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ALAIN BADIOU T5 ¡¬3¿) Q E

LA ÉTICA
Ensayo sobre la conciencia del mal %
Traducción: Raúl J. Ccrdc11'as
Rav1s1ón dc traducción: Álvaro Unbc

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Título original de la obra: L'Érh¢'que. esrai .fur fa
CONTENIDO
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conrcfencc Ju mm'
Traductor: Raúl I. Ccrdeiras
Revision dela traduccion: Álvaro Uribe I
Traductor de los prefacios: Eduardo Jiménez
Diseño de la cubierta: Armando Hatzacorsian
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PREFACIO A LA EDICIÓN GRIEGA
.|
Esta obra se termino de imprimir y encuadernar
en Impresos ENACH, en Bertha l98, Col.
l"-iativitas. 133500 México. D. E PREFACIO A LA EDICIÓN INGLESA

1`NTRooUcc1óN
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El 2003 NDUS l
É ÉDÚ4 Editorial Herdcr, S. de R. L. de É. 'vi
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ISBN 963-5597-U3-o
1. ¿EXISTE EL HOMBRE?
Este libro t`ue,publieado con el apoyo de la Emba-
jada de Francia en México. en el marco del Pro-
¿La muerte del Hombre?
grama de Apoyo a ia Publicacion “Alfonso
Reyes" del Ministerio Francés de Relaciones Ex-
Los fundamentos de la ética de los
Mt'
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teriores. derechos del hombre '
La reproduccion total o parcial de esta obra sin el 3 El hombre: ¿animal viviente o stngularidad
consentimiento expreso de los titulares del
Copyright está prohibida ai amparo de la iegis- inmortal'?' - ' -
laeion vigente.
4 Algunos principios
Impreso en México I P.-irzrea' in Mexico

II. ¿EXISTE EL oTRo?»


1. La ética en el sentido de Lévinas
Herder'
2. La “ética de la diferencia”
www.herder.com.mx
3. Del Otro a1Abso1u'tarnente-Otro
ii-ííg

4. La ética como religión deseompuesta CONCLUSIÓN 125


5. Retorno a 1o Mismo
6. Diferencias “culturales” y culturaiismo ~ e1aLIooaAríA 129
7. De lo Mismo a las verdades

111. LA ÉTICA, FIGUPA DEL N1H1L1sMo _ 1*

1. La etica como sirvienta de la necesidad


2. La ética como dominación “occidental”
de la muerte '
3. Bio-ética
4. El nihilismo ético entre el conservadurismo
y la pulsión de muerte

IV. LA ÉTICA De LAS VERDADES


1. Ser, acontecimiento, verdad, sujeto
2. De nición formal de la ética de una verdad
3. La experiencia de la “consistencia” ética
4. ¿Ascetisrno?

V. EL PROBLEMA DELE/¡AL «
A. La vida, las verdades, el Bien
B. De laexistencia del Mal '
C. Retorno al acontecimiento, la fidelidad,
la -verdad I
D. Bosquejo de una teoría del Mal 105
W- 1. El simulacro y el terror 1
2. La traición 1
3. Lo innombrable
PREFACIO A LA EDICIÓN GRIEGA

Como muchas intervenciones losó cas, este libro nació


ante todo de una cólera teórica. Después de todo, la obra
de Platón, ¿no nació acaso, en gen parte, de una cólera
en contra de los so stas? No podía soportar la arrogancia
de todos aquellos que, al pretender hacer tabla rasa del
perisamìento de los años sesenta (Foucault, Althusser,
Lacan. . .), nos presentaban, como una gran novedad, una
especie de moralisnio académico totalmente irrisorio. No
veía-yo en esta operación, retomada por la-te1evisió`n," la
prensa y finalmente por todos los políticos, más que un
retorno a unas antiguallas reaccionarias totalmente iden-
ti cables: la primacía de la moral sobre la política; la cer-
teza de una superioridad del Occidente burgués sobre
todo lo demás;-la existencia de una supuesta “naturaleza
humana”, y los “derechos” que le son asociados; el anti-
cornunìsmo vulgar; la evidencia verdaderamente totali-
taria de la excelencia del capitalismo y de su forma polí-
tica usual: el parlamentarismo. Y finalmente, el vasallaje

11
de la losofia, que abdica de toda función critica, frente
al orden mundial establecido. Me alegro que los griegos puedan juzgar mi em-
De este modo, primeramente intente mostrar que presa. ¿Acaso no son los descendientes de aquéllos
todo ese arrnatoste no valia nada, y que sustituta la que, inventando la filosofía y oponiéndose a todo pen-
crítica filosófica con una simple y llana propaganda samiento servil o soñstico, forjaron la palabra “ética”?
de los “valores” dominantes del orden que sopor- No puedo más que agradecer al traductor y al editor
tamos. De manera frontal critique la ideología huma- por haberse arriesgado a proponer a la lectura y a las
nitaria, la política de sumisión y el academicismo objeciones este ensayo, a la vez denso y abierto.
exangüe, que esceni ca para nosotros el papel de
“filosofía” mediática. Diciembre 1997
Pero no quería contentarme con eso. Me parece
peligroso dejar la bella palabra “ética” en manos de
los perros guardianes del parlamentarisrno capitalista;
Por lo tanto, también esboce un sentido diferente de
esta palabra, arrebatada al moralismo pseudo-
kantiano, y la referí a su verdadera raíz": los aconte-
cimientos de verdad. `
Por supuesto no se trata más que de una breve in-
troducción. El desarrollo completo de una etica de las
verdades se efectuará en la prolongación de la nueva
teoría de la verdad que desarrolle en mi libro funda-=
mental-L *Étre et Z'é1/énement; No obstante, me esforce
por ser lo más completo posible, al menos en lo que
concierne a las orientaciones mayores de una ética
verdadera, que preserva, e incluso exige, los derechos
de la creación, de la invención en el pensamiento, de la
política de la emancipación, del arte de vanguardia.
Ética que se mantiene a una buena distancia de cual-
quier humanismo tonto. -

12
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PR_erAc1o A LA EDICIÓN- 1NoLEsA

El destino de este libro es singular. Se trata, enefecto,


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1

de un pedido, destinado a una colección' escolar y :uni-


versitaria. Acepteescribirlo por amistad para aquél .que
tuvo la idea, Benoït Chantre, uno de los raros -editores
4
verdaderos de la actualidad. -Lo escribi en el campo,
lt
durante el verano de1.93, en dos semanas, estimulado
T-L¬`r`¬-L-
_``__ ÉI

por constantes llamadas telefónicas. del mismo Benoït
Chantre. Por ello mi subjetividadera la de1'.ejerciciocu--
yas reglas se nos imponen: número de caracteres fijos,
i
1-

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necesidad de ser legibles para un público no especiali-
I!
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zado, obligación de hacer referencia a la actualidad, etc.
E
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Sin embargo, la verdadera di cultad no radicaba en
eso. Me hallaba en un estado de ánimo contradictorio:
Por un lado, estaba yo animado por un verdadero furor.
Nos .encontrábamos en pleno delirio “ético”. Todo el
mundo fusionaba de manera hipócrita la política y un
catecismo estúpido. La contrarrevolución intelectual,
en forma de terrorismo moral, imponía como modelo

15
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universal las t orpezas del capitalismo occidental. Los
:Éf Íš pretendidos “derechos del hombre” servían por doquier -
exito, incluso en las Preparatoirlas " cha,
šloalïšfllpeaf este
mi libro
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"-¡JH- -
"_“"'""-_*-_"
para aniquilar toda invención de un pensamiento libre. libro es, con il/[arn astc Pourda ¿Í mas Vacas, mucha
_ =¬'-" |_
.É.- ..
Mi l`b ' , por ello, aser un pan etc. Muchas ve-
1 rotendia mas vendido. Como me sucrìoeepšesgo de decir Hbre_
ces , mi editor y amigo
` debio " invrtarme
` ` a d gente slabe Clu eïïcäïïïn ïnte decir. Y los mismos, u
invectivas. Pero, por otro lado, las cuestiones
mosuscítadas
erar mis mente 0 que "t-
establecían una disciplina de pensamiento sutil y nueva. il V 1

' gtèreación
e solo melosó
arriesgo 6 n loy que
' ca real, por se'
4
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ai -1 A 1' .tf
otros, Saben tamblen lo
un no habra sacado yo toda 1
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1`t t
1-e ere al fondo de Lm mdas Y no para hacerme notar.
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ticas (y etlcas
' ` ' s as consecuencias prac-
justamente) de la 0 t l ' tanto por razonps åarü _ es *que Soy demasiado tímido
dades exp uestas, cinco' ”
anos n o ogta
antes en de las ver-
L'Er ' La verdad, PUT- 9 3mas,
_ _ -_,.¬-__.;-.¬'-t_.\L'-¡,r|-."'§. :"7|".'`›¬,."1'.`-"*`
Z 'événememí De tal manera que un buen , número re deez* ara H@ me guste hacemie IIOÍEII. ' a arecido
_
-m=±ue';-: ¬fi*Ie=:1*=`H”-1 *'Í';.-.-"_,_- ±~_-: _- .ïir
de sarrollos erani para mr" mismo
' p HOY d'la puedo cons1derar
- este libro, P
± 5* la polemica .
I!
li _ nuevos y arriesgados.. _ . ›-= ba 0 dOS EISPÚC O -
_.! De este modo, me hallaba liado `
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'|'
_ _ entre la tentación hace Gasl mete anosirucóión teórica.
."r simpliticadora _de l os pan etos -y el necesarro
` ` rr`gor de las ldãülógl a Y la Fons ten 0 nada qu@ l&l.'I1CI'lÍ8.1”_
invenciones conce tu l " ` Acerca del P rnner
_, punto,
d3 losnobombarderos
g _ occidentales
_ _
p aes. La solucion si es ue h _ ._ -
solución, conslstló en disipar poco a poco › el furor
fl ideo-
ay Se dio la mtervencron d Irak 0 las ame_
kj _ __
_.¬1_.¬\r-.- -
grco en_ la construccion filosófica_ Tal como está, el li- - ' ble blo ueo e _
bro comienza como un ataque politico ' ` contra l 'd contra Serbia, el lmolïgado elloqquedó legitlmado por
_ ._ -._ '_i.-_r,¬.'o¿-.cr Hazas contra Cpb - ,ble de Semlüneg moralizadores.
gía de los derechos
_ del hombre y por una rehabilitacuón'
a1 eclo- un desenfreno 1ncr '- 1 amante a con-
del antihumanismo de los años sesenta Se termina con _ - A a resta c 2.'-I *
un esbozo de una ética de las verdades. Entonces opongo E1Tnbuna1Imemaclonalnibrã
- de los “derechos del
no en donde
v0¢t1ï Y 3' Juzgarl entreva quiera que fue-
al animal humano, del que no se puede decir cuáles son hombre”, H (19199
' Se El : d' 1 Cuyo guardian
' f
los “fderechos”, el sujeto propiamente dicho, amnento el orden mun la _ _
local de un procedimi t ' Se, a poner
armado es laeIi1)'i1`lïåal'
_ - _-_ es decir
_ ,_ 1 los estadounidenses. El
más que insta-
en o de verdad, y creacion inmortal _ _ ' reo no hace
de un acontecimiento. totalitarlsrno “democrat I es neCe_
Lo más sorprendente es que esta aleación un poco larse cad a vez más ' Ahora _ i mas que ± nunca
n en contra d S
rara de contracorriente ideológica (el moralismo, la _ ' ' llbres se levan B _
Sano que 1013 esplnmil contra el moralismo mrserablë
victimización de todas las cosas, que hacen en este c
consenso) y de esquemat asc este pensamlemo Selw :nos quiere forzar a aceptar el
¡smc conceptual tuvo un gran a se
en nombre
tren del munddl0 cu
Y S u injusticia absoluta. A lo SLIITIO, 59
Í J6

17
=_'f'r¬t1I.F,-1%
_ ,_-1,
' f _* _
-±.
1 Ir

puede reparar en que el consenso se debilita lenta-


mente. Hubo un debate sobre la intervención en con- con lo que se eäl ï ïfïïêto L ”Ér›»e er Z 'événem@m`),
de una legislación Y $11
tras-
tra de Serbia, debate que verdaderamente no tuvo lugar om _
acerca de Bosnia o de Irak. El imperialismo ameri- su äpai ïeiïoâo
cen $11 3 '. . ello sera
_ desarrollado en el 11bro pOr
conci-
cano, el servilismo europeo, son más denunciados de
J
5' al s mondes, que
F aparecer, 11nt1ml?dïï2ígå1ïiã§SL,š _€ et ¡,¿v¿nem¿m<_
lo que lo eran hace "algunos años. Ciertamente, el ln _
enemigo, alentado por el derrumbe del socialismo bo como aeåïnsostener h0Y día que la úmca marca que
autoritario, es dominante dondequiera. Pero es tam~ deja2)un
Noaco
puntecimiento en la situación, - que_. ésteueafecta' es
hay dos
bién verdad que entramos en un largo período de el nombre que Se le da _ Esta teona SHPOIW- C1~ t _ac0n_
recomposición del pensamiento politico emanci ador _ . 1 1 acontecmuen o
acontecrmrentof Y not1ë1ê1iTnsiïniïšÉdenÚmmación), Y tam-
y de las fuerzas efectivas que le corresponden.
P Se tecirniento Y_ 6 amm -
daran, como consignas complementarias de esta _I 1 su - eto que nom 1-,r3 al
bien dos Stlj etos Yrlïi mrìtìoïtìnå a ešta denominación).
recomposición, los dos enunciados que se imponen' aeontecimlento, Y G Sul _ . S im 11-
disoluci on' d e l a OTAN y drspersron
` " del Tribu ` f un aconteclmrento 6
Penal Internacional. na catì /0, Püfque SB 1 _ te0¿mi¢n±0,_
En cuanto a la construcción teorica, es preciso decir ' (1 a arecrdo el acon r
. que las ideas de este pequeño libro, si 'están bien orien- como ui-ila
Anteriormen e Elsïïzentíïciãdo
_ era indecidido,
, 10 ï ñ-a
la un
su
tadas, so'l o constrtuyen
` ' las desarroll
un esbozo Aun _ . -
valor1nc1erto_ El aconteclmlen _
to decide su va or( J
d la ló ica de
veces las modi co, al menos sobre cuatro puntos. o, y a
_ - _ y, hac1en
veracrdad), ' do esto 1 modl ca to ar D.g ho de"
_ 1) El concepto de sr'tuación es muy importante, _ __. ' ` trascendental). 10
la Slmaclon (todü su regimen 1 teoría
pues sostengo que no puede haber ética general, sino otra manera, Íüdavïa' es mena ster completar
, 1, › a -car El
solamente una ética de verdades singulares, luego en- _, _ ' * to con una teoria ogl -_
ontologrca del acontec1m1en _ mi_
tonees, una ética relativa a una situación. Ahora bien, - cuentra en ml Se
detalle de estos desarrollos Se 611 , en
una situación, lo sé ahora, no puede pensarse sola» nario de los años 96/97 Y 97/98' Se retoman
mente como un múltiple. Es preciso también tener en Lggiqnes ¿ies monde-šde ser Solamente el sujeto el al
cuenta relaciones que se tramen, y cuyo resorte es la 3) El SIIJGÍO 110 PU _ ¡Í-cular-
manera en la cual un múltiple aparece en la 't ` ' - ~ - to conelerne på 1
acontecrrmento.
_ _
Este pun
1 ¿ba o exp rcar
1. la aP ari-
sl uacron.
De ahí resulta que una situación debe ser pensada a la mente a la et§aáPuesa1¿1ïÍOìIg;?ÍaS 3/Toda la teoría de lo
vez, en su ser, como múltiple puro (en conformidad cion de nova 0.' GS V@ ` _ _ dad_
nuevo se concentraba en G1 PNC@ drmrento de Ver
13

19
Pero es evidente, después de todo, que la reacción, o
- ' a Peter Hallvvardi un Vefdaderü amigo*
incluso la pulsión de muerte, consignan la fuerza mlmantïí Y con frecuencia esta en desacuerdo
creadora de un acontecimiento. Por lo demás ya habia Sgbfë Í0 0 pürque'

hecho hincapié en que el nazismo era inexplicable sin con mis ideas.
hacer referencia al comunismo, y más precisamente a
la Revolución de octubre de 1917. Tuve entonces- que Abril 2000
d _ _
a m1t1r que el acontecimiento abre un espacio subje-
ti vo en
_ donde se producen, no solamente la fi Sura
subjetiva fiel, progresista y verídica, sino diferentes
figuras, igualmente nuevas, aunque negativas, como
la figura reactiva, o incluso lo que yo nombro -el
“sujeto oscuro”.
4) Por último, la trayectoria de verdad no d b
e e
relacionarse únicamente con la consistencia múltiple
de la situación, o con la “enciclopedia de los conoci-
mientos” que figura en ella. Hay que aclarar como
esta se acomoda a las transformaciones lógicas, lo
que equivale a plantear la cuestión del surgimiento de ¬-f.'-~¿f'iè:~-"c;ï1='=-._*r"¿¿-%¬¬':ïåflÉf'=
ii
1 _.
as verdades, cuando
_
yo no habia tratado hasta aq ui_ _-".45

más que de su ser (a saber, que las verdades son mul-


tiplicidades genéricas).
Se puede ver: el fondo teórico del presente libro
esta en movimiento. No obstante, según yo, es sólido
s o bre 1 o esencial,
' y ademas ' logra proponer una intro-
`
I
1
f
ducción a la vez animada y consistente a las vastas
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empresas por las cuales intento desplazar lo que- está
en Juego de la filosofía contemporánea.
I No quiero terminar sin agradecer a la vez a las
d. _
e rciones Verso, por su confianza intelectual y

20
21
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INTRODUCCIÓN
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_ ¿É
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I 1'.
Ciertas palabras cultas, confinadas durante mucho
l e
tiempo en los diccionarios y la prosa academica,
tienen la suerte, o la mala suerte -como una solterona
resignada que se transforma, sin comprender por qué,
i -c-.¬1
en la estrella de una f1esta- de salir de repente al aire
-.1-
.¿- libre de los tiempos, de ser plebis y publicitadas,
-_a-=1r«›_¬-:a'n»_- e impresas, televisadas, mencionadas hasta en los dis-_
cursos gubernarnentales. La palabra ética, que huele
r
r'
tanto a griego o a curso de filosofía, que evoca aAris-
9

tóteles (la Ética nicomaqaea, ¡un bestselier famo-


soi), está hoy bajo los re ector-es.
Ética -concierne, en griego, a la búsqueda de una
buena “manera de ser” o la sabiduría de la acción. En
este sentido, la ética es una parte de la filosofía, la
que ordena la existencia práctica según la represen-
tación del Bien.
Sin duda son los estoicos los que con más constan-
cia han hecho de la etica no solamente una parte, sino

V 23
~'¦"-t
6
He
3-_

el corazón mismo de la sabiduría filosó c S b'


aquel_ que, sabiendo
_ _
discernir las- cosas quea.dependen
a io es En verdad, eticnf designa hoy un principio de relación
de el de a ue] _ con “lo que pasa”, una vaga regulación de nuestro
tad alredeci-lor 52 iia?išrimeras
ni) dependen* Ofganiza1mpa3ib1le_
SU VOÍUH- comentario sobre las situaciones históricas (etica de los
meme las Segundas y sobrelleva
.`,

›:_
:_-. derechos del hombre), las situaciones técnico-científicas
estoicos tenian la costii ciiema, por lo demas, que los ser-'_i-rÄë_1 (ética de lo viviente, bio-ética), las situaciones sociales
con un huevo Cu a Cá m fe de Compêifär la filosofía fa-'ši ëš
ï..¿_
- ¡V7
r-_
(ética del ser-en-conjunto), las situaciones referidas a los
la EFisica IY 1 3 Y©1113,
3 y la S9@
Etica.em la L°g1°a› la
_ Glam sra
_-`,_.
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\` -a
medios (ética de la comunicación), etcétera. _
Q*
ntre os moderno ~ -~ __. 13-L Esta norma de los comentarios y de las opiniones
Su. Í S, para quienes la cuestion d@1 se adosa alas instituciones y dispone así de su propia
_je o es, desde Descartes, central ética es casi sinó ã
mino de moralidad ' ' 3 f _ _ H autoridad: hay “comisiones nacionales de ética” nom-
d. _ = U -diria Kant- de
( iferencrada de la razón pura o razón teóricrazon practica S bradas por el Estado. Todas las profesiones se in-
trata de las relaciones de la acción subjeti 3). e if
terrogan sobre su “ética”. Asimismo se montan expe-
-intenciones
' - re rese Va
-7 y e sus diciones militares en nombre de la “ética de los dere-
ética es un IP _ _mab1@S,_con una Ley universal. La ì

chos del hombre”. _ `


S _ t P mcïfjw P_aï`a JUZE-al' 1218 prácticas de un Respecto de la in ación socializada de la
U1@ 0, S este sujeto individual o colegtivo ¿F

referencia a la ética, lo que ventila el presente ensayo


d, ie fbservafáíí qfle Hegel introduce una fina es doble:
'ir
"v_.»Hui-'-_

(iiïfora itäz' entre


mclwn _ Reserva ' ' ' f- Y “moralidad”
etica” (smkchkeff) ._
inmediata )mienÍras el pimclplo Ético para la accïün -- En un primer momento se tratará de examinar la
acción refiexivd Diráque a 'moralidad wmleme a la i
naturaleza exacta de este fenómeno, que es, en la opi-
C0 Consìst ' _ = por eJemP10, que “el orden éti- nión y en las instituciones, la principal tendencia “fi-
_ e esencialmente en la decisión inmediata” 1 i

losófica” del momento. Se intentará demostrar que en


El acmal retomú 3- la ÉÍCÍCB.” toma la Palabr i realidad se trata de un verdadero nihilismo y una
sentidomu vao e ' _ _ _ aenun
Y g › P 1"@ Cl ffalnente mas proximo a Kant amenazante denegación de todo pensamiento.
(etica del juicio) que a Hegel (ética de la decisión)
- En un segundo momento se disputará a esta
1. Hegel, Phérzornérioiogie de Z 'Esprin Aubier, Tomo 2 p, 32_ tendencia la palabra ética, dándole otro sentido total-
T0-iia esta sección de la D ' mente diferente. En lugar de ligarla a categorías abs-
Bm I. _e”Om8”0¡0ã2 fël Espiritu es difícil . tractas (el Hombre, el Derecho, el Otro._.) se la rela-
P amp iamente sugestiva ”
cionará con situaciones. En lugar de hacer de ella una
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25
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dimens'
como d 1 '
¿onnáìhanïieddad , ._
¡por las victnnas, se la propgndfá
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1 tira le de procesos sz'ngaZar@,ç_ En
“gaï de Pfmf -f-11111 en juego , Solamente
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" < ' _ f > " - = ' " ¬ # -1 = ¬ - _ . ï ¬ ' . - . = ' ¡ . = ' É ? 9 ' _ ~ § > las Verdadeíonsefvad01`as quedara hgada al destmo de . ¬,'-

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1. ¿EXISTE EL HOMBRE?

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La “ética”, en la acepción hoy corriente de la palabra,
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“I hombre” o, subsidiarìamente, a los derechos del ser
viviente.
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Se supone que existe un sujeto humano por todos
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reconocible y que posee “derechos” de alguna ma-
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nera naturales: derecho de sobrevivir, de no ser mal-
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tratado, de disponer de libertades “fundarnentales”


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I
(de opinión, de expresión, de designación democrá-
I

.-
I
.
tica delos gobiernos, etc.). A estos derechos se los su-
¡1

f
I
5..
pone evidentes y que son el objeto de un amplio con-
senso. La “ética” consiste en preocuparse por estos
E| |
derechos, en hacerlos respetar.
Este retorno a la vieja doctrina de los derechos natura-
1...._., -.,| . -_ . - . les del hombre está evidentemente ligado al desplome
~
del marxismo revolucionario y de todas las figuras del
I compromiso progresista que de él dependían.
27
l

I
L-\.
f-

deslìesprâvrsåos de todas las referencias colectivas, ii'

posei os e la ldea de un “sentido de la Historia” De igual manera, Louis Althusser enunciaba que la
9

sin poder esperar más una revolucion


_ -,- s social
. 1' historia no era, como pensaba Hegel, el devenir absoluto
7
nu- del Espíritu o el advenimiento de un sujeto-sustancia,
merosos intelectuales y con ellos amplios sect d 1.

. _, _ J cres e 5,1

sino un proceso racional regulado, que el llamaba un


OPIHIOH, Se han a lrado en política a la economía de
ti o caP italista - - - parlamentaria,
_ En “proceso sin sujeto”, al cual únicamente tenía acceso
“P _” Y a la democracta una ciencia particular, el materialismo histórico. De
filosofía han redescubierto las virtudes de 1 'd Ph

r a 1 eo" ._¿_ Z-*J--Pi


5:?-Í
ahi resultaba que el humanismo de los derechos y de
1031?'-1 COIISÍE'-.lnte de sus adversarios de la víspera- el wz'-f.-¦5~

individualismo human'rtarro
' y la defensa liberal
- la ética abstracta no fueran sino construcciones ima-
d de `los
erechos contra todas las coacciones del compmmjso L
'x
ginarias -ideologías- y que fuera preciso compro-
organizado. Antes que buscar los términos de una meterse en la via que el llamaba de un “antihu-
nueva política de emanclpacion ` ' ' colectiva,
- - manismo teórico”. `
adoptaron,
en suma, las maximas
.f - del orden “occidental” i Al mismo tiempo, Jacques Lacan intentaba sustraer al
establec`ido. - psicoanálisis de toda tendencia psicológica y normativa.
Mostraba que era necesario distinguir absolutamente el
A1 hacer@ desplegaron un violento movim` t Yo, figura de unidad imaginaria, y el Sujeto. Que el -su-
reactii/o, r 1; ,_, ¡en 0 É

habían Pensa
¿$13160 jeto no tenía ninguna sustancia, ninguna “naturaleza”;
U YOpropuesto.
de todo -1° C111@ los anos sesenta
i-'
rx

¿ji
|-JI
.que dependía tanto de las leyes contingentes del lengua-
je, como de la historia, siempre singular, de los objetos
del deseo.. De ello resultaba que toda visión de la cura
1. ¿Lo muerte del Hombre?
analítica como restauración de un deseo “normal” era
una ìmpostura, y que, más generalmente, no existía nin-
dEn _ aq uella eP oca '
-.:ï¡_ .:ì¬=.“_¡-
-'_. j".- j-

_ , Michel Foucault habra escan- guna norma en la que pudiera sostenerse la idea de un
alrzado al enunc1ar que el Hombre, concebido como
“sujeto humano” cuyos deberes y derechos la loso a
SUJÉÍO, era Un Concepto histórico y construido rr
neciente a cierto régimen del discurso 7 pe ii hubiera tenido la tarea de enunciar.
. . n _. Lo que así se cuestionaba era la idea de una iden-
denc1a1ntempora1 capaz de fundar derecho 0 una ej/
ca universal. Anunciaba el fin de la pemne S Pl-gra en- tidad, natural o espiritual, del Hombre, y por consi-
e ncia e este guiente, el fundamento mismo de una doctrina “ética”
concepto toda vez ' ' - - . i
1 d = _ _ _ que el unico tipo de discurso que en el sentido en que hoy se la entiende: legislación
5 ¿ba 5¢m1d0 ¿staba históricamente cadu¢ad@_ consensual concerniente a los hombres en general, a sus
23
29
4 . -¿¿.

1'

'F
-.f
1-L
necesidades ' . _ _,
¡. evidente L1 Í” V1d¿_i~Y SU muerte. O aun: delimitación Nos encantaría ver hoy una preocupación tan constante
_ y inversa de lo que es el mal, de 10 qu@ no 1?-ì*Y'<'-#r'¬†¿›=:.' _¬1i:†'rz
por las situaciones concretas, una atención tan soste-
___

|
|.
conviene a la esencia humana _ _ i¿ _'
_;
fu :,

H--__1:'›=u' p.-
,x-
1-@
if'
«J-_
nida y tan paciente concentrada en lo real, un tiempo
¿_f“-2.1:?

¿Quiere esto decir que Foucault Althusser Lacan H1

__ _ ¬=_-
tan vasto consagrado al conocimiento activo de la gente
pregonaban
_ la aceptacion
" de lo que” hay, la indlfefen-
_ *_
.1-
Í_ 1;I _. f.

i 'Hfi
:_'-Q!
_= '-1
_-1; †,r
r"¡
más diversa y más alejada, en apariencia, del medio
:_
| . cia
u a la suerte de la gente, el cinismo?
' ' i Por una paradoja._ JI
|
¦
1
,_
R
ordinario de los intelectuales, como aquéllos de los que
La
I q 6 eS°1afe°ef@m0S más adelante es exactamente lo fuimos testigos entre 1965 y 1980.
-'-L±- -vfsu-i:;
¬
___
_a V_a__emeS de ugì Éran, a su manera,i militantes
COFZZTGFÍOI Íüd * -
atentos y 'r›*i=ri¢_,-q:¡_-efgo rg;-sL_'§ §_}ħ:
1.
En realidad, se suministró la prueba de que la
lo son los Paladin auìla, ïnucho mas alla de lo que hoY
'27
.uf
__._
_ ' H_
_..
J
'r
ã
5:

temática de la “muerte del Hombre” es compatible con


..
l
1
!;
es e a “ ética” y de los “d 11 ” la rebelión, la insatisfacción radical respecto del orden

!'
'r
i
Michel Fouc * _ eres OS '
de manera establecido y el compromiso completo enla realidad de
__OS presos P aìitl-iilói
Conti igor elempio'
armente estaba
rigurosa en C0mpr0meÚd0
la cuestión de -S.
las situaciones, mientras que el tema de la etica y› los
t.

.___
_'| 1
1
›¦
f . 1 inmenso teiento Íiagraiia a ella* dando Pruebas fi@ UH
Tr'
¿i,_
,'1-
derechos del hombre es compatible con el egoísmo sa-
*if|-_
_|

E
" e 3g1fad01' Y de Organizador, gran 4;.

E: tisfecho de los privilegiados occidentales, el servicio de


i
P lffe de su tiempo. Althusser no tenía en mente sino
ri
i
I

la rede Elnición ' - politica


~ de emanci- i las potencias y la publicidad. Los hechos son ésos.
padón m_ de una verdadera
.L.

ni-
if
41
R
'¦=f
La dilucidación de estos hechos exige pasar por el
__ -_;-I-" -_._-'_-'_- _¬`

at0¡¿a1,=' al 1ãmÉ_L&C&11, ademas de ser un clínico examen de los fundamentos de la orientación “ótica'='.
' gra o e Pasar le mayor parte de su v1dg
_ É

` iii I f '
hando 3 la g lì , concebia su combate contra
- las orientaci ones' “ '
_' tealneric Hümlativas ii del psicoanalisisnor-
- .- - - _
2. Los fundamentos de la ética
I_ :¬¦ 3110, Y la subordinación envilecedora del de los derechos del ha-'mb-re
” ... P@1'lS&mÍcI'1l
__ '
0 al American - como
way ofZz]“e,- - un compro- si
;g_i Gr _ ___
111130 (iGCiS'iVO DE tal manera que las cuestiones
. de La referencia explicita de esta orientación, en el cor-
"-I '-* I-r su-_.,_¬_
4.
_-
gamzaclün Y de polémica eran a sus ojos constan pus de la filosofía clásica, es Kant? El momento ac-
_; 'femente
Cuandho_m0ge11eas
* _ _
a los asuntos teoricos. `
tual es el de un vasto “retorno a Kant”, cuyos detalles
0 _ o os paladines de la ideología “ética” contem...
-9-.
- __,-. _¬.-___._

_-_; äeïšlìãe proclaman que el retorno al Hombre y a sus


y diversidad son, a decir verdad, laberínticos. Aquí no
tendré en cuenta sino la doctrina “media”_ .
B _ e os nos ha liberado de las “abstracciones mortales”
~ nâ dredas por “las ideologías” se burlan de la gent@
.__
fi
2. Kant, Foridements de la métaphysique des moeurs
4
II

30 s
L1-
3.
-ii
i¡ _: 31 .-
_ .F-

-.1-
_,_-,

.!.
fu
š'm:i'-_¿'_i~;=›;«_
71.11% š`š*:.t=¿-*'<ï- ; =_=:_
I

>:
F;

Lo que esencialmente se retiene de Kant (o de una 4.;


1) Se supone un sujeto humano general, de modo
imagen de Kant, o_ rnejor aún, de los teóricos del
7%

r-,-
li ue el mal que lo afecte sea universalmente identì- .
_.
-¬.
f.
É qbje (aunque esta universalidad reciba con fre-
“derecho natural”) es que existen exigencias, formal-
mente representables, que no han de ser subordinadas a fi
-#- lcïncia el nombre totalmente Paf dólico de “üpínlón
cu
consideraciones empíricas o a exámenes de la situación; pub11ca”) de modo tal que este sujeto esƒa a vezf _
r ' .` 1 un

que estos imperativos se refieren a los casos de ofensa, suj eto pasivo
.
o patético
-
o reflexivo:
*
aquel
`
que su re,
t : uél
de crimen, de Mal; se añade a eso que un derecho na- L
y un sujeto que juzga o actiro o determinan e aqCe_
cional e internacional debe sancionarlos; que, por consi- ..,.¿'.

ft
_ _r
que, identificando el sufrimiento, 5211?@ fl*-fe es É@
guiente, los gobiernos están obligados a hacer figurar en
¡-.
$
1¿
sario hacerlo cesar por todos los medios dispor11b1€S.
su legislación estos imperativos y a darles toda la rea-
la
2) La política está subordinada a la éïl a Íflvïl
_ ' a -
lidad que ellos exigen; que, de no ser así, está indado único punto que verdaderamente importa en ÉS
obligarlos a ello (derecho de injerencia humanitaria, 0 . 'if
_.
sión de las cosas: el juicio, compr€1'1S1V0 S 11'1d1gf1&d0=
derecho de injerencia del derecho).
.,L.-

del espectador de las circunstancias. '


3) El Mal es aquello a partlr ` de lo cual se define el
¦'
La ética se concibe aquí a la vez comocapacidad ai -^¬-¦-
fas
:_:

, .
priori para distinguir el Mal (ya que en el uso moder- EI.
.|--
Bien, no a la inversa.
I J
.I.-

no de la ética, el Mal -o lo negativo- está primero: se 4) Los “derechos del hornbre” son los derechos al no-
L
- ' ' rror
supone un consenso sobre lo que es bárbaro) y como
-¬_cf.'-rP:"¬.¢-JI1-f›'-Ll
E-1
:_
Mal: no ser ofendido y maltratado ni en SU Väïïì182)? a la
principio último del juicio, en particular del juicio ;:
F
al asesinato y a la ejecucion), 111 61115” Cuerïfo _
político: es lo que interviene muy visiblemente contra tortura, al maltrato y al hambre), ni en su identidaãl cp;
` ¢ 4 I e

un Mal identificable .-si priori', El derecho mismo es tural (horror a la humillación de las muJerBS= -

ante todo el derecho “contra” el Mal. Si se exige el ' ' etc. . _ ,
mnliiiiäiìrza de esta doctrina es, ante todo, su evidencia.
fu
..
|
|

j 1 “Estado de derecho”,es porque éste se basta a' sí mis-


mo para autorizar un espacio de identificación del En efecto, se sabe por eXper1e11C1a ¿lia Sufhie cihuïndï SÉ
ve. Ya los teóricos del siglo XVIII a
..;.

Mal (la “libertad de opinión”, en la visión ética, es en


primer lugar libertad de designar el Mal) y provee los compasión -identificación con el sufriniiento del ser
medios para arbitrar cuando el asunto no está claro viviente- el principal recurso de la relacion con el pro-
.. -›- ' ' ' ld dde
(sistemas de precauciones judiciales). jimo. Que la corrupcion, la indiferencia o 12022125 36 Su
Los presupuestos de este núcleo de convicciones los dirigentes politicos sean las causas rn še OS de la
son claros: descrédito, era algo qu@ ya 105 'fe0f1C0S g É
33
1'
¦-E
32

.Ji
E

tiranía habian señalado. Las iglesias ya experimentaron se le hace. Por lo tanto, la etica define al hombre como
la mayor comodidad que supone construir mi consenso 1"
una víctima. Se dirá: “;Pero noï ¡Usted olvida al sujeto
'_(

sobre lo que es el Mal, en vez de lo que es el Bien: ã..


-~_
L".

activo, aquél que interviene contra la barbariel” En


siempre les fue más fácil indicar lo que no se debía -¢
'r«I.
1
efecto, seamos precisos: el hombre es aquél que es ca-
hacer, incluso contentarse con esas abstinencias, que paz de reconocerse a sí mismo como víctima. 1.

desenmarañar lo que es necesario hacer. No hay duda, J'

Es necesario declarar esta definicion inaceptable.


además, de que toda política digna de ese nombre en- Y esto por tres razones principales.
cuentra su punto de partida en las representaciones que ?
P:
-'-"Í
.-. 1) Ante todo, porque el estado de víctima, de bestia
se hacen las personas de sus vidas y de sus derechos.:
L:
±.
1
Í' sufriente, de moribundo descarnado, asimila al hombre
Se podría decir, por lo tanto: he aqui un cuerpo de a su sustancia animal, a su pura y simple identidad de
evidencias capaz de fundar un consenso planetario y ser viviente (la vida, como dice Bichat3 no es sino “el
darse la fuerza para imponerlo. I T conjunto de las funciones que resisten a la muerte”).
r›
Sin embargo, es preciso.sostener que esto no es así, r
Cierto, la humanidad es una especie animal. Es mor-
| :¦=-
.. que esta “ética” es inconsistente y que la realidad, per- ..
::
I tal y depredadora. Pero ni uno ni otro de estos papeles
1: §';
i ¦".
fectamente comprobable, es el desencadenarniento de r-1'

pueden singul-arizarla en el mundo de lo viviente. En


..-
|'¬-
.,.
.| los egoísmos., la desaparición o extrema precariedad de
las políticas de emancipación, la multiplicación de las i
4':
I .I
1
-.I-ri
I:
tanto que verdugo, el hombre es una abyección ani-
mal, pero es preciso tener el valor de decir que en
violencias “étnicas” y la universalidad de la compe-
ll;

i tanto víctima, en general no es mucho rnej or. Todos


|_|I.
|..'
I-:-!~
. I¦'j'
-
tencia salvaje. ' los relatos de torturadosi y sobrevivientes lo indican
i
í con fuerza: si los verdugos y burócratas de los cala-
t
bozos y de los campos pueden tratar a sus víctimas
3. El hombre: ¿animal viviente como animales destinados al matadero y con los cua-
o singularidad inmortal? - r¬.¬¢\ .›

les ellos, los criminales bien alimentados, no tienen


nada en común, es porque las víctimas se han
El centro de la cuestión es la suposición de un Sujeto transformado realmente en animales. Se ha hecho lo
humano universal, capaz de ordenar la ética según los
derechos del hombre y las acciones humanitarias. t 3. Médico, anatomista v fisiologista francés del siglo XVIII.
4. Henri Alleg, La Question, 1958. No está mal referirse a los
Hemos visto que la etica subordina la identificación
` episodios de tortura entre nosotros, sistemáticamente organizados
de este sujeto al universal reconocimiento del mal que por el ejército francés entre 1954 y 1962. = _

34 ' 35
| I
I
I

J
1:fl:-1

Eãcesaf10 .paija fïlll &SÍ Sea. Que algunos, sin em-


un rãeëh
o se an aun hïmbres (y den testimonio
- - de ello) es Que finalmente todos nosotros muramos y que todo se
o- compro ado.. Pero, justamente,
' -
es siempre
¿ix
reduzca a polvo no cambia en nada la identidad del
por un esfuerzo inaudito, saludado por sus testigos ii
-f='1 f-ï=_ir~¬.1=f'e›.t='<r:» .-;~g1,¬¿a;»¦'±
Hombre como inmortal, en el instante en el que afirma
-en quienes suscita un reconocimiento radiante- a la
:'-'G 5'
¡-
lo que es a contrapelo del querer-ser-un-animal al que
maneradelde una resistencia
ellos ' ' casi- incomprensible,
* - ien
il-`*§:<.*2-'Í
la circunstancia lo expone. Y es sabido que todo hom-
¬-¢'ul

Lima, Ah? que no coincide con la identidad de víc-


_.›'.»

'I
1
.
bre es capaz de convertirse, imprevisiblernente, en este
ün asii Hi esta el Hombre, si se insiste en pensarlo;
_-,j,›
`›

-}
=i
inmortal, sin que importe si ello sucede en las grandes
.P _

o en las pequeñas circunstancias, por una verdad esen-


1 Ch lq 6 U fl'-1@ 11210@ que se trate, como dice Varlarn
í|
d Ei ältšov en sus Relatos de la vida en los campo; 5 si
H'
QI
cial o secundaria. En todos los casos, la subj etivación es
r.-

euna est'la qu@ f€S1Ste` _ ? Li inmortal y hace al Hombre._ Fuera del cual existe una
de una manera muy diferente
que los caballos: no por su cuerpo frágil sino por su especie biológica, un “bípedo implume” cuyo encanto
¡
¡
1
I
obstinación
_ en persistir
" ' en ser lo que es; i es decir,- no es evidente. '
¦› |

P1'¢C1S&H1@1'1te otra cosa que una victima otra cosa que Si no se parte de ahí (lo cual se dice muy simple-
- _ a mente: el Hombre piensa, el Hombre está tejido de al-'
unëìfšpï -121-mue eì o sea: otra cosa que un mortal.
fl!-4
_....
.|l._ 1 nmort _. he aqui lo que las peores situaciones que gunas verdades), si se identifica al Hombre con su pura
.|
Ii
:-|.l
.|. -|
e pueden ser infligidas demuestran qué es el Hgmbre 'r
realidad de ser viviente, se cae inevitablemente en el
en la ` . dflule Sejsingulariza
' - en el torrente
- contrario real de lo que el principio parece indicar. Ya
multi-.'
.'.†.
' I|
._¡_

fomemeìïia que este “ser viviente” es en realidad despreciable, y se


;I:. -í_. ral t_ Y 1 Pai e a vida. Para pensar cualquier cosa K-¿'if*.¬f1_-›.-.p¬_-mi¿¡w__r-'¬1¿_- '.¬-: W-:'.¡1i9gn¡.¦i-vg uay@-_ .:-g,f
-:
11'*

ne; ivìea Hombre, debemos partir de aquí, De ±a1 ma.


-i

.~¡
r
â
lo despreciard. ¿Quién no ve que en las expediciones
I

son S2 urS 1 existein los derechos


i de/1, hombl-5 1 _ ¿Sms
f no
5
5
ã
humanitarias, las inj erencias, los desembarcos de legio-
L-. . .___ï,_
|J
'I |I
.
narios caritativos, el supuesto Sujeto universal está es-
:I '.'
_!
3 amerite os derechos de la vida contra la muer-
1
II .|

ÍC, 0 108 dB1`@0h0S de la supervivencia contra la miseria cindido? Del lado de las víctimas;-el animal despa-
Son los
mm 0 loderdechoã del Inmortal que se afirman por 31, rms,_ ' vorido que se expone en la pantalla. Del lado del
S rec os del Infinito, que ejerce su Sobemma
E 0 ' I
t
benefactor, la conciencia y el imperativo-_ ¿Y por qué
sobre la contingencia del sufrimiento y de la mua,-pg esta escisión pone siempre a los mismos en los mismos
papeles? ¿Quién no siente que esta ética volcada sobre
5. Var l am Chf f-'1m0V› Kofi/ma. Recrts
› - de la vie
. des camps,
la miseria del mundo esconde, detrás de su Hombre-
Mas er -L D' ' - _ _
da fé) O da ÚCÚUVÚÍIÍC, 1930- ESP? Í1b1'0, propiamente admirable, víctima, al Hombre-bueno, al Hombre-blanco? Como
una e arte a la etica verdadera.
la barbarie de la situación no se piensa sino en terminos
.-¬- . _¬,_
36
37
'I

-I L
.r-

¡.

it
r il
..1 E'
''EL ..-,.-
ii -;


de “derechos del hombre” -aun cuando se trata siempre `='.._\ -†_''.--.-¦ ›--r'-: .1- .: Esta sofistica es devastadora. Puesto que si se trata
deluria siniación politica, que requiere un pensamiento- de hacer valer, contra un Mal reconocido rr priori, el
if 15
.'-_

.:
,xr practico politico, del cual hay siempre en cualquier lu- çornpromiso ético, ¿de dónde procederá el proyecto de
if.3 .›:-

'.1
gar autenticos actores- se la percibe, desde lo alto de 1*-f `--Hi†¿¬s=2aif.-w ->
una transformación cualquiera de lo que es? ¿De dón-
:I _:'
.-1 ._
"±:v-_-_-ïo_¬-¬9_.
nuestra paz civil aparente, como lo incivilizado que exi- In-re;-*
de sacará el hombre la fuerza para ser el irirnortal, que Ã
il
'fi_,
ge de un civilizado una intervención civilizadora. 'wc

es? ¿Cuál será el destino del pensamiento, del que se


.".|
:_› É
1 I
Ahora bien, toda_1ntervencìón en nonire ¿d¢- -13 h¡¦"_f

sabe que o- bien es invención afirmativa o no es? En


*'11
1:1
|
¡;i¡ nacion exige un desprecio inicial de la situación entera, ` .I
.-'› realidad el precio pagado por la ética es el de un espe-
¬'ï'¬“_'¬_:.-fet-_;†_- ?.-7.-_.,
incluidas las víctimas. Y es por ello que la “ética” es ._1.-f
-2
cs so conservadurismo. La concepción ética del hom-
contemporanea, despues de décadas de valientes criti-
_.-ìl

-wi¿JI
m'1-..
-. :_.:f~=.¿h; _. ._ .,¿,-_
_ ¬'L'
¡_ bre, ademas de ser, a fin de cuentas, o bien biológica
-¬-_ ¬. ¬.
cas al colonialismo y al imperialismo, de una sórdida
''*-1.-_;_;.--_-
É

(imágenes de las víctimas) o bien “occidental” (satis-


=iI
_
.--,i
| autosatisfaccióri de los “Occidentales”, de la macha- facción del benefactor armado), impide toda vision
|.
lii| cona tesis según la cual la miseria del tercer mundo es positiva amplia de los posibles. Lo que se nos ensalza
.|
¡¦
Í'

f
el resultado de. su impericia, de su propia inariidad, en '.-.¿f.^1
aquí, lo que la etica legitima, es en realidad la cori-
=-~. ¬†f;.r=.:';-±.:-Lf¿;f
._ ._¬_. '_ _ resumen: de su subhnmariidad. servación, por el pretendido “Occidente”, de lo que
1
¡Í
fi,
I.
1'I
2) .En segundo lugar, porque si el “consenso” ético se éste posee. Asentada en esta posesión (posesión ma-
N-'Hi-1 -.T-.| .-c. r
E' '¦|: - _-:.-'+:.«_-í'
.-..-nf: fundamenta en el reconocimiento del Mal, de ahí resulta terial, pero también posesión de su ser) la ética deter-
'lt
-I»
.¡ ¡ que toda tentativa de reunir a los hombres en torno de .ii--1 mina el Mal como, de cierta manera, aquello de lo que
-'›.-±.-'.- .,.1'.
i-
-
|
; una idea positiva del Bien, y más aún, de identificar al %
_ 'wi ella no goza. Ahora bien, el Hombre como inmortal, se
' E.
Hombre por tal proyecto, es en realidad la verdadera
v:

l
f
-¦.
I
sustenta con Zo incalculable y Zo no poseído. Se sustenta
ì.1 `'-. ';_=-.~_'-~`_¬*L.-`,_'é.-;`_'Í. _`
fuente ale! mal mismo. Es lo que se nos iriculca desde “C
J; con el-no-ser. Tratar de prohibirle que se represente el
hace quince anos: todo proyecto de revolución, califi-
Í'
¬__
JE

Bien, ordenar en función del Bien sus poderes colec-


1-
.`|'

Í'

.'_!
.-JI.
r cado. de utopico
' ' :ii
, tiende,
*
se nos dice,
.
a la pesadilla
_ r
1-;
tivos, trabajar por el advenimiento de posibles insos-
' .|'.
il
ïüïãlltaria. Toda voluntad de inscribir una idea de la jus- pechados, pensar lo que puede ser en radical ruptura
ticia o de la igualdad vira hacia lo peor.,Toda voluntad
E
---Ir-ø__-
“_-__..f . -._ colectiva del Bien hace el Mal
absoluta de la conciencia del Mal, y en la idea de que el prí-
--ii

mado catastró co del Bien era una creación de la loso a. La


6. Andre Glucksrnanri, Les Moiires Peiisears, Grasset,
i

ÍÁÃ _' 1
I

ideología “etica” tiene asi una parte de sus raices en los “nue-
'Í-12
-_ i l 1977. Glucksmann es quien ha insistido más en la prioridad vos filósofos” de fines de los años 70. A
r:
¦. I. _

É: .|
.'|
i
-

-1:. l.¦
I'-'j 38 39
I
iii ¡_
I.- |
1-- ¦
Ii'
I Í
E
J
l

Cen 1.0 que es, simplemente es prohibirle la huma- considerar ninguna otra cosa. Y si le mandaran a la po-
~:-.*¬- nidad misma. licia para impedirle curar al enfermo por causa del
1 .

__._¬_.. _
3) Por último, por su determinación negativa y a -."-`1:. -5:;-`i¡`.¿É:i presupuesto del Estado, de la estadistica de la morbilidad
.I . 1, ,
priori del Mal, la ética se prohibe pensar la singularidad
ii;
1..
r.. TW'
f G'i'¦!F3'$¦
'|
.I-5-Í
24' *.-
.___.,_ o por las leyes sobre los ujos migratorios, su estricto
de situaciones, que es el comienzo obligado de toda
_';=*,-.
.ra-
¿_

'L deber hìpocrático sería dispararles. Las “comisiones de


accion propiainente humana. Así, el médico afiliado a la "G
¬'-' "
ética” y otras divagaciones sin fin sobre los “gastos de
ideologia “etica” meditará en reuniones y en comisiones Jr.
salud” y la “responsabilidad de gestión”, siendo radical-


.'.r
toda clase de consideraciones sobre los “enfermos” con- mente exteriores a la única situación propiamente ,mé-
.¡,=r
åïlbíišloìséj eíxacåameiåte al modo en que lo. es, para el pam- ai ¦
.':¿ 1'
_:_._, L

dica, en realidad no pueden sino impedir que se le sea


Í _ os erec os humanos, la multitud indistirita de Í."-
- ii fiel. Ya que serle fiel querría decir: tratar lo factible de
:i.
ii-
¦--
las victimas: totalidad “humaria” de reales subhombres É
esta situación hasta elƒin. O, si se quiere, hacer advenir,
F-f¿
i-,
Pero el mämo medico no tendrá nirigún iriconvenignfe ¡-_ en la medida de lo posible, lo que esta situación contiene
en ue1 es Pdirsona e ' en el hospital,
-' con
._ 1

yi-

tüdgs no sea atendida de humanidad afirmativa, o sea: intentar ser el inmortal


os me osƒnecesarios, porque no tiene sus docu- ` de esta situación.
t1'1€I1'f0S 0 no esta matriculada en la Seguridad Social. En realidad, la medicina burocrática concebida por la
¦-`_¦
iii
.-1
-r

,Responsabilidad “colecnva”,7 una vez más, obliga! Lo ideología ética tiene necesidad de “los enfennos” como
¡-_f-C__-4._.-*_.-4_.¬
que aqui se olvida es que solamente hay una siniación J

víctimas indistìntas o estadisticas, pero es rápidamente


niedicaï situacion clinica, y que no hay necesidad de desbordada por toda situación efectiva-y singular de de-
¡I
fill”-guna etica” (sirio de una visión clara de esta situa- manda. De ahi que la medicina “gestora”, “responsable”
._|
¦
-.r

.¡_

l,_i
ción) para saber que en esta circunstancia el módico es y “ética” se reduzca a la abyección de decidir qué enfer-
.-n_ì¬-.,¬._1,_.¡- .medico unicamente si trata la situación bajo la regla del 5 mos puede curar el “sistema de salud francés”, y cuáles
!.
-.- ff
Inaxltno posible. .curar a esta persona que se lo pide E
deben enviarse, ya que el presupuesto y la opinión lo
(iriada de injerencia aqiiíl) hasta el fin, con todo lo que él exigen, a morir en los suburbios de Kirishasa.
sabe, con todos los medios que él sabe que existen y sin *Ã-
''-'
-ff-i.¦

I
`.
7. Cecilc _Wiriter, Quen est-'il de Z 'hisioriciré acruelle de Za clini-
qiie? (a partir de una meditación de Foucault). Por aparecer. Este II"-"V-';f'¬ "l¬fñ¶¡ä¢
“4"H_¬'1-P'†.“:*'?¬^F›'¶*r¡ ;-r~:\' 4. Algunos principios
HL

texto rnani esta, de la manera más rigurosa posible, la voluntad pen-


i
sante de reformular, en las condiciones actuales de la medicina la Es necesario rechazar el dispositivo ideológico de la
exigencia clinica como su único referente. 3 “ética”, no conceder nada a la definición negativa y
P
40 1 41
.iiEl

É
'H

2 Si
victimaria del hombre. Este dispositivo identifica al
í-:{¬..-¿'i--r».“ï.ͦ"i\..«-`
“f
4 j
ri
'
¬..-ii É.."~.-.
. Íìl'›'*
Hiå ƒi f:ài;;,'.i^v`ili`-i.¿`°i%""Í`1li- «
hombre con un simple animal mortal, es el síntoma de __;
_
*J

~ .§¿,-i se-;-sm_,-1" . ¡J
-hi.-3''Í.-hr'
- -F

un inquietante conservadurisrno y, por su generalidad er stii `“ijj


Lii-iivE.FtE5i*`-ái ig?i.
-{-n-1-.Í ±'\i -SåÉÉ.'i:'-`<"i'U
abstracta y estadistica, impide pensar la singularidad de 2-Z
-._.
.'.1.
H 1.3 Wi'/iïìüi
., '_.~

las situaciones. §=3iE3ì_.i<.“.i"ì“ECA


1€',
.-__,¡
Ii
Se le opondrán tres tesis: _ iii

-- Tesis I: El Hombre se ideriti ca por su pensa-


1/.'.`.

. .Sii 'V

«x
miento a rmativo, por las verdades singulares de las E?

que es capaz, por lo Inmortal que hace de él el más re-


_, .

ii. ¿Existe EL omo?


sistente y el mas paradójico de los animales. ii

- Tesis 2: Es a partir de la capacidad positiva para i


f
i.

el Bien, o sea, para el tratamiento amplio de los `.


_ _, , . ii. - - ”- o “ética de
w

La vision de la etica como etica del ot_r0 -,-


posibles y para el rechazo del principio conservador,
la diferencia”, tiene su punto de partida en las tesis de
-¬-.-¬. _' ,.
-'_
i aunque se trate de la conservación del ser, como se
i
I
F
Emmanuel Lóvirias más que en las de Kant. _
determina el Mal, y no inversamente.
El

Lévinas ha consagrado su obra, despueS de UH ï '


-- Tesis 3: Toda humanidad -tiene sus raíces en la
corrido feriomenológico (confrontaC10H el emplaf an'
identificación por el pensamiento de situaciones
«Z

I'
tre Husserl y Heidegg fli 3- d stïmir 3 la loso a ìn
singulares. No hay ética en general. Hay sólo -even-
favor de la ética. A ól debemos, mucho ai"1t¢S8qU¢ 3
t11almente- ética de procesos en los que se tratan los
moda de hoy, una suerte de radicalismo etico.
posibles de una situación.
Pero entonces surge el hombre de la ética refinada, Ñ
SÉINLF.

que murmura: “¡Contrasentido! Contrasentido desde


.E
'K
i.
Z La ético en el sentido de Lévirias
el comienzo. La ética no se funda para nada en la
identidad del Sujeto, ni siquiera en su identidad como É
I

i
fi , .
Esquemaiigamentez - ~
Levinas '
sostiene ` -de
qu?, Cauiwa
w
victima reconocida. Desde el principio, la ética es Es.
. . . ado el ensa-
'Z
su origen griego, la metafísica hahoírdeqn la rpmaóía
ética del otro, implica la apertura principal al otro,
miento siguiendo la logica de lo ismo, P
subordina la identidad a la diferencia.” Examinemos
esta pista. Midamos su novedad.

E8 Emmanuel Lévinas, Totaíité et in b L a Hayaa l9ól.Setrata


de su obra maestra.

42 43
de la sustancia y de la identidad. Pero, según él, es Ciudad y de la acción. Para la ética judía, en el sentido
imposible alcanzar un pensamiento auténtico del Otro de Lévinas, todo se enraiza en la inmediatez de una
(y por consiguiente una ética del lazo con los otros) a `_
Í-¬'-._.__:_¿
apertura al Otro que destituye al sujeto reflexivo. El “tú”-”
partir del despotismo de lo Mismo, incapaz de reco- (.
se impone al “yo”. Y_ ëse es todo el- sentido de la Ley.
nocer a este Otro. La dialéctica de lo Mismo y del Otro, Léyinas propone toda una serie de temas fenomeno-
considerada “ontológicamente” bajo la primacía de la lógicos donde seexperimenta la originalidad del Otro,
identidad consigo mismo, organiza la ausencia del en el centro de los cuales se encuentra el del rostro, el
Otro en el pensamiento efectivo, suprime toda verda- defla donación singular y “en persona” del Otro por su
Í
r
dera experiencia de los otros, y cierra el camino para epifanía carnal, que no es la comprobación de un reco-
l
una apertura ética a la alteridad. Es necesario, enton- f nocimiento mimético (el Otro como “semejante”,
#1
ces, orientar el pensamiento hacia un origen diferente, rr¿
idéntico a mi) sino, al contrario, aquello a partir de lo
:

un origen no griego, que proponga una apertura radical cual yo me compruebo éticamente como “consagrado”
y primera al Otro, ontológicamente anterior a lacons- al' Otro en tanto que presencia, y subordinado en mi ser
_ 4' I


trucción de la identidad. Es en la tradición judaica a esta vocacion. - _
¡-_.

donde Lévinas encuentra el punto de apoyo de seme- La ética es para Lóvìnas ei nuevo nombre del pen-
1., -_

jante orientación. Lo que nombra la Ley (en el sen- sgmiento, el cual se ha orientado desde su captura
tido a la vez inmernorial y efectivo que cobra la Ley - '-E
¦¬.
“lógica” (principio de identidad) hacia su profétìca
-I
ì
judía) es precisamente la anterioridad, fundada en el sumisión a la Ley de la alterid-ad fundadora. .
ser-que-precede-a-lo-Mismo, 'de la ética de la rela-
-Í?
nf
=2:".r_^- †.';1-=s';:-_± -fi*'-1 Í.";-.`:_ïÍ-;.1'_':-._".'.i`.-'"`-_`_'|-_¬›-il" 7-`¦
2

ción con el Otro, respecto del pensamiento teórico, 1

,_|r .
concebido como señalamiento “objetivo” de las regu- '1~=`¬*"0=f:“-'t1¦f=-¬*',:4"e¢†-af“=r'¢1-.›euar:*.sn¬f
T.
` 2. La “ética de ia diferencia”
¡Hi-.?¦ ¦.*

.- .|- laridades y de las identidades. En efecto, la Ley no


me dice lo que es, sino lo que impone la existencia de *<-.11-':t\-1_".-›¡"r.<-f1'
5.
Ai sabiendas o sin saberlo, en nombre de este disposi-
IL.

los otros. Se podría oponer la Ley (del Otro) a las _,¬


,_.- tivo se nos explica hoy que la ética es “reconocimiento
f1
f leyes (de lo real). r

r'
del otro” (contra el racismo, que negaria a-este otro)-o
. š
.._,
Para el pensamiento griego, actuar de manera ade- ff
“etica de las diferencias” (contra el nacionalismo sus-
I

cuada supone primeramente' un dominio teórico de la tancialista, que querría la exclusión de los inmigrantes,
`-¬-¬-.¬¬--.- ¬.-
experiencia para que la acción se conforme a la racio- o el sexismo, que negaría el ser-femenino) o “multicul-
t- 1
_.||.
1 É'
nalidad del ser. A partir de ahi existen los leyes de la turalismo” (contra la imposición de un modelouni cado
.||_|

||.I¦
._,
1-,
44 45

L
E
-i.u-.¦| ,._ .,_.,_. 51
de comportamiento y de intelectualidad). O, de plano, la construye como dato estable, como interioridad dada
buena y vieja “tolerancia”, que consiste en no ofuscarse en su exrerioridord. El fpsicoanálisisexplica brillante-
si otros piensan y actúan' de otra manera- que las propia; "q mente cómo esta construcción del Yo en la iden-
J
I
Este discurso del sentido común no tiene-i ni “ fuerzafrii tificación con el otro -este efecto de espejo-9 combina
verdad. Está vencido de entrada en el enfrentamiento que el narcisismo (yo me cornplazco en la exterioridad
I'
él declara entre “tolerancia”, 'entre “reconocimiento del del otro en tanto que yo-mismo visible) y la agresi-
I
otro”, y “crispación de la identidad”. vidad (yo invisto al otro con mi propia pulsión de
Por el honor de la losofía, es ante todo necesario muerte, mi deseo arcaico de autodestrucción).
convenir en que esta ideología del “derecho a la diferen- Sin embargo, estamos muy lejos de lo que nos quiere
cia” o este catecismo contemporáneo de la buena vo- transmitir Levinas. Como siempre, el puro análisis
luntad_ respecto de “otras culturas”, están singular- G
del aparecer fenomenico ` no puede resolver entre
'+'WH-clan-wr-4 I'¦-

mente alejados de las verdaderas concepciones de orientaciones divergentes. .


Lévinas. Para eso es precisa la explicitación de axiomas del
pensamiento que decidan una orientación.
¦. .l
-La dificultad, que es también el punto de aplicación de
3. Del Otro ol Absolutamente-Otro tales axiomas, se puede decir así: la primacía ética del
| ;,- 1.
.;_¡
.'I

-I!
Otro sobre lo Mismo exige quela experiencia de la al-
¿!¦i
¦I- T,
|
I! I.
La objeción capital -pero también superficial-~ que se teridad este ontológicarnente “garantizada” como ex-
podría hacer a la ética (en el sentido de Lévinas) es la
¦_ ,:.
|'-.'
i' I
I
¦|
periencia de una distancia o de una no-identidad esencial,
siguiente: ¿qué es lo que revela la originalidad de mi
I.

.I
y anquearlo constituye la experiencia etica misma.
lirl
I

II
con-sagración al Otro? Los análisis fenomenológicos Ahora bien, el simple fenómeno del otro no contiene tal
|.¦ del rostro, de la caricia, del amor, no pueden fundar il garantía. Y eso simplemente porque es cierto que la fini-
¦
por si mismos la tesis antiontológica (o anti-identitaria) tud del aparecer del otro puede presentarse como seme-
l
del autor de Toroflidad e irz nito. Una concepción .i
-fr
il

F
janza, como imitación, y así conducir de vuelta a la
:I

“mimética”, que ponga el origen del acceso al otro en mi ,I

lógica de lo Mismo. El otro se me asemeja siempre


propia imagen redoblada, esclarece también lo que hay demasiado, como para que sea necesaria la hipótesis de
1

I'
1

i| .
Í
¢1.
I
de olvido de sí mismo en la captación de este otro: lo ha-¬1r¬-

una apertura originaria a su alteridad.


¿
1
Í _
.

que yo aprecio es este mi-mismo-a-distancia que, jus-


tamente porque es objetivado por mi conciencia, me -m=.f.-_¬-.¬-4-_,-«¬_¬-
9. Jacques Lacan, “Le stade du miroir”, en Eoriis, Seuil, l9ó6.
i
i
1

f 46 -¢41-¬.,1.M..
-|.¬-1-n_n 47

¡q1lfI|¢\.|HbI¢'IÚL'I¢'1'-
5

Entonces es preciso que el fenómeno del prójirno (su divino por la identidad y por los predicados de Dios)
rostro) sea el testimonio' de una alteridad radical que sin sino, justamente, una ética.
embargo él no contiene por si solo. Es necesario que el Sin embargo, que la ética sea el nombre último de
Otro, tal como se meaparece en lo finito, sea la epi- 'D1'5"-Tìà'Q°t*f'|51¦fI'U1'_|I.'-|"1fI''¦uQ'\VÚr"¦ ¢“"- '\`.¬fr`*'

lo religioso como tal (es decir: de lo que re-liga al


fanía de una distancia al otro propiamente infinita, cuya Otro bajo la autoridad indecible del Absolutamente-
superación es la experiencia ética originaria. Otro) la aleja aún más completamente de todo lo que
Lo cual quiere decir que la inteligibilidad de la éti- se deja suponer bajo el nombre de “fi1osofía”.
ca impone que el Otro sea de alguna manera soste- Digámoslo crudamente: lo que la empresa deLévi-
nido por un principio de olreridad que trascienda la nas nos recuerda con una singular obstinación es que
Simple experiencia finita. A este principio Lévinas lo 1
I
toda tentativa de hacer de la ética un principio de lo
llama: el “Absolutamente-Otro” (Toni-Antra), y es 4
|l
pensable y del actuar es de' esencia religiosa. Diga-
l

evidentemente el nombre ético de Dios. No hay Otro E


|

mos que Lévinas es el pensador coherente e inventivo


sino en la medida en que es el fenómeno inmediato de un dato que ningún ejercicio académico de ocul-
_de1Absolutam_er1te-Otro. No hay consagración finita tamiento o de abstracción puede hacer olvidar: extraída
I
a lo no-idéntico sino en la medida en que hay consa-
gración in nita del principio a lo que subsiste fuera
de él. No hay ética sino en la medida en que hay el
l de su uso griego (donde está claramente subordinada
a lo teórico) y tomada en general, la ética es una cate-
goria del discurso piadoso. .
indecible Dios.
En la empresa de Lévinas, la primacía de la ética ¬ ._,- :g-_ .-_%. ¿-1;.¡~

del Otro sobre la ontología teórica de lo mismo está 4. La ético corrio- religión descompuesro
completamente unida a un axioma religioso y sería
ofensivo para el movimiento íntimo de este pensa-c %_¬i1f-T'.*FI"#|_Pf_I-_

¿Qué puede ser de esta categoría si se pretende suprimir


miento, para su rigor subjetivo, creer que se puede se- o enmascarar su valor religioso, conservando el dispo-
parar lo que él une. A decir verdad, no hay filosofía sitivo abstracto de su ,Constitución aparente (“reconoci-
de Lévinas. Ni siquiera es la filosofia como “sir- T\|'4-¬¬-"'\1I_`-.'iwT_f-iG'-%l miento del otro”, etc.)? La respuesta es clara: una confu-
vienta” de la teología: es la filosofía (en el sentido ¡._._._
sión incomprensible. Un discurso piadoso sin piedad, un
griego de la palabra) anulada por la teología, la cual, suplemento del alma para gobernantes incapaces, una
por otra parte, no es una rhaologio (designación aún y¬ ,-V.- ,-\. .H
sociología cultural que sustituye, por las necesidades de
demasiado griega, que supone la aproximación de lo ì.
la predicación, a la difunta lucha de clases.

43
49

rn-I oqiu-1,rn1u a-sçu-fvn.rN-«~†u¢›¬-.F


Una primera sospecha nos invade cuando considera- de la ética, sólo son aceptablemente diferentes si son
mos que los apóstoles de la etica y el “derecho a la di- “integrados”, si quieren la integración (lo cual, mirado
ferencia” visiblemente se horrorizan por todo diferen- más de cerca, parece querer decirrsi desean suprimir su
cia un poco marcada. Pues para ellos las costumbres diferencia). Muy bien podria ser que, desligada de la
añicanas son bárbaras, los islamistas son espantosos, predicación religiosa que al menos le confería la ampli-
los chinos son totalitarios, y así sucesiyarnente. En tud de una identidad “reve1ada”f, la ideología ética no sea
verdad, este famoso “otro” es presentable únicamente sino la última palabra del civilizado conquistador: “Sé
si es un buen otro; es decir, ¿qué otro coso sino el como yo, y respetará tu diferencia.”
miso que nosotros mismos? ¡Respeto a las diferen- 'I

cias, claro que si! Pero a reserva de que el diferente l


Y

sea democrata-parlamentario, partidario de la econo- É


É
P. 5. Retorno a Zo Mismo
mia de mercado, sostén de la libertad de opinión,
feminista, ecologista... Lo que también puede decirse La verdad es que, en el terreno de un pensamiento no
así: yo respeto las diferencias, en la medida en que religioso, y realmente contemporáneo de las verdades
quien difiere de mí respete exactamente como yo di- de esta época, toda la predicación etica sobre el otro
chas diferencias. De' la misma manera que “no hay y su “reconocimiento” debe pura y simplemente aban-
libertad para los enemigos de la libertad”, igualmente donarse. Ya que »la verdadera cuestión, extraordi-
no hay respeto para aquél cuya diferencia consiste nariamente difícil, es en todo caso la del reconoci-
precisamente en no respetar las diferencias. Sólo hay miento de lo Mismo.
que ver la cólera obsesiva de los partidarios de la ética Planteemos nuestros propios axiomas. No hay nin-
ante todo lo que se parezca a un musulmán “integrista”. gún Dios. Lo que también se dirá: el Uno no es. Lo
El problema es que el “respeto de las diferencias” y la múltiple “sin Uno” -dado que todo múltiple no es
ética de los derechos del hombre ¡parecen de nir muy nunca a su vez sino un múltiple de múltiples- es la ley
claramente una identidad! Y que, en consecuencia, res- del ser. El único límite es el vacio. El infinito, como ya
petar las diferencias no se aplica sino en la medida en lo sabía Pascal, es la banalidad de toda situación y no el
que éstas son razonablemente" homogéneas a dicha iden- predicado de una trascendencia. Pues el in nito, como
tidad "(1a cual no es, después de todo, sino la de un “Oc- '_-4T%I'f-'›4-:uTh†-'In=n¬lvu-*fr;»"I-r#_4:.-fr;

lo ha mostrado Cantor con la creación de la teoría de los


cidente” rico, pero visiblemente en su ocaso). Los L

conjuntos, no es, en efecto, sino la forma más general


inmigrantes de estos paises, a los ojos de los partidarios -v.=-1- ¬

del ser-múltiple, En realidad, toda situación, en tanto


50
ISI

%1T__L;1-2_.'h'-¬
l
-I.

II

que es, es un múltiple compuesto de una infinidad de i que no son sino la evidenternultiplicidad in nita de la
especie humana, la cual es tan flagrante entre mi primo
elementos, cada uno de los cuales es a su vez un múl-
tiple. Considerados en su simple pertenencia a una de Lyon y yo* comoentre la “comunidad” chiita de Irak
.†- -_
1' "
5: la
v_ I:
.--4|
situación (a un múltiple infinito), los animales de la es- y los corpulentos cowboys de Texas. `
El soporte objetivo (o histórico) de la ética con-
.¬|¬,

if: pecie Homo sapiens son multiplicidades ordinarias. i -


. Entonces, ¿qué debemos pensar del_ otro, de las temporánea es el culturalismo, la fascinación verda-
-ITEW":
-_-`-"__I'
.'¢,.;L,`._.,:¦.L;.,.-

diferencias, de su reconocimiento ético? ' . deramente turistica por la multiplicidad de los usos, de
La alteridad infinita es simplemente lo que hoy. las costumbres, de las creencias. Y especialmente por el
`:.- 1.-¡F

.-¿E

Cualquier experiencia es despliegue al infinito de inevitable abigarramiento de las formaciones imagi-


diferencias infinitas. Aun la pretendida experiencia narias (religiones, representaciones sexuales, formas de
reflexiva de mi mismo no es en absoluto la intuición encarnación de la autoridad1..). Si, lo esencial de la
de una unidad, sino un laberinto de diferenciaciones, -wz1-«-10 1-pw-v_›,

“objetividad” ética se sostiene en una sociología vulgar,


y. Rimbaud ciertarnente .no se equivocaba al declarar: heredera directa del asombro colonial ante los salvajes,
i

F
“ÍYo 'es otro”. Hay tanta diferencia entre, digamos, un en ._ el-r entendido de que los salvajes están también entre
1
l¦.-

.ifi
campesino chino y un joven- -ejecutivo noruego, como nosotros (drogadictos de- los suburbios, comunidades de
.L-"
El
._-I
'IE
en-tre yo mismo y cualquier-otro, incluido yomismo. creencias, sectas . todo . el aparataje- periodístico de la
.ri
Tanta, pero también mi más ni menos. - = amenazante alteridad interior), a la que la ética, sin cam-
_r.
:¦i
-.¦›.¦.1
:I
11 ¡I
|
biar el dispositivo de investigación, opone su “recono-
cimiento” y sus trabajadores sociales. `
6. Díerencfofs "cnZmraZes." y cnlrurolismo Contra estas fútiles descripciones (todo lo que se nos
' '-
dice en ellas pertenece a la realidad a la vez evidente y
Laética contemporánea hace un' g-ranbarullo sobre por sí misma inconsistente), el verdadero pensamiento
las diferencias “culturales_”'. Su concepción del “otro” i
debe afirmar esto: dado que las diferencias son lo que
apunta esencialmente a este tipo de diferencias. La l
I
hay, y que .toda verdad es un venir-a-ser de lo que aún
coexlstencia tranquila de las “comunidades” culturales, no es, las diferencias- son precisamente lo que toda ver-
religiosas, nacionales, etc., el rechazo ala “exclu- F
dad deporte, o hace aparecer como insignificante. Nin-
sión”, es su gran ideal. _ - . i guna situación concreta se deja esclarecer por el tema del
-Lo que en todo caso- es preciso sosteneres que estas I
“reconocimiento del otro”-r Hay, en toda configuración
diferencias no tienen ningún interés para el pensamiento; colectiva moderna, personas de todas partes que comen

52 ss

m..*4-NW@
r A

diferente, hablan varios idiomas, llevan diversos som- “ética” al relativismo cultural, puesto que equivale a
breros, practican diferentes ritos, tienen relaciones pretender que un simple estado contingente de las co-
complicadas y variables con el asunto sexual, aman la sas pueda ser el fundamento de una Ley. '
autoridad o el desorden, y así va el mundo. Sólo hay ética de los verdades. O más precisa-
'`i.
_ |.'ff
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mente: sólo hay ética de los procesos de verdad, de la
sf' -
f' ii-
i
1
I
labor que hace advenir en este 'mundo algunos ver-
1J.
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7. De lo Mismo a ias verdades dades. La ética se debe tomar en el sentido supuesto
l nf1' =!|fi:
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¡I

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:. 2-, por Lacan cuando habla, oponiéndose de esta manera
Filosóficamente, si el otro es indiferente,*es"i claro que
¦.
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-".

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- ¦.. ¦.'|
t_¦ .¦'
,__ a.Kant y al tema de una moral general, de ética del
2-_' 'Il
la dificultad está del lado de lo Mismo". Lo Mismo, en psicoanálisis. La etica no existe. Sólo hay etica de (de
efecto, no es lo que es (o sea, el múltiple infinito de 'Y“"='I0d'I1w.¬-_" la política, del amor, de la ciencia, del arte).
E'

1
las diferencias), sino lo que advierze. Ya hemos nom- L
J'.'

En efecto, no hay un solo Sujeto, sino tantos como


-.1
i
brado aquello respecto de lo cual no hay sino el ad- verdades, y tantos tipos subjetivos como procedi-
i venimiento de lo Mismo: es una verdad. Sólo una
1
mientos de verdad. En cuanto a nosotros, distinguimos
I
i
__;
-:i
I
verdad es, como tal, indiferente rr ios diferencias. Se cuatro “tipos” fundamentales: político, cientifico,
.-1,-
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r-.¬.
1 _-
IL:-J.
.
sabe desde siempre, aun si los sofistas de todas las artístico y amoroso.
ri; '¦-

I
epocas se encarnizan en oscurecer esta certeza: una
|. _ ¡ Cada animal humano, al participar de tal o cual
_|
T
-F
I
1.
verdad es la mismo para todos. verdad singular, se inscribe en uno de los cuatro tipos
Lo que debe postularse en cada uno, y que nosotros subjetivos.
l
hemos llamado su “ser de inmortal”, no es ciertamente Una filosofia se propone construir un lugar de peri-
lo querecubren las diferencias “culturales”, tan masivas I
|
i
I samierzto donde los diferentes tipos subjetivos, dados
como insignificantes. Es su capacidad para lo verdadero, en las verdades singulares de su tiempo, coexistan. Pero
o sea para ser io mismo que una verdad convoca cz su '-:. '-¬ -.___-:_-.f_-. esta coexistencia no es una unificación, y es por eso que
propio “mismidad Es decir, según las circunstancias, es imposible hablar de una Ética.
su capacidad para las ciencias, para el amor, la politica o
el arte, ya que tales son los nombres universales bajo los
cuales, según nosotros, se presentan las verdades.
Por una verdadera perversión, cuyo precio será his-
toricamente terrible, se ha creido poder adosar una E
r

54 55

¿- 1“¬ %_, _ W,.-"_v'_~1w,_V' _! “T_ †_ _


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I_.-I
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r.Í..'_.

nr. LA ÉTICA, FIGURA DEL N1Hn.1sMo _

Que se la determine como representación consensual


del Mal o como preocupación por el otro, la ética de,-
--¬- í." .' s.- _ signa ante todo la incapacidad, caracteristica del mun-
_.¿___
do contemporáneo, de nombrar y de querer un Bien.
.r ¬-." 15
Es preciso ir aún más lejos: el reino de la ética es
_E'H;'::
.|_ _.
.I -1.. :I ã
sintomático de un universo en el que domina una
r 1 :* =
_| :il
1i¬'¬_-C`-í.T".--.*¬.'.-'._-I
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: singular combinación de resignación a lo necesario y


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de voluntad puramente negativa, incluso destructiva.
Esta combinación se debe designar como nihilismo.
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f ri! Nietzsche ha mostrado muy bien que la humanidad
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pre ere querer la nada antes que no querer nada. Se
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reservará el nombre de nihilismo a esta voluntad de
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nada, que es como la otra cara de la necesidad ciega.
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J. La ética como sirvienta de la necesidad
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“economia”. La objetividad económica -que es pre-
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ciso llamar por su nombre: la lógica del Capital-~ es
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57

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aquello a partir de lo cual nuestros regímenes parla-


Desde este primer momento de la constitución de la
mentarios organizan una opinión y una subjetividad
de antemano forzadas a ratificar lo necegariø E1 des subjetividad contemporánea (en terminos de “opinión
púb1ica”), la ética desempeña un, papel de comparsa,
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GWPIÚO.-› la anarquía productiva, las desigualdades la puesto que avala de entrada la ausencia de todo pro-
com leta d ' " - ”
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securdión dïsïalorlìaclgn del trabaïo yecto, de toda politica de emancipación, de toda causa
os ex ranjeros: todo esomai-wab
encadenala Per'
un
consenso degradado, alrededor de un estado de cosas colectiva verdadera. Al poner obstáculos en el cami-
. .|._\_|¬
.11 tan aleatorio como el clima del dia (la ““cien¢i._-1” eco- no, en nombre del Mal y de los derechos del hombre, a
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nómica es aun ' mas ' mcrerta


' ' - « - que la la prescripción positivajde los posibles, al Bien como
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meteümlo en sus prevrsiones
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:_,' '_ sobrehumanidad de la humanidad, a lo Inmortal
_ _ S1-f=-°f)› pero en el cual se puede comprobar la como amo del tiempo, la ética acepta el juego de lo
m exrble e rntermrnable coacción enema
necesario como fundamento objetivo de todos los
HOLH polrïtrca parlamentaria, tal como se practica hoy,
juicios de valor. .
de consrs
al e €f1_&b_so1uto en fijar - objetivos
- - -
derivados
El famoso “fin de las ideologías”, que por todos la-
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gunøs pfmcfplüs Y 611 darse los medios para dos se proclama corno la buena nueva que propicia el
›; alcanzarlos. Consrste en transformar en opinión con-
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se“sua ffìslg
' ada (H-Unque evidentemente
- _ “retorno de la ética”, significa en los hechos la adhe-
inestable)
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el espectaculo de la economía Por sí misma 13 ¿C0 sión a las artimañas de la necesidad y un empobreci-
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nomia no e s n1` buena rn* mala,


~ . no es el lugar de nin-
_ miento extraordinario del valor activo, militante, de
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los principios.
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gun valor (salvo el valor de la- mercancia- y el dinem
La idea misma de una “ética” consensual, que parte
“mo equíwlenfe 26116121). Como tal :'“va” más 0 del sentimiento general provocado por la visión de las
menos_ bi 611 . La polrtrca
' ' es el momento i subjetivo
- - o
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.¬ _-4_.- ¬,.'_ , ¡-
valorrzante de esta exterioridad neutra- Pues las posi atrocidades, y que reemplaza a las “viejas divisiones
bilidades ideológicas”, es un potente factor de resignación subje-
. _ ¢ uyo rnovrrmento
' ' pretende organizar
` - estan, ,'
en realidad, de antemano circunscritas y anuladag of tiva y de consentimiento a lo que hay. Pues lo propio de
la neutralidad externa del referente [económico Dellal todo proyecto emancipador, de cualquier advenimiento
manera qu@` la Subjetrvldad.
' ' ' - mevrta-
.` . de una posibilidad inaudita, es dividir las conciencias.
bl general se remite En efecto ¿cómo lo incalculable de una verdad, su no-
emente a una suerte de nnpotencia malhumorada,
cuya vacurdad encubren las elecciones y las frases vedad, la grieta que produce en los saberes establecidos,-
hechas de los jefes de partid0_ podrían inscribirse en una situación sin encontrar alli
resueltos adversarios? Precisamente porque una verdad,
4

53
59
ali?
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en su invención, es lo único que es para todo; no 3@


Como todos sabemos, Francia, que bajo el regimen de
efectúa realmente sino contra las opiniones dominantes Vichy votó una ley sobre el estatuto de los judíos, y que
que siempre trabajan, no para todos, sino para algunos.
.,. en este mismo momento vota leyes de identificación
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Estos algunos disponen, ciertamente de su posición de
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. 1' :› racial, bajo el nombre de “inrnigante clandestino”, de un
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SUS 0aP1Ía1f>S, de sus instrumentos mediáticos. Pero so-
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*_ -¬,_ supuesto enemigo interior; Francia, que está subje-
bre todo tienen la potencia inerte de la realidad y de la
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.DV tivainente dominada por el miedo y la impotencia, es un
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¦`. epoca contra lo que nunca es -como toda verdad- el '¦


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“islote de derecho y de libertad”. La ética es la ideologia


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advenimiento azaroso, precario, de una posibilidad de lo :gm

de esta insularidad, y por ello valoriza en todo el mundo,


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Intemporal. Como lo decía Mao-Tse-Tung con su
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con la fatuidad de la “injerencia”, las cañoneras del Dere-
¦iI simplicidad acostumbrada: “Si tiene una idea será nece-
:.-' cho. Pero al hacerlo, difundiendo hacía el interior en
¡
I
.
sario que el uno se divida en dos”. Ahora bien- la ética todo lugar la arrogancia y la satisfacción temerosa de sí,
se presenta explícitamente como el suplemento de alma
i il..-
:-ii: esteriliza todo agrupamiento colectivo -alrededor -de un
.| 1;]
del consenso. La “división en dos" le causa horror (es
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1"'
pensamiento fuerte de -lo que puede (y entonces debe)
propio de la ideología, de los nostálgicos- del pasado...).-
hacerse aqui'y ahora. Por eso es, sin rodeos, una variante
Asi, forma parte de lo que impide toda idea, todo pro-
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del consenso conservador.


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yecto de pensamiento coherente, y se contenta con


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.=.i ü _ Es preciso observar, sin embargo, que la resig-
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aplicar a las situaciones impensadas y -anónimas el nación alas necesidades (económicas) no es el único,
palabrerio humanìtarista (el cual, ya lo hemos dicho, no
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ni el peor, de los componentes del espiritu público
contiene en si mismo ninguna idea' positiva de
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que la ética viene a cimentar. Pues la máxima de


--'-'-_'-I-. _ `.¡.¦' humanidad). ' - _ . Nietzsche nos impone considerar que todo no-valor
_ DÉ igual manera, la “preocupación por el otro” (toda impotencia) está corroído por la voluntad de
Slg l c que no se trata, que no se trata jamás, de nada, cuyo otro nombre es: pulsión de muerte.
prescribir a' nuestra situación y, en definitiva, ia noso-
tros mismos, posibilidades todavía inexploradas.^La
Ley (los derechos del hombre, etc.) está desde siempre
2. La ética como dominación “occidental”
ahi. Regula los juicios y las opiniones sobre lo nefasto de la muerte
que ocurre en otra parte variable. Pero nunca se trata-de
remontar hasta el fundamento de esta “Ley” hasta la
Se debería estar más conrnocionado de lo que en general
identidad conservadora que la sostiene.
se está, por una observación que vuelve constantemente
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en todos los articulos y comentarios consagrados a la revés abyecto de su palabreria) de verlos de cerco.
guerra en la ex-Yugoslavia: en ellos se apunta, con .I
E!J Pues el núcleo que domina internarnente a la etica es
una suerte de excitación subjetiva, de patetismo orna- Iv
L.
siempre tener que decidir quién muere y quién no.
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mental, que todas estas atrocidades pasan “a dos La ética es nihilista porque su convicción subya-
iii-
uf
›.= horas de vuelo de París”. Los autores de estos textos cente es que lo único que verdaderamente puede sa-
i..
son -todos partidarios, naturalmente, delos derechos cederle al hombre es la muerte. Y es cierto, en efecto,
.- .- 4
del hombre, de la ética, de la injerencia humanitaria, en la medida en que se nieguen las verdades, que se
del hecho de que el Mal (que se creía haber exor- rechace la inmortal disyunción que operan en una si-
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cizado con la caida de los “totalitarismos”) opera un tuación cualquiera. Es preciso escoger entre el Hom-
terrible retorno. Pero de golpe, la observación parece l
I
bre como sostén posible del azar de las verdades o el
incongruente: si se trata de los princpios éticos, de la I.
lr
Hombre como ser-para~la-muerte (0 para-la-felicidad:
esencia victirnaria del Hombre, del hechode que “los es lo mismo). Esta elección también opera entre filo-
derechos son universales e imprescriptibles”, ¿qué DNI-_-|Il-Iul -P
sofía y “ética” o entre la valentía de las verdades y el
nos importa la duración del viaje en avión? El sentimiento nihilista.
=:,IFi. “reconocimiento del otro” ¿sería tanto más intenso si L
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L.

1!. ¦\-
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yo tengo a este otro, de alguna manera, casi al alcance
-.

de la mano? -3. Bio-ética


En este pathos de lo próximo se adivina el temblor
equivoco, equidistante del miedo y del goce, al per-
|
¿.

Según creo, esto esclarece la elección privilegiada


'tii'
,l | cibir el horror y la destrucción, la guerra y el cinismo, que hace la ética, entre las “cuestiones de sociedad”
T".

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afin de cuentos muy cerca de nosotros. La ideologia de las que nuestra cotidianidad se agasaja -tanto más
ética dispone, casi a las puertas de su seguro refugio i porque ninguna de entre ellas tiene el menor sentido-,
civilizado, de la combinación indignante y deliciosa del sempiterno debate sobre la eutanasia.
de un Otro confuso (croatas, serbios y los enigmá- La palabra eutanasia plantea con claridad la pre-1
ticos “musulmanes” de Bosnia) y de un Mal compro- gunta: “¿Cuándo y cómo, en nombre de nuestra idea
bado. Los alimentos de la etica se nos sirven a de felicidad, se puede matar a a1guien`?” Nombra asi
domicilio por la Historia. el núcleo estable a partir del cual opera el sentimien-'
La ética se alimenta demasiado del Mal y del Otro to ético. Se sabe del uso constante que el “pensa-
como para no gozar 'en silencio (silencio que es el miento” ético hace de la “dignidad humana”. Pero la

62 63
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combinación del ser-para-la-muerte y de la dignidad asumia irnplacablernente la necesidad de poner fin a las
construye precisamente la idea de la “muerte digna”- vidas indignas. El nazismo aisló y llevó a su colmo el
Comisiones, prensa, magistrados, políticos, curas, me- nudo nihilista de la disposición “ética”, una vez que esta
dicos discuten sobre una definición ética, sancionada por tiene los medios politicos para ser algo más que una
la ley, de la muerte dignamente administrada. charlataneria. A este respecto, la aparición en nuestros
- ~«-¬._-.-. .:.- Ciertamente, el sufrimiento, la degradación, no son _4_ paises de grandes comisiones de Estado encargadas de
¬- ¬-. _.;,¿ _.-, ¿._ ._
“dignos”, no son conformes a la imagen pulida, joven, `..\_
la “bio-ética” es de mal agüero. Se pondrá el grito en el
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bien alimentada que nos forjarnos del Hombre y sus cielo. Se dirá que, justamente, es con miras al horror
derechos. __¿Quien no ve que el “debate” sobre la euta-
1-l n-__r. r
I
E
nazi que resulta necesario legislar para defender el dere-
nasia designa sobre todo la falta radical de siniboli- cho ala vida y a la dignidad, toda vez que el impetuoso
zación en que se encuentran hoy la vejez y la muerte? ¿El empuje de las ciencias pone a nuestro alcance la posibili¬
caracter insoportable de su visión para los vivos? La dad de practicar toda suerte de manipulaciones genéticas.
ética se encuentra aquí en la encrucijada de dos pulsiones Este mito no debe irnpresionarnos. Es preciso sostener
que no son sino aparentemente contradictorias: al definir con fuerza que la necesidad de semejantes comisiones de
|
I
|
I
al Hombre por el no-Mal, luego por la “felicidad” y la Estado y de semejantes legislaciones indica que, en la
vida, está a la vez fascinada por la muerte y es incapaz de
'¦D'
¡|

ii conciencia y en la configuración de los espíritus, la pro-


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inscribirla en el pensamiento. El saldo de este balance es blemática sigue siendo esencialmente sospechosa. La
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la transformación de la muerte misma en un espectaculo conjunción de “ética” y de “bio” espor si misma ameno-
11
lomas discreto posible, en una desaparición de la cual los zante. De la misma manera que lo es la similitud de los
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vivos tienen el derecho de esperar que no derogará sus prefijos entre el eugenismo (deshonroso) y la eutanasia
I
hábitos, irreales, de satisfacción sin concepto. Por lo tan- (respetable). Una doctrina hedonista del “bien-morir” no
F

to, el discurso ético es a la vez fatalista y resueltamente será óbice para la potente aspiración, verdaderamente
---¬-__,.____:
-_1_-
4 _
no-trágico: “deja hacer” a la muerte, sin oponerle lo mortífera, al “bien-generar”, instancia evidente del
Inmortal de una resistencia. “bien-Vivir”.
_Observemos, ya que éstos son los hechos, que la El fondo del problema es que, de cierta manera,
“b1o~ética” y la obsesión de_Estado por la eutanasia toda definición del Hombre a partir de la felicidad es
fueron, explícitamente, categorias del nazismo. En el nihilista. Se ve con claridad que las barricadas erigi-
fondo, el nazismo era de cabo a rabo una ética de la das alas puertas de nuestra prosperidad enfermiza
Vida. Tenia su propio concepto de la “vida digna” y tienen como contraparte interna, contra la pulsión

64 _65
"f 5 .-.",'.-,.
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I
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nihilista, la ridícula y cómplice barrera de las comi- 4. El nihiiisrno ético entre el conservodnrismo
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siones de ética. i y Jo' pidsión de muerte
Cuando un primer ministro, pregoneropolitico de
,.I.

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una ética de la ciudadanía, declara que Francia “no pue- Considerada corno figura del nihilismo, reforzada por
de acoger a toda la miseria del mundo”, se cuida muy el hecho de que nuestras sociedades carecen de unf
'if- vI-¬'¬¬''-.¬'-› uir1¬|.-V;._-,.H» bien de decimos según qué criterios y con qué métodos porvenir universalmente presentable, la ética oscila
-_¦..;
E.-1; se va a distinguir la parte de la mencionada miseria que entre dos deseos apareados: un deseo conservador, que
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ši se habrá de acoger de aquélla que se invitará, sin duda, querría que se reconociera en todas partes la legitimi-
iši
!,|_-'
l en los centros de retención, a volver al lugar de su dad del orden propio a nuestra perspectiva “occiden-
muerte, para que podamos gozar de nuestras riquezas tal”, imbricación de una economía objetiva salvaje y
no compartidas -las cuales, como se sabe, condi- de un discurso del derecho; un deseo mortifero, que
cionan a la vez nuestra felicidad y nuestra “ética”-. en un mismo gesto promueve y al mismo tiempo vela
De igual manera, es sin duda imposible estabilizar los una integral dominación de la vida, lo que quiere de-
¦ . criterios “responsables” y evidentemente “colecti- cir igualmente: consagrar lo que es a la dominación
iii
ii E
| '.¬' vos”, en nombre de los cuales las comisiones de bio- “occidental” de la muerte. Razón por la cual seria
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'.`=¦'. ética distinguirán entre eugenismo y eutanasia, entre mejor designar a la ética -ya que habla griego- como
ii
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el mejoramiento cientifico del hombre blanco asi una “eu-udenosis”, un nihilismo bcato.
J como de su felicidad, y la liquidación “con digni- Todo cuanto puede oponérsele es aquello cuyo
dad” de los monstruos, de los sufrimientos y de los modo de ser es el de no ser aún, pero de lo que nues-
i
-rJ. espectáculos molestos. tro pensamiento se declara capaz.
=›-
i El azar, las circunstancias de la vida, el laberinto Cada época -y en definitiva ninguna vale más que
l de las conciencias, combinados con un tratamiento ri- cualquier otra- tiene su propia figura nihilista. Los
i guroso y sin excepción de la situación clínica, valen nombres cambian, pero bajo estos nombres (“ética”,
l
l
mil veces más que el pomposo y mediático recurso a por ejemplo) se encuentra siempre la articulación de
las instancias de la bio-ética, cuyo terreno de ejer- una propaganda conservadora y de un oscuro deseo
cicio, y hasta el mismo nombre, no huelen muy bien. de catástrofe.
Sólo declarando querer lo que el conservadurisrno
decreta como imposible, y afirmando las verdades con-
tra el deseo de nada, uno se separa del nihilismo. La
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posibilidad de lo imposible, que todo encuentro amoro-
so, toda refundación cientifica, toda invención artistica
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y toda secuencia de la politica de emancipación ponen
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ãäfa a nuestra vista, es el único principio -contra la ética del If.. r
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? bien vivir, cuyo contenido real es decidir la muerte- de ¬-~:~.~


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T *E una ética de las verdades. . _ ,_

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i i-šii ã Iv. LA ÉTICA DE LAS VERDADES
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r Es una pesada tarea, para' el filósofo, arrancar los
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nombres a quienes prostituyen su uso. Ya Platón pa-
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'_ deció todas las penas del mundo para mantenerse fir-
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me sobre la palabrajusticia contra el uso engañoso y
versátil que de ella hacían los sof1stas_
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Ã';-`:i1,¬-
2. al! 1
Sin embargo, intentemos, a pesar de todo lo dicho,
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1 ii-TH
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conservar la palabra ética, ya que también, desde Aris-
1 1"
f¬-_' T=-*f -*
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tóteles, aquéllos que hicieron de ella un uso razo-
1:_-¦-J . _.¬_
nable corrrponen una larga y estimable progenie
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1': F"

J_ Ser; acontecimiento, verdad, sujeto


T

Si no hay ética “engeneral”, es que falta el Sujeto


abstracto que debería armarse con e11a._ No hay sino
un animal particular, convocado por las circunstan-
cias a devenir sujeto. O, más bien, a entrar en la com-
posición de un sujeto. Lo que quiere decir que todo lo
que es -su cuerpo, sus capacidades- se encuentra, en

-|
'Ífi 69
ft«1-te-¬--.r:. ;f'_ . _¦'__
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un momento dado, requerido para que una verdad se Abelardo; la creación galileana de la fisica; la invención
abra paso. Entonces el animal humano es llamado a por Haydn del estilo musical clásico... Pero tambien:
ser el Inmortal que ng era
la Revolución Cultural china (1965-1967); una pa-
__ _.--.
-._,__¡
¬,.____-|_,_
¿Quedson estas “circunstancias”? Son las circuns- sión amorosa personal; la creación por el matemático
;_-___-_ _|
j.. ig-
tancias Qe una verdad. Pero, ¿que
- f es preciso
~ entender J-

rn'-
g<`.-if;-3.-Ã-'ìjEi'| __
'-:[;ÍI1L"jIã;.;<
._`r-f- '
_=;-I .: f
ii-
Ir 4. x _
Grothendieck de la teoría de los Topos; la invención
por ello. Queda claro que lo que hay (los múltiples
vf._.-n.-
' I P
¦n.,i-
_-¿.,¦_|_-'I'-_
H.--1
'-_'-_r_'*'- 1 '
_*-, || '_¡-_
_ ~f -
las diferencias infinitas, las situaciones “objetivas”:
' 'I 1 , . _ 3
J J
__.
Í'
'-
por Schoenberg del dodecafonismo... t _
;:f:-;':¿1¿-i
Pitu. _ -I. __ _

_., _ É Entonces, ¿en qué “decisión” se origina el proceso


por ejemplo, el estado ordinario de la relación con el
2'. _='|¦--:¦_
1'*-I
de una verdad? En la decisión de referirse de ahora en
otro _antes de un encuentro amoroso) no puede de mf .
1__¿_ |.._
.- _..›.:
I
adelante a la situación desde el punto de vista del su-
== ' r",-1' I
tal lcircunstancia. En este tipo de objetividad, el ani- pfememo aconrecimienral. Designemos esto como
__
'r-_.
;--|
grab ,_ universalmente, se las arregla como puede. Se una fidelidad. Ser fiel a un acontecimiento es mover-
_
. 1';-i
'. ¦`:"!
|L.|-
_-
i|':..-
_.;4
B c entonces suponer que lo que convoca a la com- se en la situación que este acontecimiento ha sup1e_-
n. |
__-;'-ig, ¦'f_
|"I

posicion de un sujeto es un plus, o sab;-eviene en 135


'-i ±:- *_
_ '_|'..'-
mentado, pensando (pero todo pensamiento es una
!±¦¡ -
situaciones como aquello de lo que estas situaciones,
_
11' _-
~:_-|_¦_-_
||-'I
práctica, una puesta a prueba) la situación “según” el
i i|i i-;.=
Y la m f HSU211 de comportarse en ellas no pueden
, 5 acontecimiento. Lo que, por supuesto, ya que el acon-
it ji*

glïlšïnta» D1ê&1'1'1_0S que un sujeto, que sobrepasa al tecimiento estaba fuera de todas las leyes regulares de
ïgi-i-i_¡iii _Í1i;i|
`.'¦ ¿ ¦ -- _ -

i .
(pero el animal es su unico sostén) exige que
iiimi _
\|¬". _-

.11
'_|_
_ ,I._'f _
ari nf;
I|'¢|- I la situación, obliga a inventar una nueva manera de ser
-.ji._›'-±¬=à†'.t¬-._f~._
algo haya P s düi 211%@ irreductible a su inscripción y de actuar en la situación. -
.-. __..
_¡_._¦|-_
|¦ _.,
-- ' iiT3 Ordinaria en “10 que hayn- A este Wpfemenro llamémos Está claro que bajo el efecto de un encuentro amoroso,
lo un * ' - - f _ _ _
. _¡_:.
_? __
ddnde QCOWQCZWJEHÍO, Y distmgamos al ser-multiple, y si quiero serle fiel realmente, debo recomponer de
_ _ no se trata de la verdad (sino solamente de
¬_- ¿___'- _.-=i;_-¬._ -i`¿'_-:_'f¬2_-¬,_'.-_¦- .'_¬_'._:-
arriba a abajo mi manera ordinaria de “habitar” mi
i| _ opiniones), del acontecimiento” que nos cgnstfiñe a
_ |'_|| -_.
. ' _1 -tu

i ii-if af
it |' .,:
--I
__.|¿-:__
situación. Si quiero ser fiel al acontecimiento “Revo-
|{¦†;¦; 1.:

¦' decid` -
_ ir una nueve manera de ser. Semejantes aconteci-_
_ I' -I
lución Cultural”, debo en todo caso practicar la politica
115
I
piientos estan perfectamente atestiguados: Ia Revo- (en especial la relación con los obreros) de manera
I ucion Francesa de 1792; el encuentro de Eloisa y
i
completamente diferente de lo que propone la tradición
l
l

socialista y sindicalista. De la misma manera, Berg y
1 0 _ Alain
' Badiou,
` L ›Erre et Z _.-evenemerir,
f _. Seuil,
_ 1988. La teoría
_ del Webem, fieles al acontecimiento musical que se llama
t
I aconteci mlefm
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exlã i en -realidad, largos recorridos conceptuales “Schoenberg”, no pueden continuar como si nada el
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que SB despliegan en este libro.
neorromanticisrno de fin de siglo. Despues de los textos
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puedo continuar practicando la fisica en su marco entonces, al sostén de un proceso de verdad. El sujeto
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clásico, etc. La fidelidad acontecirniental es ruptura real no preexiste para nada al proceso. Es absolutamente
(pensada y practicada) en el orden propio en el que el inexistente en la situación “antes” del acontecimiento.
acontecimiento ha tenido lugar (político, amoroso, - -1 ?=_
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Se dirá que el proceso de verdad induce un sujeto.
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artístico, científico...). _ -.'.¬|I,-:- Aquí es necesario advertir que el “suj eto”, así conce-
Se llama “verdad” (ima verdad) al proceso real de una bido, no comprende al sujeto psicológico, ni aun al
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: fidelidad a un acontecimiento. Aquello que esta fide- sujeto re exivo (en el sentido de Descartes) o al sujeto
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lidad produce en la situación. Por ejemplo, la política de trascendental (en el sentido de Kant). Por ejemplo, el
los rnaoístas franceses entre 1966 y 1976, que intenta sujeto inducido por la fidelidad a un encuentro amoroso,
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pensar y practicar una fidelidad a dos acontecimientos el sujeto del amor, no es el sujeto “amante” descrito por
ll encabalgados: la Revolución Cultural china y el Mayo los moralistas clásicos. Porque tal sujeto psicológico se
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del 68 en Francia. O la música llamada “contem-
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deriva de la naturaleza humana, de la lógica de las pa-
poránea” (nombre tan admitido como raro), que es fide-
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siones. Mientras que aquello de lo que nosotros ha-


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lidad a los grandes vieneses de comienzos del siglo. O la blamos no tiene ninguna preexistencia “natural”. Los
geometría algebraica en los años cincuenta y sesenta, fiel amantes entran como tales en la composición de un su-
al concepto de Universo (eri el sentido de Grothendieck),
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jeto de amor, que los excede a uno y a otro.


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ii etc. En el fondo, una verdad es el trazo material, en la De la misma manera, el sujeto de una política revo-
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situación, de la suplementación acontecimiental_ Por
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ir lucionaria no es el militante individual, ni tampoco, por
consiguiente, es una ruptura ii/imarierire. “Inrnanente”,
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supuesto, la quimera de una “clase-suj eto”. Es una


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porque una verdad procede en la situación y en ninguna producción singular que ha tenido nombres diferentes
otra parte. No hay Cielo de las verdades; “Ruptura”, por-
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._. . _ (a veces “Partido”, a veces no). Es cierto que el mili-


que lo que hace posible el proceso de verdad -el aconte- tante entra en la composición de este sujeto, que una
cimiento- no estaba en los usos de la situación, ni se vez más también lo excede (es justamente este exceso
dejaba pensar por los saberes establecidos. _ i el que lo hace advenjr como Inmortal). _
También se dirá que un proceso de verdad es hetero- Así también, el sujeto de un proceso artístico no es
géneo a los saberes instituidos de la situación. O, para el artista (el “genio”, etc.)_ En realidad, los puntos-
utilizar una expresión de Lacan, que es una “grieta” sujetos del arte son las obras de arte. El artista entra
en estos saberes. i en la composición de estos sujetos (las obras son
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72 73
“suyas”), sin que se pueda de ninguna manera que ha habido un acontecimiento, y una ruptura tnrna-
reducirlas a “él” (y por otra parte, ¿de qué “él” se nente en la forma continuada de un proceso fiel
trataria?)_ _ “Alguien” es eventualmente este espectador cuyo
Los acontecimientos son singularidades irreductibles, pensamiento es puesto en movimiento, capturado y
“fuera-de-la-ley” de las situaciones. Los procesos fieles a desconcertado por un esplendor teatral, y que de esta
una verdad son rupturas in_ma.nentes_ reinventadas por forma entra en la compleja configuración de un mo-
completo en cada ocasión. Los sujetos, que son instan- mento de arte. O aquel asiduo a un problema de mate-
cias locales de uri proceso de verdad (“puntos” de ver- máticas, en el momento preciso en el que se opera,
dad), son inducciones particulares e incomparables. después de la ingrata tarea donde los saberes oscure-
Acaso con respecto a estos sujetos sea legitimo cidos giran sobre si mismos, el esclarecimiento de la
hablar de una “ética de las verdades”. solución. O el amante cuya visión de lo real está a la
vez ensombrecida y transfigurada, porque rernemor'a,_
apoyado en el otro, el instante de la declaración. O el
2. Definición formal de Za ética de una verdad militante que alcanza, al término de una reunión com-
plicada, a decir simplemente el enunciado hasta en-
Se llama de manera general “ética de una verdad” al tonces inhallable y en el cual todos concuerdan que es
principio de continuación de un proceso de verdad o, el necesario para ponerlo en práctica en la situación.
de manera mas precisa y compleja, a lo que da con- El “alguien”, tomado en lo que atestigua que per-
sistencia a la presencia de alguien en la corri- tenece, como punto-soporte, al proceso de una ver-
postctón de un sujeto que -induce el proceso de esta dad, es simultáneamente si-mismo, ningún otro que si
verdad. mismo, una singularidad múltiple por todos recono-
cible, y en exceso de si-intsrno, porque la traza alea-
Despleguemos esta fórmula. toria de la fidelidad pasa por él, estremece su cuerpo
1) ¿Qué debemos entender por “alguien”? “Al- singular y lo inscribe, desde el interior mismo del
guien” es un animal de la especie humana: el tipo de tiempo, en un instante de eternidad.
múltiple particular que los saberes establecidos desig- Digamos que lo que se puede saber de él está en-
nan como perteneciente a la especie. Es este cuerpo, y teramente involucrado en lo que tiene lugar; que no
todo aquello de lo que es capaz, lo que entra en la com- hay, materiahnente, nada más que este referente de un
posición de un “punto de verdad”. En el supuesto de saber; pero que todo eso sucede en la ruptura inmanente

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del proceso de la verdad, de manera que, co-pe1tene- de la que es muy difícil saber cómo se sobreirnpone o se
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artistica, arnorosa_..) y a la verdad que deviene, “al- Llamamos “consistencia” (o “consistencia subje-
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guien” queda imperceptible e interiormente roto o agric- tiva”) al principio de esta sobreirnposición, o de esta
tado por esta verdad que “pasa” a través de este combinación. Dicho de otra forma, la manera como
múltiple sabido que él es. _ nuestra pasión de matemáticos va a involucrar su per-
Se podria decir de una forma más simple: de esta severancia en lo que rompe 0 contraria esta perse-
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co-pertenencia a una situación y al trazado azaroso de verancia y que es su pertenencia a un proceso de
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una verdad, de este devenir-sujeto, el “alguien” verdad. O la manera como nuestro amante será com-
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estaba incapacitado para saberse capaz. pletamente “sí-mismo” en la experiencia continuada
En la medida en que entra en la composición de un de su inscripción en un sujeto de amor.
sujeto, en que es _Sub]`er¿vación de sí, el “alguien” Finalmente, la consistencia es involucrar su singulari-
existe en su propio no--saber. dad (el “alguien” anirna1)_en la continuación de un suje-
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331 2) Ahora, ¿qué es preciso entender por “consisten- to de verdad. O bien: poner la perseverancia de lo que es
cia”? Simplemente, que hay una Zey de lo no-sabido. sabido al servicio de una duración propia de lo no sabido.
Si, en efecto, el “alguien” no entra en la composición Lacan tocaba este punto' cuando proponía como
del sujeto de una verdad, sino exponiéndose “com- máxima de la ética: “No ceder sobre su deseo.” Puesto
pletamente” a una fidelidad post-acontecimiental, el que el deseo es constitutivo del sujeto del inconsciente,
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problema estriba en saber que va a devenir el “a1.- es lo no sabido por excelencia, de manera que “No ceder
guien” en esta experiencia. sobre su deseo” quiere decir: “No ceder sobre lo que no
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tenece a lo que Spinoza ll-ama la “perseverancia en el ser” lo no sabido es el efecto lejano del suplemento aconte-
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y que no es otra cosa sino la persecución del interés; es


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cimiental, el agrietarniento de un “alguien” por una fide-
_,_ decir, de la conservación de sí. Esta perseverancia es la lidad a este suplemento desvanecido, y que no ceder
ley del alguien tal como él se sabe. Ahora bien, la ex- quiere decir finalmente: no ceder sobre su propia captura
periencia de una verdad no cae bajo esta ley. Pertenecer por un proceso de verdad.
a la situación es el destino natural de cualquiera, pero Pero como el proceso de verdad es fidelidad, si
pertenecer a la composición del sujeto de una verdad “No ceder” es la maxima de la consistencia -luego
depende de un trazo propio, de una ruptura continuada, entonces, de la etica de una verdad~ bien se puede
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I. Its-;¿. terribles ìnerciêpia -a mismo tiempo cìue le opone se dirige a una fidelidad primera, aquella que consti-
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ser de un “al s .e ,material multiple que hace todo el interés. Ciertamente, el apasionado de la matemática, el
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espectador clavado en su butaca de teatro, el amante


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trans gurado, el militante entusiasta, manifiestan por lo


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al pmfcivío de interes; por la otra, la consistencia, la que hacen fpor el advenimiento en ellos del Inmortal del
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cual no se sabian capaces-H un prodigioso interés. Nada Lo que también se puede decir así: ¿cómo voy a
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en el mundo podria suscitar más la intensidad de exis- continuar pensando? Es decir, a mantener en el tiern-
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tencia que ese actor que me hace conocer a Hamlet; esta I po singular de mi ser-múltiple, y por el único recurso
percepción por el pensamiento de lo que es ser dos; este
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material de este ser, el Inmortal que una verdad hizo


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¡marti-¿~ problema de geometría algebraica cuyas innumerables advenir por mí a una composición de sujeto.
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rarni caciones descubro de repente; o esta asamblea en 2) Toda verdad, ya lo hemos dicho, depone los sa-
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laçcalle a la entrada de una fábrica, donde veri co que beres constituidos y, en consecuencia, se opone a las
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.j_ mi enunciado político reúne y transforma. Sin embargo, opiniones, ya que se llama opiniones a las repre-
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1 respecto de mis intereses de animal mortal y depredador, 11 sentaciones sin verdad, los desechos anárquicos de un
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.r allí no pasa nada que me concierna, o de lo cual un saber saber circulante.
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me indique que se trata de una circunstancia apropiada


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para -mí, Estoy ahí por completo, ligando mis compo- sociabilidad. Es de lo que los animales humanos con-
±a†=ë*_|'e¿iå~=_.›; .
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nentes en el exceso de mz' mismo que induce el pasaje a versan, todos, sin excepción. No se puede hacer de
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través de mí de una verdad. Pero de golpe estoy también
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s :`- I otra manera: el clima; la última película; las enfer-
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'¬f¿` ~-†›;»+L†i=:-''-3t=_=.ï:-*F_ suspendido, roto, revocado: desinteresado. Puesto que medades de los hijos; los bajos salarios; las vilezas
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E 110 podría, en la delidad a la fidelidad que define la del gobierno; la actuación del equipo local de itbol;
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conslstencia ética, interesarme en mí mismo y perseguir, 1, la televisión; las vacaciones; las atrocidades lejanas y
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por consiguiente, mis intereses. Toda mi .capacidad de próximas; los sinsabores de la escuela pública; el úl-
*tii i 1:
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interes, que es mi propia perseverancia en el ser, está


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ii ¿fin i
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| timo disco de un conjunto de hard-rock; el mal mo-
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volcado sobre las consecuencias futuras de la solución mento por el que se atraviesa; si hay o no demasiados
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de este problema científico; sobre el examen del mundo inmigrantes; los síntomas neurótícos; los éxitos en la
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a la luz del ser-dos del amor; sobre lo que haré de mi institución; las comidas opíparas; la última lectura;
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encuentro, una noche, con el eterno Hamlet; o sobre la las tiendas donde encontrar por poco dinero lo que se
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etapa siguiente del proceso político, cuando la reunión |
ncesita; los autos; el sexo; el sol...
delante de la fábrica se haya dispersado. ¿Qué haríamos, miserables de nosotros, si no hu-
l No hay sino una cuestión en la ética de las verdades: biera todo eso que circula y se repite entre los animales
¿cómo voy, en tanto que alguien, a continuar excediendo de la ciudad? ¿A que silencio deprimente estariamos
mi propio ser? ¿Cómo ligar de manera consistente lo que condenados? La opinión es la materia prima de toda
se con los efectos de la captura por lo no-sabido? comunicación. `

SU 81
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ff.- . Es conocida la fortuna que hoy tiene asi@ iéfmtm i-'

composición del sujeto de una verdad sólo puede ser del


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y que algunos ven ahi el enraizamiento de lo demo- orden de aquello que ei uno le ocurre.
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crático y de la etica. Se sostiene frecuentemente que Así lo atestiguan las circunstancias concretas en que
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lo que cuenta es “comunicar”, que toda ética es “ética


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alguien es capturado por una fidelidad: un encuentro
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de la comunicación”.11 Si se pregunta: comunicar, es amoroso; el sentimiento repentino de que un poema está
cierto, ¿pero qué? Es fácil responder: opiniones, opi-
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dirigido a nosotros; una teoría científica cuya belleza,
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EL niones sobre la totalidad de los múltiples que este primeramente indistinta, nos subyuga; la inteligenciaiac-
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multiple especial, el animal humano, experimenta en
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1.;l tiva de un lugar político... La filosofía no es la excepción,
-¡_-I la empecmada determinación de sus intereses. ya que todos sabemos que para mantener el requisito del
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Opiniones sin wi gramo de verdad. Ni tampoco de interés-desinteresado, es preciso haber conocido, una vez
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falsedad. La opinión está más acá de lo verdadero y de lo en la vida, la palabra de un Maestro. _
falso, justamente porque su único oficio es ser comu- De repente, la ética de una verdad es todo lo contrario
nicable. Por el contrario, lo que pertenece a un proceso
de una “ética de la comunicación”. Es uiie. ética (16 10
de verdad no se comunico. La comunicación es apro-
real, si es verdad que, como lo sugiere Lacan, todo ac-
piada únicamente para las opiniones (e, insistimos: no
ceso a lo real es del orden del encuentro. Y la con-
podriamos prescindir de ellas). En todo lo que concierne J
sistencia, que es el contenido de la máxima ética:
a las verdades se requiere que haya encuentro. Lo In- “¡Continuar!”, no va sino a sostener el hilo de lo real.
mortal de que soy capaz no podrían. suscitarlo en mí los Se lo podria formular así: “No olvides jamás lo que
efectos de la sociabilidad comunicante; debe ser
has encontrado.” Pero a sabiendas de que el 'no-olvido
directamente capturado por la fidelidad. Lo que quiere
no es una memoria (¡ah! ¡la insoportable y periodística
decir: roto, en su ser-múltiple, por el trazo de una ruptura
“ética de la memoria”!)_ El no-olvido consiste en
irimanente y :finalmente requerido, aunque sea sin
pensar y practicar el ordenamiento de mi ser-múltiple
saberlo, por el suplemento acontecimienta1_ Entrar en la
según el Inmortal que él detenta, y que el agrietamlonïü
de un encuentro ha compuesto en sujeto.
11._ Jürgen Habermas, Theoríe de Pagir commimnicati'oneZ,
Eayard, 1987. I-Iabermas intenta extender la racionalidad “demo- Lo que en un antiguo librol-2 habiamos formulado
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cratica si * . . ,
integrando la comunicacion _
en los fundamentos mismos de así: “Ama lo que jamás creerías dos veces.” Porque la
su antropologia. Desde este punto de vista participa, desde el borde
opuesto al de Lóvinas, de lo que se podría llamar la subestructura
12. Alain Badiou, Théoríe du sujer, Seuil, 1982. Este ìilìlrfïï
filosófica de la corriente “etica”. contiene, en sus “lecciones finales”, los desarrollos sobre la etica e
sujeto, pero en verdad son un poco diferentes de lo que 8€ ¿ICC aqui-

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etica de una verdad se opone de manera absoluta a la _ ,V


Pero la ética no es del orden de la pura captura.
opinión y a la etica a secas, que no es más que un _ J -;

Regula la consistencia subjetiva, en la medida en que


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esquema de opinion. Ya que la máxima de la opinión su máxima es “¡Continuar!”. Ahora bien, hemos visto
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es: “No ames sino lo que crees desde siempre.” _ K,-._
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que esta continuación supone un verdadero desvío de la
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“perseverancia en el ser”. Los materiales de nuestro
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iii tiva, a la fidelidad a una fidelidad, y ya no a la perse-


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4. ¿Ascerismo? _
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=_,._ cución de nuestro interés. Esta desviación ¿equivale a
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¿Es la etica de-las verdades ascétìca? ¿Exige de nos- una renuncia? _
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otros una renuncia? Este debate es, desde los albores ¬-
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i Es preciso decir que aquí hay un punto propia-
de la filosofia, esencial-_ Interesaba ya a Platón, re-
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mente indecidible “lndecidible” quiere decir que


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W.. suelto a probar que el filósofo, hombre de las verda- ningún cálculo permite decidir si hay o no renuncia
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iii
des, es “más feliz” que-el tirano gozoso, y que, en esencial.
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1: .

if consecuencia, el animal sensible no renuncia a nada - Por un lado,- es cierto que la etica de las verdades
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esencial al dedicar su vida a las Ideas. 511.
impone una distancia tal respecto de las opiniones que
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..il_ ' Llamemos~-“renuncia“7` al hecho que se deba- ceder es propiamente. asocial. Esta a-sociabilidad se ha re-
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ii
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sobre la persecución de nuestros intereses; persecu- conocido desde siempre: son las imágenes de Tales que
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cion que, excluida la verdad, constituye la totalidad l
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cae en un pozo porque busca penetrar en el secreto de
! de nuestro ser-múltiple.. ¿Hay renuncia -cuando una los movimientos celestes; el. proverbio: “los enamorados
verdad me captura? Sin duda que no, ya que esta cap- están solos en el mundo”; el destino separado de los
I

I turase manifiesta por intensidades de existencia im'- |


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grandes revolucionarios; el tema de la “soledad del
I
I- .I
gualabíes. Se les pueden dar nombres: en el amor, |
genio”, etc. En el más bajo nivel, es el sarcasmo con-
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hay dicha; en la ciencia, hay alegría (en el sentido de temporáneo contra el “intelectiialoso”, o la repre-
Spinoza: beatitud intelectual): en la política, hay
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-ifi
sentación inevitable del militante como “dogmático” o
entusiasmo; y en el arte, placer. Estas “afecciones de “terrorista”. Ahora bien, la a-sociabilidad se paga con
~1a verdad”, al mismo tiempo que señalan la entrada una constante restricción en cuanto a la persecución de
de alguien en una composición subjetiva, hacen va- los intereses, porque esta persecución está precisa-
nas -todas las consideraciones acerca de la renuncia. mente regulada por el juego social y por la cornu-
La experiencia lo muestra hasta el hartazgo. nicación. Aquí no se trata tanto de represión (aunque

84 85
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evidentemente existe y puede tomar formas extremas) proviene de que el esquema del interes no tiene otra
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como de una discordancia insuperable, propiamente materia para unificar ficticiamente que aquella a la
ontológica f* entre la fidelidad post-acontecimiento y el cual la ética de las verdades le da consistencia. De ahi
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transcurso nonnal de las cosas; entre verdody saber. que el interés~desinteresado pueda ser representable
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- Por otro lado, es preciso reconocer que 'el “mí- ¦-
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ia' como interés a secas. Cuando este es el caso, no se
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mismo involucrado en la composicion subjetiva es '


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deberia hablar de ascetismo: el principio del interés
zdentzco a aquel que persigue su interes: para nosotros ig"
s i¿., gobierna, en efecto, la práctica consciente.
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no hay dos figuras distintas del “alguien”, Son 105 M
Pero no se trata sino de una simple posibilidad y en
mismos múltiples vivientes los que resultanrequeridosi - '- '-..1'_,- f
ningún caso de una necesidad.'En efecto, no olvidemos
en todos los casos. Esta arnbivalencia de mi J
I

que es muy difícil que todos los componentes de mi ser-


composición-múltiple hace que el interés no pueda I
múltiple se involucren en su conjunto, tanto en la per-
ser mas claramente representable como distinto del secución de mis intereses como en la consistencia de un
interes-desinteresado. Toda representación de mí- sujeto de verdad. Siempre puede ocurrir que el brutal
misrno es la imposición ficticia de una unidad a sus requerimiento de tal o cual componente “dormido”, ya
componentes multiples infinitos. De que esta ficción sea bajo la presión socialìzada de los intereses o por la
este en general fundamentada en el interés, no hay etapa en curso de una fidelidad, desestabilice todos los
duda alguna. Pero como los componentes son ambi- montajes ficticios anteriores por medio de los cuales
guos (son los mismos que sirven para ligar mi pre- organizo la representación de mi-mismo. En conse-
-I

sencia en' una fidelidad), es posible que, aun bajo la l cuencia, la percepción del interés-desinteresado como
regla del interes, la unidad ficticia se subordi-ne como interés a secas puede deshacerse, ser representable la
tal a un suj eto, al Inmortal, y no al animal socializado. escisión y el ascetismo estar a la orden del día, tanto
En el fondo, la posibilidad de ' que ningún como ala inversa: la tentación de ceder, de retirarse de
ascetismo sea requerido por la ética de las verdades, la composición subjetiva, de romper un amor porque un
deseo obsceno se impone; de traicionar una política por~
13. Cf Alain Badiou, I/Erre et Févénemem', op. cít. Un elemento
que se o ece el reposo del “servicio de los bienes”; de
¢0I}S1dBf†Hd0 por la opinión se toma siempre en un conjuntocons-
truible (que se deja aprehender por las clasificaciones). Mientras que reemplazar la exasperación científica por la carrera por
el mismo elemento, considerado a partir de un proceso de verdad se los créditos y los honores, o de regresar al academi-
torna en un conjunto genérico (grosso modo: escapando a todas las cismo bajo la fachada de una propaganda que denuncia
clasi caciones establecidas).
el carácter “superado” de las vanguardias.
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Pero entonces, la llegada del ascetismo es idéntica


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al descubrimiento de un sujeto de verdad como puro


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deseo de sí. El sujeto debe de alguna manera conti-
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nuar por sus propias fuerzas, ya sin la protección de
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las ambigüedades de la ccion representativa. Es el
punto propio de lo indecidible: este deseo del sujeto
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de perseverar en su consistencia ¿es comparable al de-
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seo del animal de correr su suerte sooializada? Nada,
una vez en este punto, exime del valor. Uno se armará,
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v. EL PROBLEMA DEL MAL
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si puede, del optimismo de Lacan, cuando escribe: “E1
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deseo, lo que se llama el deseo [Lacan habla aquí de
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¦ .|¬¿±¿_. lo insabido subjetivo] basta para hacer que la vida no Subrayamos ya hasta qué punto la ideología ética con-
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'-`¬¿.'_- tenga sentido, si produce un cobarde.”.14 _ temporánea se enraíza en la evidencia consensual del
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iii. fi E Mal. Hemos invertido este juicio al determinar el pro-
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ceso a rmativo de las verdades como núcleo central,
tanto de la composición posible de un sujeto, como del
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advenimiento singular, para el “alguien” que entra en
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esta composición, de unaçética perseveronte.
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¿Quiere decir que es necesario recusar toda validez
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fa a la noción del Mal y desterrarla en bloque a su evi-
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dente, origen religioso?

A. La vida, las verdades, el Bien


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-| I Aquí no haremos ninguna concesión a laropinión se-~
gún la cual habría una suerte de “derecho natural”
fundado, en último análisis, en la evidencia de lo que
14. Jacques Lacan, Écrfrs, Seuil, p. T82. perjudica al Hombre.
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Restituido a su simple naturaleza, el animal humano al determinar a la humanidad según la norma de su
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debe ser considerado del mismo modo que sus compa- potencia vital, en declararla esencialmente inocente, en
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ñeros biológicos. Este masacrador sistemático persigue sí misma extranjera al Bien y al Mal. Su quimera es
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en los hormigueros gigantes que edificó intereses dei imaginar una sobre-humanidad devuelta a esta ino-
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supervivencia y satisfacción ni' más ni menos estima- cencia, una vez liberada de la tenebrosa empresa de ani-
bles que los de los topos o de las luciérnagas El animal quilamiento de la vida, llevada a cabo por la potente
humano ha probado ser el más taimado de los animales figura del Sacerdote. No, ninguna vida, ninguna poten-
'_- el más paciente, el más obstinadamente esclavo de lo; cia natural, podria estar más allá del Bien y del Mal.15
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deseos crueles de su propia potencia. Sobre todo supo
Es necesario decir que toda vida, incluyendo la del
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poner al servicio de su vida mortal la capacidad que le
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¦-`i"f"¦`¦ animal humano, está más acá del Bien y del Mal.
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es propia, y que consiste en ubicarse sobre el trayecto Lo que hace surgir el Bien y, por vía de simple
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de las verdades de manera que le advenga una parte de


consecuencia, el Mal, concierne exclusivamente a la
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iDå1:1o1'åal_ Es lo que ya dejaba presentir Platón, cuando
in ica a que su famoso prisionero evadido de la -ca- i
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rara existencia de los procesos de verdad. Transido por
una ruptura inmanente, el principio de supervivencia
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verna y encandilado por el sol de la Idea tenia el deber i
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del animal humano -su interés- resulta desorganizado.
de volver a la sombra y hacer que sus compañeros de
Decimos entonces que el Bien, si por tal se entiende
ãeïl/iãumbre se beneficiaran con aquello que, en al um..
j'¬n-r¬,-1. ,¡¬ _.:%-u__'¡¡,_\i-`_'L-.=t"'_;r-=±¢.~_-=¡-¬._¿_
,1 ;r4muÍ-2h:".-ÍÄ-_-.
:-I-|-_Im- |-l |- que alguien pueda entrar en la composición del sujeto
mi r el mundo oscuro, lo habia capturado. Sólo hoy i
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-| de una verdad, es precisamente la norma iritema de una
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sopesamos plenamente lo que este retomo significa: es
I | Jl desorganización prolongada de la vida.
"ii el de la fisica galileica hacia la maquinaria téoiijça 0 ¢1
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1 J
Todo el mundo, por otra parte, lo sabe: las rutinas de
t de la teoria atómica hacia los explosivos y las centrales
_ I' la supervivencia son indiferentes al Bien, cualquiera
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_ 1-I] nucleares. El retorno del interés-desinteresado haciael
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que éste sea. Ningiuia persecución de un interés tiene
interés bruto, el sometimiento de los saberes por algu-
legitimidad sino en su éxito". Por el contrario, “caer
nas verdades. Todo lo cual condujo al animal humano a
enamorado” (la palabra “caer” señala la desorgani-
devenir amo absoluto de su biotopo que, por cierto, no
'-"-¬-____' ¬___-_ . .-¬›f_:.,-_¬:r-.,_-.`_ “-';._-H, - -'.-¬-.¬.-
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zación de la marcha de las cosas), ser capturado por el
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es sino un planeta de segundo orden. I


furor insomne de un pensamiento, o comprobar que
Pensado asi (y es lo que de el sabemos) queda claro l

que el animal humano no depende “en sí” de ningún 15. Nietzsche, La Généalogie de la Morale. Éste es el libro mas
juicio de valor. Nietzsche, sin ninguna duda, tenía razon sistemático de Nietzsche, el que recapitula su crítica “vital” de los
valores.

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algún compromiso politico radical resulta incompatible _:-u así: sólo porque hay verdades, y en la medida en que
con todo principio de interés inmediato, me obliga a -_1_
existen los sujetos de estas verdades, existe el Mal.
evaluar la vida, mi vida de animal humano socializado, ` 0 también: el Mal, si existe, es un efecto desorde-
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según otro patrón que el de vida misma. Especialmente nado de la potencia de la verdad.
-Csi'n-r.1u›ITk';_`=1¦L'3,`Í*J_.'2;-L1_MI.f;L:,._ ;,'¬_"-
cuando, más allá de la evidencia dichosa o entusiasta de Pero, ¿existe el Mal?
la captura, se trata de saber si, y cómo, continúo en la
vía de la _desorganización vital, dotando así a la
desorganización primordial de una organización B. De la existencia del Mal
paradój ica segunda: la misma que hemos denominado
1-|_
“consistencia etica”. _ Puesto que rechazamos toda idea de un reconoci-
*Zi-

'"_' _ Q-.±.;Íï_.;,'iT2;f¿,HT'¿'
Si existe el Mal, es necesario pensarlo a partir del miento consensual, o a priori, del Mal, la única linea
ji Bien. Sin la consideración del Bien y, en consecuencia, de pensamiento rigurosa seria definir el Mal en nues-
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de las verdades, no existe sino la inocencia cruel de la tro propio terreno; es decir, como una dimensión po-
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vida, que está más acá del Bien y del Mol. sible de un proceso de verdad. Y sólo después exa-
De modo que, por extraño que resulte, es absolu- minar las coincidencias entre los efectos esperados de
tamente necesario que el Mal sea una dimensión posible esta definición y los ejemplos “flagrantes” (los ejem-
delas verdades. Sobre este punto no nos contentaremos plos de opinión) del Mal historico o privado.
con la solución demasiado fácil del platonismo: el Mal I
|
1'
| Sin embargo, vamos a proceder de manera más in-
como simple ausencia de la verdad, el Mal como
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I.

ductiva,_ya que el objetivo de este libro es ce_ñir_ de


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±¡"N1-Ii-UI¶-rL_'-f¦9_ -151;-L¬_i-as.-: -12-;,çgi¬
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ignorancia del Bien. Pues la idea misma de ignorancia es I


cerca la actualidad de los problemas. _
_ ají
:.eìL-'=.'.-=r%'- inasible. ¿Para quién está ausente una verdad? Para el Los partidarios de la ideologia “etica” saben bien
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animal humano como tal, empecinado enla persecución que la identificación del Mal no es .asunto de poca im-
I l
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de sus intereses, no hay verdad, sino opiniones por las portancia, aun si, en definitiva, toda su construcción
que se socializa. En cuanto al sujeto -el Inmortal- la ver- reposa en el axioma según el cual en esa materia hay
1
dad no le podna faltar, ya que su constitución depende de una evidencia de opinión. A partir de alli -proceden
ella y sólo de ella, dada como trayecto fiel. como hemos visto que lo hacia Lévinas respecto de la
Es preciso, entonces, si es que el Mal resulta iden- cuestión del “reconocimiento del Otro”: radicalizan el
tificable como una forma del ser-múltiple,que surja discurso. De la misma manera que Lévinas, en defi-
como efecto Cnosible) del Bien mismo. Lo que se dirá nitiva, hace depender la originalidad de la apertura al

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Otro de la suposición de un Absolutamente-Otro, los ,__vi'-
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F. invocados, comparados, encargados de esquematizar


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5_¿¿__
193?.-_
defensores de la etica también hacen depender la E_
toda circunstancia en laque se quiere producir, en la
Fil- T3
'sita
identificación consensual del Mal de la suposición de 1'

opinión, un efecto de conciencia del mal -ya que no


1"t=i¦Í
-¿_,.'.-.
un Mal radical. in
r_< hay apertura al Mal en general, sino bajo la condición
Si bien es cierto que la idea de un Mal radical se re- 2'

¿É
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Nx. histórica de un Mal radical-_ Es así como en 1956, para
monta (por lo menos) a Kant, su versión contemporánea ,_

legitimar la invasión de Egipto por las fuerzas anglo-


4.

"-'5¬- -L -¬ .:L ,r_4.¿-¡_, ¬_


se apoya de manera sistemática en un “ejemplo”: el G '-
ir francesas, los políticos y la prensa no vacilaron un
_...|-_.ɦ.l
-i _
Iu-

extermirno de los judios en Europa por los nazis. No \ '-

segundo ante la fónnula: “Nasser es Hitler.” Esto se ha


| ”'-_¦

empleamos la palabra ejemplo a la ligera. Ciertamente, t


vuelto a ver recientemente, tanto en lo que concierne a
.I-I. : : :_-.

i-_=-,_-
" ï3'1"¬L '_:-.í-'_-1'=_§¿-.'›:p_i-.|I_.-¢,.-¢' É-1119]Úmplü es por lo regular algo que debe repetirse o Saddam Hussein (en Irak) como respecto a Slobodan
imita_rse_ Tratándose del exterminio nazi, este ejemplifica l\/lilosevic (en Serbia). Pero, al mismo tiempo, se
el Mal radical cuya imitación o repetición debe impe- recuerda con insistencia que el extenninìo y los nazis
dirse a cualquier precio. O más precisamente: es aquello son únicos y que compararlos con cualquier otra cosa es
---1-_
cuya no-repetición cumple la función de norma para una profanación
¡i|||_'|¡š±'*-;w$'|._1n=¿_,-.'|›-_¡ '3.-¦_¿t.1.,_;-¿___.,-_.4'_V-_.',;_= todo juicio sobre las situaciones. Hay entonces una Esta paradoja es en realidad la del Mal radical mis-
“ejemplaridad” del crimen, ejemplaridad negativa. Sin mo (y, a decir verdad, de toda “puesta en trascenden-
embargo, la función normativa del ejemplo subsiste: el i
-1.1'-___¡r' -

cia” de una realidad o de un concepto). Es necesario


i
.¦|
exteniniiio nazi es el Mal radical en tanto que da para il_ que aquello que constituye la medida no sea mensura-
il-1
111-Ivstro tiempo la medida única, inigualable -y en este ble y que sin embargo sea constantemente mensurado_
i.:.-
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sentido, trascendente o indecible--, del Mal a secas. Lo El exterminio, precisamente, es a un tiempo la medi-
J-š__\
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.;«--|-_, _- ¬. .,
que el Dios de Lévinas es en la evaluación de la alteridad 1

da de todo el Mal del que nuestra época es capaz -y


- -t.ï`¬`
(el Absolutamente-Otro como medida inconmensurable como tal, resulta en sí misma inconmensurable- y tam-
1E
s
i del Otro), el exterminio lo es en la evaluación de las bién -lo cual supone medirla sin cesar-- aquello a lo
situaciones históricas (el Absoluto-Mal como medida que debe compararse todo cuanto requiera juzgarse
mconmensurable del Mal). según la evidencia del Mal. Ese crimen, en tanto
' De ahí que el exterminio y los nazis se declaren a la ejemplo negativo supremo, es inimitable, pero al mis-
vez impensables, indecìbles, sin precedente ni pos- mo tiempo cualquier crimen es su imitación.
teridad concebibles `-puesto que nombran 13 foma Para salir de este círculo, al que nos condena el he-
absoluta del Mal-_; y sin embargo sean constantemente cho de querer ordenar la cuestión del Mal según un
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«''šä__;-i=1'.'.Ã-:_
en-'ã*rãf1.Iii :1Í›_".š'=-“r_f¦i¬.:;.±\-g=,§m`n_,:~_;¬ i.=;_~,_
juicio consensual de la opinión (juicio que se debe 14
pensamiento un “limite” infranqueable, ya que la reali-
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etrfrrt;-1:
ga-E_¡.%'.±
pre-estructurar por la suposición de un Mal radical), l
I dad de lo inimitable es la constante imitacion. A fuerza
"!;

,_ -_ J' 4-r.*- -
es preciso evidentemente abandonar el tema del Mal de ver a Hitler por todas partes, se olvida que ha muer-
1'-ã f.'..' ¡-._.gm
__,..,.,
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absoluto, de la medida sin medida. Este tema, como to, y que a nuestra vista pasa el advenimiento de nuevas
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.n-

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el del Absolutamente-Otro, pertenece a la religión. singularidades del Mal.
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1.
Sin embargo, no hay duda de que el _extern1inio de En realidad, pensar la singularidad del exterminio es
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1:-=;'
1-=.- ¢.;-Í:.,-;.›'
los judíos de Europa es un crimen de Estado atroz, L
! pensar, ante todo, la singularidad del nazismo como
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cuyo horror es tai que no sepuede, sin entrar en una .fet-f politica. Ése es todo el problema. Hitler pudo conducir el
repugnante sofística, dudar de que se trata, míreselo
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exterminio como una colosal operación militafizada por-
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III-
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como se lo mire, de un Mal que nada rehabilita ni 1


I que había tornado el poder y lo hizo en nombre de una
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permite clasificarlo tranquilamente (“hegeliana- política que incluía entre sus categorías la de “judío”.

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mente”) en el capítulo de las necesidades transitorias I


Los que sostienen la ideologia ética insisten tanto
1
del movimiento histórico. ` en localizar la singularidad del exterminio directa-
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. Se admitirá también sin reservas la singularidad del il
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_1 mente en el Mal que, por lo general, niegan cate-
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exterminio. La mediocre categoria de “totalitarismo” se góricamente que el nazismo haya sido una política.
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forjó para reunir en un solo concepto la politica nazi y 1l.
Pero ésta es una posicion a la vez débil y sin valor.
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rš . la política de Stalin, el exterminio de los judíos de nl-

T.1' Débil, porque la constitución del nazismo en subje-


Europa .y las deportaciones y masacres en Siberia.. Esta
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| tividad “masiva”, que integra la construcción de la
'f¿ amalgama poco ayuda al pensamiento, ni siquiera al palabra judío como esquema politico, es lo que hizo
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pensamiento del Mal. Es preciso admitir la irreductibi- posible, luego necesario, el exterminio. Sin valor,
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lidad del exterminio (así como también la irreducti- porque es imposible pensar la política hasta el fin, si
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bilidad del Partido-estado estalinista). ' se renuncia a considerar que puedan existir politicas
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Pero, justamente, toda la cuestión reside en localizar cuyas categorías orgánicas, las prescripciones subje-
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esta singularidad. En el fondo, los defensores de la tivas, sean criminales:
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ideologia de los derechos del hombre intentan locali- 1
1 - Los partidarios de la “democracia de los derechos del
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la tf =.
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zarla directamente en el Mal, conforme a sus objetivos hombre” gustan mucho, con Hanna Arendt, de definir la
de pura opinión. Hemos visto que esta tentativa de
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política como la escena del “ser-en-conj unto”. Apoyados
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yt- _ absolutización religiosa del Mal es incoherente. Es en esta de nición llegan a un callejón sin salida respecto
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I I ademas muy amenazante, como todo lo que opone al de la esencia política del nazismo. Pero tal definición es
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sólo un cuento de hadas, tanto más si el “ser-en-conj tinto” como tal. De manera que aun en el caso de este Mal que
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t-'ìí debe primeramente determinar -y esa es toda la cuog
llamamos no radical, sino extremo, la inteligibilidad de
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tión- el conjunto del que se trata. Nadie deseaba más que
su ser “subjetivo”, la cuestión de los “alguien” que pu-
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Hitler el ser-en-conjunto de los alemanes La categoría
dieron participar en su atroz ejecución como si cumplie-
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nazi de “judío” servía para nombrar el interior alemán el sen un deber, exigen que se los refiera a las dimensiones
espacio del ser-en-conjunto, por la construcción (arbi-
-P iiitrírisecas de los procesos de verdad política.
tfa a» P@I`0 prescriptiva) de un exterior que podía Podríamos también señalar que los sufrimientos
âco ïraïfe en el 11'1'f@1`Í0I`, de igual manera que la certeza subjetivos más intensos, que ponen realmente a la or-
e'_ es *entre
- anceses H supone que se persiga › aqui,
den del día lo que es “hacer el mal a alguien”, y que
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,_-|. ¿¡-_ ;_,¬¦.¡_, _ ¡_- .;'-¦:-_ -_ mismo a aquellos que caen bajo la categoría de “inmi_
"'&-ïi€=.r-1'¬'*-;: .=¬-,:m"f-1¬¬.il's-=.:_"e-¬t-' .r,_Q,Í-¡É-.%rm=
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a menudo detenninan el suicidio o el asesinato, tie-
.ql
_¡`:i grante clandestino”.
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nen por horizonte la existencia del proceso amoroso.
Una de las singularidades de la política nazi fue la
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De manera general, plantearernos que: _


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de declarar con precisión la “comunidad” historial a i


-E El Mal existe.
la 'que se trataba de dotar de una subjetividad con-
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- Debe distinguirse de la violencia empleada por el
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quistadora. Esta declaración permitió su victoria Sub.. 1_

animal humano para perseverar en su ser, para per-


JÉUVH y puso el exterminio a la orden del día. - seguir sus intereses, violencia que está más acá del
l\/las fundado sería decir entonces, en estas circunsl- '4-" _- _-|4w.¬u,|- †

Bien y del Mal. _


33110135, fille el 1310 6111-T@ Política y Mal se introduce jus- -H,
¡¡__

-- Sin embargo, no hay Mal radical por el cual se


tamente por el sesgo de tomar en consideración tanto al l esclarecería esta cuestión. _ _
conjunto (tematica de las comunidades) como al ser-con |

- Sólo es posible pensar el Mal como distinto de la


(temática del consenso, de las normas compartidas).
depredación trivial, en la medida en que se lo trate
Pero loque importa es que la singularidad del Mal
desde el punto de vista del Bien; o sea, a partir de la
es-tributaria, en último análisis de la singularidad de
captura de “alguien” por un proceso de verdad.
una política.
- En consecuencia, el Mal no es una categoría del
ÉÉÄO$1118 llevado vuelta al pensamiento de la subordi- animal humano, sino una categoría del sujeto.
nación e Mal, si no directamente al Bien, al menos a los
-- No hay Mal sino en la medida en que el hombre
procesos que lo invocan. Es probable que la política nazi |
es capaz de devenir en el Inmortal que es.
no fuera un proceso de verdad. Pero “capturó” la situa-
- La ética de las verdades, como principio de con--
ción alemana sólo en la medida en que era representable 1

i
sistencia de-la fidelidad a una fidelidad, o la máxima
I
l

98 99
del “¡Continuar!”, es lo que intenta evitar el Mal qu@
Asi, el surgimiento con Haydn (obajo el nombre de
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_4:-.¬-i.¢¬|.-\".L_å,¦-4".,'¡†¿.1›,,- toda verdad singular hace p-o5ib1.;-¿_
_ '¿
.| este “alguien”, Haydn) del estilo clasico, concierne a
Falta ligar estas tesis, hacerlas homogéneas a lo
|

la situación musical y a ninguna otra, situación que


que sabemos de la formageneral de las verdades.
estaba regulada por el predominio del estilo barroco.
Es un acontecimiento para esta situación. Pero por
otro lado, lo que este acontecimiento autoriza en ma-
C. Retorno ai acontecimiento, Za deiidad,
teria de configuraciones musicales no es legible des-
la verdad
-|
de la plenitud alcanzada. por el estilo barroco; se trata
-

realmente de otra cosa.


Recordemos las tres dimensiones capitales de un
iI" "%;'=_'1__'-"”,_“°E±"_ Se preguntará, entonces, que es lo que enlaza al acon-
proceso de verdad, que son:
tecimiento con la “razón” por la cual es un aconteci-
._ *_

-› El acontecimiento, que hace advenir “otra cosa”


miento. Este lazo es el vacío de la sitaación anterior.
que la SIÍUHCÍÓH, las opiniones; los saberes insti- ¿Qué es preciso entender por tal? Que en el corazón de
¦|1'
tuidos; que es un- suplemento azaroso, imprevisible,
toda situación, como fundamento de su ser, hay un vacío
que S@ disipa apenas aparece. “situado”, alrededor del cual se organiza la plenitud (o
- La deíidad, que es el nombre del proceso; Se
los múltiples estables) de la situación en cuestión. Así, en
trata de una investigación continua de la situación,
bajo el imperativo del acontecimiento mismo; es una
el corazón del estilo barroco llegado a su saturación vir-
tuosa, se encuentra el vacío (tan inadvertido como deci-
ruptura continuada e inmanente.
sivo) de uri pensamiento verdadero de la arquitectónica
_ -- La verdad propiamente dicha, que es ese múl-
musical. El acontecimiento-Haydn se da como uria suer-
tiple interno a la situación que construye, poc@ a
te de “denominación” musical de este vacío, ya que es
POCO, 121 delidad; aquello que la fidelidad reagrupa y precisamente un principio totalmente nuevo, arquitec-
produce. '
tónico, temático -Lma nueva manera de desarrollar la
Pistas tres dimensiones del proceso tienen carac-
escritura a partir de algunas células transformables- lo
teristicas “ontológicas” esenciales'
que constituye al acontecimiento mismo. Es decir, lo que
f l)_El acontecimiento está a la vez situado -es un
en el interior del estilo barroco no era justamente percep-
acontecimiento de tal o cual situación- y es siipie
tible (no podía haber allí ningún saber acerca de eso).
giga iari?,
” - por consiguiente,
c - - _
absolutamente despren-
Se podría decir que, puesto que una situación está
1 o o esligado de todas las reglas de la situación.
compuesta por los saberes que por ella circulan, el
100
H 101
.- -c_,. _-
'-'f. 'Tr
_. _._. ,
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acontecimiento nombra el vacío en tanto que nombra síonero de Platón a la caverna, que es el retorno de
lo no sobz'do de la situación. _ una verdad a los saberes. Una verdad “agrieta” los sa-
Para tomar un ejemplo célebre, Marx provoca un beres, es heterogénea a ellos, pero es también la única
4.-n ¦|,.¡-¬.› .-
nf"-|,xv -nu =|.-nI=-\.«p -.|-.'_|.,-¡.';¬| -,._¡_
'E acontecimiento en el pensamiento político en la me- 'tf
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fuente conocida de saberes novedosos. Diremos que
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dida en que designa, bajo el nombre de proletariado, .'21-4"
la verdad fuerza los saberes.
el vacío central de las sociedades burguesas inci-
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El verboforzar indica que, corno la ruptura es la po-
pientes. Pues el proletariado, sumido en la privación tencia de una verdad, sólo violentando los saberes
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total, ausente de la escena política, es aquello, alrede- establecidos y en circulación, ésta retorna a lo inme-
dor de lo cual se organiza la plenitud satisfecha del ' . ___
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diato de la situación, o bien reorganiza esta suerte de
reino de los propietarios de capitales. enciclopedia portátil de la que se extraen las opinio-
Por último, diremos que el caracter ontológico fun- ¿I _
nes, las comunicaciones y la sociabilidad. Si una
damental de un acontecimiento es el de inscribir, nom- verdad como tal jamás es comunicable, implica sin
brar, el vacio situado que es la razón por la cual' aquél I
~|
|

embargo, a distancia de si misma, poderosas recom-


-se constituye como acontecimiento. posiciones de las formas y de los referentes de la
2) Con respecto de la fidelidad, ya hemos dicho I.
comunicación -sin que, por otro lado, estas recom-
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-i1.
bastante acerca de ella. El punto más importante con- / ,.
posiciones “expresen” la verdad, o indiquen -un
i slste en que Jamás es necesaria. Hay indecidibilidad en “progreso” de las opiniones-_ Así, todo un saber musi-
cuanto a saber si el interés-desinteresado que supone cal se organiza rápidamente a partir de los mandes
para el “alguien” que participa de ella puede, aunque
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nombres del estilo clásico, saber anteriormente infor-


sea en una ficción de la representación de sí, valer como mulable. No hay allí ningún “progreso” puesto que el
interés a secas. Entonces, como el único principio de academicismo clásico, o el culto a Mozart, no tiene
perseverancia es el del interés, la perseverancia de al- nada de superior con respecto a lo que había antes. Sin
gu1en en una fidelidad -la continuidad del ser-suj eto de embargo, es un forzamiento de saberes, una modi-
un animal humano- es aleatoria. Sabemos que sólo en ficación a menudo muy extensa de los códigos de la
función de este carácter aleatorio hay tm espacio para comunicación (o de las opiniones que los animales hu-
una ética de las verdades. - manos intercambian sobre “la música”). Por supuesto,
3) Finalmente, tratándose de la verdad como resul- estas opiniones transformadas son perecederas, en tan-
tado, es preciso ante todo señalar supotencia. Hemos to que las verdades, que son las grandes creaciones del
evocado este tema a propósito del “retorno” del pri- estilo clásico, subsisten eternamente.

102 J
103
I

l
De igual manera, el destino de las invenciones mate- D. Bosquejo de una teoria de! Moi
máticas más sorprendentes es el de figurar finalmente en
los manuales universitarios, servir incluso para reclum a 1. EZ simuíocro y el terror
nuestra “élite dirigente”, por la vía de los concursos de
admisión a las Grandes Escuelas. La eternidad producida Hemos visto que no toda “novedad” es un aconteci-
por las verdades matemáticas no es responsable de ello, miento. Es necesario que aquello convocado y nom-
como no sea por haber forzado los saberes así requeridos brado por el acontecimiento sea el vacío central de la
para hacerlos entrar en compromisos sociales; ésa es la situación, respecto del cual este acontecimiento es un
forma de su retorno a los intereses del animal humano; acontecimiento. La cuestión de la denominación es
_ De estas tres dimensiones de un proceso de verdad esencial, pero aquí no podemos presentar la teoría
-convocatoria, por el acontecimiento, del vacio de completaló Se comprenderáfácilmente, sin embargo,
una srtuación; incertidumbre de la de idad, y poten- que, dado que el acontecimiento tiene por ser el desa-
cia de forzaraierzto de los saberes por una verdad- parecer, puesto que es una suerte de suplemento fulmi-
depende el pensamiento del Mal. I nante que adviene a la situación, lo que se retiene en
Pues el Mal tiene tres nombres: ésta' y sirve de guía a la fidelidad es algo así como una
_ Imaginar que un acontecimiento convoca no al l
1 huella o un nombre en relación con el acontecimiento
vacio smc al pleno de la situación anterior es el Mal disipado. _
como simulacro o terror. - Cuando los nazis hablan de “revolución nacional-
-- Quebrantar una fidelidad es el Mal como .traición socialista”, toman prestada una denominación -“revo-
en sí-mismo del Inmortal que se es. ' lución”, “socialismo”- certificada por los grandes
I
_-- ldentificar una verdad con una potencia total es acontecimientos políticos modernos (la Revolución de
el Mal como desastre. ' 1792 0 la Revolución bolchevique de 1917). Toda una
Terror, traicióny desastre son lo que la ética de las serie de rasgos quedan ligados por este préstamo y
verdades -y no la impotente moral de los derechos del resultan por 'él legitimados: la ruptura con el antiguo
hombre- intenta evitar, en la singularidad del apoyo en orden, el apoyo buscado en las asambleas de masas, el
una verdad en curso. Pero éstos son al mismo tiempo,
corno vamos a ver, posibles actualizados por el pro- 16. Cf Alain Badìou, L 'Etre er Févénemenr, op. cil. La teoría del
nombre del acontecimiento, por un lado, la de la lengua-stgeto, por
ceso mismo de una verdad. Es seguro, entonces, que no
el otro, es central en todo el libro. La segunda, en particular, es
hay Mal sino en tanto que procede un Bien. bastante delicada.
I

104 105
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1
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estilo dictatorial del Estado, el pofrhos de la decisión la l


malmente es indistiguible de un acontecimiento -eso es
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apología del Trabajador, etc. lo que desorientó a Heidegger-17 GH 18 mëfïid $11 quo
Sinerribargo, el “acontecimiento” así nombrado, en se la piensa como revolución “alemana”,'y no es fiel
in,-¬:'. -a.m'~. '-_¿;n_
muchos sentidos formalmente semejante a aquéllos de 1.

sino a la supuesta sustancia nacional de- un pueblo, en


los cuales toma prestados el nombre y los rasgos y sin i
realidad sólo se dirige a aquéllos que ella misma deter-
los _cuales no tendría objetivos propios ni lenguaje mina como “Alemanes”. Por lo tanto, a partir de la de-
I:
politico_constit¬uido, se caracteriza por un léxico de la nominación del acontecimiento, y por no tomar en
'.¦,_'±!J"-'*_| -'Í"
q.
nl
._| plenitud, o de la sustancia: la revolución nacional- cuenta que la denominación “revolución” sólo funcio-
1
socialista hace advenir -dicen los nazis- una comu- na bajo la condición de verdaderos acontecimientos
l
i
nidad particular, el pueblo alemán, a su verdadero universales (por ejemplo, las Revoluciones de 1792 o
destino, que es un destino de dominación universal. De li

de 1917), es radicalmente incapaz de cualquier verdad.


tal manera se supone que el “acontecimiento” hace ad- Cuando, con nombres tomados en préstamo a los
venir al_ser y nombra, no el vacío de la situación ari- l procesos reales de verdad, una ruptura radical en una
terior, sino su completitud. No la universalidad de lo situación convoca, en vez del vacío, la particularidad
que no se sostiene, justamente, en ningún rasgo (en “plena”. o la sustancia supuesta de esta situación,
ningun multiple) particular, sino la particularidad abso- diremos que se tiene un simafocro de verdad.
1
luta de una corriuriidad, ella misma enraizada en los “Simulacro” debe tomarse en sentido fuerte: todos
rasgos de la tierra, la sangre, la raza. I
I los rasgos formales de una verdad obran en el simu-
Lo_ que hace que un acontecimiento verdadero pueda lacro. No solamente una denominación universal del
constituirse en origen de una verdad, única cosa que es |
acontecimiento, que induce la fuerza de una ruptura
para todos y que es etema, reside en que justamente está | radical, sino la “obligación” de una fidelidad y la pro-
ligado a la particularidad de una situación sólo por la vía I
I

moción de un simulacro de sigero, erigido -sin que


de su vacío. El -vacío, el múltiple-de-nada no excluye ni |I advenga, sin embargo, ningún Inmortal- por encima
obliga a nadie. Es la neutralidad absoluta del ser. De mo- de la animalidad humana de los otros, de aquéllos que
do que la fidelidad de la que un acontecimiento es el ori- l
I
se declaran arbitrariamente como no pertenecientes a
gen, aunque sea una ruptura inmanente en una situación i
|

singular, no por eso deja de apuntar a la universalidad. 17. Víctor Farías, Heidegger et le nozisme, Verdier, 1985. En este
Por el contrario, la ruptura sobrecogedora inducida -. -., ; -. i ,.
i
F
libro, bastante anecdótico, se ve como Heidegger fue cautivo durante
i

un tiempo de un simulacro. Creia tener el acontecimiento de su


por la toma del poder por los nazis en 1933, que for- propio pensamiento.
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1
lüó 107
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la sustancia comunitaria, de la cual el simulacro de I aquello cuya desaparición creaba, alrededor de la su-
acontecimiento asegura la promoción y dominación. puesta sustancia alemana promovida por el simulacro
La fidelidad a un simulacro, a diferencia de la fide- Il
_.
4.
i
“revolución nacional-socialista”, un vacio suficiente
'_¿__.:¿¦. _.
-¬r'H¢-I'±,|,{g_'¬_:_¬,
lidad a un acontecimiento, regula su ruptura no según la _. para identificar la sustancia. La elección de este nom-
L.
`Í'ï<
.- lil 5! universalidad del vacío, sino según la pa1~ri¢u1a1~i¢1.ad 'É
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bre remite sin riinguna duda a su lazo evidente con el
li-
Él '

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Íf'>1T_&da_ de un conjunto abstracto (los “Alemanes”, o los |
J
1
universalismo, en particular con el universalismo revo-
_A1'1os ). Inevitablemerite, su ejercicio es el de construir lucionario; a aquello que, en suma, este nombre tenía
*f-"=-É?.-`='¿f-i' Tio
1- i
fin este conj_urito, y para eso no hay otro medio que Ji
ya de vacío, es decir, conectado a la universalidad y
-r,.i;¦|¦›¡'
_______ acer el vacio a su alrededor. El vacio, expulsado -por of lo eternidad de las verdades.. No obstante, en la
_ promocion a simulacro de un “acontecimiento- |
l medida en que sirvió para organizar el exterminio, el
sustancia”, retorna, con su universalidad, como lo que nombre de “judio” es una creación politica nazi, que
l
debe efectuarse para que la sustancia sea. También -se no tiene ningún referente preexistente. Es un nombre
puede decir: lo que está dirigido “atodos” (y aquí “to- cuyo uso nadie puede compartir con los nazis y que
d0S'Í es forzosamente aquello que no pertenece a la sus- I
J
supone el simulacro y la fidelidad al simulacro y, en
ïan ia comunitaria alemana, la cual no es un “todo”, sirio consecuencia, la singularidad absoluta del nazismo
äÍ1ma1gLm0S”' que ejerce su dominación sobre “todos”) es como política.
uerte, o esa fonna diferida de la muerte que es la Pero aun en este punto, es preciso reconocer que esta
esclavitud al servicio de la sustancia alemana. |
l
política imita un proceso de verdad. Toda fidelidad a un
I
Así, la fidelidad al simulacro (que exige a los “al- acontecimiento auténtico nombra a los adversarios de
glf110S” de la sustancia alemana sacrificios y compro- su perseverancia. Contrariamente a la ética consensual,
IT1_1SOS prolongados, puesto que tiene realmente la for- que pretende evitar la escisión, la ética de las verdades
Se de una fidelidad) tiene por contenido la guerra y es siempre más o -menos militante, combatiente. Pues .-H.

masacre. No se trata de los medios: es todo lo real su heterogeneidad a las opiniones y a los saberes esta-
de esa fidelidad. blecidos se-da concretamente en la lucha contra todo
".¡'¿.' ñ.-M.

_ En el caso del nazismo, el vacío retornó bajo un tipo de tentativas de interrupción, de corrupción, de re-
nombre privilegiado, el nombre de “judío”. Cierta- torno a los intereses inmediatos del animal humano, de
ìlïnlïe hubo otros: los gitanos, los enfermos mentales, J
sarcasmo y de represión contra el Inmortal que adviene
|
omosexuales, los comunistas... Pero el nombre I como sujeto- La ética de las verdades supone el reco-
“judio” fue el nombre de los nombres para designar 1
|
nocimiento de estas tentativas y, en consecuencia, la
5

103 l 109
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operación singular que consiste en nombrar a los ene- 4- fiel a un simulacro intenta rodear su sup uesta sustan-
il migos. El simulacro “revolución nacional-socialista” cia, debe ser un vacío real, obtenido labrando en la
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ti
indujo a tales denominaciones, en particular la de “ju-
,¡_,_. _

1 carne misma. Puesto que no constituye el adveni-


dío”. Pero la subversión que implica el simulacro res- miento subjetivo de ningún Inmortal, la fidelidad al
pecto del acontecimiento verdadero prosigue en estos I-un-r
J
simulacro -esa terrible imitación de las verdades-
nombres. Pues el enemigo de una verdadera fidelidad tampoco supone nada, en aquél a quien designa como
subjetiva es justamente el conjunto cerrado, la sustan- enemigo, más que su estricta y particular existencia
cia, la comunidad. Contra estas inercias se debe hacer de animal humano: lo mismo que debe soportar el re-
valer el trazado azaroso de una verdad y de su des- torno del vacío. Por esta razón, el ejercicio de la fide-
1
É tinación universal. lidad al simulacro es necesariamente ejercicio del
Toda invocación a la tierra, la sangre, la raza, las terror. Entendemos aquí por terror no el concepto po-
costumbres, la comunidad', obra directamente contra lítico de Terror, ligado (en dupla universalizable) -al
las verdades; es este conjunto precisamente el que se de Virtud por los Inmortales del Comité de Salvación
nombra como enemigo en la ética de las verdades. En Pública, sino la reducción pura y simple de todos a su
cambio, la fidelidad al simulacro, que promueve la ser-para--la-muerte. El terror asi concebido postula en
comunidad, la sangre, la raza, etc., nombra preci- realidad que para que la sustancia sea, nada debe ser.
samente como enemigo, por ejemplo, bajo el nombre Hemos seguido el ejemplo del nazismo porque com-
de “judío”, al universal abstracto, la eternidad de las pone, en una parte esencial, la configuración “ética” (el
verdades, lo destinado atodos. “Mal radical”) a la que oponemos la etica de las verda-
Es -preciso añadir a esto que el tratamiento de lo des. Se trata del simulacro de un acontecimiento que da
quese supone bajo los nombres es diametralmente lugar a una fidelidad política. Su condición de posibili-
opuesto. Pues por más enemigo que sea de una ver- dad reside en las revoluciones políticas realmente acon-
dad, un “alguien” se representa siempre en la ética de tecimientales y, por lo tanto, universalmente destinadas.
las verdades, como capaz de devenir en el Inmortal Pero también existen simulacros ligados a todos los
que es. Podemos combatir, entonces, los juicios y otros tipos posibles de procesos de verdad; Es un ej erci-
opiniones que intercambia con otros para corromper cio útil, para' el lector, identificarlos. Así, se puede ver
toda fidelidad, pero no su persona, que es en este caso que ciertas pasiones sexuales son simulacros del aconte-
indiferente, y a la cual, en última instancia, toda ver- cimiento amoroso. De .que por ello entrañan terror y
dad tambión se dirige. En cambio, el vacío, del que el violencia, no cabe ninguna duda. Brutales predicaciones

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oscurantistas se presentan como simulacros de ciencias, 1
incomprensión durable de una demostración mar@
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y sus estragos son perceptibles. Y asi sucesivamente.
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Pero en todos los casos, estas violencias y estos estragos
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un poema del cual, sin embargo, vagamente se
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son ininteligibles si no se los piensa a partir de fos v
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1' percibe la belleza, etc.
procesos de verdad cuyos simulacros organizan.
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Hemos dicho de dónde provienen estas 'experien_
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Finalmente, nuestra primera defmición del Mal será J
C185@ bajo la presión de las exigencias del interés, o bajo
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ti verdad. Es, en su esencia, terror dirigido a todos bajo i cil, en la continuidad subjetiva de la fidelidad, se da
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2. La traición entre mortal e inmortal. A partir de ese momento, sd
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Hemos avanzado ampliamente en este punto en el capí- 'I
epca de esta verdad y la lógica de la “perseverancia en
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e ser del simple mortal que soy.
si el interés-desinteresado que anima al devenir-suj eto `¦

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Una crisis de fidelidad es siempre lo que pone 9,
il ' de un animal humano se sobrepondrá al interés a se- i
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prueba, por defeccion de una imagen, la única máxima
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cas, en la medida en que este animal humano no con- 1'
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(C136 ¡Ef ¢0f1S1S'f@1'1C1 , o sea, de la etica: “¡Continuar!”._


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ontrnuar aunrcuando se haya perdido la pista; cuando


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Se trata aquí de los que se pueden llamar momen- acontecimiento mismo se haya oscurecido' cuando Se
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tos de crisis. No hay en si “crisis” de un proceso de haya extraviado su nombre, o cuando uno se pregunte
verdad. Iniciado por un acontecimiento, se despliega
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si no nombraba un error, incluso un simulacro.
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rectamente al infinito. De lo que puede haber crisis es Z
En efecto, la existencia conocida de simulacros ayuda
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ción del sujeto inducido por este proceso. Todo el
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me Éimïfïw (Y en Consecuencia yo me murmuro, puesto
mundo conoce los momentos de crisis de un amante, que jamas estoy libre de opiniones) que mi fidelidad bien
de desaliento de un investigador, de desánirno de un ¿ podria ser terror ejercido sobre mí mismo y que la fideli-
militante, de esterilidad de un artista. O también, la dad ala cual soy fiel se asemeja mucho, demasiado, a tal
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o cual Mal identiticado Se trata de una alternativa siem_
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__ _ Continuidad de la situación y de las opiniones: aqui


pre posible, puesto que los rasgos formales del Mal f__-_
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(corno simulacro) son exactamente los de una verdad. , ' ¿.I1¬f~a _s- |
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! -_, “amor”, como no sea una ilusión en el mejor de los
Entonces, a lo que estoy expuesto es a traicionar _- ;«,=, ?;';T~¬›¬;3"›.¡,-"..,_._ I

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casos y, en el peor, un simulacro. _
una verdad. La traición no es una simple renuncia. -'..~:.~°-gi__ tii-`Í~`fï. †..¿_¬_,-.;
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ra-í;- De allí que la derrota de la ética de una verdad, en
Desgraciadamente, no se puede simplemente “renun.. 'P r
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el punto indecidible de una crisis, se presente como
ciar” a una verdad. La denegación en mi del Inmortal
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.-É:t-.;_.=_ traición.
es mucho más que un abandono; una cesación: siem- --;,_|...
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Y es un Mal del que uno no se recupera: el segundo
pre debo convencerme de que el Inmortal en cuestión '_ '
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nombre, después del de simulacro, de un Mal cuya
no ha existido jamás y, en consecuencia, abrazar en f_$'*.É`§é - '

_ h¬;;~¿¬ posibilidad expone una verdad.


este punto las opiniones cuyo único ser, al servicio de
los intereses, es precisamente esta negación. Puesto _ ____,___¿ _V,_
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que lo Inmortal, si reconozco su existencia, me orde- ¡__


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3. Lo innombmble
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na continuar y tiene la potencia eterna de las verdades :-._.'-_-:f~_ - --


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que lo inducen.__ Por consiguiente, es necesario que , _


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Í Dijìmos: una verdad -es su efecto de “retorno”-


traicione en mi el devenir-sujeto, que devenga en ene- J _- ' _
transforma los códigos de comunicación, cambia el
migo de esta verdad en la composición de cuyo sujeto '
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régimen de las opiniones. No que las opiniones se
entraba, a veces con otros, el “alguien” que soy. - ._ _ `-':."-"`1r.f
_¿_.-¿_-_~_ I _

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vuelvan “verdaderas” (o falsas). Son incapaces de
Se explica asi que los antiguos revolucionarios Í--:__ Í|

ello, y una verdad, en su ser-múltiple eterno, es indi-


__,\_ I

sean obligadosa declarar que estaban en el error y la _ ^f ferente a las opiniones» Pero éstas se vuelven otras.
locura; que un antiguo amante no comprenda más por ' K?

Lo que quiere decir que los juicios en otros tiempos


que amaba a esta mujer, o que un científico fatigado il

evidentes para la opinión dejan de ser sostenibles,


llegue a desconocer y entorpecer burocráticamente el que otros son necesarios, que las maneras de comu-
devenir de su propia ciencia. Como el proceso de ver- nicar se modifican, etc.
dad es ruptura inmanente, no se lo puede “abando- Este efecto de recomposición de las opiniones lo
nar” (lo que quiere decir, según la fuerte expresión de hemos llamado la potencia de las verdades.
Lacan, retornar “al servicio de los bienes”), sino rom- La cuestión que ahora planteamos es la siguiente: ¿es
piendo-con la ruptura que nos habia capturado. Y la la potencia de una verdad, en la situación en que con-
ruptura de una ruptura tiene por motivo la continuidad. tinúa su trazado el, una potencia virtualmente total?
114
115
¿En que consiste la hipótesis de una potencia total de esta identificación empleando el lenguaje de la situa-
tal o cual verdad? Para comprenderlo es preciso recor- ción que, en tanto “alguien”, practica como todo el
dar nuestros axiomas ontológicos: una situación (obje- mundo. Desde este punto de vista, el proceso de ver-
tiva), en particular aquélla en que una verdad (subjetiva) dad atraviesa el lenguaje de la situación, así como
E.
“trabaj a”, siempre es un múltiple compuesto de una atraviesa todos los saberes que la conciernen.
infinidad de elementos (los que, por otra parte, a su vez Pero el examen de un elemento según una verdad es
también son múltiples). Entonces, ¿cuál es la forma totalmente distinto de su juicio pragrnático en términos
general de una opinión? Se trata de un juicio que con- de opinión. No se trata de adecuar el elemento a los
¿_
cierne 'a tal o cual elemento de la situación objetiva: “el intereses -por otra parte divergentes, puesto que las
clima hoy presagia torrnenta”; “te digo que los politicos opiniones son incoherentes entre ellas- de los animales
son todos corruptos”, etc. Es un requisito para que se los humanos. Se trata únicamente de pronunciarse sobre el
pueda “discutir” en terminos de opinión, que los ele- F
“en verdad” a partir de la ruptura inrnanente post-
mentos de la situación ~que son todos los que per- acontecimiental. Este pronunciamiento es desinteresado;
tenecen a esta situación- puedan nornbrarse de una apunta a dotar al elemento de una suerte de eternidad en
manera o de otra. “Nombrar” sólo quiere decir que los la que concuerda con el devenir-Inrnortal de los “al-
animales 'humanos están en condiciones de comuni- guien” que participan en el sujeto de una verdad, sujeto
carse respecto de esos elementos, de socializar su que es el punto real del pronunciamiento.
existencia, de ordenarlos según sus intereses. - De alli una consecuencia capital: que, en definitiva,
Llamemos “lenguaje de la situación” a la posibili- una verdad cambia los nombres. Entendamos por ello
dad pragmática de nombrar a los elementos que la que su denominación propia 'de los elementos es otra
cornponeny, por consiguiente, de intercambiar opi- cosa que la denominación pragmática, tanto en su
niones al respecto. ` punto de partida (el acontecimiento, la fidelidad) como
Toda verdad también tiene que ver con los ele- en .su destinación (una verdad eterna), aun cuando el
mentos de la situación, ya que su proceso no es otro 1

E proceso de verdad atraviese el lenguaje de la situación.


F
que el de exarninarlos desde el punto de vista del I
_ Así, es necesario admitir que además del lenguaje de
acóntectmtento. En este sentido, hay una identifica- la situación objetiva, que permite la comunicación de las
ción de estos elementos por el proceso de verdad y es opiniones, existe una lengua-sujeto (lengua de la
seguro que, al tratarse de alguien que interviene enla situación subjetiva) que permite la inscripción de una
composición de un sujeto de verdad, contribuirá a verdad.
¡-

11a 1.

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En realidad, este punto es evidente. La lengua mate- y de ser juzgado en las comunicaciones entre anima-
matizada de la ciencia de ninguna manera es la len- les humanos. Pero como de todas maneras el men-
gua de las opiniones, incluidas las opiniones sobre la cionado lenguaje es incoherente y está abocadoal
ciencia. La lengua de una declaración de amor puede intercambio pragmático, esta vocación de totalidad
ser en apariencia muy banal (“te amo”, por ejemplo),
l-
'| poco importa. '
pero no es menos cierto que su potencia en-la situa- Por el contrario, tratándose de la lengua-sujeto
ción está enteramente sustraída al uso común de las (lengua del militante, del investigador, del artista, del
mismas palabras. La lengua del poema no es la del enarnorado...), que es el resultado de un proceso de
periodismo. -Y la lengua de la politica es a tal punto
J
verdad, la hipótesis de la potenciatotal tiene conse_-
singular, que el juicio de la opinión sobre ella es que cuencias de una naturaleza totalmente distinta.
es “lenguaraz para no decir nada”. En primer lugar, se supone que la totalidad de la si-
Pero lo que nos interesa es que la potencia de una tuación objetiva se deja disponer en la coherencia
verdad con respecto de las opiniones es forzar a las particular de una verdad subjetiva.
denominaciones pragmáticas (la lengua de la situación En segundo lugar, se supone que es posible ani-
objetiva) a doblegarse y deformarse' al contacto con la gaiíar a la opinión. En efecto, si la lengua-sujeto tie-
lengua-suj eto. Es esto y nada más lo que cambia los ne la misma extensión que el lenguaje de la situación,
códigos establecidos de la comunicación, bajo los efec- si de todas las cosas se puede pronunciar lo verda-
tos de una verdad.. = dero, entonces ya no se trata de una simple defor-
Podemos definir ahora lo que sería una potencia mación en los usos pragmáticos y comunicativos que
total de la verdad: seria una potencia total de la manifiestan la potencia de una verdad, sino de la
lengua-sujeto. O sea, la capacidad de nombrar y eva- autoridad absoluta de la denominación verídica.. En
luar todos los elementos de la situación objetiva a consecuencia, una verdad forzará un puro y simple
partir del proceso de verdad. Endurecida y dogma- reemplazo del lenguaje de la situación por la lengua-
tizada (o “enceguecida”), la lengua-sujeto pretendería sujeto. Lo que puede decirse asi: el Inmortal se reali-
poder nombrar, a partir de sus propios axiomas, la zará como negación integral del animal humano que
totalidad de lo real -y asi transformar el mundo. lo sustenta. _
Los poderes de la lengua de la situación no tienen Cuando Nietzsche se propone “partir en dos la his-
t
en si mismos restricción: todo elemento es suscepti- l
|
toria del mundo”, dinarnitando al nihilismo cristiano y
ble de ser nombrado a partir de un interes cualquiera
|
'n
¿

¡-
generalimdo el gran “sí” dionisiaco a la Vida; o cuando

ll3 ¿119

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los Guardias Rojos de la Revolución Cultural china apunte a una potencia total de las verdades arruina lo
anuncian, en 1967, la supresión completa del egoísmo, que sustenta a estas verdades.
Nietzsche y los Guardias Rojos claramente se a lian ala El inmortal no existe sino en y por el animal mortal.
visión de una situación en donde el interés ha desapare- Las verdades abren su brecha singular únicamente en el
cido y donde las opiniones son reemplazados por la ver- tejido de las opiniones. Nosotros mismos, tal cuales,
dad. De la misma manera, el gran positivismo del siglo nos exponemos al devenir-sujeto. No hay otra Historia
XIX imaginaba que los enunciados de la ciencia iban a re- que la nuestra, no hay un mundo verdadero por venir.
emplazar a las opiniones y a las creencias sobre todas las El mundo en tanto que mundo está y permanecerá más
cosas. Y los románticos alemanes adoraban un universo acá de lo verdadero y de lo falso. No hay un mundo
atravesado de cabo a rabo por una poética absolutizada. cautivo de la coherencia del Bien. El mundo esta y
Pero Nietzsche se volvió loco. Los Guardias Ro- permanecerá más acá del Bien y del Mal-
jos, después de haber cometido inmensas destruc- El Bien no es el Bien sino en tanto que no pretende
ciones, fueron fusilados, encarcelados, o traicionaron hacer bueno al mundo. Su único ser es el adveni-
su propia fidelidad. Nuestro siglo es el cementerio de miento en situación de una verdad singular. En con-
las ideas positivistas de progreso. Y los románticos, secuencia, es necesario que la potencia de una verdad
que ya gustaban de suicidarse, vieron a su “absoluto sea también una impotencia.
literario” engendrar monstruos en las desventuras de Toda absolutización de la potencia de una verdad
las politicas .“estetizadas”..13 . organiza un Mal. No solamente este Mal es destruc-
En realidad, toda verdad supone, en la compo- ción en la situación (porque el deseo de aniquilar la
sición de los sujetos que induce, la conservación del opinión en el fondo es idéntico al deseo de aniquilar,
“alguien”, la actividad siempre dual del animal en el animal humano, su animalidad misma, o sea su
humano en pos de una verdad. Aun la “consistencia” ser), sino que, finalmente, también es interrupción del
ética, lo hemos visto, no es sino compromiso des- proceso de verdad en cuyo nombre se efectúa, toda
interesado, en la delidad, de una perseverancia cuyo vez que no preserva en la composición de su sujeto,
origen es el interés. De manera que todo aquello que la duplicidad de los intereses (interés-desinteresado e
18. Philippe Lacoue-Labarthe y Jean-Luc Nancy, L 'Absoiu interés a secas).
ffrréraíre, Seuil, 1988. Estos autores trabajan desde hace años sobre la Por esta razón, llamarnos a tal figura del Mal un
filiación entre el romanticismo alemán y la estetizacìón de la poli-tica desastre, desastre de la verdad, inducido por la abso-
en el fascisrno. Cf tambien, Lo' Fiction dnpolfrigue, C. Bourgois, 19?8.
lutización de su potencia.
120
121
Que la verdad no tenga una potencia total significa, samiento no contradictorio, es justamente la no-
en última instancia, que la lengua-sujeto, producto del contradicción lo que resulta ìnnombrable: se sabe, en
proceso de una verdad, no tiene poder de denominación efecto, que es imposible demostrar, en el interior de un
sobre todos los elementos de la situación. Debe al me- sistema matemático, la no-contradicción de este sis-
nos existir un elemento real, un múltiple existente en la tema (es el famoso teorema de Gödel).20 En fin, la
situación, que sea inaccesible a las denominaciones comunidad, lo colectivo, son los innombrables de la
verídicas y este abocado sólo a la opinión, al lenguaje política: toda tentativa de nombrar “políticamente” una
de la situación. .Un punto que laverdad no pueda forzar. comunidad induce un Mal desastroso (según se ve tanto
Llamamos a este elemento lo inrzombrable de una en el ejemplo extremo del nazismo, como en el uso
verdad.” reaccioriario de la palabra “Francés”, cuyo único sen-
Lo innombrable no lo es “en si”: es virtualmente tido es el de perseguir a la gente de aqui bajo la
accesible al lenguaje de la situación, se puede cier- imputación arbitraria de ser “extranjera” ”). ›
tamente intercambiar opiniones respecto de el, ya que no Lo que nos importa es el principio general: esta vez
hay ningún limite a la comunicación. Lo innombrable es el Mal es, bajo condición de una verdad, querer a
innombrable para la lengua-sujeto. Digamos que este cualquier precio forzar la denominación de lo innom-
termino no es susceptible de ser eternizado, o que no es brable. Tal es exactamente el principio del desastre.
accesible al Inmortal. Es, en este sentido, el simbolo de Simulacro (correlacionado al acontecimiento),
lo puramente reel de la situación, de su vida sin verdad. traición (correlacionada a la fidelidad), forzomiento
Es una tarea dificil del pensamiento (filosófico) de lo irmombrable (correlacionado a la potencia de lo
determinar el punto de innombrable de un tipo de verdadero): tales son las figuras del Mal, Mal cuyo
proceso de verdad. No abordaremos aquí esta cuestión. único Bien reconocible -un proceso de verdad-
Digamos, sin embargo, que tratándose del amor, se pue- actualiza su posibilidad.
de establecer que el goce sexual como tal está sustraído
a la potencia de verdad (que es verdad sobre el dos). En
las matemáticas, que representan por excelencia el pen-
l9. Alain Badìou, Conditions, Seuìl, 1992. Hay en esa recopilación
dos textos sobre lo innombrable: “Conference sur la soustraction” y “La
verite: forçage et innommable”. [Estas conferencias han sido publicadas 20. Le ihéoreme de Gödel, Seuil, 1990. Es importante com-
en los números 7 y 6 de Aconieeimienfo, respectivamente. N. del T.] prender exaeramenre lo que dice este famoso teorema.

123
122
conctusrón
O

Partimos de una crítica radical a la ideologia “etica” y sus


variantes socializadas: doctrina de los derechos del hom-
bre, visión victimaria del Hombre, injerencia humani-
taria, bio-etica, “democratismo amorfo”, etica de las
diferencias, relativismo cultural, exotismo moral, etc. '
Mostramos que estas tendencias intelectuales de
nuestra epoca eran, en el mejor de los casos, variantes
de la vieja predicación moralizante y, en el peor, la
mezcla amenazante del conservadurismo y' de la pul-
sión de muerte.
Vimos, en la corriente de opinión que invoca la “etica”
a cada instante, un grave síntoma de renuncia a lo único
que distingue a la especie humana del depredador vi-
viente que esta es también: la capacidad de entrar en la
composición y el devenir de algunas verdades eternas.
Desde este punto de vista, no vacilamos en decir que
la ideología “etica” es, en nuestras sociedades, el
principal (pero transitorio) adversario de todos aquellos

1
1 125
1
que se esfuerzan por hacer justicia a un pensamiento, prendido a los simulacros), de valor (no ceder) y de re-
cualquiera que este sea. serva (no dirigirse a los extremos de la Totalidad).
Despues esbozarnos la reconstrucción de un con- La ética de las verdades no se propone ni someter
cepto admisible de la ética, que subordine su máxima al mundo al reino abstracto de un Derecho, ni luchar
al devenir de las verdades. Esta máxima, en su forma
I . '
contra un Mal exterior y radical. A1 contrario, inten-
general, dice: “¡Continuar!”. Continuar siendo ese ta, por su .propia fidelidad a las verdades, contrarres-
“alguien”, un animal humano como los otros que, sin tar el Mal -del cual ha reconocido que es el anverso
embargo, se encontró. capturado y desplazado por el o la faz oscura de esas verdades.
proceso acontecimiental de una verdad. Continuar \

siendo partícipes de ese sujeto de una verdad en que


nos correspondió devenir.
En el corazon de las paradojas de esta maxima en-
contramos, dependiente por-lo tanto del Bien (las ver-
dades), la verdadera figura del Mal, bajo sus tres es-
pecies: el simulacro (ser el el aterrorizante de un fal-
so acontecimiento), la iraicióa (ceder respecto de una
verdad en nombre del propio interés), el forzamiento
de lo innombrable o desastre (creer que la potencia de
una verdad es total).
De manera que el Mal es una posibilidad abierta
únicamente por el encuentro con el Bien. La ética de
las verdades, que sólo dará consistencia 'a ese “al- ¿v

guien” que somos, y cuya perseverancia animal resultó


ser el sustento de la perseverancia intemporal del su-
jeto de una verdad, es al mismo tiempo lo que intenta
contrarrestar el Mal, por la vía de su inclusión efec-
tiva y tenaz en el proceso de una verdad. 4
En consecuencia, la ética cornbina, bajo el imperativo:
“¡Continuar!”, una facultad de discernimiento (no quedar

126 127

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