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Las etapas de cambio

Corresponden a las distintas fases por la que atraviesan las personas en sus procesos de cambio y
que, a pesar de manifestarse con distintas características en cada proceso particular, se pueden
identificar como períodos fácilmente reconocibles que definen y delimitan el proceso general de
cambio, caracterizando en cada una de estas fases la motivación de las personas.

Las etapas definidas son 6: Precontemplación, Contemplación, Preparación, Acción, Mantención y


Finalización, donde debe observarse que, más que una progresión lineal raramente observable, el
tránsito de una etapa a otras es más bien en espiral.

a) Precontemplación: La primera etapa, en donde la persona desconoce que su consumo pone en


riesgo su salud; no sabe ni quiere saber que tiene un problema. En esta fase inicial, la motivación al
cambio de la persona es por tanto nula o muy baja.

“Los precontemplativos resisten el cambio. Cuando su problema surge en la conversación, cambian


de tema; cuando un artículo del diario revela nueva información respeto al problema, dan vuelta la
página. Pasan por alto la información respecto a su problema, e intentan mantenerse ignorantes a
toda costa. Todos conocemos a bebedores problema que niegan que tengan un problema con la
bebida. La negación es la característica de los precontemplativos” (Prochaska y Cols., 1994).

b) Contemplación: Se refiere a la etapa en la que el sujeto advierte que su consumo pone en riesgo
su salud o la existencia problemas en distintas dimensiones de su vida derivados directa o
indirectamente de éste, disponiéndose a realizar cambios concretos. La motivación crece y se
fortalece, instalándose la idea de que el cambio es necesario, aunque en esta fase aún hay mucha
ambivalencia.

“Muchas personas permanecen detenidas en la fase de la contemplación durante un largo tiempo.


Las personas que substituyen eternamente la acción por el pensamiento pueden ser denominados
contemplativos crónicos. Cuando los contemplativos comienzan la transición hacia la preparación
para el cambio, su pensamiento está claramente marcado por dos cambios. Primero, comienzan a
concentrarse en la solución más que en el problema. Después comienzan a pensar más en el futuro
que en el pasado. El fin de la fase de contemplación es un tiempo de anticipación, actividad, ansiedad
y excitación” (Prochaska y Cols., 1994).

c) Preparación: En esta fase, la persona piensa seriamente en modificar su conducta en un futuro


próximo y comienza a tomar medidas y realizar acciones concretas para iniciar el cambio.

“La mayoría de las personas en la fase de preparación están planeando tomar acciones dentro de
los siguientes seis meses, y están haciendo los ajustes finales antes de comenzar a cambiar su
comportamiento. Un paso importante ahora es hacer público el cambio pretendido, anunciando, por
ejemplo, “dejaré de comer en exceso el lunes”. Sin embargo, aunque las personas se encuentren ya
en esta fase de la preparación, y puedan apreciarse que están listos para actuar, no necesariamente
han resuelto la ambivalencia. Aún pueden necesitar convencerse de que tomar acciones es lo mejor
para ellos” (Prochaska y Cols., 1994).
d) Acción: En esta etapa la persona se encuentra trabajando activamente en las modificaciones de
las conductas que atañen a su salud o a las situaciones problemáticas derivadas del consumo. Es
una fase donde los cambios son mucho más visibles, pero a la vez difíciles de mantener. A pesar del
enorme paso que se ha dado para llegar a esta fase, no es la última, pues los cambios pueden incluso
aquí no ser definitivos.

“La fase de acción es aquella en la cual las personas están modificando abiertamente su
comportamiento y su ambiente. Dejan de fumar cigarrillos, retiran todos los bocadillos de la casa,
vierten en el lavaplatos la última cerveza, o enfrentan sus miedos. En resumen, han hecho el
movimiento para el cual han estado preparándose” (Prochaska y Cols., 1994).

e) Mantención: El sujeto adopta los cambios adquiridos de manera habitual. Se considera que ha
llegado a esta fase cuando la nueva conducta permanece por más de seis meses. La persona aquí
debe practicar los comportamientos nuevos continuamente para no retroceder a etapas anteriores.

“El cambio nunca finaliza con la acción. Aunque la terapia tradicional ve a la mantención como una
fase estática, de hecho, es una fase de continuación de importancia crítica, que puede durar tan
poco como seis meses o tan extensamente como toda la vida. Sin un compromiso fuerte para la fase
de mantención, es seguro que habrá recaída, que generalmente implica un retroceso a las fases de
precontemplación o contemplación” (Prochaska y Cols., 1994).

f) Finalización: Es la última fase del proceso, donde los cambios ya se observan completamente
consolidados y no existe riesgo para recaer, ni la posibilidad de regresar a fases anteriores.

“La fase de finalización es la última meta de toda persona que cambia por sí misma. En esta fase, ya
no se presenta la adicción o el problema anterior, ni ninguna tentación o amenaza: su
comportamiento nunca regresará, y usted tiene total confianza que puede afrontarlo sin tener miedo
a recaer. En la fase de finalización todo esto es verdadero sin un continuo esfuerzo de parte de la
persona. Ésta ya ha salido del ciclo del cambio y ha vencido en su lucha” (Prochaska y Cols., 1994).

Sobre las fases del cambio, los propios autores nos dicen que “cada fase ocurre en un período de
tiempo e implica una serie de tareas que necesitan ser completadas antes de progresar a la fase
siguiente. Cada fase no lleva inevitablemente a la siguiente, dado que es posible empantanarse en
una fase u otra. Sin embargo, el comprender las fases y sus procesos es útil para las personas que se
hayan en este proceso, dado que puede obtener control sobre el ciclo de cambio y movilizarse hacia
delante en forma más rápida y eficientemente, y con menos dolor” (Prochaska y Cols., 1994).
Completar la travesía desde la precontemplación hasta la finalización requiere de un trabajo arduo
y continuo, donde es importante contar con un plan definido de prevención de recaídas y la
aplicación permanente de los comportamientos de cambio incorporados.

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