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BIbiliografia:http://www.sololiteratura.com/gio/gioobrdelas.htm
http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v05/lorente.html
Silvia Lorente-Murphy
Cuando Felipe llega a la casa de Lavinia con un herido y le explica que ambos
son miembros del Movimiento de Liberación Nacional, ella defiende su
postura no política:
Flor, la enfermera revolucionaria, por otra parte, muestra otro aspecto que
también difiere de Lavinia por su madurez y la solidez de su postura. Flor
parece estar en un ámbito emocional más avanzado que Lavinia y Sara. Ella
ya no analiza los problemas de identidad sino que se entrega de lleno a actuar
por lo que ella cree más valioso: el resto de los seres humanos. Cuando Flor
penetra y se apropia del espacio masculino no es para afirmar su "yo"
individual , sino para participar con los hombres en la creación de un país más
justo para todos. En este sentido, Flor es la mujer que mejor ejemplifica en La
mujer habitada el feminismo latinoamericano en el que las teorías
individualizantes a lo Virginia Woolf generalmente demuestran no ser aptas
para las circunstancias sociales vigentes. Flor, por otra parte, no cree que las
circunstancias que rodean el nacimiento de una persona la marquen de una u
otra manera; es una existencialista en acción y cree firmemente en la
responsabilidad individual. Ella misma ha triunfado a pesar de una infancia y
adolescencias horribles transcurridas en un ambiente de miseria.
A pesar de la imagen esperanzada del final del libro, quedan sin resolver
varios aspectos de una realidad ardua y complicada. La mujer habitada se
sitúa así en el realismo sin simplificaciones de que hablábamos al comienzo
del trabajo por medio del cual se trata de definir lo justo y ético en general
pero sin llegar a proponer un método de aplicación concreto y sin ignorar la
falacia de cualquier ideología que no tenga en cuenta la complejidad cultural,
social, económica, racial y psicológica a la que indefectiblemente
respondemos.
Notas
(2). De acuerdo con Gabriela Mora, el asalto guerrillero a la casa del alto
militar gobiernista, está inspirado en uno similar ocurrido en Managua en
1974.
(6). Véase Arturo Arias: "Gioconda Belli, the Magic and\of Eroticism" in
Claudia Ferman, ed. The Post Modern in Latin American Cultural Narratives.
New York: Garland, 1996. Pp. 181-187.
(8). "El de las amas de casa es un espacio que, contrario a lo que todos
suponen, sólo vuelve a la normalidad cuando los hombres se van por la
mañana al trabajo. Ellos son las interrupciones (Pp. 162-163).
Obras Citadas
Mora, Gabriela. "La mujer habitada de Gioconda Belli: los otros dentro de sí
y la representación de la mujer nueva" en Juana A. Arancibia, ed. La nueva
mujer en la escritura de autoras hispánicas. Montevideo. Editorial Graffitti,
1995, pp. 79-87.
RESEÑA DE LA OBRA :
•
Hay mucho de ardor combativo en su prosa (...). Sin embargo, en Lamujer habitada
hay un notable nivel de poesía, casi de lirismo; hayritmo en el entrecruzamiento de
las historias; y contiene esa
admirable mezcla que ha dado en llamarse 'realismo mágico'."
Irene Ferrari, La Prensa
•
"Se impone por la destreza de la rica y dinámica composición depersonajes y en el
cruce entre las múltiples historias personales,aspectos que le permiten dar cuenta
de un preciso y complejo
entramado sociocultural." Graciela Gliemmo, El Cronista
•
"La narración corre por cauces claros y definidos.(...) Se lee concreciente interés,
especialmente a partir de la problemática de suprincipal personaje femenino."
María Rosa Lojo, La Nación
http://bibliotecas.unileon.es/tULEctura/2017/12/15/mujer-habitada-gioconda-
belli/
http://literatura.typepad.com/blog/2008/08/la-mujer-habitada-de-giaconda-
belli.html
Lavinia Alarcón, el personaje principal de La mujer habitada, es una profesional jóven que acaba de
volver a su país después de haberse formado como arquitecta en Europa. Lavinia pertenece a una
familia aristocrática de Faguas, un país tropical que vendría equivaliendo a la Nicaragua de la autora.
Los puntos de referencia familiares más importantes de Lavinia han sido su Tía Inés y su abuelo quienes
le dieron el amor y formación que sus padres le negaron por estar más interesados en la vida social y los
negocios que en el bienestar emocional de su hija. Por consecuencia, Lavinia se ha transformado en una
mujer con fuertes tendencia feministas que se ha rebelado en contra de los valores aristocráticos de su
familia y de su casta.
Lavinia ha decidido vivir sola en la casa que su fallecida Tía Inés le dejó heredada . En el patio de la
casa crece un naranjo que jamás había dado fruto. El primer día de trabajo de Lavinia, el naranjo
milagrosamente se cubre de azahares. En el árbol habita el espíritu de Itzá, la mujer de Yarince. Itzá y
Yarince fueron una pareja legendaria de indígenas que luchó en contra de la invasión colonial española y
que se rehusaron a tener hijos para no dejarle esclavos a los invasores coloniales. El espíritu de Itzá se
encarna en el cuerpo y alma de Lavinia y este hecho se convierte en el lazo que vinculará un pasado
guerrero indígena a un presente guerrillero en el contexto de un país polarizado entre ricos y pobres y
dominado por una cruenta dictadura.
Uno de los valores históricos de esta novela es la presencia de una lucha ideológica entre el feminismo y
el sexismo masculino que se desarrolla en el seno del Frente de Liberación Nacional, la organización
político-militar clandestina de Faguas que lucha por derrocar a la dictadura del Gran General y liberar al
país de la lastra histórica que lo ha oprimido desde el inicio de la colonia. Los diálogos no son sencillos.
Las mujeres cuestionan y se buscan, pero obviamente no siempre manejan los argumentos ni reciben las
respuestas que desean. Las dudas las invaden. Los hombres responden con razón o sin ella o con el
silencio. La trama de la novela se lleva a cabo en el año de 1973, un momento en el que el feminismo
ha comenzado a tomar fuerza a nivel internacional. Podría decirse que la revolución nicaragüense, fue
la primera lucha de liberación nacional en el seno de la cual fructificó un debate feminista serio. Lo
valioso de este debate en las páginas de La mujer habitada es que no ocurre de una forma seca sino que
se encuadra cabalmente al drama literario de la novela, principalmente en los diálogos y discusiones
íntimas entre Lavinia y su novio Felipe Iturbe, pero también en las conversasiones que Lavinia sostiene
con Sara, su amiga de infancia, que se conforma con vivir en el "imperio de la domesticidad"; con
Lucrecia, la empleada pobre a quien Lavinia trata de convencer de que se relacionen como iguales y no
como patrona y sirvienta; y con Flor, la guerrillera que acoge a Lavinia y se encarga de darle la
preparación política que ella necesita para militar en el Frente de Liberación.
La novela se nutre de muchos acontecimientos verídicos de la trayectoria de las organizaciones
revolucionarias armadas que formaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y que en
forma parcial han sido integrados a la trama. Por ejemplo, el ataque masivo que llevan a cabo las
fuerzas de seguridad del Gran Dictador en Faguas en contra de la casa seguridad en que mueren tres
militantes del Frente de Liberación Nacional recuerda el ataque de la Guardia Nacional somocista en
que murió el poeta sandinista Leonel Rugama en 1970. Los avances lascivos del General Vela hacia
Lavinia y el operativo en que se pretende tomarlo de rehén tiene elementos parecidos a la acción
armada que el FSLN llevó a cabo en 1978 con la participación de Nora Astorga en contra del General
Reynaldo Pérez Vega de la Guardia Nacional de Anastasio Somoza.
Es interesante, sin embargo, que en vez de vincular la lucha guerrillera en Faguas con el héroe anti-
imperialista Augusto César Sandino -- quien, con armas en la mano, enfrentó la invasión estadounidense
en Nicaragua entre 1927 y 1933 -- Gioconda Belli prefiere enlazar esa lucha a las gestas anti-coloniales
indígenas. En efecto, en La mujer habitada, una novela de ficción obviamente histórica y hasta
autobiográfica, Belli no hace ninguna referencia a Augusto César Sandino. Esto podría interpretarse
como un gesto de rebeldía ante el culto a la personalidad histórica de un héroe masculino. La decisión
de usar el recurso de enlazar a Lavinia a la guerrera indígena Itzá, tiene más sentido desde el punto de
vista del carácter feminista y de la calidad real maravillosa de la novela. No obstante, es
imprescindible recordar que La mujer habitada es un trabajo de ficción y que por lo tanto, la autora
tiene la licencia literaria de crear su propio mundo narrativo. Los hechos literarios, por consecuencia,
no precisan ser fieles a una "realidad" histórica fija.
Por otra parte, es importante notar que Lavinia en La Eneida de Virgilio es desposada a Eneas, el héroe
y guerrero troyano. El hecho de que Lavinia en La mujer habitada sea la compañera de Felipe
Iturbe, un guerrillero clandestino del Frente de Liberación, la vincula directamente a la Lavinia de La
Eneida. Pero el vínculo es más consciente y profundo. Virgilio, el gran poeta patriótico romano,
dedica La Eneida a las hazañas y voz de Eneas. A Lavinia no le dedica una tan sola línea en la que
escuchemos su voz. Gioconda Belli, obviamente, reivindica a la Lavinia de Virgilio en La mujer
habitada no solo a través de Lavinia Alarcón sino que a través de Itzá, la guerrera indígena que se
convierte indiscutiblemente en personaje y voz narrativa de la obra. No es coincidencia que sea la voz
de Itzá la que da inicio y termina la novela.
Gioconda Belli escribió La mujer habitada en 1988. Veinte años después, la brillante escritora
estadounidense Ursula Le Guin publica la novela titulada Lavinia cuyo objetivo fundamental es redimir a
la Lavinia de La Eneida. En la Eneida, una guerra sangrienta se desata porque, acatando el deseo de los
espíritus, el rey Latino (padre de Lavinia y descendiente del dios Saturno) la da en mano al extranjero
Eneas en vez de dársela a Turno, el dirigente de uno de los reinos vecinos.
Le Guin leyó La Eneida de Virgilio en el texto original escrito en latín y a través de esa experiencia
recrea un mundo pre-romano en el cual Lavinia es mujer consciente y conductora de su destino. Le
Guin pone en boca de Lavinia estas palabras, las cuales capturan la esencia de su personaje:
No moriré. De eso estoy segura. Mi vida está demasiado pendiente como para conducir a algo tan
absoluto como la muerte.... Y sin embargo, si yo tengo que seguir existiendo a través de los siglos, por
lo menos una vez tengo que irrumpir y hablar... Mi madre estaba loca, pero yo no. Mi padre estaba
viejo, pero yo estaba joven. Como Helena de Esparta, yo fui la causa de una guerra. Ella causó la suya
permitiendo que la tomaran los hombres que la querían. Yo causé la mía porque no pemití ser ofrecida
ni ser tomada, sino que yo escogí mi hombre y mi destino.
Esta voz es extremadamente parecida a la voz independiente de Itzá, la mujer que tampoco muere
porque ha sobrevido en las leyendas indígenas y porque su espíritu es capaz de encarnarse en la Lavinia
de La mujer habitada. En contra de los deseos de su madre de dedicarse a una vida doméstica, por
ejemplo, Itzá plantea que
Aunque mi madre se enfurecía, yo siempre tuve inclinación por los juegos de los muchahos, los arcos y
las flechas.
Ella no concebía que las mujeres pudieran guerrear, acompañar a los hombres.
Aquella tarde cuando Yarince llegó con sus hombres a Taguzgalpa, el día que nuestros ojos quedaron
engarzados para siempre, ella lo supo. Supo que al amancer yo me iría con él a combatir contra los
invasores [p. 108]
Tal y como lo plantea la Lavinia de Le Guin, Itzá decide quién será su hombre y cuál será su rol ante la
guerra.
Es obvio, que a pesar del medio que la rodea, Itzá ha tomado su destino en sus propias manos. Sin
embargo, la participación en la guerra no garantiza la liberación integral de Itzá quien se queja de que
los hombres no le permiten tener voz por ser mujer:
Me dejaban de lado cuando había que pensar en el futuro o tomar decisiones de vida o muerte. Y solo
por aquella hendidura, esa flor palpitante color de níspero que tenía entre las piernas. [p. 78]
Lavinia, es evidente, lucha por no ser mujer sin voz con respecto a Felipe. Lo declara con impecable
claridad:
Las Penélopes estaban condenadas a vivir eternamente atrapadas en redes silentes, víctimas de sus
propias incapacidades, como ella, en Itacas privadas. [p. 95]
Sin embargo, tener voz propia acarrea responsabilidades y consecuencias. Durante el operativo en
contra del General Vela, en vez de consultar con el jefe de la célula guerrillera qué es lo que debe
hacer luego de haber descubierto el escondite del General, Lavinia personalmente toma la decisión de
enfrentarlo. Es así como, a pesar de eliminar a Vela, Lavinia tendrá que pagar el alto precio de las
consecuencias.
La voz de protesta reclama que en manos de hombres, Itzá y la Lavinia de Virgilio están relegadas al rol
incompleto de mujeres enmudecidas. Por senderos muy diferentes, Gioconda Belli y Ursula Le Guin, se
lanzan al rescate de la voz femenina en la historia usando el instrumento que las define como maestras
de su oficio: la voz de la palabra escrita. Si bien, ambas novelas son marcadamente diferentes, en el
fondo las guía el impulso femenino por transformar la versión de la historia que ha sido definida por los
vencedores. Ambas escritoras logran su cometido sin sacrificar el carácter inherentemente artístico de
la literatura a la ideología.
©Carlos Parada
Fuentes:
1. Belli, Gioconda, La mujer habitada, Emecé Editores S.A./Seix Barral, Argentina, 2006, ISBN-13-978-
950-731-487-2.
2. Le Guin, Ursula K., Lavinia, Harcourt, Inc., US, 2008, ISBN-978-0-15-101424-8.