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AUTÓNOMO
Asignatura
ÉTICA
PROFESIONAL
1
Instituto Profesional Diego Portales
AUTÓNOMO
ASIGNATURA
ÉTICA PROFESIONAL
UNIDADES TEMÁTICAS DE LA ASIGNATURA
UNIDAD TEMÁTICA Nº 1
ÉTICA: FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS
UNIDAD TEMÁTICA Nº 2
LA MORAL
UNIDAD TEMÁTICA Nº 3
LOS VALORES Y LA MORAL
UNIDAD TEMÁTICA Nº 4
EL EJERCICIO PROFESIONAL
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AUTÓNOMO
PRIMERA UNIDAD
ÉTICA : FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS
INTRODUCCIÓN
La buena vida y cómo vivirla han de haber constituido desde siempre el tema de la
especulación humana. En toda la diversidad de sus actos, el hombre ve que no conducirá al éxito
una manera simplemente cualquiera de hacerlos, sino que hay una buena y una mala maneras.
Hubo de ser muy pronto en la historia de la humanidad, cuando el hombre se dio cuenta de que
esta pregunta podía formularse acerca de la vida en su conjunto, ¿hay una forma buena y una
forma mala de vivir, de reunir todos estos actos en el transcurso de una vida? ¿Existe un tipo, un
método, un ideal de la buena vida?, y en la afirmativa, ¿dónde podemos encontrarlo y cuán
imperativa es la exigencia de seguirlo?.
No poseemos registro alguno de semejantes especulaciones primitivas, pero encontramos,
en los albores de la historia, que el hombre se había planteado ya estas preguntas y les había dado
alguna forma de respuestas. En efecto, encontramos que existen ya y están incorporados a la
costumbres de la tribu códices de costumbres más bien complicados. Se trata, en esto, de un
conocimiento precientífico, sujeto a todos los errores y las vicisitudes del pensamiento no
científico, pero es lo cierto, con todo, que, a partir del material sugerido por estos códigos
primitivos de conducta, una inteligencia despierta podría elaborar una ciencia de la buena vida.
La transición del conocimiento no científico al conocimiento científico empezó, en
nuestra cultura occidental, con los griegos. En el siglo VI antes de Jesucristo habían reducido las
especulaciones primitivas a una especie de orden o sistema y lo habían integrado en un cuerpo
general de sabiduría llamado filosofía. Después de un periodo brillante de especulación sobre la
estructura del universo, empezaron, en los días de los sofistas y de Sócrates, a dirigir su
insaciable curiosidad hacia sí mismos, hacia la vida humana y la sociedad. Nada era demasiado
sagrado para su indagación penetrante. En cuanto navegantes y colonizadores habían estado en
contacto con diversos pueblos circundantes y había llamado su atención la diversidad de
costumbres, leyes o instituciones imperantes. Empezaron a preguntarse a sí mismos si, después
de todo, las suyas eran realmente tan superiores y, de ser así, por qué. Con el tiempo, su estudio
llevó a un examen de toda la conducta humana, y esta parte de la filosofía la llamaron ética.
OBJETIVOS DE LA UNIDAD
1. Comprender los fundamentos filosóficos de la ética y su campo de acción moral.
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ORIGEN DE LA ÉTICA
La palabra ética proviene de éthos, esto es, la forma alargada de éthos. Ambas palabras
significan costumbre, pero éthos indica un tipo más fijo de costumbres y se utiliza a menudo para
designar el carácter del hombre. La palabra latina para costumbre es mos. y su plural, mores, es
el equivalente del éthos griego. De mores derivamos las palabras moral y moralidad. La ética
es llamada también filosofía moral.
Por derivación de la palabra, pues, la ética es el estudio de las costumbres humanas.
Algunas de éstas son mera convenciones, como las maneras de la mesa, los modos de vestir, las
formas de lenguaje y la etiqueta. Se trata en esto de caprichos y corrientes que varían de una
parte del mundo a otra y de un momento a otro, y nos damos cuenta de que podemos cambiarlos
a voluntad. Son maneras, no moral. Pero hay otras costumbres, en cambio, que parecen más
fundamentales, como la de decir la verdad, de pagar las deudas, de honrar a nuestro padres y de
respetar las vida y la propiedad ajenas. Sentimos que semejante conducta es no sólo costumbre,
sino también, tal como deber ser, y que apartarse de ella estaría mal; que resulta no de un
capricho arbitrario, sino de un principio inherente al propio ser humano. Esta es la moral, y es
únicamente de ésta que trata la ética. Así, pues, la ética es el estudio de lo que está bien y lo que
está mal, de lo bueno y lo malo en la conducta humana.
Aparte de su relación con las demás ramas de la filosofía, de la que forma parte, la ética se
relaciona también con otras ciencias sociales y humanas. Todas ellas tienen la misma amplia
materia de estudio, pero la ética se distingue de ellas por su punto de vista específico.
La antropología y la ética se ocupan las dos de las costumbres humanas en diversos
niveles de cultura y civilización. La antropología estudia el origen y el desarrollo de las
costumbres humanas, pero sin formular juicio alguno acerca de su carácter moral o inmoral, en
tanto que este carácter, en cambio, es lo único que interesa a la ética. La antropología atestigua la
existencia de nociones morales, por extrañas que sean, entre las tribus primitivas, en tanto que la
ética toma de la antropología dichos datos, pero para criticar, por su parte, el valor moral de
dichos conceptos y costumbres.
La psicología y la ética se ocupan ambas de la conducta humana, esto es, de las
capacidades y los actos del hombre. Pero la psicología estudia de qué modo se comporta
realmente el hombre, en tanto que la ética examina cómo debiera comportarse. Sanidad y
santidad, una personalidad bien ajustada y un carácter moralmente bueno son, pese a una relación
incidental entre ellos, cosas totalmente distintas, y así lo son también sus opuestos, la locura y el
pecado, esto es, la excentricidad psíquica y la depravación moral. Aquello que motiva al
individuo para un hecho, bueno o malo, es distinto del carácter bueno o malo del hecho mismo.
La ética depende de la psicología para mucha información acerca e cómo trabaja la mente
humana, pero pasa siempre de cómo el individuo actúa a cómo debería actuar.
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El estudio del derecho se relaciona estrechamente con la ética. Sin embargo, aunque
ambos se ocupan de lo que debe ser, el derecho civil y la ley moral no siempre se corresponden
exactamente. En efecto, el estudio del derecho civil se ocupa únicamente de los actos externos y
de la legalidad positiva, en tanto que la ética se ocupa de los actos internos de la voluntad y del
tribunal de la conciencia. Hay una diferencia entre crimen y pecado, inmunidad legal y valor
moral, respectabilidad externa y verdadera virtud del alma. Una mezcla de la ética y el derecho
civil en un campo más amplio nos da la filosofía del derecho, esto es, el estudio de cómo
deberían elaborarse e interpretarse las leyes, estudio que algunos autores llaman jurisprudencia.
Las ciencias humanas estudian al hombre y sus acciones desde diversos puntos de vista.
La lógica, por ejemplo, se interesa por el orden a la verdad y la corrección formal de los actos
cognoscitivos; la Psicología considera los actos del hombre en cuanto acciones vitales que
proceden del alma según un determinado proceso; la Gramática y la Retórica atienden
respectivamente a la corrección lingüística y a la eficacia persuasiva del discurso.
La Ética se ocupa de la moralidad: una cualidad que corresponde a los actos humanos
exclusivamente por el hecho de proceder de la libertad en orden a un fin último, y que determina
la consideración de un acto como bueno o malo en un sentido muy concreto, no extensible a los
actos o movimientos no libres.
La inteligencia advierte de modo natural la bondad o maldad de los actos libres: cualquiera
tiene experiencia de cierta satisfacción o remordimiento por las acciones realizadas. A partir de
aquí surge la pregunta acerca de la calificación de la conducta humana: ¿qué es el bien y el mal?,
¿por qué esto es bueno o malo? La contestación a estos interrogantes lleva al estudio científico
de los actos humanos en cuanto buenos o malo, que se denomina Ética. Por tanto, la Ética es la
parte de la filosofía que estudia la moralidad del obrar humano; es decir, considera los actos
humanos en cuanto son buenos o malos.
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El objeto de la Ética, tomado materialmente, son los actos humanos, que es necesario
distinguir de los actos del hombre. Aunque el lenguaje corriente no suele diferenciar estos dos
conceptos, la Ética reserva el nombre de actos humanos para las acciones libres, que el hombre es
bueno de hacer u omitir, de hacerlas de uno u otro modo. Estos actos proceden de la voluntad
libre y deliberada, ya sea inmediatamente (amor, deseo, etc.), o a través de otras potencias
(hablar, trabajar, etc.).
Se llaman actos del hombre en cambio a las acciones que no son libres, por falta de
conocimiento o voluntariedad (los actos de un demente, por ejemplo), o bien porque provienen de
una potencia no sometida al domino directo de la voluntad (crecimiento, circulación de la sangre,
etc.).
Objeto formal.
El objeto formal de la Ética –o punto de vista bajo el que estudia los actos humanos es el de
su rectitud moral o moralidad. Aunque tenemos una idea espontánea de la existencia y naturaleza
de la moralidad, no es fácil definir su esencia de un modo exacto. Este es precisamente uno de
los primeros problemas que debe resolver la Ética; de él nos ocuparemos más adelante. De
momento, basta considerar que la bondad o rectitud moral del acto humano se distingue: a) de la
bondad ontológica, que tiene todo acto en cuanto que es; b) de la bondad técnica o útil, es decir,
la utilidad para un fin restringido y particular, según las reglas de un arte o técnica determinados;
y c) del agrado o placer que pueda producirnos esa actuación. La rectitud moral deberá
entenderse más bien a la luz de la relación que posee el acto libre con el fin último y definitivo
del hombre.
La Ética es una ciencia práctica de carácter filosófico. Veamos por separado el significado
de estas características.
a) Es ciencia.
Toda ciencia es un conjunto ordenado de verdades ciertas y universales, que se
demuestran y fundamentan en base al conocimiento de sus causas. La Ética expone y
fundamenta científicamente principios universales sobre la moralidad de los actos humanos: todo
asesinato es malo, los impulsos sensibles deben moderarse según la recta razón, etc. se trata de
criterios válidos para cualquier tiempo, lugar y circunstancias.
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entre estos tipos de saber solo se convertirá en oposición cuando uno de ellos –o en los dos- se
introduzca el error; y, en ese caso, uno podrá ser corregido en base al otro.
b) Es práctica.
“La ética es una ciencia práctica, por que no se detiene en la contemplación de la verdad,
sino que aplica ese saber a las acciones humanas” . Mientras las ciencias especulativas se limitan
a conocer realidades que no dependen de la voluntad humana, la ética se ocupa de la conducta
libre del hombre, proporcionándole las normas necesarias para obrar bien. Es por ello una
ciencia normativa, que impera y prohibe ciertos actos, puesto que su fin es el recto actuar de la
persona humana.
Aristóteles afirma que no estudiamos ética “para saber qué es la virtud, sino para aprender
a hacernos virtuosos y buenos; de otra manera, sería un estudio completamente inútil”. Por eso, la
voluntad juega un papel importante en a adquisición del saber moral: no es fácil considerar el
recto orden de las acciones si la voluntad no está dispuesta a aceptarlo. Quien no quiere vivir
rectamente no puede llegar al fin de esta ciencia y, por eso mismo, no conseguirá entenderla bien.
La influencia de la voluntada es aún más decisiva en el conocimiento moral particular
(conciencia y prudencia).
c) Es de carácter filosófico
La ética es una ciencia filosófica, por lo que recibe también el nombre de Filosofía Moral.
Para estudiar su objeto utiliza verdades ya encontradas por otras disciplinas filosóficas,
especialmente la Metafísica y la Teología Natural. La Ética no podría determinar el orden moral
que el hombre debe cumplir con sus actos libres, sin atender a lo que el resto de la filosofía
enseña sobre Dios, la creación, el bien y el fin, la naturaleza humana, etc.. Además, la ética sigue
un método afin al de la Metafísica, que, partiendo de la experiencia sensible, llega al
conocimiento racional del ser de las cosas. Esta característica diferencia a la Ética de la Teología
Moral – que se fundamenta en la revelación sobrenatural – y de las ciencias positivas, que a
menudo no trascienden el plano de los hechos o fenómenos.
La Ética es una sola ciencia, porque estudia todos los ámbitos donde interviene la libertad
humana bajo unos mismos principios fundamentales. Los criterios morales generales son válidos
para los distintos aspectos de la vida humana: personal, familiar, social, etc.
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A efectos prácticos, la Ética suele dividirse en varias partes. Los antiguos, siguiendo a
Aristóteles, hablaban de ética monástica o personal, económica o familiar, y política o social. A
partir de Grocio, Thomasius y Kant, comenzó la costumbre de separar la Moral del Derecho, con
la intención de señalar que la moralidad interior y la justicia exterior se rigen por principios
completamente heterogéneos. Esta división no parece aceptable, porque lesiona la unidad de la
Ética: aunque la Moral y el Derecho no se identifican, ni sus ámbitos coinciden perfectamente, el
Derecho y el orden de la justicia tienen una esencia moral.
a) La Moral General estudia los principios básicos que determinan la moralidad de los actos
humanos: el fin último, la ley moral, la conciencia, las virtudes, etc.;
b) La Moral Especial o Social aplica esos principios a la vida del hombre en sociedad. Sus
temas principales son: la familia, el bien común de la sociedad, la autoridad y el gobierno,
las leyes civiles, la ordenación moral de la economía, etc.
Estos dos aspectos son inseparables, pues el hombre es social por naturaleza, y se dirige al fin
último personal en unión con los demás hombres.
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SEGUNDA UNIDAD
LA MORAL
INTRODUCCIÓN
La unidad dedicada a la moral, constituye un conjunto de elementos básicos, que ayudarán
al alumno a asumir no sólo una conceptualización básica acerca de las definiciones que están
presentes, sino, a apropiarse con criticidad de los fenómenos que la vida cotidiana presenta para
las personas, en una sociedad como la nuestra, tan compleja y contradictoria.
OBJETIVOS DE LA UNIDAD
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El concepto moral, proviene del latín mos, que significa costumbre o carácter, utilizada
por los romanos. Para los griegos, el uso de este concepto fue el de ética, que proviene de ethos,
por esa razón, ética y moral, son usados indistintamente.
Además, si bien podemos hablar de una moral personal, también los pueblos como
colectivo humano, tienen una moral que !e es propia. Sus costumbres, sus leyes se fundan en un
concepto de moralidad, que implica entonces una actuación de acuerdo al bien común.
La moral, se opone a veces a lo intelectual, en el sentido que la moral proviene más de los
sentimientos que de la intelectualidad, entendida ésta como facultad de la inteligencia. Sin
embargo, como veremos más adelante, la moral implica todos los actos y pensamientos humanos.
Vamos a realizar algunas distinciones en el uso de los conceptos, por ejemplo, lo moral es
aquello que está subordinado a un valor. Lo inmoral, es lo que está sujeto a un desvalor y lo
amoral, es lo que es indiferente a un valor.
APLIQUEMOS LO APRENDIDO
Si analizamos un acto sujeto a un valor, como respetar la vida; quitar la vida a alguien, es
decir matar, sería una violación a un derecho tan fundamental que es considerado un acto inmoral
en nuestra cultura.
Sin embargo, ponerse cada día un sombrero, o usar un pañuelo, no son actos en los que
esté comprometido un valor, por cuanto podemos afirmar que son actos amorales.
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A modo de ejercicio, señale usted, qué tipo de actos son los que a continuación, le
presentamos:
• Peinarse ;..............................................................
• Abortar :..............................................................
• Legislar :..............................................................
• Eludir :..............................................................
• Saludar :..............................................................
• Solidarizar :..............................................................
• Hurtar :..............................................................
Como usted observará, hay actos que pueden ser morales o inmorales, dependiendo del
contexto. Ese es el punto clave del estudio de la moralidad, ella no siempre es de una misma
forma y para todos los seres humanos de igual manera. La moralidad, si bien puede tener una
base de universalidad otorgada por la concepción cristiana, para el mundo occidental, también
tiene aspectos relativos al contexto histórico.
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¿Qué significado tendrá cada uno de estos conceptos, desde el punto de vista de la moral?
Es la satisfacción de una necesidad a nivel espiritual de todas las personas. Es todo lo que
favorece y no daña, sin excepción. Bien será aquello que ayuda a que el ser se realice en su
totalidad, tender a él naturalmente supone un estado de virginalidad que encontramos en los
niños. J,J Rosseau, sostenía "todos los hombres nacen buenos y la sociedad los corrompe". En
este sentido, la tendencia al bien estaría dada por naturaleza. La cultura es la que va creando
condiciones tales, que hace que las persones opten por hacer el mal.
Y para uno reflexión auténtico, debemos transitar a los problemas que hacen a las personas
optar por un tipo de acción u otra.
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Nos enfrentamos a un problema cuando debemos decidir qué es bueno y qué no lo es.
Dicho en otros términos, resolver moralmente, es decidir entre un valor y un desvalor. Pero, no
siempre es posible reconocer uno de otro, por ello, podemos hablar de autonomía moral.
Es elegir siempre de modo que nuestra total voluntad abarque todo lo que pueda
traducirse como una ley universal. Es decir, es un acto en que la opción no sólo es buena para
alguien, sino para todas las personas. Supongamos que en el lugar de trabajo donde usted opera,
existe una fuga de materiales, eso ha elevado los costos de producción y usted descubre que no
sólo es por un manejo administrativo, sino que una persona está llevándose esas cosas. Además,
es una persona altamente apreciada por usted. Pero, agréguele a esta situación, otro elemento, el
elevado costo de producción, implica que a pocos meses se deberá reducir personal, pues la
empresa no está representando utilidades, sino pérdidas.
¿Cuál sería la acción más correcta?, ¿Es posible mantener en silencio el problema?,
¿Quién o quiénes se afectan?, es decir, son muchas las interrogantes que podríamos plantearnos y
quizás la alternativa de solución sea sólo una. El problema será decidir, cuándo ese silencio es
solidario o cuando es cómplice de una situación inmoral.
En el caso planteado, sólo una persona puede resolver desde el punto de vista de su
voluntad y conciencia moral. A diferencia de otras situaciones en que por la coacción externa,
debe tomar una decisión, deja de ser una acción moral, sino inmoral, aún cuando la consecuencia
sea justa. Si no operó la voluntad y la conciencia con absoluta convicción de lo correcto, no es
una acción moral, pues una fuerza externa ejerció presión para que la decisión sea Justa.
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La moralidad no sólo es una actitud humana frente a la vida, sino que ella, - según algunos
autores - está estructurada en función de relaciones y vínculos entre las condiciones naturales de
la persona humana y el medio en que ésta se desenvuelve. Así, el ejercicio de una moralidad que
tiende al bien común, está conformada por los actos humanos, las actitudes frente al mundo y el
carácter de las personas.
En un mundo en que la falta de sentido a la existencia se hace explícito con suicidios, falta
de conocimiento de sí mismo, infelicidad en las tareas de la vida, frustraciones y violencia, y
otros innumerables problemas de la sociedad actual, FrankI, buscó los fundamentos del sentido
de la vida en cuanto a sostener, que la falta de orientación de las personas, tiene que ver con el
desarrollo de la neurosis colectiva. Visto así, cuando hablamos de la estructura de la moralidad,
necesariamente hablaremos de la persona en contexto.
Al referirnos a neurosis colectiva, estamos sosteniendo que existe una disociación en las
personas, entre querer y hacer. Esta disociación lleva en forma creciente a la frustración de no
alcanzar a realizar los anhelos sobre algo y lo que se le impone en la vida. Cuando la imposición
supera al anhelo de realización, las personas pueden adoptar conductas agresivas o de
retraimiento y apatía. Suele ocurrir en trabajos no deseados, la persona expresa su
disconformidad realizándolo mal, en forma descomprometida o simplemente, abandona
totalmente la tarea; del mismo modo, esto produce una suerte de enajenación que significa estar
fuera de sí.
De allí, la importancia del equilibrio entre el deseo o expectativas de vida y las tareas
realizadas, para internalizar una moral que procura y desea para los otros, una vida de calidad.
Muchos de los juicios y acciones morales, están fundados en el tipo de vida contextual que les ha
tocado vivir. Por ejemplo, desde el punto de vista de un profesional realizado, el concepto de
libertad, será muy diferente a! de un sujeto que está privado de libertad en una cárcel. Éste
último, siempre estará girando su vida en función de alguna alternativa que lo libere, buscará
medios de violación de las normas que lo privan de ella.
Con ello, queremos significar que por exceso o por defecto, siempre se condiciona en
cierto modo la estructura moral de las personas. Exceso, se referirá a aquello que abunda, por
ejemplo libertad de las personas para actuar sin acuerdos o privación de ella por normativas y
códigos, sin acuerdo consensuado.
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2.3.1 ACTOS.
Por actos humanos, reconoceremos a la acción o hecho que realiza una persona,
movilizada por su voluntad, concepción acerca del mundo o por acción externa a él. Tales actos,
pueden ser merecedores de cuestionamiento moral o ético o simplemente aceptados como
naturales; vale decir, los actos inherentes a la vida misma. Como las acciones no se presentan
desvinculadas de un motor que las impulsa, entenderemos que no existen actos neutrales, sino
que son consecuencia de lo que esté en la mente o espíritu de las personas, del conocimiento
acerca del bien y el mal.
"Yo soy yo y mis circunstancias, si no las salvo a ellas, no me salvo yo". Esta célebre
frase del filósofo español José Ortega y Gasset, refiere muy bien la relación vincular entre el
sujeto y el mundo, para él, las circunstancias son el contexto, todo lo que lo rodea. Tal medio, es
el que contiene a aquello que está fuera de las personas, es decir, el mundo y todas las demás
personas.
Salvarlas circunstancias, puede implicar muchas cosas, sin embargo, para nuestro
entendimiento, se refiere a que no existimos solos, independientes de los demás y por tanto,
cuando logramos entender, respetar solidarizar, acogerá los demás, responder con compromiso en
la vida, también lo estamos haciendo con nosotros mismos.
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La circunstancialidad, puede ser entendida como eventualidad, vale decir, podría ser
siempre de otra forma, no es algo dado de aquí y para siempre. Hay eventos de la vida que
podrían ser diferentes, por ejemplo, ser trabajador de la construcción, profesor, médico o artista,
son ventuales, así como ser madre o esposa. Las personas, no son eventuales o circunstanciales,
ellas son, existen, son esenciales en tanto humanas y capaces de formular juicios morales con
discriminación de ellos. Esos juicios morales a veces resultan coherentes con las acciones de las
personas.
Algunos autores, han descrito tres actos fundamentales en la vida humana, nacer, vivir y
morir. Otros, han profundizado en aquellos actos que tienen un carácter discursivo, y algunos,
intuitivo. Los primeros están presente en toda nuestra vida, del modo más simple y manifiesto:
caminar, dormir, leer, escuchar, conversar y otros. Los de carácter intuitivo, están en la persona
y forman la unidad de la vida. Son tres a saber; instante, repetición y siempre.
Muchos autores, hablan del acto definitivo, en que se dan estros tres actos descritos, y es
la hora de la muerte. Lo importante es saber que mientras hay tiempo, en vida, las personas
tenemos la posibilidad de modificar nuestras costumbres, nuestra moral. Para ello, podemos
entender que hay actitudes frente a la vida, de reflexión permanente, de modificación de pautas
de conductas, de transformación de nuestra cultura, es decir, múltiples alternativas de asumir una
conducta moral que favorece el bien común, incluyéndonos.
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2.3.2. ACTITUDES.
Vamos a abordar los dos miedos básicos que están a la base del aprender y que se
presentan a manera inconsciente en toda persona humana, toda vez que se enfrentan situaciones
nuevas de aprendizaje. Ellos son conocidos en la psicología social, como miedo a la pérdida y
miedo al ataque.
Es el miedo que se presenta, a perder aquello que se tiene por conocido y que nos produce
certezas. Por ejemplo, ante una situación nueva de trabajo se genera la ansiedad de cómo será
estar ya en situación, aún cuando conozcamos el rol que nos tocará cumplir. Toda organización
tiene sus estructuras y modos de existir, cuando alguien llega, le tocará aprender o reaprender un
rol, aún cuando lo hubiese desempeñado antes en otra institución. Ese miedo a la pérdida indica
que, se aferrará lo más posible a las cosas conocidas y si el miedo lo vence, no podrá aprender
nuevas formas de desarrollar ese rol.
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El miedo al ataque, puede entenderse como, el temor a quedar vulnerables ante la perdí da
de certezas. Toda situación nueva se nos presenta como amenazante, por desconocer qué
producirá en nosotros. Este miedo está muy vinculado al anterior y se presenta ante cualquier
momento diferente que nos involucra.
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2.3.3. CARÁCTER.
De esta definición, podemos inferir, es decir, sacar en conclusión, que el carácter puede
ser formado, puede modificarse, en términos específicos, educarse en función de un bien deseado.
Del mismo modo, en que se formará un carácter amable, condescendiente, abierto a cambios,
pueden existir personas con caracteres agresivos, violentos y de transgresión a la libertad de los
demás. Lo que indicaría que existen condiciones para que tales formas de ser, se expresen o se
modifiquen. Esas condiciones están compuestas por factores de incidencia.
¿Qué factores pueden influir en la formación del carácter, en los actos humanos y las
actitudes personales?
Vamos a sostener que la influencia del medio cultural, social y económico, si bien no es
absolutamente determinante en el carácter moral de una persona, es un factor muy fuerte y que
tiende a determinar ciertas conductas. Por ejemplo, asistimos cotidianamente a agresión verbal en
algunos sectores deprimidos cultural y económicamente. Sin embargo, para aquellos sujetos
puede resultar tan extraña esta afirmación, por ser un lenguaje cotidiano y de uso frecuente, que
no percibe dónde está la agresión.
Si seguimos en esta línea de reflexión, podemos sostener que no sólo son del ámbito
moral aquellas formas de existencia, referidas a la sexualidad, o la agresión explícita, o las de
carácter religioso, sino, todas las acciones humanas están en esta dimensión.
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Si usted puede comparar sus respuestas con las de otra persona, es probable que tengan
coincidencias, pero también discrepancias. ¿Puede explicarse esto?
Sin duda, aparecerían entre sus razones, el concepto de libertad, idea que ha tenido
ocupado a muchos filósofos, pedagogos, sociólogos, psicólogos y estudiosos del comportamiento
humano, por siglos. Por ello, es importante que reflexionemos, cuál es el concepto que mejor
interpreta a la libertad en un sentido humanista, como es la intención de este estudio.
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Esta definición, si bien no es de uso común, la organización y estructura del lenguaje aquí
empleado, nos ayudará a analizar respecto de la libertad y la responsabilidad que le cabe a las
personas en los actos de la vida.
Para iniciare! diálogo propuesto en este estudio, le invitamos a que entregue su propia
concepción de libertad y de responsabilidad.
Pues bien, la persona es libre. Pero, es libre en la medida en que su ejercicio de autote
terminación, no tropiece con los espacios de libertad de los otros. Si la libertad consiste en el
ejercicio de autodeterminación de los actos, entonces ellos a su vez, deben estar en una dimensión
que no alteren a los demás, es decir, es una libertad responsable.
Pero, aún resulta muy general este análisis, por cuanto es importante que distingamos
entre los tipos y niveles de libertad posibles de las personas.
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Pero si aceptamos que somos libres, tenemos que reflexionar de qué somos libres. Es
decir, la libertad se ha obtenido, ganado, heredado o conseguido, en relación a qué fenómeno,
para decir que somos libres.
Si bien para algunos el destino, es una condición que predetermina la vida humana,
entienden la libertad más restringida que para quienes sostienen que la libertad, es la capacidad
de liberarse de sí mismo. Esto puede constituir una gran contradicción, pero que a la luz de un
análisis puede ayudar a desentrañar el posible misterio.
Para ello, distinguiremos dos planos de libertad. Uno de ellos es donde el sujeto está
consigo mismo y su verdad, y la llamaremos libertad psicológica y otra, en que está en relación
con el mundo, será enunciada como libertad sociológica. En ambas, está presente la estructura de
su carácter, realiza actos y los traduce en actitudes en la vida.
Si juzgamos por justicia aquello que hace bien a las personas en su conjunto, estamos
frente a un tipo de libertad responsable que tiene algunas características propias y que la
diferencian de las acciones caprichosas de quienes a veces tienen poder, pero no moralmente
humanista.
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La libertad responsable, que se ejerce con actos que provienen de un carácter formado
para hacer el bien, es aquella que tiene intencionalidad moral.
Hasta ahora, hemos estado reflexionando en un plano puramente teórico, sin embargo, en
nuestros actos cotidianos, es cuando ponemos en ejercicio, nuestra voluntad, nuestra moral y la
libertad de la que hemos hablado.
Le invitamos a realizar un taller acerca de los contenidos de esta unidad, no olvide que
puede acceder a nuestra biblioteca especializada o tomar contacto con su profesor tutor, por
cualquiera de las vías de comunicación que estime: fax, correo postal, correo electrónico o
teléfono.
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EJERCICIO DE AUTOEVALUACIÓN Nº 01
Las preguntas que a continuación encontrará, son ocasión de aprendizaje, y estudio para
las evaluaciones, que deberá realizar al final del curso.
Proponemos que conteste con la mayor libertad, pero atendiendo a los contenidos
expuestos y en algunos casos de reflexión personal, sólo tiene la responsabilidad de su criterio.
Adelante y que disfrute el estudio.
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8. ¿Podría usted imaginar una situación de aprendizaje en que está siendo resistente?
10. ¿Qué rol juegan los actos, las actitudes y el carácter, en la moralidad de las personas?.
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EJERCICIO DE AUTOEVALUACIÓN Nº 02
2. Desde su perspectiva, considera que el profesional debe regirse por principios morales
elaborados por sí mismo o por los de la sociedad.
3. Cuando pensamos en problemas morales, ¿a qué situaciones cree usted que se enfrenta la
persona?
4. ¿En qué forma expresaría usted la necesidad de organizar moralmente a la sociedad de nuestro
tiempo?
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7. Comente, qué grado de dificultad le ha presentado el estudio y luego, comparta con su profesor
tutor.
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1. La moral es el ordenamiento del conjunto de acciones humanas que tienden al bien común.
2. Los actos morales, son aquellos que contienen un valor, tanto en forma personal como
colectivo, por ejemplo, respetar la vida, una acción de solidaridad, lealtad y transparencia en
las relaciones humanas, etc.
Los actos inmorales, son aquellos en que la acción humana va en contra del bien común e
implican desvalores, por ejemplo: conducir ebrio, robar, quitarla vida, mentir, complicidad,
etc.
Los actos amorales, son aquellos en que no está comprometido ningún valor, sino que
corresponden al plano lógico o estructural de la vida, como por ejemplo, comer, vestirse,
caminar, leer, etc.
3. Elegir sobre la base de nuestra voluntad, sin que ello perjudique a nadie. Esto significa, que
una opción debe hacerse con tal claridad que siempre tenga en cuenta a otras personas, no
sólo el bien personal. La autonomía, implica responsabilidad consigo mismo y el mundo.
La coacción para obtener una conducta moral, no tiene valor, puesto que no ha operado la
voluntad y no es un acto auténticamente elegido. Por ejemplo, si alguien es inducido a decir
la verdad frente a una situación de injusticia, la presión de una ley para que los ciudadanos
sean honrados, u otras formas de coacción, no reviste carácter moral.
4. La moralidad de nuestro tiempo es quizás relativista, es decir, que todo está considerado
válido o inválido, según la situación Es lo que se conoce como doble estándar, la
contradicción entre el decir y el hacer. Las acciones están cada vez más expuestas a la
interpretación subjetiva, que a valores objetivos. Por ejemplo, un discurso sobre el valor de la
solidaridad, y la mantención de pobreza de muchas personas, exigir veracidad y mentir
cuando se trata de sí mismo, etc.
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7. El problema moral implica, la justa decisión entre un valor y un desvalor. Por ejemplo,
problemas de nuestro tiempo son: el aborto, la eutanasia, el divorcio, entre los más
relevantes. En ellos, la persona se encuentra en una polaridad de valores en que debe decidir
entre, la vida y la muerte, o, entre la felicidad de unos o de otros. Aquí, está el problema de
contexto cultural e histórico, religioso y legal.
10. La moralidad no sólo puede ocuparse de los actos como acciones humanas, sino también de
las disposiciones internas de la persona que significan tanto la actitud, como el carácter.
Por tanto, todos juntos, son parte constituyente de una moralidad, como cuerpo orientador de
vida.
11. Según el estudio, la libertad que se ejerce en beneficio de un bien colectivo, es una libertad
que asume al otro, como un auténtico ser con dignidad y derechos. La responsabilidad
implica un acto de conciencia, que permite ejercitarse en la autodeterminación, sin daño, para
la vida de sí mismo, ni para la del resto de las personas.
12. Una síntesis, supone tanto la interpretación corno la extracción de las ¡deas principales del
contenido. Por cuanto, es importante que con sus propias palabras, realice un escrito que
contenga las ideas esenciales, sin por ello alterar, el contenido de lo que ha estudiado.
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1. Seguramente usted estará de acuerdo con nosotros que la moral se ha relativizado, vale decir,
no es igual para cada persona y sólo se busca la satisfacción personal. Ello, está demandando
un gran esfuerzo de sociólogos, teólogos y pedagogos, por encontrar una clave de respuesta y
de soluciones a una sociedad que marcha con prisa a su autodestrucción. Por un lado, existe
un gran desarrollo tecnológico y científico, que no está siendo coherente con el desarrollo de
la conciencia de la humanidad que se requiere para salvar el planeta. Un ejemplo de ello, es
el agotamiento y destrucción de los recursos naturales, en contradicción con los
descubrimientos para la salud; y que la medicina y otras• disciplinas científicas, aportan.
Existen muchas contradicciones que seguramente usted podrá analizar y reflexionar, en tanto
realiza el estudio.
2. Una persona tiene el deber de desarrollar una conciencia ética que le permita actuar en
consecuencia con principios morales sustentados en el bien común. Los profesionales, por el
desarrollo intelectual que implica su carrera, tienen aún una mayor responsabilidad moral y
social de guiar su vida por principios, fundados en valores más universales. No siempre la
sociedad, sustenta esos principios, allí entonces opera la autonomía moral, para decidir qué es
lo mejor y más justo.
3. Ya hemos visto cómo un problema moral, nos desafia a realizar una elección entre el polo
positivo de un valor y su polo negativo. Por ejemplo, si asocia esta reflexión a alguna
situación cotidiana encontrará que durante su vida muchas veces ha estado entre el bien y el
mal, cuya elección permanece en su conciencia.
4. Usted habrá reflexionado sobre la sociedad que vivimos y qué aspectos podrían hacerla
mejor. Esta es una respuesta que si bien es personal, debe inquietarle en su formación
personal y profesional; puesto que desde cualquier punto de vista que lo analice, obtendrá
como resultado que todos tendemos a la felicidad, pero ella no puede fundarse en una
satisfacción egoísta y puramente personal, sino colectiva y porqué no decirlo, universal.
5. Basado en el estudio, usted obtuvo una definición de libertad, como valor que implica la
autodeterminación. Sin embargo, la libertad no existe como una dimensión puramente
intelectual o psicológica, sino que tiene que ver con una práctica de ella, en cada acción de la
vida humana. Por esta razón, resulta un imperativo moral que la libertad, no se confunda con
un libre ejercicio de nuestras necesidades personales y además, que ello signifique daño a
otras personas.
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c) Inmoral, Si bien, todos debemos aceptarnos en nuestras diferencias, resulta ser una gran
imposición nuestra forma de existir, sin mediar una voluntad de ser mejores para sí y para
otros.
e) Amoral. No hay valores comprometidos en esta premisa. Sólo el uso de ella, podría ser
denotado como moral o no.
f) Inmoral. La coherencia debe existir entre el decir y el hacer, cualquier discurso se puede
invalidar moralmente, con una mala acción.
g) Amoral. No hay juicio de valor que dé cuenta de lo bueno o malo, que está significando la
acción.
h) Amoral. Esta bella metáfora, no puede ser condicionada a juicio de valor, a menos que sea
en contexto.
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TERCERA UNIDAD
LOS VALORES Y LA MORAL
INTRODUCCIÓN
La relación entre moral y los valores, es abordada en esta unidad, para posibilitar el
entendimiento del proceso que debe vivir la conciencia de toda persona, frente a un mundo que
ofrece variadas alternativas de vida.
Los valores, como elementos rectores de la vida, están analizados desde sus características
más universales. Propiciando con ello, una forma de comprenderlos en su estructura, pero
también en términos reflexivos. Vale decir, si bien la exposición es discursiva, intenta poner al
estudiante en contacto con sus propias formas de existencia, para lograr con ello, un proceso
activo reflexivo y que lo convoque a opciones de conciencia.
OBJETIVOS DE LA UNIDAD
1. Lograr que el alumno comprenda e internalice los elementos que posibilitan el
entendimiento del proceso de la conciencia y la moral como rectores de! comportamiento.
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Cuando se habla de moral, necesariamente hay que remitir este concepto a los valores. La
sociedad entera, cuando expresa las formas de comportamiento humano, señala a los valores,
como el sustento de las conductas. Los valores son la organización de todos los comportamientos
humanos, cada acción humana tiene una carga valórica, no sólo para quien la realiza, sino
también, en quienes tiene un efecto esa acción.
Son conceptos que sólo son por sí mismos, sino que valen como
realidad que se transforma en actos humanos, como por ejemplo el valor “justicia”, “belleza”.-
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ESTIMACIÓN:
ACTUACIÓN:
Enseñar valores es más bien una pretención que queda en el campo de la teoría o
de la abstracción de la inteligencia y entre otros problemas, entraña la compleja dificultad de
taxonomía o de clasificación de los valores, y la forma de cómo se puede operacionalizar su
enseñanza.
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Otra dificultad es, la tradicional discusión axiológica, de que si los valores son “objetivos”o
“subjetivos”, el grado de transcendencia que ellos pueden tener, y en la necesaria internalización
que de ellos hace el docente en su propia persona al enseñarlos.- Basta preguntar al azar, sobre el
“orden” en que una persona “estima” los valores de “justicia”, “honestidad” y “solidaridad”; para
darse cuenta de lo complejo del problema.
Sería interesante analizar el origen del divorcio entre estos dos conceptos, ética y moral, que
por nacimientos son hermanos gemelos. Si nos interesamos en el análisis estimológico de ambas
palabras, no encontramos con que ética proviene del griego “etheos”, mientras que la moral lo
hace del latín “mores”, significando tanto ethos como mores la misma cosa: costumbres. De
manera en su origen los conceptos que estamos estudiando eran equivalentes. Pero existe un
factor importante: en la antigüedad jamás se concibió un sistema de costumbres por parte, y un
sistema filosófico por otra, antes bien, toda filosofía tenía como meta su aplicación directa y
ningún pensador se apreciaba de hablar y actuar en forma distinta. Esto es tan sólo un logro (¿ .?)
de la época moderna.
En consecuencia: Ética y moral, o más bien la teoría y la práctica, eran dos aspectos de una
misma cosa; dos senderos de un mismo camino.
Si tal vez hubo un factor que afectase el desarrollo paralelo de estos dos conceptos, ese factor fue
el tiempo y las interpretaciones no siempre exactas que se fueron forjando a través de la historia.
¿Cómo recordamos hoy la civilización griega? Precisamente a través de sus grandes artistas, sus
grandes filósofos. Eso hizo que lo intelectual se convirtiese en el aspecto distinto de los antiguos
griegos. En cambio, ¿Cómo recordamos a los romanos del Imperio? Por su acción guerra, su
tremenda fuerza y voluntad inquebrantable. Aquí tenemos una posible respuesta del enigma; si
ética viene del griego, y moral de los romanos, ese detalle fue suficiente para que en nuestra
mente se identificasen los términos con la civilización correspondiente. He aquí por qué la ética
es lo teórico, lo elevado, aquello digno tan sólo de los grandes libros, mientras que la moral es lo
práctico y directo, digno del hombre de acción.
Claro que hemos olvidado algo muy importante: tanto los griegos como los romanos (sus
sucesores en la historia) eran hombres de arraigadas convicciones religiosas. Tanto unos como
otros, ya sea por vía de la razón, de la acción, de la fe, o del acatamiento de las leyes de la
naturaleza, buscaban unirse, comprender, encontrar a sus dioses, que estaban allá en la cumbre,
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como alentando el ascenso de los hombres. Así, pues, si el ideal de esas civilizaciones fue la
virtud, como medio de llegar a los dioses, tanto griegos como romanos se referían a lo mismo
cuando hablaban de ética o moral. Se trataba de armonizar al hombre, de ayudarle para que
brotara en él las fuentes de justicia y de bien que les permitiesen beber en las aguas de la
divinidad.
Hos no podemos volver a construir una ciudad griega o un Imperio Romano, tal como
hace siglos, pero sí podemos revivir su viejo y nunca gastado concepto de ética, o su concepto de
moral.
Ud. y yo intuimos que, estos conceptos son productos de situaciones de experiencia que se
nos presentan como problemas.
La situación más sencilla y común es aquella en que nos encontramos cuando frente a
ciertas cosas descubrimos un vínculo peculiar que nos aproxima a ellas, que nos lleva a
destacarlas entre otras y que llamamos al interés si pensamos en el movimiento de nuestro ánimo
hacia ellas o la atracción si pensamos en el tirón con que ellas nos arrastran en nuestro ánimo.
Cuando esto ocurre, reconocemos en ciertas cosas algo más que lo que normalmente constituyen
las de su aspecto, y descubrimos en nuestros algo que rebasa con mucho el simple tener las cosas
a la vista.
He aquí por ejemplo, que entre los animales de un exposición zoológica, hay uno frente al
cual experimento una reacción notoria, me sorprendo, me atrae, me deleita. Se trata de un
caballo, que es en todo como los demás caballos, en todo, menos en una cosa: este es un hermoso
caballo; veo claramente que hay una cualidad de que los otros carecen y comprenden que mi
interés y deleite se ha originado por eso de atrayente que en el animal reside. Si yo no hubiese
experimentado semejante atracción habría podido pensar indiferente y simplemente “este anima
es un caballo”; pero puesto que he visto en él algo más que su neutra condición caballuna pienso
ahora “este animal es hermoso”.
Se trata de dos tipos de pensamiento bien diferentes, cuyo contraste se halla en la base de toda
teoría de los valores. Detengámonos brevemente en ellos.
La primera preposición expresa pura y simplemente el ser del animal, lo que es: lo describo
neutralmente como si el caballo estuviera ahí, en el mundo externo, sin conexión alguna con el
mundo interior del sujeto que lo describe ni del sujeto a quien propongo el significado del juicio.
La segunda proposición en cambio, junto con describirlo lo califica, declarando una cualidad
suya; o, mejor aún, lo valora, lo muestra como valioso, y lo pone así, de inmediato, en relación
con un sujeto capaz de valorar.
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Lo que sí es verdad es que, a diferencia del juicio de valor expresa, además, peculiar
forzacidad de estimación o preferencia, es decir, una referencia o algo que no es ya el mero ser
sino el debe ser.
En efecto, el juicio “este animal es hermoso” implica la afirmación de que “este animal vale
como hermoso”, que exige ser preferido o estimado por su hermosura. En este sentido, diremos
que, con referirse también al ser y declararlo, los juicios estimativos se refieren al deber ser y
declaran valor. Pero ha de notarse que la referencia al valor es siempre específico: este animal es
hermoso, este acto, es justo. Todo lo cual significa que el juicio estimativo no sólo afirma que
algo vale y debe ser preferido, sino además, que vale y debe ser preferido respecto a una
modalidad determinada del valor y preferir: vale como hermoso, como justo, como bueno.
¿Qué significa exactamente este “valor como hermoso”, “valer como justo”, etc.?
Hemos visto que, desde luego, significa exigencia, fozocidad de ser preferido o estimado.
Pero significa, además, y esto es lo fundamenta, que realiza un deber ser ideal específico, el deber
ser de una instancia suprema: la belleza, la justicia, la bondad. Tales son justamente los valores.
Ahora bien, ¿Qué son los valores? Frecuentemente se dice que los “valores no son sino
que valen”, expresión ni siquiera pensando, ni mucho menos constituir objeto de investigación
sistemática. No. Los valores son: tienen una esencia, una estructura susceptible de ser descrita.
La justicia, la verdad, el bien, la amabilidad pueden, incluso, definirse según notas específicas.
Lo que sucede es que, a diferencia de otra esencias como la redondez o la velocidad también
valen, esto es, son esencias que se ofrecen con un requerimiento de realización, de preferencia,
como un exigencia de primacía; en suma, como un deber ser. Diremos, por eso, que los valores
son posibilidades de ser (esencias) que se dan a la conciencia con la exigencia de ser realizadas o
estimadas.
Otra característica fundamental de los valores es la polaridad. Mientras que las cosas son
lo que son, los valores se presentan desdoblados en un valor positivo y el correspondiente valor
negativo. Así, a la belleza se el pone la fealdad; a lo bueno, lo malo; a lo justo, lo injusto, etc.
No se crea que el disvalor, o valor negativo, implican la mera inexistencia del valor positivo: el
valor negativo existe por sí mismo - - “positivamente”- - y no por ausencia del valor positivo.
Nos topamos con ella a cada rato. Lo mismo puede decirse de los demás valores negativos como
la injusticia, lo desagradable, la deslealtad, etc.
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JERARQUÍA
JOHANNES HESSEN
A más de la polaridad, existe otra cualidad de los valores que es precisamente
la que prima en nuestros actos de elección entre los objetos valiosos.
Los valores no sólo difieren entre sí, sino que también guardan entre sí un
cierto orden jerárquico. Lo mismo que la distinción entre valores positivos y negativos, la
distinción entre valores superiores e inferiores se funda en la esencia del valor. Inclusive, como
sabemos, el orden exiológico tiene una estructura jerárquica que expresa un orden de grados o
importancias. Hay en él un “abajo” y un “arriba”, un “alto” y un “bajo”. Ahora tenemos que
tratar de ver con más exactitud esta estructura.
Se puede señalar que, los valores son el fundamento de toda concepción del mundo y
pueden denominarse como cualidades irreales, en tanto carecen de corporalidad. Pero, en tanto
fundamento, son profundamente reales, ya que hacen que las personas asuman determinadas
formas de vida, de acuerdo a ellos.
Hay diferentes teorías acerca del valor, ellas se conocen con el nombre de axiologíaf11.
Disciplina que se desprende de la filosofía y que trata sobre los valores y sus características.
¿Podemos saber qué características tienen los valores, para ser reconocidos como tales?
(1) Axiologia, palabra que proviene del griego axos = norma, logos = ciencia. Por cuanto ella
corresponde al estudio de los valores.
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• El valer.
• Objetividad.
• Dependencia.
• Polaridad.
• Cualidad.
• Jerarquía.
Así como existen distintos puntos de vista acerca de la naturaleza del valor, también hay
diversas concepciones acerca de estas características. Sin embargo, para el sentido de este
estudio, se hará intento de exponer una concepción ecuménica, es decir, universal en tanto, toma
los aspectos en que hay acuerdo.
La característica del valor, es ser valente, pues está en el plano diferente de! ser, que es
real y válido. Además de no pertenecer al mundo ideal, con ello, se quiere significar que el valor
reside entre el ser ideal y el ser real, siendo su dimensión el valer.
Por ejemplo, la belleza, la bondad o la honestidad, son valores, que no están en el plano de
lo real hasta que no son vividos; y no son ideales, puesto que pueden ser posibles de vivir de
acuerdo a ellos. Sólo les cabe entonces, valer, por sí mismos.
Esta característica, que puede resultar algo confusa, se explica por las otras, a las cuales se
vincula.
Lo objetivo, por definición, se opone a lo subjetivo, por cuanto, es necesario entender que
es, lo que está fuera de la persona. Objetividad es aquello que es reconocido por el sujeto, pero
que está fuera de él. El valor, es objetivo en la medida en que no es producto sólo de una
conciencia, sino de una conciencia universal, que para algunos es Dios, para otros una fuerza
motora del mundo o bien, es una convención amplia entre las personas.
En este sentido, el valor es objetivo, porque vale por sí mismo y no depende de las preferencias
individuales. Aunque existen quienes sostienen que el valor es subjetivo, es decir, es la persona
quien te da valor a las cosas y no son ellas las que tienen valor por sí mismas. Por ejemplo, un
objeto de arte, no es bello en sí mismo, sino es la persona la que aprecia esa belleza no siendo
igual para todas las demás.
Sin embargo, existe acuerdo que el valor es objetivo, en la medida que la humanidad o
sociedad va otorgándole ese carácter, cuando hay acuerdos universales. Por ejemplo, la vida es un
valor y pareciera que no existen pueblos, comunidades o sociedades que discutan o estén en
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desacuerdo acerca del respeto por la vida, aún cuando en los hechos sabemos que ella se violenta
con las agresiones y las guerras. Sin embargo, muchos pueden considerarlo indiscutible.
Pues bien, la dependencia de los valores, no está referida a las cosas, sino, al ser. Es decir,
a las personas; de allí que no existe valor independiente, sino, en estrecha relación con la persona
humana, que hasta ahora se entiende es el único ser capaz de valorar.
El valor, es una entidad que no es indiferente, por cuanto, siempre se presenta polarmente.
Vale decir, la belleza tiene su polo opuesto en la fealdad, la bondad, en la maldad, la verdad en la
mentira y lo santo en lo profano. La polaridad de los valores es el desdoblamiento de cada cosa
valente, en un polo positivo y uno negativo. El aspecto negativo, es llamado disvalor o desvalor.
Las distintas teorías, relativistas y objetivistas, difieren en cuanto a cómo se establece esa
jerarquía. Para unos será la propia persona quien establece la dependencia de unos y de otros y el
orden de mayor valía. Sin embargo, para los objetivistas, existen categorías universales de
valores que se agrupan en torno a los lógicos, éticos y estéticos. Los lógicos, estarán en relación
con el conocimiento, los éticos con las conductas humanas y los estéticos, con la belleza.
Otros autores, tienen otras categorías.
Sin embargo, el mayor acuerdo, es que ellos pueden y son jerarquizables. Podríamos indagar en
cualquier persona, niño o adulto, negro o blanco o de distinta cultura y realizará una escala de
valores, de acuerdo a los parámetros de su moral.
Así, podemos sostener que, la preferencia de los valores, determina la moralidad de los actos. Y
esa preferencia, ¿en qué lugar del ser reside, sino, en su conciencia?
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¿Hablemos de la conciencia?
3.1.1. CONCIENCIA.
Si bien, no encontraremos una definición única acerca del concepto conciencia, bien
podemos establecer que ella es el continente de la acción y opción humana. Conciencia, es estar
en conocimiento de algo.
En la idea popular, la conciencia se concibe a menudo como una voz interior; algunas
veces como la voz de Dios, que nos dice lo que hay que hacer o evitar.
Pero, esto no es más que una metáfora. Si la conciencia habla con una voz, ésta es nuestra
propia voz. Sin duda, la mayoría de las personas experimentan una reacción del subconsciente
basada en el medio ambiente y en la educación de su niñez; una tendencia a aprobar o desaprobar
las cosas por las que nos enseñaron aprobación o desaprobación en la niñez. Semejantes
posesiones previas proporcionarán a menudo apreciaciones morales correctas, si hemos sido bien
educados. Un resultado de semejantes experiencias psicológicas tempranas podrá ser acaso un
vago sentimiento de malestar e inclusive de culpa, al apartarnos de! Patrón establecido, aunque el
sentimiento se reconozca como absurdo. Esto no es lo que se entiende por conciencia en el
sentido tradicional. No se identifica tampoco con el súper ego de Freud, aunque existe cierta
relación entre ambas cosas.
La conciencia no es una facultad especial distinta del intelecto, ya que, en otro caso,
nuestro juicio acerca de la bondad o la maldad de nuestros actos individuales no sería intelectual,
si no irracional, esto es, producto de algún instinto ciego. La conducta de esta clase no sería digna
de aquel cuya característica principal es la inteligencia. La conciencia, pues, no es más que el
propio intelecto en una función de juzgar acerca de la bondad o la maldad de nuestros propios
actos individuales.
Al efectuar cualquier juicio práctico, el individuo no tiene más guía que su intelecto.
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Por consiguiente, la concepción puede definirse como el juicio práctico de la razón acerca
de un acto individual como bueno y debiendo ejecutarse, o como malo y debiendo evitarse.
1. Al intelecto en cuanto facultad de formar juicios acerca de los actos individuales buenos o
malos.
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La conciencia cierta, juzga sin temor a que lo opuesto pueda ser la verdad. En tanto que la
conciencia dudosa, o vacila en hacer un juicio cualquiera en absoluto, o hace el juicio, pero con
sospechas de que lo opuesto pueda ser cierto. Si no formula juicio alguno, el intelecto permanece
en suspenso, porque no ve motivos en ninguno de los dos lados, o los ve iguales en ambos lados.
Si el intelecto juzga con miedo del opuesto, asiente a uno de los lados, pero su juicio no es más
que una opinión probable. Hay diversos grados de probabilidad, que van desde la ligera sospecha
hasta los bordes de la certeza.
El hecho de que la gente difiera en cuanto a su sensibilidad a los valores morales confiere
características habituales a sus juicios de conciencia. Hablamos de conciencias estrictas o
relajadas, blandas o duras, aguadas o embotadas, delicadas o burdas, según que propendan a
percibir o pasar por alto los valores morales.
Hasta qué punto un individuo es responsable de sus actos, esto nadie más que él lo sabe.
Otros le juzgan, pero no pueden ver más que los aspectos externos. El individuo sabe cuándo ha
sido juzgado mal por los demás y sólo puede saberlo, comparando su juicio con el suyo y
pronunciando un juicio final sobre estos dos juicios. Esta forma de conocimiento reflexivo, de
percepción de la propia responsabilidad, se confunde a menudo con la conciencia, pero es más
propiamente una forma de estado consciente.
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Puesto que, hasta aquí hemos tratado de aspectos tan subjetivos del acto humano como
son la voluntariedad y la responsabilidad y puesto que, la moralidad se presenta primero a nuestra
experiencia como un juicio reflexivo personal sobre nuestros actos, mucho antes de que hayamos
identificado los principios en que dichos juicios deberían apoyarse, será indicado que
continuemos con los aspectos subjetivos de la moral antes de pasar los objetivos.
Todos los individuos, cualquiera que sea su sistema de moral, formulan juicios de
conciencia. El estudio de la conciencia está, o debería estar, fuera del dominio de la controversia
y sin embargo, es cuando tratamos de encontrar una base objetiva para la conciencia y sus juicios
que los sistemas éticos empiezan a divergir. Pero, más allá de todos los sistemas éticos y común a
todos ellos, se encuentra la exigencia de que el individuo sea sincero consigo mismo y que haga
el bien tal y como lo ve. Necesitamos examinar los siguientes puntos:
1. ¿Qué es la moralidad?
2. ¿Qué es la conciencia?
3. ¿Cómo se forma el juicio de la conciencia?
4. ¿Hemos de seguir siempre los dictados de la conciencia?
5. ¿Podemos actuar con una conciencia dudosa?
6. ¿Cómo pueden resolverse las dudas de la conciencia?
Vamos a entender la conciencia pues, como una facultad del sujeto que juzga y que se dirige a él.
Esto significa, que la persona humana es quien juzga los actos como morales o inmorales y los
juzga dirigiendo sus juicios a si mismo y a las otras personas.
La persona que duda y ha agotado el método directo sin llegar a un conocimiento, tiene en
realidad, una duda doble:
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Así, pues, aunque la bondad o la maldad del acto no esté resuelta en lo abstracto, el
individuo adquiere la certidumbre, con todo, de lo que en dichas circunstancias está obligado y
autorizado a hacer y por consiguiente, actúa con una conciencia cierta. En otros términos,
encuentra la ciase de conducta que es ciertamente correcta y buena para la persona que duda.
Este proceso de resolver una duda práctica sin tocar la duda teórica se designa como
formación de nuestra conciencia.
Por curso moralmente más seguro, entendemos aquel que con mayor seguridad conserva
el bien moral y con mayor seguridad evita la acción mala. Con frecuencia, dicho curso es
físicamente más peligroso. En algunas ocasiones, ninguna de las dos alternativas se presenta
como más segura, sino que la obligación se presenta en ambos lados como igual y entonces
podemos adoptar el curso que queramos.
Si un individuo está ciertamente autorizado para realizar un acto, pero duda acerca de si
está o no obligado a realizarlo, el curso moralmente más seguro es el de realizar el acto; así, pues,
si dudo acerca de si he pagado o no una factura, puedo ofrecer él dinero y correr el riesgo de
pagar dos veces.
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Debemos hacerlo, cuando existe un fin de obtención segura, con nuestro mejor esfuerzo, y
la duda se refiere simplemente a la eficacia de los medios para alcanzarlo. Aquí la obligación
indudable de conseguir el fin implica la obligación de utilizar medios ciertamente eficaces. Un
médico podrá no utilizar un remedio dudoso con su paciente, si tiene otro medio seguro a su
disposición. Un abogado podrá decidir no defender a este cliente con argumentos débiles si los
tiene más sólidos para presentar. Un cazador podrá no dispararen la maleza si duda acerca de si
aquello que se mueve es un hombre o un animal. Un comerciante podrá no pagar una deuda
ciertamente existente con moneda probablemente falsificada, ni anunciar como de primera clase
artículos probablemente deteriorados. Semejantes casos sólo tratan de cuestiones de hecho. La
obligación de la persona es aquí cierta y ella ha de servirse de los medios que la satisfagan,
ciertamente.
Pero, hay otros casos en que la obligación misma es la cosa acerca de la que se duda.
Aquí nos encontramos ante una cuestión distinta. El curso moralmente más seguro, aunque
siempre permisible, es a menudo costoso e incómodo y, en algunos casos, heroico. Por deseo de
hacerla cosa mejor, lo seguimos a menudo sin objeción, pero, si estuviéramos obligados a
seguirlo en todos los casos de duda, la vida se haría intolerablemente difícil.
Para estar seguros moralmente, habríamos de ceder ante toda reclamación dudosa de
otros, que no tienen mejor derecho alguno y convertirnos así en víctimas de todo estafador e
impostor de conciencia menos delicada que la nuestra.
Semejantes dificultades se evitan mediante el uso del segundo principio reflexivo, esto es:
una obligación dudosa no sirve.
El principio de que una obligación dudosa no procede realizarla, sólo es aplicable cuando
dudamos si estamos o no vinculados o involucrados por una obligación, cuando la duda de
conciencia se refiere a la legalidad o ilegalidad que estamos pensando realizar. Se aplica tanto a
la ley moral como a las leyes humanas.
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Por ejemplo: podemos dudar acerca de si las leyes de caza nos prohiben o no dispararle a
un conejo en nuestro propio campo, acerca de si la fruta que cuelga del árbol de mi vecino de mi
lado de la cerca le pertenece a él o me pertenece a mí; acerca de si estamos lo bastante enfermo
para estar dispensados o no de ir al trabajo; acerca de si el daño que causamos fue puramente
accidental o debido a descuido. Sin duda, hay contenidas aquí cuestiones de hecho que no pueden
resolverse, pero todas ellas plantean cuestiones de legalidad o permisibilidad de actos, a saber
¿Existe ley alguna, aplicable a estos casos, que ciertamente los prohiban? Si el método directo no
proporciona prueba alguna, entonces estoy moralmente justificado en hacer dichas cosas con
fundamento en el principio de que una obligación dudosa no liga.
Se presume que, el individuo es libre hasta tanto que está cierto de estar restringido y por
consiguiente una restricción o una ley que existe en forma dudosa pierde su fuerza de obligar.
Hemos de poner cuidado en distinguir estos casos de aquellos que caen bajo el otro
principio. Si la obligación misma es la cosa sujeta a duda, no estoy obligado. Si la obligación es
cierta y únicamente mis medios de llevarla a cabo son dudosos, podré no utilizar medios dudosos
si los hay ciertos. No podré hacer rodar piedras cerro abajo, con la mera esperanza de que no
alcanzarán a nadie en la carretera que pasa por abajo, pero puedo hacer transportar piedras fuera
de un terreno que sólo probablemente es mío. No podré dejar por allí alimentos envenena dos
contando con la probabilidad de que nadie tratará de comerlos, pero puedo manufacturar veneno
claramente etiquetado si semejante manufactura solo está probablemente prohibida por la ley.
¿Cuan dudosos han de ser una ley o un deber para perder su fuerza de obligar?
¿Han de ser la existencia o la aplicación de la ley o del deber más dudosos que su no
existencia o su no aplicación, o igualmente dudosos, o bastará acaso cualquier duda para
eximimos de la obligación? Semejantes cuestiones se discutieron acaloradamente durante los
siglos XVII y XVIII, más por los teólogos morales que por los éticos filosóficos.
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El punto de vista que sobrevivió como el más firme en teoría y el único operante en la
práctica se designa como probabilismo. No requiere una ponderación de probabilidades de uno o
de otros lados del caso, sino simplemente que sea sólidamente probable que el derecho o el deber
no existe o no se aplican a mi caso, para que yo esté libre de su obligación. La probabilidad sólida
significa que las razones contra la existencia o la aplicación de la obligación no sean frívolas o
ficticias, sino válidas o de peso, aunque puedan serlo menos que las razones a favor de la
obligación. Ninguna posición puede estar cierta de si hay o no razones válidas y de peso contra
ella. Si esto no es cierto, es dudoso, y si es dudoso, no obliga. Enumerar todas las razones de los
dos lados y ponderar sus méritos relativos constituye a menudo una tares desesperada que
desconcierta a los mejores expertos. El individuo corriente no tiene ni tiempo ni conocimientos o
capacidad para semejante comparación. En la práctica, las decisiones han de adoptarse
prontamente y serio, con todo, con cierta conciencia. La teoría del probabilismo permite hacerlo
así.
La cuestión entera de formar nuestra propia conciencia parece implicar una gran cantidad
de sutilezas, como si estuviéramos cercenando la obligación moral hasta sus términos más tenues.
¿No es acaso esto contrario a la simplicidad y la sinceridad espontáneas? En respuesta, lo primero
que hay que observar es que podemos seguir siempre el curso moralmente más seguro. Pero, en
ética, no estudiamos sólo aquello que es mejor, más noble y más heroico, sino también,
exactamente aquello que el hombre está estrictamente obligado a hacer. Un individuo generoso
no regateará acerca de obras buenas, pero el individuo ilustrado querrá saber cuándo está
cumpliendo un deber estricto y cuándo está siendo generoso.
Una distinción moral precisa es particularmente necesaria para juzgar la conducta de los
demás. En nuestras vidas personales, podremos disponernos acaso a prescindir de nuestros
derechos estrictos y a ir más allá de lo que el deber nos impone, pero, no tenemos derecho alguno
de imponer a otros la obligación de hacerlo así. La línea limítrofe entre lo que está bien y lo que
está mal, es difícil de trazar. Resulta disparatado querer seguiría demasiado cerca, pero no
tenemos derecho con todo de acusar a otra persona de obrar mal si no ha realizado mal alguno,
ésta es la razón de lo que hubiéramos de detallar estos principios tan cuidadosamente.
En resumen:
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La conciencia no es una facultad especial, sino, una función del intelecto práctico que
juzga el acto concreto de la persona individual en cuanto moralmente bueno o malo. El razona
miento utilizado por el intelecto es un silogismo deductivo, del que la premisa mayor es un
principio moral aceptado. La menor, una aplicación del principio al caso considerado, y la
conclusión es el juicio de la conciencia.
Una conciencia cierta y correcta no es mas que la percepción clara y propia de nuestro
deber moral. La certeza prudencial, esto es, la exclusión de todo temor prudente de lo opuesto, es
todo lo que puede operarse en materia moral. Una conciencia cierta pero errónea ha de seguirse
también, porque la gente no puede distinguirla de la conciencia correcta y no tiene otra guía
alguna; el acto es subjetivamente correcto, aunque sea objetivamente erróneo.
Hacerlo así, equivale a realizar un acto tanto si está bien, como no, negándose el agente a
adoptar los medios de evitar el mal.
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1. El curso moralmente más seguro es preferible. Esto siempre está permitido pero resulta a
menudo costoso. Debe utilizarse si el caso no se refiere a la existencia o la aplicación de una
obligación, sino a la eficacia de los medios empleados para un determinado fin que ha de
alcanzarse ciertamente.
2. La obligación dudosa no sirve. Este principio sólo puede utilizarse cuando se trata de la
obligación misma, cuando la existencia o la aplicación de una obligación son objeto de duda.
Una ley dudosa no está suficientemente promulgada y por consiguiente, no posee fuerza de
obligar, porque la promulgación es uno de los elementos esenciales de la ley.
Hoy por hoy, hay mayor sensibilidad ética en el entorno empresarial. Pero, es igualmente
cierto que esta sensibilidad ética no es tan sólida como podría suponerse ingenuamente. La
enorme cantidad de libros publicados sobre el tema no implica un aumento de moralidad
empresarial. Muchos autores señalan que a la mayoría de los estudiantes hay que obligarlos a
asistir a los cursos de ética. Los alumnos ven en estos cursos unas pastillas de moralina. Si esto
piensan los selectos estudiantes, ¿qué podemos esperar de los menos selectos?
En términos generales, la conciencia es el saber común acerca de un mismo hecho. Esto nos
indica, que si bien la conciencia es personal y opera de un modo diferente en cada uno, proviene
al parecer, de la relación entre las personas. De allí las disputas teóricas y que el punto anterior
nos muestra tas diversas concepciones acerca de la conciencia moral.
Algunos autores sostienen que la conciencia es como una página en blanco, que se va
llenando de contenido en la medida que se producen nuestras experiencias de vida. Por cuanto, la
conciencia tiene diversas fuentes para formarse, la religión, la estructura personal y cognitiva, las
fuerzas de la sociedad y la familia y todo lo que rodea a la vida humana. La conciencia moral de
un judío, puede ser similar a la del cristiano y diferir del hindú, o bien ser parecida a!
mahometano, etc. Si es que siguiéramos las fuentes religiosas, veríamos coincidencias y
discrepancias que dicen relación con los principios que animan tas religiones. Del mismo modo,
si lo vemos en términos históricos, sin duda, el valor que tienen nuestros próceres es tremendo y
es probable que no utilizaríamos los mismos medios para salvar una situación similar.
(1)
Tomado de Agustín Pagothey,1991, Ética, Teoría y Aplicación, Quinta edición, México:
McGraw Hill, 1973, Capitulo 4, La Conciencia
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Vamos a convenir entonces, que todas las experiencias temporales y naturales, son
formadoras de conciencia, así como las herencias genéticas y culturales, hacen de nosotros los
humanos, un resultado de humanidad.
En esta conciencia psicológica, es donde se producen las certezas que dan cuenta de la
normalidad o anormalidad de nuestros actos. Salud y enfermedad conviven en nosotros de una
forma simultánea que aún con los avances y estudio en estos temas, no hay absoluto acuerdo de
qué es lo normal y qué no lo es. Muchas conductas que en nuestra sociedad son castigadas, en
otras culturas son absolutamente normales.
Entendemos por normal, aquello que se da siempre y que es aceptado como correcto. Es
posible encontrar conductas que consideramos anormales, pero que si no dañan a otros, no las
sancionamos. Entonces, la sociedad actual ha empezado a aceptar aquellas cosas que se dan con
frecuencia y que se estiman normales. La disyuntiva moral es, cuándo establecer qué es lo normal
y sano y aquello que no lo es.
Por ello, podemos aproximarnos a una conciencia psicológica que también está
determinada por la historia y su devenir.
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La moralidad es la calidad de los actos humanos en cuya virtud los signamos como
buenos o malos, como acertados o erróneos. Se trata de un término común relativo a la bondad o
a la maldad de un acto humano, sin especificar a cuál de los dos se refiere. El opuesto de lo moral
es propiamente lo no moral, términos que indican que el acto no tiene significado moral en lo
absoluto, que simplemente no se refiere a la moral. La palabra amoral se utiliza también en este
sentido, pero se aplica con mayor frecuencia a personas faltas de un sentido de responsabilidad
moral. Puesto que la palabra inmoral significa moralmente malo, indica un acto que posee una
calidad moral definida (un acto malo). Si se lo opone claramente a lo inmoral, el término moral
significa moralmente bueno. Así pues, moral e inmoral son contradictorios, porque toda cosa
tiene o no tiene alguna referencia con la moral; moral e inmoral son contradictorios, por cuanto
marcan los extremos del bien y del mal en el campo de la moral, excluyendo lo moralmente
neutro o insignificante.
Pero, podemos también hacer caso omiso de dichas condiciones abstractas, las que,
aunque siempre presentes en todo acto individual, sólo pueden ser conocidas directamente por la
conciencia personal del autor. Podemos considerar simplemente la clase de acto realizado y las
circunstancias externas manifiestas para todo observador. No preguntamos si dicho individuo está
dispensado o no de responsabilidad por el acto, a causa de su ignorancia, de su pasión o de
cualquier otro modificador de la responsabilidad, sino, sí una persona normal cualquiera, en plena
posesión de sus facultades, está autorizada o no a querer deliberadamente aquella clase de acto.
Estamos juzgando el carácter objetivo del acto realizado, y no el estado subjetivo del actor. La
moralidad considerada en esta forma es moralidad objetiva.
y se le tiene como bueno o como malo según su sinceridad en cuanto a seguir su conciencia,
inclusive si sus juicios morales fueron objetivamente erróneos. En este sentido la moralidad
subjetiva es principal.
¿Podemos acercarnos a conocer esos enfoques que existen sobre la conciencia moral?
Conciencia moral como innata: esta forma de entenderla supone que la persona nace con la
facultad de decidir sobre el bien y el mal. Se supone que por el mero hecho de existir, todas las
personas poseen una conciencia moral que les permite conocer cuándo obran bien y cuando no.
Conciencia moral adquirida: supone este enfoque, que la persona desarrolla esa facultad de
juzgamiento del bien y mal, producto del aprendizaje de su cultura, sociedad o valores enseñados.
Esta postura señala que por efecto de la educación, la evolución histórica de las relaciones
sociales, la persona adquiere elementos de juicio, que le posibilitan desarrollar el potencial moral
de su conciencia.
Conciencia proveniente de la entidad divina: es entender que ella, es producto de que Dios ha
depositado en el hombre, una chispa de conciencia, por medio de la cual se descubre si un acto es
justo o injusto.
Conciencia originada en una fuente humana: la cual resulta de un proceso de evolución social
o individual que permite el desarrollo de la facultad de juzgar en torno al bien o al mal. La fuente,
considerada social o individual, es la que educaría en las personas, una forma de elegir qué es lo
conveniente o no.
Conciencia que procede de fuentes racionales: esto significa que a medida que la persona
busca formas de existencia más legítimas y de comunidad, su inteligencia le provee de una
moralidad, de un conjunto de normas por las cuales hacer posible esa convivencia.
Para los efectos de este estudio, que propician la reflexión, estas categorías pueden ayudar
a ampliar nuestra percepción acerca de la moral y cómo opera la conciencia. Si ella tiene algún
origen o no, es nuestra tarea, develar junto a ustedes ese proceso de formación de la conciencia.
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• Conciencia moral activa: es la que opera con conocimiento de las cosas que ocurren en la
persona, vale decir, está siempre en ejercicio y alerta a las conductas. Es el juicio que siempre
emitimos frente a aquello que atenta a la moral pública y las llamadas buenas costumbres
(convenciones sociales).
3.2.1. LA RELIGIÓN: ella en su acepción primera proviene del latín religare, que significa
fundamentalmente, vínculo.
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3.2.2. LAS IDEOLOGÍAS: son concepciones que operan bajo el imperio de las ¡deas acerca del
hombre, del mundo, de la relación entre ambos. Generalmente las ideologías provienen de
pensadores orientados al orden social y necesariamente apoyan sus tesis en principios o ideas
fundamentales para poder existir. Los principios ideológicos del idealismo, se sustentan a su vez
en la filosofía humanista que concibe al hombre y la mujer, como personas únicas e irrepetibles
en las cuales se encarnan valores que provienen del creador. La trascendencia es un elemento
presente en estas ideologías y se postula a una organización de la convivencia, en vistas a la
trascendencia.
Las ideologías materialistas, sustentan su teoría en la materia como fuente de vida, según
la organización de ésta, es el tipo de existencia o presencia que se dará. La temporalidad es
asumida como parte de un proceso evolutivo y no contienen consideraciones acerca de la
trascendencia de la vida.
Las ideologías siempre han animado las conductas de las sociedades a través de toda la
historia, sin embargo hoy, la postmodemidad(1) habla de "derrumbe" de las ideologías, cuestión
que se debate en los círculos intelectuales, puesto que no hay acuerdo acerca de ello.
(1)
Postmodernidad: concepto acuñado en los círculos intelectuales, que sostienen como punto de
partida la oposición critica a los sistemas de consumo y dehumanización de las sociedades. Es la
superación de la razón, como único elemento de conocimiento humano.
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En tanto elementos rectores de la vida, ellos pueden ser clasificados para la praxis o
práctica. En nuestra sociedad, de la cual aún no tenemos perspectiva histórica para enjuiciaría,
tenemos una serie de escalas valóricas con relativa práctica de ellos. El concepto de relativización
de los valores en la sociedad actual, es un tema que abordaremos en la unidad referida a la
profesión y la ética, sin embargo trataremos acerca de la clasificación de los valores.
• Fe.
• Piedad.
• Caridad.
• Sacrificio.
• Humildad.
• Perdón.
• Religiosidad.
• Otros.
• Pudor.
• Solidaridad.
• Responsabilidad.
• Amistad.
• Amor.
• Honradez.
• Verdad.
• Justicia.
• Sinceridad.
• Dignidad.
• Respeto.
• Generosidad.
• Otros.
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• Belleza.
• Armonía.
• Equilibrio.
• Sensibilidad.
• Placer o goce.
• Hermosura,
• Otros.
• Higiene.
• Salud.
• Comodidad.
• Economía.
• Dinero.
• Alimentación.
• Desarrollo.
• Trabajo.
• Otros.
¾ Sabiduría.
¾ Perseverancia.
¾ Tenacidad.
¾ Valentía.
¾ Conocimiento.
¾ Ocio.
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EJERCICIO DE AUTOEVALUACIÓN Nº 01
1. Defina valor.
4. ¿Qué diferencia encuentra entre una posición objetivista y una subjetivista, acerca de los
valores?
¾ Honestidad ____________________
¾ Sacrificio ____________________
¾ Belleza ____________________
¾ Bondad ____________________
¾ Atropello ____________________
¾ Solidaridad ____________________
6. ¿De qué depende que los valores no sean jerarquizados del mismo modo, por todas tas
personas?
7. Defina la conciencia.
8. Los principios por los cuales la conciencia actúa, están basados en algunas concepciones de
mundo, señálelas.
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Aiain Tourain, sociólogo francés, cuando se refiere a los pueblos indígenas, sostiene que
muchas de las posturas de defensa de ios pueblos originarios, están siendo inconscientemente,
formas de discriminación con aquellos que dicen defender. Es decir, cuando se pretende la
convivencia de varias culturas en una nación, existe el riesgo del abandono o la indiferencia sobre
algunos grupos. No se les combate, pero tampoco se les integra.
La interculturalidad, tiene esa doble dimensión inconsciente y que muchas veces no está
al centro del debate de los defensores o discriminadores de los pueblos aborígenes.
Por otro lado, la transculturalidad, es decir, atravesar y transversalizar las culturas, pueden
ser más bien formas de dominio que de respeto a la diversidad. Existe el riesgo de hacer en un
juego de poder de un pueblo sobre otro y hacer prevalecer costumbres que serán impuestas a los
más débiles.
Para nuestros efectos, nos referiremos a la educación sistemática, aquella que intenta crear
condiciones para someter la naturaleza humana a la cultura (entendida ésta como toda
construcción humana). Freud, psiquiatra vienes, sostenía que la cultura es profundamente
represiva, en tanto propone encauzar los impulsos de la persona hacia fines productivos. Él
elaboró su teoría sobre la base de los elementos rectores que llamó mecanismos de defensa.
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Sin embargo el aporte de Freud, aún cuando no todos comparten sus teorías, es
innegablemente un precursor de una fuerza psicológica que hoy tiene el respeto de maestros y
psiquiatras, artistas y científicos., que apoyan sus creaciones en sus ideas.
Le invitamos a que considere estas ideas recién planteadas y aplique el concepto de aprendizaje
trabajado por usted anteriormente. ¿Qué supone usted que operó en la época en que Freíd
plantea estas ideas?
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EJERCICIO DE AUTOEVALUACIÓN Nº 02
1. ¿De qué modo estima usted que la religión determina las formas de convivencia de las
personas?
2. ¿Estima usted que las ideologías influyen en las personas, hasta el grado de instalar una
nueva moral en la sociedad?
3. Elabore su propia escala de valores y compárela con la de otra persona, si tiene oportunidad.
Registre sus conclusiones.
4. ¿Qué ideas se ha formado usted acerca de los pueblos originarios?. ¿Cómo resolvería de
acuerdo a su conciencia?
5. ¿Piensa usted que la educación actual favorece la formación de actitudes y valores orientados a
la sana convivencia?
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EJERCICIO DE AUTOEVALUACIÓN Nº 03
Como recordará, la autoevaluación se propone que usted tome contacto con los modos de
aprender, que haga conciencia cómo se produce el aprendizaje y que descubra cómo hacerlo más
eficiente, en función de su formación. Usted podrá ir verificando paso a paso sus avances.
1. ¿Qué significación tienen en usted los valores, considerando las características de ellos?
2. Le invitamos a que realice un ensayo acerca de la polaridad del valor en la vida cotidiana.
3. ¿Qué valores considera de mayor significación para ser entendidos como rectores del
comportamiento?
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1. El valor puede definirse como una cualidad irreal, en tanto carece de corporalidad y se
constituye en un rector de la conducta humana.
2. Características que poseen los valores:
• Valer.
• Objetividad.
• Dependencia.
• Polaridad.
• Cualidad.
• Jerarquía.
3. Si lo objetivo es aquello que está fuera del sujeto, significa que el valor es algo que poseen las
cosas independientemente, de que el sujeto las reconozca.
4. Mientras para los objetivistas el valor existe independiente del sujeto que valora, para el
subjetivismo, sólo es posible valorar por la persona humana. Por tanto, las cosas no tienen más
valor que las que le asigna el sujeto que valora.
5.
• Honestidad ——————— Deshonestidad
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6. Las personas por herencia cultural y de acuerdo a una concepción de mundo, ya sea ésta
conscientemente asumida o no, van estableciendo prioridades respecto de lo que valoran para
sus vidas y para el mundo. Es así que podemos hablar de escalas valóricas personales
diferentes, sin embargo, hay parámetros de comportamiento social que ponen un sello a sus
integrantes.
7. La conciencia está definida como aquella parte del ser humano donde reside todo el saber y la
posibilidad de la opción. En ella se inscriben todas las experiencias que el sujeto vive y le
permite seleccionar aquello que le "sirve". La conciencia se va construyendo en relación a la
historia del sujeto y conforme a la sociedad y su influencia.
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1. La religión, tuvo un momento histórico más, en que influyó fuertemente en la conducta de las
personas. Al parecer la sociedad actual de consumo, se ha desligado bastante de lo que se
espera del mundo cristiano.
Ello no implica que haya perdido su influencia si consideramos que aún prescribe formas de
convivencia en materia política y moral. El actual Papa. ha tenido un rol de mediador en muchos
conflictos, de derechos humanos o de problemas limítrofes. Su intervención ha sido directa o a
través de personas autorizadas por el vaticano.
2. La influencia ideológica en los comportamientos sociales es muy poderosa, basta analizar que
su tarea se orienta precisamente a modificar las estructuras sociales, según sean sus intereses
respecto a ella.
Una ideología instala una forma de convivencia y se expresa a través de los partidos políticos
que son las organizaciones encargadas de hacer praxis esas ideas.
Hay ideologías que han propiciado conductas fanáticas, de tal modo que sus adherentes
conciben a quienes no participan de iguales ideas, como enemigos, llegando a la eliminación de
ellos.
Estas ideas no deben ser tomadas como proscripción de todas las ideologías o que sean
consideradas perversas, pero sí es interesante, mantener una mentalidad crítica frente a
planteamientos que intentan uniformarla conciencia.
3. La escala que usted diseña, de acuerdo a la importancia que da a los valores, seguramente
difiere de algunas personas. Será motivo de reflexión, que usted logre peñeren común con
algún amigo o miembro de su familia y luego, extraiga sus propias conclusiones.
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4. Sin duda usted es una persona informada y ha seguido con atención el tema del pueblo
mapuche o los conflictos raciales en otras latitudes. Por ello, habrá construido ya una opinión y
en base al estudio realizado, podrá ampliar su visión en el tema.
Le recordamos que estas consideraciones no tienen por qué coincidir con las
suyas. En Ética si bien existe una orientación, la adopción de ciertas formas de
pensamiento, son producto de la libertad personal. El curso pretende entregar
orientaciones generales a los futuros profesionales técnicos.
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1. Los valores para cualquier persona que está en posesión de una conciencia lúcida, esté
equivocada o no, siempre tendrá valores por los cuales actuar. No siempre encontrará la
coherencia entre los actos y los valores que dice sostener. Sin embargo, en el sujeto
moralmente consciente, ellos estarán organizados y jerarquizados de acuerdo a la necesidad
de bien común y personal, como impulso de preservación de la vida.
2. Hacemos una breve reflexión respecto de la polaridad. Si bien los valores son entidades que
algunos consideran como absolutos, la relatividad de ellos es propio de esta sociedad que ha
modificado los paradigmas valóricos. Vale decir, no será de extrañar que pese a que nos
sentimos personas aptas moralmente y consecuentes a muchos principios, es probable que
encontremos en nosotros mismos, una cierta tendencia a ejecutar actos con valores de carga
negativa.
En esas acciones a veces aparece una racionalidad que los justifica y es que cada día
reflexionamos menos acerca de los valores como práctica universal. Podemos ejecutar actos
heroicos y al instante, tener otros de gran mezquindad. Foresta relatividad contemporánea, en que
no vemos los "castigos" hacia acciones injustas; tienden a ocupar nuestra conciencia, más las
justificaciones, que el deber ser moral.
3. Usted y sólo usted podrá reconocerlos y jerarquizarlos. En ello están comprometidas su
mora!, los principios y su formación ética.
4. Ya vimos que aunque la moral no es un ejercicio desligado de uno intelectual, la conciencia
en tanto continente de nuestras experiencias, no puede desvincularse de la moral Siempre
está tomando posición en la vida frente a sí mismo y frente al mundo. Esta relación
dialéctica, vale decir, indisoluble y de movilidad permanente, está presente a lo largo de toda
nuestra historia como persona temporal.
5. Esperamos haber realizado un recorrido de acuerdo a su nivel de interés y comprensión, de
no ser así, no dude en llamamos y estaremos gustosos de aportar a su aprendizaje y reflexión.
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CUARTA UNIDAD
EL EJERCICIO PROFESIONAL
INTRODUCCIÓN
La unidad está tratada desde una perspectiva ética profesional, abordando aspectos tales
que abarcan el concepto de profesión, el contexto social en que se desarrollan y todas las
implicancias éticas que tiene el ejercicio de cualquier actividad sistematizada.
OBJETIVOS DE LA UNIDAD
1. Manejar conceptos relacionados con la moral y el ejercicio profesional.
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Profesión proviene de profesar, ejercer, practicar, desempeñar, ocuparse, etc. Todas estas
acepciones, están comprometidas en el concepto de profesión. Si bien, no existe una definición
única respecto del término profesión, al menos hay acuerdo que las profesiones son producto de
un desarrollo histórico de los oficios o actividades. A principios del siglo XX se inician algunas
ocupaciones que en función de una demanda social y de exigencia en la competencia de la
misma, se fueron transformando en profesiones, es decir, en ejercicio más o menos constante de
preparación y sistematización de su trabajo.
Es precisamente en los últimos tres puntos que nos interesa centrare! estudio. Pues la profesión
demanda determinadas conductas, además de la adecuación de ellas, a las exigencias de los
cambios sociales que se producen en el mundo, en quienes ejercen una labor.
Pero, no es menos cierto que corremos el riesgo de no considerar como parte del
desarrollo mundial, el desarrollo de la humanidad en sus aspectos más integrales.
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Existe la tendencia a reducir el valor de la vida humana y de sus actividades más elevadas,
como el arte, la política. Desde hace siglos se tiende con frecuencia a rebajar el rango del hombre
y de algunas de sus principales actividades, bajo pretexto de que es necesario desenmascarar los
triunfalismos falsos y las ilusiones vanas.
El reduccionista considera los ámbitos como objetos. Esta falta de respeto hace imposible
el encuentro, que significa un entreveramiento de ámbitos, no una mera vecindad de objetos. Al
imposibilitar el encuentro, el reduccionismo empobrece sobremanera la vida humana y no
permite un desarrollo normal de la personalidad del hombre y de la mujer.
La opción sobre algo, siempre implica la renuncia a otros aspectos. En la medida en que
las opciones son de consciencia, ellas producen satisfacción y no frustraciones. La elección
profesional involucra al sujeto en la totalidad de sus actos, no sólo en términos intelectuales y
capacidades en competencia, sino, que resulta de una profunda reflexión de aquello que se quiere
realizar y el sentido que esto adquiere en el contexto social.
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Vocación, es un concepto que proviene del latín vocatio o llamado de Dios; fue entendida,
especialmente en el medioevo, como la voz interior que se produce en las personas que eran
llamadas para desarrollar una actividad conforme a las virtudes humanas y las exigencias de la
deidad.
Hasta hace muy poco tiempo, inclusive actualmente, se pensaba que la inteligencia era
sólo una y ésta, se le reconocía en e! plano lógico matemático, acompañada de un desarrollo en la
capacidad lingüístico - verbal. Sin embargo, Gardner, incorpora otras inteligencias como son:
corporal, musical, espacial, intrapersonal e interpersonal. Ello implica entender a todas las
personas, como sujetos de conocimiento, es decir, todas las personas tienen inteligencia, en unas
están manifiestas más explícitamente, que en otras.
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Por ejemplo, el niño que toca instrumentos, canta y baila, es posible que no se le
reconozca en la escuela esto como un saber, pues sólo se mide erróneamente una capacidad que
es la lógico matemática. O quien es buen deportista, sólo se cree que es una aptitud física que no
está acompañada de nada más, del mismo modo el malabarista, se le admira sólo por ello, pero
como un elemento de destreza, sin pensar que ésta reside en el cerebro y que por diferentes
razones, se desarrolló más visiblemente que las otras inteligencias.
Puede ser el caso que un sujeto ha tenido un desarrollo de todas ellas, allí hablamos de
genio, pues destaca y la versatilidad de su expresión, es signo de atención. Sin embargo,
podríamos tener genios si orientáramos la actividad pedagógica al despliegue de todas las
inteligencias. Ello no debe desanimarnos, ni mucho menos, el no haber sido tributarios de una
educación integral. Pues nunca es tarde para el aprendizaje de relevancia, ni tarde para hacer de
nuestras opciones, la mejor forma de vivir con calidad nuestro trabajo.
Realice un breve ejercicio y enumere qué aptitudes reconoce en usted y cuáles están siendo
realizadas en una tarea.
No debe entenderse como aptitud a una profesión en específico, sino la disposición a ser
un profesional. Con ello queremos significar que, orientarse en competencia, pericia o maestría
hacia una disciplina, supone también una actitud. Vale decir, una disposición interna de
convicción, a realizar una tarea en forma sistemática, organizada y a regirse por los cánones que
ésta tiene; ya sea a partir de un organismo colegiado: colegios profesionales o asociaciones
gremiales o de otras instancias.
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La ética no debiera ser un obstáculo para la libre empresa, ni para ninguna organización,
sino, su condición de posibilidad. El éxito de una empresa no está en proporción directa a su falta
de ética. La existencia de organizaciones, que pueden funcionar sin ética, es algo muy relativo y
cuestionable. Pues, ya hemos visto que donde existan humanos, no existe neutralidad, ni falta de
conciencia. Bien podría haber una ética poco clara o una práctica de desvalores, pero, jamás
exenta de una práctica moral.
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La ética, no puede entenderse sin la base de la justicia y ésta sin un sustento de virtud que
supone conductas fundamentadas en la moral. Tal ética se expresará a través de un conjunto de
ideas en tomo al deber ser de las personas. Toda organización de personas, en forma tácita o
explícita, se articula en torno a patrones de conductas, que permiten preservar la organización.
¿Cómo evitar que la ética en la empresa sea un conjunto de normas muertas, un código de
conducta inerte? Dicho de otra manera, para que un proyecto ético sea viable en una empresa,
hace falta el respeto a dos principios elementales:
• Principio de totalidad: la ética sólo tiene sentido cuando se aplica al todo. No pueden existir
dos morales: una interna y otra externa, o una moral para los trabajadores y otra para los
ejecutivos; o una moral para los clientes, otra para los proveedores y al tesorero, una honradez
intachable.
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Tampoco hay consistencia en la empresa que habla de dignidad humana, por un lado y por el
otro, por ejemplo, tiene preferencias raciales en sus contrataciones. La utilidad de la ética en los
negocios es patente.
El modo de abordar la ética empresaria ha sido - hasta ahora- bastante desafortunado. Las
escuelas de negocios norteamericanas y las grandes corporaciones han invertido importantes
sumas de dinero en el "proyecto" ético. Sus resultados son cuestionables. La explicación de los
magros resultados se entiende, en parte, porque no se siguen los principios de totalidad y de
consistencia. Pero la pobreza de los resultados obedece, también, a un desconocimiento de la
naturaleza del saber ético. Se olvida que la ética ni es un saber teórico, ni uno técnicoproductivo.
La ética es un saber político - prudencial. Permite sustentar las políticas de una empresa u
organización cualquiera, en un concepto de respeto que no obvia, ni la eficiencia, ni la
efectividad.
La ética de los negocios tampoco es un conjunto de reglas generales, que puedan aplicarse
en casos singulares sin mayores cavilaciones. No sabe ética quien memorizó unas reglas, como
tampoco es un buen director de empresa, quien memorizó el manual de procedimientos de la
compañía.
Aristóteles, filósofo griego, estudió a fondo el asunto. Este pensador se percató que hay
tres grandes tipos de conocimiento humano:
cuanto humana, es decir, en cuanto sea libre. El médico no transforma al hombre en ser libre,
lo transforma en cuanto animal: le quita el apéndice, le inyecta insulina o le saca sangre. En
cambio, la ética perfecciona ai hombre en su dimensión propiamente humana.
Saber ética equivale a ser prudente. La prudencia es cualidad de la inteligencia, es una especie
de segunda naturaleza, una nueva facultad. Por ello, la prudencia es versátil: permite resolver
problemas nunca antes vistos. De la misma manera que la inteligencia puede abordar nuevas
situaciones con las que no se había enfrentado, la prudencia, permite a la inteligencia resolver
planteamientos éticos originales. Puede servir un símil: así como un buen violinista puede
tocar - con mayor o menor calidad - una partitura que nunca había leído, el prudente puede
resolver casos inéditos.
La prudencia, sin embargo, no excluye la teoría. La prudencia es una disposición con dos
cauces que confluyen en el mismo punto. Por un lado, es un conocimiento de principios generales
(reglas, idearios). Por otro, es un conocimiento del caso concreto. El hombre prudente reconoce
un acto concreto como ejemplo de un principio universal.
Quien no está dispuesto a ser ético en los negocios, lo más que llegará a saber es un
conjunto de buenos consejos, una especie de Manual de Carreño de buenos modales; la ética se
convierte, entonces en norma de buenos modales. Por lo mismo, la ética de ios negocios no es
algo aislable del contexto de la vida. Es imposible ser ético en los negocios y ser rufián en casa y
viceversa. ¿No es esquizofrénico un ejecutivo duro y despiadado y en su casa se escandaliza al
encontrar a su esposa llamando la atención a sus hijos? No se puede ser esquizofrénico; tarde o
temprano se unifica la vida, ya sea quitando la ética o colocándola en todos los ámbitos vitales.
¿Cree que quien no respeta la promesa de fidelidad con el amigo, respetará los secretos fiscales
de una compañía?
• Es, ante todo, un hábito; una conformación de la inteligencia, no una base de datos ni un
conjunto de buenos consejos. Como cualquier hábito, la prudencia se adquiere por repetición
de actos y se pierde, por no practicarse previamente.
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Muchas de las denuncias que escuchamos a diario, dan cuenta que las profesiones mismas
están continuamente confrontando este asunto, al constatarse los amargos hechos de médicos que
explotan a sus pacientes, abogados que se dedican a actividades criminales, ingenieros y
científicos que trabajan sin tomar en consideración la seguridad pública ni el ambiente y hasta
negociantes que explotan al público indiscriminadamente. Si a esto añadimos los robos, el
vandalismo, los asesinatos y la violencia actual, entonces e! tema ético toca el centro mismo de
nuestra supervivencia como sociedad.
• Abuso de poder: utilizar el puesto para agobiar a unos, o para favorecer a otros.
• Nepotismo: reclutar muchos miembros de una misma familia en una institución, sin
considerar su preparación. Esto no indica que miembros de una misma familia no puedan
asociarse en tomo a un proyecto común, si tienen clara ética profesional y preparación para
desarrollar tareas y ocupar cargos de importancia.
• Soborno : aceptar dádivas, obsequios o regalías a cambio de dar un trato especial o favor de
alguien como retribución por actos inherentes a sus funciones.
• Abuso de confianza: tomar materiales de la institución, para su uso personal o hacer uso
indebido de los recursos disponibles, en la misma.
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• Encubrimiento: callar para no denunciar a un traidor, movido por su amistad o por temor.
La regulación moral del ejercicio profesional, tiene que ver con un código de ética
formulado y diseñado en función del bien común y las características particulares de las
profesiones. El futuro profesional incorpora el conocimiento, la habilidad, la sensibilidad y la
voluntad para actuar en nombre del beneficio común.
Para evitaren gran medida los problemas de índole ético- moral que surgen en el ejercicio
de una profesión o de un oficio, se deben poner en práctica principios éticos que establezcan los
parámetros y reglas que describan el comportamiento que una persona puede o no exhibir en
determinado momento. No es difícil poner estos principios en práctica, pero, el omitirlos
redundará en perjuicio propio y en el de las personas con quienes se interviene o se interactúa.
Todo trabajador tiene o debe desarrollar una ética profesional que defina la lealtad que le
debe a su trabajo, profesión, empresa, institución y compañeros de labor. La ética de una
profesión es un conjunto de normas, en términos de los cuales definimos como buenas o malas
una práctica y relaciones profesionales. El bien, se refiere aquí, a que la profesión constituye una
comunidad dirigida al logro de una cierta finalidad: la prestación de un servicio.
• Competencia: exige que la persona tenga los conocimientos, destrezas y actitudes para prestar
un servicio.
• Solidaridad: las relaciones de respeto y colaboración que se establecen entre sus miembros.
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Para lograr en los empleados una conciencia ética profesional bien desarrollada, es
imprescindible que se establecen los cánones o códigos de ética. En éstos, se concentran los
valores organizacionales, basados en que todo trabajador deberá orientar su comportamiento y se
establecen normas o directrices, para hacer cumplir los deberes de su profesión.
En virtud de la finalidad propia de su profesión, el trabajador debe cumplir con unos deberes,
pero también es merecedor o acreedor de unos derechos. Es importante saber distinguir hasta
dónde él debe cumplir con un deber y a la misma vez, saber cuáles son sus derechos. En la
medida que él cumpla con un deber, no debe preocuparse por los conflictos que pueda encarar al
exigir sus derechos. Lo importante es ser modelo de lo que es ser profesional y moralmente ético.
Por ejemplo, un deber del profesional, es tener solidaridad o compañerismo en la ayuda mutua
para lograr los objetivos propios de su institución o empresa, y por consiguiente, tener el derecho
de rehusar una tarea que sea de carácter inmoral, no ético, sin ser víctima de represalia, aun
cuando esto también sea para lograr un objetivo de la empresa. Al actuar de esa manera,
demuestra su asertividad en la toma de decisiones éticas, mientras cumple con sus deberes y hace
valer sus derechos. Además, demostrará su honestidad, que es el primer paso de toda conducta
ética, ya que si no se es honesto, no se puede ser ético. Cuando se deja la honestidad fuera de la
ética, se falta al código de ética, lo cual induce al profesional a exhibir conducta inmoral y
antitética.
El desempeño de cualquier profesión, si bien tiene un código de ética por el cual regirse y
que muchas veces es creado por agentes externos a la propia institución, propone a su vez una
conciencia que debe operaren el trabajo. Ello indica, que nuestras acciones no sólo deben ser por
obligación, sino, como un imperativo moral para que en todo lugar, institución o situación, sea
práctica una moral consecuente.
Muchas veces escuchamos que la dignidad de los trabajadores se resiente por la baja
calidad de las remuneraciones, sin embargo, ello no justifica un mal desempeño de las labores.
Ninguna condición, justifica que el desempeño sea deficiente, mientras no sea por factores
externos a la práctica misma.
4.3.1 DILIGENCIA.
Este concepto, que puede ser entendido como presteza, viveza, agilidad, implica acción.
En él se funde no sólo una conducta, sino, una actitud en la vida que dice relación con la
disposición hacia las tareas. Un trabajador diligente, no es más que la expresión de una
conciencia respecto del trabajo y el valor que éste tiene, para la realización de las personas.
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Esta actitud, se desarrolla como cualquier capacidad que sujeto tiene, lo que indica que no
sólo es un don o una tendencia natural, sino que proviene de la profesionalización con que se
entiende una tarea. Hasta ahora ninguna profesión u oficio, no está orientada al servicio de la
comunidad. Desde la empresa privada al sector público, las tareas que en ellas se cumplen,
exigen de las personas una actitud de servicio.
Ya hemos señalado que ninguna conducta humana está exenta de valores. Por lo mismo,
cuando hablamos de profesionales en ejercicio, sólo podemos asimilarlo a una persona con
juicios y actitudes éticas. Pero, esta concepción acerca de las conductas no sólo proviene de la
voluntad. Es necesario entenderla como algo intencionado de la conciencia que intenta instalarse
como forma de existencia de una organización o institución.
Algunos autores sostienen que hay que poner de nuestra parte un continuo esfuerzo y una
continua disposición de no salimos del orden que contemplamos y acatamos. Ese esfuerzo y esa
disposición, que es lo que constituye el deber, se derivan inmediatamente del hecho mismo de
estar relacionado la persona a sí misma, a los otros y a la naturaleza. Las relaciones particulares
que ligan al individuo con la sociedad son las de: necesidad, gratitud, utilidad, derecho y deber.
De éstas, se derivan los deberes sociales de trabajo, cooperación, unión, abnegación, conciliación,
solicitud y derecho.
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Más que nunca, en la actualidad las instituciones deben incluirla ética como una parte de
su filosofía gerencial.
Hay medios para comunicar pautas que puedan servir como referencia y establecer un
modelo de comportamiento.
Pero, no debe solamente establecerse unas cuantas reglas, sino que, la ética pase a formar
parte integral de la cultura organizacional.
• Asegurar el uso económico y efectivo de los recursos que le han sido confiados.
• Proteger a las personas y a las cosas bajo su responsabilidad, de accidentes, robos, pérdidas o
uso ilegal.
• No aceptar por parte de terceros, dinero o regalos, que puedan influir en las decisiones, aparte
de aquellos que se acostumbren y que sean de valor nominal.
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• Informarles que es política de la empresa no aceptar regalos y animarlos para que reporten a la
gerencia, si consideran que no reciben un tratamiento justo por parte de los dependientes,
empleados o funcionarios.
• Tener valor para decir las cosas sin herir a la gente, tratando de mantener un equilibrio entre la
alabanza y la crítica constructiva.
• Estar preparado para ascender a un compañero aunque pueda representar un desafío o pérdida
para la unidad de trabajo.
• Debe ser un deber informar y explicar, pero también escuchar a ¡os empleados, usuarios,
clientes o público en general.
• Respetar los términos contractuales o de otro tipo de los acuerdos con los clientes, en términos
de producto, calidad o servicio.
• Abolir las prácticas que conduzcan a hacer pagos, para obtener o mantener un contrato o
lograr un acuerdo (dentro de la propia responsabilidad), y asegurarse de que las normas y los
procedimientos internos, sean respetados a fin de controlar las comisiones pagadas a terceras
personas. ¡Esta es una área en que no se acepta delegación de funciones!
• Respetar a las personas y a las posiciones que tengan o representen y evitar mostrar desprecio
o exclusión de alguien o grupo, por comportamiento racista, disociador o sexista.
• Ser leal y cooperativo en el trabajo con respecto a los roles superiores, compañeros y
subordinados.
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• Sólo hablar con la prensa acerca del particular campo de acción y cuando sea necesario,
remitir los periodistas a la gerencia, al departamento de comunicación o al presidente de la
empresa, director o rector, según sea el caso.
• Respetar la ley y hacer que otros lo hagan y buscar la manera de cambiar cualquier ley que
pruebe ser ineficiente y obsoleta.
• Pagar los impuestos locales y gubernamentales que se tengan que pagar, así como lograr las
deducciones a que se tenga derecho.
• Respetar las autoridades elegidas y hacer notar con claridad las disidencias respecto de una
materia o política, en que no se comparta su nivel de justeza.
• Hacer todo esfuerzo para tomar parte en organizaciones que representen intereses económicos,
culturales y humanitarios en la región.
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EJERCICIO DE APLICACIÓN
Después de haber hecho una lectura detallada de la unidad, puede responder las preguntas,
cuyas claves de respuestas, las encontrará al final de la unidad en el anexo.
1. ¿Cree usted que la enseñanza de la ética de los negocios es una moda? ¿Por qué si? ¿Por qué
no?
2. ¿Cómo interpreta usted la propuesta de que la ética de las instituciones, debe ser un
conocimiento político- prudencial?
3. ¿Qué entiende usted por el principio de totalidad y de consistencia, que se recomienda el autor
para la cultura organizacional?
Reflexión
Lea con atención el artículo que a continuación se presenta y
luego responda en base al aprendizaje obtenido.
Yo en el ambiente
Esto quiere decir, que de alguna manera el comportamiento humano, en todos los ordenes,
afecta o modifica el medio natura! y el medio social donde viven y se desarrollan las sociedades
de individuos, y que esta afectación o modificación, puede ser tanto positiva como negativa.
Así pues, los individuos y los grupos de individuos deben tomar conciencia de cómo sus
actos pueden afectar negativamente al medio ambiente natural y al medio ambiente social, a pesar
de que todos pretendemos el progreso individual y colectivo.
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2. ¿De qué modo soy solidario (a) con la necesidad de cuidar el mundo que me rodea?
3. ¿Qué concepto de progreso y de desarrollo quiero para las generaciones presentes y futuras?
4. ¿He sido consciente del daño que puedo causar cuando atento contra cualquier forma de vida?
Pero vamos a entender por comunidad, los grupos de personas que están ligadas entre sí
en tiempo espacio común y articuladas por las mutuas necesidades. Ellas instalan ciertos valores
que requieren para vivir en común.
Las formas de organización natural, a veces se dan en torno a problemas comunes u otras
necesidades, sin embargo, una forma menos elemental dice relación con la formulación de leyes
que regulan la convivencia humana. Ellas obligan, ya sea por la consciencia de los sujetos o por
penalidad. Ninguna ley está sin basamento valórico.
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• Ecuanimidad: ser imparcial, justo y ofrecer trato igual a los demás. Mantener su mente
abierta, aceptar cambios y admitir sus errores cuando entiende que se ha equivocado.
• Dedicación: estar dispuesto a entregarse sin condición al cumplimiento del deber para con los
demás con atención, cortesía y servicio.
• Excelencia: ser diligentes, emprendedores y estar bien preparados, para ejercer su labor con
responsabilidad y eficacia.
Los valores vitales, son aquellos con los cuales se vive y que conforman
una necesidad para la persona.
Hay tres factores generales que influyen en el individuo al tomar decisiones éticas o
antiéticas, los cuales son;
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• Código oficial de ética: este código dirige el comportamiento ético del empleado, mientras
que sin él podría tomar decisiones antiéticas.
Esto es así, debido a las características propias de la ética que establecen que ésta varía de
persona a persona, lo que es bueno para uno puede ser malo para otro; está basada en nuestras
ideas sociales de lo que es correcto o incorrecto; varía de cultura a cultura, lo cual no se puede
evaluar un país con las normas de otro; y está determinada parcialmente por el individuo y por el
contexto cultural en donde ocurre.
No obstante, el profesional debe reconocer que necesita de la ética para ser sensible a las
interrogantes morales, conocer cómo definir conflictos de valores, analizar disyuntivas y tomar
decisiones en la solución de problemas.
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