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PRESENTADO POR:
AREQUIPA – PERÚ
2017
I. LA INTRODUCCIÓN
libertad y las igualdades humanas deben ser garantizadas y consagradas por las
normas internacionales, para cada uno de los países y para el conjunto. No nacen
persona o ente.
humanos y la política.
II. DERECHOS HUMANOS Y POLÍTICA
La sociedad contemporánea reconoce que todo ser humano, por el hecho de serlo,
tiene derechos frente al Estado, derechos que este, o bien tiene el deber de respetar
y garantizar o bien está llamado a organizar su acción a fin de satisfacer su plena
realización. Estos derechos, atributos de toda persona e inherentes a su dignidad,
que el Estado está en el deber de respetar, garantizar o satisfacer son los que hoy
conocemos como derechos humanos.
En esta noción general, que sirve como primera aproximación al tema, pueden
verse dos notas o extremos, cuyo examen un poco más detenido ayudará a precisar
el concepto. Una de las características resaltantes del mundo contemporáneo es el
reconocimiento de que todo ser humano, por el hecho de serlo, es titular de
derechos fundamentales que la sociedad no puede arrebatarle lícitamente. Estos
derechos no dependen de su reconocimiento por el Estado ni son concesiones
suyas; tampoco dependen de la nacionalidad de la persona ni de la cultura a la
cual pertenezca. Son derechos universales que corresponden a todo habitante de
la tierra. La expresión más notoria de esta gran conquista es el artículo 1 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos: todos los seres humanos nacen
libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y
conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
2.1.GOBERNABILIDAD Y GOBERNANZA
Al ingresar esta relación en una fase crítica, los sistemas están compelidos a
articular un nuevo modelo de gobernabilidad. Veamos desde una perspectiva
más elaborada la noción de modelo de gobernabilidad, trabajada por Joan
Prats. Este autor define la gobernabilidad como “un atributo de las sociedades
que se han estructurado sociopolíticamente de modo tal que todos los actores
estratégicos se interrelacionan para tomar decisiones de autoridad y resolver
sus conflictos conforme a un sistema de reglas y de procedimientos formales
e informales dentro del cual formulan sus expectativas y estrategias” (en IIG
2003:28). Es decir, la gobernabilidad es postulada como una cualidad de las
sociedades o sistemas sociales, “no de sus gobiernos” (Prats 2001:120); son
los sistema social los que son (y en determinada medida) gobernables cuando
se da esa estructuración sociopolítica mencionada líneas arriba. Para su
análisis relaciona tres elementos: a) actores estratégicos, b) reglas,
procedimientos o fórmulas, y c) conflictos entre actores estratégicos. Un
modelo de gobernabilidad se define por la composición de actores estratégicos
y sus prácticas, por el tipo de reglas e instituciones formales e informales y su
grado de prevalencia, y por el grado de conflicto susceptible de ser procesado
bajo las reglas y procedimientos en vigencia. Nos interesa poner de relieve el
vínculo entre actores, reglas y conflictos puesto que en las formulaciones
normativas se prescinde de la conflictividad o se la sustituye por déficit o
anomia, es decir, a partir de carencias.
Desde otra perspectiva, Camou distingue dos tipos de niveles de análisis: uno
referido a los niveles jurisdiccionales o reales de gobierno, y otro referido a
los niveles analíticos de gobernabilidad. En el primer tipo se contempla los
ámbitos característicos del ejercicio gubernamental nacional, regional y
local); asimismo, diferentes sectores sociales o esferas de acción (economía,
sector industrial, educación superior, diversos actores estratégicos
empresarios, trabajadores, Fuerzas Armadas, alguna organización compleja
una universidad pública y, finalmente, la dimensión supranacional de la
gobernabilidad, sea regional o global. Sin duda, la primera delimitación, más
específicamente jurisdiccional y gubernamental, resulta apropiada para situar
el ámbito de un análisis; algo similar acontece con los sectores sociales o
esferas de acción como ámbitos recortados. Sin embargo, pierde pertinencia
cuando se refiere a los actores estratégicos como un “nivel jurisdiccional” de
gobierno. Algo similar acontece con la gobernabilidad regional supranacional
y global, que excede esos ámbitos jurisdiccionales. El segundo tipo se refiere
a los niveles analíticos de gobernabilidad y comprende de manera genérica el
sistema económico mercado, el sistema político administrativo incluido el
Estado y el sistema sociocultural sociedad civil. De estos sistemas, el sistema
político es desagregado a un nivel más concreto y, por esa vía, se acerca al
análisis planteado por Prats y Coppedge, puesto que considera tres sub niveles:
cultura política, instituciones y actores, entre los que distingue a las
autoridades estatales y gubernamentales y a los gobernados ciudadanía,
organizados colectivamente o de manera individual, y sus acciones demandas,
por parte de los ciudadanos, y políticas públicas, por parte del Estado y
gobierno. Esta precisión analítica permitiría situar los problemas de
gobernabilidad, ya sea en el nivel general del sistema político y sus relaciones
con el mercado y la sociedad civil, o, en todo caso, en algunos de los
componentes del sistema político, particularmente el Estado y el gobierno, e
inclusive de manera más específica en el poder ejecutivo, dejando en segundo
plano, como “variables contextuales o intervinientes”, los otros componentes
del sistema político y su relación con los sistemas económico y cultural
En los últimos años ha habido, no sólo en el país sino en el mundo entero, una
oleada de críticas a los partidos políticos que se ha convertido poco a poco en
una crítica hasta ahora irracional del sistema de partidos políticos. Digo
irracional porque dicha crítica no sugiere una alternativa que pudiera sustituir
al sistema de partidos sin caer en los mismos problemas que este tiene y sin
crear otros problemas todavía peores. Ominosamente, estas críticas abren la
puerta para la única alternativa a los sistemas de partidos en los cuales las
decisiones son tomadas por grupos mayoritarios de personas, llámense o no
partidos. Esta alternativa lógicamente es el sistema en el que las decisiones
son tomadas por una sola persona, la tiranía.
La historia está llena de ejemplos de casos en los que los que atacan el sistema
de partidos terminan prohibiéndolos para tomar control tiránico de la
sociedad. Lenin y los bolcheviques criticaban al sistema democrático de
partidos de la misma forma y con los mismos argumentos que se usan hoy día
con el mismo propósito. Eventualmente, cuando estuvieron en el poder, los
bolcheviques, consistentemente con su crítica de los partidos políticos, los
prohibieron enteramente…excepto el partido de ellos mismos. Mussolini y sus
fascistas hacían las mismas críticas y también actuaron en consecuencia:
prohibieron todos los partidos políticos menos el fascista. Lo mismo hizo
Hitler en Alemania.
Indicó que tanto las iniciativas públicas o iniciativas privadas que recibe
ProInversión afronta los problemas fundamentales de falencias institucionales
que tiene el Perú, ya que en ambos casos se necesita la interacción
institucional.
"Eso ocurre no solamente en el Estado, sino que es un tema casi cultural que
ocurre seguramente también en el sector privado y en la interacción público-
privada, entonces lo que uno nota que hay costos de transacción en la
interacción humana y en particular cuando se habla de proyectos complejos",
enfatizó.
2.5.IMPLICANCIAS
Los tratados referidos a derechos civiles y políticos suelen exigir a los Estados
la adopción de políticas públicas, ya sea para evitar violaciones, ya sea para
promocionarlos, ya sea para garantizarlos.