El estrés se presenta cuando algo hace que el cuerpo actúe como si lo estuvieran
atacando. Las fuentes de estrés pueden ser físicas, como lesiones o
enfermedades, o pueden ser mentales, como problemas con su matrimonio, trabajo, salud o finanzas.
El hígado sirve como almacén de glucosa, manteniéndolo en una forma
concentrada llamada glucógeno. El hígado descompone pequeñas cantidades de glucógeno todo el tiempo, liberando glucosa en el torrente sanguíneo para nutrir el cerebro, los nervios, el corazón y otros órganos “siempre activos”. La liberación de la glucosa del hígado depende en gran medida de la presencia de ciertas hormonas. De todas las hormonas en el cuerpo, sólo la insulina hace que el hígado tome el azúcar de la sangre y la almacene en forma de glucógeno. Todas las otras hormonas, incluyendo las hormonas del estrés, hormonas sexuales, hormonas de crecimiento y glucagón causan que el hígado segregue la glucosa en el torrente sanguíneo. El estrés emocional (miedo, ansiedad, ira, excitación, tensión) y el estrés fisiológico (enfermedad, dolor, infección, lesión) hacen que el cuerpo segregue las hormonas del estrés en el torrente sanguíneo. Para aquellos sin diabetes, el aumento de azúcar en la sangre inducida por el estrés es seguido por un aumento en la secreción de insulina, por lo que el aumento de azúcar en la sangre es modesto y temporal. Sin embargo para aquellos de nosotros con diabetes, el estrés puede causar un aumento significativo y prolongado en el nivel de azúcar en la sangre.