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OMO DISTINGUIR ENTRE UN PROBLEMA TÉCNICO Y UN DESAFÍO ADAPTATIVO

Los desafíos adaptativos suelen tratarse como si fueran problemas técnicos, y este es el motivo por
el que fracasa más habitualmente el liderazgo. ¿En qué se diferencian?
a.Los problemas técnicos pueden ser muy complejos y de una importancia extraordinaria (como
sustituir una válvula cardíaca defectuosa mediante cirugía), pero tienen soluciones conocidas que
pueden aplicarse con la experiencia actual. Pueden resolverse mediante la aplicación de
conocimiento experto y a través de las estructuras, de los procesos y de los métodos actuales de la
empresa.
b.La única manera de afrontar un desafío adaptativo es modificar las prioridades, las creencias, los
hábitos y las lealtades de las personas. Avanzar requiere ir más allá de cualquier conocimiento
experto, para propiciar el descubrimiento, abandonar algunos hábitos enquistados, tolerar
pérdidas y generar nueva capacidad para seguir prosperando. La figura 2.1 adaptada de Liderazgo
sin respuestas fáciles, presenta algunas de las diferencias entre los problemas técnicos y los
desafíos adaptativos.
Tal y como se muestra en la figura 2.1, los problemas no siempre vienen con una etiqueta que los clasifique
claramente como “técnicos” o “adaptativos”. Cuando se encuentra en el trabajo con un nuevo
desafío, este no viene con una gran inicial T o A pegada. La mayoría de problemas son mixtos, con
elementos técnicos y adaptativos entretejidos.
Un ejemplo doméstico. En el momento de escribir el libro, la madre de Marty, Ruth, goza de una salud
excelente a sus noventa y cinco años de edad. No tiene ni una sola cana, pero se hace mechas para
que se sepa que el negro es natural. Vive sola y sigue conduciendo, incluso de noche. Cuando
Marty viaja desde su casa, en Nueva York, a Cambridge (Massachusetts), para dar clase en la
Facultad Kennedy de Harvard, Ruth suele conducir desde su apartamento en la cercana Chestnut
Hill para cenar con él.
Hace un tiempo, Marty empezó a notar abolladuras nuevas en el coche cada vez que quedaban para cenar.
Una manera de resolver el problema hubiera sido llevar el coche al taller para que arreglaran la
chapa. En ese sentido, la situación tiene un elemento técnico: los expertos del taller de chapa y
pintura pueden usar sus conocimientos y su experiencia para eliminar las abolladuras. Sin
embargo, bajo la superficie también encontraremos un desafío adaptativo. Ruth es la única de
todas sus amistades que sigue conduciendo, y no digamos ya de noche. Para es fuente de un
inmenso orgullo (y comodidad), al igual que el hecho de vivir sola, de no estar en una residencia
asistida, y de seguir funcionando como una persona más o menos independiente. Dejar de
conducir, aunque sólo fuera por la noche, le exigiría una adaptación enorme.
a.La parte técnica es que tendría que pagar taxis, pedir a amigos que la llevaran a los sitios,
etcétera.
b.La parte adaptativa se encuentra en la pérdida que representaría este cambio, la pérdida de una
parte importante de la historia que se cuenta a sí misma sobre quién es como ser humano, es
decir, que es la única persona de noventa y cinco años de edad que conoce que sigue
conduciendo por la noche. Le rompería el corazón, porque le arrebatarían n elemento fundamental
de su identidad como mujer independiente.
a.Abordar el problema como una cuestión meramente técnica arreglaría el coche (aunque solo
temporalmente, ya que es de esperar que las abolladuras aparecerían cada vez con más
frecuencia), pero no resolvería el desafío adaptativo:
b.Remodelar una identidad y encontrar el modo de prosperar a pesar de las nuevas limitaciones.
En el mundo corporativo hemos visto desafíos adaptativos con elementos técnicos importantes en
situaciones como fusiones o adquisiciones de envergadura, que generan enormes dificultades
técnicas, como la fusión de los sistemas informáticos o de las oficinas.
b)Pero verdadera amenaza para el éxito reside en los elementos adaptativos. Cada una de las
entidades previamente independientes ha de renunciar a algunos elementos de su propio ADN
cultural y de sus queridos hábitos, empleos y valores, para crear una empresa única y permitir que
la nueva estructura sobreviva y prospere. Nos llamaron para que ayudáramos en este proceso a
una empresa internacional de servicios financieros donde, varios años después de la fusión, los
vestigios de cada una de las empresas originarias seguían funcionando a su manera, poniendo
impedimentos a la colaboración, a la atención al cliente y a la eficiencia. Cada vez que estaban a
punto de cambiar algo importante para reflejar la identidad única, el lado que sentía que perdía
algo precioso lograba resistirse. El trato implícito está bastante claro: si nos dejáis conservar todo
nuestro ADN, nosotros os dejaremos conservar el vuestro. Solo habían logrado fusionar con éxito
los sistemas informáticos y de comunicaciones básicos, lo que hizo más fácil la vida de todos, sin
amenazar valores ni maneras de trabajar. Otro cliente con una situación parecida es una gran
empresa de ingeniería estadounidense que funciona como un sistema de franquicias. Cada una de
sus oficinas, la mayoría de las cuales proceden de adquisiciones, en lugar de ser propias, funciona a
su manera, a pesar de que la principal línea de producto de la empresa ha pasado a ser un bien de
consumo en masa y de que la autonomía que tan bien ha funcionado en estas pequeñas oficinas
hasta ahora les impedirá ser competitivos en el precio a la hora de intentar cerrar grandes
contratos.
Hemos visto cómo muchos servicios, que antaño eran exclusivos u altamente rentables, pasaban a ser
de alto consumo en segmentos del mundo de los servicios profesionales, como en los bufetes de
abogados, donde forjar relaciones con los clientes ha sido tradicionalmente un valor básico y una
estrategia nuclear y donde, ahora, pasar a competir con el precio ha sido una reelaboración muy
dolorosa de cómo se ven a sí mismos. Sin embargo, al igual que profesionales que antes se
basaban en las relaciones personales afrontan ahora el desafío adaptativo de la masificación de
parte de su trabajo, también se da el proceso inverso en muchas empresas que se habían basado
en un modelo y en una mentalidad comerciales.
En el mundo del tercer milenio cada vez es más plano y está más globalizado, y las innovaciones se
suceden con rapidez, por lo que limitarse a tener el mejor producto en un momento dado no es un
plan sostenible. Por lo tanto, al igual que uno de nuestros clientes, una empresa líder en productos
tecnológicos, estas empresas intentan adaptarse, se esfuerzan por pasar de un entorno basado en
las transacciones, donde los productos se venden, a un entorno basado en las relaciones, en el que
se ofrecen soluciones en función de la confianza y el respeto mutuos.
La necesidad de transformarse está estresando a muchas empresas en todos los sectores desde los
servicios profesionales o al hardware digital. Son empresas que han disfrutado de un éxito enorme
con una línea de producto que ha evolucionado, con equipos comerciales excelentes, y con
estrategias de marketing brillantes.
Al igual que Marty y su madre, los sistemas, las organizaciones, las familias y las comunidades se
resisten a los desafíos adaptativos porque afrontarlos supone una pérdida parcial. En lo esencial,
Ruth está tan apegada a su historia como la empresa recién fusionada: ninguna quiere renunciar a
lo que entienden como sus características de identidad, obviamente, hay veces que el desafío
adaptativo supera nuestras capacidades y sencillamente, no podemos hacer nada al respecto, por
duro que resulte.
La capacidad para responder adaptativamente solemos dejar pasar la oportunidad.
Seguro que conoce el refrán “más vale malo conocido que bueno por conocer”.
En realidad no es cierto. La gente no es tonta, y además le encanta el cambio y lo nuevo cuando sabe
que es positivo. Nadie devuelve un billete de lotería premiado.
La gente no se resiste al cambio en sí, sino a la pérdida. Cuando el cambio implica una pérdida, a sea
real o en potencia, las personas se aferran a lo que tienen y se resisten. Nosotros sugerimos que la
resistencia a la pérdida es el factor común que da lugar al fracaso adaptativo. Por lo tanto, una de
las claves del liderazgo consiste en contar con la capacidad diagnóstica de detectar a que tipo de
pérdida nos enfrentamos en una situación cambiante, desde la vida en sí misma y los seres
queridos, al trabajo, la riqueza, el prestigio, la importancia, la comunidad, la lealtad, la identidad y
la competencia. El liderazgo adaptativo casi siempre implica evaluar, gestionar, distribuir y
proporcionar contextos para pérdidas de manera que las personas puedan superarlas y llegar a un
sitio nuevo.
La adaptación es un proceso de conservación además de un proceso de pérdida. La pregunta es no
solo: ¿a qué debemos renunciar de entre todo lo que nos importa para sobrevivir y avanzar?, sino
también; de todo lo que nos importa, ¿cuáles son los elementos esenciales que debemos
conservar en el futuro porque de otro modo perderíamos valores preciosos y competencias
fundamentales además de nuestra identidad?.
Ayudar a las personas, a las organizaciones y a las comunidades a dar respuestas a estas preguntas tan
complicadas; a distinguir entre el ADN imprescindible y el que debe descartar; y a innovar para dar
lugar a la adaptabilidad organizativa necesaria para prosperar en entornos cambiantes en esto
consiste el liderazgo adaptativo.

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