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ESTRUCTURACIÓN DEL PSIQUISMO

Textos de Freud
“Tres ensayos de una teoría sexual” (1905).

Aquí Freud plantea que la sexualidad del niño y la del adulto son bien diferentes, cada una
presenta sus particularidades y plantea la diferencia entre sexualidad y genitalidad.

Pulsión: “Agencia de representante psíquico de una fuente de estímulo intrapsomática en


continuo fluir, a diferencia del estímulo que es exterior. Es un concepto de deslinde entre lo
anímico y lo corporal”.
Cuatro elementos que constituyen a la pulsión:
 Fuente: Proceso excitador en el interior de un órgano.
 Meta ó fín: Cancelar ese estímulo de órgano.
 Objeto: Gracias a este la pulsión puede alcanzar su fín.
 Empuje: Carga energética, factor de motilidad que hace tender al organismo hacia
un fin, esto es, hacia la satisfacción de la pulsión.

Relacionar pulsiones parciales y zona erógena.


“Tres ensayos de una teoría sexual” (1905) y “Organización Genital Infantil” (1923)

La meta sexual de la pulsión infantil consiste en producir la satisfacción mediante la


estimulación apropiada de la zona erógena que de un modo u otro, se ha escogido.
Es satisfacción con respecto a pulsiones parciales porque aún no se hayan organizadas con
respecto a un único órgano, los genitales, encuentran placer cada una por su cuenta
desconectadas entre sí. La meta sexual procuraría sustituir la sensación de estímulo
proyectada sobre la zona erógena, por aquel estimulo externo que la cancela al provocar la
sensación de satisfacción. Este estímulo consiste la mayoría de las veces en una
manipulación análoga al mamar.
Los órganos del cuerpo brindan excitaciones de dos clases, a una de ellas la llamamos
sexual y al órgano afectado “zona erógena” de la pulsión parcial sexual que arranca de él.
La zona erógena es un sector de la piel ó mucosa en el que estimulaciones de cierta clase
provocan una sensación placentera.

Caracterizar el funcionamiento del ello.


”El yo y el ello”(1923).

El término ello es introducido en “El yo y el ello” (1923).“El ello es una de las tres
instancias distinguidas por F en su segunda teoría del aparato psíquico. El ello constituye
el polo pulsional de la personalidad, sus contenidos, expresión psíquica de las pulsiones,
son inconscientes, en parte hereditarios e innatos, en parte reprimidos y adquiridos”.
( Laplanche y Pontalis).
En el ello se alojan las energías de carga de objeto, es el reservorio pulsional. El ello busca
la satisfacción de la pulsión, es una fuerza constante.
Al nacer, el sujeto es todo ello, luego aparece el yo, que es una parte del ello modificada al
entrar en contacto con el mundo exterior. El yo extrae del ello su súper-yo.
CONFERENCIA 31 “La descomposición de la personalidad psíquica” (1932).

En esta conferencia Freud amplia la información acerca de las características del ello “Nos
aproximamos al ello con comparaciones, lo llamamos un caos, una caldera llena
excitaciones borboteantes”, “…el ello no conoce valoraciones, ni el bien ni el mal, ni moral
alguna…investiduras pulsionales que piden descarga…”.
El ello, por ser la única instancia del aparato psíquico que es toda ICC, se rige por los
principios que gobiernan a este sistema:
o Atemporalidad.
o Principio del placer.
o Falta de contradicción.
o Proceso primario.

Características de la sexualidad infantil:


“Tres ensayos de una teoría sexual” (1905) y “Organización Genital Infantil” (1923).

 Autoerótica: La satisfacción recae sobre el propio cuerpo, no esta


dirigida hacia otra persona.
 Perversa: La meta sexual se encuentra bajo el primado de zonas
erógenas, puede desviarse la meta de la satisfacción de la pulsión
(sadomasoquistas, voyeristas) ó el objeto (homosexuales, fetichistas).
 Polimorfa: Diferentas formas de manifestarse la sexualidad.
 No hay elección de objeto: La satisfacción recae sobre el propio
cuerpo.

Los dos tiempos de la elección de objeto.


“Tres ensayos de una teoría sexual” (1905) y “Organización Genital Infantil” (1923).

Si bien la primera elección de objeto es el pecho, todavía no se puede hablar de elección


sexual porque aún no hay diferenciación yo- no yo, el vínculo es aquí con respecto a un
objeto parcial.
La primera elección de objeto se realiza en la fase fálica, en donde hay diferenciación
yo/no-yo (pre-genital junto a la oral y la anal) y en donde no se conocen aún más que los
genitales masculinos y es con respecto a las figuras parentales (complejo de Edipo), los que
son tomados como objeto de amor.
El falo funciona, en esta fase de “primacía del falo” como organizador del psiquismo tanto
para el niño como para la niña, por ello el complejo de castración emergente propicia el
abandono de esta primera elección de objeto por ser incestuosa.
Las cargas libidinales de los objetos son reemplazadas por identificaciones
(Identificación secundaria, es con respecto a un objeto total, hay reconocimiento de objeto
y formación de super-yo) con respecto al objeto perdido, en este caso las figuras parentales.
Así el desarrollo psicosexual es detenido por el período de latencia.
El segundo tiempo de la elección objetal se da en la pubertad y es con respecto a un
objeto exogámico, aparece la diferencia femenino-masculino, desidentificación. Pero esta
elección se hará en base al modelo de aquella primera elección. Esta determina la
conformación definitiva de la vida sexual.

Constitución del yo: Identificación primaria. (F 335).

El concepto de identificación ha adquirido progresivamente en la obra de F el valor central


y más que un mecanismo psicológico hace de el la operación en virtud de la cual se
constituye el sujeto. También pone en primer plano al complejo de Edipo con sus efectos
estructurales, en donde en la modificación aportada por la segunda teoría del aparato
psíquico, pone de manifiesto que las instancias que se diferencian a partir del ello vienen
definidas por las identificaciones de las cuales derivan. ( Laplanche y Pontalis).

Identificación: “Proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, una


propiedad, un atributo de otro y se transforma, total ó parcialmente, sobre el modelo de
este. La personalidad se constituye y se diferencia mediante una serie de identificaciones”.
( Laplanche y Pontalis).
Identificación primaria: “Modo primitivo de constitución del sujeto sobre el modelo del
otro, que no es secundario a una relación previamente establecida en la cual el objeto se
presentaría desde el principio como independiente. La identificación primaria esta en
intima correlación con la relación llamada incorporación oral”. ( Laplanche y Pontalis).

A partir del contacto con el mundo externo se va produciendo una diferenciación en el ello
que junto a la identificación primaria darán origen al yo. Esta identificación es
considerada como la forma más primitiva de lazo con un objeto. Sujeto y objeto están
fusionados, el yo es el objeto por tanto recibirá las investiduras del ello al que se impone
como objeto de amor. A este estado ideal, donde toda la libido esta puesta en el yo se llama
narcisismo, en la fase primitiva oral del individuo no es posible diferenciar la carga de
objeto de la identificación.
Narcisismo primario: Estado precoz en el que el niño catectiza toda su libido sobre sí
mismo.
Narcisismo secundario: Vuelta sobre el yo de la libido, retirada de sus catexias objetales.

“El descubrimiento del narcisismo condujo a Freud a establecer una fase de la evolución
sexual intermedia entre el autoerotismo y el amor objetal. El sujeto comienza tomándose a
sí mismo, a su propio cuerpo, como objeto de amor”. ( Laplanche y Pontalis).
“…el carácter del yo es un residuo de las cargas de objeto abandonadas y contiene la
historia de tales elecciones de objeto.” (“E l yo y el ello” 1923).
“Una vez establecida la diferenciación del yo y el ello, hemos de reconocer a este último
como deposito de la libido…la libido que fluye al yo por medio de las identificaciones
descritas representa su narcisismo secundario”. (“E l yo y el ello” 1923).

Caracterizar el superyo, momento de constitución.

“E l yo y el ello” (1923) y “El sepultamiento del complejo de Edipo” (1924).


“Una de las instancias de la personalidad, descrita por Freud en su segunda teoría del
aparato psíquico: su función es comparable a la de un juez ó censor con respecto al yo.
Freud considera la conciencia moral, la autoobservación, la formación de ideales, como
funciones del superyo.

Clásicamente se define al superyo como el heredero del complejo de Edipo; se forma por
interiorización de las exigencias y prohibiciones parentales.
Algunos psicoanalistas hacen remontarse la formación del superyo a una época mas
precoz, y ven actuar esta instancia desde las fases preedificas (Melanie Klein), o por lo
menos buscan comportamientos y mecanismos psicológicos muy precoces que constituirían
precursores del superyo Ej. Glover, Spitz”. ( Laplanche y Pontalis).

“E l yo y el ello” (1923)
El término superyo fue introducido por Freud en “El yo y el ello”. Aquí se define como
una fase especial dentro del yo, en este periodo se usa el término superyo ó ideal del yo de
forma indistinta. Esta parte del yo presta una conexión poco firme con la conciencia.
En la génesis del superyo se encuentra la primera y más importante identificación del
individuo que es con el padre (y madre porque aun no hay dif. de sexos).
El niño lleva muy tempranamente una carga de objeto que recae sobre la madre, del padre
se apodera por identificación. Al intensificarse los deseos sexuales hacia la madre y por la
percepción de que el padre es un obstáculo para cumplir estos deseos surge el complejo de
Edipo.
La identificación con el padre toma entonces un matiz hostil y se transforma en el deseo de
sustituir al padre para ocupar su lugar. La conducta ambivalente con respecto al padre y la
tierna aspiración con respecto a la madre considerada como objeto integran para el niño el
contenido de l complejo de Edipo, simple, positivo.
Al llegar la destrucción del complejo de Edipo debe ser abandonada la carga de objeto con
respecto a la madre y se intensifica la del padre. (Freud describe aquí el complejo de Edipo
completo propio de la bisexualidad originaria del sujeto infantil).
“…la fase sexual dominada por el complejo de Edipo, la presencia en el yo de un residuo,
consistente en el establecimiento de estas dos identificaciones entrelazadas (con el padre y
la madre) entre si”.
Pero el superyo no es sólo un residuo de las primeras elecciones de objeto del ello, sino
también una formación reactiva contra ellas.
El ideal del yo cuenta con la doble faz de de la advertencia y de la prohibición, esta doble
faz depende de su participación en la represión del complejo de Edipo, incluso debe su
génesis a esta represión.
Al reconocer en los padres, especialmente en el padre, el obstáculo para la realización de
los deseos incestuosos, el yo para llevar a cabo la represión de los mismos necesita
robustecerse creando en sí mismo tal obstáculo.
Se produce la identificación con respecto al objeto, en este caso los ideales culturales
erigidos por las figuras parentales, y la relación de autoridad entre el padre y el niño se
interioriza en la relación entre el yo y el superyo. Este proceso supone, dentro del
psiquismo, una diferenciación estructural tal que permite vivir a nivel intrapsiquico
relaciones y conflictos. Así cuando declina el Edipo el sujeto introyecta la imago paterna e
interioriza el conflicto de autoridad con el padre.

Interiorización: Proceso en virtud del cual las relaciones intersubjetivas se transforman en


relaciones intrasubjetivas.
Introyección: Proceso en el que el sujeto hace pasar, en forma fantaseada, del afuera al
adentro objetos y cualidades inherentes a esos objetos. Esta próxima a la incorporación,
que seria el prototipo corporal de aquella, pero no implica necesariamente una referencia al
límite corporal. Esta en íntima relación con la identificación.

La energía necesaria para esto la toma del padre, así el superyo conservara el carácter del
padre.
Por tanto “el ideal del yo es el heredero del complejo de Edipo”, y es también la expresión
de los impulsos más poderosos del ello y de los destinos de su libido.
Por medio de la creación del superyo el yo se apodera del complejo de Edipo y se somete
al ello.
El superyo, abogado del mundo interior, o sea del ello, se opone al yo, representante del
mundo exterior/realidad.
Así la historia de la génesis del superyo, nos muestra que los conflictos antiguos del yo con
las cargas de objeto del ello pueden continuar transformados en conflictos con el superyo,
heredero del ello.
Cuando el yo no consigue por completo el sepultamiento del complejo de Edipo entra de
nuevo en actividad su energía de carga, procedente del ello.
La amplia comunicación del ideal del yo con los sentimientos instintivos inconscientes
explica el motivo por el que el ideal permanece en gran parte ICC.

“El sepultamiento del complejo de Edipo” (1924).

“El complejo de Edipo revela cada vez más su significación como fenómeno central del
periodo sexual de la primera infancia. Después cae sepultado, sucumbe a la represión y es
seguido por el período de latencia”.”…la falta de la satisfacción esperada, (En el niño), la
continua denegación del hijo deseado (en la niña). Por fuerza determinaran que los
pequeños enamorados se extrañen de su inclinación sin esperanzas. Así el complejo de
Edipo se iría al fundamento a raíz de su fracaso, como resultado de su imposibilidad
interna”.
El complejo de Edipo es universal determinado por la herencia, pero a su vez es vivenciado
de manera individual por cada ser humano, estos dos aspectos son compatibles, lo
ontogenético y lo filogenético.
El complejo de Edipo es contemporáneo a la fase fálica, en donde el interés narcisista esta
volcado hacia los genitales, esto se trasluce por la vasta ocupación manual, lo cual produce
la menaza de que se le arrebatara esa parte tan estimada por él.
La tesis es que “…la organización genital falica del niño se va al fundamento a raíz de
esta amenaza de castración”. Castración = pérdida.

“El complejo de Edipo ofrecía al niño dos posibilidades de satisfacción, una activa y una
pasiva. Pudo situarse de manera masculina en el lugar del padre y, como el, mantener
comercio con la madre, a raíz de lo cual el padre fue sentido pronto como un obstáculo, ó
quiso sustituir a la madre y hacerse amar por el padre, con lo cual la madre quedó
sobrando”,”…la aceptación de la posibilidad de castración, la intelección de que la mujer
es castrada, puso fin a las dos posibilidades de satisfacción derivadas del complejo de
Edipo. En efecto, ambas conllevan la pérdida del pene; una, la masculina, en calidad de
castigo, y la otra, la femenina, como premisa”.
“Si la satisfacción amorosa en el terreno del complejo de Edipo debe costar el pene,
entonces por fuerza estallara el conflicto entre el interés narcisista en esta parte del
cuerpo y la investidura libidinosa de los objetos parentales. En este conflicto triunfa
normalmente el primero de esos poderes: el yo del niño se extraña del complejo de
Edipo”.
“Las investiduras de objeto son resignadas y sustituidas por identificación. La autoridad
del padre, ó de ambos progenitores, introyectada en el yo forma el núcleo del superyo,
que toma prestada del padre su severidad, perpetúa la prohibición del incesto y, así,
asegura al yo contra la investidura libidinosa de objeto”. “…el proceso en su conjunto
salvó una vez a los genitales, alejó de ellos el peligro de la pérdida, y además los paralizó,
cancelo su función. Con ese proceso se inicia el período de latencia que viene a
interrumpir el desarrollo sexual del niño”.
En la niña también se dan estos procesos pero “…la diferencia morfológica tiene que
exteriorizarse en diversidades del desarrollo psíquico”; “su falta actual de pene la explica
mediante el supuesto de que una vez poseyó un miembro igualmente grande, y después lo
perdió por castración”. No extiende esto a las mujeres grandes, para ella también la fase
fálica actúa como organizadora del psiquismo, esto es, existe pene para todos por igual “…
la niñita acepta a castración como un hecho consumado, mientras que el varoncito tiene
miedo a la posibilidad de su consumación”. “Excluida la angustia de castración, esta
ausente también un poderoso motivo para instituir el superyo e interrumpir la
organización genital infantil”.
“El complejo de Edipo de la niñita es mucho más unívoco que el del pequeño portador del
pene…”. “La renuncia al pene no se soportará sin un intento de resarcimiento.
La muchacha se desliza a lo largo de una ecuación simbólica pene = hijo; su complejo de
Edipo culmina con el deseo, alimentado por mucho tiempo, de recibir un hijo del padre,
parirle un hijo. Se tiene la impresión de que el complejo de Edipo es abandonado después
poco a poco porque este deseo no se cumple nunca. Ambos deseos, el de poseer un pene y
el de recibir un hijo, permanecen en lo inconsciente, donde se conservan con fuerte
investidura y contribuyen a preparar al ser femenino para su posterior papel sexual”.

Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis.


CONFERENCIA 31 “La descomposición de la personalidad psíquica” (1932).

Freud se pregunta “…si el yo es el sujeto más genuino: ¿Cómo podría devenir objeto?”;
“…para ello una parte del yo se contrapones al resto”; “…una instancia observadora del
resto del yo podría ser un rasgo regular dentro de la estructura del yo…el observar no es
sino una preparación del enjuiciar y castigar, y así colegimos que otra función de esa
instancia tiene que ser lo que llamamos nuestra conciencia moral…en lo sucesivo
designaré superyo a esa instancia situada en el interior del yo”.

Freud habla del estado de melancolía, el ataque melancólico, como el cuadro patológico
que ilustra de manera patente la severidad, crueldad, de esa instancia, como también el
vínculo con el yo.
“Si la conciencia moral es sin duda algo en nosotros, no lo es desde un comienzo. Es en
esto un opuesto de la vida sexual…el niño pequeño es notoriamente amoral, no posee
inhibiciones internas contra sus impulsos que quieren alcanzar placer. El papel que luego
adopta el superyo es desempeñado primero por un poder externo, la autoridad parental”;
“…el superyo, que de este modo toma sobre sí el poder, la operación y hasta los métodos
de la instancia parental, no es sólo el sucesor de ella, sino de hacho su legítimo heredero”;
“la base de este proceso es lo que se llama una identificación, ó sea, una asimilación de
un yo a un yo ajeno, a consecuencia de la cual este primer yo se comporta en ciertos
aspectos como el otro, lo imita, por así decir, lo acoge dentro de sí. Se ha comparado la
identificación, y no es un desatino, con la incorporación oral, canibalita, de la persona
ajena”.

Identificación =/= elección de objeto

“La identificación es una forma muy importante de la ligazón con el prójimo,


probablemente la más originaria; no es lo mismo que una elección de objeto…cuando el
varoncito se ha identificado con el padre, quiere ser como el padre, cuando lo ha hecho
objeto de su elección, quiere tenerlo, poseerlo”.
“Si uno ha perdido un objeto ó se ve precisado a resignarlo, es muy común que uno se
resarza identificándose con él, erigiéndolo de nuevo dentro de su yo, de suerte que aquí la
elección de objeto regrese, por así decir, a la identificación”.

Freud en este escrito diferencia al superyo del ideal del yo, no así en “El yo y el ello”
(1923) en donde utiliza a ambos términos como sinónimos. El superyo “…es también el
portador del ideal del yo con el que el yo se mide, al que aspira a alcanzar y cuya
exigencia de una perfección cada vez más vasta se empeña en cumplir. No hay duda de que
ese ideal del yo es el precipitado de la vieja representación de los progenitores, expresa la
admiración por aquella perfección que el niño les atribuía en es tiempo”.
“…lo principal del sentimiento de inferioridad proviene del vinculo del yo con su superyo
y, lo mismo que el sentimiento de culpa, expresa la tensión entre ambos”.

Las funciones del superyo, por tanto son:


 La observación de sí.
 La conciencia moral.
 La función de ideal.

Lo constitucional y las vivencias personales (infantiles) en la génesis del superyo: “De


nuestras puntualizaciones sobre su génesis se desprende que tiene por premisas un hecho
biológico…y un hecho psicológico…la prolongada dependencia de la criatura humana de
sus progenitores, y el complejo de Edipo, a su vez ambos hechos se enlazan estrechamente
entre si”; “…los padres y las autoridades análogas a ellos obedecen en la educación del
niño a los preceptos de su propio superyo. No importa como se haya arreglado en ellos su
yo son su superyo, en la educación del niño se muestran rigurosos y exigentes”.
“El superyo del niño no se forma a imagen de los padres, sino más bien, a imagen del
superyo de estos, se llena del mismo contenido, se convierte en el representante de la
tradición, de todos los juicios de valor, que de este modo persisten a través de las
generaciones”.
Aquí Freud descompone al aparato psíquico en tres instancias, provincias: ello, yo y
superyo, de las cuales sólo el ello es solo ICC, las otras tiene contacto con los tres estados,
cc, pre e icc.

El yo se caracteriza por:
o Principio de realidad.
o Ausencia de contradicción.
o Representación de tiempo y espacio.
o Proceso secundario, para eso actúa la represión.

La represión es la obra del superyo, “…el mismo la lleva acabo, o lo hace por encargo
suyo el yo que le obedece”.
Freud introduce aquí un esquema que ya había desarrollado en “El yo y el ello” (1923),
pero ahora le agrega el superyo.
El yo guarda un intimo nexo con la más externa pieza del aparato anímico llamado sistema
P-Cc (percepción-conciencia). Es el órgano sensorial de todo el aparato receptivo para las
excitaciones tanto internas como externas.

El yo tiene tres amos: el mundo exterior, el superyo y el ello. Debe armonizar con
exigencias que provienen desde tres los lados, en caso de aprieto desarrolla angustia. “Por
su origen en las experiencias del sistema percepción esta destinado a subrogar los
reclamos del mundo exterior, pero también quiere ser fiel servidor del ello…
recomendársele como objeto, atraer sobre si su líbido…por mediar entre el ello y la
realidad se ve obligado con frecuencia a disfrazar los mandamiento icc del ello con sus
racionalizaciones pre, a encubrir los conflictos del ello con la realidad…”. “Por otra
parte, el riguroso superyo observa cada uno de sus pasos…en caso de inobservancia lo
castiga con los sentimientos de tensión de inferioridad y de la conciencia de culpa. Así
pulsionado por el ello, apretado por el superyo.”
“El superyo se sumerge en el ello; como heredero del complejo de Edipo mantiene íntimos
nexos con él; esta más alejado que el yo del sistema percepción. El ello comercia con el
mundo exterior sólo a través del yo…”.

“Más allá del principio del placer” (1920).

En este texto Freud produce un cambio en la teoría de las pulsiones con la introducción de
la pulsión de muerte y el fenómeno de la compulsión a la repetición, el cual se observa
en la transferencia, los sueños traumáticos y el juego infantil. Con respecto a este último se
puede decir que Freud al observar a su nieto de un año y medio jugar mediante una acción
repetida continuamente de tirar lejos de si todo objeto que estuviera a su alcance y al
hacerlo pronunciaba la expresión “se fue”(fort), luego los hacia regresar diciendo “acá
esta”(da). La compulsión a la repetición es un efecto de la pulsión de muerte.
Esto se da en la fase anal en donde el yo empieza a diferenciarse y en donde los productos
del niño, Ej. Heces, toman una valor narcisito, forman parte del niño. En la génesis del
juego infantil estaría la repetición de lo que ha resultado impresionante, como una manera
de dominar o elaborar la situación y por otro el deseo de ser grandes y poder obrar como los
mayores.
Tres interpretaciones del juego:

 Logro cultural, renuncia a la satisfacción de pulsión (pulsional), permitiendo que la


madre se fuera sin oponer resistencia.
 Se repetía una experiencia desagradable, pero que producía una ganancia de placer,
pero de otra índole, la compulsión a la repetición se instaura mas allá del principio
del placer, es un funcionamiento autónomo inconsciente.
 Por medio de la compulsión a la repetición se trata de ligar impresiones
traumáticas, que puedan inscribirse, simbolizarse. Se puede considerar el juego del
fort-da, ubicado en el momento de diferenciación, ser uno distinto de la madre
inaugurando la simbolización, en el pasaje de la pasividad a la actividad.

El fort-da, que es el primer juego autocreado, se organiza en la ausencia de la madre y se


ubica en un momento de la estructuración psíquica en que aun no hay diferenciación yo /
no-yo por lo tanto no fue sólo repetición, sino que permitió la diferenciación entre sujeto y
objeto, poner en palabras la ausencia y reconocer una imagen de sí que haría aparecer y
desaparecer en el juego del espejo. Por otro lado la vivencia de displacer por la ida de la
madre es tramitada por una satisfacción sustitutiva vehiculizada por el acto de jugar, así
encuentra en el juego un sustituto que le permite simbolizar la situación traumática.

Textos de Melanie Klein. “Algunas Conclusiones teóricas sobre la vida emocional


del bebé”. Obras Completas. Aportes de teóricos y tutorías.
Esta autora se analizaba con Abraham quien le interpretaba sólo las pulsiones libidinales,
ella considero que era necesario analizar las pulsiones de muerte, destructivas, las que
destruyen al objeto y a sí mismo. La libido, las pulsiones libidinales tienden a la
integración, las pulsiones de muerte a la desintegración, al estado inanimado primitivo.
La pulsión de muerte es constitutiva del psiquismo, separar lo bueno y lo malo en función
de la tendencia instintiva. La capacidad del yo para tolerar la tensión, la frustración y la
ansiedad son un factor constitucional, esto dependerá del predominio ó no de la pulsión de
vida, de la libido por sobre las pulsiones agresivas.

Posición: Configuración psíquica con la posibilidad de volver a la etapa anterior. El


psiquismo se organiza en torno a la posición. Las posiciones son dos formas de
procesamiento del instinto de muerte, este se va a llamar de distintas maneras de acuerdo a
la fantasía que predomine, sadismo, masoquismo, voracidad. Son formas de organizarse el
psiquismo para defenderse de la angustia.

Fantasía: Correlato psíquico de los instintos. Para Klein icc. = fantasía. Para ella el icc. es
un continente de fantasías, en ellas se dan las relaciones objetales. Hay relación con
objetos parciales (posición esquizo-paranoide) y totales (posición depresiva).

Ansiedad: Sentimiento del yo en relación al instinto de muerte, como reacciona el yo frente


a este. La experiencia con el pecho frustrante ó gratificante, estará en relación con fantasías
que luego intervendrán en la relación con los objetos.

Superyo: Forma que adquieren los objetos persecutorios, instintos de muerte que vienen
por retaliación. Es temprano. Introyección oral-sádica de los objetos. El pecho bueno
interno forma parte del aspecto auxiliador y benigno del superyo.

El psiquismo se constituye de dos maneras:


Posición esquizo-paranoide: “…modalidad de las relaciones de objeto específica de los
cuatro primeros meses de la existencia, pero que puede volver a encontrarse durante la
infancia y, en el adulto, especialmente en los estados paranoico y esquizofrénico. Se
caracteriza por los siguientes rasgos: las pulsiones agresivas coexisten desde un principio
con las pulsiones libidinales y son singularmente intensas; el objeto es parcial (ó
inicialmente el pecho bueno) y se halla escindido en dos, el objeto bueno y malo; los
procesos psíquicos que predominan son la introyección y la proyección; la angustia
intensa, es de naturaleza persecutoria (destrucción por el objeto malo)”. ( Laplanche y
Pontalis).
Hay un yo rudimentario, escindido, no integrado. Hay mecanismos de defensa que apuntan
a defenderse de las tendencias instintivas. Esta posición prevalece durante los tres ó cuatro
primeros meses de vida.
Al principio de la vida extrauterina el bebé experimente ansiedad que proviene de fuentes
internas y externas.
 La fuente interna es por parte del instinto de muerte que produce el temor al
aniquilamiento, esto es la causa primaria de la ansiedad persecutoria.
 La primer causa externa de ansiedad es la experiencia del nacimiento, que
proporcionara los patrones de ansiedad futuros y marca las primeras relaciones del
bebe con el mundo exterior.

La relación con el mundo externo es secundaria al mundo interno, la relación con el


mundo externo esta ligada con los objetos internos, esta relacionada con la mayor ó menor
integración del mundo interno, con la constitución del objeto total.
El dolor experimentado en la pérdida del estado intrauterino son sentidos como un ataque
de fuerza hostiles, como persecución, por lo tanto la ansiedad persecutoria entra desde un
principio en la relación del bebé con los objetos en la medida en que esta expuesto a
privaciones.
Las primeras relaciones objetales son con respecto a un objeto parcial representado por el
pecho de la madre a donde dirige las pulsiones oral –libidinales y oral destructivas.
Existe una interacción entre las pulsiones de vida y de muerte porque en este momento
están aún fusionadas.
Cuando no hay hambre, ni tensión hay un equilibrio entre las p. de v. y las p. d.m, cuando
este equilibrio se altera por las privaciones provenientes del mundo interno ó externo las p.
agresivas son reforzadas. Esta alteración del equilibrio entre ambas pulsiones produce la
voracidad., la cual es en este momento oral.
Los instintos, el componente agresivo son innatos, quienes nacen con un elevado nivel de
estos estas predispuestos a que se despierte fácilmente la ansiedad persecutoria, la
frustración y la voracidad (formas de manifestación de la p. de m), esto trae dificultades
para manejar la ansiedad y la frustración. O sea, la fuerza de la p. de muerte con respecto a
la libidinal será la base constitucional de la intensidad de la voracidad, esta es una forma
de expresión del instinto de muerte, la cual variará en función de la fantasía que
predomine.
No hay integración del yo, ni del objeto aún, y funciona dentro del psiquismo los procesos
de escisión, por ello este es percibido como bueno en la medida que gratifique y malo
cuando frustra.
Además de las experiencias de gratificación y frustración con respecto al mundo externo
se dan en el mundo interno dos procesos: proyección e introyección los cuales aportan a
la doble relación con el objeto. La realidad exterior va a ser para él lo que proyecte afuera.
Así el lactante proyecta sus pulsiones de amor, libidinales hacia el pecho bueno y las
destructivas, de muerte, hacia el pecho malo, a su vez por introyección se instalan en su
interior un pecho bueno y uno malo.
Ahora la imagen del objeto externa e internalizada se distorsiona en la mente del lactante
por sus fantasías ligadas a las proyecciones que realiza sobre los objetos.
Relación con el pecho malo: Cuando el lactante atraviesa estados de frustración y de odio
los proyecta sobre el objeto, pecho malo, en sus fantasías sádicas muerde y desgarra al
pecho, lo devora, lo aniquila. Los ataques hacia el objeto son dirigidos por la voracidad, a
su vez teme, debido a la proyección, que el pecho malo lo devore, esto es lo que produce la
ansiedad persecutoria, la cual es contrarrestada por la relación con el pecho bueno.
La relación con la madre, el amor que esta le brinda, las sensaciones de gratificación
alivian la ansiedad persecutoria y fortalecen la confianza en el objeto bueno.
Las emociones del niño son extremas, esto genera que el objeto malo sea sentido como un
perseguidor terrible y el bueno como “ideal”, inagotable, siempre disponible, perfecto.
A su vez el pecho idealizado es usado como medio de defensa contra la ansiedad
(persecutoria) que genera el pecho perseguidor, aquel lo protegerá contra este.
El Ej. De la gratificación alucinatoria ayuda a entender como se realiza el proceso de
idealización. En este estado la ansiedad y la frustración se suprimen, se recupera el pecho
externo perdido y se reactiva la sensación de tener el pecho ideal en el interior., como el
pecho alucinado es inagotable la voracidad por el momento queda satisfecha.

En la alucinación de la realización de deseos se ponen en marcha mecanismos y defensas:


El control omnipotente del objeto, en el yo posee a ambos objetos, interno y externo.
Mediante la escisión en la alucinación el pecho malo esta separado del bueno como
también las sensaciones de frustración y gratificación que generan.
La negación también esta en juego, en la gratificación alucinatoria se produce el
aniquilamiento de cualquier objeto ó situación que pidieran producir frustración, estos son
sentidos como inexistentes, aniquilados, esto es posibilitado por el sentimiento de
omnipotencia.
Todo estimulo que genera temor a la persecución refuerza los mecanismos esquizoides,
esto es, la tendencia del yo a escindirse y escindir el objeto, toda experiencia positiva
fortalece la confianza en el objeto bueno y contribuye a la integración del yo y a la síntesis
del objeto.
La ansiedad persecutoria influye en estos procesos, ya que cuando esta es menos intensa
la escisión es menor y por lo tanto el yo es capaz de integrarse y sintetizar los sentimientos
hacia el objeto. La integración se produce si el amor hacia el objeto (el instinto de vida)
predomina sobre las pulsiones destructivas (el instinto de muerte) “…la tendencia del yo a
integrarse puede considerarse, por lo tanto, como una expresión del instinto de vida”.

Constitución del yo.


En K hay un yo temprano, rudimentario, poco integrado, esta desde el nacimiento, que tiene
la capacidad de discriminar entre tendencias a la integración y desintegración. Este yo debe
defenderse de la angustia. El instinto de muerte viene con el niño que se va a encontrar con
el medio y será quien empiece a construir el psiquismo.
Siguiendo a F que indica que el yo se constituye por la introyección de objetos, K considera
que el pecho bueno introyectado en situaciones de gratificación llega a ser parte vital del
yo, fortalece su capacidad de integración. Este pecho bueno interno forma parte del aspecto
auxiliador y benigno del superyo temprano, fortalece la capacidad de amar del bebe y la
confianza en sus objetos, favorece la introyección de objetos y situaciones buenos y lo
protege contra la ansiedad, llega a ser el representante interior del instinto de vida.
Pero el objeto bueno es tal si es sentido como no dañado, esto es, si fue internalizado con
sentimientos de gratificación y amor. Esto supone que el mamar no haya estado influido por
perturbaciones tanto internas como externas. Los disturbios internos provienen de las
excesivas pulsiones destructivas que aumentan la voracidad y disminuyen la capacidad de
tolerar la angustia.
Cuando en la fusión de los instintos de vida y de muerte predomina el primero el pecho
bueno puede instalarse de manera más firme en la mente del lactante.

Identificación proyectiva: Hay una identificación con el otro, pero en ese otro están
proyectados aspectos propios. Indiscriminación del yo y del otro, se incorporan aspectos del
otro, no se reconocen los aspectos proyectados.
En esta posición predomina la ansiedad persecutoria y fantasías sádicas (orales y anales).
Frente a estas el yo se posiciona por proyección de un objeto externo-la madre- y lo
transforma en un representante del yo, una extensión de él.
Introyección y proyección interactúan desde el principio. La introyeccion de un objeto
perseguidor esta determinada por la proyección de una pulsión destructiva en el objeto, el
objeto se convierte en perseguidor, la reintroyección de este objeto refuerza el temor a los
perseguidores internos y externos.
En cambio la proyección de sentimientos de amor es la condición del hallazgo del objeto
bueno, esto es, la introyección de un o.b estimula la proyección de sentimientos buenos
hacia el exterior y esto a su vez por reintroyección, fortalece el sentimiento de poseer un o.b
interno.
El progreso en la integración depende del predominio de las p. de amor sobre las
destructivas, conduce a estados transitorios en donde el yo sintetiza amor y odio hacia el
objeto. La síntesis entre sentimientos de amor y odio hacia el mismo objeto –pecho- origina
ansiedad depresiva, culpa y necesidad de reparar el objeto bueno dañado, el pecho bueno.
Esto implica que a veces la ambivalencia es a veces vivenciada hacia un objeto parcial,
pecho, pero aun esos estados de integración son cortos de duración.
Paralelamente al crecimiento, las experiencias de síntesis y la ansiedad depresiva se hacen
más frecuentes y duraderas lo que lleva al progreso en la integración. El aumento de la
conexión con la realidad, la madurez y la disminución de la ansiedad o angustia posibilitan
que el yo pueda integrarse como objeto total.

Posición depresiva: “Tipo de relaciones de objeto consecutivo a la posición paranoide;


comienza alrededor del cuarto mes y se supera progresivamente en el curso del primer
año, aun cuando pueda encontrarse también en el curso de toda la infancia y reactivarse
en el adulto, especialmente en el duelo y en los estados depresivos. …el niño en lo sucesivo
es capaz de aprehender a la madre como objeto total; se atenúa la escisión entre objeto
bueno y malo, las pulsiones libidinales y hostiles tienden a relacionarse con el mismo
objeto; la angustia llamada depresiva se refiere al peligro fantaseado de destruir y perder
a la madre a consecuencia del sadismo del sujeto; esa angustia es combatida mediante
diversos modos de defensa (defensas maniacas ó defensas mas adecuadas: repartición,
inhibición de la agresividad) y se supera cuando el objeto amado es introyectado en forma
estable y aseguradora”. ( Laplanche y Pontalis).
El yo tiende a integrarse, predomina el mecanismo de defensa maníaca, acá los mecanismos
son reparatorios. Temor a haber dañado al objeto, hay culpa, celos. El complejo de Edipo se
da en esta posición la cual prevalece a partir de los seis meses de vida aprox.
Con el progreso en la integración y la síntesis de emociones contrastantes hacia el objeto
mitigan las pulsiones destructivas, y disminuyen la ansiedad, lo cual es condición necesaria
para el desarrollo normal. La integración, la conciencia, las capacidades intelectuales, la
relación con el mundo externo y otras funciones del yo como la organización sexual se
desarrollan constantemente. Todos estos progresos se reflejan en la relación del bebe con su
madre. El grado de integración del yo es condición previa para poder introyectar al objeto
como persona total, esto se ve favorecido por la posición depresiva que ahora predomina.
Los sentimientos de amor y odio están dirigidos hacia un mismo objeto. Estos procesos de
síntesis e integración suceden tanto en los objetos internos como en los externos y hacen
que aparezca el conflicto ambivalente, esto es, sentir amor y odio hacia el mismo objeto.
La ansiedad de perder al objeto dañado, madre internalizada, aumenta la voracidad y la
identificación con éste objeto.
Esta identificación fortalece el impulso de reparar y las tentativas de inhibir las pulsiones
agresivas. El yo utiliza la defensa maníaca. Continúa usando la negación, la idealización,
la escisión y el control de los objetos internos y externos usados para neutralizar la ansiedad
persecutoria pero ahora neutralizan la ansiedad depresiva. Se hacen menos extremos y se
adaptan más a la creciente capacidad del yo para afrontar la realidad psíquica. El yo quiere
ser como el objeto, quiere tener la perfeccion del objeto idealizado, si no lo logra puede
intentar destruirlo, si el bebe destruye el objeto del cual depende esta atentando contra su
propia vida, hay aumento del instinto de muerte.
Cuando el bebe introyecta una realidad externa más tranquilizadora mejora su mundo
interno, y esto a su vez por proyección, mejora el mundo externo. Por tanto, a medida que
el bebe reintroyecta un mundo externo más realista y tranquilizador y establece dentro de si
objetos totales, se producen progresos en la organización del superyo. A medida que se
unen los o.b con los o.m se altera la relación entre el yo y el superyo, produciéndose una
asimilación del superyo por el yo.
Entra de lleno en este estadio el deseo de reparar al O. dañado, tendencia ligada a los
sentimientos de culpa causados por sentir el bebe que sus pulsiones y fantasías de
destrucción están dirigidos hacia la persona total, O. amado (ambivalencia).
La tendencia a reparar, para K es la más efectiva, deriva del instinto de vida, origina
fantasías y deseos libidinales y forma parte de todas las sublimaciones. Si se reconoce que
se ha dañado al objeto se puede tratar de reparar y asi recuperar la relación con él,
compensar el daño realizado. Esto da lugar a otro mecanismo defensivo que es la
sublimación (para F el más efectivo), descargar por otro camino la fuerza libidinal,
también produce satisfacción, es socialmente aceptada.
Todos estos procesos tendientes a la integración del yo y del objeto, a la síntesis de los
sentimientos de amor y odio, y la percepción más realista, conduce a una creciente
adaptación a la realidad externa e interna y a una relación mas segura con ambas.
Cuando aumenta el sentido de realidad en relación con los objetos y la confianza en ellos,
el bebe se vuelve mas capaz de distinguir entre frustración impuesta desde el exterior y los
peligros internos fantaseados.
Si el bebe pudo intoyectar dentro de sí al objeto bueno durante los primeros meses de vida
va perdiendo fuerza la ansiedad persecutoria y los mecanismos esquizoides, el yo puede
introyectar y establecer el objeto total y atravesar la posición depresiva. Pero si el yo es
incapaz de manejar las numerosas situaciones de ansiedad que surgen en ese estadio puede
hacer una regresión a la posición anterior.
La posición depresiva esta ligada a cambios fundamentales de la organización libidinal del
bebe quien entra en este momento en los estadios tempranos del complejo de Edipo
positivo y negativo. K no le da tanta importancia al Edipo como F, ella plantea que el
psiquismo se va a estructurar de acuerdo a como se pasen estas dos posiciones. El superyo
se organiza y esta presente desde el primer año, es rudimentario, se diferencia de F, acá el
superyo tiene que ver con frenar las pulsiones agresivas. Estos estadios tempranos se
caracterizan por el importante papel que siguen desempeñando los O parciales en la mente
del bebe mientras se establecen los O totales. Predomina la libido oral, deseos orales
incrementados por la frustración evidenciada en relación a la madre se transfieren del pecho
al pene del padre.
Siente celos por la madre porque posee el pene deseado, en su fantasía esta adentro de ella.
Los deseos orales del pene paterno producen su internalización así el pene internalizado
desempeñara un papel importante en la vida objetal del bebe.
Los celos se basan en la envidia pero comprenden una relación de por lo menos dos
personas, temor al amor que podría se quitado por un rival.
La envidia (que alterna con sentimientos de amor y gratificación) es inherente a la
voracidad oral dirigida hacia el pecho nutricio. Cuando el objeto es frustrado los celos son
hacia los padres porque ellos tienen el objeto deseado. También tiene que ver con colocar
en la madre en su pecho, maldad, excrementos, las partes malas, con el fin de dañarla,
destruirla y controlarla. Al ser la envidia una expresión de la p. de muerte, un quantum
elevado de esta puede significar la destrucción del objeto y por tanto de sí mismo.

Con respecto a la envidia, K no acuerda con F en el lugar que le da a la “envidia del pene”
ya que lo toma como un dato primario y no como una formación construida ó utilizada
secundariamente para apartar deseos más primitivos. El mantenimiento de F de su tesis
responde a la función central para ambos sexos que él le asigna al falo como organizador
del psiquismo en la fase fálica. (Laplanche y Pontalis).
Estas teorías sexuales, de la madre que posee el pene, etc. y las fantasías son la base de las
imágenes parentales, que luego se irán perdiendo al establecerse una relación más realista.
el temor a perder a la madre contribuye a crear sustitutos como el padre que en este estadio
también será introyectado como sujeto total. Así los estadios tempranos del c. de .e alivian
las ansiedades y ayudan a superar la posición depresiva. La posición depresiva desempeña
un papel vital en el desarrollo temprano del niño e implica principalmente en poder
establecer el objeto total, si estos procesos son exitosos se abra cumplido una condición
básica para el desarrollo normal.
Luego en diferentes momentos de la vida ansiedades propias de cada posición se activarán,
Ej. Experiencia de dentición y destete, elaboración de un duelo, etc.

K plantea que el bebe puede ya estar transitando la posición depresiva y ante una
experiencia traumatica y angustiante, se incrementa el instinto de muerte y se regresa a la
posición esquizo paranoide, entonces el yo vuelve a escindirse para defenderse de la
angustia depresiva (perdida del objeto).

“Importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del yo”. (1930).

Importancia de la fantasía y del simbolismo para el desarrollo del yo (ver fichas).


Hay una etapa temprana del desarrollo mental en que se activa el deseo oral-sádico de
devorar el pecho materno y desaparece en la primera etapa anal en donde el fin es
apoderarse del contenido del cuerpo de la madre en su fantasía, esta fase en donde
predomina el sadismo es contemporánea a la introducción al complejo de Edipo.
Los ataques sádicos apuntan hacia ambos padres y le generan angustia por el temor a ser
castigado por ellos. En los ataques fantaseados contra el cuerpo materno ocupan un
importante papel el sadismo uretral y anal, orinar es herir, quemar, lastimar, las materias
fecales son armas y proyectiles. El objeto atacado se convierte en fuente de peligro, porque
se teme de él ataques similares (retaliatorios).
El simbolismo surge de las tentativas del niño por reencontrar en todos los objetos sus
propios órganos y las funciones de estos. Es el fundamento de toda sublimación y de todo
talento, ya que es a través de la ecuación simbólica que cosas, actividades e intereses se
convierten en tema de fantasías libidinosas.
El simbolismo no sólo constituye el fundamento de toda fantasía y sublimación, sino que
sobre él se construye también la relación del sujeto con el mundo exterior y con la realidad
en general (para K la realidad siempre esta cargada de lo que proyecta el sujeto).
Las fantasías sádicas contra el interior del cuerpo materno constituyen la primera relación
con el mundo exterior y con la realidad. Del grado de éxito de esta fase dependerá la
medida en que pueda admitir luego un mundo externo que corresponda a la realidad.
Así, la primer realidad del niño es fantástica, rodeado de objetos que le causan angustia,
excrementos, órganos, etc. El desarrollo del yo y la relación con la realidad dependerán del
grado de capacidad del yo, para tolerar, en una etapa muy temprana, las primeras
situaciones de angustia.
Una cantidad suficiente de angustia es necesaria para la formación de símbolos y de
fantasías, para que la angustia pueda ser elaborada, para que el yo pueda desarrollarse es
necesario que tenga adecuada capacidad para tolerar la angustia. (K en sus tratamientos con
niños que no presentan angustia considera un logro terapéutico el hecho de que aparezca la
angustia, que se manifieste. Ella interpreta el comportamiento de los niños, lo simboliza y
en base a esto piensa en las fantasías de los niños. Llega al ICC. a través de las fantasías y
formaciones simbólicas). Ej. Caso Dick.
En los estadios posteriores al conflicto edípico aparece la defensa contra los impulsos
libidinosos, en los estadios tempranos es contra los impulsos destructivos contra los que se
dirige la defensa. La primera defensa erigida por el yo va dirigida contra el propio sadismo
del sujeto y contra el objeto atacado, ya que ambos son considerados como fuente de
peligro. Esta defensa es violenta y diferenta a los mecanismos de represión.
Una excesiva defensa del yo contra el sadismo impide el establecimiento de la relación con
la realidad y el desarrollo de la vida de fantasía. La posesión y exploración sadística del
cuerpo materno y del mundo exterior queda n detenidas y esto produce la suspensión de la
relación simbólica con cosas y objetos que representan el cuerpo de la madre, y por ende
del contacto del sujeto con su ambiente y con la realidad en general.
Piera Alagnier “El espacio al que el yo puede advenir”
(Aportes de tutorías- prácticos-teóricos).

Esta autora es de las pocas psicoanalistas que articula lo social, lo cultural, con lo
intrapsíquico y las funciones parentales en la constitución del yo. Le interesa plantear a la
constitución psíquica en dos espacios:
 Lo corporal.
 El ambiente social, pero siempre mediatizado por la psique materna (en un
momento en donde todavía no hay yo).
Hace un desarrollo de cómo se constituye el yo, nos habla desde los momentos iniciales.
Habla de la actividad de reproducir representaciones.
Hay tres tipos de producciones psíquicas, tres espacios funcionales, procesos:
Proceso originario: Pictograma = representación cosa en Freud, inconsciente.
(metabolización).
Proceso primario: Fantasía.
Proceso secundario: Pensamiento, Enunciados = yo. Representación palabra en Freud.

1. El yo no puede advenir a menos que lo haga en un espacio psíquico


organizado: Por el discurso y el deseo de la pareja paterna. El yo se constituye
por el deseo del otro y cuando se apropia de su deseo, cuando empieza a hablar
y se apropia de los significados, mediante un discurso metafórico, esto es,
independiente de la cosa. El yo se constituye, así, por identificación con los
enunciados verbales erigidos por el otro.

2. Caracterice las funciones materna y paterna.

Función materna:

 Deseo hacia el hijo (conectado con el ideal de bebe).


 Deseo hacia el padre, para que este pueda ejercer la función de garante debe ocupar
un lugar que es el que la madre le otorga en relación a su deseo. Así la madre
introduce la padre como objeto de representación del psiquismo de su hijo y luego
como garante).
 Papel de prótesis de la psique materna.
 Función de portavoz, en un doble sentido.
 Interpretación del mundo y de los objetos, el objeto es metabolizable por la
actividad psíquica del infans solo si el discurso de la madre le ha otorgado un
sentido, es un objeto marcado por el principio de realidad y lo metaboliza en un
objeto modelado por el pricipio del placer del infans.

Función paterna:
 El padre es el primer representante de los otros, el garante de la existencia de un
orden cultural, constitutivo del discurso y de lo social.
 El deseo del padre apunta al hijo como sucesor de su función, privilegia en el hijo el
poder paterno y el poder de filiación futura.
 El narcisismo proyectado por el padre sobre el hijo se apoya en valores culturales.
 A través del hijo el padre catectiza al sujeto futuro que al ocupar una función similar
a la suya, reasegura en lo referente a su función paterna, su rol de transmisor de la
ley, /aceptación de la propia muerte).

3. Función de portavoz del discurso materno.


L a madre es para el infans PORTAVOZ, en un doble sentido:
_Por un lado, desde la llegada al mundo el infans a través de su voz es llevado por un
discurso que comenta, predice, interpreta sus manifestaciones. La madre le pone palabras a
las necesidades de su hijo, esto es, violencia de interpretación.
_Por el otro lado es portavoz en el sentido de delegado, de representante de un orden
exterior cuyas leyes y exigencias ese discurso enuncia. En la medida que la madre lo
humaniza actúa como mediadora social y cultural.

4. La psique materna dota por medio del discurso de un sentido a lo real,


transformándolo así en:
Una realidad definida por enunciados (significante), lo que el infans se representa esta
constituido por objetos, que para que ejerciten su poder de representabilidad y de
figurabilidad se requiere que hayan sido marcados por la actividad de la psique materna.
Esta les otorga un índice libidinal y de ese modo una jerarquía de objeto psíquico conforme
a lo que llamamos las necesidades de la psique.
A través del discurso se dota de significación a lo real y así el infans metabólica esa
realidad. Lo único que es aprensible es un mundo de significados.

Así el psiquismo materno cumpliría con respecto al del infans una función de: PRÓTESIS.
Función de prótesis de la psique materna.
La madre inviste los objetos con su deseo y esas investiduras comparten un mismo espacio
psíquico. Los primeros contenidos de la psique del infans son los de la madre, son formas
de representación que serán metabolizadas por el niño pero que ya han sufrido el proceso
secundario (represión, prohibición del incesto). La psique de aquel todavía no se rige por el
proceso secundario porque no actúo la represión.
Los significados defieren de persona a persona, para que existan estas significaciones debe
haber una marca libidinal, esta tendrá que ver en como opero la represión en el psiquismo
materno.
5. Defina SOMBRA HABLADA.

Precediendo el nacimiento del sujeto hay un discurso preexistente que le concierne: especie
de sombra hablada y supuesta por la madre hablante tan pronto como el infans se
encuentre presente, ella se proyectara sobre su cuerpo y ocupara el lugar de aquel al que se
dirige el discurso de portavoz. Es ese fragmento de discurso que se refiere al infans y que
apenas nace se proyecta sobre su cuerpo.
La sombra hablada constituye una constante de la conducta materna. Sombra llevada
sobre el cuerpo del infans por su propio discurso, se convierte en la sombra parlante de un
soliloquio a dos voces (dos espacios psíquicos), que conectaría la psique materna con el
incipiente espacio psíquico del infans (le habla a la sombra y se responde _ ¿tenés hambre?
_viste que tenias hambre).
Freud cuando habla de la renuncia que hace la niña, futura madre, hacia la elección del
objeto incestuoso, padre poseedor del pene, dice que se produce una ecuación simbólica,
pene=niño, aparece así la posibilidad de resarcirse teniendo un hijo.
Este deseo de la madre es el que en P.A cumple un papel tan importante ya que es el que
posibilita que el sujeto advenga como tal al orden del deseo. Los deseos CC e ICC, los
ideales, el discurso, preexisten a la llegada del infans. Al nacer el bebé es un ser biológico,
hay una prematuración que hace necesaria la acción del otro, esto es registrado por el bebé
y es así como se identifica con esa sombra hablada.
No hay un yo, este se va a constituir por el deseo del otro, ser objeto de su deseo.
El yo se constituye con los enunciados identificatorios de la sombra hablada, sino no hay
yo.

6. Vincule este concepto con el de VIOLENCIA DE ANTICIPACIÓN.

La sombra hablada constituye un soliloquio a dos voces porque la respuesta esta


prefigurada de antemano, este concepto se vincula con la violencia que ejerce el discurso
materno, que no debe ser entendida en un principio como patología, sino como necesaria
para la conformación del psiquismo. Hay un discurso que anticipa, ya desde el vientre
materno, que se proyecta sobre esa sombra es violencia primaria porque aún no hay yo, y
que al no disponer aún, el infans, del uso de la palabra, es imposible contraponer los
propios enunciados identificatorios a los que se proyectan sobre él.
La violencia de anticipación desaparece cuando adviene el yo y se impone. Cuando la
violencia se refiere al yo es violencia secundaria.
La madre interpreta las necesidades de su hijo transformándolas en demanda ejerciendo así
violencia de interpretación,

Infans: Es el niño que no habla que aún no adquirió el lenguaje, no es aun sujeto de deseo,
no se ha apropiado de su propio deseo. Aún esta a expensas de ser objeto de deseo del otro.
El infans no es el yo, no se refiere a una instancia psíquica.

Contrato narcisista
El sujeto al humanizarse se incluye en un orden social determinado, el cual se le impone.
La madre es la agente de la sociedad.
La relacion entre el medio social y el infante se da por el establecimiento de un pacto
sustentado por libido narcisista de investidura desde lo sicioculturall a cambio de
transformarse el yo en sostén de sus mandatos.
Violencia en exceso: Dificultad de “dejar saber poder pensar”.

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