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Karl Schmidt

El concepto de lo político
El concepto de Estado presupone el de “político”, y el Estado es definido como
elstatus político de un pueblo organizado sobre un territorio delimitado. Pero, esta
definición del estado es tan solo descriptiva y sin esencia. En general, el término
político nunca se encuentra independiente, y es asimilado a estatal, o al menos
referido al estado. El autor dice que se puede llegar a una definición de lo político solo
mediante el descubrimiento y fijación de una distinción específica a la cual sea posible
referir las acciones y los motivos políticos. Esa distinción es la distinción de “amigo y
enemigo”, en la medida en que no es derivable de otros criterios, ella corresponde,
para la política, a los criterios relativamente autónomos de otras concepciones: bueno
y malo para la moral, bello y feo para la estética, etc. El significado de la distinción de
amigo – enemigo es el de indicar el extremo grado de intensidad de una unión o de
unaseparación, que puede subsistir teórica y prácticamente sin que, al mismo tiempo,
deban ser empleadas otras distinciones morales, estéticas, económicas, etc., pues no
hay necesidad de que el enemigo político sea moralmente malo o estéticamente
feo, “el enemigo es simplemente el otro que está en contra de mi posición“. El
enemigo político es un conjunto de hombres que combate, al menos virtualmente, o sea
sobre una posibilidad real, y que se contrapone a otro agrupamiento humano del mismo
género. Enemigo es sólo el enemigo público, puesto que todo lo que se refiere a
semejante agrupamiento, y en particular a un pueblo íntegro, deviene por ello mismo
público. Esta relación tiene las siguientes características:
Sentido Polémico. Todos los términos y expresiones políticas poseen un
sentidopolémico, tienen presente una conflictividad concreta cuya consecuencia
extrema es el agrupamiento en la polaridad amigo-enemigo.
Sentido Político-Partidario. En el uso de la polémica cotidiana en el interior del
estado, político es hoy usado a menudo en el mismo sentido que político-partidario, la
inevitable carencia de objetividad de todas las decisiones políticas.
La eventualidad en términos reales de lucha. La guerra es un presupuesto siempre
presente como posibilidad real y que determina de modo particular el pensamiento y
la acción del hombre, provocando así un comportamiento político.
El grado de Intensidad. Todo enfrentamiento puede extraer su fuerza de los más
diversos sectores de la vida humana, de contraposiciones religiosas, económicas,
morales, etc., pero es verdaderamente político si es lo bastante fuerte como para
reagrupar a los hombres entre amigos y enemigos. El grado de intensidad es el que
imprime el carácter político.
El criterio amigo-enemigo como distinción específica del concepto de “lo político”
La diferencia nosotros-ellos establece un principio de oposición y complementariedad.
La oposición o antagonismo de la relación amigo–enemigo se establece si y sólo si el
enemigo es considerado público (hostis). “Enemigo es sólo un conjunto de hombres
que siquiera eventualmente, de acuerdo con una posibilidad real se
oponecombativamente a otro conjunto análogo. Sólo es enemigo el
enemigo público, pues todo cuanto hace referencia a un conjunto tal de personas,
o en términos más precisos a un pueblo entero, adquiere eo ipso carácter público”
Al construir Schmitt el criterio amigo-enemigo como forma esencial del concepto de lo
político y desentrañar lo político del terreno estatal, permite abandonar la idea
de referir lo político únicamente a las arenas institucionales. Si lo político ha
dejado de referirse a un espacio para ubicarse en una relación de oposición, significa
que toda relación está sujeta a ser politizable, con lo cual lo político adquiere las
características de estar presente en varios sitios a la vez y de habitar en diversos
territorios. El enemigo permite la identificación de la violencia, el reconocimiento del
peligro y por lo tanto la posibilidad de la defensa, de la protección y de la
tranquilidad. El reconocimiento del otro, del extranjero, del enemigo, permite la
construcción de la identidad política.
El liberalismo es incapaz de crear una verdadera teoría del Estado, pues lo que en
la ideología liberal encontramos es “una política liberal, en el sentido de una
contrapuesta polémica a las limitaciones estatales, eclesiásticas o de cualquier
otro género impuestas a la libertad individual, lo que genera ciertamente una
cierta política comercial, eclesiástica, educativa o cultural. Pero lo que no hay es
una política liberal de carácter general, sino siempre únicamente una crítica liberal
de la política”. ”Todo individualismo consecuente conduce desde luego a una práctica
política, la de la desconfianza contra todo poder político y forma del Estado
imaginable, pero nunca a una teoría positiva propia del Estado y de la política”
Pero al liberalismo, además, se le puede objetar que se ocupa básicamente, no de
cuestiones políticas (Estado), y sí de temas éticos (espiritualidad) y económicos
(negocios), cuya consecuencia es la aparición de conceptos “desmilitarizados y
despolitizados”. Así el concepto político de la lucha se transforma en el pensamiento
liberal, por el lado económico, en competencia, y por el otro,
el espiritual, endiscusión.
Desde estos supuestos el liberalismo trata de:
a) Someter la vida política y el Estado al control y regulación de las normas y al
“orden” moral, jurídico y económico.
b) Reducir el Estado a un instrumento de la sociedad, cuya función sería asegurar
las “condiciones de la libertad” eliminando los obstáculos que puedan perturbarla.
Resultado de todo ello sería la desnaturalización de las categorías y conceptos
fundamentales de la política, disolviéndolos en conceptos éticos y económicos, y la
afirmación de la autonomía de la moral, de la ciencia y de la economía.
La triple raíz del antiliberalismo. 1_ Schmitt no puede aceptar el planteamiento
liberal de la política, pues, excluye cualquier influencia de lo teológico-religioso sobre
lo político. 2_ Schmitt consideraba que el liberalismo no podría organizar nunca la
política alemana por ser una fuerza foránea. Mientras que para las potencias
vencedoras de la Gran Guerra el liberalismo contribuyó a forjar la nación, para
Alemania esta ideología sólo representó la ‘posibilidad de disolver el Estado’. 3_ El
liberalismo esconde los motivos verdaderos de la política internacional. Aquí las
críticas se dirigen contra el Tratado de Versalles que, con un discurso condenatorio
de la fuerza y de la guerra, ‘preveía bloqueos de alimentos hasta la hambruna.
Es importante destacar el concepto de Estado; el mismo, es una unidad decisiva que
depende de su carácter político, pues si esta existe es una unidad Suprema. En verdad
no existe ninguna `sociedad o `asociación política, sino sólo una unidad política, una
`comunidad política. Para poder comprender este concepto es fundamental recordar,
que lo esencial en lo político se basa en la relación amigo-enemigo. Así, el Estado,
mientras exista, debe decidir sobre la distinción de la mencionada relación,
puesto que de lo contrario, si carece de la capacidad de establecer dicha
diferencia deja de existir políticamente.
Al respecto podemos advertir que para nuestro autor el Estado es
una unidad políticadominante, la cual se evidencia cuando menciona que “Al Estado,
en cuanto unidad substancialmente política, le compete el jus belli, o sea la
posibilidad de determinar al enemigo y combatirlo en casos concretos y por la fuerza
de una decisión propia”. Así el Estado, como unidad política decisiva, ha concentrado
en sus manos una atribución inmensa: la posibilidad de hacer la guerra y por
consiguiente a menudo de disponer de la vida de los hombres.
Dice Schmitt que el origen de las doctrinas neutralizadoras, liberalismo y anarquismo,
de lo propiamente político tiene su génesis en la concepción de que el hombre, en su
naturaleza, es bueno; que las verdaderas doctrinas políticas conciben al hombre no
como bueno o como malo, sino así: “el hombre tiene una inclinación irresistible a
deslizarse desde la codicia hasta la maldad si nada se le opone…”. Es decir, una
concepción teórica política concibe al hombre solamente como peligroso, sin
atribuir juicios de valor. Así en la medida en que el liberalismo, objeto de la crítica
de Schmitt, califica a los otros de violentos, alteradores de la paz, etc., no hace más
que reafirmar esa distinción: nosotros humanistas, ustedes violentos. Por último, al
asociar al liberalismo con el imperialismo económico nos dice que los liberales sólo
califican como los otros a quienes por su condición de explotados u oprimidos no
cuentan con los medios económicos “pacíficos” de defensa o incluso con los medios
jurídicos, y tomando la decisión política de luchar en contra de aquellos tienen que
hacerlo de un modo “extraeconómico” o “extrajurídico”. Es pues el liberalismo un
medio para encubrir el domino político, cultural y, principalmente
económico,tratando de neutralizar en la construcción teórica y el la práctica
discursiva aquella distinción política de la que forman parte.

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