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FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DE

LA PSICOLOGÍA HUMANISTA
DECLARACIONES CENTRALES DE LA FILOSOFIA
EXISTENCIALISTA Y DE LA FENOMENOLOGIA

• La filosofía existencialista así como la fenomenología, tienen afirmaciones


centrales que luego, los psicólogos humanistas las hicieron suyas. Estas
afirmaciones son base y sustento para el desarrollo de lo que se conoce
como la “Tercera fuerza en Psicología”. Son:
MIEDO Y LIBERTAD COMO DOS CARAS DEL “SER
ARROJADO” DE LA EXISTENCIA HUMANA

• La existencia humana se caracteriza por haber sido “arrojada (Heidegger) al


mundo y por estar confrontada, desde su nacimiento, con la muerte, la
“nada” (Sartre). Este ser arrojado con la perspectiva inevitable de la
muerte, quita en realidad inmediatamente al ser humano, desde el inicio
de su vida, “la base” (Jaspers) y confiere a la existencia humana un carácter
absurdo. El hombre se ve expuesto desde el principio a las “situaciones
límite” (Jaspers) así como con el desgarro, la desesperación, el abandono
(Kierkegaard) y el vacío (Sartre)
• Una cara del ser arrojado consiste por lo tanto en que el mundo (entorno),
en el que el individuo es metido por el nacimiento, determina de forma
muy limitadora y amenazante su vida cotidiana; la otra cara del ser
arrojado, la libertad, está directamente vinculada con ello, ya que la
amenaza, y el miedo abren – aunque pueda sonar paradójico en un
principio – al ser humano un juego de libertad, en el que el hombre puede,
por ejemplo, aceptar o no el miedo como componente de su existencia.
ELECCIÓN Y DECISIÓN
• Así el miedo es una condición necesaria para la libertad del ser humano; “lleva
la existencia ante la libertad”, dice Heidegger; es decir, ante la libertad de
“elegir” y “decidir”, un aspecto defendido constantemente por los
representantes conocidos de la filosofía existencialista.

• En este contexto hay que resaltar un aspecto especial: Heidegger (al igual que
Buber y Sartre) no ve este “elegir” y “decidir” solamente como una “posibilidad”
física o moral que está a disposición del hombre, sino que el acto de la
“elección”, o la “decisión”, como expresión de la libertad, es para Heidegger –
sobre el fondo del ser arrojado – una “necesidad” de la existencia humana; el
ser humano está “condenado a la libertad”, como lo denomina Sartre.
• Este aspecto de tener que elegir y
decidir conduce a una imagen del
ser humano que considera a éste
tanto activo como pasivo; pasivo
en cuanto a la amenaza de ser
determinado y activo en cuanto a
la necesidad de realizar la libertad
de la elección, decisión y con ello
de “tomarse en posesión o
malograrse a sí mismo” (Jaspers),
de “hacerse a sí mismo” (Sartre).
RESPONSABILIDAD
• Una imagen así del ser humano plantea una cuestión importante: ¿Quién es
responsable de esta situación del ser humano?

• Dado que la filosofía existencialista- que coincide por lo demás con el


marxismo y el budismo- rechaza una autoridad superior, hay una única
autoridad: la del propio ser humano. Mientras que Kierkegaard y Heidegger
colocan aquí al individuo como individuo en el primer plano de esta
consideración, en Buber, Jaspers y sobre todo en Sartre, hay que considerar
la responsabilidad del individuo, siempre explícitamente desde la
perspectiva de la relación con los otros seres humanos, es decir, en el
“encuentro” (Buber), en la “comunicación” (Jaspers) o en el trabajo
productivo y político (Sartre).
• Este estar rechazado final hacia uno mismo es tanto amenaza como
posibilidad, la responsabilidad de ambos la lleva sólo el ser humano. Si
la niega, la esquiva o la traspasa a otros seres humanos o circunstancias,
entonces niega su existencia y no vive de acuerdo con su determinación
vital.
CONDICION DE PRESENTE
• La existencia del ser humano está vinculada de igual manera con el pasado,
el presente y el futuro. El ser humano se pregunta si una de estas
temporalidades le determina más que las demás, En el pensamiento
existencialista, el tiempo es siempre algo futuro, al que se ordenan el
presente y el pasado. La base de esta comprensión del tiempo es la
“existencia para la muerte” (Heidegger); con ello se refiere al hecho
inevitable de la seguridad de la aparición futura de la muerte. El sentido
auténtico de la existencia es el presente, y el pasado resulta por tanto como
consecuencia de un “adelantarse” (Heidegger) al futuro. A esto se
contrapone que el pasado y el presente son más concretamente
experimentables para el ser humano que el futuro.
• El futuro da sin embargo el sentido a nuestra existencia, pero hemos
experimentado nuestra existencia en el pasado o la experimentamos en
la condición de presente de nuestro ser. El concepto sartriano del
“proyecto” construye aquí un puente de comprensión; cuando quiero
cambiar una situación, en la que me encuentro en el presente, porque
ya no me satisface, entonces se basa mi “proyecto” (en el sentido de la
actuación intencional) en la anticipación del futuro, ya que el cambio de
mi situación se puede ver únicamente en el futuro: es decir
“superación” de mi condición de presente es un proyecto del instante
actual hacia el futuro. Los sucesos del pasado por el contrario son ya
hechos que no pueden cambiarse, pero su valoración resulta igualmente
del proyecto orientado hacia el futuro.
ESTAR EN EL MUNDO

La compresión del “estar en el mundo” constituye el núcleo de la


filosofía existencialista de Heidegger.

En este concepto se cruzan en Heidegger las corrientes filosóficas de la


filosofía existencialista de Kierkegaard y de la fenomenología de Husserl;
pues el “estar en el mundo” es por una parte, una característica esencial
del ser humano y este concepto esta también en el método científico de
la fenomenología, que Heidegger considera indispensable para la
investigación de la cuestión del “sentido del ser”.
“Estar en el mundo” como característica existencial del
hombre

El ser humano forma un “campo” (Merleau-Ponty) con el mundo que le


rodea, dentro del cual no aparece “junto” a las cosas y seres humanos
de su entorno, sino siempre únicamente en vinculación con ellos, es
decir: “ la existencia del hombre no es concebible sin el mundo que lo
rodea y viceversa.” Al igual que aparecen los dos aspectos de la
conciencia (miedo y libertad) como una unidad individual, así explica
Heidegger también al individuo y al mundo como un todo unitario.
Heidegger nos conduce con ello a una visión que elimina, en un caso, la
separación entre miedo y libertad y, en el otro, la del ser humano y el
entorno.
Sólo este “estar en el mundo” posibilita el desarrollo de la “impropiedad”
del “se” (man) no vinculante respecto de la “propiedad” (Heidegger) o el
“encuentro” en el sentido buberiano. Lo que aparece en Buber con más
fuerza es el carácter “dialógico” de las relaciones entre el ser humano y el
mundo, que se dirime como lucha “de cada hora” entre las polaridades de
la existencia humana, de la “relación yo-tú” y de la “correspondencia yo-
ello”.

El mundo de las correspondencias yo-ello promete calma, orden,


estructura y seguridad, el de las relaciones yo-tú llaman a traspasar
fronteras de atrevimiento, al riesgo y al peligro.
• Sólo en el cambio constante de esta “dualidad” puede el individuo
llevar su existencia a la unidad con el mundo. Lo que resuena aquí con
Buber (y de forma similar Jaspers y Sartre) es el pensamiento de la
“evolución permanente”, es decir el desarrollo del individuo y de la
sociedad están entretejidos, sólo hay desarrollo cuando ambos se
desarrollan. A este desarrollo pertenecen juntos igual que separados,
tanto proximidad como distancia, calma como tensión y seguridad como
atrevimiento. “La historia se dirime” (Jaspers) en la lucha permanente
entre estos dos polos de la humanidad.
“Estar en el mundo como base fenomenológica de la
comprensión de la ciencia por parte de la filosofía
existencialista”.

La visión total del ser humano en forma de ligazón de la existencia humana


como “estar en el mundo” exige una comprensión de la ciencia que no
permite al ser humano o al individuo permanecer más tiempo separado o
independiente del objeto de su investigación; pues la investigación es
siempre una forma del ser en el mundo. El ser del hombre se caracteriza
para Heidegger precisamente porque el ser humano no sólo existe, sino
que, más allá de la “apertura” (Erschlossenheit), que Tugendhat traduce
con la palabra inglesa “awareness”, puede preguntar por el sentido de la
propia existencia y con ello tiene acceso directo a su “estar en el mundo”.
La forma de aproximación fenomenológica está determinada, junto a un interés
objetivo, también subjetivamente, por lo que las interrogaciones son en último
término formas diferentes del ser en el mundo y se basan en el sentido en el
que en cada caso aparece en mundo ante el que investiga. Si me fijo en lo que
significan para mi los objetos y los fenómenos del mundo, comprendo siempre
simultáneamente, quien y lo que soy yo mismo. Ser humano y mundo, sujeto y
objeto, ser y conciencia, dentro y fuera representan siempre en el último
término una unidad indivisible.

De aquí resulta que toda actividad científica se basa en “decisiones” subjetivas


de las que el científico es el único responsable.

El rechazo consciente de la verdad e interés objetivos permite clarificar el


aspecto de la propia responsabilidad del científico, ya que queda claro que no
se investigan cuestiones y problemas abstractos, sino lo que “decide” el
científico, independientemente de si aborda una cuestión y de cómo lo hace.
Ahora ve tú mismo qué sentido le das a tu vida:

• ¿Eres “libre” y haces con tu libertad aquello que es más conveniente para
ti?

• ¿Eliges y decides aquello que es más conveniente para ti?

• ¿Participas “estás en el mundo” o simplemente eres un espectador más?

• ¿Asumes la responsabilidad de tu existencia?

• ¿Vives tu “aquí y ahora”, es decir, tu presente teniendo como base tu


pasado para proyectar tu futuro?

• Tienes permiso para vivir con responsabilidad y libertad.

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