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Un estudio comparativo.
19 DE NOVIEMBRE DE 2017
MARCOS IBARRA LUNA; 1585277
Filosofía y Psicología: Giampiero Gabriele Bucci
-Introducción:
Este trabajo tendrá cinco directrices con respecto al estudio comparativo, a saber:
una pequeña biografía de Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis; una biografía
de Carl Gustav Jung, quien sería pieza clave para el desarrollo del psicoanálisis
pero quien cortaría lazos con esta teoría psicológica para seguir su propio camino,
edificando su psicología analítica; un breve examen con respecto al cisma
epistemológico y personal que habría de separar a ambos personajes, deviniendo
en posturas psicológicas diferentes; siguiendo el capítulo anterior, se procederá a
examinar las diferencias y afinidades teóricas entre la psicología que ambos
personajes desarrollarían; y finalmente las diferencias en la práctica clínica y
terapéutica.
-Sigmund Freud:
Calr Gustav Jung nació el 26 de julio de 1875 en Kessvil, Suiza en el seno de una
familia de ascendencia alemana. El padre, Paul Achilles Jung era teólogo, clérigo
en una Iglesia Reformada en Suiza, además de doctor en Filología. La madre,
Emile Preiswerk poseía una personalidad sumamente disociativa, la cual proveería
de empatía al joven Jung. Carl Gustav Jung padecía de una rara condición
llamada eccema agudo (condición parecida a la dermatitis), que quizá, según Jung
mismo, habría contribuido a empeorar las condiciones del matrimonio de sus padres
(Jung, Recuerdos, Sueños, Pensamientos., 2009). Por esta razón es que una tía
suya, de la que Jung dice que era 20 años mayor que su madre, cuidaría de él. Así
mismo, la ausencia de su padre pesaría mucho para él en sus años de infancia. En
general, esto marcaría su infancia y el modo en el que comenzaría a socializar:
"Desde entonces sentí desconfianza siempre que oía la palabra «amor». El
sentimiento que me unía con lo «femenino» fue durante mucho tiempo inseguridad
natural. «Padre» significaba para mí seguridad y… debilidad. Éste fue el obstáculo
con que yo tropecé. Posteriormente esta impresión revivió en mí. Creía tener
amigos, pero me decepcioné de ellos y, en cambio, fui desconfiado frente a las
mujeres que no me decepcionaron" (Jung, Recuerdos, Sueños, Pensamientos.,
2009). La separación entre sus padres afectó de tal modo a su madre que según él
mismo cuenta, tuvo que ser internada en un hospital de Basilea, consecuencia de
su decepción por el matrimonio. Esto implicaría que mientras su padre estaba
ausente y su madre internada en un hospital, su tía y además una sirvienta se
ocuparían y cuidarían del joven Jung. El aspecto de esta mujer, su sirvienta, sería
lo que más tarde representaría para él "la esencia de lo femenino" (Jung,
Recuerdos, Sueños, Pensamientos., 2009).
Carl Jung habría nacido en Kesswil, en el cantón de Thurgau, en Suiza, como se
habría mencionado anteriormente, pero seis meses después habrían de mudarse
a Laufen en 1876, junto al río Rin, en donde vivió sólo 4 años, para después
asentarse definitivamente en Kleinhüningen, junto a Basilea, en 1879 por motivos
de trabajo del padre. Sería aquí donde Paul Achilles Jung se haría cargo de la
asistencia espiritual en un manicomio ubicado en la ciudad de Friedmatt, en
Basilea.
Jung proviene de una línea familiar de origen alemán que se remonta hacia el siglo
XVII: sus antepasados procedían de Maguncia (Alemania), y su antepasado más
remoto identificable fue el homónimo Carl Gustav Jung, quien fuera rector de una
universidad (no se especifica cuál, probablemente de Maguncia) (Wehr, 1991). Su
bisabuelo, Franz Ibnaz Jung también fue médico cirujano y fue quien mudó la familia
Jung a Manheim, donde nacería el abuelo de Jung, también homónimo Carl Gustav
Jung, de quien se cree fue hijo natural de Goethe, y que también era médico cirujano
y anatomista. Sería el abuelo de nuestro Jung quien organizaría la Universidad de
Basilea gracias a sus vínculos con célebres personajes de la historia como
Alexander Von Humboldt, además de ser dramaturgo (Wehr, 1991). La familia de
Jung trabó muchas amistades con célebres músicos y literatos. Él mismo cuenta
que la esposa de Franz Ignaz se codeaba con gente de la dramaturgia, ambiente
en el cual habría de conocer a Goethe y con el cual habría de tener un hijo ilegítimo,
aunque estos rumores son mirados por nuestro Carl Jung con un poco de
escepticismo (Jung, Recuerdos, Sueños, Pensamientos., 2009).
Por el lado materno, su abuelo Samuel Preiswerk fue un culto filólogo que compuso
una gramática hebrea, e incluso era profesor particular de lengua y literatura hebrea.
Además, era pastor protestante, arcipreste de la Iglesia de Basilea; y su abuela
materna, Augusta Preiswerk (cuyo nombre de soltera era Augusta Faber
de Nürtingen), provendría de una familia de protestantes franceses que se
asentarían en Alemania (Wehr, 1991).
El entorno político en el que crecerían y se desarrollarían tanto la familia materna
como paterna de nuestro Jung estaría profundamente marcado por las guerras
napoleónicas. Siendo alguna vez ambas familias de amplias riquezas, estos
conflictos las empobrecerían, siendo los padres de nuestro Jung la primera estirpe
de estas familias que llegaría al mundo después de la pobreza económica familiar.
Incluso se pone mucho en duda que el mismo Paul Achilles, padre de Carl Jung,
siquiera desease dedicarse a la vida teológica y sacerdotal sino más bien a sus
estudios filológicos, sin embargo, sus carencias lo obligaron a dedicarse al
sacerdocio. Este último dato definiría el modo en el que el joven Carl Jung abordaría
el tema de la fe, al parecer con cierta decepción: “La «religión teológica» no podía
servirme para nada, pues no correspondía a mi experiencia de Dios. Sin esperanza
de saber, exigía creer. Esto lo había intentado mi padre con grandes dificultades y
había fracasado en ello. Mal podía mi padre defenderse contra el ridículo
materialismo del psiquiatra. ¡Esto era también algo que debía creerse exactamente
como la teología! Yo estaba más seguro que nunca que a ambas les faltaba tanto
la crítica del conocimiento como la experiencia.” (Jung, Recuerdos, Sueños,
Pensamientos., 2009)
Esto no lo volvería aversivo u hostil contra la religión, en cambio volvería a ésta un
tema central en sus investigaciones psicológicas futuras.
Carl Jung finalmente rompe todo vínculo con Freud en 1913 y con la Asociación
Psicoanalítica Internacional en 1914, debido a roces personales y discrepancias
académicas con respecto a la práctica psicoanalítica y a la teoría con la que se
entendía la psique humana. Abandonaría ese mismo año su puesto en la
Universidad de Zúrich con la excusa de que su consulta ha aumentado
considerablemente, haciéndole imposible continuar con su trabajo. Aun así, se
piensa que el verdadero motivo de su renuncia se debe a la aflicción que provocó
en Jung la ruptura con el psicoanálisis y con Freud. Jung cuenta que se le confinó
a un ostracismo como precio por la ruptura con el psicoanálisis que afectó su salud
mental, y Alphonse Maeder fue uno de los pocos que permaneció a su lado (Jung,
Recuerdos, Sueños, Pensamientos., 2009), formando con éste mismo la Escuela
de Zúrich. Aun así, Jung seguiría con sus investigaciones psicológicas: “Mirando
hacia atrás puedo decir que he sido el único en seguir ocupándose debidamente de
los dos problemas que más interesaron a Freud: el de los «restos arcaicos» y el de
la sexualidad.” (Jung, Recuerdos, Sueños, Pensamientos., 2009).
Con esta obra comenzaría para Jung una época de lucidez. Reanudaría sus
estudios psicológicos desde una perspectiva a todas luces separada de la teoría
psicoanalítica, y para ello realizaría viajes, a la manera de un antropólogo, para
buscar afinidades y distinciones entre estirpes y grupos culturales y psicológicos
humanos.
En marzo de 1920 acompaña a un amigo suyo en un viaje de negocios, dirigiéndose
a Argelia y luego a Túnez, para después desplazarse por todo el norte de África. Allí
le generaría admiración la cultura y la lengua árabes, de las cuales no entendía ni
una sola palabra, pero interpretaba de ellas las performatividades cotidianas de la
gente. En 1921 se publica su obra Tipos Psicológicos, que presenta una revisión
histórica sobre tipos psicológicos arquetípicos, y en el cual fundamenta la existencia
de actitudes (introversión/extraversión) y cuatro funciones de la psique
(pensamiento/sentimiento y sensación/intuición) presentes a lo largo de la historia
de los pensadores más ilustres. En 1923 muere la madre de Jung.
En su siguiente viaje se dirige a Norteamérica, precisamente a Arizona, donde
tendría la oportunidad de conocer a alguien “no europeo, es decir, con un hombre
no blanco”, que sería precisamente la primera experiencia realmente transcultural
de Jung, que le ayudaría a comprender precisamente los límites del pensamiento
europeo: “Le pregunté por qué creía que todos los blancos están locos. Me
respondió: «Dicen que piensan con la cabeza». « ¡Pues claro! ¿Con qué piensas
tú?», le pregunté. «Nosotros pensamos aquí», dijo señalando su corazón. Quedé
sumido en largas reflexiones. Por vez primera en mi vida me pareció que alguien
me había trazado un retrato del auténtico hombre blanco. Era como si hasta
entonces sólo hubiera recibido impresiones teñidas de sentimentalismo. Este indio
había acertado nuestro punto vulnerable y señalado algo para lo que somos ciegos.”
(Jung, Recuerdos, Sueños, Pensamientos., 2009). A través de esta conversación
experimentaría la comprensión, la otra cara de lo que por largo tiempo los europeos
habrían llamado “civilización”: “Lo que describimos como colonización, misiones,
difusión de la civilización, etc., presentan también otro rostro, un rostro de ave de
rapiña que acecha con cruel avidez el lejano botín, un rostro digno de una ralea de
piratas y salteadores. Todas las águilas y demás animales de rapiña que adornan
nuestros escudos de armas me parecieron exponentes psicológicos adecuados a
nuestra verdadera naturaleza.” (Jung, Recuerdos, Sueños, Pensamientos.,
2009) Viajaría también a Kenia y Uganda en 1926, y a la India en 1938, lugares de
donde habría de tener un intenso intercambio cultural, místico y religioso y que
plasmaría en su psicología.
Carl Gustav Jung murió el día 6 de junio de 1961 a los 85 años de edad en su casa
de Zúrich tras una corta enfermedad.
-Cisma psicológico: la ruptura entre Freud y Jung:
-Del Inconsciente:
El inconsciente es de hecho la razón del gran interés que desarrollaría Jung en el
psicoanálisis. La asociación libre sería constitutiva del psicoanálisis. Ésta consiste
en el reconocimiento de la capacidad poética y metafórica de la psique, cuya
manifestación se daría principalmente por la mención sin censura por parte del
paciente de todos los contenidos mentales, mientras que el analista estudiaría cada
palabra de éste mismo: “remonta vuelo en el sueño la actividad del alma que ha de
llamarse fantasía, libre del poder del entendimiento y por eso de toda medida
rigurosa, hasta alcanzar un predominio ilimitado. Sin duda, toma los últimos ladrillos
de la memoria de vigilia, pero con ellos construye edificios que difieren
enormemente de las figuras de la vigilia; en los sueños ella resulta ser no sólo
reproductiva, sino también productiva” (Freud, 1975). En esta cita, claramente se
refiere específicamente a la fantasía, sin embargo, es claro que también habla de
cierta naturaleza poética del inconsciente. La asociación sería el principio más fiel
del psicoanálisis, a través de la cual se conoce tanto la enfermedad como las
estructuras elementales del inconsciente. Para Freud, el lenguaje del inconsciente
son las palabras, y el analista es entonces analista de palabras, pues la técnica
consiste en escuchar las palabras sin censura que salen del paciente, asociándolas
y determinando patrones que revelen determinada aflicción o represión del
inconsciente por parte de la conciencia.
Jung entiende que tras la consciencia hay una realidad constitutiva. Sin embargo,
los términos en los que entiende el inconsciente son diametralmente diferentes.
Para empezar, Jung se encuentra renuente a aceptar el hecho de que las palabras
sean el lenguaje del inconsciente. Éste, para la psicología analítica es más primitivo,
sus contenidos, más que palabras, son imágenes: “En el primitivo la "imago", la
resonancia psíquica de la percepción sensible, es tan fuerte, y está en ella lo
sensible tan acusadamente matizado, que cuando se produce reproductivamente,
es decir, como imagen espontánea del recordar, llega, en ocasiones, a tener la
cualidad de la alucinación.” (Jung, Tipos Psicológicos, 1985). Y no solo eso, sino
que además, mientras que para Freud los contenidos de la consciencia tienen que
ver específicamente con las vivencias y la individualidad de los pacientes en
cuestión, para Jung los contenidos, los imago, son de naturaleza colectiva, de modo
que lo que llamamos individuo es para Jung tan solo “una conquista, nueva
relativamente, del espíritu humano y de la historia de la cultura” (Jung, Tipos
Psicológicos, 1985).
-De la sexualidad:
El lugar de la sexualidad en el pensamiento de Sigmund Freud es una de las
conclusiones más conocidas del psicoanálisis. Para Freud, la sexualidad es
constitutiva del sujeto humano, hay muestras de ella desde la infancia y es a través
del desarrollo del sujeto desde la niñez y la vida en sociedad que el sujeto desarrolla
una sexualidad específica mediante la represión cultural de las pulsiones y los
instintos. Para Freud, la prohibición del incesto y el complejo de Edipo son
esenciales para definir la sexualidad y reafirmar el género de los sujetos: “los deseos
sexuales infantiles -hasta el punto de que hallándose en estado de germen merecen
este nombre- despiertan muy tempranamente y que la primera inclinación de la niña
tiene como objeto al padre, y la del niño, a la madre. De este modo, el inmediato
ascendiente del sexo igual al del hijo se convierte para éste en importuno rival, y ya
hemos visto, al examinar las relaciones paternas, cuán poco se necesita para que
este sentimiento conduzca al deseo de muerte.” (Freud, 1975). Esta cita, no solo
nos habla con respecto al mencionado complejo edípico, sino que además revela
importantes nociones con respecto a la vinculación de la psicología con lo social, de
modo que la célula constitutiva de la sociedad, la que proporciona soporte, cariño y
amor a los individuos para ser ciudadanos de bien es, en realidad, un nido de
discordias y el origen fundamental de los traumas y aflicciones psicológicas del
humano. La sexualidad es, para Freud, el terreno exclusivo de la expresión de lo
inconsciente. Los problemas sociales siempre tenían que ver con una sexualidad
reprimida, y las nociones tardías vinculadas con la libido como Eros y Thanatos
serían necesariamente expresadas sexualmente: Eros como este impulso hacia la
vida que se manifiesta con el ansia de la reproducción y la conservación de la vida,
y Thanatos como este impulso a saciar los impulsos, de modo que el organismo
tiende a volver a un estado inanimado y de calma, como si deseara la muerte. Así,
toda manifestación cultural formaría parte de una farsa, y la visión freudiana termina
siendo sumamente pesimista.
Jung vería con ojos de desconfianza esta interpretación del inconsciente y de la
sexualidad: “La cultura aparecía como una mera farsa, como fruto morboso de la
sexualidad reprimida. «Ciertamente — concedía él—, así es. Ello es una maldición
del destino contra la cual nada podemos.» Yo no estaba dispuesto en absoluto a
darle la razón. Sin embargo, no me sentía maduro todavía para entablar una
polémica.” (Jung, Recuerdos, Sueños, Pensamientos., 2009). La necedad con la
que Freud había transformado a la sexualidad en el dogma del psicoanálisis llegó a
Jung a mirar con otros ojos al ámbito científico: la sexualidad, más que un error
freudiano, era un artículo de fe, así como todo el ámbito científico: “La ventaja de
esta mutación consistía para Freud en que el nuevo principio numinoso le parecía
irreprochable científicamente y libre de todo lastre religioso. Pero en el fondo
subsiste la numinosidad como propiedad psicológica de los principios antagónicos
inconmensurables racionalmente: Jehová y sexualidad.” (Jung, Carta de Jung a J.
Kirsch, 1934), es decir, que para Freud creer en la sexualidad era la excusa perfecta
para su irreligiosidad, pero también esta experiencia sería el fundamento de la
psicología de Jung. El hombre es entonces no un ser sexual, sino un ser religioso.
De cualquier modo, la sexualidad no es descartada por Jung del todo, juega un
papel importante para la vida del humano, como una de las formas en las que el
inconsciente se manifiesta, pero no la única.
1Trad. Eng.: El lado femenino interior de un hombre. El ánima es tanto un complejo personal como
una imagen arquetípica de la mujer en la psique del hombre. Es un factor inconsciente encarnado
desde el inicio en todo infante varón, y es responsable del mecanismo de proyección. Inicialmente
(Sharp, 1991), lo que quiere decir, no solo que un lado femenino nos posee, sino
que además es responsable de mecanismos de defensa como el de proyección y
con éste arquetipo relacionamos incluso lo vital.
En el caso de la representación masculina, el Animus es “The inner masculine side
of a woman. (…) Like the anima in a man, the animus is both a personal complex
and an archetypal image. Woman is compensated by a masculine element and
therefore her unconscious has, so to speak, a masculine imprint. This results in a
considerable psychological difference between men and women, and accordingly I
have called the projection-making factor in women the animus, which means mind
or spirit. The animus corresponds to the paternal Logos just as the anima
corresponds to the maternal Eros.”2 (Sharp, 1991). Así, la diferencia de los sexos es
marcada con respecto a la biología, pero el género es un arquetipo presente en la
psique del humano y a través del cual se identifica éste con alguno determinado,
generando además mecanismos de respuesta y de socialización diferenciada con
hombres y con mujeres.
identificado con la madre personal, el ánima es después experimentado no solo en otras mujeres
sino como una fundamental influencia en la vida de un hombre. El ánima es el arquetipo de la vida
misma.
2 Trad. Eng.: El lado masculino interior de una mujer. Como el ánima en el hombre, el animus es
ambos un complejo personal y una imagen arquetípica. La mujer es compensada por un elemento
masculino y entonces tiene, también, un atisbo masculino. Esto deviene en una considerable
diferencia psicológica entre el hombre y la mujer, y acorde a esto he llamado al factor generativo
de la proyección el animus, lo que significa mente o espíritu. El animus corresponde al Logos
paternal justo como el ánima corresponde al Eros maternal.
patológicas a los elementos que provocaron su emergencia en la vida anímica del
enfermo logramos hacerla desaparecer, quedando el sujeto libre de ella.” (Freud,
1975), lo que quiere decir que los sueños son la manifestación de los síntomas, de
las representaciones patológicas, y que analizarlos es esencial para hacer
consciente al sujeto y liberarlo de éstas. Sin embargo, aquí es en donde se introduce
la topología del inconsciente. Existe el denominado preconsciente que ordena todas
las impresiones sensoriales: Nuestro pensamiento despierto (preconsciente) se
conduce, ante cualquier material de percepción, del mismo modo que la función de
que ahora tratamos con respecto al contenido manifiesto. Es inherente a su
naturaleza ordenar dicho material, establecer relaciones e incluirlo en un contexto
inteligible. En esta labor solemos incluso ir más allá de lo debido.” (Freud, 1975),
por lo cual, incluso los sueños son censurados a través de las imágenes que se nos
presentan, y es por ello que hay que aplicar en ellos un trabajo de interpretación. Lo
preconsciente cifra los sueños en manifestaciones metafóricas, pero no los suprime
totalmente puesto que en el estado onírico esta facultad se encuentra laxa en
comparación con la vigilia.
Para Jung es algo parecido, la importancia del sueño es casi la misma, y sin
embargo, el sueño no es necesariamente un cifrado sino una manifestación de
imágenes arquetípicas, enterradas y que se encuentran en lo más profundo de la
psique: “El sueño es aquella pequeña puerta oculta en el santuario más profundo e
íntimo del alma, que se abre hacia aquella noche cósmica del principio de los
tiempos que era alma mucho antes de que existiera un ego consciente y que seguirá
siendo alma más allá de lo que el ego consciente pueda abarcar... Esta conciencia
del ego está constituida puramente de restricciones, aun cuando se extienda hacia
las estrellas más distantes. Toda conciencia divide, pero en los sueños penetramos
hacia la profundidad, universalidad, verdad y eternidad del hombre, el cual
permanece de pie en la penumbra de la noche original, donde él mismo era totalidad
y donde la totalidad estaba en él, en una naturaleza pura, ciega y no diferenciada,
libre de las cadenas del ego. A partir de estas profundidades conjuntas surge el
sueño, sin importar lo infantil, grotesco o inmoral que sea”. El sueño es una
revelación. Hay una clara connotación religiosa y mística y religiosa. No es que el
sueño esté cifrado y que haya algo que interpretar detrás de las imágenes, sino que
estas imágenes son las expresiones más primitivas del inconsciente, y se están
revelando sin la censura de la consciencia: “Ya al cabo de poco tiempo comprendí
que era correcto aceptar los sueños tel quel como fundamento para su
interpretación, pues éste es su fin. Constituyen hechos de los que hemos de partir.”
Bibliografía
Freud, S. (1975). Obras Completas, Tomo IV: La Interpretación de los Sueños. Buenos Aires:
Amorrortu Editores.
Jones, E. (1981). Vida y Obra de Sigmund Freud. Barcelona: Anagrama.
Sharp, D. (1991). Jung Lexicon: A Primer of Terms and Concepts. Copyright Darryl Sharp. Obtenido
de http://www.innercitybooks.net/pdf/books/junglexicon.pdf
Wehr, G. (1991). Carl Gustav Jung: Su vida, su obra, su influencia. . Barcelona: Paidós.