Вы находитесь на странице: 1из 3

TEMA 10.

CARACTERÍSTICAS DEL TEXTO JURÍDICO-


ADMINISTRATIVO

I. INTRODUCCIÓN: Toda sociedad necesita de unos principios y de unas leyes que determinen las
relaciones de los individuos que la integran y garanticen su convivencia. Este conjunto de leyes constituye lo que
conocemos como Derecho y el lenguaje empleado es el jurídico. A la vez, las relaciones entre la Administración y los
ciudadanos se establecen por medio de unos sistemas de comunicación muy convencionales en los que se emplea el
llamado lenguaje administrativo.

II. CARACTERÍSTICAS:

-Arcaísmo y conservadurismo del léxico, manifestado en el uso de términos de procedencia griega y latina:
otorgar, apremiar, etc.

-Fórmulas fraseológicas en la sintaxis: Yo, el notario, doy fe; Ante mí, Pedro López; Comparecen…

-Tratamientos protocolarios, por ejemplo: Ilmo.; Excma.

-Uso de los verbos en presente de indicativo: Exponen, solicitan.

-Empleo frecuente del gerundio: Considerando, resultando.

-Los textos administrativos y jurídicos han de caracterizarse por la precisión y la claridad, puesto que su fin es
regular las relaciones entre los ciudadanos, pero, sin embargo, su lenguaje tiene, frecuentemente, un carácter
arcaizante, críptico y ambiguo, difícil de entender, en suma, para los ciudadanos normales.

-Presentan una prosa de carácter monótona y lenta. Sus párrafos suelen ser extensos y con una estructura
sintáctica de gran complejidad.

-Son constantes las citas y referencias a otras leyes o casos.

III. TIPOLOGÍA DE LOS TEXTOS JURÍDICO-ADMINISTRATIVOS

A. DE LOS TEXTOS ADMINISTRATIVOS

Nombramos aquí sólo algunos de los textos administrativos más comunes:

1. Certificados: mediante este documento, una autoridad confirma y asegura la validez de un determinado asunto.

2. Instancias: Son documentos en los que se formula una petición a un organismo de la Administración. Constan
de introducción (datos del solicitante), cuerpo (expone y solicita) y cierre (lugar, fecha, firma y autoridad a
quien se le envía).

3. Contratos: En él se refleja un acuerdo, generalmente de compraventa, entre dos o más partes. Los pormenores
concernientes a los derechos y obligaciones de las partes suelen especificarse en cláusulas.

4. Autorizaciones: Una persona autoriza a otra a realizar una gestión en su nombre. Deben aparecer en el
documento los datos de los dos.

B. DE LOS TEXTOS JURÍDICOS

La mayoría de los textos jurídicos, para facilitar el uso y asegurar su eficacia, presentan una
disposición particular: a. Introducción (con los datos del ciudadano, el procurador que lo representa y persona
a quien se dirige el escrito; b. Exposición clara y ordenada de los hechos motivo del escrito; c. Fundamentos
jurídicos o leyes en las que se basa el escrito; d. Petición final.

Vamos a citar algunos de los textos jurídicos más comunes:

1. Ley: Las cortes promulgan las leyes, sancionadas por el Rey y publicadas en el BOE. Afectan a todos los
ciudadanos.

2. Decreto-Ley: Son resoluciones del Consejo de Ministros. Son vigentes hasta que aparece la Ley. Son también
de obligado cumplimiento.

3. Orden ministerial: Preceptos de los ministros en forma de comunicación. Sólo afectan a determinados grupos o
instituciones.

4. Demanda: Se dirige a la Administración. Suele derivarse del incumplimiento de un contrato.

5. La sentencia: Escrito de los jueces con el fallo de un juicio. Presenta unas partes fijas con la presentación de los
imputados, el relato de los hechos, considerandos y resultandos, además del fallo mismo.

6. EL recurso: Es un recurso que se interpone contra determinada sentencia y que expone la disconformidad sobre
su contenido.

Entre los textos legales destaca la Constitución, ley fundamental que regula la organización del Estado y que
constituye el marco general dentro del que deben redactarse las restantes leyes.

IV. ALGUNAS CONCLUSIONES (tomado del artículo de Espéculo de Elena de Miguel, “El lenguaje jurídico-
administrativo)
Bajo la etiqueta de texto jurídico-administrativo caben clases muy diferentes de texto, por su extensión,
estructura, por la dirección de la relación Administración/administrado, etc. Pero, en general, el resultado suele ser un
texto complejo y opaco, de difícil comprensión, que produce sensación de inseguridad en el usuario no especializado.

Si se examina desde la perspectiva tradicional, este tipo de texto constituye un fracaso comunicativo, puesto
que busca precisión, claridad, solemnidad y objetividad, y lo que consigue muchas veces es ambigüedad e imprecisión,
oscuridad, redundancia, monotonía, prolijidad y máxima subjetividad.

El texto resulta a veces más complejo, impreciso y opaco cuando se trata de regular o legislar el derecho del
administrado y parece volverse más explícito y prolijo en los detalles cuando busca la protección del administrador –
aunque también con resultados complejos y confusos–. Tanto si esta impresión se corresponde con una intención
consciente por parte del redactor del texto jurídico-administrativo como si no, lo cierto es que el lector sufre
restricciones en su comunicación, se siente muchas veces indefenso y, al menos, ve complicada su actuación. Parece,
pues, evidente que existe un elemento de control del discurso ejercido a través de recursos lingüísticos cuyo objetivo (o
cuyo resultado no pretendido) es mantener al ciudadano al margen del discurso. Parece también evidente que
convendría desactivar ese instrumento de control o al menos dominarlo en igualdad de condiciones.

El lingüista, investigador y docente, tiene la obligación de luchar porque el texto jurídico-administrativo se


simplifique y actualice, es decir, se acerque al uso común. Mientras eso ocurre, debe intentar proporcionar a los
ciudadanos (a los estudiantes en particular) los instrumentos necesarios para convertirse en interlocutores capaces de
enfrentarse a ese tipo de texto en condiciones de igualdad.

Вам также может понравиться