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Etiologia

Como los virus no son capaces de reproducirse por sí mismos necesitan utilizar a otros
seres vivos para poder multiplicarse y sobrevivir. Para lo cual usan a las células de nuestro
Sistema Inmune (S.I.) -a las que conocemos comúnmente como "glóbulos blancos" o
específicamente linfocitos CD4-, destruyéndolas o haciendo que dejen de cumplir su
función.

El proceso de entrada del VIH en las células del sistema inmunitario se puede dividir en 3
pasos:
Fijación, el HIV-1 se fija a la superficie celular de la molécula CD4 ( glóbulo blanco) por
medio de una proteína.
Unión al correceptor: las proteínas sufren un cambio conformacional que les permite unirse
a un receptor presente en las membranas de los linfocitos.
Fusión: La cubierta del VIH se fusiona con la membrana celular mediante un cambio
estructural en las proteínas víricas. El virus del VIH una vez dentro del organismo entra
dentro de las células del S.I. utilizando su “maquinaria” para producir copias de sí mismo.
Este proceso destruye a los glóbulos blancos impidiéndoles ejercer su función y debilitando,
por lo tanto, el S.I. De esta manera el organismo queda desprotegido de posibles
infecciones. El mecanismo mediante el cual el virus infecta a las células sanas ocurre muy
rápidamente, hasta el punto que se cree que pueden llegar a producirse más de 10.000
millones de virus al día en el organismo de una persona infectada que no esté tomando
medicación antirretroviral.

Dentro de la familia de los virus, podemos encontrar cierto tipo de virus capaz de invertir el
sentido en el proceso de información, a dichos virus se les denomina retrovirus, categoría a
la cual pertenece el VIH, ya que éste se reproduce invirtiendo el sentido de la información
del ácido ribonucléico (ARN) al ácido desoxirribonucléico (ADN), pues normalmente el ADN
manda mensajes al ARN, pero en el caso del VIH este logra invertir el sentido de la
información, enviando los mensajes de su ARN al ADN de la célula. Es importante comentar
que el ARN es el lugar donde se encuentra el código genético del virus, es decir, las
características hereditarias que le son necesarias para replicarse, de esta manera el virus
inserta su información genética en el mecanismo de reproducción de la célula, gracias a la
transcriptasa inversa, logrando así la reproducción de células infectadas en lugar de células
sanas (DeVita et al., 1990; Orzechowzki, 2002; Sepúlveda, 1989).
Asimismo, el virus de la inmunodeficiencia humana pertenece a la familia de los lentivirus, lo
que significa que puede permanecer en estado de latencia dentro del organismo durante
largos periodos de tiempo, para activarse cuando surgen las condiciones favorables para
ello. Sin embargo, ahora se sabe que el VIH nunca permanece inactivo, ya que desde su
ingreso al organismo empieza a reproducirse en los ganglios linfáticos, causando la muerte
de miles de millones de células al día (Grmek, 1992; Orzechowzki, 2002).

Mecanismo de Transmisión
La infección con VIH ocurre por la transferencia de fluidos como sangre, semen, flujo
vaginal, líquido preseminal o leche materna. Dentro de estos fluidos corporales, el VIH está
presente tanto como partículas libres y virus dentro de células inmunes infectadas.

Exámenes Diagnósticos

PRUEBAS DE DETECCIÓN
Estas son pruebas que revisan si usted ha resultado infectado con el VIH. Las pruebas más
comunes se describen a continuación.

Una prueba de anticuerpos (también llamada inmunoanálisis) busca anticuerpos para el virus del
VIH. Su proveedor de atención médica puede solicitar que le realicen esta prueba en un
laboratorio. Alternativamente, es posible que se la realicen en un centro de pruebas o puede
utilizar un kit para hacerlo en casa. Estas pruebas pueden detectar anticuerpos a partir de unas
cuantas semanas luego de ser infectado con el virus. Las pruebas de anticuerpos se pueden
llevar a cabo utilizando:

● Sangre: Este examen se realiza extrayendo sangre de una vena, o con un pinchazo en
el dedo. Los análisis de sangre son lo más preciso debido a que la sangre tiene un nivel
más alto de anticuerpos que los demás fluidos corporales.
● Saliva: Este examen busca anticuerpos en las células de la boca. Se realiza al pasar un
hisopo por las encías y el interior de las mejillas. Es menos preciso que el análisis de
sangre.

● Orina: Este examen busca anticuerpos en la orina. Esta prueba también es menos
precisa que el análisis de sangre.
La prueba de antígeno analiza su sangre en busca de un antígeno del VIH llamado p24. Cuando
usted es infectado originalmente con el VIH, y antes de que su cuerpo tenga la oportunidad de
producir anticuerpos para el virus, su sangre tiene un nivel alto de p24. El examen de antígeno
p24 es preciso de 11 días a 1 mes después de ser infectado. Este examen por lo regular no se
utiliza por sí solo para detectar una infección con VIH.

Una prueba sanguínea de antígeno-anticuerpo busca niveles tanto de anticuerpos para el VIH
como del antígeno p24. Este examen puede detectar el virus tan solo 3 semanas después de
ser infectado.

EXÁMENES DE SEGUIMIENTO

Tratamiento

El tratamiento antirretroviral es competencia exclusiva del médico, pero la enfermera debe


conocer en qué circunstancias se pone en marcha dicho tratamiento. La problemática
relativa al control de la pandemia es que dicha terapia es muy costosa y ha de ser
administrada de por vida. Por ello, solo una pequeña parte de la población mundial puede
beneficiarse del tratamiento (Cruz Roja, 2008).
La terapia antirretroviral está formada por diferentes compuestos farmacológicos que se
pueden agrupar en cuatro categorías diferentes: inhibidores de la transcriptasa inversa
nucleótidos (ITIN) y nucleósidos (AN), inhibidores de la transcriptasa inversa no nucleósidos
(ITINN), inhibidores de la proteasa (IP), inhibidores de fusión (IF), Inhibidores de Integrasa,
Inhibidores del Correceptor CCR5. La terapia Antirretroviral de Gran Actividad (TARGA)
utiliza tres compuestos diferentes para un mejor control de la patología y evitar la resistencia
al fármaco (SESCAM,

Es frecuente que la terapia no sea adecuada para el individuo y se tenga que modificar,
bien por baja adherencia, por tener una eficacia subóptima o por su toxicidad. El tratamiento
con TARGA será diferente en función de la situación del paciente, encontrándonos tres
grandes grupos de casuística (adultos, neonato con madre portadora y quimioprofilaxis
post-exposición (sexual y laboral).

Intervención de ENF (CUIDADOS)

Cuidados de enfermería en la prevención


Las conductas sexuales de riesgo son estilos de vida que predisponen a la infección por
VIH. La enfermera debe ofrecer información a la población acerca de la transmisión de
Enfermedades de Transmisión sexual (ETS) entre las que se encuentra el VIH. Este
consejo sanitario se debe reforzar en colectivos de riesgo como embarazadas, por el riesgo
de contagio al feto, y adolescentes (Sociedad Andaluza de Enfermedades Infecciosas).
Un aspecto que preocupa a las personas recién diagnosticadas y a su entorno, es el riesgo
de contagio. La enfermera debe informar a paciente y familia, que el VIH no se transmite por
tocar enseres personales, contacto físico como tocar, besar o abrazar al paciente; contacto
con lágrimas, sudor u orina; picaduras de insectos o convivir con el enfermo (Cruz Roja,
2008). De esta forma, mediante sencillos consejos de Educación para la Salud, evitaremos
el rechazo del entorno, a veces instigado por el miedo al contagio.
Desde el punto de vista de la salud pública y comunitaria, la enfermera debe informar al
paciente acerca de los métodos que permiten reducir la transmisión del VIH (como no donar
sangre, semen, órganos, ni compartir jeringuillas) y también acerca de las prácticas
sexuales de riesgo, para poder evitarlas (Sociedad Andaluza de Enfermedades Infecciosas).
Hemos de recordar al paciente que, aunque la terapia antirretroviral permite reducir la carga
viral, ésta no se anula, y puede transmitir la infección a su pareja si no se implementan las
medidas profilácticas oportunas (Eloy et al., 1992; Cruz Roja, 2008).
Cuidados de enfermería en el paciente con infección crónica por VIH
La labor enfermera está fundamentada en la filosofía de apoyo y ayuda al paciente en
busca de su bienestar e independencia en el mantenimiento de su propia salud. Algunas
intervenciones orientadas a satisfacer las necesidades psicosociales del paciente son
brindarle apoyo y fomentar los mecanismos de apoyo familiar, mantener una actitud de
aceptación, manejar la información sensible confidencialmente y animarle a participar en
terapias de grupo. De esta forma evitaremos el aislamiento social del paciente (Whitehead,
1996; Achucarro, 2010).
En lo relativo a los aspectos clínicos de la enfermedad, la enfermera debe determinar y
evaluar el impacto físico y orgánico que tiene sobre el individuo. Para mantener un buen
estado de salud, el individuo tendrá que adoptar cambios en su estilo de vida como llevar
una buena adherencia al tratamiento (Secretaría de salud, Gobierno de México, 2010) y
estar al día en las inmunizaciones necesarias: Streptococcus Pneumoniae, Virus del
Papiloma Humano, Hepatitis B, gripe (anual) y Difteria-tétanos (cada 10 años) (Ministerio de
Salud, Gobierno de Chile, 2013). La enfermera educará al paciente en autocuidados y
evaluará periódicamente que el individuo controla su enfermedad adecuadamente y la
terapia funciona (Secretaría de salud, Gobierno de México, 2010).
También es indispensable que la enfermera asesore al paciente en materia de nutrición
(Sociedad Andaluza de Enfermedades Infecciosas). El enfermo de VIH tiende a la
desnutrición por la sintomatología gastrointestinal, por ello debemos evaluar su estado
nutricional e hidratación. Además, la inmunosupresión predispone al padecimiento de
infecciones cuya vía de entrada es el tracto gastrointestinal, como toxoplasmosis
(Toxoplasma Gondii), salmonelosis (Salmonella Spp.) y Criptosporidiosis (protozoo
Criptosporidium). Sencillos consejos como evitar el consumo de comida cruda, lavar fruta y
verdura antes de consumirlas, hervir huevos antes de consumirlos e incluso hervir agua
antes de beberla, reducirán la probabilidad de que estas infecciones ataquen al organismo
(Whitehead, 1996).
El paciente con VIH también puede presentar problemas respiratorios. La enfermera debe
actuar frente a problemas respiratorios incapacitantes, administrando oxígeno, realizando
cuidados en la ventilación mecánica o estableciendo medidas de aislamiento respiratorio si
presentase enfermedades transmisibles como tuberculosis pulmonar (Eloy et al., 1992).
Otra dimensión de la práctica asistencial que no debemos descuidar en este tipo de
pacientes, es la relativa a los cuidados al final de la vida. Al ser el VIH una enfermedad
incurable, tarde o temprano, la enfermedad avanzará a pesar del tratamiento y de los
cuidados, llegando incluso a la terminalidad. La enfermera apoyará psicológica y
emocionalmente al paciente y su entorno y pondrá en marcha un plan de cuidados
paliativos que incluirá la administración intravenosa de analgésicos, antieméticos y
antivirales (por orden médica); aseo en cama o uso de ventiladores para reducir la
incomodidad de los sudores nocturnos. Si el paciente lo desea y la situación lo permite, se
administrarán cuidados para la muerte en el domicilio. Esta vanguardista modalidad de
cuidados paliativos mejora sustancialmente el bienestar del paciente y su familia, ya que
este muere en su entorno, rodeado de los suyos y en un ambiente íntimo, poco
medicalizado y familiar (Whitehead, 1996).

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