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Jordi de la Torre
Director técnico de Silita S.L.
www.silita.com
jdelatorre@silita.com
Existe una gran diversidad de materiales que en un momento u otro entran en contacto con
el vino durante su elaboración. Estos se encuentran en forma de recipientes, cañerías y
otros elementos que pueden interactuar con el producto. En este artículo nos centraremos
en los materiales denominados plásticos.
Tanque Sustancias
de que han
poliéster pasado
(mg/kg) (mg/L)
Etanodiol-1,2 2,5 -19 0,064
Dietilenglicol < 1,0 0,008
Trietilenglicol < 1,5 0,007
Tetraetilenglicol < 1,5 0,015
Propandiol-1,2 15 -190 0,001
Propandiol-1,3 1,5 – 9,5 ND
Dipropilenglicol 20,5 0,002
Diacetonalcohol < 1 ND
Fenil-1-
< 0,5 0,002
etanodiol-1,2
Alcohol
< 0,5
bencílico
Ácido benzoico < 1,0 ND
Ácido 2-
< 1,5 0,001
etilenhexílico
Ftalato de
< 0,03 0,0002
dimetilo
Ftalato de
< 0,03 0,002
dibutilo
Benzoato de
< 0,005 ND
etilo
Xilol < 0,005 ND
ND: no detectado. Fuente: Woller, R.; De la Torre, C.: Vino y nutrición, Rubes Editorial, Barcelona, 2004, pág.
64.
Los plásticos son polímeros, es decir, están constituidos por repeticiones de unas unidades
moleculares denominadas monómeros, que en ciertas condiciones se unen para formar
cadenas de miles de unidades. Existen básicamente dos vías para construir estas cadenas:
Esta reacción puede continuar hasta obtener moléculas más grandes mediante adición.
Como se puede observar, para este tipo de reacciones deben estar presentes dobles o
triples enlaces que son los que sirven para hacer crecer el polímero.
Es evidente que los plásticos han encontrado en el mundo del envase y el embalaje una de
sus aplicaciones más notorias. Su resistencia, ligereza y facilidad para adoptar formas
diversas y, en según que casos, su transparencia, han determinado su crecimiento en este
sector. Junto a estas ventajas, también presentan una serie de limitaciones. Debemos
entender los plásticos como una superposición de redes moleculares. Las redes tienen
agujeros, y algunos compuestos son suficientemente pequeños como para atravesar la
pared del envase. Esto hace que los productos que sean muy sensibles a la oxidación, no
sean buenos candidatos para ser envasados en plástico, excepto en determinadas
aplicaciones puntuales.
Todos estos flujos dependen mucho de las concentraciones, la naturaleza del plástico y el
producto envasado, y de factores ambientales como la presión y la temperatura. Existen
maneras de evitar en gran parte estos intercambios, como son la utilización de colorante o
filtros en el caso de la luz, o el uso de envases multicapa (aprovechando que algunos
materiales son más impermeables que otros) o, finalmente, la utilización de secuestradores
de oxígeno. A pesar de todo ello, para cada caso particular se deben estudiar los mejores
sistemas en función del tiempo de vida que se desee dar al producto envasado, su
composición y las condiciones ambientales a las que se verá sometido (fig. 2).
Figura 2. Diferentes flujos, migraciones e interacciones posibles a través de la pared de los envases de
plástico
Hasta ahora, las botellas de plástico para vinos se han utilizad tan sólo como botellas
promocionales, o para los menús de los aviones (botellas de PET o multicapas en base PET
de formato pequeño, 150 mL), o para transportar vinos para el consumo inmediato en
formato de 5 litros. Un caso particular es el uso de envases de cartón, conocidos como
briks, en los cuales la capa interna es de polietileno.
Una aplicación que va en aumento es el uso de tapones sintéticos que imitan al corcho y
elaborados en base a elastómeros. Su composición exacta normalmente es un secreto
industrial sujeto a patente, ya que se prevé un fuerte crecimiento en su uso por parte de la
industria vitivinícola. Otra aplicación tradicional son las juntas de los tapones corona
también fabricados en base a elastómeros. Los depósitos de poliéster y los recubrimientos a
base de resinas epoxídicas pertenecen por si mismos a un mundo diferente, que podría ser
objeto de otro artículo.
En función de cuál deba de ser su aplicación, se pueden incorporar una serie de aditivos a
los productos plásticos. Existe una gran diversidad de estos aditivos con múltiples
utilidades. Entre ellos podemos destacar los antiestáticos, antioxidantes, colorantes,
lubricantes, plastificantes, clarificantes, antibacterianos, secuestradores de oxígeno, y
muchos más.
Migraciones
Sea cual sea el proceso para la obtención de los polímeros, siempre se utilizan unas
condiciones físicas determinadas, unos catalizadores, y en algunos casos una serie de
aditivos para mejorar sus propiedades en función de la aplicación deseada. En los polímeros
de adición por descomposición se pueden liberar monómeros, mientras que en las
reacciones de condensación, debido a la pérdida de átomos, este paso es irreversible y dará
lugar a otros productos en caso de degradación.
Hemos ido comprobando que las sustancias denominadas plásticos son muy complejas y
diversas. Sustancias que han intervenido en el proceso de elaboración de los materiales
plásticos o productos de degradación debidos al procesado de los mismos, pueden llegar a
pasar a los productos alimenticios en contacto con ellos.
Legislación
Los materiales plásticos en contacto con los alimentos deben cumplir unas normas básicas
de seguridad para evitar posibles contaminaciones por transferencia o migración de
componentes que alteren las propiedades o la seguridad del contenido. La lista de
materiales autorizados, así como los límites máximos de migraciones están regulados
mediante la normativa del 22 de febrero del 2003, que desarrolla el Real Decreto 118/2003
de 31 de Enero del 2003.
Como puntos destacados, la normativa establece que los objetos plásticos destinados a
entrar en contacto con los alimentos deberán comercializarse debidamente envasados o
embalados y etiquetados de forma clara, visible, legible e indeleble con la siguiente
información:
· Se debe indicar que el producto es «para uso alimentario», ya sea mediante este escrito
y/o con el símbolo de una copa con un tenedor al lado.
· Las instrucciones de uso del producto, en caso de que el fabricante sospeche que pueda
existir una utilización incorrecta.
· La identificación del fabricante, del transformador o de un vendedor, establecidos por la
Unión Europea.
Conclusión
Como para cualquier otro material, la utilización de los plásticos tiene sus ventajas y sus
inconvenientes, y en cada caso debemos saber para qué y cómo utilizamos estos
materiales. Cuando hablamos de polietileno debemos recordar, por ejemplo, que nos
estamos refiriendo a una gran variedad de productos que tienen propiedades diferentes en
función de la utilidad final. Por tanto, no es lo mismo un polietileno destinado al envasado
de agua (que está diseñado para que no ceda sustancias al líquido), que un polietileno
destinado al envasado de productos químicos, como detergentes, que están diseñados en
función de su resistencia a estos agentes. En cada caso, debemos comprobar que el plástico
que estamos utilizando sea el adecuado a la aplicación que le tenemos destinada.
Naturalmente, en el caso de los vinos, que son un producto alimenticio, todos los materiales
deben de tener su certificado del fabricante en cuanto es apto para este uso. También
puede exigirse un análisis de migraciones por los diferentes medios en que se determina la
migración global.
Es importante, por tanto, destacar que a pesar de todas las informaciones y certificados que
pueda aportar el fabricante de productos plásticos, la responsabilidad sobre el producto
final, el vino, es de la empresa que elabora y envasa ese vino y, en consecuencia, deberá
realizar las pruebas y análisis que considere adecuados para asegurar que su producto no
se verá afectado negativamente, ni organolépticamente ni toxicológicamente, por el uso de
contenedores, envases o utillaje hecho de plástico. Finalmente, en necesario recordar, para
tranquilidad de todo el mundo, que cuando se hacen pruebas toxicológicas y se determina
la dosis diaria admisible de una sustancia, estos análisis se realizan sobre animales de
laboratorio y, en consecuencia, los resultados no son directamente extrapolables al ser
humano.