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Capítulo 12
DESEMPLEO Y DETERlVIINACION
DEL SALARIO

')

Una cuestión que flota incómodamente entre la teoría de los precios


y la teoría monetaria es la relación entre la determinación del salario
--objeto del análisis del capítulo precedente- y las fluctuaciones que se
registran en el nivel global dc:l empleo y el desempleo. Si los salarios vie-
pen determinados por la interacción de oferta y demanda, ¿cóm-o-puede
existir desc:rnpff:();;i_l1volunta~!o-;,? ¿Corno -nov;!!'ía~--~~~~a1a~~~~Cj_ue
Sc:llega a la iguafcfaddeTa oferta yJademanda en el mercado laboral?
----nayunarespuesta que sirve corr!ente'"ine~t~e es~a~;I'~~sta
cuando es incapaz de encontrar una explicación satisfactoria sobre: los fenó-
menos de observación: las imperfecciones del mercado. En este caso, la
«rigidev> o «inflexibilidad» de los salarios. En su forma más simple, como
en-la-figura ITI;-1-; que se aflrma---e5quc:, si bien e1 salario wo equili-
braría d mercado, con un empleo de Ea unidades de trabajo, existe alguna
imperfección que: impide: al salario dc:scendc:r por debajo de: \V u, salario
al cual se: c:rnplc:an \VuU unidades de: traqajo, quedando sin empleo UB,
de: las cuales UA c:s la cantidad en que el nivel de «pleno>> empleo sobre-
pasa. al nivel efectivo de: empleo existente, y AB c:l número de unidades
adicionales disponibles para sc:r c:mplc:adas si c:l salario fuese: \V u c:n lugar
de Wa.
Esta formulación no es una respuesta, sino simplemq¡ILpJra forma
de: plantear d problema. ¿Em_gué son inflexibles los salmos al nweTlt7;7?
Fxtsten sin duda casos-especialesen los que la respuesta aCUcleTáci1mc:nte,-
tales como la existencia de un salario mínimo legal, en cuyo caso W'uBS

•,, c:s la curva efectiva de oferta en lugar de SS, y la solución es el punto de


261

:;;._ll
Desempleo y determinación del salario 253

intersección de las curvas de oferta (efectiva) y demanda. Pero es indu- «efectiva» W uBS y no SS, con lo que el salario corresponde al punto de
da~le ue esta respuesta no es general. in.tersección de las curvas de oferta (efectiva) y demanda.
Keyne . dio un~_ respues~a- más_ sof~_!:i~~5!_~~~~ _!_eoría General, afir- Pero también esta respuesta es insatisfactoria. En primer lugar, como
ma que la figura 12.1 es uri resumen incompleto de las fuerzas que veremos después con más detalle, se pasa una y otra vez de los salarios
defe~~}Pan _el salario real, ;:porque ·omi!e ·todo-un ·conjün_!_o de considera- «reales» a los «nominales» y de éstos a aquéllos sin ninguna precisión.
ciones, a saber, las que tienen que ver con la igualación de la cantiifaaque En segunda lugar, y es mucho más importante, mientras la economía está
unas personas quieren ahDrtl!r_ y:Ja cantidad que otras_pe_r~_IÍ!!~- g-;Jieren en el punto U, los propietarios de la cantidad UB de servicios de tra-
invertir, a un tipo de interés compatible con las condiciones monetarias. bajo tienen incentivo para ofrecer estos servicios a un salario real ligera-
No. es éste el lugar de examinar su argumentáción, qüe-perténeceala mente inferior a Wu. ¿Cómo se contiene este impulso? ¿Cómo se raciona
teoría monetaria y no a la de los precios. (Véase, sin embargo, el capí- la cantidad de empleo W vU entre los oferentes dispuestos a aportar W uB?
tulo 17, para un análisis de una fase de la misma.) Su significación, a El «hábito», o la rigidez de las organizaciones sindicales, y otras cosas por
el estilo pueden ser aceptados como factores que retrasan el ajuste, pero
tratarlos como factores capaces de forzar a una posición de equilibrio es-
table a largo plazo en un nivel inferior al «pleno)) empleo es, de nuevo,
Salario
real una manera de eludir la verdadera cuestión.
Dos líneas de pensamiento, relacionadas entre si, han surgido a lo
S largo de las ~timas décadas como resultado de la búsqueda de respuestas
D satisfactorias)l!Jna es la llamada curva de Phillips, que liga el desempleo
con la inflación; L a otra es el ana!ts1s Oelaínílüencia @e el ca pi tal hu-
e «averiguación» pueden ejercer sobre los
Wu ffi;lno es edfico QS costes
sa arios provocando su rigidez temperar---
Wo
La curva de Phillips •

La interpretación de la curva de Phíllips empezó por la vía acertada


o en 1926, se reanudó a través del error unos treinta años después y ha
retrocedido ahora a 1926 y a la verdad original. Lo cual supone cincuenta
años para cer~ar un circuito. Como se ve, el progreso tecnológico ha ace-
... Corriente de servicios lerado tanto el proceso de producir la ignorancia como el de disiparla.
de trabajo por unidad
de tiempo.

fiGURA 12.1 Fi~lm y Phillips


-~

No he elegido al azarf1926) sino porque fue el año en que l!:'Vi11g


nuestros fines, está en que!('según Keynes, el salario real compatible con F~ publicó un artícul~~~l!~~ªo1 __,~lL__Sta!istical.....fu:l~~SJ.!l. _bt;\wc:cn
las condiciones monetarias que· afectan aianorroyla mverston, por eJem- Unemployment and Price Changes» •
-~-~--- .<·--·~----~-~-·-
plo;-Wu;-·-pudiera-diferir-delsalafi{)feal--compatible con el «pleno»
• Esta sección reproduce, con dos _adiciones (el análisis de la figura 12.6 y la
e"JEJ?leo;~,?En e.ite-caso, afírrnal:Ja-Keynes;·-uiiC!escenso de los safatios part~ final: •¿Puede existir una curva de Phillips con pendiente positiva?»). mi
«-reales» haría aumentar el empleo, pero ese descenso no se puede con- ensayo Unemployment versus I nflalion: An Evaluation of the Phi/lipJ Cur lit',
seguir por una reducción de los salarios <mominales» o «monetarios»; pues lEA Occasional Paper 44 !Londres, lnstitute of Economic Affairs, 1975). Este traba¡o
esta reducción sería neutralizada por un descenso exactamente paralelo fue originalmente una conferencia pronunciada en Londres w septiembre de 1')7 4
Las figuras y las notas a pie de página han sido numéradas de nuevo para armo
de los precios «nominales» o «·monetarios». Los trabajadores, afirmaba, nizarlas con el resto de este libro.
hacían bien en resistirse a las reducciones de los salarios nominales. Su l IRvrNG FrsHER, Intanational Labour Review, junio 1926, págs. 785-92 Sr
argumentación es una razón diferente para tomar como curva de oferta reimprimió en el Journal of Politicol Economy (marzo/abril 1973), págs. 496-502.

• :¡..¡ 1uona de los precios
Desempleo y-determinación del salario 265

•• 1 : ""foque de Fiiher tos (o por mayor rap1dez de aumento) de los precios. A la inversa, si, por


cualquier razón, la tasa del gasto decrece, o sube menos rápidamente de
U Hrtículo de fisher se ocupa precisamente del mismo fenómeno empí- lo previsto, cada productor individual interpretará al principio la des-
' it',, que el profesor A. W. Phillips analizó en su célebre artículo de aceleración como, al menos en parte, un reflejo de algo que le afecta a él

~
2
1 , I'IIOI!Irca treinta y dos años después. A ambos les impresionó la misma particularmente. El resultado será en parte un descenso de la producción
1 ~1 >·.nvación empírica: que la inflación tendía a aparecer asociada con y un aumento dc:l desempleo y en parte una baja de los precios.

• 1 '·' Í"'
•.. r

1 •
niv~les-C!e_de~emE.!eo, t la desinflación, con altos niveles. Una curio-
ant:cJota, desde ·o-tropunto-·ae--vísta,-e5-que elarrículo de Fisher
'";it·nza diciendo que se ha interesado tan profundamente en el tema que,
Fisher describía un proceso dinámico resultante de las fluctuaciones
de la tasa del gasto en torno a cierta tendencia media o normal. Hizo todo
lo que estaba en su mano para destacar la importancia de distinguir entre

'•• "1 •;!ll icularmente durante los últimos tres años, he tenido cuando menos
1111 1 omputador en mi oficina trabajando casi constantemente en esta inves-
1
r r¡:•" icím> . A lo que se refería, naturalmente, era a un ser humano 1 ope-
r.1111lo con una máquina de calcular .
«precios altos y bajos, por una parte, y subida y descenso de los precios,
por otra» 5 . Se manifestó así porque escribía en un tiempo en que lo normal
era un nivel de precios estable. De haber escrito hoy destacaría la distinción
entre tasa de inflación y variaciones de la tasa de inflación. ( ¡Y quizá algún

•• 1\
! !abía, sin embargo~na diferencia crucial ent~~~Gnálisis de Fisher
\' el de-Pl1iHips, en.tre-la verdad d~-f9:i6
'1" (' ve-r con
-.-
el __ SefltldQ
,Y el -e~ro~ de 1958, \que t:._n!a
- -.. ----- .. - ~- tomo la-------------
de la causahdl!,d.'-.FJsher tasa de v¡¡rracrqñ
,/,· l()s -pre_cios CQillQ .. v¡¡riablcind¡;pe.ndient¡;,)ql!e pone en marcha el pro-
futuro escritor tendrá que destacar la difere.r.cia entre la segunda derivada
y la tercera! ) La distinción importante - y está m~ro que eili..g)Je
Fisher tenía en su mente- es la que h~x_~.-~~I2}ec~~~f!l_bios pre-
vistor e itllfJ.llUbtos. ----- -·
·rA
x:
•a \ ' n". En sus palabras: ....

«Cuando el dólar está perdiendo valor o, en otras palabras,


cuando el nivel de precios está subiendo, el hombre de negocios
El enfoque de Phillips ~
' .1

a advierte que sus ingresos aumentan a la misma velocidad, como


/

El profesor Phillips partió de la posición exactamente opuesta. '-Tomó 1/


~ término medio, que los precios en general, pero no sus gastos, el nivel de empleo como variable independiente q~one en marcha el
porque sus gastos son cosas, en gran medida, fijas por contrato ... ~icteró la tasa d.evarlaCíOnde.TOSSalario~conio-la -v-ariable
Ello estimula el empleo, al menos por un tiempo» 4 • dependiente. Su argumentación era un análisis muy sencillo -he estado
por decir muy tosco, pues ha resultado serlo-- basado en las condiciones
!'ara elaborar este análisis y expresarlo en términos más modernos, estáticas de la oferta y la demanda. Decía él:
··"1"\ngase que ocurre cualquier cosa que origina un mayor nivel de gasto
"· más concretamente, una tasa de aumento del gasto superior a la pre- «Cuando la demanda de una mercancía o servicio es alta en
1'" 1a-. Los productores empezarán por interpretar esta tasa más rápida
relación con su oferta, esperamos que aumente el precio, siendo
1 ¡, . .rrrmen to del gasto como un aumento de la demanda real de sus pro- la tasa de aumento tanto mayor cuanto mayor sea el excedente
,lttclos. Los productores de zapatos, sombreros o abrigos descubrirán que de demanda ... Parece aceptable que este principio opere como uno
¡>.rJece haber aumentado la cantidad de mercancía que pueden vender a de los factores determinantes de la tasa de variación de los sa-
lm precios preexistentes. Ninguno sabrá al principio si el cambio le afecta larios monetarios, que son el precio de los servicios del trabajo» 6 •
'' él en particular o es general. En primer lugar, cada productor se sentirá
tentado a aumentar la producción, como afirma Fisher, y a no preocuparse
El método de Phillips descansa en las usuales curvas (estáticas) de
1le una subida de los precios. Porque al principio gran parte, o la mayor
ofertaycremanoa~ilustrac!aseñlaflgü-ra 12.2. En el punto de intersec-/
!'arte, de la subida imprevista de la demanda nominal (es decir, de la
clon, o:-efmercado está en equilibrio, siendo \\7o el salario y E o la can- ·,
demanda expresada en dólares) será absorbida por los aumentos (o por
tidad de trabajo empleada, igual a la cantidad demandada. El desemJ2ko (
la mayor rapidez de aumento) del empleo y la producción y no por aumen- 1
es nulo: es decir, se registra un desern pleo « friccionl!l» o «transitorio», o,
2
A. W. PHILLIPS, «The Relarion berween Unemployment and the Rate of Change ·u-ñ-a-
t.iSal1clOTateríñfnQ!ogfil _g~~~B.~i~ _i!k~~9i. _a~ós_-~üm~ -~ d~ W!cfSefr. tasa
"f Money Wage Rates in the United Kingdom, 1861-1957», Economica (noviembre
1'158), págs. 283-99.
1 f'ISHER, op. cit., pág. 786. 5 1 bíd., pág. 7 88.
' Ibíd., pág. 787. 6 PmLLIPS, op. cit., pág. 283.

:V
.....
266 Teoría de los precios

de desempleo que es su tasa «natural>>. En este punto, dice Phiilips, no


~ Desempleo y determinación del salat io :111 r

hay presión al-alza sobre los salanos. Considérese, en cambio,. el puntD F, de los mayores componentes del coste total y que P.E~_cios y salarJos ]ticndr11
en el que la cantidad de trabajo demandada es mayor que la cantidad a varia.!Juntos. Por ello, ambos procedieron sin reparo a pasar e as tasa\
ofrecida. Existe sobreempleo; el salario, W F, está por debajo del nivel de de variacrón de los salarios a las tasas de variación de los precios, y lo
mismo haré yo.
equilibrio y hay presión al alza sobre los salarios. En el punto U hay
desempleo, W u está por encima del salatio de ~guilíbrio y existe presión
a la baja sobre él. Cuanto mayor sea la discrepancia entre la cantidad
de trabajo demandada y la ofrecida, mayor será la presión y, por consi-
guiente, con mayor rapidez subirán o bajarán los salarios. 1 dVV
Wdt
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Inferior a la tasa •natural•,
decir, empleo •superpleno•
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J f- -o de desempleo

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UJ S' 1 D
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1
1 Desempleo

FIGURA 12.3
.. .Eu Eo EF
---- Empleo _

FIGURA 12.2 La falacia en Phillips


1

'El análisis de · Phillips parece obvio y muy persuasivo, y, sin cm


Phiilips convirtió este análisis en una relación observable represen- bargo, es extremadamente falaz. Es falaz porque ningún teórico ha afir-
tando sobre un eje el nivel de desempleo y sobre el otro la tasa de varia- mado jamás que la oferta y la demanda de trabajo sean funciones dd
ción de los salarios a lo largo del tiempo, como en la figura 12.3. El salario nominal (es decir, del salario representado por un número de
punto Ea corresponde al punto O en la figura 12.2. La tasa de desempleo dólares). Toda la teoría económica, desde Adam Smith hasta el presente,
es allí la «natural», por lo que los salarios son estables (o, en una e¡;O;IWmía nos ha dicho que el eje vertical, en la figura 12.2, debe representar no d
en crecimiento, la tasa de aumento de los salarios será igual a la tasa de salario nominal, sino el salario real.
crecimiento de la productiyidad). El punto F corresponde a un empleo
«superpleno», por lo que los salarios suben; el punto U, al desempleo,
w
Pero si el eje vertical representa valores de - - , como en la fi-
por lo que les salarios bajan. P
Fisher hablaba de variaciones de los precios; Phillips, de variaciones gura 12.4, ésta no tiene nada que decir sobre lo que les pueda ocurrir
de Jos salarios; pero creo que no es una distinción importante para nuestros a los salarios o los precios nominales. Ni siquiera existe una presunción
fines. Ambos, Fisher y Phillips, dieron por cierto que los salarios son uno prima /acie de que pueda tener algo que decir. Considérese, por ejemplo,
el punto O en la figura 12.4. Con ese nivel de empleo no hay presión ni

:~··
••
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• .'tdl '''4'"" tfo/¡Js prttcios
Desempleo y determinación da/ salario 269

.rl •.1: ·• 111 H la haja sobre el salario real. Pero el salario real puede perma-
11r, r1 • omtante tanto si W y P se mantienen constantes por sepan.do nominales son iguales a los cambios previstos en los salarios reales. Dos
11111111 ~~ r;tda 11no se eleva a una tasa del 10 por 100 anual, o desciende componentes del sistema keynesiano ~ran esenciales para su construcción:
~ '"'" ta~u riel 10 por 100 anual, o hacen cualqyier otra cosa con tal que primeoo, la !dea de que los ~recio·s son rígidos, en el sentido de que las
"111l>n~ p1c:senten la misma tasa de variación. gentes, al planear su conpowimiento, no dan entrada a la posibilidad de
un cambio en el nivel de precios y, por consiguiente, consideran toda va-
f riación de los salarios nominales o de los precios nominales como una varia-
ción de los salarios o los precios reales; segundo, que los salarios reales
w
p D podrían ser alterados éx post por una inflación imprevista. Ciertamente,
S toda la argument~ción keynesíana afirmativa de la posibilidad de una polí-
tica de plc:no empleo partía de suponer que era posible conseguir que los
"'o"' ) trabajadores (al menos en los años 30, cuando Keynes escribió la General
cu-ü
-lll
<0 L
T heory) aceptasen una reducción de los salarios reales provocada por una
e~"' inflación, reducción que no habrían aceptado en la forma directa de una dis-
-~lll ~
~ g_~(lt)ol
&n VI 0 .
minución de los salarios nominales 7.
Estos dos componentes implican una clara distinción entre salarios
eL-oo e reales y nominales previstos y salarios reales y nominales efectivos. En el
-<O·-
-o
<0-- ~ keynesiano de aquel tiempo era natural que Phillips diese por su-
(./)_?:
-o puesta esta distinción y considerase que los salarios reales y nominales
previstos se moverían paralelamente.
S D
No critico a Phíllips por esto. La ciencia es posible sólo porque, en
cualquier época, existe un cuerpo de convenciones u opiniones o ideas que
se dan por supuestas y sobre el cual construyen los hombres de ciencia.
Si cada escritor tuviese que mirar hacía atr~s y hacerse cuestión de todas
Empleo las premisas sobre las que descansa su obra, nadie podría llegar jamás a
ninguna parte. Creo que algunos de los que han seguido sus pasos merecen
fiGURA 12.4 mucho más que él la crítica por no haber advertido la importancia de este
punto teórico una vez que les fue señalado.
En todo caso fue ~ste clima intelectual general lo que llevó a Phillips
l.u ronfu~ión keynesiana entre salarios reales y nominales a pensar en términos de salarios nominales y no de salarios reales. El
clima intelectual era también importante en otra dirección. El sistema
¿Cómo es posible que una mente tan fina como la de Phillips -pues keynesiano, como todo el mundo sabe, es incompleto. Le falta una ecua-
rr .t sin duda un economista sutil y de grandes recursos Íntelectuales-
ción. Uno de los mayores motivos de la rápida aceptación de la curva de
i'>rclic:ra confundir salarios reales y nominales? Se vio llevado a ello por el
Phillips fue la extendida creencia de que aportaba la ecuación perdida que
• 1 i m a intelectual dominante, engendrado por la revolución keynesíana. En
conectaba el sistema real con el sistema monet;rio. En mi opinión, esta - _,
r·ste aspecto, c:l demento esencial de la revolución keynesiana era el su-
creencia es un error. Lo que se necesita para completar el sistema keyne- i'
1•nntr que los precios son muy rígidos respecto al nivel de producción,
por Jo que un cambio en la demanda, del tipo considerado por Fisher, se 7
1c.-flc:jaría casi enteramente en la producción y muy poco en los precios. El T M. MYNES, The Gmeral Theory of Employment, IntereJt and Money (Mac-
millan, 1936 ): .Si bien los trabajadores se resistirán generalmente:: a una reducción
11ivel de precios se podía considerar como un dato institucional. La fQrma de los salarios monetarios, no es su costumbre abandonar d trabajo cuando se registra
lllás sencilla de interpretar a Phillips es admitir que daba por supuestD una subida de· precios de los bienes salariales» (pág. 9). « ... Los trabajadores, aunque
que el cambio en los. salarios nominales era igual al cambio en los salarios inconscientemente, son por instinto economistas más razonables que los de la escuela
reales. clásica ... Se resisten a las reducciones de los salarios monetarios: .. , pero no se:: re-
sisten a las reducciones de los salarios reales» (pág. 14). •<- .. Como no hay sindicato
Pero no es esto lo que en realidad decía. Lo que decía era algo ljge- obrero que se atreva a soñar en ir a la huelga cada vez que se registra un alza dd
ramente más sofisticado. Era que los cambios previstos en los salarios coste de vida, no oponen el ~lo que les atribuye la escuda clásica a cualquier
aumento del empleo global .. (pág. 15). _.
.~

::h
...
270 Teoría de los precios
Desempleo y determinación del salario 271 •

si ano es una ecuación que determine. el nivel de precios de equilibrio.
Pero la curva de Phíllips trata de la relación enti:e la tasa de variación de
los precios o los salarios y el nivel de desempleo. No determina un nivel
de precios de equilibrio. A pesar de todo, la curva de Phillips fue amplia-
mente aceptada y adoptada en seguida con fines de política económica 1.
·!'

.!
·'
~ 11
Curvas de Phillips a corto y largo plazo

Los fracasos· empíricos y la reacción teórica provocaron un intento de


rescate de la curva dePhillips mediante la distinción de una curva a cor1o

Todavía se utiliza mucho con esta finalidad, por suponerse que presenta _ ·¡ plazo y una a largo plazo. Como el contrato de empleo, explícito o imp\í·
una «disyuntiva», desde el punto de vista de la política económica, en fu- .,· cito, que empresarios potenciales y empleados potenciales con templan se
inflación y desempleo. refiere a un período relativamente lárgo, ambas partes tienen que irml·
Se decía que lo que significa la curva de Phillips es la necesidad de ginar por adelantado qué salario real corresponderá a un determinado
enfrentarse con una decisión. Si elegimos un bajo nivel de inflación, es salario nominal. Ambas tienen, pues, que establecer previsiones acerca dC"!
decir, precios estables, tendremos que admitir un alto nivel de desempleo. nivel de precios futuro. El salario real que se lleva sobre el eje vertical C"fl
Sí elegimos un bajo nivel de desempleo tendremos que admitir una ele- la representación de las curvas de oferta y demanda no es, pues, el salario
vada tasa de inflación. real corriente, sino el salario real previsto. Si suponemos que las prevÍ·
siones acerca del nivel de precios cambian con lentitud, mi en tras que el
salario nominal puede cambiar rápidamente y se conoce con poco retraso,
Reacción contra el sistema keynesiano podernos, para períodos cortos, volver a lo que era esencialmente ]a for·
mulación original de Phillips, excepto que la posición de equíl~brio no es
ya un salario nominal constante, sino uri salario nominal cuya tasa de
Tres hechos surgen uno tras otro en esta reseña histórica, que vienen
a cambiar actitudes y plantear cuestiones. variaci.sn es igual a la prevista para los precios (más, para una econorn!a
en crecimiento, la tasa prevista de variación de la productividad). Asf pues,
Uno fue la reacción teórica general contra el sistema keynesiano, que
las variaciones de la oferta y la demanda se manifestarán primero por un
puso de. manifiesto la falacia de identificar salarios nominales· con sala-
cambio en la tasa de variación de los salarios nominales, lo que signifirn
rios reales contenida en el enfoque representado por la curva original también un cambio en la de los salarios reales previstos. Los precios ro
de Phiilips.
rrientes pueden reaccionar tan deprisa o más que los salarios, por lo qtrr-
El segundo fue el fracaso de la relácíón representada por ]a curva de Ios salarios reales efectivamente recibidos pueden cambiar en sentido opurs
Phillíps para explicar otros conjuntos de datos. Físher había encontrado to a los salarios nominales, pero Jos salarios reales previstos variarán en la
que explicaba los datos del perí~do anterior a 1925, en los Estados Unidos; misma dirección.
Phillips había encontrado que explicaba los datos británicos para un ]argo Una manera de expresar todo esto en forma de una curva de Phillips
período. Pero es lo cierto que cuando s_c;_, ensayó para otros lugares nunca es llevar al eje vertical no la variación de los salarios nominales, sino ~sru
se obtuvieron buenos resultados. Nadie ha sido capaz de construir una variación menos ]a tasa de variación de los precios prevista, como en la
decente curva de Phillips empírica en cualesquiera otras circunstancias.
Quizá estoy exagerando un poco; sin duda hay otros casos aceptables, figura 12.5, donde se ha sustraído d e1- - dW
- - l a expresión ( -1- -dP- )• ,
pero un gran número de intentos fueron un· fracaso.
l, \V dt P dt
que ~epresenta ]a tasa de variación de los precios prevista. Ahora bien, lo
El tercero y más reciente es la aparición de la inflación con estanca-
que así nos cuenta esta curva es mucho más la historia original de Fisher
miento ( «rtagflation »), que pone en ridículo las afirmaciones de muchos
lr. que la de Phillips. Supóngase, para empezar, que la economía está en el
economistas conf.ia?do :n las «disy~.C:tivas» basadas en los rlsultados de
las curvas de Ph!ll!ps a¡ustadas empmcamehte. • l.;l punto Eo, con precios y salarios estables (y prescindiendo del crecimiento).
Supóngase que algo, por ejemplo, una expansión monetaria, inicia un
:i·· aumento de la demanda agregada nomina], lo que a su vez provoca una
1
Por ~j~mplo, ALBERT REEs, «Th~ Phillips Curv~ as a M~nu for Policy Choic¿s>>, elevación de precios y salarios a la tasa de, digamos, 2 por 100 anual. Los
Economica, agosto 1970, págs. 227-38, consid~a ~plícitamente las {lbj~cion~s contra trabajadores lo interpretarán inicialmente como una subida de su salario
la existencia de una curva d~ Phillips establ~ qu~ son ~xpu~stas a continuación en
este capítulo, y, sin embargo, concluye qu~ subsiste una alt~rnativa qu~ d~b~ ~xplo­ real -porque siguen previendo precios constantes- y estarán dispuestos
tars~. Escri~: «La conclusión más firmo para la politica que puedo sacar de la a ofrecer más trabajo (a subir a lo largo de su curva de oferta); es decir,
literatura .sobr~ expectativas es que los responsables de la política no deb~n intentar el empleo crece y el desempleo decrece. Los empresarios pueden com·
operar ~n un solo punto d~ la curva d~ Phillips ... Por el con1rario, d<:~n permitir
las fluctuacion~s dd desempleo ~ntr~ los Umit~s d<: una bandu (pág. 238).
partir la previsión de Jos trabajadores acerca del nivel genera] de precio.~,
pero están más directamente interesados en el precio de sus propios pro·
"~·

••
i.;i.:
~:r ;


. .. '""11" rfe los precios

Desempleo y determinación del salario 273


./,1 1"'· )' mucho mejor informados sobre ellos. El empresario interpretará
11111 l.d111mte el aumento de la demanda y del precio de su producto como cativas para los empresarios y las significativas para los trabajadores. Como
1111 ,¡)¡¡¡ dd precio relativo de éste, lo cual implica que el salario real que en las primeras figuras, Ea es el empleo correspc.1diente al equilibrio
11r·1>r •p1r pagar ha bajado en comparación con d valor de su propio-pro-
tillllll. !.os empresarios estarán, por lo tanto, dispuestos a contratar más y ( ~)
p o es el salario real de equilibrio. Para simplificar, supongamos
11 .ti 1ajo (u bajar a lo largo de su curva de demanda). El resultado combinado
una posición inicial de equilibrio con nivel de precios constante. Supon-
n 1111 desplazamiento, por ejemplo, al punto F, que corresponde a un
1
ri!IJ Iro «~uperpleno», con una subida del 2 por 100 anual en los salarios
gamos ahora que por alguna razón se produce un aumento muy extendido
111111 JIIJ;rlc-s. de la demanda nominal, que mueve a los empresarios a conrra tar más
trabajadores. ¿Cómo percibirán esta situación los trabajadores? Para ellos,
el salario real que importa es su salario nominal dividido por un índice
de precios de los bienes y servicios que compran. Todavía no tienen mo-
1 dW f.' d~* "¡ tivos para suponer un cambio en el nivel de precios, por lo que no tienen
Wdt -\_Pdtj motivos para modificar su función de oferta. Seguirá siéndolo la curva de
oferta de línea continua de la figura 12.6, si interpretamos P* como el

~-
"' <O
o~
·- 11) nivel de precios imaginado o previsto por los trabajadores. Para ellos será
~~en como ~i la demanda de trabajo se hubiese desplazado hacia la derecha,
~L. o
c..c:;
~~
U)

11) tll hasta ser la curva de demanda de trazos. Para cada sala río nominal (que
_.,c.
o"' ....
., es también el salario real, según ellos lo ven), los empresarios están tra-
tU~ ~1__.3 tando de contratar más trabajadores. El nuevo equilibrio estará en Aw, lo
---r-r
11)
"O o
.§ ¡g¡: que significa un salario nominal, e imaginado, más alto --o su equíva-
.ü ~-e
-~ E r: 1 '> \ lc:nre- con un nivel de empleo más alto 9 .
Desde el punto de vista del empresario, la situación es completamente
~~jol Eo~
\

"O~~
EF 1
.,,\ r
diferente. Lo que para él significa el salario real, no es su poder de com-
pra de bienes y servicios en general, sino la relación entre el salario no-
"'E minal y el precio del bien que está produciendo, esto es, el precio que
~Otll
f--C"O U
...... }
entra en la ecuación [ 5] del capítulo 9. Si expresamos su demanda de
trabajo en función del cociente de dividir el salario nominal por este precio,

• Desempleo
fiGURA 12.5
.. su demanda de trabajo no varía, como tampoco varía la curva de demanda
de trabajo agregada de la economía, sí se interpreta P* no como el imagi-
nado nivel de precios de la economía en su conjunto, sino como la media
de los precios imaginados por los productores individuales. La curva de de-
manda de trazo continuo de la figura 12.6 sigue siendo la curva de demanda.
1 Sin embargo, la curva de oferta correspondiente a este nivel de precios
1 ''"1,con el paso del tiempo, tanto empresarios como trabajadores aca-
imaginado es diferente. Los empresarios, al encontrarse con un aumento
1 •• 111 Jl<lr reconocer que están subiendo los precios en general. Como decía
:\1 "~alta m Lincoln, puede usted engañar a todo el mundo algún tiempo,
de la demanda nominal de sus productos, creerán posible obtener un
precio más alto o su equivalente 10 . Pagar el mismo salario nominal signi-
¡ •1~r·. le- ttstcd engañar a algunas personas toda la vida, pero lo que no puede
11',1 r·d e-~ engañar a todo el mundo toda la vida. Como resultado, elevan su
fica, frente a un precio más alto de su producto, un salario real más bajo.
1'' Para los empresarios en su conjunto es como sí la curva de oferta se hu-
r './llllJCiÓn OC: la. tasa de inflación prevista, lo que reduce la tasa de: eJe:-
biese desplazado hacia la derecha hasta la curva de oferta de trazos de la
'.' .ti 11.,/1 de los salarios reales previstos y lleva a cada uno a deslizarse por

·.11 1111 va, hasta descender finalmente al punto, E _ Existe, pues, una «dis-
0
El «equivalente~ puede ser un aumento de las horas extraordinarias, o más
9
._.,,lltiva>> a corto plaw entre inflación y desempleo, pero no una «disyun-
11 v .t » a largo plazo. . trabajo regular, o ventajas no monetarias, y no una variación de los salarios vigentes.
10
El «equivalente» puede ser la reducción de los costes de ventas, menos conce-
l.a figma 12.6 presenta este mismo análisis, pero en una forma que siones o descuentos especiales, etc. Por lo tanto, el precio de venta vigente, que es
lln 1olla más explícitamente la diferencia entre las consideraciones signifi- el que entra c:n los números índices publicados, puede no cambiar, aunque sí cambia
d precio significativo.

J-7
t
274 Teoría de los precios Desempleo y determinación del salario 275 e
t
figura 12.6. El nuevo punto de equilibrio será A., que significa un salario de los precios efectivos) 11 viene a ser el doble de la subida de los salarios
real imaginado más bajo, aunque. un salario nominal más alto, y un nivel
de empleo más elevado.
~,"' ~:
12
nominales • Pero este resultado es simplemente un accidente de nuestra
construcción gráfica, y refleja la semejanza en cuanto a elasticidad (en valor
•t
absoluto) de las curvas de oferta y demanda. El promedio de los precios
imaginados tiene que elevarse más que los salarios nominales, pues en
Demanda y oferta tal como caso contrario los salarios reales tal y como los imaginan los empresarios
w las perciben los trabajadores no bajarían, pero la cuantía del excedente depende de las elasticidades de
p•
~
las curvas de oferta y demanda. En un extremo, si la curva de oferta fuese
perfectamente elástica, los salarios nominales no se elevarían lo más mí-
nimo; en el otro, si la curva de demanda fuese perfectamente elástica, los
1 salarios nominales se elevarían exactamente igual que el promedio de
/
/ los precios imaginados. Entre estos extremos, cuanto más elástica sea
/
w / la curva de oferta y más inelástica la curva de demanda, menor será la
proporción del alza de los salarios nominales respecto al alza de los precios.
PJ .'Aw /
/
En cuanto al empleo, cuanto más elásticas las dos curvas, mayor será su
1' .....,X,
/ ,
(~lo 1 , ....
expansión.
La situación correspondiente a un empleo EF en la figura 12.6 es
w ""A ll ' .... temporal. Dos conjuntos de fuerzas tienden a alterarla. En primer lugar,
,-......:: ........
p~ y" 1 ""-.... ..........
los trabajadores acaban por reconocer que los precios en general han
~
subido, lo que les lleva, como si dijéramos, a deslizarse a lo largo de su
/l 1 curva de oferta .bajando de Aw a O. Los empresarios, que inicialmente ~

~
"11 habían contado con que los demás precios nominales (o curvas de oferta
de los factores a precios nominales) seguirían fijos, acaban por reconocer ~
y oferta
1 tal como las perciben que han subido, lo que les lleva a reducir su demanda de trabajo (como 4
_ 1 1 los empresarios. promedio) para ciertos valores de la relación salarios nominales a pre-
~
cio de su propio producto. Se sienten impulsados, como si dijéramos,
a desplazarse a lo largo de su curva de demanda subiendo de A. a O. Las
curvas de trazos, de demanda y oferta, se desplazan hacia la izquierda, y,
4
FIGURA 12.6 de nuevo, de una manera conjugada. El alza de los precios tal como la
imaginan los trabajadores viene al encuentro del alza de los precios tal •
~
como la imaginan los empresarios, y ambas marchan al encuentro de la
· No es casualidad que a A. y Aw corresponda el mismo nivel de empleo. subida de los salarios nominales.
El desplazamiento, desde el punto de vista de los empresarios, de la curva
de oferta hacia la derecha es, simplemente, otra manera de describir el
Al incorporar a la curva de Phillips las previsiones de los precios, como
acabo de hacer, he eludido implícitamente uno de los principales puntos de
•4
desplazamiento, desde el punto de vista de los trabajadores, d¿ ]á curva
de demanda hacia la derecha. Ambos tienen que dar la misma respuesta.
la reciente controversia sobre la curva de Phillips. Gracias a la reciente ex- ~
periencia de la inflación con estancamiento y al análisis teórico, hoy todo
Tal como se ha dibujado la figura 12.6 parece que --.-, el salario
w e
. . Pw 11
Aproximadament~. a causa de las circunstancias indicadas en la nota precedente. 4
real tal como lo imaginan los trabajadores, excede al salario 'real inicial,
11 · (w) w
= 1, que:---= 1,10 y que---=
Para ilustrarlo, supóngase que -- w e
(___!__) , exactamente. en la misma cantidad en que _!_, el salario real p P.*
o P••
p o p.• = 0,9. Como hemos supuesto que P.• =Po y W = 1,1 Po, resulta que P.' = t
tal como lo imaginan los empresarios, queda por debajo del saiario real
inicial, y, por consiguiente, en nuestro ejemplo, parece que la subida del
=~Po=
0,9
l,Ú Po. Es decir, el promedio de los precios imaginados ha subido t
promedio deJos precios imaginados (aproximadamente la subida del nivel aproximadamente el doble que el salario nominal medio pagado. e
e
.~~· e
(
(
'1
'f, ,f(l,l//,f ¡ft' /ji', !IJtl¡/¡)', fln•.trf1!f1/(lll) dtl{trrtrl/t),J¡ 11it1 !In/ ' .. JillfllJ :l.!!

• 'i ''""'1!" u.!nutr 'Jllr lu ~llflllt"Stu rurva de- Jlhi!lips a corto plazo C'S rngurw r' infr-rior a la tasa natural. A medida 4ue la gente ajusta sus expectativas
... , 1' rxu¡;rr u Kruvc-turnte la disyutlliva ¡¡ largo plazo, pero no son muchos de inflación, la curva de Phillips a corto plazo se desplazará hacia arriha
11''• dt\Jlllr\lll\ u ace-ptar que: 110 existe disyuntiva a largo plazo. y la posición final de reposo estará en la curva de Phillips a corto plazo
l'.,drtri!IS rxuminar esta cuestión utilizando un modo diferente: de: in- para la cual la tasa de inflación prevista iguala a la tasa corriente. La
u l,t curva ¡}e Phillips las previsiones de precios. La figura 12.7

••
1 111 i"'r at cuC'stión consiste ahora en saber si esta curva de Phillips será tal como
·o~¡:11r 1 rpr c-srntando sobre d eje vutical la tasa de variación de los sala- la A, y entonces la curva a largo plazo, LL, tendría pendiente negativa,
rlm tllllllinalrs, pero contiene una serie de curvas, una para cada tasa de en cuyo caso una tasa de inflación prevista del 2 por 100 reduciría toda-
' r rci mirnto de los salarios prevista. Dicho algebraicamente, en lugar de vía d nivel de desempleo, aunque sin llegar a reducirlo un 2 por 100,
n< 1 il>ir lu relución expresada en la curva de Phillips como o si será tal como la B, y entonces ]a curva a largo plazo sería vertical,
t es decir, d desempleo seria el mismo para una tasa prevista de inflación
~ del 2 por 100 que para una tasa prevista del cero por 100.
ll 1 - dW- ( -
1 -
w dt
dP ) * =/(U)
1 -
"',
• p dt
Sin ilusión monetaria a largo plazo

~
,¡,,ndr U representa el desempleo, podemos escribirla en la forma más
r.rnn u!
En mi discurso como presidente de la American Economic Association
en 1967 afirmé que la curva de Phillips a largo plazo es vertical, basándome
~ 1
1 :' 1 -
w
.!!!!!.._ = 1 [ u,
dt
(_¿___
p
_!!!_ ) * ]
dt
esencialmente en las razones que he bosquejado aquí: en sustancia, en la
inexistencia de cualquier ilusión monetaria a largo plazo lJ. Hacia la misma
• Supongamos ahora que acontece algo que lleva a la economÍa al punto F,
fecha, el profesor E. S. Phelps (actualmente en Columbia University)
ofreció la misma hipótesis, pero sobre argumentos distintos, aunque rela-
en el cual los salarios están subiendo un 2 por 100 anual y el desempleo cionados H. Esta hipótesis se sude denominar ahora hipótesis aceleracio-
!lista o hipótesis de la tasa natural. Se la llama aceleracionista porque una
1 dW política que trate de mantener el desempleo por debajo del valor de la
L L!
Wdt abscisa correspondiente al punto de intersección de la curva de Phillips
vertical a largo plazo con el eje horizontal tiene que conducir a una
inflación acelerada.
"' 1/l
Supóngase, comenzando en el punto Eo, en la figura 12.7, cuando nadie
"U~
<:: ro
prevé inflación alguna, que se pretende lograr un nivel de desempleo más
·o-~ bajo, digamos E,. Puede conseguirse inicialmente produciendo una infla-
~g
uE2' "• '4:: ".:. ción del 2 por 100, lo que se representarÍa moviéndose a lo largo de la
"'
> o"'
curva de Phillips correspondiente a una previsión de inflación nula. Pero,
.,-;: como hemos visto, la economÍa no permanecerá en F, porque las previ-
""D"'
ID~ o 1
::llll - _...... ..... > sionC's de la gente ~e m~dificarán, y si se mantuviese una tasa de infla-
~~
1

< ' ción del 2 por 100, la economía sería forzada a retroceder al nivel de
;1 desempleo del punto de partida. La única manera de mantener el desempleo
1 por debajo de la tasa natural consiste en sostener una inflación perma-
nmtemmte acelerada, para que la inflación ~orriente vaya siempr_e por
delante de la inflación prevista. Cualquier semejanza entre este análisis y
lo que viene sucediendo en Gran Bretaña no es accidental; lo que los

JJ "Th~ Rol~ of Mon~tary Policy», American Economic Review, marzo 1968,


L' págs. 1-17.
Desempleo ~ ·!'; H «Mon~y Wag~ Dyns.mics and Labour Ma.rk~t Eguilibrium~>, w E. S. Phdps
:~. (cd.). .Microeconomic Foundations o/ Employmwt and I nflation Theory (Nueva York,
FIGUR.A 12.7 ·~ Norton, 1970).
:1
1)1;

~ AfA ¡-¡¡} ?A
l!esempleo y determinación del salano :¿¡g

' ,,\11111<>' ~:"1'11'111"' i>llto'111i<1" !~:111 trntu.!o dr l111<C'l n ruautc:r~t·r d dc:sl:'lll)'ll:'o


¡><>! ,lchajo de la tasa natural, y para lograrlo han tenido que: acc:lerar In
infl11ción: del 3,9 p_or lOO en 1964 .al 16,0 por 100 en 1974, según las
estadísticas oficiales 15 •
sc:ries temporales, para estimar el valor numérico de b 17 • Estas investiga-
ciones, casi sin excepción, obtuvieron valores numéricos de b inferiores
a 1, lo que implica que existe «disyuntiva» a largo plazo 18 . Sin em-
bargo, todos estos resultados se prestan a objeciones, algunas de carácter
más bien superfiéial, otras a un nivel mucho más profundo.
Una objeción estadística· inmediata es que las curvas ajustadas estadís-
Confusiones acerca de la «tasa natural» de desempleo ticamente han sido distintas para distintos períodos de ajuste y han dado
extrapolaciones nada fiables para los períodos subsiguientes al del ajuste.
Recibió esta hipótesis la denominación «hipótesis de la tasa natural» por Parece, pues, que lo que realmente miden estos resultados estadísticos es
la importancia que atribuye a la tasa natural de: desempleo. El término una relación a corto plazo, a pesar del objetivo que se propusieron. La
«tasa natural» ha sido mal interpretado. No se refiere a un mínimo irre- cuestión clave aquí es que, para la prueba estadística, es necesario dis-
ductible de desempleo. Se refiere, por el contrario, a la tasa de desempleo poner de una medida de la tasa de inflación prevista. Por consiguiente,
que está en correspondencia con las condiciones reales existentes en el cada una de estas investigaciones es una prueba conjunta de la hipótesis
mercado del trabajo. Se puede reducir suprimiendo obstáculos en el mer- aceleracionista y de una hipótesis particular acerca de la formación de
cado laboral, reduciendo la fricción. Se puede elevar introduciepdo obstácu- previsiones.
los adicionales. La finalidad de este concepto es separar los aspectos mone-
tarios de los n.o monetarios en la situación del empleo: precisamente el
mismo objen"% que llevó a Wicksell a emplear la palabra natural en re- Hipótesis de las expeetativas adaptables
lación con el tipo de interés.
Durante los últimos años, muchos estudios estadísticos han. investigado La mayoría de estas investigaciones estadísticas incorporan la llamada
si la curva de Phillips a largo plazo es o no vertical. La disputa sigue su hipótesis de las expectativas adaptables, que ha funcionado bien en mu-
curso. chos problemas. Afirma ésta que las previsiones son objeto de revisión a
La mayor parte de las pruebas estadísticas se realizaron escribiendo la la vista de la diferencia entre la tasa corriente de inflación y la tasa pre-
ecuación [ 2} en la forma vista. Si la tasa prevista fuese, digamos, el 5 por 100, pero la tasa co-
rriente fuese el 10 por 100, la tasa prevista sufriría una revisión elevándose
dW dP ) * +/(U) en una fracción de la diferencia entre 10 y 5. Como es sabido, esto
[3] - 1- = a+b ( -
1 -
\V dt •. > .. P dt supone que la tasa de inflación prevista es un promedio de las tasas de
inflación del pasado, con ponderación exponencial cuyos pesos disminuyen
o a medida que se retrocede en el tiempo.

17
i Puedo señalar incidentalmente que un muy. difundido intento siguiendo esta
-1- =dPa + b ( - . dP- ) * +/(U)
1 -- orientación figura en las lecciones dadas en Gran Bretaña por RollERT Soww hace
·,.·.
p dt p dt pocos años (~rice. Expectations and the Behaviouf- of thl' Price Ll'vel, Manchester
·-·~
University Press, 1969). Por desgracia, su investigación tiene un defecto fatal que la
'• invalida a efectos de nuestro problema. Para tener en cuenta los costes y no sólo
donde el primer miembro es la tasa de variación de los salarios o la tasa lt
~~
la demanda, incluyó en el segundo miembro de una ecuación análoga a la [3) la tasa
de variación de los precios. La cuestión es determinar el valor de b 16 . :: ~~:· de variación de los salarios y en el primer miembro la tasa de variación de los pre-
.;~­
La curva original de Phillips suponía, en esencia, que b = O; la hipó- \.f'j
,-lf
cios. No hay razón para esperar, en semejante ecuación, que b sea igual a la unidad
tesis de la aceleración hace b = l. Los autores de las diversas pruebas a ¡tE ni siquiera en el caso de una estricta hipótesis acekracíonista, porque la ecuación vale
entonces para determinar lo que sucede al margen entre precios y salarios. Supóngase
que me refiero utilizaron datos de observación, en su mayor parte datos de <~~ que la tasa de inflación prevista se eleva un 1 por 100, pero que la tasa de variación
de los salarios permanece constante; toda la subida de los precios resulunte irá a
15
~~:H aumentar el excedente de los precios sobre los costes y a estimular la producción.
Unitcd Kingdom General Index of Retail Prices, D~partm~nl of Emplaymenl :1·~ ~ Por consiguiente, en la ecuación de Soww, la hipótesis aceleracionista estricta impli-
Gazelle.
~~·
caría que b es menor que l.
16 Este ca<:ficiente representa la tasa de inflación prevista, es decir, el cambio por- 11
Un sumario sucinto de estos estudios puede verse en S. J. TURNoVSKY, «Ün
centual d¿ la ·rasa corriente de variación de los salarios o los precios que resultaría de the Role of Inflationary Expectations in a Short-Run Macro-Economíc Model», Eco-
un cambio del 1 por 100 en la tasa de inflación prevista. !:a:.l namic }ournal (junio 1974), págs. 317-37, especialmwte págs. 326-27.
... l~tjr, t,,. .·.•
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