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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación y


relación con los espacios naturales protegidos

Book · January 2007

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91 280

3 authors:

Luis Carcavilla Jerónimo López-Martínez


Instituto Geológico y Minero de España Universidad Autónoma de Madrid
61 PUBLICATIONS   272 CITATIONS    181 PUBLICATIONS   1,760 CITATIONS   

SEE PROFILE SEE PROFILE

Juan José Durán Valsero


Instituto Geológico y Minero de España
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PUBLICACIONES DEL INSTITUTO GEOLÓGICO Y MINERO DE ESPAÑA

Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y


Serie: CUADERNOS DEL MUSEO GEOMINERO. Nº 7

Patrimonio geológico y geodiversidad:


investigación, conservación, gestión y relación

relación con los espacios naturales protegidos


con los espacios naturales protegidos

L. Carcavilla Urquí,
J. López Martínez y
J. J. Durán Valsero

9 788478 407101

MINISTERIO MINISTERIO
DE EDUCACIÓN DE EDUCACIÓN
Y CIENCIA Y CIENCIA
Patrimonio geológico y geodiversidad:
investigación, conservación, gestión y relación
con los espacios naturales protegidos

Luis Carcavilla Urquí, Jerónimo López Martínez y


Juan José Durán Valsero

Instituto Geológico y Minero de España


Madrid, 2007
Serie: CUADERNOS DEL MUSEO GEOMINERO, Nº 7

PATRIMONIO geológico y geodiversidad: investigación, conservación,


gestión y relación con los espacios naturales protegidos / L. Carcavilla
Urquí, J. López Martínez y J.J. Durán Valsero, eds.- Madrid: Instituto
Geológico y Minero de España, 2007.

360 pgs; 24 cm.- (Cuadernos del Museo Geominero; 7)


ISBN 84-7840-710-1

1. Patrimonio geológico. 2. Geodiversidad. 3. Inventario. 4. Metodología.


5. Parque natural. 6. Conservación. I. Instituto Geológico y Minero de
España, ed. II. Carcavilla Urquí, L., ed. III. López Martínez, J., ed. IV. Durán
Valsero, J.J., ed. V. Serie

551:504

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previo permiso escrito del autor y editores.

Foto de portada: Bloque de granito partido en la Pedriza de Manzanares (Madrid).


Foto: L. Carcavilla

© INSTITUTO GEOLÓGICO Y MINERO DE ESPAÑA


Ríos Rosas, 23 - 28003 Madrid
www.igme.es

NIPO: 657-07-029-4
ISBN: 978-84-7840-710-1
Depósito Legal: M - 41763 - 2007

Fotocomposición: Inforama, S.A. Príncipe de Vergara, 210. 28002 MADRID


Imprime: Ibergraphi 2002, S.L.L. Mar Tirreno, 7 bis. 28830 SAN FERNANDO DE HENARES (Madrid)
“Nuestros proyectos (...) consisten, en tres cuartas partes, en destruir. Hay que cortar este bosque, hay
que entrar a saco en este lago. Se vende este edificio para las piedras, este otro para los plomos. Plantar,
construir y, sobre todo, conservar, en eso nadie piensa... Sin embargo, el patrimonio de los tiempos se
consume. Desheredamos a nuestros hijos de los tesoros de sus padres y, deudores de la naturaleza y de
la humanidad, no dejamos a la posteridad sino esas grandes deudas que pagar”
Louis Ramond de Carbonniéres (1804)

“Thousands of tired, nerve-shaken, over-civilized people are beginning to find out that going to the
mountains is going home; that wilderness is a necessity; and that mountain parks and reservations are
useful not only as fountains of timber and irrigating rivers, but as fountains of life”
Jonh Muir (1916)

“Son los bellos paisajes, ornato de la Tierra, lo que se trata de proteger, como asilos de tranquilidad
y de paz en este turbulento y angustioso vivir de los tiempos modernos; pero no como lugares reservados
a uno solo, a unos privilegiados, sino como lugares abiertos a todos los ciudadanos. Por esto debe ser el
Estado el que cuide de ellos y el que los proteja y el que los tenga a disposición de todos”
Eduardo Hernández-Pacheco (1933)

“Me resulta inconcebible que pueda haber una relación ética con la Tierra sin amor, respeto y admi-
ración por ella y una alta estima de su valor (…) ya que sólo alcanzamos a ser éticos en relación con algo
que podemos ver, sentir, entender y amar, algo en lo que tengamos fe de alguna manera”
Aldo Leopold (1949)

III
AGRADECIMIENTOS

La presente investigación se ha desarrollado a lo largo de varios años desde la Universidad


Autónoma de Madrid y el Instituto Geológico y Minero de España. Son muchas las personas que
nos han ayudado directa o indirectamente, y a todas ellas queremos agradecer su apoyo.
Esta publicación está basada, con algunas adaptaciones, en la tesis doctoral del primero de
los autores, que fue dirigida por los otros dos firmantes y presentada en la Facultad de Ciencias
de la Universidad Autónoma de Madrid en 2006.
Varios de los trabajos que se describen han sido realizados en el Área de Medio Natural de
la empresa TRAGSATEC, por encargo de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de
Comunidades de Castilla-La Mancha. Queremos agradecer a los responsables de ambas entida-
des la autorización para la reproducción de algunos datos, figuras y mapas incluidos en este volu-
men.
De manera especial queremos agradecer a la Dra. Isabel Rábano, Directora del Museo
Geominero, y al Dr. José Pedro Calvo, Director General del Instituo Geológico y Minero de España,
su apoyo para la edición de esta obra.

V
PRESENTACIÓN

El estudio del patrimonio geológico y de la geodiversidad, partes importantes ambos del patrimonio
natural, constituye una de las más novedosas líneas de investigación geológica. Pero a pesar de que su
estudio sistemático sea relativamente reciente, su desarrollo ha sido muy notable y ha adquirido especial
protagonismo desde hace algunos años, debido a que surge como una demanda y necesidad de la socie-
dad, cada vez más concienciada con la conservación del medio ambiente y la Naturaleza. Junto a ello, el
patrimonio geológico y la geodiversidad han sido objeto de atención por numerosos investigadores, tanto
en España como fuera de nuestro país. Las investigaciones realizadas sobre el patrimonio geológico y la
geodiversidad abordan muy diversas temáticas, reflejando la estrecha relación que posee con aspectos cul-
turales, ecológicos, sociales y económicos.
Es evidente que la relación entre geodiversidad, patrimonio geológico y espacios naturales protegidos
es muy estrecha. De hecho, el patrimonio geológico jugó un importante papel en la declaración, a finales
del siglo XIX, de las primeras áreas naturales protegidas del mundo, al igual que ocurrió en España a prin-
cipios del siglo XX. En las últimas décadas, la creciente sensibilidad social hacia la conservación del medio
natural ha propiciado la declaración de numerosos espacios naturales protegidos así como la promulga-
ción de normas legales de marcado carácter conservacionista. Sin embargo, estos hechos positivos no
siempre han venido acompañados de la suficiente atención hacia el patrimonio geológico y la geodiversi-
dad, que -a menudo han quedado relegados a un segundo término. En los próximos años deberá poner-
se fin a esta situación, para lo que es necesario una importante labor de puesta en valor y concienciación,
no sólo de la comunidad científica y conservacionista sino de la sociedad en general.
Los contenidos del presente libro pretenden servir de referencia metodológica para la realización de
estudios rigurosos sobre el patrimonio geológico y la geodiversidad. Basado en la aplicación práctica de
los esquemas propuestos, busca unificar criterios y diseñar esquemas metodológicos que, de manera gene-
ral, puedan ser aplicados a cualquier territorio. Para ello, abarca el estudio y gestión del patrimonio geo-
lógico en todas sus facetas, desde la inicial labor de inventario hasta la divulgación de su valor hacia un
público no especialista en temas geológicos. En la primera parte del libro se desarrollan aspectos teóricos
del patrimonio geológico y la geodiversidad, mientras que la segunda parte se dedica a desarrollar aspec-
tos relacionados con la conservación, gestión y divulgación, interrelacionando los aspectos teóricos pre-
viamente desarrollados. Se analizan también algunos aspectos que previsiblemente marcarán el desarro-
llo de los estudios de patrimonio geológico y geodiversidad en el futuro, como pueda ser el diseño de
Planes de Conservación específicos o la creación de Geoparques.
El Instituto Geológico y Minero de España (IGME) fue el núcleo a partir del cual se desarrollaron los
primeros trabajos de patrimonio geológico en España, especialmente debido a la labor del Dr. Emilio
Elízaga. Estos estudios, realizados a finales de la década de los años setenta y principios de los ochenta,
poseían un planteamiento pionero que ha sido utilizado como modelo en muchos otros países. Desde
entonces, el IGME ha seguido impulsando el estudio del patrimonio geológico, ya sea mediante la reali-

VII
zación de proyectos, organización de simposia, participando y representando a España en foros interna-
cionales, apoyando decididamente a las sociedades científicas dedicadas a su estudio o editando publica-
ciones específicas. De hecho, con la publicación de esta obra metodológica de síntesis se quiere dar un
paso más en esta decidida voluntad de apoyo al estudio del patrimonio geológico y de la geodiversidad,
con el ánimo de que más investigadores se sumen a esta interesante y necesaria línea de trabajo. Porque,
a pesar del largo camino recorrido, la geoconservación requiere de la potenciación de su estudio e implan-
tación, y que más investigadores y profesionales se sumen a la labor de estudio, conservación y divulga-
ción del patrimonio geológico y la geodiversidad.

José Pedro Calvo Sorando


Director General del
Instituto Geológico y Minero de España

VIII
ABSTRACT

The present work analyses the concepts of geological heritage and geodiversity, to propose methods
for their investigation, conservation and management. The close relationship of both subjects with natu-
ral protected areas is approached as well as the current status of protection of geological features in Spain.
The objective is to supply a broad view of geological heritage and geodiversity, by first analyzing sep-
arately the different aspects of their study and relate them afterwards to propose an integrated manage-
ment system. For this purpose, inventories of geological heritage as well as others management and con-
servation studies have been carried out. These studies, jointly with existing works by different authors,
allow the compilation of a proposal for the study of geological heritage and geodiversity. The proposal
includes inventory and evaluation of the individual elements, analysis of the conservation context and con-
siders also outreach and possible alternatives of use.
Scientific, technical, cultural, social, economic and conceptual aspects locate management and, in par-
ticular, conservation problems of geological heritage in a general context and have been analysed to this
purpose. They have been considered for designing a study method based on the following phases: cata-
logue (inventory and classification), evaluation and selection. Each of these phases is susceptible to be
developed following different methods according to the study objectives. However, a general study pro-
cedure is proposed being its adaptation possible to particular cases. The procedure consists in independ-
ent and connected studies of the intrinsic value, potential use and degradation risk of the geological her-
itage elements of a territory.
A methodological proposal for geodiversity study is developed in this work, considered as the occur-
rence, abundance and distribution of previously defined geological classes based primarly on lithological,
stratigraphical and geomorphological criteria. Relationship of geodiversity with biodiversity and with the
geological heritage are considered, taking into account their connections and common management in
many cases.
The final aims of geological heritage and geodiversity management are an effective conservation and
an appropriate valuation. Geoconservation management problems are outlined, particularly protection
issues, which should be approached, due to conceptual and pragmatic reasons, linked to an environmen-
tal conservation context. A geoconservation system is proposed integrating intrinsic characteristics, fragili-
ty of the elements to be conserved and threats that can produce degradation at different scales.
Examples of outreach activities linked to the geological heritage and geodiversity in Spain are
described as an additional phase included in their management. The bases for actions of this type are
described, especially in relation to the interpretation of the involved elements.
After analysing the mentioned aspects, a management system integrating them is proposed based on
the design of comprehensive management plans that will take into account the main characteristics of the
geological heritage and geodiversity of the territory, and that addresses the actions to implement for assur-
ing its conservation and valuation.

IX
X
ÍNDICE

Pág.
PARTE I. INTRODUCCIÓN

Capítulo 1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.2. Organización de la obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.3. Antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

PARTE II. PATRIMONIO GEOLÓGICO

Capítulo 2. Estudio del patrimonio geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15


2.1. Definición y conceptos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
2.1.1. Definiciones de patrimonio geológico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
2.1.2. Otros conceptos relacionados con el patrimonio geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
2.1.3. Puntos de interés geológico y términos similares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
2.1.4. Georrecursos culturales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
2.2. Antecedentes sobre el estudio del patrimonio geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
2.3. Características del patrimonio geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
2.4. Objetivos, interés y aplicaciones del estudio del patrimonio geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
2.4.1. Patrimonio geológico y patrimonio cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
2.5. Métodos de estudio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58

Capítulo 3. Catalogación del patrimonio geológico: inventarios de puntos de interés. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61


3.1. Los inventarios como sistema de catalogación del patrimonio geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
3.2. Fases en la realización de inventarios de puntos de interés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
3.2.1. Recopilación bibliográfica y documental . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
3.2.2. Síntesis geológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
3.2.3. Identificación de puntos de interés geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
3.2.4. Clasificación, valoración y selección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
3.3. Aspectos previos a considerar en los inventarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
3.3.1. Delimitación del área de estudio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
3.3.2. Escala . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
3.3.3. Tipología de elementos a inventariar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
3.3.4. Representación cartográfica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
3.4. Tipos de inventarios y sistemas de selección de puntos de interés geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
3.4.1. Inventarios de reconocimiento. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
3.4.2. Inventarios sistemáticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
3.4.3. Inventarios sistemático-temáticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
3.4.4. Inventarios de reconocimiento avanzado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
3.5. Clasificación de los puntos de interés geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
3.6. Inventarios en diferentes ámbitos territoriales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
3.7. Fichas descriptivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98

XI
Capítulo 4. Valoración y diagnóstico del patrimonio geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
4.1. Aspectos a valorar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
4.1.1. Aspectos relacionados con el valor intrínseco de los puntos de interés geológico . . . . . . . . . . . . . . . 102
4.1.2. Medida de la subjetividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
4.1.3. Estimación del valor estético y escénico de un punto de interés geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
4.2. Otros parámetros a valorar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
4.2.1. Potencialidad de uso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
4.2.2. Riesgo de degradación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
4.3. Sistemas de valoración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
4.3.1. Escalas de importancia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
4.4. Revisión de la selección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
4.5. Diagnóstico del patrimonio geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127

PARTE III. GEODIVERSIDAD

Capítulo 5. Geodiversidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133


5.1. Origen del concepto y definición. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
5.2. Estudio de la geodiversidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
5.3. Relación entre geodiversidad y patrimonio geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
5.3.1. Geodiversidad y representatividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
5.3.2. Diferencias entre geodiversidad y patrimonio geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
5.3.3. Relación entre el patrimonio geológico y la geodiversidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
5.4. Relación entre geodiversidad y biodiversidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
5.5. Relación entre geodiversidad y paisaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145

Capítulo 6. Estudio de la geodiversidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147


6.1. Aspectos previos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
6.2. Definición de la muestra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
6.2.1. Delimitación del área de estudio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
6.2.2. Escala . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
6.2.3. Cartografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150
6.2.4. Tipología de elementos a inventariar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150
6.3. Definición de clases de geodiversidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
6.3.1. Clasificación inicial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
6.3.2. Aspectos de selección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
6.3.3. Ponderación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
6.4. Análisis de la geodiversidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
6.4.1. Abundancia: geodiversidad intrínseca. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
6.4.2. Frecuencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154
6.4.3. Distribución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
6.4.4. Otros parámetros: gradientes de geodiversidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
6.5. Patrones de geodiversidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
6.5.1. Ejemplos de paisajes geológicos en relación a los patrones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164
6.6. Geodiversidad y patrimonio geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167

XII
PARTE IV. CONSERVACIÓN, ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS Y GESTIÓN DEL PATRIMONIO
GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Capítulo 7. Conservación del patrimonio geológico y de la geodiversidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171


7.1. Principios y conceptos básicos de geoconservación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171
7.1.1. Los orígenes de la geoconservación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171
7.1.2. Principios básicos de geoconservación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
7.1.3. Conceptos de geoconservación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178
7.2. Vulnerabilidad y riesgo de degradación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185
7.2.1. Medida de la vulnerabilidad y del estado de conservación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 186
7.2.2. Factores externos del riesgo de degradación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189
7.2.3. Medida del riesgo de degradación y del estado de conservación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191
7.2.4. Aplicaciones en geoconservación de la medida del riesgo de degradación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
7.3. Capacidad de carga, umbrales y límite de cambio aceptable . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 194
7.4. Amenazas para la geoconservación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197
7.4.1. Uso público y turismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201
7.4.2. Coleccionismo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203
7.4.3. Casos extremos: vandalismo y expolio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203
7.5. Restauración de zonas degradadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206
7.5.1. Ejemplos de recuperación de zonas degradadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 208
7.6. Seguimiento y control: geoindicadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 210
7.6.1. El seguimiento y control de recursos geológicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 211
7.6.2. Geoindicadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 212
7.6.3. Aplicación del seguimiento y control en geoconservación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213
7.6.4. Limitaciones del seguimiento de recursos geológicos y de los geoindicadores en
geoconservación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215
7.6.5. El proceso de seguimiento y control . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216
7.6.6. Sistemas de análisis a partir de los geoindicadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 218
7.7. Geoconservación y desarrollo sostenible . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 218

Capítulo 8. Patrimonio geológico, geodiversidad y espacios naturales protegidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223


8.1. Geología en el origen del concepto de espacio natural protegido. Los inicios de la protección
de los elementos geológicos en España. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223
8.2. Los espacios naturales protegidos: la protección como herramienta de geoconservación . . . . . . . . . . . . . . . 229
8.3. Legislación sobre espacios protegidos y geología en España. Tipologías de figuras de protección . . . . . 234
8.3.1. Legislación básica de ámbito nacional sobre conservación de la naturaleza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 234
8.3.2. Figuras de protección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 236
8.3.3. La figura de monumento natural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241
8.3.4. Categorías de ámbito internacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247
8.4. La geología en el proceso de declaración de un espacio natural protegido. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249
8.5. El análisis del patrimonio geológico como herramienta para la declaración de espacios naturales
protegidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249
8.6. La geodiversidad como base para la creación de redes de espacios naturales protegidos . . . . . . . . . . . . . . 252
8.7. El análisis del patrimonio geológico y de la geodiversidad en los espacios naturales protegidos . . . . . . . 252
8.8. La protección en el contexto general de la geoconservación. Conservación al margen de los
espacios naturales protegidos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 254

XIII
Capítulo 9. La divulgación del patrimonio geológico y de la geodiversidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
9.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
9.2. Conceptos básicos: la interpretación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263
9.3. La divulgación como herramienta de gestión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 268
9.4. Planificación de la divulgación: los programas interpretativos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269
9.5. Sistemas de interpretación. Recursos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 272
9.6. Experiencias en el campo de la divulgación del patrimonio geológico y de la geodiversidad . . . . . . . . . . . 276
9.7. Itinerarios de interpretación geológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 278
9.7.1. Generalidades acerca de los itinerarios geológicos interpretativos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 278
9.7.2. Metodología general para el diseño de itinerarios geológicos interpretativos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 280
9.7.3. El ejemplo de las rutas geointerpretativas del Parque Natural del Alto Tajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281

Capítulo 10. Gestión del patrimonio geológico y de la geodiversidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285


10.1. El patrimonio geológico y la geodiversidad en el marco de otros programas sectoriales . . . . . . . . . . . . . . . 285
10.2. Unidades de gestión. El patrimonio geológico y la geodiversidad como criterios de zonificación . . . . . . 286
10.3. El patrimonio geológico y la geodiversidad como recursos. Geoturismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 288
10.3.1. Geoparques . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 294

PARTE V. DISCUSIÓN FINAL Y CONCLUSIONES

Capítulo 11. Discusión final . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 299

Capítulo 12. Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 323

PARTE VI. BIBLIOGRAFÍA

Capítulo 13. Referencias bibliográficas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 329

Capítulo 14. Referencias digitales ..................................................................................... 345

ÍNDICES Y ANEXOS

Índice de acrónimos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 351


Anexo 1. Resumen de la creación, estructura y objetivos del proyecto Global Geosites . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 353
Anexo 2. Declaración internacional sobre los derechos de la memoria de la tierra
(Digne, Francia, 1991) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 355
Anexo 3. Declaración de Girona sobre el patrimonio geológico (1998) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 356
Anexo 4. Declaración de Madrid. 25 de noviembre de 1999 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 358
Anexo 5. Recomendaciones (Rec 2004-3) del consejo europeo para la conservacióndel patrimonio
geológico y de las áreas de interés geológico. 5 de mayo de 2004. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 359
Anexo 6. Declaración de Braga. 16 de septiembre de 2005 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 360

XIV
PARTE I

INTRODUCCIÓN
©Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, 2007.
ISBN: 978-84-7840-710-1

CAPÍTULO 1

INTRODUCCIÓN

1.1. INTRODUCCIÓN

El estudio del patrimonio geológico y de la geodiversidad figura entre las más recientes áreas de inves-
tigación incorporadas al ámbito de la geología, siendo resultado de una nueva manera de entender el
papel del hombre en su relación con la Tierra.
Habitualmente se considera que el inicio de la Geología como ciencia moderna fue la publicación en
1830 de la obra Principles of Geology, de Charles Lyell (1797-1875). Lyell aportó el método científico que
la geología necesitaba para equipararse a la química y la física (Virgili, 2003), apoyándose en trabajos
anteriores de otros investigadores como Hutton (1726-1797), Playfair (1748-1819), Werner (1749-1817)
y Smith (1769-1839). Sin embargo, más que el afán científico, el verdadero detonante que impulsó el naci-
miento y desarrollo de la geología fue la exigencia durante la Revolución Industrial de un aparato teórico
que permitiera la predicción de la localización de nuevos recursos minerales, al margen del azar y de la
explotación de los yacimientos ya conocidos (Álvarez Muñoz, 2002). Así que el inicio de la geología se rela-
ciona con las prácticas mineras, y en especial, con las del carbón.
En los poco más de 200 años de historia de la ciencia geológica como tal, mucho han cambiado los
planteamientos de los geólogos y de la sociedad en general. La Geología es actualmente una ciencia
mucho más compartimentada, con numerosos campos de especialización. Frente al inicial enfoque pro-
ductivista, actualmente la Geología abarca muchos otros campos que incluyen desde el estudio de otros
planetas (la Planetología ha “dejado pequeña” la denominación de Ciencias de la Tierra) hasta el análisis
de la relación entre los procesos geológicos y el hombre. De esto último se ocupa la Geología Ambiental,
centrada en tres aspectos básicos: recursos, riesgos e impactos. En realidad, la Geología Ambiental tam-
bién surge como resultado de una necesidad de la sociedad (que es el verdadero motor de avance), pero
en este caso en vez de ser estrictamente productiva, se refiere al estudio de los sistemas ambientales con
vistas a la comprensión del medio ambiente (Ayala y Jordá, 1988), en especial para la resolución de pro-
blemas ambientales que afectan al hombre. Es decir, se centra en la relación entre el hombre y el medio
que le rodea, optimizando el uso y el aprovechamiento sostenible de los recursos, evitando y previniendo
riesgos para la población, y minimizando la degradación del medio ambiente.
La Geología Ambiental se apoya en una nueva corriente ética que surgió a finales del siglo XIX y prin-
cipios del XX, que planteaba la relación entre el hombre y el medio natural. Frente a la visión antropo-
céntrica e instrumental que había dominado en la cultura occidental durante muchos siglos, surgieron,
sobre todo en Estados Unidos (aunque en España tuvieron rápido reflejo), iniciativas particulares que abo-
gaban por un planteamiento más respetuoso, integrando al hombre dentro del sistema natural y asignan-
do valor a los elementos naturales por el mero hecho de existir y no por el provecho que de ellos se podía
obtener. Poco a poco estas iniciativas fueron extendiéndose, ya que muchos de los que las promovieron
fueron personas altamente influyentes en la sociedad del momento, y se vieron plasmados en la declara-
ción de los primeros espacios naturales protegidos.

3
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Con el paso del tiempo, esta nueva percepción ha ido calando en la sociedad, que ya considera un
derecho, una necesidad y un deber proteger el medio ambiente, promover un desarrollo sostenible y dejar
para las generaciones futuras un entorno bien conservado. La Geología Ambiental ha evolucionado para
dar lugar a lo que se denomina Geología Ecológica (Durán et al., 1998a), menos instrumentalista aún y
en la que el hombre deja de ser el protagonista. Más que una disciplina científica se trata de una conducta
con un importante trasfondo filosófico, que busca desde el conocimiento geológico promover la conserva-
ción de los recursos naturales y la adecuada gestión de los mismos. En este contexto se sitúa el estudio
del patrimonio geológico y de la geodiversidad, así como otras prácticas estrechamente relacionadas como
la geoconservación.
Por lo tanto, el estudio del patrimonio geológico y de la geodiversidad se enmarca en un complejo con-
texto como resultado del origen del propio concepto y de la estrecha relación con otras disciplinas. Su inte-
rés sobrepasa en muchas ocasiones el aspecto geológico e incluso el científico, y constituye un importan-
te recurso didáctico, además de tener importantes connotaciones culturales. Lejos de ser algo teórico,
posee una notable aplicación e incluso un aprovechamiento potencial (y real) que hace que pueda servir
como motor del desarrollo socioeconómico local.
En el concepto de patrimonio geológico se reúnen aspectos científicos, técnicos, culturales, económi-
cos, estratégicos, recreativos, sociales. Incluso éticos y filosóficos, ya que lo relacionado con la conserva-
ción de la naturaleza posee un profundo trasfondo ético y un desarrollo filosófico importante cuyo cono-
cimiento se hace fundamental para entender su significado. Por ello, en esta publicación no se expone y
discute sólo de Geología, sino de muchos otros asuntos que sirven para enmarcar y comprender el origen,
la importancia y trascendencia de los conceptos de patrimonio geológico y geodiversidad.
Tanto el patrimonio geológico como la geodiversidad son dos términos que tienen actualmente cierto
éxito. Desde hace unos años proliferan las publicaciones referidas a alguno de los aspectos con ellos rela-
cionados, y su difusión es cada vez mayor. Si bien en algunos círculos geológicos fueron tratados con poco
respeto porque se les achacaba escaso rigor, con el paso del tiempo se ha podido comprobar cómo la
demanda de su estudio va en aumento. Este trabajo pretende contribuir, desde la experiencia acumulada
en investigaciones referidas al patrimonio geológico, a desarrollar una metodología de estudio del mismo.
La posibilidad de aplicar los modelos teóricos a la realidad de diversos lugares, ha permitido obtener una
visión global suficiente como para afrontar la realización de la presente obra.
Al llevar a cabo de manera directa diversos trabajos en el ámbito del patrimonio geológico, hemos
apreciado que no existe un esquema de estudio y gestión universal. Pero también se ha podido observar
que es posible diseñar un esquema general, que lejos de ser un modelo rígido, puede servir de guía en la
mayoría de ellos. Con esta intención, en este marco de referencia y con el deseo de que esta investigación
alcance la máxima difusión posible para que su posterior discusión crítica por todos los interesados en el
patrimonio geológico, se desarrolla a continuación el contenido de esta obra.
A partir de estas ideas, la presente obra busca proporcionar una visión global del patrimonio geológi-
co y de la geodiversidad, analizando y relacionando los diferentes aspectos de su estudio y gestión, inclui-
dos los desarrollos recientes y las posibilidades futuras. Para ello, se han estudiado de manera indepen-
diente cada uno de los aspectos relacionados con el patrimonio geológico, para posteriormente relacio-
narlos, con el ánimo de proponer sistemas concretos para su estudio, conservación y gestión que sean apli-
cables, como esquema general, en cualquier territorio. Es decir, una propuesta de un sistema de gestión
integral del patrimonio geológico y de la geodiversidad, basado en el inventario, análisis, conservación,
protección y divulgación.

4
INTRODUCCIÓN

1.2. ORGANIZACIÓN DE LA OBRA

La presente obra corresponde a un resumen y adaptación de la primera tesis doctoral realizada en


España en relación a la metodología y estudio del patrimonio geológico (Carcavilla, 2006b), que fue pre-
sentada en el Departamento de Química Agrícola, Geología y Geoquímica de la Facultad de Ciencias de la
Universidad Autónoma de Madrid. Tiene como objetivo principal la propuesta de un esquema general para
la gestión del patrimonio geológico y la geodiversidad. Si bien tiene un importante desarrollo teórico, la
discusión y propuesta de los modelos tienen su fundamento en una amplia experiencia práctica.
Precisamente por tratarse de una propuesta metodológica de aplicación general, no se describe el patri-
monio geológico ni la geodiversidad de ningún lugar en concreto. Por lo tanto, no hay un ámbito de estu-
dio definido, sino que se aprovechará los numerosos estudios previos realizados para ilustrar diferentes
casos, apoyar las propuestas y discutir las actuaciones realizadas y decisiones adoptadas en cada caso. En
total se mencionan más de 400 lugares concretos repartidos por todo el mundo aunque, como es lógico,
predominan los españoles. Para ello, se ha contado con la amplia y variada experiencia propia y con abun-
dante bibliografía referida a diferentes lugares de España y del extranjero.
La presente publicación está organizada de manera que no empieza con un capítulo en el que se sitúe
el marco general de la investigación y se expongan los aspectos metodológicos, sino que éstos se irán des-
arrollando en los diferentes capítulos al hilo de la exposición. Además, se apoya en conceptos básicos
aspectos ajenos a la geología, como pueden ser la biología, sociología, y educación ambiental. Aunque no
se profundizará en todos estos aspectos, se hará referencia a ellos y a otros adicionales; la experiencia acu-
mulada en estas materias se considera imprescindible para conseguir el desarrollo mostrado. En general
son muy amplios los aspectos analizados en el estudio del patrimonio geológico (Fig.1). En la presente
obra se pretende dar una visión global de ellos, profundizando en los más importantes de cara a la con-
servación y gestión.

METODOLOGÍA INVENTARIOS GESTION

– Marco conceptual y filosófico – Diferentes sistemas de inventario – Planes, sistemas y proyectos de gestión
– Definiciones – Con límites naturales o de otro tipo – Planes y programas internacionales
– Métodos de estudio – Sistemas de clasificación y catalogación – Planificación: de la escala local a la nacio-
– Sistemas de valoración nal
– Diagnostico

GEOCONSERVACIÓN
LEGISLACIÓN Y PROTECCIÓN ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS
– Principios básicos, geoconservación en el
– La protección como herramienta de – Relación entre patrimonio geológico y ENP
marco de la preservación del medio natural
– Leyes especificas – Puntos de interés incluidos en ENP
– Establecimiento de medidas correctoras
– Relación con otras normativas – Propuesta de declaración de nuevos espa-
– Estimación de factores que participan en el
– Directivas europeas y programas cios
riesgo de degradación
internacionales
– Recuperación de zonas degradadas
– Diseño y aplicación de geoindicadores
– Diseño y desarrollo de planes de conserva-
ción

DIVULGACIÓN Y DIFUSIÓN TURISMO Y DESARROLLO

– Teoría de la divulgación y patrimonio geológico – Relación con el ecoturismo


– Diseño de iniciativas didácticas y educativas – El patrimonio geológico como recurso social y
– Diseño de actividades interpretativas económico
– Divulgación y difusión como sistema de gestión y – Nuevas formas de desarrollo
conservación

Fig. 1. Principales líneas de investigación en trabajos de patrimonio geológico

5
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Para hacer más fácil la lectura, se ha preferido separar la definición y métodos de estudio del patri-
monio geológico de los de la geodiversidad, de manera que serán tratados en capítulos diferentes. Al des-
arrollar los aspectos de conservación protección, divulgación y gestión, al estar estrechamente relaciona-
dos, sí se tratan conjuntamente el patrimonio geológico y la geodiversidad.
Al hablar de patrimonio geológico y geodiversidad se entiende que el ámbito de estudio es funda-
mentalmente geológico. Esto parece obvio, pero se quiere matizar que dentro del patrimonio geológico, el
patrimonio paleontológico. Aunque se discutirán ciertos aspectos relacionados con la Paleontología (y
cuando se discute acerca del patrimonio geológico y la geodiversidad nos referimos a ambas en el senti-
do más amplio de los dos términos), se asume que algunas de las afirmaciones incluidas en la obra pue-
den no ser del todo aplicables al patrimonio paleontológico.
Los trabajos prácticos en los que se sustenta la presente investigación han requerido un importante
desarrollo metodológico previo, para lo cual ha sido fundamental revisar la bibliografía y estudiar y cono-
cer otras experiencias similares realizadas en otros lugares de España y del extranjero. Los estudios pro-
pios se han centrado en el análisis y gestión de la geodiversidad y del patrimonio geológico en diferentes
ámbitos territoriales, con una amplia distribución nacional (Fig.2).

0 km 200 km

Inventario de puntos de interés geomorfolbgico de la provincia de Albacete


Comarca del Alto Gallego (Huesca)
Municipio de Galapagar (Madrid)
Área de estudio del P.O.R.N. de la Serranía de Cuenca (Cuenca)
Área de estudio del P.O.R.N. de la Sierra de Ayllón (Guadalajara)
Área de estudio del P.O.R.N. de Sierra Madrona-Valle de Alcudia (Ciudad Real)
Zona de estudio del proyecto de nuevas áreas protegidas de Castilla-La Mancha
Red de rutas de interpretación geológica del Parque Natural del Alto Tajo
Plan de Ordenación Forestal de los Montes Occidentales de León (León)
Red de senderos en Espacios Protegidos de la Región de Murcia

Fig. 2. Localización de las áreas de estudio de los trabajos de patrimonio geológico realizados en el marco de la presente obra.
El estudio de valoración de lugares susceptibles de ser declarados como parque nacional, mencionado en el texto, ha abarcado
diferentes áreas repartidos por toda España

6
INTRODUCCIÓN

1.3. ANTECEDENTES

El estudio del patrimonio geológico es relativamente reciente en España. Una revisión de la evolución
del estudio del patrimonio geológico se muestra en Durán et al. (2005a).
Las primeras citas bibliográficas referidas al estudio del mismo en nuestro país datan de finales de la
década de 1970, siempre ligadas a proyectos de investigación realizados por el Instituto Geológico y
Minero de España (IGME). Si bien con anterioridad ya se habían realizado algunos estudios encaminados
a definir puntos de interés geológico (Aguirre, 1974), se puede considerar que los estudios de patrimonio
geológico como tal empiezan en España en 1978, cuando el IGME pone en marcha el “Inventario Nacional
de Puntos de Interés Geológico”, enmarcado dentro del “Proyecto para Estudio, Explotación y
Conservación de los Puntos de Interés Geológico” que a su vez se incluía dentro del “Plan Nacional de
Abastecimiento de Materias Primas Minerales”.
Este pionero y ambicioso proyecto partió de la idea de la necesidad de catalogar las áreas de interés
geológico para facilitar y promover su estudio, protección y divulgación. Para ello, el IGME estableció un
programa basado en el desarrollo de herramientas metodológicas, el estudio de los puntos de interés pro-
piamente dichos y el aprovechamiento de los mismos, impulsando su protección y divulgación. El resulta-
do, en lo referente a documentos, es la existencia de una serie de informes inéditos, siendo dedicados los
primeros a la metodología, como el denominado “Proyecto previo de Puntos de Interés Geológico.
Elaboración de la Metodología General” (Duque et al., 1978) y otros posteriores (Elízaga et al., 1980). Esta
metodología fue aplicada en 1979 en el proyecto “Proyecto Piloto. Estudio de los Puntos de Interés
Geológico-Minero en el sector Oriental de la Cordillera Cantábrica” (Elízaga, 1979), que fue el primer
inventario de puntos de interés geológico realizado por el IGME. A partir de ese momento y hasta el año
1986, en el IGME se realizan otros nueve inventarios que cubrieron aproximadamente el 20% de la super-
ficie nacional. Algunos de estos inventarios son los referidos a diferentes sectores de la Cordillera
Cantábrica (González Lastra et al., 1981, Elízaga et al., 1983), Galicia (Duque et al., 1983), Cordillera
Ibérica (Duque et al., 1978), Menorca (Palacio et al., 1988) y Principado de Asturias (Águeda et al., 1985).
Los estudios sistemáticos de patrimonio geológico por parte del IGME se vieron interrumpidos en 1986
por cuestiones presupuestarias. A partir de entonces el trabajo ha continuado mediante la inclusión de
puntos de interés en la realización de las hojas del mapa geológico nacional a escala 1:50.000 (Plan
MAGNA) y mediante algunos proyectos de investigación concretos. Un ejemplo de estos últimos es el rea-
lizado en colaboración con la Universidad Autónoma de Barcelona (2001; referencia digital), en el que
Teixell y Núñez, junto con Barnolas del IGME, realizan un proyecto titulado “Patrimonio Geológico
Nacional en la Transversal de Ansó”, en el que se definen geotopos y geozonas para este sector del Pirineo
Central.
Por otro lado, desde 1981 el IGME ha publicado una serie de trabajos que se han denominado, según
los casos, atlas geocientíficos o atlas del medio natural. En muchos de ellos se incluye un inventario de
puntos de interés geológico. Son ejemplos los atlas de La Coruña (IGME, 1984), Madrid (Ayala et al.,
1988), León (Alonso y Gallego, 1995) y Alicante (IGME, 1984).
A raíz de los trabajos realizados por el IGME-ITGE, y siguiendo en mayor o menor medida la metodo-
logía propuesta en ellos, se han realizado numerosas iniciativas relacionadas con el patrimonio geológico
promovidas por diputaciones, ayuntamientos, consejerías y otros organismos oficiales. Algunos ejemplos
son el “Inventario de lugares de interés geológico de la Provincia de Valencia” (Robles et al., 1983), publi-
cado por la Diputación Provincial de Valencia; el “Inventario de puntos de interés geológico de Guipúzcoa”
(Tamés et al., 1991), publicado por la Diputación Foral; “Lugares de Interés Geológico de la Provincia de

7
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Murcia” (Arana et al., 1992), publicado por la Agencia Regional de Medio Ambiente de la Región de
Murcia y “Patrimonio geológico de la Región de Murcia” (Arana et al., 1999), editado por la Fundación
Séneca; y el libro “Patrimonio Geológico de la Comunidad de Madrid” (Durán, 1998), publicado por la
Asamblea de Madrid, la Sociedad Geológica de España y la Consejería de Educación y Cultura de Madrid.
Con posterioridad, en otras comunidades autónomas también se han iniciado estudios de patrimonio geo-
lógico, existiendo en ocasiones incluso duplicidad de estudios realizados por diferentes instituciones. Un
ejemplo es el caso de Aragón, en el que existen tres estudios diferentes: “Inventario de puntos de interés
geológico de Aragón” (Lenároz, 1997) realizado por la División de Conservación del Medio Natural de la
Diputación General de Aragón; el inventario de “Puntos de Interés Geológico”, editado por Prames y el
Gobierno de Aragón (2001); y “Patrimonio Geológico-Minero de Aragón” (GEOPRIN, 2002), promovido
por el Departamento de Industria, Comercio y Desarrollo del Gobierno de Aragón.
Además, institutos dependientes de diputaciones provinciales han promovido mediante ayudas a la
investigación estudios de patrimonio geológico de carácter local, como en el caso de Segovia (Vegas,
2000), Albacete (Carcavilla et al., 2000a), Huesca (Carcavilla et al., 2000b) o Zamora (Jordá, 2006).
Otros trabajos de patrimonio geológico han surgido relacionados con planes urbanísticos y de orde-
nación territorial, que en algunos casos incluyen inventarios de puntos de interés. Algunos ejemplos son el
pionero “Informe para la conservación de sitios de interés geológico y paleontológico de la Región Central
(Aguirre et al., 1974); el informe sobre “Áreas singulares de interés geológico del término municipal de
Madrid”, incluido en el Plan de Urbanismo (Ayuntamiento de Madrid, 1982), realizado para la oficina del
Plan General de Madrid; y el inventario incluido en el mapa geomorfológico a escala 1:25.000 del País
Vasco, realizado a través de la Consejería de Urbanismo, Vivienda y Medio Ambiente al comienzo de la
década de los noventa (Tamés et al., 1991).
Además, otros trabajos realizados por diversos autores abarcan distintos ámbitos naturales, territoria-
les y administrativos, con ejemplos de tipo local como la Molata de Charán en Murcia (Guillén Mondéjar
y Del Ramo, 2004b), ámbitos más extensos como por ejemplo el Pirineo Central (Barettino et al., 1997) o
la Sierra de Urbión (Sanz, 2001); ámbitos puramente administrativos como las comunidades autónomas
de Castilla-La Mancha (Vallejo y Cocero, 1997) o Cataluña (Herrero, 2004a y 2004b), u otro tipo de ámbi-
tos culturales, como por ejemplo el Camino de Santiago (Saénz Ridruejo, 1999).
Por el otro lado, existen algunas publicaciones de tipo metodológico encaminadas a describir concep-
tos y métodos de estudio. La más difundida es la editada por la Dirección General de Información y
Evaluación Ambiental del Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente (MOPTMA, 1996),
que sienta las bases del estudio del patrimonio geológico y que es una obra básica y de referencia impres-
cindible para todos los estudios posteriores. La otra publicación de tipo metodológico es la editada por el
Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón (Lago et al., 2001), dedicada a la metodología y bases
del estudio del patrimonio geológico, también con contenidos interesantes pero mucho menos difundida.
Otra publicación de tipo metodológica es la tesis doctoral de Carcavilla (2006), obra que da origen a la
presente publicación. Otras publicaciones orientadas a definir y discutir las metodologías de trabajo apa-
recen como comunicaciones en las reuniones nacionales de patrimonio geológico, por lo que serán cita-
das más adelante.
Con respecto a los artículos relacionados con el patrimonio geológico y la geodiversidad publicados
en revistas científicas cabe destacar que son muy poco frecuentes, exceptuando los números dedicados a
publicar las ponencias presentadas en los diferentes congresos ya citados con anterioridad. Uno de los
pocos ejemplos existentes es el artículo de Nieto (2001) aparecido en el Boletín Geológico y Minero, en el
que revisa las definiciones existentes sobre el término geodiversidad. En esta misma revista se publicó tam-

8
INTRODUCCIÓN

bién la propuesta de contextos españoles de relevancia internacional propuestos para ser inscritos en el
listado del proyecto Global Geosites (García Cortés et al., 2000).
Desde 1999, la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (ENRESA) ha editado diversas publicacio-
nes monográficas en gran formato dedicadas al patrimonio geológico de algunas comunidades autóno-
mas. Aunque dichas publicaciones han variado, según los casos, el enfoque y la manera de describir los
puntos de interés, todas mantienen un tono divulgativo y van precedidas de algún capítulo dedicado al
concepto e interés del estudio del patrimonio geológico. Dichas publicaciones se refieren a Andalucía
(Durán y Nuche, 1999), Cataluña (Nuche, 2000), Castilla-León (Nuche, 2001), Asturias, Cantabria y País
Vasco (Nuche, 2002a), Castilla-La Mancha (Nuche, 2003) y Galicia (Nuche, 2004). Este mismo autor ha
publicado también artículos en revistas no especializadas en geología sobre el patrimonio geológico, con-
tinuando con la labor de divulgación del patrimonio geológico (Nuche, 2002b). En esta misma línea, y con
un formato muy similar a estas obras, en 2005 se publicó la obra Patrimonio Geológico de Extremadura
(Muñoz Barco y Martínez Flores, 2005), en la que diversos autores describen los lugares de interés geoló-
gico de esta comunidad autónoma.
Dos de los estudios más completos y exhaustivos de patrimonio geológico son de reciente aparición y
han surgido en el ámbito autonómico. Son el Inventario de Lugares de Interés Geológico de Cataluña
(EIGC) y la Estrategia para la Conservación de la Geodiversidad de Andalucía. El primero de ellos, el EIGC,
se inició en 1999 mediante un convenio entre la Universidad Autónoma de Barcelona y el Departament de
Medi Ambient de la Generalitat de Catalunya. Este estudio se enmarca dentro del Plan de Espacios de
Interés Natural (PEIN).
En el caso de Andalucía, el inventario regional de puntos de interés geológico se enmarca dentro de
la “Estrategia Andaluza de Conservación de la Geodiversidad” que esta Comunidad puso en marcha en el
año 2002. En relación a este mismo proyecto se han editado folletos referidos a la descripción de puntos
de interés geológico andaluces, un DVD informativo orientado al gran público y varios productos divulga-
tivos más.
Conviene destacar la existencia de una tesis doctoral dedicada exclusivamente al patrimonio paleon-
tológico en la Universidad de Murcia, presentada por Gregorio Romero (2004) y dirigida por los Drs.
Mancheño y Sandoval.
En la actualidad, la difusión del patrimonio geológico se realiza en España ligada fundamentalmente
a tres sociedades científicas, que periódicamente organizan reuniones y jornadas de las que se suelen
publicar las ponencias y comunicaciones. Estas asociaciones son la Comisión de Patrimonio Geológico de
la Sociedad Geológica de España (SGE), la Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y
Minero (SEDPGYM), y la Sociedad Española de Geología Ambiental y Ordenación del Territorio (SEGAOT).
La Comisión de Patrimonio Geológico de la SGE ha organizado hasta el momento siete reuniones nacio-
nales: Madrid (1995), Logroño (1996), Girona (1997), Miraflores de la Sierra (1998), Molina de Segura
(2001), Salardú (2003) y Colunga (2006), además del III Simposium Internacional ProGEO que tuvo lugar
en Madrid en 1999. En todos ello se han reunido en un volumen las comunicaciones presentadas y las
excursiones programadas, algunos de los cuales han sido editados. La celebración del III Simposio
Internacional ProGEO en 1999 en Madrid tuvo como resultado la publicación de tres volúmenes en los que
se resumen las comunicaciones, ponencias, conferencias presentadas y guía de excursiones (Barettino et
al., 1999, 2000; Meléndez y Soria-Llop, 1999). Estos tres volúmenes, editados por el ITGE y otras institu-
ciones, destacan por el número de contribuciones incluidas y por la diversidad de temas abordados y pun-
tos de vista presentados, que reúne experiencias realizadas en España y en el extranjero.

9
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Además, la Comisión de Patrimonio Geológico de la Sociedad Geológica de España (SGE) ha sido la


encargada de organizar la sesión de patrimonio geológico y geodiversidad incluida en el VI Congreso
Geológico de España, que tuvo lugar en Zaragoza en julio de 2004. Recientemente, la Junta Directiva de
esta Comisión ha puesto en marcha dos iniciativas interesantes: por un lado la formulación y defensa de
alegaciones a los borradores de las leyes de parques nacionales, patrimonio natural y biodiversidad, y por
otro la denominada Custodia del Patrimonio Geológico, que consta de un conjunto de actividades como
seminarios, conferencias, mesas redondas y excursiones organizadas en coordinación con la Comisión
Nacional de Geología y que pretende ponerse en marcha en el año 2007 dentro del conjunto de activida-
des organizadas para el Año del Planeta Tierra.
Por otro lado, la Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero (SEDPGYM) ha
realizado 5 reuniones y editado varios volúmenes, en los que se recogen las comunicaciones presentadas
(Rábano, 2001; Rábano et al., 2003; y Rábano y Mata-Perelló, 2006). Además, posee un boletín denomi-
nado De Re Metallica (nombre de la obra del Georgius Agrícola, considerado el fundador de la mineralo-
gía, editada en 1546), donde se publican numerosos trabajos de interés. Esta sociedad cuenta con más de
400 socios y organiza gran cantidad de actividades. Conviene mencionar que, en muchos casos, las comu-
nicaciones presentadas en estas reuniones se centran en aspectos muy concretos del patrimonio minero
que se salen del objeto de estudio de la presente obra.
Por último, la Sociedad Española de Geología Ambiental y Ordenación del Territorio (SEGAOT) ha edi-
tado las ponencias, paneles y comunicaciones presentadas en alguna de sus reuniones a través del
Ministerio de Medio Ambiente (Palacio, 2000).
Cabe destacar que la relevancia del patrimonio geológico ha llevado a que recientemente se incluyan
sesiones científicas monográficas sobre su estudio en diversas reuniones y simposios. Ejemplo de ello es la
sección de “Patrimonio geológico y paleontológico y su utilización didáctica” incluida en el XI Simposio
sobre Enseñanza de la Geología que tuvo lugar en el año 2000 en Alicante, y la ya citada inclusión de una
sesión científica dedicada al patrimonio geológico en el VI Congreso Geológico de España, en Zaragoza,
así como la organización de dos mesas redondas en este mismo congreso, una sobre geología y espacios
naturales protegidos y otra sobre una posible Ley de Patrimonio Geológico.
Las comunicaciones de las reuniones de la Comisión de Patrimonio Geológico de la Sociedad
Geológica de España han sido editadas en números monográficos de publicaciones periódicas o como
volúmenes aislados. En el caso de la reunión de Madrid de 1995, se publicaron en un volumen de la revis-
ta Geogaceta. Las de la reunión de Logroño se publicaron en el número 15 de la revista Zubía (1997), que
edita el Instituto de Estudios Riojanos. Las comunicaciones de las reuniones de Girona y Miraflores de la
Sierra (Madrid) y Molina de Segura (Murcia) fueron editadas en volúmenes aislados, mientras que las de
la reunión de Salardú (Lleida) están en preparación, existiendo únicamente los resúmenes de las comuni-
caciones que se entregaron en la propia reunión. Por último, las comunicaciones presentadas en el
Congreso Geológico Nacional de Zaragoza se editaron en un volumen de la revista Geotemas de la
Sociedad Geológica de España. En total, sumando las comunicaciones y pósteres presentados en estas reu-
niones (anteriores a 2006), se cuenta con un total de 127 trabajos.
Revisando la temática abordada por las comunicaciones presentadas en las reuniones nacionales de
patrimonio geológico es posible analizar qué trabajos se realizan en nuestro país en relación al patrimo-
nio geológico y cómo se enfoca su estudio. Para ello se han clasificado las 127 comunicaciones presenta-
das según su temática. Los temas han sido:
– descripción de puntos de interés: descripciones de lugares de interés patrimonial en el que se des-
cribe su localización, características e interés. Suelen corresponder a zonas donde el autor ha reali-

10
INTRODUCCIÓN

zado investigaciones concretas o ha desarrollado su actividad profesional,


– inventarios de puntos de interés: considerados como estudios que han seleccionado los puntos de
interés de una determinada región en función de unos criterios de selección previamente definidos.
Suelen incluir también la descripción de la metodología utilizada en el inventario,
– gestión: experiencias o propuestas de gestión del medio geológico en general y del patrimonio geo-
lógico y la geodiversidad en particular. Por su interés se hace un subgrupo dedicado a los artículos
dedicados a la creación y aplicación de planes y programas internacionales,
– turismo y desarrollo: experiencias en la utilización turística del patrimonio geológico en el uso del
mismo como motor de desarrollo, casi siempre en el ámbito local
– metodología: comunicaciones enfocadas a discutir términos, definir conceptos relacionados con el
patrimonio geológico, o a desarrollar propuestas metodológicas para su estudio
– aplicación: comunicaciones que se refieren a la utilidad o aplicación de los estudios de patrimonio
geológico en otras temáticas abordadas, en muchos casos relacionados con cartografías específicas
o con la planificación territorial,
– espacios naturales protegidos: descripción del patrimonio geológico de espacios protegidos, o rela-
ción entre los mismos y el patrimonio geológico,
– didáctica, divulgación e interpretación: comunicaciones dedicadas a describir experiencias en este
sentido. Se agrupan porque en muchos casos las comunicaciones abordan varios de estos temas
simultáneamente, debido a que tienen mucha relación entre sí,
– legislación: comunicaciones referidas al análisis del marco legal relacionado con el patrimonio geo-
lógico,
– conservación: comunicaciones dedicadas a describir experiencias de en esta línea, denunciar casos
de falta de la misma o definir propuestas para favorecer la conservación de lugares concretos.
Se han analizado las 127 comunicaciones y se han agrupado en estas 10 categorías en función del
tema desarrollado (Fig. 3), si bien hay veces que en una misma comunicación se analizan diversos aspec-
tos (para que los datos fueran representativos se ha seleccionado siempre la línea central desarrollada en
el trabajo). Se observa que la mayoría de ellas (32%) se refieren a descripciones de lugares de interés patri-
monial. Estos pertenecen a 15 comunidades autónomas, no existiendo comunicaciones referidas a Galicia,
Cantabria y Navarra. La presencia mayoritaria de las comunicaciones dedicadas a describir lugares refleja
el interés por parte de numerosos autores de que el valor geológico de determinados lugares sea divul-
gado y protegido, aunque en pocos casos se aborda la posible gestión o protección del mismo. La pre-
sencia de estas comunicaciones es importante, porque va creando una especie de “catálogo informal” de
puntos de interés que, aunque descompensado, irregular y heterogéneo, muestra el valor patrimonial de
algunos sectores del medio geológico nacional. En total son 41 comunicaciones las dedicadas a describir
lugares geológicos de interés.
A continuación, por número de comunicaciones, figuran los inventarios de puntos de interés. En este
tipo de comunicaciones suele hacer públicos los resultados de proyectos de patrimonio geológico des-
arrollados en diferentes ámbitos administrativos o regionales. El valor de estos artículos es que en muchos
casos llevan asociado un proyecto, más o menos ambicioso, para el cual ha sido necesario definir un marco
geológico determinado y definir unos criterios de valoración. Además, en casi todos ellos se abordan aspec-
tos relacionados con la metodología de estudio, selección y valoración. En total, las comunicaciones refe-
ridas a inventarios suponen el 14% del total.
Las comunicaciones referidas a la didáctica, divulgación e interpretación constituyen un 13% del total.
La abundancia de estas comunicaciones se debe a que cada vez son más numerosas las experiencias dedi-

11
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Legislación
3% Turismo y desarrollo
1%
Espacios Naturales
Protegidos
5%
Conservación Lugares
11% 32%

Gestión
5%

Metodología
10%
Inventarios
Aplicación del Didactica-divulgación- 14%
patrimonio geológico interpretación
6% 13%

Fig. 3. Temática de las comunicaciones presentadas en las reuniones nacionales de la Comisión de


Patrimonio Geológico de la Sociedad Geológica de España anteriores a 2006

cadas a la divulgación del patrimonio geológico. Estas se refieren a actividades desarrolladas en museos,
centros de interpretación, escuelas e itinerarios interpretativos.
El conjunto compuesto por el resto de las temáticas abordadas conforman el 41%. Destaca que un
10% se refiere a aspectos metodológicos y un 11% a experiencias relacionadas con la geoconservación.
Como se puede ver, la diversificación de estas comunicaciones es amplia, aunque predominan las de tipo
descriptivo.
Estos son los principales antecedentes publicados en España sobre patrimonio geológico y geodiversi-
dad. Una vez repasados de manera somera, se utilizarán como referencia y se discutirán de manera con-
creta en el desarrollo de determinados aspectos concretos a lo largo de los siguientes capítulos.

12
PARTE II

PATRIMONIO GEOLÓGICO
©Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, 2007.
ISBN: 978-84-7840-710-1

CAPÍTULO 2

ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

El origen de la preocupación por la conservación y valoración del patrimonio geológico surgió de la


conciencia conservacionista iniciada en algunos países a principios el siglo XX, que entendía que ciertos
enclaves naturales poseen un notable valor por sí mismos y que, por lo tanto, deben ser protegidos y con-
servados. Dentro de estos iniciales movimientos conservacionistas del medio natural, fue la protección de
ciertos elementos geológicos la que adquirió mayor relevancia, debido a su alto valor escénico.
Probablemente, la preocupación por la conservación de afloramientos y elementos geológicos tenga
un origen anterior, arraigada en las primeras etapas de la Geología como ciencia moderna. Algunos inves-
tigadores, como Hutton (1726-1797) o Lyell (1797-1875), instauraron el método de estudio científico geo-
lógico, centrándolo en afloramientos singulares cuyo estudio servía de referencia para interpretar la evo-
lución geológica de otros lugares (Hutton afirmó que “una teoría de la Tierra debe extraerse de las obser-
vaciones de la Historia Natural”). De esta manera se entendió la Geología como ciencia aplicada y no
como una cuestión teológica cuyo estudio se debía basar en las interpretaciones bíblicas. Las evidencias y
observaciones realizadas en afloramientos singulares fueron la base para que estos precursores enuncia-
ran sus hipótesis sobre la edad de la Tierra y el origen y significado de los fósiles. Incluso algunos autores
afirman que fue a partir de la trascendental obra de Lyell, Principles of Geology, (publicada en 1830), cuan-
do se reconoció de manera generalizada el poder de transformación del hombre de la superficie del pla-
neta (Goudie, 1986). Desde estos inicios, la geología utiliza como método de estudio principal la observa-
ción en el campo para la elaboración de hipótesis, por lo que es evidente que la importancia de los aflo-
ramientos que muestran características especiales (por su singularidad, por su utilidad para efectuar corre-
laciones, etc.) es fundamental para el desarrollo científico y para la divulgación geológica. Tal y como afir-
maba Elízaga (1988) “las singularidades geológicas son, en general, excelentes modelos naturales de los
procesos geológicos, por lo tanto, su conservación y utilización adecuada es absolutamente imprescindi-
ble para realizar nuevas investigaciones que lleven a formular, a las nuevas generaciones, modelos teóri-
cos cada vez más próximos a la realidad, con objeto de conocer cada vez mejor la evolución de nuestro
planeta”. En esta misma línea se expresaba el actual presidente de ProGEO, W.A.P. Wimbledon: “sin pun-
tos de interés geológico, no hay ciencia” (Wimbledon, 1999, referencia digital).
El desarrollo metodológico acerca del patrimonio geológico, su estudio sistemático, e incluso el reco-
nocimiento general en el propio colectivo de estudiosos de las Ciencias de la Tierra, todavía muestran defi-
ciencias. Se puede afirmar que el patrimonio geológico es el gran olvidado en la protección del medio
ambiente en la actualidad. A pesar de su innegable valor, es una constante en Europa que el patrimonio
geológico esté poco o nada contemplado explícitamente en la legislación, y su tratamiento ha ido siem-
pre a remolque de los pasos dados en materia de conservación del medio biótico. Sin embargo, desde hace
unas décadas el panorama nacional e internacional está cambiando. Las principales entidades científicas
geológicas se han ido haciendo eco del patrimonio geológico e incluso han creado comisiones y grupos
de trabajo ad hoc. Han surgido asociaciones específicas orientadas al estudio del patrimonio geológico, e

15
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

incluso la atención al patrimonio geológico empieza a ser participativa y surge como iniciativa de entida-
des locales y de voluntarios. Un repaso a esta evolución y, sobre todo, a los conceptos y diversas interpre-
taciones del patrimonio geológico, es abordado en el presente trabajo.
El estado de los estudios, especialmente en materia de conservación, muestra un avance desigual
según los países. Hay casos en los que existe tradición en el estudio del patrimonio geológico, y otros
donde su avance es muy reciente o escaso. Desde el impulso nacional se ha pasado al diseño de planes
internacionales, e incluso existen notables experiencias de acciones participativas de asociaciones no
gubernamentales y de voluntariado, cuyos resultados en materia de conservación empiezan a ser paten-
tes.
Hay que señalar que algunos términos relacionados con el estudio del patrimonio geológico han sido
utilizados con significados diferentes en función del autor que se refiera a ellos. Por ello, se ha considera-
do interesante incluir un apartado dedicado a definiciones, en el que se comparan los términos y se dis-
cuten sus diferentes acepciones. Además, la inclusión de tecnicismos en inglés puede dar lugar a algún tipo
de confusión que debe evitarse.

2.1. DEFINICIÓN Y CONCEPTOS

Antes de describir los principales métodos de estudio del patrimonio geológico es conveniente definir
el propio concepto de patrimonio geológico, así como otros términos relacionados con él, con el fin de
situar en un contexto apropiado los siguientes apartados del presente trabajo.

Sobre patrimonio geológico existen muchos trabajos publicados en español, y si bien la revisión se cen-
trará en su mayor parte en aspectos considerados en este idioma, también se atenderá a ciertos términos
frecuentemente utilizados en inglés.

2.1.1. Definiciones de patrimonio geológico

Existen numerosas definiciones de patrimonio geológico. La más extendida es la que Cendrero (1996)
incluyó en la monografía editada por el entonces MOPTMA. En ella definía el patrimonio geológico como:
“el conjunto de recursos naturales, no renovables, ya sean formaciones rocosas, estructuras geológicas,
acumulaciones sedimentarias, formas del terreno, o yacimientos minerales, petrológicos o paleontológi-
cos, que permiten reconocer, estudiar e interpretar la evolución de la historia de la Tierra y de los proce-
sos que la han modelado, con su correspondiente valor científico, cultural, educativo, paisajístico o recre-
ativo”.
Prácticamente igual es la definición que proporcionan Gallego y García Cortés (1996): “el conjunto de
recursos naturales no renovables de carácter científico, cultural o educativo, ya sean formaciones y estruc-
turas geológicas, formas del terreno, yacimientos paleontológicos y minerales, que permitan reconocer,
estudiar, e interpretar la evolución de la historia geológica de La Tierra y los procesos que la han modela-
do”.
Si bien estas son las definiciones de referencia que suelen usarse en español, existen otras que han
propuesto diferentes autores. Lago et al. (2001), tras una revisión crítica de las anteriores, definen el patri-
monio geológico como “el conjunto de los recursos naturales de la Gea, no renovables, caracterizados por
una composición y unos procesos constitutivos que, operantes en la escala de tiempo geológica, poseen
un interés singular para el conocimiento científico y cultural de la historia de la Tierra”.

16
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

En la página de presentación del foro de difusión en Internet de PatriGEO (referencia digital), aparece
otra definición de patrimonio geológico. Este foro, mantenido desde su inicio en el año 2001 por F. Guillén
Mondéjar de la Universidad de Murcia, considera que el patrimonio geológico está constituido por: “el
conjunto de recursos naturales de valor científico, cultural, educativo y/o recreativo; ya sean formaciones
y estructuras geológicas, formas del terreno, depósitos sedimentarios, minerales, rocas, fósiles, suelos y
otras muchas manifestaciones geológicas que permiten conocer, estudiar e interpretar la historia geológi-
ca de la Tierra, los procesos que la han modelado, los climas y paisajes del pasado y presente y el origen
y evolución de la vida sobre este planeta”. Este mismo autor, recogiendo las ideas aportadas en la mesa
redonda que sobre patrimonio geológico tuvo lugar en el VI Congreso Geológico de España en Zaragoza
en 2004, ha redactado junto con los otros miembros de la Junta Directiva de la Comisión de Patrimonio
Geológico una definición cuyo objetivo es servir de referencia de ahora en adelante: “el patrimonio geo-
lógico es el conjunto de recursos naturales geológicos de valor científico, cultural y/o educativo, ya sean
formaciones y estructuras geológicas, formas del terreno, minerales, rocas, fósiles, suelos y otras mani-
festaciones geológicas que permiten conocer, estudiar e interpretar: a) el origen y evolución de la Tierra,
b) los procesos que la han modelado, c) los climas y paisajes del pasado y presente, y d) el origen y evo-
lución de la vida”.
En el borrador de la Estrategia Andaluza de la Geodiversidad (Braga, 2002), aparece otra definición de
patrimonio geológico: “el conjunto de elementos geológicos tales como formaciones y estructuras geoló-
gicas, paisajes geomorfológicos, yacimientos paleontológicos y mineralógicos, etc., de significativo valor
para reconocer, estudiar e interpretar la historia y la evolución geológica de un determinado ámbito,
región o territorio”.
Theodossiou-Drandaki (referencia digital), de ProGEO, define el patrimonio geológico como “la red de
afloramientos geológicos, formas y procesos bien conservados para fines científicos, educativos, cultura-
les y estéticos, siendo deber de la comunidad geológica internacional y del mundo entero, preservarlos y
promocionarlos”. Además, reflexiona acerca del significado del patrimonio geológico y de su importancia
para la sociedad: “la geología es una ciencia que narra y explica la larga historia de nuestro planeta y la
remota historia del origen del hombre. Durante este periodo de tiempo el planeta ha experimentado com-
plejos fenómenos geológicos, como resultado de la acción de fuerzas endógenas y exógenas. Estos fenó-
menos cambiaron la estructura y superficie de la Tierra, dando lugar a una variedad de rasgos geomorfo-
lógicos y de formaciones geológicas que no sólo son diferentes en cada lugar, sino que además cambian
con el tiempo. Algunos de estos elementos son representativos de la larga historia geológica del planeta.
Estos lugares constituyen el patrimonio geológico-geomorfológico”.
Por último, y como ejemplo de las muchas definiciones cortas y generalistas que se pueden consultar
en la bibliografía, Mercado (1999) define el patrimonio geológico como: “el conjunto de objetos y sitios
de interés geo(morfo)lógico pertenecientes a la memoria de la Tierra, y que no son patrimonio de países
individuales, sino de toda la Humanidad y de todas las formas vivientes”.
Existen muchas otras definiciones de patrimonio geológico, pero sea cual sea la definición que se ana-
lice, hay una serie de aspectos comunes en todas ellas. Por un lado, como es lógico, en todas se afirma
que el patrimonio geológico está formado por elementos geológicos. Aunque esto parezca una obviedad,
más adelante se verá cómo algunos autores son partidarios de incluir ciertos elementos que, sin ser de
naturaleza geológica (y ni siquiera natural, sino de origen antrópico) guardan una estrecha relación con la
investigación, estudio y, sobre todo, explotación de los recursos geológicos. Es más, en algunas ocasiones
se consideran pertenecientes al patrimonio geológico productos realizados por el hombre, por lo que, como
se verá más adelante, este es un asunto que requiere cierta meditación. Tanto la definición de Lago et al.

17
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

(2001) como la de Braga (2002) especifican que los elementos pertenecientes al patrimonio geológico
deben ser de origen geológico, poniendo ejemplos de ellos, mientras que las de Cendrero (1996) y la con-
tenida en la página web de PatriGEO hablan de recursos naturales, especificando luego a qué tipo de for-
maciones geológicas se refiere.
En cualquier caso, y aunque no se especifique de manera directa, todos los autores coinciden en seña-
lar que el patrimonio geológico es una parte importante del patrimonio natural, entendido este último
como “las formaciones físicas, biológicas, geológicas y fisiográficas, así como las zonas que constituyen el
hábitat de especies animales o vegetales amenazadas y los lugares o áreas naturales estrictamente deli-
mitadas, que tengan valor universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia, de la conservación
o de la belleza natural” (Convenio para la protección del patrimonio mundial cultural y natural, París, 23
de noviembre de 1972, BOE 1 de julio de 1982; UNESCO 3, referencia digital).
El segundo aspecto que se ve contemplado en las definiciones antes citadas es limitar el patrimonio
geológico a recursos no renovables. Se entiende que son recursos naturales renovables todos los elemen-
tos de la flora, de la fauna y de la Tierra que tienen la particularidad de reconstituirse una vez aprovecha-
dos y consumidos parcialmente, siempre y cuando el aprovechamiento de los mismos se efectúe en forma
racional o dosificada y atendiendo a estrictas leyes técnicas y científicas. Se diferencian de los recursos
naturales permanentes o inextinguibles, que son aquellos cuyo uso no los disminuye, como la atmósfera,
las radiaciones solares, la energía geotérmica o el movimiento del agua marina. El uso de estos aprove-
chamientos puede considerarse ilimitado siempre que sea racional, no se alteren los procesos naturales y
no se contaminen los recursos con impurezas. En este sentido, Durán et al. (1996) afirman que determi-
nados elementos de carácter renovable pueden formar parte del patrimonio geológico, aunque sean mino-
ritarios. Algunos ejemplos son determinados recursos hídricos, como las aguas termales y minerales. Esta
acertada observación no contradice una característica esencial del patrimonio geológico (a la que quizá los
autores de las anteriores definiciones querían referirse al especificar el carácter no renovable), como es que
la destrucción de los elementos del patrimonio geológico es casi siempre irreversible e irrecuperable. Por
ello, Durán (1999) incorpora este matiz en su definición de patrimonio geológico afirmando que “está
constituido por todos aquellos recursos naturales, básicamente no renovables, ya sean formaciones roco-
sas, estructuras, acumulaciones sedimentarias, formas, paisajes, yacimientos minerales o paleontológicos
o colecciones de objetos geológicos de valor científico, cultural o educativo y/o de interés paisajístico o
recreativo”.
Algunas de las definiciones especifican qué tipo de elementos pertenecen al patrimonio geológico,
siendo común la inclusión de formaciones rocosas, estructuras geológicas, acumulaciones sedimentarias,
formas del terreno y yacimientos minerales, petrológicos o paleontológicos. Algunos otros conceptos cita-
dos como el de paisajes geomorfológicos (incluidos en la definición de Braga) pueden ser algo confusos,
mientras que otros son quizá demasiado generalistas, como el de formaciones rocosas, si bien el objetivo
de la definición es abarcar un abanico lo suficientemente amplio como para que todos los elementos geo-
lógicos estén incluidos. Por el contrario, en la definición de Lago et al. (2001), en lugar de definir una serie
de elementos concretos, se afirma que pertenecen al patrimonio geológico todos aquellos elementos que
“estén caracterizados por una composición y unos procesos constitutivos que operen en la escala de tiem-
po geológica”. En otras palabras, que sean de origen natural y resultado de un proceso geológico. De esta
manera, se incluyen todo tipo de formaciones y se introduce un concepto muy interesante como es el regis-
tro temporal, de manera que un elemento del patrimonio geológico debe tener un registro temporal veri-
ficable en sus materiales y/o procesos.

18
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Las definiciones mencionadas dejan para el final la interpretación del valor e interés del patrimonio
geológico. Casi siempre se afirma que muestra o sirve para explicar la evolución o historia geológica de un
determinado lugar. Además, con respecto al tipo de interés, en todas ellas queda incluido el interés cien-
tífico, especificando, además, en otras el educativo, paisajístico, cultural o recreativo. Sobre el tipo de inte-
rés que puede mostrar el patrimonio geológico se discutirá más adelante. En cualquier caso, es evidente
que hay veces que puede mostrar varios tipos de interés diferentes (un determinado elemento puede pose-
er simultáneamente, por ejemplo, interés científico y didáctico), siendo, a veces, difícil distinguir donde
acaba un tipo de interés y empieza otro.
Durán (1999) introduce en su definición la posibilidad de contemplar como parte del patrimonio geo-
lógico las colecciones de elementos geológicos. Considera que es necesaria una distinción entre patrimo-
nio geológico mueble e inmueble, fundamental a efectos conceptuales, prácticos y legales. El primero de
estos dos términos se refiere a los ejemplares que han sido extraídos de su lugar de origen y conservan un
alto grado de singularidad, por lo que son expuestos y/o coleccionados, formando parte de bienes muse-
ísticos y colecciones públicas y privadas. Generalmente se trata de fósiles, minerales y rocas, aunque puede
incluir otro tipo de particularidades geológicas que, aún extraídas de su lugar original, posean un alto valor.
La extracción casi siempre se debe a la propia labor de investigación, que requiere la extracción del ele-
mento para proceder a su estudio. El interés vendrá dado por su valor científico, si bien podrá aumentar
por rl didáctico, al ser un magnífico método de acercar la geología al público general en museos y expo-

Foto 1. Patrimonio geológico mueble. Museo de Mineralogía de la Universidad Autónoma de Madrid

19
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

siciones. A la hora de considerar el patrimonio geológico mueble hay que partir de dos premisas: 1) no
todos los elementos geológicos mantienen su singularidad una vez extraídos de su lugar original, per-
diendo gran parte de su significación y valor original al ser trasladados (por ejemplo, un espeleotema); 2)
no todo elemento perteneciente a una colección museística o particular, por el hecho de ser “colecciona-
ble”, forma parte del patrimonio geológico. Por todo ello, el patrimonio geológico mueble posee unas sin-
gularidades que hacen del mismo un caso especial dentro del patrimonio geológico en lo referente a su
conservación, utilización e incluso protección legal.

Foto 2. Árboles fósiles de Hacinas (Burgos)

Por el contrario, y como se puede deducir de lo anterior, el término patrimonio geológico inmueble se
refiere al que se conserva en su contexto natural, e incluye la mayoría de los bienes geológicos patrimo-
niales. Tanto es así, que en muchos estudios de patrimonio geológico no se ve reflejado el patrimonio mue-
ble. Un caso peculiar a mitad de camino entre ambos es el de determinados elementos geológicos que son
transportados de su lugar original por el hombre para evitar su degradación e incluso destrucción, consi-
derándose su traslado como un mal menor ante una seria amenaza de destrucción o incluso expolio. Sirvan
como ejemplo el mayor meteorito caído y recuperado en España, que cayó en 1858 en Molina de Segura
(Murcia) y que se conserva en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid; los árboles fósiles localizados
en las proximidades de Hacinas (Burgos) que se exponen en la plaza del pueblo, o diversos bloques errá-
ticos glaciares que han sido trasladados de su lugar original para colocarse en parques públicos y, sobre
todo, museos, ante su inminente destrucción. Por ejemplo, en Holanda, Alemania y Suiza, donde la ten-

20
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

dencia es mantener in situ los de grandes dimensiones y trasladar y reubicar los de menor tamaño. Cabe
destacar que la protección de bloques erráticos en estos países a comienzos del siglo XX fue uno de los
primeros pasos en geoconservación dados en Europa.

2.1.2. Otros conceptos relacionados con el patrimonio geológico

Algunos autores definen aspectos concretos del patrimonio geológico debido a que en ellos se centra
su actividad investigadora. Este es el caso de los estudios temáticos de patrimonio geológico, enfocados a
alguna disciplina concreta de las ciencias de la Tierra. Por ello se utilizan términos como patrimonio pale-
ontológico, mineralógico, petrológico o geomorfológico, además de un largo etcétera. Tanto es así, que
Lago et al. (2001) llegan a discutir si no es conveniente definir un patrimonio paleontológico, otro mine-
ralógico y otro llamado geológico que englobe al resto de las disciplinas de la Geología. Tras una detalla-
da argumentación, los autores mencionados son partidarios de lo que define como “unidad del patrimo-
nio geológico”, y aboga por una convergencia entre los estudios y los científicos que se ocupan de ellos.
La tendencia actual es analizar el medio natural y su valor patrimonial desde una perspectiva holísti-
ca, que se define por enfocar el estudio de los eventos desde el punto de vista de las múltiples interac-
ciones que los definen (Barrera, 2001; referencia digital), asumiendo que en la Naturaleza las cosas son
más que la suma de los componentes (holístico proviene del griego holos: todo, completo, entero). Por ello
no parece que tenga mucha lógica segmentar el patrimonio geológico hasta el punto de crear diferentes
líneas de investigación desconectadas entre sí, tal y como fue discutido en algunas de las sesiones cientí-
ficas del IV Simposio Internacional de ProGEO que tuvo lugar en Braga (Portugal), en septiembre de 2005.
Esto no significa que no sea interesante la realización y desarrollo de estudios temáticos que aborden par-
cialmente el patrimonio geológico, con el fin de avanzar en el conocimiento de la zona de estudio para el
desarrollo de futuros estudios globales, porque no se disponga de recursos suficientes para realizar un
estudio global, o bien porque interese abordar una temática concreta. La metodología general de los estu-
dios temáticos es prácticamente la misma que en los estudios globales de patrimonio geológico, hasta el
punto de que algunas de las metodologías de estudio del patrimonio geológico recomiendan el desarro-
llo inicial de estudios temáticos para su posterior integración. Partiendo de esta idea de “unidad del patri-
monio geológico”, se van a repasar algunas definiciones y aspectos relacionados con los estudios temáti-
cos.

Un caso especial: el patrimonio paleontológico

El patrimonio paleontológico podría ser definido como el conjunto de restos o partes de organismos,
impresiones y huellas de actividad vital de los mismos que se han conservado en el registro geológico, y
cuya singularidad, excepcionalidad, representatividad, interés científico, didáctico o cultural los hace des-
tacar y permiten reconstruir la evolución geológica de un lugar, las formas de vida que habitaron ese lugar
en un momento determinado, su evolución biológica y el ambiente en que vivieron. Está formado por un
patrimonio inmueble, constituido por yacimientos y secciones fosilíferas y por un patrimonio mueble, cons-
tituido por los ejemplares singulares ex-situ, como ejemplares concretos o colecciones paleontológicas,
ejemplares-tipo, museos paleontológicos y exposiciones de fósiles, fundamentalmente. El interés científico
de los restos paleontológicos puede venir dado por el tipo de fósiles, la edad del yacimiento, el estado de
conservación, la diversidad, la asociación con restos arqueológicos, el hecho de ser localidades tipo, o por
criterios geológicos, tafonómicos o bioestratigráficos (Morales, 1996). El estudio del patrimonio paleonto-
lógico ha sido analizado en numerosas publicaciones que abordan fundamentalmente sus características

21
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

intrínsecas, el marco legal en el que se ampara su protección y, sobre todo, la descripción de yacimientos
y restos fósiles de interés patrimonial. Algunas publicaciones reseñables sobre el patrimonio paleontológi-
co son: Alcalá y Morales (1991), Meléndez y Soria (1994, 1997, 2000, 2002), Morales (1996) y Morales
et al. (2002).
En España, el estudio del patrimonio paleontológico a menudo se ha realizado con cierta indepen-
dencia con respecto al resto del patrimonio geológico. Incluso se celebran debates, congresos y reuniones
nacionales exclusivamente de patrimonio paleontológico, como las organizadas por la Sociedad Española
de Paleontología. El hecho de que exista una Comisión de Patrimonio Geológico dentro de la Sociedad
Geológica de España (SGE) y una Comisión de Patrimonio Paleontológico ligada a la Sociedad Española
de Paleontología (SEP) refleja la situación mencionada.
El patrimonio paleontológico posee ciertas particularidades. Por un lado, se trata mayoritariamente de
un patrimonio geológico mueble, frente al resto del patrimonio geológico que está formado mayoritaria-
mente por elementos inmuebles. Ese patrimonio mueble está extraído de su lugar de origen y se muestra
en un contexto no natural, ya que el estudio de los restos paleontológicos exige su extracción del yaci-
miento, lo cual supone una modificación irreversible. Por ello, dentro del patrimonio paleontológico adquie-
re especial relevancia la distinción entre patrimonio inmueble y mueble. Este es el primer matiz que dis-
tingue al patrimonio paleontológico del resto del patrimonio geológico, donde los elementos inmuebles
son mayoritarios. Sólo en algunos casos los restos paleontológicos se encuentran en su lugar original, en
reconstrucciones in situ que favorecen la interpretación y divulgación. Esto ocurre con frecuencia con las
icnitas, en especial con las pisadas de dinosaurios o de grandes mamíferos. Un par de ejemplos pueden
ser el yacimiento de icnitas de Hipparion y otros mamíferos del Mioceno superior de la Hoya de la Sima
(Jumilla, Murcia), o el de pisadas de dinosaurio del Barranco de Valdecevillo (La Rioja) y numerosos yaci-
mientos más en Soria, La Rioja y Burgos. Otro caso diferente es que la exposición de los restos paleonto-
lógicos una vez extraídos y preparados se haga en la misma localidad donde se sitúa el yacimiento o inclu-
so en el propio yacimiento, en vez de en museos alejados. Un ejemplo puede verse en Torralba y Ambrona
(Soria), donde se muestran numerosos restos de mamuts y rinocerontes lanudos del Pleistoceno medio.
Por otra parte, la vulnerabilidad y el riesgo de degradación del patrimonio paleontológico también pre-
senta ciertas particularidades, ya que las piezas o colecciones poseen un interés ornamental, cultural, eco-
nómico y comercial que lo hacen un caso especial (que no exclusivo) en comparación con otras disciplinas
geológicas. Por ello a veces se utilizan sistemas de protección física que abarcan desde la preparación de
afloramientos hasta el enterramiento de los mismos para evitar su expolio, pasando por la preparación de
colecciones y realización de reconstrucciones de los organismos y de los ambientes paleogeográficos. Por
otro lado, los fósiles a menudo están relacionados con recursos naturales, por lo que pueden ser explota-
dos económicamente, lo que implica su destrucción con fines generalmente industriales o energéticos; ade-
más, algunos de ellos poseen un evidente carácter ornamental, con la consiguiente vulnerabilidad frente
al expolio y a la recolección incontrolada (en este caso en coincidencia con el patrimonio mineralógico).
Por último, en el caso de los registros pliopleistocenos del grupo humano, se presenta un interés cultural
adicional y una evidente cercanía con la arqueología.
La gestión del patrimonio paleontológico también presenta ciertas peculiaridades. Además de reque-
rir una identificación, estudio y descripción previos, a menudo requiere una conservación en instalaciones
especiales, y también con frecuencia puede dar lugar a un aprovechamiento didáctico enfocado de dife-
rente manera que el de otros rasgos geológicos de mayor escala y localizados in situ.
Por otra parte, a pesar de que el patrimonio paleontológico tiene más relación con el patrimonio natu-
ral que con el cultural, su protección legal en España está contemplada en la legislación referida al patri-

22
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Foto 3. Yacimiento paleontológico de Hoya de la Sima (Murcia)

monio histórico-artístico (Ley 16/1985 de Patrimonio Histórico Español) y en la normativa referida a la con-
servación del medio natural (Ley 4/1989, de 27 de marzo, de conservación de los espacios naturales y de
la flora y fauna silvestres). A pesar de esta aparente duplicidad legislativa, lo sorprendente es que una lec-
tura más detenida de ambas leyes muestra que, en sentido estricto, ninguna de las dos normas legales
realmente abarca el registro fósil en su totalidad ni en todas sus situaciones. Por un lado, el artículo 1.2
de la Ley 16/1985 afirma que “integran el Patrimonio Histórico Español los inmuebles y objetos muebles
de interés artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, etnográfico, científico o técnico [...]” lo cual
abarca el registro fósil en su totalidad, pero más adelante en el Artículo 40 matiza que “forman parte de
ese patrimonio los elementos geológicos y paleontológicos relacionados con la historia del hombre y sus
orígenes y antecedentes”. Esta matización dejaría fuera no sólo todos los yacimientos anteriores al
Pleistoceno inferior que es hasta cuando se remontan los primeros fósiles humanos españoles (en Cueva
Victoria, Murcia), si no todos aquellos que no tengan una relación directa con la evolución humana. Visto
desde una perspectiva más amplia, si se considera al género humano como resultado de la cadena evolu-
tiva, esta matización podría abarcar hasta fósiles más antiguos. Por su parte, la Ley 4/89 de Conservación
de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres, afirma que pueden ser objeto de protección bajo
la figura de Monumento Natural los yacimientos paleontológicos, sin hacer referencia a los otros elemen-
tos que componen el patrimonio paleontológico. El caso es que en España la protección del patrimonio
paleontológico se ha venido realizando en el marco legal histórico-artístico, y sólo excepcionalmente en el
de conservación del medio natural. La consecuencia es que, en muchos casos, la gestión, protección, defi-

23
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

nición legal y explotación del patrimonio paleontológico son competencias que casi siempre corresponden
a personal con una formación diferente a la paleontológica (con frecuencia relacionados con la Historia,
Arte o Arqueología), lo que ha creado no pocos conflictos. Incluso, en muchos casos los responsables del
seguimiento de las excavaciones paleontológicas son arqueólogos, que poseen una formación diferente a
la conveniente para dirigir este tipo de excavaciones. Sin embargo, también existen muchos casos en los
que la colaboración ha sido positiva.
Debido a que la asociación sistemática de la Paleontología con la Arqueología presenta ciertos pro-
blemas (por no hablar de su asociación con otras disciplinas relacionadas con el Arte o la Etnografía), y
teniendo en cuenta que ambas ciencias sólo coinciden esporádicamente en algunas técnicas de estudio
(con los yacimientos de mamíferos hay más similitud, pero en el caso de los invertebrados la correspon-
dencia es nula), numerosas autonomías han decidido legislar de manera más específica las actividades
paleontológicas. Sirvan como ejemplo la Ley 3/1999 de Patrimonio Cultural Aragonés, el Decreto 6/1990
Regulador de Excavaciones Paleontológicas del Gobierno de Aragón, el Plan de Estructuración de la
Protección del Patrimonio Paleontológico de la Región de Murcia, o la Ley 25.743 de Protección del
Patrimonio Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid (y otros ejemplos de Cataluña,
Valencia y País Vasco). En ellas se definen, por ejemplo, figuras de protección alternativas a la de Bien de
Interés Cultural (BIC), e incluso sistemas de zonificación de los yacimientos paleontológicos en función de
su grado de protección. Además, es importante citar que la conservación del registro fósil también ha sido
contemplada recientemente en algunas otras normas legales autonómicas como las referidas a los Parques
Culturales o algunas otras específicas relacionadas con el Patrimonio Cultural autonómico.

Patrimonio minero y arqueo-industrial

A partir de las definiciones de Cañizares (2003) y Benito (1998), se puede afirmar que el patrimonio
minero y arqueo-industrial está formado por todos aquellos restos heredados de actividades industriales y
mineras que son importantes para la comprensión de la sociedad industrial en su conjunto o para mostrar
el desarrollo y evolución de la actividad minera e industrial de un lugar.
Existen numerosos trabajos publicados usando la denominación de patrimonio minero. Aunque en
muchos casos se incluya dentro del patrimonio geológico, hay ciertas diferencias entre ambos. Al patrimo-
nio geológico pertenecen aquellas mineralizaciones que muestran una singularidad o representatividad
digna de reseñar y, en general, cualquier aspecto metalogenético de interés. El valor a destacar será la sin-
gularidad geológica de la mineralización, ya que un determinado yacimiento mineral, por el hecho de ser
o haber sido explotado (y por lo tanto, tener o haber tenido un interés económico), no tiene por qué tener
interés patrimonial. El interés económico de una explotación depende de las fluctuaciones del mercado,
mientras que el valor patrimonial de, por ejemplo, una mineralización, es independiente de su cotización.
Se pueden considerar como perteneciente al patrimonio geológico todos aquellos rasgos mineralógicos de
especial valor, como por ejemplo, una mineralización, asociación mineral o roca con una determinada tex-
tura petrológica o composición mineralógica.
Generalmente, el patrimonio minero se considera como un caso particular a medio camino entre el
geológico y el industrial, ya que en él suelen incluirse restos de industrias extractivas o infraestructuras
mineras como castilletes metálicos y de mampostería, restos de maquinaria como tolvas u hornos, e inclu-
so edificaciones como salas de máquinas, viviendas de los empleados u otras edificaciones relacionadas
con la actividad social de los poblados (iglesias, lugares de ocio, hoteles, vías férreas, etc.). Estos aspectos
suelen quedar fuera del patrimonio geológico, simplemente porque no son de origen natural y por lo tanto

24
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

no encajan en las definiciones de patrimonio geológico anteriormente expuestas. Este tipo de elementos
debe analizarse desde otra perspectiva y en otro contexto, en el llamado patrimonio minero-industrial, que
junto a su valor cultural, histórico y social, puede incluir también componentes artísticas (Benito, 1998).
Aunque hay iniciativas anteriores que se remontan a finales del siglo XIX, se considera que el comien-
zo de la protección del patrimonio industrial como movimiento organizado tuvo lugar en 1962, cuando la
destrucción de la estación ferroviaria de Euston (Londres) movilizó a parte de la población en defensa de
este edificio neoclásico (Santacreu, 1992). En España, la toma de conciencia para la protección del patri-
monio minero-industrial fue algo más lenta que en resto de los países europeos, aunque no demasiado
(Cañizares, 2003). Actualmente está adquiriendo gran interés, sobre todo al valorar su posible uso rela-
cionado con el turismo y como sistema de desarrollo local, aunque también su estudio por su valor socio-
cultural. Debido a la gran tradición minera que en algunos casos se remonta varios milenios, España es un
país rico en este tipo de patrimonio, existiendo numerosos ejemplos de importantes explotaciones mine-
ras hoy en día abandonadas que junto a su valor arqueo-industrial poseen un innegable interés socio-cul-
tural. Algunos ejemplos son las minas de Almadén y El Horcajo (Ciudad Real), Hiendelancina (Guadalajara)
que llegó a tener más población que la propia capital de provincia, y fuera de España el caso de Rhyolite
(Nevada, USA), que a pesar de situarse en una de las regiones más áridas de Norteamérica llegó a tener
una población de ocho mil habitantes a principios del siglo XX y de la cual ahora sólo quedan unos pocos
edificios en pie. Existen diversas publicaciones específicas referidas a analizar la situación del patrimonio
minero en España y en diversos países europeos, que permiten obtener una visión global de su situación
administrativa (Jordá et al., 2005; Puche, 1996a, 1996b, 1999; Puche y Mazadiego, 1997).
En patrimonio mineralógico, minero y arqueo-industrial los bienes mueble adquieren importancia. No
sólo en lo referente a ejemplares minerales de interés que pueden ser objeto de colecciones y exhibicio-
nes, sino también de restos de industrias extractivas. Son numerosos los casos en los que castilletes mine-
ros que una vez cerrada la explotación minera donde se utilizaban son trasladados a otros lugares donde
se exhiben como monumentos, como ocurre, por ejemplo, en Puertollano (Ciudad Real).
La Sociedad para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero (SEDPGYM) aborda en sus reuniones
aspectos relacionados con las singularidades geológicas de tipo mineral y las de las explotaciones, pero
siempre explicando respectivamente los marcos de patrimonio geológico y patrimonio minero. Aún así, no
existe coincidencia a este respecto entre todos los autores y, por ejemplo, Cendrero (1996) afirma que se
pueden incluir dentro del patrimonio geológico “los elementos de arquitectura industrial relacionados con
instalaciones para la explotación de recursos del medio geológico”. Sin embargo, Lago et al. (2001) lo
rechazan frontalmente, y afirman, además, que un registro geológico, por el hecho de ser un supervivien-
te de una actividad aplicada, no pertenece al patrimonio geológico, pero sí puede (y debe) pertenecer al
minero o arqueo-industrial.

Patrimonio geomorfológico

Otro caso específico de patrimonio geológico es el patrimonio geomorfológico, del cual existen nume-
rosos trabajos (p.e. Panizza, 1999; Carcavilla et al., 2000; García Escudero et al., 2000; Caballero, 2003).
Haciendo una correspondencia con la definición de patrimonio geológico de Cendrero (1996),
Caballero (2003) afirma que el patrimonio geomorfológico “incluye todos aquellos recursos naturales no
renovables de valor científico, cultural o educativo que permitan reconocer, estudiar o interpretar la con-
figuración de la superficie de la Tierra y los procesos que la han modelado. Esta definición incluye por lo
tanto a los elementos geomorfológicos unitarios (escarpes, terrazas, crestas, etc.), como a aquellos espa-

25
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

cios fisiográficos que configuran el medio natural (desde cañones fluviales, cavidades kársticas, relieves de
origen volcánico, etc.) o la percepción que el ser humano tiene de todos ellos, esto es: el paisaje”. Panizza
(1999) hace una definición más simple, quizá en extremo: “aquella forma del terreno a la que se le puede
asignar un valor, que será escénico, socioeconómico, cultural o científico”.
A la hora de hablar de patrimonio geomorfológico es conveniente insistir en la existencia de recursos
renovables que pueden ser objeto de interés patrimonial, al igual que lugares que representan muy bien
la dinámica actual terrestre.
Dentro del patrimonio geomorfológico los bienes muebles son poco frecuentes, aunque existen.
Algunos elementos de carácter puntual son trasladados de su lugar original para asegurar su preservación,
como los citados bloques erráticos que han trasladado a parques urbanos en Holanda. Sin embargo, por
lo general los elementos geomorfológicos pierden la mayor parte de su interés al desligarse del medio que
les rodea en los pocos casos en los que su traslado es posible.
El patrimonio geomorfológico presenta especial relevancia porque a menudo posee una mayor fami-
liarización para el público en general. De ahí su importante participación en espacios naturales protegidos,
sobre todo por su interés escénico y estético.
La existencia de numerosos especialistas en Geomorfología que realizan trabajos referidos al patrimo-
nio geológico dio lugar a que la International Association of Geomorphologists (referencia digital), creara
el “Working Group on Geomorphological Sites“, para el periodo 2001-2005. El principal objetivo de este
grupo de trabajo es mejorar el conocimiento y el establecimiento de lugares de interés geomorfológico
reconocidos por la comunidad científica, haciendo hincapié en su conservación, en la educación y en el
turismo (Coratza y Reynard, 2005).

Patrimonio hidrogeológico

Dentro del repaso de otros estudios temáticos de patrimonio geológico destaca el de patrimonio hidro-
geológico, por la existencia de numerosas publicaciones recientes referidas a él, como por ejemplo las de
Coloma et al. (1997), Herráez y López Samaniego (1999), Martínez y Moreno (2000; referencia digital),
Ruiz y Díaz (2000; referencia digital) o el proyecto de investigación del IGME titulado “Inventario de
Lugares de Interés Hidrogeológico de Andalucía” (Durán y De las Heras, 2006). Se ha comentado con ante-
rioridad que al hacer mención expresa del carácter no renovable del patrimonio geológico en las defini-
ciones citadas se plantea el problema de la inclusión de ciertos rasgos geológicos. Esto es especialmente
significativo en el caso de la Hidrogeología.
Varios autores apuntan diferentes definiciones de patrimonio hidrogeológico. Entre ellas puede citar-
se a modo de ejemplo la de Durán et al. (1998b). En ella se une el patrimonio hídrico e hidrogeológico, y
lo definen como: “todos aquellos lugares en los que lo que el recurso agua presenta especial interés por
su belleza natural, desde un punto de vista histórico, por su importancia o por su uso específico en un
momento dado, por su belleza arquitectónica directamente relacionada con el uso del agua así como por
el volumen que representa dentro del total de los recursos de la comunidad”. Estos autores centran la rela-
ción entre el patrimonio geológico y el hidrogeológico en que el recurso agua es el elemento fundamen-
tal del ciclo hidrológico en su conjunto. Al definirlo diferencian aguas subterráneas y superficiales, distin-
guiendo en las primeras las unidades hidromorfológicas, con especial atención a los manantiales singula-
res, aguas de mineralización especial y bienes arquitectónicos ligados a la explotación y uso de las aguas
subterráneas. En el caso de la hidrología superficial definen los ríos y principales cuencas hidrográficas, y
a partir de ellas el patrimonio hídrico natural (cascadas, humedales, zonas de descarga difusa, etc.). Al

26
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

igual que con relación al patrimonio mineralógico se definía otro minero que contempla las construccio-
nes y restos de industrias extractivas, relacionado con el patrimonio hidrogeológico se define otro hidráu-
lico que incluye elementos arquitectónicos y de ingeniería referidos a la explotación de recursos hídricos
como balnearios (como por ejemplo el de Panticosa, Huesca) o pozos de nieve (como por ejemplo los de
Sierra Espuña, Murcia).
Rodríguez Estrella (1999) define punto de interés hidrogeológico como: “todos aquellos puntos rela-
cionados con las aguas subterráneas pertenecen al patrimonio hidrogeológico, el cual posee unas carac-
terísticas espaciales determinadas que permiten su protección y accesibilidad como mínimo a escala regio-
nal, y poseen un interés científico, cultural, educativo, medioambiental o recreativo”. En su estudio del
patrimonio hidrogeológico de la región de Murcia el citado autor selecciona como puntos de interés hidro-
geológico: surgencias y manantiales que ahora está secos, recursos secados por sobreexplotación, sur-
gencias desaparecidas por causas naturales o modificadas por la acción humana, surgencias relacionadas
con la minería, aguas termales, sondeos termales, surgencias relacionadas con la acción fluvial, fuentes de
aguas medicinales, grandes surgencias de aguas normales, sondeos de importancia científica, humedales,
humedales desaparecidos por sobreexplotación, cavidades kársticas, windmills y humedales, fuentes y sur-
gencias que representan resurgencias de agua usada para irrigación.
Pero la obra que ha desarrollado más profundidad las definiciones relacionadas con el patrimonio
hidrogeológico es el inventario de lugares de interés geológico e hidrogeológico de Baleares realizado por
el IGME (Durán, 2006). En ella profundiza en la definición de patrimonio hidrogeológico y en la de Lugar
de Interés hidrogeológico (LIH), siguiendo una metodología similar a la que es utilizada en el citado
Inventario de Lugares de Interés Hidrogeológico de Andalucía (Durán y De las Heras, 2006), donde se iden-
tifican, describen y valoran 63 enclaves de interés hidrogeológico.

2.1.3. Puntos de interés geológico y términos similares

El patrimonio geológico de una determinada región está compuesto por una serie de enclaves cuyo
valor e interés les hace destacar del entorno circundante, esto es, los llamados puntos de interés geológi-
co (PIG). Estos se definen como: “aquellas áreas que muestran una o varias características consideradas
de importancia dentro de la historia geológica de una región natural” (Duque et al., 1978). Esta defini-
ción, que fue la utilizada en los inventarios de puntos de interés realizados por el IGME, incluía una refle-
xión sobre la importancia y utilidad de los puntos de interés geológico: “los PIGs son considerados en los
países más avanzados como una parte fundamental del patrimonio cultural, con un rango equivalente a
otros elementos culturales, puesto que en ambos casos proporcionan una información básica para cono-
cer la historia. En el caso de los PIGs la información que suministran se remonta a épocas mucho más leja-
nas y no se refieren únicamente a la historia humana, sino a la historia de toda la Tierra y la vida que en
ella se ha desarrollado”.
Elízaga y Palacio (1996) dan otra definición similar pero con algunos matices diferentes: “los PIGs son
aquellos lugares en los que afloran, o son visibles, los rasgos geológicos más característicos y mejor repre-
sentados de una región. Su conocimiento, inventario, divulgación y protección es de gran importancia,
pues, además de ser su degradación casi siempre irreversible, su conocimiento y cuidado es considerado
como una característica de los países culturalmente avanzados, formando una parte fundamental de su
Patrimonio Cultural”. En esta definición se puede cómo se introducen algunos conceptos fundamentales,
como los de representatividad, conservación y divulgación, de los que se hablará en profundidad en el pre-
sente trabajo de investigación.

27
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

En algunas publicaciones (p.e. Arana et al., 1992) aparece el término lugar de interés geológico (LIG),
utilizado prácticamente como sinónimo del concepto de PIG. En concreto los definen como “áreas o zonas
que muestran una o varias características consideradas de importancia dentro de la historia geológica de
una región natural. Se trata de recursos no renovables de índole cultural que constituyen el Patrimonio
Geológico de los habitantes actuales, y de los pertenecientes a generaciones venideras, de una región”.
Con respecto a esta reflexión, es importante señalar que algunos puntos de interés geológico no poseen
una relevancia fundamental a la hora de explicar la geología del lugar, pero sí presentan un interés, por
ejemplo, didáctico que les proporciona un alto valor. Sin embargo, otros autores (Lago et al., 2001) pro-
ponen la catalogación mediante otro término que sí posee una diferente significación: los dominios de
interés geológico (DIG). Estos autores argumentan que los DIGs abarcan zonas más amplias y pluridisci-
plinares que los PIGs, que les parecen más bien una curiosidad y que afirman que son incapaces de repre-
sentar, por ejemplo, estructuras sedimentarias de gran escala, dominios metamórficos o estructurales, y por
tanto son difícilmente armonizables con la historia de la Tierra. Además, afirman que los PIGs adolecen de
una limitación conceptual, ya que consideran sólo una o varias propiedades del área geológica sin garan-
tizar el análisis de su significado completo.
Con respecto a esta crítica, pensamos que si bien es cierto que puede ser difícil que los PIGs puedan
representar estructuras geológicas de gran escala, el resto de las críticas al concepto de PIG creemos que
pueden ser asumidas y superadas. En principio, nada en la definición de PIG limita el tamaño del mismo,
por lo que su extensión puede ser muy variada, aunque sí es cierto que generalmente se les asocia a super-
ficies menores que las de los DIGs propuestos por los autores mencionados, y que el término punto asig-
na intuitivamente un lugar de menor tamaño que al de dominio. Por otro lado, que un PIG muestre el sig-
nificado completo del lugar atiende más bien a la información analizada y aportada en el inventario, al
margen de que sea un PIG o un DIG. Incluso es más fácil, por su (en principio) mayor extensión, que un
DIG aporte una información más generalista y menos precisa que un PIG. De igual modo, que los PIGs
muestren la evolución de la historia geológica de un lugar es cuestión de que la selección de lugares sea
adecuada, contemplando la geodiversidad y los aspectos que serán comentados en el apartado 2-3.
Ambos conceptos, PIGs y DIGs son válidos como tal, incluso su utilización puede ser simultánea en un
mismo estudio. Además, para proporcionar una visión más global existen otros términos como el de geo-
parque o el de “contexto geológico” (framework), que serán introducidos más adelante.
La definición de PIG antes mencionada no hace referencia a la protección de los mismos. Sin embar-
go, García Cortés, Gallego y Palacio (1992) afirman que según su naturaleza y en función de la normativa
existente en materia de conservación de la naturaleza, en España los PIGs se tipifican como: parques,
monumentos naturales o elementos del Patrimonio Histórico. Esto significaría que sólo se podría denomi-
nar PIG a un elemento geológico que goce de algún tipo de protección legal y que además se correspon-
da con esas figuras, o aquellos que se considere que deben serlo. Hay que aclarar que el término PIG es
utilizado en muchos estudios como un término genérico, que no se refiere exclusivamente a lugares ampa-
rados bajo algún régimen de protección legal, sino a enclaves con interés geológico al margen de su situa-
ción administrativa. Esta fue además su utilización en los primeros estudios realizados por el IGME, donde
se definió el término. Además, tener en cuenta ese factor puede llevar a error, ya que la declaración de
estas figuras no depende de un organismo único con un criterio homogéneo, sino que en España es com-
petencia de cada una de las comunidades autónomas y en cada una de ellas el desarrollo de estas figu-
ras de protección ha sido muy desigual. Aunque ya se hablará de esto más adelante, pero para evitar con-
fusiones, cabe destacar que el término PIG como tal no cuenta, hoy por hoy, con ninguna figura legal que
le otorgue algún régimen de protección específico en ninguna comunidad autónoma española, excepto en

28
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Castilla-La Mancha, donde sí aparece el término regulado en la Ley Autonómica de Conservación de la


Naturaleza. Salvo por esta excepción, desgraciadamente no existe en España relación entre el término PIG
y la correspondiente figura de protección.
Ya se ha comentado que el término PIG fue acuñado a finales de la década de los setenta por inves-
tigadores del IGME, que de manera pionera crearon el desarrollo metodológico para el estudio del patri-
monio geológico en España. A pesar de que en esta materia España iba muy retrasada con respecto a otros
países, este término se anticipó al que más tarde se acuñó de forma uniformizada en la mayoría de los
países europeos. Este término es geotope, que suele traducirse al español como geotopo, o usarse en su
acepción inglesa sin ser traducido (no confundir el término geotope con Geotop, referido este último a un
proyecto de conservación y uso público del patrimonio geológico sueco, además de una marca comercial
de aparatos topográficos). Una definición representativa de geotope es: “aquellas partes de la geosfera
que están delimitadas en el espacio y que presentan una particular importancia geológica, geomorfológi-
ca o geoecológica. Son importantes testigos de la historia de la tierra y de la evolución del paisaje y del
clima. En función de si el proceso que los ha formado está activo o no, se puede hablar de geotopos acti-
vos o pasivos. Los geotopos deben ser conservados para generaciones futuras, y deben ser protegidos de
aquellos impactos que sean perjudiciales para sus contenidos, estructura, forma o futura evolución natu-
ral” (GEOForum; referencia digital). Por lo tanto, los geotopos son lugares que muestran fenómenos y pro-
cesos geológicos. Mercado (1999) define en función de su interés geotopos científicos, didácticos y turís-
ticos. El término geotopo se va utilizando cada vez con más frecuencia en proyectos españoles sobre patri-
monio geológico, como el ya mencionado IEIGC o el referido a la zona de Ansó (Pirineo aragonés, Teixell
et al., 2001).
Para algunos autores el término PIG debe incluir los bienes mueble (museos y colecciones) y para otro
no. En concreto, García Cortés (1996) afirma que no deben incluirse porque todo elemento del patrimo-
nio geológico debe protegerse en el marco legal sobre naturaleza, y los museos y colecciones se adscriben
a la Ley de Patrimonio Histórico. Teniendo en cuenta que ya se ha comentado la situación legal que rodea
al patrimonio paleontológico, debe asumirse que actualmente en España el patrimonio geológico en el
sentido amplio de la palabra (incluyendo el mueble y el inmueble) está amparado bajo diversas figuras de
protección y leyes diferentes. Aunque es evidente que lo ideal sería que una sola normativa específica regu-
lara todos los casos, en España aún dista mucho de ser una realidad. Si bien la argumentación de García
Cortés es lógica, pensamos que en los inventarios de PIGs es interesante incluir los bienes muebles, por-
que pueden poseer un importante valor científico, didáctico y cultural, aunque sea en una categoría espe-
cial y asumiendo las particularidades de su gestión.
Hay otros tipos de lugares cuya inclusión como parte del patrimonio geológico crea conflicto entre
diversos autores. Un ejemplo son los miradores, entendidos como aquellos lugares desde los que, por su
privilegiada situación, se observa una panorámica que permite o facilita la enseñanza, estudio o divulga-
ción del medio geológico del entorno. Existe una interesante publicación que discute brevemente el papel
de los miradores en el patrimonio geológico (Palacio, 1999). Lo más adecuado en este asunto es, en gene-
ral, no considerar el mirador como un punto de interés geológico. Un argumento a favor de esto es que se
trataría de un caso en el que lo que requiere conservación no es el punto de interés en sí, sino lo que desde
él se ve, lo cual es una incongruencia. Sin embargo, sí debe destacarse su existencia y posibilidades como
un recurso más, y abogar por el acondicionamiento físico y didáctico del lugar, así como velar para que se
conserven las características que permiten dicha observación.
Existen diversos términos equivalentes o similares al de punto de interés geológico, que pueden com-
pararse en la tablas 1 y 2. Uno de los más comunes, sobre todo en la bibliografía anglosajona es el tér-

29
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

mino geosite o simplemente site, el cual se puede considerar casi siempre equivalente al de geotopo. Tanto
es así que aunque habitualmente suele traducirse como geositio, a veces se hace directamente como geo-
topo. La única diferencia es que el término geosite se utiliza a menudo relacionado con el proyecto Global
Geosites de la IUGS, por lo que se refiere a lugares de interés global.
El término geosite se asigna a: “aquellas manifestaciones geológicas o geomorfológicas, terrenos o
paisajes que aportan una información indispensable por su contribución para el entendimiento de la his-
toria geológica de un país, región o continente, o procesos de carácter global“ (Wimbledon et al.,1997).
Este término se enmarca dentro del proyecto internacional Global Geosites, junto con el de framework. Se
entiende por frameworks aquellas áreas que muestran características de aspecto global fundamentales
para comprender la historia geológica del planeta. Por ello no se trata de ejemplos concretos representa-
tivos de la geología de un país, sino contextos geológicos que sean fundamentales para entender la evo-
lución del planeta, como registros sedimentarios, fases tectónicas, sistemas morfogenéticos, etc. En espa-
ñol el término framework suele traducirse como contexto geológico o utilizarse directamente en su acep-
ción original. El objetivo inicial del proyecto Global Geosites es localizar y definir estos contextos para, pos-
teriormente, identificar los lugares más valiosos y representativos de cada uno de ellos (es decir, los geo-
sites o geotopos). Por ello los términos geotope y framework están estrechamente relacionados. En el año
2000 se presentó el listado de los frameworks españoles propuestos a la IUGS, seleccionados por un equi-
po de invstigadores del Instituo Geológico y Minero (García Cortés et al., 2000). A lo largo de 2007, está
previsto, además, que se hayan identificado y seleccionado los más de 200 puntos o sites que represen-
tan dichos contextos españoles. En el Anexo 1 se incluye un resumen del funcionamiento y desarrollo del
proyecto Gobal Geosites.
La equivalencia entre los términos geotope y geosite ha sido utilizada en otras ocasiones con diferen-
te significado. En el Inventario de Espacios de Interés Geológico de Cataluña (IEIGC) realizado por la
Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y el Departamento de Medio Ambiente de la Generalidad de
Cataluña (Druguet et al., en prensa), se ha aprovechado la duplicidad de términos para darles un signifi-
cado diferente. De esta manera, el término geotope ha sido traducido y utilizado en el proyecto como geò-
top (geotopo en su versión española, GT) y se refiere a localidades y afloramientos de reducidas dimen-
siones con un significado geológico importante, no superando las 100 ha. de superficie. Por su parte, el
término geosite se ha traducido como geozona (GZ), y se ha referido a zonas que agrupan varios geoto-
pos próximos o directamente áreas de interés geológico pero de extensión superior a 100 ha. En este pro-
yecto engloban un término más, el de geoparque, del cual se hablará más adelante (Fig. 4).
Junto con estos términos existen otros más, definidos en función de su naturaleza, dimensiones y sis-
tema de gestión. Por ejemplo, en Australia se definieron algunos términos más, en su mayoría equivalen-
tes con algunos de los ya definidos. Así, la Geological Society of Australia (Geological Society of Australia;
referencia digital) definió el término Significant Geological Feature (SGF) como: “todos aquellos elemen-
tos con especial valor científico o didáctico que sean importantes para la enseñanza de la geología y la
investigación o sirvan de referencia”. Además, en su definición especifica que, por su importancia, “la
comunidad científica geológica considera que estos elementos deben ser protegidos y conservados”
(Geological Society of Australia, referencia digital). En esta definición, que hace hincapié en el interés cien-
tífico y didáctico, no se hace mención expresa a las dimensiones que deben tener los enclaves, pero en
otro texto de la GSA afirman que deben ser de tamaño afloramiento, independientemente de que su pro-
tección requiera la definición de una zona periférica mayor.
Análogamente, la GSA (referencia digital) también definió el término site, referido a áreas concretas
ya sean grandes o pequeñas, a diferencia de los features que se refieren a aspectos de la geología que no

30
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Terminologia d’espais Unitats d’informació


emprada en aquest projecte
Geòtop aïllat Geòtops en geozona

Geòtop
Tipus 1
(GT)

Geozona
Tipus 2
(GZ)

Geoparc
Tipus 3 No contemplat en aquest projecte
(GP)

Fig. 4. Esquema de organización de los geotopos, geozonas y geoparques en el Inventario de Espacios


de Interés Geológico de Cataluña (GENCAT; referencia digital)

tienen por qué tener unos límites concretos, como por ejemplo una disconformidad, una localidad fósil o
un lugar donde se esté desarrollando un determinado proceso, como puede ser la erosión litoral sobre
unos acantilados (estos son los ejemplos que propone Joyce (1999; referencia digital) para aclarar la dife-
rencia entre site y feature).
Además, desde 1977 y basándose en el análogo definido por el Joint Nature Conservation Committee
(JNCC) en Reino Unido, también usa el término monumento geológico en aquellos casos en los que se
trate de features esenciales de una región que son la base para la didáctica e investigación y que sirven
de referencia, de tal manera que en esa región la red de monumentos geológicos deberá estar formada
por tantos monumentos como sean necesarios para representar la geología de esa zona. En analogía a los
ya mencionados sites, la International Association of Geomorphologists (IAG) creó un grupo de trabajo
dedicado a identificar y definir Geomorphological sites.
En muchos casos, los términos hasta ahora definidos se integran en una serie de programas naciona-
les o internacionales de patrimonio geológico, siendo denominados por siglas referidas al proyecto en el
que inscriben. Se trata, por tanto, de conceptos análogos, pero que son denominados de diferente mane-
ra en función del marco legal, administrativo o conceptual en el que se inscriban.
Un ejemplo son los Geological Conservation Review sites de Gran Bretaña (GCR sites). Estos lugares
de interés fueron descritos dentro del marco del proyecto Geological Conservation Review, que consistió
en un inventario nacional de lugares de interés geológico que inició su búsqueda de lugares en 1977 y
acabó en 1990, auspiciado por el JNCC, si bien las labores de selección de enclaves puntuales ya se había
iniciado a finales de la década de los 40. Dentro de este proyecto se incluía un ambicioso plan de docu-
mentación sobre la geología del país y la consulta a numerosos especialistas de diferentes especialidades
geológicas. El resultado fue la publicación de 44 volúmenes temáticos de la geología del Reino Unido,
denominados Geological Conservation Review Series (Ellis, 2005). El equivalente en Irlanda del Norte se
denominó Earth Science Conservation Review (ESCR).
De los más de tres mil GCR sites identificados (Joint Nature Conservation Committee 2, referencia digi-
tal) se seleccionaron los más importantes (relevancia internacional y nacional) para que gozaran de una

31
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

protección legal. De esta manera surgieron los Sites of Special Scientific Interest (SSSI). Son cerca de 1.400
y constituyen una red de lugares importantes para el “pasado, presente y futuro desarrollo de la geología
en Reino Unido”, de manera que representan lo más significativo de la geología de ese país, reflejando la
diversidad de su historia geológica. Su declaración se basa en la Wildlife and Countryside Act de 1981,
aunque recientemente en el año 2000 una nueva normativa denominada Countryside and Rights of Way
Act 2000 (CROW Act) actualizó y aumentó el régimen de protección (Joint Nature Conservation
Committee 4, referencia digital).
Es muy importante recalcar que los SSSI gozan de un sistema de protección legal y un amplio recono-
cimiento a escala nacional, lo que hace que la conservación del patrimonio geológico en Gran Bretaña sea
de las más avanzadas de Europa. La equivalencia en Irlanda del Norte de los SSSI se denominan Areas of
Scientific Interest (ASSI), y en Gales Site of Importance for Nature Conservation (SINC).
Otro ejemplo es el de los Regionally Important Geological/geomorphological Sites (RIGS) (Fig. 5).
También fueron establecidos en Gran Bretaña en 1990 por el Nature Conservancy Council (NCC) y con-
siste en un programa desarrollado por iniciativas voluntarias de asociaciones locales no gubernamentales
(RIGS groups) que cuentan con la aprobación informal de las autoridades locales. Frente a los SSSI y los
GCR sites que son propuestas institucionales, los RIGS son iniciativas voluntarias de carácter particular que
no poseen ningún estatus legal. Los RIGS groups definen los County Geological Sites (CGS), también lla-
mados RIGS sites cuando el propietario del terreno permite el acceso. Ambos sirven de complemento a los
SSSI y que son puestos en conocimiento de las autoridades y son tenidos en cuenta en la planificación. En
el año 2004 existían 56 RIGS Groups en Reino Unido. Están formados mayoritariamente por museos y aso-
ciaciones ecologistas, y en menor medida por sociedades geológicas y universidades.

Internationa SSSI
National
Regional RIGS
County
Local

Scientific Teaching Aesthetic Historical Cultural

Fig. 5. Diferentes tipos de interés y relevancia de los Sites of Special Scientific Interest (SSSI) y los
Regionally Important Geological Sites (RIGS) del Joint Nature Conservation Committee (JNCC)

Otro término aunque con una significación algo diferente es el de los Geoparks (Geoparques).
Definidos por la UNESCO, se refieren a áreas de relevancia geológica, pero también a regiones donde se
pongan en marcha proyectos de desarrollo local. Con estas ideas se creó el diploma “UNESCO Geopark”,
sinónimo de desarrollo y conservación del medioambiente geológico, y al mismo tiempo se creó la red
internacional de geoparques (UNESCO 2, referencia digital). Posteriormente, en 1996 se creó también el
European Geoparks Programme, desarrollado por la UE en colaboración con la UNESCO y limitado, como
es lógico, al ámbito comunitario europeo. Conviene insistir en que no hay que confundir los Geoparques
promiovidos por la UNESCO con los Parques Geológicos, que son iniciativas de divulgación geológica que
no cuentan en muchos casos con cobertura legal y de los cuales hay varios ejemplos en España.
Es interesante matizar que en el ya citado inventario catalán, el término geopark se traduce como geo-
parc en catalán y geoparque (GP) en español, y se utiliza para denominar grandes espacios de interés geo-

32
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

lógico, pero sin contemplar los aspectos de desarrollo local considerados por la UNESCO. Sin embargo, en
las primeras etapas de realización del inventario (las realizadas hasta la fecha) no se contempla la defini-
ción de geoparques catalanes, así que habrá que esperar a que el proyecto avance para observar los cri-
terios con los que son definidos y si se puede establecer una analogía entre ambos términos o puede ser
un foco de confusión.
Por último, Corvea et al. (2004) definen en el ámbito de la divulgación geológica, el concepto de punto
de interés didáctico (PID), como “un recurso natural cuya singularidad, cualidades o propiedad facilitan
con un enfoque pedagógico, el conocimiento in situ de sus valores científicos y culturales”, y recomiendan
su definición con fines didácticos. Para su selección proponen una metodología similar a la de cualquier
inventario de puntos de interés geológico: un proceso basado en un 1) estudio previo, 2) descripción del
punto, 3) clasificación del mismo y 4) cartografía. En su propuesta de definición de PID definen 24 luga-
res que encajan con esa definición y que se sitúan en el extremo noreste de la Comunidad de Madrid.
Como se puede apreciar, la diversidad de términos es muy amplia. De ahora en adelante, nos referire-
mos con el término genérico de “punto de interés geológico” (PIG) a cualquier enclave que posea valor
geológico, sin entrar a discutir si se aproximaría más a la definición de geotopo, geozona, feature, site, etc.
Sólo hablaremos de estos términos cuando nos estemos refiriendo a uno de ellos en concreto, y por lo
tanto se relacione con el proyecto en el que fue definido y utilizado según lo expuesto en la tablas 1 y 2.

2.1.4. Georrecursos culturales

Con una significación diferente a los conceptos anteriores, hace tiempo que se utiliza el término geo-
rrecurso cultural. Se define como: “todos aquellos lugares de alto valor geológico que cumplan al menos
una de las dos condiciones siguientes: 1) que tengan un elevado valor científico y/o didáctico (equivaldría
a un PIG), 2) que sean susceptibles de ser utilizados y gestionados como recurso con la finalidad de incre-
mentar la capacidad de atracción global del territorio en el que se ubican y, en consecuencia, de mejorar
la calidad de vida de la población de su entorno” (Villalobos 2001, Villalobos et al., 2004). Como estos
mismos autores afirman, esto significa que aunque no tenga un excepcional valor científico, se tiene en
cuenta el potencial para la utilización económica, de tipo geoturística. Este término incorpora una visión
utilitarista que en el caso de los PIGs, como se verá más adelante, se contempla a la hora de analizar su
potencialidad de uso, pero no se tiene en cuenta en su valoración.
Un término similar pero con matices propios es el de recurso geocultural. Se definen como: “los ele-
mentos (geológicos) del entorno natural que sirven al hombre para ampliar el conocimiento de su propia
historia y enraizamiento en el medio, para satisfacer toda una serie de necesidades de carácter espiritual
o intelectual” (ITGE, 1988). La diferencia con respecto a los términos anteriores es muy difusa, y aunque
podría usarse como sinónimo de las mismas, puede ser que el matiz diferenciador es que un PIG debe
poseer relevancia geológica, aunque puede poseer un valor cultural que incluso supere al geológico. En el
caso de los recursos geoculturales no queda reflejado que deba tener importancia geológica, sino sola-
mente ser de naturaleza geológica y poseer un valor intelectual o espiritual.

2.2. ANTECEDENTES SOBRE EL ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Ya se comentó con anterioridad que el estudio del patrimonio geológico es relativamente reciente en
España. Los primeros trabajos datan de finales de los años 70, y a pesar de que han pasado casi 30 años
desde ese inicio ligado al IGME, el desarrollo del patrimonio geológico en nuestro país ha sido desigual.

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Tabla 1. Principales términos equivalentes al de punto de interés geológico mencionados en el texto y utilizados en diferentes países

Explicación de los parámetros descritos: Límites definidos: si para la utilización del término es imprescindible delimitar exactamente sus límites;
Implica protección legal: si su declaración va acompañada de un régimen de protección por sistema; Contempla la representatividad: si la repre-
sentatividad es un factor a la hora de la selección y definición del lugar; Carácter oficial del término: si el término es aceptado como referencia por
alguna institución-organismo-administración; Dimensiones: si existe unos requisitos mínimos y/o máximos en sus dimensiones por definición;
Relevancia mínima: que debe poseer el punto para ser seleccionado; Interés: tipo de interés valorado para la selección
(*): no institucional, aunque pueden tener reflejo en normativas locales
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos
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ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Tabla 2. Principales términos equivalentes al de punto de interés geológico mencionados en el texto y utilizados en España

Explicación de los parámetros analizados: Límites definidos: si para la utilización del término es imprescindible delimitar exactamente sus límites;
Implica protección legal: si su declaración va acompañada de un régimen de protección por sistema; Contempla la representatividad: si la repre-
sentatividad es un factor a la hora de la selección y definición del lugar; Carácter oficial del término: si el término es aceptado como referencia por
alguna institución-organismo-administración; Dimensiones: si existe unos requisitos mínimos y/o máximos en sus dimensiones por definición;
Relevancia mínima: que debe poseer el punto para ser seleccionado; Interés: tipo de interés valorado para la selección
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Por un lado no se puede negar que la concienciación hacia la geoconservación y la presencia del patri-
monio y de la geodiversidad es mucho mayor en la actualidad que hace unos años, y que el número de
estudios empieza a ser voluminoso y cada vez hay más grupos que se ocupan de su estudio. Sin embar-
go, este avance y la entusiasta labor de las asociaciones dedicadas a su estudio contrasta con el papel que
el patrimonio juega a nivel administrativo, así como su cobertura legal. En la actualidad, prácticamente
todas las autonomías cuentan con inventarios de puntos de interés, pero sólo en un par de ellas se trata
de inventarios sistemáticos que hayan partido de iniciativas administrativas, siendo en el resto de los casos
obras divulgativas o el resultado de proyectos de investigación promovidos a título particular por grupos
de trabajo generalmente ligados a universidades. A continuación se va a hacer referencia a algunos de los
estudios de patrimonio geológico que se han realizado a escala nacional e internacional, porque al defi-
nir algunos términos en los apartados siguientes se hará mención a los mismos. Hay que tener en cuenta
que el avance del estudio del patrimonio geológico ha ido de la mano del desarrollo de términos relacio-
nados con él, como geoconservación y geodiversidad. Es más, en muchos casos el estudio del patrimonio
geológico surgió como primera medida de geoconservación, protegiendo en primer lugar aquellos lugares
cuyo interés científico y/o didáctico fuera relevante. En realidad, estos términos (geoconservación, geodi-
versidad, patrimonio geológico) son el fruto de una evolución en la forma de entender la relación entre el
hombre, la Tierra y la explotación de los recursos naturales.
El estudio del patrimonio geológico se inició mucho antes que en España en algunos otros países. En
Gran Bretaña, pionera europea a este respecto, se inició la selección de lugares de interés geológico en
1949, aunque el estudio sistemático en realidad comenzó en 1977 y se dio por concluido en 1990. Este
inventario poseía una clara vocación conservacionista, ya que estaba acompañado de un mecanismo legal
de protección de los PIGs. Esto último es lo que da un especial valor a dicho inventario, y la prueba es que,
a pesar del paso del tiempo, existen en la actualidad pocos inventarios europeos que contemplen dicho
aspecto. Es importante reseñar que tan sólo un año más tarde del inicio de este inventario en Gran Bretaña
fue cuando el IGME inició su equivalente “Inventario nacional de puntos de interés geológico”, lo que
demuestra el talante pionero de estas investigaciones en España. Por desgracia, la realización de dicho
inventario sería abandonada unos años más tarde por motivos presupuestarios. El resultado es que en
Gran Bretaña ese listado oficial existe desde hace casi 15 años y en España sólo se dispone de algo simi-
lar en dos de las 17 comunidades autónomas (a las que añadir Navarra, que prevé tener finalizado su
inventario en el 2007).
En Australia el estudio del patrimonio geológico también se inició a mediados del siglo XX, creando
un desarrollo metodológico muy completo adaptado a las características de su problemática particular, que
en muchos casos ha sido analizado de manera independiente en cada uno de los estados que la compo-
nen (como es el caso de Victoria, Queensland o Tasmania). En otros países, como por ejemplo Alemania,
ya existía en 1969 un grupo nacional centrado en geoconservación, denominado GEA, cuyo objetivo era
la identificación de lugares geológicos de interés científico y divulgativo en ese país.
Los trabajos sobre patrimonio geológico y geoconservación realizados en diversos países europeos die-
ron lugar a que en 1988 se reunieran geólogos de siete países (Austria, Dinamarca, Finlandia, Reino Unido,
Irlanda, Noruega y Holanda) para poner en común sus ideas y problemáticas. Esta “primera reunión inter-
nacional de geoconservación” incluía entre sus temas fundamentales cómo afrontar el proceso de selec-
ción y clasificación de puntos de interés y patrimonio geológico, y su posterior gestión garantizando su
conservación. Esta primera cita sirvió de base para que se realizaran varias reuniones más (entre ellas la
de Digne, Francia en 1991, a la que asistieron más de un centenar de especialistas), incluyendo geólogos
de otros países, como Suiza, Francia y Bélgica. De este modo, en 1993 se creó la Asociación Europea para

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ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

la Conservación del Patrimonio Geológico (ProGEO), marco de referencia actual a nivel europeo para la
conservación y estudio del patrimonio geológico, a la que se incorporaron varios países más, entre ellos
España, en la década de los noventa.
Fruto de la creación de esta asociación internacional fue la definición de programas internacionales de
patrimonio geológico. Quizá el proyecto internacional de mayor relevancia para el estudio del patrimonio
geológico sea el llamado Global Geosites (ver Anexo 1). Iniciado en 1995 por la IUGS (International Union
of Geological Sciences; referencia digital), se trata de un proyecto cuyo objetivo es realizar un inventario
de puntos de interés geológico global. Este proyecto sirve de referencia al basarse en un desarrollo meto-
dológico consensuado entre los diferentes países que forman parte del proyecto y a él se hará referencia
en los apartados siguientes.
Además, la UNESCO se hizo eco, en el año 2001, del interés del patrimonio geológico e incluyó una
declaración específica en la que hacía una serie de recomendaciones para garantizar su conservación
(UNESCO 1; referencia digital). En dicha declaración se insiste en la idea de la pertenencia del patrimonio
geológico al patrimonio natural y la necesidad de su estudio y prioridad de su conservación. También insis-
te en que las acciones encaminadas por los países deben centrarse en buscar formas de desarrollo soste-
nible, protección de los lugares de interés y divulgar al gran público aspectos relacionados con las Ciencias
de la Tierra.
Otro programa internacional relacionado con el patrimonio geológico es el denominado Geopark que
ya ha sido mencionado con anterioridad. Los geoparks o geoparques (traducción más común al español)
son territorios de gran valor geológico patrimonial gestionados mediante una estrategia de desarrollo sos-
tenible, inicialmente por un programa europeo, y ahora extendido al ámbito mundial por la UNESCO. Este
programa está todavía en un estado inicial, pero se prevé un importante impulso en el futuro, con un ritmo
medio de 20 geoparques nuevos al año.
Los estudios de patrimonio geológico realizados en España fueron citados brevemente en el capítulo
1. Los más importantes y con desarrollo metodológico más elaborado corresponden a los realizados por
el IGME a finales de los años 70 y principios de los ochenta. Posteriormente, destacan por su escala de
trabajo los realizados por la Generalidad de Cataluña y la Junta de Andalucía en sus respectivas comuni-
dades autónomas. Sobre todo en la primera de ellas, el desarrollo metodológico toma como base la pro-
puesta de trabajo de ProGEO.
El inventario de espacios de interés geológico de Cataluña (IEIGC) fue realizado de manera conjunta
por el Departamento de Geología de la Universidad Autónoma de Barcelona y el Servicio de Planificación
y Gestión del Entorno Natural, dependiente del departamento de Medio Ambiente de la Generalidad de
Cataluña (Druguet et al., en prensa; Herrero et al., en prensa; Herrero, 2004a, 2004b). De una manera
resumida, este inventario se llevó a cabo gracias a la colaboración de más de 40 especialistas en Ciencias
de la Tierra, cuya misión era seleccionar los puntos de interés geológico catalanes que a su juicio eran sus-
ceptibles de formar parte del inventario. En las reuniones mantenidas por este equipo de trabajo se pro-
pusieron 350 puntos como posibles lugares a incluir en el inventario. Tras el análisis y comparación de los
mismos se seleccionaron los 153 puntos definitivos, cuya descripción fue realizada por 73 especialistas.
Este conjunto de puntos representa la evolución geológica del territorio catalán. Debido a la participación
de un grupo tan numeroso de especialistas, este inventario cuenta con una alta aceptación por parte del
colectivo de geólogos, ya que parte del consenso e implica a grupos de trabajo muy diversos.
El inventario realizado por la Junta de Andalucía consiste en un listado de más de 550 puntos de inte-
rés geológico. Este trabajo lo ha realizado la Junta en colaboración con la Universidad de Granada y
empresas colaboradoras. En este caso ha confeccionado un SIG que contiene un conjunto de puntos, de

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

los cuales se describen sus características básicas, se delimita sobre una cartografía basada en ortofoto-
grafías y se analiza su relación con la red de espacios naturales protegidos de Andalucía (RENPA). En rela-
ción con este mismo estudio están otras iniciativas pioneras en nuestro país iniciadas por la junta de
Andalucía como es la ya citada Estrategia Andaluza para la Conservación de la Geodiversidad.

2.3. CARACTERÍSTICAS DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

En este apartado se van a exponer las principales características del patrimonio geológico que justifi-
carán y definirán los métodos de estudio, conservación y gestión, por lo que su aclaración y comprensión
desde el principio es importante.
En el primer Simposio Internacional sobre Protección del Patrimonio Geológico, celebrado en Digne
(Francia) en 1991, se redactó una declaración común denominada Declaración Internacional de los
Derechos de la Memoria de la Tierra (Anexo 2). En ella más de un centenar de especialistas en Geología
expresaban la importancia del patrimonio geológico. En esta declaración se hacía hincapié en algunos con-
ceptos que ya han sido comentados anteriormente: 1) el patrimonio geológico es una parte importante del
patrimonio natural; 2) es el registro del pasado de la Tierra y que puede ser interpretado por especialistas;
3) este registro puede poseer un valor excepcional y que al igual que el patrimonio cultural debe ser pro-
tegido; y 4) no somos propietarios de él sino depositarios, y por lo tanto responsables de su conservación
para el disfrute de las generaciones futuras.
En la III Reunión Nacional de la Comisión de Patrimonio Geológico de la Sociedad Geológica de España
(SGE) celebrada en Girona en 1997 se redactó, a su vez, una declaración a modo de decálogo que insiste
en la importancia del patrimonio geológico en el marco de la situación española. En este caso se llamó
Declaración de Girona (Anexo 3), y se centra en la relación entre el patrimonio geológico y el medio bio-
lógico, y sobre todo en la necesidad de dar un impulso a su investigación, preservación y utilización en
ámbitos que incluso superen los especializados (Durán et al., 1998a).
En general, se considera que el estudio de patrimonio geológico es importante porque:
– es una parte importante del patrimonio natural, tal y como fue definido en el apartado 2.1
– permite conocer la historia de la Tierra
– es importante para el conocimiento científico
– en muchos casos posee un interés didáctico que debe ser aprovechado para la formación intelectual
y para la concienciación de la sociedad en general
– sirve de nexo entre la historia del hombre y de la Tierra, y en muchos casos posee una significación
cultural
– constituye el soporte sobre el que se sustenta la actividad biológica y es el “armazón” del paisaje.
El patrimonio geológico está formado por un conjunto de entidades físicas, resultado de la acción de
uno o varios procesos geológicos, que han podido actuar simultáneamente o desfasados en el tiempo. Los
elementos pertenecientes al patrimonio geológico presentan una serie de características, como:
– poseen una determinada singularidad, por lo que tienen un valor por sí mismos. Su interés es fun-
damentalmente científico y/o didáctico y su importancia puede ser valorada al menos por compara-
ción con otros ejemplos
– presentan una gran heterogeneidad fundamentalmente con respecto a su naturaleza, fragilidad y
dimensiones

38
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

– pueden encontrarse in situ o haber sido extraídos de su lugar natural para su estudio y/o exposición,
formando, en ocasiones, parte de colecciones particulares o bienes museísticos
– tienen unos límites espaciales concretos, por lo que pueden ser delimitados
– poseen una vulnerabilidad intrínseca que puede cuantificarse, a la que habrá que añadir una pre-
sión por factores externos, que puede cambiar a lo largo del tiempo
– en su mayoría se trata de recursos no renovables. Su destrucción es casi siempre irreversible al
menos a escala de percepción humana, ya que el hombre no tiene capacidad de repetir los proce-
sos que le han dado lugar y su formación implica la participación de procesos que pueden no estar
activos en la actualidad, que actúan durante un largo periodo de tiempo o en condiciones muy dife-
rentes a las actuales (esta destrucción sería equiparable a la extinción de una determinada especie
biológica)
– su distribución territorial suele mostrar una localización irregular y en muchos casos una marcada
diseminación (espacios dispersos y de pequeña extensión), o por el contrario, una alta concentración
de varios puntos en un mismo sector y muy pocos en el resto del área.
La singularidad de los elementos que componen el patrimonio geológico viene dada por ser:
1) Lugares que muestran procesos
únicos (en la bibliografía anglo-
sajona suelen referirse a ellos
con el término unique sites). Son
“rarezas” geológicas, resultado
de procesos geológicos excep-
cionales y poco comunes. Un
ejemplo es el afloramiento del
límite Cretácico-Terciario enri-
quecido de iridio conocido como
la Capa Negra de Caravaca de la
Cruz (Murcia) que también aflo-
ra en Zumaya (País Vasco).
También el término único se
suele referir a lugares donde se Foto 4. Playa de Zumaya (Guipúzcoa), ejemplo de unique site
pueda reconocer un aspecto
difícilmente observable en otro lugar (llamado entonces singular) o incluso no identificable en nin-
gún otro sitio (en este caso sería único). En este caso son procesos relativamente normales en la
evolución geológica de un lugar pero que raramente dejan registro, como, por ejemplo, la preser-
vación de un determinado tipo de icnitas. Los lugares únicos (unique sites) son en realidad el extre-
mo de un caso singular, del que sólo hay un ejemplo. Pero el concepto “único” es muy relativo y
puede estar sujeto a muchas interpretaciones. Partiendo del hecho de que no hay dos lugares exac-
tamente iguales, todos los afloramientos pueden ser considerados únicos. Por ello es importante
matizar este término, ya que además, es un concepto relativo al área de estudio, y por lo tanto
también este término difiere en función del enfoque que se dé al estudio que lo enmarca. Así, en
los proyectos regionales y globales de patrimonio geológico (como el citado Geosites), el concep-
to de único se refiere a áreas relativamente extensas, a las que se les asigna una serie de patro-
nes que definen esa singularidad. Hay además una observación interesante a este término en rela-

39
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

ción con el de representatividad como modelo anteriormente definido: ocurre a veces que unos
determinados lugares son representativos a nivel nacional y únicos a nivel mundial. Este tipo de
elementos es uno de los principales objetivos de los estudios suprarregionales. Un ejemplo podría
ser la formación de llanuras de inundación proglaciares activas (sandur). En un país puede haber
varios ejemplos de ellas, pero puede darse el caso de que no existan más ejemplos en ese mismo
continente.
2) Lugares modélicos (best sites):
se refiere a aquellos lugares
donde puedan verse los mejores
ejemplos de un determinado
aspecto, es decir, los que sean
representativos como modelos y
se usen como referencia. Este es
el significado de representativi-
dad tal y como la define el pro-
yecto Global Geosites. Por
ejemplo, el Gran Cañón del
Colorado (Arizona, USA), las
terrazas travertínicas de
Pamukkale (Turquía) Foto 5. Gran Cañón del Colorado (USA), ejemplo de best site
3) Lugares originales (first), que
son aquellos lugares en los que
se hayan definido o reconocido por primera vez aspectos geológicos, como la localidad tipo de un
determinado mineral, una determinada estructura sedimentaria o resto fósil, aunque con posterio-
ridad se hayan hecho modificaciones a la definición o se hayan encontrado mejores ejemplos. Un
ejemplo es la Caldera de Taburiente, en La Palma (Canarias), lugar que dio nombre a este tipo de
estructuras volcánicas en todo el mundo, y que fue utilizado por primera vez en 1825. El vulcanó-
logo alemán Von Busch denominó “caldera” a la depresión interior de Taburiente rodeada por
escarpes de hasta más de dos mil metros de altura, por su similitud con el caldero en el que los
nativos cocinaban sus alimentos (Anguita et al., 2002). Este término se ha extendido y se utiliza
en todo el mundo para denominar las depresiones volcánicas de colapso y forma subcircular, a
pesar de que, paradójicamente, la de Taburiente es de origen erosivo y no es, por tanto, una “ver-
dadera caldera”. Otros ejemplos son las Islas Nunatak en Alaska (USA) que dan nombre a las mon-
tañas que sobresalen de los casquetes glaciares, el río Meandro (Turquía), o el término geysir,
topónimo islandés que de manera generalizada se utiliza para definir los manantiales de agua ter-
mal que brotan enérgicamente a intervalos de tiempo más o menos regulares (el término provie-
ne de Geyser, pequeñísima localidad situada en el interior de Islandia donde hay numerosos y
espectaculares chorros termales que han bautizado este fenómeno. El término se ha adaptado en
español e inglés cambiando la “y” por “i”, modificando la grafía y pronunciación original del topó-
nimo). Otro ejemplo, pero que en este caso propició un error en la denominación, es el aflora-
miento de andalucitas situado en las inmediaciones de El Cardoso de la Sierra (Guadalajara) fue
donde por primera vez fue descrito dicho mineral. Werner confundió el lugar de origen de las mues-
tran, creyendo que los ejemplares estudiados procedían de Andalucía, por lo se le dio al mineral el
nombre que ahora lleva. Es uno de los 18 minerales que tienen su localidad tipo en España.

40
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Entre los lugares originales


(first en términos ingleses),
se incluyen lugares-aflora-
mientos que fueron impor-
tantes para el avance de la
Geología, ya que apoyándo-
se en las evidencias geológi-
cas allí observables y en su
interpretación se elaboraron
hipótesis e incluso teorías
científicas. Aunque no se
centre en una propiedad
intrínseca del elemento geo-
lógico en concreto, este
aspecto es muy interesante Foto 6. Geysir (Islandia) ejemplo de first
ya que relaciona el patrimo-
nio geológico con la historia de la Geología como ciencia. Algunos lugares que pueden servir de
ejemplo son la Agassiz rock, cerca de Edimburgo, o Siccar Point, también en el norte de Escocia.
La Agassiz rock es un bloque errático de composición andesítica bautizado así porque en 1840 fue
estudiado por Louis Agassiz. Este geólogo suizo había enunciado tres años antes la revolucionaria
teoría glaciar, en la que identificaba un pretérito gran periodo glaciar que cubrió de hielo todo el
norte de Europa, Asia y América, lugares en los que en ese momento no existía hielo más que en
las altas montañas. El bloque errático se sitúa cerca de Edimburgo, e interpretó su localización
como resultado del transporte glaciar, siendo el primer lugar del mundo donde se describió una
morfología glaciar en un lugar donde no existían restos activos de hielo, ya que hasta entonces los
bloques erráticos habían sido descritos en los Alpes, en zonas libres de hielo pero cercanas a los
glaciares. Esta afirmación supuso la introducción de la teoría glaciar en Escocia, y tardó más de dos
décadas en ser aceptada plenamente por la comunidad científica. Actualmente, a pesar de que la
erosión ha disimulado las estrías que fueron fundamentales para su interpretación, se encuentra
protegida por su importancia como punto clave para el conocimiento geológico de Escocia, y en
particular del desarrollo de la teoría glaciar. Fue, además, uno de los primeros lugares geológicos
en ser protegidos en Escocia, y en ese lugar se instaló en 1920 una placa conmemorativa de la
visita de Agassiz (no confundir este bloque con otro con el mismo nombre situado en
Massachussets (USA) que está protegido desde 1957, o con un risco granítico que también se
llama igual y que está situado en el Parque Nacional de Yosemite).
El otro ejemplo, la discordancia de Siccar Point (Berwickshire, Escocia), fue descrita en 1788 por
James Hutton. En dicho lugar costero las capas subverticales de pizarras del Llandovery (Silúrico)
están cubiertas por brechas y areniscas rojizas del Devónico superior o Carbonífero inferior, dando
lugar a una espectacular discordancia. Este afloramiento fue clave para que Hutton pudiera apo-
yar sus hipótesis sobre la edad de la Tierra, en contra de las ideas aceptadas en aquella época.
4) Patrones (patterns): se refiere a lugares que han definido estratotipos u otros sistemas de correla-
ción global, en especial los de referencia a nivel internacional. Es importante señalar que este tipo
de lugares o elementos no tienen por qué ser representativos como modelos (por ejemplo una serie
estratigráfica asociada a un medio sedimentario concreto), sino que su importancia se debe a la

41
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Foto 7. Estratotipo del límite Aaleniense-Toarciense (GSSP) en Fueltelsaz (Guadalajara)

información espacio-temporal que proporcionan y a que sirven de referencia a determinada esca-


la. Un ejemplo de patrón son los Global Standard Stratotype Section and Point (GSSP) definidos
por la International Commission on Stratigraphy (referencia digital) dependiente de la Unión
Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS), como el GSSP del límite Aaleniense-Toarciense en
Fuentelsaz (Guadalajara), a día de hoy el único definido en España. Los GSSP son estratotipos refe-
ridos a la definición y reconocimiento del límite estratigráfico entre dos unidades cronoestratigrá-
ficas formales del Fanerozoico (para los límites cronoestratigráficos del Precámbrico se definieron
los Global Standard Stratigraphic Age, GSSA). Su designación es única (aunque haya varios con
idéntica calidad) y puede darse el caso de que para algún límite cronoestratigráfico no se defina
un GSSP porque no se haya encontrado ningún afloramiento lo suficientemente completo en nin-
gún lugar del mundo. De hecho, a día de hoy sólo se ha identificado un 40% de los posibles GSSPs.
5) El proyecto Global Geosites define otra categoría, la de zonas de interés regional, entendidas como
lugares que muestran características geológicas que sirven de rasgo identificativo de una región
geológica y que la hacen diferente a las demás. Son lugares que modelizan la arquitectura geoló-
gica de una determinada región, o que caracterizan episodios en su evolución geológica. Por ejem-
plo, el conjunto de lugares que muestren bien las diferentes etapas de la evolución tecto-sedi-
mentaria de la cuenca surpirenaica.

42
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Foto 8. Pliegues sintectónicos de la cuenca surpirenaica en Morillo de Liena (Huesca)

6) Aquellos lugares que siendo de origen natural han quedado expuestos o son visibles debido a la
acción antrópica pero presentan interés. Por ejemplo, un corte estratigráfico en el talud de una
carretera o una estructura tectónica visible en el frente de explotación en una cantera. Existen
numerosos ejemplos de interesantes estructuras sedimentarias, petrológicas, tectónicas y de otro
tipo, que por acción del hombre han sido descubiertas o han quedado magníficamente expuestas.
Algunos ejemplos son: el sistema de fallas normales visibles en el talud de la carretera Granada-
Motril (Granada), las lamproítas de Cerro Negro de Caravaca de la Cruz (Murcia) (al descubierto
una cantera), el pliegue Zalesky (pliegue tumbado en cuarcitas situado en la mediana de la auto-
vía A-1 a la altura del kilómetro 48, Madrid), la sección de la falla de El Molar (Madrid) en el kiló-
metro 42 de esta misma carretera, los fósiles ordovícicos descubiertos al construir Túnel del Fabar
(Asturias), o las tobas volcánicas del Enebrico (Ciudad Real). Al fin y al cabo los restos paleonto-
lógicos son un ejemplo de este caso, ya que prácticamente la totalidad de los fósiles se han des-
cubierto en excavaciones y no porque la erosión los haya dejado al descubierto.
El caso contrario sería el de aquellos afloramientos visibles en sección por procesos naturales o que
la erosión ha dejado al descu-
bierto, es decir, la inmensa
mayoría de los casos. Valgan
como ejemplos los depósitos
fluvio-glaciares de Llauset
(Huesca), seccionados por la
acción fluvial; o el barranco de
las Angustias en la isla de La
Palma (Canarias), donde la
acción torrencial ha realizado la
que se considera una de las sec-
ciones más completas a escala
mundial de un edificio volcáni-
co submarino (Anguita et al.,
Foto 9. Sistema de fallas normales en la carretera Granada-Motril
2002).

43
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

El caso extremo se ha dado en algunos lugares donde son muy escasos los afloramientos con
potencial científico y didáctico, por lo que se ha llegado a plantear incluso la creación deliberada
de afloramientos en lugares donde se conoce que existen determinadas estructuras sedimentarias
no visibles debido a la falta de una sección natural. En Holanda se propuso la creación de aflora-
mientos artificiales que permitieran observar con fines didácticos la estructura interna de algunos
monumentos naturales. Tal es el caso de los depósitos glaciares de Galgenberg y Sallandse
Heuvelrug (Gonggripj, 2000).
7) También es interesante considerar lugares relacionados con la geología ambiental y con procesos
geológicos activos que hayan tenido lugar tiempos históricos, sobre en épocas recientes. Estos pue-
den mostrar la dinámica actual del planeta y ayudan a entender la relación entre el hombre y los
procesos geológicos. Un ejemplo relacionado con la geología ambiental es la antigua ciudad de
Éfeso (Turquía) que en épocas del imperio romano constituyó una importante ciudad con un tea-
tro para más de 24.000 espectadores. Los inadecuados usos del territorio mantenidos en el entor-
no de la ciudad durante siglos modificaron la dinámica fluvial y litoral del entorno de la ciudad,
anegándose de sedimentos la bahía que servía de abastecimiento a la ciudad, por lo que en el
siglo IX tuvo que ser abandonada. Hoy en día, la línea de costa se sitúa a varios kilómetros de su
posición original. Otros ejemplos son el desprendimiento de El Valle (Murcia) que tuvo lugar en
septiembre de 2003 como resultado de un pequeño seísmo, o el colapso kárstico que tuvo lugar
en 1912 en el pueblo de La Frontera (Cuenca) que acabó con buena parte de los cultivos situados
en las inmediaciones del pueblo (Kindelán et al., 1927). Con respecto a los procesos activos, algu-
nos de los más ilustrativos a menudo tienen consecuencias trágicas, lo que hace que tratar estos
asuntos siempre sea un asunto delicado. Como por ejemplo en Le Tour (Francia), donde en el año
1999 un alud arrasó varias hectáreas de bosque y parte de una urbanización de alta montaña de
los Alpes causando 12 víctimas, o el fenómeno torrencial que tuvo lugar en el Barranco de Arás
(Huesca) en 1996 y que arrasó el camping Las Nieves y es una de las peores catástrofes naturales
ocurridas en España.

Foto 10. Ruinas romanas de Efeso (Turquía)

44
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

8) Junto a los ejemplos excepcionales o altamente singulares, hay que incluir aquellos elementos que
sean representativos de la geología de una determinada región, que la caracterizan, la definen y
sirven de rasgos geológicos identificativos. Pero la representatividad puede utilizarse según dos
acepciones. Por un lado se suele considerar como un elemento representativo de la geología de
una determinada zona algo característico o típico del lugar, como una estructura o material que
aflora con frecuencia, se repite en el paisaje o lo condiciona. Frente a esta acepción, en otros luga-
res el concepto de representatividad se refiere a constituir la manifestación más completa y expre-
siva de un fenómeno geológico, sea éste excepcional o de la dinámica ordinaria y habitual del pla-
neta. Este es el significado que asigna al término representatividad el proyecto Global Geosites.
Para evitar confusiones aquí nos referiremos a dicho término según la primera de las acepciones
descritas (como algo típico o característico) mientras que a la otra definición haremos referencia
con el término “representativo como modelo”. La diferencia entre ambos conceptos se basa en
que un PIG representativo (característico) no tiene por qué ser válido como modelo general ni ser
un modelo de referencia a gran escala (regional o global). La representatividad es un término más
relacionado con la geodiversidad, y por lo tanto fundamental en inventarios o estudios de patri-
monio geológico de escala nacional o inferior, mientras que los proyectos supranacionales suelen
trabajar con el concepto de representatividad como modelo, sobre todo de cara a definir lugares
susceptibles de ser incluidos en listados globales como los de patrimonio natural mundial de la
UNESCO. Como más adelante se discutirá, es precisamente el concepto de representatividad
entendida como algo característico, el lugar de intersección entre el patrimonio geológico como tal
y la geodiversidad. Por ello, incluso en el proyecto Geosites se define una modalidad más para la

Foto 11. Uno de los cerros testigo llamados Tetas de Viana (Guadalajara), representativos del paisaje de la región alcarreña

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

inclusión de puntos de interés: el de diversidad geológica. Esto es debido a que al tratarse de un


proyecto de patrimonio geológico sensu estricto no contempla aspectos como el de representati-
vidad ( = característico). Por ello incorpora este factor que en su caso siempre será secundario, pero
que en el ámbito nacional o subnacional es fundamental.
Asumiendo que no son de origen natural, pero atendiendo a su interés didáctico y cultural, en los
estudios de patrimonio geológico puede ser interesante reflejar la existencia de elementos que son
importantes para entender el avance de la geología como ciencia, aunque sean resultado de la
acción del hombre. El tratamiento debe ser independiente, en muchos casos en un capítulo anexo,
pero que puede relacionarse con el patrimonio geológico local. Un ejemplo de este tipo de ele-
mentos relacionados es el mapa original en el que Schrader plasmó su interpretación de la geolo-
gía del Macizo de Monte Perdido a principios del siglo XX. Este manuscrito singular, que supuso
un gran avance en el conocimiento geológico de este emblemático lugar, puede consultarse en el
recibidor del Parador Nacional de Monte Perdido, donde decora una de sus paredes.
Por último, conviene destacar que pueden darse duplicidad de casos, es decir, que estas categorías no
son excluyentes, excepto las que sean contradictorias. Por ejemplo, un mismo lugar puede ser único para
varias materias de las Ciencias de la Tierra (en sentido geomorfológico, estructural o paleontológico, por
ejemplo), o un lugar puede considerarse como único (unique site) y a la vez original (first).

2.4. OBJETIVOS, INTERÉS Y APLICACIONES DEL ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

El estudio del patrimonio geológico tiene unos objetivos intrínsecos que parten de su propia defini-
ción, al margen de otros objetivos específicos que puedan justificar u orientar la realización de una deter-
minada investigación o su posible aplicación. El estudio del patrimonio busca 1) identificar, 2) valorar, 3)
conservar y 4) divulgar aquellos lugares que posean un elevado valor, en este caso en relación con las
Ciencias de la Tierra. Sólo atendiendo a estos cuatro objetivos se podrá hablar de una gestión integral del
patrimonio geológico.
Cuando se habla de identificar, se entiende que se pretende localizar y describir aquellos lugares de
valor geológico sobresaliente, ya que no todo elemento o rasgo geológico posee, por definición, un valor
patrimonial. La identificación exige la existencia de una metodología de selección que permita discernir
entre lo que posee un elevado valor y lo que no. Los elementos geológicos, a veces, muestran su valor de
una manera evidente para el no experto, pero en la mayoría de las ocasiones requieren que la información
que nos proporcionan sea interpretada por un especialista. De la misma manera, no todos los lugares pro-
porcionan la misma información geológica o la muestran de manera igual de clara y evidente. Por ello, el
primer objetivo de los estudios de patrimonio geológico es localizar e identificar estos lugares. La identifi-
cación exige también una clasificación de los elementos seleccionados, agrupándose a menudo ambas
acciones, identificación y clasificación, bajo el término catalogación. La clasificación exige también un des-
arrollo metodológico y una discusión, ya que puede hacerse en función de varios parámetros, siendo el
resultado muy diferente según los casos. Para ello es indispensable una información geológica de partida
que, dependiendo del detalle, servirá de base para la recopilación y el análisis de la información. Este
aspecto será desarrollado con detalle en el capítulo 3.
El segundo objetivo es valorar y definir el interés. Algunos autores denominan a este proceso valorizar
o poner en valor, mientras que en la bibliografía anglosajona, el proceso de valorar se denomina “asignar
significación”. De la misma manera que no todos los elementos geológicos poseen un valor patrimonial,
los que lo poseen no tienen el mismo grado de importancia. Por ello es fundamental valorar el interés del

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ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

patrimonio geológico, ya que en función de la valoración pueden desarrollarse determinadas acciones


enfocadas a la conservación y utilización. Esta valoración podrá hacerse de manera cualitativa o cuantita-
tiva; también podrá ser relativa, es decir, por comparación. Por ejemplo, mediante una escala del 1 al 5,
que ordene en función de su valor los puntos de interés de una determinada zona, de manera que los que
tengan 5 puntos serán mucho más interesantes que los que tengan uno. Por el contrario, la valoración tam-
bién podrá ser absoluta, refiriendo su interés a un ámbito local, regional o nacional.
Las acciones encaminadas a la conservación forman parte del tercer objetivo. De nada sirve identificar
y poner en valor unos determinados enclaves si luego no se ejecutan actuaciones específicas para su pro-
tección. Es más, si este aspecto no se tiene en cuenta, es posible que incluso la divulgación de un estudio
de patrimonio geológico haya sido más perjudicial que positiva, porque la popularización de determina-
dos enclaves puede acarrear degradación o incluso el expolio. La conservación consiste en dotar de herra-
mientas y sistemas de gestión capaces de garantizar con garantías la degradación o destrucción, así como
permitir su evolución natural y restaurar los lugares degradados. Para trabajar en la conservación es nece-
sario evaluar la vulnerabilidad del patrimonio geológico, el marco legal en el que se adscribe la protección,
y la situación de usos y explotación a la que se ve sometido el lugar. Además, es imprescindible un segui-
miento y evaluación continuada, ya que la problemática de conservación es un factor que puede variar a
lo largo del tiempo. Este aspecto será desarrollado con detenimiento en los capítulos 7 y 8.
Por último, la divulgación es otro de los objetivos fundamentales de los estudios de patrimonio geoló-
gico. Pero para poder divulgar es imprescindible haber completado las fases anteriores. La divulgación es,
además, un complicado reto que requiere, en muchos casos, el trabajo de equipos multidisciplinares. La
divulgación puede hacerse a diferentes niveles, e incluye la difusión y didáctica tanto a personas con for-
mación geológica, como las actividades interpretativas para el público en general. También abarca desde
la inclusión en programas educativos curriculares hasta la realización de actividades en el ámbito no for-
mal. En cualquier caso, los esfuerzos invertidos en divulgación a menudo sólo son evidentes a plazo medio
o largo, pero son la clave para la conservación, porque el primer paso para valorar algo es conocerlo y
entenderlo. Diferentes aspectos sobre la divulgación del patrimonio geológico y la geodiversidad serán
desarrollados en el capítulo 9.
Estos cuatro objetivos coinciden con los pasos que la UNESCO considera imprescindible llevar a cabo
para la conservación del patrimonio cultural y natural, ya que, como se dijo anteriormente, están implíci-
tos en el concepto de patrimonio. En concreto, la Convención Sobre la Protección del Patrimonio Mundial,
Cultural y Natural, en su título II sobre la Protección Nacional y Protección Internacional del Patrimonio
Cultural y Natural, en el articulo 4 afirma que “cada uno de los Estados Partes en la presente Convención
reconoce que la obligación de identificar, proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a las generaciones
futuras el patrimonio cultural y natural situado en su territorio, le incumbe primordialmente” (UNESCO 3,
referencia digital).
Lo expuesto hasta ahora indica que sería ideal que todo estudio de patrimonio geológico atendiera a
estos cuatro objetivos. Sin embargo, esto no es una tarea fácil, y pocas veces un estudio es lo suficientemente
ambicioso y cuenta con el suficiente apoyo presupuestario y humano como para cubrir los cuatro objetivos.
Si el estudio del patrimonio geológico se centra en estos cuatro objetivos, la gestión también. Una vez
realizados los dos primeros pasos (catalogación y valoración) el trabajo se centra en la protección y divul-
gación-utilización. Esto no significa que las dos primeras etapas sean definitivas, sino que requieren una
actualización y revisión periódica porque los inventarios siempre deben estar abiertos a modificaciones. Sin
embargo, el día a día de la gestión del patrimonio geológico se centra en analizar los usos del territorio y
valorar las amenazas, revisar y diseñar nuevas normas legales de conservación y protección, estudiar la

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

relación con las redes de espacios naturales protegidos, analizar nuevas formas de utilización y su posibi-
lidad como motor de desarrollo (generalmente local), estudiar nuevas formas de divulgación y realización
de programas didácticos, divulgativos e interpretativos. Esta labor a menudo es obviada; incluso, en
muchos casos, todas estas labores, que son responsabilidad de las administraciones públicas, se desarro-
llan sin que realmente se hayan completado las dos primeras fases, que son la piedra angular de un tra-
bajo en patrimonio geológico bien diseñado y definido. Casi todas las medidas realizadas sin haber com-
pletado previamente las dos primeras fases son el resultado de la urgencia ante una situación de amena-
za clara, pero a menudo requiere un reenfoque posterior y sólo sirven como soluciones de emergencia.
Por otro lado, el poder cumplir estos objetivos requiere no sólo que haya una información geológica de
partida, sino también un desarrollo metodológico ensayado, contrastado, y consensuado sobre patrimonio
geológico. Su objetivo no será describir lugares nuevos e inéditos, sino valorar y seleccionar a partir de la
información existente, aunque siempre cabe la posibilidad de que en el proceso de inventario se identifiquen
elementos no descritos hasta ese momento o de los que no existía una referencia exclusiva. Sea cual sea el
origen de los lugares seleccionados, su valor deberá ser avalado por la comunidad científica.
El interés del estudio del patrimonio geológico puede deducirse de lo expuesto hasta ahora, y ya fue
anticipado en el apartado 4.3. El JNCC afirma que el interés del patrimonio geológico, tal y como esta enti-
dad lo entiende, se resume en cuatro aspectos: 1) la importancia para la investigación, 2) el estudio de la
historia de la Tierra y las correlaciones internacionales, 3) el interés para la realización de modelos de evo-
lución naturales, importancia para la educación y la divulgación, y 4) su interés como recursos culturales y
ecológico-medioambientales (Joint Nature Conservation Committee 1, referencia digital).
Además de los argumentos brevemente expuestos en ese apartado, se quiere insistir aquí en algunas
ideas. Por un lado, está la importancia que tiene el servir de referencia global y crear modelos que sirvan para
explicar procesos que tienen reflejo a pequeña y mediana escala y a los que estamos familiarizados pero cuya
explicación es difícil de entender en la mayoría de los lugares. Así, por ejemplo, una secuencia sedimentaria
completa en ambiente marino turbidítico puede servir de modelo para que sean interpretadas de la misma
manera otras, donde la serie sedimentaria no aparece completa o tan bien representada y sea difícil deducir
su origen, como ocurre en la sección del Congosto del Ventamillo (Huesca). El patrimonio geológico permite,
además, investigar el origen, el desarrollo, y el resultado de ciertos procesos geológicos, la mayoría de los
cuales actúan en el presente, por lo que puede servir para diseñar modelos de evolución y de predicción. Esta
última línea, en la que se centra la Geología Ambiental, ha sufrido un espectacular avance en los últimos
años, gracias a la incorporación de modelos informáticos de predicción basados en el estudio y adaptación
en cada caso de un modelo observado en un determinado lugar (ya sea presencialmente o estudiando sus
efectos en el registro geológico). Esta Geología predictiva se apoya casi siempre en el estudio de casos
específicos del registro geológico y en su extrapolación en el espacio y en el tiempo (a otros lugares, otros
momentos de la escala cronoestratigráfica, o incluso al futuro). La propia investigación planetaria se basa en
la extrapolación en condiciones diferentes de procesos que son bien conocidos en la Tierra, ya sea porque se
cuenta con afloramientos modélicos que sirven para explicar su funcionamiento, o porque algunos lugares
en la Tierra muestran condiciones equiparables a las existentes en otros cuerpos planetarios del Sistema
Solar. Un ejemplo es Riotinto (Huelva), donde las investigaciones microbiológicas realizadas en los años 90
demostraron la posibilidad de vida en ambientes extremos similares a los que posiblemente existen en
Marte. Allí fueron descubiertos microorganismos que en condiciones anóxicas sobreviven en aguas con un
alto contenido en hierro, sulfuros polimetálicos y un pH de 2,2. Por ello, en el año 2001 la NASA inició un
proyecto para experimentar en Riotinto las sondas y dos robots que posteriormente, en el 2004, participaron
en la explotación e investigación en algunos enclaves de en Marte.

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ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

El interés didáctico y educativo del patrimonio geológico ya ha sido mencionado, y será objeto de estu-
dio detallado más adelante. Sin embargo, conviene insistir en la idea de que dicha enseñanza puede enfo-
carse en el estudio de elementos integrados en el registro geológico o en procesos activos, siendo muy
interesante la combinación de ambos.

2.4.1. Patrimonio geológico y patrimonio cultural

El interés del patrimonio geológico a menudo supera el ámbito científico y natural y se aproxima a
otros aspectos culturales. En muchas ocasiones el patrimonio geológico guarda una estrecha relación con
el patrimonio histórico-artístico, con las tradiciones, creencias y folklore de algunos lugares, e incluso
puede tener una importante significación religiosa o convertirse en signo de identidad local. Por ello, inclu-
so existen publicaciones referidas a establecer nexos entre geología, cultura y aspectos antropológicos
(p.e. Belmonte, 1999). Existen infinidad de ejemplos de elementos geológicos que poseen un elevado valor
natural que es complementado y aumentado por su interés cultural, que le añade un valor más que puede
incluso superar al propio interés geológico. A continuación se van a repasar algunos ejemplos que pueden
ilustrar esta relación.

Significación religiosa y espiritual

Determinados elementos geológicos poseen una importante significación religiosa y espiritual para
muchas culturas. Sobre todo las formas del terreno, y en especial las montañas (Martínez de Pisón y Alvaro,
2002). Son numerosos los ejemplos de sacralización de las montañas, descritas en varios trabajos (p.e.
Samivel, 1973; Martínez de Pisón, 2000). En estos casos, el aspecto religioso hace que sean elegidas como
símbolo y que sean objeto de veneración o peregrinación. Por ejemplo el Monte Kailas en el Tibet donde
los hinduistas sitúan la residencia de la diosa Siva, el inselberg de Ayers Rock (también llamado Uluru) en
Australia es un lugar sagrado para los aborígenes anangu, el monte Olimpo (Grecia) era el lugar donde
residían los dioses de la mitología griega, los montes Ararat (Turquía) y Sinaí (Egipto) tienen gran relevan-
cia, ya que según la tradición judeo-cristiana, en ellos encalló el arca de Noé y Moisés recibió las Tablas
de la Ley respectivamente, o el extinguido volcán Fujiyama (Japón) que es sagrado para los sintoístas. Entre
otros ejemplos que no corresponden a formas del terreno destaca la veneración mostrada por la religión
musulmana a La Kaaba, en La Meca (Arabia Saudí), lugar santo de peregrinación y veneración. La Kaaba
es considerada un escalón al paraíso y contiene en su ángulo sur la Piedra de la Felicidad, que es un mete-
orito y, según la tradición, es un fragmento del Edén, una roca sagrada caída del cielo. Hay muchos ejem-
plos de elementos geológicos a los que se les asigna poderes sobrenaturales, como por ejemplo la sur-
gencia kárstica situada en el interior del Monasterio de Buenafuente del Sistal (Guadalajara), que según
la tradición sana milagrosamente las enfermedades.
Por el contrario, a determinados elementos geológicos más, que lugares sagrados, se les considera
lugares malditos que sirven de teórica residencia de seres infernales, o que son resultado de un castigo de
dios a los habitantes de la zona. De nuevo las montañas son un buen ejemplo. Basta fijarse en la toponi-
mia de algunas zonas montañosas: los Montes Malditos (Pirineo aragonés), Els Encantats (Pirineo cata-
lán), Les Diablerets (Alpes franceses), o la Torre del Diablo en Wyoming (USA) a la que los indios asigna-
ron un origen menos truculento afirmando que las estrías eran resultado de la zarpa de un gigantesco oso.
En los países alpinos y en ambas vertientes de los Pirineos abundan las leyendas acerca de espíritus que
habitaban en los glaciares, donde se ubicaba el purgatorio. Incluso 1690 el obispo de Ginebra, cediendo
a las súplicas de sus feligreses de Chamonix, fue a exorcizar el glaciar de los Bois, que en sus crecidas des-

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

truía los pastos (Samivel, 1967). Por lo visto la operación fue un éxito, ya que desde entonces los hielos
empezaron a retroceder y hoy en día el glaciar no existe. Incluso en la religión judeo-cristiana se mantie-
nen algunas de estas tradiciones, como atribuir a un famoso pináculo de sal cercano al Mar Muerto
(Jordania) ser el cuerpo petrificado de la curiosa mujer de Lot, que no pudo evitar mirar hacia Sodoma y
Gomorra desobedeciendo las órdenes de Yavé.

Foto 12. Himalaya de Nepal, donde a las montañas se les asigna una gran significación religiosa

Folklore

El folklore popular esta lleno de mitología asociada a elementos geológicos. En España abundan las
leyendas asociadas a la formación de cordilleras, lagunas, cuevas y cañones fluviales. Generalmente el ori-
gen de estas leyendas se debe a los fuertes sentimientos que ciertos elementos del paisaje geológico trans-
mitían a los pobladores de zonas cercanas, así como una herencia de la mitología latina que humanizaba
y multiplicaba los dioses y asignaba origen divino o demoníaco a lo que le rodeaba y no era capaz de com-
prender. Por ejemplo, la Calzada de los Gigantes (Irlanda), donde las columnas de basalto originas por la
disyunción columnar se relacionan con un camino usaban los gigantes que, según la tradición, habitaron
en su día Irlanda. Estas leyendas están fuertemente arraigadas a la cultura popular y abarcan desde los
orígenes de la civilización hasta épocas muy recientes.
Algunos ejemplos de leyendas españolas son descritos por García de Diego (1953) y Andolz (1994),
entre las que se encuentran varias relacionadas con el origen de ciertos elementos geológicos. Por ejem-
plo, de la época romana es la leyenda de Santa Elena (Huesca), madre del emperador Constantino que

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ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Foto 13. Brecha de Roldan (Huesca), según la leyenda abierta por Roldan de un golpe de espada

según la tradición se escondió en una cueva en el Valle de Biescas ligada a uno de los principales siste-
mas kársticos del Pirineo aragonés; y también la leyenda de la formación del Lago Noceda (Asturias),
donde se supone que un hada arrojó a un jefe romano. Del periodo visigótico pueden servir de ejemplo
las leyendas de las Tres Sorores (Huesca), el más alto conjunto montañoso calcáreo del Pirineo, que según
la leyenda son tres hermanas petrificadas por una maldición de su padre; y de la Brecha de Roldán
(Huesca), espectacular fractura sobre los escarpes que hacen de frontera entre España y Francia, que según
la tradición fue abierto por el sobrino de Carlomagno de un solo golpe con su espada Durandarte. Del
periodo de invasión árabe y reconquista hay innumerables ejemplos, como el de la Cueva de la Mora en
La Pedriza del Manzanares (Madrid), gran oquedad labrada en granito como resultado de diversos proce-
sos de meteorización química y donde, según la leyenda, vivió la hija de un jefe moro; la del ibón de la
Basa de la Mora (Huesca), que ocupa una cubeta de sobre-excavación glaciar en el Macizo de Cotiella y
donde los habitantes de la zona decían que habitaba un hada sólo visible en la noche de San Juan; o la
de la laguna de Curavacas (Palencia) donde cuenta la tradición que murió ahogada una doncella cristiana
enamorada de un jefe árabe. De la Edad Media y más recientes también hay infinidad de leyendas, como
la de la isla de Fuerteventura (Canarias) según la leyenda con clima árido como resultado de una maldi-
ción del siglo XV que secó el vergel que era con anterioridad; la de la laguna kárstica de Taravilla
(Guadalajara), que según la tradición desde 1528 se seca cuando quiere mostrar los secretos escondidos
en su fondo; o la de la Cueva del Pirata (Mallorca), una de las muchas manifestaciones kársticas del lito-
ral oriental de la isla, y donde en 1760 se refugió un pirata herido que se arrepintió de sus asaltos a la
población de San Salvador de Felanitx). Incluso algunas de estas leyendas muestran procesos bien docu-
mentados como el aumento de los glaciares por efecto de la pequeña Edad de Hielo, como la del glaciar

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

de Marboré (Huesca) que según la leyenda una pastora castigada por dios vio crecer día a día. Esta espe-
cie de equivalencia del “paraíso perdido” por el avance continuado de los glaciares durante la Pequeña
Edad de Hielo es habitual en casi todas las culturas populares del Arco Alpino (Samivel, 1967). Otras leyen-
das son intemporales y están estrechamente relacionadas con la mitología, como la leyenda de Peña
Foratata (Huesca; cuerpo petrificado de la hija del dios Anayet) y Aneto (Huesca; un gigante convertido en
montaña por Dios por su falta de caridad); o la leyenda de la sierra de la Mujer Muerta (Segovia, creada
por Hércules al acceder a la petición de petrificar el cadáver de una doncella para que no fuera olvidada).

Identidad

La relación con el patrimonio cultural también se debe a la utilización de ciertos elementos geológicos
singulares como rasgo distintivo de una población, y que son tomados como símbolos identificativos de
un lugar e incluso de una región. Por ejemplo el horn del Cervino en Zermatt (Suiza), el circo glaciar de
Gavarnie (Francia), el Gran Cañón del Colorado símbolo del estado de Arizona (USA). En España también
hay ejemplos de localidades cuyo renombre viene dado por la existencia de elementos geológicos alta-
mente singulares. Por ejemplo ocurre en Riglos (Huesca) con los Mallos, en Toledo con el Torno del Tajo,
en Bulnes (Asturias) con el Naranjo o Picu Urriellu, en Sorbas (Almería) con el karst en yesos, en Tabernas
(Almería) con el desierto, en Maspalomas (Gran Canaria) con las dunas o en Nerja (Málaga) con la cueva.
Incluso localidades que han dado su nombre a elementos geológicos o a intervalos cronoestratigráficos,
como el Ilerdiense en referencia a Lleida, el Alcudeinse referido al Valle de Alcudia (Ciudad Real), o el ara-
gonito en referencia a Molina de Aragón (Guadalajara), localidad donde fue descrito por primera vez este
mineral y a cuyas afueras se encuentra un monumento dedicado a este mineral.

Foto14. Mallos de Riglos (Huesca), dominando el pueblo del mismo nombre

52
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

También son numerosos los casos en los que elementos geológicos aparecen en los escudos de los
municipios como símbolos de identificación geográfica, social y cultural. A mediados del siglo XX una ley
estatal obligó a todos los municipios españoles a diseñar un escudo propio que les identificara. En ellos se
representaron aspectos de la cultura popular del lugar, viéndose reflejados a menudo elementos geológi-
cos, como el escudo de la localidad ciudadrealeña de Almodóvar del Campo, donde aparece una laguna
desarrollada sobre un afloramiento volcánico. Dicha laguna además dio nombre a la localidad, ya que las
tribus modharíes asignaron a este lugar el nombre de Alridóvar, Almo-duevar y Al-mod-var, que significa
Agua-Redonda o Sitio-Redondo, en alusión a la laguna (Agostini, 1990). Algo similar ocurre con la ciudad
de Huesca, en cuyo escudo figura un símbolo que corresponde con el Salto de Roldán, espectacular escar-
pe de más de 400 metros de altura labrado sobre conglomerados, fundamentalmente oligocenos, cerca de
la ciudad. Incluso el propio nombre de la ciudad hace mención a este accidente topográfico, ya que pro-
viene del nombre romano Osca, que significa en prevascuence y aragonés “muesca”, en clara relación al
tajo labrado entre las dos peñas del Salto de Roldán.
En otros casos, determinados lugares geológicos se convierten en símbolos de identidad ya que en
ellos tuvieron lugar importantes episodios históricos. Por ejemplo en Thingvellir (Islandia), en lo que se con-
sidera la parte emergida de la dorsal medio-atlántica y punto de sutura entre las placas norteamericana y
europea, se reunió por primera vez el parlamento islandés (que fue uno de los primeros del mundo), dando
lugar a esta nación, y allí se siguió reuniendo hasta que hace un par de décadas se construyó un edificio
en la capital.
Algo parecido pasa con el Monasterio de San Juan de la Peña (Huesca), ubicado en una cavidad en la
base de un espectacular escarpe de conglomerados perteneciente a un sinclinal colgado. Fue el más impor-
tante monasterio de Aragón en la Edad Media, y en él se sitúan los inicios del Reino de Aragón. En gene-
ral, las cavidades siempre han tenido una importante significación cultural. No sólo por servir de morada

Foto 15. San Juan de la Peña (Huesca), donde se conjugan valores históricos, culturales y geológicos

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

y necrópolis en épocas prehistóricas (interés arqueológico y paleoantropológico), sino también por el des-
arrollo en ellas de manifestaciones artísticas (pinturas rupestres) y por su importante arraigo en las tradi-
ciones populares.

Patrimonio artístico

La relación ente patrimonio geológico y patrimonio artístico también es muy notable. Los elementos
geológicos también sirven de soporte a modo de atalaya, material o tapiz sobre el que se desarrolla la
habilidad artística del hombre. Un ejemplo son las numerosas construcciones, generalmente defensivas o
dedicadas al culto religioso, que rematan espectaculares formaciones geológicas como reflejo de su vene-
ración o por su ubicación estratégica. En estos casos se combina patrimonio geológico, historia, arte y reli-
giosidad. Algunos ejemplos son: el monasterio de Ayios Stéfanos en Meteora (Grecia) sobre espectacula-
res formaciones de conglomerados; o la abadía de Saint Michel (Francia) asentada sobre una isla graníti-
ca que se eleva sobre una bahía baja y arenosa entre el Cotentin y la Bretaña. En España también hay
muchos ejemplos, con la existencia incluso de edificios que servían de morada a ermitaños que buscan el
retiro ascético, como el monasterio de Montserrat (Barcelona) labrado en conglomerados, la ermita de San
Frutos en las Hoces del río Duratón (Segovia) en uno de los meandros que este río describe, la ermita de
San Bartolomé en el Cañón del río Lobos (Burgos y Soria) en el fondo de una cañón fluviokárstico, o la del
Barranco de la Hoz (Guadalajara) al pie de espectaculares escarpes labrados sobre los conglomerados del
término basal del Buntsandstein. En otras ocasiones, en vez de edificaciones lo que se instalan son escul-
turas dedicadas al culto religioso, como por ejemplo el Cristo Redentor en el Corcovado en Río de Janeiro
(Brasil), sobre un afloramiento de granito de más
de 400 metros de altura que muestra la típica
meteorización en clima tropical, o la Virgen de
Notre-Dame de France en Le-Puy-en-Velay
(Francia) sobre uno de los muchas manifestaciones
volcánicas del Auvergne. Y multitud de cumbres de
picos españoles están coronadas por cruces, bele-
nes y esculturas dedicadas al culto religioso, como
por ejemplo la gran cruz de acero instalada en
1951 en la cima del Aneto (Huesca), el pico más
alto del Pirineo.
En otros casos no hay motivación religiosa,
sino simplemente el utilizar elementos geológicos
singulares para excavar viviendas o monumentos.
Algunos ejemplos son las viviendas trogloditas y
ciudades subterráneas de la Capadocia (Turquía)
excavadas en las tobas volcánicas y piroclastos
expulsados desde el Mioceno por el volcán Erciyes,
o las fachadas de los edificios labrados por los
nabateos sobre arenisca jurásica en la ciudad de
Petra (Jordania).
Otros ejemplos más cercanos son la localidad Foto 16. Ermita de la Virgen de la Hoz (Guadalajara), excava-
de Alcolea del Pinar (Guadalajara) donde existen da en conglomerados triásicos

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ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Foto 17. Viviendas excavadas en tobas volcánicas en Capadocia (Turquía)

aún hoy en día casas excavadas en las areniscas del Buntsandstein; la localidad albaceteña de Letur, asen-
tada y excavada sobre un espectacular edificio travertínico, o El Tolmo (en esta misma provincia) que es un
cerro que a modo de atalaya dominaba el entorno circundante. En él se asientan las ruinas de una pobla-
ción visigoda y donde hasta hace pocos años estaban habitadas viviendas trogloditas. Como ejemplos
especialmente peculiares ligados a la cultura popular más arquetípicamente hispana están las plazas de
toros de Chequilla (Guadalajara) aprovechando los callejones labrados en las areniscas del Triásico infe-
rior, o la de Masegosa (Cuenca) aprovechando un relieve ruiniforme en calizas cretácicas.
Con relación a monumentos labrados sobre elementos del patrimonio geológico, un buen ejemplo es
el Monte Rushmore (Dakota del Sur, USA), donde el escultor Gutzon Borglum ayudado por 400 mineros
esculpió entre 1927 y 1941 los rostros de los presidentes Washington, Jefferson, Lincoln y Roosvelt en un
espectacular escarpe de granito. Más recientemente el acondicionamiento de un edificio volcánico en
Tindaya (Fuerteventura, Canarias) para crear en su interior un auditorio que diseñó Eduardo Chillida ha
creado cierta controversia acerca de la utilización cultural y transformación de elementos geológicos sin-
gulares. También tienen fuerte controversia los casos en los que se incorporan objetos artísticos con obje-
to de ensalzar la belleza, importancia o espectacularidad de ciertos elementos geológicos. Lo acertado de
estas iniciativas es desigual, siendo un referente a la poca integración en el entorno circundante el monu-
mento situado en el nacimiento del río Tajo (Teruel).
La relación patrimonio geológico-patrimonio artístico también se basa en que las formaciones geoló-
gicas a menudo hacen de tapiz sobre el que se refleja la capacidad artística del hombre. Las pinturas rupes-
tres realizadas en abrigos o en el interior de cavidades están ligadas a los inicios de la cultura humana, y
son un reflejo de esta relación tan estrecha entre el hombre y el medio que lo rodea. También son muy
abundantes los ejemplos, como la cueva de Altamira (Cantabria), Peña Escrita en Sierra Madrona (Ciudad
Real) o la cueva de Los Casares en Riba de Saelices (Guadalajara). Incluso las manifestaciones de pinturas
rupestres del levante español han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Como
ejemplo reciente de pintura sobre roca está la obra del francés Jean Verame, famoso por pintar de rojo,
azul y blanco grandes bloques de roca en el Sáhara, en concreto en el Sinaí (Egipto) en 1980, en Tafraout

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

(Marruecos) y en Tibesti (Chad) en 1989, también con bastante controversia por la transformación de estos
lugares. En España hay un caso similar pero a pequeña escala en la localidad de Caldearenas (Huesca),
conocido como la Senda de Izarbe, donde una artista local (Maribel Rey) pintó en 1999 las rocas que bor-
dean el camino que discurre junto al río y a la vía del tren.
En otros casos la escasez, forma, pureza o singularidad (p.e. mineralogía, textura, fractura, etc.) de una
determinada roca o mineral es la que da lugar a que se convierta en objeto de colección, material de tra-
bajo o que una vez modelada sea considerada una obra de arte. Por ejemplo, en China, Corea y Japón exis-
ten tradiciones centenarias basadas en la recolección de rocas de pequeño tamaño para la recreación de
paisajes en miniatura, en muchos casos en combinación de bonsáis (lo que se denomina saikei) o solas
(denominado suiseki), con multitud de variaciones que poseen una extensa nomenclatura. Otro ejemplo
puede ser cómo los egipcios buscaban para la construcción de obeliscos afloramientos de granito (y excep-
cionalmente cuarcita como en el caso del situado en el tempo de Amón en Karnak) poco diaclasados y
fracturados que les permitieran obtener piezas enteras. Algunos ejemplos son el situados en la Plaza de
San Pedro (Vaticano, Roma), en la Plaza de la Concordia en París (Francia) o el obelisco inacabado (Asuán,
Egipto) de 42 metros de longitud y más de 1.200 toneladas de peso. Y también para escultura y arquitec-
tura la pureza de determinadas rocas como el mármol de Carrara (Italia) que posee un brillo muy singular
que lo ha hecho muy cotizado para la escultura desde el Renacimiento.
Y por último, otro punto de unión entre el patrimonio geológico y el patrimonio artístico es cuando
ciertos rasgos geológicos sirven de inspiración para que los artistas desarrollen su obra o donde sitúan la
acción de sus personajes de ficción. Por ejemplo, un solo lugar como el macizo del Mont Blanc, donde se
sitúan algunos de los más extensos glaciares de los Alpes, sirvió de inspiración a escritores y pintores como
Víctor Hugo, Alejandro Dumas, Lord Byron, Geoges Sand, Shelly, Turner y Ruskin. Y numerosos episodios
del Quijote describen lugares de la geografía castellanomanchega como las Lagunas de Ruidera (Albacete-
Ciudad-Real), la cueva de la Batanera (Ciudad Real) o la Cueva de Montesinos (Albacete).

Patrimonio histórico

La relación entre patrimonio geológico y patrimonio histórico se centra en la existencia de lugares de


interés geológico donde tuvieron lugar episodios históricos o donde se combinan intereses geológicos y
los histórico-arqueológicos. Este hecho es relativamente frecuente, ya que siempre existirá un fondo geo-
lógico sobre el que se desarrolle la historia humana, y ciertos fenómenos geológicos sobre todo los catas-
tróficos han tenido importante repercusiones históricas (Anguita, 1981).
Un ejemplo es el ya citado Monasterio de San Juan de la Peña (Huesca). Otro similar es el de los
Castillejos de La Bienvenida (Ciudad Real), afloramiento volcánico plio-Cuaternario del Campo de
Calatrava compuesto por cuatro centros de emisión alineados a favor de una falla de dirección NO-SE, y
situados en el Valle de Alcudia. Al pie de dos de estos cerros se sitúan ruinas que evidencian la ocupación
del lugar desde siglo VIII a.d.C., sobre las que se asientan las ruinas de la importante ciudad romana
Sisapo, estratégicamente situada en el distrito minero de Alcudia (UAM, referencia digital). Actualmente
las excavaciones siguen en marcha por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y de la
UNED. Hoy en día los Castillejos son Monumento Natural, mostrando de manera singular cómo un mismo
elemento geológico puede tener diferentes usos y ser interpretado de diferentes maneras a lo largo del
tiempo.

56
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Foto 18, Castillejos de la Bienvenida (Ciudad Real), a cuyos pies se sitúa un yacimiento arqueológico romano

Historia de la ciencia

Ya se ha comentado con anterioridad cómo algunos elementos geológicos y localidades adquieren


relevancia porque en ellos se descubrieron nuevos minerales o restos fósiles, o porque a la luz de los aflo-
ramientos allí presentes se postularon nuevas hipótesis que ayudaron al avance de la Geología. Pero para
analizar la relación entre Geología, historia y conocimiento científico, quizá nada mejor que analizar la
interpretación e importancia que el hombre ha ido asignando a los fósiles. Entendidos ya en la cultura helé-
nica como restos que evidenciaban antiguas faunas extinguidas, su interpretación provocó algunos de los
debates más agrios de la historia de la Geología en el siglo XIX. La visión antropocéntrica e inmutable de
la vida y el universo impuesta por la cultura judeo-cristiana hizo olvidar muchos avances realizados por
culturas anteriores. En el siglo VI a.d.C. Pitágoras ya interpretó algunos fósiles como evidencias de anti-
guos seres vivos, dando por hecho que el mar había cubierto en su día las zonas en las que se situaban.
Un siglo más tarde, en Egipto, Herodoto llegó a la misma conclusión. Desde entonces hubo que esperar
hasta 1705, cuando Robert Hooke en su obra Discouse of Earthquakes, interpretó de nuevo los fósiles
como restos de faunas extinguidas, en vez de minerales resultados de casualidades y caprichos de la natu-
raleza. Entre medias, algunos autores como Leonardo da Vinci (1452-1519) o Nicolás Steno (1638-1686)
interpretaron los fósiles como restos de antiguos organismos vivos, pero no se atrevieron a publicarlo para
no ser acusados de herejía o ser ridiculizados por el resto de la sociedad, y en particular por la comunidad
científica. De igual modo, la teoría del origen de las especies de Darwin, tuvo que superar las limitaciones
impuestas por la tradición y la interpretación literal de la Biblia. El avance de la Geología como ciencia

57
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

moderna debió derribar las ideas impuestas por la interpretación de la evidencia bíblica y la llamada
Teología Natural, enunciada en 1802 por el reverendo William Paley. Tal y como afirma García Cruz (1998),
el libro del Génesis, que supone el punto de partida de la tradición judeo-cristiana, ha sido fuente inago-
table de obstáculos. También lo fue el libro del Eclesiastés, en particular el versículo 3,14 que afirma: “todo
lo que Dios hace, así lo sé, tiene que ser para siempre: nada se puede añadir ni nada puede ser excluido”.
La interpretación de los fósiles, las extinciones, la evolución, el cálculo de la edad de la Tierra, la creación
el Diluvio y aceptar el actualismo han sido algunos de los asuntos más controvertidos. Incluso hoy en día
el llamado Creacionismo Científico está experimentando un preocupante aumento (Ayala, 2004).
Sea mediante una explicación científica o como parte de las creencias populares, aún hoy en día es
interesante ver cómo los fósiles forman parte del folklore popular, dando lugar a leyendas e incluso for-
mando parte de símbolos heráldicos o escudos de ciudades, como en Sussex (Inglaterra). Por ejemplo, en
Whitby (Inglaterra), tal y como relata un poema del siglo XVIII escrito por Sir Walter Scott, la tradición dice
que los fósiles de ammonites son serpientes petrificadas por Santa Hilda en el siglo VII, debido a que nece-
sitaba eliminarlas para poder construir en ese lugar su convento. El patrimonio paleontológico sigue estan-
do en boga actualmente, y la admiración que el hombre siente por los fósiles ha sido aprovechada para
realizar interesantes experiencias de divulgación geológica que a menudo suponen incluso un importante
recurso económico y sociocultural.

Estética y relevancia escénica

El carácter estético o escénico de determinados elementos geológicos del patrimonio geológico hace
también que sean admirados por el gran público en general aunque no alcance a entender su origen y el
conjunto de procesos que los han formado. El carácter recreativo de determinados parajes geológicos
como lugar de contemplación está muy extendido, siendo en estos casos el valor científico un aspecto
secundario en relación al estético, escénico o paisajístico. Por ejemplo, existen numerosas obras fotográfi-
cas dedicadas a mostrar la belleza plástica de enclaves y elementos geológicos por sí mismos. Sirvan como
ejemplo los trabajos del fotógrafo Ansel Adams (1902-1984), conocido sobre todo por fotografiar con gran
maestría los paisajes de la Sierra Nevada norteamericana, o las colecciones de fotografías del Pirineo
oscense realizadas por Lucien Briet y Jordi Soler finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Un ejemplo
más reciente es la recomendable colección de fotografías del alemán Bernhard Edmaier, que con el suge-
rente título de “Géo Art: la Terre est une artiste” muestra algunos de los paisajes geológicos más espec-
taculares de la Tierra.

2.5. MÉTODOS DE ESTUDIO

El estudio del patrimonio geológico puede abordarse de diferentes maneras. Como se dijo en capítu-
los anteriores, las líneas de investigación del patrimonio geológico son muy numerosas, si bien pueden
agruparse en cuatro grandes categorías, que coinciden con los objetivos intrínsecos descritos: cataloga-
ción, valoración, conservación y divulgación-utilización.
Por lo tanto, un estudio de patrimonio geológico es aquel proyecto científico encaminado a estudiar
algunos o los cuatro aspectos mencionados, o referente a desarrollos teóricos y metodológicos relaciona-
dos. Por lo tanto, no será una descripción de la geología de un lugar, sino de los lugares que presentan un
alto valor. Podrá abarcar globalmente las principales materias de las Ciencias de la Tierra, o abordar espe-
cíficamente sólo una o varias de ellas, dando lugar a un estudio temático de patrimonio geológico. Incluso
algunos autores (García Cortés et al., 1992) proponen, en función de la legislación existente, dividir por

58
ESTUDIO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

sistema el estudio del patrimonio geológico en formaciones geomorfológicas, yacimientos paleontológicos,


y demás elementos de la gea.
Las fases a desarrollar dependen de los objetivos buscados y de lo extenso y ambicioso que sea el
mismo. En cualquier caso, los términos antes expuestos (catalogación, valoración, conservación y divulga-
ción-utilización) reflejan el orden lógico de trabajo, ya que para poder profundizar en cada uno de ellos es
fundamental que se haya completado la fase anterior. A este modelo se ajustan la práctica totalidad de
estudios de patrimonio geológico. Por ejemplo, el modelo de estudio del patrimonio geológico aceptado y
utilizado en Australia por la SGA se basa en el modelo localización-clasificación-valoración, denominado
LCAN form (location-classification-assessment-national state critera). Otro modelo también australiano y
similar al anterior se basa en la identificación-documentación-valoración-gestión, denominado de manera
abreviada IDAM (Identification, documentation, assessment of significance, management).
En cualquier caso, todos estos elementos deberán referirse al área donde se centra la investigación, y
esto es algo muy importante. Todo trabajo de patrimonio geológico se refiere a una determinada área, que
puede considerarse como el “universo” al que se refiere el estudio. Si en ese lugar, por ejemplo un país,
son muy escasos unos determinados afloramientos y sólo existe uno, es evidente que se incluirá en el patri-
monio geológico de ese país. Esto es independiente de si esos afloramientos son muy abundantes o mejo-
res en otro país cercano. En lo que sí influirá esta situación será en la valoración de la relevancia de dichos
afloramientos, que será nacional o internacional en función de que en otros países existan ejemplos mejo-
res. Un ejemplo de esta situación puede ser el de los glaciares españoles. Estos son de corta extensión,
pero son las únicas manifestaciones glaciares del país. Por lo tanto, se consideran parte del patrimonio
geológico español, independientemente de que en los Alpes franceses existan mejores ejemplos, o, inclu-
so, que en la propia vertiente francesa del Pirineo se encuentren masas glaciares de mayor relevancia.
Con estas ideas y conceptos como base, en el siguiente capítulo se va a describir el método de estu-
dio del patrimonio geológico.

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©Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, 2007.
ISBN: 978-84-7840-710-1

CAPÍTULO 3

CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO:


INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

3.1. LOS INVENTARIOS COMO SISTEMA DE CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

El primer paso en el estudio, gestión y conservación del patrimonio geológico de un determinado lugar
es la catalogación de los elementos de interés, ya que para gestionar un recurso es imprescindible identi-
ficarlo y conocerlo. Los elementos que componen el patrimonio geológico de un lugar son los puntos de
interés geológico. Su catalogación implica su identificación y localización, así como su clasificación.
Mediante estas acciones se identifica la presencia y ubicación de lugares de interés, de manera que se
puede afrontar la interpretación de su significado e importancia dentro del contexto geológico del ámbi-
to de estudio mediante una posterior valoración. Conviene aclarar que algunos autores (p.e. Lago et al.,
2001) denominan catalogación del patrimonio geológico al proceso de evaluar el interés del mismo, mien-
tras que nosotros a eso lo llamaremos valoración.
La identificación de los puntos de interés geológico implica la confección de listados, llamados inven-
tarios de PIGs. Estos inventarios son una parte esencial en los estudios de patrimonio geológico, existien-
do casos en que dichos estudios se limitan a un listado de lugares relevantes. Sin embargo, lo ideal es que
un estudio de patrimonio geológico vaya más allá de un inventario, y que incorpore un análisis de la infor-
mación y una serie de propuestas o conclusiones. Palacio (2000) define los inventarios de puntos de inte-
rés geológico como: “las herramientas encaminadas a lograr el mayor grado de conocimiento de una
región (...), incluyendo la evaluación, tanto del propio punto como de la incidencia del soporte geológico
sobre la actividad humana”.
Los inventarios aportan información sobre las características geológicas de una zona, sobre su diver-
sidad y, por lo tanto, acerca del valor de un territorio en sentido geológico. Por ello son útiles para la pla-
nificación territorial. En la Fig. 6 se puede ver el esquema general de un inventario real.
La importancia o singularidad de los PIGs viene dada fundamentalmente por su interés científico y/o
didáctico, si bien otros autores incluyen también otros tipos de interés como el cultural, recreativo o pai-
sajístico, entre otros. Algunos de los criterios más relevantes a la hora de establecer esta importancia son
la exclusividad cronoestratigráfica, el hecho de dar lugar a formas del relieve notables, la singularidad
mineralógica, petrológica o sedimentaria, el contenido paleontológico, la presencia de elementos estruc-
turales especialmente representativos, o el ser reflejo de paleogeografías o paleoambientes que muestren
la evolución geológica regional. Además, los puntos incluidos en los inventarios son destacables por su sin-
gularidad o por ser representativos de la geodiversidad del área estudiada.
Los inventarios de puntos de interés pueden realizarse con diferentes metodologías, que difieren bas-
tante en el tipo de información aportada y analizada. En cualquier caso, un inventario exige un plantea-
miento metodológico inicial, en el que, al menos, se debe definir: 1) el ámbito de estudio, 2) la escala de
trabajo y 3) la tipología y el tamaño de lugares a inventariar. Además, es fundamental situar el inventario

61
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Fig. 6. Esquema general de un inventario. Tomado de López-Martínez et al. (2003b)

62
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

en un marco más amplio, ya que no es lo mismo inventariar para incluir los puntos de interés en una obra
divulgativa, en un plan urbanístico o para crear una red de espacios naturales protegidos, por poner tres
ejemplos. Por ello, los objetivos y el uso que se vaya a dar a la información del inventario debe quedar claro
en las primeras etapas del mismo, ya que influirá en el método de realización del mismo.
Hay que resaltar que un inventario no es un simple listado de PIGs. La realización de un inventario
debe poseer unos objetivos iniciales e incluir una recolección de datos y un análisis que permita seleccio-
nar los lugares de mayor interés y, además, en la medida de lo posible, incluir una valoración (absoluta o
relativa) de los puntos seleccionados. Por ello un desarrollo metodológico claro es fundamental y debe
incluirse en la descripción del inventario.
Este hecho es reseñado por Barba et al. (1997) quienes aseguran con razón que muchos inventarios
realizados hasta la fecha en España, a pesar de poseer un nada desdeñable interés, son incompletos, fal-
tos de sistematización, poco representativos y con ausencia de valoración del interés de los PIGs en ellos
incluidos.
Los inventarios, por definición, dan a conocer los lugares de alto valor. Algunos enclaves que pueden
deteriorarse, o incluso ser de alta fragilidad pueden recibir visitas como consecuencia de la divulgación de
su existencia y localización. Esto puede llevar asociada una degradación del lugar si este no cuenta con
una determinada protección (física o legal), por lo que si no se usan adecuadamente, los inventarios en
lugar de facilitar la gestión y favorecer la conservación de los puntos en ellos incluidos, pueden provocar
el efecto contrario. Esto es especialmente grave en los yacimientos paleontológicos y mineralógicos, debi-
do a que son los que con mayor facilidad pueden ser expoliados. De este hecho se hacen eco Palacio y
Ruiz (1997) al afirmar que este riesgo de deterioro de un PIG es directamente proporcional a la falta de
protección y planificación, y especialmente grave en los casos en los que, además, intervengan intereses
económicos. Este problema no es exclusivo del patrimonio geológico, sino que se dan situaciones simila-
res en otros aspectos del medio natural, como los inventarios de nidos de rapaces (expolio para cetrería),
existencia de especies amenazadas o protegidas (expolio para comercio o para evitar limitaciones a los
propietarios del terreno), etc.
Siempre debe tenerse en cuenta que los inventarios de puntos de interés geológico deben permane-
cer abiertos a posibles modificaciones. Estas se refieren a la inclusión de nuevos puntos, que anteriormente
no habían sido contemplados, correctamente interpretados o valorados, ya que la Geología es una ciencia
en continuo desarrollo y en la que continuamente se están realizando nuevas investigaciones. Las incor-
poraciones de puntos a inventarios ya realizados suele corresponder a yacimientos paleontológicos, mor-
fologías y depósitos endokársticos, series estratigráficas o mineralizaciones. Un ejemplo puede ser el
reciente descubrimiento de la geoda gigante de Pulpí (Almería), en vías de declaración como monumento
natural, o la cueva de Castañar de Ibor (Cáceres), descubierta en 1969. Mucho más raro, pero posible, es
que las modificaciones en el inventario se refieran a la eliminación de puntos en él incluidos. Cuando esto
ocurre suele deberse a la degradación del lugar por actuaciones antrópicas, aunque en algunas ocasiones
esta degradación puede deberse a procesos naturales, como por ejemplo a causa de desprendimientos o
erosión. Un ejemplo es la Cascada de Colores en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente (La Palma,
Canarias) que fue destruida por una riada en el año 2001. Otro ejemplo es la piedra caballera de Pedralta
(Gerona) cuyo bloque superior cayó por una combinación de factores naturales y antrópicos (Pallí y Roqué,
1999). En ambos casos se da la circunstancia de que los puntos de interés geológico fueron restaurados.
Un caso extremo es cuando un elemento geológico se considera de relevancia excepcional y ha surgido
como resultado de la modificación, dando lugar a un fraude científico. Un ejemplo es el famoso cráneo del
hombre de Piltdown (Sussex, Inglaterra), formado por un cráneo humano y una mandíbula de orangután

63
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

minuciosamente encajados y modificados para que parecieran de un mismo ser vivo. El fraude se descu-
brió 45 años después de la aparición del fósil en los círculos científicos, y desde ese momento se dejó de
considerar una referencia imprescindible en el estudio de la evolución humana.
Los inventarios son al fin y al cabo colecciones de puntos de interés, por lo que es fundamental tener
claro el concepto de PIG antes de afrontar un inventario. Por definición, los PIGs, geotopos y figuras simi-
lares suponen una aproximación discreta y puntual al territorio. Su selección se realiza basándose en unos
criterios establecidos en las primeras fases del inventario. Los puntos de interés geológico son pequeños
“museos in situ”, enclaves con un alto interés científico y/o didáctico. Los inventarios se podrían conside-
rar “colecciones de lugares geológicos notables” cuya selección se ha realizado en función de unos obje-
tivos. El análisis de la importancia de los PIGs de un determinado lugar nos orientará sobre del valor geo-
lógico del mismo. Los inventarios deben superar un problema fundamental: mediante la selección de unos
enclaves puntuales se pretende representar las características de toda una región. Por ello, un criterio bási-
co a la hora de seleccionar los PIGs de un lugar es la representatividad. Como afirman Elízaga y Palacio
(1996), los PIGs deben representar lo más fielmente la realidad circundante, de tal forma que se puede lle-
gar a una aproximación al conocimiento geológico de la zona a través de ellos. Se trata de mostrar a la
vez lo más representativo y las singularidades más destacables. Además, en algunos casos el estudio del
patrimonio geológico va a servir para realizar un diagnóstico general del valor y/o estado de conservación-
riesgo de degradación de una determinada zona. Si la selección de puntos no es la adecuada y no repre-
senta las características geológicas de la zona, el diagnóstico no será realista, mostrando una realidad dis-
torsionada.
Existen numerosos ejemplos de inventarios, muchos de los cuales fueron citados en el capítulo intro-
ductorio (sobre todo los referidos al ámbito español), si bien hay también otros muchos ejemplos de inven-
tarios realizados en otros países. Existen incluso publicaciones dedicadas a desarrollar una metodología
general para su realización, como por ejemplo las de Cendrero (1996), Palacio (2000) y Carcavilla et al.
(2004). Estas han sido utilizadas como punto de partida para desarrollar el método de estudio descritos
en los apartados siguientes.
En el presente trabajo utilizaremos fundamentalmente como ejemplos de inventarios una serie de ellos
realizados por nuestro grupo (Carcavilla et al., 2000, 2003a, 2003b, 2004, en prensa; Berrio et al., 2002;
López-Martínez et al., 2003a, 2003b) ya que abarcan una diversidad de tipologías, objetivos y ámbitos de
estudio lo suficientemente amplia como para ser comparados. La realización de estos inventarios exigió un
desarrollo metodológico amplio y solucionar algunos aspectos que más delante serán explicados. Además,
tras la realización sucesiva de estos inventarios y con el paso del tiempo, se han podido observar algunas
mejoras o reenfoques que habrían sido más apropiados. Por supuesto, también se hará referencia a otros
trabajos realizados por diversos autores tanto en España como en el extranjero.

3.2. FASES EN LA REALIZACIÓN DE INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

La realización de un inventario de puntos de interés geológico requiere completar una serie de fases,
independientemente del sistema utilizado para la selección (en el apartado 3.4 se verán diferentes meto-
dologías para realizar inventarios). A grandes rasgos, estas fases se centran en la identificación y diagnós-
tico del patrimonio geológico, así como en la clasificación y valoración de los PIGs. Un inventario, una vez
que se ha delimitado el área de estudio, se suele realizar siguiendo las siguientes fases: 1) recopilación
bibliográfica y documental, 2) síntesis geológica previa, 3) identificación de PIGs, y 4) clasificación, valo-
ración y selección.

64
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

Lo que puede variar en función del sistema de inventario que se lleve a cabo, será el grado de detalle
y meticulosidad de cada una de estas etapas así como el enfoque y la agrupación de las mismas. Una vez
completadas estas cuatro etapas se realiza la fase de diagnóstico del valor y estado de conservación de
los puntos de interés geológico. En la Fig. 7 se muestra el contenido de cada una de estas etapas, y en la
Fig. 8 se muestra el esquema general para la realización de inventarios.

Recopilación bibliográfica y documental


IDENTIFICACIÓN Estudio-síntesis geológica previa
Y DIAGNOSTICO
Busqueda de PIGs

CLASIFICACIÓN Valoración y selección


Y VALORACIÓN
Fig. 7. Fases en la realización de inventarios de puntos de interés geológico

3.2.1. Recopilación bibliográfica y documental

La primera fase, imprescindible a la hora de realizar el inventario, consiste en recopilar la información


disponible sobre las características geológicas del área de estudio. Puede tratarse de artículos científicos,
divulgativos y trabajos de investigación específicos o regionales, entre otros. Además, es importante dis-
poner de la cartografía geológica del lugar, tanto general como de detalle. Esto es ahora más fácil una vez
que el IGME ha finalizado el plan MAGNA, por lo que cualquier área de estudio española cuenta, al menos,
con la cartografía geológica a escala 1:50.000. Entre el material útil se incluye también la cartografía topo-
gráfica, fotografías aéreas para visión estereoscópica y ortofotografías (ya sea en blanco y negro o a color).
Entre la información (documentos y cartografía) interesante para consultar se incluye la referida a la
existencia de espacios naturales protegidos, áreas protegidas y montes públicos, así como la normativa
referida a la conservación de la naturaleza. Si se quiere dar un enfoque más amplio al estudio, puede ser
interesante disponer de información referida a otros aspectos del patrimonio natural (en especial la exis-
tencia de otros tipos de áreas protegidas), patrimonio artístico (posibilidad de relacionar el patrimonio geo-
lógico con el cultural, que a menudo presenta nexos de unión), e incluso cierta información sociocultural.
Estos factores suelen ser más interesantes cuanto menor es la superficie de la zona de estudio (muni-
cipal o comarcal frente a nacional). Si se trabaja a escala municipal-comarcal también puede ser muy útil
disponer de las ordenanzas municipales referidas a medio ambiente, el plan urbanístico del municipio, e
incluso información catastral de propiedad de terrenos. Por otro lado, sea cual sea la escala de trabajo,
será necesario disponer de una cartografía básica que refleje la localización de las poblaciones, límites
administrativos, vías de comunicación y principales infraestructuras.
La organización de toda esta información, y a ser posible, la integración cartográfica en un sistema de
información geográfica (SIG), puede facilitar enormemente las labores de fases posteriores. Esto a menu-
do requiere contar con una fase de digitalización, ya que suele ser difícil y a menudo costoso conseguir
toda esta información en formato digital. Pero hay que tener en cuenta que la digitalización requiere labo-
res posteriores de revisión y corrección, y cerciorarse de que las fuentes de información posean homoge-
neidad con respecto al sistema de georreferenciación. Este es uno de los grandes problemas que se sue-
len presentar a la hora de incluir la información en un SIG. Si alguna de la información cartográfica de la
que se dispone es relativamente antigua puede ocurrir que esté georreferenciada en un sistema cartográ-

65
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

DELIMITACIÓN DE ESCALA
LA ZONA DE ESTUDIO - DEFINIR GRADO DE DETALLE
CRITERIOS:
0 - ADMINISTRATIVOS
TIPOLOGÍA DE PIGS
- PUNTOS
- GEOLÓGICOS - GRANDES ÁREAS
- REGIONES NATURALES - [...]
- ARBITRARIOS

ASPECTOS CARTOGRAFÍA
PREVIOS - DEFINIR TIPO Y GRADO DE
DETALLE

GEOLOGÍA GESTIÓN DEL MEDIO NATURAL


- TRABAJOS CIENTÍFICOS - LEGISLACIÓN:
- OBRAS DIVULGATIVAS - Nacional
1 - CARTOGRAFÍA GEOLÓGICA - Regional
- MATERIAL CARTOGRÁFICO DE - Ordenanzas Municipales
APOYO - ÁREAS PROTEGIDAS

REFERENCIA GESTIÓN DEL MEDIO NATURAL


RECOPILACIÓN
- POBLACIONES - PATRIMONIO CULTURAL
BIBLIOGRÁFICA Y
- LÍMITES ADMINISTRATIVOS - INFORMACIÓN SOCIO-
DOCUMENTACIÓN
- INFRAESTRUCTURA ECONÓMICA

- MARCO REGIONAL DE REFERENCIA


- UNIDADES GEOLÓGICAS
2 - GEOLOGÍA DEL ÁREA DE ESTUDIO
- CORTES GEOLÓGICOS REPRESENTATIVOS
- COLUMNA ESTRATIGRÁFICO SINTÉTICA
- CARTOGRAFÍA GEOLÓGICA DE SÍNTESIS
SÍNTESIS - CUADRO RESUMEN DE EVOLUCIÓN GEOLÓGICA
GEOLÓGICA

METODO SISTEMA DE INVENTARIO


- ENCUESTAS A ESPECIALISTAS GENERAL O TEMÁTICO:
3 - ANÁLISIS DEL MEDIO GEOLÓGICO - RECONOCIMIENTO
- FICHAS - RECONOCIMIENTO AVANZADO
- OTROS CRITERIOS: - SISTEMÁTICOS
- Toponimia
BUSQUEDA - Encuestas a la población
DE PIGS

Fig. 8. Esquema general para la realización de inventarios de puntos de interés geológico.


La Fase 4, referida a la clasificación, valoración y selección se describe en el capítulo 4

66
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

fico diferente al del resto. Esto puede subsanarse mediante operaciones geodésicas, pero introduce ya un
cierto error que debe tenerse en cuenta.
La obtención y organización de esta información puede llevar un tiempo considerable, y a veces exigir
una inversión económica importante. En algunas comunidades autónomas es posible obtener cartografía
topográfica de detalle (1:25.000 o mayor) en formato digital e incluso ortofotografías a precios relativa-
mente asequibles. Las comunidades autónomas de Castilla-León, La Rioja y País Vasco son algunos ejem-
plos, en los que sólo se pide costear los gastos de envío y del soporte digital-papel. La cartografía topo-
gráfica convencional (escalas 1:25.000 y 1:50.000) pueden obtenerse también en el Instituto Geográfico
Nacional (IGN), que dispone de ella en formato papel y digital, siendo este último bastante más caro, pero
evita la fase de digitalización y corrección. En otras ocasiones esta información está incluso disponible en
Internet, siendo posible descargarse coberturas en formatos de amplia compatibilidad (dxf, shp ó e00, por
ejemplo) para la inclusión en aplicaciones informáticas cartográficas. También ocurre a menudo que los
servicios cartográficos de las diferentes comunidades autónomas generen su propia aplicación de visuali-
zación cartográfica, siendo necesario descargar la información digital y la aplicación necesaria para su
visualización. Por ejemplo, el Departamento de Medio Ambiente de la Generalidad de Cataluña posee la
información cartográfica digital de los Espacios de Interés Geológico de Cataluña en formato .mmr, corres-
pondiente a la aplicación propia denominada MIRAMON que puede descargarse gratuitamente en su
página web.
Por último, la documentación debe incluir también la revisión de experiencias iniciativas relativas al
patrimonio geológico y geoconservación (si existen) en la zona de estudio y adyacentes, y también de des-
arrollos metodológicos similares o que tengan alguna relación con el inventario-estudio que se pretende
realizar.

3.2.2. Síntesis geológica

Una vez que la información está recopilada y organizada, se hace necesario analizarla para conocer
las características del área de estudio. A menudo, es necesario realizar una síntesis geológica que homo-
genice la información y la cartografía ya que puede proceder de diferentes fuentes.
La síntesis geológica previa es un paso imprescindible en cualquier inventario, sobre todo si en él se
pretende resaltar la representatividad y la exclusividad de la zona donde se centra el trabajo. Este estudio
geológico no debe ceñirse exclusivamente al área donde se piensa realizar el inventario, sino que primero
hay que situar la zona en un contexto geológico amplio para luego profundizar en las características del
área. El primer paso es contar con una cartografía geológica de síntesis, que muestre de manera uniforme
las características geológicas del área de estudio (Figs. 9 y 10).
Puede ser recomendable la realización de cortes geológicos representativos (Fig. 11). También es con-
veniente la elaboración de cuadros-resumen que sinteticen las características cronoestratigráficas, paleo-
geográficas, litológicas, geomorfológicas y tectónicas que ponen de manifiesto la evolución geológica del
área (Fig. 12).
De nuevo, poder disponer de toda esta información en formato digital e introducida en un SIG pro-
porciona interesantes ventajas a la hora de analizar la información. Para ello será necesario obtener la
información en formato digital o realizar una fase de digitalización previa. Esta última opción es la más
probable, ya que es difícil, sobre todo en inventarios de zonas relativamente poco extensas, conseguir esa
información en formato digital.

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Según la información disponible y los objetivos del inventario, puede ser interesante realizar además
una cartografía de elementos geomorfológicos (Fig. 13). En ella se representan los principales elementos
geomorfológicos presentes en el área, en general clasificados desde el punto de vista morfogenético. Esta
cartografía puede ser muy útil si se pretende realizar una zonificación en unidades homogéneas geomor-
fológicas o paisajísticas, o simplemente para la identificación de morfologías de interés.

Fig. 9. Realización de una cartografía geológica para la fase de síntesis. En este caso, la información de partida
está constituida por seis mapas geológicos a escala 1:50.000 del Instituto Geológico y Minero de España,
dos de los cuales estaban sin editar (en la figura en blanco y negro). Tomado de López-Martínez et al. (2003b)

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69
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

Fig. 10. Realización de una cartografía geológica para la fase de síntesis. Partiendo de la información mostrada en la Fig. 9 se obtiene el mapa a escala 1:100.000 de síntesis.
Tomado de López-Martínez et al. (2003b)
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Fig. 11. Ejemplo de corte geológico representativo de la zona de estudio de un inventario. Incluido
un estudio sobre el patrimonio geológico del Alto Gállego (Huesca) (Carcavilla et al., 2004).
Junto al corte geológico se ha incorporado un modelo digital de elevación del terreno para
relacionar relieve y geología, ya que en este caso la correspondencia es muy notable

3.2.3. Identificación de puntos de interés geológico

Una vez realizada la síntesis geológica empieza el proceso del inventario en sí mismo. Se pasa, por
tanto, a la búsqueda e identificación de PIGs, para lo cual será necesario contar con una serie de herra-
mientas metodológicas que permitan: 1) agrupar y ordenar la información referida a cada enclave, 2)
determinar si el punto reúne características suficientemente interesantes como para su selección, y 3)
poner las bases para una posible valoración posterior y representación cartográfica.
El proceso de búsqueda de puntos de interés se realiza seleccionando un conjunto de puntos que a
priori podrían formar parte del inventario. Estos habrán sido identificados en la elaboración de la síntesis
geológica, o en la búsqueda de información antes realizada. Las posteriores visitas y la aplicación de méto-
dos de valoración y selección dan lugar a que no todos los puntos seleccionados en una primera fase se
incluyan en el inventario definitivo. Esto puede ocurrir porque se trate de ejemplos similares siendo uno
más interesante que otro, porque se encuentre degradado y no sea posible su inclusión en el inventario, o
por otros motivos. Sirva como ejemplo que en el inventario de puntos de interés geomorfológico de la pro-
vincia de Albacete (Carcavilla et al., 2000) se visitaron 175 puntos, de los cuales sólo 88 se incluyeron en
el inventario definitivo.
Existen varios métodos para la identificación de PIGs que serán descritos en el apartado 3.4. Estos
métodos varían en función de algunas variables, como el grado de conocimiento geológico de la zona a
estudiar o el tiempo y los recursos (económicos y humanos) de los que se dispone para realizar el inven-
tario. El desarrollo de metodologías para definir criterios de selección y valoración ha propiciado que los
inventarios sean cada vez más exhaustivos y más útiles, frente a los criterios estéticos y escénicos que eran
los únicos tenidos en cuenta en las etapas iniciales de la geoconservación (Gonggripj, 2000).
Uno de los sistemas para identificación de PIGs consiste la realización de encuestas a geólogos que
hayan desarrollado su labor profesional y científica en la zona de estudio. Este sistema requiere el diseño

70
Fig. 12. Ejemplo de cuadro-resumen que sirve para complementar la síntesis geológica. Incluye una columna estratigráfica sintética de la zona de estudio. (López Martínez et al., 2003b)
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

de un test o ficha a ser cumplimentadas. Para evitar en lo posible la heterogeneidad de interpretaciones,


se hace imprescindible que al test le acompañe un detallado texto que explique los objetivos del inventa-
rio, el tipo de elementos buscados, cómo aplicar los criterios de selección y cómo describir el interés del
lugar. Este tipo de encuestas es útil para obtener la información inicial, pero requieren un cuidadoso pro-
ceso de revisión y homogenización que deberá ser más exhaustivo cuanto mayor sea el número de profe-
sionales que participen en el inventario. Para fases como las de valoración y delimitación (cartografía) se
hace casi imprescindible formar un equipo que supervise los sistemas y métodos utilizados, para conseguir
un inventario homogéneo y no un mosaico de puntos desigualmente tratados. Las encuestas han sido uti-
lizadas en diferentes inventarios. Un ejemplo es el inventario sobre lugares españoles susceptibles de ser
integrados en los listados de patrimonio mundial, coordinado desde el IGME por J.J. Durán (Durán et al.,
1997). Se enviaron encuestas a diferentes autores entre 1988 y 1990 preguntando acerca del interés de
198 PIGs repartidos por el territorio nacional. El 40% de las encuestas enviadas obtuvieron respuesta y en
función de ellas y de un tratamiento posterior se realizó la publicación mencionada. La búsqueda inicial de
posibles PIGs suele realizarse por grupos de especialistas que seleccionan los ejemplos más importantes
de cada una de las disciplinas de las Ciencias de la Tierra. Por ejemplo, en el Inventario de Espacios de
Interés Geológico de Cataluña (IEIGC) (Druguet et al., en prensa) se creó un equipo formado por cerca de
50 especialistas. Una vez realizada la selección de puntos por este equipo, la descripción de los mismos
fue realizada por un total de 73 autores diferentes.
Para la descripción, valoración y análisis del riesgo de degradación de los PIGs es importante la visita
de campo. Si bien el listado inicial puede llegar a hacerse mediante bibliografía y otras fuentes indirectas,
la valoración de algunos parámetros como el riesgo de degradación implica el reconocimiento en el campo.
De nuevo, esta fase será más importante cuanto mayor sea el grado de detalle del inventario. Además, es
muy recomendable que los inventarios aporten imágenes de cada punto de interés.
La información referida a cada punto de interés suele ordenarse mediante fichas descriptivas. La utili-
zación de estas fichas asegura una recopilación relativamente homogénea de la información de cada
punto, y facilita el análisis y la valoración posterior. Las fichas, que pueden ser descriptivas, valorativas o
ambas cosas a la vez, serán descritas en el capítulo siguiente.
Existe otro tipo de recursos que puede proporcionar abundante información sobre la existencia de los
puntos de interés geológico. Uno de ellos es la consulta a personas no especializadas en geología, en espe-
cial a los habitantes de la zona donde se centra el inventario, los cuales pueden orientar la búsqueda, sobre
todo de elementos geomorfológicos o yacimientos minerales y paleontológicos. La guardería forestal,
agentes ambientales y otros cuerpos especializados en la gestión de la naturaleza son fundamentales tam-
bién a la hora de localizar y seleccionar enclaves y, sobre todo, a la hora de evaluar su riesgo de degrada-
ción y el régimen de usos pasado, actual y potencial.
Por último, una herramienta muy útil y a menudo subestimada, es el análisis de los topónimos del
lugar. La toponimia refleja, en muchas ocasiones, cómo la sabiduría popular bautiza muy adecuadamente
(y a menudo sorprendentemente) determinados lugares en función de su origen o características geológi-
cas. Uno de los mejores ejemplos es el río Gas (Huesca) conocido con este nombre desde antiguo y que
resultó estar situado sobre el campo de gas de Serrablo, que no fue descubierto hasta la década de 1980.
Además, en muchas regiones españolas se denominan popularmente de diferente manera algunas morfo-
logías y procesos geológicos, existiendo innumerables ejemplos de ello (torcales, malpaíses, chorreras, fora-
tos, calares, foraus, galayos, terreros, cabreras, boquerones, etc.) que son habituales en la toponimia espa-
ñola y pueden señalar la existencia de un determinado elemento geológico.

72
Fig. 13. Ejemplo de
síntesis cartográfica de
elementos

73
geomorfológicos
utilizados en un
inventario de puntos de
interés geomorfológico.
Los elementos están
ordenados por sistemas
morfogenéticos. La
cartografía original es a
escala 1:25.000. (López-
Martínez et al, 2003b)
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

El análisis toponímico que, además, conjuga el interés geográfico y cultural, puede realizarse median-
te el estudio de diversas cartografías y la consulta a los habitantes del lugar. En muchas ocasiones delata
la presencia de elementos geológicos singulares, o de procesos geológicos activos. Son muy frecuentes las
alusiones a fenómenos hidrogeológicos, por la importancia social, cultural y económica que suelen tener
acompañados. Un ejemplo son los topónimos “fuencaliente” y “caldas”, que suelen referirse a surgencias
de aguas termales y que indica la presencia de este tipo de procesos activos. Existen numerosos ejemplos
repartidos por la Península Ibérica: en la provincia de Ciudad Real hay dos localidades con el nombre de
Fuencaliente, en La Palma (Canarias) así se llama una localidad situada en el extremo sur de la isla, en la
provincia de Soria están Fuencaliente del Burgo y Fuencaliente de Medinaceli, entre otros. Lo mismo ocu-
rre con el término caldas, que en este caso es más frecuente en la mitad septentrional de la Península:
Caldas de Bohí (Lleida), Caldas de Luna (León), Caldas de Reis (Pontevedra), Caldas da Rainha (Portugal)
y Escaldes (Andorra). Otro ejemplo son las alusiones toponímicas a términos relacionados con la sal, muy
comunes sobre todo referido a surgencias de aguas salobres muchas veces relacionadas con niveles sali-
nos y yesíferos o a afloramientos de estos materiales, existiendo varios pueblos llamados Valsalobre en las
provincias de Cuenca y Guadalajara, además de muchos otros ejemplos como Cabezón de la Sal
(Cantabria), Saelices de la Sal (Guadalajara) o Guerri de la Sal (Lleida), entre muchos otros.
Existen numerosos ejemplos de asignaciones toponímicas de particular interés, que de nuevo combi-
nan el aspecto geológico con el cultural: las Lagunas de Ruidera, deben su nombre a la “ruidera” que hace
el agua cuando desborda las barreras travertínicas que represan las lagunas dando lugar a cascadas tal y
como describe Cervantes en El Quijote; el Pico de las Pilas Verdes (Albacete), denominado así porque los

Foto 19. Laguna de Ruidera (Albacete y Ciudad Real), cuyo nombre procede del ruido del agua al caer por las barreras
travertínicas

74
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

líquenes tapizan las cuarcitas que por efecto del diaclasado dan lugar a la individualización de bloques de
escarpadas paredes y cimas planas llamadas pilas; o las playas de Calblanque y Calnegre (Murcia) forma-
das las primeras sobre calizas y arenas de colores claros y sobre esquistos y pizarras oscuras la segunda.
Otros ejemplos de topónimos curiosos fuera de nuestras fronteras son en el Parque Nacional de Arches
(Utah, USA), cuyo nombre hace mención a la existencia de numerosos arcos de roca generalmente en la
formación “Entrada sandstone”. En este mismo parque se encuentra el Delicate Arch, famoso arco de apa-
riencia frágil, y el Park Avenue que es un estrecho valle delimitado por escarpados farallones de arenisca
que, a modo de rascacielos, flanquean el camino.
En otras ocasiones la toponimia
no señala la existencia de un lugar
en concreto, pero sí bautiza de
manera sugerente algunos lugares,
lo que muestra la interpretación que
se hace de los mismos: la cascada
Bridalveil Fall en el Parque Nacional
del Yosemite (California), el mirador
del Inspiration Point en el Parque
Nacional de Bryce Canyon (Utah,
USA), el pico Angel´s Landing en el
Parque Nacional de Zion (Utah), el
glaciar Mer de Glace (Chamonix,
Francia), las cascadas del Salto del
Foto 20. Glaciar Mer de Glace en los Alpes franceses
Ángel (Venezuela) o las Cataratas de
los Dioses (Godafoss) en Islandia.
Sin embargo, no todos los topónimos corresponden a lo que parecen indicar, y a menudo pueden dar
lugar a errores, por lo que la toponimia debe ser tenida en cuenta con precaución. Un ejemplo son las ali-
neaciones volcánicas de Cumbre Vieja y Cumbre Nueva en La Palma (Canarias), cuya edad es inversa a la
que les da nombre; o el término “toba”, habitualmente referido a los travertinos, pero que no siempre
tiene esa acepción. Así por ejemplo, en algunos pueblos manchegos que poseen el sufijo –toba en su nom-
bre (p.e. Villatobas, Toledo) este hace referencia a la existencia de cardos borriqueros en sus campos, que
también son denominados localmente “tobas”.

3.2.4. Clasificación, valoración y selección

El inventario puede limitarse a un listado de lugares de interés, pero generalmente el interés del inven-
tario va más allá, y sirve, por ejemplo, para analizar el valor global del área, el estado de conservación de
los puntos de interés, o la importancia de su geodiversidad. Esto debe tenerse en cuenta en las etapas ini-
ciales del inventario, ya que si se pretende hacer un análisis de algunos de estos u otros factores es impor-
tante diseñar una ficha que permita la organización de la información.
Por lo tanto, esta fase depende totalmente de los objetivos del estudio y del uso que se le vaya a dar
al inventario. Factores como la representatividad, la exclusividad o el riesgo de degradación son tratados
de manera muy diferente según esos objetivos.
Los diferentes sistemas de clasificación se abordarán en el apartado 3.5, y la valoración y los criterios
de selección se tratarán detalladamente en el capítulo 4.

75
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

3.3. ASPECTOS PREVIOS A CONSIDERAR EN LOS INVENTARIOS

Antes de iniciar la labor de inventario es importante definir una serie de factores que condicionarán
en gran medida el proceso de selección y valoración. Lo primero a definir son los objetivos del inventario
y la aplicación que de él se va a hacer. Según Elízaga y Palacio (1996), el objetivo general de un inventa-
rio de PIGs debe ser: “lograr el mayor grado de conocimiento de las características (geológicas de un
lugar)”, y deberá ser realizado “con un grado de detalle que permita una evaluación tanto del propio
punto como de la incidencia del soporte geológico sobre la actividad humana”. También afirman dichos
autores que “a partir de los puntos elegidos pueda reconstruirse la historia geológica, su morfología y pro-
cesos actuales y sus características de utilización del territorio, recursos y actividad humana en su inci-
dencia sobre el soporte geológico”.
Estas premisas son válidas para la mayoría de los inventarios, desarrollados como sistema para la eva-
luación, conocimiento y gestión del medio geológico de una determinada región. Sin embargo, es impor-
tante reseñar que determinados inventarios no pretenden reflejar la representatividad ni la totalidad de la
geodiversidad de la zona de estudio, sino que entre sus objetivos está identificar lugares de excelente cali-
dad.
Existen muchos ejemplos de inventarios, desarrollados en función de diversas metodologías que se han
ido diseñando para que se adaptaran a las circunstancias de cada caso. Sea cual sea la metodología apli-
cada para realizar el inventario hay dos factores que condicionan en gran medida el desarrollo del mismo:
el grado de conocimiento geológico previo del área de estudio y las dimensiones de la misma.
El conocimiento geológico que existe de la zona es un factor fundamental a la hora de enfocar el
inventario, y por ello todo trabajo de patrimonio geológico debe partir de un estudio previo de las carac-
terísticas geológicas del área donde se centre el estudio. Sobre todo, si el inventario pretende contemplar
el aspecto de la representatividad. Por ello es importante investigar la existencia de trabajos científicos
referidos a la zona donde se centra el trabajo y, en la medida de lo posible, incluso cartografías geológi-
cas. En caso de que no exista una buena documentación de partida será necesario centrar los esfuerzos
generales en el conocimiento geológico de la zona. Para la realización de inventarios en zonas extensas
(regiones y países) será también necesario contar con una información de síntesis, algo a veces difícil por-
que rara vez cubre toda el área con homogeneidad. Como ejemplo de estudio bien enfocado puede citar-
se el ya mencionado inventario nacional de Gran Bretaña promovido por el Joint Nature Conservation
Committee (JNCC) y que se iniciaba con las Geological Conservation Review Series, que servían de base
de conocimiento para la selección de los SSSI sites. En ellas se compartimentaba la geología de Gran
Bretaña es 44 apartados, desarrollados cada uno de ellos por un grupo de especialistas que redactaban
un volumen monográfico sobre el tema que estudiaban (Joint Nature Conservation Committee 3, referen-
cia digital; Ellis, 2005).
El otro factor que condiciona la realización del inventario es asumir las dimensiones del área.
Independientemente de la escala a la que se trabaje al final, y por lo tanto, de lo detallado que sea el aná-
lisis, el abarcar grandes extensiones requiere un enfoque determinado del estudio diferente si se trata de
un área reducida. Es evidente que no se puede plantear igual un inventario de un municipio que el de un
continente, ya que el grado de información a procesar y analizar es muy diferente, y generalmente, los obje-
tivos de los inventarios también son distintos.
Estos son sólo dos ejemplos de los factores que debe considerarse a priori para la realización de los
inventarios, y que deben definirse incluso antes de iniciar la primera de las etapas descritas en el aparta-
do anterior. A continuación se van de desarrollar otros aspectos a tener en cuenta.

76
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

3.3.1. Delimitación del área de estudio

Ya se comentó en el capítulo 2 que todo trabajo de patrimonio geológico se refiere a una zona con-
creta, que puede considerarse como el “universo” al que se refiere el análisis. Si bien para situar el marco
geológico regional será necesario ampliar el ángulo de visión, para la selección y comparación de los luga-
res de interés el estudio deberá centrarse en ese ámbito. Una posterior valoración absoluta, asignando
importancia a los puntos de interés seleccionados (por ejemplo con una escala de importancia local, regio-
nal o nacional que más adelante será discutida) requerirá comparar los PIGs seleccionados con los casos
presentes fuera del ámbito de estudio.
El ámbito territorial puede delimitarse en función de muy diversos criterios. Lo más correcto, desde el
punto de vista metodológico, es que el área de estudio corresponda a una o varias unidades geológicas
completas (p.e. la Cuenca del Guadalquivir o la Rama Castellana del Sistema Ibérico). Palacio (2000) afir-
ma que el “área unidad” para la realización de un inventario deberá ser: “un espacio geográfico caracte-
rizado por rasgos semejantes y comunes del medio físico (relieve, hidrología, vegetación, clima) y huma-
no (paisaje agrario, uso del suelo, hábitat, medio de vida de las poblaciones, etc.) que estará dentro de
un marco más amplio de región geográfico-geológica, pero que forma un conjunto claro independiente-
mente de su pertenencia administrativa”. Sin embargo, la realidad es que los promotores de los trabajos
de patrimonio geológico generalmente son entes públicos, que lógicamente se ciñen a los límites admi-
nistrativos del territorio sobre el que actúan. Así, los inventarios suelen corresponder a áreas delimitadas
por criterios político-administrativos (habitualmente municipios, comarcas-mancomunidades, provincias,
comunidades autónomas o países). Barba et al. (1997) ofrecen como principal ventaja de las delimitacio-
nes por criterios administrativos el poder dar forma legal a los PIGs seleccionados.
La utilización de límites administrativos puede provicar que queden fuera del inventario elementos
estrechamente relacionados con los incluidos él, o incluso que un punto de interés quede parcialmente
excluido al ser dividido en dos por un límite administrativo. Esto se acentúa aún más al hablar de regíme-
nes de protección, porque las comunidades autónomas han legislado y sobre todo, aplicado, la normativa
referente a conservación del medio geológico de muy diversa manera. Por ello, puede darse el caso de que
una determinada figura de protección, por ejemplo un parque natural, abarque una superficie siendo deli-
mitado por un borde provincial, sin que al otro lado exista ningún grado de protección aunque la unidad
geo-ecológica y su valor sea el mismo. El caso extremo es cuando la delimitación no corresponde a nin-
guno de estos criterios, si no a otros mucho más arbitrarios, como puede ser una hoja cartográfica por
ejemplo a escala 1:50.000.
Un último caso es cuando la delimitación del área de estudio se hace otros criterios arbitrarios, como
áreas geográficas, como p.e. la Sierra de Urbión (Sanz, 2001) o de índole socio-cultural como el Camino
de Santiago (Saénz Ridruejo, 1999).
En general, lo ideal es que la delimitación del área de estudio se realice en función de criterios geoló-
gicos, abarcando íntegramente una o varias unidades geológicas. Cuando esto no pueda ser así y en la
zona estén presentes varias unidades geológicas, el inventario puede dividirse en función de esas unida-
des (Fig. 14). Si bien la metodología de estudio y los criterios de selección de los puntos de interés (y de
valoración si existieran) deben ser iguales para toda el área de estudio, la clasificación y comparación de
los mismos puede hacerse independientemente en función de la unidad geológica a la que pertenecen.
Por ejemplo, un inventario nacional de puntos de interés geológico debería atender a las diferentes uni-
dades geológicas presentes en su territorio a la hora de clasificar los puntos. Lo que no tiene “solución”
es el caso de las unidades geológicas que no pertenecen íntegramente a algún ámbito administrativo, y
que por lo tanto, sólo son estudiadas parcialmente.

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Fig. 14. Ejemplo de división del área de estudio en unidades geológicas, en un inventario referido a afloramientos singulares de
un amplio sector de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. La zona (línea roja) fue delimitada fundamentalmente por
criterios administrativos, tal y como se puede ver en A. (B) En ella se definieron las unidades geológicas principales existentes y las
subunidades (C) para que sirvieran de contexto a la hora de identificar los puntos de interés geológico. (D) Unidades y sub-
unidades de la zona en detalle. (E) Localización de los puntos seleccionados

Esto no significa que no puedan afrontarse estudios de patrimonio geológico de zonas que no hayan
sido delimitadas con criterios geológicos. Simplemente que en estos casos será necesario un esfuerzo adi-
cional a la hora de seleccionar los elementos más representativos, y a la hora de asignar un valor a los
PIGs en función de otros puntos pertenecientes a la misma unidad geológica pero situados fuera del área
de estudio.

Ejemplos de sistemas de delimitación de la zona de estudio

Como ya se ha comentado, lo más frecuente es que la zona a inventariar esté delimitada por criterios
administrativos. A este respecto se dedica el apartado 3.6 a la descripción de los casos posibles. Dentro de
los estudios en los que la zona fue delimitada por otros criterios se van a mencionar dos ejemplos:
El primero de ellos corresponde a una zona con delimitación arbitraria. Se trata del entorno de la presa
del Pontón de la Oliva (Madrid-Guadalajara), donde se realizó una selección de elementos geológicos sin-
gulares para la posible declaración de un espacio natural protegido (López-Martínez et al., 2002). La admi-
nistración responsable de la conservación del medio natural en Castilla-La Mancha conocía la existencia
de una serie de morfologías singulares en este entorno. En concreto se trataba de un meandro abando-
nado y de un conjunto de cárcavas con formación de chimeneas de las hadas, por lo que solicitó un infor-
me que describiera los puntos de interés geológico de una zona delimitada sobre un mapa topográfico.
Tras la visita de campo y el análisis de la zona mediante fotografía aérea, se observó que fuera de la zona
delimitada, pero adyacente a ella, se encontraban unas morfologías muy singulares (cárcavas de grandes

78
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

dimensiones) que podrían ser incluidas en la propuesta debido a la similitud con las morfologías cuya pro-
tección había propiciado el estudio. Debido a que los límites se habían definido de manera arbitraria y sin
ningún criterio concreto más que la proximidad a la presa y a los elementos de interés ya descritos, las cár-
cavas fueron incluidas en el estudio. Junto con estos elementos se incluyeron otros de interés como un sis-
tema de relieves en cuesta formado sobre los materiales cretácicos. La delimitación final del perímetros de
protección se definió con criterios geológicos (límite de algunos de estos elementos), administrativos (lími-
te provincial y de término municipal) y geográficos (divisoria de aguas).
Otro ejemplo es el proyecto centrado en la búsqueda de áreas de alto valor natural susceptibles de ser
incorporadas a la red de parques nacionales españoles (Carcavilla et al., 2003b). En este caso la zona a
analizar abarcaba todo el ámbito nacional. Sin embargo, la zona de estudio fue subdividida en regiones
bioclimáticas, y éstas a su vez en provincias bioclimáticas, ya que el proyecto estaba enfocado desde una
perspectiva fundamentalmente botánica (Casas et al., 2006). El estudio geológico trataba de buscar áreas
de interés geológico dentro de cada una de estas regiones y provincias, cumpliendo cada una de estas
áreas potenciales una serie de requisitos de naturalidad (ausencia de núcleos de población, vías de comu-
nicación de determinada entidad, infraestructuras como líneas de alta tensión, etc.). En un primer paso se
realizó una intersección entre las unidades y subunidades geológicas (Julivert et al., 1974) con las provin-
cias bioclimáticas. El resultado fue una fragmentación excesiva y la creación de un número de recintos que
superaban las expectativas del estudio. Por ello se decidió trabajar sólo con las unidades de rango supe-
rior. Se realizó un cruce entre las regiones bioclimáticas y las unidades geológicas, dando lugar a una serie
de recintos en los cuales se centró la búsqueda de áreas de interés. En este caso la fragmentación sí resul-
tó abordable.

3.3.2. Escala

La escala de trabajo es otro factor fundamental a tener en cuenta, ya que en función de ella el inven-
tario podrá tener unas u otras aplicaciones y será enfocado de diferente manera. Escalas poco detalladas
pueden servir para la definición de grandes áreas o contextos geológicos de interés, así como para deli-
mitar áreas prioritarias para un posterior estudio detallado. Escalas detalladas son más indicadas, entre
otras cosas, para inventarios cuyo objeto es seleccionar áreas a incorporar en planes urbanísticos, diseño
de itinerarios didácticos, delimitación de espacios a proteger y, en general, para orientar la gestión espe-
cífica y la planificación de un determinado territorio.
La escala condicionará también el estudio geológico previo al inventario, y por supuesto la cartografía
final de los puntos. Un factor que condiciona notablemente la escala del estudio es la existencia de una
cobertura nacional de cartografía geológica a escala 1:50.000. El contar con dicha información es funda-
mental, pero esta escala puede ser demasiado grosera para determinados fines, como por ejemplo, la deli-
mitación de posibles espacios naturales protegidos donde a menudo se trabaja con escalas de 1:10.000
ó 1.5.000.
Con respecto a la escala es importante hacer una matización. Se trata de un concepto básico de car-
tografía pero con el que comúnmente se cometen errores. Cuando se cartografía a una determinada esca-
la y esa información se integra en un SIG es imprescindible especificar a qué escala se ha trabajado. Como
los sistemas de cartografía digital permiten realizar vistas detalladas de algunos sectores de los mapas
(zoom+/aumentar), un error muy común es visualizar los datos con un grado de detalle mayor al utilizado
en el proceso de cartografía, dando lugar a una importante imprecisión. Por ello, la escala debe ser defi-
nida al comienzo del trabajo, porque según los objetivos del estudio será recomendable definir un grado
de detalle que se ajuste a las necesidades del estudio.

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

La escala está estrechamente ligada a la tipología de puntos a inventariar, ya que el punto de interés
puede ser simplemente mencionado sin definir sus límites, o puede ser delimitado en función de varios cri-
terios, y en función de la escala la delimitación deberá ser más o menos precisa. Dicha delimitación aten-
derá a los objetivos del inventario y a la naturaleza del lugar, de manera que aquella podrá corresponder
a límites naturales (p.e. la extensión de un afloramiento determinado), a límites administrativos (p.e. un
término municipal), otros límites artificiales (p.e. en función de la propiedad) o una mezcla de ellos (p.e.
en la delimitación de espacios protegidos), entre muchos otros criterios.

3.3.3. Tipología de elementos a inventariar

Antes de iniciar la búsqueda de los puntos de interés geológico es necesario definir qué tipo de luga-
res se van a considerar. En el apartado 3.1.1 se comentaron las diferencias entre términos como geozo-
nas, geotopos, etc., apreciándose que existen diferencias entre ellos. Por ejemplo, pueden buscarse encla-
ves puntuales individuales, o grupos de puntos o grandes áreas (contextos). Los aspectos a definir previa-
mente ya fueron enumerados en el capítulo 2: 1) aclarar si existen limitaciones de tamaño de los PIGs, 2)
especificar si se incluye patrimonio mueble o sólo el inmueble, 3) si los puntos deben tener una relevancia
mínima, 4) si sólo atienden a un tipo concreto de interés (p.e. geomorfológico), y 5) si se incluyen sólo ele-
mentos relacionados con recursos no renovables o también se consideran los renovables.
Al poderse considerar diferentes tipos de puntos, en muchos inventarios incluso se hace una clasificación
de los mismos. Esta clasificación puede hacerse en función de varios parámetros, como por ejemplo por:
– sus dimensiones: un ejemplo es el IEIGC, que distingue tres tipos de puntos de interés según su
tamaño: geotopos (<100 ha), geozonas (>100 ha) y geoparques (grandes áreas); otro ejemplo es el
proyecto Global Geosites, que identifica lugares de tipo puntual (geosites) y grandes contextos geo-
lógicos (frameworks).
– su significado: por ejemplo, la GSA define dos tipos de enclaves (site o feature) en función de si se
refiere respectivamente a afloramientos concretos o a procesos generales; o el inventario realizado
en el estado de Queensland (Australia) que clasifica los puntos en dos categorías: 1) elementos de
gran escala y relevancia escénica y 2) enclaves más pequeños de interés exclusivamente científico o
didáctico.
– su naturaleza y vulnerabilidad: los SSSI se dividen en exposure (que corresponden a afloramientos
que si son dañados pueden ser reemplazados ya que existe más material del mismo tipo) o integrity
(que son irremplazables y cuyo daño es irreversible).
– su posible utilización: por ejemplo, Panizza (1999) clasifica los elementos geomorfológicos incluidos
en su inventario como “bien geomorfológico” (geomorphological asset) cuando se trata de una
forma del terreno que puede ser valorada; y como “recurso geomorfológico” (geomorphological
resource) cuando además puede ser utilizado por el hombre obteniendo algún beneficio de él.
Esta clasificación inicial de la tipología de los puntos seleccionados depende directamente de los obje-
tivos pretendidos con los inventarios. Puede ocurrir que el inventario sólo busque la identificación de uno
de estos tipos (p.e. sólo frameworks o sólo geozonas), por lo que la clasificación será innecesaria y única-
mente habrá que definir el tipo de enclaves buscados.
Si un inventario de PIGs pretende ser aplicado, de manera que facilite la gestión de un territorio y apor-
tar datos sobre su problemática de conservación, es necesario que los elementos del inventario posean
una superficie y unos límites concretos que permitan analizar su estado y situación. Poca utilidad tiene, por
ejemplo, comunicarle a una administración competente en materia de conservación de medio ambiente
que se ha seleccionado por su interés áreas de gran escala como, por ejemplo, la cuenca sedimentaria de

80
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

Calatayud o el metamorfismo regional en rocas hercínicas del Pirineo, ya que con esa información es impo-
sible definir unas medidas de actuación encaminadas a la conservación. Este tipo de inventarios de carác-
ter regionalista (por ejemplo los frameworks) son útiles desde el punto de vista teórico y para definir zonas
de priorización de actuación detallada.
Otro aspecto fundamental es aclarar si se pretende inventariar lugares que abarcan la generalidad de
los elementos geológicos, o por el contrario, sólo determinados aspectos referidos a alguna de las disci-
plinas de las ciencias de la Tierra. En este último caso se denominan “inventarios temáticos”, y se limitan,
por ejemplo, a estudiar yacimientos paleontológicos, elementos geomorfológicos, singularidades minera-
lógicas, etc. Estos estudios temáticos son una herramienta útil tanto si corresponden a etapas sucesivas de
un inventario global que se haya decidido abordar por materias, como si se consideran un fin en sí mis-
mos. Más adelante se verá como algunas metodologías de inventario proponen la realización de varios
inventarios temáticos que cubran la generalidad geológica de la zona de estudio para luego analizar el
conjunto de la información y obtener un inventario global. Un ejemplo son los inventarios de puntos de
interés geomorfológico, en los que únicamente se seleccionan elementos o formas del relieve notables. En
estos casos, debido a la particular significación que suelen poseer los elementos geomorfológicos dentro
de los inventarios geológicos generales, los catálogos de puntos de interés geomorfológico pueden signi-
ficar en muchos casos una primera aproximación al estudio global del patrimonio geológico de una deter-
minada zona. En los últimos años diversos autores han realizado inventarios temáticos, como geomorfo-
lógicos (Durán et al., 1996; Panizza, 1999; García Escudero et al., 2000; Jerie et al., 2001; Berrio et al.,
2002; López-Martínez et al., 2003b; Carcavilla et al., 2004 o Pereira et al., 2005), petrológicos (Lago et
al, 1999), mineralógicos (Bevins y Mason, 2000) y edafológicos (Faz et al., 1999), entre otros.

Ejemplos de tipos de puntos a inventariar

Ya se han comentado algunas posibles tipologías de puntos a inventariar. Pueden valer como ejemplo
los enfoques que tuvieron tres inventarios ya citados:
– en el inventario de las áreas de alto valor natural susceptibles de ser incorporadas a la red de par-
ques nacionales españoles (Carcavilla et al., 2003b), como su propio nombre indica, lo que se bus-
caba eran áreas de alto valor natural, y dentro de ellas zonificar unidades geológicas homogéneas.
Era, por tanto, un análisis regional en el que la delimitación de las áreas dependía de aspectos geo-
lógicos, administrativos y antrópicos.
– en los inventarios de puntos de interés geológico del Alto Gállego (Carcavilla et al., 2003a) y geomorfo-
lógico de la provincia de Albacete (Carcavilla et al., 2000), se buscaban enclaves de reducidas dimen-
siones (preferentemente de menos de 100 ha), con algunas excepciones de puntos de mayores dimen-
siones. Especialmente en el primero de estos estudios, orientado al diseño de rutas interpretativas, era
fundamental focalizar el interés en lugares concretos. Sin embargo, en uno sólo interesaban los puntos
de interés principal geomorfológico, y en el otro se abarcaban todos los campos de la Geología.

3.3.4. Representación cartográfica

En la medida de lo posible es deseable que los inventarios incorporen una cartografía que sea útil para
la localización y gestión de los puntos de interés, ya que en gestión y conservación del medio natural se
podría afirmar que lo que no está cartografiado no existe.
La cartografía debe reflejar la naturaleza, distribución, extensión y relaciones espaciales de diversos
elementos (McCall y Marker, 1989). Para ello, se debe definir: 1) la base sobre la que representar la infor-

81
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

mación (geológica, topográfica, administrativa, etc.), 2) la escala en función de la aplicación de la carto-


gafía de de los elementos a cartografiar, 3) el tipo de datos a representar (traducidos a líneas, puntos y/o
polígonos), 4) la un código de colores legibles, normalizados y adaptados al trabajo, y 5) un sistema de
representación: por escalas de colores, por números con una tabla anexa, símbolos convencionales, sím-
bolos creados ex profeso, etc.
La decisión de incorporar o no la cartografía de los PIGs es un factor a decidir en las primeras etapas
del inventario, porque influye mucho a la hora de organizar el trabajo. La realización de una cartografía en
la que se muestre la ubicación de los puntos de interés geológico facilita la posterior labor de diagnósti-
co, al permitir analizar tanto en conjunto como particularmente la distribución espacial de los PIGs y la
relación entre ellos. Esta información es fundamental en inventarios con aplicaciones relacionadas con la
planificación ambiental y, en general, en aquellos de los que se pretenda extraer medidas concretas de
gestión, tanto para conservación, como para divulgación y utilización.
Por otro lado, la cartografía específica de cada PIG podrá realizarse atendiendo a diferentes criterios,
siendo los dos más comunes la identificación y delimitación del área de interés por motivos estrictamente
geológicos, o la delimitación de un área con objeto de su conservación-protección. En el primer caso, los
criterios suelen ser exclusivamente geológicos, sin contemplar factores como la interferencia antrópica. En
el segundo caso este aspecto es fundamental, junto con otros como el régimen de propiedad y los límites
administrativos, definiendo a menudo sectores en función de su vulnerabilidad y posibilidad de uso públi-
co. Por ello, si estas dos maneras de delimitar corresponden a un mismo lugar no suelen coincidir, siendo
frecuentemente de menor tamaño la segunda.
La cartografía deberá estar realizada en función de la escala de trabajo y deberá atender a las necesi-
dades del uso que se le vaya a dar al inventario. Una cartografía de puntos de interés muy poco detalla-
da no será útil en aspectos relacionados con la geoconservación, y por el contrario una cartografía muy
detallada no tendrá sentido en un proyecto que busque grandes contextos geológicos comparables a gran
escala, donde los límites de los PIGs no son un factor determinante.
Un aspecto importante a la hora de plantear la cartografía es la posibilidad de realizarla en función de
la naturaleza de los puntos. Ya se mencionó con anterioridad que algunos inventarios definen dos tipos de
puntos de interés en función de si se trata de elementos físicos (afloramientos, formas del terreno, yaci-
mientos, etc.) o de lugares en los que ocurren determinados procesos geológicos (p.e. los sites y features
definidos por la GSA).
En la representación cartográfica suele ser difícil incluir el nombre completo de cada PIG, ya que los
textos dificultarían la legibilidad y claridad el mapa. Por ello, los PIGs incluidos en un inventario suelen
numerarse, de tal manera que en la representación cartográfica se incorpora el número del PIG, cuyo nom-
bre completo aparece en una tabla adjunta.

Ejemplos de representación y cartografía de PIGs (Tabla 3)

Un ejemplo de cómo se puede enfocar la cartografía de PIGs es el sistema llevado a cabo en el inven-
tario de puntos de interés de la Sierra de Ayllón (López-Martínez et al., 2003b), en el que se realizó una
cartografía de puntos de interés a escala 1:20.000 (Fig. 15). Esta cartografía se integró en unos mapas
generales a escala 1:25.000, que incluía los elementos geomorfológicos de toda el área. El objetivo de
esta cartografía era señalar con un cierto grado de detalle enclaves de alto valor geológico, con objeto de
plantear su posible protección y de orientar la gestión de la zona en función de su valor intrínseco, vulne-
rabilidad y potencial uso público. La elección de la escala 1:20.000 se debió a que permitía definir unos

82
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

límites con un grado de precisión aceptable para plantear su gestión, aunque deberían ser redefinidos a
una escala más detallada en el caso de que se planteara su protección. Al final del estudio se realizó un
mapa resumen a escala 1:100.000, en el que se representaban los puntos de interés (Fig. 16). Para reali-
zar la cartografía primero fue necesario realizar una labor de clasificación de los elementos geomorfológi-
cos representados agrupándolos en áreas, lineales y puntuales, en un sistema similar al que con posterio-
ridad ha usado la IAG en su proyecto de cartografía de geomorphosites (Coratza, 2005).

Fig. 15. Ejemplo de representación de la delimitación de un punto de interés geológico. (A)-Delimitación de un punto de interés
geológico (línea de puntos negro) sobre una base cartográfica geológica. (B)-Delimitación de un punto de interés geomorfológico
(línea punteada magenta) sobre una cartografía geomorfológica de base. Este sistema permite la identificación del contexto
geológico del punto, aunque a veces puede dificultar su localización geográfica por no estar representadas las vías de comuni-
cación. Por ello se ha incorporado la cuadrícula UTM que permite la localización exacta del punto. Cada cuadrado de la malla UTM
representa 1km2. Tomado de López-Martínez et al. (2003b)

Otros ejemplos menos ambiciosos son las cartografías de PIGs incluidas en los inventarios de puntos
de interés de Albacete y del Alto Gállego (Carcavilla et al., 2000, 2004). En estos casos la cartografía úni-
camente consistió en la situación de un punto en el lugar donde se localizaba el punto de interés. En el
caso de Albacete, el punto que señalaba la localización del PIG tenía diferente color en función de su natu-
raleza e interés principal, y las dimensiones del punto eran siempre las mismas, independientemente de
las dimensiones del PIG que representara. Este tipo de cartografía es muy simple pero recomendable, siem-
pre y cuando no se pueda afrontar una cartografía más precisa. Otro ejemplo de cartografía mediante pun-
tos es la cartografía de PIGs incluida en el inventario de puntos de interés geológico de Murcia (Arana et
al., 1999), donde la localización del punto se mostraba sobre una base topográfica convencional a escala
1:50.000. En el inventario de Aragón (Prames y Gobierno de Aragón, 2001) se muestra un esquema geo-
lógico de la zona, pero sin localizar el punto en concreto.

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84
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Fig.16. Ejemplo de representación de puntos de interés geológico incluidos en un inventario sobre una base topográfica. Los puntos están ordenados y numerados según su
Iocalización geográfica y tienen un color en función de su grado de interés. Se puede observar que los puntos están clasificados como geológicos y geomotfológicos. Tomado de
López-Martínez et al. (2003b)
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

CRITERIO
TIPO DE BASE SOBRE LA QUE SE PRINCIPAL DE
EJEMPLOS Y ZONA DONDE SE CENTRA
DELIMITACIÓN REPRESENTAN LOS PIGs DELIMITACIÓN
EL INVENTARIO
(1) (2) Y/O SELECCIÓN
(3)

GEOMORFOLÓGICO
GEOMORFOLÓGICA

CONSERVACIÓN (*)
ORTOFOTOGRAFÍA
ADMINISTRATIVA
TOPOGRÁFICA

GEOLÓGICO
GEOLÓGICA

X MDT X Cataluña (Druguet et al., en prensa)


X X X X Girona (Pallí et al., 2004) (**)
DETALLADA
X X Andalucía (Durán y Nuche, 1999)
(4)
X X X X X Sierra de Ayllón (López-Martínez et al., 2003b)
X X X X Serranía de Cuenca (Berrio et al., 2002)
X X X Alto Gállego (Carcavilla et al., 2003a)
X X X Albacete (Carcavilla et al., 2000)
Murcia (Arana et al., 1999)
PUNTO
REPRESENTATIVO X X Aragón (Prames y Gob. Aragón, 2001)
(5)
X X Francia (Institut Géographique National, 1985)
X X X León (Alonso y Gallego, 1995)
X X Fuentelsaz (Carcavilla , 2005c)

(1) Se refiere a si la delimitación de los puntos se hace de manera precisa o simplemente se representan con un punto de tamaño
estándar e independientemente de las dimensiones del punto.
(2) Diferentes bases sobre las que se puede representar la situación de los puntos (en caso de que en un ejemplo se señalen dos
columnas es porque se incluían varias cartografías en el estudio).
(3) Criterio principal de delimitación de los PIGs.
(4) Cartografía en la que la delimitación del área del punto corresponde a su extensión
(5) Cartografía en la que el punto se representa mediante un símbolo estándar independientemente de su dimensión
(*): Se entiende por conservación que los criterios de delimitación contemplaron prioritariamente la problemática de la conser-
vación del punto, pero basado en su naturaleza geológica.
(**): En esta cartografía se incluyen representan PIGs delimitados como recintos y otros representados por puntos al corresponder
con elementos de tipo puntual o de pequeñas dimensiones.

Tabla 3. Sistemas de cartografía y representación de los PIGs incluidos en un inventario y algunos ejemplos citados en el texto

Cabe destacar el sistema de representación utilizado en los trabajos de Duque et al. (1983), donde
junto a la localización del punto se incorpora una circunferencia dividida en 4 sectores. Cada uno de ellos
muestra un símbolo que aporta información sobre el tipo de: interés principal, posible utilización, influen-
cia (relevancia), y el número que se le había asignado al PIG en el inventario. Este mismo esquema ha sido

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

utilizado en muchos estudios por su simplicidad y facilidad de observación, como en Alonso y Gallego
(1995).
En el mapa de curiosidades geológicas de Francia (Institut Géographique National, 1985), la repre-
sentación es simple: un símbolo indica la naturaleza del punto y un número hace referencia a la tabla que
acompaña al mapa junto a la descripción del lugar. Así soluciona la representación en un mapa de Francia
a escala 1:1.000.000.
Cuando el objetivo del estudio es la protección, la delimitación de los PIGs debe hacerse con un grado
de detalle acorde con el sistema de gestión que se va a utilizar en el futuro espacio natural protegido.
Por ejemplo, en la cartografía anexa al informe para la protección del estratotipo del límite del
Toarciense-Aaleniense en Fuentelsaz (Guadalajara), la delimitación se realizó a escala 1:2.000 sobre una
ortofotografía, al igual que la propuesta de delimitación del perímetro de protección del lugar.

3.4. TIPOS DE INVENTARIOS Y SISTEMAS DE SELECCIÓN DE PUNTOS DE INTERÉS GEOLÓGICO

Una vez definidos los criterios previos, empieza la labor de inventario en sí misma. En ella se identifi-
can los lugares que presentan interés geológico y, si es posible, se valoran y comparan. Existen diversas
maneras de afrontar el proceso de búsqueda y selección, que dependen de la información geológica de
partida, de las dimensiones del área de estudio y, sobre todo, de los objetivos y del grado de detalle del
inventario. También influye la clasificación geológica del área de estudio, que comentaremos más adelan-
te y, en menor medida, algunos de los factores previos a determinar descritos en el apartado anterior (esca-
la de trabajo, delimitación del área de estudio, tipología de elementos a inventariar).
Existen diferentes maneras de realizar los inventarios. Se entiende que un método no es mejor que el
otro, sino que se trata de diferentes aproximaciones que tendrán más o menos lógica en función de los
recursos disponibles (información, tiempo, personal y presupuesto) y de los objetivos del inventario (Tabla
4). Sharples (2002; referencia digital) define los inventarios de reconocimiento y los sistemáticos-temáti-
cos. Basándose en esta clasificación, se describen a continuación estos y otros métodos de inventario.

TIPO DE INVENTARIO
De reconocimiento
De reconocimiento avanzado
Sistemáticos
Mayor complejidad Sistemáticos-temáticos
Tabla 4. Tipos de inventarios ordenados en función de su complejidad

3.4.1. Inventarios de reconocimiento

Es el sistema más básico de inventario, y por ello Sharples (2002; referencia digital) lo considera como
un primer paso de un proceso más amplio de inventario, si bien creemos que puede ser un fin en sí mismo.
Consiste en la identificación y selección de PIGs mediante la revisión bibliográfica y la consulta a especia-
listas, con el fin de conseguir un listado de los lugares de mayor relevancia. Este sistema de inventario es
rápido y requiere pocos recursos, ya que no realiza una nueva investigación, sino que solamente recoge la
ya existente para poder seleccionar lugares de interés. Tampoco es imprescindible que se realice una cam-
paña de campo. A menudo, ni siquiera requiere un estudio geológico de síntesis, ya que se da por hecho

86
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

el conocimiento geológico de la zona por parte de los autores del estudio y de los especialistas consulta-
dos. Como es obvio, requiere que se disponga de una buena información geológica de la zona de estudio,
y la existencia de suficientes trabajos científicos que permitan tal conocimiento generalizado. En este tipo
de inventarios suelen realizarse encuestas tal como se ha mencionado en apartados anteriores (p.e. 3.2.3).
Para desarrollarlos es conveniente contar con la participación de un grupo importante de especialistas, de
manera que sean evaluadas todas las disciplinas de las Ciencias de la Tierra.
Este sistema rápido es especialmente interesante como primera aproximación y para identificar encla-
ves de valor excepcional. Es difícil que un inventario realizado con este sistema muestre la diversidad geo-
lógica y es relativamente fácil que obvie manifestaciones geológicas muy representativas pero no excesi-
vamente singulares. En este tipo de inventarios tampoco suele mostrarse una clasificación final de los pun-
tos según dominios geológicos, tipo de interés principal o grado de interés, sino que como mucho se orga-
nizan en función de estos aspectos pero sin entrar en detalle.
Aunque Sharples (2002; referencia digital) lo recomienda de cara a la geoconservación, parece claro
que sólo serviría para centrar la atención en la existencia de una serie de lugares de alto valor y promover
la conservación de los elementos más singulares, y no de la generalidad del medio geológico de la zona
de estudio. Este tipo de inventarios sirve para localizar prioridades en función del valor intrínseco y no del
riesgo de degradación. Para esto último, sería necesario analizar la vulnerabilidad, aspecto difícil de eva-
luar y de representar en este tipo de inventarios que no parten de una clasificación previa, y en los que
participa un número elevado de científicos. Por estas mismas razones, es difícil que este tipo de inventario
entre a valorar y comparar el interés de los PIGs incluidos en él, por lo que rara vez en este tipo de inven-
tarios se estima el valor de cada uno de los PIGs en él seleccionados.
Los inventarios de reconocimiento suelen llevarse a cabo con escalas poco detalladas (en muchos
casos ni se define una escala de trabajo). Prácticamente nunca incluyen cartografía y, como mucho, mues-
tran la localización de los PIGs, pero sin asignarles unos límites concretos (cartografía mediante puntos),
ya que la fase de delimitación suele requerir un inventario más detallado y habitualmente incluye campa-
ñas de campo.
Uno de los problemas de estos inventarios es que pueden presentar una notable heterogeneidad con
respecto a la tipología de los enclaves seleccionados, coexistiendo puntos de interés de muy diferente sig-
nificación, sobre todo con respecto a sus dimensiones y criterio de selección.
Por el contrario, una de las ventajas de este método es que la pertenencia al patrimonio geológico de
los PIGs es prácticamente definitiva. Es decir, que si tal y como afirma Palacio (2000) el problema de los
inventarios no es “si están todos los PIGs que lo son, sino si lo son todos los que están”, mediante este
sistema de inventario casi seguro que este problema no se presenta. Por ello son muy indicados para la
realización de obras divulgativas, y por ello existen numerosas publicaciones cuyo esquema responde a un
inventario de este tipo (p.e. Sáenz Ridruejo, 1999, Prames y Gobierno de Aragón, 2001). A nivel interna-
cional han sido utilizados para identificar los PIGs de las reservas estatales de Tasmania (Sharples, 2002;
referencia digital), entre otros ejemplos. Cuando en el capítulo 2 se exponía que la mayoría de las comu-
nidades autónomas españolas cuentan con un listado de puntos de interés geológico, nos referíamos a
este tipo de inventarios (p.e. Durán et al., 1997; Lenároz, 1997).

3.4.2. Inventarios sistemáticos

Este tipo de inventarios requiere un desarrollo metodológico más importante. Basan su método en la
realización de una clasificación del medio geológico del área de estudio. Sharples (2002; referencia digi-
tal) los define como el sistema más eficaz para reflejar la geodiversidad, ya que puede servir muy bien para

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

identificar los enclaves más representativos (este tipo de inventario llevado a su máximo grado de detalle
es uno de los métodos de estudio de la geodiversidad que se detallará en el capítulo 6), aunque pensa-
mos que mediante este sistema también pueden realizarse inventarios que no contemplen el aspecto
representativo. El mismo autor también considera este sistema como el más eficaz a la hora de orientar la
gestión del medio natural de una determinada región.
Este tipo de inventarios puede considerarse como definitivo, debido a su grado de detalle y a lo
exhaustivo de su método. También porque atiende a un criterio homogéneo y claro apoyado en una meto-
dología contrastada. En cualquier caso, deberá asumirse que tal como y se comentó con anterioridad, nin-
gún inventario es definitivo, sino que debe quedar abierto a nuevas incorporaciones en función de los des-
cubrimientos que se vayan realizando y de los posibles cambios en el estado de conservación de los PIGs.
Los inventarios sistemáticos atienden a unos objetivos concretos que son los que definen la clasifica-
ción inicial. Permiten una entrada múltiple, pudiendo atender a criterios puramente geológicos (cronoes-
tratigrafía, litología, etc.) y a otros como la vulnerabilidad, sistema de gestión, etc. Precisamente por ello
pueden realizarse en varias fases, mediante la incorporación con el paso de tiempo de nuevas categorías
en los criterios de clasificación.
El inconveniente de los inventarios sistemáticos es que es necesario contar con numerosos recursos,
debido a que requieren tiempo, implican realización de campañas de campo y, como cualquier estudio sis-
temático, pueden prolongarse bastante en el tiempo y complicarse notablemente. Por ello no es fácil
encontrar ejemplos de inventarios de este tipo. Uno puede ser el promovido por el Joint Nature
Conservation Committee (JNCC) para la identificación de los Geological Conservation Review sites de Gran
Bretaña (GCR sites). En España, el ejemplo que más se aproxima a este tipo de inventario es el de Espacios
de Interés Geológico de Cataluña (IEIGC) (Druguet, en prensa).

Clasificación del medio geológico para la realización de inventarios sistemáticos

Este tipo de inventario se basa en una clasificación inicial del medio geológico. La clasificación trata
de representar las características del medio geológico de la zona estudiada, de manera que se definen una
serie de categorías o campos. La fase de inventario tiene como objeto recopilar la información bibliográfi-
ca y realizar las campañas de campo que sean necesarias para identificar elementos geológicos y lugares
que correspondan a cada una de esas categorías. Entonces se inicia la fase de valoración y comparación
de los PIGs preseleccionados. Si se pretende que el inventario contemple la representatividad y la geodi-
versidad, el proceso de selección primará estos aspectos y deberá existir al menos un ejemplo de cada una
de las categorías antes descritas. Si por el contrario se pretende realizar un inventario de PIGs de elevado
valor (obviando la representatividad) podrá ocurrir que algunos de esos campos tengan puntos preselec-
cionados pero que al ser valorados sean descartados.
El grado de detalle y la escala de estudio son fundamentales en este tipo de inventarios. La clasifica-
ción geológica inicial puede hacerse tan detallada como se quiera, pero se supone que un inventario de
este tipo partirá de una clasificación con bastante detalle, ya que si no este tipo de inventarios se aseme-
jaría mucho al anteriormente descrito. Por ejemplo, Kiernan (1996) en un inventario de este tipo llega a
diferenciar en la clasificación hasta 7 tipos diferentes de morrena frontal en un área con restos glaciares,
lo que da una idea del grado de detalle que se puede llegar en el planteamiento del inventario.
La clasificación de la información geológica del área donde se pretende realizar un inventario es un
paso importante para poder abordar la fase de selección de puntos de interés y además, da sentido al
inventario al estar estrechamente ligado con los objetivos del mismo. La clasificación sirve de evaluación

88
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

del inventario, ya que mediante ella puede analizarse si se han representado las principales características
geológicas de la zona de estudio. Además, la clasificación permite situar en un contexto adecuado las sin-
gularidades y “rarezas geológicas” presentes en la zona, frente a otros elementos muy comunes y carac-
terísticos de la misma.
No en todos los inventarios es necesario realizar esta clasificación. En algunos casos el inventario de
puntos de interés pretende seleccionar los enclaves en función de su valor intrínseco, independientemen-
te de su contexto geológico o tipología, y sin contemplar el concepto de representatividad. Este tipo de
inventarios en los que sólo se contempla la singularidad suele realizarse en áreas extensas (países o regio-
nes), y en ellos puede darse, por ejemplo, que estén presentes gran cantidad de puntos que pertenezcan
a un mismo ámbito de las Ciencias de la Tierra (por ejemplo la Paleontología) y que, sin embargo, no se
incluyan PIGs de otro tipo aunque sean muy frecuentes, debido a que su valor intrínseco sea moderado.
También conviene aclarar que la clasificación del medio geológico del área donde se realiza el inven-
tario no es equivalente a una clasificación de los puntos de interés. Esta última puede hacerse en función
de su valor, distribución, tipo de uso, ámbito geográfico, etc., variables casi siempre comparables una vez
que el proceso de selección ha finalizado. Por el contrario, la clasificación geológica debe hacerse de mane-
ra previa a la búsqueda y selección de enclaves.
Por lo tanto, el proceso de inventario requiere tres fases de clasificación. En la primera, previa a la
selección de los PIGs, se define y clasifica la tipología de PIGs que el inventario contempla (según lo des-
crito en el apartado 3.3.3). La segunda (la descrita en este apartado), consiste en la clasificación del medio
geológico para orientar la selección de PIGs, y por lo tanto, también es previa al proceso de selección de
enclaves. Este proceso de clasificación sólo sería necesario en este tipo de inventarios, ya que en los de
reconocimiento (anteriormente descritos) no es un paso fundamental. La tercera fase de clasificación se
realiza una vez que ya han sido seleccionados y definidos los PIGs, y consiste en el ordenamiento de los
PIGs en función de diversas variables que permitan al análisis y diagnóstico del patrimonio geológico del
área de estudio (y por lo tanto serán descritas en el apartado de dedicado a análisis y diagnóstico).
A la hora de realizar la clasificación hay que asumir que se trata de establecer divisiones más o menos
arbitrarias a una serie de procesos naturales. Sharples (2002; referencia digital) afirma a este respecto que
este tipo de subdivisiones son necesarias a la hora de manipular y utilizar datos provenientes del medio
geológico, e imprescindible si se pretende realizar una valoración del mismo.
Hay casi tantas clasificaciones como tipos de inventarios, ya que éstas deben adaptarse a las caracte-
rísticas de la zona de estudio. Pero lo que sí es común es la metodología seguida para la definición de cada
categoría. Puede hacerse en función de varios criterios que dependen de lo exhaustiva que sea la infor-
mación geológica del área de estudio y de los objetivos del inventario. También influyen algunos factores,
como las dimensiones del área de estudio y la temática abordada por el inventario. Conviene aclarar que
las clasificaciones, como es lógico, se refieren al área de estudio. Esto significa que no pretender ser
exhaustivo ni abarcar la generalidad de las Ciencias de la Tierra, sino que se ciñen a las características geo-
lógicas presentes en el área de estudio. Por ello, puede darse, por ejemplo, que una clasificación para un
inventario no contemple las formas litorales o las rocas graníticas, ya que en el área no están presentes.
Una posibilidad que se ha utilizado y ha demostrado ser muy útil es relacionar la clasificación con la car-
tografía. En López-Martínez et al. (2003b) se diseñó una leyenda geológica y geomorfológica para la car-
tografía; se utilizó también para clasificar y describir el medio geológico en la memoria que acompañaba
esta última.
Con respecto a cómo enfocar la clasificación, Gonggrijp (1999) afirma que debe basarse en lo
que define como “geogénesis”, es decir, en criterios genéticos (siempre y cuando haya suficiente

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

información geológica del área para afrontarla). Entendemos que este es quizá el mejor método
cuando se pretende representar la geodiversidad del área de estudio, aunque no es la única manera
de orientar la clasificación.
Los factores más comunes a la hora de realizar la clasificación suelen ser los litológicos y cronoestra-
tigráficos. En general, estos estudios llevan asociada la realización de una columna geocronológica de sín-
tesis de la zona de estudio y un análisis de los materiales aflorantes. Este tipo de clasificación, aunque sim-
ple, puede ser muy útil a la hora de seleccionar los puntos de interés, ya que aporta un criterio fundamental
de representatividad y singularidad. Un ejemplo es el inventario realizado por el servicio de conservación
de la naturaleza de Inglaterra (English Nature, 2001: referencia digital) para los Uplands ingleses, donde
se discriminan las siguientes categorías: zonas graníticas, zonas precámbricas y del Paleozoico inferior,
zonas de Paleozoico superior, zonas de calizas carboníferas, zonas jurásicas, y zonas caledonianas. En cada
una de estas categorías diferencia los principales grupos litoestratigráficos y los condicionantes geológi-
cos que influyen en el paisaje local, para a partir de aquí, seleccionar los PIGs.
En otros casos, se pueden contemplar otros aspectos como la vulnerabilidad. Consiste en la definición
de unidades homogéneas (en este caso de vulnerabilidad), definiendo una serie de zonas y categorías.
Cualquier parámetro mediante el cual puedan definirse este tipo de unidades homogéneas podrá ser con-
templado en la clasificación.

3.4.3. Inventarios sistemáticos-temáticos

Los inventarios sistemáticos-temáticos son un caso particular de los sistemáticos, ya que la metodolo-
gía de trabajo es la misma, pero en ellos sólo se contempla una de las disciplinas de las Ciencias de la
Tierra. Requieren también una clasificación, y Sharples (2002; referencia digital) afirma que una sucesión
de inventarios temáticos referidos a una misma área constituyen un magnífico sistema de inventario, quizá
el más completo.

Clasificación en inventarios sistemáticos-temáticos: ejemplo para puntos de interés geo-


morfológico

En algunos inventarios, los elementos geomorfológicos presentan una clasificación específica. Esto es
debido a la especial diversidad geomorfológica del área estudiada o a que se trata de estudios temáticos
que sólo contemplan los elementos de este tipo.
Esta clasificación de los elementos geomorfológicos puede enfocarse de diferentes maneras.
Southberg (1990) afirma que la clasificación genética tiene problemas a la hora de aplicarse, debido
a que determinados elementos poseen un origen dudoso o mixto. Por ello, propone un sistema
basado en la forma, textura y génesis, por ese orden. El problema es que esta clasificación llega a
ser muy compleja a la hora de ser aplicada. Por ello, Kiernan (1997) propone otro sistema, basado
en el anterior, pero de aplicación más sencilla, que atiende a cuatro factores principales: 1) sistemas
de control de formas del terreno (clima, litología, etc.); 2) tipos de morfologías y sistemas
geomorfológicos; 3) contenido; y 4) usos y valor estético del lugar.
En otros casos, la clasificación de elementos geomorfológicos ha sido realizada atendiendo al
factor genético. Carcavilla et al. (2004) proponen la clasificación en función de los principales
sistemas morfogenéticos presentes en el área de estudio y, en función de ellos, diferenciar las
formas y los depósitos (Fig. 17).

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CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

Fig. 17. Ejemplo de clasificación genética de elementos geomorfológicos realizada para un inventario de PIGs.
Se incluye además el símbolo con el que se cartografió cada elemento. Tomado de López Martínez et al. (2003b)

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

El mismo sistema es utilizado por Durán et al. (1996) para clasificar el patrimonio kárstico de la pro-
vincia de Málaga, definiendo dos grandes categorías (paleokarst y manifestaciones kársticas actuales-sub-
actuales) y dentro de cada una de ellas diferenciando las formas y los depósitos. Este tipo de clasificación
presenta el problema de a que veces determinados procesos son de origen mixto, siendo necesario que
este hecho quede reflejado en la clasificación pero sin complicarla en exceso. Este sistema de clasificación
tiene a su favor que es muy útil para aportar datos de la geodiversidad y de la evolución geomorfológica
del área estudiada a lo largo del tiempo. En Portugal, Pereira et al. (2005), utilizan un sistema de clasifi-
cación basado en 9 categorías que, sin equivaler a sistemas morfogenéticos, presentan cierta similitud: for-
mas del terreno volcánicas, fluviales, kársticas, graníticas, glaciares y periglaciares, residuales, litorales, tec-
tónicas, y una categoría especial de puntos de interés cultural.
La clasificación de los elementos geomorfológicos también puede realizarse atendiendo a criterios
morfoclimáticos. Este tipo de clasificación está indicada para áreas de estudio extensas, con suficiente con-
traste de condicionantes climáticos como para que se den ejemplos representativos de varios dominios
mofoclimáticos diferentes. En este caso hay que tener en cuenta que determinados procesos geomorfoló-
gicos pueden darse simultáneamente en diferentes dominios morfoclimáticos, o incluso ser azonales.
Además, las condiciones climáticas que dieron lugar a un tipo de morfologías en el pasado pueden ser muy
diferentes a las actuales, dándose una superposición de procesos difícil de reflejar en la clasificación o
complicándola en exceso. Las clasificaciones atendiendo a factores morfoclimáticos pueden ser muy indi-
cadas para zonas donde existan procesos activos.
Un modelo mixto que contempla criterios genéticos y climáticos a la hora de clasificar los puntos es el
utilizado en el inventario de puntos de interés geomorfológico de Extremadura (García Escudero et al.,
2000). En él se definieron seis categorías: relieves estructurales, litológicos, climáticos, antrópicos, fenó-
menos de ladera y morfología fluvial.
Ya se mencionó anteriormente que, en ocasiones, los elementos se clasifican en función de su dinámica, y
que esta clasificación suele cobrar significación sobre elementos geomorfológicos. Este tipo de clasificación
suele aplicarse a inventarios realizados para proponer medidas de conservación, que suelen ser diferentes en
función de la dinámica del enclave. En el ya mencionado informe de los Uplands ingleses (English Nature,
2001; referencia digital), se propone la clasificación de los elementos geomorfológicos en tres categorías:
activos, inactivos (también llamados fósiles o relictos) y de origen kárstico. Esta clasificación un tanto peculiar
(entre otras cosas porque los elementos de origen kárstico podrían englobarse en las otras categorías) se
basa en la vulnerabilidad de cada uno de estos grupos. Entre los activos se consideran los sistemas fluviales y
los movimientos de ladera. Por su parte, los inactivos están formados por los de origen glaciar. Considera que
la actividad humana es casi siempre incompatible con los elementos activos, mientras que requiere una eva-
luación del daño en el caso de los inactivos.A su vez considera que los kársticos presentan una vulnerabilidad
mayor que los otros casos (en especial las cavidades, pavimentos y otras morfologías exokársticas como doli-
nas o valles secos), y por ello forman una categoría independiente.

3.4.4. Inventarios de reconocimiento avanzado

Se trata de un caso intermedio entre los anteriormente descritos. Consisten en inventarios de recono-
cimiento en los que se realiza un estudio previo de la geología de la zona, incluso puede realizarse una
clasificación del medio geológico. Sin embargo, en este tipo de inventarios no se llega a desarrollar una
sistemática tan compleja ni es tan minucioso como en los inventarios sistemáticos, y la clasificación inicial
(si se hace) sirve de guía a la hora de seleccionar PIGs, pero no es un condicionante tan importante como
en esos mismos inventarios.

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CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

En este tipo de inventarios suele estar reflejada la representatividad. Es el tipo de inventario más
común, ya que requiere unos recursos limitados y sirve muy bien para mostrar las características más sobre-
salientes y representativas del medio geológico de la zona de estudio.

3.5. CLASIFICACIÓN DE LOS PUNTOS DE INTERÉS GEOLÓGICO

Una vez realizada la selección de puntos de interés geológico que forman el inventario es importante
clasificarlos para facilitar la labor de revisión y diagnóstico. Esta tercera fase de clasificación consiste en
seleccionar unos parámetros para mostrar los PIGs ordenados en función de los mismos.
La manera más habitual de realizar la clasificación de los PIGs incluidos en un inventario es ordenarlos en
función del tipo de interés geológico principal que presenta el punto. Para ello es necesario definir el interés
principal del punto, referido al aspecto más llamativo, fácilmente visible o de más amplia utilización del
mismo (Elízaga et al., 1996). También se podrían resumir como el rasgo más singular o el de mayor valor, ya
que por ejemplo, determinados PIGs naturales pueden presentar una espectacular morfología siendo, sin
embargo, el rasgo más singular su textura petrológica, contenido paleontológico o presencia de determina-
das estructuras estratigráficas. Un ejemplo es el afloramiento de Boniches (Cuenca), donde aparece una de
las mejores secciones del Pérmico-Triásico inferior de Europa (Arche y López-Gómez, 1992), y que a la vez da
lugar a unas espectaculares formas de modelado en areniscas y conglomerados.
Por otro lado, determinados enclaves pueden tener interés desde varios puntos de vista, siendo difícil
discernir cuál de todos es el más importante. En otras ocasiones, el interés puede ser precisamente esa
multiciplicidad de aspectos representados en el punto. El tipo de interés principal suele referirse a alguna
de las disciplinas geológicas, generalmente: estratigráfico, sedimentológico, geomorfológico, petrológico,
mineralógico, tectónico y paleontológico, incluyéndose en ocasiones otros como el hidrogeológico, edafo-
lógico o paisajístico.
Una manera de abordar la clasificación es realizar una primera subdivisión en función de la naturaleza de
los puntos, de cara a las peculiaridades que ofrece su gestión. Así, Joyce (1999; referencia digital) propone
separar desde el principio en la clasificación lo que denomina PIGs fisiográficos y PIGs geológicos, lo que
equivaldría a geomorfológicos y geológicos. Propone también que de los geológicos se segreguen los de sig-
nificado paleontológico, de manera que esta subdivisión clasifique los puntos como de contenido fundamen-
talmente geomorfológico, paleontológico y geológico (entendiendo por interés geológico el referente a las
demás disciplinas de las Ciencias de la Tierra). Esta subdivisión posee una evidente significación de cara a la
gestión, ya que como se comentó en el capítulo 2, la gestión del patrimonio paleontológico suele estar regido
por normas legales diferentes a las del resto del patrimonio geológico, mientras que el patrimonio geomorfo-
lógico posee algunas peculiaridades que también fueron anteriormente explicadas.
Ideas de estos dos modelos de clasificación ya fueron anticipadas por Duque et al., (1983) y Palacio y
Ruiz (1997), que clasifican los PIGs en función del interés principal pero definiendo dos grandes bloques:
los puntos de interés geomorfológico y los puntos de interés principal de evolución geológica. Dentro de
estos últimos definen las categorías de evolución estratigráfica y sedimentológica, registro paleontológico,
evolución estructural, interés minero y mineralógico, y asociadas a procesos humanos. Por su parte, en los
de interés geomorfológico al situarse la zona de estudio en un ámbito litoral, se definieron las siguientes
categorías: modelado marino, modelado continental y modelado mixto. Un esquema similar es el utiliza-
do por Alonso y Gallego (1995) en el inventario de PIGs de la provincia de León, donde se definen las cate-
gorías: estratigráfico, paleontológico, tectónico, geomorfológico, petrológico, museo-colección (mueble),
minero e hidrogeológico.

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

En otros casos, y cuando la zona de estudio es muy extensa o muy heterogénea y abarca diferentes
unidades geológicas, se puede realizar una primera subdivisión en función de los dominios geológicos pre-
sentes. Los puntos son descritos y valorados en relación a la unidad geológica a la que pertenecen, y den-
tro de ella podrán ser subdivididos en función de los tres tipos descritos anteriormente (paleontológico,
geomorfológico y geológico) o del tipo de interés principal entendido en sentido amplio (primer caso des-
crito).
En función de la dinámica de los procesos geológicos, la clasificación puede afrontarse separando en
primer caso los procesos activos y los fósiles o relictos. Esta clasificación suele realizarse ligada a procesos
geomorfológicos y sólo tiene sentido en zonas donde la actividad de los procesos geológicos actuales sea
elevada, y realmente pueda haber una representación importante de ellos. La separación entre procesos
activos e inactivos puede ser importante de cara a la gestión y a la hora de definir unas medidas de con-
servación referidas al área, por lo que este aspecto sólo suele ser tenido en cuenta en casos en los que el
objetivo sea la geoconservación. Otro criterio a la hora de clasificar los PIGs es hacerlo cronoestratigráfi-
camente. En este caso lo que se utiliza es el intervalo geocronológico representado en el área del estudio,
en función del cual se clasifican los puntos de interés.
Cendrero (2000) define cuatro criterios como los más útiles de cara a la clasificación: 1) el tema o dis-
ciplina dentro de las ciencias de la Tierra que mejor está representado en el PIG, 2) las posibilidades de
utilización, 3) la fragilidad y 4) la necesidad de protección. La clasificación en función de la posible utili-
zación plantea algunos problemas porque algunos puntos pueden no tener un fin concreto, mientras que
en otros pueden darse varios simultáneamente (p.e. uso turístico y didáctico a la vez), siendo difícil dis-
cernir cuál de ellos es el recomendable o de mayor intensidad.
En otros casos es más interesante clasificar los PIGs en función de su localización. Podrá utilizarse de
referencia el contexto geológico donde se sitúan (p.e. PIGs de la Zona Axial pirenaica, PIGS de las Sierras
Interiores, etc.). En otros casos, y para facilitar la gestión, la clasificación podrá realizarse en función de cri-
terios geográfico-administrativos, clasificación los PIGs en función del ámbito administrativo en el que se
ubican (municipio, provincia, etc.), o por otro tipo de unidades (p.e. PIGs del litoral, PIGs del interior, etc.).
Si se ha realizado una valoración de los PIGs, otra manera es clasificar los puntos en función de su
valor intrínseco, lo que permite tener un listado ordenado de los PIGs en función de su relevancia geoló-
gica, ya sea mediante una escala cualitativa, cuantitativa, o referida a un ámbito de relevancia (local, regio-
nal o nacional).
Como se puede ver, hay numerosas maneras de ordenar los PIGs de un inventario. Tanto es así que en
muchos casos lo mejor es mostrar los puntos mediante varias clasificaciones, de manera que se resuma la
información en una sola tabla (Tabla 5).
En el apartado 3.3.4. ya se mencionó que los PIGs suelen ser numerados para poderlos representar en
la cartografía sin necesidad de poner su nombre completo. La numeración de los PIGs suele realizarse en
función de cómo interese clasificarlos, ya que su descripción suele hacerse en el orden de la numeración.
Así, si en el inventario se pretende ordenar los puntos en función de su interés principal, lo normal es que
este criterio sea utilizado también para su numeración (p.e. Carcavilla et al., 2000). En ocasiones, incluso
se incorporan siglas, de manera que si el interés principal es estratigráfico, al número del PIG se le ante-
pone una letra (p.e. la P si es paleontológico). En otros casos la numeración es realizada por criterios geo-
gráficos, lo cual da cierta coherencia a la numeración en el mapa (p.e. Carcavilla et al., 2003), donde se
numeró en función de su distribución geográfica de norte a sur y de este a oeste. Otros criterios utilizados
son el interés del punto (López-Martínez et al., 2003a) o la unidad geológica a la que pertenecen (p.e.
Prames, 2001), ente otras posibles.

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SECTOR EXPOSICION ESTADO VULNERA- LEY
Nº PUNTO DE INTERÉS GEOLÓGICO INTERÉS PRINCIPAL RELEVANCIA (1) (2) CONSERVACIÓN BILIDAD 9/1999
(3)

1 Crestones de la Sierra de la Cerrata Geomorfológico Media Alcudia N Bueno Baja SI


Estructural
2 Meandros abandonados del Río Cabras Geomorfológico Media Alcudia N Bueno Media NO
3 Castillejos de La Bienvenida Petrológicos Muy Alta Alcudia N Bueno Media SI
Geomorfológico
4 Cueva en cuarcitas de la Sierra del Castellar Geomorfológico Muy Alta Alcudia N Bueno Alta SI
5 Afloramientos calcáreos en el Alcudiense Estratigráfico Alta Alcudia N Bueno Alta NO
Superior de Hinojosas
6 Maar de la Laguna de la Alberquilla Petrológico Muy Alta Alcudia N Bueno Alta SI
Geomorfológico
7 Coladas del Encinarejo Petrológico Media Alcudia N Regular Baja SI
8 Plaza del Judío Geomorfológico Media Madrona N Bueno Baja SI
9 Volcán y colada basática del Alhorín Petrológico Muy Alta Alcudia A-N Regular Media SI
10 Mineralizacion de plomo y plata de Diógenes Mineralógico Alta Alcudia A Degradado Baja NO
11 Hoz de Valdoro Geomorfológico Muy Alta Madrona N Bueno Baja SI
12 Fuente Agria de Las Tiñosas Petrológico Media Alcudia A Bueno Alta NO
Hidrogeológico

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13 Cerro de Abulagoso Geomorfológico Alta Madrona N Regular Baja SI
14 Valle del Río Cereceda Geomorfológico Muy Alta Madrona N Bueno Media SI
15 Escarpes del Valle del Robledillo Geomorfológico Alta Madrona N Bueno Baja SI
16 Discordancia intraprecámbrica en el Chorrillo Estructural Muy Alta Madrona A-N Bueno Media NO
17 Crestones de la Sierra de La Solana Geomorfológico Muy Alta Madrona N Bueno Baja SI
18 Estrecho de Río Frío Geomorfológico Muy Alta Madrona N Regular Media SI
Estratigráfico
19 Anticlinal en Cuarcita de Canteras Estructural Media Madrona N Bueno Media NO
20 Tobas volcánicas en el Arroyo del Enebrico Petrológico Muy Alta Madrona A Bueno Media NO
21 Sierra de Navalmanzano Geomorfológico Muy Alta Madrona N Bueno Baja SI
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

22 Termalismo de Fuencaliente Petrológico Alta Madrona A Regular Alta NO


Hidrogeológico
23 Garganta de La Hoz y La Herradura Geomorfológico Muy Alta Madrona N Bueno Baja SI
24 Las Escaleruelas Geomorfológico Media Madrona N Bueno Media SI
25 Bonal de las Sierpes Geomorfológico Media Madrona N Bueno Muy elevada NO
Tabla 5. Ejemplo de tabla para clasificación de los PIGs incluidos en un inventario. En cada columna se contempla un aspecto por el que los PIGs pueden ser clasificados en función
de la información solicitada. El estudio del que está extraída esta tabla incluía varias cartografías de PIGs, en función de algunos de los parámetros aquí contemplados. (Carcavilla,
2005a). (1): Alcudia= Valle de Alcudia; Madrona= Sierra Madrona. (2): A = artificial; N = natural. (3): SI= contemplado en la Ley 9/1999 de Conservación de la Naturaleza de
Castilla-La Mancha. NO= no contemplado en dicha Ley
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

3.6. INVENTARIOS EN DIFERENTES ÁMBITOS TERRITORIALES

Ya se ha comentado que lo ideal es que los inventarios se ciñan a zonas con una cierta homogenei-
dad, en el sentido que sus límites estén basados en criterios geológicos. Sin embargo, en la mayoría de los
casos esto no es así, ya que los promotores de los estudios suelen ser administraciones públicas que redu-
cen su estudio al ámbito administrativo que gestionan. En otros casos, los inventarios se realizan en uni-
dades naturales que pueden corresponder o no con espacios naturales protegidos, lo cual también res-
ponde a unos criterios de delimitación arbitrarios, o al menos, distinto, de los estrictamente geológicos. En
la Fig. 18 se puede observar la localización de inventarios referidos a diferentes ámbitos administrativos y
naturales.

Fig. 18. Localización de los inventarios de PIGs descritos en el texto

Para analizar la influencia de ese factor en el planteamiento de los inventarios de PIGs, se analizarán
los cinco casos mostrados en la figura anterior. La mayoría de ellos ya han sido mencionados con anterio-
ridad como ejemplos para analizar otros aspectos.
Estos cinco casos corresponden a ámbitos territoriales muy variados: un término municipal, una comar-
ca o mancomunidad, una provincia y dos comarcas naturales. El diferente ámbito territorial influyó nota-
blemente a la hora de enfocar el estudio. El estudio municipal enfocó la selección de puntos para identifi-
car los elementos más representativos del municipio, con objeto de cartografiarlos para que pudieran ser
contemplados en los planes urbanísticos municipales y en diseñar un itinerario y material de apoyo que
permitiera la divulgación entre la población local. El estudio comarcal centró los objetivos del inventario
en la identificación de las singularidades geológicas del lugar y de los elementos representativos, con obje-
to de diseñar una estrategia de uso público que permitiera su divulgación en colaboración con el Área de
Cultura de la Comarca. En el inventario de PIGs en las unidades naturales el trabajo se centró en la selec-
ción, valoración y diagnóstico de lugares con posibilidades de integrarse en la red de espacios naturales
protegidos de la comunidad autónoma, en función del marco normativo existente en esta materia. Por últi-
mo, el estudio provincial incluyó un primer inventario, más general, seleccionando lugares de alto interés

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CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

geomorfológico para que estudios más detallados posteriores permitieran su adecuada valoración y repre-
sentación cartográfica.
En general, la realización de inventarios referidos a diferentes ámbitos administrativos (municipal,
comarcal, provincial, regional o comarcas naturales) requiere un enfoque particular en cada caso, ya que
se adscriben a diferentes condiciones normativas que condicionan las aplicaciones y, en cierto modo, el
método de estudio. Algunas conclusiones interesantes tras realizar los inventarios son que (Tabla 6):
– en ninguno de los cinco estudios el área de trabajo ha sido definida con criterios geológicos, sino
que tres de ellos corresponden a ámbitos administrativos y dos de ellos a comarcas “naturales”, en
cuyas delimitaciones también participan criterios administrativos. Aunque sería recomendable que la
delimitación del área a inventariar se hiciese atendiendo a criterios geológicos, lo más habitual es
que se haga en función de límites político-administrativos o mixtos. Dado que las diferentes entida-
des administrativas poseen competencias diversas en lo que se refiere a la planificación territorial,
el marco en el que se realice el inventario condicionará la posible aplicación posterior del mismo.
– en los cinco inventario fue muy útil el subdividir la zona de estudio en grandes unidades geológicas,
que generalmente correspondía a la división clásica de Julivert et al. (1974) y en las posteriores
actualizaciones de su clasificación (Vera, 2004).
– la extensión de la zona de estudio de los cinco inventarios es muy diferente. En general, siempre será
más pequeño un término municipal que una comarca y que una provincia, aunque las dimensiones
de cada una de estas unidades pueden ser muy variables. En los casos aquí analizados la zona de
estudio más extensa (provincia de Albacete) es doscientas veces más grande que la de menores
dimensiones (municipio de Galapagar). Este es un factor fundamental, ya que condiciona enorme-
mente el método de estudio y los factores previos que deben definirse antes de iniciar el estudio,
como la escala de trabajo y la tipología de puntos a inventariar, cartografía, grado de detalle, etc.,
tal y como se vio en apartados anteriores.
– también es muy diferente el número de puntos de interés seleccionados en cada caso. Sin embargo,
este dato puede llevar a confusiones y es necesario analizarlo junto con la extensión de la zona, por-
que un estudio de una extensión muy grande es evidente que (en principio, a igual geodiversidad)
tendrá más puntos de interés que uno de un área muy reducida. Por ello se ha calculado un pará-
metro denominado densidad de PIGs expresado como el número de kilómetros cuadrados en los que
hay presente un punto de interés (km2/PIG). Este dato varía entre los 169 km2/PIG del estudio en

Ambito de estudio Provincial Comarcal Unidad natural Unidad natural Término municipal
Tipo de inventario Temático: General General General General
geomorfológico
Extensión área de estudio (km2) 14.924 1.351 1.205 1.275 71,6
Valoración de los puntos NO SI SI SI SI
Nº de PIGs 88 49 59 44 14
Densidad km2/PIGs 169,6 27,6 20,4 29 5,1
Descripción de los PIGs Texto Ficha Texto y ficha ficha Ficha
Fotografía de los PIGs Si SI Si Si Si
Mapa localización PIGs Si SI Si Si Si
Cartografía de los PIGs No No Si Si Si
Propuestas de gestión Muy breves Si SI Si Si
Estudio Geológico detallado Breve Si Si Si Si
Año realización inventario 2000 2000-2001 2002 2003 2003
Tabla 6. Comparación de los diferentes inventarios citados en el texto

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Albacete y los 5 km2/PIG de Galapagar, es decir, que en sentido relativo, tiene más puntos de inte-
rés seleccionados el estudio de Galapagar que el de Albacete. La variación tiene su origen no sólo
en las dimensiones de la zona de estudio, sino también en la escala con la que se ha trabajado. En
el caso de zonas pequeñas en las que se trabaja con un alto grado de detalle, es interesante definir
más puntos por kilómetro cuadrado que en áreas más extensas estudiadas con menos detalle. Así,
en el municipio de Galapagar, que es mucho más pequeño y menos diverso geológicamente que la
provincia de Albacete, se han definido más puntos de interés. En cualquier caso, el número de pun-
tos incluidos en un inventario no es un dato definitivo, sino que fundamentalmente sirve para com-
parar el grado de detalle con el que se ha realizado el estudio. Por comparar estos datos con los de
otros inventarios, el IEIGC (Gencat; referencia digital) tiene una densidad de 210 km2/PIG, el inven-
tario de georrecursos de Andalucía (Villalobos et al., 2004) tiene una densidad de 158 km2/PIG, el
inventario de Galicia (Duque et al., 1983) define una densidad de 1.056 km2/PIG, el de Murcia
(Arana et al., 1999) de 150 km2/PIG, y el de la provincia de Zamora (Jordá, 2004) 285 km2/PIG.
Tras la comparación de los cinco inventarios comentados al principio de este apartado, se observa que:
inventarios de puntos de interés geológico, que se centran en zonas de diferente extensión y condición
administrativa, con diferentes objetivos específicos pero con el mismo objetivo principal (identificar y loca-
lizar los puntos de interés geológico que representen la geología de la zona), pueden realizarse mediante
una metodología común en la que se introducirán variables en función de los objetivos perseguidos. Esta
metodología común se basa en la definición, previa a la realización del inventario, del ámbito de estudio,
escala de trabajo, tipología de los puntos de interés, dimensiones y uso previsto del inventario, para afron-
tar posteriormente la selección y valoración de los PIGs, tal y como ha sido descrito en el presente capítu-
lo. La experiencia de la aplicación de ese método en cinco lugares con diferentes características nos per-
mite concluir que este sistema es adecuado para la realización de inventarios, que a su vez, son el primer
paso de la gestión y protección del patrimonio geológico.

3.7. FICHAS DESCRIPTIVAS

Para elaborar la descripción sistemática de los puntos de interés geológico incluidos en un inventario
se utiliza el diseño ex profeso de fichas descriptivas que resumen la información referida a cada punto.
Estas fichas suelen venir acompañadas de otras valorativas (o unirlas en una sola) en la que se valora el
interés del punto y otros aspectos, como el riesgo de degradación. Las fichas son utilizadas en casi todos
los inventarios, y existen casi tantos modelos como inventarios. Esto es así porque en función del uso y
objetivos del inventario convendrá resaltar más unos datos que otros, e incluso mostrarlos de diferente
manera. Por ejemplo, los inventarios destinados a la divulgación deberán incluir un croquis detallado del
acceso y localización del punto a visitar, mientras que en inventarios realizados para la valoración de un
territorio no es necesario especificar cómo llegar al PIG, pero sí definir sus límites de una manera precisa.
Una vez diseñada la ficha que se va a utilizar en el inventario es conveniente utilizarla de manera expe-
rimental con varios PIGs de la zona de estudio, para comprobar si con ella se refleja toda la información
deseada sobre el punto de interés, ya que introducir modificaciones una vez realizada la campaña de
campo puede ser complicado e incluso requerir visitas complementarias.
Como norma general, la ficha descriptiva debe reflejar información resumida en la Tabla 7. La infor-
mación se refiere a la localización del PIG, a sus características geológicas, a su estado de conservación y
a su situación administrativa. Esta información puede aportarse rellenando unas casillas con las diferentes

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CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO: INVENTARIOS DE PUNTOS DE INTERÉS

opciones existentes, o cuadros para que se incorpore un texto. Además, es conveniente en el encabezado
de todas las hojas de la ficha ponga el nombre del PIG y su número (generalmente en los inventarios los
puntos aparecen numerados, sobre todo para su organización y representación en un mapa).
Además de los aspectos incluidos en la Tabla 7 la ficha puede reflejar otro tipo de información muy
útil, como las referencias bibliográficas o aquellos aspectos relacionados con la visita: las características
climatológicas habituales, presencia de riesgos potenciales para los visitantes, época del año más intere-
sante para visitarlos, etc.

- ubicación: coordenadas, provincia, término municipal, hoja cartográfica y de qué escala, nombre del para-
je, topónimo
- acceso: punto de partida, descripción del acceso (texto), tiempo estimado de aproximación, dificultad, espe-
cificación de si es a pie o en vehículo, si es libre o debe pedirse permiso
LOCALIZACIÓN
- características fisiográficas: dimensiones, altitud sobre el nivel del mar (que si el punto es extenso puede ser
máxima, mínima y media), zona llana o escarpada
- titularidad del terreno y régimen administrativo: público o privado, ENP, monte público, incluido o no en la
Red Natura 2000
- afloramiento: dimensiones, exposición natural o artificial, tipo (puntual, lineal o área), un solo recinto o
varios agrupados en un solo PIG
- litología: lo mejor suele ser mediante un texto. Incluir el contenido paleontológico
- características: generalmente se destacan los fenómenos geológicos relacionados con procesos sedimenta-
rios,ígneos efusivos, ígneos intrusivos, metamórficos, de deformación de las rocas; procesos y formas de ero-
sión y construcción en diferentes medios, fenómenos relacionados con la geología aplicada: minería, hidro-
geología, geología de riesgos
CARACTERÍSTICAS - proceso de formación: lo mejor suele ser mediante un texto
GEOLÓGICAS - edad: puede distinguirse entre edad cronoestratigráfica y edad del proceso genético
- unidad geológica: correspondiente a las definidas en la introducción geológica incluida en el inventario
- morfología: aunque podría incluirse en alguno de los campos anteriores a veces se extrae porque interesa
destacar los aspectos geomorfológicos (p.e. Berrio et al., 2002). Incluye: sistema morfogenético, morfologí-
as presentes, procesos morfogenéticos predominantes, actividad y frecuencia de los procesos morfogenéti-
cos, sistema morfoclimático al que pertenece
- motivo del interés: explicar por qué es singular o representativo, y qué disciplinas geológicas están mejor
representadas
SITUACIÓN FÍSICA:
- estado de conservación: tipo de alteraciones que presenta, como basuras o edificaciones
- vulnerabilidad
- acceso: limitado, libre o concertado

ESTADO DE SITUACIÓN LEGAL:


- régimen actual: figura de protección, incluida en algún plan de recuperación o en algún catálogo de pro-
CONSERVACIÓN
tección
- uso actual: uso que se le da al territorio en la actualidad
- evolución previsible: a partir de la vulnerabilidad y de los usos
- infraestructura informativa: del acceso y de la situación del punto
- otras infraestructuras: como aparcamiento, zona recreativa, fuente, etc.

OTROS - posible utilización: fundamentalmente de tipo turística, recreativa, didáctica, etc.


- existencia de otros elementos de interés: de tipo cultural, ecológico, paisajísticos, etc.
ASPECTOS - otros

Tabla 7. Información contemplada habitualmente en las fichas descriptivas. Algunos apartados pueden ser repetitivos, por lo que
hay que intentar no repetir la información. Basado en datos propios y en las recomendaciones para la realización de inventarios
del Grupo de Investigación de Geología de la Universidad de Murcia (Guillén Mondéjar y Del Ramo, 2004a)

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

La ficha puede incluir información gráfica. Esta suele consistir un croquis del acceso y localización del
punto y fotografías que muestren las características del punto. Ambos aspectos son fundamentales si se
pretende que el inventario sea utilizado para divulgar el patrimonio geológico de una determinada zona,
ya que los visitantes necesitarán saber cómo llegar a él y su visita dependerá en gran medida de la foto-
grafía del punto.
A veces, también la ficha va precedida de un breve texto introductorio en el que se comenta la locali-
zación del punto, el marco geológico en el que se ubica, el acceso al mismo y las principales propuestas
de gestión, siempre que se considere necesario especificarlas. También incluyen aspectos relacionados con
la valoración que será desarrollada en el siguiente capítulo.

100
©Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, 2007.
ISBN: 978-84-7840-710-1

CAPÍTULO 4

VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

La valoración del interés y de la importancia del patrimonio geológico es un paso fundamental para
poder elaborar diagnósticos sobre el valor geológico y naturalístico de una determinada región. Por ello,
siempre que sea posible, es deseable que los inventarios de PIGs incluyan una valoración de los mismos.
Esta deberá referirse al valor intrínseco del punto, de manera que se pueda establecer un grado de impor-
tancia de los PIGs. La importancia o valor de los PIGs podrá ser, además, un sistema para clasificar los pun-
tos, tal y como se describió en el apartado anterior.
La valoración contempla aspectos que no siempre pueden cuantificarse mediante fórmulas o tablas,
por lo que tendrá una carga de subjetividad que será necesario asumir. Por ello es interesante que la valo-
ración de los puntos no sea realizada por un solo geólogo, sino que es mejor que la haga un equipo, para
que sea posible contrastar opiniones. Si, además, las personas que valoran los PIGs son expertos en dife-
rentes especialidades de la Geología el resultado será mejor, porque así se evita un cierto sesgo hacia algu-
nas disciplinas. Además del valor intrínseco, la valoración podrá referirse a diversos aspectos sobre los PIGs
incluidos en los inventarios, como la potencialidad de uso, el riesgo de degradación, la vulnerabilidad
intrínseca, etc.
En los casos en los que la valoración no se realice (ya sea por motivos presupuestarios o porque el
inventario es un estudio preliminar de otro más detallado que sí valorará los puntos), es fundamental que
al menos se especifique por qué cada punto se ha incluido en el inventario, y cuáles son las característi-
cas que lo hace singular.
Al igual que otros aspectos que se describieron en el capítulo anterior, la valoración de los PIGs debe
ser asumida en las primeras fases del inventario. Esto es así porque en la ficha descriptiva pueden refle-
jarse aspectos que luego serán tenidos en cuenta en la valoración. Por otro lado, el uso que se le vaya a
dar al inventario y los objetivos del mismo también influyen notablemente, porque pueden incluirse aspec-
tos a valorar en función de ellos.
En un inventario la valoración de los PIGs no sólo es útil de cara a ordenar los puntos en función de
su interés, sino que puede tener una utilidad para la confección del mismo inventario. En función de la
valoración otorgada a un PIG este puede incluirse o no en el inventario. En la fase de búsqueda e identi-
ficación de PIGs, suelen realizarse listas iniciales de puntos que en la fase de campo son visitados. Esta
visita se realiza para analizar el punto, su estado de conservación, describirlo, fotografiarlo, y generalmen-
te, valorarlo. No todos los lugares descritos y visitados se incluyen finalmente en el inventario, es decir, que
algunos de ellos son descartados porque su valor intrínseco no es lo suficientemente alto para ser final-
mente seleccionado.
Podría pensarse que la manera ideal de afrontar el inventario de PIGs de una determinada zona puede
ser la realización de varios inventarios locales de los cuales se seleccionen los PIGs más importantes. Por
ejemplo, tal y como proponen Elízaga y Palacio (1996), a la hora de realizar un inventario nacional sería
necesario desarrollar inventarios regionales para luego seleccionar los PIGs más notables y conseguir un
listado nacional. Pero habrá que tener en cuenta que la valoración dependerá en parte de las característi-

101
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

cas de la zona de estudio. Por ejemplo, un punto que sea valorado de una manera en un inventario comar-
cal puede tener un valor muy diferente en un inventario provincial, regional o nacional que incluya la
comarca en la cual se sitúa, incluso que no se considere PIG.
A continuación se van a repasar algunos de los métodos utilizados habitualmente para realizar la valo-
ración. Al igual que la descripción de los PIGs, la valoración suele realizarse mediante una ficha. Este sis-
tema permite la comparación de los puntos y su posterior selección. Existen multitud de fichas de valora-
ción en cuyo análisis pormenorizado no se va a entrar, ya que más que las fichas en sí, lo importante es
qué aspectos valoran y cómo lo hacen.

4.1. ASPECTOS A VALORAR

La valoración se apoya en tres premisas: 1) no todo elemento geológico posee un valor patrimonial,
2) los elementos y afloramientos que lo poseen no siempre son igual de interesantes e importantes, y 3)
es posible definir unos parámetros que nos permitan calcular cuál es el interés del punto. Por ello es nece-
sario crear un sistema que nos permita, al menos groso modo, clasificar los elementos del patrimonio geo-
lógico en función de su interés, algo fundamental de cara a la gestión de los mismos. La valoración debe
referirse a su importancia como elementos y materiales geológicos entendidos en su contexto (elementos
similares pueden poseer una diferente significación en función del contexto donde se sitúen). Este “valor
geológico” se denomina habitualmente en los estudios de patrimonio geológico valor intrínseco, y es el
que realmente proporciona información sobre el interés del PIG.
Cendrero (1996) definió tres aspectos fundamentales a valorar en un PIG: el valor intrínseco, la poten-
cialidad de uso y la necesidad de protección. Este sistema de valoración independiente de tres variables
referidas a sus propiedades intrínsecas, a su posible utilización y a su riesgo de degradación nos parece
muy acertado, pero introduciendo ciertas modificaciones. En general este sistema de tres entradas es ideal
porque evita mezclar conceptos. El capítulo 2 se centró en definir el concepto de patrimonio geológico,
destacándose que tenía fundamentalmente un interés científico y que, como tal patrimonio, debía conser-
varse. Además, se hizo hincapié en que posee una importancia al poder ser utilizado, sobre todo, con fines
didácticos. Y también en que los elementos pertenecientes al patrimonio geológico poseen una vulnerabi-
lidad específica, y estos son los tres pilares sobre los que se asienta el sistema de Cendrero.
Como el propio Cendrero afirma, toda propuesta de medida de estas tres variables debe ser sometida
a un análisis crítico y al ensayo sobre casos concretos. Así, las modificaciones introducidas al sistema ori-
ginal propuesto por Cendrero (1996) provienen de nuestra experiencia a la hora de aplicarlas y de cómo
se han ido subsanando los problemas que han aparecido, lo que no descarta que en el futuro sean de
nuevo modificadas. Por lo tanto, más que proponer aquí un sistema de valoración único y absoluto, lo que
se pretende es revisar las variables que pueden introducirse en la valoración del patrimonio geológico y
proponer un esquema general para que sea adaptado a la situación particular de cada estudio. En cual-
quier caso, el sistema propuesto por Cendrero (1996) es siempre la referencia, y nuestra propuesta, así
como la de otros autores, no deja de ser una modificación de ésta.

4.1.1. Aspectos relacionados con el valor intrínseco de los puntos de interés geológico

El primer paso a la hora de valorar los PIGs incluidos en un inventario es definir qué aspectos o indi-
cadores del valor intrínseco del punto se van a considerar. La subjetividad que antes se mencionó también
está presente en esta fase, ya que no todos los autores consideran importantes los mismos aspectos. Al fin

102
VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

y al cabo, los factores que hacen que un lugar sea notable geológicamente no siempre son intrínsecos,
como por ejemplo, los lugares en los que se definiera por primera vez un término geológico o una serie
estratigráfica, lo cual no es siempre sinónimo de que sea el mejor ejemplo que existe. En el capítulo 2 ya
se describieron los aspectos que habitualmente definen el patrimonio geológico, por lo que aquí la discu-
sión se va a centrar exclusivamente en los que se utilizan más comúnmente para su valoración.
El valor intrínseco se refiere fundamentalmente al interés del PIG referido en términos científicos. Este
es el factor fundamental a la hora de valorar un PIG, y el que debe estar presente en todos los inventarios.
Junto a él, el interés didáctico es casi siempre considerado. Generalmente, el valor intrínseco se centra en
aspectos genéticos (ambiente y condiciones de formación, condiciones), espaciales (relación entre ele-
mentos geológicos, distribución espacial de los mismos, modificaciones en su estructura o mantenimiento
de la misma, entre otros), temporales (aspectos cronoestratigráficos, relación temporal entre unidades) o
composicionales (litología, textura, estructura interna, etc.). Lago et al. (2001) seleccionan cinco aspectos
en los que se centra el valor intrínseco de un punto: composición de los materiales, geometría, pertenen-
cia a una unidad con significado geodinámico, edad representada en materiales o registro temporal abar-
cado, y el registro de procesos. Sin embargo, estos aspectos no pueden ser valorados como tal (en térmi-
nos absolutos una litología no tiene más valor que otra), sino que deben serlo con respecto al contexto y
a las características geológicas de la zona de estudio. De esta manera surgen los términos de representa-
tividad y singularidad, siendo ambos los dos aspectos más importantes a la hora de valorar un PIG. Elízaga
y Palacio (1996) afirman que un inventario debe estar formado por PIGs que representen la realidad geo-
lógica circundante y los procesos normales (representatividad), y por las singularidades de la zona y el
reflejo de procesos geológicos que se puedan considerar anómalos. Sharples (2002; referencia digital) tam-
bién opina que se debe enfatizar lo representativo frente a lo anómalo. Debe prestarse atención a la defi-
nición del término representatividad, ya que en algunos inventarios puede ser entendida también como
algo singular o exclusivo (en el capítulo 2 se discutió sobre las diferentes acepciones de este término. El
aspecto módelico también suele ser contemplado, y la utilidad para correlacionar también. La representa-
tividad y la singularidad, al ser en cierto sentido conceptos contrarios, a menudo se valoran juntos en la
misma casilla de la ficha (p.e. Carcavilla et al., 2004).
Son muy pocos los estudios que publican o permiten el acceso a las fichas de valoración o explican de
manera detallada los criterios utilizados para calcular el valor intrínseco de los puntos. En las tablas 8 a 11
se muestran algunos aspectos que determinados autores han definido para valorar en sus inventarios y se
realiza una crítica a los aspectos seleccionados. Cabe destacar que es realmente difícil establecer unos
parámetros de medida generales que se ajusten a todos los inventarios, por lo que es relativamente fácil
que algunos de los parámetros definidos en esos sistemas de medición no sean útiles para otros inventa-
rios o incluso que no parezcan válidos en la mayoría de los casos. Pero lo importante de esas propuestas
es definir un amplio número de factores para que, en cada caso y ajustándose a los objetivos del estudio,
se seleccionen los que sean más útiles.
Los criterios de valor intrínseco seleccionados por Cendrero (1996) son los que han servido de refe-
rencia en los trabajos españoles. Son diez aspectos y se comentan en la Tabla 8. Villalobos et al. (2003)
diseñan un muy válido sistema para la valoración de los georrecursos culturales de Andalucía. En él tam-
bién diferencian tres aspectos a valorar, que en este caso son el valor científico, el didáctico y el turístico.
El valor científico es el que se podría equivaler al intrínseco, mientras que los otros dos se refieren a aspec-
tos concretos de la potencialidad de uso. Los criterios utilizados en este inventario para la estimación del
valor intrínseco se muestran en la Tabla 9. Como curiosidad, este sistema introduce una serie de pondera-
ciones, de manera que no todos los aspectos contemplados en el valor intrínseco tienen el mismo peso en
la valoración final.

103
CRITERIO valor INDICADOR ASIGNADO OBSERVACIONES (*)
5 Solamente existe un lugar/ejemplo en España Este es un factor clave, pero no hay que referirlo forzosamente al ámbito nacional,
4 Hay 2-4 ejemplos sino que debe ceñirse a la zona de estudio o como mucho referirlo al contexto geo-
Abundancia/rareza 3 5-10 ejemplos lógico inmediato. Con esos indicadores, en muchos inventarios de tipo municipal,
2 11-20 ejemplos comarcal e incluso provincial y regional se quedarían con valor 1, aportando poca
1 >20 ejemplos información. Y no es fácil saber cuántos ejemplos hay a nivel nacional
5 >1.000.000 m2
4 100.000-1.000.000 m2 La extensión superficial no es necesariamente un factor que aporte mayor valor al
Extensión superficial 3 10.000-100.000 m2 punto. En ocasiones sí porque se trata de rasgos que destacan por sus dimensiones,
2 1.000-10.000 m2 pero en muchos otros casos no
1 <1000 m2
5 Más de una tesis doctoral y numerosos artículos en revistas nacionales e interna-
cionales
4 Se ha realizado al menos una tesis doctoral y/o hay más de un artículo publicado
Grado de No es un valor intrínseco del punto. El número de artículos sí puede orientar sobre la
en revistas internacionales y/o varios en revistas nacionales
conocimiento o de "importancia mediática" del punto, pero esto no tiene por qué corresponder obliga-
3 Algunos artículos en revistas nacionales o un artículo en revistas internacionales toriamente con el valor
investigación
2 Algunas notas breves en revistas nacionales o algún artículo en revistas regiona-
les-locales
1 No existen trabajos publicados
5 Muy útil
Utilidad como modelo Criterio muy válido, un aspecto fundamental en el valor intrínseco de un PIG. Puede

104
3 Moderadamente útil incluso relacionarse con su interés didáctico
para ilustrar procesos
1 Poco útil
5 5 o más tipos de interés
Diversidad de 4 4 tipos de interés La diversidad es un atributo que añade valor aun punto, pero su falta no quiere decir
que el punto carezca de valor. En ocasiones estos indicadores pueden inducir al error
elementos de interés 3 3 tipos de interés
(p.e. un PIG con varios aspectos de interés medio puede obtener mayor valoración
presentes 2 2 tipos de interés
que otro menos diverso pero de interés excepcional)
1 1 tipos de interés
5 Precámbrico El autor enfatiza que este criterio debe ser analizado con precaución. En principio una
4 Paleozoico edad no tiene más valor que otra, dependerá de los que exista en la zona, aunque
Edad geológica 3 Mesozoico bien es cierto que cuanto más modernas suelen ser más abundantes, esto no se
2 Terciario puede considerar ni mucho menos una norma y además se refiere a la abundancia
1 Cuaternario no a la edad en sí
5 Es una localidad tipo formalmente reconocida como tal
Carácter de localidad-
4 Es localidad tipo secundaria o de referencia Criterio sólo aplicable a algunos tipos de elementos geológicos
tipo
3 No ha sido propuesta como localidad tipo
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Tabla 8 (primera parte). Criterios e indicadores asignados por Cendrero (1996) para la medida del valor intrínseco de un PIG. La última columna contiene observaciones propias en
relación con el método. (*) Las observaciones se refieren a la viabilidad de aplicar por sistema estos criterios, si bien este no era el objetivo del autor, que proponía estos aspectos
para que fueran aplicados y adaptados en función de los objetivos del inventario
CRITERIO valor INDICADOR ASIGNADO OBSERVACIONES (*)
Asociación con restos 5 Existen en el lugar o su entrono inmediatos restos de interés arqueológico y de
o elementos otros tipos de los arriba indicados
No es un valor intrínseco del patrimonio geológico, que tiene un valor por sí mismo,
arqueológicos, 4 Restos arqueológicos y de otro tipo
sin necesidad de que otros elementos del medio natural participen. Estos son indica-
históricos, artísticos, 3 Restos arqueológicos dores de mayor valor natural del PIG, pero no aumentan su valor geológico
etnográficos 2 Elementos de interés no arqueológico
1 No existen otros restos o elementos de interés
5 Paisaje sobresaliente, flora y fauna notable por su abundancia, grado de desarro-
Asociación con otros llo, proximidad o presencia de especies de interés
Igual que en caso anterior. Puede ser útil en algunos tipos de inventarios, sobre todo
elementos del medio 4 Paisaje sobresaliente y flora o fauna notables referidos a espacios naturales protegidos, pero debe usarse con precaución porque
natural 3 Paisaje sobresaliente no es un aspecto geológicamente intrínseco
2 Fauna o flora notables

105
1 No hay otros elementos de interés
5 Perfectamente conservado, sin ningún deterioro
4 Algún deterioro
3 Excavaciones acumulaciones o construcciones que enmascaran parcialmente el
rasgo, pero que no impide apreciar sus características esenciales También es muy significativo, pero debe atender a aspectos únicamente referidos a si
2 Numerosas excavaciones, acumulaciones o construcciones, que deterioran algunas el punto ha perdido propiedades por su estado de conservación
Estado de
características de interés
conservación
1 Fuertemente deteriorado, con numerosas construcciones que casi alteran total-
mente el rasgo
VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Tabla 8. (continuación). Criterios e indicadores asignados por Cendrero (1996) para la medida del valor intrínseco de un PIG. La última columna contiene observaciones propias en
relación con el método. (*) Las observaciones se refieren a la viabilidad de aplicar por sistema estos criterios, si bien este no era el objetivo del autor, que proponía estos aspectos
para que fueran aplicados y adaptados en función de los objetivos del inventario
Indicador Valor 1 2 3 4 Observaciones (*)
No contempla la singularidad por la
Muy representativo, aun- Muy representativo, aun- Mejor ejemplo represen- Mejor ejemplo represen-
excepcionalidad, sólo lo representa-
Ninguno de los anterio- que no el mejor, en que no el mejor, en tativo en Andalucía de tativo en Andalucía de
Representatividad tivo. ¿Estarán de acuerdo todos los
res Andalucía de un solo Andalucía de más de un un solo contexto geoló- un contexto geológico y
científicos a la hora de elegir los
contexto geológico contexto geológico gico representativo de otros
ejemplos más representativos?
Localidad tipo de Localidades de referen-
Estratotipo aceptado por Sólo útil para valorar puntos de muy
Biozonas. Localidad cia en su contexto inter-
Localidades de referen- la IUGS o estratotipo for- elevada significación geológica. En
Carácter de localidad Ninguna de las caracte- donde se ha definido por nacionalmente usadas.
cia en un contexto de malmente propuesto por un inventario de tipo local proba-
tipo rísticas anteriores primera vez en Andalucía Localidades de fósiles de
carácter regional la IUGS. Localidad tipo blemente la mayoría de los puntos
un fenómeno geológico amplia aceptación cientí-
de rocas o minerales serían de la categoría 1
singular fica
Investigador de un solo Investigado por más de
No existen trabajos refe- Existen trabajos publica- equipo científico y con un equipo científico y Este valor puede cambiar con el
No se conocen trabajos

106
Índice bibliométrico renciados en el Science dos, pero sólo hay uno más de un trabajo publi- con más de un trabajo tiempo. Requiere una permanente
publicados
Citation Index (SCI) referenciado en el SCI cado referenciado en el publicado referenciado revisión
SCI en el SCI
Condiciones deficientes
Condiciones muy defi- Condiciones aceptables
de observación: no se Condiciones muy buenas
cientes de observación: de observación, no se Condiciones excepciona- Factor muy importante de cara al
observa en su integridad de observación: observa-
Condiciones de obser- no se observa en su inte- observa con integridad les de observación: potencial didáctico. Menos impor-
y se pierden parcialmen- ble en su integridad
vación gridad y se pierden pero ello no impide apre- observable en su integri- tante para valoraciones exclusiva-
te determinados rasgos o incluso con alguna difi-
determinados rasgos o ciar sus rasgos o caracte- dad con facilidad mente científicas
características, aunque cultad
características esenciales rísticas esenciales
no esenciales

Tabla 9. Criterios e indicadores asignados por Villalobos et al. (2000) para la medida del valor intrínseco de un PIG. La última columna contiene observaciones propias en relación
con el método. (*): Este inventario está diseñado para ser utilizado exclusivamente en un estudio regional en Andalucía. Su extrapolación como modelo general no tienen por que ser
perfecta, ya que no se diseñó con ese objetivo. Las observaciones críticas se refieren a evaluar si se adaptaría como modelo general
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos
VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Alcalá (2000) propone un sistema de valoración de los PIGs similar al de Cendrero (1996), es decir,
basado en el valor geológico o intrínseco, la potencialidad de uso y el riesgo de degradación. Por su parte
el valor intrínseco lo calcula basándose en tres aspectos: singularidad, contexto geológico y nivel de cono-
cimiento (Tabla 10). Este sistema tiene la ventaja de que es rápido y simple, pero ignora aspectos como la
representatividad y valora el nivel de conocimiento, de cuyo problema se hablará más adelante.
Tras la experiencia en la realización de varios inventarios en los que se ha usado el sistema de Cendrero
(1996) como punto de partida para la valoración, se ha podido matizar un conjunto de observaciones com-
plementarias al sistema propuesto por este autor y tomando ideas de otros trabajos. En la Tabla 11 se
adjunta una propuesta de sistema de medida del valor intrínseco que se ha ajustado adecuadamente a
alguno de los inventarios ya mencionados. Este otro sistema es más simple, y separa en dos grupos los
aspectos a valorar. Por un lado el interés científico, que se divide en nueve categorías referidas a diferen-
tes disciplinas de las Ciencias de la Tierra (siete disciplinas, una más de otro tipo de interés no especifica-
do, y una novena de diversidad).
El interés científico (aspecto 1 de la Tabla 11) no genera en la valoración un resultado numérico que
indique su valor, para evitar que se produzcan errores (un punto con varios intereses de valor medio podría
dar más valor que uno que destaca mucho en uno sólo). Simplemente, el interés científico será el corres-
pondiente a la disciplina que tenga más valor.
En el caso de que la acumulación de intereses sea notable y proporcione más interés al punto, existe
una casilla denominada “diversidad de intereses” que puede ser rellenada y se considerará como el valor
científico del punto. Los otros aspectos (del 2 al 6) tienen unos indicadores que pueden servir para anali-
zar su interés y llevan asociado un valor, cuestión que será comentada más adelante.

ASPECTO 0 1 2 3 4 Observaciones (*)


No contempla la representatividad, al
Hay muy pocos
Hay muchos revés, sólo valora la exclusividad,
Hay algunos a Hay muy pocos a a escala regio- Único a escala
Singularidad más a escala dejando fuera elementos muy repre-
escala regional escala regional nal pero es el regional
regional sentativos o que, aunque abundantes,
mejor
poseen elevado valor

Aspecto interesante pero con algunas


Clave para la
Afloramiento dificultades de aplicación, ya que las
Contexto Descontex- Afloramiento Afloramiento comprensión de
identificativo categorías no son excluyentes: un aflo-
geológico tualizado aislado representativo la geología
o estratotipo ramiento aislado puede ser clave para
regional
comprensión de la geología regional

Varias Muchas publi-


Algunas publica-
Publicaciones publicaciones caciones y
Nivel de Ninguna publi- ciones y conoci- Es un tema problemático, y en este
poco importan- y conocimiento a
conocimiento cación miento universi- caso se le da mucho peso
tes conocimiento nivel internacio-
tario
a nivel estatal nal

Tabla10. Criterios asignados por Alcalá (2000) para la medida del valor intrínseco de un PIG. Observaciones críticas al método. (*)
Las observaciones se refieren a la viabilidad de aplicar por sistema estos criterios, si bien este no era el objetivo del autor, que pro-
ponía estos aspectos para que fueran aplicados y adatados en función de los objetivos del inventario

107
ASPECTOS TEMÁTICOS 3 4 5
ESTRATIGRÁFICO-SEDIMENTOLÓGICO Medio Alto Muy alto
PALEONTOLÓGICO Medio Alto Muy alto
GEOMORFOLÓGICO Medio Alto Muy alto
PETROLÓGICO Medio Alto Muy alto
1 INTERÉS CIENTÍFICO MINERALÓGICO Medio Alto Muy alto
TECTÓNICO-ESTRUCTURAL Medio Alto Muy alto
HIDROGEOLÓGICO Medio Alto Muy alto
OTROS Medio Alto Muy alto
DIVERSIDAD DE INTERESES Media Alta Muy alta
ASPECTOS GENERALES 1 2 3 4 5
RAREZA/REPRESENTATIVIDAD DEL ELEMENTO EN EL CONTEXTO Muy común o muy poco Común o poco repre- Poco frecuente o repre- Muy poco común o ejem- Caso único o ejemplo
2
GEOLÓGICO representativo sentativo sentativo plo muy representativo muy representativo

108
Bien conservado
Muy alterado. Pérdida Alterado. Gravemente
Con alguna alteración aunque su exposición
3 ESTADO DE CONSERVACIÓN de su valor casi afectado. Pérdida de Alterado
pero poco afectado sea resultado
totalmente algo de su valor
antrópicotativo
4 REPRESENTATIVIDAD COMO MODELO GEOLÓGICO Muy poco representativo Poco representativo Común Representativo Muy representativo
5 VALOR ESTÉTICO Y/O PAISAJÍSTICO (*) Muy bajo Bajo Medio Alto Muy alto
INFORMACIÓN QUE APORTA A LA INTERPRETACIÓN DE LA GEOLOGÍA
6 Escasa. Irrelevante Poco interesante Media Mucha Muy importante
REGIONAL

Tabla 11. Criterios asignados por López-Martínez et al. (2003b) para la medida del valor intrínseco de un PIG. (*) Este sistema se ha aplicado con relación a la posible protección de
enclaves geológicos. En el marco normativo que regula dicha protección se contempla este aspecto, por lo que ha sido incluido en el valor intrínseco
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos
VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

La complejidad y subjetividad de la medida del valor intrínseco de un PIG se pone especialmente de


manifiesto con ciertos aspectos que, según cómo se consideren, pueden ser positivos, negativos o indife-
rentes de cara a la valoración del punto, e incluso que su presencia añade valor al punto, pero que su
ausencia no le reste interés. Asumiendo que es el valor científico el que debe predominar, a continuación
se mencionan algunos de ellos, poniendo ejemplos que ayuden a entender la situación:
– Las dimensiones del punto no son siempre un aspecto determinante. Un PIG de un tamaño no tiene
por qué ser más importante que otro de mayor o menor tamaño, aunque en algunos casos la dimen-
sión sí sea una propiedad a valorar. Es importante no confundir el concepto, porque determinados
elementos geológicos son pequeños de por sí, y otros grandes, lo que no implica un mayor valor. La
valoración de las dimensiones debe ser comparativa, refiriéndose a lo habitual en cada tipo de ele-
mento geológico. Por ejemplo el dropstone en el Ordovícico de Checa (Parque Natural del Alto Tajo,
Guadalajara) es un PIG de pequeñas dimensiones (el bloque tiene menos de un metro su eje más
largo), pero su interés es muy elevado. Otro ejemplo es el conjunto de depósitos y formas erosivas
glaciares y fluvioglaciares de Llauset (Huesca y Lleida), donde la singularidad se centra en tener a
pequeña escala un modelo completo de un complejo glaciolacustre yuxtaglaciar (Bordonau, 2000).
Un caso diferente es cuando se presente un elemento geológico de dimensiones que superan lo
habitual para sus características y muestran la acción excepcional de algún proceso geológico, como
por ejemplo, el Monumento Natural de Ojo Guareña (Burgos), que es, hoy por hoy, el sistema endo-
kárstico con más desarrollo de la Península, y ello contribuye a su consideración como PIG.

Foto 21. Dropstone de Checa (Guadalajara), PIG de pequeñas dimensiones

109
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

– En principio, cada PIG debe ser valorado de manera independiente, y aunque esté cerca de otros, la
agrupación no debe proporcionarle más valor. En todo caso ese hecho debe ser tenido en cuenta de
cara a la gestión. Sin embargo, ya hemos insistido en que cada PIG debe ser valorado comparativa-
mente dentro de su contexto, por lo que la desaparición o destrucción de PIGs del mismo contexto
puede influir en su grado de importancia. Por ejemplo, en el caso de los afloramientos del límite K-
T, en España destacan los afloramientos de Zumaya (Guipúzcoa) y Caravaca (Murcia). Ambos mues-
tran este importante momento en la evolución del planeta, pero si uno de ellos desapareciera, haría
aún más exclusivo al otro.

Foto 22. “Capa Negra” de Caravaca (Murcia), que marca el límite K/T

– La edad del punto o la mayor o menor antigüedad del afloramiento tampoco es un factor siempre
determinante. Un afloramiento del Precámbrico no tiene por qué ser más importante que uno del
Cuaternario por definición: este grado de interés vendrá dado por la representatividad, abundancia,
singularidad, etc. Dos ejemplos ilustran cómo la edad del elemento geológico puede ser o no un fac-
tor a considerar, si bien establecer una norma es casi imposible. Por ejemplo, la presencia de un aflo-
ramiento del Cretácico superior en la cumbre del Pico Balaitus (Huesca) en plena Zona Axial pire-
naica es importante porque es el único resto de material mesozoico en una extensa zona y por las
implicaciones sedimentológicas, tectónicas y geomorfológicas de su posición, y no porque, por defi-
nición, un afloramiento del Cretácico tenga más valor intrínseco que uno de otra edad. Por el con-
trario, el volcán de Teneguía (La Palma), es la más reciente manifestación volcánica presente en el
archipiélago canario, formado tras la erupción de 1971. Por el hecho de ser resultado de la última
erupción volcánica posee cierta singularidad que, por ejemplo no tiene, el cercano volcán de San
Antonio, situado justo enfrente de él.

110
VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

– La localización geográfica tampoco es un factor siempre determinante: un elemento, por el hecho


de estar situado más al sur o más al norte (por ejemplo) no debe tener más valor, ya que los crite-
rios de valoración que deben aplicarse son geológicos. Sin embargo, puede ser que este aspecto sí
se acepte en algunos casos porque influya en algún modo en la representatividad de la zona, o por-
que reflejan cierta singularidad, como por ejemplo el glaciarismo cuaternario de Sierra Nevada
(Granada), que es el más meridional de Europa.
– La importancia socio-económica no siempre es un hecho a destacar. Por ejemplo, un yacimiento
mineral no debe ser incluido imprescindiblemente en el inventario por el hecho de que su explota-
ción minera que sea importante para la economía local (o regional e incluso nacional), sino por la
singularidad de la mineralización. Es evidente que si la explotación es estratégicamente importante,
lo será porque la mineralización es digna de destacarse, pero un yacimiento no debería tener más
valor geológico que otro por el valor en el mercado de la materia prima extraída.
– Lo mismo ocurre con los lugares especialmente atractivos estéticamente: muchos PIGs no poseen
ningún atractivo visual y eso no les desmerece. En todo caso debería considerarse un atributo más
en los casos en los que la componente estética sea importante, pero también dependerá de los obje-
tivos del estudio. Un estratotipo puede tener una relevancia mundial y ser referencia a escala global
y no poseer ningún atractivo visual, como por ejemplo las secuencias lacustres del Cretácico inferior
en La Huérgina (Cuenca), que paisajísticamente y estéticamente no son destacables. Sin embargo,
el aspecto estético o monumental sí puede ser determinante a la hora de valorar la potencialidad
del punto, en especial el atractivo turístico, tal y como reflejan en su inventario Villalobos et al.
(2003).

Foto 23. Estratotipo de las secuencias lacustres del Cretácico inferior en La Huérguina (Cuenca)

111
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

– Determinados lugares poseen un interés diferente al geológico e incluso multidisciplinar (p.e. inte-
rés ecológico, arqueológico o histórico). Estos no son intrínsecos desde el punto de vista geológico,
por lo que no deberían ser tenidos en cuenta para calcular el interés del PIG, aunque en cierto modo
proporcionan mayor valor al lugar hasta el punto de hacer imprescindible su selección (algunos
humedales no presentan un interés geológico alto, pero por su importancia ecológica son incluidos
en el inventario). Esta complementariedad (como la denomina Viñals, 2002) es un criterio que pro-
porciona más valor al punto.
– La inexistencia de estudios geológicos referidos a un lugar no le restan valor intrínseco, aunque sí
suele tenerse en cuenta porque da una idea de lo útil o importante que es el lugar en términos cien-
tíficos. El índice bibliométrico es utilizado en el inventario de Villalobos et al. (2003) y Alcalá (2000),
al suponer que cuanto más importante sea un estudio, más atención habrá recibido por parte de los
investigadores. Hay que utilizar con precaución este valor porque no es intrínseco del punto, y por-
que varía en el tiempo. Además, lugares que han recibido poca atención pueden poseer un valor muy
elevado. Por ejemplo, el macizo de Cotiella (Huesca) presenta un excepcional interés geomorfológi-
co por la presencia de interesantes formas de modelado glaciar, periglaciar y karstico, y sin embar-
go muy pocos estudios se han centrado en ese lugar por su inaccesibilidad.
– El estado de conservación puede considerarse influir o no. En los casos en los que el punto esté muy
degradado es posible que haya perdido algunas de las características que le otorgaban valor. Sin
embargo, en otros casos es posible que el lugar no se encuentre en buen estado de conservación,
pero que sigua mostrando las características que le hacen importante. Por ejemplo, muchos lugares
son expuestos como resultado de la acción del hombre (p.e. taludes de carreteras), por lo que direc-
tamente se pueden considerar modificados y, sin embargo, presentan todo su interés geológico.
Como se puede apreciar, muchas variables dependerán del enfoque del inventario. Por ejemplo, el pro-
yecto Global Geosites sólo selecciona PIGs de relevancia internacional. Por ello no contemplan algunos
aspectos, como por ejemplo, la localización geográfica o la representatividad en un contexto geológico de
pequeña escala, porque se busca lo que se podría denominar “representatividad mundial”.

Un sistema de valoración diferente es el utilizado por el Servicio Geológico de Québec (Gouvernement


du Québec, 2003; referencia digital), que en lugar de definir unas premisas estandarizadas para todos los
puntos, define aspectos a valorar específicamente en función de la naturaleza del punto. Define los siguien-
tes elementos geológicos y parámetros para medir su interés (elementos geológicos susceptibles de ser
PIGs): cavidades (valor científico, potencial geoturístico, refugio de especies raras de fauna), yacimientos
fosilíferos (valor científico, vulnerabilidad, valor educativo, paleobiodiversidad, valor económico), yacimien-
tos minerales (valor científico, vulnerabilidad, valor educativo, paleobiodiversidad), afloramientos litológi-
cos singulares (valor científico, refugio de especies raras de fauna, vulnerabilidad, valor educativo, paleo-
biodiversidad), estratotipos (valor científico, vulnerabilidad, carácter único, significación internacional,
marco estratigráfico, valor educativo), yacimientos minerales históricos (significación histórica, valor cien-
tífico, vulnerabilidad, valor educativo, potencial geoturístico). Este sistema puede hacer difícil comparar los
puntos de diferentes categorías, aunque puede ser interesante para valorar elementos de la misma natu-
raleza. En cualquier caso, el listado de elementos geológicos es escaso, y su clasificación algo dudosa. Un
sistema de este tipo requeriría una selección de elementos geológicos más detallada y mejor clasificada,
lo cual podría complicar bastante el proceso de valoración. Una idea sería aplicar este sistema por tipos
de interés, pero se plantearía el problema de los puntos que posean varios tipos de interés simultánea-
mente.

112
VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

4.1.2. Medida de la subjetividad

En el cálculo del valor intrínseco de un PIG existe una componente subjetiva que a priori supone un
impedimento, pero que es a la vez inevitable y en cierto modo enriquecedora. Asumiendo un cierto grado
de subjetividad, la valoración de los PIGs es posible y necesaria, y en general más representativa cuantos
más aspectos contemple. Pero será necesario definir al principio del estudio cómo se interpretan cada uno
de estos aspectos y cómo deben ser entendidos, sobre todo porque en la realización de los inventarios sue-
len participar varios autores, que cuanto más desconectados estén, más fácil será que interpreten de dife-
rente manera el valor del PIG.
La medida y, sobre todo, la atenuación de la subjetividad en la valoración del medio natural ha sido
analizada por algunos autores, sobre todo en el marco de estudios de paisaje, en los que se realiza una
valoración de la calidad visual. En el caso del paisaje están presentes aspectos de difícil medida, ya que
atiende a variables altamente subjetivas como el sentido de la estética, que dependen fundamentalmen-
te de las características y las condiciones del observador. Aún así, en este tipo de estudios se han realiza-
do importantes matizaciones que tienen su utilidad en el campo de la valoración del patrimonio geológi-
co. En este caso, con excepción de parámetros como el sentido estético o escénico, la valoración no depen-
derá de variables tan aleatorias como muchas de las utilizadas en el estudio del paisaje. Los diferentes sis-
temas de atenuación de la subjetividad se definen y analizan en la Tabla 12. En los estudios de patrimo-
nio geológico se utilizan algunos de esos sistemas aunque a veces, en el peor de los casos, no se utiliza
ningún sistema específico, lo que resta rigor al estudio.

4.1.3. Estimación del valor estético y escénico de un punto de interés geológico

Entre los aspectos a valorar para estimar el valor intrínseco de un PIG se incluye uno de importancia
escénica y estética, lo que puede sorprender. En principio, el contenido escénico y estético no es un valor
que deba ser tenido en cuenta necesariamente al analizar el valor intrínseco de un PIG, y en muchos casos
puede ser más interesante para valorar la potencialidad de uso que el valor intrínseco.
Sin embargo, es evidente que los valores estéticos y escénicos son importantes a la hora de apreciar
un determinado PIG, y juegan un notable papel a la hora de promover su protección y crear una concien-
cia general de conservación tanto en la comunidad científica como en la sociedad en general. No hay que
olvidar que tanto los primeros espacios naturales protegidos del mundo como los españoles correspon-
dieron a lugares en los que el contenido escénico era excepcional.
No se pretende aquí analizar con profundidad este aspecto del que existen numerosas publicaciones
y que posee una dificultad intrínseca alta, sino mostrar algunas de las experiencias realizadas con objeto
de valorar de la manera más objetiva posible el valor estético de un lugar y aplicarlo al caso del patrimo-
nio geológico.
Hay que destacar que este tipo de estudios se viene realizando más en relación con el análisis del pai-
saje y de la planificación territorial que con el patrimonio geológico propiamente dicho. Al igual que en los
estudios del paisaje, se considera que la apreciación estética de un lugar responde a unas características
intrínsecas del lugar, pero en la cual participan otros componentes subjetivos que dependen del observa-
dor y de la situación, ya que el mismo observador no siempre valoraría de la misma manera el mismo lugar.
El principal impulsor de los estudios de paisaje en España, González Bernáldez, definía la problemática
afirmando que “el paisaje es tema de ciencias objetivas, pero como complementariedad requiere consi-
derar aspectos subjetivos, sentimientos y afectos que constituyen sus valores y calidades más típicos”
(González Bernáldez, 1989).

113
SISTEMÁTICAAPLI CACIÓN A LA
MÉTODO VALORACIÓN DEL PATRIMONIO VENTAJAS DEL MÉTODO VENTAJAS DEL MÉTODO INCONVENIENTES
GEOLÓGICO
Parte de que la apreciación de ciertos
Es el método que de manera general se
aspectos es subjetiva, centrando el esfuer-
aplica en los estudios de patrimonio geoló-
zo en realizar un análisis del problema de
gico. El resultado suele plasmarse en una
una manera sistemática y cabal. Requiere A pesar de lo fácil de utilizar que es, en
valoración cualitativa (p.e. poco interesan-
que los profesionales que realicen el estu- pocos trabajos se definen bien los están-
Altamente aplicable, por ejemplo lo reco- te, muy interesante, excepcional, etc.,)
SUBJETIVIDAD ACEPTADA dio posean experiencia y un criterio común dares, sin lo cual, este sistema no tiene
miendan Tames et al. (1991). Fácil de aplicar, no requiere ninguna meto-
y aceptado por el resto de la comunidad sentido. Requiere que sea aplicada por
dología específica, más que definir bien
científica, asumiendo unos estándares que personas con mucha experiencia
unos estándares y criterios para que todos
hagan coherente la valoración. Si hay
los autores valoren lo más homogénea-
diversidad de opiniones, se decide un valor
mente posible
medio
¿Realmente existe una fórmula que pueda
Propuesto por Fines (1968). También parte
aplicarse a todos los casos, y que, por lo
de que la valoración es en parte subjetiva, También es aplicable al patrimonio geoló-
tanto, permita comparar? Ver conclusiones
por lo que se decide definir una fórmula gico, ya que este caso podría corresponder Define un sistema estandarizado y homo-
SUBJETIVIDAD obtenidas en el apartado 4.3.
numérica que permita comparar casos de a la medida del valor intrínseco mediante géneo que permite una comparación de los
CONTROLADA En todo caso la definición de la fórmula
cualquier lugar del planeta. Evidentemente, fórmulas numéricas que se describe en el diferentes casos
requiere mucho tiempo y el ensayo de su
la valoración del lugar corresponde a una apartado 4.3.
utilidad en un amplio espectro de situacio-
valor numérico concreto

114
nes
Propuesto por Dunn (1974). Similar al pri-
mero, pero realizado mediante una dinámi- Reduce la opinión personal. A veces el
Sólo la idea de provocar una discusión en
ca de grupo que busca alcanzar un con- consenso requiere una cierta “negocia-
grupo de la valoración por parte de los
senso por parte de los autores. Mientras ción” que puede ser “injusta”.
SUBJETIVIDAD Tan aplicable como el de subjetividad autores ya reduce mucho la subjetividad,
que en el de subjetividad aceptada se Este sistema requiere que todos los auto-
COMPARTIDA aceptada ya que las diferencias debidas a interpreta-
aceptaban las opiniones personales, en res conozcan todos los PIGs y se reúnan
ciones distintas de la variable a medir pue-
este caso la valoración se somete a discu- para discutir la valoración y que lleguen a
den ser discutidas
sión hasta que se decide un valor único un acuerdo, lo que no siempre es fácil
por parte de todos los miembros del grupo
En el caso del patrimonio geológico puede
Pensado para valoraciones por parte de un
Desarrollado por Craik (1975) y otros auto- evitar el sesgo por parte de especialistas
amplio espectro de personas (p.e. visitantes
SUBJETIVIDAD res. Para paliar la subjetividad se busca en ciertas materias. También la selección Requiere que la muestra de autores sea
de un ENP). Si todos los “valoradores”
REPRESENTATIVA una muestra representativa de personas por parte de profesionales con alta expe- realmente representativa y compensada
posean una misma formación, este sistema
para que realice la valoración riencia puede evitar errores de interpreta-
no tiene tanto sentido
ción
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Tabla 12. Sistemas de análisis de la subjetividad en la valoración de elementos del medio natural. Originalmente definido para la apreciación estética de un paisaje, por lo que se
analiza su aplicabilidad para analizar la subjetividad la apreciación del valor intrínseco del patrimonio geológico (aplicable tanto a un PIG como para algunas componentes del mismo
como su calidad estética). Modificado a partir de datos de Clavier (1982)
VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

A pesar de esta subjetividad, algunos lugares poseen un alto valor estético para la mayoría de la pobla-
ción, mientras que hay otros que no lo poseen. Esto quiere decir que hay ciertos aspectos que sí definen
el valor o no-valor estético de un lugar, y en eso se centran los estudios de estética del paisaje. Cabe des-
tacar que, en cualquier caso, la valoración estética de un lugar por parte de la población puede cambiar
con el tiempo. Valgan como ejemplo las palabras de Bernaldo de Quirós (1923) quien afirmaba que “si el
desnudo humano es eterno estéticamente, el desnudo de la tierra, la belleza de las rocas flacas y áridas,
sólo ha empezado a ser gustada por los hombres en épocas muy recientes”, y citaba como ejemplo las
palabras de la Historia General de España del Padre Mariana (1601), en la que se afirmaba que “en gran
parte de España se ven lugares y montes pelados, secos y sin frutos, peñascos escabrosos y riscos, lo que
es una fealdad”. Hoy en día, el lugar del que ambos se referían, La Pedriza del Manzanares (Madrid) está
declarada Reserva de la Biosfera por el programa MaB de la UNESCO. Otras muestras de diferencia de
apreciaciones estéticas son las palabras de Jovellanos (1794): “a doquiera que se vuelva la vista, (la tie-
rra) se ve hermoseada y perfeccionada por la mano del hombre. Por todas partes descuajados los bosques,
ahuyentadas las fieras, secos los lagos, acanalados los ríos, refrenados los mares, cultivada toda la super-
ficie de la tierra, y llena de alquerías y aldeas, y de bellas y magníficas poblaciones”. Frente a estas pala-
bras, Unamuno afirmaba (1922): “pues hace falta probar que lo árido y lo sombrío no puedan ser hermo-
sísimos. Áridas son las pirámides de Egipto, árido es el desierto, mas yo no sé que pueda negarse la inmen-
sa hermosura a las unas y al otro. El desierto es a su modo tan hermoso como un bosque”; o de Azorín:
”sobre ti pesa también el perjuicio enorme, invencible, aterrador, de que lo que no es selva no es paisa-
je”. Valgan como representación estas citas de las cuales hay innumerables ejemplos (muchos de los cua-
les se deben a escritores y poetas), lo cual ya demuestra la subjetividad y la participación de diferentes cri-
terios a la hora de valorar la belleza de un lugar.

Foto 24. La Pedriza del Manzanares (Madrid)

115
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Por todo esto es muy difícil clasificar la belleza de un elemento natural. Los estudios realizados en lo
que se denomina estética del paisaje (“landscape esthetics”) se basan en intentar definir qué caracterís-
ticas hacen estética o escénicamente interesante un lugar. En general, los intentos realizados se han basa-
do en analizar la relación espacial y protagonismo de las líneas, masas, luz y el color. También se analiza
la relación con otros sentidos que no sean la vista, ya que se asume que la apreciación del lugar no es sólo
visual. Se busca, en unos casos, coherencia en el conjunto, mientras que en otros casos se valora el con-
traste y la diversidad (Morisawa, 1970).
Se considera que las bases de la apreciación estética del paisaje las puso Luna B. Leopold a finales de
la década de 1960. Este autor asumió que gran parte de la dificultad de convencer a los políticos de su
país del interés de la protección del medioambiente era que cuando sus valores eran fundamentalmente
estéticos se basaban en emociones y sentimientos personales, y que aunque estos fueran generalizados,
no podrían nunca competir con las estimaciones cuantitativas de los posibles beneficios de su explotación.
Por ello, consideraba importante poder estimar y medir de manera numérica el valor escénico y estético de
un lugar por sí mismo, independientemente de la cuantificación de los intereses o beneficios de la expe-
riencia recreativa y visita de público (Leopold, 1969).
Este enfoque considera que son tres los factores que proporcionan relevancia estética a un paisaje:
rasgos físicos, rasgos biológicos, e intereses humanos. En los primeros es en los que la geología tiene
mayor grado de participación, en los biológicos la vegetación son los principales componentes, y en los
humanos aspectos históricos, folklóricos, culturales y de otro tipo, como la presencia o ausencia de vistas
panorámicas son los que lo componen. Incluso en la actualidad estas ideas siguen vigentes, y para anali-
zar la calidad visual de un paisaje se suelen describir de manera aislada los componentes abióticos, los
bióticos y su participación en la composición del paisaje, y las huellas de la actividad humana y su partici-
pación en la configuración del paisaje, todas ellas basadas en la variedad de texturas y en la configuración
espacial o estructura del conjunto.
En todos los estudios realizados desde la perspectiva geológica de valoración de los componentes esté-
ticos de un lugar o de un paisaje, la geomorfología juega un importante papel. Por ello, algunos autores
proponen centrar el estudio de los componentes estéticos del paisaje desde una perspectiva geomorfoló-
gica (p.e. Cooke y Doornkamp, 1990 o Goudie, 2002). Este enfoque suele basarse en el análisis aislado de
los componentes que forman parte de un paisaje, y presencia y relación global proporciona el sentimien-
to estético.
Otro método de enfocar el asunto es mediante la clasificación superficial del paisaje. Linton (1969)
propone clasificar el paisaje en función de unos intervalos y mostrarlos mediante una cartografía. Los luga-
res de alto valor escénico serán los que posean características esenciales que pueden ser de dos tipos: for-
mas del terreno o usos del territorio inducidos por el hombre. Los primeros, que son en los que la geolo-
gía participa, pueden ser medidos en función de variables como la diferencia de cotas entre diversos pun-
tos, las dimensiones del elemento principal, etc. Pero para este autor, estos datos (que pueden ser obteni-
dos con un simple mapa topográfico) son laboriosos de conseguir, para lo cual define directamente seis
tipos de formas del terreno que identifica en su zona de estudio. La presencia de estas formas dará valor
a cada uno de los recintos definidos, y a su vez, estas formas tendrán mayor o menor valor en función de
su relieve relativo, pendiente de las laderas, lo accidentada que sea la orografía, la frecuencia y profundi-
dad de encajamiento de los cursos fluviales y aislamiento de las formas del relieve. Estos serían los pará-
metros que define este autor para valorar el interés estético de una zona, junto con la presencia de ele-
mentos ligados al agua.
Un tercer método de valoración de los componentes estéticos de un paisaje o un lugar se viene reali-
zando desde hace tiempo y consiste en enseñar a un grupo representativo de la población una serie de

116
VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

imágenes para que valoren su estética. Una vez realizada la encuesta, se intenta definir qué tipo de ele-
mentos son los que son apreciados con mayor frecuencia (p.e. Atauri et al., 2000). Si bien hay diferencias
en función de muchos aspectos, para casi todo el mundo son estéticamente interesantes el mismo tipo de
lugares. La dificultad radica en definir esos parámetros y encontrar un sistema de valoración objetiva de
los mismos.
Otras técnicas de valoración fueron descritas por Fines (1968), Daniel y Boster (1976). Estos ejemplos
bastan para mostrar la complejidad de este asunto y los diferentes enfoques que se han realizado para
estudiarlo. En cualquier caso, todos los autores parten de la base de que los elementos geológicos, y en
especial los geomorfológicos, poseen una elevada importancia a la hora de valorar la estética de un lugar
o de un paisaje, y que muchos de los parámetros que le dan ese valor pueden ser medidos y tabulados
mediante tablas y el análisis de variables objetivas, si bien muchas otras son subjetivas y dependen de otro
tipo de apreciaciones.

4.2. OTROS PARÁMETROS A VALORAR

Los PIGs, además de su valor científico y/o didáctico, pueden poseer otros tipos de interés. Son deno-
minados extrínsecos, porque aunque dependen de las características del punto, son valorados por cuali-
dades que no dependen directamente de él, si no del uso e interpretación que se haga del mismo.
Curiosamente, en muchos inventarios son explicados con más detalle que los utilizados para estimar el
valor intrínseco del PIG, pareciendo que se le da más importancia a ellos que a los intrínsecos.
Estos aspectos se refieren sobre todo a la posible utilización de los PIGs y a su riesgo de degradación.
Al ser en parte extrínsecos o referirse a cualidades que no tienen por qué tener relación con el valor intrín-
seco del PIG, parece muy acertada la propuesta de Cendrero (1996) de valorarlos de manera indepen-
diente.

4.2.1. Potencialidad de uso

Existen infinidad de aspectos relacionados con la potencialidad de uso de los PIGs. La utilización de un
punto se refiere a su posible aprovechamiento con fines científicos, didácticos, turísticos o recreativos, funda-
mentalmente. Aunque los dos primeros aspectos ya han sido comentados como propiedades intrínsecas,
también pueden ser tenidos en cuenta para estimar los usos posibles de los PIGs que presenten ese tipo de
interés. La potencialidad de uso valora también la relación del punto de interés con otros aspectos del medio
natural o del patrimonio cultural. Sharples (2002, referencia digital) define también el interés ecológico y el
antropocéntrico. El primero lo define como el papel que juega el elemento geológico en el desarrollo de pro-
cesos ecológicos. El segundo se refiere a la relación del PIG con ciertos aspectos sociales como el valor estéti-
co, histórico, religioso, etc., es decir, que equivaldría al interés cultural. Por otro lado, ya se ha comentado la
utilización del término georrecurso cultural, en el que la utilización del PIG adquiere tanta relevancia como su
valor intrínseco, de manera que se convierte, más que en un valor añadido, en uno principal.
García Cortés (1996) afirma que hay que asumir que el límite entre diferentes intereses es bastante
difuso. Por ejemplo, un PIG de interés científico que se utiliza para ilustrar procesos geológicos a estu-
diantes universitarios también podría considerarse de interés didáctico. Por ello, es interesante que en los
trabajos de patrimonio geológico se desarrollen los criterios a utilizar.
Como en el caso del valor intrínseco, hay estudios en los que se hace una valoración general de la
potencialidad de uso y otros en los que se definen parámetros independientes que ayudan a calcularla. Es

117
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

muy interesante la idea de definir una serie de parámetros que proporcionen información sobre ciertos
aspectos de los puntos para, en función de ellos, especificar qué usos son los más indicados en ese PIG.
Algunos de esos aspectos a valorar para estimar la potencialidad de uso de los PIGs se incluyen en la
Tablas 13 y 14. En ellas se puede observar que, mientras algunos aspectos son contemplados casi siem-
pre (como la accesibilidad o las condiciones de observación), otros dependen del uso que se le vaya a dar
al inventario y de los objetivos del mismo.
En algunos casos, en vez de definir una serie de parámetros generales para la potencialidad de uso lo
que se plantea es analizar el interés de un aspecto concreto. Por ejemplo, el JNCC define con mucho deta-
lle el potencial científico (Joint Nature Conservation Committee, 2004), que es el único que esta entidad
contempla, y lo define en función de que el PIG:
– muestre un registro relativamente completo de un rasgo geológico de interés
– haya sido estudiado a lo largo de la historia de la investigación
– tenga un potencial para estudios futuros
– haya jugado un papel importante en el contexto científico, incluyendo el haber servido (o servir en
el momento actual) de referencia.
En general el potencial turístico y recreativo de un PIG está ligado a la presencia de aspectos paisajís-
ticos de carácter excepcional, capaces de atraer la atención de numerosos visitantes sin poner en peligro
la conservación de los mismos (Duque et al., 1983). Estos autores proponen también analizar la facilidad
o dificultad para entender el origen de la formación de esos puntos de interés, aunque probablemente esto
sólo sea necesario incluirlo cuando el uso recreativo esté relacionado con la divulgación, y no si los fines
son otros.
Si se confirma el potencial turístico recreativo del PIG, existen una serie de parámetros que pueden
estudiarse para su adecuado aprovechamiento (Viñals, 2002):
– fragilidad: ya que el uso recreativo puede suponer una actividad que produzca impacto negativo
– factibilidad: valora la repercusión de la utilización turística, contemplando aspectos como por ejem-
plo los gastos de equipamiento; disponibilidad del recurso; o gastos de gestión, restauración y man-
tenimiento
– valor educativo-demostrativo: no entendido como una propiedad intrínseca, sino valorando también
el equipamiento interpretativo del lugar
– accesibilidad: facilidad para acceder al punto
– atractividad: mezcla de parámetros estéticos, emotivos y perceptuales
– aptitud para la práctica de las actividades proyectadas: en función de las características del lugar
– capacidad del territorio: relacionado con la aptitud y la vulnerabilidad
– disponibilidad en el tiempo y/o espacio: relacionado con la frecuencia o posibilidad de observación.
Suele definirse para aspectos relacionados con la observación de fauna. Para elementos geológicos
casi siempre será del 100%, si bien el difícil acceso a ciertos lugares puede influir en la valoración
de esta variable
– estado de conservación del recurso: presencia de afecciones de sobreexplotación, degradación o
contaminación que requieran actuaciones (e inversiones) previas a la utilización con fines recreati-
vos.
Existen incluso estudios que analizan la influencia del clima para el uso recreativo de un determinado
lugar, en este caso un PIG. Así, algunos aspectos a valorar son (Viñals, 2002):
– exigencia de seguridad: no sólo referidas a aspectos climáticos, sino de todo tipo. La adaptación de
un lugar para su uso recreativo debe realizarse siempre y cuando se asegure la no existencia de ries-

118
ASPECTO AUTORES COMENTARIOS
Cendrero (1996)
Duque et al., (1 983) Factor fundamental sobre todo para fines divulgativos. Se refiere tanto a si el lugar está cubierto por vegetación suelos, etc. Villalobos et al. (2003) lo contemplan como parte del valor intrínse-
Condiciones observación
Lago et al. (2001) co y también en la potencialidad de uso didáctico
Villalobos et al. (2003)
Cendrero (1996)
Factor fundamental para casi todos los posibles usos. Debe medirse en función del público al que se destine el uso (no son lo mismo montañeros que visitantes normales). Mide la duración de
Duque et al., (1 983)
Accesibilidad la aproximación al punto desde el último lugar que se pueda alcanzar en vehículo normal. Además, es útil para indicar lugares de difícil acceso por lo escarpado del camino o por requerir téc-
Lago et al. (2001)
nicas especiales (p.e. cavidades kársticas o glaciares)
Villalobos et al. (2003)
Nº actividades a realizar Cendrero (1996) Es un poco difícil poner "limite" a esas actividades, pero ayuda a la idea de interés cuando más multidisciplinar sea el punto
Cendrero (1996)
En principio se valoran más los lugares de grandes dimensiones, aunque hay veces que no es del todo representativo, ya que a mayores dimensiones mayor complejidad para asumir ciertos tipos
Extensión superficial Duque et al., (1 983)
de usos
Lago et al. (2001)
Cendrero (1996) Factor muy importante, ya que favorece el acceso. En ocasiones la referencia, más que poblaciones, puede ser algún foco de interés muy visitado y conocido, que haga de lugar centralizador de
Proximidad a poblaciones
Lago et al. (2001) visitas
Nº habitantes del entorno Cendrero (1996) En teoría a más habitantes mayor número de "público potencial", aunque hay ocasiones en las que zonas muy poco pobladas reciben una inmensa cantidad de visitantes en temporada alta
Condiciones socioeconómicas del Influye porque cuanto mayores sean mayores medio se podrán utilizar para la promoción. Por el contrario, cuantos menos recursos tengan las poblaciones vecinas, mayor importancia adquiere
Cendrero (1996)
entorno la presencia de un patrimonio "explotable" en sentido turístico y recreativo
El autor especifica que la recolección se haga sin llegar al expolio. Es cierto que si hay posibilidad de recolectar objetos el lugar puede ser más atractivo para el público en general, pero en gene-
Posibilidad de extracción de
Cendrero (1996) ral, es un asunto delicado. Algunos autores incluso incorporan en los inventarios de yacimientos paleontológicos una variable para el calculo de la vulnerabilidad referida a la susceptibilidad al
objetos
deterioro por la recolección (p.e. Alcalá, 1998)
Estado de conservación Cendrero (1996) Puede influir porque un lugar degradado es menos atrctivo o tiene menos recursos que uno en buen estado de conservación
Existencia de aparcamiento Duque et al., (1983) Interesante si se quiere recomendar la visita, aunque si el punto tiene interés siempre se puede afrontar la habilitación de un aparcamiento

119
Centros de enseñanza próximos Duque et al., (1983) Interesante si el objetivo es utilizarlo con fines educativos
Facilidades de utilización por un
Duque et al., (1983) Interesante si se quiere potenciar la visita
gran número de personas
Sharples (2002; referencia
Valor estético A menudo es el factor que más valoran los visitantes sin conocimientos geológicos. Pero la medida de ña componente estética es muy subjetiva
digital
Sharples (2002; referencia
Valor religioso-espiritual Permite a los visitantes establecer lazos culturales con ciertos rasgos del patrimonio geológico
digital
Sharples (2002; referencia
Identificabilidad En el sentido que los visitantes se sientan identificados con ese elemento geológico
digital
VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Infraestructura logística Villalobos et al. (2003) Existencia de restaurantes y lugares donde alojarse para grupos de 50 personas
Posición en la RENPA Villalobos et al. (2003) Si pertenece o no a la Red de Espacios Protegidos autonómica, ya que los lugares que sí lo están mejor preparados y son más conocidos
Fragilidad Villalobos et al. (2003) Para acoger las actividades didácticas y turísticas
Potencialidad didactica Villalobos et al. (2003) Importante para su utilización didáctica. Debe indicar un público objetivo (lo que es indicado para un estudiante universitario no tiene por qué serio para un turista)
Demanda potencial inmediata Villalobos et al. (2003) Presencia de poblaciones importantes en un radio cercano. Similar al Nº de habitantes en el entorno propuesto por Cendrero (1996)
Espectacularidad/Monumentalidad Villalobos et al. (2003) Importante si se quiere potenciar la utilización turística
Asociación con otros recurso
Villalobos et al. (2003) Importante si se quiere potenciar la utilización turística
ecoculturales

Tabla 13. Algunos aspectos relacionados con la potencialidad de uso del patrimonio geológico incluidos en inventarios
CIENTÍFICO Interés medio Interés alto Interés muy alto
TURÍSTICO-RECREATIVO Interés medio Interés alto Interés muy alto
ÁMBITO
DIDÁCTICO-EDUCATIVO Interés medio Interés alto Interés muy alto
DE USO
PAISAJÍSITICO Interés medio Interés alto Interés muy alto
HISTÓRICO-CULTURAL Interés medio Interés alto Interés muy alto
VALOR 1 2 3 4 5
CONDICIONES DE OBSERVACIÓN Deficientes Regulares Buenas Muy buenas Óptimas
Acceso por pista forestal,
Acceso por carretera
ACCESIBILIDAD Acceso largo o complicado Paseo largo Paseo corto y fácil vía sin asfaltar o carretera
de la red viaria
en mal estado
EXTENSIÓN SUPERFICIAL <100 m2 100-1000 m2 1000-10.000 m2 1 - 10 ha > 10 ha
ESTADO DE CONSERVACIÓN Muy alterado – Alterado – Bien conservado

120
Asequible para personas
FACILIDAD DE COMPRENSIÓN DEL Requiere algunos Requiere algunos Asequible para personas
Para personas con con escasa preparación
conocimientos de geología conocimientos en ciencias con poca preparación espe-
PUNTO preparación específica específica pero con ayuda
y material de apoyo de la tierra cífica
de material de apoyo

ASOCIACIÓN CON OTROS No hay otros elementos Paisaje o fauna o flora de Paisaje y/o fauna y/o flora Paisaje, fauna y flora de Paisaje, fauna y flora de
ELEMENTOS DEL MEDIO NATURAL naturales de interés interés de interés notable interés gran interés

Tabla 14. Algunos aspectos relacionados con la potencialidad de uso del patrimonio geológico incluidos en el inventario realizado en la
Sierra de Ayllón (Guadalajara) por López-Martínez et al. (2003b)
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos
VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

gos naturales que pueda provocar daños humanos y materiales. Esto no siempre es posible, y en
ocasiones procesos poco previsibles o frecuentes pueden causar daños. Por ejemplo, en el Parque
Nacional de Arches (Utah, USA) el desprendimiento de un fragmento del Landscape Arch provocó
daños a algunos visitantes (actualmente, el acceso a dicho arco está prohibido). En España algo
similar pasa, por ejemplo, en los parques nacionales de alta montaña, donde riesgos naturales como
los aludes se suceden cada invierno, o por efectos torrenciales, como el ocurrido en el Parque
Nacional de Caldera de Taburiene (La Palma) en 2001.
– exigencias de disfrute, confort climático y salud: el buen tiempo es deseable para la práctica de acti-
vidades recreativas al aire libre. Las condiciones se consideran ideales cuando hay sol, cielos despe-
jados y ausencia de precipitaciones (pero sin sobrepasar ciertos límites térmicos). Además, son
imprescindibles unos ciertos umbrales térmicos y de humedad en los que el organismo no tiene que
realizar esfuerzos importantes para mantener su estabilidad.
El grado de protección del lugar es también un aspecto que puede tenerse en cuenta, sobre todo con
fines didácticos y recreativos. En esos casos el prestigio del lugar, la existencia de otros aspectos intere-
santes del medio natural y la presencia de infraestructuras informativas e interpretativas (centro de visi-
tantes, paneles, publicaciones específicas, etc.) puede influir positivamente de cara a la utilización del lugar.
Además, la existencia de una figura de protección implica un régimen legal y generalmente también una
serie de actuaciones de conservación y uso público.
Un aspecto con cierta controversia es la valoración del potencial económico de los PIGs, denominado
interés económico y utilizado en muchos estudios (p.e. Arana et al., 1992; Duque et al., 1983; Palacio y
Ruiz, 1997). Este aspecto es sumamente delicado, ya que la explotación de los PIGs implica en muchos
casos su destrucción o, al menos, su degradación parcial, tal y como afirma García Cortés (1996). No pare-
ce muy coherente seleccionar los puntos de mayor valor para luego proponer su destrucción. A veces se
ha utilizado para resaltar que la explotación de ese punto tuvo o tiene interés económico, pero tampoco
parece razonable que esa información deba incluirse en una ficha de valoración general para todos los
puntos, porque la mayoría (o al menos así debería ser) no lo tendrán. Es mejor, como mucho, especificar-
lo en los que así sea. En otros casos se valora este aspecto por la importancia socioeconómica de la explo-
tación, pero este factor no depende de características geológicas, sino de la cotización en el marcado de
la materia prima explotada. En algunos casos, este aspecto se refiere a su utilización sostenible, general-
mente mediante la explotación turística (p.e. Jordá, 2004). Pero este aspecto es muy difícil de estimar a
groso modo, y más aún las implicaciones que tendrían para la conservación del PIG. Además, no es lo
mismo un PIG que posea un potencial turístico tal cual está que el que requiera una adecuación y equi-
pamiento importante. Por ello el aspecto económico debe tratarse con precaución.
A menudo los elementos del patrimonio geológico presentan un interés cultural o natural añadido. Ya
se comentó en el capítulo 2 que a veces los elementos geológicos sirven de soporte para diversos tipos de
manifestaciones artísticas, o incluso son objeto de veneración y están reflejados en las creencias y tradi-
ciones populares del folklore local. A menudo el interés geológico, cultural y de otros tipos de aspectos
naturales están tan estrechamente relacionados que es difícil separarlos. Un ejemplo puede ser el paraje
de Las Médulas (León), donde coinciden una serie de aspectos geológicos, culturales y naturales que se
ven reflejados en que esté simultáneamente declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y Bien
de Interés Cultural y Monumento Natural por la Junta de Castilla-León.

121
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

4.2.2. Riesgo de degradación

Es un aspecto que no siempre es contemplado en los inventarios, y que es fundamental. Su medida


debe ser más o menos detallada en función de los objetivos del inventario. El riesgo de degradación con-
diciona totalmente la gestión del lugar, y por ello será imprescindible en aquellos estudios de patrimonio
geológico que pretendan proponer medidas encaminadas a la conservación de los PIGs.
Cendrero (1996) se refirió a este aspecto bajo el término “necesidad de protección”, y como su publi-
cación es la referencia para estudios de patrimonio geológico en España, es fácil ver ese término incluido
en otros estudios (p.e. Vegas, 2000 o Brilha, 2005). Sin embargo, este término no parece muy apropiado,
porque lo que debe medirse es el riesgo de degradación, siendo la necesidad de protección una conse-
cuencia que dependa del valor del PIG, de su vulnerabilidad y de los factores externos que le afecten de
cara a la conservación.
Sobre la medida del riesgo de degradación se discutirá más detalladamente en el capítulo 7, centrado
en aspectos de geoconservación.

4.3. SISTEMAS DE VALORACIÓN

Una vez definidos los aspectos a valorar, es necesario definir cómo se va a cuantificar cada uno de los
aspectos a tener en cuenta, esto es, los sistemas de valoración. Como ya se ha mencionado, lo ideal es que
la valoración de los PIGs se realice definiendo unos parámetros que permitan estimar el interés de los PIGs
de una manera sistematizada y homogénea que reduzca al máximo la subjetividad y que permita compa-
rar los puntos. En otras ocasiones (generalmente en inventarios poco detallados) esta valoración se reali-
za de manera general, asignando al punto un valor o relevancia general (p.e. Lenároz, 1997 o Jordá, 2004).
Si bien lo ideal es que la valoración se realice definiendo parámetros, se debe tener en cuenta que a
veces no todos cuentan por igual o que hay algunos especialmente limitantes, algo que a menudo es difí-
cil reflejar en la valoración. Por ejemplo, si se analiza la potencialidad de uso de un PIG y en todos los
aspectos tiene altas puntuaciones, de nada servirá si su accesibilidad es muy difícil y casi nadie puede lle-
gar hasta ese lugar. Este hecho se suele solventar con la incorporación de coeficientes o estableciendo
unos límites inferiores. Valga un ejemplo: si la accesibilidad es muy difícil (valorada como muy baja), la
potencialidad de uso también será muy baja, independientemente de los demás valores. Otra manera de
solventarlo es mediante la revisión de la valoración; debido a que es difícil reflejar la situación de los pun-
tos mediante parámetros cualitativos que pueden ser interpretados con cierta subjetividad, la valoración
no debe considerarse como algo absoluto y definitivo, sino que ésta proporciona una información que
luego deberá ser convenientemente interpretada por los especialistas.
En general, la valoración puede realizarse mediante varios sistemas que serán descritos a continuación:
– por definición
– cualitativamente
– mediante un sistema cualitativo-cuantitativo
– cuantitativo: mediante fórmulas numéricas que calculan el grado de interés.
El sistema de definición consiste en que se enumeran una serie de premisas de manera que el PIG será
seleccionado si posee alguna de ellas (a veces se determina un número de premisas que debe cumplir: p.e.“si
cumple al menos dos de estas premisas se incluye en el inventario”).Algunos premisas para seleccionar pue-
den ser: ser un espacio natural protegido, ser el único afloramiento de la zona de un determinado piso crono-

122
VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

estratigráfico, ser un estratotipo o localidad tipo, estar entre los afloramientos más antiguos o recientes de la
zona, ser un yacimiento mineral explotado en la actualidad o en el pasado, etc. En otros casos se definen,
además, premisas que hacen que un PIG sea inmediatamente descartado del inventario: estar altamente
degradado, ser su visita peligrosa por existir riesgos objetivos (p.e. desprendimientos de taludes o escarpes).
Este sistema, más que una valoración real del PIG, permite una selección basándose en unos criterios míni-
mos, aunque a veces se aprovecha también para valorar en función del número de premisas que cumpla el
punto (p.e. si cumple 1 ó 2 premisas se considera que posee un valor alto; si cumple 3 ó 4 valor muy alto; y si
cumple más de 5, entonces se entiende que el PIG tiene un valor excepcional).
El método cualitativo se basa en la selección de ciertos aspectos de los comentados con anterioridad
(ya sean de valor intrínseco, potencialidad de uso y/o riesgo de degradación) y asignarles un valor en una
escala cualitativa: bajo/medio/alto/muy alto/excepcional. Al final, estos aspectos no pueden ser sumados,
con lo cual el punto es valorado de una manera global aproximada según la misma escala. En estos casos
es frecuente utilizar la técnica del valor máximo: la valoración final del PIG corresponderá al valor máximo
obtenido en cualquiera de las variables, tal y como se explicó al describir la Tabla 11. Para que sea eficaz,
exige la redacción de una serie de premisas, en función de las cuales el PIG será considerado como de inte-
rés bajo/medio/alto/muy alto/excepcional. Por ejemplo: si se quieren analizar las amenazas actuales o
potenciales de degradación del PIG, se define: valor bajo (si es una zona no sujeta o sin perspectivas a des-
arrollo), valor medio (si es una zona con posibilidades de experimentar desarrollo) y valor alto (si se sitúa
en una zona en desarrollo importante). Sin la definición de estas premisas la valoración alcanza un grado
de subjetividad muy alto, ya que la escala bajo/alto/muy alto puede ser entendida de muy diversas mane-
ras por cada autor. Este sistema puede combinarse con el anterior, definiendo en las premisas unos valo-
res mínimos o máximos: p.e. “desde el momento en que en una de las premisas tenga un valor máximo,
el PIG es directamente seleccionado”; o lo contrario: “si en una premisa alcanza un valor negativo, el PIG
se descarta”.
El sistema cuantitativo-cualitativo es igual que el cuantitativo, pero asignando un valor a cada uno de
los rangos de bajo/medio/alto/muy alto/excepcional, por ejemplo del 1 al 5. Esto permite que el conjunto
de los parámetros pueda ser sumado, pudiendo comparar la valoración obtenida por cada uno de los PIGs.
Este sistema ha sido utilizado en muchos inventarios, como por ejemplo los realizados por Mercado
(1997), Alcalá (2000), Berrio et al. (2002), Carcavilla et al. (2003a), Cox (2003), López-Martínez et al.
(2003b) y Villalobos et al. (2003).
En estos casos no parece recomendable sumar juntos los resultados obtenidos en la medida del valor
intrínseco, potencialidad de uso y riesgo de degradación, por mucho que se apliquen coeficientes a cada
una de estas variables. Este sumatorio sólo serviría para mezclar la información, que para algo había sido
clasificada antes en esas tres variables. Se quiere volver a insistir en que el valor intrínseco es el que marca
la relevancia del punto, y la potencialidad de uso y el riesgo de degradación marcarán la estrategia a seguir
de cara a su gestión. Por ello, es mejor mantener las tres valoraciones de manera independiente. También
es importante asignar que las definiciones relacionadas con cada valor sean lo suficientemente precisas
como para no dar lugar a dobles interpretaciones. Ese problema es patente en Cox (2003), donde algunos
aspectos se valoran del 1 al 10, pero no asigna premisas concretas para cada valor, hecho agravado por-
que se trataba de una valoración hecha por varios autores a los que se enviaba un cuestionario (difícil-
mente, todos los autores habrán pensado en lo mismo al valorar con un 6 el interés estético de un PIG,
por ejemplo).
Para aplicar un valor total al PIG con el sistema cuantitativo-cualitativo tomemos como ejemplo la Fig.
19. Seis aspectos de valor intrínseco se valoran de 1 a 5 (que equivale a bajo/medio/alto/muy alto/excep-

123
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

cional), por lo que un PIG un se considerará que tiene un valor total de bajo cuando el sumatorio esté com-
prendido en el intervalo 6-8; medio, cuando esté entre 10 y 14; alto, entre 16 y 20; muy alto, entre 22 y
26; y excepcional, por encima de 28. Para los valores 9, 15, 21, 27 podrían darse dudas por encontrarse
entre medias de dos categorías, por lo que para evitar esta ambigüedad lo mejor es que el número de
aspectos a valorar sea impar. También es conveniente que la puntuación no se considere como algo abso-
luto, y que al final los PIGs se agrupen por intervalos más que por puntuación absoluta.
El cuarto sistema, el de valoración cuantitativa, se suele basar en fórmulas numéricas. Ha sido utiliza-
do por varios autores, que han buscado maneras de representar de forma numérica el interés de un PIG.
La mayoría de los casos son sistemas cualitativo-cuantitativos en los que los resultados se introducen en
una fórmula para obtener un resultado único. Existen varios ejemplos, aunque todavía no se ha encontra-
do una fórmula que se utilice de manera generalizada.

Valoración 1 2 3 4 5
RAREZA/REPRESENTATIVIDAD EN EL CONTEXTO GEOLÓGICO
DIVERSIDAD DE FORMAS Y PROCESOS PRESENTES
ESTADO DE CONSERVACIÓN
VALOR
REPRESENTATIVIDAD COMO MODELO GEOLÓGICO-GEOMORFOLÓGICO
INTRÍNSECO
VALOR ESTÉTICO Y/O PAISAJÍSTICO
INFORMACIÓN QUE APORTA ALA INTERPRETACIÓN DE EVOLUCIÓN
GEOMORFOLÓGICA DE LA ZONA
SUMA 18

Fig. 19. Ejemplo de tabla para la estimación del valor intrínseco en un sistema cuantitativo-cualitativo. (Berrio et al., 2002)

A priori los sistemas de fórmulas presentan el problema mencionado más arriba, y es que si mezclan
aspectos relacionados con el valor intrínseco, potencialidad de uso y riesgo de degradación, el valor que
se obtiene al final proporciona escasa información acerca de la situación real del punto, y puede ser mal
interpretado. A cambio, Lago et al. (2000) afirman que el sistema de fórmulas es simple, permite una fácil
comparación entre los PIGs y posee cierta flexibilidad, aspectos que, por otro lado, pensamos que también
los tienen los sistemas cualitativo-cuantitativos.
Barba et al. (1997) afirman que los indicadores elegidos en el sistema de Rivas (Tabla 15) son discu-
tibles, pero que permiten que diferentes valoraciones que utilicen este sistema lleguen a conclusiones simi-
lares. En la Tabla 15 se muestran algunos de los sistemas de fórmulas y comentarios con respecto a su uti-
lización. Aunque algunos autores proponen el sistema de fórmulas como definitivo, casi siempre terminan
diseñándose para estudios concretos, ya que los coeficientes aplicados varían según los casos. De hecho,
hay pocas fórmulas que hayan sido utilizadas en más de un estudio (ni siquiera por los mismos autores).
En la Tabla 16 se sintetizan las ventajas e inconvenientes de los diferentes sistemas de valoración.

124
SISTEMA DE LA UNIVERSIDAD DE VIENA Observaciones
RA Nº de ejemplos en la zona
Para elementos geomorfológicos: V = [(W, N, R, L) x (RA)] x (G+P+E+C) 0,5 1 No explican cómo se ha llegado a asignar los valores a W, N,
W = relevancia mundial, valor 56.630 0,4 2a4 R y L. Por otro lado, asignar una relevancia internacional,
N = relevancia nacional, valor 1.510 0,3 5 a 10 nacional, regional y local presenta muchos problemas (¿si ya
R = interés regional, valor 40 0,2 10 a 20 se sabe su relevancia, ¿para qué se valora?). En número de
L = interés local, valor 1 0,1 > 20 ejemplos en la zona es un parámetro que debe ser definido
con más detalle y que también plantea problemas de aplica-
Cod Significado Valor Cod Significado Valor ción. Tampoco se sabe por qué se valora de diferente manera
G Ejemplo de evolución geomorfológica 3 E Modelo de sistema morfogenético activo en la actualidad 1,5
P Ejemplo paleogeomorfológico 2 C Componente de un sistema morfogenético 1 los aspectos geomorfológicos (G, P, E y C)

SISTEMA DE RIVAS et al. (1997)


Para elementos geomorfológicos: V = C (2Q + P) / 48
C= estado de conservación (0-4) Q= Wa x A + We x E + Wk x K + Wec x EX + Wd x D Aunque en teoría se diseñó para elementos geomorfológicos,
Q= calidad del punto (0-4) Siendo: nada parece que haga necesario limitarlo a ellos
P= potencialidad de uso (0-4) Q= calidad del punto
P= Wac x AC + Wo x O + Ws x S + Wh x H + Wacc x ACC W= pesos para cada parámetro
Mezcla aspectos relacionados con el valor intrínseco, la poten-
A= abundancia relativa
W= pesos para cada parámetro O= condiciones de observación cialidad de uso y el riesgo de degradación, con lo que le valor
AC= actividades que se pueden S= disponibilidad de servicios en E= extensión superficial
K= grado de conocimiento científico del lugar final no aporta mucha información.
desarrollar la zona
H= número de habitantes del EX= utilidad como ejemplo de procesos
ACC= accesibilidad D= diversidad de elementos de interés Algunos parámetros ya fueron comentados en la tabla 13
entorno

SISTEMA DE BARETTINO et al. (1997)


VG = 0,3 VFGG + 0,62 VPIG + 0,08 VFAG

125
Incorpora aspectos muy interesantes como la diversidad geoló-
VGFF= valor de fondo de las grandes unidades geológico-geomorfológicas gica. El sistema de valoración favorece una serie de aspectos
VPIG= valor de los puntos de interés geológico: VPIG= 0,19 DIV + 0,81 REL Siendo DIV la diversidad de interés geológico que interesan en este estudio en concreto, pero que no tienen
DIV= diversidad del interés geológico Y REL el valor de relevancia del punto
VFAG= valor del factor altitudinal geomorfológico por que ser exportables a otras zonas, como el factor altitudinal
SISTEMA DE PANIZZA (1999)
Para elementos geomorfológicos, Q = V x C Calcula el valor de los elementos geomorfológicos para incluirlos
Donde: Siendo: V = L1 x Ch1 + L2 x Ch2..... en evaluaciones de impacto ambiental. Interesante porque incor-
L = RELEVANCIA C= ESTADO CH = CARACTERES pora un coeficiente para calcular el valor los PIGs en función de
Mundial 4 Bien conservado 1 Modelo para la evolución geomorfológica su estado de conservación. Para poder aplicar este sistema es
VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Supra-regional 3 Medianamente conservado 0,5 Lugar con interés educativo necesario estimar previamente el valor de cada PIG en función de
Regional 2 Mal conservado 0,25 Ejemplo con interés paleogeográfico su relevancia local, regional, supraregional y global. En función
Local 1 Soporte para elementos de interés ecológico del tipo de estudio, estos coeficientes deberán ser adaptados
SISTEMA DE LAGO et al. (1999)
Para elementos petrológicos Introduce un concepto interesante como es diseñar dos fórmu-
QII = 0,4P + 0,25GD + 0,2C + 0,15G QIE = 0,5V + 0,3S + 0,2NR las, una para aspectos intrínsecos (QII) y otra para extrínsecos
P= representatividad del proceso (0-10) Siendo: (QIE). Sin embargo, en los extrínsecos parece que hay paráme-
GD= dominio geodinámico (0-10) V= vulnerabilidad (0-10) tros que más bien serían intrínsecos.
C= composición (0-10) S= singularidad (0-10) No explica cómo valorar las variables, que tienen ciertos proble-
G= geometría (0-10) NR= carácter irrepetible (0-10) mas, como la composición y la geometría

Tabla 15. Algunos ejemplos de fórmulas utilizadas para valorar los PIGs
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

SISTEMA VENTAJAS INCONVENIENTES


Sistema simple en el que se estable- Sistema poco flexible: el punto cumple o no cumple las premisas, sin
cen unos criterios mínimos que los casos intermedios. No permite una valoración real, sólo especifica cuán-
PIGs deben cumplir. Se ajusta muy tas premisas cumple el punto. Es fácil definir premisas para PIGs impor-
Definición
bien a los objetivos del inventario, tantes (p.e. estratotipos de carácter global) pero difícil para puntos de
porque en función de ellos es como interés medio. A veces las premisas se basan en aspectos cuya interpre-
se definen los parámetros tación es difícil o altamente subjetiva (dimensiones, belleza, etc.)
Los conceptos alto/bajo/medio etc. no aportan mucha información por si
mismos y deben ser definidos para saber qué significan (lo que para
algunos autores es bajo para otros puede ser medio, por ejemplo).
Sistema muy intuitivo, simple de usar
Cuando hay PIGs que tienen valores muy distintos en cada parámetro
y rápido. Permite ordenar los puntos
Cualitativo (p.e. 2 parámetros con interés bajo, 3 muy alto, 1 medio, 2 excepcional)
por intervalos, como p.e. “PIGs con
es difícil asignar un valor global realista al PIG. Puede darse el caso de
mayoría de valores altos”
que PIGs con valores “medios” en varios aspectos alcance una califica-
ción global más alta que un punto de interés excepcional pero sólo inte-
resante desde un punto de vista
Tiene las mismas ventajas que el cua- El valor numérico resultado de la valoración no debe considerarse como
litativo pero añadiéndole que es más algo absoluto. Probablemente PIGs con puntuaciones similares (uno o
Cualitativo-
fácil establecer escalas de importan- dos puntos más o menos) tengan el mismo interés. Hay algunos aspec-
cuantitativo
cia de los PIGs al corresponderles un tos que no deben aplicársele puntuaciones porque podrían llevar a error
valor numérico (p.e. el interés científico sumando los diferentes tipos de interés)
Obtienen un valor numérico que per-
mite comparar. Los diferentes aspec- Casi siempre mezclan aspectos relacionados con el valor intrínseco,
tos incluidos en la fórmula pueden ser potencialidad de uso y riesgo de degradación, por lo que a menudo no
Fórmulas
destacados o reducidos con la inclu- son nada representativas y el valor definitivo no se sabe muy bien qué
numéricas
sión de coeficientes. Valoraciones significa. Sistema poco flexible. Los coeficientes tienen que estar muy
hechas por diferentes equipos suelen estudiados. Aplicables sólo a un caso
dar valores similares

Tabla 16. Ventajas e inconvenientes de diferentes sistemas de valoración de PIGs

4.3.1. Escalas de importancia

Una vez realizada la valoración de los puntos, se suele realizar una ordenación de los mismos por su
grado de interés, para poder revisar el resultado de la valoración y para analizar el interés geológico de los
PIGs. En ocasiones, esta ordenación se limita a valorar los PIGs con una escala relativa similar a la utiliza-
da en la valoración (p.e. bajo/medio/alto/muy alto/excepcional) y, en otros casos, se les asigna un grado de
importancia absoluto, que generalmente es: interés local/regional/nacional/internacional.
La escala local/regional/nacional/internacional está muy extendida y se ha aplicado en multitud de
estudios (p.e. Cendrero, 1996; Waele et al., 1999, Jordá, 2004). Para otros autores, p.e. Elízaga y Palacio,
1996) esta clasificación no aporta gran información, y no es la más adecuada. Este tipo de valoración pre-
senta un problema insuperable: se asigna una determinada importancia, que a veces excede el ámbito de
la zona de estudio, lo cual metodológicamente no es correcto. Para asignar una importancia nacional a un
PIG perteneciente a un inventario regional es necesario conocer muy bien la geología del país y conocer
los demás ejemplos de ese tipo.
Este caso es especialmente grave para la asignación de la relevancia internacional: en la mayoría de
los casos como mucho se puede afirmar que está entre los más importantes del país. Por ello, Elízaga y
Palacio (1996) consideran “pretenciosa” esta catalogación. En realidad, la catalogación internacional

126
VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

debería asignarse sobre un listado de PIGs de relevancia nacional por un organismo o comité o asociación
científica que trabajara a nivel global, como por ejemplo la IUGS. Resulta realmente difícil hacer la extra-
polación sobre la relevancia internacional de un punto cuando se está realizando un inventario, y aún más
cuanto más local sea el área de estudio. Valorar como de relevancia internacional un PIG requiere hacer
un importante ejercicio de comparación mental que difícilmente puede dar buenos resultados.

4.4. REVISIÓN DE LA SELECCIÓN

Una vez contemplados todos estos aspectos se puede acometer el proceso de selección de los puntos
inicialmente considerados. Esta selección puede llevar a descartar muchos lugares que en principio fueron
tenidos en cuenta como candidatos a ser incluidos en el inventario, pero que luego son descartados por-
que hay otros más representativos, porque su estado de conservación no es aceptable, y en general, por-
que su valor intrínseco no es suficiente; p.e. en Carcavilla et al. (2000) se preseleccionaron 151 puntos, de
los que tras las visitas de campo finalmente se seleccionaron 88; o en Lenároz (1997) se seleccionaron 349
puntos, de los cuales 303 pasaron a formar parte del inventario definitivo.
Existen maneras de comprobar si la selección de PIGs incluida en el inventario es la más conveniente.
Esta selección se realiza tras aplicar algunos de los métodos de valoración que se han descrito anterior-
mente. Algunos indicadores que pueden mostrar si la selección es la adecuada son:
– los PIGs seleccionados representan todos los intervalos cronoestratigráficos presentes en la zona
– los PIGs representan la diversidad litológica de la zona
– debe existir una cierta correlación entre la extensión superficial y el número de puntos correspon-
dientes a las diferentes unidades cronoestratigráficas (Palacio, 2000)
– el contenido de los puntos debe mostrar la diversidad y la historia geológica de la zona de estudio
– debe haber relación entre la distribución relativa de los tipos y grado de interés teniendo en cuenta
las características geológicas de la zona (Palacio, 2000).
Estos indicadores son más o menos obvios. El tercer indicador está más relacionado con los estudios
de geodiversidad, pero si el inventario de PIGs pretender mostrar la representatividad del área, será un cri-
terio a contemplar.
En el Simposio de Roma de ProGEO se definieron una serie de aspectos que deben analizarse en la
selección para averiguar si está bien realizada y si la descripción aporta la información necesaria. La Tabla
17 resume estos criterios. Elízaga y Palacio (1996) recomiendan una vez realizada la selección comprobar
que con el inventario “pueda reconstruirse la historia geológica, su morfología y procesos actuales y sus
características de utilización del territorio, recursos y actividad humana en su incidencia sobre el soporte
geológico”.

4.5. DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

El diagnóstico del patrimonio geológico es importante porque permite obtener conclusiones acerca del
valor geológico de la zona de estudio, de su estado de conservación y del riesgo de degradación. Además,
puede orientar determinadas actuaciones debido a que también proporciona información acerca de la
potencialidad de uso de los PIGs pertenecientes a dicha zona de estudio. Es, por tanto, una información
que puede ser fundamental para la gestión del medio natural de la zona de estudio. La realización del
diagnóstico es lo que otorga utilidad al inventario de PIGs; en caso contrario este se limita prácticamente

127
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

a un listado de puntos de interés pero sin extraer conclusiones acerca de la zona de estudio y de su patri-
monio geológico. Como con la valoración, lo ideal sería que todos los inventarios incluyeran un diagnós-
tico.
Para poder elaborar un diagnóstico es fundamental haber realizado una valoración. Esta no se realiza
sólo para poder comparar los PIGs entre sí, sino también para dar una idea del contenido y valor patri-
monial de la zona.

¿Cuál es su significado para la comprensión de la evolución geológica?


¿Cuál es su significado para una comprensión de los procesos y mecanismos geológicos/geomorfo-
lógicos?
¿Cómo son de completos los fenómenos presentes: aparecen representados todos los rasgos rele-
vantes, p.e. un volcán, cómo son de completas las series magmáticas, cuántos tipos de rocas efusi-
vas aparecen, y cuántos periodos de erupción, etc.?
¿Ha sido bien estudiado el lugar objeto de la discusión?¿Es extensa la literatura sobre él?¿En qué
grado han sido medidas sus características más importantes (datación radiométrica absoluta, identi-
ficación de minerales, fósiles, etc.)?
¿Cuál es el rasgo especial, característico o único del lugar/yacimiento en el tiempo y/o
espacio?¿Cómo son de significativas las relaciones entre rocas/depósitos/formas del terreno y sus
características espacio-temporales?
¿Cuál es la calidad del material que es objeto particular de interés del lugar?
¿Para qué posición de la columna geológica, o para qué fenómeno geológico es representativo este
lugar?
Las categorías (p.e. estratigráfico, mineralógico, etc.) no son significativas en términos de cuotas. Los
tipos de lugar o yacimiento que un país selecciona tiene n que estar determinados por su composi-
ción geo(morfo)lógica, sus rasgos más sobresalientes y su contribución a la geodiversidad
¿En qué parte de la red de selección (temporal o temática) entra esta localidad y es una parte vital
de la misma?
Tabla 17. Principios para la evaluación de los aspectos científicos de los PIGs propuestos en el proyecto
Global Geosites, definidos en el Simposio de Roma (Wimbledon, 2000)

En realidad, el diagnóstico no es más que una sistematización de la información que es recogida en el


inventario y que es posteriormente evaluada para obtener conclusiones. En el diagnóstico pueden con-
templarse muchas variables, pero como mínimo se deberá atender al valor intrínseco de los PIGs, a la
potencialidad de uso y riesgo de degradación de los mismos.
Además, podrá incorporarse otro tipo de información recogida en la ficha descriptiva, como el núme-
ro de PIGs por municipio, los PIGs que están protegidos, los que cuentan con equipamiento, etc. Queda
claro que el diseño de una ficha descriptiva y del sistema de valoración son fundamentales si se pretende
realizar un diagnóstico posterior. En la Tabla 17 se muestran algunas maneras de realizarlo.
Para la elaboración del diagnóstico es interesante el realizar representaciones gráficas que muestren
la distribución de los PIGs en función de las variables deseadas. Un ejemplo se muestra en la Fig. 20.

128
VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Permite analizar si todos los sectores de la zona de estudio poseen el mismo valor patrimonial,
lo cual puede ser importante en planificación territorial, análisis del medio físico o para esta-
Distribución espacial de blecer zonificaciones. La agrupación de los PIGs, la definición de zonas de alta densidad, corre-
los PIGs dores que los comuniquen, etc. puede ser fundamental para establecer medidas de gestión y
VALOR INTRÍNSECO

planificación. Para esto es útil tener los PIGs representados sobre un mapa tal y como se des-
cribe en el capítulo 5.
Distribución espacial de Lo mismo que el anterior pero refiriéndolo a unidades geológicas y no a un marco geográfico-
los PIGs por unidades administrativo. Tiene menos importancia de cara a la planificación pero también sirve para revi-
geológicas sar la selección de PIGs.
Permite analizar el grado de interés del conjunto de PIGs, y establecer ciertas medidas en fun-
Escala de valor intrínseco
ción de su importancia y abundancia. Proporciona una idea sobre el valor geológico de la zona.
Tipo de interés científico Aporta información sobre la diversidad geológica de la zona.
Escala de potencialidad
Proporciona una idea acerca de la posible utilización de los PIGs de manera global.
de uso
Clasificación de los PIGs
Entendiendo que algunos PIGs pueden presentar interés desde diferentes puntos de vista, esto
por tipo de interés: turísti-
orientará posibles actuaciones de cara al aprovechamiento sostenible de los PIGs, lo cual es
POTENCIALIDAD DE USO

co, recreativo, científico,


importante de cara a la planificación.
divulgativo, etc.
Dato interesante si se quiere analizar la potencialidad del lugar para establecer un sistema divul-
Facilidad de comprensión
gativo, educativo o interpretativo. Muy interesante en lugares donde el uso público sea un obje-
del punto
tivo, como por ejemplo en ENPs.
Este dato es fundamental para analizar la potencialidad de uso. En ocasiones se considera inclu-
Accesibilidad so como un factor limitante que condiciona el resto de los aspectos contemplados en el de
potencialidad de uso. Fundamental a la hora de plantear el uso público de los PIGs.
A partir de este dato se puede deducir si la zona está conveniente equipada para la realización
Poseen infraestructura
de actividades turísticas, recreativas o divulgativas, o por el contrario es necesario realizar una
informativa-interpretativa
inversión al respecto. Deberá estar conectada con otros aspectos de la potencialidad de uso.
Escala de riego de degra- Importante a la hora de plantear acciones encaminadas a la protección y a la geoconservación
dación en general.
RIESGO DE DEGRADACION

Importante a la hora de valorar cómo influyen los usos actuales del territorio en la conservación
Evolución previsible
de algunos enclaves.
Da una idea sobre el estado de conservación de la zona, definiendo si son necesarios planes de
Estado de conservación restauración globales o puntuales, si la gestión en la conservación del medio geológico ha sido
la adecuada, etc.
Proporciona información sobre la fragilidad de los PIGs, lo cual es importante de cara a la zoni-
Vulnerabilidad
ficación, planificación e incluso a la hora de redactar normas legales que amparen la protección.
Intervalo cronoestratigra- Aporta información sobre la geodiversidad del área, al igual que otros aspectos como el tipo de
INFORMATIVA

fico representado morfologías incluidos en los PIGs, de yacimientos, etc.


Permite analizar si la zona goza de una protección específica que asegure la conservación de los
Figura de protección PIGs, si los PIGs más importantes están protegidos o son otros los que lo están, etc. Este aspec-
to es muy importante y será desarrollado con más detalle en el capítulo 8.

Tabla 18. Algunos aspectos que pueden ser contemplados al realizar un diagnóstico de los PIGs
incluidos en un inventario e información que proporcionan

129
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

18%
9%
Estable
Degenerativa
No previsible

73%

Fig. 20. Diagrama mostrando la evolución previsible de los PIGs seleccionados en un inventario (López-Martínez et al., 2003b)

130
PARTE III

GEODIVERSIDAD
©Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, 2007.
ISBN: 978-84-7840-710-1

CAPÍTULO 5

GEODIVERSIDAD

5.1. ORIGEN DEL CONCEPTO Y DEFINICIÓN

La utilización del término geodiversidad, nacido originalmente como análogo al de biodiversidad, es


cada vez más común en la literatura científica y de conservación. Aunque el inicio de su utilización es rela-
tivamente reciente, aparece con frecuencia en artículos y comunicaciones, generalmente en relación con el
patrimonio geológico y la geoconservación. Su equivalente en inglés (geodiversity) está bastante más
difundido, existiendo incluso un libro de reciente publicación (Gray, 2004) dedicado monográficamente a
su desarrollo.
A pesar de que la utilización del término geodiversidad es cada vez más habitual, su reconocimiento
por parte de la sociedad y de la administración responsable de la gestión del medio natural está muy lejos
del que posee el de biodiversidad. No sólo por su utilización, difusión y aceptación, sino sobre todo por-
que el término biodiversidad cuenta con una definición formal ampliamente aceptada, ya que fue defini-
da en 1992 en la cumbre de Río de Janeiro (si bien la primera Convención Internacional sobre Diversidad
Biológica data de 1974). Además, la biodiversidad cuenta con directivas internacionales que velan por su
preservación y casi todos los países europeos han desarrollado estrategias para su conservación (la
Estrategia Española para la Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad fue aprobada en el año
1999; además, algunas autonomías han desarrollado sus propias estrategias), mientras que no existe nin-
guna iniciativa similar referida a la geodiversidad.
El término geodiversidad (en el original geodiversity) fue definido por primera vez en 1991 durante una
reunión internacional de geoconservación (Burek y Potter, 2002). A partir de entonces ha sido utilizado
cada vez con más frecuencia, pero no siempre con el mismo significado, ya que hay matices en su defini-
ción que pueden ser interpretados de diferente manera. Además, y al igual que sucede con el patrimonio
geológico, aunque el término geodiversidad se utilice con cierta frecuencia, rara vez se incorpora una defi-
nición del mismo, pudiendo existir una cierta incertidumbre sobre su significado preciso.
La primera referencia en español del término geodiversidad procede de las actas de la reunión nacio-
nal de la Comisión de Patrimonio Geológico que tuvo lugar en Miraflores de la Sierra (Madrid). En dicha
reunión, Durán et al. (1998) reflexionan acerca de este término y otros con él relacionados, como los de
geología ecológica y geoconservación. Posteriormente, Arribas y Durán (1998) realizan una reflexión acer-
ca de la relación entre este término y el de biodiversidad.
Con intención de alcanzar una definición unificada que sirva de referencia, Nieto (2001) y Gray (2004)
hacen, respectivamente, una revisión de las acepciones de geodiversidad más utilizadas. Tras la revisión crí-
tica de las definiciones, cada uno de estos dos autores llega a su propia definición de geodiversidad. Para
Nieto (2001) geodiversidad es: “el número y variedad de estructuras (sedimentarias, tectónicas, geomor-
fológicas, hidrogeológicas y petrológicas) y de materiales geológicos (minerales, rocas, fósiles y suelos),
que constituyen el sustrato de una región, sobre las que se asienta la actividad orgánica, incluida la antró-

133
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

pica”. Por su parte, Gray (2004) considera que la definición más adecuada es la propuesta por la Australian
Heritage Commission (2003), a la que introduce ligeras modificaciones, para concluir afirmando que geo-
diversidad es: “el rango natural de diversidad de rasgos geológicos (rocas, minerales y fósiles), geomorfo-
lógicos (formas del terreno y procesos) y suelos, incluyendo sus relaciones, propiedades, interpretaciones
y sistemas” (Gray, 2004). Esta definición refleja la habitual distinción que hacen los anglosajones de geo-
logía, geomorfología y edafología como componentes del medio natural abiótico. Cabe destacar que aun-
que la definición de Nieto es anterior, Gray no la incluye en su revisión ya que este autor sólo presta aten-
ción a las publicadas en inglés.
Existen muchas otras definiciones de geodiversidad. Por ejemplo, para el Devon County Council (2004),
la geodiversidad “está formada por la variedad de rocas, minerales y formas del terreno, así como por los
procesos que les han dado lugar a lo largo del tiempo”. La definición de la Australian Heritage Commission
(2003) de la cual partía Gray es: “el rango natural (diversidad) de rasgos-elementos geológicos, geomor-
fológicos y de suelos, sus relaciones, sistemas y procesos. Incluye las evidencias de vida pasada, ecosiste-
mas y ambientes en la historia de la Tierra así como el rango de procesos atmosféricos, hidrológicos y bio-
lógicos que actualmente están activos en rocas, formas del terreno y suelos”. Como último ejemplo, la
International Association of Geomorphologists (2003), define geodiversidad de una manera muy simple:
“la variedad de ambientes geológicos y geomorfológicos considerados como la base para la diversidad
biológica en la Tierra”.
Todas las definiciones hacen mención al concepto que es la base de la geodiversidad, que es la varie-
dad de elementos geológicos. Las definiciones de Gray (2004) y Nieto (2001) son las más completas, ya
que parten de la revisión de las anteriores e incluyen matices novedosos. La definición de Nieto (2001)
hace hincapié en el número y variedad de estructuras y materiales, incluyendo un matiz importante: sobre
ellos puede asentarse la actividad antrópica, lo cual supone que puede mostrar cierto grado de modifica-
ción y de pérdida de naturalidad. Este aspecto es importante sobre todo de cara a la protección, de la cual
se hablará más adelante. Por su parte, Gray (2004) introduce un matiz fundamental: valorar no sólo la
diversidad de los rasgos geológicos en sí, sino también la relación entre ellos y la interpretación que de
ellos se haga.
A la luz de estas definiciones, se puede entender que por geodiversidad se entiende, fundamental-
mente, la diversidad geológica, con relación a los rasgos geológicos presentes en un lugar y a cómo éstos
ilustran la evolución geológica del mismo. Por lo tanto, estará compuesta por una serie de entidades físi-
cas finitas que serán rasgos geológicos concretos (afloramientos, formas del terreno, elementos unitarios,
agrupaciones de ellos, etc.) que tendrán unos límites concretos y que serán resultado de la acción de cier-
tos procesos geológicos. El estudio de la geodiversidad se centrará en analizar qué elementos geológicos
están presentes en esa región. Además, no sólo se estudiarán de manera independiente, sino que también
se analizará su distribución y la relación entre ellos. Mediante este estudio, la geodiversidad puede ser
medida y valorada para su comparación entre áreas diferentes.
La geodiversidad es una propiedad intrínseca del territorio y un importante atributo que describe el
interés geológico de una determinada región. Como propiedad del territorio que es, guarda cierta relación
con otros aspectos, como la geografía, los estudios del paisaje, los aspectos climáticos e incluso los aspec-
tos culturales y económicos. Sin embargo, a pesar de la relación que puede guardar con ellos, el estudio
de la geodiversidad se limita a analizar aspectos estrictamente geológicos, y es un atributo exclusivamen-
te geológico.

134
GEODIVERSIDAD

5.2. ESTUDIO DE LA GEODIVERSIDAD

Si bien existen muchas definiciones de geodiversidad, prácticamente ninguna viene acompañada de


un método de estudio y análisis que permita trasladar el concepto teórico a la realidad de un territorio.
Esto es especialmente significativo en la monografía de Gray (2004), debido a lo extenso de la misma.
Puede afirmarse que no existen (o al menos no se han encontrado) estudios específicos sobre esta mate-
ria, con desarrollo de métodos propios de estudio ni en la bibliografía española ni en la extranjera.
A nuestro parecer, el estudio de la geodiversidad se basa en el análisis de la diversidad, frecuencia y
distribución de un conjunto de entidades geológicas, que permite cuantificar y comparar áreas diferentes.
El estudio de la geodiversidad consiste en analizar los componentes que definen la diversidad geológica
de una región, de cara a poder establecer índices e indicadores, y posibilitar la comparación entre áreas
diferentes.
La geodiversidad se entiende, a grandes rasgos, como la diversidad geológica de una región, por lo
que su estudio debe basarse en la metodología utilizada para analizar la diversidad de cualquier variable
física. Para Roszenweing (1995), la diversidad, como concepto general, se analiza atendiendo a las dos
propiedades estadísticas de cualquier mezcla de objetos: 1) el número de diferentes tipos de objetos
(denominados clases) que se encuentran mezclados en la muestra; y 2) el número o la abundancia relati-
va de cada una de esas clases. Esto, en principio, es válido para la geodiversidad, ya que está compuesta
por una serie de objetos concretos (clases de elementos geológicos) que corresponden a la mezcla de obje-
tos mencionados por este autor. Sin embargo, en el análisis de la geodiversidad participa un factor más
que será necesario incorporar: la distribución espacial de los objetos y las relaciones entre ellos.
Para afrontar el estudio de la geodiversidad hay una serie de aspectos fundamentales a definir pre-
viamente, que son: 1) la muestra a analizar, y 2) qué elementos se consideran al estudiar su número y varia-
bilidad, y que por lo tanto, definen las clases.
La muestra vendrá definida por el conjunto de elementos geológicos presentes en una región (que
constituyen las diferentes clases), y por la escala o grado de detalle con el que éstos se analizan. Con ante-
rioridad se ha insistido en que la geodiversidad es una medida relativa, que depende del marco en el que
se analice la presencia de un determinado elemento (Coumo, 1998), y cuyo estudio cobra sentido al com-
pararla con la de otras áreas. Ese marco es la zona de estudio, y el grado con el que se analiza es la esca-
la de trabajo. Por ello, para afrontar el estudio de la geodiversidad de un lugar es necesario delimitar la
zona de estudio y la escala con la que se va a analizar, ya que de esta manera podremos definir la mues-
tra del estudio. Tal y como afirma Nieto (2001), la geodiversidad siempre deberá referirse a una determi-
nada zona.
Una vez definida la muestra, queda definir qué tipo de elementos forman parte de ella, es decir, esta-
blecer las clases que componen la muestra. Durán et al. (1998) afirman que en el análisis de la geodiver-
sidad se deberá atender a la variedad y calidad litológica, del registro estratigráfico, cronoestratigráfico,
mineralógico y de tipos de yacimientos, por la diversidad y calidad paleobiológica, geomorfológica, paisa-
jística, estructural, y paleogeográfica. El estudio de la geodiversidad requiere establecer adecuadamente
los límites de cada una de las clases que definen la muestra, y ser capaz de gestionar toda esa informa-
ción. En biodiversidad, los límites entre clases vienen definidos por criterios genéticos, taxonómicos o eco-
lógicos (Ibáñez, 2004), pero en geología, excepto en algunos aspectos, no existe un criterio similar tan
objetivamente definible. El problema, entonces, es encontrar una serie de criterios que permitan discernir
si dos objetos son lo suficientemente similares como para pertenecer a una misma clase o, por el contra-
rio, pueden considerarse distintos y constituir dos clases diferentes. Al igual que en los estudios de patri-

135
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

monio geológico, a la hora de definir los criterios de valoración, es fundamental tener en cuanta los obje-
tivos del trabajo y la aplicación que se le quiere dar al mismo, en geodiversidad también deber ser tenidos
en cuenta para elegir los aspectos que definirán las diferentes clases.
Una vez definida la muestra y las clases, el estudio de la geodiversidad se centra en analizar la varie-
dad, frecuencia y distribución de las clases geológicas definidas. Esto significa que un primer factor dife-
renciador de la geodiversidad de dos áreas es el número de clases presentes en cada una de ellas. Además,
dos regiones en las que estén presentes las mismas clases no tienen por qué tener una geodiversidad
expresada de la misma manera, ya que hay que tener en cuenta su frecuencia y distribución. A continua-
ción se va a desarrollar cómo participa cada uno de estos factores.

Variedad
La variedad se refiere al número de clases que se pueden definir en una región. Este parámetro es el que,
a fin de cuentas, refleja la geodiversidad “primaria” de una región, de manera que cuantas más clases estén
presentes en un territorio, mayor será su geodiversidad. Si de dos territorios analizados a la misma escala y
cuyas clases se hayan definido con los mismos criterios, uno de ellos posee más clases que el otro, es que su
geodiversidad es mayor (Fig. 21).A la variedad se la denomina geodiversidad intrínseca.

Fig. 21. Ejemplo de dos territorios con diferente número de clases (las tramas representan clases diferentes). En el ejemplo de la
izquierda están presentes dos clases (dos tramas), mientras que en el de la derecha hay seis. La geodiversidad del territorio de la
derecha es mayor que la del territorio de la izquierda

Frecuencia
Se refiere al número de veces que aparece repetida cada clase, y a las dimensiones relativas de cada
una de ellas (Fig. 22). Que en dos territorios existan el mismo número de clases no significa que tengan
la misma distribución, sino que las clases pueden repartirse en un número diferente de polígonos y que las
dimensiones relativas de cada una de las clases sean muy diferentes. Es importante discernir si las clases
se reparten por igual en superficie, si predomina una, si alguna de ellas está muy fragmentada, etc.

Si bien los dos territorios mostrados en la Fig. 22 tienen la misma geodiversidad intrínseca (mismo
número de clases), presentan patrones de frecuencia diferentes, ya que la de la izquierda presenta una
geodiversidad equifrecuencial (las clases presentan una frecuencia similar, en este caso las tres con valor
igual a 1), mientras que la figura de la derecha presenta una geodiversidad inequifrecuencial (una clase
con frecuencia igual a 1, otra 2 y otra 14). Por ello, en este ejemplo (Fig. 22), la geodiversidad total será

136
GEODIVERSIDAD

mayor en el ejemplo de la derecha, ya que existe un mayor número de transiciones entre clases para la
misma superficie.

Fig. 22. Ejemplo de dos territorios con diferente frecuencia para el mismo número de clases (misma geodiversidad intrínseca). En
el de la izquierda están presentes tres clases que aparecen en tres únicos recintos, uno para cada clase, representadas con tramas
diferentes. En el de la derecha las tres clases se reparten en 14 recintos. La frecuencia de cada clase es diferente, siendo la más
abundante en número de recintos la clase representada con cuadrículas (3 recintos), seguida de la clase representada con cruces
(dos recintos) y por último la representada con puntos (un recinto). Nótese que la frecuencia y la extensión superficial no son
iguales, ya que en extensión, la clase más importante es la representada con el punteado, a continuación la clase representada con
cuadrículas, y por último, la clase representada con cruces

Distribución
La distribución analiza cómo se disponen espacialmente las clases de geodiversidad definidas, ya que
la geodiversidad también depende de la distribución de las clases en el espacio. Esto quiere decir que la
geodiversidad puede mostrar diferentes modelos de organización espacial. En la Fig. 23 se pueden ver dos
territorios con la misma geodiversidad pero diferente organización territorial.

Fig. 23. Ejemplo de dos territorios con el mismo número de clases pero con diferente distribución espacial de las mismas. El de la
izquierda presenta un aspecto menos fragmentado que el de la derecha

137
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Con estas ideas como base, en el siguiente capítulo se discutirán los principales sistemas para el aná-
lisis de la geodiversidad, pero antes, van a introducirse más aspectos importantes con la definición de la
misma.

5.3. RELACIÓN ENTRE GEODIVERSIDAD Y PATRIMONIO GEOLÓGICO

La geodiversidad y el patrimonio geológico están estrechamente relacionados. Casi todos los autores
coinciden en que el concepto de geodiversidad es más amplio que el de patrimonio geológico (Durán et
al., 1998; Nieto, 2001; Sharples, 2002 referencia digital; Gray, 2004), pero existen diversas maneras de
entender la relación entre ambos.

5.3.1. Geodiversidad y representatividad

Estos dos términos corresponden a conceptos diferentes que a menudo son utilizados como sinónimos
porque están estrechamente relacionados. Como ya se ha explicado, la geodiversidad se refiere a la diver-
sidad geológica de una región, en relación con la variedad, distribución y frecuencia de una serie de cla-
ses previamente definidas, y dos regiones con el mismo número de clases no tienen por qué tener un
modelo de geodiversidad igual en términos de frecuencia y distribución.
Por su parte, la representatividad geológica es el conjunto de elementos que reflejan lo característico
o típico de un lugar (p.e. un inventario de PIGs que pretenda reflejar la representatividad geológica de un
área, deberá incluir el conjunto de puntos que muestren la evolución geológica de la zona y los procesos
que en ella han actuado). En una zona con una elevada geodiversidad será necesario seleccionar muchos
afloramientos para ilustrar todos los procesos geológicos que han actuado en la región, o al menos, los
que han dejado reflejo en el registro sedimentario. Por el contrario, en una zona con una baja geodiversi-
dad, unos pocos puntos serán suficientes para mostrar la representatividad del área. Existe, por tanto, una
relación entre geodiversidad y representatividad, aunque no siempre es directa, ya que áreas con el mismo
número de puntos de carácter representativo pueden tener patrones de geodiversidad diferentes por la fre-
cuencia de cada clase y por su distribución.
5.3.2. Diferencias entre geodiversidad y patrimonio geológico

Desde nuestro punto de vista, el estudio del patrimonio geológico es independiente de la geodiversi-
dad, aunque guarda relación. El patrimonio geológico no participa en la definición de las diferentes clases
estudiadas en geodiversidad, ni en el análisis de la diversidad, frecuencia y distribución de las clases defi-
nidas, aunque sí en la valoración de la calidad o valor de las mismas. Por ejemplo, una región muy geodi-
versa no tiene por qué tener puntos de interés geológico especialmente relevantes, y territorios muy geo-
diversos no tienen por qué tener un patrimonio geológico más relevante que el de zonas más monótonas
geológicamente. Es cierto que si una región es muy geodiversa probablemente tendrá más puntos de inte-
rés que otra región menos variada, pero como se verá más adelante, esa relación no siempre es directa.
Por otro lado, los valores de variedad, frecuencia y distribución de las clases de geodiversidad pueden defi-
nir puntos de interés geológico que engloben una o varias clases relevantes tras en análisis de estas varia-
bles. Por ello, a la hora de definir la geodiversidad de un área no es necesario conocer su patrimonio geo-
lógico, aunque sí será interesante estudiar estos dos aspectos para analizar su relación. Geodiversidad y
patrimonio geológico constituyen dos variables independientes, pero cuyo estudio combinado aporta una
importante información.

138
GEODIVERSIDAD

Esta visión difiere sustancialmente de la aportada por otros autores, como las de Sharples (2002; refe-
rencia digital) y Gray (2004). Entienden la relación entre geodiversidad y patrimonio geológico afirmando
que la geodiversidad es el conjunto de rasgos geológicos presentes en un lugar, y que el patrimonio geo-
lógico está formado por los ejemplos concretos que la representan. Este enfoque plantea varios proble-
mas. Por un lado porque como se verá en el capítulo 7, en la geoconservación intervienen muchos otros
aspectos. Y en segundo lugar, porque en la definición de Sharples (2002; referencia digital) y Gray (2004)
es fácil caer en la equivalencia entre geodiversidad y geología. En su definición parece entenderse que la
geodiversidad es un ente que abarca el conjunto de elementos geológicos presentes en un lugar, y que el
estudio de la geodiversidad tiene como finalidad identificar los puntos de interés representativos de la geo-
logía de un determinado lugar. Geodiversidad no es un término equivalente a geología sino un tipo de aná-
lisis de la misma, porque no busca definir las características geológicas de un lugar, sino estudiar la diver-
sidad, distribución y frecuencia de unas determinadas clases geológicas diferentes en función de los obje-
tivos del estudio. Paradójicamente, esto rara vez es analizado en los estudios de geodiversidad que hemos
podido consultar. En muchos estudios, a la hora de describir la geodiversidad de un lugar, no se analiza ni
la distribución ni la frecuencia, sino que se limitan a describir las características geológicas de la zona, sin
llegar a ningún índice que permita establecer comparaciones.
Nieto (2001) establece la relación entre patrimonio geológico y geodiversidad afirmando que en los
inventarios de puntos de interés geológico se excluyen los enclaves de interés local, que sí son recogidos
en el concepto de geodiversidad. Además, afirma que en los inventarios de PIGs sólo se contemplan los
puntos con un cierto interés científico, didáctico o de otro tipo, mientras la geodiversidad incluye puntos
que, como mínimo, su único valor es su existencia. La visión de Nieto (2001) salva este problema de
Sharples y Gray pero plantea otro con relación a la representatividad. Se pueden realizar inventarios de
patrimonio geológico a escala local (p.e. en el municipio de Galapagar, Arrese et al., 2003), en los que,
junto con puntos de relevancia regional (si los hay), se seleccionan muchos otros importantes sólo en un
ámbito local. Por otro lado, los inventarios a menudo pretenden ser representativos de la geología de la
zona, seleccionado puntos de bajo interés científico y didáctico pero importantes por su presencia. La clave
está en entender los inventarios de PIGs como herramientas de catalogación que permitan entender y
estudiar la evolución geológica de una determinada región mediante los PIGs en él seleccionados, y que
por lo tanto, el criterio de selección sea eminentemente científico. Por ejemplo, en el estudio de patrimo-
nio geológico del Alto Gállego, Huesca, (Carcavilla et al., 2004), se incluyó un punto de interés porque
constituía el único afloramiento del Silúrico de la zona de estudio y que, además, constituía el afloramien-
to de rocas más antiguas presentes en el área de trabajo. Era de reducidas dimensiones, tenía poco inte-
rés científico y estaba muy cubierto por la vegetación. Su principal interés era su existencia y su represen-
tatividad, y por ello se seleccionó aunque en su valoración posterior se le asignara un reducido valor cien-
tífico.
Por lo tanto, la diferencia del concepto entre los inventarios de PIGs y los estudios de geodiversidad
radica en que los inventarios constituyen una selección de lo más significativo de la geología de una región
en función de diversos parámetros, como el valor intrínseco o la representatividad. Por su parte, la geodi-
versidad busca analizar la variabilidad y el número de elementos geológicos de una región, independien-
temente del valor de los mismos. Es decir, que no es necesario que posean una singularidad especial en
ese sentido, simplemente que estén presentes y constituyan una clase lo suficientemente diferente de las
demás como para considerarla un caso distinto. Así que, al igual que en el análisis del patrimonio geoló-
gico un factor fundamental es establecer unos parámetros de medida del valor de los puntos que nos per-
mita comparar casos y estudios, en la geodiversidad es fundamental establecer unas clases que nos per-

139
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

mitan discernir cuándo un punto es diferente de los otros para analizar después la variedad, frecuencia y
distribución de las clases definidas.

5.3.3. Relación entre el patrimonio geológico y la geodiversidad

De lo anterior se puede extraer la idea de que el estudio del patrimonio geológico y el de la geodiver-
sidad son independientes, aunque guardan una estrecha relación. La información obtenida en cada uno
de estos estudios puede ser cruzada y puede proporcionar importantes datos sobre la relevancia y distri-
bución de los puntos de interés en el área de estudio. Este sistema puede ser especialmente indicado para
la realización de redes de espacios representativos, porque permite un análisis integrado de dos aspectos
fundamentales: diversidad y valor patrimonial. La geodiversidad nos ilustrará sobre la variedad geológica
del lugar, y el patrimonio geológico del valor de los elementos presentes, y si se combinan ambas infor-
maciones, del valor geológico de las clases definidas en el estudio de la geodiversidad..
En los casos en los que un territorio sea muy geodiverso, la relación entre geodiversidad y patrimonio
geológico se centrará en que serán necesarios más PIGs para representar la geología de ese territorio que
en otro menos variado geológicamente. Por lo tanto, geodiversidad y patrimonio geológico guardan una
cierta relación entre variedad y número de PIGs, pero no en el valor de los mismos. Un ejemplo puede ser
la Serranía de Cuenca. Presenta un gran desarrollo del modelado kárstico, por lo que un inventario defini-
ría muchos PIGs kársticos en esa región. Pero todos ellos estarán formados por el mismo tipo de procesos,
y con pocos PIGs representaríamos adecuadamente la zona. Sin embargo, algunos de los PIGs pueden
tener gran relevancia, e incluso servir de referencia a escala nacional, como ocurre con la Ciudad
Encantada de Cuenca.
El cruce de la información sobre geodiversidad y patrimonio geológico se puede realizar superponien-
do la información de PIGs sobre un mapa en el que se representen las clases geológicas definidas. Este
cruce nos aportará información sobre la calidad o interés geológico de las clases definidas.
Como resultado de cruzar la información de los PIGs y de las clases, puede ocurrir que un PIG se sitúe
en el interior de una de las clases (Fig. 24a). Esto significa que en ella se incluye un elemento de elevado
valor geológico, pero será necesario un análisis detallado para valorar si el valor es extensivo a toda la
clase (a todos los recintos de la misma), a todo el recinto (pero no a otros de la misma clase), o a un encla-
ve puntual situado dentro de la clase. Por otro lado, puede darse el caso de que el PIG se sitúe a caballo
entre dos o más clases, es decir, en la transición entre dos clases (Fig. 24b). Esto querrá decir que el inte-
rés del punto es más amplio que los aspectos contemplados en las clases, algo relativamente común sobre
todo en puntos con varios tipos de interés simultáneos (interés geomorfológico y estructural, por ejemplo),
o está relacionada con la naturaleza del contacto o transición entre ambas clases (una falla, por ejemplo).
Por otro lado, la distribución de los PIGs con relación a la ubicación de las clases también es impor-
tante. En este sentido conviene analizar: 1) la distribución de los PIGs con relación a las clases definidas,
por ejemplo analizar si los PIGs se concentran en una misma clase o se distribuyen equitativamente entre
ellas y 2) la distribución de la importancia de los PIGs con relación a las clases definidas, referido a si todos
los PIGs de elevada relevancia se concentran en una clase o en varias.
Y algunas consideraciones a realizar son:
– si, para la zona de estudio, la relación entre el patrimonio geológico y las clases es notable, o no res-
ponden a aspectos comunes y no hay coincidencia
– si hay clases que, en conjunto, muestran una mayor relevancia que otras, por contener varios pun-
tos de interés incluidos en ellas, o por el contrario, si el valor geológico de la zona es más o menos
homogéneo y se reparte equitativamente entre las clases

140
GEODIVERSIDAD

– si el patrimonio geológico representa la diversidad geológica del área con relación a las clases defi-
nidas.
En el siguiente capítulo se profundizará más en este asunto, explicando los sistemas de relación entre
geodiversidad y patrimonio geológico.

Fig. 24. Ejemplo de un PIG distribuido de diferente manera con relación a las clases definidas. Clase 1: trama con cruces.
Clase 2: trama punteada. PIG: recinto gris. a) el PIG se sitúa en el contacto (“transición”) entre dos clases, incluyendo un sector de
cada una de ellas. b) el PIG está íntegramente en el interior de la clase representada por un punteado

5.4. RELACIÓN ENTRE GEODIVERSIDAD Y BIODIVERSIDAD

La relación entre geodiversidad y biodiversidad se basa en que, en mayor o menor medida, cada una
de ellas condiciona el desarrollo y evolución de la otra. La preocupación por el estudio de la relación entre
geo y biodiversidad surge como resultado del entendimiento de que los sistemas naturales son complejos,
y en ellos participan numerosos factores bióticos y abióticos que interactúan entre sí. Esta forma de enten-
der la evolución natural y la composición de un lugar se denomina perspectiva holística, y surge como
resultado de un buen conocimiento de los aspectos de manera independiente y aislada para poder anali-
zar la interacción entre ellos y entender el conjunto como un sistema, que es más que la suma de sus com-
ponentes.
El enfoque holístico permite que los aspectos geológicos sean introducidos en los estudios ecológicos,
donde hasta hace poco apenas se les prestaba atención. También favorece que la actividad biológica sea
atendida en el desarrollo de ciertos procesos geológicos, sobre todo los activos en la actualidad. Pero ade-
más, atiende a otros factores que condicionan el desarrollo de ciertos ecosistemas, como son los factores
sociales u antrópicos. Estos adquieren especial relevancia cuando se estudia la evolución del paisaje de un
cierto lugar, ya que, al menos en Europa, se puede considerar que todo espacio está transformado en
mayor o menor medida por la acción del hombre. Entre estos factores se incluye el uso y percepción que
el hombre ha tenido del medio geológico a lo largo de la historia (Fig. 25)

141
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Social
Science

Ecosystem
Model

Fhysical Biological
Science Science

Fig. 25. Relación entre factores físicos, biológicos y sociales en un ecosistema.


National Park Service (2003; referencia digital)

El estudio de la relación ente geodiversidad y biodiversidad es importante y complejo. La geología con-


diciona, al menos en parte, la topografía, la presencia de masas de agua y la composición y características
de la misma, la fertilidad, el desarrollo de suelos, la dinámica evolutiva del componente abiótico del pai-
saje, la presencia y composición de afloramientos rocosos y su resistencia a la erosión, así como la sus-
ceptibilidad de suelos y roca a ser colonizados por ciertas especies vegetales, y muchos otros factores que
condicionan la existencia de formas de vida. En general, la evolución geológica de un lugar, en especial los
acontecimientos más recientes o los que condicionan el afloramiento y disposición de ciertos materiales
geológicos, condicionan todos los demás aspectos bióticos. Y no sólo su existencia, sino que en ocasiones
también la eficacia y el éxito de determinados procesos biológicos, como la reproducción de las especies
y la distribución de los hábitats. A su vez, la actividad biológica condiciona a la geológica y participa en
muchos procesos como en la aceleración o atenuamiento de la erosión, la estabilidad de laderas, dinámi-
ca fluvial, escorrentía, etc.
El estudio de la relación entre geo y biodiversidad debe partir de tres ideas fundamentales: 1) las esca-
las espacio-temporales de los procesos geológicos y biológicos son, por lo general, muy diferentes; 2) los
aspectos biológicos interrelacionan entre sí y evolucionan simultáneamente, algo que también ocurre con
los geológicos pero en menor medida y 3) los aspectos geológicos se unen por una línea cronoestratigrá-
fica y abarcan desde episodios instantáneos hasta procesos que se prolongan durante millones de años. A
esto hay que añadir una diferencia más: en biodiversidad se otorga máximo valor al clímax de la evolución
ecológica de un hábitat, mientras que en geología esta comparación es imposible (Ayala, 2000).
Por todo esto es evidente que la geodiversidad posee una innegable relación con la biodiversidad, pero
también muchas diferencias. Pueden establecerse tres formas de relación entre los elementos geológicos
y los biológicos:
– relación de exclusividad: determinados organismos sólo se desarrollan en lugares donde existen cier-
tos caracteres geológicos, que son los que los condicionan. Por ejemplo, en la Microrreserva de La
Miñosa (Guadalajara) los geranios del Paular (Erodium paularensis), del que únicamente existen dos
poblaciones en todo el mundo, aparece sólo sobre las andesitas pérmicas que de manera aislada
afloran en esta zona. La relación podría resumirse en: “donde hay geranios del Paular hay andesi-
tas”, aunque no a la inversa.
– relación de dependencia: para que existan unos organismos tienen que estar presentes algunos
aspectos geológicos, pero pueden ser varios y con que esté presente uno de ellos vale (no hay una

142
GEODIVERSIDAD

relación exclusiva como en el caso anterior). Por ejemplo, los buitres anidan en escarpes, pero inde-
pendientemente de la litología: calcárea en las Hoces del Río Duratón (Segovia), granítica en La
Pedriza (Madrid), cuarcítica en Monfragüe (Cáceres), conglomerados en Riglos (Huesca), etc. Otro
ejemplo son los murciélagos cavernícolas, que habitan en cavidades kársticas, pero también en túne-
les y minas. La relación se resume de la manera: “donde hay buitres, hay escarpes, aunque estos (los
escarpes) pueden ser de diversas litologías”. En el caso de los murciélagos la relación es algo dife-
rente: “donde hay murciélagos es probable que haya cavidades, aunque no siempre es así” o
“donde hay murciélagos, hay cavidades, aunque pueden ser naturales o artificiales”.
– no relación: no hay ninguna relación aparente entre el ser vivo y los condicionantes geológicos.
Estos tres tipos de relación pueden ser simultáneos. Esto quiere decir que en un mismo ecosistema
puede haber organismos que pertenezcan a cada uno de estos grupos. Es más, lo normal es esto último.
Con respecto al estudio, la biodiversidad y geodiversidad poseen muchos aspectos en común. Cada
una se refiere a una ciencia diferente, Biología y Geología, respectivamente, por lo que el método de estu-
dio (el científico) será el mismo, pero las técnicas serán muy diferentes. La biodiversidad se refiere a un
espacio arbitrariamente definido (Margalef, 2002), al igual que la geodiversidad. La diversidad es un atri-
buto, pero no es un factor imprescindible para que un enclave tenga valor. Así, por ejemplo, un sistema
natural muy evolucionado no tiene por qué ser el que albergue más biodiversidad (por ejemplo, un haye-
do ibérico es un sistema maduro pero relativamente poco biodiverso). Más bien al contrario, en términos
biológicos, suele haber más variedad en sistemas poco evolucionados que en otros más maduros donde
suele haber una marcada tendencia monoespecífica (al menos en el aspecto botánico y de vegetación)
(Alcanda, 2004).
La biodiversidad se entiende como una variedad interrelacionada, es decir, que no analiza sólo las
especies como ejemplares aislados, sino que también la interacción entre ellos. Algo similar ocurre con la
geodiversidad, donde la relación entre las clases geológicas también es estudiada, pero en este caso, el
nexo de relación no es cómo interactúan entre sí (excepto en unos pocos casos), sino su relación espacio-
temporal. En el estudio de la geodiversidad, el componente cronológico es fundamental, y en el de la bio-
diversidad se basa en el momento actual. Por su parte, en la biodiversidad los fenómenos biológicos trnas-
curren en la actualidad tanto de manera natural como condicionada por el hombre (Díaz Pineda et al.,
2000), mientras que en la geodiversidad la mayoría de los elementos son relictos y la participación antró-
pica es menor. En biodiversidad se definen bioindicadores entendidos como especies cuya
presencia/ausencia influye en el resto de especies. Algunos ejemplos son las especies clave (cuyo impacto
en el ecosistema es mayor del que cabría esperar por su abundancia relativa en él), dominantes (las que
controlan la productividad), paraguas o sombrilla (especies con grandes requerimientos de área), invaso-
ras y un largo etcétera (Ibáñez, 2004), siendo fundmental la existencia de clases de elementos interac-
tuantes (Díaz Pineda et al., 2000). Sin embargo, en geodiversidad, no existen correlatos similares.
En biodiversidad, el hombre es un factor que introduce cambios, que no tienen por qué ser necesaria-
mente negativos. En geodiversidad, la intervención humana casi siempre lleva asociada una degradación
del lugar (que podrá ser mayor o menor, según los casos), aunque posteriormente el hombre puede rege-
nerar los lugares previamente degradados.
Un nexo más de unión entre biodiversidad y geodiversidad es que la primera sólo estudia los seres
vivos actuales. Los pasados, los que sus restos están integrados en el registro geológico y podría llamarse
paleobiodiversidad, son incluidos en la geodiversidad paleontológica, que estudia la Paleontología.
En el ámbito de la gestión, la relación ente la biodiversidad y la geodiversidad se centra en que ambas
suelen estar controladas por los mismos organismos, y, en muchos casos, incluso por los mismos técnicos.

143
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Con respecto a la conservación, algunas acciones encaminadas a conservar e incluso a proteger el medio
geológico pueden causar daños a la biodiversidad. Un asunto con cierta controversia es el desbroce de
taludes y afloramientos geológicos singulares, ya que la colonización de la vegetación puede impedir la
visualización de determinados afloramientos, pero en esa operación de limpieza pueden verse afectadas
especies botánicas importantes. En estos casos debe asumirse que no siempre la revegetación es sinóni-
mo de calidad ambiental, ya que puede afectar a determinados animales que necesitan espacios libres de
vegetación. En estos casos debe medirse el interés del afloramiento y lo amenazada que esté la especie
colonizadora, para poder tomar medidas que en vez de favorecer la conservación no produzcan más daño.
Otro ejemplo es cuando para evitar el expolio de espeleotemas y degradación de cavidades se instalan
vallas que impiden el acceso a visitantes. En estos casos debe atenderse a la posibilidad de existencia de
murciélagos en la cavidad, que deberán tener libre el paso, por lo que la valla deberá estar formada por
barrotes horizontales y con una separación mínima.
Quizá uno de los nexos más importantes entre bio y geodiversidad es que muchos elementos del patri-
monio geológico se encuentran incluidos en espacios naturales protegidos. Algunos de estos espacios esta-
rán protegidos precisamente por el valor y vulnerabilidad de los elementos geológicos, pero en otros casos
lo será por aspectos botánicos y/o faunísticos, e incluso por una combinación de todos ellos (incluido el
geológico, obviamente). Las áreas protegidas exclusivamente biológicas, como las ZEPAS, y algunos ejem-
plos de microrreservas (p.e. la del Pico Ropé en Chera (Valencia) y algunas de Castilla-La Mancha), pue-
den servir también de marco para la puesta en valor de los valores geológicos del lugar.
Una diferencia importantísima es que existe una directiva europea que obliga a los estados miembros
de la Unión Europea a proteger los hábitats más singulares a escala europea incluidos en un listado inter-
nacional. Hoy en día no existe algo equivalente en geodiversidad.
Para Larwood (2004), el estudio de la relación entre biodiversidad y geodiversidad debe enfocarse
atendiendo a tres perspectivas:
– pasado: los registros del relieve, océanos y clima han estado en permanente cambio a lo largo de la
Historia de la Tierra, lo cual ha dejado reflejo en el registro geológico. Este puede enseñarnos cómo
de interrelacionados y de complejos pueden ser los ecosistemas, las consecuencias del cambio cli-
mático y cómo se produce
– presente: los ecosistemas dependen del sustrato sobre el que se asientan (al menos en su mayoría).
La distribución de especies y hábitats está determinada en parte por el paisaje, sustrato y clima, que
a su vez tienen relación con la geodiversidad. De la misma manera, los procesos geomorfológicos
continúan su ritmo modelador erosivo y acumulador. Por ello para entender los ecosistemas es bási-
co apreciar la diversidad geológica y cómo esta participa en los cambios en los ecosistemas
– futuro: entender la relación entre biología y geología puede proporcionar evidentes beneficios en la
gestión de los mismos y a la hora de entender la distribución de las mismas y las consecuencias de
los cambios globales, incluidos los climáticos. Expresado de otra manera, entender cómo de diná-
mico es el planeta Tierra. Además, la difusión de la geodiversidad es una pieza clave en la geocon-
servación.
Desde hace unos años se está insistiendo en el estudio de la relación entre la geodiversidad y la bio-
diversidad. Algunos ejemplos son las publicaciones editadas por el organismo para la conservación de la
natural inglesa, el English Nature (p.e. Humphries y Donnelly, 2004), los realizados en parques nacionales
norteamericanos (National Park Service, 2003) o los de Reiners (2002), Cottle (2004) y da Silva (2004).
Así, por ejemplo, Reiners (2002) analiza la relación entre la geología y la flora del estado de Wyoming
(USA). El medio geológico presente en este estado se caracteriza por la presencia de montañas, cuencas y

144
GEODIVERSIDAD

formas de conexión entre ambas, lo que da lugar a un amplio abanico de sustratos con características físi-
cas y geoquímicas indicadas para el crecimiento de plantas. Reiners analizó la distribución estadística espa-
cial de la flora de Wyoming con relación a nueve variables climáticas, a los tipos básicos de cobertura vege-
tal, y a tres variables geológicas: tipo de sustrato, geología superficial y suelos. Las relaciones entre las dis-
tribuciones de estas variables se analizaron mediante tres sistemas diferentes de análisis. Mediante ellos
se pudo comprobar que el tipo de sustrato controlaba variables en el 80% de los casos, y que fue el fac-
tor principal de distribución en el 21% de los casos. El estudio que los factores geológicos condicionaban
la biodiversidad sobre todo por dos factores: la influencia directa del tipo de roca en la formación de sue-
los y en el desarrollo de estructuras que influyen en la distribución de plantas y animales.

5.5. RELACIÓN ENTRE GEODIVERSIDAD Y PAISAJE

En muchos casos, la relación entre los aspectos geológicos y el desarrollo de determinados paisajes es
más que evidente. Ya sea de manera directa porque determinados elementos geológicos (geomorfológicos
en su mayoría) constituyen un rasgo identificativo del paisaje, o indirectamente porque determinados
aspectos geológicos condicionan el desarrollo de ciertos paisajes. Para García Quintana y García Hidalgo
(2000) esta relación intrínseca entre geología y paisaje se resume en que todo paisaje tiene un compo-
nente geológico, que variará desde un acusado protagonismo hasta una leve participación.
El término paisaje incluye conceptos complejos y variados, por lo que incluso algunos autores afirman
que cualquier definición que se utilice para definirlo será incompleta (Escribano y Aramburu, 2000). Al igual
que sucede al hablar de la estética de un determinado lugar, en el estudio del paisaje participan ciertas
componentes extrínsecos que dependen directamente de la percepción del observador. Sin pretender pro-
fundizar en los aspectos teóricos del paisaje y en la participación geológica de los mismos, de lo cual exis-
ten diversos trabajos (p.e. García Quintana y García Hidalgo, 2000; Martín Duque et al., 2002; o Belmonte,
2005), se quieren expresar aquí algunos esbozos sobre la relación entre la geodiversidad y el desarrollo
de un determinado conjunto de paisajes. Es importante matizar que cuando en este apartado nos refira-
mos al paisaje, lo haremos siempre desde la perspectiva geológica, que es la que guarda relación con los
aspectos desarrollados en la presente publicación, asumiendo que en este concepto convergen aspectos
culturales, naturales y de otro tipo.
Si el sistema de estudio de la geodiversidad se plantea de manera que defina una serie de unidades
en función de ciertas características geológicas, probablemente sirva también como base para analizar la
relación entre el paisaje y ciertos aspectos geológicos. La relación entre geodiversidad y paisaje es, en algu-
nos casos, directa. En aquellos lugares donde la geodiversidad sea mayor, en principio se desarrollará un
mayor número de paisajes diferentes. Un lugar que ilustra muy bien esta relación es el Alto Tajo
(Guadalajara), cuya elevada geodiversidad es la base para el desarrollo de paisajes muy contrastados,
incluyendo el tipo de transformaciones que el hombre ha introducido en el entorno. Por el contrario, casi
anexo a él se sitúa la Alta Serranía de Cuenca, que si bien presenta elementos patrimoniales de excepcio-
nal interés, presenta una geodiversidad mucho menor y, por tanto, un desarrollo de menos patrones pai-
sajísticos diferentes.
Por otro lado, el estudio de la geodiversidad implica la definición de una serie de patrones de distri-
bución de los elementos geológicos, que puede ayudar a definir ciertos paisajes y a entender mejor su con-
figuración y desarrollo. La repetición de ciertos patrones o la ausencia de otros puede mostrar por qué se
parecen ciertos paisajes. En lugares donde están presentes unidades de geodiversidad similares y que estas

145
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

presente una distribución parecida, es probable que se desarrolle el mismo tipo de paisajes. Hay numero-
sos ejemplos de ello que sirven para ilustrarlo: el contacto entre el Prepirineo y la Zona Axial que tiene
lugar en diferentes valles con dirección predominante norte-sur situados en la provincia de Huesca, mues-
tra unos patrones paisajísticos similares. Por ejemplo en el Valle de Tena y el Valle del Cinca.
Evidentemente, cada uno de estos valles presenta una personalidad propia y sus particulares característi-
cas paisajísticas, pero guardan similitud al menos en lo referente a la definición de grandes unidades geo-
paisajísticas. Del mismo modo, determinados paisajes del sur de la provincia de Ciudad Real guardan simi-
litud con otros de la provincia de Zamora, entre otras cosas porque la configuración geológica es similar,
las unidades de geodiversidad que los definen son muy similares.
Las unidades de geodiversidad pueden ser definidas en función de muchos aspectos. Pero puede ser
muy interesante incorporar en su definición aspectos que condicionan de una manera directa el paisaje de
un lugar. Para García Quintana y García Hidalgo (2000) los factores que condicionan la participación geo-
lógica en los paisajes son, por orden de importancia, la estructura tectónica, la composición litológica y el
tipo de procesos que hayan actuado recientemente. Por ello diferencian paisajes estructurales, litológicos
y climáticos, si bien asumen que, en el fondo, en todos los paisajes están presentes estas componentes,
siendo frecuente el desarrollo de paisajes híbridos. Estos aspectos pueden ser contemplados a la hora de
definir unidades de geodiversidad si entre las aplicaciones del estudio se encuentran aspectos relaciona-
dos con el paisaje. Incluso puede ser muy interesante el cruzar una cartografía de unidades de geodiver-
sidad con otra realizada en función de estos aspectos, ya que así se podría analizar la relación entre ambos
tipos de unidades. En este caso habrá que asumir que a la hora de definir la participación geológica de un
paisaje la escala es un factor fundamental y que, de manera general, cuanto más detallada sea la escala
menor importancia adquieren los elementos geológicos, que suelen actuar a gran escala (García Quintana
y García Hidalgo, 2000). Pero esto mismo ocurre, también como norma general, a la hora de definir uni-
dades de geodiversidad, con lo cual es necesario estudiar este aspecto antes de iniciar el estudio.
Por otro lado, el paisaje de un determinado lugar constituye un recurso a tener en cuenta. No en vano,
Martín Duque et al. (2002) afirman que los valores escénicos constituyen la cualidad más importante de
entre todas las presentes en muchas las regiones del planeta, cuyo valor como inductor económico supe-
ra al de otros recursos naturales. Si el paisaje constituye un recurso y un bien cultural, así como un ele-
mento patrimonial que requiere una gestión (Escribano y Aramburu, 2000), se puede concluir que deter-
minadas unidades de geodiversidad que definan paisajes concretos o que constituyan factores esenciales
para la definición, desarrollo e incluso percepción de un determinado paisaje o parte del mismo, pueden
constituir elementos del patrimonio geológico.

146
©Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, 2007.
ISBN: 978-84-7840-710-1

CAPÍTULO 6

ESTUDIO DE LA GEODIVERSIDAD

Uno de los objetivos de la presente obra es trazar las líneas generales que deben dirigir el estudio de
la geodiversidad y su análisis, debido a la estrecha relación que esta mantiene con el patrimonio geológi-
co y por las consecuencias que tiene de cara a la planificación y a la geoconservación.
Se trata de un desarrollo eminentemente teórico, que no pretende profundizar en detalle sobre los pro-
blemas que pueden surgir de su aplicación, sino esbozar los aspectos en que debe basarse el análisis de
la geodiversidad. El desarrollo más detallado de la metodología de estudio de la geodiversidad y su apli-
cación a diferentes territorios, es una interesante línea de investigación que cabe desarrollada en el futu-
ro.

6.1. ASPECTOS PREVIOS

No existe un método estandarizado y contrastado para el estudio de la geodiversidad. Tomando como


base las ideas hasta ahora expuestas, se va a desarrollar a continuación una propuesta de método de estu-
dio de la geodiversidad, con ánimo de crear un marco metodológico básico original.
Son diversas las maneras de entender el significado de la geodiversidad. El método que a continua-
ción se describe se adapta, lógicamente, al concepto de geodiversidad adoptado en el presente trabajo,
asumiendo que esta interpretación difiere de la expuesta por otros autores, como Nieto (2001), Gray
(2004) o Sharples (2002). Sin embargo, cabe destacar la coincidencia en muchos aspectos de la definición
empleada por Nieto (2001).
Si se compara la geodiversidad de dos territorios, habrá ocasiones en las que de una manera intuitiva
será posible distinguir cuál de los dos es más geodiverso. Pero conviene definir unos parámetros más o
menos estandarizados que permitan comparar casos en los que la diferencia de geodiversidad no sea tan
evidente, o en los que con igual o similar geodiversidad, la significación de la misma sea distinta porque
presenten, por ejemplo, una distribución diferente. Por lo tanto, el objetivo es conseguir un sistema de estu-
dio de la geodiversidad que permita la extrapolación y comparación de territorios que hayan sido analiza-
dos con la misma metodología.
Para afrontar el estudio de la geodiversidad es preciso matizar algunas cuestiones que ya fueron intro-
ducidos en el capítulo anterior. Estos aspectos son de tipo conceptual y metodológico. Entre los primeros
está la manera de entender el propio concepto de geodiversidad y la relación con el patrimonio geológi-
co. Para Nieto (2001), la geodiversidad vendrá dada por dos parámetros: número y variabilidad. A estos
aspectos incorporamos uno más: la distribución espacial, que condiciona la relación y significación de cada
una de las clases de geodiversidad con las demás y con el contexto general. Por otro lado, para Nieto
(2001), el primero de estos tres aspectos, el número, proporcionará unos valores cuantitativos que permi-
tirán medir en términos absolutos la cantidad de elementos importantes de esa región, mientras que la

147
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

variabilidad aportará datos cualitativos referidos a los distintos contextos geológicos (actuales y/o pasa-
dos) representados en el área. En nuestra interpretación del concepto de geodiversidad, las clases no apor-
tan información sobre elementos importantes, sino sobre elementos presentes, tengan o no un valor patri-
monial, aunque éste pueda ser analizado posteriormente. Por su parte, la variabilidad lo que indicará será
cómo se distribuyen esas clases y con qué frecuencia aparecen.
Sobre la relación entre patrimonio geológico y geodiversidad nuestra propuesta también difiere de la
desarrollada por los autores anteriormente citados. Conviene insistir en que consideramos el estudio de la
geodiversidad como una variable independiente del estudio del patrimonio geológico, si bien ambos
aspectos pueden ser cruzados y dar una importante información acerca de la distribución de los elemen-
tos patrimoniales de interés y sobre el valor de la variedad geológica de la zona de estudio. Por ejemplo,
para Villalobos (2001) una mayor geodiversidad dará lugar a más georrecursos culturales. Pensamos que
esto no es siempre cierto, ya que en realidad una mayor geodiversidad lo que dará es una mayor variedad
en los georrecursos culturales, pero no obligatoriamente más número de ellos (y tampoco un mayor valor
de los mismos), aunque en ocasiones sí que exista esa correspondencia.
Los aspectos metodológicos a matizar se refieren a que, como en el patrimonio geológico, el método
de estudio de la geodiversidad deberá atender, en cada caso particular, a una serie de parámetros previos:
la delimitación de la zona de estudio, la escala, la tipología de elementos a inventariar y la representación
cartográfica. Estos aspectos deberán ser definidos en función de los objetivos y aplicación del estudio de
geodiversidad.
El estudio de la geodiversidad es un trabajo fundamentalmente de gabinete (siempre y cuando se
tenga suficiente información cartográfica y geológica de partida, naturalmente). En el caso de inexistencia
de dicha información, el primer paso será conseguirla mediante la prospección en campo, y sobre todo, la
realización de la cartografía geológica. En cualquier caso, aunque el estudio de la geodiversidad tenga una
cierta componente estadística que requiera mucho trabajo de gabinete, siempre será necesario el conoci-
miento de las características geológicas de la zona, así como contrastar los resultados obtenidos en el
campo. Por ello, dista mucho de ser un análisis teórico y metodológicamente cerrado, sino que requerirá
de criterio geológico para poder ser aplicado. Además, la obtención en el estudio de la geodiversidad de
unos determinados resultados carecerá de sentido si no se interpretan, para lo cual será fundamental un
buen conocimiento geológico de la zona de estudio.

6.2. DEFINICIÓN DE LA MUESTRA

La definición de la muestra para el estudio de la geodiversidad es, en realidad, la selección de los ele-
mentos que la componen y de la región a estudiar. La denominamos muestra porque así se suele llamar
al conjunto de elementos que son objeto de un análisis estadístico. En el caso de la geodiversidad la mues-
tra estará formada por un espacio finito, con unos límites definidos y concretos, en cuyo interior estarán
presentes una serie de elementos geológicos. Estos serán tenidos en cuenta y clasificados en función del
grado de detalle con el que sean considerados, es decir, de la escala de estudio, y se denominarán clases
de geodiversidad.

6.2.1. Delimitación del área de estudio

Al igual que en el caso del estudio del patrimonio geológico, la zona de estudio puede estar definida
en función de varios parámetros: administrativos, geológicos, geográficos, biogeográficos, arbitrarios, etc.

148
ESTUDIO DE LA GEODIVERSIDAD

Como también se explicó en el capítulo 3, en el caso del patrimonio geológico (sobre todo si los inventa-
rios pretendían ilustrar la representatividad de los elementos geológicos presentes en el área), lo ideal es
que la zona de estudio sea definida por criterios geológicos, englobando una o varias unidades geológi-
cas completas. En el caso de que no sea así, es necesario prestar especial atención a identificar los ele-
mentos representativos de la geología de la zona de estudio y de la unidad a la que pertenecen. En el estu-
dio de la geodiversidad este aspecto no es tan importante metodológicamente, pero lo es conceptual-
mente: el sistema de estudio será igual sea cual sea la manera de definir la zona de trabajo (definir las cla-
ses de geodiversidad presentes en un determinado territorio), pero conceptualmente habrá que evaluar los
diferentes valores de geodiversidad que pueden tener, por ejemplo, territorios de muy diferente extensión.
Como en todos los casos de análisis de aspectos del medio natural que son reducidos a parámetros e índi-
ces, es importante dar una interpretación correcta a los resultados obtenidos para no malinterpretar los
datos. Por otro lado, el análisis de la geodiversidad puede ser uno de los métodos indicados para facilitar
el reflejo de la representatividad en los estudios de patrimonio geológico.
Un aspecto a detallar es que, en la mayoría de los casos, cuanto mayor sea el área de estudio, mayor
será la geodiversidad de la misma. Esto no puede considerarse como una norma, ya que hay áreas muy
extensas muy poco geodiversas y zonas de reducidas dimensiones con una notable variedad geológica.
Pero es evidente que, en la mayoría de los casos, será mayor la geodiversidad de un territorio B que englo-
ba a otro A más pequeño. La influencia de las dimensiones de la zona de estudio es fundamental, y por
ello hay que referir la información de la geodiversidad a unidades de superficie, como más adelante se
verá.

6.2.2. Escala

La escala del trabajo y de la síntesis geológica de la que se parta es un factor fundamental de cara a
obtener resultados aceptables. Definir una escala de trabajo apropiada es clave porque, en función de ella,
se considerarán los elementos y parámetros geológicos que van a ser agrupados por clases. El estudio de
la geodiversidad se basa en el análisis estadístico de una serie de variables cartografiadas a una determi-
nada escala, lo cual ya proporciona una idea de lo importante de este aspecto. Como en toda clasificación
de la distribución espacial de una serie de elementos que cubren un territorio, la escala de trabajo define
la tipología de elementos a considerar, como describen Godfrey y Cleaves (1991) en su sistema de clasifi-
cación de unidades paisajísticas.
La escala define, directa o indirectamente, parámetros como el intervalo en el que es subdividido el
registro cronoestratigráfico (pisos, series, sistemas, etc.), las agrupaciones litológicas, e incluso la repre-
sentación o no de determinados elementos geológicos de pequeñas dimensiones (en relación con el ele-
mento mínimo representable en la escala utilizada). Por ello condiciona absolutamente las clases a definir,
de manera que partir de una buena cartografía geológica es fundamental. Igualmente, en el estudio de la
geodiversidad de un región la escala será un factor limitante en dos sentidos: 1) la escala de la informa-
ción de partida condiciona los aspectos a analizar, de manera que aspectos no detallados en la informa-
ción de partida no serán tenidos en cuenta en el estudio de la geodiversidad; y 2) la escala condiciona los
resultados obtenidos, de manera que aunque determinados aspectos estén contemplados en la informa-
ción de partida, si la escala con la que se realiza el estudio es menos detallada y al agrupar elementos
geológicos algunos de ellos no quedan reflejados en la cartografía final, tampoco serán tenidos en el estu-
dio de la geodiversidad. Esto quiere decir que, en función de la escala de estudio, los resultados del estu-
dio de la geodiversidad variarán, por lo que para comparar áreas será necesario que su análisis se haga la

149
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

misma escala. Además, habrá que partir de una clasificación geológica igual en ambos territorios, lo que
implica por ejemplo, dividir el intervalo cronoestratigráfico representado en cada una de las zonas en el
mismo tipo de intervalos (por ejemplo subperiodos: Ordovícico inferior, Cretácico superior, etc.). Incluso en
los casos en los que la escala de partida sea igual, será necesario una adaptación de la información geo-
lógica para que sea equivalente, en especial si la procedencia de la información es diferente. La elección
de la escala de estudio dependerá, por tanto, de la información de partida y de los objetivos del estudio.

6.2.3. Cartografía

Para afrontar el estudio de la geodiversidad de un territorio es fundamental conocer previamente la


geología de la misma y contar con una cartografía geológica de partida, que será complementada con
otros mapas temáticos que se irán realizando según se completen las diferentes fases del estudio de la
geodiversidad.
Además, el estudio de la geodiversidad implica la creación de una cartografía específica que muestre
la distribución espacial de las diferentes clases existentes en el territorio a estudiar. Una vez definidos los
criterios que identifican a cada una de las clases, será necesario representarlo en una cartografía para
poder afrontar un análisis de la geodiversidad según lo que se expondrá en el apartado 6.4.
La cartografía de clases de geodiversidad se basa en el sistema de realizar varias cartografías temáti-
cas cuyo análisis integrado (superposición de capas) permite obtener un diagnóstico, en este caso, un con-
junto de clases de geodiversidad sobre las que centrar el estudio.
Esta cartografía deberá basarse en los conceptos básicos referidos a la cartografía temática ambiental
que ya fueron desarrollados en el capítulo 3. Factores como la escala, sistema de representación y la sim-
bolización, deberán quedar claros en las primeras etapas del estudio, y deberán adaptarse al tipo de aná-
lisis que se realizará con posterioridad.

6.2.4. Tipología de elementos a inventariar

En el caso del estudio de la geodiversidad, los elementos a considerar son todos aquellos que propor-
cionen información acerca de la variedad geológica del lugar, en función de los parámetros de definición
de clases elegidos con anterioridad.
Generalmente, los elementos a considerar son recintos cerrados, que en muchos casos cubren la tota-
lidad del área de estudio, como en el caso de la litología. Sin embargo, también puede ocurrir que se quie-
ran reflejar elementos de carácter puntual, o recintos que cubran todo el territorio de estudio. En el caso
de considerar elementos de carácter puntual, estos podrán ser clases por sí mismos, o contribuir a la asig-
nación de valores a la clase en la que se incluyan. Un ejemplo puede ser la presencia de morfologías de
carácter puntual como la entrada a una cavidad kárstica, cuya presencia podría definir una determinada
clase; por ejemplo “litologías carbonatadas con desarrollo de endokarst”. En el caso de recintos que no
cubran todo el territorio, su presencia también ayudará a definir nuevas unidades de geodiversidad, como
por ejemplo en el caso de una cartografía de unidades cronoestratigráficas con contenido fosilífero de inte-
rés.

150
ESTUDIO DE LA GEODIVERSIDAD

6.3. DEFINICIÓN DE CLASES DE GEODIVERSIDAD

La definición de las clases es un aspecto fundamental en el estudio de la geodiversidad. Tanto, que los
resultados del estudio dependerán directamente de los criterios utilizados a la hora de definir las clases
existentes en el territorio analizado.
Ya se ha explicado cómo la escala de estudio condiciona absolutamente la selección de las clases, ya
que en función de ellas la información de partida reflejará un tipo u otro de información. La definición de
las clases debe superar otro problema: es necesario definir unos criterios que permitan la individualización
de las diferentes categorías, y que esos criterios sean válidos para casi todos los casos. Es decir, que el estu-
dio de la geodiversidad requiere establecer adecuadamente los límites de cada una de las clases que defi-
nen la muestra y ser capaz de gestionar toda esa información, para lo cual será necesario utilizar unos cri-
terios que permitan discernir si dos objetos son lo suficientemente similares como para pertenecer a una
misma clase o, por el contrario, pueden considerarse distintos y constituir dos clases diferentes. Para ello
puede recurrirse a las clasificaciones estandarizadas, como por ejemplo la escala cronoestratigráfica de la
IUGS (para una cartografía de regiones sedimentarias) o la tabla de clasificación de rocas ígneas de
Streckeisen (para una cartografía en regiones con rocas de esta naturaleza). El problema se plantea cuan-
do la información inicial de territorios distintos parte de la utilización de diferentes criterios o incluso de
diferentes clasificaciones. En estos casos será necesario (como en el caso de la escala) agrupar como míni-
mo en base a la información menos detallada. Otro problema se planteará cuando se contemplen aspec-
tos que no posean un clasificación formal o lo suficientemente estandarizada. En estos casos, como en los
demás, aplicar un cierto criterio geológico propio es fundamental, aunque también pueden ayudar otros
procesos como definir una clasificación inicial y los aspectos de selección.

6.3.1. Clasificación inicial

Los problemas planteados en el epígrafe anterior dan una idea de lo importante que es ordenar la
información geológica disponible antes de comparar la geodiversidad de diferentes territorios. La manera
de ordenarla es realizar una clasificación inicial de los elementos que forman parte de cada uno de los
aspectos que definirán las clases. Conocer el origen de la información de partida es fundamental, al igual
que es imprescindible conocer la escala a la que está realizada. La clasificación permite analizar en qué
grado de detalle están individualizadas las categorías que pueden formar las clases: por ejemplo qué perio-
dos de tiempo están representados y en qué grado de detalle están contemplados (periodos, pisos, etc.),
o qué tipo de litologías están presentes y cómo están agrupadas.
Una vez realizada la clasificación se estará en condiciones de analizar qué aspectos van a ser tenidos
en cuenta a la hora de estudiar la geodiversidad de un territorio.

6.3.2. Aspectos de selección

La diversidad geológica de un región puede ser analizada en función de diferentes aspectos. Durán et
al. (1998) afirman que en el análisis de la geodiversidad se deberá atender a la variedad y calidad litoló-
gica, del registro estratigráfico, cronoestratigráfico, mineralógico y de tipos de yacimientos, por la diversi-
dad y calidad paleobiológica, geomorfológica, paisajística, estructural, y paleogeográfica. Se va a analizar
aquí exclusivamente la variedad, de manera que la calidad será estudiada en combinación con el patri-
monio geológico, y será descrita más adelante.

151
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

La elección de unos u otros parámetros para definir las clases mostrará cómo se entiende en cada estu-
dio el concepto de geodiversidad. Habrá que asumir que cuantos más aspectos se contemplen, más com-
plejo será definir las clases y más difícil será también gestionar el conjunto de la información.
Probablemente, los dos aspectos que más caracterizan la diversidad geológica de una región son la
litología y el intervalo cronoestratigráfico representado en ella. Al menos, estos dos aspectos deberán ser
contemplados en cualquier estudio de geodiversidad, junto con otros, que se analizarán opcionalmente en
función de la complejidad que se le quiera asignar al estudio. Con estos dos parámetros se pueden defi-
nir unas clases que constituirán una primera aproximación a la geodiversidad. Por lo tanto, la definición
de geodiversidad, tal y como se propone con esta aproximación sería: la variabilidad de litologías e inter-
valos cronoestratigráficos presentes en el registro geológico de un determinado territorio, en relación con
su abundancia, distribución, frecuencia y, si se analiza su relación con el patrimonio geológico, importan-
cia geológica.
Lo ideal es que los estudios de geodiversidad introduzcan más aspectos que la litología y el intervalo
cronoestratigráfico, abarcando todos los aspectos que citaban Durán et al. (1998). Para ello será necesa-
rio contar con una cartografía en la que queden reflejados los aspectos a analizar, de manera que con la
superposición de capas se puedan definir las clases. Cuantas más variables se analicen, más clases se defi-
nirán para el mismo territorio y más complejo será el estudio.
Para Nieto (2001), los procesos geológicos no deben ser estudiados en relación con la geodiversidad,
sino que son los resultados de los mismos. Pero si se dispone de información como para poder elaborar
una cartografía de procesos geológicos activos esta información puede constituir una nueva capa y ser
atendida en la definición de las clases. Hay zonas en las que la existencia de procesos activos constituye
uno de los principales rasgos geológicos (por ejemplo en zonas litorales, áreas de montaña o zonas vol-
cánicas activas), por lo que es interesante que este aspecto se vea reflejado en el estudio de la geodiver-
sidad. Su interés dependerá, como en muchos otros casos, de los objetivos del estudio y de los recursos
disponibles.

6.3.3. Ponderación

Puede darse el caso de que no todos los aspectos utilizados para definir las clases de geodiversidad
se consideren igual de importantes. De nuevo, esto dependerá de los objetivos y de la aplicación que se
quiera hacer del estudio de la geodiversidad.
La manera de dar prioridad a unos determinados aspectos a la hora de definir las clases es mediante
la ponderación. Con ella, las clases se definirán a partir del cruce de las diferentes capas de información,
pero considerando pesos diferentes, y determinados aspectos limitantes y definitorios. Estos aspectos per-
miten, por sí mismos, la definición de clases y la agrupación de otras. Este caso puede darse, por ejemplo,
en el estudio de la geodiversidad realizado para obtener una visión global del paisaje de una región. Puede
ponderarse para dar prioridad a los aspectos geomorfológicos, estructurales y litológicos, frente a los pale-
ontológicos o paleogeográficos que participan en menor grado en la configuración paisajística actual.

6.4. ANÁLISIS DE LA GEODIVERSIDAD

Tan importante como crear un sistema de definición de las clases es diseñar una metodología que per-
mita analizar la diversidad geológica del territorio y la relación entre las clases definidas. Este sistema de
estudio tiene como objetivo obtener unos datos que permitan la comparación de áreas diferentes, y defi-

152
ESTUDIO DE LA GEODIVERSIDAD

nir unos índices que posibiliten situar los valores de geodiversidad del área estudiada en unos datos de
referencia general.
El análisis de la geodiversidad debe analizar fundamentalmente tres aspectos: 1) la variedad geológi-
ca de una región (geodiversidad en sentido estricto), 2) la relación entre los elementos que definen esa
geodiversidad y 3) el valor de esa geodiversidad y su relación con el patrimonio geológico (Nieto, 2001).
Para analizar los dos primeros aspectos se definen varios parámetros que permiten cuantificar, diagnosti-
car y comparar la geodiversidad de un territorio para poder afrontar la gestión del mismo.
Pueden definirse muchos parámetros que faciliten el análisis de la geodiversidad. A continuación se
describen los que a priori parecen más interesantes. Su aplicación posterior a un territorio puede hacer
necesario incluir ponderaciones que hagan más práctica la utilización de estos parámetros.

6.4.1. Abundancia: geodiversidad intrínseca

La abundancia se refiere al número de clases definidas en un territorio. Al fin y al cabo este paráme-
tro es el que define la geodiversidad de un área, de manera que, a igualdad de grado de detalle (escala)
y de sistemas de selección de clases, cuantas más clases tenga un territorio más geodiverso será.
Si el objetivo es obtener unos índices que permitan la comparación entre áreas, es necesario referir las
clases de geodiversidad a la extensión superficial del área de estudio, ya que como norma general, cuan-
to más extenso sea un territorio, más clases puede albergar. Por ello se define el parámetro “geodiversi-
dad intrínseca” (Gi) , que corresponde al número de clases de geodiversidad presentes en un territorio, y
que se expresa de la siguiente manera:

Gi= C / S

siendo: Gi = geodiversidad intrínseca


C = número de clases existentes en el territorio
S = superficie del territorio expresada en km2

Valores altos de geodiversidad intrínseca implicarán la existencia de muchas clases por unidad de
superficie, y por lo tanto, una mayor geodiversidad relativa a la unidad de superficie (Fig. 26). Es impor-
tante referir este dato a la totalidad de la zona de estudio, porque es muy frecuente que las clases se dis-
tribuyan de manera muy irregular en el territorio, pudiendo darse valores muy altos de Gi en algunos sec-
tores de la zona de estudio y muy bajos en otros.
En muchos casos, el dato del intervalo cronoestratigráfico abarcado en el territorio proporciona una
información muy útil de cara a analizar la geodiversidad del territorio. Por ello también se define el pará-
metro “intervalo relativo” (Ir), definido de la siguiente manera:

Ir = Ic / It

siendo: Ir = intervalo relativo


Ic = intervalo cronoestratigráfico representado en el área
It = intervalo cronoestratigráfico general considerado

153
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

A la hora de aplicar este tipo de parámetros cronológicos, debe insistirse en que se trata de una gene-
ralización que no debe tomarse como un dato absoluto. De hecho, a la hora de calcular los intervalos cro-
noestratigráficos representados, se debe entender que si está presente un afloramiento de una determi-
nada unidad cronoestratigráfica seleccionada (piso, serie, sistema, etc.), se debe asumir que éste ocupa
cronológicamente todo el periodo que define. Esto no siempre será cierto, pero será la única manera de
proporcionar una información útil de cara a calcular la geodiversidad por el intervalo cronoestratigráfico
representado.
Valores cercanos a 1 del intervalo relativo indican que el intervalo cronoestratigráfico representado es
muy amplio. En el hipotético caso de que se alcanzara el valor 1, significaría que está representado todo
el intervalo cronoestratigráfico definido para It.

Fig. 26. Gráfica de distribución de la geodiversidad intrínseca. Cada recinto con trama
diferente refleja una clase de geodiversidad diferente

El intervalo It puede ser definido con criterios relativos o absolutos. Entre los primeros puede obtener-
se un valor de It para un determinado contexto (unidad geológica concreta) o para estudios regionales. Un
ejemplo de cálculo para un contexto puede ser calcular el It de una unidad geológica como la Cordillera
Ibérica (de la cual se sabe la edad de los materiales más antiguos y más modernos relacionados con dicha
unidad) o el It representado en una determinada comunidad autónoma. También puede interesar referirlo
a un valor de intervalo cronoestratigráfico representado en dominio más amplio, como puede ser el terri-
torio español o la Península Ibérica. En otras ocasiones se definirá un It absoluto, que abarcaría la totali-
dad del periodo de la historia de la Tierra en la que haya registro sedimentario según, por ejemplo, las cla-
sificaciones de la IUGS.

6.4.2. Frecuencia

La frecuencia analiza el significado de cada clase en el contexto general del estudio. Debe proporcio-
nar índices referidos a cuántas veces aparece repetida cada una de las clases, la superficie relativa ocupa-
da por cada una de ellas, y otros parámetros similares que permiten obtener valores numéricos de cada

154
ESTUDIO DE LA GEODIVERSIDAD

clase en referencia a la unidad de estudio. Analizar la frecuencia de las clases representadas en el territo-
rio permite entender los parámetros de distribución de la geodiversidad.
Para analizar la frecuencia se pueden definir varios parámetros, referidos o a la totalidad del territorio
o a cada una de las clases. De los primeros se obtendrá un valor único para toda el área de estudio, mien-
tras que de los parámetros de clase se obtendrán tantos como clases se hayan definido en el territorio.
Se definen dos parámetros de clase:
1-Frecuencia de clase (Fc): referida a la cantidad de veces que aparece repetida cada clase con rela-
ción a la superficie total:
Fc= rc / S

Siendo: Fc = frecuencia de clase


rc= número de recintos de esa clase
S= superficie del área de estudio expresada en km2

Valores altos de Fc indicarán que la clase aparece repartida en muchos recintos. Valores cercanos a 1
indicarán que el territorio está altamente fragmentado, de manera que casi corresponderá a una clase por
cada unidad de superficie. Puede darse incluso el caso de valores superiores a 1, lo que indicará que hay
más clases que unidades de superficie (Fig. 27).

Fig. 27. Gráfica de distribución de la frecuencia de clase (Fc). Cada recinto con trama diferente refleja una clase de geodiversidad.
En los ejemplos mostrados, con igual geodiversidad intrínseca se observa que una de las clases tiene diferente frecuencia: en el
ejemplo inferior sólo hay un recinto de cada clase, y en el superior hay siete recintos de la clase representada con un enladrillado

2-Superficie relativa de clase (Sc): refleja la superficie que ocupa la clase en relación a la superficie
total. En realidad es un valor porcentual de la superficie de cada clase. Este parámetro proporciona un valor
para cada una de las clases presentes.
Sc = (Sn x 100) / S

Siendo: Sc = superficie relativa de clase


S= superficie del área de estudio expresada en km2
Sn= superficie ocupada por la clase n expresada en km2

155
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Cuantos mayores sean los valores de la superficie relativa de cada clase, mayor será la presencia de
esa clase en el total. El valor máximo de superficie de clase es de 100, que se dará en los casos en los que
toda la superficie de estudio corresponda a una sola clase.
2-Superficie acumulada de clases (Sa): es un parámetro referido a la totalidad del área de estudio, y
que refleja la relación entre la superficie acumulada de las clases. Mediante una gráfica y calculando su
pendiente, se puede entender cómo se distribuyen las diferentes clases, dando lugar a modelos de distri-
bución diferentes. La representación de la superficie acumulada de clases (Sa) se realiza ordenando las cla-
ses de mayor a menor en función de su Sc (Fig. 28). A continuación se representan de manera acumulada,
de manera que se obtiene un gráfico de barras.

Fig. 28. Gráfica de superficie acumulada de clase (Sa)

Según la distribución de la superficie acumulada de clases (Sa) se podrá trazar una línea que unirá el
centro de las columnas y que nos indicará cómo es la distribución (Fig. 29), y que en algunos casos será
una recta, pero casi siempre será curva.

Fig. 29. Gráfica de superficie acumulada de clase (Sa), con la línea que marca su distribución

156
ESTUDIO DE LA GEODIVERSIDAD

La superficie acumulada de clases tendrá fundamentalmente dos tipos de curvas, entre cuyos extremos
se sitúa la mayoría de los casos. En las situaciones en las que el área de cada clase sea igual, la superfi-
cie acumulada de clases (Sa) se representará por una recta, como en la Fig. 29. Sin embargo, en los casos
en los que predomine una clase en términos de superficie, la tendencia será a dar lugar a una curva asin-
tótica con la horizontal, tal y como se muestra en la Fig. 30.

Fig. 30. Curva de superficie acumulada de clase (Sa) en el caso de predominio de una clase de geodiversidad

6.4.3. Distribución

La distribución analiza cómo se organizan espacialmente cada una de las clases. Está muy relaciona-
da con la frecuencia y con la abundancia, y su análisis conjunto puede proporcionar una importante infor-
mación sobre las pautas de geodiversidad que muestra el territorio en estudio.
1- Grado de fragmentación (Gf): se refiere a la cantidad de recintos presentes en el territorio en fun-
ción de la superficie total:
Gf = r / S

Siendo: Gf= grado de fragmentación


r= número de recintos presentes en el área
S= superficie del área de estudio expresada en km2

Cuanto mayor sea el Gf, mayor heterogeneidad presentará la distribución de las clases en el área. Es
decir, valores bajos de Gf indican cierta homogeneidad en la distribución de las clases de geodiversidad en
el territorio (Fig. 31).

157
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Fig. 31. Gráfica de distribución en función del grado de fragmentación (Gf) y de la geodiversidad intrínseca (Gi).
Cada recinto con trama diferente refleja una clase de geodiversidad

6.4.4. Otros parámetros: gradientes de geodiversidad

Otro aspecto espacial de la geodiversidad a analizar es la distribución de las clases en relación con su
abundancia y ubicación en el territorio. Las clases de geodiversidad no se distribuyen de manera homogé-
nea sobre el terreno, si no que a menudo se concentran en algunos sectores, mientras que otras grandes
superficies son más monótonas en términos de variedad geológica. Como la geodiversidad es una propie-
dad del territorio (y no un conjunto de entidades finitas como son los puntos de interés geológico), pue-
den describirse “gradientes de geodiversidad”, entendidos como isolíneas que definen sectores de igual
geodiversidad. Estas isolíneas proporcionan información aproximativa basadas en la interpolación, de
manera que su trazado permite entender cómo se distribuye la geodiversidad en el territorio, e incluso el
diseño de transectos que crucen el máximo número de clases de geodiversidad.
La generación de los gradientes de geodiversidad se hace siguiendo los sistemas de generación de líne-
as equipotenciales por medio de la interpolación, como las curvas de nivel o las isopacas. Partiendo de la
representación cartográfica de las clases, se trazan unas líneas que cuanto menos distanciadas estén refle-
jarán mayor diversidad geológica en esa dirección.
Las principales aplicaciones de la utilización de estas líneas se refieren a tener una herramienta más
que permita analizar cómo se distribuyen espacialmente las clases de geodiversidad, y constituye un dato
más que puede ser útil en la gestión de la geodiversidad y ordenación territorial. El trazado de los gra-

158
ESTUDIO DE LA GEODIVERSIDAD

dientes de geodiversidad permite localizar enclaves o transectos que presenten una alta geodiversidad en
un corto recorrido, lo que confiere al territorio un valor más y, como se verá en el apartado 6.6, constitu-
ye un valor patrimonial. Y permite hacer mapas de gradientes y aplicar todas las herramientas geoinfor-
máticas en 2-D (krigeage, etc.).
De la misma manera que pueden trazarse las isolíneas de los gradientes de geodiversidad, también
puede realizarse una extrapolación del intervalo cronoestratigráfico representado en un territorio, de
manera que se tracen sobre el territorio isocronas teóricas mediante interpolación. Estas líneas teóricas y
estimativas, indicarían en qué dirección se produce un mayor salto de tiempo representado en el registro
geológico de la zona. Como en el caso de los gradientes, las aplicaciones del trazado de las isocronas son
muy numerosas, y permiten, por ejemplo, plantear itinerarios o transectos en los que el intervalo cronoes-
tratigráfico representado sea mayor.

6.5. PATRONES DE GEODIVERSIDAD

La geodiversidad de un determinado territorio puede mostrar diferentes maneras de organización, en


función de los parámetros ya definidos de abundancia, frecuencia y distribución. A continuación se mues-
tran algunos ejemplos-tipo de organización espacial de las clases que podrían ser definidas en un territo-
rio, para relacionar estos patrones de geodiversidad con los parámetros definidos en el epígrafe anterior y
para relacionarlos con otros aspectos del lugar como el relieve, geomorfología o tectónica.
Combinando los parámetros definidos anteriormente, se han definido 16 modelos teóricos diferentes
de geodiversidad o patrones (Tabla 19). No son los únicos posibles, sino una muestra representativa de
cómo diferentes valores de abundancia, frecuencia y distribución son posibles, y cómo son reflejados en
los parámetros anteriormente descritos. Además, un mismo territorio puede presentar varios de estos
patrones simultáneamente.
A la vista de estos patrones, y de los conceptos introducidos en el epígrafe anterior, se obtienen algu-
nas consideraciones básicas:
– c siempre será mayor o igual que r
– no puede darse el caso de que haya un c bajo y un r alto
– tampoco puede darse el caso de que haya un c alto y un r bajo
– altos valores de Gf exigen altos r, pero no altos c
– no siempre valores de Fc altos dan Sc para esa capa
– a igualdad de superficie entre dos áreas a comparar, si r es alto Gf también será alto
– si la Gf o la Gi son bajas, el Ir también será bajo.

159
ABUNDANCIA DISTRIBUCION FRECUENCIA OBSERVACIONES
Nº PATRÓN Geodiversidad Grado de Curva de superficie (conclusiones que pueden establecerse mediante
Frecuencia de clase Superficie relativa de el análisis del patrón, si bien no siempre serán
intrínseca fragmentación acumulada de clases
(F c) clase (Sc) válidas) (1)
(Gi) (Gf) (Sa)

Ejemplos de territorios con baja diversidad


intrínseca y diferente grado de fragmentación
y superficie relativa.
1 Baja Bajo Equifrecuencial Equifrecuencial Patrones que pueden corresponder a zonas
donde predominan los relieves residuales (uno
o varios) o formaciones superficiales cuaterna-
rias (p.e. depósitos fluviales sobre diferentes
tipos de sustratos). Generalmente correspon-
derán a zonas poco tectonizadas y con poca
variedad de paisajes geológicos y morfológica.
Un factor que puede influir mucho en este tipo
de patrones es el intervalo de tiempo repre-
2 Baja Bajo Equifrecuencial Inequifrecuencial sentado por cada unidad de geodiversidad: si
las unidades corresponden al mismo periodo
de tiempo o a intervalos muy próximos casi
siempre la diversidad morfológica, paisajística
(1) y complejidad tectónica será menor.

160
Además, también dependerá del conjunto de
procesos morfológicos y estructurales que
hayan actuado, que pueden asignar una gran
Inequifrecuencial Equifrecuencial variedad morfológica a pesar de la monotonía
3 Baja Bajo
lito-cronológica. Ocasionalmente puede
corresponder a zonas con un grado de tectoni-
zación más alto, como en el caso de diapiros o
de zonas con afloramientos ígneos, ya sean
plutónicos o volcánicos, pero que generalmen-
te habrán sufrido procesos erosivos.
También en función del grado de fragmenta-
ción podrá cambiar el reflejo morfológico y
contexto tectónico en el que se sitúe el área de
4 Baja Bajo Inequifrecuencial Inequifrecuencial estudio, de manera que, como norma general,
cuanto más fraccionada esté el área, más com-
pleja será tectónicamente y más diversidad
morfológica y paisajística tendrá.
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Tabla 19 (primera parte). Patrones teóricos de geodiversidad


PATRÓN ABUNDANCIA DISTRIBUCION FRECUENCIA
OBSERVACIONES
Nº Geodiversidad Grado de Curva de superficie (conclusiones que pueden establecerse mediante
Frecuencia de clase Superficie relativa de el análisis del patrón, si bien no siempre serán
intrínseca fragmentación acumulada de clases
(F c) clase (Sc) válidas) (1)
(Gi) (Gf) (Sa)

Ejemplos de territorios con baja geodiversidad


5 Baja Alto Equifrecuencial Equifrecuencial intrínseca y alto grado de fragmentación. La
equi-frecuencia de clase tiene como resultado
una cierta distribución regular del paisaje.
Puede corresponder a zonas con desarrollo de
morfologías lineales, como cursos fluviales,
diques o elementos estructurales como plie-
gues y fracturas. Por lo general, estos patrones
no son muy abundantes en la naturaleza, por-
que la distribución regular de clases y superfi-
6 Baja Alto Equifrecuencial Inequifrecuencial
cies es poco frecuente.

161
7 Baja Alto Inequifrecuencial Equifrecuencial
ESTUDIO DE LA GEODIVERSIDAD

Territorios con baja geodiversidad y alto grado


de fragmentación. Pueden corresponder a
casos similares a los de los patrones 1 a 4,
pero en este caso la variedad paisajística será,
en principio, mayor, ya que el territorio se
encuentra más fragmentado. Esto puede
deberse a una mayor participación de la tectó-
nica, o a casos con presencia de formaciones
superficiales sobre diferentes tipos de sustra-
8 Baja Alto Inequifrecuencial Inequifrecuencial
tos.

Tabla 19 (continuación). Patrones teóricos de geodiversidad


PATRÓN ABUNDANCIA DISTRIBUCION FRECUENCIA OBSERVACIONES
Nº Geodiversidad Grado de Curva de superficie (conclusiones que pueden establecerse mediante
Frecuencia de clase Superficie relativa de el análisis del patrón, si bien no siempre serán
intrínseca fragmentación acumulada de clases
(F c) clase (Sc) válidas) (1)
(Gi) (Gf) (Sa)
Ejemplo de territorios con alta geodiversidad intrínse-
ca y bajo grado de fragmentación con una distribución
de clases equifrecuencial. Puede corresponder a zonas
con modelados condicionados por factores estructura-
9 Alta Bajo Equifrecuencial Equifrecuencial les de cierta complejidad como zonas con cabalga-
mientos, o más sencillos estructuralmente como relie-
ves en cuesta o incluso relieves tabulares erosionados
en zonas con topografías abruptas. La complejidad
tectónica puede ser baja o muy alta, casi siempre en
función del tipo de contacto que delimite las unidades
de geodiversidad definidas. La morfología dependerá
en gran parte de las características de cada unidad, y
de nuevo será importante el intervalo cronoestratigrá-
fico representado en el área porque, a menudo, impli-
ca mayor diversidad litológica e implica mayor com-
10 Alta Bajo Equifrecuencial Inequifrecuencial plejidad tectónica. Puede corresponder a zonas paisa-
jísticamente muy variadas y diferenciadas, con grandes
contrastes entre unidades de geodiversidad, aunque
ocasionalmente también puede corresponder a zonas
con una cierta monotonía en relación al modelado.

162
Patrón de territorios con alta geodiversidad y que, a
pesar del relativamente bajo grado de fragmentación
11 Alta Bajo Inequifrecuencial Equifrecuencial relativo (un sector por cada unidad de geodiversidad),
la distribución de clases inequifrecuencial proporciona
una mayor complejidad al territorio.
Puede corresponder a zonas con una cierta compleji-
dad tectónica, aunque ocasionalmente también puede
darse en zonas donde predominan diferentes tipos de
formaciones superficiales sobre sustratos relativamen-
te recientes. Morfológicamente la diversidad también
será alta, condicionada en gran parte por el tipo de
procesos e intensidad de los mismos que hayan actua-
do sobre cada unidad. Paisajísticamente podrá corres-
12 Alta Bajo Inequifrecuencial Inequifrecuencial ponder a zonas variadas que, en general, lo serán más
cuanto mayor diferencia haya entra cada unidad de
geodiversidad, lo que a menudo coincide con la ampli-
tud del intervalo cronoestratigráfico representado.
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Tabla 19 (continuación). Patrones teóricos de geodiversidad


PATRÓN ABUNDANCIA DISTRIBUCION FRECUENCIA OBSERVACIONES
Nº Geodiversidad Grado de Curva de superficie (conclusiones que pueden establecerse mediante
Frecuencia de clase Superficie relativa de el análisis del patrón, si bien no siempre serán
intrínseca fragmentación acumulada de clases
(F c) clase (Sc) válidas) (1)
(Gi) (Gf) (Sa)
Zonas de alta geodiversidad y alto grado de fragmenta-
ción. La organización Equifrecuencial proporciona un
cierto orden a una zona que posee componentes que
proporcionan una máxima diversidad. Precisamente la
13 Alta Alto Equifrecuencial Equifrecuencial organización Equifrecuencial puede deberse a la pre-
sencia de elementos estructurales que compartimentan
el territorio dando una cierta sensación de orden que se
va perdiendo en los siguientes patrones.

14 Alta Alto Equifrecuencial Inequifrecuencial

163
Zonas de alta geodiversidad y alto grado de fragmen-
tación. Corresponden a los patrones con, en principio,
Inequifrecuencial Equifrecuencial mayor diversidad paisajística, probablemente con
15 Alta Alto
ESTUDIO DE LA GEODIVERSIDAD

mayor participación tectónica y variedad morfológica.


Implica la presencia de diversos rasgos geológicos,
litologías y amplio intervalo cronoestratigráfico repre-
sentado.

16 Alta Alto Inequifrecuencial Inequifrecuencial

Tabla 19 (continuación). Patrones teóricos de geodiversidad. (1): al hablar de paisaje nos referimos exclusivamente a los elementos geológicos que condicionan el desarrollo de un
determinado paisaje en una región, obviando los condicionantes bióticos y antrópicos, es decir, al componente geológico del paisaje
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

6.5.1. Ejemplos de paisajes geológicos en relación a los patrones

Los patrones teóricos de geodiversidad mostrados en la Tabla 19, pueden agruparse en cuatro cate-
gorías en función de la abundancia y grado de fragmentación. A continuación se muestran algunos ejem-
plos de territorios que representan diferentes patrones de geodiversidad:

Ejemplos de lugares que presentan baja geodiversidad intrínseca y bajo grado de fragmen-
tación (patrones 1 a 4)

Fig. 32. Ejemplo de territorio con baja geodiversidad intrínseca


y bajo grado de fragmentación. La monotonía litológica se ve
reflejada en un paisaje regular. Llanura Manchega (Albacete)

Fig. 33. Ejemplo de baja geodiversidad intrínseca y bajo grado


de fragmentación. A pesar de la monotonía litológica, los pro-
cesos de modelado y la tectónica condicionan que, aunque con
una teóricamente baja geodiversidad intrínseca, la variedad de
relieves y la riqueza del modelado sea excepcional. La Pedriza
(Madrid)

Fig. 34. Ejemplo de baja geodiversidad intrínseca y bajo grado


de fragmentación. El cerro residual constituye un elemento difer-
enciado en un entorno monótono geológica y paisajísticamente,
con poca complejidad tectónica y variedad morfológica. En fun-
ción de la distribución frecuencia de la superficie de cada unidad
el elemento residual adquirirá una mayor relevancia paisajística.
Cerro de Hita (Guadalajara)

Fig. 35. Ejemplo de baja geodiversidad intrínseca y bajo grado


de fragmentación. En este caso la complejidad tectónica es alta
al deberse a un relieve condicionado por tectónica salina. La
erosión ha borrado determinados rasgos que delimitan el con-
tacto entre el conjunto salino y la roca encajante. Sierra del
Cuchillo (Albacete)

164
ESTUDIO DE LA GEODIVERSIDAD

Ejemplos de lugares que presentan baja geodiversidad intrínseca y alto grado de fragmen-
tación (patrones 5 a 8)

Fig. 36. Ejemplo de territorio con geodiversidad baja o


media, frecuencia de clases regular y superficie de clases
inequifrecuencial en un contexto tectónico relativamente
sencillo. En el paisaje se distinguen perfectamente difer-
entes unidades que en este caso forman un conjunto rico
en contrastes, sobre todo debido a la diferente naturaleza
de los materiales, aunque el intervalo cronoestratigráfico
representado sea relativamente corto. En cada unidad se
desarrollarán diferentes tipos de modelado que influirán
en la riqueza morfo-paisajística de la zona. Sierra de
Prades (Tarragona)

Fig. 37. Ejemplo de baja geodiversidad intrínseca y alto


grado de fragmentación, con repetición espacial de
clases. La elevada complejidad estructural, deriva de ser
tectónicos (cabalgamientos) los contactos que delimitan
las diferentes clases, puestos al descubierto por la acción
de fenómenos erosivos (de origen glaciar en este caso).
Sierra de la Partacua (Huesca)

Fig. 38. Ejemplo de territorio con baja geodiversidad


intrínseca y alto grado de fragmentación, debido a la
presencia de pequeñas unidades sedimentarias. La
erosión diferencial de un relieve tabular da lugar a un
mosaico de pequeñas clases de geodiversidad que, sin
ser muy variadas y con poco contraste cronoestratigráfi-
co, se repiten en el espacio. Bárdenas Reales (Navarra)

165
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Ejemplos de lugares que presentan alta geodiversidad intrínseca y bajo grado de fragmen-
tación (patrones 9 a 12)

Fig. 39. Ejemplo de territorio con alta geodiversidad intrínseca


y bajo grado de fragmentación, condicionado por una tectónica
sencilla. En este caso correspondiente a un relieve en cuesta.
Pontón de la Oliva (Madrid-Guadalajara)

Fig. 40. Ejemplo de territorio con alta geodiversidad intrínseca


y bajo grado de fragmentación, dando lugar a un paisaje alta-
mente estructurado, formado por: sierra cuarcítica, piedemonte
pizarroso, coluviones en la parte alta de las laderas, depósitos
tipo raña en la parte baja y depósitos cuaternarios. Muy fre-
cuente en diferentes lugares del Macizo Ibérico. Sierra Madrona
(Ciudad Real)

Fig. 41. Ejemplo de territorio con alta geodiversidad intrínseca


y bajo grado de fragmentación. La erosión pone al descubierto
una serie estratigráfica muy completa, definiendo numerosas
clases de geodiversidad, que, sin embargo, sólo aparecen una
vez y forman clases continuas espacialmente debido a su dis-
posición tabular. Gran Cañón (Arizona, USA)

166
ESTUDIO DE LA GEODIVERSIDAD

Ejemplos de lugares que presentan alta geodiversidad intrínseca y alto grado de fragmen-
tación (patrones 13 a 16)

Fig. 42. Ejemplo correspondiente a un territorio de alta


geodiversidad, alta fragmentación y una distribución
inequifrecuencial tanto en clases como en superficie.
Corresponde al modelo teórico de mayor geodiversidad, en
el que el territorio se encuentra altamente fragmentado en
diferentes unidades.
Cabe esperar que se trate de zonas geológicamente com-
plejas, con multitud de componentes y variadas paisajístico
y morfológico.
Serán más frecuentes en zonas de relieves abruptos y de
tectónicas complejas. Macizo de los Picos del Infierno
(Huesca)

Fig. 43. Ejemplo similar al anterior, en este caso condi-


cionado por la actividad volcánica. Si bien la diversidad de
clases es muy alta, el intervalo cronoestratigráfico repre-
sentado es mucho menor que en el caso anterior. Teide-
Arafo (Tenerife)

6.6. GEODIVERSIDAD Y PATRIMONIO GEOLÓGICO

La relación entre el patrimonio geológico y la geodiversidad se basa en que el primero puede propor-
cionar información acerca del valor intrínseco de las clases de geodiversidad definidas, mientras que la
geodiversidad puede ayudar a entender mejor cómo se distribuyen los PIGs y qué factores son determi-
nantes en el patrimonio geológico de un determinado territorio. Por ello, aunque su estudio es indepen-
diente, su análisis combinado proporciona una importante información que puede constituir una herra-
mienta esencial para la planificación y ordenación de un territorio, sobre todo en relación con la geocon-
servación. Se podría afirmar que el patrimonio geológico es otro eje o parámetro más para analizar la geo-
diversidad de una región, mientras que ésta supone un criterio más a la hora definir y seleccionar los PIGs.
Por otro lado, la geodiversidad de un lugar puede constituir un atributo de ese territorio. De manera
que enclaves donde se concentre una elevada geodiversidad, o donde ésta adquiera una frecuencia y dis-
tribución relevante (según los parámetros antes desarrollados y para esto pueden ser muy útiles los gra-
dientes de geodiversidad y las isocronas), pueden formar parte del patrimonio geológico. En estos casos,
el atributo que hará de esos lugares un enclave de valor patrimonial podrá deberse a: 1) ser representati-
vo de la geodiversidad del territorio, 2)-mostrar una elevada geodiversidad con relación con el resto del

167
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

área o 3) mostrar un patrón de geodiversidad que sea interesante destacar en relación con el resto de la
zona de estudio.
El estudio combinado de la geodiversidad y del patrimonio geológico se basa en analizar la relación
entre los puntos de interés geológico y las clases definidas. Es interesante analizar de manera combinada
ambos aspectos para definir patrones que ayuden a caracterizar mejor el medio geológico de un lugar, y
su valor geológico o valor patrimonial. Por ejemplo, se puede analizar la relación entre:
– Gi y PIGs: analizar el número de clases y cómo se distribuyen los PIGs: si pertenecen mayoritaria-
mente a una clase o se reparten entre todas ellas con una distribución más o menos homogénea; si
los PIGs se sitúan íntegramente en el interior de clases o si mayoritariamente coinciden con la inter-
sección de clases. Analizar esta relación es útil para comprobar la representatividad de los PIGs defi-
nidos en el área: en función de la relación Gi-PIGS puede que sea necesario definir nuevos PIGs para
que sean más representativos de la geología del área, o incluso suprimir algunos porque pertenez-
can a la misma clase.
– Gf y PIGs: conviene analizar si los PIGs se distribuyen siempre en la misma clase o en varias, y si
estas clases están poco o muy fragmentadas.
– Sc y PIGs: es interesante analizar si las clases se distribuyen en recintos de determinados tamaños
o tienen una distribución regular.
– Ir y PIGs: conviene analizar si muchos PIGs pertenecen al mismo intervalo cronoestratigráfico o a
diferentes.

Es decir, que el estudio del patrimonio geológico en relación a la geodiversidad podrá realizarse tanto
para parámetros totales como para los de clase.
El estudio de la geodiversidad parte de la clasificación del territorio en función de su diversidad geo-
lógica. Eso significa que mediante su estudio se podrán definir qué rasgos son los más representativos del
área de estudio y cuáles son los menos frecuentes. Este tipo de información puede ser fundamental de cara
a definir los rasgos geológicos representativos del área de trabajo, lo que puede ayudar en el estudio de
patrimonio geológico.
Una vez definidas las clases de geodiversidad puede estimarse su calidad o valor geológico mediante
el cruce con la información del patrimonio geológico. Este parámetro de valoración constituiría la calidad
de la geodiversidad a la que se referían Durán et al. (1998).

168
PARTE IV

CONSERVACIÓN, ESPACIOS NATURALES


PROTEGIDOS Y GESTIÓN DEL
PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA
GEODIVERSIDAD
©Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, 2007.
ISBN: 978-84-7840-710-1

CAPÍTULO 7

CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

La finalidad última de los estudios de patrimonio geológico y geodiversidad es la conservación de los


elementos que la componen. Pero para que la conservación sea una realidad y se haga en términos efec-
tivos, previamente será necesario poner de manifiesto las características principales del patrimonio geoló-
gico y de la geodiversidad de un área, así como su singularidad, valor, relevancia y fragilidad, para buscar
el método de conservación que se ajuste a sus características y necesidades.
La conservación debe basarse en una metodología adecuada que asegure que se toman las medidas
necesarias, y que éstas surten el efecto deseado. La geoconservación es un campo muy amplio, que no sólo
implica tener en cuenta aspectos geológicos, sino también de otras ciencias ambientales, legislación, pla-
nificación territorial, e incluso economía y sociología. En el presente capítulo no se pretende revisar todos
estos campos, sino considerar las bases en las que se asienta la geoconservación y buscar nexos entre ésta
y el patrimonio geológico y la geodiversidad, así como los aspectos fundamentales para gestionar con
garantías un PIG o los recursos geológicos de un espacio natural.

7.1. PRINCIPIOS Y CONCEPTOS BÁSICOS DE GEOCONSERVACIÓN

La conservación del patrimonio geológico y de la geodiversidad es un asunto relativamente reciente,


porque si bien existen ejemplos y experiencias de geoconservación que datan de finales del siglo XIX, el
estudio y aplicación sistemática de técnicas orientadas a la conservación es algo mucho más moderno.
Sharples (2002; referencia digital) llega a afirmar que la geoconservación está todavía en su “infancia”, y
prueba de ello es la confusión existente sobre algunos de los términos empleados habitualmente en geo-
conservación (todavía no hay un consenso sobre el significado de algunos términos), o que en España se
ha publicado poco al respecto, con la excepción de la conservación del patrimonio paleontológico que sí
ha sido más desarrollada.
A continuación se van a describir los principios sobre los cuales se asienta en la actualidad la conser-
vación del patrimonio geológico y de la geodiversidad hoy en día, los objetivos de la misma y la definición
de algunos términos habitualmente utilizados.

7.1.1. Los orígenes de la geoconservación

Es interesante remontarse en el tiempo, aunque sea muy brevemente, para analizar los primeros pasos
dados en materia de conservación de la naturaleza, la justificación y evolución de los mismos, y la partici-
pación de la geología dentro de esas corrientes conservacionistas. Estas tienen su base en corrientes filo-
sóficas y éticas que han ido evolucionando con el tiempo.

171
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

El origen del conservacionismo se sitúa en Estados Unidos a mediados del siglo XIX. Una referencia
imprescindible de esos inicios es la obra del polifacético John Muir (1838-1914). Sus textos, plagados de
minuciosas descripciones de los lugares que exploró, desbordan admiración por la naturaleza tanto en sus
detalles más grandiosos como en los más sencillos. Muir considera una obligación moral del hombre pre-
servar intacta la naturaleza tanto por su valor estético como por su valor intrínseco. Esta visión, alejada del
antropocentrismo dominante en la cultura occidental desde Descartes hasta mediados del siglo XIX, se
basaba en conceptos ya introducidos por Thoreau (1817-1862) (“las formas primarias como el cielo, la
montaña, el árbol, el animal, nos proporcionan en sí mismas y por sí mismas un estremecimiento de deli-
cia”, “la naturaleza presenta por doquier tanta belleza”; 1836) y sobre todo por Emerson (1803-1882)
(máximo exponente del trascendentalismo que asignaba a cada acontecimiento de la naturaleza o de la
historia un significado espiritual que lo trasciende; Bugallo-Argentina, 2004; referencia digital; Riechmann,
2000). Esta visión supone un giro radical en la manera de entender el medio natural, asignándole valor
por el mero hecho de su existencia y considerándolo un espacio vital para el hombre. Muir añadió a esta
perspectiva un valor místico a la naturaleza y veía en cada uno de los elementos que lo componen la obra
de Dios. Consideraba el contacto y la contemplación de la naturaleza una fuente inagotable de felicidad
(“en los jardines de esta mágica morrena, uno podría pasar encantado la vida entera”, “estés donde
estés, siempre parece que sea el mejor lugar de todos en ese momento, y tienes la sensación de que quien
no sea feliz allí, no podrá serlo en ningún lugar”, 1915). Los lugares que exploró poseen una fundamen-
tal impronta geológica, como el valle de Yosemite (California, USA) o los glaciares y costas de Alaska. Sus
minuciosas descripciones abarcan desde pequeñas flores silvestres hasta los grandes elementos geológi-
cos que configuran los espectaculares paisajes de ambos lugares, como el Half Dome o Glacier Bay. Los
elementos geológicos están presentes, por tanto, en estos primeros pasos de la conservación de la natu-
raleza y en la declaración de los primeros parques nacionales del mundo, creados en Estados Unidos.
El conservacionismo emergente en Estados Unidos a finales del siglo XIX y principios del XX
tuvo varias vertientes. Aunque es raro que en el contexto actual se utilicen los siguientes términos
con esa acepción, diferentes formas de enfocar la conservación de la naturaleza llevaron a la
definición de los conceptos conservacionismo, proteccionismo y preservacionismo. Los dos primeros
se consideraban sinónimos (mientras que en el presente trabajo se establecen diferencias entre
ambas (conservación y protección) que son explicadas en los siguientes apartados), con una
significación que corresponde a la conservación de la naturaleza por el valor instrumental que posee
para el ser humano (Norton, 1991). Por el contrario, preservacionismo es la concepción ética que
basa la conservación de la naturaleza en su valor intrínseco. Insistiendo en que no es muy habitual
esta consideración hoy en día, es importante hacer notar la diferencia entre ambas visiones. Los
representantes de estas posturas son el ya citado Muir y G. Pinchot (1845-1946). Este último,
coetáneo de Muir pero casi 30 años más joven que él, entendía el concepto de lo que hoy
llamaríamos desarrollo sostenible de una manera productivista, defendiendo el axioma: “la
conservación significa el mayor bien, para el mayor número, durante el mayor tiempo” (Riechmann,
2000). Pinchot se dedicó sobre todo a la gestión forestal y de otros recursos renovables, y aunque
incluía en ese beneficio el uso recreativo y basaba la eficacia de la gestión en criterios científicos,
esta postura se diferenciaba bastante de la representada por Muir, lo que les llevó a agrios
enfrentamientos. Muir, daba valor a todos los elementos del medio natural (bióticos y abióticos) por
el mero hecho de existir, independientemente de su potencial valor económico, asignándoles un
cierto componente místico y entendiendo la naturaleza como un todo (“cuando intentamos aislar
algo en sí mismo, lo encontramos ligado a todos los demás seres del Universo”; 1901). La

172
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

conservación del patrimonio geológico y de la geodiversidad, tal y como aquí se propone y se


desarrolla en el presente capítulo, se acerca más a la postura de Muir, basada en el valor intrínseco
de los recursos naturales, más que en su productividad o posible aprovechamiento.
Las actuales teorías ecológicas y de conservación de la naturaleza tienen uno de sus pilares en la obra
de Aldo Leopold (1887-1948). Basándose también en las obras de sus predecesores, Leopold sintetizó sus
pensamientos en el ensayo llamado La ética de la Tierra (1949). Este trabajo, que constituye lo que se
podría considerar como la primera ética ecológica, es uno de los pilares del ecologismo actual y plantea-
ba un enfoque biocentrista moderado frente al antropocentrismo moral excluyente que sólo asignaba valor
instrumental a la naturaleza (Riechmann, 2000). Convencido de que el expolio de los recursos naturales
no sólo era poco conveniente sino éticamente reprobable, Leopold entendía la naturaleza como una comu-
nidad de partes interdependientes, de ahí la utilización de la palabra Tierra en el título de su ensayo: el
conjunto de suelos y rocas, agua y seres vivos. Consideraba que el hombre es un miembro más de esta
comunidad, y por lo tanto, debe mostrar un respeto a los demás miembros y al conjunto de la comunidad
como tal (algo similar a las creencias de algunas tribus norteamericanas, tal y como se expone en el famo-
so manifiesto “Nosotros somos una parte de la Tierra”, que el jefe indio Seattle redactó en el año 1855,
más de veinte años antes de que Leopold naciera). Esto no descarta la utilización de los recursos natura-
les y las inevitables degradaciones que implica el desarrollo, pero sí defiende “el derecho” de algunos luga-
res a permanecer en su estado natural (“la conservación es una armonía entre los hombres y la Tierra”).
Con relación directa a la geología y al patrimonio geológico, la ética ecológica de Leopold no sólo consi-
deraba a los seres vivos, sino que incluía de manera explícita a los elementos abióticos como dignos de
consideración moral (Riechmann, 2000). Estas ideas son las que han servido de base a corrientes de pen-
samiento posteriores, desarrollándose nuevos movimientos dentro de la ecofilosofía como el deep ecology,
basado en 8 premisas de las cuales las 3 primeras se apoyan directamente en las ideas introducidas por
Leopold hace ya más de 50 años.
En España también existen ejemplos de precoces iniciativas a favor de la conservación de la naturale-
za. La Institución Libre de Enseñanza (a la que pertenecían importantes geólogos como Quiroga, Calderón
o Macpherson) promovió entre sus alumnos el amor por la naturaleza. Curiosamente, en España muchas
de las iniciativas conservacionistas partieron de la élite gobernante de principios del siglo XX.

7.1.2. Principios básicos de geoconservación

Por conservación del medio natural se entiende, de manera general, el conjunto de medidas y accio-
nes encaminadas a mantener o recuperar el valor natural de un determinado lugar o elemento natural.
Cuando se refiere específicamente a elementos geológicos se suele denominar geoconservación, que pre-
senta ciertos matices particulares al tratarse, la geodiversidad y el patrimonio geológico, de elementos
abióticos y en su mayoría de carácter no renovable.
Los dos principios sobre los que se asienta la conservación del patrimonio geológico y la geodiversi-
dad son que ambos poseen un valor intrínseco y que también ambos poseen una fragilidad que los hace
vulnerables. Gray (2004) afirma que la geoconservación parte de dos premisas: valor y amenazas para la
conservación. Esto puede ser matizado, porque también pueden plantearse medidas de conservación aun-
que no existan unas amenazas claras. Es más bien la vulnerabilidad, como propiedad intrínseca, la que
debe condicionar, como más adelante se verá.
Sharples (1995) define geoconservación como “la conservación de la geodiversidad por sus valores
intrínsecos, ecológicos y (geo)culturales”. Muy similar es la definición de Eberhard (1997) que no sólo

173
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

incluye los elementos del patrimonio geológico, sino también el mantenimiento de la actividad de los pro-
cesos ecológicos. Estos dos autores definen la relación entre geoconservación, geodiversidad y patrimonio:
“la geodiversidad es una propiedad que debe ser protegida, la geoconservación es el desafío de intentar
conservarlo, y el patrimonio geológico son los ejemplos concretos de rasgos y procesos sobre los cuales se
centran los esfuerzos de gestión para conservarlos” (Sharples, 2002; referencia digital). Para Braga (2002)
y Villalobos (2001), geoconservación es “la corriente de pensamiento que aboga por poner en práctica
políticas activas de conservación del patrimonio geológico y de la geodiversidad”. Es lo que se podría lla-
mar como un “preservacionismo geológico”.
Más que una corriente de pensamiento o un desafío, pensamos que la geoconservación es un aspec-
to concreto de la gestión de los recursos geológicos que se apoya en una corriente de pensamiento pre-
servacionista. Por ello, proponemos como definición de geoconservación “el conjunto de técnicas y medi-
das encaminadas a asegurar la conservación (incluyendo la rehabilitación) del patrimonio geológico y de
la geodiversidad, basada en el análisis de sus valores intrínsecos, su vulnerabilidad y en el riesgo de degra-
dación”. De manera análoga, por conservación del medio biótico se entiende el conjunto de medidas nece-
sarias para mantener o restablecer los hábitats naturales y las poblaciones de especies de fauna y flora sil-
vestre en un estado favorable. En concreto, al Directiva Europea 92/43/CE (Directiva Hábitats) definen con-
servación como “un conjunto de medidas necesarias para mantener o restablecer los hábitats naturales y
las poblaciones de especies de fauna y de flora silvestres en un estado favorable”.
La geoconservación no se refiere exclusivamente a evitar la desaparición de determinados elementos
geológicos, sino que también incluye prevenir, evitar, corregir o minimizar las afecciones que puedan sufrir,
y en el caso de estar sujetos a la acción de algún proceso geológico activo, mantener el ritmo natural de
los procesos y permitirlos su evolución. Por otro lado, las dimensiones, las posibles afecciones y la vulne-
rabilidad de los elementos geológicos es muy dispar, por lo que la geoconservación requerirá a veces com-
plejas y avanzadas técnicas de actuación, y en otras ocasiones simples normas de comportamiento por
parte de los visitantes. A este respecto cabe destacar que, en muchos casos, la conservación no es algo
que dependa exclusivamente de los gestores y políticos, sino que los ciudadanos, de manera individual o
colectiva, tienen un importante papel que jugar. La educación y sensibilización son, por tanto, fundamen-
tales en conservación.
Ya se ha comentado que el patrimonio geológico y la geodiversidad poseen un interés que a menudo
trasciende lo estrictamente geológico. Por lo tanto, la geoconservación pretende también la preservación
de los caracteres culturales, científicos, estéticos, paisajísticos, etc. que poseen tanto el patrimonio geoló-
gico como la geodiversidad. Estos pueden verse afectados no sólo por una destrucción importante, sino
también por las modificaciones de su naturalidad o de sus condiciones originales. Por ejemplo, el empla-
zamiento en un cordal de un conjunto de aerogeneradores eólicos puede no modificar en sentido estricto
ningún elemento geológico específico, pero afecta absolutamente al aspecto del lugar, restándole natura-
lidad y desvirtuanlizándolo. Por lo tanto, mantener los aspectos de la potencialidad de uso también está
entre los objetivos de la geoconservación.
En ocasiones, la geoconservación no requiere más que la aplicación de algunas ideas básicas de planifi-
cación. Reduciéndolo al extremo: si un lugar posee un elevado valor y es necesario instalar infraestructuras
imprescindibles para la población cercanas a él, debe planificarse la posibilidad de instalarlas en otro lugar,
sobre todo si el proyecto no pierde viabilidad. Un ejemplo puede ser la instalación de una antena de telefonía
móvil en la morrena de Senegüé (Huesca). Esta morrena es uno de los mejores registros de depósito glaciar
frontal en el Pirineo central, y conserva su morfología original. En el año 2000, en las cercanías de la pobla-
ción de Senegüé era necesario instalar una antena de telefonía móvil con su consiguiente caseta anexa, y se

174
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

eligió la morrena porque constituía un alto que facilitaba la eficacia de la antena. Evidentemente, el elevado
valor de la morrena desaconseja la destrucción parcial de la misma para la instalación de una antena que
puede instalarse no muy lejos de allí, lo cual no supondría encarecer demasiado el proyecto y la eficacia sería
similar. Desgraciadamente por ignorancia o desidia, la antena fue instalada, si bien sobre la morrena se ubi-
caban ya varias torres de líneas eléctricas de alta tensión. Otro ejemplo es la instalación de una antena de
telefonía móvil en la Peña del Reloj, cerca de Almiruete (Guadalajara). Se requería la elección de un lugar
para la instalación, pero en ese cerro se puede apreciar bien la traza de un cabalgamiento que superpone
pizarras del paleozoico sobre un conjunto de arenas cretácicas de la Formación Utrillas. La antena no afecta-
ría al cabalgamiento en sí, pero sí supondría una modificación visual notable, además de la posible afección
por la apertura de viales para la circulación de las grúas que se utilizan para la instalación. La Delegación de
Medio Ambiente de Guadalajara negoció con la empresa de telefonía la instalación en otro cerro cercano, de
menor relevancia geológica y de eficacia similar.

Foto 25. Morrena de Senegüé (Huesca) con la torreta eléctrica encima

El objetivo de la conservación del patrimonio geológico y de la geodiversidad no es sólo mantener el


estado de conservación de los elementos geológicos tal cual están en la actualidad, sino que debe respe-
tar su evolución natural. Sharples (2002; referencia digital) la denomina “mantenimiento de los rangos y
magnitudes de cambio”. Es decir, asumir el cambio como una parte integral del funcionamiento de un sis-
tema natural y gestionarlo en función de ello. Esta “aproximación natural” al entendimiento de la necesi-
dad de protección de elementos geológicos incluye asumir el dinamismo como una parte importante a
conservar (National Park Service, 2002 referencia digital; Pemberton, referencia digital; Resource Planning
and Development Commission, referencia digital).

175
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Un tema que requiere especial atención es analizar si la geoconservación se refiere también a evitar
la desaparición o degradación de elementos geológicos como resultado de la acción de procesos natura-
les. Evidentemente si estos procesos, por muy naturales que sean, han sido inducidos por la acción huma-
na, hay que evitar que afecten al patrimonio geológico y a la geodiversidad. Pero cuando esta degrada-
ción es parte de la evolución natural antes comentada, el tema se complica. Las dificultades de este asun-
to no sólo se limitan a evitar en mayor o menor medida la acción de estos procesos, sino que afectan a la
gestión y a plantear determinadas acciones, como por ejemplo la restauración. Hay que asumir que muchas
morfologías son el resultado de procesos degradativos, por ejemplo los erosivos, y que, sin embargo, pose-
en un elevado valor. Por ejemplo, dos chimeneas de las hadas situadas en el barranco de Arás (Huesca) lla-
madas popularmente “Las Señoritas de Arás” u “O Cura y A Casera”, que son el resultado de un proceso
erosivo de los depósitos glaciares situados en el barranco. El 28 de julio de 2005 estos mismos procesos
erosivos tras una fuerte tormenta produjeron la caída del bloque que culminaba una de las dos chimene-
as). Más recientemente, el temporal que azotó Canarias a finales de noviembre de 2005, derribó el mono-

Fotos 26. Formaciones denominadas Señoritas de Arás (Huesca), antes y después de la caída de uno de los bloques en 2005.

lito conocido como El Dedo de Dios, en Agaete (Gran Canaria). Considerado como el símbolo de la locali-
dad, el alcalde se apresuró a afirmar que sería reconstruido. Igualmente, hasta hace no mucho tiempo se
consideraba necesario “corregir” la formación de cárcavas, mientras que ahora se suele asumir que algu-
nas pueden poseer valor por sí mismas (actualmente hay varios espacios protegidos que corresponden a
terreno acarcavados: el Monumento Natural de las Cárcavas de Marchal (Granada), las cárcavas del
Pontón de la Oliva (Guadalajara, en proceso de declaración), el Parque Nacional de Bryce Canyon (Utah,
USA) o en Monumento Nacional de Cedar Creeks (Utah, USA).
En principio, debe considerarse que si los procesos geológicos, en su dinámica natural, conllevan a la
degradación de ciertas morfologías, debe considerarse como un paso más de la evolución natural y que
por lo tanto no debe evitarse. Sin embargo, en determinadas situaciones sí que debe actuarse, debido a la
especial significación del lugar en cuestión. Puede usarse como referencia las normas establecidas por el
NPS de USA (National Park Service, 2002; referencia digital) sobre cuándo actuar para frenar procesos físi-
cos o biológicos que actúan de manera natural: 1) cuando supongan una amenaza para la vida humana

176
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Foto 27. Cárcavas en el Parque Nacional de Bryce Canyon (USA)

y su propiedad; 2) para restaurar sistemas naturales que fueron modificados en el pasado o en la actuali-
dad por la acción humana; y 3) cuando sea necesario para proteger otros recursos del parque. Además
incluyen otras posibilidades (como cuando lo dicte por orden expresa el Congreso). En general, estas pre-
misas parecen acertadas, pero es importante insistir en que en este caso es difícil establecer una norma
fija, porque las situaciones que se pueden dar son complejas y muy variadas.
A menudo, es difícil aislar la participación humana en la modificación de los sistemas naturales, lo que
complica la gestión. Aunque es evidente, conviene recordar que a lo largo de la historia de la Tierra deter-
minados procesos geológicos han significado una modificación drástica de los ecosistemas, causando
incluso extinciones en masa que han llevado al planeta a una casi “descolonización” de formas de vida
(la extinción del Pérmico acabó con la desaparición del 90% de las especies marinas). Es decir, que la evo-
lución natural del planeta incluye la degradación de las condiciones hacia una situación menos favorable
para determinadas formas de vida, y de ellas hay que intentar extraer el componente antrópico. Otro fac-
tor a tener en cuenta es que la participación antrópica no siempre está relacionada con zonas ocupadas
por el hombre, sino que algunos procesos son de escala casi global, como la lluvia ácida. Así que el obje-
tivo será detectar, predecir y controlar la influencia humana, y dejar a la natural seguir su camino. El pro-
blema de separarlos es que no siempre hay una causa-efecto con una relación simétrica, sino que un pro-
ceso puede producir varios efectos, y que determinadas modificaciones pueden deberse a varios procesos.
Además, los sistemas pueden reflejar los efectos de varias afecciones simultáneas. Por ello, casi se puede
afirmar que establecer la relación causa-efecto en sistemas de multicomponentes es imposible.
La conservación del patrimonio geológico y de la geodiversidad presenta una peculiaridad más: la
explotación de ciertos recursos o la realización de obras puede dar lugar al hallazgo de ejemplares pale-
ontológicos excepcionales o de secciones geológicas muy interesantes. Un ejemplo es el descubrimiento
de los restos fósiles del Archaeopteryx en las canteras de calizas jurásicas de Solenhofen (Alemania en
1861, o más recientemente los restos fósiles del Ordovícico identificados en Ribadesella durante la reali-
zación de las obras del túnel del Fabar (Asturias) en el año 2003 (Gutiérrez-Marco y Bernárdez, 2003).
Incluso existen publicaciones referidas a desarrollar el potencial de las obras públicas como factores favo-
recedores de la visualización del patrimonio geológico, partiendo de la base de que lo ideal es que el aflo-
ramiento se vea dañado lo menos posible (Mata-Perelló et al., 2004). En otras ocasiones, los PIGs son el

177
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

resultado de la degradación antró-


pica de ciertos lugares, como cante-
ras y taludes, o como resultado de
una intensa transformación antrópi-
ca del entorno, como por ejemplo
en Las Médulas (León), declaradas
Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO y Monumento Natural por
la Junta de Castilla-León. Otro es
Río Tinto (Huelva y Sevilla), cuya
modificación por parte del hombre
se ha venido llevando a cabo desde
hace más de cinco mil años. La pro-
funda transformación del paisaje,
junto con la presencia de numero-
sos restos arqueológicos (incluida la
Foto 28. Valle de Alcudia (Ciudad Real), en proceso de declaración como
arqueología industrial), ha llevado a
Paisaje Protegido
la Junta de Andalucía declararlo
Paisaje Protegido en el año 2005.
Un caso que podría adaptarse a una solución similar es el Valle de Alcudia (Ciudad Real) donde la exis-
tencia de una tradición ganadera y la presencia de innumerables explotaciones mineras abandonadas dan
lugar a una unidad natural con fuertes características propias, en el que las propias escombreras son ele-
mentos configuradores del paisaje. Por ello hay que asumir que no toda degradación del medio natural es
negativa para el patrimonio geológico, sobre todo en lo referido a las condiciones de exposición. En algu-
nos casos las acciones antrópicas tienen aspectos netamente positivos, como el poder apreciar la estruc-
tura interna de un determinado elemento geológico o afloramiento. Son innumerables los ejemplos de
afloramientos interesantes puestos de manifiesto debido a la acción humana, algunos de los cuales fue-
ron comentados anteriormente.

7.1.3. Conceptos de geoconservación

Cuando se habla de geoconservación se utilizan muchos términos que requieren ser aclarados porque,
aunque algunos de ellos son relativamente fáciles de entender, otros son términos específicos que a menu-
do corresponden de técnicas específicas. En muchos casos son términos anglosajones, que no cuentan con
traducción acuñada en literatura científica en español. En estos casos se ha considerado la traducción del
término de la manera que nos ha parecido más correcta, pero entre paréntesis y en cursiva se indica el tér-
mino original. Conviene aclarar que muchas de estos términos son usados en conservación, por lo que se
refieren también a los elementos bióticos de un sistema natural, aunque en este capítulo se les ha dado
el enfoque referido al patrimonio geológico y a la geodiversidad.

Geoconservación, conservación geológica

Además del término geoconservación, cuya definición ya ha sido discutida, en la bibliografía anglosa-
jona también se utilizan otros términos similares como conservación de las Ciencias de la Tierra (Earth
science conservation) o conservación del patrimonio geológico (Earth heritage conservation). Sharples

178
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

(2002; referencia digital) afirma que estos términos, si bien pueden considerarse casi sinónimos, son en
realidad más limitados que el de geoconservación, ya que el primero a veces deja fuera los suelos y la geo-
morfología, mientras que los otros dos a veces no incluyen la conservación del valor ecológico y de su
importancia como parte de los ecosistemas y se limitan al interés científico. Estas apreciaciones nos pare-
cen un poco limitadas, pero en cualquier caso queda claro que estas interpretaciones dependen, en gran
medida, de la definición de patrimonio geológico y geodiversidad utilizada por cada autor (conviene insis-
tir de nuevo en que en la bibliografía anglosajona suele tratarse de manera independiente la conservación
del patrimonio geológico, geomorfológico y edafológico).

Recurso geológico o georrecurso

En la bibliografía anglosajona a menudo se utiliza el término recurso geológico (geologic resource o


earth heritage resource). Posee matices diferentes a su equivalente en español, ya que en la literatura cien-
tífica española al término recurso geológico casi siempre se le ha dado un enfoque utilitarista, reducién-
dolo a materiales de tipo productivo. En parte, el patrimonio geológico y la geodiversidad podrían ser con-
siderados recursos geológicos, en tanto son susceptibles de ser usados. Para el National Park Service
(2004; referencia digital), la Countryside Agency (2003) y el Joint Nature Conservation Committee (2004),
recurso geológico es “el conjunto de elementos geológicos que proporcionan información sobre el origen
y evolución de la Tierra, y los rasgos geomorfológicos que ayudan a describir e interpretar las formas del
terreno, así como los procesos geológicos (entre otros la erosión, actividad sísmica y volcánica, glaciacio-
nes y procesos de ladera)” (National Park Service, 2004; referencia digital). Esta definición es diferente de
la utilitarista, ya que incluye no sólo los materiales cuya explotación genera un beneficio económico direc-
to, sino también aquellos que sirven al hombre para aumentar el conocimiento de su propia historia, de la
evolución del planeta o para satisfacer una serie de necesidades de carácter intelectual o espiritual
(Instituto Tecnológico Geominero de España, 1988). Este concepto es interesante porque permite englo-
bar bajo un mismo término procesos y productos (enclaves, PIGs, rasgos geológicos distintivos, etc.), si bien
su utilización debe hacerse con precaución porque en muchas situaciones se le asignará el matiz de apro-
vechamiento económico antes citado.
Sobre la relación entre los recursos geológicos y el patrimonio geológico, Mata y Mata-Perelló (2004)
plantean una nueva perspectiva. Según su clasificación, los recursos geológicos pueden dividirse en extra-
íbles y no extraíbles. Los primeros incluirían todos aquellos utilizados para la metalurgia, construcción,
obras públicas, etc., mientras que los segundos serían tanto renovables como no renovables, e incluirían
los de interés científico, cultural, patrimonial, didáctico y lúdico-turísticos. Esta interesante clasificación
situaría al patrimonio geológico dentro de los recursos no extraíbles renovables y no renovables.
En el capítulo 3 ya se habló del concepto georrecurso cultural. En este caso sí se contempla la utiliza-
ción del recurso, pero sobre todo con fines turísticos, y desde una perspectiva sostenible.
Un término relacionado y también muy utilizado en bibliografía anglosajona es el de rasgo o elemen-
to geológico (geologic feature), que se refiere a cualquier elemento o componente físico resultado de la
acción de un proceso geológico (National Park Service, 2002; referencia digital).

Estado de conservación

Situación en la que se encuentra la integridad natural de un recurso o lugar y grado en el que esto
afecta a su valor natural. El estado podrá ser bueno, con lo que la integridad permanecerá intacta, o malo

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

cuando esté severamente afectada. En algunos casos excepcionales puede darse que el recurso o lugar
esté modificado por el hombre, pero no se llegue a afectarse su calidad, por lo que algunas definiciones
la refieren exclusivamente a la afección y no al grado de modificación, como por ejemplo, la de Viñals
(2002).

Integridad Natural

En relación con el término anterior, se entiende por integridad natural (natural integrity) el grado en el
cual un lugar mantiene su valor ambiental, así como otras características y procesos naturales. Esto quie-
re decir que aunque posea algunas modificaciones que lo alteren parcialmente, en conjunto el lugar sigue
manteniendo sus características naturales (Australian Heritage Commission, 2003).

Vulnerabilidad

También llamada fragilidad o sensibilidad (sensitivity). Se hablará con más detalle de este importante
término en el siguiente apartado, pero de manera general, se refiere a la susceptibilidad de un recurso geo-
lógico a sufrir cambios o degradación por causas antrópicas. El término contrario sería el de resistencia
(robustness), entendida como el grado en el cual un recurso geológico puede absorber las modificaciones
inducidas por el hombre sin perder o ver degradadas sus características principales (Sharples, 2002; refe-
rencia digital). Este término es poco utilizado y generalmente se habla de la vulnerabilidad.

Amenazas

Así se denominan de manera genérica los usos del territorio que puedan suponer una amenaza para
la conservación de las condiciones naturales de un lugar. Que una determinada actividad o uso del terri-
torio sea considerado una amenaza no significa que siempre sea perjudicial, sino que dependerá del lugar
donde se realice, cómo y con qué intensidad. La United Kingdom´s Wildlife and Countryside Act (1981) las
denomina PDOs (potentially damaging operations) (Joint Nature Conservation Committee 4, referencia
digital) por lo que es frecuente en la bibliografía anglosajona la utilización de este acrónimo como equi-
valente de amenaza.

Estrés medioambiental

Se define estrés medioambiental como el fenómeno que causa perturbación, y que puede debilitar el
ecosistema o rejuvenecerlo, como por ejemplo un incendio (National Park Service, 2003; referencia digi-
tal). Bajos niveles de estreses acumulativos no tiene por qué ser muy negativos, aunque pueden debilitar
el sistema. Para Holling (1986), la salud de un ecosistema depende más de su capacidad para utilizar cre-
ativamente lo estreses (resilience, ver siguiente apartado) que para resistirlos.

Impacto

Este término (impact) habitualmente se utiliza para referirse al efecto de una acción sobre un recurso
natural, geológico en este caso. El impacto podrá ser directo o indirecto, y su efecto positivo o negativo de
cara a la conservación. Cuando se refiera a acciones que tengan como resultado un impacto negativo se

180
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

suele referir a ellas como afecciones. En la bibliografía anglosajona se utiliza en ocasiones el término
“impairment” que se refiere a un impacto negativo severo que daña gravemente la integridad de un lugar.
Este término lo utiliza el NPS de USA y se supone que este impacto viola la Ley Orgánica de Parques
Nacionales de USA de 1916 (Ley que creó el Servicio de Parques Nacionales y asigna su responsabilidad
para gestionarlos). Con respecto a la relación entre impacto y modificación, conviene hacer notar que un
elemento puede estar modificado pero no impactado, en el sentido de que la presión o modificaciones
introducidas aún no han producido un cambio significativo y detectable.

Modificación

Bajo el término modificación (modification) se incluyen las alteraciones de un lugar para hacer com-
patible una serie de usos con su valor natural (Australian Heritage Commission, 2003). La modificación
supone un cambio en el estado natural del lugar, pero no una pérdida de su integridad.

Recuperación

Se entiende por recuperación de una zona degradada (recovery) el grado en el que un recurso altera-
do ha recobrado su forma y función anterior a la modificación que lo transformó (National Park Service,
2003; referencia digital). También se entiende por recuperar un espacio degrado transformar una situación
indeseable en otra que se considera satisfactoria en las circunstancias económicas, sociales y ambientales
(Orea, 2004).

Restauración

También está relacionado con el término anterior, pero en este caso la restauración (restauration) se
debe a la recuperación de las condiciones naturales por acción humana (Australian Heritage Commission,
2003). De manera más detallada, se entiende por restaurar el proceso de ayudar a la recuperación de
zonas degradadas reintegrándolas al sistema natural al que pertenecen. Las acciones de restauración pue-
den ser biológicas, estructurales, físicas o químicas, siendo las dos primeras las que más afectan a los recur-
sos geológicos. Las acciones de restauración incluyen rehabilitación, reclamación y mitigación (National
Park Service, 2003; referencia digital). La restauración es el primer paso para la recuperación de un lugar.
Se considerará que un lugar o recurso geológico está recuperado en el momento en el que tras la restau-
ración realizada no necesite una intervención activa continua, y haya alcanzado las condiciones de refe-
rencia aunque requiera un mantenimiento periódico. El concepto de restaurado incluye cuando un sistema
puede continuar mejorando en el tiempo gracias a sus procesos naturales inherentes y a adaptaciones de
su capacidad de recuperación (ver término resilience). En ocasiones el impacto y la modificación han lle-
gado a tal punto que la recuperación no podrá ser total, por lo que se considerará que el lugar está res-
taurado por no recuperado.

Condiciones de referencia

Son las condiciones y procesos representativos de una zona, los originales antes de que se produzca
una transformación. Su nombre proviene de su uso como niveles de referencia para apreciar si una res-
tauración ha alcanzado un nivel óptimo o no (National Park Service, 2003; referencia digital). A menudo,

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

con relación a estas condiciones se definen indicadores de calidad (quality indicators) que marcan los nive-
les que hacen que un lugar o recurso posea una alta singularidad.

Regeneración

En relación con el término integridad natural se define el término regeneración (regeneration), que se
refiere a la recuperación de la integridad de manera natural tras una degradación o modificación
(Australian Heritage Commission, 2003). En general este término es poco usado en geología al ser los ele-
mentos poco dados a la recuperación espontánea dado su carácter mayoritariamente no renovable.
Algunos elementos geológicos con capacidad de regeneración podrían ser el recrecimiento de un espele-
otema tras su rotura intencionada, o la recuperación de la calidad química de un manantial tras un episo-
dio de contaminación.

Foto 29. Zona de regeneración en el Parque Regional de las Salina de San Pedro (Murcia)

Mitigar

Mitigar (mitigation) un impacto o un estrés se refiere a reducir la intensidad del mismo (Australian
Heritage Commission, 2003). El caso extremo es eliminar el impacto.

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CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Resiliencia

Término que se refiere a la capacidad natural o interna de un sistema para recuperarse (National Park
Service, 2003; referencia digital).

Reclamación

Traducción de un término inglés (reclamation) poco usado en castellano y que se refiera a las acciones
orientadas a mejorar las condiciones de un lugar mientras que dura la restauración, pero que son suspen-
didas una vez que el lugar alcanza su estado natural original (National Park Service, 2003; referencia digi-
tal).

Mantenimiento

El mantenimiento (maintenance) se refiere al la acción continua de proteger la diversidad de un lugar


(Australian Heritage Commission, 2003).

Preservación

La preservación (preservation) se refiere al mantenimiento de la geodiversidad y el valor natural de un


lugar (Australian Heritage Commission, 2003). Para otros autores, el término preservación se usa exclusi-
vamente para denominar las acciones de conservación de elementos geológicos situados fuera de su lugar
de origen (Prosser, 2002). Es lo que se podría denominar como conservación del patrimonio mueble.

Degradación

Término muy utilizado, la degradación (degradation) de las características de un recurso geológico o


de un lugar se refiere a la pérdida de calidad, integridad o valor causada por modificaciones debidas a la
acción del hombre. Aunque es poco frecuente, a veces también se utiliza como sinónimo el término dege-
neración (degeneration). Gómez Orea (1994) diferencia entre degradación cuando la pérdida de integri-
dad es un hecho, y amenaza cuando es un riesgo potencial tras analizar las previsiones de futuro del lugar.

Zonas degradadas

Por zonas degradadas se entiende aquellas formas del terreno cuyas condiciones naturales (incluyen-
do los procesos naturales que en ellas tiene lugar) han sido gravemente modificadas por la acción de una
o varios estreses. Es decir, que ha sufrido un impacto negativo severo. El término degradación es subjeti-
vo, y situaciones que desde un punto de vista son inadmisibles ambientales, son aceptables desde otro.
Por ello calificar un espacio como degradado requiere precaución y flexibilidad (Orea, 2004).

Protección

La protección (protection) se refiere a una técnica específica de conservación referida a asignar un


estatus legal a un determinado lugar o recurso geológico. Implica el diseño de un sistema concreto de ges-

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

tión, basado en la definición de un régimen de uso generalmente declarándolo espacio natural protegido.
Por ello cuando se habla de espacio natural protegido (ENP) se habla de un lugar que ya posee una figu-
ra de protección concreta, y cuando se habla de espacio natural, se refiere a un entorno natural esté pro-
tegido o no. Sobre la protección se hablará con más detalle en el siguiente capítulo.
Los términos conservación y protección a menudo se utilizan como sinónimos, si bien poseen matices
que los hacen diferentes: la protección (generalmente mediante la declaración de un ENP) es una de las
técnicas de gestión empleadas en geoconservación, pero no la única, mientras que la conservación es un
término más amplio, que engloba todas la técnicas enfocadas a garantizar el adecuado mantenimiento de
un lugar.

Replicación

La replicación (replication) es definida por Sharples (2002; referencia digital) como la identificación de
múltiples ejemplos de un mismo rasgo geológico que posee una significación geológica y que debe ser con-
servado. Se utiliza a menudo como técnica para asegurar la conservación de un cierto recurso mediante la
preservación de varios ejemplos, de manera que si alguno se destruye, quedan otros. Lo contrario sería la
irremplazabilidad: puntos únicos cuya destrucción supone una importante pérdida de diversidad o riqueza.

“No Deje Rastro” (NDR)

Más bien es un mensaje o slogan utilizado para referirse al comportamiento basado en que los visi-
tantes de los ENPs se esfuercen por mantener zonas de reserva sin evidencias de la presencia humana. Es
incluso una norma de obligado cumplimiento en reservas de ciertos parques nacionales norteamericanos,
donde se denomina Leave-no-trace (LNT). Por ejemplo, en el Parque Nacional de Zion (Utah, USA) para
poder recorrer la parte alta del sector de The Narrows, es necesario un permiso que sólo expenden tras
visualizar en el centro de visitantes un documental sobre las técnicas imprescindibles del LNT. Estas zonas
de reserva se conocen popularmente como zonas LNT, de manera que los visitantes ya saben cómo deben
enfocar la visita a esos lugares. El término “No deje rastro” (NDR) es la traducción al castellano que han
hecho del término original inglés en algunos parques nacionales de países sudamericanos.

Foto 30. Basura acumulada en el Monumento Natural del Asperillo (Huelva)

184
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

7.2. VULNERABILIDAD Y RIESGO DE DEGRADACIÓN

El término vulnerabilidad, definido brevemente en el capítulo 7.1, posee matices que hacen recomen-
dable una definición más detallada.
Uno de los principios de la geoconservación es considerar que el patrimonio geológico, la geodiversi-
dad, y cualquier elemento o recursos geológico es vulnerable y puede verse afectado por modificaciones
que pueden llegar a su destrucción. Estas posibles afecciones tendrán una importancia desigual en fun-
ción de su intensidad, localización y de la vulnerabilidad del elemento en cuestión.
Por lo tanto, se define vulnerabilidad (y fragilidad, aquí utilizado como sinónimo) como la susceptibili-
dad de un recurso geológico a ser degradado por causas antrópicas. Su antónimo, la resistencia, se entien-
de como el grado en el cual un recurso geológico puede absorber las modificaciones inducidos por el hom-
bre sin perder o ver degradadas sus características principales (Sharples, 2002; referencia digital). En
ambos casos, la vulnerabilidad o resistencia se deben a las características intrínsecas del elemento, inter-
viniendo algunos factores como la naturaleza, textura, litología y dimensiones.
El riesgo de degradación es un concepto estrechamente relacionado con el de vulnerabilidad, pero no
son sinónimos. Por riesgo de degradación se entiende las probabilidades de que un determinado elemen-
to o recurso geológico sea degradado. Combina dos tipos de factores: por un lado la vulnerabilidad intrín-
seca del mismo, y por otro una serie de factores externos. Estos últimos se refieren a la existencia de ame-
nazas, estreses y otros factores ajenos a la naturaleza del elemento, que están estrechamente relaciona-
dos con su posibilidad de ser degradado. Un ejemplo de este tipo de factores externos puede ser la acce-
sibilidad al lugar.

Foto 31. Travertino reciente, ejemplo de elemento geológico frágil. Alto Tajo (Guadalajara)

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

En la bibliografía anglosajona muchas veces se refieren a la vulnerabilidad, tal y como aquí ha sido
definida, con el término sensibilidad (sensitivity), mientras que el riesgo de degradación (también tal y
como aquí ha sido definido) aparece bajo el término vulnerability. Esta matización es importante para evi-
tar errores. A la hora de traducir y manejar estos términos, se ha preferido acuñar una expresión como
“riesgo de degradación” que parece más adecuada y que en español refleja mejor el concepto que se pre-
tende ilustrar.
En otros casos, al riesgo de degradación se le ha denominado necesidad de protección. Así aparecía
en el trabajo de Cendrero (1996) usado como referencia en los muchos estudios de patrimonio geológico
en España. Pensamos que este término no es del todo indicado porque la protección es una medida de
gestión concreta, existiendo otras técnicas de geoconservación que aseguran el mantenimiento de las con-
diciones de referencia del PIG. Es una cuestión de matices, pero que pueden ser importantes para una
mejor clarificación. Por ejemplo, puede darse el caso de que elementos poco amenazados necesiten ser
protegidos, o, al contrario, que algunos elementos amenazados no pretendan ser protegidos.

7.2.1. Medida de la vulnerabilidad y del estado de conservación

La medida de la vulnerabilidad (y su sinónimo fragilidad) es importante sobre todo para orientar la ges-
tión de los recursos geológicos, ya que es evidente que no se puede gestionar de la misma manera un ele-
mento muy vulnerable que otro que lo es en menor medida. En principio, al tratarse de una propiedad
intrínseca, la vulnerabilidad no es un factor que varía con el tiempo (excluidos los factores extrínsecos con-
siderados en el riesgo de degradación). Aunque en determinados elementos geológicos, especialmente si
están activos, esa vulnerabilidad puede variar, por lo que la medida de su vulnerabilidad puede requerir
una revisión cada cierto tiempo.
Existen diversas maneras de estimar la vulnerabilidad. En relación con aspectos geológicos la vulnera-
bilidad se ha desarrollado, por ejemplo, en hidrogeología para estimar el riesgo de contaminación de acu-
íferos, o en geomorfología en relación con la vulnerabilidad a ciertos procesos erosivos. Sin embargo, la
relación entre vulnerabilidad y patrimonio geológico y geodiversidad no ha sido tan desarrollada.
Cendrero (1996) propone la medida de la fragilidad en función de cinco categorías en las que las
dimensiones son un factor determinante: 1) rasgos de dimensiones métricas, destruibles por pequeñas
obras o yacimientos minerales/paleontológicos de fácil depredación; 2) rasgos estructurales, formaciones
sedimentarias o rocosas de dimensiones decamétricas, fácilmente destruibles por obras de poca entidad;
3) rasgos de dimensiones hectométricas, destruibles en gran medida por obras de no demasiada entidad;
4) grandes estructuras geológicas o sucesiones estratigráficas de dimensiones kilométricas, que pudieran
alterarse por grandes obras, pero cuya destrucción en una medida importante es poco probable; 5) rasgos
geomorfológicos que por sus grandes dimensiones, relieve, etc. son difícilmente afectables de manera
importante por las actividades humanas. Esta categorización insiste en aspectos como las dimensiones y
la fragilidad intrínseca.
Villalobos et al. (2003) también valoran la fragilidad, pero únicamente de cara a la utilización didácti-
ca y turística de los PIGs, ya que su inventario se centra en identificar y valorar georrecurso culturales. Su
clasificación distingue las siguientes categorías: 1) rasgos geomorfológicos, estructuras o sucesiones estra-
tigráficas de dimensiones kilométricas a hectométricas difícilmente deteriorables por actividades de uso
público; 2) rasgos geomorfológicos, estructuras o sucesiones estratigráficas de dimensiones hectométricas
a decimétricas difícilmente deteriorables por actividades de uso público y yacimientos paleontológicos o
mineralógicos con posibilidad de extraer minerales o fósiles; y 3) rasgos geomoefológicos, estructuras o

186
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

sucesiones estratigráficas de dimensiones decamétricas a métricas con alta fragilidad para actividades de
uso público y yacimientos paleontológicos o mineralógicos de fácil depredación.
Utilizando como base la clasificación de Cendrero (1996) y otras (Sharples, 2002; referencia digital),
se ha realizado una tabla que sirve de ejemplo de cómo se pueden calificar los elementos geológicos en
función de su vulnerabilidad intrínseca (Tabla 20). La vulnerabilidad se calcula por comparación, estable-
ciendo unos grados de sensibilidad que en este caso se han dividido en diez categorías, pero el número
podría variar en función de las necesidades de precisión exigida por el análisis realizado. Esta clasificación
arbitraria se realiza en función de la magnitud de los impactos que puede asumir cada lugar o elemento
geológico, de su integridad. Un sistema similar, pero aplicado particularmente en cada caso y llevado a un
grado mayor de análisis y meticulosidad, es el propuesto por Gómez Orea (1994) para calcular la relación
impacto/aptitud en planificación territorial.
Otra forma de calcular la vulnerabilidad es mediante una estimación cualitativa referida al ámbito de
estudio. Este sistema puede ser útil para aplicarlo a grandes áreas y para calcular prioridades de actuación
y posibles medidas de gestión. El sistema consiste en estimar la vulnerabilidad de los sectores o recursos
geológicos que componen un área de estudio extensa, de manera que por comparación y de manera cua-
litativa se puede saber cuáles son los más (o menos) frágiles. Ramos (1979) propone otro sistema para cal-
cular la vulnerabilidad de áreas en el que mediante una serie de matrices de evaluación se calcula la sus-
ceptibilidad de los recursos para modificarse en función de los posibles impactos. Este sistema es aplica-
do en los estudios de paisaje y el resultado es un conjunto de salidas gráficas cuya superposición permite
establecer las zonas más vulnerables.
En algunos casos incluso se realizan medidas o estimaciones de vulnerabilidad de manera temática,
como la que el ISSKA (Institut Suisse de Spéléologie et de Karstologie, 2001) tiene para las formas y depó-
sitos kársticos.
Algunos autores (Kiernan 1991, 1997; Sharples 1995; Dixon et al., 1997) consideran que la estima-
ción de la vulnerabilidad puede hacerse agrupando los elementos geológicos en tres categorías: 1) ele-
mentos geológicos sensu estricto, 2) formas, depósitos y sistemas geomorfológicos, y 3) suelos y sistemas
asociados (conviene recordar la diferenciación entre lo geológico y lo geomorfológico que es aplicado en
muchas ocasiones en la bibliografía anglosajona). Esta agrupación se basa en que existen diferencias entre
dichos grupos, comopor ejemplo que en los elementos geológicos una transformación a veces puede ser
positiva porque puede ayudar a observar la estructura interna; en que los elementos geomorfológicos al
estar activos son más susceptibles a la modificación; y que los suelos están relacionados con otros ele-
mentos bióticos que pueden evitar, por ejemplo, su erosión.
Esta clasificación, quizá en exceso simplista y que parece poco fundamentada (por ejemplo no todos
los elementos geomorfológicos están activos y en ocasiones una sección que permita ver su estructura
interna también es interesante) puede servir de ejemplo de que la clasificación de la vulnerabilidad puede
hacerse de manera muy detallada o muy somera, lo que dependerá del grado de detalle del estudio en el
que se enmarque y de la aplicación que posteriormente se le quiera dar al estudio.
Una apreciación que puede ser interesante es la de diferenciar elementos “fósiles”, activos y renova-
bles a la hora de calcular el riesgo de degradación. En principio, la vulnerabilidad puede ser independien-
te de estos factores, pero no así su capacidad de recuperación (resilience) y las posibilidades de la misma,
que en el caso de ser rápida puede ser asumida como una cierta capacidad de acogida del impacto. De
este tema se discutirá en detalle más adelante.

187
VULNERA-
VALOR ESCALA EJEMPLOS (*)
BILIDAD
Elementos sensibles sólo a cambios a gran escala o por una transformación total de usos del
1 Depósitos sedimentarios extensos, estuarios, valles
territorio, como la inundación por la construcción de un embalse
Grandes elementos o estructuras geológicas en los que la conservación asume incluso un alto
Grandes cañones fluviales, llanuras aluviales extensas, grandes
BAJA 2 grado de transformación parcial. Morfologías y elementos que pueden acoger un cierto grado
glacis
de transformación
Elementos sensibles a una afección directa permanente, aunque pueden asumir un cierto grado Elementos tectónicos de mesoescala (pliegues de escala deca o
3 de transformación e incluso de destrucción parcial (según el concepto de exposure explicado en hectométrica), afloramientos singulares algo extensos, terrazas
el texto) fluviales extensas, colusiones, algunos depósitos glaciares
Elementos sensibles a una afección directa permanente sobre cualquier lugar de los mismos,
Cualquier elemento que pueda considerarse de tipo integrity en
4 aunque sean de pequeña escala, ya que se comportan como un conjunto (según el concepto de
función de sus características, como una sección estratigráfica
integrity explicado en el texto)
MEDIA Elementos que en el caso de sufrir una transformación del entorno (no directa) no son destrui- Elementos cuyo valor principal sea el escénico, como algunos
5 dos pero ven reducida su naturalidad, y por lo tanto, su valor macrolapiaces
Elementos sensibles a una afección directa, aunque sea temporal. Por ejemplo, en los que una Algunos elementos relacionados con procesos que estén activos
6 modificación temporal cambie o interrumpa su dinámica o sean susceptibles de ser contaminados en la actualidad, como surgencias termales

188
Elementos sensibles a la degradación por actuaciones remotas si estas son acusadas, como
Elementos que dependan fundamentalmente de aportes de
7 modificaciones hidrológicas en otras zonas de la cuenca,vibraciones de voladuras cercanas,
agua subterránea
ALTA modificaciones del nivel freático (colapso...), captaciones, sobreexplotación de acuíferos
Elementos sensibles a modificaciones a pequeña escala (sin utilización de maquinaria o méto- Algunos yacimientos de fósiles o de minerales; también aflora-
8
dos extractivos): vandalismo, expolio o recolección indiscriminada mientos singulares a mesoescala
Algunos depósitos eólicos, microrredes de drenaje modificadas
Elementos sensibles a modificaciones mínimas como el acceso a los mismos si este se realiza
9 por la erosión causada por los visitantes en zonas acarcavadas,
con cierta frecuencia
MUY cavidades kársticas activas, travertinos activos, turberas
ALTA Algunos espeleotemas extremadamente frágiles, superficies
Elementos susceptibles a variaciones mínimas en sus condiciones o susceptibles al simple con-
10 delicadas que pueden romperse al ser pisadas, como travertinos
tacto
en formación o suelos calcificados
Casos Modificaciones debidas a cambios globales (p.e. calentamiento terrestre) Glaciares, oscilaciones en la línea de costa
especiales

(*) Los ejemplos sirven para apreciar la diferencia entre las diversas categorías, pero no es posible asignar una correspondencia total entre tipo de elemento geológico y vulnerabilidad (p.e. no se puede afirmar
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

que todas las dolinas tendrán un valor de vulnerabilidad igual a 7, porque influyen factores como las dimensiones, entorno, ubicación, capacidad de regeneración, entre otros)

Tabla 20. Escala de vulnerabilidad intrínseca. Algunas categorías pueden englobar a las anteriores, pero al asignar un valor a un determinado elemento geológico debe
elegirse el valor más restrictivo, es decir, el de mayor vulnerabilidad. Nótese que el valor 0 no existe al considerar que ningún elemento está absolutamente exento de una
cierta vulnerabilidad intrínseca
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

7.2.2. Factores externos del riesgo de degradación

Hay numerosos factores extrínsecos que intervienen en mayor o menor grado en el riesgo de degra-
dación de un determinado PIG. Cendrero (1996), si bien no independiza factores externos e intrínsecos,
selecciona doce aspectos a valorar que pertenecen a ambas categorías y que son mostrados en la Tabla
21. Como en el caso del valor intrínseco, algunos de estos valores no son del todo válidos para los inven-
tarios en los que los hemos aplicado, pero la importancia de la propuesta de Cendrero es que define una
serie de criterios para que sean adaptados a las características de cada inventario. De hecho, los demás
sistemas consultados en la bibliografía o incluso el que nosotros mismos hemos desarrollado no dejan de
ser modificaciones del de Cendrero.
Los aspectos externos para el cálculo del riesgo de degradación podrían clasificarse en dos categorías
en función de su origen: 1) los referidos a las modificaciones del estado del lugar como causa del des-
arrollo local, a determinados usos del territorio, a su estatus, o debidos a su localización y 2) los condicio-
nados por la visita de público al elemento geológico de interés.
Entre los primeros figuran algunos aspectos como la proximidad a poblaciones, la situación en el pla-
neamiento vigente o el régimen de propiedad del lugar, propuestos por Cendrero (1996). El primero de
ellos es especialmente importante, si bien no debe referirse sólo a la cercanía a poblaciones, sino también
a focos de interés como instalaciones, industrias o focos turísticos. Por ejemplo, lugares cercanos a un polí-
gono industrial donde tiene lugar una gran actividad económica o industrial, o a un parque nacional o a
un enclave que atraiga un gran número de visitantes.
La extensión del punto también es un factor importante. Aunque podría considerarse como una pro-
piedad intrínseca, ha sido incluida dentro de los factores externos ya que muchas veces en la delimitación
de los PIGs se atiende a factores arbitrarios como límites administrativos o presencia de carreteras. La
extensión influye porque, en cierta medida, cuanto más extenso sea el PIG más fácilmente podrá absorber
impactos, o al menos, actuaciones de pequeña entidad.
La existencia de amenazas reales o potenciales es otro factor importante a tener en cuenta ya que con-
diciona la evolución a corto o medio plazo de un PIG. Por ello es interesante que se analice si la zona
donde se sitúa el PIG es un lugar con posibilidades de experimentar desarrollo, sufrir modificaciones impor-
tantes de usos del territorio o de su fisonomía, o es susceptible de ser transformado como resultado de la
instalación de infraestructuras, aunque en algunos casos estimar este especto es prácticamente imposible
porque no se dispone de información.
Dentro de los relacionados con la visita de público es muy importante la estimación de la accesibilidad
del punto. El riesgo de degradación de un determinado punto a las modificaciones antrópicas casi siem-
pre estará estrechamente relacionado con la facilidad para acceder al mismo. Los lugares accesibles en
vehículo estarán, en principio, más amenazados, ya que la afluencia de visitantes será mayor y, por lo tanto,
también será mayor la afluencia de personas poco sensibilizadas o poco conscientes de la fragilidad del
lugar y de la conducta adecuada para su visita. Pero hay que destacar que la accesibilidad no sólo se refie-
re a los posibles visitantes.
Al fin y al cabo, aunque los impactos que éstos pueden producir son importantes, no dejan de ser
pequeños en comparación con actuaciones de gran escala, como la instalación de infraestructuras o la
urbanización. Un lugar bien comunicado es logísticamente más interesante que uno que no lo es. Por lo
tanto, también es más interesante para la construcción de viviendas o instalación de infraestructuras. Este
hecho es especialmente patente en zonas periurbanas, que crecen con especial rapidez y en las que la con-
servación (e incluso la protección) de recursos geológicos es especialmente dificultosa.

189
VALOR 1 2 3 4 5
Acceso directo desde carreteras Hay acceso al lugar a través de
Acceso directo desde carreteras Hay camino practicable para 1km desde el camino más
Accesibilidad principales (comarcales- caminos sin asfaltar, pero
secundarias (locales) vehículos a < 1 km próximo
nacionales) transitables
Extensión superficial > 1.000.000 m2 100.000-1.000.000 m2 10.000-100.000 m2 1.000-10.000 m2 < 1.000 m2
Hay una población de más de
Población menor de 10.000 Más de 40 km hasta una pobla-
10.000 habitantes y con oferta Poblaciones con posibilidad de Poblaciones con posibilidad de
Proximidad a poblacione habitantes, con posibilidad de ción con posibilidades de aloja-
variada de hostelería a menos de alojamiento a 5-20 km alojamiento entre 20-40 km
alojamiento, a menos de 5 km miento
5 km
Número de habitantes en el >100.000 habitantes en un 50.000-100.000 habitantes en 25-50.000 habitants en un radio 10.000-25.000 habitantes en un < 10.000 habitantes en un
entorno radio de 25 km un radio de 25 km de 25 km radio de 25 km radio de 25 km
Zona de carácter intermedio, donde no están específica-
Zona incluida dentro de áreas de fuerte expansión Zona rural, no sujeta a desarrollo urbanístico o industrial
Amenazas actuales y mente previstos desarrollos concretos pero que presenta
urbana o industrial o en lugares donde está prevista la ni a construcción de infraestructuras y sin perspectivas
potenciales razonables posibilidades de experimentarlos en un futu-
construcción de infraestructuras de verse sometida a ellos
ro próximo

Es posible extraer algún tipo de objeto,


Posibilidad de extracción de Cualquier extracción de objetos dañaría Es posible extraer rocas y fósiles y mine-
pero con restricciones por posibles No se puede extraer ningún objeto
objetos el lugar rales sin dañar el lugar
daños al lugar

190
Área no incluida dentro de un
Zona no protegida pero catalo-
Situación en el planeamiento Zona catalogada como urbaniza- Área incluida dentro de otras parque nacional o alguna otra
Área sin planeamiento vigente gada como no urbanizable en el
vigente ble, industrial o de equipamiento categorías de protección legal figura de máximo nivel de
planeamiento vigente
protección
Zona con reservas importantes Zona con reservas importantes de
Zona de gran interés minero
Interés para la explotación de materiales de bajo nivel uni- materiales de bajo nivel unitario, Zona con indicios minerales de Zona sin interés minero de
para minerales de alto valor uni-
minera tario, y donde está permitida su pero donde por el momento no interés ningún tipo
tario y con concesiones vivas
explotación está prevista su explotación
>10.000 ptas/m2 5.000-10.000 ptas/m2 1.000-5.000 ptas/m2 500-1.000 ptas/m2 >1.000 ptas/m2
Valor de los terrenos
(>60€/m2) (30-60€/m2) (6-30€/m2) (>3-6€/m2) (>3€/m2)
Terreno predominantemente per-
Terreno perteneciente a varios Terreno privado perteneciente a Terreno en parte público y en Terreno predominantemente de teneciente al Estado,
Régimen de propiedad del lugar
propietarios privados un solo propietario parte privado propiedad municipal Comunidades Autónomas o
Diputaciones Provinciales
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Tabla 21. Diferentes ejemplos de los parámetros definidos para la estimación del riesgo de degradación de PIGs según Cendrero (1996)
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Hay otro factor relacionado también con la visita de público que condiciona casi tanto como el ante-
rior: el grado de conocimiento del mismo. Es frecuente que la publicación o difusión de ciertos lugares, por
ejemplo en la prensa, provoque un aumento muy notable de visitas y de degradación del lugar.
En general, las afecciones que pueden darse como resultado de la visita a un lugar son, en cierto modo,
previsibles. Sin embargo, las amenazas que responden a la instalación de infraestructuras por intereses
logísticos, estratégicos o de otro tipo, son más difíciles de prever. Suele tratarse de la construcción o ins-
talación de presas, antenas de comunicaciones, repetidores o de aerogeneradores. Este tipo de instalacio-
nes, posiblemente necesarias y demandadas por la población, pueden causar problemas si se instalan en
lugares inadecuados, y pueden afectar a la gran mayoría de puntos de interés geológico, ya que pocos PIGs
están situados en lugares no susceptibles de ser transformados por este tipo de intervenciones. Un ejem-
plo puede ser la cima del Pico del Lobo (Guadalajara), que constituye el pico más alto de Comunidad
Autónoma de Castilla-La Mancha y en el que está proyectada la instalación de una base militar. En prin-
cipio, y antes de que el Ministerio de Defensa planificara esta actuación, nada hacía pensar que esta cum-
bre (en cuyas cercanías se sitúan unas instalaciones abandonadas para la práctica del esquí) estuviera
especialmente amenazada, sobre todo una vez que fue descartada para la práctica del esquí. Por lo tanto,
es difícil que algún elemento geológico esté realmente exento de riesgo de modificación: casi nunca se
puede hablar de riesgo de degradación nulo. Esto también demuestra que el riesgo de degradación varía
con el tiempo, y que un lugar que no presenta riesgo notable puede verse altamente amenazado repenti-
namente, o por el contrario cesar sus amenazas.
El equilibrio entre desarrollo y conservación (aunque esta forma parte del desarrollo) es complejo y está
sujeto a muchos matices que a menudo superan los aspectos meramente técnicos. De ello se hablará más
detenidamente en el apartado 7.7.

7.2.3. Medida del riesgo de degradación y del estado de conservación

Como ya se ha expuesto con anterioridad, el riesgo de degradación dependerá de una serie de facto-
res externos y de la propia vulnerabilidad. Existen también muchas maneras de calcularlo, entre otras el
que ya se ha comentado de Cendrero (1996), y el que se ha venido utilizando en algunos estudios recien-
tes en los que el autor ha participado (Berrio et al., 2002; Carcavilla et al., 2003a y López-Martínez et al.,
2003b).
En otros estudios se estimó que los factores externos y la vulnerabilidad participaban aproximada-
mente con el mismo grado de relevancia, por lo que el riesgo de degradación se calculó como la media de
ambos (López-Martínez et al., 2003b) (Tabla 22). En Carcavilla et al. (2003a) se dio menos importancia a
la vulnerabilidad, utilizándolo como un componente más del riesgo de degradación (Tabla 23), pero con el
tiempo se ha venido observando que la vulnerabilidad influye más que otros componentes, por lo que en
los trabajos posteriores se decidió agrupar los factores externos como ha sido descrito.
Un ejemplo para calcular el riesgo de degradación se muestra en la Tabla 22, en la que se evalúan los
factores externos mediante un sistema-cualitativo-cuantitativo asignándoles un valor según la clave que
se incluye en la ya citada Tabla 24.
Utilizando la misma tabla se le asigna una vulnerabilidad al PIG. La media de los factores externos es
3 (12/4), y la vulnerabilidad también es 3, por lo que este caso, el riesgo de degradación sería 3 que corres-
ponde a un valor medio. De esta manera se calcula el riesgo de degradación de los PIGs incluidos en el
inventario.

191
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

VALOR
ASPECTO A VALORAR 1 2 3 4 5
ACCESIBILIDAD
FACTORES EXTENSIÓN SUPERFICIAL
EXTERNOS PROXIMIDAD A POBLACIONES Y/O AFLUENCIA DE PÚBLICO
AMENAZAS ACTUALES O POTENCIALES
SUMA 12
VULNERABILIDAD INTRÍNSECA

Tabla 22. Aspectos a valorar en el cálculo del riesgo de degradación (López-Martínez et al., 2003b)

VALOR 1 2 3 4 5
Medio: paseo de más Fácil: paseo de menos
Muy difícil requiere un Difícil: mayores pen-
de 30 minutos por de 30 minutos por Muy fácil: a pie de
ACCESIBILIDAD buen estado físico o el dientes y/o tiempo de
camino son asfaltar o camino sin asfaltar o carretera
camino es complicado acceso
pista forestal pista forestal
EXTENSIÓN
<1m2 1-10m2 10-100 m2 100-1.000 m2 1.000 m2
SUPERFICIAL
En un lugar donde haya
En un lugar de paso,
PROXIMIDAD A posibilidad de En la zona de influencia Punto situado en un
Alejado como un camino
POBLACIONES pernoctar (refugio de de un núcleo urbano núcleo urbano o rural
balizado
montaña, etc.)
Zona no sujeta (o sin
perspectivas) a
Zona no sujeta (o sin Zona con posibilidades
AMENAZAS ACTUALES desarrollo urbanístico,
perspectivas) a – de experimentar des- –
O POTENCIALES industrial o de
desarrollo arrollo
construcción de
infraestructuras
RÉGIMEN DE PROPIE-
– Público – Privado –
DAD DEL LUGAR
VULNERABILIDAD Muy baja Baja Moderada Elevada Muy elevada

Tabla 23. Diferentes ejemplos de los parámetros definidos para la estimación del riesgo de degradación de PIGs
utilizada por Carcavilla et al. (2003a)

VALOR 1 2 3 4 5
Acceso largo o Acceso por pista o
ACCESIBILIDAD Paseo largo Paseo corto y fácil A pie de carretera
complicado carretera en mal estado
EXTENSIÓN
> 10 ha 1-10 ha 1000-1000 m2 1000-10.000 m2 <100 m2
FACTORES EXTERNOS

SUPERFICIAL
En la zona de influencia Situado en un núcleo
PROXIMIDAD A Caseríos cercanos o
Alejado de toda de un núcleo urbano o urbano o rural o
POBLACIONES Cercanías de una pista carretera secundaria
influencia y/o muy poco carretera importante y/o enclave con una muy
Y/O AFLUENCIA o camino y/o moderadamente
visitado enclave con afluencia alta afluencia de
DE PÚBLICO visitado
de público público
AMENAZAS Zona no sujeta (o sin Zona con posibilidades
ACTUALES O perspectivas) a – de experimentar des- Zona en desarrollo

POTENCIALES desarrollo arrollo importante
VULNERABILIDAD
Muy baja Baja Moderada Elevada Muy elevada
INTRÍNSECA

Tabla 24. Diferentes ejemplos de los parámetros definidos para la estimación del riesgo de degradación de PIGs
utilizada por López-Martínez et al. (2003b)

192
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

7.2.4. Aplicaciones en geoconservación de la medida del riesgo de degradación

El cálculo de la vulnerabilidad y del riesgo de degradación de un PIG tiene muchas consecuencias de


cara a su conservación, además de orientar de manera determinante la gestión del mismo. Pero, además,
pueden aplicarse otros criterios para geoconservación.
Por ejemplo, la Joint Nature
Conservation Committee (2004) uti-
liza una clasificación de los PIGs en
función de sus características. Los
divide en dos categorías: “exposure”
e “integrity sites”. Los primeros son
afloramientos relativamente exten-
sos o que continúan sub-superficial-
mente, por lo que la extracción o
destrucción parcial (e incluso total)
del afloramiento puede ser compen-
sada, corregida o incluso sustituida
porque el material no se ha agotado.
Además, aunque presenten estructu- Foto 32. Colada volcánica del Alhorín (Ciudad Real), ejemplo de exposure site
ras de interés en las secciones descu-
biertas, se considera que si se abren unas nuevas se apreciarán nuevas estructuras. Un ejemplo puede ser
la sección de la colada basáltica del Alhorín (Ciudad Real) que se apoya directamente sobre las rañas mos-
trando la relación cronológica y geométrica entre ambas, o las tobas volcánicas del Enebrico (Ciudad Real)
que presentan estructuras de doble granoselección en la sección actual de la carretera pero que nuevas
secciones también las mostrarían. Otra cosa es que esta afección modifique el lugar hasta el punto de per-
der su valor, lo cual deberá ser contemplado.
Por su parte, los “integrity sites” corresponden a afloramientos irremplazables. Puede ocurrir que el
afloramiento también sea extenso, pero que en lugar seleccionado muestra unas características que lo
hacen especialmente singular. Incluso, puede darse el caso de que el afloramiento presente unas estruc-
turas tan singulares que aunque fuera previsible que nuevas secciones también la mostraran, prefiere cla-
sificarse como “integrity” para no perder la calidad de este aforamiento. Un ejemplo puede ser el aflora-
miento de estructuras de segunda y tercera generación de la zona Axial Pirenaica situadas en el Valle de
Arán, cerca de Arrés de Sus (Lleida) (García Sansegundo, 1992).
Estas características no son excluyentes, sino que un mismo PIG puede tener un sector clasificado en
un lugar como “integrity” y en otro como “exposure”. Un ejemplo puede ser el afloramiento de areniscas
pérmicas de Retiendas (Guadalajara), relativamente extenso y con características más o menos uniformes,
por lo que se podría considerar “exposure”. Sin embargo, en un sector aparece un nivel con restos vege-
tales fósiles, discontinuo y que no se repite en ningún otro lugar del afloramiento. Así que ese sector se
podría considerar “integrity”.
Esta clasificación y el cálculo del riesgo de degradación son dos de las mejores herramientas para
orientar la gestión de los mismos y garantizar su geoconservación.
Otra iniciativa interesante es la definición del estado de conservación (Conservation Status) definido
por Dixon et al. (1997). Estos autores definen cinco categorías en función del estado de conservación y del
grado de riesgo de degradación del PIG. Esta clasificación probablemente surja de la analogía de las cate-

193
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

gorías utilizadas en protección de vida silvestre (especies extinguidas, en peligro, vulnerables, raras, fuera
de peligro, insuficientemente conocidas, etc.). Las categorías son:
– seguro: lugares o PIGs que conservan su integridad natural, que sus valores geológicos principales
no se han visto degradados y en el que no existen amenazas potenciales previsibles
– potencialmente amenazado: aquellos lugares cuyos valores no han sido activamente degradados
pero que poseen cierta sensibilidad y no cuentan con sistemas de gestión específicos que garanti-
cen su conservación
– amenazado: lugares cuyos valores son o han sido objeto de degradación aunque sigue poseyendo
valor en la actualidad
– dañado: sitios cuyos valores geológicos se han visto afectados
– destruido: lugar que ha perdido totalmente su valor como objeto de la degradación sufrida, o inclu-
so que ha desaparecido el PIG.
Esta clasificación puede ser muy útil a la hora de dividir un territorio en sectores en función de su ries-
go de degradación. Sin embargo, mezcla dos aspectos diferentes: el riesgo de degradación y el estado de
conservación. Aunque a veces van unidos, a menudo mezclar estos dos aspectos puede crear confusión.
Por ello, si fuera posible sería más interesante realizar primero una clasificación del riesgo de degradación
por un lado, y por otro del estado de conservación, para cruzarlos después en función de los objetivos per-
seguidos.
Otra aplicación importante de la medida del riesgo de degradación en geoconservación es el diseño
de zonificaciones para orientar la gestión del espacio. Generalmente la zonificación contempla el diseño
de tres unidades que en el ejemplo teórico ideal serían concéntricas: 1) zona núcleo o de reserva, donde
se ubican los elementos de interés principal y elevada fragilidad donde debe garantizarse un elevado grado
de conservación eliminando los impactos directos e indirectos; 2) zona de amortiguación, donde también
se restringen los impactos directos pero la fragilidad no es tan elevada. En estas zonas a menudo se cen-
tran ciertas actividades de uso público; y 3) zona de transición, en la que se realiza la transición entre el
espacio protegido y su entrono circundante, donde se evitan los e indirectos referidos a aquellos que se
trasmiten por agua o por el aire, y donde los usos y aprovechamientos tradicionales cuentan con pocas
restricciones. Por supuesto, ni todos los lugares requieren esta zonificación, ni todos lo tienen, ni en ellos
e así de fácil, por lo que es común la creación de subunidades.

7.3. CAPACIDAD DE CARGA, UMBRALES Y LÍMITE DE CAMBIO ACEPTABLE

Dos conceptos importantes en relación con la conservación del medio natural son la capacidad de
carga y el límite de cambio aceptable. Se indica aquí su significado principal y las aplicaciones que puede
tener su utilización en relación con el patrimonio geológico y la geodiversidad.
Ambos conceptos se utilizan en relación con las condiciones de conservación de referencia de un PIG
(que fueron definidas en el apartado 7.1). El objetivo es definir las condiciones deseables del PIG, esta-
blecer estándares de condiciones mínimas aceptables, identificación de indicadores de calidad y estado de
conservación de los recursos geológicos, formulación de técnicas de seguimiento y control en relación con
los estándares, y el desarrollo de acciones de gestión orientadas al mantenimiento en relación con los
estándares.
El concepto de capacidad de carga (CC) o capacidad de acogida se define como la disposición de un
territorio para acoger una actividad determinada. En su estimación se tiene en cuenta la vulnerabilidad del

194
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

lugar o PIG y su aptitud para la realización de esa actividad. Se busca, por tanto, el óptimo entre capaci-
dad e impacto (Viñals, 2002). Este término se utiliza también en planificación territorial para referirse a la
capacidad de acogida de un territorio, atendiendo a sus factores bióticos, abióticos, paisajísticos y antró-
picos, por lo que se entiende de una manera mucho más amplia que la aplicación concreta al patrimonio
geológico, que es lo que se discute a continuación.
La capacidad de carga muchas veces se estima calcula pensando en una determinada amenaza, recur-
so o uso del territorio. De hecho, es habitual calcular la capacidad de carga recreativa, física, ecológica, de
servicios, social y perceptual (Hernández y Gómez Limón, 2005), entre otras. Un ejemplo es la capacidad
de carga recreativa, que se refiere a que las actividades recreativas que se realicen en un espacio natural
no pongan en compromiso su conservación. Un caso concreto en el que se utiliza la estimación de la capa-
cidad de carga recreativa es para la adecuación turística de una cavidad kárstica. La aptitud ayudaría a
estimar algunos factores que hacen que la cavidad sea indicada para ser abierta al público (p.e. facilidad
de acceso, existencia de galerías grandes horizontales o con poca pendiente, ausencia de riesgos objeti-
vos, interés para el público en general, etc.). La vulnerabilidad tendría en cuenta aspectos como la pre-
sencia de espeleotemas delicados, de parámetros ambientales sensibles, etc. Combinando ambos aspec-
tos se analizaría la idoneidad de la preparación turística de la cavidad, imponiendo un número máximo de
visitantes. Para su estimación se contempla el tipo de espacio (características propias del lugar o PIG), los
recursos (como soporte de la actividad y como atractivo estético), actividad recreativa (posibles afecciones
derivadas del uso propuesto) y usuarios (tipo y frecuencia).
Asociado al concepto de capacidad de carga surgen otros estrechamente relacionados referidos a
aspectos específicos del lugar analizado. Siguiendo con el ejemplo de la capacidad de carga recreativa
antes descrito, podrían definirse (Viñals, 2002):
– capacidad de carga física (CCF): relación entre el espacio disponible y la necesidad de espacio media
por visitante. Para su cálculo se estima primero la superficie útil para el uso recreativo (SUR) en la
que participa la estimación de la vulnerabilidad del lugar, y por otro lado se calcula la superficie
requerida por cada visitante para el uso recreativo (SRV), que varía notablemente en función de la
actividad a realizar
– capacidad de carga real (CCR): resultado de aplicar una serie de factores correctores a la CCF, en
función de aspectos no puramente espaciales como pueden ser los culturales (en un lugar puede
caber cierto número de personas, pero no interesa saturarlo, como por ejemplo un mirador que pro-
duzca vértigo a algunos visitantes)
– capacidad de carga permisible (CCP): también es un factor de corrección en función de la capacidad
de gestión del territorio, de la accesibilidad y de diferentes aspectos sociales.
Como se puede deducir, la capacidad de carga es un factor muy importante a la hora de valorar la posi-
ble utilización de un determinado PIG. En su cálculo pueden intervenir numerosos factores, por lo que se
deberá calcular en función del uso propuesto.
A raíz de este concepto nace la necesidad de definir otro, que es el de umbral de degradación, basa-
do en que una forma del terreno, sistema o elemento geológico puede alcanzar un punto en el que supe-
rado un cierto límite, es modificado, casi siempre irreversiblemente. La definición de umbral viene hereda-
da de la habitualmente utilizada para analizar procesos morfológicos activos, aunque en ella se han intro-
ducido cambios. Así, originalmente se definieron los umbrales geomórficos como las condiciones en las
cuales una forma del terreno cambia sin modificación de las condiciones externas (Schumm, 1979). De esta
manera se establece que las formas del terreno no evolucionan progresivamente en el tiempo, sino que
alternan episodios de estabilidad e inestabilidad, y estos últimos se dan cuando se supera un umbral de

195
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

tensión o resistencia del material. Por ello, la evolución de una forma a lo largo del tiempo puede condu-
cir a unas condiciones de inestabilidad incipientes como resultado inherente del desarrollo de la morfolo-
gía, es decir, sin necesidad de cambios o influencias externas. En geoconservación, se ha observado que
mientras algunas degradaciones se producen de manera progresiva, otras no son evidentes hasta que al
superar cierto umbral producen la degradación del recurso geológico. Por ello en geoconservación se uti-
liza una definición modificada de umbral que incluye las modificaciones introducidas por el progresivo
cambio de las condiciones externas, que al fin y al cabo son las que interesan en este caso. Por lo tanto,
los umbrales de degradación (“thresholds of disturbance”, Sharples, 2002; referencia digital) se utilizan en
geoconservación para definir el límite a partir del cual un elemento geológico se degenera como resulta-
do de la participación de agentes antrópicos. El seguimiento y control, de los que se hablará más adelan-
te, puede ayudar a definir esos umbrales. Conocerlos ayuda en la gestión, porque permiten establecer
hasta que punto los recursos geológicos son vulnerables a determinadas acciones y cómo responden a
ellas.
Un caso particular del umbral de degradación es el límite de cambio aceptable (LAC, de “limit of accep-
table change”). Aunque ya se había utilizado con anterioridad (Stankey et al., 1985), su mayor difusión
vino a raíz de que el NPS lo empezara a aplicar a los impactos producidos por los visitantes de los parques
nacionales tras el fracaso para aplicar las definiciones de la capacidad de carga efectiva de determinados
recursos geológicos (National Park Service, 2003; referencia digital). Los técnicos de este servicio obser-
varon que, en referencia a las visitas, un cierto grado de degradación o afección es inevitable, pero tam-
bién asumible. Pero, ¿hasta qué punto? Generalmente aquel en el que, sin perder las condiciones de refe-
rencia, se produzcan modificaciones reversibles que cesan al suprimirse las visitas. Este concepto es exten-
sible a toda la geoconservación, y es importante definir estos límites para poder proponer medidas de
actuación y gestión. La diferencia entre este término y el anterior se basa en que la capacidad de carga
permite valorar cuándo se produce la degradación, mientras que la aplicación del LAC asume cierto grado
de degradación, teniendo que definir hasta dónde. El LAC también ha sido utilizado sobre todo con rela-
ción al uso público (y en concreto al recreativo), aunque puede tener otras muchas aplicaciones. En rela-

Foto 33. Peñón de Ifach (Alicante), cuyo acceso esta restringido en los meses de verano

196
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

ción con su aplicación en espacios naturales protegidos, el LAC se suele calcular extrapolándolo a un
número y frecuencia máxima de visitantes que se pueden admitir. Por ejemplo, en Coyote Butte y
Anthelope Canyon (Utah, USA) sólo se permiten unas pocas visitas diarias, siendo necesario reservar con
varios meses de antelación. En España hay también numerosos ejemplos: uno de ellos es la limitación de
acceso de 20 visitantes cada 15 minutos aplicada en los meses de verano en el Parque Natural del Peñón
de Ifach (Alicante); o el acceso a 500 vehículos en el aparcamiento de Canto Cochino en La Pedriza
(Madrid), o el máximo de 500 visitantes a la vez en el interior de la Cueva de Nerja (Málaga). Al fin y al
cabo, este sistema no sólo es aplicado en conservación del medio natural, sino que también determinados
monumentos histórico-artísticos poseen fuertes restricciones de visita, e incluso las afecciones son tan gra-
ves que se llega a impedir el acceso y se fabrican réplicas para que sean visitadas, como en el caso de las
cuevas de Altamira (Cantabria).

7.4. AMENAZAS PARA LA GEOCONSERVACIÓN

A las actuaciones y usos del territorio potencialmente perjudiciales para el estado de conservación de
un recurso geológico se les denomina habitualmente amenazas.
Un paso fundamental en geoconservación es conocer qué acciones antrópicas pueden suponer una
amenaza para la conservación de recursos geológicos, dado que pueden producir impactos negativos. En
principio, estas amenazas podrán ser de dos tipos: 1) las que supongan un riesgo de degradación en fun-
ción de cómo y dónde se realicen, y 2) las que en cualquier caso son perjudiciales. Además, habrá que dis-
tinguir las amenazas que surgen como resultado del intento de mejorar las condiciones de la sociedad (y
que en teoría son necesarias, pero a la vez, planificables y atenuables), y las que no generan ningún bene-
ficio aparente. Las denominadas planificables suelen corresponder con la instalación de infraestructuras o
con usos del territorio que, si bien pueden resultar dañinos en términos de geoconservación, generan bene-
ficios en algún otro sentido, por lo que la planificación es imprescindible. Un ejemplo podría ser la insta-
lación de una presa o la explotación de recursos minerales. Dentro de las no generan ningún tipo de bene-
ficio se incluye, por ejemplo, el vandalismo.
Para la gestión y conservación del conjunto de los recursos geológicos es importante conocer cuáles
son las amenazas más frecuentes y cómo afectan, ya que el impacto dependerá en gran medida del recur-
so geológico que se vea afectado. En esto participa también la vulnerabilidad, tal y como fue definida en
el apartado anterior. Se parte de la base de que las amenazas son en su mayoría evitables, o al menos pla-
nificables. En aquellos lugares donde existan lugares con alto valor patrimonial, el efecto de las modifica-
ciones humanas puede ser minimizado, mediante el establecimiento de limitaciones de los usos potencial
(o realmente) perjudiciales e incompatibles con la conservación.
En la Tabla 25 se muestran algunos de los usos del territorio que pueden suponer una amenaza en tér-
minos de geoconservación, así como una estimación de su posible incidencia. Esta tabla sólo pretende
mostrar las amenazas más comunes, si bien cada caso (PIG, lugar, recurso o cada espacio protegido)
requiere un estudio concreto de las amenazas que pueden afectarle. Se quiere insistir en que ese listado
es genérico, y que no debe tomarse como una referencia en todos los casos, ya que lo que a veces supo-
ne una amenaza en otros casos se convierte en la garantía de conservación. Un ejemplo puede ser la
Cueva de Las Ventanas en Píñar (Granada), muy degradada y con gran acumulación de basuras en su inte-
rior. Su rehabilitación se llevó a cabo ente diciembre de 1996 y mayo de 1999 con objeto de abrirla al
público. Gracias a su habilitación turística fue recuperada y ahora cuenta con un programa que garantiza

197
ACCIÓN PROBLEMA , MANIFESTACIÓN O RESULTADO GRAVEDAD/CONSECUENCIAS ALGUNOS EJEMPLOS
La instalación de cultivos, arado, roturado y otras técnicas agrarias pueden suponer un Lagunas de Campillo de Dueñas (Guadalajara),
La afección depende del sistema y del lugar.
problema y afectar a zonas relativamente extensas, por fijación o destrucción de forma- Laguna de La Alberquilla (Ciudad Real), cultivo
Agricultura Puede implicar la destrucción total de un
ciones superficiales activas o “fósiles”, recubrimiento (dificulta observación), removiliza- de vides y frutales sobre depósitos eólicos en
determinado elemento geológico
ción de material, transformaciones en la topografía, drenaje y en los afloramientos Tobarra (Albacete)
El sobrepastoreo puede producir pérdida de vegetación, pérdida y compactación de sue-
los, lo que puede potenciar la erosión y generar situaciones favorables para el desarrollo Variable, aunque generalmente los recursos
Bonal de Raña Maleta (Ciudad Real), Laguna
Ganadería de incendios. La presencia de ganado puede llevar asociado la creación de balsas para geológicos son poco vulnerables al pasto-
de La Alberquilla (Ciudad Real)
beber y acumulación de restos orgánicos que pueden contaminar acuíferos y cursos de reo
agua superficiales
La introducción de maquinaria, roturación,
Clareos y desbroces intensivos pueden facilitar la erosión y el transporte de sedimentos abancalamiento, roturaciones, desbroces y
Explotación forestal,
por ríos y arroyos afectando a sistemas fluviales. La extracción puede implicar apertura de descuajes, así como la apertura de pistas, Travertino del río Júcar cerca de Uña (Cuenca)
reforestación
pistas, modificaciones del drenaje y afección a formaciones superficiales y afloramientos pueden implicar la destrucción total o par-
cial de un determinado elemento geológico
En principio sólo afecta a un tramo del curso fluvial, aunque puede afectar a todo el curso, Afección a recursos geológicos relaciona-
Represamientos de incluso al conjunto de la cuenca. Al controlar el volumen de agua de los cursos fluviales dos con el medio fluvial o lacustre. Presa de Llestuí (Huesca), Lac Llong (Francia),
cursos de agua se eliminan procesos naturales como las inundaciones y dispersión y pérdida de sedi- Modificación de la dinámica local o incluso Lago de San Mauricio (Lleida)
mentos, que por el contrario se acumulan en las presas. Afecta también a lagos regional
En función de las dimensiones de la obra y
Tanto residencial (viviendas) como industrial (polígonos industriales y naves). Puede cau-
de las zonas afectadas puede ser muy grave
sar muchas alteraciones, como modificaciones de la red de drenaje, destrucción de aflo- Nuevas urbanizaciones en Panticosa (Huesca)

198
al necesitar acciones como desmontes, ripa-
Urbanización ramientos, modificaciones topográficas, aumento de erosión, modificaciones hídricas para o Bolnuevo (Murcia), travertino de Letur
dos, voladuras, creación de taludes, excava-
abastecimiento, contaminación de aguas, pérdida de calidad del agua superficial, afección (Albacete)
ciones, etc. Puede implicar la destrucción
a elementos geológicos y/o geomorfológicos, contaminación atmosférica, y otras
total de un determinado elemento geológico

USOS PRODUCTIVOS DEL TERRITORIO


De comunicación, suministro y generación energética (centrales nucleares, de aprovecha-
Instalación de En función de las dimensiones de la obra y Morrón de Espuña (Murcia), Valle de
miento geotérmico, eléctricas, petroquímicas, etc.), de abastecimiento, o de ocio a gran
infraestructuras de las zonas afectadas puede implicar la Espelunciecha (Huesca), travertino de Los
escala (p.e. antenas, repetidores, estaciones de esquí alpino, etc.) o a pequeña escala (p.e.
energéticas, de destrucción total de un determinado ele- Chospes (Albacete), Morrena de Senegüé
áreas recreativas). Su instalación implica modificaciones topográficas, apertura de pistas,
comunicaciones u mento geológico o la modificación paisajís- (Huesca), Petroquímica de Puertollano (Ciudad
creación de taludes y desmontes, modificaciones hídricas para abastecimiento o por nece-
ocio tica del entorno Real), Ibón de Asnos (Huesca)
sidades de espacio, canalizaciones, drenajes y otras.
Generalmente de transporte, aunque también de abastecimiento eléctrico y energético
Instalación de En función de las dimensiones de la obra.
(carreteras, vías férreas, líneas de alta tensión, oleoductos, etc.) También mejora o amplia-
infraestructuras Posible afección a zonas relativamente Laguna de Caracuel (Ciudad Real), depósito
ción de otras ya existentes. Pueden interrumpir o modificar el drenaje y crear inestabilidad
lineales de extensas mediante modificaciones lineales. eólico en Moab (Utah, USA). Hoces del río
de laderas, afectar a la dinámica fluvial, implican apertura de pistas, creación de taludes
transporte y Grave problema en las proximidades de las Cabriel (Cuenca-Valencia)
y desmontes. Puede implicar la construcción de otras infraestructuras anexas, como áreas
comunicación grandes ciudades
de servicio, apeaderos, etc

Tabla 25 (primera parte). Usos del territorio que pueden suponer una amenaza para la geoconservación. Basado en United Kingdom´s Wildlife and Countryside Act, 1981; King et
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

al.,1996 referencia digital; Bureau of Land Management, 1998 referencia digital; Institut Suisse de Spéléologie et de Karstologie, 2001; Joint Nature Conservation Committee, 2004;
National Park Service, 2004 referencia digital; Parks and Wildlife Service, 2004; y datos propios
ACCIÓN PROBLEMA , MANIFESTACIÓN O RESULTADO GRAVEDAD/CONSECUENCIAS ALGUNOS EJEMPLOS
Degradación de un entorno que puede ser
La instalación de estas infraestructuras tiene un fuerte impacto visual que a veces no afec-
Instalación de de gran valor geológico y/o paisajístico.
ta al elemento en sí, pero sí degrada su entorno. Necesidad de apertura de pistas de acce- Sierra de la Pela (Guadalajara-Soria)
aerogeneradores Puede implicar la destrucción total de un
so y de cimentaciones
determinado elemento geológico
En el caso de la explotación intensiva puede dar lugar a intrusiones salinas, colapsos, des-
Alrededores de Torremocha del Jarama
aparición de humedales y otras modificaciones del drenaje superficial, inactivación de sis- En función del grado de explotación y de la
Agricultura (Madrid), lagunas de Ruidera (Albacete y
temas activos ligados a surgencias o a la posición del nivel freático (p.e. algunos depósi- capacidad de recarga del sistema
Ciudad Real), Tablas de Daimiel (Ciudad Real)
tos eólicos)
En función del vertido (tipo y cantidad) y de
Vertido de escom- Dolina de Los Enebralejos (Guadalajara), Torcas
la localización puede significar la total pér-
bros u objetos no Producen una importante degradación del entorno. Pueden interferir en algunos procesos de Valsalobre (Cuenca), central térmica de
dida del valor natural de un lugar. En oca-
orgánicos, emisión dinámicos. Pueden provocar contaminación de aguas superficiales y subterráneas. Puertollano (Ciudad Real), Aznalcóllar (Sevilla),
siones puede ser reparable eliminando los
de gases y partículas Dolina de La Frontera (Cuenca)
restos acumulados
En función del vertido (tipo y cantidad) y de
Vertido de restos
Producen una importante degradación del entorno. Muy posible contaminación de acuí- la localización puede significar la total pér-
orgánicos o com- Poljé de Benaoján (Málaga), Río Fresnedas en
feros y de aguas superficiales por descomposición de la materia orgánica. Especialmente dida del valor natural del lugar. Ríos y acuí-
puestos químicos Puertollano (Ciudad Real), Islas Cíes (Galicia)
grave la contaminación con combustibles fósiles feros contaminados, entornos altamente
orgánicos
degradados. Difícil rehabilitación
Modificación de una zona para su aprovechamiento hidroeléctrico. Puede implicar gran-
En función del aprovechamiento realizado. Presa de Cavallers (Lleida), Presa de Alcorlo
des removilizaciones de terreno, creación de pistas, canalizaciones drenajes e infraestruc-
Aprovechamiento Desde poca incidencia hasta cambio total de (Guadalajara), ampliación de la presa de la

199
turas asociadas como líneas de alta tensión. Puede provocar modificaciones del perfil de
hidroeléctrico la fisonomía del lugar, incluyendo destruc- Parra (Madrid-Guadalajara), Ibones de
equilibrio, sobreexcavación, represamiento, instalación de infraestructuras de dimensiones
ción total de elementos geológicos Bachimala (Huesca), San Mauricio (Lleida)
variables, inundación de zonas extensas, inestabilidad de laderas, entre otras
Realización de drenajes y canalizaciones en humedales en lagunas, ríos, fuentes y sur-
Variable, en función del volumen extraído, Arroyo del Partido (Huelva), Hoz de Tragavivos
Canalizaciones y gencias. Modificación del régimen hídrico, cambios en la hidrodinámica del canal, modi-
actividad y dimensiones de las canalizacio- (Cuenca), Laguna de Gárgoles (Guadalajara),

USOS PRODUCTIVOS DEL TERRITORIO


drenajes ficaciones diversas en toda la cuenca, posible desecación, degradación de riberas y entor-
nes y obras asociadas trasvase Jándula-Montoro (Ciudad Real)
nos.
Como caso especial de las extracciones al situarse dentro de un medio activo. Extracción Variable, en función de la extracción y de la
de sedimentos fluviales situados en el lecho o en las orillas. Contaminación-degradación localización de la explotación. Afecta sobre Río Guarga para la construcción de la carrete-
Dragados
de cauces y de riberas. Modificación de la dinámica fluvial y del perfil del río, afectando a todo a la dinámica fluvial y a la calidad de ra por el puerto de Monrepós (Huesca)
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

procesos erosivos o deposicionales. Vertidos las aguas


Trasvases de aguas de diferente composición y quimismo en lagunas o embalses.
Variable en función de la composición de
Modificación de los procesos naturales, ya que la mezcla de aguas de diferente composi- Laguna del Tobar (Cuenca), EDAR de El Rocío
Trasvases de aguas las aguas, del volumen del vertido y de
ción y condiciones (p.e. temperatura) pueden modificar el desarrollo de algunos procesos (Huelva)
otras variables
como la precipitación por saturación
La propia exploración para la evaluación de
Puede provocar procesos de subsidencia y contaminación de acuíferos y macizos kársti-
Producción de gas y los recursos ya puede provocar importantes
cos. Además requiere la instalación de complejas infraestructuras, problemas de contami- White Rim (P.N. de Canyonlands, Utah, USA)
petróleo impactos, que se verán multiplicados si se
nación de acuíferos aguas superficiales, creación de accesos y servicios adjuntos, etc.
inicia la explotación.

Tabla 25. (continuación). Usos del territorio que pueden suponer una amenaza para la geoconservación
ACCIÓN PROBLEMA , MANIFESTACIÓN O RESULTADO GRAVEDAD/CONSECUENCIAS ALGUNOS EJEMPLOS
Volcán de la Yezosa (Ciudad Real), Cueva de
Actividades extracti- Explotación y extracción de diferentes tipos de rocas y depósitos sedimentarios como ári- En función del tipo y dimensiones del aflo-
Alfacar (Granada), cueva de Santamera (Guada-
vas en general, dos, piedra ornamental, balasto, precipitados salinos, etc. Puede provocar destrucción de ramiento y de la explotación, que incluye
lajara), dunas de la Tierra de Pinares (Segovia),
incluida la explota- las morfologías, depósitos y afloramientos. Necesidad de apertura de pistas. Daños secun- desde las explotaciones familiares hasta las
Minas de Mazarrón (Murcia), Laguna de Tírez
ción minera darios derivados de vibraciones, emisión de polvo, ruidos e impacto visual grandes canteras y minas
(Toledo), Monpichel (Albacete)
Como caso especial de las extracciones al situarse dentro de un medio activo. Extracción Variable, en función de la extracción y de la

TORIO
de sedimentos fluviales situados en el lecho o en las orillas. Contaminación-degradación localización de la explotación. Afecta sobre Río Guarga para la construcción de la carrete-
Agricultura
de cauces y de riberas. Modificación de la dinámica fluvial y del perfil del río, afectando a todo a la dinámica fluvial y a la calidad de ra por el puerto de Monrepós (Huesca)
procesos erosivos o deposicionales. Vertidos las aguas
En función del tipo y dimensiones del ele-
Excavaciones Excavaciones realizadas para la habilitación de viviendas, establos o balsas El Tolmo (Albacete), Cívica (Guadalajara)

USOS PRODUCTIVOS DEL TERRI-


mento afectado
Generalmente derivadas de malas prácticas
Degradación de algún elemento sobre el que se practican algunas modalidades deporti-
(p.e.abandono de basuras) o de la masifica- Cueva del Reguerillo (Madrid), Sima Manuel
Prácticas deportivas vas. Erosión, rotura o modificación de la dinámica natural o afección directa a los ele-
ción. En función de la fragilidad del ele- Mozo (Cuenca)
mentos
mento
Diferentes grados de degradación. También
Uso recreativo del Afluencia y acceso libre de personas. Acceso de personas poco sensibilizadas o con pocos importante el número de visitantes, las Ciudad Encantada (Cuenca), Monasterio de
entorno conocimientos de la vulnerabilidad, superación de la capacidad de acogida del entorno malas prácticas derivadas y las labores de Piedra (Zaragoza)
mantenimiento
Habilitación turística Instalación de infraestructuras permanentes y de otras no permanentes, daños derivados
Variable, en función de las modificaciones

200
de un lugar en gene- de la vista, instalación de servicios relacionados: taquillas, aseos, contenedores de basu- Gargantas de Kakoueta y de la Diosaz (Francia)
realizadas y de la afluencia de personas
ral ras, etc.
Caso especial del apartado anterior. Modificación de la actividad kárstica.
Habilitación turística Cueva de Nerja (Málaga), Cuevas del Drach
Acondicionamiento de la cavidad, instalación de infraestructuras (pasarelas, puentes, Variable, en función de las modificaciones
de una cavidad kárs- (Mallorca), cueva de Los Enebralejos (Segovia),
pavimentaciones e incluso aseos, y la instalación de sistemas de iluminación), modifica- realizadas y de la afluencia de personas
tica Cueva de la Ramera (Cuenca)

USO RECREATIVO DEL TERRITORIO


ciones de las condiciones naturales
Expolio y recolección indiscriminada. Pérdida de ejemplares únicos o valiosos, degradación En función de la importancia de los restos,
Recolección de del entorno. Puede referirse a la recolección manual por parte de particulares, pero es la afluencia y el tipo de técnica utilizada,
La Celia (Murcia)
minerales y fósiles especialmente grave en algunos casos donde el expolio puede ser a gran escala, con uti- será necesaria una protección física (ade-
lización de medios altamente dañinos y de maquinaria más de la legal) de los yacimientos
Creación de instala-
ciones de uso públi- Pueden afectar al entorno porque grandes áreas asfaltadas o pavimentadas impiden la
Variable, en función de las modificaciones
co (aparcamientos, infiltración del agua en el terreno, dando lugar en los bordes del mismo a incisión de
realizadas y de la afluencia de personas Pontón de la Oliva (Madrid)
áreas recreativas, regueros, acarcavamientos, y contaminación de aguas superficiales y subterráneas
etc.)
Apertura de caminos O ampliación de los existentes y modificación de su trazado. Pueden acelerar la erosión e Variable, en función de las modificaciones
Ruta del Cares (Asturias-León)
y senderos incluso la inestabilidad de laderas si están mal diseñados realizadas y de la afluencia de personas
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Actuaciones directas
Degradación de los mismos. Algunos ejemplos son el vandalismo (pintadas, tallados, rotu- Variable, en función de las modificaciones Lagunas de Ruidera (Albacete-Ciudad Real), El
sobre los elementos
ra de elementos geológicos, etc.) o el expolio. Para elementos muy frágiles, la simple inter- realizadas y de la vulnerabilidad de los ele- Tolmo de La Pedriza (Madrid), El Carmolí
(excluidas las ante-

OTROS
vención puede ser altamente destructiva mentos afectados (Murcia), Cuatro Calas (Murcia)
riores)

Tabla 25. (continuación). Usos del territorio que pueden suponer una amenaza para la geoconservación. Basado en United Kingdom´s Wildlife and Countryside Act, 1981; King et
al.,1996 referencia digital; Bureau of Land Management, 1998 referencia digital; Institut Suisse de Spéléologie et de Karstologie, 2001; Joint Nature Conservation Committee, 2004;
National Park Service, 2004 referencia digital; Parks and Wildlife Service, 2004; y datos propios
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

su conservación y recibe más de 40.000 habitantes al año (González Ríos et al., 2002). En otros casos, la
habilitación turística mal planteada podría suponer una clara amenaza para la conservación de una cavi-
dad y del entorno inmediato a ella.
El Bureau of Land Management (BLM) del Departamento del Interior de USA establece una serie de
recomendaciones para la gestión de recursos geológicos con valor patrimonial (Bureau of Land
Management, 1998; referencia digital). En él se hacen eco de cómo en algunos casos una actividad poten-
cialmente perjudicial puede a largo plazo suponer un elemento de valor geológico, como los taludes de
carreteras o la localización de fósiles de interés en canteras. Este asunto es recurrente en la bibliografía,
sobre todo en la británica, ya que en este país muchas secciones de gran relevancia se ubican en frentes
de canteras. A este respecto, el Joint Nature Conservation Committee (2004) concluye que la única mane-
ra de poder gestionar adecuadamente este tipo de afloramientos es mediante una cooperación entre los
intereses conservacionistas y los desarrollistas. Lo que no define es cómo conseguir esa cooperación. En el
capítulo de gestión se desarrollará más este aspecto.
Como se observa en dicha tabla, en términos generales existe una serie de usos del territorio que son
absolutamente incompatibles con la geoconservación, ya que suponen siempre una degradación relevan-
te de los recursos geológicos que se ven afectados. Volviendo a lo expuesto al inicio de este capítulo, habrá
que analizar seriamente el “beneficio” o “interés” de este tipo de usos del territorio para justificar su pues-
ta en práctica en ese lugar concreto, o estudiar otras alternativas. Junto a estos, hay otro tipo de usos del
territorio cuya agresividad hacia el medio geológico depende en gran medida de la vulnerabilidad del
recurso afectado y de cómo se lleve a cabo la actividad (frecuencia y magnitud). Por último, hay una serie
de usos que casi nunca suponen una amenaza porque no afectan a los recursos geológicos, y que aunque
sí sean incompatibles con la conservación de otros elementos del medio natural, no suelen afectar a los
geológicos (p.e. la introducción de especies vegetales o animales exóticas en el ecosistema).
La definición de las amenazas permite relacionar de una manera más directa los problemas y causas
que afectan en la modificación del estado de conservación de un espacio natural. Analizando la tenden-
cia, la gravedad y su ubicación geográfica mediante las llamadas fichas de identificación de conflictos y
tensiones (Atauri y Gómez Limón; referencia digital) se puede orientar de una manera práctica la gestión
para la conservación. Existen algunos trabajo referidos exclusivamente a describir las amenazas que afec-
tan a determinados recursos geológicos (p.e. González-Martín y Rubio, 2000; referido a travertinos y tobas
del centro peninsular).

7.4.1. Uso público y turismo

Se denomina uso público de un espacio natural al conjunto de programas, servicios, actividades y equi-
pamientos que, independientemente de quién los gestiones, deben ser provistos por la administración del
espacio protegido con la finalidad de acercar a los visitantes a los valores naturales y culturales de éste,
de una forma ordenada, segura, que garantice la conservación, la comprensión y el aprecio de tales valo-
res de la información, educación y la interpretación del patrimonio (Hernández y Gómez Limón, 2005). La
diferencia con el turismo es que si se enmarca en un espacio protegido, la administración ambiental tiene
plenas competencias con respecto al uso público, pero limitadas con respecto al turismo. Como en el marco
del presente capítulo no se va ha hablar exclusivamente de espacios protegidos sino de lugares de interés
geológico (protegidos o no), se utilizarán ambos conceptos para evitar confusiones.
Como consecuencia de la adecuación para el uso público de un espacio natural, o de la afluencia de
público sin ningún mecanismo de control a espacios naturales que no cuenten con programas de uso

201
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

público, se puede provocar la degradación de ese lugar. Ya se ha insistido con anterioridad en que el uso
recreativo o turístico de determinados elementos geológicos de cierta fragilidad puede suponer una seria
amenaza para la conservación del mismo. La manera de optimizar la relación entre conservación y apro-
vechamiento recreativo de un determinado lugar es diseñar un plan de uso público.
El turismo y uso público (entendidos de nabera general) mal gestionados pueden suponer una vía de
rápida degradación, e incluso el uso recreativo lleva implícito cierto grado de degradación. El turismo
puede suponer la modificación de las condiciones ambientales de un determinado recurso geológico, una
saturación de lugares que son frágiles, acelerar procesos erosivos debido a la pérdida de cubierta vegetal
por pisoteo, generar alta concentración de residuos orgánicos, acumulación de basuras, o la realización de
modificaciones para la adecuación turística, ente otros impactos notables. Por ello, la Federación EURO-
PARC redactó la Carta Europea del Turismo Sostenible en Espacios Protegidos, para que se convierta en
una herramienta de planificación.
Es imprescindible que antes de diseñar la utilización didáctica, turística o recreativa de un determina-
do recurso geológico, e incluso la divulgación de su existencia y valor patrimonial, se analice su vulnera-
bilidad y el riesgo de su degradación. Esto es más importante cuanto más accesible sea el lugar y cuanto
menos protegido esté y cuanto más vulnerable sea al expolio o al vandalismo.
Sobre el grado de afección del uso público en espacios protegidos se han realizado numerosos estu-
dios, de los cuales han surgido términos como el ya desarrollado límite de cambio aceptable (LAC) (Starkey
et al., 1985), o el de gestión del impacto por turismo (Kuss et al., 1990). Tres son los supuestos en los que
se basa la relación conservación-uso público y en los que se centran los estudios referidos a este aspecto:
1) los impactos son una consecuencia inevitable del uso público de un lugar; 2) estos impactos son acep-
tables hasta que se supera cierto umbral (LAC); y 3) la determinación de esos umbrales implica el segui-
miento y control del cambio del lugar y estimaciones en función de aspectos sociales referidos a la acep-
tabilidad del cambio (Floyd et al., 1997).
Dentro del uso público se incluyen ciertas prácticas deportivas, como la escalada, espeleología, des-
censo de barrancos, piragüismo, montañismo, etc. Si bien ninguna de ellas se considera perjudicial por sí
misma, pueden suponer una amenaza para la conservación de ciertos recursos geológicos si su práctica
está muy generalizada llegando a la masificación o si se practica en lugares de elevada fragilidad. En cual-
quier caso, suelen ser los seres vivos los más afectados por este tipo de actividades, y en casi todos los
ejemplos de limitaciones a la práctica de estos deportes en los espacios protegidos españoles se refiere a
la afección al medio biótico, como por ejemplo la limitación de la escalada en Valeria (Cuenca) o Contreras
(Valencia-Cuenca). En otros casos, ciertos hábitos o consecuencias de la práctica deportiva son los que pro-
vocan daños considerables. Un ejemplo puede ser la acumulación de restos de carburo o de basura en el
interior de cavidades. Valga como ejemplo las periódicas limpiezas que se hacían del interior de la Cueva
del Reguerillo (Madrid) hasta que se cerró su acceso. Existen numerosos estudios centrados en analizar la
relación entre ciertas prácticas deportivas y conservación y gestión de espacios protegidos, como p.e.
Schuster et al., 2001).
Para evitar el impacto de las actividades relacionadas con el uso público que pueden suponer una ame-
naza, en muchas comunidades autónomas se han regulado ciertas actividades mediante un ordenamien-
to jurídico adaptado a las mismas. Por ejemplo, en Castilla-La Mancha se ha regulado la circulación con
vehículos a motor en terrenos forestales (Decreto 139/96 y Orden de 8 de abril de 1998) y la acampada
(Decreto 140/96, de 9 de diciembre y Orden de 08-10-98), entre otros.

202
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

7.4.2. Coleccionismo

El coleccionismo como acto de recopilación de ejemplares geológicos (generalmente minerales y fósi-


les) es una interesante actividad que, ya sea para colecciones institucionales o como afición, está muy
extendida en nuestro país. El “coleccionismo responsable” es un interesante recurso didáctico, y debe ser
considerado como una actividad más de uso público del medio natural. Sin embargo, el coleccionismo mal
entendido, depredador y masivo puede ser un importante foco de problemas en algunos yacimientos.
Generalmente el coleccionismo por parte de particulares no suele ser muy dañino porque se suele centrar
en ejemplares rodados o en afloramientos fácilmente accesibles, a diferencia del expolio con fines econó-
micos, que incluso utiliza maquinaria pesada para conseguir ejemplares valiosos. Como en el caso de la
práctica de determinadas actividades deportivas o del turismo en general en espacios naturales, el colec-
cionismo constituye una actividad interesante que, además, puede constituir un recurso a tener en cuen-
ta, pero que debe ser planificado para evitar que se puedan dar problemas. La clave del equilibrio es, como
dice Page (2002) desarrollar en la sociedad un sentimiento de comprensión y apreciación de la importan-
cia del patrimonio paleontológico que apoye las leyes promulgadas en ese sentido.
Algunos organismos han diseñado códigos de conducta para orientar el comportamiento de los afi-
cionados al coleccionismo de fósiles y minerales (p.e. Joint Nature Conservation Committee, 2004). Estos
insisten en la idea del coleccionismo responsable, y en que el coleccionismo posee unas reglas básicas:
conseguir permiso de las autoridades o particulares si es necesario, mejor coger ejemplares rodados o de
escombreras, evitar molestar a la fauna y dañar la cubierta vegetal, no ensuciar el lugar, o hacer cualquier
cosa que pueda suponer un problema para los futuros visitantes.

7.4.3. Casos extremos: vandalismo y expolio

Uno de los principales problemas del uso público es que en muchos casos lleva asociado vandalismo.
Este es una amenaza real que afecta sobre todo a lugares frecuentados y populares. Es un problema gene-
ralizado en casi todos los espacios naturales protegidos, y en muchos de ellos se ha constatado que su
incidencia va en aumento. Por ejemplo, en 1991 fueron descritos 3.570 incidentes por vandalismo en los
espacios naturales protegidos gestionados por el NPS de Estados Unidos, mientras que en 1996 fueron
4.356 (Bureau of Land Management, 1998; referencia digital). También es verdad que en ese periodo
aumentó el número de visitantes a los citados ENPs americanos, pero no en una proporción tan elevada
como para justificar dicho incremento del vandalismo.
Algunas acciones vandálicas suponen pequeñas modificaciones que pueden ser subsanadas, mientras
que otras son absolutamente irreversibles. Existen muchos ejemplos, como la destrucción del Eye of the
Needle, un arco de roca natural situado en Montana (USA) en el río Missouri. En otros casos se trata de
costumbres muy arraigadas pero poco respetuosas con el medio que son de difícil erradicación. Por ejem-
plo en el Parque Nacional de Yellowstone (Wyoming, Idaho y Montana, USA) los visitantes arrojan mone-
das a los géiseres, mientras que en la localidad islandesa de Geyser los visitantes arrojaban jabón y cier-
tos objetos para provocar la salida de agua termal. Incluso el día de la independencia nacional se vertían
cientos de kilos de detergente para provocar la erupción del Gran Géiser, que con el tiempo y por la con-
taminación perdió su actividad.
En España también tenemos numeroso ejemplos de vandalismo en PIGs. Uno de los más frecuentes es
la existencia de pintadas o graffiti. La cima del Cabezo del Carmolí, bonito afloramiento de rocas calcoal-
calinas procedentes de la actividad volcánica neógena de la zona del Mar Menor (Murcia) y declarado

203
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Foto 34. Graffiti en el Cabezo del Carmolí (Murcia) Foto 35. Graffiti en la Sierra de Caldereros (Guadalajara) a
pocos centímetros de unas pinturas rupestres declaradas
Patrimonio de la Humanidad

Paisaje Protegido, se encuentra absolutamente transformada por el efecto de abundante pintura volcada
en su cima sobre la roca volcánica (además, una urbanización se asienta sobre parte de este singular aflo-
ramiento). En La Pedriza (Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, Madrid), los graffiti son cada
vez más frecuentes, algunos sobre riscos muy característicos, como el Tolmo o el Bloque de las Viras. En el
paraje del Oceño, en el Parque Natural del Alto Tajo (Guadalajara) los graffiti fueron borrados pero al poco
tiempo volvieron a aparecer. Y en ese mismo parque un excepcional afloramiento de sedimentos aluviales
con huellas de raíces se encuentra plagados de pintadas. Incluso en el Monumento Natural de la Sierra de
Caldereros (Guadalajara) los grafitti se sitúan a escasos centímetros de las pinturas rupestres declaradas
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Los graffiti a veces se convierten directamente en palabras
talladas sobre la roca, provocando un daño aún mayor, como los existentes en los depósitos volcanoclás-
ticos del Paisaje Lunar (Tenerife).
En otros casos, el vandalismo es debido a agresiones directas achacables a los propios aficionados a
la geología, como los daños recibidos por culpa de martillazos en varios ejemplares del más importante
yacimiento español de árboles fósiles situado en la Sierra de Aragoncillo (Guadalajara), tras su divulgación
en un diario. Incluso las acciones vandálicas se pueden centrar no en los elementos geológicos en sí mis-
mos, sino en las instalaciones interpretativas que se instalan para entender el significado del punto de inte-
rés. Esto es lo que ha sucedido en varios de los paneles instalados en el Sobrarbe (Huesca) dedicados a
describir puntos de interés geológico de dicha comarca.
En ocasiones, la propia comunidad científica es la causante del expolio y de la degradación. Anguita
et al. (2002) lo llaman “vandalismo científico” y ponen como ejemplo la realización de 42 perforaciones
para paleomagnetismo en un excepcional afloramiento de pillow-lavas en el barranco de Las Angustias en
La Palma (Canarias). Algo similar ha ocurrido en las presas travertínicas de las Lagunas de Ruidera (Ciudad
Real y Albacete). Carreras y Druguet (1999), que ponen como ejemplo también unas perforaciones para
muestreo en un afloramiento en Mosela (Alemania), también se hacen eco de este hecho y lo achacan a
un fallo en la cadena de comunicación entre los especialistas de patrimonio geológico y la comunidad cien-
tífica en general. Algo parecido pasa cuando personas no especialistas en geología modifican un lugar por
desconocimiento. En Bolnuevo (Murcia), una marca indicadora del sendero de gran recorrido GR está pin-
tada sobre un espejo de falla muy interesante didácticamente.
Por otro lado, el caso extremo del coleccionismo mal entendido es el expolio. Se centra fundamental-
mente en yacimientos minerales y fósiles, aunque también tiene lugar con espeleotemas, algunas rocas y
otros elementos geológicos. El origen puede ser el coleccionismo particular o la recolección con fines lucra-

204
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

tivos. El expolio a menudo ofrece cifras espectaculares. Por ejemplo, en el Parque Nacional de Petrified
Forest (Arizona, USA), los turistas expolian casi 12 toneladas de madera fosilizada cada año. En el Parque
Nacional de Carlsbad Cavern (Nuevo Méjico, USA), hubo que suprimir del recorrido turístico la visita a la
sala King´s Palace porque los visitantes arrancaban espeleotemas a pesar de que la vista requiere ir acom-
pañado de un guía. En España, Del Ramo y Guillén Mondéjar (2002; referencia digital) denuncian el expo-
lio sufrido por varios yacimientos murcianos: granates en Cehegín, prehnitas en Caravaca, apatitos en el
Monumento Natural de las minas de La Celia, e incluso el expolio y posterior destrucción del yacimiento
de yesos aciculares de la Mina de San Timoteo para evitar que otros comerciantes pudieran conseguir estos
minerales.
Este expolio, a parte de la propia pérdida de la geodiversidad local, genera otros problemas, como
impacto visual en zonas removilizadas, aceleración de procesos de erosión por eliminación de la cubierta
vegetal, posibles daños a la propiedad y a los visitantes y afección a la fauna en el caso de quirópteros
que habitan en cavidades (Del Ramo y Guillén Mondéjar, 2002; referencia digital). Para evitar el expolio,
sobre todo de yacimientos paleontológicos en fase de investigación, es frecuente que el yacimiento sea
enterrado cuando finaliza la campaña de muestreo para volver a ser descubierto en la siguiente campaña.
La técnica de enterrar el afloramiento ha sido propuesta también en otros lugares, como en el ya citado
bosque fósil de Aragoncillo. Pero esta medida, que puede ser positiva como primera actuación preventiva,
debe ir seguida de actuaciones más ambiciosas que aseguren la adecuada preservación del afloramiento.
Además, en otros casos el enterramiento no es válido en zonas extensas. El vallado tampoco es una medi-
da muy eficaz porque suele ser abierto para acceder al interior del yacimiento, como en el caso de la Cueva
de Alfacar (Granada) o de los yacimientos de la Hoya de la Sima (Murcia). La educación y concienciación
son en estos casos imprescindibles aunque su efecto sólo sea visible a medio y largo plazo, junto con otras
medidas preventivas que impidan el negocio y tráfico de especies minerales y fósiles. Tal y como afirman
Del Ramo y Guillén Mondéjar (2002; referencia digital), los docentes de la geología deben velar de no
generar nuevas generaciones de expoliadores, inculcando conductas compatibles con la conservación de

Foto 36. Vallado para impedir el acceso al yacimiento de graptolitos de Checa (Guadalajara)

205
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

los yacimientos que visitan con sus alumnos. Centrar la atención en la observación y no en la recolección
es un paso fundamental. En cualquier caso, una verdadera voluntad para evitar este problema es impres-
cindible por parte de las administraciones locales y regionales, ya que si no los esfuerzos pueden ser en
vano. Meléndez y Soria-Llop (2000) apuestan por un proceso mixto: por un lado la definición de Puntos
de Especial Interés Paleontológico por parte de la Sociedad Española de Paleontología, y por otro lado
mediante una vigilancia activa por parte de la administración.

7.5. RESTAURACIÓN DE ZONAS DEGRADADAS

Una vez que las modificaciones introducidas por el hombre han tenido lugar, pueden plantearse pla-
nes de recuperación cuyo objetivo es que el lugar o PIG alcance de nuevo las condiciones de referencia
que lo definen. En el medio geológico esto muchas veces no es posible, ya que la degradación es casi siem-
pre irreversible y los recursos geológicos afectados son irremplazables. Sin embargo, en algunos casos sí
puede recuperarse el lugar, o al menos intentar rehabilitar su fisonomía original o proporcionarle otra geo-
ecológicamente adecuada. Esto último es lo que se suele realizar con las canteras y minas una vez con-
cluida la explotación. Sobre este caso concreto incluso existe un desarrollo normativo específico a escala
nacional (Real Decreto 2994/1982, de 15 de octubre, sobre restauración de espacio natural afectado por
actividades mineras y Orden de 20 de noviembre de 1984, por la que se desarrolla el Real Decreto
2994/1982), por lo que no se desarrollará aquí en detalle.
Al inicio de este capítulo se mostraron las definiciones de tres conceptos relacionados con la restau-
ración y que pueden parecer sinónimos, pero que poseen matices que los hacen diferentes: recuperación,
regeneración y restauración. Mientras que la primera se refiere al grado en el que un recurso alterado ha
recobrado su forma y función anterior a la modificación que lo transformó, la restauración implica la rea-
lización de acciones encaminadas a mejorar el estado de conservación de un lugar. Por lo tanto, un lugar
restaurado puede que no esté recuperado del todo, sino que necesite un cierto tiempo para que el siste-
ma alcance su integridad y condiciones de referencia, que sea necesario adoptar más medidas para que
se complete su recuperación, o incluso que la afección haya llegado a tal punto que nunca sea posible una
recuperación total. Por último, la regeneración se refiere a la capacidad interna del sistema para recupe-
rarse.
La degradación de los recursos geológicos se referirá generalmente a lugares sobreexplotados, conta-
minados, transformados (físicamente o interrumpiendo su dinámica natural), destruidos (total o parcial-
mente) o desnaturalizados (descontextualizados de un entorno natural, o que sea este el que está degra-
dado). En general, la restauración es una acción multidisciplinar que implica la recuperación biológica y
geológica, por lo que es importante conocer la relación entre ambas. Que un lugar alcance sus condicio-
nes de referencia puede llevar varios años e incluso décadas, sobre todo si implica procesos lentos como
por ejemplo la recuperación de la cubierta vegetal o las condiciones hidrodinámicas de un cauce fluvial.
De la misma manera, algunas restauraciones implican el uso de costosas y complicadas técnicas (como por
ejemplo técnicas de restitución microtopográfica) mientras que en otros casos bastará con la retirada de
escombros o basuras. Esto dependerá del grado de afección del lugar, de sus mecanismos intrínsecos de
autorecuperación (resiliense) y, sobre todo, de lo ambicioso que sea el plan de recuperación. La restaura-
ción siempre será más fácil si ha sido planteada previamente o mientras se realizaba el impacto.
El primer paso de la recuperación consistirá en erradicar, o al menos mitigar, las acciones que provo-
can la degradación del lugar. A partir de ahí se podrán adoptar medidas biológicas, estructurales, físicas o

206
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Foto 37. Zona de acceso restringido en las Bárdenas Reales (Navarra)

207
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

químicas que completen la recuperación. Como ejemplo de las primeras puede ser la colonización vegetal
para evitar la erosión (p.e. en el Parque Natural de Peñalara tras desmantelar las instalaciones de la esta-
ción de esquí); como ejemplo de las estructurales puede ser la eliminación de escombros y residuos (como
p.e. la limpieza de la dolina situada junto a la Ermita de los Enebrales en Tamajón, Guadalajara), la deli-
mitación perimetral mediante un vallado del lugar a recuperar como la existente en la Laguna Negra
(Soria), o la instalación de pasarelas para evitar la erosión como las instaladas en una turbera en Peñalara
(Madrid); como ejemplo de las medidas físicas puede ser la modificación del trazado de un curso fluvial
para adaptarlo al original, como en el arroyo del Partido (Huelva); y como ejemplo de las acciones quími-
cas puede ser la depuración de aguas contaminadas de un río o laguna.
En otras ocasiones cabe la posibilidad de que la restauración no tenga como objeto intentar alcanzar
las condiciones de referencia del recurso geológico afectado, sino que se prefiere aprovechar la degrada-
ción de la zona para que acoja ciertas actividades. Un ejemplo puede ser la instalación de infraestructuras
o servicios como, por ejemplo, vertederos. En otras ocasiones se busca generar recursos para uso recreati-
vo como lagunas o parques, o usos del territorio como campos de cultivo o parcelas para uso ganadero.
En todos estos casos se trata de aprovechamientos secundarios que son planteados cuando se asume que
la recuperación es inviable, y suele referirse a grandes explotaciones a cielo abierto. Y por último, en la
mayoría de los casos (al menos desde la perspectiva de la geoconservación) la transformación va a ser irre-
parable y nunca será posible su recuperación. Por ello hay veces que se llega a un acuerdo para estudiar
lugares de interés que la propia transformación está poniendo al descubierto y que serán destruidos. Un
ejemplo es el estudio de los depósitos cuaternarios presentes en la cubeta de la presa de Llauset (Huesca),
que fueron estudiados antes y mientras eran removilizados para la instalación de la presa (Bordonau,
comunicación personal).

7.5.1. Ejemplos de recuperación de zonas degradadas

Un ejemplo muy notable de recuperación de zonas degradadas es la rehabilitación de la antigua esta-


ción de esquí de Valcotos (Madrid). La rehabilitación implicó no sólo una mejora del estado de conserva-
ción de la zona (incluida parcialmente dentro de los límites del Parque Natural de la Cumbre, Circo y
Lagunas de Peñalara, declarado en 1990), sino que supuso un cambio total de usos del territorio. Durante
el invierno de 1998 la Comunidad de Madrid expropió con fines conservacionistas la finca de Los Cotos,
de 268 ha de las que 120 se situaban dentro del parque natural. Posteriormente se desmantelaron las ins-
talaciones de esquí alpino, que incluían 11 sistemas de transporte (telesillas y telesquís) que, con una lon-
gitud total de 5.750 metros, estaban sujetos por 65 pilonas, incluían 22 zonas explanadas y más de 20
edificaciones (Sánchez-Herrera, 1999), incluida una cafetería situada a dos mil cien metros de altitud. La
mayoría de las modificaciones irreversibles realizadas en la zona corresponden a alteraciones de los depó-
sitos glaciares, removilizados y allanados para la instalación de infraestructuras, junto con desmontes, talu-
des y deslizamientos asociados a ellos. En estos casos la restauración consistió fundamentalmente en la
restitución topográfica, así como en el favorecimiento de la colonización vegetal que evite procesos erosi-
vos. Esta restauración puso fin, además, a numerosas actuaciones desarrollistas que suponían una seria
amenaza para la conservación de la zona del Puerto de Cotos-Peñalara (Pedraza, 1999).
Un ejemplo de mucho interés por las características del área degradada y por lo novedoso de la meto-
dología aplicada es la restauración de una antigua cantera de arenas situada en la provincia de Segovia
(Martín Duque et al., 1998). La rehabilitación e integración paisajística de dicha cantera se realizó en base
a un estudio previo morfográfico, morfodinámico y morfoevolutivo, lo que proporcionó criterios objetivos

208
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Foto 38. Macizo de Peñalara (Madrid) antes de que fuera desmantelada la estación de esquí alpino

para deducir cuál iba a ser la evolución natural de la cantera una vez realizada la restauración. Un estu-
dio morfológico previo del área de estudio proporcionó información sobre cuál debería ser la morfología
original del área antes de la explotación, y por lo tanto, las condiciones de referencia que se pretendían
alcanzar con la rehabilitación. Conjugando todos estos aspectos se pudo definir una metodología de tra-
bajo que, al menos a medio plazo, ha dado unos resultados positivos.
Uno de los proyectos de recuperación más ambiciosos realizados en España es el programa Doñana
2005, puesto en marcha por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales entre los años 1998 y 2005.
El objetivo de este programa es la recuperación hídrica del parque nacional, tras muchos años de inter-
vención humana canalizando, dragando, rectificando y desecando cauces y marismas, sobre todo para el
aprovechamiento agrícola y ganadero. Lo importante de este programa es que no se limita a regenerar los
terrenos de marisma incluidos dentro del parque nacional, sino que actúa en los cauces y cuencas ver-
tientes, insistiendo también en la calidad y cantidad de los aportes. Además de las actuaciones concretas
de recuperación hídrica, incluye un sistema de seguimiento, control y evaluación, así como un programa
de investigación y otro de divulgación-educación ambiental.
Otro ejemplo es la recuperación del afloramiento de lamproítas de Cerros Negros, cerca de Caravaca
(Murcia), que tras cesar su explotación para áridos fue utilizado como vertedero. A raíz de las denuncias
presentadas por investigadores de la Universidad de Murcia se cesó el vertido, se evacuaron parte de los
residuos y se acondicionó el lugar para la visita didáctica (Mancheño y Romero, 2004).
Otro ejemplo es la liberación de los derechos de explotación minera en el Parque Natural de Cabo de
Gata-Níjar y su entorno, con objeto de erradicar las explotaciones mineras dentro del Parque Natural.
Desde 1999 la Junta de Andalucía ha liberado alrededor de 17.000 hectáreas de zonas mineras incluidas
dentro del Parque o en los aledaños, quedando a finales del 2004 todavía dos mil hectáreas con conce-
siones vigentes. Esta medida supone el primer paso para recuperar geológica y ecológicamente de estos
enclaves situados dentro de un espacio natural, siendo necesario iniciar después la recuperación geo-eco-
lógica del lugar. Por ello, la propia Junta de Andalucía creó el llamado “Pacto Andaluz por la Minería”,
entre cuyos objetivos se incluye la regeneración medioambiental de antiguas áreas mineras.
Como ejemplo de la integración de planes de recuperación dentro de la gestión de espacios protegi-
dos, el NPS creó en 1995 la Geologic Resources División, entre cuyos objetivos se encontraba la recupe-

209
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

ración de zonas degradadas incluidas dentro de los espacios naturales que gestiona este organismo guber-
namental, denominado DLR (disturbed land restoration). El plan de actuación se inicia con la realización
de inventarios de zonas degradadas (como por ejemplo el Disturbed Land Inventory and recommendations
for Lansen Volcanic NP), que en su mayoría consisten en zonas afectadas por pequeñas explotaciones
abandonadas, presencia de canales, zanjas o procesos erosivos activos. La restauración de estos lugares
se plantea de una manera multidisciplinar.

7.6. SEGUIMIENTO Y CONTROL: GEOINDICADORES

El seguimiento y control (monitoring) es una herramienta fundamental en la conservación del patri-


monio natural, y por lo tanto, lo es también en geoconservación. Consiste en el seguimiento de la evolu-
ción de un determinado recurso natural (proceso, elemento, enclave, etc.) mediante la recogida sistemáti-
ca de datos y análisis de los mismos, en especial magnitudes, frecuencias, rangos y tendencias de proce-
sos naturales. Para ello se definen unos parámetros que pueden ser mesurables cualitativa o cuantitativa-
mente. En las dos últimas décadas, y sobre todo desde la Conferencia de Río de 1992, los indicadores
ambientales han sido desarrollados y aplicados con bastante éxito en conservación, si bien su utilización
no es algo ni mucho menos exclusivo de las ciencias naturales, sino que los indicadores son utilizados habi-
tualmente en otros campos como la sociología, economía, seguridad y salud, entre otros.
El seguimiento de recursos geológicos puede ser utilizado como sistema para identificar cambios en
los sistemas geológicos, analizar las consecuencias de esos cambios (incluyendo las ecológicas), y ayudar
a determinar medidas de gestión en función de los cambios. Como se puede ver, la el seguimiento es un
ejemplo más de la aplicación de la perspectiva holística a la hora de plantear la conservación de un deter-
minado espacio natural.
El seguimiento de elementos geológicos naturales en España es relativamente amplia y creciente.
Valgan como ejemplo las medidas de la evolución del permafrost en Sierra Nevada (Granada), la medida
de las tasas de sedimentación y hundimiento en el Delta del Ebro (Tarragona), las variaciones de las con-
diciones ambientales de la cavidades kársticas colmo la cueva de Nerja (Málaga) o la estimación de los
recursos hídricos en forma de nieve en las cordilleras españolas (ERHIN), además del riesgo sísmico y vol-
cánico.
Actualmente el seguimiento es utilizado en muchos estudios ambientales para analizar la evolución de
un determinado enclave natural, incluyendo los cambios producidos por la acción antrópica (directa o indi-
recta) así como cambios producidos como resultado de la evolución natural del ecosistema. Sin embargo,
en el contexto geoconservacionista interesa especialmente el seguimiento de aquellas variables que pue-
dan proporcionar información sobre la evolución del estado de conservación (actual o futuro) de un encla-
ve geológico. Además, debe tenerse en cuenta que los sistemas naturales evolucionan de manera natural
en el tiempo y que esta evolución natural puede implicar una tendencia degenerativa.
Si el seguimiento se hace con fines conservacionistas, lo que se busca es observar la tendencia en el
estado de conservación del lugar en cuestión, al menos a corto y medio plazo. Por ello, el seguimiento es
el penúltimo paso de un plan de conservación y sirve de revisión del mismo, especialmente para valorar la
eficacia de las medidas adoptadas para la conservación del lugar o para discernir si es necesario implan-
tar unas nuevas. Aunque también el seguimiento puede realizarse previamente al diseño de un plan de
conservación: se decide controlar determinados elementos geológicos (en general altamente vulnerables)
y si se evidencia una tendencia degenerativa, entonces se diseña un plan de conservación-recuperación.

210
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

El objetivo del seguimiento en el ámbito de la geoconservación es detectar cambios en el estado de con-


servación de recursos geológicos en relación con la acción humana, de manera que esas modificaciones pue-
dan ser previstas, corregidas, mitigadas o atenuadas mediante la toma de unas medidas de gestión. El segui-
miento servirá también para evaluar la eficacia de las medidas ya adoptadas o para plantear la necesidad de
adoptar nuevas. Estos cambios no sólo se refieren a una evolución degenerativa del estado del lugar, sino que
la tendencia puede ser positiva o incluso estable, lo cual nos indicará, en el primer caso, que el lugar se está
recuperando, o que no evoluciona en el caso de la estabilidad. A menudo lo que se pretende localizar es el
cambio de tendencias, más que cuantificar de una manera precisa los factores participantes.

7.6.1. El seguimiento y control de recursos geológicos

El seguimiento de los recursos geológicos y del resto de los componentes físicos de un espacio natu-
ral puede realizarse como un fin o como parte de la motorización global del lugar. Lo cierto es que el segui-
miento y control de elementos geológicos está mucho menos desarrollada que la relacionada con el medio
biótico, así que cuando en un ENP se diseña un plan de control de recursos geológicos generalmente tam-
bién se hace de otros recursos bióticos o en programas generales de seguimiento de los componentes físi-
cos de los ecosistemas: geología, hidrología y meteorología. Un campo de la geología donde el segui-
miento ha sido muy desarrollada es con relación a las aguas subterráneas y a la hidrogeología en gene-
ral, sobre todo centrada en detectar contaminantes y en parámetros referidos a la calidad química de las
aguas (p.e. Fernández Escalante, 2004).
El seguimiento y control de recursos geológicos presenta una serie de peculiaridades que deben ser
asumidas y que la diferencian de la de los recursos biológicos. En primer lugar, la evolución natural de la
mayoría de los procesos geológicos tiene lugar a largo plazo (al menos comparado con la evolución de los
elementos bióticos de un ecosistema), y en su mayoría presenta una periodicidad también superior (Tabla
26). Aunque hay evidentes excepciones a esta regla, debe asumirse que será necesaria una buena colec-
ción de datos para poder observar tendencias, y que según los casos, la recogida de datos podrá espa-
ciarse más o menos en el tiempo porque la respuesta del sistema no es siempre igual de rápida.
Intervalo
Registro Resolución temporal
(años)
Registros históricos Días/horas 2.000
Precipitación de espeleotemas Días/años 300.000
Anillos de crecimiento en árboles Año/estación 14.000
Sedimentos lacustres Año/estación 1.000.000
Testigos de hielo año 200.000
Glaciares en latitudes intermedias año 10.000
Corales año 100.000
Rocas sedimentarias año 10.000.000
Temperatura en sondeos 10 años 300
Loess 10 años 3.000.000
Polen 10 años 10.000.000
Testigos de fondo marino 100 años 10.000.000
Paleosuelos 100 años 10.000.000

Tabla 26. Registros geológicos aproximados utilizados para análisis paleoambiental. Tomado de Berguer (1996).
La resolución se refiere al periodo mínimo que queda reflejado, y el intervalo temporal al periodo de tiempo del
que puede proporcionar información

211
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

El seguimiento deberá plantearse de manera diferente si el recurso geológico está activo o es fósil.
Aunque esto requiere matizaciones, porque un determinado elemento geológico puede estar integrado en
el registro geológico (lo que se considera habitualmente como fósil), pero estar sometido a procesos acti-
vos que pueden afectarle, como la erosión o la colonización vegetal. En cualquier caso, si se trata de un
elemento activo el seguimiento deberá distinguir entre los cambios relacionados con una evolución natu-
ral de los procesos que actúan en ese lugar y los que indiquen un cambio en su estado de conservación
debido a la participación antrópica. En el caso de recursos geológicos fósiles o inactivos, es más fácil dis-
tinguir entre los cambios antrópicos y los relacionados con procesos naturales. Por ello suele ser más fácil
identificar los fenómenos inductores del cambio (relación causa-efecto), y el seguimiento se suele basar en
inventariar los cambios, medir su ritmo, los procesos que los provocan y las causas que los inducen.
Se quiere destacar que, al fin y al cabo, el registro sedimentario es un geoindicador a gran escala, tanto
local como global, pero a una escala de tiempo que no suele ser muy útil para prever modelos futuros a
corto plazo o continuos. Sin embargo, siempre aporta una información crucial para poder conocer cómo
evolucionan (y cómo evolucionaron) de manera natural los sistemas geológicos y poder discernir la parti-
cipación antrópica en los actuales. Los estudios del karst con objeto de realizar reconstrucciones paleocli-
máticas son un ejemplo de ello (p.e. Durán, 1996).

7.6.2. Geoindicadores

Los aspectos que pueden ser objeto de seguimiento se llaman indicadores, y en el caso de que se refie-
ran a aspectos geológicos, se denominan geoindicadores (GEIs). Estos fueron definidos por Berger e Iams
(1996) atendiendo a aspectos críticos que pueden señalar cambios en la integridad, estabilidad y sosteni-
bilidad de los sistemas geológicos. Los geoindicadores se definieron para servir como herramientas en la
evaluación de cambios rápidos en sistemas geológicos, de manera que cuantificaran de una manera lo más
simple posibles modificaciones en procesos que suelen ser complejos. Como reflejo de la creciente preo-
cupación por la modificación humana de los recursos geológicos y de los sistemas naturales en general, la
IUGS desarrolló a mediados de la década de 1990 un proyecto orientado a definir una serie de indicado-
res geológicos que fueran útiles a la hora de realizar diagnósticos de sistemas naturales (Tabla 27). Bajo
el amparo de la IUGS se desarrolla en la actualidad la iniciativa GEOIN, cuyo objetivo principal es facilitar
y promover la instauración de los geoindicadores como herramientas de gestión y medida de cambios geo-
lógicos. Aunque los geoindicadores se centran en cambios referidos a recursos geológicos, muchos de ellos
están íntimamente ligados a procesos biológicos, y tanto es así que a veces es difícil diferenciar entre indi-
cadores de procesos orgánicos e inorgánicos. Pero esto no es un gran problema, ya que al fin y al cabo los
geoindicadores fueron creados para ser utilizados en programas integrales de control ambiental y anali-
zados por equipos multidisciplinares.
El seguimiento de recursos geológicos implica recopilar información a partir de la observación, medi-
da y muestreo de procesos geológicos a través del resultado que estos provocan. La medida de alguno de
estos procesos requiere la utilización de técnicas complejas y herramientas sofisticadas. Otras, por el con-
trario, sólo requieren un mínimo entrenamiento en la utilización de una sistemática. Tanto es así, que el
NPS utiliza estudiantes y voluntarios para el seguimiento de ciertos procesos, y algo parecido se realiza en
España donde en el inventario anual del estado de los glaciares pirenaicos, realizado por la Universidad
de Zaragoza, colaboran voluntarios generalmente mediante la realización de fotografías que sirven para
estimar variaciones en la extensión y espesor de la masa de hielo.
Los geoindicadores son mediciones de procesos geológicos cuya actividad les haga susceptibles de
sufrir modificaciones importantes en un periodo de tiempo inferior a los 100 años. Estos cambios pueden

212
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

ser repentinos o graduales, casi imperceptibles por el hombre o de consecuencias catastróficas. La relación
entre procesos geológicos y geoindicadores se basa en que los geoindicadores son parámetros que pue-
den ser usados para medir y detectar cambios en los procesos geológicos (p.e. el avance de un glaciar es
objeto de seguimiento dentro de un proceso global que es una glaciación). En general, los indicadores
muestran la existencia o no de cambios, el significado e importancia de los mismos (o de su ausencia) y
qué medidas deben llevarse a cabo para su mitigación, atenuación o compensación. Algunos de estos indi-
cadores hacen un seguimiento contínuo de manera continua, mientras que otros lo hacen en intervalos
predefinidos.
Algunos geoindicadores utilizados con fines geoconservacionistas son debidos a la participación
humana en la dinámica de algunos procesos geomorfológicos (p.e. deslizamientos por cambios de usos del
suelo), cobertura de la vegetación de elementos geológicos singulares, impactos visuales de construccio-
nes e instalaciones, aumento de la erosión por cambios en la gestión humana de la zona, etc.
La IUGS, después de desarrollar el proyecto de investigación antes citado, seleccionó 27 geoindicado-
res (Tabla 27). Si bien estos se describen de manera independiente, es frecuente que varios de ellos estén
interrelacionados al reflejar cambios en un mismo proceso geológico. La IUGS definió, además, un proto-
colo para la descripción de los geoindicadores.

7.6.3. Aplicación del seguimiento y control en geoconservación

Como se puede observar, el concepto de geoindicador global definido por la IUGS no es del todo prác-
tico para la geoconservación en el ámbito local tal y como aquí se plantea. Los geoindicadores mostrados
en la Tabla 27 están diseñados para controlar la evolución de determinados procesos que evidencian un
cambio a corto plazo en el “sistema geológico Tierra”. Las medidas se centran en calcular magnitudes, fre-
cuencias, tasas y tendencias de procesos naturales que se desarrollan sin necesidad de la participación
humana directa, aunque determinadas acciones antrópicas pueden modificar su pauta natural, ya sea ace-
lerando, retardando, acentuando, mitigando o desviando el proceso. Precisamente esto último es lo que
interesa en geoconservación, donde aunque es importante saber cómo evolucionan los sistemas geológi-
cos que son objeto de gestión, lo importante es conocer, controlar y mitigar los cambios que se producen
por la participación antrópica, y no los que correspondan a la evolución natural del sistema. Muchos de
los geoindicadores descritos por Berger e Iams (1996) corresponden a cambios debidos a procesos natu-
rales, y no a que el hombre haya introducido modificaciones que afecten a su estado de conservación, y
aunque en la Tabla 27 se indica el grado de participación antrópica, no deja de ser una estimación gros-
so modo. Por ello, en geoconservación los geoindicadores deben ser elegidos con precaución, definiendo
primero los objetivos que se pretenden alcanzar mediante el seguimiento y control.
Esto nos lleva a la conclusión de que los geoindicadores, desde la perspectiva de la geoconservación,
los podemos dividir en dos grupos: 1) los geoindicadores que reflejan cambios en el sistema, indepen-
dientemente de que estos se deban a causas naturales o antrópicas (y en muchos casos sin evaluar la par-
ticipación de cada uno de ellos); y 2) los geoindicadores que señalan los cambios producidos de manera
directa por la acción antrópica. Ambos son importantes en geoconservación, pero con diferente significa-
ción: los primeros orientarán posibles medidas de gestión; los segundos son los que realmente deben ser
compensados y contemplados en el plan de conservación, aunque no sea posible actuar directamente
sobre ellos. Un ejemplo de esto último puede ser el avance o retroceso de los glaciares. En un parque
nacional como el de Banff (Canadá), las fluctuaciones de los frentes de los glaciares pueden tener impor-
tantes consecuencias en la gestión. Si bien no se puede (y probablemente no se quisiera) intervenir direc-

213
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

INTERÉS PARA VALIDEZ


INFLUENCIA INFLUENCIA PALEO- PARA GEO-
Nº GEOINDICADOR CONSER-
NATURAL ANTRÓPICA RECONS-
TRUCCIONES VACIÓN
1 Química de coral y pautas de crecimiento (choral chemistry) A A A M
2 Costras superficiales en desiertos y fisuras A M B B
3 Formación y reactivación de dunas A M M A
4 Magnitud, duración y frecuencia de tormentas de arena A M M B
5 Actividad de suelos congelados A M A B
6 Fluctuaciones glaciares A B A B
7 Calidad del agua subterránea M A B A
8 Química de aguas subterráneas en la zona no saturada A A A A
9 Nivel del agua subterránea M A B A
10 Actividad kárstica A M A B
11 Niveles de lagos y salinidad A A M A
12 Nivel relativo del nivel del mar A M A B
13 Secuencias sedimentarias y composición A A A M
14 Sismicidad A M B B
15 Posición de la línea de costa A A A A
16 Deslizamientos A A M A
17 Erosión de suelos y sedimentos A A M M
18 Calidad del suelo M A A A
19 Flujo en caudales A A B A
20 Morfología de canales fluviales A A B A
21 Transporte y sedimentación de sedimentos fluvial A A M A
22 Régimen térmico subsuperficial A M A B
23 Desplazamientos superficiales A M M B
24 Calidad del agua superficial A A B A
25 Actividad volcánica A B H B
26 Extensión, estructura e hidrología de humedales A A A A
27 Erosión eólica A M M B
Tabla 27. Tabla ilustrativa de los 27 geoindicadores definidos por la IUGS y de la participación natural y antrópica en la inducción
directa e indirecta de cambios en los sistemas geológicos. Se excluyen consideraciones de rango mayor como el cambio climático
(tomado de Berger e Iams, 1996). A= Alto, M= Medio, B= Bajo

tamente para evitar esas fluctuaciones (debidas a la propia dinámica glaciar y al calentamiento global
terrestre en el que la acción del hombre tiene su papel) este avance o retroceso puede condicionar la ges-
tión del parque, por ejemplo, variando el programa de uso público por el riesgo a los visitantes, condicio-
nan la instalación de nuevas infraestructuras, etc. El caso contrario sería las oscilaciones del nivel freático
en un humedal como, por ejemplo, el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real y Albacete).
En este caso esas oscilaciones son debidas en parte a la acción antrópica y pueden afectar de manera
directa al estado de conservación de las manifestaciones geológicas presentes en el parque y de otros
aspectos ecológicos. Sobre estos aspectos sí se puede actuar, y por lo tanto deberían ser contemplados en
un hipotético plan de conservación de los recursos geológicos de ese espacio natural.
Otra matización a los geoindicadores de Berger e Iams (1996) es que éstos miden cambios en la evo-
lución de determinados procesos geológicos activos, y en conservación el objetivo de el seguimiento no

214
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

debe limitarse a elementos activos, sino a la generalidad del estado de geoconservación del lugar. Por otro
lado, los geoindicadores evalúan cambios tanto a escala local como global. Mientras que los primeros pue-
den ser útiles para la gestión concreta de un determinado recurso geológico, la segunda se relaciona más
con el desarrollo de iniciativas globales y la declaración de protocolos y estrategias internacionales. Pero
encontrar unos indicadores útiles a escalas regionales, continentales y, más aún globales, y establecer unos
parámetros cuantitativos de cambio que sirvan para todas estas situaciones es muy complejo, tal y como
afirman Víctor et al. (1991). Por ello, en geoconservación a menudo se decide controlar sólo aquellos
aspectos sobre los que el gestor tiene capacidad de actuación, y no otros de tipo global, como modifica-
ciones debidas al cambio climático, a oscilaciones del nivel del mar, o aspectos regionales como la explo-
tación de acuíferos.

7.6.4. Limitaciones del seguimiento de recursos geológicos y de los geoindicadores en geo-


conservación

El diseño de un programa de seguimiento y control posee indudables ventajas para la conservación,


aunque también posee unas limitaciones que deben ser asumidas. La primera limitación es que es nece-
sario disponer de una cantidad de datos lo suficientemente amplia como para poder deducir tendencias
actuales y futuras, sobre todo porque los procesos geológicos suelen presentar periodicidades o ciclos de
rango mayor (ya comentado anteriormente). Estos datos deben ser recogidos con rigor, sistemática y cri-
terio, y tanto la toma de datos como el método empleado y la periodicidad deberán depender de las carac-
terísticas del rasgo geológico monitorizado. La realización de previsiones a largo e incluso a medio plazo,
es difícil a no ser que se tenga un registro importante de datos. De la misma manera, definir unos geoin-
dicadores útiles a escala global es una utopía, y en geoconservación es casi mejor definir unos geoindica-
dores adaptados al espacio que se quiere gestionar, más que basarse en modelos globales que, eso sí, ser-
virán de referencia.
Ya se ha comentado que el problema más grave de la aplicación de los geoindicadores en geoconser-
vación es que en muchos casos es difícil distinguir si los cambios observados en el sistema son debidos a
la participación antrópica o lo son como resultado de una evolución natural. Además, la participación de
varios procesos simultáneos hace difícil distinguir el grado de participación de cada uno de ellos en los
cambios producidos. La ideal correspondencia causa-efecto no es siempre real ni evidente, por lo que a
menudo es difícil encontrar el desencadenante real de algunos cambios, o mejor dicho, el grado de parti-
cipación de cada uno de los detonantes en el cambio.
Otra limitación es que algunos procesos geológicos son de difícil control. Esto se debe sobre todo a
que su evolución es muy lenta o que responde a ciclos de rango mayor y no se dispone de datos más que
de un periodo concreto de ese ciclo, con lo que realizar extrapolaciones es difícil e incluso aventurado. El
seguimiento de recursos geológicos será especialmente eficaz a corto plazo, porque predecir procesos en
un rango mayor requiere datos de los que no se suele disponer, aunque el National Park Service (2003;
referencia digital) considere que también pueden ser útiles a largo plazo. Por lo tanto, no hay una perio-
dicidad estándar de toma de datos ni un tiempo fijo para la obtención de resultados. Ambos dependerán
del recurso a controlar.
Debe tenerse en cuenta que si el seguimiento señala cambios degenerativos en un determinado lugar,
no sólo pueden deberse a la necesidad de tomar medidas concretas de gestión que aseguren su conser-
vación (o que las utilizadas hayan sido erróneas o insuficientes), sino que también pueden tener su causa
en una consideración errónea del problema, en la participación de procesos o situaciones no contempla-

215
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

das inicialmente, o en la interacción de procesos que no han sido entendidos totalmente y que lo hacen
de manera natural. En la Tabla 28 se muestra el diferente significado de las posibles tendencias que refle-
jan el seguimiento y control de uno o varios recursos geológicos.

SIGNIFICADO DE LA TENDENCIA OBSERVADA POR EL SEGUIMIENTO EN FUNCIÓN DE SI SE HAN ADOPTADO O


TENDENCIA NO MEDIDAS CONSERVACIONISTAS
DEL SISTEMA
SE HAN ADOPTADO MEDIDAS CONSERVACIONISTAS NO SE HAN ADOPTADO MEDIDAS CONSERVACIONISTAS
Las medidas adoptadas han sido eficaces
Ha cesado el impacto y el sistema se recupera gracias a las El sistema no requiere que se adopten medidas
Positiva medidas
A pesar de que la tendencia sigue siendo positiva, no sigue el
Ha cesado impacto y el sistema se recupera por sí solo
ritmo deseado
Las medidas adoptadas han frenado la degeneración. Debe
El sistema no requiere que se adopten medidas a no ser que
plantearse si es necesario que las medidas adoptadas conti-
su tendencia debiera haber sido positiva
núen o pueden cesar
Estable
Las medidas sólo han frenado la degradación pero no han Se requiere la adopción de medidas, mantener las ya adopta-
conseguido que el sistema se recupere. Deben utilizarse nue- das o intensificarlas porque su tendencia debería haber sido
vas medidas o intensificarlas positiva
Las medidas no han sido eficaces o no se ha planteado bien
el problema. Debe plantearse el problema de nuevo El sistema requiere que se planteen medidas que impidan su
degeneración
A pesar de que sea degenerativa se ha frenado algo el pro-
ceso y se espera un cambio de tendencia. Deben mantenerse
Degenerativa
las medidas
La tendencia sigue siendo degenerativa pero sin alcanzar un La degeneración es asumible y sólo se plantearán medidas
umbral crítico (LAC). Debe continuarse con las medidas tal y cuando se supere un cierto umbral (LAC).
como se han aplicado

Tabla 28. Diferentes significados de la existencia o inexistencia de cambios en un sistema tras el seguimiento y control del mismo,
en función de si se han adoptado previamente medidas correctoras o no. LAC= límite de cambio aceptable

Por otro lado, nunca debe perderse de vista que la el seguimiento debe realizarse con criterio, y que
deberá analizarse bien qué aspectos deben ser analizados y con qué métodos. Un ejemplo puede ser el
enriquecimiento de arsénico que de manera natural posee el acuífero detrítico de Madrid, similar al que
presentan otros acuíferos de cuencas terciarias continentales (Duero). Si se monitoriza la composición quí-
mica de sus aguas subterráneas sin tener en cuenta este aspecto, puede llegarse a la concepción errónea
de que la acción antrópica está contaminado con arsénico el acuífero.
Por lo tanto, en el seguimiento y control de recursos geológicos con relación a la gestión de espacios
naturales limitados, lo ideal es que los geoindicadores sean definidos para el caso concreto, que se con-
trolen los cambios producidos en el sistema para conocer su evolución, pero que se haga hincapié en aque-
llos aspectos sobre los que se posee capacidad de gestión.

7.6.5. El proceso de seguimiento y control

Asociado al concepto de geoindicadores aparecen de nuevo términos que ya fueron definidos ante-
riormente, como capacidad de carga (CC), umbral de cambio o límite de cambio aceptable (LAC). De
hecho, el seguimiento es una excelente herramienta para definirlos o incluso para detectar que se han
alcanzado los umbrales deseados (o no deseados). En geoconservación es habitual que la el seguimiento
se refiera a aspectos fundamentales o de alto valor del espacio natural. Este planteamiento permite opti-
mizar recursos y centrar los esfuerzos en los aspectos que son importantes en ese lugar. Con esta infor-
mación se pueden tomar medidas concretas o incluso diseñar modelos de evolución futura.

216
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Generalmente el proceso de seguimiento y control se centra en:


– definir los aspectos a controlar
– definir qué geoindicadores son útiles y para los cuales se dispone de recursos humanos y económi-
cos
– definir los umbrales
– detectar fenómenos casuales que no siguen una tendencia o se alejan puntualmente de ella.
Para la aplicación de geoindicadores es necesario definir primero la unidad de aplicación (GEU, geo-
environmental unit), caracterizada por dos aspectos: límites espaciales (delimitación del recurso a contro-
lar) e intervalo temporal (en el cual el geoindicador proporciona información relevante). A menudo se defi-
nen también las unidades socioeconómicas en las que se sitúa la GEU (Elliot, 1996).
Por último, se quiere insistir en la idea de que los geoindicadores utilizados en geoconservación rara
vez son universales, por lo que conviene definirlos y definir también los umbrales en cada caso concreto.
Además, cada cultura posee sus valores. Aunque los indicadores deben ser universales en el sentido de su
muestreo, hay que asumir que en diferentes lugares darán una información diferente.
Un ejemplo de cómo aplicar los geoindicadores en un ENP puede ser el utilizado en el Parque Nacional
de Capitol Reef (Utah, USA) (Tabla 29). En ella se ha valorado también la importancia para los ecosiste-
mas presentes en el parque, la participación humana y la correspondencia con posibles medidas de ges-
tión.
Importancia para Grado de partici- Significado de
GEOINDICADORES
el ecosistema pación antrópica cara a la gestión
ÁRIDOS Y SEMIÁRIDOS
1. Costras y pavimentos de origen eólico 5 5 5
2. Formación y reactivación dunar 3 3 4
3. Duración, magnitud y frecuencia de las tormentas de arena 1 5/3 3
4. Erosión y sedimentación eólica 5 5/3 5
AGUA SUPERFICIAL
5. Morfología de los canales fluviales 5 5 5
6 Erosión, transporte y sedimentación fluvial 5 5 5
7. Corrientes de agua 5 5 5
8. Calidad del agua superficial 5 5 5
9. Extensión y estructura de los humedales 5 5 5
AGUA SUBTERRÁNEA
10. Calidad del agua subterránea 5 4 3
11. Nivel freático y descarga 5 5 5
SUELOS
12. Calidad de los suelos 5 1/5 5
13. Erosión y sedimentación de suelos por el agua 5 3/5 5
14. Secuencia de sedimentación y composición 1 5 3
RIESGOS
15. Movimientos de ladera: deslizamientos, desprendimientos y debris flows 3 1 2
16. Sismicidad 1 0 1
17. Subsidencia 2 0 1
OTROS
18. Incendios 1 5 1
19. Variables atmosféricas (N, SO4) 1 3 1
20. Recursos paleontológicos 1 3 3
21. Clima 5 1 5

Tabla 29. Indicadores físicos aplicados en el Parque Nacional de Capitol Reef (Utah, USA). Modificado de National Park Service
(2004; referencia digital). 0=No aplicable (N/A), 1=Bajo, 3=Medio y 5=Alto

217
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

7.6.6. Sistemas de análisis a partir de los geoindicadores

En los planes de conservación se debe contemplar el análisis del estado de conservación en ese
momento, las amenazas reales y potenciales, y cómo estas afectan al recurso a conservar. Para ello son
muy útiles los sistemas de PSR (Pressure-State-Response).
El sistema PSR se creó para ser aplicado en los casos en los que la relación causa-efecto era poco efec-
tiva porque a menudo no es directa ni biunívoca. Se basa en que la actividad humana produce presiones
(pressures) sobre el medioambiente, lo cual puede inducir cambios en su estado (state). Entonces se reac-
ciona y se responde (response) cambiando las presiones mediante programas que intentan prevenir, redu-
cir o mitigar las presiones o el daño medioambiental. Este sistema fue creado en la década de los noven-
ta y es ampliamente utilizada en la actualidad. Este sistema es la base para otros como el Driving force-
State-Response (DSR) o el Driving force-Pressure-State-Impact-Response (DPSIR). Todos estos sistemas
están en continua revisión y de ellos es fácil encontrar abundante información en la bibliografía.
Para comprender el sistema PSR es preciso asumir el concepto de indicadores que ya fue introducido
en el apartado 7.6. Estos cuantifican y simplifican fenómenos y ayudan a comprender la realidad, ya que
informan sobre cambios en el sistema. Los indicadores se seleccionan para proporcionar información sobre
el funcionamiento de un sistema específico, para apoyar o asesorar decisiones de gestión, y su uso y apli-
cabilidad depende del contexto donde se usen. Así, el mismo indicador puede proporcionar mucha o casi
ninguna información en función de dónde y cómo se use, y por información se entiende qué cambio está
teniendo lugar, y a qué ritmo. Por ello es preciso una cuidadosa selección y adecuación a la realidad de los
indicadores. Los otros sistemas, como el DSR y el DPSIR utilizan metodologías similares pero incorporan-
do nuevos componentes o dándoles una interpretación diferente.

7.7. GEOCONSERVACIÓN Y DESARROLLO SOSTENIBLE

La palabra desarrollo se refiere al progreso económico, social y cultural de la sociedad, si bien gene-
ralmente se asocia exclusivamente al primero de estos aspectos. Frente a un modelo de desarrollo centra-
do en el avance económico basado en la máxima producción, hace ya años que se propuso el concepto
de desarrollo sostenible (también denominado sustentable), basado en asumir que los recursos de nues-
tro planeta son limitados, siendo necesaria una explotación racional y responsable de los mismos. La
Comisión Mundial sobre Ambiente y Desarrollo lo define como: “el desarrollo que asegura las necesida-
des del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para enfrentarse a sus propias
necesidades”. Por lo tanto, aúna progreso económico, social y cultural con la conservación del medio
ambiente.
La polémica en torno al crecimiento de la población y el agotamiento de los recursos naturales viene
de antiguo. Platón ya se refirió al tema, pero desde que Malthus publicara su informe en 1798 sobre demo-
grafía y producción de alimentos, la polémica se vio acentuada (Da Cruz, 1996). En la segunda mitad del
siglo XX, el biólogo Paul Ehrlich extrapoló las predicciones de Malthus a la explotación de los recursos
naturales, y en la Cumbre de Río de Janeiro de 1992 se insistió de nuevo en la inviabilidad de un modelo
de crecimiento basado en la explotación de los recursos independientemente de la disponibilidad y capa-
cidad de renovación de los mismos.
El desarrollo sostenible se basa en una serie de premisas, entre las que se encuentra el uso eficiente
de los recursos, la restauración de sistemas degradados y el reconocimiento de la importancia del medio
ambiente para el bienestar humano. En relación con esta última, el trabajar en estudiar, identificar y con-

218
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

servar el patrimonio geológico y la geodiversidad está en clara sintonía. Por su parte, el uso eficiente de
los recursos tiene un problema fundamental con relación a la geología, y es que los recursos geológicos
son en su mayoría no renovables. La consecuencia es que ese uso eficiente se limita a promover acciones
de ahorro y reciclaje, ya que salvo en raras excepciones, no es posible la renovación del sistema y del recur-
so. Una interesante excepción son las aguas subterráneas, cuya explotación debe buscar el delicado equi-
librio entre el uso racional-responsable y la sobreexplotación. Trabajar en identificar estos sistemas, en su
funcionamiento, renovación y fragilidad, es al fin y al cabo, trabajar también en geoconservación. El pro-
greso científico puede ayudar a idear sistemas cada vez más eficaces y nuevos sistemas de ahorro y reci-
claje, y cuanto más escasos sean los recursos naturales más evidente se hace la necesidad de diseñar nue-
vos recursos tecnológicos y de investigar en estos campos (Cendrero, 1980). Uno de los desafíos ambien-
tales para el presente siglo es alentar a la sociedad, y a los investigadores como parte de ella, a conocer
el funcionamiento de los sistemas naturales para asegurar su gestión de un modo equitativo y durable
(López Bermúdez, 2002), promoviendo políticas de ahorro, reciclaje y prevención.
Con respecto a la restauración de los sistemas y recursos degradados ocurre algo similar. Muchos
recursos geológicos son irremplazables y su renovación no es asumible, simplemente porque la sucesión
de los procesos que participaron en su formación es única y, además, no está al alcance del hombre poder-
los repetir. La pérdida de algunos registros geológicos es análoga a la extinción de una especie: su des-
aparición posee un valor moral si asumimos nuestro papel de mayores “depredadores” del planeta, y nues-
tra responsabilidad hacia algo que consideramos una herencia para los habitantes del futuro. Por ello,
siempre será más útil y lógica la anticipación a la destrucción, y en ello la geoconservación debe centrar
una buena parte de sus esfuerzos.
Desde hace unos años han surgido también opiniones que piensan que frente al alarmismo por el ago-
tamiento de los recursos naturales, la Tierra, la biodiversidad y la sociedad en general poseen un grado de
renovación que se ajusta a los cambios (Lomborg, 2003). Que las predicciones de Malthus no se hayan
cumplido (desde su publicación la población mundial se ha sextuplicado y el PIB real mundial se ha mul-
tiplicado por 50) ha sido utilizado también como argumento por muchos. Estos argumentos que pueden
llevar al conformismo son discutibles desde el momento en el que sigue siendo inaceptable que, según
datos de Naciones Unidas, cerca de mil millones de personas no logren obtener regularmente un mínimo
de alimentos que garantice un adecuado desarrollo biológico y que cerca de 1.400 millones de personas
no tengan acceso a agua en condiciones aceptables. Además, y en otro orden de términos, que la extin-
ción de unas especies de lugar al desarrollo de otras y que el agotamiento de ciertos recursos de lugar a
la revaloración de otros, sólo es válido desde un enfoque economicista y estadístico contrario de los prin-
cipios eco-éticos descritos en la primera parte de este capítulo.
El concepto de desarrollo sostenible posee un marcado acento solidario, globalizador y económico.
Asume el diferente desarrollo entre norte y sur, e insta a reducir las diferencias entre países desarrollados
y subdesarrollados. Contempla la necesidad de adoptar prácticas económicas solidarias, respeto a la diver-
sidad de culturas y a los derechos humanos básicos (Da Cruz, 1996). Como es evidente, la inmensa mayo-
ría de las experiencias de geoconservación descritas en este trabajo se limitan a países del primer mundo.
El concepto de patrimonio geológico y geodiversidad (como es lógico) sólo es asumido en comunidades
que, alcanzado cierto grado de bienestar y estabilidad, miran a la naturaleza no sólo como un recurso a
explotar mientras genere beneficios económicos directos, sino como un bien a conservar porque posee un
valor por su simple existencia, además de proporcionar importantes beneficios económicos indirectos
(“hasta que no se han resuelto las necesidad humanas básicas, el valor de la vida silvestre cuenta poco”,
Leopold, 1949). En la actualidad muchos países subdesarrollados sobre-explotan sus recursos como mane-

219
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

ra de superar la extrema pobreza,


hipotecando los recursos del mañana
(World Resources Institute, 2005). Por
ello, es importante la existencia de tra-
tados internacionales y protocolos, así
como la realización de cumbres inter-
nacionales que pueden ayudar a
impulsar conductas más respetuosas
en los países menos concienciados. Se
da el caso paradójico de que, en oca-
siones, sean precisamente los países
más ricos los más reticentes a asumir
estos protocolos, evidenciando una
importante irresponsabilidad que
puede ser subsanada mediante la pre-
sión por parte de la población que
exija compromisos políticos. Los com-
promisos y la participación pueden
realizarse a todas las escalas, desde la
mundial hasta la local (el lema del V
Programa Marco de la Unión Europea
fue: “piensa globalmente y actúa
localmente”). La responsabilidad ante
este necesario cambio de mentalidad
es, por tanto, compartida, y asumir el
papel de cada uno en ella implica
conocer, exigir y participar en la medi-
da de lo posible.
Foto 39. Entrada al funicular de Bulnes (Asturias)
El ingente consumo de recursos de
origen mineral es una de los pilares de
la economía actual, y si se quiere redirigir hacia un sistema más sostenible es necesario poner en marcha
sistemas de gestión más responsables (Ranz, 1998). La mayoría de estos recursos minerales son de carác-
ter no renovable, y por ello, relacionando geología, desarrollo sostenible y geoconservación, se puede afir-
mar que, excepto en algunos casos, en geología no existe un desarrollo sostenible como tal, si no un “des-
arrollo ordenado”. Este se basa en buscar el equilibrio entre el valor intrínseco y en el valor en el merca-
do de los recursos a explotar, entre la responsabilidad en su conservación y la de fomentar el desarrollo.
En definitiva, en entender que los recursos no son infinitos, y que mejorar el nivel de vida implica, además
de una mayor renta per capita, saber más, poder elegir y asumir nuestra responsabilidad de cara al futu-
ro. Por ello Elízaga (1988) insistía en que la sociedad no debe conformarse con la preservación de las sin-
gularidades geológicas, sino que debe exigir su adecuación y utilización. Para ello la educación es funda-
mental, y probablemente la mejor herramienta para lograr los cambios sociales que la situación actual
requiere (Pascual y Centeno, 2005; referencia digital).
En algunas ocasiones, con la excusa de promover el desarrollo (en especial a escala local), se justifica
la destrucción de enclaves de alto valor natural, incluidos los elementos del patrimonio geológico. Este
hecho suele darse sobre todo en actuaciones encaminadas a crear infraestructuras que generan puestos

220
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

de trabajo o que potencien el turismo. Indudablemente, la explotación del patrimonio natural puede supo-
ner un recurso que en algunos lugares es el más importante para el municipio o comarca, de lo cual se
hablará en el capítulo 10. Pero para ello es necesaria una planificación que evite la degradación del entor-
no y de lugares de elevada singularidad, generalmente mediante el estímulo de mecanismos voluntarios,
regulación de las actividades potencialmente nocivas, apoyo económico gubernamental directo, o median-
te incentivos o restricciones (Jacobs, 1996). Existen infinidad de ejemplos de lugares fuertemente trans-
formados con objeto de potenciar el desarrollo, mediante la instalación de equipamientos turísticos, ante-
nas de comunicaciones o vías de comunicación. Algunos ejemplos son los teleféricos de la Aiguille du Midi
(Francia), Fuente De (Cantabria) o el Teide (Tenerife), las antenas de Bola del Mundo (Madrid), los equi-
pamientos turísticos del Monasterio de Piedra (Zaragoza), las Gorges du Kakueta (Francia) y muchos más.
Se da el caso de que todos estos ejemplos tienen varias décadas de antigüedad, estando actualmente más
presente el ánimo conservacionista.
Precisamente porque en la actualidad existe una mayor conciencia por la conservación de la naturale-
za (o al menos mayor presión para que sea efectiva), algunas actuaciones generan fuertes polémicas sobre
si su realización está justificada o no. En especial en aquellos casos en los que se escondan intereses o que
den lugar a la especulación. Por ejemplo, la construcción del funicular a Bulnes (Asturias) en el Parque
Nacional de Picos de Europa entre los años 1998 y 2001, que requirió una inversión superior a los doce
millones de euros y que, en teoría, se construyó únicamente para proporcionar el acceso a esta remota
población de poco más de 20 habitantes (dos años más tarde se abrió al turismo). Por su parte, en Murcia
y en Baleares se ha promovido la desclasificación de algunos espacios protegidos, casualmente situados
en las cercanías de zonas que han experimentado un fuerte desarrollo inmobiliario. La instalación de cam-

Foto 40. Controvertida ampliación de la estación de esquí de Formigal (Huesca) hacia el valle de Espelunciecha

221
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

pos de golf en áreas áridas y semiáridas es otro ejemplo, siendo cada vez mayor la demanda de licencias
para su construcción, lo cual puede plantear problemas abastecimiento de agua. Numerosos campos de
golf han sido recientemente instalados en las regiones más áridas de la Península Ibérica y de otros paí-
ses. Valga como caso extremo el campo de golf de Furnace Creek, que se encuentra en el corazón del
Parque Nacional de Death Valley (California, USA), el lugar con menos precipitaciones de Norteamérica.
En España recientemente ha causado una fuerte controversia la ampliación de la estación de esquí de
Formigal (Huesca) hacia el valle de Espelunciecha, por el fuerte impacto que supone en una zona de altí-
simo valor natural que se ha sido absolutamente transformada. La ampliación se basa en un modelo de
desarrollo muy discutible, en el que, además, la administración es a la vez el promotor de la iniciativa y el
ente encargado de analizar su viabilidad ambiental, lo cual, como poco, resta transparencia a la decisión
final. Y las estaciones de Bohí-Taull (Lleida) y Cerler (Huesca) también tienen planificadas ampliaciones a
gran escala.
Lo que parece una realidad es que, casi siempre, las iniciativas “desarrollistas” son recibidas con gran
aceptación y, sin embargo, rara vez los proyectos conservacionistas cuentan con un apoyo tan entusiasta
(Martínez de Pisón, 2000). De hecho, un paso imprescindible en la declaración de un espacio protegido es
la concienciación de la población local. Lo curioso es que, volviendo al principio del capítulo y a los textos
de Muir y Leopold, la dicotomía entre funcionalidad-eficiencia-desarrollo frente a la conservación no es un
problema surgido en la actualidad, y ya fue planteado por los autores citados y otros más a finales del
siglo XIX y comienzos del XX. Incluso puede afirmarse que esta preocupación es mucho anterior y que data
de tiempos ancestrales, aunque sólo fuere por la percepción intuitiva de que la propia supervivencia
depende de la persistencia de los componentes y medios para conseguirla (Alcanda, 2002). En este senti-
do Díaz Pineda (2002, referencia digital) se pregunta si existe un reto mayor para la ciencia que preservar
la variedad de la Tierra y ofrecer un camino razonable al hombre para su propia supervivencia. A pesar de
que la respuesta a esta pregunta es no, los avances conseguidos desde hace un siglo en conservación de
la naturaleza, planificación territorial, economía, ecología, patrimonio geológico, sociología e incluso ética
y filosofía, no parecen haber dado sus frutos al cien por cien, o al menos, no son escuchados por todos.

222
©Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, 2007.
ISBN: 978-84-7840-710-1

CAPÍTULO 8

PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS


NATURALES PROTEGIDOS

8.1. GEOLOGÍA EN EL ORIGEN DEL CONCEPTO DE ESPACIO NATURAL PROTEGIDO PROTEGI-


DO. LOS INICIOS DE LA PROTECCIÓN DE LOS ELEMENTOS GEOLÓGICOS EN ESPAÑA

El concepto de Espacio Natural Protegido (ENP) como tal surgió a finales del siglo XIX en Estados
Unidos. La progresiva colonización de territorios del oeste norteamericano, la fiebre del oro y la mejora de
las comunicaciones, sobre todo del ferrocarril, pusieron en peligro la conservación de grandes espacios
naturales que se habían mantenido intactos durante siglos. La devastación de los inmensos bosques nor-
teamericanos sirvió de detonante para que fuera formándose un movimiento conservacionista que a par-
tir de 1860 cobró perfiles nítidos (Riechmann, 2001). En este contexto se publicó en 1864 el libro Man
and Nature de Marsh, en el que se insistía en la necesidad de mantener algunas zonas libres de transfor-
mación humana, como reservas de
vida silvestre y paisajes intactos, de
las que se proponía su uso como
parques públicos. La conservación
de la naturaleza y el contacto con
ella se convirtieron en símbolos de
identidad nacional, y tras las presio-
nes de personajes altamente influ-
yentes como el propio Marsh,
Thoreau (pensador de notable
influencia en la sociedad norteame-
ricana de la primera mitad del siglo
XIX, plasmó sus ideas conservacio-
nistas sobre todo en un discurso
titulado Walking en 1862), Olmsted
Foto 41. Valle de Yosemite (USA), donde se iniciaron los pasos para la creación
(arquitecto creador del Central Park de los pimeros parques nacionales del mundo.
de Nueva York y de los jardines del
Capitolio, considerado el padre de
la arquitectura paisajística en Estados Unidos), o Hayden (geólogo que exploró las Montañas Rocosas y el
plateau del Colorado y que fundó el Servicio Geológico de Estados Unidos), el presidente Grant creó la
figura de parque nacional para preservar grandes espacios naturales de los intereses privados y para dedi-
carlos al uso recreativo, en concreto “para su uso como parque público, o terreno dedicado al uso y dis-
frute de las personas” (U.S. Statutes at large, 1872). El objetivo era mantener intactos esos grandes espa-
cios de excepcional interés paisajístico, como grandes museos de ciencias naturales al aire libre y como

223
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

reductos de naturaleza en su estado salvaje. Previamente, en 1864 Lincoln había dado un primer paso
hacia la protección de la naturaleza al firmar un acuerdo por el que el valle de Yosemite y el bosque de
secuoyas de Mariposa Groove pasaban a ser propiedad del Estado de California, para “ser conservados
para la posteridad y estar dedicados exclusivamente al uso recreativo” (U.S. Statutes at large, 1864). En
ese mismo año Olmsted fue nombrado por el gobernador de California presidente de la Yosemite
Commission, creada para diseñar un plan por el que este valle se convirtiera en parque nacional. Sin
embargo, hubo que esperar hasta 1872 para la creación del primer parque nacional del mundo en
Yellowstone (Wyoming, Montana e Idaho) para “el beneficio y disfrute de las personas”, tal y como está
inscrito en la entrada norte del parque nacional.
Esta declaración inició un proceso de protección que sería tomado como modelo en todo el mundo.
Previamente a la creación de este primer parque nacional ya existían algunos espacios protegidos decla-
rados de manera aislada, como la reserva natural alemana de Siebengebirge creada en 1836 (traducido
literalmente significa “siete montañas” y hoy en día es parque nacional), el bosque de Fontainebleau
(situado a las afueras de París y plagado de bloques graníticos) protegido en 1848 por una disposición ofi-
cial del Segundo Imperio Francés a petición de un grupo de influyentes pintores, o como la protección de
bloques erráticos glaciares en Suiza en la década de 1870 (García Cortés et al., 1992). En Estados Unidos
a la protección de Yellowstone le siguió en 1890 la de los parques nacionales de Sequoia, General Grant
y Yosemite, aunque este último no se completó hasta que, en 1906, el estado de California cedió al Estado
Federal los terrenos anteriormente adjudicados por Lincoln, para integrarlos en una red federal de espa-
cios protegidos (King, 1991). Progresivamente, otros países como Canadá (1885), Suecia (1909), Rusia
(1912) o Suiza (1914) fueron creando sus parques nacionales, a los que se sumaron iniciativas similares
como las de ciertos países europeos en sus colonias (p.e. Bélgica creó en 1925 en el Congo Belga el Parque
Nacional Albert seis años después de la visita del Rey Alberto a Yellowstone) (Erice, 2003).
En España, el proceso de creación de parques nacionales se inició en épocas muy tempranas, funda-
mentalmente mediante tres acciones: 1) promulgando la llamada Ley de Parques Nacionales en 1916,
también conocida como Ley Gasset por el entonces Ministro de Fomento, 2) creando en 1917 la Junta
Central de Parques Nacionales presidida por Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa y 3) declarando en 1918
el Parque Nacional de Covadonga (Asturias) el día del XII Centenario de la Batalla de Covadonga, aunan-
do valores naturales, históricos, religiosos y de identidad nacional. Tan sólo un mes más tarde se declara-
ría Parque Nacional el Valle de Ordesa (Huesca). Como en el modelo americano, en la declaración de los
primeros parques nacionales españoles también primó el aspecto recreativo, tal y como refleja el apéndi-
ce del Boletín Jurídico Administrativo de 1916: “no bastan ya, en efecto los paseos o parques urbanos que
todas las ciudades han procurado tener como lugares de esparcimiento e higiénico ejercicio, sino que se
requiere además que haya Parques Nacionales, esto es, grandes extensiones de terreno dedicado a la
higienización y solaz de la raza, en los que puedan tonificarse física y moralmente los cansados y consu-
midos por la ímproba labor, y por respirar de continuo el aire viciado de las poblaciones”.
En otros países europeos la creación de parques nacionales se demoró mucho. Por ejemplo, en Francia,
a pesar de lo precoz de la citada protección de Fontainebleau, hubo que esperar hasta 1963 para que La
Vanoise, donde se sitúan algunos de los más espectaculares glaciares de los Alpes franceses, se convirtie-
ra en el primer parque nacional francés, casi un siglo después de la creación del primer parque nacional
norteamericano. Este hecho es especialmente paradójico teniendo en cuenta que fue un francés, Lucien
Briet, el principal promotor de la protección del Valle de Ordesa: “... el Divino Cañón (Ordesa) se transfor-
maría en la Península en un Parque Nacional portentoso, reflejo del creado por los norteamericanos a ori-
llas de Yellowstone, un parque nacional donde florecerían las siemprevivas de montaña, donde se repro-
ducirían sosegadamente los rebecos y las truchas, y donde, por último, la venerable selva de los Pirineos

224
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

Foto 42. Lago Enol, cercano a Covadonga (Asturias), que fue el primer parque nacional español

sería respetada como una abuela” (Briet, 1913). Para Fernández y Pradas (2000), esta comparación con
Yellowstone e incluso otras que Briet hizo también con el Cañón del Colorado junto con otras anteriores
de Lucas Mallada, facilitaron la temprana declaración de Ordesa como parque nacional.
El concepto de ENP ha ido cambiando con los años. Por un lado diversificándose sus categorías a par-
tir de la inicial de parque nacional hasta crearse diversas figuras de protección. Además, frente a la visión
romántica de los primeros parques
nacionales, actualmente los ENPs son
concebidos como zonas de mayor grado
de naturalidad en cuanto a la intensidad
de la explotación (Gómez Limón et al.,
2000), en los que no se descartan cier-
tos aprovechamientos, sino que incluso
se promueven siempre y cuando no
interfieran en la conservación de los
valores ambientales. La Ley de 1916 afir-
maba que “son parques nacionales, a
los efectos de esta ley, los lugares o
parajes excepcionalmente pintorescos,
boscosos o escabrosos del territorio Foto 43. Valle de Ordesa (Huesca), declarado Parque Nacional en 1918.
nacional, que el estado consagra decla- Más tarde se ampliaría para incluir otros sectores como el Monte Perdido
rándolos así, con el exclusivo objeto de (en la imagen)

225
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

favorecer su accesibilidad por vías de comunicación adecuadas, y de respetar y hacer que se respete la
belleza natural de sus paisajes, la riqueza de su fauna y flora y las particularidades geológicas e hidroló-
gicas que contenga, evitando, con la mejor eficacia, cualquier acto de destrucción, deterioro o desfigura-
ción por la mano del hombre”. Las dos maneras posibles de aplicar esta Ley y de enfocar la protección de
la naturaleza, ya sea como áreas vírgenes en las que se prohibía cualquier aprovechamiento o como un
sistema más flexible adaptado a la ocupación del territorio normal en un país europeo, fueron casi desde
el principio objeto de agrios enfrentamientos por parte del Marqués de Villaviciosa y de Hernández
Pacheco, defensores de cada una de estas ideas respectivamente. Este último era consciente de que bus-
car espacios naturales absolutamente inalterados en Europa es (y era a principios del siglo XX) una tarea
imposible, debido a lo extendido de los aprovechamientos tradicionales de la naturaleza incluso en los par-
ques nacionales que fueron inicialmente declarados. Intentar trasladar fielmente el modelo americano a
Europa carecía de sentido, ya que en Estados Unidos la protección de la naturaleza prácticamente evolu-
cionó a la vez que la colonización del territorio, el desarrollo industrial y el urbanístico, algo totalmente
opuesto a la realidad europea. Por ello Hernández-Pacheco abogó por un sistema en el que primara la
representatividad.
En los primeros pasos de la conservación de la naturaleza en España la geología y los geólogos juga-
ron un importante papel. La Sociedad Española de Historia Natural, fundada en 1868, fue el seno de la
manifestación de numerosas inquietudes conservacionistas, en muchos casos promovidas por geólogos
como Juan Vilanova o Salvador Calderón. Como reconocimiento a esta inquietud conservacionista se inau-
guró en 1932 del monumento natural de la Fuente de los Geólogos en la Sierra de Guadarrama (Madrid),
en homenaje a Casiano del Prado, José Macpherson, Salvador Calderón y Francisco Quiroga considerados
como “los primeros hombres de la ciencia española que sintieron profundamente el amor por la natura-
leza y el paisaje” (Hernández-Pacheco, 1933). El citado geólogo Hernández Pacheco, que constituye un
referente fundamental en estas épocas iniciales del conservacionismo en España, introdujo la idea de
representatividad para la declaración de los primeros ENPs y promovió la creación de los Sitios y
Monumentos Naturales de Interés Nacional en 1927, mediante los cuales se protegieron enclaves de gran
significación geológica como La Ciudad Encantada (Cuenca), el Torcal de Antequera (Málaga) o la Pedriza
del Manzanares (Madrid), junto a otros espacios de interés natural y menos protagonismo geológico como
el Monte del Valle o Sierra Espuña, ambas en Murcia. Además, en la declaración de los parques naciona-
les de Covadonga y Ordesa la importancia de la geología estaba más que presente, como lo demuestran
las descripciones de ambos espacios incluidas en las publicaciones de la Comisaría de Parques Nacionales:
“el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga es un parque de cumbres; su característica está dada
por la imponente y majestuosa masa rocosa de caliza de montaña: áspera, sobria de vegetación en gene-
ral, pero con bosquecillos y praderas deleitosas; rica en contrastes y panoramas de altura, dominándose
el oscuro y ancho mar Cantábrico, que parece, desde la altura, elevarse al cielo”; “Ordesa (...) es un pro-
fundo valle, labrado principalmente por las acciones erosivas del glaciarismo cuaternario en las calizas y
areniscas del Cretáceo superior y del Eoceno, pero el valle pudiera denominarse olímpico por su belleza,
pues constituye el más espléndido e imponente de todo el Pirineo. Valle de majestuosa serenidad donde
el roquedo y el bosque se alternan en perfecta armonía: con praderías amenas, con árboles colosos, con
abundantes cascadas de todos tipos, con circos de altos paredones rocosos llenos de majestuosidad, de
grandeza, y con tal variedad en los diversos aspectos de sus bellezas naturales, que hacen de este paraje
uno de los más hermosos de la Tierra” (Hernández-Pacheco, 1933).
La precocidad del interés en España por la conservación de la naturaleza no sólo queda reflejada en
la declaración de parques nacionales, sino que se había iniciado mucho antes en relación con la gestión

226
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

de las masas forestales. El Catálogo de Montes de 1862 puede considerarse como la primera figura eficaz
de conservación de la naturaleza en España (Ministerio de Medio Ambiente, 1999), si bien bajo los áni-
mos proteccionistas forestales se incluía la integridad paisajística y desarrollar afanes naturalistas, conser-
vacionistas, patrimonialistas y educadores (Gómez Mendoza, 1992). Pero a pesar del citado Catálogo de
Montes y de la creación de Cotos Reales (1905), es en torno a la Junta Central de Parques Nacionales
donde se crea una administración conservacionista con ciertas pretensiones (Fernández y Pradas, 2000).

Fotos 44. Fuente de los Geólogos en la Sierra de Guadarrama (Madrid) y detalle de la inscripción existente

Foto 45. Torcal de Antequera (Málaga), declarado Sitio Natural de Interés Nacional en 1927

227
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

De ahí la importancia de la creación de la citada


Junta.
En general, estos primeros pasos conservacio-
nistas de finales del siglo XIX y principios del XX
ponían atención en la protección de las principales
masas boscosas del país, en las especies animales
más amenazadas y en los elementos geológicos de
especial singularidad morfológica. La conservación
de la naturaleza en España estuvo ligada en sus
orígenes al sentimiento, a una relación con entor-
nos y objetos naturales emparentada con la que
establecemos con el arte y la belleza (Casado de
Otaola, 2000). Tanto es así, que muchos de los
argumentos de los conservacionistas se centraban
en comparar el interés de la conservación de la
naturaleza con la del arte, como muestran las pala-
bras del Marqués de Villaviciosa en un discurso en
el Senado: “¿Cómo voy a pretender ilustraros,
señores senadores, si lo estáis más que yo, de que
así como para proteger el arte tiene el estado la
declaración de Monumentos Nacionales, para pro-
teger la Naturaleza debiera tener la declaración de
Parques Nacionales?¿No hay santuarios para el
arte?¿Por qué no ha de haber santuarios para la
Naturaleza?” (Pidal, 1916). También los aspectos Foto 46. La Ciudad Encantada de Cuenca también fue
históricos y culturales fueron muy tenidos en cuen- declarada Sitio Natural de Interés Nacional en 1927
ta en esas primeras declaraciones. Baste como
ejemplo el comentario que Menéndez Pidal hizo a Hernández-Pacheco en 1932 con respecto a la guía del
Parque Nacional de la Montaña de Covadonga que escribió Delgado Úbeda: “echo de menos no obstan-
te algo histórico. La guía está desalmada. Parece que en esas montañas no ocurrieron más que hechos
geológicos. Falta un capítulo histórico que espiritualice un poco esa naturaleza”.
El concepto de ENP ha ido cambiando con el tiempo y aún hoy en día continúa en evolución. Si bien
fueron creados inicialmente para asegurar la preservación de lugares con valores paisajísticos, al compo-
nente estético pronto le siguió la conservación de especies de fauna amenazadas (Da Cruz, 1996).
Posteriormente la flora, y por último los hábitats son los aspectos que han sido incluidos dentro de las
estrategias de protección en el siglo XX.
Hoy en día los ENPs se entienden como algo más que una garantía de conservación. Lo primero por-
que ya no se conciben los ENPs como islas de naturaleza en estado virgen, sino como espacios que con-
servan cierto grado de naturalidad, en los que se modera el grado de explotación para que sea compati-
ble con la conservación. Asumiendo que la intervención antrópica en el territorio data de tiempos ances-
trales en especial en el mundo mediterráneo (Puertas, 2001), actualmente los ENPs se entienden como
espacios gestionados mediante modelos ambientalmente sostenibles, que incluyan en el balance de resul-
tados los beneficios de la conservación (Gómez Limón et al., 2000). Incluso se utilizan como lugares en los
que ensayar dichos modelos para que puedan ser exportados con posterioridad en áreas mayores o colin-
dantes (Gómez Limón et al., 2000), como si fueran laboratorios donde desarrollar nuevas políticas de ges-

228
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

tión, pasando de ser un fin en sí mismos a ser instrumentos de conservación (Puertas; referencia digital).
En este sentido, desde la cumbre de Río de Janeiro en 1992, en la que 155 países firmaron el Convenio
de Biodiversidad, la tendencia es considerar los aspectos ambientales y, los ENPs en concreto, como eje
ineludible en la mejora de la calidad de vida encaminada hacia una gestión sostenible de la totalidad del
territorio (Da Cruz, 1996). El objetivo es diseñar espacios en los que se ordena y planifica con fines fun-
damentalmente conservacionistas, pero también ofreciendo garantías y oportunidades de desarrollo.
También se utilizan los ENPs como espacios en los que relacionar naturaleza y cultura, como demues-
tra el programa “Conservando Paisajes y Formas de Vida” en el que participan, entre otros, la Reserva de
la Biosfera de Urdaibai (País Vasco) y el parque natural de La Garrotxa (Girona). En general, los ENPs se
diseñan cumpliendo tres objetivos: de disfrute del entorno, de reconocimiento de los procesos físicos y bio-
lógicos presentes, y mantenimiento de recursos que permitan el bienestar humano (Díaz Pineda, 1996).
Además, pueden cumplir otras funciones, como controlar la dispersión urbanística, promover y mantener
usos del territorio compatibles con la conservación, divulgar valores del patrimonio natural local, controlar
actividades perjudiciales para la conservación, promocionar el desarrollo socioeconómico local, como luga-
res de esparcimiento y disfrute en el medio natural o como instrumento de planificación territorial a diver-
sas escalas. En general, hoy en día se considera que los ENPs pueden servir de motor para el desarrollo
local, y son herramientas que permiten el mantenimiento de actividades económicas tradicionales y el esta-
blecimiento de otras nuevas compatibles con la conservación, de manera que se mejore la calidad de vida
de las poblaciones circundantes a la vez que se crea un sistema de gestión sostenible.

8.2. LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS: LA PROTECCIÓN COMO HERRAMIENTA DE


GEOCONSERVACIÓN

Sin duda, el sistema de conservación de la naturaleza más importante es la protección, entendida como
el proceso por el que se delimita un espacio natural cuya gestión tiene como objetivo primordial la con-
servación de sus valores naturales. Para ello se establece un sistema de gestión y se le asigna un régimen
jurídico que garantice la conservación y la práctica de usos compatibles con la misma. Tal importancia
cobra la protección como método de conservación, que a menudo se consideran sinónimas. Por ello con-
viene recordar que la protección no es el único método de geoconservación, aunque sí el más importante
o, al menos, el más conocido.
Con respecto a la participación de la geología en los ENPs, Gallego y García Cortés (1996) analizaron
la situación en España desde 1918 hasta 1994. Observaron que de 469 ENPs declarados en ese interva-
lo de tiempo, sólo 33 (7%) lo fueron exclusivamente por criterios geológicos, y 79 (17%) por aspectos mix-
tos pero fundamentalmente geológicos. Si a esto se añade que de estos lugares el 96% lo son por aspec-
tos geomorfológicos y que muchos de ellos fueron declarados antes de la Guerra Civil, parece que la pro-
tección no es todo lo eficaz para la geoconservación, o al menos no ha funcionado todo lo bien que sería
de esperar. Aún así, es necesario consultar datos más actualizados, porque desde 1995 hasta el 12 de
diciembre de 2004, han sido declarados más de 450 nuevos espacios protegidos, lo que da una idea del
impulso que ha sufrido en España en la última década la protección de la naturaleza.
Revisiones más actualizadas sobre PIGs y ENPs muestran un panorama similar. Herrero (2004a) afir-
ma que en Cataluña, en ese mismo año, sólo el 5% de los espacios de interés geológico de relevancia
excepcional seleccionados en el Inventario de Espacios de Interés Geológico de Cataluña (IEIGC) estaban
protegidos, lo cual es especialmente grave teniendo en cuenta el proceso participativo que se utilizó para

229
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

dicho inventario entre los profesionales de la geología que han trabajado en Cataluña. Otro ejemplo es
que de los 49 puntos de interés geológico seleccionados en un trabajo sobre patrimonio geológico del Alto
Gállego (Carcavilla et al., 2003a), ninguno de ellos está protegido de manera específica, y aunque algu-
nos poseen una catalogación como áreas de especial protección urbanística, esto en modo alguno garan-
tiza su conservación. Este hecho es especialmente significativo teniendo en cuenta que en la zona se sitúa
prácticamente la mitad de la Reserva de la Biosfera de Viñemala-Ordesa. Algo parecido pasa con el inven-
tario de puntos de interés geológico de la Comunidad de Madrid, en la que Salazar (2004) destaca que
sólo tres de ellos están protegidos como ENP, y 4 de ellos como BIC, al tratarse de yacimientos paleonto-
lógicos. Y como último ejemplo, de los 41 puntos y áreas de interés geológico recogidos por Jordá (2004)
en la provincia de Zamora, sólo cuatro están protegidos (Lagunas de Villafáfila, Arribes del Duero, Laguna
de Sanabria y Sierra de la Culebra), si bien dos de ellos corresponden a figuras que en principio, centran
su atención en aspectos bióticos.
Por su parte, González Barrios (2000c) también afirma que, tras la celebración de las Jornadas Técnicas
sobre Patrimonio Geológico Andaluz (en la que participaron más de 30 organismos y entidades) una con-
clusión unánime fue la carencia de protección y de puesta en valor del patrimonio geológico como parte
del patrimonio natural, y que la mayor parte de los elementos geológicos protegidos son de carácter geo-
morfológico. Además, adjunta un listado de 62 PIGs andaluces cuya conservación es inexcusable y debe
ser afrontada por la administración (desde la publicación de dicho trabajo la Junta de Andalucía ha pro-
cedido a la protección de alguno de estos enclaves, como la Cascada de la Cimbarra en Jaén).

Foto 47. Cabezo de la Rosa (Murcia). Panel resaltando su interés geológico

230
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

Sin embargo, la participación real de la geología, y sobre todo la geomorfología, en los espacios pro-
tegidos españoles es muy elevada. En la revisión que Mulero (2002) realiza de los 99 parques naturales
declarados en España hasta ese año, asigna interés geológico y/o geomorfológico específico a 65 de ellos
(65%). A otros 15 parques naturales les asigna un interés paisajístico importante, si bien en algunos de
ellos los aspectos geológicos relevantes son tan notorios como en la Sierra de Cazorla (Jaén) o el Peñón
de Ifach (Alicante). Y por último, en 17 de ellos (17%) no menciona en su breve descripción de cada par-
que la geología como uno de los recursos principales, si bien es evidente que en algunos casos la geolo-
gía adquiere cierta relevancia (aunque no sea el protagonista principal), como en el caso de las dunas de
San Pedro del Pinatar (Murcia), la Sierra del Cadí (Lleida) o el Delta del Ebro (Tarragona). Es decir, que casi
se podría afirmar que en tres cuartas partes de los parques naturales españoles los aspectos geológicos
juega un papel importante, que si bien no siempre son los protagonistas principales, sí destacan por su
interés particular y por su participación en los procesos ecológicos de esos espacios. Algo parecido pasa
en los espacios protegidos de otros países: por ejemplo de los 380 parques nacionales norteamericanos,
160 poseen recursos geológicos importantes, 140 contienen restos fósiles relevantes, 66 corresponden a
zonas costeras activas, 75 incluyen manifestaciones kársticas notables, 49 tienen rasgos volcánicos y en
24 de los parques hay procesos geotérmicos activos (National Park Service; referencia digital).
Se da el caso de que en algunos ENPs el “olvido” de los aspectos geológicos da lugar a que queden
sin protección enclaves colindantes de altísima significación geológica. Hay veces que esta exclusión res-
ponde a la presencia en ese lugar de modificaciones antrópicas incompatibles con la figura de protección
utilizada, aunque en otros casos es debida al desconocimiento de la presencia de ese enclave. Existe un
ejemplo representativo: el barranco de las Angustias en La Palma (Canarias), está parcialmente incluido en
el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. Sin embargo, fuera de los límites del mismo pero muy cer-
cano, en la parte media del barranco, se puede apreciar una de las mejores secciones de un volcán sub-
marino a escala mundial, con existencia de una representación de tipologías de lavas almohadilladas de
particular excepcionalidad (Anguita et al., 2002).
La protección de elementos geomorfológicos es algo parcialmente asumido por las administraciones,
pero la protección de elementos puramente geológicos puede decirse que prácticamente aún no ha sido
afrontada en España. Como muestras de ello están el Inventario Nacional de Paisajes Sobresalientes realiza-
do por el ICONA entre 1976-1977 y el Inventario Abierto de Espacios Naturales de Especial Protección reali-
zado por el ICONA entre 1977 y 1980, donde no se hacía referencia a elementos geológicos más que de
manera indirecta (Palacio, 2000). Incluso no son infrecuentes definiciones del término ENP donde ni se con-
templa que los elementos geológicos puedan serlo. En la obra monográfica “Los Espacios Naturales Protegi-
dos del Estado Español en el umbral del siglo XXI” (Gómez Limón et al., 2000), se afirma que la definición de
ENP dada por organismos nacionales se centra en la protección de la diversidad biológica, sin mencionar en
ningún caso a los elementos geológicos. La FIDA también se olvida de los recursos geológicos y define ENP
como:“un lugar centrado en la conservación de la diversidad biológica de una región”.
En otras ocasiones, cuando se contemplan aspectos relacionados con la geología sólo se hace refe-
rencia a la geomorfología. Por ejemplo, en la definición sobre ENP que aparece en la página web de la
Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León: “zonas del medio rural que poseen una alta
calidad paisajística y ambiental, a la par que ofrecen unos rasgos ecológicos y geomorfológicos singulares
(...)”. En este sentido es especialmente significativa es la definición de la figura de Parque Nacional (Ley
4/1989) que sólo hace referencia a las formaciones geomorfológicas (“los Parques Nacionales son espa-
cios naturales de alto valor ecológico y cultural, poco transformados por la explotación u ocupación huma-
na que, en razón de la belleza de sus paisajes, la representatividad de sus ecosistemas o la singularidad

231
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

de su flora, de su fauna o de sus formaciones geomorfológicas, poseen unos valores ecológicos, estéticos,
educativos y científicos cuya conservación merece una atención preferente y se declara de interés general
de la nación por ser representativos del patrimonio natural e incluir alguno de los principales sistemas
naturales españoles señalados en el anexo de la Ley 4/1989”). Lo curioso es que, por el contrario, en la
ley de Parques Nacionales de 1916 sí se hacía mención expresa a los aspectos geológicos: “son Parques
Nacionales (...) aquellos sitios o parajes excepcionalmente pintorescos, forestales o agrestes del territorio
nacional que el estado consagra declarándolos tales y haciéndose cargo de ellos con el exclusivo objeto
de favorecer su acceso por vías de comunicación adecuadas y de respetar y hacer que se respete la belle-
za natural de sus paisajes, la riqueza de su fauna y de su flora y las particularidades geológicas o hidro-
lógicas que encierren, evitando de ese modo con la mayor eficacia todo acto de destrucción, deterioro o
desfiguración por la mano del hombre”. En el momento actual, en el que está en fase de aprobación la
que será la nueva Ley de Conservación del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, parece que este aspec-
to está subsanado, haciendo mención expresa a las formaciones geológicas y geomorfológicas, lo cual
supone un sustancial avance.
Sin embargo, dentro de los criterios de selección para la conservación resumidos en el Plan de Acción
para los Espacios Protegidos de Europarc figura como motivo para que un espacio sea protegido: “el con-
tener yacimientos paleontológicos, estructuras geomorfológicas y elementos geológicos representativos
según los criterios establecidos en iniciativas internacionales como Geoparks de la UNESCO y ProGEO”
(Europarc, 2002).
Los ejemplos expuestos ilustran como, a pesar de estos prometedores inicios en relación con la pre-
sencia de la geología en la conservación de la naturaleza en España, hoy en día es una constante que la
conservación de los elementos geológicos esté menos asumida por parte de la población y de los gesto-
res del medio natural que la conservación del medio biótico. A menudo al hablar de conservación de la
naturaleza se olvida el medio abiótico, y se utiliza como sinónimo la palabra biodiversidad.
En general, tal y como afirman Villalobos et al. (2002), el patrimonio natural suele ser asociado exclusiva-
mente al patrimonio biológico. Este hecho, en la mayoría de los casos, no es exclusivo de España, sino que en
el ámbito mundial el patrimonio geológico ha sido protegido como norma de manera casual o indirecta
(Green y Paine, 1997). Gonggripj (2000) afirma que la geología es “la Cenicienta” de la conservación de la
naturaleza, y Gray (2004) utiliza el mismo término. Milton (2002) opina que generalmente conservación de la
naturaleza equivale a conservación del medio biótico. En Australia, Pembelton (2001) incide en que la geolo-
gía suele verse ignorada en las políticas de conservación y Brilha (2005) describe una situación similar en Por-
tugal. Sellar (1997) afirma que la conservación de la naturaleza en Estados Unidos se ha centrado sobre todo
en aspectos de fauna y flora.A menudo el patrimonio geológico, en especial el geomorfológico, es entendido
más como un marco, profundizando muy poco en su estudio en comparación con el de otras disciplinas bioló-
gicas (Fernández Delgado, 2002). Por otro lado, muchos elementos geológicos que están protegidos en reali-
dad lo están por su inclusión en un espacio natural de interés biótico, lo que no siempre garantiza ni su con-
servación, ni su adecuada puesta en valor, ni el aprovechamiento de su potencial didáctico. En estos casos la
gestión del PIG corresponde más bien a la sensibilidad de los órganos gestores del espacio (González Barrios,
2000c), casi siempre supeditándose a otros tipos de interés.
Las razones de este olvido de la conservación geológica dentro de las redes de espacios naturales pro-
tegidos e incluso en las legislaciones referidas a la conservación de la naturaleza, son muy diversas. Por un
lado podría influir una mezcla entre dejadez por parte del colectivo geológico y una escasa representación
de geólogos dentro de las administraciones conservacionistas. González Barrios (2000b) afirma que las
ciencias geológicas se han ocupado en España sobre todo de las actividades extractivas primarias, dejan-

232
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

do de lado los temas relacionados con la conservación del medio ambiente. Además, es curioso que desde
de la época de Eduardo Hernández-Pacheco muy pocos geólogos hayan enarbolado causas conservacio-
nistas, o al menos con suficiente eco en la sociedad, recayendo la responsabilidad de concienciar a la socie-
dad casi siempre en manos de biólogos, ingenieros o geógrafos. El IGME, en su papel de servicio geológi-
co nacional, inició a finales de los años 1970 un inventario nacional de puntos de interés geológico que,
si se hubiera finalizado, seguramente habría aportado valiosa información que se podría haber plasmado
en la protección de más lugares. En los últimos años los esfuerzos por parte del colectivo geológico para
que la geología goce de la atención que requiere empiezan a ser más intensos, por ejemplo impartiéndo-
se en ámbitos universitarios diversas asignaturas sobre patrimonio geológico y ENPs.
Cendrero (2000) achaca esta falta de interés por la protección de los elementos geológicos a dos razo-
nes: 1) el tradicional desinterés de los profesionales de la Geología por los problemas de conservación del
medio ambiente; 2) por una serie de condicionantes emotivos, porque la mayoría de la población presen-
ta más interés por los seres vivos que por los elementos abióticos, ya que la apreciación del valor de éstos
últimos requieren mayor grado de abstracción.
Otras posibles causas son históricas, ya que a excepción de en sus orígenes, los geólogos no han esta-
do nunca unidos al proceso de protección de la naturaleza. Un año después de la promulgación de la Ley
Gasset, en 1917, el Decreto (de 23 de febrero) de desarrollo de la Ley atribuía a los ingenieros de montes
la competencia de establecer los listados de lugares sobresalientes (Mata, 1992). Hernández-Pacheco, que
supone una notable excepción, incorporó una perspectiva más amplia con numerosas alusiones al roque-
do, pero este empuje desapareció con el tiempo al no cambiar el marco normativo. De nuevo este avance
se debió más a la iniciativa particular del entonces responsable de la gestión de los espacios que a cum-
plir unos objetivos concretos reflejados en una normativa. Con posterioridad, la Ley de Montes de 1956 y
su reglamento de 1963 derogaron la antigua Ley de Parques Nacionales, y en ella de nuevo la conserva-
ción de la naturaleza se asignaba competencia exclusiva de los ingenieros de montes (Gómez Mendoza,
2002). Al igual que la Ley de Conservación de la Naturaleza de 1975, que atribuía las competencias de
conservación al Instituto Nacional de Conservación de la Naturaleza (ICONA). Para Gómez Mendoza
(2002), sólo las leyes autonómicas han ampliado las competencias hacia otros campos profesionales.
Sin pretender analizar a fondo las causas de esta situación, es curioso observar cómo los conceptos de
patrimonio geológico y de geodiversidad, que deberían estar estrechamente ligados a la conservación de
la naturaleza, no lo están. Sólo en una ley (la Ley 4/2003 de Conservación de Espacios Naturales de La
Rioja) de las 14 leyes de conservación de la naturaleza y/o de espacios naturales protegidos redactadas
por las comunidades autónomas españolas (incluida la ley referencia nacional, Ley 4/1989), aparece refle-
jado el término patrimonio geológico (junto con el de patrimonio paleontológico), mientras que el de geo-
diversidad no aparece en ninguna. Y también sólo una, la Ley 9/1999 de Conservación del Naturaleza de
Castilla-La Mancha, contempla la tipología de Punto de Interés Geológico.
Sin embargo, cabe reseñar que ciertas iniciativas de algunas comunidades autónomas están haciendo
que este panorama cambie. Un ejemplo es Andalucía, con la declaración de monumentos naturales que
corresponden a elementos que hasta hace unos años habría sido casi imposible que fueran protegidos,
como por ejemplo cárcavas (prototipos de una inadecuada gestión forestal y de usos del suelo) o fallas.
Otro es Castilla-La Mancha con la inclusión de inventarios de PIGs en los PORNs de los parques naturales
de reciente creación. Y también la Comunidad Autónoma de Canarias, con una amplia red de espacios pro-
tegidos en la que se incluyen elementos geológicos y geomorfológicos, casi todos de origen volcánico.
Estos son ejemplos del camino a seguir de cara a equiparar la conservación de la geología con el resto de
los elementos bióticos del medio natural. En otros casos, la realización de correcciones asegura la preser-

233
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

vación de elementos geológicos que habían sido inicialmente marginados. La Laguna de Sanabria fue
declara inicialmente Sitio Natural de Interés Nacional, y reclasificada en 1978 como Parque Natural. Sus
límites se modificaron en 1985, pero hasta que se realizó una nueva modificación en 1990, no se inclu-
yeron como tal los depósitos glaciares asociados que constituyen una de las manifestaciones glaciares más
notables de España. En este caso, las morrenas de la Laguna de Sanabria tuvieron que esperar 37 años
para ser incluidas en el ENP del que eran colindantes.
Este abandono de los aspectos geológicos a la hora de declarar ENPs parece inadecuado por motivos
conceptuales, e injusto desde el punto de vista de lo que estos aspectos, y en especial los geomorfológi-
cos, aportan a los espacios protegidos. Observando datos estadísticos realizados en parques naturales
españoles (Figs. 32 y 33), puede observarse que la mayoría de los visitantes de los ENPs acude buscando
valores ambientales y paisajísticos en los que los aspectos geológicos juegan un importante papel.

8.3. LEGISLACIÓN SOBRE ESPACIOS PROTEGIDOS Y GEOLOGÍA EN ESPAÑA. TIPOLOGÍAS DE


FIGURAS DE PROTECCIÓN

8.3.1. Legislación básica de ámbito nacional sobre conservación de la naturaleza

La conservación de la naturaleza aparece reflejada como obligación y derecho de los españoles en la


Constitución, en la que se afirma en su artículo 45.1 que: “todos (los ciudadanos) tienen el derecho a dis-
frutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservar-
lo”. También en la Constitución se afirma en su artículo 149.1.23 que “el Estado posee la competencia
exclusiva para la legislación básica sobre protección del medio ambiente, sin perjuicio de las facultades
que tienen las comunidades autónomas de establecer normas adicionales de protección”. La última Ley
que el Estado ha promulgado en este sentido es la Ley 4/1989 de 27 de marzo, de Conservación de los
Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres (BOE 74, de 28 de marzo de 1989), y su posterior modi-
ficación mediante la Ley 41/1997, de 5 de noviembre. Con anterioridad habían sido promulgadas las ya
citadas leyes de 2 de mayo de 1975, de Montes de 1957 y de Parques Nacionales del 8 de diciembre de
1916.
Las competencias con respecto a la declaración de ENPs siempre correspondieron a los ministerios de
fomento, obras públicas, agricultura y similares, y más recientemente a los de medio ambiente. Sin embar-
go, cabe destacar que en los años 50 se creó la figura denominada paraje pintoresco, promulgada por el
Ministerio de Educación, rompiendo el “monopolio” de los ministerios ya mencionados, y con criterios
idénticos a los de los Sitios de Interés Nacional (Fernández y Pradas, 2000). Algunos fueron el Lago de
Bañolas (Girona, 1951), el Lago de Sanabria (Zamora, 1953) y la Cala de Port Lligat (Girona, 1953).
En el año 1989 se delcaro la hasta hoy vigente Ley de Conservación de la Naturaleza 4/1989. Un
aspecto clave de esta ley es que en su preámbulo se afirmaba que la declaración y gestión de los espacios
naturales protegidos corresponde a las Comunidades Autónomas en cuyo ámbito territorial se encuentren
ubicados, reservándose únicamente el Estado la gestión de los Parques Nacionales (aunque a finales del
2004 una sentencia del Tribunal Constitucional adjudicó la competencia total de los parques nacionales a
las autonomías). Por ello, en los estatutos de autonomía se suelen recoger la competencia de las comuni-
dades autónomas para promulgar su propia legislación sobre espacios protegidos, por lo que en la actua-
lidad en España existen numerosas leyes relacionadas con la conservación de la naturaleza. Estas leyes
suelen ser de dos tipos: 1) de conservación de la naturaleza, en las cuales se aborda la protección median-

234
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

te ENPs y otros aspectos como regulaciones como la caza y la pesca, y 2) leyes referidas exclusivamente a
definir los espacios protegidos. El conjunto de leyes existentes en la actualidad se muestra en el Tabla 30.
Como se puede ver, prácticamente todas las comunidades autónomas han legislado sobre este asunto
generalmente de manera específica, si bien hay algunos casos en los que los ENPs se tratan junto con
aspectos de ordenación territorial, urbanística o de usos del suelo.

Fig. 44. Distribución de las respuestas sobre la razón del atractivo del parque natural. Tomado de Corraliza et al. (2001)

Fig. 45. Distribución de las respuestas sobre los elementos más significativos de cada uno de los parques
naturales. Tomado de Corraliza et al. (2001)

235
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

TIPO DE LEY
Comunidad
Autónoma Ley de Conservación de la Comunidades que se rigen
Ley de ENP
Naturaleza y de ENPs por la Ley 4/1989(*)
Andalucía Ley 2/1989, de 18 de julio – –
Aragón Ley 6/1998, de 19 de mayo – Madrid
Asturias Ley 5/1991, de 5 de abril – –
Baleares Ley 1/1991 de 30 de enero –
Canarias Ley 12/1994, de 19 de diciembre – –
Cantabria – Ley 4/2006 de 16 de mayo –
Castilla-La Mancha – Ley 9/1999, 26 de mayo –
Castilla-León Ley 8/1991, de 10 de mayo – –
Cataluña Ley 12/1985, de 13 de junio – –
Extremadura – Ley 8/1998, de 26 de junio –
Galicia – Ley 9/2001, de 21 de agosto –
Navarra Ley Foral 9/1996, de 17 de junio – –
y por la ley 4/92 de Ordenación
Murcia – –
y Protección del Territorio
La Rioja – Ley 4/2003, de 26 de marzo –
Valencia Ley 11/1994, de 27 de diciembre – –
País Vasco – Ley 16/1994, de 30 de junio –

Tabla 30. Leyes en las que se definen tipos de ENPs en cada una de las comunidades autónomas españolas. (*) en muchas leyes
se incluyen definiciones de ENPs literalmente iguales a las incluidas en la Ley 4/1989, incorporando algunas figuras nuevas o un
preámbulo adaptado a la comunidad autónoma correspondiente

En la actualidad están en fase de aprobación dos nuevas leyes: la Ley de Parques Nacionales y la Ley
de Conservación del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad. La primera se centra en regular los aspec-
tos relacionados con la gestión de los Parques Nacionales de acuerdo con la sentencia que adjudicó las
competecias de su gestión a las autonomías. Además, amplia los sistemas naturales susceptibles de ser
declarados parque nacional, incluidos los geológicos, aunque con falta de cierto criterio científico. La
segunda de estas leyes, sustituirá a la 4/89 e incorpora algunas novedades interesantes que serán comen-
tadas más adelante.

8.3.2. Figuras de protección

La Ley de Estatal de Conservación de la Naturaleza 4/1989 definía una serie de figuras de protección
que han servido de base para que cada autonomía definiera las suyas. Por su parte, la UICN estableció en
su asamblea general en 1984 unas figuras de protección a modo de referencia. Estas figuras son Reserva
natural integral, Parque nacional, Monumento natural, Área de gestión de hábitat/especies, Paisaje prote-
gido terrestre/marino y Área protegida con recursos gestionados.
A partir de la legislación básica de referencia estatal, cada autonomía ha establecido unas figuras de
protección. Ello ha dado lugar a la multiplicidad de figuras de protección existentes en España, hasta el
punto que existen cerca de 50 categorías diferentes, si bien no todas estas figuras de protección pueden
ser aplicadas para conservar elementos geológicos. En la Tabla 31 se analiza qué figuras pueden ser utili-
zadas en geoconservación, cuáles no, y algunos ejemplos de lugares en los que se han aplicado. En dicha
tabla se aprecia que, además de las cuatro figuras promulgadas a principios de siglo y hoy en desuso, exis-

236
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

ten otros 41 sistemas de protección específicos, a los que hay que añadir otros cinco que no figuran como
tal en la ley de ENPs autonómica pero que han sido utilizadas o incluidas con posterioridad, como la reser-
va de la biosfera en el País Vasco o los PEIN catalanes. Estas figuras se refieren a los aspectos geológicos
de una manera específica o como participantes del patrimonio natural o ecosistemas.

Foto 48. Panel del Monumento Natural de los Bufones de Arenillas (Asturiuas)

La geología no es un aspecto al margen del resto de los valores naturales de un espacio natural, por
lo que su protección bajo figuras que incluyan a los elementos bióticos (por ejemplo una reserva natural
como podría ser la de la Hoces del río Cabriel, Cuenca-Valencia), es tan válida como la referida exclusiva-
mente a los elementos geológicos. Por otro lado, destaca que algunas figuras de protección, a pesar de
coincidir en nombre, son interpretadas de diferente manera en algunas comunidades autónomas. Así,
mientras que en Canarias en la definición de parque natural se hace referencia expresa a la geología, en
muchas otras comunidades se hace referencia a la geomorfología. Algo parecido ocurre con las reservas
naturales y con las reservas naturales parciales. Este es un aspecto particularmente importante y común
en la legislación española sobre espacios naturales protegidos. No queda muy claro si bajo el término geo-
morfología se quiere incluir al conjunto de elementos abióticos (lo que supondría un error terminológico),
o es que sólo se considera que se debe proteger las formas del terreno (lo que supondría un error con-
ceptual al marginar el resto de elementos geológicos). El caso es que este matiz puede dar lugar a que
determinados recursos geológicos no sean protegidos, o lo que es peor, que ni si quiera sean tenidos en
cuenta a la hora de plantear un plan de protección de la representatividad natural de una región.

237
NO LA MENCIONA PERO
AJENA EN SU
PODRÍA INCLUIRSE AL
MENCIONA EXPRESAMENTE VALORACIÓN
REFERIRSE AL PATRIMONIO EJEMPLOS DE LUGARES DE INTERÉS GEOLÓGICO QUE SE
NOMBRE DE LA FIGURA DE PROTECCIÓN LA GEOLOGÍA A LA
NATURAL DE MANERA AJUSTEN A ESA FIGURA Y ESTÉN DECLARADOS
(1) GEOLOGÍA
GENÉRICA
(3)
(2)
Monte natural de interés nacional NO NO SI –
FIGURAS Paraje pintoresco NO SI – –
HOY EN Torcal de Antequera (AN), Ciudad Encantada (CLM), La
Sitio natural de interés nacional SI – –
DESUSO Pedriza (MA), Sierra Espuña (MU)
Monumento natural de interés nacional SI – – –
1 Árbol singular NO NO SI –
2 Área natural recreativa NO SI – Embalse de Leurtza (NA)
3 Área singular SI – – –
Término genérico utilizado en el País Vasco que incluye a otras
4 Biotopo protegido –
categorías de esta tabla
5 Corredor ecológico y de biodiversidad NO NO SI –
6 Corredor ecocultural NO NO SI –

238
Laguna de Dos Reinos (NA), Badina Escudera (NA), Foz
7 Enclave natural NO SI –
Ugarrón (NA)
8 Espacio natural de interés local NO SI – –
Espacio natural en régimen de protección No aparece definición en
9 – – Anacares (Galicia)
general la Ley regional como ENP
10 Espacio natural protegido NO SI – Cañón de Almadenes (MU), La Muela-Cabo-Tiñoso (MU)
11 Espacio privado de interés natural NO SI – –
Menciona elementos geológicos como marismas, turberas, lagunas o Complexo das praias, lagoa e duna de Corrubedo (GA),
12 Humedal protegido
litoral Ría de Ortigueira e Ladrido (GA)
13 Lugar de interés científico NO SI – –
Cerros volcánicos de La Miñosa (CLM), Estrecho del
14 Microrreserva NO SI (*) NO
Hocino (CLM), Laguna de Talayuelas (CLM)
Torcas de Palancares y Tierra Muerta (CLM), Glaciares
15 Monumento Natural SI – –
Pirenaicos (AR), Volcán de Teneguía (CAN)
Chorrera de Horcajo (CLM), Bco. de Las Angustias
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

16 Paisaje protegido NO SI –
(CAN), Cuatro Calas (MU)
(1) = expresa si en la definición de la figura de protección se menciona expresamente que bajo esa figura se pueden proteger elementos geológicos. En el caso de alguna autonomía significa que sí se menciona en las leyes de conservación viegentes en ellas.
(2) = expresa si aunque no mencione expresamente que bajo esa figura se puedan proteger elementos geológicos, estos podrían incluirse porque hace referencia a términos generales como patrimonio natural, medio ambiente o entorno natural.
(3) = en su definición queda claro que la protección de elementos geológicos no tiene cabida bajo esta figura
Tabla 31. (primera parte). Figuras de protección existentes en las legislaciones autonómicas y relación con la geología. Significado de las abreviaturas utilizadas en la tabla: AR:
Aragón, AS: Asturias, CAT: Cataluña, CAN: Canarias, CANT: Cantabria, CL: Castilla León, CLM: Castilla-La Mancha, EXT: Extremadura, GAL: Galicia, LR: La Rioja, MA: Madrid,
MU: Murcia, NA: Navarra, PV: País Vasco, VAL: Valencia
NO LA MENCIONA PERO
AJENA EN SU
PODRÍA INCLUIRSE AL
MENCIONA EXPRESAMENTE VALORACIÓN
REFERIRSE AL PATRIMONIO EJEMPLOS DE LUGARES DE INTERÉS GEOLÓGICO QUE SE
NOMBRE DE LA FIGURA DE PROTECCIÓN LA GEOLOGÍA A LA
NATURAL DE MANERA AJUSTEN A ESA FIGURA Y ESTÉN DECLARADOS
(1) GEOLOGÍA
GENÉRICA
(3)
(2)
Desierto de Las Palmas (VA), Estuario del río Guadiaro
Geomorfológicos en Si al referirse a formacio-
17 Paraje natural – (AND), Desfiladero de Los Gaitanes (AND), Desierto de
Valencia y Andalucía nes de singular belleza
Tabernas (AND)
18 Paraje natural de interés nacional NO SI – Cabo de Creus (CAT)
19 Paraje natural municipal Geomorfológicos en Valencia – – –
Ordesa y Monte Perdido (AR), Aigües Tortes y Lago San
20 Parque nacional Geomorfológicas SI –
Mauricio (CAT), Picos de Europa (AS, CANT y CL)
CAN
Lagunas de Ruidera (CLM), Doñana (AND), Montfragüe
21 Parque natural Geomorfológicas: GAL, EXT, CAT, CL, –
(EXT)
PV, VAL, NA, AS, LR, AR,
Parque Periurbano y Parque Periurbano
22 NO SI – Dunas de San Antón (AND)
de conservación y ocio
No aparece definición en
El Carche (MU), Calblanque (MU), Picos de Europa (CL),

239
23 Parque regional las leyes regionales de SI –
Sierra de Gredos (CL)
Madrid y Murcia
24 Parque rural NO SI – Anaga (CAN), Teno (CAN)
No aparece definición en Collegats, Delta del Ebro, Muntanyes de Prades,
25 PEIN SI –
la Ley regional como ENP Montserrat (CAT)
No aparece definición en
26 Plan Especial de protección – – Montseny (CAT)
la Ley regional como ENP
27 Refugio de fauna NO NO SI –
No aparece definición en
28 Reserva de la biosfera – – –
la Ley regional como ENP
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

29 Reserva fluvial NO NO SI –
30 Reserva integral SI – – Ukerdi (NA)
CAN, NA Larra (NA), Laguna del Hito (CLM), Laguna Fuente de
31 Reserva natural CAT Resto
VAL: Geomorfológicos Piedra (AND),Foz de Lumbier (NA), Islas Columbretes (VAL)
(1) = expresa si en la definición de la figura de protección se menciona expresamente que bajo esa figura se pueden proteger elementos geológicos. En el caso de alguna autonomía significa que sí se menciona en las leyes de conservación viegentes en ellas.
(2) = expresa si aunque no mencione expresamente que bajo esa figura se puedan proteger elementos geológicos, estos podrían incluirse porque hace referencia a términos generales como patrimonio natural, medio ambiente o entorno natural.
(3) = en su definición queda claro que la protección de elementos geológicos no tiene cabida bajo esta figura
Tabla 31. (continuación). Figuras de protección existentes en las legislaciones autonómicas y relación con la geología. Significado de las abreviaturas utilizadas en la tabla: AR:
Aragón, AS: Asturias, CAT: Cataluña, CAN: Canarias, CANT: Cantabria, CL: Castilla León, CLM: Castilla-La Mancha, EXT: Extremadura, GAL: Galicia, LR: La Rioja, MA: Madrid,
MU: Murcia, NA: Navarra, PV: País Vasco, VAL: Valencia
NO LA MENCIONA PERO
AJENA EN SU
PODRÍA INCLUIRSE AL
MENCIONA EXPRESAMENTE VALORACIÓN
REFERIRSE AL PATRIMONIO EJEMPLOS DE LUGARES DE INTERÉS GEOLÓGICO QUE SE
NOMBRE DE LA FIGURA DE PROTECCIÓN LA GEOLOGÍA A LA
NATURAL DE MANERA AJUSTEN A ESA FIGURA Y ESTÉN DECLARADOS
(1) GEOLOGÍA
GENÉRICA
(3)
(2)
No aparece definición en
32 Reserva natural científica – – –
la Ley regional como ENP
33 Reserva natural concertada No especifica – – –
34 Reserva natural de fauna salvaje NO – SI –
35 Reserva natural especial SI – – Dunas de Maspalomas (CAN)
Roques de Anaga (CAN), Cap de Creus (CAT), Muniellos
36 Reserva natural integral CAN CAT NA, GAL
(AST)
Geomorfológicos en

240
37 Reserva natural marina – – Isla de Tabarca (VAL)
Valencia
Noguera Pallaresa-Collegats (CAT), Noguera
38 Reserva natural parcial CAT – AST
Ribagorçana-Montrebei (CAT)
39 Sitio de interés científico NO SI – Salinas de Fuencaliente (CAN), Los Jameos (CAN)
40 Zonas especiales de conservación NO NO SI –
41 Zona de especial protección de los Cañón do Sil (GA), Fragas do Eume (GA), Illa de Ons
NO SI –
valores naturales (GA)

(1) = expresa si en la definición de la figura de protección se menciona expresamente que bajo esa figura se pueden proteger elementos geológicos. En el caso de alguna autonomía significa que sí se menciona en las leyes de conservación viegentes en ellas.
(2) = expresa si aunque no mencione expresamente que bajo esa figura se puedan proteger elementos geológicos, estos podrían incluirse porque hace referencia a términos generales como patrimonio natural, medio ambiente o entorno natural.
(3) = en su definición queda claro que la protección de elementos geológicos no tiene cabida bajo esta figura
Tabla 31. (continuación). Figuras de protección existentes en las legislaciones autonómicas y relación con la geología. Significado de las abreviaturas utilizadas en la tabla: AR:
Aragón, AS: Asturias, CAT: Cataluña, CAN: Canarias, CANT: Cantabria, CL: Castilla León, CLM: Castilla-La Mancha, EXT: Extremadura, GAL: Galicia, LR: La Rioja, MA: Madrid,
MU: Murcia, NA: Navarra, PV: País Vasco, VAL: Valencia
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

8.3.3. La figura de monumento natural

Aunque la figura de monumento natural no es la única que se utiliza para proteger elementos geoló-
gicos, la mayoría de los que han sido protegidos en España lo están bajo esta figura de protección (junto
con los englobados en figuras de ámbito territorial mayor, como la de parque natural o nacional). Por ello
hacemos una revisión del significado de esta figura de protección y de cómo ha sido aplicada en España,
en relación exclusivamente con la geología.
La figura de monumento natural, al estar definida en la Ley 4/1989, aparece reflejada en todas las
leyes de ENPs y de Conservación de la Naturaleza existentes en España. Aunque algunas autonomías han
introducido matices nuevos a la definición original, casi siempre se utiliza la siguiente: “los monumentos
naturales son espacios o elementos de la naturaleza constituidos básicamente por formaciones de noto-
ria singularidad, rareza o belleza que merecen ser objeto de una protección especial. Se consideran tam-
bién monumentos naturales las formacionesgeológicas y demás elementos de la gea, así como los yaci-
mientos paleontológicos, que reúnan un interés especial por la singularidad o importancia de sus valores
científicos, culturales o paisajísticos”. Al nivel de la gestión, no contempla la obligatoriedad de tener que
elaborar un PORN o PRUG, si bien es necesario marcar unas normas de protección que establecerán una
regulación de usos. Por su parte, la UICN, en su asamblea de 1994, definió los monumentos naturales
como: “espacios protegidos gestionados principalmente para la conservación de características naturales
específicas”. Para este mismo organismo, los objetivos de gestión de los monumentos naturales son: pro-
teger las características naturales del lugar, brindar oportunidades para la investigación, interpretación,
educación y sensibilización.

Fotos 49. Panel del Monumento Natural y vista de la Laguna de la Alberquilla (Ciudad Real)

El término monumento natural se atribuye a François René Chateaubriand (1768-1848) quien lo usó
por primera vez en 1805. Sin embargo, fue el explorador y científico alemán Alexander von Humboldt
(1769-1859) quien popularizó este término, en su traducción al alemán (Naturdenkmal) en 1819 para
referirse “al espectáculo de nuevos y grandes objetos de la naturaleza que engrandecen el espíritu huma-
no” tras sus viajes por Sudamérica (Rheinischer Verein für Denkmalpflege und Landschaftsschutz, 2002;
referencia digital). Por su parte, en los países anglosajones se suele utilizar un término similar aunque más
específico, el de monumento geológico (geological monument), que corresponde a: “todos aquellos ras-
gos de una región que son esenciales para la educación geológica, investigación o como referencia: la red

241
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

de monumentos geológicos de una región debe incorporar un número mínimo de ellos que sirvan para
representar adecuadamente la geología y geomorfología de la misma” (Joyce, 1999; referencia digital).
En España, la figura de monumento natural de interés nacional fue creada en 1927 (Real Orden de 15
de julio del Ministerio de Fomento), junto con la figura de sitio de interés nacional. La definición dada en
este documento era: “serán monumentos naturales de interés nacional los elementos o particularidades
del paisaje en extremo pintorescos o de extraordinaria belleza o rareza, tales como peñones, piedras bam-
boleantes, árboles gigantes, cascadas, grutas, desfiladeros, etcétera”. Además, añadía una referencia con-
creta al aspecto cultural: “será circunstancia favorable para las declaraciones oficiales expresadas que la
belleza natural del lugar o sus elementos sea realzada por el interés religioso, científico, artístico, históri-
co o legendario”. Pero también en la definición de los sitios de interés nacional se hacía referencia con-
creta a aspectos geológicos: “podrán ser declarados sitios de interés nacional los parajes agrestes del terri-
torio nacional, cuando su extensión sea reducida (...) de especial distinción por su belleza natural, lo pin-
toresco del lugar, la exhuberancia y particularidades de la vegetación espontánea, las formas especiales y
singulares del roquedo, la hermosura de las formaciones hidrológicas o la magnificencia del panorama y
del paisaje”.
Sin embargo, los primeros monumentos naturales declarados en España tuvieron un significado algo
diferente. Se crearon para “ensalzar la memoria de los hombres ilustres de los tiempos pasados, que sin-
tieron intensamente y expresaron, en sus obras, el amor a la Naturaleza” (Hernández-Pacheco, 1933). Con
este enfoque se declararon los dos primeros monumentos, ambos en la Sierra de Guadarrama (Madrid):
en el año 1930 La Peña del Arcipestre, dedicada al autor del Libro del Buen Amor, y en 1932 la ya citada
Fuente de los Geólogos en las cercanías del Puerto de Navacerrada (Madrid).
El término monumento natural de interés nacional derivó con el tiempo hacia el de monumento natu-
ral, que es el que se incluye en la Ley 4/1989. Si bien la definición de 1927 carece de rigor y se refiere
exclusivamente a elementos pintorescos, la definición de la Ley 4/1989 y las equivalencias autonómicas
introducen conceptos más avanzados como la singularidad o los valores científicos, culturales y paisajísti-
cos. Esto, junto con la mención expresa a la protección especial de la gea y a los yacimientos paleontoló-
gicos, hace de esta figura una eficaz herramienta para la geoconservación. Conviene aclarar que en España
el término monumento natural se refiere a enclaves que hayan sido protegidos bajo esta figura legal, mien-
tras que en la bibliografía anglosajona a veces se refiere a elementos geológicos de interés, independien-
temente de si están protegidos o no. Y relacionado también con el desarrollo normativo, es importante
señalar que la Junta de Andalucía, diez años después de la creación de la ley autonómica de ENPs, redac-
tó el Decreto 225/99 de 9 de noviembre, mediante el cual se regulaba y desarrollaba la figura de monu-
mento natural.
La figura de monumento natural ha sido masivamente aplicada en España en los últimos años. Desde
1995 a 2004, se declararon 107, con lo que al final del año 2004 había 193 monumentos naturales en
España (según datos de Europarc). Pero la figura ha sido aplicada de manera muy desigual en cada comu-
nidad autónoma. Mientras que en algunas se han declarado muchos espacios bajo esta figura de protec-
ción, sobre todo en Canarias (52), Andalucía (35, 23 declarados de manera simultánea en 2001) y Asturias
(39, de los cuales 10 corresponden a árboles singulares). Comunidades con un número medio son Castilla-
La Mancha con 17 monumentos naturales y varios más en proceso de estudio o en fase de declaración, y
Castilla-León con seis de estos espacios (algunos de ellos de origen kárstico como La Fuentona o el com-
plejo de Ojo Güareña). En otras se ha utilizado muy poco, como en Extremadura (4, uno de ellos la mina
de la Cueva de Castañar), Galicia también con cuatro, Aragón con dos (Glaciares Pirenaicos y San Juan de
la Peña), Baleares también dos (el Torrent de Pareis y Ses Fonts Ufanes, ambos en Mallorca). En otras

242
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

Foto 50. Glaciar de los Picos del Infierno (Huesca), una de las masas de hielo que conforman el Monumento Natural de los
Glaciares Pirenaicos

comunidades como Navarra ha sido muy utilizado, pero los


31 monumentos naturales existentes en esta comunidad se
refieren exclusivamente a árboles singulares. Como el obje-
tivo es analizar el grado de aplicación de esta figura para
conservar elementos geológicos, los datos que se van a dar
a continuación se van a referir exclusivamente a los monu-
mentos naturales de componente geológica o mixta.
Entre las diferentes políticas de aplicación de esta figu-
ra de protección destacan algunos casos. En primer lugar,
mientras que en algunas autonomías su utilización se res-
tringe casi exclusivamente a elementos geológicos, en otras
se incluyen árboles singulares y otro tipo de elementos.
Una excepción es el Monumento Natural de la Mina de La
Jayona (Badajoz), de interés natural pero importante trans-
formación antrópica. En Andalucía se definen cinco tipos
diferentes de monumentos naturales: bióticos (como los
acebuches de El Rocío, Huelva), geológicos (p.e. los
Acantilados de El Asperillo, Huelva), geográficos (p.e. los
Peñones de San Cristóbal, Granada), ecoculturales (como la
Cueva de Las Ventanas, Granada) y mixtos (p.e. el Cerro del Foto 51. Entrada al Sistema Hundidero-Gato
(Málaga), uno de los sistemas kársticos subterráneos
Hierro, Sevilla). Además, en el año 2002 la Junta tenía un mas importantes de Andalucía

243
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

listado de 159 áreas susceptibles de ser declaradas monumento natural, como por ejemplo el Sistema
Hundidero-Gato (Málaga). Desde ese año se han declarado algunos de ellos, como las Cárcavas de
Marchal (Granada). Otra novedad incorporada por esta comunidad autónoma es la obligatoriedad de deli-
mitar una zona periférica de protección, cuyo objetivo es prevenir y corregir impactos negativos sobre el
monumento o su entorno. Este aspecto es muy interesante, sobre todo en aquellos elementos de impor-
tante contenido escénico, paisajístico o estético, donde las realizaciones de ciertas modificaciones del
entorno cercano al elemento a proteger, aunque no le afecten directamente, pueden afectarle de manera
indirecta. En este caso, las limitaciones de uso en estas zonas periféricas no son tan restrictivas como las
referidas al monumento en sí, pero impiden cierto tipo de modificaciones.
Con respecto a la superficie también hay diferencias en la manera de aplicar esta figura. Por un lado,
en Andalucía se está aplicando esta figura a pequeños espacios (en muchos casos menores de 10 ha) y en
las definiciones de los monumentos naturales en las leyes de Canarias y Extremadura se llega a hacer men-
ción explícita a que deben ser de reducidas dimensiones. Este enfoque difiere del utilizado en Castilla-La
Mancha, donde hay monumentos naturales de reducidas dimensiones como la Laguna de la Alberquilla
(Ciudad Real) con poco más de 100 ha, pero también los hay muy extensos, como el Monumento Natural
de las Torcas de Palancares y Tierra Muerta que tiene más de 18.000 ha de superficie. Algo similar ocurre
en Castilla-León, donde el Monumento Natural de Ojo Guareña (Burgos) supera las 14.000 ha. Y sin
embargo el de la Fuentona (Soria) tiene poco más de 200 ha. Al margen de estos dos casos extremos, la
superficie media de los monumentos es de 276 ha (Mújica et al., 2002), si bien hay que tener en cuenta
que la existencia de numerosos árboles monumentales protegidos bajo esta figura hacen que la superficie
media sea muy baja.

Foto 52. Monumento Natural de Palancares y Tierra Muerta (Cuenca), el más extenso de España

Otra diferencia en la aplicación de la figura de monumento natural es que generalmente los monu-
mentos naturales se han aplicado a elementos únicos y concretos. Frente a esto existen ejemplos como en
Monumento Natural de los Glaciares Pirenaicos (Huesca), que no corresponde a un solo elemento sino a
un conjunto de masas de hielo diseminadas por la vertiente aragonesa de los Pirineos. Incluso en la defi-
nición de este monumento se llega a hacer mención no sólo a los glaciares en sí, sino también a glacia-
res rocosos, depósitos ligados a la actividad glaciar y formas erosivas. Algo similar ocurre con el monu-

244
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

mento natural de los Yacimientos de icnitas de Asturias, que corresponde a varios yacimientos dispersos.
En Castilla-La Mancha se ha adoptado una medida interesante al proteger manifestaciones kársticas,
incluyendo en el espacio protegido otros elementos del macizo kárstico en el que se sitúan aunque estén
alejados. Es el caso del monumento natural de la Hoz de Beteta (Cuenca), donde además del cañón flu-
vio-kárstico se han incluido cavidades (cueva de La Ramera, Cuenca), surgencias y un sumidero que las ali-
menta situado a varios kilómetros de distancia.

Fotos 53. Hoz de Beteta y Sumidero de Matasnos (Cuenca), un monumento natural que incluye elementos alejados entre sí pero
que forman parte del mismo sistema

Otro elemento diferenciador es la tipología de elementos geológicos a ser declarados. En Andalucía se


han declarado monumento natural elementos geológicos muy concretos, generalmente espacios pequeños
y con cierta homogeneidad interna (González Barrios, 2000a). Incluso se han declarado numerosos monu-
mentos independientemente de que estuvieran integrados dentro de otros ENPs previamente declarados.
Así, por ejemplo, fueron declarados monumento natural los Órganos de Despeñaperros (Jaén), incluidos
dentro del Parque Natural de Despeñaperros, o el Tornillo del Torcal de Antequera (Málaga) incluido den-
tro del Paraje Natural del Torcal de Antequera. Esta curiosa política de conservación parece que busca iden-
tificar iconos naturales asimilables al concepto de monumento tal y como se entiende en el patrimonio
artístico. Si bien mediante esta medida se asegura la adecuada conservación de elementos geológicos que
ya estaban integrados en ENPs, pero que quizá no estaban suficientemente considerados, este sistema de
declaración parece más bien orientado al uso público, centrando la atención interpretativa y recreativa en
enclaves concretos dentro de los espacios protegidos de mayores dimensiones.
Aparte de la mencionada tendencia que supone una aportación limitada de cara a la conservación de la
geología, la comunidad autónoma de Andalucía ha sido pionera a la hora de proteger como monumentos
naturales algunos elementos geológicos como fallas, icnitas o cárcavas, algo poco habitual (las icnitas tam-
bién han sido protegidas en Asturias, pero por el momento no hay más casos de fallas, y de cárcavas sólo hay
uno que está en proceso de declaración en las cercanías del Pontón de la Oliva, Guadalajara). Destaca que
excepto en estos dos casos, no hay ningún monumento natural que corresponda a estructuras tectónicas,
series sedimentarias, afloramientos petrológicos de interés, o mineralizaciones singulares, con excepción de
los casos canarios donde las manifestaciones volcánicas poseen una amplia cobertura legal.

245
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Para Sánchez Royo (2002), los monumentos naturales deben tener carácter “monumental”, y su rele-
vancia debe estar socialmente admitida. Este es el enfoque que se le ha dado en Andalucía mediante el
Decreto 225/99, basado en la monumentalidad, corresponsabilidad, reconocimiento y representatividad.
Para este autor los monumentos naturales no lo son por aspectos científicos, sino porque lo dice la ciuda-
danía. Este enfoque implica algunas dificultades difícilmente superables a la hora de proteger ciertos
aspectos geológicos. Por un lado, porque sólo se refiere a los lugares que destaquen por su desarrollo mor-
fológico, olvidando ciertos elementos estrictamente geológicos. Y por otro lado porque reduce el compo-
nente científico y deja la selección en manos de criterios “populares”. Si el primer aspecto puede ser inter-
pretado de diferentes maneras y al fin y al cabo, responde a una realidad, el segundo no encaja con el
modelo de valoración del patrimonio geológico. Pensamos que la declaración de los ENPs debe surgir de
estudios técnicos cualificados que contemplen aspectos científicos, de representatividad y singularidad,
culturales y de otros tipos, pero nunca olvidando los científicos.
Las dificultades que este enfoque proporciona son fundamentalmente:
– con respecto al carácter monumental de los elementos protegidos bajo esta figura, es cierto que esa
es la tendencia no sólo en Andalucía, sino en casi todas las autonomías. Al fin y al cabo el nombre
hace referencia a esta característica, y así fue definido originalmente en el siglo XIX. Por ello la Junta
de Andalucía establece como el primero de los criterios de declaración, el de monumentalidad.
Muchos elementos geológicos de relevancia no tienen reflejo en el relieve, por lo que no podrían ser
protegidos bajo esta figura, y por lo tanto, bajo ninguna
– el principio de reconocimiento implica que la sociedad asuma y, en cierto modo, exija la declaración
del espacio protegido. Teniendo en cuenta que el grado de conocimiento de los procesos geológicos
por parte de los gestores de los ENPs suele ser bajo, intentar que lo tenga el resto de la población
es una tarea casi imposible. Se reduce el criterio científico a la hora de la valoración de los aspectos
geológicos a proteger, algo que desde luego no ocurre con los botánicos
– el uso público como aprovechamiento principal tiene lógica con respecto a los dos principios ante-
riores, pero a la vez ofrece la misma dificultad. Limita el uso restrictivo con fines científicos o por la
elevada vulnerabilidad del lugar, ya que por el contexto general del decreto parece que se refiere al
uso recreativo y cultural
– el principio de representatividad es el más paradójico de todos. Se refiere a la representatividad terri-
torial de los monumentos, de manera que se limita el número de espacios a proteger por equilibrios
territoriales. Lo ideal es que en realidad se refiriera a representar la diversidad geológica, geográfi-
ca y ecológica de la región (en función de los diferentes tipos de monumentos naturales definidos).
Pero esto sería imposible desde el momento en que en la selección de los mismos participan ciertos
aspectos que sesgan la decisión, en concreto los tres aspectos arriba expuestos.
También es cierto que esta aplicación posee ciertas ventajas, aunque es posible que varias de ellas
también se consiguieran si no se llegara a aplicar lo anterior:
– el simple hecho de que se redacte un decreto en el que se desarrolla la aplicación de la figura favo-
rece la homogeneidad de criterio a la hora de la declaración
– se consigue una mayor implicación y participación por parte de la ciudadanía
– se crea un registro andaluz de monumentos naturales que pasa a formar parte de la Red de Espacios
Naturales Protegidos de Andalucía (RENPA)
– y el decreto incluye algunos principios que son interesantes, como el de corresponsabilidad, median-
te el cual todos los interesados se implican en la conservación del monumento, o el de revisión, por
lo que se establecen las vías de revisión del inventario para posibles incorporaciones.

246
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

Como se ha indicado, existen diferentes maneras de aplicar la figura de monumento natural. Y cada
enfoque presenta una serie de ventajas y de inconvenientes. El principal problema no es tanto que los
monumentos naturales no puedan dar cobertura a elementos geológicos que no lleven asociado un refle-
jo morfológico, como que si no lo hacen no hay ninguna otra figura que pueda protegerlos. Por ello, lo
ideal sería que se eligiera el sistema que se eligiera, los inconvenientes fueran paliados mediante la toma
de otra serie de medidas, que pueden ir desde la creación de nuevas figuras de protección, hasta buscar
sistemas alternativos a la protección para garantizar la conservación de ciertos enclaves geológicos.

8.3.4. Categorías de ámbito internacional

En el contexto internacional, la existencia de determinados planes, directivas e iniciativas por parte de


algunos organismos, han dado lugar a la existencia de una serie de figuras de protección de ámbito inter-
nacional que tienen reflejo en España. No se trata de ENPs en sentido estricto, porque casi ninguna de
estas iniciativas lleva asociado un régimen de protección específico, sino que en muchos casos se trata de
títulos honoríficos otorgados con intención de significar espacios de alto interés.
En el ámbito internacional, la preservación de la diversidad biológica fue asumida como obligación por
parte de los estados en la Cumbre de Río de Janeiro de 1992. Cinco años antes, con la entrada del Acta
Única Europea, se establecía el marco jurídico para el desarrollo comunitario de la política de medio
ambiente. Y mediante algunas disposiciones anteriores, pero sobre todo de la aplicación de las directivas
79/409/CEE o Directiva Aves y la 92/43/CEE o Directiva Hábitats y el desarrollo de la Red Natura 2000, se
dio por iniciada, y mediante las trasposiciones a la legislación española, aplicada al caso español.
Los espacios pertenecientes a la Red Natura 2000 son un caso especial de área protegida ya que al
partir de una iniciativa de la Unión Europea no están contemplados en prácticamente ninguna de las leyes
de conservación (la nueva ley estatal de Conservación del Patrimonio Natural y la Biodiversidad pretende
dar cabida a estas figuras). Esto proporciona algunas ventajas e inconvenientes de cara a su gestión, que
sobre todo son (Martín Herrero, 2003): 1) ocupan una extensión mucho mayor que la red de ENPs, por
ejemplo en Castilla-La Mancha es casi nueve veces mayor, lo cual significa una importante expansión de
los terrenos a conservar; 2) el régimen de protección que asigna a estos espacios es mucho menos estric-
to que el que suele aplicarse para un ENP, lo cual da lugar a diferentes enfoques de cara a gestionarlo y,
sobre todo, permitir la permanencia de actividades humanas, que sería impensable eliminar en espacios
tan extensos; 3) la supervisión de la gestión la realiza la Comisión Europea, con sus ventajas e inconve-
nientes; 4) la directiva se ha diseñado para proteger un listado de hábitats y especies. Las que no perte-
nezcan a ese listado, incluidos todos los aspectos abióticos, no son trascendentes para esta directiva. De
hecho, como se puede ver en el título de esta directiva, se limita a la protección de ciertos hábitats natu-
rales y de taxones de flora y fauna, por lo que la geología no está contemplada de manera directa. Se
puede por tanto afirmar que la creación de un sistema de protección del patrimonio geológico y la geodi-
versidad, a instancias comunitarias, está todavía pendiente.
Además de esta iniciativa de la Unión Europea, España ha suscrito varios acuerdos internacionales
referidos a la conservación de la naturaleza. Uno de ellos es el Convenio de Ramsar o de Zonas Húmedas
de Importancia Internacional. La visión que el hombre ha tenido de los humedales ha cambiado sustan-
cialmente con el tiempo. A principios del siglo XX todavía se veían como focos de enfermedades transmi-
tidos en muchos casos por insectos. Con posterioridad se entendieron como núcleos de biodiversidad y
sobre todo de avifauna. En la actualidad, la perspectiva se ha ampliado y se refiere también al origen y
evolución del aporte de aguas subterráneas y superficiales. Por ello el IGME ha desarrollado un proyecto

247
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

de investigación dedicado a caracterizar hidrogeológicamente los humedales españoles incluidos en el


Convenio de Ramsar (Durán et al., 2005b).
Otro convenio internacional suscrito por España es el de las Reservas de la Biosfera, creado en 1971
dentro del programa MaB de la UNESCO. En España existían en el año 2004 veintiséis Reservas de la
Biosfera, algunas de ellas de notable participación geológica, como las de Ordesa-Viñamala (Huesca) y la
de la Cuenca Alta del Manzanares (Madrid). Cabe destacar que la Comunidad Autónoma del País Vasco
ha adoptado la Reserva de la Biosfera de Urdaibai (Vizcaya) dentro de sus figuras de protección autonó-
micas, asignándole una cobertura legal. Sería deseable que este ejemplo se extendiera en más autonomí-
as, evitándose la degradación de espacios integrados en las reservas con la excusa de que no gozan de un
régimen específico de protección.

Foto 54. Valle de Pineta, incluido en la Reserva de la Biosfera de Ordesa-Viñemala

Foto 5.: Placa que indica en Doñana el titulo de Reserva de la Biosfera

248
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

También promovidos por la UNESCO están los Sitios Naturales del Patrimonio Mundial. En España exis-
ten 37 sitios, de los cuales algunos poseen características geológicas notables, como Las Médulas (León)
o los parques nacionales de Garajonay (Canarias) y Doñana (Huelva-Sevilla).
Por último, dentro del contexto internacional se puede destacar el Diploma Europeo de Áreas
Protegidas, establecido por el Consejo Europeo en 1965 para destacar la gestión de la conservación de
áreas naturales de la Unión Europea. En España lo tienen tres parques nacionales: Doñana (Huelva-
Sevilla), Ordesa y Monte Perdido (Huesa) y Teide (Tenerife).

8.4. LA GEOLOGÍA EN EL PROCESO DE DECLARACIÓN DE UN ESPACIO NATURAL PROTEGIDO

Asumiendo que los elementos geológicos son susceptibles de ser protegidos de manera específica o
de ser integrados en un ENP, falta reflejar qué aspectos son importantes de hacer notar en los estudios
dedicados a la valoración del patrimonio geológico susceptible de ser protegido.
El esquema mostrado en la Tabla 32 es el que se ha seguido, por ejemplo, en el informe para la eva-
luación de la protección de la sección del límite Toarciense-Aaleniense de Fuentelsaz (Guadalajara)
(Carcavilla, 2005c). Pero no es necesario que todos los aspectos reflejados en la Tabla 32 se desarrollen.
Esto dependerá del tipo de espacio a proteger, de lo detallado que sea el estudio exigido para la protec-
ción y de si se trata de un informe aislado o forma parte de uno mayor en el que se incluyen otros estu-
dios temáticos. Además, deberá ir acompañado de una cartografía. Esta tendrá que constar, como mínimo
de una: localización geográfica y una propuesta de zonificación final. Esto podrá acompañarse de muchos
más aspectos como: cartografía geológica, delimitación del espacio a proteger, zonificación, estado de con-
servación, amenazas, etc.

8.5. EL ANÁLISIS DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO COMO HERRAMIENTA PARA LA DECLARA-


CIÓN DE ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

El estudio del patrimonio geológico en una determinada área puede ser de gran utilidad a la hora de
considerar o proponer un sistema de protección de esa zona. Es más, el análisis del patrimonio geológico
debería considerarse un paso imprescindible en los estudios de valoración previos a la protección de un
lugar, así como su reflejo en los instrumentos de planificación de los espacios naturales: Planes de
Ordenación de los Recursos Naturales (PORNs) y Planes Rectores de Uso y Gestión (PRUGs). La identifica-
ción de los principales valores geológicos y de su riesgo de degradación, combinados con otra información
como los usos del territorio y de las posibles amenazas para la conservación, permite realizar un diagnós-
tico (que puede verse traducido en una zonificación) a partir de la cual se puedan proponer medidas de
gestión. Si éstas se refieren tanto a los diferentes niveles de valoración definidos en la zonificación, como
a las actividades tratadas de manera independiente, se consigue abarcar todas las actuaciones posibles y
establecer un régimen de protección y de usos adecuado para su conservación. Las conclusiones obteni-
das en este tipo de estudios pueden ser consideradas independientemente o bien como parte de un estu-
dio integral que abarque otras disciplinas referentes al medio natural para ser analizadas de manera glo-
bal. Como afirman Elízaga y Palacio (1996), los puntos de interés geológico son muestras de alto valor
cuyo análisis de abundancia e interés es una buena herramienta para jerarquizar y definir los espacios
naturales.
Recientemente, el patrimonio geológico ha sido considerado en varios PORNs realizados en Castilla-

249
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

La Mancha. En concreto en los del Alto Tajo (Guadalajara; Cocero, 1997), Serranía de Cuenca (Berrio et al.,
2002), Sierra de Ayllón (Guadalajara; López-Martínez et al., 2003b) y Sierra Madrona-Valle de Alcudia

1.1. Introducción: mencionar el marco en el que sitúa el estudio, el marco legal en el que se ampara su posible protec-
ción, e incluso un breve resumen del proceso de declaración, así como la descripción de otros espacios ya declarados
1. INTRODUCCIÓN

(antecedentes históricos) o que se pretende declarar. Además, objetivos y funciones del organismo o entidad que ela-
bora el informe y una breve introducción acerca del patrimonio geológico, de la geodiversidad, y de algunos concep-
tos de geoconservación. Si se pretende que pertenezca a una Red de ENPs comentar las líneas directrices de la misma
1.2. Justificación: de la necesidad de la planificación o de la protección. Insistir en: valor intrínseco y riesgo de degra-
dación, además de otros aspectos como el valor relacionado (paisaje y biodiversidad). Descripción de la situación legal
actual, y mencionar los planes ambientales de cualquier tipo que incluyan la zona de estudio.
1.3. Definiciones relacionadas: se pueden incluir definiciones de algunos términos geológicos incluidos en el informe
2.1. Localización: datos de ubicación, como información administrativa, accesos, toponimia, superficie, límites del recur-
2. DESCRIPCIÓN DEL RECURSO

so geológico, todo con sus correspondientes mapas. Esta delimitación podrá ser sobre una base geológica y sobre
una topográfica, lo que ayudará a situar el elemento en un contexto geográfico-administrativo y en uno geológico
2.2. Descripción geológica: puede constar de: introducción, marco geológico regional, geología local, descripción del
GEOLÓGICO

recurso geológico considerado y naturaleza del mismo


2.3. Aspectos relacionados: elementos geológicos que participan en el paisaje y relación con aspectos bióticos y cul-
turales. Además pueden incluirse aspectos geológicos relacionados con valores intangibles y patrimonio cultural (fol-
klore y tradiciones populares)
2.4. Estado de conservación: del recurso geológico y del entorno en general
2.5. Riesgo de degradación: análisis y descripción de las amenazas y vulnerabilidad
3.1. Valoración geológica: en qué se basa su interés, otros ejemplos en la unidad administrativa e incluso, ejemplos
3. VALORACIÓN

fuera de la misma. Qué valores añadiría a la RENP, y qué tipología representa. Valoración por singularidad y repre-
sentatividad. Valor científico y educativo-interpretativo (si lo tiene)
3.2. Definición de los principales valores del ENP-PIG
3.3. Valor relacionado: la geología como elemento configurador del paisaje, y la geología como sustento de la biodi-
versidad. Relación entre la geología y el patrimonio cultural
4.1. Propuesta de figura de protección: en función de la legislación vigente, naturaleza del recurso (entre ellas las
dimensiones), vulnerabilidad, riesgo de degradación, grado de interés, y relación con otros aspectos del medio natu-
ral. Justificación. Mejoras que introduciría la protección bajo esa figura y que medidas se le exigen a la misma
4.2. Delimitación de gestión: adaptación de los criterios geológicos a otros administrativos. La descripción literal puede
acompañarse en un anexo, y la delimitación cartográfica en otro anexo
4.3. Zonificación: si fuera necesaria. En función del grado de interés y de la vulnerabilidad. Por ejemplo: zona de reser-
va integral (no permitido acceso ni opciones de uso público), zona de reserva apta para visitantes (y determinadas
actividades de uso público), zona de instalaciones asociadas o integradas (centro de visitantes, centros de gestión,
alojamientos incluso o aparcamientos), zona de seguridad visual o de influencia visual (no permitido ciertas obras de
4. GESTIÓN

infraestructuras o que afecten al paisaje y no sólo al recurso geológico).


4.4. Propiedad del territorio: propietarios y tipo de propiedad. Régimen legal en que quedaría el espacio (privado,
expropiado, compartido, con servidumbres, etc.)
4.5. Organismo que gestionará el espacio: aunque se mencione en la introducción, se debería especificar aquí,
haciendo p.e. a la forma de gestión
4.6. Otros planes, estrategias y programas que afectan al lugar: directivas europeas, etc.
4.7.1. Accesibilidad y comunicaciones: facilidad para acceder al lugar y también accesibilidad den-
tro del recurso geológico (rampas, etc.)
4.7. Turismo y
educación 4.7.2. Seguridad: para el visitante. Determinación de riesgos objetivos a considerar
ambiental 4.7.3. Infraestructuras: información disponible, ofertas a los visitantes (centro, exposiciones, infor-
mación, etc.), recursos interpretativos (potenciales y reales)

Tabla 32. Información a reflejar en un estudio geológico para analizar la idoneidad de la protección de un recurso geológico

250
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

(Ciudad Real; Carcavilla, 2005). En todos estos estudios se ha analizado la presencia, densidad y distribu-
ción espacial de puntos de interés geológico, así como un análisis somero de la geodiversidad existente
en el territorio. Esta información ha sido utilizada como indicador para proponer una zonificación, en la
que se propone un grado de protección y regulación de usos específica para cada unidad definida en la
zonificación.
En concreto, en el caso de la Sierra de Ayllón el objetivo final del estudio realizado consistía en pro-
poner medidas de gestión y conservación a través de una zonificación del área, de modo que quedasen
definidos distintos sectores en función de su valor geológicos, y siendo la protección una de las posibles
medidas a adoptar (Carcavilla et al., en prensa). Para ello se realizó un inventario y una valoración de los
elementos patrimoniales presentes en el medio geológico, considerando su fragilidad, las posibles ame-
nazas y el riesgo de degradación, elaborando finalmente una zonificación que distingue cinco niveles de
valoración. Los resultados obtenidos en el estudio del medio geológico fueron integrados con los proce-
dentes del análisis de otros valores y recursos naturales (flora, vegetación, fauna, limnología y paisaje) para
la elaboración del mapa global de valor natural del territorio, su zonificación y el establecimiento de las
diferentes figuras de protección territorial.
En la selección y valoración, además de los aspectos contemplados habitualmente en los estudios de
patrimonio geológico, se analizaron otros aspectos que serían tomados en cuenta en la redacción de las
propuestas de gestión. Además, las fichas de los PIGs incluían un apartado en que ya se avanzaban algu-
nas propuestas de gestión específicas para ese punto, como la limpieza, restauración y mantenimiento del
afloramiento, protección específica, limitación de alguno de los usos actuales o incorporación de infraes-
tructuras de acceso, protección o interpretación. También se indicaba en la ficha, si era necesario, la reco-
mendación concreta de protección de dicho punto de interés, analizando la posible figura más adecuada
en función de las conclusiones obtenidas en los demás estudios temáticos.
A la hora de elaborar las propuestas de gestión del área se tuvo en cuenta el riesgo de degradación,
los usos actuales, el estado de conservación actual y la previsión futura a la vista de los usos a los que se
puede ver sometida la zona, además de aspectos relacionados con la potencialidad de uso y la presencia
o no de infraestructuras que faciliten el acceso y la interpretación. Las propuestas iban encaminadas tanto
a la conservación de los elementos geológicos y geomorfológicos presentes, como a su posible utilización
racional y sostenible. También se proponía proporcionar un régimen de protección específico a determina-
dos enclaves y elementos geológicos que difícilmente podrían ser amparados bajo una figura específica de
protección si fueran estudiados de manera aislada, debido a sus características intrínsecas (p.e. una falla
que se prolonga a lo largo de varios kilómetros) o al grado de antropización que muestren (p. e. unas mine-
ralizaciones que han sido explotadas).
Las propuestas de gestión se enfocaron en dos sentidos: por un lado, hacia el establecimiento de una
regulación con diferente grado de restricciones en cada zona en función de su categoría (valorada de 1 a
4, es decir, de máximo grado de protección a ausencia de limitaciones específicas de uso); y por otra parte,
la enumeración de unas propuestas de gestión por actividades concretas, como pueden ser las industria-
les, recreativas y turísticas, o las actividades ligadas a la instalación o mejora de infraestructuras y de ges-
tión de residuos.
Este doble enfoque da la oportunidad de que el patrimonio geológico sea contemplado en el sistema
de gestión del espacio natural, así como en las zonas periféricas o de protección del mismo. En muchos
casos españoles, los espacios naturales han sido delimitados sin completar un PORN previo, lo que a
demás de constituir un error de planificación importante, es más que probable que la delimitación deje al
margen lugares de interés, tal y como se expresó en el apartado 8.2. Y en otros casos, el patrimonio geo-

251
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

lógico no ha sido reflejado en los estudios previos a la declaración del parque, reduciéndose las referen-
cias a la geología a aspectos geomorfológicos, y a la prohibición de realizar extracciones y cierto tipo de
aprovechamientos industriales de los recursos geológicos con interés económico mediante su explotación
minera. Si bien estas limitaciones son adecuadas, un sistema de gestión debería ser más ambicioso y con-
siderar a los elementos geológicos como algo más que un mero decorado.

8.6. LA GEODIVERSIDAD COMO BASE PARA LA CREACIÓN DE REDES DE ESPACIOS NATURA-


LES PROTEGIDOS

La tendencia actual en las comunidades autónomas españolas es agrupar los ENPs incluidos en su
territorio dentro de una red de áreas protegidas que funciona con objetivos comunes, y que en muchos
casos, incluye otros espacios protegidos al margen de la legislación autonómica, como por ejemplo los per-
tenecientes a la Red Natura 2000.
El concepto de red posee innegables ventajas para la gestión, pero también de cara a cubrir la repre-
sentatividad de los espacios protegidos. En esto, los estudios de la geodiversidad pueden ser muy útiles.
De hecho, lo ideal sería que al repasar la red de áreas protegidas de una autonomía cualquier observador
pudiera hacerse una idea del medio geológico de la zona, destacándose los elementos más representati-
vos y aquellos que destacan por su singularidad. Esta red de ENPs debería estar equilibrada, reflejando con
más énfasis lo más representativo. Aspectos como los intervalos cronoestratigráficos más desarrollados, los
principales accidentes tectónicos, los afloramientos petrológicos y mineralógicos de interés, y los principa-
les sistemas morfogenéticos deberían ser contemplados. Esto no significa que los enclaves que mejor
representen todos estos aspectos tengan que corresponder con ENPs, sino que se pueden encontrar otras
fórmulas de gestión que, como mínimo, aseguren la adecuada conservación de estos enclaves y el conoci-
miento de su existencia y de su valor. De hecho, algunos de estos enclaves seguro que corresponden a can-
teras, taludes o lugares más o menos degradados cuya protección con las figuras actuales no parece muy
indicada, pero cuya importancia es notable al menos como registro de la evolución geológica del lugar.
Por lo tanto, dos son los aspectos que esta red debería representar con relación a los elementos geo-
lógicos: 1) los principales hitos de patrimonio geológico regional, y 2) los enclaves que representen los ras-
gos esenciales de su geodiversidad.
La representatividad asignada por la geodiversidad plantea un problema: según se vio en el capítulo
6, puede darse el caso de que puntos importantes para mostrar la geodiversidad posean, en realidad, un
valor intrínseco bajo. Su importancia radica en su existencia, en ser elementos únicos en su clase y que por
lo tanto definen una categoría dentro de la geodiversidad. En el peor de los casos, puede ocurrir que estos
puntos tengan unas malas condiciones de observación, que estén transformados o que sean menos inte-
resantes que otros ejemplo situados no muy lejos pero fuera del ámbito territorial sobre el que actúa la
legislación autonómica. En estos casos, quizá no sea lo más interesante proteger el lugar mediante una
figura de protección como la de Monumento Natural, sino que la definición de otro tipo de figuras o de
regímenes de protección diferentes puede ser necesaria para asegurar la conservación de estos lugares.

8.7. EL ANÁLISIS DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD EN LOS ESPACIOS


NATURALES PROTEGIDOS

Sería recomendable que antes de declarar y delimitar un ENP fuera analizado el patrimonio geológico
y la geodiversidad de un área más extensa que los límites de la posible área a proteger, y que esa infor-

252
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

mación fuera tenida en cuenta en la zonificación, delimitación y regulación de usos. Sin embargo, ya se ha
comentado también que esto no es siempre así, y que muchos espacios naturales han sido declarados sin
haber completado la fase de análisis previa que suele ser en forma de PORN y en muchos casos no tienen
redactado el PRUG (lo cual ha llevado incluso a la desclasificación de ciertos espacios protegidos por órde-
nes judiciales). En el ámbito de la geoconservación, estos tiene dos malas consecuencias: por una lado que
al no estudiarse la presencia de elementos geológicos de interés parte de los mismos pueden quedarse
fuera del perímetro del espacio protegido, y por otro lado que elementos singulares incluidos dentro del
espacio no son contemplados como tal a efectos de gestión, conservación y de interpretación. El resulta-
do es que al final no se garantiza la conservación de esos recursos geológicos, por lo que el ENP no cum-
ple su papel fundamental, por lo menos al nivel de elementos geológicos.
Son pocos los ENPs españoles que posean un verdadero inventario de los valores geológicos del espa-
cio protegido. Estos deberían ser imprescindibles, al menos en aquellos ENPs que abarcan grandes zonas,
como parques, reservas y paisajes protegidos. Sólo mediante la realización de estos inventarios y el análi-
sis de la vulnerabilidad y riesgo de degradación de los elementos en él contemplados se podrán definir
medidas de gestión que garanticen la conservación.
Además, en los espacios donde haya otros tipos de valores ambientales, es interesante analizar el inte-
rés relacionado de la geología de ese lugar. Por valor o interés relacionado se entiende la importancia que
determinados parámetros geológicos poseen en otros aspectos como la fauna y vegetación. Estos aspec-
tos permiten obtener una visión de conjunto del espacio y, además, puede ayudar a entender ciertas pau-
tas de comportamiento o distribución de elementos bióticos en el lugar. La relación entre biodiversidad y
geodiversidad, y la importancia de la geología como sustento de la biodiversidad también es interesante
que sean analizadas, como ya se comentó en el capitulo 5. Otro aspecto relacionado a analizar es la rela-
ción entre geología y paisaje. En especial los parámetros geológicos de mayor relevancia a la hora de con-
figurar los paisajes, cómo participan y a qué se debe su distribución y origen. Ya se ha comentado que uno
de los mayores atractivos para el visitante de un ENP es el paisaje que configura ese espacio natural. El
analizar cómo la geología participa en la formación de esos paisajes y cómo condiciona el desarrollo de
los mismos y su evolución en el futuro es un aspecto importante a conocer con profundidad, y por lo tanto,
a divulgar. Y por último, la relación entre geología y usos y costumbres tradicionales, así como su presen-
cia en otros aspectos culturales como las tradiciones, folklore o toponimia, sería muy interesante que fuera
analizado para así poder tener una visión global de cómo la geología está presente y participa en la con-
figuración de un área natural de alto valor, y en la percepción que los visitantes y habitantes de la zona
tienen de él.
La definición de unidades geológicas homogéneas en función de parámetros útiles en la gestión
(desde características geológicas hasta dificultad de los procesos implicados de cara a la interpretación)
puede orientar la gestión de los recursos geológicos del ENP. A la hora de realizar estos estudios sería inte-
resante que no se ciñeran exclusivamente al área protegida, sino que incluyeran una zona más extensa
para comprobar la continuidad de los parámetros geológicos fuera de los límites de la misma e incluso la
presencia de PIGs cuyo valor pudiera ser interesante reflejar de alguna manera. Esta sobredelimitación
puede ser definida por criterios fisiográficos o geológicos, e incluso en un momento dado, en función de
criterios administrativos o incluso mediante la definición de un buffer alrededor del perímetro del ENP.
Por último, un aspecto que se intenta reflejar en las redes de ENPs es la posibilidad de interconectar
los espacios mediante corredores o pasillos verdes. La geología puede ser útil a la hora de definirlos, ya
que a menudo se utilizan elementos de tipo lineal como por ejemplo, cursos fluviales.

253
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

8.8. LA PROTECCIÓN EN EL CONTEXTO GENERAL DE LA GEOCONSERVACIÓN. CONSERVACIÓN


AL MARGEN DE LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

La protección es, sin duda, uno de los mecanismos más eficaces de geoconservación. Pero como se ha
podido observar tras lo expuesto en este capítulo, posee algunos problemas de aplicación, no está del todo
desarrollada, y necesita otros mecanismos que le apoyen para poder cubrir todo el espectro geológico. Para
ello existen diversos sistemas que serán descritos a continuación.
La protección suele considerarse un medio activo de geoconservación. Se denomina así porque supo-
ne la aplicación de un régimen de gestión concreto, específico y particularmente adaptado a las caracte-
rísticas del lugar. Además, supone su declaración como ENP mediante una norma legal (ley o decreto,
generalmente) que especifique su situación. En general, la declaración de un ENP conlleva: 1) una planifi-
cación mediante la elaboración de los PORN y de los PRUG; 2) la aplicación del régimen de autorizacio-
nes; 3) ejercicio de la potestad sancionadora: 4) ejercicio del derecho de tanteo y retracto; 5) señalización
de los espacios declarados; y 6) participación de las instancias públicas y privadas en su administración
(González Capitel y Benayas, 2000).
Por métodos pasivos de geoconservación se entienden los otros sistemas existentes que no implican
una protección concreta, entre los que se encuentran las normas genéricas, a limitaciones de uso con
carácter general, o la disposición de obligatoriedad de realizar evaluaciones de impacto ambiental.
La Ley de Conservación de la Naturaleza de Castilla-La Mancha enfoca la conservación de los ele-
mentos geológicos singulares mediante cuatro posibilidades (Martín Herrero, 2003): 1) declaración de
ENPs en función de las figuras definidas en esta misma ley, como sistema de protección específica hori-
zontal aplicable a todo el territorio; 2) posibilidad de declarar un nuevo tipo de espacios denominados
Puntos de Interés Geológico, como sistema de geoconservación específico permanente; 3) existencia de un
catálogo de elementos geológicos y geomorfológicos de protección especial, como sistema de conserva-
ción genérico que permite asociar elementos geológicos como si fueran especies protegidas, en el que se
incluyen además los yacimientos paleontológicos; y 4) posibilidad de declarar planes de conservación espe-
cíficos para un elemento concreto o para un tipo de elementos (p.e. una laguna, o el conjunto de aflora-
mientos del Pérmico incluidos en un determinado sector), como sistema de conservación temporal, si bien
puede desembocar en una posterior protección. De estos cuatro sistemas, sólo el primero corresponde a
una protección activa en sentido estricto, siendo las demás opciones sistemas pasivos que dan lugar a otro
tipo de áreas que pueden verse incluidas en la red autonómica de espacios protegidos. A estos cuatro sis-
temas hay que añadir los que dispongan las normas legales sectoriales directa e indirectamente relacio-
nadas, como las de urbanismo, minas, aguas, suelo, etc.
Este sistema incorpora tres importantes novedades que proporcionan una notable versatilidad al sistema
de conservación (Carcavilla et al., 2005d). Por un lado, una herramienta muy útil, y que puede solucionar
muchos de los problemas de la adaptación de las figuras de ENPs a la realidad geológica, es la creación nor-
mativa de los Puntos de Interés Geológico. En ellos se podrían integrar los casos en los que el valor geológico
se ha visto favorecido por una transformación del lugar (como en taludes, canteras, trincheras, etc.) o los pun-
tos de geodiversidad de bajo valor intrínseco Su identificación y selección pueden dar lugar a la creación de
un conjunto de enclaves de alta significación geológica cuya conservación se asegura mediante la limitación
de usos que puedan afectarles, aunque sea de manera genérica. Además, esta figura puede utilizarse como
sistema preventivo de protección, de manera que del conjunto de puntos de interés geológico seleccionados
en una región pueden elegirse algunos para que sean declarados bajo alguna de las figuras tradicionales de
protección. La conservación de los PIGs estaría asegurada, en tanto que estarían localizados, cartografiados,

254
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

caracterizados, y se prohibiría la modificación de los mismos sin autorización. El objetivo de la declaración de


los puntos de interés geológico es la protección y prima el carácter científico, si bien en función de los casos
pueden promoverse iniciativas de uso público ligadas a ellos.
Por otro lado, la creación del catálogo de elementos geológicos y geomorfológicos de protección espe-
cial proporciona un sistema de geoconservación genérico novedoso en España y que lleva en funciona-
miento desde la entrada en vigor de la Ley en 1999. Que un elemento esté incluido en este catálogo impli-
ca la obligatoriedad de señalar su presencia en la redacción de estudios de impacto ambiental, en los ins-
trumentos de planificación de la actividad forestal y de urbanismo. Además, los elementos de protección
especial serán calificados como suelo rústico no urbanizable de protección ambiental, natural o paisajísti-
ca, según el caso (de acuerdo con el Decreto 242/2004, que establece el Reglamento de Suelo Rústico de
la Ley 2/1998 de Ordenación del Territorio y de la Actividad Urbanística de Castilla-La Mancha). Además,
se considerarán zonas no registrables a efectos mineros, salvo las excepciones expresas y justificadas por
razones de interés público de orden superior que pueda realizar el órgano competente para su aprobación
definitiva (Ruiz-López de la Cova et al., 2001). Entre los elementos de protección especial se incluyen, ade-
más, los yacimientos paleontológicos, lo que plantea una posibilidad de cobertura del patrimonio paleon-
tológico.
Además de las innegables ventajas de este sistema, tras seis años de aplicación se han apreciado una
serie de pequeños inconvenientes que podrían ser subsanados en el futuro para que este sistema se con-
sidere casi como definitivo por su validez en geoconservación. Uno de los principales problemas es la inclu-
sión en el catálogo de ciertos términos populares que no tienen una correspondencia precisa con elemen-
tos geológicos (p.e. “ciudades encantadas” o “torcas”), dejando un cierto margen a la interpretación que,
si bien a veces puede suponer una ventaja, en otros casos puede complicar la utilización de este sistema.
Por otro lado, también en las definiciones se hace mención a ciertos términos difícilmente determinables,
como por ejemplo los crestones cuarcíticos relevantes. Al igual que lo anterior, esta indeterminación (¿qué
los hace relevantes?¿las dimensiones?¿la ubicación o importancia paisajística?¿las dimensiones del escar-
pe o su continuidad?) dificulta la aplicación por parte de los técnicos, aunque también es cierto que deja
opción a una interpretación en función de los objetivos perseguidos, pero esto no deja de ser un arma de
doble filo. Con respecto a los Puntos de Interés Geológico, el principal problema es que aún no se han
puesto en marcha, por lo que no existen como tal a día de hoy. Por lo tanto no se puede juzgar si consti-
tuyen una medida útil, aunque a priori sí lo parecen. Cabe esperar que en la progresiva formalización de
la red de áreas protegidas de Castilla-La Mancha, que aún está en proceso de formación, será afrontada
en breve.
Como se ha comentado, la Ley 9/1999 de Conservación de la Naturaleza de Castilla-La Mancha inclu-
ye un instrumento de gestión más, que es la posibilidad de crear planes de conservación referidos a ele-
mentos geológicos o hábitats (su equivalente a especies amenazadas se denominan planes de recupera-
ción) en los que se especifican mecanismos concretos diseñados para asegurar la preservación del lugar.
Los planes de gestión en otras autonomías son únicamente herramientas de gestión referidas a figuras de
protección como las reservas. En Castilla-La Mancha, al poder aplicarse sobre uno o varios tipos de ele-
mentos geológicos concretos, permite un nuevo enfoque de la geoconservación, y puede plantearse como
una medida temporal, o definir planes de conservación que se prolonguen indefinidamente en el tiempo,
mientras que no cesen las amenazas o se recupere el elemento en cuestión. El plan contempla aspectos
como una posible zonificación, regulación de usos, actuaciones necesarias, etc. Es, por tanto, una intere-
sante herramienta de conservación que no implica la protección del lugar sobre el que se actúa. De
momento, tampoco ha sido aplicado a ningún elemento geológico.

255
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Otra iniciativa interesante adoptada por algunas comunidades autónomas es la obligatoriedad nor-
mativa a realizar inventarios. Así, a los largo de la década de los ochenta, el Gobierno Vasco a instancias
de la Consejería de Urbanismo, Vivienda y Medio Ambiente exige la realización del mapa Geomorfológico
a escala 1:25.000, en el cual hay que reflejar la presencia y localización de puntos de interés geológico
(Palacio, 2000). Lo ideal es que esta iniciativa se extendiera a todo el territorio autonómico, y que en vez
de verse reflejada en un mapa geomorfológico, se hiciera en un geológico, lo cual permitiría representar
puntos de interés de otras disciplinas de las Ciencias de la Tierra.
En Cataluña se ha ideado también un sistema de conservación a varios niveles, en concreto tres
(Departament de Medi Ambient i Habitatge, referencia digital). Un primer nivel horizontal está constitui-
do por la normativa de aplicación general a todo el territorio, como la de especies protegidas, de control
de la contaminación y de impacto ambiental, aguas, costas, forestal, urbanística, etc. Estas normas son de
cumplimiento obligatorio en cualquier parte del territorio catalán. Un segundo nivel de protección territo-
rial corresponde con el denominado Plan de Espacios de Interés Natural (PEIN). Mediante este plan se
establece un régimen jurídico destinado a garantizar la conservación de estos valores frente a las causas
potenciales de degradación que pudieran afectarlos significativamente. Un tercer nivel de protección está
constituido por los llamados espacios naturales de protección especial (equivalentes a los ENPs). Muchos
de ellos forman parte del PEIN pero con una regulación jurídica propia y una gestión individualizada.
Conviene recordar que en Cataluña se realizó hace unos años el Inventario de Espacios de Interés
Geológico de Cataluña (IEIGC), sin duda el inventario más completo realizado en ninguna comunidad
autónoma española. Si a los puntos incluidos en este inventario se les asignara un régimen de protección
o fueran integrados como tal dentro de los PEIN, se habría dado un gran paso para la geoconservación en
Cataluña.
Por otro lado, destaca la protección genérica que la ley valenciana de ENPs hace de todos los hume-
dales y cuevas incluidas en la comunidad autónoma.
Para algunos autores el enfoque de la geoconservación basado en los sistemas de protección del
medio natural ha fallado y requieren un nuevo enfoque. Carreras y Druguet (2000) afirman que conseguir
que un recurso geológico consiga una protección específica en España es una tarea ardua y a menudo
estéril. La prueba es la presencia de localidades de excepcional interés geológico que no cuentan con nin-
guna protección. Estos autores consideran, además, que raras veces el patrimonio geológico aparece des-
vinculado de otros rasgos biológicos o culturales, y por ello proponen que frente a un enfoque basado en
crear espacios naturales de interés geológico, se plantee el enfoque de lugares, y se afronte la protección
integral del espacio, atendiendo a factores bióticos, abióticos y culturales. Como prueba proponen un dia-
grama triángular en el que se proyecta la ubicación de varios ENPs en función de estos tres tipos de valo-
res (Fig. 34).
El problema que plantea este enfoque, que intenta salvar la dicotomía convencional ente espacios
naturales y espacios histórico-culturales, es que la gestión de estos dos tipos de recursos corresponde a
órganos diferentes de administración, y que poseen naturaleza y características diferentes, lo cual plantea
también problemas conceptuales y metodológicos.
Sobre la importancia a escala municipal de la conservación del patrimonio geológico ya se establecie-
ron las bases en el capítulo 3. Pero con relación a los ENPs hay que reseñar que si bien la competencia de
declaración de los mismos depende del gobierno autonómico, los municipios pueden presionar para la
declaración de algunos de ellos y participar en sus órganos de gestión. Además, los ayuntamientos, como
responsables directos de la clasificación y calificación del suelo municipal, pueden iniciar trámites encami-
nados a la conservación de enclaves no protegidos, o al menos asignar clasificaciones de suelo proteccio-

256
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

HISTORICO CULTURAL
HC
Dubrovnik Cosky Krumlov
Altamira Gran Muralla China
Lescaux Machu Pichu
Petra Mont St Michel
Meteora Tassili

ESPACIOS DE INTERÉS HISTÓRICO-CULTURAL


Gorerra-Cappadocin
Terrazas de arroz-Cordilleras Filipinas
Wieliezka San Mine MesaVerde
Cañón de Chely
Camargus
Bnero
Parque alemano-luxemburgués
Picos de Europa
ESPACIOS NATURALES
Cap de Creus
Scandora
Meseel Pit Fossil Sits
Hyeros Sequoia Doñana
Meteor Crater Yosemite Alguamolls d’Empordà
Everglades
G Grand Canyon Ordesa Cabrera B BIÓTICO
Giant’s Causeway
Volcanes de Haway
Tarmalaya

GEOLÓGICO
Zion Aigües Tortes
Bryce Canyon Yellowstone

Fig. 46. Triángulo de proyección para la conservación integrada del patrimonio. Según Carreras y Druguet (2000)

nistas (suelo rústico de reserva, de especial protección, etc.). El diseño de inventarios de PIGs a escala
municipal puede dar lugar al desarrollo de iniciativas de conservación y de aprovechamiento de los recur-
sos relacionados con el uso público, así como facilitar información útil en la ordenación territorial del muni-
cipio (Arrese et al., 2003). Un ejemplo de medidas adoptadas a escala municipal es la protección de la lla-
mada Capa Negra de Caravaca (Murcia), por parte del ayuntamiento de esta localidad. Este nivel arcillo-
so de unos pocos centímetros de espesor refleja evidencias en las que se apoya la hipótesis del impacto
meteorítico en el límite K/T como causa principal de la extinción en masa a finales del Cretácico, además
de presentar un excelente afloramiento del límite Paleoceno-Eoceno. El barranco del Gedrero, donde se
ubica la Capa Negra, no ha sido protegido por la administración autonómica, a pesar de estar considera-
do como un punto de interés geológico importante al servir de referencia a escala nacional e internacio-
nal. La conservación del lugar se veía amenazada por el desarrollo urbanístico del municipio y por el ver-
tido de inertes en la cabecera del barranco, que en un futuro podría llegar a afectar al propio afloramien-
to (Del Ramo y Guillén Mondéjar, 2004 referencia digital). Este caso refleja la importancia de las actua-
ciones a escala municipal.
Con respecto a otros sistemas de conservación, conviene insistir en que independientemente de que
sea una forma lógica de orientar el análisis del medio natural, los enfoques holísticos pueden favorecer la
integración de los aspectos geológicos en círculos donde tradicionalmente han sido poco tenidos en cuen-
ta. En cada lugar habrá que darle un protagonismo e importancia, pero está claro que contemplar la geo-
diversidad y el patrimonio geológico en el diseño de, por ejemplo, planes de ordenación forestal, puede
ser muy interesante (Martín Herrero, 2003).

257
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Ya se expresó que actualmente no existe ninguna directiva europea que contemple la protección geo-
lógica a escala comunitaria. La Red Natura 2000 se limita a aspectos bióticos y no hace referencia algu-
na a la protección de los elementos geológicos. Sin duda, si la geología hubiera sido contemplada en dicha
directiva habría dado lugar a un mayor desarrollo de estudios en los que se analizaran aspectos relacio-
nados con la geología y los ENPs. Intentando ver el lado positivo a esta circunstancia, queda pensar que
antes o después, la Unión Europea tendrá que asumir una directiva que sí refleje la protección de los recur-
sos geológicos, y que si ésta se refiere exclusivamente a los aspectos abióticos será de esperar que se
adapte a sus características y necesidades de protección. El problema es que mientras que esto llega, la
degradación de lugares importantes puede seguir ocurriendo, y el desequilibrio conceptual entre el valor
de lo biótico y lo abiótico en el patrimonio natural seguirá siendo evidente.
El diseño de una directiva aplicada a la geología podría incluso basarse en los conceptos que la Red
Natura 2000 ya introduce, como una adaptación de los criterios de evaluación que incluye en su Anexo I,
los de selección de especie del Anexo II, o los criterios de evaluación de lugares que no contengan hábi-
tats. Si bien todos estos conceptos están originalmente referidos a hábitats y taxones concretos, su trasla-
ción a la esfera geológica es posible. Aunque requeriría un estudio detallado, debido a que la problemáti-
ca de la geoconservación no es idéntica. El ya mencionado catálogo de elementos geológicos y geomor-
fológicos de protección especial de la Ley 9/1999 de Castilla-La Mancha, puede ser un modelo de partida
a considerar.
Las herramientas de planificación de los ENPs, PORNs y PRUGs, se están aplicando también para dise-
ñar modelos de gestión de zonas más extensas que no tiene por qué tener correspondencia con ENPs. Ya
se comentó que lo lógico sería realizar estudios de análisis de los recursos naturales de zonas a priori bien
conservadas, para poder identificar enclaves que requieran una protección. De la misma manera, e inde-
pendientemente de la posible protección, la elaboración de PORNs permite diseñar un modelo de gestión
más racional y acorde con las características físico-ecológicas de la zona considerada. El que en esos estu-
dios se contemple de manera específica el patrimonio geológico y de la geodiversidad, parece una nece-
sidad y la mejor manera de garantizar la conservación de los recursos geológicos. De la misma manera, es
vital su integración en los Planes de Desarrollo Integral, como los que propone la legislación medioam-
biental andaluza, y que se refiere a un plan de contenido fundamentalmente económico encaminado a
potenciar las iniciativas públicas o privadas de desarrollo compatible con la conservación de los valores
ambientales del lugar.
Por último, un ejemplo de gestión adecuada del patrimonio geológico y la geodiversidad en relación a
los espacios protegidos es la que se está haciendo desde hace años en el Parque Natural del Alto Tajo
(Guadalajara). La delimitación del espacio protegido atendió a criterios geológicos (entre otros como botá-
nicos, paisajísticos, socioeconómicos, etc.), y en el PORN que se realizó para analizar la posibilidad de pro-
tección de la zona se seleccionaron, valoraron y describieron los PIGs contenidos en el área de estudio
(Cocero, 1997). Con esta base se redactó el PRUG en el cual se contemplan diversos aspectos relaciona-
dos con la conservación de elementos geológicos. Una vez declarado el espacio protegido, se han acome-
tido diversas obras de acondicionamiento de infraestructuras de uso público atendiendo a la presencia de
elementos geológicos importantes, y también a su fragilidad. También se han realizado algunas obras de
restauración de elementos geológicos degradados, y los gestores del parque se han puesto en contacto
con especialistas que habían realizado investigaciones geológicas en la zona para analizar la viabilidad de
protección física de algunos afloramientos especialmente frágiles. Se han impartido cursos sobre patrimo-
nio natural (incluyendo una sección de patrimonio geológico) a los técnicos y agentes forestales que des-
empeñan su labor profesional en el Parque. Y también se ha promovido un ambicioso proyecto de inter-
pretación geológica, cuyo objetivo final es su declaración como Geopark.

258
PATRIMONIO GEOLÓGICO, GEODIVER-SIDAD Y ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

Foto 56. Curso de formación en el Parque Natural del Alto Tajo (Guadalajara)

259
©Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, 2007.
ISBN: 978-84-7840-710-1

CAPÍTULO 9

LA DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO


Y DE LA GEODIVERSIDAD

9.1. INTRODUCCIÓN

En la gestión del patrimonio geológico y de la geodiversidad debe incluirse la divulgación de su impor-


tancia, como método para extender la concienciación general en relación con la conservación de los valo-
res geológicos. De este hecho se hacía eco la Declaración de Girona (Durán et al., 1998a) (Anexo 3), donde
se afirmaba que “es necesario que los responsables de las diferentes administraciones públicas y centros
de investigación, técnicos, científicos, investigadores, ambientalistas, naturalistas, ecologistas, periodistas
y educadores se movilicen activamente en una campaña de sensibilización del conjunto de la población a
fin de lograr que el patrimonio geológico, indudable cenicienta del patrimonio, deje de serlo, en beneficio
de todos” (Durán et al., 1998a). Esta idea es generalizada y muchos autores consideran la divulgación un
paso imprescindible de los trabajos de patrimonio geológico (p.e. Palacio et al., 1981; Cendrero, 1996;
Elízaga y Palacio, 1996; Palacio, 2000, Del Ramo y Guillén Mondéjar, 2004; referencia digital; o Guillén
Mondéjar et al., 2004). Incluso algunos de ellos consideran que la catalogación del patrimonio geológico
no está finalizada si no va acompañada de propuestas de divulgación. La divulgación puede servir, ade-
más, para que el público en general valore más los aspectos geológicos y exija su adecuada conservación,
presionando a los políticos para que la hagan efectiva (Gonggrip, 1997).
Por divulgación del patrimonio geológico se entiende el conjunto de acciones encaminadas a trasmi-
tir al público su valor, de cara a promover su entendimiento y a estimular actitudes orientadas a la con-
servación. La divulgación de la geología en general tiene mucho que ver con el patrimonio geológico y la
geodiversidad, ya que al fin y al cabo los PIGs son uno de los vehículos más adecuados para divulgar e
interpretar el medio geológico. La geodiversidad, como un valor más, también puede ser un elemento clave
en la divulgación, al igual que lo es la biodiversidad.
La divulgación del medio geológico debe considerarse como una necesidad de cara a la conservación.
Como ya se ha comentado con anterioridad, sólo se valora lo que se comprende, y a lo que se sabe asig-
nar valor. La “marginación” que a veces sufren los elementos geológicos en la conservación de la natura-
leza tiene su origen en la falta de conocimientos generales sobre las Ciencias de la Tierra por parte de los
gestores y de la población en general, junto con una despreocupación por parte de una gran parte de los
profesionales de la geología en implicarse en la divulgación. La consecuencia es que, este desconocimien-
to provoca que los gestores del territorio presten poca atención hacia un medio que, en muchos casos, es
desconocido y que, en consecuencia, no es demandado por los visitantes. En la población en general, esta
ausencia de interés provoca una escasa presión social y una aún menor demanda de recursos interpreta-
tivos de la geología. Por ello, la interpretación y divulgación deben ser unos de los objetivos fundamenta-
les de la gestión del patrimonio geológico y de la geodiversidad.
La divulgación debe surgir como resultado de la planificación y de la conservación, y no al revés, por

261
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

lo menos a la escala que abarca al gran público. La puesta en conocimiento de la existencia de elementos
geológicos de interés puede provocar una importante degradación de los mismos, sobre todo si de ellos
puede extraerse un beneficio económico directo o si pueden ser explotados. Existen numerosos casos en
España en los que la divulgación (generalmente en medios periodísticos) de ciertos afloramientos ha pro-
vocado su degradación e incluso su desaparición. Por lo tanto, la divulgación debe ser un proceso pensa-
do dentro de un plan global de gestión, adaptado a las características del lugar y a su fragilidad.
Una razón por la que la interpretación del patrimonio geológico debería apoyarse (que no limitarse a)
en los espacios naturales protegidos es aprovechar la atracción que ejercen otros elementos del medio
natural como reclamo para fomentar la atención sobre los elementos geológicos. Esta captación merece
ser analizada a la luz de los estudios de demanda y uso de los espacios naturales (p.e. Múgica, 1994). En
las estadísticas referidas a valorar las motivaciones del público visitante generalmente no figura el afán de
conocer la geología del espacio, si bien es verdad que en muchas de esas encuestas no aparece esa posi-
bilidad ser elegida por el visitante. Esto ya demuestra un hecho: al técnico que diseñó la ficha para la
encuesta no se le ocurrió que al visitante le pudiera interesar la geología y sí otros ámbitos muy específi-
cos del medio natural como la botánica. Sin embargo, una motivación habitual entre los visitantes es con-
templar el paisaje del parque. En la mayoría de estos casos, ese paisaje posee una componente funda-
mental geológica, que el público no relaciona con la geología. Para solventar esta carencia algunos auto-
res tratan de poner en evidencia los condicionantes geológicos de un paisaje con fines interpretativos (p.e.
García Quintana et al, 1996; Threadgould y McKirdy, 1999; o Belmonte, 2005).
Otro argumento para promover la divulgación del patrimonio geológico y la goediversidad en los espa-
cios naturales protegidos es que en ellos se dispone de mayor presupuesto a la hora de iniciar actividades
de investigación, desarrollo y uso público. La investigación puede apoyar la realización del inventario de
PIGs del espacio natural. Con respecto al uso público (conjunto de acciones encaminadas al uso social del
espacio natural protegido), en los espacios protegidos es más frecuente que existan infraestructuras como
centros de visitantes, que pueden servir como base para el desarrollo de programas interpretativos a dife-
rentes escalas aprovechando las infraestructuras existentes en el ENP. Además, en los ENPs españoles, que
suelen ser de dimensiones relativamente reducidas, es precisamente la interpretación una de las activida-
des que más puede aportar a los visitantes, pero asumiendo que no hay un perfil único de visitante
(Múgica, 1994), y que habrá que adaptar los recursos interpretativos en cada caso. De hecho, el 94,4%
de los organismos gestores de espacios protegidos españoles organizan programas y servicios a los visi-
tantes (Hernández y Gómez Limón, 2005). Los ENPs tienen además una serie de documentos que sirven
para hacer un diagnóstico, valoración y previsión de evolución de los recursos naturales (PORN), así como
un ordenamiento normativo que regula los usos compatibles con la conservación del área (PRUG), dentro
de los cuales la interpretación y la divulgación puede (y debe) estar contemplada. Sin embargo, no hay que
olvidar que la finalidad principal de los ENPs no es ofrecer una infraestructura interpretativa, sino asegu-
rar y optimizar la conservación de un espacio natural, ofreciendo eso sí, y en función del grado de vulne-
rabilidad del mismo, alternativas de uso público.
La relación entre divulgación de la naturaleza y espacios naturales protegidos se inició con la declara-
ción de los primeros parques. Además de diversas iniciativas puntuales (algunas de ellas muy tempranas e
interesantes), la creación de los primeros planes de interpretación surgió tan sólo un año después de la
creación del National Park Service de Estados Unidos, lo cual refleja la importancia que desde el principio
se le dio a la interpretación en espacios protegidos. Su primer director, Stephen Mather, los puso en mar-
cha en 1916 para que fueran aplicados en los trece parques nacionales declarados hasta entonces. Con
anterioridad y al margen de los espacios naturales protegidos como tales, en Europa se habían tomado

262
LA DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

algunas iniciativas particulares, como la adecuación para su visita de algunos yacimientos de troncos fósi-
les en Gran Bretaña en 1873 y 1887 (Hose, 1999).
En el capítulo 8 se comentó que en España los primeros espacios naturales protegidos poseían una
clara significación geológica. En el carácter romántico que rodeó a la declaración de estos espacios el afán
de divulgar la geología jugó un importante papel. El carácter pionero en materia de divulgación, y sobre
todo la vocación didáctica y pedagógica del medio natural, queda plasmada en la metodología y los prin-
cipios de la Institución Libre de Enseñanza, a la cual pertenecían o con la cual mantenían vínculos algu-
nos de los geólogos más ilustres de finales del siglo XIX y principios del XX (p.e. Casiano del Prado,
Calderón, Quiroga, Navarro, Macpherson, Hernández-Pacheco o Bernaldo de Quirós). Tras un largo perio-
do de abandono, la interpretación de la naturaleza en España ha ido ganando importancia en los últimos
años, pero generalmente se restringe casi exclusivamente a la divulgación de la flora y fauna de los ENPs
y a ciertas iniciativas municipales, generalmente de poca entidad. Otras como los parques geológicos, son
la excepción y sirven de estímulo para tratar de equiparar la situación con la existente en otros países. Pero
conviene aclarar a este respecto, que es necesario tomar precauciones al intentar aplicar los sistemas de
interpretación utilizados en otros lugares a las situaciones de nuestro país y a nuestro patrimonio geoló-
gico. Los modelos utilizados en países anglosajo-
nes no tienen por que ser válidos o efectivos en
otras culturas, tal y como afirma Cuillard (1988).
Siempre será necesario revisar los métodos y adap-
tarlos a la realidad del espacio natural en cuestión
y a las características de los visitantes.
Frente a estos, existen casos de importantes
infraestructuras interpretativas en lugares que no
poseen una protección legal específica. Esto es así
en, por ejemplo, los parques geológicos de Chera
(Valencia) y Aliaga (Teruel). Pero en ambos casos
predomina la interpretación de grandes estructuras
geológicas poco frágiles, a la vez que el diseño del
plan de interpretación valoró la vulnerabilidad de
ciertos elementos geológicos dejando al margen
los más susceptibles a la degradación.
La divulgación del patrimonio geológico es un
campo muy amplio. Lejos de intentar realizar un
trabajo exhaustivo sobre este aspecto, el presente
capítulo tan sólo pretende mostrar un conjunto de
observaciones obtenidas a la luz de los trabajos de
patrimonio geológico realizados, ya que juega un
papel importante en la gestión del mismo y en su Foto 57. Cartel en el Parque Geológico de Chera (Valencia)
relación con los ENPs.

9.2. CONCEPTOS BÁSICOS: LA INTERPRETACIÓN

La divulgación como concepto general incluye un conjunto de métodos entre los que se encuentran la
interpretación, la difusión y la didáctica. Si bien hay autores que las denominan de diferentes maneras y

263
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

se entienden con diversas acepciones, en el presente trabajo se entiende que, dentro de la divulgación, se
distinguen:
– difusión o promoción: referido aquí a las acciones de comunicación y “publicitación” del patrimonio
geológico y de la geodiversidad, de su existencia, interés y fragilidad, sobre todo con objeto de moti-
var su visita, aprovechando sobre todo, diversos medios de comunicación
– interpretación: referida al ámbito educativo no formal, busca motivar y transmitir unos conocimien-
tos para que sean asimilados por el público. Se refiere al tipo de divulgación ofrecido, por ejemplo,
en los centros de interpretación y se relaciona con la educación ambiental. El objetivo es, con fre-
cuencia, sensibilizar, y conectar con el público transmitiendo información y emociones
– didáctica: se relaciona con la docencia y la educación formal. El objetivo es académico: transmitir
unos conocimientos para que sean asimilados por el público, que participa en la actividad divulga-
tiva dentro de una actividad docente, y que, a menudo, posteriormente será evaluado sobre su grado
de retención de los contenidos.
En el presente capitulo, si bien se aborda la divulgación en general, se va a hacer hincapié en la inter-
pretación, ya que se refiere al tipo de acciones de divulgación que generalmente más se realiza en espa-
cios protegidos y en los puntos de interés geológico. Esta se puede definir como una estrategia de comu-
nicación orientada al público visitante de un lugar, que revela el significado con el fin de que lo aprecien
y adopten una actitud favorable a su conservación (Aldridge, 1975, 1989; Morales Miranda, 1998). Otra
definición resume la interpretación como la traducción del lenguaje técnico (a menudo complejo) a una
forma no técnica (sin por ello perder su significado y precisión), con el fin de crear en el visitante una sen-
sibilidad, conciencia, entendimiento, entusiasmo y compromiso hacia el recurso que es interpretado (Risk,
1982). Esto implica contar una historia, revelar significados y conocimientos, y desarrollar un sentimiento
de descubrimiento (Veverka, 1994). Es, en resumen, un proceso de comunicación cuyo objetivo final es la
sensibilización que favorezca la conservación de los valores naturales (y culturales) del lugar donde se cen-
tra (Morales Miranda, 1998). Se interpreta para satisfacer una doble necesidad del visitante: el disfrute y
el aprecio colectivo de un entorno para asegurar la participación e implicación en la conservación de los
valores del mismo (Morales Miranda, 1998). Lo primero se consigue mediante la comprensión y el cono-
cimiento, mientras que lo segundo se deriva de un cambio de su actitud (o reafirmación de la misma si es
positiva), así como por la ordenación de sus movimientos dentro del área en cuestión.
La interpretación constituye una de las herramientas más eficaces para garantizar la geoconservación
dentro y fuera de los espacios naturales protegidos, ya que busca aportar información científica asimilable
y entendible por el visitante, informarle acerca del valor que posee el lugar que visita y del estatus de pro-
tección que posee. La interpretación y divulgación sirven para que el visitante entienda, aprecie y disfrute
la relevancia de los espacios naturales y de sus recursos (National Park Service; referencia digital). Por ello
constituye una importante herramienta de sensibilización, pudiendo reorientar conductas negativas para
la conservación del medio natural y definiendo actitudes adecuadas para la visita de los espacios natura-
les frágiles. Esto es especialmente importante, porque muchos visitantes de los espacios naturales espa-
ñoles acceden a los mismos de manera ocasional y no prediseñada, sin ser necesariamente conocedores
del valor y la fragilidad del lugar. Por ello pueden mostrar actitudes y comportamientos muchas veces
incompatibles con la conservación (Morales Miranda, 1998). La interpretación, que se contempló en
muchos casos como un elemento para dirigir actividades recreativas, hoy en día se entiende también como
un sistema de gestión, que abarca desde la justificación de limitaciones y prohibiciones y resto de la nor-
mativa, hasta la canalización y organización de los movimientos de los visitantes en el ENP, pasando por
la satisfacción de los intereses de los mismos, la recaudación de fondos y subvenciones, y la organización

264
LA DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

de estrategias publicitarias. A este respecto, la interpretación puede dar grandes resultados, sobre todo en
el ámbito local a corto y medio plazo.
Del mismo modo que la interpretación debe reflejar la relevancia e interés del lugar en el que se cen-
tra, es importante no caer en una sobreinterpretación del mismo, entendida como la sobrevaloración del
lugar, ya que puede proporcionar una idea distorsionada a los visitantes y cierta decepción. La interpreta-
ción puede tener una función más: ayudar a que los habitantes de una determinada región entiendan las
características geológicas que definen el paisaje con el cual se sienten identificados. En algunas poblacio-
nes y regiones esta identidad ya es una realidad (ya se mencionó en el capítulo 2 cómo en algunos escu-
dos de ciudades se incluyen elementos del patrimonio geológico, incluso en las matrículas de los vehícu-
los, como el Delicate Arch en la del estado de Utah, USA; e incluso en las monedas de curso legal, como
el Roque Cinchado en el antiguo billete de mil pesetas).
En el ámbito educativo, la inter-
pretación se considera un sistema de
educación no formal, que se diferen-
cia de la formal, entre otras cosas,
por que la motivación proviene del
sujeto, la asistencia es voluntaria y el
tiempo de dedicación lo decide el
visitante, que no está agrupado por
edades. La estructura, metodología y
planificación sistemática de la inter-
pretación no pierde de vista el carác-
ter efímero de la visita, que puede
ser repetida o no. En relación con la
divulgación/interpretación se distin-
guen dos programas (Morales Foto 58. Delicate Arch, en el Parque Nacional de Arches (USA)
Miranda, 1998):
programas didáctico-educativos: destinados a grupos homogéneos con una intención formativa. Este
rasgo, que es definitorio, puede corresponder a grupos de escolares y otros niveles formales educativos.
Requieren un equipamiento y el diseño de actividades específicas en función de los objetivos educativos
buscados por el colectivo en cuestión (desde preescolar hasta doctorado). Puede (y suele) corresponder a
ámbitos de educación formal, y a menudo requieren una preparación anterior o posterior en el aula (p.e.
Casanova et al., 2004). El objetivo es educar.
programas interpretativos sensu estricto: orientados al público en general, que voluntariamente acude
en su tiempo libre a visitar espacios naturales (con equipamientos interpretativos o no), con una finalidad
fundamentalmente recreativa. Este colectivo es heterogéneo, y si la actividad de interpretación no entre-
tiene o no resulta atractiva, no continúan con ella, porque lo consideran una opción que ellos han elegi-
do (y así debe ser). El objetivo es sensibilizar.
Los objetivos, enfoques, motivaciones y tiempo de visita de cada uno de estos dos tipos de programas
son distintos (Aldridge, 1989; Morales Miranda, 1998). Mientras que en los interpretativos el objetivo fun-
damental es transmitir el significado y valor del lugar así como un mensaje de conservación, en los edu-
cativos suele buscarse un objetivo más académico, que rara vez acentúa la conservación. El enfoque y
motivación también son diferentes, ya que unas visitas suelen ser improvisadas y las otras responden a una
planificación y a un horario concreto, utilizando métodos lúdicos para la animación en las interpretativas

265
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

y otras más formales para las educativas (Aldridge, 1989). Hay, por tanto, una metodología diferente para
cada uno de estos dos tipos de visitantes. Por ello, las instituciones encargadas de la gestión de los ENPs
pueden utilizar las posibilidades de los elementos geológicos que gestionan no sólo en lo referente a lo
interpretativo, sino también desarrollando programas en colaboración con centros educativos (colegios,
universidades, etc.). Para ello es necesario el diseño de programas formativos que complementen a los
interpretativos. Sin embargo, es fácil encontrar ejemplos en los que se generan materiales interpretativos
intermedios entre lo que demanda cada uno de estos grupos. Esto no es que siempre refleje inexperiencia
por parte de las personas que han diseñado el programa de interpretación, si no que puede ser que en la
valoración inicial del tipo de visitantes se haya observado un tipo de público mayoritario de un tipo muy
concreto para el que se diseña el material.
Seguramente la mejor manera de enfocar la inter-
pretación geológica sea mediante el contacto directo
del visitante con el rasgo a interpretar (un afloramien-
to, yacimiento, elemento geomorfológico, etc.), y si es
con ayuda de un guía especializado, mejor. Esta es pre-
cisamente una de las ventajas de la geología frente a
otros aspectos del medio natural en relación con la
divulgación. Excepto en raras excepciones, los rasgos
geológicos siempre se pueden ver, al carecer de movi-
lidad y de variaciones estacionales (a pesar de ello hay
que atender a las condicionales estacionales por cómo
afectan al visitante, a su seguridad y a su confort).
Observar la fauna en un ENP es a menudo complejo, y
más cuanto más vulnerable, amenazada o esquiva sea
la especie. Sin embargo, la visita a los elementos geo-
lógicos es fácilmente planificable: un visitante que visi-
te el Parque Nacional de Doñana tiene escasas, por no Foto 59. La experimentación es fundamental en la
decir casi nulas, probabilidades de ver un lince (Lynx educación ambiental
pardina, Temminck 1827); sin embargo ese mismo visi-
tante seguro que podrá ver las dunas en ese mismo parque. Algo similar puede ocurrir la facilidad para ver
la cascada de la Cola de Caballo en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido o las probabilidades
de ver un quebrantahuesos (Gipaetus barbatus, Linnaeus 1758), cuya observación requiere además de
material específico como unos prismáticos o un telescopio. Un ejemplo de la importancia que en interpre-
tación tiene contar con la presencia del objetos sobre los que se centran la interpretación fue descrito por
Veverka, 1; referencia digital), quien considera que el interés de la actividad interpretativa es decreciente
según se cuente con el objeto original (en este caso afloramientos), con réplicas del mismo (por ejemplo
una réplica de un fósil), con gráficos y fotos del lugar, y por último, con textos y descripciones verbales.
Este concepto no es nada novedoso, y precisamente el contacto directo con la naturaleza era uno de los
principios pedagógicos promulgado por la y citada Institución Libre de Enseñanza, tal y como demuestra
este extracto de la circular fundacional de la Sociedad para el Estudio del Guadarrama: “para conocer un
objeto, es indispensable verlo de algún modo; y tanto más claro a conciencia es el conocimiento cuanto
más directa, inmediata y viva es la vista de las cosas. Leer La Iliada o El Quijote, para conocer a Homero
o Cervantes es lo mismo que recorrer las cumbres de una sierra para determinar la divisoria; aprender la
geología del Guadarrama sin romper las rocas en sus yacimientos, es igual que juzgar a Velázquez por el
catálogo del Museo” (Institución Libre de Enseñanza, 1886).

266
LA DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Pero la interpretación no debe limitarse a elementos in situ, sino que también puede apoyarse en obje-
tos que han sido extraídos por motivos de preservación, o incluso en experiencias acumuladas por deter-
minados individuos, como los primeros investigadores y exploradores del lugar (Morales Miranda, 1998).
Existen en España muchos lugares con un enorme potencial a este respecto, como por ejemplo yacimien-
tos mineros antiguamente explotados (la interpretación puede centrarse en describir cómo afectó a la
población local la explotación de ese recurso, cómo se llevaba a cabo, etc.), o lugares remotos e inaccesi-
bles (primeros ascensionistas a ciertos picos, exploradores de lugares remotos como cuevas, etc.). Valgan
como ejemplo de las primeras las actividades interpretativas realizadas en Riotinto (Huelva), y como ejem-
plo de las segundas los paneles situados en el Parque Nacional de Ordesa (Huesca) sobre los primeros
exploradores de los glaciares pirenaicos o la exposición de material de escalada en el Parque Nacional de
Zion (Utah, USA). La conexión entre el patrimonio geológico y el cultural también es muy interesante, y
puede ser objeto de interpretación haciendo más accesible la geología y poniendo de manifiesto hasta qué
punto las características del lugar condicionaron (y condicionan) el modo de vida y el desarrollo cultural
de una determinada región. De la misma manera, también puede enriquecerse la interpretación introdu-
ciendo cierta información sobre la vegetación (p.e. cómo cambia con la litología) o sobre ciertos usos del
territorio y de sus materiales (p.e. aprovechamiento de salinas en terrenos salíferos de facies Keuper) o
incluso relacionando nombre populares con elementos geológicos (p.e. panel situado en Yebra de Basa,
Huesca).
En la Tabla 33 se muestran algunos de los conceptos básicos en los que se apoya la interpretación.
Por último, la interpretación se basa en una serie de principios didáctico-pedagógicos que se podrían
resumir en que las actividades de interpretación deben (Veverka, 3; referencia digital):
– provocar la atención y la curiosidad de los participantes
– transmitir la información en términos que el visitante sea capaz de entender
– revelar el significado principal que es objeto de la interpretación al final de la misma, y si es posible
con un final espectacular o sorprendente
– relacionar cada acción interpretativa con las demás.

La interpretación debe:
Ser considerada como un eficaz instrumento de gestión Ir dirigida al público en general (visitante del patrimonio)
Ser una actividad libre y voluntaria (lo formal entra en Mantener el contexto recreativo en que se encuentra el
otro apartado) visitante
Ser inspiradora, que llegue al espíritu de los individuos Estimular el uso de los sentidos
Ser motivadora y provocadora Ser sugerente y persuasiva
Estimular la participación activa Orientar e informar acerca de hechos concretos
Estimular el sentido crítico Utilizar técnicas de comunicación atractiva
Contener un mensaje breve y claro Contar con la presencia del objeto real
Revelar significados e interrelaciones Recaer en lo posible en actividades personalizadas (con
un guía)
Contribuir a la concienciación ciudadana Mantener como meta la conservación del patrimonio

Tabla 33. Bases de la interpretación, según Morales Miranda (1998)

267
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

9.3. LA DIVULGACIÓN COMO HERRAMIENTA DE GESTIÓN

Además del evidente objetivo didáctico-educativo, la divulgación es una herramienta más en la ges-
tión de espacios naturales. Ya se ha mencionado cómo la divulgación (y en concreto la interpretación)
puede ayudar a reorientar conductas no del todo positivas dentro de los ENPs. Pero la divulgación como
sistema de gestión puede llegar mucho más allá, y por ello es tenida en cuenta desde el principio en los
planes de gestión de muchos ENPs. Por ejemplo, es una de las cuatro acciones básicas de la gestión de los
recursos geológicos en los parques nacionales norteamericanos, junto con la valoración de impactos, el
mantenimiento y restauración de la integridad de elementos o entornos geológicos degradados y la opti-
mización de la integración de los recursos geológicos en los planes de gestión global. La presencia de obje-
tivos relacionados con la divulgación está obligada también en todos los planes de gestión y estrategias
de conservación (p.e. en el Staffordshire Geodiversity Action Plan (Cox, 2003) se definen de manera muy
detallada los objetivos, indicadores y acciones a realizar en este sentido). Incluso la divulgación de los valo-
res de ciertos espacios naturales puede convertirse en una herramienta fundamental para conseguir finan-
ciación, sobre todo en los de propiedad y gestión privada. En ellos se sigue la idea de que el disfrute del
visitante es proporcional a su grado de entendimiento del espacio natural, algo fundamental a conseguir
en espacios financiados con el pago de entrada por parte de los visitantes.
La divulgación como sistema de gestión permite, en términos generales (Page, 1992, Morales Miranda,
1998):
– aumentar el disfrute del visitante al hacerle comprender el entorno que visita, y darle a conocer la
vulnerabilidad del lugar y las necesidades del mismo para su adecuada conservación.
– ofrecer mejores oportunidades a los visitantes, satisfacer su demanda de conocimiento, reduciendo
el número de visitantes insatisfechos o que no saben qué hacer. Además, favorece el uso óptimo del
espacio.
– reducir el incumplimiento de la normativa y evitar tener que recordar y hacer cumplir las normas.
Promueve el comportamiento acorde con el lugar y también reduce el vandalismo, ahorrando en pre-
supuesto de mantenimiento.
– colaborar en la promoción turística del lugar y de su entorno, y también de la imagen de la institu-
ción que gestiona el lugar.
De cara a la gestión es necesario tener en cuenta que la divulgación puede producir impactos como
resultado de la visita y frecuentación de determinados lugares, ya que en muchos casos provoca la con-
centración de visitantes en lugares concretos hasta llegar a la masificación. Pero esas visitas pueden ser
previstas, y su impacto medido y valorado adecuadamente, pudiendo ser corregido, asumido o “descarta-
do”. Por ello se creó el concepto capacidad de carga recreativa, que ya fue definido en el capítulo 7. En
los yacimientos paleontológicos y mineralógicos y, en general, en todos aquellos PIGs susceptibles de sufrir
expolio, es importante basar la interpretación en la observación y no en la recolección, si no se quiere ver
reducida la vida del afloramiento y potenciadas las conductas poco acordes con la conservación (Guillén
Mondéjar et al., 2004).
Con respecto a cuándo plantearse la interpretación de cara a la gestión, Veverka (2, referencia digital)
propone, con cierto sentido del humor, algunos parámetros que indican que la interpretación puede ser útil
para gestionar el espacio natural. Algunos de estos “indicadores” son: tener poco apoyo por parte de la
comunidad local, problemas con el comportamiento de los visitantes, tener recursos infrautilizados y que
las visitas al lugar no aumenten desde hace tiempo, que los visitantes no se vayan satisfechos tras la visi-
ta ni con la idea de que el lugar merece la pena, y como señal definitiva, que los domingos por la maña-
na no haya casi visitantes.

268
LA DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

9.4. PLANIFICACIÓN DE LA DIVULGACIÓN: LOS PROGRAMAS INTERPRETATIVOS

La divulgación debe diseñarse a partir una serie de objetivos y recursos. La interpretación, como parte
de las posibles iniciativas de divulgación, debe ser planificada de una manera sistemática y metódica. Esto
permitirá aprovechar al máximo los recursos, acercarlos a las necesidades y demandas de los visitantes
(con objetivos recreativos o educativos) y evaluar su resultado. El plan de interpretación de un determina-
do espacio natural es un documento en el que se recogen los objetivos de la actividad divulgativa. Es dese-
able que contemple aspectos definidos en el PORN del espacio natural y que esté conectado con el PRUG
del mismo (si se trata de un ENP que cuente con estas herramientas de gestión).
El plan de interpretación no es un conjunto de ideas abstractas, sino que debe estar redactado estruc-
turadamente y estar disponible para la consulta y comparación. Como todo plan o programa debe: 1) tener
planteados unos objetivos y planificadas acciones para alcanzarlos; 2) definir los destinatarios y los ele-
mentos a interpretar (en este caso geológicos con valor patrimonial); 3) conocer los equipamientos y recur-
sos disponibles (humanos y materiales); 4) especificar un presupuesto desglosado; 5) plantear un calen-
dario o cronograma de aplicación, y por último; y 6) incluir un sistema de evaluación que permita analizar
el funcionamiento y cumplimiento del mismo, para ello será necesario que los objetivos definidos en el
paso 1 sean fácilmente medibles de una manera objetiva.
El plan de interpretación se basa en cuatro aspectos fundamentales (modificado de Morales Miranda,
1998):
– buen conocimiento geológico de la zona: tanto del marco geológico general como un inventario de
PIGs. Los estudios científicos no deben limitarse a un estudio inicial, sino que deben ser estudios
específicos primero, y enfocados desde una perspectiva holística después.
– conocer el tipo de usuario, sus demandas y necesidades (Tabla 34).
– conocer los métodos interpretativos existentes para poder seleccionar el más efectivo de acuerdo
con los medios disponibles.
– calcular la capacidad de carga recreativa del lugar y los posibles impactos derivados de las acciones
del uso interpretativo.
El análisis de los visitantes de los espacios naturales protegidos es fundamental para realizar una gestión
optimizada de sus recursos. Estas investigaciones sociológicas se iniciaron en la década de 1960 en Estados
Unidos, mientras que en España los primeros estudios de este tipo se realizaron en 1986 (Gómez Limón,
2004; referencia digital), y sería deseable que se realizaran con mayor frecuencia, porque no existen muchos
datos sobre la tipología de los visitantes de ENPs en España. Generalmente estos estudios se realizan
mediante encuestas a los visitantes, que tienen que responder a una serie de preguntas preestablecidas.
En el plan de interpretación deben definirse los objetivos perseguidos. Estos pueden ser de diverso
tipo: fundamentales, específicos, generales, intrínsecos, de gestión, servicio, etc. Se van a mostrar algunos
ejemplos. El National Park Service de USA (NPS), uno de los organismos que más ha trabajado en esta
líneas, enfoca la interpretación en tres ámbitos de trabajo: 1) explicar el significado del parque y de los
valores que representa; 2) conocer y aprovechar los recursos del mismo; y 3) mostrar los cuidados que
requiere, animando a los visitantes a participar en actividades recreativas (National Park Service; referen-
cia digital). Para ello, se diseñan actividades y sistemas interpretativos basándose en los recursos del par-
que, los aspectos relacionados con su historia e importancia, y los objetivos de gestión principales del
espacio natural protegido. Estos programas de interpretación y divulgación deberán incluir:
– programas de información y orientación a los visitantes para que disfruten de una visita agradable
y segura.

269
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Aspecto a considerar Opciones más comunes


Tipo de uso previsto Recreativo, deportivo, educativo, etc.
Edad, género, nivel académico, actividades realizadas y
Perfil
material utilizado
Épocas, movimientos, sectores del lugar a visitar, método
Patrones de visita
de transporte utilizado
Duración de la mayoría de los visitantes. Variaciones en
Duración de la visita
función de los intereses del visitante
Familias, amigos, grupos organizados, agencias, estu-
Tamaño y estructura de los grupos
diantes, etc.
Características socioeconómicas Nivel de estudios, recursos disponibles
Tipo y número de espacios naturales que visita anual-
Conocimientos o experiencias previas del visitante mente, conocimiento de infraestructuras interpretativas
similares
Procedencia Procedentes de las cercanías o no. Rural o urbano
Tipo de viaje Vacaciones, de paso, ex profeso
Repetición de visitas Primeras visitas. Grado de repetición de visitas
Infraestructuras y servicios: recibir información, mínima
Demandas
atención, visita dirigida y/o guiada, etc.
Necesidades especiales Mesas para comer, rampas, etc.
Tabla 34. Análisis de los visitantes de un espacio natural. Modificado de Howie et al.(1975); Page (1992); Múgica (1994);
Morales Miranda (1998); Garay (2000); y Gómez Limón (2004; referencia digital)

– programas interpretativos diseñados para conectar emocionalmente al visitante con el recurso. A


base de utensilios, edificios, paneles, eventos y otro tipo de actividades y recursos.
– programas educativos adaptados a los estándares curriculares para los visitantes con objetivos edu-
cativos. Incluyen actividades previas y posteriores a la visita, con mecanismos de evaluación y que
proporcionen información directamente relacionada con unos objetivos claros. Insisten en el papel
del espacio natural en un contexto individual, regional, nacional y global y dentro de la red de par-
ques nacionales.
– medios interpretativos que permitan conocer el espacio natural y sus recursos, complementados con
otro material para los que quieran saber más o busquen información de otro nivel.
La interpretación deberá realizarse en:
– sitios visitados, localizados en áreas recreativas, miradores, visibles desde carreteras.
– ciudades o áreas densamente pobladas.
– lugares de alto potencial didáctico.
– lugares donde las visitas y los malos hábitos afecten a la conservación del lugar.
Este esquema interpretativo es sólo el resumen de un amplio y detallado plan que puede servir como
ejemplo de método para enfocar programas interpretativos. En España existen pocos programas tan ambi-
ciosos como este, del que podrían adaptarse ideas interesantes como el generar información a tres nive-
les: 1) el básico es gratuito y corresponde a instalaciones estáticas presentes en la zona, generalmente
paneles y folletos que se entregan en el centro de visitantes; 2) corresponde a material con contenidos
algo más complejos, que no sólo pretenden informar al visitante, sino también proporcionarle conoci-
mientos específicos; generalmente son folletos que se entregan en el centro de visitantes y que se refieren
a rutas temáticas e itinerarios autoguiados; 3) material con contenidos de cierta complejidad, orientados

270
LA DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

a personas con conocimientos de partida y/o con motivación específica para aprender sobre determinados
aspectos. A menudo se trata de libros o cuadernillos que se pueden adquirir a bajo precio en el centro de
visitantes o incluso descargarse gratuitamente de Internet. También es interesante la idea de diseñar mate-
riales específicos para escolares, adaptados a las necesidades curriculares, así como organizar actividades
de muy diverso tipo (cursos de fotografía dentro del parque, seminarios de diferentes aspectos del parque,
conciertos o recitales, etc.) que conectan emocionalmente al visitante con el parque, haciéndolo más
receptivo a conocer su origen y evolución natural.
Un aspecto que no debe olvidarse en la actividad interpretativa es la evaluación. Esta se refiere a la
valoración del interés y la aceptación de la actividad, no en examinar a los visitantes acerca de sus cono-
cimientos. La existencia de un plan de interpretación, donde estén escritos unos objetivos y unos plazos y
actividades para su cumplimiento permitirá la evaluación y seguimiento del mismo. No ha que olvidar que
por muy bien que estén diseñados los contenidos interpretativos, si estos no están acompañados de una
buena planificación, la actividad no tendrá éxito. Esto implica valorar también aspectos como la duración
del recorrido, si se necesita alguna instalación más (p.e. lugares para descansar, fuentes), si las actividades
interpretativas se complementan o compiten entre sí, el impacto ambiental, la durabilidad de las instala-
ciones, etc.

Foto 60. Folletos de los itinerarios autoguiados del Parque Natural del Alto Tajo (Guadalajara)

271
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

En el plan de interpretación se debe plasmar también cómo anunciar las actividades de interpretación
dentro del espacio natural. Algunos ejemplos son los folletos sobre itinerarios e instalaciones del Parque
Natural del Alto Tajo (Guadalajara); la información sobre el origen y evolución del lugar (y puntos de inte-
rés) proporcionada al entrar en Monumento Nacional de Mono Lake (California, USA); los periódicos entre-
gados en la entrada con información de lugares, instalaciones, servicios, senderos equipados y actividades
de los parques nacionales americanos; mapas con la ubicación de las instalaciones interpretativas (p.e. en
el Parque Natural de Monfragüe, Cáceres); o simplemente cartelería ubicada en las carreteras y pistas indi-
cando la existencia de algunos recursos interpretativos (p.e. en el Parque Nacional de las Torres del Paine,
Chile).
Por ultimo, debe tenerse en cuenta que la interpretación geológica requiere actualizaciones y revisio-
nes con el paso del tiempo. Estas se pueden centrar en:
– el estado de conservación de los materiales estáticos instalados al aire libre: estos elementos pue-
den ser objeto de vandalismo y sufren deterioro causado por las inclemencias meteorológicas. Deben
ser revisados cada cierto tiempo, siendo incluso mejor que no existan a que estén presentes pero en
mal estado. En cuanto se tenga conocimiento de la degradación de alguna de estas estructuras es
recomendable su rehabilitación tan pronto como sea posible. Tener estructuras en mal estado puede
iniciar un proceso en cadena difícil de frenar una vez iniciado si no es con la renovación del mobi-
liario (Morales Miranda, 1998). Además, las infraestructuras degradadas y abandonadas quitan cre-
dibilidad y rigor a la institución que las instaló y las gestiona. Esto afecta no sólo a las infraestruc-
turas interpretativas, sino también a las informativas. Como ejemplo, todavía hoy es posible ver en
el Valle de Tena carteles anunciando la existencia de un camping a la salida del Barranco de Arás
(Biescas, Huesca), casi diez años después de la tragedia que lo arrasó.
– renovación del material móvil o fungible cada ciertos años para no dar sensación a los visitantes de
repetir siempre la misma visita. Esto es especialmente importante en el centro de visitantes, donde
es preciso incluir nuevas actividades o material interpretativo, para que los visitantes no pierdan el
interés por la visita.

9.5. SISTEMAS DE INTERPRETACIÓN. RECURSOS

Existen diversos sistemas para desarrollar la actividad interpretativa. Las más simples se dirigen a
comunicar iniciativas exclusivamente orientadas a la gestión (información del estatus legal del espacio,
localización, dimensiones, organismo que lo gestiona, limitaciones de uso y prohibiciones, etc.). Sin embar-
go, las que aquí desarrollaremos son las realmente interpretativas tal y como han sido definidas con ante-
rioridad.
La aplicación de sistemas interpretativos, que en teoría deben estar incluidos en un plan general de
interpretación según lo descrito en el epígrafe anterior, debe atender a una serie de aspectos, entre los que
figuran (National Park Service; referencia digital):
– en la medida de lo posible, diseñarlos para que también puedan disfrutar de ellos sectores de pobla-
ción minoritarios o especiales. Eliminar en lo posible barreras que impidan el acceso a minusválidos
es una de ellas. Es evidente que no siempre será posible, pero en los lugares fácilmente accesibles
en vehículo debe atenderse a este aspecto. En otros casos serán necesarias instalaciones especiales
diseñadas ex profeso para minusválidos (p.e. pasarelas para sillas de ruedas e invidentes existente
en varios sectores del Parque Nacional de Aigües Tortes y Lago San Mauricio). Otro sector minorita-

272
LA DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Foto 61. Itinerario adaptado a discapacitados en la Ruta de Don Quijote (Ciudad Real)

rio son los extranjeros que visitan el lugar, siendo recomendable disponer de la información inter-
pretativa en varios idiomas, aunque sea en folletos que pueden recoger en el centro de visitantes (si
lo hay) o descargarse de Internet. Los niños, como sector que requiere un material interpretativo
especial, también deberían contar con recursos adaptados a ellos.
– la interpretación parte de un buen conocimiento científico de la zona, extrayendo los aspectos más
interesantes y adaptándolo a un lenguaje que sea entendido por los visitantes.
– justificar siempre las limitaciones y prohibiciones para que los visitantes las entiendan y respeten.
– el conocimiento del visitante. En algunos estudios los visitantes son divididos en categorías en fun-
ción de su motivación. Algunos ejemplos pueden consultarse en Múgica (1994) o Farias (2000).
Una primera clasificación de los sistemas de interpretación diferencia entre los recursos interpretativos
atendidos por personal y los autónomos (Stewart, 1981; National Park Service; referencia digital). Si bien
los atendidos suelen tener mayor calidad en la interpretación, requieren más medios, lo que a menudo no
es posible ofrecer. Para Garay (1980) los autónomos ayudan a aumentar la capacidad interpretativa del
espacio, pero deben estar muy bien diseñados para que realmente cumplan su cometido. Otra gran dis-
tinción es la de los situados junto al lugar/elemento/rasgo a interpretar o los situados en otro lugar. Para
la interpretación de la geología es mucho mejor contar con los primeros, pero también los desplazados son
muy útiles, sobre todo para situar un marco geológico general y para explicar procesos de gran escala con
ayuda de materiales interpretativos especiales (maquetas, modelos, etc.).
Las actividades interpretativas de carácter geológico suelen localizarse en centros de visitantes, aulas
de naturaleza, miradores y puntos panorámicos, ecomuseos, museos de ciencias naturales o de ciencias en

273
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

general, parques geológicos, parques culturales, espacios asociados a otras instalaciones recreativas como
merenderos y aparcamientos y, por supuesto, al aire libre en espacios naturales (protegidos o no).
Los principales sistemas de interpretación más utilizados para divulgar los aspectos geológicos son:
– publicaciones: libros y cuadernos de campo. Existen infinidad de ejemplos. Uno muy interesante es
la nueva serie cartográfica del IGME dedicada a parques nacionales
– exposiciones: en museos, en centros de interpretación e incluso in situ. Por ejemplo el Museo
Geominero, exposiciones organizadas en Molina del Segura (Del Ramo y Guillén Mondéjar, 2004;
referencia digital) o en Aínsa (Huesca). También la publicación de guías de museos, tanto indicando
su existencia como el contenido de las colecciones de los mismos (p.e. Delgado, 2005)
– itinerarios (guiados o autónomos) a pie o en vehículo: equipados fundamentalmente con paneles y/o
con folletos de apoyo. Por ejemplo los existentes en los parques geológicos de Chera (Valencia) y
Aliaga (Teruel), las georrutas del parque Natural del Alto Tajo (Guadalajara), el itinerario entre
Molinos y las Grutas de Cristal (Teruel), o el itinerario circular del Torcal de Antequera, Málaga (que
posee de dos recorridos alternativos con el mismo origen y final pero diferente longitud)

Foto 62. Itinerario autoguiado en el Parque Geológico de Chera (Valencia)

– paneles independientes: instalados en miradores, aparcamientos, etc. Existen infinidad de ejemplos,


como en el Ventano del Diablo (Serranía de Cuenca)
– folletos, revistas y periódicos del espacio natural, etc.

274
LA DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Foto 63. Maqueta que recrea un macizo kárstico en el Centro de interpretación de Corduente (Guadalajara)

– audiovisuales: generalmente en centros de visitantes, como el existente en el del Parque Nacional


del Teide (Tenerife)
– maquetas: figuras en relieve, bloque-diagramas, etc. Generalmente en centros de visitantes, como
p.e. en el del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares (Madrid)
– experimentos, utensilios manuales. Generalmente en centros de visitantes como el del Parque
Natural de las Hoces del Río Duratón (Sepúlveda, Segovia) o en las casetas de experimentación geo-
lógica que está diseñado que se instalen en el Parque Natural del Alto Tajo (Guadalajara)
– reconstrucciones de ambientes paleogeograficos: esculturas, dibujos, etc. Por ejemplo en el yaci-
miento paleontológico de la Hoya de la Sima en Jumilla (Murcia), numerosos yacimientos en Enciso
(La Rioja), o en Museos como Cosmocaixa (Alcobendas, Madrid)
– cursos, seminarios, charlas sobre la geología del espacio natural. En España se ofrecen en pocos luga-
res, pero en otros países existen muchas actividades de este tipo, generalmente para grupos reducidos,
por ejemplo los organizados por la Asociación de Amigos del Parque Nacional de Zion (Utah, USA)
durante todo el año, y que abarcan tanto actividades divulgativas como otras culturales y recreativas
(cursos de pintura, concursos literarios, actividades deportivas, etc.). En España un ejemplo son las jor-
nadas sobre Monfragüe organizadas por la Asociación de Geólogos de Extremadura.
Todos estos sistemas pueden utilizarse con fines interpretativos (orientados al público en general) o
con fines didáctico-educativos. En algunos casos se prefiere centrar la atención en un público con conoci-

275
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

mientos geológicos básicos o incluso medios, de manera que la interpretación se centra en procesos algo
complejos (p.e. Villalobos et al., 1999). Por ejemplo, en los parques nacionales americanos han optado por
dotar al parque de una infraestructura interpretativa orientada a un público general, mientras que la infor-
mación más científica o específica (de botánica, fauna, geología, ecología, etc.) que requiere unos conoci-
mientos previos está disponible en los centros de visitantes (o colgada de Internet) mediante publicacio-
nes, trípticos, folletos, etc. A este respecto, conviene destacar que Internet posee un enorme potencial
como herramienta para la divulgación geológica, en especial de aquellos contenidos que superen los cono-
cimientos que se quiere transmitir a los visitantes considerados como estándares. La red es un sistema que
permite aprovechar innumerables recursos para la interpretación geológica, y un lugar donde almacenar
material específico para grupos especiales como estudiantes (desde escolares a universitarios), extranjeros
(texto de paneles y trípticos traducidos), otros itinerarios geológicos, información sobre los puntos de inte-
rés geológico, etc. Son muchos los casos que sirven para ilustrar cómo aprovechar (o desaprovechar) este
potencial. Entre los más interesantes está la información disponible en Internet sobre la geología del
Parque Nacional de Death Valley (California y Arizona, USA), con trabajos monográficos, bloques diagra-
ma, columnas cronoestratigráficas, excursiones geológicas, actividades para escolares y abundante mate-
rial complementario. En el lugar contrario estarían las páginas de los parques nacionales españoles, que
aunque en general son interesantes y están bien diseñadas, la información geológica que proporcionan es
prácticamente inexistente.
Hay un aspecto al que merece prestar atención: rara vez los materiales educativos contemplan y des-
arrollan aspectos relacionados con la geoconservación, limitándose a transmitir información puramente
geológica. Por su parte, en los materiales interpretativos están más presentes aspectos como la fragilidad,
representatividad o exclusividad, siendo necesario que en ambos cobren aún más protagonismo para pro-
mover una conciencia responsable del alumno/visitante.

9.6. EXPERIENCIAS EN EL CAMPO DE LA DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE


LA GEODIVERSIDAD

Las experiencias referidas a la divulgación e interpretación del patrimonio geológico son muy nume-
rosas. Se quiere insistir en que la divulgación es un proceso retroalimentado: cuanto más culta sea una
sociedad, más valorará lo que posee y más apoyo y protección demandará para su conservación. Por eso
es importante que el patrimonio geológico sea difundido, y no sólo en publicaciones y material divulgati-
vo orientados a geólogos, sino también a un público general o especializado en otras disciplinas.
A continuación se muestran algunas de las más representativas.
Dentro del panorama internacional destaca el proyecto GRECEL (acrónimo de “Geological Heritage:
Research and Environmental Education and Cooperation un European Level”), iniciado en 1997. Este pro-
grama se centra en la divulgación, mediante la enseñanza continuada a los profesores de materias rela-
cionadas con el patrimonio geológico. Otro objetivo de este plan es elaborar un plan rector sobre la polí-
tica europea en material de educación para la conservación del patrimonio geológico. En España, en este
proyecto trabajaban dos grupos de la Universidad de Zaragoza y del Centro de Profesores de Aranjuez
(Madrid).
En España, hay que destacar como las iniciativas divulgativas más ambiciosas los parques geológicos,
mineros, paleontológicos y temáticos, que serán descritos en el capítulo siguiente.
Existen muchas publicaciones referidas a la divulgación del patrimonio geológico de determinados
lugares. Un ejemplo es la Guía de Puntos de Interés Geoeducativo de la provincia de León (Fernández,

276
LA DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

1998). Las ya citadas publicaciones referidas al patrimonio geológico de diferentes comunidades autóno-
mas editadas por ENRESA, son también buenos ejemplos. En otros casos, se incluyen capítulos referidos a
describir el patrimonio geológico en libros que versan sobre otros asuntos, como puedan ser guías geoló-
gicas generales o temáticas (p.e. Belmonte, 2003). Aunque no se refieran de manera exclusiva al patrimo-
nio geológico, existen numerosas publicaciones de carácter fotográfico dedicadas a mostrar los elementos
más característicos de la geología de un determinado lugar, incluyendo de manera indirecta, muchos pun-
tos de interés geológico. Algunos ejemplos son la obra Geología de Cantabria en Imágenes (Cendrero et
al., 1982), o Roca Viva (Biarge et al., 2001).
Como ejemplo de la formación de titulados superiores se puede citar el curso “Patrimonio geológico:
cultura turismo y medio ambiente” que la Universidad de Murcia ha organizado dentro de sus cursos de
verano en varias ediciones (en 2007 fue la quinta). La duración del curso es de 5 días y se celebra dentro
del ciclo de cursos y conferencias organizadas por la Universidad Internacional del Mar. En esta misma
Comunidad Autónoma destaca la realización de campañas de difusión del patrimonio geológico, como las
celebradas en la localidad de Molina de Segura (Mucia), con realización de exposiciones, publicación de
artículos en revistas locales e impartición de cursos para escolares, entre otras iniciativas (Del Ramo y
Guillén Mondéjar, 2004; referencia digital). En esta misma comunidad autónoma es de destacar la señali-
zación de la ubicación de los lugares de interés geológico en los paneles instalados en el Parque Regional
de la Sierra del Carche.
Entre las iniciativas promovidas por asociaciones científicas, se pueden destacar las de la Asociación
Geocientífica de Burgos, que ha editado unos folletos describiendo algunos puntos de interés geológico
de la provincia (como el desfiladero de La Yecla y el diapiro de Poza de Sal) que han sido distribuidos por
centros escolares, agencias de turismo, y otros lugares a los que pueden acceder personas interesadas.
También en formato folleto destaca la edición de la serie dedicada al patrimonio geológico andaluz que
ha editado la Junta de Andalucía y que ha realizado la empresa TECNA.
Para la integración de la divulgación del patrimonio geológico y la geodiversidad en programas gene-
rales, Braga et al. (2002) proponen en la Estrategia Andaluza para la Conservación de la Geodiversidad
incluir iniciativas sobre geoconservación dentro del programa ALDEA, promovido por las consejerías de
Educación, Cultura y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Al igual que ocurre con otras iniciativas
conservacionistas, si la didáctica y divulgación del patrimonio geológico son incluidas en planes y estrate-
gias promovidos por administraciones públicas, se garantiza en gran medida su realización.
En otros países se han realizado numerosas iniciativas divulgativas. Sobre todo en Estados Unidos y
Gran Bretaña, donde la divulgación e interpretación en general tienen una larga tradición. Aunque no se
refieran de manera específica al patrimonio geológico o la geodiversidad, destacan algunas ideas origina-
les como la iniciativa Family fun days que promueve el Herefordshire and Worcestershire Earth Heritage
Trust, en la que se organizan excursiones y clases prácticas con experimentos para familias, con el objeti-
vo de promover la didáctica del patrimonio geológico en estos condados. En Estados Unidos existen las
National Scenic Byway para la interpretación del patrimonio en general, definidas por la Federal Highway
Administration. Se considera que por recorrer lugares de tanto interés las carreteras poseen valor por sí
mismas. Un ejemplo es la National Scenic Byway 12, que posee 124 millas de recorrido y acaba en el
Parque Nacional de Bryce Canyon. Además, en los lugares interesantes, se sitúan los scenic side trips o
excursiones cortas a partir de carreteras, y las scenic backways que se introducen en áreas remotas, como
en el Grand Staircase-Escalante National Monument (Utah, USA). También en Estados Unidos se han publi-
cado las famosas guías de Roadside Geology, dedicadas a describir la geología y los puntos de interés geo-
lógico situados a pie de carretera en los trayectos más habituales entre localidades importantes (p.e.
Chronic, 1986).

277
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

En Francia hay una colección similar publicada por el Bureau de Recherches Géologiques et Minières,
que también tiene en su página web información geológica divulgativa para públicos aficionados a temas
geológicos, aunque no se refiere al patrimonio geológico como tal (Bureau de Recherches Géologiques et
Minières referencia digital). Otra idea interesante es dotar a las páginas web de espacios naturales muy
visitados de actividades divulgativas relacionadas con el patrimonio geológico y con la geología en gene-
ral. En las páginas de varios parques nacionales norteamericanos están disponibles explicaciones, descrip-
ción de recorridos, bloques-diagrama e incluso ejercicios prácticos sobre la geología del parque.

9.7. ITINERARIOS DE INTERPRETACIÓN GEOLÓGICA

Se incluye a continuación el diseño y puesta en marcha de una experiencia de interpretación, con el


fin de mostrar cómo se integran los conceptos teóricos hasta ahora desarrollados. Se trata del diseño de
una red de itinerarios interpretativos de la geología de un determinado lugar.

9.7.1. Generalidades acerca de los itinerarios geológicos interpretativos

Uno de los más utilizados en los espacios naturales españoles son los senderos autoguiados equipa-
dos con paneles interpretativos. Los itinerarios interpretativos son recorridos que están diseñados para que
el visitante conozca algunas características del espacio natural mediante un trazado en el que están esta-
blecidas una serie de paradas donde se centra la interpretación. Conviene diferenciarlos de los itinerarios
didácticos realizados en el ámbito de la educación formal, porque el contexto formativo es diferente. En
estos últimos, ligados al ámbito de la enseñanza, los alumnos realizan un trabajo previo (en el aula) a la
realización del itinerario y uno posterior (de nuevo en el aula). Por el contrario, los itinerarios interpretati-
vos pertenecen al ámbito no formal, aunque puedan utilizarse como base para la realización de activida-
des didácticas.
La interpretación en los itinerarios se realiza habitualmente mediante un guía que acompaña en el
recorrido, mediante material de apoyo que puede estar instalado en el itinerario (paneles, placas o rótu-
los) o por medio de otro tipo de material que lleva consigo el visitante (folletos, grabaciones, cuaderno de
campo, etc.) que se le ha proporcionado previamente, o incluso por una mezcla de los tres. Los itinerarios,
que podrán ser recorridos a pie o en vehículo, poseen una temática exclusivamente geológica o abarcar
varios campos de las ciencias naturales. No existe una longitud o un tipo de recorrido estándar para la
interpretación geológica. Existen ejemplos de breves recorridos de pocos centenares de metros (p.e. en el
Parque Nacional de Thingvellir, Islandia) y otros de largos recorridos que deben hacer en vehículo o que
requieren varias etapas para ser recorridos, como por ejemplo los existentes en el Parque Geológico de
Chera (Valencia) o el White Rim Trail del Parque Nacional de Canyonlands (Utah, USA). Se recomienda que,
debido al público al que se suelen dirigir, si se van a hacer a pie no sean excesivamente largos (menos de
3 km), ni incluir tramos difíciles. Cabe la posibilidad de diseñar itinerarios mixtos, en los que entre parada
y parada el visitante se desplace en vehículo y una vez allí realice un breve recorrido a pie. Es recomenda-
ble que los itinerarios sean circulares (con inicio y final en el mismo punto) o, en su defecto, en forma de
U, y a ser posible que partan de un lugar fácilmente reconocible y que posea ciertas instalaciones (centro
de visitantes, área recreativa, fuente o cruce de caminos, etc.). Los itinerarios geológicos interpretativos
ofrecen una serie de ventajas y carencias de cara a la gestión e interpretación que habrá que valorar, admi-
tir o minimizar en cada caso en la medida de lo posible (Tabla 35).

278
LA DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Ventajas Inconvenientes
En general, permiten el acceso en cualquier momento y época del
Pueden causar algún problema como degradación, ero-
año, pudiendo captar gran número de usuarios. Los elementos geo-
sión o acumulación de basuras en un entorno concre-
lógicos rara vez presentan cambios estacionales (excepto algunos
to, estando, además, expuestos al vandalismo, tanto de
como los cursos de agua, cascadas, etc.) por lo que son ideales para
las infraestructuras como del lugar que se visita
ser interpretados mediante este tipo de recursos
Se concentran las visitas en determinados lugares, restando presión
Las sendas pueden llegar a masificarse y congestionar-
a otros más vulnerables o en fase de recuperación. La vulnerabilidad
se, o provocar aglomeraciones en algunos lugares con-
de los elementos geológicos tampoco suele responder a aspectos
cretos, a pesar de lo cual son recomendables en luga-
estacionales, por lo que ésta puede ser medida y valorada previa-
Gestión

res con una alta frecuentación (aunque no es exclusivo


mente, analizando el interés de que sea incluida o no la visita a ese
para este tipo de lugares)
elemento dentro de un itinerario
Requieren un presupuesto inferior a otras iniciativas interpretativas, Requieren un mantenimiento prolongado en el tiempo,
que pueden requerir cierta tecnología debido a la complejidad para tanto de las condiciones del sendero, como de la
explicar algunos procesos geológicos de gran escala infraestructura de seguimiento e interpretación
Ofrecen alternativas a visitantes que requieren que su visita sea diri-
gida (no saben muy bien qué hacer en el espacio protegido). En
Es difícil plantear una renovación del material interpre-
muchos casos el visitante no relaciona la geología con el paisaje del
tativo instalado
espacio natural, y por ello no demanda conocimientos geológicos
específicos
Permiten al visitante contemplar elementos naturales in situ, que
son objeto de interpretación, al aire libre, en contacto con la natu- Serán poco utilizados en condiciones meteorológicas
raleza, que es lo que en principio busca un visitante a un espacio poco favorables (lluvia, excesivo calor o frío)
natural
El visitante lo recorre a su propio ritmo, deteniéndose en aquello que Dirigidos a un visitante promedio, que debe ser defini-
le resulta más interesante o pasando por alto aspectos que le inte- do previamente, lo que deja fuera a colectivos que
resan menos. Es lo que Veverka (1994) denomina ritmo de interpre- requieren una interpretación específica, como niños,
tación especialistas en el tema, etc.
Interpretación

Estimulan al visitante a conocer una zona determinada, se focaliza


la atención hacia determinados elementos prioritarios o con mayor
potencial interpretativo, en muchos casos hacia enclaves que habrí- Sólo permiten comunicación en un sentido y es difícil
an pasado inadvertidos para el visitante por no dar lugar a formas incorporarles técnicas de comunicación atractivas
del relieve notables. Además, se puede seleccionar el mejor ángulo
o lugar para la interpretación
Permiten planificar la interpretación mediante una secuencia orde-
Es difícil ofrecer simultáneamente material interpretati-
nada de observaciones, pudiendo explicar cómo actúan determina-
vo interesante para personas que ocasionalmente con-
dos procesos y el resultado de los mismos, así como un aspecto
sultan un panel y para visitantes que realizan el itine-
importante en geología como es la evolución espacio-temporal de
rario de manera ordenada
un lugar

Tabla 35. Ventajas e inconvenientes de los itinerarios autoguiados de cara a la gestión y a la interpretación de los
elementos geológicos

La interpretación en los itinerarios no debe centrarse exclusivamente en el origen y evolución de cier-


tas morfologías o afloramientos presentes, sino que puede también ayudar a ilustrar procesos geológicos
o la sucesión de los mismos. Debido a que una de las ventajas de los itinerarios es poner en contacto direc-
to al visitante con el elemento a interpretar, no merece la pena evocar procesos geológicos internos o de
gran escala que sean difíciles de asociar con lo que se está viendo, siendo mejor recurrir a ellos en luga-
res donde se pueda disponer de medios más sofisticados como audiovisuales (centros de visitantes y muse-
os, por ejemplo) que faciliten su entendimiento. A la hora de diseñar los itinerarios puede trabajarse

279
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

mediante la definición de una idea


central, ya que la hace más “com-
pleta” que si se muestran diferen-
tes aspectos sin relacionarlos. En el
caso de la interpretación geológica,
esta idea puede ser la evolución
geológica de la zona, los procesos
que han actuado y la han modela-
do, o las bases geológicas del pai-
saje del lugar, por poner tres ejem-
plos. Este tema central es lo que el
público debería recordar una vez
finalizada la actividad de interpre-
tación. Los textos, figuras y fotos de
ese itinerario deberán girar en Foto 64. Niño consultado un panel en el Parque Nacional de
torno a ese tema central, que debe- Grand Canyon (USA)
ría estar escrito como una frase y
que debe contener una sola idea, ser específico, interesante y motivador (Morales Miranda, 1998). La uti-
lización del tema central aporta algunas ventajas, como dar dirección a la comunicación, ayudar al públi-
co a entender el mensaje, e incluso servir de nombre al itinerario. En otras ocasiones, no se utiliza un tema
central, sino que se tratan varias ideas a la vez, aunque sería recomendable que se pudieran relacionar
esos conceptos.
En teoría, los itinerarios interpretativos no se recomiendan para ilustrar procesos naturales dinámicos
debido a su incapacidad para adaptarse a circunstancias estacionales. Sin embargo, casi siempre la perio-
dicidad geológica suele tener un intervalo lo suficientemente amplio como para ilustrar perfectamente pro-
cesos geológicos activos, en especial los geomorfológicos (p.e. fluviales como avenidas, de ladera como
aludes o desprendimientos, etc.).

9.7.2. Metodología general para el diseño de itinerarios geológicos interpretativos

Los itinerarios autoguiados son los que habitualmente mejor se ajustan a las necesidades y posibili-
dades del lugar. Su relativamente bajo presupuesto (frente a otras iniciativas) y su carácter autónomo, hace
que sean unas de las iniciativas interpretativas más extendidas en España, o al menos una de las prime-
ras en adoptarse a la hora de plantear un conjunto de actividades didácticas en un espacio natural.
Además, también es una de las más demandadas por los visitantes.
Como cualquier otra iniciativa de interpretación, si se pretende que los itinerarios sean eficaces y úti-
les deben abordarse de una manera sistemática y con método. Existen numerosas publicaciones referidas
a la metodología a seguir para el diseño de actividades interpretativas (p.e. Morales Miranda, 1998). En
ellas, se define como base para cualquier iniciativa de interpretación el análisis previo de tres aspectos fun-
damentales. El primero es estudiar los recursos disponibles en el área y analizar su potencial didáctico, ya
que no todo elemento de alto interés científico tiene por qué tener un interés claro para su interpretación.
El segundo es conocer el usuario tipo, su procedencia, características y motivaciones principales, así como
los demás recursos interpretativos y de ocio que le proporciona el espacio que visita. Por último, analizar
el método idóneo de interpretación en función de las posibilidades disponibles por el órgano gestor y que
a la vez transmita mejor el mensaje a los visitantes.

280
LA DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Algunos elementos geológicos poseen un mayor potencial interpretativo que otros. Sobre todo si se
parte de la idea de facilitar recursos interpretativos orientados a un nivel general. Algunos conceptos debe-
rán ser obviados, ya que para explicar el origen o el significado de determinados afloramientos sería nece-
sario el uso de términos y conceptos científicos poco asequibles para el público al que se dirige la inter-
pretación. Una valoración del potencial interpretativo del enclave a la hora de realizar el inventario de PIGs
del espacio natural permitirá plantear la cuestión de una u otra manera, y por ello ha sido utilizada en
varios inventarios (Berrio, 2002; Carcavilla et al., 2003). Elízaga y Palacio (1996) también proponen que
en la realización del inventario se analice el interés de los PIGs incluidos en el mismo para ser visitado.
Para el diseño de itinerarios interpretativos autoguiados, diversos autores (Sontag, 1971; Page, 1992
o Morales Miranda, 1998) recomiendan una metodología de trabajo que se resume en la Tabla 36. Por
otro lado, Hose (1999) clasifica los paneles interpretativos de geología en dos grupos: 1) los que incorpo-
ran temas tradicionales de geología (litología, estratigrafía, tectónica, etc.) y 2) los que hacen hincapié en
lo raro o único, en procesos que modelan la superficie, en lo histórico, etc. Los primeros son los favoritos
de los geólogos academicistas, mientras que los segundos lo son del público en general.
Como para cualquier actividad
interpretativa, es importante incluir
un sistema de evaluación de los iti-
nerarios, que permita valorar si los
contenidos son adecuados, si tras-
miten el mensaje deseado, si se han
situado en los lugares idóneos y, en
general, si cumplen los objetivos.
También, y esto es muy importante
y en muchos casos no se tiene en
cuenta, se debe contemplar un sis-
tema de seguimiento del estado de
conservación de los itinerarios,
incluyendo tanto la infraestructura
interpretativa como el sendero en sí
mismo. Foto 65. Algunos lugares poseen un evidente potencial para la interpretación de
El éxito del itinerario interpreta- la geología. Monument Valley (USA)
tivo dependerá en gran medida de
la calidad de los paneles que se instalen en él. Estos pueden venir acompañados con otro tipo de instala-
ciones, como pérgolas, casetas con experimentos, etc. En algunas ocasiones no se instalan paneles, sino
unas marcas (generalmente estacas numeradas) en las cuales se hace una parada y se recurre a un folle-
to o cuaderno de campo para realizar la interpretación.
Los paneles están compuestos por textos, mapas, diagramas y/o ilustraciones. Con la experiencia se ha
comprobado que existen unas normas básicas que hacen los paneles más eficaces. Estas recomendacio-
nes para la realización de paneles se resumen en la Tabla 36.

9.7.3. El ejemplo de las rutas geointerpretativas del Parque Natural del Alto Tajo

En el Parque Natural del Alto Tajo (Guadalajara) se ha realizado entre 2005 y 2007 una interesante
iniciativa de creación de nueve itinerarios de interpretación geológica, auspiciada por la dirección del par-
que. Es una de las más importantes iniciativas de interpretación geológica realizada en un espacio natu-

281
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

ral español, y se sitúa en un marco muy adecuado por la riqueza geológica del lugar, por las infraestruc-
turas de apoyo existentes y por el atractivo del entorno. Estos itinerarios tienen como objetivo principal la
divulgación de los principales elementos geológicos presentes en el parque y de la evolución geológica
regional, así como funcionamiento de los procesos geológicos que han actuado a lo largo del tiempo en
la zona. A los itinerarios les acompañan una colección de folletos (10 en total) y un libro-guía sobre la geo-
logía del Parque Natural (Carcavilla, 2006a).
Los nueve itinerarios se reparten por todo el parque cubriendo los diferentes dominios geológicos pre-
sentes en él, reflejando también la geodiversidad del área. Los itinerarios se apoyan en las infraestructu-
ras de uso público existentes en el parque, habiendo sido realizadas algunas como apoyo específico a los
itinerarios de interpretación geológica. Su recorrido se realiza a pie y en vehículo. En total, constituyen una
red de más de 120 kilómetros, con un total de 80 paneles interpretativos instalados.

Foto 66. Panel de las Geo-Rutas en el Parque Natural del Alto Tajo (Guadalajara)

Para el diseño de los itinerarios se analizaron previamente los aspectos geológicos presentes en el par-
que. El diseño de cada recorrido viene acompañado de un informe geológico que describe la geología del
lugar, la presencia de posibles PIGs, su potencial divulgativo y su fragilidad. En función de esta informa-
ción obtenida en campo y mediante bibliografía, se ha trazado cada itinerario. Además, se instalarán tres
casetas de experimentación, en las que un artefacto interactivo permitirá entender mejor y aspectos geo-
lógicos de una manera práctica.

282
LA DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Preparación de textos Figuras, esquemas y mapas


Explicar las cosas con pocas palabras para no distraer. Los textos Que reproduzcan lo más realmente posible el lugar donde se
no deben superar las 150 palabras. Si son necesarias más, divi- sitúa el panel, pero tener en cuenta que los gráficos fotorealis-
dirlas en varios cuadros repartidos por el panel tas son fáciles de ver pero difíciles de recordar
Cuidado con las referencias toponímicas. Asumir que el visitan- No utilizar gráficos de manera gratuita. Además deben estar
te probablemente no conozca mucho el lugar coordinados con el texto
Los mapas deben ser sencillos. La mayoría de las personas no se
No utilizar terminología científica ni textos complejos. Si es
orienta bien con un mapa. Mejor usar modelos con vistas obli-
imprescindible hacerlo, incluir el significado de los mismos
cuas o en 3D
Antes de dar por bueno un panel enseñárselo a alguien no espe- Deben ser claros, aportar información, preferentemente de ras-
cializado paro que lea los textos, con objeto de comprobar qué gos identificables en el campo y mucho mejor si representan algo
ha entendido que el visitante ve desde su posición y con el mismo ángulo
Deben ser interesantes y realizados por un profesional (evitar a
No usar cuadros con letras mayúsculas. A los ojos les cuesta más
toda costa los de mala calidad que quitan rigor e importancia a
captarlas
la información y al elemento en cuestión)
Cuidado con hablar de muchos aspectos diferentes en un mismo Si se incluyen mapas poner siempre la escala, el norte y la locali-
panel. Puede complicarlo en exceso y distraer la atención. El zación del visitante, y añadir referencias fácilmente identificables
texto debe provocar la curiosidad como el centro de visitantes, la carretera, el aparcamiento, etc.
Localización, dimensiones y tipos de paneles

El panel debe estar orientado hacia lo que se ve en él. Evidente, pero no siempre se cumple
El panel debe estar situado junto al elemento a interpretar. Si se va a hablar de algo que no se ve, mejor instalarlo en el centro de
visitantes o en otro lugar
Atender a la altura de los niños y de minusválidos. La altura media de los ojos de un visitante adulto de pie es de 1,5-1,6 m. De
un minusválido es 1-1,3 m.
Analizar las condiciones atmosféricas: si es un lugar muy venteado situarlo protegido, si es un lugar caluroso instalar pérgolas, etc.
Los paneles verticales y con tejadillo no dejan ver lo que hay detrás. Usarlos con precaución
Deben tener: poco texto, muchos gráficos y grandes espacios vacíos (relación 1:2:1)
Utilizar la llamada “regla de tres”: no más de tres tipos de letra, tres tipos de adorno (cursiva, subrayado) y tres tamaños ni más
de tres conceptos o bloques de texto
Mejor varios paneles con poco contenido o algo vacíos (se pueden “rellenar” con dibujos de fondo) que un panel repleto de esque-
mas e información
Color, tamaño, material y forma del conjunto (panel con atril, pérgola, etc.) armónico con el entorno
Los paneles apaisados de relación 5:4 ó 5:3 son más atractivos que los cuadrados
No dudar en incluir aspectos históricos de los primeros investigadores: añade emoción y cercanía al asunto
Los niños requieren un material especial. También los escolares, universitarios, etc. Preparar un material adaptado a ellos aunque
tengan que recurrir al centro de visitantes para conseguirlo
Preparar copias de los paneles en otros idiomas para entregar a los visitantes extranjeros si son frecuentes

Tabla 36. Recomendaciones para el diseño de paneles interpretativos. Basado en Wray (1991); Page (1992); Hose (1999); Morales
Miranda (1999); National Park Service (2001 referencia digital); y elaboración propia

En este caso, las actividades interpretativas se han basado en tres niveles de conocimiento, en función
de tres posibles visitantes del parque:
– nivel básico (iniciación o público general), orientado al público general, que acude al parque con un
fin fundamentalmente lúdico pero con una cierta inquietud por adquirir nuevos conocimientos. A

283
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

este nivel se dedican las casetas de experimentación y los paneles interpretativos, situados en luga-
res fácilmente accesibles y con contenidos informativos sobre la geología del lugar. Los visitantes
que lean estos paneles a menudo no estarán realizando la ruta de manera completa, sino que lle-
garán a las casetas y paneles por su comodidad de acceso y por su localización estratégica
– nivel medio (aficionado), orientado a visitantes con cierta motivación por conocer aspectos del
medio natural del parque y, en especial, de sus características geológicas. La información también
será orientada a un público general, pero que visita el lugar con más motivación y que por lo tanto
es más receptivo a aprender aspectos sobre la geología de la zona. Estos visitantes realizarán las
rutas geológicas y la información vendrá contenida en un folleto específico para cada itinerario, en
el que se explicarán aspectos de la geología de los lugares por los que discurre la ruta. También algu-
nos de los paneles, situados en lugares menos accesibles o visitados, se utilizarán en este nivel. Los
folletos se entregarán gratuitamente en cada uno de los centros de visitantes y puntos de informa-
ción del parque
– nivel alto, orientado a personas que, con ciertos conocimientos de partida, que están altamente
motivados por conocer la geología del parque y realizar los itinerarios. A este grupo se orienta el
cuaderno de campo que tendrá un nivel técnico mayor.

Foto 67. El mantenimiento de los paneles es fundamental en los itinerarios autoguiados. Detrás del panel de la imagen ha crecido
la vegetación y no se puede observar el elemento sobre el que se centra la interpretación

284
©Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, 2007.
ISBN: 978-84-7840-710-1

CAPÍTULO 10

GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Anteriormente se han mencionado algunos sistemas de gestión del patrimonio geológico y de la geo-
diversidad, sobre todo en relación con la conservación. Estos sistemas establecen mecanismos y protoco-
los orientados a asegurar la preservación de los elementos que forman parte del patrimonio geológico y
el mantenimiento de la geodiversidad.
También se ha insistido en que esta gestión es compleja, porque no sólo atiende a aspectos naturales
vistos desde una perspectiva científica, sino también a aspectos legales, económicos, culturales, educati-
vos y recreativos. Casi todos ellos han sido desarrollados extensamente en capítulos anteriores y algunos
lo serán en éste. Al abordar la gestión en el presente capítulo, se van a discutir las ideas básicas relativas
al desarrollo de cada uno de los aspectos arriba mencionados, para mostrar cómo es posible diseñar un
sistema de gestión que permita garantizar la conservación, potenciar el desarrollo y promover la divulga-
ción del patrimonio geológico y de la geodiversidad.

10.1. EL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y LA GEODIVERSIDAD EN EL MARCO DE OTROS PROGRA-


MAS SECTORIALES

La gestión del patrimonio geológico y de la geodiversidad se ha planteado en el marco del presente


trabajo hasta ahora de manera aislada, mediante planes referidos en exclusivo a su desarrollo. Pero en oca-
siones el patrimonio geológico y la geodiversidad están presentes en otros planes sectoriales, como pue-
den ser los de ordenación forestal o los de conservación de la biodiversidad. Es una tendencia cada vez
más extendida gestionar el medio natural desde una perspectiva general, holística: planes de gestión del
medio natural, de los recursos naturales de una región, del patrimonio natural y cultural, etc. La gestión
en estos casos deberá adaptarse a los esquemas generales del programa multidisciplinar, buscando la rela-
ción entre patrimonio geológico y geodiversidad con otros aspectos abordados en el mismo estudio.
Además, el enfoque de su estudio no deberá perder de vista los objetivos generales del plan de gestión.
Un ejemplo de sistemas de gestión del medio natural en el que se incluye el patrimonio geológico y la
geodiversidad es el enfoque de los estudios de Quality of Life Capital o Environmental Capital (QoL). Este
tipo de enfoque fue desarrollado por la Countryside Agency, English Nature, English Heritage y la
Environment Agency en el año 1998/99, donde sea aplicó de manera experimental en 18 lugares británi-
cos (Countryside Agency, 2003; referencia digital).
Otro ejemplo son los estudios de patrimonio geológico y geodiversidad incluidos en algunos PORNs
de espacios naturales españoles, como se ha descrito en capítulos anteriores. También puede ser ilustrati-
va la inclusión de los estudios de patrimonio geológico y geodiversidad en otros programas de gestión,
como pueden ser los Planes de Ordenación de los Recursos Forestales (PORF). Sirva como ejemplo el PORF
realizado en las Montañas Occidentales Leonesas durante el año 2005, por la Consejería de Medio
Ambiente de la Junta de Castilla y León. En dicho PORF se incluyeron estudios relativos al patrimonio geo-
lógico, geodiversidad, y relaciones entre geología y paisaje (Carcavilla, 2005a).

285
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

10.2. UNIDADES DE GESTIÓN. EL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y LA GEODIVERSIDAD COMO CRI-


TERIOS DE ZONIFICACIÓN

La planificación territorial debe basarse en la comprensión de los procesos bióticos y abióticos que
operan en la naturaleza (Cleaves, 2000). Por ello, los aspectos geológicos cobran un papel importante en
la planificación territorial y ordenación del territorio, existiendo numerosos trabajos específicos dedicados
a su desarrollo (p.e. Cendrero, 1989; Martín Duque 2000, Pedraza, 2000). Con objeto de facilitar esta
labor, fueron diseñados los sistemas de clasificación del territorio, con objeto de realizar la zonificación del
mismo, de manera que se definan unidades con características físicas relativamente homogéneas así como
con problemáticas de conservación y posibilidades de gestión más o menos uniformes. Un ejemplo son los
mapas fisiográficos, en los que se definen unidades geomorfológico-paisajísticas que cubren de manera
continua todo el territorio y pueden definirse como “contenedores” de un conjunto de información (Martín
Duque, 2000). A estas unidades puede asignárseles también un valor ambiental (que en nuestro caso se
basaría en la presencia o ausencia de puntos de interés geológico o unidades de geodiversidad), aunque
hay que prever que la evaluación de la unidad puede cambiar con el tiempo, lo que ocurre con cierta fre-
cuencia (Godfrey y Cleaves, 1991).
Los sistemas de zonificación del territorio pueden definir también unidades de gestión, que podrán ser
definitivas o que deberán cruzarse con otras unidades basadas en estudios diferentes, en los casos de aná-
lisis multidisciplinares. En la definición de estas unidades el patrimonio geológico y la geodiversidad pue-
den servir de referencia o, incluso en algunos casos, ser el parámetro principal, constituyendo un criterio
fundamental a la hora de establecer directrices en la gestión del territorio (Carcavilla et al., 2003). Esta
cartografía, podría asemejarse a la de unidades territoriales, ya que también busca reunir y transmitir infor-
mación acerca de las unidades de cara a la gestión y poder extrapolar información de una unidad a otra
(Godfrey, 2000) o como un conjunto.
La definición de unidades homogéneas que orienten la gestión a partir de las características naturales
y componentes socioeconómicas es la metodología empleada habitualmente para la gestión del medio
natural, y a ello tienden los planes de gestión. Las unidades son definidas en función de diversos criterios,
basándose en los objetivos de gestión del territorio, si bien lo habitual es definir unidades con diferentes
regulaciones de uso del territorio. Puede decirse que cada una de estas unidades de gestión posee unas
características homogéneas que la hacen distinta a las circundantes, y que por ello requiere unas normas
de gestión diferentes. Para cada unidad se definirá de manera concreta cómo alcanzar los objetivos per-
seguidos, si bien todas suelen definirse también unas directrices generales para todo el territorio.
Los criterios utilizados a la hora de definir las unidades para zonificaciones en función de aspectos geo-
lógicos en geoconservación suelen ser de dos tipos: naturales y artificiales. Los primeros son los que corres-
ponden a las características intrínsecas del territorio, si bien en cierto modo algunas pueden estar induci-
das por el hombre ya que se contempla el estado de conservación, pero corresponden a criterios objeti-
vos. Suelen ser los aspectos fisiográficos, la vulnerabilidad y el patrimonio geológico-geodiversidad. Los
artificiales dependen en gran medida del órgano gestor y de los objetivos del estudio. Deben contemplar-
se porque la planificación debe ser “dualista”: el medio social y la demanda son aspectos que deberán ser
contemplados en la fase de análisis (Pedraza, 2000).
Utilizando estas ideas como base, se describe un sistema de zonificación del territorio orientado a la
gestión para la toma de medidas de conservación. Como el objeto es definir unidades de gestión, los cri-
terios para la delimitación de las unidades son límites administrativos, la existencia de ENPs, la titularidad
y propiedad del suelo o la existencia de sectores sometidos a otros planes de gestión, subvención y des-

286
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

arrollo. Estos aspectos son fundamentales, porque hacen que la gestión sea eficaz, atendiendo a la reali-
dad administrativa y organizativa del territorio. Por ello, se suelen utilizar límites que sean fácilmente iden-
tificables sobre el terreno, de manera que los encargados de la vigilancia y control (agentes forestales,
medioambientales, SEPRONA, etc.) puedan reconocerlos. Además, casi siempre los planes de gestión se
relacionan con otros planes que también actúan en el territorio, con los que guardan cierta relación.
Algunos aspectos naturales que se pueden utilizar para zonificar son:
– la fisiografía: condiciona la organización del relieve mediante elementos como cursos fluviales, cor-
dales o divisorias de aguas. La organización del relieve condiciona, además, en cierta medida la
organización social y administrativa, razones a atender ineludiblemente en la gestión. La fisiografía
suele analizarse mediante la definición de unidades homogéneas, diseñadas sobre todo en función
de la pendiente y de la orientación de las laderas. A esta información se le suele añadir la geológi-
ca, como litologías, ambientes morfogenéticos representados, o elementos geomorfológicos presen-
tes, dando lugar a una fragmentación del territorio en función de aspectos geológicos y fisiográfi-
cos.
– la vulnerabilidad: en función del comportamiento del territorio ante determinadas amenazas, como
por ejemplo la contaminación de acuíferos o la pérdida de naturalidad por la instalación de infraes-
tructuras.
– el patrimonio geológico y la geodiversidad: de dos maneras diferentes: 1) como un criterio más a la
hora de definir las unidades en función de la presencia de PIGs o de unidades de geodiversidad y 2)
constituyendo los PIGs en sí mismos unidades de gestión debido a su extensión o características par-
ticulares. Lo ideal es combinar ambos sistemas, ya que a menudo los PIGs se definen como encla-
ves representativos del entorno circundante, por lo que no definen una unidad específica, sino que
muestran las características de un área mayor. En estos casos, los PIGs no definen unidades por sí
mismos, pero sí ayudan a emitir un diagnóstico y un sistema de gestión de la unidad en la que se
sitúan. En otras ocasiones, los PIGs corresponden a afloramientos o elementos geológicos que por
sí mismos definen un enclave diferente al entorno circundante y que presenta requerimientos parti-
culares de gestión. En estos casos sí definen unidades de gestión concretas.
El modelo teórico es el correspondiente a un territorio en el que la zonificación define un núcleo cen-
tral donde se sitúan los recursos de mayor interés y vulnerabilidad. Alrededor de ese núcleo, y de manera
más o menos concéntrica, se definen otros sectores que, cuanto más alejados estén del núcleo, menos vul-
nerables son, y en ellos las acciones de geoconservación son menos restrictivas. En la realidad este mode-
lo no siempre es posible, pero con ese esquema como idea general se definen una serie de unidades que
suelen ser: zonas de reserva, de uso limitado, de uso compatible y de uso general. A cada una de estas
unidades se puede asignar un tipo de usos diferentes, que oscilan desde la mínima intervención, en el caso
de las zonas de reserva, hasta las limitaciones extensibles a todo el territorio gestionado por la adminis-
tración, en el caso de las zonas de uso general.
Un ejemplo de este tipo de zonificaciones es el incluido en los trabajos de geología del PORN de Sierra
Madrona y del Valle de Alcudia (Ciudad Real), encargado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta
de Comunidades de Castilla-La Mancha (Carcavilla, 2005b). El estudio incluía una síntesis geológica y una
cartografía geológica a escala 1:50.000 de toda el área, que ocupaba una superficie de algo más de 2.000
km2. El estudio definió una serie de unidades homogéneas para la gestión en función de cuatro paráme-
tros: 1) fisiografía: pendientes, orientación de las mismas y cuencas hidrográficas; 2) geología: litología,
estratigrafía, geomorfología y tectónica; 3) geoconservación: vulnerabilidad, estado de conservación y ries-
go de degradación; y 4) patrimonio geológico y geodiversidad: puntos de interés geológico y análisis de

287
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

los mismos. En función de estos parámetros de definieron 16 unidades de muy diverso tamaño, que fue-
ron valoradas y en relación con las cuales se propusieron unas medidas de gestión referidas a garantizar
la conservación de los valores geológicos del área. Para delimitar las unidades se utilizaron aspectos geo-
lógicos (contactos entre formaciones, formaciones superficiales, límites de elementos geomorfológicos,
etc.), administrativos, artificiales (carreteras, líneas férreas, pistas), naturales-artificiales (límite de arbola-
do, límites de cultivos) y fisiográficos (rupturas o cambios de pendientes, cursos fluviales, cordales, cuen-
cas hidrográficas).
Se propusieron varios modelos de gestión del territorio, ya que el estudio geológico formaba parte de
un estudio más amplio que analizaba todos los componentes del medio natural del área (botánica, vege-
tación, fauna, clima, limnología, paisaje y socioeconomía). La propuesta más restrictiva promovía la pro-
tección de 14 de las 16 unidades (dos de las cuales ya estaban protegidas como monumento natural): tres
unidades de manera conjunta bajo la figura de paisaje protegido, dos monumentos naturales (una cavi-
dad en cuarcitas y un afloramiento volcánico) a los que añadir los dos ya existentes (ambos son aflora-
mientos volcánicos), y siete unidades formando de manera conjunta un parque natural. Por el contrario, la
propuesta menos restrictiva proponía la protección de 4 unidades: declaración de tres monumentos natu-
rales (sectores concretos de dos unidades) y declaración de un parque natural formado por otras dos uni-
dades. La diferencia de superficie protegida entre ambas opciones (1.752 km2 de la propuesta restrictiva
frente a los 166 km2) se salvaba mediante una regulación de usos específica para algunos sectores de la
zona de estudio, de manera que aunque no fueran protegidos contaran con un sistema de gestión ade-
cuado.

10.3. EL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y LA GEODIVERSIDAD COMO RECURSOS. GEOTURISMO

El patrimonio geológico y la geodiversidad pueden servir como recursos valorables económicamente o


utilizables desde el punto de vista socioeconómico, por su interés científico, naturalístico, cultural, recrea-
tivo y didáctico. Su presencia y riqueza puede constituir un recurso que favorezca el desarrollo social, eco-
nómico e incluso cultural de la sociedad, sobre todo a escala local y en ámbitos rurales. Por ello, y tal y
como afirma la Carta Rural Europea, el patrimonio natural debe constituir uno de los ejes de las estrate-
gias de desarrollo sostenible en zonas rurales. Además, el patrimonio geológico y la geodiversidad pueden
servir de base para articular modelos de desarrollo local basados en el turismo (Villalobos, 2001).
La relevancia y, sobre todo, el valor estético y escénico del patrimonio geológico y la geodiversidad pue-
den alcanzar niveles que hagan de ellos un recurso turístico relevante, tanto como para convertirse en uno de
los principales atractivos para promocionar la visita a un lugar. Es lo que se denomina geoturismo, que ha
sido definido como “viajar con objeto de experimentar, aprender y disfrutar el patrimonio de la Tierra” (Hose,
1999). El geoturismo es una versión específica del denominado ecoturismo. Hay que tener en cuenta que
ambos son enfoques para orientar actividades económicas y en los que participan agentes públicos y priva-
dos, generalmente con objetivos lucrativos. Por lo tanto la definición de Hose (1999) antes citada más bien se
correspondería con el significado del término geoturista, mientras que geoturismo podría definirse como “el
conjunto de acciones encaminadas a promover el uso turístico y recreativo de los recursos geológicos con
objeto de promocionar social y económicamente un lugar o región”. Hose (1999) define dos tipos de geotu-
ristas: 1) los especializados, que seleccionan intencionadamente las visitas a lugares y exposiciones de inte-
rés geológico con objeto de su educación personal, mejora intelectual y disfrute, y 2) los geoturistas ocasio-
nales, individuos que visitan lugares y exposiciones de interés geológico con el objetivo fundamental de
obtener un placer personal y alguna estimulación intelectual limitada.

288
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

El geoturismo es una práctica que va en aumento y que empieza a ser vista como un recurso econó-
mico que puede ser explotado intensamente, de manera que incluso se han creado empresas especializa-
das en organizar este tipo de ofertas de ocio, por ejemplo en Cataluña. En otros casos, se equipan luga-
res de interés geológico y se publicitan para promover el geoturismo y proporcionar un recurso más a un
determinado lugar, llegando en ocasiones a ser incluso el más importante.
Generalmente, las iniciativas geoturísticas se diseñan en función de varios ejes: el potencial geológico
que posee la zona (lo que puede ofrecer), el marco socieconómico local, y las expectativas de los visitan-
tes (lo que se demanda). Pero también es importante tener presente una cuestión: a menudo, las ofertas
de geoturismo que mejor funcionan son aquellas que la población local conoce y valora, y que promueve
también porque se siente orgullosa de ella y es un rasgo distintivo de su lugar. Por ello es importante pro-
mocionar las actividades geoturísticas en lugares en los que la población local lo demande o, al menos,
divulgar primero entre los habitantes locales el valor y significado de lo que poseen. El geoturismo puede
enfocarse como alternativa al turismo convencional masivo (Villalobos, 2001), ofreciendo nuevas opciones
a zonas aledañas a grandes focos de interés diversificando su oferta y el reparto de beneficios económi-
cos y sociales.
En algunos casos, el geoturismo puede constituir un recurso a tener en cuenta a la hora de enfocar la
estrategia de desarrollo y promoción de una región. Existen numerosos ejemplos de países que basan su
oferta y atractivo turístico en la existencia de elementos geológicos singulares, entre otros aspectos natu-
rales y culturales. Tres países pueden servir de ejemplo: 1) Islandia, pequeño país cuyos atractivos turísti-
cos se centran en la existencia de elementos geológicos de especial relevancia, entre otros, la presencia de
numerosos procesos geodinámicos activos; 2) Jordania, país que posee elementos de elevado interés cul-
tural, pero también otros de aspecto geológico que sirven para apoyar y promocionar el turismo, en espe-
cial el Mar Muerto y el desierto de Wadi Rum, incluidos en casi todos los circuitos turísticos porque se
encuentran de camino a Petra, destino muy destacado para los visitantes del país; 3) Turquía, cuyo princi-
pal atractivo turístico es Estambul, y que se apoya en la visita de las terrazas travertínicas de Pammukale
y de las chimeneas de las hadas de Capadocia para promover el turismo en el interior del país y diversifi-
car así la oferta.
En España existen numerosos ejemplos de desarrollo geoturístico, algunos de los cuales no son impor-
tantes sólo en el ámbito local, sino que llegan a alcanzar tal relevancia que se convierten en piezas clave
de la economía del entorno. El término georrecurso cultural se refiere precisamente a la definición de PIGs
con posibilidades de utilización turística. Este término ha sido utilizado por la Junta de Andalucía, que ha
realizado un inventario identificando 588 georrecursos culturales en esa comunidad autónoma (Villalobos
et al., 2004).
A continuación se citan algunos ejemplos de utilización turística de puntos de interés geológico.
La habilitación de cavidades para la visita turística suele ser un eficaz reclamo turístico en los que basar
la oferta de ocio e incluso el desarrollo de muchas localidades. En España, debido al amplio desarrollo de
las formas exo y endokársticas y su asociación con numerosos espacios naturales protegidos, el karst es
una fuente importante de riqueza (Carrasco, 2002). Abundan las cavidades turísticas, sobre todo en
Levante, Cantabria, Mallorca y Andalucía. Algunos ejemplos de cuevas equipadas para el turismo son: la
cueva de Los Enebralejos (Segovia), la Gruta de las Maravillas en Aracena (Huelva), Cueva del Canelobre
(Alicante), Cueva de Ardales (Málaga) y las famosas cuevas del Drach, Artá y Campanet (Mallorca), por
citar sólo unos pocos ejemplos de las más de 50 cavidades turísticas existentes en España (Fernández y
Gutiérrez, 1998). Con respecto a su potencial turístico, basta mencionar que la cueva de Nerja (Málaga)
recibe más de 500.000 visitantes al año. O que la Cueva de las Ventanas en Píñar (Granada) recibe unos

289
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Foto 68. Entrada de la Cueva de las Maravillas, en Aracena (Huelva)

40.000 visitantes anuales, mientras que la población local es de 2.200 personas (González-Ríos et al.,
2002). Recientemente ha sido habilitada para el turismo la Cueva de El Soplao (Cantabria), abierta al
público en julio de 2005 dentro de un ambicioso proyecto promovido por el Gobierno de Cantabria, en el
que se pretende la recuperación de esta cavidad-mina, que incluye la habilitación turística de un sector
para crear más adelante un parque temático del mundo subterráneo. Además, en la comarca del Alto Asón
(Cantabria) se ha organizado un circuito de diez cuevas visitables como una oferta más para el turismo.
En relación con las cuevas turísticas, cabe destacar la reciente celebración del Primer Congreso Español
sobre Cuevas Turísticas, celebrado en Lekumberri (Navarra), en noviembre de 2005. En él fue redactada
una Declaración de las Cuevas Turísticas, en la que se plasman los aspectos relacionados con conserva-
ción, habilitación y aprovechamiento turístico de las mismas (Durán, 2005).
Una de las experiencias españolas más interesantes es la creación de parques geológicos, en concre-
to los de Aliaga (Teruel), Isona (Lleida) y Chera (Valencia). Este último consiste en una iniciativa de divul-
gación del patrimonio geológico y de promoción del desarrollo rural y turístico que surgió en 1994, tras
un incendio que arrasó 60.000 ha de bosque que suponían el principal atractivo del incipiente turismo en
la zona (Santiesteban, 2004). Creado como un recurso para atraer visitantes, se ha convertido también en
una de las principales iniciativas de divulgación geológica de España. Su existencia ha supuesto un nuevo
recurso para dinamizar la economía local, y ha venido acompañada de la instalación de nuevas ofertas de
restauración y hospedería, incluido un albergue de 60 plazas (Santiesteban, 2004). Por su parte, en el
Parque Geológico de Aliaga, además de los itinerarios marcados en el campo, se ha editado un material

290
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

didáctico que incluye cuadernos de campo con ejercicios para los alumnos, material específico para el pro-
fesor, e incluso un CD que desarrolla cuatro unidades didácticas (Simón et al., 2003).
El patrimonio paleontológico tiene un importante potencial geoturístico. En España destacan las ini-
ciativas tomadas en este sentido para promocionar las icnitas de dinosaurio de Asturias y las existentes en
Burgos, Soria y La Rioja. El Museo del Jurásico de Asturias (MUJA), en el concejo de Colunga, además de
presentar un interés paleontológico e interpretativo (con una colección de más de 8.000 fósiles del
Jurásico asturiano), ha propiciado la instalación de varios proyectos hoteleros que han supuesto una fuer-
te inversión. El enorme potencial didáctico de estos afloramientos (García Ramos, 2004) se acompaña así
de una serie de infraestructuras y servicios que han ayudado a impulsar económicamente la zona. El museo
constituye un atractivo por si mismo digno de visitar, con un material interpretativo muy cuidado y una pre-
sentación excepcional. Además, los afloramientos cercanos han sido balizados y equipados con paneles
para hacer posible la visita.

Foto 69. Entrada al Museo del Jurásico Asturiano (MUJA), Colunga (Asturias)

Otra iniciativa interesante es la desarrollada en La Rioja en relación con los abundantes yacimientos
de icnitas que se encuentran en esta comunidad autónoma y que están actualmente en fase de evalua-
ción para su posible declaración como Patrimonio de la Humanidad (Candidatura IDPI, acrónimo de
Dinosaur Ichnite sites of the Iberian Peninsula). Se han construido museos geológicos en Arnedo, Enciso e
Igea, este último inaugurado en mayo de 2005. Además de los yacimientos in situ, existen réplicas y escul-
turas de dinosaurios distribuidos por el territorio. También se han desarrollado productos ligados a la temá-
tica de los dinosaurios que son vendidos en tiendas y alojamientos hoteleros, junto con otros productos
locales. Además, como resultado de su aspiración a convertirse patrimonio de la humanidad han surgido

291
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Foto 70. Exposición en el interior del MUJA

Foto 71. Yacimiento de icnitas de Cornago (La Rioja)

292
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

numerosas publicaciones dedicadas a destacar su interés científico y potencial como factor de desarrollo
local (p.e. Pérez-Lorente, 2005).
En relación a la paleontología y al desarrollo local, el parque paleontológico-temático de Dinópolis
constituye un referente fundamental. Abierto al público en el año 2001, constituye un para el desarrollo
de iniciativas de divulgación, pero también de investigación y conservación del patrimonio paleontológico.
Cuenta además, con el apoyo de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, que desde
1998 coordina las investigaciones provinciales con objeto de dinamizar, conservar y difundir el patrimonio
paleontológico. Dinópolis focaliza la atención, pero son numerosos los yacimientos de interés presentes en
Teruel, en varios de los cuales mediante la iniciativa Territorio Dinópolis se han habilitado instalaciones
divulgativas.
Otra iniciativa de interés es la creación de parques geomineros. Son áreas situadas en cuencas mine-
ras en las que se protege el patrimonio geológico y minero ubicado en ellas, acondicionándolas para que
puedan ser visitadas por el público, con un objetivo lúdico, didáctico o de investigación. En algunos casos
se incluyen reproducciones a escala natural de labores mineras (Orche, 2004; referencia digital). Están for-
mados por un patrimonio natural y por un patrimonio antropogénico, formado por las labores e instala-
ciones mineras (Armesto, 2002). Estas iniciativas son especialmente interesantes por cuanto suponen la
recuperación de zonas mineras intensamente degradadas y el aprovechamiento de un recurso inactivo en
el que están presentes aspectos geológicos, industriales, infraestructuras y un trasfondo social. Por ello tie-
nen un gran potencial como motor de desarrollo pudiendo contribuir a desarrollar el turismo en zonas que
generalmente pierden su principal activo económico al cerrar la explotación minera. Además, suponen el
mantenimiento y recuperación de un patrimonio arqueo-industrial cuya degradación supone una irrecupe-

Foto 72. Ejemplo de utilización de un área minera. Minas-museo de Buferrera (Asturias)

293
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

rable pérdida cultural. En la Península Ibérica existen muchos ejemplos de zonas mineras que en el pasa-
do (incluso en la actualidad) tuvieron una importancia vital para el desarrollo económico y social de su
entorno y que poseen un elevado interés geológico y minero, y que, sin embargo, están altamente degra-
dadas ambiental y socioeconómicamente. Algunos ejemplos pueden ser las minas de Mazarrón (Murcia),
y El Horcajo y Minas Diógenes (Ciudad Real), Río Tinto (Huelva), Hiendelancina (Guadalajara), la comarca
carbonífera de Teruel, Alquife (Granada), Sierra Almagrera (Almería) y otros muchos núcleos. Los parques
temáticos geomineros son alternativas interesantes a la restauración, generando nuevas ofertas de turis-
mo y puestos de trabajo, a la vez que se evita su degradación progresiva. Estos parques son relativamen-
te sencillos de organizar si la explotación acaba de cesar, pero pueden llegar a ser tremendamente costo-
sos si se refieren a zonas abandonadas hace mucho tiempo. Existen diversos trabajos referidos a la trans-
formación de labores mineras en parques mineros (Orche, referencia digital; Armesto, 2002). En España,
algunos ejemplos en funcionamiento son los de El Entrego (Asturias), Mina Jayona (Cáceres), La Unión
(Murcia), Cardona (Barcelona) o Riotinto (Huelva).
En algunos, las acciones para el desarrollo geoturístico de una región son medidas de poca entidad al
alcance de pequeños ayuntamientos, que combinan una intención turística con objetivos de recuperación
de zonas recreativas para la propia localidad, a menudo con imaginación. Un ejemplo es la población de
Checa (Guadalajara), donde se ha acondicionado para su visita un travertino activo al que se ha acompa-
ñado con un panel explicativo de su origen y significado. Otro ejemplo son las Fuentes del Algar, en Callosa
d´en Sarriá (Alicante), que consiste en un conjunto de surgencias a favor del contacto de unas calizas jura-
sicas con arcillas triásicas, utilizado como lugar de recreo y ocio, sobre todo en los meses de verano. Está
rodeado de aparcamientos vigilados, restaurantes y tiendas de recuerdos, constituyendo un importante
recurso para la población cercana. En otros casos son iniciativas privadas promovidas por particulares,
generalmente los propietarios de las fincas en las que se encuentra el elemento turístico, como ocurre, por
ejemplo, en la Ciudad Encantada de Cuenca.
Son muy numerosas las iniciativas de este tipo realizadas en España, y casi siempre con resultados
positivos. Pero conviene insistir en que la promoción turística deberá supeditarse a la conservación del
recurso geológico, y que debe hacerse atendiendo a la capacidad de acogida del mismo y de las pobla-
ciones cercanas. La utilización turística puede generar una serie de beneficios que pueden redundar en la
mejora de la conservación del lugar explotado turísticamente. Un ejemplo es la Fundación de la Cueva de
Nerja, con el Instituto de Investigación asociado, donde existe un Comité Científico Asesor constituido por
investigadores de prestigio (Durán et al., 1999).

10.3.1. Geoparques

La principal iniciativa geoturística internacional es la de la red de geoparques. Estos son “aquellas


áreas con características de especial significación geológica, excepcionales o bellas, y representativas de
la historia geológica de una región (incluyendo eventos y procesos), reguladas a nivel nacional. Los bene-
ficios derivados de estos parques incluirían desarrollo científicos, educativos y socioeconómicos del área”
(European Geoparks; referencia digital).
La iniciativa de los geoparques nació en Europa en 1997 a partir de los geólogos Guy Martini y Nicolas
Zouros. Inicialmente cuatro espacios naturales se sumaron a esta idea, formando la red inicial de European
Geoparks la Provenza (Francia; fósiles del jurásico), Lesvos (Grecia; bosque petrificado), Maestrazgo
(España; tectónica y dinosaurios) y Vulkaneifel (Alemania; cráteres volcánicos y estructuras). Desde enton-
ces la iniciativa ha sido un éxito y los geoparques europeos forman una red compuesta actualmente por

294
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

25 parques de 11 países. En España están el Parque Cultural del Maestrazgo (Teruel), el Parque Natural
del Cabo de Gata (Almería), el Parque Natural de las Sierras Subbéticas (Córdoba) y el del Sobrarbe
(Huesca).
Un geoparque (geopark) es un territorio que presenta un patrimonio geológico notable y que pro-
mueve un proyecto de desarrollo basado en su promoción turística, de manera que debe tener unos obje-
tivos económicos y de desarrollo claros. Se busca la protección del patrimonio geológico y la promoción
del desarrollo sostenible en los territorios europeos. Por ello, los geoparques deben tener una función acti-
va en el desarrollo económico del territorio donde se inscriben, mediante una imagen corporativa relacio-
nada con el patrimonio geológico y el desarrollo del geoturismo. Un geoparque debe tener un impacto
directo sobre el territorio, favoreciendo las condiciones de vida de sus habitantes y el medio ambiente. Un
buen conocimiento del paisaje, la geografía y el patrimonio geológico, y la valoración de su estado es un
importante factor en un enfoque holístico para el desarrollo sostenible.
Así que la red de geoparques se basa en seis principios: territorio, patrimonio geológico, desarrollo de
geoturismo, cooperación local, iniciativas de investigación e inclusión en un red temática con objetivos
comunes. Así que un geoparque debe tener unos límites definidos y superficie suficiente como para un ver-
dadero desarrollo económico; poseer un rico patrimonio geológico y, al ser posible, con relación con otros
tipos de patrimonio (cultural, histórico o natural); debe tener un papel activo en el desarrollo económico
del territorio relacionado con el patrimonio geológico y el geoturismo; debe tener un impacto directo sobre
los habitantes y revitalizar su patrimonio; se deben tomar medidas de geoconservación; y debe ser miem-
bro activo en una red de desarrollo y cohesión y guardar relación con lo otros geoparques.
A partir de la red europea de geoparques y de acuerdo con la declaración de Digne, la IUGS, ProGEO,
UNESCO y otras asociaciones promovieron la creación de la Global Network of Geoparks, con los objeti-
vos de conservación del medio ambiente, educación a largo plazo en aspectos geológicos y desarrollo eco-
nómico y social a escala local. En principio la idea consistía en extender la iniciativa europea a todo el
mundo y contar con el apoyo de la UNESCO. En 2004, en París, la UNESCO decidió crear la red de National
Geoparks, aprobar su líneas operacionales y formar la red compuesta por los entonces 17 geoparques
europeos (ahora 25) más ocho geoparques chinos. En 2005 con la Declaración de Madoine se reconoció
a la Global Network of Geoparks como una rama oficial de la UNESCO, con idea de promocionar iniciati-
vas continentales similares en otros lugares. Se calcula que se crearán unos 20 geoparques la año hasta
alcanzar los 500 en el 2050 (UNESCO 1; referencia digital).
Uno de los geoparques europeos es el de la Reserva Geológica de la Provenza Alta donde se ha pues-
to en marcha un programa que atrae la visita de más de 100.000 personas al año, con intención de lle-
gar a quintuplicar este número (Martini, 2000). Incluye desde la interpretación geológica para público no
especializado hasta la venta de productos de artesanía que evocan aspectos geológicos y que sirven para
mejorar la economía local, muchos de ellos muy originales (jabones con forma de ammonoideos, chocola-
tinas con formas de fósiles, etc.).

295
PARTE V

DISCUSIÓN FINAL Y CONCLUSIONES


©Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, 2007.
ISBN: 978-84-7840-710-1

CAPÍTULO 11

DISCUSIÓN FINAL

A continuación se discuten algunos de los aspectos más relevantes de los desarrollados en llos capí-
tulos anteriores, si bien en cada capítulo ya se discutieron previamente algunas cuestiones concretas. Se
incluyen también propuestas para completar las diferentes facetas del estudio y gestión del patrimonio
geológico, obtenidas a raíz del desarrollo mostrado en los capítulos y de las discusiones posteriores. En el
caso del análisis de la geodiversidad y de la divulgación del patrimonio geológico no se adjuntan pro-
puestas porque el desarrollo de cada uno de estos capítulos prácticamente constituye una propuesta en sí
misma, por lo que se mostrarán únicamente las principales ideas desarrolladas.

El concepto de patrimonio geológico y su estudio

La revisión del origen del concepto de patrimonio geológico muestra que surge como resultado de una
nueva manera de entender el papel del hombre y su relación con la Tierra. En su estudio se reúnen aspec-
tos científicos, técnicos, culturales, económicos, estratégicos, recreativos, sociales, éticos y filosóficos, ade-
más de constituir un importante recurso didáctico y económico. Su estudio se refiere exclusivamente al
campo de las Ciencias Geológicas, si bien posee una componente multidisciplinar que le complementa y
enriquece.

Si bien el origen del patrimonio geológico puede remontarse mucho en el tiempo, su estudio sistemá-
tico es relativamente reciente. En España empezó en la década de 1970, casi al mismo tiempo que en otros
países considerados pioneros en estos aspectos como Gran Bretaña o Alemania. Sin embargo, a pesar de
que el desarrollo metodológico de los primeros trabajos españoles de patrimonio geológico era bastante
completo, la falta de continuidad presupuestaria impidió su aplicación a escala nacional, lo que marca la
diferencia entre la situación actual española y la de los países citados. En los últimos años, el estudio del
patrimonio geológico ha experimentado en España un notable impulso, sobre todo debido a la actividad
desarrollada por la Comisión de Patrimonio Geológico de la Sociedad Geológica de España, la Sociedad
Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero (SEDPGYM) y la Sociedad Española de
Geología Ambiental y Ordenación del Territorio (SEGAOT), así como por investigadores de diversos OPIs y
universidades.

El análisis de conjunto de las comunicaciones referidas al estudio del patrimonio geológico y la geo-
diversidad presentadas en las reuniones nacionales organizadas por las tres asociaciones antes mencio-
nadas (y excluidas las referidas exclusivamente al patrimonio paleontológico, al minero y al arqueo-indus-
trial) indica que en una de cada tres comunicaciones se describen lugares que los autores consideran de
interés geológico, sin corresponder a verdaderos trabajos de patrimonio geológico enmarcados en un con-
texto adecuado, como la realización de un inventario o de un plan de ordenación territorial. Algo similar

299
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

pasa con los trabajos relacionados con la geoconservación, que rara vez se enmarcan en un plan concre-
to, sino que suelen referirse a la necesidad de la conservación de ciertos lugares o a la denuncia de la
degradación de otros. Si bien estos trabajos poseen mucho interés y crean una base de datos informal y
heterogénea, sería deseable (ya que indicaría la verdadera afianzación de los estudios de patrimonio geo-
lógico y geodiversidad) que en el futuro aumentara la proporción de los trabajos referidos a describir resul-
tados obtenidos en inventarios y planes de conservación, de experiencias referidas a la divulgación y uti-
lización didáctica, así como las iniciativas puestas en marcha para utilizarlos como recurso.
El concepto de patrimonio geológico posee matices que dan lugar a que existan diferentes definicio-
nes del mismo. Si bien la mayoría de ellas son válidas, la Comisión de Patrimonio Geológico de la SGE, tras
la reunión que tuvo lugar en el marco del VI Congreso Geológico Nacional del año 2004, propuso, con
ánimo de unificar criterios, la siguiente definición: “el patrimonio geológico es el conjunto de recursos
naturales geológicos que poseen valor científico, cultural y/o educativo, y que permiten conocer, estudiar e
interpretar: a) el origen y evolución de la Tierra, b) los procesos que la han modelado, c) los climas y pai-
sajes del pasado y presente, y d) el origen y evolución de la vida”. Consideramos que es recomendable uti-
lizar esta definición ya que parte de la revisión de otras anteriores y fue redactada con el consenso de los
numerosos investigadores ligados a este campo. Además, permite la consideración de elementos muebles
y recursos de carácter renovable, aspectos que quedan excluidos en otras definiciones.
El patrimonio geológico está compuesto por elementos de origen natural. La inclusión de elementos
antrópicos puede plantear problemas a la hora de la valoración, ya que puede ocurrir que no se ajusten
los criterios utilizados para valorar, además de los posibles problemas conceptuales y metodológicos que
puede acarrear. Por otro lado, en muchos inventarios, sobre todo en función de los objetivos, puede ser
muy interesante y enriquecedor incluir puntos que presenten aspectos de interés geológico que se vean
complementados por aspectos adicionales, como por ejemplo, de tipo ecológico, cultural, artístico o pai-
sajístico.
Independientemente de la definición de patrimonio geológico de la que se parta, las posibles inter-
pretaciones del concepto hacen recomendable que en los trabajos se maticen una serie de aspectos, entre
los que figuran: 1) si además de los elementos de origen natural se incluyen también otros de diverso tipo
(industrial, cultural, etc.); 2) si sólo se atiende al interés científico y educativo, o también a otros de tipo
cultural, paisajístico, recreativo, ecológico y escénico, entre otros; 3) si se contemplan elementos y recur-
sos de carácter no renovable o también los renovables; y 4) si sólo se considera el patrimonio inmueble o
también se incluye el patrimonio mueble.
La elección de las opciones antes mencionadas responderá a motivos conceptuales, metodológicos y
funcionales. Por ejemplo, en los estudios generales del patrimonio geológico de un territorio deberían
incluirse todas las opciones; en un estudio enfocado a geoconservación nunca debería faltar la referencia
a los recursos renovables, que suelen ser muy vulnerables; y en un estudio encaminado a buscar posibili-
dades didácticas o recreativas no deberían faltar las referencias al interés cultural, recreativo o escénico.
Otro aspecto que conviene aclarar es si, en cada caso concreto, el estudio del patrimonio geológico
aborda todas las disciplinas de la Geología o por el contrario trata sólo alguna/s de ellas (p.e. en los estu-
dios de patrimonio mineralógico, petrológico o geomorfológico). Este segundo tipo de estudios no supo-
nen ningún problema conceptual o metodológico, siendo una alternativa válida, bien como trabajos espe-
cíficos o como estudios parciales pertenecientes a un proyecto más amplio. En el Simposio Internacional
de ProGEO que tuvo lugar en Braga (Portugal) en septiembre de 2005, este tema fue discutido en relación
con varios inventarios de patrimonio geomorfológico, y se insistió en que es importante que la metodolo-
gía utilizada en esos estudios se base en la utilizada habitualmente para estudios globales de patrimonio

300
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

geológico. Así mismo, se recomendó que debe evitarse la compartimentación excesiva en el estudio del
patrimonio geológico y tender hacia la visión conjunta, sobre todo en lo referente a adoptar medidas de
gestión.
Son múltiples las maneras de denominar y entender el concepto de punto o lugar de interés geológi-
co. Muchos de los términos habitualmente utilizados han sido definidos para su aplicación en proyectos
concretos, mientras que otros sólo han sido utilizados por un grupo de investigación, por lo que por el
momento son iniciativas poco consensuadas y con difusión limitada. En España, los más utilizados son los
términos punto de interés geológico (PIG) y lugar de interés geológico (LIG), que prácticamente son sinó-
nimos. En realidad, independientemente del nombre que se le asigne, lo importante es el significado que
se le dé, que puede ser muy diverso en función de los aspectos que se consideren para su selección.
Como norma general deberán considerarse como puntos de interés geológico aquellos lugares que: 1)
muestren procesos únicos (unique sites), 2) sean modélicos (best sites), 3) sean originales (first), 4) sean
patrones (patterns), o 5) sean zonas de interés regional. Además, es muy importante no olvidar otros tipos
de puntos que no siempre son tenidos en cuenta y que poseen un notable interés, como es el caso de los
lugares que: 1) muestren aspectos relacionados con la geología ambiental y con procesos geológicos acti-
vos que hayan tenido lugar en tiempos históricos, sobre todo en las épocas recientes, 2) muestren ele-
mentos que sean representativos de la geología de una determinada región y de su geodiversidad y 3)
posean un interés adicional basado en otros aspectos culturales, sociales o del medio natural.
Estas variables, que pueden ser entendidas de una u otra manera, hacen necesario que los trabajos de
patrimonio geológico posean un capítulo introductorio en el que se haga referencia y se aclaren los aspec-
tos mencionados, así como las razones conceptuales, metodológicas y funcionales en las que se basa el
trabajo. De esta manera, se evitarán confusiones y se entenderá el contexto en el que se sitúa el estudio.
El estudio del patrimonio geológico tiene unos objetivos intrínsecos que parten de su propia defini-
ción, al margen de otros objetivos específicos que puedan justificar u orientar la realización de una deter-
minada investigación o su posible aplicación. En general, es la conservación y la adecuada puesta en valor
el objetivo final de estos estudios, que deben plantearse según un esquema basado en cuatro líneas de
actuación: catalogación, valoración, conservación y divulgación-utilización.

Catalogación del patrimonio geológico

El primer paso en el estudio, gestión y conservación del patrimonio geológico de un determinado terri-
torio es la catalogación de los elementos de interés que lo componen. Por catalogación entendemos la
identificación y localización de puntos de interés geológico, así como la clasificación de los mismos. La
catalogación es un paso imprescindible de cara a la gestión del patrimonio geológico, ya que permite cono-
cer los puntos de interés geológico que lo representan y pone las bases para la posterior realización de
diagnósticos sobre su distribución, interés y necesidades de gestión.
La identificación de los puntos de interés geológico se realiza mediante la confección de inventarios.
Si bien cada caso posee sus particularidades, se propone una metodología general para la realización de
inventarios en la que se introducirán variaciones en función de los objetivos perseguidos. Dicha metodo-
logía se muestra en la Tabla 37 y se basa en completar, por este orden, las fases de: 1) definición de aspec-
tos previos, como la delimitación del área de estudio, la escala de trabajo, la tipología y tamaño de luga-
res a inventariar y el sistema de representación cartográfica a utilizar (si es que se realiza); 2) identifica-
ción de los puntos de interés geológico y 3) clasificación de los mismos.

301
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

1 - ASPECTOS PREVIOS A DEFINIR

DELIMITACIÓN DEL ÁREA DE ESTUDIO:


Criterios: - administrativos
- geológicos
- geográficos
- otros: arbitrarios, biogeográficos, etc.

ESCALA DE TRABAJO:
• detallada. Indicada para: - delimitación de espacios protegidos
- establecer medidas de gestión
- aplicaciones concretas: planes urbanísticos, actividades interpretativas, etc.
• poco detallada. Indicada para: - inventarios generales
- preselección de áreas donde centrar estudios más detallados
- selección de contextos de interés

TIPOLOGÍA DE PUNTOS:
Naturaleza del punto: Concepto: Clasificación inicial:
- enclaves puntuales de delimitación - dimensiones específicas - dimensiones específicas
específica - patrimonio mueble + inmueble o - significado
- grandes áreas de delimitación solo uno de ellos - vulnerabilidad
aproximada - relevancia mínima - utilización
- puntos con interés científico y educativo - tipo de interés: general o temático - otros
- georrecursos culturales - recursos renovables + no renovables
- otros tipos de puntos de interés o solo uno de ellos

CARTOGRAFÍA DE PUNTOS:
• en función de los objetivos y aplicación del inventario, decidir si se realiza o no
• definir base sobre la que se trabaja: - geológica
- topográfica
- ortofotos
- otros o combinación de los anteriores
• sistema de representación (criterio de delimitación)

2- IDENTIFICACIÓN:
- recopilación bibliográfica y documental
- síntesis geológica
- identificación de PIGs: selección de sistema de inventario (tablas 38 y 39)

3- CLASIFICACIÓN:
Diferentes criterios a seguir:
- geográficos: comarcas naturales o fisiográficas, cuencas hidrográficas, etc.
- geológicos: tipo de interés principal, dominio geológico, tipo de exposición, etc.
- vulnerabilidad y riesgo de degradación
- administrativos: términos municipales, provincias, CCAA, etc.
- aspectos legales: régimen de protección, propiedad, acceso, etc.

Tabla 37. Esquema general para la catalogación del patrimonio geológico y para la realización de inventarios

302
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Los aspectos previos mencionados condicionan la metodología de estudio, el sistema de inventario a


utilizar y el tipo de información obtenida. Por ello deben ser definidos en las primeras fases de la realiza-
ción del inventario, en función de los objetivos perseguidos.
La segunda fase es la identificación de los puntos de interés geológico, para lo cual existen diversos
sistemas. La elección del sistema dependerá, fundamentalmente, de los objetivos del estudio, si bien son
importantes otros aspectos como los recursos económicos disponibles, el conocimiento geológico de la
zona de estudio y el plazo de tiempo que se dispone para la realización. Las características fundamenta-
les de cada sistema de inventario se describen en la Tabla 39, y la idoneidad de su utilización en la Tabla
38. Utilizar un sistema no adecuado para los objetivos perseguidos en el estudio puede provocar que el
diagnóstico (realizado en una fase posterior del inventario) no cumpla los objetivos perseguidos y no apor-
te información útil para la gestión de los puntos de interés.
Una vez completadas estas etapas se realiza la fase de clasificación, que es muy importante porque
facilita el ordenar la información referida a los PIGs, lo que permite compararlos en conjunto. En función
de los objetivos del estudio, los PIGs se clasificarán atendiendo a diferentes aspectos referidos tanto a su
ubicación, como a su naturaleza, fragilidad, situación administrativa o rasgo geológico principal que le
caracteriza. La valoración de los PIGs, que se llevará a cabo en una fase posterior, permitirá realizar un
diagnóstico en función de los aspectos utilizados en la clasificación, pudiendo extraerse ideas fundamen-
tales de cara a la gestión específica de cada PIG, y de conjunto para el patrimonio geológico de ese terri-
torio.

TIPO DE INVENTARIO
ASPECTOS
CONSIDERADOS SISTEMÁTICOS Y
RECONOCIMIENTO RECONOCIMIENTO AVANZADO
SISTEMÁTICOS-TEMÁTICOS
Bibliografía. Consulta a especia- Bibliografía. Consulta a especia-
Principal sistema de Bibliografía. Consulta a especialis- listas. Búsqueda en campo. listas. Creación de una clasifica-
selección tas y/o encuestas Creación opcional de una clasifi- ción del medio geológico.
cación Búsqueda en campo.
Criterio principal de Singularidad, representatividad,
Singularidad Singularidad, representatividad
selección geodiversidad
Contempla la
No (aunque puede hacerlo) – –
representatividad
Contempla la
– Sí Sí
geodiversidad
Implica campaña de
No Sí Sí
campo
Sí, aunque generalmente median- Sí. Detallada basándose en crite-
Cartografía de los PIGs No suele incluirla te un punto que representa la rios geológicos en los que pueden
localización de los puntos participar otros
Implica estudio
No Sí Sí
geológico de síntesis
Parte de una clasificación No Sí/No Sí
Suele incluir cartografía
No Sí/No Sí
detallada
Escala de trabajo
Poco detallada Detallada Detallada
habitual

Tabla 38. Tipos de inventarios explicados en el texto y sus principales características

303
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

TIPO DE INVENTARIO ASPECTOS CONSIDERADOS TIPO DE INVENTARIO


IDONEIDAD DE SU
UTILIZACIÓN SISTEMÁTICOS Y
RECONOCIMIENTO RECONOCIMIENTO AVANZADO
SISTEMÁTICOS-TEMÁTICOS
Moderadamente rápido. Puede
Método rápido. Requiere pocos
llegar a representar muy bien la
recursos. Suele tener gran acepta- Exhaustividad. Definitivo por ser
geología del lugar. Método válido
ción la selección de PIGs. Buen pri- sistemático. El sistema más com-
para una primera fase de gestión,
Ventajas mer paso para un inventario más pleto y que asegura una mejor
que con el tiempo puede ser mejo-
detallado, o para listados iniciales gestión. Puede hacerse en varias
rado. Método flexible: en función
de zonas extensas con buena fases escalonadas en el tiempo
de los objetivos el estudio puede
información geológica de partida
orientarse de diferente manera
Le falta cierta sistemática para
No refleja la geodiversidad ni la
considerarse definitivo. Requiere Requiere muchos recursos. Se
representatividad. Puede ser algo
Inconvenientes definir bien unos objetivos inicia- puede prolongar mucho en el
heterogéneo. No suelen mostrar
les para asegurar una buena tiempo
una clasificación de los PIGs
selección
Es el sistema ideal, ya que con-
templa singularidad, representati-
Sí ya que refleja bien la diversidad vidad y diversidad. Al realizarse la
Sólo de los elementos más singu-
geológica. Pero debería evaluar la selección mediante un sistema de
Indicado para geocon- lares. Sería necesario una evalua-
vulnerabilidad y cartografiar los múltiples entradas la vulnerabili-
servación ción posterioridad de la vulnerabi-
puntos, en el mismo estudio o en dad y el riesgo de degradación
lidad de los PIGs y cartografiarlos
una fase posterior pueden estar bien contemplados.
Suele incluir una cartografía de los
puntos
Si, se analiza la vulnerabilidad
Válido como herramien- puede ser un buen sistema de Sistema ideal para la gestión inte-
Sólo como primer paso
ta para la gestión aproximación avanzada para la gral del medio geológico
gestión del medio geológico

Tabla 39. Tipos de inventarios explicados en el texto e idoneidad de su aplicación

Valoración y diagnóstico del patrimonio geológico

La valoración de los puntos de interés geológico incluidos en un inventario es un paso imprescindible


para la gestión de los mismos. Se basa en la idea de que no todo elemento geológico posee valor patri-
monial, y que los elementos y afloramientos que lo poseen no siempre son igual de interesantes e impor-
tantes. Por ello, es necesario crear un sistema que permita clasificar los elementos del patrimonio geoló-
gico en función de su interés, asumiendo en los casos en los que la valoración no pueda realizarse que
deberá, al menos, reseñarse en qué reside el interés del punto, explicando su singularidad.
Debido a que son muchas las posibles maneras de enfocar la valoración de los PIGs y a que determi-
nados aspectos contemplados pueden tener una significación muy diferente según los autores (o incluso
ser objeto de controversia), es importante que en los inventarios se definan las premisas de dicho enfoque
y qué aspectos serán tenidos en cuenta. Sin embargo, al analizar la bibliografía, se puede comprobar que
son pocos los estudios que muestran con algo de detalle el sistema de valoración utilizado y que, a menu-
do, se utilizan los sistemas propuestos de manera genérica por otros autores, sin analizar el grado de adap-
tación que tienen a las características del territorio a analizar. Es importante recalcar que el sistema de
valoración deberá basarse en un desarrollo metodológico adecuado, adaptarse a los objetivos planteados
y a las características del territorio. Por ello, no existe un sistema de valoración universal que sea útil para

304
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

todos los casos. Sin embargo, puede diseñarse un esquema general que, con ligeras modificaciones adap-
tadas a cada caso, sea válido en la mayoría de ellos. Este sistema está esquematizado en la Fig. 47.
ASPECTOS DE LOS PUNTOS DE INTERÉS GEOLÓGICO A VALORAR

– Subjetividad aceptada (*)


– Subjetividad controlada
Medida de la subjetividad
– Subjetividad compartida
– Subjetividad representativa

Valor intrínseco Potencia de uso Riesgo de degradación

Combiene definir algunos Entre otros, conviene analizar: Medida independiente de:
aspectos, como: – ambito de uso – vulnerabilidad intrínseca
– dimensiones – condiciones de observa- – factores externos:
– agrupación ción – accesibilidad
– edad – accesibilidad – extensión superficial
– localización geográfica – extensión superficial – proximidad a poblacio-
– importancia socioeconó- – facilidad de compresión nes y/o afluencia de
mica del punto público
– valor estético y escénico –asociación con otros ele- –amenazas actuales o
– valor estético mentos del medio natural potenciales
– valor multidiciplinar – estado de conservación
– aspectosbibliométricos
–estado de conserbación

SISTEMA DE VALORACIÓN

– Definición – Cualitativo-cuantitativo
– Cualitativo – Cuantitativo (fórmulas numéricas)

SISTEMA DE REVISIÓN

– Intervalos cronoestratigráficos representados


– Tipos litológicos representados
– Correlación superficie/PIGs
– Representación de la geodiversidad y de los princi-
– Relación y distribución de tipos de interés/grado de
pales acontecimientos de la hisoria de la Tierra
interés

DIAGNÓSTICO

– Entre otros aspectos relacionados con:


– la distribución geográfica, geológica y temporal: distribución espacial y por unidades geológicas, intervalo cro-
noestratigráfico representado
– el valor intrínseco de los puntos de interés geológico: escala de valor, tipo de interés principal
– potencialidad de uso: escala, tipo de interés, facilidad de comprensión, accesibilidad, infraestructuras presentes
– conservación y el riesgo de degradación: evolución previsible en el futuro, estado de conservación, vulnerabili-
dad, riesgo de degradación, grado de protección de los puntos, etc.

Fig. 47. Esquema de la propuesta para la valoración y diagnóstico del patrimonio geológico.
(*) Los términos utilizados son explicados en el texto en el capítulo 4, donde fueron desarrollados en detalle

305
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

La utilidad de la valoración de los PIGs reside en que permite realizar comparaciones y diagnósticos
válidos para orientar su gestión. Por ello, la valoración debe contemplar de manera independiente los
aspectos relacionados con el valor intrínseco, la potencialidad de uso y el riesgo de degradación. Esta sepa-
ración se basa en que el valor intrínseco proporciona información sobre el interés científico del punto,
mientras que los otros dos aspectos se refieren a variables concretas que condicionan su gestión.
La valoración de los PIGs debe referirse a su importancia como elementos y materiales geológicos
entendidos en su contexto, de manera que elementos similares pueden poseer una diferente significación
en función del contexto donde se sitúen. El contexto podrá ser de tipo geológico, geográfico, administra-
tivo u otros, y será clave en la valoración.
La valoración de los PIGs debe asumir un cierto grado de subjetividad, aunque ésta puede ser ate-
nuada mediante varios métodos. Es importante que, en la medida de lo posible, la valoración de los PIGs
corra a cargo de un equipo de geólogos, y si son especialistas en disciplinas diferentes, mejor. Sin embar-
go, este sistema exige que todos los autores entiendan las variables de valoración del mismo modo (algo
que es bastante difícil), para lo que serán necesarias reuniones previas para aclarar conceptos y, a ser posi-
ble, unas normas sobre metodología por escrito que puedan ser consultadas en caso de duda.
La valoración puede realizarse mediante diversos métodos. Se entiende que ninguno de ellos es mejor
que los demás, sino que cada uno tiene su utilidad y sus aplicaciones. Los objetivos del estudio reflejarán,
de nuevo, la idoneidad de cada caso, y definirán también los aspectos de revisión que deben realizarse al
finalizar el inventario para comprobar la representatividad de los puntos seleccionados.
El análisis de las diferentes variables contempladas en la valoración permite realizar un diagnóstico
sobre el valor de los PIGs, su potencialidad de uso y su riesgo de degradación. La realización de estos diag-
nósticos es fundamental de cara a la aplicación de los inventarios en la gestión y la ordenación del terri-
torio. Sin embargo, en muchos casos no se realiza el análisis, dejando sin finalizar una de las fases de los
inventarios que más información puede proporcionar.

El estudio de la geodiversidad

En la actualidad no existe un método estandarizado y contrastado para el estudio de la geodiversidad.


Además, son diversas las maneras de afrontar el significado del propio concepto de geodiversidad.
El estudio de la geodiversidad requiere definir unos parámetros que permitan comparar la geodiversi-
dad de territorios diferentes. Su método de estudio deberá atender a: 1) la delimitación de la zona de estu-
dio, 2) la escala, 3) la tipología de elementos a inventariar y 4) la representación cartográfica. Estos aspec-
tos deberán ser definidos en función de los objetivos y de la aplicación del estudio de geodiversidad que
se realice. Además, el estudio de la geodiversidad requiere una información geológica de partida (espe-
cialmente cartográfica) y será fundamental un buen conocimiento geológico de la zona de estudio.
El estudio de la geodiversidad que se propone en este trabajo implica la elaboración de una cartogra-
fía específica que muestre la distribución espacial de las diferentes clases existentes en el territorio a estu-
diar. La cartografía de clases de geodiversidad se basa en el sistema de realizar varias cartografías temá-
ticas cuyo análisis integrado (superposición de capas) permite obtener un diagnóstico, en este caso, un
conjunto de clases de geodiversidad sobre las que centrar el estudio.
La definición de las clases es un aspecto fundamental en el estudio de la geodiversidad. Tanto, que los
resultados del estudio dependerán directamente de los criterios utilizados a la hora de definir las clases
existentes en la zona de estudio. Los dos aspectos que más caracterizan la diversidad geológica de una
región son la litología y el intervalo cronoestratigráfico representado en ella. Estos, al menos, deberán ser

306
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

contemplados en cualquier estudio de geodiversidad, junto con otros, que se analizarán opcionalmente en
función de la complejidad y detalle que se quiera asignar al estudio, en especial los referidos al modela-
do. Por lo tanto, la definición de geodiversidad, tal y como se propone con esta aproximación es: la varia-
bilidad de litologías e intervalos cronoestratigráficos presentes en el registro geológico de un determina-
do territorio, en relación con su abundancia, distribución, frecuencia e importancia geológica, esto último
en el caso de que se analice su relación con el patrimonio geológico.
Tan importante como definir las clases es diseñar una metodología que permita analizar la diversidad
geológica del territorio y la relación entre las clases definidas. El análisis de la geodiversidad debe con-
templar fundamentalmente tres aspectos: 1) la variedad geológica de una región (geodiversidad en senti-
do estricto), 2) la relación entre los elementos que definen esa geodiversidad y 3) el valor de esa geodi-
versidad y su relación con el patrimonio geológico. Para analizar estos aspectos se deben definir unos pará-
metros que generalmente se referirán al número, distribución y frecuencia de las clases definidas. Otros
parámetros referidos a la distribución espacial, intervalos cronoestratigráficos y demás elementos, permi-
ten crear una cartografía específica que refleja la geodiversidad de la zona.
La geodiversidad de un determinado territorio puede mostrar diferentes patrones de organización, en
función de los parámetros de abundancia, frecuencia y distribución. Por ello es posible definir unos mode-
los teóricos que reflejen las diferentes maneras de representación de la geodiversidad.
La relación entre el patrimonio geológico y la geodiversidad se basa en que el primero puede propor-
cionar información acerca del valor intrínseco de las clases de geodiversidad definidas, mientras que la
geodiversidad puede ayudar a entender mejor cómo se distribuyen los PIGs y qué factores son determi-
nantes en el patrimonio geológico de un determinado territorio. Su estudio es independiente, pero su aná-
lisis combinado proporciona una importante información que puede constituir una herramienta esencial
para la planificación y ordenación de un territorio, sobre todo en relación con la geoconservación. Por otro
lado, la geodiversidad de un lugar puede constituir un atributo de ese territorio. De manera que enclaves
donde se concentre una elevada geodiversidad, ésta puede formar parte del patrimonio geológico.

Conservación del patrimonio geológico y de la geodiversidad

La conservación del patrimonio geológico y de la geodiversidad parte de la idea de que ambos pose-
en valor intrínseco y que también ambos muestran una fragilidad que los hace vulnerables. Por lo tanto,
se basa en el conocimiento del valor de los lugares a conservar, sus características intrínsecas, su fragili-
dad, los procesos genéticos que intervinieron, las amenazas presentes o potenciales de degradación y su
posible evolución en el futuro. Es importante recalcar que geoconservación y protección no son lo mismo,
y que ésta última es sólo una de las muchas técnicas utilizadas en geoconservación
La geoconservación no sólo busca evitar la destrucción de determinados elementos geológicos, sino
que también prevenir, corregir o minimizar las afecciones que puedan sufrir. Además, en el caso de estar
sujetos a la acción de algún proceso geológico activo, debe asegurar el mantenimiento del ritmo natural
de los procesos y permitir su evolución. La geoconservación también abarca la preservación de los valores
culturales, estéticos, paisajísticos, etc. y las aplicaciones turísticas, recreativas y económicas, que, entre
otras, presentan los elementos geológicos.
El hecho de que algunas transformaciones antrópicas no sólo no supongan una modificación negati-
va, sino que en algunos casos puedan interesar, refleja la complejidad de la gestión del patrimonio geoló-
gico. Esto no significa que cualquier PIG pueda ser modificado con fines científicos o didácticos, sino que
en ciertos casos, puede y debe asumirse un cierto grado de transformación.

307
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

La medida de la vulnerabilidad y del riesgo de degradación de los PIGs es fundamental en geoconser-


vación. Si bien el estudio de la vulnerabilidad ha sido muy desarrollado en algunas disciplinas geológicas
como la hidrogeología, en muchas otras ha sido muy poco aplicado.
A la hora de realizar un seguimiento del estado de conservación de un determinado elemento geoló-
gico puede ser muy útil el diseño de escalas de vulnerabilidad de elementos geológicos y la aplicación de
los conceptos de capacidad de carga, límite de cambio aceptable y umbral. Trabajar en definirlos y cono-
cerlos es uno de los grandes retos de la geoconservación, porque su conocimiento orienta no sólo las medi-
das a tomar de cara a la conservación, sino también para la gestión del elemento en cuestión. La defini-
ción de estos aspectos es fundamental de cara al seguimiento de la evolución de un determinado recurso
natural (proceso, elemento, enclave, etc.) mediante la recogida sistemática de datos y análisis de los mis-
mos, en especial magnitudes, frecuencias, rangos y tendencias de procesos naturales y de la evolución de
su estado de conservación. En relación a la geoconservación, el seguimiento pretende detectar cambios en
el estado de conservación de recursos geológicos en relación con la acción humana, de manera que las
modificaciones puedan ser previstas, corregidas, mitigadas o atenuadas mediante la toma de medidas de
preventivas y correctivas. Por ello, no todas las propuestas de geoindicadores son válidas en geoconserva-
ción de cara a la gestión específica de los PIGs, si bien aportan información general de utilidad.
Otro aspecto importante en geoconservación es conocer qué actividades pueden suponer una amena-
za para la preservación de los recursos geológicos. Por lo general, pueden ser planificadas en mayor o
menor medida, y su impacto va a depender de la intensidad de la amenaza y del lugar que afecten. La pre-
visión de las amenazas y de los impactos es muy importante para la gestión, ya que puede condicionar las
actuaciones a poner en práctica para asegurar la conservación.
En aquellos casos en los que la degradación es un hecho, puede afrontarse la recuperación o restau-
ración del lugar, si bien esto muchas veces no es posible porque casi siempre los elementos geológicos son
de carácter no renovable. Por ello, habrá que asumir que en muchas ocasiones lo que se pretenderá será
dotar al lugar de un cierto grado de naturalidad, que haga menos evidentes los efectos del impacto nega-
tivo, e intentar recuperar su fisonomía original. Las labores de recuperación y restauración serán más efi-
caces si han sido planteadas previamente o mientras se realizaba el impacto. Por ello es interesante que
en los planes de explotación (en lo casos de labores mineras) se incluyan medidas concretas de restaura-
ción y recuperación y que, en la medida de lo posible, se cumplan mientras se realiza la explotación.
La manera más adecuada de integrar y coordinar los aspectos relacionados con la conservación de ele-
mentos geológicos es mediante el diseño de planes de geoconservación. En ellos se reflejan las acciones
a tomar en función de las características de los mismos y de la problemática particular, siendo su diseño
imprescindible para garantizar la gestión del patrimonio geológico de zonas extensas o muy variadas geo-
lógicamente. La geoconservación no debe enfocarse de una manera aislada, contemplando sólo aspectos
geológicos, sino intentando conjugar otros aspectos con un enfoque multidisciplinar. En este sentido, el
diseño de un plan de geoconservación facilita la integración de los aspectos geológicos con los biológicos
y culturales, si bien estos últimos suelen tratarse en otro contexto, porque las competencias de su gestión
suelen corresponder a otros órganos de las administraciones públicas.
El plan de geoconservación podrá corresponder a un PIG concreto, a un recurso o a un espacio natu-
ral. Por otro lado, el plan de conservación podrá referirse a un caso concreto, a un conjunto de ellos, de
manera aislada o como parte de un plan general de conservación que contemple más elementos y recur-
sos naturales. Hay recursos geológicos que no requieren un plan de conservación específico, al igual que
no necesitan un plan de gestión concreto. Pero en su mayoría sí requieren, al menos, unas directrices gene-
rales, que aunque no sean diseñadas específicamente para cada caso, se integren en una estrategia de
conservación basada en unos objetivos concretos.

308
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Un esquema general para la realización de un plan de geoconservación consta de: 1) una documen-
tación inicial en la que se describe el objeto a salvaguardar, sus características intrínsecas, delimitación y
estado de conservación actual; 2) definición de las condiciones de referencia del recurso geológico, de
manera que se conozca el estado de partida y el que se quiere alcanzar; 3) análisis de su vulnerabilidad,
principales amenazas para su conservación, riesgo de degradación, capacidad de carga y LAC adaptados
a diferentes situaciones (contaminación, degradación, uso recreativo, etc.), así como definir si el lugar
corresponde a un integrity o a un exposure; y 4) determinación de posibles actuaciones necesarias para la
adecuación del lugar, la idoneidad de su protección, las recomendaciones de gestión como actuaciones
físicas, biológicas, químicas o estructurales, la posible restauración, seguimiento e incluso la posible ade-
cuación para la interpretación-divulgación. Todos estos apartados han sido desarrollados en apartados
anteriores. Además, el plan debe incluir las características espaciales (ámbito de actuación), temporales
(plazos de actuación y revisión) y presupuestarias. En la Fig. 48 se muestra un esquema general de un plan
de conservación.

PLAN DE CONSERVACIÓN

1- Documentación inicial – Objetivo del plan


– Delimitación del área de estudio
– Descripción de recursos a conservar:
– características intrínsecas
– localización
– delimitación, etc.

2- Objetivos y situación de partida – Objetivo de las acciones


– Condiciones de referencia
– Estado de conservación actual
– Estado de conservación proyectado

3- Vulnerabilidad y riesgo de degradación – Vulnerabilidad intrínseca


– Amenazas
– Usos actuales y evolución previsible
– Riesgos de degradación
– Cálculo de la capacidad de carga
– Estimulación del Límite de cambio aceptable y de los umbrales

4- Acciones – Eliminación de amenazas


– Mitigación de impactos
– Restauración y regeneración de zonas degradadas
– Monitorización: diseño de geoindicadores y aplicación

5- Políticas – Protección
– Diseño de normas legales específicas
– Integración de la geoconservación en otras políticas sectoriales

6- Calendario y financiación – Fechas para la conssecución de objetivos


– Presupuesto del plan

7- Sistemas de revisión parciales y finales – Del plan


– Del proceso
– De los resultados

Fig. 48. Propuesta de fases en un plan de conservación

309
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

El plan de geoconservación debe estar orientado a asegurar la viabilidad de la conservación al menos


a corto y medio plazo. Por lo tanto, implica un seguimiento y una continuidad en el tiempo, siendo a menu-
do necesario el seguimiento. Es imprescindible incluir un calendario y para la consecución de los objetivos,
así como el diseño de un sistema de revisión. Por ello, es mejor tender a sistemas que sean fácilmente ges-
tionables o incluso autosuficientes, frente a otros que requieran un alto grado de intervención y que no se
pueda asegurar la continuidad de su gestión en el tiempo. En cualquier caso, el plan de conservación debe-
rá indicar un periodo de validez, a partir del cual será necesario realizar un nuevo plan.
Es importante que un plan de geoconservación, así como uno de gestión, contemple la integridad del
sistema: en ocasiones el espacio natural donde se centran las acciones de conservación incluye sólo una
parte del sistema geológico al que pertenece, como resultado de una delimitación basada en referencias
administrativas o a la existencia de otros factores que impiden su completa integración.
Por otro lado, hay un hecho que es una constante en geoconservación, y es que las amenazas a menu-
do corresponden a: 1) acciones necesarias, porque suponen un desarrollo o mejora para la sociedad, pero
que pueden ser planificadas para evitar la afección de recursos importantes, o 2) acciones derivadas de
una pobre o escasa conciencia por parte de la población. En ambos casos, educar para la responsabilidad,
divulgar conceptos generales de geoconservación como la fragilidad, y difundir el valor e interés del patri-
monio geológico, son las mejores herramientas para que la geoconservación tenga éxito, no sólo porque
modificará conductas poco respetuosas con el medio, sino porque hará que la propia sociedad demande
medidas y herramientas que aseguren la preservación. Estos aspectos también deberían quedar contem-
plados en el plan de geoconservación, sobre todo si este es diseñado como sistema de gestión general en
forma de estrategia de conservación.

Patrimonio geológico, geodiversidad y espacios naturales protegidos

En general, son cuatro los enfoques o posturas existentes en relación con los recursos geológicos y su
protección:
– el enfoque que plantea que la protección de los elementos geológicos es algo secundario, porque
les asigna únicamente un sentido utilitarista, siendo su interés el provecho económico y social que
se puede obtener de su explotación directa
– el enfoque que plantea que el principal valor de los elementos geológicos es el ser soporte de la bio-
diversidad, con excepción de las formas del terreno que dan lugar a morfologías espectaculares
– el enfoque que plantea que, en vista de las pocas garantías que la protección ofrece como herra-
mienta de geoconservación, es necesario legislar una norma propia de conservación del patrimonio
geológico y la geodiversidad, en la que se contemplen no sólo los aspectos científicos, sino también
los culturales y sociales
– el enfoque que plantea que la geoconservación, y en concreto la protección, debe orientarse por la
vía de la conservación del medio ambiente. Se asume que existen mecanismos legales que en la
actualidad están infrautilizados, y que la incorporación de algunas modificaciones a los mismos
puede hacer de ellos un sistema eficaz.
Las dos primeras posturas no parecen adecuadas, porque parten de concepciones erróneas desde el
punto de vista conceptual en función de lo expuesto anteriormente.
Con respecto a las dos últimas posturas, la más adecuada es la última. Lo que se propone es enfocar
la protección de los recursos y elementos geológicos por la vía de la conservación de la naturaleza y medio
ambiente. Es lógica desde el punto de vista conceptual (el patrimonio geológico y la geodiversidad forman

310
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

parte del patrimonio natural), y porque existen mecanismos legales como para afrontar la protección con
éxito. Para ello es necesario introducir en estos últimos algunas modificaciones, pero en general, el esque-
ma es válido. La tercera opción, la de crear una legislación específica, también puede ser de interés aun-
que plantea ciertos problemas: 1) la tendencia a la concepción holística de los sistemas naturales condu-
ce hacia una integración de los elementos que los componen, ya sean bióticos o abióticos, porque partici-
pan en los procesos como un componente más que no puede ser individualizado del todo; 2) la indepen-
dencia de las componentes geológicas con respecto a otras características del medio natural puede ser
muy difícil en muchos casos; 3) la protección de los elementos geológicos por la vía ambiental se remon-
ta en España casi cien años atrás y muchos espacios de interés geológico ya están protegidos. El cambiar
su estatus y sistema de gestión no es una tarea fácil y requeriría una serie de esfuerzos que difícilmente
se pueden asumir; y 4) en muchos casos es difícil separar el interés científico-ambiental del cultural, pero
parece más bien un problema de voluntad que de principios.
En definitiva, lo que se propone es seguir la línea que proponía la Declaración de Girona (Durán et al.,
1998a) en la que se afirmaba que el patrimonio geológico está íntimamente unido al medio ambiente, y
su conservación es indisociable de la del patrimonio natural y cultural en general, por lo que una política
de conservación de la naturaleza que no contemple la gestión del patrimonio geológico, nunca será una
política ambiental correcta.
En general, la situación y problemática española actual en relación con la geología y los espacios natu-
rales protegidos puede resumirse en las siguientes ideas básicas:
– Carencia de inventarios de puntos de interés geológico realizados con rigor científico y con una
metodología contrastada: muy pocas comunidades autónomas tienen inventarios realizados que
sean eficaces para la gestión. Si se solventara este problema (que tiene fácil solución), sería mucho
más fácil poner solución a algunas de las situaciones que se exponen a continuación.
– Existen enclaves de alto valor geológico que no poseen ningún tipo de protección: en todas las auto-
nomías españolas existen PIGs de relevancia nacional, o incluso considerados como referencia inter-
nacional, que no están protegidos. Este hecho es especialmente grave en algunas autonomías que
hace años que no amplían su red de ENPs de manera importante, por lo que dan por buena la red
actual.
– Los elementos geomorfológicos están mucho mejor representados en los ENPs que otros aspectos
geológicos: los elementos geomorfológicos contemplados lo están sobre todo por aspectos estéti-
cos o paisajísticos, más como un decorado que como un elemento de valor geológico, y a menudo
sin contemplar otros aspectos interesantes del mismo (estratigráficos, petrológicos, etc.). Son muy
escasos los ENPs españoles que se refieran de manera específica a series sedimentarias, estructuras
tectónicas, mineralizaciones o afloramientos petrológicos de interés.
– Ausencia de referencias a los conceptos de patrimonio geológico y de geodiversidad en las legisla-
ciones específicas: lo cual dificulta la eficaz adaptación de la norma legal a la realidad geológica,
como afirma González Barrios (2000c). Además, la utilización de términos vagos o poco precisos en
la definición de las figuras dificulta la adecuada aplicación, y casi siempre margina los aspectos geo-
lógicos. La utilización más frecuente del término geomorfológico en la definición de las figuras de
protección es un error difícil de subsanar y con evidentes consecuencias.
– Las redes autonómicas de espacios naturales protegidos no reflejan la geodiversidad del territorio
que representan: sin embargo, sí lo hacen en los aspectos relacionados con la biodiversidad. El con-
cepto de representatividad geológica en los ENPs, aunque ya lo introdujo Hernández-Pacheco en la
primera mitad del siglo XX, sigue sin ser una realidad. La protección de elementos geológicos, con

311
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

excepción quizá de Canarias, parece que ha sido afrontada como algo inconexo y no como parte de
un plan orientado a representar la realidad geológica de la región.
– No todos los puntos de interés geológico situados dentro de ENPs están suficientemente contem-
plados como tales ni protegidos: en muchos casos porque los órganos gestores del mismo no tie-
nen conocimiento de su existencia, importancia y vulnerabilidad, por lo que tampoco se aprovecha
su potencial como recurso. La gestión integral de los ecosistemas (medio biótico y abiótico) no es
muy habitual. El patrimonio geológico y la geodiversidad no suelen ser contemplados en los instru-
mentos de gestión de los ENPs (PORNs y PRUGs).
– Las directivas europeas no contemplan la protección de la geodiversidad ni de los elementos geo-
lógicos singulares: la Red Natura 2000 no hace referencia a la conservación geológica y no existe
una directiva equivalente referida a la naturaleza geológica. Mientras que existen varios convenios
internacionales de conservación de la biodiversidad, no existe ninguno referido a la geodiversidad.
Además, las figuras de protección actual no parece que sean capaces de cubrir todos los casos de luga-
res de importancia geológica a proteger. Se ha comentado la dificultad de aplicar la figura de monumen-
to natural a elementos geológicos que no ofrezcan reflejo geomorfológico singular o en los que éstos no
son espectaculares o “monumentales” en sentido estricto. Igual ocurre con los afloramientos cuya exposi-
ción es artificial, como los existentes en los taludes de vías de comunicación o en frentes de explotación
de canteras. La importancia de este tipo de afloramientos ya fue expuesta en el capítulo 2 y, sin embargo,
no aparece muy adecuado asignar a este tipo de cortes antrópicos una figura de protección tal y como se
entienden hoy en día (p.e. ¿sería lógico declarar Monumento Natural el talud de una autovía?). Con el des-
arrollo legislativo autonómico existen en España más de 50 figuras de protección diferentes, y lo que es
más importante, han sido aplicadas con muy diferentes criterios en cada comunidad autónoma, aumen-
tando las opciones de cobertura de protección. Y, sin embargo, en ninguna de las normativas autonómicas
se ha conseguido solucionar este problema. Para algunos autores esto refleja la necesidad de redactar una
norma legal (ley u otra de rango inferior) particular para el patrimonio geológico y la geodiversidad, que
no sólo refleje la protección, sino también otros aspectos y que sea el punto de partida. El enfoque con-
trario (y quizá el ideal) propone utilizar la legislación sobre conservación de la naturaleza y ENPs como eje
central para la protección y conservación del patrimonio geológico, basándose en su pertenencia al patri-
monio natural, encontrando una figura que permita proteger aquellos lugares de elevado interés científi-
co y poca espectacularidad .
Hay dos aspectos en relación a los elementos geológicos que apenas se han desarrollado en los ENPs
declarados en la actualidad. Por un lado, determinados elementos geológicos no poseen una significación
geológica ni morfológica muy importante, ni siquiera estética, pero constituyen rasgos claves en el paisa-
je local y que, por tanto, poseen un alto interés escénico. Un ejemplo pueden ser dos cerros testigos de La
Alcarria conocidos como Las Tetas de Viana (Guadalajara), cuya presencia domina el horizonte de una
extensa zona y que sirven de rasgo identificativo de las comarcas aledañas. Reflejan del proceso de col-
matación de la Cuenca del Tajo, con desarrollo incluso de ciertos procesos de karstificación sobre la “cali-
za del Páramo”, pero sobre todo, son dos rasgos que destacan por su presencia, por lo que su protección
sería muy recomendable. Otro ejemplo similar es la llamada “marmolera” de los Picos del Infierno
(Huesca), mármoles entre calizas devónicas que afloran al norte del Valle de Tena. El característico color
blanco de los mármoles destaca notablemente en un paisaje donde predominan las rocas oscuras, y al
estar localizado en la parte alta de un pico que supera los tres mil metros de altitud es visible desde
muchos lugares del valle. Actualmente no goza de protección, y su deterioro, aunque poco probable por
su ubicación, podría darse, por lo que convendría su declaración como espacio protegido.

312
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Un aspecto pendiente es reflejar la relación entre bio y geodiversidad, el nexo entre procesos biológi-
cos y geológicos y cuya interacción pueda ser lo suficientemente interesante y frágil como para ser prote-
gida. Hay espacios que muestran perfectamente esta relación, y precisamente ese valor podría ser objeto
de protección.
La protección es una de las herramientas más importantes de geoconservación. Pero debe asumirse
que para que ésta sea eficaz debe contemplar las características de los elementos geológicos, y que no
vale que esos PIGs o recursos geológicos estén dentro de un ENP si no queda reflejada su importancia y
las necesidades de gestión que garanticen su conservación. Para que la protección sea eficaz debe, ade-
más, tener herramientas legislativas que se adapten a las características de los elementos geológicos. Por
lo tanto, la protección debe partir del profundo conocimiento geológico de la zona y de la existencia de
inventarios; es preciso asegurarse que las figuras de protección cubran todo el espectro de posibles ele-
mentos y lugares a proteger; que se apliquen criterios científicos y que se asuma que existen otros meca-
nismos de geoconservación que no son la protección y cuya combinación puede dar muy buenos resulta-
dos. Además, debe entenderse que la protección de un PIG no debe enfocarse como una acción puntual,
sino situando su protección dentro del contexto de la geología regional y de la red de ENPs de ámbito
autonómico.
Por todo ello, para que la protección sea un mecanismo eficaz a la hora de garantizar la conservación
del patrimonio geológico y de la geodiversidad debe: 1) apoyarse en unos principios sólidos o incluso estar
incluida en una estrategia definida, 2) basarse en criterios científicos, 3) estar apoyada en un marco legal
sólido adaptado a las peculiaridades de los elementos geológicos y 4) ir acompañada de medidas de divul-
gación y concienciación que permitan un mayor acercamiento al público en general. Además, debe estar
acompañada de otra serie de medidas de conservación ajenas a la protección, así como estar contempla-
da en otras políticas sectoriales. Para que la protección de los recursos y elementos geológicos sea eficaz
no sólo debe garantizar la conservación de los enclaves de elevado valor geológico (PIGs), sino también
de aquellos lugares y recursos geológicos que constituyan rasgos fundamentales del paisaje, que sean
importantes como sustento de la biodiversidad y de determinados procesos ecológicos, y que reflejen la
geodiversidad del área.
No existe un sistema único de protección que sea eficaz. Pueden plantearse varias opciones y alterna-
tivas que, partiendo de las premisas arriba expuestas, deberán asegurar los siguientes aspectos:
– el sistema de protección ha de mencionar expresamente el patrimonio geológico y la geodiversidad
como pertenecientes al patrimonio natural y, por tanto, como valores a contemplar en la protección,
como herramientas para la selección de lugares a proteger, como recursos a aprovechar en los ENPs
y como posibles unidades de gestión en los ENPs ya declarados.
– el sistema de protección deberá garantizar la conservación de los principales recursos geológicos de
la región, así como la adecuada valoración de los puntos de interés geológico contenidos en los
ENPs, mediante su análisis en las herramientas de gestión (PORNs y PRUGs).
– el sistema de protección debe basarse en criterios científicos, contemplando aspectos de vulnerabi-
lidad, riesgo de degradación, valor intrínseco, singularidad y representatividad. Junto a los aspectos
puramente geológicos se podrán contemplar otros como los culturales, sociales, ecológicos o recre-
ativos, siempre y cuando el valor geológico esté presente.
– el sistema de protección debe proporcionar cobertura no sólo a elementos con significación geo-
morfológica, sino también de otros elementos geológicos menos visibles e incluso de afloramientos
expuestos de manera artificial.
– la protección debe basarse en un sistema legal definido, adaptado a las peculiaridades de los ele-

313
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

mentos geológicos y que establezca nexos de unión con otros sistemas de conservación, otra legis-
lación (diferente de la ambiental) y otros órganos administrativos. Esto puede implicar la definición
de nuevas figuras de protección o la readaptación de las existentes.
– un sistema de protección de elementos geológicos basado exclusivamente en la declaración de ENPs
es difícil que cubra todas las situaciones. Necesitará el apoyo de otras herramientas de conservación,
como la realización de catálogos de elementos geológicos de protección especial, la definición de
PIGs de carácter formal o de normas genéricas de obligado cumplimiento.
– las redes de ENPs se ven complementadas por los espacios protegidos por directivas comunitarias,
como los LICs y las ZEPAS. No existe algo similar relacionado con la geología, el patrimonio geoló-
gico y la geodiversidad, que debería promoverse. Además, sería muy recomendable que ya que se
asume que los LICs son espacios de alto valor natural, que se inventariara el patrimonio geológico
contenido en ellos.
– el conjunto de los ENPs debe formar una red de áreas protegidas. Este concepto de red deberá ser
el que inspire y ordene la protección de ciertos elementos geológicos. Por lo tanto, la protección no
debe plantearse como una medida puntual, sino como un mecanismo de ordenación territorial.
– las redes de ENPs deberán representar las principales características geológicas regionales. El patri-
monio geológico y la geodiversidad son dos elementos que deben ser reflejados en dicha red, de tal
forma que todos aquellos afloramientos de carácter excepcional queden protegidos de una u otra
manera
– la protección no es la única manera de promover la geoconservación. Deberán plantearse otro tipo
de medidas y facilitar la labor entre consejerías y otros departamentos de los diferentes niveles de
gobierno de las administraciones públicas, de manera que el trabajo conjunto facilite las labores de
conservación en vez de entorpecerlas.
El primer paso en los estudios sobre la viabilidad de protección del patrimonio geológico y de la geo-
diversidad es contar con un adecuado inventario de PIGs. Este inventario, realizado según los criterios
detallados previamente en capítulos anteriores, debe ir acompañada de una valoración de la importancia
del PIG y de un análisis de su vulnerabilidad. La segunda parte de estos estudios es analizar la legislación
existente sobre conservación de la naturaleza en esa autonomía y analizar el grado de adaptabilidad de
los elementos geológicos a esa norma legal. Si fuera necesario, se deberían incorporar las novedades nece-
sarias en las normas legales existentes. Además, sería necesario que los términos patrimonio geológico y
geodiversidad fueran definidos ad hoc en las nuevas normas legales que se vayan redactando. Por último,
conviene analizar el riesgo de degradación, las herramientas de geoconservación existentes, y estudiar si
la protección es la medida más eficaz. En ese caso, delimitar el PIG y asignar una figura de protección.
Para afrontar la protección de elementos geológicos se propone el esquema que se resume en la Fig.
49. Se aprecia que la protección del patrimonio geológico y la geodiversidad se puede dividir en tres fases:
1) caracterización del elemento o recurso geológico (o conjunto de ellos) a proteger, 2) marco legal en el
cual se sustenta la protección y 3) definición de las acciones a llevar a cabo una vez que el elemento geo-
lógico ha sido protegido.

314
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Difusión, divulgación e interpretación del patrimonio geológico y la geodiversidad

La divulgación del patrimonio geológico y de la geodiversidad constituye una fase más en la gestión
de los mismos, ya que promueve la conservación los valores geológicos. Por ello, la divulgación del medio
geológico es una necesidad de cara a la conservación.
La divulgación, difusión e interpretación del patrimonio geológico y de la geodiversidad deben apo-
yarse en varias premisas:
1) deben surgir como resultado de la planificación y tras tener asegurada la adecuada conservación
de los recursos divulgados, sobre todo en los casos susceptibles de expolio o de ser modificados
por vandalismo
2) existen diversos métodos y sistemas de divulgación, cuya aplicación e idoneidad depende sobre
todo de los recursos disponibles, los objetivos, el público y los conceptos a transmitir
3) los lugares con mayor potencial didáctico e interpretativo no son siempre los más interesantes
desde el punto de vista científico, y a la inversa
4) pueden apoyarse en la existencia de ENPs, que cuentan con herramientas específicas de gestión y,
a menudo, partidas presupuestarias dedicadas a uso público
5) puede aprovecharse para divulgar no sólo el contenido científico, sino también aspectos sobre la
relación entre el patrimonio geológico y el cultural, la relación con procesos ecológicos, con los
usos del territorio, el folklore, la historia de los descubrimientos científicos y geográficos, etc.
6) también debe aprovecharse para transmitir los conceptos de conservación, vulnerabilidad y com-
portamiento en áreas protegidas y en el medio natural en general
7) la divulgación puede realizarse a varios niveles, en función del tipo de público al que se oriente,
del tipo de educación en el que se enmarque (formal, no formal), del recurso que se utilice, etc.
8) las iniciativas que en algunos países dan buenos resultados no tienen por qué funcionar bien en
otros: cada cultura tiene sus peculiaridades, costumbres necesidades y demandas
9) es un proceso retroalimentado: la divulgación aumenta el nivel cultural de la sociedad, y cuanto
más culta sea una sociedad, más predispuesta estará para la conservación.
La divulgación de la geología posee una ventaja fundamental con respecto a otras disciplinas referi-
das al estudio del medio natural, y es que los elementos geológicos suelen ser estáticos y, por lo tanto,
más fácilmente visibles. A la vez, los elementos geológicos que responden a procesos estacionales son
minoritarios, por lo que su visita puede realizarse todo el año (excepto, por ejemplo, ciertos fenómenos
hidrológicos). Para la interpretación, que se apoya en el carácter presencial del recurso a interpretar, este
hecho es fundamental, y proporciona a la geología un potencial didáctico e interpretativo muy alto.
Existen varios tipos de recursos interpretativos aplicados a la geología. Los más simples sólo buscan
informar sobre aspectos relacionados con la localización, organización y gestión, mientras que otros más
complejos buscan aportar información técnica y transmitir conocimientos. Los métodos atendidos por per-
sonal cualificado (visitas guiadas, centros de interpretación con guía-intérprete; etc.) son los más reco-
mendables debido a la comunicación de doble dirección que crean, pero deben ceñirse a unos horarios
requieren recursos humanos (personal cualificado), lo que es costoso. Los no atendidos son los más ofer-
tados en los espacios naturales españoles.
La divulgación geológica suele focalizarse en centros de visitantes, aulas de naturaleza, miradores y
puntos panorámicos, ecomuseos, museos de ciencias naturales o de ciencias en general, parques geológi-
cos, parque culturales, asociados a otras instalaciones recreativas como merenderos y aparcamientos, y al
aire libre en espacios naturales. Por otro lado, los recursos más habituales en divulgación geológica son:

315
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

publicaciones, exposiciones, itinerarios (guiados o autónomos) a pie o en vehículo, paneles interpretativos,


folletos, audiovisuales (CD´s o DVD´s), maquetas y reconstrucciones, experimentos y utensilios manuales.
En España existen numerosos ejemplos de aplicación de cada uno de estos sistemas.

PROTECCION DE ELEMENTOS GEOLÓGICOS

1- ELEMENTOS GEOLÓGICOS
Caracterización geológica
Análisis de su valor intrínseco
Análisis de su vulnerabilidad y problemática de conservación

2- MARCO LEGAL
Reflejar en su texto el patrimonio geológico y la geodiversidad
como valores a proteger
Diversidad de figuras de protección que cubran:
- los elementos geológicos
- los elementos geomorfológicos
- la representatividad (geodiversidad)
- componente geológica del paisaje
- relación de sistemas bióticos y abióticos
Posibilidad de crear figuras y10 herramientas específicas:
- Punto de Interés Geológico
- Catálogos de elementos protegidos
Conexión con otras normas legales
- patrimonio cultural
- impacto ambiental
- del suelo, agua, etc.
Directivas europeas y planes internacionales
3- ESPACIO NATURAL PROTEGIDO
Esquema de información a reflejar (Tabla 32)
Inventariar los recursos naturales incluidos en él
Asegurar la protección de todos los elementos
Promover la divulgación, interpretación y uso público en general

Fig. 49. Esquema propuesto para afrontar la protección de elementos geológicos

316
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Gestión del patrimonio geológico y de la geodiversidad

La gestión del patrimonio geológico y de la geodiversidad es compleja porque en ellos se conjugan,


entre otros, aspectos tan distintos como los científicos, técnicos, culturales y económicos. Por ello, se defi-
ne gestión integral del patrimonio geológico y de la geodiversidad como el conjunto de acciones encami-
nadas a conocer e investigar esas facetas de un territorio de manera integrada y coordinada, sobre todo
en relación con la promoción de su estudio, la garantía de su conservación, la potenciación de su des-
arrollo, el aprovechamiento como recurso y la optimización de su difusión. Para que la gestión sea eficaz
tiene que abordar todos los aspectos citados, y debe plasmar sus bases y método de aplicación en un docu-
mento, el plan de gestión integral del patrimonio geológico y de la geodiversidad, que reúna y coordine
los diferentes aspectos referidos a la gestión.
Un ejemplo español de este tipo de planes es la Estrategia Andaluza para la Conservación de la
Geodiversidad (Braga et al., 2002). Lo que diferencia un plan de gestión de uno de conservación (ver capí-
tulo 7) es que este último se centra en los aspectos directamente relacionados con la conservación (rela-
ción amenazas-efecto, restauración, protección, etc.), mientras que los planes de gestión abordan además
otros aspectos, como pueden ser el ámbito legal y administrativo, el uso público, los sistemas de gestión
particulares y los programas de rango mayor en los que se puedan integrar las posibilidades de utilizar ese
recurso como elemento para el desarrollo local, entre otros. Por lo tanto, el plan de gestión es mucho más
amplio y puede (y debe) incluir planes de conservación, junto con otros de aspectos sectoriales.
El diseño de planes de gestión integral y su posterior aplicación constituye la mejor manera de asegu-
rar que la gestión del patrimonio geológico y de la geodiversidad abarque todos los aspectos relaciona-
dos, de una manera coordinada y planificada. Mediante el plan se facilita que cada uno de los aspectos
estudiados pueda ser utilizado en relación con los otros, aumentando su potencial. Así, por ejemplo, la
divulgación e interpretación deberán basarse en el conocimiento de la presencia de puntos de interés, en
su vulnerabilidad y en la existencia de otras infraestructuras de apoyo; podrá servir como iniciativa para
promover el desarrollo local, y coordinarse con otras acciones de interpretación y de uso público y turis-
mo, o relacionarse con la red de espacios naturales protegidos de la región, etc. Si cada uno de estos
aspectos es estudiado aisladamente y sin situarlo en un contexto común, puede ocurrir que no se aprove-
chen todos los recursos que ofrecen el patrimonio geológico y la geodiversidad, o que se den errores de
concepto o de mala planificación, por ejemplo divulgando un lugar frágil, invirtiendo en promover un
recurso poco atractivo o focalizando demasiado la atención y los esfuerzos en un determinado lugar, aban-
donando otros tanto o más interesantes. De ahí la importancia de desarrollar los planes integrales.
Además, el diseño del plan parte de la definición de unos objetivos generales que servirán de marco con-
ceptual, y que buscarán la integración con otros planes, estrategias o iniciativas de conservación de la
naturaleza, de patrimonio artístico, de ordenación del territorio o de ayuda al desarrollo.
La gestión integral del patrimonio geológico y de la geodiversidad debe abordar asuntos que abarcan
desde una adecuada caracterización de los elementos que los componen hasta desarrollar al máximo los
mecanismos existentes para potenciar el reconocimiento y entendimiento de los mismos por parte de la
población, incluyendo las iniciativas locales y de voluntariado, de ámbitos diversos (local, nacional e inter-
nacional). El plan de gestión puede utilizarse como marco conceptual de referencia para todos los secto-
res implicados, como son gestores, científicos, educativos, ecologistas, visitantes, empresarios, asociaciones
y particulares.
Aunque el plan de gestión deberá adaptarse a las características físicas, legales y administrativas del
lugar donde se va aplicar, es posible diseñar un esquema básico en el que se reflejen los aspectos que, en
general, deben ser abordados en el mismo (Tabla 40a y 40b).

317
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Establece las bases del plan e introduce las definiciones de conceptos como patrimonio geológico y
MARCO
geodiversidad, junto con otros como geoconservación, patrimonio mueble, georrecurso, etc. Al final
CONCEPTUAL Y
del plan puede, además, incluirse un glosario o anexos que faciliten la comprensión de los términos
DEFINICIONES
utilizados.
1.INTRODUCCIÓN Y MARCO GENERAL

Aunque el plan puede diseñarse con varios objetivos, en todos los casos se incluirán:
– caracterizar el patrimonio geológico y la geodiversidad de una región mediante un marco geoló-
gico previo y la identificación, descripción y valoración de los elementos que componen el patri-
monio geológico y definen la geodiversidad del área.
– establecer unas bases para la geoconservación, tanto en el aspecto práctico como en relación con
los procedimientos legales y administrativos.
– analizar y desarrollar las posibilidades del patrimonio geológico y de la geodiversidad como recur-
OBJETIVOS
so, ya sea como motor de desarrollo económico y social, como rasgo identificativo y particular de
DEL PLAN
una comunidad, o como apoyo a otras políticas y estrategias sectoriales.
– sentar las bases para el desarrollo divulgativo e interpretativo del patrimonio geológico y la geo-
diversidad. Se refiere tanto al gran público mediante el establecimiento de iniciativas sobre todo
de tipo interpretativo, pero también a la integración en planes y programas internaciones de difu-
sión del patrimonio mundial
Las acciones diseñadas para conseguir estos objetivos son las que configurarán los siguientes epí-
grafes del plan.
El inventario del patrimonio geológico de una región y el análisis de su geodiversidad deben partir del
CARACTERIZACIÓN adecuado conocimiento del medio geológico. Por ello, en el plan de gestión es fundamental la carac-
2.GEOLOGÍA, GEODIVERSIDAD Y

GEOLÓGICA DE LA terización geológica de la zona considerada y su subdivisión en unidades. En muchos casos ocurrirá
PATRIMONIO GEOLÓGICO

ZONA DE que la zona presenta un buen grado de conocimiento geológico, pero falta una síntesis que resuma
ESTUDIO las características fundamentales y las analice con homogeneidad. En esos casos será necesario rea-
lizarla.
Es importante que los puntos seleccionados posean una valoración que permita la comparación y defi-
ESTUDIO DEL
nición del tipo y relevancia de su interés, así como una buena definición de por qué es relevante. De
PATRIMONIO
cara a la gestión los PIGs y elementos de la geodiversidad deben estar cartografiados y delimitados
GEOLÓGICO Y
con criterios claros y objetivos. Debería reflejarse de manera esquemática (tablas, figuras y datos esta-
DE LA
dísticos) la tipología de los PIGs, su tipo de interés relevancia, localización y extensión. Lo mismo en
GEODIVERSIDAD
relación con las unidades de geodiversidad.

Tabla 40a. Aspectos básicos a contemplar en un plan de gestión integral del patrimonio geológico y de la geodiversidad.
Apartados de Introducción y Geología, Geodiversidad y Patrimonio Geológico. Los apartados de Gestión y
Logística se muestran en la Tabla 40b

Estos esquemas deben tener en cuenta las recomendaciones realizadas por el Consejo Europeo para la
conservación del patrimonio geológico, denominadas Rec(2000)4 (Anexo 5). Estas recomendaciones insis-
ten en la importancia de realizar programas de gestión, como mejor manera de integrar los diferentes aspec-
tos que participan en la investigación, gestión y desarrollo del patrimonio geológico y de la geodiversidad.
Un aspecto a considerar es la identificación de quién asume las competencias de gestión del patrimo-
nio geológico y de la geodiversidad. En casi todos los países o ámbitos estatales o regionales de gobier-
no lo habitual es que sea la administración competente en materia de conservación de la naturaleza. Así
lo es también en España, y esta responsabilidad recae sobre las consejerías de medio ambiente o simila-
res, excepto para la protección del patrimonio paleontológico, con una problemática especial (ver capítu-
lo 2). Lo ideal sería que todo el patrimonio geológico (incluido el paleontológico) fuera gestionado por el
mismo órgano administrativo y que, además, este fuera el responsable de la protección de la naturaleza.
Pero la práctica demuestra que, una vez encauzado el desarrollo normativo adaptado a sus características,
la gestión administrativa del patrimonio paleontológico por la vía histórico-cultural puede ser satisfacto-
ria, aunque esta circunstancia no está exenta de críticas.

318
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Identificación de: los organismos poseen competencias en materia de gestión del patrimonio geoló-
gico y cuáles son sus objetivos; los órganos gestores y de la relación con otras administraciones y enti-
ASPECTOS
dades públicas, en especial las de cultura, turismo, ordenación del territorio y agricultura; marco legal
BÁSICOS
de referencia que ampara su conservación.
Análisis de las ventajas e inconvenientes de una gestión pública o privada.

Análisis de la situación de partida y de la situación a la que se pretende llegar en relación con la con-
PLAN DE servación. Interferencia de la geoconservación con planes de desarrollo sectoriales. Análisis de viabi-
CONSERVACIÓN lidad de actividades asentadas en el territorio o futuras actividades. Definición de las amenazas y de
la vulnerabilidad.

Definición de unidades y mecanismo de gestión. Directrices básicas de gestión, propuestas de futuro.


3.GESTIÓN

Establecimiento de sistemas de gestión en los que, cuando sea posible, tenga cabida la participación
METODOLOGÍA
pública, el asociacionismo y el voluntariado. Desarrollo legislativo necesario para la gestión (inclu-
yendo la protección).
Análisis del potencial del patrimonio geológico y de la geodiversidad como recursos. Análisis del resul-
tado y adecuación de experiencias similares en otros lugares. Estudio de las posibilidades a escala
DESARROLLO
local, inclusión en otras iniciativas regionales (p.e. redes de espacios naturales protegidos, redes e iti-
COMO RECURSO
nerarios temáticos), inclusión en planes y programas de ámbito internacional (directivas comunitarias,
iniciativas como las promovidas por la UNESCO, el programa MaB, Geoparks, etc.
Como parte esencial de la gestión del patrimonio geológico y de la geodiversidad, y como apoyo a
PLAN DE USO
las estrategias de geoconservación y de desarrollo. Análisis de los sistemas de interpretación, meca-
PÚBLICO Y DE
nismos de difusión y objetivos de la divulgación. Optimización de recursos. Análisis de la adecuación
INTERPRETACIÓN
e inversiones necesarias.
Presupuesto de partida para la realización del plan. Estudio de sistemas de financiación y subvencio-
FINANCIACIÓN nes. Organismos y entidades promotoras. Posibilidades de participación de otros organismos y enti-
dades. Apoyo de particulares. Distribución del presupuesto.
CALENDARIO DE Fechas para las fases y ciclos del plan de gestión. Asociar objetivos y resultados a cada fase. Periodo
4.LOGÍSTICA

ACTUACIONES de vigencia del plan. Sistemas de renovación de la vigencia


CALENDARIO DE Fechas para las fases y ciclos del plan de gestión. Asociar objetivos y resultados a cada fase. Periodo
ACTUACIONES de vigencia del plan. Sistemas de renovación de la vigencia
Establecimiento de sistemas de revisión de las fases para su aplicación según el calendario.
SISTEMAS DE Establecimiento de indicadores del avance y resultados de la implantación del plan. Identificación de
REVISIÓN revisores externos e internos. Sistemas de inclusión de las conclusiones de las revisiones en el plan de
gestión. Conclusiones de cara a la renovación y diseño del futuro plan.

Tabla 40b. Aspectos básicos a contemplar en un plan de gestión integral del patrimonio geológico y de la geodiversidad.
Apartados de Gestión y Logística

No en todas las comunidades autónomas españolas existen consejerías de medio ambiente, de mane-
ra que la conservación de la naturaleza puede recaer en algunos casos en la consejería de agricultura,
obras públicas, urbanismo o similares. Este hecho, en principio, podría ofrecer aspectos positivos, ya que
debería permitir relacionar directamente la conservación del patrimonio geológico con la planificación
territorial. La realidad es que, en estos casos, como norma general, la geodiversidad y el patrimonio geo-
lógico están poco atendidos al asignarles pocos esfuerzos (o mínimo en ocasiones) frente a otros aspec-
tos gestionados por dicho órgano administrativo, considerados de mayor importancia.
En cualquier tipo de gestión de recursos geológicos es imprescindible que los gestores tengan conoci-
mientos geológicos, o la menos que se apoyen en informes técnicos realizados por especialistas. Es muy
difícil gestionar de manera eficaz un recurso que no se conoce o no se entiende. A pesar de esto, son muy

319
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

pocas las comunidades autónomas donde hay profesionales de la geología trabajando como tales en con-
servación de la naturaleza. Este aspecto es importantísimo, y debería cambiar con el tiempo si se quiere
afrontar una gestión adecuada de la geodiversidad y del patrimonio geológico.
De la misma manera, es imprescindible que el personal responsable de la vigilancia y control de la con-
servación de los recursos geológicos (agentes forestales y medioambientales) tengan adecuados conoci-
mientos acerca del patrimonio geológico de la zona en la que desarrollan su labor y de la vulnerabilidad
del mismo. En este sentido un ejemplo a seguir son los cursos de formación interna para técnicos y agen-
tes medioambientales realizados por la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad Autónoma de
Castilla-La Mancha. Estos cursos sobre el patrimonio natural de la región se vienen desarrollando desde
hace varios años cubriendo diferentes sectores de esta comunidad (sur de Albacete en el año 2002,
Cuenca del Tajo en 2003, La Alcarria en 2004 y Alto Tajo en 2005) con sesiones específicas dedicadas al
patrimonio geológico y la geodiversidad.
A la hora de establecer el sistema de gestión es importante ofrecer la oportunidad de participar a todos
aquellos organismos, asociaciones y entidades implicadas en la gestión del patrimonio geológico. Esta
multi-participación enriquece y diversifica los puntos de vista sobre cómo gestionar el patrimonio geológi-
co y la geodiversidad, a la vez que permite identificar mejor algunas amenazas para su conservación, los
posibles perjuicios que de ésta pudieran derivarse a particulares y su utilización como herramienta de des-
arrollo. Al igual que la participación pública es un factor esencial a la hora de la declaración de ENPs
(Aguilar, 2003), también lo puede ser a la hora de promover iniciativas de conservación de recursos geo-
lógicos, sean ENPs o no.
Esta participación puede ser muy interesante, sobre todo a escala local, y puede facilitar un enfoque
holístico del patrimonio geológico, al ser asumido por entidades y asociaciones ecologistas. Este aspecto
ha sido muy desarrollado en Gran Bretaña, y un buen ejemplo de ello son los RIGS (Regionally Important
Geological/Geomorphological Sites) (ver capítulo 2). Otro ejemplo es la creación en Gran Bretaña de la
GeoConservation Commission, organismo que agrupa a todas las entidades implicadas en la conservación
del patrimonio geológico, ya sean gubernamentales (la JNCC y las agencias de Escocia, Irlanda, Gales e
Inglaterra), no gubernamentales (por ejemplo la Geological Society of London, la Geologists´ Association
o representantes de PROGEO, IUGS o UNESCO) y otro tipo de asociaciones científicas y culturales (como
grupos mineralogistas, paleontológicos, ecologistas, de vecinos, de acción local, etc.). Esta comisión agru-
pa, representa y coordina bajo un mismo sistema a todos los implicados e interesados en la gestión del
patrimonio geológico, cumpliendo las siguientes misiones definidas como directrices básicas de la
GeoConservation Commission: avanzar en el estudio e implementación de técnicas de geoconservación,
participar en la gestión, implicar a otros organismos públicos, búsqueda de recursos y desarrollo de activi-
dades divulgativas. Sería muy interesante que los planes de gestión integral del patrimonio geológico con-
templaran la posibilidad de creación y promoción de órganos de este tipo, así como sentar las bases de su
participación en la gestión y organización interna.
Con respecto a la gestión del patrimonio geológico y la geodiversidad como recursos y como motores
socioeconómicos de desarrollo, lo ideal sería que las iniciativas surgidas con este objetivo lo hicieran den-
tro de un programa general que permitiera planificar las posibles opciones y economizar esfuerzos, inten-
tando la creación de alternativas complementarias y diversas, y apoyando económica y socialmente el que
se inicien. Desgraciadamente, esto no suele ocurrir, y las actuaciones de este tipo normalmente parten de
la iniciativa local o particular, aunque luego se financien con fondos autonómicos e incluso europeos.
Otro aspecto que la administración autonómica y nacional debería promover y apoyar la propuesta de
inclusión de elementos del patrimonio geológico en programas internacionales, como por ejemplo el de

320
GESTIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LA GEODIVERSIDAD

Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, Reservas de la Biosfera o Global Geosites. Para este tipo de
iniciativas vuelve a ser muy útil la participación de entidades y asociaciones, por ejemplo promoviendo la
idea entre la población local mediante asociaciones o apoyando estudios científicos desde las universida-
des u otros centros. Es importante que la administración tome conciencia de que la asignación de méritos
de este tipo redunda en la mejor conservación y valoración del lugar, y por lo tanto siempre son intere-
santes aunque requieren un fuerte compromiso por parte de la administración a la hora de garantizar su
gestión y conservación. La desclasificación de uno de estos espacios dejaría en evidencia el fracaso de los
órganos gestores.
Una planificación adecuada de los aspectos de divulgación, difusión e interpretación puede facilitar la
gestión. Sobre todo en aquellos espacios que compongan la red autonómica o regional de ENPs, en los
que es básico seguir idénticos objetivos y actuar equilibradamente de acuerdo con el concepto de red. Se
puede orientar la interpretación en función de la vulnerabilidad y de las necesidades de conservación e
incluso de desarrollo local, sobre todo a la hora de plantear aquellos mecanismos de divulgación e inter-
pretación que requieran fuertes inversiones, como la construcción y puesta en marcha de centros de visi-
tantes, de interpretación, aulas didácticas, etc. Además, las comunidades autónomas tienden a mantener
cada vez más una imagen corporativa que se caracteriza por tener estandarizados una serie de aspectos
relacionados con su identificación, como por ejemplo la señalización. Esto es importante a la hora de enfo-
car la interpretación, ya que condiciona el diseño de paneles, folletos y guías.
Algo que afecta a todos los asuntos abordados en el plan de gestión son las limitaciones derivadas de
los aspectos administrativos y logísticos. Lo razonable es que éstos se adapten a las necesidades de los
objetivos definidos (y no al revés, como ocurre a menudo), de manera que permitan desarrollar al máximo
todos los asuntos relacionados con la gestión, sobre todo los aspectos económicos y de planificación tem-
poral. El desarrollo de un plan de este tipo requiere una serie de inversiones económicas, así como un
periodo de tiempo para su realización. El presupuesto que acompañe al plan de gestión deberá atender a
las necesidades para su implantación, de manera que se especifiquen las entidades y los organismos pro-
motores, los sistemas de financiación y cómo se reparten las partidas presupuestarias. También es impor-
tante que el plan contemple posibles vías de subvención y acceso a fondos de apoyo. Aunque en España
no se trabaje mucho en este sentido, en otros países se atiende mucho a la participación económica pri-
vada y al apoyo de fundaciones, particulares y asociaciones para la financiación de programas de conser-
vación del medio geológico. De la misma manera, sería muy interesante que el organismo gestor finan-
ciara trabajos de investigación referidos a cualquier aspecto relacionado con el patrimonio geológico y la
geodiversidad, por ejemplo mediante becas y programas de financiación de proyectos de investigación,
como los promovidos por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, donde se plantea como una
línea prioritaria la definición de los elementos geológicos singulares de los parques. Esto permite cierta
retroalimentación, así como favorecer la investigación en aspectos relacionados con la gestión del patri-
monio geológico y la geodiversidad.
El periodo de vigencia del plan es otro aspecto fundamental a definir. El plan deberá contemplar un
periodo en el cual se cumplan los objetivos perseguidos. El cronograma puede especificar también dife-
rentes líneas y fases, de manera que no todos los aspectos han de realizarse a la vez, sino que cada uno
debe acometerse en su momento; ciertas fases pueden requerir el desarrollo simultáneo o, por el contra-
rio, necesitar que otras hayan terminado. Una vez finalizada la vigencia del plan deberá diseñarse otro
basado en el anterior, encaminado a conseguir nuevos objetivos, cumplir los que no se han conseguido y
mejorar y mantener la gestión, a la luz de las conclusiones obtenidas al revisar el plan anterior.

321
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Esto significa que el nuevo plan puede orientarse en la misma línea que el anterior, reenfocar la ges-
tión, o centrarse en aspectos importantes porque se refieren a una nueva problemática, a aspectos intro-
ducidos pero no desarrollados en el plan anterior, o en conseguir objetivos específicos en relación con las
necesidades de la gestión y de los implicados en ella. Por ejemplo, en 1995 el English Nature puso en mar-
cha la estrategia denominada Towards the Millemnnium-conserving England´s Earth Heritage, centrada en
cinco temas principales denominados a modo de eslóganes: 1) “gestionando y salvaguardando el recur-
so”, 2) “integrando el patrimonio geológico (Earth heritage) en una perspectiva holística”, 3) “influyendo
en los influyentes”, 4) “buscando patrocinadores” y 5) “implicando al público”. En el año 2000 se creó
una nueva estrategia de la naturaleza inglesa con el título general: “revelando el valor de la naturaleza”,
que basada en el trabajo realizado en el plan anterior, desarrollaba tres ideas básicas también definidas a
modo de eslogan y que se refieren sobre todo a investigación y divulgación: “aprendiendo del pasado, dis-
frutando el presente e influyendo en el futuro” (English Nature, referencia digital).
Por último, el plan de gestión debe definir un conjunto de mecanismos que permitan la revisión y el
seguimiento de la aplicación del mismo. Estos deberán identificar el grado de consecución de los objeti-
vos buscados y, en caso de que estos no se alcancen, buscar las causas y proponer posibles soluciones.
Los sistemas de revisión deberán referirse tanto a cada una de las fases del plan como al conjunto del
mismo del mismo. Para conseguir su evaluación es necesario que a cada una de estas fases el plan de ges-
tión asigne un periodo de consecución, lo que permitirá evaluar el desarrollo del plan no sólo al final del
periodo de vigencia del mismo, sino también en momentos intermedios para que se puedan subsanar los
problemas detectados. Los sistemas de revisión pueden incluir indicadores de consecución de objetivos y
de resultados de la implementación del plan, y pueden hacerse mediante observadores internos o exter-
nos, a modo de auditorías. El plan de gestión debe definir mecanismos de rediseño del plan, en función de
la consecución de los objetivos, así como la necesidad de incluir las conclusiones obtenidas en la revisión
global de un plan en el diseño de uno nuevo al finalizar la vigencia del anterior.
Los planes de gestión podrán referirse a un ámbito local, regional, nacional o incluso (aunque sea
menos frecuente) supranacional. Un ejemplo de planes locales son los llamados Local Geodiversity Action
Plans (LGAPs), que se desarrollan en Gran Bretaña desde 2001, y en los que se determinan los requeri-
mientos de gestión de los elementos pertenecientes a la geodiversidad del lugar, definiendo objetivos a
corto y largo plazo e identificando los recursos humanos y económicos necesarios para alcanzarlos. Su des-
arrollo se plasma mediante la definición de objetivos, acciones e indicadores (Burek y Potter, 2002). Un
ejemplo de estos programas es el de Staffordshire (Cox, 2003). Este tipo de estudios incluye, dentro del
interés que posee un recurso geológico, no sólo aspectos económicos o la calidad, sino también otros
aspectos como la representatividad, diversidad o rareza. Se orientan a entender la importancia geológica,
minimizar los impactos y asegurar la conservación de un número limitado de afloramientos singulares.

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ISBN: 978-84-7840-710-1

CAPÍTULO 12

CONCLUSIONES

Las principales conclusiones obtenidas en el presente trabajo, expresadas de modo resumido, son:
– El patrimonio geológico se enmarca en un contexto complejo como resultado de su estrecha rela-
ción con otras disciplinas y de las implicaciones científicas, técnicas, culturales, sociales y económi-
cas que posee.
– El objetivo final del estudio del patrimonio geológico es asegurar su conservación y adecuada pues-
ta en valor, centrando su estudio en la catalogación, valoración, conservación y posible divulgación-
utilización.
– Los conceptos de patrimonio geológico y de punto de interés geológico (PIG) poseen ciertos mati-
ces que hacen necesario que, en los trabajos referidos a su estudio, se clarifique previamente el
marco conceptual, metodológico y funcional en el cual se enmarcan.
– La catalogación del patrimonio geológico implica la realización de inventarios de PIGs y su clasifi-
cación. El esquema metodológico general para la realización de inventarios (en el que se introduci-
rán variables en función de los objetivos perseguidos en cada caso) constará de tres fases: 1) reco-
pilación bibliográfica y documental, 2) síntesis geológica y 3) identificación de PIGs. Para ello será
necesario haber definido previamente el área de estudio, la escala de trabajo, la tipología y el tama-
ño de los lugares a inventariar y el sistema de representación cartográfica a utilizar. Estos aspectos
condicionan la metodología de estudio, el sistema de inventario a utilizar y el tipo de información
obtenida.
– La valoración de los puntos de interés geológico es fundamental para la gestión de los mismos. El
sistema utilizado para la valoración deberá basarse en una metodología adecuada y adaptarse a los
objetivos planteados y a las características del territorio. No existe un sistema de valoración univer-
sal que sea aplicable en todos los casos. No obstante, sí puede diseñarse un esquema general que,
con ligeras modificaciones adaptadas a cada situación, sea válido en la mayoría de los casos.
– Debido a las posibles diferentes las maneras de enfocar la valoración de los PIGs, y a que determi-
nados aspectos contemplados en la valoración pueden tener una significación muy diferente según
los autores (o incluso son objeto de controversia), es importante que en los inventarios se defina
cómo se va a enfocar la valoración y qué aspectos serán tenidos en cuenta. Los objetivos concretos
de cada estudio de patrimonio geológico se recomendarán qué sistema de valoración es el más ade-
cuado en cada caso.
– Para poder realizar comparaciones entre el valor de los PIGs, diagnósticos y orientar de su gestión,
es necesario que la valoración independice los aspectos relacionados con el valor intrínseco, la
potencialidad de uso y el riesgo de degradación.
– El análisis de la definición de geodiversidad y su aplicación, evidencia que es una propiedad del terri-
torio que puede convertirse en un importante atributo que confiere interés geológico a una deter-
minada región. Guarda cierta relación con otros aspectos, como la fisiografía, el paisaje, el clima e

323
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

incluso características ecológicas y culturales, pero se encuentra íntimamente relacionada con la


geología (sensu stricto) del lugar.
– El estudio de la geodiversidad debe centrarse en tres aspectos: 1) analizar la diversidad geológica,
2) valorarla y relacionarla con el patrimonio geológico y 3) buscar los nexos y relacionarla con la bio-
diversidad y con otros aspectos geoculturales, como el paisaje. A su vez, el análisis de la geodiversi-
dad debe definir unos parámetros que permitan comparar territorios diferentes, teniendo en cuen-
ta: 1) la variedad geológica de cada región (geodiversidad en sentido estricto) y 2) la relación entre
los elementos que definen esa geodiversidad, mediante el análisis de una serie de parámetros refe-
ridos a la abundancia, frecuencia y distribución, en función de los cuales pueden diseñarse unos
modelos teóricos de organización.
– La geodiversidad y el patrimonio geológico son conceptos diferentes con métodos de estudio dife-
renciados, aunque ambos términos están estrechamente relacionados. El patrimonio geológico
puede proporcionar información acerca del valor intrínseco de las clases de geodiversidad definidas,
mientras que la geodiversidad puede ayudar a entender mejor cómo se distribuyen los PIGs y qué
factores son determinantes en el patrimonio geológico de un determinado territorio. Lugares de ele-
vada geodiversidad, o donde ésta adquiera una frecuencia y distribución relevante, pueden formar
parte del patrimonio geológico.
– La conservación del patrimonio geológico y de la geodiversidad debe apoyarse en el conocimiento
del valor de los lugares a conservar, sus características intrínsecas, fragilidad, procesos genéticos,
amenazas que pueden degradarlos y posible evolución en el futuro.
– La conservación de un determinado elemento geológico debe centrarse en prevenir, evitar, corregir
o minimizar las afecciones que pueda sufrir y, en el caso de estar sujeto a la acción de algún pro-
ceso geológico activo, mantener el ritmo natural de los procesos y permitir su evolución.
– El riesgo de degradación de un determinado elemento geológico responde a su vulnerabilidad intrín-
seca y a la participación de factores externos. Su evaluación y seguimiento condiciona la gestión del
mismo.
– Para que el control y seguimiento del estado de conservación y evolución de la misma en un deter-
minado elemento geológico o conjunto de ellos sea una herramienta útil en la geoconservación,
debe discernir la participación antrópica de la natural en el cambio del estado de conservación de
un determinado elemento geológico, asumiendo que no toda modificación antrópica es negativa,
existiendo umbrales aceptables de modificación.
– Para planificar y coordinar las acciones encaminadas a conservar un determinado elemento geoló-
gico o un conjunto de ellos es fundamental el diseño de planes de conservación.
– La protección del patrimonio geológico y de la geodiversidad debe realizarse por la vía de la con-
servación de la naturaleza y del medio ambiente, por motivos conceptuales y prácticos, ya que
ambos forman parte del patrimonio natural y existen mecanismos legales para afrontar su protec-
ción con éxito desde esta perspectiva.
– La protección del patrimonio geológico y de la geodiversidad, que es la herramienta principal de la
geoconservación, posee en la actualidad algunos problemas de aplicación, no está del todo des-
arrollada y necesita de otros mecanismos de apoyo. El patrimonio geológico y la geodiversidad no
están suficientemente contemplados en las redes españolas de espacios protegidos, debido en parte
a la ausencia de inventarios que identifiquen y caractericen los PIGs. También influye el que los con-
ceptos de patrimonio geológico y geodiversidad no son tenidos en cuenta en las normas legales
referidas a la conservación de la naturaleza.

324
CONCLUSIONES

– Para que la protección del patrimonio geológico y la geodiversidad sea un mecanismo eficaz de con-
servación, deberá: 1) estar incluida en una estrategia definida, 2) basarse en criterios científicos, 3)
estar apoyada en un marco legal sólido adaptado a las peculiaridades de los elementos geológicos
y 4) ir acompañada de medidas de divulgación y concienciación que permitan un mayor acerca-
miento al público en general. Además, debe estar complementada con otra serie de medidas de con-
servación diferentes a la protección, así como estar contemplada en otras normas legales sectoria-
les.
– La protección de los elementos que constituyen el patrimonio geológico y la geodiversidad deberá
basarse en un esquema que parta de la caracterización del elemento o conjunto de elementos a pro-
teger, de un marco legal que lo ampare y de la definición de una serie de acciones de conservación
a desarrollar una vez que el elemento haya sido protegido.
– La divulgación, difusión e interpretación del patrimonio geológico y de la geodiversidad constituye
una fase más en la gestión de los mismos. Deben surgir como resultado de una planificación y no
limitarse al contenido científico y al interés educativo, sino también atender a aspectos como la rela-
ción con el patrimonio cultural, los procesos ecológicos, los usos del territorio, el folklore o la histo-
ria.
– La gestión integral del patrimonio geológico y de la geodiversidad implica coordinar las acciones de
promoción de su estudio, conservación, aprovechamiento como recurso y optimización de su difu-
sión. La mejor manera de coordinar estas acciones es mediante el diseño de planes de gestión inte-
gral del patrimonio geológico y de la geodiversidad.
– Un plan de gestión integral del patrimonio geológico y de la geodiversidad implica el desarrollo de
un marco general, la caracterización geológica de la zona de estudio, el inventario del patrimonio
geológico y el análisis de la geodiversidad, la definición de aspectos concretos de gestión como pla-
nes de conservación y de uso público e interpretación, así como la atención a cuestiones como finan-
ciación, calendario de actuaciones y sistemas de revisión.

325
PARTE VI

BIBLIOGRAFÍA
©Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, 2007.
ISBN: 978-84-7840-710-1

CAPÍTULO 13

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ÍNDICES Y ANEXOS
©Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, 2007.
ISBN: 978-84-7840-710-1

ÍNDICE DE ACRÓNIMOS

a.n.E: antes de nuestra Era GGWG: Global Geosites Working Group


AEPECT: Asociación Española para la Enseñanza de las GP: Geoparque
Ciencias de la Tierra GPS: Global Positioning System
ASSI: Areas of Special Scientific Interest GRECEL:Geological heritage: Research un Environ-
BIC: Bien de Interés Cultural mental education and Cooperation un Euro-
BLM: Bureau of Land Management, USA pean Level
BOE: Boletín Oficial del Estado GSA: Geological Society of Australia
BRGM: Bureau de Recherches Géologiques et Minie- GSSA: Global Standard Stratigraphic Age
res GSSP: Global Standard Stratotype Section and Point
CC: capacidad de carga o capacidad de acogida GT: Geotopo
CCF: cálculo de la capacidad de carga física GZ: Geozona
CCP: capacidad de carga permisible IAG: International Association of Geomorpholo-
CCR: capacidad de carga real gists
CGS: County Geological Sites ICONA: Instituto Nacional para Conservación de la
CROW Act: Countryside and Rights of Way Act Naturaleza
CSIC: Consejo Superior de Investigaciones Científi- ICS: Comisión Internacional de Estratigrafía
cas IDAM: Identification, documentation, assessment of
DAFO: Debilidades, amenazas, fortalezas y oportuni- significance, management
dades IDPI: Dinosaur Ichnite sites of the Iberian Peninsu-
DIG: Dominio de Interés Geológico la
DLR: Disturbed Land Restoration IEIGC: Inventario de espacios de interés geológico
DPSIR: Driving force-Pressure-State-Impact-Respon- de Cataluña
se IGME: Instituto Geológico y Minero de España
DSR: Driving force-State-Response ISSKA: Institut Suisse de Spéléologie et de Karstolo-
ENP: espacio natural protegido gie, Instituto Suizo de Espeleología y del Karst
ENRESA: Empresa Nacional de Residuos Radiactivos ITGE: Instituto Tecnológico Geominero de España
ERHIN: Estimación de los recursos hídricos invernales IUGS: International Union of Geological Sciences
en forma de nieve en las cordilleras españo- JNCC: Joint Nature Conservation Committee, de
las Inglaterra
ESCR: Earth Science Conservation Review LAC: límite de cambio aceptable
FIDA: Fundación para la Investigación y el Desarro- LCAN: Location-classification-assessment-national
llo Ambiental de la Comunidad Autónoma de state critera
Madrid LGAPs: Local Geodiversity Action Plans
GC: Generalidad de Cataluña LIC: Lugar de Interés Comunitario
GCR sites: Geological Conservation Review sites LIG: lugar de interés geológico
GEI: Geoenvironmental Indicator MaB: programa Man and Biosphere, de la UNESCO
GEOIN: Geoindicators Initiative, de la IUGS MAGNA: Mapa Geológico Nacional a escala 1:50.000,
GEU: geoenvironmental unit, unidad de aplicación de España
de un geoindicador MDT: modelo digital de elevación del terreno

351
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

MN: monumento natural RIGS: Regionally important Geological-Geomor-


MOPTMA: Ministerio de Obras, Públicas, Transporte y phological Sites
Medio Ambiente SCI: Science Citation Index
MUJA: Museo del Jurásico de Asturias SEDPGYM: Sociedad Española para la Defensa del Patri-
NASA: National Aeronautics and Space Administra- monio Geológico y Minero
tion, de Estados Unidos de Norteamérica SEGAOT: Sociedad Española de Geología Ambiental y
NCC: Nature Conservancy Council Ordenación del Territorio
NP: National Park SEP: Sociedad Española de Paleontología
NPS: National Park Service of USA SEPRONA: Servicio de Protección de la Naturaleza, de la
p.e.: por ejemplo Guardia Civil
PDOS: Potentially Damaging Operations SGE: Sociedad Geológica de España
PEIN: Plan de Espacios de Interés Natural, de la SGF: Significant Geological Feature
Generalidad de Cataluña SIG: Sistema de Información Geográfica
PID: Punto de Interés Didáctico SIGPAC: Sistema de Información Geográfica de Parce-
PIG: Punto de Interés Geológico las Agrícolas
PORF: Plan de Ordenación de los Recursos Foresta- SINC: Site of Importance for Nature Conservation
les SRV: superficie requerida por cada visitante para el
PORN: Plan de Ordenación de los Recursos Natura- uso recreativo
les SSSI: Sites of Special Scientific Interest
ProGeo: Asociación Europea para la Conservación del SUR: superficie útil para el uso recreativo
Patrimonio Geológico UAB: Universidad Autónoma de Barcelona
PRUG: Plan Rector de Uso y Gestión UAM: Universidad Autónoma de Madrid
PSR: Pressure-State-Response UE: Unión Europea
Rec2004(3): Recomendaciones de la Unión Europea para UICN: Unión Mundial para la Naturaleza
la Conservación del Patrimonio Geológico y UNESCO: Organización de las Naciones Unidas para la
de las Áreas de Especial Interés Geológico Educación, la Ciencia y la Cultura
RENPA: Red de Espacios Naturales Protegidos de USA: Estados Unidos de América
Andalucía WH: World Heritage, de la UNESCO
ZEPA: zona de especial protección para las aves

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ISBN: 978-84-7840-710-1

ANEXO 1

RESUMEN DE LA CREACIÓN, ESTRUCTURA


Y OBJETIVOS DEL PROYECTO GLOBAL GEOSITES

En 1995 la IUGS decide iniciar un proyecto de inventario global y de base de datos asociada a dicho
inventario. El objetivo es seleccionar eventos, áreas y características de aspecto global fundamentales para
comprender la historia geológica del planeta. No se trata de ejemplos concretos representativos de la geo-
logía de un país o lugar, sino contextos geológicos (denominados frameworks) que sean fundamentales
para entender la evolución del planeta, como registros sedimentarios, fases tectónicas, sistemas morfoge-
néticos, etc. El aspecto global es la clave del inventario. La escala de trabajo es nacional, de manera que
una vez elegidos estos contextos globales a escala nacional, se seleccionaran los de valor supranacional y
global, de los cuales será más fácil identificar localidades tipo.
Así, la IUGS creó entonces un grupo de trabajo sobre geosites a escala global: Global Geosites Working
Group (GGWG). El proyecto pretende seleccionar un listado internacional de los lugares más importantes
para la geología.
Los objetivos del proyecto son:
1) recopilar lista de lugares de interés geológico globales
2) generar la base de datos geosites de los lugares clave
3) utilizar este inventario para promover la geoconservación
4) apoyar las iniciativas nacionales e internacionales que pretenden realizar inventarios comparativos
5) participar y apoyar en encuentros organizados por grupos de trabajo que discutan metodologías
de métodos de selección y valoración
6) evaluar el interés geológico de dichos lugares en colaboración con especialistas, asociaciones,
equipos de investigación, etc.
7) asesorar a la IUGS y a la UNESCO sobre las prioridades para la conservación

Cronología del proyecto

En 1996 el presidente del comité decide escribir a los presidentes de los comités locales anunciado el
proyecto geosites. A partir de este inicio, los principales eventos han sido:
1996: primera reunión de geosites en el II Simposio Internacional de Conservación del Patrimonio
Geológico en Roma: estableciendo de criterios de selección
1996: reunión de trabajo en Pekín sobre geoconservación
1996: reunión de trabajo en Tallinn sobre bases de datos de PIGs
1997: primera reunión de trabajo sobre lugares de interés geológico africanos y patrimonio mundial
GSSA, Johannesburgo
1997: conferencia de ProGEO en Belogradchick (Bulgaria): reunión de trabajo sobre patrimonio mundial
de la UNESCO y lugares de interés geológico de la IUGS. Borrador del listado de europeos, reco-
pilada y discutida.
1998: Belogradchik ProGEO Conference, Bulgaria: Geosite IUGS-UNESCO World Heritage workshop
1999: African Geosites Workshop en Ciudad del Cabo
1999: Geosites Workshop en el III International Symposium ProGEO en Madrid

353
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

Equipos de trabajo

Se trabaja con grupos de trabajo regionales que son legitimados por comités nacionales o servicios
geológicos nacionales. Cada país localiza lo singular dentro de su contexto regional. Estos grupos de tra-
bajo se denominan: norte, sureste, central y Rusia. Las fases a seguir en la realización del inventario son:
1) constituir un grupo nacional
2) invitar a la participación general de geólogos
3) identificar sistemas de referencia o contextos geológicos de cada país, y realizar consultas
4) seleccionar los primeros lugares en cada contexto geológico
5) publicar las listas de lugares y realizar consultas
6) revisión de listas y contextos geológicos
7) comparación en colaboración de colegas de países vecinos
8) obtener un balance entre las diferentes opciones transfronterizas
9) publicar y consultar listas regionales de lugares de interés geológico
10) finalizar la lista
En España, y como es lógico, ha sido el IGME el que ha tomado el papel de organismo encargado de
seleccionar los geosites españoles. Dicho listado se pretendía presentar en el Congreso Geológico
Internacional de Río de Janeiro (2000). En el congreso de ProGEO (1999) en una ponencia ya se presen-
taron dichos frameworks. A lo largo del 2007 está prvisto acabar la descripción y selección de los sites
españoles que identifican los frameworks, en un trabajo coordinado por Ángel García Cortés y Jaime
Palacio.
Relación y etapas en el estudio de Global Geosites de la IUGS y el World Heritage de la UNESCO:
1) Establecer una red de informadores nacionales
2) Definición de sistemas de referencia temporales-regionales (frameworks)
3) Selección nacional provisional de geosites
4) Comparación a nivel regional y finalización
5) Selección nacional de una lista indicativa de WH de las listas regionales
6) Aceptación por el GGW
7) Propuesta de lugares WH por países
8) Inclusión de los geosites en la base de datos de la IUGS

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354
ANEXOS

ANEXO 2

DECLARACIÓN INTERNACIONAL SOBRE LOS DERECHOS DE LA MEMORIA DE LA TIERRA


(DIGNE, FRANCIA, 1991)

1.- Así como la vida humana es considerada única, ha llegado el tiempo de reconocer la unicidad de
la Tierra.
2.- La Madre Tierra nos sostiene: estamos atados ella, ella representa, por tanto, la unión de todos los
humanos para toda su vida.
3.- La Tierra tiene una edad de cuatro mil millones de años y es la cuna de la vida. A lo largo de las
eras geológicas ha habido números cambios que han determinado su larga evolución, que ha con-
ducido a la formación del ambiente en el que vivimos actualmente.
4.- Nuestra historia y la de la Tierra son inseparables, su origen y su historia son los nuestros, su futu-
ro será nuestro futuro.
5.- La superficie de la Tierra es nuestro ambiente, éste es distinto no sólo de aquel del pasado sino
también del futuro. Ahora somos compañeros de la tierra y sus guardianes momentáneos.
6.- Como un viejo árbol conserva el registro de su vida, la Tierra mantiene la memoria del pasado escri-
ta en sus profundidades y en su superficie, en las rocas y en el paisaje; esta clase de registro puede
también ser traducido.
7.- Debemos estar atentos a la necesidad de proteger nuestro patrimonio cultural, la “memoria” del
género humano. Ha llegado el momento de proteger el patrimonio natural y el ambiente físico, por-
que el pasado de la Tierra no es menos importante que el del hombre. Es la hora de aprender a
conocer este patrimonio y, por eso, leer este libro del pasado, escrito en las rocas y en el paisaje
antes de nuestra llegada.
8.- El hombre y la Tierra forman un patrimonio común. Nosotros y los gobiernos somos solamente cus-
todios de esta herencia. Todos los seres humanos deben comprender que el más pequeño ataque
puede mutilar, destruir o producir daños irreversibles. Toda clase de desarrollo debería respetar la
singularidad de esta herencia.
9.- Los participantes en el I Congreso Internacional de la Conservación de nuestro patrimonio geoló-
gico, que ha visto la participación de más de 100 especialistas, procedentes de más de 30 países,
piden urgentemente a todas las autoridades nacionales e internacionales el pleno apoyo a la nece-
sidad de tutelar el patrimonio de nuestra Tierra, y de protegerlo con todas las medidas legales,
financieras y organizativas que pudieran ser necesarias.

El texto de la declaración aparece en la siguiente publicación:


Declaración Internacional de Digne. 1993. Actes du Premier Symposium International sur la Protection
du Patrimoine (Digne, France, 1991). Memoires de la Societé de Geologique de France. Nouvelle Serie nº
1165, 276 p. París.

355
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

ANEXO 3

DECLARACIÓN DE GIRONA SOBRE EL PATRIMONIO GEOLÓGICO (1998)

III Reunión de la Comisión de Patrimonio Geológico de la Sociedad Geológica de España

1- La Tierra es un planeta singular. Hoy por hoy es el único dónde se conoce la existencia de vida. Los
mecanismos de la evolución geológica en primer lugar, biológica posteriormente, han condiciona-
do, a lo largo de 4.500 millones de años la Historia terrestre, la existencia de una extraordinaria
Biodiversidad, compuesta por millones de especias entre las que el hombre ocupa un papel pre-
ponderante.
2- La relación entre el hombre y la Tierra ha sido desde su aparición en el pasado geológico reciente,
muy estrecha. El hombre forma parte del planeta y comparte con él un fragmento0 de su historia.
La especie humana es la única capaz de reconstruir la inmensa colección de eventos acaecidos a
lo largo del tiempo geológico.
3- Las evidencias de esta dilatada y cambiante historia no se ha perdido. El registro geológico, repre-
sentado por una enorme variedad de formas, depósitos sedimentarios, rocas, fósiles, minerales y
otras muchas manifestaciones geológicas, constituye un testimonio fundamental para el conoci-
miento de la memoria de la Tierra, de los climas y paisajes del pasado, y de las variedades bioló-
gicas y geológicas del presente. El conocimiento de lo acontecido en el pasado es primordial para
valorar en su verdadera dimensión los fenómenos y procesos actuales, así como para elaborar
modelos predictivos del futuro.
4- La historia de la Tierra, como cualquier historia, no es un continuo absoluto, al menos por lo que
hace referencia a los archivos conservados. Posee hitos especialmente significativos en el tiempo,
y lugares o puntos que reflejan procesos de espacial interés, que el hombre tiene derecho a cono-
cer y, consecuentemente, la obligación de conservar. Esta serie de elementos geológicos singula-
res, representativos de la Historia geológica de cada región en particular, y de la Tierra en su con-
junto, constituye el patrimonio geológico.
5- El patrimonio geológico es un bien común, perteneciente a cada individuo, a cada comunidad y,
en último término, al conjunto de la mandad. Su destrucción es casi siempre irreversible y conlle-
va la pérdida de una parte de la memoria de la Tierra, dejando a las generaciones futuras sin la
posibilidad de conocimiento directo de parte de su evolución y de su historia.
6- El patrimonio geológico está íntimamente unido al medio natural, al medio físico, al medio ambien-
te. Su conservación, absolutamente necesaria e indisociable de la del patrimonio natural y cultural
en general, es un rasgo de las sociedades culturalmente avanzadas. De igual manera, una política
ambiental y de conservación de la naturaleza que no contemple adecuadamente adecuada de la
gestión del patrimonio geológico, nunca será una política ambiental correcta.
7- El patrimonio geológico, adecuadamente gestionado, puede llegar a constituir una pieza funda-
mental del bienestar social y económico de su entorno, además de contribuir eficazmente al des-
arrollo sostenible de los ambientes rurales donde generalmente se localiza y avanzar así en el
camino de un mayor entendimiento entre el hombre y la Naturaleza. Igualmente, el patrimonio
geológico es un elemento necesario para la educación ambiental.

356
ANEXOS

8- Se hace imprescindible aplicar a corto y media plazo la legislación vigente con vistas a una eficaz
protección del patrimonio geológico, aprovechando las figuras legales existentes en las normati-
vas internacionales, nacionales, autonómicas o locales, o crear otras complementarias o específi-
cas, que contemplen y traten adecuadamente los Puntos y Lugares de Interés Geológico.
9- Cada persona, cada administración, cada gobierno, tiene la obligación de ejercer acciones para dar
a conocer, proteger, difundir y poner en valor el patrimonio Geológico, en los distintos ámbitos que
le sean propicios: local, regional, nacional e internacional.
10- Por último, es necesario que los responsables de las diferentes administraciones Públicas, Centros
de Investigación, técnicos, científicos, investigadores, ambientalistas, naturalistas, ecologistas,
periodistas y educadores, se movilicen activamente en una campaña de sensibilización del con-
junto de la población a fin de lograr que el patrimonio Geológico, indudable cenicienta del patri-
monio, deje de serlo, en beneficio de todos.

El texto de la declaración aparece en la siguiente publicación:


Durán, J.J., Brusi, D., Palli, Ll., López-Martínez, J., Palacio, J. y Vallejo, M. 1998a. Geología Ecológica,
Geodiversidad, Geoconservación y Patrimonio Geológico: la Declaración de Girona. En Durán J.J. y Vallejo,
M. (Eds.). Comunicaciones de la IV Reunión de la Comisión de Patrimonio Geológico, 67-72. Sociedad
Geológica de España. Madrid.

357
Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

ANEXO 4

DECLARACIÓN DE MADRID. 25 de noviembre de 1999

III Simposio Internacional de ProGEO

Preámbulo: la Geodiversidad es un fenómeno natural. Es el nexo físico de unión del mundo biótico y
abiótico.
Nuestro desarrollo histórico, económico y cultural está íntimamente ligado a la complejidad e influen-
cias ejercidas por el medio físico (geológico).
1. Es imprescindible la integración de la geoconservación en las políticas de conservación de la natu-
raleza, con total reconocimiento de la importancia fundamental de la geodiversidad.
2. Esta integración debe ser alcanzada utilizando métodos con una buen base neocientífica.
3. Los organismos de conservación de la naturaleza tienen la responsabilidad de la protección de
nuestro patrimonio geológico (incluyendo el paisaje físico) como componente del patrimonio natu-
ral, debiendo ser asistidos por los Servicios geológicos y la comunidad geocientífica.
4. La movilización de la opinión científica y las contribuciones bien dirigidas hacia la geoconservación
hacen posible abordar la consideración integral de la protección del medio natural, incluyendo los
elementos bióticos y abióticos.
5. Un primer paso para alcanzar la integración de la geoconservación en la conservación de la natu-
raleza sería la puesta en valor del patrimonio geológico en los espacios naturales protegidos,
acompañada por la promoción de iniciativas de interpretación, con el fin de aumentar la concien-
cia general sobre la geoconservación.
6. Un elemento vital en cualquier estrategia hacia la conservación más efectiva es aumentar la con-
ciencia sobre la geociencia y el patrimonio geológico. Esto debe ser alcanzado en programas en
los programas escolares y a través de la formación.
7. Promovemos la elaboración de una lista integrada de contextos geológicos y lugares geológicos
de interés del sur de Europa.
8. Reafirmamos con entusiasmo nuestro compromiso con los grupos de trabajo regionales de ProGEO
y su coordinación con los comités nacionales ProGEO.
9. Apoyamos una aplicación efectiva a nuestro patrimonio geológico de las legislaciones existentes
en materia de conservación de la naturaleza.

El texto de la declaración aparece en la siguiente publicación: Barettino, D., Wimbledon, W.A.P. y


Gallego, E. (Eds.). Patrimonio Geológico: conservación y gestión. Instituto Tecnológico Geominero de
España. Madrid.

358
ANEXOS

ANEXO 5

RECOMENDACIONES (REC 2004-3) DEL CONSEJO EUROPEO PARA LA CONSERVACIÓN


DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO Y DE LAS ÁREAS DE INTERÉS GEOLÓGICO.
5 de mayo de 2004.

El Consejo de Ministros del Consejo Europeo:

– recordando la declaración de la Naciones Unidas, en particular la afirmación de la importancia del


respeto a la naturaleza en la gestión de los seres vivos y los recursos naturales;
– recordando que el patrimonio geológico constituye un patrimonio natural de interés intrínseco cien-
tífico, cultural, estético, paisajístico, económico, que necesita ser preservado para las generaciones
futuras;
– reconociendo la importancia del papel que juega la conservación geológica y geomorfológica en
muchos paisajes europeos;
– reconociendo que la conservación y gestión del patrimonio geológico necesita ser integrada por los
gobiernos en sus objetivos y programas;
– siendo conscientes de que muchas áreas de importancia geológica serán degradadas si no son teni-
das en cuanta en políticas de desarrollo y planificación;
– siendo conscientes de la necesidad de promover la conservación y adecuada gestión del patrimonio
geológico en Europa, en particular en áreas de especial interés geológico;
– considerando la filosofía y práctica de la geoconservación;
– reconociendo la necesidad de fortalecer la cooperación regional en Europa en el campo de la con-
servación del patrimonio geológico;

Recomendamos a los gobiernos de los estados miembros:


– identificar en sus territorios las áreas de especial interés geológico, la preservación y gestión de las
cuales debe contribuir a la protección y enriquecimiento nacional y europeo del patrimonio geoló-
gico; en este contexto, tener en cuenta las asociaciones existentes y los programas en marcha sobre
conservación;
– desarrollar estrategias nacionales para la protección y gestión de las áreas de interés geológico
basadas en los principios de desarrollo de inventarios, clasificación de los puntos de interés geoló-
gico, desarrollo de bases de datos, seguimiento del estado de conservación y gestión del turismo,
asegurar el uso sostenible de las áreas de interés geológico a través de su propia gestión;
– reforzar los mecanismos legales existentes o desarrollar algunos nuevos, para proteger áreas de inte-
rés geológico y patrimonio mueble, haciendo uso de los programas internacionales;
– apoyar a los programas de información y educativos a promocionar las acciones en el campo de la
conservación del patrimonio geológico;
– fortalecer la cooperación con organizaciones internacionales, instituciones científicas y ONGs en el
campo de la conservación del patrimonio geológico;
– asignar recursos presupuestarios para financiar las iniciativas expuestas anteriormente;
– informar al Consejo Europeo de la implementación de estas recomendaciones cinco años después
de su adopción, así como de las consecuencias derivadas de la misma.

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Patrimonio geológico y geodiversidad: investigación, conservación, gestión y relación con los espacios naturales protegidos

ANEXO 6

DECLARACIÓN DE BRAGA. 16 de septiembre de 2005

IV Simposio Internacional de ProGEO

Felicitamos al Comité Organizador por conseguir la presencia de participantes de más de treinta paí-
ses venidos de varios continentes, y por su esfuerzo para el intercambio de experiencias y prácticas, per-
mitiéndonos aprender de la experiencia de los demás;
Debido al hecho de que muchos puntos de interés geológico (geosites) de suma importancia continú-
an en riesgo en muchos países, instamos, como en el pasado Simposio Internacional de Geoconservación,
a las autoridades nacionales a buscar estrategias para hacer efectivas las Recomendaciones de la Unión
Europea para la Conservación del Patrimonio Geológico y de las Áreas de Especial Interés Geológico
(Rec2004) 3.
Hacemos hincapié en la importancia de integrar el concepto de geoconservación en los programas
docentes escolares, como contribución a la Década de la Educación en el Desarrollo Sostenible de las
Naciones Unidas (2004-2015).
Aprobamos todos los desarrollos de geoparques locales, nacionales y de mayor escala, los cuales
deben estar basados en una protección sensata y sostenible de los recursos de los geosites.
Aprobamos y apoyamos completamente los recientes desarrollos emprendidos en Portugal por el
grupo ProGEO nacional con la colaboración de otros institutos nacionales, de cuyos esfuerzos resulta la
definición de contextos geológicos (frameworks) de relevancia nacional e internacional.
Recomendamos que los especialistas portugueses y españoles aúnen esfuerzos para definir los con-
textos geológicos (frameworks) peninsulares de relevancia internacional, para finalmente agrupar este tra-
bajo con el realizado por otros países del sur de Europa.
Recomendamos a las autoridades portuguesas, y al llamado Instituto de Conservación de la
Naturaleza, la integración urgente de medidas de geoconservación dentro de sus estrategias nacionales.
Además, es un requisito esencial que este Instituto incremente los conocimientos geológicos de su planti-
lla técnica, para mejorar la conservación del patrimonio geológico portugués tanto dentro como fuera de
las áreas protegidas.

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