929 a 14,2 millones en 1934. En el
período 1924-1934, el comercio exterior proporcionó
al país 69,4 millones de tugriks, de los cuales unos
54 millones se destinaron al desarrollo de la econo-
mía nacional.
QUISIÉRAMOS llamar la atención sobre el hecho de
que una parte muy considerable de los recursos pre-
supuestarios se destinaban a la construcción de uni-
dades industriales. Estas nuevas empresas eran, des-
de el primer momento, empresas públicas. Hay dos
indicadores muy importantes de que estas empresas
tenían, además, un carácter socialista: en primer lu-
gar, en ellas no existía el trabajo basado en la ex-
plotación del hombre por el hombre, y en segundo
lugar, en ellas se iba afirmando una forma de tra-
bajo colectiva. Así era como se iba creando en nues-
tro país la propiedad socialista. Esto es lo que dis-
tingue la economía del período de transición en
Mongolia de la economía del período de transi-
ción en los países que iniciaron el camino hacia el
socialismo a partir de los escalones altos del capita-
lismo y en los que la propiedad socialista estatal fue
surgiendo inicialmente como consecuencia de la na-
cionalización de la propiedad capitalista privada so-
bre los medios fundamentales de producción. En Mon-
golia no existía prácticamente tal tipo de propiedad,
por lo que la propiedad socialista estatal hubo de
ser creada a partir de cero12.
La construcción de empresas industriales, la crea-
ción de la propiedad estatal y cooperativa y el desa-
rrollo de las fuerzas productivas son imprescindi-
bles para establecer las premisas de la formación
socialista en la vía no capitalista. El desarrollo del
sector estatal fue, en primer lugar, un factor de ele-
vación del potencial productivo, permitió ir aseguran-
do un desenvolvimiento económico metódico y supe-
rar la unilateralidad de la economía, propia de to-
dos los países que carecen de una industria diversi-
ficada. Las empresas industriales socialistas, fruto de
un aprovechamiento coherente de la acumulación por
el Estado popular, se convierten a su vez en una nue-
va y segura fuente de acumulación.
Todo esto no significa, sin embargo, que el carácter
de la propiedad socialista no fuese progresando con
el transcurso del tiempo. Dicha propiedad fue adqui-
riendo un nuevo contenido gracias a la socialización
socialista, la cual exige una acertada gestión econó-
mica13. El proceso de socialización socialista exige,
entre otras cosas, que entre las empresas se vayan
estableciendo vínculos nuevos, de tipo socialis-
ta, basados en la planificación estatal y en la aplica-
ción de la autofinanciación socialista. La planifica-
ción a nivel estatal se hizo posible en la RPM a par-
tir de 1941. Antes era el Presupuesto del Estado el
que, en cierto modo, cumplía las funciones de plan.
La introducción de la autofinanciación socialista, en
la que se conjugan importantes indicadores económi-
cos, ayudó a perfeccionar las relaciones de produc-
ción.
La creación de la propiedad socialista tiene tam-
bién una significación social. En las nuevas empre-
sas se va formando una nueva clase, la clase obrera,
que se configura desde el primer momento como,
clase socialista. Todo esto en su conjunto sirve para
defender las posiciones conquistadas por el poder re-
volucionario y el Estado popular.
La construcción de empresas industriales con los
ingresos proporcionados al presupuesto estatal por el
comercio comenzó en nuestro país en 1926, y pudo
llevarse a cabo gracias también a la ayuda económi-
ca directa de la Unión Soviética. Para 1940, el sec-
tor socialista, integrado principalmente por empre-
sas industriales, daba más de la cuarta parte del pro-
ducto social bruto, y en la producción de la renta
nacional representaba el 28%14. El Estado popular
ayudaba también a fortalecer las organizaciones
cooperativas.
Los cambios socio-económicos progresistas fueron
consolidados por vía legislativa. La Constitución de
1940 consignó que son propiedad pública las fábri-
12
Las primeras empresas que se construyeron en Mon-
golia eran las dedicadas a transformar los productos de la
ganadería, a fabricar artículos de consumo y obtener com-
bustibles y energía eléctrica.
f? Véase V. I. Lenin, Obras Completas, t. XXIX, p. 87—88.
14
En 1969, la proporción del sector socialista en los fon-
dos íijos y en la renta nacional era del 99,9%; en la pro-
ducción global de la industria, del 100%, y en la de la
economía agropecuaria, del 99,9%.
53
cas, las minas, los transportes modernos, los me-
dios de comunicación, los bancos, las empresas agro-
pecuarias estatales, etc. Asimismo hizo constar que
la propiedad cooperativista constituye una de las
formas de la propiedad socialista.
El análisis de las partidas del presupuesto estatal
lleva a la conclusión de que el país avanzaba pro-
gresivamente hacia la creación de las condiciones
precisas para la construcción del socialismo. Conti-
nuamente iba aumentando la parte correspondiente
a las asignaciones dedicadas al desarrollo de nuevas
ramas de la economía, tales como la industria, los
transportes y las comunicaciones, así como del co-
mercio y la cultura nacional. En 1928, dicha parte
constituía el 26,3% de los gastos presupuestarios, y
en 1940, el 44,5%. También cambió el carácter de los
ingresos. Así, en 1932, el sector socialista de la eco-
nomía nacional proporcionaba el 42,6% de los ingre-
sos del presupuesto, para elevarse al 62,1% en 1940.
En 1969, el 95,5% de los ingresos presupuestarios
procedían del sector socialista. Es una prueba de que
se había cumplido la tarea de sentar las bases de la
sociedad socialista.
HEMOS ABORDADO algunas cuestiones relaciona-
das con los factores económicos del paso de una so-
ciedad precapitalista a la construcción del socialis-
mo. Como era natural, el análisis versó sobre la ex-
periencia de la República Popular Mongola que, ba-
jo la dirección del PRPM, firmemente asentado en las
posiciones del marxismo-leninismo, es el primer país
soberano que en su camino hacia el socialismo se
saltó la etapa del capitalismo. Claro está que se tra-
ta de una experiencia específica, pero creemos que en
cierto modo puede ser aprovechada por determina-
dos países.
Es sabido que la médula de la solución práctica de
los problemas de la economía política reside en la
observancia del principio leninista de la prioridad
de la política ante la economía, principio que, entre
otras cosas, presupone que el Estado popular ha de
aplicar una política económica y social científica-
mente fundada, que robustezca el poder político de
los trabajadores y tenga en cuenta las condiciones
objetivas y los aspectos específicos del país, así co-
mo las tendencias progresistas de su desarrollo eco-
nómico. A la vez, las transformaciones sociales ha-
brán de realizarse dentro de las posibilidades econó-
micas.
Sin embargo, a pesar de su significación y gran
importancia práctica, este problema, como señalan
con razón numerosos investigadores, aún no ha sido
suficientemente estudiado. El desarrollo científico de
las cuestiones de la economía política relacionadas
con el paso a la edificación socialista no puede re-
ducirse a los límites de un artículo. En los países en
desarrollo que realizan transformaciones socio-econó-
micas de tipo radical aparecen circunstancias nue-
vas, con las que la RPM no hubo de enfrentarse. Di-
gamos, por ejemplo, nuevas formas de propiedad. En
algunos de esos países, la propiedad estatal, por una
parte, contiene elementos de relaciones socialistas
que van surgiendo, y por otra parte, conserva lo pro-
pio de la pluralidad de formaciones socio-económi-
cas. ¿Cómo puede resolverse, en tales condiciones,
por ejemplo, el problema de la correspondencia entre
las relaciones de producción y las fuerzas producti-
vas? Es tan sólo uno de los problemas a los que la
ciencia debe dedicar la mayor atención.
O tomemos la cuestión de los nuevos factores ex-
ternos. No cabe duda de que el principal es la comu-
nidad socialista, con su gran autoridad política y su
potencial económico. Trátase de un factor positivo.
Pero también son cada vez más perceptibles los fac-
tores negativos. La agudización de la crisis general
del capitalismo hace que las potencias imperialistas
más grandes se esfuercen, más cada vez, por mante-
ner sólidamente atados a ellas a los países en vías
de desarrollo, por convertirlos en su reserva estra-
tégica político-militar. Estas circunstancias también
imprimen un carácter peculiar a la creación de las
premisas económicas para la construcción de las ba-
ses del socialismo. Y, a nuestro modo de ver, deben
ser asimismo objeto de un análisis científico.
El estudio de tales fenómenos en la presente etapa
de desarrollo de la humanidad, etapa caracterizada
sobre todo por el paso al socialismo a escala mun-
dial, tiene una importancia tanto científica como
práctica. La investigación de la especificidad de los
procesos sociales y económicos en la edificación so-
cialista permitirá resolver mejor los problemas de la
reestructuración social en el sentido del progreso.
EL ESTADO Y LA OPCIÓN
DE LA VIA A SEGUIR
EN LOS PAÍSES
EN DESARROLLO
SARADA MITRA,
miembro del Consejo Nacional del
Partido Comunista de India;
Profesor GUEORGUI MIRSKI,
Jefe de la Sección de economía y política
de los países en desarrollo, del Instituto
de economía mundial y relaciones internacionales
de la Academia de Ciencias de la URSS,
Doctor en Historia;
ESSOP PAHAD (RSA),
Doctor en Filosofía, Universidad de Sussex
LA DESINTEGRACIÓN del sistema colonial del im-
perialismo y el surgimiento de decenas de estados
independientes cambiaron substancialmente el cuadro
del mundo contemporáneo. Junto a los países capi-
talistas y socialistas, en el globo terráqueo apare-
cieron nuevos estados, y al principio no se podía
predecir con seguridad el tipo de relaciones socio-
económicas que se establecerla en muchos de ellos.
Los investigadores escribían mucho acerca de la
encrucijada histórica, de que está sin resolver el
problema relacionado con la opción de la vía a
seguir. Ahora, transcurridos 20 ó 30 años, el cuadro
se ha esclarecido bastante; se determinaron las di-
recciones del movimiento en la mayoría de los paí-
ses independizados y puede hablarse, en forma ge-
neral, acerca de la orientación socialista, por una
parte, y del desarrollo según el modelo capitalista,
por la otra.
Continuamos la publicación del ciclo de artículos dedi-
cados al análisis del sistema estatal en las sociedades
contemporáneas. Véase el comienzo en Revista Interna-
cional Na 2 de 1982.
Sin embargo, el problema de la opción social pa-
ra los países que marchan por la vía capitalista no
ha desaparecido del orden del día. ¿Se puede, por
ejemplo, afirmar que los países donde los grupos
gobernantes implantan las relaciones burguesas
hayan emprendido decididamente el camino capita-
lista? ¿Qué factores determinan la opción social y,
en particular, qué papel desempeña aquí el Estado,
fuerza cuya importancia es reconocida ahora unáni-
memente por los investigadores?
En el presente artículo se tratará, ante todo, del
Estado en los países que marchan por la vía capi-
talista, en particular en África Tropical y también en
Asia e India. Son como dos polos que representan
el nivel más bajo y el más alto de desarrollo capi-
talista en el antiguo mundo colonial. En nuestra
opinión, este enfoque ayudará a destacar algunas
tendencias generales en el desarrollo del sistema
estatal en los países de ese tipo. El Estado en los
países de orientación socialista es un tema aparte,
que aquí no abordaremos.
Algunas palabras acerca del propio concepto «op-
ción de la vía», término bastante convencional. De
hecho supone la orientación del movimiento social,
determinado por el poder estatal, las instituciones
superestructurales. Mientras tanto, existe también otra
tendencia condicionada por el desarrollo espontáneo
de las relaciones socio-económicas, la cual condu-
ce, de un modo u otro, al capitalismo, engendra for-
mas capitalistas.
Fue precisamente el colonialismo el que «eligió»
la vía socio-económica para los países que explota-
ba, y lo hizo sin consultar la opinión de sus pue-
blos. Aunque sea un capitalismo periférico, depen-
diente, de tercera categoría, es un capitalismo que
surgió en los tiempos coloniales y que fue dejado
como herencia a los estados nacionales liberados.
El desarrollo espontáneo es precisamente el desa-
rrollo capitalista, adaptado —en distintas proporcio-
nes y no sin contradicciones— a los intereses del'
neocapitalismo y los círculos privilegiados locales,
fundamentalmente burocrático-burgueses, que en
una serie de países fueron preparados y educados
por los colonizadores antes de que éstos se marcha-
sen. Por cuanto se trata de la continuación de los
procesos iniciados, de principio, en la época colo-
nial, no se puede hablar de «opción» alguna. La al-
ternativa al desarrollo espontáneo puede ser única-
mente el socialismo. Quienes hicieron esfuerzos cons-
cientes para superar el desarrollo capitalista, ha-
ciendo la elección en el pleno sentido de la palabra,
lanzaron un desafío, fueron contra la corriente.
Sólo quienes no estaban vinculados a los intereses
de la élite colonial-burguesa podían elegir conscien-
temente el camino que rompía con el orden capita-
lista y con los procesos espontáneos que germina-
ban en las entrañas de la sociedad colonial, para
demoler lo caduco, es decir, de hecho iniciar la vía
de las soluciones revolucionarias. Fueron políticos
progresistas de este temple precisamente los que
proclamaron el rumbo orientado a la construcción
de la sociedad socialista. Y la opción de ellos era
inseparable de la revolución.
En un comienzo eran personas que, en su mayo-
ría, no tenían puntos de vista marxistas: eran revo-
55
lucionarios nacionalistas de izquierda (en Egipto,
en Ghana, Guinea, Birmania, Tanzania, etc.). Pero
posteriormente —y de manera creciente— el viraje
en el desarrollo estatal y socio-económico lo efec-
tuaban fuerzas políticas que iban asimilando la ideo-
logía del socialismo científico (Yemen del Sur, Etio-
pía, Angola, Mozambique, etc.). De la verdadera op-
ción de la vía sólo es lógico hablar cuando se trata
de fuerzas revolucionarias.
Para las capas privilegiadas de los estados libe-
rados no se trataba sino de lograr una mayor o me-
nor independencia del país en el sistema capitalista
mundial. Por esta razón, el que no esté interesado
—en virtud de sus posiciones clasistas— en rebasar
los estrechos marcos de ese sistema, contribuye ob-
jetivamente al desarrollo del capitalismo, incluso si
evita utilizar esta palabra (que por muchas causas
es poco popular en los países independizados).
Y esto es así incluso —agreguemos— si se disfraza
de partidario del socialismo para engañar a las ma-
sas y promover la variante camuflada del reformls-
mo social, que no es otra cosa que desarrollo ca-
pitalista.
¿QUE ES LO QUE CONTRIBUYE a la posibilidad
de adoptar la decisión revolucionaria de renunciar
a la vía capitalista? Pues para eso no basta el con-
vencimiento, la comprensión de los vicios y atolla-
deros del capitalismo. Son imprescindibles factores
objetivos que permitan efectuar realmente el viraje.
Y aquí nos aproximamos a la cuestión sobre el im-
portantísimo papel que desempeña el poder estatal.
El éxito de la revolución de liberación nacional y
la instauración del poder nacional significaban, ha-
blando con propiedad, el comienzo de cierta fase de
transición: de la dominación colonial a algo nuevo,
a una existencia independiente. Pero, ¿qué forma
puede adquirir esa existencia? Sólo una cosa se per-
filaba de manera más o menos precisa: para la
mayoría de los países de Asia y África eran inadmi-
sibles las instituciones políticas burguesas en su
forma tradicional existente en Occidente, comenzan-
do por la democracia parlamentaria del «tipo West-
minster». Ahora puede constatarse que el sistema
representativo liberal-burgués no ha prendido en la
mayoría de los países liberados.
Posteriormente, se operó, sin embargo, un despla-
zamiento de las fuerzas socio-políticas, lo que signi-
ficaba, en realidad, la «segunda transición» en el
marco de la etapa poscolonial. En unos países con-
dujo, por ejemplo, al establecimiento del sistema
de «democracia dirigida» de tipo autoritatio; en
otros, a la creación de regímenes militares. Por lo
demás, con el pasar del tiempo también la «demo-
cracia dirigida» fue sustituida por la dictadura mili-
tar. Un rasgo característico del proceso fue el brus-
co acrecentamiento del papel del Estado, vinculado
con el paso a las formas autoritarias, e incluso to-
talitarias, de gobierno. Pero en estos países no se
produjo una ruptura con el desarrollo espontáneo,
capitalista. Sólo que la burguesía «nacional», débil
e inerte, que intentaba implantar el parlamentarismo
burgués de tipo europeo, fue desplazada por la bur-
guesía burocrática, en cuyos intereses, ante todo, se
establecieron los regímenes militar-autoritarios y
despóticos.
56
Y, como se ha señalado, únicamente en los países
donde las fuerzas revolucionarias resultaron lo sufi-
cientemente poderosas y prestigiosas, la «segunda
transición» constituyó una ruptura de principios con
el elemento capitalista. Aquí, los partidos o grupos
revolucionarios se apoyaron en las conquistas de la
revolución nacional-liberadora, en su empuje aún no
agotado y en la aspiración de las masas a los cam-
bios para hacer la verdadera opción: la vía no capi-
talista. Y en esto les favorecía precisamente el ca-
rácter «transitorio», todavía inestable e indetermina-
do, del poder estatal.
De este modo, en la solución de problema tan
importante, solución llamada a determinar los des-
tinos del país por muchos decenios, se revela con
diafanidad, en primer lugar, el enorme papel que
en los países liberados desempeñan el Estado y, en
general, las instituciones seperestructurales, y, en se-
gundo lugar, el carácter contradictorio y diversifi-
cado de las funciones del Estado.
En esos países, el Estado tiene su especificidad.
¿En qué consiste?
CARLOS MARX, al analizar las peculiaridades
históricas del desarrollo de la sociedad oriental, se-
ñalaba que en condiciones de posesión comunal de
la tierra, de una economía natural cerrada, inde-
pendiente, el poder central actúa «como propietario
supremo o como único propietario», y el Estado «se
opone en forma directa a los productores direc-
tos .. -»1 La debilidad e incluso la ausencia de la clase
de propietarios de tierra en un país donde predomina
la agricultura conduce al fortalecimiento del papel
del Estado. Revelando su naturaleza explotadora, los
fundadores del marxismo también prestaron atención
al surgimiento de los intereses específicos del poder
estatal, en particular al surgimiento de los intereses
de la burocracia y del ejército, capaces de oponer-
se incluso a una clase económicamente fuerte, sobre
todo, en los períodos de transición del desarrollo
social, en condiciones de relativo equilibrio y debili-
dad de sus clases fundamentales.
El período que atraviesa hoy la mayoría de los
países independizados es precisamente de esa ín-
dole: ¡se desmoronaron los pilares coloniales y feu-
dales, pero las piases aún no han logrado consoli-
darse en un ¡grado que permita a alguna de ellas
establecer su hegemonía. En particular, esto se re-
fiere |a ;la burguesía. Si la burguesía emergente de
Europa tomó posesión del Estado, después de apro-
piarse de los medios de producción, no ocu-
rrió lo mismo en los países liberados. La so-
ciedad con ;un proceso de diferenciación clasista in-
concluso, carente üe 'una clase dominante con clara
tendencia ¡económica y política, donde predominan
los pequeños productores incorporados a medias
—o no incorporados en general— al sistema de
producción capitalista, continúa siendo un caldo de
cultivo para la autonomía relativa del poder estatal.
Es sabido que la base va cambiando, por lo gene-
ral, con mayor lentitud que la superstructura. En los
países liberados, la superestructura nueva, que ya
no es colonial, sino que nacional, adopta la base a
sus necesidades, influye directamente en el proceso
1
C. Marx y F. Engels. Obras, t. 46, parte I, p. 463; t. 25,
parte II, p. 354 (ed. en. ruso).
de formación de las clases. El capital privado en un o indecisa— una política concordante con el cauce
país atrasado, y además en la época de la revolu- general de la lucha que sostienen los países en
ción científico-técnica, no está en condiciones, co- desarrollo por la independencia económica y la
mo regla general, de convertirse en propulsor del igualdad de derechos en los asuntos internaciona-
auge económico, de organizar la quiebra de la estruc- les. En la actividad del Estado en estos países, por
tura económica colonial y de llevar a cabo la in- cuanto éste conserva objetivamente la herencia de
dustrialización, tanto más en las condiciones de la revolución nacional-liberadora, se refleja el he-
resistencia de parte del imperialismo2. Esto, sin em- cho de que la sociedad en desarrollo está en anta-
bargo, puede realizarlo el Estado. De ahí el creci- gonismo, en confrontación con el imperialismo.
miento general del sector económico estatal. El Y vemos que incluso los regímenes reaccionarios
Estado se convierte en propulsor del desarrollo eco- participan en el movimiento de no alineación y se
nómico y, sobre esta base, interviene activamente pronuncian por el establecimiento del nuevo orden
en los procesos del desarrollo social, político e ideo- económico internacional.
lógico. Otra peculiaridad del Estado en los países libera-
Al mismo tiempo, el Estado, claro está, no es ni dos es que actúa como «Estado para el desarrollo»,
puede ser extraclasista o supraclasista en ninguna o sea, es el promotor de los procesos de transforma-
parte. En su política se reflejan los intereses de las ciones y crecimiento económicos. En esto también
fuerzas sociales más influyentes. Y ésta es la causa debe considerar la dependencia objetiva respecto del
de la aparente contradicción de los procesos socio- imperialismo y la necesidad de liberarse de ella, y
económicos en los países liberados: la consolidación solucionar las apremiantes tareas relacionadas con
de las posiciones del Estado en la esfera económica la superación del atraso.
no conduce a la disminución o limitación del ele- De aquí dimanan fenómenos, al parecer, tan In-
mento capitalista. Las fuerzas burguesas y burocrá- trínsecamente contradictorios, cuando el Estado de
tico-burguesas en esos países no están en condicio- evidente corte capitalista se mantiene a veces en
nes de construir independientemente el capitalismo posiciones antiimperialistas progresistas en los asun-
en base al libre crecimiento de la empresa privada, tos internacionales, o aplica una política económica
al libre juego del mercado. Como protector del sec- que menoscaba los intereses de los monopolios ex-
tor privado actúa el poder estatal, que crea condi- tranjeros.
ciones favorables, a veces incluso artificiales, para Esto se puede comprender sólo teniendo en cuenta
la empresa privada, que podría perder fuerzas sin una serie de factores. Ante todo, es preciso distin-
su enérgico apoyo. Al mismo tiempo, en el plano po- guir entre la dependencia orgánica, estructural, de
lítico, el poder autoritario es necesario a las capas los países en desarrollo respecto del capital finan-
burguesas y cuasiburguesas para aplastar las ten- ciero internacional, por una parte, y la capacidad de
dencias democráticas y para luchar contra el movi- esos países para adoptar decisiones políticas inde-
miento popular revolucionario, que promueve, lógi- pendientes, sobre todo económicas, en el ámbito de
camente, una alternativa socialista. cuestiones concretas, por la otra4. Además, se debe
En otras palabras, la vida muestra que carecen tener en cuenta la nueva correlación de fuerzas en
de fundamento las afirmaciones de que toda inje- el mundo. La existencia del sistema socialista mun-
rencia activa del Estado en los procesos del desa- dial y su creciente papel positivo en los asuntos in-
rrollo social y económico es ya, supuestamente, el ternacionales permiten a los países liberados de dis-'
socialismo. Todo lo contrario, en los países libera- tinta orientación oponerse con éxito al imperialismo
dos, semejante injerencia contribuye con frecuencia en muchas direcciones. Por último, Importantísimo
al avance por la vía del capitalismo, lo que está factor de la posición antiimperialista del Estado es
determinado por la naturaleza clasista del Estado. la lucha de masas.
Puede hablarse de su función doble: por una parte, Sin embargo, en su segunda función el Estado ma-
se presenta como el principio organizativo general, nifiesta con bastante diafanidad su esencia clasista.
3
representando los intereses de toda la nación , En los países donde el desarrollo tiene orientación
por otra parte, el Estado es el instrumento de domi- capitalista, el poder, como hemos señalado anterior-
nación en manos de las fuerzas más Influyentes, mente, adapta la economía a los intereses de la éli-
privilegiadas, en la mayoría de las veces económica- te aburguesada, transformándose cada vez más en
mente preponderantes. un instrumento de dominación en manos de ésta.
En su primera función, el poder estatal, incluso Incluso allí donde no existe aún la clase de la bur-
proburgués por su esencia, no puede dejar de apli- guesía como tal, los grupos privilegiados contribuyen
car —aunque sólo sea de manera inconsecuente espontáneamente a la creación de una sociedad en
2
En el documento de los partidos comunistas y obreros principio burguesa. Al mismo tiempo, el antagonis-
de África se dice que «las posiciones dominantes del ca- mo con el Imperialismo mundial no impide que en
pital extranjero, la debilidad financiera y otras limita- una serie de países de opción capitalista el régi-
ciones de la burguesía local reducen, de hecho, la acti-
vidad de esta clase a la esfera de los servicios, a la es- men salga al encuentro de los Intereses de las trans-
peculación con los bienes raíces y mercancías». [Commu- nacionales. También el régimen contribuye a que el
nist Cali to África, p. 10.) país se incorpore a la división internacional del tra-
3
Se trata, por lo general, de países multinacionales
o, en todo caso, con estructura étnica heterogénea, con bajo —división que asume distintas formas, pero
contradicciones tribales, religiosas, de castas y de cla- que continúa siendo injusta—, ayuda objetivamente
nes. En esta situación, el Estado aparece como una fuer-
za capaz de asegurar la cohesión e Incluso la fusión de * Por ejemplo, los países de la OPEP aplican una polí-
las nacionalidades y tribus en una sola nación, de opo- tica petrolera que con frecuencia contradice a los Inte-
nerse a las tendencias centrífugas. reses de los estados capitalistas de Occidente.
57
a que se vigorice el nuevo sistema de dependencia
de las «regiones periféricas» respecto del «centro»
imperialista. Semejantes transacciones con el impe-
rialismo se efectúan en perjuicio de los intereses
del pueblo y ponen al desnudo la naturaleza procapi-
talista del Estado.
CUANTO MAS ATRASADO sea el país, tanto más
fácil es para un grupo audaz (a veces incluso poco
numeroso) adueñarse de las posiciones clave del
Estado, pero tanto más difícil es solucionar las ta-
reas del desarrollo socioeconómico. La omnipotencia
de la superestructura sólo es aparente. Al comienzo
del camino parece que está abierta la posibilidad
de avanzar hacia cualquier lado. Pero posteriormen-
te, cuando es necesario afianzar el poder y crear un
sistema estable, en cuyos marcos deben solucionar-
se —desde posiciones clasistas— las tareas urgen-
tes y más difíciles de carácter económico y social,
se pone de manifiesto que las condiciones objetivas
no concuerdan con las intenciones ni favorecen las
decisiones de los líderes que se consolidaron en los
mandos del Estado.
Semejante situación se observa en los países que
marcharon por la vía capitalista después de alcan-
zar su liberación. Ahora es cada vez más evidente
que en la mayoría de los países de esta categoría
el modelo capitalista «no funciona». En todo caso,
no funciona tal como lo esperaban aquellos ideólo-
gos imperialistas que después de la bancarrota del
colonialismo veían en la aparición de nuevos desta-
camentos de la burguesía local una posibilidad para
rejuvenecer el capitalismo mundial. Los acólitos de
esos ideólogos en África y Asia (uno de ellos fue
el sha de Irán) también esperaban hacer de manera
relativamente rápida, valiéndose en este caso de la
ayuda económica y tecnológica del mundo capita-
lista industrial, el camino que éste hizo en otras
condiciones históricas.
Son pocos los que ahora pueden negar que el ca-
pitalismo, al infiltrarse en los países en desarrollo,
lleva consigo sus peores rasgos. No está en condi-
ciones de asegurar trabajo, ahonda constantemen-
te el abismo entre los ricos y los pobres. Agregán-
dose a la miseria y al atraso heredados de la
época colonial, a la estructura de la economía de-
formada como resultado del desarrollo dependiente,
los males del capitalismo ahondan las viejas des-
proporciones y contradicciones, engendran y agudi-
zan nuevos antagonismos en la sociedad. Particular-
mente, en la vía capitalista nadie está en condicio-
nes de proponer soluciones al problema del desem-
pleo, dar una respuesta en cierto grado satisfactoria
a la cuestión de qué hacer con el sector económico
tradicional, en el que está concentrada la mayor
parte de la población, sector que no se da a ser
transformado ni a ser «asimilado» por el sector ca-
pitalista y que por eso se descompone, degrada, y,
como una gran pesa, arrastra hacia abajo a toda la
sociedad.
Señalaremos que el capitalismo en los países en
desarrollo es muy heterogéneo: la diferenciación
está bastante marcada en distintos aspectos. A la par
con las diferencias políticas, existe una diferencia
enorme en los niveles del desarrollo económico.
58
Son indiscutibles, por ejemplo, los éxitos econó-
micos de la India, donde se crearon las bases de la
industria moderna y se avanzó bastante en la esfera
de la agricultura. Pero el avance fue lento y carga-
do de contradicciones. «Lo principal reside en que el
camino capitalista, por el que también hoy conduce
al país la burguesía, ha suscitado la crisis de la so-
ciedad india»5. Es precisamente en la India donde
el capitalismo muestra con evidencia tanto sus po-
sibilidades como la limitación de las mismas, pone
de manifiesto los insuperables límites y vicios de
la variante capitalista de desarrollo. Las fuerzas
progresistas del país plantean privar a la burguesía
del monopolio del poder y sustituir la dirección cla-
sista del Estado, crear un gobierno en el que el po-
der lo compartan los partidos y las fuerzas que re-
presentan a la clase obrera, al campesinado, a las
capas medias radicales y a los círculos no monopo-
listas de la burguesía nacional. Naturalmente, en un
país con nivel relativamente alto (para los países li-
berados) de desarrollo capitalista, no se puede ha-
blar de la vía no capitalista en el sentido de «elu-
dir», de «esquivar» el capitalismo. Aquí se puede
únicamente reducir, interrumpir la fase capitalista
que comenzó hace tiempo. Pero también en la India,
la lucha por reestructurar la sociedad sobre principios
progresistas pasa no sólo por el nivel del movimien-
to de masas, sino que supone inevitablemente In-
fluir activamente en el Estado, que de ningún modo
puede considerarse programado fatalmente hacia el
capitalismo. Al contrario, existe la posibilidad de po-
ner fin a las instituciones burocráticas y de reor-
ganizar la gestión y los servicios, supeditándolos a
los órganos estatales elegidos por el pueblo; y esto
crearla las condiciones para avanzar hacia las trans-
formaciones socialistas6.
El ejemplo de India, que figura entre los países
liberados donde las relaciones burguesas ya están
relativamente desarrolladas, demuestra la inestabili-
dad del rumbo capitalista en su conjunto. En las
sociedades menos penetradas de relaciones burgue-
sas, es aún más inestable el desarrollo por la vía
capitalista y son posibles los virajes y cam-
Mos en las posiciones del poder estatal. En
el grupo de países menos desarrollados, la in-
mensa mayoría de la población se dedica a la eco-
nomía natural primitiva. En muchas regiones de
África Tropical, por ejemplo, la proporción de los
asalariados no sobrepasa el 1,5—2% de la población
activa (Alto Volta, Chad, República Centroafricana,
Mauritania, etc.). El capitalismo aquí es verdadera-
mente débil, y es por eso que a veces surge la ten-
tación de no advertirlo en general, de considerar que
se trata de países que no han determinado aún su
desarrollo socio-económico. Sin embargo, esa no de-
terminación sólo es aparente.
EL PODER ESTATAÍL en los países menos desarro-
llados no se encuentra desvalido en la encrucijada
de la historia, pensando qué camino tomar. Este po-
5 clase opera no tanto en la esfera comercial como en la
Véase el artículo de Jagannath Sarkar, Nuestra opi-
nión acerca del carácter específico de las vías de la re-
volución, en Revista Internacional, Ns 11 de 1981, p. 79.
6 los intereses del capital imperialista, y refrenda la si-
Véase Programme of the Communist Party of India.
New Delhi, 1973, pp. 47, 57—59.
der es particularmente pragmático, le preocupan ta-
reas concretas: impedir la catástrofe, la desintegra-
ción de su atrasado país, conservar la situación do-
minante de aquellas capas privilegiadas, cuyos inte-
reses expresa en primer lugar. A estos sectores no
se les puede considerar aún capitalistas, con fre-
cuencia se les denomina sólo «proburgueses», su-
brayando de este modo su tendencia a transformarse
eventualmente en clase de empresarios capitalistas.
Ese es su objetivo, independientemente de que ten-
gan o no conciencia de ello, ese es su punto de refe-
rencia. Por eso, es lógico considerar como capitalista
el camino por el que marcha el Estado que represen-
ta los intereses de las capas proburguesas.
Sin embargo, en el hecho de que el capitalismo en
esos países no haya tenido tiempo de echar verda-
deras raíces, reside precisamente su diferencia esen-
cial respecto de otros grupos de países liberados que
marchan por la vía capitalista; y también respecto
de los «nuevos estados industriales», donde se for-
mó ya una peculiar burguesía «neointermediaria»,
que organizó la economía de tipo capitalista en base
a la alianza con el capital extranjero, con las trans-
nacionales 7 y asimismo respecto de los ricos países
productores de petróleo, donde la fuerza motriz del
desarrollo capitalista es la burguesía petrolera, sur-
gida del feudalismo, la cual constituye un destaca-
mento nuevo, que va cobrando fuerzas, del capital
financiero internacional.
En los estados liberados más pobres no existe una
clase en cierto grado sólida, portadora de las rela-
ciones capitalistas en el verdadero sentido de la pa-
labra. Tampoco existe una base suficientemente se-
ria para el desarrollo de estas relaciones, incluida
la base exterior, pues al capital extranjero no le
atraen esos países. Allí, el creciente capitalismo tie-
ne su base, fundamentalmente, en la pequeña bur-
guesía, así como en las capas de la burocracia y la
intelectualidad, que se van aburguesando poco a
poco, en parte de la oficialidad, jefes de tribus, etc.
Esta comunidad social frágil, |débil 'en el sentido po-
lítico y económico, que se encuentra en proceso de
formación, permite la utilización del principal logro
de las revoluciones nacional-liberadoras ,—el poder
estatal— para implantar el orden capitalista. Con la
particularidad de que en el curso de este proceso
el propio Estado (va adquiriendo progresivamente
rasgos burgueses. Los intereses de los círculos go-
bernantes aquí son determinados no por los mode-
los de producción, sino que (por los modelos consu-
mistas del mundo capitalista, es decir, por la fuerza
del «efecto demostrativo». Como resultado, se obtiene
un desarrollo «sucedáneo», (privado de fuertes estí-
mulos materiales, tanto internos como externos, que
conduce a los traspatios y a los atolladeros de las
regiones periféricas del sistema ¡capitalista mundial.
SEÑALAREMOS una serie de factores nuevos que
en este grupo de países adquieren creciente sígnifl-
7
A diferencia de los Intermediarlos tradicionales, esta
Industrial, y en término «neointermediaria» puede indicar
únicamente que ella está objetivamente al servicio de
tuación dependiente de su país en el marco de la divi-
sión capitalista internacional del trabajo.
cado y que, por lo ¡visto, influirán en la posición y
en las acciones de las fuerzas progresistas.
Entre estos factores figura, ante todo, el incre-
mento de la tensión social en los sectores tradicio-
nales de la economía, que aseguran la existencia al
90% de los habitantes aproximadamente. Este incre-
mento de la tensión se (debe, por una parte, al em-
peoramiento real de la situación de la población y,
por otra, al hecho de que no se han materializado
sus esperanzas inspiradas por la liberación del yugo
colonial y la llegada al poder de gobiernos naciona-
les. Estos gobiernos, al ser incapaces y no desear
modificar radicalmente las relaciones de propiedad
y, correspondientemente, tel sistema de la distri-
bución del producto nacional en favor de las masas
trabajadoras desdichadas, posibilitan el surgimiento
de agudos problemas sociales, cuya profundizaron
ulterior puede 'plantear realmente ante estos países
la revisión de las vías de desarrollo.
La diferenciación en el seno de la comunidad tra-
dicional ha empeorado la situación de la mayoría de
sus miembros. Se rompieron los vínculos que existían
en el intercambio de mercancías; despuntaron la
formación económica de pequeña producción con
baja productividad |y la capa burocrática intermedia,
corrompida y parásita. La élite que está en el poder
saquea el tesoro público y se preocupa fundamental-
mente de su 'propio enriquecimiento; aumentan los
impuestos, las recaudaciones y las donaciones obli-
gatorias de distintos productos; se extiende incluso
la práctica del trabajo forzado de ¡la población en
favor del Estado. Todo esto, en conjugación con los
factores nacional-étnicos, suscita ¡inevitablemente,
tarde o temprano y jen una forma u otra, la protes-
ta social de las masas trabajadoras; y es esta protes-
ta precisamente la que puede convertirse en una
premisa de peso para cortar el desarrollo espontá-
neo de las relaciones capitalistas. Se crea, de este
modo, el terreno para serias conmociones políticas,
en el curso de las cuales surge inevitablemente la
cuestión del «desarrollo alternativo».
EL TERMINO «desarrollo alternativo» desde hace
tiempo se viene usando en política, y resultó muy
amplio ¡y polisemántico. Surgió al tenerse concien-
cia de que para la mayoría de los países liberados
era una cuestión irreal y no deseable imitar la vía
recorrida por las potencias capitalistas industriales,
repetir el modelo burgués de desarrollo8. Irreal, por
cuanto en estos países —particularmente en los su-
perpoblados y pobres en recursos, sin fuentes para
la acumulación inicial capitalista— era prácticamen-
te imposible crear en plazos históricamente visibles
y por vía capitalista una sociedad moderna indus-
trialmente desarrollada. No deseable, porque esta
variante de desarrollo en una sociedad atrasada con-
duce inevitablemente a profundizar la ya existente
división en una élite privilegiada, numéricamente ín-
8
Esta opinión la comparten Incluso algunos científicos
burgueses. Así, Rene Dumont, conocido investigador fran-
cés, especialista en África, escribió que para salir del es-
tado de dependencia y subdesarrollo, «es necesario poner
en tela de juicio todo el modelo de desarrollo occiden-
tal, la sociedad de consumo, la predominancia del tipo
urbano o Industrial de desarrollo . . .» (Rene Dumont, Ma-
rie-France Mottin. L'Afrlque étranglée. París, 1980, p. 242).
59
significante, y una mayoría desposeída; conduce a
implantar modelos socio-culturales, que son ajenos
y que contradicen a las tradiciones nacionales.
Por consiguiente, el propio concepto de desarrollo
alternativo apareció como antítesis del «desarrollo
de igualación», o del crecimiento basado en los ín-
dices cuantitativos (producción, beneficio, etc.). Al
elaborar concepciones de esa índole, que tienen por
base la desilusión de la amplia opinión pública por
los insignificantes resultados que dio el experimen-
to con la reproducción de la vía capitalista tradi-
cional en los países liberados, muchos investigado-
res arrojaron el niño junto con el agua. Por «desa-
rrollo alternativo» comenzaron a comprender la re-
nuncia a crear fuerzas productivas de tipo moderno,
la negación de la industrialización y el retorno a la
sociedad agraria primitiva.
Los marxistes son adversarios de semejantes uto-
pías antiindustriales. Parten de que el verdadero
progreso supone el auge de las fuerzas productivas,
la creación de la gran industria, la mecanización de
la agricultura y el empleo de los logros de la revo-
lución científico-técnica. El desarrollo alternativo
en la práctica, la renuncia a los modelos burgueses
de organización socio-económica que no se han justi-
ficado, puede ser únicamente el desarrollo socialis-
ta, i
La vía alternativa es la vía al socialismo. Y la
condición previa para ello es el cambio revoluciona-
rio del carácter del poder estatal. Por supuesto, este
cambio puede revestir distintas formas: o el poder,
bajo la presión de la lucha de las masas y como re-
sultado de la amarga experiencia, toma conciencia
él mismo de la necesidad de buscar nuevas posibili-
dades; o llegan a la dirección del Estado represen-
tantes de las fuerzas sociales, que no ven perspecti-
vas en los intentos de volver a repetir el camino re-
corrido en otra época por las actuales potencias ca-
pitalistas industriales. Por ¡supuesto, la propia pers-
pectiva del cambio de la orientación de un Estado
no es igual en los distintos grupos de países que
examinamos. Esto puede resultar un problema más
difícil (aunque real) en los países con un nivel más
alto de relaciones capitalistas, con una burguesía
más fuerte y que ha echado raíces. Además, no se
puede dejar de tener en cuenta que precisamente
en estos países se centran, en primer lugar, la aten-
ción y los esfuerzos del imperialismo, que trata de
consolidar en ellos el capitalismo como su propio
pilar. Y al contrario, para los países con bajo nivel
de desarrollo del capitalismo es más fácil imaginar-
se, por lo visto, que el Estado, al entrar en un
atolladero y no tener perspectivas para solucionar
los crecientes problemas en los marcos del «modelo»
capitalista, se verá obligado a renunciar a la varian-
te, que a todas luces «no funciona», de la organiza-
ción social.
La premisa para semejante viraje es el bajtsimo
grado de «condicionalidad social» del poder estatal,
que se apoya no en la clase capitalista que va co-
brando fuerza y es alimentada desde el exterior, si-
no que en las capas de pequeños propietarios y bu-
rócratas. Algunos de estos países pueden conven-
cerse, por su propia experiencia negativa, de que
para ellos es irreal y carece de perspectivas la vía
60
capitalista. Y por cuanto, como hemos dicho ante-
riormente, el poder estatal en los países de ese tipo
todavía no se ha determinado ni consolidado sufi- NUESTRA ÉPOCA • ACONTECIMIENTOS •APRtCrACIONES
cientemente, no está firmemente atado a una clase
determinada, sino que dispone de un alto grado de
autonomía, por eso es de suponer que en este caso
—bajo la presión de las masas, bajo el influjo de
la actividad y acciones revolucionarias de ellas— el
poder estatal estará en condiciones de dar un gran
golpe de timón.
Desde luego, el viraje hacia el «desarrollo alter-
nativo» no se producirá de manera espontánea, por
sí solo. El Estado es también arena de la lucha de
clases. Un país recientemente independizado cuenta
con relaciones políticas y sociales aún no consolida-
das en muchos aspectos, y éstas no pueden consi-
derarse como algo acabado, dado de una vez para
siempre. Comprendiendo esto, los comunistas des-
pliegan su actividad no sólo entre los obreros y
campesinos, su apoyo fundamental, sino que tam-
bién entre los empleados públicos, entre las capas LOS COMUNISTAS Y LOS SOCIALDEMOCRATAS
medias y pequeñoburguesas, van ganándose perse-
verantemente a esas capas para ponerlas del lado
del pueblo. Explican a las masas que la vía capita-
lista carece de perspectivas, conduce a un atollade-
ro y tiene un nexo orgánico con la tendencia a con-
PLANETA ÚNICO, — ¿Cómo aprecia usted la situación internacional
contemporánea, en qué ve usted el peligro fundamen-
tal para la humanidad?
solidar la dependencia respecto del imperialismo.
En los países liberados, la lucha por la reestruc-
turación progresista de la sociedad es la continua-
RESPONSABILIDAD — Luego de los serios esfuerzos emprendidos en los
años 70 para impulsar la distensión internacional, los
ción y el desarrollo de la revolución nacional-libera-
dora antiimperialista en las nuevas condiciones. Es
GENERAL cuales dieron grandes esperanzas al mundo, culmi-
nando con la histórica Conferencia de Helsinki, he-
una lucha por afirmar y lograr que culmine el mag- mos caído de nuevo en una etapa ensombrecida por la
amenaza de una confrontación nuclear. La segunda
no proceso histórico de la plena emancipación so-
cial de los que fueron esclavos coloniales. CARLOS ANDRÉS PÉREZ parte de la Conferencia para la Seguridad y la Coope-
ración en Europa, celebrada en Madrid, aún cuando
no fracasó totalmente, constituyó una frustración pa-
ra las aspiraciones de la humanidad. Y hoy nos en-
contramos, como veinte afios atrás, en la época de la
guerra fría, con grandes amenazas para la paz mun-
dial. Estamos de nuevo frente a un panorama interna-
cional que día a día amenaza con la posibilidad de
una tercera guerra mundial, ahora destructura de la
civilización humana.
Volvió a acelerarse la carrera armamentista, inclui-
das las armas más sofisticadas. Hay un hecho, sobre
todo, que nos asombra, nos irrita, nos conmueve: es
La lucha por la paz, la defensa del derecho de los el anuncio de que se va a construir la bomba «sólo
pueblos a la seguridad y a la libre opción de su pro- mata gente»1. El sólo nombre de esta bomba es un in-
sulto, una injuria a la humanidad, pues precisamente
pia vía de desarrollo, aproximan a amplios círculos
lo que duele y lo que en la guerra es espantoso es el
de la opinión pública progresista, crean la base para sacrificio, el holocausto humano. Y eso de que nos
la colaboración de los comunistas con otras fuerzas digan ahora, como tranquilizándonos, que las próxi-
políticas. Prueba de ello son también las posiciones mas bombas que se lancen sobre nuestros pueblos se-
rán «sólo mata gente» es la mayor injuria a la hu-
asumidas por muchos líderes del movimiento social-
manidad. Esa es la mayor aberración en que puede
demócrata. Publicamos a continuación el texto, algo
caer el ser humano. De manera que nosotros protes-
abreviado, de la entrevista con CARLOS ANDRÉS PÉ- tamos acerbamente la posibilidad de que esta bomba
REZ, ex Presidente de Venezuela, uno de los dirigen- pueda ser construida.
tes principales del partido Acción Democrática, y A la par de la escalada armamentista nuclear viene
destacada personalidad de la Internacional Socialis- 1
Se trata de la bomba de neutrones que han resuelto
ta, realizada por Jerónimo Carrera, representante producir los EE.UU. La decisión para la fabricación com-
del Partido Comunista de Venezuela en el Consejo pleta de esta bomba fue adoptada por el Presidente Rea-
gan el 6 de agosto de 1981, exactamente 36 afios después
de Redacción de nuestra revista. de que sobre Hiroshima explotó la primera bomba ató-
mica lanzada por la fuerza aérea norteamericana. —Aquí
y más adelante las observaciones son del entrevlstador.
61
también la escalada armamentista de armas no nu-
cleares. En nuestro continente nos encontramos con
que los EE.UU. han eliminado las barreras que hablan
creado para no vender armas sofisticadas a los esta-
dos de América Latina. Y hoy se abre también aquí, en
América, una competencia para obtener las armas más
sofisticadas. Así se gastan muchos miles de millones
de dólares, mientras que nuevos millones de latino-
americanos se ven condenados a la miseria.
— ¿Usted toma en cuenta el reciente acuerdo nor-
teamericano-venezolano para vender a nuestro país
caza-bombarderos F-16, uno de los modelos más mo-
dernos y más caros?
— Desde luego, Venezuela resulta un ejemplo. Aquí
se trata de la absurda idea de que nuestro país pue-
de comprar unos aviones que no necesita, ni siquie-
ra para atender a eso que llamarían los técnicos
militares las posibles hipótesis de conflictos bélicos
de nuestro país.
— Por lo visto, en ese acuerdo se reflejó la orien-
tación general del Gobierno. ¿Cómo la aprecia usted
en su conjunto?
— La conducción internacional del actual Gobier-
no venezolano 2 , en el Caribe y a nivel mundial, ha
adquirido una orientación deplorable. La política in-
ternacional de Venezuela está mediatizada ahora por
un interés sectario. No es una política internacio-
nal del país, sino que es la política estrechamente
partidista de la Democracia Cristiana.
Tengo que decir con toda sinceridad que lamento
profundamente esto, pues los democristianos y los
social-demócratas tenemos la obligación histórica
fundamental de luchar por la democratización de
nuestros pueblos. Denomínese este proceso como se
quiera, pero tenemos la obligación de darles a los
pueblos, liberados de las dictaduras, la posibilidad
de que se autodeterminen y escojan el camino ideo-
lógico que deseen seguir. Yo tuve la fortuna de ac-
tuar así cuando era Presidente de la República 3 . Pe-
ro, lamentablemente, la Democracia Cristiana se ha
enredado en un proyecto político, a nivel regional,
de una orientación que nada tiene que ver con los
legítimos y auténticos intereses de América Latina.
Frente a la política retrógrada de la actual Admi-
nistración de los EE.UU., que ha echado atrás como
unos cien años y que ha vuelto a ciertas prácticas
2
Al Gobierno de Carlos Andrés Pérez, del partido
Acción Democrática, le sucedió en 1979 el de Luis Herrera
Campins, del Partido Social-Cristiano-COPEI, que perte-
nece al movimiento democrlstiano Internacional.
f Cuando Carlos Andrés Pérez fue Presidente de
Venezuela (1974—1979), su Gobierno aplicó en su
conjunto una política exterior progresista; en par-
ticular, dio apoyo a los sandinistas en su lu-
cha contra la dictadura de Somoza. Se nacionaliza-
ron las ramas básicas de la economía venezolana: la In-
dustria petrolera y la minería del hierro, antes controla-
das por monopolios estadounidenses. Durante esos mismos
años, no obstante, se fortalecieron notablemente los gru-
pos monopolices venezolanos, creando las condiciones pa-
ra que en el país hiciera su aparición «la tendencia cada
vez más acentuada hacia el capitalismo monopolista de Es-
tado», según la apreciación formulada en el Programa del
Partido Comunista de Venezuela, aprobado por su VI Con-
greso en agosto de 1980.
62
imperialistas, el Gobierno de Venezuela ha resuelto
atar su suerte a esa política que pretende de nuevo
conducir y tutelar a los pueblos latinoamericanos.
Esto está muy claramente presente en Centroamé-
rica, particularmente en lo referente a El Salvador.
La posición del Gobierno social-cristiano de Vene-
zuela debiera ser la de usar nuestra influencia y
nuestras posibilidades con los partidos similares de
aquella región, y con la autoridad de los gobiernos
democráticos de la región, para lograr un entendi-
miento, un diálogo que abriera la posibilidad a una
solución pacífica, auténtica, que dé a todas las fuer-
zas políticas salvadoreñas garantías de participación
en la determinación del futuro del país. Pero en lu-
gar de actuar así, el Gobierno venezolano está apo-
yando a la dictadura militar salvadoreña que no re-
presenta ninguna garantía de que El Salvador se va
a orientar por senderos democráticos.
— Ciertos políticos de los EE.UU. —y no sólo de
los EE.UU.— declaran que los culpables del acrecen-
tamiento de la lucha armada popular en Centroamé-
rica son los comunistas, la Unión Soviética y Cuba.
¿Qué podría decir usted en cuanto a esto?
— Por formación política, filosofía y experiencia,
no soy partidario de los métodos guerrilleros, aun
cuando no se puede desconocer que representan la
última instancia que tienen los pueblos cuando se les
niega toda otra posibilidad para rescatar su libertad
y su dignidad. Y esto es lo que está sucediendo en
Centroamérica. Tomemos El Salvador. El pueblo de
este país no ha tenido otra opción que la violencia,
pues a él le imponen, por la vía de la violencia, una
dictadura que reproduce las tradiciones de los regí-
menes tiránicos, defensores de los intereses de los
grupos oligárquicos que explotan y humillan al
pueblo.
Se pretende decir que las guerrillas no tienen
apoyo popular y que estas guerrillas son sencilla-
mente una expresión de la presencia soviético-cuba-
na en América Latina. Esta es una gran mentira.
La participación de los comunistas en las activi-
dades guerrilleras tampoco es la causa de la violen-
cia. La causa de ella es el despotismo, la crueldad
de los regímenes dictatoriales que pretenden aho-
gar en sangre, en un genocidio espantoso, el derecho
de los pueblos a la libertad y a la dignidad. Por eso
no se puede aceptar, bajo ninguna razón, que aquí
se trata de una contienda entre comunismo y antico-
munismo.
Incluso, ni los que están interesados en que los
comunistas no tengan acceso al gobierno pueden
afirmar que nuestras desgracias en América Latina
son creadas por el comunismo4. En los países latino-
americanos, la causa fundamental de nuestros ma-
les, la causa de nuestro retraso, la causa del despo-
4
En una entrevista aparecida en la revista Socíalíst
Affalrs, en su Na 6 de 1981, publicación que es órgano de
la Internacional Socialista, Carlos Andrés Pérez dijo que
los «partidos marxista-leninistas tienen pleno derecho a
funcionar dentro de nuestros países. Y más que eso: noso-
tros creemos que su presencia contribuye a la creación
de un balance de fuerzas políticas que es positivo para el
progreso democrático de nuestros pueblos».
tismo, ha sido el militarismo ultraderechista al servi- rado al mundo en dos6. Y esta separación adquiere
cio de los intereses oligárquicos y de la penetración un carácter peligroso, si no tanto como para desatar
de las multinacionales. Ja guerra mundial porque podemos evitarla, al menos
sí en cuanto a impedir que la humanidad sea soli-
— Entre los jefes de Gobierno de los estados lati- daria enteramente para resolver los grandes proble-
noamericanos, usted ha sido uno de los primeros que mas que nos azotan. La política de bloques se consti-
entraron en contacto directo con los dirigentes sovié- tuye en el gran inconveniente para lograr los acuer-
ticos. En razón de su experiencia personal, ¿cómo dos que podrían integrar al mundo en una sola res-
aprecia usted el significado que tiene la colabora-
ponsabilidad por el bienestar y la justicia y elimi-
ción con la URSS y oíros países socialistas en la nar entonces, en verdad, las posibilidades de conflic-
actual y complicada situación internacional? tos bélicos.
Soy partidario de que el mundo se integre en una
— La experiencia de mi visita a la Unión Sovié- sola comunidad. Esto es necesario para trazar derro-
tica fue extraordinariamente útil5. Tuve la oportu- teros comunes en todo lo que se refiere al bienestar
nidad de dialogar con los principales dirigentes so- y a la responsabilidad global de los países por el
viéticos, incluido Leonid Brézhnev. Encontré en ellos
empleo de los recursos naturales, el progreso econó-
figuras de relieve universal, hombres con una capa-
mico y la situación en los países en desarrollo. Esta
cidad extraordinaria para el diálogo, que no recha- fue precisamente una finalidad de la Organización de
zaban ninguna pregunta y a todos los interrogantes las Naciones Unidas, pero hoy está muy distante de
les hacían frente de forma directa y amplia.
que la podamos lograr. Esto no quiere decir que
A mí me permitió conocer un aspecto de la cir- debamos renunciar a ello. Creo que el gran ideal de
cunstancia mundial que hasta entonces nos estaba la humanidad y la gran tarea de los estados no ali-
como vedado, pues nos era desconocido. Pude ver neados es seguir luchando por superar esta aparente
desde una ventana distinta y distante a nuestro imposibilidad de lograr la integración de los pue-
mundo, y oír observaciones y apreciaciones críticas blos en una colectividad que contribuya mutuamen-
realmente interesantes. Y encontré una gran since- te al desarrollo y al bienestar general.
ridad en cuanto a la necesidad de buscar fórmulas
eficientes para logar el control del armamentismo en 6
La responsabilidad histórica por la división del mundo
el mundo y para frenar el armamentismo nuclear. en bloques opuestos recae sobre los EE.UU. y los otros
Ideológicamente estamos separados, no hay coin- países capitalistas. Ellos tomaron la iniciativa de crear,
ciencias en el aspecto de la ideología política, pero después de la II Guerra Mundial, la OTAN, el TIAR, la
no hay duda de que la Unión Soviética es un mundo CENTO y otras agrupaciones político-militares orientadas
contra toda la comunidad socialista, y en especial la URSS,
muy apreciable y de una significación muy importan- y contra los pueblos que luchan por su liberación. La crea-
te para el destino de la humanidad. En ese país me ción de la Organización del Tratado de Varsovia fue una
convencí de que nuestras relaciones con la URSS, con respuesta lógica a esas acciones. La URSS y todos sus
participantes han presentado reiteradas veces proposicio-
los estados socialistas del Este de Europa, son una nes (hoy continúan manteniéndolas) sobre la liquidación
necesidad y una conveniencia para poder orientar total de los bloques y las bases militares en territorio
debidamente nuestras posibilidades de tener una extranjero, pero, como es sabido, estas proposiciones has-
ta ahora quedaron sin una consideración positiva.
participación auténtica en la vida internacional y
tomar parte en las grandes decisiones del mundo.
Hoy estoy convencido, más que nunca, de que fue un
gravísimo error dejarnos llevar por aquellas tesis de
aislar al llamado mundo soviético o mundo comunis-
ta, y de que, en fin de cuentas, la humanidad es una
sola y una sola es la responsabilidad que tenemos
todos los hombres en la Tierra.
— ¿Qué piensa usted acerca de las perspectivas
próximas y lejanas de un mejoramiento del clima in-
ternacional?
— Como he dicho, la amenaza de la guerra existe
e incluso ha aumentado. Pero hay otro camino, el ca-
mino del retorno a la distensión y el reconocimiento
del pluralismo como una constante en las relaciones
entre los diversos países. Creo que lo ideal y lo más
conveniente sería que las fuerzas más responsables
y predominantes en nuestros países, por encima de
las divergencias ideológicas, establecieran un gran
programa de acción mundial.
Lamentablemente, la política de bloques ha sepa-
5
La visita oficial de Pérez a la URSS tuvo lugar en no-
viembre de 1976.
63

DE LOS PROGRAMAS
GLOBALES A LOS MÉTODOS
DE «ECONOMÍA
DE MERCADO»
ANÁLISIS DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS
MARXISTAS (RFA)
La creciente agudización de los problemas socia-
les y económicos con que tropiezan en los últimos
años las potencias imperialistas constituye nna mues-
tra del ahondamiento de la crisis multilateral del sis-
tema capitalista. los círculos gobernantes da estos
países tratan de salvar las dificultades haciendo co-
rrecciones en la política del Estado burgués, en el
funcionamiento del capitalismo monopolista de Esta-
do. Se proponen y ponen en práctica distintas rece-
tas para sanear la economía y snperar los fenóme-
nos de crisis. En el material analítico del Instituto
de Estudios Marx'stas se habla de los cambios ope-
rados en la política de la actual coalición guberna-
mental de la RFA, de cómo ban incidido esos cam-
bios en la situación y en la lucha de los trabajado-
Los cambios en la economía de la República Fede-
ral de Alemania tienen una indudable importancia al
analizar el actual capitalismo monopolista de Esta-
do; en ellos se reflejan no sólo los rasgos específi-
cos del imperialismo germanooccidental, sino tam-
bién los problemas característicos para muchos otros
estados capitalistas industriales y que afectan im-
portantes aspectos de la evolución del sistema eco-
nómico capitalista mundial en su conjunto.
Entre los marxistes de la RFA ha arraigado la
concepción que considera al capitalismo monopolis-
ta de Estado no como un atributo, aunque sea el
fundamental, del imperialismo contemporáneo, sino
que como una jase de la etapa imperialista de la
64
formación socio-económica capitalista. Precisamente
de eso partimos al analizar sus peculiaridades actua-
les en nuestro país, las que permiten revelar las
principales tendencias y perspectivas para los años 80.
Rumbo hacia las reformas:
ilusiones y realidad
Para determinar mejor el contenido y el sentido
de los cambios que están operándose, recordaremos
algunos aspectos claves del desarrollo de la econo-
mía de la RFA en el decenio pasado.
Al llegar al poder en 1969, la coalición gobernante
PSDA/PDL se orientó en un principio a las reformas
sociales en el país y a la distensión en la palestra
internacional. Mejor dicho, continuó esa orientación,
pues una serie de elementos substanciales de la mis-
ma habían sido elaborados ya en el marco de la ante-
rior «gran coalición»: UDC/USC y PSDA. Se trataba
de adaptar la política monopolista de Estado a la
nueva situación socio-económica interna y de consi-
derar —en la actividad política exterior— la nue-
va correlación de fuerzas en la palestra mundial.
En aquel período, la crisis de superproducción
(1966-1967) cedió a la actividad económica sin pre-
cedentes, al crecimiento de la exportación y al boom
inversionista. Se aceleró la concentración y centra-
lización de la producción, se ampliaron las dimen-
siones de la actividad de los monopolios germano-
occidentales en el extranjero. Al mismo tiempo, ha-
cia comienzos de los años 70 se habían acumulado
en la economía del país bastantes problemas. La po-
lítica de reformas fue condicionada por una serie
de causas, entre las que pueden mencionarse las si-
guientes:
— cambiaron las condiciones de reproducción de
la mano de obra; aumentó la importancia de los ser-
vicios que ofrece y sustenta el Estado, es decir, de
los sistemas de instrucción, salud pública y previ-
sión social, de las medidas tendientes a mejorar las
condiciones de trabajo, la ocupación, etc.;
— se hacía necesario ampliar el instrumental eco-
nómico y financiero-político utilizado por el Estado
para regular la vida económica con el fin de com-
pensar, como se decía entonces, las estrangulaciones
del mecanismo de mercado;
— había que eliminar los anacronismos en el sis-
tema de la gestión estatal y en la legislación; las
tradiciones del viejo «Estado burocrático», restitui-
das durante el gobierno de Adenauer, se habían con-
vertido en un obstáculo para el desarrollo del ca-
pitalismo monopolista de Estado.
Todos estos factores, a la par con el incremento
de la lucha de la clase obrera, con las huelgas que
sacudieron al país en septiembre de 1969, condicio-
naron los cambios en la política de los círculos go-
bernantes.
El rumbo hacia las reformas halló su expresión,
ante todo, en la ampliación e intensificación de la
actividad socio-económica, tanto del Estado como la
estimulada y organizada por él. De 1970 a 1975, la
parte de los gastos estatales aumentó del 15,9% al
18,8% del PNB. Esta política de los socialdemócra-
tas y liberales fue la premisa para la aplicación de
la estrategia monopolista de modernización de la
economía y de su adaptación a la lucha competitiva
en el mercado mundial en las condiciones del rápi-
do progreso científico-técnico.
La necesidad de aumentar la productividad del
trabajo exigía elevar el nivel de instrucción y cali-
ficación profesional de los trabajadores; conceder
a ellos algunas posibilidades de influir en la marcha
de la producción; mejorar el sistema de previsión
social para neutralizar en cierta medida el senti-
miento de inseguridad en el futuro. Por eso la coa-
lición social-liberal se vio obligada a tener en cuen-
ta, en determinado grado, los intereses de la clase
obrera que había activado la lucha por sus derechos.
Pero en cuanto disminuyó el auge económico, la di-
námica de desarrollo de los procesos sociales en-
gendrada por esta política entró en aguda contra-
dicción con los intereses económicos del capital mo-
nopolista.
Resulta que la mayor intervención del Estado en
los procesos de la redistribución de los ingresos con-
dujo a cierta limitación de las posibilidades de los
monopolios para administrar libremente la masa del
producto necesario y adicional que se encontraba en
sus manos, y, en las etapas en que se empeoraba la
coyuntura, a la contención del crecimiento de los
beneficios monopolistas privados, a la disminución de
las posibilidades de acumular y extender capital. Es-
to suscitó la resistencia de los monopolios. La crisis
de 1974-1975 aceleró la reorientación de la coali-
ción gobernante.
Recordemos que en la campaña electoral de 1969,
la dirección del PSDA proclamaba los objetivos de su
política en la consigna: «Nosotros construiremos una
Alemania moderna». Después de tres años de gobier-
no socialdemócrata, la consigna cambió: «Podemos
estar orgullosos de nuestro país». Pero en 1976, te-
niendo en cuenta las consecuencias de la crisis, co-
menzaron a hablar sólo del «modelo alemán» de de-
sarrollo. Esta expresión adquiría un contenido cada
vez más conservador y nacionalista. Los círculos
que constituían el apoyo del Estado de Bonn la utili-
zaban para caracterizar el sistema constitucional de
la RFA, su economía capitalista de mercado, la prác-
tica de «coparticipación social» con un reducido nú-
mero de huelgas, el anticomunismo agresivo de la
ideología dominante, etc.
En su «programa a largo plazo», la socialdemo-
cracia fijaba en un principio puntos de referencia
concretos en el crecimiento económico, partiendo de
los cuales, a su vez, se hacían suposiciones respecto
al aumento de los gastos estatales como base mate-
rial para realizar las reformas. Sin embargo, durante
la discusión de este documento, en 1974-1975, se
reveló que semejantes planes carecían totalmente de
fundamento. El desarrollo económico resultó ser dis-
tinto. El programa fue corregido, se excluyeron de él
las cifras que señalaban las perspectivas del auge
económico.
Paralelamente a este proceso, se disiparon las Ilu-
siones, que habían cobrado popularidad incluso en
la clase obrera a comienzos de los afios 70, de que
mediante reformas se lograría eliminar las contra-
dicciones y las crisis del capitalismo y comenzar la
liquidación de los privilegios económicos y sociales.
La línea de la coalición gobernante orientada a las
reformas monopolistas de Estado fue sustituida por
el programa de reanimación de la «economía de
mercado». Precisamente aquí se reveló de la mane-
ra más plena la diferencia entre la política que se-
guía la coalición a comienzos y a finales de los
afios 70. La euforia respecto a la planificación y
predicción del desarrollo socio-económico cedió lu-
gar al escepticismo. En el umbral de los años 80,
la prensa de la RFA mantenía un silencio casi abso-
luto acerca de los pronósticos para el presente de-
cenio.
Bajo la consigna de «estabilización»
El fracaso del sistema monetario de Bretton Woods
y la subida de los precios del petróleo por parte de
los países de la OPEP, tras la cual los consorcios pe-
troleros escenificaron la «crisis del petróleo», se
convirtieron en factores que profundizaron la rece-
sión económica en los países imperialistas. La cre-
ciente inflación pasó a ser una enfermedad grave.
Su nivel no descendió ni siquiera al reducirse la
producción: la RFA, igual que otras potencias capita-
listas, fue afectada por la estagflación, es decir, la
inflación en conjugación con el estancamiento eco-
nómico. Si el ritmo anual medio de crecimiento eco-
nómico se redujo del 8% en el primer decenio
posbélico al 5% en el segundo y al 3% en el ter-
cero, el ritmo de crecimiento de la inflación se ele-
vó del 2% al año en el primer decenio al 3% en el
segundo y al 6,5% en el tercero. Y si se examinan
períodos más cortos, estos procesos se manifiestan
de manera más ostensible. En el alza de los precios1
incidieron la «exportación de la inflación» de los
EE.UU. y la política de elevados gastos estatales.
Pero el principal factor de la inflación fue w carre-
ra en pos de beneficios y la política de precios mo- .
nopólicos aplicada por el gran capital.
La profundidad y persistencia de la crisis, así co-
mo todo el desarrollo de los acontecimientos en la
segunda mitad de los años 70, mostraron con toda
evidencia que el mecanismo económico germanooc-
cidental había tropezado con un prolongado empeo-
ramiento de las condiciones en la realización del ca-
pital. Por cuanto el funcionamiento de los mercados
exteriores comenzó a supeditarse al ritmo de los
mercados internos, el camino hacia la superación de
la recesión mediante el aumento de la exportación
fue entorpecido en un grado considerable.
Hoy, en la RFA se habla con toda razón de la cri-
sis en la regulación monopolista de Estado. La es-
tagflación mostró con particular evidencia la inefi-
cacia de esa regulación como medio para combatir
la crisis y la inflación.
La reacción de la burguesía monopolista germano-
occidental ante la nueva situación se expresó en que
el centro de gravedad del monopollsmo de Estado
1
El alza anual de los precios de la producción indus-
tria! fue la siguiente: 1970, 5,1%; 1973, 6,6%; 1974, 13.4%
[después de elevarse los precios del petróleo); 1975,
4,7%; 1976, 3,9%; 1978 cerca del 1%; 1980, 7,3%. Aquí y
en adelante se citan los últimos datos estadísticos (fina-
les de J.980), de que disponían los autores al escribir el
articulo. —N. de la Red.
65
fue desplazado de las reformas y orientado a «esta-
bilizar» y «consolidar» la economía, lo que signifi-
caba, ante todo, reducir el ritmo de incremento de la
inflación y de los gastos estatales.
Para caracterizar en general este proceso, utiliza-
mos el concepto de «variante monopolista privada»
de desarrollo del capitalismo monopolista de Estado.
Desde luego, en el período de política de reformas
también se trataba, en resumidas cuentas, de defen-
der los intereses de los monopolios. Se estimulaba
por todos los medios, por ejemplo, la centralización
y monopolización del capital. La crisis sólo las acre-
centó, suscitando una ola sin precedentes de fusión
de empresas y un número récord de bancarrotas.
(A finales de los años 70 se registraban anualmente
cerca de 500 fusiones, mientras que a finales de los
años 60 se observaban unas 60. El número de ban-
carrotas aumentó de 3.000 a 9.000.)
Al mismo tiempo, la nueva línea significaba que
para incrementar los beneficios de los monopolios,
los círculos gobernantes utilizaban ahora otros me-
dios y métodos consistentes no en ampliar e intensi-
ficar la actividad administrativa estatal, sino que en
vigorizar las llamadas fuerzas «autosalvadoras» del
mercado. La programación y regulación estatales son
sustituidas por el estímulo de la economía de mer-
cado y la reducción de los gastos sociales. Esta «va-
riante monopolista privada» de desarrollo del capita-
lismo monopelista de Estado constituye una ofensiva
contra las conquistas sociales de los trabajadores, la
aspiración a socavar el nivel de salarios y previsión
social que ellos alcanzaron.
Esta orientación antiobrera es acompañada de se-
rios esfuerzos de la burguesía para fortalecer el apa-
rato represivo del Estado y del crecimiento de las
tendencias autoritarias. La burguesía necesita un
«Estado fuerte» para garantizar la política de estí-
mulo de la economía de mercado. Cuando los ideólo-
gos de la «economía de mercado» se quejan de la
«excesiva» intervención del Estado, de la «burocra-
cia estatal» y del «Estado-Moloc», no se refieren al
aparato para reprimir a las masas y defender el po-
der de la burguesía, al incremento de los armamen-
tos y a la militarización de la vida social. Su crítica
está dirigida sólo contra las concesiones a los tra-
bajadores, contra los programas sociales del Estado.
Al hablar de la política de «estabilización», es im-
portante subrayar también que ésta no puede con-
siderarse como una reacción pequeñoburguesa con-
servadora ante la crisis y la regulación monopolista
de Estado, aunque también existen estas tendencias.
Esta política reflejó los intereses de los monopolios
cuando la internacionalización de los vínculos eco-
nómicos del capitalismo se elevó a un nuevo escalón
y aumentó el significado que tiene la expansión ex-
terior para obtener acumulaciones y beneficios, lo
que ha comenzado a ser particularmente caracterís-
tico para la RFA.
La «superindustrialización» del país y la extraor-
dinariamente alta parte alícuota —vinculada con
aquélla— de la exportación en la economía eran se-
ñaladas a veces como consecuencia de una política
monetaria incorrecta, que condujo a elevar el valor
del marco germanooccidental. Pero tales razonamien-
66
tos lo ponen todo al revés. Pues precisamente la ca-
rrera del gran capital en pos de beneficios y su aspi-
ración a la expansión condicionaron esa dirección del
desarrollo. No obstante las recesiones de la produc-
ción, la RFA se ha convertido en la segunda (o en la
tercera, según los criterios que se apliquen) poten-
cia económica del capitalismo contemporáneo. La
creciente superioridad de la exportación sobre la im-
portación, el saldo acreedor de la balanza de pagos
y las grandes reservas monetarias2 permitieron al
imperialismo de la RFA desempeñar el papel de
«usurero», lo que le asegura tener acceso a los mer-
cados externos y a las esferas de inversión de capi-
tal y la posibilidad de estimular la ampliación de
las relaciones capitalistas en los países en desarro-
llo. Por último, estas palancas se utilizaron para de-
fender los intereses del imperialismo de la Repúbli-
ca Federal en el proceso de la integración euroocci-
dental. Como resultado, los monopolios de la RFA
han soportado en condiciones relativamente mejores
que los de otros países el alza de los precios de las
materias primas y fuentes de energía y consolidaron
aún más sus posiciones en las relaciones económicas
internacionales. En los años 70 pudieron iniciar una
gran ofensiva en la esfera de la exportación de capi-
tal, ante todo a los EE.UU. y otros países capitalistas
industriales. Si en 1965 la exportación de capital (in-
versiones directas) alcanzaba sólo a mil millones de
marcos, después de 1974 superaba anualmente los
5.000 millones, llegando a 7.000 millones de marcos
en 1980. En la segunda mitad de los años 70, la RFA
entró en el grupo de países con el más alto nivel de
exportación de capital y, en el aspecto económico,
pertenece de ese modo a las potencias imperialistas
más expansionistas.
Durante la crisis de 1974-1975 y después de ella,
el Gobierno se orientó, en primer lugar, a estimular
las inversiones en el país, tratando de reanimar la
actividad económica. Sin embargo, las medidas
adoptadas obtuvieron sólo un éxito insignificante.
Los correspondientes programas, tanto de las ramas
como de carácter general (por ejemplo, en el ámbi-
to de la construcción o el desarrollo de la infraes-
tructura), no eran lo suficientemente amplios o en-
contraban resistencia, sin ejercer una influencia es-
table en la marcha de la producción.
Al mismo tiempo, cabe señalar que estos progra-
mas no fueron totalmente infructuosos. No condu-
jeron a la creación de nuevos puestos de trabajo. Pe-
ro el estímulo de la racionalización de la producción,
la introducción de tecnología moderna y la renova-
ción de la producción suscitaron la modernización
intensiva y rápida del aparato de producción y de
gestión y de la esfera de circulación. Se elevó la pro-
ductividad del trabajo y se redujo el precio de costo
en las ramas más importantes de la economía.
Es verdad que la política de «estabilización», que se
comenzó a aplicar en el período de crisis, no acele-
2 la recapacitación profesional de los cesantes, au-
La superación de la exportación sobre la importación
alcanzó en 1970 los 22.400 millones de marcos; en 1973,
40.700; en 1974, 58.700; en 1975, 44.500; en 1977, 45.900
millones de marcos. Las reservas monetarias aumenta-
ron de 55.000 millones de marcos en 1971 a 86.300 millo-
nes en 1973. Como resultado de los nuevos precios del
petróleo, se redujeron a 69.600 millones en 1974, eleván-
dose de nuevo a 81.200 millones de marcos en 1978.
ró el crecimiento económico de la RFA. Los índices
del aumento de la producción y de la ocupación des-
cendieron hasta el nivel medio eurooccidental. Sin
embargo, el alza de los precios era inferior a ese
nivel y la expansión externa dio un enorme salto.
Se logró no sólo mantener, sino que también fortale-
cer las posiciones en el mercado mundial. De este
modo, desde el punto de vista de los intereses del
capital monopolista y financiero, la estrategia de
«estabilización» se coronó, indudablemente, con el
éxito.
Sobre quién se hace recaer la carga
En el ámbito de la política social, el principal
objetivo del nuevo curso consistía en luchar contra
la «inflación de las demandas», es decir, contra la
elevación del nivel de vida de las masas. Se pro-
movían dos tareas:
1. La influencia sociopsicológica del desempleo
en masa debería contribuir a «fortalecer la discipli-
na», a debilitar las reivindicaciones de los trabaja-
dores, a contener el salario real3 y a intensificar la
presión sobre las posiciones de los sindicatos. Al fir-
mar los nuevos convenios laborales se preveía esta-
blecer tasas tarifarias más bajas y estimular la com-
petencia en el mercado del trabajo.
2. Se preveía reducir la ocupación en el sector es-
tatal, disminuir el nivel de los gastos estatales me-
diante la reducción de los gastos para las necesida-
des sociales4, incluidas las asignaciones para el sis-
tema educacional, el seguro social, etc.
Pero el curso emprendido por el Gobierno de so-
cialdemócratas y liberales tropezó con la resisten-
cia de los trabajadores. Fue imposible liquidar total-
mente los frutos de la lucha de clases, las conquistas
de las amplias masas, refrendadas en la legislación.
Por eso la ofensiva contra los derechos de los traba-
jadores comenzó a efectuarse poco a poco, mediante
la limitación de los gastos para uno u otro renglón
del presupuesto.
Cabe señalar que la política de «estabilización» no
condujo a la reducción de la deuda estatal. Es impo-
sible, por ejemplo, suprimir los aportes del presu-
puesto estatal a los fondos de previsión social sin
transgredir las leyes constitucionales. Por eso el cre-
cimiento del desempleo genera un aumento casi au-
tomático de la deuda estatal y de la tensión en el
presupuesto, a lo que contribuye también la reduc-
ción de los ingresos tributarios en el período de cri-
sis. Las autoridades invocan los «marcos de la deu-
da estatal» y la necesidad de limitarla para preparar
psicológicamente a la población a fin de reducir los
gastos presupuestarios en las necesidades sociales.
Por ejemplo, se prevé reducir el déficit presupues-
tario de 33.800 millones en 1981 a 26.500 millones
de marcos en 1982, lo que será logrado disminuyen-
do los subsidios a las familias y las asignaciones para
mentando el pago por los servicios médicos.
3
En 1973, la parte del salario neto en la renta nacio-
nal constituía el 43,1%; en 1976 y 1977, sólo el 41%.
Posteriormente, esta parte continuó disminuyendo.
4
La parte de los servicios sociales en el PNB se redu-
jo del 32,1% en 1975 al 30,5% en 1979. (El 1% del PNB
equivalía en 1979 a 14.000 millones de marcos).
Al mismo tiempo, se aplica la política de dismi-
nuir los impuestos a las empresas privadas y a los
ingresos superiores y medianos, lo que reduce los
ingresos del presupuesto. En el terreno de la im-
posición tributaria «en masa», el centro de grave-
dad se desplaza de los impuestos directos, que sus-
citan fuerte resistencia entre los contribuyentes 5 , a
los impuestos indirectos: en la esfera del consumo.
En otras palabras, el fardo tributario se hace recaer
sobre los hombros de los trabajadores.
La política monetario-crediticia del Banco Federal
y el Gobierno se va convirtiendo en uno de los prin-
cipales medios para realizar la «estabilización». Con
ello, al Banco, el cual ocupa una posición autóno-
ma en el sistema de instituciones gubernamentales,
se le designa el papel decisivo. Se trata de la regu-
lación del volumen de la masa de dinero que se
encuentra en circulación y del volumen total de los
créditos bancarios. Los teóricos de la política «mo-
netarista», que es la base de las medidas para la «es-
tabilización», consideran que esa regulación es la
palanca fundamental para ejercer influencia en el
desarrollo económico. Pero esta política no alcanza
los objetivos anunciados: galvanizar la actividad eco-
nómica y contener la inflación. Mientras tanto, la
insuficiencia de dinero en circulación y los altos in-
tereses bancarios golpean al pequeño empresario y a
las empresas no monopolistas.
Todos estos procesos generan sustanciales conse-
cuencias sociales. La «estabilización» realizada en in-
terés del capital monopolista dio «luz verde» al acre-
centamiento de las tendencias políticas de derecha
en la sociedad germanooccidental. Precisamente
sobre esa ola F. J. Strauss se convirtió, en 1979-
1980, en candidato a Canciller en representación de
la UDC/USC. Sin embargo, la peculiaridad de la si-
tuación en la RFA consiste en que si en Gran Breta-
ña, por ejemplo, semejante estrategia es aplicada
por las fuerzas burguesas conservadoras, en nuestro
país la realiza la coalición de social-demócratas y li-
berales. La capacidad de la socialdemocracia para
dirigir el país depende, en primer lugar, de la habi-
lidad para incorporar a las masas obreras y a sus
organizaciones sindicales al sistema de capitalismo
monopolista de Estado. Esto requiere destreza para
lograr el compromiso social, lo que condicionó en
considerable grado la especificidad del desarrollo de
la República Federal, obligando a las autoridades a
actuar con cierta precaución en la esfera de la po-
lítica social. No obstante, las consecuencias de la
«estabilización» afectaron seriamente a la clase obre-
ra.
La lenta activización después de la recesión en el
período de crisis fue una muestra del cambio radical
operado en la situación económica: continuó el es-
tancamiento en la esfera de la ocupación, la co-
yuntura se mantuvo inestable y en los últimos cua-
tro meses de 1980 volvieron a aparecer síntomas de
superproducción. En el mercado del trabajo se reve-
laron con precisión las tendencias a la «norteameri-
5
A un obrero calificado con salario medio se le des-
contaba (por impuesto de utilidades e imposiciones a la
caja de seguro social) el siguiente porcentaje de su suel-
do: en 1960, el 24,3%; en 1970, el 28,5%; en 1975 el
33,4%; en 1979, el 34,4%.
67

canización», es decir, al surgimiento de numerosos
grupos desplazados de la vida laboral activa: perso-
nas con baja calificación, ancianos, enfermos, inváli-
dos. El desclasamiento, la pauperización —fenóme-
nos que, como afirman los defensores del capitalis-
mo, en la RFA habían sido superados— han vuelto
a surgir en las formas anteriores y en otras nuevas.
El desempleo adquirió un carácter crónico, de ma-
sas.
Entre las causas del lento crecimiento de la eco-
nomía en este período, juega un importante papel el
cambio del tipo de reproducción, condicionado en
alto grado por las peculiaridades del desarrollo de
las fuerzas productivas contemporáneas. La amplia
introducción de la nueva técnica, los microprocesa-
dores, las computadoras y la automatización, por una
parte, conduce (ante todo en la industria transfor-
madora) a la elevación de la eficacia del traba-
jo. Sin embargo, en las actuales condiciones de mer-
cado, esa introducción acelera la liberación de capi-
tal, la «superacumulación», lo que no contribuye a la
ampliación de la escala de producción ni a la crea-
ción de nuevos puestos de trabajo.
Por otra parte, los cambios en la estructura econó-
mica de las ramas crean nuevas desproporciones,
agudizando las anteriores. Tienen importancia tras-
cendental los cambios en las ramas fundamentales de
la economía, tales como la energética. Lo mismo con-
cierne a la esfera de la protección del medio am-
biente. Estas; ramas, que requieren cuantiosas inver-
siones, podrían absorber casi todo el capital relati-
vamente excesivo. Pero sucede otra cosa, pues los
consorcios no están interesados en participar en las
transformaciones estructurales que requieren gran-
des inversiones y que elevan el costo de la produc-
ción. Por eso el Estado burgués financia los trabajos
de investigación científica y de proyección experi-
mental, se expone al riesgo vinculado con las Inver-
siones, etc., lo que conduce a la creación de formas
mixtas de propiedad, cuando el desarrollo de la em-
presa capitalista privada se realiza a costa del Esta-
do. Además, se hace hincapié en el desarrollo preci-
samente de la empresa privada'.
En los sectores claves de la producción se entrela-
zan estrechamente entre sí los intereses del capital
privado (bancos e industria), de las distintas unio-
nes económicas y otras uniones sociales y del Es-
tado (como en la energética atómica o en la indus-
tria hullera), surgen complejos monopolistas de Es-
tado.
La variante monopolista privada de desarrollo eco-
nómico va acompañada de la intervención estatal más
activa en esferas como la ciencia y la técnica, la fi-
nanciación y coordinación de los correspondientes
proyectos 7 . Al mismo tiempo, se reduce la actividad
6 nunciaba por la «coparticipación social», y contri-
Un ejemplo característico lo constituye el Ignominio-
so fin que tuvo la Idea de crear, en 1975, el consorcio
petrolero nacional, Idea que surgió como la reacción a
la crisis del petróleo. El Gobierno no sólo desistió de
este objetivo, sino que Incluso vendió las acciones esta-
tales en distintas esferas Importantes f-~\ abastecimiento
de energía, aduciendo que los consorcios petroleros pri-
vados pueden proveer de mejor manera al país fuentes
de7 energía.
Los gastos estatales en investigación científica y pro-
yección experimental aumentaron de 21.000 millones en
1974 a 27.500 millones de marco» en 1979.
68
estatal en esferas como la construcción de vivien-
das8.
Tras la pantalla de la «coparticipación
social»
Uno de los rasgos característicos del desarrollo
del capitalismo monopolista de Estado de la RFA en
la etapa posbélica, es la implantación de la «coparti-
cipación social» en las relaciones clasistas.
Aplicando la política de reformas, la coalición go-
bernante prometía a la clase obrera la «humaniza-
ción del trabajo», una nueva «calidad de la vida».
Adquirieron importancia de actualidad las cuestio-
nes del control social, la planificación de la eco-
nomía y la Información a los trabajadores, es decir,
problemas que afectan la competencia de los empre-
sarios. Semejantes reivindicaciones fueron promovi-
das por los sindicatos en las negociaciones con los
patrones, y como resultado de las huelgas (por ejem-
plo, la de los tnfitrlúrgicos de Baden-Württemberg o
la de los obreros de las artes gráficas) se alcanza-
ron éxitos parciales c-n esta orientación. Esta políti-
ca fue frenada en los años 70; en ella se operaron
cambios esenciales.
El objetivo más importante de la regulación mono-
polista de Estado de la economía consistía en que
mediante la colaboración oficial de los «grupos so-
ciales» en el marco de las llamadas «acciones con-
cordadas», se lograra la congelación del nivel de los
salarios. Sin embargo, en el período de crisis e inme-
diatamente después de él, las resoluciones elabora-
das en el marco de las «acciones concordadas» se
convirtieron en un obstáculo para los empresarios y
se puso fin a esa práctica en su forma anterior.
El sistema de «coparticipación social» dejó de
satisfacerles. Al pasar a la política de «estabiliza-
ción», los círculos gobernantes comenzaron en ma-
yor medida que antes a poner sus miras en la In-
fluencia disciplinaria del elemento de mercado (de-
sempleo) y en la presión política y las represiones
(lock-outs, «interdicción profesional» para los «radi-
cales», es decir, para los comunistas y socialistas en
primer lugar).
Estos factores, así como el surgimiento de nuevos
problemas en la segunda mitad de los afios 70, en-
gendrados no sólo por la crisis, sino que también
por las consecuencias del empleo capitalista de la
técnica avanzada (lo que modificó las condiciones en
la producción e influyó en la ocupación, así como
en la duración de la jornada de trabajo de los obre-
ros y empleados), repercutieron, naturalmente, en el
desarrollo de la lucha de clases.
La política de confrontación con los sindicatos,
aplicada por los empresarios, condujo al debilita-
miento de las posiciones del ala sindical que se pro-
buyó al auge de la actividad de las masas que de-
fendían la independencia clasista de los sindicatos.
8 cho que empeora la situación de las amplias masas.
Aunque los antiguos centros urbanos, edificios y mo-
numentos fueron renovados y restaurados, hoy hay cen-
tenares de miles de Jóvenes familias que no tienen apar-
tamentos. En 1978, en el marco de la construcción social
de viviendas se construyeron sólo 90.200 apartamentos,
el menor número en toda la historia posbélica y dos ve-
ces menos que hace 10 años.
Por eso, a finales de los afios 70, las agrupaciones
empresariales rectificaron algo su curso, retornando,
dentro de ciertos marcos, a la práctica de «coparti-
cipación social», pero a un nivel más bajo. Por lo
visto, los círculos gobernantes habían comprendido
qué ventajas concede al imperialismo de la RFA el
sistema de «ascenso» social, que permite reducir el
número de huelgas. Esto es precisamente lo que de-
terminó la posición de las uniones empresariales, que
apoyaron, en lo fundamental, a la coalición gober-
nante en las elecciones al Bundestag en 1980. Los
principales representantes del capital monopolista
consideraron que cierta incorporación, aunque sea
formal, de la clase obrera en el sistema existente es
preferible a la confrontación directa con ella, y que
la capacidad de la coalición social-liberal para in-
fluir en los sindicatos responde mejor a sus intere-
ses que el posible curso del Gobierno conservador de
derecha encabezado por F. J. Strauss.
Los síntomas cada vez más ostensibles de la cri-
sis de superproducción, que se manifestaron en la
demarcatoria de los años 1980-1981, dejan sus hue-
llas en la situación socio-económica del país. La pro-
fundización de la crisis conduce al incremento del
desempleo en masa, al aumento de la presión sobre
los salarios y la política social. La balanza negativa
de pagos y la desvalorización temporal del marco
germanooccidental muestran que la estrategia de la
expansión económica exterior tiene sus límites. El
Gobierno trata de impulsarla, endureciendo la políti-
ca económica dentro del país. Sin embargo, para
lograrlo deberá salvar muchas dificultades, ya que
se agudizan las contradicciones clasistas.
EN BASE A LO EXPUESTO, pueden sacarse una se-
rie de conclusiones. En los afios 1973-1974 el viraje
en el desarrollo del capitalismo monopolista de Es-
tado germanooccidental (hincapié en el estímulo de
la actividad monopolista privada, orientación hacia
las palancas de la «economía de mercado») podía
parecer un fenómeno específico vinculado con la
situación particular de la RFA. En cambio, hoy es
evidente que se trata de procesos también caracte-
rísticos en considerable grado para otros países ca-
pitalistas, por ejemplo, para Gran Bretaña y EE.UU.
Al mismo tiempo, la peculiaridad de nuestro país
consiste en que el cambio de rumbo se operó cuan-
do en el poder se encontraba una misma coalición
gubernamental, en el marco de un mismo alinea-
miento de fuerzas políticas.
La capacidad del Gobierno para lograr el «consen-
so», actuar en calidad de intermediario y supeditar
los intereses de los trabajadores a los intereses de la
burguesía monopolista depende en considerable gra-
do de sus posibilidades financieras. Pero la estrate-
gia de «estabilización» reduce el campo de manio-
bras. Los subsidios a los monopolios y el aumento
de los gastos militares ahondan la crisis financiera,
obligan a las autoridades a reducir constantemente
las asignaciones para las necesidades sociales, he-
La profundización del proceso de concentración,
centralización y monopolización de la producción
conduce al desplazamiento del empresario no mono-
polista y de las capas medias, a la polarización de
las fuerzas sociales, a la colisión de los intereses
de la mayoría de la población con los de la burgue-
sía monopolista, aunque estos procesos en la RFA no
han hallado aún una expresión política precisa.
Las medidas para fortalecer la «seguridad» inter-
na, tomadas por los círculos gobernantes, significan
el acrecentamiento de la función represiva del Esta-
do, el aplastamiento de cualquier movimiento de opo-
sición. Renacen las tendencias autoritarias y reac-
cionarias que, sin embargo, no son aún lo suficien-
temente fuertes como para conducir al poder a la
UDC/USC.
Aunque la cosa no llegó hasta la total bancarrota
del sistema de «coparticipación social» establecido,
éste es objeto de una notoria erosión. Se elevó el
espíritu combativo de los sindicatos en algunas ra-
mas importantes de la economía y las huelgas de-
claradas en esta etapa revelaron el creciente poten-
cial -que tiene la lucha de los trabajadores.
Para las perspectivas de las batallas de clases en
la RFA tendrán gran significado los nuevos movi-
mientos sociales que mantienen posturas críticas
respecto al sistema, aunque con frecuencia no tienen
un programa preciso ni están relacionados con la
clase obrera. Se trata, por ejemplo, de los distintos
grupos de iniciativa cívica que se manifiestan en las
cuestiones de la protección del medio ambiente, el
mejoramiento de las condiciones de vivienda, del
transporte, etc. El desarrollo de los acontecimientos
en el último tiempo muestra asimismo que el movi-
miento contra el incremento de los armamentos y la
militarización puede convertirse en un factor que
agrupe a las fuerzas democráticas y objetivamente
antimonopolistas de la RFA. Si los movimientos men-
cionados vinculan sus objetivos con los problemas
sociales y económicos de la clase obrera, de las ma-
sas populares, se podrá ampliar y ahondar la lucha
contra el sistema del capitalismo monopolista de Es-
tado y algunas de sus consecuencias más graves, po-
ner en el orden del día la cuestión de cambiar la po-
lítica que viene aplicándose hasta el momento.
La situación existente en la RFA a comienzos de
los años 80 determina la complejidad de los proble-
mas de la clase obrera. En condiciones en que se
acrecientan los síntomas de la crisis de superpro-
ducción, con un desempleo crónico que ha abarcado
ya a más de un millón de personas, se requieren los
esfuerzos mancomunados de las organizaciones sin-
dicales y políticas de los trabajadores. Sólo así se
logrará impedir el brusco descenso de la ocupación,
la disminución del salario real y la reducción de las
asignaciones para las necesidades sociales, impedir
que se extienda entre las masas, sobre todo entre la
juventud, la desesperación, que contribuye a la crea-
ción de un caldo de cultivo propicio para los movi-
mientos antidemocráticos, neofascistas o autoritarios.
De la eficacia de estos esfuerzos dependerá el éxito
de la lucha en defensa de los intereses vitales y de-
rechos de los trabajadores.
69

CONTRADICCIONES DEL
CAPITALISMO AGRARIO
INDRADEEP SINHA,
miembro del Comité Ejecutivo Central y Secretario
del Consejo Nacional del Partido Comunista de India
En los últimos números de la revista se han publica-
do materiales en los que se analizan distintos aspec-
tos de la evolución contradictoria en los países que
se desarrollan por la vía del capitalismo en el mun-
do afro-asiático1. El artículo que publicamos a con-
tinuación muestra, en el ejemplo de la India, las con-
secuencias de ese desarrollo en el sector agrario de
la economía.
La política agraria aplicada en los decenios pasa-
dos por la burguesía india condujo a la liquidación
de los más nefastos métodos de explotación feudal y
a un determinado crecimiento de las fuerzas pro-
ductivas en la agricultura. Al mismo tiempo, el prin-
cipal objetivo de esta política consistía en transfor-
mar la explotación feudal en explotación capitalis-
ta, estimular el surgimiento de haciendas de campe-
sinos acaudalados y crear una base estable para que
la burguesía dominase en el campo.
Ya en los años 50, en la India fueron derogadas
las formas más reaccionarias de propiedad agraria
de los terratenientes, pagándoles a éstos una gene-
rosa compensación. En concordancia con las leyes
agrarias adoptadas en los estados, 20 millones de
arrendatarios obtuvieron la posibilidad de conver-
tirse en propietarios de 54 millones de acres de tie-
rras2, una vez que pagaran el correspondiente valor
de ellas. No obstante, esas mismas leyes concedían
1
Véase Evolución contradictoria. Intercambio interna-
cional de opiniones sobre el desarrollo capitalista en la
región afro-asiática ¡Revista Internacional, Ns 12 de
1981) y Tendencias del desarrollo de los países liberados
de Oriente. Análisis del Instituto de Orientalismo de la
Academia de Ciencias de la URSS ¡Revista Internacional,
Wa z 1 de 1982).
Un acre: cerca de 0,4 hectáreas. —N. de la Red.
70
al terrateniente un derecho excepcional: recuperar
sus tierras siempre y cuando pudiese trabajarlas
con sus «propias fuerzas». En la práctica esto signi-
ficó una expulsión sin precedentes de los arren-
datarios. Los distintos actos legislativos que estable-
cían las extensiones máximas de las propiedades
agrarias no tuvieron efecto. La superficie total de
las tierras adquiridas como resultado de estas limi-
taciones ha llegado en el momento actual sólo a
1.700.000 acres, es decir, a algo más del 8% de los
«excedentes reales» que quedaron a disposición de
los terratenientes hacia comienzos de los años 70.
Los datos oficiales de ese mismo período indican: la
desigualdad se ha conservado en el usufructo de la
tierra. Más del 60% de los agricultores (obreros agrí-
colas y campesinos pobres) poseen sólo el 9,3%
de la tierra, mientras que los agricultores ricos y
terratenientes, que constituyen el 10,3% de los pro-
pietarios, tienen en sus manos más de la mitad de la
superficie cultivable. Entre estos dos polos se en-
cuentran las parcelas pequeñas (1—2 hectáreas) y
medianas (2—4 hectáreas), el 29,3% del total de las
haciendas a las que pertenece el 37,5% de las tie-
rras3.
Como resultado de las medidas agrarias aplicadas
por la clase burguesa gobernante, la economía feu-
dal-colonial fue sustituida por la economía de tran-
sición con múltiples formaciones socio-económicas,
en la que el modo capitalista de producción —aun-
que haya ocupado el lugar rector— no ha supedi-
tado aún a toda la esfera agrícola. Persisten aún
vestigios de las relaciones feudales, los que se en-
trelazan estrechamente con las relaciones capitalis-
tas. En el curso de la descomposición de los méto-
dos precapitalistas de producción se amplió conside-
rablemente el sector campesino de pequeña pro-
ducción, el cual se liberó parcialmente de las tra-
bas feudales, pero no llegó a transformarse en ca-
pitalista. Sin embargo, en las condiciones de desa-
rrollo burgués la agricultura campesina de pequeña
producción se supedita a las rigurosas leyes del
mercado, y a la luz de esto se plantea la cuestión
de su destino bajo el capitalismo.
DE CREER a los políticos e ideólogos de la bur-
guesía india, resultará que el propio empleo de la
tecnología nueva en las condiciones de la llamada
revolución verde hace que sean «viables» incluso
las haciendas pequeñas. Propaganda de esta índole
es realizada también por los medios informativos im-
perialistas en otros países del mundo afro-asiático
que marchan por la vía capitalista. Con el tiempo,
no sólo el granjero rico, sino también el «granjero
pobre» comienza a cosechar los frutos de la «re-
volución verde»: esta es la idea que divulga la re-
vista The Economist, perteneciente a los círculos de
negocios ingleses, al publicar un extenso resumen
sobre la India en uno de los números de 19814. La
envoltura «tecnológica» de semejante argumentación
está llamada a esfuminar la naturaleza contradicto-
ria y antagonista del capitalismo agrario contempo-
ráneo, a crear la idea de que éste genera cierta
3 Aires, t. IV, p. 432.
Calculado de acuerdo con The Report of the National
Sample
4
Survey: 26th Round ¡1970—1971).
Véase The Economist, India Survey, 28 de marzo—3 de
abril de 1981, p. 11.
igualdad, tanto de ricos como de pobres. De paso se
pone en tela de juicio el concepto cardinal del
marxismo respecto a la inevitable ruina y la dife-
renciación de la masa campesina en las vías de
desarrollo burgués.
En las obras dedicadas al problema agrario-campe-
sino, Lenin formuló un concepto extraordinariamente
voluminoso: la «descampesinización». Partiendo de
las realidades de la evolución capitalista en la agri-
cultura de la Rusia prerrevolucionaria, escribió que
la enorme mayoría de la masa campesina «... se
fue arruinando inconteniblemente y convirtiéndose
en proletarios; una minoría fue destacando de su se-
no grupos de kulaks y mujiks emprendedores, poco
numerosos, pero de uñas bien afiladas, que se apo-
deraron de la hacienda y de la tierra de los cam-
pesinos y constituyeron el núcleo de la naciente
burguesía rural. Los cuarenta años transcurridos des-
de la reforma representan el ininterrumpido proceso
de esta "descampesinización", un proceso de lenta y
dolorosa agonía»5.
En la India colonial decían que el campesino
«viene al mundo, vive y muere colmado de deudas».
En aquel período crecía incesantemente el número
de campesinos sin tierras: en 1875 eran más de
8 millones; en 1921, 37 millones. A medida que se
reducía la superficie media de la parcela campesi-
na, iba acrecentándose la concentración de la pro-
piedad agraria en manos de la cúspide privilegiada
del campo. «Es verdad que toda la época de domi-
nación colonial inglesa en la India está repleta de
despojo de las masas fundamentales del campesina-
do, de epidemis y hambre crónica —escribe el cien-
tífico soviético R.A. Ulianovsk! en su nuevo libro
recientemente editado—. Es verdad que toda esta
época fue abarcada por el proceso de "descampesi-
nización" y de pauperización de los campesinos y
artesanos. Pero también es verdad que precisamente
en esa época el poder del dinero no sólo aplastó
de manera increíblemente lenta y dolorosa a las
masas, sino que también escindió al campesinado in-
tensificando su diferenciación económica y social
y en dependencia de la propiedad»6.
Después de proclamarse la independencia se ace-
leró el proceso de «descampesinización». Entre 1951
y 1971 se redujo del 50 al 43,4% el número de
propietarios agrícolas en la población activa. Por
otra parte, durante este mismo período aumentó del
19,7 al 26,3% el número de obreros agrícolas. Según
los datos de dos estudios, el número de ellos creció
de 35.300.000, a mediados de los años 60, a 54.600.000,
a mediados de los años 70; simultáneamente se re-
dujo la ocupación y los ingresos reales7. Todo esto
indica directa o indirectamente que continúa la ex-
propiación de la pequeña propiedad agrícola. Al
mismo tiempo se opera su fraccionamiento ulterior
y, como resultado, la vitalidad del «pequeño gran-
jero» no es más que una ilusión.
Como ya hemos señalado, en condiciones de acti-
va oposición de los terratenientes a las reformas
5
V. I. Lenin. Obras Completas. 2a ed., Cartago, Buenos
6
R. A. Ulianovsk!. La India agraria entre las guerras
mundiales. Experiencia en la investigación del capitalis-
mo colonial-feudal. Moscú, 1981, p. 77.
7
Véase Stxth Flve Year Plan (1980—1985), p. 9.
agrarias radicales, el proceso espontáneo de «des-
campesinización» condujo a que más de la mitad
de toda la superficie cultivable se encontrara en
manos de la cúspide pudiente del campo. Al mismo
tiempo, las medidas para elevar el nivel técnico de
la agricultura, practicadas en el marco del capitalis-
mo de Estado, contribuyeron complementariamente
a la consolidación de las posiciones de los elemen-
tos burgueses-terratenientes. En manos de ellos se
encuentran, principalmente, el abastecimiento de
agua, energía eléctrica, semillas, abonos y aperos
agrícolas, los canales de comercialización de los
granos y otra producción y también —esto es de
gran importancia— tienen la posibilidad de influir
políticamente en la administración. Es significativo
lo que reconoce Le Monde, que caracterizó los re-
sultados de la «revolución verde» en los siguientes
términos: «Por el momento, los datos disponibles
señalan al campesino rico como el principal, y
quizás único beneficiado de la nueva estrategia»8.
El pequeño campesino también se encuentra, obje-
tivamente, en condiciones desventajosas cuando solí-
cita créditos. Para el propietario acomodado, el cré-
dito sólo complementa sus cuantiosos fondos; para
el campesino pobre y medio es una necesidad vital.
Por lo general, el primero no se apresura en devol-
verlo; los segundos se apresuran, temiendo caer en
la servidumbre por deudas. Los pobres del campo
tampoco disponen de considerables posibilidades en
la obtención de préstamos, a diferencia de los terra-
tenientes y campesinos ricos: en manos de estos
últimos se concentra la parte leonina de los recur-
sos que ingresan por la línea de los bancos coope-
rativos y estatales. A los no favorecidos no les queda
más que dirigirse al usurero que concede créditos
con una tasa de interés expoliadora. Por su parte,
los usureros tratan por todos los medios de acrecen-
tar esta dependencia para llevar a los campesinos a
la insolvencia y adueñarse de sus tierras.
Así pues, las leyes del capitalismo resultaron más
fuertes que el optimismo ilusorio de los gobernantes
y propagandistas burgueses. La actividad expoliadora
de los usureros, bancos y cooperativas controladas
por los campesinos ricos menoscaba a las pequeñas
haciendas campesinas; parte considerable de sus be-
neficios se gasta en pagar los impuestos desmesura-
damente altos y los tributos a las administraciones
de los estados. Los campesinos pierden anualmente
miles de millones de rupias como resultado del in-
tercambio no equitativo en el mercado capitalista,
lo que se desprende de la desproporción entre los
precios de los artículos industriales y los de los
productos agrícolas. Durante todos los años 70, los
primeros se mantenían por encima de los segundos
y en las postrimerías del decenio pasado su corre-
lación varió aún más en perjuicio de los precios
de los productos agropecuarios9. Según cálculos de
economistas indios, el intercambio no equitativo du-
8
Le Monde, 13 de noviembre de 1981, p. 15.
9
Si se toman como datos de partida los años 1970—1971
(aceptando como 100 la correlación de unos y otros pre-
cios), resultará que a finales del decenio pasado los pre-
cios de la producción agropecuaria descendieron a 76
puntos, continuando la tendencia a la reducción. Véase
Report of Agricultural Prtces Commission on Price Policy
for Wheat 11980—1981). Mimeografeado.
71
rante los últimos seis años ocasionó al sector agra-
rio una pérdida estimada en 130.069 millones de ru-
pias. La desproporción en los precios golpea con
particular fuerza al campesino pequeño y medio, que
obtiene una producción con costos más altos. El
arruinamiento de decenas de millones de esos cam-
pesinos es una dura realidad de la economía agra-
ria de la India que se desarrolla por las leyes ca-
pitalistas.
Por último, los ideólogos burgueses prefieren dar
por ignoradas las gravísimas consecuencias sociales
de la «descampesinización». En los materiales publi-
cados en Revista Internacional sobre el intercambio
de opiniones acerca de las vías de desarrollo capita-
lista en la región afro-asiática (Na 12 de 1981), se
señalaba con toda justeza un fenómeno característi-
co para los países de orientación capitalista: la
incapacidad del sector industrial de dar empleo a la
población «excesiva». Y esto no es, ni mucho menos,
una dolencia sólo de la India. «... En condiciones
de desarrollo capitalista "periférico" —escriben los
autores de lo obra en tres tomos El Oriente y la
época contemporánea—, la tarea acuciante de elevar
la fuerza productiva social del trabajo puede solu-
cionarse sólo a costa del empeoramiento de la situa-
ción, ya de por sí muy difícil, de una numerosa
masa de personas, mediante la exclusión directa de
esta masa del proceso productivo; liquidando las
juentes tradicionales de sus medios de existencia,
sin sustituirlos adecuadamente por otros nuevos (la
cursiva es mía.— I. S.}; transformándola en cate-
goría de población "excesiva" en proporciones nunca
vistas en los actuales centros del capitalismo mun-
dial»10.
La experiencia de la India mostró que, incluso
en los periodos de crecimiento intensivo de la in-
dustria, las necesidades de mano de obra se satisfa-
cían, de hecho, a cuenta de aquel enorme ejército
de cesantes que se había formado en las ciudades
en un período más temprano. Pero, la demanda
era mínima: en 1961—1971, el número de ocupados
en el sector no agrario aumentó del 30,51 al 31,37%,
es decir, la necesidad de mano de obra se detuvo en
el borde de la estagnación11. Millones de campesi-
nos arruinados, desplazados a las ciudades, no po-
dían encontrar trabajo. Tampoco hoy el sector or-
ganizado de la economía está en condiciones de
absorber más del 10—11% del incremento anual de
los recursos laborales. Como resultado, el 90% de la
población apta para el trabajo se encuentra en el
sector no organizado, cuya parte más grande es la
agricultura. Al mismo tiempo, el progreso de la in-
dustria es detenido por la estrechez del mercado in-
terno en condiciones de baja capacidad adquisitiva
del pueblo, ante todo de las masas campesinas que
se empobrecen y arruinan.
LA VIDA ha confirmado rotundamente esta pers-
picaz apreciación marxista-lenlnista: la cuestión
central del proceso revolucionario en los países del
mundo afro-asiático es la de posición del campesl-
10
El Oriente y la época contemporánea. Moscú, 1980,
t. 2, p. 91.
u Véase Role of State Sector tn Developing Countrtes.
New Delhi, 1977, p. 325.
72
nado, que constituye la mayoría de la población.
Los acontecimientos del último tiempo en la India
han demostrado una vez más la actualidad perma-
nente de esta tesis.
Hay una serie de factores que han impulsado la
nueva ola de descontento campesino. En los últimos
años, el arruinamiento de campesinos pequeños y
medianos alcanzó proporciones verdaderamente ma-
sivas. Al no estar en condiciones de pagar deudas de
muchos años en concepto de impuestos a la tierra,
y por la utilización del agua y la energía eléctrica,
así como las tasas de interés por los créditos conce-
didos por los bancos cooperativos, estatales y co-
merciales, los trabajadores del campo se ven some-
tidos a severas penas: son encarcelados, se embar-
gan sus bienes y las tierras de los pobres se ven-
den en subasta.
Mediante el engaño, el fraude, la fuerza y el
terror, en distintas partes de la India se practica
cada vez más la expulsión de los campesinos de sus
tierras. La década del 70 fue signada por una fu-
riosa ofensiva de los terratenientes y agricultores
ricos contra los braceros y campesinos pobres. Las
bandas de gangsters a sueldo han sembrado el te-
rror en la población campesina. Nuestro partido se
vio obligado a desplegar una lucha consecuente en
defensa de las capas más oprimidas del campo, or-
ganizando allí destacamentos de voluntarios para
protegerse de los matones contratados por los terra-
tenientes.
Toda resistencia de los campesinos era brutalmen-
te aplastada. Los datos del Informe presentado por
el comisionado para los asuntos de las castas y tri-
bus inferiores indican: tan sólo en dos afios —de
1974 a 1976— aumentó casi en una vez y media el
número de represalias contra los campesinos. En
1976 se consumaron 7.262 represalias organizadas
por elementos pudientes del campo y dos años más
tarde, 16.685. Presenciamos un evidente incremento
de estos delitos a comienzos de los afios 80, aunque
la estadística oficial prefiere no publicar nuevos
datos12. En el mencionado informe se señala que
las represiones alcanzan la envergadura de una
campaña organizada, convirtiéndose poco a poco en
«algo asi como una guerra de clases»13.
Sin embargo, lo nuevo en la situación consiste en
que el propio campesinado y el proletariado agrí-
cola comienzan a oponer una resistencia cada vez
más activa a la presión de los terratenientes y la
burguesía rural. Crecen la seguridad y el grado de
la organización de las masas campesinas, en parti-
cular la de los procedentes de las castas inferiores
más oprimidas. Además, a diferencia de los afios an-
teriores, cuando las acciones campesinas tenían lu-
gar sólo en algunos estados del país y eran espontá-
neas, en la segunda mitad de los afios 70, su enver-
gadura alcanzó la fuerza de un huracán, que atra-
12
A finales de 1981 se cometieron nuevos asesinatos de
campesinos de castas iníeriores en el Estado de Uttar
Pradesh. En la aldea de Deoll, los «intocables» fueron
atacados en pleno día por los mercenarios de los terrate-
nientes. Algunas semanas más tarde, en la aldea de Sad-
hofur se consumó otro ensañamiento análogo, en el que
perdieron la vida 10 personas. —N. de la Red.
i j Report oj the Commissioner for Scheduled Casias and
Scheduled Trlbes (1978—1979), part 1, p. 230.
veso todo el país: de Sur a Norte y de Oeste a
gran burguesía industrial y comercial, con los mo-
Este. En defensa de las masas pobres alzaron re- nopolios y las multinacionales a la cabeza, ha emer-
sueltamente su voz las fuerzas de izquierda y demo-
gido como el principal explotador del campesinado,
cráticas. La Unión India de Obreros Agrícolas dejando muy atrás a los antiguos terratenientes
(IALU), que está vinculada con el Partido Comunis- feudales.. -»11
ta, realizó en 1979 la primera manifestación nacio-
Efectivamente, los monopolistas locales y el ca-
nal frente al Parlamento. En ella participaron más
de 300.000 personas. Posteriormente se organizó una pital extranjero personifican el mecanismo de Inter-
cambio no equitativo en el mercado capitalista, in-
amplia campaña para activar el movimiento popular
tercambio que, en definitiva, afecta a los campesi-
en apoyo de las reivindicaciones de las masas opri-
nos indios. La situación se agrava debido a que las
midas. El partido y la IALU orientan su lucha, exi-
condiciones del comercio Internacional van empeo-
giendo conceder tierra a quienes no la poseen, exi-
rando de año en año. Los autores del sexto plan
mir a los trabajadores rurales de la servidumbre por
quinquenal de la India señalan que en la segunda
el endeudamiento y liberarlos de la opresión social
y de casta. mitad de los años 70 los precios de las mercancías
importadas crecían con mucha más rapidez que los
La prensa burguesa de la India ha publicado am-
plias informaciones acerca del crecimiento del mo- precios de nuestra exportación: las pérdidas totales
vimiento campesino. Los periódicos Indían Express y como consecuencia de esta desproporción llegaron
Statesman, que pertenecen al capital monopolista, en el período Indicado a los 50—55 mil millones
señalaron el «auge del poderío campesino». El ex de rupias. Los cambios en las condiciones del co-
redactor de la prestigiosa revista Capital, de la gran mercio exterior, desfavorables para la India, provo-
burguesía, destacó la «confrontación entre los In- caron el rápido empeoramiento de las condiciones
dustriales y los agricultores». Ante el creciente des- para el Intercambio comercial entre la agricultura
contento en el campo, los círculos gobernantes se y otros sectores de la economía nacional, lo que
vieron obligados incluso a realizar en febrero de afectó, ante todo, al campesino pequeño y mediano.
1981 su propia manifestación «campesina» con el El precio de coste de su producción resultaba más
fin de escindir a las masas rurales. Pero varias or- alto que los precios de mercado y sus posibilidades
ganizaciones campesinas, junto con los partidos de para competir eran Inferiores a las de los terrate-
izquierda y democráticos, crearon el Comité Coor- nientes y agricultores ricos que explotan sus ha-
dinador Central, que un mes más tarde organizó ciendas con métodos capitalistas. A la luz de esto
una imponente manifestación. El Gobierno, aunque no es de extrañar que el campesinado pobre (in-
censuró la acción declarando que «había sido pro- cluidos los campesinos medios) actuara como fuerza
vocada por motivos políticos», tuvo que hacer con- principal durante las recientes conmociones tem-
cesiones: anuló parte de la deuda campesina y acep- pestuosas.
tó el alza de los precios de algunos productos Los autores burgueses perspicaces han podido ver
agrícolas. Las concesiones significaron una redistri- algo más tras la nueva ola de acciones clasistas
bución a favor del campo de cerca de 10.000 millo- en el campo. El director de Business Standard,
nes de rupias. D. K. Rangnekar, caracterizó esto como manifesta-
ción ostensible de la profunda crisis en la estruc-
tura agraria: «La crisis estructural y la disparidad
EL RESULTADO POLÍTICO de los acontecimientos
es el más significativo: el campesinado vuelve a de- intersectorial originan una situación obietlva para el
sempeñar un importante papel en la vida social de descontento campesino». El autor exhorta a asegurar
precios más ventajosos de los productos agropecua-
la India. Difícilmente la confrontación de «Industria-
les» y «agricultores» puede explicar el quid del pro- rios y a mantener la «paridad de los precios» entre
los sectores de la economía, pues de lo contrario los
blema. Se trata de las contradicciones antagónicas campesinos se alzarán en lucha en todo el país, lo
objetivas que engendra la explotación a la que la que traerá «terribles consecuencias»15.
gran burguesía industrial y comercial somete al cam-
po indio; contradicciones que se han convertido pre- I. G. Patel, gerente del Banco de Reservas de la
India, no se limitó a exponer la esencia del proble-
cisamente en la causa fundamental del descontento
campesino y que generan las crecientes manifesta- ma, sino que propuso un método «radical» —al mo-
ciones del «poderlo campesino». do de ver de la burguesía— para solucionarlo. «Más
allá de cierto límite, las haciendas con pocas tie-
Después de proclamarse la Independencia, se in-
tensificó el proceso de consolidación de los nexos rras no son viables —declaró—. Siendo así, el re-
entre el capital comercial local y el Industrial. Con medio consiste no en conceder créditos a los pe-
queños campesinos, sino en asegurarles otra ocupa-
el tiempo, la gran burguesía Industrial y comercial
pasó a ocupar una posición dominante en la econo- ción alternativa». Este pregonero de los intereses
mía. Setenta y cinco «casas» monopolistas controlan del capital financiero hace un enfoque pragmático:
casi los dos tercios de la industria y el comercio «SI no se emprenden esfuerzos para Impulsar re-
sueltamente el desarrollo de la agricultura India
interior. Una serie de monopolios Indios están vincu-
lados con las transnaclonales, controlando directa- por la exitosa vía capitalista o socialista, el resulta-
mente la venta de muchos productos agrícolas, la do Inevitable será la conservación y reproducción
producción y el suministro de artículos y objetos de ~ i de cierto tipo (de economía) mixto, con el que no
primera necesidad que requiere la agricultura.
La XXII Conferencia Nacional de la Unión Cam- 14
Proceedíngs and Resolutlons of the Twenty-Second
pesina India hizo la siguiente conclusión: «... La National Conference of A1KS, p. 42.
15
Busslness Standard, 27—28 de noviembre de 1980.
73
se pueden asegurar adecuadamente ni el crecimien-
to ni la justicia»18.
No es difícil comprender el sentido de estas enun-
ciaciones. El propio Patel aboga, desde luego, por
el capitalismo; es más, es partidario de la solución
capitalista consecuente: si las haciendas con pocas
tierras no son viables, mejcr será que el pequeño
campesino se convierta en obrero sin tierra y bus-
que cualquier otro empleo. Pues, el arruinamiento
de tales haciendas es para la gran burguesía la pre-
misa más importante para consolidar el capitalismo
en el campo.
El gerente del Banco de Reservas da a entender
también que no se puede seguir conservando una
agricultura con múltiples modos de producción.
Ella debe ceder a la agricultura capitalista de gran-
des dimensiones. Patel se opone a los «Innecesarios»
subsidios al campesinado, exige que se paguen ri-
gurosamente las deudas cuando se cobran los Im-
puestos y las cuotas según los contratos. Al mismo
tiempo, llama a los obreros agrícolas y campesinos
arruinados a tener «paciencia», hasta que en la agri-
cultura y en toda la economía, advenga la fase de
«prosperidad» capitalista, diciendo que algunos de
sus beneficios llegarán hasta los pobres.
Empero, en estos enunciados de Patel se Ignora
lo principal: la crisis estructural en la agricultura
de la India es la consecuencia directa del desarro-
llo capitalista anormal. Superar esta crisis con mé-
todos burgueses significarla sacrificar en favor del
gran capital, los terratenientes y la cúspide de los
ricachones rurales, los intereses vitales y los anhelos
de decenas de millones de trabajadores rurales. Co-
mo ya hemos señalado, lo que les amenaza no es,
ni mucho menos, la sustitución de «un empleo por
otro» en el curso de la descampesinlzaclón, sino la
inevitable cesantía y pobreza.
EN LOS AÑOS TRANSCURRIDOS, el Partido Co-
munista de India y la Unión India de Obreros Agrí-
colas han hecho bastante por desenmascarar los pla-
nes burgueses de desarrollo agrícola y las promesas
demagógicas de «terminar con la pobreza», y sa-
tisfacer las «necesidades mínimas» de los trabajado-
res rurales, sin recurrir a reformas agrarias radica-
les ni a la distribución de las tierras entre los po-
bres. Y las masas campesinas comienzan a tener con-
ciencia de que son falsas las consignas de la bur-
guesía.
Los comunistas se pronuncian contra la política
agraria de las clases gobernantes, que agrava aún
más la crisis estructural no sólo de la agricultura,
sino que de toda la economía. Exigen poner en prác-
tica medidas que protejan realmente a los pequeños
campesinos de la explotación que Imponen la cúspide
rural y el capital comercial-industrial; medidas que
permitan liquidar las formas semifeudal y semlcapl-
talista en el sistema Ide propiedad latifundista, dis-
tribuir la tierra entre los que la trabajan. A los agri-
cultores, tierra; a los obreros agrícolas, un salarlo
justo; a los campesinos, precios ventajosos: tales son
las consignas principales con las que el partido mo-
viliza a las masas a la lucha por que se abandone
M Reserve Bank of India Bullettn. Diciembre de 1980,
pp. 967—968.
la vía capitalista 'de desarrollo. Pero la verdadera
emancipación de los trabajadores del campo será
realidad sólo cuando se pase al modo socialista en
la agricultura, basado en la cooperatlvización volun-
taria de los productores con iguales derechos.
Nuestro partido se orienta a desplegar un amplio
movimiento de masas que abarque a todas las capas PASOS INSENSATOS
del campesinado y obreros agrícolas, movimiento
dirigido contra los vestigios del feudalismo y la cre- El pueblo polaco rechaza
ciente explotación del campo por los monopolios las «amonestaciones» imperialistas
capitalistas locales e imperialistas. La principal lí-
nea táctica del PCI consiste en estrechar filas con EN VÍSPERAS DEL AÑO NUEVO, el Presidente de
los EE.UU. desató una estrepitosa campaña antipola-
los campesinos pequeños y medianos, apoyándose ca. Con el fin de «castigar» a nuestro país se anun-
firmemente en el proletariado agrícola y los pobres ció toda una serie de medidas discriminatorias, co-
del campo, y en esforzarse por atraer o neutralizar mo poner fin a los suministros de alimentos, prohi-
a los campesinos acomodados. Esto permitiría aislar bir la concesión de créditos, no recibir aviones civi-
a los terratenientes, prestamistas, monopolistas y les polacos y anular la cuota para la pesca en la
agentes de las multinacionales y asestarles una de- zona de 200 millas de las aguas litorales de los
rrota en alianza con la clase obrera Industrial y EE.UU.
otras claser y sectores democráticos. Washington, por decirlo ,así, dio Irlenda suelta al
furor.
En el primer momento estos pasos causaron no po-
co asombro. En fin de cuentas —comentó el canci-
ller federal de Austria, Bruno Kreisky—, ya han sido
tantos los desaciertos que hemos cometido que esta
vez podríamos habernos cuidado de ello»1. El perió-
dico japonés Mainichi Shimbun comentó la noticia
señalando: el efecto de las «sanciones» no será2 ma-
yor que el de un «lejano ladrido de un perro» . No
son pocos los líderes políticos y destacados repre-
sentantes de los círculos de negocios de los países
de la OTAN que, mostrando sensatez, prefirieron dis-
tanciarse del desenfreno del Presidente de los
EE.UU. Los acontecimientos ulteriores de manera
elocuente mostraron cuan frágil es la cacareada In-
dependencia de opiniones en el mundo del capital
cuando se pone en acción la política del «gran ga-
rrote».
Los EE.UU. ejercieron fuerte presión sobre sus alia-
dos eurooccidentales, indicándoles, sin mayores con-
sideraciones, el lugar que les correspondía en el pa-
tio trasero de su política. El Presidente Reagan so-
metió a un «tratamiento» personal al canciller de la
RFA; el Secretario de Estado de los EE.UU., Alexan-
der Haig, Viajó a Europa para («reprender» a los co-
legas ministros. Pasaron sólo algunos días, y el tono
de las declaraciones, al comienzo indeseables para
los EE.UU., giró en 180 grados. La reunión de mi-
nistros de Asuntos Exteriores de los países de la
OTAN lanzó una declaración que enseñaba a Polonia
cómo debería actuar en su propia casa y le amenaza-
ba con castigos por desobediencia. Comenzaron a es-
grimir la idea de plantear la «cuestión polaca» en el
encuentro de Madrid de representantes de los paí-
ses participantes en la Conferencia para la Seguri-
dad en Europa, «inflando», de ese modo, el problema
hasta dimensiones globales. Para colmo, el Presiden-
te de los EE.UU. declara el 30 de enero como «día
de solidaridad con el pueblo polaco», se monta un
espectáculo televisivo que denigra al Estado polaco.
El Gobierno de los EE.UU. no escatima fuerzas para
hacer participar en él a «actores» del elenco ñor-
atlántico: por orden del «realizador» Halg, los ayu-
dantes de éste, embajadores de los EE.UU., los pre-
paran para el «estreno».
Resumiendo, en el caso de los aliados de EE.UU.,
la nueva «recaída» de la política «desde posiciones
de fuerza» dio, indudablemente, sus resultados. Des-
de luego, los estrepitosos pronunciamientos en apoyo
1
Arbeiter Zettung, 8 de enero de 1982.
2
Malntehl Shimbun, 1 de enero de 1982.
COMENTARIOS Y REPLICAS
a la posición estadounidense no significan aún que
los estados europeos la compartan sinceramente: las
contradicciones entre ellos ¡y la potencia de allende
el océano persisten, al igual que continúa en pie el in-
terés que tienen en la colaboración económica con
los países socialistas. No obstante, al demostrar su
obediencia, los aliados de los EE.UU. en la OTAN
ofrecieron así al mundo una oportunidad más para
convencerse de que allí donde reina el capital, la
política «desde posiciones de fuerza» continúa, en
efecto, desempeñando el papel decisivo.
Pero sólo ; allí, y 'en ninguna parte más. 1
Que nadie se haga ilusiones de (que ,las (amenazas
y el ¡chantaje es el lenguaje (apropiado para hablar
con el socialismo. 1
Nuestro pueblo, el Gobierno polaco, los comunistas
polacos, itodos los (patriotas Ide nuestro .país socia-
lista libre rechazan terminantemente los métodos po-
liciacos de los políticos del otro lado del océano,
de sus socios y cómplices. No es en Washington ni
en Bruselas, ni en otra capital del mundo, sino que
es solamente en Varsovia donde siempre se ha de-
terminado, y se determinará, la política interna e
internacional de la Polonia soberana.
Apreciamos de manera unívoca las acciones em-
prendidas por el imperialismo. En la sesión de la
Dieta polaca, celebrada en enero último, el general
W. Jaruzelski, Presidente del Consejo Militar de Sal-
vación Nacional ¡y jefe del Gobierno, 'declaró: «Los
intentos de Inmiscuirse en los asuntos internos de
Polonia contradicen la Carta |de la ONU y el Acta
Final de Helsinki. No 3(admitiremos ser juzgados por
ningún pseudotribunal» . «La campaña antipolaca desa-
tada por los EE.UU. y otros estados de la OTAN
—dice la declaración ¡de la Agencia Polaca de Pren-
sa—, lo mismo q u e . . . las denominadas "sanciones"
económico-financieras, están orientadas 'contra los in-
tereses nacionales de Polonia, contra toda la .socie-
dad polaca». Los cálculos a ellas vinculados —dice
más ¡adelante— («no ayudarán |a (alcanzar los tobjeti- ,
vos que persigue la OTAN, pero sí quedarán en la
memoria del pueblo polaco como luna particular ma-
nifestación 'de mala (voluntad»4. | i
Los groseros métodos de Injerencia que usa la Ca-
sa Blanca indignaron profundamente a nuestra opi-
nión pública. Los periódicos polacos escribieron que
la política de R. Reagan respecto a Polonia no es
digna de una potencia mundial.
La indignación y protesta de los polacos es tanto
más grande cuanto la República Popular Polaca no
ha dado ningún motivo para semejante discrimina-
ción. Tampoco ha dejado de lado en lo más mínimo
sus compromisos internacionales cuando han sido
implantadas en el país las medidas extraordinarias
de establilización interna. La determinación en este
sentido ha sido anunciada oficialmente por represen-
tantes del Gobierno polaco. La Dieta confirmó que
son inquebrantables los principios de la política ex-
terior polaca, cuyo objetivo es el fortalecimiento de
la paz en la tierra, la colaboración multilateral, la
comprensión mutua y la aproximación entre los pue-
blos.
Entonces, ¿qué es lo que pasa?
No hay que ir muy lejos para hallar la respuesta.
A los ideólogos del imperialismo no les gustó la
orientación que precisamente el desarrollo interno
?4 Trybuna Ludu, 26 de enero de 1982
Ibid., 15 de enero de 1982.
75
de los acontecimientos polacos adquirió después del Precaviéndose de que la «carta polaca» podría ser ción foránea no es, ni mucho menos, todo el arse- The New York Times, que en cuanto comience a tra-
13 de diciembre del año pasado. insuficiente, se jugó también el «triunfo soviético» nal que utilizan los defensores del apartheid para bajar el nuevo canal, el auditorio de «negros» se ele-
Como es sabido, el estado de sitio fue implantado groseramente (marcado. A la URSS se le endosa in- conservar su dominio sobre la mayoría oprimida. vará hasta 1,5—2 millones de personas. Y hacia fi-
en el país por causas internas. También se sabe que fundadamente Ja responsabilidad de los acontecimien- Tratando de salvar al corrompido régimen racista, nales de 1982, cuando se terminen de instalar cinco
esto fue realizado exclusivamente con ¡uerzas inter- tos en Polonia, y ."también ícontra ella ise 'dictan «san- han dividido por vía legislativa todas las esferas de nuevas estaciones retransmisoras, este auditorio lle-
nas. Por último, las medidas extraordinarias se apli- ciones». Esto empeora más aún la ¡situación interna- la vida social: la enseñanza, la salud pública, etc. gara1 —según sus palabras— a 4 millones de perso-
caron en concordancia con la legislación interna del cional en ,'un amplio fplano, |socava los logros de la Una persona normal dirá, desde luego, que eso es nas .
país, en base a la Constitución de la RPP que está distensión (y aumenta las probabilidades de imponer una barbaridad, pero así es la realidad: los estudian- |Es de dudar! Por el simple hecho de que un tele-
en vigor. Fueron medidas forzosas y necesarias, pues a Europa Occidental los nuevos misiles norteameri- tes de medicina cuyo color de la piel no es blanco, visor en la RSA no está al alcance del bolsillo de la
sólo ellas podrían poner barrera a aquella ola de canos y de Ique ¡ésta (desista del gasoducto tendido deben abandonar el aula si el profesor enseña un mayoría de aquellos para quienes está destinada la
destrucción y anarquía que azotaba a la economía, desde Biberia. I í cuadro de las enfermedades en un paciente «blan- televisión «negra»...
que relajaba la estructura estatal y conducía al cre- Elevando aún más el «voltaje» en la (tensión in- co». Semejantes hechos son ampliamente conocidos El nuevo paso de las autoridades sudafricanas fue
cimiento de la delincuencia. Las fuerzas antisocialis- ternacional y empujando a los países y pueblos ha- por la opinión pública mundial, la cual, a través de apreciado en su justo valor por la opinión pública
tas —apoyadas abiertamente por los círculos reaccio- cia la hostilidad y a una nueva ronda armamentista, organizaciones internacionales, incluida la ONU, rei- mundial. Los defensores del apartheid tratan ahora
narios extranjeros y que se proponían derrocar al los EE.UU. persiguen obstinadamente su objetivo es- teradas veces ha adoptado resoluciones para sancio- de justificar esta medida. Un tal R. Goris, por ejem-
nar al régimen de la RSA. plo, escribió que si «la televisión de algún país abre
Gobierno legítimo y restaurar el régimen burgués en tratégico: alcanzar la superioridad nuclear y, de este En la época de la revolución científico-técnica, al
Polonia— trataban de aprovechar estos procesos ne- modo, materializar sus sueños del «siglo de los un programa especial para tal o cual grupo lingüís-
reglamento del apartheid se le agregó un punto más: tico cultural (esto se hace en muchos países), esta
gativos para sus propios fines. Hoy, al leer los docu- EE.UU.», es decir, el derecho de mangonear a los pue- a las personas de origen africano, a los oriundos de
mentos que se prepararon en los estados mayores blos. Las cosas han llegado incluso al extremo de que empresa es elogiada con justa razón por todos los
la India y los mestizos se les permitía comprar círculos». Como confirmación, Goris cita la televisión
contrarrevolucionarios5, toda persona imparcial pue- el propio Presidente de los EE.UU. prometiera ... dar un tipo de radiorreceptor que podía captar sólo
de conocer cuan real era esa amenaza, cómo se pla- de baja al comunismo, por ser un fenómeno extra- belga, que transmite en flamenco y valón; la cana-
las transmisiones que las autoridades destinan diense, que también tiene emisiones en francés; la
neaba la rebelión armada, se formaban grupos de ño, antinatural, en la historia de la humanidad. Esta exclusivamente para quienes no tienen la piel blan-
choque y se concebía el exterminio físico de los co- desenfrenada revelación deja al descubierto ante to- suiza, que transmite en francés, alemán e italiano.
ca. Este aparato no capta la onda «blanca». Pero más Por eso, dice, también en la RSA se ha ido al encuen-
munistas. La implantación de medidas extraordina- dos un hecho simple y terrible: hoy, el anticomunis- fuertes que las leyes del apartheid resultaron las...
rias salvó al país de la sangrienta guerra civil, lite- mo )y ¡la ¡misantropía son una misma tosa. tro de las demandas culturales de la población2. ¡Eso
La historia, sin embargo, sabe mejor qué se debe leyes del business. Los comerciantes emprendedores no es más que una mentiral
ralmente en el momento decisivo. vendían cualquier receptor a cualquier comprador, in-
Salvó al país. Este fue el golpe que hizo perder el y qué no se debe guardar en el archivo. A la luz de El régimen de la RSA materializa la idea de la se-
la nueva campaña de los EE.UU. y la OTAN el capi- dependientemente del color de la piel. La «radio- gregación de la radiodifusión y la televisión en mo-
equilibrio a los protectores de la contrarrevolución segregación» fracasó, por lo demás, ya que el éter no
polaca. Ellos sentían temor de dar crédito a lo suce- talismo no ha ganado en atractividad. El socialismo mentos en que crece la actividad del movimiento de
es un banco en un parque: no se puede escribir en liberación nacional y de las fuerzas progresistas del
dido. ¿No es eso lo que provocó la pausa, corta pero continúa con seguridad su rumbo. Después de anun- él «sólo para blancos» o «sólo para negros».
elocuente, que se prolongó del 13 de diciembre hasta ciar las «sanciones» van pasando semanas, pero la país. La parcelación de la radiodifusión según la len-
Pero a las autoridades tampoco les dejaba en paz gua y el color de la piel de los «consumidores» se
el día en que se decidieron las sanciones norteame- política de amenazas y «castigos» no reporta a sus la televisión no segregada. Desde ahora, esta «lagu-
ricanas? Reteniendo el aliento, esperaban que en autores los resultados apetecidos. El pueblo polaco, ha ideado no sólo para ahondar el abismo entre
na» estará copada. Desde 1982, en la RSA está en «negros» y «blancos», sino que también para profun-
Polonia estallarían «verdaderos combates». Confiaban superando las consecuencias del desarrollo crítico y marcha el proyecto (cuyo costo es de 110 millones
en eso. Pues no en vano la propaganda burguesa los sufrimientos que le han añadido sus enemigos, dizar la división de la población indígena y poner
continúa normalizando la vida en su propia casa. de dólares USA) de dividir la televisión sudafricana nuevas barreras a la propia posibilidad de sus accio-
afirmaba machaconamente que las fuerzas antiso- en «blanca» y en «negra». El proyecto se basa en
cialistas son « todo el pueblo polaco», el cual se le- Porque la opción —por el socialismo— ha sido he- nes unitarias contra el régimen racista.
cha por él mismo, y para siempre. las múltiples lenguas de la población. Ahora, las Tal es el objetivo. Pero puede decirse de antemano
vantaría «como un solo hombre». transmisiones de televisión se efectuarán no sólo en
Porque Polonia siente el apoyo seguro de sus ami- que la televisión «blanca» y «negra» de la RSA ten-
Pero la pausa ha terminado. ¿Cómo? Con un to- inglés y afrikánder, sino también en zulú, tawana, drá un elemento común: las transmisiones de ambos
rrente de histeria desatado a indicación de Washing- gos: la Unión Soviética, todos los países de la comu- xhosa, sotho y venda. Con ello, en los programas pa- canales estarán hermanadas por el anticomunísmo
ton. nidad socialista. ra «negros» se prohiben las palabras en inglés o recalcitrante de sus gestores, por la más absoluta
Estamos lejos de subestimar el serio significado Porque en el mundo se oye cada vez más con ma- afrikánder, y en las transmisiones, digamos, en zulú, ausencia de cualquier idea o punto de vista progre-
de semejante paso en las relaciones internaciona- yor fuerza la voz de las personas de buena voluntad, las palabras en tawana, sotho, etc. Y a la inversa. En sistas.
les o de ver en él sólo un ataque de nervios. La conscientes de que la política de discriminación y los aparatos hay tres botones: uno para la televisión Pero, ¿ayudará el apartheid «etérico» a la escisión
política, por histérica y ultrarreacionaria que sea, de imposición está por expirar y ¡requiere una alter- «blanca» y dos para la «negra». Pero los botones no de las fuerzas que luchan por la libertad, aunque
continúa siendo política. Nosotros, en primer lugar, nativa sensata: la política de respeto mutuo, igualdad pueden garantizar plenamente que los habitantes del estén integradas por pueblos que hablan en distintas
y también nuestros amigos, todos quienes aprecian la de ¡derechos, no [injerencia ¡en los asuntos ajenos, país observen las nuevas «reglas» al ver las trans- lenguas? Pues hay una lengua común para todos los
sensatez y la justicia en los asuntos internacionales, colaboración y paz. misiones de televisión. Por eso las autoridades se oprimidos: la lengua de las acciones revolucionarias,
no podemos pasar por alto el hecho de que el rumbo proponen solucionar la tarea de la segregación de la la lengua de la lucha por los derechos legítimos del
emprendido por los EE.UU. y la OTAN entraña mu- WIESLAW KLIMCZAK, TV de manera más radical: comenzar la producción hombre. Los hechos irrefutables dicen que esa len-
chas nefastas consecuencias. Tampoco se debe dejar representante del Partido Obrero de televisores «sólo para blancos» y «sólo para ne- gua se va extendiendo cada vez más en la RSA, por
de ver el peligro de los objetivos de largo alcance Unificado Polaco en la revista gros» y organizar transmisiones especiales para los mucho que se opongan a ello los racistas y oscu-
que se proponen con ese rumbo. bantustantes... rantistas.
Ante todo es, sin duda, el designio de dificultar al Los promotores del proyecto declaran hipócrita- V. B.
máximo el proceso de normalización en Polonia. Los mente que ellos, al segregar la televisión, se están
enemigos de nuestro pueblo —señaló el general preocupando de los habitantes «no blancos». Theuns 1
Véase International Hernia Tribune, 10 de diciembre
W. laruzelski, Presidente del Consejo Militar de Sal- van Heerden, jefe blanco de la televisión «negra», de 1981.
vación Nacional— «están interesados en que Polo- afirma, por intermedio del servicio de prensa de 2 Ibid., 14 de enero de 1982.
nia continúe 'Siendo el país del caos, un deudor in-
solvente, un organismo enfermo en el continente»6.
APARTHEID EN EL... ÉTER
Hacia eso apuntan directamente las «sanciones» dis-
criminatorias. Al mismo tiempo, están enfiladas a ES SABIDO que el apartheld sudafricano —la más
«animar» el anticomunismo, a proseguir los esfuer- vergonzosa herencia del colonialismo— existe única-
zos para desestabilizar el régimen socialista, meter mente gracias al brutal orden policiaco establecido por
la cufia entre los estados con regímenes políticos las autoridades de la RSA, al poderío económico de
opuestos, desplazar de la palestra internacional el las multinacionales y al apoyo político y —por mu-
clima de distensión y cooperación, acentuando la cho que se le enmascare— militar de las grandes po-
tirantez, la desconfianza y la confrontación. tencias imperialistas. Todo esto permite a las autori-
dades racistas resistir por cierto tiempo el empuje
5 del movimiento de liberación nacional y ahogar en el
Véase la serie de publicaciones Od «Oltntt» do Rado- nudo corredizo de la segregación a la población ne-
mla, que comenzó Trybuna Ludu el 30 de diciembre de gra de la República Sudafricana. Pero las represio-
1981. «A cada uno lo suyo». Así es como los racistas sudafricanos se imaginan el ideal del apartheid.
6
Trybuna Ludu, 28 de diciembre de 1981. nes en el país y el apoyo en las fuerzas de la reac-

76 77

HUMANISMO REAL,
NO DE PALABRA
K. V. 4 e p H e H K o. KF1CC H UPABA MEJIOBEKA.
MoCKBa, H3A-BO ArcHTCrsa neiam HOBOCTH, 1981. 208 crp.
K. U. C h e r n e n k o . EL PCUS Y LOS DERE-
CHOS HUMANOS. Moscú, Editorial de la Agen-
cia de Prensa «Nóvosti», 1981. 208 págs.
EL LIBRO de Konstantín Chernenko, miembro del
Buró Político - y Secretario del CC del PCUS, editado
en español, ruso, inglés, francés y alemán, está consa-
grado a un problema que adquiere creciente signi-
ficado, tanto para la edificación comunista en la
Unión Soviética como para la lucha ideológica entre
los dos sistemas socio-políticos en la palestra inter-
nacional.
El desarrollo libre y multifacético de la persona-
lidad constituye parte orgánica del proceso de trans-
formación gradual del sistema estatal soviético en
autogestión social comunista. En el plano internacio-
nal, la realización de los derechos y libertades del
soviético es tomada con creciente frecuencia como
indicador generalizado e integral del desarrollo de
la competición entre el socialismo y el capitalismo,
reflejando las ventajas del nuevo régimen social.
Las experiencias históricas del PCUS en cuanto a
la fundamentación teórica y la plasmación de los
principios de libertad del individuo y de la democra-
cia, de los derechos humanos, la igualdad de dere-
chos y el humanismo, atraen la atención de las fuer-
zas progresistas del mundo entero. Al mismo tiem-
po, los éxitos de la URSS no dejan tranquilos a los
ideólogos del imperialismo. Pues, una de las prin-
cipales causas a que se debe la amplia propagación
de las ideas socialistas consiste en que el socialismo
real constituye un ejemplo de la justa organización
de la sociedad creando, de hecho y no de palabra,
iguales posibilidades para todas las personas que tra-
bajan.
El libro que reseñamos es, desde el punto de vista
teórico, ideológico y político, una obra de mucha
actualidad. Los derechos y las libertades del hombre
soviético es tema que examina desde todos los ángu-
los, de manera honda y convincente.
78
«En Occidente —señala el autor— suelen interpre-
tar estrechamente los derechos del hombre, exclu-
yendo de ese concepto general los derechos socio-
económicos. Así, el derecho al trabajo, a la enseñan-
za superior y a la asistencia médica cualificada gra-
truitas ni siquiera figura en la mayor parte de las
constituciones burguesas. No es casual, por tanto, que
la propaganda imperialista los silencie.
En la URSS, el concepto de los derechos del ciu-
dadano Incluye los derechos políticos, individuales y
también los socio-económicos. La democracia socia-
lista concibe los derechos del hombre como un todo
único que constituye el contenido de la condición ju-
rídica del individuo en la sociedad. Partimos de que
son precisamente los derechos y libertades socio-
económicos los que forman la base real para que el
hombre materialice sus derechos y libertades polí-
ticos e individuales» (p. 6).
Analizando el afianzamiento del poder popular en
Rusia después de la victoria de la Gran Revolución
Socialista de Octubre, Konstantín Chernenko expone
las leyes que rigen el desarrollo de la sociedad so-
cialista, pone de relieve el papel decisivo que Lenin,
fundador del Estado soviético, y el Partido Comu-
nista desempeñaron al elaborar y materializar la
nueva concepción de la democracia. A través del li-
bro, el lector tiene la posibilidad de conocer los ma-
teriales fundamentales sobre este tema: obras de Le-
nin, documentos programáticos del PCUS y resolucio-
nes de sus congresos, decisiones del CC del PCUS y,
finalmente, la materialización de lo estipulado en las
constituciones soviéticas.
Toda la experiencia de la Unión Soviética eviden-
cia que el nuevo régimen social y la democracia
son inseparables. El socialismo es inconcebible sin
los derechos y las libertades del hombre, y los ver-
daderos derechos y libertades humanos son incon-
cebibles al margen del socialismo. Experimentando
justo orgullo por lo que ha sido alcanzado en este
dominio, los comunistas soviéticos están muy lejos
de pensar que lo han logrado todo en esta esfera. No
es casual que casi cada capítulo del libro termine
con la exposición de las nuevas tareas planteadas
por el partido, especialmente a la luz de los acuer-
dos de su XXVI Congreso. «La democracia socialista
se perfecciona constantemente —señala el libro—.
A medida que se cumplen los programas de desarro-
llo socio-económico y cultural, el régimen socialis-
ta asegura la ampliación de las garantías de los de-
rechos y libertades, el mejoramiento continuo de la
vida de los trabajadores. Y el partido leninista es la
garantía principal del avance» (p. 207—208].
El libro hace una clara delimitación entre el enfo-
que marxista-leninista y el burgués del problema de
la democracia y la libertad del hombre, demuestra con-
vincentemente que este problema no puede tratarse
al margen del contexto clasista. El autor pone al des-
nudo la total inconsistencia de los intentos que ha-
cen los ideólogos del imperialismo para hacer pasar
el orden de cosas burgués por un modelo para toda
la humanidad, al que tiene que orientarse, según
ellos, también la democracia socialista. Los hechos
son otros: el socialismo, con su plenitud de derechos
y libertades humanos, ha dejado muy atrás a todas
las formas de comunidad humana conocidas hasta el
momento. «Vale subrayar especialmente que los de-
rechos y libertades de los ciudadanos soviéticos —se
dice en el libro— no sólo son proclamados por la
Constitución, sino que son asegurados con recursos
económicos, políticos, jurídicos y de otra índole»
[P- 5).
En el contexto de la realidad socialista, el ejerci-
cio de los derechos y libertades del hombre es inse-
parable del deber cívico. «Nuestro partido —escribe
Konstantín Chernenko— mantiene invariablemente
la línea de que el cumplimiento de los deberes por
los soviéticos constituye un elemento tan imprescin-
dible de la democracia como el ejercicio de sus de-
rechos y libertades» (p. 8). Esta tesis resulta par-
ticularmente desagradable para los ideólogos burgue-
ses. No pueden resignarse al hecho de que el régi-
men socialista no sólo pone a disposición del hombre
todos los valores materiales y espirituales, sino que
le inculca, además, la conciencia de que es una ne-
cesidad multiplicar las conquistas sociales con el tra-
bajo propio y protegerlas de cualquier atentado.
El humanismo y la coherencia de la posición que
el PCUS mantiene en la cuestión de los derechos
y libertades humanos se expresan muy brillante-
mente en la infatigable lucha de la Unión Soviéti-
ca en defensa del patrimonio más preciado de los
pueblos: la paz y la seguridad. En efecto, toda refe-
rencia a los derechos humanos no es sino una hipo-
cresía si se viola el principal de ellos: el derecho a
la vida. Y es eso, precisamente, la práctica cotidiana
del imperialismo que pisotea sin piedad la dignidad
del hombre, sea en los Estados Unidos o en la RSA,
en Chile o en El Salvador, en los territorios árabes
usurpados por Israel o en la sufrida tierra de Irlan-
da del Norte.
Este año se celebrará el sesenta aniversario de la
formación de la Unión de Repúblicas Socialistas So-
viéticas. Esta importante efemérides servirá de nue-
vo estímulo para que millones de personas del mun-
do entero profundicen sus conocimientos sobre el
primer Estado obrero-campesino del planeta. El libro
de Konstantín Chernenko tiene un gran valor en este
sentido, ya que no sólo pone de manifiesto la tras-
cendental importancia de las realizaciones históricas
del pueblo soviético, sino que asesta, además, un po-
deroso golpe a los «kremlinólogos» y «sovietólogos»
de todas las calañas que, recurriendo a la desinfor-
mación y las falsedades, pretenden ocultar la verdad
sobre el país de Lenin y del Gran Octubre.
I. BIRIUKOV,
Candidato a Doctoi en Historia
EL CAMINO HACIA EL ABISMO
Análisis de literatura sobre el militarismo
EL RASGO CARACTERÍSTICO de la política exte-
rior de los Estados Unidos, a lo largo de todo el pe-
ríodo posterior a la segunda guerra mundial, es la
persistente pugna entre las dos tendencias principa-
les. La primera —agresiva, militarista, de gran poten-
cia—, ve en la fuerza militar el principal instrumen-
to político de las relaciones con los demás Estados.
La segunda —la tendencia realista asentada en la
comprensión de los cambios objetivos que se operan
en el mundo—, busca adaptar el rumbo del país a
estos cambios.
Desde la segunda mitad de los años 70, en los Es-
tados Unidos de nuevo se viene reforzando la ten-
dencia militarista en la política. Salieron a escena
los representantes más agresivos del complejo mili-
tar-industrial, de los militares reaccionarios y las ca-
pas conservadoras de mentalidad racista y jingoísta,
que nunca han abandonado la ideología de gran po-
tencia y las ilusiones de la superioridad de los Esta-
dos Unidos. A través del famoso «Comité para el pe-
ligro existente» creado en 1976, la ultrarreaccionaria
«Organización para la herencia de las tradiciones»
(«centro intelectual» de Reagan], el Consejo Ameri-
cano de Seguridad, la Unión Conservadora America-
na y otras alianzas derechistas, estas fuerzas desen-
cadenaron una cruzada contra la distensión y el
SALT-2. Sus concepciones, cuyos suministradores
principales son el Centro para Estudios Estraté-
gicos e Internacionales de la Universidad de George-
town y la revista Commentary, inciden activamente
en la formación de la línea política exterior de la
actual Administración washingtoniana.
Los puntos de vista de estos «neoconservadores»
hallaron su expresión concentrada en el libro del edi-
tor de la revista Commentary, N. Podhoretz, El pe-
ligro existente1, donde éste reconoce que la estrate-
gia de «contener» y «rechazar» el comunismo, que
los EE.UU. siguen en la posguerra, sufrió un fracaso.
Pero la causa del fracaso no la ve en la nueva corre-
lación de fuerzas en la palestra internacional ni en
los éxitos de la activa política de paz que aplican la
Unión Soviética y otros países socialistas, sino que
en la «indecisión» de la Casa Blanca en recurrir al
poderío militar de los Estados Unidos. Y recomienda
1
N. Podhoretz. The Present Danger. New York, 1980.
79
a los americanos liberarse del temor a la guerra, su modo de pensar consiste en el «enriquecimiento» gizar» la política exterior en base a la caduca fór- firman que las voces realistas siguen sonando in-
porque «hay cosas más importantes que la paz» (co- de la conocida tesis de Clausewitz. Si el teórico ale- mula de «salvar al mundo del comunismo». En el pri- sistentemente en los EE.UU. Uno de ellos es La sol-
mo vemos, el Secretario de Estado norteamericano, mán consideraba que la guerra es la continuación de mer plano ha reaparecido el antisovietismo agresivo vencia: El precio de poder sobrevivir, escrito por el
Haig, sólo plagió esta idea). De creer a Podhoretz la política, Westmoreland asevera: «... La política y recalcitrante, puesto que se considera que «la director adjunto de la revista Foreign Affairs, James
las relaciones pacíficas con la URSS significarían la también es la continuación de la guerra» (p. 296). Unión Soviética está detrás de cada perturbación de Chace12 y dedicado al análisis de la política exterior
capitulación de los Estados Unidos. Más aún, declara Parece que con este «aforismo» el general ha ex- la tranquilidad en el mundo» (así lo declaró Reagan de Washington a partir de los años 60 hasta nues-
que las medidas tendentes a liquidar el peligro de todavía durante el período de la campaña electoral) 8 . tros días.
guerra nuclear son también una manifestación de presado no sólo sus propios puntos de vista. Por ejem-
plo, en opinión de Richard Nixon la tercera guerra
la «capitulación». Chace llama la atención en el peligro que entraña
mundial ya ha empezado. Es esto, precisamente, lo EL RECRUDECIMIENTO de la política exterior de el atizamiento de la sicosis antisoviética. «La política
El mismo año 1980, el Instituto de Estudios Con- que declara el ex presidente en su libro La guerra la Administración de los EE.UU. no es razón, no obs- exterior —escribe— centrada sólo en el antisovietis-
temporáneos de San Francisco (otro baluarte del real5, promoviendo una fórmula primitiva, aunque tante, para exagerar la situación y simplificar el cua- mo no tiene sentido para los EE.UU. Tenemos mu-
«neoconservadurismo») editó la recopilación La se- empolvada con misticismo, de la ideología milita- dro suponiendo que en el ámbito del estatilishment chos otros problemas de política exterior que afectan
guridad 2 nacional en los años 80: de la debilidad al rista: «Puede parecer melodramático enfocar los dos no quedan ya adversarios de esa tendencia política profundamente nuestros intereses vitales, pero que
poderío , entre cuyos autores figuran hombres cono- polos gemelos de la experiencia humana, representa- tan peligrosa, o que los partidarios de la tendencia no envuelven directamente a la Unión Soviética y
cidos por su mentalidad de «halcones», como P. Nit- da por los Estados Unidos y la Unión Soviética, como realista han sufrido una derrota definitiva en la lu- que incluso presuponen la cooperación con ella»
ze, W. van Cleave y E. Luttwak. Aquí se inculca in- los equivalentes al Bien y al Mal, a la Luz y a la cha contra los «halcones». Incluso entre los genera- (p. 47). El autor considera que la confrontación con
sistentemente que los Estados Unidos deben demos- Oscuridad, al Dios y al Diablo; pero sí nos permiti- les retirados no todos son proclives a amenazar con la URSS amplía aún más la brecha, ya de por sí se-
trar de manera más enérgica su poderlo militar y mos —aunque fuera hipotéticamente— pensar sobre puños nucleares. Por ejemplo, el general Maxwell ria, en las relaciones de los EE.UU. con sus aliados
emplearlo activamente. El Gobierno (el de Cárter) ellos precisamente de este modo, esto puede ayudar D. Taylor, ex jefe del Estado Mayor de las tropas eurooccidentales. Advierte que el afán de la superio-
es criticado por no recurrir debidamente a la fuerza a esclarecer nuestra perspectiva en la lucha mun- terrestres de los EE.UU. (durante la presidencia de ridad militar sobre la Unión Soviética debilitará a
como instrumento político. La afirmación de que el dial ... Si decidimos triunfar, si resolvemos no acep- Eisenhower), declaró en las páginas del periódico los Estados Unidos, hará disminuir el nivel de vida
Gobierno de los Estados Unidos no analiza siquiera tar ningún sucedáneo de la victoria (véanse las pa- Washington Post que, dada la fuerza destructora que de lu población y conducirá a una contracción del
la posibilidad de «usar prudentemente la fuerza» en labras de MacArthur —/. W.), la victoria será posi- ya tienen los Estados Unidos, «sería una locura se- sector civil de la economía (véase p. 83).
la política exterior constituye el leitmotiv del libro. ble. Entonces, el espíritu afilará la espada, la espada guir emulando con los rusos en cuanto a la cantidad Comparando la situación de nuestro país con la
Los autores procuran demostrar de mil maneras que, preservará el espíritu, y la libertad prevalecerá»6. de armamentos y malgastar en la defensa nacional de otros países capitalistas industrialmente de-
frente a un incremento sin precedente del poderío Las concepciones de las altas personalidades nor- los recursos,9 que no son, ni mucho menos ina- sarrollados (que en muchos de los rubros no
militar de la Unión Soviética, los EE.UU. se dejan teamericanas en el sentido de que la política es pre- gotables .. .» A diferencia de Westmoreland y de es, ni mucho menos, favorable para los EE.UU.),
adelantar considerablemente y —dicen— ya no tie- cisamente continuación de la guerra, las confirman otros con ideas semejantes, Taylor comprende la in- J. Chace llega a la conclusión de que la
nen con qué obligar a que «se les trate con respeto». muchos hechos reales de la historia del país después validez de la tesis de Clausewitz aplicada a las con- «solvencia» de los EE.UU. (con lo que comprende el
De ahí —sigue la conclusión— es preciso incremen- de 1945. El bárbaro bombardeo atómico de Hiroshima diciones de la época nuclear: «No se trata —escri- prestigio ganado en la arena internacional) puede
tar los armamentos de todos los tipos para recupe- y Nagasaki, autorizado por Truman, fue ante todo una be— de 10 una guerra en el sentido racional de Clause- ser restablecida solamente retornando a los princi-
rar este «respeto», esto es, lograr la superioridad mi- advertencia política a la URSS. El propio Truman es- witz ...» pios de distensión en las esferas política, económica
litar. tudió más tarde la posibilidad de asestar golpes nu- y militar.
La total irracionalidad y absurdidad de la estrate-
En este coro lobbista, que en orden unilateral can- cleares contra las principales ciudades soviéticas, «si gia de la guerra nuclear, incluyendo la «limitada», Ideas similares desarrolla Richard J. Barnet, otro
ta misa de difuntos a la distensión, sobresalen las Moscú no accede al más rápido arreglo del problema lo demuestra en su reciente libro Artur Katz, cientí- prestigioso investigador norteamericano. En su obra
roncas voces de los militares en retiro. Una de ellas coreano» (por supuesto, aceptando las condiciones fico norteamericano y ex asesor de la Comisión Uni- Seguridad real. Restablecimiento del poderío ameri-
es la del general W. Westmoreland, autor del libro dictadas por Washington). Eisenhower luego de ex- ficada del Congreso de los EE.UU. para la produc- cano en una década de peligros^, muestra la causa
El soldado da parte, cuya segunda edición apareció presar su admiración por la valentía de los soldados ción con fines de defensa (actualmente disuelta). de que en la sociedad norteamericana de los últimos
en 19803. En las páginas de este escrito la tendencia soviéticos durante la guerra contra el fascismo, en En esa investigación11, saturada de esquemas, cálcu- años haya predominado la actitud «reaganista» hacia
militarista se pone de relieve con particular nitidez, sus memorias Cruzada a Europa (libro publicado en los matemáticos y datos estadísticos, el autor llega los asuntos internacionales, y de que la derecha haya
llevando, por decirlo así, las rústicas botas de los 1948 y luego reeditado varias veces), participó acti- a la conclusión de que todo empleo del arma nuclear logrado torpedear la distensión. Es sintomático que
«G. I.»4. En el libro del general en retiro abunda la fan- vamente en la elaboración del plan de ataque atómi- entraña consecuencias catastróficas. No es la prime- la editorial presente este libro a los lectores como
farronería, pero, no obstante las palabras exaltadas de co contra la Unión Soviética (plan «Dropshot»). La ra vez que Katz aborda el tema de las consecuen- una «primera salva imponente contra la carrera de
Henry Kissinger que figuran en la portada («Memo- variante de utilizar el armamento nuclear para so- cias de una guerra nuclear. A principios de los años armamentos iniciada por Reagan—Haig y su belicosa
rias substanciales y valiosas de una era singular de lucionar la crisis de Berlín de 1961, fue barajada por 70 se dedicó a ese problema en los marcos del semi- política exterior». En efecto, la obra expone de modo
nuestra historia»), refleja la noción al extremo mez- el Presidente Kennedy y sus ayudantes. En general, nario permanente para cuestiones de control de ar- convincente que la superioridad nuclear no garanti-
quina que el autor tiene del mundo real. las posibilidades de recurrir a los medios más mo- mamentos, adjunto al Instituto Tecnológico de Mas- za la paz en el planeta. El retorno al SALT-2, su ra-
Westmoreland critica duramente al Gobierno de dernos de guerra contra la Unión Soviética y la lu- sachusetts. En 1979 publicó un largo informe, en los tificación y el paso a las siguientes etapas de limita-
Lyndon Johnson por no haberse atrevido a emplear, cha liberadora de los pueblos han sido consideradas 7 materiales del cual se basa la obra en cuestión. Su ción de los armamentos nucleares es, según el autor,
como él propuso, el arma atómica contra los vietna- por Washington en reiteradas oportunidades . libro, titulado La vida después de la guerra nuclear, la única alternativa al insensato curso de la Casa
mitas. «Yo percibía ya entonces, y ahora en un gra- La perversidad menta) de muchos políticos norte- está destinado no sólo a las personalidades que con- Blanca. Es hora, por fin, de comprender que EE.UU.
do mayor, que la no consideración de esa alternativa americanos, que consideran su causa la continuación figuran la política del país, sino también a la amplia ya no es la potencia Na 1 como se consideraba en
fue un error» (p. 445). de la guerra, se expresó hace poco en la declaración opinión pública, al norteamericano de la calle que los primeros años de posguerra, que ahora ya «no
Haciendo su aporte a la «liberación del síndrome del Presidente Reagan sobre la posibilidad de una diariamente sufre el lavado de cerebro antisoviéti- puede controlar los cambios políticos y económicos
vietnamita», el ex general afiíma que los Estados guerra nuclear «limitada» en Europa, declaración co y militarista que displiegan los medios de comu- en el que fuera el mundo colonial ni actuar como
Unidos sostuvieron en Indochina una guerra «justa y que, por su cinismo, estremeció a todas las personas nicación masiva monopolizados. Las consecuencias de gendarme mundial» (p. 50). Al igual que Chace, Bar-
noble». Lo decía cuando los destacamentos punitivos cuerdas de la Tierra. Esa concepción, para ser más la guerra nuclear —resume Katz— son tan aterrado- net está convencido de que «un sistema de seguridad
quemaban las aldeas vietnamitas. Y lo afirma hoy. exacto, fue adoptada por la Casa Blanca como pro- ras que es una necesidad imperiosa reducir o elimi- internacional basado en el anticomunismo es prácti-
Westmoreland comparte la opinión de otro general, grama de acción ya en 1974. Pero sólo con la llega- nar la posibilidad que estalle. Exhorta a reanudar el camente irrealizable» (p. 92).
MacArthur, quien dijo: «No hay sucedáneos de la da de Reagan al poder el problema de la guerra nu- proceso tendente a establecer control sobre los arma-
mentos, llama a intentar un nuevo acuerdo —aun- Estos investigadores no son los únicos que hoy día
victoria», pero va más allá añadiendo que, para al- clear ha sido incluido, por decirlo así, en el orden someten a una crítica violenta la política extremista
canzarla, todos los medios son buenos. El credo de del día. que sea limitado— para mantener en pie el SALT.
Muchos otros libros de conocidos y prestigiosos in- de los líderes washingtonianos, política que conduce
Los que se han Instalado hoy en la cúspide del po- al abismo a nuestro país y que amenaza con arras-
2 der en los Estados Unidos se han puesto a «reideolo- vestigadores de los problemas internacionales con-
National Securíty tn the 80-s: ¡rom Weakness to trar a toda la humanidad. No todos los representantes
Strength. Ed. by Thompson. Institute for Contemporary 5
Studies. San Francisco, 1980. Richard Nixon. The Real War. New York, Warner 8 The Wall Street Journal, 3 de junio de 1980.
Books, 1980. 9 12
James Chace. Solvency: The Price of Survival. An
3 General Wüliam C. Westmoreland. A Soldier Repon. 8 Cita tomada de International Herald Tribune, 5 de ju-
New York, Dell, 1980. Westmoreland comandaba las fuer- Cita tomada de International Herald Tribune, 18 de lio de 1981. Essay on American Foreign Policy. New York, Random
zas armadas de los Estados Unidos en Vietnam durante junio de 1980. House, 1981.
la «guerra sucia». 7 1° Ibíd. 13
Para más detalles véase La verdad acerca de la gran 11
Richard J. Barnet. Real Securiíy. Restoring American
* Mote de los soldados norteamericanos. —N. de la mentira, Revista Internacional N> 4 de 1981. —N. de la Artur Katz. Life after Nuclear War. Cambridge, Mas- Power in a Dangerous Decade. New York, Simón and
Red. Red. sachusetts, Ballinger Publishing Company, 1981. Schuster, 1981.

80 81
de la clase gobernante de los EE.UU. rehusan pensar
con categorías de la coexistencia pacífica. No todos
consideran que los problemas que afrontan los Esta-
dos Unidos deben resolverse recurriendo a los
músculos, sin utilizar el cerebro.
HOY, COMO NUNCA ANTES, nuestro país necesita
sabiduría política, es decir, fusionar la inteligencia
estatal, las experiencias y la capacidad para percibir
el pulso de la historia, para comprender no sólo a sí
mismo, sino también a los demás. A la lucha por con-
seguir esa sabiduría, por embridar a los maniáticos
atómicos se incorporan, 1 como vemos, los representan-
tes más realistas de la clase burguesa.
¿Qué motivos los mueven?
En primer lugar, la comprensión de que la guerra
nuclear puede borrar todo de la faz de la Tierra,
incluyendo el imperialismo norteamericano. En se-
gundo lugar, la seria preocupación de que los pro-
pios esfuerzos por lograr la superioridad militar mi-
nen los pilares económicos y financieros de los Es-
tados Unidos y debiliten aún más su capacidad com-
petitiva frente a Japón, Alemania Occidental y otros
Estados capitalistas. Tampoco es desdeñable el papel
que juega el temor de que la «reaganomía» y el
militarismo provoquen una ola de ira y protestas
tan poderosa que pueda barrer a los gobiernos de los
países aliados y poner en peligro el arraigado siste-
ma bipartidario de poder de los monopolios en los
propios Estados Unidos.
En nuestro país se amplía el movimiento de los
trabajadores contra el desempleo y por la paz. Es
significativo que la Administración Reagan, tan só-
lo un año después de haber asumido el gobierno, en
la escala de popularidad haya recibido la califica-
ción más baja de todos los gobiernos estadouniden-
ses de los últimos 50 años.
Las continuas manifestaciones de masas de la cla-
se obrera y de otras capas antimonopolistas por la
paz y en defensa de sus intereses vitales, éste es el
factor decisivo capaz de modificar el peligroso curso
del imperialismo norteamericano y hacerlo reanudar
el camino de la distensión, el del control y reducción
de los armamentos y la coexistencia pacífica.
i JAMES WEST,
miembro del Buró Político del
CC del Partido Comunista de los EE.UU.
HISTORICISMO
Y CONTEMPORANEIDAD
«6 trabajos de Arismendi». Edición 60 aniver-
sario del PCU, 1980, 77 págs.
En el marco de su 60 aniversario, el Partido Co-
munista del Uruguay ha editado una recopilación
conteniendo 6 de los recientes1 trabajos de su Primer
Secretario, Rodney Arismendi . En los primeros tres
el autor vuelve a las fuentes para enfocar los temas
1
Fotocopiado en Montevideo en 500 ejemplares en
febrero de 1981, el libro circula hoy en Uruguay a pesar
del terror policial que mantiene el régimen dictatorial.
82
que tienen que ver con la polémica en torno a la
validez y a la continuidad creadora del pensamiento
y la obra de Marx, Engels y Lenin en nuestra época.
En los otros tres Arismendi, con una concepción y un
método marxista-leninista, enfoca los temas canden-
tes y también polémicos de una América Latina ma-
I las fuentes filosóficas y el carácter científico y, por
dura para los cambios revolucionarios, arena del en-
frentamiento entre los pueblos y el imperialismo,
entre la revolución y la contrarrevolución, donde teo-
ría y práctica se funden diariamente en la lucha
popular y en la acción de las vanguardias reales. Dos
niveles de un mismo y único proceso: teoría y ac-
ción.
Vinculando los principios marxistas-leninistas con
la creatividad, Arismendi subraya que fue Lenin
quien retomara la fórmula de Engels de que «el
marxismo no es dogma sino guía para la acción»: «La
aceptación de algo como artículo de fe, la exclusión
de la transformación crítica y del desarrollo es un
pecado grave, y para transformar y desarrollar, la
"simple intepretación" es, a todas luces, insuficien-
te» 2 . Y dice Arismendi: «Esa doble calidad, de rea-
firmación de los principios angulares del marxismo
y de constante apego creador al proceso real, hizo
del leninismo reflejo conceptual de la esencia de
nuestra época», o como afirma al cabo de un denso
análisis de la validez contemporánea del marxismo-
leninismo, «el leninismo es por excelencia el mar-
xismo de nuestra época».
Desde los tiempos de Lenin en el mundo se opera-
ron grandiosos cambios. El socialismo obtuvo nue-
vas victorias, se amplía y se desarrolla el sistema
socialista mundial, fue roto el sistema de domina-
ción colonial, se robusteció el movimiento obrero y
comunista en los países capitalistas.
Se multiplican las experiencias con sus singulari-
dades, con sus diferencias de vías condicionadas por
sus historias nacionales, por el terreno concreto en
que se libra la lucha de clases, por las peculiarida-
des de todo tipo. Cada partido, cada movimiento de
liberación nacional aportan su propia elaboración de
la estratégica y la táctica, con sus logros y sus erro-
res. Y afirma Arismendi: «Incluso los errores, defor-
maciones dogmáticas y otras, o simplemente los tan-
teos e insuficiencias de algunos discípulos del movi-
miento mismo, particularmente en ciertas etapas, no
niegan sino más bien son puntos de referencia crí-
tica para afirmar lo que es esencia, índole creadora,
del marxismo-leninismo... antagónica de todo enfo-
que anti o ahistórico, y de toda proclamación de
verdades absolutas e inmutables» (p. 14).
En los textos de Marx y Lenin, pese a su riqueza
metodológica, no se encuentran fórmulas o recetas
para todos los nuevos fenómenos contemporáneos.
No se puede culpar a Lenin «del retardo que en tan-
tos campos de la teoría y del accionar político tiene
nuestro movimiento, ni la timidez para el intercam-
bio franco de ideas, de experiencias y aportaciones,
acentuada por ciertas dificultades del movimiento co-
munista y obrero internacional, que lleva en algunos
casos a confundir la autonomía e independencia de
los partidos con el aislamiento en compartimentos
estancos de cada experiencia o enfoque nacional»
(p. 9).
Los trabajos de Arismendi están marcados por su
ardor polémico, pero al mismo tiempo por su bús-
queda de romper con los dogmatismos, de refrescar
2
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Buenos Aires,
Cartago, t. 3, p. 643.
lo tanto, la validez contemporánea y la vigencia
creadora del pensamiento de Marx, Engels y Lenin,
y esto porque: «El marxismo-leninismo otorga a cada
partido comunista una concepción del mundo y un
método, a lo que se agrega, a esta altura, una riquí-
sima experiencia internacional y nacional que sigue
creándose y recreándose con celeridad histórica, y
que cada partido puede asimilar continuamente en
forma crítica, pero que de por sí y abstractamente
no vacuna a nadie contra el error» (p. 16). El triun-
fo de la línea política sólo puede medirse por su ca-
pacidad de transformarse en acción de masas. Con-
vertir a los partidos comunistas en «fuerzas políti-
cas reales», he aquí la gran cuestión.
Para los comunistas latinoamericanos se ha vuelto
acuciante la tarea de profundizar en la teoría revo-
lucionaria, en la misma medida en que América La-
tina es un «continente en revolución». Los proce-
sos profundos, económicos, sociales y políticos «si-
guen presentes a pesar de las derrotas y, en última
instancia, condicionan la tendencia fundamental del
desarrollo; son ellos los que instalan reiteradamente
en el orden del día los problemas de la independen-
cia económica y política, la democracia, el progreso
social y el socialismo» (p. 23).
Arismendi analiza lo que significa la aparición
del fenómeno fascista, casi simultáneamente, en un
conjunto de países. Ante todo, tener claro que no se
trata de las viejas tiranías remozadas: el fascismo
es hoy, en nuestros países, la instalación de «la dic-
tadura descarada del capital financiero —enlazado a
los sectores más regresivos de las viejas clases do-
minantes— promovida y sostenida por el imperialis-
mo de los Estados Unidos, en particular, por los
círculos más belicosos y recalcitrantes, encabezados
por el Pentágono» (p. 28). Es la tentativa de ajuste
feroz de cuentas con la clase obrera, el movimiento
liberador, incluso con las tendencias nacionalistas,
independentistas o nacional-reformadoras de la bur-
guesía; es en particular una empresa de exterminio,
inspirada por la siniestra CÍA, de los cuadros y de
los militantes comunistas, antiimperialistas y demo-
cráticos. Es el intento de establecer, por largo tiem-
po, un Estado fascista.
Esta definición se fundamenta en un apretado pe-
ro profundo análisis de la crisis de toda la sociedad,
crisis que radica, para decirlo en forma muy sintéti-
ca, en el «desarrollo deforme del capitalismo, repro-
ducido, y que sigue reproduciéndose en dependencia
del imperialismo y que conservó y subordinó arcai-
cas relaciones sociales, fundamentalmente el lati-
fundio y —en unos países más, en otros menos— re-
sabios de relaciones precapitalistas...» (p. 65). La
profundización de la crisis conduce a un grado de
contradicciones sólo superables por transformacio-
nes de fondo, es decir, por medidas de liberación de-
mocrática.
La correcta apreciación del carácter capitalista de
nuestras sociedades en el terreno del entrelazamien-
to de la lucha democrática, antíoligárquica y anti-
imperialista con la lucha anticapitalista lleva a la
valoración de las fuerzas motrices de la revolución,
del papel de las clases sociales en el proceso; la co-
rrecta apreciación del carácter fascista de los re-
gímenes instalados en un conjunto de países lleva
a definir una estrategia y una táctica específicas, en
torno a la perentoria necesidad de aislar y derrotar
al fascismo. El autor señala que el cumplimiento de
esta tarea «presupone forjar la unidad y hasta la
simple coincidencia, de todas las clases y capas so-
- cíales, partidos políticos y personalidades —civiles,
militares, religiosas y laicas— que contradicen el
fascismo» (p. 29).
Arismendi desarrolla la idea de que no puede ha-
ber ni fatalismo paralizante ni fáciles optimismos; es
grande el peligro de los regímenes fascistas, su te-
rror represivo en lo interno, altamente perfecciona-
do, muchas veces se subestima su papel como «pie-
za de ajedrez» del imperialismo, en el campo inter-
nacional. Pero no se puede perder de vista el con-
junto de los factores, incluso los continentales
y mundiales, que pesan en favor de la lucha anti-
fascista.
Como contestando a este análisis, allí está el triun-
fo histórico del pueblo de Nicaragua, «la multiforme
insurrección popular, de todo un pueblo, desarrolla-
da en torno al eje de la fuerza política sandinista
y su antigua guerrilla». La victoria de la revolución
nicaragüense es ejemplo de'lo que puede la decisión
de combate, la fuerza de la amplia unidad y conver-
gencia, la solidaridad internacional, expresada en un
tácito frente de pueblos y gobiernos.
Nicaragua es ya un impulso inexorable para todo
el proceso, tiene la fuerza de la práctica, de su rea-
lidad. Arismendi dedica particular atención a esta
«Primavera Popular», a la experiencia del proceso, a
lo que expresa, un poco simbólicamente, de lo que
ya es amanecer de «un nuevo período revoluciona-
rio en Latinoamérica», a la nueva fase de la crisis
de dominación del imperialismo, marcada por un res-
quebrajamiento de sus superestructuras en el conti-
nente, a las que ahora intenta restablecer.
Retoma las palabras de Fidel Castro: «No hay dos
revoluciones iguales. No puede haberlas. Nicaragua
no será una nueva Cuba, sino una nueva Nicaragua».
Y al hacerlo Arismendi vuelve a advertir «contra to-
do calco, contra toda tentativa de saltarse la singu-
laridad y la especificidad tras el fácil espejismo de
un modelo o de un esquema ahistórico». La madu-
ración de las premisas materiales, que pone a la or-
den del día de los pueblos latinoamericanos la nece-
sidad de imponer cambios revolucionarios, necesidad
que se refleja a escala histórico-universal y no sólo
en la transitoriedad contradictoria de cada país, al
decir de Arismendi, le plantea a los comunistas un
cúmulo de nuevos problemas a los que tienen que
responder con un trabajo de análisis colectivo de los
procesos revolucionarios.
Los trabajos publicados en el libro constituyen una
valiosa aportación a la investigación teórica y al de-
bate de los importantes problemas que se le plan-
tean a los revolucionarios de nuestra época en Amé-
rica Latina.
SAMUEL BEHAK
UN PELIGRO PARA PORTUGAL
Nao ao Mercado Comnm. 5 vols. Lisboa, Edi-
goes «Avante!», 1980.
Nuestro partido, fiel al trabajo colectivo, uno de
los pilares de la amplia unidad de sus filas, organi-
zó la conferencia nacional sobre el tema «Portugal y
el Mercado Común». Para prepararla se celebraron
un seminario y 20 coloquios, eventos que constituye-
ron importante etapa en la discusión masiva desa-
83
 rrollada en el país con motivo de los planes orien-
tados a incorporar a Portugal en la CEE. En las dis-
cusiones previas participaron centenares de trabaja-
dores, especialistas de muchas ramas de la econo-
mía, pequeños y medianos empresarios y hasta al-
gunos grandes industriales vinculados al comercio
exterior.
La conferencia y los debates que la precedieron,
confirmaron por completo la tesis planteada por el
IX Congreso del PCP de que la intención de integrar
a nuestro país a la CEE constituye una amplia ope-
ración de carácter económico y político que, en de-
finitiva, contempla restablecer las posiciones de los
monopolios y su poder político en Portugal.
Con el afán de poner en conocimiento de la opi-
nión pública las principales intervenciones en la con-
ferencia y sus conclusiones, la editorial «Avante!»
publicó en cinco volúmenes los materiales de ese
evento, bajo el título de No, al Mercado Común. La
edición incluye los siguientes libros: Discurso de
Alvaro Cu.rih.al y conclusiones generales; Industria;
Agricultura; Pesca, comercio, transporte, turismo;
Consecuencias globales de la adhesión a la CEE y la
alternativa.
Los materiales muestran de manera convincente
que nuestra economía no está en condiciones de in-
tegrarse a una comunidad de países cuyo nivel de
desarrollo económico y de productividad del trabajo
es superior al de Portugal. «Cuanto más profundiza
uno en el estudio y análisis de este problema —des-
taca Alvaro Cunhal— tanto más firme es la convic-
ción de que el ingreso de Portugal en la CEE —que
significa liquidar el proteccionismo aduanero, supe-
ditarse a las reglas, reglamentos y disposiciones
supranacionales del Mercado Común y restablecer los
monopolios— constituirá una verdadera catástrofe
para la economía portuguesa» (Discurso de Alvaro
Cunhal y conclusiones generales, pág. 20).
Sobre todo serán perniciosas las consecuencias
para el sector agrario si se toma en consideración
el bajo nivel de desarrollo de sus fuerzas producti-
vas y de su tecnología, sin hablar ya de la precaria
situación de los trabajadores del campo y de la miseria
en que viven. En el volumen Agricultura se confron-
tan los principales índices técnico-económicos de
Portugal y de la CEE. De ellos se desprende que la
proporción de las pequeñas haciendas en nuestro
país es dos veces mayor que el promedio registrado
en el Mercado Común, y la cantidad de grandes, es
ocho veces y media inferior. Tampoco son favorables
para Portugal los índices comparativos del nivel de
mecanización, de empleo de fertilizantes, de in-
versiones, de rendimiento de los cereales y produc-
ción de leche.
El ingreso en la CEE acarreará inevitablemente un
vertiginoso aumento del costo de la producción agro-
pecuaria en Portugal y, por consiguiente, el de sus
precios. Este golpe a la población del país será acen-
tuado por la abolición de los actuales subsidios a
los productos alimenticios, por la liquidación de nu-
merosas pequeñas haciendas y el aumento del de-
sempleo.
La industria portuguesa, con sus desproporciones en
la estructura de producción, su desequilibrio regio-
nal en la distribución de empresas, su dependencia
de la tecnología y de los mercados extranjeros, su
bajo nivel de productividad del trabajo y de acumu-
lación, tampoco se ve mejor protegida de las conse-
cuencias de la posible integración. El ingreso en la
CEE agravará aún más todos estos acuciantes proble-
mas de nuestra industria. En particular, hará fraca-
sar inevitablemente los planes de desarrollo de la
siderurgia y la industria metalmecánica. La participa-
ción en la integración capitalista europea obstaculi-
zará el desarrollo de la construcción de barcos, de
la producción electrotécnica, química, petroquímica,
textil y papelera.
En Portugal predominan las pequeñas y medianas
empresas con un número de obreros inferior a 50.
Los autores subrayan que la solución de los proble-
mas de esas empresas, solución de importancia vital
para la economía nacional, sólo puede hallarse en
base a la política antimonopolista y a la política de
soberanía nacional, prestando la correspondiente
ayuda financiera, técnica y administrativa (véase
Industria, pág. 15). Por el contrario, el camino al
que empujarán al país los monopolios de la CEE pro-
vocará una ola de quiebras en las industrias, sobre
todo en las pequeñas y medianas, así como la reduc-
ción de la producción y el aumento del desempleo.
Teniendo en cuenta la extensión de nuestras cos-
tas y la existencia de una zona económica especial,
podría surgir la impresión de que el ingreso en el
Mercado Común beneficiará a Portugal por lo menos
en el rubro de la pesca. Empero, como lo demuestra
el libro, también allí los intereses nacionales se ve-
rán perjudicados, ya que los pesqueros más moder-
nos y de alto rendimiento de los países de la CEE
recibirán acceso libre a las áreas marítimas que se
encuentran bajo jurisdicción de Portugal. Ello signi-
ficará la liquidación del propio concepto de zona
económica (véase Pesca, comercio, transporte, turis-
mo, pág. 18).
En el tomo final de la obra se abordan los aspec-
tos internacionales de la actual crisis de la economía
capitalista, la agudización de las contradicciones en-
tre los países de la CEE y los problemas institucio-
nales relacionados con la incorporación a esa enti-
dad. Se llama la atención en el hecho de que las ne-
gociaciones sobre la adhesión de Portugal al Merca-
do Común se realizan bajo la cobertura de la ofensi-
va reaccionaria contra los derechos de los trabaja-
dores. Está claro que esos derechos serán lesionados
seriamente en caso de que Portugal se convierta en
miembro de la comunidad donde se ha creado una
grave situación en el mercado de mano de obra.
¿Existe alguna alternativa eficaz y real al ingre-
so del país en el Mercado Común?
Las fuerzas de derecha no ocultan su interés en
dar ese paso, calculando que así les sería más fácil
realizar la política tendente a minar el régimen cons-
titucional existente. Califican las negociaciones con
Bruselas de «prioridad entre las prioridades» de la
política exterior.
Algunas fuerzas democráticas, verbigracia las del
Partido Socialista, aunque critican con razón la acti-
vidad de la CEE y previenen contra las consecuen-
cias más negativas que puede tener el ingreso de
Portugal en la CEE, lo consideran, no obstante, un
factor positivo. Enfocan este paso como una conse-
cuencia fatal de un proceso contra el cual es absur-
do luchar.
Los comunistas no comparten ninguna de esas po-
siciones. «Para el PCP, la adhesión de Portugal al
Mercado Común no es ni inevitable, ni imprescin-
dible, ni obvia», así formuló el punto de vista de nues-
tro Partido Alvaro Cunhal [Discurso de Alvaro Cunhal
y conclusiones generales, pág. 40). El Partido Comu-
nista se pronuncia en favor de un camino de verda-
dero desarrollo económico, social y cultural del país,
y considera que los males de la economía portugue-
sa no pueden curarse en una agrupación que también
padece la crisis general del capitalismo. Nuestros
problemas tienen solución fuera de las relaciones
económicas que imperan en la CEE; esta solución
debe estar libre de la imposición de los monopolios.
Es ésta la conclusión a la que llevan al lector por-
tugués los materiales de la conferencia del PCP, que
expresan inquietud por los destinos de la patria y
denuncian la política de quienes la empujan hacia
un rumbo muy peligroso.
JOAQUÍN GORJAO DUARTE,
miembro suplente del CC del PCP
MAS PODEROSA QUE LA MUERTE sigue
J o r g e M o n t e s . LA LUZ ENTRE IAS SOM- morales, propias de la clase obrera, como son la
BRAS. Edición Clandestina, 1980. 426 p.
EL LIBRO La luz entre las sombras, editado en es-
pañol, es poco común en muchos sentidos. Baste se-
ñalar que fue escrito en las prisiones y editado clan-
destinamente. Su autor es Jorge Montes, miembro del
CC del Partido Comunista de Chile. Es uno de los que sean las defensas creadas con el objeto de de-
dos mil quinientos patriotas que fueron declarados
«desaparecidos» por la Junta de Pinochet desde el
primer día de su detención. Montes pasó tres ator-
mentadores años en prisiones, de donde fue resca-
tado por la lucha del pueblo chileno y por la gi-
gantesca oleada de solidaridad internacional con los
presos chilenos. En las cárceles y campos de concen-
tración escribía, a escondidas de los guardianes, en
trozos de papel todo aquello que veía, oía, sufría y
meditaba. Esas notas, entregadas a través de su es-
posa, son precisamente las que recoge el libro.
La obra conteniendo su experiencia personal y la
de su familia, ya que tanto su esposa como sus dos
hijas también pasaron por los centros de tortura fas-
cistas, construye la realidad de millares de deteni-
dos, que le permitieron apreciar el valor de los co-
munistas y de otros luchadores contra el régimen de
Pinochet, calibrar en gran medida su heroísmo re-
volucionario y, junto con ello, dejar al desnudo la
barbarie fascista y la ruindad moral de su ideología. describiendo descarnadamente toda la brutalidad del
Durante sus años de cautiverio, Montes permane-
ció cuatro meses incomunicado en un centro de tor-
tura, donde se le obligó a estar días y días de pie
sin la posibilidad de moverse.
« . . . Estoy aquí de pie desde el domingo. ¿Cuán-
tos días han pasado desde entonces? Voy a caer. Es-
toy girando ...
— Tráelo aquí —oí gritar—. Era la voz del chacal.
La reconocería entre mil. Entre todas las voces invi-
sibles que gritaban. La música zumbaba en mis oídos.
¡No les daré en el gusto! ¡No me oirán gritar!...
... Me rodeaban varios hombres. Veía, abajo, en
una línea de luz, las botas, los zapatos. Había de
uniforme y de civil, entonces. Sí, eran soldados y
agentes, de seis a ocho hombres. Oía sus voces. Pare-
cían divertirse. Reían a carcajadas.
—¡Ya caerá! Esperen un minuto —decía el cha-
cal...
— Tienes que quebrar el récord... ¡Va a caer!
Caigo como una piedra al suelo. Oigo sus risas,
gritos ...» (p. 83—85).
Durante las torturas, los comunistas se portaban
de manera de no entregar información que causara
daño al partido y sobrevivir para continuar la lucha.
«Allí es la muerte la que impera,... tienes que de-
mostrar —dice al autor— que eres más fuerte que
los torturadores. Ellos son los que buscan tu aniqui-
lamiento... Vivir es tu victoria» (p. 92 y 93). Pero
—agrega—hay que «lograr esa victoria con dignidad»
(p. 177). El terror establecido por los fascistas en
Chile —subraya Montes— «es la sustancia política de
la dictadura, su caldo de cultivo, su alimento. Sin él,
Pinochet no puede vivir» (p. 412—413).
Los detenidos van obteniendo, en brazos de la so-
lidaridad, sus pequeñas y grandes victorias morales.
Es primero la de no proporcionar la información que
buscan los torturadores. Lo es luego, en el caso de
Jorge Montes, rescatarlo como preso desaparecido y
convertirlo en preso reconocido, con lo cual se con-
en gran proporción impedir su exterminio físi-
co. En las duras condiciones de la prisión, un papel
especial desempeñaban las tan elevadas cualidades
solidaridad, la ayuda mutua, el apoyo a los compa-
ñeros debilitados, la confianza mutua y la fe en la
fuerza del pueblo.
La Junta procuraba aislar herméticamente a los pri-
sioneros del mundo exterior. Sin embargo, señala el
autor, la experiencia enseña que, por muy cerradas
tener la información, ésta llega, se introduce, cami-
na, se escurre como el agua o el aire hasta alcanzar
a los últimos confines. Primero son datos fragmenta-
rios, conseguidos en forma aislada, sobre la situa-
ción en el país y en el extranjero. Posteriormente se
lograban informaciones y documentos partidarios,
una vez establecidos los contactos con sus organiza-
ciones clandestinas.
El libro de Jorge Montes es testimonio de una mul-
titud de acciones ejemplares que podrían sintetizar-
se con las palabras de Luis Corvalán, Secretario Ge-
neral del Partido Comunista de Chile, quien dijo:
«Amo la libertad, pero no le temo a la cárcel. Amo
a la vida, pero no le temo a la muerte si se trata
de morir por una causa justa. No busco el martiro-
logio, pero si he de caer, muchos otros seguirán el
camino que pueda ser regado por mi sangre» (p. 174).
El libro La luz entre las sombras es una obra que,
fascismo, es, en definitiva, profundamente optimista.
El autor escribe: «Estoy convencido de que el fascis-
mo es un fenómeno transitorio en Chile. Histórica-
mente no tiene porvenir» (p. 10). Eefectivamente no
lo tendrá, a pesar de todos sus crímenes de ayer y
de hoy.
F. ROMERO
LO MAS SAGRADO
J a n n i s K a p s i s . CONVERSACIONES EN EL
KREMLIN. Atenas, «Kaktos», 1981, 165 p. (en
griego).
PARA EL PUEBLO GRIEGO, igual que para todos
los pueblos del planeta, no existe hoy cuestión más
importante que la lucha por mantener la paz, con-
85
tra el peligro de guerra, agudizado notoriamente por
las acciones que la actual Administración USA de-
sata en el ámbito internacional. Falseando descara-
damente los hechos, la propaganda imperialista res-
ponsabiliza a la Unión Soviética del agravamiento de
la situación en el mundo, le culpa de incrementar
su poderío militar por encima de las necesidades de
la defensa y tergiversa burdamente su posición en
las cuestiones fundamentales, como son la limitación
de los armamentos y la distensión. Es por eso que
una información veraz sobre la política exterior de
la URSS adquiere en las condiciones actuales una
importancia .trascendental.
Entre otras publicaciones sobre el tema, el libro
Conversaciones en el Kremlin ha suscitado profundo
interés en nuestro país. El autor, Jannis Kapsis, di-
rector de uno de los más importantes e influyentes
vespertinos griegos — Ta Nea—, se basó en las im-
presiones de su viaje a Moscú y de sus encuentros
con las personas que, a su juicio, configuran el pen-
samiento político soviético» (p. 7). Muchas de las
respuestas de los interlocutores se citan lite-
ralmente, tal como fueron grabadas. Apoyándose en
las entrevistas y en las observaciones y reflexiones
personales, J. Kapsis concluye que a la Unión Sovié-
tica le son orgánicamente inherentes las aspiracio-
nes pacifistas. Y es significativo que esta conclusión
objetiva haya sido expresada por un periodista bur-
gués, que por sus ideas no es de izquierda ni mucho
menos comunista.
El libro comienza con la respuesta del Secretario
General del CC del PCUS y Presidente del Presidium
del Soviet Supremo de la URSS, Leonid Brézhnev, a
la pregunta del periódico Ta Nea de si es posible
dar garantías concretas del no empleo del arma nu-
clear contra los estados que no la tienen y no ad-
miten la instalación de ésta en su territorio. Esta
respuesa fue publicada, en abril de 1981, casi en to-
dos los periódicos griegos, siendo acogida con entu-
siasmo por el pueblo.
Al analizar detalladamente la posición de la URSS
con respecto a un amplio círculo de problemas, el
autor centra su atención en las cuestiones relacio-
nadas con el desarme y subraya la necesidad de con-
tinuar las negociaciones sobre la limitación de los
armamentos estratégicos. El libro explica los plantea-
mientos del Programa de Paz para los años 80, adop-
tado por el XXVI Congreso del Partido Comunista
de la Unión Soviética.
Paralelamente desenmascara la táctica dilatoria y
obstruccionista con la que la Administración estadou-
nidense «responde» a las iniciativas pacíficas de la
Unión Soviética. Lo que procuran los EE.UU. es au-
mentar su poderlo militar para hacer —dicen ellos—
que las negociaciones sean «más constructivas», pero
en realidad aspiran a alterar el equilibrio de fuerzas
existente.
El libro trata de muchos otros problemas: los con-
tactos de la URSS con otros países, las relaciones
entre la CEE y el CAME, la solidaridad de la Unión
Soviética con los movimientos de liberación nacio-
nal, etc. El lector se puede hacer una idea del conti-
nuo desarrollo de la economía soviética, que des-
conoce las crisis, la inflación y el desempleo, de la
elevación del nivel material y cultural de los traba-
jadores. Pero el principal acento lo pone el autor en
la fidelidad de los soviéticos a la causa de la paz, en
su disposición de luchar por mantenerla.
J. Kapsis señala que durante los cinco años trans-
curridos desde su primera visita, se operaron nume-
86
rosas e impresionantes transformaciones en la capi-
tal soviética. Pero hay algo con lo que no ha podido
el tiempo: «En el Moscú de 1976, lo más sagrado era
la palabra "paz". En el Moscú de 1981, esta pala-
bra sigue siendo igualmente sagrada para cada ha-
bitante, para cada soviético...» (p. 29).
Es muy significativa la conversación de J. Kapsis
con un embajador de una de las potencias capitalis-
tas, firme apologista de la política oficial de Estados
Unidos. Incluso este hombre, que está lejos de sim-
patizar con la URSS, al preguntársele si cree que es
sincera la aspiración de los soviéticos a la paz, res-
pondió: «Sí, apuesto mi cabeza a que es así» (p. 37).
El relato vivo e imparcial del publicista griego
ayuda a desenmascarar el mito de la propaganda
norteamericana sobre la «amenaza soviética» y a
comprender las verdaderas causas del actual aumen-
to de la tensión en el mundo.
MITSOS KASIURAS
DESTINOS DIFERENTES Los ideólogos burgueses justifi-
can tesa desigualdad alegando una
baja (calificación de ¡las mujeres.
Efectivamente, en los ,países de
La situación de ia mujer en ias condiciones de dos sistemas
Europa Occidental, los EE.UU., Ca-
nadá y el Japón, parte considera-
La opinión pública progresista de todo el mundo celebra el 8 de Mar-
zo de cada año el Día de la solidaridad internacional de las mujeres en ble !de las mujeres realiza un tra-
bajo no calificado o poco califica-
la lucha por la igualdad de derechos económicos, sociales y políticos. El
carictci' del sistema social influye determinantemeníe en la situación do. Pero, ¡¿por qué? una de las
de la mujer. Los antecedentes que damos a conocer en esta informa- causas reside en el bajo nivel de
ción muestran cuál es su situación en el capitalismo y en el socialis- instrucción general y ¡de prepara-
mo. El material fue preparado por la Comisión para los problemas de ción profesional. ÍHasta hoy, la
la información científica y documentación. escuela capitalista orienta a las
alumnas a escoger las llamadas
profesiones tradicionales, en cuyo
PROCLAMADO, PERO de aprobar al respecto una en- ámbito les Íes difícil actualmente
NO GARANTIZADO mienda a la Constitución 1 . encontrar empleo. Debido a ello,
Pero, una cosa íes proclamar en la RFA, por ejemplo, a las tres
En l ¡las j constituciones de . ¡la principios ¡y otra cosa es asegu- cuartas partes de graduadas de
mayoría de los Estados burgueses rar isu (realización. Las declara- las -escuelas les corresponden tan
podemos encontrar artículos que ciones burguesas sobre igualdad sólo ;16 de las 500 profesiones.
contienen loables proclamas. «To- de [derechos 'de mujeres y hom- En Francia, sólo leí ,39% de 'las
das ¡las personas son iguales ante bres están muy lejos de corres- trabajadoras tienen ' instrucción
la ley ;—reza, por ejemplo, la Ley ponder 'a la situación real. En la especializada; en ¡la RFA, 38%; en
Fundamental de la 1RFA—. ¡Los sociedad capitalista, las 'mujeres los Países Bajos, 25%; en Bélgica,
hombres ¡y las mujeres tienen son | discriminadas abiertamente, 20%, y en Italia, 12%. En Suiza,
iguales derechos. Nadie ' puede lo 'que se pone de manifiesto con la mitad de las mujeres no ¡tiene
ser ' desfavorecido !o (favorecido particular nitidez len da principal ninguna preparación profesional.
por razones úe sexo, origen o ra- esfera de lia vida: en el trabajo. Y, en ífin, otra cifra impresionan-
za ...» !La ¡Constitución de Italia Así, según datos oficiales, en los te: 500.000.000 de ¡mujeres que
postula: «Todos los ciudadanos EE.UU. el salario medio de la mujer viven en la parte no socialista del
tienen igual Dignidad social y son es el 40% más bajo que el del mundo son analfabetas. Los da-
iguales .ante la ley independiente- hombre. En Francia y Ja RFA, la tos de la ,'Oficina Internacional
mente del sexo, raza, idioma, re- diferencia es del 30%. El salario del i Trabajo I correspondientes ( a
ligión, convicciones políticas, si- de las mujeres canadienses cons- 1978 muestran cuan insignifican-
tuación personal ; y 'social». ¡En tituye el 61% del (que perciben te es la proporción de las muje-
Francia, la igualdad de derechos los hombres que realizan el mis- res entre los ingenieros 'de algu-
de hombres ¡y ¡mujeres está pro- mo trabajo; el de las japonesas, nos países capitalistas: Austria, el
clamada en el preámbulo .de la el 56,2%, ípor término medio, y el 4,7%; Gran Bretaña, el 1,2%; Di-
Constitución y, además, está en de las mujeres británicas, el 55%. namarca, ¡el 4,4%; ¡Noruega, el
vigor tta ley que establece ¡que -en 1 2,5%; ¡Canadá, el 0,33%; ; ¡los
En 1972, el Congreso de los EK.UU., el 1,3%; Francia, el
los convenios .colectivos debe in- EE.UU. aprobó, en efecto, una en-
cluirse el punto sobre la remune- 6,7%, y la RFA, el 2,5%.
mienda a la Constitución que prevé
ración igual del trabajo. Artícu- la igualdad de derechos de las muje- La responsabilidad por semejan-
los análogos figuran en ¡las 'cons- res. Sin embargo, esta enmienda has- te situación recae totalmente en
tituciones de muchos otros esta- ta hoy no ha cobrado fuerza de ley el sistema socio-económico, que es
dos burgueses. Pero no en todos. porque una ssrie de asambleas legis-
incapaz de crear condiciones pa-
En líos EE.UU., Ja igualdad de de- lativas de los estados se manifiestan
ra que la mujer reciba prepara-
contra su ratificación. Para que la
rechos de las mujeres ni siguiera enmienda tenga fuerza de ley debe ción y calificación profesional en
está 'proclamada, y desde hace ser aprobada antes del 30 de junio de concordancia con las exigencias
mucho tiempo íse está tratando 1982 al menos por 38 estados. técnicas modernas. Pero, incluso
teniendo igual calificación que el
hombre, la mujer recibe un suel-
do menor. En los EE.UU., las mu-
jeres egresadas de los centros do-
centes superiores tienen un nivel
medio de ingresos que representa
tan sólo el 65% de los ingresos
de los hombres, y esta diferencia
no se reduce. En Francia, el sala-
rio de una ingeniera es el 22,4%
más bajo que el de un ingeniero.
La discriminación en la remu-
neración del trabajo femenino re-
porta beneficios complementarios
a los monopolios. En los EE.UU.,
por ejemplo, constituyen, según al-
gunas evaluaciones, 63.000 millo-
nes de dólares al año; en Gran
Bretaña, 1.200 millones de libras
esterlinas; en la RFA, 10.000 mi-
llones de marcos. Un cuadro seme-
jante se observa en otros países
capitalistas.
La discriminación de las muje-
res se manifiesta también en que
son las últimas en ser admitidas
en el trabajo y las primeras en
ser despedidas. En el mundo ca-
pitalista es particularmente alto
el desempleo entre las mujeres.
Aunque en los países de la CEE,
por ejemplo, el número de las
mujeres que trabajan es notoria-
mente más -bajo que el de hom-
bres, en 1980 hubo unos 3.000.000
de mujeres cesantes, es decir, la
mitad de todas las personas que
perdieron su trabajo. En estas
estadísticas no están incluidas las
mujeres subocupadas, cuyo núme-
ro crece constantemente. En 1980,
en Europa Occidental 8.000.000, de
9.200.000 personas con jornada in-
completa, eran mujeres.
Una de las causas de la subocupa-
ción de las trabajadores es la esca-
sez o la ausencia (como en los
EE.UU.) de establecimientos pre-
escolares. En Inglaterra, sólo el
1% de las madres que trabajan
tienen la posibilidad de enviar a
los niños al jardín infantil; en
Austria, sólo el 2% de los niños
de 2—3 años pueden asistir a las
casas-cuna. Además, enviar a los
niños a los establecimientos pre-
escolares resulta tan caro en al-
gunos países que muchas madres
llegan a la conclusión de que no
tiene sentido trabajar para invertir
en eso todo su salario. La protec-
ción de la maternidad y la infan-
cia es, en general, uno de los
lados más débiles de la legisla-
ción burguesa. En Suiza, por
ejemplo, las organizaciones feme-
ninas vienen luchando desde hace
muchos años por que se conceda
a las mujeres permiso con sueldo
por embarazo y parto. En Inglate-
rra, aunque existe una ley que
prevé para las madres una licen-
cia de 18 meses, ellas no reciben
88
remuneración alguna, y no se les
garantiza que, una vez expirado
ese plazo, puedan ser admitidas
en el anterior lugar de trabajo.
En Japón, la mujer, cuando hace
uso de la licencia de 12 semanas,
percibe tan sólo el 60% de su
salario. Es cierto que se le paga
un subsidio de 2.000 yens, el lla-
mado subsidio para casas-cuna,
pero debido a la carestía puede
comprar con ese dinero tan só-
l o . . . un pequeño pañuelo de se-
da.
Son sólo algunos antecedentes
que ponen de manifiesto la de-
sigualdad socio-económica de las
mujeres en la sociedad capitalis-
ta. Existe también la evidente dis-
criminación política. Consecuencia
de esto es, por ejemlo, la débil
«presencia» de las mujeres en los
órganos legislativos. En los últi-
mos veinte años, en los EE.UU., el
número de mujeres en el Congreso
no pasó del 4%. En el Consejo
Nacional de Austria (parlamento),
las mujeres constituyen tan sólo
el 6% del total de los diputados.
En la Cámara Baja del parlamen-
to francés son sólo el 1,8%; en
el parlamento de Irlanda, el
3,5%; de Italia, el 3,8%; de Gran
Bretaña, el 4,3%; de la RFA, el
5,8%; de Bélgica el 6,1%. Esa es
realmente la «igualdad de dere-
chos» constitucional en las con-
diciones de la democracia bur-
guesa.
NO SOLO PROCLAMADO,
SINO TAMBIÉN ASEGURADO
Una situación en principio dis-
tinta existe en los países socia-
listas, donde se han creado las
condiciones que permiten a las
mujeres compaginar exitosamente
el trabajo socialmente útil con las
responsabilidades familiares.
En la URSS, inmediatamente
después del trinufo del Gran
Octubre, el Estado obrero-campe-
sino refrendó legislativamente la
igualdad de las mujeres en los
derechos políticos y cívicos. «El
Poder soviético —escribió Lenin—
practica la democracia en mayor
grado que cualquiera de los países
más adelantados, porque no ha
dejado en sus leyes ni el menor
vestigio2 de la desigualdad de la
mujer» .
Ya la primera Constitución so-
viética, aprobada en julio de 1918,
proclamó por vía legislativa la
igualdad de los hombres y las mu-
jeres en todas las esferas de la
vida: estatal, económica, cultural
2
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a
ed., Cartago, Buenos Aires, t. XXXII,
p. 15.
y socio-política. El desvelo por la
mujer se convirtió en política
estatal, en ley moral de la socie-
dad socialista. El Artículo 35 de
la Constitución de la URSS, apro-
bada el 7 de octubre de 1977, re-
za: «La mujer y el hombre tienen
en la URSS iguales derechos».
Análogos postulados están refren-
dados en las Leyes Fundamenta-
les de otros países socialistas.
Así, la Constitución de la RDA
establece que los hombres y las
mujeres son iguales en derechos
y tienen igual situación jurídica
en todas las esferas de la vida so-
cial, estatal y privada (Artículo
20).
En los países del socialismo, el
derecho al trabajo no sólo se pro-
clama, sino que se asegura con
las garantías sociales, económicas
y jurídicas. El grado de participa-
ción de las mujeres en el trabajo
social organizado lo señalan las
siguientes cifras: en la RDA tra-
bajan el 87,6% de las mujeres
aptas para el trabajo; en la
URSS, el 93,6% y, además, repre-
sentan el 51,5% del total de los
obreros y empleados. Entre los
especialistas con instrucción me-
dia y superior, las mujeres consti-
tuyen en la URSS el 59%; en Bul-
garia, el 51%; en la RDA, el
47%. Si en los EE.UU. entre los
ingenieros las mujeres constituyen
menos del 2% y entre los cien-
tíficos son tan sólo el 9%, en la
URSS esa proporción es del 45 y
40%.
En los países socialistas crece
constantemente el número de tra-
bajadoras con alta calificación. En
la URSS, las mujeres constituyen
el 40% de los maquinistas y me-
cánicos de aparatos automáticos.
Uno de cada dos obreros califica-
dos de la RDA es mujer. Es alto
el número de mujeres entre los
cuadros dirigentes de la econo-
mía. En la Unión Soviética hay
más de 500.000 mujeres que se
desempeñan como directores en
empresas e instituciones y hacien-
das agrícolas, como jefes en talle-
res, obras de construcción, etc. En
la RDA, las mujeres constituyen
el 40% de los cuadros dirigentes
de todos los niveles. En varios
países socialistas, las mujeres son
el principal contingente entre los
maestros y médicos. La legislación
laboral prohibe destinar a las mu-
jeres a labores difíciles o que se
realicen en condiciones nocivas
para la salud. En Hungría, por
ejemplo, el número de ese tipo
de labores es de 200.
En los países socialistas se con-
cede particular atención a la pro-
tección de la maternidad. En la
URSS, durante el embarazo se
concede a la mujer un trabajo más ximadamente 500 rublos anuales estados socialistas. En Bulgaria,
liviano, conservando el salario me- por cada nifio, los padres pagan las mujeres constituyen el 19%
dio anterior. Los permisos con tan sólo el 18%. Los gastos de de los diputados de la Asamblea
goce de sueldo completo por em- los hijos de las familias de prole Popular; en Mongolia, el 23% de
barazo y parto, los subsidios a numerosa que asisten a estos esta- los miembros del Gran Jural Po-
las familias de prole numerosa, la blecimientos, corren por cuenta pular. En el Soviet Supremo de
prolongación de las vacaciones del Estado. la URSS, máximo órgano de po-
para cuidar hijos enfermos, la red Análoga es la situación en otros der estatal, el 32% de los dipu-
de establecimientos preescolares países de la comunidad socialista. tados son mujeres. En la RDA,
en constante ampliación, las es- La red de instituciones preesco- uno de cada tres parlamentarios
cuelas de jornada prolongada y lares en estos países beneficia al es mujer.
la asistencia médica gratuita cons- 50—80% de los niños de 1—6 Tales son los hechos que mues-
tituyen normas de la actitud del años, y continúa ampliándose. tran la situación de la mujer en
Estado socialista hacia la mater- El socialismo y la democracia las condiciones de dos sistemas
nidad y la infancia. En la URSS, socialista garantizan a la mujer sociales opuestos. Basándose en
más de 15 millones de niños asis- una igualdad de derechos real y ellos, no es difícil ver dónde la
ten a los jardines infantiles y las no ficticia en la vida socio-polí- igualdad de derechos de las mu-
casas-cuna. En 1985, esta cifra su- tica. Una de las numerosas prue- jeres es, en realidad, objeto de
perará los 17 millones. Además, bas de ello es la amplia partici- permanente preocupación de todo
el Estado cubre más de las cuatro pación de las mujeres en los ór- el Estado y la sociedad y dónde
quintas partes de los gastos, apro- ganos electivos centrales de los esa igualdad son sólo palabras.
MECANISMO DEL BLOQUE
AGRESIVO
Como es sabido, en el sistema de alianzas político-mi-
litares del imperialismo, la Organización del Tratado
del Atlántico Norte (OTAN) ocupa el lugar central.
El recrudecimiento de la agresividad de la política
imperialista y la intensificación de los preparativos
militares encuentran su expresión también en la acti-
vidad de este bloque, supeditado totalmente al dicta-
do de los círculos militaristas de los EE.UU. En el
material que publicamos a continuación se hace una
exposición acerca del mecanismo político-militar de
la OTAN.
«Tenemos cosas más importantes que la p a z . . . »
Caricatura del semanario Horízont ( R D A )
EL BLOQUE DEL ATLÁNTICO los años de su existencia, en la de ministros de Asuntos Exterio-
NORTE, creado a finales de los OTAN se ha formado un complica-
años 40 en el fragor de la gue- res, con la participación de los
do sistema de instituciones, y los ministros de Defensa, Hacienda
rra fría, cuenta hoy con 15 esta- países participantes han sido en-
y Economía; en los casos de par-
dos miembros, que en su conjun- redados con una espesa telaraña. ticular importancia, a nivel de je-
to tienen un territorio de más de de compromisos políticos, milita-
fes de Gobierno e incluso de Esta-
22 millones de kilómetros cuadra- res, militar-económicos y de otra do. En sus sesiones se adoptan
dos y una población superior a los índole. La estructura actual del
550 millones de personas1. Durante resoluciones que se formulan co-
Bloque tiene el siguiente aspecto. mo recomendaciones para los go-
El órgano supremo en la solu-
1
Integran el Bloque los EE.UU., ción de las cuestiones políticas es biernos de los países participan-
tes. Entre las sesiones del Consejo
Canadá, Gran Bretaña, Francia, RFA,
Italia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, el Consejo de la OTAN, el cual de la OTAN, la dirección es efec-
funciona, por lo general, a nivel
Noruega, Dinamarca, Islandia, Portu- tuada a través del Consejo Perma-
gal, Grecia y Turquía. Hace poco, nente (representantes de los paí-
también el Gobierno español ha acor-
por los participantes en la sesión ses participantes, a nivel de em-
dado ingresar en la OTAN, provocan- del Consejo de esa organización en bajadores).
do una potente ola de protestas en- diciembre de 1981, tiene que ser ra-
tre las amplias fuerzas sociales de tificado por los parlamentos de to- El órgano supremo que solucio-
España. El protocolo sobre la admi- dos los estados miembros de la na las cuestiones político-milita-
sión de España en la OTAN, firmado OTAN. res y los problemas militares ge-
89
nerales es el Comité de Planes
de Defensa, integrado por los mi-
nistros de Defensa de los países
participantes (excepto Francia,
que abandonó la organización
militar de la OTAN, e Islandia,
que no tiene fuerzas armadas].
Al Consejo de la OTAN y al Co-
mité de Planes de Defensa se su-
peditan el Secretariado Interna-
cional, encabezado por el Secreta-
rio General, y más de 200 diversos
comités ejecutivos y consultivos, a
través de los cuales se coordinan
las acciones del Bloque en los as-
pectos político-militar, económico-
militar y propagandístico.
El órgano militar supremo de
la OTAN es el Comité Militar, in-
tegrado por los comandantes en
jefe de las fuerzas armadas (je-
fes de los Estados Mayores) de
los 13 países miembros (sin Fran-
cia e Islandia).
Las fuerzas armadas unidas de
la OTAN están supeditadas a dos
altos mandos: en Europa, al Alto
Mando en la zona del canal de la
Mancha, y en el Atlántico, al gru-
po regional de planificación estra-
tégica EE.UU. — Canadá.
El de mayor importancia es el
Alto Mando de las fuerzas arma-
das unidas de la OTAN en Euro-
pa. Desplegadas en las proximida-
des inmediatas de las fronteras de
los estados socialistas, estas fuer-
zas incluyen hasta 70 divisiones
integradas, que superan, en total,
los dos millones de hombres. Cer-
ca del 70% de ellos se encuen-
tran bajo el mando operativo di-
recto del comandante en jefe en
Europa, que es un general norte-
americano. La agrupación europea
de la OTAN tiene más de 11.000
tanques, más de 3.000 aviones
de combate, más de 8.000 cargas
nucleares y más de 3.000 vectores
de ellas. En la estructura de las
fuerzas armadas integradas de la
OTAN en Europa ocupan un im-
portante lugar las formaciones
móviles, destinadas a apoyar a los
ejércitos nacionales, así como a
cumplir funciones policiacas en
los países miembros del bloque.
El aprovisionamiento a las fuer-
zas integradas de la OTAN de los
principales medios necesarios pa-
ra las acciones combativas moder-
nas —armamentos ofensivos estra-
tégicos, así como armas coheteril-
nucleares, operativo-tácticas— se
encuentran en manos de los
EE.UU., lo que consolida aún más
las posiciones dominantes del
Pentágono en el marco del blo-
que. A los demás participantes les
está encomendado, fundamental-
mente, la creación de las tropas
90
terrestres, la aviación táctica y
cierta parte de las fuerzas nava-
les.
En las primeras etapas de exis-
tencia del Bloque, la acción del
principio de integración militar,
aplicado en la OTAN desde co-
mienzos de .los años 50, se exten-
día sólo a la organización de las
fuerzas armadas, pero fue am-
pliándose poco a poco. Hoy, este
Bloque aparece como un compli-
cado sistema militar que abarca
enormes territorios (infraestructu-
ras, complejos conjuntos de de-
fensa antiaérea NÁDGE, aviones
radar AWAKS, etc.). La concen-
tración en manos de los EE.UU.
de la dirección del sistema en su
conjunto y de sus diversos com-
ponentes es una importante forma
de «atar» a los miembros de la
OTAN a la estrategia agresiva del
Pentágono.
Para afianzar sus posiciones do-
minantes en el Bloque del Atlánti-
co Norte, los EE.UU. tratan por to-
dos los medios de continuar acele-
rando la integración militar en el
marco de la OTAN. Consideran esa
integración como la forma más
importante de coparticipación mi-
litar, que asegura a Norteamérica
una influencia eficaz sobre los
aliados, la creación de premisas
para incorporarlos en los posi-
bles conflictos para defender los
intereses norteamericanos tanto en
Europa como en otras regiones.
Con este fin, Washington trata de
extender la integración militar a
nuevos terrenos y esferas (en par-
ticular, a las fuerzas navales en
el Atlántico y en la parte orien-
tal del Mediterráneo). Los estrate-
gas norteamericanos parten de
que en caso de desencadenarse
una guerra contra los estados so-
cialistas, serán implicadas en ella
también las fuerzas armadas de
los países miembros de la OTAN
que en tiempos de paz se encuen-
tran en supeditación nacional.
El número total de las fuerzas
armadas de los países de la OTAN
llega a 5.300.000 soldados y ofi-
ciales, de los cuales tres millones
pertenecen a los ejércitos de los
participantes eurooccidentales del
bloque. Además, más de 4.800.000
personas componen las reservas
preparadas. De este modo, la má-
quina militar de la OTAN cuenta
—considerando estas reservas—
con más de diez millones de hom-
bres. No obstante, tanto el pro-
grama de corto alcance como el
de larga duración de desarrollo
de las fuerzas armadas, aprobados
en las sesiones de Londres (1977)
y Washington (1978) del Consejo
de la OTAN, prevén su ulterior
aumento y reforzamiento.
EL MECANISMO POLÍTICO-MILI-
TAR de la OTAN es utilizado am-
pliamente por los EE.UU. para in-
tensificar la carrera armamentis-
ta. La actual política de los
EE.UU y la OTAN respecto a la
Unión Soviética y otros países so-
cialistas no se interpreta más que
desde la posición del incesante
incremento del poderío militar. Es
característico el hecho de que en
la Declaración de las relaciones
atlánticas, firmada ya en 1974 por
los jefes de Estado y Gobierno de
los países de la OTAN, se desta-
caba que el desarrollo de las
fuerzas armadas aliadas no puede
ser cambiado «en el curso de las
actuales o futuras negociaciones»
con los estados socialistas2. En
otras palabras, incluso cuando
—bajo la influencia del rumbo pa-
cífico de la Unión Soviética y
otros países de la comunidad so-
cialista en la política exterior—
se hacía sentir cada vez más la
distensión internacional, los esta-
dos de la OTAN se orientaban ha-
cia el acrecentamiento de la con-
frontación en Europa y, de ese
modo, hacia el aumento de la
producción militar.
Se observa la evidente tenden-
cia de imprimir a la carrera ar-
mamentista un carácter estable y
cada vez más duradero. Es signi-
ficativo el que si en los primeros
años de existencia del bloque del
Atlántico Norte, sus principales
miembros aprobaban programas
de rearme de tres años y, más
tarde, de cinco años, en cambio, en
la sesión del Consejo de la OTAN,
celebrada en mayo de 1978 en
Washington, con la participación
de los jefes de Estado y de Go-
bierno, por iniciativa de los
EE.UU. y utilizándose como tapa-
dera el alboroto propagandístico
acerca de la «amenaza militar so-
viética», fue aprobado el «progra-
ma defensivo» calculado para 15
años, es decir, hasta el año 1994.
Este programa prevé la realización
de más de 120 medidas concretas
con el fin de ampliar las posibi-
lidades de la OTAN en esferas
como la elevación de la disposi-
ción combativa general, el despla-
zamiento de refuerzos, la movili-
zación de las reservas, el reforza-
miento de las fuerzas navales, la
defensa antiaérea, los medios de
comunicaciones, el mando y la
dirección, los medios de guerra
radioelectrónica, el aseguramien-
to logístico, etc.
Para efectuar estos amplios pre-
parativos militares, bajo la pre-
sión de los EE.UU. se acordó
2
The Department o} State Bulletin,
8 de julio de 1974, p. 44.
aumentar anualmente las asigna-
ciones de todos los miembros del
Bloque, durante 1979—1984, en un
3%, en términos reales, es decir,
teniéndose en cuenta la inflación.
Más tarde, este compromiso fue
extendido hasta el año 1986.
El constante y rápido aumento
de los gastos militares de los paí-
ses miembros de la OTAN se ha
observado incluso en la etapa de
distensión. De 104.000 millones de
dólares en 1970, ascendieron a
unos 240.000 millones de dólares
en 1980. En su conjunto, durante
los años 70, los gastos del bloque
para fines militares superaron 1,6
billones de dólares. No obstante,
los EE.UU. insisten en que los alia-
dos continúen aumentando los pre-
supuestos militares (hasta el 4,5%
al año, en términos reales). Se
trata —como dijo el general B. Ro-
gers, comandante en jefe de las
fuerzas armadas integradas de la
OTAN en Europa— no de cifras
«simbólicas», sino que de compro-
misos concretos. La propia Admi-
nistración de los EE.UU. ha de-
clarado que en los próximos cin-
co años serla necesario aumentar
anualmente sus gastos militares,
en términos reales, en un 7%.
Los EE.UU. utilizan ampliamen-
te el mecanismo político-militar de
la OTAN para realizar su política
y estrategia nucleares. A media-
dos de los años 60 fueron creados
ya los correspondientes organis-
mos: e l C o m i t é p a r a l a s
cuestionesde la defensa
n u c l e a r , integrado por los mi-
nistros de Defensa de 12 países
(excepto Francia, Islandia y Lu-
xemburgo), y, en los marcos del
comité, e l G r u p o d e p l a n i -
f i c a c i ó n n u c l e a r , q u e ela-
bora la política del bloque en el
terreno del arma nuclear y los
principios generales de su empleo.
Desde -que empezó a funcionar
el grupo se han aprobado resolu-
ciones muy peligrosas, sobre todo
la de la reducción del «umbral
nuclear» de la OTAN en Europa,
es decir, que el bloque será el
primero en emplear el arma nu-
clear táctica contra los estados
del Tratado de Varsovia. Simultá-
neamente, se simplificó el modo
de aprobar una resolución seme-
jante. Ahora es suficiente para eso
la conformidad de los países que
disponen de municiones nucleares
(es decir, los EE.UU. e Inglaterra),
los países donde está instalada
el arma nuclear y los países des-
de cuyos territorios deberá em-
plearse dicha arma. Con los demás
miembros del bloque se prevé só-
lo realizar consultas «con la ma-
yor anticipación posible», pero no
disponen del derecho de veto. Las
resoluciones mencionadas han
acrecentado el peligro de que se
desencadene un conflicto nuclear.
Es característico el hecho de que
la OTAN haya mantenido una
actitud muy negativa respecto a
la conocida proposición de los
países del Tratado de Varsovia
de que los países participantes en
la Conferencia europea no fueran
los primeros en emplear el arma
nuclear. Cabe señalar también que
los EE.UU. utilizan el grupo de
planificación nuclear no sólo co-
mo canal fundamental en la coor-
dinación de la correspondiente
política del bloque, sino también
como un organismo a través del
cual introducen en la OTAN sus
concepciones estratégicas. Entre
estas últimas se encuentra tam-
bién «la nueva estrategia nuclear»
de los EE.UU., la cual prevé la
posibilidad de realizar una «gue-
rra nuclear limitada» y de ser los
primeros en asestar golpes nuclea-
res contra objetivos militares
y otros situados en el territorio
de la Unión Soviética y de otros
estados.
' Es extremadamente peligroso el
carácter que tiene la resolución
—aprobada por el Consejo de la
OTAN en diciembre de 1979— so-
bre la producción y la instalación
en Europa Occidental de los nue-
vos misiles nucleares norteameri-
canos de alcance medio. Nú obs-
tante el amplio movimiento de
protesta, suscitado en los países
europeos debido a esta resolución,
ella ha sido confirmada en la se-
sión del Consejo de la OTAN, ce-
lebrada en Roma en mayo de
1981. Al mismo tiempo, la sesión
rechazó la proposición, promovi-
da en 'el XXVI Congreso del
PCUS, sobre la moratoria para la
instalación en Europa de nuevos
medios coheteril-nucleares de los
países de la OTAN y !la URSS.
En la sesión de Roma y en las
reuniones de otros órganos diri-
gentes de la OTAN, en particular
del Comité de Planificación Mili-
tar, celebradas en Bruselas, se
anunció el programa de los nue-
vos preparativos militaristas para
los años 1983—1988. Se ha creado,
en particular, un comité especial
para estudiar las necesidades que
tiene la OTAN en «fuerza yiva»,
lo que puede convertirse en un
nuevo paso hacia el aumento nu-
mérico de los ejércitos otanistas.
Los ministros ,de Defensa del blo-
que determinaron asimismo las
«direcciones fundamentales» para
la planificación militar a largo
plazo, incluida la elaboración de
los nuevos sistemas de armas.
Tanto en ¡Roma como en Bruselas
ha vuelto a manifestarse la aspi-
ración a que se confirme el «de-
recho» de los EE.UU. y la OTAN
a injerirse en ,los asuntos de otros
países y pueblos situados fuera de
la zona geográfica del bloque, en
caso de que se cree allí una ame-
naza a los «intereses vitales» de
las potencias imperialistas.
Estas acciones son la continua-
ción de las muchas otras que han
revelado hace tiempo ya la na-
turaleza agresiva, militarista de la
OTAN. El bloque del Atlántico
Norte, controlado por los EE.UU.,
ha actuado a lo largo de toda su
historia como un factor de incre-
mento ide la tensión internacional
y de intensificación de la carre-
ra armamentista. El mecanismo
político-militar del bloque corres-
ponde a este papel. Y esto hay que
saberlo, pues la (tarea promovida
por Lenin de la necesidad de ex-
plicar a las masas « . . . que la gue-
rra es tramada en el mayor se-
creto .. .»3 ;se ha transformado, de
hecho, en la tarea de dar a cono-
cer a las masas el «secreto» en el
que surge la amenaza a la exis-
tencia Ide los pueblos. Surge de
las elaboraciones y los planes
concretos —preparados escrupu-
losamente en los estados mayores
de los países de la OTAN— de
asestar el !«golpe preventivo», el
cual puede adelantarse, supuesta-
mente, al golpe de respuesta. I/a
vida muestra que los cabecillas
del complejo militar-industrial y
sus representantes en la Adminis-
tración ¡de los EE.UU. no quieren
tener en cuenta la voluntad de
paz de los pueblos. No quieren ver
el enorme movimiento antibélico,
los miles de mítines y asambleas,
las resoluciones iy llamamientos y
otras manifestaciones de la opi-
nión popular. Embriagados por el
poder que cayó en sus manos,
poniendo sus (miras en la fuerza,
en las armas de exterminio, se
desentienden de su responsabili-
dad por este rumbo funesto.
Por eso hay que hacer entender
a estos ¡incendiarios de la guerra
que sobre ellos recaerá toda la
responsabilidad por las calamida-
des en las que pueda verse sumi-
da la humanidad. Pasó el tiempo
en que «los todopoderosos», ya
fueran emperadores, presidentes,
cancilleres o führers, desencade-
naban guerras y condenaban al
exterminio a millones de perso-
nas, y ellos quedaban impunes.
Y esto hay que ,recordárselo re-
sueltamente a los actuales demo-
nios de la guerra.
B. HALOSHA
3
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a
ed., Cartago, Buenos Aires, t. XXXVI,
p. 448.
91

EL PENTÁGONO SE LANZA AL ESPACIO
A FINALES DEL AÑO PASADO,
el Primer Comité de la Asamblea
General de la ONU aprobó por
aplastante mayoría una resolución
que exhorta a ¡firmar el Tratado
sobre la prohibición de la instala-
ción de cualquier arma en el es-
pacio. El proyecto de este docu-
mento fue presentado ( por la Unión
Soviética.
Es sintomático que los EE.UU.,
junto con algunos de sus aliados,
se hayan abstenido al votar esta
importante proposición. De ese
modo, han demostrado una vez
más la evidente falta de interés
de crear garantías jurídicas segu-
ras contra el empleo del espacio
en calidad de arena de la carrera
armamentista y como fuente de
agudización de las relaciones en-
tre los estados.
¿A qué se debe esta postura?
Por lo visto, al hecho de que los
EE.UU., con el acuerdo de sus par-
tenaires de la pTAN, están reali-
zando programas militar-espacia-
les y no desean reducirlos.
La nueva prueba es el segundo
vuelo de la nave espacial Colum-
bia, efectuado ¡precisamente cuan-
do sesionaba la Asamblea General.
Al comentar este lanzamiento, los
periódicos y revistas norteameri-
canos han hecho hincapié en sus
aspectos científicos y técnicos, así
como en los desperfectos que obli-
garon a poner fin al vuelo antes
del tiempo previsto. Sin embargo,
El dibujante de la revista Aviation Week and Space Technology, vinculada con el complejo militar-industrial,
ilustró el artículo sobre los planes de crear el arma láser. La inscripción «USA» en el «satélite-asesino»,
armado con un generador de rayos mortíferos, muestra claramente 'quién prepara la guerra en el espacio
cósmico.
92
CORRESPONDENCIA CON LOS LECTORES
no han dado una explicación con-
vincente de por qué será conti-
nuado el i proyecto del costoso
«transbordador», mientras que la
mayoría de los proyectos de la
Administración Nacional de los
EE.UU. para la Aeronáutica y el
Espacio han sufrido la reducción
de las asignaciones realizada por
la Administración Reagan. Sólo al-
gunas publicaciones (incluida, por
ejemplo, la revista Time] señala-
ron la fuerza misteriosa ,que des-
vió el peligro del programa «Spa-
ce Shuttle»: el Pentágono.
Antes de efectuarse el primer
lanzamiento de la Columbia, en
los EE.UU. se escribió mucho y
con franqueza acerca de la orien-
tación militarista de este progra-
ma. La «promesa de silencio», que
tanto desconcierta y que ahora es
respetada por muchos periódicos
y revistas, hace pensar que se
desea reducir el efecto de una
«comparación no deseable» entre
las iniciativas de paz expuestas por
la Unión Soviética y los prepara-
tivos belicistas de los EE.UU. en
el espacio. Al respecto, merece la
pena, por lo visto, recordar al-
gunos hechos de los que la pren-
sa burguesa escribía antes, pero
que ahora ha olvidado.
Según datos que publicó la re-
vista Business *Week antes de rea-
lizarse el primer vuelo de la Co-
lumbia, se supone que no menos
de la mitad de la carga transpor-
tada por naves de empleo múltiple
tendrá designación militar. El pe-
riódico Journal of Commerce and
Commercial comunicó que de los
68 vuelos | planeados para los
«transbordadores espaciales», por
lo menos la tercera parte está
destinada a cumplir misiones di-
rectas del departamento militar.
Bajo la presión del Pentágono
—señalaron la revista Newsweek
y el periódico The New York
Times— fue aumentado el volu-
men de los compartimientos de la
nave, para dar la posibilidad de
instalar allí grandes ingenios es-
paciales de designación militar.
Tales son algunos de los he-
chos. Cuando los desperfectos en
las células que suministran ener-
gía eléctrica obligaron a reducir
el tiempo del segundo vuelo de
la Columbia, se decidió sacrificar
los experimentos científicos y
técnicos. Por Insistencia del Pen-
tágono, como escribió la revista
U.S. News and World Report, las
tareas de los astronautas J. Engle
y R. Truly consistían fundamental-
mente en ensayar el «brazo metá-
lico articulado» de 50 pies; un
manipulador a distancia para po-
ner artefactos en órbita, incluidos
ingenios militares.
¿Qué funciones deberán cum-
plir, según los planes del Pentá-
gono, las naves del tipo Shuttle?
En primer lugar, de transporte y
espionaje. Hoy, en el espacio cós-
mico se encuentran cerca de 100
ingenios norteamericanos de de-
signación militar, ante todo saté-
lites espías. Como señalaron los
periódicos The Christian Sciense
Monitor y Chicago Tribune, con
los transbordadores espaciales el
Pentágono se propone, en el pró-
ximo decenio, duplicar el número
de los ingenios, asi como comen-
zar la construcción de estaciones
orbitales militares con una tripu-
lación permanente de 10 a 14 per-
sonas para controlar mediante el
radar el espacio y la superficie
de la Tierra. Las naves de empleo
múltiple pueden utilizarse en
«operaciones de inspección» con-
tra ingenios espaciales de otros
estados, desviarlos de sus órbitas
o destruirlos.
En los círculos vinculados con
el complejo militar-industrial se
examina también la posibilidad de
utilizar estas naves para poner
en órbita armas de extermino ma-
sivo. En particular —a juzgar por
los datos publicados en el sema-
nario Aviation Week and Space
Technology—, el Pentágono no ha
dejado de lado las esperanzas de
contar con sistemas nucleares en
bases cósmicas: según el plan, del
que se han filtrado algunos datos
que han aparecido en la prensa,
deberán ponerse en órbita, a 200
millas de la Tierra, 125 cohetes
intercontinentales modernizados
Minuteman-2 con ojivas nucleares.
Simultáneamente, está realizán-
dose una amplia preparación para
el posible empleo militar de las
propias naves del tipo Shuttle. Co-
mo señaló la revista Aviation
Week and Space Technology, estas
naves se consideran uno de los
eslabones decisivos en el progra-
ma del despliegue del arma láser,
cuya elaboración se efectúa a rit-
mos acelerados en los laboratorios
de Los Alamos (estado de New
México) y de Lawrence Liwermo-
re (estado de California). La Ad-
ministración del Presidente Rea-
gan —escribió el periódico Boston
Globe— está ¡dispuesta a asignar
los recursos necesarios para que
los EE.UU. sean los primeros ;en
disponer del ¡arma láser cósmica.
En la prensa ¡se han dado a co-
nocer ¡informaciones ¡de que estos
sistemas, ¡ a ; disposición de las
fuerzas 'armadas, |se pondrán en
órbita —valiéndose de Jos «trans-
bordadores espaciales»— a fines
de ¡este ¡decenio o a mediados del
próximo. | de 1967 prohibe poner en órbita
Se dice >que la propia nave Shutt-
le podrá portar el arma láser. La
realidad ide esta perspectiva se
confirma Icón hechos. En el pri-
mer vuelo de ¡la nave Columbia,
junto con John W. Young, |un ve-
terano que voló en las primeras
naves norteamericanas del (tipo
Gemini, se encontraba Robert
L. Crippen, a [quien la agencia AP
denominó representante de una
profesión nueva: astronauta mili-
tar. (El probó el dispositivo de
puntería para el arma láser. Se
planea efectuar el ensayo del rayo
láser durante el cuarto vuelo de
la aeronave. Se adelanta la posi-
bilidad de convertir la nave de
empleo múltiple en portadora ¡del
arma nuclear: algo así como un
«bombardero cósmico».
Preparándose para poner en
práctica sus peligrosos planes, el
Pentágono ¡va adueñándose poco a
poco del programa Space Shuttle.
Como escribiera la revista Aviation
Week and Space Technology, en
el Departamento de las Fuer-
zas Aéreas de los EE.UU. se ha
creado la Dirección del Espacio.
Según datos del periódico The
New York Times, en la base de
las fuerzas aéreas de Vandenburgh
se está creando el centro espacial-
militar del Departamento de De-
fensa, destinado á lanzar planea-
dores cósmicos. Su construcción
terminará en 1984, es decir, cuan-
do salga del taller de montaje la
cuarta nave del tipo Shuttle. Por
último, como comunicó la AP, en
la base de las fuerzas aéreas de
Peterson (estado de Colorado) se
prevé abrir un centro especial de
dirección de vuelos, que deberá
dirigir todas las operaciones mi-
litares en el espacio. En otras pa-
labras, según los cálculos de los
estrategas del Pentágono, hacia
mediados de los años 80 estarán
aseguradas las premisas materia-
les para militarizar el espacio.
CON SUS PLANES, los milita-
res norteamericanos ya hoy están
violando las normas del Derecho
Internacional, los compromisos
contraídos por los EE.UU. Como es
sabido, el Tratado sobre la explo-
ración y utilización del espacio
cósmico para fines pacíficos
(1967) y el Acuerdo sobre la acti-
vidad de los estados en la Luna
y en otros cuerpos celestes (1979)
prohiben crear allí bases, construc-
ciones y fortificaciones, ensayar
cualquier tipo de armas y reali-
zar maniobras. Además, el Tratado
o instalar en el Cosmos cualquier
ingenio que porte el arma nuclear
u otros tipos de armas de exter-
minio masivo. Por último, en el Tra-
tado sobre la limitación de los sis-
temas de defensa anticoheteril,
los EE.UU., igual que la Unión
Soviética, se comprometieron a no
crear, no ensayar y no desplegar
esos sistemas o sus componentes
en el espacio.
Imprimiendo una magnitud nue-
va, cósmica, a la carrera arma-
mentista y atentando contra los
principios jurídicos formulados por
las Naciones Unidas, los EE.UU.
tratan de crear la impresión de
que sus acciones son una medida
forzada, dictada por la aspira-
ción a impedir que ellos queden
a la zaga de la URSS en este ám-
bito.
En cuanto a esto, no hay ni
puede haber hechos, pues la
Unión Soviética, desde que inau-
guró hace un cuarto de siglo la
era cósmica con el lanzamiento
del primer satélite artificial de la
Tierra, hace todo lo posible para
que el espacio cósmico no se con-
vierta en arena de la carrera
armamentista y de la confronta-
ción. Ya en 1958 presentó en la
ONU la proposición de prohibir
el empleo del espacio cósmico con
fines militares. Medidas para li-
mitar la actividad militar en el
cosmos contenía también el
proyecto soviético de Tratado so-
bre el desarme total y completo
(1962). Bajo la presión de los
EE.UU. y de otras potencias im-
perialistas, estos documentos de
importancia internacional no fue-
ron aceptados. Sin embargo, el
Tratado sobre la prohibición de
las pruebas del arma nuclear en
los tres medios (1963), concerta-
do por iniciativa y gracias a los
esfuerzos de la Unión Soviética,
impidió que los círculos milita-
ristas convirtieran el espacio en
un polígono atómico suyo. La
Unión Soviética ha desempeñado
un importante papel en la prepa-
ración y concertación del Tratado
de 1967; en la ONU fue el pro-
motor del Acuerdo sobre la Luna.
También el Acuerdo sobre la pro-
hibición de la instalación de
cualquier arma en el espacio
cósmico está orientado a conti-
nuar esta línea de principios.
No es difícil comprender la
amenaza que supone para toda la
humanidad la conversión del es-
pacio cósmico en arena de la ca-
rrera armamentista y de conflictos
bélicos. Prohibir la instalación de
cualquier arma en el espacio
cósmico es una exigencia vital de
nuestros días.
WALTER YOUNG
93
 co veces, pero eso no dio nin- esos .trabajos comenzaron a rea- encargarse un pequeño «aparta-
/.HAY SALVACIÓN DEL GOLPE NUCLEAR EN UN REFUGIO SUBTERRÁNEO?.. gún resultado. Seguían los dolores
de cabeza, las diarreas y ¡los vó-
lizarse en Bikini. Luego se 'sem-
braron árboles y otras plantas,
mento» subterráneo con una puer-
ta capaz, según afirma la empre-
mitos. La piel se desprendía en que lograron aclimatarse. Todo sa, de «resistir la explosión nu-
tiras, dejando al descubierto la parecía indicar que Jas islas ha- clear» y con una reserva de ví-
Estimados amigos de la Redacción: tadas. Varios centenares de nati- carne viva. ¡Entonces se .ocuparon bían recuperado su anterior as- veres para cuatro años. La firma
En los últimos tiempos a nosotros, habitantes de Europa Occidental, tratan vos fueron embarcados por ¡ la seriamente del tratamiento. ¿Pue- pecto paradisíaco. Sin embargo, Survive Tomorrow Inc., lo que
de convencernos de que es posible sobrevivir a la guerra nuclear. Para ello, fuerza y (trasladados al archipié- de decirse que fue una muestra ese .paraíso guardaba todos los traducido del inglés quiere de-
dicen, basta adquirir un buen refugio, acumular víveres y permanecer dentro de humanismo? 'En lo que respec- horrores ¡del infierno radiactivo: cir «sobrevive mañana», con se-
los terribles minutos, días e incluso meses, y luego «empezar a vivir de nue- lago vecino, donde, diremos de
paso, no les crearon prácticamen- ta a los médicos, puede que sí. cuando a mediados de los años 70, de en La Verkin, estado de
vo». Eso es precisamente lo que dijo en una de sus entrevistas televisadas En un plano más amplio, es muy las palmas cocoteras y los árbo-
para los europeos el tristemente célebre «padre de la bomba de neutrones» te ninguna condición para la exis- Utah, construye simultáneamente
Samuel Cohén: en la tierra, la guerra seguirá su marcha asoladora, y la gen- tencia. dudoso. El humanismo, si fuera les del pan dieron líos primeros 240 refugios de este tipo. Quienes
te podrá permanecer tranquila en los refugios. Los gastos —dijo— ni si- Y sobre Eniwetok y Bikini ¡em- propio de los experimentadores, frutos, resultó que no se podían tienen menos dinero, pueden diri-
guiera superarán los 100 dólares por persona . . . No sé hasta qué punto se pezaron, a partir de entonces, a no les habría permitido olvidar comer. Eran tan radiactivos que girse a la compañía Stormmasster
puede creer en semejantes afirmaciones. Pero en los EE.UU., según tengo en- levantarse nubes en forma de el peligro que entrañaba para los se tuvo |que liquidar no solamen- Tornado Shelter, en Texas. Esa
tendido ya se están construyendo ese tipo de refugios. hongos, producidas por explosio- habitantes de la pequeña isla el te la cosecha, sino también los firma propone miní refugios de
¿Qué podrían decirnos al respecto? Sólo que no mencionen, por favor, a cambio inesperado del viento. ¡Se propios árboles. hormigón de 12 metros cuadrados
Hiroshima y Nagasaki, pues esas ciudades han logrado sobrevivir, no obstante nes ¡nucleares. 'Las pruebas dura-
haber sufrido daños colosales. ron ¡más de diez años. Y ¡no es ca- trataba más ¡bien de proseguir el En las islas de ¡Eniwetok, don- por sólo... 3.495 dólares. Por su-
A. S. sual que hoy ;día en ¡los mapas experimento. El azar puso en ma- de el experimento con la «recul- puesto, para los que acostumbran
Noruega náuticos no aparezcan dos de las nos de los «investigadores» varias tivación» se realizó más tarde, vivir con lujo, se producen refu-
otrora existentes islas del siste- decenas de «conejillos bípedos de fue quitada ¡toda una capa de te- gios más caros. La firma Survival
ma de 'Eniwetok y ¡tres atolones India». ¡¿Acaso podían perder esa rreno de un metro de espesor. La Homes Corporation del estado de
BUENO, pues, no recordaremos ampollas en la piel. También mos- que componían el sistema de Bi- oportunidad?! envergadura de los trabajos la re- Oregón, ha diseñado en los úl-
Hiroshima y Nagasaki. Aunque las traban inquietud los animales do- kini. Las explosiones de potentes Durante 10 años, Jos habitan- vela el (hecho de que sólo de una timos tiempos 20 tipos de refugios
300 mil personas ¡que murieron mésticos; les ¡pasaba lo mismo bombas las han borrado literal- tes de Rongelap estuvieron some- isla fueron retirados 25 mil me- subterráneos con un precio entre
en ambas ciudades '—víctimas de que ¡a las personas, por la tarde mente de la faz de la Tierra. tidos a tratamientos médicos. Mu- tros cúbicos de mantillo, acumu- 100 mil y 180 mil dólares.
sólo dos bombas nucleares, que, del día siguiente, todas las cabras Y ahora, volvamos a los 'acon- chos ya habían muerto. A los que lado durante siglos. El suelo ex-
quedaron vivos les nacían hijos. traordinariamente fértil, en el Empero, le invito ¡ a meditar
según la concepción ¡ moderna, y los cerdos de ¡los isleños esta- tecimientos acaecidos en Ronge- acerca de si no se gastan en vano
eran poco potentes e imperfec- ban muertos, y ( las personas, cum- lap. El 1 de marzo ¡de 1954, ¡bajo A menudo muertos. ¡Al cabo de que, como se dice, no hay más
diez años ilos especialistas deci- que plantar un palo para que todos esos dólares. Huelga hablar
tas—, serán para siempre una ad- pliendo el antiguo rito de sus An- el nombre de «Bravo», se hizo ex- aquí ¡de que científicos serios
vertencia a la humanidad (de los tepasados, esperaban la muerte plotar en .Bikini luna bomba nu- dieron que la isla nuevamente crezca un árbol, fue trasladado
«estaba apta para ser habitada». a la vecina isla de Runit, en la dudan mucho acerca de que las
horrores que puede provocar ,1a tendidas en sus Chozas. clear con una potencia muchas paredes de hormigón de 20 a 30
catástroíe nuclear. Aunque se tra- ¿Qué sucedió con los habitan- veces mayor que el primer arte- A los nativos, junto con los hijos que las explosiones de 20 bombas
que quedaron vivos y nacieron en nucleares habían producido pro- centímetros de espesor de esos
te, estimado lector, de una 'guerra tes de Rongelap? ¿Qué es lo que facto ¡experimentado 'en el ¡desier- refugios ¡estén en condiciones de
«limitada», como le gusta decir a provocó esa enfermedad tan rara? to de Nevada. La bomba, equiva- el exilio, los trasladaron a casa. fundos cráteres. Esos cráteres
fueron llenados con ¡tierra radiac- proteger a la gente de una explo-
la Administración de los aliados Para responder a estas pregun- lente a 15 megatones de TNT, Sin embargo, en su 'isla ¡tampo- sión nuclear. Admitamos que la
de .Noruega en la OTAN. I tas debemos retroceder ¡más de aproximadamente, abrió un crá- co les esperaba nada bueno. La tiva y cubiertos por una capa de
hormigón de 1,5 metros do espe- protejan. Pero, ¿quién se encarga-
Pero no vamos a hablar de esas tres decenios en el tiempo. .Todo ter ¡de £,5 kilómetros de diámetro. gente .seguía muriendo. El polvo rá de «limpiar» la tierra contami-
primeras | ¡explosiones nucleares. comenzó a ¡mediados de los años La nube en forma de hongo al- blanco-amarillento continuaba pro- sor. Runit fue ¡declarada zona pro-
hibida. Los científicos han calcu- nada con polvo y residuos ra-
Remitámonos a otros hechos, que 40, cuando el Congreso de los canzó la altura ¡de 45 kilómetros. vocando tumores malignos y leu- diactivos? ¡¿Quién, a dónde y con
conocemos de los Relatos de quie- EE.UU. asignó nuevos miles de Diez mil kilómetros 'cuadrados ,del cemia, aunque hablan pasado de- lado que en la isla se podrá rea-
nudar la vida ¡dentro de 125 mil qué la retirará? Recuerde que
nes presenciaron los aconteci- millones de dólares para moderni- territorio fueron contaminados en cenios. Los médicos tuvieron que tan sólo en una pequeña isla tu-
mientos 'o ¡participaron ;en .ellos. zar los armamentos, aunque la pocos instantes por la radiación extirpar las tiroides, por comple- años.
Creo que esto ya es la respuesta vieron que ser retirados 25 ¡mil
Hace veintiocho años, en la ¡no- guerra ya había terminado. La in- penetrante. Todo 'eso estaba pre- to o parcialmente, a ;¡la mayoría metros cúbicos de tierra radiac-
che del 2 de ¡marzo de 1954, so- dustria de guerra y los centros visto, pues ise trató de una «prue- de los isleños, pues en esa glán- a su pregunta, ¡de si se puede o
no sobrevivir la guerra nuclear tiva.
bre la (pequeña isla ¡de (Rongelap, de investigación redoblaron, al re- ba nuclear corriente». Sin embar- dula se acumula el yodo radiacti- No es casual que en la Con-
perdida .en medio del Pacífico y cibir una nueva y cuantiosa .in- go, esta vez en ¡los planes de los vo. Y eso que Rongelap nunca fue poniéndose a salvo en un refugio
subterráneo. Pero, ' no obstante, ferencia Internacional «Los médi-
situada a más de /cien kilómetros yección financiera, ;la elaboración «experimentadores» se inmiscuyó objeto de un bombardeo nuclear, cos del mundo están por evitar
al Este del atolón Bikini, se pre- de la nueva arma nuclear. Pero el tiempo: pocos minutos antes de y únicamente se (vio «rozado» por hablemos de este problema más
detalladamente. , la ¡guerra nuclear», celebrada ha-
cipitó uno lluvia muy rara. De la hacía falta probarla en algún lu- la explosión, el viento Norte cam- la nube de polvo radiactivo. ce un afio (en su labor partici-
nube no calan gotas de agua, sino gar. Los generales y científicos, bió hacia el Este. Los meteorólo- Según informaciones de agen-
En Eniwetok y Bikini cayó no cias cablegráficas (utilizo noticias paron más de 100 médicos famo-
una especie de polvo de color dedicados a ese problema, ya te- gos se limitaron únicamente a co- sólo lluvia, sino también explota- sos procedentes de 11 ¡países)2, se
blanco amarillento, parecido a pe- nían cierta noción de las peligro- rregir los mapas, y ni siquiera re- de la CTRi), en los EE.UU. se está
ron bombas. En Bikini, 23; en propagando, en efecto, la epide- haya subrayado que es necesario
queños copos de nieve. Por la ma- sas consecuencias de la radiación pararon en que la nube radiactiva Eniwetok, 43. No es casual que distinguir entre las consecuencias
ñana, cuando despertaron los ha- penetrante, pues ya en Hiroshima pasaría sobre la isla de Rongelap. mia ¡de sicosis masiva: crece el
hasta 1980, ¡los especialistas mi- número de los norteamericanos inmediatas y lejanas de uno gue-
bitantes de la isla, todo estaba cu- y Nagasaki aparecieron, al poco ¡No merecía la ¡pena ¡inquietarse litares y civiles norteamericanos rra nuclear. En las primeras horas,
bierto de ese polvo raro. de terminar lia guerra, hospitales por la suerte de una isla diminu- (algunos cálculos sitúan esas ci-
desembarcaran en algunas de las fras en varios millones) que acu- días y hasta semanas después de
Al principio nadie se inmutó norteamericanos. Los especialistas ta! ' • islas de este 'achipiélago solamen- la explosión, es Inevitable la muer-
de los EE.UU. se ¡dedicaban no mulan víveres y construyen refu-
por lo (sucedido. El polvo se ¡pa- Así ¡comenzó 'la j tragedia de te vestidos con tirajes protectores gios subterráneos. Así es como te masiva de la gente, provocada
recía ¡a un insecticida utilizado tanto a prestar ayuda a .las víc- Rongelap que sigue causando es- especiales y diariamente fueran por la acción simultánea de la
timas de la radiación como a es- se preparan para la catástrofe
por los norteamericanos durante tragos hasta la fecha. Cuando 36 sometidos a reconocimientos mé- nuclear. onda de choque, {la irradiación
la 'guerra ¡y después de ella. .Pero tudiar el efecto de las explosio- horas después de la explosión, en dicos. Allí todo era radiactivo: el térmica y las grandes dosis de
nes nucleares en el organismo hu- la noche ¡del 2 al 3 de marzo de Con eso se benefician los auto-
al ,cabo de unas cuantas 'Jioras, suelo, las ¡piedras, los árboles y res de toda clase de proyectos y radiación penetrante. El número
en Rongelap ¡empezaron a ¡suce- mano. Por eso escogieron para 1954, en la ¡laguna de Rongelap la hierba raquíticos, que habían de las victimas aumentará catas-
las pruebas los atolones Eniwe- la gente de negocios. Ahora bien,
der cosas alarmantes. Los niños ancló ¡un buque norteamericano, crecido después del bombardeo. la huida bajo tierra no cuesta 100 tróficamente por la devastación de
fueron los primeros en sentirse tok y Bikini, dos grupos de pe- los habitantes 'de la isla ya per- En opinión ¡de los especialistas, los edificios y los incendios, por
queñas islas muy alejadas, que manecían tendidos con todos ¡los dolores, como escribe usted ci-
mal. Les dolía ¡la cabeza, (la piel existía solamente una posibilidad tando a Samuel Cohén, sino que la inutilización ¡de los sistemas
se ¡cubrió de granos blancos que los navegantes calificaban de pa- síntomas del grave síndrome ra- de devolver la vida a la isla: eli- que aseguran la vida, incluyendo
raíso verde en medio del Pacífi- resulta mucho más cara. Asi, por
producían un escozor espantoso. diactivo. Claro, fueron evacuados minar todo lo que había sido ¡ob- ejemplo, cada persona que dis- el suministro de electricidad, las
Por la tarde, los síntomas 'de la co. inmediatamente. No les permitie- jeto de la radiactividad. En par- comunicaciones y los transportes,
enfermedad aparecieron también A |las autoridades militares de ponga de 39 mil dólares puede
ron llevarse nada de sus pertenen- ticular, se propuso también reti- 2
Para más detalles véase Revista
en los adultos: diarrea, vómitos, los EE.UU. no les preocupaba mu- cias. Para empezar, las víctimas rar |las tapas superiores del sue- 1
100+1 zahranicní zajímavost, Ns 8 Internacional, Na 12 de 1981. —N. de
insoportables ¡dolores de cabeza y cho 'que las islas 'estuviesen habi- fueron lavadas celosamente cin- lo. A principios de los años 70, de 1981. la Red.

95
así como por la destrucción y
contaminación de los sistemas de
suministro de agua y de víveres.
Las precipitaciones ; radiactivas
producidas por las numerosas ex-
plosiones i nucleares convertirán
en no aptas para ¡la vida a enor-
mes extensiones de la Tierra.
No se puede pensar, como tra-
tan ¡de persuadir a la gente los
apologistas de la guerra nuclear
«limitada», que la catástrofe ató-
mica se logrará mantener en el
marco de una región o un conti-
nente. Con la existencia de más
de 50 mil unidades de arma nu-
clear en los arsenales, se debe te-
ner en cuenta la posibilidad de
explosión de centenares y miles
de bombas, gran parte de las cua-
les superan en muchas veces la
potencia de las bombas que fue-
ron ensayadas en Bikini y Eniwe-
tok. Si se desencadenara una gue-
rra nuclear masiva ¡ entre los
EE.UU. y la URSS, lo más pro-
bable, según los cálculos de la
conferencia mencionada, es que
la población de ambos países su-
fra colosales pérdidas: más de
200 millones de personas perece-
rían y más ¡de 60 millones queda-
POR LA VIDA Y LA LIBERTAD DE LOS PATRIOTAS TURCOS
LA CAMPAÑA de represiones en
Turquía ha alcanzado su apogeo.
Sus víctimas suman ya miles de
patriotas: comunistas, socialistas
y creyentes. La farsa judicial
montada en Estambul contra 52 di-
rigentes de la Confederación de
Sindicatos Obreros Revolucionarios
(DISK), a los que amenaza la pe-
na de muerte, constituye una nue-
va y monstruosa arbitrariedad.
Contra la DISK se ha fabricado
una acusación de centenares de
páginas. Ante los tribunales, la
Junta y sus acólitos dicen que es
una amenaza para el régimen so-
cial existente las manifestaciones
de los trabajadores por la demo-
cracia, organizadas por la Confe-
deración. Una mentira se amonto-
na sobre otra. El fiscal militar,
coronel Süleyman Takkeci, afir-
ma: la DISK «está vinculada» con
el Partido Comunista. Esos víncu-
los no han existido ni existen.
Los comunistas son partidarios re-
sueltos de la independencia orgá-
nica de los sindicatos. Los que
administran el juicio abusivo, vio-
lan las libertades sindicales y de-
mocráticas, tratan de imponer a
los trabajadores la ilimitada hege-
rían mutiladas3. Los recursos mé-
dicos resultarían insuficientes pa-
ra prestar asistencia a las vícti-
mas ¡de la onda de choque, la
irradiación térmica y la irradia-
ción radiactiva. El 80% de los mé-
dicos no sobrevivirían la trage-
dia; quedarían liquidadas el 80%
de camas de los hospitales; las
reservas de sangre, los antibióti-
cos y los medicamentos serían
destruidos o ¡quedaría una canti-
dad insignificante de ellos. Los
alimentos y el agua serían conta-
minados, las precipitaciones ra-
diactivas ¡serían un problema
constante para todos los sobre-
vivientes. Toda clase de enferme-
dades hereditarias, provocadas
por la destrucción ¡del código ge-
nético, el cáncer, la leucemia y
otros males sería el destino de
generaciones4.
43 Ibíd.
Como declarara recientemente el
ya mencionado S. Cohén, en los
EE.UU. ya se está elaborando la
«bomba gamma», aún más mortífera
que las existentes: 100 kilogramos de
uranio bastarán para cubrir con un
«manto radiactivo» el espacio com-
prendido entre Polonia y Portugal y
entre Dinamarca y los Alpes.
CONTRA LA REPRESIÓN Y LAS PERSECUCIONES
monía del Estado burgués reaccio-
nario.
A la Asamblea Consultiva, dócil
al régimen, se le ha propuesto
aprobar una ley draconiana, la
cual, según palabras del ministro
de «Justicia», Cevdet Mentes, se
hace necesaria tan sólo porque
«los actuales castigos no son lo
suficientemente severos y no res-
ponden a las exigencias del mo-
mento». La ley está orientada, ante
todo, contra el prohibido Partido
Comunista.
. La máquina represiva trabaja a
todo vapor. Durante los últimos 16
meses, las autoridades han deteni-
do a 200.000 personas, 80.000 de
las cuales continúan encarceladas.
Centenares de personas fueron
torturadas hasta la muerte, son
sometidos a las represiones repre-
sentantes de la clase obrera, de
los intelectuales y de otras ca-
pas sociales. Se acusa de pertene-
cer al Partido Comunista a 230 pa-
triotas de Golcük, 205 de Ankara
y 86 de Adana, y a todos ellos les
amenaza una condena de hasta 20
años de cárcel. Condenas de 1 a 9
años de prisión fueron dictadas
Por eso, la vía real para sal-
varse del peligro de aniquilación
nuclear, no consiste ¡en construir
refugios, en esconderse bajo tie-
rra. La política del avestruz —me-
ter la cabeza en la ¡arena en ca-
so de peligro— tampoco sirve en
este caso. Existe sólo un camino
para conjurar y eliminar el pe-
ligro que se cierne: luchar contra
la carrera de armamentos nuclea-
res. Ese camino siguen los euro-
peos, ¡que se oponen a que en su
continente sean emplazadas nue-
vas armas nucleares norteameri-
canas de alcance medio. Esta vía
la han escogido los luchadores
por la paz en Escandinavia, que
proponen convertir a Europa del
Norte en una zona desnucleariza-
da. Por ello abogan los partidarios
de la paz en los EE.UU., Canadá,
Japón, en todo el mundo, sin ha-
blar ya de que a eso orientan to-
dos sus esfuerzos los países de
la comunidad socialista.
Espero, estimado lector, que mi
carta le ayude a usted a escoger
ese camino.
MIROSLAV PAVLlK,
periodista checoslovaco
contra 50 dirigentes del sindicato
de maestros. Son encarcelados más
y más periodistas turcos, acusa-
dos de «divulgar propaganda co-
munista». Mencionaremos sólo al-
gunos nombres: Tamer Kayas, de
Poltílka; Candemir Ozler, de Sayas
Yoly («El camino de la Lucha»);
Erhan Tuskan, de Genclik Dünyasi
(«El Mundo de la Juventud»); Be-
rrín Uyar, de Karinlarin Sesi («La
Voz de las Mujeres»). Así es como
en la Turquía de hoy reprimen a
los que se pronuncian por la de-
mocracia, en defensa de los de-
rechos de los trabajadores.
Pero la reacción no logrará po-
ner de rodillas a los fieles hijos e
hijas del pueblo. Ha llegado hasta
millones de corazones el llama-
miento: ¡Libertad para los 52 diri-
gentes de la DISK; libertad para
los demócratas y comunistas que
sufren en las cárceles! En todo el
mundo crece el movimiento de so-
lidaridad con la lucha de los pa-
triotas turcos.
KEMAL KERVAN,
representante
del Partido Comunista de Turquía
en la revista
EL SEXAGÉSIMO ANIVERSARIO DE NUESTRO PARTIDO
(viene de la contratapa)
de anarquía a que había llegado en el funcionamiento
de su economía, de la sociedad y del propio Estado.
Permitirán también que permanezca como un eslabón
firme del socialismo y de la paz en Europa.
Reagan, como portavoz de los imperialistas que fra-
guaron el golpe en Chile, y Pinochet, esbirro suyo, se
muestran escandalizados' por las medidas de salvación
nacional que la situación obligó a adoptar al Gobierno
del general Jaruselski. ]A los chilenos esto nos parece
el colmo de la desvergüenza!
El imperialismo persiste en su política de guerra e in-
tervenciones. Ha llevado a la humanidad a los momen-
tos de mayor peligro que jamás haya conocido. Surge la
amenaza de que desaparezca la vida sobre la Tierra en
un holocausto atómico. Cada comunista, cada demócra-
ta, cada hombre sensato —cualquiera sea el campo ideo-
lógico al que pertenezca— debe levantarse, alzar su
voz, ponerse en movimiento. Hay que ponerle camisa de
fuerza a los dementes que sueñan con una guerra nu-
clear «limitada». Hay que detener la mano de los que
quieren incendiar el mundo. Hay que rodear de la má-
xima solidaridad a los pueblos que están en la mira in-
mediata del imperialismo. Una vez más decimos que
si Cuba o Nicaragua fueran agredidas no nos cruzare-
mos de brazos. Una invasión a estos países será consi-
derada por los pueblos latinoamericanos como una de-
claración de guerra a cada uno de ellos y responderán
al máximo de sus posibilidades.
Ni las prisiones, relegaciones y destierros, ni las tor-
turas y asesinatos han podido ni podrán terminar con el
espíritu de lucha y rebeldía que anima a nuestro pue-
blo. Lo prueban una vez más los heroicos presos polí-
ticos que han estado largos días en huelga de hambre.
Las grandes huelgas que ha habido en el cobre, en el
carbón, en las fábricas textiles, en los puertos y otros
centros proletarios, las protestas y acciones de diver-
sos sectores de capas medias y la valerosa actitud de
miles de mujeres son algunos de los tantos hechos que
muestran que el movimiento obrero y popular ha en-
trado en una etapa superior.
En estos años de dictadura fascista se ha acumulado
en el corazón de los trabajadores y de las masas popu-
lares una carga muy grande de odio. Al pueblo no. se
le podría pedir que ponga la otra mejilla. No la va a po-
ner. Más aún, llegará inevitablemente el día en que la
indignación de las masas se expresará en toda su ple-
nitud sin que haya fuerza, ni siquiera fuerza militar,
capaz de contenerlas y aplastarlas.
El mito de milagro económico se viene abajo. El slo-
gan de la propaganda oficialista «Hoy vamos bien, ma-
ñana mejor» sonó como arpa vieja. Las quiebras de ban-
cos y empresas financieras, industriales y comerciales
y el aumento desorbitado del desempleo muestran que
la economía chilena ha entrado en un nuevo período de
crisis.
El modelo de los Chicago Boys era un gran balurdo.
Ahora, cuando los hechos muestran a la vista de todos
que es en verdad un gigantesco negociado para las mul-
tinacionales y los clanes financieros internos, cuando la
economía hace agua y la cesantía y el hambre azotan
nuevos hogares, el tirano anuncia que este es «un via-
je sin retorno», entrega los recursos del Estado para so-
correr a los ricachones y se empeña en que la crisis la
paguen la clase obrera, el pueblo y el país. Esta es una
política de traición a Chile. Los comunistas llamamos a
luchar contra ella. Hay que poner término al cierre de
fábricas, minas y otras fuentes de trabajo. Hay que co-
locar barreras a la importación de artículos que compi-
tan con la producción nacional. Hay que subsidiar la
producción chilena que no encuentra mercados exterio-
res debido a la actual paridad cambiaría. Hay que re-
ducir los intereses bancarios y entregar crédito barato
a la industria, la minería, la agricultura y el comercio.
Hay que prorrogar el pago de los créditos que abruman
a la producción. La crisis tiene que ser absorbida por
los poderosos y no por el pueblo. Hay que reducir los
gastos que se dilapidan en armamentos y suprimir los
que se destinen a soplonaje y organismos represivos.
Hay que disolver la CNI. Los recursos que se gastan
en la represión deben destinarse a la salud, la educa-
ción y la vivienda. Hay que atender las demandas plan-
teadas en el Pliego de la Coordinadora Nacional Sindi-
cal. En definitiva, hay que terminar con el fascismo
que es la dictadura terrorista abierta al servicio de los
clanes financieros y del imperialismo.
Ha habido momentos en que objetivamente ha exis-
tido alguna posibilidad de despejar el camino con vista
a una salida de amplio consenso no vinculada obliga-
toriamente al uso de la violencia aguda. Las indecisio-
nes, vacilaciones, prejuicios y temores de algunos los
han dejado pasar. La tiranía tuvo tiempo para darle vi-
sos de institucionalidad a su régimen y deshacerse de
opositores declarados o larvados, tanto civiles como mi-
litares.
Ahora el combate se hace más escabroso. La persis-
tencia de Pinochet en seguir hambreando y reprimien-
do a millones de chilenos y la tosudez del tirano en
mantener y continuar a troche y moche una política'
económica nefasta, llevan al pueblo de Chile a buscar,
iniciar y desarrollar su propia rebelión. En estas cir-
cunstancias, los partidos de izquierda consideran ple-
namente legítimo y un deber imperativo que el movi-
miento de masas emplee las más diversas formas de
lucha, pacíficas y violentas, públicas y clandestinas, que
apunten al derribamiento de la dictadura.
Si hay retrasos en la aplicación de uno que otro as-
pecto de esta linea combativa, se trata de una insufi-
ciencia que será superada. La lucha del pueblo seguirá
adelante y abrirá amplia perspectiva de victoria. El Par-
tido y las Juventudes Comunistas, como destacamento
marxista-leninista, se hallan animados de una firme de-
cisión revolucionaria y de la indómita voluntad de ven-
cer.
Reiteramos lo dicho por nuestro Partido en su Mani-
fiesto de septiembre último: «Dependerá de la amplitud,
vastedad y fuerza con que se exprese la rebelión de las
masas, que la salida hacia la libertad no exija un exce-
sivo costo de sangre. Pero dependerá también, y sobre
todo, de los hombres de armas. Durante casi ocho años,
éstos han sido sostén y muchos de ellos agentes de un
régimen de terror. Reclamamos de su parte que recapa-
citen y cambien de actitud».
En su edición del 8 de noviembre último, El Mercu-
rio se jacta impúdicamente del papel que hoy desem-
(sigue a la vuelta)

EL SEXAGÉSIMO ANIVERSARIO DE (MUESTRO PARTIDO
(viene de la vuelta)
peñan las Fuerzas Armadas. Dice con todas sus letras
que «cada incremento de los patrimonios individuales
tiene como base y marco de sustentación la presencia
militar». Así pues, ésta ha servido para el fabuloso
enriquecimiento de los Vial, los Cruzat-Larraín, los
Matte Alessandri, los Edwards y otros clanes y para que
el Banco Central pague ahora, mediante emisiones que
afectan a todos los chilenos, las trampas de los bancos
particulares en bancarrota.
¿Hasta cuándo las Fuerzas Armadas van a cumplir
estos menesteres? ¿Van a permitir que nuevos yaci-
mientos de cobre y de otros minerales se entreguen a
la voracidad del capital extranjero? ¿Van a aceptar que
el Estado se desprenda de puertos, ferrocarriles, cami-
nos, correos y telégrafos para que vayan a parar a ma-
nos de particulares del tipo de los Pirañas? ¿Van a de-
jar que Pinochet continúe poniendo en subasta interna-
cional parte del territorio como ya lo han hecho con
cientos de miles de hectáreas de parques nacionales y
reservas forestales? ¿Van a prestarse para que se sigan
anulando más y más conquistas sociales? ¿Van a des-
cargar sus armas contra las nuevas luchas de los tra-
bajadores que no aceptan la superexplotación a que son
sometidos? Nosotros decimos: El deber de las Fuerzas
Armadas no es "matar ni morir por el fascismo. El dere-
cho del pueblo a la rebelión debiera encontrar eco en
sus filas, contribuyendo así a que la lucha no se plantee
entre civiles y uniformados, sino entre el pueblo de
Chile, de una parte y, de la otra, Pinochet y los grupos
que profitan de la tiranía.
La tarea de acabar con el fascismo es una tarea na-
cional, de todo chileno amante de la libertad y de la
justicia social. Cada uno de ellos tiene el deber de con-
tribuir a que se den más vigorosos pasos en el camino
de la lucha y del entendimiento con vista a establecer
un nuevo régimen democrático. Apoyamos cualquiera
iniciativa unitaria sea cual fuere el nivel, la instancia
o la esfera en que se plantee. No somos contrarios a las
convergencias de partidos o grupos afines. La oposición
tiene sus fuerzas un tanto dispersas y cuanto se haga
por agruparlas y simplificar el cuadro lo estimamos
positivo.
Andrés Zaldívar, que ahora cuida cada palabra para
referirse a ia dictadura, proclama, en cambio, a los
cuatro vientos, que los comunistas no deben integrar
un eventual Gobierno de transición. Su opinión no nos
quita el sueño. En este momento lo principal es echar
a Pinochet y no la cuestión de definir la composición
del futuro Gobierno. Además no estamos dispuestos a
participar en cualquier Gobierno. Y, por último, la pa-
labra valedera la dará en su oportunidad el pueblo de
Chile. Nos pronunciamos, en primer lugar, por la uni-
dad de la clase obrera y el entendimiento del pueblo en
la base. Insistimos en la importancia de fortalecer y de-
sarrollar la unidad de todos los partidos de izquierda
que luchan por derribar el régimen fascista y reempla-
zarlo por una democracia avanzada con la perspectiva
del socialismo. Por eso saludamos como un hecho posi-
tivo la reunión que celebraron en septiembre en Méxi-
co. Continuamos siendo partidarios del acuerdo de la
izquierda con la Democracia Cristiana y demás fuer-
zas opositoras.
Precio 4 Kcs
EDICIÓN CHILENA
revista
TERNACIOIMAL
NUESTRA ÉPOCA N° 3 MARZO 1982
Nuestro Partido, junto a los demás partidos popula-
res, ha demostrado en la práctica ser capaz de organi-
zar, orientar y conducir al pueblo a grandes victorias
como la del 4 de septiembre de 1970. Esta victoria, que
se obtuvo gracias a la movilización combativa de millo-
nes de hombres y mujeres, hizo posible que bajo el Go-
bierno del Presidente Allende se nacionalizaran todas
las empresas de la gran minería del cobre, del hierro y
del salitre, que estaban en manos de los imperialistas
yanquis, las-del carbón y las del cemento, 70 de las más
grandes empresas industriales monopolistas, 16 de un EXPERIENCIA
total de 18 bancos comerciales, el 90% del comercio de
exportación y el 60% del de importación. Se expropia-
ron 6 millones de hectáreas de tierras cultivables, liqui-
DE LA FORMACIÓN
dando por completo el .latifundio. Se produjo una fuerte
redistribución de ingreso en favor de los trabajadores, DE LOS PARTIDOS
se llevó a cabo una amplia labor en las esferas de la
educación, la cultura, la salud y la vivienda. La clase REVOLUCIONARIOS
obrera alcanzó alta participación en la dirección de IHS
empresas y posiciones de Gobierno y, de otra parte, el
país tuvo por fin una política exterior independiente,
EN ÁFRICA
libre de los dictados del imperialismo. Todo esto no hn
pasado al olvido ni se hizo en vano. El pueblo recuerda
y compara. Y así como hay una gran carga de odio i un
tra la tiranía, hay también un alto aprecio, una rrv¡i
lorización de la obra transformadora del Gobierno de la
Unidad Popular. Este es también un factor que pes». I.»
claro es que, unido, el pueblo de Chile puede y < l r h r
QUE OPINAN
echar abajo al fascismo y volver a la senda de l.i h i » ' i
tad y del progreso social. LOS POLACOS
Nuestro Partido-, el Partido de Recabarren, di: l . . i l l n
te y de Pablo Neruda, el Partido del trabajo y lu c n l i u SOBRE LAS
ra, nació de las entrañas mismas de la claso o b i r m , r n
la región 'del salitre, que Francisco Pezoa llamó AMENAZAS DE LA
proba tierra de maldición» en su Inmortal Canta u lu
Pampa.
En las seis décadas de nuestra ya larga luchn li.m < i i
CASA BLANCA
do miles de comunistas. Constituyen un t!|i!iiipl >|"
recedero las vidas de nuestros héroes, < l r A n . i i i . i i n n
Aedo, Bascuñán Zurita, Juan Leiva Tapia, ¡ l ' - i
que Maripe, Ramona Parra, Isidoro C a r r i l l o , l - m i|n
rís, Víctor jara, Marta Ugarte, entre t a n t o s v i . m í n
munistas que entregaron su sangre a i m r \ i i . i i iuM Mu
chos de nuestros compañeros han dcsiiiurri ¡ < i n i
AMERICA LATINA:
ellos el Subsecretario General del Pnrtidn, n m - . t m ijnc
rido', carnerada Víctor Díaz. Es alto el precio (|iir i DIFÍCIL COMIENZO
mos. Cuidamos y cuidaremos la vida de cml.i r o u i | .
ro como el más preciado bien de lu n u t i i i . i : ' DEL DECENIO
nada nos hace ni nos hará vacilar en la lucho nn
estamos empeñados, que es una lucha a n ii*1 •
el fascismo.
Salvador Allende vivió y amó la vida m i i - i ,
Pero —como lo dijera en sus últimos i n o i n r i r
locado en un trance histórico, no vaciló C M I ;.
la suya la lealtad del pueblo al cunl f u e l c . i l EXPRESANDO LAS
último aliento. Este es un ejemplo de d i x n i d n d v '!•
tereza para todos los revolucionarlos r t i i i c n o - . ASPIRACIONES
¡Viva el Partido Comunista de Chilnl DE LOS
¡Con la razón y la fuerza, vencernniiiKl
¡Viva la inquebrantable amistad milrr <-\ r
Comunista de Chile y el Partido
i.. TRABAJADORES
Comunista de la Unión Soviética!
BRASILEÑOS