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El título de este trabajo reúne a dos autores que, tras un primer vistazo, podrán
considerarse completamente heterogéneos. Por un lado Federico Nietzsche, un europeo de
la segunda mitad del siglo XIX, con ideales aristocráticos y con un profundo sentimiento de
nostalgia hacia el espíritu griego del siglo VI a. C., y por otro, Rodolfo Kusch, un pensador
argentino que ha vivido gran parte del siglo XX defendiendo la condición existencial del
indigena americano, así como también a las masas, a los pobres y a los excluidos.
¿Qué pueden tener en común estos dos autores?, y ¿qué significado guardan sus
pensamientos para nuestra actualidad? Ambas preguntas han motivado la realización del
presente trabajo, en el cual procuro poner en evidencia lo que creo son puntos de
convergencia significativos entre dos filosofías radicales y de gran vigencia.
Naturaleza y Vida
La oposición que tanto Nietzsche como Kusch emprenden contra la racionalidad
occidental no es fruto de ningún capricho. Ambos advierten de manera clara las
consecuencias que trae aparejada esta forma de comprender el mundo en compañía de
pretensiones totalizadoras. Para Nietzsche lo que se pierde con el socratismo es la dimensión
impulsiva del hombre. Los instintos más elementales son negados y desplazados para que las
ii
Gilles Deleuze. Nietzsche y la filosofía, trad. Carmen Artal, Barcelona, Anagrama, 1998, p. 21.-
iii
Cfr., Rodolfo Kusch. América profunda, Bs. As., Biblos, 1999, p. 90.-
iv
Ibid., p. 89.-
v
Ibid., p. 116.-
grandes verdades morales y filosóficas, frutos de la labor imperturbada de la razón, se
consoliden. La embriaguez dionisíaca posibilitadora del arte trágico es descartada en pos de
un descarnado intelectualismo. Sin embargo, Dionysos sigue existiendo en el trasfondo
humano, con ello se explica el sentido de la “mala conciencia”. Esta aparece cuando se
niegan los instintos. Muy a pesar suyo el hombre los sigue sintiendo, pero para no
doblegarse en su satisfacción ha inventado el sentimiento de culpa, la conciencia de lo
prohibido, es decir, la mala concienciavi. La vida así concebida pierde valor y ello se
manifiesta en sus productos culturales: la moral, la ciencia, la religión, la filosofía.
Para Kusch, el arribo a América de la razón técnica, la transformación del mundo
natural por el mundo de los objetos y el desarrollo de los grandes centros urbanos significó
no sólo que la razón europea había llegado para quedarse, sino también que una concepción
de la vida y del mundo corría peligro de desaparecer. Sin embargo, a pesar del extermino de
los pueblos indígenas americanos y de la proliferación de la moral burguesa por toda
América, el trasfondo sigue perteneciendo al “mero estar” del indio americano. Dice Kusch,
con respecto a este trasfondo que aún prevalece en algunas zonas de nuestro país y del
continente: Es un sustrato que se mantiene ignorado y que no se registra más que en el
plano folclórico o etnográfico, pero ofrece su resistencia sorda y medida hasta llegar a
tener su éxito... vii Y al igual que el insoslayable “instinto dionisíaco”, el “mero estar” del
indio americano persiste al desarrollo cultural del hombre blanco descendiente de europeos y
le recuerda constantemente que otra manera de valorar la vida existía a su llegada. A pesar
del esfuerzo tecnológico, del desarrollo de las grandes metrópolis, de la alocada carrera de
los mercaderes, la civilización no puede dejar de disimular la existencia de ese bajo fondo
humano, arraigado en el “mero estar” y que se manifiesta en los descendientes de
aborígenes, en el indigente que ronda las grandes ciudades, en los excluidos. Disimular el
“hedor” de América es una empresa sin sentido, pues siempre estará presente en el miedo
inconsciente de perder la seguridad que proporcionan los objetos y la ciudad. Dice Kusch:
Es el miedo a la ira de dios desatada como pestilencia y desorden, que en América se nos
muestra a nuestras espaldas con toda su violencia y que nos engendra el miedo de perder
la vida por un simple azar.viii Y, así como para Nietzsche la mala conciencia del hombre
moderno es el resultado de la sublimación de los instintos básicos y la traba para el
renacimiento del espíritu trágico, para Kusch el miedo original ante la inseguridad de la
naturaleza florece en el inconsciente del hombre de ciudad, y resulta propicio para el
crecimiento de la civilización y la búsqueda de la aparente seguridad que transmiten los
objetos en detrimento de la forma de vida del indio americano.
Conclusión
Ante lo expuesto queda claro que dentro del pensamiento de Nietzsche y el de Kusch la
crítica a la racionalidad tiene un lugar preponderante. La misma se desenvuelve,
metodológicamente hablando, con características similares, y esto se evidencia, por ejemplo,
en la vuelta que ambos autores realizan a estados socio-culturales anteriores al desarrollo y
consolidación de la razón burguesa. Tanto la antigüedad clásica como las culturas
precolombinas del Perú guardan en el seno de su historia el espejo de agua en el cual
abrevan ambas filosofías: la naturaleza humana y su relación con el mundo.
vi
Cfr., Federico Nietzsche. La genealogía de la moral, trad. Sánchez Pascual, Madrid, Alianza, 2000, pp.
108, 109.-
vii
Rodolfo Kusch, Op. cit., p. 141.-
viii
Ibid., p. 28.-
Es posible inferir de la lectura de El origen de la tragedia y de América profunda que
existe un camino alternativo al señalado por el “socratismo” y por el “ser alguien” de la
moral burguesa. Otra forma de entender la vida y de conducirse, a la que no se ha calificado
por la historia oficial como civilización, fue y es aún posible, lo que transforma al mundo
actual, dónde la racionalidad occidental y la moral de los mercaderes se han sedimentado, en
una construcción histórica que nada tiene de natural. Al contrario, todo lo construido en
nombre de la razón, de la civilización y del mercado supone un desplazamiento de las
condiciones primigenias por las que los hombres se relacionan entre sí y con el medio
ambiente.
Las filosofías de Nietzsche y de Kusch no nos han legado sólo una profunda crítica al
desenvolvimiento de la civilización occidental, pleno de racionalismo y mercantilismo, sino
que también han dejado una sensación de esperanza a todos aquellos que hacemos filosofía
en Latinoamérica. Una esperanza basada en la seguridad, hoy día muy resistida, de que otro
tipo de vida y de desarrollo cultural es posible.
ABSTRACT
Federico Nietzsche, un europeo de la segunda mitad del siglo XIX, con ideales
aristocráticos y con un profundo sentimiento de nostalgia hacia el espíritu griego del siglo
VI a. C., y Rodolfo Kusch, un pensador argentino que ha vivido gran parte del siglo XX
defendiendo la condición existencial del indigena americano, así como también a las masas, a
los pobres y a los excluidos. ¿Qué pueden tener en común estos dos autores?, y ¿qué
significado guardan sus pensamientos para nuestra actualidad? Este trabajo pretende dar
respuestas a estas preguntas siguiendo la crítica que ambos autores realizan a la “razón
occidental”.