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El 24 de mayo, los ecuatorianos conmemoramos el día de nuestra

independencia. Nuestro país nació aquel día de 1822 de las entrañas


del pueblo más humilde, de las manos de los sembradores, del
pensamiento libertario de los maestros, de los esfuerzos de quienes
siembran el trigo, de mujeres, niños, todos quienes amamos esta
tierra. La libertad se fue forjando a pulso, en la búsqueda constante de
la justicia; se formó con el ideario del Libertador Simón Bolívar, que
pensaba en siglos y miraba en continente; se constituyó heroico de
batalla en batalla, bajo la dirección del Mariscal Antonio José de Sucre.

24 de mayo de 1822 - Día de la independencia de Ecuador


Aquel 24 de Mayo de 1822; las tropas realistas esperaban en sitios
estratégicos la llegada de Sucre, se habían apostado para emboscar a
los patriotas, los aguardaban con la artillería lista y con su evidente
superioridad numérica planificaban arrasar con las tropas libertarias
que avanzaban decididas a romper el yugo servil que sufrimos por más
de trescientos años. Esas tropas nuestras, contaban con informantes
en cada poblado, con miles de ojos que anticipaban los escenarios de
guerra y con miles de bocas que susurraban las posiciones del
enemigo.

JOFFRE ALBAN RAMIREZ


El ejército republicano llegaba armado de esperanzas. Alrededor de 3
mil hombres estuvieron al mando del general Antonio José de Sucre.
Del otro lado, en cambio, los que defendían la explotación y el miedo,
al mando de Melchor Aymerich, apostados en El Panecillo y otros sitios
estratégicos de Quito.
Cuando el Mariscal de Ayacucho se aprestaba a subir a Quito, fue el
pueblo el que le señaló la ruta, al descubrirle un camino milenario, el
sendero de nuestros ancestros que se llamaba “culunco”.

Era tanta la confianza que tenía el pueblo en Sucre y en sus


intenciones, que le abrieron el secreto de este paso por las montañas,
tan estrecho que ningún caballo podía aventurarse, ningún cañón podía
pasar por allí; era un camino hecho a mano por el pueblo, por el que
transitaron los libertadores hasta el Pichincha glorioso, para conseguir
la victoria por sorpresa.

A las doce del día bajo un sol resplandeciente, los soldados de la


libertad en la cima del Pichincha, a más de 3000 metros de altura,
dieron el grito de victoria. La victoria fue de Sucre, la cual fue
completada con la capitulación que el jefe patriota concedió al Mariscal
Aymerich el 25 de mayo del mismo año.

JOFFRE ALBAN RAMIREZ


Causas:
Cabe recordar que a lo largo de la Historia de Ecuador los
levantamientos, revueltas, luchas armadas y sublevaciones han estado
presentes a través de los siglos, evidentemente, la lucha por el poder
ha sido el factor primordial, antes que el bienestar de la población en
general.
Uno de los motivos que llevó a que se de la Batalla de Pichincha, es la
búsqueda de libertad por parte del ejercito independentista de Simón
Bolívar, para consolidar su idea de la Gran Colombia.
Consecuencias:
200 muertos y 140 heridos patriotas.
400 muertos y 1190 heridos del bando español.
Rendición de todas las tropas españolas establecidas en el territorio
que el gobierno de Colombia llamaba "Departamento de Quito".
Incorporación de la antigua Provincia de Quito a la República de
Colombia.
El 13 de julio de 1822 Guayaquil también formó parte de Colombia.
Personajes:
Por el bando independentista gran colombino (actual Ecuador):
Abdón Calderón.
Antonio José de Sucre.
Simón Bolívar. Melchor Aymerich: Comandante del ejercito español
Militares españoles.

JOFFRE ALBAN RAMIREZ


La batalla fue, sangrienta y feroz, pues las fuerzas realistas estaban
conscientes de que su derrota significaría el fin del dominio español en
esta parte del continente.
Sucre organizó sus fuerzas para que arribaran en oleadas
sucesivamente. Cuando los Cazadores de Paya y el Batallón Trujillo,
conducidos por su jefe Santa Cruz, luego de valerosa acción agotaron
sus municiones, fueron relevados por otros dos batallones que a las
órdenes del general Mires y del coronel Morales hicieron retroceder a
los realistas hasta que también acabaron con sus municiones.
Volvieron entonces a la carga el “Paya” y el “Albión”, reforzados ésta
vez por el coronel Córdova que venía a la cabeza de dos compañías del
“Magdalena”. En el fragor de la lucha, los hombres del batallón
Yaguachi demostraron una bravura que rayó en el heroísmo y que
obligó a los españoles a emprender la retirada. Finalmente, el
comandante Cestaris acabó con la caballería realista, comandada por
el Crnel. Tolrá y conformada por 400 valerosos y buenos jinetes.
A al caer la tarde, viendo que ya los españoles no podían continuar
luchando, Sucre se acercó a la ciudad y por medio de O’Leary intimó a
la rendición de Aymerich, quien comprendiendo que ya no podría
resistir el empuje de los patriotas, aceptó la honrosa capitulación que
Sucre le ofreció, la que fue convenida y ratificada al día siguiente,
estipulándose en ella la entrega de la ciudad y del fuerte del Panecillo,
con todo lo demás que existía en el territorio de Quito, incluyendo el
de Pasto, gracias a lo cual Bolívar pudo consolidar la independencia de
Colombia.
Las tropas debían rendir las armas con los honores de la guerra,
conservando los jefes y oficiales sus espadas, caballos y equipajes.
Héroe de esta jornada fue el Tnte. Abdón Calderón, del batallón
Yaguachi, quien a pesar de haber sufrido varias heridas no abandonó
el campo de batalla, y manteniendo en alto la gloriosa bandera de
celeste y blanco permaneció en él hasta que los españoles fueron
derrotados.

JOFFRE ALBAN RAMIREZ


Ese día, Sucre prefirió no entrar en la ciudad, y esperó hasta el día
siguiente para, después de que fue firmada la capitulación, ocuparla
victoriosamente.
En el Parte de la Batalla del Pichincha, el Gral. Sucre dice: “Los
resultados de la jornada de Pichincha han sido la ocupación de la ciudad
y sus fuertes el 25 por la tarde, la posesión y tranquilidad de todo el
departamento y la toma de 1.100 prisioneros de tropa, 160 oficiales,
14 piezas de artillería, 1.700 fusiles, fornituras, cornetas, banderas,
cajas de guerra y cuantos elementos de guerra poseía el ejército
español.
Cuatrocientos cadáveres enemigos y doscientos nuestros han regado
el campo de batalla… además tenemos 190 heridos de los españoles y
140 de los nuestros... Los cuerpos de todos han cumplido su deber:
jefes y oficiales y tropas se disputaban la gloria del triunfo. El Boletín
que dará el Estado Mayor recomendará a los jefes y subalternos que
se han distinguido, y yo cumpliré con el deber de ponerlos en
consideración del Gobierno.
En tanto, hago una particular memoria de la conducta del teniente
Abdón Calderón, que habiendo recibido sucesivamente cuatro heridas,
no quiso retirarse del combate. Probablemente morirá, pero el
Gobierno de la República sabrá recompensar a su familia los servicios
de este oficial heroico”.

JOFFRE ALBAN RAMIREZ

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