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y gritaba
Opinión Por el padre Miguel Ángel
padre.miguel.angel@hotmail.com
Llegó una vez un profeta a una ciudad y comenzó Hasta que un día ya nadie se detuvo a
a gritar en su plaza mayor, que era necesario un escuchar sus voces. Mas el profeta seguía
cambio de la marcha del país. El profeta gritaba gritando en la soledad de la gran plaza.
y gritaba y una multitud considerable acudió a Y pasaban los días. Y el profeta seguía
escuchar sus voces, aunque más por curiosidad gritando. Y nadie le escuchaba. Al fin,
que por interés. Y el profeta ponía toda su alma en alguien se acercó y le preguntó: “¿Por qué
sus voces exigiendo el cambio de las costumbres. sigues gritando? ¿No ves que nadie está
Pero, según pasaban los días, eran menos cada dispuesto a cambiar?” “Sigo gritando -dijo
vez los curiosos que rodeaban al profeta, y ni una el profeta- porque si me callara, ellos me
sola persona parecía dispuesta a cambiar de vida. habrían cambiado a mí”.
Pero el profeta no se desalentaba y seguía gritando. No nos dejemos como cristianos amoldar
por los criterios de nuestro mundo, oremos
por nuestra conversión.
Qué fácil es que nos desanimemos y
dejemos de luchar por un mundo mejor.
Cuando una persona se desalienta puede
llegar a pensar que si todos hacen algo malo,
puede estar permitido hacerlo uno también.
Decía un gran Papa que el más grande
pecado de los tiempos actuales es pensar
que nada es especial y que todo se vale. hijos, porque si se dan por vencidos puede llegar a
Por eso papás no se desanimen ni pierdan el suceder que tanto papás como hijos pierdan el rumbo
empeño en seguir orientando por el buen camino a sus de la salvación eterna.