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SERENDIPIA

“Serendipia” es una palabra que no encontraremos en el diccionario de la Real


Academia Española. Proviene del inglés “serendipity”, y fue utilizada por primera
vez por Horace Walpole hará 250 años, cuando hacía referencia al cuento de hadas
persa “Los tres príncipes de Serendip”, quienes estaban siempre “haciendo
descubrimientos, accidentales y sagaces, de cosas que no buscaban”.

La serendipia se describe normalmente como el proceso accidental e


inesperado por el cual descubrimos algo que en realidad no estábamos
buscando.

Podríamos pensar que la serendipia es entonces lo mismo que la “chiripa” o la


pura suerte. La realidad no es tan simple en este caso, ya que son muchos los
autores que consideran que hay algo más detrás de todo el proceso.

La noción del verdadero significado de la serendipia está más ligada a numerosos


descubrimientos realizados en el mundo científico, que si bien podría pensarse se
produjeron por casualidad, no es menos cierto que se dieron gracias a que sus
autores se encontraban atentos y abiertos a lo inesperado (aunque buscasen otra
cosa, eso sí). Se trata por tanto de un proceso activo, no pasivo.

Existen infinidad de ejemplos al respecto, como el descubrimiento de América por


parte de Cristobal Colón (quien en realidad pretendía encontrar una ruta hacia las
Indias por el oeste); el famoso episodio de Newton con la manzana; o por
ejemplo la invención del velcro por parte del ingeniero George de Mestral a raiz
de tener que quitarle a su perro los cardos que se le enredaban al pelo después de
ir a pasear.

Algunos experimentos sugieren que la serendipia se da a partir del networking y el


aprendizaje activo, especialmente cuando estamos explorando en busca de algo, y
donde la distracción y la sorpresa son también factores clave.
En una Internet cada vez más sobresaturada de contenidos, los sistemas de los que
nos ayudamos para acceder a la información están orientados a servirnos sólo
aquello que hemos declarado que nos interesa, aislándonos de lo que hay más allá.
Lo malo de esto es que hace que dejemos de llegar a contenidos o productos
que desconocemos y que podrían resultarnos muy interesantes. Es por ello que
en la actualidad está cobrando mucho interés enriquecer los sistemas de
recomendación y de recuperación de información con elementos que permitan
favorecer el descubrimiento inesperado, y por tanto el consumo de contenidos
y productos que nos puedan sorprender.

En próximos posts profundizaremos un poco más sobre este tema, ahondando en


el proceso de la serendipia y las fases que algunos autores identifican en él para
tratar de provocarlo.

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