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J. ALVAREZ
PROYECTO GDB
2
LOBANO J. ALVAREZ
PREFACIO
Los lobanos son una raza de semidioses que en un principio solo tenían la
tarea de proteger el bosque, pero debido a su gran destreza, capacidad de
adaptabilidad y entendimiento, se les encomendó el propósito de mantener el
orden y la estabilidad en el mundo de la segunda todopoderosa. Por mucho
tiempo estos seres lograron cumplir a cabalidad con su misión, pero la
permanente intromisión de una raza fuera de lo común causo graves estragos
en el orden jerárquico mundial, si bien los lobanos consiguieron por algunos
miles de años aplacar esta amenaza, lo cierto era que no podían detener su
evolución, hasta llegar al punto de ser desplazados por aquellas criaturas que
habían evolucionado de un primate y que a pesar de ser frágiles e ignorantes,
lograron darle al mundo un curso a su favor.
incluso las que alguna vez fueron las más importantes, si bien es cierto que los
lobanos de una u otra manera lograron adaptarse al nuevo mundo que se les
presentaba, su supremacía era cosa de un pasado que se fue enterrando junto
con el deseo de dominar nuevamente, y se durmió la esperanza de los días
gentiles para los hijos de la diosa que descansa en la luna.
CAPITULO DE INTRODUCCIÓN
EDÉN EN SANGRE
Encontrar un lugar al que pertenecer es algo muy complicado que quizás solo
lo puedas localizar en otro mundo, meditaba el lobano mientras disfrutaba
casando una Aracne, el insecto más grande y peligroso que existía en el
mundo: con su tremenda velocidad despistaba y hacia errar al arácnido que se
desesperaba y caía en cada trampa que le dejaban dentro de su propia
madriguera, hasta llegar al punto de quedar inmovilizada. Esto fue
aprovechado por el joven lobano, que no dudo en cortar las ocho patas de su
presa, que se desplomo rápidamente mientras recibía el golpe de gracia. Una
vez terminado el trabajo, el cazador fue abordado por un mensajero que venia
con noticias desde el centro del mundo, es decir, del hombre que le dio una
vida realmente excitante para él, por eso escucho con cuidado las
instrucciones, con las cuales se entero que podía abandonar Nueva Lobania, el
ultimo bastión de su raza, para recorrer el mundo, su sueño más deseado, pero
a cambio de esto, debía realizar algunas misiones anónimas. La respuesta no
se dejo esperar y el lobano se embarco por primera vez, después de tres años
de duro entrenamiento, hacia tierras humanas.
El tiempo pasó y una verdadera misión llego a manos del joven lobano, que
rápidamente armo sus cosas y esta vez se embarco muy lejos, hacia el Edén,
donde debía investigar a una supuesta organización anti-social, involucrada en
el robo de un artículo muy valioso. La primera parte del trabajo consistía en
infiltrarse en el Edén por el Ianua, que era una suerte de gran manto protector
del continente legendario: la tarea no era tan simple pues la seguridad era
realmente buena, no se les pasaba nada, incluso la vestimenta de las personas
que entraban y salían era fiscalizada. El lobano pudo haber entrado con una
orden emanada por su jefe, pero eso podría llamar la atención de aquella
organización, de la cual no se tenía ningún conocimiento y por lo tanto, no se
sabía que tanta influencia poseía; aquí entra una de las artes lobanas, la que
consistía entre otras cosas en poder ocultarse como el mejor cazador hasta
encontrar el momento de abordad uno de los navíos que llegaban hasta la
región de Veocipe, ahí las cosas serian más fáciles y podría moverse con
facilidad.
Tal y como estaba planeado, el lobano llego sin dificultad a Veocipe, la tierra
de la música y se entrevisto con la diosa Vesper, soberana de esa región, ella
le dio pistas sobre su misión pero también le dejo claro que no era un juego de
niños, eso quería decir que en cualquier momento sus manos se podrían
manchar no solo con sangre sino con el peso de la realidad, que puede destruir
los sueños del más noble ser. Pese a las advertencias, el joven y engreído hijo
de la luna siguió adelante en su investigación, pues para él no existía rival
infranqueable y no habría organización que pudiera detener a su jefe mientras
él existiera; ese era el pensamiento que rondaba en su mente por aquel
entonces.
Siguiendo las pistas entregadas por cada persona con la cual tuvo contacto,
logro llegar a la conclusión de que quienes robaron el objeto aun continuaban
en el continente, por lo tanto, se lanzo a la cacería. El paradero de su presa,
como llamaba a los ladrones, fue muy fácil de hallar, pues en el continente
solo existía una parte en donde no había vías de comunicación ni bases
militares, ese lugar era el Caligatus, donde nunca se ve sol. Lo difícil seria
llegar hasta halla, puesto que el Edén era un enorme archipiélago donde todo
funcionaba en base a la navegación y no habían muchos marinos dispuestos a
ir, y los que se atrevían exigían un enorme pago por el viaje, ya que no
sacrificarían su vida por nada; esta situación en vez de incomodar al viajero le
dio una tremenda idea: para llegar al Caligatus se necesitaba de un navío, por
lo tanto es probable que hayan usado uno de los que había en el puerto, pues
estaba prohibido traer naves desde fuera del continente, así que lo que debía
hacer era consultar por los últimos viajes realizados hacia dicho territorio. Una
gran decepción se llevo el joven lobano al no obtener información útil de
ningún marino, eso era quizás, por las sospechas que levantaba entre aquellos
hombres de mar, de todas formas no todo estaba perdido, “no creo que sea tan
difícil extorsionar a uno de estos hombres”, pensó, y con esa misma
determinación actuó y al cabo de interrogar rudamente a un marinero surgió
un nombre y hasta ese nombre llego. Complicado fue hacer que hablara y más
complicado fue lograr que lo llevaran donde el quería, pero parece que al final
nadie se resiste al ver las espadas gemelas del lobano desfundadas y unos
profundos ojos color purpura que no demuestran piedad por ninguna parte.
En cuanto hizo contacto con tierra firme, una fuerte sensación de obscuridad y
miedo rodeo al lobano, para peor el marino al que obligo para que lo llevara
hacia esos hostiles territorios huyo una vez que éste se bajo de la nave.
Mientras se adentraba en una densa niebla, muchas presencias brotaron en las
sombras, presencias que no hacían más que observar al osado intruso, que
caminaba entre ellos imponiendo temor con sus amenazantes ojos; ya bien
adentrado en la obscura región, el cazador se percata de que dejo un cabo
suelto, y comenzó a recapitular, llegando a tres posibles conclusiones: la
primera consistía en que sus presas pudieran estar muertas, pues alguien
común no lograría pasar por esa región; la segunda era que los ladrones no se
atrevieron a ir a esas tierras, ya que es bien sabido que es un lugar de
perdición; y la tercera opción era que los ladrones no eran cualquier persona, y
podrían estar esperándolo con algunas trampas si sabían de él.
Lamentablemente para el lobano resulto ser que era la última opción, puesto
que sus instintos lo llevaron hasta una cueva obscura y pequeña donde fue
emboscado por cuatro tipos que se veían muy rudos, siendo el cazador el que
queda acorralado. Un solo intento le vasto al lobano para darse cuenta que
salir sin pelear era imposible, ya que el pequeño espacio en donde se
encontraba imposibilitaba moverse libremente, de todos modos el orgulloso
lobano no tenia planeado huir, menos cuando se trataba de “simples simios”
como el llamaba a los humanos.
- ¿Qué harás ahora?- pregunto el que parecía ser el líder del grupo- parece ser
que no tienes salida, pero dime ¿como fue que llegaste hasta nosotros?
Una riza algo delirante salió del joven lobano, quien solo se quedo mirando el
suelo de la cueva, probablemente pensando en una solución, ya que no es de
- mmm… ¿la organización que nos contrato?, ya veo, parece que sabes
bastante, supongo que no eres cualquier persona, ¿dime quien eres y quien te
ha enviado?- pregunto el líder, que parecía ser un tipo bastante instruido y no
un bruto simio, como se lo imagino el lobano.
- ¡que quien soy y quien me ha enviado!- exclamo con fuerza el lobano- bien
les diré, soy Dave Munsaid y quien me envía es nada menos que Nithius
Munsaid, el gran líder de la Orden del Balance, supongo que lo ubican.
Esas palabras combinadas con los feroces ojos purpuras que se escondían
entre el largo y negro cabello del lobano causaron pánico en la banda de
ladrones, que hace poco se veían tan relajados, solo su líder mantuvo la
compostura y fue capaz de seguir interrogando a quien decía llamarse Dave
Munsaid.
- te equivocas, no soy hijo de Nith, solo somos parientes, y no tienes por que
sentir lastima, porque un humano jamás estará al nivel de un lobano y menos
de mi- dijo Dave y luego se precipitó contra sus enemigos.
Asombroso fue el despliegue del lobano que pese a estar acorralado ataco con
gran agilidad a los enemigos, sin embargo no pudo derribar a ninguno pues
combinaban sus movimientos de tal manera que cada golpe que se les lanzaba
era rechazado, dejando en claro que la batalla se decidiría con la
- no tengo planeado perder- dijo Dave y luego agrego- aunque tenga que hacer
eso.
- mmm… eres muy joven aun, pero que se puede hacer con un lobano
obstinado, de todos modos no te preocupes, no te daré el golpe de gracia,
porque me daría lastima matar una especie en peligro de extinción- fueron las
palabras del líder, único sobreviviente de la banda de ladrones, mientras se
retiraba tranquilamente de la cueva. En tanto Dave se arrastraba entre la
sangre y los cuerpos de los bandidos caídos, intentando seguir al enemigo que
sabía ya no podría capturar.
-Que lastima que un lobano muera tan joven, pero se lo hice saber- decía la
diosa Vesper desde su santuario y agrego- parece que Nithius Munsaid me
deberá otro favor…