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Laszczkowski y Reeves parten la introducción con un ejemplo sacado de la novela The Satanic Verses
de Salman Rushide, centrándose en la narración de un allanamiento policial a un club nocturno,
acontecimiento que es iluminado por un helicóptero (denominado por el autor “maquina estatal”) y
reporteado por un periodista que ocupa palabras como “saqueos”, “bombas”, “balas plásticas” y “policías
heridos”. Laszczkowski y Reeves se toman de este ejemplo ya que lo consideran apropiado para introducir
un proyecto que explora nuevas maneras de entender etnográficamente al Estado, sobre todo considerando
que actualmente los antropólogos están destacando su “naturaleza narrativizada” (narrativized nature)y el
rol que juega la imaginación en como el Estado emerge y se mantiene.
El helicóptero del ejemplo, encarna muchos de los atributos que se le dan al Estado actualmente en
la escritura antropológica. “Es abstracto y remoto, pero simultáneamente tangible y concreto”. Es capaz de
afectar a sus sujetos de maneras denigrantes y sublimadoras al mismo tiempo, capaz también de ejercer la
violencia de manera “prodigiosa”. Y tal como el helicóptero, el Estado es una maquina creada por el ser
humano y que por ende puede ser ahuyentado o derribado.
Este libro, en general se enfoca en la carga afectiva que posee y evoca el Estado. Por muy abstracto
que este sea, es una de las instituciones mas poderosas para ejecutar y organizar la diferencia en el mundo
moderno, lo cual genera emociones muy poderosas, como esperanza, miedo, deseo, odio y orgullo.
Laszczkowski y Reeves plantean que “lo afectivo es la sustancia de lo político”, la realidad compleja
de los afectos, estructura las oportunidades y los desafíos para los actores políticos. En este sentido, toman
prestado el concepto de “Estados afectivos” (planteado por Ann Soler), utilizado para cubrir el amplio rango
de emociones, sentimientos o afectos sobre el Estado y sus agentes, siendo estos afectos los que contribuyen
a la emergencia, transformación, consolidación o erosión del mismo Estado.
El Estado se materializa en la vida diaria, reproduciéndose en el actuar de los funcionarios públicos
y de los ciudadanos. Desde llenar un formulario, pavimentar un camino o ir al juzgado hasta actos de terror
presentes en vigilancia, la policía o el control fronterizo. A partir de lo anterior, los etnógrafos que estudian
el Estado han empezado a destacar como la burocracia estatal opera, no solo a través de la clasificación y el
registro, sino que también a partir de la producción y la circulación del miedo, la esperanza y la sospecha. No
obstante, Laszczkowski y Reeves plantean que en este tipo de estudios etnográficos y practicas burocráticas,
las intensidades emocionales o afectivas generadas por el Estado corren el riesgo de ser invisibilizadas. Son
vistas como meros mecanismos instrumentales o como epifenómenos. Según esto, Laszczkowski y Reeves
escriben este libro presentando que “el Estado es objeto de inversión emocional”. Las emociones y afectos
relacionadas al Estado son mucho mas que epifenómenos, “a través de su ‘agencia encarnada’, los afectos y
emociones son cruciales en la estructuración de imaginarios, campos políticos, sujetos y objetos”.