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Intervención Psicosocial, 2002, Vol. 11 N.° 3 - Págs.

289-301

DOSSIER

Gestión ambiental e intervención psicosocial


Environmental management and psychosocial
intervention

Sergi VALERA*

RESUMEN
A pesar de que los ámbitos de la gestión ambiental y de la intervención social estén,
aparentemente, situados en órbitas de actuación distintas y diferenciadas, existe un estre -
cho nexo de unión entre ambos, nexo que puede formularse de la siguiente forma: toda
intervención social se realiza dentro de un contexto donde los parámetros ambientales ejer -
cen una importante influencia, mientras que toda acción enmarcada dentro de la gestión
ambiental implica la consideración de las variables sociales y psicosociales, pues tal
actuación implicará un impacto sobre los grupos o las comunidades vinculadas a la cues -
tión ambiental que se pretenda gestionar. En el presente artículo se abordará más deteni -
damente esta segunda cuestión. A través de aportaciones provenientes de la psicología
ambiental y de la sociología del medio ambiente se discutirán las implicaciones sociales de
los temas comúnmente situados en la perspectiva de la gestión ambiental.

PALABRAS CLAVE
Gestión ambiental, Enfoque sistémico, Intervención ambiental, Evaluación de impacto
social.

ABSTRACT
Usually, environmental management and social intervention are view as separate fields.
Despite this, important connections can be defined in order to analyse mutual implications.
The underlying assumption is that any social intervention must be located in a socio-envi -
ronmental context, and any action defined in an environmental management strategy has

* Departamento de Psicología Social. Facultad de Psicología. Universitat de Barcelona.

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Gestión ambiental e intervención psicosocial

a social impact on the groups or communities involved. In this paper the social implications
of the environmental management will be discussed, both from environmental psychology
and environmental sociology.

KEY WORDS
Environmental management, Systemic approach, Environmental intervention, Social
impact assessment.

INTRODUCCIÓN va de algunos de los principales temas


relacionados con la gestión ambiental,
A ojos de cualquier neófito en la mate- con sus implicaciones psicosociales; por
ria, los dos componentes que forman el último, me permitiré sacar algunas con-
titulo de este articulo, gestión ambiental clusiones y sugerencias a partir de lo
e intervención psicosocial, constituyen expuesto.
dos campos completamente distintos y
difícilmente conciliables: concentrados en
objetos distintos (el ambiente físico y las POSICIONAMIENTO DE PARTIDA
personas respectivamente), con objetivos
diferentes (la gestión de recursos natura- El objeto del presente trabajo es, pues,
les o el abordaje de problemas sociales), profundizar un poco más en la relación
con referentes disciplinares diferenciados que puede y debe establecerse entre ges-
(ciencias naturales-tecnología y psicolo- tión ambiental e intervención psicosocial,
gía o sociología respectivamente), con debatir sobre sus mutuas implicaciones
referentes políticos separados (no es lo y ofrecer alguna reflexión en aras de un
mismo las políticas medioambientales mayor acercamiento en el momento de
que las políticas sociales) y con impactos diseñar modelos de intervención sea en
mediáticos también diferenciados. Sin un campo o en otro. Y es necesario
embargo, una mirada más atenta a remarcar la primera de las ideas expresa-
buena parte de los fenómenos sociales das en esta párrafo. No se trata solo de
que nos rodean ponen en evidencia que hablar en términos posibilistas -la ges-
ambos campos, contrariamente a lo que tión ambiental y la intervención psicoso-
parece, están estrechamente vinculados cial pueden tener puntos de contacto-
entre si (lógicamente, además de estarlo sino en términos de necesaria interrela-
con otras muchas esferas como la econó- ción en la materialización de políticas
mica, la política, etc.). Así pues, centraré concretas: la gestión ambiental conlleva,
esta exposición en tres puntos. En pri- implícita o explícitamente, el concurso de
mer lugar, una introducción acerca de aspectos de carácter psicosocial, mien-
por qué es necesaria una perspectiva psi- tras que cualquier intervención psicoso-
cológica, o mejor, psicosocial, en el ámbi- cial se enmarca necesariamente en un
to de la gestión ambiental; en segundo determinado contexto físico y, en nume-
lugar, una revisión en absoluto exhausti- rosas ocasiones, conlleva la considera-

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Sergi Valera

ción de algún tipo de gestión ambiental 55), concluiremos que una de las princi-
(gestión de espacios o de recursos pales disciplinas implicadas en la gestión
ambientales). Conviene, pues, dejar claro ambiental sea aquella que analiza preci-
este punto de partida aunque el presente samente el por qué del comportamiento y
trabajo se centre prioritariamente en una las acciones humanas sobre el entorno. Y
de las dos direcciones apuntadas, las esa no es otra que la psicología ambien-
implicaciones psicosociales de la gestión tal, cuyo objetivo es el análisis de las rela-
ambiental y no tanto las implicaciones ciones que, a nivel psicológico, se estable-
ambientales de la intervención psicoso- cen entre las personas y sus entornos
cial, aunque podemos recurrir a recien- (Valera, 1996) en tanto que aspectos co-
tes e interesantes trabajos en esta línea implicados en la definición de una reali-
(Corraliza, 1999). dad psico-socio-ambiental (Wiesenfeld,
2001).
Vaya por delante una afirmación que
puede servir a su vez de conclusión: si Y es importante destacar esto porque,
alguna ciencia es fundamental e impres- en la práctica, no es ésta la tendencia
cindible a la hora de abordar cuestiones habitual. Hasta el momento, la gestión
relacionadas con la gestión ambiental, ambiental ha recaído en manos mera-
esta es sin duda la psicología, y más con- mente técnicas: dictámenes ingenieriles,
cretamente la psicología ambiental. Voy a indicadores biológicos, informes geotécni-
tratar de explicar por qué. cos o programas políticos. Poco o nulo
papel ha tenido quien cree que es impor-
Si entendemos que el desarrollo huma- tante analizar por qué nos comportamos
no se ha basado históricamente en la de una manera u otra en relación con las
implantación de tecnología sobre el terri- cuestiones ambientales, cómo interpreta-
torio –agricultura, minería, urbanismo, mos y dimensionamos psicológicamente
industria, infraestructuras viarias, etc.- los problemas ambientales, y qué estrate-
entonces podemos hablar de la historia gias comportamentales estamos dispues-
del ser humano como la historia de un tos a activar ante un impacto ambiental
continuo, y quizás estaríamos de acuerdo que percibimos como negativo.
que excesivo, impacto ambiental por pre-
sión antrópica. Sin embargo, no es hasta Sin embargo, ello no quiere decir que
tiempos muy recientes que se ha tomado la psicología ambiental haya estado ajena
conciencia de las consecuencias catastró- a estas cuestiones. Desde un contexto
ficas de ese impacto. Numerosos autores socioambiental marcado por los paráme-
sitúan un punto de inflexión en este sen- tros de la globalización y el desarrollo
tido en 1987 con la publicación del traba- sostenible -como han puesto de manifies-
jo Nuestro Futuro Común o también lla- to, entre otros Pol (1998, 2002a) Corrali-
mado "Informe Brundtland" por parte de za (1997; 1998), Aragonés, Raposo e Izu-
la Comisión Mundial sobre el Medio rieta (2001), Moser (2002), Bauman
Ambiente y Desarrollo, informe en el que (1998), McKenzie-Mohr y Oskamp (1995),
se acuña "oficialmente" el término Desa- Redclif y Woodgate (2002), Sachs (2002)-,
rrollo Sostenible (Aragonés, Raposo y Izu- en los últimos años empieza a haber una
rieta, 2001; Pol, 2002a; 2002b). Sea como aportación empírica y conceptual cre-
sea, si adoptamos la definición de Pol ciente. Muestra de ello es la aparición de
según la cual "la gestión ambiental inclu- articulos y números monográficos en dis-
ye actualmente acciones preventivas y/o tintas revistas internacionales como
paliativas orientadas a minimizar los efec- Environment and Behavior, Journal of
tos negativos del impacto de la actividad Environmental Psychology y muy espe-
humana sobre el entorno" (Pol 2002a, p. cialmente Journal of Social Issues. con

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Gestión ambiental e intervención psicosocial

publicado cuatro monograficos en los cología evolucionista heredera de lo que


últimos diez años (1992, 1994, 1995, Bechtel (2000) denomina la segunda gran
2000), con autores que se han perfilado revolución del pensamiento humano. Sin
como los más visibles sobre el tema como embargo, la perspectiva de Norgaard
Oskamp, Stern, Schultz o McKenzie- introduce una interesante dimensión sis-
Mohr, entre otros. Además de recientes témica al enfoque. Para él, el desarrollo
títulos con referencia o con contribucio- puede ser descrito como un proceso de
nes explícitas al desarrollo sostenible, a coevolución entre los sistemas sociales y
la gestión y promoción ambiental y a la ambientales. Los factores medioambien-
ciudad sostenible (Bechtel y Churchman, tales influyen en la idoneidad de aspec-
2002; Schultz y Schmuck, 2002). tos particulares de los sistemas sociales
y, a su vez, los sistemas sociales influyen
en la idoneidad de aspectos particulares
EL ENFOQUE ECOLÓGICO-SISTÉMICO de los sistemas ambientales. Norgaard
EN LAS RELACIONES PERSONA- (1994) subdividió los sistemas sociales en
ENTORNO sistemas de conocimiento, de valores, de
organización y de tecnología, que coevo-
A menudo, las relaciones entre los lucionan entre sí y con los sistemas
aspectos psicológicos, sociales y ambien- ambientales según recoge la Figura 1. Así
tales han tendido a conceptualizarse en pues, en el paradigma coevolucionista, el
términos sistémicos o ecológicos. Desde medio ambiente determina la idoniedad
la sociología del medio ambiente, cuyo del comportamiento de las personas en la
progresivo desarrollo ha corrido paralelo medida en que están guiadas por modos
al de la problemática ambiental global de conocimiento, formas de organización
(Dunlap, 2002), también se están propo- social y tipos de tecnologías alternativos.
niendo esquemas explicativos en el Pero al mismo tiempo, el modo en que las
mismo sentido. Así, cabe destacar la defi- personas conocen, organizan y usan
nición de lo que Norgaard (1994, 2002) herramientas determina la idoneidad de
denomina el paradigma coevolucionista. las características de un medio ambiente
Ciertamente existe una tradición en psi- en evolución.

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La perspectiva de una evolución tión ambiental y las de la gestión psico-


siempre emergente y, por lo tanto, no social (si se puede denominar así a la
predecible a largo plazo debido a la com- intervención psicosocial).
pleja y cambiante interrelación entre los
distintos sistemas que coevolucionan,
lleva a centrarse más en la propia inte- INTERVENCIÓN AMBIENTAL: IMPACTO
rrelación que en los objetivos que se AMBIENTAL E IMPACTO SOCIAL
persiguen, aunque como el propio Nor-
gaard comenta, es imposible considerar De ahí surge precisamente el concepto
simultáneamente todos los aspectos de de Intervención Ambiental. Siguiendo a
un proceso coevolucionista. Sin embar- Pol (1996), la Intervención Ambiental
go, desde nuestro discurso, su valor remite a "cualquier cambio en las estruc-
radica en destacar que la gestión de los turas físicas de un lugar que, directa o
sistemas ambientales, además de los indirectamente provoque una alteración
aspectos tecnológicos o de conocimien- en el ecosistema, en la estructura social
to, no puede contemplarse al margen de o en la interacción social entre las perso-
los aspectos pscisociales, culturales y nas. Ello puede venir dado por efectos
organizacionales. Como acertadamente directos sobre el medio y sobre los suje-
indica Pol (2003), "el ámbito transdisci- tos, o bien potenciando, inhibiendo o
plinar de la gestión ambiental, además alterando formas de relación social, que
de dimensiones tecnológicas, implica en última instancia cambiarán sus for-
sobre todo la gestión de comportamien- mas de interacción con el ecosistema"
tos humanos y sociales de los miembros (Moreno y Pol, 1999, p. 11). Es decir, la
de las organizaciones (sean empresas o IA debe ser entendida como un conjunto
administraciones públicas) y de los ciu- de estrategias orientadas a la gestión
dadanos". psico-socio-ambiental, aunque sus con-
creciones puedan enfatizar uno u otro
En psicología, desde la teoría del aspecto. Así, Pol (2003) define Impacto
campo de Lewin (1988) o la teoría ecoló- ambiental (IA) como los efectos que pro-
gica de la percepción (Gibson, 1979; duce en el medio ambiente la introduc-
Shaw, Turvey y Mace, 1982; McArthur y ción de algún elemento ajeno, extraño o
Baron, 1983) hasta la “perspectiva orga- no presente en la situación anterior.
nísmica” en las relaciones entre las per- Dentro del impacto ambiental se puede
sonas y sus entornos de Altman y distinguir entre el impacto ecológico y el
Rogoff (1987) se han desarrollado enfo- impacto social. El impacto ecológico se
ques de carácter sistémico o ecológico, y puede definir como los efectos que pro-
en ocasiones acercándolos a presupues- duce en un ecosistema la introducción de
tos transaccionalistas (Wapner, 1990). algún elemento ajeno, extraño o no pre-
Dejando en un segundo término las difi- sente en la situación anterior. El Impacto
cultades para el método que plantea el social (IS) se define como los efectos de
enfoque sistémico, lo cierto es que la una acción que altera o cambia el equili-
perspectiva ecológica ofrece actualmente brio del sistema social. El impacto social,
un marco de referencia plausible en el al igual que el impacto ambiental, puede
momento de plantear tanto cuestiones ser positivo o negativo, aunque lo más
sociales como ambientales desde la frecuente es que se asocien con su ver-
perspectiva de la gestión (Rueda, 1995). tiente negativa.
Y éste es un punto importante para
nuestra argumentación: esto es, la Pero también hay que tener en consi-
interdepedencia que debe mantenerse deración los efectos cruzados (ver Figura
entre las estrategias propias de la ges- 2). Así hay que contemplar los impactos

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Gestión ambiental e intervención psicosocial

sociales del impacto ecológico: las dimen- recursos disponibles; bien sea de los
siones meramente ecológicas de un efectos de los residuos que se generen.
impacto ambiental tienen -o pueden
tener- efectos directos sobre las personas Como consecuencia de todo lo ante-
y la organización social: es decir, compor- rior, cualquier estrategia metodológica
tan en si un impacto social. A su vez, orientada a la evaluación del impacto
habrá que considerar los impactos ecoló - ambiental ha de contemplar forzosamen-
gicos de los impactos sociales: todo cam- te los aspectos relacionados con el
bio en la estructura social, en las relacio- impacto social (Valera, 1993; Moreno y
nes sociales, en las formas de produc- Pol, 1994) y ello de be pues contemplarse
ción, en los estilos de vida, en los hábitos en el propio diseño de los instrumentos
de consumo, en los valores y las prefe- destinados a este fin (Moreno y Pol,
rencias de las personas, etc. comporta 2002).
impactos ecológicos. Impactos que se Por otra parte, si atendemos al proceso
derivan bien sea de la transformación del que suele guiar, de una manea compre-
medio, de la utilización de los recursos hensiva, las distintas fases de la Interven-
naturales, de los usos de espacios y de ción Psicosocial (Hernández y Valera,
las prácticas de vida cotidiana, bien sea 2001), también podemos contemplar el
del cambio de las relaciones sociales y de mismo proceso en el ámbito de la inter-
las representaciones sociales, de la valo- vención ambiental. Así, en otras ocasiones
ración y apreciación que se hace de los (Valera, Íñiguez, Pol y Llueca, 1996)

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Sergi Valera

hemos descrito la Intervención Ambiental grado de satisfacción de sus habitantes


transitando a lo largo de tres fases: y el nivel de identificación y apropiación
que en ellos ha generado, y su impacto
Fase I: Evaluación y selección de nece - socio-ambiental.
sidades manifiestas y latentes a las cua-
les debe dar respuesta la intervención
que se propone. El origen de la iniciativa GESTIÓN DEL RIESGO Y EFECTO
de intervención y la su motivación real, NIMBY
además de la congruencia de lo que se
proyecta con la realidad actual, su acep- No hay actualmente ninguna duda de
tación o rechazo por parte de los afecta- que estamos instalados en el riesgo. Des
dos, condicionarán inevitablemente la de hace aproximadamente unos veinte
evaluación. años, los científicos sociales están anali-
Fase II. Peritaje de proyectos: colabora- zando el valor social del riesgo. Entre
ción con los técnicos en la concepción de ellos, cabe mencionar al alemán Ulrich
proyectos de intervención y la previsión Beck y su conceptualización de lo que ha
de sus efectos. El peritaje de un proyecto denominado la sociedad del riesgo (Beck,
debe realizarse siempre no solo desde 1998a, 1998b). Para este autor, aquello
sus cualidades intrínsecas, sino también que diferencia principalmente a la socie-
en función de la lectura social del lugar dad industrial contemporánea es que, si
donde se proyecta la intervención. Ello antes solo se repartían riquezas y este
implica que si en el momento de valorar reparto no era igualitario ya que estaba
el proyecto, el diseñador o el promotor no sujeto a principios de clase social o de
aporta la información sintetizada en la localización geográfica, actualmente lo
fase I, habrá que recoger o crear esta que define nuestra sociedad es el reparto
información, como punto de referencia de de riesgos, la mayoría de los cuales, al
partida para la valoración. La función de menos potencialmente, afectan por igual
interlocución o de participación activa en a todos y en todas partes: "la miseria es
la concepción del proyecto desde sus jerárquica, el smog es democrático"
fases iniciales va orientada a evitar desde (Beck, 1998a).
el inicio del diseño que las decisiones Además de esta primera característica
puedan tener efectos sociales y ambien- de los riesgos actuales hay otra tanto o
tales no deseables, que una vez finaliza- más importante por su repercusión
do, podrían tener difícil corrección por social: la mayoría de los riesgos (y espe-
haber condicionado su desarrollo. Una cialmente aquellos considerados más
vez finalizado el diseño del proyecto, graves) no son perceptibles directamente,
habrá que reevaluar los potenciales efec- es decir, no pueden ser detectados en sus
tos sociales y ambientales, para corregir - causas o en sus consecuencias si no es
si es preciso- lo que se considere poco dentro del paradigma científico-tècnico,
deseable. Por ello es imprescindible la que escapa a la comprensión de la mayor
discusión conjunta con el cliente, los res- parte de las personas. Si finalmente el
ponsables políticos y los técnicos. riesgo se manifiesta lo acaba haciendo de
Fase III: Valoración posterior a la manera indirecta o extraordinariamente
intervención. Mediante el uso de los lenta; hasta puede manifestarse más allá
métodos y las técnicas pertinentes en de una generación. La mayoría de los
cada caso, se evalúa si se ha alcanzado riesgos actuales no suelen presentarse de
los objetivos formulados en la interven- manera catastrófica sino insidiosa, lo que
ción, su adecuación a la población, la dificulta el establecimiento de la relación
funcionalidad de la intervención, el entre la causa y el efecto.

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Gestión ambiental e intervención psicosocial

Por lo tanto, la única forma que tene- percibida como excesiva. Por ello, en
mos de hacer visibles, de poner de mani- lugar de centrar la gestión del tema como
fiesto y de "gestionar" buena parte de los habitualmente ha venido haciéndose, es
riesgos actuales es hablar de ellos. Esto decir, gestionar el conflicto generado o lo
supone, en el contexto de las recientes que es lo mismo, atendiendo a las conse-
teorías de las ciencias sociales, elaborar cuencias, la propuesta de Pol (2000) se
una construcción social del riesgo, un centra en el análisis de las causas y la
discurso sobre él (Slovic, 1999; Valera, previsión del potencial impacto social.
2001). A pesar de que existen importan-
tes esfuerzos en la definición psicosocial
del riesgo, sus parámetros cognitivos y los GESTIÓN DE RECURSOS, GESTIÓN DE
efectos asociados a su percepción (Puy y ENTORNOS
Cortés, 1998; Slovic, 1991; Jones y
Uzzell, 1996; Pigdeon et.al., 1992; Renn, Para hablar específicamente de la
1992; Valera, 2000), así como los aspec- perspectiva psicosocial en la gestión
tos afectivos o emocionales (Rundmo, ambiental es imprescindible tomar como
2001; Lerner y Keltner, 2000, 2001) exis- punto de referencia el capítulo que Enric
te poca investigación sobre cual es la Pol ha escrito sobre el tema en la recien-
valoración social de los principales ries- temente publicada segunda edición del
gos percibidos por una determinada Handbook of Environmental Psychology
población. En este aspecto cabe mencio- (Bechtel y Churchman, 2002). En él, el
nar muy recientes abordajes desde el autor revisa los principales instrumentos
paradigma de las representaciones socia- de gestión ambiental y sus implicaciones
les (Breackwell, 2001), o desde la teoría psicológicas. Así la promoción de las nor-
cultural (Steg y Sievers, 2000; Rippl, mativas ISO 14000 (1996) han resultado
2002), así como percepción de ámbitos de instrumentos clave para lo que se ha
riesgo concretos como el medioambiental venido a denominar Sistemas de Gestión
(Weber, Hair, y Fowler, 2000; Walsh- Ambiental (EMS), de tal forma que todos
Daneshmandi, y MacLachlan, 2000). los miembros de una organización adop-
ten y se identifiquen con los valores de la
Un tema estrechamente relacionado sostenibilidad preconizados por las dife-
con la percepción del riesgo es el denomi- rentes políticas ambientales. Las audito-
nado Efecto NIMBY ("no en mi patio tra- rías ambientales, el Análisis del Ciclo de
sero"), descrito como el rechazo de la vida y la gestión del ecoequitecaje y el
población a ciertas instalaciones, equipa- desarrollo de las Agendas 21 Locales son
mientos o infraestructuras que, percibi- otros ámbitos de la gestión ambiental
dos como necesarios en términos genera- entendida como gestión de recursos en
les, son valorados en términos negativos contextos socioambientales específicos,
en relación a riesgos de un tipo u otro y, además de los ya comentados estudios
por lo tanto, no deseable su ubicación en de impacto ambiental.
entornos próximos. El miedo a los efectos
sobre la salud y la desconfianza en la Por último, existirían otro grupo de
gestión son las razones más frecuentes temáticas que, aunque con desarrollos
expresadas en los estudios sobre el tema relevantes y en ocasiones muy consolida-
(Hunter y Leyden, 1995) . En cualquier dos, no suelen relacionarse directamente
caso, la dimensión psicosocial del tema con la gestión ambiental. Sin embargo, si
podría centrarse en la percepción de ine- retomamos las consideraciones realiza-
quidad que experimentan determinados das al principio de este texto, convendre-
grupos sociales ubicados en determina- mos en que si la psicología ambiental
dos territorios con una carga ambiental debe tomar mayor protagonismo en la

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Sergi Valera

gestión ambiental, debe también empezar ción social enmarcada en un referente


a atender de manera más completa al ambiental, existe también un desarrollo
que podríamos llamar el "usuario emergente que define los procesos de
ambiental". Ello implica considerar al participación social contextualizados en
menos tres ámbitos más a los ya expues- entornos sociales y ambientales específi-
tos anteriormente: el de la comunicación cos. Esta nueva forma de entender el
y el márketing ambiental entendido como desarrollo comunitario a través del
márketing social (promoción de valores fomento de estrategias de participación
ambientales), el de las actitudes, creen- (Marchioni, 1999; Villasante, Montañés y
cias y valores ambientales (Hernández, Martí, 2000) está directamente vinculado
Suárez, Torvisco y Hess, 2000; Corraliza al concepto de Investigación Acción Parti-
y Berenger, 2000), y por último y quizás cipativa (Pindedo, Rebollo y Marti, 2002),
el reto más importante, el ámbito de la cuyos planteamientos pasan por impul-
participación en la toma de decisiones y sar el cambio comunitario a partir del
en la gestión de las cuestiones ambienta- establecimiento de estrategias participa-
les, aspecto este último que pasamos a tivas en las que el equipo investigador
comentar a continuación. está directamente implicado con la
comunidad en el planteamiento de los
objetivos y de las estrategias de cambio.
VOLUNTARIADO AMBIENTAL Y En nuestro contexto, se han realizado
PARTICIPACIÓN sugerentes experiencias de este tipo en
barrios y comunidades de Barcelona,
Una de las imágenes más reconfortan- Santa Cruz de Tenerife, Madrid o San
tes dentro de la catástrofe multidimensio- Sebastián. Por ultimo, dentro del marco
nal del Prestige ha sido la de observar la más "clásico" de la gestión ambiental
reacción del voluntariado en las tareas de existen también propuestas estructura-
limpieza y recuperación de las costas das de procesos participativos, como en
gallegas. Ciertamente el voluntariado el caso de las Agendas 21 locales, cuyos
ambiental, entendido como el desarrollo planteamientos y proceso se muestran en
de iniciativas que desarrollan una forma la Tabla 2.
altruista, libremente y sin ánimo de lucro,
orientadas a la mejora ambiental y con-
servación de los recursos naturales (Cas- COMENTARIOS FINALES
tro y Ramírez, 1995) puede ya definirse
como un movimiento social consolidado Sea como fuere, la necesidad de con-
basado en una nueva manera de enten- templar las mutuas implicaciones de los
der la responsabilidad social del impacto procesos ambientales y sociales parece
ambiental (Castro, 2000). A su vez, el ser un punto cada vez más relevante
voluntariado ambiental está conceptual- tanto en el aspecto teórico-conceptual
mente vinculado al concepto de volunta- como en el de la gestión política de las
riado social. Así, como define el propio problemáticas socio-ambientales. En este
Castro, "el voluntariado es una estrategia breve recorrido hemos intentado aportar
de participación social, que ejecutado algunos elementos en esta dirección. Así,
libremente, organizado y no remunerado, por ejemplo, difícilmente podemos abor-
se desarrolla a través de actividades y dar programas de ambientalización en
programas que redundan en beneficio de los distintos niveles de una organización
la comunidad" (op.cit., p. 23). si no atendemos al ámbito de la comuni-
cación organizacional, ni podremos abor-
Si el voluntariado ambiental puede dar temas como la gestión de residuos
considerarse una estrategia de participa- urbanos si no incorporamos los conoci-

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Gestión ambiental e intervención psicosocial

mientos sobre creencias y actitudes NIMBY si planteáramos estrategias y


ambientales y, para finalizar, posible- políticas de participación efectivas que
mente gestionaríamos mucho mejor las implicasen realmente a las comunidades
consecuencias derivadas de efectos en la gestión ambiental.

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Sergi Valera

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