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antropología e historia en el siglo XIX

Author(s): héctor díaz-polanco


Source: Boletín de Antropología Americana, No. 7 (julio 1983), pp. 115-142
Published by: Pan American Institute of Geography and History
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40977031
Accessed: 31-05-2018 00:22 UTC

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héctor díaz-polanco

antropología e historia en el siglo XIX

Introducción Más aún, la situación histórica que incuba la pers-


pectiva evolucionista impide, al mismo tiempo,
que ésta pueda reinar soberanamente como la úni-
La antropología, con las características y contor-
ca interpretación de los fenómenos sociohistóricos
nos modernos que les son propios, surge estricta-
y sustente un proyecto político indiscutido. Exa-
mente hablando en el siglo XIX. En esta centuria
minemos estos puntos con más detalle.
delimita gradualmente su objeto, define un campo
Efectivamente, en primer lugar, se debe tener
de interés, desarrolla un -enfoque teórico y adopta
en cuenta que el evolucionismo es, en realidad, un
procedimientos analíticos que la marcarán profun-
eslabón de la larga cadena que constituye el pensa-
damente.
miento social moderno, la cual se inicia netamente
En ese proceso la antropología adquiere su silue-
a principios del siglo XIX y continúa hasta nuestros
ta propia, alcanza cierto prestigio y respetabilidad
días, acompañando en su desarrollo a una clase
profesional e incluso llega a transponer los muros
incipiente y pujante al principio, y cada vez más
universitarios, convirtiéndose -de la mano de E.B.
afirmada en su dominio económico y sociopol ítico
Tylor- en una disciplina académica. El enfoque
(sobre todo a partir de 1 850) a medida que avanza
que identificará el pensamiento antropológico mo-
la centuria: la burguesía. A fin de comprender ca-
derno en sus inicios es globalmente denominado
balmente el significado de los postulados propia-
evolucionismo. Este cristalizará en los primeros
mente evolucionistas es preciso, por lo tanto, pres-
lustros que corren a partir de la segunda mitad del
tar cierta atención a determinados planteamientos
pasado siglo e imperará durante lo que resta del
antecedentes que prefiguran algunos de los tópicos
mismo, permeando las ideas de la época, especial-
evolucionistas (v. gr.y el análisis de fase o estadios)
mente en los países de Europa Occidental.
y nos retrotraen a una atmósfera intelectual que se
Pero el pensamiento evolucionista no es la conse-
fue creando en las sociedades centrales de aquel
cuencia de una repentina explosión o estructuración
tiempo. Así, pues, el estudio de la corriente evolu-
de ideas alrededor de ciertos principios o postula-
cionista nos conduce, en la práctica, a examinar
dos que revisten una originalidad radical; tampoco
todo el siglo XIX.
surge con absoluta independencia de ciertas condi-
Ahora bien, en segundo lugar, el examen de los
ciones sociales, políticas y económicas específicas.
prejuicios, ideas o creencias de una época debe ir
acompañado de un esfuerzo por entender las situa-
ciones históricas concretas que favorecen el naci-
* El presente texto forma parte de la obra que sobre el
tema elabora el autor en el Centro de Investigación pa- miento y desarrollo de los primeros. Se puede estu-
ra la Integración Social (CUS). Se trata de la Introduc- diar la lógica, la dinámica y la consistencia internas
ción y los capítulos I y II de la Primera Parte. de una teoría o corriente de pensamiento, ponien-

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116 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA #7 JULIO 1983

do entre paréntesis aquellas condiciones históricas


impedidas de revertir y reactuar sobre las condicio-
particulares con las cuales está relacionado nes materiales.1
el enfo-Esta influencia de las ideas sobre
que de que se trata. De hecho, con frecuencia los fenómenos sociales debe tenerse en cuenta sin
este
tipo de ejercicio es practicado. Pero esenclaro
caer que de exagerar el papel cumplido
la tentación
esta manera de escudriñar en una concepción por concepcionesteó-como la evolucionista, la funcio-
rica supone, antes que nada, renunciar nalista,en
etc.,alguna
en el curso de los acontecimientos his-
medida a entender ciertas características valiosas tóricos; en tal sentido, la actitud más saludable con-
del objeto mismo del análisis. Por ese camino, ade- siste en admitir, al menos por lo que a nuestro
más, se hace preciso bloquear el conocimiento de asunto respecta, que el papel realizado por las con-
la génesis de la teoría, las condiciones que le dan cepciones antropológicas, particularmente durante
su fuerza durante determinado lapso, y las que la el siglo XIX, fue más bien modesto y secundario.
socavan, debilitan y derrumban, finalmente, al cam- Considerando las precauciones indicadas, y a
biar precisamente la situación histórica. falta de estudios más detallados que desentrañen
Desde luego, el intento de relacionar a cada teo- relaciones más estrechas, la prudencia aconseja li-
ría con el respectivo medio histórico que genera la mitar la tarea por ahora a la especificación de los
posibilidad de su aparición, solamente puede soste- fenómenos históricos que acompañan el surgimien-
nerse después de desechar el punto de vista de que to de los sistemas teóricos, examinando sus víncu-
las "ideas" son capaces, por sí mismas, de generar los orgánicos y estructurales más generales. De este
ideas. modo, los fenómenos sociales, políticos y econó-
Este postulado, que a menudo sigue operando micos, constituyen los factores que permiten com-
aún después de ser rechazado explícitamente, debe prender la "atmósfera" general en que se conforman
ser sustituido firmemente por el que sostiene que los sistemas teóricos. Así, por lo menos, el marco
son condiciones históricas concretas (económicas, histórico hace posible establecer la racionalidad
sociales, políticas, culturales, etc.) las que hacen particular de la teoría respectiva y, por ello, los lí-
posible la aparición de ciertas "ideas" concatena- mites fuera de los cuales el surgimiento de la misma
das, las cuales tienden a organizarse en sistemas habría carecido de significado o valor histórico, en
teóricos más o menos conformados. De otro modo, el sentido "orgánico" indicado por A. Gramsci.2
las teorías sociales pueden aparecer como una ca-
dena de concepciones que se van sucediendo bajo 1. En una carta a J. Block (21 de septiembre de 1890) es-
el impulso exclusivo de una búsqueda del "perfec- cribe Engels: "La situación económica es Ta base, pero las
cionamiento" paulatino del conocimiento científi- diversas partes de la superestructura -las formas políticas
de la lucha de clases y sus consecuencias, las constitucio-
co, al margen de los cambios que ocurren en la socie-
nes establecidas por la clase victoriosa después de ganar la
dad. Sin embargo, no es infrecuente que el partir batalla, etc.- las formas jurídicas -y en consecuencia in-
del estudio de las transformaciones sociohistórcias clusive los reflejos de todas esas luchas reales en los cere-
permita una mayor comprensión de las modifica- bros de los combatientes: teorías políticas, jurídicas, ideas
ciones y rupturas teóricas, que los más finos análisis religiosas y su desarrollo ulterior hasta convertirse en siste-
ma de dogmas- también ejercen su influencia sobre el
de la consistencia y las debilidades internas de los
curso de las luchas históricas y en muchos casos prepon-
sistemas de ¡deas. deran en la determinación de su forma". En otra carta di-
No obstante, se debe ser sumamente cauteloso rigida a Mehring, fechada el 14 de julio de 1 893, el mismo
a la hora de vincular los fenómenos sociales con- autor se refiere a "la fatua noción de los ideólogos, de que
cretos con las concepciones teóricas, pues las rela- porque les negamos un desarrollo histórico independiente
a las diversas esferas de la cultura que desempeñan un
ciones entre ambas esferas no son de ninguna ma-
papel en la historia, también les negamos todo efecto
nera mecánicas. El proceso de constitución de di- sobre la historia. El fundamento de esto es la concepción
chas teorías es demasiado complejo para intentar corriente, no dialéctica de causa y efecto como polos
establecer relaciones estrictamente puntuales con opuestos rígidos, desatendiendo totalmente a su interac-
las situaciones socioeconómicas y políticas. Por una ción; esos señores olvidan con frecuencia y casi delibera-
damente que una vez que un elemento histórico ha sido
parte, debe evitarse la interpretación retrospectiva traído al mundo por otros elementos, en última instancia
que convierte el nacimiento de la teoría práctica- por hechos económicos, reactúa también a su vez y puede
mente en un fenómeno fatal o necesario. Por otra reactuar sobre su medio e incluso sobre sus propias cau-
sas. . ." Cf., Marx-Engels, Correspondencia, Ediciones de
parte, hay que obviar la postulación de direcciones
Cultura Popular, México, 1977.
causales simples y unilaterales, pues ni las ideas son 2. Gramsci reflexionó sobre la conveniencia de discernir
un reflejo directo de condiciones materiales particu- los sistemas de pensamiento puramente "individuales" de
lares ni las concepciones teóricas, una vez consti- aquellos que revestían un "valor histórico". En tal senti-
tuidas, como recordó reiteradamente Engels, están do escribió: "Muchas investigaciones y muchos estudios

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ANTROPOLOGIA E HISTORIA EN EL SIGLO XIX 117

Siguiendo ese procedimiento, la/70 inocencia, el


vínculo del pensamiento social con ciertas condi-
ciones o "ambientes" históricos, puede ponerse de
relieve. Al menos se puede establecer que bajo el
influjo de ciertos procesos específicos, en el pen-
samiento social se generan al mismo tiempo (con
el ritmo y la concomitancia que puede esperarse
de los fenómenos superestructurales) sistemas teó-
ricos más o menos unificados que tienden a modi-
ficarse con rapidez o lentitud similar con que se
transforman las condiciones históricas generales. De
tal forma, se puede entender no solamente por qué
surge el evolucionismo como una poderosa corrien-
te en la segunda mitad del siglo XIX, sino además
por qué cae posteriormente en el descrédito bajo
una crítica cruzada que proviene de diversas fuentes,
para -asombrosamente, a primera vista- levantar-
se de nuevo, aunque bajo modalidades distintas, al
comenzar la segunda mitad del siglo XX.

acerca de la significación histórica de las varias filosofías


son completamente estériles y arbitrarios porque no se
tiene en cuenta el hecho de que muchos sistemas filosó-
ficos son expresiones puramente (o casi puramente) indi-
viduales, y que la parte de ellos que puede llamarse histó-
rica es a menudo mínima y está sumergida por un com-
plejo de abstracciones de origen puramente racional izador
y abstracto. Puede decirse que el valor histórico de una
filosofía es 'calculable1 a partir de la eficacia práctica que De lo dicho se deduce, entonces, que la conside-
ha conquistado (y 'práctica' debe entenderse en sentido
amplio). Si es verdad que una filosofía es expresión de ración de los diversos períodos históricos permite
una sociedad tendría que reaccionar sobre la sociedad, establecer ciertas raíces estructurales y orgánicas no
determinar ciertos efectos positivos y negativos; la medidasólo del evolucionismo, desde luego, sino también
en la cual reacciona es precisamente la medida de su alcan-de sistemas teóricos anteriores (como el positivis-
ce histórico, de no ser 'elucubración1 individual, sino 'he-
mo, por ejemplo) y posteriores a aquél (como el
cho histórico' ". Antonio Gramsci, Antología (Selección,
traducción y notas de Manuel Sacristán), Siglo XXI, Ma- funcionalismo, el culturismo, etc.). En el contexto
drid, 1974, pág. 275. Ahora bien, ¿cuál es el carácter de histórico, el abandono del evolucionismo y su
esta reacción "práctica"? El mismo autor precisa esta cues-sustitución por otros enfoques (v. gr., el funciona-
tión al proponer una distinción entre las ideologías "orgá-
lismo) no aparece ya como el resultado de un
nicas" (históricamente necesarias) y las "arbitrarias" (ra-
"ascenso" hacia una perspectiva más "adecuada" o
cionalistas). Dice: "Por tanto, hay que distinguir entre
ideologías históricamente orgánicas, que son necesariasmás "científica", que supera los "defectos" teóri-
para una cierta estructura, e ideologías arbitrarias, racio-cos del primero (como a menudo pretenden apolo-
nalistas, 'queridas'. En cuanto históricamente necesarias, géticamente ciertos antropólogos), sino como la
tienen una validez que es validez 'psicológica': organizan
consecuencia de la constitución de nuevos sistemas
las masas humanas, forman el terreno en el cual los hom-
bres se mueven, adquieren consciência de su posición, lu- teóricos que responden, aunque no mecánicamente,
chan, etc. En cuanto 'arbitrarias', no crean más que 'mo-a diferentes condiciones socioeconómicas y polí-
vimientos' individuales, polémicas, etc. (tampoco éstas ticas.3 En suma, lo que resulta inadecuado y lo
son completamente inútiles, porque son como el error que
se contrapone a la verdad y la consolida)." Ibidem, pág.
364. Así, pues, es claro que no es posible reconocer el al- 3. Gramsci insistió en la necesidad de enfocar histórica-
cance histórico o la naturaleza orgánica de una concep- mente tanto la vigencia como la caducidad de los sistemas
ción, sin prestar atención a las condiciones históricas con-de pensamiento. A este respecto escribió: "Juzgar todo
cretas en las que precisamente se expresan los movimien- pasado filosófico como un delirio y una locura no sólo es
tos de los hombres, sus luchas, etc.; de otro modo, se pue- un error antihistórico porque contiene la pretensión ana-
crónica de que en el pasado se debía pensar como hoy,
de incurrir en el error de atribuir "significación histórica"
a sistemas teóricos o filosóficos que son, en realidad, 'pu-sino que además es un auténtico residuo de metafísica,
ra' "elucubración individual" o "ideología arbitraria". puesto que supone un pensamiento dogmático válido para

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118 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 7 JULIO 1983

que, por consiguiente, impulsad cambio teórico,


mo, etc.) nohasta nuestros días, y, por el
construidas
son tanto las inconsistencias internas de la anteriorotro, la tradición marxista que también manifiesta
teoría, sino principalmente su falta de adecuación diversas tendencias a lo largo de su exisstencia. Será
a las nuevas circunstancias históricas. conveniente tener en cuenta, cuanto sea necesario,
Por último, hay que señalar en tercer término esta situación de competencia y contradicción per-
que los procesos socieconómicos que tienen lugar manente entre ambas vertientes; asimismo, estar
precisamente durante el período de incubación de atentos a sus relaciones y ocasionales influencias
la perspectiva evolucinista, determinan también la mutuas.
aparición de otra concepción en los países centra- Por todo lo dicho, para examinar el pensamiento
les en donde ocurren tales acontecimientos, la cual social del siglo XIX, y en particular la teoría evolu-
propone una interpretación distinta de la historia cionista, conviene intentar una periodización en la
y, por lo tanto, un proyecto político diferente y que se establezcan los vínculos entre los aconteci-
contrario al que ofrece la primera. En efecto, el mientos históricos y los sistemas teóricos, de tal
período en que se conforma el evolucionismo es manera que puedan explorarse sus relaciones orgá-
el mismo en que queda constituido el pensamiento nicas. Una vez establecida en la Primera Parte de
socialista llamado "científico" -en contraposición esta obra la racionalidad histórica que en sus rasgos
con sus anteriores modalidades "utópicas"-, es generales sustenta a dichos sistemas teóricos, pasa-
decir, el marxismo. Los fenómenos económicos y remos en la Segunda Parte al examen detallado de
sociales que se realizan aceleradamente, sobre todo sus postulados y tesis básicas.
durante los años cincuentas y sesentas en los países
centrales europeos (destacadamente en Inglaterra,
Francia y Alemania), como tendremos ocasión de
examinarlo más adelante, implican la afirmación Períodos históricos y pensamiento social
de la burguesía y, al mismo tiempo, el desarrollo y en el siglo xix
fortalecimiento de otra clase, el proletariado, en
cuyo seno cristaliza una perspectiva revolucionaria
Toda periodización responde, desde luego, aciertos
que observa los enormes éxitos de la producción
propósitos explicativos o justificatorios que apare-
material y los progresos alcanzados en el dominio
cen en el discurso de una manera más o menos
de la naturaleza como el preludio y la condición de
explícita. Así, en consonancia con los objetivos
una total reorganización de la sociedad que implica-
perseguidos, es posible que se propongan, para un
ría la anulación de toda desigualdad y explotación.
mismo lapso histórico, esquemas de periodización
Se trata, pues, de un período crucial para el pen-
distintos. En este sentido es comprensible, por
samiento social occidental, ya que precisamente en
ejemplo, que Lenin escoja (1913) una división de
este marco tiene lugar una radical y } en lo adelante,
la "historia universal" en "tres períodos funda-
conflictiva bifurcación teòrico-politica que se ex-
mentales" que arrancan de la fase revolucionaria
presa, en términos gruesos, en dos grandes líneas
o troncos: por un lado, la línea del pensamiento europea de 1848, puesto que su intención es exa-
minar el papel histórico revolucionario del proleta-
social burgués que se manifiesta concretamente en
riado según la "doctrina de Marx"; sus criterios
lo que podemos llamar "modalidades" o "variantes"
diversas (evolucinismo, funcionalismo, cu I tu ralis-
básicos de periodización son, pues, los grandes
acontecimientos revolucionarios que tienen lugar a
partir de la conformación del proletariado como
todos los tiempos y todos los países, a través del cual se
clase más o menos diferenciada e importante en el
juzga todo el pasado. El hecho de que los sistemas filosó- tejido social.
ficos hayan sido superados no excluye que fueran válidos Consecuentemente con este fin, Lenin delimita
históricamente y hayan cumplido una función necesaria; tres períodos que están jalonados por eclosiones re-
su caducidad debe considerarse desde el punto de vista del
volucionarias liberal-burguesas en las que los traba-
desenvolvimiento histórico entero y de la dialéctica real;
el que fueran dignos de caer no es un juicio moral o de hi- jadores juegan un papel destacado, y que anuncian
giene del pensamiento emitido desde el punto de vista y preparan los futuros triunfos del proletariado: 1)
'objetivo', sino un juicio dialéctico-histórico. . ." Antonio Desde los movimientos revolucionarios de 1848
Gramsci, "Notas críticas sobre una tentativa de 'Ensayo hasta la Comuna de París (1871); 2) desde la Co-
Popular de Sociología1 ", en Nicolai I. Bujarin, Teoría del muna de París hasta la Revolución democrático-
Materialismo Histórico. Ensayo Popular de Sociología
Marxista, Cuadernos de Pasado y Presente, 31, México, burguesa rusa (1905), y 3) desde la revolución rusa
1977, pág. 372. (pasando por otros movimientos en Asia, China,

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ANTROPOLOGIA E HISTORIA EN EL SIGLO XIX 1 19

Persia, etc.) hasta el momento en que se elabora el monarquía logra ser restaurada más tarde (aunque
esquema.1 bajo una modalidad constitucional), y la Iglesia lo-
La periodización de Lenin resulta muy ilustrativa gra mantener una influencia no despreciable durante
y será tomada en cuenta más adelante. De acuerdo buena parte de la primer mitad del siglo XIX y aún
con nuestro propósito trataremos, sin embargo, de en menor medida después. Por otra parte, la revo-
incluirla dentro de un esquema en el que se consi- lución no logró aniquilar a la nobleza ni anular su
deren ciertos puntos de rupturas que concentran o presencia en el estratégico terreno de la propiedad
sintetizan (necesariamente de una manera aproxi- agraria, pues "puede afirmarse que en el conjunto
mada) los acontecimientos políticos, los cambios del país la riqueza agraria de la aristocracia dismin-
económicos e ideológicos, junto a las conformacio- yó, aunque sin sufrir nada comparable a un eclipse
nes en el campo de las teorías sociales. Hay que total"; más aún, dice Hampson, "parece razonable
insistir en el carácter aproximado de tal intento, ya concluir que la Revolución no trastocó las grandes
que, como fue indicado más arriba, no existe una líneas de la propiedad agraria en Francia. Aunque
concomitancia exacta entre tales procesos diversos; la transferencia de tierras tuvo importantes conse-
además, se observan también ciertas diferencias y, cuencias sociales, sólo significó una modificación
en ocasiones, desfases por lo que se refiere a los de la distribución existente y quizás una acelera-
distintos espacios nacionales. No obstante ello, es ción de tendencias que operaban ya bajo el anden
posible establecer cierta congruencia general entre régime."2
los hechos políticos y económicos, por una parte, Así, pues, las primeras décadas del siglo XIX no
y los sistemas de pensamiento social, por la otra, proyectan de ningún modo la imagen de un mundo
como esperamos sustentarlo con algún grado de completamente nuevo, sino más bien la figura de
convicción en las páginas que siguen. una sociedad que atraviesa por una dolorosa y con-
flictiva etapa de transición, acompañada de situa-
ciones inestables que impresionarán vivamente a los
Capítulo I pensadores de la época y, como veremos, se refleja-
rán en sus concepciones acerca de la sociedad. Se
La constitución del pensamiento positivista, debe hablar de transición, por lo demás, pues aun-
desde la restauración (1815) hasta que en muchos aspectos el pasado no había sido
las revoluciones de 1848. abolido o definitivamente superado, todos los he-
chos y tendencias apuntaban hacia procesos inéditos
El escenario por excelencia de la construcción de que darían lugar, en un plazo relativamente corto, a
interpretaciones históricas y sociales, prácticamente la estructuración de situaciones socioeconómicas
durante todo el siglo XIX, lo serán sobre todo los nuevas. Si el pasado no había sido totalmente abo-
grandes países de Europa Occidental y Central, los lido, las nuevas condiciones que de todos modos se
mismos que habían sentido los tremendos impactos habían conformado después de la revolucipn y de
sociopol íticos de la Revolución Francesa. Pero aun- sus secuelas napoleónicas en toda Europa hacían
que de hecho, como indica N. Hampson, la Europa imposible una simple vuelta a situaciones pretéritas.
moderna nace de esa extraordinaria conmoción En todo caso, la transición estará marcada por la
histórica que trajo consigo la Revolución Francesa, lucha entre las fuerzas del progreso, encarnadas
sería un error (o en todo caso una imprecisión) sobre todo por la burguesía en ascenso y sectores
suponer como consecuencia de ella una inmediata de la pequeña burguesía (el proletariado es todavía
ruptura absoluta, en los campos económicos, social muy débil y entrará en escena como una potencia
o político. pujante y amenazadora hacia mitadl del siglo), y las
Ni aún en Francia, el núcleo mismo de la con- fuerzas reaccionarias que integran los aristocráticos
vulsión revolucionaria, tales cortes radicales tienensectores del ancien régijnen.
lugar. Por una parte, si bien la revolución de 1789
señala el fin del absolutismo basado en el derecho
La lenta transformación económica
divino, y la declinación de la autoridad espiritual de
la Iglesia acompaña a su declinación económica, la
En el plano económico, sobre todo hasta 1 830 (año
1. V. I. Lenin, "Vicisitudes históricas de la doctrina de que marcará en el terreno político los límites del
Carlos Marx", en La lucha de los pueblos de las colonias y
países dependientes contra el Imperialismo, Editorial Pro-2. Norman Hapson, Historia social de la Revolución Fran-
greso, Moscú, s.f., págs. 77-80. cesa, Alianza Editorial, Madrid, 1979, págs. 268 y sigs.

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120 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 7 JULIO 1983

vãmente
proyecto de la Restauración), los estados el equilibrio insular entre la fortu
europeos
mostrarán muy escasas transformaciones.(landed interest) y la fortuna mobiliari
interest)
La excepción a esta regla es Inglaterra, en beneficio de ésta última".
país que
demás,
se había adelantado a los demás realizando sudurante
pri- la fase señalada, las transf
mera revolución industrial en el siglo nes en la
xvill industria se refieren básicamente
(hacia
1780), transformación que tendrá lugar turaendeFrancia
algodón, mientras el motor hidrá
en los años cuarentas del siglo XIX, y aún
más importante
tarde aún y el sistema artesanal d
en Alemania. Inglaterra ya cuenta, en sobrevive
efecto, con para el tejido, la sedería, la m
ligera,
una agricultura de carácter capitalista que etc., en muchas regiones de ese
ejerce
sus efectos disolventes sobre el campesinado
todos modos, y,no deja de ser cierto que a p
muy en especial, sobre el pequeño los años treintas
artesano; con se reunirán en Inglaterra
cionesmanera,
una industria en expansión y, de cualquier para un fuerte impulso productivo,
mente
más desarrollada en todos los aspectos queenla
lade
metalurgia, que la harán entr
los demás países del continente; con que un mayor la "segunda etapa" de la re
se considera
industrial,
desarrollo de los transportes (en especial estableciendo una ventaja en
de los
con los
ferrocarriles), lo que a su vez favorece demás países que sólo será acort
al sector
industrial; con un sistema bancariolaysegunda mitad del siglo XIX, sobre todo
de crédito
más sólido, lo cual se evidencia en el mania
hecho y deFrancia.6
que
"en 1815, el Banco de Inglaterra dispone Ahora bien, lo que es cierto para la In
del mayor
de losetc.
depósito de capitales de todo el mundo",3 tres primeros decenios del siglo pasa
Pese a esta gran ventaja relativa depara los demás países del continente europ
Inglaterra,
aún en este país la preponderancia ticamente
de lo rural a es
lo largo de toda la primera m
dicha centuria.
notable, especialmente durante las primeras décadas Un indicio inequívoco del
del siglo xix. "Por muy neto que fuera en Gran
4. Ibidem,
Bretaña el desarrollo capitalista, no alteró pág. 17.
definiti-
5. Ibid., pág. 19.
6. Cf. Louis Bergeron et al., La época de las re
3. Jacques Droz, Europa: restauración europeas.
y revolución.
1780-1848, Siglo XXI editores, Méx
1815-1848, Siglo XXI editores, México, 1981, pág. 22.
págs.177ysigs.

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ANTROPOLOGIA E HISTORIA EN EL SIGLO XIX 121

la debilidad de la estructura económica de dichos pasado, embotada por el proteccinismo, el prestigio


países lo constituye las frecuentes crisis económi- de las inversiones inmobiliarias, la ausencia de cré-
cas que se suceden con cierta regularidad (destaca- dito: un país muy próximo al Ancien Régimen,
damente la de 1 81 7-1 81 8 y la de 1 846-1 847, la que donde los progresos del capitalismo tentacular
fue un crucial caldo de cultivo para las revoluciones todavía no han logrado sacudir el pesado sueño de
de 1848, pero también la 1826-1829 y la 1836- la nación. . ."10
1839), provocando espantosas hambrunas, des- La situación económica era hasta cierto punto
estabilización y caos económicos, descontentos y más deplorable en los otros países del continente.
tumultos en diversos países. Lo que llama la aten- Los "países alemanes" cargan con el peso retarda-
ción no es tanto la eclosión de estas crisis por sí tario del sistema señorial en el sector agrario, y la
mismas (éstas seguirán produciéndose durante la industrialización se ve frenada por las numerosas
segunda mitad del siglo XIX ), sino su esencial carác- barreras aduanales, problema que será resuelto muy
ter precapitalista y preindustrial, pues habitualmen- lentamente con el paso de los años. El atraso es aún
te se trata de crisis de subproducción determinadas más grave en la Europa Oriental. La situación hacia
en lo fundamental por las malas cosechas, es decir, el este lo ilustra un estado de proporciones enormes
de crisis originadas en el sector rural o agrario.7 como Rusia, sumida en las relaciones serviles, el
Como se verá más adelante, las crisis de la época de aislamiento y la miseria de las ingentes masas.
fuerte industrialización y capitalización financiera En resumidas cuentas, aunque ya se pueden
serán más bien de sobreproducción y estarán bási- observar algunos progresos científicos y técnicos
camente originadas en la esfera industrial y/o en en la primera mitad del siglo XIX, lo cierto es que
las finanzas. siguen siendo apreciables los signos de una econo-
Un rápido vistazo a la estructura económica de mi ía atrasada y tradicional de carácter precapitalista;
los diversos países confirma ese panorama de atraso todavía conviven los recientes elementos que anun-
que todavía mantiene a dichas sociedades fuerte- cian los nuevos tiempos y prefiguran una era de
mente ligadas a formas antiguas. Francia, por ejem- progresos sin precedentes, con las viejas condiciones
plo, es un país en el que la mayoría de la población que caracterizan a la economía precapitalista y pre-
se dedica a las actividades agrícolas todavía en 1 848 industrial, predominando estas últimas práctica-
(el 75% de los franceses), y pervive el fuerte peso de mente en todas partes. Ciertamente, "por muy pro-
los campesinos parcelarios que realizan un proceso funda que haya sido la transformación económica
productivo bajo condiciooes no capitalistas. Esta de Europa durante la primera mitad del siglo XIX,
gran masa campesina tendrá una considerable in- el continente continúa manteniéndose, en lo esen-
fluencia en el curso de los acontecimientos pol íticos cial, dentro del Anden Régimen"}1
franceses, como lo ilustran las situaciones que con-
dujeron al triunfo de los sectores conservadores en
las elecciones posteriores a la revolución de febrero
de 1 848, con el peso del voto campesino tradicio- Restauración monárquica y revolución burguesa
nal,8 y ai golpe de estado del 2 de diciembre de 1 851
perpetrado por Luis Bonaparte, al análisis de las
cuales dedicó Marx páginas brillantes.9 Asimismo, En el terreno propiamente político, los aconteci-
Francia se encontraba en un apreciable grado de mientos cruciales de la primera mitad del siglo XIX
retraso industrial en relación con Inglaterra; además, reflejan a un tiempo las fuertes tendencias orienta-
sus medios de comunicación eran deficientes, su das hacia el pasado régimen y la vitalidad que aún
sistema bancario limitado e insuficiente, etc. Droz poseen los sectores monárquicos, por una parte, y
resume muy acertadamente la situación económica el empuje de las nuevas fuerzas burguesas que pug-
de Francia durante el período que nos ocupa, con nan por lograr la preeminencia no sólo en la esfera
estas palabras: "Así pues, la vida económica conti- económica, sino también en la conducción del Es-
núa estando en Francia marcada por el sello del tado, por la otra. El período proyecta esta tensión
entre tendencias contrapuestas y será el escenario
7. Cf. Droz, Op. clt, pág. 16 y L. Bergeron et. al., Op. de la transición hacia la completa hegemonía de la
clt, págs. 222-223.
burguesía.
8. Ver J.A.S. Grenville, La Europea Remodelada, 1848-
1878, Siglo XXI, México 1980, págs. 35 y sigs.
Después que Napoleón Bonaparte marchó a la
9. CT., "El 18 Brumário de Luis Bonaparte", en Marx-
Engels, Obras Escogidas, Vol. 1, Editorial Progreso, Mos- 10. Cf., Op. clt, pág. 28.
cú, s.f. 11. J. Droz, Op. cit., pág. 13.

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122 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA •! J ULIO 1983

sar a losel
isla de Elba, las potencias aliadas firmaron vencedores,
Tra- a menudo satisfacie
tado de París en mayo de 1 814, por librando reivindicaciones expuestas de
el que Francia
quedaba reducida a sus fronteras dedestruir
1 792. Conel Gran
el Imperio de Napoleón; d
las antiguas
fallido regreso de Napoleón en marzo de 1815, en dinastías prerrevolucion
Hohenzollerns,
el curso de ese año las potencias refrendaron acuer- los Habsburgos, los Borb
dos que se proponían afirmar la príncipes
paz contra seculares
las alemanes- sus posesio
trales;
aventuras imperiales y revolucionarias, y restablecer algo parecido al viejo
reordenar
de poderes.
las fronteras y restablecer los poderes monárquicos. ."13
en Europa. Los acuerdos de 1814-1815, Enenefecto,
especialen la esfera de las relaciones
el Tratado de Viena del 9 de junio deestados,
1 81 5,12la abren
política exterior debería esta
en unaterminar
la fase de la Restauración; ésta intentará búsqueda del orden a través del e
entre
con la "anarquía" que había producido lalas potencias -concepción encarn
Revolu-
plarmente
ción y reinstaurar la autoridad de los en la práctica preconizada por
soberanos.
austríaco
Este resultado fue acompañado de Metternich- , lo que conver
una fuerte
ofensiva ideológica fundada en unasvirtualmente
concepciones en gendarmes internacion
prometidos
tradicionalistas que criticaban el racionalismo delen el restablecimiento del
donde fuera
siglo XVIII y el "¡luminismo" de los filósofos de las amenazado o alterado por
luces, así como el libre examen y las revolucionarias.14
ideas liberta-
Valelalacrisis
rias. Según esta perspectiva reaccionaria, pena llamar la atención aqu
que sacudía la sociedad tenía su causahechoendeelque el mencionado reparto que
caos
que envenenaba a toda Europa, debido en Viena en 1 81 5, hizo caso omiso de la
básicamente
des étnicas
a las ideas revolucionarias y republicanas y las aspiraciones nacionales
que habían
puesto en tela de juicio la autoridadblos, como
de los quedó evidenciado con la dist
sobera-
de los
nos. Así, el restablecimiento del orden territorios
suponía la polacos, italianos y ale
restauración de la autoridad monárquica;
con lasy transferencias
una vez autoritarias de Bé
conseguido ésto se hacía necesario queruega, etc. Esta cuestión nacional, qu
las potencias
monárquicas se pusieran de acuerdoirresuelta y, el
para vigilar más aún, complicada por lo
mantenimiento de la paz, por mediode delas
unapotencias
pol ítica victoriosas, reaparecerá
tros después durante
de equilibrio entre ellas que las comprometiera a las eclosiones revo
y nacionales que tienen lugar a partir
reprimir cualquier alteración revolucionaria.
como se verá más adelante.
Así, pues, los "objetivos de los pacificadores"
En recompen-
eran "castigar y contener a los agresores; suma, el indicado atraso estruct
sociedad europea y la consecuente de
la burguesía en el plano económico (sobr
1 2. Los documentos restauradores más importantes (decla-
esos primeros lustros del siglo XIX ), tu
raciones, tratados, etc.) pueden consultarse en Modesto
expresión en el terreno político en la con
Seara Vázquez (com.), Del Congreso de Viena a la Paz de
de la Restauración.
Versalles, UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales,
México, 1969.
"Las principales disposiciones del Tratado de Op.
1 3. G. Rude, Viena
cit., pág. 364.
(junio de 1815), fueron añadir a Holanda14. los
Conantiguos
este espíritu,Paí-
aunque basándose en una perspecti-
ses Bajos austríacos (Bélgica) y el Ducadovade Luxemburgo,
místico-religiosa que la hizo inocua, el emperador de
para establecer un único estado (el reino Rusia (elde
zar los Países
Alejandro I) propuso la firma del Acta de la
Bajos) que sirviera de freno contra Francia
Santaen el Norte;
Alianza al emperadordarde Austria y al rey de Prusia
a Prusia los territorios del Rhin y una(esteparte de Sajonia;
documento no fue refrendado por el Papa ni por el
crear en Alemania una confederación de regente
39 Estados bajoEn el documento firmado del 14 al
de Ingalterra).
la presidencia de Austria; reintegrar Lombardia a Austria
26 de septiembre de 1815 en París se asienta que los tres
y darle Venecia (como hizo Napoleón en monarcas
Campoformio)
"se prestarán y en toda ocasión, y en todo lugar
los señoríos de Parma, Modena y Toscana; restaurar
asistencia, a
ayuda y socorro" y dirigirán sus ejércitos "para
los Borbones españoles en Nápoles y Sicilia
protegery al Papa
la religión, en
la paz y la justicia1'. Más eficaz y pre-
Roma y en los Estados Pontificios. Por lo
ciso demás, se con-
en sus objetivos fue el Tratado de París del 20 de no-
fiaba a Rusia el Gran Ducado de Varsóvia; Noruega
viembre de 1815pasaba
que creó la "Cuádruple Alianza". Este
de Dinamarca a Suécia y Finlandia de Suécia a calificado
acuerdo, Rusia; con Granrazón como una verdadera "inter-
Bretaña aumentaba sus posesiones coloniales
nacionalañadiendo
de Reyes", partíala del principio de que "la tran-
colonia en El Cabo y Ceilán de Holanda, quilidad
Mauricio,
de EuropaTobago
está relacionada en forma esencial con
y Santa Lucía de Francia y Malta de los la confirmación del
Caballeros de orden
San de cosas fundado en el manteni-
Juan..." Cf., George Rude, La Europamiento revolucionaria.
de la autoridad real y de la constitución"; arran-
1783-1815. Siglo XXI Editores, México,cando1981,
de talpág. 363.
supuesto, las potencias contratantes (Austria,

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ANTROPOLOGIA E HISTORIA EN EL SIGLO XIX 123

de la aceleración posterior (a partir especialmente


de la segunda mutad del siglo) de la supremacía
económica de esta última clase.
Para el arranque de esta nueva fase, la señal fue
dada nuevamente en Francia con la revolución del
29 al 31 de julio de 1830, acontecimiento que
determina la caída de Carlos X y la instauración de
un régimen constitucional, con el "rey burgués o
ciudadano" Luis Felipe a la cabeza, el cual abre las
puertas del poder a la burguesía que, hasta entonces,
se había mantenido en la práctica excluida de la
conducción del Estado. En rigor, se trataba de una
revolución política que, sin tocar la estructura
social y económica, sustituía al soberano legítimo
por el "rey burgués" y colocaba a los representan-
tes de la alta burguesía en los puestos claves del
Estado, cargos que hasta ese momento habían sido
ocupados por los miembros de la nobleza. Si bien
ello no significó la completa aniquilación de la
nobleza ni la anulación de su influencia (la cual
pervive todavía en muchas regiones de Europa),
supuso el triunfo del proyecto político burgués y la
posibilidad de que los miembros de esta clase asu-
mieran la dirección o la hegemonía de la sociedad.
Ahora bien, el ascenso político de la burguesía
coincide, por una parte, con una acumulación de
Pero las repercusiones de la gran Revolución
de 1789 habían sido muy profundas en términos fuerzas en diversas regiones del continente que
ideológicos y políticos, y además los fenómenos convergen en reivindicaciones y movimientos nacio-
económicos que se desencadenaban en el conti- nales potenciados por las identidades étnicas, y, por
nente y que comenzarían a cristalizar como una la otra, con una mayor presencia y empuje de las
estructura totalmente nueva a partir de los añosmasas del pueblo, entre las que destaca la pequeña
burguesía empobrecida. Lo primero permite enten-
treintas habían trastrocado demasiado a la sociedad,
como para hacer viable por mucho tiempo un pro- der, en parte, la extensión que alcanzaron los
movimientos
yecto monárquico que supusiera el restablecimiento burgueses a partir de 1830. Lo segun-
do, los éxitos que pudieron alcanzar las revoluciones
de la legitimidad de los soberanos (aun con las nue-
vas modalidades y adaptaciones quee implicaba burguesas
la en algunos países, en la medida en que
Restauración), dejando prácticamente fuera supieron
del aprovechar adecuadamente esta fuerza
poder político a los sectores burgueses que estaban popular; pero también, por esto mismo, el cuidado
precisamente impulsando los cambios y se presenta- que tuvo la burguesía en establecer distancia no
ban como la fuerza del "progreso". El año de 1830 sólo respecto a la nobleza, sino también en relación
marca una nueva ruptura que implica el paulatino con ur>a pequeña burguesía con frecuencia radica-
descenso político e ideológico de la monarquía legi-lizada y, en general, respecto a las masas del "pue-
blo". De todos modos, la década del treinta marca
timista, lo que es la contrapartida del ascenso polí-
el momento en que empieza a plantearse de manera
tico e ideológico de la burguesía y, en consecuencia,
insistente la miseria de las masas y toda la "cuestión
social" que ella conlleva. Por esos años proliferarán
Prusia, Rusia y Gran Bretaña) se comprometían a mante-
las formas de lo que Lenin llama "socialismo pre-
ner en vigor los acuerdos adoptados poniendo en uso marxista".15
para
ello "la totalidad de sus fuerzas" y, en caso de que "los
mismos principios revolucionarios que mantuvo la pasadaEn todo caso, conviene indicar que los aconte-
cimientos de julio desencadenaron unaonda expan-
usurpación criminal" pusieran de nuevo en peligro el orden
establecido por los monarcas, éstos convenían en ponerse siva revolucionaria, aunque con resultados muy
de acuerdo "para aplicar las medidas que pudieran juzgar
variados, que se extendió a Bélgica, Suiza y los paí-
necesarias para la seguridad de sus respectivos Estados, y
para la tranquilidad general de Europa". Cf. Del Congreso
de Viena a la Paz de Versalles, op. cit., pág. 41 y sigs. 15. Lenin, en loe. cit., pág. 78.

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124 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA* 7 JULIO 1983

ses alemanes; también repercutió enaumentaban amenazadoramente


Inglaterra y su dinamismo
soliviantó los ánimos nacionales ysocial
patrióticos en
y su agresividad política. Así, liberalismo y
regiones como la polaca y la italiana.
democracia se constituyeron, de hecho, en concep-
ciones cada vez más antagónicas e incompatibles.
A partir de 1830 resultaba cada vez más claro
que la burguesía había afinado su concepción libe-
Liberalismo y filosofía positiva ral como para dejar fuera, anulándola, a la demo-
cracia que anteriormente había formado parte de
su enfoque del mundo. "Los descontentos sociales,
El lazo ideológico que anudará el paulatino y sos-
los movimientos revolucionarios y las ideologías
tenido triunfo económico y pol ítico socialistas de la burguesía,
del período posnapoleónico intensifica-
alcanzando su plena realización como ronsistema en que
este dilema el la rvolución de 1830 hizo aún
tercer cuarto del siglo XIX prácticamente más agudo.enEltoda
liberalismo y la democracia parecían
Europa, será el liberalismo. En tanto máslos mecanis-
bien adversarios que aliados: el triple lema de
mos de funcionamiento de la estructura económica la revolución francesa -libertad, igualdad y frater-
favorecen ampliamente los intereses de la burguesía nidad- expresaba más bien una contradicción que
en detrimento de las demás clases (en particular de una combinación. Naturalmente, esto parecía
la pequeña burguesía, de los trabajadores y demás más obvio en la propia cuna de la revolución:
sectores en trance de proletarizaron), la primera Francia. . ,"16
pugna por un libre juego tanto de los factores de la Así, pues, en tanto se afirmaba cada vez más en
producción como de la oferta y la demanda; asi- el control político de la sociedad, y la economía
mismo defiende un impulso de la producción y los estaba estructurada para favorecerla, la burguesía
negocios en general, lo que según esta concepción consideraba que el mejor régimen era el suyo.
provocará a la larga un progreso favorable al bien- Otros no opinaban lo mismo. Al liberalismo se
estar de todos. Aunque el progreso y el desarrollo oponen numerosas formas, heterogéneas entre sí,
económico que enriquecían a los sectores burgueses de socialismo. Son reacciones ante la miseria de los
a las claras provocaban ya una creciente pobreza trabajadores, las dolorosas transformaciones socia-
en el seno de las masas, el liberalismo se inclinaba a les que se están produciendo (y que provocan la
atribuir tal situación más bien a un crecimiento in- disolución de anteriores figuras familiares, como
suficiente. los artesanos) y la espantosa degradación que está
afectando a las masas en general. Este no es el lugar
Este planteamiento se completa, por lo que se
para detenernos en el examen de las diferentes co-
refiere al sistema pol ítico, con el rechazo de toda
rrientes del llamado socialismo premarxista.17 Lenin
intervención del Estado que vaya más allá de salva-
resumió con severidad y precisión las características
guardar la propiedad, la libertad individual (que
de aquellas "formas de socialismo" por su "incom-
favorece a quienes pueden utilizarla para exprimir
prensión de la base materialista del movimiento
a los demás) y el libre ejercicio de los negocios. La
histórico, incapacidad para discernir el papel y la
burguesía se opone a un gobierno "despótico" sus-
tentado en una nobleza privilegiada y, también, a significación de cada clase de la sociedad capitalista,
un régimen que implicara la "dictadura" de la encubrimiento de la esencia burguesa de las refor-
democracia con preeminencia de los intereses de mas democráticas bajo diversas frases seudosocia-
las masas y limitación del libre disfrute de la pro- listas acerca del 'pueblo', 'la justicia', 'el derecho
etc."18
piedad privada.
El dilema liberal-burgués antes mencionado, fue
En efecto, Erick J. Hobsbawn ha llamado la resuelto con cierta precisión por los primeros
atención hacia el paulatino dilema que se fue plan- pensadores posteriores a la Revolución Francesa
teando a la burguesía: por un lado, estaban sus
planteamientos liberales clásicos que proclamaban 16. Eric, J. Hobsbawn, Las revoluciones burguesas, Edi-
la igualdad y la democracia y, por otro, las dificul- ciones Guadarrama, Madrid, 1971, págs. 426-427.
tades de poner en práctica esos postulados sin incu- 17. Una síntesis panorámica del socialismo de los años
rrir en el riesgo de que las mayorías que debían tre ¡n tas, y de las condiciones que lo generan, se encuentra
en J. Droz, Europa: Restauración y revolución Î 81 5-1 848,
lógicamente participar en un régimen igualitario
op. cit., Cap. IV. Ver también, E. J. Hobsbawn, op. cit.,
anularan el proyecto soci económico burgués. Estos pág.427ysigs.
riesgos se hacían más evidentes en la medida en 1 8. Lenin, "Vicisitudes históricas de la doctrina de Carlos
que las masas trabajadoras se incrementaban y Marx", en loe. cit., pág. 77-78.

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ANTROPOLOGIA E HISTORIA EN EL SIGLO XIX 125

que construyeron una Gran Teoría Social, es decir,


otra; entre las tendencias políticas liberal-burgue-
por los primeros pensadores que, en rigor, pueden
sas, de un lado, y las pretensiones legitimistas de
ser considerados teóricos modernos de la sociedad,
una nobleza que se resiste a desaparecer y es capaz
especialmente por su pretensión de fundar científi-
todavía (como lo demostró la Restauración) de
camente los esquemas que elaboraron. Entre ellos
disputar el poder a las corrientes que surgieron de
destacan principalmente Claude H. de Saint-Simon
la revolución, de otro. Pero además, como resulta-
y Auguste Comte, padres del Positivismo. ba cada vez más evidente a partir de la década del
Sus concepciones son importantes para nuestro
treinta, la burguesía tenía que asumir que frente a
asunto, por varias razones. Por una parte, porque
ella se colocaba otra fuerza amenazadora: el de un
conforman el primer intento sistemático de presen-
proletariado en rápida formación y, en general, el
tar una teoría compleja y comprensiva de la natu-
de las masas populares que exigían su lugar en el
raleza de la sociedad y de su evolución histórica,
sistema sociopolítico y económico, y que por ello
reclamando, al mismo tiempo, el indicado carácter
ponían plenamente en cuestión el proyecto bur-
científico; más precisamente, el positivismo presen-
gués.
ta un esquema que se postula como reflejo de las
Así, pues, la burguesía se encontraba entre dos
leyes objetivas e insoslayables que rigen a la socie-
fuerzas contrarias que ponían obstáculos a su pro-
dad humana. Por otra parte, el positivismo yectoes elde sociedad por dos flancos: la nobleza, afe-
primer esfuerzo realizado en el siglo XIX por cons-
rrada a formas más o menos ortodoxas del pasado
truir una teoría orgánica de la sociedad; en otras
socioeconómico y político -que eran, en último
palabras, se trata del primer sistema que se propone
análisis, incompatibles con las transformaciones
ofrecer a una clase (en este caso la burguesía)queun
requería la burguesía o que, en todo caso, fre-
un esquema "científico" de la estructura y el pro-
naban fuertemente su puesta en práctica-, y los
ceso sociales, mismo que se adecúa al proyecto sectores
so- que deseaban llevar adelante los postula-
cioeconómico de esta clase.
dos democráticos de la revolución (expresados en
Sería incorrecto suponer que el positivismo diversas formas socialistas más o menos radicales),
"crea" este proyecto de la burguesía; más bien se representando un proyecto orientado hacia un fu-
trata una concepción que, en el terreno del pensa- turo social en el que se anularían la desigualdad, la
miento social, se adecúa a dicho proyecto, intenta
resolver sus contradicciones y ayuda a entender
-justificándolo por tanto- la racionalidad que lo
impulsa y lo legitima. El pensamiento social (que
todavía no se atomiza y especializa según discipli-
nas, pues aún no aparecen como tales la sociología,
la antropología, etc., aunque posteriormente Comte
dará el nombre de "sociología" a la "física social"
propuesta por Saint-Simón y por él) aparece enton-
ces como una tarea especializada (de cara a los fe-
nómenos sociales) en el trazado de mapas de la so-
ciedad que resultan orgánicos al proyecto que está
realizando una clase: su tarea es mostrar el por qué
ese mapa es el adecuado y no algún otro.
Esto último se relaciona con el segundo punto
importante que trae consigo la "física social" de
los padres fundadores del positivismo. La organ ici-
dad de esta concepción es tal, por cuanto intenta
recoger con suficiente precisión las condiciones
históricas que hemos esbozado más arriba. En tal
sentido, el positivismo asume y asimila el carácter
transitorio y ambivalente que distingue el período
que nos ocupa, reflejado, como se ha visto, por la
tensión establecida entre las fuerzas económicas
que impulsan el incipiente proceso industrial, por
una parte, y el pesado lastre de las formas socioeco-
nómicas que corresponden al antiguo régimen, por

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126 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA #7 JULIO 1983

injusticia y la explotación que claramente


fue testigoresulta-
de las jornadas de la Revolución Fran-
ban del esquema liberal-burgués ya encesa, e incluso participó activamente en ella, pen-
marcha.
El positivismo propone, en fin, unsabasistema
que ese magno
teó- evento histórico había abierto
rico que fundará el combate burguéslas de ambas
puertas co-
a una nueva época de progreso científi-
rrientes, en nombre de una nueva co ciencia.19
y productivo,En pero también había dado origen a
términos generales, pueden distinguirse con de
una etapa alguna
anarquía e inestabilidad que hablaba
claridad dos fases que corresponden, por respectiva-
sí misma de la falta de organicidad en que vivía
mente: 1) a las tres primeras décadas del siglo
la sociedad europea;(opara alcanzar una nueva etapa
sea, aproximadamente abarca la época"orgánica"
napoleónica no solamente era necesario que surgiera
undel
y la Restauración), y 2) a lo que resta diferente y previo sistema de pensamiento, sino
período,
hasta el inicio de la fase competitiva,una
la época
cualde orden social. Esta teoría sociohistó-
supo-
ne el triunfo de la burguesía sobre lasricatendencias
de las etapas orgánicas e inorgánicas esbozada
monárquicas y, también, momentáneamentepor Saint-Simón,
frente será desarrollada y sistematizada
a las corrientes revolucionarias socialistas ( o sea, Auguste Comte (no obstante las
más adelantepor
aproximadamente de 1830 a 1850). Enacusaciones
la primera, de plagio que éste lanzaba contra aquél)
el combate ideológico y las primeras quien la sintetiza en el lema de "Orden y Progreso",
proposiciones
teórico-sociales se dirigen básicamenteque constituye
contra una
lade las piedras angulares de su
pensamiento.
nobleza, mientras simultáneamente se realiza una
vehemente defensa del "industrialismo" Con esteylema
de selos
propone una fórmula que resu-
me la doble tarea Co-
grupos sociales que lo impulsan y representan. que compete a la burguesía, sobre
mo lo expresó de manera contundentetodo durante la segunda fase indicada. Esta clase
Saint-Simón
en su célebre parábola de la "muerte no podía luchar
súbita", lacontra
so- los remanentes señoriales
ciedad requería para su progreso de los grupos que y monárquicos sin oponerles un proyecto de avan-
encarnaban el impulso de la industria, zadalas
que pusiera
ciencias de relieve la necesidad del progre-
y las artes, actividades a las que se oponían so social en los
todossec-
los órdenes; pero, por lo demás,
tores del antiguo régimen (nobles, no podría volverse en su contra al convertirse en
eclesiásticos,
magistrados, etc.); en consecuencia, si un los
postulado que, llevado hasta sus últimas conse-
primeros
eran necesarios para la sociedad, loscuencias, segundoscontenía unnofuerte impulso revoluciona-
solamente se constituían en un obstáculo en el ca- rio. De ahí que, según lo expresó muy persuasiva-
mino, sino que además eran "parásitos" que vivían mente Comte, el progreso sólo pudiera alcanzarse
de las verdaderas fuerzas creadoras de la nación. dentro del orden. La sociedad disponía ahora, por
El énfasis puesto en esta fase, especialmente por primera vez, de grandes avances científicos y téc-
Saint-Simón, en las fuerzas del "progreso", dentro nicos y, además, de la "física social" que comenza-
de las que se incluían indiscriminadamente a los in- ba a imperar en la época ( o sea, el positivismo)
dustriales, junto a los técnicos y artesanos, contri- para alcanzar un progreso paulatino y firme; ello
buían a dar cierto cariz revolucionario al discurso significaba, en otras palabras, que para progresar la
social (que era hasta cierto punto congruente y no sociedad no necesitaba de nuevas revoluciones que
perturbador en la medida en que todavía las masas, eran fenómenos "negativos", sino del adecuado
dada su debilidad orgánica, no mostraban su inten- uso de la ciencia y la técnica. La respuesta "positi-
ción de continuar el proceso revolucionario, reto- va" consistía en buscar el mejoramiento continuo,
mando las banderas democráticas que derivaban de en construir en lugar de destruir; los sectores anar-
la Gran Revolución Francesa), lo que permite en- quizantes y revolucionarios se empeñan en negar,
tender que el mencionado autor sea también una a lo que el positivismo opone una propuesta positi-
fuente del pensamiento socialista y que, con fre- via y progresiva, pero dentro del orden.
cuencia, quede minimizado el fundamental ángulo A. Gouldner ha captado muy certeramente este
"industrialista" y protoburgués de su pensamiento. vínculo entre el pensamiento positivista comtiano
En Saint-Simón comienza a cristalizar también y la situación histórica, dejando aquí de lado su
una perspectiva que hace hincapié en la necesidad constante alusión a la burguesía de la época con el
del orden a fin de que la sociedad pueda transcurrir eufemismo de "clase media". Dice este autor:
por los caminos del progreso. Saint-Simón, quien "Mientras procuraba fortalecer contra las viejas éli-
tes su nueva posición en la sociedad, la clase media
19. Los postulados y tesis fundamentales del positivismo se encontró también frente a un recién surgido
de Saint-Simon y Comte serán analizados con mayor deta- proletariado, las masas urbanas, que hicieron suya
lle más adelante; ver Segunda Parte, capítulos IV y V. la actividad revolucionaria de la clase media para

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ANTROPOLOGIA E HISTORIA EN EL SIGLO XIX 127

promover sus propios intereses. De tal modo, la 1.) En primer término encontramos, desde lue-
clase media se vio obligada a reprimir sus propias go, la noción misma de "progreso" que hace pare-
iniciativas revolucionarias, por temor a no poderja en el seno del positivismo, por las razones ya in-
controlar a las masas en ascenso [ . . . ] Pronto ladicadas, con la de "orden ". Debido a transforma-
ciones que se verán en los siguientes capítulos, du-
clase media del siglo XIX se encontró en la situación
de tener que defender sus intereses mediante una rante la segunda mitad del siglo XIX (época del
lucha social en dos frentes. Había que atemperar evolucionismo) la noción de progreso será el alfa y
el cambio con una prudente preocupación por omega el del pensamiento burgués y de la antropolo-
orden social, la continuidad política y la estabili-gía que por entonces se conforma. Es cierto que
dad. Por una parte, la clase media necesitaba com- antes -particularmente durante el siglo XVIII- se
pletar su revolución; por la otra, y simultáneamen- había planteado una perspectiva del progreso, pero
te, proteger su posición y sus propiedades frente al se afirmaba ahora con una modificación intro-
esta
desorden urbano y la inquietud proletaria. Esto ducida por el positivismo: el progreso no es ahora
ayuda a explicar el doble lema de Auguste Comte, el descubrimiento paulatino de las luces de la razón,
'Orden y Progreso', y su concepción del progre- sino que es una función del avance en el método y
so como la expansión del orden. En su sociología el conocimiento que van determinando estadios de
evolucionista y profética, Comte sostenía que para la mente.
completar la nueva sociedad no era necesaria una 2.) La siguiente noción, íntimamente vinculada
a la perspectiva del progreso, es la de estadio o eta-
revolución, sino la aplicación pacífica de la ciencia
y el conocimiento: el positivismo. La sociología de o sea, el positivismo postula y aplica la noción
pa;
Comte reflejaba la tendencia de la clase mediadea estadio como una herramienta esencial para el
análisis del proceso histórico y la comprensión del
fortificar su nueva posición social contra la restau-
ración desde arriba, evitando al mismo tiempo los sistema social, ya que el progreso se realiza por fa-
riesgos de la revolución desde abajo. La nueva so-ses. De ahí que Comte proponga un esquema en el
ciología reflejaba los sentimientos de una clase me-que la evolución histórica de la sociedad es conce-
dia penosamente atrapada entre el pasado y el fu- bida según su célebre "ley de las tres fases", a sa-
turo, entre viejas élites aún poderosas y nuevas ma-ber, la militar, la transitoria y la científico-indus-
sas en ascenso."20 trial. (Cf. para más detalle, infra, capítulo V de esta
misma obra). El evolucionismo colocará esta noción
en el centro mismo de su enfoque, al concebir la
Positivismo y evolucionismo historia de la humanidad según fases o estadios
evolutivos que se suceden unos a otros.
La tercera razón por la que la concepción positivista 3.) Pero los estadios o fases que concibe el posi-
elaborada básicamente por Saint-Simon y Comte tivismo son determinados e impulsados por el des-
resulta un antecedente importante para entender arrollo
la de las ideas y los conocimientos. Estas ideas
fuerte corriente evolucionista que se desarrollará sistematizadas
e son el criterio para determinar las
imperará durante la segunda mitad del siglo XIX, etapas y, al mismo tiempo, aquéllas son concebidas
radica en que ya se encuentran en aquélla ciertoscomo el verdadero motor del progreso y el factor
enfoques o perspectivas que serán adoptados, des-sustentador básico del sistema social una vez que
arrollados y aún asumidos por la segunda. Los éste se ha constituido. Como recuerda Zeitlin, en
cambios que acontecerán durante el tercer cuartola opinión de Saint-Simon el conocimiento es el
del siglo XIX determinarán modificaciones en factor la subyacente y sustentador de una sociedad;
perspectiva teórica, que serán puestos de relieve un sistema social es la aplicación de un sistema de
más adelante; pero la mencionada centuria en su ideas. El desarrollo histórico del conocimiento, o
conjunto es el lapso en el que tiene lugar la ascen- ciencia, fue una causa fundamental de la trans-
la
sión de la burguesía y el desarrollo de la sociedadformación de la sociedad europea. El conocimien-
industrial capitalista, por lo que pueden observarseto constituye, pues, tanto la potencia del progreso
también ciertas continuidades y vínculos dignos de como la fuerza cohesiva de la sociedad, la cual es,
ser destacados. Los más relevantes son quizás los en efecto, una comunidad de ideas. . ."24 Comte,
siguientes: por su parte, estableció tres estadios mentales co-

20. Alvin Gouldner, La crisis de la sociología occidental, 21. Irving Zeitlin, ideología y teoría sociológica, Amo-
A m orrori u editores, Buenos Aires, 1973, pig. 104. rrortu editores, Buenos Aires, 1979, pág. 77.

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128 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA« 7 JULIO 1983

rrespon dientes a las tres etapas históricas


del pensamiento antes
burgués la ¡dea de la precedencia
mencionadas, a saber, el teológico, elde metafísico
la sociedad respectoydel individuo, en contrapo-
el positivo. Aunque el evolucionismosición
se basara en
a ciertas concepciones previas que colocaban
otros criterios más bien de caráctera material
éste en primer y so-
plano (v. gr., J. J. Rousseau) y,
cial para establecer sus estadios progresivos, este
por consiguiente, imaginaban el origen de la socie-
elemento mentalista estuvo presentedadbajo la moda-
como una especie de acuerdo entre sus miem-
lidad de una concepción del progreso como
bros. Durante el mitad del siglo XIX esta
la segunda
concepción
"desenvolvimiento" de ciertas ideas. (Cf., imperará
infra, prácticamente de manera ple-
ca-
pítulo vi). na, pues el marxismo (aunque arrancando de una
4.) El positivismo concibió los fenómenos socia- lógica histórica distinta) sostendrá que el individuo
les como sujetos a leyes; tales leyes, a su vez, res- es un resultado y que el punto de partida analítico
pondían a patrones parecidos a los que caracteriza- requiere el supuesto de la sociedad como ámbito
ban las leyes naturales. Ello explica que el modelo concreto de existencia de aquél. En la tradición
de la "física social" propuesta, fuera el de las cien- positivista la precedencia de los sistemas sociales
cias naturales. Así, pues, el objetivo del positivismo conducirá a un sociologismo exhacerbado y a la
en cuanto ciencia de la sociedad era descubrir esas afirmación de cierta perspectiva tradicionalista y
leyes invariables que rigen el progreso y la evolu- conservadora (v. gr., la defensa de la institución
ción sociales. En este proyecto científico estaban familiar por Comte). El evolucionismo retomará
ausentes las fuerzas o los factores de carácter divi- esta perspectiva sistematizada por el positivismo,
no, sobrenatural o esencial. Tal enfoque será crucial para entender las instituciones de la sociedad desde
para el evolucionismo posterior, empeñado en en- los más tempranos estadios de la historia.
contrar las leyes que rigen el ascenso de la humani- 6.) El positivismo establece para el sistema so-
dad por sus diversos estadios. cial un esquema en el que el postulado proceso de
5.) Con el positivismo se afirma en la tradición progreso por estapas alcanza su culminación. Si la
sociedad inorgánica se caracteriza por los antago-
nismos y los conflictos, la orgánica se basará en la
armonía y la eliminación de tales contradicciones.
Ahora bien, en tanto la sociedad industrial que co-
rresponde a la fase positiva encontrará dicha armo-
nía basándose en el conocimiento de las leyes na-
turales que rigen a la sociedad, ello implica en lo
fundamental el arribo a la última etapa del largo
proceso de progreso. Por lo que se refiere particu-
larmente al sistema productivo, la misma trayecto-
ria había operado en el pensamiento de los econo-
mistas clásicos, lo que no dejó de ser observado y
criticado acerbamente por Marx al comentar con
ironía que, según estos teóricos de la economía,
hasta la aparición del sistema capitalista había exis-
tido historia, pero una vez que se arriba a esta for-
ma socioeconómica ya no la hay, la historia se de-
tiene. Del mismo modo que para los positivistas el
proceso histórico parece alcanzar su más alto grado
de realización en la fase científico-industrial -co-
rrespondiente al estadio mental positivo-, y el
proceso dialéctico parece culminar para Hegel en el
Estado prusiano, para los evolucionistas la humani-
dad escala su más alto punto al llegar al estadio de
la civilización, que encarna óptimamente el sistema
occiden tal-capitalista (con la particular excepción
de L H. Morgan).

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ANTROPOLOGIA E HISTORIA EN EL SIGLO XIX 129

Capítulo 1 1 la polémica entre historiadores y economistas acer-


ca de la preponderancia o importancia relativa de
El triunfo del evolucionismo, revolución industrial estos dos tipos de factores, podemos dejar sentado
y capitalismo competitivo: desde las revoluciones que efectivamente la crisis anterior a los estallidos
de 1848 hasta la gran depresión (1873). revolucionarios combinó eí derrumbamiento agrí-
cola con el hundimiento y desquiciamiento finan-
En el curso del cuarto de siglo que abarca este pe- cieros. _
ríodo tendrán lugar varios acontecimientos o proce- La crisis ag
sos de singular importancia: las masas trabajadoras temente a p
(y en especial el proletariado urbano) entrarán en cosechas, y
escena con un ímpetu revolucionario hasta ese mo- zados en 1 8
mento desconocido; la burguesía obtendrá nuevos de alimento
triunfos políticos derrotando a las masas y, sobre de luegO) l
todo, desarrollará ampliamente su proyecto eco- grandes ma
nómico, transformando profundamente con ello la blación pob
estructura de la sociedad, al tiempo que logra im- puntos de E
poner la preeminencia definitiva del sistema indus- pués de la e
trial y financiero sobre la antigua Europa agraria y escasez de a
atrasada; acompañando a este último proceso, el li- landa se pro
beralismo triunfará paulatinamente en casi todo el muertes por
mundo occidental; finalmente, por lo que a nues- sonas emigr
tro asunto se refiere, en esta etapa se conformará el camino: s
y desarrollará cabalmente el pensamiento evolucio- de habitant
nista, el cual imperará hasta finales de siglo. epidemias
diezmaron e
serable y pe
Nueva crisis económica y revolución política A su vez, e
otros secto
La onda revolucionaria que conmovió a Europa a incipiente i
partir de 1848 estuvo precedida por una profunda que eran est
crisis económica que, por primera vez, conjuntaba pues la pob
las viejas causas originadas en la estructura agraria
y preindustria! con los nuevos fenómenos típicos 1. Guy Palm
de la sociedad capitalista. Sin detenernos aquí en Edltores, Méx

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130 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 7 JULIO 1983

jó drásticamente su consumo de talesen idénticas


productosproporciones la extensión de sus sem-
brados.
industriales; ello, asimismo, condujo a laSin embargo, en una segunda fase el abuso
quiebra
de muchas empresas, al desempleodey, las en
inversiones,
conse-por lo demás frecuentemente
poco sólidas,
cuencia, a la amplificación de la crisis incluso puramente especulativas, pro-
socioeco-
nómica. vocó una distorsión entre capitales fijos y capitales
circulantes,
En la cresta de la crisis vino a precipitar reduciéndose estos últimos poco a po-
y agra-
var las cosas un desastre financiero co. que,
De todoaunque
ello se derivó una falta creciente de
ligado al mismo derrumbamiento agrícola, liquidez: encon-
para procurarse liquidez, las empresas
traba sus causas fundamentales en las aceleradas inundaron el mercado con masas de títulos que rá-
inversiones (que prometían grandes ganancias) he- pidamente se depreciaban. El pánico bancario, ge-
chas en los ferrocarriles, las construcciones en ge-nerador de quiebras, provocó una inmediata baja
neral y las industrias, mismas que fueron acompa-general del precio de las mercancías a consecuencia
pañadas de una especulación desenfrenada. de la atonía general de los negocios. Las quiebras
Todo ello daba unos rasgos dramáticos y globa- industriales y comerciales se multiplicaron y la de-
les a la crisis, en la misma medida en que los facto-presión repercutió sobre el sector agrícola a través
res relativos a las quiebras industriales y la convul-de la baja de precios, del endeudamiento y de la
sión bancaria y financiera le imprimían un nuevo falta de liquidez. Así, pues, la crisis agrícola ya no
carácter al fenómeno. "Efectivamente, en una pri-es la causa, sino la consecuencia de la crisis general,
mera fase, dominada por la euforia y el auge, las como ya lo había afirmado el Journal des Econo-
inversiones, sobre todo las ferroviarias e industria-mistes en 1847, y los acontecimientos de 1845-
les, fueron progresivamente en aumento. Debido 1847 aparecen como el preludio de las grandes cri-
a ello, la liquidez de los bancos y de las empresassis del mundo moderno, dominadas por la especu-
se redujo considerablemente. La propia agriculturalación y el abuso del crédito."2
se vio arrastrada por el movimiento, atraída por la No es de extrañar que durante los años más du-
importancia de los beneficios industriales, muy su-ros de la crisis, la desesperación y el rencor contra
periores a los beneficios agrícolas; los propietarios las clases altas, que evidentemente no sufrían las
se vieron inducidos a desviar una gran parte de sus consecuencias más directas y dolorosas de los acón -
capitales hacia inversiones mobiliarias y a reducir
2. Jacques Droz, Europa: Restauración y Revolución.
1815-1848, Op. cit., pág. 271, G. Palmade hace una carac-
terización de los acontecimientos coincidente en aspectos
fundamentales con la anterior: "Las novedades tecnológi-
cas de aquel tiempo habían suscitado tantas esperanzas de
beneficio que se disparó la máquina económica; la railway
mania, en particular, provocó una febril expansión de la
especulación, una desordenada proliferación de emisiones
de bolsa, la creación de numerosas compañías, las cuales,
a su vez, al ampliar el mercado metalúrgico, determinaron
un crecimiento brusco de la siderurgia y las construcciones
mecánicas. Esta expansión fue bruscamente interrumpida
cuando se vio que la rentabilidad de estas masivas inversio-
nes tardaría mucho tiempo en hacerse efectiva, al menos
hasta la puesta en servicio de una red coherente, que resul-
taría difícil reunir los capitales necesarios para continuar
las operaciones acometidas, y que las consecuencias de la
misma crisis agrícola dificultaban más aún esta financia-
ción, como también la inversión de ios empréstitos públi-
cos, que era entonces la principal actividad de la banca. Así
sobrevino durante el año 1 847 una segunda fase de la crisis,
o incluso una segunda crisis, marcada por el hundimiento
bursátil y bancario, el atasco industrial, las quiebras en
cadena, una nueva extensión del desempleo y, por consi-
guiente, de la miseria, otros tantos signos de un funciona-
miento defectuoso, si no de un vicio fundamental de esta
economía liberal a la que la crítica socialista reprochaba
precisamente, además de su injusticia, su ineficiência. Uno
de ios fundamentos del orden establecido -el más nuevo
ésta vez- podía parecer quebrantado." Huy Palmade, La
época de la burguesía, op. cit., pág. 29.

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ANTROPOLOGIA E HISTORIA EN EL SIGLO XIX 131

tecimientos, llevara a las masas a realizar acciones


profundamente los efectos de las crisis y, además,
directas, produciéndose frecuentes motines, sa-surgido ya un proletariado industrial y arte-
había
queos y hechos de violencia en general. Sin embar-
sanal de cierta importancia, con una conciencia de
go, esas reacciones no se convirtieron en una claseola
más clara y conformada que en décadas ante-
incontenible: fueron relativamente restringidas, li- esta masa más fuerte y consciente y, al mis-
riores;
mitándose a los tumultos aislados. Que los fenóme-
mo tiempo, llena de rencor y descontenta por los
nos de conmoción política de envergadura sufrimientos
no se recientes, constituía un material su-
producen tan sólo como un reflejo de las condicio-
mamente inflamable.
nes económicas, lo indica el hecho de que los suce-
Ciertamente, al lado de la burguesía monopolis-
sos revolucionarios no se desataron en el momento ta y satisfecha con el régimen de Luis Felipe, había
más crítico (1847), sino un año después, cuando surgido una importante fracción burguesa descon-
comenzaba justamente a amainar la crisis. Pero fue tenta que se constitu ía en la oposición. "Pero, sobre
en este momento cuando se conjuntaron los efec- todo, había nacido el proletariado y se había con-
tos tan sólo atenuados de un desastre en proceso vertido en la clase Scendente': no el proletariado
de superación, con las circunstancias pol íticas apro- de antes, el proletariado disperso de la 'manufactu-
piadas. ra* del siglo XVlll, sino un proletariado concentra-
Esta conjunción de factores se dio muy clara- do, formado por los obreros de las fábricas y el
mente en febrero de 1 848 sobre todo en Francia, artesanado de los suburbios; un proletariado que
en donde estalló la crisis política que arrastraría manifestaba ya su conciencia de clase. Lo nuevo
a un buen número de países de Europa occidental no era tanto la existencia de una clase obrera, sino
y central. El régimen surgido a raíz de la revolución el hecho de que la clase obrera tomara conciencia
de julio de 1830 significó ciertamente el ascenso de su miseria y de su fuerza: el socialismo, incluso
de la alta burguesía al poder político; pero impor- el comunismo, estaban al orden del día".4
tantes fracciones de la burguesía se encontraban La chispa que encendió los ánimos se produjo a
inconformes con un gobierno que no había abierto raíz de la manifestación que tuvo lugar en París el
completamente las puertas a otros miembros de la 22 de febrero, día en que debía celebrarse el ban-
misma ni había aceptado realizar reformas que per- quete político número setenta y uno, prohibido
mitieran incorporarse al "país legal" a sectores que por las autoridades; la concentración espontánea
creían tener tal derecho.
fue dispersada por la Guardia Municipal. Pero al
Por consiguiente, el conflicto que surgió en tal día siguiente se produjo un choque decisivo entre
circunstancia se escenificaba entre los miembros de
las multitudes ya enaldecidas y las tropas; a partir
las clases pudientes, quienes luchaban entre sí por de este momento, ya no fue posible contener a las
el reparto del poder. En efecto, los miembros de la masas, que levantaron barricadas y se enfrentaron
burguesía que atacaban al gobierno y que organiza- con éxito el día 24 a fuerzas del gobierno coman-
ban frecuentes "banquetes políticos" en los que se dadas por el impopular mariscal Bugeaud. El espec-
lanzaban acres críticas al régimen, no tenían como tro de la gran Revolución de 1 789 se había apode-
intención poner en tela de juicio el orden mis- rado de París. Luis Felipe abdicó, pero ya no era
mo ni promover un cambio de sistema, sino lograr posible sostener a la monarquía: el mismo día 24
un nuevo reparto de las cuotas de poder. Grenville de febrero quedó establecido un gobierno provisio-
lo ha indicado acertadamente al enjuiciar esta fase nal y se proclamó la República.5
de los acontecimientos: "Este era un ataque de los
La burguesía descontenta con la monarquía de
privilegiados a los que de entre ellos trataban de Julio había querido presionar al gobierno con ma-
monopolizar egoistamente el poder. El objetivo nifestaciones pol íticas legales, en especial celebran-
era un cambio de poder entre privilegiados, no un do "banquetes" en los que participaban central-
reparto con los menos privilegiados. Los líderes de mente sus miembros; pero las masas, sin haber sido
esta campaña no querían un verdadero cambio de invitadas, irrumpieron en el escenario pol ítico con
sistema, y menos aún una revolución."3 su fuerza subversiva y perturbadora. Asimismo, los
Pero los acontecimientos que tuvieron lugar a promotores burgueses de la oposición y la crítica
fines de febrero en Francia, probarían que esta agi-
tación política de sectores de la burguesía consti- 4. I. Droz, op. cit.. Dá*. 277.
tuía un juego peligroso. Las masas habían sufrido 5. Para un examen más detallado de las jornadas de febrero
en Francia, Cf., J. A. S. Grenville, op. cit., págs. 29 y sigs.;
3. J. A. S. Grenville, La Europa remodelada. 1848-1878, G. Palmade, op. cit., pig. 31 y sigs.; C. Marx, El 18 Bru-
Siglo XXI Editores, México, 1980, pág. 28. mário de Luis Bonaparte, en loe, cit.

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132 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA« 7 JULIO 1983

aspiraban a inducir reformas dentro losdesectores burgueses descontentos a lim


las reglas
reclamos y
del régimen; pero la participación indeseada deacciones
las y, al mismo tiempo
masas, fuera del control burgués por zabael a la pequeña burguesía. Así, pues
momento,
había provocado un* revolución y forzado
realmente la caída
novedoso, o sea, la irrupción
de la monarquía y la instauración de bajadores y el ascenso del pensamient
la República.
En tales circunstancias, la necesidaddemocrático-revolucionario,
y la prudencia tuvo a cort
efecto de escindir
aconsejaban a las clases altas asumir los principios las filas de los rebelde
republicanos, en espera del momento mente por para
adecuado el deseo, rápidamente sentid
burguesía
asestar el golpe decisivo que transformara preocupada por sus intereses c
aquella
república en un régimen favorable auna pequeña burguesía
la burguesía y timorata, de esta
conveniente
no a tales masas exaltadas. De ello dependía el pro- distancia respecto a unas
yecto burgués. llevaban sus reivindicaciones más allá
La revolución parisina, mientras aquellas
tanto, encon-habían previsto y deseado.
Las revoluciones,
traba un terreno favorable en otros puntos de Eu- en esas circunstan
como se esbozaban en sus comienzos fueron derro-
ropa, en los que el eco de aquellos acontecimientos
haría estallar también convulsiones tadas. Concretamente,
políticas. Los los fracasos -término cuya
significación
factores que favorecieron este "contagio" sociohistórica debemos precisar más
revolu-
cionario son numerosos y conforman estrictamente-
situacionesse cumplieron debido al uso direc-
variables y complejas. No obstante,todosde laelementos
fuerza para aplastar los movimientos (caso
son dignos de ser destacados: por una de Francia)
parte, o aella búsqueda
he- de la transacción por
parte
cho de que la cuestión nacional quedó todavíade la burguesía, vía pacto con los grupos diri-
gentes (caso
irresuelta en varios puntos importantes de de Alemania).
Europa
después de los acontecimientos de losEn efecto,
años unos cuantos meses después de los
treintas
antes examinados (como es el caso primeros estallidos,
de Italia y loslas revoluciones son aplastadas,
estados alemanes, por ejemplo); porenotra,
ocasionesla con lujo de fuerza. Los ejércitos aus-
caren-
tríaco y países,
cia de libertades políticas en numerosos prusiano destacan
so- en estas acciones: la rebe-
bre todo de Europa central y oriental,lión deenPraga es apabullada
donde el en junio por el ejército
liberalismo político y las conquistas dedemocráticas
los Habsburgo; el movimiento nacional italiano
sufre la misma suerte
burguesas no habían avanzado lo suficiente como un mes después, etc.
En Francia,
respuesta a los nuevos tiempos. En algunos el general Cavaignac -representan-
casos,
do los
la lucha por las libertades políticas y de algún modo ade-
ideales una burguesía asustada por las
mocráticos aparece íntimamente fuerzas que había adesatado,
vinculada los a una pequeña burgue-
sía temerosa y Por
afanes patrióticos y los proyectos nacionales. a un campesinado que no siente
lo demás, aún tratándose de regionesidentificación
generalmentecon las masas urbanas sublevadas- se
enfrenta en
más atrasadas que la Francia de mediados dejunio a las masas insurrectas de París,
siglo
logrando
y en donde, por lo tanto, el desarrollo de derrotarlas
la clase el día 26; a los sangrientos
obrera industrial es menor, hay que combates,
agregar quetambién
produjeron la muerte de por los me-
nos 3 mil personas
esta presencia efectiva de los trabajadores, la cualen las filas populares, sigue una
encarnizada
contribuye a impulsar los movimientos represión que incluye el asesinato de
revolucio-
narios. miles de insurrectos capturados y la deportación
de otra
Sin embargo, los primeros triunfos cantidad. De esta manera, la república bur-
obtenidos
guesa
muy pronto serán frenados o contenidos,es salvada por las tropas de la amenaza de las
y los
masas;
acontecimientos darán un giro hasta esta república
cierto punto colocará al frente del ejecuti-
vo a de
previsible. El mismo carácter nacional Luislos
Napoleón
movi- Bonaparte, quien unos años
despuésde
mientos introducirá también un factor (1851) la aniquilará para proteger los inte-
atomiza-
reses de la misma
ción y división "nacionalista1' que debilitará lasburguesía.
lu-
chas y favorecerá las reacciones enEnsu los contra
países alemanes
(el la burguesía muy pronto
asumió una actitud
particularismo nacionalista de los húngaros respectocautelosa y conciliadora que le
indujo
a los eslavos y rumanos, que facilitó la arepresión
pactar una salida a la crisis, ante el temor
por parte de Austria, es un ejemploquedele ello).
causaba el ímpetu de unas masas que se pre-
sentaban
Desde otro ángulo, la participación de las a susmasas
ojos como un aliado peligroso. Efec-
trabajadoras, en un principio factortivamente,
impulsor "la desgracia
y ca- quiso que Alemania, cuya
evolución
talizador revolucionario, suponía una amenazaeconómica
has- se había visto retrasada por
la división
ta tal punto radical que rápidamente territorial, no
inclinaba a pudiera llegar a promover

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ANTROPOLOGIA E HISTORIA EN EL SIGLO XIX 133

instituciones liberales más que en el momento en Francia es quizás el país en el que el triunfo bur-
que ya la gran industria había creado su antítesis gués -constituido sobre el aplastamiento de las
en la forma de un proletariado amenazador". Demasas populares que en un principio habían sido
ahí que la burguesía liberal "en presencia de las di-un aliado aceptado a regañadientes- es más com-
ficultades que aparecen a su izquierda, se sintió in-pleto; pero aún en otros puntos de Europa en los
clinada a pactar con las antiguas clases dirigentes. que el proyecto liberal no pudo alcanzar un triunfo
Por eso, en 1848, se inclinaba más hacia un reparto definitivo o total, la burguesía obtiene beneficios
del poder que hacia su conquista."6 fundamentales que, por muy limitados que fueran,
De lo dicho se desprende que las revolucionesen todo caso para esta clase son preferibles a los
de 1848 sufren realmente un fracaso relativo. En peligros que podrían sobrevenir de las amenazas a
rigor, son las masas populares (y en particular el la propiedad que encarnaban los revolucionarios y
proletariado, que hacía sus primeras armas en las socialistas. "Las constituciones sólo en parte libe-
luchas revolucionarias), así como el proyecto socia-rales que estrenan a fin de cuentas Prusia o Austria,
lista (todavía muy ambiguo, heterogéneo e indeter-por poco satisfactorias que puedan ser con respec-
minado), los que sufrirán una clara derrota en todosto a las esperanzas de la burguesía, le permiten a
los frentes, cargando también los padecimientos de ésta compartir en cierta medida el ejercicio del po-
las represiones a veces sangrientas e implacables. der. Las transformaciones sociales y jurídicas, por
Desde luego, tal fracaso se relaciona directamente otra parte, van a facilitar un desarrollo de las fuer-
con la debilidad que aún caracteriza a la clase obre-zas productivas y del capitalismo del cual será la
ra, en cuyo seno el peso de los trabajadores prein- primera en beneficiarse: asL pues, el balance tam-
dustriales es claramente dominante. poco es negativo para ella".
En cambio, es la burguesía la que, pese a todo, El período que nos ocupa se inicia, pues, con
saca la mejor parte de estas conmociones políticas. una demostración de las fuerzas que concentraba

6. J. Droz., op. cit., pág. 278-279. 7. G. Pal made, La época de la burguesía, op. cit., pág. 52.

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134 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA #7 JULIO 1983

es desigual
paulatinamente la burguesía y de su disposición a en su profundidad y muestra desfases
temporales
crear las condiciones políticas para desarrollar aún (Inglaterra, por ejemplo, entra en un
más su proyecto económico. En esta fasenueva quedafase de ella, mientras Francia inicia un fuer
te despegue, seguida más adelante por Alemania y
también en evidencia que el desarrollo del capita-
lismo va creando, al mismo tiempo, una clase otros
obre-países). En segundo lugar, se logra integrar
ra cada vez más consciente y revolucionaria, lospero
espacios productivos y unificar los mercados,
abriendo nuevos y amplios campos a la circulación
aún muy débil para imponer un proyecto político-
económico propio. La burguesía demostraba de lasdu-mercancías. En tercer lugar, en el plano in
ternacional,
rante los acontecimientos examinados que había se consigue derribar fronteras y
madurado lo suficiente no sólo para asumiracortan
un pa- distancias para crear un mercado interna
cional
pel dirigente en lo político y lo económico, sinocada vez más amplio, proceso favorecid
además para defender las bases del sistema por la anulación de los proteccionismos y la impo
(en es-
pecial la propiedad) contra cualquier amenaza,sición del
y libre cambio: el mercado mundial se
convirtió
que para ello no le temblaba la mano a la hora de en una realidad en expansión constante.
Es innecesario
utilizar la fuerza, si era necesario, como lo refren- decir que todos estos fenómenos esta-
ban íntimamente interrelacionados y que se influían
dó varios lustros después en el también sangriento
desenlace de 1871 (Comuna de París). e impulsaban mutuamente; todos ellos pueden sin-
tetizarse en un proceso único: el desarrollo del ca-
pitalismo industrial, el cual desplazaba rápidamente
Revolución industrial y desarrollo capitalistalos remanentes de formas socioeconómicas que
aún pervivían en el mundo europeo y que muy
En suma, la burguesía (a menudo aliada a laspronto
anti-también comenzaría a influir enérgicamen-
guas clases dirigentes que aún sobreviven ente gran
sobre los sistemas productivos en otras partes
del mundo.
parte de Europa) inicia su triunfal ascenso durante
este período dando claras muestras de que es capaz
Este vigoroso desarrollo capitalista que tiene lu-
de maniobrar para mantener el orden contra los de 1 850 se produce por la combinación
gar a partir
elementos o sectores "anarquizantes" (preocupa-
de un conjunto de circunstancias, las cuales son
ción fundamental, como se ha visto, en los condiciones
pensa- del crecimiento y resultado de él al
dores sociales de la primera mitad del siglomismo
XIX ),tiempo. Analizar el complejo asunto de las
relaciones y direcciones "causales" que operan du-
tarea para la cual hasta ese momento sólo parecían
rante el proceso nos llevaría muy lejos; en todo ca-
competentes las antiguas fuerzas políticas tradico-
nales vinculadas al pasado. Sólo quedaba por so, importa destacar que tales factores acompaña-
com-
ron al desarrollo capitalista hacia la segunda mitad
probar si aquélla clase era capaz de llevar adelante
un proyecto socioeconómico que condujera del siglo,
a la sobre todo. Maurice Dobb ha señalado
sociedad hacia un progreso sostenido. De que
hecho,
uno de los rasgos sobresalientes del siglo XIX
(y particularmente del período que se inicia en
la burguesía ya estaba demostrando desde tiempo
1 850, se puede agregar) es que "presenta una com-
atrás (destacadamente en Inglaterra) su intensa
binación
"vocación" progresista en el terreno económico; el de circunstancias excepcionalmente favo-
extraordinario desarrollo que experimentarárable para
la el florecimiento de una sociedad capita-
lista".8
producción, y las transformaciones sociales que va Algunas de las más importantes merecen
ser destacadas:
a provocar en Europa y fuera de ella su intensa ac-
1. Los inventos y descubrimientos se suceden
tividad a partir sobre todo de los años cincuentas
del siglo XIX, confirmarán ampliamenterápidamente.
que el Lo que resulta novedoso no es solo el
"progreso" va ligado al proyecto burgués. número de estas innovaciones, sino además el hecho
de que la sociedad encuentra ahora rápidamente
Dada la amplitud y complejidad de los cambios
que tienen lugar a partir de la segunda mitadcampos
del si-de aplicaciones concretas en la esfera pro-
ductiva
glo es imposible, dentro de los límites de este apar-directamente o en terrenos que tienen una
tado, examinarlos en detalle. Así, pues, nosinfluencia
limita- positiva sobre la producción (el trans-
remos a destacar aspectos fundamentales queporte,
resul-por ejemplo). En nuestro período las inven-
ciones técnicas impactan e impulsan básicamente
tan suficientes para nuestro propósito. De inme-
las industrias metalúrgica y química. El perfeccio-
diato se pueden indicar algunos logros de primera
importancia que se realizan en el período: En pri-
8. M. Dobb,
mer lugar, se produce una revolución industrial en Estudios sobre el desarrollo del capitalismo i
Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 1973, pág. 307.
numerosos países de Europa, aunque este fenómeno

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ANTROPOLOGIA E HISTORIA EN EL SIGLO XIX 135

namiento de los métodos para producir acero, fue


el gran logro en la rama metalúrgica, lo que tendrá
consecuencias extraordinarias en una época en que,
como se verá, se inicia un vasto uso de ese material
para la construcción de medios de transportes. La
industria, asimismo, obtuvo extraordinarios benefi-
cios de los avances técnicos alcanzados en el cam-
po de la química, como lo ilustran los desarrollos
de colorantes artificiales (útil para la industria tex-
til, por ejemplo), de la nitroglicerina, los materiales
sintéticos, el celuloide, etc.
Todos esos inventos y desarrollos técnicos ten-
drán una influencia de primer orden sobre la pro-
ducción y la productividad industrial (incluyendo
a la misma agricultura, que comenzará también a
industrializarse con el uso de las maquinarias y los
abonos artificiales y químicos), con los consecuen-
tes beneficios para los capitalistas. En lo adelante,
pues, los industriales estarán cada vez más interesa-
dos en la investigación científica y tecnológica y
en la utilización de sus resultados, participando
gradualmente en su impulso y organización.9
2. Mientras los desarrollos técnicos favorecían
el crecimiento de la producción, adicionalmente
durante el período se dispuso de abundante fuerza
de trabajo lista para ser aprovechada en la industria
y los servicios en expansión. Contrariamente a la
situación de escasez de mano de obra abundante y
oportuna con que se topó en épocas anteriores -lo
cuencia que durante el período crecieran enorme-
cual frenó el desarrollo de los negocios- en esta fa-
mente las grandes concentraciones urbanas, fabri-
se el auge económico coincidió con el crecimiento
les y portuarias especialmente. Así pues, en una fa-
de la población. Parte importante de esta población,
se de intensa expansión productiva, el capital dis-
además, encontraba cada vez mayores dificultades
puso de fuerza de trabajo abundante allí donde era
para sobrevivir en las zonas rurales, en donde el
más necesaria. Esta disponibilidad fue enormemen-
mismo desarrollo que empezaba a experimentar
te facilitada por el gran desarrollo que experimen-
también la agricultura desplazaba fuerza de trabajo,
taron los transportes, haciendo posible una mayor
por lo que muchos trabajadores se vieron impeli-
dos a emigrar, ya internamente hacia las ciudades,
y más oportuna movilización de los trabajadores
hacia los puntos de atracción laboral.
ya hacia otros países europeos o americanos
3. Efectivamente, puede decirse que la transfor-
(E.E.U.U., por ejemplo). Ello tuvo como conse-
mación fnás extraordinaria que se observa en el pe-
ríodo corresponde a una verdadera revolución en
9. Cf. el texto de Patrick Verly en Guy Pal made, La época
los transportes. La expansión se refiere tanto a las
de la burguesía, op. cit., Cap. 2, pág. 54 y sigs. A propósito
de los inventos, aquel dice (pág. 117): "Europa y Norte- carreteras como a la navegación interior y maríti-
américa conocieron, de 1850 a 1900, un número mayor ma; pero sobre todo a los ferrocarriles. El desarro-
de invenciones técnicas que durante la primera mitad del llo de estos diversos medios de comunicación fue
siglo, como lo prueba el rápido incremento del número de
una consecuencia de los avances técnicos que en-
patentes registradas; entre 1850 y 1860 se produjo un
cambio en el ritmo de evolución de las técnicas. Esa revo- contraron aplicación en este campo (perfecciona-
lución tecnológica fue pues sensiblemente posterior a la miento de las maquinarias ferroviarias, introducción
revolución industrial, que se realizó, por ejemplo en la de la hélice para la navegación, etc.); y el mejora-
Inglaterra del siglo xviu, con medios técnicos muy simples. miento de los transportes, a su vez, impulsó de ma-
Se produjo, a mediados del siglo xix, una aceleración del nera extraordinaria la producción.
progreso técnico como consecuencia de la estrecha relación
entre la ciencia, la técnica y la industria y de la organización En el campo de los transportes, el vital papel so-
de la investigación tecnológica. . .*' cioeconómico del ferrocarril difícilmente puede

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136 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 7 JULIO 1983

ser exagerado.10 Sus efectos positivosmás rápidamente


para el des- y hasta puntos más a
con los positivos efectos socioeconómico
arrollo capitalista son múltiples y fundamentales:
do ello
en primer término, como ya se ha dicho, implicaba.
facilita
4. Paulatinamente
la movilización de la fuerza de trabajo. Más aún,se fueron desarrollando los
en segundo lugar, el mismo impulso sistemas
que cobra bancários
la y los mecanismos de crédito
construcción de ferrocarriles abre un queamplio
facilitaron el financiamiento de los negocios.
cam-
En todo
po de inversiones (interior y exterior), caso, durante
impulsa el el período aumentaron ex-
desarrollo de ciertas ramas productivastraordinariamente
de bienes las inversiones que provenían
del ahorro
de capital (siderurgia, etc.), contribuye a crear interno
un (caso destacado de Inglaterra,
gran número de empleos en la operación Franciadey Alemania)
las lí- o de los empréstitos (caso de
neas, etc. Dobb ha recordado que "enlalos mayoría de los demás países europeos).12 Asi-
decenios
de 1 840 y 1 850 entró en escena una mismo,
nueva se inicia
activi-(especialmente por parte de Ingla-
dad que, en cuanto a su absorción deterra,
capitaly eny menor
de cuantía por parte de Francia),
una fuerteaexportación
bienes de capital, sobrepasó en importancia todo de capitales que son inver-
tidos en otros
otro tipo de gasto en inversiones anteriores. países tanto de Europa como fuera
Aun
cuando caracterizamos a estas décadas dedeésta,
mediados
destacadamente para el financiamiento de
del siglo xix como 'la era del ferrocarril'- agrega- y, de muchos otros negocios.13 En
los ferrocarriles
a menudo no apreciamos debidamente general,
la elimpor-
crecimiento de la producción va acom-
pañada de de
tancia estratégica única que la construcción una fe-
ampliación sin precedentes de las
rrocarriles ocupó en el desarrollo relaciones
económico económicas
de internacionales, facilitada
este período. Los ferrocarriles ofrecen tanto
la por la mayor productividad como por el ya
inestima-
mencionado
ble ventaja, para el capitalismo, de absorver desarrollo de los medios de comunica-
capitales
ción que sólo
en proporciones enormes; en este aspecto, abarataron
han enormemente los costos de
sido sobrepujados por los armamentos transporte.
de la guerra
moderna y apenas igualados por la moderna Globalmente,
cons-pues, el período se caracteriza
trucción urbana. . ."u por un enorme crecimiento en todas las esferas
En tercer lugar, los ferrocarriles en económicas,
especial acompañado
son de transformaciones so-
responsables de una mayor y más eficiente ciales de consideración
comu-en las ciudades, sin dejar de
lado las que tienen
nicación tanto entre los centros productivos y las lugar en el campo. En efecto,
fuentes de materias primas, como entre los cambios alcanzaronytambién fuertemente a la
aquéllos
los centros de consumo (o los puntospoblación agrícola; de hecho, como Marx habría
de exporta-
ción, como los puertos). Todo ello tuvo de analizarlo
comobrillantemente
con- en El Capital, el des-
arrollo industrial
secuencia, desde luego, una mayor eficiencia fue seguido por el desarrollo agrí-
pro-
ductiva y una disminución en los costos cola, pues
dela trans-
expansión capitalista en el campo no
portación de las mercancías, las cuales era,circularon
en rigor, más que la industrialización de la
agricultura. Los avances técnicos en construcción
de maquinarias
1 0. En relación a este medio, Reinhart Koselleck (sembradoras mecánicas, trilladoras
ha dicho:
de vaporque
"Con el ferrocarril se hizo realidad un vehículo y segadoras
escapa- como la del empresario nor-
ba a toda confrontación con los medios de transporte
teamericano MacCormick) impulsaron la producti-
anteriores. 'Con el ferrocarril ha muerto el espacio, y sólo
vidad, y el uso de abonos industriales (favorecidos
nos queda ya el tiempo', como dijo Heine. Más aún, el
ferrocarril fue el símbolo del progreso, queporextraía
los avances
sudeevi-
la química) mejoró los rendi-
dencia de la desnaturalización del tiempo:mientos.
con el ferroca-
En el período,
rril parecía que el hombre se convertía final mente finalmente, cuajó un proceso de
en dueño
de las fuerzas de la naturaleza; en él se depositaban las diferencial que, a la larga,
crecimiento económico
utópicas esperanzas que con creciente velocidad trataban
modificaría la relación o la escala de poderío econó-
de alcanzar el presunto objetivo de la historia, la paz per-
mico: Alemania,
petua. Al mismo tiempo el ferrocarril ofrecía, a pesar por de
ejemplo, crecería a un ritmo
mayor quede
sus cuatro clases para los viajeros, un elemento Inglaterra
demo-(la primera potencia indus-
cratización, ya que, para consternación trial
de delos antiguos
entonces, que comenzaba a quedar rezaga-
señores, ahora cualquiera podía viajar con da),
el lomismo medio
que le permitió superar a Francia (la segun-
y a la misma velocidad. El aumento de la velocidad se tra-
da nación industrial)
dujo prácticamente en una reducción del tiempo de trabajo en los años sesentas; a partir
y en una disminución de las distancias. . ." Cf. Luis Berge-
ron et al., La época de las revoluciones europeas. 7 780-
1848, op. cit., pág. 291. 12. Cf., P. Varley, en G. Palmade, op. cit., pág. 95 y sigs.
11. M. Dobb., Op. cit., pág. 349. 13. Cf., M. Dobb., op. cit., pág. 350-351.

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ANTROPOLOGIA E HISTORIA EN EL SIGLO XIX 137

de los años sesentas otros países europeos entrarían


aceleración vertiginosa en todos los campos de la
en un proceso sostenido de Industrialización. Pero
vida social. Refiriéndose a los procesos que tuvie-
hacia la segunda mitad del siglo el fenómeno más ron lugar hacia mitad del siglo, R. Koselleck razo-
notable es el acelerado crecimiento económico de na: "¿Cuál es ahora el denominador común de to-
los Estados Unidos: desde 1840, Norteamérica ha- das las experiencias de la nueva generación? La ace-
bía superado en desarrollo agrícola a la que era la leración. Desde el punto de vista político, ésta se
mayor potencia en este terreno (Inglaterra) y lo lo- manifiesta en los frecuentes cambios de régimen
gró en la producción industrial a partir de los años [. . .] Aquí interviene también el incremento de-
ochentas; la superioridad de Estados Unidos en mográfico [. . .] En el campo del derecho, la supre-
ambos sectores productivos respecto a Francia y sión del título de ligitimidad de los antiguos dere-
Alemania, era un hecho desde mucho antes.14 chos y la rápida sucesión de las leyes y disposiciones
fueron experimentados también como una acelera-
ción. Este sentimiento se vio impulsado por el desa-
Orden, progreso y evolución sosiego que provocaba el desarrollo técnico. . ,Mls
Por lo demás, lo que aporta de nuevo el período
Todas las transformaciones indicadas provocaron que nos ocupai son "pruebas" tangibles e incontro-
un cambio sustancial en la visión soci oh ¡storica ge- vertibles de la inclinación "natural" de la sociedad
neral de los contemporáneos, el cual llevó a su cul- al progreso continuo, evidenciado en el extraordi-
minación el sentimiento o la convicción que venía nario crecimiento de la producción y la riqueza,
conformándose por lo menos desde finales del siglo aunque este aumento esté beneficiando en especial
XVlll : la idea de que la historia es un movimiento a una minoría que controla los instrumentos de
hacia el perfeccionamiento y de que la sociedad, producción y saca provecho particular de los nue-
en consecuencia, avanza continuamente hacia el vos inventos y descubrimientos que se suceden rá-
progreso. Esta idea fue fortalecida por una expe- pidamente.
riencia generalizada que determinaba una percep- Maurice Dobb ha llamado la atención hacia este
ción colectiva de los acontecimientos como una fenómeno, al destacar otro de los rasgos sobresa-
lientes que acompañan a la revolución industrial
14. Cf., P. Varley, en G. Palmade, op. cit., pág. 1 30 y sigs.
del siglo XIX. Dice este autor: "El primero -y más
conocido- es el hecho de que, en el siglo XIX, el
tempo del cambio económico, por lo que respecta
a la estructura de la industria y de las relaciones so-
ciales, al volumen de la producción y la amplitud y
variedad del comercio, fue enteramente anormal,
juzgado con el rasero de siglos anteriores: tan anor-
mal como para transformar radicalmente las ideas
de los hombres acerca de la sociedad a saber: de una
concepción del mundo más o menos estática ) según
la que los hombres, de generación en generación,
estaban destinados a permanecer durante su vida
en el puesto que les había sido asignado con el na-
cimiento, y en laqueei apartamiento de la tradición
era algo contrario a la naturaleza, a una concepción
del progreso como ley de la vida y del perfecciona-
miento continuo como el estado normal de toda
sociedad sana."16
La fase en que los cambios de las ideas a que se
refiere el mencionado autor se manifiestan con
mayor claridad y radicalidad corresponde, sin

15. Loe. c/t, pág. 290.


1 6. Mauricio Dobb, Estudios sobre el desarrollo del capi-
talismo, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 1973, pág. 306.
Subrayado nuestro.

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138 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 7 JULIO 1983

y, en
duda, a este tercer cuarto de siglo; sobre consecuencia,
todo si se tenía conocimiento de
tiene en cuenta que al progreso en latencia de las y
producción sociedades a trasadas o "salva
la acumulación de riquezas corresponde todavía
en el sobrevivían
plano en muchos puntos d
Precisamente
político una relativa tranquilidad y, por consiguien-hacia la segunda mitad del s
te, un éxito en el mantenimiento del pensamiento
orden. social burgués volverá los ojo
G. Palmade observa la conjunciónesas sociedades
de estos dos "primitivas" que se mant
factores justamente en el período que un regazo histórico, o hacia las etapas a
nos ocupa.
Así, "el período 1850-1875 aparece "clásicas" (las sociedades antiguas griega y
ante nuestros
ojos, dice, como apareció ante los de principalmente).
sus contem-
poráneos, como una época de prosperidad, El que
de ello
des- acontezca justamente cuand
arrollo económico más rápido y deciedad capitalista
progreso en occidental parecía est
zando el máximo
todos los campos: progreso técnico, verdadera revo- grado de progreso, indic
lución de los transportes que crea enponer los ojos en las sociedades más atr
toda Europa
anteriores
occidental una infraestructura, que permite los pensadores burgueses estab
su uni-
ficación, revolución también en los métodos en
interesados de esos sistemas simples, por sí
crédito bancario y rápida mutación de lasen
que estructu-
construir a partir de ellos esquemas
ras económicas, con sus víctimas, losdel desarrollo
rechazos por social en los que el avanc
por la sociedad
el progreso, y sus beneficiarios, los especuladores y capitalista occidental que
los nuevos ricos. Estas fases de expansión
ramente corres-
de relieve. La sociedad capitalista
de este
ponden a un período de paz social relativa que modo,
los como la culminación de
contemporáneos achacan a sus gobernantes;
proceso felices
de ascenso, desde el peldaño más
fueron los regímenes que supieron sacar el másprovecho
alto. En otras palabras, aunque a prim
parezcadel
de ellas: la Inglaterra victoriana, la Francia lo Se-
contrario, la motivación fun
gundo Imperio, la Prusia de la unidad subyacente
alemana".17en las construcciones evolu
Si el pensamiento burgués puederadica,entregarseantes que en la comprensión mism
completamente a constituir su ideología del pro-
naturaleza de esas sociedades atrasadas, en
greso, es porque el problema del orden prensión y la fundamentaron teòrico-p
sociopol ítico
ha sido resuelto, por lo menos durante la propia
las décadassociedad burguesa-capitalista,
que siguieron a las frustradas jornadas punto de llegada de un largo proceso hist
revoluciona-
rias y socialistas de 1848. responde a leyes. A este punto de llega
que nos
Así, pues, si el período anterior al que dichos
ocupapensadores denominarán civili
destaca por la lucha entre las fuerzasLadel nueva
pasadociencia antropológica, por con
-representado por el fuerte peso de te,las antiguas
nacía con el fin de estudiar y situar en
clases- y las que pugnan por construir ma de nueva
una racionalidad progresiva a esas so
sociedad -representada por la burguesía anteriores,
en ascen- no occidentales o atrasadas, se
enfoque
so-, en el curso del tercer cuarto del siglo evolutivo. Tal esquema, por lo
el nuevo
sistema propugnado por la burguesíaimplicaba
y sus aliadosdos planteamientos íntimamente
lacionados:
se convierte ya en una realidad palpable 1) que los sistemas que se m
en sus
aspectos fundamentales. Por ello, si la ensíntesis
etapas del de complejidad y desarrollo a
pensamiento social del primer período eranse muestras
expresa vivientes de los estadios div
en el lema Orden y Progreso, la noción los que clave del
atraviesa la evolución social: 2) que
pensamiento social burgués durante el sistemas
segundo, deberían
y a avanzar hacia fases más
das hasta alcanzar
todo lo largo del siglo, será la de progreso. Esta el estadio de la "civiliza
noción se convertirá, por lo tanto, en la piedra de manera cabal los países c
representaban
angular del evolucionismo decimonónico.de la época.18
Aunque el proceso de rápida expansión Así, pues, ¿cómo dan forma los primeros pensa-
imperia-
dores del
lista, del cual resultará el total reparto evolucionistas
mundo a un esquema en que las socie-
entre las grandes potencias capitalistas de la época,
se iniciará justamente al final del período que nos
18. En el último cuarto de siglo se desarrollará el tercer
ocupa, Europa ya había iniciado lo planteamiento:
que Lenin de-
el deber, incluso moral, de occidente de
nomina el desarrollo del capitalismo elevar
en esas
extensión
sociedades primitivas hacia la civilización; este
"deber" se unía a la objetiva necesidad de mercados que
experimentarían
17. G. Palmade, La época de la burguesía, op. cit.,laspág.potencias capitalistas a partir de la dé-
cada de los ochentas.
56. Subrayados nuestros.

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ANTROPOLOGIA E HISTORIA EN EL SIGLO XIX 139

dades se ordenan de acuerdo con niveles diversos Ahora se encuentra un criterio más sólido para
de desarrollo, o de progreso, para decirlo con elconstruir la sucesión ordenada por etapas que había
término entonces en boga? No es difícil llegar a lasido la preocupación de muchos pensadores socia-
conclusión de que el complejo teórico en su con-les anteriores; se puede ordenar "racionalmente" a
junto, y la noción central de progreso en particular,las diversas sociedades de acuerdo a una escala de
son una manifestación del influjo en el pensamientoprogreso, basada fundamentalmente, aunque no de
social de los procesos históricos concretos que seun modo exclusivo, en el desarrollo de los sistemas
están produciendo sobre todo durante este tercer productivos y las formas de organización social a él
cuarto de siglo, como ha quedado indicado en laasociadas. Naturalmente, en tal esquema, Occidente
síntesis hecha más arriba. De ahí que en este perío- está colocado en la cúspide, y las demás sociedades
do la noción misma de progreso sufra un cambio con las que se pone en contacto progresivamente
sustancial y sintomático, que expresa nuevos crite- se sitúan en diversos niveles, pero sin alcanzar el
rios de adelanto social. En lo adelante, el progreso progreso de los países capitalistas.
no es ya, como habían postulado los iluministas, "el Se echa de ver que en el enfoque propuesto por
descubrimiento progresivo de las luces de la razónel evolucionismo él proceso de expansión colonial
natural, ocultas por la perversión de los sacerdotes encontraba un sólido fundamento ideológico. Sin
y los hombres políticos", ni tan sólo el avance porembargo, hay que insistir en que, en este período, la
etapas mentales hasta alcanzar paulatinamente un teoría evolucionista surge más como un reflejo de
estadio de conocimiento positivo o científico, como los extraordinarios logros socioeconómicos alcan-
habían sostenido los positivistas de la primera mitadzados, que como una respuesta a las necesidades
del siglo, "sino la producción de bienes materiales inmediatas de expansión colonial. Como se ha di-
cada vez más 'perfeccionados* y las relaciones socia-cho, interesa en especial otorgar un sentido al rápi-
les cada vez más complejas, a través de etapas largasdo progreso que experimentan los países capitalistas
y laboriosas: paso de la brutalidad animal al salva- en los campos indicados anteriormente.
jismo, del salvajismo a la barbarie, de la barbarie a A menudo, en efecto, se vincula el surgimiento
la civilización."19 el evolucionismo con la expansión colonial; sin
embargo, se puede comprobar que la conformación
de esta perspectiva teórica tiene lugar en un período
19. Gerard Ledere, Antropología y colonialismo, Comu-
en que dicha expansión tiene escasa importancia.
nicación 28, Alberto Corazón editor, Madrid, 1973, pág.
32. Cf. ta,bién, V. Gordon Childe, Los orígenes de la civi- Cuando se inicia realmente el gran proceso de
lización, F. C. E., México, 1971 , pág. 9. expansión colonial, como se verá en el siguiente

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140 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 7 JULIO 1983

capítulo, el pensamiento evolucionista está evolucionistas


solida- clásicas: El derecho materno de
mente constituido y las obras fundacionalesBachofen,
ya han y El derecho antiguo de Maine; Fustel
de Coulanges publica La ciudad antigua en 1 864. Un
sido escritas y publicadas. A la hora de la expansión
año abundante
colonial imperialista, impulsada básicamente por en publicaciones evolucionistas es
1 865: Investigaciones sobre la historia de los pue-
necesidades económicas, las potencias involucradas
encontrarán en la teoría antes conformada un blossiste-
primitivos, de Tay'or;Matrimonio primitivo de
ma científico compatible con su proyecto y McLennan,
apro- y Tiempos prehistóricos de Lubbock.
piado como justificación político-ideológica. Darwin vuelve a la carga en 1 871 con El origen del
hombre, lo mismo que Taylor con La cu/tura pri-
Desde luego, ello descarta cualquier interpreta-
ción de la teoría evolucionista como factor mitiva,
"impul- y Morgan con su obra pionera en el campo
sor" del proceso colonial que tuvo lugar en eldeúltimo
los estudios de parentesco, tema que será piedra
cuarto del siglo XIX. El elemento motor deangular
la colo- en la antropología, Sistemas de consangui-
nización moderna se encuentra en las necesidades
nidad y afinidad de la familia humana. Sin duda, el
político-económicas: el evolucionismo comocicloteoríase cierra con la gran obra de síntesis sobre la
evolución
ya estaba disponible en sus rasgos fundamentales y de la sociedad humana que constituye La
fue adoptado, en la medida de su compatibilidad
sociedad antigua, de Morgan, verdadero paradigma
y poder justificativo, como interpretación y decober-
la teoría evolucionista para profanos e iniciados.
tura ideológica de un proceso que respondíaEste alud de obras evolucionistas sólo puede enten-
a nece-
sidades objetivas y concretas del momento.
derse En
como respuesta teòrico-social a un proceso
suma, el evolucionismo no se vincula con elhondamente
colo- sentido en ese momento histórico.
nialismo en la fase de nacimiento o conformaciónSe puede adelantar que la concepción central de
de aquél, sino en la etapa de su plena constitución
estas obras establece el postulado de que la forma
y madurez; es decir, el colonialismo va de la mano
social o institución en que pone el énfasis el cientí-
con el evolucionismo cuando este último esficoya (sean
una la propiedad o los sistemas de parentesco)
se ha desarrollado a partir de formas simples o arcai-
teoría social predominante en los países capitalistas.
Retomando nuestra argumentación central, cas,cabe
a través de etapas de volución que la investiga-
agregar que las referidas condiciones históricas
ción o,deen todo caso, la adecuada deducción pueden
desarrollo capitalista (sobre todo el desarrollo en
determinar.21 La unidad que se observa en la obra
profundidad, como lo calificó Lenin) sonde muchos
las que de estos autores evolucionistas, por lo
que respecta
nos permiten explicar las asombrosa unidad del a la constitución de esquemas que
contienen
pensamiento social durante la segunda mitad del estadios sucesivos, nos debe llamar tam-
siglo XIX (y en particular durante el cuarto bién la atención. El esquema morganiano ("salvajis-
de siglo
que ahora examínanos), alrededor de una mo", "barbarie" y "civilización") es ciertamente el
concep-
más conocido,
ción que implica la noción central de progreso y pero no el único. De hecho, desde
el siglo XVlll se habían elaborado cuadros que
deriva en esquemas que suponen etapas de avance
creciente. Este desarrollo de las ideas, hastaincluíanciertoetapas, a pesar de que el significado de éstas
punto homogéneo y unificado, no es, desdenoluego, era idéntico al que adquirirían en el siglo XIX;
obra de la simple casualidad. Diversos autores, ejemplo,
por en al menos dos autores (A. Ferguson en
efecto, han llamado la atención hacia la circunstan-1767, y W. Robertson en 1777) habían propuesto
ya un esquema idéntico al de Morgan, tocante a los
cia de que las principales obras de factura evolucio-
nista que pueden ser consideradas propiamente términos, aunque no similar por lo que respecta los
antropológicas (en el sentido moderno del término),para definir las fases. Asimismo, G. Klem
criterios
se dan a conocer o se editan en el curso del cuarto había formulado, en 1843, un esquema que incluía
de siglo que nos ocupa.20 tres estadios de progreso: "salvajismo", "domesti-
La lista es larga: cidad" y "libertad".22 En el tercer cuarto del siglo
En 1851, Morgan publica The League of the XIX, el análisis de acuerdo con estas concepciones
Ho^e-no-sau-nee, or Iroquoìs; T. Weitz inicia su por fases, se asienta y adquiere carta de "paradigma"
Antropología de los pueblos primitivos en 1 858,
y al año siguiente, se publica El origen de las espe- 21. El marxismo se aparta de esta concepción. Ver Jürgen
cies, de Darwin; en 1861, se ofrecen dos obras Habermas, "Para la reconstrucción del materialismo histó-
rico", en Cuadernos Políticos, núm. 28, México, 1981,
pig. 14.
20. Cf., Angel Palerm, Introducción a la teoría etnológica f 22. Cf., el "Prólogo" de Carmelo Lisón Tolosana a Lewis
Universidad Iberoamericana, México, 1967, pág. 105; G. H. Morgan, La sociedad primitiva, Ed. Ay uso, Madrid,
Ledere, op. cit., pág. 29. 1971. pág. 32.

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ANTROPOLOGIA E HISTORIA EN EL SIGLO XIX 141

científico; en concordancia con la terminología na y a poner de relieve la ineficiência y las debilida-


acuñada por Kuhn,23 la "ciencia normal" que prac- des de las tendencias socialistas hasta ese momento
predominantes.
tica la joven disciplinada antropológica se basa en la Así, pues, los fracasos a que nos
hemos referido ayudaron a allanar el camino a con-
constitución de tales esquemas que incluyen etapas,
fases o estadios evolutivos. cepciones más radicales y a nuevas formas de orga-
Desde otro ángulo, el período que nos ocupa nización política revolucionaria.
proyecta con toda su fuerza la dialéctica de la histo-En suma, el cuarto de siglo que nos ocupa ve
clarificarse y fortalecerse una conciencia de clase
ria. Por un lado, los triunfos políticos y económicos
de la burguesía provocaron transformaciones en proletaria
la y, como contrapartida, el decaimiento y
sociedad de tal naturaleza que, al mismo tiempo, la gradual extinción de las primitivas formas socia-
darían como resultado precisamente el fortaleci- listas ("utópicas"), que dejan lugar a un paulatino
predominio de la concepción materialista de los
miento clasista del proletariado. El desarrollo eco-
nómico en general, y el crecimiento industrial fundadores
y el del marxismo. Esta concepción revolu-
incremento de las concentraciones urbanas en cionaria
par- define sus postulados históricos básicos y
funda una práctica política revelucionaria susten-
ticular, tuvieron como lógica consecuencia la madu-
ración del proletariado, como lo habían previsto tándose en un análisis cada vez más profundo de la
Marx y Engels en El manifiesto comunista. Por estructura
otro económica y las fuerzas pol íticas de la so-
lado, las mismas derrotas que habían sufrido las capitalista. Tal desarrollo tiene lugar en sus
ciedad
masas trabajadoras durante las jornadas de 1848aspectos básicos en el período que examinamos:
(como contrapartida de la actuación de la burguesía
Marx y Engels publican El manifiesto comunista
en esos acontecimientos), contribuyeron a dejaren en1 848; en 1 859, el primero da a conocer su Con-
chro la dinámica clasista de la lucha pol ítica moder-
tribución a la crítica de la economía política; el
primer tomo de El capital del mismo Marx se edita
en 1867, etc. Al mismo tiempo, surgen organizacio-
23. Cf., S. Kuhn, La estructura de las revoluciones cienti-
nes obreras revolucionarias que, en ocasiones,
ficas, Fondo de Cultura Econòmica, México, 1971: Ver
adquieren
también Estevan Krotz, Relaciones, num. 5, El Colegio de una impresionante influencia en las
Michoacán, Zamora, 1980. masas trabajadoras (caso del Partido Socialdemó-

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142 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA #7 JULIO 1983

crata alemán por ejemplo) y se constituye (1864)el marxismo) finca su pensamiento y acci
especial
la I Internacional, bajo la directa intervención y
en un proyecto cuya piedr angular es la revolució
orientación de Marx y Engels. . .** Pero, a pesar de la mayor conciencia clasista y
Puede decirse, por lo tanto, que las derrotas
de ladel
fuerza que adquiere el movimiento obre
48 produjeron también un aspecto positivo para
revolucionario durante el período, hay que advert
los trabajadores, al menos en la medida en
queque
ni le
una ni otra eran todavía suficientes pa
ayudaron a deshacerse de las ilusiones y fantasías
poner seriamente en peligro la sociedad o el pro-
sociales de las doctrinas socialistas anteriores y
yecto burgueses. El bloque capitalista tuvo la fuer
sentaron las condiciones para el desarrollo ydelos
una
recursos para mantener el orden, aún en e
conciencia política más aguda. Así, pues, elcaso
tercer
de abierto desafío contra el sistema, como l
cuarto del siglo pasado es el lapso en que,prueba
casi si-
la sangrienta derrota y la represión con sa
multáneamente, se conforma el pensamiento queevo-
siguió a la Comuna de París, en 1871. Pese
lucionista burgués y la concepción marxista revo-
todo, pues, el período 1848-1873 estaba destinado
lucionaria. El primero, como se ha dicho, adopta
a ser una fase de pleno triunfo de la burguesía: an
una perspectiva basada en la noción de progreso,
la luminosidad del progreso, las airadas voces de
mientras la nueva corriente impugnadora (y en
revolución resultaban una disputa de poca monta

24. Lenin ha sintetizado los resultados de esteyperíodo sobre una política que no es de clase, se acredita como
por lo que respecta ai proletariado: "La revolución unde 1848absurdo.
simple
-dice Lenin- asesta un golpe mortal a todas estas formas "La Comuna de París (1871) -prosigue- corona este
ruidosas, abigarradas y chillonas del socialismo premarxis- desarrollo de reformas burguesas: sólo el heroísmo del
ta. En todos los países la revolución muestra, en proletariadoacción, a debe su afianzamiento la república, es decir,
las distintas clases de la sociedad. La matanza de obreros aquella forma de organización del Estado en que las rela-
realizada por la burguesía republicana en París, en las jor- ciones de clase se manifiestan de la manera menos velada.
nadas de junio de 1848, demuestra rotundamente que "En todos los demás países europeos, el desarrrollo más
sólo el proletariado es socialista por su naturaleza. La confuso y menos acabado, conduce a esa misma sociedad
burguesía liberal teme cien veces más a la independencia burguesa ya constituída. A fines del primer período (1848-
de esta clase que a cualquier reacción, sea la que sea. El 1871), período de tormentas y revoluciones, el socialismo
cobarde liberalismo se arrastra a sus pies. Los campesinos premarxista se extingue. Nacen los partidos proletarios
se contentan con la abolición de los restos del feuda- independientes: La Primera Internacional, (1864-1872) y
lismo y se pasan al lado del orden, y sólo aquí y allá
la sodaJdemocracla alemana'1. V. I. Lenin, "Vicisitudes
oscilan entre Ja democracia obrera y el liberalismo bur-históricas de la doctrina de Carlos Marx", en La lucha de
ios pueblos. .. ; op. cit., pig. 78,
gués. Toda doctrina sobre un socialismo que no es de clase

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