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LA ÉTICA
Ensayo sobre la conciencia del mal %
Traducción: Raúl J. Ccrdc11'as
Rav1s1ón dc traducción: Álvaro Unbc
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Título original de la obra: L'Érh¢'que. esrai .fur fa
CONTENIDO
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conrcfencc Ju mm'
Traductor: Raúl I. Ccrdeiras
Revision dela traduccion: Álvaro Uribe I
Traductor de los prefacios: Eduardo Jiménez
Diseño de la cubierta: Armando Hatzacorsian
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PREFACIO A LA EDICIÓN GRIEGA
.|
Esta obra se termino de imprimir y encuadernar
en Impresos ENACH, en Bertha l98, Col.
l"-iativitas. 133500 México. D. E PREFACIO A LA EDICIÓN INGLESA
1`NTRooUcc1óN
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El 2003 NDUS l
É ÉDÚ4 Editorial Herdcr, S. de R. L. de É. 'vi
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ISBN 963-5597-U3-o
1. ¿EXISTE EL HOMBRE?
Este libro t`ue,publieado con el apoyo de la Emba-
jada de Francia en México. en el marco del Pro-
¿La muerte del Hombre?
grama de Apoyo a ia Publicacion “Alfonso
Reyes" del Ministerio Francés de Relaciones Ex-
Los fundamentos de la ética de los
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teriores. derechos del hombre '
La reproduccion total o parcial de esta obra sin el 3 El hombre: ¿animal viviente o stngularidad
consentimiento expreso de los titulares del
Copyright está prohibida ai amparo de la iegis- inmortal'?' - ' -
laeion vigente.
4 Algunos principios
Impreso en México I P.-irzrea' in Mexico
V. EL PROBLEMA DELE/¡AL «
A. La vida, las verdades, el Bien
B. De laexistencia del Mal '
C. Retorno al acontecimiento, la fidelidad,
la -verdad I
D. Bosquejo de una teoría del Mal 105
W- 1. El simulacro y el terror 1
2. La traición 1
3. Lo innombrable
PREFACIO A LA EDICIÓN GRIEGA
11
de la losofia, que abdica de toda función critica, frente
al orden mundial establecido. Me alegro que los griegos puedan juzgar mi em-
De este modo, primeramente intente mostrar que presa. ¿Acaso no son los descendientes de aquéllos
todo ese arrnatoste no valia nada, y que sustituta la que, inventando la filosofía y oponiéndose a todo pen-
crítica filosófica con una simple y llana propaganda samiento servil o soñstico, forjaron la palabra “ética”?
de los “valores” dominantes del orden que sopor- No puedo más que agradecer al traductor y al editor
tamos. De manera frontal critique la ideología huma- por haberse arriesgado a proponer a la lectura y a las
nitaria, la política de sumisión y el academicismo objeciones este ensayo, a la vez denso y abierto.
exangüe, que esceni ca para nosotros el papel de
“filosofía” mediática. Diciembre 1997
Pero no quería contentarme con eso. Me parece
peligroso dejar la bella palabra “ética” en manos de
los perros guardianes del parlamentarisrno capitalista;
Por lo tanto, también esboce un sentido diferente de
esta palabra, arrebatada al moralismo pseudo-
kantiano, y la referí a su verdadera raíz": los aconte-
cimientos de verdad. `
Por supuesto no se trata más que de una breve in-
troducción. El desarrollo completo de una etica de las
verdades se efectuará en la prolongación de la nueva
teoría de la verdad que desarrolle en mi libro funda-=
mental-L *Étre et Z'é1/énement; No obstante, me esforce
por ser lo más completo posible, al menos en lo que
concierne a las orientaciones mayores de una ética
verdadera, que preserva, e incluso exige, los derechos
de la creación, de la invención en el pensamiento, de la
política de la emancipación, del arte de vanguardia.
Ética que se mantiene a una buena distancia de cual-
quier humanismo tonto. -
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necesidad de ser legibles para un público no especiali-
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zado, obligación de hacer referencia a la actualidad, etc.
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Sin embargo, la verdadera di cultad no radicaba en
eso. Me hallaba en un estado de ánimo contradictorio:
Por un lado, estaba yo animado por un verdadero furor.
Nos .encontrábamos en pleno delirio “ético”. Todo el
mundo fusionaba de manera hipócrita la política y un
catecismo estúpido. La contrarrevolución intelectual,
en forma de terrorismo moral, imponía como modelo
15
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universal las t orpezas del capitalismo occidental. Los
:Éf Íš pretendidos “derechos del hombre” servían por doquier -
exito, incluso en las Preparatoirlas " cha,
šloalïšfllpeaf este
mi libro
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para aniquilar toda invención de un pensamiento libre. libro es, con il/[arn astc Pourda ¿Í mas Vacas, mucha
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Mi l`b ' , por ello, aser un pan etc. Muchas ve-
1 rotendia mas vendido. Como me sucrìoeepšesgo de decir Hbre_
ces , mi editor y amigo
` debio " invrtarme
` ` a d gente slabe Clu eïïcäïïïn ïnte decir. Y los mismos, u
invectivas. Pero, por otro lado, las cuestiones
mosuscítadas
erar mis mente 0 que "t-
establecían una disciplina de pensamiento sutil y nueva. il V 1
' gtèreación
e solo melosó
arriesgo 6 n loy que
' ca real, por se'
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otros, Saben tamblen lo
un no habra sacado yo toda 1
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1-e ere al fondo de Lm mdas Y no para hacerme notar.
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ticas (y etlcas
' ` ' s as consecuencias prac-
justamente) de la 0 t l ' tanto por razonps åarü _ es *que Soy demasiado tímido
dades exp uestas, cinco' ”
anos n o ogta
antes en de las ver-
L'Er ' La verdad, PUT- 9 3mas,
_ _ -_,.¬-__.;-.¬'-t_.\L'-¡,r|-."'§. :"7|".'`›¬,."1'.`-"*`
Z 'événememí De tal manera que un buen , número re deez* ara H@ me guste hacemie IIOÍEII. ' a arecido
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-m=±ue';-: ¬fi*Ie=:1*=`H”-1 *'Í';.-.-"_,_- ±~_-: _- .ïir
de sarrollos erani para mr" mismo
' p HOY d'la puedo cons1derar
- este libro, P
± 5* la polemica .
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li _ nuevos y arriesgados.. _ . ›-= ba 0 dOS EISPÚC O -
_.! De este modo, me hallaba liado `
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_ _ entre la tentación hace Gasl mete anosirucóión teórica.
."r simpliticadora _de l os pan etos -y el necesarro
` ` rr`gor de las ldãülógl a Y la Fons ten 0 nada qu@ l&l.'I1CI'lÍ8.1”_
invenciones conce tu l " ` Acerca del P rnner
_, punto,
d3 losnobombarderos
g _ occidentales
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p aes. La solucion si es ue h _ ._ -
solución, conslstló en disipar poco a poco › el furor
fl ideo-
ay Se dio la mtervencron d Irak 0 las ame_
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grco en_ la construccion filosófica_ Tal como está, el li- - ' ble blo ueo e _
bro comienza como un ataque politico ' ` contra l 'd contra Serbia, el lmolïgado elloqquedó legitlmado por
_ ._ -._ '_i.-_r,¬.'o¿-.cr Hazas contra Cpb - ,ble de Semlüneg moralizadores.
gía de los derechos
_ del hombre y por una rehabilitacuón'
a1 eclo- un desenfreno 1ncr '- 1 amante a con-
del antihumanismo de los años sesenta Se termina con _ - A a resta c 2.'-I *
un esbozo de una ética de las verdades. Entonces opongo E1Tnbuna1Imemaclonalnibrã
- de los “derechos del
no en donde
v0¢t1ï Y 3' Juzgarl entreva quiera que fue-
al animal humano, del que no se puede decir cuáles son hombre”, H (19199
' Se El : d' 1 Cuyo guardian
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los “fderechos”, el sujeto propiamente dicho, amnento el orden mun la _ _
local de un procedimi t ' Se, a poner
armado es laeIi1)'i1`lïåal'
_ - _-_ es decir
_ ,_ 1 los estadounidenses. El
más que insta-
en o de verdad, y creacion inmortal _ _ ' reo no hace
de un acontecimiento. totalitarlsrno “democrat I es neCe_
Lo más sorprendente es que esta aleación un poco larse cad a vez más ' Ahora _ i mas que ± nunca
n en contra d S
rara de contracorriente ideológica (el moralismo, la _ ' ' llbres se levan B _
Sano que 1013 esplnmil contra el moralismo mrserablë
victimización de todas las cosas, que hacen en este c
consenso) y de esquemat asc este pensamlemo Selw :nos quiere forzar a aceptar el
¡smc conceptual tuvo un gran a se
en nombre
tren del munddl0 cu
Y S u injusticia absoluta. A lo SLIITIO, 59
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=_'f'r¬t1I.F,-1%
_ ,_-1,
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Pero es evidente, después de todo, que la reacción, o
- ' a Peter Hallvvardi un Vefdaderü amigo*
incluso la pulsión de muerte, consignan la fuerza mlmantïí Y con frecuencia esta en desacuerdo
creadora de un acontecimiento. Por lo demás ya habia Sgbfë Í0 0 pürque'
hecho hincapié en que el nazismo era inexplicable sin con mis ideas.
hacer referencia al comunismo, y más precisamente a
la Revolución de octubre de 1917. Tuve entonces- que Abril 2000
d _ _
a m1t1r que el acontecimiento abre un espacio subje-
ti vo en
_ donde se producen, no solamente la fi Sura
subjetiva fiel, progresista y verídica, sino diferentes
figuras, igualmente nuevas, aunque negativas, como
la figura reactiva, o incluso lo que yo nombro -el
“sujeto oscuro”.
4) Por último, la trayectoria de verdad no d b
e e
relacionarse únicamente con la consistencia múltiple
de la situación, o con la “enciclopedia de los conoci-
mientos” que figura en ella. Hay que aclarar como
esta se acomoda a las transformaciones lógicas, lo
que equivale a plantear la cuestión del surgimiento de ¬-f.'-~¿f'iè:~-"c;ï1='=-._*r"¿¿-%¬¬':ïåflÉf'=
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as verdades, cuando
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yo no habia tratado hasta aq ui_ _-".45
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INTRODUCCIÓN
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Ciertas palabras cultas, confinadas durante mucho
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tiempo en los diccionarios y la prosa academica,
tienen la suerte, o la mala suerte -como una solterona
resignada que se transforma, sin comprender por qué,
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en la estrella de una f1esta- de salir de repente al aire
-.1-
.¿- libre de los tiempos, de ser plebis y publicitadas,
-_a-=1r«›_¬-:a'n»_- e impresas, televisadas, mencionadas hasta en los dis-_
cursos gubernarnentales. La palabra ética, que huele
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tanto a griego o a curso de filosofía, que evoca aAris-
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:_-. derechos del hombre), las situaciones técnico-científicas
estoicos tenian la costii ciiema, por lo demas, que los ser-'_i-rÄë_1 (ética de lo viviente, bio-ética), las situaciones sociales
con un huevo Cu a Cá m fe de Compêifär la filosofía fa-'ši ëš
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(ética del ser-en-conjunto), las situaciones referidas a los
la EFisica IY 1 3 Y©1113,
3 y la S9@
Etica.em la L°g1°a› la
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medios (ética de la comunicación), etcétera. _
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ntre os moderno ~ -~ __. 13-L Esta norma de los comentarios y de las opiniones
Su. Í S, para quienes la cuestion d@1 se adosa alas instituciones y dispone así de su propia
_je o es, desde Descartes, central ética es casi sinó ã
mino de moralidad ' ' 3 f _ _ H autoridad: hay “comisiones nacionales de ética” nom-
d. _ = U -diria Kant- de
( iferencrada de la razón pura o razón teóricrazon practica S bradas por el Estado. Todas las profesiones se in-
trata de las relaciones de la acción subjeti 3). e if
terrogan sobre su “ética”. Asimismo se montan expe-
-intenciones
' - re rese Va
-7 y e sus diciones militares en nombre de la “ética de los dere-
ética es un IP _ _mab1@S,_con una Ley universal. La ì
dimens'
como d 1 '
¿onnáìhanïieddad , ._
¡por las victnnas, se la propgndfá
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1 tira le de procesos sz'ngaZar@,ç_ En
“gaï de Pfmf -f-11111 en juego , Solamente
conc1enc1a .
la .buena
" < ' _ f > " - = ' " ¬ # -1 = ¬ - _ . ï ¬ ' . - . = ' ¡ . = ' É ? 9 ' _ ~ § > las Verdadeíonsefvad01`as quedara hgada al destmo de . ¬,'-
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1. ¿EXISTE EL HOMBRE?
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La “ética”, en la acepción hoy corriente de la palabra,
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.¿ concierne de manera privilegiada a los “derechos del
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“I hombre” o, subsidiarìamente, a los derechos del ser
viviente.
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Se supone que existe un sujeto humano por todos
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reconocible y que posee “derechos” de alguna ma-
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nera naturales: derecho de sobrevivir, de no ser mal-
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(de opinión, de expresión, de designación democrá-
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tica delos gobiernos, etc.). A estos derechos se los su-
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pone evidentes y que son el objeto de un amplio con-
senso. La “ética” consiste en preocuparse por estos
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derechos, en hacerlos respetar.
Este retorno a la vieja doctrina de los derechos natura-
1...._., -.,| . -_ . - . les del hombre está evidentemente ligado al desplome
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del marxismo revolucionario y de todas las figuras del
I compromiso progresista que de él dependían.
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posei os e la ldea de un “sentido de la Historia” De igual manera, Louis Althusser enunciaba que la
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individualismo human'rtarro
' y la defensa liberal
- la ética abstracta no fueran sino construcciones ima-
d de `los
erechos contra todas las coacciones del compmmjso L
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ginarias -ideologías- y que fuera preciso compro-
organizado. Antes que buscar los términos de una meterse en la via que el llamaba de un “antihu-
nueva política de emanclpacion ` ' ' colectiva,
- - manismo teórico”. `
adoptaron,
en suma, las maximas
.f - del orden “occidental” i Al mismo tiempo, Jacques Lacan intentaba sustraer al
establec`ido. - psicoanálisis de toda tendencia psicológica y normativa.
Mostraba que era necesario distinguir absolutamente el
A1 hacer@ desplegaron un violento movim` t Yo, figura de unidad imaginaria, y el Sujeto. Que el -su-
reactii/o, r 1; ,_, ¡en 0 É
habían Pensa
¿$13160 jeto no tenía ninguna sustancia, ninguna “naturaleza”;
U YOpropuesto.
de todo -1° C111@ los anos sesenta
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.que dependía tanto de las leyes contingentes del lengua-
je, como de la historia, siempre singular, de los objetos
del deseo.. De ello resultaba que toda visión de la cura
1. ¿Lo muerte del Hombre?
analítica como restauración de un deseo “normal” era
una ìmpostura, y que, más generalmente, no existía nin-
dEn _ aq uella eP oca '
-.:ï¡_ .:ì¬=.“_¡-
-'_. j".- j-
_ , Michel Foucault habra escan- guna norma en la que pudiera sostenerse la idea de un
alrzado al enunc1ar que el Hombre, concebido como
“sujeto humano” cuyos deberes y derechos la loso a
SUJÉÍO, era Un Concepto histórico y construido rr
neciente a cierto régimen del discurso 7 pe ii hubiera tenido la tarea de enunciar.
. . n _. Lo que así se cuestionaba era la idea de una iden-
denc1a1ntempora1 capaz de fundar derecho 0 una ej/
ca universal. Anunciaba el fin de la pemne S Pl-gra en- tidad, natural o espiritual, del Hombre, y por consi-
e ncia e este guiente, el fundamento mismo de una doctrina “ética”
concepto toda vez ' ' - - . i
1 d = _ _ _ que el unico tipo de discurso que en el sentido en que hoy se la entiende: legislación
5 ¿ba 5¢m1d0 ¿staba históricamente cadu¢ad@_ consensual concerniente a los hombres en general, a sus
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29
4 . -¿¿.
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necesidades ' . _ _,
¡. evidente L1 Í” V1d¿_i~Y SU muerte. O aun: delimitación Nos encantaría ver hoy una preocupación tan constante
_ y inversa de lo que es el mal, de 10 qu@ no 1?-ì*Y'<'-#r'¬†¿›=:.' _¬1i:†'rz
por las situaciones concretas, una atención tan soste-
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conviene a la esencia humana _ _ i¿ _'
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H--__1:'›=u' p.-
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nida y tan paciente concentrada en lo real, un tiempo
¿_f“-2.1:?
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tan vasto consagrado al conocimiento activo de la gente
pregonaban
_ la aceptacion
" de lo que” hay, la indlfefen-
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Í_ 1;I _. f.
i 'Hfi
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más diversa y más alejada, en apariencia, del medio
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u a la suerte de la gente, el cinismo?
' ' i Por una paradoja._ JI
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ordinario de los intelectuales, como aquéllos de los que
La
I q 6 eS°1afe°ef@m0S más adelante es exactamente lo fuimos testigos entre 1965 y 1980.
-'-L±- -vfsu-i:;
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_a V_a__emeS de ugì Éran, a su manera,i militantes
COFZZTGFÍOI Íüd * -
atentos y 'r›*i=ri¢_,-q:¡_-efgo rg;-sL_'§ §_}ħ:
1.
En realidad, se suministró la prueba de que la
lo son los Paladin auìla, ïnucho mas alla de lo que hoY
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f . 1 inmenso teiento Íiagraiia a ella* dando Pruebas fi@ UH
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derechos del hombre es compatible con el egoísmo sa-
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La dilucidación de estos hechos exige pasar por el
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at0¡¿a1,=' al 1ãmÉ_L&C&11, ademas de ser un clínico examen de los fundamentos de la orientación “ótica'='.
' gra o e Pasar le mayor parte de su v1dg
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` iii I f '
hando 3 la g lì , concebia su combate contra
- las orientaci ones' “ '
_' tealneric Hümlativas ii del psicoanalisisnor-
- .- - - _
2. Los fundamentos de la ética
I_ :¬¦ 3110, Y la subordinación envilecedora del de los derechos del ha-'mb-re
” ... P@1'lS&mÍcI'1l
__ '
0 al American - como
way ofZz]“e,- - un compro- si
;g_i Gr _ ___
111130 (iGCiS'iVO DE tal manera que las cuestiones
. de La referencia explicita de esta orientación, en el cor-
"-I '-* I-r su-_.,_¬_
4.
_-
gamzaclün Y de polémica eran a sus ojos constan pus de la filosofía clásica, es Kant? El momento ac-
_; 'femente
Cuandho_m0ge11eas
* _ _
a los asuntos teoricos. `
tual es el de un vasto “retorno a Kant”, cuyos detalles
0 _ o os paladines de la ideología “ética” contem...
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30 s
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li ue el mal que lo afecte sea universalmente identì- .
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É qbje (aunque esta universalidad reciba con fre-
“derecho natural”) es que existen exigencias, formal-
mente representables, que no han de ser subordinadas a fi
-#- lcïncia el nombre totalmente Paf dólico de “üpínlón
cu
consideraciones empíricas o a exámenes de la situación; pub11ca”) de modo tal que este sujeto esƒa a vezf _
r ' .` 1 un
que estos imperativos se refieren a los casos de ofensa, suj eto pasivo
.
o patético
-
o reflexivo:
*
aquel
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que su re,
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de crimen, de Mal; se añade a eso que un derecho na- L
y un sujeto que juzga o actiro o determinan e aqCe_
cional e internacional debe sancionarlos; que, por consi- ..,.¿'.
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que, identificando el sufrimiento, 5211?@ fl*-fe es É@
guiente, los gobiernos están obligados a hacer figurar en
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sario hacerlo cesar por todos los medios dispor11b1€S.
su legislación estos imperativos y a darles toda la rea-
la
2) La política está subordinada a la éïl a Íflvïl
_ ' a -
lidad que ellos exigen; que, de no ser así, está indado único punto que verdaderamente importa en ÉS
obligarlos a ello (derecho de injerencia humanitaria, 0 . 'if
_.
sión de las cosas: el juicio, compr€1'1S1V0 S 11'1d1gf1&d0=
derecho de injerencia del derecho).
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priori para distinguir el Mal (ya que en el uso moder- EI.
.|--
Bien, no a la inversa.
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no de la ética, el Mal -o lo negativo- está primero: se 4) Los “derechos del hornbre” son los derechos al no-
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- ' ' rror
supone un consenso sobre lo que es bárbaro) y como
-¬_cf.'-rP:"¬.¢-JI1-f›'-Ll
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Mal: no ser ofendido y maltratado ni en SU Väïïì182)? a la
principio último del juicio, en particular del juicio ;:
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al asesinato y a la ejecucion), 111 61115” Cuerïfo _
político: es lo que interviene muy visiblemente contra tortura, al maltrato y al hambre), ni en su identidaãl cp;
` ¢ 4 I e
un Mal identificable .-si priori', El derecho mismo es tural (horror a la humillación de las muJerBS= -
l¦
ante todo el derecho “contra” el Mal. Si se exige el ' ' etc. . _ ,
mnliiiiäiìrza de esta doctrina es, ante todo, su evidencia.
fu
..
|
|
tiranía habian señalado. Las iglesias ya experimentaron se le hace. Por lo tanto, la etica define al hombre como
la mayor comodidad que supone construir mi consenso 1"
una víctima. Se dirá: “;Pero noï ¡Usted olvida al sujeto
'_(
34 ' 35
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1:fl:-1
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inmortal, sin que importe si ello sucede en las grandes
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euna est'la qu@ f€S1Ste` _ ? Li inmortal y hace al Hombre._ Fuera del cual existe una
de una manera muy diferente
que los caballos: no por su cuerpo frágil sino por su especie biológica, un “bípedo implume” cuyo encanto
¡
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obstinación
_ en persistir
" ' en ser lo que es; i es decir,- no es evidente. '
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P1'¢C1S&H1@1'1te otra cosa que una victima otra cosa que Si no se parte de ahí (lo cual se dice muy simple-
- _ a mente: el Hombre piensa, el Hombre está tejido de al-'
unëìfšpï -121-mue eì o sea: otra cosa que un mortal.
fl!-4
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.|l._ 1 nmort _. he aqui lo que las peores situaciones que gunas verdades), si se identifica al Hombre con su pura
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Ii
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e pueden ser infligidas demuestran qué es el Hgmbre 'r
realidad de ser viviente, se cae inevitablemente en el
en la ` . dflule Sejsingulariza
' - en el torrente
- contrario real de lo que el principio parece indicar. Ya
multi-.'
.'.†.
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ÍC, 0 108 dB1`@0h0S de la supervivencia contra la miseria cindido? Del lado de las víctimas;-el animal despa-
Son los
mm 0 loderdechoã del Inmortal que se afirman por 31, rms,_ ' vorido que se expone en la pantalla. Del lado del
S rec os del Infinito, que ejerce su Sobemma
E 0 ' I
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benefactor, la conciencia y el imperativo-_ ¿Y por qué
sobre la contingencia del sufrimiento y de la mua,-pg esta escisión pone siempre a los mismos en los mismos
papeles? ¿Quién no siente que esta ética volcada sobre
5. Var l am Chf f-'1m0V› Kofi/ma. Recrts
› - de la vie
. des camps,
la miseria del mundo esconde, detrás de su Hombre-
Mas er -L D' ' - _ _
da fé) O da ÚCÚUVÚÍIÍC, 1930- ESP? Í1b1'0, propiamente admirable, víctima, al Hombre-bueno, al Hombre-blanco? Como
una e arte a la etica verdadera.
la barbarie de la situación no se piensa sino en terminos
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36
37
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de “derechos del hombre” -aun cuando se trata siempre `='.._\ -†_''.--.-¦ ›--r'-: .1- .: Esta sofistica es devastadora. Puesto que si se trata
deluria siniación politica, que requiere un pensamiento- de hacer valer, contra un Mal reconocido rr priori, el
if 15
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,xr practico politico, del cual hay siempre en cualquier lu- çornpromiso ético, ¿de dónde procederá el proyecto de
if.3 .›:-
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gar autenticos actores- se la percibe, desde lo alto de 1*-f `--Hi†¿¬s=2aif.-w ->
una transformación cualquiera de lo que es? ¿De dón-
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"±:v-_-_-ïo_¬-¬9_.
nuestra paz civil aparente, como lo incivilizado que exi- In-re;-*
de sacará el hombre la fuerza para ser el irirnortal, que Ã
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ge de un civilizado una intervención civilizadora. 'wc
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-. :_.:f~=.¿h; _. ._ .,¿,-_
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¡_ bre, ademas de ser, a fin de cuentas, o bien biológica
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cas al colonialismo y al imperialismo, de una sórdida
''*-1.-_;_;.--_-
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sustenta con Zo incalculable y Zo no poseído. Se sustenta
ì.1 `'-. ';_=-.~_'-~`_¬*L.-`,_'é.-;`_'Í. _`
fuente ale! mal mismo. Es lo que se nos iriculca desde “C
J; con el-no-ser. Tratar de prohibirle que se represente el
hace quince anos: todo proyecto de revolución, califi-
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r cado. de utopico
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, tiende,
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se nos dice,
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a la pesadilla
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tivos, trabajar por el advenimiento de posibles insos-
' .|'.
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ïüïãlltaria. Toda voluntad de inscribir una idea de la jus- pechados, pensar lo que puede ser en radical ruptura
ticia o de la igualdad vira hacia lo peor.,Toda voluntad
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---Ir-ø__-
“_-__..f . -._ colectiva del Bien hace el Mal
absoluta de la conciencia del Mal, y en la idea de que el prí-
--ii
ÍÁÃ _' 1
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ideología “etica” tiene asi una parte de sus raices en los “nue-
'Í-12
-_ i l 1977. Glucksmann es quien ha insistido más en la prioridad vos filósofos” de fines de los años 70. A
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Cen 1.0 que es, simplemente es prohibirle la huma- considerar ninguna otra cosa. Y si le mandaran a la po-
~:-.*¬- nidad misma. licia para impedirle curar al enfermo por causa del
1 .
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3) Por último, por su determinación negativa y a -."-`1:. -5:;-`i¡`.¿É:i presupuesto del Estado, de la estadistica de la morbilidad
.I . 1, ,
priori del Mal, la ética se prohibe pensar la singularidad
ii;
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.___.,_ o por las leyes sobre los ujos migratorios, su estricto
de situaciones, que es el comienzo obligado de toda
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.ra-
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yi-
,Responsabilidad “colecnva”,7 una vez más, obliga! Lo ideología ética tiene necesidad de “los enfennos” como
¡-_f-C__-4._.-*_.-4_.¬
que aqui se olvida es que solamente hay una siniación J
l,_i
ción) para saber que en esta circunstancia el módico es y “ética” se reduzca a la abyección de decidir qué enfer-
.-n_ì¬-.,¬._1,_.¡- .medico unicamente si trata la situación bajo la regla del 5 mos puede curar el “sistema de salud francés”, y cuáles
!.
-.- ff
Inaxltno posible. .curar a esta persona que se lo pide E
deben enviarse, ya que el presupuesto y la opinión lo
(iriada de injerencia aqiiíl) hasta el fin, con todo lo que él exigen, a morir en los suburbios de Kirishasa.
sabe, con todos los medios que él sabe que existen y sin *Ã-
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-ff-i.¦
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7. Cecilc _Wiriter, Quen est-'il de Z 'hisioriciré acruelle de Za clini-
qiie? (a partir de una meditación de Foucault). Por aparecer. Este II"-"V-';f'¬ "l¬fñ¶¡ä¢
“4"H_¬'1-P'†.“:*'?¬^F›'¶*r¡ ;-r~:\' 4. Algunos principios
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victimaria del hombre. Este dispositivo identifica al
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Hiå ƒi f:ài;;,'.i^v`ili`-i.¿`°i%""Í`1li- «
hombre con un simple animal mortal, es el síntoma de __;
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-hi.-3''Í.-hr'
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miento a rmativo, por las verdades singulares de las E?
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tre Husserl y Heidegg fli 3- d stïmir 3 la loso a ìn
singulares. No hay ética en general. Hay sólo -even-
favor de la ética. A ól debemos, mucho ai"1t¢S8qU¢ 3
t11almente- ética de procesos en los que se tratan los
moda de hoy, una suerte de radicalismo etico.
posibles de una situación.
Pero entonces surge el hombre de la ética refinada, Ñ
SÉINLF.
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Esquemaiigamentez - ~
Levinas '
sostiene ` -de
qu?, Cauiwa
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victima reconocida. Desde el principio, la ética es Es.
. . . ado el ensa-
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su origen griego, la metafísica hahoírdeqn la rpmaóía
ética del otro, implica la apertura principal al otro,
miento siguiendo la logica de lo ismo, P
subordina la identidad a la diferencia.” Examinemos
esta pista. Midamos su novedad.
.É
42 43
de la sustancia y de la identidad. Pero, según él, es Ciudad y de la acción. Para la ética judía, en el sentido
imposible alcanzar un pensamiento auténtico del Otro de Lévinas, todo se enraiza en la inmediatez de una
(y por consiguiente una ética del lazo con los otros) a `_
Í-¬'-._.__:_¿
apertura al Otro que destituye al sujeto reflexivo. El “tú”-”
partir del despotismo de lo Mismo, incapaz de reco- (.
se impone al “yo”. Y_ ëse es todo el- sentido de la Ley.
nocer a este Otro. La dialéctica de lo Mismo y del Otro, Léyinas propone toda una serie de temas fenomeno-
considerada “ontológicamente” bajo la primacía de la lógicos donde seexperimenta la originalidad del Otro,
identidad consigo mismo, organiza la ausencia del en el centro de los cuales se encuentra el del rostro, el
Otro en el pensamiento efectivo, suprime toda verda- defla donación singular y “en persona” del Otro por su
Í
r
dera experiencia de los otros, y cierra el camino para epifanía carnal, que no es la comprobación de un reco-
l
una apertura ética a la alteridad. Es necesario, enton- f nocimiento mimético (el Otro como “semejante”,
#1
ces, orientar el pensamiento hacia un origen diferente, rr¿
idéntico a mi) sino, al contrario, aquello a partir de lo
:
un origen no griego, que proponga una apertura radical cual yo me compruebo éticamente como “consagrado”
y primera al Otro, ontológicamente anterior a lacons- al' Otro en tanto que presencia, y subordinado en mi ser
_ 4' I
,¬
trucción de la identidad. Es en la tradición judaica a esta vocacion. - _
¡-_.
donde Lévinas encuentra el punto de apoyo de seme- La ética es para Lóvìnas ei nuevo nombre del pen-
1., -_
jante orientación. Lo que nombra la Ley (en el sen- sgmiento, el cual se ha orientado desde su captura
tido a la vez inmernorial y efectivo que cobra la Ley - '-E
¦¬.
“lógica” (principio de identidad) hacia su profétìca
-I
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judía) es precisamente la anterioridad, fundada en el sumisión a la Ley de la alterid-ad fundadora. .
ser-que-precede-a-lo-Mismo, 'de la ética de la rela-
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=2:".r_^- †.';1-=s';:-_± -fi*'-1 Í.";-.`:_ïÍ-;.1'_':-._".'.i`.-'"`-_`_'|-_¬›-il" 7-`¦
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concebido como señalamiento “objetivo” de las regu- '1~=`¬*"0=f:“-'t1¦f=-¬*',:4"e¢†-af“=r'¢1-.›euar:*.sn¬f
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` 2. La “ética de ia diferencia”
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del otro” (contra el racismo, que negaria a-este otro)-o
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Para el pensamiento griego, actuar de manera ade- ff
“etica de las diferencias” (contra el nacionalismo sus-
I
cuada supone primeramente' un dominio teórico de la tancialista, que querría la exclusión de los inmigrantes,
`-¬-¬-.¬¬--.- ¬.-
experiencia para que la acción se conforme a la racio- o el sexismo, que negaría el ser-femenino) o “multicul-
t- 1
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1 É'
nalidad del ser. A partir de ahi existen los leyes de la turalismo” (contra la imposición de un modelouni cado
.||_|
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1-,
44 45
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-i.u-.¦| ,._ .,_.,_. 51
de comportamiento y de intelectualidad). O, de plano, la construye como dato estable, como interioridad dada
buena y vieja “tolerancia”, que consiste en no ofuscarse en su exrerioridord. El fpsicoanálisisexplica brillante-
si otros piensan y actúan' de otra manera- que las propia; "q mente cómo esta construcción del Yo en la iden-
J
I
Este discurso del sentido común no tiene-i ni “ fuerzafrii tificación con el otro -este efecto de espejo-9 combina
verdad. Está vencido de entrada en el enfrentamiento que el narcisismo (yo me cornplazco en la exterioridad
I'
él declara entre “tolerancia”, 'entre “reconocimiento del del otro en tanto que yo-mismo visible) y la agresi-
I
otro”, y “crispación de la identidad”. vidad (yo invisto al otro con mi propia pulsión de
Por el honor de la losofía, es ante todo necesario muerte, mi deseo arcaico de autodestrucción).
convenir en que esta ideología del “derecho a la diferen- Sin embargo, estamos muy lejos de lo que nos quiere
cia” o este catecismo contemporáneo de la buena vo- transmitir Levinas. Como siempre, el puro análisis
luntad_ respecto de “otras culturas”, están singular- G
del aparecer fenomenico ` no puede resolver entre
'+'WH-clan-wr-4 I'¦-
-I!
Otro sobre lo Mismo exige quela experiencia de la al-
¿!¦i
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I! I.
La objeción capital -pero también superficial-~ que se teridad este ontológicarnente “garantizada” como ex-
podría hacer a la ética (en el sentido de Lévinas) es la
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i' I
I
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periencia de una distancia o de una no-identidad esencial,
siguiente: ¿qué es lo que revela la originalidad de mi
I.
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y anquearlo constituye la experiencia etica misma.
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I
II
con-sagración al Otro? Los análisis fenomenológicos Ahora bien, el simple fenómeno del otro no contiene tal
|.¦ del rostro, de la caricia, del amor, no pueden fundar il garantía. Y eso simplemente porque es cierto que la fini-
¦
por si mismos la tesis antiontológica (o anti-identitaria) tud del aparecer del otro puede presentarse como seme-
l
del autor de Toroflidad e irz nito. Una concepción .i
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janza, como imitación, y así conducir de vuelta a la
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de olvido de sí mismo en la captación de este otro: lo ha-¬1r¬-
f 46 -¢41-¬.,1.M..
-|.¬-1-n_n 47
¡q1lfI|¢\.|HbI¢'IÚL'I¢'1'-
5
Entonces es preciso que el fenómeno del prójirno (su divino por la identidad y por los predicados de Dios)
rostro) sea el testimonio' de una alteridad radical que sin sino, justamente, una ética.
embargo él no contiene por si solo. Es necesario que el Sin embargo, que la ética sea el nombre último de
Otro, tal como se meaparece en lo finito, sea la epi- 'D1'5"-Tìà'Q°t*f'|51¦fI'U1'_|I.'-|"1fI''¦uQ'\VÚr"¦ ¢“"- '\`.¬fr`*'
del Otro sobre la ontología teórica de lo mismo está 4. La ético corrio- religión descompuesro
completamente unida a un axioma religioso y sería
ofensivo para el movimiento íntimo de este pensa-c %_¬i1f-T'.*FI"#|_Pf_I-_
43
49
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-I.
II
que es, es un múltiple compuesto de una infinidad de i que no son sino la evidenternultiplicidad in nita de la
especie humana, la cual es tan flagrante entre mi primo
elementos, cada uno de los cuales es a su vez un múl-
tiple. Considerados en su simple pertenencia a una de Lyon y yo* comoentre la “comunidad” chiita de Irak
.†- -_
1' "
5: la
v_ I:
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situación (a un múltiple infinito), los animales de la es- y los corpulentos cowboys de Texas. `
El soporte objetivo (o histórico) de la ética con-
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diferencias, de su reconocimiento ético? ' . deramente turistica por la multiplicidad de los usos, de
La alteridad infinita es simplemente lo que hoy. las costumbres, de las creencias. Y especialmente por el
`:.- 1.-¡F
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“ÍYo 'es otro”. Hay tanta diferencia entre, digamos, un en ._ el-r entendido de que los salvajes están también entre
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campesino chino y un joven- -ejecutivo noruego, como nosotros (drogadictos de- los suburbios, comunidades de
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en-tre yo mismo y cualquier-otro, incluido yomismo. creencias, sectas . todo . el aparataje- periodístico de la
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Tanta, pero también mi más ni menos. - = amenazante alteridad interior), a la que la ética, sin cam-
_r.
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11 ¡I
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biar el dispositivo de investigación, opone su “recono-
cimiento” y sus trabajadores sociales. `
6. Díerencfofs "cnZmraZes." y cnlrurolismo Contra estas fútiles descripciones (todo lo que se nos
' '-
dice en ellas pertenece a la realidad a la vez evidente y
Laética contemporánea hace un' g-ranbarullo sobre por sí misma inconsistente), el verdadero pensamiento
las diferencias “culturales_”'. Su concepción del “otro” i
debe afirmar esto: dado que las diferencias son lo que
apunta esencialmente a este tipo de diferencias. La l
I
hay, y que .toda verdad es un venir-a-ser de lo que aún
coexlstencia tranquila de las “comunidades” culturales, no es, las diferencias- son precisamente lo que toda ver-
religiosas, nacionales, etc., el rechazo ala “exclu- F
dad deporte, o hace aparecer como insignificante. Nin-
sión”, es su gran ideal. _ - . i guna situación concreta se deja esclarecer por el tema del
-Lo que en todo caso- es preciso sosteneres que estas I
“reconocimiento del otro”-r Hay, en toda configuración
diferencias no tienen ningún interés para el pensamiento; colectiva moderna, personas de todas partes que comen
52 ss
m..*4-NW@
r A
diferente, hablan varios idiomas, llevan diversos som- “ética” al relativismo cultural, puesto que equivale a
breros, practican diferentes ritos, tienen relaciones pretender que un simple estado contingente de las co-
complicadas y variables con el asunto sexual, aman la sas pueda ser el fundamento de una Ley. '
autoridad o el desorden, y así va el mundo. Sólo hay ética de los verdades. O más precisa-
'`i.
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mente: sólo hay ética de los procesos de verdad, de la
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labor que hace advenir en este 'mundo algunos ver-
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7. De lo Mismo a ias verdades dades. La ética se debe tomar en el sentido supuesto
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:. 2-, por Lacan cuando habla, oponiéndose de esta manera
Filosóficamente, si el otro es indiferente,*es"i claro que
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,__ a.Kant y al tema de una moral general, de ética del
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la dificultad está del lado de lo Mismo". Lo Mismo, en psicoanálisis. La etica no existe. Sólo hay etica de (de
efecto, no es lo que es (o sea, el múltiple infinito de 'Y“"='I0d'I1w.¬-_" la política, del amor, de la ciencia, del arte).
E'
1
las diferencias), sino lo que advierze. Ya hemos nom- L
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epocas se encarnizan en oscurecer esta certeza: una
|. _ ¡ Cada animal humano, al participar de tal o cual
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1.
verdad es la mismo para todos. verdad singular, se inscribe en uno de los cuatro tipos
Lo que debe postularse en cada uno, y que nosotros subjetivos.
l
hemos llamado su “ser de inmortal”, no es ciertamente Una filosofia se propone construir un lugar de peri-
lo querecubren las diferencias “culturales”, tan masivas I
|
i
I samierzto donde los diferentes tipos subjetivos, dados
como insignificantes. Es su capacidad para lo verdadero, en las verdades singulares de su tiempo, coexistan. Pero
o sea para ser io mismo que una verdad convoca cz su '-:. '-¬ -.___-:_-.f_-. esta coexistencia no es una unificación, y es por eso que
propio “mismidad Es decir, según las circunstancias, es imposible hablar de una Ética.
su capacidad para las ciencias, para el amor, la politica o
el arte, ya que tales son los nombres universales bajo los
cuales, según nosotros, se presentan las verdades.
Por una verdadera perversión, cuyo precio será his-
toricamente terrible, se ha creido poder adosar una E
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54 55
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pre ere querer la nada antes que no querer nada. Se
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reservará el nombre de nihilismo a esta voluntad de
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nada, que es como la otra cara de la necesidad ciega.
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J. La ética como sirvienta de la necesidad
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| Es sabido que el nombre moderno de la necesidad es:
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“economia”. La objetividad económica -que es pre-
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ciso llamar por su nombre: la lógica del Capital-~ es
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securdión dïsïalorlìaclgn del trabaïo yecto, de toda politica de emancipación, de toda causa
os ex ranjeros: todo esomai-wab
encadenala Per'
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consenso degradado, alrededor de un estado de cosas colectiva verdadera. Al poner obstáculos en el cami-
. .|._\_|¬
.11 tan aleatorio como el clima del dia (la ““cien¢i._-1” eco- no, en nombre del Mal y de los derechos del hombre, a
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I $-
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el espectaculo de la economía Por sí misma 13 ¿C0 sión a las artimañas de la necesidad y un empobreci-
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59
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ri,.-,. ..1_f:- f
*_ -¬,_ supuesto enemigo interior; Francia, que está subje-
bre todo tienen la potencia inerte de la realidad y de la
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Iišlf
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.DV tivainente dominada por el miedo y la impotencia, es un
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Intemporal. Como lo decía Mao-Tse-Tung con su
nf_.i¦ig*
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con la fatuidad de la “injerencia”, las cañoneras del Dere-
¦iI simplicidad acostumbrada: “Si tiene una idea será nece-
:.-' cho. Pero al hacerlo, difundiendo hacía el interior en
¡
I
.
sario que el uno se divida en dos”. Ahora bien- la ética todo lugar la arrogancia y la satisfacción temerosa de sí,
se presenta explícitamente como el suplemento de alma
i il..-
:-ii: esteriliza todo agrupamiento colectivo -alrededor -de un
.| 1;]
del consenso. La “división en dos" le causa horror (es
.'12
1"'
pensamiento fuerte de -lo que puede (y entonces debe)
propio de la ideología, de los nostálgicos- del pasado...).-
hacerse aqui'y ahora. Por eso es, sin rodeos, una variante
Asi, forma parte de lo que impide toda idea, todo pro-
.` .¬,'_'
li
---!:
r_-:;
.=.i ü _ Es preciso observar, sin embargo, que la resig-
.¬--|
-r
,run-
.| -_|.|
.._1
aplicar a las situaciones impensadas y -anónimas el nación alas necesidades (económicas) no es el único,
palabrerio humanìtarista (el cual, ya lo hemos dicho, no
..:,
: -;|.
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'..¡ ¡L
.._,.
ni el peor, de los componentes del espiritu público
contiene en si mismo ninguna idea' positiva de
- ¡›.
1" '1
5
r`- :
u
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en todos los articulos y comentarios consagrados a la revés abyecto de su palabreria) de verlos de cerco.
guerra en la ex-Yugoslavia: en ellos se apunta, con .I
E!J Pues el núcleo que domina internarnente a la etica es
una suerte de excitación subjetiva, de patetismo orna- Iv
L.
siempre tener que decidir quién muere y quién no.
.¬_L
mental, que todas estas atrocidades pasan “a dos La ética es nihilista porque su convicción subya-
iii-
uf
›.= horas de vuelo de París”. Los autores de estos textos cente es que lo único que verdaderamente puede sa-
i..
son -todos partidarios, naturalmente, delos derechos cederle al hombre es la muerte. Y es cierto, en efecto,
.- .- 4
del hombre, de la ética, de la injerencia humanitaria, en la medida en que se nieguen las verdades, que se
del hecho de que el Mal (que se creía haber exor- rechace la inmortal disyunción que operan en una si-
-.-¬-|
cizado con la caida de los “totalitarismos”) opera un tuación cualquiera. Es preciso escoger entre el Hom-
terrible retorno. Pero de golpe, la observación parece l
I
bre como sostén posible del azar de las verdades o el
incongruente: si se trata de los princpios éticos, de la I.
lr
Hombre como ser-para~la-muerte (0 para-la-felicidad:
esencia victirnaria del Hombre, del hechode que “los es lo mismo). Esta elección también opera entre filo-
derechos son universales e imprescriptibles”, ¿qué DNI-_-|Il-Iul -P
sofía y “ética” o entre la valentía de las verdades y el
nos importa la duración del viaje en avión? El sentimiento nihilista.
=:,IFi. “reconocimiento del otro” ¿sería tanto más intenso si L
,..
L.
1!. ¦\-
_...;.
yo tengo a este otro, de alguna manera, casi al alcance
-.
F
afin de cuentos muy cerca de nosotros. La ideologia de las que nuestra cotidianidad se agasaja -tanto más
ética dispone, casi a las puertas de su seguro refugio i porque ninguna de entre ellas tiene el menor sentido-,
civilizado, de la combinación indignante y deliciosa del sempiterno debate sobre la eutanasia.
de un Otro confuso (croatas, serbios y los enigmá- La palabra eutanasia plantea con claridad la pre-1
ticos “musulmanes” de Bosnia) y de un Mal compro- gunta: “¿Cuándo y cómo, en nombre de nuestra idea
bado. Los alimentos de la etica se nos sirven a de felicidad, se puede matar a a1guien`?” Nombra asi
domicilio por la Historia. el núcleo estable a partir del cual opera el sentimien-'
La ética se alimenta demasiado del Mal y del Otro to ético. Se sabe del uso constante que el “pensa-
como para no gozar 'en silencio (silencio que es el miento” ético hace de la “dignidad humana”. Pero la
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combinación del ser-para-la-muerte y de la dignidad asumia irnplacablernente la necesidad de poner fin a las
construye precisamente la idea de la “muerte digna”- vidas indignas. El nazismo aisló y llevó a su colmo el
Comisiones, prensa, magistrados, políticos, curas, me- nudo nihilista de la disposición “ética”, una vez que esta
dicos discuten sobre una definición ética, sancionada por tiene los medios politicos para ser algo más que una
la ley, de la muerte dignamente administrada. charlataneria. A este respecto, la aparición en nuestros
- ~«-¬._-.-. .:.- Ciertamente, el sufrimiento, la degradación, no son _4_ paises de grandes comisiones de Estado encargadas de
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“dignos”, no son conformes a la imagen pulida, joven, `..\_
la “bio-ética” es de mal agüero. Se pondrá el grito en el
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bien alimentada que nos forjarnos del Hombre y sus cielo. Se dirá que, justamente, es con miras al horror
derechos. __¿Quien no ve que el “debate” sobre la euta-
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nazi que resulta necesario legislar para defender el dere-
nasia designa sobre todo la falta radical de siniboli- cho ala vida y a la dignidad, toda vez que el impetuoso
zación en que se encuentran hoy la vejez y la muerte? ¿El empuje de las ciencias pone a nuestro alcance la posibili¬
caracter insoportable de su visión para los vivos? La dad de practicar toda suerte de manipulaciones genéticas.
ética se encuentra aquí en la encrucijada de dos pulsiones Este mito no debe irnpresionarnos. Es preciso sostener
que no son sino aparentemente contradictorias: al definir con fuerza que la necesidad de semejantes comisiones de
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al Hombre por el no-Mal, luego por la “felicidad” y la Estado y de semejantes legislaciones indica que, en la
vida, está a la vez fascinada por la muerte y es incapaz de
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la transformación de la muerte misma en un espectaculo conjunción de “ética” y de “bio” espor si misma ameno-
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lomas discreto posible, en una desaparición de la cual los zante. De la misma manera que lo es la similitud de los
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vivos tienen el derecho de esperar que no derogará sus prefijos entre el eugenismo (deshonroso) y la eutanasia
I
hábitos, irreales, de satisfacción sin concepto. Por lo tan- (respetable). Una doctrina hedonista del “bien-morir” no
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to, el discurso ético es a la vez fatalista y resueltamente será óbice para la potente aspiración, verdaderamente
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no-trágico: “deja hacer” a la muerte, sin oponerle lo mortífera, al “bien-generar”, instancia evidente del
Inmortal de una resistencia. “bien-Vivir”.
_Observemos, ya que éstos son los hechos, que la El fondo del problema es que, de cierta manera,
“b1o~ética” y la obsesión de_Estado por la eutanasia toda definición del Hombre a partir de la felicidad es
fueron, explícitamente, categorias del nazismo. En el nihilista. Se ve con claridad que las barricadas erigi-
fondo, el nazismo era de cabo a rabo una ética de la das alas puertas de nuestra prosperidad enfermiza
Vida. Tenia su propio concepto de la “vida digna” y tienen como contraparte interna, contra la pulsión
64 _65
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nihilista, la ridícula y cómplice barrera de las comi- 4. El nihiiisrno ético entre el conservodnrismo
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siones de ética. i y Jo' pidsión de muerte
Cuando un primer ministro, pregoneropolitico de
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una ética de la ciudadanía, declara que Francia “no pue- Considerada corno figura del nihilismo, reforzada por
de acoger a toda la miseria del mundo”, se cuida muy el hecho de que nuestras sociedades carecen de unf
'if- vI-¬'¬¬''-.¬'-› uir1¬|.-V;._-,.H» bien de decimos según qué criterios y con qué métodos porvenir universalmente presentable, la ética oscila
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E.-1; se va a distinguir la parte de la mencionada miseria que entre dos deseos apareados: un deseo conservador, que
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ši se habrá de acoger de aquélla que se invitará, sin duda, querría que se reconociera en todas partes la legitimi-
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l en los centros de retención, a volver al lugar de su dad del orden propio a nuestra perspectiva “occiden-
muerte, para que podamos gozar de nuestras riquezas tal”, imbricación de una economía objetiva salvaje y
no compartidas -las cuales, como se sabe, condi- de un discurso del derecho; un deseo mortifero, que
cionan a la vez nuestra felicidad y nuestra “ética”-. en un mismo gesto promueve y al mismo tiempo vela
De igual manera, es sin duda imposible estabilizar los una integral dominación de la vida, lo que quiere de-
¦ . criterios “responsables” y evidentemente “colecti- cir igualmente: consagrar lo que es a la dominación
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ii E
| '.¬' vos”, en nombre de los cuales las comisiones de bio- “occidental” de la muerte. Razón por la cual seria
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'.`=¦'. ética distinguirán entre eugenismo y eutanasia, entre mejor designar a la ética -ya que habla griego- como
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el mejoramiento cientifico del hombre blanco asi una “eu-udenosis”, un nihilismo bcato.
J como de su felicidad, y la liquidación “con digni- Todo cuanto puede oponérsele es aquello cuyo
dad” de los monstruos, de los sufrimientos y de los modo de ser es el de no ser aún, pero de lo que nues-
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-rJ. espectáculos molestos. tro pensamiento se declara capaz.
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i El azar, las circunstancias de la vida, el laberinto Cada época -y en definitiva ninguna vale más que
l de las conciencias, combinados con un tratamiento ri- cualquier otra- tiene su propia figura nihilista. Los
i guroso y sin excepción de la situación clínica, valen nombres cambian, pero bajo estos nombres (“ética”,
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mil veces más que el pomposo y mediático recurso a por ejemplo) se encuentra siempre la articulación de
las instancias de la bio-ética, cuyo terreno de ejer- una propaganda conservadora y de un oscuro deseo
cicio, y hasta el mismo nombre, no huelen muy bien. de catástrofe.
Sólo declarando querer lo que el conservadurisrno
decreta como imposible, y afirmando las verdades con-
tra el deseo de nada, uno se separa del nihilismo. La
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posibilidad de lo imposible, que todo encuentro amoro-
so, toda refundación cientifica, toda invención artistica
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y toda secuencia de la politica de emancipación ponen
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ãäfa a nuestra vista, es el único principio -contra la ética del If.. r
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r Es una pesada tarea, para' el filósofo, arrancar los
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nombres a quienes prostituyen su uso. Ya Platón pa-
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'_ deció todas las penas del mundo para mantenerse fir-
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me sobre la palabrajusticia contra el uso engañoso y
versátil que de ella hacían los sof1stas_
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Sin embargo, intentemos, a pesar de todo lo dicho,
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conservar la palabra ética, ya que también, desde Aris-
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tóteles, aquéllos que hicieron de ella un uso razo-
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nable corrrponen una larga y estimable progenie
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un momento dado, requerido para que una verdad se Abelardo; la creación galileana de la fisica; la invención
abra paso. Entonces el animal humano es llamado a por Haydn del estilo musical clásico... Pero tambien:
ser el Inmortal que ng era
la Revolución Cultural china (1965-1967); una pa-
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¿Quedson estas “circunstancias”? Son las circuns- sión amorosa personal; la creación por el matemático
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tancias Qe una verdad. Pero, ¿que
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Grothendieck de la teoría de los Topos; la invención
por ello. Queda claro que lo que hay (los múltiples
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las diferencias infinitas, las situaciones “objetivas”:
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por Schoenberg del dodecafonismo... t _
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glïlšïnta» D1ê&1'1'1_0S que un sujeto, que sobrepasa al tecimiento estaba fuera de todas las leyes regulares de
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(pero el animal es su unico sostén) exige que
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algo haya P s düi 211%@ irreductible a su inscripción y de actuar en la situación. -
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-- ' iiT3 Ordinaria en “10 que hayn- A este Wpfemenro llamémos Está claro que bajo el efecto de un encuentro amoroso,
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ddnde QCOWQCZWJEHÍO, Y distmgamos al ser-multiple, y si quiero serle fiel realmente, debo recomponer de
_ _ no se trata de la verdad (sino solamente de
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arriba a abajo mi manera ordinaria de “habitar” mi
i| _ opiniones), del acontecimiento” que nos cgnstfiñe a
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situación. Si quiero ser fiel al acontecimiento “Revo-
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_ ir una nueve manera de ser. Semejantes aconteci-_
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lución Cultural”, debo en todo caso practicar la politica
115
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piientos estan perfectamente atestiguados: Ia Revo- (en especial la relación con los obreros) de manera
I ucion Francesa de 1792; el encuentro de Eloisa y
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completamente diferente de lo que propone la tradición
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socialista y sindicalista. De la misma manera, Berg y
1 0 _ Alain
' Badiou,
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f _. Seuil,
_ 1988. La teoría
_ del Webem, fieles al acontecimiento musical que se llama
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exlã i en -realidad, largos recorridos conceptuales “Schoenberg”, no pueden continuar como si nada el
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que SB despliegan en este libro.
neorromanticisrno de fin de siglo. Despues de los textos
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- de E_instein de 1905, si soy fiel a su radical novedad, no Se llama “sujeto” al sostén de una fidelidad; luego
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puedo continuar practicando la fisica en su marco entonces, al sostén de un proceso de verdad. El sujeto
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clásico, etc. La fidelidad acontecirniental es ruptura real no preexiste para nada al proceso. Es absolutamente
(pensada y practicada) en el orden propio en el que el inexistente en la situación “antes” del acontecimiento.
acontecimiento ha tenido lugar (político, amoroso, - -1 ?=_
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Se dirá que el proceso de verdad induce un sujeto.
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artístico, científico...). _ -.'.¬|I,-:- Aquí es necesario advertir que el “suj eto”, así conce-
Se llama “verdad” (ima verdad) al proceso real de una bido, no comprende al sujeto psicológico, ni aun al
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: fidelidad a un acontecimiento. Aquello que esta fide- sujeto re exivo (en el sentido de Descartes) o al sujeto
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lidad produce en la situación. Por ejemplo, la política de trascendental (en el sentido de Kant). Por ejemplo, el
los rnaoístas franceses entre 1966 y 1976, que intenta sujeto inducido por la fidelidad a un encuentro amoroso,
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pensar y practicar una fidelidad a dos acontecimientos el sujeto del amor, no es el sujeto “amante” descrito por
ll encabalgados: la Revolución Cultural china y el Mayo los moralistas clásicos. Porque tal sujeto psicológico se
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del 68 en Francia. O la música llamada “contem-
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deriva de la naturaleza humana, de la lógica de las pa-
poránea” (nombre tan admitido como raro), que es fide-
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porque una verdad procede en la situación y en ninguna producción singular que ha tenido nombres diferentes
otra parte. No hay Cielo de las verdades; “Ruptura”, por-
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72 73
“suyas”), sin que se pueda de ninguna manera que ha habido un acontecimiento, y una ruptura tnrna-
reducirlas a “él” (y por otra parte, ¿de qué “él” se nente en la forma continuada de un proceso fiel
trataria?)_ _ “Alguien” es eventualmente este espectador cuyo
Los acontecimientos son singularidades irreductibles, pensamiento es puesto en movimiento, capturado y
“fuera-de-la-ley” de las situaciones. Los procesos fieles a desconcertado por un esplendor teatral, y que de esta
una verdad son rupturas in_ma.nentes_ reinventadas por forma entra en la compleja configuración de un mo-
completo en cada ocasión. Los sujetos, que son instan- mento de arte. O aquel asiduo a un problema de mate-
cias locales de uri proceso de verdad (“puntos” de ver- máticas, en el momento preciso en el que se opera,
dad), son inducciones particulares e incomparables. después de la ingrata tarea donde los saberes oscure-
Acaso con respecto a estos sujetos sea legitimo cidos giran sobre si mismos, el esclarecimiento de la
hablar de una “ética de las verdades”. solución. O el amante cuya visión de lo real está a la
vez ensombrecida y transfigurada, porque rernemor'a,_
apoyado en el otro, el instante de la declaración. O el
2. Definición formal de Za ética de una verdad militante que alcanza, al término de una reunión com-
plicada, a decir simplemente el enunciado hasta en-
Se llama de manera general “ética de una verdad” al tonces inhallable y en el cual todos concuerdan que es
principio de continuación de un proceso de verdad o, el necesario para ponerlo en práctica en la situación.
de manera mas precisa y compleja, a lo que da con- El “alguien”, tomado en lo que atestigua que per-
sistencia a la presencia de alguien en la corri- tenece, como punto-soporte, al proceso de una ver-
postctón de un sujeto que -induce el proceso de esta dad, es simultáneamente si-mismo, ningún otro que si
verdad. mismo, una singularidad múltiple por todos recono-
cible, y en exceso de si-intsrno, porque la traza alea-
Despleguemos esta fórmula. toria de la fidelidad pasa por él, estremece su cuerpo
1) ¿Qué debemos entender por “alguien”? “Al- singular y lo inscribe, desde el interior mismo del
guien” es un animal de la especie humana: el tipo de tiempo, en un instante de eternidad.
múltiple particular que los saberes establecidos desig- Digamos que lo que se puede saber de él está en-
nan como perteneciente a la especie. Es este cuerpo, y teramente involucrado en lo que tiene lugar; que no
todo aquello de lo que es capaz, lo que entra en la com- hay, materiahnente, nada más que este referente de un
posición de un “punto de verdad”. En el supuesto de saber; pero que todo eso sucede en la ruptura inmanente
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del proceso de la verdad, de manera que, co-pe1tene- de la que es muy difícil saber cómo se sobreirnpone o se
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: _'- ciendo a su propia situación (politica, científica, combina con la simple _perseverancia-de-si.
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artistica, arnorosa_..) y a la verdad que deviene, “al- Llamamos “consistencia” (o “consistencia subje-
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guien” queda imperceptible e interiormente roto o agric- tiva”) al principio de esta sobreirnposición, o de esta
tado por esta verdad que “pasa” a través de este combinación. Dicho de otra forma, la manera como
múltiple sabido que él es. _ nuestra pasión de matemáticos va a involucrar su per-
Se podria decir de una forma más simple: de esta severancia en lo que rompe 0 contraria esta perse-
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co-pertenencia a una situación y al trazado azaroso de verancia y que es su pertenencia a un proceso de
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una verdad, de este devenir-sujeto, el “alguien” verdad. O la manera como nuestro amante será com-
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estaba incapacitado para saberse capaz. pletamente “sí-mismo” en la experiencia continuada
En la medida en que entra en la composición de un de su inscripción en un sujeto de amor.
sujeto, en que es _Sub]`er¿vación de sí, el “alguien” Finalmente, la consistencia es involucrar su singulari-
existe en su propio no--saber. dad (el “alguien” anirna1)_en la continuación de un suje-
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331 2) Ahora, ¿qué es preciso entender por “consisten- to de verdad. O bien: poner la perseverancia de lo que es
cia”? Simplemente, que hay una Zey de lo no-sabido. sabido al servicio de una duración propia de lo no sabido.
Si, en efecto, el “alguien” no entra en la composición Lacan tocaba este punto' cuando proponía como
del sujeto de una verdad, sino exponiéndose “com- máxima de la ética: “No ceder sobre su deseo.” Puesto
pletamente” a una fidelidad post-acontecimiental, el que el deseo es constitutivo del sujeto del inconsciente,
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problema estriba en saber que va a devenir el “a1.- es lo no sabido por excelencia, de manera que “No ceder
guien” en esta experiencia. sobre su deseo” quiere decir: “No ceder sobre lo que no
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¿-__' _-,'¿-_ -;,¡;-,J_- _ El comportamiento ordinario del animal humano per- se sabe de sí mismo .” Agreguemos que la experiencia de
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ì_';`¬¿*¬IÃf¢._,¡-i==-ï¬T_"r--*`,Í=i-_`:“;=_"-1,'¿¬»åš'-¢,"¬.''_": '§,-"Ä'
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tenece a lo que Spinoza ll-ama la “perseverancia en el ser” lo no sabido es el efecto lejano del suplemento aconte-
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cimiental, el agrietarniento de un “alguien” por una fide-
_,_ decir, de la conservación de sí. Esta perseverancia es la lidad a este suplemento desvanecido, y que no ceder
ley del alguien tal como él se sabe. Ahora bien, la ex- quiere decir finalmente: no ceder sobre su propia captura
periencia de una verdad no cae bajo esta ley. Pertenecer por un proceso de verdad.
a la situación es el destino natural de cualquiera, pero Pero como el proceso de verdad es fidelidad, si
pertenecer a la composición del sujeto de una verdad “No ceder” es la maxima de la consistencia -luego
depende de un trazo propio, de una ruptura continuada, entonces, de la etica de una verdad~ bien se puede
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ser de un “al s .e ,material multiple que hace todo el interés. Ciertamente, el apasionado de la matemática, el
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cual no se sabian capaces-H un prodigioso interés. Nada Lo que también se puede decir así: ¿cómo voy a
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en el mundo podria suscitar más la intensidad de exis- continuar pensando? Es decir, a mantener en el tiern-
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percepción por el pensamiento de lo que es ser dos; este
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¡marti-¿~ problema de geometría algebraica cuyas innumerables advenir por mí a una composición de sujeto.
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rarni caciones descubro de repente; o esta asamblea en 2) Toda verdad, ya lo hemos dicho, depone los sa-
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laçcalle a la entrada de una fábrica, donde veri co que beres constituidos y, en consecuencia, se opone a las
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.r allí no pasa nada que me concierna, o de lo cual un saber saber circulante.
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E 110 podría, en la delidad a la fidelidad que define la del gobierno; la actuación del equipo local de itbol;
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conslstencia ética, interesarme en mí mismo y perseguir, 1, la televisión; las vacaciones; las atrocidades lejanas y
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por consiguiente, mis intereses. Toda mi .capacidad de próximas; los sinsabores de la escuela pública; el úl-
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| timo disco de un conjunto de hard-rock; el mal mo-
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de este problema científico; sobre el examen del mundo inmigrantes; los síntomas neurótícos; los éxitos en la
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a la luz del ser-dos del amor; sobre lo que haré de mi institución; las comidas opíparas; la última lectura;
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encuentro, una noche, con el eterno Hamlet; o sobre la las tiendas donde encontrar por poco dinero lo que se
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etapa siguiente del proceso político, cuando la reunión |
ncesita; los autos; el sexo; el sol...
delante de la fábrica se haya dispersado. ¿Qué haríamos, miserables de nosotros, si no hu-
l No hay sino una cuestión en la ética de las verdades: biera todo eso que circula y se repite entre los animales
¿cómo voy, en tanto que alguien, a continuar excediendo de la ciudad? ¿A que silencio deprimente estariamos
mi propio ser? ¿Cómo ligar de manera consistente lo que condenados? La opinión es la materia prima de toda
se con los efectos de la captura por lo no-sabido? comunicación. `
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dirigido a nosotros; una teoría científica cuya belleza,
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multiple especial, el animal humano, experimenta en
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1.;l tiva de un lugar político... La filosofía no es la excepción,
-¡_-I la empecmada determinación de sus intereses. ya que todos sabemos que para mantener el requisito del
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Opiniones sin wi gramo de verdad. Ni tampoco de interés-desinteresado, es preciso haber conocido, una vez
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falsedad. La opinión está más acá de lo verdadero y de lo en la vida, la palabra de un Maestro. _
falso, justamente porque su único oficio es ser comu- De repente, la ética de una verdad es todo lo contrario
nicable. Por el contrario, lo que pertenece a un proceso
de una “ética de la comunicación”. Es uiie. ética (16 10
de verdad no se comunico. La comunicación es apro-
real, si es verdad que, como lo sugiere Lacan, todo ac-
piada únicamente para las opiniones (e, insistimos: no
ceso a lo real es del orden del encuentro. Y la con-
podriamos prescindir de ellas). En todo lo que concierne J
sistencia, que es el contenido de la máxima ética:
a las verdades se requiere que haya encuentro. Lo In- “¡Continuar!”, no va sino a sostener el hilo de lo real.
mortal de que soy capaz no podrían. suscitarlo en mí los Se lo podria formular así: “No olvides jamás lo que
efectos de la sociabilidad comunicante; debe ser
has encontrado.” Pero a sabiendas de que el 'no-olvido
directamente capturado por la fidelidad. Lo que quiere
no es una memoria (¡ah! ¡la insoportable y periodística
decir: roto, en su ser-múltiple, por el trazo de una ruptura
“ética de la memoria”!)_ El no-olvido consiste en
irimanente y :finalmente requerido, aunque sea sin
pensar y practicar el ordenamiento de mi ser-múltiple
saberlo, por el suplemento acontecimienta1_ Entrar en la
según el Inmortal que él detenta, y que el agrietamlonïü
de un encuentro ha compuesto en sujeto.
11._ Jürgen Habermas, Theoríe de Pagir commimnicati'oneZ,
Eayard, 1987. I-Iabermas intenta extender la racionalidad “demo- Lo que en un antiguo librol-2 habiamos formulado
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cratica si * . . ,
integrando la comunicacion _
en los fundamentos mismos de así: “Ama lo que jamás creerías dos veces.” Porque la
su antropologia. Desde este punto de vista participa, desde el borde
opuesto al de Lóvinas, de lo que se podría llamar la subestructura
12. Alain Badiou, Théoríe du sujer, Seuil, 1982. Este ìilìlrfïï
filosófica de la corriente “etica”. contiene, en sus “lecciones finales”, los desarrollos sobre la etica e
sujeto, pero en verdad son un poco diferentes de lo que 8€ ¿ICC aqui-
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que esta continuación supone un verdadero desvío de la
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“perseverancia en el ser”. Los materiales de nuestro
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otros una renuncia? Este debate es, desde los albores ¬-
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i Es preciso decir que aquí hay un punto propia-
de la filosofia, esencial-_ Interesaba ya a Platón, re-
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des, es “más feliz” que-el tirano gozoso, y que, en esencial.
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if consecuencia, el animal sensible no renuncia a nada - Por un lado,- es cierto que la etica de las verdades
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esencial al dedicar su vida a las Ideas. 511.
impone una distancia tal respecto de las opiniones que
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sobre la persecución de nuestros intereses; persecu- conocido desde siempre: son las imágenes de Tales que
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cion que, excluida la verdad, constituye la totalidad l
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cae en un pozo porque busca penetrar en el secreto de
! de nuestro ser-múltiple.. ¿Hay renuncia -cuando una los movimientos celestes; el. proverbio: “los enamorados
verdad me captura? Sin duda que no, ya que esta cap- están solos en el mundo”; el destino separado de los
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sentación inevitable del militante como “dogmático” o
entusiasmo; y en el arte, placer. Estas “afecciones de “terrorista”. Ahora bien, la a-sociabilidad se paga con
~1a verdad”, al mismo tiempo que señalan la entrada una constante restricción en cuanto a la persecución de
de alguien en una composición subjetiva, hacen va- los intereses, porque esta persecución está precisa-
nas -todas las consideraciones acerca de la renuncia. mente regulada por el juego social y por la cornu-
La experiencia lo muestra hasta el hartazgo. nicación. Aquí no se trata tanto de represión (aunque
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como de una discordancia insuperable, propiamente materia para unificar ficticiamente que aquella a la
ontológica f* entre la fidelidad post-acontecimiento y el cual la ética de las verdades le da consistencia. De ahi
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transcurso nonnal de las cosas; entre verdody saber. que el interés~desinteresado pueda ser representable
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- Por otro lado, es preciso reconocer que 'el “mí- ¦-
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ia' como interés a secas. Cuando este es el caso, no se
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sencia en' una fidelidad), es posible que, aun bajo la l cuencia, la percepción del interés-desinteresado como
regla del interes, la unidad ficticia se subordi-ne como interés a secas puede deshacerse, ser representable la
tal a un suj eto, al Inmortal, y no al animal socializado. escisión y el ascetismo estar a la orden del día, tanto
En el fondo, la posibilidad de ' que ningún como ala inversa: la tentación de ceder, de retirarse de
ascetismo sea requerido por la ética de las verdades, la composición subjetiva, de romper un amor porque un
deseo obsceno se impone; de traicionar una política por~
13. Cf Alain Badiou, I/Erre et Févénemem', op. cít. Un elemento
que se o ece el reposo del “servicio de los bienes”; de
¢0I}S1dBf†Hd0 por la opinión se toma siempre en un conjuntocons-
truible (que se deja aprehender por las clasificaciones). Mientras que reemplazar la exasperación científica por la carrera por
el mismo elemento, considerado a partir de un proceso de verdad se los créditos y los honores, o de regresar al academi-
torna en un conjunto genérico (grosso modo: escapando a todas las cismo bajo la fachada de una propaganda que denuncia
clasi caciones establecidas).
el carácter “superado” de las vanguardias.
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deseo de sí. El sujeto debe de alguna manera conti-
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nuar por sus propias fuerzas, ya sin la protección de
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las ambigüedades de la ccion representativa. Es el
punto propio de lo indecidible: este deseo del sujeto
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una vez en este punto, exime del valor. Uno se armará,
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v. EL PROBLEMA DEL MAL
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si puede, del optimismo de Lacan, cuando escribe: “E1
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deseo, lo que se llama el deseo [Lacan habla aquí de
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¦ .|¬¿±¿_. lo insabido subjetivo] basta para hacer que la vida no Subrayamos ya hasta qué punto la ideología ética con-
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'-`¬¿.'_- tenga sentido, si produce un cobarde.”.14 _ temporánea se enraíza en la evidencia consensual del
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iii. fi E Mal. Hemos invertido este juicio al determinar el pro-
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ceso a rmativo de las verdades como núcleo central,
tanto de la composición posible de un sujeto, como del
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advenimiento singular, para el “alguien” que entra en
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esta composición, de unaçética perseveronte.
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¿Quiere decir que es necesario recusar toda validez
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fa a la noción del Mal y desterrarla en bloque a su evi-
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dente, origen religioso?
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gún la cual habría una suerte de “derecho natural”
fundado, en último análisis, en la evidencia de lo que
14. Jacques Lacan, Écrfrs, Seuil, p. T82. perjudica al Hombre.
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debe ser considerado del mismo modo que sus compa- potencia vital, en declararla esencialmente inocente, en
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ñeros biológicos. Este masacrador sistemático persigue sí misma extranjera al Bien y al Mal. Su quimera es
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en los hormigueros gigantes que edificó intereses dei imaginar una sobre-humanidad devuelta a esta ino-
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supervivencia y satisfacción ni' más ni menos estima- cencia, una vez liberada de la tenebrosa empresa de ani-
bles que los de los topos o de las luciérnagas El animal quilamiento de la vida, llevada a cabo por la potente
humano ha probado ser el más taimado de los animales figura del Sacerdote. No, ninguna vida, ninguna poten-
'_- el más paciente, el más obstinadamente esclavo de lo; cia natural, podria estar más allá del Bien y del Mal.15
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deseos crueles de su propia potencia. Sobre todo supo
Es necesario decir que toda vida, incluyendo la del
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poner al servicio de su vida mortal la capacidad que le
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es propia, y que consiste en ubicarse sobre el trayecto Lo que hace surgir el Bien y, por vía de simple
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que el animal humano no depende “en sí” de ningún 15. Nietzsche, La Généalogie de la Morale. Éste es el libro mas
juicio de valor. Nietzsche, sin ninguna duda, tenía razon sistemático de Nietzsche, el que recapitula su crítica “vital” de los
valores.
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algún compromiso politico radical resulta incompatible _:-u así: sólo porque hay verdades, y en la medida en que
con todo principio de interés inmediato, me obliga a -_1_
existen los sujetos de estas verdades, existe el Mal.
evaluar la vida, mi vida de animal humano socializado, ` 0 también: el Mal, si existe, es un efecto desorde-
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según otro patrón que el de vida misma. Especialmente nado de la potencia de la verdad.
-Csi'n-r.1u›ITk';_`=1¦L'3,`Í*J_.'2;-L1_MI.f;L:,._ ;,'¬_"-
cuando, más allá de la evidencia dichosa o entusiasta de Pero, ¿existe el Mal?
la captura, se trata de saber si, y cómo, continúo en la
vía de la _desorganización vital, dotando así a la
desorganización primordial de una organización B. De la existencia del Mal
paradój ica segunda: la misma que hemos denominado
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“consistencia etica”. _ Puesto que rechazamos toda idea de un reconoci-
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'"_' _ Q-.±.;Íï_.;,'iT2;f¿,HT'¿'
Si existe el Mal, es necesario pensarlo a partir del miento consensual, o a priori, del Mal, la única linea
ji Bien. Sin la consideración del Bien y, en consecuencia, de pensamiento rigurosa seria definir el Mal en nues-
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de las verdades, no existe sino la inocencia cruel de la tro propio terreno; es decir, como una dimensión po-
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vida, que está más acá del Bien y del Mol. sible de un proceso de verdad. Y sólo después exa-
De modo que, por extraño que resulte, es absolu- minar las coincidencias entre los efectos esperados de
tamente necesario que el Mal sea una dimensión posible esta definición y los ejemplos “flagrantes” (los ejem-
delas verdades. Sobre este punto no nos contentaremos plos de opinión) del Mal historico o privado.
con la solución demasiado fácil del platonismo: el Mal I
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| Sin embargo, vamos a proceder de manera más in-
como simple ausencia de la verdad, el Mal como
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Otro de la suposición de un Absolutamente-Otro, los ,__vi'-
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Nx. histórica de un Mal radical-_ Es así como en 1956, para
monta (por lo menos) a Kant, su versión contemporánea ,_
i-_=-,_-
" ï3'1"¬L '_:-.í-'_-1'=_§¿-.'›:p_i-.|I_.-¢,.-¢' É-1119]Úmplü es por lo regular algo que debe repetirse o Saddam Hussein (en Irak) como respecto a Slobodan
imita_rse_ Tratándose del exterminio nazi, este ejemplifica l\/lilosevic (en Serbia). Pero, al mismo tiempo, se
el Mal radical cuya imitación o repetición debe impe- recuerda con insistencia que el extenninìo y los nazis
dirse a cualquier precio. O más precisamente: es aquello son únicos y que compararlos con cualquier otra cosa es
---1-_
cuya no-repetición cumple la función de norma para una profanación
¡i|||_'|¡š±'*-;w$'|._1n=¿_,-.'|›-_¡ '3.-¦_¿t.1.,_;-¿___.,-_.4'_V-_.',;_= todo juicio sobre las situaciones. Hay entonces una Esta paradoja es en realidad la del Mal radical mis-
“ejemplaridad” del crimen, ejemplaridad negativa. Sin mo (y, a decir verdad, de toda “puesta en trascenden-
embargo, la función normativa del ejemplo subsiste: el i
-1.1'-___¡r' -
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L-
uI.
i ”_..+we9
-¿__-->-¬¬._-_-i1,-¬_=__-
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.;«--|-_, _- ¬. .,
que el Dios de Lévinas es en la evaluación de la alteridad 1
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«''šä__;-i=1'.'.Ã-:_
en-'ã*rãf1.Iii :1Í›_".š'=-“r_f¦i¬.:;.±\-g=,§m`n_,:~_;¬ i.=;_~,_
juicio consensual de la opinión (juicio que se debe 14
pensamiento un “limite” infranqueable, ya que la reali-
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pre-estructurar por la suposición de un Mal radical), l
I dad de lo inimitable es la constante imitacion. A fuerza
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es preciso evidentemente abandonar el tema del Mal de ver a Hitler por todas partes, se olvida que ha muer-
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absoluto, de la medida sin medida. Este tema, como to, y que a nuestra vista pasa el advenimiento de nuevas
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el del Absolutamente-Otro, pertenece a la religión. singularidades del Mal.
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Sin embargo, no hay duda de que el _extern1inio de En realidad, pensar la singularidad del exterminio es
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! pensar, ante todo, la singularidad del nazismo como
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cuyo horror es tai que no sepuede, sin entrar en una .fet-f politica. Ése es todo el problema. Hitler pudo conducir el
repugnante sofística, dudar de que se trata, míreselo
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exterminio como una colosal operación militafizada por-
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exterminio. La mediocre categoria de “totalitarismo” se góricamente que el nazismo haya sido una política.
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pensamiento del Mal. Es preciso admitir la irreductibi- posible, luego necesario, el exterminio. Sin valor,
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lidad del exterminio (así como también la irreducti- porque es imposible pensar la política hasta el fin, si
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Pero, justamente, toda la cuestión reside en localizar cuyas categorías orgánicas, las prescripciones subje-
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esta singularidad. En el fondo, los defensores de la tivas, sean criminales:
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ideologia de los derechos del hombre intentan locali- 1
1 - Los partidarios de la “democracia de los derechos del
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zarla directamente en el Mal, conforme a sus objetivos hombre” gustan mucho, con Hanna Arendt, de definir la
de pura opinión. Hemos visto que esta tentativa de
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política como la escena del “ser-en-conj unto”. Apoyados
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yt- _ absolutización religiosa del Mal es incoherente. Es en esta de nición llegan a un callejón sin salida respecto
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I I ademas muy amenazante, como todo lo que opone al de la esencia política del nazismo. Pero tal definición es
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sólo un cuento de hadas, tanto más si el “ser-en-conj tinto” como tal. De manera que aun en el caso de este Mal que
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t-'ìí debe primeramente determinar -y esa es toda la cuog
llamamos no radical, sino extremo, la inteligibilidad de
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tión- el conjunto del que se trata. Nadie deseaba más que
su ser “subjetivo”, la cuestión de los “alguien” que pu-
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Hitler el ser-en-conjunto de los alemanes La categoría
dieron participar en su atroz ejecución como si cumplie-
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nazi de “judío” servía para nombrar el interior alemán el sen un deber, exigen que se los refiera a las dimensiones
espacio del ser-en-conjunto, por la construcción (arbi-
-P iiitrírisecas de los procesos de verdad política.
tfa a» P@I`0 prescriptiva) de un exterior que podía Podríamos también señalar que los sufrimientos
âco ïraïfe en el 11'1'f@1`Í0I`, de igual manera que la certeza subjetivos más intensos, que ponen realmente a la or-
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- anceses H supone que se persiga › aqui,
den del día lo que es “hacer el mal a alguien”, y que
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,_-|. ¿¡-_ ;_,¬¦.¡_, _ ¡_- .;'-¦:-_ -_ mismo a aquellos que caen bajo la categoría de “inmi_
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a menudo detenninan el suicidio o el asesinato, tie-
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nen por horizonte la existencia del proceso amoroso.
Una de las singularidades de la política nazi fue la
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sistencia de-la fidelidad a una fidelidad, o la máxima
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del “¡Continuar!”, es lo que intenta evitar el Mal qu@
Asi, el surgimiento con Haydn (obajo el nombre de
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_4:-.¬-i.¢¬|.-\".L_å,¦-4".,'¡†¿.1›,,- toda verdad singular hace p-o5ib1.;-¿_
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.| este “alguien”, Haydn) del estilo clasico, concierne a
Falta ligar estas tesis, hacerlas homogéneas a lo
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acontecimiento nombra el vacío en tanto que nombra síonero de Platón a la caverna, que es el retorno de
lo no sobz'do de la situación. _ una verdad a los saberes. Una verdad “agrieta” los sa-
Para tomar un ejemplo célebre, Marx provoca un beres, es heterogénea a ellos, pero es también la única
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'E acontecimiento en el pensamiento político en la me- 'tf
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fuente conocida de saberes novedosos. Diremos que
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dida en que designa, bajo el nombre de proletariado, .'21-4"
la verdad fuerza los saberes.
el vacío central de las sociedades burguesas inci-
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El verboforzar indica que, corno la ruptura es la po-
pientes. Pues el proletariado, sumido en la privación tencia de una verdad, sólo violentando los saberes
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total, ausente de la escena política, es aquello, alrede- establecidos y en circulación, ésta retorna a lo inme-
dor de lo cual se organiza la plenitud satisfecha del ' . ___
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diato de la situación, o bien reorganiza esta suerte de
reino de los propietarios de capitales. enciclopedia portátil de la que se extraen las opinio-
Por último, diremos que el caracter ontológico fun- ¿I _
nes, las comunicaciones y la sociabilidad. Si una
damental de un acontecimiento es el de inscribir, nom- verdad como tal jamás es comunicable, implica sin
brar, el vacio situado que es la razón por la cual' aquél I
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103
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De igual manera, el destino de las invenciones mate- D. Bosquejo de una teoria de! Moi
máticas más sorprendentes es el de figurar finalmente en
los manuales universitarios, servir incluso para reclum a 1. EZ simuíocro y el terror
nuestra “élite dirigente”, por la vía de los concursos de
admisión a las Grandes Escuelas. La eternidad producida Hemos visto que no toda “novedad” es un aconteci-
por las verdades matemáticas no es responsable de ello, miento. Es necesario que aquello convocado y nom-
como no sea por haber forzado los saberes así requeridos brado por el acontecimiento sea el vacío central de la
para hacerlos entrar en compromisos sociales; ésa es la situación, respecto del cual este acontecimiento es un
forma de su retorno a los intereses del animal humano; acontecimiento. La cuestión de la denominación es
_ De estas tres dimensiones de un proceso de verdad esencial, pero aquí no podemos presentar la teoría
-convocatoria, por el acontecimiento, del vacio de completaló Se comprenderáfácilmente, sin embargo,
una srtuación; incertidumbre de la de idad, y poten- que, dado que el acontecimiento tiene por ser el desa-
cia de forzaraierzto de los saberes por una verdad- parecer, puesto que es una suerte de suplemento fulmi-
depende el pensamiento del Mal. I nante que adviene a la situación, lo que se retiene en
Pues el Mal tiene tres nombres: ésta' y sirve de guía a la fidelidad es algo así como una
_ Imaginar que un acontecimiento convoca no al l
1 huella o un nombre en relación con el acontecimiento
vacio smc al pleno de la situación anterior es el Mal disipado. _
como simulacro o terror. - Cuando los nazis hablan de “revolución nacional-
-- Quebrantar una fidelidad es el Mal como .traición socialista”, toman prestada una denominación -“revo-
en sí-mismo del Inmortal que se es. ' lución”, “socialismo”- certificada por los grandes
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_-- ldentificar una verdad con una potencia total es acontecimientos políticos modernos (la Revolución de
el Mal como desastre. ' 1792 0 la Revolución bolchevique de 1917). Toda una
Terror, traicióny desastre son lo que la ética de las serie de rasgos quedan ligados por este préstamo y
verdades -y no la impotente moral de los derechos del resultan por 'él legitimados: la ruptura con el antiguo
hombre- intenta evitar, en la singularidad del apoyo en orden, el apoyo buscado en las asambleas de masas, el
una verdad en curso. Pero éstos son al mismo tiempo,
corno vamos a ver, posibles actualizados por el pro- 16. Cf Alain Badìou, L 'Etre er Févénemenr, op. cil. La teoría del
nombre del acontecimiento, por un lado, la de la lengua-stgeto, por
ceso mismo de una verdad. Es seguro, entonces, que no
el otro, es central en todo el libro. La segunda, en particular, es
hay Mal sino en tanto que procede un Bien. bastante delicada.
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singular, no por eso deja de apuntar a la universalidad. 17. Víctor Farías, Heidegger et le nozisme, Verdier, 1985. En este
Por el contrario, la ruptura sobrecogedora inducida -. -., ; -. i ,.
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libro, bastante anecdótico, se ve como Heidegger fue cautivo durante
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la sustancia comunitaria, de la cual el simulacro de I aquello cuya desaparición creaba, alrededor de la su-
acontecimiento asegura la promoción y dominación. puesta sustancia alemana promovida por el simulacro
La fidelidad a un simulacro, a diferencia de la fide- Il
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“revolución nacional-socialista”, un vacio suficiente
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lidad a un acontecimiento, regula su ruptura no según la _. para identificar la sustancia. La elección de este nom-
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.- lil 5! universalidad del vacío, sino según la pa1~ri¢u1a1~i¢1.ad 'É
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bre remite sin riinguna duda a su lazo evidente con el
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Íf'>1T_&da_ de un conjunto abstracto (los “Alemanes”, o los |
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universalismo, en particular con el universalismo revo-
_A1'1os ). Inevitablemerite, su ejercicio es el de construir lucionario; a aquello que, en suma, este nombre tenía
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fin este conj_urito, y para eso no hay otro medio que Ji
ya de vacío, es decir, conectado a la universalidad y
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_______ acer el vacio a su alrededor. El vacio, expulsado -por of lo eternidad de las verdades.. No obstante, en la
_ promocion a simulacro de un “acontecimiento- |
l medida en que sirvió para organizar el exterminio, el
sustancia”, retorna, con su universalidad, como lo que nombre de “judio” es una creación politica nazi, que
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debe efectuarse para que la sustancia sea. También -se no tiene ningún referente preexistente. Es un nombre
puede decir: lo que está dirigido “atodos” (y aquí “to- cuyo uso nadie puede compartir con los nazis y que
d0S'Í es forzosamente aquello que no pertenece a la sus- I
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supone el simulacro y la fidelidad al simulacro y, en
ïan ia comunitaria alemana, la cual no es un “todo”, sirio consecuencia, la singularidad absoluta del nazismo
äÍ1ma1gLm0S”' que ejerce su dominación sobre “todos”) es como política.
uerte, o esa fonna diferida de la muerte que es la Pero aun en este punto, es preciso reconocer que esta
esclavitud al servicio de la sustancia alemana. |
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política imita un proceso de verdad. Toda fidelidad a un
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Así, la fidelidad al simulacro (que exige a los “al- acontecimiento auténtico nombra a los adversarios de
glf110S” de la sustancia alemana sacrificios y compro- su perseverancia. Contrariamente a la ética consensual,
IT1_1SOS prolongados, puesto que tiene realmente la for- que pretende evitar la escisión, la ética de las verdades
Se de una fidelidad) tiene por contenido la guerra y es siempre más o -menos militante, combatiente. Pues .-H.
masacre. No se trata de los medios: es todo lo real su heterogeneidad a las opiniones y a los saberes esta-
de esa fidelidad. blecidos se-da concretamente en la lucha contra todo
".¡'¿.' ñ.-M.
_ En el caso del nazismo, el vacío retornó bajo un tipo de tentativas de interrupción, de corrupción, de re-
nombre privilegiado, el nombre de “judío”. Cierta- torno a los intereses inmediatos del animal humano, de
ìlïnlïe hubo otros: los gitanos, los enfermos mentales, J
sarcasmo y de represión contra el Inmortal que adviene
|
omosexuales, los comunistas... Pero el nombre I como sujeto- La ética de las verdades supone el reco-
“judio” fue el nombre de los nombres para designar 1
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nocimiento de estas tentativas y, en consecuencia, la
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operación singular que consiste en nombrar a los ene- 4- fiel a un simulacro intenta rodear su sup uesta sustan-
il migos. El simulacro “revolución nacional-socialista” cia, debe ser un vacío real, obtenido labrando en la
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indujo a tales denominaciones, en particular la de “ju-
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oscurantistas se presentan como simulacros de ciencias, 1
incomprensión durable de una demostración mar@
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y sus estragos son perceptibles. Y asi sucesivamente.
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Finalmente, nuestra primera defmición del Mal será J
C185@ bajo la presión de las exigencias del interés, o bajo
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f;¦ - ::;ÉE-¦- la siguiente: el Mal es el proceso de un simulacro de aquella, por el contrario, del imperativo de una novedad
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ti verdad. Es, en su esencia, terror dirigido a todos bajo i cil, en la continuidad subjetiva de la fidelidad, se da
- ïišâë un nombre inventado por él. _U11a rupttåra de la ficción por la cual yo sustento, como
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cas, en la medida en que este animal humano no con- 1'
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siga unificar a los dos en una ficción plausible de la - ¬-u±-±-
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ción del sujeto inducido por este proceso. Todo el
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me Éimïfïw (Y en Consecuencia yo me murmuro, puesto
mundo conoce los momentos de crisis de un amante, que jamas estoy libre de opiniones) que mi fidelidad bien
de desaliento de un investigador, de desánirno de un ¿ podria ser terror ejercido sobre mí mismo y que la fideli-
militante, de esterilidad de un artista. O también, la dad ala cual soy fiel se asemeja mucho, demasiado, a tal
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casos y, en el peor, un simulacro. _
una verdad. La traición no es una simple renuncia. -'..~:.~°-gi__ tii-`Í~`fï. †..¿_¬_,-.;
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ra-í;- De allí que la derrota de la ética de una verdad, en
Desgraciadamente, no se puede simplemente “renun.. 'P r
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el punto indecidible de una crisis, se presente como
ciar” a una verdad. La denegación en mi del Inmortal
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.-É:t-.;_.=_ traición.
es mucho más que un abandono; una cesación: siem- --;,_|...
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vuelvan “verdaderas” (o falsas). Son incapaces de
Se explica asi que los antiguos revolucionarios Í--:__ Í|
sean obligadosa declarar que estaban en el error y la _ ^f ferente a las opiniones» Pero éstas se vuelven otras.
locura; que un antiguo amante no comprenda más por ' K?
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En realidad, este punto es evidente. La lengua mate- y de ser juzgado en las comunicaciones entre anima-
matizada de la ciencia de ninguna manera es la len- les humanos. Pero como de todas maneras el men-
gua de las opiniones, incluidas las opiniones sobre la cionado lenguaje es incoherente y está abocadoal
ciencia. La lengua de una declaración de amor puede intercambio pragmático, esta vocación de totalidad
ser en apariencia muy banal (“te amo”, por ejemplo),
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'| poco importa. '
pero no es menos cierto que su potencia en-la situa- Por el contrario, tratándose de la lengua-sujeto
ción está enteramente sustraída al uso común de las (lengua del militante, del investigador, del artista, del
mismas palabras. La lengua del poema no es la del enarnorado...), que es el resultado de un proceso de
periodismo. -Y la lengua de la politica es a tal punto
J
verdad, la hipótesis de la potenciatotal tiene conse_-
singular, que el juicio de la opinión sobre ella es que cuencias de una naturaleza totalmente distinta.
es “lenguaraz para no decir nada”. En primer lugar, se supone que la totalidad de la si-
Pero lo que nos interesa es que la potencia de una tuación objetiva se deja disponer en la coherencia
verdad con respecto de las opiniones es forzar a las particular de una verdad subjetiva.
denominaciones pragmáticas (la lengua de la situación En segundo lugar, se supone que es posible ani-
objetiva) a doblegarse y deformarse' al contacto con la gaiíar a la opinión. En efecto, si la lengua-sujeto tie-
lengua-suj eto. Es esto y nada más lo que cambia los ne la misma extensión que el lenguaje de la situación,
códigos establecidos de la comunicación, bajo los efec- si de todas las cosas se puede pronunciar lo verda-
tos de una verdad.. = dero, entonces ya no se trata de una simple defor-
Podemos definir ahora lo que sería una potencia mación en los usos pragmáticos y comunicativos que
total de la verdad: seria una potencia total de la manifiestan la potencia de una verdad, sino de la
lengua-sujeto. O sea, la capacidad de nombrar y eva- autoridad absoluta de la denominación verídica.. En
luar todos los elementos de la situación objetiva a consecuencia, una verdad forzará un puro y simple
partir del proceso de verdad. Endurecida y dogma- reemplazo del lenguaje de la situación por la lengua-
tizada (o “enceguecida”), la lengua-sujeto pretendería sujeto. Lo que puede decirse asi: el Inmortal se reali-
poder nombrar, a partir de sus propios axiomas, la zará como negación integral del animal humano que
totalidad de lo real -y asi transformar el mundo. lo sustenta. _
Los poderes de la lengua de la situación no tienen Cuando Nietzsche se propone “partir en dos la his-
t
en si mismos restricción: todo elemento es suscepti- l
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toria del mundo”, dinarnitando al nihilismo cristiano y
ble de ser nombrado a partir de un interes cualquiera
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generalimdo el gran “sí” dionisiaco a la Vida; o cuando
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que se esfuerzan por hacer justicia a un pensamiento, prendido a los simulacros), de valor (no ceder) y de re-
cualquiera que este sea. serva (no dirigirse a los extremos de la Totalidad).
Despues esbozarnos la reconstrucción de un con- La ética de las verdades no se propone ni someter
cepto admisible de la ética, que subordine su máxima al mundo al reino abstracto de un Derecho, ni luchar
al devenir de las verdades. Esta máxima, en su forma
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contra un Mal exterior y radical. A1 contrario, inten-
general, dice: “¡Continuar!”. Continuar siendo ese ta, por su .propia fidelidad a las verdades, contrarres-
“alguien”, un animal humano como los otros que, sin tar el Mal -del cual ha reconocido que es el anverso
embargo, se encontró. capturado y desplazado por el o la faz oscura de esas verdades.
proceso acontecimiental de una verdad. Continuar \
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