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5
Una regla que oímos repetida con frecuencia es que sacamos de una cosa
determinada lo que dedicamos a ella. Jesús indicó el beneficio que
obtendríamos de prestar la atención merecida a lo que él decía. Lo indicó
por medio de añadir las siguientes palabras a su amonestación sobre la
atención: “Con la medida con que ustedes miden, se les medirá a ustedes,
sí, aun se les añadirá. Porque al que tiene se le dará más; pero al que no
tiene, aun lo que tiene le será quitado.”—Mar. 4:24, 25.
6
Por consiguiente, si le medimos a Jesús poco interés y atención, no
podemos esperar que hayamos de recibir mucho de él, por lo menos de lo
que está diciendo para nuestra guía, para nuestro beneficio. Pero si
mostramos que realmente le tenemos aprecio como Maestro nuestro y le
damos nuestra mayor medida de atención, entonces él responderá por
medio de darnos una cantidad comparable de información e iluminación.
Sin embargo, a este respecto, a él no le interesa simplemente igualar las
cosas y equilibrar las cuentas. Más bien, por su generosidad, y en
conformidad con su capacidad, nos favorece con más de lo que esperamos.
Así se nos enriquece y estamos en mejor posición para compartir con otros
nuestra abundancia, impartiéndoles el entendimiento de las cosas.
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Los levitas solo le hicieron una humilde petición personal a Jehová. Hacia
el final de su oración le pidieron que tuviera en cuenta todos los
sufrimientos por los que había pasado la nación: “Y ahora, oh Dios nuestro,
el Dios grande, poderoso e inspirador de temor, que guardas el pacto y
bondad amorosa, no dejes que toda la penalidad que nos ha hallado a
nosotros, a nuestros reyes, a nuestros príncipes y a nuestros sacerdotes y
a nuestros profetas y a nuestros antepasados y a todo tu pueblo, desde los
días de los reyes de Asiria hasta este día, parezca pequeña delante de ti”
(Neh. 9:32). ¿Qué aprendemos de los levitas? Que en nuestras oraciones
primero debemos alabar y dar gracias a Jehová y después hacerle nuestras
peticiones personales.
Ejemplos de fe
“Continuó creciendo con Jehová”
juventud hasta este día” (1 Samuel 11:14, 15; 12:2). Aunque habían
pasado muchos años, sus días de juventud estaban frescos en su memoria.
Gracias a las decisiones que tomó mientras todavía era un muchacho, llegó
a ser un hombre de fe, un fiel siervo de Dios.
Samuel tuvo que fortalecer y proteger su fe constantemente, pues vivía
rodeado de personas impías y desleales. Puesto que nosotros vivimos en
un mundo de gente infiel y corrupta, también nos resulta difícil cultivar la
fe. Veamos lo que podemos aprender del ejemplo de Samuel, comenzando
por su infancia.
“Ministrando delante de Jehová, como muchacho”
Samuel tuvo una infancia fuera de lo común. Poco después de ser
destetado, como a los cuatro años de edad, comenzó a servir en el
tabernáculo de Jehová, en Siló, a más de 30 kilómetros (20 millas) de
Ramá, su ciudad natal. Los padres de Samuel, Ana y Elqaná, lo habían
apartado para un servicio especial a Jehová: sería nazareo de por vida. ¿Por
qué lo hicieron? ¿Acaso no lo querían?
En lo absoluto. Ellos sabían que su hijo estaría bien atendido en Siló.
Elí, el sumo sacerdote, sin duda supervisó su cuidado, pues Samuel
trabajaba con él. Y en el tabernáculo contaban con la colaboración de
algunas mujeres que servían allí de forma organizada (Éxodo 38:8).
Lo que es más, Ana y Elqaná nunca se olvidaron de su querido hijo, el
primero que les había nacido. Él fue la respuesta a una oración en la que
Ana le pidió a Dios un hijo varón y le prometió entregárselo para el servicio
sagrado. Todos los años, cuando lo visitaban, Ana le llevaba una vestidura
sin mangas que ella misma había confeccionado para que la usara en el
tabernáculo. De seguro el muchacho esperaba con anhelo las visitas de sus
padres, quienes le daban consejos y ánimo, a la vez que lo ayudaban a
valorar el gran privilegio que tenía de servir a Jehová en aquel lugar tan
especial.
He aquí una lección para quienes tienen hijos. Muchos padres suelen
preocuparse más por las necesidades materiales de sus hijos que por su
salud espiritual. No obstante, Ana y Elqaná dieron prioridad a las
necesidades espirituales de Samuel, lo cual determinó en buena medida la
clase de persona que llegó a ser (Proverbios 22:6).
5
Todo buen cabeza de familia se encarga de que los suyos no pasen
necesidad si él fallece. De igual modo, Jesús, quien llegaría a ser Cabeza
de la congregación cristiana, se encargó de que sus seguidores estuvieran
bien alimentados espiritualmente cuando él ya no estuviera en la Tierra
(Efes. 1:22). Por ejemplo, unos dos años antes de morir, tomó una decisión
importante. Seleccionó a los primeros de aquellos pocos mediante los
cuales alimentaría más tarde a los muchos. Veamos lo que ocurrió.
6
Después de orar toda la noche, reunió a sus discípulos y eligió 12
apóstoles de entre ellos (Luc. 6:12-16). Por los siguientes dos años se
apegó de un modo especial a los apóstoles, enseñándoles con sus palabras
y su ejemplo. Sabía que tenían mucho que aprender; de hecho, se les siguió
llamando “discípulos” (Mat. 11:1; 20:17). Les dio valiosos consejos y una
buena preparación para el ministerio (Mat. 10:1-42; 20:20-23; Luc. 8:1;
9:52-55). Obviamente, los estaba capacitando para desempeñar un papel
clave cuando él muriera y regresara al cielo.
7
¿Qué papel cumplirían los apóstoles? A medida que se acercaba el
Pentecostés del año 33, se hizo evidente que ocuparían un “puesto de
superintendencia” (Hech. 1:20). Sin embargo, ¿cuál sería su principal
interés? Jesús, ya resucitado, lo dio a entender en una conversación con el
apóstol Pedro (lea Juan 21:1, 2, 15-17). En presencia de otros apóstoles
le dijo: “Apacienta mis ovejitas”. Así indicó que sus apóstoles estarían entre
los pocos mediante quienes él alimentaría espiritualmente a los muchos.
¡Qué prueba tan conmovedora del cariño que siente Jesús por sus
“ovejitas”!
SE ALIMENTA A LOS MUCHOS DESDE EL PENTECOSTÉS EN
ADELANTE
8
A partir del Pentecostés del año 33, Cristo resucitado utilizó a sus
apóstoles como conducto para alimentar al resto de sus discípulos ungidos
(lea Hechos 2:41, 42). Los judíos y prosélitos que ese día llegaron a ser
cristianos ungidos por espíritu reconocieron ese conducto con total claridad.
Plenamente convencidos, “continuaron dedicándose a la enseñanza de los
apóstoles”. Según cierto erudito, el verbo griego que se traduce
“continuaron dedicándose” denota “una permanencia persistente y
absoluta, una adhesión total de un grupo orientado hacia un fin común”.
Los nuevos creyentes tenían hambre de alimento espiritual y sabían
exactamente dónde obtenerlo. Con completa lealtad, escuchaban a los
apóstoles mientras estos explicaban lo que Jesús había dicho y hecho y
ACÉRQUESE A DIOS
“Las cualidades invisibles de él se ven claramente”
¿Cree usted que Dios existe? Si así es, ¿podría demostrarlo? A nuestro
alrededor hay infinidad de pruebas de que existe un Creador sabio,
poderoso y lleno de amor. ¿A qué pruebas nos referimos? ¿Son confiables?
Para encontrar la respuesta, analicemos lo que el apóstol Pablo escribió a
los cristianos de Roma.
14 Otra forma en que Jesús mantuvo fuerte su amor a Jehová fue orando
de continuo. Aunque era un hombre amigable y disfrutaba de estar con
otras personas, es interesante notar lo mucho que valoraba la soledad. Por
ejemplo, Lucas 5:16 dice que “continuaba en retiro en los desiertos
áridos [...] orando”. Asimismo, Mateo 14:23 relata: “Por fin, habiendo
despedido a las muchedumbres, subió solo a la montaña a orar. Aunque se
hizo tarde, estaba allí solo”. Jesús buscó la soledad en estas y en otras
ocasiones, no porque fuera un ermitaño ni porque rehuyera la compañía de
los demás, sino porque deseaba estar a solas con su Padre y hablar
libremente con él mediante la oración.
15 En sus oraciones, Jesús empleó a veces la expresión “Abba, Padre”
(Marcos 14:36). En aquel entonces, Abba era una palabra cariñosa para
“padre”, muy común en el uso familiar; figuraba entre las primeras palabras
que aprendían los niños. Al mismo tiempo, era un término respetuoso. Si
bien revelaba la intimidad del Hijo que habla a su Padre amado, también
indicaba profundo respeto por la autoridad paterna de Jehová. Tal
combinación de intimidad y respeto se percibe en todas las oraciones de
Jesús registradas en la Biblia. Por ejemplo, en el capítulo 17 de Juan, el
apóstol puso por escrito la larga y sincera oración que Jesús hizo la última
noche de su vida humana. Cuando la estudiamos, nos sentimos
profundamente conmovidos. Pero es fundamental que hagamos algo más:
que imitemos dicha oración. ¿Cómo podemos hacerlo? No repitiéndola, por
supuesto, sino buscando la forma de hablar desde el corazón con nuestro
Padre celestial cuantas veces sea posible. Al hacerlo, mantendremos vivo y
fuerte nuestro amor por él.
9.-
W12 15/2 pág. 7 párrs 16,17
16
Cuando Jesús afrontó situaciones difíciles, se negó
rotundamente a confiar en su propio entendimiento. ¡Imagínese! El
hombre más sabio que ha pisado la Tierra no se fió de su propia
sabiduría. Por citar un caso, cuando Satanás lo tentó, usó varias
veces la frase: “Está escrito” (Mat. 4:4, 7, 10). Más bien, se apoyó en
la sabiduría de su Padre para resistir la tentación, mostrando así la
humildad que Satanás tanto desprecia y de la que carece totalmente.
¿Actuamos nosotros igual que Jesús? El cabeza de familia que imita
su actitud vigilante se guía por la Palabra de Dios, en particular
cuando pasa por dificultades. Y eso es precisamente lo que están
haciendo miles de cristianos por todo el mundo. Con fidelidad, buscan
primero el Reino de Dios y la adoración pura, anteponiendo estas
cosas a los intereses materiales. De este modo, brindan el mejor
19 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
el profesor Driver—, las formas que adoptan las frases no son las
mismas.”
Puesto que ningún idioma refleja exactamente el vocabulario y la
gramática del hebreo y el griego bíblicos, una traducción palabra por
palabra sería poco clara y hasta podría transmitir un significado erróneo.
Veámoslo en los siguientes ejemplos.
En su carta a los Efesios, el apóstol Pablo utilizó una expresión que
literalmente se traduce “en el juego de dados de los hombres” (Efesios
4:14, Jünemann, nota). Esta expresión alude a la práctica de hacer trampas
en los dados. Sin embargo, en la mayoría de los idiomas, una traducción
literal no tendría ningún sentido. Por lo tanto, una manera más clara de
transmitir el significado de esta expresión es traduciéndola “las tretas de
los hombres”.
Al escribir a los romanos, Pablo empleó una expresión griega que significa
literalmente “en el espíritu, hirvientes” (Romanos 12:11, Bover-Cantera).
¿Le suena a usted natural esta expresión? En realidad, la frase original
transmite la idea de estar radiantes, o fulgurantes, con el espíritu.
Observe este otro ejemplo. En uno de sus más famosos discursos, Jesús
empleó una expresión que a menudo se traduce así: “Bienaventurados los
pobres de espíritu” (Mateo 5:3). En numerosos idiomas, una traducción
literal como esta oscurecería el significado original. De hecho, en algunos
casos incluso implicaría que “los pobres de espíritu” son personas que
sufren un desequilibrio mental o que carecen de vitalidad y determinación.
Sin embargo, Jesús usó esa expresión para enseñar a la gente que su
felicidad no dependía de satisfacer sus necesidades físicas, sino de
reconocer que necesitaban la guía divina (Lucas 6:20). De modo que
traducciones como “los que tienen conciencia de su necesidad espiritual” o
“los que reconocen su necesidad espiritual” comunican con mayor exactitud
el verdadero significado (Mateo 5:3; Versión Popular, también conocida
como Dios habla hoy).
2. El significado de una palabra o expresión puede variar dependiendo del
contexto en que se use. Tomemos por caso la expresión hebrea que
normalmente alude a la mano. Tal expresión puede adoptar una amplia
variedad de significados, dependiendo del contexto. Puede, por
ejemplo, traducirse por “control”, “a mano abierta” o “poder”
(2 Samuel 8:3; 1 Reyes 10:13; Proverbios 18:21). De hecho, este
12
Otros intentos de cambiar las Escrituras supusieron más que modificar
la redacción de algunos versículos. Constituyeron un ataque a la identidad
del Dios verdadero. La misma naturaleza y extensión de estos cambios puso
de manifiesto con claridad la influencia de una fuente más poderosa que
cualquier hombre individual u organización humana, sí, la del archienemigo
de Jehová, Satanás el Diablo. Cediendo a tal influencia, los traductores y
copistas —algunos con entusiasmo, otros a su pesar— empezaron a
suprimir el propio nombre personal de Dios, Jehová, de su Palabra inspirada
en los miles de lugares donde aparecía. Desde fechas tempranas, algunas
traducciones del hebreo al griego, latín, alemán, inglés, italiano y holandés,
entre otros, omitieron el nombre divino completamente o lo conservaron
solo en algunos lugares. También se eliminó de las copias de las Escrituras
Griegas Cristianas.
13
No obstante, ese glorioso nombre no se borró de la memoria humana.
Algunas traducciones de las Escrituras Hebreas al español, portugués,
alemán, inglés, francés y muchos otros idiomas incluyeron con honradez el
nombre personal de Dios. Para el siglo XVI, el nombre personal de Dios
también empezó a aparecer de nuevo en varias traducciones hebreas de
las Escrituras Griegas Cristianas; para el siglo XVIII, en alemán; para el
siglo XIX, en croata e inglés. Aunque la gente intente arrinconar el nombre
de Dios, cuando llegue el “día de Jehová”, según él mismo dice, ‘las
naciones tendrán que saber que yo soy Jehová’. Este propósito declarado
de Dios no fallará. (2 Pedro 3:10; Ezequiel 38:23; Isaías 11:9; 55:11.)
El mensaje llega a todo el globo terráqueo
14
A principios del siglo XX, la Biblia ya se imprimía en 94 idiomas
europeos. Puso sobre aviso a los estudiantes de la Biblia de esa parte de la
Tierra que al fin de los Tiempos de los Gentiles, en 1914, ocurrirían sucesos
que sacudirían al mundo, como de hecho aconteció. (Lucas 21:24.) Antes
de terminar el año crucial de 1914, la Biblia se publicaba, entera o en parte,
en 157 lenguas africanas, además del inglés, francés y portugués, idiomas
muy extendidos en aquel continente. De este modo, se puso el fundamento
para enseñar las verdades bíblicas espiritualmente liberadoras a las
personas humildes de las muchas tribus y grupos nacionales que allí
habitan.
15
Cuando el mundo entró en los predichos últimos días, la Biblia estaba
muy extendida en América. Los inmigrantes europeos la habían llevado
consigo en sus diferentes idiomas.
Manuscritos enterrados
En 1896 cierto erudito que registraba una guenizá en El Cairo descubrió
90.000 manuscritos antiguos que revolucionaron el estudio de la historia
del Oriente Medio. ¿Qué es una guenizá? ¿Y qué tiene que ver esto con los
manuscritos originales de la Biblia?
Una guenizá es un cuarto donde los judíos de la antigüedad colocaban
los manuscritos gastados por el uso. El erudito Paul E. Kahle escribe: “Los
judíos acostumbraban depositar toda clase de material escrito e impreso en
aquellos cuartos en sus sinagogas o cerca; esto no se hacía para
archivarlos; solo habían de permanecer allí sin ser tocados por algún
tiempo. Los judíos temían profanar por un uso indebido aquellos escritos
que quizás contuvieran el nombre de Dios. Por eso aquel material escrito
—y en tiempos posteriores también el impreso— se llevaba de vez en
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ESCUELA DE PRECURSORES 2015
fue descubierto en los tiempos de Josías. Con todo, años después, cuando
a muchos judíos que habían regresado a su tierra de origen se les animó a
reedificar a Jerusalén y restablecer la adoración limpia, el sacerdote Esdras
y otros les leyeron públicamente del “libro de la ley de Moisés”. (Nehemías
8:1-8.) Así que había copias de los escritos originales. ¿De dónde vinieron
estas?
El copiar la Palabra de Dios
Moisés predijo el tiempo en que la nación de Israel sería gobernada por
un rey, y escribió este mandato especial: “Cuando se siente sobre el trono
de su reino, tiene que escribir para sí en un libro una copia de esta ley, de
aquella que está a cargo de los sacerdotes, los levitas”. (Deuteronomio
17:18.) Como se ve, se habrían de hacer copias de las Escrituras.
Con el tiempo el copiar las Escrituras se convirtió en una profesión en
Israel. De hecho, Salmo 45:1 dice: “Sea mi lengua el estilo de copista hábil”.
A copistas como Safán y Sadoc se les menciona por nombre. Pero el copista
mejor conocido de los tiempos antiguos fue Esdras, quien también
contribuyó a los escritos originales de la Biblia. (Esdras 7:6; Nehemías
13:13; Jeremías 36:10.) Aun mientras se escribían porciones posteriores de
la Biblia, los libros que ya se habían completado se copiaban y distribuían.
Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra había copias de las Escrituras
Hebreas (Génesis hasta Malaquías) disponibles no solo en Jerusalén, sino
también aparentemente en sinagogas de Galilea. (Lucas 4:16, 17.) Pues,
¡hasta en la distante Berea de Macedonia judíos de disposición noble podían
‘examinar las Escrituras diariamente’! (Hechos 17:11.) Hoy existen unas
1.700 copias manuscritas de libros bíblicos que se escribieron antes del
nacimiento de Jesús, así como unas 4.600 de los que compilaron sus
discípulos (Mateo hasta Revelación).
¿Eran exactas aquellas copias? Sí; sumamente exactas. Los copistas
profesionales de las Escrituras Hebreas (llamados soferim) se preocupaban
mucho por evitar equivocaciones. Para revisar su trabajo contaban las
palabras y hasta las letras de cada manuscrito que copiaban. Por eso Jesús,
el apóstol Pablo y otros que solían citar de los antiguos escritores bíblicos
no dudaban de la exactitud de las copias que utilizaban. (Lucas 4:16-21;
Hechos 17:1-3.)
Es cierto que los copistas judíos y los copistas cristianos posteriores no
eran infalibles. Cometían errores, pero las muchas copias que todavía
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existen nos ayudan a encontrar esos errores. ¿Cómo? Pues los diferentes
copistas cometían errores diferentes. Por eso, por la comparación de la obra
de diversos copistas podemos determinar muchas de sus equivocaciones.
Por qué podemos estar seguros
En 1947 hubo un descubrimiento sorprendente de unos rollos antiguos
en ciertas cavernas del mar Muerto. Aquellos rollos mostraron precisamente
cuán exactas eran las copias que se habían hecho de las Escrituras. Entre
los rollos había una copia del libro bíblico de Isaías cerca de mil años más
antigua que cualquier manuscrito previamente disponible. Sin embargo,
una comparación mostró que las únicas diferencias entre el manuscrito del
mar Muerto y copias posteriores eran de asuntos como el orden de las
palabras y la gramática. ¡El significado del texto no había cambiado tras mil
años de copiar! Por eso el erudito William Henry Green pudo decir respecto
al texto de las Escrituras Hebreas: “Puede decirse con seguridad que
ninguna otra obra de la antigüedad se ha transmitido con tanta exactitud”.
Se han hecho comentarios parecidos sobre la exactitud con que se han
transmitido las Escrituras Griegas Cristianas.
Por supuesto, sería emocionante hallar el documento original escrito por
Moisés o por Isaías. Pero en realidad no necesitamos los originales. Lo
importante no es el documento, sino su contenido. Y, milagrosamente, a
pesar del transcurso de muchos siglos turbulentos y mucho copiar y
recopiar, podemos estar seguros de que la Biblia todavía contiene la
información que había en aquellos antiguos manuscritos originales. Como
se ve, esta declaración bíblica ha resultado cierta: “Toda carne es como
hierba, y toda su gloria es como una flor de la hierba; la hierba se marchita,
y la flor se cae, pero el dicho de Jehová dura para siempre”. (1 Pedro
1:24, 25.)
ba pág.7 nota
que eran diferentes de los judíos rabínicos, lo que les daría un estatus
distinto. Con la presentación de manuscritos antiguos que eran propiedad
de los caraítas, esperaban demostrar que descendían de los judíos que
habían emigrado a Crimea tras el destierro en Babilonia.
Cuando Fírkovich emprendió su búsqueda de documentos y manuscritos
antiguos, empezó con las viviendas en los acantilados de Chufut-Kale, en
Crimea. Durante generaciones, estas pequeñas edificaciones construidas
con rocas excavadas de los acantilados habían sido la morada y el lugar de
adoración de los caraítas. Este pueblo nunca destruía las copias gastadas
de las Escrituras donde apareciera el nombre divino, Jehová, por
considerarlo un sacrilegio. Los manuscritos se guardaban cuidadosamente
en un pequeño almacén llamado guenizá, que en hebreo significa
“escondite”. En vista del profundo respeto que los caraítas le tenían al
nombre divino, tales pergaminos rara vez se tocaban.
Sin desanimarse por el polvo acumulado durante siglos, Fírkovich
examinó con cuidado las guenizás. En una encontró un manuscrito del año
916 de nuestra era. Este famoso manuscrito, llamado Códice de
Petersburgo de los Últimos Profetas, es una de las copias más antiguas que
existen de las Escrituras Hebreas.
Fírkovich acumuló una gran cantidad de manuscritos, y en 1859 decidió
ofrecer su inmensa colección a la Biblioteca Imperial. En 1862, Alejandro II
ayudó a comprar la colección para la biblioteca por la entonces enorme
suma de 125.000 rublos
Antes del descubrimiento de los Rollos del mar Muerto, los manuscritos
más antiguos de las Escrituras Hebreas databan de los siglos IX y
X E.C. Dado que el texto de las Escrituras Hebreas se había terminado
más de mil años antes, ¿se podía confiar en que esos manuscritos
ba pág.9;
del Nuevo Mundo: “Esta obra refleja un esfuerzo sincero por entender
el texto con la mayor exactitud posible. [...] Nunca he encontrado en
ella un intento sesgado de leer algo que no esté en el texto”.
Pregúntese: “¿Cuál es mi objetivo al leer la Biblia? ¿Busco una de
fácil lectura, aunque no sea tan exacta? ¿O quiero leer una que
reproduzca el texto original inspirado lo más fielmente posible?”
(2 Pedro 1:20, 21). Su objetivo será lo que determinará la traducción
que elija.
Rbi8 pág, 6
Introducción
Rbi8 pág, 6
Introducción
sgd pág.1
sgd pág.5
;sgd pág. 6
sgd pag. 19
sgd contraportada
3
La armazón de la verdad que mencionó Pablo sigue siendo muy
necesaria para entender los propósitos de Dios. En efecto, los principios en
que se basa la Ley que recibió Israel no han perdido valor ni vigencia.
Teniendo esto presente, concentrémonos en un aspecto concreto de dicha
Ley: las instrucciones sobre cómo debían hacerse los sacrificios y ofrendas.
Observaremos cómo contribuyeron a que los judíos humildes aceptaran a
Cristo y entendieran lo que Jehová esperaba de ellos. Y también veremos
de qué forma nos ayudan dichas normas a analizar la calidad de nuestro
servicio sagrado, dado que los requisitos básicos que Jehová fija para sus
siervos nunca cambian (Mal. 3:6).
4
En la Ley, los judíos de la antigüedad encontraban a cada paso
indicaciones de que eran pecadores. Sirva como muestra la regla de
purificarse después de tocar un muerto. Al tercer y al séptimo día de haber
estado en contacto con él, la persona impura tenía que ser rociada con
“agua de limpieza” ceremonial, la cual se elaboraba degollando una vaca
roja sana, quemándola y disolviendo sus cenizas (Núm. 19:1-13). Otra
norma semejante exigía que las parturientas guardaran un período de
impureza y luego ofrecieran un sacrificio de expiación. Así se recordaba que
los seres humanos transmiten en la reproducción el pecado y la muerte
(Lev. 12:1-8).
5
En la vida diaria había muchas otras situaciones que requerían que los
siervos de Jehová sacrificaran animales para expiar los pecados. Sea que
se dieran cuenta o no, tales ofrendas —que con el tiempo llegaron a
realizarse en el templo— eran una “sombra”, o modelo, que prefiguraba el
sacrificio perfecto de Jesús (Heb. 10:1-10).
EL ESPÍRITU CON QUE DEBÍAN HACERSE LOS SACRIFICIOS
6
Cuando los israelitas sacrificaban a Jehová un animal, era
imprescindible que este se encontrara totalmente sano: sin deformidades,
ceguera, heridas ni enfermedades (Lev. 22:20-22). Igualmente, cuando le
presentaban frutos o granos, debían ser las “primicias”, o primeros frutos,
y “lo óptimo”, sí, lo mejor de la cosecha (Núm. 18:12, 29). Él no iba a
aceptarles ofrendas de segunda categoría. ¿A qué señalaba el requisito de
entregarle únicamente animales sin defectos? Al hecho de que el sacrificio
de Jesús sería perfecto, sin tacha alguna, y que al proporcionar este medio
para redimir a la humanidad, Jehová estaría dando lo mejor y lo que más
quería (1 Ped. 1:18, 19).
63 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
7
Sin duda, el adorador que agradecía de corazón la bondad divina
seleccionaba para Jehová lo mejor que tenía a su alcance. Cierto, cada uno
decidía si la dádiva sería de mayor o menor calidad. Pero nadie debía olvidar
que si presentaba algo defectuoso daba a entender que veía la ofrenda
como un mero trámite e incluso una carga, por lo cual no complacería a
Dios (léase Malaquías 1:6-8, 13). Teniendo en cuenta este hecho,
hacemos bien en preguntarnos: “¿Con qué espíritu le sirvo a Jehová? ¿Me
convendría evaluar la calidad de mi adoración y mis motivos al realizarla?”.
8
A veces, los israelitas ofrecían sacrificios voluntarios. ¿Por qué razón?
Podía ser porque estaban agradecidos a Jehová o, como sucedía con las
ofrendas quemadas, porque deseaban su aprobación. En cualquiera de
estos casos, no debía resultarles difícil seleccionar para él los animales
adecuados. ¡Con gusto le daban lo mejor! Hoy, los cristianos no le
entregamos ninguna de las ofrendas que estipulaba la Ley mosaica. Sin
embargo, seguimos haciéndole sacrificios, ya que dedicamos a su servicio
una buena parte de nuestro tiempo, energías y recursos. El apóstol Pablo
señaló que al efectuar la “declaración pública” de nuestra esperanza, al
“hacer [el] bien” y al “compartir cosas con otros”, estamos presentándole
sacrificios que le complacen (Heb. 13:15, 16). El espíritu con el que
llevamos a cabo estas actividades revela hasta qué punto le agradecemos
todo lo que ha hecho por nosotros y todo lo que nos ha dado. Como vemos,
nuestros motivos y actitudes al participar en el servicio cristiano deben ser
los correctos, igual que sucedía con los fieles que hacían sacrificios
voluntarios en la antigüedad.
9
Cuando los israelitas cometían determinados errores, la Ley mosaica
les exigía presentar ofrendas tanto por el pecado como por la culpa.
Al tratarse de sacrificios obligatorios, ¿los harían con una disposición o
actitud diferente, quizás hasta de mala gana? (Lev. 4:27, 28.) Si de verdad
deseaban mantener una buena relación con Jehová, jamás actuarían así.
10
Hoy se producen situaciones similares. Tal vez nos demos cuenta de
que sin querer hemos ofendido a un hermano al actuar de forma
desconsiderada o descuidada. O puede que hayamos cometido una falta y
nos remuerda la conciencia. Si tomamos en serio nuestro servicio a Jehová,
haremos todo lo posible por arreglar las cosas. Quizás tengamos que
disculparnos sinceramente o, si se trata de pecados graves, pedir la
amorosa ayuda de los superintendentes cristianos (Mat. 5:23, 24; Sant.
5:14, 15). Como vemos, para corregir las faltas cometidas contra el prójimo
o contra Dios hay que hacer “sacrificios”. Pero al pagar este precio,
restablecemos la buena relación con Jehová y con el hermano, y aliviamos
nuestra conciencia. A su vez, esto nos confirma que actuar como pide
Jehová es siempre lo mejor.
11
La Ley mosaica también estipulaba que los fieles hicieran sacrificios
de comunión como muestra de que estaban en paz con Jehová. Tanto ellos
como sus familias comían la carne de los animales, a menudo en los
comedores del templo. También recibían porciones el sacerdote que
oficiaba y los demás que se hallaban de servicio (Lev. 3:1, nota; 7:31-33).
Lo único que se pretendía con estos sacrificios era gozar de una buena
relación con Dios. Era como si el adorador, su familia, los sacerdotes y
Jehová celebraran un banquete juntos y en paz.
12
¿Podía haber un mayor privilegio que, por decirlo así, invitar a Jehová
a una comida y que él aceptara? Como es lógico, quienes fueran los
anfitriones querrían ofrecerle lo mejor a tan ilustre huésped. Los sacrificios
de comunión, como parte de la armazón de la verdad que hallamos en la
Ley, apuntaban a una realidad mayor: gracias al sacrificio de Jesús, todos
los seres humanos tienen la oportunidad de entrar en una relación pacífica
con su Creador. En la actualidad, quienes le sacrifican a Dios de buena gana
sus energías y recursos disfrutan de una estrecha amistad con él.
ADVERTENCIAS SOBRE LOS SACRIFICIOS
13
Como hemos visto, la Biblia indica que Jehová aprobaba las ofrendas
prescritas por la Ley únicamente si se hacían con el espíritu y la actitud que
él pedía. De hecho, contiene ejemplos de sacrificios que Dios rechazó.
Repasemos dos de ellos y notemos por qué no fueron aceptados.
14
El profeta Samuel le señaló al rey Saúl que había llegado el momento
de ejecutar la sentencia divina contra los amalequitas: tenía que
exterminarlos tanto a ellos como a sus rebaños. Sin embargo, una vez que
los derrotó, permitió que sus soldados conservaran con vida a Agag, el rey
de Amaleq. Y lo mismo hizo con los mejores animales del rebaño,
argumentando que podía sacrificárselos a Jehová (1 Sam. 15:2, 3, 21).
Pero ¿cómo se sintió Dios? Le indignó tanto la desobediencia de Saúl que
lo destituyó de su cargo (léase 1 Samuel 15:22, 23). De este pasaje
disfrutar de una conciencia limpia a sus ojos. ¡Qué regalo tan maravilloso
es el rescate! (Gál. 3:13; Heb. 9:9, 14.)
18
Ahora bien, no basta con entender el rescate para beneficiarse de él.
Recordemos las palabras de Pablo: “La Ley ha llegado a ser nuestro tutor
que nos conduce a Cristo, para que se nos declarara justos debido a fe”
(Gál. 3:24). Así es, debemos demostrar fe, pero una fe que se traduzca en
obras (Sant. 2:26). En el siglo primero había muchos cristianos que
conocían los principios básicos de la Ley —la armazón del conocimiento—,
y el apóstol los exhortó a ponerlos en práctica en su vida. Al hacerlo, su
conducta estaría en armonía con los principios que enseñaban (léase
Romanos 2:21-23).
19
Aunque los cristianos ya no tenemos que guardar la Ley mosaica, aún
tenemos que ofrecerle a Jehová sacrificios gratos a sus ojos. En el próximo
artículo veremos cómo podemos hacerlo.
Dios también ha dado leyes a los cristianos. Por ejemplo, deben evitar la
idolatría, la inmoralidad sexual y el uso indebido de la sangre. (Hechos
15:28, 29.) Pensando en ello, podemos ver principios subyacentes, como:
Dios merece nuestra devoción exclusiva; debemos ser fieles a nuestro
cónyuge; y Jehová es quien nos ha dado la vida. (Génesis 2:24; Éxodo
20:5; Salmo 36:9.) Al percibir y apreciar profundamente los principios tras
estas directrices, nos damos cuenta de que son para nuestro propio bien.
(Isaías 48:17.) Para nosotros, los “mandamientos [de Dios] no son
gravosos”. (1 Juan 5:3.)
Aunque los israelitas habían pasado por alto los mandamientos de Dios,
para el tiempo de Jesús los “escribas, o doctores de la ley”, se habían ido
al otro extremo. Habían formulado una gran cantidad de reglas y
tradiciones que obstaculizaban la adoración verdadera y ocultaban los
principios piadosos. (Mateo 23:2, Torres Amat.) La gente se había
resignado al fracaso, a la desesperanza o a la hipocresía. (Mateo 15:3-9.)
Y muchas de estas reglas de los hombres eran inhumanas. Cuando iba a
curar a un hombre que tenía la mano seca, Jesús preguntó a los fariseos
que había presentes: “¿Es lícito en sábado hacer un hecho bueno?”. Su
silencio equivalía a un sonoro no, lo cual dejó a Jesús “cabalmente
contristado por la insensibilidad de sus corazones”. (Marcos 3:1-6.) Los
fariseos podían ayudar en sábado a un animal doméstico que se había caído
o estaba herido (pues era una inversión económica), pero nunca a un
hombre o una mujer, a menos que fuera cuestión de vida o muerte. De
hecho, estaban tan obsesionados con las reglas y los tecnicismos humanos
que, como hormigas que corretean sobre una pintura, no eran capaces de
ver todo el cuadro, es decir, los principios divinos. (Mateo 23:23, 24.)
Hasta los jóvenes, cuando tienen un corazón sincero, pueden honrar a
Jehová por su aprecio a los principios bíblicos. El profesor de Rebecca, una
joven de 13 años de edad, preguntó a la clase quiénes estarían dispuestos
a jugar por dinero. La mayoría dijo que no. Pero cuando se mencionaron
varias situaciones, todos, excepto Rebecca, admitieron que jugarían de una
manera u otra. El profesor le preguntó a Rebecca si compraría un boleto de
20 centavos para una rifa en favor de una causa noble. Rebecca dijo
que no, y presentó las razones bíblicas de por qué eso sería una forma de
juego. El profesor dijo entonces a toda la clase: “En mi opinión, Rebecca es
la única aquí que tiene lo que yo llamo ‘principios’ en el verdadero sentido
de la palabra”. Sí, Rebecca podría haber contestado sencillamente: “Mi
LAS malas compañías echan a perder los hábitos útiles. Se siega lo que
se siembra. (1 Corintios 15:33; Gálatas 6:7.) Cada una de estas
declaraciones, en sentido físico o espiritual, es un ejemplo de una verdad
fundamental —un principio—, y de cada una de ellas pueden derivarse
leyes. El carácter de las leyes suele ser temporal y específico. Los
principios, por el contrario, son amplios y pueden durar para siempre. Así,
la Palabra de Dios nos anima a pensar, de ser posible, en función de
principios.
Dios no debe sujetarse a nadie. La jefatura del hombre, sin embargo, está
por debajo de la de Dios y la de Cristo. (1Co 11:3-7.)
Libre albedrío. Debido a que había sido hecho a la imagen de Dios y
según su semejanza, el hombre tenía libre albedrío. También disponía de
libertad para escoger entre hacer lo bueno o lo malo. Esta libertad le
permitía dar mucha más honra y gloria a Dios que la creación animal, pues
podía obedecer voluntaria y amorosamente a su Creador. Podía alabarlo de
manera inteligente por sus maravillosas cualidades y apoyar su soberanía.
Ahora bien, su libertad era relativa, no absoluta. Podía continuar viviendo
feliz solo si reconocía la soberanía de Jehová. Esto lo indicaba el árbol del
conocimiento de lo bueno y lo malo, del que tenía prohibido comer. Hacerlo
sería un acto de desobediencia, una rebelión contra la soberanía de Dios.
(Gé 2:9, 16, 17.)
Como Adán era “hijo de Dios” (Lu 3:38), su relación con Dios era como
la de un hijo con su padre; por consiguiente, debería haberle obedecido.
Además, Dios creó en el hombre un deseo innato de adorarle. Si este deseo
se desvirtuaba, dirigiría al hombre mal y destruiría su libertad,
convirtiéndolo en esclavo de lo creado en vez del Creador, lo que, a su vez,
resultaría en la degradación del hombre.
Un hijo celestial de Dios que se rebeló hizo que Eva pecase, y ella puso
la tentación ante Adán, quien participó deliberadamente en la rebelión
contra Jehová. (Gé 3:1-6; 1Ti 2:13, 14.) Adán y Eva llegaron a ser como
aquellos de quienes Pablo habló más tarde en Romanos 1:20-23. Debido a
su transgresión, Adán perdió su condición de hijo y su perfección, e
introdujo el pecado con la imperfección y la muerte en su descendencia, la
entera raza humana. Sus descendientes llevaron desde el nacimiento la
imagen de su padre Adán: fueron imperfectos, con la muerte obrando en
sus cuerpos. (Gé 3:17-19; Ro 5:12; véase ADÁN núm. 1.)
“El hombre que somos interiormente.” Cuando la Biblia habla del
conflicto que el cristiano tiene con la carne caída y pecaminosa, usa las
expresiones el “hombre que soy por dentro”, “el hombre que somos
interiormente” y frases similares. (Ro 7:22; 2Co 4:16; Ef 3:16.) Esas
expresiones son apropiadas debido a que los cristianos han sido “hechos
nuevos en la fuerza que impulsa su mente”. (Ef 4:23.) La fuerza o
inclinación que dirige su mente es espiritual. Se esfuerzan por ‘desnudarse
de la vieja personalidad [literalmente, “el viejo hombre”] y vestirse de la
nueva personalidad [literalmente, “el (hombre) nuevo”]’. (Col 3:9, 10; Ro
73 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
“Yo les he puesto el modelo, que, así como yo hice con ustedes,
ustedes también deben hacerlo.” (JUAN 13:15)
¿QUÉ RESPONDERÍA?
¿Cómo demostró el Hijo de Dios que ya era humilde antes de venir
a la Tierra?
¿Cómo manifestó Jesús humildad durante su vida humana?
¿Cuáles han sido los beneficios de la humildad de Jesús?
JESÚS está pasando la última noche de su vida en la Tierra con sus
apóstoles en el piso superior de una casa en Jerusalén. Durante la cena,
Jesús se levanta, pone a un lado sus prendas de vestir exteriores y se ata
una toalla a la cintura. Entonces vierte agua en un recipiente y empieza a
lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla. Finalmente, se
pone sus prendas exteriores. ¿Por qué realizó esta acción tan humilde?
(Juan 13:3-5.)
2
Él mismo explicó: “¿Saben lo que les he hecho? [...] Por eso, si yo,
aunque soy Señor y Maestro, les he lavado los pies a ustedes, ustedes
también deben lavarse los pies unos a otros. Porque yo les he puesto el
modelo, que, así como yo hice con ustedes, ustedes también deben
hacerlo” (Juan 13:12-15). Al estar dispuesto a llevar a cabo un trabajo tan
servil, les dio a sus apóstoles una lección magistral que nunca olvidarían y
que los impulsaría a ser humildes por el resto de sus vidas.
3
Aquella no fue la primera vez que Jesús les enseñó a sus apóstoles la
importancia de ser humildes. Anteriormente, cuando vio que algunos de
ellos manifestaban un espíritu competitivo, puso a un niño a su lado y les
dijo: “Cualquiera que reciba a este niñito sobre la base de mi nombre, a mí
me recibe también, y cualquiera que me recibe a mí, recibe también al que
me envió. Porque el que se porta como uno de los menores entre todos
ustedes es el que es grande” (Luc. 9:46-48). Consciente de las ansias de
grandeza de los fariseos, dijo tiempo después: “Todo el que se ensalza será
humillado, y el que se humilla será ensalzado” (Luc. 14:11). Sin duda, Jesús
75 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
desea que todos sus seguidores cultivemos humildad, es decir, una actitud
opuesta al orgullo, la vanidad y la arrogancia. A fin de imitarle, examinemos
su ejemplo de humildad y veamos cómo beneficia esta cualidad tanto a
quien la muestra como a otras personas.
“NO ME VOLVÍ EN LA DIRECCIÓN OPUESTA”
4
El Hijo unigénito de Dios ya demostró que era humilde durante los
millones de años que pasó en el cielo con su Padre antes de venir a la
Tierra. Hablando sobre la estrecha relación que tenía con él, el libro bíblico
de Isaías explica: “El Señor Soberano Jehová mismo me ha dado la lengua
de los enseñados, para que sepa responder al cansado con una palabra.
Él despierta mañana a mañana; me despierta el oído para que oiga como
los enseñados. El Señor Soberano Jehová mismo me ha abierto el oído, y
yo, por mi parte, no fui rebelde. No me volví en la dirección opuesta” (Is.
50:4, 5). Ansioso de aprender, Jesús escuchó con humildad lo que el Dios
verdadero le enseñaba. Y, sin duda, prestó mucha atención al ejemplo de
humildad que Jehová dio al mostrarle misericordia a la humanidad
pecadora.
5
Pero no todos los seres celestiales tuvieron esa misma humildad. Hubo
un ángel que, en lugar de dejarse enseñar, permitió que lo dominaran el
orgullo y la vanidad. Tanto es así que se rebeló contra Jehová y se convirtió
en Satanás, el Diablo. Jesús, en cambio, nunca se sintió insatisfecho con su
posición en los cielos ni tentado a abusar de su poder. “Cuando Miguel el
arcángel [es decir, Jesús] tuvo una diferencia con el Diablo y disputaba
acerca del cuerpo de Moisés”, no se excedió en su autoridad, sino que fue
humilde y modesto. Con gusto esperó a que Jehová, el Juez Supremo del
universo, se encargara del asunto a su debido tiempo y manera (léase
Judas 9).
6
Sin duda, entre las cosas que Jesús aprendió en el cielo estuvieron las
profecías sobre su vida humana. Por lo tanto, es muy probable que antes
de venir a la Tierra a vivir y morir como el Mesías prometido ya supiera las
desagradables experiencias que le aguardaban. Aun así, el Hijo unigénito
de Dios aceptó la misión. ¿Por qué? Porque era humilde. El apóstol Pablo
destacó este hecho cuando escribió: “Aunque existía en la forma de Dios,
no dio consideración a una usurpación, a saber, que debiera ser igual a
Dios. No; antes bien, se despojó a sí mismo y tomó la forma de un esclavo
y llegó a estar en la semejanza de los hombres” (Filip. 2:6, 7).
76 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
11
La muerte de Jesús también sirvió para pagar el rescate de la
humanidad (Mat. 20:28). De este modo, Jehová puede perdonar a los seres
humanos pecadores sin pasar por alto las normas divinas de justicia y darles
la oportunidad de vivir para siempre. Pablo escribió: “Mediante un solo acto
de justificación el resultado a toda clase de hombres es el declararlos justos
para vida” (Rom. 5:18). El sacrificio de Cristo les dio a los cristianos ungidos
por espíritu la esperanza de ir al cielo y recibir la inmortalidad, y a las “otras
ovejas”, la esperanza de disfrutar de vida eterna en la Tierra (Juan 10:16;
Rom. 8:16, 17).
“HUMILDE DE CORAZÓN”
12
Jesús invitó a “todos los que se afanan y están cargados” a acudir a
él. “Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí —dijo—, porque soy de genio
apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas.” (Mat.
11:28, 29.) Como era humilde y apacible, trató a los seres humanos
imperfectos con bondad e imparcialidad. No les pidió a sus discípulos más
de lo que podían dar, sino que los elogió y animó. No los hizo sentir inútiles
ni indignos. Y, desde luego, no fue duro ni opresivo con ellos. Al contrario,
les garantizó que si se acercaban a él y seguían sus enseñanzas, se sentirían
reconfortados, pues su yugo era suave y su carga, ligera. Las personas se
sentían cómodas a su lado sin importar su edad o sexo (Mat. 11:30).
13
Jesús se compadeció al ver la triste situación de la gente común de
Israel y atendió con amor sus necesidades. Cerca de Jericó se encontró con
dos mendigos ciegos, uno de ellos llamado Bartimeo, quienes le pidieron
ayuda con insistencia. Pero la multitud los regañó y los mandó callar. Para
Jesús habría sido muy fácil ignorar las súplicas de aquellos ciegos. Sin
embargo, pidió que se los trajeran y, llevado por la compasión, les devolvió
la vista. Como vemos, Jesús imitó a su Padre, Jehová, siendo humilde y
compasivo con los más desfavorecidos (Mat. 20:29-34; Mar. 10:46-52).
“EL QUE SE HUMILLE SERÁ ENSALZADO”
14
La humildad que Jesucristo ha manifestado durante toda su vida es
una fuente de gozo y de grandes beneficios. Jehová se regocijó al ver a su
amado Hijo someterse de buena gana a su voluntad. Los apóstoles y
discípulos se sintieron revitalizados por la personalidad llana y apacible de
Jesús. Su ejemplo, sus enseñanzas y sus afectuosos elogios los impulsaron
a progresar espiritualmente. La gente común se beneficiaba de su humildad
porque él les prestaba ayuda, les enseñaba y los animaba. Y todos los seres
humanos obedientes recibirán bendiciones eternas gracias a su sacrificio
redentor.
15
¿Y Jesús? ¿Se benefició de su propia humildad? Desde luego que sí.
Él les dijo a sus discípulos: “El que se humille será ensalzado” (Mat. 23:12).
Sus palabras se cumplieron en él mismo, pues Pablo señaló: “Dios lo
ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está
por encima de todo otro nombre, para que en el nombre de Jesús se doble
toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y
de los que están debajo del suelo, y reconozca abiertamente toda lengua
que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el Padre”. Debido a que fue
fiel y humilde durante su vida humana, Jehová lo ensalzó —es decir, lo
elevó a un puesto superior— al concederle autoridad sobre todas sus
criaturas celestiales y terrenales (Filip. 2:9-11).
JESÚS CABALGARÁ “EN LA CAUSA DE LA VERDAD Y LA
HUMILDAD”
16
En el futuro, el Hijo de Dios seguirá siendo humilde. El salmista
predijo cómo actuará Jesús contra sus enemigos desde su elevado puesto
en los cielos: “En tu esplendor sigue adelante al éxito; cabalga en la causa
de la verdad y la humildad y la justicia” (Sal. 45:4). En Armagedón,
Jesucristo cabalgará en defensa de la verdad y de la justicia, pero también
de la humildad. ¿Y qué sucederá al final del Reinado de Mil Años cuando el
Rey Mesiánico “haya reducido a nada todo gobierno y toda autoridad y
poder”? Con su característica humildad, le entregará “el reino a su Dios y
Padre” (léase 1 Corintios 15:24-28).
17
¿Qué hay de nosotros? ¿Seguiremos el ejemplo de humildad de
nuestro Modelo? ¿Cómo nos irá cuando el Rey Jesucristo venga a ejecutar
la sentencia divina en Armagedón? La causa por la que cabalga exige que
solo se salven quienes sean justos y demuestren humildad. Por lo tanto,
esta cualidad es esencial para sobrevivir. Además, tal y como la humildad
de Jesucristo le benefició a él y a otras personas, la nuestra puede producir
diversos beneficios.
18
¿Qué puede ayudarnos a imitar el modelo de humildad de Jesús?
¿Cómo podemos esforzarnos por ser humildes a pesar de los obstáculos?
Estas preguntas se responderán en el siguiente artículo.
be pág.76
En vez de pensar en cuántos aspectos de la oratoria ha abarcado o qué
tipo de intervenciones se le han asignado, reflexione en cómo han mejorado
sus sacrificios de alabanza a causa de la formación recibida. Puesto que la
escuela nos capacita para que seamos más eficaces en el ministerio,
pregúntese: “¿Preparo lo que voy a decir en el servicio del campo? ¿He
aprendido a mostrar interés en las personas a las que predico? ¿Siento la
base para visitas posteriores dejando pendiente una pregunta? ¿Procuro
mejorar mi aptitud docente de modo que llegue al corazón de quienes
estudian la Biblia conmigo?”.
No evalúe sus logros tan solo por los privilegios de servicio que se le
conceden. El progreso no depende del tipo de asignación que recibe, sino
de cómo la desempeña. Tras una intervención que le haya exigido enseñar,
pregúntese: “¿Realmente he sido un buen maestro? ¿He presentado la
información de tal modo que influya de manera significativa en los
oyentes?”.
La exhortación a utilizar sus dones implica que tome la iniciativa. ¿Invita
a otros hermanos a trabajar con usted en el ministerio del campo? ¿Piensa
en la manera de ayudar a los nuevos, los jóvenes o los enfermos de la
congregación? ¿Se ofrece para limpiar el Salón del Reino o colaborar de
diversas formas en las asambleas? ¿Podría ser precursor auxiliar
periódicamente? ¿Le sería posible emprender el precursorado regular o
quizá servir en una congregación más necesitada de ayuda? Si es usted un
hermano, ¿procura reunir los requisitos bíblicos para ser siervo ministerial
o anciano? Su disposición para ofrecerse y aceptar responsabilidades es
otro indicador de su progreso (Sal. 110:3).
El papel de la experiencia
Si se siente limitado por su falta de experiencia en el vivir cristiano, no se
desanime. La Palabra de Dios “hace sabio al inexperto” (Sal. 19:7; 119:130;
Pro. 1:1-4). Cuando seguimos los consejos de la Biblia, nos beneficiamos
de la sabiduría perfecta de Jehová, más valiosa que todo el aprendizaje que
el tiempo por sí solo pueda aportarnos. Sin embargo, es un hecho que al
progresar en el servicio a Dios obtenemos experiencia. Entonces, ¿cómo
podemos aprovecharla?
¿Qué implica?
Vestir con pulcritud y modestia. Ir bien peinado. Adoptar una
postura que refleje interés.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?
ia págs. 188-194
Capítulo 22
Un hombre de gran lealtad
9
¡Qué palabras tan conmovedoras las de Pedro! Es obvio que su fe en
Jesús le había hecho cultivar una valiosa cualidad: la lealtad. Pedro tenía
claro que Jesús era el único Salvador que Jehová había dado y que su vida
dependía de escuchar sus enseñanzas sobre el Reino de Dios. Y aunque es
cierto que no siempre entendía todo lo que Jesús decía, sabía que su
Maestro era el único medio para obtener el favor de Dios y recibir la vida
eterna.
10
¿Opina usted lo mismo que Pedro? Hoy día, muchas personas afirman
que aman a Jesús, pero, por desgracia, no son leales de verdad. Ser
realmente leal a Cristo implica ver sus enseñanzas como las veía Pedro.
Hay que esforzarse por aprenderlas, comprenderlas y vivirlas, incluso
cuando algunas de ellas nos sorprendan o no encajen con nuestras
preferencias personales. La lealtad es el único camino para recibir la vida
eterna que Jesús nos ofrece (lea Salmo 97:10).
Cuando fue corregido
11
Poco después, Jesús partió con los apóstoles y otros discípulos en un
largo viaje hacia el norte. La cumbre nevada del monte Hermón, ubicado
en la frontera norte de la Tierra Prometida, podía verse desde las azules
aguas del mar de Galilea. La montaña iba creciendo ante sus ojos a medida
que se acercaban y subían por el camino que les llevaba hasta las aldeas
cercanas a Cesarea de Filipo. Y fue en este extraordinario lugar, con una
inmejorable vista de la Tierra Prometida a sus pies, donde Jesús les planteó
a sus discípulos una cuestión importantísima.
12
“¿Quién dicen las muchedumbres que soy?”, les preguntó Jesús.
No es difícil imaginarnos a Pedro clavando su mirada en los bondadosos
ojos de su Maestro, consciente de su extraordinaria inteligencia. Jesús
quería averiguar qué pensaban de él las personas a quienes había hablado.
Así que los discípulos le contaron algunos de los rumores que circulaban
sobre su identidad. Pero Jesús deseaba indagar más: ¿habían creído
aquellos falsos rumores sus discípulos más allegados? Por eso insistió:
“Pero ustedes, ¿quién dicen que soy?” (Luc. 9:18-20).
13
De nuevo, Pedro no lo pensó ni un segundo antes de contestar.
Su respuesta expresó lo que sentían muchos de los presentes: “Tú eres el
Cristo, el Hijo del Dios vivo”. ¿Nos imaginamos a Jesús felicitando a Pedro
por su respuesta, mientras lo miraba complacido, sonriéndole con cariño?
17
Pedro comprendía que Cristo no estaba hablando literalmente cuando
lo llamó “Satanás”. A fin de cuentas, cuando Jesús se dirigió al Diablo, lo
hizo en otros términos. En cierta ocasión, por ejemplo, le dijo: “Vete”,
mientras que a Pedro le dijo: “Ponte detrás de mí” (Mat. 4:10). Por lo tanto,
no estaba rechazando a Pedro como apóstol suyo, pues veía su buen
corazón y su potencial; sencillamente estaba corrigiendo su forma de
pensar. En otras palabras, el Maestro le estaba pidiendo que dejara de
ponerse delante de él, estorbándole el paso, y que, más bien, se colocara
detrás de él para seguirlo y apoyarlo.
18
En lugar de ofenderse, enojarse o protestar, Pedro fue humilde y
aceptó la corrección. ¡Cuánto podemos aprender los cristianos de este
hombre tan leal! Todos necesitamos que se nos corrija de vez en cuando,
pero si queremos que esa corrección nos sirva para acercarnos más a
Jesucristo y a su Padre, Jehová, debemos aceptar con humildad la disciplina
y aprender la lección (lea Proverbios 4:13).
Recompensado por su lealtad
19
Poco después, Jesús realizó otra sorprendente afirmación: “Hay
algunos de los que están en pie aquí que de ningún modo gustarán la
muerte hasta que primero vean al Hijo del hombre viniendo en su reino”
(Mat. 16:28). ¿Quiénes tendrían ese extraordinario honor? Seguro que
Pedro se moría de curiosidad. Pero después de la reprimenda que acababa
de recibir, tal vez se preguntaba: “¿Estaré yo entre ellos?”.
20
Sin embargo, una semana más tarde, Jesús se llevó a Santiago, Juan
y Pedro “a una montaña encumbrada”, quizás al monte Hermón, que se
encontraba a unos cuantos kilómetros de distancia. Al parecer, era de
noche, pues a aquellos tres hombres les costaba mantenerse despiertos.
Ahora bien, mientras Jesús oraba, ocurrió algo sorprendente, algo que, sin
duda alguna, les quitó el sueño de golpe (Mat. 17:1; Luc. 9:28, 29, 32).
21
De repente, la cara de Jesús comenzó a brillar, hasta hacerse tan
reluciente como el Sol. Su ropa también se volvió de un blanco
deslumbrante. Entonces vieron aparecer a su lado dos figuras, que
representaban a Moisés y Elías. Ambos conversaban con Jesús sobre su
“partida”, es decir, sobre su muerte y resurrección en Jerusalén. Desde
luego, a Pedro no le quedó ninguna duda de que se había equivocado al
afirmar que Jesús no tendría que sufrir y morir (Luc. 9:30, 31).
22
Según parece, Pedro sintió el impulso de tomar parte de algún modo
en aquella fascinante visión. Es posible que deseara que se prolongara un
poco más. En cierto momento, pareció como si Moisés y Elías estuvieran
alejándose de Jesús, así que Pedro le dijo: “Instructor, es excelente que
estemos aquí; por eso, erijamos tres tiendas: una para ti y una para Moisés
y una para Elías”. Aquellos personajes no necesitaban tiendas de campaña,
pues solo eran representaciones simbólicas de dos siervos de Jehová que
habían muerto mucho tiempo atrás. Está claro que Pedro no sabía muy bien
lo que estaba diciendo, pero ¿verdad que nos conmueve la actitud tan noble
y entusiasta de este hombre? (Luc. 9:33.)
23
Aquella noche, Pedro, Santiago y Juan recibieron otro honor. Por
encima de sus cabezas se formó una nube en la montaña, y de ella salió
una voz que dijo: “Este es mi Hijo, el que ha sido escogido. Escúchenle”.
¡Era la voz de Jehová mismo! Con eso concluyó la visión, y los tres apóstoles
volvieron a quedarse a solas con Jesús en la montaña (Luc. 9:34-36).
24
Pedro debió sentirse muy privilegiado por haber presenciado aquella
visión de la transfiguración, y nosotros podemos sentirnos igual por saber
lo que ocurrió esa noche. Décadas después, el apóstol afirmó contarse
entre los que fueron “testigos oculares de [la] magnificencia” de Jesús.
En efecto, tuvo el honor de verlo en su futuro puesto como glorioso Rey
celestial. Esta visión confirmó muchas profecías de la Palabra de Dios y
fortaleció a Pedro para superar las pruebas a las que su fe sería sometida
(lea 2 Pedro 1:16-19). Si somos como Pedro, de seguro Jehová también
nos bendecirá. Ahora bien, ¿cómo podemos imitar su ejemplo?
Manteniéndonos leales al Gran Maestro que Dios ha nombrado,
aprendiendo de él, aceptando su corrección y siguiendo sus enseñanzas día
tras día.
[Notas]
fue tan eficaz su exposición? ¿Y qué podemos aprender del apóstol que nos
ayude en nuestra labor de hacer discípulos? Cuando analizamos sus
palabras, dos elementos sobresalen claramente: 1) fue persuasivo y 2)
empleó con habilidad su conocimiento de la Palabra de Dios, como el
artesano que maneja con destreza una herramienta.
Cultivemos el arte de la persuasión
6
En el libro de Hechos repetidamente se emplean en conexión con Pablo
las palabras griegas que transmiten la idea de persuasión. ¿Qué relación
tiene esto con nuestra labor de hacer discípulos?
7
En el idioma original de las Escrituras Griegas Cristianas, “persuadir”
significa “prevalecer sobre o ganarse a”, inducir “un cambio de manera de
pensar mediante la influencia de la razón o de consideraciones morales”,
explica el Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, de
Vine. Aún más esclarecedor es un examen de su significado básico, el cual
transmite la idea de confianza. Por consiguiente, si persuadimos a alguien
de que acepte una enseñanza bíblica, nos hemos ganado su confianza, de
modo que pone fe en la veracidad de esa enseñanza. Obviamente, para
que crea y actúe en consecuencia no basta con decirle lo que la Biblia
enseña. La persona debe convencerse de que nuestras palabras son
ciertas, ya se trate de un niño, un vecino, un pariente o un compañero de
trabajo o de estudios (2 Timoteo 3:14, 15).
8
¿Cómo puede usted convencer a alguien de que lo que proclama de la
Palabra de Dios es la verdad? Pablo se esforzó por inducir un cambio en la
manera de pensar de las personas a las que hablaba, y para ello se valió
de razonamientos lógicos, argumentos sólidos y súplicas sinceras. Por
tanto, en vez de limitarse a afirmar que algo es cierto, usted debe aportar
pruebas convincentes de ello. ¿Cómo puede hacerlo? Pues bien, asegúrese
de que sus palabras se basen por completo en la Palabra de Dios, no en
opiniones personales. A continuación, aporte las pruebas que respalden sus
declaraciones sinceras y basadas en la Biblia (Proverbios 16:23). Por
ejemplo, si señala el hecho de que la humanidad obediente disfrutará de la
vida en un paraíso terrestre, apoye tal enseñanza con un texto bíblico como
Lucas 23:43 o Isaías 65:21-25. ¿Cómo puede presentar pruebas que
confirmen dicha verdad bíblica? Quizá recurriendo a ejemplos que le
resulten familiares al oyente. Podría recordarle el placer sencillo y sin costo
que nos produce la belleza de una puesta de sol, la fragancia de una flor,
el delicioso sabor de una fruta o la contemplación de un ave que alimenta
96 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
a sus polluelos. Ayúdele a ver que tales placeres son prueba de que el
Creador desea que disfrutemos de la vida en la Tierra (Eclesiastés
3:11, 12).
9
Al tratar de persuadir de cierta enseñanza bíblica a una persona, tenga
cuidado de que su entusiasmo no lo haga parecer irrazonable o dogmático,
pues eso cerraría la mente y el corazón del oyente. El libro Benefíciese da
esta advertencia: “Aunque recitemos una larga lista de textos bíblicos,
no es fácil que alguien reciba con agrado una declaración directa de la
verdad en la que expongamos la falsedad de una creencia que le sea muy
preciada. Por ejemplo, si nos limitamos a condenar las celebraciones
populares por su origen pagano, es probable que no cambiemos el sentir
de nuestros oyentes. Un enfoque que apele a la razón suele ser más
provechoso”. ¿Por qué debemos hacer un esfuerzo consciente por razonar
con la persona? El mismo libro responde: “Un planteamiento que apela a la
razón, además de ser muy persuasivo, estimula el análisis imparcial,
promueve la posterior reflexión de quien escucha y abre la puerta a futuras
conversaciones” (Colosenses 4:6).
La persuasión que motiva el corazón
10
Veamos ahora con más detenimiento la defensa de Pablo recogida en
el capítulo 26 de Hechos. Fíjese en cómo inició su discurso. A pesar de que
el rey Agripa mantenía una relación escandalosa con su hermana Berenice,
Pablo encontró una base justificada para encomiarlo y la usó como
introducción: “Acerca de todas las cosas de que soy acusado por judíos, rey
Agripa, me considero feliz de que sea ante ti ante quien haya de presentar
mi defensa este día, especialmente por cuanto eres perito en todas las
costumbres así como también en las controversias entre los judíos. Por eso
te ruego que me oigas con paciencia” (Hechos 26:2, 3).
11
¿Ha observado que Pablo usó el título de rey para dirigirse a Agripa,
reconociendo el puesto encumbrado de aquel personaje? Así le demostró
respeto y, con su acertada selección de palabras, le otorgó la honra debida
(1 Pedro 2:17). El apóstol lo reconoció como un experto en las complejas
costumbres y leyes de sus súbditos judíos, y dijo que se consideraba feliz
de presentar su defensa ante un mandatario tan bien informado. El que
Pablo fuera cristiano no hizo que se comportara como si se sintiera superior
a Agripa (Filipenses 2:3). Más bien, rogó al rey que lo escuchara con
paciencia, creando de ese modo un clima propicio para que tanto Agripa
como los demás oyentes aceptaran lo que iba a decirles. De este modo
97 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
km 7/08 pág. 4
La preparación: esencial para hacer revisitas eficaces
1
Jesús se encargó de preparar bien a sus seguidores como predicadores
de “las buenas nuevas del reino” (Mat. 4:23; 9:35). Aunque su predicación
se limitó a la zona de Palestina, antes de ascender al cielo Jesús les señaló
que el ministerio cristiano se extendería a tal grado que se harían
“discípulos de gente de todas las naciones” (Mat. 28:19, 20).
2
Cumplir con aquella comisión implicaría volver a visitar a las personas
que manifestaran interés en las buenas nuevas del Reino de Dios para
enseñarles a observar todas las cosas que Cristo había mandado. Por eso
nosotros tenemos que estar bien preparados: para hacer revisitas eficaces.
3
Trace un plan. Algunos publicadores procuran plantear una pregunta
al final de la visita inicial y prometen volver con la respuesta. Al regresar,
hacen referencia directa a la información del libro Enseña y así logran
comenzar el estudio.
4
Ahora bien, el que las revistas salgan una vez al mes no significa que
tengamos que esperar un mes para volver. Más bien, podemos estimular el
interés de la persona analizando un tema de alguna revista que ya tenga.
5
Póngase un objetivo. Antes de volver a visitar a la persona, tome
unos minutos para revisar sus registros y determinar qué es lo que quiere
lograr; por ejemplo, repasar algún punto de la publicación que le dejó o
entregarle alguna otra publicación relacionada con un tema que hayan
tratado. Si usted planteó una pregunta la última vez, es seguro que querrá
contestarla. Cuando mencione algún texto que apoye su argumento,
procure leerlo directamente de la Biblia.
6
Nuestro objetivo. Desde luego que nuestro objetivo es comenzar un
estudio de la Biblia. Un señor rechazó el estudio que le ofreció un hermano
en la revisita. El hermano volvió después con las revistas más recientes y
100 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
Ella aceptó una revista y las invitó a su hogar el domingo siguiente. Las
hermanas llegaron a la hora acordada, pero la joven les dijo que no tenía
tiempo para hablar. Sin embargo, prometió atenderlas la siguiente semana.
Las hermanas dudaban de que cumpliera con la cita, pero la joven estaba
esperándolas cuando volvieron. Se empezó un estudio, y su progreso fue
asombroso. En poco tiempo empezó a asistir regularmente a las reuniones
y a participar en el servicio del campo. Ahora está bautizada.
7
Coloque el fundamento en la visita inicial: El fundamento para
una buena revisita suele colocarse en la visita inicial. Escuche
cuidadosamente los comentarios del amo de casa. ¿Qué le comunican? ¿Le
atrae la religión? ¿Le preocupan los temas sociales? ¿Le interesa la ciencia?,
¿la historia?, ¿el medio ambiente? Al concluir la visita, plantee una pregunta
que invite a la reflexión y prometa volver para examinar la respuesta bíblica.
8
Por ejemplo, si al amo de casa le llamó la atención la promesa bíblica
de una Tierra paradisíaca, sería apropiado volver y conversar sobre ese
tema más a fondo. Antes de despedirse, pudiera preguntar: “¿Cómo
podemos estar seguros de que Dios cumplirá esta promesa?”. Entonces
agregue: “Tal vez pueda volver cuando toda la familia esté en casa para
mostrarles la respuesta bíblica a esa pregunta”.
9
Si el amo de casa no muestra interés en ningún tema en particular,
puede utilizar una de las preguntas que aparecen en las presentaciones de
la última página de Nuestro Ministerio del Reino como base para la siguiente
conversación.
15
Cumplir con nuestro voto de dedicación implica que también debemos
ser fieles en otros asuntos importantes. Veamos algunos ejemplos. ¿Está
usted casado? Entonces debe seguir honrando su sagrado voto de amar y
cuidar con ternura a su cónyuge. ¿Ha firmado un contrato comercial o una
solicitud para participar en algún privilegio teocrático? En tal caso, cumpla
los compromisos que ha adquirido. ¿Ha aceptado una invitación para comer
en casa de alguien de escasos recursos? Si así es, no cambie de idea si
surge lo que le parece una mejor oferta. ¿O ha prometido a alguien que
encontró en el ministerio de casa en casa que regresaría para darle más
ayuda espiritual? Entonces procure por todos los medios que su sí signifique
sí, y Jehová bendecirá su servicio (léase Lucas 16:10).
2
Valoremos el privilegio. Debemos estimar profundamente el
privilegio que tenemos de dar a conocer las buenas nuevas del Reino a
otras personas. Esta actividad alegra el corazón de Jehová y ayuda a
quienes son de corazón sincero a conocer el camino de la vida (Pro. 27:11;
1 Tim. 4:16). La regularidad nos permite acumular experiencia en el
ministerio y resulta en una sensación de gozo y logro.
3
Informemos la actividad. Algunos salen al servicio del campo pero
no llenan el informe puntualmente. Nunca pensemos que no merece la
pena informar nuestra labor (compárese con Marcos 12:41-44). Debemos
hacerlo sin falta. Si seguimos en casa un sistema de anotación de las horas
dedicadas al ministerio (por ejemplo, apuntarlas en un calendario),
105 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
La investigación eficaz
cuentan con un índice, y con frecuencia poseen en sus últimas páginas una
lista de palabras que le ayudará a encontrar la información deseada.
Además, en las revistas La Atalaya y ¡Despertad! aparece al final de cada
año un índice con los artículos de los últimos doce meses.
Si conoce el tipo de información que aporta cada una de estas
publicaciones, el proceso de investigación le tomará menos tiempo.
Digamos, por ejemplo, que desea analizar aspectos referentes a las
profecías, las doctrinas, la conducta cristiana o la aplicación de principios
bíblicos. En ese caso, es probable que encuentre en La Atalaya lo que
busca. ¡Despertad! trata de los sucesos actuales, los problemas de nuestro
tiempo, la religión, la ciencia y los pueblos de diversas partes del mundo.
En El hombre más grande de todos los tiempos se comentan en orden
cronológico todos los relatos evangélicos. Publicaciones como Apocalipsis...
¡se acerca su magnífica culminación!, Prestemos atención a las profecías
de Daniel y los dos volúmenes de Las profecías de Isaías, una luz para toda
la humanidad analizan versículo por versículo libros de la Biblia completos.
En el manual Razonamiento a partir de las Escrituras se da cumplida
respuesta a centenares de preguntas bíblicas que suelen surgir en el
servicio del campo. Si desea entender mejor otras religiones, sus
enseñanzas, origen y desarrollo, consulte El hombre en busca de Dios. El
libro Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios refiere en
detalle la historia moderna de los testigos de Jehová. En el último Anuario
de los testigos de Jehová hallará un informe reciente sobre la marcha de la
predicación mundial de las buenas nuevas. La obra Perspicacia para
comprender las Escrituras es una enciclopedia y un atlas de la Biblia, una
fuente magnífica si necesita datos adicionales sobre la gente, los lugares,
los objetos, los idiomas o los sucesos históricos relacionados con las
Escrituras.
Índice de las publicaciones Watch Tower. Esta obra, editada en
más de veinte idiomas, lo dirigirá a la información contenida en una amplia
variedad de publicaciones cristianas. Se divide en un índice de materias y
otro de textos bíblicos. Para utilizar el primero, busque en él una palabra
que resuma el tema que quiere investigar. En cuanto al segundo, localice
en la lista el texto que desea comprender mejor. Si se ha publicado algo en
su idioma respecto a dicho tema o texto bíblico en los años abarcados en
el Índice, hallará una relación de referencias que puede consultar. En sus
primeras páginas se indica a qué publicaciones corresponden las
abreviaturas utilizadas (de este modo averiguará, por ejemplo, que w99
1/3 15 significa La Atalaya de 1999, número del 1 de marzo, pág. 15). Las
entradas principales como “Biografías de testigos de Jehová” y “Ministerio
del campo” pueden serle útiles en la preparación de discursos que motiven
a la congregación.
Puesto que la investigación es una actividad muy absorbente, tenga
cuidado de no desviarse de su objetivo; para ello, céntrese en él y busque
únicamente lo que necesita. Si el Índice lo conduce a cierta fuente, diríjase
a las páginas citadas y válgase de los subtítulos y las frases iniciales de los
párrafos para encontrar la información que precise. Si indaga el significado
de un versículo bíblico, empiece por localizar la cita en la página indicada y
luego examine los comentarios que la preceden y la siguen.
Watchtower Library en CD-ROM. Si dispone de computadora, podrá
utilizar este disco compacto que contiene una gran cantidad de nuestras
publicaciones. El programa de búsqueda le permite localizar con facilidad
palabras, combinaciones de palabras o citas bíblicas en las obras incluidas
en la Watchtower Library. En el caso de que no exista este programa en su
lengua materna, tal vez conozca algún idioma con difusión internacional en
el que pueda consultarlo.
Otras bibliotecas teocráticas
En su segunda carta inspirada al joven Timoteo, Pablo le pidió que le
llevara a Roma “los rollos, especialmente los pergaminos” (2 Tim. 4:13). El
apóstol valoraba ciertos escritos y los guardaba, y usted puede hacer lo
mismo. ¿Conserva sus ejemplares de La Atalaya, ¡Despertad! y Nuestro
Ministerio del Reino, incluso después de estudiarlos en las reuniones de la
congregación? Si así es, podrá utilizarlos como fuentes de información junto
con las demás publicaciones cristianas que haya adquirido. La mayoría de
las congregaciones disponen de una biblioteca teocrática en el Salón del
Reino, accesible a todos los miembros de la congregación cuando asisten a
las reuniones que allí se celebran.
Lleve un archivo personal
Esté atento a los datos de interés que podría usar cuando hable en
público o enseñe. Si en un periódico o revista encuentra una noticia,
estadística o ejemplo que crea útil para el ministerio, recorte o copie la
información. Consigne la fecha, el nombre de la publicación, y quizá el del
autor o editor. En las reuniones de la congregación anote puntos e
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5.-
km 12/06 pág. 1 párr. 2 2
4
Persevere. Satanás hará todo lo posible por “llev[arse] la palabra” que
ha sido plantada en el corazón de la gente (Mar. 4:14, 15). Por eso, si
no vuelve a encontrar en casa a las personas interesadas, no se rinda.
¿Podría dejarles una notita o enviarles una carta? Cierta precursora empezó
un estudio bíblico con una señora en la puerta de su casa, pero no volvió a
encontrarla; así que le envió una carta. Cuando por fin la halló, la mujer le
dijo que su amable gesto la había conmovido profundamente. Regar las
semillas de la verdad nos permitirá sentir la dicha de verlas germinar, crecer
y dar “fruto de a treinta y a sesenta y a ciento por uno” (Mar. 4:20).
1
Cuando vamos a una comida, por lo general quien nos invita prepara
algo para abrirnos el apetito. De modo parecido, para despertar en la gente
el interés por el mensaje bíblico, debemos dedicar tiempo y esfuerzo a
preparar buenas introducciones (Prov. 15:28). La duración o el contenido
de una introducción no es lo único que determina su eficacia. Entonces,
¿qué debemos tener en cuenta a la hora de preparar una introducción?
2
Lo que le interesa a la gente. Si nuestra introducción no despierta
interés, es posible que la persona ponga fin a la conversación. Así que
pensemos en qué temas le interesan a la gente de nuestro territorio.
¿Anhelan un mejor gobierno? ¿Desean tener una familia feliz? ¿Quieren ver
el fin de la guerra? Como a muchas personas les gusta dar su opinión,
convendría hacerles una pregunta que las mueva a expresarse. Tal vez
podamos adaptar una de las presentaciones que aparecen en Nuestro
Ministerio del Reino. ¿Qué tal si practicamos algunas introducciones en la
Noche de Adoración en Familia?
3
La cultura y las creencias de las personas. En algunos lugares se
espera que expliquemos enseguida el motivo de nuestra visita. Sin
embargo, en otros hay que cumplir primero con ciertas formalidades, como
preguntarle a la persona qué tal está y conversar un poco. En zonas donde
la gente respeta la Biblia, quizá podamos referirnos a ella desde un principio
(Hech. 2:14-17). Pero donde no haya muchos cristianos o donde las
personas no sean creyentes, tal vez sea preferible mencionar la Biblia en
una visita posterior (Hech. 17:22-31).
4
Las frases iniciales. Debemos elegir con cuidado las primeras
palabras que pronunciemos. Lo mejor suele ser usar frases breves y
sencillas. Pero no solo hay que fijarse en lo que decimos sino también en
cómo lo decimos. Seamos entusiastas y positivos. Recordemos que una
sonrisa cálida y sincera inspira confianza. Seguir estas sugerencias nos
permitirá preparar introducciones que abran el apetito por lo que hay en
“la mesa de Jehová” (1 Cor. 10:21).
8.-
km 1 /92 pág 8 párr.6
6
Si emplea eficazmente los primeros 30 segundos de su visita, tanto por
su porte como por su introducción, es probable que logre la meta
importante de captar la atención del amo de casa.
Andemos por fe
115 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
1
Millones de personas hacen que su vida gire en torno a las posesiones
materiales y confían imprudentemente en el poder engañoso de las
riquezas. (Mat. 13:22.) Aprenden una dura lección cuando pierden las
riquezas, se las roban o resultan ser de poco provecho. A nosotros se nos
exhorta a seguir un proceder más prudente: esforzarnos por conseguir
tesoros espirituales. (Mat. 6:19, 20.) Tal esfuerzo implica que ‘andemos por
fe’. (2 Cor. 5:7.)
2
La palabra “fe” se traduce de un vocablo griego que transmite la idea
de confianza y firme convicción. Andar por fe significa hacer frente a las
situaciones difíciles confiando en Dios, en su poder para dirigir nuestros
pasos y en su disposición a satisfacer nuestras necesidades. Jesús puso el
ejemplo perfecto; se mantuvo concentrado en lo que era realmente
importante. (Heb. 12:2.) De igual manera, nuestro corazón tiene que
concentrarse en las cosas que no se ven, las espirituales. (2 Cor. 4:18.)
Debemos ser conscientes de que la vida actual es incierta y reconocer
que dependemos totalmente de Jehová.
3
Además, debemos tener la firme convicción de que Jehová nos guía
mediante su organización visible bajo la dirección del “esclavo fiel y
discreto”. (Mat. 24:45-47.) Mostramos fe cuando somos “obedientes a los
que llevan la delantera” en la congregación. (Heb. 13:17.) Manifestamos
confianza en Jehová cuando cooperamos humildemente con el orden
teocrático. (1 Ped. 5:6.) Debemos sentirnos impulsados a apoyar de todo
corazón el trabajo que se le ha encomendado a la organización. Tal
proceder nos acercará más a nuestros hermanos en un fuerte vínculo de
amor y unidad. (1 Cor. 1:10.)
4
Cómo fortalecer la fe: No permitamos que nuestra fe se estanque.
Es necesario luchar con tesón para fortalecerla. Estudiar, orar y asistir
regularmente a las reuniones contribuye al fortalecimiento de la fe a fin de
que, con la ayuda de Jehová, pueda soportar cualquier prueba. (Efe. 6:16.)
¿Ha establecido un buen programa para leer la Biblia a diario y prepararse
para las reuniones? ¿Medita con frecuencia en lo que aprende y ora a
Jehová? ¿Acostumbra asistir a todas las reuniones y participar en ellas
cuando se presenta la oportunidad? (Heb. 10:23-25.)
5
La fe firme se demuestra por buenas obras. (Sant. 2:26.) Una de las
mejores maneras de demostrar la fe es declarando nuestra esperanza al
prójimo. ¿Busca oportunidades para hablar de las buenas nuevas? ¿Puede
ajustar sus circunstancias a fin de participar más en el ministerio? ¿Pone en
116 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
13
En ocasiones, Jehová ordenó a Jeremías que anunciara mensajes
proféticos desde las puertas del templo o las de Jerusalén (Jer. 7:2;
17:19, 20). Así podría comunicar la palabra divina a más personas y,
puesto que muchos —como los hombres prominentes de la ciudad y los
mercaderes— acostumbraban a entrar y salir por la misma puerta, podría
hablar con algunos repetidas veces para ayudarlos a comprender lo que
habían oído antes. ¿No nos enseñan estos pasajes que debemos volver a
visitar a las personas interesadas?
14
Jeremías era consciente de que muchas vidas dependían de su labor
como profeta de Dios. Cierta vez no pudo cumplir la orden divina de
hablar al pueblo; entonces mandó en su lugar a su amigo Baruc (léase
Jeremías 36:5-8). ¿Cómo podemos copiar este modelo? Cuando
prometemos volver a visitar a alguien, ¿cumplimos nuestra palabra? Si no
nos es posible acudir a una cita con una persona interesada o con un
estudiante de la Biblia, ¿enviamos a alguien en nuestro lugar? Jesús dijo:
“Signifique su palabra Sí, Sí” (Mat. 5:37). Cumplir nuestros compromisos
es de suma importancia, pues representamos al Dios de la verdad y el
orden (1 Cor. 14:33, 40).
13
Nosotros también queremos ganarnos el interés de las personas a
quienes predicamos. ¿Cómo podemos seleccionar temas que les atraigan?
Entre otras cosas, teniendo presente su formación religiosa. Por ejemplo,
si conocen las Escrituras, podemos citarles pasajes que les resulten
familiares, e incluso pedirles que los lean de su propia Biblia. En todo caso,
busquemos siempre la forma de tocar el corazón de la gente.
9
Al tratar de persuadir de cierta enseñanza bíblica a una persona, tenga
cuidado de que su entusiasmo no lo haga parecer irrazonable o dogmático,
pues eso cerraría la mente y el corazón del oyente. El libro Benefíciese da
esta advertencia: “Aunque recitemos una larga lista de textos bíblicos,
no es fácil que alguien reciba con agrado una declaración directa de la
verdad en la que expongamos la falsedad de una creencia que le sea muy
preciada. Por ejemplo, si nos limitamos a condenar las celebraciones
populares por su origen pagano, es probable que no cambiemos el sentir
de nuestros oyentes. Un enfoque que apele a la razón suele ser más
provechoso”. ¿Por qué debemos hacer un esfuerzo consciente por razonar
con la persona? El mismo libro responde: “Un planteamiento que apela a la
razón, además de ser muy persuasivo, estimula el análisis imparcial,
promueve la posterior reflexión de quien escucha y abre la puerta a futuras
conversaciones” (Colosenses 4:6).
tal vez consiga que él cambie de opinión respecto a los testigos de Jehová,
lo que, ya de por sí, sería un magnífico resultado.
introduccion.-it-2 pág.1001,parr.5
Sobre todo después de la muerte y resurrección de Jesús, su título Señor
cobró un gran significado. Por medio de su muerte sacrificatoria, compró a
sus seguidores, lo que lo convirtió en su Dueño. (Jn 15:13, 14; 1Co 7:23;
2Pe 2:1; Jud 4; Rev 5:9, 10.) También era su Rey y Novio, a quien ellos
estaban sujetos como su Señor. (Hch 17:7; Ef 5:22-27; compárese con Jn
3:28, 29; 2Co 11:2; Rev 21:9-14.) Para recompensar la fidelidad de su Hijo
hasta el punto de morir una muerte vergonzosa en un madero, “Dios lo
ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está
por encima de todo otro nombre, para que en el nombre de Jesús se doble
toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y
de los que están debajo del suelo, y reconozca abiertamente toda lengua
que Jesucristo es Señor, para la gloria de Dios el Padre”. (Flp 2:9-11.) El
reconocer a Jesucristo como Señor significa más que simplemente llamarle
“Señor”. Requiere que se reconozca su posición y se siga un proceder de
obediencia. (Compárese con Jn 14:21.) Jesús mismo dijo: “No todo el que
me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace
la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. (Mt 7:21.)
6
¡Qué animador es saber que Jesús no perdió las esperanzas con sus
apóstoles! Su paciencia terminó dando fruto, y estos fieles hombres
aprendieron la importancia de ser humildes y estar vigilantes (1 Pedro 3:8;
4:7). ¿Cómo podemos imitar a Jesús en nuestras relaciones con otras
personas? Los ancianos en particular han de ser pacientes con el rebaño.
Por ejemplo, quizás un hermano aborde con sus problemas a un anciano
que esté agotado o absorto en sus propias preocupaciones. O puede que
a veces quienes necesitan ayuda tarden en aplicar el consejo. A pesar de
todo, los ancianos pacientes instruyen “con apacibilidad” y “[tratan] al
rebaño con ternura” (2 Timoteo 2:24, 25; Hechos 20:28, 29). También los
padres deben copiar la paciencia de Jesús, pues hay momentos en que los
hijos no siguen de inmediato sus consejos e instrucciones. Pero el amor y
la paciencia les ayudarán a no darse por vencidos. Recuerden que su
paciencia puede rendir grandes frutos (Salmo 127:3).
Atendió sus necesidades
7
El amor se demuestra con actos generosos (1 Juan 3:17, 18).
“No busca sus propios intereses.” (1 Corintios 13:5.) El amor impulsó a
Jesús a atender las necesidades físicas de sus discípulos, y muchas veces
lo hizo incluso antes de que ellos se lo pidieran. Cuando vio que estaban
cansados, los invitó a ir “a un lugar solitario [para que descansaran] un
poco” (Marcos 6:31). Cuando notó que tenían hambre, tomó la iniciativa
para alimentarlos a ellos y a millares de personas que habían ido a escuchar
sus enseñanzas (Mateo 14:19, 20; 15:35-37).
8
Jesús también reconoció las necesidades espirituales de sus discípulos
a Jesús para que él los bendijera. Pero a él no le gustó nada lo que hicieron,
así que les dijo: “Dejen que los niñitos vengan a mí; no traten de
detenerlos, porque el reino de Dios pertenece a los que son así”. Entonces,
se valió de los niños para enseñarles una lección a sus discípulos: “En
verdad les digo: El que no reciba el reino de Dios como un niñito, de
ninguna manera entrará en él” (Mar. 10:13-15).
14
Imagínese lo que algunos de esos niños sintieron años después, ya
de adultos, al recordar que Jesús los había tomado en sus brazos y los
había bendecido (Mar. 10:16). Hoy día, los niños del pueblo de Dios reciben
los cuidados y el interés sincero de los ancianos y de otros miembros de la
congregación, y cuando crezcan también recordarán con cariño toda esa
atención. Lo que es más importante: estos niños aprenden desde pequeños
que el espíritu santo de Jehová está con su pueblo.
Seamos amables en un mundo cruel
15
En la actualidad, mucha gente cree que está demasiado ocupada para
ser amable con los demás, lo cual promueve las actitudes egoístas a las
que nos vemos expuestos todos los días en la escuela, el trabajo, la calle y
el ministerio. Aunque esas actitudes seguramente nos hacen sentir mal,
no deberían sorprendernos. Después de todo, Pablo advirtió por inspiración
divina que en estos “últimos días” los cristianos verdaderos tendrían que
vivir entre quienes serían “amadores de sí mismos” y no tendrían “cariño
natural” (2 Tim. 3:1-3).
16
¡Qué diferente es el ambiente que reina en la congregación cristiana!
Todos los que imitamos a Jesús contribuimos a preservar dicho ambiente.
¿De qué manera? Para empezar, damos ayuda y ánimo a los muchos
hermanos que tienen que lidiar con enfermedades y otras circunstancias
difíciles. Aunque los problemas se están agravando en estos “últimos días”,
en realidad no son nuevos. Ya en la antigüedad, los cristianos tenían que
enfrentarse a situaciones parecidas. Por eso era muy necesario que se
ayudaran con bondad. Pablo dio esta exhortación a sus hermanos: “Hablen
confortadoramente a las almas abatidas, den su apoyo a los débiles, tengan
gran paciencia para con todos” (1 Tes. 5:14). Hoy día se espera que
actuemos de la misma manera: que demostremos con obras nuestra
bondad.
17
Así como Jesús “recibió amablemente” a quienes lo seguían, nosotros
tenemos la obligación de hacer lo mismo con nuestros hermanos. Hemos
de tratarlos como él lo hubiera hecho. Debemos interesarnos sinceramente
por todos: por los que conocemos desde hace tiempo y por los que
acabamos de conocer (3 Juan 5-8). Jesús tomó la iniciativa y ayudó con
compasión a la gente. Imitemos su ejemplo y seamos una fuente de ánimo
para los que nos rodean (Isa. 32:2; Mat. 11:28-30).
18
Una manera de actuar con bondad es haciendo cosas por el bien de
los demás. Pero esto no se puede dejar a la casualidad: hay que tomar la
iniciativa. Pablo dijo: “En amor fraternal ténganse tierno cariño unos a
otros. En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera” (Rom.
12:10). ¿Cómo podemos hacerlo? Siguiendo el ejemplo de Cristo, tratando
a los demás con cariño y afecto, y amándolos con un “amor libre de
hipocresía” (2 Cor. 6:6). El apóstol describió así esa clase de amor: “El amor
es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso, no se vanagloria, no se
hincha” (1 Cor. 13:4). En vez de guardarles rencor a nuestros hermanos,
sigamos este consejo: “Háganse bondadosos unos con otros, tiernamente
compasivos, y perdónense liberalmente unos a otros, así como Dios
también por Cristo liberalmente los perdonó a ustedes” (Efe. 4:32).
19
Si actuamos con bondad y amabilidad en toda circunstancia,
recibiremos grandes recompensas. El espíritu santo podrá operar sin
estorbos en la congregación, produciendo así su fruto. Si seguimos el
ejemplo de Jesús y ayudamos a nuestros hermanos a hacer lo mismo, la
congregación estará más unida y feliz, y nuestro servicio alegrará a Jehová.
Así pues, no dejemos nunca de imitar la apacibilidad y la bondad de
Jesucristo al tratar a los demás.
¿Podría explicarlo?
• ¿Cómo mostró Jesús que era “de genio apacible y humilde de corazón”?
• ¿De qué maneras demostró Jesús su bondad?
• ¿Cómo podemos demostrar nuestra apacibilidad y bondad, a pesar de
vivir en un mundo cruel?
Imitemos la obediencia y la valentía de Jesús
12
A lo largo de su ministerio, Jesús demostró que era un hombre muy
valiente. Con la autoridad que le daba el hecho de ser el Hijo de Dios, “entró
en el templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el
templo, y volcó las mesas de los cambistas y los bancos de los que vendían
palomas” (Mat. 21:12). La noche antes de morir, cuando un grupo de
soldados vino a arrestarlo, se interpuso entre ellos y sus discípulos y dijo:
“Si es a mí a quien buscan, dejen ir a estos” (Juan 18:8). Y momentos
después, cuando Pedro sacó su espada, le dijo que la guardara,
demostrando así que no confiaba en el poder de las armas, sino en el de
Jehová (Juan 18:11).
13
Jesús denunció sin temor la maldad y las mentiras de los maestros
religiosos. Les dijo: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas!, porque
cierran el reino de los cielos delante de los hombres”. Y agregó: “Han
desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber: la justicia y la
misericordia y la fidelidad [...;] limpian el exterior de la copa y del plato,
pero por dentro están llenos de saqueo e inmoderación” (Mat. 23:13,
23, 25). Los discípulos de Jesús necesitarían tener ese mismo valor, pues
en el futuro los líderes religiosos los perseguirían e incluso matarían a
algunos de ellos (Mat. 23:34; 24:9).
14
Ni siquiera los demonios hicieron que Jesús se acobardara. En cierta
ocasión vino a su encuentro un hombre endemoniado tan fuerte que nadie
podía mantenerlo atado, ni siquiera con cadenas. Sin embargo, Jesús no se
dejó intimidar y expulsó a los muchos demonios que tenían dominado al
hombre (Mar. 5:1-13). Hoy día, Dios no nos ha dado el poder de realizar
ese tipo de milagros. No obstante, al predicar y enseñar a la gente, estamos
librando una lucha espiritual contra Satanás, quien “ha cegado las mentes
de los incrédulos” (2 Cor. 4:4). Tal como en el caso de Jesús, nuestras
armas “no son carnales, sino poderosas por Dios para derrumbar cosas
fuertemente atrincheradas”, es decir, creencias falsas muy arraigadas
(2 Cor. 10:4). ¿Cómo podemos usar esas armas espirituales? Veamos cómo
lo hizo Jesús.
15
La valentía de Jesús era real, no simple bravuconería. Nacía de su fe
en Dios. Y así debe ser también en nuestro caso (Mar. 4:40). ¿Cómo
podemos tener verdadera fe? De nuevo, Jesús fija el modelo a seguir.
Él conocía a fondo los escritos sagrados y tenía plena confianza en su
contenido. Su arma no era una espada literal, sino la espada del espíritu,
la Palabra de Dios. Vez tras vez hacía referencia a ella para apoyar sus
enseñanzas. De hecho, a menudo iniciaba sus declaraciones con la
expresión “está escrito” y pasaba a citar de las Escrituras.
16
Para que nuestra fe pueda resistir las pruebas que inevitablemente le
sobrevienen a todo cristiano, tenemos que leer y estudiar la Palabra de Dios
todos los días y asistir a las reuniones. Así se nos quedarán grabadas en la
mente las verdades que sustentan nuestra fe (Rom. 10:17). Además,
debemos reflexionar profundamente a fin de que esas verdades echen
raíces en el corazón. Solo una fe viva nos dará el valor que necesitamos
para actuar (Sant. 2:17). Finalmente, debemos pedirle a Dios su espíritu
santo, pues la fe es parte del fruto de ese espíritu (Gál. 5:22).
17
Una joven cristiana llamada Kitty sabe por experiencia propia que la
fe verdadera da valor. Desde pequeña, ella sabía que no debía
“aver[gonzarse] de las buenas nuevas” en la escuela; además, realmente
quería predicarles a sus compañeros (Rom. 1:16). Año tras año intentaba
hablarles de la verdad, pero le faltaba el valor para hacerlo. Ya siendo
adolescente, tuvo que irse a estudiar a otro lugar y pensó: “Esta vez voy a
recuperar todo el tiempo que he perdido”. Kitty le pidió a Jehová que le
diera valor y prudencia, y que se le presentara una buena oportunidad.
18
Llegó el primer día de clase, y los estudiantes tuvieron que
presentarse ante sus compañeros. Algunos dijeron que tenían una religión,
pero aclararon que en realidad no la practicaban. Entonces Kitty se dio
cuenta de que esa era la oportunidad que había estado esperando. Cuando
le llegó su turno, dijo con toda claridad: “Soy testigo de Jehová y siempre
trato de actuar tal como manda la Biblia”. A medida que siguió hablando,
algunos de sus compañeros empezaron a poner cara de fastidio, pero hubo
otros que prestaron atención y más tarde le hicieron preguntas. El profesor
puso a Kitty de ejemplo por defender sus creencias, y ella se sintió muy
contenta de haber imitado el valor de Jesús.
Sigamos el ejemplo de fe y valor que dio Jesús
19
Los apóstoles se dieron cuenta de que para ser valientes necesitaban
fe; por eso le rogaron a Jesús: “Danos más fe” (léase Lucas 17:5, 6). La fe
verdadera implica más que creer que Dios existe. Implica confiar
plenamente en él, cultivar una relación con él como la que tiene un niñito
con su querido padre. Salomón escribió por inspiración: “Hijo mío, si tu
De hecho, una de las razones por las que Jesús vino a la Tierra fue
para “salvar a pecadores” (1 Tim. 1:15).
7
¿Cómo debería influir el ejemplo de Jesús en nuestra manera de
ver a quienes reciben disciplina en la congregación? Para empezar,
debe ayudarnos a recordar que las medidas disciplinarias tienen el
propósito de proteger al rebaño y motivar al pecador a arrepentirse
(2 Cor. 2:6-8). Aunque es muy triste ver que algunos son expulsados
por su falta de arrepentimiento, es reconfortante saber que muchos
de ellos terminan regresando a Jehová. Si los ancianos se han
esforzado por tener la actitud de Cristo al tratar con el pecador, con el
tiempo este quizá recapacite y decida volver a la congregación. Tal
vez no recuerde todos los consejos bíblicos que le dieron, pero lo que
seguramente no olvidará es el amor y la dignidad con que lo trataron.
8
Incluso en las circunstancias más difíciles, los ancianos deben
manifestar “el fruto del espíritu”, sobre todo el amor (Gál. 5:22, 23).
Jamás deben apresurarse a expulsar a quien ha cometido un pecado.
Más bien, deben mostrar que su deseo sincero es ayudarlo. Así,
cuando el pecador se arrepienta —como sucede en muchos casos—
, de seguro se sentirá profundamente agradecido a Jehová y a los
ancianos, las “dádivas en [forma de] hombres” que le hicieron más
fácil recuperarse (Efe. 4:8, 11, 12).
El amor cristiano en el tiempo del fin
9
En el Evangelio de Lucas vemos una de las muchas muestras de
amor de Jesús. Él sabía que en el futuro el ejército romano sitiaría
Jerusalén, una ciudad condenada por Dios, y que sus habitantes
no podrían huir. De modo que dio esta advertencia a sus discípulos:
“Cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces
sepan que la desolación de ella se ha acercado”. ¿Qué debían hacer
cuando llegara ese momento? Las instrucciones de Jesús fueron muy
claras: “Los que estén en Judea echen a huir a las montañas, y los
que estén en medio de Jerusalén retírense, y los que estén en los
lugares rurales no entren en ella; porque estos son días para hacer
justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas” (Luc.
21:20-22). El ejército romano sitió Jerusalén en el año 66, pero levantó
13
En todo el mundo se conoce a los testigos de Jehová por
demostrar su amor con obras. Por ejemplo, en 2005, muchos de ellos
participaron en las tareas de socorro que se llevaron a cabo después
de los terribles huracanes que devastaron amplias zonas del sur de
Estados Unidos. Inspirados en el ejemplo de Jesús, más de veinte mil
Testigos se ofrecieron como voluntarios. Muchos incluso dejaron sus
hogares y empleos para ayudar a sus hermanos necesitados.
14
En cierto lugar de la costa, un huracán provocó olas de
10 metros (30 pies) de altura, y las inundaciones llegaron
80 kilómetros (50 millas) tierra adentro. Un tercio de las
construcciones que estaban en la ruta del huracán quedaron
totalmente destruidas. Vinieron voluntarios de diversos países con
herramientas y material de construcción para ayudar en lo que hiciera
falta. Dos hermanas carnales que son viudas hicieron las maletas y
recorrieron 3.000 kilómetros (2.000 millas) en camioneta hasta la
zona del desastre. Una de ellas se quedó a vivir allí, donde sirve de
precursora regular y sigue colaborando con el comité de socorro.
15
Ya se han reconstruido o reparado más de cinco mil seiscientas
viviendas de hermanos y de otras personas de la zona. ¿Cómo se
sienten los hermanos por toda la ayuda que han recibido? Una
cristiana que perdió su vivienda tuvo que irse a una pequeña casa
remolque que tenía goteras y una cocina (estufa) que no funcionaba.
Cuando los hermanos le entregaron la modesta pero acogedora casa
que habían levantado, ella no pudo contener las lágrimas. ¡Qué
agradecida se sentía a Jehová y a sus hermanos por su nuevo hogar!
En muchos casos, los Testigos desplazados permanecieron en
alojamientos temporales pese a que sus casas llevaban más de un
año reconstruidas. ¿Por qué no se mudaron? Para que los voluntarios
tuvieran un sitio donde quedarse hasta que terminaran las labores de
socorro. No cabe duda de que estos hermanos han demostrado la
actitud mental de Cristo.
Tengamos la misma actitud que Jesús hacia los enfermos
16
Aunque relativamente pocos de nosotros hemos sufrido los
efectos de un desastre natural, casi todos tenemos problemas de
salud o familiares enfermos. La actitud que Jesús tuvo hacia los
para alabar a Dios y para ayudar a los demás (Heb. 13:1). Jehová
bendecirá todos nuestros esfuerzos.
13B
cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios”. A sus enemigos se les dejó
que ellos mismos hiciesen la aplicación; pero los discípulos de Jesús
comprendieron plenamente el principio de neutralidad que se enunció. (Mt
22:15-21.)
3) Debido a que se deja que el oyente se aplique los principios de la
ilustración, esta puede comunicarle un claro mensaje de advertencia y
amonestación, y al mismo tiempo desarmarle, de manera que no tenga
ninguna base para tomar represalias contra el orador. En otras palabras:
que aquel a quien le aplique, se dé por aludido. Cuando los fariseos
criticaron a Jesús por comer con los recaudadores de impuestos y los
pecadores, Jesús respondió: “Las personas en salud no necesitan médico,
pero los enfermizos sí. Vayan, pues, y aprendan lo que esto significa:
‘Quiero misericordia, y no sacrificio’. Porque no vine a llamar a justos, sino
a pecadores”. (Mt 9:11-13.)
¿Qué implica?
Utilizar figuras retóricas o ejemplos, sean ficticios o reales, de tal forma que
le permitan alcanzar sus objetivos al enseñar.
145 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
seguidores: “Ustedes son la luz del mundo” (Mat. 5:14). Con relación al
daño que puede causar el habla irreflexiva, el discípulo Santiago escribió:
“La lengua es un fuego” (Sant. 3:6). Y David cantó a Jehová: “Tú eres mi
peñasco y mi fortaleza” (Sal. 31:3). Por regla general, la metáfora bien
escogida necesita poca o ninguna explicación; su brevedad la hace aún más
eficaz. Posiblemente su auditorio recuerde mejor un punto con una
metáfora que con la simple exposición de un hecho.
La hipérbole es una exageración, por lo que debe usarse con discreción
para que no se malinterprete. Jesús recurrió a esta figura retórica cuando,
a fin de crear una imborrable imagen mental, preguntó: “¿Por qué miras la
paja que hay en el ojo de tu hermano, pero no tomas en cuenta la viga que
hay en tu propio ojo?” (Mat. 7:3). Sin embargo, antes de emplear este
recurso estilístico u otros, aprenda a hacer buen uso de las comparaciones
y las metáforas.
Utilice ejemplos. En vez de figuras retóricas, tal vez prefiera utilizar en
su enseñanza ejemplos, sean historias ficticias o experiencias de la vida
real. Ahora bien, puesto que es fácil excederse en su elaboración y
frecuencia de uso, se requiere prudencia. Solo deben emplearse para
apoyar puntos de verdadera importancia, y han de presentarse de manera
que el auditorio recuerde la enseñanza, no simplemente el relato.
Aunque no todos los ejemplos tienen que ser casos verídicos, deben
reflejar actitudes y situaciones de la vida real. Así, cuando Jesús quiso
enseñar cómo hay que considerar a los pecadores arrepentidos, lo ilustró
con una narración sobre un hombre que se regocijó al encontrar a su oveja
perdida (Luc. 15:1-7). En respuesta a un judío que no captaba el verdadero
alcance del mandato de la Ley relativo a amar al prójimo, Jesús contó la
parábola de un samaritano que auxilió a un herido después de que un
sacerdote y un levita se negaran a hacerlo (Luc. 10:30-37). Si aprende a
observar con atención las actitudes y acciones de la gente, podrá utilizar
con eficacia este recurso didáctico.
Cuando el profeta Natán le contó una historia imaginaria al rey David con
el fin de censurarlo, obtuvo buenos resultados porque evitó provocar una
situación que pudiera haber llevado al rey a justificarse. Los personajes del
relato eran un hombre rico que tenía muchas ovejas y otro pobre que solo
poseía una cordera, a la cual criaba con ternura. Por haber sido pastor,
David entendía los sentimientos de este último, de modo que reaccionó con
justa indignación contra el hombre rico que le había arrebatado al de
147 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
tiempo suficiente para destacar las ideas principales y analizar los textos
clave en los que se basan dichas enseñanzas (2 Tim. 3:16, 17).
4
Ciñámonos al tema. Además de evitar ir demasiado deprisa al
enseñar, también es conveniente no desviarse del tema. Si el estudiante
tiende a explayarse contándonos asuntos personales, tal vez podamos
indicarle que hablaremos de ello al concluir el estudio (Ecl. 3:1).
5
Por otro lado, el entusiasmo por la verdad pudiera llevarnos a nosotros
a hablar demasiado (Sal. 145:6, 7). Es cierto que el estudio puede
enriquecerse con algunas experiencias o ideas adicionales, pero
no conviene que sean tantas, o tan largas, que le impidan a la persona
obtener conocimiento exacto de las enseñanzas bíblicas elementales.
6
Analizar una cantidad razonable de información en cada sesión de
estudio contribuirá a que los estudiantes de la Biblia ‘anden a la luz de
Jehová’ (Isa. 2:5).
oraba con asiduidad. Pese al decreto real que prohibió tal práctica, “tres
veces al día se hincaba de rodillas y oraba y ofrecía alabanza delante de su
Dios, como había estado haciendo regularmente” (Daniel 6:10).
No podía renunciar a la costumbre de hablar con Dios, aunque supusiera
una amenaza para su vida. Sin duda, la oración lo fortaleció durante su
excepcional trayectoria de integridad a Dios. Parece ser que este profeta
también tenía el buen hábito de estudiar las emocionantes promesas de
Dios y meditar profundamente sobre ellas (Jeremías 25:11, 12; Daniel 9:2).
Sus buenas costumbres contribuyeron en gran manera a que permaneciera
fiel hasta el mismo final de su carrera.
El caso contrario es el de Dina. Un mal hábito le costó caro: “Solía
salir [...] para ver a las hijas del país”, quienes no servían a Jehová (Génesis
34:1). Aunque era algo aparentemente inofensivo, la llevó al desastre.
Primero, la violó Siquem, a quien se consideraba “el más honorable de toda
la casa de su padre”. Luego, la reacción vengativa de dos hermanos suyos
culminó con el asesinato de todos los varones de una ciudad. ¡Qué horrible
resultado! (Génesis 34:19, 25-29.)
¿Cómo asegurarnos de que nuestros hábitos no nos perjudiquen, sino
que nos beneficien?
Pongamos las costumbres a nuestro servicio
“Los hábitos son el destino”, escribió un filósofo. Pero no tienen por qué
serlo, pues la Biblia indica con total claridad que podemos optar por dejar
los malos hábitos y adoptar los que sean buenos.
Las buenas costumbres hacen más fácil mantener el ritmo que impone
el estilo de vida cristiano, que además se hace más productivo. “El hábito
de ceñirme a un horario a fin de cumplir diversas tareas me ahorra un
tiempo valioso”, observa un cristiano griego llamado Alex. Teófilo, un
anciano de congregación, comenta que la planificación le permite ser eficaz.
“Estoy absolutamente convencido —dice— de que no lograría encargarme
de mis deberes cristianos si no tuviera la costumbre de planificarlo todo con
cuidado.”
A los seguidores de Cristo se nos exhorta a que “sigamos andando
ordenadamente en esta misma rutina” (Filipenses 3:16). Este texto
transmite la idea de una acción habitual que sigue un procedimiento
establecido. Los buenos hábitos son ventajosos porque no tenemos que
pausar y meditar para decidir cada paso, pues ya hemos fijado un proceder
155 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
bh pag.177 párr.10,11
10
Así conocerá mejor a algunos ancianos cristianos, los pastores del
rebaño de Dios (Hechos 20:28; 1 Pedro 5:2, 3). Ellos se fijarán en si usted
comprende las enseñanzas básicas de la Biblia y cree en ellas, si está
viviendo de acuerdo con los principios divinos y si desea sinceramente ser
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ESCUELA DE PRECURSORES 2015
testigo de Jehová. Si así es, le harán saber que reúne los requisitos para
ser publicador no bautizado de las buenas nuevas, lo que le permitirá
predicar públicamente.
11
Por otra parte, a veces los ancianos observan que la persona debe
hacer ciertos cambios en su vida para poder predicar públicamente. Por
ejemplo, tal vez tenga que dejar alguna práctica que haya mantenido en
secreto. Por eso, antes de pedir que se le nombre publicador no bautizado,
es necesario que usted lleve una vida libre de pecados graves, como la
inmoralidad sexual, la borrachera y el consumo de drogas (1 Corintios
6:9, 10; Gálatas 5:19-21).
km 2/02 pág. 5 13
Será preciso disponer de suficiente
territorio. El superintendente de servicio se reunirá con el hermano que
atiende los territorios a fin de planear la predicación en aquellas zonas que
no se abarcan con frecuencia. Debe hacerse hincapié en volver a los
hogares donde no había nadie, así como en predicar en las calles, de tienda
en tienda y al anochecer. Donde sea apropiado, puede ayudarse a algunos
publicadores a dar testimonio por teléfono.
14
Ayudémoslos a reanudar su servicio. ¿Hay alguien en el territorio
de su congregación que haya dejado de ser un predicador activo de las
buenas nuevas? Tales personas aún forman parte de la congregación y
necesitan ayuda (Sal. 119:176). Puesto que el fin de este viejo mundo está
tan cerca y el nuevo mundo está a las puertas, tenemos buenas razones
para hacer lo máximo posible por animar a los inactivos (Rom. 13:11, 12).
En cada uno de los pasados cinco años, más de veintiséis mil quinientos de
ellos han respondido a la ayuda y se han reactivado. ¿Qué podemos hacer
para que muchos más reaviven el amor y la confianza que tenían? (Heb.
3:12-14.)
15
El cuerpo de ancianos analizará cómo ayudar a quienes se han hecho
inactivos en años recientes (Mat. 18:12-14). El secretario debe examinar
las tarjetas Registro de publicador de la congregación y confeccionar una
lista de los inactivos. Se pondrá especial empeño en brindar asistencia
mediante el programa de pastoreo. Quizá un anciano desee visitar a cierto
publicador inactivo debido a que lo conozca bien y haya tenido amistad con
él. O también se podría solicitar la colaboración de otros publicadores, tal
vez porque estudiaron con la persona que ahora está inactiva; seguramente
agradecerán la oportunidad de ayudarla en estos momentos en que tanto
lo necesita. Es de esperar que muchos inactivos se sientan impulsados a
predicar de nuevo la palabra de Dios. Si reúnen los requisitos, la temporada
de la Conmemoración es el mejor momento para reanudar su servicio (para
más información, véase la “Sección de preguntas” de Nuestro Ministerio del
Reino de noviembre de 2000).
16
¿Hay otros que puedan predicar? Jehová sigue bendiciendo a su
pueblo al incorporar a él “las cosas deseables de todas las naciones” (Ageo
162 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
Por ello, los dos publicadores pueden reunirse primero para ensayar las
presentaciones que se sugieren en los números mensuales de Nuestro
Ministerio del Reino. Al comenzar el ministerio del campo, el más veterano
podría hablar en una puerta o dos. Tras presentarse amigablemente, ambos
pueden participar en dar el testimonio. Después de trabajar juntos en el
ministerio algunas semanas, a lo mejor consiguen buenas revisitas y hasta
quizás un estudio bíblico con el libro Conocimiento. El publicador más
experimentado puede dirigir el estudio un tiempo y luego cederlo al nuevo
proclamador del Reino. ¡Qué felices se sentirán los dos si el estudiante
1
La Palabra de Dios nos insta a que “corramos con aguante la carrera
que está puesta delante de nosotros” (Heb. 12:1). Tal como un corredor
necesita aguante para triunfar, nosotros también lo necesitamos para
obtener el premio de la vida eterna (Heb. 10:36). ¿Cómo nos ayuda el
ministerio cristiano a aguantar fielmente hasta el fin? (Mat. 24:13.)
2
Nos fortalece espiritualmente. Proclamar la maravillosa promesa
bíblica de un nuevo mundo justo mantiene viva nuestra propia esperanza
(1 Tes. 5:8). La participación constante en el ministerio del campo nos
permite dar a conocer las verdades que hemos aprendido en la Biblia.
Tenemos la oportunidad de defender nuestra fe, y eso nos fortalece
espiritualmente.
3
A fin de enseñar con eficacia, nosotros mismos debemos entender bien
las verdades bíblicas, lo que significa que hemos de investigar y meditar. Si
somos concienzudos en este aspecto, ampliaremos nuestro conocimiento,
fortaleceremos nuestra fe y recobraremos fuerzas en sentido espiritual
(Pro. 2:3-5). De ese modo, al mismo tiempo que procuramos ayudar a otras
personas, nos fortalecemos nosotros mismos (1 Tim. 4:15, 16).
4
La participación celosa en el ministerio es una parte fundamental de “la
armadura completa que proviene de Dios”, la cual necesitamos para
oponernos con firmeza al Diablo y los demonios (Efe. 6:10-13, 15).
Mantenernos ocupados en el servicio sagrado nos ayuda a concentrarnos
en las cosas que edifican y a impedir que el mundo de Satanás nos
corrompa (Col. 3:2). Enseñar al prójimo las sendas de Jehová nos recuerda
continuamente nuestra propia necesidad de mantener una conducta santa
(1 Ped. 2:12).
165 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
5
Nos infunde el poder de Dios. Por último, evangelizar nos enseña a
confiar en Jehová (2 Cor. 4:1, 7). ¡Qué gran bendición! Tener esa confianza
no solo nos permite cumplir nuestro ministerio, sino también enfrentarnos
a cualquier circunstancia en la vida (Fili. 4:11-13). En realidad, la clave para
aguantar es aprender a confiar totalmente en Jehová (Sal. 55:22).
5
Enséñele a ser diligente. Anime al estudiante a ser ejemplar
volviendo a visitar cuanto antes a todos los que se hayan mostrado
interesados. Tal vez tenga que ser muy persistente para encontrarlos de
nuevo en sus hogares. Enséñele cómo acordar con la persona interesada
un día y una hora para volver, y ayúdele a comprender la importancia de
cumplir con la cita (Mat. 5:37). Prepare al nuevo publicador para que sea
amable, considerado y respetuoso mientras busca a los de condición de
1
Es posible que cuando nuestros estudiantes empiecen a predicar les
asuste la idea de comenzar y dirigir sus propios estudios de la Biblia. ¿Cómo
podemos ayudarlos a ganar confianza en este aspecto fundamental de
nuestro ministerio? (Mat. 24:14; 28:19, 20.)
2
El estudiante que cumple los requisitos para ser publicador no bautizado
probablemente ya lleva algún tiempo matriculado en la Escuela del
Ministerio Teocrático. La instrucción que en ella recibe para preparar y
presentar asignaciones estudiantiles le permitirá desarrollar las habilidades
docentes necesarias para ser un “trabajador que no tiene de qué
avergonzarse, que maneja la palabra de la verdad correctamente” (2 Tim.
2:15).
3
Enséñele con el ejemplo. Jesús preparó a sus discípulos dándoles
instrucciones claras y poniéndoles un buen ejemplo. “Todo el que esté
perfectamente instruido será como su maestro”, dijo (Luc. 6:40).
En nuestro caso también es vital que imitemos a Jesús y seamos ejemplares
en la predicación. El estudiante deberá comprender, al observarnos en el
ministerio, que el objetivo de hacer revisitas es comenzar estudios de la
Biblia.
4
Explíquele que, al ofrecer un estudio, por lo general no es necesario
entrar en muchos detalles sobre las clases bíblicas. Con frecuencia basta
con demostrar cómo se realizan utilizando uno o dos párrafos de la
publicación con la que se quiere estudiar. Encontrará buenas sugerencias
al respecto en la página 8 de este número y en la página 6 de Nuestro
Ministerio del Reino de enero de 2002.
5
Cuando sea apropiado, anime al estudiante a que lo acompañe a usted
o a otro publicador experimentado a un estudio bíblico y a que participe
comentando un párrafo o un texto clave. Observándonos, el estudiante
aprenderá mucho sobre cómo dirigir estudios progresivos (Pro. 27:17;
2 Tim. 2:2). Encómielo y dígale cómo puede mejorar.
6
Enseñar a los publicadores nuevos a ser maestros de la Palabra de Dios
los preparará para la “buena obra” de iniciar y dirigir sus propios estudios
(2 Tim. 3:17). En verdad produce mucha satisfacción proclamar junto a
ellos la siguiente invitación amorosa: “Cualquiera que desee, tome gratis el
agua de la vida” (Rev. 22:17).
8
Elementos esenciales de una rutina ordenada: Es fundamental
adquirir “conocimiento exacto y pleno discernimiento”. (Fili. 1:9.) El estudio
personal robustece nuestra fe, intensifica nuestro aprecio por la verdad y
nos motiva a ir en pos de obras excelentes. Con todo, a algunos se les ha
hecho difícil formarse un hábito de estudio personal. El motivo que con más
frecuencia se aduce es la falta de tiempo.
9
No se puede recalcar lo suficiente los beneficios de la lectura diaria de
la Biblia. Su instrucción es “provechosa” en todo sentido. (2 Tim. 3:16, 17.)
¿Cómo podemos incluir el estudio de la Biblia en nuestra rutina diaria?
Algunos se levantan unos minutos más temprano todos los días, cuando
tienen la mente despejada. Otros prefieren leerla algunos minutos antes de
acostarse. Las esposas que pasan el día en casa pueden dedicarle un
tiempo por la tarde, antes de que los demás lleguen del trabajo o la escuela.
Algunos, además de la Biblia, han incluido la lectura del libro Proclamadores
en su rutina semanal de estudio.
10
Cuando nos hacemos nuevos hábitos, es posible que estos pugnen con
los que teníamos anteriormente. Quizás solíamos perder el tiempo en
actividades irrelevantes. Romper ese hábito no es fácil. Nadie va a
imponernos la costumbre de estudiar ni a exigirnos cuentas por lo que
dejemos de hacer en cuanto a ello. La persistencia en nuestros hábitos de
estudio dependerá principalmente del aprecio que sintamos por “las cosas
más importantes” y de nuestra disposición a comprar “el tiempo oportuno”
para beneficiarnos de ellas. (Fili. 1:10; Efe. 5:16.)
11
Las reuniones cristianas desempeñan un papel muy importante en
nuestro progreso espiritual, pues nos proporcionan la instrucción y el ánimo
que necesitamos. Por eso, la asistencia a las reuniones es otra parte
esencial de nuestra rutina ordenada. Pablo recalcó la importancia de estas.
No es una cuestión de gusto. (Heb. 10:24, 25.)
12
¿Cómo podemos mostrar disciplina al organizar nuestras actividades
semanales? Algunos programan el tiempo que dedicarán a sus intereses
personales e intentan meter apretadamente las reuniones en ese horario,
cuando debería ser al revés. Tenemos que dar prioridad a nuestras
reuniones semanales y planear las demás actividades en torno a ellas.
13
Para asistir con regularidad a las reuniones, hay que tener buenos
planes y cooperación de la familia. Entre semana, la mayoría de nosotros
tiene tantas cosas que hacer, que con frecuencia nos queda poco tiempo.
18
En la actualidad también se nos ha bendecido con buenos ejemplos.
En Hebreos 13:7, Pablo nos aconseja: “Acuérdense de los que llevan la
delantera entre ustedes, [...] y al contemplar detenidamente en lo que
resulta la conducta de ellos, imiten su fe”. Por supuesto, Cristo es nuestro
Modelo, pero podemos imitar la fe de los que llevan la delantera. Como
Pablo, los ancianos deben comprender que tienen que dar un buen ejemplo
a los demás. Aunque difieren en circunstancias, debe verse con claridad
que todos siguen ordenadamente una rutina en la que los intereses del
Reino tienen prioridad. Pese a sus obligaciones seglares y familiares, los
ancianos deben tener hábitos fijos de estudio personal, asistencia a las
reuniones y servicio del campo en vanguardia. Al ser evidente que los
ancianos ‘presiden sus propias casas excelentemente’, toda la congregación
se sentirá motivada a seguir andando en una rutina ordenada. (1 Tim.
3:4, 5.)
19
Metas para el nuevo año de servicio: Cuando comienza un nuevo
año de servicio es apropiado reflexionar sobre nuestra rutina personal.
¿Qué revela un examen de nuestra actividad del año que ha terminado?
¿Pudimos sostener, o incluso mejorar, nuestra actividad? Tal vez nos
hicimos más concienzudos en el estudio personal. Quizás asistimos a las
reuniones con más asiduidad o aumentamos nuestro servicio del campo
sirviendo de precursores auxiliares. Es posible que recordemos actos
bondadosos que hicimos a favor de miembros de la congregación o de
nuestra familia. En tal caso, podemos regocijarnos de haber andado de una
manera que le agrada a Dios, y tenemos buenas razones para seguir
“haciéndolo más plenamente”. (1 Tes. 4:1.)
20
Si por el contrario nuestra rutina fue un tanto inconsecuente o
esporádica, ¿cómo nos afectó espiritualmente? ¿Hubo algo que estorbara
nuestro progreso? La superación comienza pidiendo la ayuda de Jehová.
(Fili. 4:6, 13.) Hable de sus necesidades con el resto de la familia y solicite
su cooperación en los campos en que su rutina deba mejorar. Si tiene
problemas, pida ayuda a los ancianos. Si nos esforzamos sinceramente y
seguimos la guía de Jehová, de seguro evitaremos hacernos “inactivos o
infructíferos”. (2 Ped. 1:5-8.)
21
Seguir una rutina ordenada trae bendiciones que hacen que los
esfuerzos valgan la pena. Resuélvase a seguir progresando en una rutina
ordenada y ‘no descuide sus quehaceres. Fulgure con el espíritu. Sirva a
Jehová como esclavo’. (Rom. 12:11.) (Si desea información más detallada
sobre este tema, vea La Atalaya del 1 de mayo de 1985, páginas 13-17.)
Muchas personas creen que los testigos de Jehová somos una religión
nueva. Sin embargo, hace más de dos mil setecientos años, a los siervos
del único Dios verdadero se los llamó “testigos” suyos (Isaías 43:10-12).
Antes de 1931 se nos conocía como Estudiantes de la Biblia. ¿Por qué
decidimos entonces adoptar el nombre de testigos de Jehová?
Porque da a saber quién es nuestro Dios. El nombre de Dios, Jehová,
aparece miles de veces en la Biblia, como lo demuestran diversos
manuscritos antiguos. En muchas traducciones, este nombre ha sido
sustituido por títulos como Señor o Dios. Pero el Dios verdadero se
presentó a sí mismo ante Moisés como Jehová y le dijo: “Este es
mi nombre hasta tiempo indefinido” (Éxodo 3:15). Así se distinguió de los
dioses falsos. A nosotros nos enorgullece portar el santo nombre de Dios.
Porque subraya nuestra misión. Comenzando con el justo Abel, una
larga sucesión de personas dieron testimonio de su fe en Jehová. A lo
largo de los siglos, otros, como Noé, Abrahán, Sara, Moisés y David, se
sumaron a esta gran “nube de testigos” (Hebreos 11:4–12:1). Tal como
un individuo atestigua a favor de una persona inocente en un tribunal, así
nosotros estamos decididos a dar a conocer la verdad acerca de nuestro
Dios.
Porque imitamos a Jesús. La Biblia llama a Jesús “el testigo fiel y
verdadero” (Revelación [Apocalipsis] 3:14). Él mismo dijo que había dado
a conocer el nombre de su Padre y que había venido a dar “testimonio
acerca de la verdad” sobre Dios (Juan 17:26; 18:37). Por eso,
sus verdaderos discípulos deben portar el nombre de Jehová
y proclamarlo. Eso es lo que los testigos de Jehová nos esforzamos por
hacer.
▪ ¿Por qué decidimos cambiarnos el nombre de Estudiantes de la Biblia a
testigos de Jehová?
▪ ¿Desde cuándo ha tenido Jehová testigos en la Tierra?
▪ ¿Quién es el mayor testigo de Jehová de la historia?
174 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
Lección 5
¿Qué experimentará en nuestras reuniones cristianas?
Aun si tenemos que caminar por una espesa jungla o hacerle frente al mal
tiempo, los testigos de Jehová no dejamos de asistir a nuestras reuniones.
¿Por qué ponemos tanto empeño en reunirnos con nuestros hermanos a
pesar de las dificultades de la vida y el cansancio de un día de trabajo?
Contribuye a nuestro bienestar. Hablando de la necesidad de asistir a
las reuniones, el apóstol Pablo dijo: “Considerémonos unos a otros”
(Hebreos 10:24). Considerar quiere decir “examinar con atención una
cosa”. En otras palabras, el apóstol nos anima a conocernos mutuamente,
a preocuparnos por los demás. Cuando conocemos a otros miembros de
la congregación, descubrimos que algunos han superado dificultades
parecidas a las nuestras y que pueden ayudarnos a salir también
adelante.
Fomenta amistades duraderas. En las reuniones estamos rodeados,
no de simples conocidos, sino de amigos íntimos. Además, hay otras
ocasiones en que nos juntamos para participar en actividades recreativas
sanas. ¿Qué influencia ejerce en nosotros esta convivencia? Nos enseña a
valorarnos más, lo cual afianza el vínculo de amor que nos une. Y cuando
nuestros compañeros se enfrentan a problemas, acudimos de inmediato
en su ayuda porque hemos cimentado una amistad sólida (Proverbios
17:17). Al relacionarnos con todos en la congregación, demostramos que
nos preocupamos “los unos [por] los otros” (1 Corintios 12:25, 26).
Lo animamos a elegir como amigos a personas que estén haciendo la
voluntad de Dios. Encontrará ese tipo de amigos entre los testigos de
Jehová. No permita que nada le impida reunirse con nosotros.
km 9/05 pag 3
Para guardar
Dirijamos estudios bíblicos progresivos
Ley. Estaba haciendo algo más. Según indica la Biblia, le dijo a Jehová:
“¡Mira! He venido [...] para hacer tu voluntad” (Heb. 10:7; Luc. 3:21). Así
es, con su bautismo, se estaba presentando ante su Padre para cumplir sus
deseos. Hoy, los cristianos seguimos su modelo al bautizarnos, aunque en
nuestro caso sí estamos declarando públicamente que nos hemos dedicado
en oración a Dios.
Los beneficios de la dedicación
4
La dedicación cristiana no es una promesa cualquiera. Es un asunto
muy serio. Ahora bien, ¿qué beneficios ofrece? Algo que nos ayudará a
entenderlo es examinar lo provechoso que es el sentido de compromiso en
las relaciones humanas. Comencemos por la amistad. Para tener amigos,
hay que ser amigo primero. Es necesario que haya un sentido de
compromiso, que se asuma la responsabilidad moral de cuidar de la otra
persona. Una de las amistades más hermosas de tiempos bíblicos fue la de
David y Jonatán, quienes estaban tan unidos que hicieron un pacto entre
ellos (léanse 1 Samuel 17:57 y 18:1, 3). Hoy día no hay muchas relaciones
tan leales como aquella. Pero, al igual que ayer, las buenas amistades
tienen en común el sentido de fidelidad y compromiso mutuo (Pro. 17:17;
18:24).
5
En Israel había otra relación que requería un sentido de compromiso:
el convenio permanente que podía establecer un esclavo con su amo.
La Ley decía: “Si el esclavo dice insistentemente: ‘Realmente amo a mi
señor, a mi esposa y a mis hijos; no quiero salir como persona puesta en
libertad’, entonces su amo tiene que acercarlo al Dios verdadero y tiene
que ponerlo contra la puerta o la jamba de la puerta; y su amo tiene que
agujerearle la oreja con un punzón, y él tiene que ser esclavo suyo hasta
tiempo indefinido” (Éxo. 21:5, 6). Como vemos, el esclavo podía seguir
disfrutando de la seguridad de pertenecer a un amo compasivo si hacía con
él un pacto en el que renunciaba a su libertad.
6
Otra relación donde debe existir un elevado sentido de compromiso es
el matrimonio. Claro, el compromiso es con una persona, y no meramente
con un contrato. Dos personas que viven juntas sin casarse jamás podrán
ofrecer a su pareja y a sus hijos el mismo grado de seguridad que
proporciona el matrimonio cristiano honorable. Tampoco tendrán el mismo
aliciente para aceptar sus responsabilidades y esforzarse por resolver con
amor las dificultades (Mat. 19:5, 6; 1 Cor. 13:7, 8; Heb. 13:4).
185 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
7
Veamos por último las relaciones laborales. Desde tiempos bíblicos,
los contratos han resultado muy útiles (Mat. 20:1, 2, 8). Así, al iniciar un
negocio o al comenzar a trabajar para alguien, firmar un contrato protege
a las partes involucradas. Como hemos visto, las relaciones humanas —
trátese de amistades, matrimonios o acuerdos de negocios— se fortalecen
con el sentido de compromiso. Pero en el caso de nuestra relación con
Jehová contamos con un vínculo muy superior: la dedicación, por la cual le
entregamos incondicionalmente nuestra vida. A continuación hablaremos
de los beneficios que reportaba en tiempos bíblicos la dedicación, y
veremos por qué era mucho más que un compromiso.
La dedicación benefició a Israel
8
Los israelitas en su conjunto se dedicaron a Jehová al hacerle un voto.
Él los había reunido frente al monte Sinaí y les había dicho: “Si ustedes
obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto,
entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos
los demás pueblos”. Ante esto, el pueblo juró unánimemente: “Todo lo que
Jehová ha hablado estamos dispuestos a hacerlo” (Éxo. 19:4-8). Aquella
dedicación era mucho más que un compromiso. Era la señal de que le
pertenecían a Jehová, quien a su vez les aseguró que los trataría como su
“propiedad especial”.
9
Pertenecer a Jehová les trajo muchos beneficios a los israelitas. Él fue
leal y tierno con ellos y los trató como a hijos. De hecho, les dijo: “¿Puede
una esposa olvidarse de su niño de pecho, de modo que no tenga piedad
al hijo de su vientre? Hasta estas mujeres pueden olvidar; no obstante, yo
mismo no me olvidaré de ti” (Isa. 49:15). Dios guió a su pueblo mediante
la Ley, lo fortaleció enviándole profetas y lo protegió con sus ángeles.
El salmista reconoció: “[Jehová] está anunciando su palabra a Jacob, sus
disposiciones reglamentarias y sus decisiones judiciales a Israel. No ha
hecho así a ninguna otra nación” (Sal. 147:19, 20; léanse Salmo 34:7, 19
y 48:14). Al igual que cuidó de Israel, la nación que le pertenecía, hoy cuida
de todos los cristianos que están dedicados a él.
¿Por qué debemos dedicarnos a Dios?
10
Hay quienes piensan: “¿Por qué tengo que dedicarme y bautizarme
para poder servir a Jehová?”. Entenderemos la razón si recordamos en qué
situación nos encontramos ante él. Debido al pecado de Adán, todos hemos
2
Este libro será el segundo que se analizará con los estudiantes de la
Biblia, después del libro Enseña. Recuerde que cada persona crece
espiritualmente a un paso distinto, por lo que cada estudio se debe conducir
al ritmo que sea cómodo para el estudiante. Pero eso sí, asegúrese de que
la información que se abarque se entienda claramente. En la mayoría de
los casos, no ofreceremos un estudio con este libro a alguien que quizás ya
haya estudiado varios libros pero que no esté asistiendo a las reuniones de
la congregación y que demuestre a todas luces que no tiene la intención de
amoldar su vida a las verdades bíblicas que ha aprendido.
3
Si al tiempo presente usted está dirigiendo un estudio con el libro
Adoremos y ya está en los últimos capítulos, tal vez sea mejor terminar esa
publicación y animar al estudiante a leer el libro “Amor de Dios” por cuenta
propia. Si no es así, sería mejor pasar al nuevo libro y comenzar desde el
principio. Como es el caso con el libro Enseña, es opcional analizar los temas
del apéndice.
4
Si un estudiante se bautiza antes de completar las dos publicaciones,
se debe continuar con el estudio hasta que termine el libro “Amor de Dios”.
Y aun si se bautiza antes de terminar el segundo libro, se pueden seguir
contando el tiempo, la revisita y el estudio. El publicador que vaya como
acompañante también puede contar el tiempo.
5
Cuando un miembro del Comité de Servicio de la Congregación le pida
que dirija un estudio bíblico con alguien que se haya hecho inactivo, quizás
le indique que analice solo determinados capítulos del libro “Amor de Dios”.
En tal caso, el estudio no tiene que prolongarse por mucho tiempo. ¡Qué
excelente provisión! Este nuevo libro ha sido preparado con el fin de que
(Hech. 8:39, 40). Que tanto nosotros como las personas a las que logremos
guiar en el camino de la verdad disfrutemos de servir a Jehová Dios ahora
y para siempre.
que Su bondad amorosa realmente es leal, amor leal. No les fallará. Por
tanto, pueden orar con fe, como el salmista que cantó: “En cuanto a mí, en
tu bondad amorosa he confiado; esté gozoso mi corazón en tu salvación”
(Salmo 13:5). Puesto que el amor de Dios es leal, Sus siervos pueden cifrar
completa confianza en Él. Tienen esta garantía: “Jehová no desamparará a
su pueblo, ni dejará a su propia herencia” (Salmo 94:14).
fuera. Por eso contestó: “Está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios a quien tienes
que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado’” (Luc.
4:8).
1.-yb01 pág.60
En Portugal, el interés de Antonio por el mensaje de la Biblia se fue
avivando gracias a las conversaciones que mantenía con su hermano
carnal, testigo de Jehová, cuando este lo visitaba. Antonio estaba deseoso
de conocer mejor las Escrituras. Pidió ayuda en una fervorosa oración, y
poco después llamaron a la puerta de su hogar dos Testigos, con quienes
comenzó a estudiar la Biblia. Al aumentar su conocimiento, fue haciendo
cambios en su vida para obrar en conformidad con la voluntad divina. En
primer lugar, la conciencia lo llevó a abandonar la caza, deporte por el que
sentía auténtica pasión. Más tarde comprendió la necesidad de mantener
neutralidad cristiana y dimitió del cargo de alcalde, que había ostentado
durante quince años. Aunque lo presionaron para replantearse la decisión,
el consejo de Santiago 4:4 fortaleció su determinación. Progresó con
rapidez, y él y su esposa profundizaron su relación con Jehová y
comenzaron a asistir a las reuniones de la congregación. Poco después
empezaron a participar en el ministerio del campo y se bautizaron.
De España nos llega la experiencia de un hermano que, a consecuencia
de su fe, sufrió hace años el hostigamiento de un compañero de trabajo
que por meses se burló de su religión y la criticó. Llegó un momento en
que la situación le resultó insoportable, así que le pidió a Jehová que le
ayudara a aguantarla con entereza cristiana, sin devolver mal por mal. Tuvo
la grata sorpresa de ver cambiar de actitud a su compañero, quien llegó a
presentarle sus disculpas y a decirle que no volvería a hablar mal de Dios
delante de él, aunque poco después salió de aquella empresa.
Tardaron en volver a verse veinticuatro años. En esta ocasión se
encontraron en el Salón del Reino, donde el hermano tenía la asignación
de pronunciar un discurso. El ex colega le dijo que había estudiado la Biblia
y se había bautizado como testigo de Jehová. También le contó que,
aunque habían pasado muchos años, nunca había olvidado a “aquel Testigo
que con tanta paciencia soportó las burlas que hacía de él y su Dios”.
2.-w73 pág. 45
21
Ese misionero no estaba solo, aunque estaba incomunicado, y esto es
cierto sin importar dónde esté cualquiera de los siervos de Jehová. Como
dijo además ese misionero: “Podía estar aislado de mis semejantes, pero
nadie podía aislarme de Dios. . . . ¡Cuánta fortaleza y confortación
espirituales me produjo la oración! . . . ¡No hay pistolas, paredes,
ni barrotes de prisión que puedan impedir que el espíritu de Dios llegue
hasta su pueblo! Si nos hemos aplicado a un estudio de su Palabra y hemos
permitido que se hunda profundamente en nuestro corazón, no hay nada
que temer. No subsistimos con nuestra propia fuerza. ¡Pero con el
todopoderoso poder de Dios él puede hacer que aun el más frágil de
nosotros salga victorioso ante la persecución!”
22
Otro misionero encarcelado en circunstancias similares explicó: “¡Tenía
tanto tiempo a mi disposición! . . . Comencé a recordar muchos textos
bíblicos y los escribía. . . . Habiendo escrito suficientes textos, escogía uno
para un texto diario, lo copiaba y lo mantenía prominente en alguna parte
para poder considerarlo a través del día.”
23
De todas partes del mundo llegan ejemplos del día moderno que
prueban que los cristianos verdaderos nunca están solos. En Alemania,
durante la II Guerra Mundial, miles de Testigos fueron puestos en campos
de concentración de Hitler, por lo general despojados de sus Biblias. Uno
de estos Testigos, después de ser puesto en libertad, escribió: “Cuando fui
arrestado me sentí agradecido de no haber desatendido el estudio bíblico
201 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
LOS siervos de Jehová son sus Testigos, que le sirven con fe y “gozo de
corazón”. (Deuteronomio 28:47; Isaías 43:10.) Lo hacen aunque los
asedien las pruebas. Pese a las dificultades, los consuela la siguiente
exhortación: “Considérenlo todo gozo, mis hermanos, cuando se
encuentren en diversas pruebas, puesto que ustedes saben que esta
cualidad probada de su fe obra aguante”. (Santiago 1:2, 3.)
2
Estas palabras las escribió el discípulo Santiago, medio hermano de
Jesucristo, cerca del año 62. (Marcos 6:3.) Santiago era un anciano de la
congregación de Jerusalén. De hecho, él, Cefas (Pedro) y Juan parecían
“ser columnas”, es decir, sólidos pilares de la congregación. (Gálatas 2:9.)
Cuando la cuestión de la circuncisión llegó a “los apóstoles y los ancianos”,
alrededor del año 49, Santiago presentó una propuesta basada en las
Escrituras, que el cuerpo gobernante del siglo primero aceptó. (Hechos
15:6-29.)
3
Santiago, pastor espiritual concienzudo, ‘conocía la apariencia del
rebaño’. (Proverbios 27:23.) Sabía que los cristianos de su día afrontaban
pruebas severas. Algunos de ellos tenían que modificar su modo de pensar,
pues favorecían a los pudientes. Para muchos la adoración era un puro
formulismo. Otros hacían daño con su lengua ingobernable. Se dejaba
sentir el espíritu perjudicial del mundo, y muchos no tenían paciencia ni se
ocupaban en la oración. Es más, ciertos cristianos estaban espiritualmente
enfermos. La carta de Santiago trata estas cuestiones de manera
constructiva, y su consejo es tan práctico hoy como lo fue en el siglo
primero. Nos será de mucho beneficio analizar esta carta como si se hubiera
escrito para nosotros personalmente.
Cuando afrontamos pruebas
203 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
4
Santiago nos indica cómo debemos considerar las pruebas. (Santiago
1:1-4.) Sin aludir a su parentesco con el Hijo de Dios, humildemente se
llama “esclavo de Dios y del Señor Jesucristo”. Santiago escribe a “las doce
tribus” del Israel espiritual, “esparcidas” en un principio debido a la
persecución. (Hechos 8:1; 11:19; Gálatas 6:16; 1 Pedro 1:1.) A nosotros
también se nos persigue como cristianos y nos ‘encontramos en diversas
pruebas’. Pero si recordamos que nuestra fe se fortalece al aguantar las
pruebas, lo ‘consideraremos todo gozo’ cuando estas nos sobrevengan. La
lealtad a Dios durante las pruebas redundará en felicidad perdurable.
5
Algunas pruebas tienen que ver con adversidades comunes a la
humanidad. Por ejemplo, es posible que tengamos mala salud. Dios
no realiza en este tiempo curas milagrosas, pero contesta las oraciones en
las que le pedimos la sabiduría y la fortaleza necesarias para sobrellevar la
enfermedad. (Salmo 41:1-3.) Asimismo, sufrimos por causa de la justicia
cuando se nos persigue por el hecho de ser testigos de Jehová. (2 Timoteo
3:12; 1 Pedro 3:14.) Aguantar estas tribulaciones prueba nuestra fe, y le
confiere por tanto una “cualidad probada”. Y luego, el triunfo de la fe “obra
aguante”. Por otra parte, la fe, fortalecida por las tribulaciones, nos ayudará
a superar futuras pruebas.
6
“Pero —dice Santiago— que el aguante tenga completa su obra.” Si
permitimos que la prueba siga su curso y no intentamos ponerle fin
prematuramente por medios contrarios a las Escrituras, el aguante
efectuará la “obra” de convertirnos en cristianos completos, no carentes de
fe. Por supuesto, si la prueba pone de manifiesto alguna debilidad,
debemos buscar la ayuda de Jehová para superarla. ¿Y si la prueba es una
tentación para que cometamos un acto inmoral? Oremos acerca de este
problema y luego actuemos en armonía con nuestras peticiones. Es posible
que tengamos que cambiar de empleo o tomar otras medidas para
mantenernos leales a Dios. (Génesis 39:7-9; 1 Corintios 10:13.)
La búsqueda de la sabiduría
7
Santiago nos indica qué debemos hacer si no sabemos cómo afrontar
cierta prueba. (Santiago 1:5-8.) Jehová no nos va a reprochar el hecho de
que nos falte sabiduría y se la pidamos en oración con fe. Él nos ayudará a
ver la prueba en su justa perspectiva y a aguantarla. Es posible que se nos
llame la atención a algún texto bíblico mediante los compañeros de creencia
o el estudio personal de la Biblia. La providencia divina puede maniobrar
los acontecimientos de modo que percibamos lo que debemos hacer, y el
204 OLGA DE ASQUI CONGREGACION PRADO
ESCUELA DE PRECURSORES 2015
espíritu de Dios puede guiarnos. (Lucas 11:13.) Por supuesto, para disfrutar
de esos beneficios tenemos que mantenernos cerca de Dios y de su pueblo.
(Proverbios 18:1.)
8
Jehová nos da la sabiduría para enfrentarnos a las pruebas si seguimos
“pidiendo con fe, sin dudar nada”. El que duda “es semejante a una ola del
mar impelida por el viento y aventada de una parte a otra” de forma
impredecible. Si somos así de inestables en sentido espiritual, no debemos
‘figurarnos que vamos a recibir cosa alguna de Jehová’. No seamos
‘indecisos’ ni ‘inconstantes’ en la oración ni de otras maneras. Por el
contrario, tengamos fe en Jehová, la Fuente de la sabiduría. (Proverbios
3:5, 6.)
Los ricos y los pobres pueden alborozarse
9
Aun si la pobreza es una de nuestras pruebas, tengamos presente que
tanto los cristianos ricos como los pobres pueden alborozarse. (Santiago
1:9-11.) La mayoría de los ungidos poseían pocos bienes antes de hacerse
seguidores de Jesús, y el mundo los menospreciaba. (1 Corintios 1:26.)
Pero podían alborozarse por su “exaltación” como herederos del Reino.
(Romanos 8:16, 17.) A la inversa, los ricos a los que en un tiempo se
honraba, fueron ‘humillados’ como seguidores de Cristo porque el mundo
los despreció. (Juan 7:47-52; 12:42, 43.) Sin embargo, como siervos de
Jehová, todos podemos alborozarnos porque ni la riqueza mundana ni el
prestigio son nada en comparación con las riquezas espirituales de que
disfrutamos. ¡Y cuánto agradecemos que entre nosotros no haya cabida
para el orgullo debido a la posición social! (Proverbios 10:22; Hechos
10:34, 35.)
10
Santiago nos ayuda a ver que la vida no depende de las riquezas ni de
los logros mundanos. Tal como la belleza de una planta no puede impedir
que muera en el “calor abrasador” del sol, así las riquezas del acaudalado
no pueden prolongarle la vida. (Salmo 49:6-9; Mateo 6:27.) Puede que
muera mientras busca sus “maneras de proceder en la vida”, quizá
entregado a los negocios. De modo que lo importante es ser “rico para con
Dios” y hacer todo lo que esté a nuestro alcance por promover los intereses
del Reino. (Lucas 12:13-21; Mateo 6:33; 1 Timoteo 6:17-19.)