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Introducción de “Affect and the Anthropology of the State” de Mateusz Laszczkowski y Madeleine Reeves

Laszczkowski y Reeves parten la introducción con un ejemplo sacado de la novela The Satanic Verses
de Salman Rushide, centrándose en la narración de un allanamiento policial a un club nocturno,
acontecimiento que es iluminado por un helicóptero (denominado por el autor “maquina estatal”) y
reporteado por un periodista que ocupa palabras como “saqueos”, “bombas”, “balas plásticas” y “policías
heridos”. Laszczkowski y Reeves se toman de este ejemplo ya que lo consideran apropiado para introducir
un proyecto que explora nuevas maneras de entender etnográficamente al Estado, sobre todo considerando
que actualmente los antropólogos están destacando su “naturaleza narrativizada” (narrativized nature)y el
rol que juega la imaginación en como el Estado emerge y se mantiene.
El helicóptero del ejemplo, encarna muchos de los atributos que se le dan al Estado actualmente en
la escritura antropológica. “Es abstracto y remoto, pero simultáneamente tangible y concreto”. Es capaz de
afectar a sus sujetos de maneras denigrantes y sublimadoras al mismo tiempo, capaz también de ejercer la
violencia de manera “prodigiosa”. Y tal como el helicóptero, el Estado es una maquina creada por el ser
humano y que por ende puede ser ahuyentado o derribado.
Este libro, en general se enfoca en la carga afectiva que posee y evoca el Estado. Por muy abstracto
que este sea, es una de las instituciones mas poderosas para ejecutar y organizar la diferencia en el mundo
moderno, lo cual genera emociones muy poderosas, como esperanza, miedo, deseo, odio y orgullo.
Laszczkowski y Reeves plantean que “lo afectivo es la sustancia de lo político”, la realidad compleja
de los afectos, estructura las oportunidades y los desafíos para los actores políticos. En este sentido, toman
prestado el concepto de “Estados afectivos” (planteado por Ann Soler), utilizado para cubrir el amplio rango
de emociones, sentimientos o afectos sobre el Estado y sus agentes, siendo estos afectos los que contribuyen
a la emergencia, transformación, consolidación o erosión del mismo Estado.
El Estado se materializa en la vida diaria, reproduciéndose en el actuar de los funcionarios públicos
y de los ciudadanos. Desde llenar un formulario, pavimentar un camino o ir al juzgado hasta actos de terror
presentes en vigilancia, la policía o el control fronterizo. A partir de lo anterior, los etnógrafos que estudian
el Estado han empezado a destacar como la burocracia estatal opera, no solo a través de la clasificación y el
registro, sino que también a partir de la producción y la circulación del miedo, la esperanza y la sospecha. No
obstante, Laszczkowski y Reeves plantean que en este tipo de estudios etnográficos y practicas burocráticas,
las intensidades emocionales o afectivas generadas por el Estado corren el riesgo de ser invisibilizadas. Son
vistas como meros mecanismos instrumentales o como epifenómenos. Según esto, Laszczkowski y Reeves
escriben este libro presentando que “el Estado es objeto de inversión emocional”. Las emociones y afectos
relacionadas al Estado son mucho mas que epifenómenos, “a través de su ‘agencia encarnada’, los afectos y
emociones son cruciales en la estructuración de imaginarios, campos políticos, sujetos y objetos”.

Specifying the “Affect” in “Affective States”


Los capítulos de este libro presentan diferentes aproximaciones teóricas al afecto, el sentimiento y la
emoción. En mucha de la literatura que habla sobre la relación entre lo afectivo y lo político, los conceptos
“afecto”, “emoción” y “sentimiento”, son utilizados como si fueran intercambiables sin especificar las
diferencias de significado que pueden tener estos. Para algunos autores, el afecto refiere a una categoría de
sentimientos subjetivos, para otros autores el afecto evoca una intensidad pre-subjetiva que vendría a ser “la
corriente viva de la formación social” (Mazzarella, Pinker, Harvey). Laszczkowski y Reeves plantean que
mientras que las emociones describen las experiencias subjetivas de un individuo, los afectos son
intensidades intersubjetivas (o pre-subjetivas). En palabras de Thrift: “las emociones son los entendimientos
cotidianos de los afectos, construidos por la cultura con su propio vocabulario distintivo” .
Existen variaciones también en como diferentes autores conciben la transmisión de los afectos.
Algunos autores plantean que los objetos materiales, documentos, edificios, lugares públicos o privados
poseen autonomía como fuentes de afectos (Brennan). Otros plantean que los afectos pueden ser producidos
por “formaciones socio-legales” pero solo pueden ser transmitidos por el sujeto humano (Jansen). Los
afectos por ende serian corporales y sensoriales (Massumi), conectan la subjetividad humana con el entorno
material (Navaro-Yashin, Thrift). Según este enfoque teórico, los afectos exceden el cuerpo, son
involuntarios, siendo las emociones aquello que funciona como filtro o bloqueo para estos.
Los capítulos en este libro exploran la posibilidad de que el Estado no sea necesariamente un aparato
desencantado y racional encargado de contener y regular, sino que sea uno de esos “oscuros ensamblajes
que revuelven aquello que está más profundo en nosotros” (citando a Deleuze y Guattari).
La etnografía ayuda a resaltar las complejidades presentes en la generación de afectos, y también a
explicar la fuerza de las intensidades afectivas, dentro de la construcción de dinámicas sociales. Siendo que
se trata de un tema complejo para la descripción y el análisis, antropólogos relacionados al tema se han
enfocado en las agencias de los afectos, localizando los cuerpos -no necesariamente humanos- que los afectos
animan e identificando los varios medios por los cuales los afectos circulan. Tomando los planteamientos de
Navaro-Yashin, Laszczkowski y Reeves plantean que los afectos se producen por las interacciones entre las
materialidades espaciales y los seres humanos, las cuales cambian a lo largo del tiempo.
“Es a través de la politización de los afectos en espacios particulares que el Estado adquiere realidad
tangible, afectiva y espacial”.

Mapping “Affective States”


El efecto del Estado no se da solo por las operaciones de rutina, las practicas burocráticas o la
aplicación de fuerza coercitiva, sino que también por los vínculos afectivos entre ciudadanos ordinarios y no
ciudadanos, en relación con agentes y actividades estatales. “Sus sentimientos, sus emociones, sus respuestas
encarnadas al navegar por la burocracia estatal o al anticipar la violencia estatal. Los afectos no deberían ser
considerados epifenómenos de la vida política, sino que constitutivos de la política misma”.
Teniendo en cuenta lo anterior, cualquier consideración que se tenga del rol de los afectos en la vida
política, debe tener en cuenta la especificidad histórica de las formas estatales particulares y los modos de
gobernanza. Al centrarse en el “afecto”, uno debe también centrarse en los estados sentimentales que son
fugaces y abstractos. Sin embargo, esto no quiere decir que no estén históricamente constituidos. Lo que
plantean Laszczkowski y Reeves sobre este tema, es que el foco en los afectos es útil para dar un énfasis
renovado en aquello que siempre ha sido característico del trabajo etnográfico: “que sus descubrimientos
son construidos a partir de campos de duda e indeterminación”. Al tener en cuenta el rol de los afectos en la
vida política, se puede -etnográficamente- ir mas allá de las dicotomías Estado/sociedad y poder/resistencia.
Podría ser útil abrirse a la posibilidad de que sea la ambivalencia y la indeterminación de los afectos aquello
que crea sociedad.
Conclusiones
- En este libro se busca dar especificidad etnográfica a los debates sobre la fuente, transmisión y
especificidades de los afectos, los cuales han sido abordados solamente en términos generalizados y
abstractos.
- El Estado no debería ser entendido como una entidad delimitada ni que esta separada de los individuos y
la sociedad. Sino que debería ser entendido como prospero a través de resonancias afectivas y encarnadas,
las cuales entran en interacción entre personas y cosas.
- Sin mirar los “Estados afectivos” es difícil entender como y por que el Estado puede moldear eficazmente la
imaginación moral y política.
- “Tenemos que buscar algo visceral y emocional para empezar a entender la ‘magia del Estado’” (Taussig)

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